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Los científicos descubren cómo las vacunas pueden causar trombos
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La clave está en una pequeña proteína llamada factor plaquetario 4 (FP4).

En los muy raros casos en que el sistema inmunitario genera anticuerpos contra esta
proteína, se produce un fenómeno de trombosis acompañado de un paradójico descenso
del número de plaquetas en la sangre -los componentes de la sangre que forman coágulos-.

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Es precisamente lo que ha ocurrido en 16 personas que han recibido la vacuna de


AstraZeneca en Alemania, Austria y Noruega, según dos investigaciones presentadas el 9
de abril en The New England Journal of Medicine . No se ha determinado aún si es lo
mismo que ha ocurrido en seis personas que han sufrido trombosis en EE.UU. tras recibir la
vacuna de Johnson & Johnson, que está basada en la misma tecnología que la de
AstraZeneca.

Las cefaleas y otros síntomas que puedan aparecer en las primeras 48 horas no son motivo
de alarma

Los autores de ambas investigaciones destacan que se los anticuerpos contra el FP4 se
pueden detectar con un test diagnóstico que en Europa está al alcance de todos los
grandes hospitales. Este test se utiliza habitualmente para detectar un trastorno similar
desencadenado por la heparina -un fármaco anticoagulante- en que también se generan
anticuerpos contra la FP4 y también se producen trombosis con déficit de plaquetas.

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Si los anticuerpos contra la FP4 se detectan a tiempo, un tratamiento adecuado puede


disolver los trombos y resolver el problema sin secuelas. Los autores de ambas
investigaciones proponen administrar inmunoglobulinas por vía intravenosa, una terapia que
ha mostrado eficacia ante la trombosis desencadenada por heparina. Pero si el problema no
se diagnostica correctamente, puede llegar a ser mortal.

Algunas personas desarrollan anticuerpos contra una proteína involucrada en la


coagulación de la sangre

Entre los 11 pacientes de Alemania y Austria descritos en uno de los estudios, nueve eran
mujeres y la media de edad era de 36 años. Empezaron a sufrir síntomas entre 5 y 13 días
después de recibir la vacuna, lo que concuerda con la hipótesis de que el trastorno se debe
a la acción de anticuerpos, ya que deben transcurrir varios días entre la vacunación y el
desarrollo de los anticuerpos. Esta observación confirma que las cefaleas y otros síntomas
que se puedan tener en las primeras 48 horas después de la vacunación no son motivo de
alarma.
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En nueve de estos once pacientes se detectó trombosis de senos venosos cerebrales. Pero
varios de ellos tenían también afectados vasos sanguíneos en otras partes del cuerpo. Tres
tuvieron embolias pulmonares; tres, trombosis en venas del abdomen; cuatro, otras
trombosis; y cinco, coagulación intravascular diseminada. Seis murieron. Pese a la
diversidad de órganos afectados, todos tenían en común la presencia de anticuerpos contra
la proteína FP4 y déficit de plaquetas en la sangre.

No se sabe todavía por qué mecanismo la vacuna puede llevar al sistema inmunitario a
producir anticuerpos contra la proteína FP4

Las cinco personas del estudio noruego -cuatro mujeres y un hombre de entre 32 y 54 años-
presentaron también una gran diversidad de síntomas y de vasos sanguíneos afectados.
Una refirió dolor abdominal, otra dolor de espalda, otra mareos, otra fiebre, cuatro de ellas
dolor de cabeza… Tres murieron. De nuevo, los factores comunes fueron la presencia de
anticuerpos contra la FP4, la formación de trombos y el déficit de plaquetas.

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“Al ofrecer un vínculo entre las trombosis y el sistema inmunitario, estos resultados
refuerzan la idea de que la vacunación puede haber desencadenado el síndrome”,
concluyen los investigadores del hospital Universitario de Oslo (Noruega) en The New
England Journal of Medicine .

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Estudios anteriores han observado que los anticuerpos contra la FP4 activan las plaquetas y
los monocitos (un tipo de células del sistema inmunitario). Esto, a su vez, eleva la
producción de trombina, una enzima que interviene en la coagulación sanguínea. Es este
exceso de trombina lo que causa los trombos.

Lo que no se sabe todavía es por qué mecanismo la vacunación puede llevar al sistema
inmunitario a crear anticuerpos contra la FP4. Si fuera a causa de la proteína S del
coronavirus que se genera con la vacuna, deberían aparecer anticuerpos similares con las
vacunas de ARN mensajero que también producen la proteína S.

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Al no haberse observado estos anticuerpos con las vacunas de Pfizer ni de Moderna, la


hipótesis principal apunta a algún componente del adenovirus de la vacuna de AstraZeneca
-y tal vez también de la de Johnson Johnson-. Pero este componente no se ha identificado.
Y, si el origen del problema está en el adenovirus, faltará explicar por qué las trombosis solo
afectan a alrededor de una de cada 100.000 personas que reciben la vacuna.

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