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TRAMA GEOLOGICA DE LA PUNTANIDAD

Héctor Luis Lacreu

Puntanidad es un adjetivo que deriva del gentilicio “puntano”, utilizado desde los años 1500 para referirse
a los habitantes de la “punta de la sierra”, o sea del extremo austral de las Sierras de San Luis y que
políticamente corresponde al actual Municipio de Juana Koslay. El gentilicio, luego se hizo extensivo a
todos los habitantes de San Luis.

Precisamente, en esta región próxima al río Chorrillo, Luis Jufré fundó la ciudad de San Luis en 1594,
aunque nuevas evidencias sugieren que el verdadero fundador fué Tomás Marín González de Poveda en
un acto del 13 de noviembre de 1691. Aunque hay casi 100 años de diferencia entre estas fechas, ambas
interpretaciones coinciden en señalar que en esos años, en el paraje llamado “La Punta” había casas
desperdigadas a lo largo del camino real llamado “Camino Viejo”, tal como se observa en el mapa
construido en 1800 por el capitán Sebastián de Indiano Gaztelu. En La Punta, convivían encomenderos y
aborígenes Michilingües que habitaban el valle del río Chorrillo. Como parte de una alianza política
probablemente injusta, el cacique Cabeytú Koslay se vió forzado a “ceder” a su hija Arocena (bautizada
como Juana Koslay) para que se case con el encomendero Gómez Isleño que dominaba el territorio
existente desde el rio V hasta el límite con la provincia de Córdoba.

Recursos Naturales de La Punta

Estas breves pinceladas acerca de la fundación de San Luis, nos permite poner énfasis en la trama
geológica de la historia puntana ya que este hecho histórico y su devenir, se relaciona estrechamente con
la constitución geológica de esta zona, que es excepcional para esta región semiárida de la Argentina. En
efecto, “La Punta” es el extremo sur de la Sierra de San Luis y constituyó un lugar estratégico para el
tránsito de los jinetes y carretas que transitaban por el camino real que unía Chile con Buenos Aires,
pasando por Mendoza y Córdoba. Debido a las características geológicas de La Punta, las vertientes dieran
origen a ríos con aguas cristalinas que aún existen como es el caso del río Chorrillos y sus afluentes: los
arroyos Las Chacras, Los Puquios y Arroyo El Gato. Además, tanto en sus valles como en las llanuras
adyacentes la presencia de loess (arenas muy finas y limos de origen eólico) con un desarrollo incipiente
de suelo, fueron las materias primas para fabricación de los adobes usados para las viviendas. Estas
condiciones del terreno favorecieron tanto la radicación de los aborígenes en el valle del Río Chorrillo,
como su selección por parte de los troperos para reponer fuerzas, y dar bebida y alimento a sus animales.
También influyeron, para decidir la localización de la ciudad de San Luis a unos cinco kilómetros al oeste
ya que, a mayores distancias, el agua de dicho río desaparecía de la superficie y se infiltraba en el subsuelo
pedregoso y permeable del piedemonte serrano.
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Puntanidad y educación.

La historia de los puntanos y de sus ancestros aborígenes data de algunos miles de años y fue interpretada
a partir de los registros arqueológicos, actas capitulares, mapas y otros variados documentos. Estos
aspectos culturales que atañen a la puntanidad están disponibles en bibliotecas y con mayor o menor
intensidad forman parte de la educación de la provincia de San Luis.

Sin embargo, hay una historia previa que la cultura aún no ha incorporado pese a que existen excelentes
registros disponibles en el paisaje geológico de la zona Juana Koslay y sus alrededores. Esos registros son
las rocas que permiten interpretar historias mucho más antiguas, con períodos que duran millones de
años, que explican el origen de la punta y de sus recursos.

Es una pena que los conciudadanos de San Luis pierdan la oportunidad de mejorar su alfabetización
científica para poder conocer las raíces histórico-geológicas del paisaje que habitan y que de algún modo
marcan su identidad. También es de lamentar que los estudiantes de San Luis carezcan de las nociones
mínimas que les permita el placer de la lectura en interpretación de los “textos” que están disponibles en
esas rocas para construir sus propias historias sobre el paisaje geológico de su territorio. Estas carencias,
impiden una adecuada valoración del patrimonio geológico y cultural. Sin embargo, podrían remediarse
revisando la ubicación y el peso curricular de la Geología dentro de las Ciencias Naturales y adoptando los
nuevos paradigmas de la Geolodáctica para la educación primaria y secundaria. Una decisión política de
esta naturaleza contribuiría a formar ciudadanos críticos, en la medida que aprendan a valorar, amar y
defender su territorio natal junto con el desarrollo de sus capacidades para “leer las rocas” e interpretar
historias de los paisajes de San Luis o de cualquier lugar de la Tierra.

Breve historia del Paisaje Geológico de La Punta

Capítulo 1. Una cordillera ausente

Las rocas metamórficas y graníticas que encontramos en el sur de la Sierra de San Luis, especialmente en
Juana Koslay, El Volcán y Potrero de Los Funes nos permiten relatar una posible versión del origen y
evolución de la sierra de San Luis. En efecto,
podemos afirmar que hace unos 300 millones de
años en esta región hubo una cordillera parecida
a la de los Andes. ¿Qué datos nos permiten
realizar esta afirmación? Por un lado, mediante
estudios químicos isotópicos se pudo determinar
esa edad para los granitos existentes en este
lugar. Además, sabemos que estas rocas ígneas
siempre se forman por cristalización de magmas
profundos (+10 km), ubicados en las raíces de las
cordilleras que se forman en los márgenes
convergentes de las placas litosféricas. En
consecuencia, el hecho que podamos observar los granitos en la superficie, significa que los 10 km de
rocas que los cubrían fueron eliminados por la erosión mientras en forma simultánea las fuerzas telúricas
empujaban las raíces hacia arriba. Es un proceso similar al que ocurre si en una palangana con agua
colocamos un cubito de hielo (rocas de la cordillera) y por debajo le colocamos una fina lámina de telgopor
(granito) que producirá un empuje ascendente. Mientras el hielo no se derrita, mantendrá al telgopor
hundido, pero a medida que el hielo se derrite, el cubito pierde masa (equivalente a la erosión) y el
telgopor irá ascendiendo hasta aparecer en la superficie del agua.
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De este modo sencillo podemos imaginar que hace unos 30 millones de años, por los efectos de la erosión,
esa cordillera fue borrada de la faz de la tierra dejando un relieve relativamente llano, con lomadas y bajos
dejando a la vista las rocas metamórficas y graníticas de lo que fueron sus raíces. Ese paisaje geológico
fue similar al que actualmente podemos visualizar desde la ruta 20, entre Saldillo y Las Totoras.

Capítulo 2. Origen de las Sierras interiores

Hace unos 15 millones de años las mismas fuerzas que provocaron el nacimiento de los Andes,
modificaron el relieve en el interior del continente iniciándose el ascenso de unas sierras más o menos
paralelas que conocemos como sierras “Gigante-Quijadas”, “San Luis” y “Comechingones”. En la región
de San Luis, los mayores desniveles de las rocas cristalinas (graníticas + metamórficas) ocurren desde la
altura de Juana Koslay hacia el norte mientras que hacia el sur permaneció un relieve suave. De este modo
quedó configurado el extremo sur de la sierra
en lo que luego se denominará “La Punta”.
Simultáneamente, la acción de los ríos y de los
temporales de lluvia y viento fueron
erosionando las serranías que se habían
elevado. Los bloques, gravas y arenas
desprendidas de las alturas, fueron
transportadas a los lugares más bajos. Allí se
acumularon en forma de estratos
sedimentarios horizontales, cubriendo las
rocas de las raíces cordilleranas. Estos estratos
fluviales compuestos por limos, arenas y gravas, se formaron en un clima semiárido en el que las altas
temperaturas facilitaban la oxidación del hierro contenido en algunos minerales como las micas, que
tiñeron de colores rojizos a los sedimentos. Con el paso del tiempo, los estratos más profundos se fueron
consolidando gracias a las sales (carbonato de calcio) y a los mencionados óxidos transportados por las
aguas subterráneas. Estos sedimentos rojizos, poseen algunas intercalaciones de colores más grises y se
denominan “Formación San Roque”, con una edad de 12-15 millones de años. Se los puede observar en
los alrededores de la casa de gobierno y del barrio Tibiletti. También afloran en el paraje Barrancas
Coloradas, en Potrero de los Funes y en San Roque.

Capítulo 3. Nuevo ascenso de la Sierra de San Luis

Si se observa con atención, se verá que los estratos están inclinados hacia el sudoeste en todos los
afloramientos conocidos. Este rasgo es fundamental porque nos indica que hace unos 12 millones de años
hubo un nuevo empuje convergente de las placas que, a pesar de la lejanía, provocaron otro importante
ascenso en el sector noreste de la Sierra de San Luis con sus estratos rojizos adosados. Por tal motivo se
modificó la horizontalidad original de los estratos de
la Formación San Roque y algunos de ellos quedaron
en las cumbres del nuevo relieve y por lo tanto fueron
fácilmente eliminados por la erosión. Por el contrario,
los sedimentos que quedaron en las partes más bajas,
permanecieron inclinados hacia el sudoeste, y fueron
cubiertos por nuevos sedimentos fluviales que desde
hace unos 2 millones de años se acumularon en forma
de nuevos estratos horizontales de colores grisáceos,
con diferentes características según el lugar que se
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observe. Tal es el caso de los conglomerados (Formación Las Chacras) que se presentan en el sitio de
Barranca Colorada ubicado sobre la autopista Santos Ortiz.

Capítulo 4. Nivelación del Paisaje

Más recientemente, entre 28.000 y 11.000 años atrás predominó un clima cálido semiárido con un
abundante aporte de sedimentos eólicos, provenientes de los sedimentos de lagos glaciarios desecados
ubicados en la zona cordillerana. Se trata de
depósitos de “loess” de colores pardo
amarillentos, compuestos por arenas muy finas
poco consolidadas, que en forma de manto
rellenaron la mayoría de los valles fluviales
generando fondos planos y suavizando el paisaje.
También se niveló el relieve cercano a los
piedemontes, como es el caso de las llanuras
ubicadas desde Las Chacras hasta el campo de Golf
de San Luis, en el predio del vivero IMPROFOP y en
los terrenos sobre los cuales se construyó el Barrio Dupuy, en cuyo límite norte existen unas barrancas en
el borde de la Ruta 20, con exposición de estos sedimentos loesicos.

Finalmente, en los niveles superficiales del loess se observan sedimentos correspondientes a suelos y
pantanos y se los reconoce porque tienen un color negro a gris oscuro debido a la concentración materia
orgánica sin descomponer. Ello es indicativo de un clima templado húmedo con estaciones frías, que
habrían sucedido entre 1.275 y 1.300 años, en la denominada Pequeña Edad de Hielo. Los sedimentos
palustres se pueden localizar frente al balneario de El Volcán y también en inmediaciones del complejo
gubernamental de Terrazas del Portezuelo y en el Barrio Punta de los Venados.

El salto de la Salamanca como Patrimonio Geológico

En San Roque, a unos 400 metros de su capilla y sobre


el río Chorrillo, se encuentra el llamado Salto de la
Salamanca en cuyas adyacencias se distribuye un
conjunto de rocas que permiten reconstruir
didácticamente la historia geológica del paisaje de Juana
Koslay. Por tal motivo este Geositio debería ser
declarado Patrimonio Geológico Puntano, para que
todo el predio sea objeto del cuidado correspondiente y
se proceda a la construcción de accesos y cartelería para
su incorporación a la cultura de nuestra provincia.

Se agradecerán las críticas y sugerencias que se envíen a <lacreu@gmail.com>

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