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Contenido de cada capítulo

Capítulo I - El detonante
Tesis y punto de partida de la investigación

Capítulo II - Los antecedentes


Antecedentes de la investigación

Capítulo III - Malas políticas y excesos presupuestarios


Cifras clave de la investigación

Capítulo IV - Las modalidades de la corrupción


Irregularidades tipo detectadas en la investigación

Capítulo V - El vacío de la justicia


Comportamiento de los diversos órganos investigativos y del
poder judicial

Capítulo VI - Los funcionarios


Historias de los funcionarios denunciados por la investigación

Capítulo VII - Los hilos del poder


Historias de otros funcionarios involucrados en la investigación

Capítulo VIII - Las reacciones políticas


Opiniones y reacciones de los partidos políticos y otras instancias
de poder ante la investigación
Capítulo IX - Los casos más notables
Casos concretos denunciados en la investigación

Capítulo X - La participación de la banca


Participación de las instituciones financieras denunciadas en la
investigación

Capítulo XI - La responsabilidad de la prensa


Responsabilidad de la prensa en la investigación

Capítulo XII - Las conclusiones


Demostración de la tesis y más elementos concluyentes de la
investigación
Índice

Capítulo - I El detonante
• El detonante
• El retorno a cero

Capítulo II - Los antecedentes


• Los antecedentes
• Historia breve del Control de Cambios en Venezuela
• Volvamos a Recadi
• La unificación mató a Recadi

Capítulo III - Malas políticas y excesos presupuestarios


• Malas políticas y excesos presupuestarios
• El presupuesto de divisas
• Exceso en importaciones privadas
• Exceso en importaciones públicas
• Las alertas del BCV
• Las campanadas desde el BCV

Capítulo IV - Las modalidades de la corrupción


• Las modalidades de la corrupción
• Las diez administraciones
• “Señor, ahí ya no hay nadie”

Capítulo V - El vacío de la justicia


• El vacío de la justicia
• XXXVII Penal, a la orden
• Representantes del pueblo
• Difícil probar la corrupción
• La lentitud contralora
• Una Fiscalía displicente

Capítulo VI - Los funcionarios


• Los funcionarios
• Meneses dejó una carta
• Déle pues, fue lo que ordené
• No me sobregiré en esa cifra
• Ignoro si fui investigado
• Siempre actué sin presiones
• La investigadora investigada
• Los otros señalados
• 29 de noviembre: fecha histórica

Capítulo VII - Los hilos del poder


• Los hilos del poder
• El imperio de la leche
• Papas fritas o motocicletas
• El rey de Recadi

Capítulo VIII - Las reacciones políticas


• Las reacciones políticas
• El gesto de la oposición
• Las otras opiniones
• Las reacciones de CAP
• La opinión de Jaime Lusinchi
Capítulo IX - Los casos más notables
• La verificación de importaciones
• Nico: El Molinero
• Las ensambladoras de dólares
• Las vacas del exterminio
• La Conexión Francesa
• Caos en el Puerto Libre de Margarita

Capítulo X - La participación de la banca


• La participación de la banca
• Los porcentajes de la banca

Capítulo XI - La responsabilidad de la prensa


• La responsabilidad de la prensa

Capítulo XII - Las conclusiones


• Las conclusiones
• Más indicios
• ¿El escándalo está vivo?
• Las limitaciones
• Situación de las fianzas
• Más anormalidades
• Juicio en el Senado
Breve reseña curricular del autor

Agustín Beroes es venezolano, nacido el 19 de marzo de


1954.
En noviembre de 1982 obtuvo la licenciatura en
Comunicación Social, Mención Periodismo Impreso, en la
Facultad de Humanidades de la Universidad Central de
Venezuela.

Titulada Posibilidades y Alternativas de un Nuevo Modelo de


Desarrollo para Venezuela, su tesis de grado fue calificada
con méritos para la publicación.

En 1979 ingresó como pasante en la Sección de Economía


del diario El Nacional de Caracas, Venezuela, desarrollándose
posteriormente como redactor I y II y luego como sub-jefe
de Información Económica entre 1987 y 1991.

El 3 septiembre de 1989 se hizo merecedor del premio


Henrique Otero Vizcarrondo, otorgado internamente por el
diario El Nacional al mejor redactor, como resultado de las
labores que desempeñó en las tareas de coordinación y
divulgación de las series de denuncia La Agenda Secreta de
Recadi y La Agenda Externa de Recadi, a lo largo del año
1989.
El 27 de junio de 1990, Agustín Beroes recibió el Premio
Nacional de Periodismo al mejor redactor de medios
impresos, al evaluarse su trabajo de denuncia sobre el caso
Recadi desde el diario El Nacional y por haber publicado el
texto recopilatorio y actualizado del mismo, Recadi: La Gran
Estafa. Ir a la Sala de Lectura.

Para cualquier comentario, duda o sugerencia en torno a


esta página web y su contenido, se puede interactuar con
Agustín Beroes por las siguientes direcciones de correo
electrónico:

Recadi_online@geocities.com

Agustin@eldish.net
Capítulo I - El Detonante

Investigar sobrefacturación de Importaciones ordenó el


Presidente Pérez, fue el titular principal de primera página con el que
El Nacional abrió su edición correspondiente al viernes 24 de febrero
de 1989. Nunca imaginamos que nuestra exclusiva, confirmada a última
hora del jueves 23, se convertiría en pocas semanas en el detonante que
luego destapó el más grande escándalo de corrupción que haya
sacudido a la opinión pública venezolana.

Como la noticia más importante de aquel día, reportamos que el


Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, ordenó a los ministros
de la Secretaría, Hacienda y Relaciones Interiores, abrir una rápida,
exhaustiva y determinante investigación sobre un posible fraude a la
Nación, derivado de la sobrefacturación de importaciones con dólares
preferenciales, autorizados por Recadi a varias empresas del sector
privado durante 1988, y cuyo monto podía ascender a 2.500 ó 3.000
millones de dólares.

En fuentes confiables del ejecutivo se conoció que el trabajo


indagatorio que coordinaron los titulares Reinaldo Figueredo
Planchart, Eglée Iturbe de Blanco y Alejandro Izaguirre, se reforzaría
con la intervención de la Contraloría General de la República, los
Tribunales de Salvaguarda, la Policía Técnica Judicial y la Dirección de
Inteligencia Militar.

La pesquisa solicitada por el Primer Magistrado fue consecuencia


lógica de la cuantificación levantada por el Gobierno en materia de
cartas de crédito pendientes, que hasta ese momento sumaban, por
concepto de importaciones efectuadas en 1988, unos 6.800 millones de
dólares.
Al gobierno le está llamando poderosamente la atención que,
si bien el presupuesto de divisas para las importaciones del sector
privado en 1988, fue aprobado por un monto determinante de 6.500
millones de dólares, se conozca ahora -revelamos- que el ejecutado fue
próximo a los 11.000 millones de dólares. Es decir, que se está
contabilizando un saldo contra las reservas internacionales superior a
los 3.000 millones de dólares, con respecto a lo inicialmente pautado
para el último año del gobierno de Jaime Lusinchi.

En ese momento El Nacional obtuvo información confidencial en


el sentido de que las averiguaciones se concentraron en tres frentes
específicos: investigación inmediata de las últimas gestiones cumplidas
por los más recientes directores de Recadi, Ana Teresa Herrera Balduz y
Edgalia Bastardo de Leandro; la administración de divisas para el
Puerto Libre de Margarita; y la actuación de las empresas verificadores
internacionales: Caleb Brett, Bureau Veritas y Société Généralé
Surveillance.

Ante el anuncio oficial de una inminente unificación cambiaria,


el eventual reconocimiento de aquellas cartas de crédito vencidas sobre
importaciones causadas y en tránsito, aperturadas en 1988 con dólares
preferenciales a 14,50 bolívares, era el centro de la discusión económica
entre el gobierno y los empresarios, en esos días de febrero de 1989.

El 11, precisamente, se instaló en Miraflores una comisión mixta,


con la finalidad de estudiar paliativos ante la necesaria eliminación del
cambio controlado de Bs. 14,50 para las importaciones. Ese punto
detuvo los anuncios oficiales contenidos en el nuevo paquete de
medidas económicas del reelecto Presidente Pérez y afectó las
conversaciones iniciales con el Fondo Monetario Internacional.

Seis días más tarde, el viernes 17 de febrero, Pedro Tinoco,


presidente del Banco Central de Venezuela, anunció en rueda de prensa
que serían financiadas las cartas de crédito y que se aplicarían diversos
mecanismos tanto para las generadas por importaciones que se
encontraban en inventario como para las que ha habían sido
consumidas por la población.

Ante este cuadro, la dirección del periódico solicitó a la Sección


de Economía profundizar detalles en torno a la orden impartida por el
Presidente. Así que el viernes 24 de febrero, pasamos prácticamente
todo el día buscando información adicional. Al día siguiente, El
Nacional insistió sobre el tema de la sobrefacturación y, nuevamente en
primera página, se presentó el titular: La policía sobre Recadi.

Básicamente, se divulgaron a los lectores las primeras cuatro


denuncias en contra de la siempre cuestionada Oficina del Régimen de
Cambios Diferenciales. Señalamos que había indicios ciertos que
indicaban que en 1988, efectivamente, se sobregiró el presupuesto de
divisas correspondiente a ése año, bajo la administración de Edgalia
Bastardo de Leandro, sin que ésta tuviera facultades legales para
hacerlo; que la unidad dependiente de Hacienda fue policialmente
intervenida desde diciembre de 1988; que las empresas verificadoras
registraron un comportamiento antinacional, al margen de la Ley
Orgánica de Aduanas, amparadas en la firma de contratos clandestinos;
y que la ex-directora Edgalia Bastardo de Leandro, comenzó a
ausentarse del despacho en las últimas semanas, al punto, que no le
entregó el cargo formalmente a su sucesora, Eva Morales, designada
por la Ministro Eglée Iturbe de Blanco, como liquidadora de Recadi.

Pero el mismo sábado 25 de febrero, junto a lo anterior, El


Nacional también publicó una nota de corte policial, en la que se
confirmó toda la información disponible hasta ese momento, es decir,
que había sido reabierta una investigación, a cuyo frente estaban la
Policía Técnica Judicial y la Dirección de Inspección y Fiscalización del
Ministerio de Hacienda.
Incluso, en esta misma edición se presentó el primer grupo de
reacciones en torno a las denuncias tan graves que se comunicaron a la
opinión pública. Como celebramos contactos con algunos de los
directivos y gerentes de las compañías Caleb Brett, Bureau Veritas y
Société Généralé Surveillance, difundimos su punto de vista:
Queremos ser investigados.

Hugo Mijares Flores, presidente de la Asociación Nacional de


Agentes Aduanales (Asonaga), aparte de confiarnos un espectro amplio
de documentos enviados por su gremio al Ministro de Hacienda,
Manuel Azpúrua, en 1986, insistió, tres años después, en que los
contratos suscritos entre el despacho de las Finanzas Públicas y las
empresas certificadoras de precios, calidad y cantidad fueron firmados
de manera clandestina.

El expresidente de la Comisión de Contraloría de la Cámara de


diputados, Paciano Padrón (Copei), declaró que Recadi fue la fuente
de corrupción más grande que tuvo la administración del ex-presidente
Lusinchi. Millares de millones de dólares preferenciales fueron
otorgados caprichosamente, atendiendo intereses de funcionarios o
empresarios y a espaldas de la conveniencia nacional. Hace bien el
Presidente Pérez al ordenar la investigación de este fraude que, por más
de 3.000 millones de dólares, tiene su origen en la sobrefacturación de
importaciones.

No obstante, el diputado copeyano alertó que era pertinente,


junto a la oficial, abrir investigaciones paralelas en el Congreso, por
intermedio de la Comisión de Contraloría, y por la vía judicial, porque
<<no puede dejarse la misma sólo en manos del Ejecutivo, pues ello
sería como despacharse y darse el vuelto>>.

El expresidente Jaime Lusinchi, la tarde del mismo viernes 24 de


febrero, hizo llegar un fax desde la célebre Ermita a las redacciones de
los medios, de modo que el sábado 25 todos los periódicos recogieron
sus primeras impresiones sobre el caso <<Se ha llegado incluso a
criticar por sí mismo el otorgamiento de conformidades de importación
acordadas para garantizar el normal funcionamiento de la economía y
se han manejado cifras que no se corresponden con la verdad.
Confundiendo incluso lo solicitado con lo otorgado>>.

Agregó en la declaración escrita que <<Ausente como está del


país el ministro de hacienda de mi gobierno, doctor Héctor Hurtado,
me parece conveniente precisar yo que las conformidades de
importación se acordaron muy por debajo de las solicitudes que hacía el
sector privado, pidiendo una mayor cantidad de divisas para sus
necesidades ordinarias; que todas ellas fueron publicadas en la prensa
nacional como fue norma y que el Estado estableció un sistema
mediante el cual firmas internacionales especializadas debían verificar
precios, cantidades y calidad de las importaciones>>.

Por último, en su breve nota, el ex-mandatario planteó: <<En


consecuencia, responsablemente debemos decir, que cualquier otra
conducta habría conducido a la paralización de la economía venezolana.
No sin dejar de decir que soy el primer interesado en que se realicen
todas las investigaciones necesarias para determinar si acaso hubo
fraude de los importadores en la solicitud de las divisas, si hubo fraude
de funcionarios públicos en el otorgamiento de las conformidades y si,
como se ha afirmado, algunos importadores en complicidad con
funcionarios del Estado y firmas verificadores, sobrefacturaron
importaciones... Me atrevo a proponer que la Contraloría General de la
República, organismo idóneo por todo respecto, instrumente los
procedimientos indicados.

Como en las denuncias e informaciones de El Nacional de los


días 24 y 25 de febrero se señaló directamente a la última directora de
Recadi del pasado gobierno, Egdalia Bastardo de Leandro realizó una
rueda de prensa en su casa de Club Hípico, donde negó absolutamente
todo lo escrito por nosotros.

-No estoy desaparecida. Estoy en mi casa y dispuesta a que hagan


las investigaciones que quieran sobre mi gestión -dijo a Florencia
Tovar, redactora de guardia ese fin de semana.

Desmintió que Recadi, posteriormente denominada Oficina


General Sectorial de Divisas para la Importación, sobregiró el
presupuesto de divisas correspondiente a 1988, que el despacho
estuviera intervenido, y que hubiera sido removida del cargo.

No estuvimos de guardia ese fin de semana anterior a los graves


sucesos que estallaron el lunes 27 de febrero. No obstante, fui
localizado en Los Teques por el Jefe Encargado de garantizar las
ediciones del domingo 26 de febrero y lunes siguiente, Amado Fuguet
V., también responsable de la Sección de Economía de El Nacional, y
nos trasladamos de urgencia a la sede del periódico.

Cuando llegamos a Caracas, nos enteramos de que Edgalia


Bastardo de Leandro amenazó con emprender acciones legales en
nuestra contra, frente a lo cual convinimos en hacer una reunión el
lunes 27 de febrero -que nunca se pudo realizar por los sucesos que
envolvieron el llamado Sacudón-, entre Amado Fuguet, Alvaro
Benavides La Grecca, Jefe de Redacción, y este periodista, Sub-jefe de
Información Económica, para fijar una nueva estrategia ante la actitud
anunciada por la cuestionada ex-funcionaria.

De regreso a Los Teques, la tarde del domingo 26 de febrero,


pensé y para ello trabajamos el resto del día -sin imaginar, por
supuesto, lo que ocurriría a partir del lunes 27, en la manera de
profundizar, todavía más, las informaciones sobre el recién comenzado
Caso Recadi.
A pesar de los cruentos sucesos de febrero de 1989, que
demandaron un gran esfuerzo individual y colectivo a los periodistas de
El Nacional, desde ese momento, hasta la Semana Santa siguiente,
estuvimos realizando un trabajo de seguimiento, de contacto con ex-
funcionarios de Recadi, ex-funcionarios de la recién finalizada
administración Lusinchi, empresarios, políticos, funcionarios del
gobierno y parlamentarios. Lo más importante que ocurrió fue que por
todas partes comenzaron a aparecer documentos y datos, algunos
confidenciales y otros no. Nos convencimos de que el hueso que
teníamos en la mano, no se podía soltar bajo ningún respecto.

Los escritos, más una innumerable porción de testimonios claves


y entrevistas confidenciales, sólo nos confirmaron los detalles que
algunos venezolanos sabían, pero no se atrevieron a discutir
públicamente.

Desde ese momento nos propusimos demostrar al país que el


Régimen de Cambios Diferenciales implantado en Venezuela desde el
18 de febrero de 1983 hasta febrero de 1989, administrado por Recadi
durante los gobiernos democráticos de Luis Herrera Campíns y Jaime
Lusinchi -especialmente a lo largo de esta última administración-, fue
un instrumento utilizado por funcionarios públicos, empresarios,
políticos y particulares para traficar influencias, otorgar y recibir
privilegios y ventajas económicas, evadir leyes y responsabilidades y
lucrarse en grupo e individualmente, en detrimento de los intereses
nacionales y de las mayorías populares.

Toda la suerte de desatinos cometidos en contra o desde la


Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales, rebautizada más tarde
como Oficina General Sectorial de Autorización de Divisas para la
Importación del Ministerio de Hacienda, para acceder por la vía más
fácil a los dólares baratos controlados por el Estado, acentuaron la
corrupción administrativa y la crisis moral general del país, hechos
estos fundamentalmente estimulados y protagonizados por las clases
dirigentes.

La Gran Estafa cometida en este lapso de seis años se desarrolló,


además, en el período más crítico que ha sufrido la economía y en el
tiempo más calamitoso vivido por los venezolanos, desde el punto de
vista de los sacrificios personales.

Ello, en el marco de una política obcecada y, tal vez,


exageradamente inconveniente, de honrar los compromisos externos
con la banca acreedora internacional, y en un contexto de acentuado
deterioro del mercado petrolero mundial.

Esta mezcla antipatriótica de corrupción generalizada y


degradante, de quiebra de valores, de políticas de desarrollo
equivocadas, de agotamiento de las reservas internacionales, de colapso
en las finanzas públicas y de todo tipo de distorsiones en la economía
constituyeron, sin duda, algunos de los elementos que luego
condicionaron la concepción y posterior aplicación del programa
económico de ajustes del actual gobierno, cuyos efectos y consecuencias
sufre la población desde hace ya un año.

Mientras nos organizábamos para cumplir con nuestro


propósito, las secciones de Economía y de Política asumieron la
responsabilidad, obvia, de darle seguimiento a las denuncias iniciales.

Así, se continuó con el trabajo de divulgar las reacciones. En la


edición del lunes 27 de febrero, nuestros lectores, muy temprano por la
mañana y antes de que comenzaran las revueltas de Guarenas, Los
Teques, Caracas y del resto del país por el aumento en los precios de la
gasolina y de las tarifas de transporte interurbano, convenidos con el
Fondo Monetario Internacional, pudieron leer en la página D-2 la
primera petición política de enjuiciar al ex-presidente Jaime Lusinchi.
José Vicente Rangel planteó que la declaración del ex-
presidente Jaime Lusinchi, quien admitió públicamente que la banca
internacional lo engañó al no satisfacer las expectativas planteadas,
debe ser el punto de partida para su enjuiciamiento. Es necesario
determinar la verdad sobre este bochornoso proceso e investigar a todo
el equipo económico negociador de la deuda externa, para establecer las
responsabilidades, inclusive del propio Lusinchi.

Por su parte, el también ex-mandatario Luis Herrera Campíns, a


propósito del tema anterior, ripostó con uno de sus célebres refranes
llaneros: que tarde piaste pajarito. Pero al abordar el caso Recadi,
recién denunciado, precisó que demando una investigación más
exhaustiva, porque ahora el punto se plantea en un terreno más
delicado.

En esta misma edición del lunes 27 de febrero se publicaron dos


informaciones más, originadas en la Contraloría General de la
República. Una, titulada El Contralor advirtió falta de Control en
Recadi , basada en el informe correspondiente al año 1987, donde, en
forma reiterada, hizo señalamientos sobre el mal funcionamiento de
Recadi y precisó que se investigaban presuntos hechos irregulares en el
otorgamiento de divisas preferenciales.

José Ramón Medina, por separado, reveló que aún no hemos


recibido oficialmente la solicitud de apoyo que requiere el Presidente de
la República para investigar el organismo, pero adelantamos una
investigación desde hace varios años que ha sido muy dificultosa de
culminar, por cuanto Recadi resulta inauditable, debido al desorden
que impera y que a todas luces parece deliberado.
Aún con el torbellino y la velocidad de los acontecimientos
acaecidos desde el lunes 27 de febrero afectándonos, por lo que todos
veíamos en las calles de Caracas y por las noticias que llegaban desde el
interior del país, el periódico siguió informando sobre el caso Recadi.

En la página D-15 del martes 28 de febrero, independientemente


de los acontecimientos callejeros, se confiaron al lector unas
declaraciones del dirigente accióndemocratista Antonio Ledezma:
Hay que aclarar las irregularidades en Recadi. Argumentó que la
Oficina se convirtió en un tonel sin fondo, desde donde se cometieron
hechos irregulares que ameritan ser esclarecidos.

Después que se calmó El Sacudón y antes de que comenzara La


Agenda Secreta, también se divulgaron más y nuevos hechos. Actuando
de guardia de fin de semana, el sábado 18 de marzo realizamos una
entrevista exclusiva a la Ministro de Hacienda, Eglée Iturbe de Blanco,
quien había preferido hasta ese día no abordar el tema Recadi
públicamente. Sin embargo, nos informó que el despacho a su cargo
estaba investigando 300 denuncias de corrupción en la Oficina del
Régimen de Cambios Diferenciales por parte de empresas
importadoras, conjuntamente con la Policía Técnica Judicial. Ella
informó que esos 300 expedientes -algunos de los cuales tuvimos en
nuestras manos tiempo después- no significaban un universo muy
grande de particulares, en tanto que el registro de importadores en
Venezuela sobrepasó las 14.000 firmas.

-En cuanto a las investigaciones sobre Recadi- nos precisó a una


pregunta- quiero ser clara. No acepto, por definición, el
cuestionamiento global de que las divisas se distribuyeron
fundamentalmente por amiguismo, por favoritismo o cualquier otro
criterio distinto al que estoy explicando y que era por cupos para cada
empresa registrada en Hacienda y en el presupuesto de divisas. El
sistema de cambios preferenciales, donde obtienes un producto que
puedes incorporar a tu producción y vender con una sobreutilidad a
precios del dólar libre o revenderlo, constituyó un incentivo muy
grande para la corrupción. Era el propio sistema el que propiciaba esta
situación. Por esto es que la unificación cambiaria tiene como uno de
sus elementos importantes matar la discrecionalidad y te elimina un
factor de distorsión moral en la sociedad venezolana...

Dos días después de la entrega de nuestra entrevista con la nueva


Ministro de Hacienda, quien a su vez fue Viceministro del mismo
despacho en los meses finales del gobierno de Lusinchi, el diputado
Douglas Dáger, estrenándose como presidente de la Comisión de
Contraloría de la Cámara Baja, anunció oficialmente, el 20 de marzo,
que el Congreso investigaría a Eglée Iturbe de Blanco, y a todos los
funcionarios de la anterior administración que tuvieron que ver con la
autorización y otorgamiento de los dólares preferenciales. Comenzó a
negociarse en el Parlamento, por parte de las diversas fuerzas políticas,
la integración de una sub-comisión que, inmediatamente, se convirtió
en una supercomisión interpeladora con plenos poderes otorgados por
la Cámara de Diputados.
El domingo 26 de marzo, el diputado por el Movimiento al
Socialismo, Carlos Tablante, primer vicepresidente de la Cámara Baja y
quien en poco plazo se convirtió en uno de los grandes protagonistas
del caso, hizo su primera denuncia pública: 26 millones de dólares
otorgó Recadi a empresas fantasmas, reproducida por El Nacional
en la D-1 de un domingo calichoso como lo fue el 27 de marzo de
1989.

Señaló directamente a las empresas Distribuidora Nueva


Zelandia, C.A., Maquinarias Royal, C.A., Maquinarias Europa, C.A.,
Maquinarias Victoria y Maquinarias Onix, todas pertenecientes a los
ciudadanos chinos Ho Fuk Shum y Ho Fuk Wing, ambos con domicilio
social falso y actividades comerciales totalmente desconocidas. En la
misma oportunidad se refirió a la sobrefacturación de importaciones de
Manufacturas de Papel Manpa -caso que aclaró públicamente después,
por haberse dejado engañar por unos abogados que quisieron
aprovechar la confusión para cobrarle una cuenta pendiente a Manpa-,
Xerox (cuyo expediente todavía conservamos en nuestro archivo) e
Isanova S.A.

Los dos ciudadanos chinos fueron los primeros particulares


denunciados en público por cualquiera de las instancias que
investigaba, incluido El Nacional. Tiempo después el Juez Instructor
Especial del Caso Recadi, el carismático Luis Guillermo La Riva, les
dictó auto de detención y uno de los asiáticos, Ho Fuk Wing, fue
apresado por un policía de tránsito en Valencia, cuando cometió
infracción en un semáforo de la urbanización El Trigal. El agente -no
recordamos su nombre- encabezó la Marcha de Los Pendejos, realizada
en Caracas el 15 de junio de 1989, inspirada en un concepto acuñado
por Arturo Uslar Pietri en una entrevista que con respecto al desborde
de la corrupción, concedió al programa Primer Plano moderado por
Marcel Granier.

Carlos Tablante nos llamó por teléfono a El Nacional -primera


vez que hablaba con él- y nos dio una cita en la sede de la Primera
Vicepresidencia de la Cámara de Diputados. Por el hilo no quiso
decirnos qué quería. Cuando llegamos al despacho, dos horas después,
nos confió que se había equivocado con la empresa Manpa, y nos
explicó la jugada del grupo de abogados. Finalmente, luego de revisar
juntos los papeles disponibles, nos preguntó: ¿qué debo hacer?

-Decir la verdad -respondimos-. Me parece que si mencionaste a


Manpa en una rueda de prensa, debes aclarar la situación de la empresa
en otra rueda de prensa lo más pronto posible, conjuntamente con sus
autoridades y hacer que la empresa admita también en público la
situación creada por los abogados.
Así fue. Tablante, político hábil y de riesgos calculados, se reunió
con la gente de Manpa, dio ruedas de prensa en Caracas y Maracay,
buscó apoyo de los industriales de Aragua y salió airoso de su primera y
única metida de pata.

La misma inquietud se la planteó telefónicamente, desde su


recién adquirido (prestado) teléfono celular a José Vicente Rangel, la
sombra asesora que acompañó a Carlos Tablante a lo largo de todo el
proceso de investigación y denuncias.

El martes 28 de marzo, en una página antecedente de la Agenda


Secreta, titulada El Escándalo Recadi, se dio cuenta en una
información corta de que el cogollito de Acción Democrática, reunido
ayer en La Casona, decidió apoyar hasta sus últimas consecuencias las
investigaciones que adelanta la Contraloría General de la República en
torno a supuestos fraudes cometidos contra la Hacienda Pública, por la
vía del otorgamiento discrecional de dólares preferenciales en
Recadi.

Al día siguiente del apoyo al que las circunstancias obligaron al


partido de gobierno y al propio gobierno, como consecuencia del curso
que tomaron los acontecimientos asociados a Recadi, especialmente los
divulgados desde El Nacional, el Fiscal 61 del Ministerio Público,
Ramón Iglesias, solicitó por intermedio de la PTJ la nómina completa
de todos los empleados de la extinta Oficina y anunció que se habían
comenzado a instruir los primeros nueve expedientes.

Aunque las primeras denuncias fueron divulgadas el viernes 24 y


el sábado 25 de febrero, fue un mes más tarde, el viernes 31 de marzo de
1989, cuando se inició la serie La Agenda Secreta de Recadi, que duró
sistemáticamente unos tres meses y, con el trabajo previo y posterior
(desde febrero hasta diciembre de 1989), un lapso de diez meses
El retorno a cero

Así como el contenido parcial de la ponencia condenatoria


elaborada por Silvestre Ortiz Bucarán, presidente del Tribunal superior
de Salvaguarda, se conoció desde unas dos semanas antes del miércoles
29 de noviembre de 1989, fecha en que se les dictaron autos de
detención a los ex-ministros de Hacienda, Manuel Azpúrua Arreaza y
Héctor Hurtado; de Cordiplan, Modesto Freites; de Fomento, Héctor
Meneses; al ex-presidente del Banco Central de Venezuela, Mauricio
García Araujo; al ex-presidente del Instituto de Comercio Exterior,
Eduardo Mayobre; al ex-viceministro de Agricultura, José Azócar
Aguilera; al ex-viceministro de Fomento, Francisco García Palacios; al
ex-viceministro de Hacienda, Jorge García Duque; y la ex-directora de
Recadi, Edgalia Bastardo de Leandro -todos miembros de la Comisión
de Importaciones-, también ocurrió lo mismo con el espíritu relativo de
la ponencia absolutoria preparada por el Magistrado Jesús Moreno
Guacarán, integrante de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia.

Con la diferencia de q ue en el caso del escrito de Ortiz Bucarán,


las filtraciones a la prensa no partieron del Presidente del Superior,
sino de algunos allegados al Tribunal. En cambio, el mismo Moreno
Guacarán dejó entrever a los periodistas, el jueves 15 de febrero de
1990, -cuando se inició la discusión del expediente de 104 páginas- que
tenía elaborada la ponencia en un determinado sentido y vamos a ver
si tiene apoyo de la mayoría.

A pesar de la discreción del Magistrado de la Corte y de la


evasión para eludir adelantar opinión, en los días previos era dato
atrasado que el dictamen estaba concebido para revocar los autos de
detención contra los diez ex-funcionarios de la administración
Lusinchi. Algunos encontronazos políticos previos presagiaron y
confirmaron varias veces la noticia, y el resultado absolutorio fue
esperado por todos.

El también Magistrado de la Sala Penal Roberto Yépez Boscán,


de tendencia socialcristiana, denunció el domingo 18 de febrero por El
Nacional que sus colegas de Acción Democrática, Otto Marín Gómez,
Jesús Moreno Guacarán y Cipriano Heredia Angulo, no han ocultado
la prisa con la que desean que el caso sea resuelto.

-El proyecto de sentencia presentado por Moreno Guacarán -


explicó Yépez Boscán- fue entregado a los jueces de la Sala Penal el
pasado miércoles 14 de febrero, al mediodía, y el presidente de la Corte,
Otto Marín Gómez, fijó su discusión para el día siguiente...

Hasta en el Estado Guárico sabían el contenido sentenciado por


Jesús Moreno Guacarán. Rubén Souchet, Secretario Político del Comité
Ejecutivo Seccional de AD en esa Entidad Federal anunció el mismo 18
de febrero, que un grupo de abogados guariqueños demandaría a
Silvestre Ortiz Bucarán por considerar que ha interferido la
administración de justicia, tratando de dañar al Gobernador Electo,
Modesto Freites. Agregó que el presidente del Superior de
Salvaguarda actuó, desde un principio, como agente de un grupo
dirigido por el Diputado Douglas Dáger y el Gobernador de Aragua,
Carlos Tablante, y otros elementos perfectamente identificados.

El cuadro descrito provocó que el Secretario General de Copei,


Eduardo Fernández, desde el Pabellón Verde que se realizó ese día en
Caracas, dijera en improvisada rueda de prensa, que las presiones sobre
los jueces de Acción Democrática miembros de la Corte Suprema
eran censurables y tenían que ser investigadas.
Desde el mismo evento aniversario de Copei, el Presidente de la
Comisión Especial del Congreso, Douglas Dáger, precisó:

-Recadi amenaza con quedarse en el puro escándalo y los peces


gordos impunes. Eso se sospecha de la mayoría conformada en la Sala
Penal, para revocar los autos de detención, confirmándose así los
temores de todo el pueblo de Venezuela en relación al triunfo de las
fuerzas de la corrupción.

Todos los periódicos, en las ediciones del lunes 19 de febrero,


insertaron notas de primera página, anunciando lo definitivo de la
reunión de la Sala Penal de la Corte, convocada para las once de la
mañana.

En efecto, luego de una tercera reunión, ese lunes la sala revocó


los autos de detención previamente dictados por el Superior de
Salvaguarda. El parte formal lo dio el presidente de la Corte, Otto Marín
Gómez, acompañado por Jesús Moreno Guacarán y Cipriano Heredia
Angulo. Yépez Boscán y el magistrado Gonzalo Rodríguez Corro,
salvaron sus votos, por razones distintas.

-Nosotros tenemos -argumentó Marín Gómez- la obligación y así


lo hacemos saber en esta decisión, de resolver con lo que está en los
autos. Hay un párrafo muy importante que se agregó con motivo de la
inquietud que tiene la opinión pública, que puede ser muy justificada,
pero que no es quien tiene las atribuciones constitucionales y legales.
Este párrafo especial dice que la terminación de la averiguación se
refiere únicamente a los hechos por los cuales el Tribunal Superior de
Salvaguarda del Patrimonio Público, decretó la detención de los
mencionados ciudadanos y no ampara a ningún otro u otros hechos que
tengan relación con las investigaciones en relación al otorgamiento,
distribución y destino de las divisas bajo el Régimen de Cambios
Diferenciales... Acuérdense que hay otras investigaciones en los
Tribunales de Salvaguarda, incluso en el Superior se continúa
investigando el otorgamiento de dólares...

El Presidente de la Corte Suprema siguió explicando la decisión:

-Hay dos votos salvados. Uno, del doctor Gonzalo Rodríguez


Corro. Está de acuerdo con la revocatoria pero consideró, quizás
atendiendo a la inquietud de la opinión pública, que debió haberse
mantenido abierta la averiguación. Se le rebatió que por esos hechos,
que están terminados, no se podía dejar abierta la averiguación, porque
así lo decide la ley. Cuando se investigan unos hechos y se determina
que no son punibles, no se pueden seguir investigando... El otro voto
salvado es la justificación del doctor Roberto Yépez Boscán, quien dijo
que se leyó la ponencia con mucho detenimiento, tanto que se reservó el
fin de semana para hacerlo. Sin tener ninguna sospecha en cuanto al
contenido de la misma y la traslación exacta a la ponencia de las actas
del expediente, consideró que en un asunto donde la Sala Penal de la
Corte está actuando como tribunal de segunda instancia, debió leerse el
expediente. Como no ha tenido tiempo de hacerlo, salvó su voto
también.

El ponente, Jesús Moreno Guacarán, justificó el dictamen con las


siguientes palabras:

-Yo quiero apartar el elemento político de mis actuaciones como


Magistrado. La ponencia es en base al estudio de los elementos que
constan en autos y en base a la aplicación de los conocimientos que
lógicamente debe tener un abogado de las ciencias del derecho. Nadie
me ha presionado para hacer mi ponencia. Nadie se atreve a llamarme
para presionarme y decirme cómo debo decidir en uno u otro sentido.
Eso está erradicado en esta Corte y en mi caso.
Más adelante conceptualizó sobre el fondo del asunto:

- Cuando los hechos no revisten carácter penal, nosotros estamos


en la obligación de declararlo... Nosotros hemos dicho que la conducta
de los que integraron la Comisión de Importaciones, en el sentido de
otorgar conformidades con los requisitos establecidos en las normativas
jurídicas vigentes, no constituye delito, cuando se las otorga por encima
del Presupuesto Nacional de Divisas, que es elaborado por el Banco
Central de Venezuela. Y quien aprueba es el Ciudadano Presidente de la
República en Consejo de Ministros. El Presupuesto Nacional está en
una Ley de la República y yo no quiero adelantar opinión. Ahora, el
Presupuesto Nacional de Divisas está fundamentado en la Ley del
Banco Central de Venezuela, pero no está contenido el Presupuesto de
Divisas en una ley expresa.

Conocido el fallo, el Magistrado Gonzalo Rodríguez Corro


declaró: consideré justa la revocatoria de los autos por un lado, pero
por el otro encuentro que es contrario a derecho la determinación de
terminar la averiguación, por considerar que los hechos no revestían
carácter penal. Aquí había hechos donde habían fundadas sospechas de
que se cometieron acciones punibles en perjuicio del patrimonio
público. Debió continuarse una averiguación que dejara clara la
conducta de los presuntos indiciados, porque ésta no es que está
justificada con la decisión, sino que no está clara.

Mientras que Yépez Boscán insistió en su posición adelantada el


fin de semana anterior: Cuando la Corte Suprema de Justicia actúa
como tribunal de alzada, debe hacerlo como cualquier Tribunal:
remitirse al expediente. No puede uno decidir sólo en base a la
ponencia, porque hay que tomar en cuenta el relativismo estimado de la
prueba. Yo consideré que tenía que leer algunas actas del expediente y
no pude hacerlo .
El punto álgido de la ponencia determinó que La Comisión de
Importaciones, creada por decreto 1.546 del 6 de mayo de 1987,
autorizó conformidades de importación para obtener divisas al tipo de
cambio preferencial, por encima de lo estipulado en los respectivos
Presupuestos de Divisas (experticia contable cursante en los folios 228
y 234 de la décima séptima pieza del expediente) y al actuar de esa
manera no pudo incurrir en la comisión del delito de malversación
específica pues, se repite, dicho presupuesto era una guía para orientar
la atención que merecen los distintos mercados cambiarios, un
instrumento de valor estratégico y de planificación, de carácter
estimativo e indicativo, cuya ejecución no puede ser exigida dentro de
los parámetros preestablecidos, porque desnaturalizaría el propósito y
razón de su aprobación y existencia.

Este punto fue rebatido, dentro de la ola de indignación nacional,


por José Antonio Muci Rojas, quien en un artículo publicado por el
Diario de Caracas el miércoles 21 de febrero, expuso:

- Se contradicen quienes afirman que el Presupuesto Nacional de


Divisas es un instrumento de planificación del Estado, desposeído de
carácter limitativo. Quienes han estudiado el proceso de planificación,
saben que todo instrumento de planificación es, siempre, vinculante u
obligatorio para el Estado, sujeto encargado de su ejecución. Este es el
principio general, y el Presupuesto Nacional de divisas no constituye
una excepción. El Presupuesto Nacional de Divisas es el resultado de un
proceso lógico, cuyo objetivo fundamental es racionalizar el uso de un
recurso limitado, como las divisas, a los fines de atender aquellas
necesidades prioritarias, y lograr así las metas de desarrollo que el
Estado se ha trazado... Es incontestable -escribió Muci Rojas-, por lo
expuesto, la responsabilidad incurrida por los componentes de la
Comisión de Importaciones, al exceder el Presupuesto Nacional de
Divisas. ¡Lo demás son artilugios!
Después que el conocido alguacil Franklin, de la Corte Suprema
de Justicia, llevó al Retén de El Junquito las boletas de excarcelación,
salieron en libertad Modesto Freites, Gobernador electo de Guárico, y
Eduardo Mayobre, los únicos señalados que se pusieron a derecho,
mientras que los otros ocho, en su mayoría viajaron preferiblemente a
Estados Unidos.

Por la tarde nos llamó Mauricio García Araujo, desde un móvil


celular. Aunque en el caso Recadi tenemos opiniones divergentes, le oí
decir por el teléfono que El Nacional, a pesar de todo, se había portado
de manera ecuánime con él. Pero lo más importante que dijo fue que el
Presidente del Banco Central de Venezuela, Pedro Tinoco -según García
Araujo- le había ratificado por escrito el carácter indicativo del
Presupuesto Nacional de Divisas, papel que fue determinante a favor de
los argumentos de los abogados defensores.

Mayobre, presidente del Banco República, al salir en libertad


expresó que la decisión es en el sentido que esperábamos. Yo antes lo
había dicho. La acusación estaba conceptualmente mal planteada, y no
podía pensarse que existía delito. Creo que faltó diligencia de parte de
los que investigaron.

Por su parte, Freites Piñate destacó en su primer aire de libertad:


Creo que a pesar de que la Corte declaró que no tenemos
responsabilidad en este caso, debió quedar muy deteriorada nuestra
imagen ante la opinión pública.

Sería muy largo enumerar todas las voces disidentes que se


levantaron, en menos de una semana, contra lo resuelto por tres de los
cinco Magistrados de la Sala Penal de la Corte suprema de Justicia.
Empero, veamos un corto resumen de los cuestionarios más
importantes: Eddo Polesel, Presidente de Fedecámaras: fallo
apresurado; el Diputado Paciano Padrón: Otto Marín Gómez
manipuló y presionó la decisión; Carlos Tablante, Gobernador de
Aragua: se cumplió la profecía de Pérez, delitos sin delincuentes;
Freddy Muñoz, Secretario General del MAS: un golpe a la
democracia; el Fiscal Ramón Escobar Salom: inadmisible que
Recadi queda impune; Douglas Dáger, Presidente de la Comisión
Especial del Congreso: una emboscada contra la justicia; el Juez
Instructor Luis Guillermo La Riva: Perdí mi tiempo; Lolita Aniyar,
Senadora del MAS: la Corte ha consagrado la impunidad; Adelso
González Urdaneta, Secretaria General del MEP: La decisión fue
presionada por el partido de gobierno; Luis Piñerúa Ordaz, miembro
del CEN de AD: Sería criminal no castigar a los culpables de
Recadi; Rafael Caldera ex-presidente de la República: Sentencia
produce una gran preocupación; José Rafael Mendoza, Presidente
del Consejo de la Judicatura: El fallo afecta la moral del país;
Abdón Vivas Terán., dirigente nacional de COPEI: La decisión es un
bochorno nacional; el Procurador, Juan José Rachadell: La
decisión sobre Recadi no es de impunidad total; Pablo Medina,
Diputado de Causa R: La Tribu de David (Morales Bello) orquestó el
fallo de la Corte; Gonzalo Pérez Hernández, Diputado del Min: Ex-
funcionarios absueltos sí distrajeron fondos públicos.

Mientras creció la avalancha de opiniones inconformes, el


Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, acompañó a Modesto
Freites en su acto de juramentación como Gobernado de Guárico, el
miércoles 21 de febrero.

El mismo día se nos pidió un editorial donde planteamos que


en apenas 24 horas, el caso más importante y complejo de corrupción
administrativa ocurrido alguna vez en el país se redujo, en lo sustancial,
a la detención de un ciudadano chino que ni siquiera sabe hablar
español; a la de seis desconocidos que están presos por emitir
indebidamente documentos en varias aduanas, y al intento de suicidio
de un ex-ministro... Ello significa que el Presupuesto Nacional de
Divisas pudo ser una patente de corso para que se dilapidaran las
reservas internacionales, y para que el desbordamiento en la asignación
de dólares preferenciales desde Recadi y remesados por el Banco
Central de Venezuela, alimentara la rapacidad de quienes
sobrefacturaron importaciones en los últimos años.
Al día siguiente, el Editor de El Nacional, Franklin Whaite,
editorializó también. Escribió que Sin ninguna tardanza -que no es
habitual en ese cuerpo- la Corte Suprema procedió a dispensar de toda
sospecha a los involucrados en la apreciación original del Tribunal de
Salvaguarda. En la población, cuesta trabajo conseguir a alguien (no
identificado políticamente con los sentenciadores), que acepte de buena
manera el fallo de la Corte... La enorme mayoría del país venezolano...
no siente en su corazón la palpitación de la verdad. Los disgustos y
desconciertos se arremolinan en tensiones graves como las que
preludian las explosiones sociales (que nadie desea).

Justo es resaltar a los pocos que se encargaron de defender la


revocatoria dictada por la Corte Suprema. El primero fue el Secretario
General de Acción Democrática, Humberto Celli. Con sobradas razones
para hacerlo -entre ellas recuérdese que en el último CDN lo
responsabilizaron de la derrota electoral del partido por dos razones:
abstención y corrupción.

-Es evidente que había la intención de presionar a la corte


Suprema de Justicia para que retrasara su sentencia y, en el caso de que
Modesto Freites no lograra su libertad, se tuviera que ir a un nuevo
proceso electoral, tal y como lo establecen las normas del Consejo
Supremo Electoral.
El punto trajo una reacción de Eduardo Fernández, secretario
general de Copei. Respondió a Celli que su partido no presionaba a los
Jueces.

El segundo en autodefenderse fue el propio Presidente de la


Corte, Otto Marín Gómez, el 22 de febrero:

- Es necesario conocer de leyes, ser abogado - respondió al acoso


periodístico en medio de un abucheo generalizado en las puertas del
Congreso - para poder comprender el contenido de la sentencia, la cual
se explica por sí sola... No hubo delito. La sentencia se explica por sí
sola... La sentencia no tiene nada que ver con violencia y quienes andan
en esa onda tendrían que responderle al país de sus incitaciones...

El 23 de febrero, el presidente electo del Congreso de la


República, David Morales Bello, dijo: Yo si creo que hubo corrupción
en Recadi. Pero creo que es una desviación de la realidad armar este
escándalo alrededor de la decisión de la corte Suprema. ¿Quiénes son
los beneficiarios de los dólares? -se preguntó él mismo-, los
empresarios - se respondió.

Fue otro que tuvo razones importantes para defenderla porque


en todos los mentideros tribunalicios se sabe que Otto Marín
Gómez proviene del Bufete de David Morales Bello.

Gustavo Tarre Briceño, director de la fracción parlamentaria de


Copei, propuso que el Magistrado debía renunciar, debe hacerlo por
dignidad, dijo.

- La decisión de la Corte en el Caso Recadi confirma la tesis de


Copei, de que ningún partido debe controlar los órganos
jurisdiccionales - comentó el diputado Tarre.
El Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, declaró a los
periodistas el 22 de febrero, esto:

- Hay que poner las cosas en su sitio, porque le hace mucho daño
a la democracia que se ponga en tela de juicio y se maltraten
instituciones de las cuales depende el Estado de Derecho en Venezuela.

El Presidente pareció recordar en esta frase otra dicha por él


anteriormente: el escándalo Recadi ha perjudicado a Venezuela en el
campo financiero internacional, cuando alguna vez criticó -
indirectamente- el despliegue dado por El Nacional a La Agenda
Secreta de Recadi. También el Jefe del Estado aprovechó la coyuntura.

El Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, Presidente del MEP,


apuntó que ...nada sabe de derecho Carlos Andrés Pérez. Considero
como un principio extraño lo dicho por el Presidente, en cuanto a que
no se deben criticar las decisiones de la Corte Suprema de Justicia.
El fallo de la Corte, además coincidió con una serie de protestas
sociales en varias ciudades del interior del país y en Caracas, que se
prolongaron unos tres días. La situación obligó al Ministro de la
Defensa, Filmo López Uzcátegui, a precisar que el país para salir de
esta crisis lo que requiere es trabajo y estudio y no bochinches
estudiantiles.

Desde antes de que se conociera el dictamen, pensamos que una


consecuencia lógica por producirse sería la renuncia del Presidente del
Tribunal Superior de Salvaguarda. No por presidente, sino por haber
sido Silvestre Ortiz Bucarán el ponente que motivó los autos de
detención revocados. El 22 de febrero declaró que la lucha contra la
corrupción es muy cuesta arriba en este país, porque estamos viviendo
en una sociedad de cómplices que lo domina todo.
- La lucha por la justicia- afirmó en su característico tono
lacónico- forma parte de la lucha por una nueva sociedad. Acato la
decisión como corresponde a un Tribunal de primera instancia. La
palabra renuncia no existen en mi vocabulario...

El mismo día que la Sala Penal resolvió la preanunciada


ponencia del Magistrado Jesús Moreno Guacarán, los abogados
asesores del Movimiento al Socialismo, Humberto Mendoza D´Paola y
Tomás Mejías, se reunieron con Silvestre Ortiz Bucarán. A ellos confió
que no pensaba renunciar (eso no tiene sentido todavía).

- De aquí no saldrá una sola absolución sin mi voto salvado-


habría confiado a los abogados del MAS.

¿Estaría pensando en la posible absolución derivada de un caso


todavía no decidido hasta la salida de esta publicación, el de Blanca
Ibáñez? La decisión de la corte Suprema de Justicia, en apenas 24 horas
y luego de un año de diversas investigaciones, colocó el escándalo
Recadi, prácticamente, en cero otra vez.
Capitulo II - Los Antecedentes

A comienzos de febrero de 1988, exactamente el 11 de ese mes, en


una reunión rutinaria a la que asistieron el Editor de El Nacional, el
Jefe de Redacción, y los Jefes y Sub-jefes de Información de todas las
áreas del periódico, se solicitó a la de Economía que prepara una página
especial con motivo de cumplirse el jueves 18 de febrero cinco años del
Viernes Negro.

De inmediato se hizo un esquema de trabajo, se ordenó el


archivo de la redacción y asumimos la parte histórica, mientras que
Amado Fuguet V., Jefe de Economía, se encargó de recopilar todo lo
ocurrido en los cinco años siguientes al 18 de febrero de 1983, es decir
durante el gobierno de Jaime Lusinchi, en materia de política, medidas
económicas y análisis de la situación que en ese ámbito heredaría a
fines del mismo año quien resultara electo Presidente de la República.

El 18 de febrero de 1988 se publicaron dos escritos extensos: el


de Fuguet, denominado La crisis está viva, y el nuestro, titulado
Fuga de 20.236 millones de dólares precedió al Viernes Negro.

Nos tocó, cinco años después, volver a conversar con el


carismático ex-presidente del Banco Central de Venezuela, Leopoldo
Díaz Bruzual, y con el no menos explosivo ex-ministro de Hacienda de
Luis Herrera Campíns, Arturo Sosa. Los tres, sin duda, fueron los más
importantes protagonistas de las medidas y hechos económicos
ocurridos entre el 18 de febrero y el 15 de septiembre de 1983.

Para el 18 de febrero, último día hábil de libre convertibilidad del


bolívar frente al dólar norteamericano, los egresos directos de divisas al
exterior alcanzaron la astronómica suma de 22.695 millones de dólares
-según las cifras suministradas por Sosa-, a propósito de la
actualización del tema que se nos encomendó acometer.

De esta cifra, 2.459 millones de dólares se correspondieron con


obligaciones del Banco Central de Venezuela, mientras que los otros
20.236 millones de dólares se fugaron producto de operaciones
realizadas por particulares, en los tres meses precedentes.

Solamente en diciembre de 1982, los pagos de divisas del


Instituto Emisor marcaron 1.025 millones de dólares; pero las ventas a
particulares, por intermedio de la banca, sumaron 8.198 millones de
dólares, para un total, ese mes, de 9.213 millones de dólares.

Ya en enero de 1983, el BCV disminuyó sus egresos directos a 731


millones de dólares, en tanto que desde la banca comercial se
registraron operaciones de venta de divisas al exterior por 6.733
millones de dólares. La salida totalizó 7.464 millones de dólares ese
mes.

En febrero, el mes crítico, las transferencias directas del Banco


Central volvieron a disminuir a 703 millones de dólares, mientras que
las colocaciones de particulares se redujeron a un nivel no menos
preocupante de 5.315 millones de dólares, para un total este otro mes
de 6.018 millones de dólares.

La salida de divisas adquirió un promedio de venta diaria de


unos 200 millones de dólares y, específicamente, el Viernes Negro, 18
de febrero, de 160 millones de dólares. Ya el daño estaba hecho. El
anterior cuadro de cifras se cruzó con otros elementos importantes del
contexto internacional que evidenciaron de una manera brutal los
llamados desequilibrios estructurales encubiertos de la economía
venezolana.
El liderazgo de nuestro país en el seno de la OPEP se vino a
menos en las reuniones celebradas en enero anterior en Viena y
Ginebra, donde no se pudo concertar una estrategia de defensa de los
niveles de precio y producción, frente a la acción de acumular
inventarios en los países industrializados.

Por otra parte, el caso México, nación que había iniciado el


camino de las devaluaciones sucesivas hasta llegar al punto de
declararse insolvente ante la banca acreedora internacional, fue el
detonante que puso sobre el tapete la magnitud del endeudamiento
externo del Tercer Mundo, especialmente de Latinoamérica.

La misma banca acreedora, en los meses previos, había solicitado


al gobierno de Luis Herrera Campíns, el pago inmediato de unos 13.000
millones de dólares en créditos con vencimiento en el corto plazo, para
lo cual las autoridades monetarias y financieras del momento
negociaban la obtención de un crédito superjumbo de 2.500
millones de dólares, para empezar a enfrentar el problema. Pero la
situación era demasiado dramática.

Corría el último año de gobierno de Herrera Campíns. Las


elecciones nacionales que luego ganó Jaime Lusinchi estaban encima.
Leopoldo Díaz Bruzual y Arturo Sosa protagonizaban, como presidente
del BCV y por segunda vez Ministro de Hacienda, respectivamente, uno
de los enfrentamientos más notorios de la historia monetaria,
financiera y económica del país, sobre la manera de enfrentar la crisis.

Cinco años después del Viernes Negro, Arturo Sosa accedió a


conversar con El Nacional, respecto a lo planteado.

- Cuando regresé al Ministerio de Hacienda - recordó en esos


días - había tres problemas clave: 1) una reducción sustancial en los
precios del petróleo de 38 dólares el barril a 28 dólares el barril, con
tendencia a seguir bajando; 2) recién se fracasaba en la obtención de un
crédito superjumbo por 2.500 millones de dólares solicitado a un
supersindicato con el que se pretendía pagar parte de la deuda externa
a corto plazo (comenzando a gestionar por Luis Ugueto); 3) en
diciembre de 1982 ya la fuga de capitales marcaba un nivel de 9.213
millones de dólares mensuales.

Explicó Sosa en esta oportunidad que ya a fines de enero de


1983, le había sugerido al Presidente Herrera Campíns, implantar
alguna fórmula de control cambiario. Fue en La Casona - recordó -,
con la gente de Cordiplan y del Banco Central.

- Luis Herrera de inmediato mostró su absoluto rechazo a la idea,


el Búfalo mostró reservas y, en aquel momento, no insistí más sobre el
asunto. Díaz Bruzual y yo viajamos juntos a Estados Unidos y yo luego a
Europa, a decirle a la banca que íbamos a reestructurar la deuda
externa, por la baja de los ingresos y las reservas en divisas. El 16 de
febrero de 1983 me llamó el Presidente y regresé. La salida de dólares
continuaba. El sábado 19 de febrero me reuní todo el día con Díaz
Bruzual y por la noche fuimos a La Casona con dos tipos de soluciones:
la mía y la de él.

Sosa dijo que era partidario de un sistema de control de cambios


diferenciales que repitiera la experiencia de los años sesenta, cuando
se autorizaron dólares preferenciales para la deuda externa pública y
privada, importaciones esenciales, y servicios de los poderes en el
exterior; y otro esquema paralelo libre, para lo suntuario y
particulares.

- La otra fórmula fue la planteada por el Presidente del Banco


Central de Venezuela. Consistía en una devaluación lineal que yo
consideré insuficiente, porque no detenía la salida hemorrágica de los
dólares y buscaba restablecer la paridad cambiaria entre 6,50 y 8
bolívares por dólar en el país. Mientras tanto se suspendieron las
operaciones de compra y venta de divisas en dos oportunidades y por
espacio de una semana, para buscar un acuerdo final.

Igualmente, El Nacional entrevistó al ex-presidente del Banco


Central de Venezuela, Leopoldo Díaz Bruzual, para reactualizar, cinco
años después, su análisis.

- Fueron tres las causas sumadas que provocaron esa situación


en febrero de 1983: la sobrevaluación del bolívar frente al dólar
norteamericano en el orden de 35 por ciento; el cobro abusivo de
13.000 millones de dólares de deuda ilegal externa por parte de la
banca acreedora; y la caída de los precios de nuestro petróleo de 32
dólares el barril a 25 dólares el barril. Esto, como usted comprenderá,
hacía imposible mantener un tipo de cambio a 4,30 bolívares por dólar
y la libertad cambiaria en Venezuela.

Reiteró Díaz Bruzual que en febrero de 1983 le planteó al


presidente Herrera Campíns una devaluación lineal, un tipo de cambio
único de 6,50 bolívares por dólar, más un régimen de control de
cambios flexible, que asegurara el abastecimiento al consumo e
industria del país.

- Sin embargo, debido a múltiples presiones hechas sobre el


gobierno de Herrera, provenientes del propio partido de gobierno
(Copei), de las más diversas fuerzas económicas interesadas en sostener
un dólar privilegiado a 4,30 bolívares, del partido Acción Democrática
en la oposición; el lunes 28 de febrero, luego del cierre del mercado
cambiario, se adoptó un sistema -aclara que no fue un control-, al cual
me opuse rotundamente, porque incorporaba mayores distorsiones a la
economía nacional.
Al ministro de Hacienda, Arturo Sosa, lo acompañaron en su
enfoque, Hermann Luis Soriano (FIV), Maritza Izaguirre (Cordiplan),
Nidia Villegas (Agricultura y Cría), Humberto Calderón Berti (Energía)
y, al final, Enrique Porras Omaña (Fomento). Mientras que a Díaz
Bruzual lo apoyaron, primero Porras Omaña, y en las últimas de cambio
sólo contaba con los técnicos del Instituto Emisor, Oswaldo Padrón
Amaré y Francisco Faraco.

Mientras a la luz pública todo el mundo supuso que el


enfrentamiento era protagonizado fundamentalmente por Arturo Sosa
y Leopoldo Díaz Bruzual, lo cierto fue que el peso técnico de las
propuestas recayó sobre Hermann Luis Soriano, Ministro de Estado
Presidente del Fondo de Inversiones de Venezuela, escogido por Sosa
por ser muy cercano al Presidente Herrera (había sido Viceministro y
Ministro encargado de la Secretaría de la Presidencia); y Omar Bello,
uno de los hombres más capacitados del Banco Central de Venezuela, a
quien El Búfalo le entregó la responsabilidad de armar la
contrapropuesta.

- El lunes 28 de febrero -refresca su memora Arturo Sosa- el


presidente Luis Herrera Campíns escuchó de nuevo las dos tesis, y
finalmente, en Miraflores, sobre la madrugada, se decide la solución
que yo sostuve y sobre ella se legisló. La validez del enfoque hoy queda
demostrada en que, a pesar de un cambio de gobierno (de Lusinchi) y
de un cambio en el partido de gobierno (Acción Democrática), en el
fondo se sigue haciendo lo mismo. Se han cambiado las paridades por
devaluación, ciertamente, pero en el fondo se trata del mismo enfoque
cambiario. Sigue funcionando.
El ex-ministro de Hacienda señaló que todos los esfuerzos
anteriores de restringir las importaciones excesivas y los aranceles
fracasaron, porque no se podía competir con ese pequeño monstruo
llamado 4,30.
- Cinco años después -comentó el actual presidente de Finalven-
se ha creado una producción interna importante en varias ramas como
la industria, la agrícola y los servicios. Ya no existe la euforia saudita de
los dólares petroleros baratos y ya no existe la actitud colectiva de estar
importando chucherías. El ajuste fue difícil. Por eso pienso que lo de
Viernes Negro, especialmente lo de negro, pronto cambiará por otra
denominación.

Un comentario final de Arturo Sosa, cinco años después, fue que


el reconocimiento al pago de las acreencias de los deudores privados
con dólares a 4,30 bolívares fue un acto de justicia. Lo contrario
hubiera significado una mera confiscación de activos.

Por su parte, Leopoldo Díaz Bruzual, también cinco años


después, dijo que ese Viernes Negro para mi no existe, porque más
bien el lunes 28 de febrero, lejos de ser negro, fue un lunes
esclarecedor: se pusieron de manifiesto todas las fallas estructurales de
la economía venezolana.

- De más está decir que el tiempo me ha dado la razón -agregó en


tono envolvente-. A partir de febrero de 1984, con el nuevo gobierno de
Lusinchi, los entuertos de la economía se han agravado todavía más. De
Allí el dicho enteramente popular que corre por todas las ciudades de
Venezuela El Búfalo tenía razón.

Díaz Bruzual todavía piensa que fue un exabrupto reconocer el


registro y posterior intención de pago con dólares preferenciales a la
deuda externa privada. El decreto del 15 de septiembre de 1988
autorizaba el registro de estas acreencias y estableció una posibilidad de
pago. Durante el gobierno de Luis Herrera no pagué un solo dólar a
4,30 para la deuda privada externa. Eso sí es verdad que lo hizo el
gobierno de Jaime Lusinchi. Desde allí sí se pagaron dólares a 4,30.
- Desafortunadamente- escribió más tarde El Búfalo en su texto
Crisis y Recuperación - mi tesis no fue la que triunfó, sino la del
Ministerio de Hacienda, el que, más preocupado por las repercusiones
de la devaluación sobre el nivel del endeudamiento externo privado,
que por el reequilibrio de las cuentas externas de la Nación y la
estabilidad futura del bolívar, propuso e hizo aprobar un régimen
(cambiario) con cuatro tipos de cambio: 4,30 para la mayor parte de las
importaciones de bienes y servicios, la deuda externa pública y los
intereses de la deuda privada, así como las remesas para estudiantes en
el exterior; otro de 6,00 bolívares por dólar, para los bienes y servicios
considerados como no esenciales (de lista muy reducida por cierto);
uno más -de hecho, pues no estaba contemplado en las disposiciones
legales- de 9 bolívares por dólar, para las ventas efectuadas por el BCV -
!Oh absurdo¡- por debajo del precio del mercado libre, y el tipo del
mercado libre.
Historia breve del control en cambios en Venezuela

Carlos Rafael Silva, economista y ex-presidente del Banco


Central de Venezuela, en un análisis titulado Desenvolvimiento de la
economía en el Siglo XX, incluido en la edición Venezuela
moderna: medio siglo de historia 1926-1976, comenta el desarrollo
de la actividad cambiaria en el país hasta antes del Viernes Negro.

El experto financiero refiere que uno de los sectores donde con


mayor intensidad se pudo de manifiesto la discrepancia creada por el
sector petrolero respecto al agropecuario tradicional fue el cambiario.
Prácticamente desde que comenzó la explotación de hidrocarburos en el
país se perfilaron dos sectores bien definidos que la literatura
económica ha denominado ‘sector petrolero’ y ‘resto de la economía’.

El sector petrolero -deja entrever Silva- se caracteriza por ser


altamente técnico, muy productivo y rentable, con mercados exteriores
estables, genera poca mano de obra y su control productivo es
monopólico. Caso contrario, el de la agricultura, pues esta es
rudimentaria, tiene mercados volubles, ocupa gran cantidad de
pobladores y compite con productos provenientes de países con
monedas devaluadas.

Esto dificultó - agrega Carlos Rafael Silva- establecer un tipo


de cambio uniforme para ambos sectores y obligó a buscar soluciones
específicas, entre ellas el régimen de cambios diferenciales que, con
ligeras alteraciones, permaneció vigente en el país por más de 35 años,
desde 1940 hasta mediados de 1976, cuando se eliminó el dólar
petrolero y se implantó una virtual unificación cambiaria.

Silva clarifica que para que Venezuela tuviera un buen índice de


rendimiento fiscal y en su balanza de pagos y para que la nación
pudiera tener una mejor y mayor participación en el negocio petrolero,
antes de la nacionalización, era conveniente que el tipo de cambio del
bolívar respecto al dólar se ajustase lo más posible a la paridad de
entonces -3,06 bolívares por dólar- pues de ese modo las empresas
petroleras tendrían que ofrecer una mayor cantidad de divisas a cambio
de los bolívares que necesitaban para cancelar en Venezuela sus
obligaciones con el Fisco, el pago de su personal y la adquisición de
bienes de la más variada naturaleza.

El dilema cambiario consistió hasta pasado el año 1935, en que


las exportaciones no tradicionales, fundamentalmente agropecuarias,
no recibían igual valor en divisas al cambio que el negocio petrolero.

En 1934 el Estado firmó con las empresas petroleras


transnacionales el Convenio Tinoco, según el cual -escribe Silva-
el Ejecutivo Nacional adquiere los dólares vendidos por las compañías
petroleras al tipo de 3,90 bolívares por dólar, siempre que las divisas
provenientes de la exportación de café y cacao, más las aportadas por
las citadas empresas, no excedieran la demanda de cambio extranjero
existente en el mercado.

Hacia 1936 cambió el esquema anterior y por vez primera el


Estado venezolano participó en un régimen de pago de primas a las
exportaciones con productos agrícolas. Un año más tarde, se creó la
Oficina Nacional de Centralización de Cambios, donde se compraban y
se vendían las divisas y demás exportaciones. Con la fundación del
Banco Central de Venezuela, en 1940, paralelamente se instauró en el
país el patrón de cambios diferenciales, casi de manera permanente
hasta 1976.

Este mecanismo -recuerda Carlos Rafael Silva- fue sugerido


por Hermann Max, economista alemán contratado para realizar
algunos estudios relacionados con la organización del Instituto recién
creado. Max compartió la tesis de que Venezuela no tenía una economía
homogénea... juzgó que la política monetaria y cambiaria para ambos
sectores -petrolero y agropecuario- no podía ser la misma, razón por la
cual recomendó el establecimiento de un régimen de cambios
diferenciales, que siguiera patrones similares a otros ya aplicados en
Europa.

Una vez las cosas así, en 1941, el Banco Central de Venezuela y el


Ejecutivo eliminaron el sistema de pagos de primas a las exportaciones
y se fijó el siguiente esquema de cambios múltiples: 3,09 bolívares por
dólar para las compras a las empresas petroleras; 4,30 y 4,60 bolívares
por dólar para las divisas agropecuarias (dependiendo del rubro); 3,355
bolívares por dólar para la venta de divisas del Banco Central de
Venezuela a la banca; y 3,35 bolívares para la venta de dólares de la
banca al público usuario.

Hasta 1960, con muy pocas modificaciones, permaneció


incólume el anterior cuadro cambiario. Finalizada la Segunda Guerra
Mundial, Venezuela ingresó al fondo Monetario Internacional (FMI) y
durante muchos años tuvo que pedir prórrogas de entendimiento a su
sistema cambiario, pues el organismo internacional era partidiario del
cambio único y contrario a las prácticas monetarias múltiples,
según lo refiere Carlos Rafael Silva.

De 1965 en adelante comenzó en Venezuela el proceso de


reunificación de la paridad cambiaria, el cual culminó en 1976, a
propósito de la nacionalización y la desaparición del dólar petrolero.
Surgió, entonces, el tipo único 4,30 bolívares que, luego, colapsó el
Viernes Negro.
Volvamos a Recadi

A propósito de la sobrevaluación del bolívar frente al dólar


norteamericano, del colapso de los precios petroleros, de la crisis de la
deuda externa y de la fuga masiva de capitales, como ya sabemos,
triunfó en el Consejo de Ministros celebrado en Miraflores la
madrugada del lunes 28 de febrero de 1983 la tesis defendida por el
Ministro de Hacienda, Arturo Sosa.

Ese día Venezuela amaneció con un régimen que rompió con la


tradición última de libre convertibilidad de la moneda. En uno de los
decretos ejecutivos dictados antes del amanecer, se instruyó la creación
de la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales, Recadi, para que
administrara las acreencias externas de la República y del sector
privado. Se legisló sobre las remesas del sector público y de los poderes
del Estado al exterior, así como remesas a estudiantes y se congelaron
los precios. Los integrantes de la Sección de Economía de El Nacional,
no pudimos abandonar las instalaciones del rotativo hasta pasadas las
tres y media de la madrugada, hora a la cual terminamos de redactar lo
concerniente a la nueva estructura cambiaria y los términos de una
rueda de prensa ofrecida en Miraflores por el Ministro de Hacienda.

Se corrió la bola de que Díaz Bruzual había renunciado, pero fue


falso. Estaba más caliente que plancha de chino en la sala de
reuniones del directorio del Banco Central, esperando que los ministros
del gabinete económico llegaran para firmar los primeros convenios
cambiarios entre el Ejecutivo y la autoridad monetaria.

Así llegamos, un año después, al 2 de febrero de 1984. Desde que


se creó hasta esta fecha (un año), la Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales se vio acosada, interna y externamente, por las más
variadas formas de ejercer el delito y la corrupción para acceder a los
dólares baratos controlados por el sector oficial.

Durante ese año, El Nacional publicó 68 noticias e


informaciones que dieron cuenta de los abusos y arbitrariedades que
sobre el nuevo sistema cambiario se estaban desarrollando. Muchas de
éstas fueron redactadas por nosotros, puesto que nos correspondió la
cobertura informativa de la oficina desde que se creó.

El 2 de febrero de 1984, día de la transmisión de mando entre el


gobernante saliente Luis Herrera Campíns, y el entrante Jaime
Lusinchi, el diario publicó dos noticias vitales respecto de Recadi.

En una nota escrita por nosotros, abriendo la página D-7,


titulamos: En 6 meses el Banco Central absorberá gran parte de las
Funciones de Recadi.

Conseguimos un informe, de manera exclusiva, elaborado por


Guillermo Pimentel (personaje sobre el cual regresaremos más
adelante) para Reinaldo Leandro Mora, presidente de las comisiones de
enlace del partido gobernante Acción Democrática, donde se afirmó que
en un plazo no mayor de seis meses el gobierno entrante procederá a
reestructurar en forma íntegra la Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales, reduciendo al mínimo indispensable sus actuales
atribuciones.

Agregó el papel, entregado a mí por el propio Pimentel, en su


oficina que quedaba en la sede principal del después intervenido Banco
de Comercio, que dentro del redimensionamiento planteado, el
Banco Central de Venezuela, máxima autoridad monetaria del país,
absorberá el grueso de las que, en materia de política, se derivan del
régimen de control de cambios implantado por el Ejecutivo el 28 de
febrero de 1983; conjuntamente con la formulación y administración
del presupuesto nacional de divisas.

Según el estudio elaborado por la comisión de enlace,


curiosamente integrada solamente por Guillermo Pimentel -que
supiéramos él era el único que acudía rutinariamente a reunirse con el
primer director formal de Recadi, Miguel Rodríguez Molina-, se
define a Recadi, en los actuales momentos, como un despacho de
programación cuya estructura administrativa interna arroja una
dirección general, dos direcciones sectoriales y tres dependencias
adscritas al director general.

Adicionalmente, informamos que el nuevo gobierno reconoce


que, desde un punto de vista formal, deberán formularse las
recomendaciones finales y sugerencias acordes, para preservar todos
los frentes de actuación de Recadi, mientras se procede al futuro
reparto de funciones con el Banco Central de Venezuela.

Previamente, en La Ermita, la tarde del 5 de diciembre de 1983,


apenas a dos días del triunfo electoral de Jaime Lusinchi contra Rafael
Caldera, nos reunimos con José Ignacio Casal, asesor para las políticas
económicas a desarrollarse durante el quinquenio 1984-1989. Casal nos
declaró que la adscripción definitiva de la Oficina del Régimen de
Cambios Diferenciales al Instituto Emisor era una decisión
irreversible del presidente Lusinchi. Lo que está planteado es adscribir
toda la problemática cambiaria donde debe estar y, de seguir
funcionando Recadi, estará adscrita al Banco Central de Venezuela.

Comentamos en esa oportunidad que la idea que en torno a la


administración del Régimen de Cambios Diferenciales maneja el equipo
de asesores económicos que rodea a Lusinchi, contrasta con la
expresada, apenas unos días antes, por Miguel Rodríguez Molina,
actual director de Recadi, quien sugirió al nuevo gobierno que la misma
debería seguir bajo la adscripción del Ministerio de Hacienda, ya que el
volumen de divisas que hoy se maneja es mayor al que se controló
desde el Banco Central de Venezuela en el período 1960-1964.

La otra información aparecida el 2 de febrero en El Nacional,


estaba totalmente alejada del campo político y económico. En la página
D-20 se recogieron otras declaraciones donde el director de Recadi,
Miguel Rodríguez Molina, denunció que un empresario le había
falsificado la firma, buscando que le reconocieran su deuda externa
privada.

En realidad, la Oficina no estaba viviendo su mejor momento. En


los días precedentes el propio Rodríguez Molina había resuelto
intervenir la Dirección de Operaciones hasta saber qué es lo que está
sucediendo. Por otra parte, la Disip efectuó varios allanamientos que
afectaron, incluso, hasta el personal de relaciones públicas y prensa.
Este, entre otros muchos casos de corrupción administrativa, duró
varias semanas más allá de la transmisión de mando, y dio como
resultado que la Juez XIII Penal y de Salvaguarda, Morita Hernández
(la La Riva de la época) dictara el 14 de febrero de 1984 doce autos de
detención contra los funcionarios: Pedro Rafael Molina, Ada Marubo
Planeta, Jean Carlos Ríos González, Daniel Benito Scalera Cabrera, José
Novoa, Francisco Antonio Cariol, Roque Vicente Rojas, José López,
Arando Herrera, Ricardo Mora, Orlando Rojas, Oscar Escalante, Juan
Rosas, José Sagarmundi, Xiomara Antonetti y Carmen Alicia Morales.

De estos doce, diez autos fueron confirmados por el Tribunal


Superior de Salvaguarda del Patrimonio Público el 27 de julio de 1984.

El mismo día que conseguimos el llamado Informe


Pimentel, comentado antes, nos llamó telefónicamente el director de
Recadi, Miguel Rodríguez Molina, para confirmarnos
(confidencialmente) que su sustituto al frente de la oficina sería
Francisco Maldonado Cisneros, quien se venía desempeñando como
Director de Deuda Externa, y a quien habíamos visto ya en algunas
oportunidades. Esta otra información la reflejó también El Nacional en
la primera página del 2 de febrero de 1984.
La unificación mato a Recadi

En setiembre de 1988, la jefatura y subjefatura de la Sección de


Economía de El Nacional resolvieron hacer dos foros: uno al
coordinador y secretario ejecutivo de la Comisión nacional del
Programa de gobierno de Carlos Andrés Pérez, Miguel Rodríguez
Mendoza (no el de Cordiplan); y otro, al coordinador del programa
económico de El Tigre Eduardo Fernández, José Ignacio Moreno León.

Nos correspondió conversar con Rodríguez Mendoza el 14 de


septiembre. Sobre Recadi, dijo que la oficina se convirtió en una
distorsión más de la economía, porque se desnaturalizó la acción
cambiaria en un sistema discrecional. Moreno León, por su parte,
planteó que necesariamente el Banco Central de Venezuela -de ganar
Eduardo Fernández- sustituiría a la Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales, puesto que Recadi no significa otra cosa que la
distribución arbitraria de dólares que tenemos actualmente, y ha
generado una de las fuentes más escandalosas de corrupción.

Ambos partidos con verdadero chance para ganar las elecciones


del 3 de diciembre de 1988, estaban claros en cuanto al papel que jugó
Recadi, en especial en los años 1987 y 1988, como instrumento de
represión contra todos aquellos que por fa o por re estuvieron en
desacuerdo con la administración Lusinchi.

Pero a la vez los candidatos, Carlos Andrés Pérez (AD) y Eduardo


Fernández (COPEI) se sintieron tranquilos, porque con la unificación
cambiaria se les quitaría el dolor de cabeza de los dólares
preferenciales.
Capítulo III - Malas políticas y excesos
presupuestarios

El Viernes 20 de octubre de 1989 llamamos por teléfono al


Diputado Douglas Dáger, presidente de la Comisión Especial designada
por la Cámara Baja para investigar las irregularidades cometidas en
contra o desde Recadi, durante el gobierno de Jaime Lusinchi.

Teníamos conocimiento de que el informe del grupo de trabajo


apoyado con los recursos de la Comisión de Contraloría de la Cámara de
Diputados estaba casi listo. Una vez en la oficina del Diputado
copeyano, nos percatamos que nuestro dato era correcto. Junto con él
estaban el Diputado Roseliano Ojeda, coordinador de la comisión
técnica de apoyo que indagó los archivos de Recadi, y el Comisario
General Víctor Rivera, asesor de Dáger e instructor de muchas de las
denuncias formuladas por Carlos Tablante y por el propio presidente de
la Comisión de Contraloría.

Estaba lista la parte general del informe preliminar, la cual


pudimos obtener de inmediato y divulgar en la edición del sábado 21 de
octubre. Nos empeñamos en conseguir este material porque el caso
Recadi estaba moribundo, en tanto que muchas de sus piezas judiciales
básicas habían sido cerradas por el Tribunal Superior de Salvaguarda.
Ello significaba que varias de las decisiones tomadas por el Juez
Instructor Especial, Luis Guillermo La Riva, habían sido revocadas.

Sin entrar en las conclusiones fundamentales del papel de


trabajo elaborado por Douglas Dáger, es oportuno tomar de allí los
aspectos centrales de lo que fue la política económica del gobierno de
Jaime Lusinchi, para poder determinar que, además del pago obcecado
de la deuda externa -dentro del célebre mejor refinanciamiento del
mundo- y de la caída de los precios del petróleo, la entrega irracional de
divisas preferenciales desde Recadi fue el otro ingrediente que obligó al
Presidente Carlos Andrés Pérez a decir -en su discurso de toma de
posesión, el 2 de febrero de 1989- que habían colapsado las reservas
internacionales del país.

El esfuerzo intelectual y académico de ubicar el caso Recadi


dentro del contexto de las políticas macroeconómicas ejecutadas en el
quinquenio 1984-1989 es un mérito que debemos atribuir al
economista y Diputado José Miguel Uzcátegui, también asesor de
Dáger para esta finalidad.

Recordemos, entonces, del informe preliminar elaborado por el


presidente de la Comisión Especial, el peso que tuvo la Oficina del
Régimen de Cambios Diferenciales, Recadi, en el manejo de la política
económica durante los últimos cinco años.

La ponencia elaborada por Dáger dice que la Comisión


Especial designada por la Cámara de Diputados para investigar
presuntas irregularidades ocurridas en Recadi, ha elaborado el presente
informe sobre la evolución, normativa y procedimientos, y las fallas o
anomalías ocurridas en dicha oficina desde su inicio en febrero de 1983
hasta su liquidación en marzo de 1989.

En términos macroeconómicos, durante ese período ingresó al


Banco Central de Venezuela un total de 86.765 millones de dólares, y se
produjo un egreso de 90.169 millones de dólares, evidenciándose un
déficit neto (sin considerar los ajustes) de 3.404 millones de dólares el
cual provocó una caída neta en las reservas internacionales. La
situación planteada tiene otras connotaciones desde el punto de vista
administrativo y económico, en especial en lo relativo a la deficiente
gerencia de los recursos del Estado, por la adopción de medias
incoherentes y la ausencia de acertadas políticas que garantizaran el
mejor uso de los cuantiosos recursos en divisas que ingresaron al
país.

La Comisión Especial ha creído conveniente analizar las


medidas adoptadas y los resultados obtenidos para el lapso de seis
años: febrero de 1983 a marzo de 1989, dividiéndolo en dos períodos. El
primero que incluye el ejercicio 1983 hasta finales de 1985,
correspondiente a un sobreajuste de la economía y, el segundo
comprende los años 1986, 1987 y 1988, en los cuales se observa un
elevado gasto interno expansivo que provocó profundos desajustes en
las cuentas internas y externas de la economía nacional. Las cifras y los
cuadros estadísticos y financieros que se incluyen, fueron elaborados en
base a informes publicados por el BCV, Hacienda y la Oficina Central de
Presupuesto.

En cuanto a la etapa de sobreajuste, la política económica fue


contraria a varios objetivos y lejos de cortar la salida de capitales y
contener las importaciones, éstas registraron un incremento anual en
contraposición a los ingresos petroleros que iniciaron su nuevo
descenso en 1985. Sólo el ingreso petrolero hasta ese momento, con
tendencia hacia la drástica reducción de los años siguientes, permitió
que las reservas internacionales iniciales de 10.039 millones de dólares
ascendieran a 12.469 millones de dólares y, que las operativas (líquidas)
de 5.389 millones de dólares se ubicaran en 8.207 millones de
dólares.

De modo que los ingresos durante los años 1983-1985


totalizaron 49.625 millones de dólares, observándose un superávit de
3.844 millones de dólares. En cuanto a las transacciones de mercancías
en las balanzas de pagos (importaciones y exportaciones FOB -sin fletes
y seguros incluidos-), en el lapso comentado las exportaciones
totalizaron 44.904 millones de dólares y las importaciones 21.059
millones de dólares, resultado un saldo positivo en la cuenta de
mercancías de 23.559 millones de dólares.

Por lo demás, este saldo permitió cubrir los saldos negativos


de la balanza de pagos en cuenta capital. A esto se agregan los
superávits del sector público consolidado, obtenidos en 1984 y 1985. No
obstante, la política económica existente provocó un estancamiento del
Producto Territorial Bruto Interno, un incremento en la tasa de
desempleo abierto, la reducción drástica del salario real y,
especialmente, cambios en la estructura productiva nacional en
detrimento de la producción de bienes y servicios no comerciales,
destinados sólo al mercado interno (desabastecimiento), afectando así
la capacidad de absorber la fuerza de trabajo semiclasificada y no
clasificada (desempleo descubierto).

Pero a partir de 1986, se inicia una política expansiva del gasto
fiscal, lo que estimula una expansión de las importaciones beneficiadas
con el mantenimiento de un tipo de cambio controlado (14,50), muy
por debajo del prevaleciente en el mercado libre de divisas, es decir,
determinándose una amplia brecha cambiaria.
En otras palabras, el Ejecutivo (Lusinchi) no debió permitir
que fuese más rentable la especulación con el dólar que su inversión en
bolívares en el país.

Entre 1986 y 1988 se produjo un ingreso de divisas de 37.140


millones de dólares y un egreso de 44.383 millones de dólares, lo que
significó un déficit de 7.248 millones de dólares. Este hecho provocó
que las reservas de cierre que se situaron en 9.858 millones de dólares,
disminuyeran a 6.671 millones de dólares al 31-12-88, evidenciándose
una pérdida neta de 3.187 millones de dólares. Con respecto a las
reservas operativas, éstas sufrieron una merma de 4.273 millones de
dólares a 2.229 millones de dólares. Estas cifras corresponden a
desembolsos reales de divisas o erogaciones efectivas de caja por parte
del Banco Central de Venezuela.

En cuanto a la balanza de pagos, el saldo de la balanza de


mercancía, es decir exportaciones e importaciones FOB, (lo cual no
incluye gastos por concepto de fletes, seguros y otros servicios
pagados), el comportamiento fue el siguiente: las exportaciones totales
durante los años 1986, 1987 y 1988, alcanzaron la cifra de 29.450
millones de dólares, mientras que las importaciones alcanzaron a
28.248 millones de dólares, con la cual se reflejó un saldo en la balanza
de mercancías de solamente 1.202 millones de dólares.

Incluso, el saldo señalado fue insuficiente, como es lógico


suponer, para cubrir los otros conceptos que incluye la balanza de
pagos: transporte y seguros, viajeros, ingresos sobre inversiones, gastos
del gobierno y otros conceptos de pago de la balanza de servicios y
menos aún, para satisfacer las demandas de pago de capital no
monetario, que abarca los servicios y la amortización de la deuda
pública y privada externa. Surge entonces una pregunta, a la luz de esta
investigación: ¿qué hicieron o cómo manejaron el negocio para
disfrazar la quiebra de la República?.

Del proyecto de informe que el Diputado Douglas Dáger presentó


a la consideración de las otras fuerzas políticas representadas en la
Comisión Especial, se desprende que Jaime Lusinchi, como Presidente
de la República, desatendió innumerables alertas hechos desde el Banco
Central de Venezuela, en materia de la conducción de la política
económica.
Especialmente en lo que atañe al manejo de la política cambiaria
y en relación con la autorización, desde el Ministerio de Hacienda y la
Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales (luego denominada de
Autorización de Divisas para la Importación) de divisas preferenciales
contra la situación crítica de las reservas internacionales.
Con el agravante de que las autoridades del Instituto Emisor
también hicieron caso omiso a sus propias observaciones.

A este respecto, el Informe Dáger precisa que lo peculiar del


gasto en esta etapa de la historia fiscal venezolana (1984-1989), es el
hecho de su financiamiento mediante artificios monetarios, en lugar de
la aplicación de criterios ortodoxos que recomiendan financiarlo con
recursos orgánicos originados por las actividades económicas en sus
manifestaciones internas y externas.

Se añade que este gasto, pese a la baja del ingreso petrolero, se


mantuvo expansivo, financiándose con devaluaciones del signo
monetario, utilidades cambiarias, incremento de la deuda pública
interna y con la utilización de las reservas del Tesoro.

Realmente, este gasto público deficitario motivó un


incremento de la producción de bienes y servicios, pero en términos no
autosostenidos, debido a las condiciones generales de la economía
venezolana, tal como paradójicamente lo advirtió el Banco Central de
Venezuela, pues el mismo organismo emisor lo inobservó.

Entre otras observaciones desatendidas por el Ejecutivo Nacional


de entonces, pero también olvidadas con rapidez por las propias
autoridades del Banco Central, están las siguientes:

1) Existencia de un esquema cambiario que no resulta viable en


el contexto de la fuerte restricción que afecta al sector externo, y que no
brinda ya estímulos suficientes a los sectores que sustituyen
importaciones, y que, además, puede facilitar la exportación de bienes
en los cuales el país no tiene ventajas comparativas, todo lo cual reduce
la oferta interna de bienes, incrementa injustificadamente los precios y
dificulta la inestabilidad del tipo de cambio del mercado libre y las
posibilidades de nuevo financiamiento externo al sector privado.

2) Reducción progresiva de las reservas internacionales, lo que


se constituye en una restricción para atender los requerimientos de
divisas, inducidos por el mayor dinamismo que generó la política de
demanda sobre la actividad económica real del país.

3) Vigencia de un tipo de cambio en el mercado controlado que


no se corresponde con la situación del sector externo, afectado por la
drástica caída de los términos de intercambio del país.

4) Funcionamiento de un mercado libre de divisas altamente


sensible al comportamiento del mercado petrolero internacional y a la
acción especulativa, con lo cual el tipo de cambio que allí se fija emite
señales que se traducen en presiones inflacionarias y en asignaciones
ineficientes de los recursos productivos internos.

5) Creciente importancia de las expectativas inflacionarias, lo


que se traduce en una expansión anormal del consumo de algunos
bienes durables en detrimento del ahorro y en una presión adicional
sobre el tipo de cambio del bolívar en el mercado libre de divisas.

En el proyecto que Dáger consignó se aduce que llama


poderosamente la atención que los responsables de la política
económica, ignoraron en su oportunidad dichas recomendaciones. Sin
embargo, hoy esos mismos responsables han concurrido ante la
Comisión Especial Parlamentaria que investiga el mayor desastre
financiero en la historia de la República, y declaran que esos hechos
eran impredecibles.

El texto dice que se ha señalado en este informe que la gestión


pública entre 1983 y 1985, ambos inclusive, resultó superavitaria con
resultados positivos en el sector externo, asunto que se revirtió en el
período que se inicia en 1986 y termina en 1988. En este último, la
balanza de pagos registró déficits consecutivos de menos 3.885
millones de dólares en 1986, de menos 876 millones de dólares en 1987
y de menos 4.672 millones de dólares en 1988.
Cabe destacar que las causas de estos continuos déficits se
deben al significativo crecimiento de las importaciones públicas y
privadas (autorizadas desde el Ministerio de Hacienda o Recadi y
pagadas o remesadas por el Banco Central de Venezuela), a niveles sin
precedentes en un período de crisis económica, y cuando más se
necesitó sentido de la responsabilidad y una gerencia eficiente en la
administración de las divisas que ingresaban al país.

Se escribió que es oportuno señalar que las importaciones


para el año 1988 ascendieron a 11.581 millones de dólares, lo que obliga
a la siguiente reflexión: en una economía abierta donde impere un tipo
de cambio libre, flotante o flexible, el movimiento en ambos sentidos de
las compras y los pagos para liquidar importaciones y exportaciones, lo
regula el mercado cambiario mediante la fijación del tipo de cambio. En
el supuesto de que las importaciones se incrementen a un ritmo mayor
que las exportaciones del país, la moneda extranjera tiende a aumentar
de precio, hecho que desestimula las importaciones que se encarecen.

Pero el caso venezolano fue diferente. Se trató de un cambio


fijo preferencial destinado a importaciones, concedido por el Estado a
la discrecionalidad de funcionarios públicos, quienes debieron basar su
actuación en leyes, normativas y resoluciones que regían la
administración de las divisas. Asimismo, debieron observar los
parámetros de un presupuesto de divisas, elaborado por el Banco
Central de Venezuela y aprobado por el Consejo de Ministros, el cual
sólo podía ser modificado por el Presidente de la República, previo
estudio del instituto emisor. En consecuencia, la existencia y
disponibilidad de un dólar preferencial y el manejo de que fue objeto,
estimuló crecientes importaciones que produjeron el exceso o sobregiro
en la administración del Régimen de Cambios Diferenciales (expresado
en Recadi).

Más adelante el documento elaborado por Dáger para la


Comisión expresa que es necesario señalar que el mantenimiento de
un dólar preferencial a un tipo de cambio fijo significó un inmenso
sacrificio fiscal para la República, puesto que el 95 por ciento de las
divisas que ingresan son propiedad del Estado. Si se hubiese adoptado
un sistema único de cambio libre, seguramente éste se hubiese situado
por encima del tipo de cambio fijo preferencial establecido y el Fisco
Nacional habría obtenido más ingresos en bolívares por las ventas de
las divisas a un precio mayor.

Pero, por el contrario, fue adoptado el sistema de cambios


múltiples que por las razones expuestas se distorsionó, provocando una
brecha para los últimos meses de 1988, entre el cambio preferencial y el
libre, en más de 150 por ciento, lo cual significó una invitación a hechos
fraudulentos en contra de los propósitos implícitos en el sistema, en
detrimento de la República.

Por otra parte, el déficit de balanza de pagos fue cubierto en


buena parte, con el financiamiento a corto plazo a las importaciones
que alcanzaron en 1986 unos 1.355 millones de dólares, en 1987 unos
2.342 millones de dólares y, en 1988, estos instrumentos comerciales
fueron renovados hasta por la cantidad de 2.247 millones de dólares.
Todo esto significa que el Ejecutivo Nacional otorgó además
conformidades de importación por 5.578 millones de dólares, que
fueron implementadas mediante cartas de crédito aperturadas por la
banca nacional y extranjera, con financiamiento a corto plazo,
cubriendo a sí los déficits de balanza de pagos correspondientes a los
ejercicios 1986, 1987 y 1988.
El presupuesto de divisas

En realidad, el informe preliminar elaborado por Dáger -sin


quitarle méritos, por supuesto- se nutrió de otro coordinado por el
Diputado Gonzalo Pérez Hernández del MIN y miembro de la Comisión
Especial, quien se ocupó de las importaciones del sector público.

Pero el estudio presentado por Pérez Hernández, a su vez, fue


producto del trabajo realizado por el Comisario General de la PTJ,
Víctor Rivera. A este culto policía lo conocimos en la oficina de Carlos
Tablante. Simultáneamente asistió a Tablante, a Dáger -por
recomendación de Paciano Padrón- y a Pérez Hernández, desde que
comenzó la investigación parlamentaria.

En dos oportunidades nos reunimos con el Comisario Rivera en


el bufete del abogado Humberto Mendoza D`Paola (primo de Víctor
Hugo D`Paola, jefe de la fracción del MAS e hijo del nuevo presidente
del Consejo de la Judicatura, José Rafael Mendoza), coordinador de los
asistentes legales de Tablante.

Este último grupo tenía algunas dudas en cuanto a que,


efectivamente, los funcionarios de la administración Lusinchi hubieran
incurrido en excesos o sobregiros en el presupuesto de divisas de 1988.
Ya en El Nacional del sábado 25 de febrero de 1989 insertamos una
pequeña información en la página D-1, donde se hacía tal afirmación.
Tablante había denunciado a los integrantes de la Comisión de
Importaciones por tal motivo, pero el feed-back que venía del Tribunal
Superior de Salvaguarda, presidido por Silvestre Ortiz Bucarán, era que
los funcionarios señalados tenían suficiente argumentación para negar
los excesos.
Tiempo después el Comisario Rivera, el día que fuimos a buscar
el informe en la oficina de Dáger, nos confesó que le había costado un
mundo consolidar las cifras que demostraran, fehacientemente, que
sí ocurrieron los sobregiros contra el presupuesto de divisas y en
detrimento de las reservas internacionales.

Luego el Tribunal Superior de Salvaguarda dictó, el 29 de


noviembre de 1989, los diez autos de detención contra los ex-ministros
y funcionarios del gobierno de Lusinchi por malversación de fondos
públicos, originada en los excesos presupuestarios.

Cuando tuvimos los informes elaborados por el Comisario Rivera


para Dáger y Pérez Hernández en las manos, nos dimos cuenta de que
habíamos sido nosotros los que nos quedamos cortos en este tema del
presupuesto nacional de divisas (PND).

Pero pasemos al contenido fundamental del documento de Pérez


Hernández, luego absorbido por el de Dáger y difundido por El
Nacional, el 20 de octubre de 1989. Detalla este otro informe
preliminar que el Presidente de la República, Jaime Lusinchi, en
Consejo de Ministros, en las sesiones de los días 31-12-83, 26-12-84,
26-12-85, 30-12-86, 27-04-88 y 03-01-89, aprobó los presupuestos
nacionales de divisas (PND) que comprenden los rubros de ingresos y
egresos de divisas del Banco Central de Venezuela, a regir en los
ejercicios comprendidos entre 1984 y 1989.

El viernes 20 de octubre revelamos en El Nacional que los


presupuestos de divisas para los años 1987, 1988 y 1989, en momentos
de agudización de la crisis, fueron aprobados por el Presidente en
Consejo de Ministros, bajo una óptica distinta a la realidad del país,
bajo criterios que difieren en lo cuantitativo y cualitativo con el objetivo
nacional de mantener nuestra estabilidad monetaria, la solidez y el
desarrollo ordenado de nuestra economía y, por tanto, en actitud
contraria al interés público que consagra la Constitución Nacional, y a
la sana administración de la Hacienda Pública Nacional a que está
obligado el Presidente de la República.

Por otra parte, los presupuestos nacionales de divisas en


cuestión, además de su característica deficitaria, dependientes de los
agotables reservas operativas del país, fueron aprobados por el
Presidente de la República en Consejo de Ministros, primero fuera del
lapso previsto en el artículo 92 de la Ley del Banco Central de
Venezuela, como puede desprenderse de los presupuestos para los años
1988 y 1989, y segundo, con una potencial orientación a satisfacer a
toda costa el gasto y las importaciones de los entes públicos y privados,
superando estos rubros lo presupuestado para atender los
requerimientos de Petróleos de Venezuela y lo relativo al servicio de
intereses de la deuda externa pública y privada externa.

Como puede derivarse lo establecido en el respectivo


presupuesto nacional de divisas, para gastos e importaciones (CIF con
costos de fletes y servicios y de seguros) de los sectores público y
privado, durante el lapso 1985-1989, supera notablemente lo atribuido
a PDVSA y la deuda externa, evidenciando ello un propósito
desmesurado del Presidente de la República y del Consejo de Ministros,
enfocado a mantener una economía artificial, agotando nuestras
reservas internacionales y provocando una distracción de divisas hacia
gastos e importaciones que, en muchos casos, no constituían carácter
prioritario o de interés general.

Aparte, además, dieron lugar a todo género de corrupción y


aprovechamiento fraudulento, en beneficio de funcionarios o de
terceros. Cabe señalar que al cierre del ejercicio 1986, las
transacciones externas en divisas arrojaron un saldo deficitario, entre
otras razones conocidas, por el flujo financiero que propició el
incremento sostenido en los años subsiguientes del gasto
presupuestario, y ejecutado luego en exceso, para importaciones de los
entes públicos y privados, a expensas de nuestras reservas
operativas.

De acuerdo con el escrito, estas decisiones del Presidente en


Consejo de Ministros, a sabiendas de que la política de financiamiento
externo sustentada en la obtención de nuevos créditos, dependía en
buena parte del marco de restricciones que impuso el sector externo (de
la economía) y de la conveniencia o no de un mayor endeudamiento,
llevó a las reservas operativas que al 30-06-86 se ubicaban en 7.137
millones de dólares, al punto de insolvencia (con la banca acreedora
internacional), es decir a su nivel crítico, en virtud de experimentar una
reducción al 31-12-88 que las situó en 2.044 millones de dólares,
incluyendo las reservas del Fondo de Inversiones de Venezuela.

Si a esto agregamos los 5.578 millones 40 mil dólares en cartas


de crédito pendientes por honrar al 13-03-89, por vencer a partir del
14-03-89, por concepto de gastos e importaciones de los sectores
público y privado, necesariamente tenemos que concluir que el
Presidente de la República en Consejo de Ministros, durante la
administración anterior, aprobó presupuestos nacionales de divisas que
a la luz de la realidad económica que vivió y vive el país, y desde el
ángulo socio-político, ocasionaron un profundo daño al patrimonio
nacional y al país en general... a expensas de nuestras reservas
internacionales y de la seguridad y estabilidad económica de la
Nación.

De manera que el exceso observado en las remesas de divisas


por parte del Banco Central de Venezuela, dentro de una cadena de
decisiones, contravenciones y sus consecuencias, constituye, como
hemos dicho, una distracción de fondos públicos en poder del ente
emisor, en beneficio o provecho de terceros, aplicados en importaciones
que, en algunos casos, como por ejemplo: cosechadoras, tractores,
novillas, configuraron, además, un aprovechamiento fraudulento de
esos fondos en detrimento del patrimonio público.

En otro orden de ideas, durante el período 1985-1988, el


Ministerio de Hacienda excedió las disposiciones del presupuesto de
divisas en 680 millones 500 mil dólares (sector público) y en 11.194
millones 130 mil dólares (sector privado). En síntesis, Recadi realizó
actos administrativos sin verificar las disponibilidades de divisas, que
generaron compromisos a la República por 11.874 millones 630 mil
dólares en exceso y que en la medida en que se fueron materializando,
constituyeron una distracción de bienes del patrimonio público, vale
decir, de nuestras reservas internacionales.

Por lo que esta conducta del Ministerio de Hacienda, lesiva,


fue agravada por la falta de sistemas y dispositivos de control en el
ejercicio de las responsabilidades que le correspondieron en materia del
Régimen de Cambios Diferenciales. Se dio el caso, incluso citado, de
que los Ministros de Hacienda, reiteradamente, giraron instrucciones a
Recadi para que, en efecto, se excediera el presupuesto nacional de
divisas.

Se agrega que llama la atención que la Oficina Sectorial de


Programación y Control del Presupuesto de Divisas, que se refiere en la
Resolución 1.931 del 25-10-83 del Ministerio de Hacienda, nunca fue
estructurada y puesta en funcionamiento.
Exceso en importaciones privadas.

En el proyecto de informe que se comenta, también se asevera que


durante los años 1987 y 1988, la Comisión de Importaciones creada
mediante el Decreto 1.546..., el Ministro de Hacienda, el Director
General de ese despacho y/o el Director General Sectorial de Divisas
para Importación (nuevo nombre de Recadi) y el resto de los
integrantes, procedieron a asignar, aprobar y autorizar, según el caso y
la oportunidad, importaciones con divisas preferenciales por un monto
de 21.726 millones de dólares al sector privado.

Igualmente, que este monto fue distribuido en cupos iniciales


para materia prima, insumos, material CKD, respuestos y productos
varios, bienes de capital para el sector agrícola, industrial y comercial;
productos agrícolas, insumos industriales, programa de insumos
básicos para la exportación (PIBE), Zona Franca de Paraguaná, Licores
y Puerto Libre de Margarita. Pero el caso es que las autoridades que
conformaron la Comisión de Importaciones durante los dos últimos
años de gobierno de Jaime Lusinchi excedieron en la cantidad de
11.668 millones 900 mil dólares, las previsiones que, en tal sentido,
para el mismo lapso y por un monto de 10.057 millones 10 mil dólares,
indican los respectivos presupuestos de divisas, de por sí deficitarios en
su concepción y aprobación previa.

Desde el punto de vista estadístico, se tiene en cuenta que en


1987 el presupuesto nacional de divisas aprobado por el Presidente en
Consejo de Ministros convino en apartar 4.473 millones 600 mil
dólares para las importaciones del sector privado, pero se asignaron
10.892 millones 530 mil dólares, incurriendo la Comisión de
Importaciones en un sobregiro del tenor de los 6.418 millones 930 mil
dólares en contra de las reservas internacionales.
Mientras que en 1988, el presupuesto nacional de divisas
aprobado para las importaciones del sector privado fue de 5.583
millones 500 mil dólares, pero se asignaron 10.833 millones 470 mil
dólares, con lo que en este año se provocó otro exceso por 5.249
millones 970 mil dólares.

Se hace la aclaratoria que a partir del 1º de enero de 1989


hasta el día 20 de ese mismo mes, oportunidad en que tuvo lugar la
reunión 54 de la Comisión de Importaciones, y el día 14 de febrero de
1989, en que fue sometido a la consideración y aprobación de la
Ministro de Hacienda, Eglée Iturbe de Blanco, el último punto de
cuenta respecto a una solicitud de importación de bienes de capital por
un monto inferior al millón de dólares, al tipo de cambio preferencial de
14,50 bolívares, aparece autorizado un total de 1.895 millones 48 mil
dólares, cantidad que no se incluye en el estudio.

Por su parte, la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales


y la Dirección General Sectorial de Divisas para Importación,
expidieron durante los años 1985, 1986, 1987 y 1988, conformidades de
importación por la cantidad de 30.542 millones 330 mil dólares, monto
éste que excede en 11.194 millones 130 mil dólares, la cifra global de
19.348 millones 200 mil dólares que contemplaban a tales efectos los
correspondientes presupuestos de divisas.

De tal suerte que en 1985 el presupuesto contemplaba 5.040


millones 100 mil dólares, Recadi autorizó conformidades al sector
privado por 6.397 millones 580 mil dólares, incurriendo en un
sobregiro de 1.357 millones 480 mil dólares; en 1986, el presupuesto
previó 4.251 millones de dólares, Recadi expidió conformidades por
5.752 millones 200 mil, provocando otro sobregiro de 1.474 millones 20
mil dólares; en 1987, el presupuesto convenido era por 4.473 millones
600 mil dólares, Recadi autorizó a privados 10.331 millones 250 mil
dólares, para un nuevo exceso por 5.857 millones de dólares.

Finalmente, en 1988, el presupuesto apartó 5.583 millones 500


mil dólares, Recadi dio 8.088 millones 400 mil y, nuevamente, se operó
otro sobregiro contra las reservas internacionales de 2.054 millones
980 mil dólares.

Aclara el documento, entonces provisional, que durante el


lapso entre el primero y el 17 d enero de 1989, fecha de la última
conformidad de importación emitida por la Dirección General Sectorial
de Divisas para Importación (antigua Recadi), la antes mencionada
dependencia expidió conformidades de importación al tipo de cambio
de 14,50 bolívares, que suman 1.233 millones 540 mil dólares, lo cual
no se incluye en el análisis comparativo anterior.

Se argumentó también que correspondió al Banco Central


como ente de naturaleza pública, la fase determinante de ejecutar o
traducir en remesas de divisas al tipo de cambio preferencial fijado...
todas aquellas conformidades de importación que emanaron del
Ministerio de Hacienda y que, de acuerdo con los documentos de
nacionalización de mercancías presentados en cada caso por los
importadores, debieron materializarse en bienes y servicios ingresados
al país, en los términos de calidad, cantidad y precios. Pero el caso es
que el organismo emisor, desestimando, ignorando y desde luego, en
actitud violatoria de lo aprobado por el Presidente en Consejo de
Ministros (los mismos funcionarios de la Comisión de Importaciones)...
procedió a erogar o remesar divisas preferenciales entre 1985 y 1988
por concepto de importaciones CIF hasta por la cantidad de 22.011
millones 800 mil dólares, suma ésta que significa un exceso de 2.662
millones 800 mil dólares, con respecto a lo presupuestado y que para
ese lapso alcanza la suma de 19.348 millones 200 mil dólares.
De modo que en 1985, el presupuesto de divisas para
importaciones privadas -como ya indicamos- contempló un apartado de
5.040 millones 100 mil dólares, el BCV pagó 5.453 millones de dólares,
incurriendo en sobregiro de 412 millones 900 mil dólares; en 1986 el
presupuesto fue de 4.251 millones, el Instituto remesó 4.570 millones,
para un exceso de 319 millones de dólares; en 1987, el presupuesto
previó para privados unos 4.473 millones, la autoridad monetaria
canceló 4.859 millones, estableciéndose otro exceso de 385 millones; y
en 1988 el presupuesto aprobado fue de 5.583 millones 500 mil
dólares, el BCV erogó 7.129 millones, ocasionando otro sobregiro por
1.545 millones 500 mil dólares.

Advierte este escrito de Pérez Hernández que el organismo


emisor, durante el lapso entre el primero de enero y el 31 de julio de
1989, erogó por igual concepto (importaciones privadas) la cantidad de
1.540 millones de dólares, que tampoco se ha considerado en este
análisis, pero que sin duda alguna, de manera sustancial se
corresponden con importaciones autorizadas o nacionalizadas en
ejercicios económicos anteriores.

En este sentido, el BCV actuó en franca violación de los


principios, fundamentos y parámetros cuantitativos considerados en la
formulación y aprobación de los presupuestos nacionales de divisas,
ignorando en todo momento su facultad y discrecionalidad en cuanto a
limitar, restringir o suspender el otorgamiento de divisas, en función
del régimen de cambios diferenciales y del supremo interés nacional.
Así pues, asumió una actitud permisivia y optó por disponer,
comprometer o vender divisas preferenciales a importadores privados,
sin otro razonamiento, vigilancia, regulación o gestión, distinta a la
simple recepción de documentos....

Ello, pone de manifiesto la actitud sumisa e irresponsable e


irregular asumida por el Banco Central de Venezuela, ante hechos y
medidas económicas de interés público, tales como el agotamiento
progresivo de las reservas internacionales, el incremento
desproporcionado e irracional de las importaciones, y sus efectos en los
flujos de caja y apertura de cartas de crédito con divisas preferenciales
y, en su oportunidad, la devaluación de nuestro signo monetario y
desbordamiento de las divisas que, entre otros aspectos, esto
ocasionó.
Exceso en importaciones publicas

Las autoridades de la Oficina del Régimen de Cambios


Diferenciales, reestructurada en 1987 y denominada luego Dirección
General Sectorial de Autorización de Divisas para Importación
emitieron, durante el período 1985-1988, Autorizaciones de Retiro de
Divisas (ARD) al sector público hasta por 9.612 millones 800 mil
dólares, excediendo en 680 millones 500 mil dólares, el monto de
8.932 millones 300 mil dólares señalados en los presupuestos
nacionales de divisas correspondientes a los mismos años.

Mientras que las del Banco Central de Venezuela, en el mismo


lapso de 4 años, erogaron o remesaron divisas preferenciales para los
mismos gastos e importaciones públicas, por la cantidad de 11.545
millones de dólares, sobregirándose con respecto a lo señalado en los
PND de 1985, 1986, 1987 y 1988 en la suma de 2.612 millones 700 mil
dólares.

Aunque los excesos por inferiores no dejan de ser menos graves,


no consideramos discriminarlos año a año, como se hizo con las
importaciones del sector privado.
Las alertas del BCV

Los informes atrás reseñados, elaborados por Gonzalo Pérez


Hernández y Douglas Dáger, fueron públicamente adversados por
Hernán Anzola, ex-presidente del Banco Central de Venezuela y bajo
investigación por el Tribunal Superior de Salvaguarda, los días 29 de
octubre y 5 de noviembre de 1989, respectivamente.

Fundamentalmente este funcionario, formado en el mundo


petrolero (fue viceministro y varias veces ministro encargado de
Energía y Minas) sostuvo la tesis de que los presupuestos nacionales de
divisas son instrumentos meramente indicativos -cosa que también
expresó Mauricio García Araujo en otro papel que le hizo llegar a
Douglas Dáger- y que su interpretación como instrumento de trabajo,
no puede ser la misma que la del presupuesto ordinario de la Nación,
que obedece a una ley sancionada por el Congreso de la República.
Aunque también discrepó de las cifras a las que habían llegado los
informes del Congreso -siempre se cuidó Anzola de defender el pedacito
de su gestión de año y medio-, su argumento principal fue el referido.

Al escrito de Pérez Hernández lo tildó el 5 de noviembre, desde


El Nacional, como superficial y confuso, mientras que al de Dáger
de carecer de rigor técnico, el 29 de octubre.

Sería para nosotros un absurdo y, además un abuso con nuestros


lectores, seguirlos sobrecargando de cifras. En todo caso, las réplicas de
Hernán Anzola refutan, una a una, las estadísticas de los textos
parlamentarios.

Previamente, en una reunión sostenida entre nosotros y Hernán


Anzola en la Jefatura de la Sección Económica de El Nacional, el ex-
presidente del BCV -y el periódico también lo difundió en junio de
1988- entregó un largo documento titulado En defensa de una
institución y de mi gestión al frente de ella. La tesis central,
apartando la supuesta responsabilidad personal y administrativa de
Anzola, no es otra que precisar que el Instituto Emisor es una
institución seria y respetable, por lo que no puede ni debe atacarse y se
encuentra alejada de las situaciones irregulares detectadas en Recadi o
Hacienda.
Las campanadas desde el BCV

Tal como lo recogen los informes de Gonzalo Pérez Hernández y


Douglas Dáger, ciertamente fueron innumerables los alertas lanzados
por el Banco Central de Venezuela, sobre el cuadro de deterioro que
estaba acusando la maltratada economía nacional, desde el punto de
vista de los efectos y las distorsiones que estaban provocando las
políticas oficiales.

Pero no solamente las alertas se dejaron colar en algunas


parrafadas que acompañaron la introducción de los presupuestos
nacionales de divisas confeccionados por el Banco Central para la
consideración del Presidente de la República en Consejo de Ministros,
en los correspondientes ejercicios.

Recientemente, algunos días antes de que el Tribunal Superior


de Salvaguarda dictara los autos de detención a los funcionarios de la
administración Lusinchi, encontramos en un archivo oficial, varias
cartas enviadas de manera confidencial y privada por el Presidente del
Banco Central de Venezuela, en este caso el mismo Hernán Anzola, al
Presidente Jaime Lusinchi, con copia al Ministro de Hacienda, Manual
Azpúrua Arreaza, entre mayo y octubre de 1987.

En una del 11 de mayo, Anzola escribió a Lusinchi


recomendándole algunas políticas tendientes a armonizar las
políticas fiscal y monetaria, a los fines de reducir en lo posible el
problema inflacionario y apuntalar la posición de nuestras reservas
internacionales.

- Una revisión selectiva de la situación monetaria de Venezuela,


para el primer cuatrimestre -suponemos que esto lo leyó Lusinchi- pone
de manifiesto varios hechos que, objetivamente, comprometen la
estabilidad del bolívar.

Así, entre las más importantes observaciones Anzola escribió las


siguientes:

- Las reservas monetarias internacionales, en poder del BCV, han


disminuido sistemáticamente desde el inicio de la caída de los precios
petroleros, a principios de 1986, y hasta mediados de abril de 1987 en
4.342 millones de dólares, cantidad que excede en 631 millones de
dólares el incremento de esas reservas habido entre 1983 y 1985.

- El tipo de cambio en el mercado libre ha continuado


depreciándose y, a la fecha más reciente, su cotización evidencia una
desviación del 74,0 por ciento respecto de la paridad cambiaria oficial
(14,50 por dólar).

- Las reservas internacionales operativas, en poder del BCV,


están ya en un nivel que es considerado crítico (3.636 millones de
dólares en ese momento), al ubicarse por debajo del límite aconsejable
para atender los pagos externos imprescindibles, incluido un nivel
mínimo de tres meses de importaciones. De persistir la actual tendencia
deficitaria en el saldo cambiario del BCV, las reservas operativas se
aproximarán al nivel fijado como de incumplimiento, según lo previsto
en el acuerdo General de Reestructuración de la Deuda Pública Externa
(2.000 millones de dólares), situación que podría tener lugar hacia el
tercer trimestre de 1987.

- La aludida limitación en el nivel de reservas, aunada a la


tendencia de deterioro en la tasa real de cambio del bolívar, por la
intensificación inflacionaria interna, en un contexto de tasa de cambio
oficial fija, dificultan objetivamente la capacidad de la autoridad
monetaria para garantizar la credibilidad del nuevo sistema cambiario,
hecho que se expresa diariamente en una mayor depreciación de la tasa
de cambio del bolívar en el mercado libre dado el monto de las
asignaciones previstas a estos efectos en el presupuesto nacional de
divisas.

Finalizó Anzola su carta de alarma a Lusinchi diciendo: La


capacidad de defensa del signo monetario venezolano está
prácticamente y potencialmente comprometida en el actual estatus de
precios relativos, niveles de demanda y limitaciones de financiamiento
externo.

Anzola, de nuevo por escrito el 4 de agosto de 1987, insiste en


términos confidenciales, y dice a Lusinchi: En el mes de septiembre
de 1986 hice llegar al Ejecutivo Nacional -por intermedio del Ministro
Manuel Azpúrua- un documento titulado Situación económica de
Venezuela, problemática financiera del sector público y política
económica. Con posterioridad al citado documento, sobre el cual no
tuvimos ninguna reacción del Ejecutivo, contribuimos decididamente
en la definición de las medidas de política económica que se adoptaron
a principios de diciembre de 1986.

Pero el 6 de octubre, en otro memorándum confidencial, Anzola


dice a Lusinchi esto: Necesidad de adoptar un programa económico
respaldado por el Banco Mundial, a fin de poder concretar un plan de
financiamiento externo adecuado a las necesidades del país a corto y
mediano plazo.

Entre otras medidas, Hernán Anzola en 1987 planteó al máximo


nivel Ejecutivo, las siguientes: reducción del déficit fiscal, incremento
de las tasas de interés, simplificación del régimen de importaciones,
simplificación del régimen cambiario, incentivo de las exportaciones no
tradicionales.
El programa económico que se estructure alrededor de los
puntos antes mencionados -en buena medida ahora contenidos en el
paquete de Pérez- iría apoyado por un plan de financiamiento que sería
el que se presentaría y discutiría con la comunidad financiera
internacional... Finalmente, señor Presidente, estoy convencido de que
no es posible demorar más la toma de decisiones definitivas sobre los
aspectos arriba señalados, so pena de entrar en un proceso de pérdida
de credibilidad ante la comunidad financiera internacional y de tener
que hacer grandes esfuerzos para obtener pocos recursos financieros en
cada operación, con el deterioro consiguiente de la situación económica
del país.

Al poco tiempo Anzola renunció a la presidencia del BCV, fue


sustituido por Mauricio García Araujo, luego con auto de detención
sobre su cabeza; nunca se tomaron las medidas económicas que a
mediados de 1987 pudieron aminorar el efecto y el impacto de las que
desde febrero de 1989 está aplicando el Presidente Carlos Andrés Pérez,
apoyado por el FMI.

Es bueno recordar que a fines de 1987, en noviembre, el entonces


Presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV),
Juan José Delpino, dio una declaraciones al diario Panorama, de
Maracaibo, donde denunció con gran fuerza que en Recadi se cobraba
peaje por cada dólar autorizado. Las palabras de Delpino ameritaron
una comunicación del Presidente Lusinchi al Ministro Encargado de
Hacienda, Jorge García Duque, instruyéndole para que, a su vez,
remitiera las denuncias a la Fiscalía General de la República. El titular,
Héctor Hurtado, pasó aquella navidad convaleciente de una operación
en la Policlínica Metropolitana.

El 25 de diciembre de 1987 fue la última oportunidad que


tuvimos de hablar directamente con el Presidente Jaime Lusinchi,
cuando acudió a visitar a su Ministro de Hacienda en la Policlínica
Metropolitana.
Capítulo IV – Las Modalidades de la
Corrupción

Desde que en 1983, como consecuencia del Viernes Negro, se


constituyó la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales, Recadi,
hasta marzo de 1989, cuando la unificación cambiaria acordada por el
segundo gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez decretó la
muerte esperada de la organización administrativa, las irregularidades
provocadas desde adentro y desde afuera para causar fraude a la
Nación, mediante el uso indebido de las divisas preferenciales, fueron
evolucionando.

Como cualquier elemento que crece, se desarrolla y muere,


Recadi también experimentó un crecimiento natural que partió de la
nada y fue alcanzando cada vez mayores grados de desarrollo y
sofisticación.

En la medida que este monstruo de mil cabezas se expandió e


irradió su marco de acción hacia el resto de la sociedad y de la
economía venezolana, en la misma proporción los agentes negativos de
la colectividad encontraron maneras simples o complejas para
apropiarse de lo que no les correspondía.

Una vez que el gobierno de Luis Herrera Campíns determinó


romper con la libre convertibilidad de la moneda, en febrero de 1983, -
desechando la tesis de la devaluación lineal y asumiendo un programa
de cambios diferenciales-, se vio obligado a crear una unidad
dependiente del Ministerio de Hacienda, para que se encargara de
administrar la vuelta a un sistema cambiario que, con anterioridad, fue
manejado por el Banco Central de Venezuela, en la década de los años
sesenta.
Una vez derrotada la postura política y técnica de Leopoldo Díaz
Bruzual, presidente entonces del Instituto Emisor, resultó lógico que la
nueva estructura cambiaria, impulsada por el Ministro de Hacienda,
Arturo Sosa, fuera adscrita al despacho de las Finanzas Públicas. La
razón para no controlar el régimen de cambios diferenciales desde el
BCV, fue que no se confió en cómo El Búfalo podía garantizar la nueva
política cambiaria sin no estaba de acuerdo con ella.
Esta fue la primera etapa de la Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales. No había local, ni presupuesto, mucho menos personal
especializado.

No obstante, para que el Ejecutivo pudiera tocar la puerta de la


banca acreedora internacional en favor de una primera reestructuración
de la deuda externa pública y privada, fue necesario agarrar aquel
trompo en la uña, sin mirar atrás.
De acuerdo con la información disponible, producto de algunos
análisis recabados por El Nacional, el siguiente es un esquema típico,
divulgado desde La Agenda Secreta, de las irregularidades que se
cometieron en el ciclo inicial:

- Información falsa para registrarse como importador con


mercancía en tránsito.
- Información falsa para registrarse como importador potencial
en el registro nacional de importadores.
- Cobro de comisiones para registrar importadores.
- Ofrecimiento y cobro de dinero para acelerar la tramitación de
conformidades de importación.
- En el caso contrario, ofrecimiento y cobro de dinero para
retrasar conformidades de importación de una empresa de la
competencia.
- Proliferación de gestores y de oficinas afines -algunas de éstas
sin dirección o actividad previa conocida- que cobraban dinero, en
muchos casos sin darle los mejores resultados a sus interesados e
incautos clientes.
- Información falsa para registrarse como estudiante becario en
el exterior.
- Cobro de comisiones para registrarse como becario en el
exterior.
- Ofrecimiento y cobro de dinero para acelerar los pagos a los
becarios en el exterior
- Registro múltiple de la misma deuda externa privada
- Cobro de comisiones y ofrecimiento de dinero para registrar
deuda externa privada
- Datos falsos para inscribirse como deudor privado.
- Ofrecimiento y cobro de dinero para reconocer porciones de
duda externa privada.
- Ofrecimiento y cobro de dinero para retrasar el reconocimiento
y posterior pago de deuda externa privada de una empresa de la
competencia.

Una vez ocurrido el cambio de gobierno entre Luis Herrera


Campíns y Jaime Lusinchi, en 1984, se empezaron a introducir algunos
procedimientos y sistemas, toda vez que se mantuvo un régimen de
cambios diferenciales dependiente del Ministerio de Hacienda. Aunque
algunas voces señalaron la conveniencia de transferir las
responsabilidades cambiarias al Banco Central de Venezuela, esta otra
opción fue totalmente descartada por la nueva administración.

Hablamos de un Recadi más involucrado en las gestiones del


refinanciamiento de la deuda externa pública, a la par de la privada. El
primer cambio notable que sufrió la organización fue el derivado de la
orden expresa de sacar a los gestores, para que las propias cámaras
industriales y comerciales buscaran acuerdos globales con la nueva
dirección y, posteriormente, los usuarios fueran fundamentalmente
deudores e importadores.
Pero esta reforma no duró mucho tiempo, porque la población de
la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales, lejos de disminuir,
fue creciendo cada vez más, lo que obligó a atender grandes
congestionamientos humanos al mismo tiempo, aunque se trató de
racionalizar y distancias los diferentes procesos de reinscripción ante
los vencimientos de cada ejercicio anual o de los propios papeles
legales.

Fue así como se dio otro gran paso: entregar al sistema


financiero nacional la exclusividad de tramitar por taquilla todo lo
concerniente a las divisas preferenciales, lo cual no trajo como
respuesta el descongestionamiento de la oficina. Tal vez sí, una cierta
racionalización de procesos. Esto se completó con la política de difusión
por los periódicos del número, monto y tipo de cambio de cada una de
las conformidades de importación que se aprobaban. De modo que los
usuarios fueran directamente a los bancos.

Ante un Recadi más racional, ciertamente se lograron disminuir


las viejas corruptelas, pero a la par fueron surgiendo otras formas
novedosas, algunas complementarias de las primitivas:

- Se continuó ofreciendo y cobrando dinero por acelerar o


retrasar procesos administrativos y operativos.
- Se ofreció y recibió dinero para forjar conformidades de
importación.
- Debido a la configuración más estricta de los presupuestos de
divisas para importación en el Ministerio de Hacienda, empezaron a
proliferar las empresas fantasmas, es decir, aquellas que no tenían cupo
asignado o que lo tenían hasta determinado topo en dólares, pero según
los avisos publicados por Recadi en la prensa, aparecían con
conformidades aprobadas, que incluso excedían los cupos en divisas
asignados.
- Se pagó y recibió dinero para reinscribirse en el registro de
importadores.
- Comenzaron a proliferar las cuentas de funcionarios en el
exterior, en dólares, producto de los manejos irregulares
- Se pagó o recibió dinero para provocar reuniones entre
usuarios y autoridades de la oficina.
- Se siguió estimulando con dinero que se perdieran los papeles
de la empresa competidora.

La última etapa de Recadi fue la que recientemente murió, a


propósito de la unificación cambiaria: la que eliminó el pago al contado
de las importaciones por el sistema de las cartas de crédito, pero
manteniendo la relación entre los usuarios y la banca, con la
incorporación de las empresas verificadoras, Caleb Brett, Bureau
Veritas y Societé Généralé Surveillance.

Se le cambió de rango y de denominación a Recadi. Antes, el


despacho tenía categoría de viceministerio y luego, se le reclasificó
como una dirección General Sectorial que le podía reportar, incluso, el
Viceministro de Hacienda. Y se comenzó a llamar Dirección General
Sectorial de Autorización de Divisas para la Importación.

Debido a estas reformas y procedimientos, las propias


compañías verificadoras se vieron obligadas a elaborar informes para
cuantificar las pillerías de fin de siglo, todas asociadas a provocar
situaciones de sobrefacturación en las importaciones:
- Se mantiene el mismo cuadro referido en la etapa anterior.
- Retraso en la entrega por parte de importadores de los
documentos finales, generando retardo en la emisión de los certificados
de verificación, pero con la importación ya nacionalizada, inclusive.
- Discrepancias entre los documentos finales de las operaciones
de importación.
- Conocimiento de embarques favorecidos: fechas falsas para
cumplir con los plazos de vencimiento, tanto de la conformidad de
importación como de la carta de crédito.
- Factura final presentada a la empresa verificadora distinta de la
factura final presentada en la aduana, al nacionalizar la mercancía.
- Discrepancias en los documentos generados en la inspección de
las empresas verificadoras: facturas de orden de compra no compatibles
con las descripciones de las conformidades de importación.
- Dificultades para obtener la información adecuada y las
explicaciones sobre los componentes del precio de las importaciones
cuando éstos se han considerado, inicialmente, muy altos.
- Presiones sobre las compañías verificadoras para que acepten
precios altos, alegando competencia.
- Cancelación de las órdenes de verificación en el transcurso del
proceso de inspección, para intentar cambiar la compañía importadora.

A los métodos anteriores hay que agregar, naturalmente, las


presiones de orden público, es decir, las instrucciones o las iniciativas
individuales que provocaron un mayor empuje de la corrupción
administrativa en la concesión de los dólares preferenciales, para
beneficio propio o de terceros. También se hicieron continuas las
llamadas desde Miraflores para detener procesos particulares. El
Nacional, por cierto, fue víctima -y no la única- de semejante situación.
Las diez administraciones

Durante la administración de Luis Herrera Campíns, Recadi tuvo


dos gestiones operativas: una temporal, bajo la responsabilidad de
Fernando Hernández, quien fue Viceministro de Cordiplan; y otra
formal, bajo la jefatura de Miguel Rodríguez Molina, que fue la que se
mantuvo hasta la transición del nuevo gobierno.

En la administración de Jaime Lusinchi, Recadi tuvo siete


gestiones distintas: las de Francisco Maldonado Cisneros, Oscar Páez
Bohórquez, Héctor Meneses, Ana Teresa Herrera y Edgalia Bastardo de
Leandro. Las otras dos tuvieron que ver con los cambios a nivel del
director general del despacho de Hacienda, en tanto que por allí
desfilaron Alfredo Alvarez Gallardo, el mismo Héctor Meneses, Jorge
García Duque y Eglée Iturbe de Blanco.

El último Recadi fue el que existió en las primeras semanas del


segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, bajo la responsabilidad de la
directora liquidadora Eva Morales, a su vez, actual Directora de
Aduanas del Ministerio de Hacienda.

Desde que Recadi fue creada, el lunes 28 de febrero de 1983,


hasta que el nuevo gobierno dictaminó su liquidación, el 10 de febrero
de 1989, se dictaron 121 decretos, resoluciones o convenios que
determinaron la legislación cambiaria que sus administradores o los
superiores inmediatos de éstos debieron cumplir al pie de la letra, al
igual que los usuarios de los dólares preferenciales.
Señor, Ahí ya no hay nadie

El 14 de junio de 1989 tuvimos la oportunidad de colarnos


en las instalaciones de la extinta Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales. Los arreglos se hicieron por intermedio del Diputado
independiente electo en las planchas de Copei, Alexis Ortiz, a quien
conocíamos desde que estudiamos en la Escuela de Periodismo de la
UCV.

A La Agenda Secreta le hacía falta, en ese momento, visitar las


instalaciones de Recadi. Parecía un absurdo hacer denuncias todos los
días, y no registrar ni una información sobre los movimientos que
dentro de esas oficinas hacían jueces, fiscales, parlamentarios y
personal de Hacienda.

¿Quién iba a creer que desde este promontorio de chatarra


contraenchapada que queda hoy día -las fotos eran impresionantes- se
adjudicaron más de 40.000 millones de dólares preferenciales a 26.000
importadores, aparte de los deudores privados, becarios y empresas del
sector público?

El equipo de La Agenda Secreta de Recadi penetró a las


instalaciones de la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales.

Para cualquier periodista que haya ido muchas veces a Recadi,


sólo por razones de naturaleza profesional e informativa -
escribimos-, significaba un verdadero contrate volver, al calor del
escándalo.

Antes, cuando las instalaciones ubicadas en los tres primeros


pisos de la Torre Provincial de San Bernardino eran el centro de
autorización de los dólares baratos y subsidiados por el Estado, casi no
se podía entrar del gentío. Es más los usuarios pensaban que uno
se les estaba colando.

Ahora, que el organismo está en proceso de liquidación y


moribundo, aparte de investigado, lo que existe son prácticamente
ruinas: cantidades industriales de escritorios y sillas emulando al
Helicoide, techos destartalados, computadoras, impresoras,
fotocopiadoras, etc. Hasta un arbolito de Navidad reseco -
reportamos.

Los pocos humanos que todavía tenían que ver con Recadi
eran: funcionarios de la guardia nacional que mantenían tomadas las
instalaciones y los archivos bajo resguardo, y algunos empleados (les
decían los sobrevivientes) que apoyaban a Diputados y asesores de la
comisión del Congreso que investigó lo que allí ocurrió.

Como el edificio donde funcionó Recadi se corresponde con la


sede del Banco Provincial, el horario indicaba que todos aquellos que
querían ingresar al edificio debían hacerlo en horas de rutina bancaria.
Tuvimos que esperar.

A las ocho y media de la manaña avanzamos hacia los


ascensores. Ya no era como antes, es decir, cuando existía Recadi, que
todo el mundo tomaba los ascensores de la izquierda porque a la
derecha quedaba el Banco Provincial. Era al revés: el hormiguero
avanzaba hacia la derecha, porque a la izquierda quedaba Recadi.

Tomamos el ascensor de la derecha -vacío por supuesto- y le


pedimos a la fastidiada operadora que nos llevara al segundo piso.
- Señor, ahí ya no hay nadie. Allí no hay nadie trabajando -
exclamó un poco extrañada la ascensorista del primer turno de la
mañana.
- No importa, es que tenemos una reunión -respondimos.

Llegamos al segundo piso y tomamos el corto pasillo hasta que


nos detuvo un guardia nacional armado.
- ¿Qué desea? - preguntó
- Dudamos y lo primero que se nos ocurrió fue decir: Bueno
venimos a una reunión con el Diputado Alexis Ortiz.
- El ya llegó - afirmó el guardia-. Deme su nombre y número de
cédula y el organismo para el cual presta servicios. Siga por ahí y al final
está el diputado...

Fue impresionante ver el estado de las instalaciones de la oficina


más visitada en toda la historia republicana de Venezuela.

Increíble. Alguien -escribimos- debería ocuparse de inventariar y


darle mejor destino a los costosísimos equipos de computación que
están regados por todos los pisos y oficinas. Los escritorios, las sillas,
las divisiones contraenchapadas, los aires acondicionados, las
alfombras, etc.

Subimos al piso tres, donde estaban los archivos fundamentales


de la oficina. El guardia de turno, también de la GN estaba pilas y
no mordió ninguno de nuestros anzuelos.

Luego nos enteramos, por otra vía, del regaño que le metió la
Ministro de Hacienda, Eglée Iturbe de Blanco, a la liquidadora Eva
Morales. Lo cierto del caso es que una cuadrilla de empleados de
Hacienda entró a los días para poner el mobiliario en una situación más
ordenada. De esto nos dimos cuenta cuando en otra oportunidad, sin
ningún inconveniente para entrar, regresamos a Recadi -por invitación
del diputado Roseliano Ojeda- algunas semanas después. Fue cuando
vimos personalmente, por primera y última vez, al Juez Instructor
Especial del Caso, Luis Guillermo La Riva.
Capítulo V – El Vacío de la Justicia

Cuando El Nacional, desde La Agenda Secreta, comenzó a denunciar


personas, empresas y situaciones ligadas al proceso de otorgamiento de
dólares preferenciales en los últimos seis años, el país todavía vivía las
secuelas de ese lapso absurdo y paralizante que desencadenó la
transmisión de mando de un gobierno saliente, el de Jaime Lusinchi, a
otro entrante, el de Carlos Andrés Pérez.

A pesar de ser ambos gobernantes militantes del mismo partido,


Acción Democrática, en realidad lo que se sentía en todos los despachos
oficiales era que la transición estaba ocurriendo entre un gobierno
saliente de Copei y el entrante de Carlos Andrés Pérez.

Uno de los síntomas más importantes que arrojó aquel cuadro


fue la presencia, no para pocos inadvertida, de un profundo y gran vacío
de justicia que puso en entredicho la garantía de un verdadero Estado
Derecho.

Los períodos formales para que desempeñaran sus funciones el


Fiscal General, el Contralor, los Magistrados del Tribunal Superior de
Salvaguarda del Patrimonio Público, de la Corte Suprema de Justicia y
del Consejo de la Judicatura, estaban todos vencidos y sus titulares
tenían que ser ratificados o sustituidos. Pero lo cierto del caso es que
nadie hacía nada o muy poco con las denuncias que se estaban
formulando.

No sin razón desde El Nacional se trató de presionar el esquema


reinante, y por ello invitamos al cambio de la situación. Escribimos el 11
de abril de 1989, justo a la semana de haber comenzado La Agenda
Secreta lo siguiente: Corresponde al Tribunal Superior de
Salvaguarda del Patrimonio Público y a los Tribunales de Primera
Instancia en lo Penal en esta materia, en su condición de instructores
directos de estos procesos contra la administración pública, incluidas
las denuncias de El Nacional, ordenar las correspondientes
averiguaciones para que, en definitiva, se determinen los delitos
cometidos y la responsabilidad penal de los funcionarios públicos,
particulares y terceros, en esas conductas antijurídicas y
antinacionales.

En realidad, el caso estaba en la calle porque lo planteó el


periódico. Luego se fueron incorporando las iniciativas primero
individuales y luego institucionales de algunos diputados como Carlos
Tablante, Douglas Dáger y Orlando Fernández, más el resto de los
parlamentarios que formaron, posteriormente, la Comisión Especial de
la Cámara Baja. Es bueno decir ahora que no todos estos representantes
del pueblo trabajaron con la misma intensidad y constancia. La
Comisión Recadi del Congreso fue expresión del trabajo de unos pocos
políticos, apoyados en gente de gran capacidad técnica.

A la iniciativa de El Nacional, tres semanas después, se plegaron


El Diario de Caracas, con el Expediente Recadi, y Ultimas Noticias,
con el Escándalo Recadi.
XXXVII Penal, a la orden

El miércoles 5 de abril de 1989, a petición de los Fiscales del


Ministerio Público Ramón Iglesias y Ana María Padilla, el Juez XXXVII
Penal y de Salvaguarda, Luis Guillermo La Riva López, primo del
Diputado por Copei Emilio López, abrió la investigación referida al caso
Recadi.

Basaron su argumentación los referidos Fiscales en un conjunto


de recortes de prensa donde se estaban señalando graves
irregularidades cometidas en la Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales con el otorgamiento de dólares preferenciales.

- No hemos señalado casos específicos para no limitar al


Tribunal. Aparte de las publicaciones de prensa, hemos aportado
información recibida por la Fiscalía y más adelante presentaremos una
lista de empresas fantasmas, para que sean investigadas en los registros
y ver quiénes son sus directivos. Todo lo investigaremos, -declaró el
Fiscal Ramón Iglesias.

Agregó este funcionario que lo publicado por la prensa revista


tal gravedad, que requiere una investigación lo más pronto posible.

Por su parte, el Juez La Riva dictó inmediatamente el auto de


proceder para iniciar la instrucción de un sumario, en coordinación con
los fiscales. Vamos a citar a todas las personas que vayan apareciendo
en el curso de la averiguación.

Dos días después, La Riva recibió un expediente elaborado


inicialmente por los Fiscales, referido a dos empresas que pidieron
225.000 dólares preferenciales a 7,50 bolívares para importar tractores.
El 17 de abril, La Riva tomó su primera decisión: prohibió la
salida del país a unos 30 ex-directivos y empleados de Recadi, y ya tenía
iniciados 14 expedientes diferentes, por sectores.

Humberto Celli, Secretario General de AD, declaró el 22 de abril


que Acción Democrática apoyaba plenamente las actuaciones del Juez
La Riva López, en torno a la medida dictada.

- Consideramos que hay fundamentos -dijo Celli- para que las


investigaciones se realicen hasta sus últimas consecuencias y el partido
prestará toda su colaboración y esfuerzo para que esa investigación se
efectúe, porque debe ponerse cese a los actos de corrupción y porque
tenemos la seguridad de que la crisis que vive el país no solamente es
producto de la deuda externa y la baja de los precios del petróleo, sino
también en gran parte es por los hechos de corrupción administrativa.

La primera inspección judicial en Recadi, realizada por el juez de


la causa, tuvo lugar el martes 25 de abril. Acompañado por el
presidente de la Comisión Especial del Congreso, Douglas Dáger, La
Rivas dijo: Este acto tiene como única y exclusiva motivación la de
preservar los documentos y registros en general que, de una u otra
forma, puedan servir en el proceso de investigación que se sigue en
torno a la oficina del Régimen de Cambios Diferenciales.

Como ya había comenzado una polémica en torno a si el Tribunal


XXXVII Penal y de Salvaguarda estaba capacitado para dictar autos de
detención a funcionarios públicos de nivel, aparte de los particulares, el
juez aprovechó esta oportunidad para opinar que, en efecto, no es
competencia de este tribunal, pero el mismo sí está capacitado para
presentar los recaudos ante el Superior de Salvaguarda, que sí tiene
competencia en la materia.
Con motivo de la larga huelga emprendida por los empleados de
los tribunales, la cual estalló en mayo y se prolongó hasta junio de 1989,
el juez La Riva tuvo que constituir el suyo en la sede de la Policía
Técnica Judicial.

A propósito de la situación, Carlos Tablante, Primer


Vicepresidente de la Cámara de Diputados y denunciante individual de
situaciones referidas al caso Recadi, reclamó el 21 de mayo que el
Tribunal Especial está virtualmente paralizado, mientras que pareciera
que el Ejecutivo y el Consejo de la Judicatura tienen poco interés en que
se restablezca la normalidad en la administración de justicia, por el
paro de los gremios tribunalicios. Es necesario que se le dé una solución
rápida a estas justas aspiraciones, para que se pueda garantizar una
administración sana y efectiva de justicia, como lo reclama el país en el
caso Recadi.

El jueves 25 de mayo, en acto ritual, el Juez La Riva impuso


autos de detención a los únicos seis detenidos por el caso Recadi: Livio
Pernetz, representante de la empresa verificadora Caleb Brett; Nina
Giovanna Calazza Pocaterra, empleada de la Société Généralé
Surveillance; y los empleados del Banco Italo Venezolano: Lola
Consuelo Ardila, Ana Gioconda Gil Balza, Pablo Antonio Mata Cedeño y
Angelo Tiso Meola.

A continuación, ofrecemos una relación de las actuaciones más


importantes del Juez La Riva, en materia de decisiones judiciales:

- Prohibición de salida del país a directivos y empleados de Recadi.


- Prohibición de salida del país a directivos y empleados de las
empresas verificadoras.
- Detención judicial de los directivos de las empresas verificadoras:
Livio Pernetz (Caleb Brett); Richard Gautier (Sociéte Généralé
Surveillance); y André Marcel Le Dem Matt Dominique (Bureau
Veritas).
- Retención judicial de 347 tractores en Punto Fijo.
- Prohibición de salida del país al ganadero Alejandro Trías.
- Auto de detención contra el veterinario Francisco Elías Moya y contra
el ingeniero agrónomo William José Ruiz López.
- Auto de detención contra el ganadero Antonio José Grimaldi.
- Inhibición en el caso de Alejandro Trías, por ser amigos.
- Detención en Maiquetía de Tony Canavés.
- Ordena investigar a los 20.000 beneficiarios de los dólares.
- Recauda la carta de Héctor Meneses.
- Prohibe salir del país a presidentes y directivos de ensambladoras.
- Autos de detención a los chinos denunciados por Tablante, Ho Fuk
Shum y Ho Fuk Wing.
- Auto de detención a Tony Canavés.
- Todos los funcionarios de Recadi y Ministros son citados al tribunal
para declarar.
- Ordena allanar y custodiar las sedes de las empresas verificadoras
como consecuencia del asalto misterioso a la Bureau Veritas.
- Autos de detención contra Nina Giovanna Calazza, de la verificadora
S.G.S.; y a los empleados del Banco Italo, Lola Consuelo Ardila Vezga,
Ana Gioconda Gil Balza, Angelo Tiso Meola y Pablo Antonio Mata.
- Captura en Valencia del chino Ho Fuk Wing.
- Autos de detención contra los molineros Nicomedes Zuloaga, Néstor
Mario Rapanelli, Oleg Williamson de la empresa Gramoven; Giácomo
Calabresse, de Molinos Guacara; Ricardo Ponce de León, de Molinos
Monaca; Vicente Vegas y Michael Stewart Denger, de Pillsbury; y a
Héctor Aníbal Hidalgo de Molinos Hidalgo.
- Citación a Blanca Ibánez, Porfirio Valera y Alfredo Paúl Delfino.
- Envía al Superior recaudos de los ex-ministros Hurtado, Meneses y
Aspúrua y de los ex-directores de Recadi, Edgalia Bastardo de Leandro,
Francisco Maldonado Cisneros y Jorge García Duque.
- Arresto disciplinario a Alfredo Paúl Delfino.
- Niega habeas corpus en favor de la libertad de Delfino.
- La Riva manda a recabar en Miraflores las cartas firmadas por Blanca
Ibánez y el diputado Luis Guevara.
- Autos de detención contra Julio César Mendoza y Luis Donna,
abogados de la empresa Cristalandes, y para Francisco José Madrid y
Joubel Renato de la empresa Química Mara.
- Ordena resguardar bienes de los molineros.
- Prohibe de nuevo salir del país a directivos de las ensambladoras.
- Por apelación, envía al Superior de Salvaguarda el expediente de los
molineros con autos de detención.
- Detienen en Maiquetía a Adalberto Prinz y María Elena Almeida,
ejecutivos de Capricornio.
- Autos de detención contra Jhon Arthur Dalhorsforda y Luigi
Vicenzetti, de la empresa Robiplast.
- Auto de detención contra el Fiscal del Ministerio Público José
Gregorio Rodríguez, por chantaje y extorsión.
- El Juez Cristóbal Ramírez Colmenares, dicta autos -por inhibición de
La Riva en el caso Trías-Capricornio-tractores- a los franceses Gerard
Dabasse, Christian Lachaise Mury y Claude Gordard, Adalberto Prinz,
Fernando y María Elena Almeida, Edgar Rodríguez, Simón Pinto,
Carlos López, Ciro Núñez; y deja averiguación abierta a Alejandro Trías,
Regino Burgos, Francisco Hernández, Tomás Domínguez, Humberto
Salazar y Saidi Raimondi. Todos relacionados con la denominada
Conexión Francesa, denunciada por el diputado Orlando
Fernández.
- Dicta autos de detención contra cuatro directivos de Ford.
- Prohibe salir del país a directivos de pastificios y laboratorios médicos.
- El Superior de Salvaguarda prohibió salir del país a los funcionarios
Héctor Hurtado, Héctor Meneses, Manuel Azpúrua Arreaza, Edgalia
Bastardo de Leandro, Jorge García Duque y Jóvito Martínez, de la
administración Lusinchi.
- Autos de detención contra Andrés García, Pedro González Hernández,
Tulio Alvarez Rojas y Jesús Armando Ramírez, de la empresa Omega.
- Prohibición de salida del país para Fenuy Anuy Makarem Urdaneta,
Samir Makarem Urdaneta, Cecilia Sánchez Contreras, Nelson
Salvatierra, Vitol Medina, Sauky Kasy, Omar Mantilla y Carlos Sánchez.

Lo anterior significó que el Juez Instructor, Luis Guillermo La


Riva, dictó cerca de 90 decisiones individuales en un lapso de 120 días.
Esta situación contrasta con lo que ocurrió después. Como se sabe, se
nombraron nueve jueces especiales adicionales, todos con facultades
penales y de salvaguarda, a fines de julio. Sin embargo diez jueces,
incluyendo a La Riva, en cinco meses no tomaron ninguna decisión
importante, al menos que sepamos en El Nacional (julio a diciembre de
1989).

El contraste apreciado deja mucho que pensar. Algunos


abogados consultados al respecto, entre ellos Braulio Jatar, asesor de
Douglas Dáger, presidente de la Comisión de Contraloría del Congreso
y presidente de la Comisión parlamentaria que investigó el caso, nos
confiaron que una de las principales virtudes del Juez La Riva fue
precisamente que tomó decisiones, buenas o malas, pero actuó con
celeridad, para evitar presiones sobre su Tribunal. Otro problema era
que esas decisiones fueran confirmadas o revocadas por el Superior de
Salvaguarda.

Estos escándalos quedan impunes por las presiones que se


ejercen contra el Juez -diría La Riva en esos días a nuestro colega
Roberto Giusti, en una célebre entrevista que éste hizo al magistrado y
cuya publicación ocurrió el 9 de julio-. Puede que me equivoque de
buena fe, pero yo prefiero ser Juez, llegar hasta las últimas
consecuencias... Yo voy a seguir cortando cabezas... Me encanta el
poder...

La Policía Técnica Judicial, desde el comienzo de la actuación del


Juez La Riva, lo apoyó a materializar sus decisiones. Ligado a Recadi
creemos que hubo un solo caso el cual merece ser destacado, que contó
con la atención exclusiva y directa de la PTJ: el del asesinato, el 11 de
mayo de 1989, del ganadero Guillermo Nieves, en la carretera Soledad-
El Tigre, en el Estado Anzoátegui. Los diputados de la Organización
Renovadora Auténtica (ORA), Jorge León Díaz y Gabriel Niño (a ellos
los conocimos en la sede de Recadi, cuando ayudaban a Roseliano
Ojeda en la comisión técnica que asistió al Congreso) habían entregado
en la central policial una serie de recaudos, a propósito del crimen.

Supuestamente, Nieves era gestor de muchos ganaderos de los


Estados Táchira, Falcón, Zulia y Bolívar, para la obtención de dólares
preferenciales, en representación de las empresas Bvenca y
Agropecuaria Transandina, firmas, a su vez, investigadas por los
diputados Edgar Mora (Copei) y Orlando Fernández (MAS).

Este último nos confió alguna vez que Nieves fue su informante y
por eso, entre otras cosas, lo habían matado, tirándole una gandola en
sentido contrario en la mencionada carretera Soledad-El Tigre.

Otra versión que circuló respecto al crimen del ganadero Nieves


fue que no murió por el impacto y, en consecuencia, a quienes
atentaron contra él no les quedó más remedio que acribillarlo dentro de
su Ford Sierra Blanco, placas XFS-043.
Representantes del pueblo

Fue a comienzos de abril de 1989 cuando la Comisión de


Contraloría de la Cámara de Diputados, presidida por Douglas Dáger,
designó una sub-comisión que quedó facultada para investigar Recadi.
No hablaremos de ésta, porque su tiempo de actuación fue muy breve.
Solamente se instaló y tuvo la oportunidad de interpelar a Edgalia
Bastardo de Leandro, ex-directora de la Oficina del Régimen de
Cambios Diferenciales, el lunes 8 de abril.

El jueves once sostuvimos una reunión de trabajo con Dáger.


Primera vez que hablábamos con el presidente de la Comisión de
Contraloría. Obtuve de él unas declaraciones que luego fueron
publicadas el 13 de abril. De este encuentro vale la pena recordar las
críticas formuladas por nosotros a la forma en que fue llevada la
interpelación de Edgalia Bastardo (muy pobre, tanto por las
preguntas como por las respuestas). Dáger respondió que se trataba
de la primera y que sobre la marcha los parlamentatios se irían
poniendo en el tema.

El otro punto importante expresado por nosotros al presidente


de esta subcomisión, fue ver qué pensaba Dáger del hecho de que uno o
dos primos de él habían sido gestores en Recadi. Nos dijo que su
compromiso en la investigación pasaba por meter presa a su madre,
si era necesario. En realidad, al diputado no le gustó mucho que le
planteáramos el tema.

A mediados de abril la Cámara Baja en pleno sustituyó aquella


subcomisión por una superespecial con plenos poderes, la cual tuvo la
siguiente conformación:
a) Sector Agropecuario: integrada por Orlando Fernández (MAS),
Edgar Mora (COPEI) y Hernán Yépez Lucena (AD), para
investigar importaciones de vaquillas, tractores y maquinaria
agrícola, cosechadoras, ordeñadoras, alimentos y componentes
para semovientes, inseminación artificial, semillas y sistemas de
riego.

b) Sector Alimentos: integrada por Ibrahím Sánchez, quien fue


sustituido en el camino por Alexis Ortiz (COPEI), Luis Emilio
Rondón (AD) y Luis Hómez (MAS), para investigar importaciones
de granos, cereales, aceites, mantecas, insumos para alimentos,
componentes para la industria de alimentos y cereales para la
industria cervecera.

c) Sector Industrial: Jesús Eduardo Troconis (AD), Gastón


Guisandes (OPINA) y Emilio López (COPEI), para investigar
insumos industriales, empresas textiles, metalmecánicas y la
industria gráfica.

d) Sector Comercial: compuesta por Gastón Guisandes (OPINA),


Gonzalo Pérez Hernández (MIN) y Henry Ramos Allup (AD), para
indagar todas las importaciones para ser comercializadas en el país.

e) Sector Automotriz: integrada por Pedro Tábata Guzmán (AD), Emilio


López (COPEI) y Andrés Velázquez (Causa R), para investigar partes y
repuesto, CKD, repuestos para motores, motores eléctricos,
motobombas y motores para lancha.

f) Sector Aduanas: integrada por Nelson Chitty La Roche (COPEI),


Orlando Fernández Medina (MAS) y Carlos Tablante (MAS), para
investigar todo el movimiento aduanal en función de las importaciones
con dólares preferenciales y casos específicos ligados a los otros
sectores.

g) Sector Industria Farmacéutica y Medicinas: Vladimir Gessen (Nueva


Generación), Américo Araujo (AD) y Casto Gil Rivera (MEP), para
investigar fundamentalmente insumos e importaciones efectuadas por
los laboratorios.

h) Sector Público: Gonzalo Pérez Hernández (MIN), Cristóbal


Hernández (AD) y Gastón Guisandes (OPINA), para indagar todas las
importaciones efectuadas por el sector público.

i) Sector Verificadores: Carlos Tablante (MAS), Liliana Hernández (AD)


y Nelson Chitty La Roche (COPEI)

J) Sector Financiero: Henry Ramos Allup (AD), Jesús Eduardo


Troconis (AD) y Gonzalo Pérez Hernández (MIN), para investigar la
participación de la banca en el proceso.
Las únicas tres subcomisiones sectoriales que funcionaron
plenamente y cuyos avances rutinariamente fueron conocidos y
divulgados por la prensa, y sus integrantes complementaron la
investigación con denuncias simultáneas ante los órganos de justicia
fueron: la del Sector Agropecuario, por esfuerzo constante de Orlando
Fernández y Edgar Mora; la del Sector Verificadoras, por la acción de
Carlos Tablante y Nelson Chitty La Roche; y la del Sector Aduanas,
integrada por Nelson Chitty y Orlando Fernández.

Otras dos subcomisiones marcharon un poco por el interés de


sus presidentes, que no por el resto de los integrantes: Sector Público
(Gonzalo Pérez Hernández) y Alimentos (Alexis Ortiz).

Del resto de los subcomités sectoriales y de los diputados nunca


se supo qué hicieron, con quién se reunieron, a quién interpelaron o si,
finalmente, produjeron algún informe sectorial que pasara a nutrir el de
Douglas Dáger.

Al menos, cuando fueron abordados sus integrantes por la


prensa, éstos no sabían qué decir o informar.

Otro aspecto importante a destacar es que, por ejemplo, el Juez


Luis Guillermo La Riva había dictado autos de detención en los sectores
alimentos, automotriz, financiero, industrial, comercial, y las
correspondientes comisiones sectoriales nunca estuvieron a la par de la
investigación judicial.

No obstante, el viernes 8 de abril el Contralor General de la


República, José Ramón Medina, se reunió en su despacho con el
Presidente y algunos miembros de la Comisión Especial del Congreso
junto con Fiscales del Ministerio Público que estaban conociendo
algunos expedientes. La idea del encuentro fue cohesionar el trabajo,
para evitar dispersión o duplicidad de esfuerzos.

Aparte del trabajo sectorial, entre abril y junio de 1989 la


Comisión Especial citó a Manuel Azpúrua, ex-ministro de Hacienda;
Héctor Hurtado, ex-ministro de Hacienda; Eglée Iturbe ex-viceministro
y luego Ministro de Hacienda, hoy en el directorio de PDVSA; Jorge
García Duque, ex-viceministro de Hacienda; Edgalia Bastardo de
Leandro, ex-directora de Recadi; Ana Teresa Herrera Valduz, ex-
directora de Inspección y Fiscalización y de Recadi; Jesús Vargas
Chirinos ex-director de Aduanas, para ser interpelados. Algunos
comités sectoriales realizaron también interpelaciones, como las
efectuadas por las subcomisiones de Aduanas y Verificadoras.

La Comisión Especial estuvo respaldada por un comité técnico


que presidió el Diputado Roseliano Ojeda e integraron: Humberto
Redondo, Humberto Mendoza D`Paola, Manuel Rivero Sanabria, Angel
Augusto Franco, Juan Lugo Méndez, Juan Pedro Uzcátegui, Tatiana
Uzcátegui, Marcos Guánchez, Gilberto López Zacarías, Jorge Herrera,
Víctor Rivera, Marisol Arcia, Alberto Quintero y otros. Allí concurrieron
abogados, policías, detectives, médicos, expertos financieros,
economistas, analistas de sistema, consultores, auditores, interventores
de aduanas, repartidos en los diversos sectores y comisiones.

Este último grupo fue el que fundamentalmente actuó en los


propios archivos e instalaciones de Recadi en la Torre Provincial.

Los diez asesores principales de la Comisión Especial, a su vez


apoyados en equipos secundarios, tenían bajo investigación, el 13 de
julio de 1989, a 14.000 de las 26.000 firmas privadas que importaron
con dólares preferenciales todo tipo de mercancías en los últimos seis
años.

En principio, ello no suponía que todas estas 14.000 empresas


hubieran cometido actos reñidos con la Ley de Salvaguarda del
Patrimonio Público y otras normas legales fundamentales del país.
Simplemente, diputados y asesores estaban tratando de hacer de una
manera más eficiente y rápida lo que en su oportunidad le tocó
acometer a las propias autoridades de Miraflores, Gabinete Económico,
Hacienda, BCV y Recadi y no lo adelantaron en forma apropiada: cruzar
por computadora los distintos archivos que luego estuvieron bajo
custodia de la Guardia Nacional, para ver qué se obtenía y profundizar
donde fuera necesario.

Con el apoyo de unos pocos empleados de sistemas y secretarias


que deseaban colaborar con la investigación, y con algunos terminales y
computadoras readaptados para la nueva finalidad, es decir con el
recurso de una aplicación denominada Contra-Recadi, se procedió a
cruzar los archivos existentes.
El resultado de ese cruce, a su vez, se intercambió con la
información en poder del Banco Central, Instituto de Comercio Exterior
y los Ministerios de Hacienda y Fomento. El entrelazamiento debía
arrojar, como resultado general, cuando menos, tres niveles de
información básica: empresas en situación regular, empresas en
situación irregular y empresas fantasmas.

La información sobre cada empresa usuaria de dólares


preferenciales fue clasificada en una proforma que recibió los siguientes
datos: 1) sector económico; 2) número de Registro de Información
Fiscal (RIF); 3) número de expediente abierto; 4) nombre de la empresa
importadora; 5) presupuesto en dólares correspondiente a 1988; 6)
dólares otorgados en 1985, 1986, 1987, 1988 y 1989; 7) total de dólares
otorgados; 8) solicitud de dólares preferenciales; 9) referencias; 10)
dólares aprobados en cada año desde 1983 hasta 1989; 11) bancos por
los cuales se tramitaron cada año las conformidades de importación;
12) fechas válidas para las tramitaciones; 13) artículos importados.

La última casilla de la proforma era la más importante; 14) tipo


de irregularidad cometida u observada.

El equipo de investigadores y asesores estableció una tabla o


código de 6 irregularidades tipo:

1) Posible sobrefacturación (discrepancias entre el precio ofertado y la


valorización de las mercancías); 2) Mal uso de divisas preferenciales
(discrepancias en el precio de venta final del producto); 3) Relación
inconveniente entre proveedor e importador; 4) Relación anormal entre
el capital constitutivo de la empresa con el monto de dólares otorgados
y sus correspondientes fianzas en favor del Fisco; 5) Empresas con
diferentes Registros de Información Fiscal (RIF); y 6) No aparece en el
Registro de Información y Propiedad Industrial (RIPI).
Una vez que los asesores completaran la proforma de cada una
de las 26.000 firmas importadoras, en la misma medida se enviaría la
información correspondiente a todas y cada una de las subcomisiones
sectoriales del Congreso, para que éstas revisaran el expediente y, de
ser necesario, se enviara al Juez Instructor Especial, Luis Guillermo La
Riva, para que decidiera judicialmente.

A pesar de este esfuerzo bien planteado, la fluidez del sistema


previsto no coronó en el éxito, por varias razones. En primer lugar, el
virus de la informática contaminó muchos archivos del Banco Central
de Venezuela -tal vez a propósito-; luego, los propios archivos de Recadi
no estaban organizados de la mejor manera. Pero dejemos que sea la
palabra del diputado Roseliano Ojeda la que describa la situación:

- Sólo la utilización de la informática -declaró a El Nacional-


para el cruce de los datos que se encuentran dispersos en los diferentes
archivos relacionados con Recadi, permitirá establecer, en forma
precisa, dónde están las irregularidades, cómo se cometieron y quién
las perpetró. De acuerdo a un estudio preliminar, los diferentes
archivos relacionados con el otorgamiento de divisas preferenciales se
encuentran aislados entre sí. La oficina llevaba sus archivos sin
clasificación alguna y sólo ordenados según el ingreso de documentos,
mes a mes. En mi opinión, estos archivos fueron concebidos,
precisamente, para amparar la corrupción, de acuerdo con el grado de
desorden y la falta de método que muestran (13 de mayo de 1989).

Noventa días más tarde, el mismo Ojeda refirió lo siguiente:

- Mas de sesenta ex-funcionarios de Recadi, están colocados


ahora en cargos estratégicos, medios y bajos del Ministerio de
Hacienda, desde donde siguen mandando sobre los archivos Recadi.
En el fondo lo que estuvo planteado fue una lucha de poder por
el control de los valiosísimos archivos de la otrora alcabala de la
extorsión y del favoritismo palaciego.

Al Juez Instructor La Riva no le gustó que el archivo fuera


revisado por parlamentarios o sus asesores; o a éstos no les gustó que
las autoridades judiciales estuvieran chequeando papeles sin su visto
bueno; y la Ministro de Hacienda, Eglée Iturbe de Blanco, tampoco vió
con buenos ojos que magistrado o congresantes entraran y salieran de
las bóvedas de papel a cada instante.

El peloteo por el control del archivo fue ley a lo largo del


proceso, al menos durante todo el año 1989.

Fue el miércoles 23 de noviembre, ocho meses después de


iniciado el trabajo desde el Parlamento, cuando el presidente de la
Comisión Especial y de la de Contraloría del Congreso, Douglas Dáger,
sometió a la consideración de sus colegas un proyecto de informe
preliminar -el que referimos en sus partes más importantes en el
capítulo precedente- sobre el caso Recadi.

Ya El Nacional, como apuntamos, lo había divulgado casi en su


totalidad.

-La reunión de la Comisión Especial sirvió para reactivar la


discusión sobre las irregularidades cometidas en Recadi, caso que había
languidecido en los últimos meses -expresó Dáger en la sesión-. Hemos
acordado realizar un cronograma de trabajo para ir desglosando parte
por parte el papel de trabajo, para irle incorporando las observaciones
de cada uno de los parlamentarios y partidos representados en la
Comisión, junto con el cuerpo de asesores que ha venido trabajando en
la investigación.
Ese día ocurrió un incidente pequeño, pero que no dejó de ser de
interés. La reunión, que se prolongó por unas tres horas, se inició con
un debate sobre la reciente destitución hecha por Dáger de dos de los
asesores técnicos. Estos, cuya identidad no fue revelada por ninguno de
los parlamentarios, habían sido acusados por el coordinador del equipo
técnico, Roseliano Ojeda, de matraqueo, desde la subcomisión del
Sector Alimentos, presidida por el Diputado Alexis Ortiz; pues,
supuestamente, alteraron datos para ocultar irregularidades al menos
cometidas por la empresa Alimentos Souto, divulgó el periódico.

Ortiz se defendió diciendo que Ojeda no había presentado


pruebas que sostuvieran la afirmación y que actuaba por franca
rivalidad profesional. El informe del sector alimentos, que nutrió el
general coordinado por Dáger, determinó que no había pasado nada
con las empresas de alimentos. Sin embargo, los miembros de este
subcomité, Luis Emilio Rondón (AD) y Luis Hómez (MAS), sacaron en
cara a Alexis Ortiz que no respaldaban el escrito. Dentro del
contrapunteo, Ortiz dijo que había adelantado su investigación con
otros diputados porque ni Rondón ni Hómez asistían a las reuniones de
trabajo.

La anterior es una muestra de cómo cumplieron con el mandato


encomendado por la Cámara de Diputados en pleno, los integrantes de
las sub-comisiones por sectores en el caso Recadi.

El proyecto de informe elaborado por Douglas Dáger, sin


embargo, dejó entrever las siguientes responsabilidades
administrativas, civiles y penales, no obstante que fue tildado de
copeyanizado por AD:

1) Jaime Lusinchi: por aprobar presupuestos nacionales de


divisas con vicios legales, por permitir que desde el gobierno
se estimulara la especulación con dólares preferenciales y la
acumulación de hechos fraudulentos.

2) Hernán Anzola y Mauricio García Araujo: como presidentes del


Banco Central de Venezuela permitieron el sobregiro de los
presupuestos de divisas por 2.612 millones de dólares en el caso de las
importaciones públicas, y por 11.194 millones 130 mil dólares en el caso
de las importaciones privadas.

3) Francisco Maldonado Cisneros, Héctor Meneses, Ana Teresa


Herrera Balduz y Edgalia Bastardo de Leandro: como directores de
Recadi incurrieron en excesos de los presupuestos nacionales de divisas
por 680 millones de dólares y por 11.668 millones 900 mil dólares, en
importaciones públicas y privadas, respectivamente.

4) Manuel Azpúrua y Héctor Hurtado: por ser los responsables de la


administración y los administradores de Recadi, y directores del Banco
Central de Venezuela. Durante sus gestiones dieron órdenes para
sobregirar los presupuestos de divisas y firmaron actas de la Comisión
de Importaciones sin el quorum reglamentario.

5) Héctor Hurtado, Héctor Meneses, Eglée Iturbe de Blanco, Jorge


García duque, Francisco García palacios, Modesto Freites, Ana Teresa
Herrera Balduz, Eduardo Mayobre, Jóvito Martínez, Edgalia
Bastardo de Leandro y José Azócar Aguilera; como integrantes de la
Comisión de Importaciones, aprobaron sobregiros presupuestarios.

A fines del mes de noviembre de 1989, el Tribunal Superior de


Salvaguarda dictó autos de detención a más de la mitad de los arriba
mencionados por el delito de malversación específica de fondos
públicos.
Difícil probar la corrupción

La primera reacción del Tribunal Superior de Salvaguarda sobre


el caso Recadi dejó atónitos a todos los venezolanos que leyeron El
Nacional del 12 de abril de 1989. Su presidente -ya casi para salir-,
Guillermo Urbina Cabello se expresó en los siguientes términos:

- En estos casos, cuando están implicados sobre todo altos


funcionarios públicos, es muy difícil, por no decir imposible,
comprobarles la comisión de un acto de corrupción, porque son
personas generalmente universitarias, ilustradas y con cierta cultura
que además, para cometer estos delitos, se asesoran por abogados,
auditores, contabilistas, economistas... son los llamados ladrones de
cuello blanco.

A José Vicente Rangel no le quedó otro remedio que declarar al


día siguiente que era lamentable la actitud del Tribunal Superior de
Salvaguarda, y advirtió que la trama de intereses era muy
poderosa.

También sorprendido con lo declarado por Urbina Cabello, un


abogado amigo (cuyo nombre preferimos reservarnos ahora), nos pidió
una cita para entregarnos una fotocopia de la ponencia elaborada por el
Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Gonzalo Rodríguez Corro,
a fines de 1988 -a título de decisión-, donde sugirió que los jueces
titulares del Tribunal Superior de Salvaguarda del Patrimonio Público -
Guillermo Urbina Cabello, Luis Marcel Urosa Savino y Angel
Betancourt Ríos-, podían ser destituidos de las funciones atinentes a los
cargos que desempeñaban y, a la vez, firmemente, ser objeto del
correspondiente procedimiento disciplinario.
Rodríguez Corro sostuvo la tesis, publicada el 21 de mayo de
1989 y nunca decidida por cierto en aquella oportunidad por sus
colegas de la Corte Suprema de que ...dicho órgano judicial no
obstante su alto rango y el riguroso sistema de designación a que está
sujeto, se ha tornado en un pésimo ejemplo para la administración de
justicia, en nuestro país, siendo proverbial su ineficiencia, su
indisciplina, aspectos que de ningún modo pueden ser desvinculados de
la responsabilidad que pudiera corresponder a todos y cada uno de los
jueves que lo integran. Ello ha dado lugar a gravísimos retardos
procesales, con peligro de prescripción de muchas causas, tal como lo
ha observado la Fiscalía General de la República.

Remató Rodríguez Corro su ponencia de 38 páginas alertando lo


siguiente: ... el Consejo Judicial tiene que agilizar los trámites para
que los jueces deshonestos no continúen deshonrando a la
Judicatura.

Fue el sábado 13 de mayo de 1989 cuando reaccionó el saliente


Presidente del Tribunal, Urbina Cabello, frente a la ponencia del
magistrado Rodríguez Corro: Existe una campaña de descrédito que
pretende descalificar injustificadamente al Tribunal Superior de
Salvaguarda... Rodríguez Corro -dijo- actúa motivado por el afán de
resentimiento y notoriedad.

Un arreglo político -para variar- pactado entre Acción


Democrática, el Partido Socialcristiano Copei y el Movimiento al
Socialismo (MAS), el martes 27 de junio, logró sustituir a los criticados
magistrados arriba citados. De manera que Silvestre Ortiz Bucarán se
convirtió en el nuevo presidente del Tribunal Superior de Salvaguarda,
acompañado de los Jueces Carmen Alaide Mazzarri Mendoza (prima de
Humberto Mendoza D`Paola, a quien referirnos ya en capítulo
precedente) y Enrique Sánchez Falcón. El primero, candidato de
consenso de los tres partidos mayoritarios; la segunda, impuesta por
AD, y el tercero por Copei.

La renovación del Superior de Salvaguarda fue acogida con


beneplácito por muchos venezolanos deseosos de que impartiera
verdadera justicia en este y otro casos igualmente importantes. Ortiz
Bucarán venía recomendado con las mejores cartas: miembro
destacado de la Junta Patriótica que conspiró contra la dictadura de
Pérez Jiménez en los años cincuenta y miembro calificado de la
Comisión Contra el Enriquecimiento Ilícito, en los años sesenta.

- Tenemos cinco años- dijo - y les garantizo que haremos


kilómetros de justicia... Vamos a trazar una línea divisoria. No
queremos juicios sobre lo hecho hasta hoy. Estamos claros que el
Tribunal Superior de Salvaguarda, como parte del país no escapa a la
crisis de Venezuela. La administración de justicia es cuestionada y está
en una situación difícil... Tenemos un concepto muy sencillo de lo que
es justicia: sancionar a los culpables y absolver a los inocentes. Lo
vamos a aplicar. No habrá fuerza ni influencia que nos haga torcer. No
condenaremos inocentes, pero tampoco absolveremos culpables.
Cumpliremos.

Al serle tocado el caso Recadi, el nuevo Magistrado respondió:


Hemos venido a trabajar. Fuimos electos por unanimidad y el
Tribunal Superior de Salvaguarda es el ojo del huracán. No realizar una
investigación contra el caso Recadi puede constituir un atentado contra
la estabilidad democrática.

El 3 de julio de 1989 se descubrió que los miembros del Tribunal


saliente de Salvaguarda, Guillermo Urbina Cabello y Luis Marcel Urosa
Savino, con el voto salvado de Angel Betancourt Ríos, resolvieron cerrar
la averiguación penal contra la empresa Interamericana de Aviación y
su presidente, Julio Mendoza Silva, por considerar -los primeros dos-
y esta fue la primera decisión en el caso Recadi en contra o a favor de
algún particular- que hasta el presente no se ha ocasionado ningún
daño al patrimonio público en el otorgamiento de dólares
preferenciales, dado que el Fisco Nacional puede ejecutar la fianza
otorgada. Por tanto, este otro hecho denunciado no reviste tampoco
ningún ilícito penal, decía la ponencia.

Por su parte, Betancourt Ríos, al razonar su voto salvado,


expresó que mediante actos fraudulentos se aprovecharon y
distrajeron en provecho de otro (Inversiones JRM) el dinero, valores o
bienes recibidos de un organismo público (Recadi) por su representada
por alguna forma de contratación con lesión del patrimonio.

En realidad, todo el país se dio cuenta de cómo los jueces


superiores salientes trataron, sin éxito y aceleradamente, de hacer en la
última semana de su ejercicio, lo que no habían podido en cinco años:
administrar justicia. Mucho tiempo después también se supo que
igual ocurrió con el cierre de la averiguación a la Corporación
Venezolana de Guayana y algunas de sus empresas subsidiarias
(especialmente las del Sector Aluminio), cuando, nuevamente con el
voto salvado de uno de los magistrados (Marcel Urosa Savino), se cerró
el expediente originado en el Congreso y la Contraloría General de la
República por el famosísimo Informe Espinoza. Escándalo, este
otro, que marcó el inicio periodístico de 1988.

Los nuevos jueces superiores, Ortiz Bucarán, Carmen Alaide


Mazzarri Mendoza y Enrique Sánchez Falcón, causaron buena
impresión pública, cuando a las cuarenta y ocho horas de ejercer
funciones dictaron prohibición de salida del país a todos los
funcionarios de la Comisión de Importaciones y los comenzaron a citar
a declarar en la instancia de alzada.
Luego que el Juez instructor del caso, Luis Guillermo La Riva,
dictó auto de detención a Nicomedes Zuloaga en el expediente de los
molineros y que, a su vez, le fue desempolvado su pasado conspirador
por el Diputado Oswaldo Alvarez Paz, los jueces superiores de
Salvaguarda, el 17 de julio, decidieron nombrar otros nueve jueces
instructores más para investigar el escándalo.

Quedó la Riva (XXXVII Penal) en el expediente de alimentos,


Francisco Caracciolo Lamus (XL Penal) en el agropecuario, Efraín
Medina (XXVIII Penal) en el industrial, Aura Brandt de Grisanti (XVIII
Penal) en el comercial, Esther Franco La Riva (XXIX Penal) en la
industria farmacéutica y medicinas, Diamora Ramírez de Simancas
(XXXIV Penal) en el Sector Público, Luisa Doris Castellanos (XXXIII
Penal) en el Sector de las Empresas Verificadoras y Olimpia Suárez de
Algarra (VII Penal) -la misma que venía investigando a Blanca Ibáñez,
secretaria privada del ex-presidente Lusinchi, y el caso de los jeeps- en
el Sector Financiero.

Estos nombramientos se hicieron luego que las autoridades del


Superior se reunieron con la asamblea de jueces penales del Distrito
Federal y Estado Miranda, instancia de donde antes había sido
seleccionado Luis Guillermo La Riva López.

Previamente, los abogados de Zuloaga, especialmente Jesús


Ramón Quintero, habían solicitado la nulidad del nombramiento de La
Riva -que le dictó auto al Amo del Valle- porque en la asamblea que lo
eligió -los demás se declararon incompetentes ante la complejidad del
caso- no se actuó por mayoría sino con 12 votos a favor y 2
abstenciones, de 24 posibles.
De manera que la resolución del Superior de Salvaguarda dijo
que en virtud de que los jueces superiores penales se declararon
incompetentes para designar nuevos instructores especiales, el Tribunal
Superior de Salvaguarda, conforme a los artículos 86 y 108 de la Ley
que lo rige y el 25-A del Código de Enjuiciamiento Criminal, designa
nueve jueces como instructores especiales, a la vez que ratifica al Juez
La Riva, que deja encargado de investigar el área de alimentos.

El expediente acumulado por La Riva, de donde se


desprendieron las 90 decisiones ya comentadas, se distribuyó de la
misma manera en que estaban subdivididos los sectores en la comisión
parlamentaria que investigaba en paralelo el caso Recadi desde el
Congreso.

La designación de nueve jueces adicionales y la división del


expediente por sectores específicos creó la sensación, en la opinión
pública, de que el escándalo en contra o desde la Oficina del Régimen
de Cambios Diferenciales pasaría a una nueva etapa de decisiones
signadas por la administración de justicia que esperaba impaciente el
pueblo venezolano. Más no fue así. Como veremos en el capítulo
referido a los casos más importantes de La Gran Estafa, muchos de los
expedientes abiertos y decididos por La Riva, fueron cerrados por sus
colegas instructores designados por Salvaguarda.

Los primeros actos del Tribunal Superior de Salvaguarda -


prohibiciones de salida del país a funcionarios y nombramiento de más
jueces- se cayeron por su propio peso y, una vez más, la desconfianza, el
desconcierto y la indiferencia se apoderaron del público. La nueva
magistratura colegiada, compuesta por Ortiz Bucarán, Mazzarri
Mendoza y Sánchez Falcón, absolvió al ex-ministro de Transporte y
Comunicaciones del gobierno de Luis Herrera Campíns, Vinicio Carrera
Arismendi, el 18 de agosto de 1989, de los cargos de peculado que en su
momento le hizo el fiscal Enrique Iglesias. Este advirtió que apelaría de
inmediato.

Pero antes, la Juez Penal Clara Rosa Peñaranda, por su parte


dejó en libertad el viernes 28 de julio el ex-gobernador de Caracas,
Rodolfo José Cárdenas, quien también ejerció el cargo durante la
administración de Luis Herrera Campíns.

En todos los mentideros políticos se comentó que estaba en


marcha un arreglo convenido entre Acción Democrática y Copei, para
absolver a señalados blancos y verdes por corrupción administrativa en
el Tribunal Superior de Salvaguarda.
La lentitud contralora

El jueves 5 de abril de 1989, el Contralor General de la


República, José Ramón Medina, nos concedió una entrevista exclusiva,
además de fondo, sobre el caso Recadi. Se trató de la primera
información sólida donde este funcionario tomó partido en la
investigación, desde el punto de vista de las responsabilidades
administrativas que pudieran acarrear luego, procesos civiles y penales.

Por considerar que en el Régimen de Cambios Diferenciales


administrado por Recadi intervino una multiplicidad de órganos
públicos y privados, dentro de un complejo sistema de otorgamiento de
un bien público -divisas controladas, explicó el Contralor-, la
Contraloría General de la República decidió cambiar el enfoque de sus
averiguaciones que venían desde 1986 y 1987 y, resolvió investigar al
Banco Central de Venezuela y, si fuera necesario, las actividades de las
cuatro empresas verificadores y las operaciones del Puerto Libre de la
Isla de Margarita.

Medina expuso que, en principio, los hechos que se dicen


ocurrieron en Recadi originarán responsabilidades administrativas
como también civiles y penales. De acuerdo con esto, a la Contraloría le
corresponderá señalar las primeras, dentro de lo que es su esfera de
acción, pero a la Fiscalía General de la República y a los Tribunales de
Salvaguarda les tocará pronunciarse sobre las segundas.

La declaración principista de José Ramón Medina no buscó otro


objetivo que deslindar las responsabilidades, previniendo -sabiamente-
que en un futuro no muy lejano el caso pudiera abortar y que quedara,
entonces, bien parado el nombre de la Contraloría General de la
República, a cuyo frente fue reelecto después que Carlos Andrés Pérez
tomó por segunda vez la jefatura del Estado y del Gobierno.

- Es necesario que quede claro- enfatizó Medina- y sin lugar a


dudas, que el organismo contralor cumplirá esas investigaciones sin
aceptar ni tolerar ningún tipo de presiones políticas, ni de ninguna otra
índole. No seremos permeables al incontenible y vicioso
enfrentamiento de posiciones individuales y de grupos. Tampoco
estamos dispuestos a permitir que se creen en la opinión pública falsas
expectativas sobre los resultados de las actuaciones de la Contraloría,
resultados que no podrán alcanzarse, simplemente, porque están fuera
de competencia. Rechazo que pueda pensarse que estamos eludiendo el
problema o evadiendo el deber que nos corresponde. Por el contrario,
estamos conscientes de la complejidad del asunto, y asimismo, estamos
dispuestos a asumir nuestras responsabilidades y llevar adelante las
investigaciones a que hubiere lugar, con la objetividad e imparcialidad
que debe caracterizar todas las actuaciones de los órganos contralores,
pero sólo podemos hacerlo conforme a lo que la ley nos ordena.

Ya la Contraloría General de la República había entregado en las


páginas 95 y 96 del Tomo I de su informe anual al Congreso,
correspondiente a 1987, un compendio de irregularidades detectadas en
los procesos de liberación de fianzas por el uso de dólares
preferenciales. El despacho había resuelto incorporar dentro de la
programación de inspecciones fiscales de ese año, una actuación
completa al respecto en la Dirección General Sectorial de Autorización
de Divisas para la Importación, nueva denominación de Recadi.

La gama de vicios y anormalidades reflejada en el informe iba


desde la carencia de controles para saber qué fianzas debían ser
liberadas, pasando por la falta de reintegros al Banco Central de
Venezuela de las divisas no utilizadas o la falta de un catálogo de
precios unitarios actualizados para evitar la sobrefacturación de
importaciones, hasta la recepción de documentos clave totalmente
ilegibles.

De estas irregularidades preliminares detectadas por la


Contraloría, se derivaban consecuencias jurídicas que comprometían la
responsabilidad penal de funcionarios públicos, particulares y
representantes o directivos de empresas. Estas conductas
antijurídicas -escribimos el 6 de abril-, se encuentran perfectamente
definidas en la Ley de Salvaguarda, como acciones punibles, conocidas
en la doctrina penal con las denominaciones: 1) procuración ilegal de
utilidad en actos de la administración pública; 2) cohecho pasivo o
conducta de cualquier funcionario público que por hacer u omitir algún
acto de sus funciones, reciba o se haga prometer dinero u otra utilidad;
3) concierto de funcionarios con particulares interesados o
intermediarios en contratos o servicios o suministro de haberes o
efectos del patrimonio público, en perjuicio de la Administración
Pública; 4) aprovechamiento de fondos públicos; 5) enriquecimiento
con certificaciones falsas; 6) tráfico de influencias; 7) expedición ilegal
de certificaciones; 8) alteración de documentos en perjuicio de la
administración pública; y 9) negligencia en la defensa de derechos o
acciones de organismos públicos.

El 11 de junio, dos meses después de su primera declaración


impactante, el Contralor Medina volvió a aparecer en El Nacional. En
esta oportunidad dijo: preferimos un trabajo lento, pero de ninguna
manera extemporáneo, y no un trabajo apresurado que pueda quedar
en el aire.

El Contralor General fue inquirido a este respecto, pues los


venezolanos también conocen la exagerada lentitud con la que trabajan
los entes encargados de determinar las diversas responsabilidades
administrativas, políticas, penales y civiles que se pueden derivar de un
escándalo, en un momento dado.
Muchas veces, esta lentitud no provoca un efecto distinto al de la
prescripción de muchos casos.

En el caso concreto de la Contraloría General de la República, -


apartando el de Recadi-, por ejemplo, la investigación que inició el
despacho a propósito del célebre Informe de Anelo Segundo Espinoza
contra la Corporación Venezolana de Guayana y las empresas del
aluminio, en febrero de 1988, dos años después no ha podido pasar de
su eternizante etapa preliminar.

Pero también hay que admitir que un ingrediente determinante


para que las investigaciones no marchen a la velocidad que reclama la
sociedad, es la asfixia financiera que sobre los organismos aplican los
partidos políticos a la hora de aprobar el presupuesto ordinario de la
Nación o un crédito adicional en el Congreso para una finalidad
investigativa compleja.
Una fiscalía displicente

A los cuestionamientos que se le venían haciendo al Fiscal


General de la República, Héctor Serpa Arcas -incluido el inolvidable
episodio de la Lolapol-, se añadió uno relacionado con el escándalo
Recadi: negligencia.

Esta constituye una flagrante violación del artículo 41 de la Ley


de Salvaguarda del Patrimonio Público, que establece multa entre
10.000 y 500.000 bolívares para los funcionarios públicos que, según el
ordinal 8 del mencionado artículo, dejen prescribir o permitan que
desmejoren acciones o derechos de los organismos, por no hacerlos
valer oportunamente o hacerlo negligentemente.

Este fue el estreno del Fiscal Héctor Serpa Arcas en La Agenda


Secreta de Recadi, en su edición del 6 de abril de 1989.

Resulta que el 23 de agosto de 1988, la Contraloría General de la


República -aun cuando lenta en sus procederes- envió una
comunicación al Ministerio Público (específicamente al Fiscal),
remitiendo documentación importante sobre presuntos hechos
irregulares que se habrían cometido en Recadi a lo largo de 1987.

El texto enviado por Marieli Marrero Santana, Directora General


de Control de Administración Central de la Contraloría a Serpa Arcas,
explicó que de conformidad con el artículo 86 de la Ley Orgánica de
la Contraloría General de la República, enviamos expediente
conformado por cuatro piezas de 877 folios, contentivo de informes de
fecha 18 de agosto de 1988 y documentación sobre presuntos hechos
irregulares, determinados por esta Contraloría en el curso de una
averiguación que se adelanta en relación con el otorgamiento de divisas
al tipo de cambio preferencial por parte de Recadi.

El párrafo siguiente decía: A los fines de la determinación de


las acciones legales que procedan por parte del organismo a su cargo,
por cuanto del contenido del referido expediente se deriva que
particulares y presumiblemente funcionarios públicos, han incurrido en
la comisión de hechos que pudieran haber afectado el patrimonio de la
Nación.

Entre otras, a esta comunicación oficial el Fiscal Serpa Arcas no


habría hecho ningún caso. En otras palabras, la Contraloría nunca
recibió pronunciamiento o resultados de parte del Ministerio Público, a
este respecto.

Durante la administración de Héctor Serpa Arcas, digamos, la


Fiscalía General de la República no vivió su mejor momento. Al final del
escándalo Recadi, se le denunció por haberse autojubilado con
privilegios y primas que superaban los 140.000 bolívares mensuales, de
por vida.

Pero volviendo al desarrollo de lo que fue la Oficina del Régimen


de Cambios Diferenciales, el viernes 5 de mayo de 1989 Luis Beltrán
Prieto Figueroa sentenció de la manera más categórica que Recadi
me ha tenido muy preocupado por ser señal de una corrupción
generalizada en las funciones públicas y eso tiene que preocupar, a su
vez, a todos los venezolanos, porque los empleados públicos son
servidores públicos y si son corruptos la administración no marcha...El
Fiscal General -se refería a Serpa Arcas- no hace nada contra la
corrupción. Y si no hace nada para castigar a los culpables que
abusaron de sus cargos para desfalcar a la nación, es un hombre inútil
que no cumple con sus obligaciones....
Fue el 11 de junio cuando Ramón Escovar Salom abandonó la
embajada de Venezuela en Francia para sustituir a Serpa Arcas al frente
de la Fiscalía General de la República. Este cambio de mando siguió
llenando lo que antes describimos como el vacío de justicia.

Una semana más tarde anunció al país que había resuelto


incorporar a las investigaciones iniciales sobre Recadi a dos fiscales
adicionales a los seis ya existentes.

-La incorporación de Emilia Estée y Néstor Contreras es para


fortalecer y profundizar las investigaciones. Ordené a los fiscales que
participan en el caso que se abstengan de dar declaraciones públicas
sobre materias que están en proceso sumarial. En este asunto, como en
cualquier otro, el Fiscal General de la República debe contribuir a que
los jueces actúen sin presiones.

Pero la fuerza inicial que le imprimió la nueva administración de


la Fiscalía, con Ramón Escovar Salom al frente y Antonio José Herrera
en la dirección general, se vio derrumbada por el auto de detención
dictado por el Juez XXXVI Penal, Frank Vecchionacce, al Fiscal LXIII
del Ministerio Público, José Gregorio Rodríguez, el 22 de junio, por
complicidad en tráfico de influencias, en perjuicio de la empresa
Balgrés.

Este caso, a su vez, estaba ligado a una denuncia particular


formulada por el presidente de la Comisión Especial del Congreso,
Douglas Dáger, contra los ciudadanos José Antonio Zapata y Rosa
Yajaira Santaniello Rosales, por pedir dinero a empresarios, bajo la
promesa de eliminar las pruebas en su contra. A estos dos también el
Juez Vecchionacce les dictó auto de detención el mismo día que al
Fiscal Rodríguez.
Como para amortiguar el desprestigio al que sometió a la Fiscalía
José Gregorio Rodríguez, Antonio José Herrera, director general de
Ministerio Público, en rueda de prensa efectuada el miércoles 28 de
junio, anunció la incorporación de 32 nuevos fiscales a la investigación
Recadi. Así, sumaban 40 los representantes del Ministerio Público y la
cantidad permitió adaptar a la Fiscalía al esquema sectorial manejado
desde el Congreso y a la incorporación hecha por Salvaguarda de nueve
jueces instructores especiales para completar diez, agrupados también
por áreas investigativas.

Para el momento del anuncio de Herrera, ya estaban acumulados


62 expedientes diferentes y la capacidad de sustanciación de la Fiscalía
había mermado considerablemente.

Sintetizó en tres las razones para tomar la medida: 1) en los


actuales momentos existen 62 causas vinculadas al caso Recadi, que
cursan ante el Tribunal XXXVII Penal y de Salvaguarda (el del Juez La
Riva); 2) dada la estrategia procesal de La Riva, se prevé un incremento
sustancial de expedientes; y 3) de todas las dificultades y limitaciones
señaladas por el Juez de la causa para la instrucción de los numerosos y
voluminosos expedientes, hay una a cuya solución puede contribuir
efectivamente el Ministerio Público.

El Juez La Riva se reunió con el ejército de Fiscales designados el


3 de julio y comenzó a repartir los expedientes y causas, a un promedio
de dos por cabeza.

El 17 de noviembre el Fiscal Ramón Escovar Salom, desde San


Cristóbal declaró lo siguiente: Recadi fue un caso de corrupción que
traspasó las fronteras venezolanas y que llegó a todos los rincones del
mundo. Precisamente por las dimensiones, es que no puede quedar en
la nada, sino que deben adelantarse las gestiones y procedimientos para
que los que aparezcan como responsables puedan ser castigados con
todo el peso de la Ley. En lo que respecta a la Fiscalía, puedo asegurar
que haremos todo lo que sea posible, todo lo que esté a nuestro alcance
y en nuestras manos, para tratar de contribuir al esclarecimiento de ese
bochornoso asunto.
Capítulo VI – Los Funcionarios

La Comisión de Importaciones, creada según el Decreto


Presidencial 1.546 del 6 de mayo de 1987, e integrada por los
Ministerios de Hacienda (quien la presidió), Fomento, Agricultura y
Cría, Cordiplan, y los Presidentes del Banco Central de Venezuela y del
Instituto de Comercio Exterior, fue denunciada por el diputado Carlos
Tablante, Primer Vicepresidente de la Cámara de Diputados, el 29 de
junio de 1989.

Tablante introdujo ante el Tribunal Superior de Salvaguarda del


Patrimonio Público, presidido por Silvestre Ortiz Bucarán, un escrito
donde hizo referencia a los irregulares procedimientos utilizados por
los ministros del Gabinete Económico del ex-presidente Jaime
Lusinchi.

Según el escrito, correspondía a esta Comisión aprobar, por la


vía discrecional, el otorgamiento de divisas preferenciales para las
importaciones del sector privado, para la industria, el comercio, el
Puerto Libre de Margarita, repuestos y los insumos del sector agrícola;
y, en definitiva, para cuanto dólar preferencial le fuese solicitado fuera
del Presupuesto Nacional de Divisas.

Al respecto, para 1987 se había aprobado un presupuesto de


divisas que alcanzó la suma de 8.243 millones 137 mil 409 dólares, el
cual fue ratificado para aplicar durante el año siguiente.

De modo que durante 1988 esta comisión efectuó


aprobaciones hasta por la suma de 14.118 millones 736 mil 876 dólares,
cantidad que, lógicamente, excedió el monto presupuestado de divisas
que regía para ese año. El punto central de la denuncia, el sobregiro
presupuestario, fue confirmado luego por la vía del informe global del
Congreso elaborado y coordinado por el diputado Douglas Dáger.

Estas aprobaciones que llamaremos extra-cupo -dijo Tablante-


, por parte de la Comisión de Importaciones que tenía además la
función de fijar las políticas y prioridades que deberían ser aplicadas
dentro de un régimen de cambio impuesto, usó y abusó de ese poder
discrecional, puesto que se excedió hasta sobregirar y sobrepasar los
límites de nuestras reservas internacionales.

Argumentó en la acusación interpuesta que como se


demostrará, un importador que solicitaba y obtenía una conformidad
de divisas, acudía, por intermedio del banco tramitador, al Banco
Central de Venezuela, organismo que adelantaba en la gran mayoría de
los casos el 20 por ciento del monto de la conformidad y expedía una
certificación de disponibilidad de divisas, en espera de que se cumpliera
con la importación.

En tal sentido, esas aprobaciones de divisas extra-cupo deben


ser investigadas y analizadas una a una, con la finalidad de determinar
si quienes hicieron esas aprobaciones fuera del presupuesto aprobado
incurrieron en la comisión de los delitos previstos y penados en los
artículos 59 y 61 de la Ley de Salvaguarda.

Toda vez que no sólo se excedieron fuera del presupuesto con las
aprobaciones otorgadas, sino que también no existía, en las arcas del
tesoro, la suficiente cantidad de dólares para cubrirlas, con el
consiguiente riesgo que en contra de la Nación se interpongan
reclamos por todos aquellos importadores a los cuales les aprobaron
dólares preferenciales con o sin cupo, como es el caso de la demanda
introducida por ante la Corte Suprema de Justicia por el Consejo
Venezolano de la Industria (Conindustria), solicitando la nulidad de la
reforma al Convenio Cambiario donde se establece la forma cómo el
Ejecutivo por falta de liquidez de nuestras reservas, puede cancelar las
cartas de crédito para las importaciones causadas.

Igualmente, debe investigarse a quienes emitieron desde el


Banco Central de Venezuela los certificados de disponibilidad de
divisas, por cuanto al no existir la misma, como lo habían certificado,
incurrieron en la comisión del delito previsto en el artículo 75 de la Ley
de Salvaguarda.

Durante la vigencia del Decreto 1.546, los cargos


correspondientes a esta Comisión de Importaciones estuvieron
desempeñados por los siguientes funcionarios:

Hacienda: Manuel Azpúrua Arreaza, Héctor Hurtado y Eglée Iturbe de


Blanco.
Fomento: Héctor Meneses.
Cordiplan: Modesto Freites.
Banco Central de Venezuela: Hernán Anzola y Mauricio García Araujo.
Instituto de Comercio Exterior: Eduardo Mayobre.
Ministerio de Agricultura y Cría: Wenceslao Mantilla y Felipe Gómez
Alvarez.

En muchas ocasiones, a las reuniones de esta Comisión de


Importaciones no asistían los titulares, casos en los cuales sus vacantes
eran llenadas por los viceministros o directores generales del despacho
o por los vicepresidentes de los citados organismos. Es así como a estas
reuniones acudían Jorge García Duque y Eglée Iturbe de Blanco,
Viceministros de Hacienda; Francisco García Palacios, Viceministro de
Fomento; Jóvito Martínez Guarda, Viceministro de Cordiplan; el
Vicepresidente del BCV, José Benjamín Escobar, y siempre estaba
atenta a las mismas y actuando como secretaria ejecutiva, la directora
General Sectorial de Autorización de Divisas para la Importación,
Edgalia Bastardo de Leandro.
Al día siguiente de hacer Tablante su denuncia, el 30 de junio, el
presidente de la Comisión Especial Investigadora del Congreso,
diputado Douglas Dáger, asistido por el abogado Braulio Jatar Alonso,
introdujo otra de apoyo a la de aquél, donde solicitó que el Tribunal de
Salvaguarda prohibiera la salida del país a un total de 19 ex-
funcionarios de la administración Lusinchi, donde además de todos los
precisados por Tablante, figuraban: José Angel Ciliberto (ex-ministro
de Fomento y de Relaciones Interiores); Leopoldo Carnevali (ex-
ministro de Cordiplan); Francisco Maldonado Cisneros (ex-director de
Recadi); Chelita Pérez (ex-directora de Autorización de Divisas de
Recadi), Marbella Patiño de Rotundo (ex-directora de Autorización de
Divisas de Recadi), Eduardo R. Behrens Linares (ex-director de
Operaciones y ex-director General de Recadi); Marlene de Lane (ex-
directora de Operaciones de Recadi); y Jesús Vargas Chirinos (ex-
director de Aduanas de Hacienda).

Según estos otros denunciantes, el ilícito reside en la forma y


los procedimientos empleados para la ejecución de los diferentes
presupuestos nacionales de divisas a partir de 1984...Lo grave de este
asunto es que el Ejecutivo recurrió al financiamiento del déficit de la
balanza de pagos mediante el uso del crédito externo, induciendo al
sector privado a contraer el financiamiento de sus importaciones con
dólares preferenciales, usando cartas de crédito financiadas, hasta en
80 por ciento, por la banca corresponsal extranjera. Hecho que implica
una violación cuantitativa de la programación inicial de los
presupuestos de divisas formulados en su conjunto para estos
ejercicios, y esa irregularidad constituye en el presente, un daño
patrimonial fiscal cercano a los 70.000 millones de bolívares.

Todos los funcionarios señalados tanto por Tablante como por


Dáger, que antes habían sido citados por el Juez Instructor Especial del
Caso, Luis Guillermo La Riva, al XXXVII Penal, fueron requeridos
después por el Tribunal Superior de Salvaguarda recién constituido
bajo la presidencia de Silvestre Ortiz Bucarán e integrado por Alaide
Mazzarri Mendoza y Enrique Sánchez Falcón. En efecto, la medida de
prohibición de salida del país dictada varias veces en el pasado por La
Riva, fue, a su vez, varias veces extendida por el tribunal de alzada.
Meneses dejo una carta

El 13 de abril de 1989 fue la primera vez que Héctor Meneses, ex-


ministro de Fomento y director encargado de la Oficina del Régimen de
Cambios Diferenciales, fue nombrado en La Agenda Secreta de Recadi,
en un trabajo titulado Diez Administraciones, el cual se ilustró con
igual cantidad de gráficos que demostraban que la extinta dependencia
había tenido diez organigramas distintos desde que fue creada en 1983.

En realidad, se trató de un trabajo de apoyo que se consideró


oportuno divulgar, para que el público estuviera claro en quiénes
habían sido sus administradores y los superiores inmediatos de éstos,
durante los cambios operativos que ocurrieron en los gobiernos de Luis
Herrera Campíns y Jaime Lusinchi.

La nota informativa tuvo como atractivo el dato de que, una vez


fuera de la dependencia Francisco Maldonado Cisneros, fue designado
director general de Recadi Oscar Páez Bohórquez, quien apenas duró
un día en funciones, aspecto desconocido hasta ese momento.

El mismo día Héctor Meneses, disparándose un balazo en la


cabeza, intentó suicidarse. Por nuestra parte, nos encontrábamos
realizando un trabajo de calle para La Agenda.

Cuando llegamos al periódico, cerca de las doce del mediodía,


encontramos que el reportero de sucesos y policía, Humberto Alvarez,
había tratado de establecer contacto directo con nosotros, no menos de
diez veces, por el radio de la unidad que lo trasladó desde la sede de la
Policía Técnica Judicial hasta la Policlínica Metropolitana, en
Caurimare.
Hablamos por radio con Alvarez y nos trasmitió el hecho, aparte
de solicitarnos cooperación para salir con la mejor información al día
siguiente.

Lo primero que se nos ocurrió fue establecer contacto con los


familiares de Meneses (llamamos a la casa del ex-ministro donde
ocurrió la tragedia, pero nadie tomó el teléfono). Luego, al ex-ministro
de Hacienda, Héctor Hurtado, a la presidencia del Banco Exterior de
España y Los Andes, Extebandes, pero la hora del discado no fue la más
apropiada.

Sobre las doce y media, ya comenzando la tarde, ubicamos a


Jorge García Duque, ex-viceministro de Hacienda, en la presidencia del
Fondo de Garantía y Protección de los Depósitos Bancarios, Fogade.
Sorpresa nos provocó que alguien tan ligado al grupo Hurtado se
enterara del incidente, a propósito de nuestra llamada. García duque se
quedó atónito con la noticia y el transmitírsela provocó en él, por lo
menos, cinco minutos de absoluto silencio.

- ¿Qué estás diciendo? - respondió, al recuperarse del golpe-.


¿Qué el Flaco Meneses se pegó un tiro?
- Si, eso es lo que estoy diciendo -respondimos de inmediato.
- ¿Por qué el Flaco haría algo así? - insistió García Duque. Estás
seguro de la información. Ustedes no han escrito nada en contra de él.
- Hoy lo mencionamos -agregamos después- para precisar que
había sido también director de Recadi, pero todavía no tenemos ningún
dato cierto que permita denunciarlo en la campaña del periódico.
- Yo tengo un almuerzo ahora -explicó García Duque-, pero me
quitaste las ganas con lo que me estás diciendo. Llámame en
media hora, para averiguar que fue lo que pasó con el Flaco.
-
Así fue. Antes del tiempo convenido, llamamos de nuevo a
Fogade. García Duque había hecho contacto con médicos de la
Policlínica Metropolitana que, a su vez, le atendían ciertas dolencias de
columna.

- La información es correcta -nos comentó-. No salgo de mi


asombro. ¿Qué saben ustedes?
- Por ahora lo mismo -dijimos-. Todavía no ha regresado
Humberto Alvarez de la clínica. Necesito que me ayude a conseguir a
Héctor Hurtado. Lo he estado llamando hace días, pero está claro que
no quiere conversar conmigo sobre el caso Recadi. No responde las
llamadas y cambió el teléfono de su casa.
- Tengo días que no nos vemos -comentó García Duque. Debe
estar muy mal con lo de Meneses. Ahora menos hablará
contigo. Trataré de hablar con él...

En la edición del viernes 14, efectivamente, El Nacional dio una


primera versión de lo ocurrido a Héctor Meneses. A lo interno del
periódico, los colegas nos tomaban el pelo diciéndonos que ya La
Agenda de Recadi tenía 6 presos y un muerto: 2 empleados de las
verificadoras, 4 de instituciones bancarias y, lamentablemente, Héctor
Meneses, respectivamente. Este se encontraba herido de gravedad.

Dos días más tarde, el 16 de abril, se conoció en los predios de la


Policía Técnica Judicial que el ex-ministro de Fomento, como es casi
una norma universal en estos casos, había dejado una carta, explicando
las razones de su decisión.

Luego, el Juez Instructor del Caso, Luis Guillermo La Riva,


anunció que iba a recabar la carta dejada por Meneses. En esos mismos
días, el 18 de abril de 1989, el Juez XXXVII Penal, La Riva, fue
ratificado por la Asamblea de Jueces Superiores del Distrito Federal y
Estado Miranda, para seguir conociendo del caso Recadi. Buscó apoyo,
porque, comenzaron las primeras críticas contra la cantidad de medidas
judiciales que estaba tomando.
En efecto, basado en un oficio escrito por el Fiscal LXI del
Ministerio Público, Ramón Iglesias, Luis Guillermo La Riva obtuvo de
la PTJ el texto que, según se dijo extraoficialmente, había dejado Héctor
Meneses. Aparentemente, se trataba de una página escrita a mano,
donde el ex-ministro mencionó, al menos, a tres personas de relieve en
el mundo político y económico. El caso Recadi, con este episodio,
adquirió connotaciones muy dramáticas. Desde antes que la carta fuera
recabada de la PTJ, lógicamente que todas las redacciones de los
periódicos se propusieron obtenerla a como diera lugar.

La expectativa sobre la carta de Meneses continuó latente hasta


el jueves 8 de junio. Llegamos a nuestra oficina sobre las nueve de la
mañana, hora de rutina. Ya Fabricio Ojeda, compañero de
investigaciones, le había puesto a la puerta del cubículo un pequeño
letrero escrito con marcador, que decía DDS.

Todas las personas que pasaban por el pasillo que da a la


dirección de El Nacional, se detenían y preguntaban qué significaba
DDS. Igual quienes venían a buscarnos a nosotros, bien para aportar
datos o documentos respecto del escándalo, bien citados para ser
entrevistados confidencialmente o bien visitantes.

A Fabricio se le ocurrió poner la clave en la puerta, para darle


continuidad al concepto de que desde El Nacional se estaba
orquestando una campaña para desestabilizar el sistema democrático.
De modo que nuestra oficina pasó internamente a llamarse
Departamento de Desestabilización del Sistema (DDS). El término se
hizo tan común y popular que nosotros mismos, al indicar nuestra
ubicación a terceros, finalmente rematábamos: donde dice DDS, a la
derecha.

Ese jueves sonó el teléfono y respondimos.


- ¿Agustín? - dijo la voz.
- Sí, ¿quién es? -respondimos.
- Habla camionero BJ. ¿Te acuerdas de esa clave?
- Sí, como no.
- El Capitán Marte te manda a llamar para algo muy importante -
se nos comunicó.
- Debe ser bien bueno para que tú mismo hayas llamado -
replicamos.
- Anota esta dirección y llámale por el celular después de las
doce, pero sin falta -nos instruyeron.

Luego de la llamada nos dedicamos a adelantar la edición de La


Agenda del día siguiente, hasta que sonó el teléfono otra vez.

- ¡Bueno! - dijimos.
- Con el Licenciado Agustín Beroes -le reconocimos la voz a
Orlando Fernández.
- ¿De parte de quién?
- De Orlando Fernández Medina.
- Agustín Beroes hablando -volvimos a replicar.
- Esta tarde van a allanar la sede del Consorcio Capricornio en el
edificio Onix de El Rosal. Le paso esta exclusiva, para que se luzca
mañana.
- Okey, gracias Diputado. Nos vemos - click.

Tuvimos el presentimiento de que más que el allanamiento, que


también dio buenas noticias, la primera llamada envolvía un paso
importante en nuestra investigación. Sobre el mediodía nos
comunicamos con la Sección Política para advertir del allanamiento del
grupo denunciado por Orlando Fernández, y quedar libres para lo que
vendría después.

Casi a la una de la tarde, nos respondió el teléfono celular


convenido.
- ¿Haló? - respondió una dama.
- Quisiera hablar con el Capitán Marte -dijimos.
- ¿Cómo es la vaina? ¿Quién habla?
- Es Agustín Beroes del diario El Nacional.
- Hola, es...(fulana de tal). Ya te lo pongo... No me habían dicho
que cambiaron la clave. Espérate...
- ¿Agustín? Escucha con atención. Tengo que salir al interior
desde La Carlota, pero regreso antes de las cinco de la tarde. Vete para
la oficina de Camionero BJ. Lo llamo enseguida para que no se enrolle.
El tiene lo que te quiero dar -nos indicó la voz masculina.

Luego de almorzar nos fuimos rápidamente a la oficina de


Camionero BJ. No estaba y nadie sabía a qué hora llegaba. Su esposa
nos dio cuatro veces café y, mientras apareció, le revisamos todos los
papeles que tenía en el escritorio, muy discretamente.

Allí estaba. Era una copia certificada por el Tribunal XXXVII


Penal del Juez La Riva y por la Policía Técnica Judicial, del texto escrito
por Meneses el mediodía del jueves 13 de abril. Como era corta, apenas
5 párrafos, copiamos el contenido en la libreta. Seguimos alborotando
la mesa para ver si había más copias. En eso sentimos la llegada del
Camionero BJ. Y lo dejamos de ese tamaño.

Al contrario de lo que estaba previsto, Camionero BJ se


enrolló, no nos quería entregar el manuscrito de Meneses, porque -
según él- el Capitán Marte no lo había llamado después para decirle que
nos lo entregara. Tras dos horas y media de discusión, se me ocurrió
discar el celular nuevamente, hasta que apareció la voz del Capitán
Marte.

-Dile tú mismo a Camionero BJ que me entregue la carta de


Meneses -planteamos al Capitán Marte-. Ya tengo el contenido, pero
nadie va a creer que ésta sea si no consolido una fotocopia.
- Pásame al marico ese-, respondió.
- ¿Haló? -tomó el celular BJ.
- Hay que entregarle la carta de Meneses a Beroes y eso es una
orden-, le dijo el Capitán.
- Yo no estoy de acuerdo. Nos podemos joder. Además, la copia
que tenemos está certificada por el Tribunal de La Riva.
- Usted le da esa carta ya -dijo el Capitán-. Si quieres muéstrale
la copia completa para que vea los sellos y los nombres de los detectives
que la levantaron en la casa de Meneses, para que no le quede ninguna
duda, y los folios de las páginas. Pero me le entregas la carta ya. Beroes
y yo tenemos el compromiso de que quien primero la consiga, se la pase
al otro.
Supimos después el contenido del otro lado del hilo telefónico.

Como a las seis de la tarde, por fin, tuvimos aquel papel en el


bolsillo derecho del paltó, y nos dirigimos de vuelta al periódico.
Quedaba pendiente, todavía, convencer a las autoridades de El
Nacional de que ésa era la carta.

Llegamos y enseguida sostuvimos una reunión con los jefes de


Redacción, Política y Economía. Hicimos una presentación del
contenido de la carta de Meneses, analizamos la copia y se tomó la
decisión de publicarla en La Agenda.

- ¿Tú estás seguro de que no nos van a desmentir?


-preguntó Alvaro Benavides La Grecca, jefe de Redacción.
- Yo voy a comenzar a escribir ya, porque es tarde
-respondimos- No te preocupes, es la carta.

Sentados frente al computador pensamos en la esposa y la


familia de Meneses. Nunca nos habíamos demorado tanto en escribir
una información.
En la entrega del viernes 9 de junio, que de paso se agotó a nivel
nacional, publicamos un trabajo titulado: Héctor Meneses detectó
manipulaciones.

Con algunos datos adicionales obtenidos por intermedio de


Camionero BJ pudimos saber de algunas presiones sobre este
intento de suicidio. Inicialmente, se informó que el jueves 13 de abril,
encontrándose en su casa, el ex-funcionario fue localizado sangrante en
una de las habitaciones de la quinta Los cuatro, ubicada en la calle
Mercurio de la urbanización Santa Paula, en El Cafetal, con una herida
provocada por un proyectil que penetró el temporal derecho con un
orificio de salida por el lado izquierdo del maxilar superior.

En principio, se supuso que el hecho ocurrió cerca del mediodía


del 13 de abril. Extraoficialmente trascendió que familiares corrieron
al lugar donde se escuchó la detonación y lo encontraron sangrante en
el piso, con un revólver calibre 38 a su lado. Rápidamente lo
trasladaron a la habitación principal donde fue auxiliado y luego, con la
premura del caso, lo llevaron a la Policlínica Metropolitana de
Caurimare, donde fue atendido en el servicio de emergencia, por los
cirujanos Luis Alberto Russian y Santos Erminy.

Las versiones del segundo día y algunos datos posteriores


precisaron con casi total exactitud el hecho. El ex-ministro tomó un
revólver calibre 38, con cañón reforzado, y se efectuó el disparo, luego
caminó tambaleante hasta su habitación donde se recostó sobre una
almohada en el piso, hasta que llegaron sus familiares.

La policía Técnica Judicial, sobre la marcha, realizó varias


pruebas grafotécnicas para determinar la autenticidad del escrito y la
química de la tinta que luego se correspondió con el bolígrafo ubicado
cerca de la misiva dirigida por Meneses a su esposa Francia:
Querida Francia (sic):
Lamento mucho haber tomado esta decisión tan dolorosa para todos,
pero me encuentro muy deprimido y no sé qué hacer: yo fui en viaje,
con Beto que siempre fueron de vacaciones (sic) invitados por él (sic),
van a tratar de vincularlos con otras cosas que nunca pasaron.
También he encontrado que en actas de la Comisión de Importaciones
lo manipularon (sic) y yo no me di cuenta y lo firme porque (sic) lo
encabezaba Hurtado. Igualmente revisando los papeles me encontré
que Manuel Azpúrua todas las instrucciones me las dio verbal (sic) y
yo tramité esos (sic) por escrito.
Todas estas cosas me las va a sacar y yo no tengo una defensa fuerte,
y van a querer destruirme.
Mi estado de ánimo es débil y sé que no podré asimilar esos ataques.
Siempre actué correctamente.
Perdóname y cuida mucho de nuestros hijos. Te amo, Héctor.

En realidad, El Nacional había obtenido una copia del


manuscrito de Meneses el mismo día que el ex-funcionario atentó
contra su vida. No obstante, preferimos no publicarla sino en el
momento más apropiado y luego que consiguiéramos otra copia que
certificara que la inicialmente dispuesta era la verdadera.

El 16 de junio de 1989, una semana después, el Juez de la causa,


Luis Guillermo La Riva, pidió al la Juez XLII Penal, Mélida Aleksic
Molina, abrir una averiguación a lo interno del despacho, para
determinar quién y de qué manera entregó una copia del manuscrito a
El Nacional.

La doctora Aleksic Molina, a su vez, solicitó por la vía de


distribución de peticiones a la Juez XIX Penal, Jean Marshall, que
actuara directamente sobre el petitorio.
Fue así como el 1 de agosto siguiente el jefe de Redacción de El
Nacional, Alvaro Benavides La Grecca, fue citado al Tribunal XIX a
cargo de Marshall. Previamente, ya uno de nuestros abogados
asistentes, Beltrán Haddad, había sido consultado al respecto, en
prevención de que se presentara una situación como la anterior.
Siempre nos sorprendió que no fuimos llamados directamente, por
haber sido la instancia que dos veces consiguió la carta escrita por
Meneses.

La Comisión de Importaciones aludida por el ex-funcionario


autorizó en los años 1987, 1988 y 1989 la cifra de 5.875 millones 599
mil 367 dólares preferenciales: 2.649 millones 388 mil dólares -según
las estadísticas de Recadi- en 1987, en bienes de capital, ganado de
reproducción y productos de abastecimiento; 2.603 millones 748 mil
533 dólares en 1988 para los mismos rubros; y 622 millones 462 mil
763 dólares preferenciales en enero de 1989, antes de la transmisión de
mando con el nuevo gobierno de Carlos Andrés Pérez.

Luego de un largo tiempo de reclusión en la Clínica


Metropolitana, una noche -según versión publicada por El Diario de
Caracas -, al término del horario de visita normal a los pacientes, la
familia Meneses canceló la cuenta y al día siguiente (fines de agosto)
salió por La Carlota rumbo a Miami y luego a Europa. Nunca pudimos
confirmar si el plan de vuelo se correspondió con un avión propiedad
del diputado Alberto (Beto) Finol, del gobierno o por contrato a un
particular. Tampoco si fue cierto que durante su reclusión en la clínica
Meneses fue parcialmente interrogado por el juez La Riva.
Dele pues fue lo que ordene

Fue el 12 de abril de 1989 cuando por primera vez se mencionó


indirectamente al Ministro de Hacienda, Héctor Hurtado. A mediados
del año 1988 un grupo de calificados empresarios del Estado Carabobo,
ligado al ramo de la cerámica y otras áreas industriales (Cerámicas
Carabobo), denunció ante Jorge García Duque, director general del
despacho, y Héctor Hurtado, Ministro de Hacienda, que una persona
estaba haciendo de las suyas en la región central del país y ofrecía a los
incautos aligerar ante la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales
cualquier inconveniente a cambio de una comisión en bolívares o
dólares por el favor realizado.

Los denunciantes manifestaron su inquietud por el hecho de que


el personaje se hacía pasar por hermano del Ministro de Hacienda, bajo
el nombre de Julio Hurtado. Pero como muchos empresarios conocían
a Hurtado, y a su familia, inmediatamente detectaron la anormalidad.

Fue así como el ministro Hurtado tomó dos decisiones: la


primera, sugirió a uno de los denunciantes -como en efecto se hizo-
provocar un encuentro con su falso hermano a los fines de obtener una
mayor información sobre las operaciones irregulares que estaban en
juego y de precisar cualquier tipo de vinculación tanto con Hacienda
como con Recadi.

Así las cosas, se procedió a concertar un almuerzo en un


restaurante de Valencia, donde efectivamente se apersonaron Julio
Hurtado y varios de los empresarios a punto de ser extorsionados. Una
vez en el sitio, con menú y buenos tragos por delante, comenzó una
amena conversación entre los industriales y dos tipos de la red del falso
hermano, quien se encontraba en una mesa próxima a la de los
acontecimientos. Bien adelantada la conversación, Julio Hurtado se
paró de su mesa y rumbo a la otra dijo:buenas tardes, soy Julio
Hurtado, hermano de Héctor, el Ministro de Hacienda -suponemos-.

Los socios del elemento presentaron a los industriales con los


que tenían rato conversando los problemas de relación con Recadi y,
por supuesto, Julio se ofreció amablemente a interceder en favor de
ellos en tanto que su hermano, el Ministro, siempre estaba dispuesto a
solventar los problemas de los amigos de Julio y, así, sugirió, claro está,
un pago por sus servicios, porque además señaló -según nuestras
fuentes confidenciales- que contaba con funcionarios de Recadi a su
disposición para tales fines.

La información le permitió al Ministro de Hacienda sostener una


conversación con el titular de Justicia, Pedro Arturo Torres Agudo
(cuñado de Héctor Meneses) quien de inmediato ordenó a Mauro Yánez
Pasarella la designación de un detective especial (de apellido Jiménez)
para investigar la red de Julio, el falso hermano de Héctor Hurtado.
Esta fue la segunda decisión.

Fue así como se estableció un segundo contacto, para la


investigación policial, entre Jorge García Duque y el director de la PTJ,
a los fines de precisar la información al detective que emprendió las
pesquisas.

De acuerdo con datos confiables que obtuvo el equipo de La


Agenda Secreta, este detective se dedicó integramente al caso y
presentó un primer informe donde casi no comentó el caso de Julio
Hurtado, sino que se refirió, a propósito de éste y de manera
preliminar, a una serie de vinculaciones que existían entre funcionarios
del Palacio de Miraflores, la dirección de Recadi y dos oficinas
profesionales (escritorios jurídico-económicos) localizados en el Centro
Comercial Ciudad Tamanaco.
A partir de ese momento la investigación fue paralizada; nunca
más se supo del tal Julio, supuesto hermano de Héctor Hurtado, como
tampoco de los nexos que encontró el detective entre la sede del
gobierno central, las oficinas de Recadi y los dos escritorios
profesionales.

Lo que sí pudimos constatar fue que después el Ministro de


Hacienda, Héctor Hurtado, trató de obtener una respuesta efectiva a su
petición por parte de los jefes policiales, pero nunca pudo lograrla. En
cuanto al detective, presuntamente de apellido Jiménez, desapareció o
al menos abandonó sus funciones habituales, y el ministro Hurtado se
quedó con las ganas de conocer a su hermano.

Esta historia, por aquello de los vínculos entre Miraflores, Recadi


y terceros, fue el motivo que justificó nuestro primer viaje a Miami, del
cual hablaremos en el próximo capítulo.

Héctor Hurtado, como casi todos los funcionarios señalados en


las denuncias de El Nacional o de terceros, fue interpelado por la
Comisión Especial del Congreso e interrogado por los Tribunales de
Salvaguarda.

El 21 de abril, reunido el comité parlamentario, dijo que no tenía


una cuantificación de mi gestión como Ministro de Hacienda.

En la transcripción repartida luego por el Congreso se lee el


siguiente diálogo:

- En la carta de Meneses el ex-funcionario dijo que se sentía


comprometido por las instrucciones dadas por Manuel Azpúrua y por
usted -inquirió Gonzalo Pérez Hernández del Min.
- Ese desgraciado incidente...- dijo casi en tono imperceptible
Hurtado-. No conozco si existe esa carta. Meneses no era subalterno mío.
Yo era ministro de Hacienda y él de Fomento. No podía recibir
instrucciones mías para determinados actos. No puedo responder sobre
cosas sobre las cuales no hay certeza...

Entre Carlos Tablante y Pérez Hernández atacaron a Hurtado


con el viaje adelantado por éste, el diputado Alberto Finol y Héctor
Meneses a Nueva Zelandia.

- Fue con la finalidad de retribuirles, por parte de los ganaderos


exportadores de ganado de ese país, las facilidades que ustedes les
brindaron a través del Ministerio de Hacienda - planteó Pérez
Hernández.
- Pídale a la prensa la información para que demuestre ese hecho
-respondió tímidamente Hurtado-, bien enredado en sus explicaciones
de ese día.

- ¿Entonces no viajó? - preguntó Tablante.


- Anuncié con bastante antelación que iba a tomar un descansito,
porque la función pública y cinco años allí al frente del Fondo de
Inversiones, Hacienda y Fomento... como usted comprenderá, después
de llevar esa carga, ese peso, reclamaba un descanso...

- ¿Quiénes viajaron con usted? - insistió Orlando Fernández.


- Beto Finol y Héctor Meneses.
- ¿A ellos también les compensaron ese cansancio? - replicaron
Pérez Hernández y Tablante.
- Yo no sé... Sería preferible que les preguntaran a ellos...

El martes 2 de mayo acudió Hurtado, el verdadero, al Tribunal


del Juez La Riva. En las puertas, acosado por la prensa, declaró:
quien resulte culpable que vaya a la cárcel. Si hubo defraudación, se
produjo por complicidad entre los importadores y empleados. Mis
declaraciones de bienes están allí....

La primera denuncia concreta contra Héctor Hurtado, la formuló


Carlos Tablante en rueda de prensa celebrada en el Congreso el 9 de
mayo.

Con copia de un oficio dirigido por el Ministro de Hacienda a


Edgalia Bastardo de Leandro, directora de la jefatura de Autorización
de Divisas para Importaciones, el diputado del MAS acusó a Hurtado de
malversación del presupuesto de Divisas.

El texto de esta comunicación, fechada el 26 de mayo de 1988 y


obtenida por nosotros decía: Me dirijo a usted, en la oportunidad de
informarle la decisión de este Despacho en el sentido de otorgar a la
brevedad posible todas aquellas solicitudes de Importación que
cumpliendo los requisitos y análisis de la dirección a su cargo, abarquen
el sector repuestos (industria, comercio, agrícola, automotriz, etc.),
independientemente de la situación presupuestaria actual,
fundamentada en la asignación. De igual manera le sabe agradecer
elabore las referidas estadísticas con el fin de conocer fielmente el
destino y los montos de divisas conferidos por este concepto.

Según Tablante, tanto Hurtado, en su condición de Ministro


solicitante, como Edgalia Bastardo, funcionaria ejecutora, actuaron
aquí en perjuicio del Estado Venezolano, dado que el primero ordenó la
asignación de divisas sin considerar la disponibilidad presupuestaria, y
la segunda, tal como lo afirmó al ser interpelada por nosotros, dio curso
a tal solicitud y procedió al respecto.
El jueves 18 de mayo, mientras se desarrollaba el paro cívico
general convocado por la Confederación de Trabajadores de Venezuela
y que según el Ministro de Cordiplan, Miguel Rodríguez, costaba 11.000
millones de bolívares en pérdidas, Hurtado ante el vencimiento de la
prohibición de salida del país dictada por el Juez La Riva, luego de
pasar por la DIEX, salió rumbo a España a presidir un directorio del
Banco Exterior de España y Los Andes, del cual es presidente en
Venezuela.

Al verificar la información en los archivos de la Dirección de


Identificación y Extranjería de Relaciones Interiores, constatamos que
para la misma fecha, por el caso Recadi, tenían prohibido abandonar
Venezuela: Carlos Hernández Delfino, Andrés Manuel García Jiménez,
Fuk Shuk Wing, Jesús Amado Ramírez, Carlos Jesús Ruiz Poleo, Carlos
Alberto Siso Paván, John William Werner, Armando García Capriles,
Emilio Puig, Aníbal Hidalgo, Francisco Hernández Rodríguez, Michael
Stuart Dingere, Vicente Vegas Soko, Tulio Alvarez Rojas, Luis
Torriente, Joseph William O`Neill Birmiham y Pierre Brun Bernard.
Todos empresarios, empleados y directivos de las verificadoras y
empleados bancarios.

El 30 de junio, Carlos Tablante formalizó sus denuncias ante el


Tribunal Superior de Salvaguarda, y a su presidente Silvestre Ortiz
Bucarán entregó un breve escrito donde, basado en la comunicación
antes referida, aseguró que el ex-ministro de Hacienda, Héctor
Hurtado, indujo a Edgalia Bastardo de Leandro, ex directora de Recadi,
a malversar el presupuesto de divisas de 1988, provocando una
merma sustancial en las reservas internacionales de Venezuela.

Hurtado, con esa correspondencia -nos afirmó Tablante antes de


llegar al Tribunal, en su oficina-, se constituyó él mismo en la Comisión
de Importaciones e indujo a Bastardo a entregar esas aprobaciones, en
forma irregular y constitutiva de daño al patrimonio público. La
denuncia del Primer Vicepresidente de la Cámara de Diputados, estuvo
asesorada por los abogados Alberto Quintero y Humberto Mendoza
D`Paola, como casi todos los escritos entregados a Salvaguarda.

Desde que comenzó La Agenda Secreta de Recadi en El


Nacional, el viernes 31 de marzo de 1989, se hizo lo posible y lo
imposible por entrevistar a Héctor Hurtado. Llamadas directas,
mensajes con sus colaboradores de confianza, o por intermedio de
familiares, no llegaron a convencer nunca al ex-ministro de Hacienda
para acceder a nuestra petición. Estábamos obligados a buscarlo.

Sabíamos, por informaciones confidenciales, que muchos de los


miembros de la Comisión de Importaciones que él presidió,
sistemáticamente se reunían para evaluar las denuncias y seguirle el
pulso al caso Recadi. Este grupo de economistas y abogados,
denunciado por Tablante como el Grupo H, tenía vínculos pasados,
desde que trabajaban en la firma Promesa, donde prestaba sus servicios
profesionales a terceros o al mismo gobierno cuando estaba Acción
Democrática en la oposición. Así fue que Hurtado se convirtió en asesor
de Leopoldo Díaz Bruzual (el mismo de la tesis de la devaluación lineal
en febrero de 1983) en el Fondo de Inversiones de Venezuela, al
comienzo del gobierno de Luis Herrera Campíns.

Un buen día, el viernes 21 de julio, Héctor Hurtado sorprendió


con una llamada por el directo de la sección de economía. Planteó al
Jefe del área, Amado Fuguet, que estaba dispuesto a conversar sobre el
caso Recadi, para puntualizar algunas cosas. Mostró muchas reservas
en torno a la posibilidad de que nosotros lo enfrentáramos en la
conversación.
- Agustín Beroes está muy prejuiciado en el caso - explicó
Hurtado a Fuguet, por el hilo telefónico.
- Lo más conveniente es que Agustín se encargue -respondió
acertadamente Fuguet- porque él es el responsable de la coordinación
del caso y su seguimiento y lo ha estado llamando desde que
comenzaron las denuncias.

Llamamos a Hurtado a su nuevo teléfono particular, él mismo


respondió y convinimos en vernos en su casa de La Lagunita Country
Club el sábado 22 de julio a las nueve de la mañana. Al llegar a la
quinta aérea, estaban en casa su esposa y Guillermo Pimentel,
quien se desempañó como asistente del ex-ministro en el despacho de
Hacienda. Pimentel es el mismo personaje citado en el Capítulo II, que
elaboró el informe para Reinaldo Leandro Mora, presidente de las
comisiones de enlace con el gobierno saliente de Luis Herrera Campíns
y que recomendó que las funciones de Recadi debían ser absorbidas por
el Banco Central de Venezuela, planteamiento que, como dijimos,
nunca se materializó en el gobierno de Jaime Lusinchi.

Hurtado tenía un material por escrito donde refutaba las cifras


mencionadas por Tablante en la denuncia introducida por ante el
Tribunal Superior de Salvaguarda, referida a la Comisión de
Importaciones. De entrada, reclamamos a Hurtado el hecho de que no
hubiera aceptado la conversación semanas antes. Respondió y así lo
indicamos en la edición del martes 25 de julio, que las averiguaciones se
hacían dentro de un contexto prejuiciado que presupone la comisión
de irregularidades y que todos somos culpables hasta que no
demostremos nuestra inocencia, distorsionándose el principio básico de
la justicia.

Antes de recordar algunos pasajes de la conversación con


Hurtado, es bueno decir que tiempo después un miembro del Grupo
H nos confesó (a fines de noviembre de 1989, pocos días antes de los
autos de detención contra los funcionarios, ordenados por el Superior
de Salvaguarda) que, finalmente, los abogados del equipo dirigido por
Hurtado, recomendaron que el patriarca del grupo buscara la entrevista
con El Nacional, porque había llegado el momento de pasar a la
ofensiva. Esto fue lo que motivó la llamada voluntaria de Hurtado a
nuestra redacción.
- ¿Por la respuesta anterior uno puede entender que usted piensa
que el escándalo Recadi tiene origen y finalidades políticas? -
planteamos a Hurtado una interrogante.
- Evidentemente. La intención política de todo este escándalo es
destruir toda una administración de cinco años, como lo fue la del
Presidente Jaime Lushinchi. En este período el país se recuperó de la
crisis de estancamiento de la economía que se vivió entre 1979 y 1983.
- Usted ha sido directamente señalado en el caso Recadi pero
además en su relación con varios funcionarios subalternos. Por
ejemplo, está el oficio que dirigió a Edgalia Bastardo diciéndole que
entregara divisas independientemente de la situación presupuestaria.
- Hasta ahora yo no he sido interrogado por el Tribunal Superior
de Salvaguarda sobre eso. Dentro del cupo global de conformidades de
importación yo estaba autorizado para fijarle cupos a las empresas y
aquí yo no le fijé cupo a ninguna. Ahora para las empresas de repuestos
yo sí dije déle, aunque tenga el cupo agotado y en eso no hay ninguna
responsabilidad.
- ¿Pero al margen de la situación presupuestaria, como escribió
en ese oficio a Edgalia Bastardo, directora de Recadi?
- Presupuestaria era una forma común de decir las cosas. En
realidad, eran cupos nuevos que se habían asignado a empresas de
repuestos. Como agotaron sus divisas, déle entonces, fue lo que ordené.
- ¿Qué piensa del intento de suicidio de su amigo Héctor
Meneses? ¿En la carta dejada por él aparece usted mencionado dentro
del contexto de que en la Comisión de Importaciones se manipulaban
las actas y usted era el presidente de la Comisión 1.546...?
- Se trata de un momento de debilidad, de miedo a enfrentar este
escándalo que se ha producido y que yo prefiero enfrentar vivo,
tranquilamente. No tengo idea de a qué manipulaciones se refirió. No lo
sé...
- Volviendo a Meneses, tenemos la información de que él y otros
funcionarios suyos se reunieron con usted en esta casa pocos días antes
de que tomara la fatal decisión ¿qué sentido tuvo ese encuentro?
- El se reunió conmigo y preparó parte de la exposición que yo
hice en el Congreso sobre el caso Recadi. Fueron unas notas que
sacamos después en limpio en mi oficina de Extebandes. Como él había
estado metido en la jefatura de Recadi, tenía todo el detalle de la
papelería. Procedimientos. Más aún, el día anterior al intento de
suicidio cenamos juntos en La Mansión (12 de abril), por lo que yo fui el
primer sorprendido por su gesto del día siguiente.
- Después del intento de suicidio, usted también se reunió con un
grupo de exfuncionarios de la Comisión en el despacho de la Ministro
de Hacienda Eglée Iturbe de Blanco. ¿Qué finalidad tuvo este otro
encuentro? Me dicen que allí se firmaron algunas actas y que algunos
miembros de la Comisión de Importaciones se resistieron a firmar,
como Eduardo Mayobre y Eglée Iturbe de Blanco.
- He ido varias veces al Ministerio de Hacienda por gestiones que
tienen que ver con Extebandes. Ciertamente fui y fuimos todos los
funcionarios para terminar de firmar algunas actas de la Comisión de
Importaciones que estaban manuscritas. Eso es todo...
- ¿Quiere decir que se ha estado reuniendo sistemáticamente con
sus antiguos colaboradores?
- Naturalmente. Después que nos denuncian, como es natural,
tenemos que reunirnos porque nos están diciendo y dando con todo y
esperamos que esto llegue hasta aquí...
- ¿Qué final espera usted para el caso Recadi?
- Se comprobarán algunas irregularidades donde estén metidos
empresarios. Para mí un empresario es aquella persona que tiene una
empresa y en este caso pidió dólares preferenciales. Puede que cometa
fraude, pero es un empresario. Para que aquí llegara una vaquilla en
mal estado, tenía que existir la complicidad de un funcionario que
certificaba una importación.
- ¿Y los funcionarios, como usted, del gobierno?
- Pudiera ocurrir algo contra algunos funcionarios oficiales que
verificaron en las aduanas. Puede ocurrir, yo puedo responder por mí...

Hasta el primero de enero de 1990, no se conocía todavía el


paradero de Hurtado, a propósito del auto de detención en su contra
dictado por el Tribunal Superior de Salvaguarda, luego revocado por la
Corte Suprema de Justicia.
No me sobregire esa cifra

Como anotamos en el capítulo inicial, Edgalia Bastardo de


Leandro, ex-directora de Recadi, el sábado 25 de febrero de 1989, en
respuesta a las denuncias iniciales formuladas por nosotros antes del
Sacudón del 27 de febrero, respondió que era incierto que su oficina
hubiera sido intervenida policialmente desde diciembre de 1988. Y
también que no hubiera sido encontrada por las nuevas autoridades de
Hacienda para notificarle que había sido removida del cargo.

- A mí tienen que pasarme una carta, un 211, antes de encargar a


otra persona. No lo hicieron, sino que sacaron el nombramiento (de Eva
Morales) a través de la Gaceta. A mí nadie me ha buscado. Del
ministerio sí me llamaron y será este lunes (el 27 de febrero de 1989)
cuando me reúna con una doctora Jiménez, de Personal, y supongo que
será cuando me entregará mi carta como funcionario de carrera que
soy. Pero ya ni siquiera estoy en nómina -respondió a Florencia Tovar,
colega de economía.

Antes, el sábado 25 de febrero, escribimos sobre el fundamento


de la intervención policial a Recadi y sobre un problema planteado en
torno a Bastardo por la dirección de Personal de Hacienda: En este
momento hay un problema administrativo-procedimental con Edgalia
Bastardo, porque técnica y oficialmente, todavía no ha entregado la
oficina de la cual fue directora y, además, la Dirección de Personal no la
ha podido encontrar para entregarle la notificación de que oficialmente
fue removida del cargo.

Pensaron en Hacienda, como alternativa, insertar un aviso de


prensa dirigido a Edgalia Bastardo de Leandro, para comunicarle que
había sido sustituida por Eva Morales, quien venía actuando en las
Direcciones de Aduanas y Recadi, por nombramiento en la Gaceta
Oficial del 10 de febrero de 1989.

En el periódico Ultimas Noticias del 28 de febrero de 1989, salió


un aviso de la Dirección de Personal de Hacienda, con el siguiente
texto: A la ciudadana Edgalia Rosalía Bastardo de Leandro, titular de
la Cédula de Identidad Nº 3.605.022 se hace saber, que por decisión de
la ciudadana Ministra de Hacienda, se le remueve del cargo de Director
General Sectorial que viene desempeñando en la Dirección General
Sectorial de Divisas para Importaciones adscrita a este organismo, de
conformidad a lo previsto en el Artículo 4º, Ordinal 2º, de la Ley de
Carrera Administrativa, en lo que refiérese a los Directores... Queda
entendido que transcurridos quince días a partir de la fecha de la
presente publicación, sin hacer acto de presencia por ante la dirección
de Personal de este Ministerio, se tendrá por notificada de la medida
tomada en su contra, todo ello de conformidad con el Artículo 76 de la
Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos... Contra la presente
podrá interponer el recursos contencioso administrativo, por ante el
Tribunal de Carrera Administrativa, dentro de los 6 meses siguientes a
la fecha de su notificación, debiendo para ello agotar previamente y
dentro del mismo término, la instancia conciliatoria acudiendo a la
Junta de Avenimiento de este organismo.

La publicación de este aviso reconfirmó lo escrito por nosotros,


días antes.

El 1 de abril siguiente, Edgalia Bastardo de Leandro, previa


conversación telefónica con Carlos Tablante, se apersonó en la oficina
del entonces Primer Vicepresidente de la Cámara de Diputados. Luego
de un par de horas de entrevista, no le quedó más remedio que
someterse al intenso interrogatorio formulado por nuestro colega de
Agenda, Fabricio Ojeda. Este se identificó como periodista de El
Nacional y tuvo que demostrarlo enseñándole la ficha de acceso al
periódico, porque ella se mostró agresiva y pensó que se trataba de
Agustín Beroes.

- No estoy desaparecida ni escondida, como se ha dicho. Estoy en


mi casa y la gente que me conoce lo sabe -escuchamos luego en el
grabador de Fabricio y así quedó escrito en la edición del 2 de abril-...
Yo creo que ha sido magnificada la corrupción en Recadi. Por eso es que
los organismos investigadores deben llegar a las últimas
consecuencias... y yo me siento obligada a quedarme hasta el final.
Aunque digan que yo incurrí en irregularidades, eso no es verdad. No
participé en nada irregular...

El 23 de mayo su nombre volvió a aparecer en la Agenda Secreta


de Recadi: Verificadora China fue marginada por Edgalia
Bastardo, fue el título de nuestro trabajo en esa oportunidad.

Así como las empresas Caleb Brett, Société Généralé Surveillance


y Bureau Veritas, fueron seleccionadas para participar en el proceso de
verificación de importaciones por Recadi y el Ministerio de Hacienda,
mediante un proceso de descarte que hizo posteriormente posible la
emisión de certificados de origen, la cuarta seleccionada: Chinesse
Import and Export Commodities Inspection Corporation (CCIC),
ingresó al sistema a raíz de que el gobierno de la República Popular
China manifestó su protesta en el sentido de que se sentía marginado
del comercio internacional venezolano.

Así se desprendió de la documentación entregada a El Nacional


por Carlos J. Ruíz Poleo, delegado en nuestro país de la denominada
firma CCIC, quien además aseguró que, a los fines de la inclusión de
esta empresa en el proceso de certificación de importaciones, a pesar de
que existía un convenio comercial firmado entre China y Venezuela,
jamás fue recibido por la directora de Recadi, Edgalia Bastardo de
Leandro. Esto último determinó un retraso burocrático para que esta
cuarta verificadora pudiera expedir los certificados de pre-embarque de
ciertas mercaderías importadas desde el Lejano Oriente.

Aun cuando fue el 7 de julio de 1986 que la embajada de la


República Popular China protestó ante la Cancillería Venezolana el
antes dicho marginamiento, apenas fue en septiembre de 1988, dos
años y tres meses después -de acuerdo con el relato escrito
suministrado por Ruíz Poleo- que se pudieron iniciar las operaciones y
la campaña para dar a conocer esta corporación.

- el 21 de septiembre - dijo - se solicitó audiencia ante la


Dirección General Sectorial de Divisas para Importaciones (Recadi) a
fin de entregar copia del documento que autorizaba al delegado para
iniciar operaciones. No fui recibido por la directora, sino por una
secretaria (Milagros Soler), quien me firmó y selló la copia que entregué
para todos los efectos.

Es bueno indicar que el 31 de marzo de 1987, la Dirección


General Sectorial de Economía y Cooperación Internacional del
Ministerio de Relaciones Exteriores envió un oficio a la embajada de la
República Popular China, en el cual se notificó que el Gabinete
Económico, en su reunión del 5 de febrero de 1987, acordó aprobar el
punto de la solicitud en la cual se recomendó aprobar la selección de la
corporación china para emitir los aludidos certificados de importación.
Esto fue lo que quería entregarle Ruíz Poleo a Edgalia Bastardo de
Leandro en Recadi.

El 25 de mayo de 1989, la ex-directoria de Recadi fue llamada a


declarar en el XXXVII Penal del Juez La Riva. Ya había estallado desde
La Agenda Secreta el enredo de las comunicaciones firmadas por la ex-
secretaria privada de Jaime Lusinchi, Blanca Ibáñez, algunas de las
cuales estaban dirigidas a Edgalia Bastardo de Leandro.
- Tú te pones a leer esas cartas -comentó Bastardo - y no dicen
que les den más dólares. Sino que ahí le mando una comunicación
sobre fulano de tal, sobre un asunto que le compete a su
dependencia...No pueden considerarse como tráfico de influencias o
presión, porque la Ley de Procedimientos Administrativos establece
que toda comunicación que llega a un despacho y que no le compete,
tiene que remitirse al sitio al que le compete... En este caso, llegaban
cartas de la doctora Blanca Ibáñez, sobre personas que querían hacer
puente con el Ministro de Hacienda. En este país sucede que la gente
cree que yéndose por arriba las cuestiones se les solucionan.

El 7 de julio, Bastardo de Leandro regresó al tribunal, pero esta


vez al Superior de Salvaguarda.

- Yo entregué un cuadro al Tribunal Superior de Salvaguarda y se


verá que de los montos asignados para la importación de repuestos,
materias primas, insumos, partes y piezas, productos finales, CKD, del
monto total autorizado al ejecutado hay aproximadamente unos 2 mil
millones de dólares... Si yo me sobregiré como el ministro (Hurtado)
supuestamente me indujo, no me sobregiré en esa cifra...
Ignoro si fui investigado

Francisco Maldonado Cisneros, primer Director General


Sectorial de la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales, Recadi,
durante el gobierno del hoy ex-presidente Jaime Lusinchi, fue removido
del cargo que ocupó desde el 2 de febrero de 1984, porque algunos
organismos de seguridad del Estado encontraron indicios, en su
oportunidad, que hicieron presuponer que este funcionario pudo haber
incurrido en irregularidades administrativas durante la gestión. La
anterior fue la primera denuncia formulada desde La Agenda Secreta
de Recadi, el 31 de marzo de 1989.

Fuentes muy confidenciales nos informaron que la investigación


abierta contra Maldonado Cisneros tuvo su origen a propósito de
algunas denuncias elevadas por la Asociación Nacional de Agentes
Aduanales (Asonaga), cuando el gobierno nacional decidió, según el
Decreto 1.072 del 17 de abril de 1986 (publicado en la Gaceta Oficial
33.458 del 28 de abril del mismo año), entregar a las empresas
certificadoras internacionales -Caleb Brett, Bureau Veritas y Société
Généralé Surveillance - la verificación de todas las importaciones
privadas y algunas públicas.

La decisión del Ejecutivo, en aquél entonces, obedeció a que se


eliminaba el sistema de pago al contado para las importaciones con
dólares preferenciales y se pasó a la modalidad de las cartas de crédito,
problema que después puso en punta de quiebra a muchas empresas
nacionales.

Las denuncias hechas contra la decisión de incluir en el proceso


importador venezolano a las empresas certificadores internacionales, se
basaron en dos consideraciones: 1) el costo de los honorarios por tal
verificación quedó, al parecer, establecido según convenios clandestinos
celebrados entre la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales y
dichas transnacionales en el 1 por ciento del valor de cada
importación, revelaba uno de los documentos en poder de El
Nacional.

Se agregó que si tomamos en cuenta que el presupuesto de


divisas para las importaciones del sector privado alcanza la cifra de
5.000 millones de dólares (para 1986), es fácil deducir cuánto se
proponen ganar estas compañías a cambio de un documento (el
certificado de verificación o report of finding) que bien puede ser
suplido por una efectiva actuación de los funcionarios aduaneros.

Ante este y otros argumentos aportados por privados, se inició la


averiguación antes mencionada, surgiendo otro factor de importancia:
2) se comenzó a constatar la posibilidad de que en el proceso de
inclusión de las compañías Bureau Veritas, Caleb Brett y Société
Générale Surveillance, pudo estar presente, supuestamente, la
posibilidad de cobro de una comisión millonaria, a cambio de la
participación de las empresas extranjeras.

Las indagaciones que se adelantaron en 1986 provocaron que


diversos organismos de inteligencia también investigaran la
negociación realizada entre Recadi y la banca comercial. Entonces se
resolvió eliminar la actuación directa de usuarios y gestores ante la
oficina del Régimen de Cambios Diferenciales y sustituirla por el
sistema de tramitación de conformidades de importación por
intermedio del sistema financiero nacional.

Los organismos policiales y de inteligencia no quedaron


satisfechos ante las interrogantes planteadas y, nuevamente, se
acercaron a la posibilidad de otro cobro de comisión, presuntamente
por parte de Francisco Maldonado Cisneros. Es bueno recordar de
nuevo que, en aquel momento, los investigadores no pudieron tampoco
consolidar los indicios a los que se les estaba haciendo seguimiento.

Mientras los organismos de seguridad trataban de sustanciar los


recaudos aportados por privados, en el Palacio de Gobierno la situación
se traducía en una pérdida en la credibilidad de Maldonado Cisneros. El
Presidente Lusinchi, según la información disponible, decidió no
recibirlo más en cuenta directa y comenzó a discutirse si se destituía o
se le pedía la renuncia, como al final ocurrió.

Se optó por la segunda salida, para evitar que trascendiera el


escándalo al público. Francisco Maldonado Cisneros abandonó el cargo
-argumentando razones de salud- el 29 de junio de 1986, en carta
enviada al Ministro de Hacienda, Manuel Azpúrua Arreaza, con copia a
Héctor Meneses, director general del despacho de las finanzas públicas,
y quien en lo inmediato se encargó de la jefatura de Recadi.

Otro aspecto clave en la salida de Maldonado Cisneros de Recadi,


fue el análisis jurídico-legal que acompañó a las investigaciones de
orden policial. Concretamente, con el tiempo surgieron
cuestionamientos constitucionales en torno a la implantación del
sistema de conformidades de importación a través de la banca
comercial y, más tarde, en torno a la actuación de las empresas
certificadoras.

En el primero de los casos, se observó que permitirle a la banca


el monopolio exclusivo de tramitar el sistema de dólares
preferenciales, violentó el ordenamiento jurídico y constitucional del
país, en tanto que según la Carta Magna (art. 67), todos tienen
derecho a representar o dirigir peticiones ante cualquier entidad o
funcionario público, sobre los asuntos que sean de la competencia de
éstos, y a obtener oportuna respuesta.
Y, por otro lado, el sistema implantado por Maldonado Cisneros
puso en entredicho a la Ley de procedimientos Administrativos, en
tanto que la banca absorbió honorarios que han debido dirigirse al
Estado Venezolano.

En lo que respecta al sistema que permitió participar a las


verificadoras, también surgieron observaciones jurídicas de peso. Por
ejemplo, uno de los documentos consultados revela que el
procedimiento violentó la Ley General de Aduanas, especialmente el
artículo 45, que le otorga a los funcionarios de Aduanas la potestad
de...verificar documentos, identificación, examen, determinación de
tarifas, restricciones, valoración, peso, medida y contaje de las
mercancías a ser importadas.

Concluyó este otro papel confidencial señalando que de allí se


infiere que estas compañías transnacionales (las verificadoras) están,
sin duda, usurpando funciones que son ejercicio irrenunciable de
nuestra soberanía nacional.

A Maldonado Cisneros lo entrevistamos en Miami, en una sala de


reuniones alquilada por él en el Pent House del conocido Hotel Marriot
Center Miami, el 26 de abril de 1989. Ya habíamos destacado desde La
Agenda Secreta una serie de documentos entregados por el ex-
funcionario al diputado Carlos Tablante, quien también había viajado a
Estados Unidos a mediados del mismo mes, y grabado un importante
video de unas cuatro horas de duración, el cual tuvimos la oportunidad
de ver en la sede de El Nacional, por iniciativa del mismo Tablante, con
carácter de exclusividad.

El viaje, de donde surgió la posibilidad de conversar durante dos


kilométricas sesiones con Maldonado y su esposa, Marcia Fernándes
(de origen portugués e hija de un acaudalado empresario dueño de una
importante cadena de supermercados en Estados Unidos, Joe
Fernándes), resultó de un memoramdum interno donde planteamos a
las autoridades del periódico la disposición de Maldonado a hablar con
El Nacional, de manera exclusiva, su promesa de hacer importantes
revelaciones y entregar valiosos documentos, como en efecto ocurrió.

La posibilidad de entrevistar a Maldonado en Miami, además se


inscribió dentro del marco de una interpelación que le haría por
segunda vez Carlos Tablante, quien también empacó maletas para
viajar al norte junto con nosotros.

Según Maldonado Cisneros, el desarrollo de Recadi tiene que


ser evaluado en el contexto de los últimos cuatro años y medio. Ha
pasado por varias etapas importantes que deben ser examinadas para
determinar su actual situación.

Esto es que en 1983, se creó el mecanismo intempestivamente,


a raíz del 18 de febrero. No tenía ninguna base operativa, ni jurídica, ni
administrativa. Se dedica a sobrevivir por ocho meses, hasta entregarle
al nuevo gobierno. El desorden es total y básicamente se apoya en la
poca experiencia del control anterior experimentado en los años 60.

Argumentó Maldonado que entre 1984 y 1986, entra en una


etapa formal de estructuración y paralelamente resuelve el problema de
abastecimiento, credibilidad y se gana un puesto dentro de la
administración pública. Crece y se especializa. Resuelve fases como el
reconocimiento de la deuda externa privada y minimiza y luego elimina
el programa de estudiantes en el exterior. En materia de importaciones,
logra administrar el monto de 9.000 millones de dólares en 1983, de
7.500 millones de dólares en 1984, de 5.500 millones de dólares en
1985 y de 6.000 millones de dólares en 1986.
- Este hecho es de suma importancia -explicó Maldonado- pues
durante estos años el PTB refleja crecimiento positivo, el sector agrícola
se reactiva, las exportaciones no tradicionales superan los 1.000
millones de dólares y, más áun, el saldo de la balanza de pagos se
mantiene y hasta aumenta levemente.

Pero a partir de 1987 y hasta el final se cometen reversos en


política que afectan su desarrollo. Aunque su dimensión es reducida, se
reabre el proceso de registro de la deuda privada externa, y las
importaciones autorizadas aparentemente superan los 8.000 millones
de dólares. La estructura elimina una serie de programas de
especialización en áreas específicas y se encuentra trabajando con una
falta de coordinación con el resto de la economía. Se convierte en el
plato fuerte de la opinión pública y la imagen del culpable renace con
mayor intensidad, después de haberse eliminado entre 1984 y 1986,
(es decir, cuando éste funcionario dirigió la oficina).

Basó sus afirmaciones en que Recadi tuvo dos períodos


claramente diferenciados: el lapso de los primeros dos años y los dos
años y medio posteriores.

- Mi administración fue una gestión eficiente. Por ejemplo, las


importaciones de 1983 fueron por el orden de los 11.000 millones de
dólares y en 1986, hasta que yo estuve, habían caído hasta 3.200
millones de dólares. No me explico cómo en 1987 y 1988 las
importaciones comienzan a subir hasta sobrepasar de nuevo el umbral
de los 11.000 millones de dólares dentro de un cuadro de merma de las
reservas internacionales, de baja en los precios del petróleo y asfixia en
el pago de la deuda externa.

Es decir, sentenció a nosotros, que durante los dos últimos dos


años del gobierno de Jaime Lusinchi, la administración de las divisas
preferenciales se hizo bajo un criterio irracional.
- Esto significa que el proceso estuvo caracterizado por una serie
de reversos en política, tal como sucedió con el posterior otorgamiento
de dólares al Puerto Libre de Margarita (antes no ocurría) y el reingreso
al cambio preferencial de productos suntuarios antes discriminados al
dólar libre. El proceso de otorgamiento fue afectado externamente
(cuando en el pasado aprendimos a decir no ante los factores de
poder tanto públicos como privados) por una línea de
comportamiento complaciente, de favores políticos y de intromisión
también política.

Añadió en esta oportunidad Maldonado Cisneros que desde el


Ministerio de Fomento (al frente del cual estaba Héctor Meneses) se
desarrolló otra política complaciente en el otorgamiento indiscriminado
de delegaciones de importación, sujetas a uso posterior de dólares
preferenciales desde Recadi. La injerencia partidista contaminó los
mecanismos del sistema de otorgamiento de dólares preferenciales.

Jamás tuve conocimiento de que hubiera sido investigado -


respondió a nuestra pregunta-. Ni lo tuve cuando estuve en el cargo ni
luego que salí. Hay una cosa frente a la cual estoy claro, como
consecuencia lógica, al manejar un cargo de esta naturaleza. No tengo
dudas que algún ente del Estado, por medida precautiva, así como
preventiva o de rutina lo pudo haber hecho. Así como fui director de
Recadi, puede ser un ministro o el Presidente de la República. Pero una
investigación formal en mi contra, con acusaciones firmas en concreto,
desde entonces hasta hoy nunca tuve conocimiento de que se hubiera
hecho. Mi renuncia no obedece a solicitudes de nadie ni a descontento
por parte de mi superior inmediato. Al menos que yo tenga
conocimiento... Las razones por las cuales salgo de Recadi son primero
personales, y luego voluntarias.
En torno a la renuncia de Maldonado Cisneros, es pertinente
insertar el siguiente relato. El jueves 20 de abril de 1989, Carlos
Tablante consignó ante la Comisión Especial del Congreso que investigó
el cúmulo de irregularidades cometidas en contra o desde Recadi, una
lista de funcionarios de todos los niveles que tuvieron que ver con la
asignación de dólares preferenciales.

Tablante mencionó a Eduardo Rafael Behrens Linares, quien en


principio, sustituyó a Oscar Pérez Bohórquez, en julio de 1986, al frente
de la Dirección de Operaciones de Recadi.

El Primer Vicepresidente de la Cámara de Diputados solicitó,


además, que los mencionados en la lista, incluido Behrens Linares,
fueran también citados por el Juez La Riva, para tomarles declaración
jurada.

Una vez que Francisco Maldonado Cisneros salió de la jefatura


de Recadi, el 29 de julio de 1986, el candidato a sustituirlo, propuesto
por el ex-director saliente, fue Oscar Páez Bohórquez, quien desde 1984
se desempeñó como Director de Operaciones, el segundo de a bordo en
la línea de mando.

La propuesta llegó a instancias de Manuel Azpúrua Arreaza,


Ministro de Hacienda, quien se reunió en privado con Páez en la sede
del despacho de la Torre Norte y dijo que lo aceptaba en la dirección de
Recadi, en sustitución del renunciante.

La sorpresa y la molestia de Oscar Páez Bohórquez, al enterarse


que al día siguiente su nombre no quedó impreso en la Gaceta Oficial
correspondiente, sino el de Héctor Meneses, como nuevo titular -por
eso afirmó que tan sólo duró un día como máximo director-; provocó
que renunciara inmediatamente, inclusive, a la Dirección de
Operaciones.

La entrega de esta dependencia, por parte de Páez Bohórquez a


su sustituto Eduardo Rafael Behrens Linares, quedó acordada para
pocos días después. Páez se encontró ante una persona que jamás había
visto con anterioridad y se negó a firmar el acta de entrega respectiva,
en tanto que no estuvo de acuerdo con algunos de los términos allí
escritos.

El director de Operaciones saliente pidió 24 horas más para


firmar el acta, copia de la cual (más de 100 páginas) se la entregó a sus
abogados y, posteriormente, hizo algunas observaciones de fondo y de
forma. Páez planteó a Behrens Linares iniciar nuevamente en los
procesos internos de Recadi un conjunto de conformidades de
importación que él había ordenado tramitar y que se encontraban en
tránsito, puesto que las mismas se harían efectivas ante la banca
comercial y el Banco Central de Venezuela, y ello suponía que
circularían papeles firmados por Páez, quien había dejado de ser
ejecutivo de la oficina y no estaba seguro del uso posterior que se haría
de su rúbrica.

Eduardo Rafael Behrens Linares, hasta la salida de Maldonado


Cisneros y Páez Bohórquez, se desempeñó como empleado de la
Gerencia de Sistemas del Banco Central. Fue solicitado, en comisión de
servicios, por el Ministerio de Hacienda, Manuel Azpúrua, según consta
en las actas del Instituto Emisor.

Luego que Héctor Meneses, originalmente designado como


encargado de Recadi, decide, a su vez encargar en enero de 1987 en la
jefatura de la oficina a Ana Teresa Herrera Balduz, también directora de
Inspección y Fiscalización de Hacienda, ésta se encuentra a Behrens
Linares como director de Operaciones.

Una de las primeras anormalidades que encontró Herrera Balduz


en Recadi, fue el memoramdum interno 006449 de fecha 3 de
noviembre de 1986, según el cual Eduardo Rafael Behrens Linares,
director General de Operaciones, había participado al personal y a Luis
Enrique Aray, lo siguiente: cumplo con notificarle que ha sido
comisionado para coordinar la elaboración del proyecto del
presupuesto de divisas de 1987, de acuerdo a la asignación por sectores
determinado por el Ejecutivo Nacional. Proyecto que se manejará
conjuntamente con Cordiplan, Ministerio de Fomento y Ministerio de
Agricultura y Cría.

Si se trató del presupuesto de divisas para el sector público o


privado, en ambos casos era una atribución que, por jerarquía, le
correspondía ejercer al Director General del despacho de Hacienda, en
concordancia con las disponibilidades advertidas por el Banco Central
de Venezuela.
El memo descrito, firmado por Eduardo Rafael Behrens Linares,
por improcedente provocó que Ana Teresa Herrera levantara un
informe al ministro de Hacienda, Manuel Azpúrua, puesto que un
director General Sectorial de Operaciones no podía dar semejante
instrucción.

Por otra parte, no existía en la Gaceta Oficial, en el Ministerio de


Hacienda, ni en la propia Recadi, ningún nombramiento que diera
cuenta de que Luis Enrique Aray, fuera funcionario, mucho menos
comisionado, de alguna nómina del sector público. Azpúrua, ante la
situación, ordenó no dejar entrar en Recadi al tal Aray. Posteriormente,
en marzo de 1987, Eduardo Rafael Behrens Linares, a propósito del
informe elaborado por Herrera Balduz, salió de la Dirección de
Operaciones. Nunca se supo si regresó a su antigua posición en el Banco
Central de Venezuela.

Como dato curioso, tuvimos la oportunidad de conversar


directamente con Páez Bohórquez en la oficina de Tablante, un día que
fue citado por el diputado, y confirmar todo lo escrito en torno a su
nombramiento y hechos posteriores. En realidad nos conocíamos desde
que él ingreso a Recadi. También pudimos escuchar a Behrens Linares
en la misma oficina, pero con la diferencia de que él no se percató de
nuestra presencia. Nunca nos habíamos visto, y por eso continuó
declarándole al abogado Alberto Quintero, creyendo que también
formábamos parte del equipo de Tablante.

Desde El Nacional nunca se logró comprobar el posible vínculo


que pudiera existir entre Eduardo Rafael Behrens Linares y el primer
esposo de Blanca Ibáñez, Alfredo Behrens Ducharne. Incluso,
interrogamos a varias de los asistentes a una despedida de soltera
que amigas de la Ibáñez le organizaron en una quinta del Este. Si el
vínculo existe, se trata de un secreto bien guardado. Le perdimos la
pista a Behrens Linares.

No obstante, el personaje volvió a aparecer, al menos de nombre,


el 26 de abril de 1989. Resulta que la redacción recibió un conjunto de
actas o minutas levantadas por Recadi, sobre lo que fueron varias
reuniones, en realidad todas, efectuadas por los integrantes de la
Comisión de Importaciones, creada por el Decreto 1.041 y que luego
pasó a denominarse 1.546. Existía una del 19 de marzo de 1987 que
recogía lo resuelto en la reunión número 14, efectuada el 25 de febrero
del mismo año.

Asistieron Héctor Meneses, Viceministro de Hacienda; Francisco


García Palacios, Viceministro de Fomento; Guillermo Rendón, Director
General encargado de Cordiplan; José Azócar Aguilera, Ministro
Encargado del MAC; y Ana Teresa Herrera Balduz, Directora Encargada
de Recadi.

Lo interesante es que, más abajo, el documento señala otros


asistentes: José Tomás Blanco, director de Secretaría de Hacienda; y
Eduardo Rafael Behrens Linares, director general de la Oficina del
Régimen de Cambios Diferenciales.
La pregunta era: ¿Si Behrens Linares era director general de
Operaciones, por qué figuró en esa minuta como director general de
Recadi, participando en la misma reunión la directora encargada de
Recadi, Ana Teresa Herrera Balduz? La otra interrogante fue: ¿Hubo
dualidad de funciones en Recadi para ese entonces, tras la salida de
Maldonado Cisneros, Páez Bohórquez y Héctor Meneses?

Esas mismas preguntas se las autoformularon los investigadores


del Congreso. Encontraron que, en realidad, caída la posibilidad de
ascenso de Oscar Páez Bohórquez como sustituto natural de Maldonado
Cisneros, un hilo muy poderoso, desde Miraflores, impulsaba el
estrellato de Eduardo Rafael Behrens Linares. Sólo que a éste le ocurrió
lo contrario que a Páez Bohórquez: lo nombraron Director General de
Operaciones, con la idea de usar el cargo como trampolín para alcanzar
la ansiada Dirección General, pero otros factores le cercaron y tuvo que
salir en marzo de 1987.

Volviendo a Maldonado Cisneros, éste confió al redactor y así


quedó impreso el 3 de mayo que había exigido una explicación a
Azpúrua sobre lo acontecido con Páez Bohórquez.

- Le exigí al Ministro que me aclarara la situación, porque no


creía posible que, después de dos años y medio trabajando conmigo, el
Ejecutivo tuviera dudas de Oscar Páez. Esas pruebas, repito, esas
investigaciones o lo que fuese, nunca llegaron a mi poder... En ese
momento, aunque yo estaba afuera, consulté con el Ministro Azpúrua -
refiere Maldonado- y traté de que me diera una explicación. Yo, como
superior de Oscar Páez, tenía derecho a saber si había alguna duda con
él y, en consecuencia, saber si yo también había sido engañado. Me
comentó que quizás había algo. Yo quería que me enseñaran pruebas en
torno a lo que había, pero nunca se materializaron.
Por cierto, que el día que vimos a Páez Bohórquez en la oficina de
Tablante, quedó en entregar un libro donde anotaba llamadas
importantes y donde -según este otro renunciante- figuraban varias
llamadas hechas desde Miraflores, por el diputado Luis Guevara,
preguntando sobre el curso de los trámites de algunas empresas
solicitantes de dólares preferenciales. Fe de esto la puede dar el mismo
Carlos Tablante y el propio Oscar Páez Bohórquez. Nunca supimos si
finalmente entregó la copia de la agenda de llamadas, con la cual
pensaba defenderse si las cosas se ponían muy malas para él.
Siempre actué sin presiones

Mientras tanto, el Ministro de Hacienda, Manuel Azpúrua


Arreaza, estableció contacto personal con El Nacional luego de haber
sido nombrado varias veces en La Agenda Secreta y que el Juez La Riva
le prohibió salir del país en iguales oportunidades.

- He estado todo este tiempo en el país -nos dijo en la oficina del


jefe de Redacción, acompañado de uno de sus abogados- y seguiré
permaneciendo en el país, a la disposición como siempre de los
organismos públicos competentes, para cualquier aclaratoria o
investigación de mi gestión al frente del Ministerio de Hacienda. Estoy
especialmente interesado en que la investigación sea del nivel de
seriedad que el asunto amerita.

En efecto, el miércoles 26 de abril de 1989 fue citado por la


comisión del Congreso y el 6 de julio por el Juez La Riva.

Cuando acudió al parlamento expresó que lo que más le


conviene al país es que se determinen exactamente las cosas, para que
aquellos que sean los responsables sean sancionados y también se
restablezca la reputación a aquellos que han sido mencionados y que no
han cometido infracción alguna. Esa es una obligación y un deber que
tiene esta comisión y el Congreso de la República.

- En mi caso -explicó- siempre actué sin presiones.

El ex ministro de Hacienda, Azpúrua Arreaza y el ex-director de


Recadi, Francisco Maldonado Cisneros, fueron denunciados por el
diputado Carlos Tablante, el primero de julio de 1989, ante el Superior
de Salvaguarda, por presunta comisión de delito.
Uno de los hechos que he mencionado como generador de
actos de corrupción y que lógicamente dañó al patrimonio público, es el
conocido con el nombre de las verificadoras, por las cuales el Juez La
Riva -señaló Tablante- dictó varios autos de detención... Dicha
imposición fue producto de una supuesta contratación efectuada por el
entonces Ministro de Hacienda, Manuel Azpúrua, y el director general
de Recadi, Francisco Maldonado Cisneros, en contravención de todas
las opiniones e informes ordenados realizar previamente, entre los
cuales cabe destacar, el de los ex parlamentarios Leomagno Flores y
Alejandro Rodríguez Cirimelle y la del oficial de la guardia Nacional,
Orlando Hernández Villegas.

Este escrito precisó que esa presunta contratación -inscripción


vulneraba una serie de disposiciones legales, pues sometía a las
importaciones a una verificación extraterritorial, cuando esa labor
correspondía a las aduanas del país, por ende, a los funcionarios que
señalan las leyes de Hacienda y de Aduanas.
La investigadora investigada

La ex directora de Inspección y Fiscalización de Hacienda y


encargada temporalmente de Recadi, Ana Teresa Herrera Balduz, y
varios funcionarios a su cargo, fueron denunciados por algunos
interventores de la aduana El Guamache del Puerto Libre de Margarita,
por ocultar y participar, supuestamente, en actos reñidos con la ética
del funcionario público, según constó en algunos documentos en poder
de El Nacional.

En efecto, decía uno de los textos: nos dirigimos a usted (el


Contralor General de la República) en la oportunidad de remitirle por
segunda vez a su digno despacho el cúmulo de denuncias introducidas
en fecha de junio de 1987 ante la misma Contraloría, la Dirección de
Inspección y Fiscalización y la Dirección General de Ministerio de
Hacienda, y que recoge un paquete de denuncias relacionadas con
innumerables irregularidades que se vienen cometiendo en la aduana El
Guamache desde 1985.

Añadió esta misiva que los protagonistas de estos actos ilícitos


son: Arévalo Marín, administrador de Aduana; Santos Zapata, primer
interventor; Augusto Alemán, técnico valorador. Como coprotagonistas
mencionamos a Héctor Peinado, confrontador; Juan Méndez,
administrador encargado de la aduana de Pampatar; Omar Peraza,
abogado fiscal; y otros funcionarios bajo la dirección de la doctora Ana
Teresa Herrera Balduz, Directora General de Inspección y
Fiscalización.

Se argumentó que estas denuncias fueron procesadas entre


septiembre y octubre de 1987 por la Dirección de Inspección y
Fiscalización del Ministerio de Hacienda, fecha en que la Contraloría
General de la República mandó una comisión para investigar los casos.
Pero la doctora Ana Teresa Herrera se interpuso, colocando
funcionarios afines a ella en cada una de las empresas denunciadas,
engavetando las pruebas fehacientes que inculpaban e involucraban a
los funcionarios señalados.

Complementaron el informe confidencial advirtiendo que la


mano salvadora de la doctora Ana Teresa Herrera recibió dádivas, para
mantenerlos en sus correspondientes cargos....

Fue a partir de esta denuncia que las actividades de la ex


directora de Inspección y Fiscalización comenzaron a ser investigadas
desde el propio Ministerio de Hacienda y otras instancias, abriéndose
un proceso que culminó con la destitución ordenada por el Presidente
de la República, Jaime Lusinchi, dentro del episodio de los teléfonos
intervenidos en otras direcciones del despacho, incluídos los del
Ministro de Hacienda, Héctor Hurtado. Todo en un contexto donde Ana
Teresa Herrera, a su vez, hacía lo propio contra las actividades de la
directora de Recadi, Edgalia Bastardo de Leandro, a propósito de un
caso que hizo crisis: Interamericana de Aviación.

El 13 de abril de 1989, un día después que La Agenda Secreta


publicó nuestro trabajo, por intermedio de una amiga común, Ana
Teresa Herrera nos mandó a llamar por teléfono y nos dio una cita en
su casa para entrevistarnos el 14 a las nueve de la mañana, en el Edificio
Doral de Los Palos Grandes. Se mostró muy cautelosa porque ese
mismo día, por la tarde, tenía que ir a una interpelación en el Congreso.

Las denuncias formuladas ante la Contraloría y la Fiscalía por el


grupo de interventores de la aduana de El Guamache, en contra de
Herrera Balduz, provocaron que ésta iniciara una investigación interna,
de acuerdo con sus atribuciones específicas, que provocó la sospecha de
ciertas anormalidades y vicios cometidos por funcionarios y empresas
importadoras de Margarita.

Mientras por un lado Ana Teresa Herrera era atacada, incluso


con anónimos, ella, por el otro, actuaba bajo instrucciones emanadas
del Ministro de Hacienda, Manuel Azpúrua, en varias indagaciones.

El titular de la Finanzas Públicas, Azpúrua Arreaza, ofició a


Herrera Balduz para que tomara en consideración un petitorio enviado
por Paciano Padrón, presidente de la Comisión de Contraloría de
Diputados, a los fines de constatar la veracidad de las imputaciones e
irregularidades que se estaban levantado desde el Puerto Libre.

La instrucción de Azpúrua consistió en ordenar de inmediato


una inspección en El Guamache. En paralelo, la Contraloría hacía lo
propio.

Un primer paso ordenado por la Directora de Inspección y


Fiscalización, fue instruir a la jefa de la División de Instrucción Fiscal,
Carmen Hernández Antonini, para que reordenara a Víctor Droz y
Amarilis Sánchez dar cumplimiento al mandato del Ministro, siempre
basados en la comunicación de Padrón. El presidente de la Comisión de
Contraloría sustentó el petitorio a Azpúrua en 37 folios anexos.

Un primer informe parcial de las actuaciones ordenadas por Ana


Teresa Herrera dio como resultado que algunos factores como: falta de
registros contables, empresas inexistentes, y la difícil ubicación de otras
compañías, no habían permitido determinar fehacientemente las
presuntas irregularidades imputadas a la jefa de la oficina (Herrera
Balduz) y los otros funcionarios aduanales mencionados en las
denuncias.
En segundo lugar, el parte preliminar dio cuenta de que se
habían detectado procedimientos administrativos viciados por parte de
los funcionarios de la aduana El Guamache, en cuanto al
desaduanamiento de mercaderías, por lo que se trataron de introducir
algunos correctivos.

Fue así como el 6 de enero de 1988, meses después, Daniel


Antequera, Inspector General de Hacienda, ordenó a Eduardo Cuberos
-ya había sido destituida Ana Teresa Herrera Balduz - que continuarán
la investigación emprendida contra las empresas CVG Internacional,
Bomacasa, Joyería Iván, José Mazzeo, Importadora El Oeste,
Importadora El Sha, La Pirámide, Mi Lindo Sueño y El Gran Mayor.
Las investigaciones continuaron abiertas, porque nuestras embajadas
en el exterior no habían podido verificar los precios involucrados, cosa
fundamental para poder constatar las operaciones en Margarita.

Uno de los aspectos fundamentales que provocaron


discrepancias entre la Directora de Inspección y Fiscalización, Ana
Teresa Herrera, y el Director General de Hacienda, Jorge García Duque,
fue el trato jurídico que tenía que dársele a la empresa solicitante de
divisas ante Recadi, Interamericana de Aviación.

Esta otra investigación fue ordenada por el entonces Ministro de


Hacienda, Manuel Azpúrua Arreaza, a la doctora Herrera, hasta sus
últimas consecuencias. Así, la dirección de Inspección comenzó a
indagar en la Empresa, logrando reunir suficientes recaudos que
demostraban que se había hecho un mal uso de las divisas
preferenciales asignadas y lo mismo con otros dólares para la compra
de repuestos que nunca llegaron a Venezuela.

Incorporado García Duque al Ministerio, ya había llegado al


despacho un escrito del Tribunal Penal a cuyo frente estaba el titular
Pastor Laurens, quien opinaba que la averiguación no era competencia
de la dirección de Inspección y Fiscalización y que el caso debía entrar
en el ámbito de conocimiento del órgano tribunalicio, de manera
exclusiva.

El Director General de Hacienda, García Duque, creyó


conveniente que así se hiciera y, a partir de este momento, comenzó un
pleito entre los dos funcionarios que culminó con la destitución de
Herrera Balduz con un 211 ordenado por el Presidente Lusinchi.

El 16 de mayo de 1987 fue removida Ana Teresa Herrera de la


Dirección de Inspección y Fiscalización del Ministerio de Hacienda. Fue
enterada de la decisión del alto ejecutivo por la vía del Director de
Personal del despacho. Son encontradas las versiones de lo que sucedió
ese día en el cubículo de Herrera Balduz. Lo más confiable,
aparentemente, es que ella firmó el 211 ordenado por Lusinchi, sin
problemas. Pero condicionó la entrega del inventario para una hora
diferente del mismo día.

Fue así como en la tarde del 16 de mayo formalizó el traspaso a


Jorge García Duque, quien había reunido a la escolta del Ministerio y
todos armados subieron al piso 6 de la Torre Norte, mientras arriba
varios funcionarios, también armados y afectos a Herrera Balduz
esperaban al Viceministro. No hubo nada que lamentar, aparte de la
tensión y las llamadas de Miraflores y la Casa Nacional de Acción
Democrática, desde donde salió otro contingente para evitar una guerra
entre las facciones en pugna.

García Duque se encargó temporalmente de la dirección.


Posteriormente se firmaron las actas y los inventarios, donde de paso,
estaban incluidos los equipos de grabación y detección de voces, con los
que ella supuestamente había intervenido los teléfonos de las otras
autoridades del Ministerio.
| Según versiones recogidas entre funcionarios, aparentemente, se
trataba de equipos que existían desde la época de Fulvio Parodi, los
cuales fueron colocados para grabar las denuncias orales y telefónicas y
que, después, fueron utilizados con otros fines inconfesables.

Al acudir al citatorio del Congreso, Ana Teresa Herrera dijo, el 14


de abril, que su casa fue allanada por la Disip y una vez que llamé a
mi cuñado (un militar de las fuerzas navales que le dio la protección) la
trasladaron a la sede de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y
Prevención, primero en La Guaira y posteriormente a Caracas, donde
fui recluida en un calabozo... Ese calabozo estaba sucio, habia una cama
y dos mujeres. Una de ellas me dijo, es mejor que confieses porque si no
te pueden arrancar un brazo.

A duras penas admitió que había sido amenazada de muerte en


varias oportunidades.

Por cierto, que el caso Interamericana de Aviación fue cerrado


intempestivamente por el cuestionado Tribunal Superior de
Salvaguarda integrado por Guillermo Urbina Cabello, Luis Marcel
Urosa Savino y Angel Betancourt Ríos.

El expediente, abierto en 1987 por presuntas irregularidades en


la importación de aeronaves con dólares preferenciales (eran tres y sólo
llegó una en situación de inoperabilidad), fue protestado por el Fiscal
del Ministerio Público, Jofré Marín, porque la decisión primaria del
Juan Alberto Pérez Marcano, XXXV Penal, había sido mal instruida y
faltaban algunas diligencias de suma importancia que habían sido
solicitadas, más no materializadas.

En el interín, el presidente de la empresa, Julio Mendoza Silva,


se comprometió a devolver los dólares colocados (1 millón 850 mil),
más una fianza que originó una multa por 68 millones de bolívares)
que, según el Diputado Douglas Dáger tampoco se concretó.
Los otros señalados

Por la Comisión del Congreso pasaron, también, el General Jesús


Vargas Chirinos, de quien hablaremos cuando abordemos el caso de las
importaciones desde Margarita, y Jorge García Duque, ex-viceministro
de Hacienda.

El director General de Hacienda, García Duque, también citado


por el Tribunal del Juez La Riva, declaró a la prensa: estoy exento de
culpa. En el Congreso achacó las denuncias al director de Aduanas,
Vargas Chirinos, y a la de Recadi, Edgalia Bastardo de Leandro.

- Mis acciones están asignadas por la corrección -declaró a las puestas


del XXXVII Penal-. Ya les dije que tengo 30 años siendo funcionario
público. No creo que vaya a botar mi carrera, que vaya a dañar a mi
familia cometiendo un acto censurable en la etapa en que me encuentro a
esta edad de mi vida. Me siento muy honrado de ser lo que he sido y de lo
que soy... Yo aclaré ayer que él (Héctor Hurtado) me señalaba a mí como
Viceministro de Hacienda dentro de un equipo conformado por el
Director General de Fomento y el personal del Banco Central. Yo sólo
actué en equipo. No fue una actuación personal.

El General Jesús Vargas Chirinos, director de Aduanas, y


responsable del presupuesto de divisas para el Puerto Libre de
Margarita dijo en el Congreso, el jueves 4 de mayo por la tarde, que
mi responsabilidad en la asignación de divisas para los importadores
del Puerto Libre fue compartida con el ex-viceministro de Hacienda,
Jorge García Duque. Yo le presentaba los listados y él los aprobaba. En
Aduanas están los formatos con la firma mía y la firma del doctor
García Duque. Yo era subalterno y por mi formación militar, estoy
acostumbrado a recibir órdenes.
Otro denunciado, pero por el diputado Jorge León Díaz (ORA)
fue Carlos Hernández Delfino, ex-gerente de Operaciones Cambiarias
del BCV y luego nombrado Director de Finanzas Públicas de Hacienda y
actualmente es Comisionado de Ministro de Hacienda para coordinar
las Finanzas Públicas y el Tesoro. El BCV desmintió el 11 de junio, que a
lo interno del Instituto Emisor se le hubiera abierto un expediente por
irregularidades administrativas. Actualmente es el nuevo negociador de
la deuda externa ante la banca acreedora internacional.
29 de noviembre fecha histórica

El miércoles 29 de noviembre de 1989, nueve meses después de


las denuncias iniciales de El Nacional y siete meses después de
intensas investigación desarrolladas por la contraloría General, la
Fiscalía de la Nación, el Juzgado XXXVII Penal a cargo del Juez Luis
Guillermo La Riva, y por la Comisión Especial del Congreso, el Tribunal
Superior de Salvaguarda se reivindicó relativamente ante la opinión
pública y el país, dictando diez autos de detención contra importantes
funcionarios de la administración del ex-presidente Jaime Lusinchi.

En efecto, Silvestre Ortiz Bucarán, su presidente, y los


magistrado de Alaíde Mazzarri Mendoza, acordaron la detención
judicial de los ex-ministros de Hacienda Héctor Hurtado y Manuel
Azpúrua Arreaza; Héctor Meneses, ex-ministro de Fomento; Modesto
Freites Piñate, ex-ministro de Cordiplan; Mauricio García Araujo, ex-
presidente del Banco Central de Venezuela; Eduardo Mayobre
Machado, ex-presidente del Instituto de Comercio Exterior; Jorge
García Duque, ex-viceministro de Hacienda; Francisco García Palacios,
ex-viceministro de Fomento; José Encarnación Azócar Aguilera, ex-
viceministro de Agricultura y Cría; y Edgalia Bastardo de Leandro, ex-
directora general de Recadi.

Todos integraron la Comisión de Importaciones. La


determinación del Superior de Salvaguarda estuvo basada en que el
grupo de funcionarios de la administración de Lusinchi excedió -
sobregiró- en unos 11.500 millones de dólares, con autorizaciones
ejecutadas desde Recadi y remesadas por el Banco Central de
Venezuela, los presupuestos de divisas correspondientes a varios años.
Se amparó el auto en el artículo 61 de la Ley Salvaguarda,
referida a que funcionarios públicos no pueden exceder las
disposiciones presupuestarias y de crédito público, o efectuar gastos o
contraer deudas que hagan prosperar reclamaciones posteriores a la
República y sus instituciones. Este artículo castiga con prisión de 1 a 3
años de prisión a los infractores que provocaron malversación
específica de fondos públicos.
La noticia cayó como una bomba, puesto que se anunció cinco
días antes de las primeras elecciones directas de gobernadores, alcaldes
y concejales, que estaban previstas a celebrarse el 3 de diciembre de
1989. Uno de los fallos fue contra Modesto Freites Piñate, candidato
por Acción Democrática a la gobernación del Estado Guárico.

- En el expediente instruido por la denuncia hecha por el


diputado Carlos Tablante, en virtud de haberse encontrado y
comprobado plenamente el cuerpo del delito -declaró Ortiz Bucarán a la
prensa- y de existir graves, plurales y concordantes indicios de
culpabilidad, he decretado la detención judicial de los procesados.

Cuando todo parecía indicar que no pasaría nada, toda vez que
las apelaciones interpuestas sobre los casos elevados al tribunal de
alzada por el Juez Instructor Especial del caso, Luis Guillermo La Riva,
estaban siendo revocadas y cerradas las averiguaciones por otros
tribunales de Primera Instancia con competencia en Salvaguarda, el
Superior anunció su medida, acompañada con las consiguientes
prohibiciones de salida del país.

Como es ya costumbre, casi todos los funcionarios ya estaban en


el exterior, con excepción de Modesto Freites Piñate y Eduardo
Mayobre Machado, quienes se entregaron, y Mauricio García Araujo
que se escondió en Caracas.
En los días siguientes, la Policía Técnica judicial practicó más de
50 allanamientos a oficinas y casas de familia en busca de los
solicitados. A pesar del operativo, Jorge García Duque -esto fue
confirmado- logró viajar a Miami, donde se encontraba con parte de su
familia.

De inmediato y luego por apelación en ausencia de los acusados


el expediente subió a la Corte Suprema de Justicia, presidida por Otto
Marín Gómez, para que ratificara o revocara la decisión del Tribunal
Superior de Salvaguarda. En la primera de las opciones ya no habría
nada que hacer para los indiciados porque la Corte Suprema es la
última instancia de apelación. Lo segundo, podría arrastrar la renuncia
del Presidente Tribunal Superior de Salvaguarda, por razones obvias. -
Fue el ponente del caso al dictarse los autos de detención-

De acuerdo con informaciones confidenciales manejadas por la


redacción de El Nacional, nos enteramos de que dicha ponencia,
personalmente elaborada por Silvestre Ortiz Bucarán, presidente del
Tribunal, tenía, cuando menos unos quince días de redactada para la
fecha de la decisión. Estábamos empeñados en publicarla, puesto que,
para noviembre de 1989, como apuntamos, el caso lucía moribundo y
los venezolanos ya casi se habían olvidado de Recadi.

En los mejores mentideros de abogados ya se sabía de los


enfrentamientos entre Ortiz Bucarán y la magistrada Alaide Mazzarri
Mendoza. Esta era de la opinión de que los ilícitos denunciados no
generaban responsabilidades penales sino administrativas. La tesis
contraria era la de Ortiz Bucarán. En tanto que Enrique Sánchez Falcón
no había fijado criterio suficiente como para apoyar al presidente del
Tribunal. Lo anterior explica, de alguna manera, el por qué la decisión,
posteriormente, se tomó con la magistrada Mazzarri Mendoza de
vacaciones y suplida por Iván Martínez Zerpa. Por filtraciones que no
conviene detallar aquí, obtuvimos a finales de octubre un informe oral
de un confidente que logró leer la ponencia de Ortiz Bucarán y, ante la
posibilidad de que no cuajara la decisión, comenzamos a buscar con
lupa el documento para cumplir con nuestra responsabilidad con el
público lector.

Afortunadamente, el Tribunal Superior de Salvaguarda resolvió


parcialmente los roces internos de la manera más diplomática y no dio
pie para un nuevo y lamentable escándalo público.

Algunos analistas jurídicos nos confiaron que el error inicial de


Ortiz Bucarán, fue encargarse directamente de la ponencia. Haberla
entregado a Enrique Sánchez Falcón y conociendo la opinión inicial de
Mazzarri Mendoza, le daba mayor oportunidad de obtener más rápido
el consenso necesario para lograr una mayoría relativa y presionar un
posible voto salvado. Pero al final de este capítulo fue otro: la decisión
salió por unanimidad y la demora fue provocada por la incorporación
de Martínez Zerpa, quien necesitaba de algún tiempo para estudiarla y
dar su voto favorable.

Al día siguiente, el jueves 30 de noviembre, el candidato a


gobernador en Guárico, Modesto Freites Piñate, no le quedó más
remedio que entregarse en la sede de la Policía Técnica Judicial, por
recomendación del CEN de AD.

- Se trata de una burda maniobra- declaró al llegar con su


familia-, dirigida a entorpecer mi evidente triunfo como Gobernador de
Guárico (ya lo había sido durante el gobierno de Lusinchi y antes de ser
Ministro de Cordiplan)... Esto deja mucho que decir de ciertos
administradores de justicia y contribuye a desprestigiar aún más a
ciertos organismos que tienen el sagrado deber de impartirla.

Denunció, al boleo, que el presidente de la Junta Electoral


Principal del Estado Aragua, Eduardo Ortiz Bucarán, era hermano de
Silvestre, a lo que replicó el presidente del Tribunal Superior diciendo
que intentar relacionar la actuación de Eduardo con lo que pueda
ocurrir en las elecciones de cualquier otro Estado es absurdo. Su
denunciante, Carlos Tablante, era el candidato del MAS a la
Gobernación de Aragua y resultó electo.

Fue trasladado al Retén Judicial de El Junquito, sitio escogido


por el Tribunal para la reclusión de los potenciales detenidos, junto a la
Cárcel de Mujeres de Los Teques, para la única mujer del grupo,
Edgalia Bastardo de Leandro.

En las primeras de cambio, Freites Piñate fue visitado por


Alberto Finol, Octavio Lepage y Carmelo Lauría. El día de las elecciones
voló, ida por vuelta, en helicóptero a sufragar por sí mismo.

Freites pidió al Tribunal que estudiara la petición de pedir un


antejuicio de mérito ante la Corte Suprema de Justicia por ser
gobernador electo, pero la propuesta fue desechada, incluso, porque no
hay jurisprudencia en Venezuela para un caso similar.

El expediente subió a la Corte, no obstante, porque a los demás


enjuiciados se les nombraron defensores públicos.

Por su parte, Eduardo Mayobre Machado se entregó también en


la PTJ el sábado 9 de diciembre, no sin antes conocer la salud delicada
de su hermano José Antonio, también periodista, quien recién había
sido operado. Mayobre al comienzo del actual gobierno fue designado
presidente del Banco República, en sustitución de José Bejamín
Escobar, antiguo vicepresidente del Banco Central de Venezuela.

-He venido a ponerme a derecho- dijo en la entrada de la central


policial- dentro del lapso de los diez días hábiles posteriores a la medida
del Tribunal Superior de Salvaguarda, con el objeto de cumplir, como es
mi deber, con los requisitos legales del caso y demostrar mi inocencia,
así como en la esperanza de que se imparta verdadera justicia. No lo
había hecho antes por la necesidad de atender problemas familiares
urgentes que requerían mi atención y presencia personal.

- Este contexto - agregó- es propicio para que se lancen


acusaciones ligeras que pueden afectar a personas
honorables. Tal es el caso en que nos encontramos. Pero creo
que predominarán la sensatez y las instituciones llamadas a
hacerlo, llegarán a conclusiones justas, incluyendo la total
corrección de mis actuaciones en las funciones que me tocó
desempeñar.

Recluido junto con Freites escribió para El Universal una serie


de trabajos, donde intentó demostrar que un régimen de cambios
diferenciales o un control de cambios no necesariamente constituía un
delito.

Es bueno apuntar que ni Eduardo Mayobre ni Modesto Freites


fueron las personas más denunciadas o que desplegaron el mayor
centimetraje en el caso Recadi. Ambos siempre fueron señalados como
integrantes de la Comisión de Importaciones. No obstante, sobre
Modesto Freites recayó otro tipo de acusación. La interpuesta por
Carlos Tablante ante varias autoridades de Miami, donde pidió saber si
el candidato a Gobernador de Guárico tenía o tuvo cuentas bancarias en
el North Ridge Bank de Fort Lauderdale, el banco presidido por el hijo
del Diputado Alberto Beto Finol, de Acción Democrática.
Capitulo VII – Los Hilos del Poder

Blanca Ibáñez, secretaria privada del ex-presidente Jaime


Lusinchi, envió oficios a la Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales, según nos confió Francisco Maldonado Cisneros en
nuestro primer Viaje a Miami - efectuado a fines de abril de 1989-,
cumpliendo instrucciones del ciudadano Presidente, en favor de
ciertas instituciones no suficientemente amparadas por la legislación
cambiaria, como es el caso del Consejo Nacional de Seguros y la Cámara
Venezolana de Distribuidores de Instrumentos Musicales, cuyas
solicitudes igualmente, habían sido inicialmente rechazadas por las
autoridades de Recadi.

De acuerdo con los relatos de Maldonado Cisneros, la


dependencia adscrita al Ministerio de Hacienda recibió instrucciones de
Miraflores para reconsiderar algunas peticiones rechazadas, sin
embargo, la mayoría de éstos no obtuvo después respuesta positiva de
su parte.

- ¿Usted recibió presiones concretas de Miraflores?,


preguntamos a Maldonado en Miami.
- Habría que definir la palabra presión. Por lo que tú preguntas,
interpreto que habría alguien detrás de algo específicamente.
- La pregunta es: ¿Recibió presiones desde Miraflores, sede del
gobierno central? ¿De quién?
- No. Por eso digo que vamos a definir qué es presión. Yo sí recibí
llamadas de Miraflores, cuando Recadi presentaba un problema de
opinión pública, cuando existía un problema que Recadi no había
solucionado, o cuando se creaba un área de desabastecimiento. Había
muchos particulares e instituciones que acudían a audiencias en
Miraflores.
- ¿Cómo le llegaban las instrucciones de Miraflores en este
sentido?
- Dije que los privados planteaban su problema a nivel de
Miraflores. A mí me llegaba el material por varias vías: una directa, que
consistía en que Miraflores, directamente, me enviaba los recaudos a
través de la secretaria privada. Por ejemplo, un memo diciéndome:
anexo envío exposición sobre un caso que tiene un problema gravísimo;
favor tomar nota de esto y presentar solución.
- ¿Una comunicación de quién? ¿Acaso de la secretaria privada
del Presidente?
- Sí. Una carta de la secretaria privada.
- ¿Cuáles eran las otras vías?
- Otra vía era que esas cartas iban directamente a Azpúrua.
Cuando yo presentaba cuentas, él me remitía el documento.
- Por ejemplo, esta comunicación firmada por Blanca Ibáñez,
cumpliendo instrucciones del Presidente Lusinchi, de fecha 27 de
agosto de 1985, donde ella se dirige a Azpúrua y expone sobre una carta
consignada inicialmente por el presidente del Consejo Nacional de
Seguros, William H. Phelan, ¿es uno de esos casos?
- Exacto. Ese era el tipo de carta. Entonces según la
interpretación de lo que es una presión, esto puede ser o no una
presión. Aunque obviamente el documento está relacionado con un
caso concreto. Yo lo consideré como una presión natural...
- Entonces, ¿hubo presiones de Blanca Ibáñez?
- No.
- ¿La secretaria privada le dio órdenes directas alguna vez?
- No . Eran básicamente los oficios con cosas específicas. Se
preparaba completo, y al ministro de Hacienda (Azpúrua) se le ponía en
cuenta de la respuesta.
- ¿Y el ministro no se preocupaba con tantas negativas suyas en
relación a las comunicaciones de la secretaria privada, ordenadas por el
Presidente?
- A mí nunca me manifestó esa preocupación, pero se le veía en
la cara... El ministro muchas veces me dijo que me quedara tranquilo,
que aguantara, porque las cosas se podían manejar. Pero el que daba la
cara era yo, el que decía que no era yo.
- ¿Cree que en algún momento lo quisieron utilizar?
- (No hubo respuesta).

Este diálogo con Francisco Maldonado Cisneros, divulgado en La


Agenda Secreta del viernes 5 de mayo, trajo como respuesta que Blanca
Ibáñez enviara un escrito a la dirección de El Nacional, el cual fue
publicado el sábado 6 de mayo. La ex-secretaria privada de la
Presidencia de la República, en su extensa misiva, aseguró que las
comunicaciones oficiales enviadas por su oficina a otros despachos, se
hacían en fiel cumplimiento de una instrucción presidencial y que,
nada delictuoso o simplemente irregular pueden revelar. Sobre
Recadi, afirmó que nadie podrá demostrar jamás que ejercí presiones
indebidas ni accioné trámites que no me correspondieran.

- En su edición de ayer, continuando la subliminal serie que


ustedes llaman la Agenda Secreta de Recadi -se leía en el
encabezado de la carta de Ibáñez-, aparece a todo despliegue, titulado,
ilustrado y manejado con especial intención una publicación que bien
puede entenderse como dirigida a incriminarme una vez más en un
asunto que no me compete en absoluto. Como lo es lo relativo al
otorgamiento de dólares preferenciales a importadores durante el
gobierno del Presidente Jaime Lusinchi. De todas las sistemáticas
alusiones hechas a mi persona por su periódico, las más de las veces
que soslayo o en ejercicio de forzado razonamiento, ésta es todo lo
directa y malintencionada, que me permito un comentario también
directo y la exigencia moral y legal de que se abra espacio para
defenderme...
El mismo día tuvimos que responder a Ibáñez que estamos
acostumbrados a recibir de quienes ejercen o ejercieron el poder, ese
calificativo tan manoseado y efectista de manipulador, en casos en que
son tocados determinados intereses o la importancia personal de los
funcionarios señalados.

Días más tarde, el 10 de mayo, publicamos un trabajo titulado


Miraflores intercedió dos veces en favor de la empresa Indiaca.
Se insistió sobre el punto de las presiones veladas.

En resumen, la secretaria privada del ex-presidente Lusinchi,


blanca Ibáñez, intercedió en dos oportunidades -en una lo hizo por
instrucciones del ex-mandatario y en otra a título personal- en favor del
otorgamiento de dólares preferenciales, por parte de Recadi, para las
importaciones de la empresa Industria Nacional de Implementos
Agrícolas (Indiaca), cuyo presidente era Jesús Armando Maya.

Esta compañía, de acuerdo con la lista alfabética computarizada


y oficial de la Dirección de Informática de la Oficina del Régimen de
Cambios Diferenciales del Ministerio de Hacienda, no figuró con cupo
oficial otorgado en los presupuestos correspondientes a los años 1986,
1987 y 1988.

Sin embargo, la Industria Nacional de Implementos Agrícolas


apareció varias veces recibiendo conformidades de importación
autorizadas y anunciadas públicamente por Recadi en sus avisos de
prensa, por 710 mil 628 dólares con 80 centavos en 1987 y por 712 mil
10 dólares con 70 centavos en 1988.

Aun así, la información que de esta empresa existía en poder del


Banco Central de Venezuela, dio cuenta que en el período comprendido
entre mayo de 1983 y mayo de 1987, la firma Indiaca hizo efectiva ante
el Instituto Emisor la cantidad de 314 mil 322 dólares con 84 centavos,
de los cuales 136 mil 832 con 14 centavos fueron financiados con cartas
de crédito.

En tanto que, entre junio de 1987 y marzo de 1989, la Industria


Nacional de Implementos Agrícolas recibió del BCV 482 mil 592
dólares con 8 centavos, de los cuales 481 mil dólares con 68 centavos
también fueron financiados con cartas de crédito.

Las fechas de estas dos cartas enviadas por Ibáñez fueron las
siguientes: una, el 27 de noviembre de 1986, dirigida a Manual Azpúrua
Arreaza, aludiendo las instrucciones del Presidente Lusinchi, y la otra,
el 18 de mayo de 1987, sin comentar la referencia presidencial, dirigida
a Ana Teresa Herrera, directora encargada de Recadi. A ésta le pidió:
Altamente le agradeceré la atención que le dispense el caso tratado, e
igualmente informar a esta Secretaría Privada, para hacerlo del
conocimiento del interesado.

Un funcionario que ocupó el mismo cargo de Ibáñez nos analizó -


y preferimos no divulgar su nombre por ahora- que el segundo texto
excedió (de frente) las redacciones normales para ese tipo de
comunicación.

La empresa Indiaca, por ejemplo, que figuró en la rutina de los


listados por cupo -podría ser considerada extra-cupo- entre 1987 y
1988, recibió 42 conformidades de importación por casi 2 millones de
dólares preferenciales, según pudimos saberlo gracias a un servicio
computarizado levantado por la firma bursátil Marino Recio y
Asociados, que contrató El Diario de Caracas, precisamente, para
divulgar estos listados en la serie paralela Expediente Recadi. Se
descartó el servicio por El Nacional, debido a lo costoso. Pero pudimos
acceder en más de una oportunidad al mismo, gracias a la buena
voluntad de Alejandro Recio.
El 15 de mayo de 1989, Ibáñez apareció en el programa de
televisión de Adelso Sandoval (Sin Censura) por el Canal 12 y allí
denunció que estaba sirviendo de chivo expiatorio en una campaña
lanzada por personas e instituciones que intentan atacar a Lusinchi.

Fue la oportunidad en que también dijo: yo no tengo nada que


ver con Recadi. Yo no sé ni qué es una carta de crédito.

Fue así como el nombre de la ex-secretaria privada, Blanca


Ibáñez, quedó grabado en La Agenda Secreta de Recadi, y, como
veremos más adelante, El Nacional y otras instancias investigativas,
especialmente el Congreso, comenzaron a indagar una serie de bienes
informalmente atribuidos a ella. Todo indicaba que aquellos
misteriosos vínculos detectados por el desaparecido detective
Jiménez empezaban a tomar cierta forma en la realidad.

El 22 de mayo de 1989 Carlos Tablante envió un escrito a su


colega Douglas Dáger, presidente de la Comisión Especial del
parlamento, para que éste, a su vez, oficiara al director de la PTJ,
Mauro Yánez Pasarella, y solicitara aclarar los propósitos de las cartas
enviadas por Ibáñez a diversos funcionarios involucrados en las
averiguaciones. Anexó 15 comunicaciones fechadas entre el 4 de julio de
1985 y el 26 de mayo de 1988, dirigidas por la ex-secretaria privada a
Manuel Azpúrua, Edgalia Bastardo de Leandro, Ana Teresa Herrera
Balduz, Francisco Maldonado Cisneros. Pero también consignó oficios
originados en otros despachos y cuyos destinatarios fueron Héctor
Meneses, Héctor Hurtado, Mariela Rey de Quintero y Eduardo Rafael
Behrens Linares. Tanto en las de Ibáñez como en las otras, el propósito
era reconsiderar los casos de las empresas Indiaca, Federaciones
Agropecuarias, Cámara Venezolana de Distribuidores de Instrumentos
Musicales, Pinova ABCD C.A., Gases Industriales de Venezuela C.A.,
Coverplas y BPCA Tubulares petroleros C.A.
A mi despacho han llegado diversos documentos, en copias y
originales, de comunicaciones enviadas por algunos exfuncionarios de
la administración del ex-presidente Jaime Lusinchi como son Blanca
Ibáñez y otros, cuyo contenido -escribió Tablante en el texto que
solamente El Nacional publicó, aunque otros periódicos lo tenían (¿) - y
propósito pidieran constituir irregularidades administrativas o ilícitos
previstos y sancionados en la Ley Orgánica de Salvaguarda. Todo
parece indicar que dichos funcionarios violaron los canales y los
procedimientos administrativos regulares, al gestionar la obtención de
dólares preferenciales, a favor de personas naturales y jurídicas, por
vías distintas a las establecidas por el Estado en las resoluciones y
decretos que constituían el marco jurídico y legal para la tramitación de
conformidades de divisas preferenciales para importaciones.

En el archivo de quien fue una de las secretarias de Francisco


Maldonado Cisneros, en Caracas, había por lo menos unas mil cartas de
este tipo que, si bien no expresaban en su redacción ninguna presión
anormal, los nombres de las mismas empresas en muchos casos se
hacían cíclicos y cada seis meses circulaban. Por ejemplo, este fue el
caso de la firma importadora Indiaca.

El diputado Enrique Ochoa Antich (MAS) pidió el lunes 29 de


mayo a la Juez XXIII Penal, Carmen Figuera de Gómez, quien a su vez
evacuó al VII Penal, a cargo de Olimpia Suárez de Algarra, que se
investigaran los contratos suscritos entre familiares de Ibáñez y el
Centro Simón Bolívar.

La ex-secretaria, con motivo de lo anterior, compareció el jueves


1 de junio al tribunal de Olimpia Suárez. Allí dijo a los periodistas que
era inocente de todo lo que le achacaban.

- Basta de pantalleros en el país. La justicia será clara - sentenció


firme la cuestionada secretaria.
Como de costumbre, el ex-presidente Jaime Lusinchi asumió la
responsabilidad de las cartas firmadas por Ibáñez, su secretaria
privada, el viernes 2 de junio.
- La doctora Ibáñez -escribió Lusinchi- cumplió bien y
acertadamente la instrucción impartida por mí como Jefe de Estado y
superior jerárquico... No entiendo los rebusques interpretativos para
tratar de encontrar irregularidades o dolo donde no existe... por que
mal podría quien interviene en juegos prohibidos declarar su intención
o sus procedimientos ilícitos en un documento sujeto a circular, a ser
archivado e, incluso, a ser fotocopiado para entregarlo maliciosamente
a uno de esos enemigos gratuitos que todo el mundo tiene.

Blanca Ibáñez fue citada al tribunal de Recadi, a cargo del Juez


La Riva, el lunes 5 de junio siguiente. Luego de unas seis horas de
declaración dijo: aquí existe una conspiración de la izquierda contra
el sistema democrático. Como siempre, estuvo acompañada de su
abogado Norka Sierralta de Villarroel.

- He venido acá... a cumplir con la citación del ciudadano juez.


Vine efectivamente a declarar sobre las cartas que el diputado Tablante
le entregó al diputado Douglas Dáger. Esas cartas no fueron estudiadas
ni analizadas en el Congreso. Allí se me acusó a priori. Se están
buscando chivos expiatorios donde no existen -insistió.

Un día después, el 6 de junio, La Riva pidió recabar en Miraflores


los originales de las cartas firmadas por Blanca Ibáñez y por el
Diputado Luis Guevara. Teníamos el dato, más no la confirmación.
Conseguimos llamar al juez La Riva a su teléfono celular (la única vez
que hablamos por teléfono con él) y éste confirmó que había oficiado.

Guevara fue nombrado por segunda vez en el caso Recadi, puesto


que éste tenía un despacho muy cercano al de la secretaria privada. La
primera fue cuando Oscar Páez Bohórquez dijo tener registradas
llamadas telefónicas en su libreta de asuntos importantes, provenientes
de Miraflores, y bajo la responsabilidad de Luis Guevara.

La Riva ofició al Jefe de Personal de Miraflores y nos dijo que la


recaudación documental era clave.

Sorpresivamente, Blanca Ibáñez se presentó en el Congreso -


donde no estaba previsto interpelarla todavía- dos días después del
último acto de la Riva, el miércoles 7 de junio. Una vez que Henry
Ramos Allup le cedió su propia silla, intentó explicar su conducta como
funcionario. Fue el momento de la célebre frase siempre he cubierto
todos mis gastos.

Ante los miembros de la comisión especial que investigaba el


Caso Recadi precisó que los ingresos míos son los que he tenido de
mis cosas particulares, muchas de las cuales se conocieron después.

Mientras ella estaba en el Congreso, en Miraflores no sabían


nada del petitorio enviado por La Riva para recabar las cartas de Ibáñez
y Luis Guevara. Según las reseñas de prensa, Pastos Heydra, jefe de la
OCI, primero dijo que sí y luego que no habían recibido el memo de La
Riva, en un evidente cambio de seña política.

Blanca Ibáñez abandonó el país y se residenció,


fundamentalmente, en Miami, Estados Unidos, por sugerencia de los
abogados Norka Sierralta de Villarroel y Morris Sierralta, padre de ésta.

De tal modo que el 18 de julio, habiendo sido citada por la Juez


VII, Olimpia Suárez de Algarra, Blanca Ibáñez no se presentó, tras
cuatro horas y media de espera por parte del Tribunal.

Pero fue, finalmente, el martes 25 de julio que los diputados


Carlos Tablante y Luis Manuel Esculpi pidieron una cita a Silvestre
Ortiz Bucarán, Enrique Sánchez Falcón y Carmen Alaide Mazzarri
Mendoza, para denunciarla formalmente en el Tribunal Superior de
Salvaguarda del Patrimonio Público.

Teníamos el dato adelantado y ese día, muy temprano, acudimos


al bufete de Humberto Mendoza D´Paola, Tomás Mejías Martínez y
Alfredo Rojas, autores del documento. Lo pudimos leer con antelación,
y al rato se presentaron los diputados del MAS.

Tablante discutió telefónicamente con el secretario general del


Movimiento al Socialismo, Freddy Muñoz, porque éste no conocía los
términos de la denuncia, y la misma fue consignada por Tablante en
Salvaguarda más tarde, porque no me calo más retrasos burocráticos
con el partido.

Luego de colgar el auricular, se trasladó al despacho de Ortiz


Bucarán, totalmente decidido y escoltado por Luis Manuel Esculpi,
quien había levantado un verdadero trabajo de hormiga sobre los
bienes y relaciones de Blanca Ibáñez desde el ejercicio del poder.

El escrito, muy elogiado por diversos abogados litigantes, de


unas 25 páginas y más de 300 en anexos, lo pudimos fotocopiar y
divulgar de manera exclusiva por El Nacional (ya había finalizado, dos
semanas atrás, La Agenda Secreta de Recadi, advirtiéndole a los
lectores que se haría lo necesario sobre el caso cada vez que fuera
indispensable, como ocurrió el 25 de julio).

Los denunciantes entregaron, sobre las once del mediodía, el


dossier donde refirieron las irregularidades supuestamente cometidas
por Blanca Ibáñez, en la relación que privó entre la Constructora Los
Andes y el Centro Simón Bolívar y en la construcción y adjudicación de
apartamentos en el Parque Residencial Juan Pablo II.
En el conjunto de la denuncia, además de Blanca Ibáñez y sus
hijos, Carlos Alfredo y Lorena Margarita García Ibáñez, y sus familiares
Laura, Alexander y Mauricio Fazzolari Scurría (dueños de la
constructora Los Andes -ella está casada con Carlos Alfredo García
Ibáñez-) y Michele Fazzolari Faraco; figuraron el ex Ministro de la
Defensa, Andrés Eduardo Brito Martínez; el de Desarrollo Urbano,
César Quintana Romero; el ex-presidente del Centro Simón Bolívar,
Arnaldo Morales Jatar; el arquitecto Jack Dornbusch; y el Diputado
Alberto Finol y algunos familiares de éste.

Igualmente, el ex-presidente Jaime Lusinchi, Adolfo Ramírez


Torre, ex-gobernador de Caracas; Américo Araujo, secretario general de
AD en Zulia; y Luisa T. Pacheco de Chacón, ex-gobernadora del Estado
Táchira.

No obstante todas las referencias, Tablante y Esculpi


denunciaron a Blanca Ibáñez como autora de los delitos de tráfico de
influencia, enriquecimiento ilícito, ocultamiento de datos e
informaciones, lucro y concierto de funcionarios.

Como coautores precisaron a César Quintana Romero, Arnaldo


Morales Jatar (primo del abogado de Douglas Dáger, Braulio Jatar),
Carlos Alfredo García Ibáñez y Jack Dornbush. Pidieron la detención de
estos cuatro y de la ex-secretaria privada de Lusinchi.

Expusieron los parlamentarios que obran en nuestro poder un


conjunto de documentos e informaciones que constituyen indicios de
responsabilidad penal contra la ciudadana Blanca Alicia Ibáñez Piña...
por su participación en hechos ilícitos penados por la Ley Orgánica de
Salvaguarda.

- El país entero conoce el poder que esta señora concentró y


usurpó dada su influencia con el entonces Presidente de la
República, Jaime Lusinchi, expresado en hechos como:
nombramientos, remoción y manipulación de funcionarios
públicos; gestión de contratos, concesiones y regalías fiscales,
obtención de cargos a allegados, ocultamiento fraudulento de
informaciones sobre el patrimonio y el escandaloso
crecimiento y ostentación del mismo.

Dentro del extenso escrito destacó un señalamiento en


particular: tuvo 6 millones de dólares en varias cuentas corrientes
abiertas en diversos momentos en el North Ridge Bank, propiedad del
Diputado Alberto Finol y cuyo vicepresidente era Enrique Finol, hijo de
Alberto Finol.

Igualmente, las otras acusaciones pasaban por sus declaraciones


juradas de bienes enviadas a la Contraloría que, en consecuencia, eran
falsas; había dirigido el tráfico de influencias desde Miraflores; había
ocultado fechas al Presidente para entregar con privilegios muchos
apartamentos de Juan Pablo II; y había favorecido al arquitecto del
conjunto residencial, Jack Dornbush, entre muchas otras cosas
señaladas por Tablante y Esculpi. Apartamentos, carros, algunas
compañías, caballos, trabajos fáciles en la CANTV y la Disip para sus
hijos, contratos a familiares y casas, salieron a flote con el documento.

El apoyo político sobre el que dudó inicialmente Freddy Muñoz


(según Tablante, piensa las cosas mil veces, pero luego las hace muy
bien) fue luego dado por el conjunto del MAS. Destacó la frase acuñada
por Teodoro Petkoff el jueves 27 de julio: Ibáñez es el símbolo de la
corrupción de una época. Ese mismo día, el Diputado por Copei
Oscar Yánez, pidió que le cancelaran a la ex-secretaria privada la Orden
del Libertador que le impuso el presidente Jaime Lusinchi.
El lunes 31 de julio, cansada de esperarla, la Juez VII Penal,
Olimpia Suárez de Algarra, ofició a la Policía Técnica judicial para que
buscaran a Blanca Ibáñez y la llevaran a su despacho a declarar. Pero ya
era demasiado tarde. Como apuntamos antes, se había marchado a
Miami.

El día fue bastante movido. Su abogado, Norka Sierralta de


Villarroel, acudió al despacho del Fiscal General, Ramón Escovar Salom
y entregó un largo escrito con una serie de anexos y declaró a la prensa
que las denuncias de Tablante y Esculpi contra Ibáñez eran falsas.

Entre los anexos figuraban varias declaraciones juradas del


Presidente del North Rodge Bank, Peter McCormack, quien dijo bajo
juramento que, efectivamente, Blanca Ibáñez había tenido una cuenta
corriente cuyo saldo era inferior a 58.000 dólares cuando fue
clausurada el 19 de diciembre de 1983, y que su hijo, Carlos Alfredo,
abrió otra el 1 de marzo de 1989 con 44.051,54 dólares.

El ex-ministro de la Secretaría, Carmelo Lauría, estaba en Miami


y, según Tablante, fue el encargado de asesorar las peticiones de Ibáñez
y su hijo a Peter McCormack, y que luego trajeron a Norka Sierralta a la
Fiscalía y el mismo Lauría a un Comité Operativo de AD en La Casona.
La prueba de esto último es que un personaje que llamaremos Alfa
Policial a los fines de este recuento, hizo llegar a Tablante, con
antelación y vía fax, las solicitudes hechas por Ibáñez y Carlos Alfredo
García Ibáñez a Peter McCormack, antes de que Carmelo Lauría
regresara a Caracas y Sierralta consignara las declaraciones juradas del
presidente del North Ridge Bank ante el Fiscal Escovar Salom.

A Alfa Policial, como persona y como organización, lo conocimos


en Miami, cuando realizamos el segundo Viaje a Estados Unidos
oportunidad en la que Carlos Tablante denunció al North Ridge Bank
ante diversas autoridades del Estado de Florida. De esto hablaremos
más adelante.
Mientras tanto, Tablante y Luis Manuel Esculpi, apoyados ahora
sí por Freddy Muñoz, respondieron en rueda de prensa celebrada en la
primera Vicepresidencia de la Cámara de Diputados que no
polerizamos con los abogados de Ibáñez y ratificaron las denuncias
introducidas en Salvaguarda. El mismo día que la Corte Suprema
ordenó reponer el juicio de divorcio de Lusinchi, es decir el 2 de agosto
de 1989, los abogados de Tablante: Humberto Mendoza D´Paola y
Tomás Mejías Martínez, volvieron a la oficina de Silvestre Ortiz
Bucarán, para responder el escrito de Norka Sierralta de Villarroel ante
la Fiscalía, donde se argumentó la indefensión de Blanca Ibáñez.

De nuevo pudimos leer y obtener la respuesta con anticipación


en el bufete de Mendoza D´Paola. Tablante declaró que la confesión
de Ibáñez está en el escrito de su defensa.

Hizo referencia a que se reconoció que sí existió una cuenta de


Blanca Ibáñez en el North Ridge Bank y que la misma nunca fue
reflejada en las declaraciones juradas de la ex-secretaria privada ante la
Contraloría General de la República, cuando tomó o salió de los cargos
públicos que ocupó desde que fue secretaria en el Congreso de la
República.

-Haber ocultado a la Contraloría esta cuenta -señalaron- significa


la primera comprobación de los delitos por nosotros denunciados.

El 4 de agosto siguiente, Douglas Dáger también hizo lo propio, y


en el Tribunal VII Penal de Olimpia Suárez acusó a Blanca Ibáñez por
malversación de fondos, puesto que se habían desviado más de 100
millones de bolívares del Instituto Nacional de Hipódromos, para
financiar programas sociales de la Presidencia de la República, que al
final resultaron para comprar 24 caballos, pagar refrigerios y gastos
publicitarios para eventos especiales.
- Este cuadro general de utilización perversa, maliciosa de los
recursos públicos -justificó su acto Dáger-, en primer lugar
contra un superávit financiero que no existía y en segundo
lugar con un destino distinto al que tenían estas partidas,
constituyeron un conjunto de irregularidades, de lesiones al
patrimonio público y de malversación de fondos.

Un día más tarde, el 5 de agosto apareció en escena el hermano


mayor de Blanca, José Roso Ibáñez Piña, con las sensacionales
revelaciones hechas a nuestro colega Roberto Giusti. Una semana antes
habíamos acudido a la oficina de Tablante para seguirle la pista a su
denuncia contra la ex-secretaria privada. Encontramos un ambiente de
misterio y preguntamos al abogado asistente, Alberto Quintero:

- ¿Qué es lo que pasa?.


- Adentro está un tipo que dice que es hermano de Blanca Ibáñez
y está entregando documentos -respondió en la más estricta confianza.

Esperamos que saliera, dos horas después por lo menos, para


verle la cara. Posteriormente, el sábado 6 de agosto dio una rueda de
prensa en un hotel del Este y enseguida vino la serie titulada Mi
hermana Blanca Ibáñez, escrita por Giusti, a quien pusimos en
contacto con Alberto Quintero para poder amarrar al familiar de la
otrora poderosa secretaria. El primer contacto entre Giusti y José Roso
ocurrió en la oficina de La Agenda Secreta de Recadi, ya en relativo
desuso.

Cuando Carmelo Lauría regresó de Miami, un lunes -no


recordamos la fecha exacta- se celebró en La Casona una reunión
especial del denominada Comité Operativo de AD. El ex-ministro de la
Secretaria de la Presidencia hizo una defensa contundente de Blanca
Ibáñez y presentó a los asistentes, entre los cuales estaba Luis Piñerúa
Ordaz - quien en el pasado le había dicho públicamente barragana a
Ibáñez y ello le constó a ambos llegar al nuevo Congreso como
Diputados-, las declaraciones juradas firmadas por Peter McCormack,
basadas en las peticiones de la familia García Ibáñez y que Lauría
mismo había asesorado.

Piñerúa Ordaz se quedó mudo ante el cerro de papeles enseñado


por Lauría. El día del aniversario número 46 de El Nacional, una
asistente del ex-candidato presidencial y miembro del CEN confió a un
colega de la redacción que Piñerúa no tenía argumentos con qué rebatir
la presentación de Lauría ni los alegatos de la abogada Norka Sierralta
de Villarroel, apoderada de Ibáñez.

El punto nos fue comentado y contribuimos, en los días


siguientes, a construir un correaje informativo entre los archivos de
Carlos Tablante y de El Nacional con los de Piñerúa Ordaz, a quien se le
dotó de todos los papeles importantes que existían en ese momento y
que hacían referencia a Blanca Ibáñez. El terco dirigente adeco volvió a
respirar con tranquilidad.

Previamente, el primero de agosto, Blanca Ibáñez, en Nueva


York, otorgó amplios poderes a Norka Sierralta de Villarroel, para que
la asistiera y representara en todos los actos derivados de las denuncias
de Tablante y Dáger.

El acto ocurrió en el Consulado de Venezuela en Nueva York, con


la participación del Cónsul Guillermo Herrera, quien habilitó la unidad
de Servicios Públicos, fuera del horario normal, y con la asistencia del
Cónsul Claudio Osorio y el funcionario Carlos Croes, hijo del ex-
ministro de la Secretaría que lleva el mismo nombre.

El 8 de agosto, como fue su costumbre, Blanca Ibáñez mandó por


fax sobre las seis de la tarde, a la redacción de los periódicos, un escrito
donde planteó que se le quería ajusticiar al estilo revolucionario.
- Quienes conspiran para desestabilizar el sistema -la tesis de
siempre- los falsos conversos que venían engañando a mucha gente,
ahora enloquecidos después de los sucesos de febrero, son los mismos
que pretenden hacerme víctima de una especie de juicio
revolucionario pidiendo mi detención sin proceso y bajo la amenaza
de no ser juzgada por mis jueces naturales... Desde que tuve uso de
razón -agregó-, este señor que se presenta como mi hermano y nunca
le pareció, le ha dado por hacerme daño...

El jueves 31 de agosto el recién constituido Tribunal de Etica de


Acción Democrática, por boca de su presidente Gastón Vera, anunció al
país la expulsión de Blanca Ibáñez de las filas del partido, por tener la
convicción de que la compañera Blanca Ibáñez ha quebrantado normas
de carácter ético.

Desde Miami, una vez más utilizó el fax y respondió que se


trataba de una decisión cobardona, írrita, que vulnera la Constitución
Nacional. En los corrillos adecos quedó la sensación de que el texto
había sido escrito por Lusinchi, como había ocurrido en el pasado con
otras declaraciones.

Una vez expulsada, siguieron los procedimientos judiciales,


primero en el tribunal VII Penal, de Olimpia Suárez, quien fue
denunciada por Douglas Dáger por preparar la absolución de Blanca
Ibáñez, a lo que respondió la magistrada, el 4 de octubre, que el
presidente de la Comisión de Contraloría le había amenazado con
destruir mi carrera.

Y luego, en el Tribunal Superior de Salvaguarda que, estaba


estudiando si acumulaba los tres expedientes contra Blanca Ibáñez en
uno solo. En todo caso, todavía hay decisiones pendientes a favor o en
contra de la polémica ex-secretaria privada.

Ultimamente, en una interpelación de la que fue objeto el actual


Ministro de Educación, Gustavo Roosen, colateralmente salió el tema
de investigar la legalidad del título de bachiller de Blanca Ibáñez y si,
efectivamente, cumplió con todos los requisitos académicos para
egresar como abogado de la Universidad Santa María, curso que
adelantó coincidiendo con el ejercicio de la Secretaría Privada de la
Presidencia de la República. El caso fue posteriormente denunciado, el
23 de marzo de 1990, por el Diputado del MAS, Vicente Martínez, con
buenos indicios.

La oportunidad es propicia para contar lo siguiente. En la


denuncia interpuesta por los diputados Tablante y Esculpi contra
Blanca Ibáñez, en la página 2 se menciona una quinta llamada La
Guacharaca, cuya propiedad se le atribuyó a la ex-secretaria en
principio.

El Nacional tuvo conocimiento de un dato similar que,


previamente, comenzó a ser investigado desde mucho antes que los
parlamentarios del MAS también la refirieran en el escrito dirigido
después a Ortiz Bucarán.

Se trató de una construcción inscrita en el registro


correspondiente el 12 de diciembre de 1967, bajo el permiso de
construcción 19.762, y de habitabilidad número 9.448, de un piso y de
una superficie total de 346,45 metros cuadrados, pero plantada en un
terreno de 3.089 metros cuadrados, localizada en la Calle Mirador de la
Urbanización alto Hatillo.

Desde aquella fecha hasta el 9 de septiembre de 1987 tuvo una


cierta evolución y pasó por los siguientes propietarios: Rodolfo G.
Duberstadt Kagerah compró a José H. Amadeo Nigagkioni en 1960,
quien a su vez había adquirido el terreno de la Sociedad Urbanización
Alto Hatillo C.A. en 1960. El 9 de octubre de 1987 Duberstadt y un socio
venden la parcela Nº 7 y la casa La Guacharaca a Inversiones Catálisis,
constituida por el abogado Pablo Manuel Arráiz Santana y la señorita
Mercedes Elena Contreras Arrieche. Inversiones Catálisis es una
empresa de compra-venta de bienes inmuebles.

| De un valor inicial de 115 mil bolívares en terreno y de 278 mil


bolívares en construcción se fue revalorizando, hasta que Inversiones
Catálisis pago 8 millones de bolívares en efectivo, con una inicial de 1
millón y al final de la operación los últimos dos millones de bolívares.
Inversiones Catálisis fue constituida con 20.000 bolívares, el 15 de
septiembre de 1987, un mes antes de la compra.

Durante los meses que duró La Agenda Secreta de Recadi, la


casa estaba siendo objeto de una remodelación del tenor de los 40
millones de bolívares adicionales. Hecho el seguimiento en los archivos
legales, el 31 de mayo de 1989, Fabricio Ojeda, compañero de equipo,
usó un carro de lujo del periódico, tomó un chofer, y se trasladó, sobre
el mediodía, a la calle El Mirador de El Alto hatillo.
Se hizo pasar por un comprador potencial, y pudo constatar
dentro de la quinta el proceso de remodelación que desarrollaban tres
obreros colombianos, que le dijeron que su propietario era un señor
Riverol, quien no aparece en ninguno de los documentos por nosotros
revisados. Nunca pudimos confirmar que se tratara de Alfonso Riverol,
buen amigo de Blanca Ibáñez. Por otra parte, tampoco existía ningún
escrito que diera cuenta de que Inversiones Catálisis le hubiera vendido
la casa ni el terreno. El terreno mencionado en la famosa interpelación
a José Angel Ciliberto, en el caso de los jeeps, donde llevaron los
rústicos antes de ser repartidos en Miraflores, pertenece a Riverol y está
localizado también en el Alto Hatillo. ¿Casualidad?
Dos días después Ojeda se llevó a la colega fotógrafo Sandra
Bracho y ésta pudo fotografiar el inmueble y dejar testimonio interno
de la remodelación. Sólo esperábamos una mudanza que nunca ocurrió.

El día que Norka Sierralta de Villarroel, apoderada de Ibáñez,


acudió a la Fiscalía negó que esta propiedad fuera de su defendida,
Blanca Ibáñez, pero, paralelamente, el equipo de investigación de Luis
Manuel Esculpi consignó información como para que la quinta La
Guacharaca fuera incluida en la demanda contra la ex-secretaria
privada.

La empresa contratada para instalar, simultáneamente, aire


acondicionado y calefacción, es propiedad de un hermano de Héctor
Soucy, ex-presidente de Bauxiven, quien fue investigado en el sonado
caso del Informe Espinoza contra la C.V.G.

El diputado del MAS, Luis Manuel Esculpi, denunció


recientemente, el viernes 16 de febrero de 1990, que Ibáñez estaba
vendido sus propiedades en Venezuela.

En la edición de El Nacional del 4 de agosto de 1989, la


columnista Ana Teresa Arismendi Melchert (prima hermana del editor
de El Universal, Luis Teófilo Núñez Arismendi) dejó entrever que
Blanca Ibáñez tenía, además de las atribuidas a ella en el North Ridge
Bank en Miami, otras dos cuentas, número 38-6611142 en el Federal
Reserv Bank de Mónica, y la 110-1148999 en el Irving Trust
International Bank de Bahamas.
El imperio de la leche

El miércoles 5 de abril de 1989, Carlos Tablante ejerció a las seis


de la tarde un derecho de palabra en la Cámara de Diputados, la que
inició un debate sobre el caso Recadi, el cual concluyó con la
designación de la Comisión Especial para investigar las posibles
irregularidades.

Al caer la tarde, Tablante denunció que el Diputado Alberto


Finol, de AD, negociaba en el extranjero las importaciones de leche para
el Estado, adquiridas con dólares preferenciales. Pero también
mencionó al Diputado Luis Guevara, a quien acusó de actuar como
gestor de Recadi.
Fue así como los dos representantes del pueblo quedaron señalados, en
las primeras de cambio, en el escándalo.

- Nuestras investigaciones nos han llevado a detectar -dijo


Tablante en el derecho de palabra - múltiples operaciones fraudulentas
llevadas a cabo por el grupo de Beto Finol, Emigdio Rojas y Carmen
Rodríguez, en contra del Fisco Nacional... El grupo de Beto Finol,
aprovechando sus relaciones con el Gobierno Nacional, lograba
condiciones ventajosas en la asignación de cupos y delegaciones para la
importación de leche, consiguiente así mejores precios para la venta.

Una semana más tarde, el 11 de abril el diputado Finol consumió


otro derecho de palabra donde admitió: Yo estuve en Recadi
averiguando sobre asuntos inherentes a mi trabajo.

- Vengo de una familia de trabajadores y soy un empresario


que ha llevado trabajo y progreso más allá de las fronteras del Estado
Zulia - apuntó Beto Finol esta otra noche.
Sobre la marcha, Luis Piñerúa Ordaz no escatimó esfuerzos para
señalar, en repetidas oportunidades, que la doble condición de Alberto
Finol, diputado y empresario lácteo, significaba la mezcla ideal para
traficar influencias y obtener ventajas.

El 14 de abril, respondiendo a Piñerúa, Finol declaró que nunca


había utilizado el tráfico de influencias ya que siempre había tenido
como norte en la vida poner por encima los intereses del país. Antes, el
1 de abril dijo que Tablante tendrá que responder con su pellejo por
la falsedad de sus denuncias.

El 6 de mayo le hurtaron un computador Macintosh Plus a


Tablante de su propia oficina, en la Primera Vicepresidencia de la
Cámara de Diputados. Se trató del equipo con el que se redactó el texto
base para el derecho de palabra donde se acusó a Finol. No se afirmó
que fue Finol, simplemente queremos reflejar que Tablante sí sospechó
del otro Diputado, como un hecho cierto en su momento. En realidad,
la computadora apareció al día siguiente en el techo de la propia oficina
de Tablante, pero su jefe de seguridad, apoderado El Indio, quien
tenía más de cuatro años escoltando al polémico Diputado, terminó a la
orden de la Policía Técnica Judicial, luego de confesar que concretó la
desaparición del teclado y la memoria.

Este escolta tuvo la máxima confianza de Tablante. En una


oportunidad, cuando el caso de los Pozos de la Muerte, dijo a Tablante:
No baje por la cuerda Diputado, para eso estoy yo. Usted es más
importante.

El también diputado por el MAS en Zulia, estado natal de Finol,


Luis Hómez, denunció también al empresario lácteo por haber utilizado
sus influencias en favor del Banco Financiero, antes denominado
Agroindustrial de Venezuela, el 23 de mayo de 1989.
Desde La Agenda Secreta de Recadi nuevamente se denunció a
Alberto Finol, en esta oportunidad por especular con leche importada
con dólares preferenciales, basados en documentos aportados y
expuestos por el diputado, también del MAS, Marcos Pérez Belizia
(mayo, 27).

Entre el domingo 20 y el viernes 25 de agosto de 1989 viajamos


por segunda vez a la ciudad de Miami, donde sabíamos que el Diputado
Tablante, y el coordinador de sus abogados asistentes, Humberto
Mendoza D´Paola, denunciarían las actividades del North Ridge Bank,
su propietario, Alberto Finol; y los venezolanos que tenían o tienen
depósitos en cuentas corrientes o en bóvedas, incluida Blanca Ibáñez.

A lo interno del periódico se preparó un memo que generó luego


la correspondiente autorización para salir de Venezuela.
El seguimiento al North Ridge Bank, donde Enrique Finol, hijo de
Alberto, poseía el 30 de noviembre de 1987, 12.941 acciones con un
valor de 323,525 dólares cada una, (según el presidente de la institución
Peter McCommack, quien había supuestamente sido empleado de Beto
Finol hace años en Venezuela -esto nunca se pudo comprobar
fehacientemente-) comenzó en abril de 1989.

El 26 de abril, la organización que denominamos Alfa


Policial envió a Caracas un fax confidencial, donde se decía a Carlos
Tablante lo siguiente: Estimado compañero: por medio de la
presente hago de su conocimiento algunas informaciones recibidas que
indican lo siguiente, sobre el ex presidente señor Jaime Lusinchi. Anexo
la información NO CONFIRMADA. El expresidente señor Jaime
Lusinchi y la secretaria privada señora Blanca Ibáñez, mantienen
cuenta en el Banco North Ridge Bank, en Miami Florida, Fort
Laudardale. El presidente del Banco es el señor Enrique Finol, hijo de
Betol Finol.
Dos meses más tarde, a solicitud de Tablante y su equipo de
investigadores, se recibió otro informe privado, mucho más detallado
que el primero: Cuentas en el North Ridge Bank en Oakland Park
Blvd, banco de Alberto Finol a cargo de su hijo Enrique Finol.

El día 5 de julio de 1989, llegó Blanca Ibáñez en el avión de


Beto. El motivo principal de su visita fue cambiar su cuenta corriente
personal número 34451606, abierta el 20 de diciembre de 1982, con la
suma de 3.700.000,00 dólares. La cuenta anterior fue cerrada con
fecha de 1984.

Más adelante este otro informe decía: Actualmente el monto


de sus cuentas asciende a la cantidad de 6.100.000,00 dólares -la cifra
posterior denunciada por Tablante en Salvaguarda-, repartidas de la
manera siguiente:
1) Cta. Nº 350532-06 a nombre de Florida Investor Corp. Total:
4.000.000,00 dólares.
2) Cta. Nº 374369-06 a nombre de MCP Investment Corp. Total:
2.000.000,00 de dólares (MCP significa María Cristina Pérez - esposa
de Daniel Finol
3) Cta. a nombre de Inversora La Francia. Total: 100.000,00 de
dólares.
4) Cta. Nº 446289-06 a nombre de Carlos Alfredo García (sic) y esposa.
Total: 749.552,00 de dólares.

Concluyó este escrito señalado: En la bóveda del North Ridge


Bank hay dinero en efectivo. Cantidad incalculable y, entre otras cosas,
documentos pertenecientes a Beto Finol, de transacciones por Recadi,
así como también documentos y joyas pertenecientes a Blanca Ibáñez,
Camen Finol, Patricia Finol, Mariana Finol y Alicia Finol de
Cárdenas.
Un tercer informe de Alfa Policial llegó a Caracas a fines de
junio de 1989. Reveló lo siguiente: Pudimos encontrar otra cuenta
bancaria de B.I. registrada bajo el nombre de Juraldine Investment
Corp. Hasta el momento dos depósitos: el primero de 150.000,00
dólares y el del viernes pasado por 81.308,42 dólares. La persona con
derecho a firmar en un nombre falso.

Una vez en Miami, Tablante entró en contacto directo con Alfa


Policial para asesorarse de cómo podía hacer en Estado Unidos las
denuncias ya introducidas en Venezuela ante el Tribunal Superior de
Salvaguarda, en agosto de 1989.

El jueves 24 de agosto, Tablante y sus abogados, en un corto


escrito de apenas dos folios denunciaron ante la Oficina de Control del
Departamento de Banca y Finanzas del Estado de Florida (The Office of
The Comptroller) al North Ridge Bank.

Dirigido a la Dirección de Investigaciones Financiera (Area


Financial Manager Investigations), de Investigaciones Criminales
(Criminal Investigations) y el Buró de Análisis de Banca Internacional
(Analyst Bureau of International Banking), el denunciante dijo que
durante el curso de las investigaciones (en Venezuela) hemos
descubierto personas que, presumiblemente, están implicadas en la
perpetración de crímenes graves contra el tesoro público, y al parecer
tienen cuentas bancarias en el Estado de Florida, en particular en el
North Ridge Bank de Fort Lauderdale.

Además, que algunos ex-funcionarios de alto rango del


gobierno anterior poseen cuentas bancarias o guardan dinero en cajas
de seguridad en el North Ridge Bank, sin declararlo al Servicio Fiscal
Interno u otras autoridades monetarias.
Tratando de ubicar las relaciones internacionales del North
Ridge Bank, precisó que este banco es, asimismo, concesionario de
las obligaciones del Banco Financiero, banco venezolano, filial del
Banco de Ultramar de Panamá, que fue a la quiebra. Como se
demuestra en las copias que anexo, el North Ridge Bank adquirió la
deuda de un banco venezolano, como afirman las autoridades del NRB,
en la mayoría de los casos por su valor nominal. Sospechamos que no es
cierto, porque si la deuda de la República se está vendiendo estos días a
un precio inferior al 50 por ciento de su valor nominal, no es lógico que
el North Ridge compre la deuda de un banco pequeño en dificultades a
su valor absoluto.

En el escrito interpuesto por Tablante, se pidió investigar las


siguientes cuentas de venezolanos y empresas: Blanca Ibáñez, Carlos
Alfredo García Ibáñez, Laura Fazzolari de García, Fernando Cárdenas,
Patricia Finol, Carmen Finol, Enrique Finol, Alicia Finol, Mariana
Finol, Arnaldo Morales Jatar, José Puente, José René Finol, Corina
Reina Iribarren, Fernando Galué; Florida Investor Corp. (Blanca
Ibáñez), MCP Investments Corp. (Blanca Ibáñez), Inversora La Francia
(Blanca Ibáñez), Juraldine Investments (Blanca Ibáñez), PF
Investments Inc, Babcock de Venezuela C.A., Tony Cars Comunications,
Atahualpa Investments, Palamante Corporation, Monton Corporation,
Magic Travel and Tours, International Marketing Inc., International
Exports, y la de Antonio Aranguren y Modesto Freites Piñate.

Después de evaluar la gravedad de las implicaciones contenidas


en la denuncia de Tablante, la Oficina de Control de Departamento de
Banca y Finanzas ordenó comenzar una averiguación sobre las
actividades del North Ridge Bank, presidido por Peter McCormack
(quien regresó de urgencia de vacaciones) y vicepresidido por Enrique
Finol, hijo de Alberto Finol.
La organización se apoyó de inmediato en el Internal Revenue
Services (Impuesto sobre la Renta) y la DEA (Drug Enforcement
Administration). El equipo destacado para el asunto lo integraron
inicialmente, los funcionarios Cedric W. Johnson (Office of
Comptroller), Walter C. Scott (Bureaua of Internacional Banking) y
John Kennedy S. (Area Financial Manager Investigations). Comenzaron
las indagaciones, aplicando el código criminal establecido en la ley Rico
Act.

En torno a las relaciones entre el North Ridge Bank y el Banco


Financiero, se constató que un total de 9 instituciones financieras,
acreedoras de un monto original de 19 millones 999 mil 726 dólares,
por concepto de deuda externa privada registrada ante Recadi,
perteneciente al Banco Financiero, cedieron acreencias en favor del
North Ridge Bank por 4 millones 199 mil 75 dólares.

La participación fue hecha por Fernando Cárdenas el 2 de mayo


de 1988 a la Gerencia de Administración Cambiaria del Banco Central
de Venezuela, a cargo de Carlos Hernández Delfino, siendo aquel
vicepresidente del Banco Financiero.

Al día siguiente que El Nacional comenzó a divulgar toda la


información anterior en una serie denominada La Agenda Externa de
Recadi, el empresario Fernando Iztúriz, quien se venía desempeñando
como presidente de las acciones del Banco Financiero, adquirió en la
Bolsa de Valores de Caracas, por 22,5 millones de bolívares, 220 mil
acciones, propiedad de Alberto Finol, por lo que el empresario y
diputado quedó totalmente desligado de la institución financiera (31 de
agosto).

El 28 de septiembre, al acudir por segunda vez al Tribunal de


Etica de Acción Democrática, Finol declaró a los periodistas que no
necesitaba de la política para vivir. El 10 de noviembre el organismo
moralizador decidió dejar una averiguación abierta contra el diputado
Finol, pero lo destituyó del cargo que ocupaba en el Comité Ejecutivo
Nacional de AD.
El 13 de diciembre de 1989 Alberto Finol envió una carta donde anunció
que renunciaba a la militancia en Acción Democrática. No estoy
dispuesto a soportar la persecución de un grupo minúsculo de
dirigentes con poder temporal en Acción Democrática.

En el segundo viaje a Miami, ocurrió un incidente grave. Ya la


referida organización Alfa Policial le había informado al Diputado
Carlos Tablante, que a lo interno del North Ridge Bank se sabía que
llegó acompañado de un abogado y un periodista. No nos quedó duda
alguna de que fuimos seguidos desde que llegamos al aeropuerto, el 20
de agosto de 1989, cosa de la que nos percatamos luego, por confiados.

Ocurrió que una noche, la del jueves 26 de agosto, quedamos en


intercambiar información, por última vez, con la gente de Alfa.
Tablante había tenido una reunión previa en solitario con ellos. Pero
esta segunda se efectuó en nuestra habitación del Hotel Marriot
Airport, con la asistencia del Diputado y del abogado asistente,
Humberto Mendoza D´Paola.

Estuvimos conversando alrededor de unas dos horas, a partir de


las nueve de la noche. Luego, nos fuimos a cenar. Cedimos entre la
reunión y la comida, el tiempo suficiente para que algún o varios
desconocidos le forzaran la puerta a la habitación de Tablante y le
robaran un maletín marrón, de piel de cocodrilo.

A la mañana siguiente fue cuando nos percatamos del robo.


Además del maletín, faltaban los pasajes y pasaportes de Tablante y
otros enseres de uso personal. Pero lo más importante fue lo siguiente.
Había desaparecido una libreta de notas donde estaba apuntado el
último teléfono de Alfa, lo cual desencadenó, posteriormente (a las dos
semanas), el desmantelamiento de los contactos establecidos dentro del
North Ridge Bank y que fueron tan efectivos en el pasado reciente.
Papas fritas o motocicletas

El ex-ministro de la Secretaría de la Presidencia, Carmelo Lauría,


a decir verdad nunca fue denunciado por estar asociado a los desatinos
cometidos en contra o desde la Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales, en la administración irregular de dólares preferenciales.

El 15 de abril de 1989, desde Maracay, exclamó: Todo parece


presumir que en el otorgamiento de dólares preferenciales, por parte de
la mencionada oficina, hubo sobrefacturación y vagabunderías y a los
culpables hay que meterlos presos a través de investigaciones judiciales
y no mediante discursos.

Cuando finalizó el primer debate en la Cámara de Diputados en


torno al caso Recadi, cuando se aprobó una Comisión Especial para
investigar el asunto, Carmelo Lauría, en su condición de diputado
intervino en Cámara Plena y puntualizó las siguientes ideas, el 12 de
abril, antes de viajar a Maracay:

- Hoy se acaba de aprobar en la Cámara de Diputados, una


Comisión Especial para investigar Recadi. Hay que investigar a
quienes se lucraron en esa o en cualquier otra institución. Así lo ha
dicho el Presidente Lusinchi, Acción Democrática, el Presidente Pérez
y cualquier venezolano consciente. Pero quiero advertir, y alego para
ello mi condición de antiguo profesor de derecho penal, que no
cometamos el error de creer que con abrir la investigación, hemos
resuelto el problema. Me permito sugerir a los miembros de esa
Comisión, que inmediatamente hagan validar las pruebas que
obtengan, por los órganos jurisdiccionales, porque si no, señores, les
estaremos dando la oportunidad de destruirlas. Hago esta advertencia
como profesional, como congresante y como venezolano, porque me
parece sumamente importante.

Meses más tarde, el 16 de agosto de 1989, el Presidente de la


Comisión de Contraloría de la Cámara de diputados, Douglas Dáger,
ofició a la presidenta de Corpoindustria, Esperanza Vera, en
oportunidad de solicitarle me sea enviada copia de toda la
documentación referida al crédito otorgado por Corpoindustria a la
compañía Inversiones La Rendidora C.A. Así mismo, le agradezco me
remita copia del informe elaborado por la Comisión de Técnicos
Avaluadores que designó el organismo que usted preside, para
inspeccionar las maquinarias importadas por la referida empresa, y que
actualmente reposan en las aduanas.

Antes de seguir adelante, es bueno señalar que la Compañía


Inversiones La Rendidora se constituyó el 7 de diciembre de 1983 por
los socios Manuel Juan Padrón Castañeda y Aurelio Fernández
Concheso, ante el Registro Mercantil de la Circunscripción Judicial del
Distrito Federal y el Estado Miranda, a cuyo frente estaba Alberto Díaz
Méndez.

El 7 de enero de 1985, Aurelio Fernández Concheso vendió sus


acciones, se aumentó el capital de la compañía e ingresaron en calidad
de socios Nino Orofino y Carmelo Lauría Alcalá, hijo del ex-ministro de
la Secretaría.

Pero el 3 de septiembre de 1986 Nino Orofino, a su vez, vendió


sus acciones a los socios Manuel Padrón Castañeda y Carmelo Lauría
Alcalá y se registró un nuevo aumento de capital. El 7 de junio de 1987,
Manuel Padrón Castañeda cedió 30 de sus 80 acciones a Carmelo
Lauría Alcalá.
Lauría Alcalá y Padrón Castañeda, el primero ingeniero
zootecnista y el segundo comerciante, solicitaron un financiamiento
industrial a la corporación de Desarrollo de la Pequeña y Mediana
Industria, Corpoindustria, por 13.665.886,58 bolívares, de los cuales
1.043.825 se destinarían a construcción e instalaciones eléctricas y los
restantes 11.988.641,58 bolívares para financiar la importación de
maquinarias y equipos y cumplir con el propósito industrial de producir
papas fritas en hojuelas, palitos y galletas.

Para el momento de la solicitud, el 9 de octubre de 1987, el


capital suscrito de los socios es como a continuación se señala: 1 millón
200 mil bolívares de Manuel Padrón Castañeda y 300 mil bolívares de
Carmelo Lauría Alcalá. De manera que la anterior presidente de
Corpoindustria, Melania Canelones de Meléndez, el 4 de diciembre de
1987, concedió a los socios un crédito de 120 meses por 13.026.642,42
bolívares al 6 por ciento de interés (12.000.777,42 bolívares para la
adquisición de maquinaria y equipo y 1.021.865 para reparaciones y
mejoras).

Según el documento firmado entre la funcionaria y los


solicitantes el 4 de diciembre de 1987, dicha maquinaria y equipos
deben ser adquiridos por la obligada (Inversiones La Rendidora) a
través de la Sociedad Mercantil Insumos Industriales de Venezuela
S.A..

El 15 de septiembre de 1988, la Gerente General de Insumos


Industriales de Venezuela, Blanca Hernández de Ríos, ofició al Banco
Central de Venezuela, haciendo constar que hemos solicitado la
apertura de una carta de crédito irrevocable y confirmada al Banco
Industrial de Venezuela a favor de Vammark Corporation, cuya
dirección es Industrial Parway Creston, Iowa... por la cantidad de
701.250 dólares, destinada a la compra de 1 línea para la producción de
confitería, bajo la condición C&F cuya vigencia será hasta por 90
días.

Este escrito fue copia a Inversiones La Rendidora y el banco


corresponsal fue el Chasse Manhattan Bank de Nueva York.

El 21 de julio de 1988, Manuel Carrillo, director de Gastos en el


Exterior de los Poderes Públicos de la Dirección General Sectorial de
Divisas para Importaciones, antigua Recadi, se dirigió al BCV para
comunicar que se autorizó a Insumos Industriales a adquirir del
Instituto Emisor 701,250 dólares al tipo de cambio de 14,50
bolívares.

El equipo a importar desde la Vanmark Corporation consistía en


una tolva alimentadora, un lavador quitapiedras, una removedora
automática de piedras, un pelador de papas, una mesa de inspección,
un lavador hidroeléctrico, un descargador de papas, un alimentador
inclinado, una rebanadora de papas, un blanqueador, un transportador
vibrador de inspección, un elevador para tobos, un intercambiador de
calor, un transportador de inspección, un tobogán para descenso de
papas fritas, tres máquinas sazonadoras y un panel de control de
arracadores magnéticos, entre otras cosas.

El 13 de junio de 1989 llegaron en el vapor OBOD, que había


salido del puerto de Nueva York, a Puerto Cabello, 6 containers con una
línea de producción de confitería.

El 30 de agosto, un equipo de verificación de mercancías


designado por Insumos Industriales localizaron en el almacén número 1
de Resguardo de la Guardia Nacional los containers INBU-283934-3,
CTIU-451964-8, TOLU-204636-3, CITIU-442560-0, ITLU-525770-6 y
IEAU-450377-4, de los cuales se verificaron los identificados como
IEAU-450377-4, conteniendo un intercambiador de calor y un
removedor automático de piedra y el asignado INBU-283934-3
conteniendo un freidor modelo 100. El resto no fue verificado porque
no se localizó un montacarga y por la apatía del personal del Instituto
Nacional de Puerto. Estos containers están bajo protección en el
almacén de Resguardo de la Guardia Nacional, ya que en fecha anterior
habían sido violentados y se presume pérdida parcial de piezas y/o
equipos.

Posteriormente se levantó un acta el 6 de octubre de 1989 por


varios funcionarios reconocedores e interventores de la Aduana de
Puerto Cabello: durante el acto de reconocimiento (firmado por Juan
Pablo Muhamad Wulf y Efraín Alvarado de la Comisión de Contraloría
del Congreso)... se observaron maquinarias de la línea de producción de
confitería y una motocicleta (marca Jamaha, tipo Triciclo de 250
cilindrada). Esta comisión logró abrir los restantes cuatro containers
pendientes.

Eva Morales, liquidadora actual de Recadi y directora de


Aduanas ofició al diputado Douglas Dáger el 19 de octubre de 1989,
diciendo que este reconocimiento permitió que se realizara la
inspección de la mercancía que se encontraba en los furgones y, que
consta en el acta levantada por los funcionarios del Congreso... por vía
de excepción, ...es decir es un documento privado.

Aunque la historia es un poco larga, este pequeño caso está


siendo todavía ventilado en la Comisión de Contraloría de la Cámara de
Diputados, para tratar de determinar dos cosas: 1) cómo apareció la
motocicleta mezclada con el equipo de confitería y un posible mal uso
del crédito otorgado por Corpoindustria a la empresa Inversiones La
Rendidora; y 2) qué vínculo pudo ejercer en principio y si lo hubo, el ex-
ministro de la Secretaría, Carmelo Lauría, en la obtención del crédito
para su hijo.
Otra referencia obligada a la persona de Carmelo Lauría, es la
reunión que en su casa de La Castellana, sostuvieron el Diputado Carlos
Tablante y el ex-presidente Jaime Lusinchi.

Antes de que se realizara la célebre Marcha de Los Pendejos, (15


de junio), Lauría se reunió con Tablante, en su oficina de la Primera
Vicepresidencia de la Cámara Baja. Allí quedó claro que era posible el
encuentro. Pero Lusinchi no quería ir al Congreso y Tablante tampoco a
La Ermita. De modo que el escenario neutral y natural fue la casa de
Lauría.

Algunos días antes de la concentración popular que paralizó a


toda Caracas y luego se repitió en San Cristóbal, por iniciativa del
Diputado Walter Márquez, el ex-ministro de la Secretaría fue
personalmente a buscar a Tablante, de acuerdo con lo convenido. Se
montaron en el carro del Diputado de Aragua, con la mala suerte que
rumbo a la Cota Mil, muy cerca de la nueva sede del Ministerio de
Educación, el chofer atropelló a un transeúnte. Tablante y Lauría
llegaron en taxi hasta La Castellana, donde ya estaba el expresidente
Lusinchi esperando. Lamentó el inconveniente vial.

Ambos discutieron largo rato sobre los temas y denuncias


planteadas. Según Tablante -valga su palabra- ese día Lusinchi lo
amenazó a nivel personal y conminó al Diputado a no utilizar la Marcha
de Los Pendejos contra Blanca Ibáñez. La reunión terminó mal y sin
acuerdos posibles. Posteriormente, Tablante denunció la actitud del ex-
presidente en un programa de televisión.
El rey de Recadi

En los primeros días de abril de 1989, el equipo investigador que


asistió al Diputado Carlos Tablante, estaba ganado en la idea de
entregar al Juez Luis Guillermo La Riva una serie de recaudos e
informaciones que podrían propiciar la investigación de la empresa
Capital Express, cuyos socios eran Adrían Kupferschmied, José Angel
Ciliberto (hijo) y Gustavo Quintero.

El parlamentario pensó que hacer esta petición, de ningún modo,


podía interpretarse como una acusación contra alguien en particular,
sino más bien como un pedido especial al Juez XXXVII Penal,
porque me llama poderosamente la atención:.

1) La empresa Capital Express es una casa de cambio, uno de cuyos


socios es el hijo de José Angel Ciliberto, quien lleva el mismo nombre
del ex-ministro de Fomento, Relaciones Interiores y por varias veces
Presidente Encargado de la República.
2) De la empresa Capital Express también fueron o son socios Gustavo
Quintero, esposo de la doctora Mariela Rey de Quintero, consultora
Jurídica del Ministerio de hacienda, durante la gestión de Manuel
Azpúrua Arreaza.
3) El tercer socio es el señor Adrian Kupferschmied, de origen chileno,
quien es propietario del local donde funciona la referida empresa
Capital Express, la que por cierto fue autorizada a operar por el
entonces Ministro de Hacienda, Manuel Azpúrua Arreaza.

Nos llama poderosamente la atención -se lee en un documento


preliminar que nunca llegó a circular y mucho menos fue entregado al
Juez La Riva- que a mi despacho han llegado varios documentos,
expedientes e informaciones que indican presumiblemente, que desde
esta firma Capital Express se pudieron haber ejercido algunas presiones
en favor de la obtención de dólares preferenciales en favor de algunas
empresas, por una posible vinculación de sus accionistas con el
Ministerio de Hacienda y Recadi, no obstante que se trata,
aparentemente, de una casa de cambio legal.

El 20 de abril de 1989, logramos conversar con Adrián


Kupferschmied en su oficina de la Torre Banaven (Cubo Negro) entre
las cuatro y las seis y media de la tarde.

- Yo me imagino a qué vienes -nos sorprendió Kupferschmied.


- ¿Cómo puede usted saber a qué vengo, si es la primera vez que
nos vemos? - replicamos.
- No eres el primer periodista que viene a mi oficina a preguntar
cualquier cosa. No hace mucho estuvo uno de El Diario de Caracas,
cada vez que ocurre algo, viene un periodista a preguntarme qué tengo
que ver con eso...
- ¿Qué pasa con Recadi?
- Al Congreso y a El Nacional ha llegado una información que lo
involucrarían a usted con este caso y quisiera conocer algunas
respuestas al respecto y otras referidas a su persona.
- ¿A El Nacional han llegado unas informaciones y tú quieres que
yo las responda?
- Sí.
- ¿Y cuáles son esas informaciones?
- A El Nacional llegó la información de que usted importó cajas
de televisores donde apenas venía un solo microchip de computación, el
cual era luego reciclado al exterior.
- Mi única vinculación al campo de las importaciones de
computación para Venezuela fue cuando en una época me ocupé de
introducir en el mercado nacional la marca Atari y eso fue hace ya
muchos años.
- ¿Quiere decir que usted nunca importó artículos de
computación con dólares preferenciales autorizados por Recadi?
- No.
- ¿Durante su vinculación con la firma Motorola, tuvo problemas
financieros?
- Tienes bastante información sobre mí... Estuve relacionado con
Motorola junto a algunos otros socios. ¿Qué otras cosas quieres saber?
- ¿Fue dueño de una empresa textil?
- Soy ingeniero textil.
- ¿Tiene un yet que le costó 20 millones de dólares?
- Ese avión lo tengo en sociedad con otras personas y tengo a
mano los papeles que te lo pueden demostrar, pero no costó 20
millones de dólares. Si te interesa, también poseo un Mercedes Benz.
Me gusta vivir bien y no veo nada de malo en el hecho de tener un avión
o un Mercedes Benz.
- A El Nacional llegó la información de que usted es conocido
como el Rey de Recadi.
- ¿Crees que si yo fuera el Rey de Recadi, estuviera hablando con
un pendejo como tú?
- No soy pendejo, soy periodista y he venido aquí a hacerle
algunas preguntas que considero son importantes para la investigación
que el diario está adelantado en torno a Recadi. ¿Era usted el Rey de
Recadi?
- Agradezco este gesto de El Nacional. Si yo fuera el Rey de
Recadi, no estuviera sentado en esta oficina. Estuviera en alguna parte
del exterior, pero no aquí en esta oficina.
- ¿Dónde estuviera?
- No lo sé.
- ¿Conoce usted a Héctor Meneses?
- Al flaco Meneses tengo casi tres años que no lo veo. Jamás fui a
ninguna de sus oficinas, cuando él ocupó cargos públicos.
- Hay quienes afirman que Héctor Meneses estuvo en esta oficina
días antes de intentar suicidarse y discutió con usted, ¿es eso cierto?
- Eso es absolutamente falso y se lo puedes preguntar a
cualquiera de mis empleados.
- ¿Cómo conoció usted a Héctor Meneses?
- De reuniones nocturnas y amigos comunes.
- ¿Usted es socio de José Angel Ciliberto, el hijo del ex-ministro
José Angel Ciliberto?
- José Angel Ciliberto (hijo) es socio mío hace diez años,
¿Quieres conocer su oficina?
- No hace falta. Me basta con su respuesta. ¿Qué cree usted que
esté pasando? ¿Por qué alguien quiere vincularlo con el caso Recadi?
- Yo creo que se trata de una maniobra política para atacar a otra
persona, por intermedio mío.
- ¿Quién es esta otra persona?
- Yo lo ayudo a coordinar las finanzas de su campaña para
Alcalde de Caracas y tiene sus oficinas por aquí también.
- ¿Tiene usted sociedad con el general José Rafael Cardozo
Grimaldi en la explotación de oro en Guayana?
- Tengo socios en unos terrenos, pero no sé si alguno de ellos lo
es, a su vez, de Cardozo Grimaldi. Tendría que averiguarlo...
Adrián Kupferschmied confió al redactor que en una
oportunidad fue premiado como el empresario del año, y que, en ese
momento, sus empresas eran las siguientes: Vidarven C.A. (seguridad
electrónica), Seror C.A. (administradora de personal), Lider Tour
(agencia de viajes), Hotelera Líder C.A. (proyecto hotelero en
Margarita), Administradora C.R. C.A. (administradora de inmuebles),
Pasta House (comida rápida), Mister Potato (comida rápida), Tecno
Food (propietaria de los dos restantes antes citados), Industria
Nacional de Artemias (en sociedad con la Empresa Nacional de Salinas,
Ensal) y Tejidos de Punto F.L. C.A. (industria textil).

Como dijimos atrás, Carlos Tablante no encontró más elementos


para involucrar a este personaje y El Nacional se conformó solamente
con entrevistarlo.
Capitulo VIII – Las Reacciones Políticas

El primer pronunciamiento político y público del partido de


gobierno, Acción Democrática, en cuanto a apoyar las investigaciones
abiertas por la Contraloría, la Policía Técnica Judicial, el Tribunal
XXXVII Penal y el diario El Nacional, para determinar
responsabilidades en la administración y autorización de dólares
preferenciales desde Recadi, ocurrió el sábado 8 de abril de 1989, trás la
realización de un Comité Político Nacional (CPN), en Parque Central.

En esta sesión de la dirección ampliada se concluyó que Acción


Democrática consideraba que había suficientes fundamentos
planteados como para INDAGAR las actividades cumplidas por la
Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales durante los últimos
años, en especial durante la administración del ex-presidente Jaime
Lusinchi.

- AD ratifica hoy -declaró Humberto Celli, secretario general


del partido del pueblo-, lo que hemos sostenido. Vemos con agrado la
investigación sobre Recadi. Ratificamos que hay fundamentos
suficientes para hacer la investigación, pero condenamos que se quiera
predeterminar quiénes son los culpables del caso. Este CPN ofreció su
apoyo a la gestión del ex presidente Jaime Lusinchi, escuchó detalles
del reciente viaje del Presidente Pérez a Estados Unidos y ratificó que
aprueba el actual programa económico del Gobierno, aunque insiste en
la aplicación de mayores medidas sociales.

A medida que fueron avanzando las acusaciones contra


exfuncionarios de la administración Lusinchi y parlamentarios del
partido, en la misma proporción e intensidad repercutieron a lo interno
de la Organización los efectos del caso Recadi en el plano político.
Luis Piñerúa Ordaz, ex-candidato a la presidencia de la
República y miembro nato del CEN destacó el 10 de abril:

- Lo primero que se me ocurre, es que debe hacerse una


distinción entre quienes tienen un rango de dirigentes políticos y
quienes son simples funcionarios públicos. Sobre los primeros yo tengo
ya una posición definitiva. El valimiento o la influencia que depara la
condición de dirigente no debe utilizarse para orientar las decisiones de
entes de la administración pública. Para mí, es absolutamente antiético
que un dirigente -en clara alusión al Diputado Alberto Finol- máxime si
se trata de un parlamentario, se valga de su condición de tal para hacer
gestiones de carácter oficial, en las cuales tenga el dirigente un interés
personal.

Agregando:
- Pero ratifico mi posición de principios, según la cual es
contraproducente que Finol concentre la triple condición de miembro
del CEN, diputado y factor principal de empresas que tienen relaciones
directas con el Estado... En cuanto a Luis Guevara, a quien no se le
conocen relaciones comerciales precisas, pero de quien mucho se dice
que de una u otra forma, personalmente o por interpuestas personas,
ha incrementado su patrimonio en forma súbita e inexplicable.

El 16 de junio siguiente, Octavio Lepage, presidente del Congreso


de la República, admitió públicamente que las investigaciones en el
parlamento tenían a Acción Democrática contra la pared.

- AD no tiene por qué sentirse desmoralizada. En una


confrontación en el terrero de la corrupción AD puede participar con la
frente en alto, porque en la peor hipótesis de que altos funcionarios del
gobierno anterior o algunos dirigentes políticos importantes resultaran
culpables de prácticas irregulares, tráfico de influencias o de
enriquecimiento ilícito, no tendría por qué afectar al partido como
colectivo, porque se trata de culpables estrictamente personales.

Pero fue el viernes 16 de junio cuando Carlos Canache Mata, Jefe


de la Fracción Parlamentaria de Acción Democrática, planteó al
descubierto la necesidad de que AD integrara el tribunal de ética
partidista, solicitud también reiteradamente hecha por Luis Piñerúa
Ordaz.

- En 1985 se Creó el Tribunal de Etica de Acción Democrática -


explicó Canache Mata en un pleno de dirigentes en Catia La Mar- y han
pasado cuatro años desde su creación y hasta ahora no han sido
designados los integrantes del mismo. En todo caso, Acción
Democrática no se creó para que se enriquecieran sus dirigentes. Se
debe integrar este tribunal interno, para que, sin contemplaciones,
empiece a conocer las acusaciones que se están haciendo contra
dirigentes y exfuncionarios militantes y decida si existe culpabilidad o
no.

Piñerúa volvió a la carga el 14 de julio y desde Barquisimeto


insistió en que Acción Democrática ha debido ser más diligente en las
investigaciones del caso Recadi y no esperar que sean otros los que
hagan las denuncias, porque esto no es sino actuar como el avestruz y
esconder la cabeza.

- Sin duda que en el Caso Recadi hay cosas muy graves -remató
-, pero es bueno señalar que cuando se sindica o se acusa a alguien, no
se debe reaccionar violentamente contra sus acusadores. Lo correcto, lo
que debe hacerse, es demostrar que esas acusaciones son falsas y
mientras no se demuestre eso, quedará en entredicho ante la opinión
pública o como se hace con los animales enfermos, hay que colocarlos
en cuarentena.
Luego, unos días más tarde, dirigentes nacionales como el
mismo Luis Piñerúa Ordaz, Carlos Canache Mata, Reinaldo Leandro
Mora, Lilian Arvelo y Armando Sánchez Bueno, coincidieron en que el
Tribunal de Etica de Ad, convenido en la última modificación de los
estatutos para sustituir a la vieja Comisión de Etica en 1985, estaba
pendiente y la gravedad de las denuncias no admitía más demoras en su
integración.

Así, fue el lunes 7 de agosto cuando el Comité Ejecutivo Nacional


de Acción Democrática designó a los integrantes del tan deseado
Tribunal de Etica.

La presidencia del mismo recayó sobre el dirigente sindical


Gastón Vera y el resto de los elegidos fueron: el médico Feliciano
Acevedo, el dirigente campesino Rubén Lanz, el dirigente regional
Ramón Herrera León y el ex-secretario de AD en Mérida, Bernardo
Aranguren; todos como principales. Los suplentes nombrados fueron:
Angel Borregales, parlamentario jubilado; César Hernández, fundador
de AD Carabobo; Clarisa Sanoja, ex-presidente del Consejo de la
Judicatura; Arturo Tovar, dirigente destacado en organización; y
Edmundo Egui, abogado y juez, responsable de asuntos jurídicos del
CEN.

Con su característico estilo irreverente y retador, el ex-presidente


de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, Juan José Delpino,
declaró el 15 de agosto que ni Blanca Ibáñez ni Jaime Lusinchi le harían
caso al recién integrado Tribunal de Etica.

De inmediato el tribunal se abocó a conocer los casos de Blanca


Ibáñez, José Angel Ciliberto, Luis Guevara y Alberto Finol. Todos,
excepto Ibáñez, fueron en varias oportunidades a rendir su declaración
interna partidista. En este mismo orden los fueron expulsando entre
agosto y noviembre de 1989, aparte del Diputado Finol, a quien le
dejaron averiguación abierta y luego renunció voluntariamente,
previendo males peores para su reputación.
El gesto de la oposición

La reacción general de Copei frente al caso Recadi, por supuesto,


fue diferente a la del partido de Gobierno, al que le estaban señalando a
ex-funcionarios militantes y parlamentarios.

El secretario general del Partido Socialcristiano Copei, Eduardo


Fernández, declaró el sábado 1 de abril de 1989 que cuando era
candidato a la presidencia de la República, en diciembre de 1987, y
sin esperar que cayera el gobierno de Jaime Lusinchi, desde la misma
Recadi denuncié al país que era un monumento a la corrupción, el
despilfarro y la ineficiencia.

- Yo estoy dispuesto a respaldar y a ofrecer los votos de Copei,


para que esa investigación se traduzca en castigo a los responsables de
defraudar a la Nación, cualesquiera sea su rango, importancia o
militancia política. Tenemos que reconstruir moralmente el país y
debemos empezar por los delincuentes de cuello blanco.

El 3 de abril Fernández recibió en su oficina al Diputado


denunciante Carlos Tablante. Este solicitó al primero apoyo político
para la investigación.

En realidad, la presencia sistemática de Copei sobre el caso


Recadi, desde el comienzo, no pasó más allá de las labores intensas que
cumplió el presidente de la Comisión Especial del Congreso y de
Contraloría de Diputados, a la vez militante verde, Douglas Dáger.

Esta apreciación es tan cierta que en una oportunidad llamó a la


redacción de economía de El Nacional una persona allegada a Copei y
conversamos el tema. De esta charla inicial surgió una reunión formal
con Eduardo Fernández, en una casa de un amigo financista de él,
ubicada en la parte más alta de Altamira, casi debajo de la Cota Mil.
Amado Fuguet, Jefe de Información Económica del periódico y este
redactor nos reunimos en privado con Fernández, la primera quincena
de junio del 89.
El punto fundamental planteado por nosotros fue que cómo era
posible que teniendo Copei una ficha dirigente al frente de la Comisión
del Congreso y de la de Contraloría que le estaba metiendo el pecho
al asunto, prácticamente con las uñas, no se notara el respaldo de la
organización a nivel político, dentro y fuera del parlamento.

Incluso, dijimos a Eduardo que más intenso era el trabajo de los


parlamentarios del Movimiento al Socialismo, con menos recursos y
gente, que lo que estaba haciendo Copei. Fernández contraargumentó,
pero aceptó amigablemente la crítica.

Una semana después, empezaron a notarse los resultados. El


lunes 12 de junio de 1989, Enrique Pérez Olivares, Subsecretario
General de Copei, dio una contundente declaración en la que afirmó
que la sanción a los culpables del caso Recadi debe incluir la
responsabilidad del ex-presidente Jaime Lusinchi, sus ex-ministros, los
ex-directores de la Oficina de Cambio Diferencial, funcionarios del
Banco Central. Incluida la secretaria privada de la Presidencia, Blanca
Ibáñez.

- Creemos que las instituciones representativas de los sectores


económicos, laborales y los partidos políticos en especial, no deben
asumir como ataque institucional -advirtió Pérez Olivares- la apertura
de una investigación a uno de sus miembros o militantes, ni el
enjuiciamiento de uno de ellos. Eso sí, creemos que en éste, como en
todos los casos, se deben garantizar los derechos a un proceso sometido
a la ley y con pleno derecho a la defensa, exento de los repudiables
atropellos a la persona humana que se han presenciado últimamente.
En esta misma línea de acción, el Comité Nacional del partido
Copei aprobó un documento que se divulgó el 13 de junio, en términos
por igual consistentes:

El caso Recadi es el escándalo más grande de corrupción en la


historia de Venezuela. Asimismo, es el hecho de mayor incidencia en el
dramático deterioro de nuestra situación económica y la causa principal
de desaliento, desconfianza y resentimiento reinantes hoy en día en la
conciencia popular.
De seguidas se analizó: Lo afirmado obliga ahora a una
investigación que constituye un examen severo de los mecanismos a
través de los cuales opera la administración pública y a un juicio global
de una política y de una manera de gobernar que nos condujeron al
desastre económico y moral que hoy caracteriza la vida de la Nación,
afectando casi todas sus instituciones.

En otro pasaje se concluyó que durante el mandato del ex-


presidente Jaime Lusinchi, a pesar de las innumerables y muy serias
denuncias acerca de lo que ocurría en Recadi, no se pasó de algunos
simulacros de investigación, en medio de una indiferencia cómplice
tanto de la bancada de AD en el Congreso, como del mismo ex-
presidente Lusinchi y su tren ejecutivo. Embriagados por el poder y la
adulancia tarifada que en abundancia tuvieron los personeros de la
anterior administración, jamás atendieron las advertencias y denuncias
que como las formuladas por nuestro secretario general, Eduardo
Fernández, debieron bastar para frenar el festín de Recadi.

Por igual, iniciada ya una investigación parlamentaria seria y a


fondo, los medios de comunicación y la opinión pública en general,
descubren asombrados la verdadera magnitud del desastre. Nos
encontramos con la irresponsabilidad discrecionalidad de que gozaron
algunos personajes que operaron desde Miraflores como la señora
Blanca Ibáñez, secretaria del ex-presidente, así como de los ministros
que junto a sus directores generales, asumieron la tarea de otorgar las
conformidades de dólares preferenciales instituyendo mecanismos para
el manejo de esa monumental cifra de más de 30.000 millones de
dólares, que fueron siempre una invitación al abuso de poder, al
peculado, al enriquecimiento ilícito, a la malversación, al tráfico de
influencias y al aprovechamiento fraudulento de bienes del patrimonio
público.

En la condena política de Copei se señaló que es esta esfera de


la negligencia donde más está comprometida la responsabilidad de los
ex-ministros Azpúrua, Hurtado y Meneses, de sus ex-viceministros, de
los ex-directores de Recadi y también de una institución poco tocada en
todo este asunto y sin embargo íntimamente relacionada con él, como
es el Banco Central de Venezuela, pues era allí donde efectivamente se
entregaban los dólares y allí se debió impedir que el desaguadero de
divisas continuara.

El escrito del partido Socialcristiano Copei identificó tres razones


básicas que determinaron que, luego, se cometieran cualquier cantidad
de ilícitos:

1) Concepción errada de la política económica: al pretenderse que el


inmenso sacrificio fiscal que el Estado hacía al vender a los
importadores dólares a precios tres o cuatro veces por debajo de su
valor en el mercado libre, iría en beneficio de los productores y
consumidores, aún sin implementar medidas adicionales que obligaran
a vender esas mercancías a un precio relacionado directamente con el
costo artificialmente bajo que permitían los dólares preferenciales
obtenidos por los empresarios en Recadi.

2) Falta de controles eficaces en el Ministerio de Hacienda y en la


propia oficina de Recadi, todo lo cual permitió que muchas empresas
recién constituidas sólo para importar, fueran beneficiadas sin garantía
apropiada con millonarias sumas de dólares preferenciales.

3) Negligencia grave, al no ejercerse las acciones que el Estado por


órgano del Ministerio de Hacienda, debió emprender para ejecutar los
créditos a su favor, tales como las fianzas de fiel cumplimiento emitidas
por los importadores en favor del Fisco y con el respaldo de los bancos
comerciales. Asimismo, las acciones para obligar a los reintegros de
aquellos dólares obtenidos y no utilizados de acuerdo a su compromiso
por los importadores, casi nunca llegaron a ponerse en marcha.

Finalizó el escrito con la siguiente frase: Hemos creído nuestra


obligación hacer estas reflexiones frente al país, junto con la expresión
más categórica de apoyo a las investigaciones que se adelantan,
exhortando a las instituciones que las llevan a cabo a que se realicen de
la manera más objetiva, desprejuiciada, valiente y con el firme
propósito de llegar al fondo del asunto, sin enlodar injustamente
ninguna institución o persona, pero sin el temor de afectar, cuando
existan razones para ello, a quienes se encuentran comprometidos en
maquinaciones que defraudaron y lesionaron el patrimonio público.
El documento de Copei fue respaldado con algunos
proposiciones dirigidas a las otras fuerzas políticas, en busca de una
concertación sobre el tema de la corrupción administrativa en
democracia: reformas legales para robustecer al Poder Judicial, dotar
de presupuesto apropiado a los organismos encargados de combatir la
corrupción, crear unas brigadas anticorrupción para determinar
pruebas, crear la figura del testigo de cargos en la Ley de Salvaguarda,
enmendar la Constitución para crear la figura de la confiscación de
bienes, incorporar la recompensa para los denunciantes, designación
del nuevo Tribunal Superior de Salvaguarda, pedir a la Contraloría que
acelere sus investigaciones, exigir al Presidente una actitud más firme
del Ejecutivo en la lucha contra la corrupción.
De inmediato, los dirigentes nacionales de Copei comenzaron a
bombardear a la opinión pública sobre los puntos contenidos en el
documento. Por ejemplo, el senador Felipe Montilla, uno de los más
fieros adversarios del ex-presidente Jaime Lusinchi, declaró el domingo
25 de junio que mientras más se avanza en la investigación, más se
evidencia la responsabilidad política que tiene Acción Democrática
como partido y el ex-presidente Lusinchi y su alto gobierno. En Recadi
se batieron todos los récords en sobrefacturación, tráfico de influencias,
reconocimientos ilegales de deuda a empresas fantasmas y las más
inimaginables corruptelas que se pueden concebir... Toda evidencia que
Recadi era una alcabala para recaudar fondos para el partido y en
nombre del partido y en nombre del partido se crearon las más
fabulosas fortunas, saqueando de manera impune el tesoro nacional. La
carta de Meneses y su intento de suicidio, es un episodio dramático,
pero elocuente, de la complicidad que tiene el alto gobierno de
Lusinchi.

Otra declaración importante fue la del ex-presidente Luis


Herrera Campíns, el 2 de agosto, después de cinco años de tolerar la
frase la culpa es del gobierno anterior.

- El caso Recadi -dijo- no tiene ningún antecedente ni


comparación en la Venezuela contemporánea. Es un caso muy
complejo, porque se percibe que hay una poderosa retícula de
complicidades al amparo de lo que comprendió Recadi. El caso Recadi
no tiene parangón, que yo recuerde. Por eso hay necesidad de que todo
se esclarezca, que se establezcan las responsabilidades y que la justicia
sancione donde debe y según lo alegado y probado en los autos.
Las otras opiniones

Además de Acción Democrática, partido sometido por el


escándalo al escarnio público, el Socialcristiano Copei y el Movimiento
al Socialismo, organizaciones fundamentalmente acusadoras por
intermedio de sus delegaciones parlamentarias expresadas en la
comisión especial; también otros grupos más pequeños pero con
representación popular, como la Causa R y Nueva Generación
Democrática, emitieron criterios sobre el caso Recadi.

Para Andrés Velásquez, diputado por la Causa R y miembro de la


Comisión Especial del Congreso, las investigaciones quedarán en
nada, no sólo por el débil piso moral de nuestras instituciones, sino
porque además Estados Unidos presiona para que se deje en paz a las
empresas privadas que supuestamente estarían involucradas.

- El caso Recadi -dijo el 19 de julio de 1989- ha provocado una


conmoción que nos asquea y está encaminado a no parar en nada.
Habrá uno que otro preso menor, pero ninguno de los ex-ministros o
funcionarios públicos se pondrá a derecho. En el Congreso tampoco hay
voluntad ni decisión para encarcelar a los culpables. Continúa
funcionando la sociedad de cómplices. Las presiones políticas para que
Recadi y su escándalo desaparezcan vienen de Miraflores y de los
partidos Acción Democrática y Copei. Sólo la amonestación moral de
los medios de comunicación social será el resultado de esta
investigación.

Antes, el 9 de abril, el diputado Germán Febres, jefe de la


fracción parlamentaria de Nueva Generación Democrática, expresó que
el partido acompañará al MAS para verle el hueso al problema de
Recadi y a sus más variadas manifestaciones de corrupción y para que
las investigaciones que adelanta el Parlamento se cumplan con absoluta
responsabilidad e imparcialidad política.

- Algunas denuncias públicas dejan la sensación de que los


empresarios son solamente los responsables. Entre ellos no tengo
dudas de que existen unos que estimularon las corruptelas, pero, no
obstante, también es grueso el número de funcionarios oficiales que a
todos los niveles deshonraron el servicio público, estableciendo
alcabalas para el cobro de peaje y conceder las divisas preferenciales.

Pero la línea política de Nueva Generación Democrática no se


materializó con el tiempo, puesto que un senador de la organización,
José Marsicobetre -cuya mano era decisiva- votó en contra de que la
también Senadora Lolita Aniyar de Castro, del Movimiento al
Socialismo, ejerciera un derecho de palabra en la Cámara Alta con la
finalidad de plantear una investigación y un juicio político al ex-
presidente Lusinchi.

Como para remendar el entuerto, luego del episodio recordado


como El Lepajazo, y ante la proximidad de las elecciones donde
era candidato a gobernador en Miranda por Nueva Generación
Democrática, Vladimir Gessen, declaró, el 31 de octubre de 1989,
votaremos en el Congreso para condenar el Régimen de Cambios
Diferenciales expresado en Recadi. La Cámara de Diputados debe
discutir y emitir un pronunciamiento sobre la gestión política,
administrativa y moral del ex-presidente Jaime Lusinchi.

Otro criterio importante y no precisamente político levantado


desde Maracaibo, fue el planteado por el Obispo de Maracaibo,
Monseñor Antonio López Castillo. El 12 de mayo declaró al
corresponsal en el Zulia que si el caso Recadi no se lleva hasta sus
últimas consecuencias, la democracia venezolana perderá credibilidad y
con ello la situación puede verse muy compleja.

- El pueblo ya está cansado de tanta política y corrupción y lo que


quiere es que lo escuchen porque desea participar más en la dirección y
en las decisiones de la sociedad.

Mientras tanto Fedecámaras, órgano cúpula empresarial que


celebró su última asamblea anual en Maracay, por la vía de su
presidente, Eddo Polesel, el 18 de julio, pidió ante el Presidente de la
República, Carlos Andrés Pérez, y unos mil empresarios castigo a los
políticos de Recadi.

El pedimento estaba basado en que, hasta ese momento, el Juez


Luis Guillermo La Riva López, Instructor Especial del caso Recadi, le
había puesto la mano a demasiados empresarios. De acuerdo con sus
atribuciones, sólo podía requerir en calidad de testigos a los
funcionarios públicos pero nunca decidir judicialmente sobre ellos,
como después lo haría el Superior de Salvaguarda.

En el sector privado se empezó a desarrollar la angustia de que


los responsables no solamente podían y debían ser empresarios.
Necesariamente tenían que estar involucrados políticos y funcionarios
públicos. La reacción expresada por Eddo Polesel no tenía otra
explicación: la detención de un empresario tradicional, próspero y
símbolo, Nicomedes Zuloaga. De modo que también cuestionaron al
Juez La Riva, en su momento.
Las reacciones de CAP

En los días iniciales de La Agenda Secreta de Recadi, el


Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, declaró a los medios
de comunicación social que se justificaba armar un escándalo público
de tal magnitud.

No obstante, el pensamiento del Primer Mandatario Nacional fue


evolucionando con el tiempo y el desarrollo de los acontecimientos y
denuncias.

El sábado 29 de abril de 1989, en cadena de radio y televisión


dijo a los venezolanos: no vacilamos para tomar la decisión de
introducir las medidas de ajustes, a sabiendas del impacto negativo que
tendrán a corto plazo, pero con la seguridad de que sus frutos
relanzarán al país por el camino del trabajo y la producción a mediano
plazo. Lo contrario era, sencillamente, ocultar la cabeza en la arena,
hacer como si aquí no hubiera pasado nada, seguir haciendo
malabarismos contables para continuar distribuyendo la riqueza, con la
diferencia de que, agotadas las reservas internacionales, ya no era
posible mantenernos distraídos de la crisis unos meses atrás.

No fue la primera vez que Carlos Andrés Pérez, sin mencionar


directamente a la administración anterior -la de su compañero Jaime
Lusinchi- criticó la política económica reciente. A propósito de la
Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales, de seguidas acotó:

- Si hubiéramos mantenido el Régimen de Cambios Diferenciales


y a Recadi, no sólo habríamos tenido que seguir manteniendo una
fuente de corrupción, sino que la orientación de la economía habría
paralizado al país. Nos habríamos visto privados del acceso al crédito
internacional que requerimos con urgencia, mientras reordenamos la
economía.

Pero otra parte advirtió: Y no faltan, desde luego quienes


aprovechen el desconcierto para la especulación y el aprovechamiento
inescrupuloso, manipulando precios o manipulando informaciones que
agudicen las dificultades, provocando zozobra e inseguridad en el
país.

Tras el auto de detención librado por el Juez Instructor del Caso


Recadi, Luis Guillermo La Riva López, contra el conocido empresario
Nicomedes Zuloaga -del cual hablaremos en el capítulo que sigue- el
Presidente Pérez, amigo personal del Amo del Valle dijo, ante un
pleno nacional de organización de Acción Democrática, celebrado el 27
de mayo en Cumaná, que tengo la seguridad y la esperanza plena que
mi amigo el dirigente empresarial Nicomedes Zuloaga saldrá bien
librado de esta situación.

- No hay duda que con buena o mala justicia, esta es la justicia


venezolana y nosotros debemos luchar cada vez más porque los jueces y
los tribunales respondan a los requerimientos de una patria digna y
moderna, y no podemos negarnos a los juicios que emitan las
autoridades judiciales... Abrir los diarios día tras día, es enfrentar con
nuestros ojos escándalos tras escándalos que se vienen produciendo a
diario, seguramente con bases de verdad, reflejando sin lugar a dudas
los problemas que vive el país, pero también lamentablemente con
exageraciones y muchas veces con malas intenciones.

Fue el sábado 11 de junio siguiente cuando el diputado Carlos


Tablante, del MAS, denunció en la página D-6 de El Nacional, que el
Presidente Pérez tenía una actitud cómplice en el caso Recadi.
Si el Presidente Pérez hubiese querido luchar contra la
corrupción, habría ordenado crear una comisión integrada por técnicos
y autoridades policiales, cuyos integrantes en un plazo de apenas un
mes le hubieran elaborado un informe en torno a las múltiples
denuncias y los presuntos culpables. En cambio, Pérez se ha limitado a
hablar, a decirle al país frases clisé, como esa de que no podemos
continuar teniendo delitos sin delincuentes.

En los actos de celebración del 178 aniversario de la firma del


Acta de Independencia, el 5 de julio de 1989, el Presidente Pérez
insistió en el tema de la corrupción: se ha convertido en una
subcultura nacional.

- A la sombra degradante de la corrupción se han cobijado


muchas veces, tanto el alto funcionario como el pequeño, tanto el
empresario como el ciudadano que de algún modo se relaciona con el
Estado.

Ese mismo día, pero un poco más tarde, el jefe de la fracción


parlamentaria de Copei, Gustavo Tarre, con motivo del ritual en el
Congreso por la misma festividad, sentenció: Debemos empezar y el
país no nos perdonaría no hacerlo, por sancionar a los prevaricadores
que se enriquecieron con los malabarismos oscuros perpetrados en ese
centro de extorsión y chantaje que se llamó Recadi.

Mientras Tarre habló como orador en el Congreso, el Diputado


Miguel Henrique Otero hizo lo propio en la Asamblea Legislativa del
Estado Miranda. Desde la tribuna de oradores exclamó:

- Venezuela está presenciando hoy el proceso a Recadi. Estas


siglas se han convertido en el Leit Motiv de la corrupción. Huelgan las
evidencias de la corrupción que allí protagonizaron pólíticos burócratas
y empresarios corruptos. Pero, curiosamente, sólo se han dictado autos
de detención en contra de la gente del sector privado. Es necesario
aclarar que Recadi fue una invensión de los políticos, una alcabala
obligatoria para todos los importadores. No había forma de importar ni
de comprar dólares si no se pagaba el peaje a los corruptos de la
administración anterior. Esa es la verdad....

Al intervenir en la clausula de la XLV Asamblea Anual de la


Federación de Asociaciones de Comercio y Producción, Fedecámaras, el
Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, destacó que hay que
crear un clima de moralidad social, capaz de sancionar con el repudio
colectivo a los conciben los dineros del público con un botín al que se
puede asaltar sin miramientos.
En su discurso de ese día, viernes 21 de julio, Pérez agregó:

- Hay que reconocer con dolor, pero con firmeza, que ha habido
dolo contra los recursos de todos los venezolanos... No es cierto que
todo empresario sea sospechoso de corrupto, o que todo funcionario
público tuvo que ver con la asignación de dólares preferenciales sea un
delincuente, o todo el que tuvo que ver con Recadi sea una persona
descalificada. Comprendo la preocupación de ustedes, pero no puedo
entender el maniqueísmo que significa presuponer que todos los
empresarios son inocentes y que todos los políticos son culpables.
Tampoco lo contrario.

Las frases de CAP no le pasaron desapercibidas al ex-presidente


Luis Herrera Campíns. Este, al día siguiente -consultado por El
Nacional- dijo: las palabras de Pérez han sido la estocada más a
fondo que desde las propias filas adecas y del gobierno se le ha dado al
gobierno del presidente Jaime Lusinchi.

Ya para finalizar el año 1989, exactamente el sábado 18 de


noviembre, el Presidente Pérez, desde Maracaibo, comentó: yo creo
que el poder judicial no marcha todo lo bien que debe marchar. Desde
la Corte Suprema de Justicia para abajo hay demoras, hay dilaciones en
los fallos que deben dar y para los cuales las leyes establecen plazos que
no se cumplen. Y también hay muchos casos en que uno se queda
extrañado con las decisiones que toman los tribunales, pero para eso
hay alzada en la justicia.

Por estos mismos días se exoneró a Vinicio Carrera y a Rodolfo


José Cárdenas y, en parte, a Rosario García Serrano, en una seguidilla
de decisiones que cayeron mal en la opinión pública, pero que hicieron
revitalizar al ex-presidente Herrera Campíns.
La opinión de Jaime Lusinchi

Uno de los primeros en reaccionar frente a las denuncias


iniciales difundidas por El Nacional en torno a las irregularidades
ocurridas en contra o desde Recadi fue el ex-presidente Jaime Lusinchi.
En efecto, el 24 de febrero envió un fax al periódico -como ya
apuntamos anteriormente- y en éste precisó que soy el primer
interesado en que se realicen todas las investigaciones necesarias... Esto
es fundamental y así exijo que se proceda sin contemplaciones de
ninguna naturaleza.

Ya con varias entregas en la calle de La Agenda Secreta, la


dirección del periódico encargó a la Sección Política un trabajo que salió
insertado el sábado 8 de abril de 1989, en el cual se buscó respuesta a
una sola interrogante: ¿se puede juzgar a un ex-presidente?

Las respuestas las dieron dos dirigentes de la oposición y uno del


partido de gobierno. Pedro Pablo Aguilar, de Copei, comentó en esa
oportunidad que las responsabilidades presidenciales estaban
consagradas y claramente establecidas en la Constitución Nacional.
Solamente que el poder de un Jefe de Estado en Venezuela estaba
desnaturalizado porque no funcionaba el proceso de rendición de
cuenta ni el juicio de gestión, por lo que no se podían evitar dos
males igualmente perversos: la tolerancia cómplice ante los abusos de
poder y la pasión desatada contra el que está caído propiciando
venganza.

Gastón Navarro Dona, de Acción Democrática, en eminente tono


constitucionalista, explicó que los procedimientos para emprender un
juicio a un ex-mandatario también están pautados en la misma Carta
magna, pero que no creía que prosperara en el caso de Lusinchi,
porque no se le puede atribuir todo lo malo o todo lo bueno que haga
una administración a la figura de uno de los órganos de esa
administración. No obstante, precisó que en los casos de omisión o
extralimitación se prevén las responsabilidades civiles, penales y
administrativas sobre casos puntuales de la estricta incumbencia del
Presidente de la República, en su esfera particular de decisión.
El dirigente de Nueva Generación Democrática, Vladimir
Gessen, sin embargo, apuntó -más políticamente- que un hombre
público debe ser responsable de sus actos.

En esa misma edición pero en otra página, el presidente de la


CTV, Juan José Delpino, de manera enérgica planteó que el ex-
presidente Lusinchi tiene que demostrar que él desconocía
absolutamente lo que estaba sucediendo en Recadi. El tiene que ayudar
a que las investigaciones y las denuncias tengan un fin exitoso.

Luego de unas cinco semanas en Miami, Lusinchi reapareció en


la escena, en una rueda de prensa efectuada en La Ermita el mediodía
del lunes 10 de abril.

- En cuanto a los comentados dólares preferenciales -dijo este


día-, debo señalar someramente que unos cuantos de quienes atacan
señudamente la política de otorgamiento de divisas, fueron más de una
vez a distintas y altas oficinas públicas a buscar esos dólares a como
diera lugar. Se les concedieron en la medida de lo posible, lo legal y lo
conveniente; pero sus ambiciones al parecer quedaron insatisfechas.

Sin duda que esta parte de su declaración oficial estaba dirigida a


contraatacar a El Nacional, por La Agenda Secreta de Recadi. Esto
quedó claro a lo interno del periódico.

En torno a la posibilidad de ser enjuiciado y el temor que tal


posibilidad le pudiera estar causando, respondió:
- Ninguno, ¿Por qué? Yo me siento injuriado y calumniado, pero
acusado no me he sentido jamás... Nunca le he escurrido el bulto a la
vida y aquí estoy, por eso he venido. De tal modo que no tengo,
sinceramente, temor alguno. Pretender establecer responsabilidades
para el Presidente que pudiesen estar sustentadas en la conducta de
algún funcionario en un contrasentido y una locura...

En realidad Lusinchi regresó en esa oportunidad a Caracas


porque el jueves 6 de abril el diputado por Copei, Paciano Padrón,
planteó en un debate en Cámara el enjuiciamiento al ex-mandatario.
Frente a esto el jefe de la Fracción de AD, Carlos Canache Mata,
comentó el mismo día que habló Lusinchi con la prensa, que el partido
socialcristiano modificará tal propuesta -como en verdad ocurrió- en
tanto que el jefe copeyano, Gustavo Tarre, no estuvo de acuerdo con
una posibilidad considerada como muy vaga en ese momento.

- AD es solidaria de los aciertos y errores del gobierno de Jaime


Lusinchi - agregó Canache.

Antes de conversar con los periodistas, Lusinchi, muy temprano,


se reunió con el Comité Operativo de Acción Democrática en La Casona,
con la asistencia del Presidente Pérez.

Sobre la marcha, el diputado Douglas Dáger exhortó al viajero


recién llegado para que concretara ese interés que dice tener para
que esto se esclarezca.

- No me atrevería a decir que esta investigación es la piedra


angular de un juicio político a una administración, pero sin querer
hacer ningún señalamiento o acusación específica y formal contra el ex-
presidente Lusinchi, como venezolano afirmo que él tiene que darle
muchas explicaciones al Congreso y al país, porque lo que ocurrió en
Recadi fue tan público y notorio, que no puedo creer que el Presidente
de la República pudiera haber ignorado lo que allí estaba ocurriendo.

En esta misma línea dura opositora, su eterno rival, el


senador copeyano Felipe Montilla, con su característico tono
superácido, le dijo a Lusinchi el 15 de abril que nunca antes de Jaime
se había protagonizado una experiencia pasional tan desviada y
atormentada, que permitió que se cometieran las peores tropelías y los
más incalificables atropellos. En nombre de esa pasión se quizo
convertir a todos los sectores de la sociedad en celestinos del Presidente
y su secretaria (Blanca Ibánez).

Gonzalo Barrios, presidente de AD salió al paso y respondió el 24


de abril: creo que Lusinchi desconocía las irregularidades.
Mientras tanto el debate en el Congreso siguió. Cuando el 27 de abril
tomó la palabra la diputada Paulina Gamus -ex-ministra del gobierno
de Lusinchi- consideró que era un absurdo el juicio al ex-mandatario,
porque no hay ningún elemento que permita demostrar su
responsabilidad en hechos aislados.

Este primer debate sobre la posibilidad de enjuiciar a Lusinchi


tuvo una escaramuza importante: la oposición subió a los palcos del
público el 9 de mayo para impedir, rompiendo el quorum
reglamentario, que AD aprobara la forma de cómo no investigar al ex-
presidente.

Dos días más tarde, el propio centro de la discusión, Lusinchi,


apareció en un programa de televisión moderado en el canal cuatro por
el periodista Nelson Bocaranda y algunos colegas invitados.

La noche del jueves 11, Jaime Lusinchi dijo claramente, ante


todos los que le escucharon, que la responsabilidad del caso Recadi
recaía sobre quienes fueron sus ministros de Hacienda. Pero también
acusó directamente a El Nacional de haber ejercido presiones para
obtener divisas preferenciales, lo cual vino a confirmar nuestra
sospecha en torno a lo apuntado por él en la rueda de prensa de La
Ermita, un mes atrás.

Luego se supo que este programa de televisión fue planificado el


sábado anterior en La Ermita, quinta que fue propiedad de Francisco
Pancho Lander, en una reunión donde participaron los ex-
ministros Carlos Croes y Carmelo Lauría, un directivo de Venevisión y
Lusinchi. Se escogieron las ideas básicas que no debían dejar de decirse,
al moderador y, además, a los periodistas que debían asistir y que en
este caso el ex-presidente consideró como sus amigos.

Posteriormente, el 27 de mayo Lusinchi cumplió años y, en


medio de la celebración declaró: he leído con estupor las
declaraciones del doctor Nicomedes Zuloaga relacionadas con el auto
de detención que le fuera dictado. He seguido también con asombro el
barrage infamante dicho por el doctor Zuloaga, señalando nombres que
él en ningún momento mencionó y que pretende cargar sobre mí y
Acción Democrática la autoría de la decisión judicial. He leído también
con indignado desprecio la irresponsable declaración del señor Paúl
Delfino, un intemperante consuetudinario y enemigo histórico de
Acción Democrática. Agregó que no veía peligro en AD, derivado del
calor de la situación y las denuncias.

El 7 de junio el jefe de la Fracción Parlamentaria de Copei,


Gustavo Tarre, declaró que el escándalo Recadi era un hecho
profundamente adeco y que, en todo caso, el ex-presidente
Lusinchi no podría librarse de la investigación.
El Nacional reportó una nueva reunión sostenida por el
Presidente Pérez y el ex-presidente Lusinchi. Se encontraron en
Miraflores muy tarde en la noche, el 15 de junio.

El 5 de agosto, una vez más, el ex-Jefe de Estado volvió a viajar a


Miami. Antes envió un fax a todos los periodistas menos a El Nacional,
que tuvo que trabajar con la portada de El Mundo, donde dejó
establecido que salgo al exterior dejando un clima en el cual la
legalidad y la justicia se encuentran seriamente amenazadas, por cuanto
sus principios inminentes parecen coartados o mediatizados al deseo de
construir escándalos.

- De ningún modo evadiré mi responsabilidad para enfrentar la


realidad y luchar por la verdad y la justicia... Anuncio que regresaré a
Venezuela a luchar denodadamente en defensa de la integridad del
Estado de Derecho -apuntó antes de abordar un avión de Alberto Finol.

Los Secretarios Generales tanto de AD como de Copei, por


diversas razones cuestionaron la ida de Lusinchi. El primero, por
considerarlo como una imprudencia y una debilidad política, y el otro
por estimar que era un error que el texto dejado no lo aclaraba.

Otro ex-presidente, Rafael Caldera, consideró como muy


dramática la situación política y personal de Lusinchi. Recuérdese que
días antes, el 19 y 20 de junio, El Nacional ya había denunciado el caso
de los jeeps y que, además de Recadi, se ventilaban en el nuestro y otros
periódicos todos los detalles sobre irregularidades en el Centro Simón
Bolívar, Urbanización Juan Pablo II, el Registro Automotor
Permanente y el Instituto Nacional de Hipódromos.

Luis Piñerúa Ordaz, enemigo interno y candidato a enfrentar a


Lusinchi por la presidencia de AD -para sustituir a Gonzalo Barrios, ya
en relativo retiro de la actividad política-, salió a la carga el 9 de agosto
y argumentó: rechazo como falaz el argumento de que toda denuncia
que se haga sobre supuestos o reales hechos de corrupción, tengan
alguna intención desestabilizadora del sistema político.

- Por el contrario - afirmó- aún siendo enemigo del escándalo,


quiero expresar que la democracia vive un momento estelar. Por fin se
han puesto las cartas sobre la mesa, y las denuncias se ventilan a la luz
del sol, con una libertad inusitada. Aprecio como importante la ruptura
de lo que parecía un pacto tácito, pero no preconvenido, que les
permitía a los partidos del status defenderse mutuamente.

Agosto 23. Lusinchi regresa una vez más. Comentó que


enfrentaría solo sus responsabilidades.

- Yo creo que aquí existe una conspiración contra el sistema


democrático y que aquí existe un proyecto político para liquidar el
sistema democrático. De eso no me cabe la menor duda -respondió a
una pregunta con el mismo argumento tantas veces manoseado por
Gonzalo Barrios y Blanca Ibáñez-, vamos a dejar la dosis hasta aquí. Yo
tengo muchas cosas que decir y las voy a decir en su momento
oportuno. Voy a esperar que las situaciones se vayan disipando y tengo
la impresión de que ya estamos en una etapa de descanso, porque la
capacidad de denunciar se agotó.

Nunca se imaginó el ex-mandatario que, luego, el caso de los


jeeps y de los dólares extraviados en Relaciones Interiores lo volverían a
colocar contra la pared y de nuevo en el umbral de un juicio
parlamentario.

Lusinchi viajó de nuevo a Estados unidos y regresó el sábado 9


de septiembre. En el aeropuerto de Maracaibo, agresivo como de
costumbre, amenazó con mandar a investigar a los medios de
comunicación. Todo el mundo le volvió a caer encima. El secretario
general de Copei, Eduardo Fernández, ripostó que los venezolanos no
podemos aceptar que ahora se pretenda seguir con la misma política de
amenazar a los medios de comunicación, ni por parte de voceros del
gobierno anterior, ni por parte de la actual administración.

Al secretario general de AD Humberto Celli, no le quedó otra que


tratar de remendar el entuerto del ex-presidente: Hay que
comprender las circunstancias emocionales en las que se mueve el ex-
presidente Lusinchi. Se siente hostigado y agredido en base a una
campaña de supuesta corrupción administrativa durante su período.

Así las cosas, el Movimiento al Socialismo planteó de nuevo la


posibilidad de investigar a Lusinchi en el Congreso, pero ahora a nivel
del Senado, su cámara natural, el 29 de septiembre de 1989.

Freddy Muñoz dijo: resulta absurdo que si el mismo ex-


presidente consignó una comunicación ante la presidencia del
Congreso, en la cual se responsabiliza de las actuaciones de sus
funcionarios, que a todos ellos se les hagan averiguaciones mientras
que al mismo Lusinchi no.

Mientras tanto, Paciano Padrón expresó el 1 de octubre, en una


frase muy sencilla, Lusinchi debe ir preso. Dos días después el
secretario general de AD, Humberto Celli replicó:

- El derecho de palabra solicitado por el MAS para abrir una


investigación sobre la presunta responsabilidad que pueda tener el
presidente Jaime Lusinchi sobre actos de corrupción o irregularidades
administrativas, no puede tener carácter de urgencia en el senado... El
MAS busca beneficios políticos-electorales.
La Senadora Lolita Aniyar de Castro, del MAS, prácticamente
desconocida hasta para sus propios electores del estado Zulia, precisó
que lo básico es ver qué relación hay en la gestión de Lusinchi, entre
él como Presidente y todo lo que pasó a su alrededor.

Como fue su costumbre, una vez olfateado de nuevo el peligro


inminente, Jaime Lusinchi regresó por cuarta vez de Miami el 6 de
octubre, pero esta vez en un avión de Relaciones Interiores.

Caldera se reunió con Barrios el sábado 7 de octubre y el primero


no asistió, luego, a la votación en el Senado que hizo perder la segunda
oportunidad de encontrar consenso para enjuiciar a Jaime Lusinchi en
la Cámara Alta. Comenzó a funcionar la trama que finalizó con la
cómica puesta por el senador de Nueva Generación Democrática, José
Marsicobetre y el famoso Lepajazo, perfectamente diseñado por Acción
Democrática.

El domingo 8 de octubre se realizó una reunión de estrategia en


la casa de Reinaldo Leandro Mora, con la asistencia de Carmelo Lauría
y Carlos Canache Mata. El lunes 9, Copei se plegó oficialmente a la
propuesta del MAS y José Curiel, Sub-secretario General, indicó que
el debate sobre Lusinchi hay que iniciarlo de inmediato.
Una jugada política inesperada del Presidente Pérez, para que el
Congreso pudiera recibir en cámara plena al ilustre visitante Presidente
de Francia, François Mitterrand, logró anular el derecho de palabra
previamente solicitado por Aniyar de Castro el lunes 9 de octubre. Esto
le dio más tiempo a los adecos de pulir los cañones. Freddy Muñoz
comentó: A Jaime sólo le dimos un receso.

El 11 de octubre Lusinchi en persona argumentó que no era


enjuiciable.
- Yo tengo cara de tonto, pero la administro -sentenció Lusinchi
ante media docena de periodistas-. El enjuiciamiento a un presidente es
algo con lo que no se puede jugar.
Aniyar de Castro, al día siguiente contestó: demostraré que sí
es enjuiciable. Pero del propio Acción Democrática, los miembros del
Tribunal de Etica señalaron que no aceptaban las groserías de Lusinchi,
quien les dijo que las expulsiones ocurridas eran superficiales e
inconvenientes.

El viernes 14 de octubre el senador José Marsicobetre dijo con


toda precisión que investigar a Lusinchi demostrará nuestra madurez
política. Nadie se ha podido explicar qué le paso a este representante
del pueblo, pero lo cierto del caso es que el 16, el mismo Marsicobetre
volvió a sorprender a los venezolanos cuando puntualizó: no votaré
para que enjuicien a Lusinchi.

Las versiones sobre el cambio de opinión fueron disímiles. Se


habló desde nuevas cuentas bancarias hasta de ofrecimientos de cargos
diplomáticos, pasando por viejos y desempolvados expedientes. Luis
Herrera Campíns, con muchas ganas de sacar dividendo político, tras
cinco años tolerando la famosa frase la culpa es del gobierno
anterior, comentó que el juicio a Lusinchi no se debe quedar en el
aire. Incluso, anunció que votaría a favor del punto en la Cámara de
Senadores.

El hecho culminante se desencadenó el lunes 17 de octubre y la


historia recordará el episodio como El Lepajazo.

- La solicitud no tiene carácter de urgencia y además es


extemporánea -leyó Octavio Lepaje, Presidente del Congreso y ex-
ministro de Lusinchi- antes de que cortaran el sonido a los micrófonos y
dejaran el discurso de solicitud que leería Lolita Aniyar de Castro sobre
su curul.

La reacción del MAS fue fuerte Si Lolita no habla no


aprobaremos el presupuesto, con lo que estuvo de acuerdo Copei, a
quien le faltó en sus filas Rafael Caldera.

De todos modos, se obtuvo la intervención de Aniyar de Castro:


la responsabilidad de Lusinchi es por negligencia.

Un viejo amigo militante compañero de Lusinchi en otros


tiempos de unidad partidista, Luis Beltrán Prieto Figueroa, consideró
repugnante el incidente en la Cámara de Senadores.

- Jaime Lusinchi se mostró como un pobre diablo y Octavio


Lepaje como su subalterno -declaró el 18 de octubre... Lusinchi volvió a
la condición primitiva de los hombres sin categoría de ninguna especie.
El ex-presidente volvió a la carga el jueves 19 de octubre:

- Se dice que pronto presentarán el informe sobre Recadi. Desde


ya lo veo incompleto, porque si se trata de juzgar una política, como fue
el régimen de cambios diferenciales, debe analizarse el asunto en todo
su contexto: en sus causales y en el curso completo de su
administración. A todos les digo a la hora de las cuentas claras no
quedarán defraudados.

Finalmente Lolita Aniyar de Castro pudo hablar, pero con


retraso, el 23 de octubre. Las cosas se calmaron un poco, hasta el
sábado 4 de noviembre, cuando el periodista Alfredo Peña levantó otra
liebre: se perdieron 337 mil dólares del ministerio de Relaciones
Interiores, cuando José Angel Ciliberto era ministro de Jaime
Lusinchi.
El 3 de diciembre sucedió algo prácticamente anecdótico. El ex-
presidente Lusinchi decidió no regresar otra vez de Miami a ejercer el
derecho al voto para elegir directamente gobernadores, alcaldes y
concejales.

El día que el Congreso decidió, por denuncia de la Fiscalía ante la


Corte Suprema de justicia, que a su vez encontró méritos para que el
Tribunal Superior de Salvaguarda siguiera investigando, allanar la
inmunidad parlamentaria del ex-ministro Ciliberto, una vez más, pero
esta vez Copei, planteó investigar al ex-presidente Lusinchi para
determinar su responsabilidad en la compra de los famosos jeeps.

Desde el autoexilio, Lusinchi mandó una carta a su ex-ministro


Carlos Croes, publicada en El Universal, donde expresó - el 22 de enero
de 1990 -: Afuera permanecí en atención a esa condición del
militante que siempre he sido. Hoy me arrepiento de haber procedido
así... Estamos, pues, en los límites del ejercicio de la legítima defensa.
Ya está bueno de que fariseos vengativos sigan jugando con la honra de
los demás y que unos pocos mediocres audaces quieran constituirse en
ductores del país.

Tratando de evitar que le volvieran a caer encima, el senador


José Marsicobetre, ahora independiente y desvinculado de Nueva
Generación Democrática, sumó su voto a otros 11 para lograr mayoría y
aprobar una investigación parlamentaria a Jaime Lusinchi, al menos en
el caso que buscaría determinar la responsabilidad del ex-mandatario
en la compra de los rústicos de Ciliberto.

La antesala a la llegada, por sexta vez de Lusinchi desde 1989, la


planteó Morris Sierralta, quien argumentó el sábado 3 de febrero de
1990, que la Comisión Delegada usurpaba funciones.
El ex-presidente regresó por La Carlota en el avión de su
financista y amigo Franco D´Agostino, y con los pies sobre suelo
venezolano sentenció: Yo niego en forma absoluta haber intervenido
en eso (lo de los jeeps). Lo de la delegada es agavillamiento con
premeditación y alevosía.

- Voy a poner las cosas en su lugar en el Senado. Voy


sencillamente a solicitar que se investiguen todos aquellos hechos que
se considere fueron irregulares durante mi gobierno.

Previamente, Lusinchi mandó otra comunicación solicitando


ejercer un derecho de palabra en la Cámara Alta, una vez que se
reanudaran las sesiones ordinarias de 1990.

Sobre el tema de los jeeps, en la comisión especial conformada


por la Delegada, el Contralor José Ramón Medina acusó que Lusinchi
no había cumplido con las leyes.
Pero lo más impactante fue lo dicho por el ex-ministro José
Angel Ciliberto en su correspondiente interpelación ante la misma
instancia investigadora:

-El ex-presidente tiene una conducta indigna, dijo.

El 14 de febrero de 1990, la comisión especial designada por la


Delegada, en su informe preliminar, determinó que Jaime Lusinchi sí
autorizó la compra de los rústicos marca Wrangler que originalmente -
se había dicho- estaban destinados para operaciones de cedulación y
seguridad del Estado, y terminaron en manos de dirigentes medios y
bajos de Acción Democrática y fueron utilizados en la precampaña
electoral del ex-ministro Octavio Lepaje, y luego, en la campaña
presidencial del actual Presidente, Carlos Andrés Pérez.
Capitulo IX – Los Casos más Notables

Si bien fue en los días finales de febrero de 1989 cuando se


denunció que los contratos suscritos entre el Ministerio de Hacienda,
Recadi y las empresas verificadoras internacionales eran clandestinos y
atentaban contra la soberanía nacional -según los directivos de la
Asociación de Agentes Aduanales (ASONAGA)-; estas compañías
fueron también señaladas desde La Agenda Secreta de Recadi, a partir
del miércoles 5 de abril, sobre la base de informes preliminares y
confidenciales del Congreso de la República.

De acuerdo con los términos expresados en esos escritos, algunas


de estas empresas verificadoras permitieron la sobrefacturación. Se
escribió que con la participación de las empresas verificadoras se
legalizó la sobrefacturación fraudulenta contra el Estado Venezolano.

En efecto, las firmas internacionales Caleb Brett


(norteamericana), Bureau Veritas (francesa) y la Société Générale
Surveillance (suiza) y, posteriormente, la Chinese National Import and
Export Commodities Inspection Corporation (de la República Popular
China), se encargaron de emitir certificados de verificación (report of
findings) de todas las importaciones privadas desde el 25 de mayo de
1986, de acuerdo con el Decreto Presidencial No. 1.702 del 17 de abril
del mismo año, publicado en la Gaceta Oficial No. 33.458.

La entrada de estas compañías, en principio, fue una


consecuencia natural de la eliminación del pago al contado de las
importaciones con dólares preferenciales, por lo que surgió como
necesidad aparente, realizar una labor certificadora de preembarque, a
los fines de constatar precios, calidades y cantidades de todas las
mercancías extranacionales, cuyas especificaciones debían quedar
plasmadas en los referidos reportes, para luego ser supervisadas en
todas las aduanas de Venezuela, garantizándose así el buen uso de las
divisas otorgadas.

Un informe del Congreso precisó que la actividad fundamental


de Recadi fue servir como administrador de dólares preferenciales
preconvenidos en los presupuestos de divisas correspondientes.

De tal modo que durante el gobierno de Jaime Lusinchi se


instalaron en el país -dice el texto que se comenta- las empresas
verificadoras, las que emitieron dos tipos de certificados: limpios y
sucios, y se convirtieron en grandes fuentes, en consecuencia, de
evasión de impuestos.

Argumentaron también las fuentes investigativas del Parlamento


que las empresas fueron contratadas para determinar las
alteraciones, sin embargo, con los 30.000 millones de dólares que
manejaron, -a los que se les debía aplicar impuesto de 1% -300 millones
de dólares-, se pudo haber creado un equipo multidisciplinario de alto
nivel técnico, de eficiencia, que permitiera un mejor control y
seguimiento de las divisas preferenciales para importación y evitar así
esta nueva forma de salida de poderosas sumas por concepto de
verificaciones que, a la larga, se convirtieron en avales de operaciones
ilícitas.

En consecuencia - se estimó-, el Estado debe asegurar,


clausurar y sellar los expedientes que tienen las verificadoras en sus
archivos.

Se insistió en comentar que el manejo que se daba entre las


verificadoras y algunos importadores originó: certificados no limpios y
sobrefacturación. Por ello se podrían pedir los documentos de
exportación en los países de origen (de las mercancías), para
determinar las operaciones fraudulentas.

Se agregó que el gran negocio fue la compra de dólares baratos


preferenciales para colocarlos en el exterior. Al margen de quienes
resulten culpables o implicados en la investigación de Recadi y sus
operaciones, se debe declarar el caso Recadi como un problema de
Estado. Se requiere la urgente aprobación de una Ley contra el Crimen
Tecnificado o delitos económicos.

Otro aspecto digno de destacar en cuanto a las actividades de las


compañías verificadoras en Venezuela es que, si bien las mismas
manejaron un mercado anual de unos 8.000 millones de dólares en
importaciones que tenían que ser certificadas, la revisión de sus
estadísticas mostró un bajísimo nivel de emisión de certificados con
salvedad, es decir, con observaciones que generaban la pérdida para el
importador de su derecho al pago de los dólares preferenciales de
determinada importación por parte del Banco Central de Venezuela y el
pago de honorarios adelantado proporcionalmente a cualquiera de las
empresas.

La respuesta que se dio en el Congreso fue la siguiente: o las


empresas verdaderamente tienen una gran capacidad mundial y
eficiencia operativa, o realmente no verificaron absolutamente
nada.

En materia de estadísticas revisadas por nosotros mismos, la


empresa Caleb Brett -por mencionar sólo una- habiendo iniciado
operaciones el 25 de mayo de 1986, con miles de conformidades de
importación y manejando casi el 50% del mercado de certificación de
mercancías, para el 14 de abril de 1987, apenas un año después -de
acuerdo con sus recibos correlativos -sólo había emitido 12 certificados
con salvedad. Así, cada una de estas empresas registró en sus archivos
un número ínfimo de los denominados non negotiable report of
findings.

A mediados de 1986, en la víspera de la decisión oficial, la


Asociación Nacional de Agentes Aduanales denunció que la Ley
Orgánica de Aduanas, en su artículo 45, atribuye directamente a los
funcionarios de las aduanas del país la potestad de: verificar
documentos, identificación, examen, peso, determinación de tarifas y
restricciones, valoración, peso, medida y contaje de las mercancías a ser
importadas. De allí se infiere que estas compañías transnacionales, sin
duda, están usurpando funciones que son ejercicio irrenunciable de
nuestra soberanía nacional.

Todas las operaciones de la empresa verificadora Caleb Brett, por


manejar 46.691 conformidades de importación expedidas por Recadi
con un valor FOB de 5.980 millones de dólares, posteriormente
recibidas para generar certificados de origen con salvedad y sin
salvedad, supuestamente, fueron ilegales y fraudulentas contra el
Estado Venezolano y sus correspondientes 4.917 clientes importadores.

El 29 de abril de 1986, Michael E. DeArmond, presidente de un


consorcio de dos empresas denominado Caleb Brett Intertek (The
Inspection and Quality Control Specialist), ambas filiales de otro
emporio corporativo denominado Inchape Inspection and Testing
Services (IITS), con sede en Crechurch Lane, Londres, escribió al ex-
director de Recadi, Francisco Maldonado Cisneros, una carta donde
explicó que sometemos a su consideración... los recaudos que
acreditan a nuestra empresa como una de las pocas compañías a nivel
mundial con amplia experiencia, trayectoria y reputación para realizar
todas las labores pertinentes a la emisión de certificados de
comprobación de los valores reales de las importaciones FOB que se
realizan bajo el régimen de cambio preferencial, al igual que la
inspección de la calidad y cantidad de los bienes importados antes de su
embarque.

Agregó DeArmond en su misiva a Maldonado que nuestra


compañía reúne hoy en día una experiencia comprobada del Grupo
Caleb Brett International LTD y de Intertek Services Corporation que,
sumado a las 184 oficinas y laboratorios en 36 países y corresponsales
en muchos otros, le permite mantener un personal directo o indirecto
de más de 14.000 inspectores, ingenieros, químicos, maestros técnicos,
con un promedio de 27 años de experiencia en inspecciones y
certificación de materias primas y bienes de consumo, sirviendo a las
empresas más importantes del mundo que se listan en la revista
Fortune 500.

El 14 de mayo de 1986 Francisco Maldonado Cisneros le


comunicó al Ministro de Hacienda, Manuel Azpúrua, en memorandum
049-86 la calificación de empresas que podían emitir certificados de
origen a los efectos del cumplimiento del artículo 9 del Decreto 1.072
del 17 de abril del mismo año. Allí, el ex-director de Recadi planteó que
se citaran a las diversas empresas especializadas, en número de 7 y se
recomienda, para comenzar, el sistema a Bureau Veritas, Caleb Brett y
Société Générale Surveillance. De modo que se descartaron, por
catalogarse en el tercer nivel, a Comitec (Inspectorate International),
Inversiones Técnicas Financieras C.A. (Survey Associates Inc. Intefica),
Investigaciones y Desarrollo (Indesca), y a Supervisiones e Inspecciones
Venezuela C.A. (Control International).
Posteriormente, el 21 de mayo de 1986, el ministro Azpúrua
retornó una misiva a Maldonado Cisneros, donde le anunció que el
Gabinete Sectorial de Asuntos de Política Económica y Financiera, en
su reunión No. 38 del 15 de presente mes, acordó aprobar la
recomendación de esa Oficina (Recadi) en su punto número 4,
relacionada con la clasificación de empresas que pueden emitir
certificados de origen para efectos del cumplimiento del artículo 9 del
Decreto 1.072... en el sentido de iniciar el programa con tres empresas,
las cuales en base a los criterios descritos son: Bureau Veritas, Caleb
Brett y Sociéte Générale Surveillance.

Aprobada la anterior determinación por el gobierno de Jaime


Lusinchi, Francisco Maldonado Cisneros dirigió comunicaciones, el 26
de mayo, a las empresas favorecidas por la decisión del 15 de mayo. En
el caso de la Caleb Brett, que en los documentos oficiales no apareció
como Intertek, ni como International LTD, ni como Venezuela C.A., el
ex-director de Recadi expuso: después de un amplio análisis
realizado tomando en cuenta los elementos suministrados por varias
empresas y luego de efectuadas diferentes reuniones con las mismas,
esta oficina elaboró un informe en el que planteó las pautas para ser
presentadas a consideración del Gabinete Económico.

Leído el documento genérico, dirigido a las tres seleccionadas, el


señor Livio Pernetz, presidente de la empresa Caleb Brett Venezuela
C.A., originalmente denominada Inspecciones Caribe, en sociedad con
la empresa norteamericana Esperanza USA INC., firmó la resolución de
Recadi en representación de Caleb Brett. En consecuencia, la
notificación no la firmó Michael E. DeArmond, presidente de Caleb
Brett Intertek, quien fue la persona que inició conversaciones con el
gobierno de Jaime Lusinchi, por intermedio del Ministerio de
Hacienda. Como tampoco lo hizo, en ese momento, René Villa,
presidente en Venezuela de Caleb Brett International LTD, puesto que
éste comenzó a ejercer las operaciones posteriores derivadas del
manejo de las conformidades de importación, cuando tomó la
presidencia de la denominación Caleb Brett International LTD, a partir
de marzo de 1987.

Pero lo importante de este caso fue que la denominación Caleb


Brett International LTD y la Caleb Brett Intertek, cuyas presidencias las
ejercieron, como dijimos, René Villa y Michael E. DeArmond,
respectivamente, no aparecieron en ningún registro mercantil de
Venezuela. La única denominación que figuró fue la Caleb Brett
Venezuela C.A., que presidió Livio Pernetz, a quien no reconoció René
Villa sino como empleado de la Caleb Brett International LTD. Así
quedó recogido en la entrevista que Fabricio Ojeda realizó a René Villa
y que se publicó el 7 de abril de 1989. Pero se dio una circunstancia
extraña: las oficinas de Villa y Pernetz eran contiguas y su trato
indicaba una relación de socios y no de jefe a empleado.

Quiero aclarar -explicó Villa-, que en principio la empresa que


salió descrita en El Nacional (Caleb Brett Venezuela C.A.) no es ni está
relacionada con la compañía que él (Livio Pernetz) dirige en Venezuela.
Se trata de una firma local, que después cambió de nombre y todo eso,
pero que nada tiene que ver con el proyecto aprobado por el gobierno
con esta verificadora.

Entre nosotros surgió la siguiente interrogante: ¿Cómo un


simple empleado de la Caleb Brett International LTD (Livio Pernetz)
que tenía su oficina ubicada al lado de la René Villa, en el piso 7 de la
Torre Extebandes (Avenida Tamanaco, El Rosal) y que figura en el
registro mercantil como presidente de Caleb Brett Venezuela C.A.,
asociado con la empresa norteamericana Esperanza USA INC., que se
rige bajo las leyes del Estado de Delaware y con oficina principal en
Dallas, Texas, (¿fantasma?) y sin ninguna vinculación con Londres,
firmó ante Francisco Maldonado Cisneros la recepción oficial de la
delegación que se le entregó a la Caleb Brett Intertek que presidía para
ese entonces Michael DeARmond, quien solicitó la asignación para su
empresa Caleb Brett?

Esto fue lo que permitió concluir, sin lugar a dudas, que las
operaciones de la empresa Caleb Brett International LTD tenían un
origen fraudulento, por cuanto la firma comercial Caleb Brett Intertek
que solicitó la designación como empresa verificadora, era distinta a la
Caleb Brett Venezuela C.A. (la de Livio) que da conformidad a la
asignación aprobada por el gobierno, pero quien dio la cara en la
ejecución de las operaciones de verificación fue la de Villa, Caleb Brett
International LTD.

La situación nos llevó a afirmar que había una participación


fraudulenta en la función verificadora de todas las denominaciones
Caleb Brett y, al mismo tiempo, se planteó una situación de negligencia
administrativa por parte de Francisco Maldonado Cisneros, al no
verificar a la empresa solicitante contra la empresa receptora y la
ejecutora, en su oportunidad. La rúbrica de Livio Pernetz figuró en la
comunicación entregada por Maldonado a Caleb Brett, y se constató
con la firma de Pernetz en varios documentos acuñados por él en
diversos registros mercantiles de Venezuela.

En una comunicación (HRC-DG-049) enviada por Maldonado


Cisneros al ministro Azpúrua, informó al superior inmediato respecto
de algunas consideraciones sobre las diferentes entrevistas
realizadas con las siete posibles empresas verificadoras que están en
capacidad de emitir certificados de origen.

En efecto, en esta misiva del 14 de mayo de 1986, Maldonado


Cisneros comunicó a Azpúrua que la empresa Société Générale
Surveillance planteó al gobierno que le otorgaran el monopolio
exclusivo del negocio de la verificación y de emisión de certificados de
origen de las importaciones venezolanas: se debe trabajar con un
sistema exclusivo con una sola empresa y que el Estado firme un
convenio expreso. La elección debe ser bajo un proceso de licitación
pública (era la posición confidencial de la Sociéte Générale
Surveillance). Por cierto que quien nos aclaró la forma correcta de
escribir Surveillance fue Manuel Caballero. Hasta ese momento se le
venía mencionando como Sourveillance, porque en todos los
documentos figuraba así, mal escrita por los funcionarios venezolanos.
Caballero aleró en torno a que no existía ninguna palabra en el idioma
francés que comenzara por sour...

Aclarado este punto idiomático y de acuerdo con el documento


suscrito por Maldonado Cisneros, la clasificación establecida por Recadi
dio un primer nivel de calificación a Bureau Veritas y Caleb Brett; en un
segundo nivel a la Société Générale Surveillance y a las otras cuatro
antes mencionadas una tercera categoría en importancia. Las demás
empresas -escribió Maldonado- señalan o una simple especialización,
una dimensión reducida o simples representaciones, por lo que
quedaron prácticamente descartadas las firmas Sivenca,
Investigaciones y Desarrollos C.A., Inversiones Técnicas Financieras
C.A., y Comitec.

Añadió que cada una de esas empresas hizo una amplia


exposición y entregó material de la presentación a los funcionarios
presentes: Oscar Páez Bohórquez (Director de Operaciones) y Marbella
Rotundo (Directora de Autorización de Divisas). Como producto de las
entrevistas realizadas, surgieron las siguientes coincidencias entre los
aspirantes: en lo referente al enfoque democrático y transparente del
proceso de múltiples empresas, estuvieron de acuerdo que la modalidad
era novedosa en el mundo; consideraron que no debían ser muchas las
firmas participantes (mínimo 2 y un máximo de 5), y que no sólo
debería certificarse precios, calidad y cantidad, sino también los
aspectos legales de la operación.

Igualmente, señalaron los candidatos, que el nuevo mecanismo


traería una reducción de las importaciones, debido a los controles pre-
embarques, a la vez que un aspecto disuasivo; recomiendan que se
exija el certificado de origen para las importaciones del sector público
(con la excepción de armamento) y las exportaciones del sector privado
para evitar subfacturación y aprovechamiento indebido de los
incentivos fiscales oficiales; coinciden en que al inicio habrá manifiestas
quejas de los despachadores en el extranjero como de los importadores,
pero que es indispensable la intensidad con la que el gobierno respalde
la medida.

Las tarifas a aplicar por las empresas a los importadores para


realizar las operaciones de verificación variaron entre 0,9 y 1,2% sobre
el valor FOB de la mercancía inspeccionada e independientemente del
resultado sin salvedad o con salvedad.

Finalizó esta parte de la comunicación de Maldonado a Azpúrua


diciéndole que se opina que por seriedad y tradición de las empresas
en primero y segundo nivel, se debe comenzar el programa con estas
tres empresas. Por el planteamiento de la Société Générale Surveillance,
ésta no está dentro de los parámetros fijados.

A las empresas escogidas se les dictó un manual de operaciones


constitutivo de 17 condiciones que iban desde que el Estado no va a
controlar los servicios, sino que determinará aceptación dentro de las
pautas fijadas de los certificados de origen... hasta que los mismos no
son negociables.

En el mismo documento enviado por Maldonado Cisneros a


Manuel Azpúrua el 14 de mayo, donde se recomendó a los favorecidos,
también se dio cuenta del proceso de descalificación de las solicitantes
Conitec, Sivenca, Inversiones Técnicas Financiera e Investigaciones y
Desarrollo, Indesca.

La firma Conitec, filial de Inspectorate International Services,


presentó una oferta vendiendo una estructura de 42 oficinas, 1.300
empleados y relaciones similares con 47 gobiernos del mundo. De
origen suizo.
En tanto que Sivenca, filial de Commodity Control Services, tenía
sólo experiencia en el manejo de productos energéticos y ofreció
servicios adicionales en las ramas agrícolas, alimentos, petróleo y
consumo, con plataforma en Estados Unidos.

Inversiones Técnicas Financieras C.A., ofertó a nombre de la


transnacional Survey Associates INC., de Miami, Florida, y estaba
especializada en peritajes y ajustes a la propiedad en general y
mercancías para determinar estados y valores.

La única empresa totalmente venezolana que ofreció servicios


fue Indesca, conformada con participaciones de la Petroquímica de
Venezuela S.A., Estireno del Zulia y Polímeros del Lago, filial de
Pequiven. Se desarrollaba básicamente con experiencia en la
supervisión de importaciones de equipos tecnológicos sofisticados. Esta
empresa salió en el tapete un poco más tarde, como veremos adelante.

El lunes 11 de abril de 1989, El Nacional abrió edición


anunciando que, por las denuncias hechas hasta la fecha, el Tribunal
XXXVII Penal, del Juez La Riva, citaría a declarar a los directivos y
ejecutivos de las empresas verificadoras que operaron en el sistema de
supervisión de importaciones. En la lista de los requeridos para
declarar estaban: René Villa y Livio Pernetz, de Caleb Brett; Richard
Gautier de la Société Générale Surveillance, y Dominique Le Denmat,
de Bureau Veritas. La solicitud estaba apoyada en un petitorio
introducido por los Fiscales Ana María Padilla, José Gregorio
Rodríguez (a quién después le dictaron auto de detención por chantaje)
y Alberto Barroso.

Mientras tanto, en La Agenda Secreta del 17 de abril se denunció


que dos diputados y un militar habían actuado en las conversaciones y
negociaciones que realizaron Francisco Maldonado Cisneros, director
de Recadi, y otros funcionarios de la Oficina de Régimen de Cambios
Diferenciales en Ecuador, donde quedaba la sede principal para
Latinoamérica de la empresa Société Générale Surveillance.

Se trató de los parlamentarios, en la época, Leomagno Flores, de


Acción Democrática, Alejandro Rodríguez Cirimelle, del Partido
Socialcristiano Copei y del Teniente Coronel de la Guardia Nacional,
Orlando Hernández, adscrito al Servicio de Inteligencia y Resguardo
Nacional de las Fuerzas Armadas de Cooperación.

De acuerdo con Francisco Maldonado Cisneros, esta comisión


se integró, además, con la Dirección de Operaciones (Oscar Páez
Bohórquez), la consultoría Jurídica (Zhaidee Rivas Randert) y el propio
director de Recadi.

Aunque Maldonado, en nuestra primera conversación en Miami,


no lo nombró, el Teniente Coronel de las FAC, Hernández Villegas se
incorporó al grupo que viajó a Quito en febrero de 1986. Ese último
dato se obtuvo de una copia certificada firmada por Wilfredo Maduro
Pernía, director encargado de la Oficina de los Servicios
Administrativos del Ministerio de la Secretaría de la Presidencia (el
titular era Carmelo Lauría), quien autorizó el pago de una orden de
viáticos por el equivalente a 22.500 bolívares (4.500 bolívares para
cada viajero al tipo de cambio oficial de 7,50 bolívares por dólar) a los
fines de una misión ordenada por el despacho con motivo de evaluar
el funcionamiento de la Société Générale Surveillance en la República
de Ecuador....

Esta solicitud de viáticos fue, a su vez, convenida en el Consejo


de Ministros realizado el 29 de enero de 1986, según comunicación
posterior del 30 del mismo mes de la Dirección General del Ministerio
de la Secretaría de la Presidencia.
Sobre este viaje, Maldonado Cisneros nos dijo que el Ministro
de Hacienda (Manuel Azpúrua) me comentó que le había solicitado al
Presidente del Congreso (Reinaldo Leandro Mora) que designara a los
diputados que creyere conveniente para asistir y, efectivamente, fueron
escogidos Alejandro Rodríguez Cirimelle y Leomagno Flores. El día del
viaje, el diputado Rodríguez Cirimelle se excusó de ir por cuestiones de
trabajo, pero el diputado Leomagno Flores si asistió con nosotros.

Oscar Páez Bohórquez, director de Operaciones de Recadi, nos


diría el día que se reunió con Carlos Tablante, para ser interpelado, que
tampoco asistió a Ecuador porque consideró, luego, que eran
demasiados los funcionarios de jerarquía los que abandonaban la
oficina. Fue en la oportunidad en que entregó a Tablante el famoso
cuaderno con las llamadas importantes, donde figuraban las hechas
desde Miraflores por el diputado de AD, Luis Guevara.

El ex-director de Recadi explicó en Miami que el movimiento a


Ecuador generó una apretada agenda: se revisaron todos los aspectos
legales, las opiniones de la empresa privada, la actuación de la empresa
verificadora Société Générale Surveillance, y se pidieron las opiniones a
nivel del sector oficial ecuatoriano, especialmente de las aduanas.

De regreso a Venezuela -dijo Maldonado Cisneros- acordamos


que la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales iba a preparar un
informe exhaustivo con las conclusiones de todas las reuniones y que se
pasaría al Ministerio de Hacienda (Azpúrua). Ese informe se elaboró y
se le envió una copia a los diputados. Posteriormente no hubo
reuniones, sino la redacción del informe que se le envió a los diputados
para que ellos hicieran sus observaciones. No se recibieron mayores
objeciones y, en base al mismo, Recadi preparó una serie de pautas y
pasos a seguir... A todas esas reuniones asistió el diputado Leomagno
Flores, interviniendo en muchas oportunidades, para hacer
planteamientos.
Con esta información en la calle, fue consultada la opinión el 18
de abril, del presidente de la Comisión de Finanzas de la Cámara de
Diputados, Armando Sánchez Bueno, de Acción Democrática. Su
respuesta no pudo ser más elocuente:

- Creo que se debe a una confusión, por cuanto mal podría yo


haber designado una comisión de diputados, ya que ésta es una función
privativa de la Cámara de Diputados o del Presidente de la misma. En
todo caso, ni Flores ni Cirimelle pertenecieron a la Comisión de
Finanzas de Diputados.

En tanto que Leonardo Ferrer, presidente de la Cámara de


Diputados para el momento de la realización del viaje, aclaró:

- Ni la Cámara ni su presidente designamos ese tipo de comisión


a solicitud de Recadi. A pesar del sinnúmero de comisiones especiales
que designa anualmente la Cámara de diputados, en cada caso existe el
respectivo expediente y, por tanto, es fácilmente verificable la
escogencia.

El jueves 27 de abril, el Juez Luis Guillermo La Riva, Instructor


Especial del caso Recadi, dictó los primeros autos de detención basados
en las investigaciones a la Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales: la medida recayó contra Richard Ames François Gautier,
presidente en Venezuela de Société Générale Surveillance; Livio
Pernetz, presidente de Caleb Brett Venezuela C.A., y André Marcel
Dominique Le Denmat, presidente de Bureau Veritas. Ese mismo día
salieron autos para los chinos de las 19 empresas fantasmas
denunciadas por Tablante: Ho Fuk Shum y Ho Fuk Wing. Fueron las
primeras cinco medidas judiciales del caso Recadi.

Carlos Tablante y yo nos enteramos el viernes 28 de abril, al día


siguiente, cuando nos dispusimos a abordar un avión de Viasa que nos
trajo de vuelta a Caracas, luego de él haber interpelado en Miami a
Maldonado y nosotros hacer una larga entrevista al ex-director de
Recadi. Entre la interpelación y la entrevista -también escuchamos las
preguntas del diputado y las respuestas de Maldonado- se invirtieron
doce horas de conversación.

Al pie de la misma página de La Agenda Secreta de Recadi se


informó, desde Punto Fijo, que Livio Pernetz había sido capturado por
la Guardia Nacional en el aeropuerto de Las Piedras, cuando trataba de
fugarse del país, rumbo a Curazao, en el bimotor BE-90, y fue puesto a
la orden de la Disip para ser trasladado a Caracas. En realidad había
salido desde La Carlota, pero una avería no programada obligó al piloto
del avión donde viajaba Pernetz Janovitz a aterrizar en Punto Fijo. Ya
Richard Gautier y Dominique Le Denmat se habían marchado del país.

Cuando Carlos Tablante vio las informaciones de El Nacional


exclamó:

-! Qué vaina tan buena ¡Los de las verificadoras son presos tuyos
y los chinos son míos!

Al presidente de Bureau Veritas, Dominique Le Denmat lo


conocimos en la sede de la empresa ubicada en la Torre Las Mercedes
de Chuao, por intermedio de la señora Evelyn Branger, su asistente.
Sostuvimos un encuentro privado después del 15 de abril en el que nos
dio información confidencial sobre las otras dos verificadoras: Société
Générale Surveillance y Caleb Brett. De esta forma pudimos ponernos
en las estadísticas de la competencia. La firma Bureau Veritas nos dio la
impresión de ser la más decente de las tres verificadoras
fundamentales. Sin embargo, levantó sospechas el robo y posterior
incendio que ocurrieron en sus instalaciones el día 29 de abril al
mediodía. El Juez La Riva ordenó custodiar las sedes de las empresas
con efectivos de la Guardia Nacional y PTJ.
Con respecto a Livio Pernetz Janovitz, éste envió una
comunicación a la Dirección de El Nacional, el viernes 9 de abril.
Nunca lo tratamos, pero sí tuvimos que responderle públicamente
porque en esta misiva afirmó a Franklin Whaite: si bien son ciertos
los señalamientos... Specialist Services International de Venezuela
(S.S.I.), es una empresa nacional, distinta y diferenciada de la empresa
verificadora Caleb Brett International LTD, empresa esta última
constituida y existente de acuerdo a las leyes del Reino Unido, con
capital accionario y directiva distinta a los de mi representada.

A pesar de lo dicho por Pernetz, respondimos desde La Agenda


Secreta que la última denominación registrada por Livio Pernetz, es
decir la Specialist Services International de Venezuela (S.S.I.), es la
misma que figura, junto con la de Caleb Brett, en las tarjetas personales
de presentación de René Villa, presidente ejecutivo de Caleb Brett
International LTD en Venezuela... La sigla SSI -en todo caso- se
correspondía con una filial de la Inchape Inspection and Testing
Services (IITS), que tenía sede en Londres y no en Estados Unidos,
como informó Livio Pernetz en el Registro Mercantil.

De lo anterior nos dimos cuenta cuando analizamos las tarjetas


de presentación de Villa y Pernetz, las cuales todavía conservamos en
archivo.

Ya fuera del país, Richard Gautier, presidente en Venezuela de


Société Générale Surveillance, por intermedio del colega Enrique
Castejón, profesor de la Escuela de Periodismo de la UCV, nos hizo
llegar copia de una comunicación enviada el día anterior a los autos de
detención dictados por La Riva, la cual dirigió a un espectro importante
de dirigentes políticos de todos los partidos.

Así, Octavio Lepage, José Rodríguez Iturbe, Rafael Caldera,


Freddy Muñoz, Douglas Dáger, Pompeyo Márquez, Teodoro Petkoff,
Eduardo Fernández, Godofredo González, Gustavo Tarre Briceño,
Carlos Canache Mata, Carlos Tablante, Rhona Ottolina, Vladimir
Gessen, Andrés Velásquez, Alonso Ojeda, Gonzalo Barrios y Humberto
Celli; pudieron leer: para el momento en que la Société Générale
Surveillance fue seleccionada por el gobierno nacional para verificar,
junto a otras dos empresas las importaciones con divisas preferenciales,
ya la SGS Venezuela S.A., había cumplido 18 años operando en el país.
De tal modo que no se trata, como podría llegar a pensarse, de una
compañía oportunista que sólo se interesó por la realidad económica
venezolana en unos momentos específicos.

Desde Miami, el 4 de mayo siguiente, Francisco Maldonado


Cisneros, especificó, al analizar la incorporación de las empresas
verificadoras en el proceso de supervisión de las importaciones
venezolanas, que había planteado en un informe al Gabinete
Económico que el pago de 1% por parte de los importadores a las
compañías de inspección tenía que ser al tipo de cambio del dólar libre.

No obstante, el gabinete sectorial resolvió lo contrario, es decir


que el pago de los honorarios fuese al tipo de cambio preferencia de
14,50 bolívares, argumentando que el costo al dólar libre provocaría
ciertos efectos inflacionarios en los productos de consumo importados.
Sin embargo, los analistas de Recadi consideraron que las unidades
económicas, en tanto que estaban en plena operación productiva y de
importaciones, podían absorber perfectamente un costo bajo al tipo de
cambio en el mercado libre de divisas.

- La recomendación -explicó Maldonado- está en el informe


correspondiente y fue cambiada al dólar preferencial. Pero el hecho de
que no se haya aceptado es muy importante. Hay que estar muy claro
en que Recadi, como oficina, realizó un sistema y propuso una serie de
condiciones. Pero tampoco hay que despreciar el poder de decisión de
un gabinete económico y después de un Consejo de Ministros que emite
un Decreto Presidencial.

El 10 de mayo fueron interpelados, por separado, los


parlamentarios Alejandro Rodríguez Cirimelle y Leomagno Flores. El
primero confirmó que no había viajado al famoso itinerario de Ecuador,
y que había criticado el sistema de verificación en una rueda de prensa.
Flores, quien sí se trasladó a Quito, informó que lo hizo como profesor
universitario y no como parlamentario.

- Los parlamentarios -dijo-, no nos peleamos por ir a un viaje. Mi


interés fue como profesor de Derecho Internacional de la Universidad
Católica Andrés Bello.

El martes 24 de mayo el Juez La Riva dictó otra medida de


detención en contra de la ciudadana Nina Giovanna Caiazza, también
funcionaria de la Sociéte Générale Surveillance, quien fue detenida el
mismo día temprano por la mañana.

Carlos J. Ruíz Poleo, representante en Venezuela de la cuarta


verificadora incorporada al sistema, Chinesse Import and Export
Comodities Inspection Corporation -que en el pasado no había ofrecido
servicios- consignó a El Nacional abundante información donde se dio
cuenta de que, a pesar de existir un convenio de cooperación bilateral
entre Venezuela y China Popular, la Directora de Recadi, Edgalia
Bastardo de Leandro, había marginado la incorporación de la misma al
proceso. Sólo lo lograron, al cabo de dos años y medio, después de
elevar una protesta al Ministerio de Relaciones Exteriores.

En mayo 30, desde La Agenda Secreta se dio cuenta de que las


empresas verificadoras Société Générale Surveillance, Caleb Brett y
Bureau Veritas, tenían antecedentes por corrupción en otros países.
Concretamente, la Asociación de Exportadores e Importadores
del Sur-Este del Estado de Florida, en documentos exclusivos obtenidos
por El Nacional en Miami, expresó que nos sentimos complacidos y
aliviados porque han terminado los continuos abusos y presiones del
sistema de obtención de divisas preferenciales en Venezuela.

- No es casualidad -escribieron desde este gremio- encontrar que


en todos los países donde se conocen las experiencias de verificación de
precios para efectos de importación, tipo Bolivia, Paraguay, Nigeria o
Ecuador, etc., aparece como denominador común en todos ellos las
mismas empresas inspectoras o verificadoras de precios.

En este informe se apuntó que, al revisar los casos de


escándalos y de corrupción en todos estos países, se observa como la
Société Générale Surveillance y Bureau Veritas, aparecen
consistentemente en los expedientes. De hecho, de las tres empresas
mencionadas se sabe en forma abierta que la empresa suiza Société
Générale Surveillance es la esencia misma de este mecanismo de
entrabamiento y corrupción.

- La empresa Société Générale Surveillance- afirmaron estos


empresarios-, propiedad de diferentes grupos bancarios suizos, ha sido
la creadora y principal promotora de estos mecanismos, a través de los
Bancos Centrales y otras dependencias oficiales de los diferentes países
afectados, actuando en muchos casos, como en Ecuador, el más reciente
y sonado de todos los casos anteriores al escándalo venezolano, en
forma de monopolio.

Se agregó que no debemos dejar de mencionar que no existe


ninguna duda de que el triste y empobrecedor proceso del cual
Venezuela se viene percatando durante los últimos meses, está
directamente e íntimamente relacionado con el caso de Ecuador. No
cabe duda que es la empresa Société Générale Surveillance la que lo
establece allí y es esta empresa, en combinación con el gobierno del
Presidente León Febres Cordero, y el Ministro venezolano de Hacienda,
Manuel Azpúrua Arreaza, quienes lo implantan en Venezuela, con
apoyo de la banca suiza. Es absolutamente cierto que, al igual que en
Ecuador, al inicio se estuvieron ejerciendo presiones para que
solamente se le otorgara la exclusividad a la Société Générale
Surveillance, pero debido a las características propios del caso
venezolano, se decidió dar entrada a las empresas Caleb Brett y Bureau
Veritas, con el fin de hacerlo más transparente ante la opinión
pública.

Basados en el contenido de las regulaciones implantadas el 23 de


octubre de 1984 por la Junta Monetaria (el Recadi del país
suramericano), el 12 de marzo de 1985, Armando Tomaselli y Fabián
Corral, director ejecutivo y del departamento jurídico de la Cámara de
Comercio de Quito, respectivamente, oficiaron un documento
económico-jurídico de 25 páginas al presidente del Banco Central de
Ecuador, Raúl Clemente Huerta, donde expresaron ciertas inquietudes,
a fin de que rectifiquen los errores cometidos, luego de la decisión
tomada que permitió a la empresa verificadora Société Générale
Surveillance actuar en la emisión de los certificados pre y post-
embarque de todas las importaciones y exportaciones desde y hacia esa
nación.

- De los análisis... se concluye que no existe basamento jurídico


suficiente para el cobro de la comisión a importadores y exportadores (1
y 2%) por los servicios prestados por la Société Générale Surveillance.
Este costo debe ser absorbido por el Instituto Emisor... Los avisos de
conformidad y no conformidad deben convertirse en elementos de
juicio para que el Banco Central de Ecuador ejerza sus atribuciones.
Una reforma del sistema parece imperiosa, para que la intervención de
la Société Générale Surveillance no contraríe el esquema jurídico
ecuatoriano.
La anterior historia resumida viene a colación, en tanto que un
año después de comenzar actividades de supervisión de importaciones
y exportaciones ecuatorianas -en medio de una gran pelea entre
empresarios y funcionarios públicos- el gerente general de la Société
Général Surveillance en Quito, Enmanuel Bonnet, aprovechó la
presencia en Ecuador de Francisco Maldonado Cisneros, del diputado
Leomagno Flores y del Teniente Coronel Orlando Hernández Villegas,
para enseñar las virtudes y procedimientos impuestos en este otro país.
Siempre nos resultó importante tratar de determinar si los
venezolanos que estuvieron en Ecuador, en enero de 1986, conocieron
los cuestionamientos lanzados por el empresariado ecuatoriano en
contra de las actuaciones de la Société Générale Surveillance: Enrique
Orcés Jijón, Director de Aduanas: actuaciones de SGS planteaban
vicios reglamentarios; Alfredo Gallegos Banderas (posteriormente
denominado presidente de la Cámara de Comercio de Quito): pagos
de comisiones a la SGS son ilegales; Emilio Parodi: el contrato con
SGS es oneroso y atentatorio de la dignidad nacional; Rodolfo
Kronfle, presidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil: La SGS
ocasiona un perjuicio irreparable a las empresas.

Es justo decir que el Ministro de Finanzas, Francisco Swett,


advirtió al sector privado que el contrato suscrito entre del Banco
Central de Ecuador y la Société Générale Surveillance nació de la
absoluta necesidad de lograr que el monto de las exportaciones e
importaciones sea fidedignamente reportado y no se presenten
problemas distorsionadores y de mala utilización de la reserva
monetaria internacional.

La polémica está recogida en los diarios El Comercio, Hoy y El


Universal, en sus ediciones comprendidas entre marzo y abril de 1985.
El 2 de julio de 1989 se informó en La Agenda Secreta que, a su
vez el 26 de junio de 1986, Remigio Juan Apolloni, presidente de la
empresa Supervisiones e Inspecciones Venezuela C.A., la única empresa
nacional que fue descalificada como verificadora potencial por Recadi,
con sede en Puerto Cabello, alertó al Presidente de la República de
entonces, Jaime Lusinchi, en torno al conflicto de intereses que
representaría para el Estado Venezolano la participación de las
empresas verificadoras Caleb Brett, Bureau Veritas y Société Générale
Surveillance.

Efectivamente, denunció ante el Primer Magistrado nacional a la


firma SGS, la misma que presionó el monopolio en Ecuador,
cuestionada por los exportadores de Florida, Nueva York, Baltimore,
Nueva Orleans y Texas y, por añadidura, acusada por soborno en
Nigeria.

- Señor Presidente -escribió Apolloni-, respetuosamente


solicitamos atienda nuestro llamado. Como venezolanos, exigimos que
el Estado nos proteja y evite el monopolio y ventajismo que atenta
contra la libertad de comercio según reza en nuestra Constitución y les
prohiba tanto a estas empresas transnacionales como a sus filiales, que
operen en el país por presentarse el mencionado conflicto de intereses.
(El gobierno no estaría en condiciones reales de comprobar o verificar
la imparcialidad y solvencia de estas empresas, actuando en los dos
puntos, cargue y descargue). Esto ocasiona que la empresa certificadora
en un momento dado pueda tener la libertad de tapar sus errores.

En la misma edición del 2 de julio, se denunció que la Société


Générale Surveillance tenía antecedentes por soborno en Nigeria. La
prensa de este país y de Inglaterra, como el Daily Times, The Punch,
National Concord, New Nigerian y Lloyd´s List, informaron, entre
febrero y diciembre de 1982, sobre el soborno a casi todos los miembros
de la Comisión de Finanzas. Un señor llamado Dassonville, segundo
vicepresidente de la Société Générale Surveillance a nivel mundial
entregó, por equivocación, un sobre en 1981 con 120.000 dólares a
Ernest Allison, sub-jefe de la embajada nigeriana en Berna, el cual
estaba originalmente destinado a comprar al Presidente de la Comisión
de Finanzas, Ralph Obioha y otros integrantes del comité
parlamentario de diputados.

Según el relato escrito por el periodista nigeriano Raymond Okiti


del National Concord, el 23 de febrero de 1982, la situación fue más o
menos de la siguiente manera:

- Un funcionario de la embajada nigeriana en Suiza, Frederick


Allison, confirmó ayer que le entregaron por error 120.000 dólares en
el aeropuerto de Ginebra, destinados a la comisión de Finanzas de la
Cámara de Diputados. Dijo que él acompañó a los diputados
integrantes de la comisión después que ellos inspeccionaron las
instalaciones de la SGS en Ginebra... Allison dijo que preguntó a
Dassonville qué contenía el sobre y que el funcionario de la SGS le
respondió que eran dólares estadounidenses. Dijo que fue a un baño, en
donde abrió el sobre y tomó nota de su contenido. Conté, conté, conté,
¡coño! Son 120 mil dólares, gritó agitado.

Esta otra historia viene a colación porque, si bien no fue


rigurosamente confirmada la información, el mismo señor Dassonville
estuvo en Caracas a mediados del mes de marzo de 1986, quién sabe
con qué intención. De esto informaron varios empleados de Recadi, que
siempre pidieron no ser nombrados públicamente. La presencia de este
personaje fue escasamente quince días antes de que el gobierno de
Jaime Lusinchi decidiera incorporar a las empresas verificadoras de
importaciones.

Es necesario precisar que la intención inicial fue la de establecer


unos supuestos controles para evitar sobrefacturaciones, (objetivo que
por supuesto nunca se logró, por el contrario se estimuló con la pésima
administración de los presupuestos de divisas), las importaciones del
sector público no tuvieron ningún tipo de control porque el sistema,
expresó, no fue concebido para calibrar gastos, mucho menos precios,
calidades y cantidades de las importaciones del sector oficial.

Solamente Petróleos de Venezuela venía trabajando en el


despacho de barriles petroleros con la firma Bureau Veritas, pero a raíz
de las investigaciones y del escándalo sacaron a esta certificadora del
registro de proveedores hasta nuevo aviso.

El 17 de agosto de 1989, el presidente del Tribunal Superior de


Salvaguarda, ordenó investigar las actuaciones de la Cónsul venezolana
en París, Ana Cristina Anzola, porque esta funcionaria otorgó un poder
al exilado presidente de la Bureau Veritas, Dominique Le Dem Matt,
con un auto de detención en Venezuela, al abogado defensor Jorge Sosa
Chacín, contra lo que estipula el artículo 92 de la Ley de Salvaguarda. El
punto de la discordia fue que como Le Dem Matt no se puso nunca a
derecho, le correspondía al Tribunal de Salvaguarda designarle un
defensor público.

Más tarde, el viernes 2 de septiembre, el Tribunal Superior de


Salvaguarda ordenó revocar los autos de detención que el Juez
Instructor La Riva había dictado cinco meses atrás por
aprovechamiento de fondos públicos. La magistrado encargada de
hacer el anuncio fue Carmen Alaide Mazzarri Mendoza: -la revocatoria
de los autos de detención se hace- informó a los periodistas de la
fuente- porque el delito no aparece plenamente probado en el
expediente. Pero por eso mismo, también se ordenó proseguir las
averiguaciones.

El expediente bajó a las manos de la Juez Luisa Doris


Castellanos, del XXXIII Penal, quien luego de La Riva se encargó de
seguir las investigaciones sobre las empresas verificadoras. Ello
significó que el único preso importante por este caso, Livio Pernetz
Janovitz, recuperó la libertad luego de varios meses bajo sombra.
Seguramente se marchó del país también.

Pero fue casi un mes y medio después, el 22 de septiembre,


cuando la Subcomisión Especial del Congreso que investigó también las
empresas certificadoras emitió su condena política. Señalaron Carlos
Tablante, Nelson Chitty La Roche y Liliana Hernández, sus integrantes,
que el ex-ministro de Hacienda, Manuel Azpúrua Arreaza, y el ex-
director de Recadi, Francisco Maldonado Cisneros, cometieron
presunta comisión de delito en el proceso que incorporó a las empresas
en la certificación de importaciones hacia Venezuela.

Recomendaron una nueva indagación judicial para establecer las


responsabilidades penales. Este informe sectorial, a su vez, fue
absorbido por el Informe presentado por el Presidente de la Comisión
Especial, Douglas Dáger, a la consideración de todo el comité
investigador parlamentario.

- La actividad de las empresas verificadoras -se lee en este otro


documento-, fue costeada, es cierto, por los propios importadores, pero
con dólares preferenciales, constituyendo este mecanismo el
establecimiento de una curiosa relación según la cual el vigilante devino
en asalariado del vigilado, con los resultados fácilmente imaginables...
Está evidenciado que las verificadoras permitieron la sobrefacturación.
El entendimiento y la comunidad de intereses entre las verificadoras y
algunos importadores, dieron lugar a certificados no limpios y
sobrefacturación.

Este caso, prácticamente cerrado, demostró que la verdad de la


prensa siempre estuvo por delante de la verdad procesal o judicial, de
manera que rápidamente se olvidó que alguna vez cuatro empresas
verificadoras internacionales operaron en Venezuela.
Nico el molinero

Con diez días de anticipación, el 15 de mayo de 1989, El Nacional


anunció que el Juez Instructor del Caso, Luis Guillermo La Riva López,
tomaría medidas judiciales que se desprenderían del expediente del
sector Alimentos, específicamente del área de molinos de trigo.

Efectivamente, aun cuando había cesado la primera etapa de La


Agenda Secreta de Recadi -que se prolongó desde el 31 de marzo hasta
el domingo 14 de mayo, cuando se presentó un primer resumen con
todo lo denunciado y los resultados hasta ese momento ocurridos a
nivel de justicia-, el periódico alertó a sus lectores que el cierre
temporal de la campaña de ningún modo significó que no se siguiera
investigando e informando en torno al escándalo.

Por el contrario, la segunda fase diaria y sistemática de la


Agenda se extendió desde el martes 23 de mayo hasta el 5 de julio
siguiente. La razón que privó para que el equipo se tomara una semana
de relativo descanso fue el cansancio y la necesaria revisión de otros
documentos y expedientes en nuestro poder. A pesar de la alerta
pública, fuimos criticados. Por ejemplo, el martes 16 de mayo, Miguel
Ángel Capriles, en un editorial de El Mundo, acusó que a El Nacional se
le había enfriado el guarapo. Mucha gente pensó igual que él.

Lo cierto es que para la semana intermedia transcurrida entre el


lunes 15 y el martes 23 de mayo, se dejaron algunos trabajos escritos.
Uno de ellos fue la página D-1 del 15 de mayo, anunciado los autos de
detención contra los molineros. En ese momento ni nos pasó por la
cabeza que una de las decisiones judiciales habría de recaer sobre el
conocido empresario Nicomedes Zuloaga. Mucho menos sobre un
futuro Ministro de Economía del nuevo gobierno argentino de Carlos
Menem: Néstor Mario Rapanelli.

Ocurrió que nos pusimos en varios de los informes en los


que el Juez La Riva estuvo centrando las indagaciones sobre el uso de
dólares preferenciales para las importaciones de trigo.

Había uno levantado por la Comisión de Economía del Senado


de la República, presidida por Angel Reinaldo Ortega, de Acción
Democrática, y otros dos elaborados por la Dirección de Inteligencia y
Resguardo Nacional de las Fuerzas Armadas de Cooperación.

Un cuarto informe, verdaderamente importante, sirvió de base a


todos los anteriores y marcó la investigación que desde el 21 de marzo
de 1986 adelantó el Senado de la República: un estudio elaborado por
profesores y alumnos del Post-grado de Economía Agrícola de la
Facultad de Economía de la Universidad Central de Venezuela. El 21 de
marzo de 1986 el Decano de esta Facultad, Manuel Rodríguez Mena,
junto con los profesores del curso: Alfredo Van Kesteren, Armando
Martel y Bernardo González, solicitaron a la Comisión Parlamentaria
investigar todo lo relacionado con la importación, transformación,
industria y comercialización del trigo y sus productos derivados en los
últimos años.

Basaron su petitorio en dos aspectos centrales: un crecimiento


progresivo y constante del consumo de trigo, en detrimento de otros
cereales nacionales; y las importaciones de trigo que venían ocurriendo
(con dólares preferenciales) a precios extremadamente altos y muy
superiores a los de referencia que regulan y privan en el mercado
internacional. En realidad, había otras conclusiones, pero nos pareció
que estos fueron los alegatos más notorios.
La investigación del Senado duró prácticamente un año, puesto
que en marzo de 1987 se produjo un voluminoso informe analítico,
recopilatorio de todas las actuaciones, y se concluyó, entre otras cosas,
en las siguientes: se transgredió el ordenamiento legal y jurídico de la
República relativos a la economía, las relaciones económicas y la
apropiada supervisión y control por parte del Estado, en cuanto a las
importaciones de trigo.

- En buena parte, la documentación oficial -dice el informe del


Senado- que emiten los órganos competentes con motivo de otorgar
Delegaciones de Importación, Conformidades de Importación y
Autorizaciones para Retiro de Divisas, y en la información que
suministra el importador, aparece una descripción insuficiente del
producto objeto del trámite o adquisición, indicándose en muchos casos
sólo el tipo de trigo sin su grado nutricional, o señalándose solamente la
palabra Trigo.

En la página que divulgamos ese 15 de mayo, titulada: Juez de


Recadi dictará medidas contra directivos de molineras, escribimos
que el magistrado tomará varias decisiones judiciales contra
directivos y funcionarios de las empresas Monaca, Gramoven, Mocama,
Molvenca, Mimesa, Sahiv, Molinarca, Halaca, Monguaca e Hidalgo,
todas afiliadas a la Asociación de Molinos de Trigo; y a las firmas
independientes Molorca, Pastificio Universal, La Lucha y Gofio
Canario.

El Juez La Riva venía recopilando informaciones fundamentales,


en tanto que había encontrado indicios suficientes para cuestionar
judicialmente las importaciones de trigo provenientes de Estados
Unidos, Canadá, Argentina, y la Comunidad Económica Europea.

El viernes 19 de mayo fueron citados a declarar al tribunal los


representantes de Gramoven, Molinos Guacara y Monaca. Pero el
domingo 21 de mayo, los directivos de Asotrigo montaron una rueda de
prensa dominical en la que trataron de rebatir el informe de la UCV.
Este día insistieron en que la investigación del Senado había terminado,
no obstante que el Juez La Riva mandó prohibir la salida del país a los
empresarios del ramo.

Fue el viernes 26 de mayo cuando el Instructor La Riva dictó


nueve autos de detención en contra de Nicomedes Zuloaga, Salvador
Armada, Néstor Mario Rangonelly -así quedó registrado el nombre del
futuro Ministro de Economía Rapanelli en el libro del Tribunal-, y Oleg
Williamsom de la empresa Gramoven; Giácomo Calabresse Vesce, de
Molinos Guacara; Ricardo Ponce de León, presidente de Monaca;
Vicente Vegas Soko y Michael Stewart Denger, de Pillsbury; y Héctor
Aníbal Hidalgo, presidente de Molinos Hidalgo.

La noticia confirmó la primicia de El Nacional de una semana


atrás, pero constató que algunos de los señalados ya habían
abandonado el país, para variar. La decisión del Juez se basó en
contrabando y malversación de fondos públicos, según la Ley de
Salvaguarda.

- La reactivación del caso Gramoven y mi auto de detención


obedecen a motivos políticos -declaró Nicomedes Zuloaga en sus
últimas horas de libertad-. En Venezuela estamos sometidos a la teoría
de algunos adecos corruptos que dicen que la supervivencia de los
ladrones adecos es indispensable para la supervivencia del partido y de
allí la maniobra de tirar cortinas de humo. El Juez forma parte del
mismo partido, que lo llevó a la Presidencia del Colegio de Abogados.

Por su parte, el mismo día La Riva respondió: Lo que pasa es


que a lo mejor el doctor Zuloaga lo que quiere es que yo me inhiba, y no
lo voy a hacer, porque no hay razón, causal moral ni procesal para que
me inhiba. Yo dicté una decisión de acuerdo a lo que pienso. El
procesado puede ejercer los recursos que le consagran la Constitución y
las leyes.

Este día acompañó las declaraciones iniciales de Zuloaga, el


conocido empresario Alfredo Paúl Delfino.

- Los verdaderos culpables y que no están presos son Jaime


Lusinchi y Blanca Ibáñez -exclamó sin pepitas en la lengua-. Estamos
contemplando un terror judicial, legislativo y una farsa que ya llega a
extremos intolerables.

Por la noche, el gremio de molineros agrupado en Asotrigo se


reunió de emergencia y en secreto, con el fin de evaluar la situación y
diseñar la estrategia a seguir.

Mientras que los autores del informe de la Universidad Central


convocaron a un foro que se efectuó el 19 de mayo en la Sala A del
Ateneo de Caracas, para responder la intensa campaña de las
empresas comprometidas en el caso. Insistieron en que si los
controles de Recadi y el BCV hubieran funcionado, como lo establecía la
legislación cambiaria, se pudieran ahorrar unos 100 ó 150 millones de
dólares en favor de las reservas internacionales.

Nicomedes Zuloaga, ex-embajador de Venezuela en Argentina


cuando el gobierno de Lusinchi, se entregó el viernes 26 de mayo sobre
las cinco de la tarde, e inmediatamente fue trasladado al Retén de El
Junquito, donde permaneció 132 días en cautiverio.
La Agenda pudo obtener y luego publicar, el 1 de junio, uno de
los documentos levantados por el Servicio de Inteligencia y Resguardo
Nacional de la G.N.

En el mismo, el Comando de Operaciones de las Fuerzas


Armadas de Cooperación, dio a conocer los resultados de una
inspección que realizaron sus miembros por las ciudades
norteamericanas de Minneapolis, Nueva Orleans y Washington, en julio
de 1987. Suscrito por el General de Brigada (GN) Elías Ricardo Tarbay
Assad, el coronel (GN) Orlando Hernández Villegas (el mismo que viajó
a Ecuador), el teniente (GN) Alfredo Vásquez Tarbay, y el doctor Erwin
Thomas; el papel de 13 folios concluyó que en el proceso de importación
y comercialización de trigo con dólares preferenciales Venezuela
compró dicho producto en las peores condiciones del mercado,
coincidiendo plenamente con el informe de la UCV. Por otra parte, que
si en el momento de la inspección se hubiera resuelto aplicar un sistema
de trueque en el que estaba interesado el Departamento de Agricultura
de Estados Unidos, las importaciones pendientes podrían generar
ahorros por unos 50 millones de dólares, cosa que no ocurrió.

El 2 de junio el diputado Oswaldo Alvarez Paz, de Copei,


denunció al juez Luis Guillermo La Riva, autor de la detención judicial
de Zuloaga, desempolvando expedientes del año 1967, cuando el
magistrado, siendo militar, habría instigado un magnicidio contra el
Presidente de la República de entonces, Rafael Caldera. Solicitó
públicamente que La Riva fuera sustituido e investigado por el Consejo
de la Judicatura.

- El Juez -afirmó Alvarez Paz- no está capacitado ni jurídica ni


éticamente para conducir el proceso.

El candidato a ocupar la gobernación del Estado Zulia, también


presentó la copia de una carta dirigida por los integrantes de la
Fundación La Riva, integrada por hermanos y por el propio Juez de la
causa, donde acosaban como abogado, al ex-ministro de Hacienda,
Manuel Azpúrua, representante legal de la empresa Vencemos, y
referida a un litigio entre terrófagos, donde la citada sucesión pidió 12
millones de bolívares para indemnización de algunas tierras sujetas a
expropiación.
Un asunto particular entre una sucesión familiar y una empresa
privada, nos pareció, estaba siendo utilizado para provocarle presiones
al Juez, centro de atención del Caso Recadi. Pero las denuncias contra
La Riva, casualmente, provenían de la misma persona, el diputado
Oswaldo Alvarez Paz, que el 15 de abril declaró:

- Los brazos y tentáculos de los diferentes sectores partidistas y


las posiciones clave que ocupan en los niveles de decisión, hacen
considerar la posibilidad de que las investigaciones que se adelantan
sobre Recadi, no concluyan de forma optimista.

En ese momento fueron dos las versiones que se tejieron en


torno al comportamiento del futuro gobernador electo del Zulia: una,
que la campaña por lograr la primera posición regional estaba siendo
financiada por poderosos grupos económicos muy ligados a las
actividades de Nicomedes Zuloaga. La otra, que el diputado Alvarez Paz
hacía juego junto con Rafael Caldera, en favor de orientar la acción
judicial sobre los funcionarios de la administración y no contra
empresarios importadores y mucho menos importantes como Zuloaga.
Recuérdese que para el momento, el Juez La Riva también había
prohibido la salida del país a importantes funcionarios de empresas
automotrices y laboratorios médicos. Se temió que La Riva siguiera
cargando la mano al sector privado.

La detención de Nicomedes Zuloaga colocó, sin duda, el caso


Recadi en otra perspectiva. Allí comenzó la caída del Juez más odiado y
conocido de Venezuela en las últimas décadas de la historia judicial.

El viernes 3 de junio, por una parte, fue trasladado en medio de


una gran trifulca organizada por sus familiares al Tribunal de La Riva el
empresario Zuloaga, para ser impuesto del auto de detención. Gritos,
insultos, empujones, golpes y el discurso acalorado de Cachi Pocaterra,
esposa de Zuloaga, marcaron la jornada.
Pero por la otra, el Juez La Riva acusó el golpe:

- El doctor Alvarez Paz es un embustero y un farsante. Yo voy a


demostrar que es embustero. Lo voy a retar, para que él escoja el sitio,
los documentos, la hora... Manuel Azpúrua me llamó indignado, que
estaba dispuesto a declarar...

Como Alfredo Paúl Delfino había dicho que todos los jueces eran
unos ladrones, La Riva lo mandó a arrestar por 36 horas. Entonces
tenía presos a dos Amos del Valle.

El 4 de junio, Nicomedes Zuloaga planteó en un foro con Alfredo


Peña que había que sacar las ratas de Acción Democrática.

El diputado Oswaldo Alvarez Paz volvió a la carga el domingo 4


de junio: Me gradué en la Universidad del Zulia de Abogado y no sé
dónde se graduó el Juez La Riva. Tuve los mejores profesores y
maestros, ejercí junto a jueces de verdad y no con payasos. La Riva no
se respeta a sí mismo.

El compañero de armas de La Riva, Mayor Rafael Angel Terán


Barroeta, explicó el 5 de junio que Oswaldo Alvarez Paz, basándose
sólo en una hoja del expediente de La Riva, pretende desprestigiar la
persona de este notable legislador, desconociendo de la manera más
clara el resto de su historial.

El cuadro descrito también provocó que el Juez La Riva se


desmoralizara y no ocultara este sentimiento, ni siquiera, ante los
representantes de la prensa. El 6 de junio expresó:

- Como juez no debería decirlo, pero creo que la investigación de


Recadi no va a llegar a ninguna parte, y ninguna investigación donde se
pretenda encubrir a algunos privilegiados puede llegar a ningún sitio si
continúan las presiones.

El 7 de junio la actividad rutinaria del XXXVII Penal se


interrumpió. Una manifestación de estudiantes de leyes de la
Universidad Católica Andrés Bello llegó a las puertas del juzgado de La
Riva. El líder del grupo, Gustavo Cedillo Vaz, experto en derecho
militar, denunció que Oswaldo Alvarez Paz había violado el reglamento
sobre documentos militares.
Siempre aprovechando, como parte de su ofensiva particular,
cualquier entrevista solicitada por un medio de comunicación,
Nicomedes Zuloaga declaró el 9 de junio que la carta de Meneses era
un documento importantísimo.

El mismo día de la anterior declaración, en La Agenda Secreta


publicamos el segundo informe preparado por la Oficina de Inteligencia
y Resguardo Nacional de la Guardia Nacional. Se señaló que el escrito
concluyó en que había un sobreprecio por casi 5 millones de dólares en
las importaciones de trigo realizadas por la empresa Gramoven, de la
que fue presidente Néstor Mario Rapanelli. En ese documento de 15
folios estaba recogido el testimonio de quien después fue un frustrado
ministro de Economía argentino, cuadro importante de la transnacional
Bunge and Born Corporation, inversionista de Gramoven.

Este expediente fue abierto por órdenes expresas del


Comandante de la Guardia Nacional de entonces, General Luis Ramón
Contreras Laguado, y estuvo escrito por el Teniente Coronel Orlando
Hernández Villegas (el mismo del viaje a Ecuador), el Subteniente
Eddie Ramírez Moyeda, el Subteniente Pedro Javier Dávila Rodríguez,
el funcionario Ernesto Bracho, por el Teniente Alfredo Vásquez Turbay
y por el General Elías Tarbay Assad. Es decir, casi los mismos que
realizaron la inspección por varias ciudades de Estados Unidos.
El 15 de julio, el Juez La Riva envió los recaudos del caso de los
molineros al Tribunal Superior de Salvaguarda, presidido por Ortiz
Bucarán. La finalidad, conocer la apelación de los señalados, muchos de
los cuales se defendían en ausencia.

Luis Piñerúa Ordaz volvió a figurar en esta historia el 17 de junio,


cuando declaró: sería muy grave que una vez remitidos al Superior
los expedientes en manos del Juez La Riva, bien sea para continuar su
investigación o para conocer decisiones apeladas, se cayera en el
congelamiento o la inanición que contraste con el dinamismo que le ha
dado al caso el Tribunal de Primera Instancia. Las actuaciones del
superior no sólo deberán, en consecuencia, ser cristalinas, sino
oportunas, para que la opinión pública no se sienta defraudada.

Como el asunto estaba tomando un giro que podía tocar


intereses fundamentales, especialmente críticas gremiales al sector
empresarial, el Presidente de Fedecámaras, Eddo Polesel le cargó la
mano al Juez La Riva y a los parlamentarios de la Comisión Especial del
Congreso.

- Observamos que en las investigaciones -dijo el 30 de junio- que


se realizan, como en las opiniones e informaciones que a diario se
producen, se presentan situaciones que están afectando la seriedad y
pueden comprometer la objetividad de los resultados... Tales
investigaciones deben realizarse sin desviaciones de los órganos
institucionales que deben practicarlas, ni distorsiones en la aplicación
de los mecanismos legales.

Paralelamente, el presidente de la sub-comisión alimentos de la


Comisión Especial del Congreso, Diputado Alexis Ortiz (independiente-
Copei), refirió el 13 de junio que varias empresas del ramo estaban
sujetas a investigación, más que esto no significaba una acusación a
priori. Se trató de Alimentos Souto, Balanceados Super Integrados C.A.,
Le Biscuit, Margarita C.A., Heinz, Kraft, Turagua, Protinal, La Caridad,
Balanceados Vivas, Adda´s y Kellog´s. El 4 de julio Nicomedes Zuloaga
asistió a entregar un voluminoso expediente en el Tribunal Superior de
Salvaguarda. Dijo que confiaba con que le revocarían el auto de
detención.

El martes 18 de julio fue nombrado Ministro de Economía por el


nuevo Presidente Argentino, Carlos Menem, un cuadro importante de
la transnacional Bunge and Born: Néstor Mario Rapanelli, quien había
ocupado por delegación de la directiva las labores de presidente de
Gramoven, durante 1 año y 8 meses.

Al día siguiente, el Juez La Riva ratificó que el auto de detención


contra el ministro argentino estaba plenamente vigente.

Pero el Presidente de Argentina, Carlos Menem, al dar una rueda


de prensa en el Palacio Rosado, sede del gobierno, el mismo 19 de julio,
asumió la defensa de Rapanelli, y dijo que el ministro tiene en su
poder documentación de la fiscalía nacional de investigaciones de ese
país y está totalmente sobreseído. Cosa totalmente incierta.
Mientras tanto, Luis Guillermo La Riva pidió al Consejo de la
Judicatura que investigara las declaraciones suministradas en Buenos
Aires por el diputado Peronista, Eduardo Varela Cid, quien afirmó que
el Juez XXXIII Penal estaba ligado al narcotráfico.

El Canciller argentino, Domingo Cavallo, el 11 de agosto,


descartó cualquier maniobra de extradición para Rapanelli y exaltó que
en Venezuela los poderes estaban plenamente divididos, por lo que el
Presidente Carlos Andrés Pérez no podía interferir en la administración
de justicia.

Volviendo a Caracas, el 21 de agosto, el Magistrado Enrique


Sánchez Falcón, miembro del Tribunal Superior de Salvaguarda y
ponente en el caso de Nicomedes Zuloaga planteó inhibirse de emitir
criterio, porque me siento injuriado por las expresiones de sus
defensores.

- He sido injuriado, he sido difamado. Se me ha dicho que estoy


en connivencia con algunas otras personas para dictar una decisión que
no es la que ellos esperan. He tenido entrevistas bastante fuertes con los
abogados de Zuloaga, las cuales no se corresponden con lo que debe ser
una relación jurídica...

En la misma rueda de prensa, donde además estaban los otros


dos integrantes del máximo Tribunal de Salvaguarda, Silvestre Ortiz
Bucarán y Carmen Alaide Mazzarri, se informó que habían confirmado
los autos de detención a los ciudadanos chinos Ho Fuk Wing y Ho Fuk
Shuk y con la misma se le dictó autos de detención a los funcionarios de
la aduana Marítima del Puerto de La Guaira: José Ignacio Alvarez, Félix
Sánchez Sánchez, Mireya del Valle Martínez de Guarino, y Lilian
Josefina Escobar Ceballos, por el delito de expedición indebida de
documentos, en el mismo expediente de las empresas fantasmas de los
chinos.

Pero, por otra parte, se revocaron los autos de detención a los


empleados del Banco Italo: Lola Consuelo Ardila Vezga, Ana Gioconda
Gil Balza, Pablo Antonio Mata Cedeño y Angelo Tiso Meola, junto al de
Nina Giovanna Calazza, empleada de la verificadora Société Générale
Surveillance, en tanto que los delitos de peculado culposo y falso
testimonio no estaban plenamente comprobados en el expediente
instruido por el Juez La Riva. Todos estos personajes estaban presos
desde el mes de mayo de 1989.

El mismo día se conoció que le fueron dictados autos de


detención, confirmando al XXXVII Penal, a Francisco Elías Moya, José
Ruiz López y a José Nicomedes Molina Utrera, también por expedición
indebida de documentos y aprovechamiento de fondos públicos en
importación de vacas.

Ya para el 5 de octubre de 1989, el Juez La Riva, reducido su


ámbito de competencias solamente al Sector Alimentos, ordenó
investigar a los importadores de maíz y sorgo, donde figuraba
nuevamente la empresa Gramoven.

Pero el mismo día el Tribunal Superior de Salvaguarda revocó el


auto de detención al empresario Nicomedes Zuloaga quien tras 132 días
detenido en el retén de El Junquito, volvió a recobrar su libertad. Sus
primeras palabras fueron: demandaré a La Riva.

- Yo pienso todavía que los culpables deben ser castigados. Por


ahora queda demostrado como se han manipulado los expedientes y es
reivindicado el nombre de Nicomedes Zuloaga.

Pero en el otro lado de la ciudad, el Juez La Riva, nuevamente


desanimado, ripostó:

- El caso Recadi está como el mamón macho que florea, pero no


carga. Estoy decepcionado porque aquí no se puede ser Juez. Las
presiones son demasiadas y persistentes. Pienso que los miembros del
Tribunal Superior tendrán que tomarse un calmante para poder dormir
tranquilos. Yo, por mi parte, tengo mi conciencia tranquila, aunque me
duela admitir que el caso Recadi penalmente está muerto.

Al día siguiente, el 6 de octubre, los integrantes del Superior


oficiaron al XXXVII Penal y le notificaron que le revocaban su
competencia para seguir conociendo del expediente del Sector
Alimentos. Fue pasado, el mismo, al Tribunal XXVI, a cargo del
magistrado Braulio Sánchez. No se sabe si fue por la calentera que
agarró, pero lo cierto es que Luis Guillermo La Riva fue operado de una
afección intestinal ligada con una amibiásis, al día siguiente de
producirse la liberación de Nicomedes Zuloaga. Pero la ofensiva de los
abogados del Amo del Valle no se detuvo con motivo de hacerse efectiva
la libreta de excarcelación. Uno de éstos, Ramón Rangel Mantilla
(sobrino del ex-ministro de Agricultura y Cría de Lusinchi, Wenceslao
Mantilla) anunció por prensa que iba a denunciar al senador de su
mismo partido Acción Democrática, Angel Reinaldo Ortega, ante el
Tribunal de Etica de AD. Ortega, como ya dijimos, coordinó la
investigación contra los molineros desde la Comisión de Economía del
Senado.

En el interín, el Presidente Carlos Andrés Pérez viajó a Buenos


Aires a reunirse con su colega Carlos Menem. Desde allá las agencias
internacionales recogieron las palabras dichas por el Primer Magistrado
Nacional a los periodistas locales, en el sentido de que el Ministro de
Economía, Néstor Mario Rapanelli, había sido absuelto también. El
Tribunal Superior de Salvaguarda se vio obligado a reafirmar en
Caracas que esta causa todavía estaba sin concluir. CAP, a su regreso
aclaró que él no había dicho que Rapanelli había sido exhonerado de
responsabilidad.

El 16 de diciembre todas las agencias internacionales dieron


cuenta de que el Ministro de Economía de Argentina, Néstor Mario
Rapanelli, fue excluido del gabinete y sustituido por Antonio Ermán
González.

La versión de la agencia AP presentó el tema así: El gobierno


argentino, en un esfuerzo por restaurar la confianza en su deteriorado
programa económico, anunció una reestructura del gabinete, que
incluye el alejamiento del cuestionado ministro de Economía, Néstor
Mario Rapanelli. La suerte de Rapanelli quedó sellada como secuela de
una delicada crisis que provocó la abrupta caída del austral con relación
al dólar, en un 54 por ciento en tan sólo cinco días.
Previamente en Caracas, el presidente de la Comisión Especial
del Congreso que investigó el Caso Recadi, hizo público el informe
preliminar y en éste, se señaló lo siguiente con respecto al Sector
Alimentos:

- Suponemos una estrecha relación entre el importador y el


proveedor extranjero, que en todo caso propiciaba la sobrefacturación,
con el concurso o la negligencia de los funcionarios encargados de
aprobar las sumas solicitadas, al no verificar los precios unitarios a
través de consultas en las bolsas de cereales ubicadas en Buenos Aires,
Chicago, Minneapolis, Kansas City, etc. Esta falta de verificación de los
precios internacionales de los insumos del Sector Alimentos, propició
que se otorgaran grandes sumas de divisas sin verdaderos controles,
auspiciándose así las transferencias de ganancias al exterior, en
detrimento del Estado venezolano.

En el interrogatorio al que fue sometido Néstor Mario Rapanelli


en Caracas por los agentes de Inteligencia y Resguardo Nacional de las
Fuerzas Armadas, a partir de las cuatro de la tarde del 2 de septiembre
de 1987, recogido en uno de los dos documentos en los que el Juez La
Riva basó la decisión contra los molineros, se lee lo siguiente:

- En respuesta a la pregunta de cómo explica que en el embarque


del vapor Atlantic Hero, que de acuerdo al boletín de Analysis del
Thionville Laboratories Corporation, presentó una proteína de 14,1 por
ciento y Gramoven, en la orden de compra solicitó un trigo con mínimo
de 14 por ciento y en el formulario de Molienda Experimental realizado
en los laboratorios de la empresa Gramoven se aprecia una proteína de
13,2 por ciento: (Rapanelli), manifestó que ignora situaciones tan
particulares como las referidas a ese barco... (Rapanelli) no tuvo
explicación para explicar la disparidad de los datos.
Más recientemente, a propósito de los autos de detención a los
ex-funcionarios del gobierno de Jaime Lusinchi, el juez Braulio
Sánchez, XXVI Penal, reveló como nuevo Instructor Especial del
expediente del Sector alimentos, que había abierto nuevas
averiguaciones contra las empresas: Agropecuaria Los Cueros, La
Laguna, Inversiones Gussi y Agropecuaria Gussi (22-2-1990).
Las ensambladoras de dólares

Desde mayo de 1989 el Juez Instructor del caso, Luis Guillermo


La Riva López, comenzó a investigar a todas las ensambladoras de
automóviles, sector que consumió el más alto nivel de divisas
preferenciales. Aproximadamente unos 6.000 millones de dólares,
según el Diputado Leonardo Montiel Ortega. Aunque el Presidente de la
Cámara Automotriz de Venezuela, Germán Pérez Díaz, aseguró que la
cifra estaba en el orden de los 3.716 millones de dólares, consumidos
por los afiliados: Toyota, Fiat, Ford, General Motors, Renault, Mack,
Jeep y Cif-Diasa.

El grueso del expediente sectorial en manos de La Riva estuvo


sustentado en el hecho de que el comportamiento operativo de las
ensambladoras en los últimos años, supuestamente no correspondía, en
principio, con el sacrificio fiscal -entiéndase aprobación de divisas
preferenciales- que el Estado Venezolano hizo por la industria
importadora de partes y repuestos.

Pero, ¿en qué se basaron las diversas denuncias que reposaban


en el XXXVII Penal? El Magistrado Luis Guillermo La Riva tenía en sus
manos tres tipos de documentos.

1) Los referidos a una presunta sobrefacturación global en el sector por


el orden los 125 millones de dólares.

2) Los que advertían sobre una supuesta posibilidad de que las


empresas ensambladoras no hubieran cumplido exactamente con el
programa de unidades de exportación sustentado en la importación de
CKD (armazones) con dólares preferenciales.
3) Los que referían en torno a una posible falta de correspondencia
entre la política automotriz, con el esfuerzo fiscal del Estado y la escasez
de repuestos, la ausencia de unidades producidas suficientes para
cubrir el mercado y el aumento desbordado de los precios de los
automóviles.

El otro aspecto que quería clarificar el Juez La Riva fue el


concerniente a un conjunto de datos que apuntaban a los funcionarios
que, desde el Banco Central de Venezuela, manejaban directamente la
entrega de divisas a las empresas ensambladoras. Algunos de éstos
renunciaron y otros fueron despedidos del Instituto Emisor con
prestaciones dobles, casualmente. Pero el conjunto dependió de la
Gerencia de Administración Cambiaria, al frente de la cual estuvo
Carlos Hernández Delfino, funcionario denunciado por el diputado de
Ora, Jorge León Díaz.

El caso sectorial comenzó a tomar calor cuando el Juez, el 26 de


abril prohibió salir del país a Joseph W. O´Neill, presidente de Ford;
John Werner, presidente anterior de Argenis Gamboa de la General
Motors; Carlos Siso Paván, presidente de Tocars; y Bernardo Brum,
gerente general de Fiat.

Un día después Cavenez publicó un remitido en todos los


periódicos de circulación nacional donde se afirmó que las empresas
ensambladoras afiliadas a esta Cámara, operan en Venezuela desde
hace más de dos décadas, con cuantiosas inversiones y sus
transacciones de importación han estado siempre bajo la más rigurosa
supervisión de los organismos gubernamentales, desde mucho antes de
que fuese decretado el Régimen de Cambios Diferenciales (Recadi). En
ningún caso se trata de negocios establecidos con el objeto de
beneficiarse, indebidamente, de los mecanismos cambiarios...
Queremos manifestar nuestra preocupación por el manejo precipitado e
indiscriminado que pudiera darse a esta situación, lo cual perjudicaría
la imagen de seriedad de las empresas integrantes de esta Cámara y de
las personas que las dirigen.

- Los dólares preferenciales que se dieron a la industria -


declaró el 22 de mayo Germán Pérez Díaz en el Tribunal XXXVII Penal-
fueron para favorecer a los consumidores. Los precios y su estructura
están bien claras, las tiene el Ministerio de Fomento.

El sábado 3 de junio se corrió la bola de que La Riva iba a dictar


autos de detención a directivos y ejecutivos importantes de todas las
empresas automotrices. Ello no ocurrió.

El Diputado Leonardo Montiel Ortega se apareció muy temprano


en la mañana del martes 6 de junio en la Policía Técnica Judicial, donde
el Juez estuvo varios meses despachando por la huelga de los
trabajadores tribunalicios, consignando un documento donde rebatió
las cifras de Cavenez.

- El congreso también es culpable de no haber tomado en cuenta


mis denuncias del 7 de mayo de 1986, cuando reclamamos y
denunciamos que Recadi era un foco de corrupción y todavía se podía
corregir. Escribí a Lusinchi poniéndole una ley contra los ilícitos
cambiarios. Las ensambladoras, que recibieron más de 6.000 millones
de dólares preferenciales no le pagaron un centavo de impuesto sobre la
renta al Estado.

Una vez más, el 12 de junio, La Riva renovó la prohibición de


salida del país a los jefes de las compañías automotrices, pero
específicamente a los presidentes de Ford, General Motors y Tocars,
Cornelio Koreman, Argenis Gamboa (ex-presidente de Sidor y de la
Corporación Venezolana de Guayana en el anterior gobierno de Carlos
Andrés Pérez) y Alfredo Behrens Dala Costa.
El Diputado Carlos Tablante denunció a la empresa Tocars por
haber sido favorecida con la entrega de dólares preferenciales, en
detrimento de las demás ensambladoras.

El caso involucró a Héctor Meneses, ex-ministro de Fomento;


Eduardo Rafael Behrens Linares (director de operaciones de Recadi);
Ana Teresa Herrera Balduz, directora de Recadi, por tráfico de
influencia.

Alfredo Behrens Reverón, director de la empresa Tocars-Toyota


luego de aclarar que nada tenía que ver familiarmente con el legendario
Eduardo Rafael Behrens Linares (de quien nunca se supo si había sido
Director de Operaciones o Director General de Recadi, o ambas cosas a
la vez), precisó el 14 de junio que Tocars estaba obligada a actuar de
manera transparente frente al país, porque era la única cien por
ciento venezolana.

Guillermo Zuloaga, primo-hermano de Nicomedes Zuloaga y


vicepresidente de ARS Publicidad a quien habíamos conocido en el
pasado reciente, agencia que llevaba la cuenta promocional de Toyota,
propició un encuentro entre Alfredo (Boro) Behrens Reverón y este
redactor en su oficina. Allí escuchamos una larga presentación del
ejecutivo de Tocars en la cual rebatió, desde su punto de vista, la
denuncia interpuesta por Tablante en su contra.

Se argumentó que la acción no tenía fundamento, porque la


conformidad de importación número 1724-055411 del 25 de noviembre
de 1984, autorizada por Héctor Meneses y cuyo monto ascendió a 8
millones de dólares preferenciales, sí fue descontada del presupuesto de
divisas correspondiente a 1987. El punto de discordia fue ése: había
sido o no descontado el adelanto que se convino con las ensambladoras
en general.
Tablante, por su parte, señaló varias veces que no había ningún
papel oficial en Hacienda o Recadi que dijera que el descuento por
anticipo se hubiera efectuado.

El Presidente de General Motors, Argenis Gamboa, acudió a


declarar ante La Riva el 21 de junio. Antes lo hizo por haber sido
presidente de Jeep de Venezuela.

El jueves 3 de julio, el Juez La Riva dictó auto de detención a los


directivos de Ford: Cornelio Koreman, José Bisogno, Emmanuel
Cassigena y Alfredo Guadarrama, ya habían abandonado el país.
Estaban en Aruba y Curazao.

Desde la ensambladora, ubicada en Valencia, el 5 de julio se


emitió un comunicado, donde se expresó que la Ford no puede hacer
comentarios sobre el contenido de la decisión judicial del Juez Luis
Guillermo La Riva, contra directivos de la empresa... En todo caso las
cuentas de la Ford están completamente claras. Naturalmente que los
resultados exigen una explicación judicial, la cual hasta el momento
desconocemos. Ford Asumirá la defensa responsable y sin duda alguna,
la situación será aclarada por cuanto nada tiene que temer y ocultar.

Como después el Juez la Riva cayó en desgracia por el caso de


Nicomedes Zuloaga, a partir del 17 de julio el Juez XXVIII, Efraín
Medina, se encargó de todos los expedientes industriales, menos
laboratorios y medicinas. Nunca se supo que tomara alguna decisión
que profundizara esa del Juez La Riva.

En el informe preliminar entregado por el diputado Douglas


Dáger al Congreso, al abordar el sector automotor se señala lo que a
continuación revelamos:
- Durante el desarrollo de las actividades de revisión y análisis se
pudo determinar la existencia de facturas por concepto de adquisición
de material de Ensamble Importador (MEI) procedente de Canadá,
Estados Unidos, Brasil, que incluyen gastos denominados: logística de
importación, fletes internos o cargos por manejo, conceptos éstos
extraños a los previamente solicitados y convenidos en las órdenes de
compra emitidas por la empresa y que sirvieron de base a Recadi para
expedir las correspondientes conformidades de importación. Asimismo,
constituyeron el elemento para establecer el parámetro limitativo entre
el valor FOB, el número de unidades objeto de importación y las demás
condiciones establecidas para cada caso en particular.
Consecuencialmente, los precios unitarios resultaron alterados e
incrementados en la misma medida en que las divisas otorgadas fueron
utilizadas para atender gastos que se encontraban incluidos en el valor
FOB de la mercancía... todo lo cual configuraría un sobreprecio,
resultante de importar realmente una cantidad menor de material CKD
en contraposición a los volúmenes que indicaban en la cotización o
factura pro-forma.
Las vacas del exterminio

En enero de 1985, el Presidente de Los Estados Unidos, Ronald


Reagan, aprobó al Departamento de Agricultura (USDA) el Termination
Program (Programa de Exterminio) de 1 millón de vacas holstein. La
finalidad no fue otra que eliminar, mediante una programación precisa,
un severo problema de sobreproducción lechera.

El interés del gobierno norteamericano era tan urgente que,


incluso, instituyó un subsidio especial de compensación para que los
ganaderos de los 56 Estados de la Unión salieran rápidamente del
número de cabezas de ganado antes señalado: 1 millón de la especie
holstein.

El destino fundamental del programa de exterminio era México.


De tal manera que de todas partes de los Estados Unidos se enviarían
lotes de animales al Estado de Florida, específicamente a Miami, desde
donde saldrían a su destino por vía aérea y marítima.

En Florida, el profesor Dave E. Bruch, asistente del Área


Veterinaria del Departamento de Agricultura de este Estado se encargó
de los procedimientos de importación interna y de exportación global.
Así las cosas, Bruch diseñó un formato denominado Certificado de
Declaración, cuyo texto fue el siguiente: las vacas lecheras
anotadas en esta lista de certificado son parte del Programa de
Terminación de Leche del Departamento de Agricultura de los Estados
Unidos de Norteamérica. El objetivo del programa es reducir el número
total del ganado lechero en los Estados Unidos, para contrapesar la
superproducción de Leche.
El referido procedimiento comenzó de inmediato y los ganaderos
norteamericanos -frente al atractivo del incentivo establecido- no
vacilaron en salir, primero, del ganado holstein más viejo y deteriorado.
Así como el destino fundamental del programa era México, Venezuela
no estaba contemplada en el mismo.

De acuerdo con la documentación suministrada por el Diputado


del MAS, Orlando Fernández, a propósito de un viaje a Miami,
muchas de estas vacas holstein fueron compradas en subastas y
rodeos en el Estado de Florida, para ser embarcadas hacia México, pero
fueron, a su vez, desviadas a Venezuela vía Panamá.

Los precios de venta oscilaron, en promedio, entre 30, 40, 50 y


60 centavos de dólares por cada libra de peso del animal.

El Diputado Fernández entregó a este redactor una copia del acta


firmada por él, por Gerardo T. Thielen, Cónsul de Segunda Autorizado
por el Cónsul General de Venezuela en Miami; y por Anelo Segundo
Espinoza (el mismo que hizo la investigación inicial de las empresas de
la Corporación Venezolana de Guayana), Segundo Vicecónsul y
Delegado Especial del Cuerpo Técnico de Policía Judicial; donde se
recoge un resumen de las conversaciones sostenidas por este equipo
investigador con el profesor Dave E. Bruch, coordinador del programa
de exterminio.

La plática con el profesor Bruch se realizó, fundamentalmente, el


19 de mayo de 1989. El acta señaló que el grupo se trasladó a varias
partes de la ciudad a indagar sobre la exportación de ganado hacia
Venezuela.

Más adelante, el documento reseña que la primera visita se


efectuó al señor Julio Suárez, de la compañía Suárez Shipping
Services Inc.... En dicha entrevista, el señor Suárez manifestó que
tenía poca información, pues solamente se limitaba a recibir bienes a
ser importados, por lo tanto no podía hablar de precios ni de otros
particulares.

El aparte continúa destacando que nos refirió al doctor Dave


E. Bruch, quien es el asistente al jefe del Departamento de Agricultura...
Con el doctor Bruch indagamos sobre los Certificados de Exportación
de Ganado a Venezuela que reposan en dicho despacho. El doctor Bruch
nos hizo entrega de algunas copias de certificados de inspección de
animales...

La información señaló que Bruch nos indicó que el gobierno


tomó una determinación hace cuatro o cinco años, de establecer un
programa de eliminación de 1 millón de cabezas de ganado lechero para
nivelar la sobreproducción existente para ese momento. En
confirmación de esto, el doctor Bruch nos entregó una copia de la
planilla hecha por él mismo en 1986, en nombre del Departamento de
Agricultura. En cuanto a los precios, indicó que ese departamento no
tiene ese tipo de control, pero nos entregó fotocopias de direcciones y
teléfonos de algunas oficinas que nos podrían orientar al respecto.

El grupo, en consecuencia, sostuvo reuniones con los siguientes


organismos: The American Shorthorn Association (en dicha
asociación informaron que su ganado solamente se vendía en
subastas); The Holstein-Friesan Association of America (donde
nos informaron que los precios de su ganado dependen de
antecedentes, certificación y producción de los padres del animal). Se
conversó con el director de servicios internacionales de dicha
asociación, quien señaló que Venezuela no estaba incluida entre los
países a los cuales se podía exportar el ganado del programa. Dejó
abierta la posibilidad de que se hubiera podido exportar a Venezuela
ganado destinado al sacrificio con un precio entre 50 y 70 centavos de
dólar la libra.

Igualmente, el equipo sostuvo un encuentro con el


Departamento de Flora y Cultivos de los Estados Unidos, desde donde
se comprometió el envío posterior de una lista de precios de referencia
de ganado holstein de los años 1986, 1987 y 1988, el cual se remitiría
a la Comisión del Congreso, una vez que lo reciba el Consulado General
de Venezuela en Miami.

Por último, el acta en cuestión reveló que se recomienda


solicitar al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, a través
de la Embajada de Venezuela en Washington, los precios de referencia
de venta de ganado que este organismo subsidió para sacrificio dentro
del referido programa, pues dichos datos se encontrarían diseminados
en cada oficina que aprobó solicitudes de inclusión que presentaron los
ganaderos.

El profesor Dave E. Bruch entregó al Diputado Orlando


Fernández y a los funcionarios consulares venezolanos, la siguiente lista
de Certificados de Inspección de Animales para la Exportación, en la
cual destaca que de un total de 5.747 vacas holstein importadas desde
Venezuela con dólares preferenciales autorizados por Recadi, Carlos
Rumbos, ex-presidente de la quebrada e intervenida Sociedad
financiera de los Andés, Finandes, y exgobernador durante el gobierno
de Lusinchi del Estado Cojedes; y Alejandro Trías, presidente
cuestionado de la Asociación de Ganaderos del Estado Anzoátegui y
financista y protegido político de Luis Alfaro Ucero, secretario nacional
de organización de AD, controlaron la importación de 3.001 cabezas de
este tipo de ganado.
1) Nº 76809, exportado por International Supplies Limited Inc. Y
consignado a Inversiones Guanarito, ubicada en Guanarito (490 vacas
holstein del Estado de Florida).

2) Nº 76805, exportador por Agro System Inc. Y consignado a la


Asociación Regional de Ganaderos del Estado Anzoátegui (Argea,
presidida por Alejandro Trías, quien tenía prohibición de salida del país
dictada por el Juez la Riva). En este caso se trató de 481 vacas holstein
del Estado de Florida.

3) Nº 82002, exportado por North West Cal Farm y consignado a


Carlos Rumbos, para la empresa Inversiones Agropecuarios en Valera
(1.182 vacas holstein).

4) Nº 76819, exportado por International Supplies Unlimited y


consignado a Pablo Sánchez González, en El Tigre, (559 vacas holstein).

5) Nº 76803, exportado por Agrotech International y consignado a


Inversiones Lucerito en el Estado Barinas (409 vacas holstein del
Estado de Florida).

6) Nº 98221, exportado por North West Cal Farm y consignado a Carlos


Rumbos, a la misma Inversiones Agropecuarias C.A. de Valera (1.338
vacas holstein del Estado de Iowa).

7) Nº 76813, exportado por Agro Systems of America y consignado a


Pedro Pérez en Tucacas, Estado Carabobo (?) (385 vacas holstein).

8) Nº 76810, exportado por Frezo International Trading Corp/Brown


Swiss Enterprises Inc. Y consignado a Agropecuaria Mi Futuro en
Barinitas (51 vacas holstein).
9) Nº 76761, exportado por Agro Systems of America, y consignado a
Germán Urdaneta Rincón en San Cristóbal (100 vacas holstein).

10) Nº 76765, exportado por International Suppliers Unlimited Inc. Y


consignado a Agropecuaria Tibisay (300 vacas holstein).

El 3 de abril, desde La Agenda de Recadi, se hizo la primera


denuncia con respecto a la importación de vaquillas con divisas
preferenciales. En esta nota titulada Tengo mi vaca lechera,
firmada por nuestro compañero Fabricio Ojeda, se empezó a informar
el mal estado de salud en el que se encontraban los animales holstein
destinados al programa de exterminio y que vinieron a dar a Venezuela.

El viernes 29 de abril se corroboró que al país habían ingresado


unas 150.000 vacas y vaquillas holstein y friesan de raza lechera que, a
un costo unitario promedio, de 1.750 dólares cada una, arrojaban la
importante cifra de unos 265 millones de dólares preferenciales.

Una primera clave importante en este caso fue la inspección


ordenada por los Diputados Orlando Fernández (MAS) y Edgar Mora
(COPEI) en la empresa Aseguradora Nacional Agrícola, adscrita al
Ministerio de Agricultura y Cría, por intermedio del Instituto de Crédito
Agropecuario (ICAP) y del Fondo de Crédito Agropecuario (FCA).

Aparte del ganado proveniente de Estados Unidos, también


Venezuela se inundó de becerros enfermos traídos de Canadá y Nueva
Zelandia, donde los gobiernos de estos dos últimos países también
iniciaron programas de limpieza de rebaños que contaminaron los
nuestros con enfermedades neumónicas y digestivas.

Ya para el 30 de abril el Juez Instructor la Riva había dictado


auto de detención al ganadero Antonio José Grimaldi. Algunos colegas
de éste, Juan Semidey, Julio Girón, Eddy Perroni, Omar Rivas, Oswaldo
Correa, Julio Vhalis y Mireya Ferrer, todos hacendados de Tumeremo,
denunciaron que más del 50 por ciento de los animales comprados a
Grimaldi habían fallecido por inadaptación e infertilidad, con
problemas, además, para cobrar los consiguientes seguros sobre ventas
efectuadas por encima de los 17.000 bolívares por animal.

El jueves 4 de mayo reaccionó Alejandro Trías Rojas desde


Barcelona, en Anzoátegui.

- Orlando Fernández se hubiera podido evitar toda esa molestia


si en alguna oportunidad se le hubiera ocurrido visitarme o haberme
invitado a que lo viera personalmente, en Caracas, o con una simple
llamada telefónica. Yo estoy dispuesto a ir a cualquier tribunal y al
Congreso, si así lo creen conveniente, pues nada tengo que ocultarle al
país. Pero lo que siempre me pregunto es por qué se empeña tanto
conmigo y no dice nada de Luben Petkoff (legendario jefe guerrillero
del pasado) y de las novillas importadas de Cuba. Eso también es
interesantísimo saberlo...

Así como los recientes brotes epidémicos de dengue, estalla una


cadena de denuncias por venta con sobreprecio de vacas holstein,
friesan y sahiwall, por parte de ganaderos de Zulia, Táchira, Barinas,
Bolívar, Anzoátegui, Monagas, Falcón, Mérida, Guárico y Apure.

El diputado Edgard Mora de Copei denunció, por intermedio de


La Agenda Secreta de Recadi, el 13 de mayo de 1989, a la firma
importadora de ganado B. Venca S.A., de Nicolás Bauman.
Concretamente, que existen pruebas suficientes para inferir la
existencia de un gran fraude, amparado por funcionarios del Ministerio
de Agricultura y Cría.

- El primer cargamento de vaquillas importadas por la empresa


llegó al puerto de Maracaibo el 1 de agosto de 1986, procedente de
Nueva Zelandia. Fueron vendidas por la firma Agricultur Exports LTD y
embarcadas en el puerto de Cambridge. 1.200 animales mueren en la
travesía y el resto, otros 1.200, llegan enfermo y fueron llevados a
pastar a una finca ubicada en las afueras de Bailadores y Pregonero, en
la frontera entre los Estados Mérida y Táchira.

Según Mora, B. Venca S.A., pese a la situación, continúa los


contactos con los ganaderos en procura de los registros de capacidad de
sustentación de las fincas, documento primario para lograr las
conformidades de importación con dólares preferenciales de Recadi.

Otro embarque llegó los días 20 y 21 de abril de 1987, procedente


de Nueva Zelandia, y así fueron llegando hasta completar seis
embarques, que en total sumaron unas 10.000 cabezas de ganado.

El mismo Diputado denunció el 23 de junio a otra empresa de


Bauman, llamada Sematec, y, posteriormente a la firma Agro-
Trasandina, integrada por Pedro Mora y Guillermo Nieves (este fue el
ganadero asesinado en el oriente del país, cuyo caso estaba en manos de
la PTJ).

- Nicolás Bauman -señaló el diputado Edgard Mora- fue en


Occidente, lo que representó Alejandro Trías Rojas en el Oriente del
país.

Mientras esto ocurría en el campo de las denuncias, también se


pudo constatar por una declaración del médico veterinario Pedro
Casanova Ostos, ex-director de Sanidad Animal del MAC que hubo
malversación de semen de toros americanos, producto de alto valor
energético, el cual se trajo a Venezuela en recipientes que lo que
contenían era nitrógeno líquido.
Entre 1986 y 1988, la Comisión de Importaciones aprobó
erogaciones del orden de los 16 millones de dólares, para la importación
de 1.601.162 pajuelas de semen. Pero ingresaron al país 3.202 termos
por un valor de 46,5 millones de dólares preferenciales, es decir tres
veces más del cupo oficial asignado.

El 3 de julio, Carlos Tablante, asesorado por el abogado Alberto


Quintero, acudió una vez más al Tribunal Superior de Salvaguarda, y
denunció a Sinbrand José Cárdenas Rubio, ex-director General
Sectorial de Desarrollo Ganadero del MAC; Alfonso Rivas Encinozo, ex-
director de Política y Mercadeo; y a Jesús Alberto Román Pernía, ex-
director General de Desarrollo Agrícola; por haber autorizado un total
de 5 millones 26 mil 148 dólares preferenciales a las empresas
fantasmas Distribuidora Nueva Zelandia y Maquinarias Europa, para la
importación de ganado y maquinaria agrícola en general.

El 18 de agosto, el ex-ministro de Agricultura y Cría, Wenceslao


Mantilla (tío del abogado de Nicomedes Zuloaga, Ramón Rangel
Mantilla, quien denunció al senador Angel Reinaldo Ortega, el que
adelantó la primera investigación a los molineros) fue citado al Superior
de Salvaguarda para declarar en el caso de la importación de vaquillas.
A la salida del interrogatorio dijo a los periodistas:

- Yo Traje la información de cómo era el mecanismo de la


importación, que estaba destinada a disminuir la dependencia del
exterior y la importación de leche en polvo, aumentar la producción de
leche nacional y mejorar la cría nacional por la vía de la importación de
vientres puros y mestizos... Creo realmente que se han llegado a unos
excesos que me parecen poco cónsonos con lo que el país quiere y con lo
que el país necesita, porque están presentándonos como si todo el país
fuera de bandoleros. En los cardúmenes de bagres, se dan sardinas -
remató emulando un refrán de Luis Herrera Campíns.
Pero el 13 de octubre se conoció que el Juez XL Penal, Francisco
Caracciolo Lamus, consideró que en la importación de vaquillas no
había delito alguno, por lo que el expediente abierto a propósito de la
detención de Antonio (Tony) Canavés, entre otros elementos, ocurrida
el 11 de abril en Maiquetía, una vez deportado por las autoridades de
Estados Unidos, quedó sepultado para la historia.

Como empresario y al margen de la famosa fiesta de los


caimancitos, Canavés también recibió 14,5 millones de dólares
preferenciales para la importación de novillas desde las empresas:
Agroindustrial Timotes, Agropecuaria Hato La soledad, Agropecuaria
Hato Santiago, Agropecuaria Los Araguaneyes, Almacenadora Intefica,
Consorcio de Inversiones Canebai, Intefica Agroindustrial,
Magutrading. Trajo 1.250 animales, según lo consignó en un escrito el
Consejal del MAS en Monagas, Mauro Marcano.

El 14 de julio de 1989, el Juez VI Penal, Jorge Rosell, revocó el


auto de detención que pesaba sobre Canavés por comercio ilícito de
drogas, pero le dejó prohibición de salida del país por el caso Recadi.

A lo largo de nuestra investigación sobre la importación de


ganado quedó claramente establecido que la centrífuga de las cuatro
patas operó cuando muy pocos venezolanos, algunos están
mencionados aquí otros seguramente que no, negociaron con todas las
Asociaciones de Ganaderos del país y sus afiliados la capacidad de
sustentación de muchas fincas, para lo cual cancelaron bolívares a los
incautos, pero solicitaron dólares preferenciales para importar
animales enfermos y a más bajo costo. Esto les permitió reciclar la
inversión en bolívares, incumplir con los ganaderos en muchos casos, y
convertir a Venezuela en un verdadero cementerio de vacas holstein,
friesan y sahiwall, muchas de las cuales, enfermas, nos la comimos o
nos tomamos su leche. Cantidad de ganaderos perdieron sus reales
porque, cuando llegaron los animales a los Puertos de Venezuela los
mejorcitos fueron rematados en la propia Aduana, como por ejemplo en
la de Guanta.

El informe del Diputado Douglas Dáger, en torno a este punto


concluye lo siguiente: Faltó control por parte del Ministerio de
Agricultura y Cría en la no verificación de los precios reales de las
novillas y permitió la importación indiscriminada de semovientes, sin
selección adecuada respecto a la procedencia y raza de los animales,
que se correspondiera con las verdaderas necesidades de los climas
tropicales como el nuestro. Fue así como nuestro país se convirtió en el
más grande cementerio de ganado holstein del Mundo.

Hay otros dos aspectos dignos de destacar. El primero, que la


denominada política del Milagro Agrícola, basada en las
importaciones indiscriminadas para el sector agropecuario, ciertamente
tuvo como resultado la superproducción agrícola que creó un problema
contrario al interés de la política, pero en cuanto a los efectos en el
campo de la leche, en el período de su ejecución, fue cuando más leche
en polvo se importó, puesto que el cometido de mejorar el rebaño
nacional nunca fue posible por la mortandad animal descrita.

El otro punto fue que Recadi aceptó que se rompiera la


tramitación unipersonal de los ganaderos al solicitar sus conformidades
de Importación. De modo que en el lapso de mayor desbordamiento en
la entrega de las divisas preferenciales (1986 a 1988) fue cuando unos
pocos negociaron la capacidad de sustentación de muchos que creyeron
que iban a descansar de las tramitaciones burocráticas, pero también
fueron engañados. Cuando comenzamos a sacar el tema de las vacas,
fue impresionante el cúmulo de llamadas que recibimos en El Nacional
de parte de muchos ganaderos que se sentían estafados.

Atrás quedaron los autos de detención del Juez XXXVIIU Penal,


Luis Guillermo la Riva, en contra del veterinario Francisco Elías Moya;
del ingeniero agrónomo William José Ruiz López; y del militar retirado
José Nicomedes Molina Utrera. El mismo juez se inhibió en el
expediente de Alejandro Trías, porque era su amigo personal del
Oriente del país, y el caso pasó a manos del Juez XXI Penal, Cristóbal
Ramírez Colmenares, mezclándose con la denominada Conexión
Francesa Ugape, cuyos detalles los veremos debajo del próximo
intertítulo.
La conexión francesa

El primer indicio que sacó a colación al denominado Consorcio


Capricornio, constituido por los franceses Gerard Debasee y Cristian
Lachaise Mury, se publicó en La Agenda Secreta del 21 de abril de
1989: Se constituyeron con 750.000 y recibieron más de 47 millones
de dólares preferenciales para la importación de maquinaria agrícola,
en sociedad con cinco inversoras y otras diez empresas agropecuarias,
desconocidas hasta ese momento.

Se trató del caso especial del diputado del MAS, Orlando


Fernández, miembro de la subcomisión del Sector Agropecuario de la
comisión Especial del Congreso.

Este primer indicador apuntó a otro desfalco millonario,


relacionado con la retención en Paraguaná, en dos galpones ubicados
en la carretera Coro-Punto Fijo, de 374 tractores marca Zetor
procedentes de Checoslovaquia y la Unión Soviética, pero embarcados
hacia Venezuela desde Francia.

Fueron recibidos en la Aduana de Guanta, en el Estado


Anzoátegui. Muchas de estas máquinas cruzaron el mar a bordo de los
buques Melody y Encadede, de bandera belga. Por primera vez se
mencionó al célebre fundo La Alegría.

Otro diputado, Salvador Militello de Copei, denunció que junto


con la entrada ilegal de tractores vino un contrabando millonario de
cauchos, toda vez que los Zetor originales fueron modificados
estructuralmente para incorporales dos juegos de cauchos en el tren
trasero. Ya la cantidad de tractores estaba perfectamente identificada;
598 unidades importadas por la Asociación de Ganaderos del Estado
Anzoátegui, presidida por Alejandro Trías Rojas. De manera que los
encontrados en Falcón fueron parte de un lote mayor.

El otro aspecto a resaltar es que en la valoración y liquidación de


derechos aduanales operada en la aduana de Guanta, se concertó un
arreglo entre funcionarios e importadores, tras la finalidad de liberar
los tractores y no cancelar una multa grande por la anormalidad
detectada por el interventor Juan Méndez.

Trías Rojas, a quien a lo largo de la investigación se le colocó


como financista y amigo de Luis Alfaro Ucero, Secretario Nacional de
Organización de Acción Democrática, interpuso ante el General Jesús
Vargas Chirinos, Director de Aduanas de Hacienda, una solicitud de
gracia, donde alegó: no existió intención dolosa por parte de Argea en
la importación de tractores agrícolas sobre ruedas.

- La decisión de la Dirección de Aduanas - resaltó Salvador


Militello en nuestras oficinas -fue la de anular la multa impuesta por los
interventores, mediante la escueta comunicación enviada por Vargas
Chirinos, el 5 de Agosto de 1988... no se aprecia de autos la
concurrencia de circunstancias que demuestre intención dolosa por
parte de la contraventora (ARGEA), institución privada sin fines de
lucro y cuyo objetivo principal es propiciar el desarrollo
socioeconómico de los pequeños y medianos productores del campo,
interés tutelado por el Estado... Demás está decir que el interventor
Juan Méndez fue destituido del cargo, a raíz de su actuación en este
caso.

Fabricio Ojeda dio un parte en La Agenda el 26 de abril, donde


se informó que en la solicitud hecha por Alejandro Trías Rojas ante el
Ministerio de Fomento el 25 de julio de 1987, (dirigido por Héctor
Meneses) se expuso que la idea era colaborar con el desarrollo de las
regiones mencionadas (Anzoátegui, Monagas y Guárico) y enfrentar los
compromisos del Plan Trienal de la Cuenca del Unare, en el que el
gobierno tiene grandes esperanzas.

- Los tractores se vendieron -escribió Fabricio-, como es lógico, a


precios superiores a los costos de importación. Pero lo curioso es que
no se mantuvieron precios unitarios para todos los clientes, sino que se
fueron incrementando en algunos casos. Por ejemplo, el tractor Zetor
modelo 101-11 cuyo precio de importación fue 200 mil 448 bolívares,
fue vendido al productor Agustín Salcedo Hernández, a bolívares
264.631; es decir, con una diferencia de 54.183 bolívares que representa
25 por ciento de incremento sobre el costo de importación.

El equipo de La Agenda tuvo en sus manos cada una de las


facturas de los usuarios de los 600 tractores importados, y en más del
50 por ciento ocurrieron diferencias en los precios de venta con relación
a los costos de importación.

El 27 de abril, otro periodista del equipo, Régulo Párraga,


encontró suficientes elementos que vinculaban a la Asociación dirigida
por Trías Rojas con las empresas del Consorcio Capricornio, Equipagro
y Promotora San Antonio. Al parecer, la relación entre los franceses ya
mencionados y los venezolanos Adalberto Prinz, Fernando y María
Elena Almeida con Trías era por la vía del financiamiento a las
actividades de Acción Democrática y Luis Alfaro Ucero en los Estados
Orientales del país.

Los 300 tractores llegados a Guanta, pero encontrados en


Falcón, fueron confiscados en el Fundo La Alegría propiedad del
consorcio Capricornio. Sobre un terrero en litigio.

La red de operaciones denunciada por Fernández involucró no


solamente a Argea, sino a las asociaciones regionales de ganaderos
Aproeme, Asoproha, Apragui, Aporata, Ugape, Sogatru, y Ugani.
Mientras que la centrífuga provocada por la fusión de la Promotora San
Antonio y el Consorcio Capricornio, apoyada en la Infraestructura de
Argea, permitió constituir las empresas: Desarrollo Capricornio,
Panagro, APK, Interamericana Agrícola de Venezuela, Invercosta,
Plaza, Tauro, Palma Dorada, El Parque, Inveragri, Rancho Grande,
Totalagro, Globalca, Maquipeca, Praga, Almacentro, Agrorepuestos,
Servicampo, Los Alamos, El Hierro, Santa Elena, San Andrés, El
Mirador, El Guachipano, Los Robles, Los Cedros, El Apamate, Río de
Oro, El Charal, El Limón, Equipagro, Agriforest, y Fundo la Alegría.

El caso se complicó cuando el diputado Fernández, desde el


Congreso, denunció el 24 de mayo que la Dirección de Control de
Empresas e Inversiones Extranjeras del Ministerio de Energía y Minas,
dirigida por Ulises Ramírez, concedió dólares preferenciales también
para bienes de capital, adquisición de tecnología y transferencias de
capital, sin que existiera por parte de esta oficina los estudios previos
necesarios para el otorgamiento de las divisas.

Mencionó a la empresa Inverminca, (Inversiones Mineras C.A.),


constituida por los abogados Adalberto Prinz Kurucar y María Elena
Almeida el 15 de septiembre de 1988, con un capital de 10 millones de
bolívares. Pero el 22 de diciembre de 1988 comunicaron al MEM que el
francés Christian Lachaise Mury tendría la custodia de los equipos de
Inverminca.

Así las cosas, el 3 de enero de 1989, Inverminca solicitó


autorización de crédito externo con el First Chicago Financial
Corporation de Miami, por 45 millones de dólares preferenciales, para
financiar un programa minero en Falcón, destinado a la producción de
4.000 metros cúbicos, por día, de piedra picada.

Pero la empresa Inverminca trajo, ciertamente, una Trituradora,


una excavadora frontal, una niveladora de presión autopropulsada, una
excavadora zancuda y una planta secadora que jamás fueron utilizadas.
E inundaron al país de tractores Zetor alterados y presentados en forma
de oruga algunos y con contrabando de cauchos otros.

El representante en Venezuela del Banco Firts Chicago Financial


Corporation de Miami y luego sustituido por el Noridib Arab Finance
Corporation, era Fernando Almeida, hermano de María Elena Almeida,
socia del Adalberto Prinz y los franceses.

Orlando Fernández, antes de viajar a Miami, se reunió con el


Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, y de regreso consignó
una copia certificada de una investigación emprendida en Miami, por el
Cónsul General de Venezuela, Benjamín Ortega Romero; y el Cónsul de
Segunda, Gerardo Thielen Graterol, donde se atestiguó que el First
Chicago Financial Corporation era un banco fantasma. Nos
trasladamos a la supuesta dirección de la empresa, 6960 N.W. 46th
Street, Miami, Florida, 33166, y pudimos constatar que la misma estaba
desocupada... En la fachada de dicha dirección existen anuncios de la
compañía International Freight Systems Inc..

El otro supuesto representante del banco fantasma en Venezuela,


Rudolf Werner, a la par de Inverminca, había solicitado ante la misma
Dirección de energía y Minas, 5 financiamientos adicionales para las
empresas Minera Las Cumbres, Inlain C.A., Naviera Táchira, Forjas
Orinoco y Astilleros del Sur, por 156 millones de dólares preferenciales.

Un empleado de Energía y Minas, William Roquet Hernández


quedó directamente involucrado en el asunto, porque había recibido
varios cheques en su cuenta de la Industrial Entidad de Ahorro y
Préstamo, sucursal Parque Central, por hacer favores de
reconocimiento al banco fantasma.
Aparte de Inverminca, también quedó señalada la firma
Quifoven, de los hermanos Pedro y Dario Kovar, por la misma vía.

El 30 de abril, Orlando Fernández solicitó al Juez Cristóbal


Ramírez Colmenares, decidir medidas judiciales en contra de los socios
de la llamada conexión francesa. Entre otros elementos, planteó que
eran responsables por uso indebido de dólares preferenciales,
contrabando y fraude contra la República.

Mientras tanto el Ministro de Energía y Minas, Celestino Armas,


ordenó a Ulises Ramírez, detener todas las operaciones de apoyo
financiero a Inverminca y los créditos basados en el First Chicago
Financial Corporation de Miami.

El 8 de junio, el mismo día que conseguimos por segunda vez la


carta dejada por Héctor Meneses, Ramírez Colmenares ordenó un
tercer allanamiento a las instalaciones del Consorcio Capricornio,
ubicado en el Edificio Onix de El Rosal. Onix era otra empresa de la
retícula francesa. Fuimos invitados por Orlando Fernández, pero
rechazamos el traslado porque lo de Meneses era demasiado
importante como para saturarnos de trabajo. El allanamiento, no
obstante, fue reportado en la Agenda del día siguiente, 9 de junio.

El diputado del MAS, a lo largo del proceso de denuncias contra


la conexión francesa, fue objeto de amenazas de muerte,
intimidaciones, intentos de soborno en dólares y bolívares.

- Esa misma mañana - el 8 de junio- una voz de mujer me dijo


por el teléfono (de su habitación habitual en el hotel El Conde - que me
estaban preparando una trampa. Por ello anuncio públicamente que he
tomado medidas personales y familiares, a partir de este momento, más
que nunca, no recibiré ni una simple galleta de nadie.
El lunes siguiente, 12 de junio, Orlando Fernández en el
programa de televisión de Napoleón Bravo (el Hit Parade de la
Corrupción) denunció formalmente que su vida y la de Agustín Beroes
estaban corriendo serio peligro. El punto impactó brutalmente a
nuestra familia.

No teníamos claridad de la relación existente entre la


peligrosidad atribuida a las relaciones de cierto poder político con los
integrantes del Consorcio, y un informe que, incluso llegamos por
nuestra cuenta a leer en detalle.

Un comisario amigo, por la vía de un conocido común, nos citó


en un bufete de abogados ubicado en el centro de Caracas. Pudimos leer
un denominado ejercicio policial de posibilidades. En ciertas
instancias se pensó, en un momento dado, que estaban dadas las
condiciones para que el caso Recadi fuera reventado al caos por la vía
de un atentado.

En la lista de posibilidades en primer orden estaban: Orlando


Fernández, el Juez Luis Guillermo La Riva; y el diputado Carlos
Tablante. En un segundo orden: el recién nombrado Fiscal General de
la Nación, Ramón Escovar Salom y, de último, subrayado en rojo,
nuestro nombre.

La realidad, la atmósfera que rodeaba las denuncias contra


Capricornio se tornó muy pesada y el caso Recadi ya tenía 96 días de
cobertura diaria en La Agenda Secreta de Recadi. En los mismos días
se filtró la información de que dos individuos portando armas largas
habían sido atrapados por la Disip en el aeropuerto de Maiquetía.
Pudimos verificar ésto, al menos que había ocurrido el hecho, pero no
detallar por qué esta gente estaba armada y a quien respondía. Un
tercer elemento fue detectado encima del techo de la oficina de
Tablante en el Capitolio Federal. Esto lo pudimos corroborar
directamente con el jefe de la Guardia Nacional del Palacio Legislativo.
EsteEspía fue consignado en la Disip, Y allí se lo tragó la tierra.
Nunca pudimos saber los nombres de ninguno de los tres Hombres

Con el cuadro planteado así, hicimos una presentación a las


autoridades de la redacción del periódico y, una vez más, concluimos
que no era necesario ser vigilados ni custodiados por personal policial
desconocido de la C.A. Editora El Nacional.

Tomamos medidas personales y familiares, y se hizo más rígido


el mecanismo de mezclar rutas y estar siempre acompañados por gente
del periódico.

Tiempo después supimos que el ejercicio policial se hizo por


razones distintas a la situación planteada por el grupo Capricornio. Sólo
habían coincidido ambas situaciones en el tiempo. Es la verdad.

El 10 de junio, el abogado Humberto Mendoza D´Paola nos


llamó por teléfono y dio cuenta de que abogados relacionados con la
gente de Capricornio habían hecho circular copias de una cinta
magnetofónica donde se escuchaba la voz de Orlando Fernández.
Supuestamente, el Diputado del MAS pedía dinero a la empresa Onix,
para abandonar las denuncias. La cinta en cuestión estuvo varios días
dando vueltas por ahí. Fue rechazada por varios Jueces, quienes no
aceptaron darle curso por lo burdo del montaje hecho con fragmentos
del programa radial de Orlando Fernández en Barquisimeto.

Entre el 15 y el 26 de junio, se concentraron nuevas evidencias


contra la conexión francesa por el seguimiento persistente hecho por
los Diputados Orlando Fernández y Salvador Militello. Se introdujeron
ante el Juez Ramírez Colmenares unos nueve escritos jurídicos, los
cuales salieron todos de manera exclusiva en El Nacional.
El 25 de junio Adalberto Prinz y María Elena Almeida fueron
detenidos por la Policía Técnica Judicial, cuando intentaban abordar un
avión en Maiquetía con destino a Canadá y luego a París. El
seguimiento que provocó la detención de la pareja estuvo a cargo de un
comisario apodado El Chino, a quien vimos alguna vez en la
oficina de Orlando Fernández.

Pero fue el 26 de junio cuando el Juez Cristóbal Ramírez


Colmenares dictó diez autos de detención por este expediente a las
siguientes personas: los franceses Gerard Marc Dabasse, y Christian
Lachaise Mury; empresarios de la Onix; por aprovechamiento de
fondos públicos y actos falsos; como cómplices, a los venezolanos,
Adalberto Prinz, María Elena Almeida, Fernando Almeida, Edgard
Rodríguez, gerente general del Consorcio Capricornio; Simón Pinto,
presidente de Apamol; Carlos López; Ciro Núñez, presidente de
Fegafalcón; y al francés Claude Gordard, representante legal en
Venezuela del Noridid Arab Finance Corporation.

Se dejó investigación abierta a Alejandro Trías Rojas, presidente


de Argea; Anselmo Reyes, Regino Burgos, presidente de Ugape;
Francisco Hernández, Tomás Domínguez y Sadi Raimondi, ex-
directivos de Capricornio-Equipagro.

El mismo día Orlando Fernández, con su característico estilo


agresivo y puntual precisó: no hay sanción completa y justa, si
Alejandro Trías Rojas permanece libre. Debe ir a la cárcel, porque cobró
comisiones a los franceses al participar en la operación fraudulenta que
trajo al país 600 tractores Zetor.

Previamente, el día antes de intentar marcharse del país,


Adalberto Prinz y los hermanos Fernando y María Elena Almeida
publicaron un remitido en todos los periódicos, donde expresaron:
- Orlando Fernández nos ha hecho víctimas de imputaciones
falsas y delictivas... Ya nos condenó y, nos sometió al desprecio público.
Pedimos al Congreso que abra una investigación para aclarar los
intereses y las intenciones del Diputado Orlando Fernández y que la
Comisión de medios inicie otra al programa del Diputado en una radio
en Barquisimeto, donde injuria y calumnia a diversos sectores de la
colectividad.

El primero de julio, Adalberto Prinz recusó al Juez Ramírez


Colmenares, por intermedio de su abogado Eliécer Peña, y el
expediente pasó al X Penal, a cargo del magistrado Saúl Ron Brash. En
todo el país comenzó la incautación de maquinaria agrícola, tractores y
vacas de todas las empresas mencionadas.

Cinco meses y medio después, el martes 14 de noviembre de


1989, el Tribunal Superior de Salvaguarda, por apelación, revocó todos
los autos de detención que pasaban sobre la gente de Capricornio (los
franceses lograron salir del país con destino a Aruba antes de que
Ramírez Colmenares sentenciara, se supo después). La ponencia la
elaboró Enrique Sánchez Falcón, fue apoyada por Alaide Mazzarri
Mendoza y contó con el voto salvado del presidente Silvestre Ortiz
Bucarán. Se argumento la revocatoria en que no estaban
suficientemente demostrados los delitos que originaron las detenciones
de Fernando Almeida, María Elena Almeida y Adalberto Prinz Kurucar.

Enterado de lo anterior, su principal denunciante, Orlando


Fernández, en gesto solitario, se encadenó y esposó en las puertas del
Superior de Salvaguarda el 15 de noviembre.

- Estas esposas son las que se colocan a los delincuentes,


entonces yo me las coloco, en vista de que no las tienen en sus manos
los que salieron en libertad. Como aquí los valores se han invertido, me
las coloco yo... Se trata de demostrar que nuestro combate a la
corrupción es en serio y esta es una protesta en nombre de tanta gente
desmoralizada por esta decisión.

Como moraleja, entre otras, sólo quedó que Venezuela, también,


se convirtió en un gran garaje de tractores Zetor y de otras maquinarias
como cosechadores, las cuales en poco tiempo quedaron inservibles por
falta de repuestos y por no existir técnicos capacitados para reparar las
orugas.

El 9 de marzo de 1987, el Ministro de Agricultura, Felipe Gómez


Alvarez, quien concibió la política del fracasado Milagro Agrícola,
escribió a su colega de Hacienda, Manuel Azpúrua Arreaza,
especificándole como se pensaba hacer en reparto trimestral de 150
millones de dólares preferenciales para la importación de tractores y
cosechadoras en 1987. Ya en 1986 se habían importado 3.500 tractores
y 400 cosechadoras, autorizadas por Francisco Maldonado Cisneros,
director de Recadi, según comunicación del 15 de enero de 1986, y
firmada por José Azócar Aguilera, Viceministro del MAC a quien el
Superior de Salvaguarda dictó auto de detención por malversar fondos
públicos desde la Comisión de Importaciones.

En la misiva enviada por Gómez Alvarez se planteó la


importación balanceada de tractores entre 50 y 150 HP de las marcas
Ford, John Deere, Case International, Massey Fergusson, Landini, Fiat,
Same, Zetor y Styer. Pero el país se inundó de la marca Zetor.

En el aparte correspondiente al sector agropecuario el informe


preliminar de la Comisión del Congreso, llega a lo siguiente: la
ausencia por parte del Estado de una planificación ordenada, técnica y
veraz, que ha debido ser diseñada en el Ministerio de Agricultura y Cría,
ocasionó una considerable malversación de divisas y convirtió este
subsidio (el dólar preferencial) en una fuente de negociados de diversa
índole. Hay suficientes irregularidades denunciadas en su oportunidad
por algunos parlamentarios en los Tribunales de la República...
Caos en el puerto libre de margarita

Desde que se creó el Régimen de Cambios Diferenciales hasta


1986, el Puerto Libre de la Isla de Margarita, así como la Zona Franca
de Paraguaná, aparte de asignárseles un cupo en divisas para su uso al
tipo de cambio libre, no contaron con dólares preferenciales al tipo de
cambio controlado, especialmente al tipo de 14,50 bolívares por dólar.

Fue a propósito de la devaluación de finales de 1986, que en los


años 1987 y 1988 el Puerto Libre no solamente recibió de nuevo su
cuota de dólares, sino, además, al tipo de cambio de 14,50. Cantidades
de productos suntuarios que habían sido desplazados al mercado libre
de divisas, fueron rescatados a la tasa oficial, bajo el argumento de
evitar escaladas inflacionarias por los efectos de la devaluación decidida
por el gobierno de Jaime Lusinchi.

De tal modo que en 1987, se incluyó al Puerto Libre de Margarita


en el Presupuesto Nacional de Divisas al tipo de cambio de 14,50 con
una cantidad de 176 millones 627 mil 232 dólares, de los cuales fueron
ejecutados en este ejercicio 171 millones 496 mil 291 dólares, de
acuerdo con las cifras de la propia Recadi.

Mientras que en 1988, el cupo asignado a Margarita fue por 150


millones 486 mil 126 dólares, de los cuales se ejecutaron 122 millones
231 mil 549 dólares preferenciales.

El jueves 7 de abril de 1988, Morel Rodríguez ex y luego de nuevo


gobernador del Estado Nueva Esparta, denunció por El Nacional que
dos altos, pero muy altos funcionarios del Ministerio de Hacienda,
(Jorge García duque, el viceministro, y Jesús Vargas Chirinos, director
de Aduanas) han recibido comisiones multimillonarias
(aproximadamente unos 150 millones de bolívares), manipulando la
asignación de cuotas de importación a favor de terceros en el Puerto
Libre de Margarita.

La denuncia de Morel Rodríguez cayó como un plomo, a tal


punto que el Ministro de Hacienda, Héctor Hurtado, decidió oficiar por
instrucciones del Presidente Lusinchi, al Fiscal General de la República
de entonces, el inolvidable, Héctor Serpa Arcas, el 11 de abril de 1988,
solicitando una exhaustiva investigación al respecto.

De acuerdo con un informe confidencial mandado a elaborar por


el viceministro de Hacienda, Jorge García Duque, a mediados de 1988,
Rodríguez utilizó sus influencias como Gobernador o Secretaria General
de AD en Nueva Esparta, para presionar la asignación de divisas a sus
recomendados que eran ciertos grupos empresariales registrados en el
Puerto Libre los cuales comercialmente y por su constitución jurídica
son independientes... pertenecen a una misma persona natural o por lo
menos ésta mantiene una supremacía accionaria en cada una de las
empresas del grupo.

El documento en cuestión añadió que por estos grupos


empresariales aboga una persona (Morel Rodríguez), que según
informaciones adicionales goza de participación en las empresas.

Los supuestos protegidos eran: Husseie Yassine, Said Rahal,


Hassan Saleh, Afif Hassan Rmaili y Saki Nicolás Rahal. Este grupo de
cinco árabes controlaba las solicitudes de importación de las empresas:
Importadoras El Mago, El Sha, El Faraón, La Playa, Pepe El Grande, Mi
Lindo Sueño, El Gran Mayor, El Gran Poder, Las Pirámides, Doña
Juana, El Petróleo, El Pitigüei, Tienda Beatriz, Creaciones Porlamar,
Importadora Par, Miss Ganga, Sabana Import, Adriana, La Chinita, El
General, El Gobernador, Sultan Hassan, La Fundación, Import
Curichaqui, El Terremoto, El Profeta, Importadora Sekmar, Michel, La
Raya, Time Store, Importadora Británica y Zorba.

Estas 32 empresas representaron en su conjunto, casi 1 tercio de


los cupos en el presupuesto otorgado a Margarita en 1988. (Las
cantidades solicitadas en 1988 fueron infladas -dice el informe- con
relación a años anteriores, cosa que no podía otorgarse de acuerdo a lo
solicitado... El perjuicio es evidente y esa es una de las razones para que
el solicitante quedara insatisfecho. De ahí -sugiere el documento- que
se hayan decidido denunciar (desde el Puerto Libre) presuntos actos de
corrupción en el otorgamiento de divisas.

Lo que estaba planteado era una reacción que denominamos en


La Agenda Secreta de Recadi como la guerra de los cupos, entre
diversos grupos y centrífugas empresariales, protegidas políticamente
por funcionarios importantes, para tratar de obtener el máximo de las
divisas previstas para el Puerto Libre.

La conformación del presupuesto de divisas para los


importadores de Margarita en 1988, hizo presuponer que el sistema de
distribución de asignaciones legalmente atribuido a la Dirección de
Aduanas, estuvo sometido a las más diversas presiones políticas y
económicas.

El presupuesto de divisas anunciado por el Ministerio de


Hacienda el martes 24 de mayo de 1988, a través de avisos en toda la
prensa nacional, no se correspondió con el que fue originalmente
corregido por el Despacho, de acuerdo con algunas reformas elevadas a
la consideración por instancias técnicas del sector oficial que
discreparon con el reparto.

Esto significó que, inicialmente la Dirección de Aduanas de


Hacienda presentó un proyecto a la consideración de los superiores
(Viceministro y Ministro), quienes señalaron un conjunto de
observaciones en cuanto a los montos a otorgar y a la necesidad de
recortar asignaciones, pero la versión anunciada a la prensa no recogió
la totalidad de las correcciones.

Por ejemplo, la versión presentada al despacho de Hacienda, en


orden alfabético, recogía un listado de licencias de importación desde la
denominación 002 hasta la 3.711, y fue sobre ésta que se hicieron
recortes. No obstante, al anunciarla públicamente a los importadores
del Puerto Libre, ciertamente, partió de la licencia 002, pero llegó sólo
hasta la denominación 3.571 y fue presentada de manera aleatoria y no
alfabética, descartándose en el camino cerca de 200 licencias históricas.

Es decir, que los 176 millones, luego reducidos a 160 millones de


dólares preferenciales, se repartieron entre 3.571 y no entre 3.711
licencias establecidas. De esta manera quedaron distribuidos los 160
millones, de la siguiente forma: -83 millones 670 mil 383 dólares para
las empresas que importaron el 95 por ciento del cupo otorgado en
1987; - 66 millones 815 mil 990 dólares para las empresas que
importaron menos del 95 por ciento del cupo otorgado en 1987;

- Quedó a disposición de nuevas licencias un total de 9 millones


513 mil 625 dólares por asignar.

Al comparar todas y cada una de las licencias favorecidas en las


dos versiones aprobadas por la Dirección de Aduanas con la lista hecha
pública el martes 2 de mayo de 1988, y tomando en cuenta siempre
como agravante que una versión computarizada difiere de la otra por
los correctivos que fueron aprobados y que no se instrumentaron, en
todos los miles de casos se constatan las diferencias entre el cupo
consumido en 1986 y 1987 contra el cupo otorgado y consumido en
1988, con francas violaciones a la legislación establecida.
Una averiguación iniciada a fines de 1987 por importantes
funcionarios técnicos del Ministerio de Hacienda, constató que no era
conveniente otorgar de nuevo, en 1988, dólares preferenciales al tipo de
cambio de 14,50 bolívares, puesto que el sistema de precios del Puerto
Libre estaba todo referido al valor del tipo de cambio libre.

Uno de los argumentos de peso para plantear, como se hizo, que


se mantuvieran las operaciones al cambio libre, fue que la gran mayoría
de las licencias del Puerto Libre no llegaron a consumir nunca los cupos
establecidos en 1987, por una parte, y por la otra, que habían
introducido para 1988 aspiraciones por encima de los 300 millones de
dólares, sin que la base de costos y operación reflejara precios distintos
a la denominada dolarización excesiva basada en el tipo de cambio
libre.

A pesar de que algunos funcionarios medios llegaron a encontrar


suficientes razones para no otorgar más dólares preferenciales al Puerto
Libre de Margarita, otros resolvieron que si se hiciera, no obstante la
precaria situación de déficit en la balanza de pagos y la imposibilidad de
conseguir nuevas transferencias netas en divisas desde el exterior.

El martes 4 de abril, desde La Agenda Secreta de Recadi se


reportó que la Cámara de Importadores de Margarita, presidida por
Luciano Marín cobraba por la asignación de los cupos.

El Ministro de Hacienda, Héctor Hurtado, y el Viceministro


García Duque hicieron el seguimiento a varios recibos expedidos desde
los talonarios de la aludida Cámara. Una factura, la correlativa 4.144,
correspondiente a la empresa Pinky Movil, por ejemplo, pagó a la
Cámara de Importadores de Margarita, por concepto de asignación
de cupo, el 29 de marzo de 1988.
Resultó para nosotros desconcertante que el Ministerio de
Hacienda investigara algunas actividades de la Cámara y que al mismo
tiempo la misma hiciera el papel de denunciante de actividades de
corrupción.

En un memorandum fechado el 25 de febrero de 1988, Luciano


Marín y Ramón Barra Gómez, director ejecutivo de la Cámara de
Importadores de Margarita, dirigido a Jorge García Duque expusieron:
ante las llamadas e informaciones recibidas a cerca de gestores que se
dicen con buenos contactos para aumentos en las asignaciones de los
cupos de 1988, hemos procurado el respaldo que soporte la respectiva
denuncia, sin ningún resultado.

- Ante la insistencia de estos comentarios - escribieron - que


tanto preocupa a la institución, en directorio de fecha 24 de los
corrientes, se acordó plantear el caso a las autoridades de Hacienda y al
Gobernador del Estado (Morel Rodríguez), a los efectos de buscar
fórmulas que permitan clarificar los que pudiere existir alrededor de
tan enojoso asunto.

Posteriormente, desde la misma Margarita, estos dos directivos


declararon a Régulo Párraga lo siguiente:

- El llamado cobro de comisiones no es tal, sino que se trata


de una contribución no obligatorio que hacen los afiliados por las
diligencias que realiza la Cámara, para velar por la distribución
equitativa de los cupos, al tiempo que sirve para sufragar gastos propios
de la institución.

El ex-gobernador Morel Rodríguez, luego reelecto el pasado 3 de


diciembre para ocupar el mismo cargo por minoritaria elección directa,
reaccionó contra La Agenda Secreta de Recadi luego que desde ésta se
publicó un memorandum dirigido por él a la doctora Mariela Rey de
Quinteto, Viceministro encargada del Ministerio de Hacienda en la
época de Manuel Azpúrua, donde escribió: Es grato dirigirme a
Usted, en ocasión de recomendarle el otorgamiento de un cupo en
dólares para la Importadora Elfa, C.A. licencia de importación Nº
3.509. Le agradezco sus buenos oficios en la solución favorable de este
planteamiento. Vino el oficio con membrete, firma y sello del
Gobernador de Nueva Esparta.

A propósito de esta comunicación, el Viceministro de Hacienda,


Jorge García Duque mandó a investigar las actividades y relaciones de
Morel Rodríguez, - su enemigo histórico -.

- Si mi denuncia la hubieran oído a tiempo el gobierno y la


justicia, hubiéramos evitado la sangría que tuvo el país mediante los
cupos de divisas y hubiéramos sentado un gran precedente, porque el
señor Jorge García Duque estuviera preso hoy en día, junto con su
compinche (Jesús Vargas Chirinos). Pero las autoridades fueron
alcahuetas -señaló indignado Morel Rodríguez desde Porlamar-. Ante
mis denuncias... hoy García Duque y su compinche quieren aparecer
ante la opinión pública como unos angelitos que nunca rompieron un
plato.

Morel Rodríguez pagó un remitido en la prensa nacional donde


puntualizó que en efecto era un gestor, pero del desarrollo económico
y social en Nueva Esparta.

- No permitiré que el caso Recadi se convierta en una venganza


contra Margarita -explicó-. Quienes se enriquecieron corruptamente
con los dólares preferenciales para el Puerto Libre ni son margariteños
ni viven en Margarita y tampoco tiene sus corruptas fortunas en la Isla.

El caso particular de lo acontecido con la entrega de dólares


preferenciales a los Importadores del Puerto Libre, se diluyó en una
investigación mayor practicada por el Diputado Nelson Chitty La Roche
de Copei, en todas las aduanas del país.

Ya en La Agenda del 7 de abril, nuestro compañero Régulo


Párraga enviado especialmente una semana a la Isla, había reportado lo
siguiente: las aduanas alimentaron al monstruo.

- Con gran sorpresa fue recibida en la Isla de Margarita -escribió


Párraga- la reciente designación de Arevalo Marín Gómez (Hermano de
Luciano Marín) como administrador de la Aduana de La Guaira. Hasta
hace algunos días él se desempeñó como tal en la Aduana de El
Guamache (desde donde en el pasado reciente le habían lanzado
acusaciones a Ana Teresa Herrera Balduz, cosa que escribimos en los
capítulos pasados) .

Pudimos constatar que el traslado de Marín Gómez fue posible


gracias a los buenos oficios de Alfaro Ucero, Secretario Nacional de
Organización de Acción Democrática. Marín Gómez trabajó en El
Guamache directamente con Santos Zapata, jefe de interventores y
supervisor inmediato de Juan Méndez (el mismo que evaluó
irregularidades en la entrada de tractores por Guanta).

- Pretenden descalificarme como interventor -dijo Méndez a


Fabricio Ojeda el 4 de mayo de 1989, cuando visitó nuestra oficina
bautizada como DDS.

Debido a la intensa actividad que estaba cumpliendo el Diputado


Chitty la Roche, la Dirección de Inspección y Fiscalización del
Ministerio de Hacienda, comenzó a investigar las aduanas de
Margarita, Puerto Cabello, Puerto Ayacucho, Maracaibo y
Barquisimeto. Otro tanto comenzó a hacer la comisión de Contraloría
de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional.
La misma Dirección de Inspección y Fiscalización de Hacienda,
por órdenes de la Ministro Eglée Iturbe de Blanco removió a todos los
jefes de las aduanas de Margarita, La Guaira y Maracaibo sobre la
marcha.
El 30 de mayo de 1989, el General Rafael Salazar Pasarelli, Jefe
del Servicio de Inteligencia y Resguardo Nacional de las Fuerzas
Armadas de Cooperación, entregó a los diputados Carlos Tablante y
Liliana Hernández de Acción Democrática, un voluminoso resumen
donde se recogían 52 expedientes valorados en 20.000 millones de
bolívares, en casos originados en la importación con dólares
preferenciales que degeneraron en contrabando de extracción por las
aduanas entre 1986, 1987 y 1988.

Las investigaciones de Resguardo Nacional de la GN


involucraban a las empresas: Federal Mogul, Dental Cygramca,
Química Universal, Química Toptex, Noehmy C.A., Quifoven,
Lampoluz, Importadora Delfin, Beech Acceptance Corp., Productora
Econogas, Industrial Carichana, Automercados Tía, Industrias
Montecatini, Kevic Nuclegan, Maderas Paraguana, Textil Paraguana,
Transporte Transilaca, Aeronaúticas Profesional y Tecnoconsult.

Además, Consorcio Sucre-Miranda, Diablitos Venezolanos,


Industrias Zicasa, Fábrica de Ascensores, Comercial Pantamar,
Codemiven, Fermiconi, Gerad Dabasse (el mismo de Invermica y
Capricornio) Futhormave, Avencasa, Stephamar, Interpromar,
Golfomar, Empresa Comercial Rubén Darío Perozo, Le Gourmet,
Comercial Leven, Pereira y Asociados, Exportadora e Importadora San
Rafael, Corporación Yatastay, Comercial Singapur, Importaciones
Alcalá Barboza, Inverminca (asociada a Capricornio) y Agropecuaria
Onix (asociada de Argea).

Todos estos casos estuvieron para la fecha en manos de juzgados


Nacional de Hacienda, de Aduanas y Jueces penales de Salvaguarda.
El sábado 1 de julio de 1989, el Presidente Carlos Andrés Pérez,
desde Cumaná, declaró que estaba de acuerdo en que se tomarán
medidas en las aduanas, dentro del marco de la nueva política
comercial y arancelaria, para evitar que las mismas se conviertan en
nuevo Recadi.

El Diputado Nelson Chitty La Roche denunció por quinta vez, el


jueves 15 de febrero de 1990, que la entonces Ministro de Hacienda
Eglée Iturbe de Blanco, estaba obstruyendo la investigación en las
aduanas, la cual todavía no ha terminado.

- La ex-ministro Eglée Iturbe y la Directora de Aduanas, Eva


Morales (liquidadora de Recadi) estaban protegiendo a funcionarios
aduaneros incursos en delitos de corrupción.

Concretamente, identificó Chitty a los funcionarios Carlos


Orense ex-administrador de la Aduana Aérea de Maiquetía; Santos
Benjamín Zapata (el socio de Arevalo Marín), funcionario que ocupó
posición en El Guamache; Adatiles Silva, de El Guamache y con
expediente en Salvaguarda de Nueva Esparta; y Jesús Vargas Chirinos,
ex-director de Aduanas de Hacienda. es el enlace -dijo Chitty- entre
las Aduanas y la Guardia Nacional y su impunidad ya resulta
irritante.

Sobre el tema de la corrupción general en las aduanas y la


específica asociada al caso Recadi, el informe preliminar elaborado por
el Presidente de la Comisión Especial Douglas Dáger -quien se nutrió de
la investigación todavía no concluida por Chitty- dijo lo siguiente:
Las aduanas y su trámite para nacionalizar las mercancías,
constituyen la etapa final, la corona, del proceso que se inició con la
expedición de las conformidades de importación y la correspondiente
autorización de retiro de divisas desde el Banco Central de
Venezuela.

- Es una voz no contradicha que las aduanas son y fueron - se


escribió -, sobre todo en esos años de vigencia de las Oficinas del
Régimen de Cambios Diferenciales, un centro de corrupción...
Paralelamente, es conveniente mencionar la actuación en estos años
del Director General de Aduanas, Jesús Vargas Chirinos, quien mostró
debilidad en la consideración de los recursos que por vía jerárquica
debía conocer, además de obviar sospechosamente los lógicos
procedimientos de revisión de conocimientos aduaneros cuando el
supuesto infractor lo recomienda. Las tareas de control e investigación,
no siempre contaron con la colaboración de la Dirección de Aduanas ni
con la del Director de Inspección ni de la Ministro de Hacienda Eglée
Iturbe de Blanco.
Capitulo X - Participación de la banca

La primera vez que la Ministro de Hacienda, Eglée Iturbe de


Blanco, apareció mencionada en La Agenda Secreta de Recadi fue el 3
de abril de 1989. El diputado Douglas Dáger, presidente de la Comisión
Especial del Congreso declaró lo siguiente:

- Cuando la señora ministro dice que el Estado no es una


piñata, lamento que no hubiese dicho lo mismo y actuado con ese
encomiable celo, cuando en el organismo que ella dirigía y fue
Viceministro de Hacienda en el gobierno de Jaime Lusinchi, se
produjo el más gigantesco saqueo a la Nación, como fue el manejo
irregular de 30.000 millones de dólares desde Recadi.

Dáger había propuesto aplicar el artículo 30 de la Ley de


Hacienda, según el cual existe la recompensa para quienes hagan
denuncias que supongan el rescate de bienes y fondos de la Nación.

- La ministro no ha enfrentado mi criterio personal, sino el


expresado en la Ley Orgánica de Hacienda. Por lo tanto, lo
irresponsable es descartar a la ligera esta posibilidad que la ley
consagra.

Eglée Iturbe de Blanco fue interpelada por la Comisión Especial


el 14 de abril siguiente:

- Este despacho no es un tribunal -dijo Iturbe- pero recibió 83


denuncias relacionadas con la supervisión en las aduanas y 31 referidas
al otorgamiento de divisas preferenciales... Siempre se está pensando
que la motivación inicial de algo no es otra que la de cogerse unos
reales...
En lo que constituyó la denuncia fundamental, casi personal, del
Diputado Douglas Dáger, a lo largo de las investigaciones del caso
Recadi, el también presidente de la Comisión Especial advirtió sobre
un robo mayor con las fianzas.
- El problema está referido a que existen en el Ministerio de
Hacienda más de 26 mil expedientes sobre finanzas que por
irregularidades cometidas por importadores con dólares preferenciales,
le dan al Estado Venezolano derecho a ejecutarlas y de recuperar miles
de millones de bolívares. La información que tenemos es que Hacienda,
en lugar de ejecutar esas finanzas, las está entregando a los bancos
comerciales y empresas de seguros, para que junto con los
importadores subsanen las fallas en los referidos expedientes y de esta
manera el Estado pierde.

Esta noticia se convirtió en otra bomba super explosiva y le


añadió el Caso Recadi una arista para investigar las actividades de la
banca comercial en La Gran Estafa.

Eran 26.622 los expedientes llenos de solicitudes de liberaciones


pendientes por ejecutar, de los cuales 6.067 correspondían a fianzas
emitidas por empresas aseguradoras, por 542 millones 691 mil 218
dólares, y las restantes 21.055 fianzas expedidas por la banca,
equivalentes a 1.615 millones 846 mil 604 dólares. Lo que representaba
un gran total de 2.220 millones de dólares.

La alerta lanzada por Dáger se basó, a su vez, en un informe


elaborado por Eva Morales, Directora de Aduanas y Liquidadora de
Recadi, donde se le expuso a Eglée Iturbe de Blanco la situación de las
fianzas por ejecutar y los pasos que los importadores tuvieron que dar
para afianzar sobre los dólares entregados y los que tenía que dar el
Ejecutivo para ejecutarlas.
- En virtud del considerable volumen de fianzas -escribió Eva
Morales- se sostuvieron tres reuniones con representantes de la
Asociación Bancaria, a fin de lograr establecer mecanismos que
permitieran agilizar el proceso de análisis de los expedientes pendientes
por liberación de fianzas y determinar efectivamente el número de
fianzas pendientes reales, por documentación incompleta. Para lograr
este fin, se planteó reducir el número de documentos para el análisis,
pero siempre solicitando lo necesario para la comprobación de la
correcta utilización de los dólares preferenciales.

Casi en paralelo, la Directora de Aduanas y Liquidadora de


Recadi, Eva Morales, el 8 de marzo de 1989 ofició a Fernando Pérez
Amado, Presidente de la Asociación Bancaria Venezolana, para
advertirle que existe un procedimiento claro de liberación de fianzas
en Recadi y que su liberación no exime al importador de la
responsabilidad que pueda tener, de determinarse la incorrecta
utilización de las divisas, ni de su obligación de reintegrarlas por el uso
parcial de las mismas.

De manera que el 4 de mayo la Ministro Iturbe de Blanco, según


Dáger, autorizó el flujo de documentos desde los archivos de Recadi a
los archivos de los bancos y empresas aseguradoras.

En la carta enviada por Eva Morales a la Ministro de hacienda, se


dijo: Se acordó consultar con la Contraloría General de la República
sobre los recaudos mencionados y a tal efecto se efectuó una reunión en
la sede del organismo quien convino en someter a estudio esta solicitud,
no habiéndose recibido respuesta.

Esta frase de Eva Morales indignó al Contralor General José


Ramón Medina, quien desde La Agenda Secreta de Recadi respondió el
30 de mayo que poco me atrae tener que hacer desmentidos por la
prensa ni participar en la pugna diaria por alcanzar nivel publicitario
por el trabajo institucional que se cumple en la Contraloría.

- En la referida reunión aprovechamos la oportunidad para


manifestar desacuerdo con el procedimiento que se estaba utilizando de
devolver los expedientes de solicitudes de liberación de fianzas a los
interesados a través de los bancos tramitadores. Expresamos que se
corría el riesgo del extravío de documentos y no se tenía la seguridad de
que los mismos serían devueltos oportunamente y sin modificaciones.

La Ministro de Hacienda intervino en la polémica con el


Contralor y con Dáger, y el 1 de junio señaló: los expedientes no están
saliendo del Despacho, sino que se le exige a los bancos verificar si la
documentación está completa.

Según las estadísticas de Hacienda, un total de 93 empresas


bancarias y de seguros tenían en sus manos la información para
completar todos los expedientes.
El 20 de julio el Consejo de Ministros formó una comisión
integrada por los titulares de Hacienda, Banco Central y Procuraduría
General de la Nación, para hacer transparente el paso de la liberación
de las fianzas aludidas por Dáger.

Antes, el 30 de junio, Carlos Tablante denunció a la Ministro


Eglée Iturbe de Blanco ante el Tribunal Superior de Salvaguarda por
negligente en el cumplimiento de sus atribuciones, primero como
Viceministro de Hacienda durante el gobierno de Lusinchi y luego como
Titular del despacho de Finanzas Públicas con la actual administración.

Iturbe, al no tramitar las denuncias interpuestas (contra las


empresas fantasmas de los célebres chinos y varias en el sector
automotor) y no paralizar la entrega de divisas, incurrió en el delito
tipificado en el artículo 59 de la Ley de Salvaguarda, y es por ello que
solicito se abra la correspondiente averiguación sumarial, en contra de
la citada funcionaria, con la finalidad de determinar su responsabilidad
criminal en este caso.

El episodio de las fianzas se canalizó con una mala noticia: la


reapertura de las Oficinas de Recadi por espacio de ocho meses, para
finiquitar la liberación o ejecución de las fianzas pendientes. El anuncio
lo hizo El Nacional en la primera página del 26 de septiembre de 1989.
Están todavía en la revisión de los 26.000 expedientes.

Cuando el Presidente del Tribunal Superior de Salvaguarda


informó al país la decisión de dictar autos de detención a diez ex-
funcionarios de la administración de Lusinchi, por malversar fondos
públicos, varios reporteros preguntaron al magistrado sobre el destino
de Eglée Iturbe de Blanco, a lo que éste respondió:

- No existen en el expediente indicios que comprometan la


responsabilidad de esta ministro sino de los funcionarios a quienes se
ha dictado auto de detención. Si en el curso de la averiguación surgieran
indicios contra otras personas, se procederá en consecuencia....

Recientemente Eglée Iturbe de Blanco fue incorporada al


Directorio de Petróleos de Venezuela (PDVSA) y sustituida por Roberto
Pocaterrra.
Porcentajes de la banca

El miércoles 21 de junio de 1989 logramos colarnos en una


reunión efectuada en las propias instalaciones donde funcionó Recadi,
entre los diputados Roseliano Ojeda, coordinador de la comisión
técnica del Congreso y los parlamentarios Salvador Militello, Alexis
Ortiz y Edgar Mora de Copei; Enrique Parra y Ramón Parada de AD;
Angel Cacique de Nueva Generación Democrática; y Jorge León Díaz,
de ORA; con el Juez XXXVII Penal, Luis Guillermo La Riva López.
También se apersonaron los asistentes Tatiana Uzcátegui, Manuel
Rivero Viloria, Marcos Guánchez, Juan Pedro Uzcátegui, Henry Castro,
Napoleón Coronado, Francisco Díaz y Fernando Palacios.

El objetivo de la sesión, en la que el Juez La Riva no se percató


de nuestra presencia, fue intercambiar criterios sobre lo detectado por
el Congreso y por la instancia penal en las mismas áreas.
Fundamentalmente se discutió el caso de las ensambladoras.

Pero surgió otro detalle que nos impresionó: a la banca


comercial, completa, posiblemente se le podría asignar su
responsabilidad en el festín de los dólares, porque no estaba remesando
al Banco Central de Venezuela alrededor de unos 250 millones de
dólares por concepto de anticipos sobre importaciones no realizadas o
por importaciones incompletas que obligaban a reembolsos.

El punto nos llevó a buscar al Diputado Gonzalo Pérez


Hernández del MIN, quien fue el que estuvo y está manejando todavía
otra sub-investigación no concluida totalmente, porque la banca
posteriormente comenzó a fluir los reintegros.
El 21 de febrero de 1989, Luisa Garrido de Pérez, Gerente
encargada de Administración Cambiaria del Banco Central de
Venezuela, envió un fax urgente a todos los bancos comerciales que
operan en Venezuela, anunciando: cumplimos en informarle que a
partir del 23 de febrero de 1989 las operaciones de reintegro enviadas
por ustedes a la división de Ingresos de Divisas del Departamento de
Liquidación de Ingresos y Egresos, se procesarán únicamente por
transferencias telegráficas, a través de nuestro corresponsal Irving
Trust Company New York, cuenta Nº 8033397047. No se recibirán
operaciones de reintegro que se tramiten a través de cheques.
Agradeciendo la colaboración que puedan prestar a la presente
solicitud.

El 9 de marzo siguiente, la misma funcionaria del BCV envió otra


comunicación con el siguiente texto: a la fecha aparece en nuestros
registro un número considerable de solicitudes de retiro de divisas para
el pago de importaciones amparadas por cartas de crédito abiertas por
esa institución (los bancos comerciales públicos y privados), a cargo de
cuyas conformidades de importación el Banco Central de Venezuela
otorgó en su oportunidad el correspondiente anticipo, sin que por otra
parte, el remanente haya sido requerido. Sírvanse verificar a la
brevedad posible la situación de tales solicitudes y, en los casos en que
las cartas de crédito no fueron aperturadas o no se negoció y la
importación no se realizó dentro de los plazos establecidos, ordenar
inmediatamente con aviso a nosotros y mediante crédito (a la antes
referida cuenta) indicarnos en cada caso, el número consecutivo
asignado a la solicitud y la fecha valor en la que el BCV otorgó dichas
divisas.

Más adelante concluye: Agradecemos a esta institución


atender el presente requerimiento a más tardar dentro de los próximos
diez días hábiles.
El 18 de abril de 1989, la misma Luisa Garrido de Pérez se
comunicó de nuevo con los bancos comerciales y reclamó lo siguiente:
sirva el presente para reiterarles nuestra solicitud formulada en télex
del 9 de marzo, a cuyos fines se les concedió un plazo de 10 días hábiles
contados a partir de esa fecha, el cual se cumplió el día 27 de marzo de
1989. Agradecemos informarnos por esta vía resultados de las acciones
adelantadas para proceder de inmediato a los reintegros pendientes.

Finalmente, el 23 de junio de 1989, la Gerente Encargada de


Administración Cambiaría del BCV, ofició al Area Internacional en la
oportunidad de remitirle el listado de anticipos otorgados hasta el 31 de
mayo de 1989, por concepto de importaciones tramitadas por este
Banco, sin que hasta la fecha (junio) se nos hayan requerido los
respectivos remanentes.

Este juego de comunicaciones le permitió al diputado Gonzalo


Pérez Hernández, miembro de la Comisión Especial Recadi,
entrevistarse con las autoridades del BCV, fundamentalmente con el
Primer Vicepresidente, José Vicente Rodríguez Aznar, y detectar la
siguiente situación irregular:

- Desde que se creó el sistema de cartas de crédito para financiar


importaciones con dólares preferenciales hasta el corte de fecha 31 de
mayo de 1989, 31 bancos comerciales (Provincial, Mercantil, Industrial,
Unión, Venezuela, Latino, Consolidado, Exterior, Internacional,
Caracas, Venezolano de Crédito, Italo, La Guaira, Bancor, Caribe,
Maracaibo, República, Metropolitano, Financiera, Caroní,
Construcción, Lara, Orinoco, City Bank, Occidental de Descuento,
Principal, Capital, Federal, Agroindustrial y Regionales de los Andes),
tenían pendientes 3.432 casos de anticipos por reembolsar sobre
anticipos concedidos por el BCV del orden de los 99 millones 924 mil
175 dólares.
- Los mismos 31 bancos comerciales privados y públicos tenían
pendientes por reintegrar sobre anticipos otros 4.142 casos, por el
equivalente a 117 millones 272 mil 679 dólares. Todo esto para un gran
total de 7.574 casos pendientes para un monto global de 218 millones
44 mil 877 dólares.

El punto central de la investigación emprendida por Gonzalo


Pérez Hernández no fue otro que establecer las razones por las cuales la
banca estaba siendo reticente y lenta en corresponder los anticipos
remesados previamente por el BCV. Se trató de determinar si era
posible que el Banco Central de Venezuela presionara a la banca
comercial por la vía de las demandas judiciales, la deducción de los
anticipos a las autoridades sobre nuevas aperturas de cartas de crédito
o el cobro exigible en efectivo o mediante transferencia a las cuentas
externas del BCV.

El otro aspecto sustancial fue el rescate de los anticipos con los


correspondientes intereses sobre los montos de operaciones de
importación no ejecutadas.

La situación pareció enderezarse más recientemente, cuando el


Primer Vicepresidente del Banco Central de Venezuela, José Vicente
Rodríguez Aznar, comunicó al Diputado Henry Ramos Allup, de Acción
Democrática, Presidente de la Subcomisión Especial del Sector
Financiero de la Cámara de Diputados, sobre los reintegros efectuados
por la banca comercial hasta el 31 de agosto de 1988.

La totalidad de los 31 bancos comerciales había reintegrado a la


fecha de la comunicación del BCV, 29 de enero de 1989, 18 millones
538 mil 900 dólares, sobre 1.188 casos en expedientes. El proceso ha
sido lento, porque si el Banco Central de Venezuela exigía todo de una
vez, con sus correspondientes intereses, la banca tendría que
desembolsar entre 3.161 millones y 8.720 millones de bolívares,
cantidad que no tiene en cartera por la baja liquidez reinante.

Esta situación está siendo observada muy de cerca por los


parlamentarios Henry Ramos y Gonzalo Pérez Hernández. Al menos
este último está dispuesto a plantear otras acciones para presionar el
pago de los reintegros de la banca comercial al BCV, que es otro de los
problemas que trajo como secuela, junto con el de las fianzas, la
liquidación del Régimen de Cambios Diferenciales, Recadi.

Una de las implicaciones que le señaló el diputado Roseliano


Ojeda al Juez Luis Guillermo La Riva en la reunión del 21 de junio, fue
que algunos bancos rindieron estos anticipos en mesas de dinero en
Estados Unidos y que su lentitud al remesar de nuevo al BCV no se
justificaba por tal razón financiera.
Capitulo XI - La Responsabilidad de la
Prensa

Las autoridades directivas y propietarias de El Nacional se


enteraron y, posteriormente, estuvieron de acuerdo con el inicio de una
campaña de denuncias referidas a la Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales, por la vía de un memo que redactamos el 27 de marzo de
1989.

Como consecuencia de un par de reuniones sostenidas


previamente con el Jefe de Información Económica, Amado Fuguet; y
con el Jefe de Redacción, Alvaro Benavides La Grecca; escribimos un
informe de cuatro páginas donde destacó, especialmente, el punto
Antecedentes, en el cual asentamos lo que a continuación decimos:

a) Entre diciembre de 1988 y febrero de 1989, Carlos Andrés Pérez


ordenó constituir un grupo de seguridad e inteligencia, para
intervenir e investigar Recadi.

b) La medida está orientada a indagar sobrefacturación de


importaciones y cartas de crédito. Por igual, el sobregiro del
presupuesto de divisas en 1987 y 1988.

c) Se enmarca dentro de intervenciones, también, en el Hipódromo,


Gobernación de Caracas, Centro Simón Bolívar, administración de la
Urbanización Juan Pablo II, y tiene derivaciones hacia Foncrei y
Corpoindustria.

d) Establecido en el Gobierno, el equipo ha ocupado posiciones en


organismos de seguridad del Estado, y ha profundizado las
investigaciones.
De seguidas, en tres partes, enunciamos un inventario de 41
casos, suficientemente sustentados, con los que el periódico comenzó lo
que después se llamó La Agenda Secreta de Recadi. Teníamos desde la
confirmación de que los presupuestos de divisas de 1987 y 1988 habían
sido excedidos, hasta la historia del falso hermano de Hurtado. Los
diferentes aspectos fueron ordenados en tres áreas fundamentales:
Recadi, Puerto Libre de Margarita y Aduanas, y Verificadoras.

Sobre cada uno de estos aspectos -se planteó en el documento


interno- existe documentación pormenorizada, testimonios y cintas
grabadas, a todo lo cual tendremos acceso autorizado y exclusivo... A los
fines de comenzar el trabajo, solicitamos: apoyo global e institucional
de la empresa en sus niveles gerenciales y directivos superiores en
materia legal y de seguridad, garantía de espacio fijo y jerarquización en
la presentación de las denuncias y trabajos y para el seguimiento que se
desprenda de las informaciones; apoyo del resto de la Sección de
Economía y de la de Política, y en la confidencialidad de la fuente
primaria.

Los 41 casos inicialmente comunicados, todos, fueron divulgados


desde La Agenda Secreta de Recadi y, posteriormente, desde La
Agenda Externa de Recadi. El mismo día obtuvimos el consentimiento
de la empresa.

De esta información preliminar, obtenida y madurada durante


los meses de enero, febrero y marzo del 89, pudimos titular el viernes
24 de febrero: Investigar sobrefacturación de Importaciones ordenó
el Presidente Pérez, punto de partida para todo el trabajo posterior.

De inmediato se nos dotó de oficina, mobiliario, terminales de


computación, códigos de acceso confidenciales, teléfonos, y se procedió
a la organización de los materiales iniciales y se escogieron dos casos
para comenzar: Francisco Maldonado Cisneros (había sido destituido) y
Morel Rodríguez (posible tráfico de influencias).

El 28 de marzo expusimos el plan a Fabricio Ojeda, quien fue


cedido de la Sección Política, porque de antemano se previeron las
implicaciones policiales y tribunalicias del caso, que no solamente
económicas, financieras y políticas.

Se decomisó todo lo referido a la existencia de Recadi del


archivo central del periódico, se fotocopiaron los documentos
fundamentales, se abrió un menú fotográfico, un directorio telefónico
clave, un diario de amenazas, otro de operaciones y seguimiento, y un
listado de afectados con sus direcciones.

Finalmente, el viernes 31 de marzo comenzó La Agenda Secreta


de Recadi, nombre propuesto por Amado Fuguet, Jefe de Información
Económica. Las otras opciones fueron: La Agenda Confidencial de
Recadi (muy largo) y El Expediente Interno de Recadi (una variante de
cómo se llamó la serie posteriormente despachada en El Diario de
Caracas).

En la primera entrega se advirtió a la opinión pública y a


nuestros lectores que en la tarea de investigación y preparación de las
sucesivas entregas participan profesionales del periodismo y del
derecho. El abogado consultor del Colegio Nacional de Periodistas,
Beltrán Haddad, fue incorporado para coordinar y procesar las
implicaciones y consecuencias jurídicas y legales del trabajo.

A los doce días, el 11 de abril, y como consecuencia de las


primeras reacciones surgidas desde adentro de AD, hicimos pública la
justificación de la campaña, en un editorial que se nos encargó. Ya
Jaime Lusinchi y Gonzalo Barrios, respectivamente, habían tildado el
esfuerzo como desestabilizante y atentatorio contra la democracia.
- No es solamente El Nacional -dijimos en su oportunidad- de
quien se puede pensar, acertadamente, que también lleva adelante la
suya, la única instancia que está haciendo denuncias claramente
sostenidas y asesoradas y, dentro del papel que le corresponde como
medio de comunicación de divulgar, también, la información que
genera diariamente el caso Recadi... Corresponde al Tribunal Superior
de Salvaguarda y a los Tribunales de Primera Instancia en lo penal en
esta materia... incluidas las denuncias de El Nacional, ordenar las
correspondientes averiguaciones para que, en definitiva, se determinen
los delitos cometidos y la responsabilidad penal de los funcionarios,
particulares y terceros en esas conductas antijurídicas y antinacionales.

Un día más tarde, el 12 de abril, un confidente (relacionado con


la fuente primaria) nos llamó por teléfono para pedirnos nuestro
número de telex y comunicar esto:

- ¿Está Agustín por allí? - nos preguntó.


- Si, okey- respondimos.
- Atención Agustín, material en tu poder debe ser trasladado de sitio.
Posiblemente puedan intentar recuperarlo por alguna vía. Toma tus
precauciones. Llámame por teléfono para otra vaina...
- Adiós- terminó.

Todos los documentos importantes, fotocopiados, todavía están


en la caja de seguridad de la Presidencia de El Nacional. Sobre la
marcha se nos asesoró para enfrentar alegatos provenientes de
inspecciones oculares que pudieran solicitar los señalados a tribunales
mercantiles o penales. Esto nunca ocurrió. En tres oportunidades
solicitamos a la propia empresa, por la vía administrativa, que
chequeara los saldos de las cuentas bancarias de todos los integrantes
del equipo. Otro confidente, esta vez desde Margarita, nos alertó sobre
esta posibilidad, cuando comenzamos a señalar nombres y empresas
relacionadas con la guerra de los cupos por las divisas preferenciales en
el Puerto Libre.

El mismo 12 de abril, el Editor, Franklin Whaite, recibió una


comunicación oficial firmada por Walter Emilio Nouel Velasco, Director
General Sectorial de Inspección y Fiscalización del Ministerio de
Hacienda. En la misiva, de página y media, por una parte se elogió el
esfuerzo emprendido. Pero por la otra, Nouel Velasco señaló: ... es
oportuno significarle la importancia de la información que maneja y la
utilidad que nos reportaría si, se nos facilita el acceso directo a la fuente
o, de ser posible, se nos amplíen detalles con antelación a la
publicación....

Aquello nos pareció una trampa cazabobos que perseguía


detectar la ubicación de las filtraciones de documentos confidenciales
del gobierno anterior, en especial algunos de Inspección y Fiscalización.
El punto fue remitido al Colegio Nacional de Periodistas.

Dada la agresividad reiterativamente expresada contra El


Nacional por Gonzalo Barrios, presidente de AD, Franklin Whaite se
vio precisado a responder al patriarca en tono no menos duro, el 9 de
mayo desde la propia Agenda.

- Desde que El Nacional -dijo Whaite- comenzó la serie


titulada Agenda Secreta de Recadi, el doctor Barrios, presidente de
Acción Democrática, ha estado atacando a los denunciantes como
enemigos de la democracia... Es un golpe bajo contra El Nacional que,
en sus estatutos corporativos, hace obligatoria una conducta
democrática (la actitud u orientación del Diario no será en forma
alguna oficialista como tampoco de oposición sistemática) en todo su
personal... El Nacional quiere una democracia como la que Acción
Democrática -y su presidente- están obligados a mantener. Limpia y
honrada.

Barrios ripostó al día siguiente, el 10 de mayo, y expresó: He


declarado y ratifico mi apoyo a la investigación y al posible castigo de
los responsables de esos hechos, no obstante el empeño de algunos
adversarios en atribuirme el propósito de exculpar a los posibles
delincuentes. Pero también juzgo indispensable rechazar y condenar
todo intento de hacer aparecer los posibles fraudes que se denuncian
como algo propio del régimen democrático y de imposible sanción
como consecuencia de la misma naturaleza del sistema.

Por nuestra parte, tuvimos que responder a Blanca Ibáñez


veinticuatro horas más tarde, puesto que ella insinuó que la entrevista
realizada a Maldonado Cisneros en Miami fue manipulada.

- De la entrevista publicada ayer- señalamos -, sobre la cual


asumo la responsabilidad, quiero precisarle a la señora Ibáñez que en
ningún momento manipulé la información y, por tanto, me permito
decirle, como me siento aludido en su carta, que en mis funciones
dentro del periodismo investigativo, le pregunté a Francisco Maldonado
Cisneros si Blanca Ibáñez había ejercido presiones sobre Recadi, y el
entrevistado respondió que no. No obstante, usted se siente agraviada
sin razón y me pregunto ¿por qué?... Entiendo sí, que el oficio de
periodista supone riesgos e ingratitudes. Estamos acostumbrados a
recibir de quienes ejercen o ejercieron el poder, ese calificativo tan
manoseado y efectista de manipulador, en casos en que son
tocados determinados intereses o la importancia personal de los
funcionarios señalados. No basta con invocarlo y restregárselo al
periodista para que todo vuelva a la normalidad, que no pase nada, que
estemos en paz, sino que hace falta lo que todavía en este caso que nos
atañe, no ha salido a flote: la impecabilidad ante la justicia.
En lo que pareció una estrategia montada por ciertos dirigentes y
personajes afectos al ex-presidente Jaime Lusinchi, de desacreditar a
toda costa La Agenda Secreta de Recadi, el propio ex-mandatario
participó desde la cúspide declarativa. En un evidente intento por
detener la campaña, en un programa de televisión (el que fue fraguado
desde La Ermita), transmitido por Venevisión, acusó a El Nacional de
presionarlo para obtener, también, divisas preferenciales. Fue en la
oportunidad en que responsabilizó a sus ministros de Hacienda por lo
ocurrido en Recadi.

Una vez más, el editor de El Nacional, Franklin Whaite, tuvo que


salirle al paso a las expresiones inamistosas y prevaricadoras del
doctor Lusinchi, el 12 de mayo:

- El todo es que El Nacional, por ser independiente de gobiernos


y de partidos, mantiene una línea de conducta que responde
únicamente al lector. El todo es que El Nacional prefiere la credibilidad
antes que la docilidad. La política informativa de El Nacional no es de
Miguel Henrique Otero, ni de José Calvo Otero. Es de todo un equipo...
Por eso está de mal gusto que el doctor Lusinchi diga que Franklin
Whaite es el director de El Nacional, pero no manda, manda Miguel
Henrique. Como chiste quizá se pueda dejar pasar. Pero como chiste
malo, de todas maneras. Porque nosotros nunca diríamos que en
Miraflores, el Presidente era el doctor Lusinchi, pero quien mandaba no
era él.

La agresión de Lusinchi tocó la sensibilidad de toda la redacción


que, reunida en una asamblea, concretó el 13 de mayo una posición de
principios y puntualizó en la edición respectiva: Rechazamos
categóricamente las insinuaciones lanzadas por el ex-presidente
Lusinchi, en cuanto a una presunta incondicionalidad de los periodistas
de El Nacional respecto a los dueños de esta empresa. Emplazamos al
doctor Lusinchi a probar lo contrario. Siempre hemos actuado con
honestidad, veracidad, sentido profesional y apego a la ética que
siempre ha caracterizado a este diario desde su fundación.

La denuncia formulada por Lusinchi, en el sentido de que El


Nacional lo presionó para obtener dólares preferenciales la tomó para
sí la Comisión de Medios de Diputados el 16 de mayo. Los
parlamentarios de Acción Democrática este día, impidieron, al romper
el quórum reglamentario, que se votara un acuerdo para pedirle al ex-
mandatario que ratificara su queja por escrito, tras ser contra
denunciado por el Diputado Miguel Henrique Otero, copropietario de
El Nacional. La cosa no pasó de allí.

El 20 de mayo el Juez instructor del caso, Luis Guillermo La


Riva, culpó a los periodistas por la fuga de los indiciados en el caso
Recadi. Se refirió, seguramente, a que una semana antes habíamos
anunciado al país que venían autos de detención contra los molineros,
como en verdad sucedió.

- En la medida en que los medios de comunicación sigan


actuando así -dijo- irresponsablemente, es imposible que cualquier
policía del mundo puede aprehender a las personas a quienes se les
dicta auto de detención.

Como en Venezuela es una norma consagrada y no escrita que


cuando se ordenan detenciones judiciales, por lo general los indiciados
ya están fugados del país -y el caso Recadi no fue la excepción a este
principio, todo lo contrario- el presidente del Colegio Nacional de
Periodistas, Luis Vezga Godoy, salió al paso y le devolvió la pelota a La
Riva, algunas horas después:

- Si el Juez La Riva realmente cree que la publicación de


informaciones periodísticas es lo que ha impedido detener a los
implicados en corrupción, prácticamente se descalifica como juez y
como esperanza cierta para seguir atendiendo el caso Recadi.

Las estadísticas de Recadi revelan que fueron sólo tres peces


gordos los que cumplieron con la responsabilidad de ponerse a
derecho, tras la orden de captura en su contra: Nicomedes Zuloaga,
Modesto Freites y Eduardo Mayobre. Hoy todos están en libertad plena.

La designación y posterior juramentación de Otto Marín Gómez,


como nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia, trajo consigo
otro debate de interés para los periodistas.

En su primera entrevista por televisión, en un programa con el


periodista Carlos Croes, ex-ministro de la Secretaría de la Presidencia
del gobierno de Lusinchi, Marín Gómez planteó la necesidad de
resucitar la vieja idea de una ley mordaza para la prensa y los
periodistas. Dijo que era inconveniente la manera cómo se estaba
denunciando e informando sobre actos de corrupción administrativa a
través de los medios de comunicación social. Aunque generalizó,
obviamente que se refirió al caso Recadi, que era lo que estaba en el
tapete desde hacía meses.

Trató, el 15 de junio, de remendar el capote cuando afirmó la


prensa debe decir la verdad.

- Ustedes se dan cuenta- respondió a los periodistas de la fuente


judicial que acordaron no asistir a los seminarios propuestos por Otto
Marín Gómez- cómo si es verdad que por prensa, televisión y radio se
impacta mucho cuando se dan muchas noticias seguidas sobre un
mismo hecho, en una sociedad común que no conoce los hechos.
Pareciera que estamos al borde del colapso.
-¿Pero usted no cree que en casos como Recadi -le preguntó el
veterano Víctor Manuel Reinoso- donde hubo un desfalco muy grande
al país, el periodismo ha hecho un gran trabajo al sacar a relucir esta
situación?

- Claro que sí lo creo- respondió el presidente de la Corte.


- Lo que sí no creo es la cifra: 32 mil millones de dólares. ¿De
dónde la sacaste tú? Cualquier cifra que se hayan cogido tendrá sanción
penal...

Sobre la marcha, el Colegio Nacional de Periodistas y el Sindicato


Nacional de Trabajadores de la Prensa le cayeron encima a la propuesta
de Otto Marín Gómez.

- Al parecer -declaró Mario Villegas, secretario General del


SNTP-, detrás de estas quejas contra los periodistas se esconde a veces
el lamento de quienes se incomodan con la insatisfacción y quienes
preferirían ver a los periodistas complacientes, sumisos y amordazados.

La polémica en torno a las primeras acciones de Marín Gómez se


complicó aún más el 15 de agosto, cuando en un almuerzo de la Cámara
Venezolano-Americana, puntualizó que consideraba que las
prohibiciones de salida del país ordenadas por algunos jueces
venezolanos eran ilegales e inconstitucionales. En esta oportunidad
no mencionó al Juez La Riva.

Este opinó el miércoles 17 lo siguiente:

- Es insólito pensar que un juez no pueda dictar prohibiciones de


salida del país. Respeto mucho al doctor Otto Marín Gómez, pero
afortunadamente tenemos derecho a disentir.
Lo dicho por Otto Marín Gómez sobre el tratamiento periodístico
al tema de la corrupción y la legalidad o no de una medida judicial
como lo es la prohibición de salida del país, tal vez presagiaba la actitud
absolutoria del Presidente de la Corte Suprema de Justicia seis meses
más tarde, cuando otorgó el voto favorable a la ponencia del magistrado
Jesús Moreno Guacarán, con la cual se revocaron los autos de detención
a los diez ex-funcionarios a los que el Tribunal Superior de Salvaguarda
acusó por malversación de fondos públicos.

También en agosto, Blanca Ibáñez, como fue su costumbre, hizo


llegar a El Nacional, vía fax y después de las seis de la tarde, una carta
escrita por ella el 29 de mayo de 1989, y dirigida al director de la Policía
Técnica judicial, Mauro Yánez Pasarella, en la que denunció que
presuntos periodistas o representantes del diario El Nacional han
estado solicitando de mis hermanos Armando y Carlos, mediante
llamadas telefónicas, declaraciones que me perjudiquen, a lo cual se
han negado, no obstante los halagos con dinero que les han hecho.

A pesar de los absurdo y necio de tal denuncia, una nueva


asamblea de la redacción consideró importante responder a la ex-
secretaria privada de Jaime Lusinchi, el 14 de agosto, en los siguientes
términos:
- Los periodistas de El Nacional -nos correspondió en esa
oportunidad escribir la base del comunicado- compartimos la opinión
de quienes señalan que, en estos casos, lo procedente para cualquier
denunciado es ponerse a derecho -en este caso, la justicia venezolana ha
citado varias veces a la señora Ibáñez, sin que hasta ahora se haya
presentado a rendir cuentas- antes que estar enviando cartas con
dudoso sustento, que a nadie convencen a priori de su inocencia, y que
a la vez tratan de vincular en su defensa -que es más bien ataque- al
personal de un diario serio y profesional como éste, que en absoluto
tiene que ver con prácticas reñidas con la ética.
El viernes 8 de septiembre regresó el ex-presidente Jaime
Lusinchi de uno de sus rutinarios viajes a Miami. Al poner pie sobre el
asfalto caliente del aeropuerto de La Chinita en Maracaibo, dijo: Esto
está muy movido y veo que algunos medios y algunos periodistas están
empeñados en moverlo más.

- Las explicaciones acerca de la corrupción deberían darlas


quienes están haciendo las impugnaciones. Yo quisiera saber dónde
están las pruebas de esa corrupción sistematizada, porque nadie las ha
dado. Eso no es cierto y muchos de los impugnadores deberían ser
investigados y algunos medios de comunicación social entre ellos. Es
cuestión de esperar un poco. Yo niego que en mi gobierno se diese la
corrupción como sistema...

Como se sabe, la -Corte Suprema de justicia, el lunes 19 de


febrero, revocó los autos de detención a los ex-funcionarios de la
administración Lusinchi, por no considerar delito con castigo penal la
malversación del presupuesto nacional de divisas, inicialmente
denunciada por El Nacional, el Congreso y ratificada por el Tribunal
Superior de Salvaguarda. Como quiera que en el tiempo surgió una
asociación directa entre El Nacional y el Caso Recadi, el editor,
Franklin Whaite, nos pidió el martes 20 de febrero de 1990 una base de
datos para un editorial que él firmaría. La hicimos y al final salió bajo
nuestra firma, porque a Whaite le pareció un crimen poner la suya.

Fue necesario fijar una posición profesional y principista puesto


que desde el periódico nos sumamos a la indignación colectiva que trajo
como secuela el dictamen absolutorio de la corte.

- La decisión de la Corte- planteamos abiertamente- supone que


nadie se enriqueció. Nadie traficó influencias. Nadie otorgó privilegios.
Nadie gozó de ventajas económicas en detrimento de otros. En fin,
ningún funcionario, político o particular se excedió en contra de la
posición y estabilidad de las reservas internacionales... Este fallo de la
Corte Suprema de Justicia cierra un capítulo, el más importante, de la
desquiciante carrera de la corrupción administrativa en Venezuela. Sólo
quedan enfrentadas, para la historia, la verdad procesal, la verdad del
parlamento y la verdad de la prensa.

El 22 de febrero, el Editor hizo lo propio y recogió muy bien el


desaliento colectivo.

- Poco faltará para que, en el futuro, los jueces declaren culpable


al propio pueblo, por el caso Recadi.

Es oportuno destacar que la posición de los periodistas y de El


Nacional en materia de corrupción ha sido, es y seguirá siendo
invariable en el tiempo: Considerando -escribimos el 11 de abril de
1989- que la prensa en una democracia debe y tiene que cumplir un
papel que contribuya a reforzar ciertos valores éticos y morales de la
sociedad, en procura de la más genuina transformación en beneficio de
todos, es por lo que es necesario combatir frontalmente la
corrupción.

En momentos en los que privó el vacío de justicia mencionado


con anterioridad, donde las autoridades judiciales, fiscales y contraloras
no habían sido renovadas por desacuerdo político, en El Nacional se
comenzó a planificar una campaña paralela y de refuerzo a La Agenda
Secreta de Recadi, precisamente para hacerle seguimiento a nuestras
propias denuncias y a las de terceros. Se iba a llamar La Agenda
Abierta de La Justicia.

En efecto, se hicieron dos reuniones previas con el asesor legal


Beltrán Haddad, el editor, Franklin Whaite; el jefe de Redacción, Alvaro
Benavides La Grecca; y los colegas Amado Fuguet, William Becerra,
Roberto Giusti, Leopoldo Linares, Kalinina Ortega y Fabricio Ojeda. No
se adelantó porque ocurrió la remoción de las directivas de la Corte,
Salvaguarda y Consejo de la Judicatura. Era necesario sacarlas porque
estaban viciadas, desgastadas y desacreditadas ante la opinión pública.

La Agenda Abierta del Crimen, más recientemente, fue una


variante, tal vez, de la de La justicia, pero con otros objetivos por
delante.
Capitulo XII - Las conclusiones

Recadi fue causa de la quiebra del país, concluye de la


manera más terminante, categórica y dramática, -para desánimo de
todos- el Informe Preliminar elaborado por la Comisión Especial del
Congreso de la República, designada para investigar el cúmulo de
factores que condicionaron y determinaron La Gran Estafa.

Esta tajante afirmación no dista mucho de la nuestra, cuando


decimos que el Régimen de Cambios Diferenciales implantado en
Venezuela desde el 18 de febrero de 1983 hasta febrero de 1989,
administrado por Recadi durante los gobiernos democráticos de Luis
Herrera Campíns y Jaime Lusinchi -especialmente en esta última
administración-, fue un instrumento utilizado por funcionarios
públicos, empresarios, políticos y particulares para traficar influencias,
otorgar y recibir privilegios y ventajas económicas, evadir leyes y
lucrarse en grupo e individualmente, en detrimento de los intereses
nacionales.

Como apuntamos en el capítulo inicial, la suerte de desatinos


cometidos en contra o desde la Oficina del Régimen de Cambios
Diferenciales, posteriormente denominada Dirección General Sectorial
de Autorización de Divisas para la Importación del Ministerio de
Hacienda, para acceder por la vía fácil a los dólares baratos controlados
por el Estado, acentuaron la corrupción administrativa y la crisis moral
general del país, hechos estos fundamentalmente estimulados y
protagonizados por las clases dirigentes.

Recadi, La Gran Estafa perpetrada en este lapso de seis años, se


desarrolló, además en el período más accidentado que ha sufrido la
economía y en el peor tiempo de sacrificios vivido por los venezolanos.
En la parte final, el aludido informe parlamentario asegura que
el Régimen de Cambios Diferenciales, fracasó rotundamente al no
alcanzar ninguno de sus objetivos fundamentales, cuales fueron:
cortar la salida de capitales y contener las importaciones, con el
propósito de evitar la reducción de las reservas internacionales;
amortiguar los impactos inflacionarios que causarían la contención de
las importaciones y la devaluación segmentada del bolívar; favorecer la
reactivación económica y evitar una desmejora del nivel de empleo y
salarios en la población.

Ocurrió lo contrario. En los años de aplicación de este sistema


cambiario múltiple continuó la fuga de capitales no voluntariamente
repatriables, las importaciones aumentaron tanto, que el incremento
condujo al desbordamiento irresponsable del presupuesto nacional de
divisas, lo que redujo a casi cero la posición de las reservas
internacionales en poder del Banco Central.

Además, la escalada inflacionaria alcanzó su mayor grado de


repercusión sobre el salario y el ingreso real de los trabajadores, y el
bolívar experimentó la más fuerte devaluación y pérdida del poder
adquisitivo que se haya conocido.

En los últimos seis años, la actividad económica se mantuvo con


artificios y malabarismos contables y financieros que exhibieron una
relativa y moderada tasa de crecimiento. De tal suerte que con la
aplicación del nuevo programa de ajustes, la brutal caída registrada por
el Producto Territorial Bruto a fines de 1989, de menos 8,1 por ciento,
reveló la magnitud e intensidad de los desequilibrios macroeconómicos
reales imperantes en el sistema económico.

Si bien la mano de obra calificada creció por la inercia natural de


las estadísticas poblacionales, el desempleo abierto y encubierto creció
a niveles alarmantes.
En realidad, no son dos sino cuatro las causales principales por
las que el país entró en ese proceso de quiebra. Algunos nos han
vendido la idea de que el colapso económico de Venezuela se debe,
primordialmente, a la baja en los ingresos externos, provocada por la
caída y difícil recuperación de los precios petroleros en el mercado
internacional. Y, a la irracional manera de administrar internamente
estos recursos, relativamente escasos, de los que ha dispuesto el país en
los últimos años. Esto es cierto.

Pero hay otras dos razones hasta ahora poco debatidas. En


primer lugar, el desarrollo de una política obcecada desde el gobierno
del ex-presidente Jaime Lusinchi, de cancelar a como diera lugar y, tal
vez en las peores condiciones financieras, el llamado mejor
refinanciamiento del mundo. Durante cuatro años y con una
situación de bajos ingresos petroleros y fiscales, se destinó más del
cincuenta por ciento del presupuesto ordinario y de la rata global
promedio de divisas por exportaciones petroleras y no petroleras a
honrar los compromisos frente a la Banca Acreedora Internacional.

Demoró el mismo tiempo el ex-mandatario para darse cuenta,


de último, de la situación, hasta llegar al extremo de admitir
públicamente que la banca lo había engañado, al no retribuir a
Venezuela con la misma intensidad y constancia con las que la
República colocaba trimestralmente los pagos de capital e intereses de
la deuda externa. Una prueba importante de que lo hecho estuvo mal,
es que el nuevo gobierno de Carlos Andrés Pérez está reprogramando y
aspira reducir las acreencias externas con la banca acreedora. Lo más
significativo es que se está montando una plataforma financiera externa
nueva, basada en fuentes multibilaterales, sencillamente porque la
deuda vieja, además de impagable en su totalidad, es muy cara.

El último elemento sustancial a resaltar es que la corrupción


administrativa se adueñó de Venezuela, como consecuencia del diseño
de malas políticas económicas generales y de los excesos en los que
incurrió la Comisión de Importaciones, al desbordar de manera
antipatriótica el presupuesto nacional de divisas en detrimento de las
reservas internacionales. Esto constituyó el caldo de cultivo ideal para
que funcionarios, privados, políticos y particulares cometieran todo tipo
de fechorías y anormalidades no controladas por ningún ente del
Estado.

No es casual que Venezuela se haya convertido, por ejemplo, en


un cementerio de vacas Holstein, en un estacionamiento de chatarra
Zetor, o en un centro de consumo de trigo de bajo rendimiento
proteínico.

Según el documento del Congreso, entre las irregularidades


atribuibles a los directivos y supervisores de Recadi, en los trámites
para el otorgamiento de divisas preferenciales, destacan las siguientes:

- Concesión de dólares preferenciales a empresas que no reunían


los requisitos mínimos necesarios para la obtención de las divisas
controladas, por cuanto no eran importadores tradicionales o
recibieron dólares en proporción mayor al volumen de sus operaciones
normales, su capacidad instalada y sus posibilidades de
endeudamiento.

- Otorgamiento de divisas preferenciales a empresas


recientemente constituidas, habiéndose comprobado que fueron
creadas para este fin específico.

- Autorizaciones de Retiro de Divisas (ARD) a empresas que


presentaron facturas que no se ajustaban a las condiciones de venta que
sirvieron de base para el otorgamiento de divisas preferenciales. Este
hecho permitió la aceptación de sobreprecios, motivado a la inclusión
de gastos de manejo y logística de importaciones, cargos éstos que
estaban implícitos en los precios FOB previamente acordados.

- Expedición de conformidades de importación antes de la


vigencia del presupuesto de divisas correspondiente, en cantidades
superiores a las asignadas (algunos de estos casos -lo sabemos-
aparecen en las actas firmadas por los miembros de la Comisión de
Importaciones. Esta fue una de las razones centrales que tuvo el ex-
ministro de Fomento, Héctor Meneses, para intentar quitarse la vida).

- Marcadas e inexplicables preferencias en el otorgamiento de


divisas. Se constataron casos en los cuales una sola empresa recibió 24
conformidades de importación en un día.

- Expedición de autorizaciones de retiro de divisas (ARD) a


importadores que presentaron documentos cuyo trámite se encontraba
vencido o incompleto.

- Expedición de conformidades de importación a empresas


fantasmas o inactivas, lo cual podía evitarse al analizar la
documentación existente en el Registro de Importadores.
Se incluye en el escrito que se detectaron irregularidades
relativas al inadecuado uso que dieron los importadores privados a las
divisas preferenciales, a saber:

- Empresas que recibieron anticipos de divisas preferenciales


para importaciones que no realizaron, sin que se operara el reintegro
correspondiente al Banco Central de Venezuela.

- Empresas que a pesar de presentar la documentación


correspondiente a sus importaciones, no demostraron la existencia,
comercialización o destino dado a los bienes importados.
- Importadores que en transacciones consecutivas presentaron
marcadas diferencias de precios en bienes de idénticas características,
lo cual hace presumir la existencia de sobreprecios.

- Grupos de empresas con accionistas comunes, que recibieron


divisas preferenciales para cada uno de sus establecimientos, asignando
a las mercancías precios de venta al público con márgenes de ganancia
en la comercialización superiores al 500 por ciento.

- Grupos de empresas cuyo volumen de importaciones era de tal


magnitud, que sus embarques ocupaban barcos completos, utilizando
sólo siete días entre la fecha de la Conformidad de Importación y el
retiro de la mercancía en la Aduana, lo cual hace presumir:

a) Manipulación del personal de la aduana por parte del importador,


al obtener éste en sólo tres horas, para la totalidad del embarque la
siguiente documentación: acta de reconocimiento de mercancía, actas
de valoración y elaboración y liquidación de las planillas de
gravámenes;

b) la existencia de estrechas relaciones entre los importadores y los


proveedores en el exterior.

- Además se observaron irregularidades en la certificación de las


mercancías por parte de las empresas verificadoras, al examinar en
pocas horas importaciones correspondientes a un número considerable
de containers.
- Los importadores del Puerto Libre de Margarita asignaron
precios a sus mercancías con márgenes de comercialización que
oscilaban entre 600 y 1.000 por ciento, lo que las hacía inasequibles al
turista venezolano, siendo en definitiva los propios importadores y los
turistas extranjeros los que realmente se beneficiaron con el subsidio
del Estado.
Del anterior cuadro de responsabilidades compartidas entre
funcionarios -algunos presionados por el factor político- y empresarios,
se desprende una crítica a la manera cómo está concebido el sistema de
administración de justicia por Salvaguarda en Venezuela.

Dejando de lado el tema de la obvia partidización irritante y del


clientelismo político presente en las instancias llamadas
jurisdiccionales, la legislación en materia de Salvaguarda del
Patrimonio Público, o es insuficiente, o está incompleta o, en definitiva,
está diseñada para que no ocurra nada sustancial nunca.

Según los abogados Humberto Mendoza y Braulio Jatar Alonso,


es ridículo que un Juez de Primera Instancia en lo Penal, con
atribuciones en Salvaguarda, no pueda enjuiciar a funcionarios públicos
en mediana y alta jerarquía. A propósito del Caso Recadi, ésta fue la
circunstancia que privó en las decisiones del Juez Instructor, Luis
Guillermo La Riva López.

Él podía proceder en contra de particulares y funcionarios de


escasa importancia, pero nunca entrelazar los delitos detectados entre
importadores con la correspondiente contraparte en el sector público al
más alto nivel.

Y al contrario, el Tribunal Superior de Salvaguarda, que sí podía


conocer de las actuaciones de los más altos funcionarios, cuando
funcionó como tribunal de alzada de las decisiones dictadas en primera
instancia y desvinculadas del sector público, tampoco cruzó las dos
caras del delito, buscando asociar la responsabilidad compartida en un
fraude realizado por un privado.

Por esto es que todas las decisiones judiciales tomadas en una u


otra instancia, siempre fueron por malversación de fondos públicos y
nunca se aplicó la legislación, por ejemplo, del concierto de
funcionarios. Curiosamente, la actual Ley de Salvaguarda, además del
aprovechamiento fraudulento de fondos del patrimonio público, define
otras 30 ó 35 tipificaciones delictuales, no solamente para funcionarios
oficiales de alto rango, sino en algunos casos para particulares.

El gran defecto de la actual Ley de Salvaguarda radica en dos


aspectos centrales: uno, lejos de poner a los indiciados en aprietos para
demostrar su inocencia, les otorga privilegios de jerarquía, como la
defensa en ausencia. Y el otro es que constituye una chaqueta de fuerza
para los que la aplican, porque provoca la prescripción de muchas
causas o la declaración no hay responsablidad penal sino
administrativa, ya que como se trata de un articulado puntual y
casuístico, no imagina la cantidad y variedad de delitos contra la cosa
pública que pueden ocurrir con la evolución del tiempo. Es una ley
limitada, rebasa por las circunstancias y no vincula la responsabilidad
de funcionarios con la de particulares.

En el plano político-partidista, no hubo quien no se pronunciara


en favor de la investigación hasta sus últimas consecuencias y por
el castigo a los verdaderos responsables.

Los dos partidos más importantes del sistema, Acción


Democrática y Copei, estuvieron claros desde el punto de vista de sus
nuevas plataformas económicas -donde figuraba la unificación
cambiaria- en que la Oficina del Régimen de Cambios Diferenciales se
había erigido en una nueva y más reciente distorsión de la economía y
en una fuente suprema de corrupción administrativa.

Pero nunca mostraron un claro interés inicial, que partiera de


ellos mismos y de antemano, por asociar a la eventual unificación una
intención de clarificar su responsabilidad en la administración del
Régimen de Cambios Diferenciales. Lavarle un poco el rostro a la
democracia, en todo caso, fue una iniciativa que se le puede atribuir a
la prensa responsable, especialmente a El Nacional.

No hay ninguna duda de que el electorado venezolano, cada vez


más joven y amplio, censuró la actitud de los dos partidos básicos del
sistema, AD y Copei, y sobre la decisión de no votar gravitó, tal vez, en
las últimas elecciones directas, no una crítica al sistema democrático en
su conjunto, sino a los partidos en general, a sus dirigentes y a la
manera cómo han conducido al país en los últimos 32 años.

Junto al paquete económico, con todo y su secuela inflacionaria y


recesiva, el otro elemento clave que determinó la elevada abstención,
fue el descarado matiz que ha tomado la corrupción administrativa en
Venezuela. El golpeado partido de gobierno, Acción Democrática, cargo
con la más alta cuota de responsabilidad. Sumados los casos de
corrupción denunciados por la prensa o ante tribunales, no quedó
prácticamente un sólo ministro o funcionario de nivel de la
administración de Lusinchi -incluido él mismo- que no haya sido
sometido al escarnio de la opinión pública. Esto nunca se había visto, al
menos en tal magnitud, en la historia reciente del país.

Sobre este tema cabe una reflexión. Los partidos políticos y sus
dirigentes tendrán que hacer lo propio, pues una de las contradicciones
fundamentales que está planteada en el seno de la sociedad venezolana
actual -y que se acentuará más y muy rápido en los próximos años- es el
distanciamiento real que existe entre el ideario y los líderes
tradicionales de la política, con la cada vez más inmensa legión de
independientes y jóvenes que hoy constituyen una clara mayoría
silenciosa en Venezuela.

Por ello es que esa mezcla de corrupción generalizada y


degradante, quiebra de valores, de rechazo a los partidos y sus
dirigentes, de políticas de desarrollo equivocadas, de agotamiento de las
reservas internacionales, de colapso en las finanzas públicas, y de todo
tipo de distorsiones en la economía, constituyen algunos de los
elementos que luego han condicionado la concepción y posterior
aplicación del programa económico de ajustes del actual gobierno,
cuyos efectos y consecuencias sufre la población desde hace ya un año.

Por lo anterior fue por lo que planteamos a los lectores de El


Nacional el martes 11 de abril de 1989, lo siguiente:

- Existen razones de peso a las inicialmente referidas -


escribimos- que obligan al periodista a jugar un papel más protagónico
en el caso Recadi. Por ejemplo, una pérdida en la movilidad del actual
gobierno en torno a la política económica que se propone adelantar y
que nos afecta a todos, como lo hemos sentido en los últimos meses,
tiene que ver, en buena medida con los desafueros cometidos en contra
o desde Recadi. Por consecuencia, hoy día un ciudadano común debe
pagar más caro un kilo de leche en polvo o cancelar más elevadas las
mensualidades de la vivienda. La suma de las angustias ciudadanas
ante la situación económica y social, si se quiere, fue una de las causas
que provocó los sucesos del pasado 27 de febrero y días sucesivos. Los
hechos ocurridos en Venezuela esa semana de graves y desconocidos
estallidos sociales, indefectiblemente, están emparentados con las
irregularidades cometidas en contra o desde Recadi.

Por igual, que este es el enfoque que justifica la actitud


emprendida por este grupo de profesionales del periodismo y del
derecho a los que les ha correspondido denunciar personas, empresas y
situaciones ligadas al proceso de otorgamiento de dólares preferenciales
en los últimos seis años, en el entendido de que quienes han conspirado
con el patrimonio público, son los verdaderos desestabilizadores del
sistema.
El informe del Congreso a este respecto, dice:

- Una de las consecuencias más serias que provocó al país esta


política económica, fue la baja violenta de las reservas internacionales,
ya que encontrándose éstas en 13.750 millones de dólares al cierre del
año 1985, descendieron el 31 de diciembre de 1988 a 6.671 millones de
dólares con el agravante de que las reservas operativas se situaron en el
límite mínimo exigido por los acuerdos de refinanciamiento, es decir,
2.044 millones de dólares. No obstante esta situación, se
comprometieron más de 5.500 millones de dólares más en cartas de
crédito, que perfectamente sabían las autoridades del gobierno y del
Banco Central de Venezuela que no podían ser honradas a su
vencimiento.

Se adiciona lo siguiente:

- En Recadi no se actuó atendiendo urgentes necesidades del país


ya que gran parte de las divisas que manejó se utilizaron para financiar
la importación de bienes suntuarios y justamente en la peor situación
de nuestro ingreso de divisas, que cayeron a la mitad... Los funcionarios
que integraron la Comisión de Importaciones incurrieron en
violaciones a la Constitución Nacional, las Leyes Orgánicas de
Hacienda, de Salvaguarda, del Banco Central de Venezuela y de
Aduanas, así como a decenas de decretos y resoluciones tanto de
Hacienda como del Banco Central, sin que el ciudadano Presidente de
la República, en su carácter de administrador de la Hacienda Pública
Nacional, por mandato constitucional, ejerciera su autoridad para
ponerle coto a esta situación.

Finaliza el escrito advirtiendo: En Recadi, a pesar de haberse


manejado cerca de 34.000 millones de dólares, se careció
permanentemente de registros y archivos adecuados para el control de
las operaciones y ni el Ministro de Hacienda ni la propia oficina
trataron de corregir esta anormalidad que era la base fundamental del
desorden y por ende de la corrupción. Recadi permitió por la
negligencia y la complicidad de los funcionarios que lo manejaron
desde los más altos niveles, la comisión de miles de ilicitudes por parte
de los importadores en fraude a los intereses de la Nación.

Fue lamentable el concepto expresado por el Presidente del


Tribunal Superior de Salvaguarda del Patrimonio Público, Silvestre
Ortiz Bucarán, cuando se enteró de la decisión de la Corte que exoneró
a los funcionarios de Lusinchi: la sociedad de cómplices lo domina
todo.

De esta frase sencilla y reflexiva se desprende otra que se nos


puede atribuir a nosotros: todos los venezolanos somos culpables,
algunos más, otros menos, por dejar que se diera La Gran Estafa en
Recadi, por dejar que pasara lo que ocurrió en la Oficina del Régimen
de Cambios Diferenciales Recadi. Ahora lo importante es luchar contra
esa sociedad de cómplices, y erradicar de ella a los que tienen la
responsabilidad más alta.
Mas indicios

En 22 de las reuniones efectuadas por los integrantes de la


célebre y cuestionada Comisión de Importaciones que autorizó el uso de
dividas preferenciales a través de Recadi, se aprobaron 885 millones
658 mil 839 dólares, sin la asistencia mínima necesaria -léase quorum-
de sus miembros para poder sesionar, de acuerdo con los decretos y
la legislación cambiaria vigente en ese momento.

La grave observación de orden administrativo está recogida en


un dictamen de avance preparado por la Contraloría General de la
República, denominado análisis de operaciones realizadas por la
Dirección General Sectorial de Divisas para Importaciones del
Ministerio de Hacienda, elaborado el 22 de diciembre de 1989.

Es decir, sumariada casi un mes después de que el Tribunal


Superior de Salvaguarda (29 de noviembre de 1989) dictó autos de
detención contra los integrantes de la comisión: los ex-ministros Héctor
Hurtado, Manuel Azpúrua, Héctor Meneses, Modesto Freites; Mauricio
García Araujo, ex-presidente del BCV; Eduardo Mayobre, ex-presidente
del ICE; Edgalia Bastardo de Leandro, ex-directora de Recadi; Jorge
García Duque, ex-viceministro de Hacienda; Francisco García Palacios,
ex-viceministro de Fomento; y José Azócar Aguilera, ex-viceministro de
Agricultura.

Pero también el informe confeccionado por la Contraloría es


anterior, en apenas dos meses, a la también cuestionada decisión de la
Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, que luego dictaminó, el 19
de febrero de 1990, dispensar de responsabilidad penal por
malversación específica a los arriba nombrados. Quedando en
entredicho el trabajo inicial del Superior de Salvaguarda, del Congreso
y de la prensa.

Dice el texto de la Contraloría General de la República que de


la revisión de las actas de las Comisiones de Importación, creadas por
Decretos Presidenciales números 1.041 (presidida por Manuel Azpúrua)
y 1.564 (presidida por Héctor Hurtado), respectivamente, se determinó
que en 22 de dichas reuniones se aprobaron 885 millones 658 mil 839
dólares, sin la asistencia mínima de sus miembros para poder sesionar,
que le imponían los señalados decretos.
El escándalo está vivo

Agregan los folios de la Contraloría -conocidos ahora- que de


los expedientes de conformidades de importación revisados, se
determinó -aparte- que en 77 casos se otorgaron conformidades para la
importación de productos sujetos a delegación y permisos previos, no
encontrándose en los respectivos expedientes evidencias que los
mismos se hubiesen presentado antes del otorgamiento.

Este grupo de conformidades se reparte de la siguiente manera:


otorgadas por el Ministerio de Fomento sin la correspondiente
delegación, 54; otorgadas por el Ministerio de Agricultura y Cría sin la
correspondiente delegación, 19; y otorgadas por el Ministerio de
Sanidad sin la correspondiente delegación, 4.

Además, se determinó -añade el órgano Contralor- que no se


ejerció control sobre las delegaciones de importación, ya que algunas
fueron presentadas para la obtención de más de una conformidad de
importación, aun cuando ya había sido agotada, o el saldo disponible de
la misma no cubría la cantidad para la aprobación de una conformidad
adicional, en consecuencia las conformidades concedidas por el cupo en
exceso de dichas delegaciones, se hicieron al margen de lo establecido
en la normativa legal vigente para el momento en que tales
conformidades fueron otorgadas.

Igualmente, fueron otorgadas conformidades de importación,


aun cuando la correspondiente delegación de importación estaba
vencida para el momento en que las mismas fueron concedidas.

Según la Contraloría, que actúa en el mero terreno


administrativo para que después otros tomen decisiones penales o
civiles, las situaciones antes descritas contravienen lo establecido en
el Artículo Nº 2 de los Decretos 1.109, 1.611 y 1.647 de fechas 26-05-86,
12-06-87 y 10-07-87, respectivamente (referidos todos a la
administración de la materia cambiaria), por cuanto no se
acompañaron a las solicitudes de conformidad de importación, las
constancias del cumplimiento de los requisitos legales vigentes.

Como se ve, todavía queda un poco de tela que cortar en el caso


Recadi. Cerrado el episodio de la Corte Suprema, la posibilidad de la
sanción la tiene la Contraloría de la República en sus manos, en tanto
que todavía falta su propio dictamen definitivo sobre todo lo aquí
escrito.

Se escribe en el mismo parte de la Contraloría General de la


República, que en el período comprendido entre el 25-04-89 y el 15-
12-89, se ha cumplido la revisión y análisis de 6.481 expedientes, por un
monto total de 892 millones 965 mil 785 dólares, correspondientes a
189 empresas.

Según la siguiente especificación:

- 4.613 expedientes de conformidades de importación otorgadas


durante el período comprendido entre el año 1983 y el 1er. Trimestre de
1989 por un monto de 483 millones 176 mil 745 dólares.

- 148 expedientes de fianzas constituidas entre el año 1983 y el 30 de


mayo de 1986, por un total de 8 millones 301 mil 756 dólares.

- 1.342 expedientes de Autorización de Retiro de Divisas otorgadas


durante el 1er. Semestre de 1987, por un total de 115 millones 476 mil
562 dólares.
- 378 expedientes de conformidades de importación otorgadas para
Bienes de Capital por un monto de 286 millones 10 mil 721 dólares.
Las limitaciones

Se señala en el documento, con preocupación, que el análisis


de los expedientes de conformidades de importación hasta el momento
de la elaboración del presente informe, se ha visto afectada en su
normal desarrollo, por diversas situaciones, que en razón a la magnitud
de su incidencia negativa, se considera necesario exponerlas para
dejar debida constancia de ello:

1) Existen diferentes archivos según la fase del proceso,


discriminados como sigue:

- Archivo de Conformidades de Importación.


El mismo está dividido por sectores (agrícola, productos e insumos
básicos para exportación, puerto libre e industria y comercio), para lo
cual existen 8.626 carpetas con promedio de 60 conformidades para
cada una, archivadas en orden correlativo de conformidad.

El control de dicho archivo -especifican- se ejerce mediante


libros de registro por sectores en orden correlativo con conformidades,
para lo cual existen 86 libros para otorgamiento de conformidades, 26
para prórrogas y 11 para modificaciones. El suministro de información
por parte del archivo se cumple a requerimiento, proporcionando el
nombre de la empresa, lo que implica revisar todos y cada uno de los
libros del sector en que se ubique dicha empresa, a los fines de reunir
los números de las conformidades otorgadas a la misma para luego
extraerlos de las distintas carpetas.

- Archivo de Autorización de Retiro de Divisas (A.R.D.). Este archivo


tanto en la parte A.R.D., con fianzas, como el de A.R.D. (Decreto
1.072 del 21’05’86) se encuentra conformado en cajas archicómodos
por orden alfabético de empresas.

No fue posible obtener información sobre el número exacto de


cajas que constituyen el archivo de referencia; no obstante se pudo
conocer que existe un libro para el caso A.R.D., con fianzas, que
refleja el orden alfabético y numérico de 1.147 cajas archicómodos
contentivos de expedientes.

Afirma la Contraloría que lo antes expuesto pone de manifiesto


las dificultades primarias para el suministro de información. En
segundo lugar, por decisión de las Autoridades del Ministerio de
Hacienda, a partir del 12 de julio pasado, se procedió a la reducción de
personal en Recadi dejando solamente tres (3) personas a medio
tiempo, en el archivo de conformidades y tres (3) personas en el archivo
de Fianzas y de Autorización de Retiro de Divisas igualmente a medio
tiempo; esto limitó en gran medida el suministro de documentos.

Aparte, el 23 de junio pasado (de 1989), el Juez Instructor


Especial del caso Recadi giró instrucciones para que no se suministrase
ningún tipo de información, hasta tanto no se realizara el inventario de
la documentación que reposa en los diferentes archivos de la Dirección
(-el magistrado luego cayó en desgracia); el inventario de referencia no
se realizó y fue a partir del 20 de julio de 1989 cuando se comenzó
nuevamente a suministrar información.
Situación de las fianzas

De la revisión y análisis de 148 expedientes de fianzas


constituidas durante los años 1983 al 30 de mayo de 1986, se estableció
lo siguiente:

- Solamente se liberaron 110 de las fianzas constituidas por


4.827.081,60 dólares, correspondientes a conformidades de
importación otorgadas a seis empresas, de las cuales se estableció que
95 de ellas resultaron conforme para su liberación, y 15 que presentaron
observaciones, no obstante fueron liberadas.

- Las treinta y ocho fianzas restantes correspondientes a dos empresas,


no fueron liberadas y los respectivos expedientes sólo contienen el
documento original de la fianza y copia de la Autorización de Retiro de
Divisas por lo que no hay evidencias de que se haya solicitado su
liberación.

- En quince de los expedientes de fianzas liberadas por un monto de


800.740,04 dólares, constituidos por dos empresas importadoras, se
evidenció que fueron retirados del Banco Central de Venezuela el total
de divisas autorizadas; sin embargo, el monto real utilizado por las
beneficiarias fue de 751.275,04 dólares, quedando un saldo de
49.464,53 dólares, no encontrando esta Contraloría en los expedientes
de referencia, comprobante alguno que indique que los saldos no
utilizados fueron reintegrados al Banco Central de Venezuela en cuyo
caso hubo violación expresa del Artículo 14 del Decreto Nº 386 del 12-
12-84.
Mas anormalidades

- Fueron otorgadas 170 Conformidades de Importación a ocho


empresas por un monto de 83.729.496,62 dólares, que al cambio de
14,50 Bs/dólares representa Bs. 1.214.077.700,99 y en las cuales su
capital no constituía el 30% del monto solicitado, contraviniendo de esa
manera, lo establecido como política por la Comisión de Importaciones,
creada por Decreto Presidencial Nº 1.546 del 06-05-87, en su Reunión
Nº 20 del 26-11.87.

- Fueron otorgadas noventa y cinco conformidades de importación a


una misma firma por 29.265.482,40 de dólares en una misma fecha,
cuyos proveedores, seis en total, están ubicados en la misma dirección
comercial en New Yersey, y por otra parte, la empresa importadora
presenta un Capital Social de Bs. 43.710.000,00 y se le otorgan
conformidades hasta un monto en dólares representativo de Bs.
424.349.494,80, contraviniendo la política anteriormente comentada,
por cuanto el capital apenas es representativo del 10.3% de lo
solicitado.

- A otra importadora le fueron otorgadas tres conformidades de


importación, cada una por 254.100,00 dólares para importar productos
idénticos, las dos (2) primeras desde un mismo proveedor de Puerto
Rico y la tercera de un proveedor Canadiense, no obstante a las tres (3)
conformidades les fueron concedidas 23.100,00 dólares por concepto
de flete, lo que evidencia que no se tomó en consideración las distancias
geográficas.

- En otro caso se otorgaron dos conformidades, para importar lingotes


de cobre electrolítico, del mismo proveedor por la misma cantidad y el
mismo precio unitario, lo que da como resultado el mismo valor FOB de
660.000,00 dólares; no obstante se le concedieron 66.000 dólares, por
concepto de flete y en la segunda 32.000,00, siendo que los pedidos y
sus correspondientes facturas son idénticos. Además cabe destacar que
las tramitaciones de dichas conformidades se hicieron a través de dos
instituciones bancarias diferentes.

- De los 1.342 expedientes de Autorización de Retiro de Divisas,


revisados y analizados, por un total de 115.476.562,53, dólares se han
determinado las observaciones siguientes:
- Se estableció que fueron concebidos Autorizaciones de Retiro de
Divisas a cuatro (4) empresas por 6.042.963,90 a dólar preferencial de
Bs./14,50 dólar, y los derechos aduaneros correspondientes a tales
mercancías fueron declarados tomando como base imponible
6.248.035,52 a dólar preferencial de Bs./14,50, por lo que la diferencia
entre este último monto y el autorizado es de 205.071,62 dólares, que
debieron ser declarados a dólar libre y en consecuencia, se realizarán
las gestiones pertinentes a los fines de formular los reparos
correspondientes:

- A tres (3) empresas se les otorgaron autorizaciones de retiro de divisas


por 242.207,36 dólares, sin cumplir con lo establecido en el Artículo 9ª
del Decreto Presidencial Nº 1.109 de fecha 21 de mayo de 1986, y sus
posteriores reformas, por cuanto se excedieron en el plano establecido
para comprobar la correcta utilización de la conformidad de
importación, no encontrándose evidencias en los expedientes
examinados que las referidas autorizaciones hubiesen sido otorgadas de
oficio o petición de parte interesada.

Durante los primeros 5 meses de funciones de la Oficina de


Régimen de Cambio Diferencial, luego de su reapertura, se han
ejecutado fianzas a favor del Fisco Nacional por un monto total de 46
millones 18 mil 594 bolívares, correspondientes a 201 expedientes,
según un comunicado enviado por la liquidadora de Recadi, Eva
Morales, al presidente de la comisión especial de la cámara de
diputados que investiga el caso, Douglas Dáger.

El documento, con fecha 13 de febrero de 1990, da cuenta de los


resultados obtenidos hasta el momento, de las gestiones que ha
adelantado esa oficina para ejecutar los 26 mil expedientes de fianzas
sobre operaciones efectuadas por importadores con dólares
preferenciales, que fueron mencionadas por el diputado Douglas Dáger
el 3 de abril de 1989.

El comunicado de Eva Morales establece que se han recibido sólo


6.105 expedientes de fianzas por taquilla, de los cuales se han analizado
3.378, obteniéndose como resultado la liberación de 35 casos y la
ejecución de 201. Faltando así por revisar, 3.142 documentos, tarea que
desempeña un equipo de trabajo conformado por abogados, analistas y
personal de apoyo.

De esta manera, queda establecido que aún deberían recibirse en


las oficinas de Recadi 19 mil 895 expedientes, cuyos titulares no han
respondido a la exhortación que se ha hecho desde este despacho, para
que los importadores con dólar preferencial solventen su situación
irregular con el Estado.

Según un informe de la propia Eva Morales, que fue base para la


denuncia de Dáger, los 26.622 expedientes de solicitudes de
liberaciones pendientes por ejecutar, representaban un gran total de
2.200 millones de dólares, los cuales estaban distribuidos en 542
millones 69 mil 218 dólares en fianzas emitidas por empresas
aseguradoras, los 1.615 millones restantes en respaldos otorgados por la
banca.
Juicio en el senado

El 21 de marzo de 1990, la parlamentaria del MAS, Lolita Aniyar


de Castro, planteó en la Cámara de Senadores que el ex-presidente
Jaime Lusinchi debía ser investigado desde el punto de vista de su
responsabilidad personal en varios casos, entre otros Recadi. Veamos la
proposición general de Aniyar:

Que se nombre una Comisión Especial que investigue: Su


grado de responsabilidad política, civil o administrativa, en relación a
la malversación del Patrimonio Nacional en virtud de sus atribuciones
constitucionales, con especial referencia al caso Recadi.

- Igualmente investigar las denuncias de corrupción que se hicieron


públicas en la Comisión de Contraloría de Diputados. Todo esto en
virtud de los siguientes artículos de la constitución:
(Art. 121): El ejercicio del Poder Público acarrea responsabilidad
individual por abuso de poder o por violación de la Ley; (Art. 192):
El Presidente de la República es responsable de sus actos de acuerdo
a esta constitución y las Leyes.
(Art. 35 de la ley de Salvaguarda): Salvo lo dispuesto en la Ley
Orgánica de Contraloría General de la República, incurren en
responsabilidad administrativa, además de la responsabilidad penal y
civil que establece la Ley, los funcionarios que sin estar previa y
legalmente autorizados para ello, o sin disponer presupuestariamente
de los recursos necesarios para hacerlo, efectúen gastos o contraigan
deudas o compromisos de cualquier naturaleza que puedan afectar la
responsabilidad de la República... .

- La responsabilidad del ex-presidente en la prevaricadora


renegociación de la deuda externa, y de los reparos petroleros.
- El enriquecimiento del ex-presidente Lusinchi, sobre la base de sus
bienes actuales, y de la calidad de persona interpuesta que tiene
la concubina del ex-presidente, sus parientes, y las personas allegadas
cuyos nombres hemos señalado aquí.
- El caso de los contratos de obras públicas entregados por
adjudicación directa.
- En general, en base a una revisión de 5 años de Informes de la
Contraloría General de la República, investigar el monto total de las
adjudicaciones directas que hiciera durante todo su mandato y las
personas o empresas a quienes se adjudicaron. Entre otras:
- Investigar la adjudicación directa a Franco D´Agostino de una
cantidad importante de contratos de obras públicas: por ejemplo, la
represa Uribante-Caparo sobre la cual hubo la denuncia de Walter
Márquez en 1984, -en la cual señala que hubo un sobreprecio de más de
2.000.000.000 de bolívares-; y la Carretera a Oriente.

- Tomar en cuenta que el ex-presidente benefició a la empresa


Constructora Los Andes, propiedad de Michele Fazzolari Faraco,
Alexander y Mauricio Fazzolari Scurria, parientes políticos de la
concubina del ciudadano ex-presidente de la República, señora Blanca
Ibáñez, con contratos que alcanzaron a la suma de trescientos dieciséis
millones novecientos treinta y siete mil quinientos once bolívares, para
el Conjunto Juan Pablo II, además de otras obras como el edificio sede
de la PTJ por un valor de 40 millones de bolívares. Y que el ex-
presidente había presumido el consorcio futuro de las empresas
EDIVIAGRO y Constructora Los Andes, al cual asigna el contrato Nº
161-24-88-466-0, por un monto de 199.975.888,25 bolívares, consorcio
que se constituyó tres meses después.

- Tomar en cuenta que la reforma del Reglamento sobre Licitaciones


Públicas, Concurso Privado y Adjudicaciones Directas para la
Contratación de Obras y Adquisiciones de Bienes Muebles por la
Administración Central, del 15 de marzo de 1985, -la cual permite al
Presidente de la República, a petición razonada del Ministro
respectivo, decidir que el presente Reglamento no se aplique...-, se
hizo en violación del Art. 427 de la Ley Orgánica de la Hacienda Pública
Nacional, la cual establece que la licitación debe ser la regla.

- Adjudicación de apartamentos del conjunto residencial Juan Pablo II


por parte del Presidente de la República, y disminución de precios de
algunos apartamentos en beneficio de parientes o allegados (tráfico de
influencias y abuso de poder).
- El enriquecimiento y el tráfico de influencias cometido por la
secretaria privada del ex-presidente, de lo cual el mismo se declaró
personalmente responsable.
- Las cartas de recomendación a Recadi para el otorgamiento de dólares
preferenciales, que violan lo dispuesto en el primer acápite del Art. 72
de la Ley de Salvaguarda: Igual pena (2 a 5 años) se aplicará al
funcionario público para que este ordene o ejecute un acto propio de
sus funciones, o para que lo omita, retarde o precipite o para que realice
alguno que sea contrario al deber que ellos impongan...
- Los resultados, si este fuere el caso, deberán ser llevados ante los
organismos encargados de activar las instituciones penales
correspondientes.

El 27 de marzo de 1990, el Senado de la República, por votación


de 25 a favor y 24 en contra - la mano del ex-presidente Luis Herrera
fue decisiva-, aprobó investigar y enjuiciar al también ex-mandatario
Jaime Lusinchi, para determinar su responsabilidad directa en los
hechos de corrupción asociados al quinquenio 1984-1989, donde, por
supuesto, destaca el caso Recadi, en el primer plano.

El miércoles 4 de abril siguiente, el Fiscal General de la


República, Ramón Escovar Salom, propuso la creación de otro Tribunal
de Salvaguarda, para darle curso sólo a las investigaciones del caso
Recadi.
- Pasa el tiempo -dijo Escovar- y no se hacen progresos en el caso
Recadi. Ello crea una angustia peligrosa en la opinión pública.

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