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Colección LETRAVIVA

CARLOS
ANDRÉS
PÉREZ:
El Gran Viraje
Gerardo Lucas
Carlos Andrés Pérez: El Gran Viraje
Gerardo Lucas

Universidad Católica Andrés Bello


Montalbán. Caracas (1020). Apartado 20.332

Diseño y producción: abediciones


Diagramación: Isabel Valdivieso López
Diseño de portada: Isabel Valdivieso López
Fotografía de portada cedida por el Archivo Fotografía Urbana.
De autor desconocido
Corrección: Ricardo Tavares Lourenço

© Universidad Católica Andrés Bello


Primera edición 2022
Hecho el Depósito de Ley
Publicaciones UCAB
Depósito Legal: DC2022000795
ISBN: 978-980-439-064-7

Impreso en Venezuela
Printed in Venezuela
Por: Gráficas LAUKI, C. A.

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ÍNDICE

PRÓLOGO:
“EL GRAN VIRAJE” DE CAP O EL TRIUNFO Y LA DERROTA
DEL VOLUNTARISMO POLÍTICO..........................................................7

INTRODUCCIÓN.....................................................................................21
1. ELECCIÓN DE CAP Y ACUERDO CON EL FMI.......................23
La elección..........................................................................................23
Promesas de campaña y la realidad.....................................................24
World Economic Forum.....................................................................26
Consenso de Washington...................................................................27
Pedro Tinoco al Banco Central...........................................................29
Primer gabinete...................................................................................30
Acuerdo con el Fondo Monetario Internacional..................................31
Anuncio del programa de ajustes.........................................................33
La Coronación....................................................................................34
2. IMPLEMENTACIÓN DEL PLAN
DE AJUSTE MACROECONÓMICO.............................................37
Antecedentes.......................................................................................37
La unificación de la tasa cambiaria......................................................37
Anuncio formal del programa de ajustes macroeconómicos................38
No reconocimiento y financiamiento de las cartas de crédito..............40
Liberación de las tasas de interés.........................................................41
Los bonos cero cupón.........................................................................42
Aumento del precio de la gasolina y el caracazo..................................44
Reacción del Fondo Monetario...........................................................46
Bonos Brady.......................................................................................48
Nueva política comercial.....................................................................49
Privatización.......................................................................................51
Inamovilidad laboral...........................................................................52
5
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
6 El Gran Viraje

3. PLAN DE AJUSTE MACROECONÓMICO


DISCUSIONES TEÓRICAS Y CONSECUENCIAS
INMEDIATAS Y MEDIATAS ........................................................53
Política de choque (shock) versus gradualismo.....................................53
Consecuencias inmediatas de la aplicación del plan de ajustes.............55
Resultados económicos mediatos y consecuencias
del plan de ajustes...............................................................................57
De la teoría a la práctica......................................................................60
Reforma de la ley del Banco Central...................................................61
4. ENFRENTAMIENTO AD-CAP.....................................................63
El plan de gobierno de corte liberal.....................................................63
Consecuencias de la arrogancia...........................................................65
Convención de AD.............................................................................66
Elecciones de gobernadores.................................................................66
Enfrentamiento con la CTV...............................................................67
Antonio Ríos, aliado de Pérez.............................................................68
Se agudiza la guerra intestina..............................................................70
Apreciación del economista Héctor Valecillos Toro.............................70
5. GOLPES DE ESTADO Y SU DESENLACE...................................71
Declaración de los Notables................................................................71
Golpe de Estado..................................................................................72
La respuesta de Caldera......................................................................73
Cambios en el gabinete.......................................................................73
Consejo Consultivo............................................................................73
Clamando por la salida de Pérez.........................................................74
6. FIN DEL GOBIERNO.....................................................................79
Juicio sobre el uso de la Partida Secreta...............................................79
Caso ante la Corte Internacional de Derechos Humanos....................81
Los responsables..................................................................................83

A MODO DE CONCLUSIÓN..................................................................85

BIBLIOGRAFÍA.........................................................................................91
PRÓLOGO
“EL GRAN VIRAJE” DE CAP
O EL TRIUNFO Y LA DERROTA DEL
VOLUNTARISMO POLÍTICO
Héctor Valecillos T. 
De los ocho gobiernos que dieron forma al régimen democrático venezolano
instaurado a comienzos de 1958, el segundo de Carlos Andrés Pérez, que este no llegó
a concluir, fue el que más cambios prometió en la dinámica de la vida económica
y sociopolítica del país y también el que tuvo una expresión más traumática a lo
largo de su breve existencia. Es también, y de modo paradójico, uno de los que
menos ha concitado la labor de análisis sistemático por parte de historiadores,
economistas y otros estudiosos de la realidad nacional contemporánea. En
especial, este silencio es muy llamativo en el caso de los dirigentes políticos y altos
funcionarios que tuvieron importantes responsabilidades en esa administración
o que desempeñaron papeles importantes a lo largo del período que cubrió dicha
gestión. Las excepciones más importantes que pueden citarse con relación a esa
parquedad expresiva son el libro de entrevistas de la periodista Mirtha Rivero:
La rebelión de los náufragos y la larga entrevista al presidente Pérez realizada por
los periodistas Roberto Giusti y Ramón Hernández, publicada con el título
Carlos Andrés Pérez. Memorias proscritas. En esta misma tónica, hay por supuesto
otros libros, no muchos, como el del poeta y comentarista político Caupolicán
Ovalles, Usted me debe esa cárcel. Conversaciones en La Ahumada, pero de mucha
menos trascendencia para el análisis de ese período. Desde una perspectiva crítica
sistemática de esa gestión, yo mismo publiqué un trabajo pionero en diciembre
de 1992, El reajuste neo-liberal en Venezuela, seguido años después de otro que
examina la significación de esa gestión en el marco de las transformaciones que
venían produciéndose a nivel mundial, y que se titula Globalización y crisis nacional
(1999). Mención especial debe darse al ensayo de Terry Lynn Karl, profesora
de la Universidad de California, The Paradox of Plenty. Oil Booms and Petro-
States (1997), un libro imprescindible para comprender el desarrollo y colapso
del régimen democrático venezolano, y el cual desafortunadamente no ha sido
ofrecido a los lectores, especialmente los venezolanos, en su versión al español. En
lengua inglesa hay también otras publicaciones, la mayoría de autoría colectiva,
en las cuales se abordan distintas facetas de aquel gobierno; sin embargo, ellas
han tenido poca circulación en el país. Por esto, en este cuasi desierto de obras
dedicadas a indagar en profundidad en esta crítica etapa del desarrollo económico
y sociopolítico venezolano, cabe felicitarnos por la aparición del libro del colega
7
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
8 El Gran Viraje

y amigo Gerardo Lucas, Carlos Andrés Pérez. El Gran Viraje, que en esta segunda
edición (la presente) aparecerá bajo el sello editorial de la Universidad Católica
Andrés Bello. Gerardo es un estudioso e investigador acucioso y perseverante
a quien le debemos varios valiosos títulos sobre la economía venezolana y en
particular sobre el desarrollo histórico del sector industrial, así como otras obras
sobre temas distantes de la economía pero de buena acogida por el público lector.
Como es sabido, la propuesta de reforma del modo de funcionamiento
de la economía venezolana que el presidente Pérez impulsó de una manera
no muy clara en la campaña electoral de 1988 como abanderado del partido
Acción Democrática (AD), y con total claridad una vez que resultó electo en esas
elecciones, se produce en el contexto de una aguda crisis de nuestra economía,
en particular de la balanza de pagos y de las cuentas fiscales, crisis que se había
hecho enteramente transparente en febrero de 1983 (“Viernes Negro”) y que el
gobierno de Jaime Lusinchi, que en 1988 estaba concluyendo su mandato, se
mostró incapaz de resolver, contribuyendo más bien a hacerla aún más grave.
Es interesante señalar que la propia elaboración del programa de Gobierno que
daría forma a dicha reforma se constituyó en sí misma en fuente de problemas e
importante elemento de complicación de la propia gestión de ese gobierno. Como
es ahora enteramente claro, el candidato Pérez mostró en la campaña electoral de
1988 una gran insinceridad de propósitos al favorecer la formulación en paralelo
de dos programas que teóricamente orientarían su gestión en caso de resultar
ganador, como en efecto ocurrió. Un programa elaborado bajo la coordinación
política del Dr. Gonzalo Barrios, presidente vitalicio del partido y teniendo como
responsables técnicos al economista Miguel Rodríguez Mendoza, en la esfera
económica, y a la socióloga Marisela Padrón, en la esfera social. Programa que
condensaría los puntos de vista de la tecnocracia vinculada a ese partido y que
expresaría la visión que este tenía respecto a cómo enfrentar con éxito la aguda y
multifactorial problemática que enfrentaba en esos momentos el país. El programa
alternativo fue elaborado por profesionales criollos sin ningún vínculo ideológico
o afectivo con la organización adeca y contando con la colaboración de técnicos
del Fondo Monetario Internacional. Este programa se inscribió ortodoxamente
en las orientaciones teóricas y de política del llamado Consenso de Washington,
bajo la coordinación de Miguel Rodríguez Firgau y Pedro Tinoco, y claramente
se situaba en las antípodas del programa elaborado por los técnicos del partido
AD. Cuando en la recta final de la campaña se hizo pública la existencia de los
dos programas, fue inevitable que surgiera un impasse que, más allá de haber sido
resuelto sin mayor trascendencia, comenzó, sin embargo, a incidir críticamente en
las relaciones entre el candidato y su partido, las cuales se agudizaron una vez que,
electo presidente, CAP presenta el equipo de ministros y otros altos funcionarios
Prólogo: “El Gran Viraje” de CAP o el triunfo y la derrota del voluntarismo político
Héctor Valecillos T. 9

que lo acompañarían en su gestión de gobierno, entre los cuales figuraban en rol


estelar de profesionales sin ningún vínculo con la organización adeca, y algunos
más bien críticos acervos de la misma. Una de las designaciones más urticantes
para la dirección adeca fue la de Pedro Tinoco, representante conocido de la
banca internacional, y hasta hacía poco presidente del Banco Latino, para presidir
el Banco Central de Venezuela (BCV). Y de modo aún más importante, las
orientaciones de política que contenía el programa de Rodríguez y Tinoco —un
típico programa neoliberal que privilegiaba el rol del mercado en la economía y
postulaba la reducción drástica de la intervención del Estado— era imposible que
lograra el visto bueno de la dirección adeca —reconocidamente intervencionista
y populista—, al menos sin reformulaciones profundas en él, lo que de haber sido
convenido hubiera significado retardos inevitables en el cronograma de gobierno
y cambios sustanciales en la composición del elenco ministerial. En la medida
en que esto no se produjo y que el presidente Pérez se lanzó —en mi opinión—
irreflexivamente y con gran determinación a poner en ejecución un programa
tan radical y cargado de riesgos tan agudos, la situación de la dirección política
de AD se hizo realmente problemática, lo que aflorará nítidamente una vez que
a escasas tres semanas de la toma de posesión —en un acto fastuoso en el Teatro
Teresa Carreño, que popularmente se conoció como la “Coronación” de CAP—,
se produjeron los trágicos sucesos del 27 y 28 de febrero y que son conocidos como
el “Caracazo”, sucesos que conmocionaron profundamente la vida nacional y que
inclusive adquirieron trascendencia internacional debido al carácter mismo de los
hechos involucrados. Esos sucesos conllevaron la ocurrencia en la ciudad capital
y en otras ciudades del interior de hechos sumamente violentos que, solo en la
ciudad de Caracas, implicaron el saqueo de tres mil negocios grandes y pequeños,
con pérdidas que las autoridades estimaron incalculables, así como la muerte
violenta de aproximadamente 700 personas, amén de un número mucho mayor
pero no precisado de heridos y lesionados, o como resumió el diario El Nacional,
refiriéndose a la situación observable en la Gran Caracas, en su edición del 1º de
marzo de 1989, “El panorama generalizado era de desolación absoluta. Por todas
partes los negocios violentados, destruidos y muchos de ellos aún en llamas”.1
Aunque visto con objetividad, las medidas anunciadas por el nuevo
gobierno —en particular la liberación de los precios de los bienes y servicios
(exceptuando una lista de 180 artículos de consumo masivo) y el alza del precio
de la gasolina a partir del 27 de febrero de ese año, que provocó una airada
reacción de los transportistas que elevó desproporcionadamente el precio del
transporte público— no fueron los determinantes básicos del “Caracazo”,
cuando más un efectivo catalizador de este, esas medidas deben verse en el
1 En Luis J. Silva Luongo, De Herrera Campins a Chávez, p. 275.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
10 El Gran Viraje

contexto del cuadro de agudo deterioro social que era visible en el país desde
fecha tan lejana como finales de los años 70 y que dos administraciones sucesivas
—las de Herrera Campins y Jaime Lusinchi— habían contribuido a agravar con
políticas desafortunadas aplicadas en forma obstinada, incidiendo en especial en
la agudización de problemas como el desempleo involuntario y la caída continua
de los salarios reales, así como el alza imparable del costo de la vida y de bloqueo
severo de las oportunidades de ascenso social. Todo esto en medio de un trasiego
prolongado de porciones impresionantes de la renta petrolera apropiada por el
Estado a importantes grupos de hombres de negocios expertos en el rent seeking,
y quienes se había aprovechado descaradamente de la política de control de
cambios, muchos de ellos convertidos (especialmente en el año final del gobierno
de Lusinchi) en especuladores desvergonzados, que vendían productos comprados
en el exterior con divisas subsidiadas como si hubieran sido cancelados a dólar
libre. Hechos que comprensiblemente estaban alentando un resentimiento y un
malestar social crecientes que con cada día que pasaba se hacía cada vez más
incontrolable, hallando esos dos días finales de febrero la gran oportunidad para
expresarse con furia desbordada, desconocida en el país.
Desafortunadamente —y esto es irrebatible en una evaluación post
morten de ese proceso—, ni el presidente Pérez ni sus principales ministros,
víctimas de un autoconvencimiento tan potente de las (supuestas) bondades
cuasimaravillosas del “Paquete”, fueron capaces de comprender en su entera y
trágica significación unos hechos de tanto calado social y político. Esto explica
por qué, pasada la conmoción inicial de esos sucesos, el Gobierno prosigue
impertérrito con la instrumentación inflexible de su programa, incluyendo la
liberación de las tasas de interés y de la cartera de crédito de los bancos, sin
haber logrado garantizar la pronta reforma en el Parlamento de las leyes que eran
imprescindibles para evitar que la liberación financiera que se acometía con tanto
apresuramiento degenerase en una crisis de todo el sistema bancario, tal como
ocurrió a finales de 1993 y se prolongó hasta 1995, una vez que dicha catástrofe
financiera había tomado cuerpo, con daños inconmensurables y costos políticos
irreversibles para el propio régimen democrático. Situaciones parecidas, aunque
no de envergadura equivalente a las del terremoto financiero, se produjeron en
las actividades agropecuarias y en particular de la manufactura fabril, duramente
afectadas por varias de las políticas recién instrumentadas, lo que trajo como
consecuencia que sectores importantes del empresariado nacional sustrajeron
su apoyo inicial al programa, ampliando considerablemente el contingente de
críticos y opositores de las políticas impulsadas por CAP (II). Lo que el presidente
Pérez y sus ministros no entendieron con relación a los sucesos del “Caracazo”
fue que estos iban mucho más allá del impacto psicológico brutal de los saqueos
Prólogo: “El Gran Viraje” de CAP o el triunfo y la derrota del voluntarismo político
Héctor Valecillos T. 11

y amenazas vergonzosas a vecinos de urbanizaciones de clase media y alta por


parte de malandros deseosos de hacer de las suyas con gente indefensa, vaciando
críticamente a su gobierno recién estrenado de la necesaria legitimidad que toda
administración que desee hacer obra perdurable debe poseer y cuidar con esmero.
Como resultado, desde sus propios inicios esa administración se vio obligada a
operar en un llamativo vacío de apoyo popular, lo que se mostrará con absoluta
transparencia en el momento en que el comandante Hugo Chávez intenta su
golpe de Estado el 4 de febrero de 1992. Ese día, y como es fácil de constatar en
las hemerotecas o en Google, en las calles de las ciudades de Venezuela, nadie,
absolutamente nadie, salió a respaldar el gobierno de CAP amenazado por un
militar desleal y felón, en claro y clamoroso contraste con lo que se vivió en
tiempos de Larrazábal y Betancourt (II), cuando al simple anuncio de golpe
militar, los venezolanos salían rápidamente a respaldar a sus gobiernos.
El vacío a que hacemos referencia tendrá un catalizador inesperado y
efectivo por obra de la increíble decisión del presidente Pérez de enfrentar a sus
aliados de la CTV, en particular a la gente del buró sindical adeco, un grupo de
reconocida influencia en AD y mayoría clara en esa central sindical, que no solo
lo había llevado a ser candidato de ese partido, sino que había sido el puntal de
su triunfo en las elecciones de 1988, a cuyos fines le aportó aproximadamente 70
mil activistas sindicales a tiempo completo para sus labores de campaña, aparte
de los miles de trabajadores que militaban en o simpatizaban con ese partido. Los
sindicalistas de la CTV veían con preocupación cómo el estancamiento prolongado
de la economía venezolana, con su correlato de restructuración regresiva del
mercado de trabajo y el raudo crecimiento del sector de trabajadores informales
y desempleados, difíciles de organizar sindicalmente, estaban minando casi de
modo fatal la estructura y dinámica de la acción sindical. No habiendo tenido
éxito con Lusinchi —a quien también respaldaron—, puesto que sus políticas,
como ya anotamos, agravaron esas fuerzas regresivas que golpeaban severamente
la organización y gestión de los sindicatos, decidieron entonces jugarse la carta de
CAP, confiados —como millones de venezolanos— de que este podría hacer el
milagro de revivir el “ta’ barato” de mediados de los 70, para encontrarse de pronto
con la dura realidad de que el “Gran Viraje’ de Pérez era aún más letal para los
intereses de sus representados y para su estatus de dirigentes. Sin embargo, para
ellos, la situación resultó mucho peor, pues su aliado en Miraflores, acosado por
críticas tempranas a la corrupción gubernamental, decidió hacer recaer sobre los
sindicalistas el peso de la vindicta pública, pensando que de este modo se desviaría
el objetivo de esas críticas. En este contexto de repudio social inducido sobre
estos dirigentes, el presidente de la CTV, Sr. Antonio Ríos, no solo resultó herido
en un atentado personal, sino que fue encarcelado junto con el presidente del
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
12 El Gran Viraje

Banco de los Trabajadores, Dr. José V. Sánchez Piña, por delitos cuya elucidación
apresurada en un tribunal no fue del todo concluyente. Todos estos hechos, en el
contexto del cuestionamiento de facto de la gestión reivindicativa de los sindicatos
por sucesos como los del 27 y 28 de febrero de 1989, condujeron forzosamente
a la CTV a la realización de un Congreso Extraordinario —el primero con
propósitos eminentemente políticos que ella realizaba en su larga existencia—
que acordó repudiar las orientaciones extremistas del gobierno y a modificar su
línea frente a este, lo que profundizó aún más la ausencia de apoyo popular al
Gobierno. Decisión que reforzó adicionalmente la debilidad del presidente Pérez
al interior de su partido, pues los votos de los sindicalistas adecos en el CEN de
su partido se sumaron a los del sector lusinchista, lo que estrechó todavía más el
reducido apoyo que Pérez tenía en esa organización. Mucha gente se sorprendió,
y aún se sorprende cuando piensa en el punto, por qué Pérez decide pelearse con
sus aliados de la CTV, que tan útiles le habían sido para llegar a Miraflores y
apenas comenzando su administración. Para quienes conocen la naturaleza de los
programas de ajustes impuestos o inducidos por el FMI y el BM, no hay ninguna
razón para la sorpresa: estos programas —tal como reconocen los propios
expertos de esas organizaciones—, encuentran su límite político fundamental
en la actuación de los sindicatos, los cuales se ven forzados a intensificar su
acción reivindicativa y su propia gestión política, ya que un objetivo central de
esa política es la de reprimir los salarios reales de los trabajadores y favorecer
una fuerte concentración del ingreso en beneficio de los hombres de negocios,
en el entendido de que lo primero favorecería la elevación de la competitividad
internacional de la producción nacional y lo segundo ayudaría a elevar la tasa de
ahorro y, por esta vía, a incrementar la tasa de inversión en bienes de capital. Más
allá de que esta es una aseveración sin fundamentación objetiva, impulsada solo
por consideraciones políticas e ideológicas,2 lo cierto es que era inevitable que
el presidente Pérez, más temprano que tarde, terminara enfrentándose con los
dirigentes sindicales venezolanos y, como sabemos, lo hizo prácticamente desde
el comienzo de su gestión. Por cierto, esta política con relación a los trabajadores
sindicalizados era parte importante de un objetivo estratégico del programa
que el presidente y sus ministros evitaron hacer público de manera socarrona,
por razones obvias, a saber, la modificación radical de la estructura del poder
político interno a favor de factores internacionales —en especial, corporaciones
industriales, comerciales y financieras trasnacionales, estas últimas propietarias
de las acreencias de deuda externa del país— y en contra de factores internos
asociados en el pasado a la redistribución de la renta petrolera. Esta estrategia
desnacionalizadora no perdía su gravedad por el hecho de que fuera impulsada
2 Lo que mostramos en nuestro libro conjunto con Manfred Bienefeld: El reajuste estructural de la economía: desafíos y
oportunidades para el movimiento obrero (1990, pp. 85-90).
Prólogo: “El Gran Viraje” de CAP o el triunfo y la derrota del voluntarismo político
Héctor Valecillos T. 13

por funcionarios gubernamentales electos democráticamente y que estaban


obligados a actuar de conformidad con las disposiciones legales vigentes, siendo
cierto, además, que grupos importantes de los sectores económicos en proceso de
desplazamiento no lo percibieron de inmediato, pero esto no le restaba gravedad
a la iniciativa del gobierno de CAP. Como resultado de esa temeraria decisión,
condicionada por sus compromisos con el FMI y el BM e impulsada por la
arrogancia de quien se suponía el gran timonel de la democracia venezolana y
líder invencible de su régimen político, el presidente Pérez empezó a actuar, como
dicen en llano, silbando para darse ánimo y alejar los espantos que le acosaban en
su soledad. Situación esta que contrastaba nítidamente con la que vivió durante
su primera gestión de gobierno como presidente de la “Gran Venezuela”, e incluso
con la popularidad momentánea que mostró en los días de su “Coronación” en el
Teatro Teresa Carreño y que luego se mostró enteramente ocasional.
Para una acción de gobierno tan exigente como la que estaba impulsando
este presidente —un programa de shock fondomonetarista con costos ineludibles
e inmediatos para la población y (parte) del empresariado y beneficios aleatorios
y distantes—, la falta de apoyo partidista y popular era un riesgo muy grande
que violentaba toda noción de sensatez política y amenazaba con hacer naufragar
la propuesta. Como se lo confesó a Eduardo Fernández, su principal contendor
en las elecciones de 1988, el presidente lo sabía, de allí que le haya dicho
paladinamente: “En América Latina, este tipo de programa solo lo podemos
aplicar, el general Pinochet en Chile, con los tanques en las calles, y yo con mi
liderazgo”.3 Sin embargo, como —para decepción brutal del presidente y tragedia
lamentable del país— se hizo rápidamente claro, a diferencia del dictador chileno
que implantó a sangre y fuego su programa, CAP no lo pudo hacer con el llamado
“Gran Viraje”, pues apenas pudo instrumentarlo a medias y traumáticamente,
con los resultados conocidos. Se demostraba a su vez y en nuestra desafortunada
experiencia nacional —y por si hiciera falta— que la arrogancia y envanecimiento
de un liderazgo político sobredimensionado no es un buen consejero para la
buena gobernanza, aportando sí, en el colmo del voluntarismo, el récipe para
un fracaso inevitable. Por lo demás, a partir del golpe del 4 de febrero de 1992,
y de un modo que visto retrospectivamente se ve como inexorable, la situación
política de CAP se fue haciendo prácticamente insostenible hasta concluir en
su defenestración definitiva el 21 mayo de 1993, por decisión unánime de la
Cámara del Senado, una vez que el mismo día la Corte Suprema de Justicia
había notificado al Congreso que había méritos para enjuiciarlo. En el ínterin, y
como es sabido, CAP vivió una tragedia personal y política en el marco de una
soledad impresionante y convertido —para la opinión pública mayoritaria— en
3 M. Rivero, La rebelión de los náufragos.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
14 El Gran Viraje

“la fuente de todos los males del país”. Terminaba así con más pena que gloria
la carrera política de un hombre que sin duda desempeñó un papel de gran
importancia en la evolución histórica del país en la segunda mitad del siglo
veinte y, en concreto, en el primer intento fallido por transformar radicalmente
las estructuras económica y política de la nación.
Antes de concluir, unas breves palabras sobre los logros y fracasos de la
gestión reformista en materia económica y social del segundo gobierno de CAP.
Aunque están sujetos a debate desapasionado los logros e impactos negativos de
dicha gestión, y en especial su rol en la debacle final del régimen democrático,
para quienes hemos examinado en detalle esa experiencia no hay mayor problema
en dicha evaluación. Para decirlo de una manera breve, la gestión económica de
ese gobierno fue lamentablemente mediocre, si bien no tanto como la de Caldera
(II), que al final de su gestión retomó algunos elementos de la estrategia
preconizada por Pérez y, por supuesto, muy distante de los ritmos fabulosos de
crecimiento que sus proponentes ofrecieron al país. En lo que respecta al
crecimiento de la economía, ese quinquenio combinó situaciones de severa
contracción (en 1989) y aumento nulo del PIB (1993) con expansiones fuertes (en
1990 y 1992 y especialmente en 1991), razón por la cual el crecimiento anual
promedio de esos cinco años resultó más bien mediocre (2,8 %), circunstancia
que explica por qué durante esa administración el producto global escasamente
logró aumentar en 14 % —respecto al valor alcanzado en el último año de la
gestión de Lusinchi—. Cifra esta que, al situarse por debajo del porcentaje de
aumento de la población, determinó una caída importante del producto por
habitante. Los panegiristas de esa gestión suelen regodearse en la afirmación de
que la tasa de crecimiento del producto durante 1991 (9,7 %) estaba indicando la
marcha futura de la economía bajo régimen de reforma; sin embargo, olvidan dos
cosas muy importantes: una, que ella estuvo precedida por la más aguda de las
contracciones (la de 1989, igual a –8,6 %) vivida en el último medio siglo, y dos,
que ese fuerte crecimiento (1990 y 1991) no provino tanto de la acción de las
políticas instrumentadas por el Gobierno como de un viejo y potente factor en la
evolución económica nacional, a saber, la rápida expansión del gasto público
inducido por el aumento de los ingresos petroleros provocado por la situación
militar en el Medio Oriente (invasión de Kuwait por Irak e inmediata reacción
militar de los norteamericanos y una coalición de países), lo que significó que tan
solo en esos dos años entrara al país una suma de dólares superior a más de la
mitad de todo el ingreso petrolero percibido bajo la administración Lusinchi. Por
otra parte, conviene resaltar lo que ocurrió en el marco de esa reforma con una
variable clave para el éxito del programa: la evolución de la acumulación de
capitales, responsable de la elevación de la productividad media de la economía y,
Prólogo: “El Gran Viraje” de CAP o el triunfo y la derrota del voluntarismo político
Héctor Valecillos T. 15

por extensión, del ritmo de crecimiento de la producción. Desafortunadamente,


los propios datos del Gobierno (BCV) no avalan esta esperanzada presuposición.
Ciertamente, aunque el estado de la acumulación de capitales era ya claramente
negativo al tomar posesión CAP (II), la gestión de esta administración agravará
seriamente dicha situación. En efecto, concretándonos a la evolución del proceso
de inversión bruta (privada y pública) en bienes de capital, lo que se puede señalar
a la luz de las estadísticas del BCV para esos años es la profundización de la crisis
que venía experimentando la acumulación de capitales desde 1979. Así, lo
primero que muestran esos datos es la prosecución de la baja del coeficiente de
inversión bruta (IBF/PIB), cuyo promedio anual para ese quinquenio 1989-1993
se situó apenas en 17,3 % —menos de la mitad del valor promedio alcanzado en
el primer gobierno de CAP—. Es cierto que en los tres últimos años de esa
administración dicho coeficiente alcanzó a 20 %, pero es bueno recordar que en
los dos primeros años dicha tasa apenas se ubicó en 12,8 y 14,1 %, los dos valores
estadísticos más bajos desde 1946 —excluyendo el nivel registrado en 1983 e
igual a 9,8 %—. Ahora bien, la situación se muestra claramente mucho más
negativa si el análisis se hace en términos de la inversión neta —es decir,
excluyendo la depreciación del capital existente—, que es la variable clave de todo
proceso de recuperación y crecimiento sostenido. Tomada en conjunto como
suma acumulada a lo largo de todo el quinquenio, la inversión neta alcanzó a Bs.
253.391 millones (precios de 1984) que fue prácticamente el mismo monto de la
inversión neta acumulada ejecutada bajo el gobierno de J. Lusinchi (Bs. 259.402
millones). Pero esa evolución, basada principalmente en el esfuerzo inversionista
del Estado y en particular de la industria petrolera —que durante esos cinco años
representó el 37 % del total de la inversión neta del Gobierno—, fue de la mano
con un desplome espectacular de la nueva inversión de las empresas privadas, la
cual apenas representó el cuatro por ciento (4 %) de la inversión neta global
realizada bajo esa administración y equivalente a algo menos del diez por ciento
de la inversión neta hecha por los particulares bajo el gobierno de Lusinchi (Bs.
10.416 millones y Bs. 111.368 millones, respectivamente). Si los empresarios
privados debían actuar como la punta de lanza del esfuerzo inversionista
preconizado por los partidarios del reajuste neoliberal, las cifras antes citadas
simplemente constituyen un mentís brutal a esas vanas pretensiones. Debe
añadirse que la inversión neta privada fue negativa (desinversión) en los dos
primeros años del segundo gobierno de CAP (por un total de Bs. –38 mil
millones) y que en los tres años siguientes ella apenas promedió Bs. 16 mil
millones. Por lo demás, esta profunda contracción de la inversión neta privada
—suplementaria, no se olvide, de la que venía ocurriendo desde el gobierno de
LHC— no era más que la contrapartida del proceso de desindustrialización que
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
16 El Gran Viraje

diezmó a las manufacturas domésticas, y de parálisis del sector agropecuario,


inducidos ambos por la política de apertura externa indiscriminada implementada
a sangre fría por ese gobierno. Por último, algunas palabras sobre los impactos
sociolaborales del programa del “Gran Viraje”. Como se sabe, no fue esta una
materia con relación a la cual los proponentes de esta reforma se mostraran muy
preocupados, asumiendo cuando más un conjunto de programas focalizados en
grupos particulares de la población, aquellos que enfrentaban situaciones más
precarias desde el punto de vista económico y social, pero sin llegar a definir una
meta específica de reducción del índice nacional de pobreza, que venía creciendo
aceleradamente desde el final mismo del primer gobierno de CAP, sin que las dos
administraciones que le siguieron fueran medianamente capaces de revertir dicho
proceso, a pesar de la masa milmillonaria de recursos que esas administraciones
habían manejado. Como resultado, y medido por la antigua Oficina Central de
Estadística e Informática (OCEI, adscrita a la Secretaria de la Presidencia de la
República), la situación de la pobreza en el año final de ese gobierno era la
siguiente: personas en situación de pobreza extrema (indigencia): 4,250 millones
(20 % del total), personas en situación de pobreza crítica: 6,250 millones
(29,5 %), para un gran total de pobres de 10,500 millones de personas, equivalente
al 49,5 % de la población total del país, lo que indica que al final de ese gobierno
justo la mitad de los venezolanos vivían situaciones precarias, no pudiendo
depender de sus escasos ingresos para sufragar los gastos ordinarios de la vida. Si
se recuerda que en 1981, es decir, apenas hacía doce años, el número total de
pobres se había estimado en 21,5 % de la población total, o sea, 3,126 millones
de personas, lo que esas cifras indicaban era simplemente que el país había
retrocedido rápidamente hacia una situación vergonzosa y lamentable, y que
quienes habían gobernado en el ínterin de esos años en el contexto de
administraciones autocalificadas democráticas, sencillamente les había sido
indiferente la suerte de ese inmenso y creciente contingente de venezolanos
rápidamente venidos a menos. En el caso de la gestión que comentamos, varios
hechos resaltantes ayudan a comprender la razón de esa lamentable tendencia.
Por un lado, y como no podía ser de otro modo bajo el impacto de un programa
que erraba claramente en la vía para resolver tan agudo problema social, se
profundizó la tendencia a la creación masiva de empleos en el sector informal, es
decir, de los empleos generados por los propios trabajadores como fórmula
expedita, pero de baja productividad para poder sobrevivir, lo que no era más que
la contrapartida de la paralización de la creación de empleos modernos frente a
un aumento raudo e imparable de la oferta de trabajadores, y en paralelo prosiguió
la contracción de los salarios reales (que, en 1993, apenas representaban un 60 %
del máximo histórico alcanzado en 1978), a la vez que casi desapareció el llamado
Prólogo: “El Gran Viraje” de CAP o el triunfo y la derrota del voluntarismo político
Héctor Valecillos T. 17

salario social, o sea, el ingreso no monetario que beneficia a los trabajadores


mediante la prestación gratuita por el Estado de una gama amplia de servicios
sociales. Como se sabe, empeñado en cerrar rápidamente la brecha fiscal, el
gobierno de CAP (II) redujo considerablemente los montos (en Bs. a precios
constantes) destinados a la prestación de esos servicios, lo que sumado a la
intangibilidad del alto ritmo de crecimiento demográfico del país, hizo que ese
valioso componente del ingreso real de los trabajadores se depreciara sensiblemente,
lo que acentuó con ello el cuadro nacional de pobreza extrema. No se olvide que
bajo dicho gobierno la tasa de inflación vio acelerar su ritmo de un modo
impresionante.4 Además, e incidiendo en el punto relativo a la creación de
empleos, puede añadirse una indicación clara de la falta de realismo de quienes
impulsaban el “Gran Viraje” cuando se expone el franco contraste entre la
ambiciosa meta de creación de empleos por el sector privado de la economía,5 1,2
millones de nuevos puestos, y la cifra real tal como la reflejaron las encuestas de
hogares de la (antigua) OCEI, 576 mil nuevos empleos durante 1989-1993. Es
decir, que en los hechos dicha meta no se alcanzó ni en un 50 %, y eso que el
sector privado —según los impulsores del programa— debía ser la columna
vertebral de la recuperación económica. Resta aún la mención de un hecho que,
si bien no se manifestó bajo la administración CAP (II), sin embargo se incubó
ponzoñosamente al alero del programa de reajuste. Nos referimos a la crisis
financiera sistémica que aflora a fines de 1993, pero que adquiere una fuerza
desatada en 1994 y 1995. Esta crisis, la más profunda y costosa que se haya vivido
en el país y una de las de mayor impacto que se hayan experimentado en América
Latina, fue obra de la política de liberación de las tasas de interés y de la cartera
de crédito de los bancos nacionales acometida en ausencia del imprescindible —
pero no satisfecho— fortalecimiento de las instituciones gubernamentales de
supervisión de la actividad bancaria (Sudeban) y de garantía y protección de los
depósitos hechos en el sistema bancario (Fogade), todo ello operando en medio
de la severa recesión que se manifestó en 1989 por efecto directo de la propia
instrumentación del programa y de prácticas empresariales del negocio financiero
que conllevaban la subordinación de los depósitos del público en beneficio
descarado de los directivos y principales accionistas de esos bancos, sin un
mínimo de supervisión y control por parte de las autoridades. Al aflorar
abiertamente la crisis, la economía venezolana se vio sumida en una aguda
contracción, con fuga masiva de capitales por desconfianza generalizada entre los
propietarios de dinero y devaluación del bolívar que forzaron a la implantación
4 La relación incremental en el deflactor implícito de precios del PIB entre el último año del gobierno de CAP (II) y
el último del gobierno que le presidió fue de 5,4 veces contra 2,1 bajo JL, 1,8 LHC y 2,0 CAP (I) (A. Baptista, Bases
cuantitativas de la economía venezolana. 1830-2002, pp. 742-746.
5 Lineamientos del VIII Plan de la Nación, p. 16.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
18 El Gran Viraje

de un régimen de control de cambios, situación económica sobrevenida que ató


de manos precozmente a la segunda administración de Caldera y tuvo impactos
sociales desastrosos. Otra consecuencia extraordinaria de ese terremoto financiero
fue el desarrollo de la crisis de la burguesía venezolana, tanto de la vieja y
consolidada como de la nueva y advenediza, que vio con gran rapidez cómo se
esfumaban porciones importantes de su patrimonio, forzada a entregar a Fogade,
en garantía de los préstamos recibidos para auxiliar a sus bancos, buena parte de
los mejores activos de sus instituciones y/o a vender a la carrera a inversionistas
extranjeros otra parte de esos activos de gran calidad. Esa crisis al descoyuntar la
estructuración sectorial de los capitales de los banqueros y minar su capacidad de
acumulación, hizo prácticamente imposible que esa burguesía pudiera seguir
operando en la forma en que lo venía haciendo desde mediados de los años
cuarenta, lo que generó en muchos de ellos conductas aventureras y suicidas que
los llevaron incluso a apoyar al comandante Chávez en las elecciones de 1998, lo
que aceleró la debacle del régimen democrático.
Finalmente, y para concluir este prólogo que se ha ido extendiendo más
allá de lo previsto, unas breves palabras sobre un punto de innegable importancia.
Como sabemos, la propuesta de reforma económica acometida bajo la segunda
administración de CAP fue el primer intento serio de transformar profundamente
la estructura y modus operandi de nuestra economía, orientándola en el sentido
de favorecer el rol determinante del mercado en la asignación de recursos y en la
determinación de los precios de los bienes y servicios (incluido lógicamente la tasa
de cambio del bolívar), lo que conllevaba forzosamente un alejamiento radical
de las políticas intervencionistas del Estado que durante varias décadas habían
guiado la gestión pública de varias administraciones de distinto signo político.
Hemos mostrado igualmente, y es también conocido, que esa propuesta fracasó
de forma nítida por múltiples razones que solo hemos comentado de pasada. Igual
suerte tuvo —aunque en un escenario nacional menos problemático—, el intento
bajo el segundo gobierno de RC por reasumir las orientaciones estratégicas de
aquella política, bautizada a partir de 1996 como la “Agenda Venezuela”. Ahora
bien, al lado de estos hechos que son indiscutibles, está otro hecho sobresaliente
que es también irrecusable y se mantiene aún hoy con más fuerza principalmente
por razones inherentes a los trágicos estragos de los ya prolongados gobiernos de
Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Lo que esto indica es que, quiérase o no y más
temprano que tarde, una vez que superemos el actual dislate “revolucionario”
debemos los venezolanos, y en particular los profesionales de la economía,
proceder a articular una propuesta de reforma de nuestro sistema económico
que permita recuperar el ritmo dinámico de la producción, deslastrando el modo
de funcionamiento de este sistema de desequilibrios y falencias que pudieran
Prólogo: “El Gran Viraje” de CAP o el triunfo y la derrota del voluntarismo político
Héctor Valecillos T. 19

comprometer los objetivos de crecimiento estable, estabilidad de precios y


equidad distributiva que constituyen la desiderata de toda economía moderna.
Un punto clave en la formulación de esa futura propuesta conlleva dar una
respuesta explícita a la siguiente interrogante: ¿era una propuesta realista y viable,
en las circunstancias nacionales de fines de los ochenta y siguientes años noventa,
la política adoptada en febrero de 1989 con apoyo del FMI y del BM, es decir,
permitía esa política acometer con seriedad, y minimizando los costos y riesgos
sociales y políticos, la tarea hasta entonces irrealizada de lograr el desarrollo
capitalista de Venezuela, política que, como se dijo, se intentó reeditar en vano
por el gobierno de RC (II)? En lo esencial y desafortunadamente, esa interrogante
sigue sin responderse de modo sistemático y comprensivo, al menos involucrando
un mínimo de acuerdo analítico. Y es con relación a este punto que juzgamos
adecuado un comentario sobre el libro que estamos prologando. En él, Gerardo
se limita a la presentación ordenada y amplia de hechos, situaciones y opiniones
sobre esa gestión, dejando en libertad al lector para que saque las conclusiones que
juzgue pertinentes sobre la experiencia que se comenta en el libro. Aunque esta es
sin duda una opción legítima, analíticamente hablando, creo, sin embargo, que
dada la formación académica del autor y en especial su experiencia tanto como
empresario de la industria del calzado como dirigente empresarial de ese gremio,
la opinión del propio Gerardo sobre el tema sería de gran valor y pertinencia.
Recuérdese que antes anotamos que en gran medida el fracaso del “Gran Viraje”
fue un fracaso de las élites nacionales, en especial de las élites empresariales. En
efecto, a la luz de lo que ocurrió con aquella experiencia, es difícil discutir la
proposición que subraya la falta de un consenso político a favor de la reforma de
contenido liberal, juzgándose correctamente que el cambio impulsado por CAP
(II) no estaba entonces maduro para las élites gobernantes del país. En otras
palabras, la reforma instrumentada en esa época no nació como una necesidad
o planteamiento surgido del sector empresarial venezolano, siendo en lo esencial
una iniciativa tecnocrática con innegable apoyo internacional, como también
señalamos ya. En el futuro —como es obvio y necesario—, si la reforma del
sistema económico nacional se quiere exitosa y no traumática, deberá entonces
superar esas fallas tan grandes que ya señalamos.
Caracas, junio de 2022.
INTRODUCCIÓN

El segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1993), llamado por
ellos el del Gran Viraje y por sus detractores como el del Paquetazo, desde la
perspectiva del estudio de la historia económica de Venezuela, es uno de los
más interesantes y acontecidos, particularmente por la interacción explosiva que
ocurrió entre la economía y la política.
Comenzamos explicando cómo logra llegar a la nominación del partido
Acción Democrática y luego a la Presidencia, bajo el eslogan “La Fuerza de la
Esperanza”. Esta será su segunda presidencia, habiendo ejercido su primer
gobierno, denominado el de la “Gran Venezuela”, caracterizado por la abundancia
de recursos económicos y, finalmente, acorralado por el endeudamiento
descontrolado y la imagen de despilfarro y corrupción.
Seguimos explicando cómo siendo vicepresidente de la Internacional
Socialista y acérrimo crítico del Fondo Monetario Internacional termina, en un
vuelco, en las manos de esta institución, aplicando al pie de la letra su programa
económico, de neto corte liberal, calcado del modelo provisto por el llamado
Consenso de Washington, en diametral contraste con las ideas que, en materia
económica, siempre sostuvieron él y su partido.
En el momento en que instala su primer gabinete gubernamental, lo hace
favoreciendo en los nombramientos a los “IESA1 Boys” y se ve inmediatamente
enfrentado a la dirigencia del partido. La conflagración se extiende al sector
sindical —que había sido su principal apoyo político—, a causa de los efectos
inflacionarios de la megadevaluación que impuso en 1989, el aumento de los
precios de la gasolina y, sobre todo, el proceso de privatización de las empresas
públicas, que ponía en peligro los cargos de directores laborales que ostentaban
los dirigentes obreros en las empresas del Estado.
El nuevo gobierno comenzó su gestión prometiendo una “reforma sin
inflación”. Sin embargo, el Caracazo y los disturbios provocados a raíz del
aumento de la gasolina para el transporte público —sumado a los resultados
negativos del primer año de gestión, reflejados en una contracción económica del
1 Instituto de Estudios Superiores de Administración.

21
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
22 El Gran Viraje

10 % del Producto Interno Bruto y en el aumento del 80 % en el Índice General


de Precios— tomaron al Fondo Monetario Internacional y al Alto Gobierno por
sorpresa.
Analizaremos cómo fue implementado el plan de ajuste macroeconómico,
con sus aciertos y desaciertos, y cómo se fue fraguando una oposición al régimen.
Después del Caracazo y de las dos insurrecciones militares que ocurrieron en
1992, fue tomando cada vez más fuerza un consenso sobre la inviabilidad del
Gobierno. Este movimiento opositor se materializó alrededor del juicio sobre el
uso de la Partida Secreta, por 250 millones de bolívares —equivalentes en ese
entonces a 17 millones de dólares—, el cual se llevó a la Comisión de Contraloría,
a la Fiscalía General de la República y, finalmente, a la Corte Suprema de Justicia
y al Senado. Esta última instancia, de forma unánime, despojó a Pérez de la
Presidencia y lo envió a la cárcel. La decisión de removerlo, hoy en día, a toda luz
ilícita, tuvo pleno apoyo de la opinión pública, de todos los partidos políticos y
de la “inteligencia” del país.
Nuestro propósito es proporcionarle al lector toda la evidencia posible
sobre este período de gobierno, tratar de explicar las diferentes interrogantes que
se plantearon e introducir algunas hipótesis propias. Al final, se espera que sea
el lector quien haga su propio juicio sobre lo ocurrido en este importante pero
siempre acontecido y enrevesado período de nuestra historia.
ELECCIÓN DE CAP Y ACUERDO
CON EL FMI
1
LA ELECCIÓN
Carlos Andrés Pérez, con los eslóganes “La Fuerza de la Esperanza” y “El
Gocho p’al 88”, hace una campaña que, según el politólogo Andrés Stambouli,
“para todos propósitos prácticos, replicó la misma campaña que le produjo
la victoria en 1974; optimismo y el velado mesianismo eran sus elementos
principales”.1 Al final, resulta electo en los comicios de diciembre de 1988 con
3.879.024 votos, que representaba el 52,9 % del total, seguido de Eduardo
Fernández de Copei con 2.963.015 votos, el 43,3 % del escrutinio. De esta forma,
el presidente Pérez comienza su mandato con la fuerza que le otorgó el aplastante
triunfo que le dio la contienda electoral.
Previamente, en las elecciones internas de Acción Democrática compitió
contra Octavio Lepage, candidato del presidente Lusinchi, quien controlaba
el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y se había fortalecido con los dirigentes
del partido, nombrando para las gobernaciones de los estados a los secretarios
regionales del partido. Carlos Andrés Pérez, por su parte, apeló a las bases del
partido, con su innegable carisma y el apoyo determinante del todopoderoso
Buró Sindical, que fuera decisivo en la contienda para su primera presidencia.
Dentro del Buró existía la llamada “disciplina partidista”, mediante la cual
“una vez que el Buró se había pronunciado por la candidatura de CAP, todos
los sindicalistas adecos debían obedecer férrea y militantemente, cualesquiera
fueran sus valoraciones y preferencias dentro del partido”.2 En noviembre, el
Buró “suspendió a tres dirigentes de sus cargos y amonestó y censuró a otros diez
y siete”.3 El secretario sindical del partido y jefe del Buró era Antonio Ríos, el más
cercano aliado a Pérez.
Al terminar las elecciones presidenciales y escrutarse los resultados,
encontramos que, en la Cámara de Diputados, Acción Democrática contaba con

1 Andrés Stambouli, “Evaluación del primer año del gobierno de Carlos Andrés Pérez”, en Joseph Tulchin, Venezuela in
the Wake of Radical Reform, Woodrow Wilson Center, Washington, 1993, Pág. 119.
2 Revista SIC, “Noticia Nacional, Crisis interna en AD”, n° 501, 1988.
3 Ídem.

23
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
24 El Gran Viraje

97 diputados, Copei con 67, MAS con 18, Nueva Generación con 6, Causa
R con 3, ORA con 2, Opina y PCV con uno cada uno, para un total de 195
diputados. En el Senado, Acción Democrática contaría con 23 senadores y uno
vitalicio, Copei con 22 senadores y dos vitalicios, el MAS con tres senadores
y Nueva Generación con uno, para un total de 52 senadores. De forma que
Acción Democrática, aun con el mayor número de congresistas, quedaba con
una minoría relativa, con el 49,74 % de los votos en la Cámara de Diputados
y con 44 % del poder de votación en el Senado, circunstancia que requeriría
de acuerdos para que opere la acción legislativa. Esta circunstancia contrastaba
con la mayoría que tuvo Pérez durante su primer gobierno, quien, aun en esa
circunstancia y evidencia de su personalismo, apeló a la aprobación de una Ley
de Medidas Extraordinarias que le permitió gobernar por decreto.

PROMESAS DE CAMPAÑA Y LA REALIDAD


Durante su campaña electoral había prometido devolver al país el ambiente
de abundancia que recordaban los ciudadanos de su primer gobierno: volver a la
“Venezuela Saudita” y al “‘Tá barato, dame dos”. “La Fuerza de la Esperanza”
se convirtió en el eslogan de su campaña, pues prometía “Camino abierto de
futuro”.4 El jingle de la campaña de 1973 decía: “Caminemos con él, de frente
hacia el futuro. Rescatemos con él las promesas marchitas. Un hombre que no
engaña, enérgico y sincero, que no equivoca el camino, que nunca tuerce su
rumbo. ¡Ese hombre sí camina!, va de frente y da la cara. Carlos Andrés”. Pero en
1988, mientras en público prometía un “camino abierto de futuro”, en realidad
conocía perfectamente la situación crítica del erario público, y sabía que lo que le
esperaba al país era lo que le prometió Churchill al pueblo inglés al inicio de la
segunda guerra: “sangre, sudor y lágrimas”.
Sobre la condición económica al iniciar su gobierno, Carlos Andrés
explicaba posteriormente:
Se habían gastado (durante el gobierno de Lusinchi) las reservas para mantener
una apariencia de bonanza sin corresponder con un programa de crecimiento
económico y divorciado de los organismos internacionales. Hice múltiples
gestiones con Felipe González, François Mitterrand y otros gobernantes, en la
búsqueda de préstamos para el gobierno de Lusinchi. Siempre encontré buena
disposición, pero los acuerdos con el FMI eran indispensables.5

4 YouTube. Carlos Andrés Pérez, Fuerza de la esperanza, 1998.


5 Ramón Hernández y Roberto Giusti, Carlos Andrés Pérez, memorias proscritas, Editorial El Nacional, 2006. Pág. 329.
Elección de CAP y acuerdo con el FMI
Gerardo Lucas 25

Esta declaración deja en claro que Pérez tenía conocimiento de lo endeble


de la situación económica del Gobierno y la necesidad de ir, aun antes de iniciar
su gestión, a buscar fondos del FMI.
El profesor John D. Martz en su trabajo sobre Venezuela titulado
“Political Parties and Democratic Crisis”, sostiene que “[Lusinchi] resentido con
Pérez, había ocultado información sobre compromisos económicos y fiscales a
su sucesor. En consecuencia, Pérez y sus asesores no estaban preparados para la
magnitud de los problemas que los esperaban al tomar sus cargos”.6
Si bien Pérez tenía conocimiento de la situación fiscal, hay evidencia a
favor de la aseveración de Martz, respecto a la magnitud de la deuda externa
generada por las Cartas de Crédito que el sector privado debía a raíz de las
operaciones del control de cambio administradas por parte de Recadi: “Solo lo
de las Cartas de Crédito fue un gran lío. Les habían dicho que eran dos mil
quinientos millones de dólares lo que había que pagar a dólar preferencial, pero
cuando se pusieron a ver las cuentas descubrieron que no era así, que eran seis
mil y pico”.7 Carlos Andrés lo explica así: “El BCV hablaba de 2,5 millardos,
el Ministerio de Hacienda de 2 millardos y resulta que se descubre la verdadera
cifra; 6,5 millardos de dólares en cartas de crédito vencidas. Esto le da un vuelco
negativo a la situación”.8 A pesar del monto, lo cierto es que la decisión de ir al
Fondo estaba tomada. Durante la campaña electoral, manejaba dos programas
de gobierno, simultáneamente, como se descubre luego. Uno, público, de cara al
partido y la comunidad, de corte tradicional, y otro, a escondidas, que elaboraba
Pedro Tinoco y Miguel Rodríguez, en consonancia con los requisitos del Fondo
Monetario Internacional.9
Hay un hecho interesante:
A mediados de diciembre de 1988, [Miguel Rodríguez] junto con Pedro Tinoco
y Carmelo Lauría, primero, y solo con Tinoco, después, se embarcó en un periplo
que lo llevó a Nueva York y Washington a negociar con bancos y organismos
internacionales para hacer frente a los pagos inmediatos y poner a funcionar el
país, que virtualmente estaba en quiebra.10

Esta declaración de Rodríguez pone en evidencia que al principio había


coordinación entre Lusinchi, representado por Lauría y los enviados para la
cuestión financiera de Pérez. La ministra de Hacienda, Eglee de Blanco, nos
6 John D. Martz, “Political Parties and Democratic Crisis”, en Lessons of the Venezuela Experience. Editors, L.W.
Goodman, J. Mendelson Forman, M. Naim, J. Tulchin, G Bland. Woodrow Wilson Center Press. Washington, DC,
1995, Pág. 42.
7 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 164.
8 Ramon Hernández y Roberto Giusti, Carlos Andrés Pérez, memorias proscritas, Pág. 337.
9 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 65.
10 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 74.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
26 El Gran Viraje

confirmó esta versión. En el período de transición ambos equipos, el de Lusinchi y


el de Pérez, comenzaron los contactos con el Fondo y la banca internacional, para
abrir los canales de crédito que estaban cerrados. Es aparente que esta relación
de colaboración entre los dos equipos de gobierno no continuó. De hecho, hay
un aspecto que merece la atención: siendo inminente para ellos la devaluación,
¿por qué no tomó la decisión Lusinchi, en su gobierno, y cargar con la culpa y
no dejársela a CAP, que estaba iniciando el suyo, como la lógica política de los
miembros de un partido sugeriría? No hay registro sobre esta temática, pero tenía
que estar en lo alto de su agenda. Lo cierto es que fue la primera medida que tuvo
que tomar Pérez al iniciar su gobierno. Lusinchi saldría con relativa popularidad.
El hecho es que, al entrar el nuevo Gobierno, este contaba con 300
millones de dólares de reservas internacionales líquidas, equivalente a un mes de
importaciones; Cartas de Crédito, por 6,5 mil millones de dólares que vencían
para junio; una deuda pública que rondaba los 35 mil millones de dólares; escasez
de productos de la canasta básica producto de la regulación de precios; la gasolina
y otros servicios públicos profundamente subsidiados; el barril del petróleo a
USD 11 (en su primer gobierno lo recibió a USD 12, hacía 12 años) y tres años
consecutivos de déficits fiscales.
Durante la campaña electoral con un mensaje de corte populista, Carlos
Andrés atacaba al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, mientras
negociaba a escondidas con ellos, diciendo que el FMI era como “la bomba de
neutrones que solo mata gentes” y que los economistas del Banco Mundial eran
“funcionarios genocidas a la paga del totalitarismo económico”.11

WORLD ECONOMIC FORUM


Lo primero que hace Pérez, el 30 de enero, dos días antes de su toma de
posesión, fue viajar a Davos, Suiza, para asistir a la reunión anual del World
Economic Forum (WEF), donde acuden los ministros de Hacienda y presidentes
de los bancos centrales de los países más poderosos del mundo, así como una serie
de presidentes de bancos e instituciones financieras nacionales e internacionales,
fondos de inversión y otros importantes personajes del escenario económico
mundial. En ella Carlos Andrés Pérez, como presidente electo de Venezuela,
comparte con Laus Schwab, presidente del WEF, y participa en una conferencia
con Helmut Haussmann, ministro de Hacienda alemán; Raymond Barre, ex
primer ministro de Francia; David Mulford, subsecretario del Tesoro para
11 Tariq Ali. “A beacon of hope for the rebirth of Bolívar’s dream”. The Guardian. https://www.theguardian.com/
commentisfree/2006/nov/09/1
Elección de CAP y acuerdo con el FMI
Gerardo Lucas 27

Asuntos Internacionales de EE.UU.; y particularmente con Michel Camdessus,


director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, con el cual se reunirá
aparte para iniciar formalmente el proceso de negociaciones con Venezuela en
busca del auxilio crediticio para el país (ver imagen 1).
Imagen 1.
Asistencia de Carlos Andrés Pérez a la reunión anual del World Economic Forum

Fuente: https://www.flickr.com/photos/worldeconomicforum/983610241/in/photostream/

CONSENSO DE WASHINGTON
El termino Consenso de Washington fue acuñado en 1989 por el economista
británico John Williamson, al referirse a un conjunto de medidas económicas
y financieras estándar, de corte liberal, dirigidas a aplicarse en los países en
desarrollo azotados por la crisis financiera. En ese momento, esas medidas salieron
del consenso existente, en el seno de las principales instituciones financieras con
sede en la capital de los Estados Unidos, entre las que se destacaban el Fondo
Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de los
Estados Unidos. Las fórmulas propuestas abarcaban políticas que propugnaban
la estabilización macroeconómica; la liberalización económica con respecto al
comercio exterior; la apertura a la inversión extranjera; la reducción del tamaño
del Estado, la privatización y la expansión de las fuerzas del mercado dentro
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
28 El Gran Viraje

de la economía interna. A continuación, reproducimos el conjunto original de


medidas propuestas:
1. Disciplina fiscal: se consideró que los altos déficits que habían
acumulado casi todos los países de América Latina habían conducido
a desequilibrios macroeconómicos que hicieron entrar a la región en
problemas inflacionarios.
2. Reordenación de las prioridades del gasto público: para hacer frente
al déficit fiscal se optó por reducir el gasto, más concretamente,
redistribuirlo desde subsidios no justificados hacia la sanidad, la
educación e infraestructuras.
3. Reforma tributaria: basada en aumentos de los impuestos, sobre una
base amplia y con tipos marginales moderados. Es decir, el impuesto
adicional que se pagaba por disponer de más renta era bajo.
4. Liberalización de las tasas de interés: para que fuesen establecidas por
el mercado.
5. Tipo de cambio marcado, también, por el mercado.
6. Liberalización del comercio: para llevar a cabo una política económica
orientada al exterior también se creyó necesario liberalizar las
importaciones. La idea de proteger las industrias nacionales frente a
“las de fuera” se consideró un obstáculo al crecimiento.
7. Liberalización de la inversión extranjera directa: y así aportar capital,
tecnología y experiencia
8. Privatización: se basaban en la idea de que la industria privada está
gestionada más eficientemente que las empresas estatales.
9. Desregulación: se consideró una manera de fomentar la competencia
en América Latina, ya que era donde se encontraban las economías
más reguladas del mundo.
10. Derechos de propiedad: en una región donde los derechos de propiedad
eran muy inseguros, se optó por implantar unos derechos garantizados
como en EE.UU.12
Venezuela estuvo durante el primer año del segundo gobierno de Pérez
—junto con Filipinas, México y Costa Rica— entre los primeros países donde el

12 “Consenso de Washington”, Economipedia, https://economipedia.com/definiciones/consenso-de-washington.html


Elección de CAP y acuerdo con el FMI
Gerardo Lucas 29

Fondo Monetario Internacional aplicaba este paquete de medidas estándar, con


la normativa proveniente del Consenso de Washington.

PEDRO TINOCO AL BANCO CENTRAL


Uno de los primeros actos en materia económica del nuevo presidente, el
Decreto n° 7, fue postular a su cercano aliado Pedro Tinoco a presidir el Banco
Central de Venezuela (BCV), lo cual se oficializó en la Gaceta Oficial n° 34.130
del 2 de febrero de 1989. El nombramiento de Tinoco es un tema relevante que
inmediatamente fue objeto de una crítica generalizada, dado que venía de ejercer
el liderazgo y la presidencia del Banco Latino, uno de los principales bancos
del país, y deudores del BCV y, por ende, constituía un caso claro e innegable
de conflicto de intereses. Se decía en los corrillos políticos: “Zamuro cuidando
carne”.13 Cuando el periodista le pregunta a Tinoco al respecto, lacónicamente,
responde: “Es el directorio y no él el que toma las decisiones”. Lo curioso de la
decisión es que es claramente prejudicial para Carlos Andrés, puesto que cimenta
la fama de corrupto que le precedía desde su primer gobierno, privilegiando
al grupo de “Los 12 Apóstoles”, de los cuales Tinoco era la figura principal.
Siendo así, la pregunta obligada que uno se hace es por qué Tinoco es designado
presidente del BCV. La única repuesta lógica que encontramos la dio el periodista
norteamericano, con muchos años en Venezuela, John Sweene, en su artículo “La
historia no narrada de Pedro Tinoco”14:
El Banco Latino estaba casi en bancarrota cuando Pérez llegó a la Presidencia
de Venezuela, por segunda vez, en diciembre de 1989. Como otras entidades
financieras, el banco se había debilitado con la devaluación del bolívar en 1983. La
fortuna del Banco Latino virtualmente cambió de la noche a la mañana, después
del nombramiento de Tinoco como presidente del Banco Central de Venezuela,
a principios de 1989. El Banco Central controlaba más del 95 % de la moneda
extranjera en Venezuela, la que consistía en dólares generados por el monopolio
estatal Petróleos de Venezuela, y Tinoco se las arregló para que el Banco Latino
recibiera una buena tajada de este dinero, como depósitos del sector público.

Esta apreciación coincide con la evaluación que para ese momento hizo el
Banco Mundial del sector financiero venezolano: “Para mediados de 1989 en el
sistema financiero afloraban problemas de la calidad de los activos y suficiencia

13 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 78.


14 John Sweeney, “La historia no narrada de Pedro Tinoco”. Semana, 30 de abril de 1994. https://www.dinero.com/
internacional/articulo/la-historia-narrada-pedro-tinoco/20705
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
30 El Gran Viraje

de capital […] el 40 % de los bancos comerciales tenía una cartera improductiva


superior al capital”.15

PRIMER GABINETE
El presidente electo conformó su primer gabinete, con una lista de 21
ministros, el 14 de enero de 1989, horas antes de salir a una gira por Medio
Oriente y Europa. El Comité Ejecutivo de Acción Democrática aparentemente
se enteró de la composición del gabinete un día antes de su anuncio, y no dudó en
recriminarle a Pérez el hecho de que muchas carteras claves estaban en manos de
“tecnócratas”, quienes además, no eran adecos.16 El avezado periodista económico
Juan Carlos Zapata, al respecto dice: “De hecho, se atribuye a Pedro Tinoco la
arquitectura que armó el equipo económico de Carlos Andrés Pérez, en el cual
figuraron personajes como Miguel Rodríguez, Pedro Rosas, Jonathan Coles,
Gustavo Rossen, Gerver Torres, Roberto Smith y otros tantos protagonistas de
ese tiempo”.17… “La revancha del CEN llegó unos días después al seleccionarse
al presidente del Congreso; Pérez propuso al senador adeco David Morales Bello,
pero para su sorpresa, su partido prefirió a apoyar a Octavio Lepage, candidato
del lusinchismo, y el presidente recibió su primera derrota política incluso antes
de asumir el cargo”.18
Existía cierta semejanza con el gabinete de su primer gobierno, apoyándose
fundamentalmente en hombres y mujeres del partido, pero incorporando a un
grupo de independientes que venían como disidentes o técnicos, con escasa o
ninguna experiencia política. De Acción Democrática incorporaría a Alejandro
Izaguirre, para el Ministerio de Relaciones Interiores; Enrique Tejera París, para
Exteriores; Eglé Iturbe de Blanco, Hacienda; Dulce Arnao, para el de Ciencias
y Tecnología; Felipe Bello, para Sanidad; Fanny Bello, para el de Agricultura;
Marisela Padrón Quero, para el de Trabajo y Bienestar Social; Teresa Albánez,
para el de la Familia; Reinaldo Figueredo, para la Secretaría de la Presidencia;
Enrique Colmenares Finol, para Ambiente; Gustavo José Rada, para Transporte
y Comunicaciones; Celestino Armas, para el de Energía y Minas; Felipe Bello,
para el de Sanidad; Leopoldo Sucre Figarella, para la Corporación Venezolana

15 Tobías Nóbrega. Crecimiento con inestabilidad: reflexiones sobre el programa de ajustes en Venezuela (1989-1993),
Boletín de la Academia de Economía, año 4 n° 4 Pág. 182/ Banco Mundial. Informe sobre el sistema financiero. Préstamo
de ajuste estructural para la reforma financiera. Marzo, 1990.
16 Ludmila Vinogradoff, “Carlos Andrés Pérez incorpora cinco mujeres a su futuro Gabinete”, El País, 14 de enero de
1989. https://elpais.com/diario/1989/01/15/internacional/600822006_850215.html
17 “Pedro Tinoco, el poder detrás del trono”, Konzapata. Junio de 2017. https://konzapata.com/2017/06/pedro-tinoco-
el-poder-detras-del-trono
18 Ídem.
Elección de CAP y acuerdo con el FMI
Gerardo Lucas 31

de Guayana; Luis Penzini Fleuri para Desarrollo Urbano y Zenta Esenfelt, para
Familia.
El presidente necesitaba tener en el gabinete, especialmente en sus
primeros días, un número de profesionales educados en las mejores universidades
del exterior para poder ser la contrapartida a los economistas del FMI y Banco
Mundial, en las negociaciones que se avecinaban. Entre los tecnócratas: Miguel
Rodríguez (IESA), a quien conocía desde 1985, para el Ministerio de Desarrollo
y Planificación (Cordiplan); Moisés Naím (IESA), para el de Fomento; Gustavo
Roosen, del Grupo Polar para Educación. Otros cargos de importancia, fuera
del gabinete, los desempeñaban: Eduardo Quintero, del Grupo Polar, al Fondo
de Inversiones de Venezuela; Gabriela Febres Cordero, del Grupo Occidente, al
Instituto de Comercio Exterior y Carlos Blanco para la Comisión de Reforma
del Estado.19 Al grupo de profesionales se uniría posteriormente Gerber Torres,
Ismelia Cisneros y Ricardo Hausmann. Sobre este primer gabinete Moisés Naím
dirá:
En efecto, es importante tomar nota que, aparte del Congreso, el más fuerte y
efectivo centro de oposición a las reformas estaba dentro del propio Gabinete
—por parte de los ministros puestos en base a su afiliación política partidista.
En el caso de Venezuela, las reformas pudieron proceder sin mayores distorsiones
porque los ministros que las resistían estaban en la minoría y el presidente Pérez
estaba comprometido con las reformas”.20

La ministra de Hacienda Eglee de Blanco tiene una óptica diferente.


Dice: “Todos los miembros del gabinete compartíamos la necesidad de realizar
las reformas, donde diferíamos eran en la magnitud y la velocidad”. “Nosotros
teníamos experiencia en el ejercicio de gobierno y sabíamos que los tiempos de
asimilación eran diferentes”. Además del gabinete, es importante mencionar el
peso de Pedro Tinoco desde el Banco Central de Venezuela, luego de actuar como
delegado principal en las negociaciones ante el Fondo Monetario Internacional,
junto a los ministros de Hacienda y Cordiplan.

ACUERDO CON EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL


El gobierno tenía 6.500 millones de dólares en cartas de crédito a vencerse
en julio de 1989 y reservas internacionales netas por 300 millones de dólares
al iniciar su mandato. Esta circunstancia explica la premura que tenía el nuevo
19 Anexo:Gabinete de Carlos Andrés Pérez, Wikipedia, https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Gabinete_de_Carlos_ Andrés_
Pérez
20 Moisés Naím, “Lanzando un cambio de políticas, radical, 1989-1991”, en Joseph Tulchin, Venezuela in the Wake of
Radical Reform, Woodrow Wilson Center, Washington, 1993, Pág. 73.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
32 El Gran Viraje

Gobierno de llegar a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. La


moneda se había devaluado, la inflación era alta y la deuda externa era una pesada
carga para la República.
La solicitud de financiamiento al Fondo Monetario requería someterse a un
programa de ajustes, bajo su supervisión, con el fin de obtener aproximadamente
4.500 millones de dólares en los próximos 3 años. La obligación del Ejecutivo era
implementar un Programa de Ajustes, adaptado para Venezuela de acuerdo con
los postulados del Consenso de Washington:
1. Liberación de las tasas de interés activas y pasivas en todo el sistema
financiero hasta un tope temporal fijado en alrededor del 30 %.
2. Unificación de la tasa cambiaria, eliminando la tasa preferencial y,
por tanto, la Oficina de Régimen de Cambios Diferenciales (Recadi).
Determinación de la tasa de cambio en el mercado libre de divisas y
realización de todas las transacciones con el exterior a la nueva tasa
flotante.
3. Liberación de los precios de todos los productos excepto 18 renglones
de la “cesta básica”.
4. Anuncio del incremento no inmediato, sino gradual, de las tarifas
de servicios públicos como telefonía, agua potable, electricidad y gas
doméstico.
5. Aumento del precio de la gasolina y otros derivados del petróleo en el
mercado nacional, durante 3 años, con un primer aumento de 100 %
(cinco centavos de dólar) en el precio de la gasolina y un 30 % en el
del transporte público.
6. Aumento de los sueldos de la administración pública entre el 5 y el
30 %, el salario mínimo a Bs. 4.000 en la ciudad y Bs. 2.500 en el
campo.
7. Congelamiento de los cargos de la administración pública.
8. Racionalización y eliminación de los aranceles de importación.
9. Reducción del déficit fiscal a menos del 4 %.
Elección de CAP y acuerdo con el FMI
Gerardo Lucas 33

ANUNCIO DEL PROGRAMA DE AJUSTES


En los primeros días de la nueva administración, el ministro Miguel
Rodríguez hablaba de que “lograríamos un proceso de cambio sin inflación”. No
fue así y Pérez lo justificaría posteriormente, porque declararon eso antes de saber
la realidad de la magnitud de las Cartas de Crédito vencidas.21
El 16 de enero de 1989, el presidente Pérez anunció que aplicaría un severo
paquete de medidas económicas de ajuste, en cuanto asuma la presidencia de
Venezuela, el 2 de febrero. Se trataba de un Plan Económico Global de corto
plazo, que supondría aumentos en el precio de la gasolina y de todos los servicios
públicos. El diario El País de España lo reseña de la siguiente forma:
El equipo económico del nuevo Gobierno venezolano lo ha calificado de
“programa de choque”, con una duración de seis meses, como si fuera una terapia
intensiva para provocar cambios significativos en la economía del país. Detrás de
los primeros cambios está una política a largo plazo orientada hacia una economía
más productiva y competitiva. El futuro presidente se ha defendido cuando le han
criticado la influencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) en su programa
de ajuste. Responde: “Siempre hemos estado en manos del FMI. Lo que debemos
hacer es presentar nuestros propios planes y ejercer nuestros propios derechos
sin detenernos a pensar si coinciden o no con lo que dice el Fondo Monetario
Internacional o cualquier otra organización”.22

El anuncio de Pérez es sujeto de críticas:


Lo que preocupa en realidad es el disparo inflacionario que producirá el choque de
las medidas. El equipo técnico de Carlos Andrés Pérez reconoce que las medidas
son duras, pero que causarán apenas un 40 % de inflación, mientras que los
economistas de la oposición aseguran que será del 100 %. Por su parte, Pérez dice
que, si llega al 80 %, dejaría la presidencia y se asilaría en el extranjero. Lo cierto
es que la clase trabajadora está más alarmada con lo que viene. La Confederación
de Trabajadores de Venezuela (CTV), la central obrera mayoritaria, está haciendo
sus propias evaluaciones de los efectos que tendrán las medidas de ajuste, y desde
ahora está pidiendo un aumento general de salarios o compensación del 50 %,
una revisión trimestral de los sueldos, aplicación gradual de las medidas y no de
un solo golpe, y subsidios directos de alimentos a las familias pobres. Mientras
se debate sobre el impacto que tendrá el programa de choque, el equipo asesor
de Pérez —señala el diario El País— viajará a México y a España para ver de
cerca los resultados que ha tenido la aplicación de programas de ajuste parecidos
y el desarrollo de las fórmulas de concertación entre los trabajadores, Gobierno
y empresarios.23

21 Ramon Hernández, Luis Giusti, Carlos Andrés Pérez, Memorias Proscritas, Pág. 341
22 https://elpais.com/diario/1989/01/16/economia/600908408_850215.html
23 https://elpais.com/diario/1989/01/16/economia/600908408_850215.htm
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
34 El Gran Viraje

Cuando Pérez presenta su programa, la dirección del Movimiento al


Socialismo (MAS), a través de su dirigente Pompeyo Márquez, le hace una sola y
lapidaria pregunta: ¿dónde está la gente?24
Hay que entender que a esta altura los instrumentos de política económica
que pretendía desmantelar el Plan de Ajustes eran populares entre la población,
particularmente las clases más pobres. Treinta años de adoctrinamiento populista
a favor de los controles de la economía y vilificando a la libre empresa y calificando
al empresario como especulador, no habían sido en vano. Esta era la verdadera
muralla que enfrentaba el cambio.
Cuadro 1.
¿Sobre qué aspectos de la reforma económica está usted a favor?
En porcentaje
Variable
Nivel socioeconómico A-B C D E Total
Control de precios 18 38 52 65 53
Control de cambios 27 61 60 58 59
Control de la inversión extranjera 51 57 66 65 64
Mantenimiento de los subsidios 24 61 72 75 70
Control de las importaciones 30 54 59 62 59
Propiedad del Estado de empresas 21 48 60 72 61
Fuente: A. Tempelton, Pág. 101.

LA CORONACIÓN
Desde que salió de la primera presidencia, Pérez había recorrido al mundo
como vicepresidente de la Internacional Socialista, que fue constituida por una
serie de partidos socialdemócratas de diferentes países, lo que le permitió establecer
relaciones políticas importantes no solo a nivel continental, sino mundial.
Siguiendo sus instintos de hacer las cosas en grande, invitó a un gran
número de destacadas figuras a la toma de posesión de su segunda presidencia,
el 2 de febrero de 1989, en lo que la opinión pública tildó como su Coronación.
Entre las figuras invitadas estuvieron:
los presidentes Raúl Alfonsín (Argentina), José Sarney (Brasil), Virgilio Barco
(Colombia), Óscar Arias (Costa Rica), Fidel Castro (Cuba), Rodrigo Borja

24 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 85


Elección de CAP y acuerdo con el FMI
Gerardo Lucas 35

(Ecuador), José Napoleón Duarte (El Salvador), Felipe González (España),


Vinicio Cerezo (Guatemala), José Azcona del Hoyo (Honduras), Daniel Ortega
(Nicaragua), Alan García (Perú), Julio María Sanguinetti (Uruguay), y otros más,
que en total sumaron veinte jefes de Estado. También asistieron, de la OEA, João
Clemente Baena Soares; el vicepresidente de los Estados Unidos, Dan Quayle; de
la Internacional Socialista, Willy Brandt; el expresidente italiano, Bettino Craxi;
el excanciller austríaco, Bruno Kreisky; el presidente del Banco Interamericano de
Desarrollo, Enrique V. Iglesias; de la OPEP, Subroto; el secretario de Relaciones
Exteriores mexicano, Fernando Solana, el Premio Nobel de Literatura, Gabriel
García Márquez. Debido a la gran cantidad de personalidades invitadas, el acto
se tuvo que realizar en la Sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño, siendo la
primera vez que era usada para este fin, ya que el Palacio Federal Legislativo era
el lugar tradicional.25

25 “Segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez”. Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Segundo_gobierno_de_


Carlos_Andr%C3%A9s_P%C3%A9rez#La_%22coronaci%C3%B3n%22_de_P%C3%A9rez
IMPLEMENTACIÓN DEL PLAN DE
AJUSTE MACROECONÓMICO
2
ANTECEDENTES
Para comprender el fondo del plan de ajuste macroeconómico propuesto,
tenemos que conocer la historia económica e industrial del país, cuyo corte
proteccionista iniciado en 1937 durante el gobierno de general López Contreras lo
signó. A partir de aquel momento se diseñó una política económica proteccionista
que se profundizó durante los gobiernos de Pérez Jiménez y Betancourt, y en el
cual se privilegió la gran empresa básica, en manos del Estado, y el proteccionismo
arancelario a favor de la empresa privada. Luego de medio siglo, las debilidades
de dicho modelo quedaron evidenciadas: por una parte, en una empresa pública
ineficiente que produjo el continuo desangramiento del fisco nacional, y por otra
parte, una industria protegida que había llegado al límite de su crecimiento real,
al haber copado la demanda del mercado interno, unido a una política cambiaria
con finalidad populista que, de hecho, impedía que prosperara el modelo al
desarrollo dirigido al exterior. Dentro de este contexto y circunstancias irrumpe
la necesidad y consenso en los sectores progresistas del país en romper con el
modelo de desarrollo existente, que había llegado a su límite. La discusión estaba
en cómo se procede a su implementación. Opuestos, estaban los beneficiarios del
modelo; los partidos políticos tradicionales, el sindicalismo y en menor grado,
la industria beneficiaria, que entendía las limitaciones del sistema y el freno que
representaba a su crecimiento ulterior.

LA UNIFICACIÓN DE LA TASA CAMBIARIA


Tenemos que estar conscientes de que la primera medida económica de
significación que tuvo que tomar el nuevo Gobierno no fueron las políticas
liberales acordadas, sino la devaluación de prácticamente el 100 % del valor de la
moneda. Ahí comienzan sus problemas.
El 10 de febrero de 1989 se eliminó Recadi. Entró en vigor un sistema
libre cambiario que se inició a 39,60 bolívares por dólar, paridad existente en el

37
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
38 El Gran Viraje

mercado ese día, lo que representaba una devaluación sobre la divisa preferencial
controlada de 2,70 veces. Esta circunstancia afectó gravemente a la economía en
el corto plazo. Hay que destacar el enorme daño que se hace a la economía y a la
sociedad la aplicación de las políticas de control con anclaje cambiario, porque
irremediablemente, el día en el cual tienen que sincerar la situación provocan un
duro golpe a los productores y consumidores.
El 11 de febrero se instaló en Miraflores una Comisión Mixta, con el
objetivo de estudiar paliativos ante la inminente eliminación del cambio
controlado de 14,5 bolívares por dólar. Esta discusión detuvo la aplicación de
los anuncios oficiales contenidos en el acuerdo y afectó las conversaciones con el
Fondo.
El programa compensatorio para la población más afectada por estas
medidas, además del aumento de los sueldos de la administración pública y el
incremento del salario mínimo ya mencionado, sería anunciado conjuntamente
con las medidas de ajuste macroeconómico.

ANUNCIO FORMAL DEL PROGRAMA DE AJUSTES


MACROECONÓMICOS
El 16 de febrero, el presidente Pérez presenta al país, en un largo discurso,
su Programa de Ajuste Macroeconómico, que luego sus detractores llamaron “El
Paquete”1, el cual contenía las siguientes medidas:
1. Adopción de un nuevo esquema cambiario, que consistirá en un
cambio único y flexible que se determinará de acuerdo con la oferta y la
demanda. A este tipo de cambio se efectuarán todas las transacciones
de la economía, tanto las de exportación, importación e inversiones.
2. Liberación de las tasas de interés activas y pasivas del sistema financiero
nacional, conducidas por un proceso de concertación para ponderarlas
(en principio, los banqueros hablan de subir los intereses del 13 % al
18 %). En los sectores agropecuarios y viviendas, se determinará una
tasa preferencial para el primero y un programa de subsidios directos
al sistema hipotecario y de ahorro y préstamo para los créditos a las
viviendas de interés social y las clases medias.
3. Reestructuración de la política arancelaria. Eliminación gradual de las
restricciones y exoneraciones de los aranceles aduaneros. Liberación
1 Nota: paquete, en el argot criollo, significa fraude. Significa que el contenido del paquete o empaque no es lo que habían
prometido.
Implementación del Plan de Ajuste Macroeconómico
Gerardo Lucas 39

de las importaciones. Creación de la empresa Venexport para facilitar


las exportaciones no tradicionales.
4. Disciplina en el gasto fiscal del Gobierno y congelación de los empleos
en la administración pública. Ajuste en las tarifas del teléfono y la
electricidad.
5. Aumento del precio de la gasolina y el gas. Aumento general del 30 %
en los pasajes y fletes aéreos, marítimos y terrestres.
6. Reducción del subsidio estatal de los fertilizantes al 50 %. Modificación
del impuesto sobre la renta. Establecimiento de un impuesto sobre el
consumo de bienes y artículos suntuarios.
7. Creación de la Empresa Liquidadora Nacional para privatizar algunas
empresas del Estado.
Simultáneamente, el presidente Pérez anunció las medidas compensatorias
sociales:
1. Incremento del salario básico o mínimo en 4.000 bolívares mensuales
para los trabajadores de la ciudad y de 1.500 bolívares para el área
rural.
2. Aumento del 30 % en los sueldos de los funcionarios de la administración
pública. Los trabajadores del sector privado concertarán con sus
patronos igual porcentaje a través de las contrataciones colectivas.
3. Para las familias de bajos ingresos se subsidiará la cesta básica de los
alimentos. Se aplicará un programa de becas alimentarias para los
escolares de las zonas populares del país. También se establecerán
42.000 hogares de cuidado diario para la infancia.
4. En materia de salud, se reforzarán los programas de control del
lactante y del preescolar. Se fomentará la acción de los ambulatorios
de salud en las comunidades, como fórmula de servicio y se ampliará
la función social de la escuela.
5. Consolidación de barrios marginales urbanos y rurales. Se creará una
Comisión Presidencial para la Lucha contra la Pobreza.
A pesar de que el paquete de medidas provocara una inflación del 100 %,
según cálculo de los economistas, el presidente Pérez dijo que era optimista sobre
el futuro de Venezuela. También anunció que aceptará las propuestas del FMI.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
40 El Gran Viraje

Y apeló al esfuerzo, sacrificio y la comprensión de todos. “No los defraudaré.


Manos a la obra”.2

NO RECONOCIMIENTO Y FINANCIAMIENTO DE LAS CARTAS DE


CRÉDITO
El 17 de febrero, Pedro Tinoco, presidente del BCV, anunció que serían
financiadas las cartas de crédito y se implementarían algunas varias otras medidas
respecto a las importaciones en tránsito. De hecho, con esta declaración mantenía
en vigencia el Decreto 2.567 de Lusinchi de no honrar las cartas de crédito a
14,50, sino al nuevo tipo de cambio de 42 bolívares por dólar. Hay que recordar
que, para finales de 1988, teniendo en puerta un nuevo gobierno, los días del
control de cambio estaban contados. Se presentó el inevitable problema, cancelar
las cartas de crédito de las importaciones, en tránsito, hechas con autorizaciones
de importación al tipo de cambio preferencial a 14,40 bolívares por dólar. Este
compromiso no sería honrado por el gobierno de Lusinchi, a pesar de haberlas
autorizado aduciendo, implícitamente, que no podían diferenciar entre las
importaciones legítimas y las fraudulentas. Aquí se aplicó el dicho: “Pagaron
justos por pecadores”. De esta forma, en diciembre de 1988, el gobierno de
Lusinchi, en su postrimería, dictó el Decreto 2.567 sobre procedimientos para
obtener divisas, mediante el cual dejan de honrar a las cartas de crédito abiertas,
referentes a mercancías ya recibidas, lo cual hizo que la industria importadora
tuviera que pagar esta mercancía no a 14,40 bolívares por dólar, como la contrató,
sino a 36,90 bolívares por dólar, precio fijado como dólar del mercado libre. Al
respecto, el presidente de Conindustria, Luis Enrique Ball, expresó:
El gobierno nos obligó a pagar todas las importaciones sin reconocimiento de
las cartas de crédito. Como consecuencia el impacto fue monstruoso, toda la
industria aceitera comestible venezolana cambió de manos. Muchos empresarios
venezolanos se vieron obligados a entregar sus empresas como pago a las
compañías extranjeras. Toda la industria sufrió, pero al sector bancario sí se le
reconocieron los pasivos en dólares.3

Según Moisés Naím y Antonio Francés, en un trabajo posterior, afirman


que:
Para la mayoría de las empresas privadas la mayor amenaza durante los primeros
años de las reformas venía de la decisión del Gobierno de financiar parcialmente

2 El País, 17 de febrero, 1989


3 Conindustria. Conindustria 30 años. La Estrategia de Venezuela es la Industria. Pág. 95.
Implementación del Plan de Ajuste Macroeconómico
Gerardo Lucas 41

los 6 mil millones de dólares en cartas de crédito vencidas, que se utilizaron en


financiar importaciones durante 1988.4

LIBERACIÓN DE LAS TASAS DE INTERÉS


Unos días antes, el 13 de febrero de 1989, el Banco Central
de Venezuela liberó las tasas de interés, con excepción del crédito agrícola e
hipotecario. Fijó, como hemos dicho, las modalidades con que se financiarían
las cartas de crédito del sector privado y anunció que en 2 o 3 meses comenzarían
a recibirse los fondos de un crédito stand by, por unos 1.500 millones de dólares
otorgados por el FMI. Como consecuencia de una demanda contra la medida
deliberación de las tasas de interés, que alegaba que contravenía la Ley del Banco
Central, al respecto, de seguido, en abril, la Corte Suprema obligó al BCV a
fijar las tasas. Establecieron 37 % como mínimo para préstamos y 25 % para
depósitos.5 Tinoco defendía la liberación insistiendo en que obligaría a la mayor
competencia entre los bancos y por ende propendería a bajar el nivel de las tasas
activas.6 En realidad, sucedió lo contrario.
Hay que explicar que en un mercado financiero pequeño como el
venezolano hablar de liberación de las tasas de interés es un tema escabroso,
porque o los fija, aunque sea, entre bandas, el BCV, o los fijan de común acuerdo
los tres o cuatro bancos comerciales más grandes del país. Al nombrar a Pedro
Tinoco al Banco Central, Pérez encuentra una tercera vía, en la cual los banqueros
fijan las tasas a través del Banco Central.
El economista Antonio Aguirre explica el nuevo sistema:
El 17 de febrero de 1989, el BCV eliminó el sistema de tasas de interés máximas e
incrementó su tasa de redescuento de 8,5 % a 23,0 %. A partir del 27 de marzo,
el BCV adoptó el dictamen de la Corte Suprema de Justicia y estableció un nivel
mínimo del 23 % para las tasas pasivas y un nivel máximo de 35 % para las tasas
activas del sistema bancario. Para darle sentido a la flexibilidad de las tasas de
interés que se contemplaba en el Programa, el BCV revisó semanalmente las tasas
de interés mínimas y máximas con miras a asegurarse de que las tasas de interés
que fija el sistema bancario reflejaran la acción de las fuerzas del mercado.7

4 Moisés Naím, Antonio Francés, “The Venezuelan Private sector”, en Lessons of the Venezuelan Experience, Louis
Goodman, Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin Garry Bland, The Woodrow Wilson Press,
Washington, DC. Pág. 184.
5 Ricardo Hausmann, “Quitting Populism Cold Turkey: The ‘Big Bang’ approach to Macroeconomic Balance”. En
Lessons of the Venezuelan Experience, Louis Goodman, Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin
Garry Bland, The Woodrow Wilson Press, Washington, DC. Pág. 258.
6 You Tube. Entrevista a Pedro Tinoco por Pedro Palma en el programa Enfoque.
7 Antonio Aguirre, Programa de Ajuste del FMI en Venezuela: sus políticas y resultados. Pág. 35.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
42 El Gran Viraje

LOS BONOS CERO CUPÓN


Dentro del nuevo marco conceptual y jurídico de fijación de las tasas
de interés, el Banco Central introduce un nuevo instrumento financiero en el
mercado que tendrá un relevante impacto sobre la economía del país, el bono
Cero Cupón. La autoridad monetaria informaba que: “A partir de noviembre
de 1989 y con la finalidad de contar con un instrumento flexible de política
monetaria, el BCV inició la colocación de bonos ‘Cero Cupón’, a través de la
realización de operaciones en el mercado abierto”.8 Se llamaban Cero Cupón
porque no pagaban intereses, sino que se vendían a descuento y al recuperarse el
valor total o facial al final del corto plazo redituaba un valor que equivalía a una
tasa de interés.
Un objetivo aparente del bono Cero Cupón era lo que llamarían la
esterilización de las reservas internacionales, que significaba drenar liquidez
monetaria excesiva —nuevos bolívares en el mercado— que se generaría con
el incremento de las reservas internacionales, producto de la normalización de
las operaciones financieras externas. El economista Antonio Aguirre explica este
aspecto:
Política de esterilización de las Reservas Internacionales muestra niveles
crecientes de reservas internacionales y el monto de la liquidez monetaria crece en
porcentajes decrecientes. Esta relación entre las tasas de variación de las reservas
internacionales y de la liquidez monetaria coincide con la política de esterilización
de reservas internacionales que aplicó el BCV en el mismo período. En efecto,
desde el año 1989 el BCV inició la práctica de emitir los Bonos Cero Cupón
que son títulos del propio BCV, con el propósito de esterilizar parcialmente las
reservas internacionales [política que continuó en el período 1994-1998].9

Otro objetivo no tan divulgado que persiguió fue ser fuente indirecta de
financiamiento público. El economista Tobías Nóbrega explica su interpretación
de esta función del Cero Cupón:
A fin de cuentas, la emisión de estos pagarés (Cero Cupón) no ha sido otra cosa
que una forma de esterilizar la monetización de compromisos del Estado con
los particulares. Una forma de financiamiento indirecto del déficit público,
eso sí, llevada a cabo con títulos de corto plazo, que afectan directamente la
liquidez monetaria objeto de control por el BCV y que, por tanto, complican el
desempeño de la autoridad monetaria.10

8 BCV – Ingresos Económicos 1990. Pág. 201.


9 Antonio Aguirre, Programa de ajuste del FMI en Venezuela: sus políticas y resultados. Pág. 37.
10 Tobías Nóbrega. “Crecimiento con inestabilidad: reflexiones sobre el programa de ajustes en Venezuela (1989-1993)”,
Boletín de la Academia de Economía, Pág. 197.
Implementación del Plan de Ajuste Macroeconómico
Gerardo Lucas 43

Continúa diciendo:
Se ha mostrado cómo la falla básica de la política económica desde 1989 ha sido
fomentar un esquema de control monetario fuerte acompañado de un plan fiscal
de expansión del gasto, superior a la capacidad real de recaudación impositiva y
endeudamiento sano del Estado.11

Una de las implicaciones menos resaltadas en los medios es que los bonos
Cero Cupón no tienen riesgo implícito, puesto que son de rescate a corto plazo y
los emite el Banco Central, que siempre va a honrar sus obligaciones en bolívares y,
en consecuencia, proveían a la banca comercial y a su entorno de un instrumento
de inversión sin riesgo y con altas tasas de interés. En consecuencia, los préstamos
comerciales a empresas, que, si corrían riesgo, se vieron perjudicados. La banca
comercial se veía también favorecida, porque en un ambiente inflacionario, le
llegaban crecientes nuevos depósitos, sin esfuerzo alguno, y contaban con un
instrumento rentable donde colocarlos manteniéndose líquidos y rentables, al
mismo tiempo.
Estos bonos tenían otros dos efectos negativos: por una parte, debilitaban
la posición de solvencia del BCV al pagar altos intereses por su deuda y, por otra,
en última instancia contribuían a la inflación, que supuestamente combatían,
porque sus intereses no eran más que dinero inorgánico.
Otra de las consecuencias de su aplicación fue la distorsión del mercado
crediticio. El profesor Rogelio Carrillo Penso en el Informe bancario para el
Consejo Venezolano de la Industria (CVI) sostiene que:
El Bono Cero Cupón ha deformado el crédito en Venezuela. Lejos de sustentar la
recuperación industrial se ha desviado el funcionamiento del aparato productivo
y la posibilidad de una mayor oferta de bienes que mantenga las fuerzas del
mercado; a ser invertidas en áreas no productivas, sin que se haya logrado reducir
la presión sobre el dólar, un indicador exageradamente sensible para el Ejecutivo
[…] Las altas tasas de interés fueron unos de los condicionantes más importantes
para la grave recesión industrial del año pasado (1989). Todavía su efecto subsiste.
La cartera de créditos de la Banca ha continuado descendiendo, mientras el total
de los depósitos ha continuado creciendo, especialmente los depósitos a plazo.

Las inversiones en valores públicos de la banca pasaron de 16.000 millones


en junio de 1987 a 22.000 en junio de 1989 y a 47.000 millones en junio del 90.12

11 Tobías Nóbrega. “Crecimiento con inestabilidad: reflexiones sobre el programa de ajustes en Venezuela (1989-1993)”,
Boletín de la Academia de Economía, Pág. 205.
12 Rogelio Carrillo Penso, Consejo Venezolano de la Industria (CVI), Informe Bancario, Caracas, 1990.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
44 El Gran Viraje

Por otra parte, la proporción de préstamos y descuentos sobre activos


totales de la banca comercial disminuyó del 47 % en 1988, al 32 % en 1983,13
al concluir el gobierno de Pérez y al 20 % en 1994 cuando ocurre la debacle
bancaria, a la cual ayudó el Cero Cupón y esta política de intereses donde la
mitad de los depositantes perdieron sus ahorros. La tasa de interés activa de la
banca comercial subió desde el 12 % en 1988 al 32 % en 1989, al 60 % en 1993.
Concretamente, la tasa del Cero Cupón para el 5 de abril de 1993 fue del 57,7 %.
El economista Miguel Ignacio Purroy, escribiendo en la revista jesuita
SIC, concluye, en forma lapidaria, su análisis sobre la utilización de los bonos
Cero Cupón, de esta forma: “Resulta irritante ver cómo el sistema financiero se
ha convertido en el único beneficiario de la política monetaria”.14

AUMENTO DEL PRECIO DE LA GASOLINA Y EL CARACAZO


El domingo 26 de febrero de 1989, el Ministerio de Energía y Minas anuncia
el alza en 30 % de los precios de la gasolina y el incremento de las tarifas del
transporte público urbano e interurbano, seguido por otro aumento del 30 % a
partir del 27 de febrero, válido para los 3 meses siguientes, después de los cuales
podrían aumentarse hasta el 100 %. Esto significaba cobrar el litro de gasolina de
alto octanaje a Bs. 2,75 y Bs. 2,55 el de medio octanaje. La ministra de Hacienda,
Eglee de Blanco, nos decía en una entrevista que: “el Fondo Monetario tenía unas
pautas que teníamos que cumplir, pero el aumento del precio de la gasolina era
punto de honor, un símbolo, porque confirmaba nuestra voluntad de cumplir
con nuestros compromisos”.15
El lunes 27 de febrero ocurre lo que se ha dado por llamar El Caracazo,
una insurrección popular provocada por la implementación del Acuerdo con el
FMI, respecto al aumento del costo del transporte colectivo en 30 %. Se inició en
Guarenas, ciudad aledaña a Caracas, en el terminal de transportes. Si bien se inició
la insurrección en protesta al aumento de tarifas del transporte público, luego se
propagó hacia Caracas con los motorizados, y fue seguido por actos de vandalismo
y saqueos de tiendas de comercio que se propagó a otras ciudades del país, como
Maracay, Valencia, Barquisimeto, San Cristóbal, Ciudad Guayana, entre otras.
El problema tomó al Gobierno por sorpresa y este reaccionó poniendo en acción
el llamado Plan Ávila, con una intervención militar y policial que terminó con
un saldo de 800 personas muertas, según estimaciones de la organización civil El
13 Gerardo Lucas, Industrialización contemporánea de Venezuela (1936-2000). Ediciones UCAB, Caracas, 2006, Pág.
154.
14 M. Ignacio Purroy, “El paquete avanzando la economía estancada”, Revista SIC, n° 526, Julio, 1990.
15 Entrevista a la exministra de Hacienda, Eglee de Blanco. 08/09/2020.
Implementación del Plan de Ajuste Macroeconómico
Gerardo Lucas 45

Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea). La


insurrección duró hasta el 8 de marzo, y como consecuencia debilitó la imagen
del Gobierno y la posibilidad de implementar plenamente su acuerdo con el
Fondo. Siempre ha quedado la duda sobre si el origen de la insurrección fue
espontánea o provocada por grupos subversivos de izquierda.

Figura 1.
Primera página de El Nacional, 28 de febrero de 1989

Hay que destacar un aspecto muy importante del Plan de Ajuste


Macroeconómico y es que careció de un plan comunicacional que explicara
sus virtudes a la población. Formalmente, se le delegó esa función al ministro
de Cordiplan, Miguel Rodríguez. El primer problema que enfrentaban era de
tiempo, estaban contrarreloj urgidos de que el FMI les diera los recursos. Segundo,
el Fondo exigía su aplicación bajo la modalidad de shock, que luego el economista
Ricardo Hausmann llamaría “bomba atómica” y además, era inflexible. Tercero,
en cualquier caso, es muy difícil vender un programa que contemplaba, como
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
46 El Gran Viraje

primer paso, una megadevaluación de la moneda y demás medidas que afectaban


el poder adquisitivo del público. Por otra parte, sencillamente el manejo
inoportuno: el ministro de Hidrocarburos anuncia el aumento de la gasolina
un domingo, para aplicarlo el lunes. Primero, el público no estaba informado
y, segundo, a final de mes las personas carecían de recursos, porque viven al
día y no podían, a última hora, pagar el aumento. Con ese escenario después
del Caracazo, la crítica la inauguró el presidente del partido blanco Gonzalo
Barrios: “En alusión al origen de los disturbios y haciendo gala de sus habituales
enunciados guabinosos, habló del ‘Beso mortal de FMI’”.16 Por su parte, los
políticos de izquierda continuaron estigmatizando la liberación de precios:
La consecuencia de una política de liberación de precios no es la que dicen
los apologistas del liberalismo […] la liberación de precios en vez de ordenar
el mercado lo que hace es crear un caos en sociedades donde la necesidad es
amplia, como sucede en la mayoría de las sociedades latinoamericanas, porque
generalmente la oferta de bienes es restringida y dominada por los monopolios y
oligopolios.17

REACCIÓN DEL FONDO MONETARIO


El día 19 de febrero se informó de la visita de representantes del Banco
Mundial y del FMI a Caracas, así como de la estadía de Edgar Leal, el nuevo
negociador de la deuda en Washington. El 28 de febrero Venezuela presenta
la Carta de Intención que formaliza la solicitud de préstamo ante el Fondo
Monetario Internacional, por parte del equipo de negociación presidido por
Pedro Tinoco, presidente del Banco Central, e integrado por Eglee de Blanco,
ministra de Hacienda, y Miguel Rodríguez, ministro de Cordiplan. El New
York Times en su edición del 9 de marzo de 1989 anuncia la posición del FMI
sobre Venezuela. Michel Camdessus asegura que las medidas de estabilización
económica en Venezuela “están probando ser aún más dolorosas” debido a que
fueron “pospuestas por un largo período”. Hizo los comentarios en una carta,
solo días después de los disturbios (unrest) causados por la aplicación de las
medidas económicas, y que causaron la muerte de alrededor de 375 personas.
Camdessus halagó el coraje del presidente Carlos Andrés Pérez por asumir el
programa económico de shock diseñado para incrementar la eficiencia de la
economía. Rechazó las acusaciones de Pérez de que el FMI era por lo menos
parcialmente responsable por los disturbios de la semana pasada, porque había
recomendado algunas de las medidas de revitalización.18
16 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 142.
17 González, Pablo Rafael. Una alternativa frente al neoliberalismo y las políticas del FMI. Caracas, 1989, Pág. 89.
18 “I.M.F. Position On Venezuela”. The New York Times. https://www.nytimes.com/1989/03/09/business/imf-position-
on-venezuela.html
Implementación del Plan de Ajuste Macroeconómico
Gerardo Lucas 47

El 29 de marzo de 1989 el FMI aprobó su primer préstamo en su


historia para Venezuela por un monto de 443 millones de dólares, para su
retiro inmediato, en soporte al programa de reforma económica. También
contemplaba desembolsar otros 4,5 mil millones de dólares en préstamos
durante los próximos tres años. Este soporte ayudaría a la nación a conseguir
otros créditos de las agencias multinacionales de crédito y de la banca privada.
Se esperaba que Venezuela fuera uno de los primeros beneficiarios del plan del
secretario del Tesoro norteamericano Nicholas Brady, para ayudar a los países en
desarrollo a disminuir su deuda frente a la banca privada. A finales de febrero,
el presidente Pérez había anunciado el programa de reforma para hacer el país
menos dependiente de las exportaciones petroleras. La operación negociada de
crédito es llamada “primer tramo del préstamo” (first tranche loan) equivalente
al primer 25 % de la cuota de Venezuela en el FMI de 1,77 mil millones de
dólares. Este primer tramo tiene un bajo condicionamiento operacional, requiere
compromisos económicos y financieros por parte del país recipiente, pero no el
requerimiento de monitoreo del FMI. En la medida en que utilicen los próximos
tramos del crédito, aumentan la severidad de los condicionamientos y comienza
la obligación del monitoreo.19 Para noviembre de 1989 se concluye un Acuerdo de
Cambio de Deuda por Capital (Swap) por 600 millones de dólares para proyectos
de inversión por parte del sector privado.20
El FMI explicaba las causas y los objetivos del acuerdo con Venezuela de
la siguiente manera:
Para finales de 1985 el gobierno venezolano [de Lusinchi] cambió su política a
una de estímulo, resultando en un incremento de la inflación y mayores presiones
sobre la balanza de pagos.21 Para 1989 Venezuela había agotado sus reservas
internacionales y encontrándose en dificultades en hacer frente a los pagos de
la deuda, además que el nivel la Deuda Pública alcanzaba 30.000 millones
de dólares. Los objetivos del Programa eran reducir la dependencia del sector
petrolero, lograr una balanza comercial favorable, un crecimiento real entre
el 4 y 5 % anual, reducir el servicio de la deuda y mejorar la situación de las
reservas internacionales. A mediano plazo la estrategia debía proveer la base para
la petición de auxilio al FMI para un acuerdo hacia el futuro, así como políticas
base para créditos de otros institutos internacionales como el Banco Mundial y de

19 Carlos Brezina. “IMF approves loan to Venezuela”. UPI. www.upi.com/Archives/1989/03/29/IMF-approves-loan-to-


Venezuela/8452607150800/
20 Ricardo Hausmann, “Quitting Populism Cold Turkey: The ‘Big Bang’ approach to Macroeconomic Balance”. En
Lessons of the Venezuelan Experience, Louis Goodman, Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin
Garry Bland, The Woodrow Wilson Press, Washington, DC. Pág. 258.
21 Carlos Brezina. “IMF approves loan to Venezuela”. UPI. www.upi.com/Archives/1989/03/29/IMF-approves-loan-to-
Venezuela/8452607150800/www.upi.com/Archives/1989/03/29/IMF-approves-loan-to-Venezuela/8452607150800/
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
48 El Gran Viraje

prestamistas privados, así como un estímulo para la llegada de capitales privados


del exterior.22

BONOS BRADY
El 2 de abril de 1989, el presidente Pérez se reúne con el presidente
norteamericano George Bush y anuncia que Venezuela será el primer país en
utilizar los bonos Brady. Manifestaba que el descuento ofrecido del 20 % sobre el
valor facial del bono era totalmente insuficiente y que ellos esperaban un descuento
de por lo menos un 50 %. El Plan Brady fue presentado por las autoridades
norteamericanas en 1989 y ofrecía un menú de opciones a los países en desarrollo
que se encontraban con significativas deudas. El plan consistía en canjear sus
deudas bancarias por nuevos bonos (bonos Brady) emitidos en condiciones más
favorables, así como ayudarlos a comprar parte de sus deudas en el mercado
a descuentos sustanciales. El plan, como contrapartida, exigía a los países
implementar medidas macroeconómicas sustentables y reformas estructurales.
En un ambiente de caída de tasas de interés, a nivel mundial, para 1995, el plan
buscaba reducir la deuda de 21 países en desarrollo de 75 mil millones de dólares
a 25 mil millones de dólares.23 El Banco Mundial, por su parte, anunció el 15
de junio un crédito de rápido desembolso por 775 millones de dólares, una
cuarta parte del cual iría al plan de reducción de deudas. Los créditos del FMI
y del BM eran parte del plan Brady, que buscaba recomprar deuda a descuento
y usarlo como colateral para operaciones de reducción de deuda. Se habían
anunciado estas operaciones para México, Costa Rica y Filipinas. El FMI en
un comunicado ha hecho público que el Gobierno venezolano ya ha comenzado
a tomar medidas para reducir el nivel del intervencionismo del sector público,
incrementar la eficiencia de los recursos para darle mayor participación a la
competencia internacional, liberalizar la regulación de inversiones y los controles
de precios.24 Hay que recordar que si bien los bonos Brady ayudaron a los países
en desarrollo a refinanciar sus deudas, los otros beneficiarios, que fueron los que
hicieron lobby en Estados Unidos para que el Departamento del Tesoro adoptara
la medida fue la banca privada norteamericana e internacional que tenían en
cartera una enorme deuda de países del tercer mundo en situación de retraso y
que esta medida logró subsanar.

22 Carlos Brezina. “IMF approves loan to Venezuela”. UPI. www.upi.com/Archives/1989/03/29/IMF-approves-loan-to-


Venezuela/8452607150800/www.upi.com/Archives/1989/03/29/IMF-approves-loan-to-Venezuela/8452607150800/
23 Silent Revolution: The IMF 1979-1989. https://www.imf.org/external/pubs/ft/history/2001/ch01.pdf
24 IMF approves $4.64 billion loan to Venezuela. //www.upi.com/Archives/1989/06/23/IMF-approves-464-billion-
loan-to-Venezuela/4005614577600/
Implementación del Plan de Ajuste Macroeconómico
Gerardo Lucas 49

NUEVA POLÍTICA COMERCIAL


El 30 de mayo de 1989, el Ministerio de Fomento promulgó el Decreto
239 respecto a las Normas para la Política Comercial de Venezuela.25 En ella se
establecía: 1) la reforma gradual del arancel de aduanas para su simplificación,
ajuste de tarifas y eliminación progresiva de las restricciones arancelarias; 2) se
eliminarán los impuestos específicos y se establecerá un arancel máximo del
80 % para bienes de consumo, 5 % para los demás, reducir el nivel máximo al
40 % para marzo de 1991, 30 % para 1992, 20 % para 1993 y 15 % para el año
siguiente; 3) se eliminarán las exoneraciones arancelarias, salvo para productos de
la cesta básica, CKD automotriz y otros que el Estado considere indispensables;
4) se iniciarán conversaciones para nuestra incorporación al Acuerdo General
sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT); 5) se establecerán mecanismos
para combatir la competencia desleal; 6) se elaborará una política de promoción
de exportaciones, con un incentivo en la forma de créditos fiscales; 7) se hará
un programa de asistencia técnica y financiera para aumentar la productividad
industrial; 8) se llevará a cabo la reforma del Ministerio de Fomento y el proceso
de modernización de aduanas.
El economista Pedro Palma, en 1989, calificaba a la nueva política
comercial en los siguientes términos: “El objetivo de la política comercial es
antiinflacionario y aumenta la competencia económica. Gobierno propone
progresividad frente al aumento de los costos”.26
Ya entre marzo y junio de 1989 se habían tomado una serie de medidas
como la eliminación de la prohibición de importación y la relajación de la
política de licencias de importación. En junio se estableció como tarifa máxima
el 80 % para bienes de consumo y entre 40 y 10 % para el resto de los productos,
dependiendo del grado de elaboración. Luego, a mediados de 1990 se liberó el
arancel las importaciones de productos agrícolas.27
Continuando con la implementación de la política comercial del gobierno,
el 31 de agosto de 1990 incorpora al país al Acuerdo General sobre Aranceles
(GATT). Imelda Cisneros, ministra de Fomento en 1991, afirmaba que:

25 Gaceta Oficial n° 34.230.del 30 de mayo de 1989. Decreto n° 239, Normas para la Política Comercial de Venezuela.
En Gerardo Lucas, Industrialización contemporánea de Venezuela, Pág. 157.
26 Pedro. A. Palma. Tema política comercial e inflación. RCTV. 1989.
27 Ricardo Hausmann, “Quitting Populism Cold Turkey: The ‘Big Bang’ approach to Macroeconomic Balance”. En
Lessons of the Venezuelan Experience, Louis Goodman, Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin
Garry Bland, The Woodrow Wilson Press, Washington, DC. Pág. 258.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
50 El Gran Viraje

Como es sabido, ante la imposibilidad de continuar apoyando el desarrollo


industrial y comercial de Venezuela en políticas proteccionistas que aíslan el
aparato productivo interno de los efectos positivos que desencadenan los cambios
económicos, sin precedentes, que se operan a nivel mundial, durante 1991 se
profundizó el proceso de apertura comercial y liberalización de la economía
venezolana.28

En efecto, luego en el contexto subregional, en julio de 1991, los países


firmantes del Acuerdo de Cartagena (Pacto Andino), al cual se había incorporado
Venezuela, acuerdan un Programa de Liberación de Aranceles mediante el cual
acuerdan no aplicar aranceles al comercio entre los países del acuerdo. También,
en el mismo acto, acuerdan la aplicación de un Arancel Externo Mínimo
Común.29 El Ministerio de Fomento modifica, como consecuencia de la adopción
conjunta del nuevo Arancel Externo Común, la estructura del arancel nacional
de la siguiente forma: 5 % para los productos agrícolas; 10 % para materias
primas procesadas; 15 % para productos semielaborados; 20 % para productos
terminados entrando en vigor a partir de 1993.30
Durante 1992, el ministro de Fomento, Frank de Armas, apoya el proceso
de reconversión industrial, dentro del contexto de la nueva política comercial, a
través de la ejecución de diversas acciones, que se concentran en los siguientes
proyectos: creación del Fondo Venezolano de Reconversión Industrial y
Tecnológica (Fonduin). Proyectos de ley: Ley de Promoción y Protección para la
Libre Competencia; Ley Contra Prácticas Desleales de Comercio Internacional
y la Ley de Protección al Consumidor.31 En consecuencia, en junio de 1992 se
promulga la Ley sobre Prácticas Desleales de Comercio Exterior,32 donde se
crea la Comisión Antidumping y sobre Subsidios (CASS). En abril de 1993, el
presidente Pérez promulga el Reglamento de la Ley sobre Prácticas Desleales
de Comercio Exterior.33 Fue posteriormente, luego de concluir el gobierno de
Pérez, al culminar el proceso de apertura comercial, cuando el 29 de diciembre
de 1994 el Congreso de la República promulgó la Ley Aprobatoria del Acuerdo
de Marrakech, por la cual nos incorporamos a la Organización Mundial del
Comercio (OMC) con lo cual se libera definitivamente el comercio internacional.
Al año siguiente, 1995, extendiendo los vínculos con otros países, se firma el
acuerdo comercial formando el Grupo de los Tres (Colombia-México-Venezuela).

28 Ministerio de Fomento. Memoria y Cuenta 1991. Pág. s/n.


29 Comisión del Acuerdo de Cartagena, Decisión 302, 12 de julio de 1991 respecto a la Definición del Programa de
Liberación y el Arancel Externo Mínimo Común, correspondiente a los productos que pertenecieron a la Nómina de
Reserva.
30 BCV – Informe Económico 1992. Pág. s/n.
31 Ministerio de Fomento. Memoria 1992. Pág. s/p.
32 Gaceta Oficial 4441 de 18 de junio de 1992 Ley Sobre Prácticas Desleales de Comercio Internacional.
33 Decreto n° 2883 del 5 de abril de 1993, Reglamento de la Ley sobre Prácticas Desleales del Comercio Internacional.
Implementación del Plan de Ajuste Macroeconómico
Gerardo Lucas 51

El analista Wilfredo Acosta, en un trabajo dedicado a la apertura comercial,


concluye que: “El impacto que tuvo la apertura comercial sobre el proceso de
industrialización de Venezuela fue negativo […] La transformación estructural
del sector no se dio, ni se logró adaptar a las condiciones de competitividad
internacional […] el efecto que tuvo fue la desaceleración”.34 Efectivamente, no
se implementaron medidas significativas, ni recursos económicos, que ayudaran
a la reconversión industrial; las medidas antidumping y sobre subsidios fueron
fácilmente burladas por los importadores, cambiando los documentos de origen
de las importaciones, en connivencia de la Guardia Nacional y los funcionarios de
aduanas; la industria básica del Estado, del hierro y aluminio, siguió protegida y,
por ende, impidiendo, de hecho, que prosperaran las exportaciones de la industria
metalmecánica; la continua inflación no permitía competir a la exportación de
productos basados en la agricultura. Posteriormente, la vuelta a políticas de
anclaje cambiario, aplicadas durante el segundo gobierno de Caldera, terminaron
favoreciendo de nuevo a las importaciones sobre la producción nacional y las
exportaciones de productos industriales.

PRIVATIZACIÓN
Poniendo en marcha el proceso de privatización acordado con el Fondo
Monetario, el Gobierno decidió, en julio de 1990, poner en venta un primer lote
de 25 empresas estatales, entre las que se cuentan astilleros, cementeras, cadenas
hoteleras, dos bancos, la telefónica y líneas aéreas, en una circunstancia que el
Banco Central calificó como: “en medio de la incertidumbre que este plan ha
causado entre los trabajadores y el partido gobernante”. El diario El País reporta:
La iniciativa, sin embargo, está provocando resistencia por parte del sector
laboral, que ve su destino incierto cuando las empresas cambian de propietario
[…] las ramas más conflictivas en ese proceso de privatización son la venta de la
compañía de teléfonos (Cantv), y la línea aérea venezolana Viasa […] Otro sector
que ha entrado en la polémica de las privatizaciones es el de los hidrocarburos,
donde el Gobierno tiene la intención de invitar al capital extranjero para financiar
los planes de expansión de la industria petrolera nacional. Por ahora, existen tres
grandes proyectos, uno de los cuales es el desarrollo de una planta de gas con la
incorporación de la tecnología y financiación de las transnacionales por un monto
de 3.000 millones de dólares.35

En el ámbito internacional, en Venezuela estaba vigente, desde 1970, la


Decisión 24 del Pacto Subregional Andino referente a las inversiones extranjeras.
34 Acosta Wilfredo. De la sustitución de importación a la apertura comercial (1958-1994). Págs. 66-67.
35 “Venezuela inicia el proceso de privatización de sus empresas”, El País. https://elpais.com/diario/1990/07/11/
economia/647647209_850215.html
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
52 El Gran Viraje

Este tratado se implementó localmente mediante la aplicación del Régimen


Común para el Tratamiento de las Inversiones Extranjeras y sobre Marcas,
Patentes, Licencia y Regalías, que se caracterizaba por su carácter restrictivo y
fiscalizador. Conllevó al establecimiento de una Superintendencia de Inversiones
Extranjeras para supervisar el cumplimiento de la ley, de acuerdo con el
pensamiento fiscalizador dominante en esa época. A raíz de las nuevas realidades
económicas, y en concordancia con el espíritu de apertura, el 30 de noviembre
de 1990 la Comisión del Acuerdo de Cartagena revisa su política respecto a la
inversión extranjera y, a raíz de esta decisión, en Venezuela se reformó el Régimen
Común de Tratamiento a los Capitales Extranjeros, para garantizar que el trato
a la inversión foránea sea en las mismas condiciones que recibe la inversión
nacional.36 Dentro del nuevo contexto, en 1990, fundan el Consejo Nacional de
Promoción de Inversiones (Conapri), cuya misión, al contrario, era promover la
inversión extranjera en Venezuela.
El 15 de diciembre de 1991 se privatiza la Cantv. El 8 de agosto de 1992
venden el 60 % de las acciones de Viasa al consorcio Iberia Banco Provincial, que
compitió con el Consorcio Banco Mercantil, KLM y VASP de Brasil. Después
de concluir el gobierno de Pérez, continuaría el impulso privatizador y el 15 de
septiembre de 1993 se promulga la Ley de Privatización, que entra en vigor a
partir de 1995. El proceso privatizador culmina en 1997 cuando privatizan a la
Siderúrgica del Orinoco (Sidor).

INAMOVILIDAD LABORAL
Los decretos sobre la inamovilidad laboral fueron unos de los que causaron
mayor enfrentamiento entre el sector privado y laboral desde la promulgación de la
Ley sobre Despidos Injustificados sancionada en 1974 durante el primer período
de Carlos Andrés Pérez. Entre los puntos de la agenda del Fondo Monetario
Internacional, para abrir a Venezuela a los mercados internacionales, estaba la
eliminación de la inamovilidad laboral, la cual fue aplicada el 1° de diciembre del
1989, lo que revirtió la praxis laboral de los últimos 25 años.

36 BCV – Informe Económico 1992. Pág. 30.


PLAN DE AJUSTE MACROECONÓMICO
DISCUSIONES TEÓRICAS
Y CONSECUENCIAS INMEDIATAS
Y MEDIATAS
3
POLÍTICA DE CHOQUE (SHOCK ) VERSUS GRADUALISMO
Uno de los temas más importantes que se discutía dentro de la comunidad
de personas interesadas en el tema económico, y que apoyaban en principio la
necesidad de una apertura económica, fue sobre el ritmo como debía de aplicarse
el Programa de Medidas de Ajuste Macroeconómico. El sector empresarial,
Fedecámaras y Conindustria, apoyaban el gradualismo, de forma que diera
tiempo a la economía productiva interna a adecuarse a las nuevas condiciones
que imperarían una vez aplicadas las medidas propuestas.
El expresidente Lusinchi, en su primera aparición pública a los tres meses
del mandato de Pérez, señalaba que él y el partido no estaban de acuerdo con el
Paquete, no por las medidas, sino por la “dosis” (Lusinchi era médico) en cuanto
a su volumen y gradualidad. En el programa del canal televisivo Venevisión,
dirigido por el periodista Nelson Bocaranda Sardi, frente a las preguntas sobre su
responsabilidad en el asunto, señalaba que el problema surgió por el “tamaño de
la deuda y la caída de los precios petroleros” y que él no tomó medidas, debido
que no era el “momento político”, refiriéndose a las inminentes elecciones. Sobre
el tema de las irregularidades de Recadi, dijo no tener responsabilidad, ya que eso
lo manejaba el ministro del ramo (Hacienda).1
Moisés Naím, ministro de Fomento de Pérez, sale a la defensa de la política
de shock, tomada, de esta forma:
El país no tenía opciones y hacer una cosa obligaba a hacer la siguiente y luego
la próxima […] Pero esta explicación que acabo de hacer jamás fue aceptada por
quienes criticaban la política económica. Todos proponían el “gradualismo”.
Venían a mi oficina o me interceptaban en el Congreso y pedían gradualismo.
Eso en la práctica quería decir subsidios y protecciones para los intereses que
representaban y shock para el resto del país. Los sindicatos, los industriales, las
empresas multinacionales, las pequeñas y medianas empresas, los indígenas […]
todos se organizaron para presionar al gobierno […] La verdad es que ningún
gobierno democrático escoge darle un shock económico a su población, a sus
votantes, si puede evitarlo. El debate de shock vs. gradualismo, en realidad, era
1 Entrevista a Jaime Lusinchi por Nelson Bocaranda Sardi en Venevision en mayo de 1989.

53
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
54 El Gran Viraje

un debate absolutamente hipócrita, tendencioso y teatral. No había la opción de


hacerlo diferente. Al país se le habían acabado las opciones.2

Entendemos que cuando Naím dice que al país se le acabaron las opciones,
se refiere a que la única opción abierta era acudir al FMI, que sí tenía una clara
línea de acción. En efecto, los dados estaban lanzados, el Fondo Monetario tenía
una política dura que tenía que ser admitida por el país recipiente de los fondos.
Estas declaraciones del director ejecutivo del Fondo dejan la situación clara.
Michel Camdessus, director gerente del FMI, 26 de septiembre de 19893:
La necesidad para políticas fuertes y negar el gradualismo complaciente en los
esfuerzos de ajuste […] varios países han escogido tomar esta vía —una decisión
dolorosa en muchos casos— porque les ofrece una posibilidad de lograr un
crecimiento sustentable. Esta “revolución silente” en actitudes en muchos países
en desarrollo […] está apareciendo en muchos países que han solicitado al
Fondo ayuda en la formulación de sus programas de ajuste orientados hacia el
crecimiento.4

Este tema que entonces se comenzaba a discutir sería un tema obligado


para muchos países que recorrieron ese camino, especialmente, los países del
este de Europa. Ha habido países donde la opción gradual fue un éxito, como la
China y otros, pero más abundantes donde la política de choque se aplicó con
éxito, como lo fue Bolivia, Chile y muchos otros.
Posteriormente el problema mutó de óptica. Hay un estudio reciente,5
donde estudian los resultados de 26 economías en transición, que concluye que el
problema está mal planteado, que el problema de fondo es el grado mayor o menor
de institucionalidad con que cuenta el país en el momento del cambio. Sostiene
que en la década de los 90 se discutía el tema de la velocidad de implementación
del cambio, entre las dos escuelas de pensamiento enfrentadas, pero cuando se
estudia, hoy en día, a la luz de los resultados que se obtuvieron, nos damos cuenta
de que tienen más que ver con el grado de institucionalidad con que contaba
el país en ese momento que con el ritmo al cual se implementaron las nuevas
políticas.

2 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 127.


3 Silent Revolution: The IMF 1979-1989. https://www.imf.org/external/pubs/ft/history/2001/ch01.pdf
4 Declaración Original: “The need is for stronger policies and not for any complacent gradualism in adjustment efforts
[…] Several countries are choosing to go this way—a painful decision in many cases—because it offers them a
prospect of achieving sustainable growth. This “silent revolution” in attitudes in many developing countries […] is
now showing itself in the number of countries that have requested Fund help in formulating their growth-oriented
adjustment programs. Michel Camdessus Managing Director, IMF September 26, 1989”.
5 Vladimir Popov, “Shock Therapy Versus Gradualism: The End of The Debate (Explaining the Magnitude Of
Transformational Recession)”, Comparative Economic Studies, July 2013.
Plan de ajuste macroeconómico
Gerardo Lucas 55

CONSECUENCIAS INMEDIATAS DE LA APLICACIÓN DEL PLAN DE


AJUSTES
La aplicación en forma de shock del Plan de Ajuste Macroeconómico
provocó una disminución inmediata y significativa del nivel de bienestar de la
población. Como vemos en el siguiente cuadro, casi se duplica la población que se
encontraba en la peor situación, para el III trimestre de 1989, pasando del 35 %
en 1988 al 69 % en 1989.
Cuadro 2.
Situación económica comparada con el año anterior
En porcentaje
1988 1989 1991 1992
IV T III T IV T III T
Mejor 26,0 6,0 20,0 18,0
Igual 38,0 24,0 26,0 22,0
Peor 35,0 68,0 52,0 58,0
Fuente: A Tempelton, Pág. 81.

El economista Ricardo Hausmann, también exministro de Pérez, dice: “El


hecho de que los resultados del plan [de ajustes] fueran una sorpresa [para el FMI
y el Gobierno] es un indicio de que el modelo [económico] utilizado tenía una
falla significativa”.6 Después de explicar el funcionamiento del modelo utilizado
por el Fondo, Hausmann concluye que está diseñado para economías con un tipo
único de cambio y no para economías con cambios múltiples. Hausmann afirma
de “cómo las autoridades adoptaron el programa [de ajustes] sin estar conscientes
de sus verdaderas consecuencias”.7
Hausmann presenta un cuadro comparando las metas y los resultados del
Plan de Ajustes para el primer año.

6 Ricardo Hausmann, “Quitting Populism Cold Turkey: The ‘Big Bang’ approach to Macroeconomic Balance”. En
Lessons of the Venezuelan Experience, Louis Goodman, Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin
Garry Bland, The Woodrow Wilson Press, Washington, DC. Pág. 269.
7 Ricardo Hausmann, “Quitting Populism Cold Turkey: The ‘Big Bang’ approach to Macroeconomic Balance”. En
Lessons of the Venezuelan Experience, Louis Goodman, Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin
Garry Bland, The Woodrow Wilson Press, Washington, DC. Pág. 277.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
56 El Gran Viraje

Cuadro 3.
Venezuela
Diferencias entre Metas Proyecta
Ajustes y de los Resultados Reales
1988 1989 1989
Proyecta Real
GDP No petrolero % 5,6 2 -9,8
CPI Inflación % 35,5 37,5 81,4
Saldo de la Cuenta Corriente $MM -4,7 -1,6 2,3
Saldo de la Balanza Comercial $MM -1,1 2,3 5,8
Exportaciones FOB $MM 10,3 10,5 12,9
Petróleo $MM 8,2 8,4 9,8
Otras $MM 2,1 2,1 3,1
Importaciones $MM 11,4 8,2 7,1
Cuanta Capital % -0,2 1,6 -1,4
Sector Público % -0,7 2,5 0,4
Sector Privado % 0,5 -0,9 -1,8
Déficit Sector Público %GDP -9,9 -4, -1,9
Ingresos $MM 23,9 27,9 25,9
del Superávit Petrolero $MM 11,4 16,3 17,1
Impuestos $MM 7,4 4,3 2,8
Gasto Público $MM 33,8 31,9 27,8
Masa Monetaria M2 % 15,8 46,5 43,5
Tasa Flotante Promedio Bs/$ 33,5 28 39,2
Fuente: BCV, Carta de Intención / Hausmann, pág. 295

El aspecto más resaltante es el comportamiento del Producto Interno Bruto


(GDP) que esperaban creciera 2 % durante 1989 y terminó cayendo 9,8 %. La
otra variable cuyo comportamiento tuvo resultados inesperados fue la inflación,
que pensaron se mantendría en 37,5 %, similar al año anterior, pero se catapultó
al 81,4 %. Las otras variables bajo observación se mantuvieron o superaron sus
objetivos.
Una de las críticas más severas a la aplicación del Plan de Ajustes es que no
le dieron al control de la inflación la importancia que tenía. Como vemos en el
Plan de ajuste macroeconómico
Gerardo Lucas 57

siguiente cuadro, la inflación era considerada como el problema económico más


importante y no fue controlada durante todo el período de gobierno, como no lo
fue antes, ni lo sería después.
Cuadro 4.
¿Cuál es el problema económico más importante? En porcentaje
1990 1991 1992
II T II T III T
Inflación 67,0 72,0 77,0
Desempleo 33,0 28,0 23,0
Fuente: A Tempelton, Pág. 83.

El economista Tobías Nóbrega, luego controvertido en ministro de Finanzas


de Chávez, lo evaluaba entonces en los siguientes términos: “La persistencia de
una alta tasa de inflación refleja los serios problemas de viabilidad del programa.
En particular los efectos distributivos de la devaluación e inflación rápidamente
erosionan la base de apoyo social de la política económica”.8 “Se puede decir
entonces que el Talón de Aquiles del programa, en principio, se encontraba en la
inadecuada sincronización de las reformas, adelantando la apertura financiera y
del sector externo sin haber fijado las bases para el saneamiento estructural del
balance fiscal. Este error original es seguido luego con la ejecución de una estrategia
de incremento del gasto público, lo cual conforma una dupla de elecciones de
política económica que se reforzaban para mantener elevadas las tasas de interés
locales”.9 Continúa, “la peor combinación y secuencia es precisamente aquella
que combina retraso tributario con expansión del gasto fiscal e inconsistencia
fiscal-monetaria con liberalización financiera”.10

RESULTADOS ECONÓMICOS MEDIATOS Y CONSECUENCIAS DEL


PLAN DE AJUSTES
A estas alturas es conveniente conocer cuáles fueron los resultados
concretos que tuvo sobre la economía la aplicación del Programa de Ajuste

8 Tobías Nóbrega. “Crecimiento con inestabilidad: reflexiones sobre el programa de ajustes en Venezuela (1989-1993)”,
Boletín de la Academia de Economía, Año 4 n° 4, Pág. 185.
9 Tobías Nóbrega. “Crecimiento con inestabilidad: reflexiones sobre el programa de ajustes en Venezuela (1989-1993)”,
Boletín de la Academia de Economía, Año 4 n° 4, Pág. 187.
10 Tobías Nóbrega. “Crecimiento con inestabilidad: reflexiones sobre el programa de ajustes en Venezuela (1989-1993)”,
Boletín de la Academia de Economía, Año 4 n° 4, Pág. 189.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
58 El Gran Viraje

Macroeconómico durante el lapso del gobierno de Pérez y qué consecuencias


posteriores tuvo.
Cuadro 5
VENEZUELA- Algunos Indicadores Económicos
1988-1993
Producto Interno Unidad 1988 1989 1990 1991 1992 1993
PIB Nominal Millones $ 60 378 44 672 48 391 53 382 60 400 59 865
GDP No petrolero % 4,5 -9,4 3,7 10,9 11,7
PIB per Cápita dólares 3.293 2.378 2.492 2.685 2.968 2.876
Petróleo
Producción Petrolera Mill BD 1,9 1,9 2,1 2,5 2,4 2,5
Precio del Barril de Petróleo dólares 13,5 16,9 20,3 15,9 14,7
Ingresos por Exportaciones Petrolera MM de $ 10,3 12,9 12,4 10,7 10,0 9,2
Balanza Comercial
Saldo de la Cuenta Corriente Mill $ -4,9 2,3 8 1,5 2,5
Saldo de la Balanza Comercial -1,1 5,8
Importaciones 11,4 7,1
Situación Cambiaria
Reservas Internacionales MM de $ 6 607 7 546 11 759 14 105 13 001 12 656
Cotización Promedio del dólar Bolívares 33,8 38,4 46,7 56,3 68,6 92,2
Cotización Final Anual del Dólar Bolívares 39,3 42,31 49,74 60,73 79,4 106,2
Situación Monetaria
Tasa de inflación (Promedia anual) % 37,7 81,0 36,5 31,0 31,9 45,9
Masa Monetaria (M2) Tasa de Aumento % 18,3 41,0 64,3 33,6 31,5
Tasa de Interés Crédito Comercial % 12,7 36,5 34,8 38,9 56,5
Tasa de Interés Depósitos a 90 días % 8,9 29,2 27,8 31,1 49,1
Gasto Público
Gasto Público Neto Interno / PIB % 28,8 23,5 17,3 22,3 19,2
Gasto Público: Superávit/ PIB % -9,9 -1,4 1,1 0,7 7,9
Gasto Público 33,8 27,8
Ingresos 23,9 25,9
Trabajo
Tasa de Desempleo % 6,9 10,4 10,3 8,3 7,5 6,9
Salario Mínimo dólares 60,6 47,1 120,6 148,2 113,4 141,5
Pobreza Extrema % 24,0 23,8 19,6 24,0
Encuesta de Opinión
Expectativa económica a 6 meses % Negativo 32 54 54 52 52
Fuentes: Informes Económicos BCV y FMI

Ya hemos analizado las consecuencias de la aplicación de shock que tuvo


sobre la economía en el primer año de gobierno, 1989, particularmente en el
sentido de la aguda caída del producto interno, sumada a la explosión de la tasa
de inflación, cuando agarraron al Gobierno y al FMI por sorpresa. Después de
Plan de ajuste macroeconómico
Gerardo Lucas 59

la contracción de 1989, la economía no petrolera comienza a crecer anualmente,


aunque para 1993, año de la salida de Pérez, el ingreso nacional estaba al mismo
nivel que tenía durante el último año de Lusinchi. Sin embargo, debido al
crecimiento de la población, el ingreso per capita cayó, pasando de 3.293 dólares
año por persona en 1988 a 2.876 dólares por año por persona en 1993, una caída
del 12,7 %.
En el plano económico, el gobierno de Pérez mostró varios aciertos. Después
de los últimos años de Lusinchi con déficit fiscales sustanciales, bajo la dirección
de los lineamientos del Fondo Monetario, el gobierno de Pérez muestra saldos
positivos en la gestión fiscal, y termina el 1993 con un superávit de 7,9 puntos del
producto. En septiembre de 1989, el Gobierno presentó ante el Congreso, para
su discusión, un proyecto de Ley sobre el Impuesto al el Valor Agregado, que
lamentablemente, no prosperó.11 Otro aspecto positivo de la gestión de apoyo del
Fondo Monetario, unido al refinanciamiento de la deuda externa con los bonos
Brady, fue el fortalecimiento del nivel de las reservas internacionales, que pasaron
de 6,6 mil millones de dólares en 1988 a 12,7 mil millones a finales de 1993. En
1990 se recupera brevemente el precio del barril petrolero que llega a 20,3 dólares
el barril, para volver a caer el año siguiente. Este incremento ayudó a bajar la
presión fiscal del gobierno durante ese año. En 1991 volvió a haber un ambiente
de renovada confianza. Conindustria en su Encuesta de coyuntura industrial II
trimestre 1991 manifiesta:
[…] que el sector manufacturero ha entrado en una fase de confianza y de
inversiones, dejando atrás los límites de incertidumbre y de supervivencia que
venía caracterizándolo. Este mejor clima de negocios es el resultado del avance del
programa estructural de ajustes, muy especialmente en lo referente al definitivo
inicio de los planes de privatización, a los megaproyectos en el área del aluminio,
a los anuncios de expansión petrolera y petroquímica y a la restitución de las
Garantías Económicas.12

Por su parte, Imelda Cisneros, ministra de Fomento en 1991, afirmaba:


“[…] hay que destacar que el nuevo repunte que tuvieron la industria y el
comercio durante 1991 constituyen los mejores indicadores de los resultados
de nuestra gestión”.13 La revista Fortune, de fecha 2 de abril de 1991, llegó a
calificar a Venezuela como el país de más alto crecimiento de América Latina,
quizás olvidándose que lo que sucedía es que se estaba recuperando de la caída
de 1989. Otro aspecto positivo fue que la balanza comercial —exportaciones
11 Ricardo Hausmann, “Quitting Populism Cold Turkey: The ‘Big Bang’ approach to Macroeconomic Balance”. En
Lessons of the Venezuelan Experience, Louis Goodman, Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin
Garry Bland, The Woodrow Wilson Press, Washington, DC. Pág. 259.
12 Conindustria. Encuesta de coyuntura industrial. IV Trimestre de 1991.
13 Ministerio de Fomento, Memoria y cuenta 1991, Pág. s/n.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
60 El Gran Viraje

menos importaciones de bienes—, de ser negativo en 4,9 % en 1988, logró saldos


superavitarios en los años subsiguientes, siendo 2,5 % positivo para 1992. La
recuperación de la producción petrolera, que subió de 1,9 millones de barriles
diarios en 1988 a 2,5 millones barriles diarios en 1993, fue consecuencia de los
convenios de asociación con las transnacionales petroleras.
Como contrapeso a lo anterior, hubo aspectos muy significativos para la
población que arrojaban saldos negativos. En primer lugar, la tasa de inflación
o del costo de la vida pasó del 37,7 % en 1988 al 81,0 % en 1989, como hemos
dicho, debido a la megadevaluación de la moneda y la caída de la oferta interna,
consecuencia inmediata de la política de shock. El Gobierno no logró dominar
la alta tasa de inflación que se puso en 36,5 % en 1990 y terminó creciente en
45,9 % en 1993, año de la salida de Pérez. Otro aspecto negativo fue que la tasa de
desempleo que comenzó en 6,3 % en 1988 repuntó a 10,4 % en 1989, con la caída
del producto, para seguir cayendo lentamente durante el período analizado, hasta
alcanzar nuevamente en 1993 el nivel inicial de 6,9 %. Otro aspecto negativo
fue la caída de valor del bolívar, durante todo el período, como consecuencia del
alto nivel de incertidumbre que se tenía, efecto en parte de los golpes de Estado,
que promovió la salida de capitales. El dólar, que se cotizaba en el mercado libre
en diciembre 1988 en 39,3 bolívares, se devaluó todos los años hasta alcanzar
los 106 bolívares para diciembre del 1993. Sumado a los anteriores, otro aspecto
negativo, que tendría terribles consecuencias para la economía, fue el manejo
de la tasa de interés durante el período en que Pedro Tinoco estaba al frente del
BCV. La tasa de interés para el crédito comercial que estaba regulada en 12,7 %
en 1988, se disparó año tras año hasta alcanzar el 56,5 % en 1992, lo que provocó
una estrepitosa caída del crédito a las actividades productivas y la dedicación del
ahorro a las actividades especulativas, situación esta que llevaría a la insolvencia
bancaria que terminaría con la debacle bancaria de 1994 y la pérdida de ahorros
a más del 50 % de los depositantes. La situación de devaluación de la moneda
y persistencia de la inflación, que no pudo ser enfrentada con éxito por Pérez,
continuaron siendo un problema sin solución hasta la actualidad. El programa
de privatización de Pérez continuó siendo un éxito en los próximos gobiernos,
para tener un “Retroceso Napoleónico”, durante los gobiernos de la Revolución
del siglo XXI.

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA
En el ámbito internacional, los desenlaces negativos e inesperados
de la aplicación de los planes de ajustes promovidos por el Fondo Monetario
Plan de ajuste macroeconómico
Gerardo Lucas 61

Internacional y el Banco Mundial, particularmente respecto a la transformación


de las relaciones del poder interno que conllevaban, como en el caso venezolano,
llevaron a la creación, por parte de las ciencias exactas y sociales, del concepto de
“incertidumbre sistémica”.14 Se entiende por incertidumbre sistémica a “todas las
fuentes de error, no aleatorias, es decir que se supone afectan de la misma manera
a todas las medidas”.15 Los errores sistemáticos deben evitarse. Por su parte, los
errores aleatorios, de causas imprevisibles que dan resultados diferentes cuando
se repiten las medidas. En nuestro caso, podríamos decir en retrospectiva que
el problema de fondo, como dice el filósofo político y social Daniel Innerarity:
“todos estos fenómenos son manifestaciones de una creciente complejidad y
nuestra actual incertidumbre corresponde a la incapacidad de generar conceptos
e instituciones capaces de hacerse cargo de tal complejidad”.
Estos elementos de la incertidumbre y complejidad del comportamiento
de los factores constituyentes de la economía, la política y la sociedad fueron los
que en aquel momento no tuvieron en cuenta los economistas del FMI al aplicar
fórmulas principistas sencillas y mecánicas en ambientes complejos y plagados de
incertidumbres, como la Venezuela de 1989.

REFORMA DE LA LEY DEL BANCO CENTRAL


El doctor Pedro Tinoco, cercano aliado de Pérez, fue nombrado presidente
del BCV en febrero de 1989. Su gestión, con la liberación de las tasas de interés
y la creación del bono cero cupón, fue traumática para el sector financiero y la
economía. Para 1992 Tinoco sale del BCV a raíz de los reajustes de gabinete de
Pérez y el Congreso aprovecha para reformar la Ley del Banco Central, de forma
de reducir el nivel del control sobre él del Ejecutivo y asestarle otro golpe a la
imagen de Pérez.
El 4 de diciembre de 1992, en efecto, se reforma la Ley del Banco Central,
dentro del marco de la reforma del sistema financiero nacional,16 en él se siguió
la concepción ortodoxa de la independencia del organismo del Poder Ejecutivo
en tres líneas fundamentales: primero, fortalecer la autonomía del banco, que
conllevó a definir que la elección del presidente del banco se hacía por iniciativa
14 E. Morales Aragón y C. Ruiz Duran, (compiladores) Crecimiento, equidad y financiamiento externo. Este libro compila
las ponencias de un seminario sobre el tema que promovieron el FMI y la Facultad de Economía de la UNAM, 1989,
en especial, el ensayo de Blejer e Ize.
15 Óscar Moreno Díaz, Incertidumbre en medidas directas, Ministerio de Educación y Formación Profesional – INTEF.
https://formacion.intef.es/pluginfile.php/246707/mod_resource/content/1/incertidumbre_en_medidas_directas.
html#:~:text=La%20incertidumbre%20sistem%C3%A1tica%20incluye%20todas,manera%20a%20todas%20
las%20medidas.
16 Francisco Vivancos. Notas sobre la reforma de la Ley del banco central. Marzo, 1993. PDF
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
62 El Gran Viraje

del presidente de la República con aprobación del Senado y que el directorio


de seis personas sería rotatorio anualmente. Segundo, eliminar funciones que
no le correspondían al Banco: de acuerdo con este lineamiento, en el artículo
55 numeral 1 explícitamente prohibía: “Otorgar créditos directos al Gobierno
nacional, así como garantizar las obligaciones de la República, de entidades
federales, de las municipalidades, institutos autónomos, empresas del Estado
o de cualquier otro ente de carácter público”.17 Tercero, facilitar la adopción y
ejecución de sus políticas.
A la salida de Tinoco del BCV se incorporó su aliado Miguel Rodríguez,
proveniente de la dirección de Cordiplan, y quien duró pocos meses dada la
negativa reacción que produjo su nombramiento en Acción Democrática y el
movimiento sindical. Él fue sustituido por Ruth de Krivoy, reconocida experta
monetaria que continuó y defendió la política monetaria previamente diseñada
por Tinoco hasta el final del gobierno de Pérez y, por ende, es corresponsable de
las consecuencias de esa gestión.

17 “Evolución del marco institucional del Banco Central de Venezuela (1939-2002)” www.bcv9/2-blogspot.com/2010/07/
ENFRENTAMIENTO AD-CAP
4
Para entender a cabalidad los acontecimientos ocurridos durante la
segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez y la aplicación del Plan de Ajuste
Macroeconómico, tenemos que entender el enfrentamiento que existió entre
Acción Democrática y CAP.
Por supuesto, los problemas de Carlos Andrés dentro del partido se
remontaban a su primera presidencia, donde es acusado por el Caso Sierra
Nevada y, aun antes de eso, en su aspiración para lograr la nominación de su
partido, para la presidencia, por parte del sector ortodoxo leal a Betancourt.
No es nuestra intención rememorar esa época, pero sí dar a entender que su
relación dentro del partido siempre enfrentó con una contraparte ortodoxa, en
esta ocasión lusinchista, que le hizo resistencia, mientras que en contraposición
conto con el apoyo del poderoso buró sindical.

EL PLAN DE GOBIERNO DE CORTE LIBERAL


Una vez conquistada la nominación del partido, y listo para la contienda
electoral de 1988, el primer enfrentamiento se presentó al conocer el partido, de
forma inesperada, el sesgo neoliberal que tenía su verdadero plan de gobierno.
Aquí hacemos una digresión para tratar de entender el origen de esta iniciativa
en la mente de CAP. Durante el período de intervalo entre las dos presidencias
Carlos Andrés viajó por todo el mundo como vicepresidente de la Internacional
Socialista, de la cual formaban parte Acción Democrática junto con el Partido
Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Socialdemócrata de Alemania
(SPD), Partido Laborista (inglés), Partido Socialista (francés) y otros partidos
que compartían ideas socialdemócratas, laboristas y keynesianas. Dados sus
antecedentes doctrinarios, cabe preguntarse: ¿cuándo Carlos Andrés adopta
el programa liberal? La primera noticia de que pretende la presidencia y tiene
en mente un plan de “modernización” del país con gente de la “Generación
Ayacucho”, es en julio de 1986.1 Una hipótesis es que cayó bajo la influencia de la

1 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 39.

63
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
64 El Gran Viraje

prédica por parte del elocuente economista Miguel Rodríguez, a quien conoció
en Washington un año antes.2 Otra hipótesis la aporta Moisés Naím:
Durante 10 años después de su primera presidencia, Pérez condujo una intensa
actividad política internacional que lo puso en contacto con un gran número de
liberes políticos, lo que le permitió observar de cerca los cambios en las ideas y
acciones que estaban ocurriendo en todas partes, y por lo tanto estableciendo
el escenario para sus propias acciones. No se puede identificar a un solo
individuo que haya tenido una mayor influencia en el pensamiento de Pérez,
pero la cercanía a las experiencias de gobierno de dos de sus más íntimos amigos
personales y políticos ayudaron a desarrollar su nueva visión. Lecciones derivadas
del catastrófico fracaso de Alan García en Perú y las reformas exitosas de Felipe
González en España, no se perdieron para Pérez.3

Teniendo en cuenta estas circunstancias cabe preguntarse: ¿se convirtió


CAP en neoliberal? Según el mismo Pérez, aparentemente no. En una ocasión
en la cual el ministro de la Secretaría, Reinaldo Figueredo, calificó al programa
de gobierno como neoliberal: “El Presidente, quien no quería esconder su
disgusto, dijo: ‘A mí se me injuria —interrumpió, golpeando la mesa con la
mano abierta— si se me dice que soy neoliberal”.4 En otras ocasiones tendría una
actitud semejante.
Si es así, entonces aparece, forzosamente, otra pregunta: si no es liberal,
¿por qué escoge ese camino? La única repuesta, es como decía Moisés Naím, “no
había otra alternativa”, tenía que ir al Fondo Monetario en busca de recursos y
aceptar su dictado. En efecto, Pérez avala esta opinión.
Yo no soy ningún neoliberal. Solo ese hecho [no privatizar el petróleo] es suficiente
para demostrarlo. Aplicar un paquete neoliberal es distinto. En la vida política y
en la vida económica del país había que tomar una serie de medidas para sacar a
Venezuela del desastre en que se encontraba, pero eso no tiene nada que ver con
ideologías ni con la posición mía.5

El hecho es que después de conquistar la candidatura del partido, comienza


a hacer, simultáneamente, un programa de gobierno convencional, que lideraba
Gonzalo Barrios con los cuadros técnicos del partido, y otro, sigilosamente,
preparado por Pedro Tinoco y Miguel Rodríguez.6
Dentro de este contexto, en los primeros días de resultar electo, Carlos
Andrés Pérez toma tres decisiones que terminan enfrentándolo con el partido

2 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 72.


3 Moisés Naím, “Lanzando un cambio de políticas, radical, 1989-1991”, en Joseph Tulchin, Venezuela in the Wake of
Radical Reform, Woodrow Wilson Center, Washington, 1993, Pág. 90.
4 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 133.
5 Ramón Hernández y Roberto Giusti, Carlos Andrés Pérez, memorias proscritas, Pág. 342.
6 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 65.
Enfrentamiento AD-CAP
Gerardo Lucas 65

Acción Democrática: la primera, el 14 de enero de 1989, nombra su primer


gabinete y el Comité Ejecutivo del partido reacciona: “y no dudo en recriminarle
a Pérez el hecho de que muchas carteras claves estaban en manos de ‘tecnócratas’,
quienes, además, no eran adecos”.7 La segunda, el 16 de enero, cuando anuncia
su severo paquete de medidas, inconsultas con el partido. La tercera, al primer
día de asumir el gobierno, el 2 de febrero, nombra a Pedro Tinoco en la
presidencia del Banco Central, que el partido y la comunidad califican de grave
conflicto de intereses y tildan de “zamuro cuidado carne”. La cuarta, durante en
el mismo Discurso de Toma de Posesión, el 2 de febrero, dispara el primer salvo
de la guerra con el lusinchismo, cuando: solicitó a los ministros de la Secretaría,
Hacienda y Relaciones Interiores, “abrir una rápida, exhaustiva y determinante
investigación sobre un posible fraude a la Nación, derivado de la sobrefacturación
de importaciones con dólares preferenciales, autorizados por Recadi, a varias
empresas del sector privado durante 1988, y cuyo monto podía ascender a 2.500
o 3.000 millones de dólares”.8 Consecuencia de la directriz anterior, hubo varios
acusados, pero nadie salió condenado, salvo “el chinito de Recadi”.
La revancha del CEN llegó unos días después al seleccionarse al presidente
del Congreso, Pérez propuso al senador adeco David Morales Bello, pero,
para su sorpresa, su partido prefirió a apoyar a Octavio Lepage, candidato
del lusinchismo, y el presidente recibió su primera derrota política incluso antes
de asumir el cargo.20​

CONSECUENCIAS DE LA ARROGANCIA
Carlos Blanco, presidente de la Copre y aliado de Carlos Andrés, sostiene
que uno de los errores que cometieron los miembros independientes del gabinete
fue “la arrogancia política e intelectual”. Por un lado, presumir que, si las
políticas a aplicar eran tan eficaces, sus propios resultados inmediatos exonerarían
los “tragos amargos”. Y segundo, que “los jefes adecos eran unos ignorantes e
incapaces” de forma que podían ser desatendidos… “clara impericia de este lado,
ya que podían no saber, pero tenían inmenso poder”… “no supimos neutralizar
su oposición y menos ganarnos su respaldo”. Dentro de ese contexto, Fernando
Ochoa Antich, ministro de la Defensa, recordaba “las apasionadas discusiones en
el Gabinete, ante las complicadas decisiones que había que tomar durante esos
difíciles años, entre los ministros militantes de Acción Democrática liderados por
7 Ludmila Vinogradoff, “Carlos Andrés Pérez incorpora cinco mujeres a su futuro Gabinete”, El País, 14 de enero de
1989. https://elpais.com/diario/1989/01/15/internacional/600822006_850215.html
8 Ernesto Navarro, “Cuándo las culpas de un gobierno las paga un ‘chino’”, Aporrea, www.aporrea.org/actualidad/
a9009.html
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
66 El Gran Viraje

Leopoldo Sucre Figarella y los ministros de pensamiento liberal, cuyo principal


vocero era Miguel Rodríguez”.9

CONVENCIÓN DE AD
El otro error le correspondió —dice Carlos Blanco— al presidente, no
se esforzó suficiente por mantener el capital político que la reforma requería.
La Convención de AD en 1991 la perdió Héctor Alonzo López, candidato de
CAP a la Secretaría General, por falta de apoyo,10 frente a la candidatura de
Luis Alfaro Ucero, quien ocupaba la Secretaría de Organización y llamaban “El
Caudillo”. Luis Alfaro Ucero se impuso en la Secretaría General y, a la par del
derrumbe de la credibilidad del presidente Pérez, se inició una persecución contra
gran parte de los líderes renovadores. Acción Democrática partir de 1991 retiró
el apoyo a muchas de las iniciativas del Ejecutivo. Los señalamientos públicos
de corrupción de la dirigencia sindical de la Confederación de Trabajadores de
Venezuela, con mayoría de Acción Democrática, colaboraron con el desprestigio
de la organización,11 fueron las conclusiones que sacaron miembros del partido
años después.
Pérez decía de Alfaro: “Alfaro Ucero, desde el gobierno de Lusinchi,
había adquirido un poder absoluto y arbitrario en la organización; y ejercía una
influencia decisiva en la administración pública: designaba ministros y repartía
contratos”.12

ELECCIONES DE GOBERNADORES
Ley de Elección y Remoción de los Gobernadores de Estado,13 iniciativa
promovida por la Copre y fruto del consenso político y social, del momento,
apoyada por ambos candidatos en la contienda electoral, CAP y Eduardo
Fernández, fue aprobada a regañadientes por Acción Democrática en abril
1989, a sabiendas de que iba a perjudicar la hegemonía política de la cual
gozaba. Efectivamente, en las elecciones de diciembre de 1989 perdieron 9 de
9 Fernando Ochoa Antich. “Mi repuesta a Carlos Blanco”. En www.costadelsolfm.org/2020/06/03/fernando-ochoa-
antich-mi-respuesta-a-carlos-blanco/
10 “Carlos Blanco. CAP: Un hombre para la historia”. El Nacional. En https://www.elnacional.com/opinion/cap-un-
hombre-para-la-historia/
11 Iván Cedeño, Virginia García, Luis Velázquez, Sebastián Viña, Conociendo a mi partido. Dejando huellas para el futuro.
Carúpano, 4 de agosto de 2012 PDF Pág. 31.
12 Ramón Hernández y Roberto Giusti, Carlos Andrés Pérez, memorias proscritas, Pág. 330.
13 Ley sobre Elección y Remoción de Gobernadores de Estado. Gaceta Oficial, 4.086 Extraordinario, del 14 de abril de
1989.
Enfrentamiento AD-CAP
Gerardo Lucas 67

los 20 gobernadores que controlaban y en la elección regional de 1992 pierden


nuevamente 14 de las 22 gobernaciones en disputa. Las pérdidas del partido
durante las elecciones regionales no hacen más que ampliar la brecha entre
partido y Gobierno.

ENFRENTAMIENTO CON LA CTV


Hay que recordar que dentro de AD el principal apoyo de CAP fue
siempre el poderoso Buró Sindical, que, durante su primer gobierno, fue sin
duda uno de los más beneficiados. Sin embargo, y dentro del contexto de esta
nueva realidad, una vez anunciada la devaluación de la moneda y el Plan de
Ajuste Macroeconómico de corte liberal, en abril de 1989, durante el II Congreso
Extraordinario de la Central de Trabajadores de Venezuela “el presidente de la
CTV Juan José Delpino invoca como motivante del Paro Nacional de 24 horas la
lucha contra las políticas económicas del gobierno de orientación neoliberal. La
Secretaría Sindical de AD, verdadero poder dentro del sector, coloca en primer
lugar la lucha contra los especuladores, brindándole una coartada al Gobierno,
pero distanciándose de los sectores más afectados por la situación económica”,
comenta el especialista laboral Héctor Lucena.14 Después de extensos debates,
la CTV, CUTV, CGT y Codesa convocan a un paro nacional el 18 de mayo.
Esta fue la primera vez en 31 años cuando la CTV convoca a un paro colectivo
a espaldas del partido AD que la domina y que, además, es gobierno.15 Carlos
Andrés respondería: “Estoy al tanto de todas las críticas al paquete económico
actual, pero no he visto que se presente ninguna solución alternativa”.16 El paro
es postergado y se realiza finalmente el 7 de noviembre de 1991, “donde Caracas,
La Guaira, Miranda y Bolívar se paralizan totalmente”.17 Carlos Andrés, luego,
diría lacónicamente: “Hemos perdido un día de trabajo”. El analista alemán K.
Peter Schütt lo interpreta así: “En aquel plan de reforma se demostraba la muy
limitada autonomía de la CTV, ya que varios sindicatos de los servicios públicos
llamaban a la huelga para rechazar el proyecto, mientras que los representantes
sindicales en el Congreso lo aprueban”.18 “El porcentaje de afiliación sindical de
la población, que en 1975 estaba en un 33 %, disminuyó hasta 13,5 % en 1995”.19
Como vemos en el cuadro siguiente, el llamado a la huelga general tenía un alto
14 Héctor Lucena. “La crisis política en Venezuela: repercusiones y repuestas del movimiento sindical”, En Enrique
de la Garza, Sindicatos y nuevos movimientos sociales en América Latina. Clacso. Buenos Aires, 2005. Pág. 61-62.
15 Centro Gumilla. “El paro nacional del 18 de mayo. ¿Qué hemos ganado?”. Revista SIC, https://biblioteca.gumilla.org/
bases/biblo/texto/SIC1989515_194-195.pdf
16 Alberto Micheo, “Tan cerca pero tan lejos”, Revista SIC, n° 524, mayo, 1990, Pág. 157.
17 “El paro y la situación del país”, Revista SIC, n° 540, diciembre, 1991.
18 Dr. Kurt-Peter Schütt. La situación de los sindicatos en Venezuela. Friedrich Ebert Sitftung. Febrero 2008.
19 Dr. Kurt-Peter Schütt. La situación de los sindicatos en Venezuela. Friedrich Ebert Sitftung. Febrero 2008.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
68 El Gran Viraje

nivel de aceptación entre el pueblo, salvo la clase media, los empresarios y la gente
rica, que estaba en relativa sintonía con el Gobierno.
Cuadro 6.
¿Apoyaba o se oponía a la Huelga General de 1989? En porcentaje

A favor En contra

Gente pobre 58,0 16,0


Amas de casa 52,0 15,0
Sindicalistas 60,0 7,0
Clase media 29,0 18,0
Empresarios 8,0 64,0
Gente rica 9,0 59,0
Fuente: A Tempelton, Pág. 95.

La situación de corrupción dentro del sector sindical, debido a la hegemonía


de los partidos políticos, es el objeto de la reseña el analista Aníbal Cabello, donde
dice: “La corrupción y abuso del poder han dado al traste con movimientos
auténticamente gremiales, que se han visto acosados por la persecución política,
manifiesta en oportunidades a través del terrorismo judicial y en otros por la
influencia económica o política sobre los funcionarios del trabajo”.20

ANTONIO RÍOS, ALIADO DE PÉREZ


Antonio Ríos, presidente de la Federación Única de Trabajadores y
miembro de la fracción sindical de AD, fue el principal apoyo dentro del partido
de Carlos Andrés, para capturar la candidatura en las elecciones internas y
luego, en 1974, la presidencia de la nación. Luego sería electo presidente de la
Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y director del Banco de los
Trabajadores (BTV). El banco fue creado en 1966, pero no fue sino durante el
primer período de CAP cuando ve sustancialmente incrementado sus depósitos
gubernamentales y para 1982, contando el CTV la mayoría accionaria del
banco, se ve involucrada en escándalos y es intervenido. La Comisión Especial de
Contraloría del Congreso acusa ante la Fiscalía y luego los Tribunales a Eleazar
Pinto, presidente junto con Antonio Ríos y José Vicente Piña por “presunta

20 Aníbal Cabello, “Corrupción y abuso de poder contra el sindicalismo”, Revista SIC, n° 549, noviembre, 1992.
Enfrentamiento AD-CAP
Gerardo Lucas 69

comisión de peculado y tráfico de influencias”. Carlos Andrés Pérez, de forma


atípica, defiende a Antonio Ríos: “El Gobierno manifiesta que no considera que
el señor Ríos haya cometido los delitos que se le impugnan y que la acusación la
realiza un fiscal que por todo ve delito”.
El juicio queda en el olvido y, con el retorno de Carlos Andrés a Miraflores,
termina la intervención del banco y vuelve a funcionar. Sin embargo, entre enero
y febrero de 1991 se produce “un nuevo escándalo en el recién abierto BTV”21
sobre el caso del Florida Cristal, donde vuelven a involucrar a Antonio Ríos,
por tráfico de influencias. De esta forma el 18 de junio de 1992, en el momento
álgido del enfrentamiento Alfaro-Pérez, bajo presión Antonio Ríos se separa de
la presidencia de la CTV, para enfrentar el nuevo juicio.22 En este momento el
periódico El Nacional “tenía una campaña muy dura contra Antonio Ríos”.23
No viene a ser sino hasta el 2 de septiembre de 1992 cuando el Tribunal de
Salvaguarda dicta auto de detención al expresidente de la CTV,24 quien continúa
en libertad, pero bajo sometimiento a juicio. El 22 de septiembre de 1992
Antonio Ríos sufre un atentado contra su vida cuya autoría el Gobierno atribuye
al Movimiento Bolivariano.25 Sin embargo, debido al momento en que ocurre,
parece ser más el producto de la lucha intestina en el seno del sector sindical de
AD y un mensaje a Pérez sobre la determinación del movimiento de salir de él.
El 13 de octubre de 1992, la Corte Suprema de Justicia ordena el allanamiento
de su inmunidad parlamentaria y la PTJ detuvo al expresidente del BTV José
Vicente Sánchez Piña, que luego fue trasladado al Retén del Junquito para
cumplir la sentencia. La reactivación de la actividad de los tribunales en el caso
de la BTV y el atentado a Antonio Ríos, uno de los principales soportes de CAP
en el movimiento sindical, en medio del movimiento para sacar a Carlos Andrés
del poder parece atender todo a un mismo proceso. Para junio de 1994, Antonio
Ríos y Sánchez Piña reciben sentencia de la Corte Suprema por tres años por el
delito de tráfico de influencias.26

21 Margarita López Maya, “El BTV, parte II”, Revista SIC, n° 532, marzo 1991, Pág. 54.
22 “La CTV de Antonio Ríos y las elecciones de 1993”, https://sites.google.com/site/historiadelarevolucion/tercera-
parte/18---la-ctv-de-antonio-rios-y-las-elecciones-de-1993
23 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 275.
24 Últimas Noticias, 3/9/1992, Pág. 18.
25 Ernesto J. Navarro, “El BTV: ¡Algo más que un banco..! quebrado”. Aporrea, https://www.aporrea.org/actualidad/
a9085.html
26 “Clark, nuevo líder”, El Tiempo, https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-15675
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
70 El Gran Viraje

SE AGUDIZA LA GUERRA INTESTINA


Otro episodio de la guerra intestina de AD, pero en este caso soslayado,
ocurrió a finales de 1992. El ministro del Trabajo, Jesús Rubén Rodríguez
(1991-1993), nombra a un funcionario del sector petrolero como vicepresidente
del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, con el expreso mandato del
presidente Pérez de depurar el personal del instituto. Cumpliendo con ese
mandato, encuentra que hay 20.000 supuestos funcionarios abultando la
nómina, utilizando el artificio de que una persona detentaba y cobraba por
hasta cuatro cargos, en diferentes localidades geográficas —antes de la era de la
computación—, con la misma cedula de identidad. Procede a enviar una carta de
despido a 7.500 de dichos funcionarios informándoles que si tienen alguna queja
se podrán presentar por la Administración. Ninguno se presentó. Días después
recibe una llamada de Alfaro Ucero reclamándole la acción y posteriormente la
visita de un hombre armado a su oficina tratando de intimidarlo. El funcionario
continuó en ejercicio hasta el gobierno de Caldera, que le propuso continuar. Al
retirarse, el gobierno de Caldera volvió a incorporar nuevamente a unos 5.000
funcionarios que habían sido expulsados.27 Este incidente nos permite tener una
ventana al enfrentamiento que existía entre Alfaro y Pérez a finales de 1992 y que
conduciría a la defenestración de Pérez.

APRECIACIÓN DEL ECONOMISTA HÉCTOR VALECILLOS TORO


El profesor universitario, economista y especialista en la materia laboral,
Héctor Valecillos Toro, hoy en día, hace una acertada interpretación de la que
podríamos llamar la paradoja de Pérez, durante su segundo gobierno:
Visto retrospectivamente, es insólito que CAP, todo un político veterano, haya
llegado a pensar que podía gobernar sin un apoyo firme de AD. Es algo más
que sorprendente, además, inducir los ataques contra Blanca Ibáñez, sabiendo el
poder de Lusinchi, que entonces controlaba el partido, era casi suicida, y pelearse
con los sindicalistas de la CTV era ya el colmo. Ellos lo habían escogido como
candidato y lo habían hecho Presidente, le aportaron aproximadamente 70 mil
activistas fogueados a la campaña.28

27 Conversación con el “funcionario” que me pidió mantener su nombre en el anonimato.


28 Entrevista.
GOLPES DE ESTADO Y SU DESENLACE
5
DECLARACIÓN DE LOS NOTABLES
El 10 de agosto de 1990, un grupo de distinguidos venezolanos, luego
llamados “Los Notables”, dirigió una carta abierta al presidente de la República
Carlos Andrés Pérez, a los senadores y diputados del Congreso y a los partidos
políticos ahí representados haciendo un llamado a la acción, que resumimos en
los siguientes términos:
Venezuela atraviesa una difícil y peligrosa situación política, económica y social.
Los mecanismos y orientaciones por medio de las cuales se ha desarrollado la
acción del Estado y la vida nacional en todas sus manifestaciones, por lo menos
desde 1958, ya no corresponden ni a las necesidades de desarrollo económico y
social, ni a la realidad política y económica del país, ni mucho menos a las líneas
y objetivos fundamentales de la gran reorientación política y económica, que, de
manera tan poderosa, está ocurriendo en el mundo hoy.1

Después de algunas otras consideraciones, en la carta se enumera un


conjunto de iniciativas concretas:
1. El Poder Ejecutivo Nacional debe ser redimensionado, reduciendo
el número de ministerios y descentralizar la administración pública.
Proponen considerar las figuras del presidente y del primer ministro.
2. Reemplazar el capitalismo de Estado por una economía más libre y
productiva.
3. Reforma del sistema electoral, con elecciones uninominales, con
representación proporcional de las minorías.
4. Legislación sobre el funcionamiento de los partidos políticos, la
democracia interna, el financiamiento y el costo y duración de las
campañas electorales.
5. Legislación sobre las formas y requisitos para contratar con el Estado.
6. Asegurar la independencia del sector judicial.
1 Carta de los Notables del 19 de agosto de 1990. En https://retalib.blogspot.com/2008/09/carta-de-los-notables.htm

71
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
72 El Gran Viraje

7. Desarrollar un nuevo cuerpo legal sobre los delitos de corrupción


administrativa. Consideran que estas reformas deberían cumplirse
en el presente período legislativo, y si se requiere una enmienda
constitucional, podría hacerse no más tarde del año 1991. Firman la
iniciativa: Arturo Luis Berti, Alfredo Boulton, Miguel Ángel Burelli
Rivas, María Teresa Castillo, Jacinto Convit, Tulio Chiossone, José
Román Duque Sánchez, Arnoldo Gabaldón, Ignacio Iribarren, Eloy
Lares Martínez, Ernesto Mayz Vallenilla, Domingo F. Maza Zavala,
José Melich Orsini, Hernán Méndez Castellanos, Pastor Oropeza,
Pedro A. Palma, Rafael Pizani, Carlos Guillermo Rangel, José Vicente
Rangel, Alfonzo Ravard, Elías Rodríguez Azpúrua, Isbelia Sequera
Segnini, José Santos Urriola, Arturo Uslar Pietri y Martín Vegas.
Posteriormente muchos analistas concluyeron que estas declaraciones
sirvieron de justificativo para validar las acciones que tomarían los
militares golpistas.
A principios de 1992, el Gobierno se sentía optimista, dado que las cifras
económicas de los dos años anteriores les habían sido favorables, aun cuando no
habían podido abatir la inflación. En esta circunstancia, como siempre, ocurrió
lo imprevisible.

GOLPE DE ESTADO
A principios de febrero de 1992 Carlos Andrés Pérez, acompañado por una
numerosa delegación, estaba en Davos, Suiza, asistiendo a la Asamblea Anual
del Word Economic Forum. Al llegar de vuelta a Maiquetía el 4 de febrero, se
encuentra con que está en pleno desarrollo una asonada militar, dirigida por
el teniente coronel Hugo Chávez Frías. La intentona es superada, sin embargo,
permitieron a su principal cabecilla dirigirse al país por los medios televisivos,
antes de entregarse, y resultó un gravísimo error mediático y político, porque
le abrió la posibilidad de darse a conocer como adversario del régimen y dejó
sembrado el eslogan “por ahora”, que caló en el ánimo del público. Carlos Blanco,
ministro de CAP frente a la Copre, afirmaría: “Después del 4-F el presidente
estaba muy débil y muchas iniciativas se disolvieron en la crisis gravísima derivada
de un gobierno arrinconado”.2

2 Carlos Blanco, “CAP: Un hombre para la historia”. El Nacional. https://www.elnacional.com/opinion/cap-un-


hombre-para-la-historia/
Golpes de estado y su desenlace
Gerardo Lucas 73

LA RESPUESTA DE CALDERA
Rafael Caldera, el 4 de febrero 1992, hizo una intervención en el Congreso
Nacional donde, muchos interpretaron, justificaba la asonada, declaración que
luego sería calificada como oportunista y de falta de solidaridad con la democracia.
Caldera, en el acto de repudio al golpe en las Cámaras Legislativas, después de
objeciones formales a la resolución parlamentaria —en respaldo al Gobierno—,
que no votó, señaló: “Es difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y
por la democracia, cuando piensa que la libertad y la democracia no son capaces
de darle de comer”. Además, enfatizó que era irresponsable de parte del Congreso
asegurar que el objetivo de los sublevados era matar al presidente.3 Sobre esta
alocución, el politólogo Diego Bautista Urbaneja interpretó: “Si la alocución de
Chávez lo había catapultado al imaginario colectivo, esta sorpresiva intervención
de Caldera, uno de los patriarcas de la democracia venezolana y del puntofijismo,
lo catapultó como el hombre para las próximas elecciones”.4

CAMBIOS EN EL GABINETE
El intento de golpe de Estado debilita al Gobierno y las posibilidades
de seguir profundizando el plan de ajustes liberal. Para apaciguar los ánimos
entre sus adversarios, Pérez sacrifica y remueve de sus cargos a algunos de los
principales ministros que apoyaban la apertura económica. Pedro Tinoco sale
del Banco Central el 28 de febrero y lo sustituye Miguel Rodríguez, que venía
de Cordiplan, quien dura menos de un mes. Este a su vez es sustituido por Ruth
de Krivoy. En Cordiplan, Rodríguez es sustituido por Ricardo Hausmann. Salen
del Gobierno también Gerver Torres, ministro del Fondo de Inversiones; Imelda
Cisneros, ministra de Fomento; Virgilio Ávila Vivas, gobernador de Caracas;
Armando Durán, canciller y Carlos Blanco, presidente de la Copre.

CONSEJO CONSULTIVO
Después del golpe fallido, en un esfuerzo de inclusión, el presidente
Pérez constituye un Consejo Consultivo, de amplia representación, para que
recomienden al Ejecutivo sobre el nuevo curso de acción. El Consejo estuvo
presidido por Ramón J. Velásquez e integrado por Pedro Pablo Aguilar, Ruth de
Krivoy, Domingo F. Maza Zavala, José Melich Orsini, Pedro A. Palma, Pedro
3 Ana María Matute, “Rafael Caldera, pionero de la democracia en Venezuela”, El Nacional https://www.elnacional.
com/venezuela/rafael-caldera-pionero-de-la-democracia-en-venezuela/
4 Ídem.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
74 El Gran Viraje

Rincón Gutiérrez y Julio Sosa Rodríguez. La Comisión presentó a principios


de marzo su informe al Ejecutivo donde indicaba que la crisis era global y se
pronunció por una reforma constitucional, a corto plazo; extremar medidas
contra la corrupción y el saneamiento del poder judicial; continuar el proceso
de la descentralización; suspensión de los aumentos en la gasolina; estabilización
de los precios de la canasta básica; detención de la apertura comercial del sector
agropecuario; entre otras. Con base en estas recomendaciones se crea en el
Congreso una Comisión para la Reforma Constitucional, la cual preside Caldera.

CLAMANDO POR LA SALIDA DE PÉREZ


A mediados de 1992 comienza un movimiento conspirativo civil —no
se puede llamar de otra manera— para sacar a Pérez del Gobierno. En primer
lugar, surge la pregunta: ¿por qué no lo dejaron terminar su período? La razón
que encontramos plausible es que, si Pérez continuaba en la presidencia, tenía
una alta probabilidad de terminar nombrando a su sucesor y apoyándolo con
el peso financiero que daba el manejo del aparato del Estado. El periodista
norteamericano John Sweene, residente en Venezuela, lo explicó así:
La estrategia política de Tinoco supuestamente funcionaría así: después de
una segunda presidencia de Pérez, Tinoco, el Banco Latino y la Organización
Diego Cisneros (ODC) combinarían sus vastos recursos políticos, financieros y
en medios de comunicación en las elecciones de 1993 para colocar a Eduardo
Fernández, pariente de Tinoco, en la Presidencia de Venezuela. De esta manera,
el poder sería transferido de Acción Democrática a Copei, manteniendo una
tradición democrática de 35 años en la transferencia del poder entre los dos
partidos políticos predominantes en Venezuela, a la vez que se garantizaba que
Tinoco, el Banco Latino y la ODC mantendrían un firme control político y
económico. Después del gobierno de Fernández en el período 1994-1998, Tinoco,
el Banco Latino y la ODC se las arreglarían para que, o bien Carmelo Lauría, de
AD u Oswaldo Álvarez Paz, de Copei sucediera a Fernández en la Presidencia.
De todas maneras, la dinastía de 15-20 años de duración quedaría garantizada.
A principios de 1989, Tinoco tomó bajo su protección a Fernández y empezó un
proceso de conversión política similar al que se había logrado con Pérez en los
años ochenta. Sin embargo, Fernández fue eliminado de la contienda presidencial
después del fallido golpe del 4 de febrero de 1992: el pueblo venezolano rechazó
el apoyo de Fernández al gobierno de Pérez y respondió con entusiasmo al
populismo anti-reformista de Rafael Caldera.5

Para mediados de 1992, la popularidad de Pérez había caído a raíz de las


consecuencias de la aplicación del “Paquete” y su fragilidad demostrada por el
5 John Sweeney, “La historia no narrada de Pedro Tinoco”, Semana. https://www.dinero.com/internacional/articulo/
la-historia-narrada-pedro-tinoco/20705
Golpes de estado y su desenlace
Gerardo Lucas 75

golpe de Chávez. Una encuesta realizada en ese año señalaba que el 44,4 % de
los encuestados estaban desencantados con los partidos políticos, un aumento
significativo cuando se le compara con los 21,7 % que respondieron en ese sentido
en 1989.6 El presente cuadro muestra que la actitud favorable hacia el Gobierno
había caído del 52 % en 1988 de acuerdo con los resultados electorales; al 13,7 %
en 1989 después de aplicación del Paquete; al 12,7 % en agosto de 1992, y con
solo 9 % en las Clases C y D cuando se torna álgida la actividad para sacar a
Pérez del Gobierno.
Cuadro 7.
Actitud favorable al Gobierno. En porcentaje
Nivel socioeconómico
Total
A-B C D E
1988 30,0 38,0 37,0 36,0 36,66
1989 22,0 18,0 15,0 10,0 13,74
1990 24,0 23,0 21,0 23,0 22,26
1991 16,0 13,0 15,0 25,0 18,62
1992 marzo 24,0 12,0 12,0 26,0 17,84
1992 agosto 16,0 9,0 9,0 18,0 12,74
Fuente: A Tempelton, Pág. 85.

Con miras a las próximas elecciones se presentaba un panorama de


preferencias muy atomizado y francamente favorable para un candidato militar,
frente al descrédito de los partidos.
Cuadro 8.
¿A quién preferiría para las próximas elecciones? 1991. En porcentaje

A favor En contra
Militar independiente 18,0 24,0
No sabe 16,0 16,0
AD 14,0 43,0
Copei 12,0 35,0
Académico independiente 12,0 11,0
Empresario 8,0 15,0
MAS 8,0 25,0
Fuente: A Tempelton, Pág. 100.
6 Daniel Levine, Brian Crisp, Legitimacy, Governability and Reform in Venezuela en Lessons of the Venezuelan
Experience, Louis Goodman, Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin Garry Bland, The Woodrow
Wilson Press, Washington, DC. Pág. 231
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
76 El Gran Viraje

El Comité Especial Bicameral para la revisión de la Constitución que fue


establecido en junio de 1989, presidido por Rafael Caldera, cambió de dirección
y, después del intento de golpe de Estado, el Comité, que fue un foro donde se
ventilaron las ideas, propiciadas por Caldera, promueve como propuesta principal
la reducción del período de mandato y la solicitud de renuncia al presidente
Pérez.7
Eduardo Fernández se une al llamado, luego de la defensa del Gobierno
y la democracia que hizo a raíz del golpe y que le había costado la pérdida de su
popularidad y las posibilidades de éxito en las próximas elecciones. Esto ayudaría
a explicar su alineamiento con Caldera, cuando frente a la dirección de Copei
pidió, el 7 de julio de 1992, un referéndum para reducir en un año el período de
Pérez, dada la situación que describe de “emergencia nacional”, en cuyo caso las
elecciones se moverían para diciembre de 1993.8
A renglón seguido, el 9 de julio de 1992, en un pronunciamiento
televisado, Rafael Caldera acompañado por Arturo Uslar Pietri, Luis Raúl Matos
Azocar, general (R) Alberto Müller Rojas y Ciro Áñez Fonseca, expresidente
de Fedecámaras (1979-1981), pidieron que el presidente Pérez presentara su
renuncia.9
En julio de 1992, el Senado le negó la autorización para viajar al presidente
Pérez, en dos ocasiones, primero a la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro fijada
para el 2 de junio y luego el 16 de julio a la Cumbre Ibero Latinoamericana, en
Sevilla.10
Rafael Caldera continúa promoviendo la salida de Pérez, de común
acuerdo con Alfaro Ucero de Acción Democrática. En agosto de 1992, dice en
el Senado que al pueblo no le interesa el debate sobre un proyecto de nueva
Constitución, que se le había encomendado, porque dicha reforma no incluye
la reducción de los períodos de los actuales poderes públicos. Caldera dijo que
en la reducción de ese período está centrado el interés general de la comunidad

7 Miriam Kornblith, “Political Crisis and Constitutional Reform”. En Lessons of the Venezuelan Experience, Louis
Goodman, Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin Garry Bland, The Woodrow Wilson Press,
Washington, DC. Pág. 339.
8 John D. Martz, “Political Parties and Democratic Crisis”. En Lessons of the Venezuelan Experience, Louis Goodman,
Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin Garry Bland, The Woodrow Wilson Press, Washington,
DC. Pág. 46.
9 John D. Martz, “Political Parties and Democratic Crisis”. En Lessons of the Venezuelan Experience, Louis Goodman,
Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin Garry Bland, The Woodrow Wilson Press, Washington,
DC. Pág. 47.
10 Miriam Kornblith, “Political Crisis and Constitutional Reform”. En Lessons of the Venezuelan Experience, Louis
Goodman, Johana Mendelson Forman, Moisés Naím, Joseph Tulchin Garry Bland, The Woodrow Wilson Press,
Washington, DC. Pág. 343.
Golpes de estado y su desenlace
Gerardo Lucas 77

venezolana.11 Después de esa declaración de Caldera, desvalorizando la reforma,


el CEN de Acción Democrática decide posponerla, lo que provocó el comentario
en la revista SIC: “Todos se desinflaron luego de la decisión”.12

11 “Piden de nuevo recortar mandato”, El Tiempo, 13 de agosto de 1992. https://www.eltiempo.com/archivo/documento/


MAM-178013 del 13 de agosto de 1992
12 “Vida nacional”, revista SIC, n° 548, septiembre-octubre, 1992.
FIN DEL GOBIERNO
6
JUICIO SOBRE EL USO DE LA PARTIDA SECRETA
El 8 de noviembre de 1992, el periodista y diputado José Vicente Rangel
denuncia en su programa televisivo “José Vicente Hoy” al presidente por el
manejo irregular de la Partida Secreta, en lo que había sido la última operación
de Recadi.1
El 17 de noviembre de 1992, el presidente de la Comisión de Contraloría
Nelson Chitti La Roche (Copei) crea una subcomisión para investigar el asunto,
compuesta de nueve miembros, cuatro de AD, dos de Copei, uno del MAS, uno
del MIN y un independiente. La subcomisión invita a dar declaraciones a un
amplio número de funcionarios públicos, actividad que duró hasta marzo de
1993.
Posteriormente, el 27 de noviembre de 1992, Hernán Grüber Odremán,
oficial de la Aviación, promueve la segunda intentona militar, nuevamente
fracasada, pero que pone en evidencia la fragilidad del sistema. Comenzando el
año 1993, se potencian las actividades que conducirían a la remoción de Carlos
Andrés Pérez de la Presidencia de la República.
El 11 de enero de 1993, José Vicente Rangel entrega al Fiscal General de
la República, máximo representante del Ministerio Público, una denuncia en
relación a los 250 millones de bolívares de la partida Secreta y solicita un antejuicio
de mérito al presidente Carlos Andrés Pérez.2
El 11 de marzo, cuando el presidente Pérez se dirige al Congreso en la
presentación de su Memoria Anual, el fiscal general de la Nación, Ramón Escovar
Salom, solicita ante la Corte Suprema de Justicia el antejuicio de mérito contra el
presidente de la República y dos de sus ministros, Alejandro Izaguirre, ministro
del Interior, y Reinaldo Figueredo, ministro de la Secretaria, acusándolos de

1 Nicola Ketzo y Juan Andrés Rincón, Análisis crítico del juicio por los 250 millones de la Partida Secreta del Ministerio de
Relaciones Interiores al expresidente Carlos Andrés Pérez (1993). Unimet, 20 de septiembre de 2009.
2 Jesús Peñalver, “Sobre la conjura en contra de CAP II”. El Nacional. https://www.elnacional.com/opinion/sobre-la-
conjura-en-contra-de-cap-ii/

79
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
80 El Gran Viraje

incurrir en delitos de peculado y malversación de fondos al haber realizado


transacciones con 250 millones de bolívares de la Partida Secreta.
A estas alturas, Pérez estaba confiado en una decisión favorable por
parte de la Corte.3 Sin embargo, el 20 de mayo la Corte Suprema de Justicia
lo declaró con lugar,4 de forma que encuentra méritos para continuar el juicio
contra el presidente y sus ministros, con nueve votos a favor y seis votos salvados.
Posteriormente, Pérez alegaría que no fue notificado de la demanda y, por ende,
se violó su derecho a la defensa.5 El antejuicio de mérito es un preámbulo al juicio
penal.
El 21 de mayo, la Cámara del Senado del Congreso procede a su destitución
por unanimidad,6 quedó suspendido de sus funciones y Octavio Lepage, en su
condición de presidente del Congreso, asume la Presidencia Provisional de la
República por el lapso que va del 21 de mayo al 5 de junio donde Ramón J.
Velázquez asume la Presidencia Provisional7 hasta la conclusión del período en
1994.
Ese 21 de mayo se publicó en la Gaceta Oficial nº 35.216 la suspensión del
cargo del presidente, estableciendo lo siguiente:
[…] en razón de que por el ordinal 8° del artículo 150 de la Constitución, el
presidente de la República queda suspendido del ejercicio de sus atribuciones,
invítese a la Cámara de Diputados a Sesión Conjunta para que se juramente como
Presidente encargado de la República al ciudadano Octavio Lepage, Presidente
del Congreso. En acto posterior las Cámaras Legislativas, en sesión conjunta,
determinarán la persona que, conforme a las disposiciones constitucionales, debe
ejercer las atribuciones y deberes del presidente de la República, en tanto dure la
falta.8

En su editorial, titulado “El laberinto presidencial”, la revista jesuita SIC


aplaude la decisión y declara: “Este paso es una buena noticia para la democracia
venezolana”. Su línea de pensamiento es el siguiente:
La sentencia de la CSJ no hizo sino confirmar el convencimiento colectivo de la
vinculación de Carlos Andrés Pérez con los negocios provenientes del ejercicio del
poder político. C. A. Pérez ha dedicado toda su vida a la política y es percibido
por todos los sectores de la población como un hombre de abundantes recursos
3 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 94.
4 Jesús Peñalver, “Sobre la conjura en contra de CAP II”. El Nacional. https://www.elnacional.com/opinion/sobre-la-
conjura-en-contra-de-cap-ii/
5 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe n° 101/13. Decisión de Archivo, caso 11.169, Venezuela, 4
de noviembre de 2013.
6 Editorial, “El laberinto presidencial”, revista SIC, n° 555, junio 1993.
7 Gaceta Oficial n° 35.235 del 17 de junio de 1993, el Congreso de la República designa a Ramón J. Velásquez como
Presidente Provisional.
8 Nicola Ketzo y Juan Andrés Rincón, Análisis crítico del juicio por los 250 millones de la Partida Secreta del Ministerio de
Relaciones Interiores al expresidente Carlos Andrés Pérez (1993). Unimet, 20 de septiembre de 2009.
Fin del Gobierno
Gerardo Lucas 81

económicos. La riqueza de CAP, para el común de los venezolanos, proviene de


su vinculación del ejercicio público.9

Continúa diciendo: “Es una demostración práctica de que es posible


ponerle límites a la corrupción. El antejuicio está demostrando que hemos dejado
atrás el comportamiento pactista propio del sistema de los partidos”.10
La situación de suspensión del cargo presidencial que vivía Carlos Andrés
Pérez finalizaría el 31 de agosto cuando las cámaras del Congreso declaran su
“falta absoluta” como presidente de la República, con lo que se ratifica a Ramón
J. Velásquez como presidente hasta la culminación del período constitucional,
en curso. Al respecto, la revista SIC, nuevamente, comenta: “AD que parece
considerarse el único actor con derecho para disponer de la silla presidencial
hasta febrero de 1994”.11
Por su parte, Arturo Uslar Pietri acusa públicamente a altos funcionarios
del Gobierno de apropiarse de los fondos provenientes de la partida secreta,
y califica la actuación del fiscal general Escovar Salom como “necesaria e
imprescindible”.12 El influyente periódico El Nacional lo tenemos en un papel
protagónico y está “a la cabeza y teniendo a Alfredo Peña dirigiéndolo en su
guerra a muerte contra el Gobierno”.13
El 18 de mayo de 1994, la Corte Suprema de Justicia, por encontrar indicios
de delitos de malversación genérica y peculado doloso, dictó auto de detención
al expresidente Pérez y a sus dos exministros incursos en el caso. Próximo a este
mandato judicial surge la decisión de la dirigencia de Acción Democrática de
separarlo del partido. El expresidente, quien había permanecido detenido en
el Internado Judicial de El Junquito desde el 18 de mayo, es trasladado a su
casa “La Ahumada” en la urbanización Oripoto, en Caracas, el 27 de julio por
decisión unánime de la Corte Suprema de Justicia. La relación sostenida entre
AD y Carlos Andrés Pérez finaliza el 19 de mayo de 1994, cuando por decisión
del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) es excluido de las filas del partido.

CASO ANTE LA CORTE INTERNACIONAL DE DERECHOS HUMANOS


Carlos Andrés Pérez, asistido por los abogados Rafael Pérez Perdomo,
Alberto Sánchez y Héctor J. Pérez Mora, introdujo el 19 de agosto de 1993 una

9 Editorial, “El laberinto presidencial”, revista SIC, n° 555, junio 1993.


10 Editorial, “El laberinto presidencial”, revista SIC, n° 555, junio 1993.
11 Editorial, “El laberinto presidencial”, revista SIC, n° 555, junio 1993.
12 Cadi Martin, El juicio a CAP: ¿inocente o culpable? Arte fotolitográfico, Caracas, 1996, Pág. 54.
13 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 94.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
82 El Gran Viraje

querella ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,14 donde acusa


a la Cámara del Senado del Congreso de haber actuado precipitadamente; que
en ningún momento, en el curso del procedimiento del antejuicio, notificaron a
los acusados de la acción propuesta por el fiscal y sostuvieron que la decisión de
la Corte Suprema, el 20 de mayo, violó el derecho a la defensa de los acusados. El
caso no culminó en una decisión y se archivó el 4 de noviembre del 2013, debido
a que los peticionarios no presentaron información respecto del proceso que se le
habría seguido al señor Carlos Andrés Pérez, con posterioridad a la emisión de la
sentencia de la Corte Suprema de 20 de mayo de 1993.
La posición del Estado frente a la Corte fue la siguiente:
1. El Estado argumentó que el enjuiciamiento del presidente de la
República estaba previsto en el ordenamiento jurídico venezolano
tanto en la Carta Fundamental (artículo 215 y 150) como en diversas
leyes sustantivas y procesales, a saber: Ley Orgánica de la Suprema
Corte Justicia (artículos 42 y 146 y siguientes), Ley Orgánica del
Ministerio Público (artículo 39), Código de Enjuiciamiento Criminal
(artículos 361 y siguientes) y Ley Orgánica de Salvaguarda del
Patrimonio Público (artículos 58 y 60).
2. Refirió que el 11 de marzo de 1993 el fiscal general de la República,
de conformidad con el ordinal 3º del artículo 39 de la Ley Orgánica
del Ministerio Público, interpuso ante la Suprema Corte de Justicia en
pleno una formal acusación de los delitos de malversación y peculado
contra los ciudadanos Carlos Andrés Pérez Rodríguez, quien ejercía
el cargo de presidente de la República; Alejandro Izaguirre, senador
de la República, quien para entonces se desempeñaba como ministro
de Relaciones Interiores; y Reinaldo Figueredo Planchart, diputado
del Congreso, que a la fecha se desempeñaba como ministro de la
Secretaría de la Presidencia de la República.
3. Indicó que el 17 de marzo de 1993 se admitió la acusación y la solicitud
de antejuicio de mérito y se ordenó recabar el expediente relacionado
con los mismos hechos objeto de la acusación del Tribunal Superior de
Salvaguarda del Patrimonio Público. Y finalmente, el 20 de mayo de
1993, la Corte Suprema de Justicia consideró que había mérito para el
juicio y al día siguiente la Cámara de Senadores del Congreso autorizó
su procesamiento.15
14 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe n° 101/13. Decisión de Archivo, caso 11.169, Venezuela, 4
de noviembre de 2013.
15 Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe n° 101/13. Decisión de Archivo, caso 11.169, Venezuela, 4
de noviembre de 2013.
Fin del Gobierno
Gerardo Lucas 83

Un estudio realizado en la Universidad Metropolitana16 sobre el juicio


concluyó:
Asimismo, alegamos que la sentencia condenatoria dictada por la Corte Suprema
de Justicia carece de pruebas contundentes, ya que en ningún momento se logró
comprobar el cuerpo delito, por ende, a nuestro juicio, la sentencia dictada por la
Corte Suprema de Justicia presenta diversos desatinos… Para finalizar, debemos
resaltar que independientemente de la culpabilidad o inocencia de Carlos Andrés
Pérez en los cargos imputados, no cabe la menor duda de que el juicio presentó
numerosas irregularidades, impregnando la realización del mismo de múltiples
elementos que ponen en tela de juicio el apego a la Constitución y a la normativa
legal vigente en 1993.

Los principales partidos políticos del país apoyaron el proceso judicial


contra el presidente. El desenlace del juicio a Carlos Andrés Pérez se produce el
31 de agosto de 1993, cuando se declara la falta absoluta del presidente, moción
que fue apoyada por las fracciones políticas de Copei, MAS, Causa R, Avanzada
Popular, MIN, GPI, NGD, F-I, mientras que Acción Democrática (AD) se
abstuvo.17
El 30 de mayo de 1996 se produce la sentencia de la Corte Suprema de
Justicia, presentada por el magistrado Luis Manuel Palís donde condena a CAP
a dos años y cuatro meses de arresto domiciliario.

LOS RESPONSABLES
Carlos Andrés Pérez, en una de sus entrevistas con el historiador Blanco
Muñoz, atribuye su caída a una “revancha de los Notables que lo sacan [del
poder] por haberlos sacado a ellos en 1945”. Aquí se está refiriendo a Arturo Uslar
Pietri. Pérez también señala “como líder de la conspiración al expresidente Rafael
Caldera”, e incluye también a José Vicente Rangel y al fiscal Ramón Escovar
Salom. Lo más interesante de esta declaración, no es lo que dice, sino los que
deja por fuera. No señala a Acción Democrática, que era el que tenía los votos
efectivos en el Senado, sin los cuales era imposible su destitución; no menciona
Alfaro Ucero, secretario general del partido, ni a Octavio Lepage, presidente
del Congreso y quien lo sustituye en la presidencia. Argelia Ríos, periodista
que cubrió la fuente de AD entre 1989 y 1993 para Economía Hoy sentencia:
“A Pérez lo tumbó AD. Acción Democrática montó una operación con la Corte
Suprema de Justicia para sacarlo”.18 Carlos Andrés Pérez lo llamaría un “Golpe
16 Nicola Ketzo y Juan Andrés Rincón, Análisis crítico del juicio por los 250 millones de la Partida Secreta del Ministerio de
Relaciones Interiores al expresidente Carlos Andrés Pérez (1993). Unimet, 20 de septiembre de 2009.
17 Cadi Martin, El juicio a CAP: ¿inocente o culpable? Arte fotolitográfico, Caracas, 1996, Pág. 213.
18 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 48.
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
84 El Gran Viraje

Constitucional”,19 más bien debería llamarse un golpe inconstitucional o un


golpe civil.
Carlos Blanco, exministro de Carlos Andrés, sigue el mismo guion en su
defensa; sin embargo, completa acertadamente el cuadro cuando sentencia que:
“Los jinetes del apocalipsis ya andaban juntos: Uslar Pietri, José Vicente Rangel,
Ramón Escovar Salom y Rafael Caldera, mientras en la sala de máquinas Alfaro
Ucero, secretario general de AD y sus sargentos preparaban el derrocamiento del
presidente”.20 Efectivamente, Carlos Blanco, ministro de CAP frente a la Copre,
ha estudiado este tema con detenimiento y concluye que:
Hay tres procesos que marcan la ruptura entre AD y CAP. El primero es la
designación del Gabinete. Los dirigentes con mayor poder consideraban que el
partido no estaba adecuadamente representado entre los ministros. El segundo,
fue la descentralización política que dio como resultado en la primera elección
de gobernadores y alcaldes el siguiente resultado: de los 20 gobernadores electos,
11 correspondieron a AD… El partido pasó de tener todo el poder regional a
tener la mitad. El tercero, fue el proceso de reforma económica que significaba
la apertura de la economía, la competencia del sector privado con sus pares
foráneos, la libertad de invertir, la privatización de bienes en poder del Estado que
habían permanecido como piezas del clientelismo y no de la eficiencia productiva,
la reforma comercial, la libertad cambiaria y otras transformaciones que no
desaparecían el rol del Estado sino que lo innovaban. Reformas que, por cierto,
eran apoyadas retóricamente por el empresariado, pero que a puertas cerradas
muchos de sus integrantes se les oponían por precipitadas e imprudentes, ya que
los obligaban a cambiar su molicie de tanto estar recostados al Estado.

Carlos Blanco dirá: “Carlos Andrés Pérez soportó con estoicismo la


destitución; las infamias de sus enemigos, ahora con carne de cárcel para morder;
la prisión en El Junquito; la prisión domiciliaria; el exilio; la soledad; y, al final,
una senda injusta y tortuosa hacia la muerte”.
Nosotros, al respecto, concluimos que para ese momento el presidente
Pérez había perdido el apoyo político de la población, el apoyo de la poderosa
Fracción Sindical del Partido, el enfrentamiento con la maquinaria del partido
liderada por Alfaro, el ataque frontal del principal partido de oposición —
liderado por Caldera—, el apoyo a su remoción por el grupo de opinión —los
Notables, dirigido por Uslar—, la oposición, por definición de los partidos de
la izquierda, la amenaza de insurgencia por grupos militares, conjunto este que
dejaba al presidente sin recursos para enfrentar la estabilidad o permanencia de su
gobierno. Por otra parte, el presidente Pérez de continuar el enfrentamiento tenía
un Talón de Aquiles,21 Cecilia Matos.
19 Ramón Hernández, Luis Giusti, Carlos Andrés Pérez, memorias proscritas, Pág. 339.
20 Carlos Blanco, “CAP un hombre para la historia”, El Nacional, https://www.elnacional.com/opinion/cap-un-hombre-
para-la-historia.
21 Mirtha Rivero, La rebelión de los náufragos, Pág. 28.
A MODO DE CONCLUSIÓN

El análisis del proceso de incepción e instrumentación del Plan de Ajuste
Macroeconómico, llevado a cabo durante el segundo gobierno de Carlos Andrés
Pérez, nos permite apreciar el nivel de complejidad que lo caracterizó y concluir
que no hay evaluaciones ni repuestas sencillas sobre este acontecimiento. Teniendo
esta circunstancia presente, concluiremos este trabajo, primero, haciendo una
recapitulación de las medidas tomadas, junto con la descripción de sus secuelas;
segundo, señalar cómo no existe la “irreversibilidad”, en cuanto la dirección
económica y política del país, con la cual se intentó justificar la aplicación de las
medidas bajo la modalidad de shock; tercero, el presente trabajo nos permite traer
a colación una serie de paradojas y consecuencias no previstas, que nos parece
interesante resaltar. Por último, queremos destacar el alto grado de complejidad
que caracterizó a este proceso económico, político y social que desafía todo
análisis superficial y juicios de valor sencillos.

RECAPITULACIÓN Y LAS SECUELAS


El Plan de Ajuste Macroeconómico, como hemos visto, estuvo constituido
por un conjunto de medidas económicas que tuvieron diferentes grados de
efectividad y consecuencias sobre la economía y la sociedad. Daremos un repaso
a las medidas adoptadas y sus consecuencias:
Primero, fue la unificación cambiaria, que se materializó mediante la
eliminación del sistema de control de cambio denominado Recadi, seguida por la
subsiguiente devaluación del bolívar en alrededor del 40 % y el no reconocimiento
de las Cartas de Crédito a los sectores importadores industriales y comerciales. La
eliminación de Recadi era imperativa, el sistema de cambios controlados era la
mejor forma para estimular la corrupción a través del tráfico de influencias y su
derogación fue exitosa en ese contexto. Lamentablemente, volvió a implementarse
nuevamente durante el segundo gobierno de Caldera y en el chavismo, sin que
existieran condiciones económicas subyacentes que lo pudieran justificar. Por su
parte, la magnitud de la devaluación tuvo significativas consecuencias sobre el
nivel del costo de la vida de los venezolanos y se materializó en la profundización
85
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
86 El Gran Viraje

de la inflación, que alcanzó el 80 % en 1989, y seguiría arraigada, de ahí en


adelante, sin fórmula de solución.
Segundo, el no reconocimiento de las Cartas de Crédito afectó de forma
significativa a todo el sector industrial procesador de materias primas importadas,
especialmente al subsector aceitero y de alimentos procesados para animales,
entre otros, lo que llevó a muchas empresas a la quiebra y a la desnacionalización.
Tercero, la liberación de los precios, salvo los de la canasta básica, era una
necesidad postergada, pero que tuvo un efecto inmediato sobre la población. El
aumento del precio de la gasolina, que provocó el Caracazo, fue una medida que,
a nuestro juicio, se aplicó en forma tan rápida y sin la antelación suficiente para
que la población se preparara para ella, lo que causó la conmoción. La materia de
fondo es que la administración de Pérez nunca tuvo una política antinflacionaria
seria y creíble para el tema de fondo, para entonces crónico, que era percibido
como el principal problema de los venezolanos, según las encuestas de opinión.
Cuarto, la política de liberación de las tasas de interés, bajo la égida de Pedro
Tinoco en el Banco Central tomó la forma de la emisión de los bonos Cero Cupón,
cuya tasa de descuento se convirtió, al principio, en tasa marcadora del mercado.
Dicho instrumento, además de beneficiar a la banca con altas retribuciones para
un instrumento que, desde el punto de vista financiero, era carente de riesgo,
tuvo una serie de graves consecuencias para el mercado del crédito. El Banco
Central perdió el control de las tasas de interés y, paradójicamente, para el último
semestre de 1992, fue el Banco Latino el que estableció las tasas marcadoras
para el mercado, al buscar desesperadamente fondos para cubrir el déficit que
le produjo la corrida de fondos por parte de los depositantes. La banca, ante la
alternativa de inversión que constituía el Cero Cupón, redujo drásticamente el
porcentaje de su cartera que iba al crédito de las actividades productivas. Las
tasas de interés activas, que se cobran a las empresas y personas usuarias de
crédito, se incrementaron de tal forma, que los hacían impagables, y llevaban a
las empresas a la quiebra. Esta política llevó a la insolvencia del sector productivo
y, en consecuencia, a la insolvencia de la cartera bancaria, que a la postre llevó
a la debacle financiera de 1994, que comenzó con la quiebra del Banco Latino
y continuó con el cierre de la mitad de las entidades financieras del país, y de la
consiguiente pérdida de los dineros de los depositantes y ahorristas.
Quinto, la política de apertura económica y liberación del comercio
era, a nuestro juicio, una medida necesaria, aunque solo fuera porque el sector
industrial, bajo las políticas proteccionistas, había llegado a su límite y no
podía seguir prosperando si no se iniciaba una nueva política que privilegiara la
exportación. El problema de fondo que ocurrió es que una política económica
Fin del Gobierno
Gerardo Lucas 87

de apertura, para ser exitosa, requiere de un ambiente de estabilidad económica


que no se consiguió. Continuó la inflación a dos dígitos; tasas de interés que
hacían imposible financiar la requerida inversión; inseguridad jurídica y creciente
inestabilidad política que ponían en entredicho cualquier nueva inversión; la
práctica inexistencia de fondos para la reconversión industrial; ineficacia de la
política antidumping y sobresubsidio, que era fácilmente burlada en la aduanas,
con los cambios ilegales de procedencia en los certificados de origen y la
complicidad de la Guardia Nacional; se siguió protegiendo a la industria básica
del Estado, encareciendo las materias primas que se requerían para la exportación
de productos del sector metalúrgico y metalmecánico; igualmente, la inflación en
el agro, unida a la falta de su modernización, también atentaba sobre su capacidad
de competir internacionalmente. En última instancia, un proceso de exportación
sostenido, lo que pretendía el Plan, es un compromiso que no es de corto plazo,
sino que requiere de muchas décadas de esfuerzo sostenido.
Sexto, la política de liberalización de la inversión extranjera, luego de la
política regulatoria y desincentiva impuesta por la Decisión 24 del Acuerdo de
Cartagena, era sin duda necesaria. Esta política iba de mano con la política de
privatización que dio sus primeros frutos con la subasta de Viasa y la Cantv.
La experiencia adquirida con el manejo, por parte del Estado, de empresas en
el sector productivo estaba clara: producía no solo un incentivo al clientelismo
político; una administración ineficiente, producto de sus cambiantes directivas,
pero sobre todo, una continua y enorme hemorragia de recursos públicos, como
lo atestiguaría la historia financiera de la petroquímica, el sector aluminio y
Sidor. Esta política fue exitosa y dio pie para su continuación por parte de los
gobiernos que sucedieron a Pérez.
La implementación intempestiva de estas políticas económicas tuvo
graves consecuencias en el plano político. Al aplicarse el Plan de Ajuste sin
suficiente consenso político y sin una labor divulgativa suficiente dirigida a la
población, resultó, ya para 1989, en la pérdida de popularidad del gobierno de
Pérez, particularmente entre las clases populares, que le quitó el indispensable
piso político. Su enfrentamiento con Acción Democrática, que se veía
seriamente afectada en sus más vitales intereses, bajo la conducción autoritaria
del “Caudillo”, Alfaro Ucero, se convirtió en una verdadera guerra soterrada
para 1992. Al antagonismo del principal partido de oposición Copei, todavía
bajo la influencia del Rafael Caldera, con los liderazgos emergentes de Eduardo
Fernández y Álvarez Paz, se le unió la izquierda moderada del MAS y el resto del
espectro político, en un rechazo doctrinario al que llaman neoliberalismo. A ellos
se les unió, como grupo de opinión, los llamados Notables, liderados por Arturo
Uslar Pietri, que al final se convirtió en un movimiento finamente orquestado
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
88 El Gran Viraje

que consigue deponer a Pérez, con el voto unánime del Senado y el aplauso de
la opinión pública. Uno de los aspectos que más nos llama la atención es que
ningún sector saliera a condenar la acción ilegal contra Pérez, circunstancia que
dañó al frágil Estado de derecho. La debilidad de las instituciones se puso luego
en evidencia, con la victoria del “Chiripero”, de Caldera, con apenas el 31 % de
los votos, decaimiento que eventualmente allanará el camino a Miraflores a los
militares golpistas en las elecciones presidenciales de 1998.

IRREVERSIBILIDAD Y EL PLAN DE AJUSTES


Uno de los argumentos de los que propusieron la aplicación del Plan de
Ajustes en su modalidad de shock es que esta acción compulsiva haría los cambios
requeridos “irreversibles”.
Después de desarrollados los acontecimientos, y cayendo el poder a
las manos de Chávez y Maduro, podríamos decir que las medidas no fueron
irreversibles. Esta circunstancia nos da materia para pensar que, en buena parte,
es necesario lograr un nivel mínimo de consenso en la sociedad para que las
medidas de cambio perduren.
Diremos que el Plan de Ajuste Macroeconómico, de corte liberal, no
nació de un proceso interno de reflexión en Venezuela sobre los resultados de las
políticas económicas prevalecientes, concretamente, desde el Pacto de Puntofijo,
a partir de 1958. En realidad, la aceptación de políticas económicas liberales tuvo
poca acogida entre la población, para 1989, primer año del segundo gobierno de
Pérez. Hubo llamados previos a promover esta corriente de pensamiento en el
país, como la de Jorge Olavarría y su Partido Liberal; los llamados a la apertura
del Informe Merhav, o en la década de los ochenta, el Centro de Difusión
del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice), como organismo de
difusión y defensa de la libre empresa, pero ninguno de estos intentos tuvo un
éxito significativo en cambiar el curso de la opinión general, que había recibido
un mensaje populista y antiempresarial durante tantos años.
Podemos contrastarlo con la iniciativa de elección de gobernadores,
propuesta de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (Copre), que
ganó aceptación popular y produjo cambios en el ordenamiento jurídico, aun a
costa de la pérdida de poder del principal partido de gobierno.
Por el contrario, la iniciativa liberal que culmino en el Plan de Ajuste
Macroeconómico partió del Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo
multinacional radicado en Washington. En sí mismo, el Plan de Ajuste era
Fin del Gobierno
Gerardo Lucas 89

procedente, ya que el gobierno de Lusinchi dejó al país en bancarrota en su


esfuerzo para garantizar la permanencia de Acción Democrática en el poder.
De esta forma, el recién instalado gobierno de Carlos Andrés Pérez no tiene
otra opción, ante la carencia de recursos y crédito internacional, que ir al Fondo
Monetario Internacional en busca de recursos para el corto y mediano plazo.
Para esa fecha, 1988, el Fondo Monetario seguía los lineamientos del Consenso
de Washington, de una forma básicamente estándar e inflexible, que exigía su
aplicación de forma inmediata o de shock, amén de las circunstancias del país o la
necesidad de tiempo para vender a la comunidad nacional la idea de los beneficios
de la nueva política liberal. La implantación de la nueva política económica
pronto enfrentó a Pérez al Partido y sus bases laborales, especialmente, respecto a
las políticas de liberación de precios y de privatización, que afectaba directamente
la política populista y clientelista, que alimentaba la estabilidad del partido. La
introducción de economistas liberales en puestos ministeriales importantes del
área económica terminó por enfrentarlo al partido.

PARADOJAS Y CONSECUENCIAS NO PREVISTAS


La cadena de acontecimientos que se sucedieron a partir de la
implementación de las medidas económicas del Plan de Ajuste desencadenó
consecuencias no previstas en el ámbito político y económico, que, como colofón,
condujo a al ascenso de Chávez y Maduro al poder y, con ellos, la definitiva
destrucción de la economía nacional, sustento de la sociedad.
Durante este corto y convulsionado período se evidenciaron una serie de
paradojas, algunas de las cuales conviene resaltar, porque cambiaron el curso de
la historia:
• ¿Quién podría pensar que un grupo de economistas egresados
de las mejores universidades del planeta, trabajando en el Fondo
Monetario Internacional, pudieran promover un Programa de
Ajuste Macroeconómico, de inspiración liberal, simplista, estándar e
inflexible, para resolver problemas económicos y financieros, de países
como Venezuela, con entornos políticos y económicos tan frágiles y
complejos?
• ¿Cómo podrían pensar los líderes del Buró Sindical de Acción
Democrática que Carlos Andrés Pérez, el líder que en el primer
gobierno les pagó el apoyo que le dieron dándoles todas las medidas,
que en aquel momento, le habían pedido (aumentos de salarios,
CARLOS ANDRÉS PÉREZ.
90 El Gran Viraje

controles de precios, la ley de despidos injustificados, entre otros); que


en esta oportunidad, cuando le dieron la candidatura del partido y
pusieron 70.000 dirigentes a promover su campaña, que la primera
acción de su gobierno fuera, “traicionarlos”, proponiendo un programa
liberal, no consulto, que incluía una megadevaluación, aumentos de
precios de la gasolina y la privatización de las empresas del Estado?
• ¿Cómo podía imaginarse, Pedro Tinoco, en su desbocada ambición,
que, al apoderarse del Banco Central, en el mayor conflicto de intereses
creado en la historia reciente del país, desencadenaría una serie de
eventos, con la liberación de las tasas de interés, que culminaría con la
quiebra de su propio banco, el Banco Latino?
• ¿Cómo pensaría Eduardo Fernández, que salir en defensa del legítimo
Gobierno, en la ocasión del golpe de Estado, liderado por Chávez, le
costaría su carrera política y, posiblemente, la Presidencia?
• ¿Cómo podrían imaginarse los venezolanos que uno de los “padres
de la democracia”, Rafael Caldera, saldría, en un momento crítico, a
justificar los actos de un grupo de militares golpistas, contra el Estado
de derecho?
• ¿Cómo podríamos imaginarnos que, para salir de Pérez, la sociedad
civil, con los Notables a la cabeza, incluida la Iglesia, naturales
defensores de los procedimientos democráticos, apoyarían un golpe
de Estado, con ropaje constitucional, que fraguaron Alfaro Ucero y
Caldera?
Como hemos visto, este ha sido un período muy convulsionado no solo
en cuanto a las políticas económicas, sino al cuadro político. Las decisiones
económicas que se tomaron y la acelerada secuencia de acontecimientos que
siguieron fueron consecuencia de la inevitable decisión de ir al Fondo Monetario.
Una vez tomada la decisión, era un problema de manejarlas con un mejor o peor
tino. De forma que, cuando Carlos Andrés gana la Presidencia y abraza al Fondo
Monetario Internacional, estaba consciente de la grave crisis financiera en que
estaba inmerso; lo que no imaginó fue su magnitud y consecuencias.
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ENTREVISTAS
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