LA DEMOCRACIA DE MARCOS PÉREZ JIMÉNEZ, FUE LA MEJOR DEL
MUNDO. EL PATRIOTA Y PROGRESISTA MARCOS PÉREZ JIMÉNEZ
FUE EL PRESIDENTE MÁS DEMOCRATA QUE TUVO VENEZUELA DESDE LOS DÍAS DE SU INDEPENDENCIA. FUE EL VERDADERO CONSTRUCTOR DE LA PATRIA DE SIMÓN BOLÍVAR Y DE LA CARACAS DE ANTAÑO.
Escritor Julio Manuel Barreiro Rivas Cuarta Parte.
LA CARACAS DE AYER QUE NOS DEJÓ EL GENERAL MARCOS PÉREZ JIMÉNEZ
Si mi muerte contribuye a que cesen los paridos y se consolide
la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro. Dijo Bolívar: La naturaleza nos hace desiguales, somos nosotros los que tenemos que conseguir la igualdad, hacer que el hombre ignorante y pobre se convierta en virtuoso y rico. No quitarle al rico para darle al pobre, si no enseñar al pobre como tiene que hacer para ser rico. – Dijo Bolívar: “Un pueblo ignorante, es un pueblo miserable, la moral y las luces son nuestras primeras necesidades. BRONCE DE LA MUERTE DEL LIBERTADOR. POR EL AUTOR DE ESTE REPORTAJE
¿…Porqué los presidentes de Venezuela siempre contradijeron los
pensamientos del Libertador, con la sola excepción de Marcos Pérez Jiménez, que fue el único bolivariano, desde el día que Simón Bolívar nos dejó allá en la quinta Alejandrina en Santa Marta, Colombia…?
Tallas en maderas, Castaño, Nogal y Roble. Del Autor Francisco Barreiro Rivas
Pérez Jiménez fue el Presidente número 40. Y el actual es el
Presidente número 52. – Ya pasaron 49 años, desde el triste día que el avión presidencial “La Vaca Sagrada” se llevó al General Marcos Pérez Jiménez, después de haber construido más obras en seis años de su gobierno que los llamados presidentes democráticos en 49 años. ¿…Porqué la mediocridad tuvo que adueñarse tanto de la idiosincrasia del venezolano…? – El Presidente actual ya tiene desgobernando al país 11 años. Y cada día que pasa más estamos en la carra plana. “Yo creo que esta docena de presidentes que nos gobernó en estos últimos años, fuera mejor que se convirtieran en una docena de huevos”. La historia internacionalmente, siempre reseñó al General Marcos Pérez Jiménez como un presidente que condujo a Venezuela bajo un régimen de una feroz dictadura, comparándolo con la de Francisco Franco en España, Pinochet en Chile, Somoza en Nicaragua, Fidel Castro en Cuba y, otros dictadores contemporáneos Esta calificación sólo tiene cabida en las mentalidades de los diferente políticos, que se auto califican de demócratas sólo con el fin de establecer gobiernos, con el cuento de democracia. Cuando en la realidad lo que han buscado siempre fue vivir del mangoneo sin trabajar, sólo engañando a los pueblos permanentemente. Tomando a la democracia sólo como un ícono, como la iglesia Evangélica tomó a Cristo.
BETANCOURT RAÚL LEONI C. ANDRÉS PÉREZ L. HERRERA J. LUSINCHI R. CALDERA
En el caso de Venezuela, el llamado padre de la democracia, Don
Rómulo Betancourt, Leoni, Carlos Andrés Pérez, Lusinchi, Herrera Campins y el Dr. Rafael Caldera con su chiripero, conjuntamente con los otros políticos que nunca pudieron echarle mano al coroto. Todos juntos fueron los únicos corruptos y destructores de todas las obras de Pérez Jiménez. Tenía razón mi General cuando dijo: “Los políticos siempre fueron los culpables de que Venezuela sea un país tercer mundista y, que viva constantemente en el subdesarrollo, en el atraso y en la eterna ignorancia”. Pérez Jiménez decía: “Yo lo que quiero es que me dejen trabajar…Y para ello lamentablemente tengo que poner a los políticos (habladores de paja) a buen recaudo…A unos los mandaré para la isla del burro, a otros para Guasina. Y a los más peligrosos los expulsaré del país”. Yo recuerdo, cuando el Dr. Rafael Caldera dio unas declaraciones por Radio Caracas televisión, a los pocos días de haberse inaugurado la autopista Caracas la Guaira. Y entre otras cosas dijo: “Pérez Jiménez gastó una fortuna para construir la autopista, sólo para bajar a bañarse a la Guaira, ¡Ahora el pueblo que coma autopista! – Al día siguiente muy de mañanita, salía el Dr. Rafael Caldera expulsado para el exilio. Cosas como esta, les habían sucedido a todos los políticos. Entre ellos a Don Rómulo Gallegos, Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba y a otros muchos más. Los de menor importancia eran conducidos a los retenes de la Seguridad Nacional, para que allí deliberaran tranquilamente con Pedro Estrada que se ocupaba muy eficazmente de estos menesteres. – Lo cierto es, que en aquellos tiempos en Venezuela, sólo se pensaba en su desarrollo. Todos los sabihondos predicadores de pendejadas, libertad y todo lo demás, eran perseguidos y acusados de ser enemigos del desarrollo de Venezuela En libros, revistas, periódicos y en el Internet, muchos comentarios se han hecho y se hacen del gobierno de Pérez Jiménez algunos, es lógico y natural que hablen mal de Pérez Jiménez. Aquellos que sufrieron cárceles en la isla del burro, Guasina o en los calabozos de la Seguridad Nacional en el Paraíso, o en la plaza Morelos y, que conocen bien lo que es el filo de un “Rin, o una panela de hielo” no pueden hablar muy bien de Pedro Estrada, de mano e goma y de Pérez Jiménez. Porque lo cierto era que todos los políticos habladores de pistoladas, eran tratados como los delincuentes “Roba gallinas”. Lo cierto era, que cuando el gobierno de Pérez Jiménez, no había ladrones ni sádicos. Las puertas de todas las casas de Venezuela permanecían abiertas. Yo recuerdo que una de las costumbres caraqueñas era, que las familias tomaran el fresco de la tarde sentadas en las aceras delante de los zaguanes de sus casas, cuando un viandante pasaba por la acera, era invitado a tomarse un cafecito o un guarapo de papelón con limón. Yo, siendo un extranjero recién llegado, cuántas veces compartí en estas reuniones familiares caraqueñas, que gozaban un puyero escuchando mi acento gallego. En este reportaje puedo decir que aquellos tiempos, eran de verdadera fraternidad que los venezolanos más nunca gozarán, porque en donde antes reinaba el amor y la paz, ahora reina la delincuencia, el sadismo, la droga y la muerte. En aquellas calles pacíficas de Caracas que yo caminé tantas veces a pie cantando con mi guitarra, hoy se recogen todos las semanas de 60 a 70 muertosa tiro limpio. LA CAÍDA DEL GOBIERNO DEL GENERAL MARCOS PÉREZ JIMÉNEZ. Mucho se ha dicho que los militares venezolanos, con Wolfang Larrazábal a la cabeza, le dieron el golpe a Pérez Jiménez. Yo creo todo lo contrario. El gobierno de Pérez Jiménez cayó por culpa de Pedro Estrada que era su mano derecha, su hombre de más confianza. En los últimos tiempos del mandato de Pérez Jiménez, Pedro Estrada se había dado a la tarea de inventar atentados en contra del Presidente.- Cuando Pérez Jiménez se desplazaba a cualquier parte de la ciudad, la SN colocaba bombas en su itinerario y, después valiéndose de una superinteligencia, el mismo Pedro Estrada las encontraba. Pedro Estrada acusó a la oficialidad del ejército de ser los autores de esta conspiración homicida. E infiltró en los cuarteles a unos cuantos policías de la SN para investigar a los militares. Es el caso que cuando los militares descubrieron el plan macabro de Pedro Estrada, se sintieron ofendidos y culparon al Presidente de la república Marcos Pérez Jiménez. Fue así, cuando decidieron quitarle el apoyo fiel que siempre le habían prestado. Como quiera que a Wolfang Larrazábal le uniera el parentesco de compadre con Pérez Jiménez, este al enterarse del descontento de los militares, le aconsejó a su compadre que abandonara el país. El día 1° de Enero de 1.958, me encontraba yo, durmiendo en una pensión muy cerca del cine Caracas, en donde había concurrido para celebrar la partida del año junto con mis paisanos, recuerdo que aquella noche en toda Caracas se había desatado una gran algarabía, cientos y más cientos de cohetes sonaron toda la noche. Ya de mañanita, los cohetes seguían sonando. Yo un poco molesto, le digo a un compañero de habitación: “Estos venezolanos están locos de perinola…todavía están echando cohetes”. El amigo me contestó, “Pero lo extraño es que suenan diferentes”. Nos levantamos y salimos a la calle, para ver lo que estaba pasando. Un grupo de gente yacía protegidos debajo de unas pérgolas y nos alertó: ¡Escóndanse que son tiros de ametralladoras…Están tumbando al gobierno, en la calle central del Conde, cayeron tres bombas! Efectivamente, el cielo de Caracas estaba siendo sobrevolado por tres aviones que le dieron varios pases al Palacio de Miraflores con bombas y tiros de metralletas. Todo quedó calmado cuando el General Pérez Jiménez salió hablando por televisión en cadena y dijo: “Ya los alzados se han exilado en el exterior…Todo está bajo control”. Lo cierto era que a partir de ese día casi todos los ministros empezaron a renunciar. Marcos Pérez Jiménez, seguía diciendo que él asumiría los ministerios. Así estaban las cosas cuando llegó el día 21 de Enero. Fue así como el día 23 de Enero a las 3 de la mañana, una escolta conformada por 25 vehículos “Cadillac” negros acompañaba al General y a su familia al campo de aviación La Carlota, en donde después de despedirse muy cordialmente de toda su escolta, tomó el avión presidencial llamado La Vaca Sagrada que lo llevó a Santo Domingo, su primer destino del exilio. El General Marcos Pérez Jiménez, no fue depuesto de su mando ni expulsado de Venezuela violentamente. – Contaré una pequeña anécdota para que el lector se de cuenta como fue la violencia del pueblo: Yo me encontraba trabajando en la Orchila como maestro de obras, empleado de la compañía IVECA. Tal y como cuento en mi libro “El misterio de la Orchila”. Y al mismo tiempo me desempeñaba como contratista de obras en Caracas en aquellos tiempos, estaba construyendo varias obras en Altamira. Como era un alto empleado de la empresa que hacía casi todos los trabajos del gobierno, en mi vehículo particular tenía un permiso especial que consistía en un letrero que decía “Vía libre”. Un derecho que tenían todos los constructores del gobierno. Lo cierto de la anécdota, es que yo nunca supe que existía un movimiento para tumbar el gobierno. Y lo mismo así considero yo que todos los empleados que estaban bajo mis órdenes. Lo cierto del caso es que cuando estaba concentrado en mi trabajo en Altamira el día 21 de Enero, a las 12 en punto empezaron a sonar todas las cornetas de los vehículos, todas las sirenas de las fábricas y todas las campanas de las iglesias. Yo nada sabía qué estaba pasando. Todo el pueblo salió a la calle con sus únicas armas que era la “Lengua y la bandera nacional, yo tomé mi vehículo y salí en carrera para San Bernardino que era donde vivía…Recuerdo bien que cuando llegué, me encontré una barricada formada de policías vestidos de color caqui, me pararon y me dijeron con mucha educación: ¡Señor, quite ese letrero del parabrisas, porque están tumbando su gobierno!, Yo entiendo que si hubiera violencia me quemarían el carro… Al día siguiente muy de mañanita salí para la Orchila en una avioneta militar, que estaba al servicio de la empresa y, mi presencia era imprescindible en la isla. Recuerdo que llegué a la isla el día 22 y la noticia de que estaban tumbando el gobierno todos la sabían, tanto así que nadie estaba trabajando. Aquella misma noche la gente se apresuraba a subirse al único barco que estaba en la isla, el Felipe Larrazábal. Serían las 4 de la mañana, cuando un ruido ensordecedor pasó sobre la isla. Yo pensé. ¿Será que Pérez Jiménez viene en ese avión para la isla. Mi corazonada era cierta. Pérez Jiménez venía en ese avión que lo llevaba para Santo Domingo. A los pocos días un barco llamado el Alcapana, llegaba a la isla con orden de abandonarla, porque venía el ejército para hacerse cargo de todos los trabajos allí realizados. Pérez Jiménez había recordado las palabras que dijo Simón Bolívar. “Cuando usted amigo Presidente se vea próximo a declinar, precipítese usted mismo, deje el puesto con honor y espontáneamente. No espere a que el pueblo lo eche a patadas, un Presidente cuanto antes abandone el cargo, el pueblo más lo quiere y más lo recuerda”. Esto fue lo que hizo Pérez Jiménez aquel día 23 de Enero de 1.958, para evitar un baño de sangre. La desgracia para Venezuela empieza justamente al otro día de haberse marchado Marcos Pérez Jiménez. Wolfang Larrázabal el compadre de Pérez Jiménez, era un Almirante de la marina; después de expulsar de Venezuela a su compadre, organizó una Junta de gobierno compuesta por civiles, militar y el Clero. Reservándose para él la Presidencia. Al día siguiente empezaron a llegar a Venezuela toda clase de alimañas políticas, todos los que Pérez Jiménez había expulsado por revoltosos, habladores de paja, vagos y maleantes. Entraron al país desesperados, en casi todas las esquinas de Caracas y en los centros sociales, se encaramaban en los vehículos proliferando toda clase de consigna política. Según decían ellos unos mejores que otros todos sabían gobernar, hacer cambios de todo tipo para que el pueblo viviera a cuerpo de reyes. Decían ellos en sus mítines: ¡…Los venezolanos, somos un pueblo privilegiado, tenemos de todo somos ricos. No necesitamos trabajar…! – Repetían las mismas palabras que los mantuanos españoles de antaño: “El trabajo es para los esclavos…Nosotros somos los únicos dueños de Venezuela”. En aquellos tiempos yo poco sabía de política, pero hoy me doy cuenta que aquella gente estaba sedienta de poder. Fue una verdadera plaga de langosta para Venezuela, al sembrar en ella una democracia tan despiadadamente. Wolfang Larrazábal que nada sabía de política, empezó a sentir deseos de ser Presidente de Venezuela. Los halagos le empezaron a llover. Las mujeres de Venezuela, todas se habían enamorado de su uniforme blanco, decían que era una belleza y que lo elegirían su presidente. Fue por culpa de estos halagos y por sus ambiciones que germinó en el almirante Larrazábal, lo que sería la primera desgracia para Venezuela. Larrazábal pensando en los votos que el pueblo depositaría en las urnas y, al escuchar los ofrecimientos que los politicastros le hacían al pueblo, lo primero que hizo fue crear el “Plan de emergencia”, que consistía en pagarle un sueldo a todo aquel que estuviera sin trabajo. O sea que estableció un salario al paro, a costillas del dinero que había dejado Pérez Jiménez en las arcas del Banco Central. Claro está, se inscribieron en este plan de emergencia, todos aquellos trabajadores que estaban desempleados y todos aquellos que pocas ganas tenían de trabajar. Al correr la noticia en toda Venezuela que en Caracas pagaban sin trabajar, empezaron a llegar toda clase de gentes del interior de la República en poco tiempo los cerros de Caracas empezaron a tomar cuerpo de una ciudad marginal, más aún cuando los propios políticos les ofrecían los terrenos y las láminas de zinc, para construir sus ranchos. En aquellos tiempos, yo estaba construyendo por mi cuenta en calidad de contratista, varias quintas en Altamira para el francés, señor Luis Roche el dueño de la urbanización Altamira. Muy difícil se me hacía para conseguir obreros, casi todos estaban en el plan de emergencia y, se conformaban con el dinero que les pagaban en esas concentraciones. “Cuantas veces yo llevé a algunos de mis obreros para que aparte del sueldo que yo les pagaba, cobraran otro en el plan de emergencia. Se puede decir que ese fue el principio del fin. La llamada democracia venezolana, nació con el plan de emergencia de Wolfang Larrazábal. Una verdadera desgracia para Venezuela, puesto que con estas teorías dictadas por los cuenta cuentos de los políticos muertos de hambre y, todos deseosos para echar el guante a las chequeras del patrimonio público, para lograr los votos del pueblo, les ofrecían toda clase de dádivas y, les inculcaron toda clase de derechos y más derechos sin decirles nunca cuales eran sus obligaciones. BUSQUE LA QUINTA PARTE DE ESTE REPORTAJE. (Prensa) www.farandulo.net
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