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El tener presente las características importantes de cada paciente hace que exista mayor
empatía y eso fortalece el proceso terapéutico, pero por otro lado también se recomienda
tomar nota de cada dato ya que esto permite recordar la información de cada paciente con el
fin de evitar confusiones y que el paciente se sienta a gusto en cada sesión.
B. Freud (1911) afirma “No puedo recomendar que en el curso de las sesiones
con el analizado se tomen notas algo extensas, se redacten protocolos, etc.”
(p.113)
No sería pertinente que el analizante se enfoque en tomar nota de aspectos poco relevantes
puesto que el hecho de que el analizante se mantenga redactando o escribiendo, hace que el
paciente pierda credibilidad y el interés de querer asistir a terapia ya que probablemente no se
sentirá cómodo ni escuchado,de este modo el proceso de empatía se puede ver afectado, sin
embargo hay que tener en cuenta que en el proceso clínico se requiere de algunos datos
personales que son esenciales al momento de que el sujeto ingrese a consulta y en ocasiones
ayudan a identificar la problemática, para ello es necesario tener en cuenta que la toma de
dichos datos no se haga de forma rigurosa ni tediosa puesto que es un proceso inicial con el
cual se puede ir generando empatía,un entorno cálido, agradable entre analizante y analizado.
Es pertinente manejar buenas habilidades de escucha, el manejo adecuado del silencio, tener
en cuenta las condiciones éticas y sobretodo mantener un lugar tranquilo y acorde con el fin
de que el paciente se sienta cómodo y en confianza.
El tomar nota de aspectos particulares del sujeto torna sospechoso y a la vez poco ético, de
este modo se puede ir en contra de lo plasmado en el consentimiento informado y puede
conllevar problemas legales,adjunto a ellos se puede causar daños irreversibles al sujeto. por
otro lado el sujeto analizado pensara que solo será un objeto de estudio y puede impedir que
el proceso terapéutico se lleve a cabo de la mejor manera, también se tiene que tener en
cuenta que para llevar a cabo un proceso investigativo se deben seguir ciertos pasos o
protocolos que permitirán llegar a un fin satisfactorio donde el paciente esté enterado y a la
vez de su consentimiento para ser partícipe de un proceso científico.
D. Freud (1911) afirma “ La coincidencia de investigación y tratamiento en el
trabajo analítico es sin duda uno de los títulos de gloria de este último” (p.114).
Es importante tener en cuenta que cada paciente es diferente por esta razón no se requiere de
un tratamiento que sea generalizado o estructurado para cada uno, es difícil publicar un caso
ya que para poder hacerlo es necesario darle una finalidad y sostener este como un éxito. Con
esto poder transmitir los conocimientos de una manera correcta, precisa, y creíble; es por ello
que la recomendación es siempre tener una mente abierta para poder observar y generar
estrategias de intervención en busca de una solución desde puntos de vista diferentes y poder
concluir correctamente.
E. Freud (1911) afirma: Aquella frialdad de sentimiento que cabe exigir del
analista se justifica porque crea para ambas partes las condiciones más
ventajosas: para el médico, el muy deseable cuidado de su propia vida
afectiva; para el enfermo, el máximo grado de socorro que hoy nos es posible
prestarle (pp. 114-115).
Es indispensable que el analista sea objetivo frente a lo que escucha, conoce y le transmite al
paciente, y mostrarse neutro, debido a que es él quien guiará el proceso terapéutico; es
necesario mantener un proceso empático para generar confianza pero también necesario que
actúe con neutralidad sin ejercer juicios de valor frente al relato del paciente, a su vez tener
en cuenta el control de los gestos faciales dado que puede incurrir y afectar el relato del
analizado y actuar con profesionalidad.
F. Freud (1911) afirma: Así como este debe comunicar todo cuanto atrape en
su observación de sí atajando las objeciones lógicas y afectivas que querrían
moverlo a seleccionar, de igual modo el médico debe ponerse en estado de
valorizar para los fines de la interpretación, del discernimiento de lo
inconsciente escondido, todo cuanto se le comunique, sin sustituir por una
censura propia la selección que el enfermo resignó; dicho en una fórmula:
debe volver hacia el inconsciente emisor del enfermo su propio inconsciente
como órgano receptor, acomodarse al analizado como el auricular del teléfono
se acomoda al micrófono. (p.115).
G. Freud (1911) afirma “El médico no debe ser transparente para el analizado,
sino, como la luna de un espejo, mostrar sólo lo que le es mostrado” (p.117).
El terapeuta debe ser una persona objetiva, neutra en sus decisiones teniendo en cuenta su
formación profesional, limitándose a realizar su trabajo e impedir que la relación analista-
analizante pase a segundo término.
La tarea inmediata del psicoanálisis es ayudar a buscar la raíz del problema a través del habla,
mantener una conversación fluida para poder saber del síntoma, y así poder saber el trasfondo
que guarda el inconsistente.Una de las principales recomendaciones es tener presente el
síntoma psicosomático dado que en muchos pacientes pueden presentar el síntoma de esta
manera y que en la medicina no tiene explicación, probablemente el malestar del paciente
sea netamente emocional en donde se genera una angustia que puede llegar a causar un
malestar corporal; se requiere indagar la profundidad de la mente con sus conocimientos
médicos. Usando el habla como una llave para que las emociones se explotan desde este
ámbito haciendo reflexionar al paciente de lo que le está sucediendo se recomienda evitar
hacer un retroceso de eventos traumáticos, si se requiere hacerlo es pertinente hacerlo en
diversas partes sin que se torne doloroso para el paciente y de esta forma él se sienta seguro.
I. Freud (1911) afirma “Pero siempre hay que mantener aquí la precaución y la
reserva. Es incorrecto dictar al analizado unos deberes: recopilar sus
recuerdos, reflexionar sobre cierta época de su vida, etc” (p.118).