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EL SIGNIFICADO DEL “ANTILYTRON”1

Cuando la iglesia de Roma se distanció de la Fe Ortodoxa de la Iglesia, su comprensión de


importantes asuntos relacionados con la salvación se perdió. Totalmente ignorante de cómo
estas cuestiones pueden ser engañosas, el protestantismo a su vez “heredó” las falsas posiciones
del catolicismo romano y, de hecho, con mucha frecuencia las hizo más confusas.
Una de esas cuestiones, que ha sido malinterpretada hasta el límite de la blasfemia por los
occidentales, es la cuestión del “Antilytron.”
Siguiendo las teorías erróneas de Tomás de Aquino, los occidentales desarrollaron su propio
sistema jurídico por medio del cual explican la “función” del sacrificio de nuestro Señor Jesús
Cristo en la salvación de la humanidad.
Si bien existen pequeñas diferencias entre las diferentes religiones occidentales, en general,
hacen las siguientes afirmaciones generales:
“Adán pecó, por lo tanto, en su persona, toda la humanidad después de él participa del pecado.
Todos, por consecuencia han de sufrir la muerte, pues todos han sido considerados culpables
del pecado original. Sin embargo, ningún pecador, incluso el Adán relativamente libre de
pecado, era digno de pagar por los pecados de toda la humanidad. Así, para satisfacer su sentido
de justicia, Dios envió a Jesús Cristo, libre de pecado, a sufrir la muerte en lugar de la
humanidad. Esta fue la manera en que Él “pagó por el rescate” de la humanidad – como
semejante a Adán – y todo aquel que crea en su sacrificio, es liberado de la muerte.”
Pero si observamos estas afirmaciones con mayor cuidado, nos daremos cuenta de que también
son irracionales, y no tienen nada que ver con la Fe Cristiana, y especialmente con la justicia de
Dios y la encarnación del Señor.

Los problemas con la posición jurídica


Primero, echemos una ojeada a algunos de los problemas iniciales que la anterior posición crea:
a. ¿Si Adán fue el único que pecó, por qué Dios considera a toda la humanidad culpable?
¿No es injusto eso?
b. Si, a pesar de todo, Dios no considera a toda la humanidad culpable, entonces ¿qué clase
de justicia era esa que, para ser satisfecha, demanda la muerte del inocente?
c. ¿Era Jesús Cristo en realidad igual a Adán, que es una simple creación?
d. ¿Qué clase de juez es tan injusto, como para condenar conscientemente a alguien inocente
a muerte, con el propósito de salvar al culpable? ¡Este acto sería el pináculo de la
injusticia! Hubiera sido más fácil y más generoso conceder la absolución al culpable, en
vez de permitir que alguien inocente muriera injustamente.
e. ¿Si el “rescate” (el autosacrificio del Señor) era, de hecho, la ofrenda exigida por la
liberación de la humanidad de la muerte (como en los casos de secuestro y el rescate
exigido), entonces a quién se hizo esta “ofrenda”?

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Antilytron, (Griego: anti (= en lugar de), lytron (= rescate, dinero o precio de rescate): Redención
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f. Si esta “ofrenda” fue hecha a Dios, entonces Dios ha de ser identificado como el
“secuestrador” que exige una oferta por el rescate, y que también habría de ser satisfecho
por nuestra condena a muerte.
g. Si la “ofrenda” fue hecha al Diablo, entonces ésta hubiera ocurrido, en contra de la
voluntad del justo Señor. ¿Entonces, cómo pudo el Diablo obligar a Dios para que
entregase a Su Hijo inocente a la muerte, como “rescate” por la humanidad? ¡Eso
significaría que el Diablo tiene poder sobre Dios!

El significado de la palabra “Lytron” (Rescate o Redención)


Aquellos que malinterpretan este tema dicen que la palabra “Lytron” implica el pago obligatorio
de cierta suma de dinero por el rescate de un cautivo. Pero veamos lo que la palabra realmente
significa, en la Santa Biblia:
“Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca
vuestra liberación (apolytrosis)” (Lucas 21:28).
“…nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate (apolytrosin) de nuestro
cuerpo” (Romanos 8:23).
Dando por hecho que las anteriores palabras son usadas en relación con la Segunda Venida del
Señor, no pueden implicar ningún tipo de pago. Por supuesto, es obvio que la expresión
“liberación” significa poner en libertad, sin que se exija ningún pago.
“Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo”
En esta cita también, se indica que el “rescate” ya ha tenido lugar (el texto está en tiempo
pretérito), antes del tiempo del sacrificio del Señor. Vemos, por lo tanto, que nada se ha pagado
en realidad, y que la palabra “lytron” se usa en el sentido de “redención” o “liberación.”
De igual manera, la palabra “lytron” cuando se usa en referencia al sacrificio del Señor no
implica necesariamente el pago de determinada suma; significa que este sacrificio nos
redimió/liberó, SIN PAGO ALGUNO, a nadie.

¿Era Jesús igual a Adán?


Las herejías que no admiten la divinidad de Jesús Cristo están de cierta manera justificadas al
cometer este error, y por consiguiente, no son capaces de comprender el verdadero significado
tras el sacrificio de Jesús Cristo como se analiza más adelante. Los que son inexcusables por
completo son aquellos que – aunque admiten la divinidad de Cristo – sostienen que Adán era el
igual de Jesús Cristo.
Veamos algunas citas de las Escrituras respecto a este tópico, en las cuales la superioridad del
sacrificio de Jesús comparado con la desobediencia de Adán se hace evidente.
Romanos 5: 15 – 20.
Texto de la Escritura: Αλλ' ουχ ως το παράπτωμα, ούτω και το χάρισμα. Ει γαρ τω τού ενός παραπτώματι
οι πολλοί απέθανον, πολλώ μάλλον η χάρις του Θεού, και η δωρεά εν χάριτι τή τού ενός ανθρώπου Ιησού
Χριστού, εις πολλούς επερίσσευσε.
Και ουχ ως δι ενός αμαρτήσαντος το δώρημα. Tο μεν γαρ κρίμα εξ ενός εις κατάκριμα, το δε χάρισμα εκ
πολλών παραπτωμάτων εις δικαίωμα. Ει γαρ τω τού ενός παραπτώματι ο θάνατος εβασίλευσε δια τού ενός,
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πολλώ μάλλον οι την περίσειαν τής χάριτος, και την δωρεάν τής δικαιοσύνης λαμβάνοντες, εν ζωή
βασιλεύσουσι δια τού ενός Ιησού Χριστού.
Άρα ουν, ως δι ενός παραπτώματος εις πάντας ανθρώπους εις κατάκριμα, ούτω και δι' ενός δικαιώματος εις
πάντας ανθρώπους εις δικαίωσιν ζωής. Ώσπερ γαρ για τής παρακοής τού ενός ανθρώπου αμαρτωλοί
κατεστάθησαν οι πολλοί, ούτω και δια τής υπακοής τού ενός, δίκαιοι καταστάθησαν οι πολλοί.
...ού δε επλεόνασεν η αμαρτία, υπερεπερίσσευσεν η χάρις...
Traducción:
“Pero con el don no sucede como con el delito. Si por el delito de uno solo (Adán) murieron todos ¡cuánto
más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre Jesús Cristo, se han desbordado
sobre todos! Y no sucede con el don como con las consecuencias del pecado de uno solo; porque la sentencia,
partiendo de uno solo, lleva a la condenación, mas la obra de la gracia, partiendo de muchos delitos, se
resuelve en justificación. En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo hombre ¡con
cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia, reinarán en la vida por
uno solo, por Jesús Cristo! Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la
condenación, así también la obra de justicia de uno solo (el sacrificio de Cristo) procura toda la justificación
que da la vida. En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos
pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos. La ley, en verdad,
intervino para que abundara el delito; pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia”
¿Qué más podemos decir? ¡Aquí queda demostrado que mientras el pecado de Adán se convirtió
en causa de pecado para muchos, el sacrificio del Señor era obviamente superior, pues no solo
borró el pecado de Adán, sino que borró todos los pecados acumulados de millones de
pecadores!
¡Ay de nosotros, si el sacrificio del Señor solo tiene el mismo valor que el imperfecto Adán!
Porque el Señor, además de ser Dios, también era una persona perfecta. Adán por otra parte, no
fue creado perfecto, solo “muy bueno”. Y la expresión “muy bueno” está muy lejos de
“perfecto”, así como la expresión “a su imagen” es deficiente en comparación con la expresión
“a su semejanza” (Génesis 1:32).

El receptor del Lytron


Si el sacrificio era el “precio” pagado por la liberación de la humanidad del lazo de la muerte,
no pudo ser pagado a Dios, pues el que reina sobre la muerte es el diablo, y no Dios:
“Por tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó él (Cristo) de las
mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo, y libertar a cuantos,
por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud” (Hebreos 2:14-15).
Pero entonces, si Dios tenía que pagar algo al diablo, significaría que Dios no tenía el poder de
imponer su voluntad “gratuitamente.” Eso hubiera convertido al diablo en vencedor. Sin
embargo, el diablo y toda su “pandilla” fueron, de hecho, derrotados, cuando Jesús murió en la
Cruz (Colosenses 2:13-15). Si Satán debía recibir un “pago por el rescate” para liberar a la
humanidad de los lazos de la muerte, entonces Satán hubiera sido el vencedor, y no Cristo.
En todo caso, la Biblia dice que “Dios es Amor,” no “justicia,” así que no hay posibilidad alguna
de que Dios haya querido sacrificar el Amor a causa de un supuesto caso de ofensa de la justicia
que necesitaba ser compensado. Sin mencionar siquiera que la muerte de un inocente en lugar
de los culpables, hubiera significado injusticia, y no justicia.
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¡Dios nunca ha albergado odio alguno por la humanidad a causa de sus pecados! Ha sido la
humanidad la que ha percibido a Dios como un juez, a causa de su propia conciencia impura:
“cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo…” (Romanos 5:10).
Dios siempre nos ha amado como un padre, y nunca ha demandado satisfacción alguna por un
supuesto “agravio a la justicia” suya. Así podemos verlo en 1 Juan 4:9-10:
“En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que
vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que
él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.”

El significado del Sacrificio del Señor


Para los cristianos, sin embargo, el significado del sacrificio del Señor ya es conocido. Los
cristianos no igualamos la dignidad del Señor con la de Adán; no asemejamos a Dios con un
asesino insano e injusto; no nos convertimos en los abogados del diablo.
La Iglesia enseña que el Señor Jesús Cristo se hizo hombre perfecto para que – siendo uno de
nosotros – pudiera derrotar todas aquellas cosas que han derrotado y enfermado la naturaleza
humana.
En Su persona (la de Cristo), la naturaleza humana venció al pecado, al diablo y la muerte. Pues
todo aquel que permite que alguien lo derrote, se convierte en esclavo de esa persona. (2 Pedro
2:19).
Por lo tanto, para que el Señor pudiera levantarse de la muerte y vencerla de esa manera, tenía
que morir primero. ¡Pero ahora, por medio de la fe en Jesús Cristo, y en la comunión de su
Cuerpo – la Iglesia – cada persona puede ser partícipe de esa victoria!

LA PERSPECTIVA JURÍDICA OCCIDENTAL ANULA EL SACRIFICIO DE CRISTO


La perspectiva jurídica occidental sobre el antilytron (“pago del rescate”) no es del todo
“inocente”. No solo no constituye una respuesta alternativa a la cuestión del rol que jugó el
sacrificio de nuestro Señor Jesús Cristo, sino que, por el contrario, ¡lo anula!
Por supuesto, en otro artículo hablamos sobre la mentalidad jurídica occidental referida en
cuanto a la cuestión de su percepción del antilytron, así como los problemas relacionados con
semejante percepción. En ese artículo, analizamos los problemas hermenéuticos y teológicos que
surgen a raíz de tal posición. Sin embargo, en el presente artículo nos gustaría ampliar un punto
más, concretamente, en cómo esta mentalidad y esta postura jurídica sobre el antilytron, si se
analiza con cuidado, esencialmente no solo no explica la noción del sacrificio del Señor, sino
que, por el contrario, lo anula totalmente (en lo que atañe a su importancia en relación con la
Muerte).
¡El hecho de que Hombre Occidental desea ver el sacrificio del Señor como una “novela de
suspenso jurídica” es algo que no solo presenta a Dios de mala manera, que es visto ahora como
un magistrado violento y un juez injusto, sino que se encuentra en las antípodas de la fe correcta
(ortodoxa)!
Por lo tanto, supongamos por un momento, que Dios realmente pudiese (alternativamente) ser
considerado un juez estricto, que “exige” la muerte del inocente en lugar del culpable; que exige
“rescates” para dar libertad al hombre; que juzga a toda la humanidad por la transgresión de un
solo hombre. Admitamos por un momento, que la orden de enviar al inocente a la Cruz para
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satisfacer una sed de sangre (salvaje y primitiva) no fuera algo terriblemente irrespetuoso y
blasfemo y que pudiera (incluso de forma rudimentaria) acercarse a la autodescripción de Dios
como “amor”. Supongamos también que alguien pudiera amar a semejante juez injusto y
demente. Si aceptamos, por lo tanto, lo anterior como respuesta alternativa a la pregunta: “¿al
final, por qué Cristo murió?” entonces ¿qué consecuencias tendría semejante admisión sobre la
cuestión de la victoria sobre la muerte?

PUNTO DE VISTA ORTODOXO


¡De acuerdo con la visión cristiana, la muerte de Jesús Cristo fue una soberana injusticia! ¡No
solo no “satisfizo” la justicia de Dios, sino que por el contrario la agravió!
Simplemente, piense que todos vamos a morir; que ninguno de nosotros puede afirmar que no
comparte la responsabilidad frente a la muerte. Porque nuestra pecaminosidad, nuestra
naturaleza caída, nos conduce a una multitud de transgresiones en el transcurso de nuestras
vidas. Aunque esto no suponga que Dios nos condena a la muerte debido a estas transgresiones
(de forma jurídica), esto, no obstante, ¡no nos da el derecho de reclamar nuestra exención de este
fin común a todos los seres vivientes! ¿Porque qué tenemos aparte de las demás personas en el
mundo, para exigir que vivamos sin muerte?
¡Cada pecado nuestro constituye un “documento penal” en contra nuestra; no de parte de Dios
sino de parte del diablo! Con cada pecado que cometemos, “firmamos nuestra condenación” al
mundo oscuro del Hades, poniéndonos bajo la autoridad del “que tenía el dominio sobre la muerte,
es decir, al diablo” (Heb: 2:14). Con cada pecado nuestro, el diablo y “su oscuro poder” reciben
derechos legales sobre nosotros, porque lo hemos llamado a nuestras vidas, por medio de la
desobediencia. ¡Y, de este modo, en la muerte, él es con justicia el poseedor de nuestra alma!
Porque está escrito: “…el salario del pecado es la muerte” (Rom. 6:23).
¡Pero con Cristo sucedió otra cosa!
Cristo, en toda su vida, nunca pecó. No le dio al diablo la más pequeña razón, el más minúsculo
derecho, para que obtuviera alguna autoridad sobre Él. ¡No le dio al diablo ni el más mínimo
derecho legal! El mismo Señor Jesús Cristo dijo: “¿Quién de vosotros puede probar que soy pecador?”
(Jn. 8:46). Y también dijo: “…el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder” (Jn. 14:30).
¡Y así llegamos a la Crucifixión!
Cristo fue el “cebo”. Provocó al diablo con su vida, con su postura, con sus enseñanzas. Hubo
de golpear al diablo en todo momento. Cristo perdonaría pecados, sanaría enfermedades,
echaría fuera demonios, expondría fechorías, reuniría seguidores. Se había convertido en una
verdadera “paja en el ojo” del diablo, como dice la expresión griega; i.e. el diablo priorizó la
eliminación de este Hombre que tanto le molestaba. ¡Y, por lo tanto, decidió “deshacerse de Él”!
En efecto, esto sucedió durante la Crucifixión. Satán quiso quitar de en medio a Aquel que había
estado “arruinando sus planes”. Y lo hizo mediante el Sacrificio Crucificial, cuya historia ya
conocemos. ¡Pero entonces, mientras Cristo daba su último aliento en la Cruz, y el Diablo estaba
feliz al tener un enemigo menos, de pronto recibió su gran derrota!
Hasta ese momento, quien muriera, moriría justamente, y sería conducido al oscuro reino del
Hades. Hasta ese momento, el Diablo podría exigir autoridad sobre aquellos que durante sus
vidas hicieran su voluntad en lugar de la voluntad de Dios. ¡Dios no pretende salvar a quienes
durante sus vidas han escogido el pecado! ¡Pero Cristo era incondenable! ¡Satán no tenía
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autoridad sobre Él! No poseía derechos legales para que pudiera decir: “era mío, y con todo
derecho lo pongo bajo mi autoridad en el Hades”. ¡Cristo no le pertenecía! ¡Satán se excedió en
la autoridad que le había sido permitida!
Por lo tanto, Satán, al asesinar al impecable, ¡fue desenmascarado! ¡Fue puesto en evidencia
como renegado, como depredador injusto! Y la muerte fue expuesta como reino ilegítimo. Por
esta razón, Cristo, ahora con todo derecho, ¡demanda compensación! ¡Él es el único al cual la
Muerte ha hecho una injusticia, y ahora exige la abolición de la Muerte! Y ahora, con todo
derecho, entra con sus huestes angélicas en el Hades, y exige justicia.
¡No teniendo recursos para un juicio ahora, sin excusa alguna, no tiene derecho legal de
apelación, porque fue puesto en evidencia ante toda la creación como un gobernante injusto en
posesión ilegal del Único Justo! ¡Y las fuerzas angélicas, con toda justicia, invaden ahora el Hades
y rompen el antiquísimo “status quo”, y lo vacían de todas aquellas almas que clamaban por la
liberación del Único Sin Pecado! ¡Del único que descendió allí y que con justicia ahora puede
exigir su retorno al mundo de los vivos! Por esta razón, con su Sacrificio en la Cruz, Cristo “una
vez despojados los principados y las potestades, los exhibió públicamente” (Col. 2:15).
Luego de este asesinato injusto del Inocente (del único inocente), la Muerte ahora, parece ilícita
y abusiva. Aparece como un estado “contra natura”, así como un proceso en abolición. La
Muerte deja de ser el punto de encuentro natural de los pecadores”, y se convierte en “el estado
del régimen del Diablo, del dictador injusto”. Y así, la Muerte es puesta en proceso de abolición.
Primero los justos, que no pasan al Hades nunca más, sino que entran en el Paraíso de las almas,
y luego (durante la Segunda Venida de Cristo) los injustos que también recibirán cuerpos para
un justo juicio, seguramente más justo que el que encontrarían ahora en la prisión totalmente
expuesta e ilegal del Hades.
Por esta razón Cristo se permitió a Sí mismo ser crucificado y morir sin que fuera necesario. No
satisfizo ninguna supuesta “justicia” de algún “dios” demente, que exige jurídicamente la
muerte del justo para beneficio de los injustos. En cambio, fue puesto como cebo para exponer
al diablo y todo su reino como ilícito y abusivo; y para que después Cristo pudiera exigir su
abolición como compensación.
Cristo era humano cuando murió y la injusticia cometida con Él fue hecha en su naturaleza
humana. ¡Sólo que, esta naturaleza es también la nuestra! ¡Y en Cristo, ahora exigimos lo que
nos corresponde! Unidos en el Cuerpo de Cristo en la Ekklesía, exigimos nuestra propia
exención del Hades, como compensación por la transgresión que tuvo lugar contra nuestra
Cabeza: Cristo. Y ahora los cristianos son excluidos del Hades y entran en el paraíso de las
Almas, que es otro reino que no pertenece al Diablo. Y a él solo le pertenecen (hasta la
resurrección) aquellas almas que conscientemente escogen negar a su Único Salvador, el único
que posee el derecho de exigir su liberación del Hades.

EL PUNTO DE VISTA OCCIDENTAL


Ahora que hemos visto cómo el sacrificio de Cristo “obra” contra el Hades y contra la Muerte,
volvamos a la cuestión de la posición jurídica occidental sobre el sacrificio de Cristo. Note cómo
semejante posición aparte de ser blasfema también conduce a la cancelación del sacrificio de
Cristo:
Si el sacrificio de Cristo sucedió como una “demanda” de Dios, para satisfacer la “justicia
divina”, como pretenden los occidentales, ¡entonces ninguna injusticia tuvo lugar! En ese caso,
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la Muerte y el Hades obraron dentro de los límites legales; ¡Cristo legalmente murió de acuerdo
con las exigencias de Dios! Entonces, ¡el Diablo con todo su derecho lo mató en lugar de los
injustos (ya que ésta era la… divina voluntad de “dios”) y la Muerte, no solo no es expuesta
como abusiva, sino que por el contrario ha sido elevada a la condición de necesaria y salvífica!
Además, el Diablo con justicia continúa manteniendo el Hades bajo su autoridad, ya que nunca
pasó por encima de esta autoridad, sino que, por el contrario, esta autoridad fue “usada” para
satisfacer la justicia de Dios. ¡¡¡En tal caso, Cristo fue ilegalmente resucitado, volviendo a tomar
lo que justamente le había sido quitado por mandato de la justicia de Dios!!!
Si el punto de vista jurídico occidental sobre el antilytron es considerado válido, entonces la
Muerte NO HA SIDO ABOLIDA, el diablo NO HA SIDO EXPUESTO, el Hades NO ESTÁ
VACÍO, la naturaleza humana NO HA SIDO JUSTIFICADA, y ninguno de nosotros puede
exigir su exención del reino del Hades, porque a la naturaleza humana y a la de Cristo NO SE
LE HA HECHO NINGUNA INJUSTICIA.
¡Si el punto de vista occidental sobre el Antilytron es verdadero, busquemos otro Salvador y otro
Dios! ¡Porque estamos tratando aquí con unos charlatanes!
Traducido por Triantáphyllos R. Pérez Th.D.
Ranchuelo
Villa Clara
Cuba

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