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El fruto del Espíritu: la 

fe
La fe y la lealtad pueden ser muy difíciles de desarrollar en un mundo que aplaude a los
oportunistas y escépticos. ¿Por qué es tan necesario crecer en este fruto del Espíritu?
La fe es el séptimo aspecto del fruto del Espíritu mencionado en Gálatas 5:22 y
básicamente se refiere a la fidelidad que le debemos a Dios y sus enseñanzas, las cuales
deberían determinar nuestros pensamientos y acciones.
Enseñanza bíblica sobre la fe y la fidelidad
En la Biblia, la palabra griega traducida como “fe” es pistis, que también puede traducirse
como “fidelidad” (Nueva Versión Internacional). De hecho, según Zondervan NIV Bible
Commentary [Comentario bíblico de la NVI de Zondervan], su significado en Gálatas 5:22
apunta más hacia el de “confianza o seguridad” (comentario de Gálatas 5:22).
La definición bíblica más clara de pistis se encuentra en Hebreos 11:1: “Es, pues, la fe la
certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.
La Biblia también nos dice que, como sucedió con Abraham, nuestra fe se desarrolla a
medida que comprobamos la fidelidad de Dios a sus promesas y usamos el poder que nos
ha dado por medio del Espíritu Santo para obedecerle y acercarnos a Él (Romanos 4:18-
22). Ser fiel a Dios implica confiar y creer plenamente en Él y todo lo que promete.
Además, en Hebreos 1 —comúnmente conocido como el “capítulo de la fe”— leemos que
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo
que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (v. 3). La fe nos confirma la existencia y
amor de nuestro Creador y nos impide creer que la vida humana es producto del azar.
Pero la fe verdadera va mucho más allá de creer en algo; como dice Pablo, es un camino
de vida: “por fe andamos, no por vista” (2 Corintios 5:7).
En Tito 1:9, Pablo también nos enseña que la fe implica lealtad, pues una de las cualidades
necesarias en un ministro es ser “retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada,
para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen”;
es decir, ser leal a las enseñanzas de la palabra de Dios.
En otras palabras, el fruto del Espíritu de la fe implica confiar plenamente en Dios y
permanecer fiel a Él y sus doctrinas.
¿Por qué quiere Dios que le demostremos lealtad?
Hoy en día, la lealtad no es una cualidad común. El mundo está lleno de versiones
diferentes de cristianismo, todas afirmando que son fieles a Dios y sus doctrinas pero
dispuestas a tergiversar la verdad bíblica según lo que más les convenga. Y, a nivel
personal, la infidelidad y deslealtad están simplemente fuera de control. Sin duda Cristo
sabía lo que decía cuando preguntó si al venir “el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la
tierra?” (Lucas 18:8).
Afortunadamente, Dios no ha dejado de ser fiel a su pueblo ni de esperar fidelidad por
parte de ellos. Tal como sucede con todo el fruto del Espíritu, Dios hace su parte y espera
reciprocidad.
Lamentaciones 3:22-23 nos recuerda que solo “Por la misericordia de Jehová no hemos
sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana;
grande es tu fidelidad”. Lo único que nos pide a cambio es comprometernos con Él a
través del bautismo. ¿Seremos tan fieles y leales a Él como Él a nosotros?
Mostrarnos fieles a Dios es la única manera de demostrarle cuánto confiamos en Él y cuán
comprometidos estamos con su camino. Como dice Santiago 2:17-20, “la fe, si no tiene
obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y yo tengo obras. Muéstrame
tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno; bien
haces. También los demonios creen, y tiemblan. ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la
fe sin obras es muerta?”.
Nuestra fidelidad —o falta de ella— inevitablemente influirá en la manera en que amamos
a Dios y a otras personas y cuán leales seremos tanto a nuestro Creador como a nuestro
prójimo y la sana doctrina.
Buenos ejemplos de fe
Hebreos 11 menciona a Abraham y Sara como ejemplos de fidelidad por sus muchos actos
de fe. Abraham se puso en las manos de Dios y dejó su hogar sin saber a dónde iba, habitó
en tierra extraña con su esposa y esperó pacientemente en las promesas de Dios. Por su
parte, Sara confió en la promesa que Dios le había hecho y recibió fuerza para dar a luz
aun siendo de edad muy avanzada. Además, cuando Dios le ordenó a Abraham sacrificar a
su único hijo, él estuvo dispuesto a hacerlo porque confiaba plenamente en el poder de
Dios para resucitarlo.
Sin importar la época en que vivamos, el ejemplo de fe de Abraham y Sara nos enseña
importantes lecciones de compromiso, fidelidad a Dios y la necesidad de actuar por
convicción aun cuando la evidencia física indique lo contrario. Aunque su fe no siempre
fue perfecta (consulte la siguiente sección), Abraham y Sara supieron poner a Dios
primero y Él los bendijo abundantemente.
Dar la espalda a todo lo que Dios no aprueba e ir hacia adelante confiando solo en sus
promesas como Abraham lo hizo, es realmente una prueba de fe.
Malos ejemplos
Sin embargo, Abraham y Sara también cometieron errores que debemos evitar. Su historia
(Génesis 12 al 24) en realidad fue lo que llamaríamos una “travesía de fe“. Hubo ocasiones
en que ambos tuvieron problemas para aceptar lo que Dios les había dicho y confiar en
sus promesas. (Pero con el tiempo volvían a afirmar su convicción de que Dios tenía el
poder para hacer lo que decía y lo haría.)
Por ejemplo, Abraham, desconfió de la protección de Dios y mintió diciendo que Sara era
su hermana en dos ocasiones (Génesis 12:11-20; 20:2-13). Y, no creyendo que podría
darle un hijo a Abraham, Sara insistió en usar a su sierva Agar para dar a luz al hijo de la
promesa, lo cual generó grandes conflictos y sufrimiento —especialmente cuando nació
Isaac, el verdadero hijo de la promesa (Génesis 16:1-15). De hecho, ambos se rieron
cuando Dios les dijo que tendrían un hijo (Génesis 17:17; 18:12). A pesar de su fidelidad en
líneas generales, es obvio que tenían importantes lecciones de fe que aprender.
A veces, las cosas que Dios nos pide o dice en la Biblia pueden parecernos físicamente
imposibles y demasiado difíciles de creer, probablemente porque muchas de ellas (como
tener un hijo a la edad de Sara) lo son. Sin embargo, debemos recordar que nada es
imposible con la intervención y ayuda de Dios. A Abraham y Sara les faltó fe para creer en
esto, pero aun así Dios fue fiel y, eventualmente, ellos también lo fueron.
Autoexamen de fe
1. ¿Qué tan leal soy a Dios? ¿Es Dios lo primero en mi vida? Si es así, ¿cómo lo
demuestro?
2. ¿Qué me impide ser fiel a Dios y por qué me cuesta confiar en Él?
3. ¿Me conformo con tener evidencia espiritual o siempre necesito pruebas físicas
para creer?
4. ¿Demuestro fidelidad a Dios en todo lo que hago? ¿Cómo puedo cambiar las cosas
en que no?
¿Cómo demostrar nuestra fe?
Sin duda, hacer de un Ser invisible y un libro milenario el centro de nuestra vida requiere
de mucha fe. La mejor manera de demostrar nuestra fidelidad a Dios es permitir que su
palabra moldee nuestros pensamientos, palabras y acciones.
¿Cómo crecer en fe y fidelidad?
 Haga una lista de las razones por las que cree y, si le falta evidencia espiritual en
algún aspecto de su vida, estudie, ore y medite para fortalecer su fe en esa área
específica.
 Recuerde y reflexione en la fidelidad de Dios para protegernos y proveernos de lo
necesario, perdonar nuestros pecados y mantener sus promesas de vida eterna y
la venida de su futuro reino de paz. Su fidelidad puede ser una gran fuente de
inspiración para serle fiel.
 Haga de Dios y los demás su prioridad. Puede comenzar por hacer una lista de sus
relaciones y compromisos, evaluar objetivamente qué tan fiel ha sido y eliminar de
su vida cualquier acción o actitud desleal.
La fidelidad va mucho más allá de estar ahí cuando nos necesitan; ser fiel a Dios implica
tener un grado de compromiso y lealtad que desafía al razonamiento humano.
Creer en Dios no es difícil, pero sí se requiere de fe para creer en sus enseñanzas de tal
forma que esto nos lleve a cambiar nuestra vida.
Aprenda más sobre la fe y la fidelidad en la sección “La fe: creer y agradar a Dios”.

El Fruto del Espíritu es: Fe


 En el caso particular de la RV60, en Gálatas 5:22, traduce la palabra pistis (πίστις) como fe dentro de las 9
características del fruto del Espíritu: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad,  fe”, (Gálatas 5:22, RV60). Por ello estudiaremos el fruto del Espíritu que es fe. En Hebreos 11:1
aparece nuevamente esta palabra y algunos han llegado a llamar a este versículo como la definición de la fe;
aunque otro grupo no concuerda en ello ya que dicen que no engloba todas sus características. En primer
lugar dice que la fe la certeza de lo que se espera. La palabra que se traduce como certeza es jupóstasis
(ὑπόστασις) y puede traducirse también como sustancia, tal y como la versión en Inglés lo traduce: “Now
faith is the substance of things hoped for..”, (Hebreos 11:1, KJV)  En este sentido, la fe es como la materia
prima de la cual nuestra confianza se construye, esta mira hacia el futuro, a las cosas que están adelante y es
la garantía que tenemos que recibiremos lo que tanto esperamos, tal y como lo traduce la NVI:  “Ahora bien,
la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve”, (Hebreos 11:1, NVI). A parte de esto, la
fe es la convicción de lo que no se ve. La palabra convicción proviene del griego elegjos (ἔλεγχος) la cual nos
habla de una convicción basada en pruebas. Curiosamente la versión King James en Ingles traduce esta
palabra como evidencia: “… the evidence of things not seen”, (Hebreos 11:1, KJV). Por tanto, la fe es la
convicción de algo que no se visualiza materialmente, pero se cree como algo que ya existe. Basado en todo
esto podemos ver que es en función de esta virtud que el creyente vive, mirando hacia el futuro con plena
certeza y colocando su esperanza en las cosas que no se ven.
   Al considerar los aspectos de la fe, el autor a los Hebreos va más allá al detallarlo un poco mejor en su
capítulo 11. La fe es la que realmente nos aprueba delante de Dios: “Porque por ella alcanzaron buen
testimonio los antiguos”, (Hebreos 11:2, RV60). La palabra testimonio se traduce del griego marturéo
(μαρτυρέω),  de la cual proviene la palabra mártir y en este contexto significa alguien que ha alcanzado un
buen desempeño o reporte. Por tanto, solamente la fe nos dará la aprobación delante de Dios. La fe nos
ayuda a comprender nuestro origen al entender que todo este mundo fue creado por la palabra de
Dios: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se
ve fue hecho de lo que no se veía”, (Hebreos 11:3, RV60). No necesitamos creer en la evolución o en la teoría
del Big Bang para explicar nuestro origen, de hecho ni siquiera estas teorías dan una base sólida que
explique el origen de todo el universo como lo hace la doctrina de la creación.

Finalmente, es el requisito indispensable para agradar a Dios: “En realidad, sin fe es imposible agradar a
Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo
buscan”, (Hebreos 11:6, NVI). Es imposible ser hijo de Dios sin fe ya que esta es el fundamento de toda
nuestra vida. Nuestras victorias y felicidad no dependen de nuestras propias capacidades, va más allá de
todo esto, de una firme convicción en Dios, de nuestra fe y esto es lo que agrada a Dios.
1.              Una fe viva y creciente.

La fe no es solo una creencia útil en momentos de dificultad o cuando se quiere algo, la fe es una fuerza
activa y constante en nuestra vida. La fe es el fundamento de todas nuestras creencias, la materia prima de
nuestros sueños y anhelos, la plena certidumbre de nuestras esperanza, la garantía de lo que se espera. El
autor a los Hebreos nos enseña cómo se debe mostrar la fe en la vida de las personas al presentarnos una
lista de personajes que llegaron a realizar grandes proezas por medio de su fe y que hasta hoy son
recordados por ellas:
a)       Abel: Por medio de su fe fue inmortalizado como justo delante de Dios. “Por la fe Abel ofreció a Dios un
sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su
ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía”, (Hebreos 11:4, NVI).
b)       Enoc: Por medio de su fe escapo de la muerte. “Por la fe Enoc  fue sacado de este mundo sin experimentar
la muerte; no fue hallado porque Dios se lo llevó, pero antes de ser llevado recibió testimonio de haber
agradado a Dios”, (Hebreos 11:5, NVI).
c)       Noé: Por medio de su fe condeno al mundo y fundo uno nuevo. “Por la fe Noé, advertido sobre cosas que
aún no se veían, con temor reverente construyó  un arca para salvar a su familia. Por esa fe condenó al
mundo  y llegó a ser heredero de la justicia que viene por la fe”, (Hebreos 11:6, NVI).
d)       Abraham: Por fe obedeció contra todo pronóstico para dejar todo un legado. “Por la fe Abraham, cuando
fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba.
Por la fe se radicó como extranjero en la tierra prometida, y habitó en tiendas de campaña con Isaac y Jacob,
herederos también de la misma promesa, porque esperaba la ciudad de cimientos sólidos, de la cual Dios es
arquitecto y constructor”, (Hebreos 11:8-10, NVI).
e)       Sara: Por la fe dio a luz un hijo siendo estéril y avanzada de edad.  “Por la fe también la misma Sara, siendo
estéril, recibió fuerza para  concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel
quien lo había prometido”, (Hebreos 11:11, NVI).
f)        Abraham: Por la fe ofreció a su hijo amado Isaac creyendo que Dios tenía poder de levantarlo de entre los
muertos. “Por la fe Abraham, cuando fue probado,  ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas
ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es
poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.”,
(Hebreos 11:17-19, RV60).
g)       Isaac: Por la fe bendijo a sus hijos y les exhorto a obedecer el pacto.  “Por la fe bendijo  Isaac a Jacob y a
Esaú respecto a cosas venideras”, (Hebreos 11:20, RV60).
h)       Jacob: Por la fe recordó a sus hijos las promesas de Dios. “Por la fe Jacob, al morir, bendijo  a cada uno de
los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón”, (Hebreos 11:21, RV60).
i)         José: Por la fe profetizo que Dios sacaría a su pueblo de Egipto. “Por la fe José, al morir,  mencionó la
salida  de los hijos de Israel, y dio mandamiento acerca de sus huesos”, (Hebreos 11:22).
j)        Los padres de Moisés: Por la fe arriesgaron sus vidas al esconder al niño y ocultarlo del Faraón creyendo que
él sería el libertador de su pueblo. “Por la fe Moisés, cuando nació,  fue escondido por sus padres por tres
meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey”, (Hebreos 11:23).
k)       Moisés: Por la fe renuncio a los placeres temporales de Egipto y se entregó al oprobio de su pueblo con tal
de ganar las riquezas espirituales. “Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de
Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del
pecado, teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía
puesta la mirada en el galardón. Por la fe  dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como
viendo al Invisible. Por la fe celebró la pascua  y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los
primogénitos no los tocase a ellos. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los
egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados”, (Hebreos 11:24-28, RV60).
l)         Los Israelitas y Josué: Por la fe creyeron que Dios les entregaría la ciudad amurallada de Jericó. “Por la fe
cayeron los muros de Jericó después de rodearlos siete días”, (Hebreos 11:30, RV60).
m)     Rahab: Por la fe escondió a los espías creyendo que alcanzaría misericordia. “Por la fe Rahab la ramera no
pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz”, (Hebreos 11:31, RV60).
n)       Muchos otros: Por la fe se mantuvieron firmes realizando grandes proezas aun en medio de las peores
situaciones. “¿Y qué más digo? Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de
Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas”, (Hebreos 11:32, RV60).
Si nos fijamos bien, fue su fe la que les impulso a realizar grandes obras que hoy en día son recordadas en las
páginas de la Biblia y ellas mismas dan testimonio de su fe. La fe está involucrada en todo, todas nuestras
decisiones, los planes, nuestras obras y en general cada aspecto de nuestra vida tiene que estar influenciada
por la fe, ya que ella es la que hace que todo esto trascienda para honra y gloria del mismo Dios.
2.              Los alcances de la fe.

“Que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron
fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas,
pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros
fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron
vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba,
muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres,
angustiados, maltratados”.
Hebreos 11:33-37

Una persona con fe es capaz de ganar la aprobación de Dios y ser usado para realizar grandes obras para
gloria de su nombre. Muchos cristianos vivimos sin considerar los alcances de esta realidad, sin gozar del
poder de Dios en nosotros y ahogados en un mundo de compromisos y dificultades. Sin embargo, nuestra fe
tiene que evidenciarse en nuestra vida cumpliendo el propósito del Señor y viendo su gloria en cada
momento para que aun muertos, nuestra fe trascienda eternamente.
1.              El veredicto de Dios hacia las personas de fe.

“De los cuales el mundo no era digno…”Hebreos 11:38


                Para Dios, este mundo no es digno de tales personas. Por tanto, debemos atesorar esta
importantísima virtud y realmente entender lo que significa vivir por fe. “He aquí que aquel cuya alma no es
recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá”, (Habacuc 2:4, RV60). Vivamos conscientes de nuestra
preciosa fe y que cada aspecto de nuestra vida refleje su magnificencia. 
LA FE COMO FRUTO
Este otro nivel de la fe se refiere a la fe que una persona nacida de nuevo posee
Esta fe puede crecer, ser fortalecida y sometida a prueba.
Podemos decir que conforme vayamos conociendo y amando al Señor, en esa medida nuestra fe ira
desarrollándose.
Esta fe es parte del fruto del Espíritu
Esta faceta de la fe se debe cultivar (2 Timoteo 2:6)
Juan 11:40
Lucas 8:43-56 – La mujer con flujo de sangre y Jairo
Aquí miramos que el Señor hace que declare delante de todo
Por causa de la fe de la mujer, se sanó.
La confesión publica de Jesús es objeto del avivamiento de la fe de los demás a través del testimonio y
la manifestación del poder de Dios
Si no se practica esta fe, esta puede morir (Santiago 2:26)
La fe se perfecciona a través de las obras, puesto que si no se pone en acción lo que se cree, ¿Cómo se
desarrollará?
A los ciegos, el Señor les motivó a usar su fe expresándoles: “¿Creéis que puedo hacer esto?” Mateo
9:28-30
La fe como fruto debe crecer más que la semilla de mostaza Mateo 17:20
COMO SE EXPLICA LA MEDIDA DE LA FE
Hombres llenos de fe son los que cultivan la fe a un grado máximo A pesar de sus vidas; la mantienen
firme
Los diáconos deben ser hombres llenos de fe (Hechos 6:5)
Bernabé llego a Antioquia y estaba lleno de fe (Hechos 11:24)
La fe como fruto es para creerle a Cristo en cada instante de nuestra vida. Esta fe debe cultivarse
escuchando y practicando la palabra
El mayor obstáculo que impide el desarrollo de la fe es el razonamiento o la incredulidad
Hombres de poca fe – estos se manifiestan al brotar de ellos las siguientes expresiones:
Son los que un día tuvieron fe y ahora están vacios no creen ya más a la palabra, a Cristo Mateo 13:58;
Marcos 6:6
Razonan mucho – Tomas no creía en la resurrección. Los discípulos de Emús no creían en la
resurrección de Jesús
Afanes – ¿Qué comeremos? Mateo 6:30-31
¿Qué beberemos?
¿Con qué nos cubriremos?
Ansiedad Lucas 12:28-29
Miedo Mateo 8:26
6. Tener dudas Mateo 14:31
7. Discusiones – Se discute porque no se tiene pan (Mateo 16:8)
El Fruto del Espiritu: Fe o Fidelidad
TEMA: EL FRUTO DEL ESPIRITU: LA FE O FIDELIDAD
TEXTO: GALATAS 5:22
INTRODUCCION
Es el fruto que lo hace a uno digno de confianza o crédito delante de Dios y el prójimo. Esto
nos habilita a ser puntuales, exactos y conformes a la verdad, es decir íntegros, a no defraudar
la confianza de Dios, ni de los demás.
Fe:
Pístis (gr): persuasión, credibilidad;   convicción, específicamente confianza en Cristo para
salvación; fe, fidelidad, fiel, gracia.
•       LA FE COMO SALVADORA es el resultado de la obediencia a las promesas de Dios, Efesios
2:8, Gálatas 3:22-26.
•       LA FE COMO DON del espíritu no puede perderse pues solo al espíritu le pertenece y la da a
quien quiera, para la edificación del cuerpo de Cristo 1ª. Corintios 12:9, 1ª. Corintios 13:2.
•       LA FE COMO FRUTO debe cultivarse para llevar una vida de fidelidad a Dios.
DESARROLLO
I.              SE CULTIVA
Marcos 4:31-32
Se cultiva en la relación diaria con Dios y obedeciendo la palabra de bajo la guianza del Espíritu
Santo.
-       Es una fe que debe crecer como el grano de mostaza, es progresiva, Lucas 17:6, Mateo 13:31-32.
II.             CARACTERÍSTICAS DE LA FE COMO FRUTO
2ª. Corintios 10:15
Como fruto debe tener ciertas evidencias que crece en el carácter del creyente:
1.     Debe tener obras de justicia, Santiago 2:17-22.
2.     Descansa en el poder de Dios, 1ª. Corintios 2:5.
3.     Es resultado de vivir una vida llena del Espíritu Santo, además, esta fe es visible en la persona
dándole autoridad y capacidad de servir, Hechos 6:5.
4.     Nos hace aprovechar la Palabra al oírla, nos confirma y nos hace sólidos, Hebreos 4:12, Hechos
16:5.
5.     Es un arma defensiva, un escudo para le cristiano, Efesios 6:16.
6.     Nos ayuda a caminar en el plano sobrenatural de Dios como hijos amados., 2ª. Corintios 5:7
CONCLUSION
2ª. Corintios 13:5
Debemos examinarnos continuamente para ver si estamos viviendo una vida que evidencie
nuestra fidelidad a Dios. Ya que una vida llena con esta manifestación del fruto del Espíritu nos
lleva a ser fieles hasta la muerte. Apocalipsis 2:10.

“Pero el fruto del Espíritu es… fe.” –  Gal. 5:23


“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” -Hebreos
11:1
Hemos escuchado hablar mucho de ella, sabemos que es importante y aun así,
podemos no saber con certeza lo que la fe es y qué papel significativo tiene en
nuestra vida espiritual, ya que sin ésta no hay vida espiritual y en consecuencia
no puede haber un fruto espiritual.
Recuerdo que al principio cuando recién tuve un encuentro con Dios, fue como
si hubiera recibido unos nuevos ojos al mundo, tenía las mismas circunstancias a
mí al rededor, pero nada era igual, hasta respiraba diferente. Conforme fui
leyendo la palabra de Dios y el Espíritu Santo me dio el entendimiento para
comprender que lo que leía estaba dirigido a mí, mi vida fue diferente. Por
ejemplo, cuando leí Isaías 43:2 que dice “Cuando pases por las aguas, yo estaré
contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te
quemarás, ni la llama arderá en ti.”; creí que Dios me lo decía a mí, ¡porque así
era!, por lo que empecé a tomar diferentes decisiones en mi vida; el temor se
fue, la tristeza se fue, la inseguridad se fue, la soledad se fue; y todo eso fue
sustituido por Su amor, gozo y paz. Todo empezó por la fe, de no haber creído a
Su palabra, no habría experimentado sanidad o cuando detuvo una tormenta
justo antes de un evento evangelístico o en una ocasión una balacera para que
pudiéramos hacer una actividad juvenil.
La fe es…
SEGURIDAD EN ALGO INVISIBLE.
Como vemos en Hebreos 11:1, es por medio de la fe que podemos ir más allá de
lo que vemos, oímos o sentimos; nos permite adentrarnos en el mundo
espiritual; acercar el reino de Dios a la tierra. La fe nos es dada para que
podamos acercarnos a Él, como dice Hebreros 11:6 “Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay,
y que es galardonador de los que le buscan.”; es imposible acercarnos a Dios sin
fe, dado que a Dios no lo podemos percibir con nuestros sentidos naturales,
necesitamos un medio espiritual para comunicarnos con Él y experimentar su
presencia y poder. Por medio de la fe sabemos que Dios es y lo podemos
conocer.
UN DON DE DIOS.
Todos los seres humanos tenemos una medida de fe que Dios nos da como
regalo, sin merecerlo, sin pedirlo (Romanos 12:3c).
ILIMITADA.
Como sabemos es un regalo de Dios y todos tenemos cierta medida de fe, sin
embargo, a partir de ahí depende de nosotros si ejercitamos nuestra fe, ésta
crecerá.
La fe como virtud del fruto del Espíritu…
En Gálatas 5:16- 26, podemos observar la lucha entre el Espíritu y la carne, ya
que se oponen entre sí. La carne siempre nos va a llevar a satisfacer nuestros
deseos vanos y temporales, mientras que el Espíritu nos llevará a Dios.
La carne nos llevará a dudar. La incredulidad es el peor pecado, ya que de éste
se derivan los demás. Una vez que empezamos de dudar de la veracidad de la
palabra de Dios, empezamos a dudar de todo lo demás concerniente al Reino de
los cielos.
Si aplicamos esta premisa a la fe, nos podemos dar cuenta que es el Espíritu
Santo el que nos permite conocer a Dios y darnos cuenta que la Palabra de Dios
es la verdad y esto lo podemos encontrar en Juan 16:13. Cuando encontramos
la verdad nuestra fe aumenta, al conocer los testimonios de su poder, las
promesas de amor, las profecías cumplidas y el más grande acto de amor de la
historia; la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Si leemos la Biblia
sin fe, no es más que otro libro que se suma al intelecto, palabras sin
trascendencia; por otro lado, si la leemos con fe y con el Espíritu Santo como
nuestro guía, las palabras cobrarán vida y así podremos conocer a Dios como si
estuviera junto a nosotros en la misma habitación.
Siguiendo la parábola de Lucas 17:6, en donde habla la fe como un grano de
mostaza, (el cual es de las semillas más pequeñas que existen) podremos decir a
un árbol que se mueva de lugar y éste se moverá. Todos nosotros tenemos este
granito de mostaza cuando nos acercamos a Dios, conforme vamos creyendo en
Él y en Su Palabra, nuestra fe va aumentando, va echando raíces, van creciendo
arbustos, hasta que se hace un gran árbol y damos fruto; naturalmente y sin
esfuerzo (Salmos 1:3). Entre más tiempo pasamos con alguien, fácilmente nos
podemos dar cuenta si es digno de confianza, si cumple lo que dice, si es
congruente con sus palabras y en base a eso depositamos nuestras esperanzas
en esa persona; así mismo es con Dios. Entre más tiempo pasemos con Él,
fácilmente le seremos fieles y confiaremos sin dudar en Él. De esta forma el
Espíritu Santo tiene libertad de obrar en nosotros y somos transformados en Su
presencia a causa de su poder y amor.
¿Tenemos la fe suficiente para que Dios nos muestre su gloria y pueda ver en
nosotros su fruto hasta ver su obra cumplida?

Los 9 Frutos Del Espíritu Santo ¿Que Son Y Que Significan?


Los frutos del Espíritu Santo son en realidad las 9 virtudes o manifestaciones
perceptibles de que Dios está obrando en la vida y corazón de una persona.
En primer lugar es necesario aclarar que, lo que se conoce como los frutos del
Espíritu Santo, en realidad se refiere a uno solo, según la biblia versión Reina
Valera 1960, en la carta a los Gálatas capítulo 5 versos 22 y 23 literalmente el
texto dice en singular:

“Mas el fruto del Espíritu es (…)”


Lo cual implica que, aunque son varias manifestaciones son una sola
consecuencia directa de la presencia de Dios en la vida de todo cristiano, es decir
de la presencia del Espíritu Santo

Sin embargo, por manifestarse de diferentes maneras comúnmente son llamados


en plural “frutos” aunque son en realidad según la escritura un fruto con resultados
diversos.

Dicho esto a continuación se nombran y se describen lo que comúnmente se


conoce como los “Frutos del Espíritu Santo”. El texto de Gálatas citado continúa,
con las siguientes 9 virtudes que un cristiano debe manifestar como evidencia de
fruto en su vida.

1. El Amor; el primer fruto del Espíritu Santo


El primero es el “Amor”, la palabra amor en este texto es la traducción de la
palabra griega Ágape el cual es uno de los tipos de amor en la biblia y que a su
vez significa afecto o benevolencia; específicamente (plural) festín de amor: según
el diccionario biblico Strong y se trata de una actitud sincera que busca el
bienestar del prójimo por encima de los intereses personales.
La palabra Ágape a diferencia de otras que también son traducidas como amor en
español es una atributo comunicable de Dios por lo tanto es una característica
que nos hace esencialmente participantes de la naturaleza divina, es decir hijos de
Dios, es de este amor divino que derivan todos los demás frutos.
2. El Gozo
Luego la Biblia habla del “Gozo”, que más que un sentimiento denota una
actitud de confianza suprema y alegría intrínseca basada en la fidelidad de Dios,
en lo que Él es, y en su benevolencia, el meditar en su persona ofrece al creyente
la seguridad de que Dios siempre está en control.
Dios sigue allí en medio de cualquier adversidad, y de que sin importar las
circunstancias siempre tiene suficientes motivos para estar agradecido y
mantenerse gozoso.

¿Qué significa el gozo de los frutos del Espíritu Santo?


Cuando una persona siente una satisfacción interna, la cual está presente aun en
los momentos de grandes penas, se puede decir que está gozosa. Pero el gozo no
aparece en el nacimiento, sino que es uno de los frutos otorgados por el
Espíritu Santo para quienes le han abierto las puertas de sus corazones
aceptando a Cristo.
Es por ello que, el gozo de los frutos significa aquel sentimiento de plenitud,
llenura y gracia por servirle a Dios, por estar bien con él y por sentirse honrado de
seguirle sin condiciones, inclusive cuando tenemos razones para sufrir o estar
mal. 

¿Cuál es la diferencia entre el gozo y la felicidad?


La felicidad es un sentimiento que está condicionado a lo subjetivo y que no se
encuentra atado a lo que está bien ante los ojos de Dios. Por esa razón, hay
personas que hacen malas obras, engañan a otros y se dejan llevar por el pecado,
lo que puede proporcionarle felicidad temporal.
Sin embargo, el Gozo no puede estar atado a nuestros deseos carnales. Este es
más bien una sensación interna, espiritual, mental y emocional de estar
repletos del Espíritu Santo. Cuando estamos gozosos esperamos lo bueno del
Altísimo y esta es una sensación permanente, siempre y cuando conserves el fruto
del Espíritu Santo. 
¿Cómo se manifiesta la alegría en el ser humano?
Una persona puede manifestar su alegría a través de sus facciones, con una
sonrisa y con sentimiento de plenitud. Pero también mediante buenas obras, pues
cuando estamos alegres nos atrevemos a olvidarnos de lo malo, por más fuerte
que parezca.
3. La paz
La siguiente consecuencia de la presencia del Espíritu Santo en la vida del
creyente es la “Paz”, ahora bien, esta es una cualidad que tampoco está sujeta a
las circunstancias, es una paz diferente a la que da el mundo, tal como lo señalase
Jesús mientras anduvo entre nosotros.

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe
vuestro corazón, ni tenga miedo” Juan 14:27.
Es una paz únicamente dada por Dios a través del Espíritu Santo, una paz que
está basada en la fidelidad de su amor y cuidado tal como lo expresase también el
apóstol Pablo Filipenses 4:7, es una paz que sobrepasa todo entendimiento capaz
de guardar fielmente nuestros corazones y pensamientos en Dios.

Una paz que es producto de una contemplación constante de nuestras


circunstancias desde la perspectiva de Dios y no de la perspectiva humana.

Dice una de tantas promesas que encontramos en la Biblia:

“… tu (Dios) guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti


persevera; porque en ti ha confiado”. Isaías 26:3.
4. La Paciencia
La siguiente virtud es la “Paciencia”, la cual implica la capacidad de sufrir
circunstancias adversas esperando con tranquilidad, de una manera voluntaria, y
no por mera necesidad, sin murmurar ni quejarse, sino con plena confianza de que
Dios está obrando en medio de las circunstancias, y de que él sabe lo que está
haciendo y lo que es mejor para cada uno de sus hijos según su propósito.
Respecto a esto dice la sagrada escritura:

“Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a
los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito”. Juan 8:28
La paciencia  que da el Espíritu Santo se basa precisamente en mantener la
confianza de saber que todo nos ayuda a bien.

5. La Benignidad
La quinta virtud fruto del Espíritu es la “Benignidad”, y expresa la
condescendencia del juez divino ante una circunstancia que demanda juicio, en
nosotros, viene a ser la capacidad de ser misericordioso, aún con aquellos que
han cometido algún agravio en nuestra contra.
Es lograr ser benigno y buscar el bien en especial de quienes al parecer no
merecen tal benevolencia.

La biblia nos habla en colosenses 3:12 que debemos “vestirnos” de benignidad y


de mansedumbre lo cual es sumamente importante, recordemos que Dios es
benigno por naturaleza, y es su benignidad la que nos guía al arrepentimiento,
cuando nos damos cuenta de que no nos ha pagado como merecen nuestros
actos, sino que nos da nuevas oportunidades de vida cada día.
¿Qué es la benignidad del Espíritu Santo?
Partiendo de lo anterior, se puede identificar la Benignidad como un fruto del
Espíritu Santo otorgado por la misericordia y la justicia de un Dios Supremo, quién
tiene el poder y es el único que puede juzgar a quienes mal nos hacen. 
Este fruto está dentro de quienes son mansos y aprenden a perdonar, incluso
a aquellos que han hecho acciones que podemos considerar como
“imperdonables”. La carga se la dejamos a Dios y será él quien decida, mientras
nosotros debemos olvidar otorgando el perdón con benignidad.
6. La Bondad
La sexta cualidad especial fruto del Espíritu Santo es la  “Bondad”, el
diccionario describe la bondad como la cualidad de ser bueno, la inclinación a
hacer el bien y a un comportamiento virtuoso, está estrechamente ligada a la
benignidad, puesto que es en términos sencillos su aplicación constante.

Efesios 5:9 nos dice además que el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y
verdad.
la bondad es pues una cualidad indispensable de los cristianos que caminan en el
espíritu de Dios y son guiados por él.

7. La Fe
La séptima y muy importante cualidad fruto del Espíritu es la “Fe”, la biblia
habla claramente que la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo
que no se ve según Hebreos 11:1, y también que sin fe es imposible agradar a
Dios. Textualmente dice:
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.”
Hebreos 11:6
La palabra galardonador significa que Dios premia, bendice, ayuda y prospera a
quienes le buscan sinceramente y creen en él, no se puede lograr nada sin fe,
sin tenerla y mantenerla, puesto que es la capacidad de creer en que nuestras
acciones producirán un resultado y que ese mismo resultado será beneficioso y
positivo.
8. La Mansedumbre
La penúltima virtud mencionada en Gálatas es la “Mansedumbre”. la biblia
habla de que la mansedumbre hace cesar grandes ofensas en Eclesiastés 10:4, la
mansedumbre, es pues la capacidad especial que tiene una persona para modelar
la ira y sus efectos desordenados en si mismo y en el entorno.
Dicho de otra manera es una forma inteligente de evitar todo resentimiento o
acción violenta por el comportamiento de otros, o por cualquier circunstancia
desagradable, dejando de lado la irritabilidad y la venganza, para dar lugar a una
actitud más asertiva, y acorde con el momento vivido, en el sermón del monte
Jesús habla de que los mansos son bienaventurados, porque ellos recibirán la
tierra como heredad (Mateo 5:5).

También en Mateo 11:29 el Señor Jesús nos amonesta a que imitemos su


mansedumbre. Dice:

“Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas”.
En este contexto la palabra yugo implica una carga, y Jesús lo que nos está
diciendo es que imitemos su mansedumbre y recibamos de buena gana sus
estatutos, órdenes y mandamientos de esa manera literalmente "Él" dará
descanso a nuestra alma.

9. La Templanza
Última virtud y no por eso menos importante es la “Templanza”, que consiste
en la moderación de los apetitos y placeres para procurar un equilibrio, que
permita el más óptimo aprovechamiento de los bienes disponibles para la persona.
Las personas con templanza no ceden ante las presiones externas, en especial si
estas van en contra de sus valores y creencias, las personas con templanza
mantienen la rectitud en sus actos y conducta a pesar de lo que esto pueda
significar para su reputación.

La templanza es vital para el cumplimiento de objetivos y metas ya que  asegura el


dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de
la honestidad, lo cual evita distracciones innecesarias y mejora el desempeño en
todos los sentidos.
Cada una de estas virtudes fruto del Espíritu Santo esta relacionada entre sí de
modo tal que quien vive en comunión con el Espíritu Santo de Dios ha de
manifestar estas cualidades notoria y constantemente de una u otra manera.
Recordemos que la escritura dice:
Porque cada árbol se conoce por su fruto; pues no se cosechan higos de los
espinos, ni de las zarzas se vendimian uvas. Lucas 6:44.
¿Qué es la mansedumbre y la templanza?
Antes de la templanza, en Gálatas se menciona la mansedumbre como parte del
fruto del Espíritu Santo. Y esta es la abstención y la supresión de los
sentimientos de ira, rabia, venganza, resentimiento y todo lo que pueda
provocar como consecuencia.
Por eso, una persona con templanza es capaz de dominar los impulsos de la
ira debido a que su corazón es manso, bondadoso y ha aprendido a perdonar,
pues Dios es quién tiene el poder de juzgar y no nosotros. 
Mateo 11:29 y 30 nos explica un poco de la mansedumbre cuando Jesús dice
“llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil; y
ligera mi carga”.
¿Qué es la templanza como fruto del Espíritu Santo Según la biblia?
La Templanza es una virtud, que forma parte de los frutos del Espíritu Santo, y se
entiende como aquella capacidad espiritual, física y mental de abstenerse a
realizar ciertas cosas o tomar decisiones rápidas, poniendo de primer lugar la
razón. 
En otras palabras, la Templanza significa mantener una moderación de
nuestros sentimientos, pensamientos y deseos, sujetándolos a los mandatos
del razonamiento, que a la vez son otorgados Dios al tener conocimiento de lo
que está bien y lo que es malo.
¿Cuál es el Versículo que habla de los frutos del Espíritu Santo?
Gálatas 5:22, 23 y 24 dice: “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales
cosas no hay ley. Más lo que son de Cristo han crucificado la carne con sus
pasiones y deseos”. 
Todas las virtudes están interconectadas con las demás, y requieres de amor para
tener gozo, alcanzar la paz, ganar paciencia, ser benigno y bondadoso, poseer la
fe, ser manso y actuar con templanza ante cualquier tentación. 
Frutos del Espíritu Santo explicado para jóvenes
Cuando somos jóvenes creemos amar, aunque muchas veces no tenemos
paciencia, ni tampoco fe. Es por ello que al recibir los frutos que el Espíritu Santo
nos otorga, lo primero que debemos aprender a hacer es sentir amor a Dios,
quién nos dará el gozo y la paz a nuestras vidas.
Al sentir paz, la paciencia vendrá y aprenderemos a ser benignos para perdonar a
quienes nos ofenden. La bondad nos mostrará la fe, con la que aprenderemos a
ser mansos debido a la templanza del espíritu. 
Dones y frutos del Espíritu Santo y su significado para niños
Los frutos son, efectivamente, dones otorgados por el Espíritu Santo. Debemos
buscarlos y necesitamos alcanzarlos. Los niños suelen mostrar los frutos, porque
son puros de mente y corazón. Mateo 19:14: “pero Jesús dijo: Dejad a los niños
venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el Reino de los Cielos”

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