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Mateo 4

Tema: La tentación de Jesús en el desierto, el principio de su ministerio


público en Capernaum y el llamado de cuatro de sus discípulos junto al mar
de Galilea

La triple tentación de Jesús


Sigamos el movimiento del relato del libro de Mateo. Jesús descendió del cielo
para nacer entre nosotros y así, poder identificarse con nosotros. El creció
como cualquier otro niño, excepto que El era inocente y sin pecado. En su
bautismo, se identificó con nosotros. Asumió la carga de nuestro pecado.
Después, iba a ser probado porque había algunas preguntas reales que
requerían una respuesta. ¿Era el Rey capaz de soportar una prueba? ¿Podía
superarla?
La palabra tentar tiene un doble significado:
1. Incitar o tentar al mal; seducir. Hay algo en cada uno de nosotros que nos
hace ceder ante el mal. Ese no era el caso en Jesús. En el Evangelio según
Juan 14:30 le encontramos diciendo: " . . . viene el príncipe de este mundo,
y él no tiene nada en mí". Según la carta a los Hebreos 7:26, El era "santo,
inocente, inmaculado, apartado de los pecadores". Así que la tentación para
Jesús tenía que ser diferente de la que me haría caer a mí, en el sentido de
que tenía que ser una tentación mucho más grande.
2. Probar. Dios no tienta a los seres humanos con el mal, de acuerdo con la
epístola de Santiago 1:13. Sin embargo, en Génesis 22:1, se nos dijo que
Dios probó a Abraham, queriendo decir que Dios probó la fe de Abraham.
Jesús iba a ser probado. ¿Podía haber caído? Quisiera responder con un no
enfático. El no podía haber caído. Si hubiera podido ser vencido, entonces tú
y yo no tenemos, en absoluto, un Salvador seguro.
Quizás te preguntes. Bueno, si Jesús no podía haber caído, ¿fue su tentación
legítima y genuina? Permíteme aclararte que Su tentación fue mucho mayor
que cualquiera que tú y yo hayamos jamás enfrentado. Cada diamante
genuino es probado para mostrar que no es falso. De una manera similar, el
Señor Jesucristo fue probado para demostrar que El era exactamente quien
afirmaba ser.
Debo decir también que ése era el preciso motivo por el cual el Señor Jesús
fue probado; para poner en evidencia, para demostrar que El no podía ser
vencido. Por lo tanto, su prueba era mayor que las nuestras. Hay un límite
para lo que nosotros podemos soportar. Si me enfrentas con una tentación y
aumentas la presión sobre mí, finalmente sucumbiría. Y esto también sería
así en tu caso. Pero Cristo no cedió, aunque la presión continuó aumentando.
Otra característica interesante de esta tentación es la comparación y el
contraste con la prueba a que Eva fue sometida en el jardín del Edén. En
primer lugar, Cristo fue probado en el desierto, mientras que Eva fue probada
en un jardín. ¡Qué contraste! Leamos los versículos 1 al 3 de este capítulo 4:
"Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el
diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches,
entonces tuvo hambre. Y acercándose el tentador, le dijo: Si eres Hijo de
Dios, di que estas piedras se conviertan en pan."
Esta fue la misma clase de tentación que le vino a Eva. La primera fue física.
En Génesis 3:6 dice que ella vio que el árbol era bueno para comer. Al Señor
Jesús se le dijo que convirtiese las piedras en pan. La primera epístola de
Juan 2:15 y 16 dice que tal tentación, para el cristiano, es la "pasión de la
carne", es decir, los malos deseos de la naturaleza humana. Continúa el
versículo 4:
"Pero El respondiendo, dijo: Escrito está: "No solo de pan vivirá el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."
Estas palabras proceden del libro del Deuteronomio 8:3. Jesús seguramente
conocía esa afirmación y El creía que era Palabra inspirada de Dios.
Pasemos ahora a la segunda tentación. Leamos los versículos 5 y 6:
"Entonces el diablo le llevó a la ciudad santa, y le puso sobre el pináculo del
templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: A sus
ángeles te encomendara, y: En las manos te llevaran, no sea que tu pie
tropiece en piedra."
El diablo estaba citando el Salmo 91:11 y 12, aunque no con exactitud. Ahora,
esta era la tentación espiritual. Para Eva, fue que ella vio que el fruto era
"deseable para alcanzar sabiduría". Para el cristiano, y continuando con
nuestra referencia a primera Juan 2:16, corresponde a la "arrogancia" de la
vida. Veamos la respuesta en el versículo 7:
"Jesús le dijo: También está escrito: No tentaras al Señor tu Dios."
En esta ocasión estaba citando al libro del Deuteronomio 6:16. Pasemos,
finalmente, a la tercera tentación, que fue psicológica. Leamos los versículos
8 y 9:
"Otra vez el diablo le llevó a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos
del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrándote me
adoras."
Decimos que es una tentación psicológica porque el ser humano anhela y
codicia el poder. Eva fue sometida a la misma tentación. Según Génesis 3:5,
el tentador le dijo: ". . . seréis como Dios, conociendo el bien y el mal".
Muchos de nosotros sucumbimos ante esta prueba. Observemos la respuesta
del Señor Jesús, en el versículo 10:
"Entonces Jesús le dijo: ¡Vete, Satanás! Porque escrito está: Al Señor tu Dios
adoraras, y solo a El servirás."
El estaba citando a Deuteronomio 6:13 y 10:20. En cada uno de los casos
que hemos examinado, Jesús respondió con las Sagradas Escrituras.
Ciertamente, esa actitud es un mensaje dirigido a todos nosotros.
¿Por qué es que muchos tienen problemas al vivir la vida cristiana? Con todo
respeto por cada uno, diré que la problemática viene de la ignorancia de la
Palabra de Dios. Hemos tomado nota de que nuestro Señor siempre respondió
al acoso citando la Palabra de Dios. Yo creo que esa Palabra tiene una
respuesta para tu problema concreto. Por ese motivo, debiéramos conocer
este Libro mejor de lo que lo hacemos.
Por cierto, el diablo debió pensar que las respuestas eran adecuadas porque
en el versículo 11, leemos:
"El diablo entonces le dejó; y he aquí, ángeles vinieron y le servían."
En el mismo relato, el Evangelio según Lucas 4:13 nos dice que el diablo le
dejó hasta un momento oportuno. Creo que debió regresar al día siguiente y
continuó probando a Jesús durante toda su vida. De manera especial,
veremos la tentación del diablo poco antes de la muerte de Cristo en la cruz,
en el jardín de Getsemaní, donde El soportó un sufrimiento indescriptible.
Hagamos ahora una breve recapitulación de este episodio en la vida de
nuestro Señor.
En primer lugar, hemos visto a Jesús nacer como un Rey. Fue presentado
como un Rey, bautizado como un Rey y, en último lugar, hemos comprobado
que fue probado como un Rey. Por todo este Evangelio según Mateo, El es
presentado como un Rey.
Esta prueba reveló varias cosas. Una de ellas es que el diablo es una persona.
En este encuentro con Jesús, él es tratado como una persona. Esta debiera
ser una respuesta a cualquier creyente en la Biblia que tenga preguntas o
dudas sobre él, porque hay algunos que insisten en que el diablo es solamente
una influencia.
Además, observemos la insinuación sutil del diablo. Lo primero que le dijo a
Jesús fue: "Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan".
En otras palabras, demuéstralo de un modo que no sea hecho a la manera
de Dios. No hubo ningún intento para que Jesús cometiese, por ejemplo, un
crimen. Para El ello no habría sido una tentación real porque la inclinación
natural de Jesús era hacer el bien. Ya que el pan era el sostén de la vida,
convertir piedras en pan hubiera sido una buena acción. Y más adelante en
Su ministerio alimentó a las multitudes con pan. Pero el mal inherente de la
tentación de Satanás consistía en conseguir que Jesús se apartase de la
voluntad de Dios para Su vida.
También hemos visto que durante todas las tentaciones, el Señor Jesús
respondió al diablo desde la Palabra de Dios. En otras palabras, utilizó lo que
la carta a los Efesios 6:17 llama la espada del Espíritu para hacer frente al
enemigo de Dios y del ser humano. En cada caso Su respuesta fue la frase:
"Escrito está . . ." Si estuviésemos más dispuestos a utilizar la espada del
Espíritu, muchas situaciones cambiarían. Es nuestra arma en los tiempos en
que vivimos y es, además, muy efectiva.
En su segunda tentación el diablo pretendía que Jesús se convirtiese en un
líder religioso al realizar un milagro espectacular, en vez de que presentase
Sus credenciales del modo que Dios había dispuesto. El método del diablo
evitaría así la cruz de Cristo. En ese sentido resulta significativo que muchos
sectores llamados cristianos dejan la cruz de Cristo totalmente fuera de sus
esquemas.
Habrás observado que en la última tentación, el diablo citó también las
Escrituras, concretamente el Salmo 91:11 y 12: ". . . Pues El dará órdenes a
sus ángeles acerca de ti . . . En sus manos te llevarán, para que tu pie no
tropiece en piedra". El diablo citó incorrectamente las Escrituras para sus
propósitos. En este caso, dejó fuera una frase muy importante del pasaje que
citó, del Salmo 91. Omitió lo siguiente: "para que te guarden en todos tus
caminos", que es la parte importante del versículo. Satanás estaba intentando
conseguir que el Señor Jesús no hiciese caso de los caminos y propósitos de
Dios. Como aplicación práctica, hay que destacar que no siempre será la
voluntad de Dios llevar a cabo un hecho milagroso en tu vida o en la mía.
Dios es soberano y nosotros somos sus criaturas. El es el Creador. Por la
tanto debemos ser sumisos a la voluntad de Dios aunque, a veces, no será
una actitud agradable de asumir.
Otro aspecto de esta tentación que suscita un interrogante es que el diablo
le ofreció a Jesús los reinos de este mundo. ¿Tiene el diablo dichos reinos
para poder ofrecerlos? El Señor no puso objeciones a esta declaración del
diablo; no le dijo "no me puedes ofrecer los reinos de este mundo porque no
los tienes". Yo asumo que sí los tiene. Esta realidad nos da un punto de vista
algo diferente de los problemas actuales del mundo. Recordemos quien es
verdaderamente nuestro enemigo. El quiere convertirse en Dios. Recordemos
qué le dijo a Jesús: "Todo esto te daré, si postrándote me adoras".
En nuestro próximo programa continuaremos con las actividades públicas de
Jesús en Capernaum. Y al terminar recordamos que la victoria de Jesús puede
ser también la nuestra, si estamos dispuestos a permanecer firmes, utilizando
la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios.

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