Debemos avanzar despacio y con cautela, pues esta pregunta tiene muchas
aristas. Por eso, voy a tomarme el tiempo de explicar brevemente y por
separado los conceptos de “maldición” y “generación” en el contexto bíblico.
Luego, nos enfrentaremos a algunos textos donde estos conceptos aparecen
y señalaremos pautas para comprender estos pasajes en su contexto.
Hemos llegado hasta este punto señalando dos conclusiones que quiero
recordar. La primera, que en la Biblia sí existe una teología sobre las
maldiciones, fuertemente arraigada en la cosmovisión oriental antigua sobre
el poder de la palabra. Esto es innegable. Y la segunda, que el concepto de
“generaciones” es vital en la comprensión temporal y teológica del
pensamiento judío antiguo. Lo que ahora corresponde averiguar, es si estos
dos términos se juntan en algún momento de las Escrituras generando un
único concepto de “Maldiciones generacionales”.
Éxodo 20,5-6
5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que
visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que
me aborrecen,
6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Éxodo 34,7
7 que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que
de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre
los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación.
Números 14,18
18 Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión,
aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres
sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.
Deuteronomio 5,9-10
9 No te inclinarás a ellas ni las servirás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que
visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que
me aborrecen,
10 y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Ahora que tenemos aquí estos cuatro pasajes bíblicos, enumeraré mis
observaciones para pueda distinguirse mejor el análisis y evitar que la lectura
sea confusa:
Es interesante que el autor bíblico utilice el verbo visitar, pues lo que quiere
connotar es que, frente a estos pecados, Dios quiere hacerse cargo de la
corrección, personalmente e íntimamente. Es decir, donde la teología de las
Maldiciones Generacionales ve a un Dios airado lanzando maldiciones al
hombre por su pecado; el autor bíblico ve a un Dios que decide salir al
encuentro del pecador, para visitarlo y corregirlo, pero no solamente a él,
sino, para cuidar que sus generaciones no cometan el mismo error de su
padre.
Este es uno de los errores más peligrosos de esta teología. Pues al leer el
texto de esta manera, los creyentes se sienten atados a una fuerza
maldiciente que ha predeterminado su infortunio ¡Esto no es cierto! En
ningún momento los pasajes quieren dar esa enseñanza. Como ya dijimos,
Dios no maldice a los padres por su maldad, ni mucho menos reproduce el
pecado de los padres en sus hijos. Dios visita, corrige, reprende, la maldad de
los padres; y aún continúa corrigiéndolas en las generaciones venideras. El
propósito de Dios no es hacer que el pecado de los padres se reproduzca en
los hijos, sino, extirpar el pecado, y si para extirparlo es necesario que Él
personalmente visite hasta la tercera y cuarta generación, lo hará, por amor a
los suyos.
4) Grande en misericordia
Pueden haber otros textos donde esta teología intente legitimarse, como: Dt
11,28; 28,20; Pr 3,33; Is 43,18 Jr 26,6; Dn 9,11; Mal 3,9; y muchos otros, pero en
ninguno encontrará un verdadero sustento para hablar de una “maldición
generacional”. Por el contrario, sí hay textos explícitos donde Dios expresa su
“bendición generacional”, no para tres, cuatro, o cinco generaciones, sino,
para mil, es decir, infinitamente:
Deuteronomio 7,9
“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a
los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones”.
Además, esto de andar cargando la maldición de los padres sobre los hijos,
no es parte de la teología bíblica:
Deuteronomio 24,16
“Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su
pecado”.
Finalmente, quiero decir que lo dicho en este estudio, no invalida que en las
familias existan patrones recurrentes de comportamiento. Pero eso, debe ser
entendido y tratado en el marco de una atención responsable y
personalizada, pues cada particularidad familiar es una realidad compleja.
No es justo para las familias de las iglesias, que pretendamos explicarles su
situación con un simple: “se trata de una maldición generacional. Ven al
siguiente encuentro y serás libre”. Cada familia debe librar su propia batalla,
muchas como consecuencias de un error que ellos mismos cometieron, o
por errores que cometieron los padres al criarlos. Pero en vez de poner una
carga más en el corazón de esa familia, diciéndoles que están malditos,
leamos estos mismo textos, y enseñémosles que en medio de nuestras,
luchas, rebeldías y pecados, Jehová nos visitará, tal vez con brazo fuerte y
reprensión divina; pero no nos soltará, ni a nosotros ni a nuestros hijos, ni a
los hijos de nuestros hijos, sino que, su misericordia estará con nosotros
hasta por mil generaciones, hasta que aprendamos a amarlo y guardar sus
mandamientos.