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ALSTON, William, Filosofía del funcionalidad de Carlos Bühler

lenguaje, traducción de Vio- o la Neoescolástica.


leta Delmonte, Alianza Uni- Dentro de estas limitaciones,
versidad, Madrid 1974, 164 el autor cumple satisfactoria-
págs. mente su propósito inicial de
esclarecer los conceptos básicos
Diversos temas de interés cen- que utilizamos al reflexionar so-
tral para la filosofía del len- bre el lenguaje. Ello se inscri-
guaje se dan cita en el presen- be en la llamada filosofía ana-
te libro, que, pese a lo que el lítica, que tiene su origen en el
título pudiera sugerir, no cons- segundo Wittgenstein. Siguien-
tituye un tratado sistemático. do esta orientación, cada con-
La naturaleza del lenguaje y cepto es situado en el marco
sus relaciones con otras espe- expresivo de alguna acción lin-
cies de signos, la discusión pon- güística, tal como es recogido
derada de algunas teorías sobre por el lenguaje ordinario.
el significado lingüístico, la teo- En el Capítulo I son exami-
ría propuesta por el autor de nadas la teoría referencial de
que el significado es cuestión Bertrand Russell, la teoría idea-
del uso, el análisis del criterio cional de Locke y la explicación
neopositivista de verificabilidad comportamental, en la versión
y, por fin, un estudio sobre la más simple de Bloomfield y en
vaguedad y la metáfora inte- la más matizada de Charles Mo-
gran cada uno de los capítulos rris. Ninguna de ellas logra dar
de que consta el mismo. Como cuenta de todo significado lin-
se ve, hay importantes partes güístico, ni siquiera se propo-
de esta disciplina que no entra nen en términos lo suficiente-
en la intención del autor tratar: mente precisos para poder apli-
tal es el origen de la lengua, sus carlas sin ambigüedad. En el
aspectos fonéticos y sintácticos Capítulo II Alston adopta la dis-
o los lenguajes formalizados; tinción de Austin entre poten-
también dista de ser completo cial inlocutivo y potencial per-
el recorrido por las teorías más locutivo de las expresiones,
significativas, como lo prueban identificando el significado con
las omisiones de la Gramática el primero. Para evitar la con-
Generativa, las Investigaciones fusión entre formas de expre-
Lógicas de Husserl, la triple sión que pudiera parecer que

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BIBLIOGRAFÍA

ostentan igual potencial inlocu- que hace una breve alusión a


tivo, el autor introduce la exi- ello es para escamotearlo, po-
gencia de que el hablante se res- niendo en su lugar alguna otra
ponsabilice del cumplimiento expresión. "La frase "entender
de un conjunto de reglas para una idea" debe explicarse como
que pueda emitir lógicamente equivalente a "apreciar lo que
un significado determinado. A el hablante quiere decir con su
continuación aplica la teoría locución", a saber, lo que el ha-
propuesta al caso especial de la blante está diciendo" (pág. 44).
sinonimia, permitiéndole diri- El capítulo central sobre el
mir si ciertas expresiones que lenguaje como tal llega a una
parecen sinónimas realmente lo conclusión próxima a la del an-
son. terior, al establecer que lo que
Cabe objetarle la omisión de le constituye es un sistema de
la palabra como unidad signifi- símbolos que se rigen confor-
cativa, provista de una inteli- me a ciertas reglas aceptadas
gibilidad propia, con la flexibi- convencionalmente por la co-
lidad precisa, por otra parte, pa- munidad lingüística. La noción
ra poder ser usada las más de de símbolo es tomada en la
las veces en diferentes contex- acepción que le diera Peirce, en
tos. Nos parecen insuficientes su triple clasificación de los sig-
las pocas líneas que le dedica y nos en índices, iconos y símbo-
la reducción que propone de los.
significación de las mismas al El examen del criterio empi-
uso. Cómo sea ello posible lo rista de significatividad empieza
deja vagamente para una inves- por la formulación de los pri-
tigación futura. meros empiristas, concluyendo
Una objeción semejante se su estrechez para hacerse car-
presenta a propósito de la iden- go del lenguaje. Mayor atención
tificación del significado de una dispensa a formulaciones poste-
palabra con otra que pueda ser riores, como la del atomismo ló-
empleada en sustitución de la gico y la neopositivista —cuyas
primera. "¿Qué es lo que hace- conclusiones en relación con el
mos cuando decimos lo que una problema aludido son simila-
palabra significa? Lo que hace- res—, que, pese a subsanar al-
mos es mostrar otra expresión gunas deficiencias del empiris-
de la que sostenemos que tiene, mo clásico, al proponer la veri-
por lo menos aproximadamente, ficabilidad, adolecen de signifi-
el mismo uso que aquella cuyo cativos defectos, tanto por su
significado estamos especifican- restricción a cierto tipo de len-
do" (pág. 40). Lo cual nos lleva guaje, como por su dificultad
a un inevitable círculo de pa- en delimitar qué enunciados
labras que se aclaran las unas han de ser contados entre los
a las otras, cuya única fisura observacionales. Alston se re-
posible nos trasladaría a los con- afirma en su postura inicial,
ceptos, más allá de las simples al insinuar la modificación
palabras. En el momento en siguiente para el criterio de

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BIBLIOGRAFÍA

verif icabilidad: "Consiguientedado a la traducción castellana


mente, podemos formular, ya de la obra, ya clásica, de J. M.
sin restricciones, el criterio de
Bochenski "Précis de logique
verificabilidad en los siguien-mathématique" (1948), hecha
tes términos: una oración es por R. Fernández sobre la ver-
significativa sólo si la emisión
sión ampliada inglesa (1959).
de esa oración está gobernada La obra comprende cinco capí-
por al menos una regla que exi-tulos, que llevan los siguientes
ge que se cumplan ciertas con- títulos: Principios generales, La
diciones, de modo que, para ca-lógica de enunciados, La lógica
da una de ellas, la propuesta de
de predicados y de clases, La
que se cumple esa condición es lógica de relaciones, y Temas
empíricamente confirmable o complementarios.
no-confirmable" (pág. 113). El primer capítulo (págs. 15-
Si algún capítulo hubiera que23), después de unas muy bre-
seleccionar por la precisión enves pinceladas en torno a la
los análisis lingüísticos, sería el
historia y las aplicaciones de la
último, en el que el autor lleva
Lógica, define algunas nociones
a cabo, a través de diferentes elementales (expresión, varia-
ejemplos, una inspección de ble, enunciado, funtor, etc.), y
esos dos síntomas de la vitali-da las reglas y convenciones de
dad de una lengua que son la escritura (uso de comillas, pa-
vaguedad y la metáfora, ob- réntesis, puntos, etc.).
viando, si bien sólo en parte, la El segundo (24-51), tras exa-
omisión del estudio de la pala-minar los seis funtores funda-
bra de los precedentes capítu- mentales —que se representan
los. Al lado de las deficiencias
mediante los diagramas de Gon-
que en ciertos casos la vague- seth— y ofrecer una tabla de
dad puede traer consigo, resal-notaciones, expone en primer
ta el lado positivo —desde el lugar la técnica de valuación
punto de vista del hablante— por sustitución de variables, y
de una y otra, en tanto que con-
recoge una amplia lista de le-
tribuyen al enriquecimiento de yes de equivalencia; después,
un idioma. estudia la naturaleza y partes
de un sistema axiomático (tér-
URBANO FERRER SANTOS minos, reglas de formación y de
transformación, axiomas, etc.),
y las propiedades que le com-
peten (consistencia, completud,
independencia); por último, ha-
BOCHENSKI, J. M., Compendio de ce una presentación sistemáti-
Lógica matemática, Editorial ca de la Lógica, primero de mo-
Paraninfo, Madrid, 1976, 120 do axiomático (Hilbert-Acker-
págs. mann) sobre el funtor primiti-
vo "D" (barra de Sheffer), des-
"Compendio de Lógica mate- pués según reglas de deducción
mática" es el título que se ha (Gentzen).

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BIBLIOGRAFÍA

El capítulo tercero (52-81), ciones con dominio limitados, y


que junto con el segundo cons- las relaciones uno a muchos,
tituye el núcleo fundamental muchos a uno y uno a uno; se
de la obra, se abre con un aná- atiende, asimismo, a la noción
lisis de la silogística, según los de producto relativo (de modo
criterios de Lukasiewicz, que especial a la relación ancestral
dedica atención especial a las y a las relaciones isomórficas);
teorías de la oposición y de la por último, se extienden al ám-
conversión; a continuación, se bito de las relaciones poliádicas
ocupa de la Lógica de predica- las nociones anteriormente de-
dos monádicos y poliádicos, in- finidas.
troduce los cuantificadores, y El último capítulo (100-109),
define algunas nociones funda- se ocupa de la teoría de las for-
mentales (variable libre y liga- mas normales o canónicas, de
da, particularización, generali- algunas lógicas no-clásicas (mo-
zación, etc.) con un uso pecu- dales, polivalentes y combinato-
liar —en nuestra opinión, no rias), y de algunos desarrollos
muy afortunado— de la noción metalógicos (categorías sintác-
de implicación formal (cópula ticas). Completan la obra un ín-
de la proposición universal); dice de signos lógicos, y una
asimismo, recoge una larga lis- bibliografía seleccionada que
ta de leyes lógicas; por último, atiende a las obras lógicas pu-
después de breves observacio- blicadas en lengua castellana.
nes en torno a las teorías de la
identidad y de las descripcio- Esta obra, escrita en forma
nes, se ocupa de la Lógica de telegráfica como colección de
clases, atendiendo de modo es- definiciones y de leyes (distri-
pecial al análisis de las seis ope- buidas en parágrafos con útiles
raciones fundamentales (com- referencias históricas y biblio-
plemento, suma, producto, dis- gráficas), desde una perspecti-
yunción, inclusión e igualdad), va aproblemática eminente-
a las antinomias sintácticas y mente sintáctica, toda vez que
semánticas, y a la teoría de los los tópicos que en ella se expo-
tipos. nen han sido ya ampliamente
divulgados, tiene hoy, por en-
El cuarto (82-99), está dedi- cima de cualquier otro, un in-
cado a la Lógica de relaciones. terés histórico, en cuanto que
Se expone, en primer lugar, la es un fiel reflejo de los gustos
noción de relación, las relacio- lógicos de aquel momento:
nes entre relaciones (comple- atención primordial a la Lógica
mento, suma, producto, etc.), las proposicional, largas listas de
descripciones relativas (indivi- leyes lógicas, perspectiva sin-
duales, plurales y bi-plurales), y táctica, interés por las distintas
la noción de relación conversa notaciones simbólicas, etc. Esta
y sus leyes fundamentales; des™ traducción castellana está heri-
pues, las nociones de dominio, da por algunas, inevitables,
dominio converso y campo —con erratas, entre las que cabe des-
atención a sus leyes—, las rela- tacar las que se refieren a la

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BIBLIOGRAFÍA

fórmula que proporciona el nú- que el estructuralismo no ha


mero de los funtores veritati- alcanzado la altura mínima pa-
vos (25) y a la definición de la ra que un pensamiento pueda
noción de sistema completo en ser considerado filosófico, pues
sentido estricto (44) (a la que se la filosofía pretendió y pretende
asigna la definición de siste- ser un saber, y no un saber
ma de axiomas independien- cualquiera, sino específicamente
tes). un saber que posea la orienta-
ÁNGEL D'ORS ción de lo sabido y el discerni-
miento teórico de la propia ac-
tividad o metódica mental. Sin
embargo, Broekman, que com-
parte ciertos prejuicios estruc-
turalistas (p. 10), se esfuerza
BROEKMAN, J. M., El estructura- por proponer una filosofía del
lismo. Herder, Barcelona, 1974, estructuralismo como práctica
201 págs. de la serie y como teoría del
orden (p. 178).
El autor, siguiendo a Barthes Como práctica, la actividad
y a Foucault entre otros, entien- filosófica estructuralista con-
de el estructuralismo no como sistiría, según Broekman, en la
una escuela ni como una corrien- organización de la serie de los
te filosófica —lo que implicaría conceptos usados por el estruc-
la posesión de un haber doctri- turalismo y en el análisis fun-
nal o, al menos, de una orien- cional de las relaciones entre
tación teórica—, sino como una dichos conceptos (p. 173). Hay
actividad que tiene por meta en esto un amago de autorrefe-
hacer que se manifiesten nue- rencia, que va más allá de las
vos objetos, mediante opera- pretensiones de los propios es-
ciones de descomposición y tructuralistas, para quienes la
recomposición sobre objetos ya filosofía no se distingue de la
dados. Se trata, por tanto, "de actividad del artista, etnólo-
un hacer, no de un saber" (p. go, lingüista o revolucionario
170). Esta caracterización es —siempre que tales actividades
bastante exacta, ya que los es- dejen aparecer objetos nue-
tructuralistas son meros apli- vos—, pero, al ser una autorrefe-
cadores o usuarios de una cier- rencia práctica, o sea, la mera
ta metódica, pero carecen de aplicación del método estructu-
una teoría del método —según ralista a sus conceptos-base, no
reconoce el autor (p. 21)—, lo logra clarificar teóricamente al
que equivale a decir que no es- método: aplicar un método es
tán en condiciones de justificar darlo por supuesto, volverse de
el propio método, y que su apli- espaldas a toda cuestión acerca
cación, en consecuencia, se hace de su sentido y valor teóricos.
de modo acrítico. Tales aprecia- Como teoría, el estructuralis-
ciones llevarían consigo, en mo sería una filosofía del or-
buena lógica, la declaración de den, en cuanto que se pregunta

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BIBLIOGRAFÍA

por las condiciones de la acti- sante obra del Prof. Cappelletti


vidad suscitadora de novedades es que se estudia la teoría aris-
objetivas (p. 178). A lo que de- totélica de la visión en directa
be objetarse q u e ni el estudio confrontación con las concep-
de las condiciones de realiza- ciones que la precedieron, espe-
ción de una actividad mental cialmente las de los Pitagóricos,
es filosofía, ni cualquier tipo de Empédocles, Demócrito y Pla-
teoría reflexiva alcanza sin más tón, lo cual ayuda a centrar
a serlo; y, por otro lado, m á s convenientemente el significado
que del problema del orden, no- del pensamiento de Aristóteles
ción orlada de inevitables con- dentro del tema considerado. El
notaciones j erárquico-teleológi- autor expone con claridad cómo
cas, de lo que se ocupa el estruc- el núcleo de la teoría aristotéli-
turalismo es de la composición ca presenta una particular ori-
objetiva. ginalidad con respecto a sus
Aunque el libro carece, pues, predecesoras, la cual toma su
de los parámetros adecuados base en un análisis crítico lle-
para poder proporcionar un en- vado a cabo por el Estagirita
foque filosófico del estructura- desde sus propias observaciones
lismo, sin embargo el grueso empíricas y actitud filosófica
del mismo, que versa sobre las general.
incidencias de los movimientos Los dos primeros capítulos se
estructuralistas en sus distintos dedican a preparar el ámbito
y sucesivos centros —Moscú, fundamental donde se situará
Praga y París—, es de un nota- el estudio concreto del sentido
ble valor informativo y puede de la vista, y de este modo se
ser considerado como una bue- expone la naturaleza de la
na exposición del estructuralis- sensación como "alteratio per-
mo en conjunto, m u y apta para fectiva et non corruptiva", la
adquirir una visión panorámica teoría general de los sentidos
de sus tendencias desde Saussu- externos e internos y sus corres-
re hasta Althusser. pondientes objetos, así como el
problema de la correlación en-
IGNACIO FALGUERAS tre sentido y sensorio, destacán-
dose el punto intermedio que
supone Aristóteles entre Demó-
crito y Platón. Igualmente se
adelanta al final del segundo
CAPPELLETTI, Ángel J., La teoría capítulo el problema de la co-
aristotélica de la visión. Ca- rrespondencia entre los cuatro
racas, Sociedad Venezolana elementos y los sentidos exter-
de Ciencias Humanas, 1977. nos, el cual vendrá a ser re-
Serie Filosofía n.° 1; 97 suelto al final de la obra.
págs. A partir del capítulo tercero
se inicia el estudio de la teoría
Uno de los caracteres a desta- de la visión ya en sentido es-
car en esta breve pero intere- tricto, exponiéndose las relacio-

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BIBLIOGRAFÍA

nes intrínsecas entre el objeto complemento a todo lo expuesto


de la visión —el color— y las se delica un capítulo al estudio
nociones de transparencia y luz. de la naturaleza del órgano de
La luz es el "acto de lo trans- la visión, coincidiendo el Esta-
parente en cuanto tansparente", girita con Demócrito en que la
o en otros términos, "el color materia del ojo es el agua y re-
de lo transparente". Para la chazando la teoría ígnea de
teoría aristotélica de la visión Empédocles y Platón, pero tam-
se muestran entonces de capital bién separándose del Abderita
importancia las relaciones en- en la visión no se produce por
tre la luz y lo transparente, ha- efluvios sino por la transparen-
biéndose de destacar que el cia del agua, de acuerdo con lo
autor señala una complementa- referido en capítulos prece-
riedad importante entre los tra- dentes.
tados De Anima y De Sensu, Finalmente, el último capítulo
apareciendo en el primero la no- expone las diversas conclusio-
ción de luz como "potencia ac- nes resumidas de los apartados
tiva" o fuerza, y centrándose el anteriores, y al mismo tiempo
segundo en una consideración una breve valoración histórico-
estática del fenómeno luminoso. crítica de la teoría aristotélica,
La acción de la luz como poten- señalándose los errores y acier-
cia activa evita la consideración tos del filósofo en cuanto a la
de la luz como cuerpo, afirman- naturaleza de la visión y de sus
do el autor que la idea aristo- órganos en confrontación con
télica final se resuelve en la nuestro conocimiento actual. De
concepción de la luz como pre- otro lado finaliza la obra desta-
sencia del fuego o de otro cuer- cando la importancia preponde-
po luminoso en lo transparente rante del sentido de la vista
en tanto que acción presente de sobre los demás sentidos, tanto
una fuerza sobre un objeto. desde una perspectiva biológica
Se señala también el estudio como cognoscitiva, caracteri-
de la aparición de los diversos zándolo como "el sentido inte-
colores, donde el autor expone lectual por excelencia".
con minuciosidad, y siguiendo Un importante aspecto que
los textos directos aristotélicos subyace a toda la obra es el
como en todo el conjunto de la deseo de destacar la unidad del
obra, las diferentes teorías an- compuesto humano en el pen-
teriores mostrando la crítica samiento aristotélico, la cual se
que realiza Aristóteles a las refleja convenientemente en la
mismas, para finalmente justi- teoría de la visión, ya que todo
ficar su propia doctrina de la ;el "funcionamiento fisiológico
"mezcla perfecta"; así, los co- (del ojo) implica el alma sensi-
lores se formarían por la "mez- tiva" y debe verse en toda la
cla perfecta del blanco y del teoría aristotélica "una tentati-
negro, cuya divisibilidad, como va de dar razón de la esencial
la de todos los colores, es po- unidad del hombre y, al mismo
tencialmente indefinida". Como tiempo, del carácter específico

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BIBLIOGRAFÍA

de la vida frente a la materia" cosas y los hombres, el mundo


(p. 17). será la experiencia fundamen-
No obstante la densidad de la tal de la antoropología. Es con-
obra, se podría señalar la nece- cebido como "la totalidad de
sidad de una mayor extensión nuestro espacio vital y de nues-
de la misma en orden a comple- tro horizonte intelectivo" (p.
tar el desarrollo de algunos as- 88). En él desarrolla cada indi-
pectos interesantes que merece- viduo de una manera personal
rían especial tratamiento, cir- su conducta. De una manera
cunstancia que destaca indirec- general se puede caracterizar
tamente la pulcritud de la labor como capacidad de distancia.
realizada. Pero existe una distancia to-
RAMÓN QUERALTÓ davía más real y que afecta al
individuo como tal. El hombre
se ve remitido a sí mismo cuan-
do se espara de todo lo que es
su yo. Es necesario hacer una
CORETH, Emerich, ¿Qué es el reflexión interior sobre este fe-
hombre? Esquema de una an- nómeno que el autor lleva a
tropología filosófica. Herder, cabo en el capítulo II. Señala
Barcelona, 1976, 268 págs. que "el acontecer y vivencia
general de la conciencia supone
El libro, presentado por Or- como condición de su posibili-
tiz-Osés, consta de una intro- dad un centro operativo que es
ducción y cuatro capítulos. su fundamento originario y vér-
Comienza el autor haciendo tice unificador" (p. 119). Desde
ver la necesidad de preguntar él se autorealiza el hombre en
por la esencia del hombre, ya la vertiente del conocimiento y
que éste se caracteriza por la la voluntad.
conciencia y comprensión de sí En el capítulo III se define al
propio. Ello implica necesaria- hombre desde un punto de vis-
mente un método filosófico que ta dinámico. La reflexión de los
pretende alcanzar la totalidad fenómenos externos e internos
originaria del hombre. Tiene en los que se manifiesta el hom-
dos aspectos: fenomenológico y bre llevan necesariamente a la
trascendental. Pero antes de pregunta de su esencia, que es
ejercerlo echará "una mirada la base posibilitante de los fe-
rápida a la historia del pensa- nómenos analizados. Con ello se
miento filosófico, por cuanto intenta definir al hombre, es
que en ella se realiza una auto- decir, alcanzar su constitución
exposición del hombre" (p. 43). ontológica. Esta cuestión —la
El capítulo I está dedicado a cuestión trascendental o estudio
la relación hombre y mundo. apriorístico de la realización hu-
Supuesto que el hombre no se mana— se centra a través de la
descubre a sí mismo como una historia en la temática de la
autoconciencia inmanente y ce- relación cuerpo-alma. La re-
rrada, más bien en medio de las suelve el autor desde el con-

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BIBLIOGRAFÍA

cepto de totalidad personal, didos puntos tan decisivos.


cuyo principio metafísico es el Creo que hubiera ganado en
alma que fundamenta la totali- coherencia u n a investigación
dad de la vida corporal y espi- que a todas luces es seria y pro-
ritual. funda. Este es su gran valor.
El capítulo IV está dedicado
al autodesarrollo del hombre. L. ALVAREZ MUNÁRRIZ
La relación personal, el indivi-
duo en la comunidad y en la so-
ciedad, hombre e historia son
los peldaños que jalonan este
ascenso hasta desembocar en lo KATZ, Jerrold J., La realidad
trascendente. El hombre está subyacente del lenguaje y su
siempre y esencialmente refe- valor filosófico, Alianza Uni-
rido a Dios. "Reconocer este versidad, Versión española de
misterio y entregarse a él con- Conxita Lleó, Madrid 1975,
fiados es f e ; una fe que sobre- 173 págs.
puja todo saber filosófico, pero
que es la única q u e llega al Jerrold J. Katz presenta en
fundamento y sentido último de forma programática las ideas
la existencia humana" (p. '259). centrales que habían sido ex-
Se trata de u n a antropología puestas en su "Filosofía del len-
trascendental en perfecta con- guaje" (Traducción castellana
sonancia con las obras ya cono- en Martínez Roca, Barcelona,
cidas de este autor. Se intenta 1971). Los variados ejemplos de
aunar la corriente antropobio- oraciones, las comparaciones
lógica con la neoescolástica crí- con teorías físicas y psicológi-
tica a la que pertenece Coreth. cas y el diálogo frecuente con
El punto clave será el enlace de concepciones del lenguaje que
fenomenología y ontología, que no comparte hacen que resalte
a mi modo de ver no queda su- mejor la interpretación pro-
ficientemente esclarecido en la puesta.
obra. Pienso que este esquema La tesis del libro es tomada
de antropología debería haber de la "Gramática general y ra-
profundizado m á s en estas pre- zonada" de Port-Royal, la cual
guntas: ¿Qué se entiende por mantiene la existencia de un
fenomenología? ¿Es factible el nivel gramatical subyacente,
tránsito de la fenomenología a también denominado estructura
la ontología? ¿Por qué se debe profunda, que consta de dos in-
realizar necesariamente este dicadores sintagmáticos domi-
paso? No se trata únicamente nantes, el nominal y verbal, ca-
de ejercer, sino también de re- da uno de los cuales a su vez
flexionar sobre estos aspectos admite distintas categorías lé-
puesto q u e se trata de una an- xicas y nuevos indicadores sin-
tropología fundamental en el tagmáticos con sucesivas rami-
sentido de principial. Por esta ficaciones. A partir de esta es-
razón no pueden ser sobreenten- tructura se genera la estructura

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BIBLIOGRAFÍA

superficial o patente de la len- generadas en la gramática"


gua, aplicando las reglas de (págs. 96-97).
transformación. Los indicadores Las razones a favor de la dis-
subyacentes constituyen la en- tinción de niveles son los fre-
trada del componente semánti- cuentes casos de elipsis grama-
co, cada una de cuyas categorías tical, las ambigüedades que tie-
restringe, en el ámbito de las nen su origen en la nominaliza-
otras categorías, los conceptos ción de distintas oraciones, la
con que se puede combinar. imposibilidad de aplicar en al-
Katz hace ver la posibilidad gunas oraciones ciertos adjeti-
de formalización de los concep- vos que son aplicables en otras
tos más usuales sobre el lengua- de igual estructura superficial,
je. Ello supone la aplicación del etc., como hechos elementales
principio de compositividad, que del lenguaje que tienen expli-
asigna un conjunto de compo- cación más allá del nivel mera-
nentes a cada significado, los mente apariencial.
cuales mantienen entre sí di- En el último capítulo compara
versas relaciones. De aquí resul- el autor su postura con la del
ta que el aprendizaje de una positivismo lógico y la teoría
lengua se refiere básicamente a analítica del lenguaje ordina-
unas reglas interiorizadas, sin- rio. Si bien les reconoce lo legí-
tácticas y semánticas, siendo la timo del intento de esclarecer
creatividad del hablante lo que el lenguaje para la comprensión
explica la comprensión y la for- de los problemas filosóficos, en
mación en cada caso particular ningún modo les concede que
de las cláusulas lingüísticas. ello sea la última palabra; es,
"En principio, es siempre posi- por el contrario, el descubri-
ble proseguir una oración, in- miento de los universales natu-
dependientemente de la longi- rales del lenguaje lo que nos
tud que haya alcanzado, y for- traslada a un nivel conceptual.
mar otra todavía más larga; "Es posible que veamos a las
como no existe la expresión u filosofías del lenguaje del em-
oración más larga, ni la más pirismo lógico y de la filosofía
compleja, no es posible enu- del lenguaje corriente sustitui-
merar todos los casos uno por das por una filosofía del lengua-
uno, como lo hace el dicciona- je basada en una teoría científi-
rio. De manera paralela, la com- ca de la estructura lingüística
petencia semántica de un ha- universal... Si ello sucede, el giro
blante no puede consistir en lingüístico dado por la filosofía
una lista de los significados de en la primera mitad del siglo
las palabras, sintagmas y ora- veinte habrá completado el
ciones de su lengua, ya que si círculo, volviendo a introducir
bien la capacidad de almacena- las mismas cuestiones metafísi-
miento que tiene el hablante es cas cuya expulsión de la filoso-
finita, su habilidad para com- fía se proclamó inicialmente co-
prender significandos alcanza el mo la razón del giro hacia la
conjunto infinito de oraciones filosofía lingüística" (pág. 162).

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BIBLIOGRAFÍA

Por último, creemos que la lidad, "debe ser también cono-


tesis más endeble es la defensa cimiento del conocimiento" (66),
de las ideas innatas, acaso in- porque el conocimiento pertene-
troducidas por el autor como ce también a ese todo. En tanto
simple hipótesis de trabajo, ya que el conocimiento se convier-
que no nos aclara su alcance, te en objeto de conocimiento,
remitiendo, todo lo más, a los "la filosofía se eleva al punto de
autores racionalistas clásicos. vista de la lógica" (67). Pero en
También el realismo admite una tanto que el conocimiento del
estructura inteligible universal conocimiento y el conocimiento
en el lenguaje, en correspon- de la realidad conocida no pue-
dencia con la trama de inteli- den dejarse en su separación,
gibilidad que hay en la realidad. "sino que hay que preguntar
Establecer cuáles son los lími- por su unidad", o sea, por la
tes de esta correspondencia es unidad de conocimiento y ob-
una tarea que desde la Antigüe- jeto, "la filosofía se eleva al
dad ha despertado la atención punto de vista transcenden-
de los filósofos y que está en tal" (67). La pregunta filosófica,
continuidad con la investigación hecha en la perspectiva trans-
de los universales en la lengua. cendental, se dirige no sólo al
objeto, "aunque éste sea el co-
URBANO FERRER nocimiento mismo", sino siem-
pre a la "interrelación entre el
objeto, que se intenta conocer, y
la forma de su conocimien-
to" (67).
LAUTH, Reinhard, Concepto, fun- Ahora bien, la filosofía, así
damentos y justificación de la: expresada, representa una ta-
filosofía, Rialp, Madrid, 1975,, rea, no es una mera determina-
281 págs. ción fáctica, sino un requeri-
miento a un sujeto libre; a tra-
El autor, Profesor en la Uni-• vés de aquel requerimiento re-
versidad de Munich, es editor• cibe sentido la libertad (76). La
de las obras completas de Fich-- tarea del filosofar exige el co-
te. Precisamente de Fichte es lai nocimiento pleno: tal conoci-
inspiración —sólo la inspiración,, miento pleno no es meramente
no el desarrollo— del presentei conocimiento de lo fáctico y de
libro, en el cual se define lai sus leyes (que es meramente
filosofía como actividad libre. teórico), sino conocimiento del
"La filosofía es una actividadi valor y del sentido (que Lauth
espiritual libre, en la que se as- designa como dóxico). El cono-
pira al conocimiento perfecto de5 cimiento meramente teórico se
los principios del todo de lai dirige tanto a la cara fáctica
realidad, y en la que se logra yj de la realidad, como a la ley de
realiza ese conocimiento" (54).i. lo fáctico. La filosofía es cono-
Dado que la filosofía quiere serr cimiento dóxico, como conoci-
conocimiento del todo de la rea- miento del valor y del sentido.

241
BIBLIOGRAFÍA

Por último, Lauth llama auto- mostrado o lo mediato, sino pri-


génesis (versión de la Tathand- maria y originalmente lo inme-
lung de Fichte) el acto funda- diato. Dentro de la evidencia
mental espiritual por el que se inmediata, a su vez, nos encon-
realiza el conocimiento del prin- tramos con la evidencia fáctica,
cipio fundamental de toda reali- que "es algo así como la apari-
dad ; acto que no es meramente ción originaria en su ser" (119),
teórico (que termina en la fac- pero donde lo que aparece ori-
ticidad), ni puramente dóxico, ginariamente "no se manifiesta
sino un acto total que posibilita con necesidad tal como es en
"el conocimiento de lo fáctico y verdad" (129). Por eso, la evi-
de lo dóxico, así como la unidad dencia, además de mostrar un
de lo fáctico y de lo dóxi- aspecto como revelación de un
co" (86). nexo fundamento-consecuencia
Siendo la filosofía una volun- y otro segundo aspecto inme-
tad de conocimiento perfecto, diato como constatación del ca-
supone que la verdadera vida rácter manifiesto de un ser,
espiritual no está realizada ya, ofrece un aspecto más funda-
sino que ha de realizarse pau- mental y primario, que acredita
latinamente; dicho de otro mo- la verdad de la ley a la que es-
do, en su comienzo el conoci- tamos sometidos en las anterio-
miento se halla fuera de la vida res evidencias. Esta última es la
perfecta "bajo una condición "evidencia genética" que acre-
que limita su libertad" (98); de dita "que la inteligencia de la
ahí llega Lauth a la posibilidad aparición no engaña, o dicho de
fáctica y la necesidad dóxica de otro modo, que lo que aparece
un paso desde el estado imper- en ella se muestra como es, y
fecto al estado del ser espiritual que esta manera de mostrarse
perfecto. El estado de relativo es conocida como tal en la in-
no-saber, es el estado primero telección. O sea, sólo puede de-
de la filosofía; pero ésta recono- jarse valer como verdadero
ce la exigencia de una supera- aquello sobre lo cual conocemos
ción de tal saber imperfecto. que se muestra como es" (122).
Si la filosofía es necesaria- Lo genéticamente evidente se
mente transcendental, su objeto encuentra no en la afirmación
no es el ser en-sí, sino el ser- como tal (pues en toda afirma-
consciente (Bewusst-Sein), por- ción se muestra la verdad como
que sólo un ser espiritual puede presupuesta), sino en la verdad
legitimarse, ya que es a la vez en cuanto bien (bonum) (151-
su ser y su propia luz. El carác- 154), la cual determina la vo-
ter fundamental del ser-cons- luntad de conocimiento filosófi-
ciente es la afirmación (125), la co. Así se acredita la legitimi-
cual presupone en sí verdad. La dad del filosofar. La verdad no
única que puede legitimar una es un momento fáctico, sino al-
afirmación es la evidencia ge- go que debe realizarse, "algo
nética, no la evidencia fáctica. que se exige" (175), siendo así
Pues evidente no es sólo lo de- que las exigencias sólo pueden

242
BIBLIOGRAFÍA

presentarse para u n a libertad. dad", "voluntad de afirmación",


La legitimidad del filosofar es "luz", etc.), apunta más alto que
su propia constitución de activi- Fichte, sobre todo, en lo concer-
dad libre, que tiene su funda- niente a la tematización de los
mento (dóxico) en el valor de principios y del absoluto.
la verdad. La obra de Lauth tiene un cu-
Las tareas concretas que tie- ño específico, m u y alejado de
ne que cumplir la filosofía es- las introducciones filosóficas
pecifican su modalidad: "La al uso. Obliga a pensar, y, lo que
filosofía realiza el conocimiento es más importante, exige a la
del principio particular o de la reflexión que se reconozca co
mediación de principios parti- mo reflexiva, hostigando al lec-
culares, y en este sentido es dis- tor con el recuerdo laborioso de
ciplina particular. Ella realiza cada uno de los pasos ganados,
el conocimiento de la interrela- que es el modo de llegar al final
ción de los principios, y así es con la visión total e intuitiva
doctrina de la ciencia. Y realiza de una sola intelección, desgra-
el conocimiento de sí misma, y nada como justificación de la
así es autodeducción de la fi- filosofía.
losofía o, como se ha dicho JUAN CRUZ CRUZ
también, filosofía de la filoso-
fía. Realiza finalmente el co-
nocimiento del principio fun-
damental, y en ello es doc-
trina de la aparición del ab-
soluto, y dentro de esta doctri- LEVESQUE, G., Bergson. Vida y
na, doctrina del principio origi- muerte del hombre y de Dios.
nario o del absoluto mismo" Herder, Barcelona, 1975, 150
(193). págs.
Por último, la filosofía, en su
totalidad, sólo es posible como La presente obra constituye
vida; aún más, es la forma más una sugestiva exposición de dos
alta de vida, por ser vida en la temas capitales en el pensa-
verdad (219-233). miento de Bergson y de cual-
quier filósofo: Dios y el hom-
bre. Su autor demuestra tener
un alto concepto de la filosofía
Lauth, como se puede apre- cuando desdeña, con gran acier-
ciar, se coloca decididamente del to, las consideraciones biográfi-
lado de la filosofía transcen- cas a que se presta un estudio
dental, tal como Fichte la plas- acerca de tales temas (pp. 7rl2)
mó en la Doctrina de la Cien- y cuando describe s u propósito
cia de 1804 (traducida por mí como el intento de acompañar
en Aguilar). Sin embargo, y a el pensamiento de un gran filó-
pesar de q u e Lauth recoge casi sofo neutralizando toda toma de
toda la nomenclatura filosófica postura particular (p. 141). Sin
de Fichte ("evidencia genética", embargo, es de lamentar que no
"intelección", "vida en la ver- haya acompañado hasta el final

243
BIBLIOGRAFÍA

a Bergson en su tarea de filo- coexistencia de los contrarios en


sofar, ya que la obra adolece de la emoción, así como su desplie-
una notoria endeblez en las re- gue desde la misma, requerirían
ferencias a los núcleos temáti- una consideración ulterior y
cos, que, junto con las referen- particularmente atenta, pues
cias históricas, son los dos gran- ¿cómo puede hablarse de "uni-
des ejes de coordenadas donde dad" o "principio simple", cuan-
se inscribe el pensamiento de do la emoción es puro vaivén e
cada filósofo. Citaré algunos inconstancia, o sea, no es, apa-
ejemplos. rentemente, una ni simple? Y
Según Levesque, Bergson qui- supuesto que fuera tal, ¿cómo
zá sea el único que se ha tomado es posible, si la creación es emo-
en serio la creación (p. 114), ción o unidad de materia y de
bien sabido que por creación vida, que el esfuerzo creador se
debe entenderse en este caso la prosiga (p. 124), sólo por el lado
emoción (pp. 118-119). Pero ¿es de la vida? ¿En qué se basa la
la emoción una versión seria de descalificación de la materia,
la creación? ¿Lo es siquiera de siendo así que es la inmediata
la producción artística o cientí- manifestación del impuso crea-
fica? Uno estaría tentado, en dor? ¿Por qué no considerar
principio, de pensar todo lo dialéctico el evolucionismo berg-
contrario. A alguien podría soniano (p. 113), si es un proceso
ocurrírsele afirmar que el eco con momentos antitéticos y sin-
es la causa de la voz, o que la téticos? Todas éstas son cues-
vibración de las notas en la caja tiones cuyo tratamiento se echa
de resonancia de la guitarra es de menos en el estudio de Le-
la razón del movimiento de sus vesque.
cuerdas; pero ¿sería eso serio? Algo semejante a lo indicado
Confundir la inspiración del ar- sucede cuando alude el autor a
tista con la emoción, ¿no pare- las nociones bergsonianas, de
ce la interpretación del arte vida, inteligencia, materia, ex-
hecha por un mero espectador, periencia, amor: se habla de
antes que por un artista? En ellas como si fueran lo más co-
todo caso, el planteamiento y nocido, se dan por supuestas,
dilucidación de preguntas como no se las considera. Tal falta de
éstas, decisivas e imprescindi- atención a los temas es, sin du-
bles en un estudio filosófico del da, lo que ha impedido a Leves-
pensamiento de Bergson, se ha- que despegarse de la literalidad
cen desear en esta obra. de los planteamientos de Berg-
Por otra parte, Levesque se- son, de los que es a todas luces
ñala con acierto tanto las rela- un buen conocedor. Su exposi-
ciones antitéticas que guardan ción, en consecuencia, mantiene
entre sí la materia y la vida en una fidelidad un tanto externa,
la doctrina bergsoniana (p. 35 que en ocasiones le priva del
ss.), como su síntesis, unidad últi- distanciamiento necesario para
ma o principio simple en la emo- poder atender a los problemas
ción (pp. 114 y 121). Pero esa de congruencia interna, o que,

244
BIBLIOGRAFÍA

cuando intenta distanciarse, da la Lógica cuantificacional, y la


lugar a ciertas infidelidades, teoría de clases y relaciones,
como por ejemplo: la separación respectivamente.
entre intuición y método (pp. 12 En el primer capítulo —Nocio-
y 17) y la equivalente separación nes elementales (págs. 1-19)—,
entre saber filosófico y emoción el autor expone algunas distin-
(pp. 120-121). ciones fundamentales como las
A pesar de estas deficiencias, de materia y forma de los enun-
la nitidez de la exposición he- ciados, verdad y corrección, pa-
cha por el autor, unida a su buen labras fácticas y palabras for-
conocimiento del universo men- males, símbolos y signos, y se-
tal bergsoniano hacen de esta ñala los tres órdenes de consi-
obra una recomendable intro- deración de los signos: prag-
ducción a la problemática teo- mático, semántico y sintáctico.
lógico-antropológica del pensa- Los capítulos segundo, tercero
miento de Bergson. y cuarto los dedica el autor a
la Lógica de enunciados. En el
IGNACIO FALGUERAS
segundo —Fundamentos de Ló-
gica de enunciados (10-44)—,
define las nociones de enuncia-
do, valor de verdad, lenguaje y
metalenguaje; examina los dis-
MARTÍNEZ FREIRÉ, Pascual, Ló- tintos funtores enunciativos (ne-
gica matemática. Primeras gador, doble negador, conjuntor,
lecciones, Biblioteca mate- disyuntor, excluidor, contravale-
mática, Madrid, 1975, XVI y dor, implicador, replicador, y
176 págs. equivaledor); establece las con-
venciones de fuerza y puntos
Martínez Freiré ha recogido para eliminación de paréntesis
en este libro algunos de los fru- y los criterios para simbolizar
tos de su actividad docente en enunciados e interpretar fórmu-
la Facultad de Filosofía y Le- las; y expone la técnica de las
tras de la Universidad Complu- tablas de verdad como criterio
tense. Sin agobio de símbolos, de para investigar si una fórmula
modo intuitivo, con recurso fre- es realizable, tautológica o anti-
cuente a ejemplos, explica, con lógica, o si un argumento es
detalle y sin repeticiones inúti- bueno. En el capítulo tercero
les, de modo accesible al alumno —Leyes enunciativas (45-70)—,
sin conocimientos previos, los el autor se ocupa de la expre-
tópicos básicos de la Lógica sión simbólica de los principios
matemática, con atención espe- de identidad, doble y triple ne-
cial a la Lógica de enunciados. gación, no contradicción y opo-
Los ocho capítulos que constitu- sición afirmación-negación, de
yen el libro se agrupan en cua- la distinción entre leyes y re-
tro partes bien definidas que se glas lógicas, y de las leyes que
ocupan de las nociones elemen- expresan las propiedades funda-
tales, la Lógica de enunciados, mentales de cada uno de los

245
BIBLIOGRAFÍA

funtores lógicos considerados en tidad; y se alude brevemente a


el capítulo anterior. En el cuar- las teorías de los cuantificado-
to —Cálculo enunciativo (71- res numéricos y de las descrip-
91)—, distingue entre argumen- ciones.
tación e implicación y expone Los dos últimos capítulos es-
diversas técnicas de deducción, tán dedicados a las lógicas de
bien a partir de premisas, bien clases y de relaciones, respecti-
por reducción al absurdo, con o vamente. En el séptimo —Ló-
sin introducción de supuestos, gica de clases (133-160)—, se
para el análisis de fórmulas o explican las nociones de indi-
de expresiones del lenguaje or- viduo, conjunto, pertenencia,
dinario (con ejemplos resuel- complemento, clases total y nu-
tos). la, las relaciones de suma, pro-
Los capítulos quinto y sexto ducto y diferencia de clases, la
se dedican a la Lógica cuanti- igualdad, desigualdad, subsun-
ñcacional y a la Lógica de la ción e inclusión, supersunción
identidad, respectivamente. En y circunclusión, comunidad e
el quinto —Lógica elemental intersección de clases, los dia-
de predicados (92-123)—, repasa gramas de Euler, algunas leyes
el autor las nociones de argu- básicas, y las nociones elemen-
mento y predicador (monádico tales del álgebra de Boole. En
y poliádico), la teoría de la el octavo —Lógica de relaciones
cuantificación (universal y exis- (161-176)—, las de relación, do-
tencial), las nociones de variable minio anterior y posterior (do-
libre y ligada (con breve alusión minio y codominio), campo,
a las lógicas de orden superior imagen, complemento, suma y
y a la teoría de los tipos); ex- producto de relaciones, producto
pone los criterios de formaliza- relativo y relación conversa; se
ción de las proposiciones de los establecen las nociones de igual-
tipos A, E, I y O (cortas —con dad e inclusión de relaciones, y
vinculación a un universo de la especies de relaciones (cone-
discurso— y largas —para cual- xas, reflexivas, simétricas y
quier universo), y las equivalen- transitivas, unívocas y plurívo-
cias cuantificacionales; y ex- cas) con atención especial a las
tiende a expresiones cuantifica- funciones.
cionales (en virtud del principio El deseo del autor de escribir
de analogía) las leyes básicas y un libro accesible a cualquier
las técnicas de deducción ex- alumno le ha llevado a una sim-
puestas en los capítulos ante- plificación en ocasiones extre-
riores. En el capítulo sexto ma de cuestiones que, tal vez,
—Lógica de la identidad (124- requerirían una mayor explici-
132)—, se señalan las distintas tación; por ejemplo, no se in-
acepciones de la noción de siste suficientemente en la dis-
identidad; se establece la dis- tinción entre la corrección gra-
tinción entre uso y mención, la matical —expresiones bien cons-
regla de intercambio de idénti- truidas— y la corrección lógica
cos y algunas leyes de la iden- —expresiones válidas— (2); la

246
BIBLIOGRAFÍA

noción de verdad se aplica en la intersección de clases (se en-


algunos lugares indistintamente tiende el producto como una
a los enunciados y a los argu- relación entre clases que define
mentos —en razón de los enun- otra clase (140 y s.), y la inter-
ciados componentes— (3); no sección como una relación en-
se destaca con nitidez la dis- tre clases que da lugar a un
tinción entre constantes y va- enunciado existencial) (148 y
riables individuales (92 y ss.) o ss..). Este libro abre la serie de
entre la clase que contiene un publicaciones de la nueva es-
único elemento y el elemento cuela lógica de Madrid, de la
mismo (134). que cabe esperar grandes con-
Desde un punto de vista teó- tribuciones que vengan a enri-
rico, cabe destacar como rasgos quecer el panorama de las in-
más relevantes de este libro, la vestigaciones lógico-matemáti-
postura del autor ante la fór- cas en España, junto a las ya
mula p v P, habitualmente in- importantes llevadas a cabo,
terpretada como principio de principalmente, por las escue-
tercio excluso, que él prefiere las de Valencia, Salamanca y
interpretar como principio de Barcelona.
oposición entre afirmación y ÁNGEL D'ORS
negación, por considerar que el
principio de tercio excluso no
es una ley enunciativa sino el
supuesto básico que subyace al
análisis tabular de toda expre- POST, Werner, La crítica de la
sión enunciativa, en virtud del religión en Karl Marx. Tra-
principio de bivalencia (46 y ducción de Rufino Jimeno.
ss.) (la posición de Martínez Herder, Barcelona, 1972, 333
Freiré sugiere la posibilidad de págs.
extender tales críticas a otros
principios, como el de identi- Werner POST publica esta
dad o no contradicción, y plan- obra: Kritik der Religión bei
tea la cuestión de las relaciones Karl Marx, en Munich en el
entre la Lógica de enunciados año 1969; en ella presenta un
y tales supuestos); la atención estudio histórico-filosófico cuyo
a las formas fuertes de los prin- objetivo es expresar sintética-
cipios (45 y ss.), por lo que esto mente la génesis y el desarro-
supone de ruptura de la inter- llo de la crítica de la religión
definibilidad de los mismos; la realizada por Marx, y a la vez
interpretación de las funciones quiere mostrar las principales
proposicionales como proposi- interpretaciones que ha tenido
ciones indefinidas (96) (tal vez su doctrina en las distintas co-
uno de los temas más injusta- rrientes ideológicas actuales.
mente tratados por la tradición Se propone el autor dar a
lógica de cuantos se recogen en conocer la crítica de la religión
de Organon); y la interesante que hizo Marx derivándola de
distinción entre el producto y la misma evolución interna de

247
BIBLIOGRAFÍA

sus tesis fundamentales y des- r a irreductible, al joven MARX


cribiéndola aquí desde esta con el MARX de los escritos de
perspectiva primaria. Y esto, madurez, o viceversa; ni tam-
prescindiendo de todo afán de poco que exista entre los dos
adaptación total ó parcial de su una unidad total e indiferencia-
doctrina o de todo intento apo- da. Cree, no obstante las dife-
logético de lograr un diálogo rencias, que existe una línea
falso entre cristianos y marxis- continua en su obra total. Esto
tas. hace que POST se sitúe frente a
Por su carácter histórico qui- las obras de MARX sin preten-
zá pueda observarse en algunos der clasificarlo unilateralmen-
capítulos excesiva amplitud y te como filósofo, sociólogo o
repeticiones en la exposición, economista ya que tampoco el
pero está justificado este modo mismo MARX puso ningún em-
de proceder por el deseo del au- peño en ser clasificado en al-
tor de que no quede postergada guno de estos apartados.
la interpretación de los nume- La presentación de la doctrina
rosos textos aducidos en favor de MARX se realiza en tres ca-
de un exceso especulativo. Asi- pítulos del libro, en los que re-
mismo, debido a las pretensio- sume y explica en cada uno de
nes del trabajo, limita el estu- ellos, del modo m á s ordenado
dio a los aspectos filosóficos en posible, los principales enuncia-
torno al tema y deja fuera de dos acerca del tema que propu-
su análisis los temas de socio- so MARX en sus distintos escri-
logía o economía específica- tos: la filosofía como crítica de
mente tales. la religión; la política y la crí-
Muestra sobre todo la íntima tica de la religión; y la crítica
conexión q u e tiene la crítica de de la economía y la religión.
la religión de Marx con la crí- Destaca en ellos cómo el autor
tica que él mismo hace de la ha centrado su atención en lo-
filosofía, de la política y de la grar distinguir con sumo cuida-
economía, y con ello intenta des- do a MARX de la teoría aporta-
cubrir el terreno donde nace da por ENGELS —el materialis-
una posibilidad de anticrítica, mo dialéctico—; y también ha
que procede por método inma- procurado que quede netamen-
nente, es decir: a partir de los te diferenciada la doctrina de
mismos supuestos marxistas lle- MARX de la ortodoxia doctrinal
gar a una anticrítica inmanen- de procedencia moscovita, ayu-
te. Así, la tesis fundamental del dando a ver la distinción en los
libro es mostrar q u e la crítica puntos en que no resulte t a n
de la religión de MARX es, a la
evidente.
luz de la interpretación actual Tiene este libro el mérito de
de su pensamiento, y por razo- realizar una sistematización de
nes metódicas, insostenible. la crítica de la religión llevada
Metodológicamente W. POST a cabo por MARX, de forma que
parte del punto de vista de que resulta como lógica consecuen-
no es lícito enfrentar, de mane- cia de la doctrina la actitud de

248
BIBLIOGRAFÍA

MARX ante la religión: de crí- esta obra de juventud tiene


tica en sus primeros escritos y gran importancia la crítica de
de fría indiferencia en sus la religión, a diferencia de lo
obras posteriores. Sobre todo, si que ocurre en los escritos pos-
se tiene en cuenta que se trata teriores en los que no se pro-
de un tema en el que MARX no ducirá nunca un enfrentamien-
intentó en ningún momento to directo entre la doctrina de
presentar sus enunciados en MARX y la religión. POST estu-
forma de deducciones a partir dia cuidadosamente cómo MARX
de unas premisas previas, se está en ellos influido tanto por
comprenderá mejor la aporta- FEUERBACH como por Bruno
ción que supone este trabajo. BAUER, pero cómo también va
La parte más especulativa es mucho más allá que estos dos
la dedicada a la filosofía de garantizadores de su doctrina.
MARX como crítica de la reli- MARX en principio partió cons-
gión, debido a la naturaleza cientemente, al iniciar sus tra-
misma de estos primeros escri- bajos, de una reflexión sobre la
tos en los que MARX expresa su situación en que había quedado
pensamiento, pero también a la filosofía después de HEGEL.
que el autor da especial rele- Una filosofía de la reflexión, tan
vancia a esta parte del trabajo, completa como la de HEGEL, ya
y se detiene en un análisis más es criticada, por medio de las
cuidado y profundo de los tex- contradicciones reales y eviden-
tos, ya que en esta etapa de la tes de la realidad, por FEUER-
vida de MARX es cuando surge BACH y por B. BAUER, los cuales
propiamente la crítica de la idea pretendieron una antifilosofía
de Dios y de la teología como del sistema de HEGEL. La críti-
conocimiento que no añade na- ca de principio de MARX a H E -
da al de la filosofía. GEL consiste en la demostración
de que la armonía de contrarios
El tema con el que consiguió es puramente mental y de que
MARX SU grado de doctor en el se da una determinación extra-
año 1841 en la universidad de ña y ajena a la realidad mate-
Jena se titulaba: Diferencia rial y humana que proviene de
entre la filosofía de la natura- esa unilateralidad abstracta que
leza de Demócrito y la de Epi- está en la raíz de aquella apa-
curo; en el apéndice de la mis- rente conciliación.
ma y en los trabajos previos a
su disertación doctoral, se en- Una especificación m á s con-
cuentra la primera crítica a la creta de la crítica de la religión
religión. La novedad más im- de HEGEL, llevada a cabo por
portante a destacar, en los co- FEUERBACH, B. BAUER y MARX,
mentarios de POST, es que hasta la resume W. POST del siguien-
ahora apenas han sido tenidos te modo: para FEUERBACH, la re-
en cuenta estos primeros textos ligión ofrece todas las sinies-
de MARX relativos a la crítica tras consecuencias de haber
de la religión. abstraído de la realidad mate-
El autor hace notar cómo en rial; para B. BAUER, Dios, el es-

249
BIBLIOGRAFÍA

píritu absoluto, no es sino una aquí no es una proyección indi-


tautología de la conciencia de vidual en el m á s allá, sino que
sí mismo que tiene el hombre; resulta producto del Estado y
y p a r a MARX, por fin, la reli- de la sociedad. P a r a MARX, a
gión, después de que el mundo partir de estos años, la religión
se había hecho filosófico con debe su existencia a determi-
HEGEL, no puede enfrentarse nadas circunstancias políticas,
con la secularización necesaria es una función de las relaciones
para la filosofía; según él, la políticas: la religión viene así
religión contiene substancial- a impedir la emancipación.
mente tautologías superfluas Considera a la religión como un
con respecto a la filosofía. MARX defecto de la sociedad, conse-
no es capaz de ver en lo reli- cuencia de la limitación huma-
gioso ninguna superación de lo na y equivalente a una falta.
que es propiamente conocimien- Sostiene que si la verdad polí-
to filosófico, y todo lo que no tica sale de los esfuerzos teóri-
pueda deducirse por vía de ra- cos y prácticos de todo el pue-
zonamiento filosófico lo consi- blo, cae por su base la necesi-
dera, completamente de acuerdo dad de una verdad trascenden-
con FEUERBACH y con BAUER, co- tal y suprahistórica.
mo una simple proyección o re- Resultan interesantes las pá-
flejo del individuo. ginas dedicadas por el autor al
Si en los comienzos de la crí- tema de la crítica de la econo-
tica era considerada la religión mía y de la religión, donde
como un fenómeno puramente muestra lo estrechamente uni-
teórico que podía ser perfecta- das q u e van la crítica filosófica
mente reducido al absurdo por y la económica. Especialmente
medio de una crítica estricta- en los escritos llamados Pariser
mente filosófica, muestra el au- Manuskripten (1844), en los que
tor, cómo en el proceso de esa MARX deja entrever cómo ha
misma crítica MARX transforma llegado al análisis económico
su punto de arranque haciéndo- de la sociedad a través de su
lo de carácter político-social. crítica de HEGEL y de su polé-
Son los textos del período com- mica sobre la situación política
prendido entre 1841-44, cuando en Alemania. De todas las obras
colabora MARX en la publica- comprendidas entre 1844-48 hay
ción de la Rheinische Zeitung que decir que las ideas de MARX
(1842), escribe la Crítica del de- sobre la religión están estrecha-
recho político de Hegel (1843), mente vinculadas a su temática
termina los originales manuscri- central, pero no constituyen el
tos relativos a La cuestión judía objeto fundamental de su in-
y a la Crítica de la filosofía del terés.
derecho de Hegel (1844). A modo de resumen de esta
Presenta MARX en esta críti- p a r t e de la obra de W. POST, di-
ca, como una función de lo re- remos que el asunto de la críti-
ligioso, el encubrimiento de in- ca de la religión quedó conclui-
tereses políticos. La religión do en lo esencial por FEUERBACH

250
BIBLIOGRAFÍA

y Bruno BAUER. Pero, sin em- HOMMES ; interpretación existen-


bargo, la crítica de la religión cialista, en la q u e toma como
hecha por MARX contiene algo paradigma a SARTRE y M E R -
completamente nuevo: a par- LEAU-PONTY ; la interpretación
tir de 1843/44 MARX proclama de E. BLOCH de orden cosmoló-
el final de la era burguesa cris- gico-escatológica; y u n a inter-
tiana, está convencido de que pretación antropológico-filosófi-
la persecución activa de la reli- ca como la de LOWITH y LAND-
gión no es necesaria, el aniqui- GREBE.
lamiento de la religión vendría Escoge los casos más represen-
necesariamente, automáticamen- tativos dentro de la multiplici-
te, en la historia, según fuera dad de interpretaciones de la
aumentando la libertad y auto- crítica de la religión de MARX,
nomía del hombre. que llega incluso hasta la ex-
La realidad de los hechos ha clusión recíproca m á s extrema.
rebatido suficientemente esta Confirma esto la tesis del autor
predicción histórica de MARX y de lo que ocurre en la interpre-
ha sido motivo para q u e los di- tación de todos los escritos de
ferentes grupos ideológicos de MARX; es decir, que su obra no
corte marxista se hayan dedica- pemite, ni en sus puntos con-
do a una intensa investigación cretos ni en su totalidad, una
sobre la crítica de la religión de sola interpretación. Se debe es-
MARX; al mismo tiempo que to a que no existe una exposi-
también los autores no marxis- ción metodológica uniforme en
tas se h a n visto precisados a in- MARX de ninguno de sus princi-
terpretar y tomar postura fren- pios teóricos; y esto, en el caso
te al pensamiento de MARX. de la crítica de la religión, tie-
W. POST presenta una relación
ne especial importancia ya que
que no pretende ser enciclopé- hace que incluso sus seguidores
pudieran interpretar sus textos
dica —exhaustiva— sino que re-
acerca del valor y sentido de la
sume el estado actual de la dis-
religión según tendencias m u y
cusión sobre MARX, en sus ras- distintas.
gos fundamentales y ofrece al
lector un esquema de las prin- Por último queda expresar el
cipales tendencias en la inter- juicio del autor acerca de la
pretación de MARX en su crítica crítica de la religión, que ya he-
a la religión. Todo ello lo fun- mos dicho que considera en sí
damenta el autor en u n a selec- misma contradictoria. Si la re-
ción de la bibliografía m á s im- ligión es la expresión de la alie-
portante acerca del tema de los nación, de la no identidad del
últimos años, tanto de las obras hombre consigo mismo y con la
de autores procedentes de los naturaleza, la desaparición de la
centros del marxismo europeo, religión por consunción interna
como las versiones no marxistas presupone, si no la identidad
en la discusión sobre MARX en del hombre consigo mismo, sí al
la actualidad: u n a interpreta- menos la que m á s se aproxima
ción ontológica como la de P. a la perfección. Hay muchas

251
BIBLIOGRAFÍA

frases de MARX donde se ase- Sólo así "se hará patente que
gura que esa identidad es fac- la moderna dialéctica proviene
tible, pero tantas o más se en- de la filosofía racionalista de
cuentra en que se discute su los siglos x v n y XVIII" (p. 43).
posibilidad. Se trata, pues, de un proyecto
a
ambicioso que sólo puede ser
M. LUISA ORTIZ DE acometido en parte. Por ello el
LANDÁZURI autor nos avisa de las limitacio-
nes inherentes a la presente in-
vestigación: "Se prescinde de
las relaciones dialécticas tanto
en las ciencias particulares, co-
RÓD, W., La filosofía dialéctica mo en la dialéctica de la histo-
moderna, Eunsa, Pamplona, ria" (p. 424), pues "la descrip-
1977, 460 págs. (Traducción e ción de la dialéctica como filo-
Introducción de J u a n Cruz sofía ya es sobradamente difí-
Cruz). cil, tanto m á s cuanto se acome-
te con vistas a sus posibilida-
El objeto de la presente in- des de crítica" (p. 259). Por otra
vestigación de W. RÓD es res- parte sólo analizamos el uso de
ponder a la pregunta "acerca de la dialéctica en el pensamiento
la estructura, presupuestos, fun- moderno cuando es evidente que
ciones y justificación del méto- "la idea de la dialéctica tiene
do dialéctico" (p. 455). Para ello raíces q u e se hunden en la an-
se analizan críticamente los dis- tigüedad [...], por tanto, sólo se
tintos usos que ha tenido el mé- estudiarán algunos de los su-
todo dialéctico en el Pensamien- puestos de la filosofía dialéctica
to Moderno y Contemporáneo moderna" (p. 43).
(desde DESCARTES a SARTRE, pa- El procedimiento para obtener
sando por KANT, FICHTE, SCHEL- esta clarificación del significa-
LING, HEGEL, MARX, Escuela de do del término "dialéctica" con-
F r a n k f u r t , LUKACS, etc.) con el siste en una investigación críti-
fin de localizar, entre "las dis- ca de las distintas manifesta-
tintas significaciones del térmi- ciones de la dialéctica, para de-
no dialéctica", aquella que es tectar lo que permanece a lo
esencial al uso de este término largo de todas ellas. Para la
(p. 44). Se trata, pues, de una realización de esta crítica el au-
investigación analítica q u e pre- tor adopta una actitud analíti-
tende delimitar el uso correcto ca, ya que la dialéctica, a dife-
de un término mediante una rencia del análisis, realiza unas
adecuada investigación históri- suposiciones metafísicas que son
ca, ya que "es recomendable las que permiten a W. RÓD lo-
partir de la cuestión acerca del calizar la utilización del méto-
nacimiento de una filosofía dia- do dialéctico en los autores que
léctica y poner manos al enigma estudia (DESCARTES, KANT, etc.).
de la dialéctica en un modo de De este modo "la diferencia es-
consideración genética" (p. 43). pecífica del método dialéctico,

252
BIBLIOGRAFÍA

frente al analítico, está clara- un primer momento se introdu-


mente indicada en ciertas supo- ce hipotéticamente y posterior-
siciones (Mitológicas con cuya mente se presenta como condi-
ayuda son interpretadas las re- ción de la utilización del pro-
laciones características del mé- pio método. Sin la introducción
todo analítico de interpreta- de tal suposición, y su posterior
ción" (p. 431). De este modo el conversión en principio incon-
método analítico no es incom- dicionado, sería inconcebible la
patible con el método dialécti- dialéctica al menos en las for-
co, sino que éste simplemente mulaciones históricamente cono-
añade un conjunto de suposicio- cidas. Por ello W. RÓD no se
nes ontológicas que el otro no opone a la utilización del méto-
acepta. De este modo la esencia do dialéctico, sino a la conver-
del método dialéctico consiste sión de las suposiciones hipoté-
en la superación de la activi- ticas en principios incondicio-
dad analítica y sintética del nados, pues ello acarrea la acep-
pensamiento mediante la supo- tación acrítica de una metafísi-
sición de una totalidad. El aná- ca. La dialéctica, interpretada
lisis es solamente un momento analíticamente, "deja de ser una
o fase del método dialéctico teoría que sirve para explicar
que consiste en aislar o separar unos hechos y se convierte en
"las determinaciones del con- una teoría de teorías, o sea, to-
cepto en cuanto que están in- ma el carácter de metateoría"
mediatamente contenidas en el (p. 454). Ello significa "el aban-
objeto" (p. 180). La síntesis, por dono de la dialéctica como me-
el contrario, "tiende a captar la tafísica, lo cual significa el fin
multiplicidad de las determina- de la última ramificación de la
ciones en su unidad" (p. 180). tradición racionalista; ésta se
Pero ambos métodos se compa- caracterizó esencialmente por
ginan en el método dialéctico, la fe moderna en la posibilidad
pues el análisis y la síntesis son de un conocimiento no hipoté-
métodos para fundamentar pro- tico de la realidad. El supuesto
posiciones, "pero la dialéctica los moderno de que la esencia de la
contiene a los dos superados" realidad es expresable en for-
(p.182). Por ello "en lo que si- ma de leyes necesarias y estric-
gue se entenderá por dialéctica
tamente generales —supuesto
una relación existente entre dos
gravemente quebrantado por la
momentos de una totalidad que
crítica de HUME y reiteradamen-
se condicionan recíprocamente
entre sí, donde la totalidad es te combatido —ha sido mante-
determinada por la relación en- nido casi exclusivamente por
tre los momentos, y a la vez los esos defensores de la filosofía
momentos están condicionados dialéctica que persistían en afir-
por la totalidad" (p. 47). mar la necesidad absoluta de
leyes dialécticas de la naturale-
La utilización del método dia- za y de la sociedad. La filoso-
léctico siempre presupone la su- fía dialéctica de cuño dogmáti-
posición de una totalidad que en co era, en este sentido, anacró-

253
BIBLIOGRAFÍA

nica, o sea, no había participa- y, en este sentido, ya es dialéc-


do de la evolución filosófica ge- tica" (p. 425). Por otra parte la
neral" (pp. 454-455). Por tanto filosofía de la experiencia par-
W. RÓD no tiene inconveniente te del supuesto de que "tanto
en admitir la dialéctica siem- el objeto de la experiencia co-
pre que las leyes y totalidades mo el sujeto empírico son posi-
que se utilizan en la explica- ciones de un yo absoluto [...]
ción de este método se postulen que no es solamente un concep-
simplemente de modo hipotéti- to introducido para los fines de
co y no pretendan expresar la la explicación, sino q u e designa
realidad del ser. algo real, algo m á s real que el
Para verificar esta crítica a la yo empírico [...]. De este mo-
totalidad del método dialéctico, do la teoría de la experiencia
W. ROD divide sus esfuerzos en está basada en el supuesto de la
dos apartados. En primer lugar relación dialéctica entre el yo
analiza la utilización inconscien- absoluto, el yo empírico y el ob-
te del método dialéctico en la jeto que ofrece el modelo de
filosofía de la experiencia de aquellas relaciones dialécticas
DESCARTES y KANT. Posterior- que, según la convicción dialéc-
mente analiza la filosofía pro- tica, constituyen la historia, la
gramadamente dialéctica de HE- sociedad y, eventualmente, la
GEL, MARX y sus seguidores. En naturaleza" (p. 425-426). De es-
ambos casos el autor, de acuer- te modo se introduce la falacia
do con POPPER, t r a t a de demos- dialéctica, ya que el yo absolu-
t r a r q u e se parte d e la afirma- to que en u n principio era sim-
ción de "una totalidad como al- plemente un supuesto necesario
go concreto que, como tal, por para explicar el principio de
estar encerrado, no puede ser nuestro conocimiento, posterior-
conocido, en el modo corriente mente aparece como un princi-
de conocer 7 ' (p. 444), y que sin pio incondicionado de la expe-
embargo se impone como algo riencia, que tiene m á s certeza
que debe ser afirmado por el incluso que el propio yo empí-
método dialéctico incluso con rico.
mayor certeza que las primeras Al analizar el método dialéc-
evidencias de la experiencia. tico en HEGEL y MARX, también
Al analizar el método analí- detecta un carácter dogmático
tico de DESCARTES y KANT, W. y metafísico, pues tras la dia-
ROD considera que ya se está léctica hegeliana y marxista se
utilizando el método dialéctico oculta una metafísica esencial-
de oposición de opuestos y de mente dinámica que pretende
superación mediante una sínte- captar las leyes reales del com-
sis superadora de ambos, ya que portamiento de la naturaleza,
"la relación entre sujeto y ob- del pensamiento y de la socie-
jeto, bien en la experiencia, dad. Para HEGEL "igual que exis-
bien en la praxis, está definida te una relación dialéctica entre
por una unidad de opuestos o el sujeto de la experiencia y los
como contrariedad en la unidad contenidos de la experiencia,

254
BIBLIOGRAFÍA

también la hay entre el sujeto máticamente totalidades supues-


sustancial absoluto y la realidad
tas. También rechaza la sustitu-
como complejo de sus manifes- ción de una metafísica esencia-
taciones o fenómenos" (p. 432).lista-estática por una metafísi-
De este modo HEGEL postula un ca esencialista-dinámica propia
Absoluto que asuma ambas rea- de la filosofía dialéctica, pues
lidades. Esta misma concepción considera que se trata de acti-
está presente en el marxismo tudes anacrónicas propias de
otras épocas históricas. Sin em-
ya que "los dos rasgos práctica-
bargo considera que la dialécti-
mente decisivos de la dialéctica
ca vaciada de estas connotacio-
histórica, a saber, la tesis de la
necesidad de las evoluciones nes metafísicas puede seguir
históricas y la tesis de la me-siendo utilizada por las ciencias
diación de lo universal y de losociales, históricas o psicológi-
particular, se vuelven a encon-cas, siempre que se interpreten
sus conclusiones de un modo
t r a r en la filosofía marxista de
hipotético experimental.
la historia" (p. 439). No es, pues,
de extrañar que ambas inter- Las críticas de RÓD al méto-
pretaciones de la historia sean do dialéctico sitúan a éste en
teleológicas, pues afirman que su adecuado marco de investi-
la historia "evoluciona dirigida
gación. Además utiliza un fuer-
hacia un fin, por cuanto inten-te aparato crítico, proporciona-
ta la superación de la autoalie-
do el ambicioso proyecto que
nación del hombre y, con ello, guía al autor. Por otra parte el
su liberación" (p. 440). Pero en
desarrollo de la investigación es
ambos casos no se trata de un totalmente coherente con los
fin hipotético que se pueda con-
postulados analíticos que desde
seguir mediante procedimientos un principio se han defendido.
probables, sino que se trata deEs cierto que en ocasiones es-
"una predicción que se expone ta crítica de los sistemas filo-
con la pretensión de ser nece- sóficos idealistas es totalmente
sariamente verdadera y no de destructiva y demoledora, pe-
una predicción científica de ca-
ro de este modo queda más cla-
rácter probabilístico" (p. 441).
ro el objetivo perseguido. Evi-
Evidentemente el marxismo
dentemente RÓD rechaza la in-
posterior a MARX revisó muchas terpretación dialéctica de la
de las predicciones marxianas,realidad y acepta la interpre-
por considerarlas inaceptables, tación no dialéctica que da de
pero nunca ha renunciado a la la realidad la concepción empi-
utilización dogmática del méto-
rista del método analítico, pero
do dialéctico, considerando queno considera la posibilidad —y
bastaba con una acomodación esto es una limitación grave del
de éste a las nuevas circuns- libro— de una interpretación
tancias sociales. esencialista de la realidad que
En definitiva, RÓD denuncia no sea dialéctica.
el abuso metafísico de un mé- En este sentido la Introduc-
todo que está imponiendo dog- ción que abre la presente edi-

255
BIBLIOGRAFÍA

ción, obra del profesor D. Juan Helmut Schoeck, profesor or-


CRUZ CRUZ, quien ha realizado dinario de Sociología de la Uni-
un excelente trabajo de traduc- versidad de Maguncia, ha lo-
ción y adaptación del original grado exponer en 400 páginas
alemán, sitúa el contexto his- una historia completa de la dis-
tórico-cultural de la presente ciplina que cultiva, mantenien-
investigación y el alcance que do siempre estas tres caracte-
se deben dar a sus conclusiones. rísticas: la profundidad de
Para CRUZ el método dialéctico comprensión, la claridad siste-
no es el único ni el m á s apro- mática y la fluidez amena en
piado método metafísico. Sin el decir. La unión de estas tres
negar sus posibilidades de uti- cualidades es tanto más esti-
lización heurística por otras mable cuanto difícil de encon-
ciencias humanas, considera que trar resulta en libros elabora-
un método que necesariamente dos con la misma pretensión
introduce la falacia dialéctica, por autores de otros ambientes
no puede ser utilizado para des- sociológicos. Schoeck, además
cribir lo real. A lo sumo servirá de un científico, es un pensa-
para postular hipótesis que de- dor penetrante y un intelec-
berán ser confirmada por la ex- tual honesto.
periencia. Por ello se deben ad- La sociología no empieza con
mitir las críticas de W. RÓD a Comte en el siglo XIX y termi-
los intentos de describir la rea- na con Marx en esa misma
lidad por medio de la dialécti- centuria. Empieza con Platón
ca, pero estas críticas no afec- y, a la altura de 1974, no se
tan a otras metafísicas que por puede decir que haya termina-
no utilizar el método dialéctico do de constituirse ni en su fun-
no introducen dicha falacia. En damentación epistemológica, ni
conclusión: se trata de una in- en la fijación de sus métodos,
vestigación especializada de in- ni en la delimitacin de su ob-
terés para historiadores y espe- jeto. Más aún, la fe en la so-
cialistas en crítica y metodolo- ciología como ciencia práctica
gía de la ciencia. También es capaz de dar la fórmula para
útil para cualquiera que quiera alcanzar la sociedad perfecta,
tener información sobre los mé- vigente en los Estados Unidos
todos actuales de pensamiento. durante la primera mitad de
nuestro siglo, ha cedido su
CARLOS ORTIZ DE LANDÁZURI puesto a una decepción crecien-
BUSCA te que se ha traducido en ese
mismo país, a partir de 1960, en
una disminución de los recur-
sos económicos destinados a la
SCHOECK, Helmut, Historia de la investigación sociológica. Por
Sociología, Barcelona, Her- parte de los cultivadores de la
der, 1977. Trad. de Claudio sociología, la actitud más fre-
Gancho de la 1.a edición ale- cuente en los últimos 20 años
mana de 1974. es la de una reflexión cautelo-

256
BIBLIOGRAFÍA

sa sobre la naturaleza y alcan- ses sociales, la distribución del


ce de su ciencia, así como sobre trabajo, las formas de gobier-
las consecuencias de sus exce- no, los cambios sociales y las
sos, entre los cuales hay que revoluciones, las políticas de-
contar la exuberancia de las in- mográficas, y numerosos pro-
vestigaciones empíricas en flo- blemas de la patología social.
ración anárquica, que impide la La idea de una igualdad de
sistematización y por tanto la todos los hombres por natura-
constitución, desde el plano leza y,correlativamente, la idea
teórico, de la sociología como de un derecho natural, irrum-
ciencia. De todo ello es cons- pe en el pensamiento occiden-
ciente Schoeck con una lucidez tal con la filosofía estoica por
y una ponderación admirables. obra de Posidonio y Cicerón.
Una historia de la sociología La idea de una constitución
no es un proyecto que deba cul- evolutiva de la sociedad apare-
minar con la solución de los ce en el marco del epicureismo
problemas teóricos que la so- ampliamente expuesta por Lu-
ciología tiene planteados, sobre crecio. Finalmente, la primera
todo si esa solución no se ha consideración de la sociedad en
dado históricamente. Tampoco su conjunto y a lo largo de to-
tiene por qué brindar unas vias da la historia, se debe a San
de solución. Basta con que se- Agustín, a quien Schoeck con-
ñale las condiciones y causas sidera no como el primer me-
del problema, y ello es ya un dieval, sino como el último
buen punto de partida. Si una clásico en quien culmina el
de las causas es el abandono de pensamiento de la antigüedad.
la sociología teórica, la vuelta a A su vez, la edad media ter-
ella y a la filosofía es algo obli- mina para Schoeck en el si-
gado para quienes en el mo- glo XIII, y el último pensador
mento actual deseen llevar ade- medieval es Tomás de Aquino,
lante la ciencia sociológica. Es en quien, además de los temas
una observación escueta con la sociológicos tratados hasta en-
que Schoeck indica su propia tonces vistos con nueva pers-
posición. pectiva, aparecen las nociones
Whitehead había dicho que de "rol" y status, aunque desde
la historia de la filosofía occi- luego el pensador cristiano no
dental es un conjunto de notas utilizase esos términos.
al margen de la obra de Pla- Desde el siglo XIV hasta
tón. Sin llegar a tanto, Schoeck nuestros días Schoeck ve una
empieza la historia de la socio- unidad más compacta, aunque
logía con Platón porque, si no susceptible de desglosamiento
todos, al menos muchos de los en unidades menores que coin-
conceptos y de los temas de la ciden de un modo aproximado
sociología han sido estudiados con períodos de un siglo o de
primeramente por él. En Pla- medio.
tón y Aristóteles se encuentran Los grandes hitos del pensa-
estudiados temas como las cla- miento sociológico son registra-

257
BIBLIOGRAFÍA

dos según la aparición de nue- sos análisis de la cuestión so-


vos temas o de nuevas perspec- cial son destacados los de Franz
tivas, siguiendo básicamente el von Baader y Lorenz von Stein,
orden cronológico. El comienzo anteriores a los de Marx y En-
de la edad moderna viene mar- gels, quienes aparecen como
cado por los dos grandes temas tributarios de von Stein. Scho-
de las utopías y del derecho na- eck dedica a Marx una atención
tural. Las aportaciones socio- escasa, y menos aún a la esco-
lógicas del Renacimiento son lástica marxista, y justifica tal
estudiadas en Maquiavelo, Mon- proceder señalando que Marx
taigne y Bacon. no fue propiamente un sociólo-
El siglo XVIII es estudiado go, que sus análisis sociológicos
desde el punto de vista de la se encuentran ya en Baader y
configuración y dinámica de su Stein, que la sociología de la
sociedad como base de su so- escolástica marxista no se hace
ciología. Se pone así de mani- presente hasta 1929, y que toda
fiesto la relación del pensa- su producción desde entonces
miento de Vico, Montesquieu, hasta el momento actual carece
Rousseau, Helvetius, Adam de valor en orden al desarrollo
Smith y Adam Ferguson con de la sociología porque no se
las peculiaridades de la socie- propone estudiar la sociedad si-
dad en que vivieron. Aparece no justificar las tesis de Marx,
así una tesis que Schoeck apun- tesis que, por lo demás, se re-
ta en diversas ocasiones a lo fieren a una sociedad que exis-
largo de su trabajo, a saber, tió un siglo atrás. Aquí vuelve
que cada sociedad necesita y a reaparecer la idea de que ca-
tiene una sociología propia, sin da sociedad necesita su propia
que esta tesis prejuzgue nada sociología.
sobre la posibilidad de una ''so- En los umbrales del siglo XX
ciología general". la sociología es estudiada según
La sociología de la primera un desglose temático. El tema
mitad del siglo XIX tiene co- del conocimiento de la acción y
mo tema capital la idea de pro- de las estructuras sociales sir-
greso heredada de la ilustra- ve para encuadrar los estudios
ción, y un enfoque predomi- de Le Bon, Tarde, Wundt,
nantemente especulativo. En Durkheim, Giddings, Stamm-
ler, y Gierke. El tema de la
este contexto se sitúan las apor-
ciencia de las relaciones socia-
taciones de Herder, Schleier-
les permite agrupar la obra de
macher, Fichte, Herbart, Hegel, Simmel, von Wiese y F. Tón-
Saint-Simón y Comte. nies. El contenido sociológico
A partir de 1850 sitúa Scho- de la economía política posibi-
eck la escisión entre sociología lita la consideración unitaria
alemana y sociología occiden- de pensadores como von Sch-
tal, y la preponderancia de la moller, Sombart y Brinckmann.
cuestión social como tema de El contenido sociológico de la
la sociología. Entre los diver- filosofía de la historia y de la

258
BIBLIOGRAFÍA

cultura permite aunar a Hint- que hoy se llama sociología. Los


ze, Croce, Dilthey y Rickert. aspectos desacertados o supe-
En los mismos comienzos del rados se omiten o se señalan
siglo XX Schoeck inscribe tres escuetamente como tales.
novedades en el campo de la
sociología. Una actitud nueva: JACINTO CHOZA
la desilusión frente a la idea de
progreso (Pareto y Sorel), y
dos temas nuevos: la sociología
de la religión y la doctrina del
tipo ideal (Troeltsch y Max SEIFFERT, Helmut, Introducción
Weber), y la sociología del sa- a la Lógica, Herder, Barcelo-
ber y el diagnóstico del tiempo na, 1977, 290 págs.
(Scheler, Freyer, Mannheim y
Alfred Weber). Esta introducción a la Lógica
Schoeck dedica el penúltimo consta de un prólogo (págs. 13-
capítulo a la sociología ameri- 17), una introducción (19-20) y
cana haciendo lo que podría dos partes, de desigual exten-
llamarse una sociología de la sión e importancia; la primera
sociología americana, y dete- comprende, bajo el título Pro-
niéndose en la exposición de pedéutica lógica, tres capítulos:
las teorías de Maclver, Parsons, Los elementos del lenguaje (23-
Merton y Sorokin. El último 44), Abstracción e igualdad (45-
capítulo es un breve análisis 50) y La negación (51-57); la se-
de la situación de la sociología gunda, bajo el título Lógica for-
desde 1950 en que la pondera- mal, cuatro: Lógica de predica-
ción y la claridad brillan como dos (clases y relaciones) (61-
en el resto de los capítulos, a 124), Lógica de juntores (lógica
pesar de que se trata de un pe- de enunciados) (125-231), Lógi-
ríodo para cuya comprensión ca de cuantificadores (233-256)
falta perspectiva histórica. y Silogística (257-282). Completa
La abundancia de textos el libro una breve bibliografía.
transcritos, adecuadamente se- El autor, en el prólogo, nos
leccionados, facilita mucho la advierte sobre las característi-
comprensión de los autores que cas de su obra: "redundancia o
se estudian, y la selecta biblio- minuciosidad", uso de "todo ti-
grafía que se indica para cada po de dibujos y esquemas", con-
uno de ellos permite proseguir cepción de la Lógica "orienta-
el estudio a partir de donde da hacia el contenido", y una
Schoeck termina. "clara delimitación de lógica y
Un último mérito a señalar. matemática". Las dos primeras
La historia de la sociología de son, desgraciadamente en oca-
Schoeck se centra en las apor- siones, reales —basta indicar,
taciones valiosas del pensa- como ejemplo, que dedica a la
miento sociológico de todos los negación las páginas 51-57, 81-
tiempos, es decir, en aquello 82 y 130-144 (además de las que
que ha llegado a constituir lo se ocupan de las negaciones de

259
BIBLIOGRAFÍA

juntores y cuantificadores), o tracción como eliminación de


que en las páginas 86-87 se re- diferencias y paso de la des-
pite por tres veces el mismo dia- igualdad a la igualdad, y de las
grama de la reunión de cla- nociones de igualdad, identidad
ses—, características que no por y mismidad; el tercero, de la
advertidas resultan justificadas; negación, bien en relación a una
la tercera, cuyo sentido es in- clase básica o universo de dis-
cierto sólo parece ponerse de curso, bien en absoluto. E n es-
manifiesto en las explicaciones ta primera parte, lo m á s sobre-
de carácter literario de las no- saliente es la discutible afirma-
ciones lógicas; la última, "cla- ción del autor según la cual ex-
ra delimitación de lógica y ma- presiones tales como "esto es Se-
temática", no es sino un recur- villa" no son sino actos de no-
so para esquivar la problemáti- minación reductibles a nombres
ca en torno al principio de bi- propios (29); es decir, "esto es
valencia (justificado por el ca- Sevilla", dicho en Granada, no
rácter introductorio de esta es un enunciado falso sino un
obra) alegando que es una cues- cambio de nombre de la ciudad.
tión específica de la Matemáti- El primer capítulo de la se-
ca, lo cual, además de ser falso, gunda parte está dedicado a la
encierra un profundo malenten- Lógica de predicados. Se ocu-
dido: la confusión entre lo es- pa, primero, de las nociones de
pecífico (lo articulado según di- concepto, cualidad y clase, y de
ferencias) y lo estrictamente di- los medios gráficos para su re-
ferente (lo constituido al mar- presentación (los diagramas de
gen de). En la introducción, ex- EULER y las tablas habituales);
cesivamente breve, se ocupa del después, de las conexiones de
"¿para qué?" de la Lógica, y clases por medio de juntores, y
nos la presenta, m u y vinculada del álgebra de clases, entrete-
al lenguaje, como "el instru- niéndose en la ilustración de las
mento que nos permite hablar nociones de subclase, clase in-
disciplinadamente". clusa, clase vacía, clase nega-
En la primera parte, el pri- ción, clase básica, intersección,
mer capítulo se ocupa, tras u n a reunión, sustracción y exclu-
no m u y profunda reflexión en sión, y de algunas de sus rela-
torno a la noción de objeto, de ciones (leyes de D E MORGAN)
las nociones de predicado, nom- y propiedades (asociativa y dis-
bre propio, enunciado elemen- tributiva); por último, se ocu-
tal, relator, enunciado compues- pa de la noción de relación y
to (varios predicados), indica- de sus especies (unívocas y plu-
dor, descriptor, juntor y cuanti- rívocas, reflexivas, simétricas y
ficador, con el fin de delimitar transitivas), y de las conexiones
las tres grandes partes de la de relaciones (producto, inclu-
Lógica: Lógica de predicados sión, complemento, reunión e
(clases-relaciones), Lógica de intersección de relaciones) ha-
juntores y Lógica de cuantifi- ciendo uso de representaciones
cadores; el segundo, de la abs- de dudoso interés, ya que anu-

260
BIBLIOGRAFÍA

lan su carácter de relaciones. nidoras de los juntores, a unos


Dos cuestiones llaman la aten- originales, aunque poco matiza-
ción en este capítulo: por una dos, diagramas lineales —no se
parte, las definiciones sorpren- distingue suficientemente entre
dentes y contradictorias que da falsedad y negación, lo cual, por
el autor de la noción de clase cierto, lleva al autor a una in-
vacía, primero (81), como com- terpretación ambigua, y a una
plemento de la intersección, extensión incontrolada, de las
después (101-102), como clase sin reglas clásicas "ex quodlibet se-
elementos, pero definida sobre quitur verum" y "ex falso quod-
dos clases A y B que no guar- libet sequitur"—; después, se
dan entre sí ninguna relación ocupa de las relaciones entre
definida; por otra, el trata- el álgebra de clases y la Lógica
miento que éste hace de la re- de juntores, y establece un es-
lación de inclusión (definida tricto isomorfismo entre ambas
mediante tablas de difícil inter- fundado en la concepción, ya
pretación) como homogénea con señalada, de las proposiciones
las relaciones de intersección o como "nombres de casos posi-
reunión, fundado en la interpre- bles" (173); por último, esta-
tación que el autor sostiene de blece los dieciseis juntores diá-
las proposiciones como clases de dicos, y se ocupa de las relacio-
casos (173) a la que nos referi- nes de interdefinibilidad entre
remos más adelante. ellos, de la técnica de las tablas
El capítulo segundo, por su de verdad (con breve alusión a
parte, está dedicado a la Lógi- las nociones de proposición vá-
ca de juntores o enunciados. En lida o no-saturable), de la dis-
primer lugar, el autor se ocupa tinción entre proposiciones vá-
de la noción de valor de verdad lidas y reglas lógicas, y de las
de una proposición, que carac- nociones de implicación y equi-
teriza como "el hecho de que valencia formales, que analiza
sea verdadera o no verdadera" tabularmente. Sin duda alguna,
(125), y de la distribución entre lo más destacado de este capí-
verdad fáctica y verdad lógica, tulo es la tesis según la cual las
para pasar a continuación al proposiciones no son sino nom-
análisis de algunas cuestiones bres de casos o de conjuntos de
en torno a la negación —no se casos; con ello, se logra esta-
hace ninguna alusión a la pro- blecer, según hemos indicado,
blemática planteada ya desde un estricto isomorfismo entre
el capítulo diez del Periherme- lógica de clases y de proposi-
neias en torno a lo que se ha ciones, pero a costa de perder
denominado teoría de la obver- el sentido de la noción de ver-
sión—, y a los cinco juntores dad —¿lo nombrado?— y la no-
diádicos fundamentales (adjun- ción misma de proposición, en
ción, conjunción, subjunción, virtud de lo cual, el aparente
subjunción conversa y bisubjun- isomorfismo entre dos lógicas
ción), recurriendo, para la re- no significa otra cosa que la eli-
presentación de las tablas defi- minación radical de una de

261
BIBLIOGRAFÍA

ellas. Asimismo, hay que seña- según el criterio de los modos


lar que la implicación no pue- normados (primera figura) con
de ser analizada tabular-mente cópulas conversas, sin novedad
—renglón a renglón (228)—; se alguna respecto a las presenta-
requiere una consideración glo- ciones de la silogística que se
bal de la tabla de verdad. encuentran en la Introducción
El capítulo tercero está dedi- a la Lógica de MENNE, O en la
cado a una exposición sumaria Lógica formal de LORENZEN, sal-
de la Lógica de cuantificadores. vo algunas observaciones como
El autor trata, en primer lugar, las que hace en torno a la dis-
los cuantificadores como con- tinción de las figuras silogísti-
junciones o adjunciones itera- cas ("en una presentación mo-
das y señala las dificultades que derna y sistemática de la silo-
tal interpretación ofrece cuan- gística, se puede prescindir de
do se consideran conjuntos in- toda esa "ganga", que responde
finitos; señala, también, las re- a un puro condicionamiento
laciones entre los cuantificado- histórico" (262)) que ponen de
res universal y existencial, y manifiesto una absoluta falta
la inclusión e intersección de de comprensión de la tradición
clases; por último, se ocupa de lógica.
las relaciones de interdefinibi- En suma, este libro encierra
lidad entre los cuantificadores dos cuestiones de interés, aun-
y de algunas cuestiones que se que problemáticas: una teórica,
refieren a lo que la tradición la concepción de las proposi-
lógica ha denominado teoría de ciones como nombres de casos;
la equipolencia y teoría de la otra técnica, los diagramas li-
conversión, haciendo caso omiso neales como definición de jun-
de cuestiones tales como las del tares; y un sinfín de malenten-
valor existencial de las proposi- didos. Por todo ello creemos
ciones, la conversión por contra- que la traducción de esta obra,
posición, etc. En este capítulo tal vez, no está justificada, so-
se utilizan como sinónimas las bre todo si se tiene en cuenta
expresiones "universal negati- que obras de primera línea no
va" y "negación de universal", han sido traducidas todavía a
origen de diversas ambigüeda- nuestra lengua.
des, atribuibles, tal vez, al tra- ÁNGEL D'ORS
ductor (no hemos tenido oca-
sión de confrontar el original
alemán).
El último capítulo de esta se- SUANCES MARCOS, Manuel A.:
gunda parte está dedicado a la Max Scheler. Principios de
silogística. El autor nos presen- una ética personalista, Her-
ta la silogística como culmina- der, Barcelona, 197,6, 183 p6gs.
ción de la Lógica (sin alegar ra-
zones que justifiquen tal afir- En la introducción del libro
mación), y hace un análisis de se analiza la personalidad filo-
los modos silogísticos legítimos sófica de Max Scheler y se de-

262
BIBLIOGRAFÍA

clara el plan a seguir en la ex- En el capítulo tercero se ana-


posición del pensamiento ético liza el amor como problema
del filósofo alemán. Siguen central de la ética. Una visión
cuatro capítulos que se corres- panorámica del amor a través
ponden con los cuatro pilares de la historia precede al estu-
sobre los que está edificada la dio de su esencia en el pensa-
ética scheleriana. miento de Scheler.
En el primero estudia el con- Modos y formas son expues-
cepto de persona, entendida co- tos por el autor de una mane-
mo unidad de actos; la relación ra sintética. Esta visión nos ha-
persona-mundo, ya que a toda ce comprender la importancia
persona individual le corres- que para Scheler tiene este te-
ponde un mundo individual; ma ya "que la esencia moral
la relación de la persona con el del hombre deriva de la direc-
yo psicológico y el organismo ción de su amor; igualmente
viviente, pues aun estando uni- derivan de él nuestro destino y
da a ellos los trasciende. Una la visión del mundo" (P. 85)
vez vista la esencia de la per- El cuarto capítulo se centra
sona centra su atención en sus en el análisis del modelo. Su in-
caracteres. Ello le posibilita ex- fluencia, a diferencia de la del
poner su valor ético, puesto que jefe, —el autor los distingue
"en la persona se realizan los cuidadosamente— se opera en
valores abstractos. De poco sir- el alma de cada hombre y cada
ven la justicia, la bondad, el grupo humano. El santo, el ge-
amor, etc., si no son actuales y nio, el héroe, el conductor de
vivientes en el mundo perso- la civilización y el artista del
nal" (P. 51). placer son perfectamente ex-
El segundo capítulo está de- puestos. Y todo ello porque "no
dicado al estudio del valor. El son las reglas morales abstrac-
autor comienza exponiendo la tas de carácter general las que
importancia de una teoría de modelan y configuran el alma,
los valores frente al formalis- sino siempre los modelos con-
mo kantiano. Después de anali- cretos" (p. 140).
zar en qué sentido se pueda
decir que los valores sean ob- Persona, valor, amor y mo-
jetivos, subjetivos y sometidos delo son ensamblados por el
a la historicidad, explica el mo- autor en la conclusón del libro
do cómo fundamentan la con- para hacernos ver como la éti-
ducta moral. Termina resu- ca de Scheler está enraizada
miendo la teoría scheleriana en estos principios fundamen-
del valor: son cualidades ma- tales.
teriales alcanzadas "merced al Se trata de un libro claro y
percibir sentimental y éste se ameno, valores difíciles de con-
encuentra en el hombre al igual seguir en la exposición de la fi-
que todas las leyes de los actos losofía de Scheler.
del sentir valores, del preferir,
del amor, del odiar...;" (p. 79). L. ALVAREZ MUNARRIZ

263
BIBLIOGRAFÍA

VERWEYEN, Hansj urgen, Recht mera (así pensaban ya Schel-


und Sittlichkeit in J. G. Fi- ling y Hegel). En la presente
chtes Gesellschaftslehre, Al- obra, Verweyen sabe apreciar
ber, Freiburg/München, 1975, la unidad del pensamiento fich-
362 págs. teano en los principios siste-
máticos, aunque matiza muy
Tomando como tema central bien la exigente autocrítica que
la relación de la moral con el Fichte mantuvo con sus pro-
derecho en la teoría de la so- pias tesis.
ciedad, emprende Werweyen La primera Doctrina de la
un estudio histórico comparado Ciencia (1794) tomó como pun-
sobre dicha relación dentro de to de partida el Yo absoluto o
la evolución del pensamiento puro; en ella no quedaba su-
de Fichte, desde 1792 hasta la ficientemente explicado cómo
muerte de éste acaecida en desde el Yo puro podría llegar-
1814. se a una contraposición de Yo
A diferencia del pensamiento (limitado) y No-Yo, y además
social de Hegel, que estaba ya quedaba sin resolver cómo se
acabado en sus líneas maestras llegaba a la evidencia de un
desde los primeros años de Je- deber (Sellen) partiendo de la
na, la filosofía social de Fichte tendencia infinita del Yo finito
sufre cambios apreciables, se- a lograr la unidad del Yo puro,
gún profundizaba en los prin- tendencia que surgía necesaria-
cipios de su sistema. mente de esta contraposición
Justo uno de los méritos del (249). De este problema depen-
libro de Verweyen —y no es el día a su vez la comprensión del
único, ni el principal— estriba derecho como valor. Si la uni-
en haber buscado el hilo con- dad absoluta del Yo era la úl-
ductor de la evolución de la fi- tima perspectiva unificante, se
losofía social fichteana en la corría el serio peligro de una
dinámica interna del problema marginación de la libertad in-
mismo y no —como es lamen- dividual.
tablemente de uso entre mu- En el último período de la
chos contemporáneos— en las Doctrina de la Ciencia (1804/14)
causas externas de la época en no se sustituye el Yo absoluto
que Fichte vivió. por el Ser absoluto: el punto
Fichte se esforzó, a lo largo de partida del sistema trans-
de toda su vida, en ofrecer una cendental sigue siendo el Yo
doctrina social basada en los absoluto, como punto absoluto
principios de su sistema. Acerca de unidad del saber, "pero no
de estos principios no es infre- como punto meramente asumi-
cuente encontrar autores, para do (en la autogénesis o That-
los cuales Fichte habría evolu- handlung), sino como punto
cionado tan radicalmente a lo concebido genéticamente" (250).
largo de su periplo filosófico Así lo explica con toda exacti-
que la última filosofía apenas tud Verweyen: "El saber con-
guardaría parecido con la pri- cibe en independencia incon-

264
BIBLIOGRAFÍA

dicionada su unidad absoluta y, vide en cinco partes, que pasa-


con ello, a la vez los principios mos a analizar brevemente.
de su sistema completo, en la
medida en que se comprende a 1. Señala primeramente Ver-
sí mismo como manifestación weyen cómo Fichte deduce el
(Erscheinung) de un Ser abso- derecho a partir de la ley mo-
luto, concebible en esta su ab- ral en los escritos de 1792/94, a
solutividad, pero no captable ya saber: en el Ensayo de una cri-
teóricamente en su cualidad tica de toda revelación (1792),
interna, sino sólo experimenta- la Reclamación de la libertad
ble en la praxis (implicada en de pensamiento (1793), las Con-
los principios del saber real). sideraciones para rectificar el
Con esto es garantizada tanto juicio del público sobre la revo-
la unidad absoluta del saber lución francesa (1793) y las Lec-
como su diferencia originaria: ciones sobre el destino del doc-
la existencia total, o la mani- to (1794) (pp. 49-80). Verweyen
festación, es la imagen una del sostiene que en este período
Ser absoluto, pero una imagen Fichte tiene una imperfecta
(Bild) que se sabe como ima- comprensión de la moralidad, y
gen, como un Yo. Fuera del Yo ello condiciona que no piense
absoluto (la imagen de la ima- como estrictamente idénticos el
gen del Absoluto)no hay mani- deber y la libertad y que que-
festación real (no hay imagen den muy confusas las explica-
del Absoluto), pero el Yo abso- ciones sobre derecho y morali-
luto es justo sólo como tal ima- dad (339). En este período fal-
gen de imagen (Bild des Bil- taría también una adecuada re-
des), y nunca como ser autosub- flexión sobre la estructura in-
sistente" (250). tersubjetiva de la libertad.
Aceptado el enfoque unitario 2. Verweyen hace ver en se-
de la filosofía de Fichte, subra- gundo lugar cómo en el período
ya Verweyen que a lo largo de de 1794/1800 Fichte, apoyado en
toda la evolución del pensa- su Fundamento de toda la Doc-
miento social fichteano coexis- trina de la Ciencia de 1794, se-
ten dos tendencias: una liberal para completamente el derecho
y otra socialista. La liberal se de la moral, tal como ocurre en
concentra en la determinación el Fundamento del derecho na-
del derecho coactivo y del de- tural (1796), en el Sistema de
recho penal. Así, en 1797 Fichte moral (1798) y en El estado co-
mercial cerrado (1800). Así, las
sostiene ya que nadie debe ser instituciones de derecho (Esta-
coaccionado contra su propia do), como la "república de los
voluntad real. El derecho penal, intelectuales", están en abierta
a su vez, es explicado en 1812 dialéctica con las instituciones
de manera que debe ayudar a de la moralidad, como la "igle-
la posibilitación de la morali- sia". En este período Fichte
dad (34Ó). piensa, desde un punto de vis-
La obra de Verweyen se di- ta trascendental, la propiedad

265
BIBLIOGRAFÍA

como esfera de la libertad y no lación a la Nación" (197). La


como una posesión de algo có- sociedad se realiza propiamen-
sico; pero la determinación de te como Nación, la cual tiene
los derechos primitivos de la su plasmación incluso en el len-
persona es abstracta, pues no guaje (210-224).
ha encontrado un orden sufi-
ciente de las relaciones econó- 5. Por último, estudia Ver-
micas (pp. 81-174). Asimismo, weyen la relación de morali-
la cuestión de los derechos fun- dad y derecho en la última eta-
damentales queda fijado en lo pa de Fichte (1812-13), especial-
económico (333-334). mente en el Sistema de moral
(1812) el Sistema de la doctrina
3. En tercer lugar Verwe- del derecho (1812) y en la Doc-
yen destaca que en el período trina del Estado (1813). La últi-
de 1800-06, Fichte perfila un ma etapa de Fichte trata de ha-
nuevo concepto de sociedad cer patente la unidad origina-
que, a través del dualismo en- ria de libertad y deber, la cual
contrado entre derecho y mo- no tenía en la primera etapa
ralidad en El destino del hom- una evidencia genética. Previa
bre (1800), se configura en el a la deducción de los principios
concepto de "género humano" de la moral y del derecho, está
como fin último en Los carac- la deducción de la diferencia
teres de la edad contemporánea entre naturaleza y libertad, y,
(1806). En este período el as- asimismo, la diferenciación de
pecto individualista de la esfe- la libertad misma o individua-
ra de la libertad se comienza ción (250). A esta deducción se
parcialmente a corregir me- aplica Verweyen mirándola só-
diante las consideraciones so- lo desde el tratamiento de una
bre el lenguaje y la educación. teoría de la sociedad. En 1812
queda superada definitivamen-
4. En cuarto lugar, estudia te la tendencia económico-indi-
el corto período de 1807-8, en vidualista, mediante la justifi-
que Fichte disuelve la teoría cación del Ocio (Musse) como
del Estado en la idea de Na- derecho primitivo, tanto en el
ción. Los Discursos a la Nación sentido subjetivo de "tiempo li-
alemana (1808) ofrecen los tér- bre", como en el sentido obje-
minos de esa absorción. "El en- tivo de institucionalización en
tusiasmo que Fichte sentía por formas culturales que ofrecen
las ideas revolucionarias (1793), a todos la posibilidad de tras-
las cuales habían encontrado cender los fines meramente téc-
en el Derecho Natural (1796-7) nicos o programados y llegar a
una expresión moderada, pero una comprensión de la totali-
completamente polarizada por dad, poniendo al individuo en
la idea del contrato social, se la disposición de participar
desploma al ser sometidos los creadoramente en el futuro so-
prusianos por Napoleón. Su de- cial (340).
sencanto del estado moderno Pese a la explícita diferencia-
dejó paso a una encendida ape- ción primitiva que Fichte hizo

266
BIBLIOGRAFÍA

entre derecho y moralidad, tución del derecho, resalta la


Verweyen saca del último pe- tarea de incluir por principio la
ríodo la conclusión de que "el necesaria publicidad del dere-
derecho está internamente en cho (y por tanto, del estado) en
relación funcional con la mora- las instituciones en las que se
lidad (históricamente efectiva hace propiamente temática la
en cada caso). Una reflexión moralidad (por contraposición
más profunda sobre la relación a la esfera del derecho" (343).
del derecho con la moralidad Este libro de Verweyen es
en la doctrina social fichteana, uno de los más serios que se
nos abre una problemática ex- han publicado sobre la filosofía
tremadamente diferenciada. Sin práctica de Fichte. Perfecta-
que el derecho pueda ser trata-
do como simple producto y pre- mente construido y muy bien
cipitado de la moralidad que documentado, ofrece un pano-
de hecho impera históricamen- rama exacto de la evolución del
te, es obvio que para la cuestión pensamiento práctico de Fichte.
que parte de principios a prio-
ri y se pregunta por la consti- JUAN CRUZ CRUZ

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