0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
14 vistas7 páginas
El documento resume la conquista de América por los españoles en el siglo XV. Aunque inicialmente pareció una operación militar organizada, en realidad fue un proceso de 60 años llevado a cabo por unos pocos hombres que exploraron y derrotaron imperios mediante tácticas militares, diplomáticas y políticas. Esto resultó en el encuentro de dos mundos distintos - los europeos ambiciosos de expansión y los pueblos indígenas que perdieron sus tierras. La conquista fue impulsada por la sed de riqueza
El documento resume la conquista de América por los españoles en el siglo XV. Aunque inicialmente pareció una operación militar organizada, en realidad fue un proceso de 60 años llevado a cabo por unos pocos hombres que exploraron y derrotaron imperios mediante tácticas militares, diplomáticas y políticas. Esto resultó en el encuentro de dos mundos distintos - los europeos ambiciosos de expansión y los pueblos indígenas que perdieron sus tierras. La conquista fue impulsada por la sed de riqueza
El documento resume la conquista de América por los españoles en el siglo XV. Aunque inicialmente pareció una operación militar organizada, en realidad fue un proceso de 60 años llevado a cabo por unos pocos hombres que exploraron y derrotaron imperios mediante tácticas militares, diplomáticas y políticas. Esto resultó en el encuentro de dos mundos distintos - los europeos ambiciosos de expansión y los pueblos indígenas que perdieron sus tierras. La conquista fue impulsada por la sed de riqueza
Curso: 4º Medio Profesor: Dany Ortega Colegio: colegio artístico salvador Jamás en la historia de la humanidad ha ocurrido un suceso similar como la Conquista de América, la conquista de todo un gigantesco continente por el empuje y la acción de unos pocos aventureros que entregaron a la Monarquía Hispánica uno de los más vastos territorios que nunca hayan estado bajo una soberanía unificada. Un hecho sin parangón en la historia.
A simple vista podría parecer una operación militar,
organizada, centralizada y protagonizada por grandes ejércitos y batallas espectaculares, pero excepto en un par de casos no fue así. La conquista de América fue un breve proceso de no más de 60 años en el que mediante diversas acciones realizadas por unos pocos hombres, fueron capaces de explorar y derrotar a grandes imperios y pequeñas tribus, y no solamente mediante hechos de armas, sino también mediante un hábil e inteligente uso de la diplomacia y la política y otros aspectos que decantaron la balanza de su lado. A la vez que se conquistaba se colonizaba mediante una ingente fundación de municipios instaurando las leyes castellanas y creando instituciones políticas propias. El encuentro de dos mundos totalmente distintos. Distintos en muchos sentidos: uno, con la ambición de llegar más lejos aún, de ampliar horizontes (patrióticos, fronterizos y también económicos), de crecer y de lograr una ansiada supremacía ante sus vecinos. En cambio, el otro, viendo llegar seres física y culturalmente distintos, y que a la larga serán quienes tomarán posesión de sus tierras que por años estuvieron en paz, obligándolos a vivir una vida la cual nunca pensaron que existiría. Si escucháramos lo anterior hoy, parecería como la perfecta película de ciencia ficción a la que tanto estamos acostumbrados a ver. Y si dijéramos exactamente lo mismo, pero esta vez a fines del siglo XV podríamos notar una gran diferencia en la reacción común de la gente. En aquel entonces, la sed de expansión de los países europeos, como España, adquirió su mayor expresión hasta entonces por diversas razones. En un “limitado” continente, donde todo lo que se importaba de otros países lejanos era bastante caro, por los variados lugares donde la mercancía pasaba y lo caro que se tornaba a medida que caía de mano en mano de mercaderes, comenzaba a desatarse la idea de expandir territorios y llegar a lugares donde nadie conocido había pisado, a aquellos lugares imaginarios que geógrafos de esa época creaban y donde encontrarían, según ellos, las cosas más extrañas y particulares, que por supuesto en sus tierras no existían, además de todas las riquezas sin explotar, las cuales eran fruto de atracción de muchos ambiciosos hombres que deseaban pertenecer a aquel selecto grupo de gente más cómoda. Fueron estas causas las que principalmente incitaron a muchos a emprender tan arriesgada aventura, y a vivir cosas más espectaculares que las que solían vivir en sus tierras. En una Europa donde quienes nacían en un estrato determinado, era muy difícil (por no decir imposible) poder ascender, recibir algún buen puesto y ampliar sus ingresos para aspirar a una mejor vida. Por el contrario, quienes no tuvieron la suerte de nacer en grupos sociales ricos estaban condenados a pasar todas sus vidas de aquella manera. Pero en aquel momento de entusiasmo por descubrir fronteras, todos aquellos que anhelaban ser socialmente más aceptados (herreros, panaderos, carpinteros, sastres y arrieros entre otros) hizo que en muchos casos arriesgaran sus bienes junto con sus existencias en emprender los viajes a tierras lejanas. Nos así la alta nobleza española, quienes aunque se sintieron atraídos por la idea de las potenciales riquezas que podrían venir desde afuera, no implicaban mayores cambios en sus holgadas vidas. Para algunos de aquellos hombres que lideraban las expediciones, como por ejemplo Hernán Cortés (hombres un poco más instruidos que sus subalternos) también cayeron un la ambición de riquezas, y en vez invertir gastaron desmedidamente, terminando en poco deseables situaciones. En parte, la ambición por conseguir un poco de riquezas y reconocimientos de la realeza, llevó a muchos a tomar decisiones erróneas y de momento, que a largo plazo los destruyeron en vez de dejarlos con un futuro próspero y seguro. Una buena administración de bienes y el haber realizado buena inversiones podrían haber dado mejores resultados que los que pasaron en algunos casos. Otro punto interesante es el de las intenciones de muchos expedicionarios que figuran como forjadores de la historia. Obviamente este deseo no reemplazaba los de riquezas y recompensas reales, sino que eran más bien complementarios. Hombres como Pedro de Valdivia no dudaron en querer ser pioneros en sus respectivos descubrimientos y expediciones, más aun si los lugares eran desconocidos. De todas maneras su egoísmo, en cierto sentido, es justificado. Fueron, son y serán para siempre forjadores de nuestra historia. Más allá de todas aquellas notables injusticias de vivieron los miles de habitantes originarios de nuestro continente, se arriesgaron a un mundo totalmente desconocido, quizás algunos por intereses personales y otros por el porvenir de su reino, y se asentaron imponiendo sus ideales los que consideraron válidos y prósperos para la formación de su reino a través de los años.