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UNIDAD 3

Historia Argentina y Americana 1


2ºA y B Historia
2019
Prof. Mirta Sabattier

ÍNDICE

 ASSADOURIAN, C. y otros: “Historia Argentina.” …………………. Pág. 2


 ELLIOT, JH. “La conquista española y las colonias de América” (en Bethell) …. Pág 190
 WACHTELL, N. “Los indios y la conquista de América” (en Bethell)…………….. Pág 213
 FRADKIN, R y GARAVAGLIA, JC. “La Argentina colonial”………. ………………..Pág. 230
 MORSE, R. “El desarrollo urbano de la Hispanoamérica colonial” (en Bethell)…..Pág. 261
 PRIETO, A. “Breve historia de Brasil” ………………………………………………….Pág. 278
 SÉJOURNE, L “América Latina. Antiguas culturas precolombinas” ………………..Pág. 296
 CARTOGRAFÍAS VARIAS y Cronologías ………………………………………….. Pág. 336
o Lobato, Mirta y otro “Atlas Histórico de la Argentina” (en biblioteca)…….. Pág. 346
o Floria, C. y otro “Historia Argentina”…………………………………………. Pág. 355

En internet:
Assadourian: (en Scribd):
https://es.scribd.com/doc/140641615/Historia-Argentina-Tomo-2-de-La-Conquista-a-La-Independencia-Assadourian-y-
Otros-Ed-Paidos
Elliot y Wachtell (en Bethell): tomo 1
https://ens9004-mza.infd.edu.ar/sitio/upload/BETHELL_Leslie_Ed.1_Historia_de_America_Latina.pdf
Morse, R (en Bethell) tomo 3 https://jorgecaceresr.files.wordpress.com/2010/05/tomo-3.pdf
Prieto, A y otro: https://adhilac.com.ar/?p=2138
UNIDAD 3
HISTORIA ARGENTINA Y AMERICANA 1
2ºAyB HISTORIA

Prof. Mirta Sabattier


UNIDAD 3.
HtsToRlA ARGENTINA Y AMERICANA - 2" AÑO - ISFD y T 46

LESLIE BETHELL, ed.

HISTORIA Capltulo 6
DE LA CONQUISTA ESPAÑOLA a

Y LAS COLONIAS DE AMERICA


AMERICALATINA de ELLIOT, J.H en Bethell, Lesli¿
Historio de Améric¡ Latim" Tomo I

Los ANTEcEDENTES DE LA coNQUrsrA


r. ¡.UÉRTC¿. LATINA COI.ONIAL:
UI AUÉNICA PRECOLOMBTNA .Quien no poblare, no hará buena conquista, y no conquistando la tierra, no se
Y I-A CONQUISTA convertirá la gente: asf que la máxima del conquistador ha de ser ¡roblar.' Estas pa-
labras corresponden a uno de los primeros historiadores de las Indias, Francisco Ló-
pez de Gomara.t La frlosofla que encierra es la de su señor, el más grande de los
conquistadores, Hernán Cortés. Esta frlosoffa fue la que prevaleoió en la cmpresa
española de Ultramar en el siglo xvr e influyó musho en la form¿ción de la Amé-
rica españole. Pero su éxito no eta inevitable, ni se consiguió sin luchas. Hay mu-
chos caminos por los cuales una sociedad agresiva puede expandir los lfmites de su
influencia, y existen precedentes de todos ellos en la España medieval.
La reconquista gran movimiento hacia el sur de los reinos cristianos de la
-el recuperar
penlnsula Ibérica para la región ocupada por los moros- ilustró parte de
las múltiples posibilidades de las que se podrfan extraer estos precedentes. En la lu-
cha a lo largo de la frontera que separaba la Cristiandad del Islam, la reconquista
fue una guerra que ensanchó los lfmites de la fe. También ést¡ fue una guerra Por
la expansióo territorial, dirigida y regulada, si no siempre controlada, por la coro-
na y las grandes órdenes militares y rcligiosas, las cuales adquirieron vasallos a la
vez que inmensas extensiones dc tierra cn el proceso. Fue una tfpica guerra de fron-
tcra, eon rápidas incursiones en busca del saqueo fácil, ofreciendo oportunidades para
EDITORIAL CNfNCE el rescate y el trueque, y para premios más intangibles como el honor y la fama. Fue
BARCELC'NA una emigración'de la gente y su ganado en busca de nuevos hogares y nuevos pas-
tos. Fue un proceso de asent¿miento y colonización controlados, basado en el esta-
blecimiento de ciudades, a las cuales se conccdfan jurisdicciones teritoriales exten-
sivas bajo privilegio real.
Conquistar, por lo tanto, puede signiñcar colonizar, pero también puede signi-

l. Francisco l,ópe,z dc Góm¡r¡, Historia scncral d.c I¿s Indias, Madrid, 1852, p' lEf .
t28 HTSTORIA DE AMÉRICA LATINA

ficar invadir, saquear y avanzar. Conquistar en el primer sentido da primicia a la


ocupación y explotación de la tierra. En el segundo sentido, se concibe como Po-
der y riqueza en una forma mucho menos estática, en términos de posesión de ob-
jetos como el oro, los botines y el ganado, y de señorfos sobre vasallos
--ár portables,
qo. de propiedad de la tierra. Movilidad significaba aventura, y la aventura en
una sóciedad militar aumentaba enor¡nemente las oportunidades para mejorar la si-
tuación de uno mismo a los ojos de los compañeros. El deseo de sgfinaf honra' y
.valer m6sD era una ¡mbición central en la sociedad de la Castilla medieval, basa-
da en la conciencia del honor y los lfmites que imponfa el rango. El honor y la ri-
queza se ganaban más fácilmente con la espsda y merecfan formalizarse en una con-
cesión de st¿tus más alto por un sobrano agradecido. De acuerdo con est¿ tradición,
Baltasar Dorantes de Carranza, escribió de los conquistadores de Méico que' aunque
hubiera algunos hidalgos entre ellos, .ahora lo son por prcsunción todos porque toda
hidalgufa de su naturaleza y cosecha tuvo sus principios de los hcchos y servicios
del Rey'.2
La reconquista se interrumPió pero no se terminó al alcanz¿r Poco s poco sus lf-
mites naturales dentro de la propia penfnsula lbérica. El enclave del rcino de Gra-
nada permanecerfa en manos de los mOrÓs hasta 1492, Pero Por otra Parte, la rccon-
quista cristiana de la penfnsula se completó al frnal del siglo xú. Como los lfmites
de la expansión interna fueron alcanzados, las fuerzas dinámicas dc la sociedad ibé-
rica medieval comenzaron a buscar las nuevas fronteras a través dc IOS mareS, los
catalanes y aragoneses principalmente hacia Sicilia, Cerdeña, norte de Africa y el
este del Mcditerráneo; los castellanos, al igual que los PortugUeses, hacia Africa y
las islas del Atlántico.

Este movimiento expansionista de los pueblos ibéricos en el siglo xv, fue un do-
ble reflejo de las especfficas aspiraciones ibéricas y l8s más generales aspiraciones
europeas a finales de la Edad Media. En el siglo xv, Europa era una sociedad que
todavfa sufrla las desa¡ticulaciones sociales y económicas causadas por los estragos
de la peste negra. Flabfa escasa oferta de trabajo; los ingresos de los aristócratas ha-
bfen disminuido; los monarcrs y los nobles competfan por poder y recursos. Era una
socicdad, a su vez, que se sentfa emenazada a lo largo de sus fronteras oricntales
¡ror la prcsencia ¡menazante del lslam y el avance del imperio turco-otomano. Era
o
a
o
una sociedad inquieta y relativamente móvil, a la vez inquisitiva y adquisitiva, in-
quisitiva hacia el mundo que estaba en sus horizontes inmediatos y adquisitiva en
o su deseo por lujos exóticos y productos alimenticios, y por el oro que hiciera posi-
ble comprar estos artfculos de Oriente, con quien se tenfa peÍrianentemente una ba-
lanza comercial desfavorable.
La penfnsula Ibérica con su proximidad a Africa y su larga costa atlántica, esta-
ba gcográñcamente bien situada para tomar la delantera de un movimiento de cx-
pansión hacia el oeste, en un tiempo en que Europa estaba sicndo acosada por los
turcos islámicos eri cl este. 5c habfa dcsarrollado una tradición marftima ibérica en
el Mcditcrrdneo y en cl Atlántico, donde los pcscadores vascos y ctlntabros habfan
adquirido una rica expericncia para la futura navegación de los ma¡es desconocidos'

2. Balt¡lar Dor¡ntcc dc C¿ranz¡, Sutnarla Rclación de bs Cosas dc la Nucva Espafu


f ló(Xl. 2.r cdlción. México. 197O, p. 12.
130 HISTORIA DE AMÉRICA LATINA
I.A CONQUTSTA FSPAÑOLA Y LAS COK'NIAS DE AMÉRICA I29
de nuevos mercados y nuevas fuentes de suministro de colorantes, oro, azrfcar y es-
I-a conquista de Sevilla en 1248 y el avance de la reconquist¡ hacia el estrccho de clavos. Pero las expediciones Portuguesas de Ultramar durante el siglo xv también
Gibraltar le habfa dado a la corona de Castilla y l.eÁn un nuevo litoral aüántico, cu- estaban guiadas por otros, y a veces contradictorios intereses. [.a nobleza, afecta-
yos puertos estaban poblados por marinos de Portugal, Galicia y la costa cantóbrica. da por la devaluación de la moneda que redujo el valor de sus rentas fijas e ingre-
A lo largo dc este litoral, la combinación de los conocimientos norteños y me- sos, buscaba en Ultramar nuevas tierras y nuevas fuentes de riqueza. [,os prfncipes
diterráneos cfea¡on una rai¿a de marineros caPaces dc promover y sacar partido a los de la nueva casa real combinaban en varios grados su instinto adquisitivo con su fer-
avanccs sn la construcción naval y las técnicas de navegación. fps primeros viajes vor por las cruzadas, una sed por el conocimiento geográfico y un deseo de perpe-
portugucscs fueron realizados en cualquier embarcación razonablemente adecuads tuar sus nombres.
que estuviera disponible, pero a finales del siglo xv la combinación del aparcjo cua- Bajo ta enérgica dirección de la casa real, esta combinación de motivaciones pro-
drado de los europeos del no¡te con la vela latina del Mediterráneo produjo en la dujeron entre los portugueses un intenso movimiento de expansión hacia Ultramar
carabela un impresionante barco parA navegar en el océanO, la culminación dC un en una época en la que Castilla no habfa dado más que un primer paso vacilante. La
largo perfodo de evolución y experimQntación. Al mismo tiempo que las nuevas ne- corona de Castilla habfa tomado posesión nominal de las islas Canarias realizando
cesidades de los viajes atlánticos ayudaron a perfeccionar las carabelas, asf tsmbién el primer intento formal en una expedición de conquista en 1402. Pero ante la re-
ayudaron a mcjorar las técnicas de navegación. Una vez que los barcos n¡vegaron sistencia de los habitantes guanches, la conquista se retrasó, y durante gran parte del
por aguas desconocidas fuera de la vista dc tierra, las viejas técnicas de la estima siglo xv los problemas internos y la empresa incompleta de la reconquista impidió
ya no fueton adccuadas y los porhrgucses sc volvieron a l,¡ obscrvación dcl cielo para a Castill¿ seguir el ejemplo portugués de una ¡nancra sistcm¡[tics.
medir distancias y determinar latitudes haciando uso de ínstrumcntos larganente uü- A la muerte del plncipc Enrique cl Navegante, en 146O,los portugueses habfan
lizados por los astrónomos: cl astrolabio y cl cuadrante. Estos instrurn€ntos sc fue- peneÚado 2.5ü) kilómetros hacia el sur, en la costa occident¡l de Africa, y sc ha-
ron modifrcando y pcrfeccionando succsivamcnte Para satisfacer las necesidades de bfan adentrado en el Atlántico, estableciéndose en Madeira, las Azores y las islas
los viajcros atlánticos. El comptls ¡nagnético, desarrollado para utilizarlo en el Me- de Cabo Verde. Africa cra una fuente potencial de esclavoe para trabajar en las plan-
ditcrráneo a finales de la Ed¿d Medi¡, facilitó a los navegantes su orient¡ción y el taciones a,zucareras que surgfan en est¿s nuevhs islas atllnticas ¡nexionadas. I-a so-
trszado de su posición en una cart¿ de navegación. De nuevo, la expericncia mcdi- ciedad medieval mediteránea habfa logrado formar instituciones y técnicas para el
terrú.nea sc utilizó de c¡ra a las neccsid¿des atlánticas, ya que la región mediterrá- comercio, el esclavismo, la colonización y las conquistas, y la participación de los
genoveses en la expansión ibérica del siglo xv ayudó a acegurar la reaparición de
nea produjo las primeras cañas dc navegación; y las habilidades cartogr¡ffrcas de-
óstas -ismas formás y técnicas en el avance hacia la costa occidental dc África y
sarrolladas en la It¿lia medieval tardfa y trasladedas a la penfnsula Ibérica harfan
posible trazar un mapa del mundo en exPansión. en el movimiento hacia las islas de la ruta a través del Atlántico.
Con una región iuteriot rica en ¡ecuÍEos y sus relaciones con el complejo por- El rasgo más caracterfstico del modo de cxpansión empleado por los portugue-
ses fue lafeitoria (factorfa), la plaza comercial fonificada del tipo fundado en Ar-
tuario a¡d¡luz, Scvilla sc conviftió cn la capial marftima y comercial, asf como agrf-
guin o Sáo Jorge de Mina, en la costa afric¿rra. El uso de la feitoria hizo posible pres-
cola del 8ur de España. Servfa de centro de ¡tracción para los colonos del interior
de la penfneula de los posterior€s cmigrantas a las Indiae- y a los mer- cindir de las conguistas y los asentarnientos hechos a gran escala, pcrmitiendo a los
-precursorss portugueses de los siglos xv y xvr mantencr su presencia en grandcs cxtcnsiones del
cadcres mcditcrtáncos, cspecialmentc a los genovcscs. Durantc todo el siglo xv, los
globo sin necesidad de profundas penetraciones en las regiones conünentales, Se tra-
genoveses se estsblecieron en crecientc nrlmcro en Lisboa y Sevilla, dondc vislum-
taba de un tipo de colonización que Colón, con su educación genovesa y su expe-
braban nucvas posibilidadcs para la eripresa y el capital cn una época cn la que csas
riencia portuguesa, habfa llcgado a conocer perfectamente y que le proporcionarfa
actividadcs €staban siendo €sttechadas en Levante Pof el avance de los nlrcos. En
un modelo apropiado para aplicar cuando alcanzó las islas del Caribe.
el ocste csperaban dcsarrollar ft¡entes altcrnativas dc abastecirnientos para valiosos
Sin embargo, la expansión en Ultramar podfa significar algo más quc la creación
artfculos de consumo sedas y sobrc todo azrfcar- que se les est¡ban
-mcrcaderfas, de plazas comerciales, como realmente sucedla con los portugueses en las islas del
volviendo mcnos accesiblcs en cl estc; y anhclaban acccder al oro del S¡lhara.
Atlántico y más tarde, en Brasil. Estableciendo plantaciones ¡¡zuca¡eras, como en'las
No cs sorprendente, pues, cocontrar capital y conocimiento genovcses jugando Azores, sicndo necesaria su colonización. Aquf, el método más barato desde el punto
un importante, y a vcces decisivo, papcl en empresas ibéricas de ultramar cn el si-
de vista de la corona era fomentar la responsabilidad para colonizar y explotar el te-
glo xv. Los gcnoveses estaban bien rcpresontados en las expcdicioncs a las costas
rritorio por unÉ lrcrsona individual, que serfo recompensada con amplios privilegios.
dc Africa para conseguir esclavos y oro, y aPoyaron activamentc cl movimicnto de
Este sistema, por el cual el donatório, o señor propietario, era también el capitán
anexión y cxplotación a las islas dcl AtlÁntico oricntal y Madeira, y las y jefe supremo, combinaba perfectamente los elementos capitalistas y militar-señorial
-Canarias
Azores-, donde esperaban establcccr nueves plantaciones azucareras.
de la sociedad medieval mediterránea. Éste fue usado por la corona portuguosa cn
Pcro los genoveees no cran més que un elemento, aunquc muy signiñcativo, cn
el siglo xv para explotar tanto Madeira como Azores, y en 1534 se extenderfa al
la cmpresa ibérica dc ultramar ¿ ñnales do la Ed¿d Mcdi¡. Portugd, en cspecial, tc- Nuevo Mundo, cuando Juan Itr dividió el litoral brasileño en doce capitanfas here-
nfa una importante comunid¿d merca¡rtil autóctona, quc ayudó s subir a! trono a la ditari¿s.
casa dc Avie cn la revolución dc f 3t3-f 385. La nuova din¿stfa ma¡tc¡fa vfnculos
e¡trcchos con me¡c¡dercc prominentes y respondieron por su cucnta a la adquicición
I32 TÍISTORIA PE NMÉRTC¡ T.ATINA

LA CONQUTSTA PSPAÑOLA Y LAS COT.ONIAS DE AMÉR¡C^ I3I las tienas conquistadas o por conquistar, y el que autorizaba los asentamientos co-
loniales en los territorios conquistados. Cuando los botines de guerra se tenfan que
Los castellanos, entonces, pudieron aprovechar los prccedentes Portuguesas' tanto dividir, un .quinto real' siempre tenfa gue apartarse. Aunque los adel¡ntados' o go-
como sus propias experiencias de la reconquista, cuando al final dcl siglo xv vol- bernadores militares de las regiones fronterizas, posefan un alto grado de autono-
vieron su atención hacia nuevos mundos de Ultramar. Tcnfan ante ellos una diver- mfa, eran gobernantes Para el rey.
sidad de opciones. Podfan comerciar o podfan invadir; podfan cst¡bleccrse o scguir En estos y en muchos otros sentidos, la presencia real se hacfa sentir mientras
viaje. La opción que eligicran estarfa determinada en Parte por las condicionos lo- que la rcconquista prosegufa su avance hacia el sur. Inevitablemente, la verdadcra
calcs facilid¡d de ocupación, la natr¡raleza de los recursos a exPlotar- y cn parte autoridad de la corona variaba de generación en generación, pero la monarqufa era
-la
por la combinación pcculiar de personas e inte¡cses que ascguraban y dirigfan lae el centro de la organización de toda la sociedad medieval castellana siendo exalta-
expediciones de la conquista. da en la gran recopilación de la tradición legal de Castilla, las Si¿re Partídas dc Al-
Inevitablemente, mucho dependfa del carácter del jefe y de la clase dc aPoyo que fonso X en el Eiglo xur. La visión de una sociedad armónica, contenida en las .Sid-
fuera capaz de conscguir. Et conquistador, aunque sumamentc individUelista, nun- te Partidas, es una en la cual cl fey, como vicario dc Dios cn la tierra, cjcrcfa una
ca estaba solo. Petenecfa a un grupo bajo cl mando de un caudillo, un jefe, cuya Gr- constante y activa inspccción dentro de la estructura de la ley. Era el monarca, como
pacidad de supcrvivencia se pondrfa a Prueba, en primcra iostanci¡, por su capaci- señor natural de la sociedad, {uien establecfa el buen gobierno y la justicia, en el
áad para movilizar hombres y rccursos, y dcspués por su éxito en co¡ducir 8 sus sentido de asegurar que cada vasallo recibiera sus derechos y cumplicra las obliga-
hombres a la victori¿. El primo de Cortés, Alonso de Monroy, maestro do la Or-
ciones que le corrcspondfan en virtud de su posición social. En csta teorfa se encuen-
den de Alcántara, quien se disünguió en los conflictos Peninsula¡es dcl siglo xv, cri¡
tra implfcita utra rclasióD contractr¡al cntre eI rey y sus vasallos: la monatqufa de-
conocido como .sobre toda mancra venturoso cn la gucrraD, y corno alguicn quc .la genera en tiranfa, si tanto él como los agentes que nombra descuidan el bien común.
venü¡ra pof fuerza le segufar.3 Esto era la fama a la quc cl propio Cortés asPiraba,
El buen rey, a diferencia del tirano, P¡ocuria que el mal,o 8€a castigado y el justo re-
como cualquicr caudillo del Nucvo Mundo.
compensado. Como dispensador de favores, recompensa los servicios Prestados,
El caudillo tenfa que atendef a los requerimientos dc sus seguidorcc' y al mis- otorgando a sus vasallos cargos y honores de acuerdo c¡on un cuidadoso y calibrs-
mo tiempo satisfacer las peüciones del no mcnos individudist¡ grupo dc hombrcs
quc tcmporalmcntc cstaban a su8 ófdenes. La tcnsión, por lo tanto, cstaba sicmPrc
do sistema por el cual, al menos en teorfa, cada servicio de un vasallo encuentre 8u
pru"cntJ.tt cualquicr expedición de conguista, la rcnsión dcbida a las alpiracioncs debida compensación en una merced, o favor, del rey.
y objetivos, y a la distribución dc los botinos. La disciplina, tal como cr8, Proco- Esta era la sociedad patrimonial, construida en tor¡o a una concepción de obli-
gaciones mutuas, simbolizadas en las palabras servicio y merced, quo se desmoro-
dfa, por un lado, de la capacidad del jefc para imponersc a sus hombres, y Por otfo,
del sentido colcctivo dcl compromiso antc uDa cmpresa común. nó a finales de la Edad Media, reconstruyéndose en Castilla durante el reinado de
Los largos siglos de guarras fronterizac en Castilla syudaron ¡ crs¡f esta me:z- Fernando e Isabel (1474-159), y llevándose a través del océano Para imPlantarse
cta especial dc individualismo y scntido comunitario guc un dfahizo_posible la con- en las islas y en el continente americano. [.os Reyes Católicos, Fernando e l$abel,
quista de América. El pronombre personal que sc lec en todas las Canas quc Hgr- fueron los monarcas dc lo que era cscncialmente una socicdad mcdieval renovada.
o¿o Cott¿t etrviaba desde México, se co6Pcnsa con cl orgUlloso rnosotros' dc la Pero el carácter de su propia realeza, aunquc Sradicional cn sus formulacioncs teó-
gcrtc comrln con que hablaba uno dc ellos, Bcrnal Dfaz dcl Castillo, en su R¿úato ricas, posefa cn le prÁctica elementos innovadores que hacfan aquel poder más for-
ÚerMero de la Conquista dc Nucva España. Pcro el gran movimiento cxpansio- midable quc cl de cualquicra dc sus aotepasados medievales.
nista que llevó a la presencia española ¿ través dcl Atlántico cra algo mtls quc un Sobte todo, ñ¡e¡on loo prirneroc sobe¡anos ar¡énücos dc España, una Eqraña que con-
csfuerzo masivo de una emPresa privada que adopta tomporalmcDte formss colccti- sistfa en la unión, en sus prropi¡s pcrsonas, de las coror¡as de Castilla y Aragón. Aunque
vas. Más all¡t de la unidad i¡dividual y colectiva hobfa otros dos participantcs guc las dos corro¡las segulan siendo distintas institucionalmertc, su unión nominal represen-
colocaron un sello indeleble en toda la empresa: la iglesia y la corona' tó un notable aumento del poder rcal. Como Reyes de Esparla, los Reyes Católicos tc-
Incluso cuando las guerras fronterizas contra los tlrabcs prosiguieron cn Sran parte nfan a su disposición, al menos en potencia, muchos más rccursos financieros y milita-
por bandas dc guerrerós autónomos, continuaron sicndo dirigidae bajo los auspicios tcs que los que drlan reunir cualquicr facción rebelde entrc sus srfbditos. Podlan recr¡-rri¡
ie la iglesia y el estado. La lglesia provefa la sanción moral que clevaba una erPc- a las profundas rcseryas de lealtad instinüva de sus srlbditos, que estaban hartos de una
diciónle piliaje a la categorfa de cn¡zada, mientras el estado consentla los rcqucri- guerra civil intcrminable. En la c¡pcienrc clase de letrados, los monarcas posefan una rle-
mientos para legitimar la adquisición de señorfo8 y tieras. La tierra-y ol subguclo scn¡a de scrvidorcs que vefan en el mantenimierito y extcnsión de la autoridad real la rnejor
se enconiraban ácntro de las regalfas que pertenccfan a la corona de Castilla y' por garantfa de sus pfopios intereses. El humanismo renacentista y la religión restablecida
consiguiente, cualquicr tierra adquirida a través de una conquista Por una Pcrsona con fueÉes sugerencias escatológic8s, produjcron ideas y sf¡¡rbolos quc pudicron explo-
privaáa no le correspondfa por derecho, sino por la gracia y el favor rcalcs. Era cl t8rÉc par¿ rps¡ltar nuevas imágenes de la monarqufa, como jefe natural de una gran em-
rry, .o-o supremo ieñor natural, quien disponfa ol rcpartimiento o distribución de presa colectiva misión dc dcsignación divin¿ para dcrribar los últimos rcstos dc
-unay puriñcar la penfnsula & cualquier clcmeato contarsi¡antc, como
la domin¡ción 6rabc
3. Alonso Maldon¡do, Hcclos d¿l Macstrc dc Alcántam Don Alonso de Monrq, Gd. A. pdudio para üovar cl evangelio a las partec más rcmota¡ do la tierra-
R. Rodrfcucz Mo[ino. Madrid, 1935, p.24.
LA CONQI,'ISTA ESPAÑOLA Y T.AS COI¡NIAS DE AMÉR¡CA 133 L34 HISTOR¡A DE AMÉRICA I.ATINA

Fernando e Isabcl posefan la sagacidad y la habilidad para sacar cl mayor parti- de 1492, fuc autorizado siguicndo una fórmula tradicional, a .dcscubrir' o <ganar'
do posiblc de estas variodas ar¡nas en su arsenal. Como result¡do, las dos tfltimas .islas e ticrras firmcs... en los dichos mares océ8no6...', cs decir (conquistap en
décadas del siglo xv en Castill¡
-donde
las barrcr¡s institucionales contra el ejer- el sentido de buscar y ocUpar üerras deseadas. L¡ corOna' cn est¿ oc¡sión, CStaba
cicio de la autoridad real eran mucho m¡ls débiles quc en la corona dc Aragón- con- disouesta a hacer una contribución financiera rclativamcntc pcqucña, y proporcio'
templaron una impresionantc reafirmación y cxtensión del poder real. tt"i tor barcos a Colón. Este fue nombrado virrcy hereditario y gobernador de cr¡al'
La prescncia dc un estado intervcntor llegó a ser crltica para el desarrollo com- quier nueva tierrs gue encontrara; 'virrey'era el tftulo que los monarc8s dcl Ara-
pleto de la cmpresa de Castilla en Ultramar. La i¡tervcnción re¡l pudo ser solicit¡- jón medieval concedieran al diputado nombrado para gobernar los rcrrilorios quc
da activamente por utros y protestada amargamente por otros, pero en ambos casos, ól .ey no podfa administrar en Persona. Colón fue nombrado también, debido a su
la autoridad de la coron¡ cra un punto de refcrencia automático para quicncs atrafan especial insistencia, Almirante hereditario de la Mer Oceen¡. Entre las ¡ecompcn-
las cxploraciones, las conquistas y la colonización de tierras nuevas rai qu. se le promctierlon cn caso de éxito, estaba cl derecho a nombrar oficialcs ju'
Ya habfa indicios cla¡os de esto en los primcros intentos de Castilla para con- diciales (pero no administrativos) en el territorio de su juridicción' junto con cl l0
quistar y colonizar en el Atlántico: la ocupación dc las islas Can¡rias en las déca- por 100 dc las ganancias del tráfico y el comcrcio.
das de 1480 y 1490. Las Ca¡arias eran tod¿Yfs una posesión nominal de la corona El 3 de agosto de 1492, cuando Colón zarpó del pucrto andaluz de Palos, cst¡-
de Csstilla cu¡ndo fucron objcto dc disputa entfp Pofn¡gal y Castilla, durantc la Cue- ba prcvisto que, si alcanzaba las .Indias' cstableccrfa un centro de distribución co-
rra de Succsión quc comeu¿ó en 1475. Porcncialmcntc rico en sf mismo, el archi- mc¡cial al estilo portugUés, basado en pequeñas guarniciones, cn bcneficio dc la co-
piélago canario taorUi¿o,,n¡ b¡se evidente para las incursiones cn la cosa de Afri- rona dc Castilla. Pero las noticias que trajo cuando volvió a España cn m¡rzo dc
"á dc erploracioncs por el Atldntico, dcl mismo üpo gue los
cs y para los viajes 1493, trdicaron, al menos a la corona, la convenicncia dc cicrtas modiñcacioncs cn
realiz¿dos por los porü¡guescs. [,4 corona de Castilla, ocupada en una rguda riva- el esqucma inicial. Habfa cicrto csccpticismo sobre si Colón habfa atcanzado real-
lid¡d con Pofirgal, tenla un claro interés en hacer valcr sus prctcnsioncs, y cnvió mente el Orientc, como él mismo insistf¿. I¿ revelación dc lo que parccfan nuevas
una cxpcdición que partió dc Sevill¿ en 1478 pala ocupar Gran Canaria. A csta cx- islas y nueva gente, planteaba importantes prcguntas sobrc los tltulo¡ de las ticrras
pedición le siguió otra nueva y con más éxito bajo el mando de Alonso Fcm¡lndcz y el tratamiento de los isleños. ¿Quién iba a ejercer el señorfo eobrc ellos, y quién
de Lugo cn 1482, p€ro, aunqu€ los portugucsas abandonaron sus prctcnsioncs cn cl iba a encargarse de la salvación de sus almas?
tratado dc paz dc l479.la ¡esistcncia de los isleños impidió una fúcil ocupacióo: Pal- Los Reyes Católicos se dirigieron al papado, siguiendo cl prccedena scntado por
ma no fuc sometids hasta 1492 y Tcncrifc un ¡ño más tardc. A la cooquista' como los pornrgueses, quienes habfan asegurado una donación formal dcl Papa dc los dc-
en el caso dc las Azores portuguesas, siguió la cxplotacióo. Loe gcnovescs ayuda- rechos de sobcranfa .desde Cabo Bojador haci¿ Guinca y más allá'. De un compla-
ron a introducir la producción de aafcar, y en 1526 ya habfa 12 plantaciones de ¡zú- cicntc papa español, Alejandro VI, obtuvieron lo que qucrfan: dcrpchos similarss en
car en la isla de Gran Canaria. .todas y cada una de las tierras firmcs e islas lcjanas y dcsconocidas .. . dcscubier-
La ocupación de las Can¡rias, un Pucsto dc parada natural en la ruta a las Indias, tas y que se descubran en adelantc' en el área ñrcr¡ de la lfnca nacional dc dcmar-
ilustraba csta conjunción del interés público y el privado, quc habfa caractcriztdo cación que se acordarfa fonnalmente entre las coron¡s de Portugal y España en cl
la reconquista y también iba a caracteriz¡r la emprcsa de América. El scñorfo dc las Tratado de Tordesillas, cn 1494. r as bulas de Alcjandro VI, cn 1493, pudicron con-
siderarse innecesarias en vista del principio del derecho Romano implfciro e¡ las Si¿r¿
islas pertenccfa a la coron¿, quien, Por lo t¿nto, tenfa que autorizar todas las expe-
diciones dc conquista. En csta ocasión, la corona también participaba cn l¡ finan- Partidas, en cuanto a que la posesión pert€necfa a los primcros ocuPsntes dc la tie-
ciación dc la cmpresa, pero Fcrn¡lndez de Lugo, nombrado por la corona adelanta- rra. Pero la autorización papal concedfa un tftulo extr¿ dc scguridad a las pcticio-
nes castellanas contra cualquier intento de recusación por partc de los portugueses,
do de Las Palmas, hizo su propio contrsto privado con una conpañfa de mercaderes
y elevó la cmpresa dc la¡ Indias al grado de empresa santa ligsndo los derechos cx-
dc Scvilla. Anrcs dc que partiera una cxpedición, se firmaba un sontrato formal, o
clusivos de Castilla a una obligación igualmente exclusiva para qu€ se ganaran a los
capitulación, entre la corona y cl comendador, en las lfncas de los contratos que se
psganos para la fe. Esta empresa misionera, solemnemente confiada a la corona de
hicieron en cl curso de la reconquista. Por cstas capitulaciones, la corona se ¡eser-
Castilla se dotó asf de una justificación moral para la conquista y colonización,' quc
vaba cicrtos derechos en los tcrritorios a conquistar, micntras quc garantizaban re-
a la vez reforzaban y superaban las concesiones en una fonna u otra obtenidas dcl
compensas y privilegios especfficos para el comendador y los alistados en su
primer dcscub¡imicnto.
compañfa.
[,a coronai'preocupada por asegurar su primacla en la escena internacional, tam-
Cuando el obscsivo genovés visionario, llarn¿do Cristóbal Colón, convenció fi-
bién se movió pan asegurar su primacfa cn la empresa dc Colón. La instalación y
nalmente a Fcrnando e Isabel cn 1491, dc que patrocinaran y rcspddaran su Proycc-
preparación de la flota para su viaje de regreso a t a Española
tado viajc hacia la Mar Oceana, se encontró cogido en una tradición bien estableci- -esta vez una flota
dc dicc,isic{9.b¡¡cos,cD.lugar de sólo tres- fue encargada a Juan Rodlguez de Fon-
da quc conctitufa la rclación entre la corona y los jcfcs de expedicioncs. A csa
scca, arccdiar¡o de Scvilla, y miembro del Consejo de Castill¿. Durantc los siguientes
relación aportó sus propi4s ideas, basadas en el modelo portugués de cartas de do-
23 años hasta la mucrtc de Fernando el Católico en 1516, Fonsoca fue dc hccho cl
n¡ción a los guc dcscubricran ticrra¡ al ocste dc las Azorcs. En las capihrlacioncs
director supncmo y coordinador de la emprcsa a¡ncric¡na de Ca¡tilla, cncargándo-
aprobadas por los Rcyee Católicos en Sant¡ Fc, a las añ¡er¡¡ dc Granada, cn abril
LA CONQU¡STA ESPAÑOLA Y LAS COLONIAS DE AMÉRICA 135
13ó HSTORIA DB AMÉRrCA LATINA

sele la casi imposible tarea de asegurar que, en cualquier fase del descubrimiento,
oidamcnte. Introducidos en el recién descubicrto parafso caribeño, con sus propias
la colonización y la conquista, los intereses y autoridad de la corona fr¡eran debi-
damente defendidos. La inclusión en el scgundo viaje colombino de un diputado de
Lpiraciones, sus valores -y no menos sus enfermedades-, Colón y sus hombrcs
prónto lo transformaton en un esPacio yenno.
los cont¡dores mayores de Castilla principales ministros financieros de la
-los
corona- a la vez que un recePtor para recaudar todos los tributos reales, y un vee-
Los españolos t¡abfan vuelto a las Antillas con ideas muy Precisas. Po¡ encima
de todo, querfan oro. Mientras que Colón continuaba su brfsqueda de la India y el
dor o inspcctor de cuentas, sentó el precedente de supervisión y control, Por Parte
impcrio del Gran Khan la mayoda de su grupo se estableció en La Espafiola, don-
de oficiales reales, que continuó realizáudose en las expediciones posteriores. Los
de descubrieron quc el primer asent¿micr¡to se habla destruido en su ausencia. Por
hombrcs de Fonscca scguirfan paso a paso a cada futuro explorador y descubridor,
ello, se constnryó uno nuevo d que denominaron La Isabela, en un sitio de la pla-
y ningrln jefe en las Indias podrfa eludir por largo tiempo la sombra opresiva de la ya norte, quc resultó scr insalubrc. Sc suponfa que los colonizadores constn¡iffan
coron¿. una ciudad, plantarfan sus cosechas, cuidarfan sus ganados y construirfan utra ca-
La cxpc{ición de 1493 también fuc diferente en otros punto$ importantes resPecto dena de almacencs bien defendidos, en los quc los indios -entonccs ya sometidos
a su antecesora. No habfa ningrfn sacerdote en el primer viaje, pero esta vez se de- a la influencia edificantc dcl cristianismo-, deposit¡rlan dócilmentc grandcs c8n-
dicó un interés especial a la conversión de los isleños, y un grupo de frailes espe- tidades dc oro.
cialmcnte seleccionados por Fernando e Isabel y dirigidos pof un benedictino cata- Estc sueño pronto sc rompió. L¡ cantidad de oro recibid¡ del tráñco con los in-
lán, Bcrn¡rdo Boil, tuvieron la responsabilidad de tealiz.zt una emPresa misionera dios resultó ser muy desalentador¡, y Colón, ansioso porjustificar esa inversión a
a expensas de la corona. Adcmás, la convcrsión suponfa una ocupación PeÍnanen- sus sobcrSnos, trató de suplir [a deñciencia con otr¡ ñerrsncfa coavenicntc: los pro-
te, y quc tod¡ la cxpedición española se equipara ¿decuadamcnte para pasar una es- pios indios. Al embarcar indios caribcños de vuelta a España para vendcflos como
tancia larga cn el ascntamiento de las Antillas. Esta vez, en lugar de 87 hombres, esclavos, Colón formuló una cucstión aguda, quc dominarfa la historia de España
Colón formó una expedición compuesta por 1.200, incluyendo no sólo soldados, rna- en América du¡Entc los siguientc¡ 50 ¡ños, la del st¡tus dc la población indfgena.
rineros, Caballeros y aventu¡eros, sino también srtesanos y agricultores. Ahora se Los .b¡lrbaros' pdrfan ser, dc acucrdo con l¡s pr€visiones dcl derccho ¡otnano,
tfataba dc lograr la colonización de las islas, aunque el rescate (trueque con los in- esclavizados legftimamentc, y .bárüaros' ücgó a considcrarse por cl cristianismo nE-
dios) segula teniendo el interés central de la empresa. De hecho, una colonia mo- dicval cono el equivalcntc a.infiel'. Y aunquc la corona parecfa descosa de apli-
delo que embarcaba an masa en Sevilla, era modelo excePto en un asPecto critica- c¿u esta interpretación al primer cnvlo de tainos que llegó a Andalucfa, la influen-
ble: no inclufa mujercs. cia de los teólogos condujo a segundos ¡azonamientos. Un iufiel era un hombre que
Ya en 1493, elementos nuevos se ib¿n a introducir en el juego para modificar o habfa rechazado la vcrdadera fe, pero estas ¡uevas gentes habfan vivido aparente-
transformar la empresa inicial como Colón la concibió. El comercio y la explora- mente, auoque inexplicablemcnte, en uDs total ignorancia de ella. Por lo anto, de-
ción siguieron sie¡rdo unos componelrtes poderosos de la empresa; y el establecimien- berfan ser clasiñc¡dos como paganos y no inficles, al mcnos hasta quo se les predi-
to dc un poblamiento pefnan€nte en las Anüllas estaba muy en la lfnea con el modo cara el evangelio, y lo hubieran rcchazado. La reina Isabel, aconsejada por su
emplcado por los portuguescs y gcnoveses en sus actividades de Ultramar' como ya confcnsor, Ximénez de Cisneros, suspcndió cl concrcio. Estas gentes eran sus súb-
se iracticaUa cn ¡vtadeira y a lo targo de la sosta oeste de África. Pero las tradicio- ditos; y cn 15ü) la corona declaró a los indios .librcs y no sujetos a servidumbre'.
nes nacidas cn la reconquista de la vieja Castilla también tenderfan a confirmarse, Esta regla aparentemente dccisiva, estuvo de hccbo lejos dc ser comprendida. To-
impulsadas en parte por el hecho de que el nuevo mundo descubierto en las Anti- davfa se pcrmitfa esclavizar a los indios caph¡rados en .guerra justaD
llas aparecfa de¡rsamente ocupado po¡ una población no cristiana, y la cual posefa -un término
que demostró su eminente adaptación al emplearse cn cl Caribe y, más tarde, en el
objetos de oro, Entre la variedad de opciones existentes, Castilla escogió la que im- continente, incluyendo en él todo, desde los indios .retreldes' a los caribes
plicaba la conquista en gran escala dent¡o de la tradición medieval peninsular: la afir- canlbalcs-. La consecucncia inmediata que tuvo la decisión de la corona fue fomen-
mación de la soberanfa, el establecimiento de la fe, inmigración y asentamiento, y tar cxpcdiciones para capturar esclavos en las islas de las Antillas arfn no habit¿das
una dominación extensiva de las tierras y las personas. Pero, al momento de empren- por españoles, con el objeto de abast€cer el rnercado con esclavos .legftimos'. Como
der la primera colonia española del Nuevo Mundo su precaria andadura, no queda- los abusos se multiplicaban, asf mismo creció la repulsa coatra ellos, pcro no'fue
ba nada claro si conquista y asentamiento, o conquista y movimiento, ¡6erla la for- antcs de las.leyes nuev8sr de 1542 cuando, opcrando t¡nto retrosp€ctivarnento cor¡ro
ma de conquista que prevalecerfa. de cara al futu¡o, la esclavitud de los indios fue definitivamente, aunque no univer-
sal¡nente, abolida.
El rcchazo de la esclavitud de los indios, al menos al principio, eliminó una de
El lrooer,o DE LAs IsLAs las opciones cxpucstas anto los colonos de La Española y, en consccuencia, exacerbó
los problemas de supervivencia que ya llegaban a agudizarse. La cnfermcdad entre
El problema con quc sc cncontró la corona y sus agentas en La Española prefi- los colonos lcs h¡bfa forzado a desplazarse hacia la frarte sur de la isla, dondc su
guraba cn miniatura cl problcma que subyacfa cn toda la crnpresa española cn Amé- 'nu€vo ascntamiento, Santo Domingo, fundado por Bartolomé Colón cn 1498, sc con-
rica: cómo imponer est¡bilidad cn un mundo dondc ca¡i todo cstaba cambiando rá- vcrtirl¡ co cl ccntf,o ncurálgico dc las Inüas a lo largo ds rrn¡ gencración o m¡ls. Poro
y LAs colrrNrAs AMÉRICA 138 HISTOnIA O¡ lUÉn¡cr LATINA
¡.¡ coNQusr^ EsPAÑor-A DE 137
rona, siguiendo Ovando, aprobó en 1503 un sistema de mano de obra forzosa, por
la supervivcncia de Santo Domingo, como unr colonia viable, dependfa de que se el cual se autorizó al gobernador a repartif mano de obra indi¡ en las minas o en los
estsbleciera un equilibrio entrc loe colonos, quicnes como tdos loe colonos, llega- campos, debiendo pagar los salarios aquellos que recibieron cl repartimiento.
ron con cxp€ctativas exageradas y unos rccursos que no sólo er¿n limitados, sino Át ¿arle a Ovando el poder para adjudicar mano de obra indfgena a su propia dis-
que disminuycron rtfpidamcnte.
creción, la corona le entregó las bases para modelar la vida de la isla a sus propios
La famili¡ de Colón, gozando de la jurisdicción sobre las islas, dcmostró su ine- requerimientos. El repartimiento o distribución de los indios fue un acto de favor
ficacia. Como tenlan ralces genovesas, cotncn:¿aron con una dcsventaja nahral, y poi parte de la corona y, por lo tanto, implicaba ciertas obligaciones que tcnfan que
por su carácter, ni cl almirante ni sus her¡ranos estsban prcparados Psra trat¡r con los concesionarios. Los indios tenfan que ser cuidados e instruidos en la fe,
la indiscipl.ina endémica de un montón de españolcs cuyo único pcnsamiento era cl "ompti.
lo que significaba que, en efecto, estaban temporalmente .depositados' o confiados
de.enriquecerse fácilmente. La era de Colón en las Indias occidentales terminó con individuales. Era un sistema que se parecla a la asignación, o encomien-
a españoles
cl definitivo regreso de Diego Colón a España en 1524; pero, anteriormente, desdc los poblados moros a miembros de las órdenes militares cn la España medic-
da, áe
mcdiados de la década de 1490, la corona est¡ba cuidadosamente conteniendo y re-
val, y la palabra encomienda reaparecerfa en csts nucva cmpresa americans, aun-
cof¡ndo la jurisdicción de la familia. El vcrdadero fundador dc t a Española y, a que tuviera un signiñcado muy distinto.t I¿ encomicnda dcl Nuevo Mundo no
través dc ella, de las Indias españolas, fuc Fray Nicolás de Ovando, nombrado go-
inclufa el reparto de tierra o de rentas. Era simplement€ una asignación pública de
bernador en 1501. De origcn extrcmeño, posefa unos conocimientos polfticos y unas
mano de obra obligatoria, ligada. a responsabilidades especificadas hacia los indios
aptitudcs administr¡tivas quc sc habfan demostrado en la rcforma de la Ordcn Mi'
asignados al deposiurio o cncomende¡o.
liter de Alcántara; fue nombrado para llcvar la cst¡bilidad a una isla, donde la co-
Tales responsabilidades no podfan, en t@rfa' asignarsc alcatoriamcnte. Debcrhn
munid¡d dc colonos se habfa dcsgarrado cn faccioncs y estaba amcnaead¡ dc cxtin-
ción debido a la falta de alimentos y trabajo. recaer en los más capacitados para ejercedas; en cl meritorio y el establecido -y
En los ocho ¿üos dc su gobierno, Ovando consiguió poner los cimicntos de un el establecido en el mundo hispánico era un propietario gue tenla residcncia urban¡-.
resurgimicnto cconómico y losró un cfectivo control ccntralizado. Comcnzó r€cons- Asl el control que ejercfa Ovando sobre el suministto dc mano de obra le servla para
truyendo la propia ciudsd dc Santo Domingo, destruida por un ciclón poco después fomentar el asent¡miento de los cspañoles cn pequeñas comunidades urbanas, cada
de su llegada cn la primavera dc 1502. Edificada en un sitio ligeramcntc difc¡ente, una con su cabildo, o ayuntamiento, según el modelo cspañol. [,a mano de obra in-
Santo Domingo se convirtió en la primcra aüténtica ciudad dcl Nuevo Mundo cspañol dia tenfa que scr asignada sólo a vecinos.
primcra que darfa la bienvenida a tod¿ una gencración de nuevos visitantes de Para facilitar el proceso de repartimicnto, los indios eran también rcdistribuidos,
-la
las Indias-, que proporcionarfa el prototipo de las ciudades que s€ erigilan cn el y sus caciques, o jefes, se rcsponsabilizaban de suministrar la mano de obra a los
continentc ancricano. En su Sumarío d¿ l¿ Ndtural Historia dc las húias U526J, españoles. Mientras una parte de la mano de obra consistfa en indios dc encomien-
cl orgUlloeo cronista de t a Espafiola, Gonzalo Fcrn¡lndez dc Oviedo, l¡ describirfa da, otros indios, conocidos como cnaborfas', servfan a las familias españolae como
supcrior incluso a Barcelona y al resto de las ciud¡dcs dcl Viejo Mundo quc habfa criados domésticos. Estos naborlas se hallaban a ambos lados de la lfnea que divi-
visto: rporque como sc h¡ fundado en nucstros ticmpos ... fue trazada con rcgla y dfa la sociedad armónica que Ovando habfa concebido
-un¡ socied¡d cn la cual coc-
compás, y a una medida l¡s c¿llcs todas'.' El plano de parrillas dc hierro, siguicndo xistieran las comunidades indias y españolas bajo cl control del gobernador real-,
los modelos ya adoptados en Europa el del campamcnto dc los Reyes Ca- introduciendo a los indios cn los beneficios de la civilización cristiana y ofrecien-
-incluso
tólicos cn Santa Fe, en Granada- habfa hccho cl viajc transatlántico' do a cambio el trabajo que era lo único que podfan ofrcccr. En algfn momento,
Muchos dc los métodos c institucioncs quc mls t¡rde sc trasladaron al continen- Ovando fomentó la crfa dc ganado y los cultivos de azrlcar, osperando libcrar a la
tc americano eran el producto directo del régimen de Ovando en La Española, quien sociedad de La Española de la excesiva dependencia del oro, a¡tfculo tan diflcil dc
a su vez se habfa aprovecbado dc lap expcriencias de la rcconquista en España y de conseguir, y procuró que los colonos se vincularan a la ticrra.
la conquista dc Canarias. Si los cspañolcs iban a ser inducidos a pernatrccer, dc- Por lo tanto, bajo el gobierno de Ovando, La Española hizo la transición desdc
bfan tener interés en los rccursos naturales y humanoe dc las islas. Las esperanzas centro de distribución a colonia, pero su proyecto contenfa en sf mismo las semi-
en una economfa de tráfico dc oro sc habfan ido perdiendo con la escase{ del oro, llas de su propia destrucción. El establecimiento formal dc trabajo forzoso cntÉ la
aunquc podfa obúcncrsc mlis en los rfos y en lae min¡s. Esto requcrfa tra{ajo, y Colón población indfgena sólo precipitó un proceso que ya estaba resultando catastróñco,
ya habfa introducido un sistema de trabajo indfgcna fotzoso que ayudala a produ- su total extinción. A los 2O años de la llegada de Colón, la población de la que ha-
cir tributo al rcy y provecbo para los colonos. bfa sido una isla densamente poblada, desapareció por la guerra, las enfermedades,
Intentos ¡rara recmplazar ésrc por un sistcma de trabajo voluntario basados cn dis- los malos tratos y el trauma producido por los esfuerzos que hicieron los invasorcs
tintas formas de pagos no dicron resultado como era de prcver cn una socicdad en por adaptarla a unas formas de vida y comportamientos totalmentc distintos a su cx-
la cual cl conccpto europco dc .trabajo, era totalmcnte cxtraño. Por lo tsnto, la co- periencia anterior.

4. Gonz¡loFcrnl¡dczdcOvicdo, Swturlod. larsturclhistorladclaslndias, ed.ro¡é 5. Pam un tr¡t¡rnicato m& detcoido dcl sistcm¿ dc l¡ cncomic¡rd¡, véa¡c Elliot, Iú|LC,
Mir¡¡d¡. Mé¡ico, 195O, pp. Et-89.
II, cap. l, y M¡c l-eod. cap. 2; adcmás, Gibson, HALC,IY. cap. ó.
r-A coNQrjrsrA BsP^ÑoLA y LAS CoLOMAS DE AMÉruCA 139 l4O HrSnoRIA DB AMÉNCA LATTNA

En un intento desesperado por mantener el suministro de mano de obra, los co- Casas, bizo un nuevO intento Por abo¡dar el problcma, cnviando un¡ comisión de
lonos invadicton masivamente las Bahamas y deportaron a su población lucaya a La 3 ierónisros para gobcrnar cn la isla. Los 2 años de gobierno dc losjerónimos de-
que se derivaban al aplicar las buenas intcn-
Española. Pcro cuantos m6s grupos de emigrantes llegaban de España en busca de -óstraroo claramente las diflrcultades
una fortuna rápidq, la introducción de la mano de obra forzada de las islas vecinas ciones ante hechos dcsagradablcs. Rcsultaba diffcil erradicar los abusos, y el des-
no senfa más que como paliativo. La estabilidad que Ovando buscaba demostró ser ccnso de la población indlgena no podfa detenerse.
imposiblc de lograr, y el intento de imponerla por medios automátieos provocó vio- Aceptando de mala gana que la economf¡ de la isla c¡a insuñciente par¡ la su-
lentos resentimientos en contra del gobernador. Estableciendo un modelo que se re- pervivencia sin la mano dc obra forzada, los jcrónimos llcgaron a la conclusión de
peürfa a menudo en las Indias, los disidentes locales lograron movilizar a defenso- que la tlnica solución era importada de fuera, cn forma de csclavos negros. La ins-
res influyentcs en la Corte. Ovando fue cesado de su cargo en l5(D, vlctim¡ de titución de la esclavitud negra ya se conocfa en la sociedad medieval mcditerránea.
Fonseca y sus oficiales de L8 Española. Diego Colón, que le sucedió como gober- Los comcrciantes pofugueses h¡bfan importado ncgros para Porrugal' procedcntes
de la costa .báfüarar, dcsde mcdi¡dos dcl siglo xm, y cl núsrcro dc csclavos nagros
nador, no corrió mejor sucrte. Las pretensiones de la familia Colón le hicieron apa-
en la penfnsula IHrica aumcntó considerablemcnte en el siSlo xv, cuando la pcne-
reccr como soopc,choso ante la corona, que en l5l I dio un pa.so imPoftsnte al limi-
tración frortuguesa al sur de la cost¡ de Guinca creó nuevas fuentes dc suministro.
tar zu poder, etableciendo un tribunal legal pcrmanente, la audiencia de Santo
Gozando de un monopolio de comcrcio cficaz, los comcrciantes Portugucs€s abas-
Domingo. La audienci¡, basada cn el modelo dc las cancillcrfas de Valladolid y Crra-
tecieron ampliarncntc ¡l mercado cspañol dcsd€ l¡ décad¡ de l4ó0. Mientras que Lis-
nada, sirvió t¡nbién como modelo psra otros uibunalcs quc la corona española os-
boa era la ciudad con la mayor población negta cn la pcnfnsula, p¡otrto hubo un nú-
tablecela durante el tiempo en que e¡tendió su dominio sobre el continente omeri-
mero sustancial dc csclavos -algunos de ellos más bien moros que negros- cn
cano. Los rgcntcs ad góUicrnó rcal estuvieron en el futuro bajo \a inspccción
muchas de las principales ciudades españolas, dondc sc cmplcaban' cn gencral, paf,a
const¡ntc dc los agentes dc !a justicia real.
el servicio domé¡tico. Scvill¿, con una población total de unos 100.00O babitantcs
El continuo declivc pe los indfgenas de La Española y de la población no blan- en los años de 1560, t€nfa cn cse mismo tiempo unos 6,(XX) csclavos, la mayorfa de
ca importada, trajo dos rcspuestas distintas, c¿da una con las mayones coosecuen-
ellos negros.
cias para cl futuro dc la América española. En primcr lugar, provocó un poderoso Por lo tanto, no cs sorprcndcntc que la mano dc obra dc esclavos negros lcs pa-
movimicnto de iodignación moral en la propia isla y cn la España misma. El movi- reciera a los españoles que ofrecfa une resPuesta natural a los problcmae dc [.¡ Es-
miento era dhigido por los dominicos horrorizados por las condiciones cn que en- pañola. El primcr embarquc dc negros l¿dinos (dc h¡bla cspañola) llcgó a la isla cn
contr¡ron las i¡las cuando llogaron en 1510. Su mayor exponente fue Antonio de 15O5; a éstc lc siguieron más consignacioncs, hasta que Cisneros prohibió los em-
Montesinos guicn, on un sermón predicado en Santo Domingo el domingo antes de barques, debido a quc la prcscncia'dc crecicntcs masas dc ladinos provocaban gra-
la¡ n¡vidadcs dc l5ll, denunció los malos tfatos infringidos a los indios y se negó ves desórdenes. Pcro cn 151E, después dc su mucrte y con la bcndición de los je-
a d¡r l¡ comunión a los encomendefos que consideraba más responsablcs. Su parti- rónimos, los cargamentos em¡rezaron de nuevo bajo los auspicios dc la corona, con
dario m¡ls importante fuc B¿lolomé dc las Casas, quien en 1514 renunció a su en- Carlos V, concediendo licencia a un miembro dc su c¡sa dc Borgoña para enviar
comicnd¡ y a sus irttc¡cses corcrciales en las islas, dedicando los 52 años que le que. 4.0(X) esclavos a las lndias cn el curso de 8 años, quién rdpidamente vcndió su li-
daban dc su vida turbulenta, a una defensa apssionada de los stlbditos indios de la cencia a los genovcses. Un nuevo y lucrativo üpo de comercio transatlánüco se em-
oo¡on¡ española. pezó a crear, cuando el Viejo Mundo de Afric¡ vino a compcnsar la balanza dcmo-
I:s rcpercrrsiones dc estc moyimiento pronto se sintieron en la corte de Fernando gráfica dcl Nuevo Mundo de América.
el Católico, donde cl cinismo sobre la explotación dc las riquezas dc las Indias se
La catástrofe demográñca que habfan sufrido los habita¡rtes indfgenas de La Es-
moderó por un conocimiento de las obligaciones quc la corona impuso a travég de pañola tuvo otro efecto más inmediato y potente. El exceso de colonos españoles en
un¡ sucesión de bulas papalcs que culminaron en la del 28 dejulio de 1508, que con- la isla, obligando a importar mano de obra para asegurar su propia supervivencia,
ccdió un patronato univcrsal, o derecho de prescntación de los beneficios del Nue- también f.orz6 por ra,¿ones parecidas, a exportarla. I-a urgencia por la exploración
vo Mundo, como fecompcnsa a los OnerOSoS deberes que comprendfa la evangeli- fue, en cualquier caso, instinüva para la mayorfa de aquellos hombres, ya que la'ne-
zación dc la población indfgena. Se necesitaba clalarnente un nuevo código legislativo cesidad e inclinación trabajan mano a mano. El tercer y cuarto viajes de Colón, en
para proteger a los indios de los abusos horriblcs que Montesinos y sus colegas des- 1498 y l5U2-15Q4, habfan rovelado mucho sobre los contornos del Caribe y permi-
cribicron. Las leyes de Burgos dc l5l2 fueron un intento, si bien, ingcnuo dc pro- üeron trazar la ünca costcra de América Central y partc de Tierra Firmc (Venczuela).
tccción, para regular cuidadosamente el funcionamiento dc la encomienda, una ins- I-os descubrimicntos del almirantc, como las ricas pesquerfas de pcrlas en la costa
titt¡ción quc no era incompatible las debilidades y deficiencias dc la mayorfa de Venezuela, animó a otros a scguir el rastro. En 1499, Alonso de Hojcda hizo la
-dadas
dc los indios- con el principio de la libc¡tad de los indios, que la ley también pro' carta dc navegación de la costa venezolana hasta et golfo de Maracaibo; en 15O4 Juan
clamaba. dc la Cosa exploró la costa de Darién; y alavez que crecfa cl radio del cspacio ex-
L,as leycs de Burgoa se murieron en la misma pluma de sus lcgisladorss: no ha- plotado cn torno a S¡nto Domingo, aumentabao las preeiones para conquistar y
bf¡ ar¡toridad cn l¡s islss quc quisiera o puüera ascguraf su ejecución. Pcro en 1516' cmigrar.
a la mucrtc dc Fcrnando, cl rcgcnte Ca¡dcnal Ci¡ncro¡, bajo la influcncia dc L¡s
142 HIsroruA DB AMEn¡CA IITINA
LA CONQUISTA ESPAÑOLA Y IAS COI.ONIAS DE AMÉR¡CA I4I
ilusori¡. Los esclavoe importados sucumbieron tan rápidamcnte como la población
Desde 15O8, los inquietos colonos de Santo Domingo se fucron acercando rápi- local ¿ la quc habfan venido a reemplazer, y la devastación dc una fegión no iba
damente hacia las islas cercanas. l.a colonización de Puerto Rico empezó en 1508' acompañad¡, como los cspañolcs habfan confiado, de la restauración de otr¿.
y la de Jamaica en 15o9. Dos años más tafde, Diego veldzquez como diputado de Si-n cmbargo, cl ncgocio lucrativo dcl tráfico de esclavos hizo aumentar
sustan-
Diego Colón, emprendió la conquista de lo que iba a ser un gran pf€mio, la isla de cialmcnte cl conocimicnto geográfico, ya quc los invasores cxplotaron las costas de
Fernandina, o Cuba, quc se convertirfa en una base para los viajes de exploración Tisrra Firme, Panamá, Hondurss y Florida, trazando los mapas de las Bahamas y
y conquista del continente artericano, y su puerto de La Habanai que se volvió a em- las D€queñas Antill¡s. También sc promovió el tráfico local cn el Caribc, impul*ln-
plazar en un lugar protcgido, en la costa norte cn 1519, rcemplazarfa a Santo Do- ¿ose lós primeros intcntos dc construcción naval para haccr frcntc a las necesid¡-
mingo como puerta hscia las Indias. des dc loi hombres qu€ eran comcrciantcs e invasores, a la vcz. El .perfodo dc las
Desatendiendo las peticiones de la familia Colón, la corona cstaba expcdiendo islas¡ dcl dcscubrimicnto, conquista y colonización que comPrendió los años 1492
entoncec liCcncias para el descubrimiento y conquista de las rnasas de tierra apare- a 1519, culminó, por lo tanto, cn un pcrlodo de scelerada e intcnsa actividad, csti-
cidas repcntinamente y que parecfan obstruir la ruta hacia el cste. ¡uan Ponce de mul¡da en ssguid¡ por el fracaso inicial de Santo DominSo Para m¡nten€r sug in'
I_cón, el conquistsdor de Puefo Rico, descubrió Florida en 1513, Pero no aProve- quietos innigrantcs y pof las pcrspectivas rápidamcntc Propagadas dc eaqueos, co-
chó la autorización para colonizarla. Premios mós brillantes Parecfan hacer señas en mc¡cio y bcneficio cuando emPczaron ¡ descubrirse las tierras del continente.
otra parte. A lo largo dc las costas del golfo dc Darién, ascntafiicntos dc traficen- En csta época, y oon una frontera cn corlstante movimicnto, las esperanzas dc per-
tes hlbfan ido brotando para el rescate de oro que Poselan los indios locales. En su¡dir a hombres fronterizos por mtur¡leze, a echar rafces, estaban abocadas al fra-
1513, Vasco Nifñez de Balboa, acortando el camino a tfavés del istmo, divisó el c¿so. Er¡ cicrto quc La Española, con 8u c¡ecient€ msoo de obfa negfa, con cl ticmpo
Océano P¡cffico dcsde Darién. Tres mcscs antcs dc divisar estc panor¡¡na' 8e ha- consiguió sobrqronersc a les dificultadcs para alcanzar una modcsta viabilidad cco-
bfan dado las órdenes oPortr¡n¿s en España para el envfo de uns expedición dcsde nómica, basada cn la cxportación del azrfcar y cuero. Sin embargo, Santo Domin-
la penfnsula bajo el mando de Pcdrarias Dávila, para reslizar la conquista de est¡s go no pdfa nunca cspct¡r qued¿rsc co¡ cl Pucsto de supremacfa que Gonzalo Fer-
re[iones del continentc, ahora bautizadas como Castilla del Oro, la tierra del oro. ná¡dcz de Ovicdo le habfa conccdido como capital del imperio ospañol de las Indias.
nn h brfsqueOa salvajc por el oro Pedrarias saqueó y scmbró cl terror; y cn el cho- Una vez que el contincntc se conquistó y colonizó, est¿ba s€ntenciado a encontraf-
que inevitable con Balboa, resultó vencedor. Bajo la dirección de Pedrarias, se dcs- sc al margen de los acontccimientos. Pero toda la experiencia dc La Española, la po-
ptegarot expedicioncs Para hac€r descubrimientos a través dc América Ccntral; la blación aniquilada y sus rccursos melogrados en busca de uu bcneficio instantáneo'
mayorfa lo hicieron por l8 costa dcl Pacffico, cn dondc Pcdrarias fundó la ciudad sc establesió conro una advcrtcncia tcrrible de los efcctos de la mentalidad conquis-
de Panamá en 1519. En este mismo año, Corés desembarcó en México, y Maga- tadora, libre de cscrrlpulos mofales o dcl control institucional. El mismo proceso se
llanes zarpó en cl viaje dc circunnaveSsción gue proporcionarfa a España demasia- rcpitió de nuevo en el istmo de Panamá de Pedrarias Dávila. A menoe quc la colo-
do tardc, cu ruta marftima occidentd hacia cl cste. nización 8G vinculara mejor a la conquieta quc e¡r los primeros años del Caribe es-
Con cad¡ nucva incursión de los intrusos españoles' cl radio de destrucción se pañol, las expcdiciones que sc cstaban dirigicndo al continente amencano sólo con-
ampüó. Una t¡as otra, las óre¡s de pcnetrsción española perdfan sus poblaciones abo- quistarfan tierra baldfa.
rfglnes ante la constante y progresiva marcha de rompimiento, desutoralización y
enfermedades, de mdo que los invasores hacfan qsfue¡¿os frenéticos para repoblar
la mcng¡¡da m¿no d€ obra nativa, organizando expediciones Psra caPturar esclavos Le oncrxzecróN y EL AvANcE Dg I-A coNet IsrA
en las regioncs ccfcanas. A las invasioncs en las Bahamas y lae islas más pequeñas
del Caribe para rcstablecer la población aborigen de La Española, les siguieron otfas Podrfa decirse quc l¡ América cspañola continental se conquistó entre l5l9 y
a Florida y el golfo de Honduras para repoblar la de Cuba. Mucho antes de que Cor- 154O, en el sentido de que esos 2l años vieron el cstablccimiento de la prescncia es-
tés zarpaia para Cuba, las incursiones de esclavos también habfan sido activas cn pañola a través dc zonas extcnsas dcl continente, y una afirmación de la soberanfa
la costi dc Íucatán. Pero fue en el perfodo que siguió a la ocupación del istmo de española, máe cfectiva en unas regiones que en otras, sobre los pueblos que no h8-
Pananó y el descubrimiento y conquista del Pení, cuando las incursiones de escla- bfan cafdo de,ntro del árca jurisdiccional adjudicada I Portugal por cl Tratado de Tor-
vos sc convirtieron en una forma de vida rcgular y sumamentc organizada' La de' desillas, un árca que inclufr cl descubrimiento reciente de Brasil. La penfnsula Ibé-
saparición de la población india del istmo dc Panamá significó que los españoles ha- rica, excluycndo Portugal, tcnfa una superfiqie de más de 50O.0ü) km2. La
blan dejado cl territorio sin mano de obra para poder cultivar los campos, sepafar superficic dc las Américas gue se hallaban bajo el dominio español durante esas dos
el oro y llevar la pesada ca¡ga que habfa que tfangportar a través dcl istmo pafa em- décEdEs cra dc 2.00O.(nO km2. I-a corona tenfa unos seis millones de srlbditos en
barcarla hacia Perrl. Para hacer frente a sus necesidades, los colonos ee volvieron Castilla y otro millón cn Aragón, y entonccs adquirió aunque de modo tra¡¡citorio,
no sólo a las á¡eas tradicionales proveedoras dc esclavos en cl Caribe, sino también
antcs dc quc la mueft€ y la dcstn¡cción cobra¡an su tcrrible nrfmero dc vfctimas, unos
hacia la densa población qUc h¿bitsbe la rcgión lacustre dc Nicaragua, donde las in-
50 millone¡ de nucvos ¡rfbdito¡ cn las Américas.
cursio¡cs para capturar csclavos ¡lcanzarou un nucvo grado dc intcnsidad. Pcro en
Doc grandes s¡coE dc conquista, moviéndosc hacia fucta de las Antillas' com-
todo¡ loe lugares la cspcranza dc rcproducir la población india pcrdida domogtr6 ecr
I44 TIISTON.IA DE AMÉruCA LATINA
LA CONQUTSTA ESPAÑOLA Y LAS COLONIAS DE AMÉRICA I43
llanuras argcntinas. Entre algunos de estos pueblos, la tradición oral y el folklore
plcmentaron la subyugación del continente americano. Uno, organizado desde Cuba mantcnfan viva la historia de la conquista. Entre unos' la memoria colectiva se ex-
entte 1516 y 1518 rccorió México entre l5l9 y 1522, destruyendo la confedera- tinguiójunto con la propia gente y sntre algunos otros, espccialrrente los aztecas y
ción azteca, y después se irradió hacia el norte y el sur desde la meseta central me- loJmayas, quc habfan desarrollado sistemas de escritura, los episodios dc la con-
xicana. Hacia 1524 el movimiento dirigido hacia el sur se habfa extendido hacia los quists se mAntuvieron frcscos en la canción y le po€sfa, bien porque fueran conta'
actuales Guatemala y El Salvador, Pero pasa¡on otros 20 años antes de que los cen- dos a los frailes quienes las pusieron por escrito, o porque las recogieron por escritos
tros mayas más importantes de Yucatán fueran sometidos a algún tipo de gobierno quicnes, aunque no tcnfan experiencia de la conquista por sf mismos, lo hubieran
español. El avance hacia el norte desde México Central trató de ser incluso un Pro- aprcndido de los miembros de la generación sntcrior.
ceso más lento. Entre 1529 y 1536, Nuño de Guzmán, destruyendo el norte y el oeste Dada la variedad de pueblos, la relativa escasez de recursos y la naturaleza de
de México c¡eó el amplio rcino de Nueva Galicia. t a exploración continuó con Her- las circunstancias en las que se produjeron, serfa demasiado decir que los testimo-
nando de Soto, quien en 1539 se dispuso a explorar el sudeste de América del Nor- nios que sobrevivicron nos d¡n un¡ visión .indiar de la conquista. Sin embargo, nos
tc y Francisco Vázquez Coronado buscando en vano las 7 ciudades de Clbola, en proporcionan una serie de recuerdos patéticos, filtrados I través de la lente de los
las praderas al oeste del Mississippi entre 1540 y 1542. Peto el fracaso de estas dos derrotados, o dcl efecto producido en ciertss ttgiones pof l8 rápida imrpción do fo-
expediciones marcó los lfmites extrcmos del avance espaüol. Las tierras fronterizas rasteros intrusos cuya ap¡riencia y conportamionto $taban muy alejados de lo ha-
del norte de Nueva Galicia fueron abandonadas al lento movimiento de las empre- bitual. I¿ Relación de Michoacán, por ejcmplo, recopilada por un franciscano es-
sas misio¡eras avanzadss dc las haciendas y las minas; y no será antes de 1562-1575 pañol hacia 1540 sobrc un material rccogido ante¡iormente dc unos n¡tivos
cuando otra gr¿n región del norocste mcxicano, Nueva Yizcaya, fue puesta bajo do- tafascanos, como se cita a continuación, recoSe las impresiones que los tarascanos
minio cspañol gracias a Francisco de lbarra. tenfan de los españolcs:
El Otro arco de la conquista, comenzandg en Panamá, se movió brevemente ha-
cia el nortc en 1523-1524, hasta llegar a Nicaragua, y entonces, después de una pc-
qucña pausa, tomó la ruta del Pacffico hacia el sur p¡ua llevar a cabo la conquista Lucgo como vicron los i¡dios lo¡ cspalolcs, dc vcr gcntc tED €8tr8ña y vcr quc
del imperio Inca en 1531-1533. Desde Penf, los conquistadores se movieron hacia no cor¡fa¡ sus comid¡s de ellos, y que tro sc omborrch¡b¡n como ellos, llamában-
el nofte hasta Quito (1534) y Bogotá (1536), en dondc se encoDtraron a otros gn¡' los tucupacha, quc ¡oD dioscs, y tcrcpacha quc son grandeo hombro¡; y también
pos que bajaban dc las costas de Venezuela y Colombia. Mientras que una expedi- tomatr cstc voc¡blo por üorcs, y acazccha, ques gentc quc Ústc¡ gorrs!¡ y gombrc-
ros. Y dcspués ¡¡d¡¡do cl ücmpo, los llamaron cristianos, decfan que b¡bfrn vcnido
ción al Eando de Gonzalo ?izano salió de Quito en l54l para explorar el Amazo-
del ciclo los vcstidos quc trufan, dccfal quc cran pcllejos dc hombrcs como los quc
tras, otrgs gonquigtadores se trasladaron hacia cl sur, adentrándose en Chile, donde
ellos se vestlrn en ¡us ficst¡s; ¡ loc c¡bdlo¡ llam¡b¡n vcnados, y otros ,tyc¿n, qve
Pedro de Valdivia fundó Sanüago en 1542. I: conquista de Chile se malogró en unn cran unos como caballos quc cllos h¡cl¡n cn una 3u ficat¡ de cuingo, dc pan dc blc-
gfrerra de agotauriento con los indios araucanos. En la otra Parte del continente, una dor; y quc las crincs quc cran c¡bcllog postizos quc lcs ponlan e los c¡ballos. Dc'
expedición euroPea bajo el mando de Pedro de Mendoza, trató aunque sin éxito de cfan ¡l cazoni los indios que primcro loc vicron, quc hablaban loe caballos, quc
ocupar la región det Rfo de la Plata en 1535-1536, teminando por dejar un lejano cuaodo cstaban a caballo los cspañoles quc lcs decf¿o los c¡ballos por td pano ha-
pueito avaazado de colonización en Paraguay. Buenos Aires, fundada inicialmentc brenos do rr.7
én 1536 y d$tn¡ida en 1541, se restableció en 1580, csta vez desde Asunción, no
desde Europa.
Aunque las regiones marginalss, ya fucra en el norte de México o en la Parte me- El choque de la sorpresa que causó la aparición de los españoles y sus caballos
ridion¡l de Améric¡ del Sur, resultaban refractarias a la acción colonizadora, las po- dieron a los invasores una importante ventaja inicial. Pcro los relatos cargados de
blacioncs indfgenas de las regiones más pobladas y colonizadas se sometieron al do- presagios de los vencidos prcducidos bajo el impacto abnrmador de la derrota no p¡o-
minio español en una sola generación. ¿Cómo se puede explicar la extr¿ordinaria porcionan una base adecuada para comPrender el triunfo español. Por su naturale-
rapidez de este proceso de conquista? za, estas narraciones se mueven inexorablemente hacia la catástrofe, que desdc el
Está dentro de la misma naturaleza dc la conquista que las voces de los vence- principio se simboliza por misteriosos presagios, como el inexplicable incendio de
dores tengan mayor repercusión que las de los vencidos.o Esto es especialmente los templos o la aparición de un pájaro extraño con un espejo en la cabeza. El sen-
cierto en las Américas, donde un mundo conquistado muy pronto iba a ser un mun- tido de lo inevitable aumenta de manera inconmensurable el patetismo de los rela-
do destruido. En cualquier caso, se trataba de un mundo de infinita variedad' des- tos dc los vencidos, pero siguen siendo relatos que reflejan más bien la percepción
de los densos asentamientos de pobtaciones como en Mesoamérica y los Andes hasta Posterior a ¡a conquista de un hecho demasiado amplio para quc se pueda compren-
los pucblos parcialmente scdentarios de la periferia de esas regiones, pasando por
grupos dc cazadorcs y recolectores como los que vagaban al norte de México y las
7 .Relación dc las ceremonias y ritos, población y gobíerno d¿ los t¡tdios dc h provin-
cia dc Mcchwcan, Colccción dc documcntos inédito! gara la bietoria do Bopeña, vol. L[I,
6.P¡r¡ ur¡ ü¡t¡mionto mlr amplio dc lo¡ indios y la conquiota cspañola, v&cc Hidalgo,
Madrid, 1845-1985, p. lO8.
IIALC,l, cap. 4, y Wachtel. IIALC, l, cap. 7.
I^A CONQI'¡STA ESPAÑOTA Y LAI¡ COI.ONIAS DE AMÉRICA I45 146 HIST1ORIA DE
^MEruCA
LATINA

piedras' pa-
der y asimilar en su totalidad, en lugar de proporcionar una v¡loración fidedigna dc mundo de acero y pólvora entró en colisión violenta con un mundo de
las posibilidades de los españoles en €l momento de su llegada' rccela que la derrota de este rlltimo cstaba predestinada. Pero el impacto de esta su-
La arrolladora superioridad numérica de la población indfgcna podrfa Parecer' perioridad técnica no estaba tan bien definida ni era tan incondicional' como puede
a primcrp vista, que ofrecla pocas oportunidades a los pequcños grupos dc españo- o"r""". a primera vista. En parte, se debfa a que los invasores estaban pobremente
les unidos a sus bases lejanas sólo por las llneas de suministro más precarias. Pero equipados en comparación con cl modclo curopeo del siglo xvl. La mayorfa dc los
en las primeras fascs dc la conquista la compleja diversidad de aquellas poblacio- nómbres de Cortés estaban armados con nada más complicado que espadas, picas
supondrfan s€- y cuchillos; y las armas de fuego de que disponfan consistfan rlnicamente en treoe
4es obraban en favor de los españoles, aun si en una etapa Posterior
rias dificult¡des. Tribus nómadas y semisedentarias situadas en unas regiones débil- mosquetones, junto con diez cañones de bronce y cuatro cañones ligeros. Sólo con
mente pobladas, encontraron diffcil impedir el paso de europeos resueltos y las mayores dificultades podrfan arrastrar estos cañones a través de los bosques y
fuerternente armados, aunq¡c las flechas envencnadaS que usaban en elgunas par- subir las montañas; la pólvora se humedecfa al atravesar los rfos y debido a las llu-
tes de l8s Améric¡s causaron vfctimas entre los invasores. El problema más inme- vias torrenciales; e incluso cuando estaba seca, la frecuencia del fuego de los mos-
diato para los españoles fue cómo conquistar y d$pués mantenef las zonas de ma- quetones no podfan compararse con los arcos de los nativos.
yor interés para é[os, con las grandcs poblacioncs sedent¡rias en Mcsoamérica y los En Mesoamérica y en los Andes, los españoles encontraf,on sociedades acoshlm-
Andes, donde las posibilidades de riquezas minerales y una mano de obra discipli- bradas a gUerras en gran escala, aunque eran un tipo de gueffas con un ritmo y un
nadajusüfrcaban el esfi¡erzo de la conquista. ritual diferentes ¡ los de los europeos. Las annas de piedra y madera no se podfan
Pero la misma extcnsión y el carácter dc est¿s poblaciones de Mcsoamérica y los comparar con el acero de los españoleg, y esa Otra ar¡na mgrtffera, la maza de Ob-
Andes resulBba finalmcntc 6€r más bien una vcntaja que una dcsventaja para los es- sidiana de los americanos, conocida como nacuahuitl, & quebró sontfa el yelmo y
pañoles. En los impcrios a^ea e inca, una multiplicidad de tribus competidoras bro' la armadura del español. Por lo tanto, en una batalla camPal, las fuerzas de los az-
taron bajo una forma dc control centrsl quc era mÁs o menos Protcstsdo. Esto per- tecas c incas, a pesar de su amplia superioridad numérica, tenfan pocas esPeranz¡s
mitió a los españolcs cnfnentar un grupo tribal contra otro y volvcr a los pueblos de emplazar a um ñ¡e¡:za gspañola comPuesta de caballela e infurterfa, con tan sólo
contra sus odiados jcfes. También significó que, una vez que el podcr qent¡al quc- cincuenta hombres, a menos que consiguieran reducirlos por agotamiento. La me-
dó derrotado, tos cspañolcs sucesivamente se convirticron cn los jefes de poblacio- jor posibilidad consistfa cn straPar pcquciros grupos de españoles dcsprcvcnidoo fuera
nsc ya acoshrmbrad¡s a algunos grados dc subordiaación. Sin embargo, los pucblos de sus guarniciones, o stacarlos en lUgares donde no tuvicran la oportunidad de reOr-
dc la periferia dc cstos .imperios', y los que se hall¿ban dispersos por les áridas tie- ganizarsc ni maniobrar.
rras poco pobladas dcl norte de México o las regiones selváticas de la América del Los indios tenfan la gran vcntaja dc opcrar en un cntorno familiar, al que los es-
Sur mcridional, rosultaron ser incomparablcmente más diffcilcs de domin¡r, en es- pañoles arfn tenfan que aclimatarsc. La superioridad tccnológica servfa para poco
pecial cuando habfan tom¡do la medida de la forma de combate de los españoles y cuando, como pasaba a menudo, los españolcs tenlan que combatir los efectos del
Labfan aprendido a usaf arIrr8s de fuego y caballos. Dispersos ampliamente, semi- calor y la altura, y las enfermedades producidas por los alimcntos y bebidas que no
nómad¡s y desacosourbrados a la dieciplina impuesta desdc fuera, Fevcleron una ca- les resultaban familiares. M¿fs arfn, las armaduras pesadas suponfan un lastre an estos
pacidad dcsesperantc para eludir o rcsistír cualquicr intento español por introducir climas, y los españoles al cambiar a la arm¡dura de algodón acolchado de los me-
alguna forma de dominación. Una solución era dcjarlcs hacer lo que quisieran y ver- xica como sustitución, pagaron un tributo inconscienúe al modo en el que las circuns'
daderamente esto era lo que a menudo ocurrfa. Pero no siempre cra posible igno- tancias ambientales pudieron anula¡ las ventajas tecnológicas. Aun asf, cl hecho era
rarlos, ya quc algUnas tfibgs, como las del nortc de México, Se encontraban en tie- que los invasores disponfan de mayor pericia técnica, a la que recurrfan en caso de
rras ricas án yacimientos de minerales y otres amenazaban las tenues rutas de emergencia. Esto resultaba especialmente notorio en el manejo de los barcos. La ha-
suministros a los enclaves españoles, o creaban una Pcnnanente inseguridad en los bilidad de los conquistadores dc México y Penl para annars€ por mar, y la superio'
lfmites de las regiones que estaban escasamente oc'upadas. ridad de Cortés en el lago Texcoco al desplegar bergantines especialmente construi-
Las caracterfsticas de las sociedadcs receptoras en las regiones más codiciadas dos, indica parte de las reservas de fuerzas que posefan los europeos cuando
por los cspañoles dan una mejor explicación al éxito de la conquista y la posterior embarcaron para la conquista de América.
ocupación. Pero, aunque la naturaleza sedentaria de la población en est¿s regioncs
y el grado de control central al cual estaban ya sometidas, demostraron ser venta- El caráctei de las sociedades a las que se enfrentaron y su propia superioridad tec-
jas con las que los españoles podlan contar, el becho es que en muchos puntos, los nológica originaron brillantes oportunidades para los invasores europeos. Pero est¿s
invasores se enfientaban ¡ una resistencis fu€rtemente militarizada, con fuerzas que oportunidades todavla tenfan que aprcvecharse y, en este aspecto, se puso a prueba la
superaban ampliamentc las suyas. capacidad de organización e improvisación de los europeos del siglo xw. El hecho de
El caballo les dio a los españoles una gran ventaja en términos de sorpresa ini- que hubieran fracasado lamentablemente ante algunos de sus enemigos, como los in-
cial y de movilidad, pero Cortés sólo tenla dicciséis caballos en su marcha hecia cl dios araucanos de Chile, indica que el triunfo no se produjo automáüc8mente. Regio-
intcrior dc México. t-oe invasores taobién sac.aron un provecho incoourcnsurablc al nes diftrentcs presentaban problernas difercntes y exigfan rcspuestas diferentes, y cada
pcrtcnccer & un¡ Eociedrd con unl rupcrioridad tccnológica docisiva. Cu¿ndo un expod.ición o intcnto de coloniz¿ción posefa sus propias pcculiaridadcs.
I48 HISTORH DBAMÉRICA LATINA
r-A CoNQIJISTA ESPAÑOLA Y tAS COIJ()NIAS DB AMÉRICA 147

Por lo tanto, muchos miembros de la troPa, al menos gue obtuvieran un botfn ex-
Pero mientras que, especialmcnte durantc los primeros años, no habfa un Pro-
cedimiento rlnico para la conquista y colonización, cicrtos modelos tendfan a cstt- ccpcionalmente fico, tcndlan a convtftirsc en pcnnsncntes deudores, ya fuera de em-
presarios absentist¿s o de sus propios capitanes. La conquista de América fue, de
blecerse, simplemente porque las expediciones militares necesitaban organización 'trecho,
posible gracias a una rpd de créditos, que circulaban por interrnedio de agen-
y abastecimientos, y las expediciones comerciales pronto sc dieron cu€nta quc no
tes locales y emprcsarios respaldados por funcionarios re¿les y ricos encomenderos
podfan prescindir del apoyo militar. En Venezuela central, los banqueros de Car-
de las Antillas, y arln más lejos, al otro lado dcl Atlántico, por Sevilla y las gran-
los V, lós Welscr, intcntaron coloniza¡ entre 1528 y 1541; se establoció, como se
dcs casas bancarias dc Génova y Austria. Pcro los hombrcs que formaban las óan-
podfa esperar, un fuerte elemento comercial en su postura hacia la coloniz¡ción.
das de guereros no estsban completament€ indcfensos. Muchos de ellos, haciendo
A pesar de esto, sin embargo, las expediciones comcrcialcs pronto dcgcneraron cn
un dcpósito comrln de los recursos que tenfan, formaban sus propias socicdades al
incursiones para la captura dc esclavos muy parccidas a las de las Antillas y Panamá.
interior de la banda, contribuyondo juntos a comprar un caballo y pcrmancciendo
Al igual que los interbses comerciales consideraron necesario acudir a métodos juntos durantc muchos años sobrc la base de una confianza mútua y una división pac-
militars, las band¡s de guerreros organizados no pudicron por mucho ticmpo pres- tada del botfn.
cindir de los servicios de los comerciantes. Lo más cercrno a esto que llcgaron a Estas sociedades privadas entre la tropa proporcion¡ron un elemcnto de cohesión
h¡cer, fue en la región del istmo en los años postcriorcs a 1509, cuando la ausen- en los agrupamientos cspontfneos que formaron las bandas guerreras. Las afiliacio-
cia del capital de la necesidad dcl capital tanto grsnde como pequeño, las elp€-
-y
diciones terrEstr€s, hicieron su norma-, hizo posiblc la form¡ción de bandas dc gue-
nes regionales, además, ayudaron a proporcionar cobcsión aunque también, cn oc,a-
siones, podfan ser unos focos dc ma¡cadas divisionca, como cr¡ando una nucva fucrza
fferos, o compañtas, con un caráctef fuertemente igualiUrio. Estas compañfas de expedicionaria bajo el m¿ndo de Pánf¡lo de Nan'áez dcscmba¡có en la costa de Mé-
guerreros basadas en un acuerdo previo sobre la distribución dcl botfn, cstaban muy
xico, en mayo de 1520 para disputar a Cortés la supremacfa. Bernal Dfaz comentó
bicn adaptadas al tipo de combate por incursioncs que sc hacfa en cl Caribc, cl ist- mordazmente sobrc los recién llegados: .como nucstro emperador tienc muchos rei-
mo de Pan¡rná y las zonas fronteriz¿s como Venczuela. Indud¡blemcnte' eren el pro- nos y scñorfos, hay cn eüos mucha divcrsidad de gentes, unas muy esforzadas y 96.as
ducto dc las condicioncs de ftontera y no cs sorprendcntc que.hubicraa rcaparcci- mucho más, y quc nosotros somos dc dcntro de Castilla la Vicja, y nos dicen qas-
do de una forma muy semejante a la del Brasil portugués, con las Wciras, quc tellanos, y aqucl capit{n que está cn Ccmpoal, y la gente que trac, eg de otra pro-
surgieron al final del siglo xvl, y en el siglo xvtr. GruPos dc hombres muy cohesio' vincia que llaman Vizcaya, y s€ ll¡ña¡l vizctfnos, que hablan como los otomfes, cer-
nados, posclan gracias a sus caballos las ventajas dc la movilid¡d. Sus gastos' a¡nrtc ca de México'.8
del coste de los caballos, eran pequeños. Armas dc fuego, que cran costos¡s y quc Mientras que las rivalidades regionales en la penfnsula se reflcjaban inevitable-
de todas form¡s se dctcrioraban rápidamcnte por la corrosión y la humcdad dc la scl- mentc entre los conquistadorcs, también era cie¡to que el prcdominio dc una región
v8, apenas sc necesitaban para la clasc de oposición con la que sc tcnfan quc cnfren- en una banda de g[erreros, @fa proporcionar un nrlcleo central de lealtadcs vin-
tar. Ármados con cspadas de acero y acompañados por podcrosos mastines' Pcrsc- culando hombre a hombre y a todos ellos con sus jefes. La rclación entre los extrE-
gufan a los indios atcrrorizados, matándolos, csclavizándolos, y apoderándosc dc meños resultó ser un foco de enorme fort¿lez¿ para Cortés y Pizarro. Proccdiendo
todo el oro que podfan encontrar. I menudo de una sola ciudad o de un grupo de ciudades, los amigos, los parientes
Sin embargo, t¡n pronto como sc planteó el problema de realizar cxpediciones y seguidores de es3os dos capitanes formaron un¡ unidad dentro de la unidad, un gru-
a nayor distancia, cspecialmentc aquellas cn las quc sc nccesitaban batcos, formas po estrgchamente unido basado en unos antecedentes comunes, actitudes comparti-
más óomplejas de organización se hicieron nccesariss. Los jefes dc las expedicio- das y un nexo estrecho de relaciones familiares y personales. Para sus compañeros
nes factibles de rcalizar tuvieron que recurrir a mcrcaderes o funcionarios con gran- extremeños, el taciturno y tacaño Francisco Pizarro cra, si no simpdtico, al mcnos
des recursos a su disposición, como el licenciado Gaspar de Espinosa, alcaldc ma- un tipo comprensivo.
yor de Castilta del Oro, bajo el mando de Pedrarias Dávila, quien fue una figura Los jefes necesitaban est¡ clase de apoyo si tenfan que conducir sus expedicio-
dominante en la financiación de expediciones desde Panamá, en los primeros años nes al triunfo. Desde el punto de vista de los capitanes, la conquista de América era
de la conquista del continente. un bucn negocio, dgo más complejo que la victoria sobrc uns desmoralizada pobla-
En sstas circunstancias era normal que se formaran sociedades: agrupaciones en- ción indfgcna por pequeñas pero determinadas bandas de soldados, que disfrutaban
tre los mismos capitanes y entre capitanes e inversores. En Panamá, por ejemplo' dc una decisiva"superioridsd técnica sobre sus adversarios y estaban impulsadas por
Francisco Pizarto y Diego de Almagro formaron una sociodad muy provechosa en un¡ consagracii5n comrln al oro, la gloria y el evangclio. Cualquier jefc de una ex-
asociación con Hcrnando de Luque, cuya condición dc clérigo no impedfa sus aven- pcdición sabfa que los indios no cran sus únicos adversarios, ni neccsaria¡ncnte los
turas empr€sariales. Los socios tendfan a dividir sus funciones, como sucedfa cn la más tcmibles. Los encmigos estaban también cn la retaguardia, desde los ministros
rclación de Pizarro y Almagro, en la que Pizarro proporcionaba la dirección mili- reales quc estaban dccididos a impedir la formación dc fer¡dos o rtinos independicnrcs
tar mientras Almagro reclutaba a los seguidores y preparaba el embarque dc loe hom-
bres y suminisros fijando las escalas a lo largo de la ruts. d-
Los inversores Pcdfan, como seguridad para 8u inversión, compartir los botincs
8. Bcñd Dflz dcl C¡¡tillo, Historía V¿rMcm dc b Conqutsta dc b Nucva Esryna,
Jo¡quln R¡¡nlroz C¡b¡ür¡, Mó¡ico, 1944, vol. Í1. p. 27.
acumulados por los hombrcc que habfan obtcnido caballo¡ o cquipamientos a c¡Údito.
LA CONQUISTA BSPAÑO¡"A Y Lr,S COI¡NIAS DE AldR¡CA 149
I5O HISTORTA DB AMÉRIC^ LATINA

en les r€giones todavfa sin conquistar, a los rivalcs locales que tenlan irrter& cn frr¡s- ned.iciones antpriores que habfan explorado las costas dc México y YUcatán, cn 1517
tfar su triunfo. Cuando Hcrnán Cortés zuVó de Cuba en 1519' lo hizo desaña¡do i-iSr8 baio el mandode Fr¡ncisco HernÁndez de Córdob¡ y Juan dc Grüalva, sc
'al goberaador de Cuba, Diego Vclltrzqucz, quien recurrió a cualquier plan concebi- i"Ul"n proyectaao sólo con cl propótito de explorar y resc¿t¡r. Cortés intentó algo
blJquc pudicra producir eu cafd¡. Por encima de todo, tenfa enemigos en 8u pro- i*o.piotrc-entre más anbicioso. A los pocos dfas de su dsscmb¡¡co, cl 22 dc abril
pio c-am¡ro, desdó los capitanes que querfan ocuPar su puesto a los gruñones sold¡- .Moc-
¿" tsis, supo que en algún lugar del interior vivfa un gobernantc podcroso,
ios de a pie, quienes ptaneaban traiciones porque su vcrdadera lealtsd cstsba cn otra ic"u,,,",'("o'¡1oie [a¡naban los españolcs), cuyo dominio incluf¡ a los pucblos dc la
- El o porqucpof
parte estaban ins¡tisfcchos con la distribución de los botincs. llanura coster&. Para una mente española, esta información indicaba una cstfategia
mEndó, lo tanto, cxigfa conocimicntos profundos t¡nto militarqs como po- t un gobrnante que ejercfail dominio sobre muchos Pucblo¡, dcbfa él mis-
llticos si una eipcdición tenfa que evitar la desintegración desde cl interior y la de- ".tot"f
mo ser cond-ucido, pot l" fu"tza o por cngaño' para que reconqcicra a u¡ señorfo
rrota desde cl exterior. Pero la presencia de indios hostiles, gcnerelmentc cn númcro todavfa más alto, el del rey de España. Por lo tanto, el objetivo supfcmo dcbcrfa ser
aplastante, obligó a estableccf una cl88e de compañcrism!, incluso cntre los quc no llegar hasta Moctezuma; un objetivo alcanzado por la peligrosa marcha hacia cl in-
eran compa¡eroi. Ante cl peligro y la desgracia era preferibte luchar juntos quo morir t"rtt, y el encuentro entre el capitán español y el gobcrnante aztecacn Tenochti-
solo; y ta perspectiva dc una muerte horriblc a manos dc cnemigos pagenos cra 8u- tlan, el-12 dc noviembre de 1519. Rccibidos en la ciudad como invitados, los cspa'
ficienic para promover un ace¡camiento de los rangos entrt hombres qug' a pcsar ñoles estaban en siturción de llegar, g¡acias a la estrategia dc Cortés, a su conclusión
de sus encmis-tades pcrsonales y agravios, eran al final uno, al scr todos cristianos lógica, tom¡ndo de mala gana bajo custodia a Moctezuma y consiguiendo do su hués-
y españoles. Un jefé trn diestro como Cortés, sabfa cómo jugar con cl rccuerdo dc Eú, convertido ahora cn invit¡do involuntario, el reconocimicnto dc la sober¡nla
ios peligros y los triunfos compartidos para mantener la cobesión y la moral dc sus del rey de EsPaña.
..goiAoio. .S¡ntiago y Esp¡ñar era un grito de combatc que podrfa tnular todas las Eliupuesto ¡anslatio irnpcrii de Moctezuma a Caflos V, descrito por Cortés cn
diferencias en una cauga conr¡n. la ingeniosa serie de verdad y ficción con que agradó al emperador cn -sus célebrcs
Era un grito dc combate y a la vez de dcsaffo y dc triunfo, el grito dc hombrcs de relaciótr, marcó cl comicpo, no el fin, de la conquista dc México. Pcro
firmementc convjncidos que serfan los vencedores. Est¿ confianza cn su propia su' ""rtas
mostró decisivamente dónde se encontraba la iniciativa. Cbrtés h¡bfa conscguido lle'
perioridad sobrc un enemigo quc lcs supcraba en nrlmcro, cst¡ba basada, ¡l mcnos gar tan lejos y tan rápidamente debido a su extraordinaria cepacidad para formarsc
án parte, cn un¡ actual superiorid¡d de técnica, organización y cquipamiento. Pcro, una idea dc un¡ situación y sacarlc provccho. Aparentemente, la confederaciútaz'
dctiee ¿e cualguicr factoimatcrial cstaba un conjunto de actitt¡dcs y rcacciones que tega, con un gobernantc suPremo y Una estructura dc cstadO OrganiZAda' rcprggen'
daben a los españoles vcntaja en muchas dc las situaciones cn las que sc Gncontra- taba un adversario incomparablemcnte r¡ls temible que ninguna otra socicdad que
ron; una crecncia instintiva en la natural supcrioridad de los crisüanos sobrc sim- los españolcs habfan encontrado en cl Caribe o cn el istmo. Pcro cl grado dc orga-
ples .btlrbaros'; un sentido de la naturalcza providencial de su cmPresa' quc hacfa nización y de control ecntral de Tenochtitlm crsaron oportunidadcc quc Cortés cx-
&¿¿ trionfo contra unas fuerzas en apariencia abn¡m¡doraancntc supcriores un¡ nucve, plotó con extraordinari¡ rapidez. La dominación mexica sobrc los otros pucblos de
prueba del favor dc Dios; y un sentimiento de gue habfa ury rcgomPcnsa tfltima para México central quc cxigfa un tributo oprcsivo y un suministro
-un¿ dominación
Lda sacrificio a lo largo de la rut¿. La perspectiva dcl oro hacfa soportable cada fa- constante de vlctimas para el sacrif¡cio- habfa gencrado un odio y un resentimien'
tigs: .tencmos yo y -it compañcros -decfa Cortés- md de corazón' enfermedad to que permitió a Cortés, en su marcha hacia el interior, prcscntarsc antc las tribus
qi" con [óroi'.e Sentfan también que tomaban parte en un¡ avcntura históri- sometidas gomo un libertador. Esto, junto con la alianza con Tlaxc¡la' quc los me-
y "*a
q.r" la victoria significarfa la inscripción de sus nombrcs sn una lista dc inmor- xica nunca hablan conscguido someter, le pcruritieron scguir una ruta hacia Tcnoch-
"i
tales junto a los hérocs dc la antigüedad clÉsica. titlan a través de un territorio relativamente acogedor. También se dotó de un cjér-
ü sonfianza que les daba cstc scntido de superioridad moral y el favor divino cito de refuerzo entre la población indfgcna, deseosa de vcngarsc contra Moctczuma
era más válida ¿on¿e m6s se necesitaba: en la lucha contra sus adversarios aparen- y la élite me¡ica.
temcntc más temibles, los .imperios' de los aztecas y de los incas. En la conquista Les razoncs de Moctezuma al pcrmitir que Cortés entrara cn Tcnochtiüan siem-
de México central por Parte de Cortés, entre l5l9 y l52l' y la dc Perú por Pizarro pre permanccerán en el misterio. Era comprensiblc gue no estuvicra segu1t del ori-
entre l53l y f533, los españoles dcsplegaron una aptitt¡d casi mistcriosa para cx- gen de los intnrsos ni del objeto de su ¡nisión, pcro se puede preguntar ei, como rnás
plotar la deúiti¿a¿ dc sus adversarios, una capacidad quc por sf misma tcstimonia- tardc lo indiparon los cronistas españoles, utilizando informadores indios, sus reac-
ba su propia fuerza subYaccnte. ciones respondrfan a la convicción de que Cortés no era otro que cl legcndariojcfc
tolteca, Quctzalcóatl, que volvfa del este pa.ra reclamar sus tierras. Por csto es más
Cuando Cortés partió de Cuba en febrcro dc 1519, con l1 barcos, llcvando SOE probablc que recibiera a Cortés y a sus hombres con el mismo tfatamicnto quc los
soldados y I l0 marineros, lo hizo en la firme intcnción de conquistar. Las dos ex- mexica dcdic¿ban a los cmbajadorcs, quicnes tradicion¡lmente gozaban de inmuni-
dad, eunquc también podfan haber pensado que al atraer a Cortés hacia cl intcrior,
lcc scrfa mucho más fácil acaba¡ con é1, si fuera neccsario. No hay duda, sin em-
9. F¡a¡cicco Lógcz de Góm¡¡¡, Historia dc la Conquista dc Méxlco, od. dc toaqufn Rr' bargo, que cl sistema cosmológico dc los azt@&s, con 8u insisGncia fatalista cn la
mfrcz Cabañas. 2 vol. México, l9l3l vol. l. p. 1O6.
pe rMÉRIC¡ LATTNA
¡MÉRIc¡ 152 HISTORTA
' Lrr coNeusrA Esplñou y LAs coloNrrs oe 151

Piarro, como Cortés, pudo explotar la debilidad interna y las discordias, que pa-
necesidad de calmar a los dioses implacables con sacrificios humanos, no era com-
fecfan estar en su p€or fase en el momento de su llegada. Las primeras noticias se-
patiblc con la resuelta cristiandad dc sus adversarios españoles. Se trataba de una
rias de un estado rico y poderoso eh el sur habfan llegado a Panamá en 1523. Esto
cosmologfa más fácil de inspirar a sus seguidores con una resignación a la muerte
animó a Pizarro y a Almagro a orgüizar expedicioncs de prueba hacia l¡ parte suf
heroica, que con une dctcrminación por sobrcvivir; una cosmologfa quc también ha-
de la cost¿ del Pacffico, que dicron nuevos indicios de la existencia de un nuevo npino
bfa creado un cstilo ritual de guerra dedicado a capturar al enemigo mtls que a ma-.
que podfa ser conquistado. Pizarro mismo estuvo en España desde 1528 ¡ 153O, ca-
tarlo, para proveerse de un constante suminisho de vfctisras para el sacrificio. La pit rt¿nao con la coton¡ sobre cl gobierno dc las ticrras que csperaba conquistar, y
dcrrota cn Gstc tipo dc guerrs sumamcnte ccremonial sólo podrfa deshonrar al dios
ieclut¡ndo seguidores en su Extremadura natal. Con l8O hombrcs y unos 3O caba-
de la guerra, Hrlitzilopochtli, la deidad titular de los mexicas, de quien Moctezuma.
llos dejó Panamá cn eneno de l53l con su expedición de conquista. Cuando se hizo
cra secerdote.
a la mar, muchos de los quc habfa reclutado en España ya estaban muertos, ataca-
Por lo tanto, capturando a Moctczuma, Cortés habfa dado un devastador golpe
dos por las enfermcdades tropicales que afectaban I una gran proporción de los re-
al sistcrna polftico y religioso de los aztecas. Pero esto hizo más diffcil dar el siguien-
cién llegados a las Indias. Por lo tanto, sólo un puñado de sus scguidores habfan te-
te paso cn su polftica que consistfa en conservar la estructura fiscal y administrati-
nido expcricncia militar en Europa. Por otra pale, muchos de ellos cran vctcranos
va qus sc habfa encontrado, manteniendo a Moctezuma como una marioneta, pero
en las Indias, probablementc la for¡ra más útil dc expcriencia dadas las circunstan-
reemplaz:ndo eficazmente su autoridad por la de los españoles. La casta saccrdotal
cias. De éstos, sólo uno o dos habfan estado cn México. La mayorfa habfa adquiri-
habfa forsrado una parte integral del sistema azteea, y el asalto de los españoles a
do su expcriencia, tanto del clima como de los indios, en las Antillas y América
las deidadcs 8zt€c¿s constituyó inevitablemente un desaffo a esta casta; al mismo
Central.
tiempo, la insaciable dcmanda española por el oro creó un desasosiego general que
El imperio con cl que sc encontró estsba organizsdo mffs tirante que el de los me-
culminó, después de l¡ matanza de Ia nobleza realizada por el futuro conquistador
xica, pcro la propia tinntcz de su organiz¡ción servfa para multiplicar sus tensio-
de Guatcmala, Pedro dc Alvar¿do, en un masivo levantamiento popular. Desespe-
nes internas. La estn¡ctura del estado inca, con Su dcmanda de mano dc ob¡a insis-
radamcntc superados en número, los españoles lograron salir luchando de Tenoch-
tent€ y rcgulada meüculosamcntc, presionaba fucrtemcntc los ayllus, los clanes de
titlan cn la.noche tristeD, la noche del 30 dejunio de 1520, a pesar de las pesadas
l¿s comunidades dc aldea, creando una población sometida qu€' aungue dócil, es-
pérdidas. Necesitarfan otros catorce mcses para volver a conquistar la ciudad que
taba también resentida, especialmente en la región dc Quito, dondc el dominio inca
perdicron por la derrota de aquella noche.
era relativamente reciente. A medida quc cl tlrea de conquista inca se cxtendfa, los
La rendición dc los rfltimos elementos de resistencia entre las ruinas de Tenoch-
problemas del control central del Cuzco aumentlban, no obstante todas las guarni-
titlan, cl 13 de agosto de 1521 fue m¡ls un triunfo dc las enfcrmedades llcvadas por
ciones cuid¡dosamente situadas y la compleja red dc comunicaciones. Este rfgido
los cspañoles que de sus armas. La viruela transmitida por un esclavo negro entre
sistema dc control uniforme, mantenido por un¡ casta dc gobcrnantcs incas' sólo po-
los partidarios de Cortés causó estragos entre los defensores de la ciudad y reveló
drfa funcionar con eficacia mientras que la propia casta ma¡rtuviese su cohesión y
uns vcz más lo quc ya habfa resultado evidente cn las Antillas: que los habitantes
unidad interna. Pero la muerte de Huayna Cdpac en 1527 condujo a una lucha por
del Nucvo Mundo tcndrfan que pagar un alto precio Por sus siglos de aislamiento.
la sucesión entrr sus hijos Huáscar y Atahualpa. Estc último estaba en cl camino de
La conguista de América fuc un conquista realizada tanto por microbios como por
la victoria, pero aún no la habfa consolidado cuando Pizarro llegó.
hombres, algUnas veces adelantándose a los principales contingentes esPañoles, y
Pizarro, como Cortés en México, y gomo una generación ¡ntcrior dc cspañoles
otras siguiendo su es¡ela. Especialmente en regiones densamente pobladas como Mé'
que habfan buscado sacar provecho de las disensiones internas del reino nasrid de
xico central, la perte que representaron las epidemias en minar la capacidad, y la
Granada, cran peritos cn manipular estas discnsiones para favorecer sus propios fi-
voluntad para resistir, tuvo un papcl importante para explicar la rapidez y la per-
nes. Pizarro llegó incluso I utilizar el método empleado por Cortés en México y por
fccción del éxito esPañol.
los conquistadores en América Central, que consistfa en arriesgar todo Para captu-
A pesar de esto, el dem¡mbamiento del imperio mexica, de unos 25 millones de
rar al rcaciq¡sr, €n cste c¿so, el emperador inca, Atahualpa.
habitantes, por el asalto de unos cientos de españoles no puede explicarse exclusi-
vamcnte cn términos dc intervencioncs de agentes externos, Por muy destruCtores
El emperador establecido en Cajamarca, al norte de Pertf , respondió a las noti-
que fucran. Se dcbió también a las fallas geológicas de la estructura del propio im-
cias de los invasores extranjeros en la región costera de una forma perfectamente
per¡o y, en especial, s l¡ naturaleza represiva de la dominación meúca sobre los pue-
natural para un hqr¡brc cuya visión del mundo habf¡ sido formada por la expcrien-
cia que le habfan'proporcionado las tierras altas de los Andcs. Los quc mandaban
blos de México ce¡tral. La conquista de Cortés fue tanto una revuelta de la pobla-
ción sometió¡ contra sus scñoto6 suPfpmos, como una solución impuesta desde el en las montañae efectivamcnte mandaban e¡ las costas, y más allá de las cost¡s se
extcrior. Lo guc no result¡ claro cs si este imperio, que atin era joven y se encon' encontraba el infranqueable mar. Mientras que los espailolcs permanccieron en la
truba en un priocaso de cvolució¡ podrla haber llegado a contcner y resolver sus pro- región costcra, cu prceencia no era un problcma que les afect¡ra mucho, porque t¡n
pias contradicciones internag por 3us propios medios. Ciertamcnte, moshaban sig- pronto cooo !c movieran a las regiones rrontsñosas, seSuramentc cacrf¡n c,!¡ sus ma-
no¡ dc uoa clasticid¡d interior y una c¡Pacidad de adaptación de las que parecfa nos. Por lo tar¡to, Atahualpa no hlzo ningrln int€nto de mole¡tar a los hombrcs de
c¡¡eoer la civiliz¡ción andina a la quc Pizarro se enfrentó, el imperio de los incas. Piz¡rro cusndo enpczsron cl penoco assonso, y loe cspañolco flfn gozaban dc la ¡u-
LA CONQUISTA BSPAÑOLA Y LAS COT.ONIAS DB AMÉRICA I53
154 HISTORH ne eMÉFJC,l LAnNA

prerna ventaja dc la sorprcsa cuando s€ cncontraron con Atahualpa y sus partidarios


áreas de territorios tan extensos nunca podfan haber sido conquisadas tan rtlP¡da-
en el altoplano de Cajamarca, el 16 de novicmbre de 1532. mente, si no hubicran estado dominades antcriormente por un podcr central con una
La captura de At¿trualpa, como la dc Moctezuma, fue conccbida pare trsnsfcrir maquinaria esmcrada destinada a mAntcncr cl control de sus regioncs rcmotas. En
la autoridad suprcma I fllanos dc los españoles en un simple y decisivo golpe. En- Méiico y en Pcrú, los invasorcs se chcontraron sin d¿rse cucnta como los hcrcde-
tonces, como en México, la intención era usar la estn¡ctura administrativa cxisten- ros de un proceso de expansión impcrial quc no cesó por su llegada. lr propaga-
te para canalizar losbcneficios del dominio a los españoles. Aunque el tributo en ción continua en la época inmedistünentc postcrior a la conquista del náhuaü y el
el imperio inca, a diferencia del de los aztecas, consistfa fntegramentc en mano de quechua, las lenguas dc los mcxicas y los incas, indica la cxistcncia de una diními-
obra, el viejo sistema imperial todavfa funcionaba suficientemcnte bien como Para int"tnu dentro de estae regiones hacia un mayor grado de uniñcación, que sólo
producir a los cspañolcs, en fot¡a dc resc¿rc por Atahualpa, la enorme su¡¡ra en or\o ""
podfa actuar a favor dc los conquistsdores. latranslatio imperii podfa ser una con-
y plata de 1,5 millones de pesos, un tesoro mucho más grandc que ningún otro de
veniente f¡cción legal, pero tenfa sú justific¿ción cn formas quc los españolcs sólo
los que hasta entonces rc conocfa en lEs Indias y cquivalcnte a la producción euro-
conocfan confusamente en hechos quc ya existfan.
p€a cn medio siglo. Sin cmbargo, la regompensa de Atahualpa no signiñcó la liber-
La misma auscncia cn otras partcs dcl contincnte amcricano dc las condiciones
tad, sino la muerte judicial. que predominaban en las civiliz¿ciones de loc Andes y México ccntral, suPone un
El 15 de trovicmbre de 1533 los conquistadores tomalon Cuzco, cl co¡azón del importantc paso para explicar las dificult¡dcs qu€ encontró el movimiento dc la con-
destrozado impcrio inca. Pizarro aún sentfa la necesidad de tener a un inca como jefe
quista en otra6 regiones del contincnte. En el mundo maya dc Yucatán, los cspafo-
nominal de la maquinaria administrativa y militar que habfa caldo en sus manos, lo
les se encontrafon con otra civiliz¡ción complcja, P€ro que caf€cfa dc la unidad po-
indica la elección que hizo del hermanastro de At¡trualPa, Manco Inca, para suce- aztQce c inc¡. Por un lado, ellos tcnfan l8
lftica correspondientc a los impcrios
derle. Pero la tranquila transición de la dominación inca a los cspañoles, cn Penf,
oportunidad de jugar al juego en que eran superiores, el de enfrentar a utra oomu-
que pasaba por el nombrarniento de un cmperador marioneta, sc hizo más diffcil por
nidad con otra. Pero por cl otro, sc dilató el proceso dc implanteción dcl dominio
el cambio de sitio dcl centro del podcr. Cortés al dccidirsc a constn¡ir su nueva Ga-
español, porque no habfa un solo c¿ntro desde el quc se pudicra ejercer el control.
pital de la ciudad de México en el sitio de las ruinas de Tenochütlan logró prpser-
Fra¡cisco de Montejo inició la conquista de YucatÁn en 1527, pero en l¡ década de
vaf un importante clcmonto de continuidad entre cl gobierno azte& y cl de los cs-
1540, los españoles tenlan únicamentc una ¡rcqueña perte dc la rcgión, y cl intcrior
pañoles. Cuzco por otra parte, estaba dcmasiado alto, en las monEñas, y demasiado
efcctivamente no fue conquistrdo hasta daspués de pasado un siglo.
lejos dc la costa para ser una capital satisfactoria para el Penf español, que' al con-
No hay duda de que si Yucatán hubiera posefdo reservas más grandes de rique'
trario qUc su prccedcnte, instinüvasrentc darfa su cara al m¡r. En 1535' Pizarro fun-
zas, los españoles hubieran hecho consccr¡entem€,lrtc intcl¡tos más enórgicoc pars con-
dó su nueva capital, Lima, cn la costa, y al hacerlo asf debilitó 8r¡vemenle sus opor'
quistar. Las regiones periféricas de América más ¡llá del lfmito dc los grandes im-
tunidades de mantener cl control sobre las tierras altas de los Andes.
perios anteriores a la conquista, a mcnudo rcsult¿ron ser dcccpclOnrntes en cuanto
También las dcbititó al fa[ar en mantener el control sobre sus subordinados. I¿
a la variedad de recursos de inteés para los españoles, como cuando Diego de Al-
discordia c¡ecientc entÍe los vencedores a@rca de la distribución de los botines, ani-
magro descubrió por su daño, en la malograda cxpcdición a Chile de 1535-1537. Sin
mó a Manco Inca a rcagnrpar'cl resto de las fuetzas incas en una tentativa desespe-
embargo, esto no impidió el envfo de una nueva expedición, bajo el mando dc Pe-
rada por dcrrotar a los cspañoles. I¿8 rcvucltas dc 153G1537 sacudieron rcmporal-
dro de Valdivia en 1540-t541, compuesta por gente decepcionada y sin trabajo en-
mente, pero no detuvicron, el proceso de la conquista española. Durante el cerco
tre los conquistadorcs del Pcnf.
que los españoles sometieron a Cuzco, los indios demostraron que habfa aprendido
De los l5O n¡iembroe de la cxpcdición de Valdivia, 132 llegaron I scr cncomcn-
algo de los métodos empleados Por sus adversarios, aunque no lo suficiente. El mé-
deros. Sus recompensas, sin embargo, fireron deccpcionantcs ¡nte las crpcctativas
todo c€remonial emplcado en la guetra, quc los aztec,as habfan oPucsto de modo pa-
generadas. Vivfan entre un¿ población india cmpobrecida, que utilizaban como mano
recido ante los españolcs, se habfa fijado tan profundamente en su mcntalidad quc
de obra a su servicio, especialmente en el lavado del oro. Pero hacia 1560 habla muy
generalmente preferfan lanzar sus ataques bajo la luz de la luna llcna. Si la conquista
poco oro y la población nativa estaba disminuyendo. La salvación llegó con el cre-
aún permaneció incompleta una vez suprimida la revuelta de Manco, se debió so-
ciente mercado peruano dc produc-tos agrfcolas. El incrcmcnto dc la colonización'ctri-
bre todo a que loe guerreros de Pizarro y Diego de Alrnagro habfan desviado sus
lena se adaptó a la agricultura y la ganaderfa, creando comunidadcs caq66i!¡as mo-
energfas luch¿ndo unos contra otros. Pero la gcogfaffa diffcil de los dtos Andcs per-
mitió la continuación de un movimiento de resistcncia que hubiera sido imposible deradamenterprósperas en los valles fértiles al norte del rfo Bfo-Bfo. Sin embargo,
sufrfan la escasez de mano de obra nativ¿ y la proximidad dc los indios araucanos,
en la meset¡ mexicana. Hasta 1572 la fort¿leza inca de Vilcabasrba no cayó etr ma-
nos de los españoles, y todavfa quedaban bolsas aisl¡d¿s dc rcsistencia, guc Pcrtur- tribus guerreras cuya carencia de autoridad centralizada los hacfa unos adversarios
peligrosamcnte esquivos.
baban la trist€ tranquilid¡d dcl Perrf colonial.
Prccisamente dcbido a que babfan formado soci€dadcs organizadae ccntralmcn- Los araucanos, un pueblo .poco complcjoD en relación con los habitantcs dc las
te con r¡n¡ fuertc dependcncia dc la autoridad dc un colo jcfe, los impcrios dc Moc- socied¡dcs ¡ituad¡e en México y Penl, revclaron un grado rn¿yor de complcjidad
tei¿uma y de Atahuelpe cayefion con rclativa faciüd¡d c,[ manos ccpafiolac. Scoqiütcs cuando sdapt¿ron su¡ técnicas dc luch¡ a l¡ dc los cspañoles. Tan pronto como 1533,
infligicron una aplastante derrota a los crpañolcs cn Tucapcl, donde Valdivia mu-
156 HISTORTA DE AMERTC^ LATINA
LA coNQLJIsTA EsPAÑorá Y LAs cor-oNlAs DE AMÉRICA 155

inca de L536-1537 y la gucrra mixteca en 154O-1541 no hubo ningtfn levantamien-


rió, y al final de la década de 156O se habfan convertido cnjinetes y habfan empe-
to indio destacablc, ni en Nucva España ni en Perrf durante el reinado de los Aus-
zado a dominar el uso de la arcabuz. l¿e eguoÍas de arauco' de ñnales del siglo
&unque proporcionaron ¡ los colonos mano de obra en forrna de
trias, y los españoles estaban tan co\fiados de eu seguridad quc nunca s€ tomaron
xu y el siglo xvn,
csclavos prisioneros de gucrra, tqmbién supusieron una gr¡n pérdida para la econo-
la molestia de fortificar sus ciudadeC contra posibles revueltas nativas.
Mientras quc los españolcs tuvieron un éxito considerable, 8l menos en la inte-
mfa colonial chilena. Desde principios de la déc8da de 1570, hubo que enviar dinc-
gración nominal en las nuevas sociedades coloniales de los indios que vivlan den-
ro a Chilc dcsde Pc¡rl, para ayudar a los gastos dc defensa. En est¡s regiones aleja-
das, los caballos escascaban y los costes del material de gucrra erao muy altos; pcro
tro dc los lfmites dc los impcrios de la prcconquista, se cnfrcntsron con problcmas
menos mancjables en otr¡s paftes de América. Allf, a mcnudo tenfan que trat¡f con
cl abandono dc cstc remoto ptrcsto avanzado del imperio parccfa ser una opción im'
posiblc, dada su posición estratégics al dominar el estrecho dc Magallanes. Madrid tribus y pueblos cuya m¡nera de vivir parccfa primitiva en comparación con las nor-
mas curopeas. MicntraS guc algunos vivfan en aldeas comPactss o en ascntamien-
se vio obligada, pücs, a accptar lo inevitable, I mantener, dcsdc 1603, un ejército
pcrmanente de unos 2.000 hombres y contar con un presupuesto rcgular para su abas-
tos más dispersos, otros simplcmente eran bandas de cazadores o recolectores, que
rccimicnto. Una reproducción cn miniatura dc la gucrra de Flandes estaba cn vfas
princro h¡vieron que scr sojuzgados y congregados en asentamientos organizados,
dc formarse, una gucrra fronteriza prolongada y costosa, cn la que ni los cspañoles
antes dc proccder al trabajo de bispanizarlos.
ni los indios @fan alcanzar un dominio dccisivo. Algunos de estos pueblos, especialmente los ahichimocas del norte de México y
Al igu¡l quc la rcsistcncia de los araueanos detenfa el movimiento de la conquista los indios araucanos de Chile, resultaron ser adversarios temiblcs una yez que se
cspañola h¡cia cl sur y sc producfa la coloniz¡ción del Per¡f, la resistencia chichi- adaptaron a los métodos de guerra españoles. Dc modo parecido, los indios apaches
de las llsnuras ¡rnericanas respondieron al accrcamiento de los españoles transfor-
mcca dctcnfa cl evance hecia el nortc desde México central. La presencia dc tribus
mándosc cn jinetes consumados y adoptando la gucrra como mcdio de vida.
soÍretidas o &misometidas en Ios llmites de los imperios azteca e inca, cre&ron a
lor erpañoles problcmas que ca¡ecfan de una solución sencilla, Pero gue no podfan El éxito o el fracaso dc los españolcs cn pacificar estas regiones fronterizas de-
pe.ndela de les costumbres y modelos culturalcs de las variadas tribus con las que
igriofsr. La rcbclión mirteca de l5¿1G1541, originada entre las ntunerosas tribus aún
no paclfrcadas de Nueva Galicia y expandida rflpid¡mentc hacia el sur, mostraba, tuvicron contacto y de la nranera que los mismos españolcs cnfocaron su tarea. El
en tOnO muy alarmante, la amcnazl const¡nte quc planteaban estas inquietas regio- misionero, a menudo, tenfa éxito allf dondc fall¡ba el soldado; y las comunidades
ncs ftontcrizas pa.ra las zonas más colonizadas de la conquista. Ta¡nbién mostraba misioncras, usando las armas del ejemplo, la pcrsuasién y la disciplina, obtuvieron
lar lirnlt¡cioncs dc la conquista misma, concebida en términos estrictamente mili- result¡dos notables con cicrtas tribus, cspccialmente las que no eran demasiado nó-
t¡re¡. A mcdiados del siglo xvt, los espaloles habfan cstablccido su presencia so- madas, ni estsben t¡n cstrecb¡mentc orgürizadas en comunidades de aldeas oompac-
brc amplias zona¡ de América Ccntral y del Sur gncias 8 sus técnicias militares o tas, como para no scr rcccptivas a las vcntajas matsriales y a las ofertas culturales
¡ ¡u habilidad; pero la verdadera conquisu apenss habfa empczado- y espirituales quc la misión podfa proporcionarles.
La conquista de América, por lo t¡nto, resultó ser un proceso sumament€ com-
plejo cn el quc los soldados no siempre eran los que dominaban. Si al mcnos, al prin-
Lr coxso¡¡oeclóN DB LA coNetrlsrl cipio, fue una conquista militar, también poseyó desde sus primcras etapar¡, otras cs-
ract€rfsticas que empezaron a predominar tan pronto copo los soldados consiguieron
En vista dc los contrastes extremos que se encuentran en los niveles de .civili- lo quc pudicron. Estaba acompañada por un movimiento que apuntaba hacia la con-
d¡d' alcanzada por los difcrentes pueblos de la Amédca dc la P¡econquista, fozo- quista cspiritual, por medio de la evangclización de los indios. A esto siguió una ma-
sametrte hubo grandes vari¡cioncs respesto al carócter dc la conquista dc una región siva emigracióa desde España quc culminó en la conquista demográfica de las In-
a ot¡a y cn cuanto a lo quc 3e neccsitaba para el consiguiente control de la pobla' dias. Posteriormente, a medida que cl número creciente de españoles se
ción conquistada. Una vcz que los imperios a¿erae inc¡ fueron destruidos, fue po- cstablccieron, la conquista efectiva de la tierra y la mano de obra se puso en tnar-
siblc para los españoles consolidar su nuevo régimen sobre amplias zonas territo- cha. Pero los bencficioc de esto fueron, sóIo en parte, para los colonos, porque les
rialcs cn México ccntr¿l y Perú con notable rapidez. Su tarca se hizo más fácil por pisaban los talones los burócratas, decididos a conquistar o reconquistar cl Nuevo
la supervivcncia de una parte sustancial de la maquinaria fiscal y administrativa de Mundo para la corona. Todos estos movimicntos produjeron una sociedad conquis-
la preconquista cn el ¡frca y por la docilidad de la mayorfa de la población, muchos tadora guc recordaba, Irero no consiguió reprducir, exactamente la de la metrópo-
de elloe aliviados al vcr dcrrocados a sus antiguos señores. El hecho dc que las cs- li española. I

pecialcs medida¡ militares gue los españoles p¡onto pusieron en prtfctica result¿ran
innecesari¡s, sc mostró como un efccto sintom¡ltico del éxito que habfan tcnido al I-a conquista militar de América fue realizada por un gnrpo de hombres que dis-
c¡tablcccr eu control sobrc los antiguos tcrritorios dc los aztccss e incas. .L¡ Paci' taban mucho dc scr sold¿dos profesionalcs. Todavfa no sc ha emprcndido un amplio
ficación', u¡ cufemismo cmplcado por Hcrnán Cortés y adopado como tcrminolo' cr¡¡nen dc log ¡ntcccdcntes y las carrcras previas de los conquiet¡dores, pero el aná-
gfa oñcial dur¡nto cl ¡sinado dc Fclipc II, fue m¡ls prolongada cn Pcnf debido prin- li¡is dc la li¡ta dc loc cncomenderos dc la nucva ciudad do Panaml, rcdactada en
óipalncnto a qrrc lor cooguictadorco rc pclcaban entro cllos mi¡mo¡. Tras l¡ rcbclión 1519, nor muestra que: do los 93 nombrcE de los cu¡l€s podemos obtencr algunos
158 TilSTORIA DE AMÉruCA I.AITNA

LA CONQTJISTA BSPAÑOLA Y f.^S COT,ONIAS DB AMÉR'ICA 157


privilcgio-ftentc a los 534 quc
ñio ecomDal¡fon a cortés, guardaron cclosamente su
npa eran solda- peó juntos un frentc común contra los quc lle-
Ircnnenorcs cn este grupo escogido de 96 conquistadoret'-{19 !a sido campesinos "*";;;'-rn,n- t"¡¿". luchalon en
obtuvieron de un rcacio Carlos V una
y
aun, finalmente, ln_15a3-,
ios y marineros dc froiesión; Jn el grupo, no. menos dc 34 habfan
y profesionales de las
i"-;.* tardepor quc los primerosi.descubrido¡ssr dc la Nuev¡ España -cl mo-
o rirr¡no, y ottoi 10 procedfan de-las clases medias áe¡laraciOn la
ga-
ciudades.to ;;;;;;d emptenr la prlabra conquistadores- er¡n 4os que sc hallaron cn
ta aicna ciudad dc Mirico y los que primcro cntrsron en dicha tic-
NohayrazónparaPcnsafqueelgrupodePana¡ránosearePresentativodelos ;;;;t"t
hombres qrr" *oqoirt"ion Amé-rica, Jitdica partc de la complejidad del movimiento na i principio que sc descubrió y conquirtó'' poco gene¡oso' repf€3cntó la máxi-
---gr¿
incluso en los primeros años después del descubrimien- reconocimicnto de primaifa, más bien
-ilr"totio transatlÁntico, La conquista que estaba dispucsta a d¿r la co¡,na' indica qUe l¿ volunt¡d dcl sobc'
to,-cuando la mayor parte del Nrievo tvtundo quedaba por descubrir. m
nt" ¿".¿" et priniipió algo más que una pugna Pof la fem¿ y los botines p¿ra una o* ." h¡bfa welto en contf¡ de la forrn¡cién de un¡ nueva sociedad fct¡d¡l en Amé-
"oi"".iOn
muy
c¡¡t¡ militar que Uüscabi nuev¡s tierras para conquistar después dc la derrota del J"", V aungue algunos conguistadores-recibicron conccsioncs dc hidalgufa' lo tanto,
aristocrático-militar de la socie- p"ñ" ¿"óott¿t y niárro, recibiercn tftulos dc noblcz¡. Por ¿cómo
reino moro ¿icrane¿a. Naturatmente, el elemento
sunque los gran-
;;: " recompensadós pof sus sacrificios los supervivicnlq€ntry 10.000 hom-
ood peninsular estaba bien rcpresentado en la conquista de América, iban a ser
y Anialucfa fueron notables Por su ausencia-. Esto se puede bres más o rtrenos, que verdadcnnentc conquistaron América?
El problcma Gra muy
des nobles de Castilla
prevenirel establecimien- pensó nunca que su reconpensE
en parte por la dcterrrinación de la corona para diffcil de solucionai, ya que ningún conquistador
"-p**l¿s ouiu", iierras de un¡ sociedad domin¡da Por megnates basada cn cl mo-
to'en p-pot"ioo¡ *, ,"tüi"i*. pesdc cl principio, los cnnquistadoles cra¡r una clasc

delo peninsular. Peto, los hombres con algrln tfn¡lo de nacimicnto


noble
-hombres "o
q*'r"tntf" "
agraviada, aunque algunos-tcnfan muchos más motivos que otros.
pi""JO*t". dc capas infcriores de caballeros e hidatgos- estaban presentes en ntf- '- f, ti"t" poitor botines ai conquista incvitablcmcnte condujo a agudas dispsri-
me¡o considcrable en toda le conquista, como se podla esperar. No
rcsultaba fácil ¿"¿r, su;partimi€nto. Cuando Cortés, por ejcrnplo, hizo ct p"Tq rsgarti¡n¡ento
p8f¿ un hombrc pobrc con pretenjiones de nobleza sobrevivir en el mundo de Cas- "n
de los indios mcxicanos a ruS seguidorcs en 1521, los hombres asoci¿doe cfln su cnc'
y Pizarro pudieron testimoniar-' tcndhn ¡ scr cxcluidos. IgUalmcmct cn Perú hubo mu-
iitta y Extremadura, como Cortés y -igo, "i gobcrnador dc Cub¿,
partc dcl teón
¡, p"."r dc que los hidatgos formsran un elemento minoritario, l8s actitudes as- cf,is en l¡ diskibución dcl tesoro dc Atahualpe' sicndo la
piracioncs dc eJrc grupo tqúiefon a inspirar todo el movimiento de la conquista mi- fr. himbres dc Trujillo, lor scguidores dc Pizarro, micntras quc los soldsdos
"ma:.S¡ras
ü.
io" tt"Uf* [cgado dc Paninf con Dicgo de Almagro cndcalril
iibr. Uo hidalgo o u;a¡tesano dispuesto a arriesgar todo al cn¡zar el Atl¡lnüco' ob- dc 1533' sc qucda-
la dc mejorar su situación. En los primeros años
."rg"tt. tan gucrtar civilcs en cl curao las cualcs murió Alma-
viamentc lo hicfa con cspcran:za
-r Pcntan¡s,
¿€sprar del descubrimiento,'tt tudio m:fs rápido pafa engrandecersc
era participondo "l,n aUri ¿e LS3á, y Francisco Piz¡fro ñ¡e ¡scsinado por los hombres dc Alma-
hombres con so- !ro,
i"" de conquista quc necesitaban los servicios de
i- rn 1541, fuercrr un result¡do directo dc las deccpciolcs y rivalidades producidas
sast¡es- y al mismo tiempo que provo-
"o "tpcaicioncs
nocimientos profesionalcs -carpiátcros, hefi€ros, ón h distribución de los botincs conquistados' aunque ést¡s a la vez fueron
prepa.aaos p"o una espada cuando la ocasión se Pfescnt¡ra' Pafa parte, por tensioncs de fndole personal y regional antcs de que el tcsoro
estr¡viescn cadas, en
"-pona"
esto¡ hombrei ¡ó""o"r, la mayo¡a de e11ós entre los 20 y los 30 años,
la ide¿ del sc hubicse adquirido.
oroylaplataquepodrfanconseguirdeunpillajeconéxito,.lcsdabalavisiónde Bnt¡e los re,ccptores del botfn cxistfa también una intrfnseca dcsigualdad en los
on áo¿o ¿" vid¡ m6" allá de todó lo que nunca hubieran
podido imaginar. El mo- re,partos, qge sc Uasaba en la posición sociat y en las supuestas variaciones cn el valor
dclo de cstc tipo de vida lo habfa proporcionado el magnate castellano o andaluz' de los ¡ervicios. l¡s hombris e c¡ballo rccibfan normalmentc dos parGs, mientras
un hombrc quivivfa para gastar. .fo¿ós los españolcs', escribió cl franciscano Fray quc los de infanterf¡ sólo una, aunqu€ Hern¡ndo Pizarro pronungi-ó pdabrar rcvo'
.ñ""tt quieren ser señores y vi-
Gerónimo de Mendieta, el más vil y de-venturado, t*ioo"ti"s sobre cste aslrccto, psiblemente para animar a sus soldados de a pic cn
vir por sf, y no servir a nadie sino ser servidos''lt la vfspera de la batalla con Almagro. Habfa sido informado, dijo, que cuando se p¡o-
cediera alas distribuciones de laticrra, los soldsdos que no h¡vicron cab¡llo serfan
Loshombres,sold¡dosprofesionalesono'quehabfanvividoyluchadojuntos menosprcciados. Sin cmbargo, les prometió que tal pensnmiento no habfa pasado
y alcanzado heroicas pr*","", naturalmente se séntfan con derechos a una considc- nunca por su ctbeza porque clos buenos soldados no se h¡n de juzgar por los ca-
'ra"ión
por pane ae un mona¡lca Sene¡oso. Los servicios como sicmpre' me- ballos sino pol ct val-or dl sus Personas ... ; por lo tanto, que cada uno se scñale
"rpoial su rey que
recfan mérccdeJ, y ¿qué sen¡icios más grandes podrfa un hombre rendir a como bUeno, que, conforute al servicio, habfa de ser cada uno gfatificado; Pucs no
tcner caballos era cosa de fortuna y no m€noscabo de sus personas'.!2 Sin 6bar-
Haber sido el primero hacia regiones
ganar nuevos tcrátórlos para él? 91 1"ry"t
que al princi-
ño conquistadas era una causa de especial orgulio: los 607 hombres go, por rcgla general, los jinetes tcnfan vontqia, a pesar de que incluso cl sim-

lo. véasc Mario Góngor¡, Los grupos dc conquistadorcs ¿n Ti¿¡ra Firm¿' 15A9-1530'
Saotiago dc Chile, 1962' caP- 3. 12. Citado por Albcrto Mario Solac, Las an¡ps dc la Conquista, Bucooi Airos, l95O'
México' 1953'
f t.- C¡t¡¿o por Joeé Du;d, I-a,ansfonución soclal del ConqvJstúr, ep. 14$'141.
vol. tr, p. 45.
lá coNQursrA BspAÑoLA Y LAs cor.oMAs DE AMÉRICA 159
HrsToRH pe ruÉn¡cr
160 LATINA

ple soldado dc a pie podfa obtener surnas importantes en las grandes distrlbuciones
dc botincs, oomo en la del tesoro dc Auhualpa. obligado a .depositar' indios en manos de los cspañoles. La corona, aunque se rc-
Las verdader¡s recompensas de la conquista, en forura de saqueos, encomiendas, sistfa a aceptar una polftica que parecfa smena.izar la condición de los indios como
repartimientos de la tierra, cargos municipales, t hombres libres, finalmentc aceptó lo fueviUblc, como ya habfa hecho Cortés. La cn-
-no mcnos- prestigio, eran dc
hecbo muy considerables, incluso si la corona escatimaba el reconocimiento oficial comienda iba a tomar su lugar al ladoldc Ia ciudad como base de la colonización es-
del servicio o éste no cxistla. Se lograron hace¡ fortr¡nas, aunque a menudo se pcr- pañola cn México, y después, a su dcbido tiempo, cn Pcrú.
Se tratsba, sin embargo, de un nucvo estilo dc encomienda, reformada y mejo-
dfan con rapidez ent¡e hombres gue cranjugadores natos, y mientras quc algunos
rada a la vi¡ta de la experiencia del Caribe cspañol. Cortés crs por naturaleza un
de los conquistadores
-cn espectal, al par€ccr, los procedentes de las mejorcs fani- constn¡ctor, no un dcstructor, y estaba dispuesto a construir una .Nucva España,
lias- dccidicron regrcsar a sus hogares con sus ganancias, otros esperaban enrique-
en México sobre unos cimicntos que fueran duraderos. Acsriciaba la idea de una sc.
oersc penn¡neciendo algtln tiempo más en las Indias, y nunca lograrfan abandonarlas.
ciedad de colonizaeión en la cual la corona, los conquistadores y los indios, estu-
vieran vinCulados todos ellos eD una cadena de obligaciones recfprocas. La corona
Fue diffcil para cstos hombres arraigar. Con todo, como Cortés lo verfa rápida-
iba a recompenaar a sus hombrcs con rti¡no de obra india en perpetuidad, bajo la for-
mento, a mcnos que fucran inducidos a haccrlo, México sefa saqueado y dcstruido
ma de encomiendas hercditarias. Los encomendelos, por 3u parte, tendrfan uns doble
como habfa succdido antcs con las Antillas. Un plan anterior, ya empleado cn La
obligación: defendcr el pafs, librando de este modo a la corona dc los gastos de rn¡n-
Española y Cuba, consistió cn convertir a los soldados cn ciudadanos. Esto fue, en
tenimiento de ejército penr¡anente, y cuidar del bienestar espiritual y material de sus
primer lugar, un acto estrictamente legal. Tras su dcsembarco en lss cost¡s mcxi-
indios. Los indios desempeñarfan sus scrvicios de trabajo en sus propios pueblos,
canrc, los hombres dc Cortés se comtituyeron form¡lmente en miembros de lo que
bajo el sontrol de sus propios caciques, mientras que los cncomenderos vivirlan en
aún cra una sorporación imaginaria¡ la nunicipalid¿d de Vemcn¡2. Los funciona-
las ciudades, en las que tanto ellos oomo sus familias scrfan los ciud¡danos princi-
rios municipales fueton debidamente cscogidos entre los capitanes, y se insümyó un
pales. El tipo y la cantidad de trabajo ¡ realizar por los indios cstaba cuid¡dosancnte
cabildo o consejo municipal. Sólo m¡ls t¡dc la Vill¡ Rica de Veracruz llegó a ad-
regulado para evitar la clase de explotación quc los habfa hccho desaparecer de las
quirir las caractcrfsticas ffsicas de una ciud¡d.
Antillas: pero la suposición que se escondfa en el proyccto de Cortés era que el pro'
Aunquc cl objcto inmcdiato de fundar la ciudad de Veracruz era proporcionar a
pio interés de los encomenderos, ansiosos por transmitir sus encomiendas a sus des-
Cortés un recufoo lcgal para quc sa liberar¡ de l8 autorid¡d ejercida por el gobcr-
cendientes, actuarfa también interesado por sus indios encomendados, impidiendo
n¿dor dc Cub¡, ¡ituando a los tcrtitorio$ continent¡les bajo el control dirccto de la
qoÍona a inst¡ncias de los soldados-ciudadanos, proporcionó el modelo Para proce- su explotación para fines puramente pasajeros.
Por lo tanto, Cortés contemplaba a la encomienda como un mocanismo que do-
sos similarcs dc lncorpotación municipal al quc sc seguirfa cua¡rdo los soldados con-
taba a los conquistadores y a los conguistados de un puesto en el futuro de Nueva
quistadorcs sc desplazaron ¿ través dc México. Se crearon nucva¡¡ ciudades, algu-
España. La casta gobernante de los encomenderos scrla una casta gobernante res-
nas veceg, como la propia Ciudad de México, en el sitio de las ciudades o aldcas ponsable, en benefrcio de la corona, que obtendla ingresos sustanciales de un pafs
indfgenas, y otr¡s vepes en zonas donde no hubieran grandcs concentr¿ciones de i¡- próspero. Pero la encomienda también trabajarfa en beneficio de los indios, {uie-
dios. Algunas dc cstas nuevsr¡ ciud¡des y pucblos desde cl principio tenfan vivien- nes serfan cuidadosamente inducidos hacia una civilización cristiana,
d¡s o barios reservados para los indios, y muchos otros los adquirirfan más tarde. A medida que se fueron concediendo las encomiend¡s en Nueva España, Amé-
B¡sadas en cl modelo de la¡ ciudades españolas, con su plaza central -la iglesia prin- rica Central y Penf, esta potencial casta de gobernanrcs comenzó a constituirse. Pro-
cipal cn un¿ partc y cl ayuntamisnto en la otra- y trazadas, siempre que fucra po- cedfan de un grupo de élite entre los soldados de la conquista, y su número era ine-
siblc, scgrln un plano de par, illa con intersección de calles como se hizo en la cons- vitablemente pegueño en rclación con toda la población española de las indias:
tn¡cción de Santo Domingo, la cir¡dad del Nuevo Mundo proporcionaba al e:rpaAiado alrcdedor dc ó00 encomenderos en Nueva España en la década de 15¿10 y alrededor
un marco faniliar p¡ra su vid¡ diaria en un cntorno extr¡ño. de 500 en Perú. Viviendo de los ingresos producidos por la mano de obra de sus in-
El soldado convertido en dueño de una casa podrfa, al menos asf se esperaba, dios, los encomenderos se consideraban ellos mismos como señores naturales de la
echa¡ rafces. Cada vecino tendrfa su parcela dc terreno; y tierra, en los barrios y fue- tierra. Pero habfa de hccho profundas diferencias entre su eituación y la de los no-
ra de las ciud¡des, se distribuyó generosa¡nentc cntre los conquistadores. Pero para blcs de la Eep¡ña metropolifana. La encomienda no efa un estado y no comportaba
quienes trafan dc sus regiones de origen la idea rigurosa dcl caráaer dcgradantc del
tftulo alguno sóbre la tierra ni derecho de jurisdicción. Por lo tanto, no podfa llc-
trabajo manual, para quienes aspiraban a un status señorial, la ticrra tcnla Poco va-
8ar a convertirse en un feudo cn embrión. A pesar de sus esfuctzos, los encomen-
lor sin un¡ nuno dc obra forzada que ta trabajara. Aunquc Cortés era inicialmcnte dcros no lograrfan t¡ansformarse en ur¡a nobleza heredit¡ria de tipo europeo. I¡ co-
hostil a la idca de introducir on México el sist€ma de cncomicnd¡s, quc él y muchos rona sc ncgaba constantementc a la perpetuación formel de las cncomiendas a través
otros considcraban responsable dc la dcstn¡cción de las Antillas, estuvo obligado a dc la hcrencia, y cn las .lcyce nucvas' da 1542, decretaron que éstas volvedan a la
c¡¡nbia¡ de idca cu¡ndo vio que sus eeguidorcr nunca ssrfan convencidos Para co- corona a la mueñc dcl propietario ordiaario. En l¡s circunstancias cn que se pÍo-
lonizar, mientras no obtuvieran los scrvicios de la m¡no de obra india. En 3u ter- mulgó, este dccrcto cra casi irreal. En Nueva Bspaña, cl virrey, prudcntcmcntc sc
cara c8r!¡ a Caflo¡ V, fccheda cl 15 dc oayo dc 1522, cxplicaba cómo ec h¡bf¡ visto
dcscntcndió. En Ponl, dondc Vasco Ntfñcz dc Balboa intcotó hacer quc se c"mplic-
LA CONQInSTA ESPAÑOI-A Y LAS COIONIAS DE AMÉRIC^ 161 162 HISTOR,IA DE AMÉR¡CA L TINA

ra en 154¿1, prov$ó un¡ rcvr¡elta de encomenderos encabczados por el hermanci mc- Micntras que la corona permanecfa intensamcnte sospechosa de los encomende-
nor de Francisco Pizarro, Gonzalo, quien durantc cuatro añoe fue el señor do Perrf . ros como clasc, la cncomierrda como instin¡ción tcnfa sus defcnsorcs, c iIÚnicamcntc
En 1548 fuc derrotado y ejecutado acusado de traición por el licenciado Pcdro de .o-o,tr"to e influencia tendfa a aum{ntar a mcdida que cran grrdudmcntc dcspoja-
la Gasca, quien llegó provisto con un decreto reciente revocando las cláusulae ofen- dos dc su podcr coorcitivo y se convdrtfan cn nado mls que unos privilcgiados pcn-
sivas de la lcgislación reciente. sionistas de la corona. Cuando las .lsycs nucvas' intcntaron abolir la encomienda,
Aunque la corona se habfa retirado, su retirada fue como una táctica. Continuó los dominicos de Nueva España, tradicionalmcnte mcnos dispuestos a acePtar cste
considerando l¡ sucesión de hijos a sus padres en las encomicndas como una cues- institución gue los ftanciscsnos, sc dccl¡raron a su f¡vor. [¡
COrona estuvo técni-
tión de privilcgio más que un dct'echo, privando asf a los encomcnderos de le cer- c.amente corracta ¡l cst¡blccer en un decteto cn 1544 quc .cl objcto y origcn de las
tezade la sucesión que era una caracterfstisa esencial de la aristocracia europea. Re- !
encomiendas era el bienestar espiritual y temporal dc los indiosri cn ¿3ta éPoca
sultó posible para la corona actu¿f de esa forma y en gran medida con éxito Porque habf¡ una fuertc convicción entre muchos de los misioneros del Nuevo Mundo dc
las fuerzas socialcs dc las Indias estaban también a favor de esa polftica. Los cnco- que la suertc dc muchos dc los indios serla Peof dc lo quc cro antcs, sin la frógil pro-
menderos eran una pequeña minorla cn la cr€ciente población española. Incluso aun- rccción que les proporciontba la encomicnd¿.
que dieran hospitalidad y trabajo a muchos de los nuevos inmigrantes, babfan muchos
más que se sentlan excluidos de este atractivo cfrculo de privilegio. Los desposef- Esta convicción reflejaba una honda desilusión, con el rcsultado de una cmpre-
dos y los excluidos de ellos acumularon sus p¡oPias fuentes de riqueza al sa que habfe empezado entre üan altas esperanZas, una gCneración ante3. A media-
-algunos
adquirir tierras para la agricultura y al emprender otras actividades cmprcsariales- dos del siglo xvt, el movimiento para la conquista espiritual de América habfa cm-
naturalmgnte miraban celosarnente las cncomiendas y su cautiva mano de obra in- pezado a decaer, como resultado de las profuirdas divisiones sobrc la estratcgia a
dia. I-a derrota de Gonzalo Pizarro permitió a L¡ Gasca emprender la reasignación seguir y el desaliento ante los frac¿sos. El dcsaliento era tsn grande, cn parte, Por-
de cncomicndas a gran escala; y la habilidad para rcasignar encomiendas, ya fue- que las cxp€ctativas iniciales de los primeros misioneros quc llegaron al continentc
ran confiscadas por la rcbclión o vacantes por muerte, llegó a Eer un instrumento americano habfan cido muy elevadas, por razones quc tcnf¡n menos que ver con l8
polftico decisivo en riranos de los sucesivos virreyes. Por una parte, se podfa utili- realidad del Nuevo Mundo que con tas idcas prcconcebidas del Vicjo Mundo.rs
zar para s8tisfaccr las aspiraciones de los no-cncorrenderos, y por otra scfvfa como La evangelización de América fuc dirigida cn 6us primeras ct¡Pas por micmbros
mcdio para contener y restringir la encomiendl misma, ya que cada encomendero dc las órdcnes reguleres, distintos del clero soculsr. Los primeros misioncros quc
sabfa que, si no cstaba dc acue,tdo con la coron¡ y sus r€pf€s€tttantcs, tcndtla cicn tpm-
llegaron a México fueron los franciscanos, los .doce apóstoles, bajo la dirccción de
bres pislndolc los taloncs.
fray Martfn de Valcncia, quienes llegaron en 1524. Dos años m6s tardc, les siguie-
Al mismo tiempo quc la corona estaba luch¡ndo contñr el principio hcreditario de ron los dominicoe, y después los aguetinos en 1533. A mcdi¿dos del siglo habfa al-
la transmisión dc cncomiendas, trabajaba para reducir el grado de control quc los en-
rededor de 800 ftailes cn México y otros 350 cn Penf. Los mendincantes t¿mbién
comenderos ejercfan sobre sus indios. Aquf, el paso mrls decisivo se dirigió a abolir .
le dicron a México su primer obispo y arzobispo (1528-1548), cl ftanciscano Fray
en 1549 el dcber quc rcnfan los indios dc efcctr¡ar el scrvicio personal obligatorio. Bn
Juan de Zumárrage, un distinguido represcntante de la tradición hum¡nista cristia-
adelante, los indios sélo estarfrn sujctos al pago de tributos, cuya P¡oporción se esta-
na de Españ¡.
bleció cn una cantidad menor que la que antes habfan tcnido que pagar a sus sCñones.
Entre la primcra gcncración de misioncros dcl Nuevo Mundo, habfa muchoa que
Incütablcmentc, la ley & lS49 fue mls fácil de decrctar que de hacerla cumplir. La
sintioror¡ l¡ influe,lrcia del huo¡nismo cristi¡¡o y de la milcoaris y apoca[pica cristi¡n-
tra¡rsfornr¡ción dc la cncornicnda basada en el servicio pcrsonal en lma encomienda ba-
sada en el tributo fue un proceso lcnto, que se cumplfa más f¡lcilmente en unas regio-
dad, que fuc un elemcnto vital en la vid¿ rcligiosa a finalcs dcl siglo xv y princi-
nes que en otras. En general, el viejo estilo dc enoomiendas, con el en@ürendeno como
pios del xvt en Europa. Fray Martln dc Valencia, por cjcmplo, pnacr;la cst¡r influi-
figura dominante local, basado fuertementc en la mano dc obra, el tributo o en am- do por el mfstico del siglo xu, Gioacchino da Fiore con su8 profecfas de la venide
bos, era más flfcil que sobreviviera en las r€giones marginales, como Yucatá¡t o el sur dc una tercera.edad dcl espftituD. Los que salicton de España para convertir a los
dc México, las tierrss altas de los Andes o Chile. En todas partes la encomienda se indios se vieron a sf mismos como entrcgados a una misión de cspecial importü-
transformó duraritc las décadas centralcs dct siglo, bajo la presión de lo€ oficialcs r€ales cia cn el divino esqucma de la historia, la convcreión del mundo cra un pdudio ne-
y de las cambiantps condiciones económicas y sociales. Los encomcnderos gue sólo cesario de su.final y para el segundo advenimicnto de Crísto. También crcfsn que,
tenfan aldeas pobrps en $us encomiendas se encontraron con serias dificultadc's ya que entre estas gehtcs inocentes de América arin no contaminadas por los vicios de Euro-
los tributos disminuyeron junto con la población indfgcna. Los encomendcros mls ri- Pa, selsn capaces de construir una iglcsia que se aproxirnarfa a la de Cristo y sus
cos, interp¡etar¡do los signos corr€ctarr¡en'te, empez¡rion a usar su riqucza para divcr- primcros apóstolcs. Las primeras etapas de la misión american¡ con el bautismo ma-
sificarla y se dieron prisa en adquirir nu€vas üerras y consEr¡ir t¡acicndss agrfcolas antc.s sivo de cientos de miles de indios, parecfa prometer el triunfo de este movimiento
de que fuera demasiado ta¡de. Se podf¡ trace¡ dinero con la exportación de los productos
locales, como el cacao en Améric¡ Centrrl, y dc la producción dc grano y dc carne
para alimentar a las ciud¡dcs cn ctccimic¡rto.
13. Pa¡a u¡ tr¡Emicnto mf¡ dctcnido oobre lrr evangcliz¡ción dc la Ar¡¡éric¡ Hisp¡ns, vé6-
sc Bsnrds¡. HALC, Í1. cap. 6.
r.^ coNQlrrsrA BSPAÑoLA Y t.^s coloNr^s DB AMÉR¡CA 163
l& Htr¡ToRIA Pg rxÉnrc.r LATINA

y una correspondicnte tendencia a cofiden¡r en vez de ü.atar dc comprender. Esto se fo-


prinitivo cristianim que tan rcpcOaarottc b¡bfa sido frr¡str¡do sn F4¡oea.
d€ rGtorm al
mentó a través de algunos fracasos cspec{aculares que ayudaron a aument¡r las dudas
Muy pronto, sia cmbargo, las dudas que algunos micioneros habfan mantcnido
sobre los supucstos originales acerca dp la aptitud de los indios para el cristianismo. El
siemprc, cmpcz¡roo a salir a la eupcrñcie. Al principio, parecfa como si lo¡ indios
Colegio Frarrciscano dc Sants Cruz de ltra¡elolco, futdado e'n 153ó pora educar a los hijc
mcxiceoos poscycran una aptitud n¡tural para cl cristianismo, en partc, quizás, por-
quc el descrédito de sus propios dioses por la derrota en la guerra habla creado un de la aristocr¡cia mexicana, fue un objeO nan¡ral de recelo pAra todos loe españolcs, ya
vacfo cspiritual y ccrcmonial quc los predisponfa a accptar la dirección dc los frai- fuesen laicos o clérigos, quicncs eran hoaülcs a cualguier intcnto para colocar al mexi-
les como los hombrcs ssntos dc ls raza conquisttdors. ["4 mera instnrcción en los cano en el mismo nivel de educ¿ción quc los eu¡opcos, o oduc¡rlos para el sacerdocio.
principios del cristianismo quc los misioncros impartfan, cl u¡o dc lr mrlsica y la Cualguier apostasfa por pafte de un esn¡diantc del colegio, como don Carlos de Texco'
pintura para o:plicar su mcnsajc, y la movilización de grandes grupos dc iudios para co, que fuc denunciado en 1539 y quemado en l8 hoguera como un dogmatiz,ador' sir-
constn¡ir los grandcs conventos c iglcsias parecidos a fort¡lezas quc carnbiaron el vió, pOr lo ta¡rto, como un Pretsxto convCnicntc psra socavar un movimicnto quC habfa
paisajc arquitccténico dc México central cn las décadas inmcdiatas a la coDguista, adquirido como principio que los indios er¡n unos se¡€s racion¡les como los espoñoles.
lcs ayudó a llcnar cl vacfo que habfa dcjado la desaparición dc los saccrdotcs n¡ti- Inevitablcmentc, las profecfas del dcsastre demostraron que sc cumplfan. [¡s in-
vos y el fr¡caso dc la n¡tina del trabajo ccremonial ürigido por el calendario ancrla. dios, ante la prohibición de poder prcpsrarsc para el saccrdocio, tendieron natural-
Pcro aunquc cl ntlmcro dc conversiones fuc cepcctacular, su calidad dcjaba mu- mente ¡ mirar al cristianismo como una fe ajena impuesta Por sus conquistadorcs.
cho quc descar. Habfa indicaciones alarrnanrcs de que los indios que habfan adop Adquiricron aguellos elcmcntos que sc ajustaban a sus propias necesidades cspiri-
tado Ia nueva fe con sparente entusiagmo, arfn veneraban a sus viejos fdolos en se- tuales y ritualcs, y los mezclaron con clementos de 6u fe sncestral para crcar bajo
cfcto. lrs mieioneros también lucharon contra muros de resistencia en aquellos la apariencia de un cristianismo simulado una religión escncialmentc sincr&ica, con
puntos cn los quc aus intcntos por inculcar las enscüsnzas moralcs del cristianismo su propia vitalidad. A su vez, csto sirvió únicamente para confirmar la convicción
cbocaben con modclos dc comportamicnto largamente cstablccidos. l¡s virtudes dc de quiencs afirmaban quc debfan Pennancccr en una constantc tutela porque no es-
la monoganria, por cjemplo, no cran fácilcs de transmitir a una socicdad que vela taban preparados para (rcupar un lugar en la civilización europea.
a lac mujerce como criadas y la acumulación de mujercs como fuentc de riqucza. Por lo tanto, las ideas generalmcnte exageradas sobre la cepacidad espiritual e
Pua algu.nos misioncros, cspecialmcntc los dc la primera gcnetrción, cstos con- intelectual de los indios, sostenidas por la princra generación de misioneros tendie-
traticmpor scrvfan como inccntivo para indagar con ¡nsyor profundidad en las cos- ron a gencrar, a mcdiados de siglo, un conccPto no mcnos exagerado de su incapa-
tumb¡e¡ y crccncias dc zus e¡comcndadog. C\ando cl primer movimiento h¡bla sido cidad. La reacción más fácil era mi¡arlos como si fueran niños simplticos' aunque
para borrar todoe los vcstigios dc una civiliz¡ción pagatre, lucgo cmpczó un inten- traviesos, que nccesitaban un cuidado especial. Reacciona¡on asf los fr¡iles son tanto
to dc cxrmin¡dr, rcgistrarh c invcstigarla. El dominico fray Diego Durán indicó más facilidad y8 que vefan en peligro su monopolio sobre los indios por la llegada
quc (crt¡ron mucho los gue, cotr buen celo, pcro no con much¡ prudcncia, qusma- del clero s€cular. Esto se alentó también por su auténtica preocupación por la suer-
ron y dcstruycron al principio todas lae pinturas dc antiguallas que tcnfan, que nos te de sus indios encomendados cn l¿s condiciones de rápidos cambios a mediados
dcjaron t¡n iin luz, quc dctante de nucstros ojos idolatran y no los cntcndcmos'.r' del siglo xvr. Tan pronto como la visión humanista de los primeros misioneros se
Dc acucrdo cotr csta lfnca dc ra¡onamicnto el gran franciscano, fray Bcrnardino de desvancció y parcció cada dfa menos posible quc el Nucvo Mundo pudiera llegar a
Sahagrln, dedicó su vid¿ a fecogcr datos y comprender una cultura nativa que hs- ser el asentamiento para una nueva Jerusalén, los frailes lucharon para consenrar lo
bf¡ ¡ido rlpidamentc dc¡tn¡ida. Muchos de sus colcgas lucharon con éxito por do- que arln permanecfa, congregando I sus rebaños de fieles en comunidades de aldeas
minar l¡s lenguas indias y comPoncr gramáticas y diccionarios. El hecho dc com- donde podrfan protcgerse mejor de las influcncias cotruptoras del mundo.
prcndcr guo la vcrdader¡ convergión r€querfa un cntendimiento profundo dc los malcs Se trataba, pues, d€ un sueño menos heroico que el de la gcneración de los prime-
quo tcnlan qu? Bcr cxürpados proporcionó cl impulso ncccsario pan¡ aeomcter im- ros misioneros y no mcnos condenada inexorablemenrc aI fracaso. Porque cambios pro
poft¡ntos egtudios lingüfsticos c investigacioncs etnográficas que I menudo' como fundos se etaban produciendo en la composición demográfica dc la América española
p¡¡¡Ua con S¡l¡agún, mo$traban un alto grado dc sofistic¡ción cn la dirección de los al multiplicarse el nrl¡rcro de inmigrantes, mientras quc la población indfgena disminüh.
informantcs nativos. A mediados del siglo xvr, habfa probablemente en América alrpdedor de 100.000
No obstante, esto era más cierto cn México quc en Perú, donde las condiciones blancos. r as noticias de las oportunidades que ofrecfa el Nuevo Mundo para conse-
incstablcs del pcrfodo posterior a la conguista retrasó el trabajo de la evangelización, guir una vida mpjor animaron a un creciente númoro dc españoles a embarcarsc des-
quc cn algUnas zonas no ¡c rcalizó sistcmáticamentc h¡sta cl siglo Xvu. Ya a mcdia- de Sevilla para América, oon o sin licencia oficial para emigrar. En una cafa envia-
dos dcl siglo Xu, ¡l mismo tiempo que las primeras rnisioncs se estaban fundando da a la farnilia, ca¡acterfstica de todas las essritas por los emigrantcs a las l¡rdias, Juan
en Pcnl, la gcncración humanist¡ dc mendincantes est¡ba pasando a la historia. En de Robles cscribió a su herm¿¡ro en Valladolid en 1592: .No repare en nada, que Dios
lo succsivo, habrfa menos curiosidad sobrc la cultura dc los pucblos conquistados nos ayudará, y esta ticrra tan buens es como la nuestra, pucs que Dios nos ha dado
aquf mÁs que allá, y podrcmos pasar mejor'.r5
14. Diego Du¡án, Htstorla dc l4t IndiLt d¿ Nucva Espafu y lslas dc Ti¿rra Firmc, od.
Jo¡é F. R¡mfrcz. 2 vol¡,. Mérico. lt67-lt80; vol. tr' p. 71. 15. Eoriquo Ottc, .C¡¡tss privadas dc R¡cbt¡ dc! siglo x:lt'' Jarufuh flr C*sdtlchu vo¡t
$ut, f1¡tsdú tod Gcs¿Ihcluft lzclnanurltas' 3 (1966)' p. 7t' Prri un¡ deióu & oú¡! c¡rtrs
LA CONQIJISTA ESPAÑOLA Y T,AS COI¡NIAS DB AMÉRICA 165
HISTOR¡A DE AMÉRICA LATINA
166
Aunque las lr¡dias eran oñcialmcnc posesión exclusiva dc la ooron¡ dc Castilla, rrc awdaron a aumentar el nrfmero de aquellos que, ya fueran blancos o hfbridos' preo-
s€ conocc ninguna lcy cn el siglo xvt que prohibiera a los habitantes dc l¡ coron¡ dc .íoaban cada vez más a las autoridades por su evidente carencia de arraigo. r as In-
Aragón emigrar, aunquc los aragoncses, catalancs y valencianos, pa¡men haber esta- dias cstaban en camino de producir su propia población de desocupados voluntarios o
do excluidos por la ley, si no siempre en la práctica, Para (rcupar Puestos y obtcncr involuntarios, haraganes, vagabundos y parias, lo que porech an¡enaj¿a¡ la sociedad or-
beneficios en las posesiones castellafias dc Ultramar. Los emigrantcs dc Navarra, quc denada y jerarquizada que constitufa el idcal europco del siglo xvt.
fue oficialmente incorporada a la corona de Castilla en 1515, se encontraban en una La presencia de enta población desamparada sólo pudo añadirse a las fuerzas que
posición t€gal más ftvorable. Pero el fubordantc nfmerc dc emigranrcs, llegadoo desdc ya conducfan a la desintegración de ta llamada .reprlblica de los ir¡dios,. A pesar de
Andalucfa, Extremadura y las dos Castillas, junto con el número de vascos aumentó ios enérgicos esfuerzos que hicieron muchos de los frailcs por scgr€gar las comuni-
confon¡¡e avanzaba el siglo. ¿adei indfgenas, sólo en las regiones rpnrofas donde loa españolee estaban escasam€nte
Algunos de estos emigrantes llegaban para reunirse con sus familiarc.s que hablan asentados se pudo rnant€ner el mundo exterior dentro de sus lfmites. La prcximidad
emigradO anteg, Otros Para escapar de las condiciones qUc pgr unas u otrAs rüaones, de las ciudades fundadas por los conquistadores; la mano de obra que pedfan los cn-
hacfan imposible que continuar¡n en su lugar dc origen. Algunos de los vcncidos en comenderos y el tributo que exigfa la corona; la usurpación por psrtc de los españo-
1521, cuando la relnrelta de los comuneros fue aplastada, salieron subre.picianentc ha- les de las tierras indias; la inñltración de los blancos y los mestizos: todos estos cle-
cia el Nuevo Mundo; y lo mismo les sucedió a aqucllos cuya s¡ngre judfa pcrjudica- mentos ayudaron a destruir la comunidad india y lo que quedaba de su organización
ba sus posibilidades de éxito en su propio pafs, aunque existfan rigurosas prohibicio- social anrcrior a la conquista.
ri€s en @ntra de la emigración de judfos y convenos. Es dificil c¡ecr que la cmigración
de los siete hermanos de santa Teresa de Avila no esh¡viera relacionada con el hccho
de que su familia era de origen convers¡o'
Al mismo tiempo que estaba sometida a las podcrocas prcsiones desde fuera, la
.reprlblica de los indios' también estaba sucumbiendo ante una catástrofe demográfi-
En los primeros años, como era de esperarse, la presencia ma¡culins cn el movi-
ca. La epidemia de viruela durante el cu¡so de la conquista ñ¡e tan sólo la primera de
micnto migratorio era abrumadora. Pcro, para promover la colonización, la corona in-
una sucesión de epidemias europeas que devastaron la población indfgcna del conti-
sistió en que todos los conquistadores y encomenderos tendrlan que estsr casados, y
nente americano en las décadas siguientes. l-a incidencia de cst¡s cpidemias ñ¡e desi-
esto produjo un número crecientc de mujeres emigrantes. Si las mujeres rePresenta- gual. Perú, con sus poblaciones dispersas, parcce habcr escapado más ftlcilmente que
ban un 5 o 6 por 100 de número Ot¡l de emigrantes durante cl pcrfodo dc 1509-1539, México, cn donde fue especialmente grave en 1545-1547. Todas las regioncs coste-
esta canüdad subió al 28 por lfi) en los años 156O y 1570. Pero la cscascz de muje- ras de América resultamn especialmente vulnerables y, tanto allf como en las Antillas,
res españolas en los primeros a¡1os de la conquista n¡h¡ralmentc fomentó los m¡trimo- los africanos empezaron a reemplazar a la población india que habfa sucumbido casi
nios mixtos. Baltasar Dorantes de Carranza, escribiendo sobrc los conquistadores de en su totalidad.
México, explica que aen aquellos quinze años que la ticrra se ganó no vinieron mu- I¿s enferrnedades europeas atacaron a una población que estaba dcsorientada y des-
geres españolas a ella, digo cantidad'; algunos de los conquistadores oo se hablan c¿- moralizada por las experiencias de la conquista. Sus antiguos mdos de vida estaban
sado todavfa, mientras que otnos lo hicieron con indias.r6 Es0o era espocialmente cicrto quebrantados, el equilibrio precario de la producción de alimentos se habfa altcrado
con indias de sangre real o nobles, y los hijos de estas uniones, conocidos como mes- por la introducción de cultivos y ganado europ@s! y la demanda eurctp€a de mano de
tizos, tuvieron derecho a sucodcr las herencias dc sus padres. Pero el aumento rápido obra habfa empujado a la población india a reatizar un trabajo al que no estaban acos-
de rnestizos en las Indias no era tanto el resultado de matrimonios form¿les como del tumbrados, a mcnudo bajo condiciones extremadamente duras. Aunquc hubo algunos
concubinao y la violación. Durantc el siglo xvl, al ¡nenos, el mcstizo descendiente de otros signos de adaptación satisfactoria, especialmento por parte de los indios de la re-
estas uniones tendfa a ser asirnilado sin excesiva diñcultad en el mundo dc su madrc gión de Ciudad de México durante el perfodo inmediatamente posterior a la conquis-
o el de su padre. Aunque la corona Pronto mostró su PrpocuPación por su modo de ta, no es sorprendente que muchos de los indios hubieran e¡rcontrado el choquc dcl cam-
vida, no fue hasta el siglo xv[, al multiplicarse su númcro, quc empczaron a consti- bio demasiado fuerte y perdieran el deseo de vivir. Los supervivientcs apareccn en los
tuirse como una casta distinta. relatos contemporáneos como una gente pasiva e indiferente buscando las salidas a sus
No cran sólo los blancos, sin cmbargo, los ¡fnicos que estaban transform¡ndo la males en los narcóticos y los licores, como cl pulque en México, y la coca en los
composición étnica de la población dc las Indias. Taurbién habfa un¿ fuertc corricntc Andes.
de cmigración africana, a medida que se importaban esclavos ncgrros para aumentar la Si bien la póblación de la preconquista en México central descendió dc 25 millo-
mano de obra. Llegando a exccder en número a los blancos en lae Antillas, también nes en l5l9 a 2,ó5 millones en l5ó8, y la de Penf Io hizo de 9 millones en 1532 a
constitufan un grupo minoritario importante en México y Pertf. [.os dcscendicntes de I,3 millones en 157O, el impacto demográfico de la conquista europea era abrumador
sus unio¡es con blancos o indios, conocidos como mulatoc y zambos, r€spectivariente, en su extensión y su velocidad.rT Ningrfn plan preconcebido, ni para la salvación ni
para la explotación de los indios, rcnfa posibilidades de resistir fntegramentc los cfec-

tr¡ducidas, vé¡sc J¡rnes t-oc¡üárt y Enriquc Oftc, I¿ttcrs aad peoplc of tfu Spntsh l¡tdles. Tlt¿ 17. P¡ra un trat¡micnto nrás detenido dcl dem¡mbamicnto dcrnográfico, véa¡c S¡lnchcz-
si,nccrah century, Cambridge, 1916. Albor¡oz HALC, fV, c¡¡p. l.
16 fkranres dc C¡r¡¡r¡z¡. funri¿ Rclacüht & bs asa¡ & bNrcw W J¡5941, p. ll.
LA CONQUISTA FSPAÑOLA Y LAS COLONIAS DE AMERICA 168 HISTORIA oe lUÉnlc¡ LATTNA
167

tos de una transformación tan drástica. A mediados del siglo xvl, la Améric¡ española consiguiente, el destino de los pueblos sometidos estaba ya preordenado. Serfan
era un mundo completamente diferente del que se había previsto en las consecuencias transformados, tanto como fuera posiblc, en campesinos y vasallos de tipo español.
inmcdiatas de la conquista. Deberían ajustarse a los conceptos europeos de trabajo, e incorporarse a su sistema
dc salarios. Se convertirfan al cristianismo y se .civilizarfan' en la medida en que
[.as presunciones sobre las riquezas procedentes de la conquista de las Indias da- sus propias naturalezas débiles lo permitieran. No en vano Cortés bautizó a Méxi-
ban por supuesto la existencia de una ampüa y dócil población indígena que producfa co con el nombre de Nueva EsPaña.
servicios dc trabajo y tributos para los conguistadorcs. Inevitablemente la cafda total- Sin embargo, una de las caracterfsticas más notables de la propia España era la
mente imprevista de esta población, obligó a introducir reajustes seve¡os en la polfti- presencia cada vez más poderosa del estado. Tras la muerte dc Isabel en l5(X, pa-
ca y los comportamientos. D€sde la mitad del siglo xvt, el conflicto se intensificó cn- recía que la labor de los Reyes Católicos para rcforzar la autoridad en Castilla se
tre los colonos, y entre la corona y los colonos, Para una participación rnayor en un malograrfa. El resurgimiento de las facciones aristocráticas amenazó más de una vez
suministro de una mano de obra en disminución. El descubrimiento de yacimientos de a Castilla de hundirse de nuevo en los desórdenes que habfan tenido lugar cn el si-
plata en 1540, t¿nto en México como en Perú, y el comienzo de actividades mineras glo xv. Pero Fernando de Aragón, quien sobrevivió 12 años a su esposa, gobernó
a gran escala supuso conc€der la prioridad en la distribución de mano de obra india hábilmente para conservar la autoridad de la corona. El cardenal Ximénez de Cis-
para la extracción minera y actividades auxiliares. La abolición de la encomienda de neros, que actuó como regente tras l8 muerte de Fcrnando en 1516, demostró po-
servicio personal, siguiendo el decreto de 1549, privó a los encomenderos de trabaja- seer las mismas dotes para el mando, y asf, Carlos de Gante, nieto de Isabel, here-
dores irdios, que asf pudienrn movilizarse para los sen¡icios pfblicos esenciales a través dó en l5l7 un País en Pa:z.
de los repartimientos organizados por ofrciales del rey. Pero se trauba de una paz precaria, y los acontccimientos iniciales del nuevo rei-
Al mismo tiempo que la escasa mano de obra india se hacía menos asequible para nado no hicieron nada por asegurarla. La elección de Carlos como empcrador del
los partianlarcs, se desocrrparon grandes extensiones de tierra como resultado de la ex- Sacro Imperio Romano, en junio de 1519, dos meses más tarde del desembarco
tinción de sus propietarios indios. Esto coincidió con una rápida y creciente necesidad de Cortés en México, y su posterior salida hacia Alemania, sirvieron para preci-
de tierra entre la comunidad de colonos, para satisfacer las necesidades nutritivas de pitar una revuelta en las ciudades de Castilla contra el gobierno de un rcy extran-
una población hispánica en aumento, que se congregaba en las ciudades, y que por-
jero y ausente. La rewelta de los comuneros (1520''1521) caló profundamente en las
manecfa fiel a sus Mbitos y gustos tradicionales. Deseaban carne y vino, y preferfan tradiciones constin¡cionalistas de la Castilla medieval y, de haber triunfado,
el pan blanco al mafz. Por lo tanto los encomenderos y otros pobladores influyentes se hubieran impuesto limitaciones institucionales al desarrollo de la monarqufa cas-
y ricos consiguieron quc la corona les otorgara metcedcs de tierra, cn las que @rían tellana. Pero la derrota de los rebeldes en la batalla de Villalar, en abril de 1521,
cultivar el trigo (de producción más costosa que el maíz y que necesitaba más terreno permitió a Carlos y sus consejeros la libertad de volver a establecer y extender la
para producir la mism¡ cosccha) y criar ganado europ€o (vacas, ovejas). Mientras que autoridad real sin ningún impedimento serio. Bajo el reinado de Carlos, y más aún,
ta AnÉrica espairola iba a scgrir sicndo una civilización esencialmente urbarla, ya desde con Felipe II, su hijo y sucesor (155G1598), un gobierno cadavez más autoritario
la mitad del siglo xu habfa claras muestras de que la base de esta civilización iba a y burocratizado hizo sentir su presencia en innumerables aspectos de la vida dc
ser el dominio del campo por parte de un puñado de grandes propietarios. Castilla.
Al final de la primera gcneración de la conquista, ya estaba claro que el nuevo Era inevitable que estas crecientes muestras de energfa por parte del estado tu-
mundo de las Indias españolas eslarfa constituido por sociedades nuevas y distintas. vieran también su impaclo en las posesiones castellanas de ultramar. [:s aspiraciones
Los conquistadores, al instalarse, tomaron el control de la tierra y la gente; aunque de intervención del estado se habfan hecho presentes allf desde el comienzo, como
habfan destruido en una escala masiva, también estaban empezando a crear. Traje- atestiguaban las capitulaciones entre la corona y los aspirantes a conquistadores. Pero
ron consigo una convicción que fue ganando terreno gradualmente en la Europa del el proceso de la conquista pudo escaparse muy fácilmente del control rcal. El tiem-
siglo xVt: que el hombre estaba capacitado para cambiar y mejorar el mundo que le po y la distancia jugaron a favor de los conquistadores, y, si Cortés mostró mayor
rodeaba. .Y lo que es mfls de maravillar destas FicJ gruesas haciendas', escribió Fer- respeto que muchos otros en su comportamiento hacia la corona, fue porque cbm-
nándcz de Oviedo, (es que . .. ningrfn destos hallamos cn cstas Indias' y que por nues-
prendfa la necesidad de tener dcfcnsores poderosos en España y porquc tuvo la ca-
18
tras manos e industrias se han hecho en tan breve tiempo'. Hernán Cortés, explo- pacidad suficiente para apreciar que le resultarfa provechoso explicar sus acciones,
tando las amplias tierras que habfan adquirido en el valle de Oaxaca, demostró que con tal que actudra él primero.
los conquistadores también tenfan sus ambiciones empresariales, Pero el emperador Carlos V, como Fernando e Isabel antes qu€ é1, no tenfa la
intención de permitir que sus reinos recién adquiridos se escaPasen de su control.
La clase de sociedad que los conquistadores y emigrantes decidieron crear ins- En Nucva España, Cortés se vio desplazado sistemáticamente por los oficiales rea-
tintivamente, era la que más se parecfa a la quc habfan dejado en Europa. Por les. Se fundó una audiencia según el modelo de Santo Domingo (l5l t) en México
en 1527, bajo la pr€sidencia, que demostró ser desasrosa, de Nuño dc Guzmán. Este
primer intcnto de control real creó mucho más males quc los que curó, pero el pc-
t8. Fcrníndcz dc Oviedo, Historia gcncral y natural dc las Indias. M¡drid, 1959, vol.
rfodo dc gobierno de la segunda audiencia (153G'1535), compucsto por hombres con
I. p. llo.
LA CONQU¡STA ESPAÑOLA Y LAS COLONIAS DE AMÉRIC^ 169

mayor capacidad que en la primera, dejó claro gue no habrfa sitio para los conquis-
tadores en la Nucva España de los burócratas.
Cortés salió relativamente airoso, pero en Perrl el establecimiento del control real
se logró únicamente después de una amarga lucha. El pretexto para la revuelta de
los pizarristas en el perfodo 1544-1548 fue el intento para imponer las .leycs nue-
vas"; pero detrás de esto se hallaba la mala disposición de los hombres de la cspa-
da para aceptar el mandato de los hombres de la pluma. Fue simbólico que la rebe-
lión no fuera aplastada Por un soldado, sino por uno de esos funcionarios expertos
en leyes, que eran el principal objeto de la hostilidad del conquistador. El licencia-
do Pedro de la Gasca triunfó sobre los pizarristas Porque era' sobre todo, un polf-
tico con la habilidad de explotar las divisiones que existían en el interior de la co-
munidad de conquistadores, entre los encomenderos y los soldados de a pie, que
codiciaban sus Posesiones.
En Nueva España desde la década de 1530, en Perú desde la de 155o, la hora
del conquistador habfa pasado. Una nueva conquista, dc tipo administrativo, esta-
ba tomando posiciones, dirigida por las audiencias y los virreyes- Nueva España lo-
gró $¡ priméra victoria en 1535, en la P€rsona de Antonio de Mendoza, que sinrió
áff virrey hasta 1550; y Penf, donde se habfa establecido en 1543 una audien-
"o-" a apaciguarse bajo el gobierno ds otro Mendoza, el marqués de Cañete
cia empezó
(155ó-1560). Poco a poco, bajo el mandato de los primeros vireyes, el aparato gu-
bernativo de la autoridad real logró imponerse sobre las nuevas sociedades que los
conquistadores, los frailes y los colonos est¡ban construyendo. Las Indias ya em-
pezaban a ocupar su lugar dentro de la amplia estructura institucional de la univer-
sal monarquía esPañola.
r.os rNDros y LA coNeursrA ESPAñoLA l7l
tcrioeo fucgo incendió cl templo de Huitzilopochtli; desPués de que fuera dcstn¡i-
do cl de Xiuhtecuhtli por un rayo. Un extraño pájaro gris, mostrando una especic
de cspejo cncima de su cabcza fue capurado; cuando Moctezuma examinó el espe-
jo .... vio por segunda vcz la mollera del pájaro, nuevamer¡te vio alló, en lontsnanza;
como si algunas personas vinieran de prisa; bien estiradas, dando empellones' Se ha-
cfan la guefra unos I otros, y los tralan a cuestas unos como venados'.| Entre los
mayas, el Chilam Balam profetizó (acaso después del acontecimiento) la albo¡¡da
de una nueva época: .Cuando levantcn su señal en alto, cuando la levanten con el
Árbol de la Vida, todo cambia¡á repentinamente. Y aparecerá el sucesor dcl árbol
de la vida y para todo el pueblo el cambio será cierto'.2 En Penf , los rlltintos años
de Huayna Cápac fueron perturbados por una serie de violentos y extraños temblo-
res de tierra. El rayo destruyó el palacio del Inca y aparecieron cometas en el cie-
Capítulo 7 lo. Un dfa durante la celebración de la fiesta del sol, un cóndor fue cazado por un
halcón y dejado caer en medio de la plaza principal de Cuzco: el pájaro fue asisti-
LOS TNDTOS Y LA CONQUISTA ESPAÑOLA do pero murió. Finalmente, una noche brillante, la luna pareció estar rodeada por
un triple halo, el primero color de sangre, cl segundo de un negro verdoso, el ter-
NATHAN WACHTEL en Bethell, Leslie Tomol
cero parecfa humo: los adivinos profetizaron que el rojo de sangre indisaba que una
América, aislada dcl resto. del mundo durante miles de años, tuvo una histori¡ guera cruel desgarrarfa en pedazos a los hdos de Huayna Cápac; el negro ¿nunciaba
diferenciada, libre de influencias cxt€rüas. Era, por lo tanto, una compleja interac- la destrucción del imperio inca; y el tlltimo halo, que todo desaparecerfa con el
ción de factores internos que tuvo lugar a principios del siglo xvl, y confirió a las humo.3
variadas sociedades indfgenas formas muy diferentcs: estados sunramente estn¡ctu- Disperso en toda América estaba el mito del dios civilizador que, después de eu
rados, jefaturas más o menos estables, grupos y tribus nómadas y seminómads. Y, reinado benevolente, desaparece misteriosamente, prometiendo a los hombres que
hasta ese momento cra un mundo complCtamente autocontenido, el cual de repentO un dla volverá. En México, fue Quetzalcóatl quien partió hacia el este, y en los An-
experimentó un golpc brutal y sin precedentes: la invasión de hombrcs blancos de des, Viracocha quien desapateció en los mares del oeste. Se suponfa que Quetzacóaü
Europa, el choque con un muüdo completamentc diferente. retornarla en un año, c.-ocatl (una caña), besado en el ciclo de 52 años, mientras
La reacción de los nativos de América ante la invasión de los españoles fue con- que para cl estado inca el fin vendrfa durante cl reinado del duodécimo em¡rerador.
siderablemente variada: desde el of¡ecimiento de alianzas hasts la col¡boración más Eñ México, los cspañoles llegaron desde el este, y el 1519 era sin dud¡ un año
o menos forzada, desde la resistencia pasiva hasta una hostilidad constantc. En to- ccacatl; en Pertl vinieron del oeste y Atahualpa era, sin duda, el duodécimo inca.
das partes, sin embargo, lallegada de estos ser€s dcEconocidos causó eI mi¡rno asom- Por lo tanto, la conmoción tomó para los indios una forma especffica: ellos perci-
bro, no menos intenso que el experimentado por los mismos conquistadores: ambas bieron los acontecimientos a través de la estructura del mito y, al menos en ciertas
partes estaban descubriendo una nueva raza de hombres cuya existcncia ni siquiera circunstancias, concibieron la ltegada de los españoles como el retorno de los diosc¡.
habfan sospechado. Estc capftulo examinará los efectos de Ia inv¡sión c¡pañola so- Es sorprendent€ que, desde México a Perrf , las descripcirones de los nativos re-
bre los imperios aztaca e inca, durante la primera etapa de la dominación colonial cogen las mismas caractcrfsticas que demuestran la €xtrañeza y el poder de los in-
(en la década de 1570), con particular intensidad en el caso de los Andes; y también vasgfes: sus pieles blancas, sus barbas, sus caballos, su escritura y sus arrnas de fue-
considerará brevemente las áreas periféricas, del norte de la meseta central mexi- go. De ahf, el siguiente mensaje que Moctezuma habfa dado a sus mensajeros:
cana, del sur y sudeste de los Andes centrales, a fin de present¿r un cuadro más am-
plio de la "visión de los vencidos'. Por todas partes vicnen envueltos sus cucrpos, solamcntc apareccn eus caras. Son
bl¡ncas, son como si fueran dc cd. Tiencn el cabcllo amarillo, aunquc algunoc lo tiencn
ncgro. Larga su barba es, también amarill¡; c¡ bigotc también ticnc amarillo ...
El rnnu¡rn DB r-A coNeulsrA l-os soportan cn sus lomos sus svcnadosD. Tan altos están como los techos.
i'
Inmediatamente, tanto en México como en Penl los documentos indfgenas cxhalan
una atrnósfera de terror religioso ante ta llegada de los españoles. Aunque éstas eran t. Miguel León-Portilla. Visión de los vcncldos. Rclaciones indlgenas de la Conquista,
interpretaciones retrospectivas, tales descripciones testimonian el trauma expcrimen- México, 1959, pp. 2-5; idcm, El rcverso de la Conquista. Rclacion¿s aztccas. ,rr4yas, ¿ itt-
tado por los nativos americanos: profecfas y pofcntos vaticinaban el fin dc los ticm- c¿s, México, 1964.
pos; luego, de repente, aparecieron unos monstruos de cuatro Patas montados por
2. Chll4m Balam dc Chunaycl, cd. y trad. Bcnjamin Pérct, Parls, 1955, p. 217.
3. G¡rcila¡o dc la Vcge, Comcntarios rcalcs d¿ los Incas tt609l, &. Obras complctat.
criaturas blancas de aspecto bum¡no. M¡drid, l9óO, vol. II, pp. 52, 352-354.
En Tenochtitlan, durante todo el año, cada nochc se iluminaba por una columna
de fuego que ap¿rccfa cn el este y se vcfa subir desde la tierra hasta el ciclo. Un mis-
I.oS TNDIOS Y ¡.A coNQuTsTA EI;PAÑoLA 173
172 H¡S¡TORIA DB AMERICA I.ATINA
Quizquiz; eran portadores de noticias importantca sobre la naturaleza de los inva-
Y cuaodo cac ct tiro [dcl c¡ñón] . .. hcs si v¡ ¡ d¡r cont¡r un cerro, como quc lo sores. (Callcuchima les habfa enviado para informar a Q,uizquiz que ellos 0os es-
hicodc, lo rerqrcbnja, y si dr oontrr utr früol, lo dcstoza bccho ¡stillas, como si fucr¡ pañolesl eran seres mortales.' 7

algo aámirabú, cuit si alguicn lc hubicra soplado dcsde cl interior.a


¿Cómo er posible que imperios tan ñ¡ertes como el aj¿tEqa y el inca, fueran des-
La esccna cn la que Moctczuma recibió a los españoles (pese a las dudas de sus truido8 tan rápidamente por unos centenares de españoles? Sin duda los invasores
consejeros) como si fucran dioses se ha hecho célebre: fue a recibir a los invasorcs
se beneficiaron de la superioridad de las arrras: espadas de acero contra lanzas de
y les regaló collares de flores y oro como señal de bienvenida; después pronunció
obsidiana, armaduras de metal contra ttlnicas forradas dc algodón, arcabuces con-
inte Cortés el sorprendente discurso que nos ha sido legado por los informadores
de Sabagrln: tra arcos y flechas, caballerfa contra infanterfa. Pero est¡ superioridad técnica pa-
rece que fuc de una importancia relativa: los cspañoles poscfan lpca!¡ arm¡s dc fuego
en el momento de la conquista, y eran dc disparo lento; su impacto desdc el princi-
Señor nucstro: ... Ya ¡ la ticrra tfl has llogado. Has ¡rrib¡do a tu ciud¡d: México.
Aqul has vcnido a scnt¡r1c cn tu 8olio, en n¡ rono ... pio fue, como en el caso de los caballos, principalmente psicológico.
No, no es quc yo sucño, no me lcvanto dcl sucño adormilado: no lo vco cn suc- La victori¡ española fue ciertamente facilitada por las divisiones polfticas y ét-
ños, no cstoy eolando ... nicas del mundo indfgena: los imperios azteca e inca habfan sido construidos por su-
¡Es quc ya tc he visto, cs quc ys bc pucsto mis ojos en tu rostrot ... ccsivas conquistas. Algunos grupos vefan en la llegada de los invasores una oftor-
Como quc esto cr¡ lo quc aos habl¡n dcjado dicho los rcyes, los quc rigicron, los tunidad para librars€ de la dominación opresiva: tanto era asf, que fueron los mismos
quc gobcrnaron tu ciud¡d:
' q"c indios quienes proporcionaron el gn¡eso dc sus ejércitos conquist¡dores a Colés y
habrfas dc iost¡l¡rte cn tu asicnto, cn tu sitill, quc habrfas dc vcnir acá.5
Pizarro, los cuales eran tan numerosos como los ejércitos aztea c inca contra los
que lucbaban. En México, los recién conquistados totooscas se rebelaron contra Moc-
Estas historias mexicanas recuerdan aqucllas crónicas de los Andes como la dc
Titu Cusi: desde su llegada los cspañolcs eran considerados como Viracochas, hi- tezuma y se aliaron con los españoles, quienes inmediatamente rpcibieron una ayu-
jos del crcador divino: da decisiva de los tlaxcaltecas. En Perrf, la facción de Huáscar se unió a Pizarro,
quien también sonsiguió ta ayuda de gnrpos tales como los cañaris y los huancas,
Dccfan quc hablan visto llcgar a su ticrra ciertas pc.rsonas muy difercntca dc nucstros los cuales sc ncgaron a aceptar el dominio de los incas.
hdbitos y trajc, quc pcrcalan viracochas, qucs cl nombrc con cl cu¿l nosotros nombra- El resultado del conflicto no dependió sólo dcl podcr de las fuerzas en oposición:
mos antiguamcntc al Crisdor dc tod¡s las cos¡s, dicicr¡do Tccsi Vituoclut, quc quicre desde la p€rspectiv¡ de los vencidos, la invasión eurolrca también contenla una di-
dccir priogipio y hagcdor dc todoc; y oombraron dcst¡ m¡ncr¡ a quclloe pcngoo¿o que mensión religiosa, incluso cósmica. Pillajes, srasacres, incendios: los indios vivfan
habf¡n visto, lo uno porquc difcrcnciaban mucho nuestro trejc y rcmblatrtc, y lo ot¡o verdaderamente el fin¡l del mundo; la derrota signifrcaba quc los dioses tradicisaeles
porquc velan quc ¡ndab¡n ctr u¡ra! animalfas muy grandcs, las cualcs tcofan los pies habfan perdido su pder sobrenatural. Los aztecas crefan que eran cl pueblo esco-
dc plata; y éstc dccfan por cl rrelumbr¡r dc las hcrraduras. Y también los llamaba¡i'
gido de Huitzilopochtli, el dios Sol de la guerra; su misión era someter bajo su go-
ansf, porquc les havfan visto hablar a solas cn vnos paños blaacos como vna ltersona
h¡blab¡ con otra, y éstc, por el leer en lib¡o¡ y cartas...ó bierno a los pucblos que rodeabao Por todas Partes a Tcnochtitlan. De este mdo,
la calda de la ciudad significó inñnitamenrc más que una derrota milit¡r. Además
Es cicrto que la creencia en la divinidad de los españolcs fue pronto destruida: terminó el reinado del dios Sol. En lo sucesivo, la vida terrcna perdió todo su sen-
su extraña conducta, su dclirio ante la visión del oro y su brutalidad destruyeron ró- tido, y dcsde que los dioses murieron sólo les quedaba a los indios el morirse:
pidamenrc estas creencias. Y, en principio, no todos los americanos tenfan tales fan-
tasfss. I-a intrusión de los europe,os fue para las sociedades indfgcnas un hecho sin Muramos, puos,
prcccdcntes quc interrumpió el curso normal de su existencia. Enfrentados con la Muramos, pues,
llcgada de lo desconocido, la visión gue los indios tenfan dcl mundo comportaba al P¡r¡ nosotros los dioses cstán rcalmcntc muertos.E
mcno$ la posibilidad de quc los hombres blancos fueraa dioses. Pero la respucsta
a esta cuestión serfa positiva o negaüva, scgln cl lugar y las circunstancias. ["a prue- En la sociedad dc los Andes, el Inca, como hijo del Sol, mediaba entre los dio-
ba de csto sc demucstra en un acontccimiento notable. En las c¡rcanfas dcl Cuzco, ses y los hombres, y se le adoraba como a un dios. Representaba en un sentido el
los soldados de Pizarro capturaron unos mcnsajeros enviados lxrr Callcuchima a ccntro corpóreo dcl universo,'cuya armonfa garantizaba. La mucrte del Inca rePre-
4. M. lán-Portillr, Ylslón dc los vcncidos, pp. 34-35. 7. Archivos Hiatóricos dc Cuzco, .Gcncalogl¡ dc la ca¡a y la familia dc Sayri T\tptc',
5. M. Lcón-Portillr. Visün de los vencidos, pp. 79-8O. l, fndicc l, fol. 147 v.o y libro 4, fndicc 6, fol. 38 r.o,
ó. I¡ca T\¡ti Cual Yupaagui, Relación de Ia Conquista dcl Penl y hechos dcl Inca Man- libro
co.2 vol. tl570l, cn Colocción dc libroe y documentoe refcrcntcs ¡ l¡ Hl¡torl¡ dcl Pcnl, Pri- 8. Iibtos & bs Cabguios dc bs Docc, cn l\t¡ltcr t¡hm¡¡¡, Stcrb¿n¿c @ner uú Chrir-
mcra¡ scrie¡, vol- II, Lim¡, l9ló, pp. 8-9. tllchc Hcilsbotclufi, Stuttgart, 1949,9. l('¿; t¡mbién co tán-Portilla, El r¿v¿rso dc b C,on-
qulsta, o.25-
LOS INDIOS y LA CONQUIIT¡r ¡SpeÑOU 175
t74 HTSTOR A DE AMÉRICA LATINA

el descen¡o dc la población en el norte de los Andes, cn la costa o cn loe valles ca'


sentaba la dcsaparición dcl punto dc rcfere¡rcia viviente dcl univcrto, la dcstrucción lientcs, alcanzó niveles parocidos a los dc Mesoa¡nérica. Según el juicio quc nos Pcr-
brutal de sstc orden. Y es la causa por la quo todo cl rnundo natural participaba en miten las fucntes fragmcntarias, el desccnso tot¡l fuc, como cn México, muy cxa-
cl drama de la dcrrota: gerado haeta 1560, y después se volvió más gradual:
El sol wélvcse amarillo, anochccc,
l53O: 10,0 milloncs
mistcriosamcnte; ...
l¡ mucrte dcl Inc¡ rcducc 156O: 2,5 millonc¡
al ticmpo que dura un¡ Pcstañsda. 1590: 1,5 millones tl
I¿ ticrra sc nicga a scPultar
a su señor, ¿Cu¡lles fueron las razoneg dc esta catástrofc? [.a causa principal fue la enferme-
y los precipicios de roc¡s ticmblan por su atno, dad. L,os europcos trajeron con ellos nu€va¡¡ enferrredades (viruela, sarampión, gripc'
c¿ncioocs ftinebre¡ Qotone¡do,'..9 plagas) contra las que los indios americanos, aislados por miles de años del resto
de la humanidad, no tenfan defensas. Tan pronto como en 1519, la resistencia az-
t€ca se que,brantó por la cpidemia de viruela, que brotó dur¡nte el sitio de Tenoch-
tiüan. La epidemia se extendió por toda la América Central, y tal vez tan lejos como
DesgsrnucruR^cIóN hasta los Andes: en 1524, antes de la primera expedición de Pizarro' una cxtraña
enfermedad, qarac{erizada como una especie de virucla o saram¡rión, causó miles de
El tnuma de Ia conquista no se limitó al impacto psicológico de la llegada del muertos (incluido el Inca Huayna Cápac) en el impcrio inca. En los años entre
hombre blanco y a la muerte de los antiguos dioses. El dominio español, en tanto 1529-1534 cl sarampión invadió de nuevo, primero el Caribe, mús tarde México y
que se sirvió de las instituciones nativas, al mismo tiempo llcvó a cabo su desintc- América Ccntral. El fanoso matlazalutl asoló Nueva España en 1545 y Nueva Gra-
gración, dejando sólo estructuras parcialcs que sobrevivicron fuera del contcxto re- nada y Penf duranrc el año siguiente. En 1557, un¡ cpidemia de gripc, que venfa di-
lativamente coherente que les habfa dado sentido. Las consecuencias destructo¡as de rectamente de Europa, golpeó la América Ccntral; en 1558-1559, de nuevo la vi-
la conquista afectaron a las sociod¡des nativas en todos los niveles: dcmogrtlñco, eco- ruela sc extendió por Perrf . Matlazahuatl resurgió en 1576 en México. Y durante los
años 1586-15E9 una triple epidcmia de viruela, sarampión y grip€ procedente del
nómico, soci¿l e ideológico.
Cuzco, Quito y Potosf, asoló por cntcro los Andcs.t2
Tras este primer contacto con los curop€os, las poblaciones smerindiss sufrie-
Incluso ei se accpta que estas epidemias eran la causa principal del descenso de-
ron en todas partes un hundimiento demográfico de excepcion¿les proporcioncs his-
mogrúñco, no se puede n€gsr qu€ la conquista española fue un perfodo de cruel opre-
tóricas. En la mcscta central mcxicana, Sherburne F. Cook y Woodrow Borah han sión. Los primeros censos de la población nativa muestran una tasa de mortalid¡d
propuesto la cifra (quizás cxcesiva) de 25 millones dc habitantes antcs de la llega- masculina excesivamentc alta, probablcmente debido a la guerra y a las exacciones
da de los españoles. En los Andes han sido cfec.tuadas varias estim¿ciones; pero una de impuestos.l3 Otros documentos se refieren a suicidios individuales o colec'tivos y
población de ¡lrededor de l0 millones para todo el imperio inca parece una cv¡lua-
ción razonable.lo
Pero en los 30 años siguientes a la invasión la población descendió a una velo- ¡.
I Par¡ un¡ cxposición ¡obre cl dcrn¡mb¡micnto dc l¡ población india subsiguicntc a
cidad vertiginosa. Los indios de la isla dc La Española, por cjemplo, fueron cxtcr- las inv¡sioncs eu¡opca¡, véasc Sá¡rchcz Albornoz, IULC,I\1, cap. l. Sobre los Andcs cn Par''
minados complctamente, mientrss quc en la mcseta mexicana la población sc redu- ticular, véasc Nathan W¡chtel, I-a vision dcs valncus. I¿s itúies du Pctou dcvant Ia conqrutc
espagnolc 153&1570. P¡¡fs, 197f , pp. 135-l¿10, 31E-321; y Noblc David Cook, Colapso de-
jo en más de un 9O por 1(X), segrin estiman Cook y Borah: mográfico. Indios dc Pcrú, 15261620, Cambridge, lgEl.
l5l9: 25,0 millones 12. Fclipc Guarnán Porn¡ dc Ayala, lVuaw Coróücay brcn gobiamo [1614l' Pal¡' 1936'
p. I 14; Pcdro Cieza dc Lcón, Prin¿ra panc de la crónica del Pcnl [1550], Madrid, l94l'
1532: 16,8 millones p. ?l; Fcrnando dc Montc¡inos, Mcmorias antiguas historialcs y polhicas d¿l Pcrú 116Á41,
1548: 6,3 milloncs Madrid, 19O6, vol. l, p.254; Bcrnabé Cúo, Historta d¿l nt¿vo ,ttt rrdo fl653l, M¡drid, f965'
1568: 2,6 millones vol. II, p. 447; Hcnry F. Dobyne, .Un¡ rcscña de la hi¡roria cpidémicr ¡ndio¡ cn 1720'' c¡
l5EO: 1,9 millones Botct{n dc la Historia dc mcdicitu f 19ó31, pp. 493-5f 5; N. Wachtcl, Ia vision des vwincts,
pp. 147-149.
La cafda de la t¡sa de población parcce habcr sido mcnos pronunciada en los An- 13. Estc fcnómcno cstá pcrfcctamcntc ob¡crvado cn l¡s vi¡it¡! dc fligo Orliz dc 7-úñi-
des: los indios de las á¡eas frfas, especialmente los dcl alüplano, sobrcvivieron mcjor ga, Vistta dc Ia província dc L¿ón d¿ Huánuco [1562], vob. I y II, Huánuco, 1967-l969iy
a la catástrofe que cn otras partes. Asf la población de los lupacas, en la orilla oes-
dcG¡rcf¡DlczdeSaaMigucl, Vísttahccluabprovtnctad¿ChucT.itocnclaño1567,Linta,,
1964. P¡r¡ sdultos cntrc 21 y 5O añor, el primco rcvcl¡ l¡ cifn dc 56 bombro¡ por cada l0t0
te del lago Titicaca, disminuyó sólo un 2O-25 por 100 en 30 años. Por ono lado, muioto¡. v cl ¡cgundo 82 boobrc¡ por IOO muic¡c¡.
9. Apu hca Atatalpanw¡ cn M. Lcón-Po¡tilla. EI rcvcrso eb haafsu, pp. l&-f t3'
Vé8so t¡mbién, Elliot, IULC, I, cap. 6.
lO. Vcr not¡ sobrc la pobl¡ción n¡tiva amcric¡aa cn vlgpc¡¡¡ dc l¡ inv¡sión Gunopcr.
176 H¡STORIA DB AMÉR¡CA I,ATINA LOS INDTOS Y r.A C-ONQI rsrr SSmÑOle 177

y
e Drácticas de abortos, que al mismo tiempo revelaban un tdantc desesperado sc tratado cn una parte anterior de cste volumen, un solo cjcmplo
les y mcridionales- será objeto de un estudio mtls dctenido.tt
-los Andes ccntra-
n,iti""U* como forma de protesta. Las pirámides dc edad que pueden construirsc
cafda en la tgsa de natalidad quc
fara ta segunda mitad del siglo xvt, sugieren unatrauma Antes del surgimiento del Tahuantinsuyu (el est¡do inca), esta cxtcnsa árca es-
como otra consccuencia del de la conquista. taba pobtad¡ por deccnas de grupos distintos de muy diferpntcs tamaños: asf, los chu-
- E.táinterpretarse
oodrfa
claro que un dcrrumbamicnto cn la población dc td magnitud desorganizó pachos de la región de Huánuco sc comPonfan de una pequcña jefatura dc alrcde-
completamente las estructuras tradicionales de las sociedades nativas. [-as respues- dor de 10.0(n personas, mientras que los lupacas en la orilla ocste del lago Titicaca
tas á un cuestionario que constituyó las bases de las Rclaciones geogróficas de las componfan un reino poderoso dc unos 100.000 h¡bitantcs' [,os incas dc la región dcl
Indias t1582-15861, nos informa cómo los mismos indios vefan su proPia situación Cuzco representaban, al principio, un gn¡po étnico de una importancia rclativamente
geográfica. Los investigadores pregunta¡on a sus info¡mantes tsnto si el número de poqueña, que se distinguieron de los dem¡fs sólo por su singular puesto cn la historia.
lnO¡ós se habfa increment¡do o descendido desde antes del perfodo de la conquista, La unidad básica de los diferentes gruPos étnicos cran los aylla (antllogos de los
como si ellos gozaban de una mejor o peor salUd, para explicar las causas de los cam- calpulli mcxicanos) que formaban un núclco cndogámico, rcuniendo un detcrmina-
bios que habfan tenido lugar. Casi todas lac respuestas apuntaban en la misma di- do nrfmero de parentcscos que posefan colcctivamente un territorio concreto (a me-
rección: los indios sentla¡r qUc vivfan menos y cada vez tenfan peor ealud. Las cau- nudo desconectado). Agrupadas colectivamente, las unidades básicas sc forrraban
sas del declive se debfan por orden de importancia a las Suerras, las cpidcmias, las por mitades, y después formaban unidades aún más amplias' hasta quc sbarcaban
migraciones de los pueblos y los trabajos exccsivos. Estas causas Parocen plausibles todo cl grupo étnico. El mismo término ayllu pucde aplicarsc a todos los diferentcs
y ademós concuerdan entrc Sf. Pero la aparentemente sbsurda y poco Probable n8- nivelcs superpuestos de estA ¡nanera ungs sobre otros, en el que cada uno inclufa al
iuraleza de algunas de las respuesta$ l8s hizo más sugestivas. En algunos casos, los anterior, 8l estado inca cra de csta manera la cim¿ de esta estn¡ctr¡ra inmcnsa de uni-
indios atribuyeron la cafda de su población o su más corta vida, al hecho de que tc- dades interconcctadae . Se impuso un aparato polftico y militar a todos estos gruPos
nfan menos trabajo y a que eran más libres y se ¡limentaban mejor: étnicos, mientras seguf¡n confrando en lajerarqufa de los señores o curacas, Dea-
tro del ayllu en el sentido estricto del término, los pastos eran sostenidos por la co-
...E que vivlan más años antiguamente que &gora, que entienden ques la munidad y la tierra cultivable repartids a las unidades familiares domésticas cn Pro-
causa, que entonces comfan y bebfan menos que agora ... porción a su tamaño; asf, en teorfa, estc reparto tenfa lugar periódicamente' Dc
Y a causa de ser agora más viciosos que antes con más lib€rtad' viven mc- acu€rdo con la idea de lt &utosubsistencia, que era un rasSo de la sociedad andina,
nos sanos... una unidad familiar podfa reclamar un trozo de tierra en cada uno de los difcrentes
Vivfa¡¡ más, poryue antiguamente dicen quc todos vivfan más regaladamen- scctores ecológicos, y rcunir productos completamentarios do difcrcntes altitudcs
te que agora, Ix)rque no abundaban las cosas que agora ni tenfan las ocasio- (mafz, papas, guinoas, pienso para lae llamas, ctc.). Bsta petición no cstsba restrin-
nes que agora tienen dc comer y bcber y otros vicios, con el demasiado tra- gida sólo a los medios de producción (como ticrra o ganado), también se extcndfa
bajo que tenfan en tiempo del Inca, ni habfa vino, aquesta es la causa bastante a la mano de obra: cada cabeza de familia tenfa derccho a solicit¿r a sus relaciones,
de vivir poco.¡a aliados o vecinos para vcnir a ayudarle a cultivar su parcela dc ticrra; a cambio, es-
teba obligado I repartir después alimcntos y chicha, y ademtls a ayudar cuando se
¿Pueden explicarse tales respucstas por un deseo de agradar o por micdo? Si fuera lo solicitaran. Esta ayuda mútua era l¿ base ideológica y material de todas las rela-
asf, es sorprendente que quienes contestaba¡¡ al cuestionario no dudaran de otro tiem- ciones sociales y regfa todo el p¡oceso de producción.
po para qucjarse de su suerte. Es muy probablc que el scntimi€nto de excesiva li- Estc sistema dc intercambio se extendf¡ e todos los niveles de la organización so-
bertad, apa¡entemente inexplicable, correspondicra verdaderamente al vacfo que ha- cial: enre los micmbros del ayllu cn la b88c; dentro dc las mitadcs, y cn el grupo
bfa dejado la desaparición de las anteriores estrucntras del estado y al abandono de étnico al servicio de un curaca; y al nivcl del imperio en el s€rvicio al Inca. No obs-
las normas tradicionales de conducta. Es sorprendente que en la última cita se alü- tante, desde un nivel al siguiente habfa una transición gradual de reciprocidad ba-
da t¡mbién a los sstragos del alcoholismo (tema sobre el que volveremos más ade- sada en la simetrfa y la igualdad hasta una reciprocidadjerárquica y desigual. Los
lante) corno una de las causas de la despoblación. En otras palabras, lo que estas res- servicios dc los orfbditos de Tahuantinsuyu eran una cxtcnsión de los quc ofrccf¡n
puestas muestran es la desintcgración de los sistemas económico, social y religioso a los dioscs localcs y a los curacas. Trabajaban colectivamentc las ticrras dcl Inca
que daban con anterioridad un sentido a las labores de la vida diaria. En resumcn, y del Sol, con un esplritu de rito reliSioso, y a cambio recibfan alimentos, chicha
los cambios demográñcos refl€jaban la desintcgración del mundo nativo, Para com- y coca; o hacfan telas y paños utilizando los rcbaños del Inca; y por Último realiza-
prender los procesos d€ dcsestructuración es nccesario primero subrayar los diferen- ban periódicamente el servicio de la mita, Úabajos prtblicos o sertricios para la guc-
tes rasgos de las civiliz¡ciooes precolombinas. Sin embargo, puesto que esto ha sido rra. Pero micntras gue en cl nivcl del ayllu (c incluso en el dcl grupo étnico) el pa-
rentesco scgula regulando la organización del trabajo, la distribución dc la tierra y
14. Rcbcion¿s gcográficas de b ¿üzs U582-15861' cd. M. Ji¡¡éncz & la B¡p¡d¡' Madrid' el consumo dc lo que s€ producfa, ea cl nivel del sisteo¡ impcrial, los servicios pro'
l88l-r89E, 4 vols. rccd, 1965, 3 vols.: vol. I, pp. 17O.222 v 33O.
15. vé¡rc t¡mbiéú Murr¡, ILILC. vol' I' crp- 3-
t¡s tNDtos Y r,A coNQusr^ ESPAÑoLA 179
178 HISTORH DE AMÉRrCA LATTNA
indios quc fucron trasladados al valle de Coch¡bamba adquirieron asf nuevas tieras
Dorcionados por lo8 súMitos del Inca, permitfan cl desarrollo de una infracstn¡ctu- a cost¡ dc los antiguos habitantcs dc la rcgión.rt
I"i"."n"tot, fott"l"tas, caminos, etc.) de diferente natr¡ralcza. En otras palabras, Este proccso sc reprdujo en numcro$as rcgiones de Tahuantinsuyu: aunquc cl
de producción del imperio inca sc basaba en ol antiguo modo de produc- modelo dc.dc¡¡t¡¿lago vcrticab ya estaba profundsncntc arraigado en l¡ soci€dad
"ioío¿o quc pcrmsnecfa vigente, micntras que 3e explotaba cl principio de re- a¡dina, cl estado inca lo extendió a unos ámbitos dcsconocidos, y cnvió al mitmaq
"iOtt "o-oo*par¿ legitimar su gobierno.
ciorocidad
--' pof todo cl imperio. Este sistcms se dcsafrolló más aún por el aumento del nfmcro
L" del sistema mitnaq, ya aplicado a la estructura del grupo étnico de yanas, personas depcndientes, a las que 8c habfa cortado todo vfnculo familiar'
"trcnrión
constituyó uno de los logroe más destscados del imperio inca. Sabcmos que los asen- emplcadas por el Inca cn varios nivclcs dcntro del drea bajo su control. Pcro, ¿la
tamientós nuclcares dc las tienas altas -dcdicados a la crfa de ganado a la
y pro- lógica de ti poftica dcl cst¡do no cstaba cn conflicto con cl principio de rcciproci-
ducsión de tubérculos- rcalizaban su ideal de autosubsistcncia cnviando .co- dad quc continuabs vigentc en los ayllu? Prpci¡amentc, esta contradicción fuc la quc
lonos, (mitmaq) a los ascntamientos de altitudes más bajas, pare tener acceso a la abrió dcsdc dent¡o las pucrtas ¿ la invasión cspañola. Tras la captufa y muc¡tc dc
producción deios valles cálidos (mafz, algodón, coca' etc.). En estas rcoloniasr Atahualpa, las estructuras del cstado sc colapsaron; las instituciones rcgionales y,
complcmentariaS, algUnOs miembros de grupos situados en las tierras altas, muy sobrc todo locales, sobrevivicron pero scparadas dcl sistcma global que lcs hebfa
alcjadas, se encontraron vivicndo dc las ticrras bajas, dc modo que la población de dado scntido. Numeroeos mitmaq volviefon a sus lugarcs de origcn, y lor.archi'
sus pcqueñas .islas' aparecfa entremeecladai pcro dcsde los centros de donde pro- piélagos, que cl i¡ca babh organizado (cor¡o los dc Songo, Abancay, o Coch¡bamb¡)
cedian ho ejercfan control polftico sobre los territorios que estabsn situados en me- ácsqarccicron. Pero el modelo de autosubsistencia y rcomplemcntariedad vertical'
dio, y de cita -anrr" formaban .archipiélagos verticsles' de distinto tamaño.r6 El siguieron aplicrlndose en cl nivcl de los grupos étnicos: dc este mdo, l¡ cocicdsd
estado inca rcalizó estc método dc organización para sus propios fines, con objc- dc los Andcs sc prccipitó cn un la¡go procoso dc fragmcntación. Esta diepcrsión dc
to de ordenar lae amplias áreas de cultivo, ya fuera de coca (eomo en el valle del la ¡ctivid¡d cconónica y social se accleró con los csPañolcs, cuando dividicron cn
songo) o, sobfe todo, de mafz (por ejemplo en los valles de Abancay, Yucay o Co- parcelar las encomicndas: dominios que hasta ese momcnto fOmrsban unidadcs po-
chabamba).¡7 lfticas, soci¡les y económicas cohcrentcs, s€ repartieron entre diferentcs beneficia-
Investigaciones recientes hacen posiblc, en el caso de Cochabamba, analizar cstc rios; c incluso algunos asentanicntos lejanos fundadoe por ellos mismos sc scpara-
proceso dJ colonízación en dAalle: Huayna Cdpac, el penúltimo inca, expulsó a casi ron dc la autoridad de sus ocñores legftimos.
lodas las poblaciones indfgenas del vallc (los cotas y los chuie), y las asentó en Po- De estc modo, el antiguo reino de los lupacas se convirtió en un repartimicnto
cona, mái al este, Para pfoteger la frontcra contra los chirigUanos; y 3c apodcró dc dc la coron¡ miantras quc <las coloni¡s' de la costa dcl pacffico sc otorgaban a un
sus tierras a favor del estado. Pa¡a cultivar estas ticrras, trasladó al vallc 14.000 tra- cierto Juan dc San Juan, lo que exigió la intervcnción de Polo de Ondegardo para
bajadores .de todas las naciones' principalmente dcsdc el atüplano, Pcro a veccs in- reintegrer a la población a sug lugafcs dc origcn. Pcro este fuc un caso cxcepcio-
clueo de tierras más lejanas, de la región de Cuzco e incluso dc Chile. Sc puedc su- nal: en cstc cjcmplo cl célebre cronista dcfendf¡ los intcr€s€s dc la corona. Debc ad-
pon€r que algunos vivfan pcrÍranentemcnte (perpetuos) cerca de los campos y , vertirse quc el mismo Polo habla acü¡ado de modo difercnte cust¡do su interés pcr-
graneros de Cochabamba (cran mitmaq en el verdadero sentido del término), mien- sonal se hallaba en pcligro. Ét traUl¡ recibido Parte del valle dc Cochabamba como
tras que otros hacfan el camino todos los años, como mit¿. Cad¡ .nación' o gruPo encomicnda; la gue inclufr el mitmaq gue cl Inca habla eetablecido ptcviaurentc allf'
étnico tenfa bajo su rcsponsabilidad un númcro determinado de parcelas o Jrryrrs. y quc ontoncce era rcclamado por los curacas del altiplano, Buccsoroa dc eus anti-
Todo el mafz coscchado se destinaba principalmente al cjército. Pero ciert¡ canti- guósjefes ci¡fangas, sofes, quillacas y charcas. Esto condUjo a un prolongado liti-
dad de parcelas sc apartaba para cl mantcnimiento de loe trabajadorcs, y otras se asig- gio durantc cl cual Polo sostuvo quc el mitmaq habfa sido separado de la autoridad
naban a los diferentes curacas que distribufan los alimentos cntrc sus stlbditos. [¡s de sus jcfes de las tierras altAs debido a que los sarangas (como los lupacas) habfan
perdido el scceso a sus asentaíiientos desdc quc se situaron cn la costa del Pacffico:

Dcsdc quc su majcctad instituyó el sistcma dc rcpartimcntos cn cstc reino, dividió


todos los mitim¡cs, ticrros y parcclae cn cl lugar dondc rcola quc crrar y l¡s ticrras ¡fec-
16. Véasc loh¡ V. Murra, Fon¡uciott¿s cconómias y pollticas d¿l mwtdo andino, Liuata' t¡d¡s ¡c asignaron ¡ los cit¡do¡ indios, y sus criconc¡dc¡os, y osto cra gcncral cn todo
1975; y La organización cconómlca del ¿stúo lnca, México, 1978. Véase también Murra,
crtc rciúo, y asf a lor carangrs ec lcs dcspojó dc las ticrraa o mitim¡e¡ de h cost¡, y
HALC, vol. I, cap. 3.
17 ' sobre cl v¡llc dc Abancay, véasc'waldema¡ Espinoza soriauo' 'colonias dc mitu¡a¡
lo mismo sucedió ¡ tos de Chucuito.le
mrfltiptes cn Ab¡ncay, siglos xvy xv¡. U¡¡ ioformación inédit¡ dc 1575 pan l¡ anohiatori¡ ¡n-
dioa., cn Xcvdía dcl Musco Nacional,3l (1973), pp.225'299; sobro cl v¡llc Yuc¡y, vé¿¡o Hor¡-
cio vill¡nucv¡ urtctga, <Documcntos robre Yucey ca cl s' xt/t', e¡ Rcf ista del Archivo Histórlco t8. N¡th¿n W¡chtcl, .I*s mitlt¡'E,cs dc l¡ v¡ll& dc Cochab¿mb¡, Ir politiguc dc colo-
dcl Qeco, f97O, pp. l-184; Marf¡ Rostworowcki do Dfez C¡n¡oco, .El rcpertinicnto do Dfu. Bcdriz ni¡¡tion dc Huayoa Capac., cl Jourtul dc b Société dcs Amcricartistcs, 67 (198O-196t)' pp.
Coya cn cl vallc dc Yucey,, Hlstoria y Cultuta (\flO), pp. 153-267; N. Wrcht l, Ia vlslott dcs valn- 297-324.
19. Archivo Histórico dc Coch¡b¡nb¡. AR f540. fol. 353r-353v.
c¡r, pp. 168-17ó y ?.ú2-2A6. Lo¡ documcnto¡ ¡obre cl vallc Songo (cn cl Archivo Gcnenl dc In-
di¡¡ dc Scvill¡) c¡tÍn ¡ún rin publicar.
IJOS TNDTOS Y LA CONQTNSTA BSPAÑOLA lEl
IEO HISTORH DE AMÉRICA LATTNA

tcm¡ dcl quc formaba un¡ Partc armónica. Por cso, de acuerdo con la invcstigación
Los carangas, sin duda, perdieron sus .Colonias> costcras' pero (como tcstimo- dc Ortiz dc Zrfñiga en 1562, los chupachos dcbfan un tributo en tcjidos, como cn
¡ia el Mcmoial de Clurcas, fechado cn 1583) cons¡cn a¡on algunos de los suyue quc tiempos de Tahuantinsuyu. Pcro cl Inca tcnfa quién lc abastccf¡ dc materia prima,
el Inca les habfa conccdido en el valle dc Cochabamba, como hicieron también los en cstc caso lana, y cllos h¡cfan sus telas dc cutttbi. Ahora el encomcndero solici-
soras, los quillacas y los charcas.m Asf cl modelo del archipiétago sndino ontrÚ cn tsba psños dc algodón, y cl intercanbio c¡¡ cl rfnico medio por cl que loe indioe po-
conflicto cón b idea española guc vinculaba a los indios con cl lugar dondc vivfan; dfan provccrse de algodón, o culüv¡fndolo en eus propios carryros: .... Y ellos cn-
el modelo andino logró sobrcvivir, pero restringido a unas áreas cada vez más pc- tregaban paños no dc cumbi pcro de algodón, cl quc cultivaban y cosechaban' y cl
queñas. Inca solfa proporcionarles lana para las tctas de cumbi. ... Y cllos solicitaron I su
encomsndero que les diera algodón para hacer paños.'
Los fenómenos que hasta aqul habfan sido dcsconocidos transfonnaron cl mun- Los cspañoles (cncomcnderos o no), ayudados por el descenso de la población,
do precolombino: los elementos más importantes observados dc esrc p¡oceso de de- quc significó un incÍemento de las tierras baldfas, no tafdafon cn usut?af algunas
sesiructuración han sido las nuevas form¡s de tributos, la inroducción de la mone- de las tierras quc hesta el momento eran trabajadas por los indios. Pero desde quc
da y la eponomfa de mercado.
-[,os los nuevos gobcrnantcs sc apoderaron dc las ticrras con mejor suclo, cstss apropia-
trasto-os fueron ciertamente más profundoe en Perrl que en México, don- cioncs arrojaron a los indios hacia los terrenos marginales. Bn todo el Perú, las tie-
de los srfbditos dcl Inca (cn contraste con los macehtultin del impcrio azt€c¡) sólo
rras del Inca, del Sol y dc las huacas fueron consideradss propicdad de la corona,
estaban obligados con cl cst¿do por servicios cn trabaios y no pagaban en esPccias.
cuyos $fMitos se beneficia¡on de ellas en fomrs de .mercedesr. Asf, la carga de los
Desde el principio del pelodo colonid hast¡ mediados del siglo xvl' tanto en Mé- impuestos sc desvió sobre las tierras comuneles de los indios:
xico como en Penf , el nivcl dc los tributos proporcionados ftor los cncomende¡os
no cstabs regulado por ninguna nonna oficial. La primcra disposición dc tasas fue
... po4luc l¡s ticrr¿s quc tcnfan dondc ¡cmbrabsn el rlolzy comkia pan el inc¡ cr¡o
redactada en la déc¡d¡ de l55O; ademós inclufa servicios de trabajos (que cn los An- cn cstc v¡llc y dondc cste pucblo cstl cdificado y cn 8u com¡rca r la rcdond¡ l¡s cu¡-
des comprendfa la antigua tradición de la mita) consistentes en numcrosos y disPs- lcs sc rcparticr¡a a loc vccinos de cstc pucblo cu¡ndo sc fuDdó pcfo que üene ¡hor¡
res pagamentos: ¡nafz, trigo, patatas, ovejas, cerdos, Sves' It€q98' frutas, goca' sal, ticrras scü¡lad¡s cúür cUos dondc sicmbr¡n cl mfz y triSo y popss quc d![ dc tributo...
ropa y diferentes artfculos manufacturados. A menudo quando no tenfan algunos de
estos productos, los indios habfan de obtenerlos mdiante el intcrca¡nbio, lo que les De est¡ ¡¡ranerlr no es del todo extraño que el impucsto español $c considcrasc
obligaba a recorrer grandes dist¿ncia¡. También proceden dc osta época los tribu- m¡ls fucrte que cl dcl Inca. Precieamcntc una dc las prcguntas dc Ortiz de Zuñiga
tos en plata, pe.ro fuc una cantidad limitada, comparada con el total de los pagos. estsba dirigida 8 averiguar cuánto ticmpo dedicaban al¡ora los chuPachos a trab&iar
Pronto las disposicioncs sc simplificaron: los artfculos de importanci¡ sccundaria dc- para efectuar estos Pagos. [.a rcspuesta difrcilmcnte era otra que entre siete y ocho
saparecieron, mientras que se incrementó la plata, convirtiéndose en le forma do- mes€s. I¡s i¡dios sc lamentaban de quc no tcnú¡n tiempo suficientc Para culüvar sus
minantc de tributo desde la década de 157O. propios ciarnpos, ertendiendo la protesta cfestivament€ hast¡ Lima:
¿Cómo era el tributo español en cornparación con el prccolombino? Careccmos'
de cifras exactas, pero no hay duda de que de:Ce cl principio los encomenderos im- .,.y quc al prcecntc sicntcn mfg can¡"nsio quc tru¡ca tuvicrotr porquc todos trabajan
pusieron sus decisiones arbitrariamente y sin restriccioncs, y má8 tarde no siempre cas¡do¡ y casadas y vicjos y vicjas y moz¡!¡ y muchachoc y muchachas que no qucda
rc.spetajron la letra de las leyes tribut¿rias. Hubo muchos ejcmplos de abusos. El mé- ninguno y quc por csto fucron a @ir jueticia a Lima para quc lcs dcsagraviascn'..¿'
todo de tasación fuc además injusto. En cada repartimiento las obligacioncs fueron
tasadas segrfn cl nrfmero de tributarios, y los indios eran responsables oolectivar¡rentc El cambio fuc sobrc todo cualitativo. [¿ ideologfa sobrc la quc se basaba el sis-
del pago. De cualquier modo, como consccuencia dcl colapso demográñco, nlpida- tema ioca estaba en ruinas. En la nueva sociedad dominada por los españolcs, tda
mcnte aparecieron discrepancias entre las evoluciones originales y el declive de la idea de reciprocidad y redistribución perdió su sentido. Para ser más exactos' cl sis-
población, como se puso de manifiesto por los frecuentes casos de litigios cntré el tcma cspañol hizo uso dc los fragmcntos dcl sistems anüguo, la reciprocidad conti-
encomcndero y las comunidades nativas, cspecialmenrc poco después de un¿ epide- nuó form¡ndo partc dc las relacioncs entre los ayllu y los cur8cag, y todavfr los cu-
mi¡. Los indios apclaron e las autoridades a realizar una rrevisitar p8r& ajustar la racas prolnrcionaban un vfnculo entrc los indios y los nuevos gobcrnantes; pcro
evaluación con cl númcro actual de los quc podfan pagar. Pcro incluso cu¡ndo se micntras que en el Tahuantin¡uyu la rcciprocidad dio origen a una rotación dc la ri-
hizo la nueva eveluacién, el peso del sistema colonial tr¡vo quc ser soportado por qucza (si bicn,ésta cra teórica y desigual) entre los ayllu, los curacas y cl Ioca, cl
un nrlmcro reducido dc indios. dominio cspañol condujo a uDa tra¡sfcrcncia en una {inica dirccción, sin rcciproci-
Al mismo tiempo, aunquc cn un scntido continuaron las obligacioncs que en el dad. En re6umen, ei los españolcs hablan hercdado el papcl ccntrslizsdor dcl Inca,
pasado se debfan al estado precolombino, los tributos esPsñolcs fracturaron cl sis- frac¿saron al ascgurar la distribución do l¡ riqueza cn bcncficio dc todos. Mie¡tras

20. Waldcuur Erpinoza Soriano, El m¿morial dc Clvrcas (Crónica lnédim dc 1582)' 21. I. ftiz dc 7-fifur' Vklu & b ptovin tu d¿ Leóí d¿ Huá¡aa cn 1J62, fol.22t, lE¡,
Lim!. f969. 23¡. 13r.
182 HISTORIA DE AMÉRICA LATTNA TJOS INDIOS Y LA CPNQUSTA ESPAÑOLA 183

que el sistema de pagos (real o simbólico) funcionó en el imperio inca dentro de una aacasc. Con esta ¡v¡ricia hizieron ñrelles muy grandes, que soplassen los hornillos
e-stn¡ctura cquilibiada y circular, el tributo español era desequilibrado
y unilateral. desdc lexos, como vicnto natur¡I. Mas no aprovechando cstc artifrcio, hicioron
máquinas y ruedas con velas, a semcjanga dc las que hazen para los molinos dc vi,en-
El desarrollo del tributo cn plata desde 1550 obligó a los indios a desarrollar nue- to, que las truxcsscn cavallos. Empcro, tampoco aprovcchó cosa alguna, por lo
vas actividades con el fin de obtcner el necesario metal precioso. [¡s minas de Mé- cu¡I, desconfiados dc sus invencio¡cs, se dex¡ron ir con lo que los indio¡ hacfa¡
invcntado...2a
xico, especialmente las de Zacatecas desde 1545, sufrieron una invasión dc traba-
iadoies iibrcs (naborios). t as minas de Potosf llegaron a ser el principal centfo dc
átracción en los Andes centrales y meridionales. Desde 1553 los indios de la pro- Y no fue hasta que el proceso de amalgama fuera introducido bajo el virrey To-
vincia de Chucuito (el antiguo reino lupaca) enviaron mitcyos a las minas, permi- ledo en 1574, que los españoles no fueron capaces de romper el control de los in-
tiendo a sus seño¡ps reunt los 2,ü)0 pesos necesarios para el tributo. Una nueva con- dios sobre la producción de plata. Este fue el comienzo de una nueva era cn la his-
tribución lo elevó a 18.0O0 pesos en 1559 y estipuló que se enviasen 500 mitayos' toria colonial. Pero lo cierto es que, durante la fase huayra, toda la plata producida
otros indios se contrataron con los comerciantes españoles para transPoftsr mercan-
por los indios volvió a la circulación dentro del sistema colonial. Quiencs iban a tra-
cfas (en l¿s caravanas de llamas) o iban a las ciudades Para trabajar en la construc- bajar a Potosf con objeto de pagar el tributo lo entregaban a su$ encomendefos o a
ción de edifrsios. De esta forma se desarrolló en algunos sectores una economfa de la corona. Y como los esparioles, por otra parte, dominaban el resto del mercado (es;
pecialmente el de la coca y el maíz), recuperaron el remanente de plata que se h8-
mercado en detfimento de la economfa tradicional. Entonces los curacas se queja-
; d que muchos de sus srlbditos trabajaban lejos de los campos y no volvfan'z ilaba en poder de los trabajadores libres por medio del comercio. Por lo tanto, la
pero en Potosf los indios sabfan cómo imponer sus condiciones de trabajo a los int¡oducción del dinero integró finalmente a los indios dentro del sistema económi-
españoles. Durante cerca de treinta años, desde 1545 hasta alrededor de 1574' con- co como reserva de trabajo.
trólaron tanto el proceso técnico de la extracción del mineral como su transforma-
ción en plata. El único métdo utilizado on aquellos años fi¡e, por tanto' el de los Los cambiOs en el sistema económico estuvieron acompañados, tanto en Perrf
huayra, la fundición tradicional de los nativos, nor¡nalmente situados en las mon- como en México, pof el desmantelamiento de la estructura social, pero cl p¡oceso
tañas para aprovechaf el viento.a Por otra Part€, durante el mismo perfodo los mi- adquirió formas diferentes segun las áreas. No se sabe hasta gué punto los ayllu y
t yot tan sólo una pequeña psfe de la fuerza de trabajo que provenfa prin- los calpulli se vieron afectados por las consecuencias de la invasión euroPea, Pero
"pottaion
cipalmente dc los indios separados de sus propias comunidades, y considerados como par€ce que ambos continuaron funcionando como células básicas de la sociedad in-
y¿tnaconcts. Formaron equipos de trabajadores que hicieron que fueran, en efecto, dia. La naturaleza de la catástrofe apareció con mayor claridad en los dos extremos
contratados como mineros: s€ proporcionaron sus propias herr¿mient¿s, aoordaron de |a escala social: los indios, con creces la mayor proporción de la población, que
entregar una cantidad fija dc mineral y decidieron qucdarse el excedente para ellos. no eran la mayor parte del sector comunal de la economfa, y los señofes que habfan
De este modo, los indios, teniendo mineral a su disposición, se convirtieron eh sus perdido muchos de sus tradicionales poderes.
propios huayra, y produjeron plata directarnente. Los .mineros) r@urrieron de nuevo En ambos virreinatos se desarrolló un modelo de migración, que los recaudado-
al trabajo de los nativos para transformaf su parte de mineral, y esta fue la fi¡ente res de tributos pronto comenzaron a lamentar. En Penf, junto a los traslados de Po-
más importante de mantenimiento para los indios. En la época en la que los huay- blación ocasionados por Ia conquista en sf misma, las guerras civiles €Dtre los par-
ras fueron utilizados, los españoles hicie¡on numerosos intentos para liberarse del tidarios de Almagro y Pizarro, que combatieron hasta 1548, ayudaron a desarraigar
monopolio tecnológico de los indiosi Pero, como describe Garcilaso de la Vega' to- la población. Muchos indios, reclut¿dos por los ejércitos enfrentados y llevados le-
dos sus intentos fracasaron: joJae sus hogares, terminaron engrosando las masas de vagabundos o permanccie-
ron como yanaconas al servicio de los españoleS. Habla que recordar quc cn Ta-
Los scñoree dc las minas, viendo que por esta vfa de fundir con viento n¡tural se huantinsuyu el término yana designaba a los indios libres dc lazos familiarcs y
dcrramaban sus riquezas por muchas manós, y participsban dcllas muchos, quisieion dependientes personalmente dcl curaca o del Inca. Pero, considefando quc antes de
remediarlo, lñÍ Eozar de sus mctales solos, sac{ndolos a jornal y haciendo ellos sus tallegada de los españoles eran tan sólo una Pegueña proporción de la población'
funciones y no los indios, porque hast¡ entonces los sacaban los indios, con condición ahora su número comenzó a multiplicarse. No obstante, Eu status cambió conside-
dc acudir al scñor dc la mina con uÍ tanto de plata por cada quintal dc metal que rablemente: si los yanaconas de Potosf parccfan libres de una dofrendencia personal,
éste no era el caso de los que fueron a trabajar en las nuevas haciendas o los que
los cspañoles cmplearon como servicio doméstico. Además de tales diferencias, cl
22. O . Dlcz de San Miguel, Visita hccha a la provincia dc Chucuito ¿n el año 1567, fol. gn¡eso de la población andina se dividió cn dos categorfas: los hatunrun¿ (o indios
87v,48v, lo?v. de Iss comunidades que est¿ban sujetos al tributo y la mita); y los yanaconas' con-
23. Sobre cl llamado pcrfodo hucyra cn Potosf, vé¿se cerlos sempat Assadourian, .La
producción de la mcrca¡cfa dinero en la formación del mcrcado intcrno colonial. 8l caso dcl
cspa.cio pcn¡ano, eiglo xvr', eo Ensayos sobrc el d¿sarrollo cconómico de Méxlco y Amért' 24. Ga¡cilaso dc Ia Vcga, Comcntarios realcs de los Incas, citado por Cadoe Seurpa.t As-
ca Latina, Bnriguc Florcscano. cd., México, t979, pp. 223-2U2. sadouriar. op. cit,, 9. 246'
184 TTTSTOR¡A DE AMÉN¡CA LATINA r.os INDIOIT Y LA CANQUISTA BSPAÑOL^ 185

siderados como el status social mós bajo, pero en realidad librc dc las obligaciones do el hiio de Manco, Sayri Tllpac, se riadió, lc fuc conñrmada su propicdad de la
debidas Por los otros indios. cncomienda de Yucay, entre otras poecsiones; su hija, la princesa Bcariz casada con
Fuc¡a dc esta distinción, en los siglos siguientes se desarrolló una importante di- Martln Garcfa de t oyola (sobrino dc San lgnacio) y sus desccndientes fucron rápi-
ferencia entre ambos virreinatos. En Perrf, cl crecimicnto dcl nrfspro dc yanaconas damentc hispanizados.
(y después dc forastoros) creó un problcma cuya gravedad, aunqueno era cvidcnte Loe señores dc Chucuito, Mardn Cari y Martfn Cusi, a quienes apeló Garci Dlez
in et slgto xvr, apareció cla¡amente en el siglo )ffII y pcrnrsngció a lo largoparte,
dc todo cn su informc dc 1567, no Irertenecfan a la noblcza Inca sino a la dinastfa que man-
el perfodo colonial; éstc contenfa el embrión de la lucha cntre' Ixtr una los daba en las dos mit¡des en las que se dividió el antiguo rcino lupaca. Sus anteceso-
haócndados (quc conservaban la influencia sobr€ parte de los trabajadores) y por la rcs fucron señorc6 dc las tierras que cultivaban no sólo sus srfbditos de Chucuito,
otra, los mineroe (privados de üitayos) y l8 cofon¡ (privada dc tributos): el problema sino también por los súbditos de otros seis pucblos de la provincia. Pero, en el mo-
de someter a los yanaconas y forasteros a las obligaciones quc se imponfan al resto m€trto de la visits de Garcfa Dfez, la superficie de tierras cultiv¡das habla disminuido
de los indios fue el dominantc en la historia futura dc los Andcs ccntralcs y meri- en gra¡ medida a causa de l¡ falt¡ de mantcnimiento: Martfn Cari y Martfn Cusi alp-
dionales. ra sólo rcsibfan tributos de los indios de Chucuito, mientras los tributarios dc los
Es cierto que los intercses de los hacendados, los mineros y la corons cran difc- otros pueblos no aportaban mals qu€ sus servicios tradicionalcs: (y en las aldeas de
rentes en México. Pero la clase de los mayeques precolombinos, comparablcs de al- Juli, Pomata y 7*pitt estaban obligados a sembrar otras vcinte parcclas en cada al-
guna manera a los yanaconas dc los Andcs, excePto en que fonnaban una Pfopor- dca, y no lo habfan hecho aunque habfa tierra suficientc para ellor. Los indios de
óión mayor entre la población, sufricr'on un dcstino completanentc diferentc' Antes fuli, interrogados en su mom€nto, explicaron quc los curacas de Chucuito no les h8-
de la llegada de los cspañolcs, los maycques debf¡n pagar los impuestos no a los ra- bfan rcclamado para scmbrar los cam¡ros. Tradicionalmentc qste iftquerimiento> ha-
prescntantqs delos tlatoani dc Tcnochtittan si no a los scñores localcs nativos. Como bla sido hasta cieno punto partc del sistcma ds los vfircr¡loc de reciprocidad que unfan
ios impuestos españolcs estaban trazados segrfn el sistem¿ sztecla, esos indios, como a curaca y ayllu: esos vfnculog eran los quc ahora se estaban rompiendo. Es revc-
los yanaconas dc los Andes, al principio sc libraron del pago que los macehualtin lador que, aunque Martfn Cari todavfa cultivaba tierras en su donación de Acora cn
de lis comunidadcs debfan Pagar a sus cncomenderos. Pero después dc 1560 los ma- el pucblo vacino de Chucuito, ya no trabajaban cn ellos los indios de la comunidad;
yeques fueron registrados a su yez como hibutarios, lo quc borró l¡s distinciones el curac¡ habfa adoptado una solución complctamente difercnte, desarrollando una
ton el mundo prccolombino: en este sentido la población nativa de México llegó a tendencia que habfa comenzado al ñnal de l¡ era inca, y se accleró con cl gobierno
ser cada vcz más indifcrenciada. coloni¡l: cultivaba los cam¡ros con yar¡¡$, es decir, fuera de los vfnculos dc recipro-
En el otro ext¡emo de la escala social, los micmbros dc l¡ noblcz¡ nativa fuc¡on cidad que ligaban a curaca Y aYllu.
obligados en el futuro a actuar como intcrmediarios entre los cspañolcs y los indios Pc.Ío, en el nivel dc las rcspcctivas mitades de las otras aldeas lupacas, como Aco-
gue debfan tributos. Los descendientcs dc las viejas castas gobcrnantcs pcrdicron la re, üave, fuli, Pomata, Yunguyo y Zcpita, los curacas localcs (t€óricamentc de un
esencia de su poder, aunque continu¡ron desempcñando un papel im¡rortantc, man- rango inferior a Cari o Cusi) mantuvieron su autoridad sobra sus súbditos y conti-
tuvieron su posición privilcgiada sólo porque aocptaron colaborar con los cspeño- nqaron re¿ibiendo los impuestos dc ellos (como Cari y Cusi hacfan en Chucuito) los
lcs, Los herederos de Moctczuma (Diego Huanintzin, Dicgo Tehuetzqui' Cristóbst indios pusiercrn a su dispoeición a cicrto nrfmero de mitayos para los servicioe or-
de Guzmáa Cecepátic, Luis dc Santa Marfa Cfpac) rctuvicron cl cargo dc tlato¡ni dinarios; y colectivamente cultivaron los camPos de los señorcs, quc les proporcio-
y gobernador de Tenochtitlan h¡sta 1565. Dcsdc cntonc€s la dinastfa.lcgftima' dejó naban semillas y les recompensaban con obsequios de comida, c(rca y ropa. Asf, en
de ocupar cualquicr pucsto importa¡tc cn la administración: la mit¡d alta de luli, Hanan:
Ya loe n¡tivos dc México no scrfan gobcrnadorcc ni rcgilan ca cl abcpetl dc Mé- ...¡ c¡da uno dc los dichos caciqucs úeinta topoo dc ticrras dc papts, y quinua y
xico Tcnochtitlan. Ya no habrf¡ dcscenücntcc dc loe grandec tlatoquc, o tl¡Cotl¡toca- cañagua y poncn loa caciqucs l¡ ¡imicotc y quc para h¡ccr cslos scmcntcrag sc junten
pipiltin. Sólo h¡brfa gcntc dc ot¡os lugarcs, algunos pipiltin, otroa no pipiltin' y ot¡os todos los indios y mujcrcs y muchachos para haccrlo presto y quo lcs dan rnuy bicn
mcstizos, cuyos anccatros cspañolcs no son conocidos, y oo ¡¡bcmos ei cral pipiltin dc comcr pspas y chuño y carnc y coca y chicha los dfas quc trabajan en cllos y-quc
dan a don Balt¡zar c¡toroe indioc y a don Fraciaco dicz indios dc ¡crvicio ...
26
o maccguales.u

En Perrf, loe 3 hijos de Huayna Cápac, Trfpac Hualpa (guc pronto fue envcne- Y en el nivel intermedio de los señores de las mit¡des los vfnculos de rcciproci-
nado), Manco (antes de su rebelión cn 1536) y sobrc todo Paullu, que accptójugar dad sobrcvivigron intactos al proceso de dcscstructuración.
el papel dc Inca tftcre, actuaron segrln los deseos dc Pizarro o Almagro. Cuen- Por otra pirte, en cl nivel más bajo, el de los señores dcl ayllu, hubo un colap-
so tot¿I. Bl antiguo rcino lupaca sc componfa de unos ciento cincuenta ayllu, csto
es, cl mismo númcro quc los curac¿s- Pero en toda ta provincia de Chucuito, Gar-
25. Alver¡do T¡¿ozot¡¡¡' Ctúnia nesisyotl, citado cn Ctr¡dc¡ Gib¡on, Ias aztere bqio
cl dominlo cspaol tJtu historia de bs tttdios dcl :,lle d¿ lúéxlco, líI9-|EIO, México, 1967'
op. l7l-172. 26. O. DÉz dc Sm Mi¡r¡ . vistm ludu a b Pnttu & Mo an I 567, fol. 30r, 45r, 57v.
18ó HISTORIA DE AMÉRICA LAT¡NA LOS TNDTOS Y LA CONQUTSTA ESPAÑOLA 187

ciDfez sólo contó treinta y seis señores exentos de tributos: asf, la mayorfa dc los ticlla de los quillacas) continuaron desempeñando un papel importarrte hasta el ñn
;;;r del ayllu perdieron sus privilegios y estaban sujetos a las mismas obligaciones de la cra colonial, mientras que al mismo tiempo de forma crcciente adoptaban el
f"r otroi indios. Su destino se podfa comparar con el de los señores Chupachu modo dc vid¿ de los españoles.
"tt"
árr" eob.rn"Uan sobre un pequeño grupo étnico, y se quejaban a Ortiz de Zuñiga dc
. ... y que al presente no sc L¿s nuevas formas de tributo en trabajo, hasta el momento tot¡lmente descono-
ü, iugor que habfan efectuado a sus encomenderos: preeminencia que en el tiempo dcl cido en el mundo precolombino, introdujo ideas extrañas en las norrnas tradiciona-
i". iuit¿" los dichos caciques y principales la
a
tanto el pobre como
les que hablan formado la actividad económica y social en un complejo coherentc
irr""-potqor todos los dichos caciques y principales contribuyen
de conceptos, ritos, y c¡eencia$ religiosas. Por otra parte, los esPañoles justifica-
et caiiqui Y PrinciPat ..- '.27 ron su hegemonfa en el hecho de que habfan trafdo la verdadera fe a los indios: a
Estós ejimplos ilustran una doble evolución, una fragmentación y una concen- los ojos de los misioneros, las prácticas y creencias de los nativos eran la obra del
tración de poder: la fragmentsción fue un resultado de la pérdida de status de los diablo, y la .conquista espiritual' requerfa que éste fuera espantado.
antiguos cu-racas, y la concentración beneñció el nivel intermedio de los curacas de La religión oñcial, ligada a la estructura del estado, desapareció rápidamenrc tanto
las mitades, a costa de los señores del ayllu. en México como en Perrl. El culto local continuó más o menos illcitamente (como
En el Perrl colonial las mitades formaban generalmente las unidades para el pago veremos mós adelante), pero los indios tuvieron que dejar sus fiestas más importantes
de 6ibutos (como se hizo en México en las regiones bajo la
jurisdicción de los tl¡-
y las prácticas que les parecfan más horribles a los esPañoles, sobre todo los s¡cri-
toque gue formaban las cabe¡eras). Los señores de rango intermedio, responsables
una po-
ficioJhumanos. Se destruyeron sistemáticamente los templos, se qucrnaron códiccs
de la recaudación de tributos para los encomenderos o la corona ocupaban
y khipus, lo$ sacerdotes nativos fueron pcrseguidos. Como resultado, el transcurso
sición estratégica, y formaban el eje de la organización colonial. Y frecuentemente normal de la vida diaria se transformó drásticamente. Sólo hay que P€nsar en los cfec-
explotaban esta posición de autoridad para hacer que sus srlbditos realizaran servi- tos que las costumbres cristianas imponían en el matrimonio (la dcñnición de nue-
ciós que est¿barfuera del sistema de los vfnculos tradicionales de reciprocidad. En ror übor sexuales, la prohibición de la poligamia) o en el entierro de los muertos.'
Chucuito, por ejemplo, los cornerciant€s cspañoles mandaron e haccr ropa a los in- Entre la nobleza nativa la educación de los niños en la religión cristiana ocssio-
dios: dieron órdcnei a losjefes curacas, Cari y Cusi que distribuyeron el trabajo en na un choque generacionsl (al menos son las cons€cuencias insrediatas de la conquis-
toda la provincia; pe¡o eran los señorcs de mitades (incluyendo a Cari y Cusi)' los ta). Asf en 1524, los antiguos sacerdotes de Tlaxcala se asombraron de que uno de
qoe recibfun y se embolsaban los sueldos. Del mismo modo, los curacas decidieron sus miembros fuera ejecutado por jóvenes que habfan sido educados Por los fraD-
realizar debidamente esos contratos (a vcces cn presencia de un letrado) para em- ciscanos: Todos los que crefan y adoraban a los fdolos estaban horrorizados ante la
plear a cierto número de srfbditos en €l trabajo de traosportes. Y los mismos espa- insolencia de los muchachos.s Esos jóvenes, yendo en grupo criticaban a los fdo-
ñoles reconocfan que no habrfan logrado nad¿ sino fuera por el trabajo de los seño- los y denunciaban las prácticas paganas. [,a condena de aquellas viejas costumbres
res locales, de lo contrario los indios se habrfan negado a hacerlo.2t Al mismo y el rechazo de las generaciones más viejas a adoptar las nuevas normas de conduc{a
tiempo los curacas, abusando de su autoridad y colaborando con los nuevos gober- acabaron en un estado dc anomia.
nantes, debilitaron su propio prestigio. Uno de los sfntomss más dramáticoS de la ruPtura de la cultura nativa y de la an-
Pero la historia de las jefaturas de los Andes y de México se diferenciaba eu alSo gustia que causaba, fue el alcoholismo: un fenómeno advertido por todos los cro-
fundamental: a pesar de todos los cataclismos, los prirneros gozaban de un cierto ele- áistas.ri En la sociedad precolombina qoÍnas estrictas regulaban el uso del pulque
mento de continuidad, mientras que los úlümos se vioron afectados radicalmente por (en México) y la chicha (en los Andes): sólo podfan ser consumidos colectivamen-
la hispanización de las estrucfirras polftica y administrativa. Desde mediados del siglo te durante las ceremonias religiosas en honor de los dioses, la bebida los ponfa en
xvt los españoles implantaron cn México los cabildos, formados por gobernadores, comunicación con lo sagrado. Aparte de estas limitadas circunstancias' el consumo
alcaldes y regidores elegidos por uno o varios años. La función de estos cabildos de alcohol estaba rigurosamente prohibido. En su primer edicto a sus stlbditos el go-
consistfa en el control de la recaudación del tributo, la administración de la econo- bernador de México declararfa: .[,,o que principalmente encomiendo es que os aPar-
mfa de la comunidad y de la justicia en casos menores. L¡ historia de México sd ca- téis de la borracherfa, que no bebais octlb. Tarnbién los puso en guardia contra los
ractcrizaba por una rápida diferenciación entre los cargos de gobernador y tlatoa- excesos sexuales: .Mira que las cosas carnales Son muy feas, y todos conviene que
ni: personas diferentes ocupaban ambos cargos, de modo que los recién llegados, huyan dellos'.3z La embriaguez solitaria y profana Probablementc se le pcrmitfa a
que a menudo sólo eran descendientes de macehualtin, se incorporaban a los cabil-
dos y aportaban sang¡e nueva a los grupos gobernantes. Pero en el virrcinato de Penl, 29. Cf. kblo José dc Aniaga, Enitryión de la ülolatrlo dcl Pcnl fl62ll, Madrid' 196& p. 216
los curacas generalmentc continuaban uniendo su cargo al de gobernador, de modo 30. Fray Toribio de Benaventc (.Motolinia'), M¿morial¿s o übro de les cosas dc Nue-
que la renovación de las clases gobernantes fue menos importante. Las principales va España y dc los naturalcs de etla f t54U, ed. Edmundo O'Gorman' México' 197f . pp.
familias (como los guarachi de los pacajes, los ayaviri de los charcas, los Choque- 249-250.
31. Scrge Gruzinaki, .La mlre dévorancc: alcoolismc, scxuallté, ct décultur¡tion chez
lce Moxic¡s (l5OO-155O)r, Cahicrs des Ameriques I'atincs (1979r, pp. 22-26-
27, Oñiz de Zúñiga, Visita dc Ia provincia d¿ L¿ón de Huánaco en 1562, vol. I, fol. l2r. 92. Bcrnardino do sahagrfn, Historia gencral de las cosas de Nyeva Españd [1570], Mé-
2A. Ortiz de Zúfti$s. Visim de b Província de León de Huánuco cn 1562, fol. 44r. ¡ico. 1975, Libro Vl' PP. 332-334'
1EE HTSTORIA DB AMÉR¡CA LATINA y
rros INDIoS LA coNernsrr espeñoLl 189

los ancianos, pero €staba cstrictamente castigada en todas tas iem¿s circunst¡nciae: quc loe españolcs habfan entr¡do en el pafs'.s La coca cra cs¡rccialmente nooesa-
el culpable era prfblicamentc castigado (con el rapado de la cebcza) y se arriesgaba ria pa¡a cl trabajo dc los indio¡ en las minas dado que les pcrmitfa trabajar c¡si sin
a la pena de muerte. I¡ mismo sucedfa con les dcsviaciones ssxuales, tales como comcr. Según Acosta, .GD 8ólo Potosl monta más dc mcdio millón de posos cada ailo
el incesto, el adulterio o la homosexualidad' Los aúlltcroe , por ejemplo' cren gue- la contratación dc coca, por gsstarsc de noventa a novcnta y cinco mil cestos dc
mados, lapidados, ahorcados, apaleados hasta morir, o sus cabczas eran aplestedas clla'.¡? [.oe me¡cadcres españoles controlaban el mercado dc la hoja de coca, pero
bajo el pcso dc una gran roc8.33 sólo la consumfa la maea de ta población india.
Inmediatamentc dcspués dc la conguista, el alcoholismo afectó a hombrcs y mu- Por consiguiente, 40 años después de la conquista, la sociodad nativa h¡bfa eu-
jeres en todos los niveles de la sociedad. Numerosos textos mencionan la desapari- frido un p¡oc¡eso de desestructr¡ración a todos los nivclcs: dcmográfico, económico,
ción de las antiguas prohibicioncs: eocial y cspiritual. Ciertas estructuras sobrevivieron, pero fragmentadas y aisladas
de su contexto original y trasplantadas al mundo colonial. Sin cmbargo, e$os olc-
Y por todas psÍcs muy dcscofrcn¡d¡mcotc sc d¡bsú al vino, y que sin ninguna mc- mentos de continuidad aseguraron que las tradicioncs nativas, algo modiñcadas, sc
sura sc cmbcod¡b¡¡, ¡¡sf loo prircipalcs como l¡ gentc utriwqa ¡er¡¿s, homb¡cs y mu- transmitieran, mientras que al mismo tiempo soportaban la hcgemonfa española.
jercs. Parece que cl dcmonio ¡ rfo vuclto introdujo las boadcrar, y tomó¡c liconcie ge-
ncral que todos pudicscn bcbcr hast¡ c¡cr y los hombrcs volvicse cono brutos, dc
mancra como ccsó la autorid¡d ... Tnrotcróx Y AcrrLTURAcróN

Los nobles que en otro tiempo hablan dado un buen ejemplo, ahora inducfan a Las tradiciones nativas se €nfr€ntaron, bajo la dominación española, a nucvas
los demás indios a la embriagucz: rlos maccguales se arriesgan para embriagarse' prácticas que inuoduje¡on los curopeos. ¿En qué medida fr¡eron accptadas o rccha-
porque aunque los nobles no lo hicieran, les temfen, y no se arricsgaban a embria- zadas? ¿Ayudó el fenómeno dc aculturación a reintcgrar a la eociod¡d?
garser.il Evidentemente la intoxicación como una parte del ritual religioso no de- La aculturación económica tuvo lugar rápidamentc, aunque sc limitó al uso dc
saparcció, pero ya no se difcrcnció mucho del consumo de alcohol lxlr razoncs sc- cicrto númcro de productos currop€os que ampliaron la gama de recursoe de que loe
culares o como resultado dc la adicción. naüvos disponfan, sin quc en realidad sustituycran a los que ¡c usaban: tanto cn Mé-
Enfrentados con esta propagación dcl alcoholismo, los españolcs adoptaron una xico c¡mo en Pcrú, el consumo de alimentos se nrantuvo igual que en la época prc-
actitud sumamente ambigua. De una parte lo condenaron por razones morales (aun- colombina, Algunoc productos vcgetales (naranjas, rnanizanas, higos, coles, nabos,
que sus castigos, tal como la flagelación, eran incomparablemente más suaves que etc.) se desarrollaron rápidanentc allf donde las condicioncs climatológicas cran fa-
los de la época precolombine); por otra parte, lo estimulaban por clementales ra.:zo- vorablcs, Ircro par€cc que el ganado €uropeo sc adaptó m¡ls f¡fcilmenrc cn México
nes económicas: vendfan vino a los indios. El vino, más alcohólico que las bcbidas o en el norte de los Andes quc cn los Andes centrales y mcridionalcs, donde la crfa
tradicionales, tenfa siempre unos efcc'tos más perjudiciales. Asf, en los relatos es- de llamas ya era una de las principales actividades. Asf, cuando el consumo de car-
pañoles, el alcoholismo se convirtió en un rasgo tfpico dc la sociedad nativa. Pcro, ne sc gcneralizó en el Ecuador a finales del siglo xvtr, significó una evolución im-
simplemente reflejaban la impotencia de los indios que intentaban mediante el uso portant€ cn la dieta habiñ¡¡l.tt El cultivo de trigo sc introdujo a instancia de lo¡ es-
del alcohol escapar de un mundo que se les habfa convertido en absurdo y trágico. pulolcsapara el pago dc tributos cxclusivamentc, y no para el consumo de los indios.
La extensión del uso de la hoja de coca, en los Andes era una mucstra de un fe- I-¿ aculturación global sucedió por medio dc la sclección dc artlculos importadoc por
nómeno parccido aunque de consecuencias menos nocivas. La hoja de coca era una los cspañoles que sencillamcnte estaban )¡uxt¡puestos, a los que sc usaban sin mo-
planta quc, como la chicha, se habfa utilizado principalmcnte en las ceremonias re- dificar en otro asp€cto la vida nativa. Las técnicas tradisionales sobrcvivieron aun-
ligiosas: .Y en tiempo de los Rcyes Incas no era lfcito a los plcbcyos usar la coca que algunos señores ya posefan arados desde finalcs dcl siglo xvr.
sin licencia del Inca o su Gobcrnador'.lt Después de la conquista la pfoducción dc Se produjo un contraste cntrc la rápida acultr¡ración social de numerosos seño-
res y el mantenimiento de la tradición por los plebeyos. Los señorcs P¡onto apren-
coca se incrementó considerablemente. Loe mismos españoles extendieron la super-
dieron a hablar y escribir español, mi€ntras continuaron utilizando las lcnguas na-
ficie de las plantsciones de coca, I vsces a costa de la producción de alimentos; y
tivas. La aculturación lingüfstica parcce quc ocurrió arln más rápida en México quc
el consumo de coca llegó a extenderse a toda la población (aunque ta planta también
en Perrf . La famosa cscuela dc Tlatetolco, destinada a los hijoe de los scñorrs, fue
conservó su significado religioso): .Adictos a ella comenzaron a cultivarla después fundada por los f¡anciscanos en 1530, micntras que en los Andcs cscuelas simila-
res (cn Huancayo, y sobrc todo en Cuzco) no se fundaron hasta la década de 157O. El
33, Toribio Bcnavcntc, Memoriales o übro dc las cosas dc Nucva España y dc los na-
turalcs de ¿lb [54U, pp. 321-322, 362, 356 y 357.
34, Toribio de Bcn¡vcntc, M¿moriales o Ubro dc las cosas d¿ Nueva Espafu y dc los 36. Hernando dc S¡ntill¡oe, Rehcíón del origen, dcsccndcncia, pollricay gobicrao dc
Ios Incas... tt564l, Limt. 1927, p. lO7.
natural¿s d¿ clla [54tL p. 361: Proccsos dc indios idólatr¡e y hcchiceroe, México, Archi- 37. Acost¡, Hlstor¿a nanral y moral d. lat IndtuJ, p. lf6,
vo General dc la Nación, 1912, l&, citado por Gruzin¡lú, .L¡ mérc dcvorantc', p. 22. 3! Rclacioncs scoarófrcas dc Indlas. vol. I. l7l, 231, vol. fL.22,237.
35. José de Acost¡, Historia rnturul y ¡noml dc las Indias tlsgOl, M¡dr¡d, 1954, p. ll7i
igu¡lu¡cntc Ju¡n de M¡ticnzo, Gobicrno dcl Pcrú f 15671. Parf¡-Lim¡, 1967, p. 163.
190 HISTORIA DE AMÉRICA LATTNA
r.os rNDros y ¡.^A coNelJrsrA EspAñoLA 191

Mientras que los espa.ñoles consideraban a los dioses locales como manifcst¡cio-
objctivo prioritario era hispanizar un grupo escogido para formar una clase dirigen- nes dcl diablo, los indios interpretaban el cristianismo como una forma de idolatrfa.
te que obedeciera a los esPañoles. De acuerdo con esta polftica, ciertos miembrOs de
Sin embargo, en vez de fundirse ambas en una sfntesis, las dos religiones perrna-
la nobleza nativa (segrfn su status) adoptaron la vestimenta euroPca y algunos 8ún- necie¡on yuxtapuestas. Si los indios admitlan la existencia de un dios cristiano con-
bolos de prestigio de la cultura dominante, montando a caballo, llevando una esPa- sideraban que su esfera de influencia se limitaba al mundo de los españoles, y cui-
da o usando ¡rcabuz. Pe¡o tales privilegios estaban reservados sólo para los señores daban ellos mismos de la protección de sus propios dioses. El manual de confesión
de alto rango: asl, en Chucuito, Garci Dfez ordenó que se ¡eservaran exclusivamen- de Diego de Torres, escrito alrededor de 1584, condenaba esta dicotomfa como uno
te para Martfn Cari y Martfn Cusi. Más arfn, desde que la administración colonial pro- de los .errores contra la fe católica': <A veces declan de Dios que no es un buen
hibió muchos privilegios tradicionales (tales como viajar en litera o en hamaca), los dios, y que los indios le obedecfan en vano ... y como los cristianos tenfan sus imá-
sfmbolos de prestigio llegaron a ser exclusiv&mente españoles' Y de esta forma, el genes que adoraban en el culto, de la misma forma ellos podfan adorar a los
grupo dominsnte consolidó sus funciones como un modelo a imitar para los indios. huacas'. {
A la inversa, los indios de las comunid¿des mostraban su fidelid¿d con las anti- La esfera religiosa reflejaba así la división enre el mundo de los europeos y el
guas costumbres. Continuaron hablando las lenguas nativas y normalmente vcstfan de los indios. Es sorprendente que todavfa los antropólogos comprueben la idea de
ropa tradicional, combinada a veces con el sombrero español' Y, mientras que el eis- que Jesucristo pennanece (aparteD (separawmí¡ entre ciertos indios; que no están pro-
tema cconómico colonial introdujo el dinero, vemos que el sector nativo permane- tegidos por él sino por las montañas, las wamani,ar A principios del siglo xvu,
ció engranado en la producción de subsistencia, complementada Por el trueque. Es Arriaga describió una idea similar: Dicen que todo lo que los sacerdotes dicen y pre-
cierto que las migraciones forzadas de población (congregaciones en México desde dican es para los viracochas y los españoles, y que tienen sus huacas y sus malquis
1560 y reducciones en Perú desde 1570) rompieron radicalmente los modelos de y sus fiestas y todas las demás cosas que sus antePasados les enseñaron, y que sus
ascntamiento c intentaron por la fuerza que los indios vivieran en aldcas scgún el mayores y sus sacerdotes les enseñaban ,,.'2
modelo español, en el que las calles se trazaban en forma de red, y lr plaza estaba En una carta dirigida a Felipe II en 1579, puede observarse por qué Antonio de
rodeada por la iglesia, la residencia del cabildo, la prisión y el patlbulo. Peto, a pesar Zrtñiga deploraba el hecho de que los indios no hicieran otr& cosa que fingir su par-
de tales cambios, el viejo sistema de organización comun¿l (que rcnfa como centro ticipación en las creencias católicas; en realidad no eran más cristianos que en el
el ayllu y el calpulli) permaneció o fue reconstnrido sobre la base de los lazos de tiempo de la conquista. Y Garci Dfez e¡ Chucuito hace la misma aclaración: .la ma-
parentesco y ayuda mutua sobrc los que sus miembros se unfan. Tras el rei¡senta- yorfa de los indios no son cristianos'.43
miento dc la población, las aldeas y sus tierras continuaron organizadas sobrc un mo-
delo dual, aeegurando asf la continuidad de las creencias religiosas establecídas por Por Io tanto, los rcsultados de la aculturación quedaron limitados en su totalidsd
la asociación que los indios hacfan etrtre su tierra y sus antepasados. a México y Perrf, y la gran masa de la población nativa rechazó la mayorfa de las
En el plano religioso la fidelidad de los indios a sus tradiciones manifestaba su re- prácücas importadas por los españoles. En la acción recfproca que resultaba de con-
chazo a la dominación colonial, aunque, de nuevo, habfa diferencias en cuaoto a eso. tinuidad y cambio, la tradición prevaleció sobre la aculturación. En general, cuan-
Mientras que en México durante la primera década de la época colonial (hasta I 570), do los indios se apropiaron de los elementos de la cultura forónea, tan sólo lcs aña-
los indios parecfan mostrar un verdadero entusiasmo por el cristianismo, este no fue propia cultura o los usaron como un modo de simulación.
'Inclusoelementos de su
¡dieron
el caso de Perú. Pero en ambos casos, los indios se aferraban tenazmente a sus pro- en los casos de los señores m6s hispanizados, se puede advertir la persis-
pias crcencias y ritos. Esta continuidad estuvo acompañada Por un proceso de frag- tencia de las tradicionales formas de pensamiento. Si adoptaron ciertas costumbres
mentación simil¡r al de las instituciones. Si los culto oficiales al Sol y al Inca desapa- europcas, las introdujeron en el sistema de la cultura india. Asf, segrln un documento
recieron en los Andes inmediatamente después de la conquista, el culto popular fechado en 1567, cuando un gran número de indios rebeldes de Vilcabamba fueron
vinculado aloshuacas (dioees locales) sobrevivió. Los indios continuaron trabajan- a visitar a la princesa Marfa Manrique, viuda de Sayri Tripac, en su residencia de
do comunalmente los campos destinados a su culto, y desenterraro-n a los muertos de Cuzco, le ofrecieron regalos de plumas y .otros artfculos de menor valont, en t€-
los camposantos, llevándolos a sus cementerios tradicionales (cerca de los sitios que conocimiento de su soberanfa. A cambio la princesa les obsequió con alimentos y
habfan abandonado con motivo de las reducciones). Mientras que parecfan someter- bebidas, llamas, a¡etes, brazaletes y pendientes de oro, esto es, presentes de una na-
se a los signos externos del culto cristiano, ocultaban sus ritos tradicionalcs. Los es- turaleza tradicional; además ella les ofreció .objetos de Castilla que habfa compra-
pañolcs fomentaron esta ambigüedad erigiendo cruces e iglesias en los antiguos lugarcs
sagrados, en tanto que, a la inversa, los indios disimulaban sus fdolos y ritos con velo &. Diego dc Torrcs, Confesionario para los curas dc ltt¿ürs Íls84l, Scvilla, 16O3' p. 5.
41. José Marfa Arguedas y Alcjandro Oniz Rcscanicrc, .La poscsión dc la ticrra. [-oe
cristiano. .Descubrimos quc cn el pórtico de la iglesia guardaban un gran huaca, lla-
mitos posthispánicos y la visión del universo cn la población monolingüc qucchua', cn lzs
mado Camasca, y otro dentro de la iglesia llamado Huacrapampa, y dentro del altar problemcs agralrcs dcs Amerlques Latíncs, Parfs, 1967, pp. 309-3f5.
3e
rnayor, en la puerta de la sacristfa, todavfa habfa otro huaca llamado PichaciÁnac.' 42. Arriaga, Ettirpación de la idolatr{a, p. 224.
43. .Caftr dc fray AntoÉio dc Zr¡ñi$ af rey D. Feüpc fI., en Col¿cci&t dc doatmentos ittéü-
39. .Idolatrfas de tos indios huachos y yauyos', Revista Histórica, Lima, l9l8' p. l9O; toswralahisotüfu8¡@, Madrid. 1855.>O(VI.p.9O:DfczdcS¡nMigucl, Visím,fol. ll5¡.
cf. t¿mbién Arriaga. Extirpación dc la idolatr{a,9. 223.
Los rNDros Y LA coNeursr^ ESPAñoLA 193
t92 HTSTORIA DE AMERICA LAT¡NA

I. Las Indias' scgún Guanún Pona de Ayala


do allí'. Si no hubiera hecho esto, dijo que . lellal no se habrfa comportado como 2, El univcrso, scgún Guamón Poma dc Ayala
se esperaba de una princesa de €ste reino,.{ En otras palabras, esas compras espa-
ñolas formaban parte del sistema de regalos y su correspondencia segrln el viejo prin- Sabemos que en el impcrio inca esos cuatro cuartos formaban parte de un sistc-
cipio de la reciprocidad. ma de clasificación y estaba ordenadojerárquicamente en una doble dualidad suce-
Hrbfa, pues, una continuidad de la tradición, asf como una sfntesis por adapta- siva. I¿ primera daba lugar a una división superior (Hanan) por Chin-
-formada
ción. El caso de Guamán Poma de Ayala, uno de los más destacados escritores pe- chaysuyu y Antisuyu- y una división inferior (Hurin) -formada por Collasuyu y
ruanos, ilustra ampliamente este proceso. Se absorbieron elementos occidentales en Contisuyu-. La segunda división se cruzaba con la primera: cada una de las mita-
la forrna de pcnsar dc los nativos que, por su misma adaptación, lograban conser- des estaba dividida en 2, para formar las 4 regiones, en las que Chinchaysuyu esta-
var su estructura original. No obstantc, Poma escribió en español (aunque incorrec- ba sobre Antisuyu, y Collasuyu sobre Cuntisuyu. El centro del mundo era el Cuz-
tamente) y practicó el cristianismo, continuó viendo el mundo colonial a través de co, defrnido por la intersccción de estas dos dt¡¡lidades; de esta forma la orgrnización
las categorfas espacial y temporal que habfan dado forma a la organización del im- cuatripartita terminaba dividiéndose en 5 partes distintas.
perio inca. Asf, dibujó un mapa de las Indias que, en su trü¿ado, parecfa un mapa Pero a pesar dc estas supervivencias y continuidades, los indios pensaban que no
español, con la inters€cción de las lfneas de longitud y latitud.4s Pcro esas lfneas en podfan escapar al cataclismo causado por la dominació colonial. ¿Cómo trazó Poma
realidad no correspondfa a nada. El Pent de Poma cstaba trazado alrededor de dos ü mundo tal como era tras ta conquista, y dónde situó los otros pafscs de América,
Europa, Atica y Asia? Es notable que contint¡ase viendo no sólo las Indias, sino todo
diagonales que señalaban las antiguas regiones del imperio inca, Chinchaysuyu al
el universo con el mismo tipo de sistema de una mitad supcrior y otra inferior' di-
oeste, Antisuyu al nofte, Collasuyu al este, Cuntisuyu al sur. Estas estaban explf-
vididas cn un modclo de cuatro partes alrededor de un núclco central. Para construir
citam€nte señaladas en el mapa. Poma dibujó sus cuatro gobernadores, los 4pol,
cste modelo del universo lo habfa cncajado cn un duplicado dcl primcr modelo, pero
acompañados por sus cónyuges; sobre la figura que rePresonts al gobernador de haciendo que la posición de la parte menor (las Indias) estuviera invertida dentro de
Chinchaysuyu está el nombre de Cápac Apo Guamanchara, el abuelo paterno de la cstructura de la parte mayor (cl universo) para tener en cuenta los cfcctos de 18
Poma. Allf hay un rasgo notable. I as dos diagonalps se cortan en el Cuzco, y la vieja conquista y la lógica intcma del mismo sistema. Alrededor del reino de Castilla, aho'
ciudad esrá colocada en el centro exacto del mapa, rodeada por las cuatro regiones. ra cn la posición ccntral que hasta aquf habfa ocupado Cuzco y cl Inc¡, se alinca-
Lima hacfa mucho t¡empo que era la capital del virreinato, pero, para Poma, Cuz- ban otros cuatro reinos: Roma y Turqufa en la sección supcrior antiguamontc ocu-
co segufa siendo el centro del universo. Sobre la representación de la ciudad dibu- pada por Chinchaysuyu y Antisuyu, y las Indias y Guinea cn la partc inferior cn el
jó al décimo emperador, Topa. El cuadro está rodeado de dos escudos de armas, los lugar dc Collasuyu y Cuntisuyu. [-as Indiae dcbfan habcr cstado cn la división su-
del Papa y el rey de España (véase figura l). pcrior y Castilla en la división inferior, pcro la relación colonial cxigla que, asf como
el Inca habfa sido incluido en la persona del rey de España, el orden general dcl uni-
&. Archivo h¡stórico del Cuzco, .Gene¡logfa de Sayri Tupac', libro 4, firdice 6, fol' 64r, verso tenfa quc invcrtirsc cn tanto que la configuración dc todo el sistema perma-
8Or,6lr. necfa inaltcrable (vé¡¡c figura 2).
45. Guamán Pom¡ dc Ayala, Nucva Corónica, pg. 993-994. Sobrc cstc dcsarrollo vé¡-
se Wachtel, .Penséc sauvage et acculruration. L'Espacc et le temps chcz Fclipc Guam¡n Poma
de Ayala ct I'Inca G¡rcilaso de la Vcga., ,IE'SC (mayo-agoeto l97l)' pp. 793-A4O'
t94 HISTORIA DE AMÉR¡CA LATINA r¡s rNDros Y LA coNQUrsTe BsrrÑo¡,¡ r95

Igualmente Poma aplicó el mismo modelo para su representación del tiempo. Re- ... pcnsando que eran gcnte grsta y cnviada de aquel quc cllos dcclan quc cra el
cogió la tradición nativa de las cinco edades (Huari Viracocha, Huari, h¡run, Auca, Tecsf Viracocha quicre decir Dios- y pareccmc quc mc ha¡ sdido ¡l rrcvé¡ dc
-que
Inca), y, siguiendo un proceso similar al que habfa empleado en cl caso del espa- lo que yo pensaba, perque sabcd, hcrmanos, que éstos, scgund mc ha¡ d¡do la¡ mucc-
cio, proyectó la división en cinco partes en el sistema cronológico occidental. De tras después quc cntraron cn mi tierr¡, no son hijos de Viracocha sino del dcmo-
tal manera que la historia blblica se descomponfa en 5 edades (Adán, Noé, Abra- nio...a7
ham, David, Jesucristo) paralelas a las 5 edades del tiempo indio.
Manco asedió el Cuzco durante un año (marzo 1536-abril 1537), pero finalmentc
Poma, por consiguiente, encajó las aportaciones de la cultura occidentel en la
cedió en su acoso. Se refugió en las montañas inaccesibles de Vilcabamba, al norte
preexistente estructura espacio-temporal de los indios, tal es, una sfntesis rigurosa-
de la antigua capital, y en los valles cálidos del Antisuyu (la base desde la que ha-
mente organizada segrln la lógica del pensamiento andino. Pero si esta slntesis im-
bfa comenzado sus campañas anteriores). Esta región fue elegida no sólo por ra:zo-
puso ciertas reglas, también proporcionó las bases para la reinrcrpretación y la crea-
nes estratégicas sino también polfticas y religiosas. No es una coincidencia que en
ción. Poma recurrió a las categorlas tradicionales, pero siendo reestructuradas en ella estuviera situad¿ la cima sagrada del Macho Pichu, el santuario inviolable de
el contexto del sistema colonial, tuvieron una nueva significación, como la resisüenci8 los sacerdotes nativos y la Manmacorn del Sol, el cual permaneció desconocido para
a la hegemonfa española. Desde luego, el cronista asoció el concepto de pachacuti los europeos hasta principios del siglo xx.
(revuelta, revolución, tanto del tiempo como del mundo) con el final del imperio En el inmenso territorio bajo su control, Manco continuó las anüguas tradicio-
inca: la relación generada por la invasión europea relegó a los indios al nivel de Co- nes imperiales y, en efecto, restauró un estado {D@inca'. En su Relació¡, Tin¡ Cusi
llasuyu en la división inferior, siendo asf que debfan haber estado en la división su- atribuyó a su padre un lenguaje que expr€saba resistencia a cualquier forma de acul-
perior. .El mundo está transtornado porque no hay Dios ni Rey',4ó y para informar turación. Manco instó a los indios a renunciar a la falsa religión que los esPañolcs
sobre la .enfermedad del mundo', Poma envió su <carta' de cien páginas al rey de intentaban imponer; el dios cristiano, decfa, era tan sólo un tl¿po pintado incapaz
España. Con una esperan¿a casi mesi¿lnica, suponfa una catástrofe final (otro pacha- de hablar, mientras que los huacas podfan ofrles, y el sol y la luna erao dioses cuya
cuti) por la que el rey de España (garante, como el Inca, del orden universal) pu- existencia era visible para todos.s Tras la muerte de Manco Inca, su hijo, Sayri Ttf-
siera el mundo nuevamente en orden. pac, continuó la resistencia por lO o mls años, y más tarde se entregó a cambio de
la rica encomienda de Yucay (el .valle sagrado, que había sido propiedad personal
de Huayna cápac). otro hijo de Manco, Titu cusi, le sucedió como jefe de la re-
ResrsrENcIA Y REVUELTA sistencia, y el cstado .neoinca' continuó desafiando la hegemonla española.
En 156O el virreinato cayó en una profunda crisis. Parecfa que Titu Cusi habfa
Los españoles establecieron sus 2 principales centros de colonización en Méxi- organizado un levantamiento general coincidiendo con la expansión del movimien-
co y Penf, donde ya existfan est¿dos poderosos; pero en las extensas .frontcras' si- to Taqui Ongo. Este cra un movimiento milenario originado en los Andes centrales
tuadas en las periferias de estos estados pronto surgió una feroz resistencia, que en (en especial la región de Huamanga), pero, según cfistóbal de Molins, la rher€ifa'
algunos casos perduró hasta los primeros años del siglo xx. ¿Qué causó este con- pro"rdfa de los brujos de Vilcabamba. ks predicadores anunciaban cl fin de la do-
traste? Fue el rcsultado dc la auténtica naturaleza de las diferentes sociedades nati- grinación española; los dioses nativog, que habfan sido prohibidos y destruidos 8la
vas de América. Tanto en México como en Penf, los invasores europ€os entraron üégada de Plzarro, volverfan a la vida de nuevo, para luchar contra el dios criEtia-
en contacto con una amplia y densa población que €staba bajo el dominio de insti- no que, en su momento, serfa conquistado. Entonces los españoles serfan arrojados
h¡ciones centralizadas y durante mucho tiempo acostumbrada a producir un excedente del pafs:
económico en beneñcio del grupo dominante' Pero en el norte de México, al sur y
sureste de Charcas, o en Chile, la colonización española fracasó cuando se enfren- .., que ellos creyeron quc todos los huacos del rreyno, qu¡¡tos ¡uian los cristi¡-
tó principalmente con indios nómadas que no producfan un excedente accesible y quc' nos derroc¡do y quemado, auian resugitado y dc ellos auia¡ hccho dos partes' ... quc
debido a su movilidad, eludfan los controles. todos and¡ban por cl ayre hordenando el dar b¡talla a Dios, y vengcllc ... ; cmpc¡o
quc agor¡ dana la vuelta al mundo, y que Dios y los cspañolcc qucdauan vcngidos dcsta
Incluso en México y Penl la facilidad relativa de la conquista no significó que vez y todos los españoles muertos, y las ciudadcs dellos ancgado-s, y quc la mar ¡uia
las hostilidades cesaran inmediatamente después de la invasión. La resistencia más de cregc¡ y los auir a aog¡r, porque dellos no uuiesc memoria.ae
tenaz se mostró cn los Andes, donde la fuerza motriz tras la primera revuelta im-
portante no fue otro gue Manco Inca, uno de los hijos de Huayna Cápac. Antes de Asf Taqui Ongo predijo un acontecimiento cósmico, un diluvio, el fin del mun-
la llegada de los españoles, habla participado en una exPedición dirigida en cl este do. Esta profecfa se basaba en un¿ representación cfclica implfciA en el uso que Mo-
del imperio contra los indios .montaña', y esPecialmenrc contra los chiriguanos.
Manco Inca comenzó colaborando con los españoles pero rápidanrcnrc se desilusionó: 47. Titu Crrsi, Relación de la conquísta dcl Pcrú, p. 32.
48. Titu Cu¡i, Relación dc Ia conquista del Pertl' p.'18.
49. Cristóbsl dc Moti¡¡, Rcbctón dc lts Íábulas y rítos & los ltus tl575l, Lim¡, l9t6'
46. Guamán Poma de Ayala, Nucva Corónica, pp. 1.146:' cf. igualmcntc pp. 4O9' 448' pp. 97-98.
53O v 762.
19ó flISTOR¡A DE AMÉRICA TATTNA
y LA CONQUTSTT espeÑOLA
LOS TNDTOS 197
tina hizo dcl término .vucltsD (turno, ciclo). Segrfn otros taStimonios, cl dios cris-
tiano habf¡ complctado su mit¡, csto e8 avuclt¡ a gobcrnar'; los huacas volverf¡n Atatrualpa. A los ojos dc la masa dc la población india la .segunda mucnc' dcl l¡ca
a c¡aar otf,o mulrdo y otros hombrcs. Tencmos quc rccordar que, ecgrln la tradición' significó verdadcr¡mentc cl fin del mundo.
cl imperio inca habfa cstado prcccdido por 4 soles y 4 razae dc hombres. C¡d¡ una
de cs-t¿s épocas habfa dur¡do un millar de años, y el ñnal dc cada 9na de ellas csta- Cerca del cor¡lzén dc los Andcs, la .cordillcra¡ de los chiriguanos form¡ba u¡¡
ba precedido de grandcs cttástrofes. Ahora, en una versión recogida por Sarmien- frontcra quo resietió l,a colonización española durantc tres sigloe. En la ecgunda mitad
to áe Ga-boa, ef imperio inca habfa sido fundado en una fecha quc corrcspondfa al del siglo xvu, incluso Potoof y La Plata, ccntros neurtllgicos del virreinato, fueron
año 565 de la era criitiana. Y, tanbién, sc babl¡ hundido en un vcrdadcro cataclis- aocnarzados cn varia¡¡ ocasiones.s2
mo tras la llcgada de los extranjefos, cfiah¡rrs blancas y batbudas, y' como la cul- Aquf constatsmos un f€nómeno excePcional: antcs de la llcgada dc los cspalo-
minación dc iaqui Ongo ocurrió cn 1565, mil años después de la fundación dcl im- les, un gran nrfmero dc indios guaranles habfa¡ cmigrado hacia el impcrio inca. Ha-
perio, diffcilmcnte era una coincidenci¡ quc ñrera en cl mismo arlo cn qr¡e Titu Cusi bfan salido dcl cu¡drilátcro situado entr€ los rfos Paraguay-P¡¡Ená y las costas ultln-
prcparaba sublevación gcneral dc los indios. ticas. ¿Buscabat Candire,.el pafs sin maldad' anunci¡do por los profctas? ¿O la
- n ptanun& de la revuclta, por lo tanto, sa ajustaba dentro dcl tradicional entrama-
q¡Dootrñr dc plata'? Estas migfaciones sc hicicron a lo largo de un arco traz¡do cntre
do de idc¡s que sc interprcuban como uoa nueva forrna de respuesta a la situación los rfos Guaporé-Mauroré y cl Pilcomayo y, dcspués de un viajc épico tcrminaron
colonial. Desde la conquista [os huacas por mucho tiempo no babfan recibido los sa- cn la mont¡ña ¡l estc y sudestc del Charcas. Algunas dc las tribus guaranfes llega-
Crificios riürales, y, co su lugar, andaban e¡Tantcs, aba¡rdonados, .asoli¡dos y mucrtos ron a ascntar€e en csta amplia zona, traa haber somctido a los habitantcs locales de
de hambre.. Para vengarsc cnviaron cnfermcdades y mucrtre a todos los indios que origcn arawak (cl Chané); en lo succsivo fue¡on conocidos y temidos con cl nom-
habfan accptado el bautismo; adem¡fs vagarfan cabeza abajo o se convertirf¡n en lla- brp de chiriguanos.
m¡s o vicuñas.s Sólo los indios ñeles ¡l culto de loe hu¿cas scrfan admiüdo¡ cn cl Se rccordará quc, eD el momento dc la colonización del vallc de Cochabamba'
impcrio prometido. Loe huacas les prohibfan entrar cn las iglesias o llevar nombres Huayna Cápac habfa desplazado a los .n¡tivos' chuis y cotas y los habfa inst¡lado
cr¡stianoi; no les p€rmitfan comer o vcstir como los españoles. Asf los scguidores cn las fortalezas dc Mizque, Pocona, Pojo y Montepuco para quc dcfendic¡an el im-
del movimiento mogtraban su rcconver$ión por medio de ritos de penitcncia y pu- perio contra la invasión de los chiriguanos. M¡ls tarde, probablomcntc durantc la dá
rificación. Pcro Taqui Ongo como tal no adoptó la forna dc una scción milita¡. I¡s cada de 152O, Huayna Cápac envió a uno de sus pa¡ientes, Guacane, a conquist¡r
indios espcraban que ¡u liberación llegara no tanto por una acción violcnt¡ contra el territorio situado al sudoeste de Cochabamba, hacia la llanura de Guapay. Dasdc
los cspañoles, como por una victoria de los hu¿cas @ntra el dios cristi¿no. Ioe pre- Mizque, Guacanc exploró la región, fundó otra fort¡leza cn Samaipata, y obligé a
dicadores rccorrfan aldca tras aldea restaurando el culto en los lugarcs sagrados con una .ali¡nz¡' al jefe local Grigota. Entonccs importó nucvos mitmaq, comenzando
rituales de <3esurrec¡ción', El movimiento estaba ¿comPañado por terrorfñcos nrmo- cl trabajo en las miras de oro y estabtoció un¡ fortalcza tcrminal en el llsno de Gua-
rcs. Se extendfan epidemias de miedo. Corrf¿ l¡ voz de que la gente blanca habfa nscolt¡¡Itpa. Bn cstc Punto, E.(XD guerreros ggafanfgs del Paraguay lanza¡on un eta-
vcnido a Perú pars mat¡r a los indios en busca de s€bo humano, quc cllos utiliza- quc sobrc aquellos tcrritorios recién conquistados por.el hijo dcl Sol'. Sorprendieron
bao como mcdicina contra Cicrtas enfermcdades.tr DC tcrror, los indios hulan de a los cjérciOs incas, mataron a Guacané y dastruycron la fort¡lcza i¡ca; también los
todo contacto con los csPoñoles. rcfuerzos enviados dcsdc Cuzco fueron puestos en huida. Huayna Cápac, proñrnda-
La iglesia dcnunció a Tagui Ongo como una sccta de herejcs y 8póst¿tas. f a.vi- mente afectado por el dcsastre, envió a Yasca, ung d€ su8 m3jofcs Capitatrcs, ¡ la
sito' de Cristóbal de Albornoz a las regionce dc Huamang&, ArcquiPa y Cuzco bizo cabza de un gran ejército rcclutado en el norte del imperio y rcforzado también cn
posiblc dcscubrir a los principalcs promotores del movimicnto. Se$ln su cateSorfa el Bur [ror los guerrcros lupaca. Pero el éxito de la lucha fue incie¡ta, y rólo con gran
o grado dc cutpabilidad, fucron azotados o sus cabezas rapadas. Hacia el 1570 de- difrcult¡d logró Yasca reconstruir la fortalcza dcstrr¡id¿.
sapareció todo rastro dc Taqui Ongo. Además de los efectos de la represión ccle- I-os primlros cspañol6 que vicron a los chirigusnos fuenon los quc descmba¡-
siisüca, indudablcmcnte sufrieron las repercusiolcs dc la captura y mucrtc de Tú- caron en la cost¿ atlántica. Al principio, los dos grupos invasorcs no se cnfacnta-
pac Amaru, cl rfltirrro Inca dc Vilcabamba. ron directamcnte. Al contrario iras la primera fundación dc Asunción cn 1536, los
Trfpac Amaru habfa asumido la jefatura del nuevo estado inca tras la muerte de chiriguanos intentsron en varios momentos atraersc al gobcrnador Irala para quc or-
su medio hcrmsno, Titu cusi, en 1571, pc¡o 8u reinEdo fue efispro. El virrey, Fran- ganiz"t" una expedición hacia el intcrior de los Andcs: el est¡do inca ya h¡bfs dc'
cisco dc Toledo, dccidido a tomcter de una vcz por tod¡s al Pcnf , organizó la tflti- saparccido, pc.ro los chiriguanos continuaron su lento ava¡tcc hacia los tcrritorios que
ma cxpodición fructffcra, ma¡¡dad¡ por Martfo Garcfa dc layola (¡obrino dc san Ig- cstaban ahon, en principio, bajo la jurisdicción española. Su expansión sc hizo a
nacio). La dccapitación dc Trfpac Am¡ru, en 1572, en la plaza prfblica dc Cuzco' cost¡ dc la población naüva d€ las üc¡ras altas d€ los Andes, el mitmaq antcr¡orreútc
cn presencia dc una cnonne f¡ultitud ¡tcrrad¡, ¿trafda por los ocos dc la cjccución dc fundado allf por cl Inc¿. A¡f, hacia l5¿t(), los muyu-muyus, que habitaban cl cxttc-

Archivo Gencnl dc l¡di¡¡, A¡¡dicoci¡ & I-im¡, lcgajo 319' ryuntcc do 1577' fol. 8r'o. 52. Lar plginar riguicntcr ¡c bssaa cn cl primcr cepftulo (¡Lr Rcncontrc¡) dc un tr¡b¡-
'(). c. dc Moli¡¡,
51. R¿bctóa dc las fóbubs y ritos de los Incas tl575l, 90.97-99. jo on prcpareció¡ dc ThiorrySri¡rcr ¡obrc l¡ ctnohiltorir dc lor chirigurnor. Bl ¡uto¡ dc-
sca ¡gr¡dcccr al Dr. S¡ier por pcrmitirlc co¡¡ult¡r y cit¡rlo.
Los INDIoS Y LA coNQI,nsTA ESPAÑoLA 199
198 HISTOR¡A DE AMÉRICA LATINA
fueron obligados a rctirarse, sin lograr nada. El propio virrey s€ contentó con ñ¡n-
mo de la cordillera que domin¿ba el Chaco, soportaron un fqroz ataque en el que dar 2 villas psra p¡otcger la frontcra: Tomina en el sudeste y Tarija en cl sur.
perdieron susjefes. Se trasladaron hacia el sudocstc para buscar refugio en los ñ¡er¡es Animados por el fracaso de Toledo, los chiriguanos continuaron sus stsques y
incas de la rcgión de Tarija. Pero varios años después, los chiriguanos los expulsa- amenaizaron los dos nuevos establecimientos. .Vagan a todo lo largo dc la fronten
ron de nuevo. Habiendo rccurrido a los españoles para su protccción, los muyu- dc esta provincia, yendo tan lejos como para aparecer a ocho leguas de esta ciuded
muyus ¡e situaron en los valles cercanos a la recién fundada La Plata (Chuguisaca), de La Platar, se lamentaba el presidente de la audiencia. Saquearon los pegueñoe puc-
causa¡rdo asf numeroses disputas entrc diferentes encomenderos que intentaban apro- blos y los campos y capturaron esp¡ñoles, criados indios y esclavos negros.55 El aa-
piárselos. Más al nortc, mienras Nuflo de Chaves cruzaba los v¿lles cáIidos más tiguo mitmaq, que habfa retrocedido hacia Tarabuco y Presto, sc encontró dirccta-
allá de Mlzquc en 1548, se encontró con los chiriguanos de Samaipata que partfan Íiente expuesto a esos ataques. .Realmente cstan a nuestras pücrtasr, oscribieron sus
hacia la guerra contra los indios chuie que sc rctiraban hacia Pojo. señores en 1583, (y nos tienen tan rodeados y asustados que no nos atf€vemos a salir
Por consiguiente los españolee heredaron (una frontera plagada por la invasión de nuestras casas para trabajar nuestros campos',s Los chuis del valle de Mizque,
guaranf',s1 y su posición empeoró durante la década de 1560 por una extraordina- por su pale, prepararon un levantamiento con la ayuda de los chiriguanos del Guapay
ria reversión de alianzas- Aunque hasta ahora fieros enemigos, los indios andinos y consiguieron huir al interior de las yungas. En 1584 el fucrte de San Migucl de
y los chiriguanos de Paraguay parecfa que habfan enterrado sus diferencias para de- La Laguna, situado entre los rfos Cuapay y Pilcomayo, fue atacado y destruido. Los
fcnderse de los invasores blancos. ¿Fue esto un resultado de la diplomacie de Titu españoles organizaron una expedición con tres putrtas desd€ Santa Cruz, Tomina y
Cusi, el Inca de Vilcabamba, en un momento que, como hemos visto, Taqui Ongo Tarija. I¡s resultados no fueron mrls aforfl¡nados que los anteriores. Fue la rlltima
amenazaba el ve¡dadero corazón de las posesiones espaflolas? La confedcración an- expedición que organizaron las tres ciudades juntss, y posteriormente cada sector
tiespañola, además, incluyó en el our, a don Juan Calchaqui, jefe de los diaguita, cuidó de su propia defensa.
que envió mensajeros a los curacas de Charcas para animarles a rebelarse. ¿Exage- Entre 1585 y 16OO la reconstrucción o la fundación de La Laguna, Villar, Po-
raron el peligro las autoridades de [,a Plata? Fuentes del Cuzco aluden a planes si- mabamba, Paspaya, Cinti y San L¡renzo alejó todo peligro de la región próxima a
milares dc colaboración entre los rebeldes incas y chiriguanos.s Parecfa que el Charcas. Una polltica gradual para poblar el á¡ea de modo const¿nte rechazó a los
mundo indio, atr¡rdido por la invasión europea, era cspüt de superar sus rivalida- chiriguanos a sus escondrijos de la cordillera, desde los que resistieron a los cspa-
dcs tradicionales para construir una alianza uniendo árcas tan diferentes como los ñoles durante 3 siglos más.
Andes y las llanuras de la cuenca aüántica-
Los chiriguanos aumentaron sus at¿ques a lo largo de toda la frontera. En 1564 En Chile, en el extremo sur del continente americano, los indios ar&ucanos ¡e-
destnryeron dc fuertes recién fundados por los españoles, Barranca sobre el rfo Gua- sistieron a los españoles tan ferozmente como los chiriguanos. Un rasgo dest¿ca du-
pay (por Nuflo de Chaves) y Nueva Rioja sobre el Paripiti (por Andrés Manso que rante el tra.nscurso de estas guefias: la permanencia de la ftontera señalada por cl
murió en un ataque). M4s al sur, ¿rrasaron las estancias dc fuan Ortiz de Z6rate, rfo Bfo-Bfo. Las tribus al norte del rfo hablan estado bajo l¡ influencia del imperio
que era un rico minero empresario de Potosf y encomendero de los indios chichas. inca: como consecuencia los indios del norte de Chile disfrutaban de las ventajas de
En 1567 saquearon otras aldeas chichas a doce leguas de Potosf, capturaron a los mejores técnicas agrfcolas; criaban ganado y también sablan trabajar el metal. El Inca
indios dcl servicio doméstico y mataron y se comieron a lél espaloles. Y, por los les habfa enviado su rcpresentsción especialmeDte en forma de guarnicioncs milita-
l0 años siguientes, toda el árca cntre Tarija, Potosf, La Plata, Mizque, Santa Cruz res que ellos tenfan que abastecer. Como consecuencia, sus costumbres y formas de
y la cordillera Chiriguano fue un territorio de completa inscguridad. pensar se habfan modificado: se habfan acostumbrado a la dominación extranjera,
Tras la pacificación de Vilcabamba y la ejecución de Túpac Amaru, el virrey esto es, a producir un excedente económico bien en forma de mano de obra o como
Francisco de Toledo decidió resolver el problema de los guaranfes. En 1573 fue a tributo. Por otra parte, los indios nómadas y seminómadas al su¡ dcl Bfo-Bfo habl¡n
I-a Plata donde recibió a los embajadores chiriguanos que hablan llegado para ho- escapado a la influencia inca y sólo estaban familiarizados con técnicas agrfcolas ru-
menajearlo. Hablaban de un milagro realizado por Santiago, quc presagiaba la paz, dimentarias, complementadas con la cazay la rccolección; su organización polftice
y pidieron que les enviaran misione¡os. Toleio ordenó una investigación; este in- no iba más alld de los lazos tradicionales de parentesco. Por eso no es coincidenci¡
que los españoles fueran capaces de mantener su dominio al norte del Bfo-Bfo, mico-
tervalo permitió que losjefes chiriguanos escaparan de La Plata; y Toledo descu-
brió que habfa sido engañado. Simplemente los indios hablan intent¿do cvitar repre- tras que fracasaron al hacerlo en el sur: los lfmites meridionales dcl Chile central
salias o ganar tiempo. En junio de L574 el virrey, a la cabeza dc un gran ojército coincidfan finalmente con los del imperio inca.5?
dividido en 3 cuerpos, se dirigió a la cordillera. Pero la expedición se agotó intcntan- 55. Robcn Lévillier, La Audlcncia d¿ Charcas. Corrcspondcncia dc Prcsüentcs y Oib-
do quitar cstorbos en un camino tan lcjano como el Pilcomayo, mientras eI encmigo rcs, Madrid, l9l&l922, vol. II, p. 37.
los acosaba desde la protección de las tierras altas. Diczmado el ejército por el ham- 56. Citado por Richard ltlujia, Eolivia-Pardgu),: cxposición d¿ los tltulos qu¿ con:tagnan
bre y la fiebre, cl mismo Toledo cayó gravemente enfermo. Finalmcnte, los españoles ¿I dcr¿cho c¿rritorlal de Boüvia, sobr¿ la zona compr¿ndida cntrc los rlos Pilcanayo y Pa-
ratt ay.l-¡ Pez, lfil2, vol. Il, p. 5ü).
57. Para un¡ nrayor cxposición ¡obrc lo¡ arauc¡[os. vé¡¡c Hid¡l¡o. ÍIALC, l, cap. 4.
53. La fraec vicnc dc Thicrry Saigncs cn el libro antcs citado.
54. Archivo Histórico de Cuzco, libro 5 dcl Cabildo, fol. 4lr-47t.
LOS INDIOS Y LA CONQUSTA BSPAÑOLA 2OT
2OO HISTTORI^ DB AMÉRTCA LATINA
En cl norte de México, como cn el sur de Perú, la guerra continuó y la conquis-
Inicialmcnte, la colo¡ización cspañola cstaba cstimulada, por otra partc, por la ta pcrdió su impulso. En la zona fronteriza de los chichimecas l¡ cxpansión espa-
brlsqueda de mstalcs preciosos. Pcro la producción dc oro ptonto comenzó a dcs' ñola sc cncontró con un¡ ¡"sistencia tEn fuertc como la de loe chiriguanos o los arau-
cender, por lo que a finalcs dcl siglo xvI la agriculhra y la ganaderfa cran los prin' canos. Si csta árca habf¿ rcnido alguna extensión bajo control español a fincs del si-
cipalcs rccursos económicos (en las rcgioncs de Santiago, Osof¡o y Valdivia). El glo xvr, m¡ls al norte la gua¡Ta aún continuó contra los pueblos y los apachcs.
hundimiento demogrófrco no perdonó a Chilc, y csto condujo a un¡ csca!¡cz dc ma¡ro El succso prcliminar {s l¡ rguefra mixtcca' (1541-1542) fue muy parecido al lc-
de obra, un problema que los cspaloles solucionaron cn l8 SUerrs contra los fcbal- vent¡miento de los Andes: ocurrió en una región lcjana del centro (como la revuel-
dcs araucanos cuando qaptu¡aron indios para convsrtirlos cn csclayos, poniéndoloe t¡ de Vilcabamba), y era de carflcter milenario (como Taqui Ongo). L¡ ¡ewclta es-
a trabqiar cn las minas o €n lar¡ cMcaras. Muchos fueron enviados a Peri¡ donde cran talló cn Nucva Galicia, en la zon¡ de Tlatenango y Suchipila, entr€ las tribus casc¡n.
revendidos. En sus cxpedicioncs contra los arauc¡¡ros, los españolcs consiguicron El virrey Mendoza les culpó de la violencia que contenfan las profeclas dc los bru-
la ayuda de indios familiarizados con el tcrreno y hábilce cn cl r¡!¡trco de prcsas hu- jos enviados por las tribus chichimeca que vivfan €n las montañas zacatacas, fucra
m¿nas. Por cada rcab€z8r capturada reciblar¡ un procio considerablcncnte inferior d€l territorio en ese tiempo bajo control de los españoles. I¡s predicadorcs snun-
al de su valor real; asf la presa constitufa una forma de tributo. ciabsn la welta de rTlatob, acompañado por todos cus antcpasados resucitados, y
Sin embargo, la resistencia dc los indios rcbcldcs se apoyó cn una forma difc- el amaneccr dc una edad dc oro. Por €so era neocsario (como cn cl caso de Taqui
rcnte dc aculturación. [.os araucanos cambisfon sus métdos de luch¡ adaptlndolos Ongo) repudiar el crisüanismo: el crcycnte tcnfa que cumplir los rituales de pcni-
al combatc contra los cspañolcs. Sus armas tradicionales sc comPonlan dc arcos y tcncia y purificación, td como sumcfgir la cabez¡ para borrar la mancha dcl bau-
flechas, lenzas templadaS al fucgo, garrotcs, hondas y picas, su afitrsdura incluf¡ es- tismo. Pero, a diferencia de Taqui Ongo en lo¡ Andes, el mile¡arismo mexicano de-
cudos y mallas de cuqro. Pafe resistir las cargae dc la cab¡llcrla cspañola, los gue- fendfa el ¡ecu¡'so dir€cto a la violcncia: cn Tlatcn¡ngo loe indios inccndiaron la iglesia
rreros araucanos extcndlen los extremos dc sus picas hacia arribe uoos scis motros y la cruz; cn Tequila y Ezatlan mataron a los misioneros.
y annaban las puntas con agudas hojas, usando para ello las espadas, puñ¡lcs o cu- Como Taqui Ongo, este movimicnto fuc sólo suprimido con dificultad: tt€s sx-
chillos cap,turados d encmigo, y las colocaban en doblc fila, las picas mÁs bajas aaás pcdiciones sucesivas al mando dc Migucl de lbarra, Cristóbal de Oñatc y Juan de
y las más altss delante. De modo mós significativo, los a¡aucanos imit¡ban a los es-
Alvarado, fracAsaron une trAs otra (y Alvarado, el f¡moso adelantado, comandsote
pañoles en el uso de los c¡ballos: a finales dc la décad¡ dc 1560 la caballcrfa nati-
de la rcgión fronteriza, murió en la bat¡lla). Para sofocar el lcvantamiento dc una
va rivalizaba con la cspañola- Sin cmbargo, los indios introdujeron algunas innova-
vez pot todas, el virrey Mendoza se vio obligado a ir en Persona a Nueva Galicia,
ciones. Aligeraron las siltas de montar csPañolas, y cn lugar de cstribos usa¡oo aros
de madera eo los quc sólo mctlan el dedo gordo dcl pie. Esta caballcrfa sumamcntc
¿l frente de una gran fuerza.
móvil cstaba acompañade por uDa infantcrfa a la grupa, cada jinctc llevaba un ar- Pero l¡ gucrra sólo siguió adelante en el nortc. Tras cl dcscubrimiento de las mi-
quero noDtado tras é1.5t nas de plata de los zacatecas en 1546, 8e abrió una nucya zona de colonización, cf€-
La ac\lturación de los arauc&nos no sc limitó a las técnicas dc gucrra. Espontá- cicndo gradualmentc a mcdida que se establcclan mls y más junto a las min¿s. I-8
neamentc reemplazaron (y csto fuc un fenómcno excePcional) cl cultivo de mafz por
.frontera dc la plata' comprcndfa la región de la meseta quc Gstaba situada al nortc
los que m¡duraban rrás rtlpidamente, trigo y cebada, con objcto dc protoger las co' de la lfnca quc rproximadamcntc atravcsaba Guadalajara, Rfo Lcnna, Qucrét¡¡o y
sechas de las expcdiciones quc los cspañolce lanzaban durante el vcrano. Polftica- Mestiü¡n. Esta rLgión, conocids como Gran Chichimcca, estaba poblada principal-
mente, las tribus llcgaron a aceptar Poco a Poco gue debfan de abandonar su modo mente por indios nómad¡s, que vivfan de la caza y la recolccción, y quc habfan pcr-
de vida disperso y agrupafse en formaciones m6s amplias durantc las opcraciones manecido fucra de ta organización polftica dc los aztccas. Sin dud¡ el vcrdadero nom-
militares. Finalmente, parcce que suE creencias y prácticas rcligiosas sc modifica- bre chichimeca gue los aztecas lee d¡ban a cstos indios significaba .bárbatps'.
ron también, con cl cracimiento del chamanismo, y el culto al caballo. No obstan- La guerra se produjo frc¡ un proceso de aculturación como el quc sufrieron los
tc, toda la sociedad araucan& sc rccstruqturó, dc modo quc per[r8¡¡oció ñcl a sus fun- indios chilcnos. tmita¡rdo a los españolcs, los chichimecas aumeÍrtaron mucho 8u ¡tl(}
damcntos tradicionalcs. vilidad usando caballos. Para conseguirlos empezaron por atacar los ascntamientos
En este contexto podcmos comprendcr por gué la expansión euroP€a fracasó cn y carevanas cspañoles, pero pronto los animales se multiplicaron en tal mcdida quc
Chile. Hubo espccialmcnte un notable rctroccso en 1598 cuando un¡ rcbclión gcncral las ma¡¡das ¡elorrfan librcmcntc todas las partes del pafs. Alrededor de 1579 luan
obligó a los cspañoles a Gvacuar todo el tcrritorio al sur dcl rfo Bfo-Bfo- El cp0ogo Suárez Pcralta obscfvó que los caballos eran <tan numergsos quc andaban err¡otqs
dc esta historia es simbólico: cl gobcrnador Martln Garcla dc [.oyola, csPoso dc la por el pafs en cstado salvaje, sin ducños; se les llamó cirnarrones'.s t-os chichimc-
princcsa Beatriz y antiguo vcncedor de Trlpac Aman¡, fue cjecutado y su cabcza pa- cas pronto empezaron a practicar una cspccic dc crfa caballar, ya quc posclan ran-
scada cn la punta dc una pica araucana. chos (corrales) donde rcunfan a los snimdes.

59. Juan Suárca dc Pcralt¡, <Libro dc alvcytcria', libro II, cap. 6, publicado por Fran-
58. Alonso Oonzálcz dc Nájcra, Dcsengallo y ¡eparc de l.a gucrtz del Rclno de chllc
Coi¡ Cbcvalicr, .Notici¡ inódia ¡ob¡e loc cabdlo¡ cn Nucv¡ EsPaf¡., Rcvista d¿ lrrdi¿s,lg44.,
fló¡41. Srnti¡so, ItE9. p9. 174'175. o.324.
¿.(\ crh
r<Yss
a^\
*9h."tY+$
tV

-.' Raúl Fradkin


$,\1t Juan Garlos Garavaglia
La Arg.ntina
colonial
El Río de la Plata
entre los siglos XVI y XIX

xa;Hi"#rn*uno 6H25iE
fndice
s¡glo ve¡nt¡uno editores s,a.
Guatemala 4824 (cr4zgsvr), Buenos Aires, Argentina
siglo veintiuno ed¡tores, s.a. de c.v,
Cerro del agua 248, Delegación Coyoacán (o43ro), D.F., México
siglo veintiuno de españa editores, s.a.
c/Menéndez Pidal,3 nrs (18oo6) Madrid, España

Pólogo

1. El Paragury y el P¡ata. Conqulsta y evoluc¡ón


temprana de la ocupación europea 15
Los primeros contactos con la población autóctona. El Paraguay
colonial en el período temprano. El Tucumán: el inicio de la
invasión europea. Las villas del litoral

2. DelAlto Peni al Paragury. l-a prcgrcsiva constih¡c¡ón


de un abanho r€g¡onal en los márgpnes del lmperio 41

El Tucumán y el corredor Potosí-Atlántico. El Paraguay. Las


producciones regionales en el marco del espacio peruano. El
Fradkin, Raúl Osvaldo litoral en el siglo )0/ll
La Argentina colonial / Raúl Osvaldo Fradkin yJuan Carlos
Garalaglia. - la ed. - Buenos Aires : Siglo Veintiuno Editores, 200g.
z8o p. : il. ; ?3xr6 cm. - (Biblioteca básica de historia,/ Luis Alberto 3. El Río de la Plata durante el laqo siglo X/lll.
Romero) Prcdrcción y c¡rculación en un nxlsa¡oo de rcglones 65
Las economías regionales del área tucumana y los renovados
ISBN 978-987- 6z g-o7 7- 7
nexos con el Alto Perú. El área del poncho y la circulación de sus
1. Historia Argentina. I. Garavaglia,Juan Carlos piezas textiles. La región de Cuyo entre el Pacífico y el Litoral. La
atracción del Litoral
CDD g8z

4. El crecimiento del Lito¡al doplatense 87


@ zoog, Siglo Veintiuno Editores S.A.
Los nexos económicos con el eje Potosí-interior. Buenos Aires y
Edición al cuidado deYamila Sevilla yValeria Añón la economía atlántica. La yerba del Paraguay durante el siglo )0/lll.
Santa Fe y el litoral mesopotámico. Un estado comparativo de la
Diseño de colección: tholon kunst
economía rural rioplatense a finales del siglo X/lll. La jurisdicción

rsBN 978-987-6 2g-o7 7-7 decin¡al de Buenos Aires. Un panorama general

Impreso en Grafinor / / Lamadrid, rb76, Villa Ballesrer


5. En los oonfiries del impedo españo¡.
en el mes de abril de zoog
tas foril€ras del sur 111
Hecho el depósito que marca la ley I r.723 Las fronteras del Chaco occ¡dental. Las fronteras del Chaco
Impreso en Argentina / / Mad,e in Argentina
oriental. Las fronteras del sur. El mundo de la frontera
t La Aroentlna colonlal

6. Wrbqlo cnrz y campana. 133


PÉlogo
Las cludades y los pueblos
La ciudad como cuerpo. Las ciudades y el mestizaje. Las villas y
los pueblos. Las normas y las prácticas

7. Poden escenificación y conllictos 153


El poder en la sociedad ibérica del Antiguo Régimen. Ceremonias
y fiestas. Conflictos, desgarramientos y tensiones

8. las rcfonnas boÉónicas y el V¡ne¡nato La "Argentina colonial" es una expresión que de tan repetida
del Rb de la Plata 177 ha quedado incorporada al sentido común de los argentinos. Tan arrai-
Reformas controvert¡das. La expulsión de los jesuitas y el gado esrá su uso en la tradición historiográ"fica que su significado pa-
regalismo borbónico. El Vineinato del Río de la Plata. Reformas y rece prístino y eüdente. Y, sin embargo, es problemático.
rebeliones. Las reformas y las elites coloniales. Los cambios en el La expresión "Argentina colonial" constituye un auténtico oxímoron,
comercio y las transformaciones de las elites es deci¡ se trata de una figura retórica que une dos palabras o expresio-
nes de sentido opuesto que, al combinarse, generan un nuevo sentido.
9. la crisis del imperio español 199 Es, en consecuencia, un recurso literario que obliga al lector a buscar
La crisis del comercio colonial y la crisis fiscal de la Corona. Las un sentido metafórico. No hace referencia, por lo tanto, auna realidad
invasiones inglesas al Río de la Plata. Legados conflictivos, Una social históricamente verificable. Las sociedades que habitaban durante
monarquía sin rey. La conmoción americana. La primera junta. La el período colonial los territorios que después -mucho después- iban
fallida junta pofteña. Un nuevo virrey para el Río de la Plata. a constituir lajurisdicción del estado argentino no eran durante la co-
Movimientos juntistas americanos
lonia "la Argentina", aunque las estructuras, las relaciones y las tradicio.
nes que forjaron sustentaron su formación posterior. Menos aún,
10. Tiempos de rwolución 221 "Argentina colonial" era una expresión que fuera empleada por los
La legit¡midad en disputa. La revolución porteña. El Virreinato contemporáneos. Que este libro la lleve por título responde a una ne-
frente a la revolución porteña. Las vicisitudes del poder cesidad definida por la editorial y expresa la vigencia, justamente, de
revolucionario
esa tradición.
Narrar la historia de "la Nación" fue por mucho tiempo el cometido
11. la rcvok¡ción y la grrena 241 principal de la tarea de los historiadores. Pero conüene que seamos
¿Criollos contra peninsulares? La revolución y la guerra en el más precisos: cada una de las historiografías llamadas "nacionales" se
litoral rioplatense. La revolución y la guena en el sur andino. abocó con feryoroso entusiasmo a la empresa de construir un relato de
Revolución y contrarrevolución en América y España. Un nuevo
la historia y lo hizo desde una concepción que suponía que ésta debía
frente y el final de guerra
ser entendida como una representación del despliegue de la nación a
lo largo del tiempo.
EpíloSo 257
Esta perspec.tiva traía consigo muchas dificultades, más notorias y
evidentes cuando se trataba de indagar los períodos en que se habían
B¡bl¡ogffia 265 formado esas naciones. Quizás convenga que nos corrijamos: más
que períodos o fases formativas de la nación, este tipo de perspectiva
historiogrrífica atendía a los momentos de emergencia de la nación en
el escenario histórico, dado que se partía de una concepción radical-
10 [.-a Argentlna colonlal Prólogo 11

mente esencialista. La nación era concebida más bien como una enti- t(rsa contr¿r trna fuerza de dominación extranjera. Las pruebas al res-
dad que se desplegaba, una unidad de pasado y destino; por tanto' no J)ccto son, por cierto, escasas, pero la intensidad de las certezas
podía ser pensada como una formación histórica, con todas las conse- puede más que laftrmeza de las evidencias (especialmente si recorda-
cuencias que esta noción implica: contingencia, transitoriedad e histo mos que la fecha de l8l0 está muy lejos de ser sólo "rioplatense" en
ricidad, entre otras. el contexto de la América española).
La Argentina no fue una excepción. Por el contrario, una larga y di- ,Ei1 segundo término, no es difícil hallar a quienes se refieren a los
versa tradición cultural acostumbró a los argentinos a pensar, por ejem- territorios que hoy forman parte del Uruguay, el sur de Brasil, Para-
plo, el año l8l0 como el momento preciso en que irrumpía sobre la faz guay o Bolivia como territorios "perdidos" por los argentinos, y lo ad-
de la tierra "una nueva y gloriosa nación". La idea, nada novedosa por judican a una siniestra (y por demás eficaz) conspiración extranjera.
cierto, fue empleada con vigor por una historiografía que postulaba Esta valoración, hija dilecta de la íntima y profunda asociación entre
que la nación preexistía a ese emblemático momento. ¿Desde ctrándo el Virreinato del Río de la Plata y la República Argentina, no deja de
eústía? Afirmar lo primero resultaba bastante más sencillo que contes- ser curiosa: una entidad administrativa que existió poco más de tres
tar lo segundo. décadas habría sido suficiente para forjar tamaña entidad colectiva
Sin embargo, no faltaron intentos, uno de los cuales tuvo indudable que, además, se supone consagrada a un destino de grandeza.Y re-
consenso: el período de existencia del Virreinato del Río de la Plata ha- sulta curioso pues es imposible hallar a alguien que, razonando en los
bría sido, de algún modo, la fase matriz de la nación. Esta curiosa aso' mismos tórminos, se atreva a postular que otra entidad de ese tipo,
ciación entre virreinato y nación argentina tenía un fundamento claro: como el Virreinato del Perú, cuya jurisdicción perduró en estas tie-
privilegiaba un enfoque territorial de la nacionalidad ante las inconsis- rras durante más de dos siglos, haya forjado en sus habitantes del sur
tencias que ofrecían otras variables definitorias, como la lengua, la una "peruanidad".
"raza",la cultura o la religión. En tercer lugar, el relato consagrado de esa nación en marcha a
Hubo otros ensayos, aún más audaces, que buscaron mucho más partir de l8l0 se sustenta en una supuesta homogeneidad e identi-
atrás y hallaron las huellas primigenias en una suerte de fuerza telú- dad de los criollos que no resiste la menor confrontación con las eü-
rica (a la vez inmanente y trascendente) que convertía en "argenti- dencias documentales. Ante todo, porque *criollo" no fue un término
nos" a los nacidod en los territorios que después -mucho después- que sus supuestos portadores emplearan para autoidentificarse y sólo
formarían parte de la jurisdicción del estado nacional. Unos y otros les fue consagrado mucho tiempo después, del mismo modo que "ar-
compartían esta convicción: los primeros argentinos eran los criollos, gentino" no era el vocablo empleado en la época para designar a los
es decir, los descendientes de los conquistadores nacidos en estas habitantes de estos vastos territorios de imprecisos límites. Luego,
tierras. porque esa supuesta homogeneidad cultural -un requisito, por otro
En este punto, quizás Parezca que estamos intentando aquí una lado, de la concepción de nación en boga- debía olvidar que estas so-
suerte de arqueologu d. los saberes históricos. No es eso lo que busca- ciedades eran, y seguirían siendo, multiétnicas y, en buena medida,
mos, sino poner de manifiesto desde el comienzo los criterios orienta- plurilingües.
dores de la narración que sigue, dado que estas nociones saturan el sen- Los autores de este libro hemos buscado poner al alcance del lector
tido común de los argentinos. un relato de la historia de las poblaciones de los territorios que termi-
Tres ejemplos nos permitirán ser más claros y precisos. En primer naron formándo parte de la Argentina, basado en el desarrollo de los
lugar, no faltan quienes piensan que los famosos sucesos de l8l0 res- conocimientoe aportados por la historiografia más reciente. A través de
pondieron a un plan lentamente madurado y preparado por un ellos, queremos contribuir a discutir esas y otras nociones profunda-
grupo reducido de hombres preclaros, portadores de un sentimiento mente arraigadas en el sentido común y el imaginario colectivo.
y un pensamiento más vasto: una conciencia nacional (y aún más, una Afrontar la escritura de este relato supuso más de un desafío. Ante
conciencia nacional revolucionaria), forjada en tiempos coloniales, todo, debimos encontrar un espacio ffsico al que hacer referencia, es-
que a partir de entonces emprendió una lucha tenazy finalmente exi- pacio que no podía ser el de todaAmérica, por excesivo, y tampoco el
12 La Argontlna colonlal Prólogo 13

del territorio que habría de ser a fines del siglo XIX la Argentina, Itor el contrario, conocer la historia colonial ayuda a comprender
para no caer en visiones anacrónicas. rnr¡cho mejor algunos de los rasgos básicos de nuestra sociedad y a de-
Optamos así por concentrar la atención en aquellas zonas que, ha- velar algunas pistas acerca de sus raíces. En ese sentido, conocer ta his-
biendo sido conquistadas por los españoles, serían mucho más tarde t<¡ria colonial es un modo de conocernos.
parte del estado argentino. Consideramos también los territorios ale-
daños con los que las conexiones eran tan intensas que sin ellos su l-os a¡torcs
historia sería incomprensible. Además, pusimos atención suficiente a Febrero de 2009
otros territorios que, aun sin hallarse dentro de lajurisdicción impe-
rial, tenían poblaciones nativas estrechamente ünculadas a los proce-
sos coloniales. A su vez, nos pareció necesario que el texto incluyera
referencias claras y precisas tanto al contexto americano en que estos
procesos sociales se desarrollaban como al metropolitano.
Asimismo, fue necesario tomar otra decisión muy importante para
nosotros. La historia colonial suele ser presentada en forma simplifi-
cada, y la üsión que de ese mundo diverso se ofrece resulta esquemática
y estática. Las eüdencias históricas, en cambio, indican lo contrario: el
mundo colonial vivió profundas transformaciones a lo largo de su histo'
ria plurisecular. Por estarazón, nos pareció fundamental brindar un Pa-
norama claro de sus cambios y de su variación regional.
Por supuesto, también es necesario subrayar que no todas las trans-
formaciones tenían el mismo ritmo ni la misma intensidad: cada di-
mensión específica debía contar con un modo adecuado de relatarla.
En consecuencia, el lector se encontrará con capítulos o apartados de
diferente factura: unos más estructurales y generales, y otros más narra-
tivos, que intentan recuperar, al menos en parte, el ritmo de los suce-
sos. Sobre todo, se encontrará con un intento sistemático por exponer
la densidad social de ese mundo pasado, sus tensiones y sus conflic-
tos, así como un esbozo de sus creencias y valores.
Los protagonistas de este relato no son, por lo tanto, ni los conquis-
tadores y funcionarios del imperio ni los "próceres" de la patria, aun-
que se los incluya; son, ante todo, los grupos humanos que habitaban
estos territorios y forjaron una sociedad.

Presentamos este libro con una conücción que esperamos sea com-
partida por el lector al terminar de recorrer sus páginas. La historia co-
lonial no es un período lejano y perdido en el tiempo que sólo puede
interesar a anticuarios o especialistas. Tampoco es una suerte de pre-
historia marginal, anterior a la "verdadera historia" de la sociedad ac-
tual, aquejada por enorrnes problemas.
1. El Paraguay y el Plata
Conquista y evolución temprana
de la ocupación europea

.J.J.J.J,J.J.J.J.J.J'.J'.J .J .J La región rioplatense fue una de las últimas en incorporarse al


impulso expansivo que había inaugurado el viaie de Gristóbal
El rcy Colón en 1492. El primer asentamiento estable en la región,
Consejo de lndias Asunción del Paraguay, fundado en 1537, no sólo fue poste-
Madrid rior a los procesos de conquista mexicano y peruano, sino
que permaneció aislado durante dos deceníos. En realidad,
Virreinato del Perú
puede decirse que el proceso auténtico de asentamiento de
Lima los europeos en el área platense se inicia a mediados del siglo
XVl, con las fundaciones de Santiago del Estero en 1553 en el
Audiencia de Charcas Tucumán y de Ciudad Real del Guayrá, al noreste de Asunción,
La Plata en 1557.

Gobernación del Tucumán Gobernación del Paraguay


Asunción del Paraguay l-os primerre coritactos con la población autóctona
Santiago del Estero

El primer navegante español que tocó las costas del Río de la


Plata fue el piloto mayorJuan Díaz de Solís. Su expedición remontó ese
río hasta la boca del río Uruguay, pero sucumbió en manos de los indí-
genas en 1516. De ella quedaron algunos sobreviüentes, entre los que
Teniente de gobernador se destacan Alejo García -quien habría llegado hasta los Ander y Fran-
Teniente de gobernador
Cabildo cisco del Puerto, de gran utilidad para el siguiente navegante europeo,
Cabildo
Alcaldes y regidores el veneciano Sebastián Caboto. Éste llegó al Río de laPlataen 1527, se
Alcaldes y regidores
internó hasta el río Carcarañá y fundó allí el fuerte Sancti Spiritus, que
fue incendiado por los indígenas dos años más tarde. Los sobreüüentes
retornaron a España. En 1534, el hidalgo don Pedro de Mendoza firmó
Esquema de la organización política a fines del siglo )0/1, tomando como
en Sevilla unacapitulación -documento legal que delegaba en un indi-
ejemplo dos ciudades de las gobernaciones del Tucumán y del
Paraguay. Z üduo la acción de dominar un territorio que luego sería propiedad de
la Corona- para realizar una nueva tentativa de conquista. Su expedi-
ción contó enfte sus integrantes al que conjusticia podemos considerar
el primer auténtico cronista del Plata, el bávaro Ulrich Schmidl, autor
dela Crónica que üo la luz en 1567.
t"' bnlil,ilüt t..r! I oRr'} El Paraguay y 6l Plata I 7
1C La Argonllna colonlal

En 1536 se produjo el prinrer intento de lü¡rdación de Buenos Aires, llris<¡uecla cle guaraníes para capturar y esclaüzar-, desde la primera dé-
pero nuevamente el asedio indígena obligó a una parte de los expedi- cada del siglo XMI hasta la caída de la llamada "provincia de Mbara-
cionarios a remontar el Paraná río arriba, hasta donde había estad<¡ el cayú", sobre el ríoJejuy, en 1676' De esta forma, el territorio ocupado
fuerte de Caboto, y asentarse en ese lugar. De allí partieron quienes a su por los colonos españoles al norte y al noreste de Asunción del Paraguay
vez fundarían, en 1537, junto al caserío de Lambaré, en territorio del se iría achicando progresivamente en beneficio de los portugueses'
grupo guaraní conocido como los "carios", la ciudad de Asunción del En lo que se refiere a las fundaciones del Paraná abajo, es decir, ha-
Paragaay, primera villa española estable de la región y madre de ciuda- cia el sur de Asunción, tenemos Santa Fe de Vera, establecida porJuan
des. De allí partirán todas las expediciones posteriores, tanto Paraná de Garay en 1573, cerca de los restos del úejo fuerte de Caboto; la se-
arriba como hacia el sur, hasta su desembocadura en el Río de la Plat¿. gunda fundación de Buenos Aires en 1580; la de concepción del Ber-
rnejo (en un vano esfuerzo de comunicación más fluida con el camino
tucumano del Perú) en 1585, y SanJuan de Vera de las Siete Corrientes
en 1588. Todas estas villas hispanas serán hlas de los inquietos "mance-
bos de la tierra", los mestizos asuncenos, uno de los fnrtos de las relacio-
nes cariohispanas de los primeros úempos'

El Paragury colonial en el período temprano

Un tema tradicional en los estudios sobre el Paraguay (que dio lugar a


una literatura histórica laudatoria de dudoso valor) es la alianza entre
los invasores y los carios de Lambaré. Pero de este hecho indudable se
desprenden diversas consideraciones. vencidos por los europeos, los ca-
rios se vieron obligados aaceptarlaalianza con sus vencedores para en-
frentar a los guaycurúes chaqueños; en un primer momento, los guara-
lmagen del primer Buenos Aires de 1536. Dibujo de Levino Hulsio. En U. níes de Lambaré parecían haber ganado un poderoso aliado. Gracias a
Schmidl, La admirable navegación realizada por el Nuevo Mundo entre é1, podrían vencervarias veces a sus enemigos chaqueños y tomar innu-
Brasil y el Río de la Plata entre los años 1534 y 1554. merables prisioneros. Pero, desde luego, no sabían que ese aliado había
llegado para quedarse, ni que iría acrecentando sus exigencias'
Detengámonos en las fundaciones Paraná arriba: al noroeste de Asun- Los europeos se ubicaron rápidamente en el núcleo de una red con-
ción, la Ciudad Real del Guayrá (donde hoy se halla la represa de Itaipú, céntrica de reciprocidades; la diferencia radicó en la actitud de este
Brasil) en 1557; Villa Rica del Espíritu Santo, fundada por primera vez nuevo y poderoso pariente cuando no cumplía con su parte de obliga-
en 1577 y por segunda en 1589, en la confluencia de los ríos Ivaí y Co- ciones en el trato. El hecho que mejor explica los diferentes puntos de
rumbatí, hoy Brasil. Finalmente, en 1593, Rui Díaz de Guzmán, el autor vista y las distintas expectativas que españoles y carios mantenían frente
de La Argmtina, establece la villa de Santiago de Xerez en el úo Mbote- a esaaliaryza es el llamado "levantamiento" de Aracaré. En 1542, pocos
tey, hoy Miranda, cercano alParagaay, a unas 80 leguas de Santa Cruz de años despufs de la fundación de Asunción, los españoles partieron ha-
la Sierra (fundada en 1558 por Nufrio de Chávez), intento fallido de en- cia el norte en busca de una de sus obsesiones, la vía directa con el
contrar una comunicación directa con Potosí para romper el aislamiento Perú. Aracaré era'eljefe de uno de los grupos, en el ríoJejuy' al norte
de los españoles de Asunción. La mayor parte de estas üllas senín destrui- de Asunción; este río se convertiría luego en una de las rutas miás im-
das y despobladas bajo la presión de los bandeiranrat -aventureros portu- portantes en las entradas españolas hacia el territorio de la meseta pa-
gueses que encabezaban expediciones de mestizos e indios tupíes en ranaense y allí se ubicarían los pueblos de Mbaracayú. Repentina-
tt L! Argmtlne colonlsl El Paraguay y el Plata fO

mente, Aracaré se negó a continuar sirviendo a los expedicionarios y se


¡le Vrca ajusticia al líder guaraní por el supuesto delito de negarse
<¡rre
retiró sin üolencia; sin guía, los españoles se vieron obligados a regre-
liryrrdar a los invasores tenía un objetivo bien claro: colocar las cosas a¿
sar aAsunción. El entonces gobernador cabeza devaca ordenó a su se-
nt lugar, es decir, asegurar que los indios sirvieran a los españoles, de
gundo, Irala, que ajusticiara al líder guaraní por su levantamiento, y
lrrrerr o mal grado. En efecto, la alianza, si existía, no era recíproca ni si-
éste fue enüado a la horca. como resultado, dos hermanos de Aracaré,
¡¡rétrica. Apenas tres años después de estos hechos, la mayor parte de
Tabaré y Guacaní, se enfrentaron violentamente con los españoles para
los grupos guaraníes de la región asuncena se hallaban en franca rebe-
vengarlo y ajustar así la cuenta de la reciprocidad negativa. Vencidos los
li<'¡n contra los españoles, que sólo consiguieron terminar con la re-
carios en dura batalla, se hacen las paces y Thbaré es perdonado.
vrrelta después de duras luchas.

..J .J J,J .J.J .J .J' .J.J .J.J .J ^J


[a alianza y el mestizaie en el paragury
Los indios entregan a sus mujeres en señal de reconocimiento de esa
alianza (como tradicionalmente lo hacían) y reciben además, como
contra don, los regalos de los españoles -fundamentalmente, hachuelas
y anzuelos de hierro, instrumentos de producción de altísimo valor en
ese medio-. Esas mujeres que los españoles comienzan a acumular (se
trata de una auténtica acumulación, pues llega a haber individuos que
poseen más de 60 mujeres y el promedio, según las fuentes, alcanza a
las 10 mujeres por español) representan en realidad una acumulación de
trabajo vivo, no sólo porque ellas mismas trabajan para los europeos
-como lo hacían para sus esposos indios- hilando, cargando bultos o
laborando la tierra, sino también porque estas mujeres son además la
vía de acceso alafuerza de trabajo de sus parientes masculinos, padres
y hermanos, tradicionalmente obligados a ayudar a yernos y cuñados.
Por supuesto, esta "propiedad" de las mujeres suponía el libre acceso
sexual; de allí el intenso y muy temprano proceso de mestizaje que verá
el Paraguay con sus mancebos hijos de la tierra. La región fue desde
ese entonces un área donde los mestizos eran tantos que la palabra
misma casi nunca se utilizaba.J
¿cuál es la interpretación más plausible de estos acontecimientos y qué
relación tienen con la afianzahispaneguaraní? primero, hay que tener
en cuenta que Aracaré no se levantó contra los españoles: sólo se negó
"Seis animales que los pobres indios de este reino temen: el corregidor'
a servirlos. ¿Por qué lo hizo? Porque aquéllos, pasando por alto las prác-
una sierpe; el español de tambo, un tigre; el encomendero, un león; el
ticas reconocidas en la sociedad indígena, estaban abusando de sus alia-
padre doctrinante, una zonai el escribano, un gato; y el cacique principal,
dos: los obligaban a servir en las entradas -tarea que estaba reservada a
un ratón." En Felipe Guaman Poma de Ayala, H primer nueva corónica y
las mujeres- y a entregar bastimentos sin contrapartida, recurriendo in-
buen gobierno, México, Siglo )ül editores, 1980 (edición crítica de John
cluso a la violencia. Los guaraníes habían dejado de ser guerreros para
V. Muna y Rolena Adorno, traducciÓn del quechua de Jorge L. Urioste'
convertirse en "esclavos". Por otra parte, laviolenta reacción de cabeza
del manuscrito de la Kongelige Bibliotek de Copenhague).
!0 La Apentlna colonlal El Paraguay y ol Plata 2t

En resumen, en el contexto ya descripto, existió una alianza entre los su vida y ctescle la más temprana edad: la noción misma de "edad tri-
carios asuncenos y los europeos, pero muy rápidamente los recién lle- butaria" no existía para estos indios durante los siglos XVI y XVII.
gados desvirtuaron los términos de esa alianzay convirtieron los primi- Tampoco parecía haber muchos límites al tiempo de trabajo que
genios lazos recíprocos de dones y contra dones en una relación de debía cumplir el originario. si bien las ordenanzas y reglamentacio-
fuerte asimetría. Los indios tardaron en comprender que los españoles nes que los afectaban se sucedieron en el Paragua¡ no es fácil deter-
no compartían su concepto de alianza. Cuando este hecho produjo minar realmente cuál era la disponibilidad de tiempo de trabajo de la
reacciones, aun no üolentas, la respuesta fue la fuerza, lo que despejó familia del originario.
el camino para una dominación más clara y abierta. Nuevamente, los datos de la visita de Garabito de 1652 son esclarece-
dores: el indio y su familia (la mujer y las hijas estín obligadas a cumplir
con las hilanzas de algodón para sus señores) trabajan durante toda la
.J .J.J .J.J.J .J .J .J .J.J.J'.J .J .J semana en la chacra o la estancia; tienen libres el domingo y los días de
l-as encomiendas fiesta para trabajar su propia chacrilla. Una última observación: si bien
A fines de 1555, el entonces gobernado4 Domingo Martínez de lrala, deja Ios originarios fueron cadavez menos importantes en relación con el
de lado toda ficción y decide repartir la tierra; así es como se otorgan las conjunto de la población encomendada, todavía a fines del siglo XMII
primeras encomiendas, es decir, cesiones que hace la Corona a un no sólo seguía existiendo la encomienda de servicio personal en el Pa-
particular del derecho a percibir tributos debidos por los indios en tanto ragúay,sino que más del 6 por ciento de los indios encomendados eran
vencidos por la guerra de conquista. Este primer reparto de encomiendas originarios.
entre unos 320 individuos alcanzó unos 20 OOO a 27 000 indios
tributarios y, en 1556, lrala dicta las primeras ordenanzas sobre [a mita y los indios de los Pueblos
encomiendas. Las encomiendas paraguayas -como ocurrirá con las La documentación con que contamos indica que los primeros "pueblos
tucumanas y cuyanas- se basan exclusivamente en el servicio personal, de indios" (en la acepción hispana del término, es decir, un espacio pú-
es decir, son una renta pagadera en trabajo, El tributo no tuvo otra blico sometido al control de la Iglesia y bajo la autoridad de la Corona)
consistencia que el propio trabajo de los indios. Hay dos tipos de nacen poco después de la instauración de las encomiendas en 1555, a
encomiendas: las encomiendas rnlfayas (palabra tomada del quechua partir del comienzo de reorganización de las aldeas originales; sin em-
mit'á lturnol, en su sentido más prístino) y las de yanaconas u originarios. bargo, no hay investigaciones concretas acerca de ellos. De todos mo-
El primer tipo, el servicio personal de ras mitas, se refiere ar trabajo que dos, en la documentación de la década de 1540, anterior a la institu-
debian cumplir los indios que seguían viviendo en los pueblos, por ción de la encomienda, hay una repetida alusión a la necesidad de
turnos, en las tierras de sus encomenderos o en las tareas asignadas por crear los pueblos para racionalizar el proceso de explotación de los in-
éstos; a veces, también se ha llamado "mita" al producto de ese servicio. dígenas y asegurar de una forma más eficaz la reproducción de la fuerza
El segundo tipo se refiere a los indios que, con su grupo familiar o sin é1, de trabajo, amenazada por la continuidad de la práctica de yanaconiza-
vivían y trabajaban en las tierras de sus señores hispanos -es decir, ción y la apropiación de mujeres.
desarraigados de sus comunidades de origen- al igual que los naborías En la región de Asunción, después de un período de rebeliones muy
antillanos..J duro, los pueblos primitivos fueron reemplazados por las reducciones
creadas por los padres franciscanos en la década de 1580. Pero en otras
¿cuál era la relación numérica entre el total de los encomendados y áreas, comorMbaracayú, Guayrá, Villa Rica y en la región de Xerez, los
los indios originarios? Las cifras disponibles son tardías: en la época encomenderos y sus pobleros continuaron siendo la ley hasta bien en-
de la üsita de Andrés Garabito, en 1652, alrededor de la cuarta parte trado el siglo XVII o hasta su destrucción por los bandeirantes, como
del total de los encomendados estaba conformada por indios origina- ocurriría con los de Xerez y Guayrá y, parcialmente, con los de Mbara-
rios que vivían en chacras y estancias de los españoles. cayú y villa Rica. De todos modos, el proceso de reorganización de las
¿cuál era la
condición social de los indios originarios? Trabajaban durante toda aldeas guaraníes debe de haber sido bastante largo, Pues aun el primer
22 La Argontlna colonlal El Paraguay y el Plata 23

Concilio rioplatense, reunido en Asunción en 1603, seguía reclamando Anrrnt:i<in; poco tiempo después se sucedieron otras dos, también cerca-
la necesidad de "que haya reducción de indios". ¡¡¡rs ¡¡ Asunción, Ifá yYaguarón. Gracias a la acción de los franciscanos,
¿Cómo se cumplía la mita en estos pueblos y en las reducciones fun- en poco menos de una década los guaraníes del área de influencia de
dadas posteriormente por los franciscanos? En las primeras ordenanzas /r.3rrnción fueron "reducidos" y el servicio de encomienda a los españo'
sobre encomiendas, las dictadas por Martínez de Irala en 1556, no se es- les se regularizó. De inmediato, los franciscanos comenzaron a ensayar
tablece ningún tipo de duración temporal para el cumplimiento de las el ¡nismo experimento con algunos grupos indígenas del norte y el este
mitas y sólo se determina que el encomendero podía servirse de la rlc la ciudad, bastante más alejados.
cuarta parte de sus tributarios en cada turno, si bien no se olvida men- Una serie de razones explican el rápido éxito de los franciscanos: el
cionar que, "a conocida necesidad", podía utilizarse hasta la mitad de <:onocimiento de la lengua y las costumbres guaraníes, la humildad y el
los tributarios. El hecho de que no hubiera límite temporal para la ex- <lesprendimiento material como principales preceptos... En realidad,
plotación de la fuerza de trabajo en cada turno parecería indicar que óstos eran la contrafigura de los ávidos y con frecuencia despiadados co
éste duraría tanto como lo determinara el encomendero. No obstante, l6nos europeos a los que los indios estaban habituados. Finalmente, los
era en verdad el resultado de duras negociaciones entre los líderes étni- lianciscanos prometían un mundo mejor en el más allá, después de la
cos de los poblados y los mayordomos y pobleros colocados por el enco- vida, concepción cercana a algunos aspectos centrales de la cosmogo-
mendero en las aldeas. En cambio, en las reglamentaciones que se su- nía guaraní. Además, en este momento se inician las actividades de los
cederán desde 1597, el factor tiempo se hallará siempre presente. .jcsuitas en el Paraguay.

l-a rcslstencia indígena y las reducci,ones


t,J t ^J.J,J t t t t.J.J .J .J
Tempranamente, desde la instalación misma en Asunción en 1537, co- -,J
menzaron los movimientos de resistencia guaraní, lo cual desmiente La caída de la población
la tradición historiográfica que los presenta como sumisos aliados. La Todos los datos disponibles dan testimonio de una caída muy acentuada
resistencia se acentuó cuando Martínez de Irala procedió a los prime- de la población indígena en estos cincuenta años iniciales. Las primeras
ros repartos de encomienda de 1555; se sucedieron desde entonces le- cifras serias se referen a la región controlada por Asunción en el
vantamientos y rebeliones. Mencionaremos sólo el que encabezó, en- momento del empadronamiento de Martínez de lrala e indican un
tre los años 1575 y 1579, el prestigioso líder Overa, y que habría de máximo de 27 O0O "hombres de guerra" a los indios repartidos. Susnik
sacudir toda la región norte de Asunción, fundamentalmente el área calcula en unos 100 000 la cifra total que correspondeía a esos indios
del ríoJejuy, en su primera oleada, y que más tarde abarcaría a casi to- de encomienda. Si bien no sabemos exactamente hasta dÓnde abarcaba
dos los indios que vivían en los pueblos de encomienda, menos los este primer repartimiento, antes de la gran invasión bandeirante de 1632,
más alejados, dependientes de Villa Rica. Después de dos o tres en- los 100 000 indios de 1555 se habrían visto reducidos a la mitad. Las
frentamientos, y ante la defección de Overa, los guaraníes fueron de- regiones de Guayrá y la llamada "del Tape" (es decir, entre el río Uruguay
rrotados y duramente reprimidos. A éstos les siguieron otros episo- y la Sena do Mar) habrían albergado unos 260 000 indios en los inicios
dios: hacia fines de la década del setenta del siglo XVI, el control de del contacto; la caída demográfica -€specialmente en el Guayrá y como
los españoles sobre los poblados de encomienda tambaleaba y la resis- efecto complejo de las invasiones bandeirantes y sus consecuencias-
tencia había adquirido un marcado acento religioso y profético. Es en sería aquí incluso mayor que en el área asuncena. Si sumamos las
ese crucial momento cuando intervinieron los franciscanos y crearon diversas,cifras llegamos a un cálculo muy estimativo de medio millón de
las primeras reducciones. guaraníes en el momento previo a la invasión europea, o sea, una
Si bien los franciscanos habían llegado con las expediciones iniciales, densidad media que se situaría alrededor de los dos habitantes por
fue desde 1574 en adelante, con la fundación de los primeros conven- kilómetro cuadrado. Ese medio millón se habría reducido a la tercera o
tos, cuando la tarea de esta Orden se relacionó estrechamente con la cuarta pafte en los primeros cincuenta años de conlacto' t
üda indígena. En 1580 se fundó la reducción de Los Altos, al este de
2l Le Argontlne oolonlal El Paraguay y el Plata 26

¿cuáles eran las principales activiclades eco¡rómicas de este prirner IlTt¡cumán: cl lnlclo de la lnvasión ourop€a
período del Paraguay colonial? uno de los elementos a destacar es la
relativa abundancia de bastimentos que había en esta región, lo cual til bier¡ el primer conquistador español que pasó fugazmente por la re-
explica la alegría de los primeros invasores cuando llegaron a Lambaré: giírn tire Diego de Almagro en 1535, en su camino hacia Chile desde
maí2, mandioca, frijoles, calabazasy maní, más el algodón l'erri, la primera incursión con auténticos objetivos de conquista fue or-
-utilizado no
sólo para confeccionar lienzos, sino también para los escaupiles (la pala- girrriza<la por el capitiín Diego de Rojas hacia 1542 y se inicia un año
bra es nahuatl, ichcahuipitli, y quiere decir "tr{e acolchado de algo- rr¡¡is tarde. Las guerras entre españoles de la época de los Pizarro impul-
dón")-. Todos estos productos fueron adoptados rápidamente por los urrorr repetidas veces a los gobernantes del Perú a "descargar la tierra",
invasores. A ellos se sumaron los introducidos por ros europeos, er <lecir, a enüar hacia otros horizontes a los inquietos aventureros que
como el trigo, el vino, el azú,cat y los ganados, que comerrzaren a mul- est¿rban de más en el Perú, donde ya se habían repartido todos los indí-
tiplicarse en forma extraordinaria, no sólo como animales domésti- Henas encomendados.
cos, sino también en estado salvaje: aquellos abandonados por los colo-
nos en las sucesivas fundaciones frustradas y los que, desde Asunción,
se desparramaron en el área chaqueña. Hasta el comienzo de los ata- .J .J'.J.J,].J.J.J'.J.J.J.J,J .J
ques de los indios del chaco en las primeras décadas del XVII, las va- las gueras cMlee del Perú
cas abundaban en el Paraguay. una planta silvestre local, el ilex para- Los partidarios de HernandoPizarro y Diego de Almagro se habían
quariensis, a partir de la cual se fracciona la yerba mate, sería también enfrentado en una auténtica guerra entre europeos, agravada por la
adoptada por los europeos en forma muy temprana, al igual que el reacción de los encomenderos ante las leyes que la Corona fue dictando
tabaco. para evitar la formación de una verdadera nobleza feudal en la colonia.
Las primeras corrientes mercantiles desde el paraguay hacia las vi- Un enviado real, Pedro de la Gasca, acaba con la resistencia del
llas litorales se integraron con algunos de estos productos y tuüeron hermano de Pizarro en 1548 en la batalla de Jaquijahuana; esto dio
en los ganados, el vino, elazúcar, los lienzos de algodón, eltabacoy, como resultado un cambio de manos de muchas de las encomiendas y,
sobre todo, la yerba mate, sus mercancías más destacadas. pero Asun- por lo tanto, la necesidad de buscar nuevas tierras (y nuevos indios para
ción se hallaba en una situación espacial desventajosa, pues todos sus ser encomendados) para satisfacer a los inquietos aventureros de las
intentos de relacionarse directamente con el Alto perú minero (polo huestes delPerú. l
nodal de estructuración económica de todo el espacio peruano, in-
menso territorio que llegaba hasta Quito) fracasaron casi completa- Hay que subrayar entonces que toda cronología para esta región del Tu-
mente, y se vio obligada desde muy temprano a aceptar la intermedia- cumán, pese a estar íntimamente ligada en su primer período a la historia
ción de las ciudades litorales, primero Santa Fe y después Buenos de la penetración europea en los Andes, tiene un atraso de m¿ís de quince
Aires, para romper su aislamiento geográfico y establecer nexos mer- años respecto a la peruana. En realidad, hasta la fundación definitiva de
cantiles con el mercado minero. como se verá, la yerba mate será la la villa de Santiago del Estero en 1553, no ha comenzado realmente el
mercancía clave en su relación económica con el resto del espacio proceso de asentamiento hispano en forma estable en toda el área. La ex-
rioplatense y el Alto Perú, dado que los otros productos comercializa- pedición que comandaría en principio Diego de Rojas fue resultado de la
bles -con la excepción quizás del tabaco- no presentaban ninguna política quebuscaba aliviar al Perú de sus inquietos soldados. Después de
ventaja comparativa específica parala región paragvaya en relación atravesar la Quebrada de Humahuaca y los valles calchaquíes, Rojas en-
con las restantes economías regionales. contró la muerte a manos de indígenas en Santiago del Estero. Su sucesor
fue un desconocido llamado Mendoza, lo cual aceleró las disputas inter-
nas en la hüeste, a la que se incorporó entonces Heredia.
Heredia y Mendoza consiguieron llegar hasta los restos del fuerte
fundado por Caboto en 7527 sobre el río Carcarañá. Desde allí, ante
¿t l.l Argcñtlnr odonld Mll'lTr fi. s^r,rA fTlFn
El Paraguay y el Plata 27
Llc, I t,¡f it t]^t j/¡, I I { it ,)rIiAf lA
l'11( I Ir¡ ,rl l(1111/\
la inrrtilidad de continuar hacia la ya establecida Asunción del para- err es¡lecial. El proceso de relaciones entre esta área fronteriza del Tu-
guay, los expedicionarios decidieron volver al perú, donde arribaron lrr¡¡r¡lt¡ y el núcleo minero se acelerará de,spués de la década de 1570 al
finalmente en 1546, casi tres años después de su partida, no sin antes r ¡rlor rle los cambios tecnológicos y el consecuente boornproductivo que
haber dejado en el camino -como resultado de otra rebelión- los res- ¿rr'¡rrreó el procedimiento de la amalgama introduqido p-.AI virrey Te p,,,,,,,,,,,,,,,.1

tos mortales de Mendoza. El resultado de esta primera entrada fue lerlo r:¡'¡ Potosí, en 1572. Esto trajo un incremento sustancial de la pro-
fundamentalmente informativo, pues permitió a los españoles un ma- rlrrcci<in argentífera y dio como resultado una multiplicación de la ca-
yor conocimiento del terreno y de las dificultades que enfrentarían ¡rir<'itlad de atracción y de polarización regional de Potosí y de la
más tarde. l¡rirrt:ría altoperuana en general, lo cual tuvo efectos de arrastre que al-
lJna vez consolidado La Gasca en el perú con la derrota de los piza- r'¡rnzAron las áreas tucumanay rioplatense. Por supuesto, cuando habla-
rristas, debió "descargar la tierra". Es así como se decidió, entre otras rrrr¡s de la minería altoperuana, no debemos reducirnos a Potosí, pues
acciones, una nueva expedición hacia el rucumán. ( )rt¡ro y otras minas miás al sur (Chocaya, San Antonio) también contri-
Juan Núñez de
Prado fue el encargado de llevarla adelante desde l6a9)on unos 200 lrrryeron.
hombres, muchos de los cuales eran ya veteranos de la entrada de Ro-
jas y podían ser de mucha utilidad como viejos conocedores de los ca-
minos tucumanos. De esta expedición surgieron luego las primeras fun- f J'.J.J.J.J .J .J
daciones de poblaciones españolas en este territorio y los conflictos l¡' ''.J.J.J'
técn¡ca de la amalgqma
jurisdiccionales con el e'tonces gobernador de c![!e, pedro de valdi- Se trata de una técnica metalúrgica para obtener plata con la ayuda del
via, que se arrastraron hasta una Real cédula derr563\ue independizó mercurio, Bartolomé Medina, quien habÍa aprendido los fundamentos
definitivamente a esta región de chile. Dentro dé-iajurisdicción chi- de esta técnica en el Viejo Mundo, la había desarrollado desde 1554 en
lena sólo quedarían las villas que se irían estableciendo en la región cu- la mina mexicana de Pachuca; de México pasó al Alto Perú con el
yana al este de la cordillera: Mendoza en 1561, sanJuan de la Frontera virrey Toledo. Pese a haber nacido en Europa, la técnica de la
en 1562 y más tarde, probablemente en 1594, san Luis de la punta, ya amalgama fue ampliada y desarrollada realmente en todos sus
en las sierras centrales. Hasta el siglo XVIII, la región de cuyo, pese a aspectos técnicos en los territorios americanos. Dos siglos más tarde,
sus intensos contaetos económicos con el área tucumana y rioplatense, volvería a hacer el camino inverso para ser aplicada en las minas
dependió form{p9n{e de Santiago de Chile. centroeuropeas. J
Fundada en 1553r$4ntiago del-Este¡o fue la única población que
sobrevivió a una serie de intentos realizados en esos años en toda el I o a e s e p_ol o *ord g!34glggC¡¿g-14_gt i g gla ¡l!"p_eru_an a, d o s e I e-
rr n t
-

área, rápidamente destruidos por la resistencia indígena en los valles, rnentos más marcaron el ritmo _g-c-snómico de"este.primer Jqguryán
y es la villa española más antigua. Desarrollaría para el rucumán un <'olonial: las relacionéi .ó" óftife y lgs nexos con el litoral fluvp! y el
rol similar al que jugó Asunción en el paraguay, el Alto y el Bajo pa- litoral atlántico. El papel de estos núcleos urbanos se relaciona estre-
raná: el de ser madre de ciudades y origen de las huestes que realiza- chamente con su carácter de área de paso entre corrientes mercantiles
rían otras fundaciones en las décadas siguientes. una de las razones y flujos económicos tan diversos. El transporte -ya sea con porteadores
de que cumpliera ese papel fue la cercanía de una de.nsa población Irumanos, ya sea gracias alaarrtería de mulas o carreteros de bueyes-
indígena, instalada sobre todo en el oasis ubicado entre los ríos sa- lire una de las actividades principales en las que los primeros coloniza-
lado y Dulce. rlores ocuparon a sus indios encomendados.
En 1565, unos 50 españoles partieron de Santiago del Estero y fun-
l-as ciudades t¡cumanas del camino del potosí <laron San Miguel del Tücumán; en 1567, se estableció Esteco, que sería
A partir de Santiago del Estero se fueron extendiendo una serie de fun- trasladada y abandonada poco más de un siglo después, luego de un
daciones de muy humildes üllorrios españoles que sobreüvieron en terremoto. Estas tres primeras'ciudades" -el nombre es demasiado
función de las relaciones con el área minera altoperuana y con potosí l)omposo para estas villas con casuchas de barro y paia- no contaban
El Paraguay y el Plata 29

28 La Argentina colonlal
tres villas f'uerott
con más de 350 vecinos' Las allí' la
a fines de los sesenta p"U"a" de los valles:
ubicadas fuera del
aitu-Áa"densamente como vere-
comPletamente exitosa;
resistencia i"aigt"u"1tñ"ty del siglo siguiente'
a mediados
mos luego, 'Ato
p"aJ"' ¿t"átu¿a

de Bry 1602' En
ptata' Grabado deTeodoro
Uamas que acanean (1 590' 1 634)'
de teodoro De Brv
Gereon Sievernich t"a'l'"í^Z'iÁ-
"La ciudad del Tucumán, obispado, no tiene jurisdicción." Representación
Madrid, Siruela,
1992' 479 PP'
totalmente idealizada del conjunto de casuchas que era la ciudad en el

;:.'ruru"'-T: 3:":;
ole' siglo )O/ll. En Felipe Guaman Poma de Ayala, H primer nueva corónica y
3, un sruPo de
spañ
En 157
e
9tl's'1"^f
buen gobiemo, México, Siglo )C( editores, 1980 (edición crítica de John

[irhr*:"*:l#Tff lii'fl ^;lli;;ía'de"inada"*'*l::


el núcleo urbano
mas V. Muna y Rolena Adorno, traducción del quechua de Jorge L. Urioste,

Su"tiugo
u del Estero::*" del manuscrito de la Kongelige Bibliotek de Copenhague).
con el tiempo
;;;,.."Tr?li:iffiif;i jiirru:q:'il:ffi ;ilTvo'
zar
[]nos años más tarde, en 1582, después de varios intentos fracasados
tico nudo de camrnos y al sur de clara
#;;;ues fértiles i át"t ¡¡¡rte la fiera resistencia indígena, los españoles consiguieron implan-
nía además la villa de su futura tiqueT"
";
t".t;;;t.im erttatigran parte l¡rrse en el vafle de Salta, donde fundaron la villa de Lerma (que sería
cación ganadera; r'<¡nocida como Salta), cercana al área calchaquí, centro importante de
Desdecórdobapu'uiii"*pedición-q";:::X;.:Li':i":ililT1
de GaraY' Así' las
d rcsistencia indígena a la colonización hispana. Casi diez años después,
;;;l;. *"tes áeJuan
hallan sus respectivos
límites' cn 1591, se estableció Todos los Santos de la Nueva Rioja; al año si-
la tucumanay tu
u"""t"a'
guiente, Madrid de lasJuntas, que desapareció. El siglo XVI verá una
lundación más en este camino potosino: en 1593 nace la ciudad de San
El Paraguay y el Plata 31
30 La Argentlna colonlal

de la Quebra<la tlt: rll¡errnn lire incorrrparablemente menor, pues se trataba de entregar to-
Salvador, en el valle deJuju¡ en las puertas mismas
tlrrr ln¡ ñcnran¡rs r¡n corto número de tributarios para acudir, casi siem-
Humahuaca'
¡lle, n lls l¡¡rr:¿rs r¡rbanas de los colonos.
'l'rr¡rr¡¡os (:ntonces estos dos tipos de servicio personal en el marco de

ttttttt'J^Jtttt'Jtt l¡ rlrtr¡r¡rit:¡rda: mita y yanaconazgo. Como ocurrió en el Paraguay,ha-


lún rer¡sibles tensiones entre ambos sistemas de explotación de la fuerza
ta Población ddTt¡cumán constituyen el de lt'nllaio indígena y una fuerte tendencia a que al menos una parte de
A fines del siglo no más de 250 vecinos españoles
x/i pobres villas hispanas' Itn ¡rrllur:ros (es decir, los mitayos) se convirtiese en los segundos. Tam-
núcleo domin"nt" i"
lá población de todas esas
éstos' unos lllllr re c<¡ncedieron yanaconas a individuos que en realidad no eran
y Córdoba las más pobladas' De
siendo Santiago del Estero de miles de lilr cn('(,menderos, y de este modo se le otorgaba a un español un dere-
quá la vida de varias decenas
150 son 'ig"n 150 000 a los t'lto rkr servidumbre personal perpetua sobre un indígena desarraigado
"n"o'n"náoot población total que va de los
tributarios indigenas' con una las poco fiables llr. lrr ¡rueblo, incluso contra los derechos de encomienda original que
modo en que interpretemos
270 000 individuos' según el nlt¡r ¡:olc¡nizador poseía sobre dicho pueblo.
al fenÓmeno de la caída
demográfica
fuentes disponibles' fn-cuanto ( krnro también ocurrió en el Paraguay, otrv fuente del yanaconazgo
son innumerables' Según algunas
indígena, tot t"ttitonios cualitativos de 1553' er¡ur las acciones de guerra, es decir, la captura lisa y llana de "piezas de
primer reparto
fuentes, sun."g; i"i Estero, en ocasión der
encomienda (tributarios)' lttrlios", que eran posteriormente entregadas en servidumbre perpetua
"n
habrían existido uo 000 y 86 000 indios de
"'i*
Éstos serían ,no. i a 000 en
1 b86 y sóro 3358 entre 1 073 y 1G7 4' Para n nr (:aptor. De esta práctica nace la costumbre de realizar'correrías" y
cercana al 'nt¡tlr¡cas" entre los poblados indígenas a los efectos de capturar las pie-
Pucci calcula una población
la época p'enispánica' Roberto para todo el ,H¡r (¡re, supuestamente vencidas en la guerra, eran así yanaconizadas.
el momento del contacto
medio millón de habitantes en que se llega al 15 l,¡¡¡ ¡ro encomenderos, es decir, los que se hallaban desprovistos legal-
más tarde' es difícil afirmar
antiguo Tucumán; un siglo produjo aquí un ltrcrrte de servicio personal, se destacaban en estas correrías. La persis-
se comprueba' se
por ciento de esa cantidad' Como
población indígena similar al del lcrrr:ia de la resistencia indígena en todo el área hizo que esta práctica
proceso Oe OisminuciOn de la
Iuviese larga vida en el Tucumán colonial (pese a su supresión por el ü-
ParaguaY'J ¡lt¡r<l<¡r Alfaro en 1611) y hay constancias de la continuidad, aún a me-
en tl-f"i].:U"
-Ut rllarlos del siglo XVIII, de estas auténticas expediciones de caza humana
sobre las relaciones blanco'/indio
¿Qué sabemos por los vecinos de ese puñado de organizadas por los colonos tucumanos, aunque para este período las
temprano en las ¿'^tut to"t'oladas se basaban en vfctimas eran los indígenas chaqueños. En cuanto a la duración de esta
ya que estas encomiendas
ciudades tucumanas? Dijimos
El servicio p:::"Ti:t expre- tondición, sabemos que había yanaconas perpetuos como en el Perú,
el servicio personal, como las Paraguayas' de Prestaciones: las ¡rcro existieron también mercedes de encomiendas de yanaconas limi-
saba tambié" uq"i^L" f"'
dos tipos-fundamentales
general en
como mitas (ello ocurre en l¡rrlas a las dos vidas legales.
reguladas por turnos' conocidas Río de la Plata)' En general, se ha prestado poca atención a un aspecto muy impor-
Sti
áesde la Nueva Granada hasta el
todaAméricu ¿"f de los 1a- t¡u¡te de la función de los yanaconas tucumanos: su papel de mediado
que deriva a su vez de la institución
y el yanaconazgo, nombre y que la cerca- n's entre la cultura española y los indígenas. En efecto, en muchas oca-
desgajados de sus pueblos)
zas prehispánito''f iJt"tes diferencia de otras siones, como intérpretes, pobleros, encargados de traer las mitas y hasta
más usual en la región' A
nía cul¡rral del Perú volvía de repar-
pareció haber existido el sistema ¡leculiares doctrinantes, los vemos cumpliendo esa función de interme-
regiones, .,"f f"tu*í" no
no-
difusión tuvo en el período temprano
lot *"o
rliarios. Si bien con frecuencia estos yanaconas eran indios forasteros,
timiento at t'ub4o al Tücumán' llt:gados en especial del Perú, también solían ser originarios de lajuris-
en otras áreas cercanas
vohispano y pt*u"o e incluso his- rlicción. Como es de imaginar, esta función traía aparejado un cúmulo
de trabajadores a empresarios
como el Paraguay, para la proüsión *mita
ia llamada de plaza" ofrece similitudes rle situaciones conflictivas por la rapidez con que estos yanaconas abu-
panos ,to ."to-t"itros' in-
pero su impacto en las sociedades saban de su posición intermediaria; no pocas veces, desató la furia de
con los repartimientos de trabajo'
El Paraguey y cl Plata 8g
g2 Lr Argontlne colonlel

lr:rrr oblig:r<los ¿r e¡rtregar las mitas de servicio para los españoles. Este
los indígenas contra ellos. Por supuesto, esta función de intermedia-
tr lll:rj<l se strrnaba al de las hilanzas, tejidos y otros productos.
ción se amplificó a causa de la debilidad del dominio de los curacas (lí-
Vcamos ahora el caso de Maquijata. Bilocalizado, con un centro a
deres étnicos) sobre los pueblos.
ll0 kilómetros al oeste de la actual Santiago del Estero, en las faldas de
r¡na serranía de baja altura, y con otro en Alto Ancasti, hoy Cata-
los pueblos de encomienda
¡narca, se hallaba en una típica zona de transición y de intensos con-
Nos referiremos ahora a los indios de los pueblos' Soconcho y Mano-
t¡¡ctos entre los grupos del Chaco, los propiamente santiagueños y los
gasta son los nombres con que se conocieron dos poblados indígenas
rrgricultores y pastores valliserranos. La probable composición mul-
próximos al río Dulce, en la región del oasis irrigable de Santiago del
tiétnica y la bilocalización de los maquijatas parece resultado de esos
Estero, unas pocas leguas al sur de la ülla del mismo nombre. Ya a co-
( ()ntactos. Su encomendero desde la década de 1580, Antonio de Mi-
mienzos de la década de 1550, la época de Núñez de Prado, uno de los
rabal, residía en el Alto Perú; la encomienda estaba controlada por un
primeros conquistadores del Tucumán, estos dos pueblos fueron el sos-
cspañol que fungía como administrador en Maquijata, junto con los
tén económico de los gobernadores. Después, pasaron a estar en "ca-
beza de Su Magestad" (no tenían un encomendero). Aparentemente, ¡robleros.
Los tributos se pagaban fundamentalmente en piezas textiles (alpar-
ambos fueron el resultado de la reagrupación de una serie de aldehue-
gatasycalcetas) yalgunos otros productos de recolección en el cercano
las de diversas etnias, hablantes de varias lenguas (tonocoté, lul,e, sanaai-
rnonte chaqueño. Las mujeres hilaban el algodón que era trabajado
róny cacán), por efecto de la política de los primeros conquistadores.
Desde la más temprana dominación española, estos pueblos fueron ¡ror los alpargateros y los calceteros, varones en edad de tributar. El al-
godón debía traerse desde otros pueblos pues no era producido en el
destinados a la producción textil, basándose en la rica tradición prehis-
lugar. El mercado para estos productos textiles era, lógicamente, el Po-
pánica al respecto. Se preparaban sobrecamas y calcetas, piezas textiles
tosí, hacia donde se enviaban las piezas tejidas en Maqulata. Al igual
de algodón, que se cosechaba en las mismas aldehuelas o se traía desde
que en Soconcho y Manogasta, la saca de indígenas hacia Potosí y Chile
otros pueblos, para ser vendidas en Potosí y en Chile, los dos mercados
<:omo cargadores está también documentalmente confirmada.
dominantes hasta las primeras décadas del siglo siguiente. Además de
Vayamos ahora al ejemplo cordobés de Quilpo. Situado en el actual
estos textiles, otros productos alimenticios integraban el tributo de es-
<lepartamento de Cruz del Eje, Córdoba -donde se conserya su toponí-
tos pueblos.
rnico-, este pueblo estaba encomendado a una familia de los primeros
Pese a que los tributarios, en sentido estricto, eran los varones en-
colonizadores de Córdoba: los Soria. Entre f595 y 1598, una detallada
tre los quince y los cincuenta años de edad, el tributo textil compren-
rendición de cuentas nos permite entender con cierta profundidad su
día también el trabajo de las mujeres como hilanderas. Un aspecto de
füncionamiento. Sin lugar a dudas, se trata del caso tucumano mejor
estos pueblos resulta interesante: si bien está documentada la Presen-
conocido hasta la fecha. Bajo la mirada vigilante del poblero, los indios
cia de curacas, al parecer su papel en la comunidad era bastante más
debían trabajar produciendo, ante todo, piezas textiles: sayales de lana
débil que el que conocemos para el mundo andino: las Ordenanzas de
y lienzos de algodón. Éstos son los elementos principales de que se
Abreu de 1576 así lo señalan. En Soconcho y Manogasta, en 1584,
compone el tributo en Quilpo ¡ si bien sus cantidades son realmente
existían l1 parcialidades con sus respectivos curacas, herencia muy
bajas, la posibilidad de enüarlas al mercado potosino o chileno permi-
probable del proceso de reagrupamiento de diversas aldeas prehispá-
tía al encomendero una apreciable ganancia gracias a la fuerte de-
nicas ya mencionado. En esa fecha, ambos pueblos no tenían más que
manda. Pero, además, los indios también estaban obligados a prestar
unos 800 individuos y un 15 por ciento de los tributarios se hallaban
servicios al enéomendero, ya fuera en su casa de la ciudad o en una es-
ausentes. Es decir, en los primeros años, antes de pasar a la Real Co-
tancia cercana al poblado. Sabemos además que una parte de los gana-
rona, los pueblos mencionados también tributaron en hombres; la
dos del encomendero como también parte de sus sementeras eran lle-
"saca de indios" hacia el Potosí en el período más temprano fue uno
vadas a cabo en las tierras ocupadas por el pueblo de Quilpo, gracias al
de los primeros elementos que desestructuraron gravemente a estos
trabajo de sus encomendados. Finalmente, como en los restantes ejem-
pueblos. Porque, pese a estar teóricamente bajo la Real Corona, esta-
gl Lr Arg€ntha oolonlal
El Paraguay y 6l Plete 36

plos citados, los inclios lüeron cargadgres y arrieros en los viajes haciir tr'¡r(l()res y pobleros como personajes indispensables en la organizaciín
Chile y otros lugares. rlc la explotación de lafuerza de trabajo indígena y como mediadores
En los tres ejemplos -que son los únicos estudiados hasta el mo- ('ntre encomenderos y encomendados.
mento sobre encomiendas del primer período temprano- podemos de- Hay sin embargo algunos detalles que diferencian las diversas expe-
tacar algunos aspectos. Ante todo, tanto en Soconcho,/Manogasta ¡'iencias analizadas. Por ejemplo, en Santiago del Estero se tiene la im-
como en Maquijata y Quilpo, tenemos la certeza de que los pueblos de
¡rresión de que existe un sustrato más denso de relaciones en el marco
encomienda fueron el resultado de la reagrupación de otras aldeas in- tle la comunidad indígena, incluso pese a lo ya anotado acerca del me-
dígenas originarias. Se dio aquí un proceso similar al de las reducciones rror poder de los líderes étnicos, comparado con el del mundo andino.
o congregaciones que existieron en otras áreas, pero que se tealizó ex- l.lsto contribuiría a explicar por qué los pueblos indígenas santiagueños
clusivamente por la acción de los encomenderos, sin intervención reli- trrüeron una persistencia casi única en el marco tucumano y en algunos
giosa o del poder real organizada, como fue el caso andino o novohis- casos llegaron hasta fines del período colonial. Además, no hay que ol-
pano e, incluso, paraguayo' vidar la constante realimentación de estos pueblos con indígenas traí-
Esta reorganización del territorio original realizada por los empre- rlos desde otras áreas; ya sea los llamados "desnaturalizados" de los va-
sarios europeos muy pocas veces tuvo en cuenta las necesidades indí- lles calchaquíes, o los indígenas chaqueños desde fines del siglo XVII y
genas. En el caso santiagueño, al dificultar (o coartar totalmente) el <ltrrante parte del XVIII. Tal será el caso de Matará, uno de los pueblos
acceso de los indios a los recursos "silvestres" o con alto grado de co- santiagueños de más larga vida y que llega hasta el siglo XIX.
mensalidad (estadio intermediario entre silvestre y doméstico) -alga- En cambio, en Córdoba, con rapidez se produce la fusión de los an-
rrobales, chañares, recolección de miel y otros Productos, además de liguos poblados reagrupados con las estancias y chacras de los españo
pesquerías, caza, etc.- que les eran indispensables como comPlemento les. No sólo porque, más allá de las diferencias formales entre las nocio-
otrfgaao de sus sementeras, siempre dependientes de precipitaciones nes jurídicas de encomienda y hacienda, los empresarios hispanos
escasas, aceleraron la crisis alimentaria indígena. Existió aquí una ruF ubican invariablemente una parte de sus explotaciones agrícolasjunto
tura o al menos una fractura grave del patrón original de subsistencia. a los poblados indígenas, para aprovechar más abierta y fácilmente la
De todos modos, las ya mencionadas Ord,enanzas de Abreu no olvidan firerza de trabajo de sus tributarios y parz- quedarse con sus tierras en
señalar que la época dela recolección de algarroba debe ser respetada, <:aso de muerte, fuga o ausencia reiterada, sino también porque el sus-
e incluso se percibe en esa fuente la existencia de derechos de usu- trato prehispánico parecía menos consolidado en estructuras comuni-
fructo indígena bastante exclusivos sobre los algarrobales, aun cuando tarias y ofreció menor resistencia ante la embestida española.
esta parte de la reglamentación parece más atenta al uso múltiple de la En realidad, estos pueblos de indios cordobeses fueron aldeas real-
algarroba en las empresas de los colonos (consumo para los indios en mente minúsculas: una üsita realizada en 1598 a la ciudad de Córdoba
ocasión de la prestación de mitas y alimento para animales domésticos) <lio como resultado el empadronamiento de unos 476 indios de servicio
que a la recolección destinada al propio consumo de los pueblos indí- correspondientes a 82 pueblos. Todo indicaría que nos hallamos aquí
g.rrur. En realidad, los españoles parecen haber comprendido rápida- ante grupos de parentesco y no ante verdaderos grupos étnicos. En los
mente que podían "reservar" los algarrobales para el mantenimiento in- valles y sierras cordobeses, como en sus prolongaciones en las sierras de
dígena a cambio del uso de la fuerza de trab{o en sus emPresas textiles San Luis, este hecho, sumado a la pobreza notoria de una parte del
y agrarias.
f{rupo colonizador, cuyos descendientes muy pronto se üeron obliga-
Otra enseñanza que nos dejan los tres casos tratados: la punción en clos a trabajar con sus propias manos, funcionó como crisol para un
hombres es siempre muy alta. Ya sea que hablemos lisa y llanamente de proceso de mestizaje intenso y relativamente tempfano entre indios y
de indios" hacia el Alto Perú minero, como en el primer período
,,saca
colonizadores. Algunos encomenderos importantes, como es el caso
de soconcho y Manogasta, o que nos rejiramos a la utilización de éstos del propio Tiist¿ín de Tejeda, tomaron como mujeres legítimas a notc.
,,cargadores" hacia el Potosí y chile, todos los ejemplos abundan
como rias mestizas. Por supuesto, uno de los elementos más relevantes de la
en datos al respecto. otro hecho que los asimila: la función de adminis- conquista europea en esta región fue la férrea resistencia indígena,
8C L¡ Argentlna oolonlál El Paraguay y el Plata 37

cuyo momento álgido sobreüno con los levantamientos calchaquíes, Si l¡icrr las fi¡t:ntes cualitativas se extienden sobre el fenómeno de la
que trataremos en el capítulo siguiente. lirírla demogriífica indígena y sobre la "saca de indios" (y en especial so
lrlt los indios que, una vez enüados a Chile, se quedaban allí), no hay
Los et¡rcpeos en la región cl¡yana lilras para evaluar las pérdidas de población.
El primer español que pasa por la región es Francisco de Villagra, en l,as fuentes registran también, en especial desde fines del XVI, el fe-
1551. El asentamiento estable comienza con la fundación de la ciudad rr<i¡¡reno de la fuga de huarpes encomendados hacia la frontera sur, en
de Mendoza diez años más tarde, en 1561. Las encomiendas se inician lr'¡ ritorio puelche. Desde tiempos prehispánicos, huarpes, puelches y
ya desde los primeros contactos en 1551. En ese primer período, los en- ¡rchuenches habían establecido relaciones de intercambio en el sur
comenderos residen en Chile y los indígenas son obligados a acudir a rrrt:¡rdocino. Ahora, a través de las dos franjas fronterizas hispanas -una
servirlos allí (práctica que, como veremos, tendrá larga vida en el área). lllrsta el río Diamante y otra, desde ese río hasta el Atuel, poblada de
Al año siguiente de la fundación de Mendoza, una nueva expedición gunados vacunos de las estancias españolas-, esos contactos se reanu-
chilena establece SanJuan de la Frontera y, con toda probabilidad en rla¡'on. De este modo y hasta que se inicia verdaderamente la frontera
1594, un contingente cuyano funda San Luis de la Punta. Estas serán las rk: guerra en el sur mendocino, estos contactos familiarizaron a los
tres villas españolas de importancia del área cuyana. Desde la fundación l{r'llpos étnicos sureños con las prácticas y los animales introducidos
de Mendoza en 1561 hasta la década de 1570, lamayoría de los enco- ¡ror los europeos.
menderos residió en la falda oriental de la cordillera. En cambio, desde Antes de ftnalizar este siglo inicial de la invasión europea, un prc.
1570 a 1610, la mayor parte residió en Chile. Al igual que en el Para- rlrrcto local comenzó a extenderse en los mercados regionales: el vino,
guay y el Tucumán, la encomienda estaba organizada a partir del servi- r¡rre, junto con las frutas secas y el aguardiente, fueron las mercancías
cio personal y de la división entre mita y yan:acorrazgo. rrrás destacadas que permitieron enlazar el área cuyana con el mercado
Lacaracterística regional de la mita cuyana hizo que los sewicios que litoral e incluso con el mercado altoperuano en algunas ocasiones.
los tributarios debían prestar se realizaran con frecuencia del lado chi-
leno de la cordillera, independientemente del lugar de residencia de
sus encomenderos. De este modo, durante más de un siglo, se estable- l-as villas del litoral
ció un sistema de complementariedad entre las dos vertientes cordille-
ranas. Hasta la década de 1580, el destino de esas mitas eran las minas lluenos Aires, fundada por segunda vez en 1580, se conürtió rápida-
de Chile; de allí en adelante, lo fueron las unidades agrarias chilenas nrente en un puerto de tráfico lícito e ilícito entre el Atlántico y el ca-
que producían trigo para el mercado limeño. ¡¡¡ino de Potosí, ese rosario de humildes villas que se desgranaba desde
¿Cómo se realizaban las prestaciones de los huarpes del otro lado de las pampas hasta el corazón del altiplano andino. La influencia del con-
la cordillera? En la mayor parte de los casos, se trataba de contratos a trabando y del triífico directo entre Potosí y el Atlántico vía Buenos Ai-
través de los cuales lisa y llanamente se alquilaba lafuerza de trabajo in- les fue muy grande en los dos primeros siglos desde su fundación y
dígena a empresarios no encomenderos. Teóricamente, los salarios re- <'onstituyó el motor que impulsó el crecimiento de la modesta aldea.
sultantes debían ser repartidos entre el encomendero y los indios, en I)ebe recordarse que, entre 1580 y 1640,los dominios del rey español
proporción de tres a uno, aunque esto se cumplía sólo parcialmente. incluyen Portugal y su vasto imperio. Los mercaderes -en especial por-
Quedó expuesto así, en toda su desnudez, el carácter de renta que tuvo tugueses- que controlaron el tráfico en estos años ocuparon desde los
la encomienda hispana colonial. inicios de su hi¡toria un papel relevante en la vida de la ciudad, empa-
Las cifras de población indígena regional son escasas y muy poco fia- rentándose casi de inmediato con las familias de los primeros colonos
bles. En 1586, Canelas Albarrán otorgaba unos 4000 indios sometidos a llegados de Asunción y Santa Fe. La imposibilidad de explotar a los in-
Mendozay SanJuan, lo que nos podría dar un total de 20 000 indios se- <lígenas de las proximidades (los pampas y querandíes no eran indios
gún sus propias estimaciones (y aquí se incluyen, amén de los huarpes, dóciles) hizo que la esclaütud africana apareciera tempranamente en la
algunas encomiendas de puelches y pehuenches del sur mendocino). ciudad y en sus estancias y chacras.
3t La Argentlna colonlal El Paraguay y el Plata 39

rk' I lt's siglos con los españoles y sus descendientes. La introducción del
.J .f ,J .J .J.J .J .J .J .J.f .J .J' .] .J girnu<lo <loméstico y la inmediata adopción del caballo como medio de
El papel de Buenos Aires tr'¡ursl)orte y alimento potenciaron una moülidad que erayamuy altay
En este primer período, la actividad más destacada de la ciudad fue el lr'('¡rron, conjuntamente con la apetencia de bienes manufacturados,
contrabando y el trafico directo, que funcionaron como nexo entre el Alto l¡rs condiciones propicias para una interacción de gran dinamismo.

Perú minero y la economía atlántica. La primera mercancía que Buenos


Aires recibía por agua eran los esclavos africanos que entraban del Brasil
o directamente desde África. También circulaban hierro, tejidos de
calidad, vino, aceite y otras mercancías europeas. El primer producto de
exportación era, claro, la plata. Como ocurriría durante todo el per'lodo
colonial, alrededor del 85 por ciento del valor de lo exportado consistía
en metales preciosos. Harina, sebo, cecinas, cueros y tejidos bastos
componían el restante 15 por ciento. Estimar certeramente el monto de
este tráfico es casi imposible por limitaciones documentales, pero
recordemos que entre 1586 y 1605 se registra la entrada al puerto de
Buenos Aires de más de un centenar de navíos. Muchos de ellos eran
meramente barquichuelos que hacían el viaje desde Bahía en Brasil; la
reiteración de estos viajes determina que finalmente los montos resulten
relevantes. Fue éste el primer motor del crecimiento económico y
demográfico de la ciudad que se convertiría progresivamente en la villa
más populosa del área. J

Este crecimiento dará también vida a un proceso de ocupación del hin-


terland agrario de la vllla en función, en primer lugar, de la alimenta-
ción de sus habitantes; es así como se forman las primeras chacras tri-
gueras en su inmediata campaña. La explotación del ganado vacuno,
tanto para extraerle cuero en vistas a su exportación como para con-
sumo interno, fue una actiüdad destacada en el inicio de la vida econó-
mica de Buenos Aires. Por supuesto, razones ecológicas sustentaban esa
actividad ganadera y agrícola, pues esta pobre aldea estaba enclavada
en una formación de pradera con una abundante tierra fértil, un clima
y un régimen hídrico particularmente favorables a la cría de grandes
animales y al cultivo de cereales. Además, le dio la posibilidad de cc¡n-
tribui¡ junto con otras áreas litorales y tucumanas, al aproüsiona-
miento del mercado altoperuano en vacunos y mulares. En cualquier
caso, hasta bien entrado el siglo XVII, la ciudad porteña era poco más
que un punto perdido en la inmensidad de las Indias de Castilla. Un
granito de arena en el marco de la monarquía hispana.
A partir de 1536, en el territorio de Buenos Aires, los indígenas de la
región pampeanG'patagónica iniciaron una conflictiva relación de más
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2. Del Alto Peru al Paraguay
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peruano. Llamamos "espacio peruano" a todo el inmenso tenito-

sft; rio que la minería altoperuana fue creando a su alrededor como


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y XVll, éste abarcaba el tenitorio que se extendía desde Quito
hasta el Paraguay. Gada una de las regiones fue especializándo-
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razones (costos de producción respaldados porventajas compa-
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rativas, facilidades de transporte, accesó alaluetza de trabajo
ñ9F de indios y esclavos, etc.), tenían un precio competitivo en los
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otr'G = 0Pe mercados mineros. Desde éstos, la plata hacía el viaje de vuelta
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o;i5' hacia las regiones productivas, donde en parte se atesoraba y en
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En 1611, el recorrido por el Tücumán del üsitador Francisco
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de Alfaro, oidor de laAudiencia de Charcas, ofrece una excelente opor-
tunidad para apreciar el estado de las relaciones interétnicas en ese mo-
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yanaconas y ditta una serie de disposiciones para regularizar -en rela-
ción con la legislación de Indias- la situación de las encomiendas tucu-
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manas. Desde 1613 en adelante, los encomenderos de la mayor parte
de las ciudades afectadas y sus cabildos, al igual que algunos goberna-
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g dores del período, presentan a la Corona una serie de documentos de
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fuerte protesta contra la actuación del visitador.
Del Alto Perú al Paraguay 43
42 L.a Arqontlna colonlal

rlc cstablccer asentamientos durables en los valles. Los españoles no ha-


r Íatr ¡¡tás que calcar la conducta que habían tenido un siglo antes los in-
( ¿rs, que sólo habían conseguido dominar parcialmente a los grupos ét-
r l ir:t¡s valliserranos.

(ltnndo hablamos de los valles, nos referimos especialmente a los va-


lkrs calchaquíes. Orientados de norte a sur, están recorridos fundamen-
l¡¡lr¡rente por dos ríos: el Calchaquí, que corre hacia el su¡ y el Santa
M:rría, que lo hace en sentido contrario, y ambos se unen en Cafayate.
l.os valles pueden ser divididos en tres áreas: el lalle de los pulares en el
n()rte, el valle Calchaquí propiamente dicho en el centro y el valle de
Vrcaül en el sur. Los tres estaban ocupados por diversos grupos étnicos
crrya identificación plantea numerosas dudas aun hoy. No sólo parece
haber habido un complejo mosaico étnico, sino también que las migra-
¡:iones posteriores y la influencia del dominio inca, con la presencia in-
rludable de miti,rnaes [colonias asentadas en distintos pisos ecológicos,
nlejadas del núcleo étnico], especialmente en el norte y el centro, com-
¡llican bastante las cosas. Como ocurre en otras áreas americanas, este
rnosaico étnico surge en parte de una lectura peculiar de las fuentes y
<le los cronistas realizada por los primeros historiadores de la región, a
partir de la cual los nombres de los líderes circunstanciales terminaron
dando vida a una identidad étnica con frecuencia ilusoria.
Mapa jesuita del Tucumán, 1634.
Las poblaciones de los valles presentan también una gran variedad
en su relación con los invasores europeos: desde la habilidad de los pu-
Esa documentación es una fuente excelente para conocer la situación
lares -que siempre se mantuvieron entre la aceptación silenciosa y la re-
de los indígenas sometidos del Tücumán: envíos de indios como carga-
ticencia muda, pero que parecen haber cumplido con algunos servicios
dores a Potosí, trabajos en chacras y en estancias agroganaderas, escasa
a sus encomenderos- hasta la resistencia y lucha abierta de los quilmes
presencia de los curacas, persistencia de las relaciones de comensalidad
o tolombones, encontramos casi todos los matices. Lo que es induda-
con algarrobales y chañares, debilitamiento de la estructura de los pue-
blemente cierto es que los españoles enfrentaron grandes dificultades
blos de indios -con la señalada excepción de los pueblos de la Puna y
para someter a estos grupos aguerridos, de liderazgo disperso. Algunos
de Santiago- e importancia del servicio personal de los yanaconas en
de ellos tenían además fuertes enfrentamientos entre sí; otros mante-
las casas y unidades de producción de los españoles. Únicamente en al-
nían vínculos amistosos, sellados generalmente por intercambios de
gunos pueblos de Salta yJujuy el tributo era parcialmente percibido en
mujeres entre los líderes étnicos.
"monedas de la tierra" y no sólo en servicio personal. En realidad, estas
ordenanzas de Alfaro de 1611 (ni siquiera promulgadas en forma ofi-
Al parece¡ los linajes curacales, muy probablemente patrilineales, te-
nían una fuerte tendencia a enlazarse entre sí y un hondo sentimiento
cial para el Tucumán) se convirtieron en letra muerta apenas unos po-
de superioridafl social frente a los indios del común. Por otro lado, un
cos años después de Ia üsita.
liderazgo disperso no impedía que se formasen confederaciones cir-
[a rcsistencia indígena: los valles calchaquíes cunstanciales entre varios gnrpos, como ocurrió durante los levanta-
La resistencia indígena fue muy importante en toda el áreay ello obligó
mientos. De todos modos, trajo como resultado para los españoles di-
versas oleadas de guerra abierta en un marco general de indudable
a los españoles a conformarse con situar sus primeros poblados en las
resistencia: entre 1560 y 1563 tuvo lugar el primer y gran levantamiento,
llanuras bajas, al menos en un primer momento, ante la imposibilidad
O€l Alto Pen] al Paraguay tl0
rl4 La Argentlna colonlal

si¡¡kr XVII llega el üsitador Luján de Vargas, no pocos pueblos son a la


liderado por el curaca de Tolombón,Juan Calchaquí; a éste le sigtrt' trtr
vez encomiendas.
período que llega hasta 1585, en el cual la presencia española en los va-
lles es mínima, por no decir inexistente. Desde 1585 hasta 1630, algu-
nos grupos de los lalles cumplen sus obligaciones hacia los encomende- .J.J,J f .J .J,J.J.J.J.J .J'.J .J .J
.or, á.rrrq,r. con muchas reticencias. Esta situación de los valles puede
El engarce oon el espacio pen¡ano
asimilarse a otros fenómenos semejantes que ocurrían en algunas áreas
Desde el siglo X/1, los encomenderos y gobernadores del Tucumán llevan
marginales del vasto imperio americano, donde hubo persistentes focos
a cabo un fructÍfero comercio con textiles de algodón, que tiene una de
de resistencia a la dominación de los europeos.
sus vías de salida fundamentales en los mercados de Potosí y Chile.
En 1630 estalló la gran rebelión, que se extendió hasta 1643. Hacia el
Según C.S. Assadourian, el textil cordobés de algodón habría entrado en
fin de los levantamientos, algunos de los grupos del valle fueron desna-
crisis en los años treinta del siglo )0/ll. Entre las causas probables de la
turalizados y repartidos entre los vencedores como yanaconas. Es nota-
caída, menciona la competencia peruana en el mercado potosino.
ble que, aun en este caso, una vez finalizada la campaña represiva, los
Desconocemos otros datos sobre el particular, pero indudablemente el
españoles se retiraron de los valles. Finalmente, un aventurero andaluz
algodón de los pueblos de indios de algunas áreas, como Catamarca
de nombre Pedro Bohorques (el llamado "falso inca") lideró la última
(fundada en 1683), La Rioja y Santiago del Estero, siguió teniendo una
experiencia guerrera de los calchaquíes entre 1656 y 1664' Una vez de-
presencia relevante en los mercados regionales, aun cuando es probable
rrotados, por orden del gobernador Mercado yVillacorta, fueron repar-
que su difusión no pasara ya de la Quebrada de Humahuaca. La visita de
tidos entre los encomenderos de todo el Tucumán y santa Fe -el padre
Luján de Vargas de fines del X/ll muestra en forma reiterada que el textil
Lozano enumera m¡ís de un millar de familias indígenas así repartidas-.
continuaba siendo entonces una de las actividades más destacadas en la
Porvez primera, se convertirían en encomendados sometidos a servicio
relación entre los indios e indias de los pueblos y sus encomenderos. De
p.rrorrul, bastante más de un siglo después de la promulgación de las
todos modos, ya desde mediados del siglo )0/ll, también la presencia de
Leyes Nuevas, que prohibían tanto la esclaüzación de los indios como
ropa peruana en los mercados tucumanos resulta innegable. ^J
el servicio personal. El mismo cronista, Lozano, señala que los vecinos
tucumanos se volvieron muy contentos después de esta victoria con sus
Los productos principales que los colonos europeos envían al Alto Perú
"despojos": "[...J que fuéron principalmente indios Para su servicio'
son vacas y mulas. Un documento de 1677 evalúa el tráfico en 40 000 va-
premio el más apetecido en esta proüncia, pues de él dependen las de-
cas, 30 000 mulas -además de 20 000 arrobas [arroba =11,5 kilos] de
más conveniencias temporales, que sin indios es imposible gozar" '
yerba paraguaya y cortas cantidades de tabaco y azírcar* que pasan por
Los quilmes, los más aguerridos, fueron obligados a rehacer su po-
Santiago del Estero en viaje hacia Potosí cada año. Como en el caso de
blado a 1200 kilómetros del original, a unas pocas leguas al sur de la
la yerba, a medida que las cantidades de mulas y vacas crecían, los pre-
ciudad de Buenos Aires, en plena pampa. Allí, los sobrevivientes
a beneméritos de córdoba cios descendían.Para este tráfico, se organizaban compañías entre en-
-unos centenares habían ya sido repartidos
huido- fueron forzados a formar una reducción comenderos (titulares de mercedes de tierras rápidamente convertidas
y unos pocos habían
en sólo quedaban unas en estancias y haciendas), mercaderes e intermediarios que, gracias a la
que contaría no más de 800 indiüduos; 1680,
fuerza de trabajo de los indios encomendados y de una creciente pobla-
455 p..ronus viviendo en el pueblo. La resistencia había sido vencida,
ción mestiza más o menos libremente enganchada, envían sus hatos ha-
urrrrq.r. a más de ciento treinta años del inicio de la conquista y al pre-
cia el Perú. Algunas de las ciudades del camino de Potosí, Salta yJujuy,
cio de despoblar casi completamente los valles. Mercado y villacorta
funcionaron como etapas primordiales de invernada'én este largo viaje
tuvo su premio y una exitosa carrera: en 1681 se desempeñaría como
que había comenzado en las campañas del litoral.
presidente de la Audiencia de Panamá. Desde entonces, la mayor parte
IJn navarro domiciliado enJujuy en los años setenta del siglo XVII,
áe los pobladores autóctonos fueron reducidos a pueblos, sometidos así
don Martín de Goyechea, es un buen ejemplo de estos empresarios ¡
al dominio de sus encomenderos, quienes contribuyeron a ubicarlos en
en especial, de los inmigrantes del país vasco, quienes tuvieron desta-
las proximidades de sus estancias y haciendas. Así, cuando a fines del
4C t¡ Areontln. oolonld
Del Alto Perú al Paraguay 47

r:aclo papcl en Salta,Jr{uy y lt-rtosí. Goyechea se casa con la hiia <k' rrrra
t¡ilrl('y s()nante, conlo se quejan los indios del pueblo de Morogasta
prestigiosa lbmilia de la elite local; es cabildante, teniente de golrt'r.na-
cn Santiago. Támbién ocurría, como en algunos pueblos deJujuy, que
dor, maestre de campo en la frontera chaqueña, y ya en 1696 ha adqui-
lr¡s indios mismos se desempeñaban como pequeños empresarios en
rido o recibido en merced haciendas y estancias. Como mercader, sus
la arriería y el transporte, continuando así una üeja tradición prehis-
intereses lo llevan con frecuencia a Buenos Aires y Potosí, hacia donde
envía mulas compradas en Salta y en Córdoba o yerba del Paraguay. ¡ránica e incluso utilizando camélidos andinos, al menos hasta las pri-
nleras décadas del X\|II.
Además, esta elite jujeña -como ocurría en la mayor parte de las villas
Pero, desde la época de Mercado y Villacorta, hacia 1662, los indíge-
ibéricas a ambos lados del Atlántico- estaba encuadrada en una serie de
rras del Chaco -a los que la domesticación del caballo les permitió ex-
redes familiares estrechamente ligadas entre sí -fenómeno que ha sido
llamado "comunidad de parientes"- que la relacionaban con el sur alto- ¡landir su capacidad de control del territorio- chocaron con los blancos
(:n Esteco, como lo habían hecho desde los años veinte del siglo XVII
peruano. Hallamos así a familias como los Zárate o los Ovando, cuyas
<:n el Paraguay. Desde ese momento, las tierras adyacentes a las ciuda-
encomiendas y propiedades se extendían desdeJujuy hasta Tariia, Chi-
<les deJuju¡ Salta, Esteco, San Miguel y Santiago del Estero en la fron-
chas y Lípez, lo cual reforzaba los nexos mercantiles entre todas estas
tera oriental estuvieron expuestas a los ataques chaqueños. Este hecho
áreas. Thmbién familias como los De la Tljera, originarios de Potosí,
tendría consecuencias contradictorias en la üda social y económica del
que terminarían teniendo una fuerte implantación enJujuy desde fines
Tücumán: inseguridad en los caminos y el tráfico mercantil, necesidad
del siglo XVII.
de armar entradas militares de defensa -y después pequeños fortines-
Si bien en los primeros tiempos en los envíos de animales al Perú par-
así como la posibilidad de repartir piezas indígenas entre los aventure-
ticiparon casi exclusivamente empresarios tucumanos, ya desde media-
ros y soldados que formaban parte en esas entradas. Desde ese mo-
dos de siglo la presencia de hombres llegados desde Santa Fe y Buenos
mento y hasta mediados del siglo XVIII, fue una extensa frontera ca-
Aires, asociados con mercaderes tucumanos o altoperuanos, comenzó a
liente y la práctica de los repartos de familias indígenas entre soldados
hacerse sentir. A veces, estos empresarios -como en el caso de Santa Fe-
y colonizadores se volüó corriente durante casi todo el período.
también incluyeron en el contrato a sus indios encomendados, para
A lo largo del siglo XVII, los pueblos de indios -con la llamativa ex-
que fueran peones en los arreos. De ese modo, el trabajo relacionado
cepción de los dependientes de Salta,Jujuy y Santiago del Estero y al-
con el transporte, sea mediante tropas de carretas como en arrias de
gún ejemplo peculiar de San Miguel del Tucumán, como es Amaicha-
mulas y los arreos de vacas y mulares, fue uno de los principales para in-
fueron volüéndose cada vez menos importantes demográficamente.
dios y mestizos en todo este período.
Este proceso de muerte lenta se extendió en el tiempo; todavía a media-
¿Cómo se realizaban estos viajes? En 1693, los indios de una enco- dos del siglo XIX, los pueblos indígenas riojanos tenían una presencia
mienda salteña cuentan que hicieron un "viaje a la ciudad del Puerto
visible en los conflictos políticos locales. Esto no debe hacernos olüdar
de Buenos Aires a hacer vacas con el dicho encomendero y las traje-
que, paralelamente, se produjo un crecimiento de la población campe-
ron y aunque concertaron por cinco pesos por mes, no les acabó de
sina mestiza, que continuaría incrementándose tanto con contingentes
pagar su trabajo y sólo les dio en cordellate y bayeta [tipos de géne-
de migrantes llegados desde el Alto Perú, como con las piezas que los
ros] hasta diez varas y que tardaron en el dicho viaje un año y medio".
encomenderos y los soldados recibirían después de las grandes rebelio-
Ese mismo año, unos indios de una encomienda catamarqueña hicie-
nes ¡ más tarde, de las entradas regulares hacia el Chaco. Todas estas
ron cinco viajes entre la estancia del encomendero y Córdoba en bús-
familias indílenas, que viviúan en las chacras, estancias y haciendas de
queda de arreos de vacas que llevarían más tarde aJujuy. Otros indí-
sus patronos -fueran éstos encomenderos o no-, se mestizarían muy rá-
genas de Santiago del Estero centraban sus quejas en los alquileres
pidamente. Además, muchos de los varones serían utilizados también
que sus encomenderos realizaban a terceras personas para destinarlos
como carreteros o en las tropas de mulas y vacas al Perú -ocupación iti-
a arreos de vacas o mulas desde Buenos Aires a Salta. Además, los pro-
nerante que, casi por definición, acentúa el mestizaje cultural-. Será
blemas de escasez de mano de obra que tenían los encomenderos ha-
durante el siglo siguiente cuando esta población campesina irrumpa
cían que con frecuencia se negaran a recibir el tributo en plata con-
con fuerza en la historia de la región.
48 La Argonllna colonlal Del Alto Perú al Paraguay 49

P<¡r ol.ro lado, en la mayor parte de las ciudades, junto a una t:lilc cs-
pañola -o al menos tenida como tal por sus coetáneos-, también el
.,J''' ^J'.J.J.J,J.J.J ^J .J'J
mestizaje (y la presencia de población africana que seguía entrando en Un contato de tabaio
forma incesante por el puerto de Buenos Aires) fue en lo sucesivo un "En la ciudad de Mendoza en doce días del mes de enero de mil
elemento claramente perceptible en la vida social urbana. Otro hecho setecientos años parecieron presentes el capitán Jorge Gómez de
destacable es la progresiva pérdida de preeminencia de la "madre de Araujo, vecino morador de esta ciudad, y Ursula, india natural de
ciudades", Santiago del Estero, y su reemplazo por Córdoba: el traslado Santiago del Estero de la provincia del Tucumán, y dijeron que estaban
de la cabeza del obispado a esta última desde mediados de siglo es un convenidos y concertados en que la dicha Ursula le ha de servir por
claro testimonio de ello. Córdoba se convirtió entonces en el núcleo ur- tiempo de un año con su servicio personal y el dicho capitán Jorge
bano más poblado de toda el área del camino de Potosí, siendo Salta el Gómez de Araujo le ha de dar por su trabajo y servicio personal por el
que le seguía en importancia. No por azar, ambas ciudades asumirían discurso y fin del año treinta y dos pesos de a ocho reales cada un peso
un papel cardinal en la cría, la invernada y el tráfico de mulas y vacas en plata, ropa o en otros géneros para el adorno y vestuario de su
hacia el Perú. Además, los diezmos [impuesto eclesiástico que se reco. persona y sacarle bula de cruzada [...] y hacerle todo buen tratamiento
lectaba para el sustento de la iglesia; en general un l0 por ciento de la curarle en sus enfermedades y por lo que a la dicha ursula toca se obligó
producción agrícola] de la diócesis nos muestran que, a fines del siglo a asistirle y servirle según está obligada y por lo que a cada uno toca
XVII, Córdoba es el área agrícola más importante de todo ese espacio, obligaron su persona y bienes habidos y por haber, sometiéndose a las
seguida de lejos por el valle de Catamarca y La Rioja, en tanto que San- Justicias y jueces de Su Majestad [...] y lo firman con testigos' En la
tiago es casi la últimajurisdicción en cuanto a su monto decimal. Por dicha ciudad y por falta de escribano público ni Real y por no haber
supuesto, el estatus especial de los indígenas en cuanto al pago de los protector y no saber firmar la dicha Ursula, rogÓ a un testigo firmase por
diezmos -en general, no estaban obligados a ese pag(F exige tomar es- ella- A ruego y por testigo de la otorgante testigo Francisco de Videla'
tos datos con mucha precaución; en efecto,Juju¡ Saltay Santiago, áreas Mateo de Arteaga, Jorge Gómez de Araujo ffirmasl, por mi y ante mi,
en donde la población indígena es dominante, aparecen en los lugares Juan Godoy del Castillo [irma]" (Archivo Histórico de Mendoza). J
menos destacados.
Desde comienzos del XVII, los ünos y aguardientes de Cuyo y La Rioja
Guyo y La Rioja en el espac¡o rcgional sehicieron presentes en los mercados mediterráneos y litorales: Cór-
Junto al sistema de mitayos, existió en Mendoza -al igual que en las res- doba, Santa Fe y Buenos Aires. En 1664, se calculan de 3500 a 4000
tantes áreas que hemos estudiado- el yanaconazgo. Los indígenas así arrobas de productos cuyanos entrados en la ciudad porteña; años más
encomendados vivían en las casas de la ciudad, las chacras y las estancias tarde, en 1681, se aseguraba en Santa Fe que las ventas cuyanas eran
de los encornenderos cuyanos. Los inicios de la producción agrícola re- más de ocho veces superiores a las de La Rioja. Ambas áreas producto-
gional (vinos, aguardiente y frutas secas) no podrían comprenderse sin ras seguirían estando presentes en todos los mercados litorales durante
el trabajo de los yanaconas en las chacras irrigadas que comenzaron a este siglo. De todos modos, para los riojanos siempre estaba abierta la
instalar los españoles en el valle. Hast¿ bien avanzado el siglo XWI, posibilidad de enviar sus cortas partidas de aguardiente al Alto Perú, si-
hubo pocas modificaciones en los sistemas prehispánicos de riego en el guiendo el camino de los valles calchaquíes, tanto como a las restantes
valle de Huentata; la producción agrícola cuyana tendría en las chacras üllas tucurrianas.
irrigadas su núcleo central. Hacia la segunda mitad de este siglo, se ex- Por supue*to, también el tráfico desde yhacia Chile, cruzando la
tiende un nuevo mecanismo de acceso alafuerza de trabajo indígena cordillera de los Andes durante la primavera y verános australes, con-
para los no encomenderos: el alquiler por determinados períodos de tribuyó a dar vida a la economía crtyana. De este modo, un leve pero
tiempo, un antecedente de formas laborales más laxas. constante flujo de oro chileno pasó a Buenos Aires vía la región cu-
ya a a cambio de yerba (el camino de Santiago de Chile sirve de trán-
sito para aquellos puertos del Pacífico donde se consume la yerba:
t0 La Argentlna oolonlal Del Alto Pen] al Paraguay 61

[,ir'a, Arica, Gtrayaquil, Panamá), sebo, lienzos de alg.dón, al igtral ti<liri ¡rnrhibir clefinitivarnente los beneficios yerbateros. La cuasisuble-
que esclavos y mercaderías europeas entradas desde Buenos Aires. El v¡¡<:i<in <le los colonos que siguió a la visita dio como resultado -al igual

peso económico de este circuito, legal e ilegal, crecería sensiblemente (lue en el Tucumán- que la mayor parte de las disposiciones se convir-
en el siglo XVIII. tit:ran en letra muerta. Ni la supresión del servicio personal -frnal-
nr(:nte aceptada ante la persistencia de una realidad económica que vol-
vía impensable la conversión de la renta en trabajo en una renta
ElPalaguay n¡onetaria o en especie-, ni la radical limitación del tiempo de trabajo,
ui la prohibición de los beneficios yerbateros quedaron en pie cuando
En las encomiendas paraguayas de la primera época, el trabajo de los sc confirmaron las Ordenanzas en 1618.
indios "de servicio" no tenía ninguna limitación temporal. Esto cam-
bió en las reglamentaciones que se sucedieron desde l5g7 en ade-
lante. En esa fecha, el gobernador Ramírez de velazco dictó nuevas
disposiciones: se establecieron entonces tres tipos diversos de mitas,
dependiendo de la distancia que separara a los pueblos del lugar de
cumplimiento. Unos pocos años más tarde, en 1603, el gobernador
Hernandarias dictó nuevas ordenanzas; esta reiteración legislativa
nos muestra la difusa conciencia de la catastrófica situación que esta-
ban sufriendo los pueblos de indios ante las exigencias desmedidas
de los colonos cuando yahabía comenzado el ciclo de exportación de
la yerba mate. Se reiteraron las disposiciones diferenciales con rela-
ción a la distancia, se acortaron los tiempos de los turnos y se estable-
ció que sólo la tercera parte de los tributarios debían integrar esos
turnos. La eficacia de estas nuevas reglamentaciones resulta suma-
mente dudosa, tanto porque en áreas alejadas como Mbaracayú y
Guayrá era muy difícil hacerlas cumplir como porque, además, las
exigencias productivas de la yerba mate no se correspondían con esta
limitación temporal, pero lo cierto es que son indicadores de la situa-
ción de la fircrza de trabajo indígena.
En 1611 se produjo lavisita [palabra que designa la inspección de un
enüado de las autoridadesl de Francisco de Alfaro, quien ya había pa-
sado por el rucumán. El visitadorvenía con un objetivo claro: suprimir
Car:ta de Paraquaria (" ParaqvariaA/u lgo/Paraguay./Cum adaceni bus"),
el servicio personal para adecuar la realidad indígena local a la legisla-
ción de Indias. El propio visitador no dejó de señalar en su correspon- publicada por primera vez en 1667 y reproducida luego muchas veces,
dencia que esa materia era "tan indigesta que con mucha dificultad se Por la precisión de sus detalles, es el mejor mapa de la regiÓn en este
puede entablar lo susodicho". Ante todo, AJfaro dispuso la supresión período. E¡ G. Furlong Cardiff, CarTografía iesuítica del Río de La Plata,
del servicio personal; en el caso de que algunos indígenas quisiesen se- Buenos Aires, Peuser, 1936.
guir sirviendo, estableció una disminución muy sensible de la renta en
trabajo. Esta disminución se basaba a su vez en una doble operación re- ¿Qué nos dicen los datos de la üsita de Garabito de 1652 acerca de las
ductora: menor tiempo de trabajo de cada mitayo y reducción sensible formas de cumplimiento de las mitas? Es indudable que en la región de
en la composición de cada turno. Además, influido por losjesuitas, de- Asunción se respeta el plazo de sesenta días (aun cuando hay diversas
t! t¡ A,lcntlne oolonld Del Alto Penl al Paraguay C3

nlodalidades dentro de ese marco); en cambio, nada puede asegrlrarse de acarreo de la yerba hasta los puertos fluviales' Había allí indígenas que
acerca de Guayrá y Mbaracayú, pues allí la encomienda mitaya se con- acudfan como mitayos encomendados e indígenas que trabajaban para
funde en la documentación con la mita o beneficio yerbatero, cosa dis- empresarios no encomenderos, Podía haber también indígenas
tinta, como veremos enseguida. De todos modos, los turnos parecen ser enganchados, es decir, semiasalariados, tanto porque hubieran sido
de una amplitud mucho mayor que sesenta días. enviados por sus encomenderos (quienes se apropiaban del sueldo) o
porque fueran realmente libres. El teniente de gobernador era quien tenía
los rcpartimientos de tabajo la facultad de abrir la época del beneficio general y disponer el reparto de
En el Paraguay, como en la mayor parte de América hispana (donde tuvo lafuerza de trabajo de los pueblos concernidos -en esta época, los de
diversos nombres, en especial "repartimiento de trab{o" en Mesoamérica Guayrá y Mbaracayú- entre los encomenderos y los empresarios no
y "mita" en el área andina), la asignación de trabajadores por parte de las encomenderos. Hasta las rebeliones comuneras paraguayas de los años
autoridades a empresarios no encomenderos fue moneda corriente 1720-1735,|os beneficios yerbateros, estructurados de esta manera,
desde muy temprano y duró en alguna de sus modalidades hasta fines del fueron el mecanismo más importante para reclutar fueaa de trabajo
período colonial. Del mismo modo que los indios delvalle de México de- indígena en función de esta producción. ^t
bían acudir a los repartos de los panes o a las minas de Pachuca y los mi-
tayos altoperuanos a las minas de Potosí y Hr¡ancavelica, los indios de los las rcducciones de los iesuitas
pueblos paraguayos estaban obligados a cumplir dos tipos de servicios La experiencia de los jesuitas está precedida en casi treinta años por
dentro de este marco: los mandamientos y el beneficio yerbatero. la de los franciscanos y ésta misma, incluso, debe englobarse en el
El mandamiento se mantuvo hasta finales del período colonial. Me- marco de la política general de reducciones y reorganización de los
diante una orden del gobernador o de su teniente, se asignaba a un em- territorios indígenas que es común a todo el mundo colonial hispano.
presario hispano (fuera éste encomendero o no) un grupo de indíge- Una serie variada de razones estructurales se halla detrás de esta polí-
nas de los pueblos para una tarea determinada o por un período en tica general de reducciones. El primer elemento es la reafirmación
especial. De este modo, para ocasiones puntuales, se solucionaban los del control colonial: control político, pero, sobre todo, control ideo-
problemas resultantes de la inexistencia de un mercado libre de tra- lógico; en este aspecto, la religión cristiana tendrá un rol determi-
bajo. Durante gran parte del período colonial, todo el sistema de trans- nante como elemento de occidentalización. Esta "puesta en poliEi,oi'
porte terrestre ¡ sobre todo, fluüal, sin el cual los productos paragua- (tal como dicen las fuentes, donde la palabra "poligid'remite al anti-
yos no habrían podido llegarjamás a los centros de redistribución y de guo sentido de "polis) tiene que ver con el control liso y llano; en el
consumo, se basó en el mecanismo de mandamientos gubernamenta- caso de los guaraníes, los colonos sentían que su dominio sobre las al-
les. En cambio, los beneficios yerbateros estaban más pautados tempG. deas estaba en peligro a causa de la resistencia indígena. El control so-
ralmente y se hallaban destinados a la recolección y preparación de la bre la fuerza de trabajo es otro de los motivos que explican las reduc-
yerba mate durante una época determinada del año. ciones: los encomenderos quieren que sus indios cumplan con las
mitas ¡ además, la asignación de trabajadores por parte de las autori-
dades sólo puede hacerse efectiva en el marco de pueblos consolida-
.J.J.f .J .J .J.J'' .J.J .J .J' .J .J dos. En algunos lugares (tal parece ser el fenómeno de las tres prime-
los beneficios yeúateros ras reducciones franciscanas cercanas a Asunción) el problema de la
En 1629, durante la gobernación de Cespedes Xeria, se dictaron unas reorganización territorial y de la liberación de tierras para la apropia-
Ordenanzas en Mbaracayú. Éstas constituyen uno de los testimonios ción y explotación por parte de los colonos es uh elemento de tras-
más antiguos acerca del período temprano de los beneficios yerbateros cendencia en este esquema explicativo.
en esa área clave, antes de la primera gran oleada bandeirante que La Compañía deJesús inicia sus reducciones en el Guayrá, al norte
finaliza en 1632 con la caída de Guayrá. El servicio de los indios tenía de Villa Rica, con dos pueblos, San Ignacio de Ypaimbucú y Loreto del
seis meses de duración: cuatro de trabajo en los yerbales silvestres y dos Pirapó; en ambos, los encomenderos mantenían su derecho al tributo
Del Alto Peni al Paraguay 66

ll L¡ Affim t*l'¡trl
desaparecieron con los
ata- l¡ evolución de la Población
l'l*t¡¡s teducciones en el momento de los primeros
tle ¡tu Plll r'lllrlllldrlu¡' losjesuitas ocupanan El nredio millón de guaraníes existente
¿¿t"J" it 1630' Más tarde' contactos con los conquistadores se habría
reducido a una tercera o
rtttér ürlnddrr¡trl¿r rl<' fundar más de veinti-
"'
,i,,r ,lt",t* li¡r'tla¡'rentJJs-'
t" tu' que llegalon a del río Teükuary cuarta Parte en los primeros cincuenta
años' La primera üsita realmente
arrlui"t t"t ttó"t la igión
que va
en 1651 y 1652' brinda cifras bas'
r ltt¡ o It:tlt¡cci""t' y a la Argen- seria a la región, la de Andrés Garabito
la actualidad pertenece al Paraguay Nada sabemos' sin em-
al Uruguay (que en la Serra do tante menores: 14 360 indígenas encomendados'
á";;;;;" desáe el río uruguaahasta seguían escapando,al control
tina) y la extensa sul' bargo, acerca de los gmpoJgt'utu"ít'-qt'e
o'u"r"o" de Rio Grande do
t;:¡;;¿l directo de los colono'' ú lt *-u-o'
los aproximadamente 15 000 indí
Mar, en lo que n"y
genas que controlaban losjesuitas en sus reducciones en el Paraguay' eI

t t t'J'J ^J t'J t''J total de los indígenas bajoiominio español


llegaba en esa fecha a unos
'J ^J ^J ^J'J t 30 000 indiüduos.o-o í"í*i"'o' Esto tigrrntu (suponiendo que existían
directo de los españoles) que er
Lm rcducciones de los iesuitas aún guaraníes que escapaban al control
inicios' la experiencia de
las
más de un siglo' se redujo ala dé-
Resulta Oiticif Oitel-nciai "n "ut período. Las diferenctas tamos frente u .rrru .if* que' en poco
la política colonial del el momento previo a la inva^sión'
reducciones i".";;"";" cima parte del número t'ti-udo putu
Las causas de esta caída demográfica
en poco difreren.de las que co-
lasmarcó,ta"oi"n'elcomplejodesarrolloposteriordelas
respecto del ámbito controlado
progresivo aislamiento por los invasores' que
reducciones y su que sólo nocemos Para otras áreas: epidemias aportadas
Los iesuitas comprendieron u con una terrible regulari-
por los los colonos la comienzan desde muy "pttittt
"n"ot"ni"*' de las exigencias de "*piu"o acceso a una multiplicidad de re-
autonomizando "ut '"Ou""iones se vieron obligados
a ceder dad decenal; hambruias, pérdida del
experiencia pooái"n"'
un futuro' Para etlo'
cursos, acciones bélicas y'lp"'iuu''
incremento del ritmo de trabajo en
cumplirían un rol defensivo etc' Sin embargo' un as-
algo a cambio' iltl"Ju""iones función de las nuevas actividades económicas'
fundamental"n""-]."u,."ufronterizaentrelosdosimperiosibéricos' pecto vuelve más difícil en este caso la
üda de las aldeas guaraníes du-
la Corona y los
* uin""* conflictos internos entrey la fundación de Asunción: la
como tambié" transformaron las rante los primeros contactos después de
tos ¡esuitas recuperaron cantidad de mujeres y los efec-
colonos' Oe est" toÁa' en beneficio de la entrega, de buen o mal grado' de gran
p"il"; guerreras de los guaraníes con la demografía indígena'
tradicionales tos desastrosos de este h"echo en relación
habían consesuido modiricar territorio original y la po-
corona' Pt *;;';;;;'iamoi¿n se debiÓ a que Además, los efectos de la reorganizacióndel
de los indígenas' Esto empeorar la situación en las
progresivameti;;;"; cotidiana
trabajo al separar las lítica de reducciones no hicieron más que
de ordenamiento del las reiteradas expediciones
introduieron nu"Á formas
la Orden de aquellas
cuyo cinco primeras décadas' Sumémosle a ello
del sostenimiento de indios para esclavizar y tendremos
actividades de los banileirantesen búsqueda de
"n'iu"o' pueblos' De este modo' y no sin pena -los para explicar la variante local
producto uotue'á a los la exitosa entonces un cuadro ¡astante completo
Lstanan en absoluto ausentes-' de esta calástrofe demográfica'
castigos que permitió a los
"o'oá'J"t "o fue una experiencia
economía de las reducciones un área de evidente
tinanciera notable en y l-os Prcductos Paraguayos
iesuitas
""" "Jt"t"á la benevolencia de encomenderos del Paraguay termrna-
pobreza' f"to no les franqueÓ
fabulosa (los famosos Tal como dijimos más arriba, la vida económica
de una riqueza que creían de la yerba mate' Este pro-
mercaderes' p'VaOos qu" se había consolidado ,iu girurraot asi exclusivamente alrededor
de los lesuitati' y a todo el espacio pe-
e inexistentes'i't'*ts' rigurosa' una férrea ducto ya se había extendido progresivamente
la base de una conducciÓn Tücumán en la década de 1610'
exclusivamente sobre ruano; al litoral a fines del siglo XVI' al
y a Potosí en la de 1620' Desde Mendoza
cttzala cordillera poco des-
organización;ñyunaracionalestructuraadministrativa.Paralos creíble'qY" lu solidez
del Paraguay' no era Guayaquil e incluso la lejana
encomenderos y mercaderes trabaio de los pués para asentarse en Chile, alcanza
fuera sálo producto del con esta expansión' se asiste
económica de las reducciones Nueva España en el curso del siglo' Junto
exportadas: pasando de
indígenas' ^7 a un crecimiento sostenido de ias cantidades
Del Alto Perú al Paraguay 67
66 La Argentlnr¡ colonlal

cir.<larl. ()tro hecho dominaba la vida social y política de la colonia: las


los centenares de arrobas de fines del siglo XVI a unas 2500 en la ter-
tirrutcs relaciones con losjesuitas -ünculadas sobre todo con el control
cera década del XVII, se alcanzan las 25 000 arrobas en los años setenta
<k: la fi¡erza detrabajo indígena y con el papel de los jesuitas en el co-
y se superan las 50 000 a principios del siglo XWII. Pero este creci-
rnercio yerbatero-, que estallarían, como veremos en el capítulo 7, en
miento en las cantidades mercantilizadas no debe hacernos pasar por
rrn agudo conflicto durante el siglo XVIII.
alto un fenómeno típico de la economía agraria colonial: a medida que
crece el volumen, los precios bajan, es decir que los beneficios no si-
guen la curva ascendente de las cantidades negociadas. Sólo la yerba
Las prcducciones rcgionales en el marco del espacio peruano
producida en las reducciones de losjesuitas, llamada "ca,arniní", de fac-
tura más cuidadosa y de mayor calidad, soporta mejor esta caída de los
Oada una de las regiones se fue especializando en determinadas produc-
precios, lo que eüdentemente no vuelve a los miembros de la Compa-
ciones que, gracias a venqjas comparativas, le permitían expandir su ra-
ñía deJesús muy simpáticos a ojos de los asuncenos. Hacia fines del si-
dio de comercialización más allá del mercado local. Por supuesto, estas
glo XVII, las reducciones también comenzatían a enviar lienzos de al-
ven@as no se refieren únicamente al tipo de productos, sino también a
godón y vacas a los mercados del litoral.
las condiciones de producción, comercialización y transporte. Yerba, ta-
El vino, que había sido importante en otro momento, no pudo hacer
baco, lienzos de algodón, mulas, vacas, sebo, vinos, aguardiente, etc.,
frente luego a la competencia cuyana y riojana y casi ha desaparecido a
irían tejiendo la trama de intercambios del mercado interno colonial en
mediados de siglo. Sólo acompañaríanla evolución de layerba elazúcar,
este vasto espacio. Esos intercambios, tanto los realizados en el propio
el tabaco y los lienzos de algodón de las reducciones de losjesuitas. Los
mercado altoperuano como los efectuados en las üllas intermedias que
ganados, que también habían integrado las exportaciones paraguayas
estaban a su vez conectadas con éste, de donde recibían el metálico, per-
durante los primeros cincuenta años, entran en crisis desde los años
1610-1620, cuando los indios chaqueños -que en gran parte habían
mitían a los mercaderes hacerse de las codiciadas piñas de plata o pesos
fuertes potosinos. En todos los casos, la fuerza de trabajo fundamental
adoptado ya el caballo- redoblan sus incursiones y lentamente arrinco
detrás de estas múltiples actividades productivas era la de los indígenas,
nan a los colonos del otro lado del río Paraguay. Incluso esa barrera
y aun cuando la presencia africana y mestiza se incrementaba a medida
duró poco, yya desde mediados del XWI, los indios prolongaron sus en-
que se acercaba el final del siglo X\¡II, todavía se puede afirma¡ como lo
tradas hacia las tierras másTértiles de la banda oriental del río, contribu-
yendo así ala crisis total del üno y a una inversión del flujo mercantil de hizo el padre Lozano, que "sin indios es imposible gozar", tal como ocu-
ganado que, de ahora en más, correría desde el litoral hacia el Paraguay.
rría en el resto de América hispana. Es dificil evaluar adecuadamente el
peso de estas corrientes mercantiles. En 1689, el gobernador del Tucu-
La ciudad de Asunción, durante mucho tiempo cabeza de la inmensa
mán, Tomás de Argandoña, calcula en 800 000 pesos el lalor de las mer.
gobernación que abarcaba desde el Guayrá hasta las orillas del Plata,
cancías enviadas desde las provincias de ab{o a Potosí; en 1692, otro go-
perdería preeminencia desde la década de 1620 y pasaría ya en forma
inevitable a un segundo plano, manteniendo sólo el comercio de la bernador se refiere a una suma de más de "millón y medio al año"
(recordemos que en esos años una gran estancia de la campaña litoral
yerba mate como vínculo mayor con el espacio penrano. Su aislamiento
espacial la obligaría a dejar una parte relevante de los beneficios del trá-
raramente superaba los 10 000 pesos).
fico yerbatero en manos de los mercaderes santafesinos durante todo Debemos evocar aquí también el problema, bastante debatido en la
este período. Santa Fe era un nexo ineütable y funcionaría como llave
historiografía, de la crisis del siglo XVII. Earl Hamilton mostró el
del paso del coñercio desde y hacia Asunción. abrupto descpnso de los envíos legales de oro y plata a la Metrópoli des-
Se trataba de una sociedad basada en un intenso mestizaje, donde ni
pués del quinquenio 161G1620. Hasta que se conocieron las cifras del
siquiera el muy reducido núcleo de los encomenderos descendientes libro de Michel Morineau, que muestra un cuadro mucho más mati-
de los primeros conquistadores pudo escapar realmente a este intenso zado que el evocado por Hamilton, este abrupto descenso no pudo me-
proceso que se produjo a nivel étnico y cultural; el bilingiiisnro caste- nos que relacionarse con la crisis europea del siglo XMI. Se habló en-
llano-guaraní comenzó a ser un fenómeno extendido a casi toda la so- tonces de una crisis del siglo XVII también para el espacio americano,
tC Lr Ap.ñtlna oolonlal Del Aho Penl al Paraguay t0

lo ctral parecía confirmado por una serie de indicadores internos a la <:6n el ¡'noümiento comercial legal e ilegal, a hacer progresivamente de
economía colonial, aun cuando algunos datos hacían pensar que el Br¡enos Aires un centro mercantil de cierto relieve. La relativa facilidad
área novohispana había sido mucho menos afectada por la recesión. La para alimentar a sus habitantes con trigo y carne cooperaría también
curva de las acuñaciones oficiales potosinas muestra que existe una con- con el lento despegue de la ciudad porteña'
cordancia entre los datos de producción de plata en Potosíy los embar- El rol de Buenos Aires en el vínculo semilegal entre Potosí y la econo'
ques hacia España, tal como aparecen en la obra de Hamilton. En otras mía-mundo siguió girando alrededor de un tipo específico de nexos
palabras, la minería potosina sufre durante el siglo XVII una crisis que mercantiles y, en especial, del intercambio de esclavos y mercancías eu-
parece imparable. Además, a fines del siglo XVII reinaba, en especial ropeas por plata (no tienen "más interés que el reducirlo a piñas", dice
en el sur del continente, una situación aguda de rarefacción monetaria. un documento de 1692, hablando de las mercaderías que se enüaban a
Por supuesto, este fenómeno debía ser relacionado no sólo con el des- Potosí). Además, las campañas de Santa Fe y Buenos Aires se fueron
censo en el ritmo de producción en Potosí, sino también con los signos agregando en forma progresiva a la corriente de vacas y mulas que atra-
indudables de un aumento del tráfico ilegal, es decir, del contrabando. vesaba todo el interior para dirigirse al Alto Perú (Santa Fe también en-
El contrabando generalizado explicaría una parte del aparente misterio vía vacas al Paraguay "a cambio de yerba"). Asimismo, la ciudad porteña
detrás de la falta de concordancia entre las cifras oficiales y legales *em- podía remitir sus cueros en los barcos de retorno que llevaban los me-
barques decrecientes de met'álico- y ciertos hechos, como el aumento tales preciosos. Barcos y navíos que exigían su rancho en el vi{e de re-
del stock monetario en algunos países europeos (por ejemplo, Francia), greso y multiplicaban así la demanda local de trigo, carnes y legumbres.
estrechamente ligado al tráfico ilegal con las colonias, o el fuerte incre- A mediados de ese siglo, la ciudad contaba con unos 3000 habitantes.
mento de las exportaciones de plata hacia el lejano Oriente -centro de Santa Fe no tenía más de 150 vecinos en los años veinte (lo que hace
la economía-mundo- realizadas por la Compañía holandesa de las In- suponer aproximadamente un millar de habitantes) y Corrientes menos
dias Orientales entre f 660 y 1700. Todo subraya la situación de escasez aún, pues Vázquez de Espinosa le otorgó unos 40 vecinos, es decir, dos o
monetaria que parece sufrir el mosaico de regiones ligado a la minería tres centenares de habitantes. En 1679, un testigo le atribuye a Santa Fe
potosina. El resultado de este proceso es una mayor caída de los precios ya unos 270 vecinos; este crecimiento está relacionado con su papel en el
de casi todas las mercancías producidas en las economías regionales. comercio entre el Paragaay, el Perú y Chile. Yerba y vacas son los produc-
tos clave del comercio santafesino y, pese ala caídz de los precios, las
expediciones de vaquerías -en las cuales 50 o 60 hombres pasaban seis
El lito¡alen el siglo X/ll meses de auténtica caza de ganado silvestre, trayendo tropas de 10 000
o 15 000 animales- siguieron siendo uno de los puntales de la economía
En la segunda década del XVII, el humilde villorrio que era Buenos Ai- local. Estas vacas se pagaban generalmente en ropa (en su mayor parte,
res se independiza del Paraguayy pasa aencabezar una nueva goberna- perlana), permitiendo así a los mercaderes llegados de las provincias de
ción, que incluye las villas litorales de Santa Fe y Corrientes. Est¿ dispo. arriba un peculiar comercio triangular: ropa, adquirida en sus lejanos lu-
sición administrativa no hace más que confirmar el desigual destino gares de producción -los obr{es del Perú y Quite, por !?cas y yerba en
futuro de Asunción y Buenos Aires. A mediados del siglo XVII la pri- Santa Fe; mercancías que eran enüadas nuevamente hacia el Alto Perú
mera perdería su papel de ülla más populosa en beneficio de la se- para ser cambiadas por las piñas de plata.l-a idea de toda la operación
gunda, que se convertiría poco a poco en el núcleo urbano más rele- era comprar donde fuera barato y vender donde fuera caro; incluso la
vante de todo el espacio platense. Razones estratégicas continentales plata forma parte de este circuito ya que' al igual que cualquier otra mer-
condujeron además a la Corona a establecer en Buenos Aires una guar- cancía, es más barataallá donde se produce'
nición militar desde 1631 sostenida -como ocurría en el Caribe- con Claro que las cosas no son tan simples como parecen. El tiempo de
un situado [dinero destinado a mantener una fuerza militar] enviado rotación del capital en estas empresas mercantiles era muy largo; esto,
en este caso desde Potosí. Al igual que en el Caribe, esta corriente de más los innumerables azares a los que se veían sometidas en los cientos
plata fresca que llegaba todos los años (o casi todos) contribuiría, junto de leguas de ese extenso itinerario, hacía que las tasas de ganancia
C0l¡ ArO¡ntlnr odonld Del Alto Pertl al Paraguay ti
cuando resultaban exitosas füeran muy altas, per() que los fiacasos y las lftll¿u¡tla, cuyas naves entran en el Río de la Plata en concepto de "arri-
quiebras fuesen también harto frecuentes. Los fleteros de las tropas de l¡¡ulas" ¡nás o menos clandestinas. Se inicia así un momento muy pecu-
ganado que se envían desde Santa Fe a Salta yJujuy (donde invernan) li¡r que ha sido llamado de "comercio directo" entre las principales po
cobran su trabajo en ganado -más del 50 por ciento del ganado efecti- lc¡rcias europeas, que eslán ocupando posiciones en el Caribe que ha
vamente arribado a las dos ciudades arribeñas es entregado como flete; rleiado ya de ser exclusimente español, y el mercado colonial.
y no es raro que capataces, ayudantes e incluso algunos peones ocasio- En este trá.fico los esclavos ocupaban un lugar preponderante, cor: ca.
nalmente se ocupen de internar cortas partidas de ganado a su nom- l0 000 individuos anuales. Los retornos eran realizados sobre todo en
bre-. Después de invernar allí, las tropas deben subir trabajosarrente ¡¡rr:tales preciosos, aunque algunos productos como el cuero vacuno y
hasta el paraje de La Lava, a ocho leguas de Potosí, en cuya feria se re- la lana de vicuña formaban también parte de los envíos desde Buenos
alizará finalmente la venta del ganado restante, ahora sí "a cambio de Aires. Un cargamento de retorno típico contaba con unos 250 000 pe-
plata". Es probable que ya en el siglo XMI se hubiera establecido una !{()s en meálico, unos 15 000 en cueros, unos 4000 pesos en lana de vi-
diferencia entre las mulas que pasan sobre todo por Salta -si bien tam- (rrña, a los cuales se agregaban los 4000 o 5000 pesos de rancho para la
bién hay partidas de vacas- y la mayor parte de las vacas que hacían su tripulación. De este modo, cualquiera fuese la estructura legal en que
tránsito porJujuy. Estos grandes arreos con frecuencia hacían el ca- ()perase cada navío, un flujo consistente de merálico y' en menor me-
mino en forma conjunta por razones de seguridad; los viajes se inicia- rlida, también de productos agropecuarios tomaba anualmente el ca-
ban generalmente a comienzos del otoño (sobre todo para las mulas) rnino del Atlántico a través del puerto de Buenos Aires.
a causa del clima, una vez acabada la feria de mulas que se extendía du-
rante los meses de febrero a abril.
,J t,J.J.J t,J t.J .J.J.J t t t .J
El siglo XVII puede ser dividido en dos períodos en lo que hace a las re- Buenos Aircs y la economía-mundo
laciones entre Buenos Aires y el Atlántico. Hasta la revolución de portu- Ya sea desde Génova, Cádiz, Saint-Malo, Sevilla, Lisboa o Ámsterdam,
gal de 1640 y la captura holandesa de Luanda en 1641, acompañada por las mercancías más diversas, siguiendo distintos itinerarios, toman el
la presencia holandesa en Recife desde 1630, la actiüdad del puerto bo camino de Potosí vía Buenos Aires. Entre 1648 y fines de siglo entran en
naerense fue muy grande, con un clímax en las décadas que van de l60b la ciudad más de 158 naves. Cad el 40 por ciento son originarias de
a 1625. En esos veinte años se han registrado oficialmente en la rada Holanda, un tercio son españolas (navíos del Registro, Avisos, etc.), un
porteña más de 230 naves y es de imaginar que la cifra total, incluyendo 25 por ciento portuguesas, el 10 por ciento inglesas y el 5 por ciento
las entradas semilegales, debería ser superior. En los años que llegan francesas. Por supuesto, cuando decimos que las mercancías "toman el
hasta mediados de ese siglo, entrarían por Buenos Aires más de Zb 000 camino de Potosí" no quiere decir que todas lo hagan. Fn -t 539' ¡".
esclavos, si bien estos datos son siempre objeto de discusión y algunos deudas del Registro [navío mercantil legalmente habilitado] de Francisco
autores proponen una cifra que sobrepasa los 40 000 indiüduos. Este pe- Retana se ubican en un rango que va de un 66 por ciento en Potosí a un
ríodo esrá dominado por los portugueses; Buenos Aires resulta así ligada 5 por ciento en Santa Fe, pasando por el 18 por ciento en Chile y el 10
a Lisboa y Áfnca, a través de Bahía fundamentalmente, pero se percibe por ciento en el Tucumán. Cuando las negociaciones eran exitosas, la
también la presencia de algunos buques holandeses y, por supuesto, es- tasa de beneficio podía llegar a ser muy alta: Acarette du Biscay, un
pañoles. A partir de esos años, los mercaderes portugueses -algunos de comerciante europeo que dejÓ una vÍvida descripción del Río de la Plata
ellosjudíos conversos- pasaron a ocupar un lugar destacado en la redu- a mediadqs del siglo XVll, cuenta que su expedición consiguió un
cida elite de la ciudad y establecieron estrechas relaciones de parentesco beneficio del 250 por ciento. Es obvio, sin embargo, due no todos los
con las familias descendientes de los primeros colonos. Durante el pe- mercaderes que se arriesgaban a estas negociaciones terminaban su
ríodo siguiente (que comienza con la revolución de Portugal en 1640 en periplo de tan feliz manera, pues las asechanzas e incertidumbres de
el marco de la guerra entre España y las Provincias Unidas holandesas y tales aventuras eran múltiples en el largo trayecto Ámsterdam, Buenos
que culmina a fines del siglo XVII), el actor principal en este tráfico es Aires, Potosí, Buenos Aires, Ámsterdam'.J
t2 Lr Argentlne oolonld
Del Alto Peni al Paraguay ül

En 1680, los portugueses fundaron un puerto en la otra bancla clel Río rrrrra ¡rrrtkr fir¡a¡lciar ur¡a parte importante de su estructura administra-
de la Plata, Col6nia do Sacramento, que tuvo, durante casi un siglo, un tiva y rrrilitar. Ella estaba basadajustamente en las actividades económi-
papel fundamental en las relaciones entre el espacio colonial y la eco- r'¡rsrlc la elite local, que tenían en el contrabando uno de sus pilares.
nomía-mundo en el área del sur del continente americano. El tráfico l)c esta forma, la elite mercantil y burocrática -la distinción entre estos
rl<¡s roles es dificil de establecer- continuaría cumpliendo una serie de
semilegal entre ambas orillas y la explotación de los ingentes rodeos de
ganado salvaje -con el objetivo de extraer sus pieles- que abundaban firnciones estatales que resultaban más baratas para la Corona. Si ésta se
en la Banda Oriental del Río de la Plata fueron las dos actiüdades prin- Irtrbiese visto obligada a financiar una auténtica burocracia, la opera-
cipales a las que se dedicaron los portugueses de Col6nia. Hasta que, en ción le habría resultado mucho más costosa. Lógicamente, la contrapar-
1777, don Pedro de Cevallos ocupó este enclave, la presencia portu- tida es un sistema estatal con un perfil y una autonomía bastante desdi-
guesa siguió siendo un dato fehaciente de la vida mercantil de la ciudad
ll{ados. Y ello no era contradictorio con los deseos de las elites locales,
del Plata y, con ella, el contrabando era la realidad cotidiana para los rnuy poco entusiasmadas con la idea de contar con una autoridad en-
mercaderes de ambas orillas. viada por la Corona que fuera fuerte y vigilante.
Pero, más allá de las relaciones con la economía atlántica y el papel
de puerta trasera de Potosí, desde las primeras décadas del siglo XVII la
región comenzó a participar también en los envíos de ganado al Alto
Perú y a Chile. A mediados de siglo se calculaba una media de unas f 0 000
vacas, promedio que se mantuvo, con fuertes altibajos, hasta fines del si-
glo XVII. Lentamente las mulas se fueron agregando a estos envíos reali-
zados desde Buenos Aires, como también desde la vecina Santa Fe, pero
las cantidades de ganado mular son menores en relación con el vacuno.
A Santa Fe, su papel de paso obligado del comercio con el Paraguay
-ganado, üno cuyano y mercancías importadas a cambio de yerba y
tabaco- le otorgaba asimismo un rol primordial en los intercambios
regionales entre el litoral, el camino potosino del interior y la región
de Cuyo.
La mayor parte del ganado vacuno que se enviaba al Perú desde el li-
toral era ganado semisalvaje que había sido capturado en las enormes
extensiones que se desgranaban desde la frontera sur de las misionesje-
suíticas, cuyas reducciones participaban activamente en los envíos de
vacas al Perú, hasta las planicies de la Banda Oriental del Río de la
Primer plano de la ciudadela de Colónia do Sacramento: ,,Carta Plata, pasando por Entre Ríos. Estas expediciones terminarían encon-
Topographica da Nova Colonia e cidade do Sacramento no Grande Rio trándose con los portugueses -desde 1680- y,hacia fines de siglo, tam-
da Prata", del padre Diego Soares, 1731. En G. Furlong Cardiff, bién con los jesuitas. En la banda occidental del Plata también había
Caftografra jesuítica del Río de La P/ata, Buenos Aires, peuser, 1936. El ganado semisalvaje, aunque en mucha menor cantidad: en las prime-
original se encuentra en el Archivo Militar de Río de Janeiro.
ras décadas del siglo XVIII, este ganado ya casi había desaparecido.
Aquí, los indiós de la pampa -que estaban iniciando'su complejo pro-
Paradójicamente, pese a todas las lamentaciones y quejas oficiales, el ceso de arawcanización y que habían domesticado el caballo hacía
contrabando resultaba funcional al imperio. Un trabajo sobre el movi- tiempo- comenzaron a extender su territorio hacia los límites mismos
miento comercial en el Río de la Plata durante el siglo X\|II ha mos- de las tierras ocupadas por los blancos, y se enfrentaron con ellos en
trado cómo, gracias al trá.fico mercantil -fuese éste legal o ilegal-, la Co. más de una ocasión.
ül Lr Argültlna oolonlrl

Existí¿r entonces en Buenos Aires trna elitc burr¡cr:itica y rn(:r(:¡r¡ltil,


propietaria de tierras de pan llevar y con frecuencia también de estan- 3. El Río de la Plata durante
cias ganaderas, que regía los destinos de la ciudad. Entre los habitantes el laqo siglo X/lll
de la villa se cuentan, además, un millar de soldados de la guarnición
que era sostenida con un situado anual que superaba los 120 000 pesos Producción y circulación en un mosaico de regiones
desde los años setenta del siglo XWI, cifra considerable paralamodesta
realidad mercantil de esta villa mediana. Es evidente que tanto la inter-
mediación en el eje Potosí-Atlántico como su papel agroganadero y su
función de plaza militar fueron consolidando el crecimiento econó
mico y demográfico de Buenos Aires. A fines del período, ésta poseía
entre 6000 y 7000 habitantes, más unos 2000 en una campaña próxima Al estudiar los siglos XVI-XVlll, no es posible hablar de "la
cuya extensión hacia el norte llegaba hasta Los Arroyos y alcanzaba Argentina" tal como la concebimos en la actualidad. El mapa
Magdalena en la frontera sur. Es decir que, en cincuenta años, la pobla- futuro de la Argentina aún no estaba en los planes ni en la ima-
ción de la ciudad y de su campaña inmediata se había duplicado. Sin lu-
ginación de nadie. Por eso, cuando hablamos del Río de la
gar a dudas, pese a la humildad de esta cifra, Buenos Aires era el núcleo Plata, nos referimos a un área mucho más extensa que la abar-
urbano demográficamente más destacado de todo el extenso territorio cada por la gobernación encabezada por Buenos Aires. El área
que se extendía hasta Potosí. Le seguían, en orden de importancia, rioplatense englobaba entonces aproximadamente lo que sería
Asunción del Paraguay y Córdoba. a partir de 1776 el Virreinato del Río de la Plata. Toda el área
noñe de ese inmenso espacio regional giraba en torno a la
minería potosina. Desde el siglo XVI, las provincias sureñas del
Alto Perú (Potosí, Charcas, Ghichas, Lipes) e incluso otras un
poco más alejadas, como Cochabamba y LaPaz, habían tejido
estrechas relaciones con las provincias abaleñas, es deci[ las
villas del Tucumán que se desgranaban hacia el suf más allá de
la Quebrada de Humahuaca.

las economías rcgionales del áea fucumana


y los renovad(x¡ nexos con el Alto Peni

A partir de la década de 1740,la actividad minera potosina


volüó a atravesar un momento positivo de crecimiento, que se acelera-
ría a partir de 1760, si bien nunca más volvería a tener el peso que ha-
bía tenido hasta 1620, pues en el siglo XVIII la minería novohispana
ocuparía el lúgar central como primera productora mundial de plata.
Este renovado período de crecimiento de la producción argentífera po-
tosina condujo a una nueva etapa en las relaciones mercantiles y en los
flujos económicos en dirección a la región minera.
Jujuy, la ciudad más próxima al Alto Perú de todo el Tucumán, man-
tuvo vínculos muy estrechos con el sur altopenrano ya desde los inicios
de la colonización. El estudio de Daniel Santamaría muestra en forma
16 HtsronlA pB exÉn¡cr LATTNA
MORSE, Ríchord: "El desorrollo urbono en Hisponooméríca coloniol" en Bethell,L.
Quiá debido a que tradicionalmente se ha venido pensando en Hispano-
américa como un mundo predominantemente agrícola, se ha descuidado hasta
Tomo 3. Copítulo 1
ahora el estudio de su historia urbana. Dos notables excepciones son los libros
del argentino Juan A. GarcÍa, quien realizó un estudio sociológico sobre Buenos
Aires en su etapa colonial -La ciudad indiana (Buenos Aires, 19OO)-, y el
análisis histórico de las relaciones campo-ciudad en Perú -La multitud, Ia ciu-
dad y el campo en la hktoria del Perú (Lima, L929)-, del peruano Jorge Basa-
dre. Sin embargo, lo que acaparó la atención de los especialistas internacionales
sobre la historia urbana hispanoamericana no fueron los aspectos sociales o insti-
tucionales, sino la controversia sobre aspectos fisicos formales. Desde la década

Capítulo L

EL DESARROLLO LIRBANO DE LA
HISPANOAMENTC¿. COL()NIAL
Lr ¡prr URBANA
t'*\L:fidt*-.^.
¡ni'óquia.v*.' P@dúe -
Muzo-..TuñF I
Como ocurre para la mayor parte de la historia colonial de Hispanoamérica, Cat. iSanlaF.Ggomrá
Ua¡. .54ñla Fa G E
el desarrollo urbano regional tiene dos prehistorias: una indígena, la otra espa- / 'Pogvan \
,t -P¿so
ñola peninsular, I-os conquistadores encontraron muchos núcleos urbanos den-
samente poblados en Mesoamérica y, en menor rnedida, en los Andes centrales.
Tenochtitlan, la capital azteca, con 15O.OOO o quizrís 3OO.OOO habitantes, se con-
virtió en la capital virreinal española- El lago Texcoco estaba circundado por
ocho ciudades más, mientras que entre los centros regionales periféricos figura-
ban Cholula, Tlaxcala, Tzin Tzun Tzan, Cempoala, y varios enclaves en Yucatán
y Guatemala. En el Imperio Inca, la capital, Cuzco, si bien carecía de la impor-
tancia comercial de Tenochtitlan, contaba con más de IOO.OOO habitantes y ejer-
cía su dominio político sobre varios centros situados a lo largo del camino real,
algunos de ellos de origen preincaico: Quito, Cajamarca, Jauja, Vilcas, Huánuco,
Bonbón. Estas jerarquías urbanas, a su vez fueron sucesoras de complejos pobla-
mientos tempranos orientados hacia centros como Teotihuacan, Monte Albán,
Tajín, las ciudades mayas, Chan Chan y Tiahuanaco.
Aunque los españoles convirtieron algunas ciudades indias, como Tenochti-
tlan, Cholula o Cuzco, a sus propias necesidades, la distribución espacial y Ia es-
tructura de tos poblados indígenas dejaron una irnpronta aún más decisiva en el
esquema de poblamiento europeo. De hecho, si se trazara la historia urbana de
Hispanoamérica sólo hasta finales de siglo xvr, los elementos de continuidad con
las sociedades anteriores a la conquista merecerían especial atención. A largo
plazo, sin embargo, los preceptos políticos, sociales y económicos de la domina-
ción europea, que implicaban la destribalización, desarraigo y aguda mortalidad Jalapa 3 Celaya
de la población indígena, introdujeron muchos vectores nuevos de cambio. Por Pu€bla 6 Tlaxcala
lo tanto empezarernos por tratar los antecedentes er¡ropeos del desarrollo ur-
bano en las lndias. Los modelos precolombinos y sus transformaciones serán
considerados más adelante.
Ciudades y pueblos de la América colonial española
EL DESARROLLO UR.BANO 17
f8 H¡sroxrA pn rxÉRtcr LATTNA
de 1940, los orígenes de la familiar distribución en forma de tablero cuadricu-
lado con sus espaciosas plazas centrales y arquitectura monumental, ha sido ob- ceder ineütablemente ante las circunstancias, y mientras los legisladores estaban
jeto de detalladas investigaciones. Hoy en día, este tipo de investigaciones sobre al corriente de los precedentes clásicos, el trazado de las nuevas ciudades era, en
el trazado urbanístico de la <clásicar ciudad hispanoamericana ha sido superado. última instancia, una forma de expresión cultural inmersa en el fundamento de la
Del establecimiento de los precedentes formales, se ha pasado a los primeros in- tradición, El urbanismo americano estaba en consonancia con ciertos tratados
tentos por reconstruir el proceso institucional y cultura!. El planteamiento de medievales españoles que, a su vez, eran herederos de la obra de santo Tomás de
tres grupos de hipótesis nos proporciona una aproximación esclarecedora de Aquino De regimine principum. Gabriel Guarda cree, de hecho, que las orde-
nanzas de colonización españolas de origen neoütrubiano fueron menos exten-
nuestro tema general.
samente aplicadas que las de inspiración aristotélico-tomista. En esta argumen-
Primero, algunos han hecho hincapié en que Ia colonización ultramarina es-
tación * presta más atención al urbanismo como expresión de la filosofía social
pañola fue parte de un gran proyecto imperial, hecho posible por la anterior que a las bases funcionales o estéticas del mismo. Se nos recuerda que la funda-
consolidación de España como Estado nacional. El plano cuadricular para las ción de una ciudad constituía un acto litúrgico mediante el cual se santificaba
ciudades, que resultaba impracticable para el crecimiento irregular de las ciuda- uria tierra recientemente apropiada. Ia concepción urbanística era mucho más
des españolas bajomedievales, fue concebido para racionalizar la apropiación del que un mero eiercicio cartográfico. Servía como vehículo para un trasplante de
vasto teritorio ultramarino. [-a disposición geométrica simbolizaba la voluntad los criterios sociáles, políticos y econórnicos, y como ejemplificación del <cuerpo
imperial de dominación, y la necesidad burocrática de imponer el orden y la si- místicor que constituía el núcleo del pensamiento político hispano.
metría. Esta interpretación toma como paradigma del urbanismo español en ul- I-o que comenzó siendo un debate sobre la genealogía de los trazados urba-
tramar el plano rectangular de Santa Fe de Granada, ciudad fundada por los Re- nísticos, se ha convertido en una discusíón sobre un proceso histórico más arn-
yes Católicos en 1491, para el asedio final de los musulmanes del sur de España. plio, de manera que los tres grupos de hipótesis se hacen reconciliables. De to-
Se ha querido hacer remontar las influencias de este trazado hasta la Antigüe- dos modos, ciertas proposiciones han sido rechazadas, como, por ejemplo, la
dad, principalmente a Vitrubio, muchos de cuyos preceptos sobre la ciudad ideal añrmación de que la cuadrícula de origen español fuera omnipresente e invaria-
están presentes en las ordenanzas de colonización españolas de 1573.t También ble, o gue las teorías neovitrubianas y renacentistas italianas ejercieran una ex-
se ha argumentado que los antecedentes de Santa Fe y de las ciudades de las In- tendida influencia, Pero un punto de vista más amplio muestra que el raciona-
dias se encuentran en el trazado regular de las ciudades medievales fortiñcadas lismo imperial de tradición neorromana no era incompaüble con la tradición
del sur de Francia y el noroeste de España. IJna tercera interpretación señala ha- aristotélica ibero-católica. Ambas quedaron entreln-adas desde, pr lo menos,
cia la creciente influencia que el Renacimiento italiano o los planos neoclásicos los tiempos del código legal del siglo xrrr, Las Siete Partidas. Es evidente, ade-
ejercieron sobre la edificación de las ciudades del Nuevo Mundo durante el siglo más, que esta compleja tradición se adaptó constantemente al esplritu depreda-
xvl y posterionnente. dor y populista de la conquista; a los imperativos económicos y geográñcos; y a
Un segundo punto de vista nos recuerda que los conquistadores españoles y la presencia de indios y africanos que, en su conjunto, y a pesar de ser víctimas
los colonos que les siguieron eran absolutos ignorantes en materia de urbanismo,
de altas tasas de mortalidad a c¿usa de las enfermedades y los malos tratos, su-
peraban ampliamente a la población europea. Asl pues, las ciudades hispanoa-
y que dificilmente podrían haber estado al corrientc del origen de los elegantes
mericanas pueden entenderse como un medio de dar forma a la <idea de la ciu-
estilos antiguos, medievales o neorromanos. Sus soluciones urbanísticas eran dad, que, ptocedente de Europa, establecía una relación dialéctica con las
pragmáticas: poblados mineros improvisados y enmarañados, comprimidas forti-
condiciones de vida del Nuevo Mundo.
ñcaciones portuarias, sofocantes aldeas rurales, así como centros administrativos En las postrimerías de la Edad Media, el ideal urbano hispánico surgla de
espaciosos y ordenados. Cuando la situación geográfica y las circunstancias lo una fusión de fuentes clásicas y cristianas, reinterpretadas desde el siglo x¡ir, Sus
permitían, la cuadrícula €ra una solución natural y simple muy del agrado de los principales componentes eran los siguientes: 1) el concepto griego de polis, co-
responsables de efectuar concesiones de tierras de límites inequívocos a colonos munidad agrourbana basada no en un (contratoD voluntario entre individuos,
ambiciosos y pendencieros. I-a amplitud de la cuadrícula y de la plaza había sido sing 9n una entidad *política> de grupos integrados funcionalmente; 2) la no-
compatible con la inmensidad de los territorios recién ganados para la Cristian- ción imperial romana de municipio (civitos) como instrumento de ccivili'zaciónD
dad. Algunos, inclurc aventuran la hipótesis de que esta solución reflejaba la de las gentes vinculadas al ámbito rural, y de las civi¡¿re.r como partes constitu-
magniñcencia de los lugares ceremoniales indlgenas, y E. W. Palm sugicre que la yentes del imperio, más aún, de una <Ciudad de la Humanidad> universal; 3) el
configuración monumental de la Tenochtitlan azteca llamó la atención de los ur- concepto aguetiniano de <ciudad de Diosr opuesto al de <ciudad rerrena>,
banistas europeos por la influencia que eierció sobre la concepción de la <ciudad oposición paradigmática entre la perfección cristiana y los sórdidos descarríos y
idealr de Durero. pecados de la ciudad terrenal; 4) la quimérica visión de una ciudad edénica do-
Por último, se ha argumentado que, mientras los colooos españoles debían rada o paraíso terrenal, que debía ser descubierta en tierras lejanas, o la de una
ciudad futura de pobreza y piedad, que debería erigirse bajo los preceptos de la
Iglesia entre las gentes de ultramar recién convertidas a la hu¡nildad apostólica.
l. Ordenanzas de dcscub¡imiento, nueva población y pacífícáción de los Indíos, dadas
por Felipe II en I 573, edición facsimil¿r del Ministerio Español de la Vivienda, Madrid, 1973.
EL DESARROLLO URBANO 19 2A Hrsrottl P¡ ¡xÉn¡cr LATTNA

Al margen de la visión de una ciudad de oro que albergaban las mentes de En su Tractado de República Il52ll, el trinitario español fray Alonso de
los conquistadores, solamente los juristas, teólogos y misioneros compartían es- Castritto expresa unas consideraciones significativas sobre las ciudades y los ciu-
tos conceptos explícitos de comunidad urbana; pero las premisas en las cualqs se dadanos. Refiriéndose a la crisis de la Revuelta de los Comuneros de 1520-
basaban subyacían en las mentes de los colonos y de los constructores de ciuda- 1521, Castritlo critica tanto los proyectos imperiales eextranjeros> de Carlos V,
des. Este precepto cultural se pone de relieve si se establece una comparación como los excesos de las comunidades que le hicieron frente. Se trataba de una
con los puritanos de Nueva Inglaterra. Las congregaciones puritanas, o <ciuda- tensión entre la estrategia imperial y los intereses locales que ya se había plan-
des sobre una colina¡, sin duda conservaban ciertos principios de subordinación teado en las nuevas poblaciones españolas del Caribe. Buscando un término me-
social de origen medieval. Sin embargo, todas las relaciones, excepto las pa- dio entre el absolutismo y el constitucionalismo revolucionario, Castrillo re-
terno-filiales, eran voluntarias y dependían únicamente de un pacto entre las cuerda a sus lectores que la ciudad es la más noble de las agrupaciones humanas
partes contratantes. [-a comunidad carecía de una identidad (corporativar, en el
y que un reino se componía de ciudades, o <repúblicas¡, sujetas a una jerarquía.
sentido de que era aoterior, o superior, al arreglo contractual de sus miembros. Dentro de las ciudades, los asuntos públicos estaban en manos de aquellos ciu-
Sobre cada una de las conciencias indiüduales pesaba, por tanto, una extraordi- dada¡os más cualificados. De las tres categorías de ciudadanos -caballeros,
naria responsabilidad en la tarea de preservar la pureza del <vínculo marital> en- mercaderes y oficiales- solamente la primera encarnaba propiamente las ürtu-
des cíücas. I-a ambición corrompía a los mercaderes, mientras que los artesanos
tre Dios y la congregación. Mientras sus miembros permaneciesen limpios de pe-
estaban limitados por el horizonte de la necesidad. L-o que temía Castrillo, de
cado, la comunidad era una encamación, no una réplica imperfecta, del orden
manera proféüca, era la confluencia de la codicia de la minoría frente a la indi-
diüno. Además, aquellos que emigrasen de la comunidad paterna podían fundar gencia de la mayoría, lo que pondría en peligro el bienestar de la república.
nuevas congregaciones e iniciar así una relación independiente con Dios. El mu-
nicipio hispanoameric¿no, por el contrario, poseía una ideotidad corporativa en
el seno de un sistema imperial basado en la jerarquización de unidades urbanas y
Le ssrRltrcrl URBANA
de poblados. I-a composición interna de la ciudad consistía en una serie de gru-
pos étnicos y ocupacionales también entrelazados por criteros jerárquicos muy
El proyecto <castellanor de desarrollo urbano no se pr¡so en práctica inme-
tenues. I-a unidad urbana era un microcosmos donde se reproducía el orden im-
diatanente en [,a Española, marco inicial del impulso colonizador español en
perial y eclesiástico miis amplio, y en el cual la responsabilidad de su buen fun- América. I-as primeras ciudades los intentos desafortunados de I-a
cionamiento no pesaba sobre las conciencias indiüduales, sino sobre el buen ar- -incluidos
Navidad y I-a Isabela, fundadas por Colón en su primer y segundo üaje respecti-
bitrio de las elites burocráticas, latifundistas y eclesiásticas. La consecución de vamente, y la subsecuente cadena de centros que cruzaba la isla alcanzando la
una comunidad <libre de pecado) se relegaba a las visiones quiméricas o a las costa sur de Santo Domingo-, fueron erigidas sobre planos inegulares y no se
comunidades misioneras, como los jesuitas y los franciscanos, que actuaban diferenciaban demasiado de las qfactorías) comerciales con que contaban los
como ejemplares o paradigmáticas. italianos en el Mediterráneo o los portugueses en Aa¡ca. El propio Colón se re-
Esta compleja üsión de la comunidad urbana deriva de la propia evolución fería a menudo al ejemplo portugués. Dos años de experiencia demostraron cla-
institucional de la España medieval. l"a organización municipal de tipo (comu- ramente dos cosas: en primer lugar, que la costa sur era mucho más favorable
nalr sólo esüi presente en el norte de España, a lo largo del Camino de Santiago, tanto Para las comunicaciones con la Península como para el control del interior
dando así respuesta, desde el siglo xr a las necqsidades de los üajeros de allende y el enúo de expediciones a Tierra Firme: en segundo lugar, se hizo eüdente la
los Pirineos. L-a experiencia municipal que habría de conformar la colonización inüabilidad social y económica de utilizar la cadena interior de factorías como
ibérica de ultramar no tuvo su origen aquí, sino en el centro de España, durante fuente de tributos. I-as ruinas de I-a Isabela, abandonada desde 150O, eran, hacia
la lenta repoblación de las üerras arrebatadas a los musulmanes. El ténnino <bur- la década de 1520, una confortable guarida, cuyos belicosos habitantes tenfan
guésr, con sus implicaciones comerciales, se empleaba raramente en la meseta fama de recibir a los incautos visitantes cortándoles la cabez.a sin siquiera quitar-
leonesa y castellana, y no figura en Las Siete Partidas.I-os habitantes acaudalados les el rcmbrero.
de las ciudades erian normalmente denominados <ciudadanor (civrs), vecino u Nicolás de Ovando, que fue destinado como gobernador a Santo Domingo
omo bueno- La repoblación fue encabezada en un principio por monasterios o para remediar la torpe administración de la primera década, llevaba instruccio-
por individuos, a menudo supendsada por la corona. Más tarde, el control sería
ejercido por los concejos municipales de los anteriores dominios árabes, por las
r¡es
!e fundar nuev¿rs poblaciones teniendo en cuenta las condiciones naturales y
la distribución,de la población. También se le ordeuó que en adelante los crisl
órdenes militares y por la nobleza. Ciertos grupos de colonos libres recibieron tie- tianos fueran concentrados en municipios, pauta que marcarla el precedente
rras con determinados deberes y priülegios. Fracas<í el desarrollo de un sistema dc la segregación de las <villas¡ españolas respecto de los <pueblos>-indígenas.
municipal <@munalr plenamente floreciente. I¡ administración urbana que re- Ovando llegó en abril de 15O2 junto con 2.5OO colonos. Cuando después de dos
gía las actiüdades rurales quedó ceñida al marco estatal. I-as ciudades eran unida- meses uri huracán destruyó su capital, la reconstruyó en la orilla derecha del
des agrourbanas, donde el sector comercial, predominante en el noroeste de Eu- Ozama para mejorar las comunicasiones con el interior. El plano de la nueva
ropa, debía rivalizar con intereses militares, eclesiásticos, agrícolas y pastoriles.
EL DESARROLLO URBAN' 2t 22 Hrsron¡A DE lMÉRrcA LAT¡NA
ciudad fue el primer ejemplo de un trazado geométrico en América. sin más tar- tas de procuradores de las ciudades sólo se convocaron esporádicamente a lo
danza, ovando ideó lo-s para uná red de <villasr en I¿ Española, largo del siglo xvr en Hispanoamérica. En la práctica,
-patrones
quince de las cuales recibieron los blarcnes reales en f SOA. nfgunas se situaron -utho -ár p"r"
el procurador convertirs€ en representante municipal en "ralas "n"ar
cortes. podía de este
en el oeste y sureste para controlar el trabajo de los indíge"*;?io, fueron modo eludir la burocracia y gestionar directamenie frente a la corona ros reme-
em-
plazadas cerca de los depósitos auríferos o ,orr., adeciadas al desarrollo de la dios para sus quejas.
"r, Domingo *"l.Lp¡t"l y.también
agricultura y la ganadería. I-a ciudad de santo [-a acción protagonizada por Hernán cortés y sus compañeros al negarse
gl pyelo más importante. Allí confluían las ruaas que se dirigían hacia el oeste y a
reconocer la autoridad de su inmediato superior, Diego vetázquez, al dar co-
hacia el Según parece, ra cif¡a promedio q,r. ;" ñ;drl" mienzo a las campañas mexicanas, es un clásico ejemplJde cómo las elites muni_
era de 50^norte.
vecinos- Algunas ciudades arbergaban un "o.hópital, r.grin.rrr"una ciudad
pranifica- cipales podían, llegado el caso, elegir un caudillo a iravés del cual entraban en
ción regional de asistencia médica. como-coordinador del relación vasallática con el rey. I-a llamada <primera carta! que cortés envió
los empla'qmiento urbanos, controlaba ros nombramientoiór.ñ-o"*¿"
escogía
desde veracruz el 1o de jutio de-.15r9
la disposición de los csolaresr entorno a las plazas.
municipales y fijaTa
Yelázquez había enviado la expedición sóloén{irigrq a ra corona, dtía que, aunque
busca de oro y había ordenado la
Al finalizar su mandaro, ovando gobemiba sobre una pobración europea de vuelta inmediata a cuba, <que lo mejor que a todos no. p"."áí. eraque
en nom_
e-ntre 8.0oo y 10.oo0 habit4ntes. Había apuntalado las bases bre de v¡¡estras reales altezas se poblase y tunoase allí un pueulo enlue
de una economía regional integrada y promoüdo la isla
fri. desarrollo
"r justicia, para que en esta tierra tuüesen señorío ...r. Cortés hubiese
p"r" i"
exploración del caribe. En er momeñtó ¿e su regreso a España""-o f,r"l"r"*u
en 1509, sls ph- y era contento> de design-ar_los <alcaldes> y <regidores, que a ,u
aecíalué <le placía
debían
nes no se habían cumprido. No se habían conJtruido *-itto, apropiados y
su
nombrarle máxima autoridad judiciar y <alcarde ñr.yo.r, cámpt,etándose """ así er
decisión de abolir el ineñciente sistema de recaudación tributaria, eliminar proceso de legitimación.3
los
cagqu€s y distribuir los indios a los encomenderos, ras mi".sl tatrona, preci- Estas dos vertientes del gobierno de la ciudad justicia administrada por
pitó el dern¡mbe de la alcaldes o,magistrados y el <regimientor en manos -la de los regidor"r- t"nr.r, ,*
-población aborigen. Hacia mediados'der siglo xvr, ros
asentamientos estaban desiertos precedentes en castilra. F.n el siglo xrv, ra corona había conse"guido
y la rutá norte-sur que habían establecido los refrenar ta li-
hermanos_coló-n prevalecía-sobré er pran de integraáó" *t"-""ri. proyectado bertad_ municipal convirtiendo dichos oficios en prebendas
por ovando. Ello llevaría a la evacuación de las póblaciones cipio, la corona controlaba los regimientos 1.ága[asr). En prin_
¿et norte y oeste en pe¿ irá?i" .
1605-1606 y la cesión der sector oeste de I-a Españora a ros franceses. "-e.i""rros, á"1 t Át"¡"1
los colonos en materia de justicial Dada la inmensidad ""í""rioir",
ra diversi_
En c-upa,_ el gobernad_o-r grggg Velázquez escogió siete át ói"""r urbanos, dad de circunstancias concretas_que se planteaba" ." ;i ñ;;;;-üúrrdo,
ronla et incapaz de implantar el iistema casteilano, üéndose
lu
cuyo establecimiento en l5r l-1515 obedecía, como én el caso de Ia r"ii¿" "o-
al aprovechamiento de los recursos económicos regionales. A diferencia Española, varias fórmulas intermedias con tal de reconciliar sus i"t"r".r.-*" a aceptar
de los de los
S*to- Qomi{rSi, I-a Ha!a11 conquistadores y los colonos. Aunque el municipio r.
_fue
despt¡zada de Ia ,* a la norte, después mento inserto en la estrucrura der "orr""ui"---o un ere_
"o"-t
que el descubrimiento de México aclntuase la importanci.
¿"-i"-Ltu marítima -Eitado,
y a pesar de estar el cabildo parciar-
del norte. con el tiempo, La Habana superarra a Santiago, r. 1:1: T:""."tizado,.la idea regatista dejaba aüi"rta ru páriuiiia.Jáe conceder
anterior, y regrmrentos a perpetui¡tad. I-os cabildos gotaban de una ionsiCerable
se o:nvgrtiría en punto de encuentro de iodos ros convoies ".pii.r ar caribe. durante los años inici{e1, autonomía qi. no perdieron autonomía
En la fase caribeña de ra conquista, se produjo er triúnfo".p"áoL.
de h unidad muni- .q;.rios áuitdos m:í.s
cipal como instrumento agrourbaño de corónización, y ra distantes aún después de imponerse tas más altas estructuras
de ovando der gobierno rear.
por la corona en las instrucciones q". ";p;;i" El cuarto libro de ta obia de Bernardo de Vargas M;;;;,';;;rimentado
3^",I1.t^o.:: ::¡€nta én ilil hizo llegar a
redranas Dáüla para la colonización de la castilla de oro.2 para entonceg
obstáculos para el establecimiento de una próspera red de *nt.*
los nl*T:"'j"|)H:,xT1?X:f:i:,::;:i;iffi
Lon manifies- colonos deberían convencer a ros indios de sus intenciones
tos: ausencia de una red üaria uülizable, r¡pia" agotamiento de pacíficas, al mismo
los recursos mi- tiempo-que regatear los-términos ae la pi. y
neros, diezma de la población indígena y átractivo de las expediciones explotar las rivatidades tribales en
a tierra beneficiopropio. Debería arentarse a r"r'in¿ío. para
ñrme- I"os inconvenientes de haceid"prid"r la planificac¡oriae toaa que construyesen casas ade-
una zona cuadas a lo-s propósitos misioneros. r.a c¡u¿aá
de la supervisión directa de un funcion'ario al servicio de la corona debería situarse en er centro de ra
también eran zona para facilitar ras incursiones militares y
evidentes. Tanto en cuba como en La Española, las asarnbú;á; procuradores el aprovision"-¡"nt".-o.bería asi_
empezaron muy pronto a hacer valer sus prerrogativas municipalei.
que la corona se opusiese siempre a la conblidaclión de
A pesar de
t ..áilrtado, las jun- 3. En J. B. Morris- ed., S L.eners of Conés ro rhe.emperor,_Nueva york,
"" l9ó2, pp.
[existen varias ediciones en-castellano_; pá.u.r,.,*iá hemos urllizado rr"-]iróor,cs, l_29
de la Conquista de Mérico, Madrid. lsS't pp. Cartas
2' Instrucción real de I 5 t 3 a Pedrarias Dávila, <Ynstrucción para el governador de Tie- ;_i;ill
4' l-as instrucciones de B. varg.s M'.itr"L
r1a F!rm9' la qual se le entrego 4 d9-agosto oxr¡', -y a ios_run¿a¿ores de ciudades se €ncuentran
M. Serrano s;.r"14; orígenes de Ia en el übro 4 de su M,icia v descripciSi-ic-tiii"at"i(tsesl,
zr"i..,
M";.ü, iiü.
dominación española en AmZrica, ¡,taár¡a, f 9lg, pi. "n cclxx-xcr.
EL DESARROLLO URBANO 23 24 HrsroRtA oE mÉn¡cr LATIN^r

mismo estar situada en un lugar llano y despejado, evitando las hondonadas pelF de los europeos, y haciendo la vista gorda cuando, de vez en cuando, cometían
grosas, y cercano a los lugares de abastecimiento de agua y leña. Para funda¡ una alguna ratería- <Así se satisface al indio, se le controla mejor y presta el doble de
ciudad, el jefe español y el cacique indio debían erigir un tronco de árbol, y el servicio.r
caudillo debía hundir su cuchillo en la madera y proclamar su derecho a gober- Por supuesto, la experiencia histórica inspirada en las instrucciones de Var-
nar y dar cast¡go, al tiempo que se imponía la condición de que la ciudad debería gas Machuca no demostraba siempre un grado de formalismo y premeditación
ser reedificada en un lugar más adecuado. A continuación declaraba: tan elevado. E,n el informe de un jesuita fechado en 162O, se afirmaba que la
fundación de Asunción en la década de 1530 se había llevado a cabo <más por
Caballeros, soldados y compañeros míos y los que presentes estáis, aquí señalo matrimonio que por conquista>. Se narra cómo, al remontar los españoles el
horca y cuchillo, fundo y sitio la ciudad de Sevilla, o como la quisiere nombrar, la curso del río Paraguay, los indígenas
cual guarde Dios por largos años, con aditamento de reedificarla en la parte que
más conviene, la cual en nombre de su majestad, y en su real nombre guardaré y les preguntaban quiénes eran, de dónde venfan, adónde iban y qué querían. Los es-
mantendré en paz y justicia a tdos los españoles, conquistadores, vecinos y habi- pañoles se lo dijeron. [-os indios respondieron que no debían ir más allá y que les
tantes y forasteros y a todos los naturales, guardando y haciendo tanta justicia al entregarfan a sus hijas para hacerlos parientes suyos porqu€ parecían buena gente.
pobre como al rico, al pe4ueño como al grande, amparando las viudas y huérfanos. Este trato satisfizo a los españoles y permanecieron allí.s

Entonces el caudillo blandía su espada, desafiando a duelo a cualquier posi- Sin embargo, la obra de Vargas Machuca pone en evidencia tres aspectos:
ble oponente, abatía algunos arbuslos para tomar posesión, y ponía la comuni- primero, los amplios poderes discrecionales que disftutaban los caudillos y el
dad bajo la jurisdicción real. Hecho esto, se levantaba una cruz en el lugar donde principio jerárquico que regla su relación con sus seguidores; segundo, la omni-
se construiría más tarde la iglesia, se celebraba una misa para impresionar a los presencia de la autoridad real y eclesiástica en cualquier nueva empresa munici-
indígenas y se anunciaban los nombramientos del cabildo designados por el cau- pal; tercero, el papel de los centros urbanos en la apropiación del territorio y el
dillo. reclutamiento de los indígenas para atender las necesidades económicas de los
Después, el caudillo debía tomar juramento a los jueces para que mantuvie- colonos y para servir a las intenciones políticas y <civilizadorasr del imperio.
ran el orden en nombre del rey, y los soldados que fuesen a residir allf deblan Con el paso del tiempo, el liderazgo personalista cedió al control de la elite mu-
dar su palabra de proteger a los habitantes de la ciudad. Entonces se construirían nicipal, ejercida con frecuencia desde fuera del mecanismo formal del cabildo.
cabañas y tiendas proüsionales an la pleze, que debía ser rectangular, aunque En cierto momento, los historiadores conünieron en la idea de que esta sobera-
adaptada al terreno. Desde la plaza deberían trazarse ocho calles de 8 m de am- nía oligárquica regional, refortzda por los <csbildos abiertos> en épocas de ten-
plitud, de manera que se formasen manzanas de óO por 75 m, divididas a su vez sión, conürtió al municipio en el único ¡imbito donde los criollos llegaron a de-
en cuatro parcelas. I-a iglesia, el cabildo y la prisión se situarían alrededor de la sarrollar su autonomía. Este punto de vista tiene en cuenta la considerable
pleze, asignándose al caudillo y a los principales funcionarios las parcelas restan- autonomía de que goaba el patriciado local en las áreas periféricas, pero exa-
tes. Tras delimitar los solares para la construcción de los conventos, hospitales, el gera la discontinuidad que pudiera existir entre la base social y la superestructura
matadero y la carnicería, el caudillo debería parcelar las tierras para ¡os vecinos. del gobierno. Es cierto que los criollos ocupaban puestos de autoridad en el seno
I-os caciques indígenas suministrarían entonces los trabajadores necesarios para de la burocracia real, y también que las propias ciudades no eran enclaves her-
la construcción de los edificios públicos, la nivelación de los espacios abiertos y
el cultivo de plantas, bajo la ügilancia de los españoles armados, quienes necesi- TéJr1ot'sino puntos de tensión entre las ambiciones locales y el proyecto impe-
rial. Es decir, las pretensiones sobre un territorio de aqueüos qué quedan apro-
tarían una ernpalizada para refugiarse en casos de emergencia. I¿s residencias de piarse de sus frutos y del trabajo indfgena se enfrentaban a las pretensiones de la
los europeos deberían estar comunicadas mediante puertas traseras o mediante Iglesia y del Estado, suavizadas mediante prebendas y franquicias, que trataban
corredor€s, protegidos por muros bajos para una eventual llamada a las armas. de ganarse la condescendencia de las elites y así absorber la unidad agrourbana
I.a ciudad desplegaría soldados para el reconocimiento de los alrededores, en- dentro de un esquema imperial.
cargados también de conducir los poblados indígenas bajo la tutela de los cristia- cuando se define la sociedad y la economía colonial hispanoamericanas
nos, evaluar las posibilidades económicas y elaborar informes para el cabildo, como arcaicas y resistentes a los cambios, se olvida frecuenteménte que, tras la
que también debían hacerse llegar a los oficiales superiores. El resto de los con- fase caribeña de la conquista, unos pocos miles de españoles fijaron, én el plazo
sejos se refieren a la colonización de nuevos centros a partir del núcleo original; de dos generabiones, el modelo urbano de un continiot. y
la asignación de encomiendas según los méritos de los españoles y la disponibili- perdurado en gran medida hasta nuestros días. Hacia 1548, -"áio, y que ésie ha
se habian creado
dad de los indígenas; la advertencia a los caudillos de que, por más que tuvieran centros de control urbanos, tanto en la costa como en el interior, desde el alti-
derecho a un cuarto de las tierras, no abarcaran más de lo que pudiesen apretar;
y la necesidad de estimular el interés de los indígenas permitiéndoles la celebra-
ción de mercados semanales, alentándoles a producir los artículos de consumo
5. <Informe de um Jesuíta anónimo>, en J. Cortesáo, ed., Jesuíras a bandcirantes no
G uairó ( I 549- I 64O ). R:ío de Janeiro, 195 l.
EL DESAX,ROLLO URBANO
25
plano mexicano hasta chile- Muchos de
eüos ahora son conocidos como capita_
26 H¡sroRrA or errÉnrce LATINA
les de naciones modernas: ciudad ¿.-véri.o,
de emplazamiento en t67L),_Bogotá,
ci"¿; J. ii;;;má (que cambió tos incompletos, ar término de dicho período,
aulio,_t-i^^, uiii,Á.ric¡o., y Santiago. más de 50o vecinos, er número ae vácinos se
éstos indican que en centros de
caracas fue tundada-71_rsíí2,
-i:"iii qr" Buenós d;;i"-il; definitivamente
en 158O, tras haber sido una población mientras que aque*os de roo a 5oo vecinos habían
ha increm"rrtiJo en 6,2 veces,
vasto alcance del modelo de poblamiento
áe carácter.f-.- á" 1535 a 1541. El parte' EI crecimiento regular iba acompañado, il;;;;;ro una tercera
refleja l" rr"é"i¿"Jáe los colonizado- en r".
res de contar con centros de-contror res' de servicios, manufactura. y .""uño, naturales. "".rtio, üurocráticos mayo_
f"r. r.. in",r..iorr"sJ, ü,]"* ¿" mano de
obra indígena y tributos. Sin indios, ¿iie tico tuvo lugar en los puerros más favorecido, El crecimiento más dramá-
er rlfnín t r... ras prime_ mineras (porosí, oTro, Mérida en Nueva
(I-" H";;;;;'é"lUo¡, ciudades
"" "ll"á¡.J.
ras experiencias, en las rndias españolas se abandona."í
rár-.ij.ves comercia- agrícotas (Arrisco, eueÉtaro, Santiago de r",
Granüa, ¡;;tñ ñoto.q, y centros
les, que caracterizaron ra expansió.r .rr-urtrarrrar ü"iü¡. i"rlü¡ii"¿"s
de portugueses, ingreses y ho_ cas, sin embargo, tendieron a repeícutir económi_
landeses, y se potenció la. apropiació" áit*.
de los récurso-r
-¡rr..o. y agrÍcolas.
*r.-.tiJ'" .r;uJ';;;"".r o bien a
orientarse hacia er proyecto mercantilista españot.
En palabras de Constantinó Biyle: Er modero rriL""rro más amprio
se definió, por aquel entonces, más
coÁ-un <esquema> de ciudades que como
complejo de (sistemasr urbanos interconectados.T
I-os conquistadores semejaban ros regionarios La estrategia municipar p""a
campañas se converrían en córotros,
de Roma, que ar retirarse de las de los recursos se inspiró en ros prin_
;;;;¿1;artidas
¿iitn t" en premio "propi"ir"
cipios tegares romanos, .ec,rper"dos;n h E;p;;üjá"eñe.l:f
en arraigar eüos en ras provincias, en
¡";; j;;-d* ;;;ffi;"áe
de s's trabajos militares. Er branco "o"-er
pueblos esruvo dominio público del privado,.onn.ie"áo a la que separo er
fund¿,r medios de vi_
corona, más que ai ,ey en calidad
ür con desahogo, como en Espaaa. De ahí que "¡"á.0*, de señor feudar, el derecho de disponei
no "" "grñ¡ise
,r;;i";?"; en las cosras: que tierra, por cmerced .Tl"
d" ro"."",rr,o, incruyendo ra
las más de sus fundaciones sean
donde ¡" r".,iriJli'¿el suelo les per- -" "g.."ú"- ür.-afirmacion de"",iáJr,
la porítica idearista ini-
mitiera amplia compensación de-"¿¡Lr.¿neás, ciar apareció en una cédura ¿é tsts q"e-asignaua
sus anáanzas. Er reparto, pues, de tie¡ras
vecinos tue de necesidad: compteml"i" entre ros banos a perpetuidad a ros colono"y J", ti;;; ¿"lüiü y sorares ur_
i"aq""r"ui" aJ'ñiiililr"." rr"."aeros n.en mayor o menor cantidad
según ta disposición de cada o¡ro
f,ur" *iiinarto.n. ü;ilü-;*idera
dad municipar como agente distriüutivo la uni_
Como expresaba el cronista f-ópezde Gómara, <quien y.ac.enlría las impricaciones poríticas
totalmente, y si ra tierra oo es conquistada no coloniza, no conquista sociales de la corona. Dichas implicacione's y
sus ha6,¡t"oto .ro ,"J' convertidosr. habrían o. or'o", prr-
Así pues, la colonizaciot r" sonalista y devastador ¿e la co¡ánizacláil ""¿Jr.iüil
ar, ,rrr" tarea de <urbanización>, es de- y el tiempo tuvieron que rivalizar
cir, una estrategia de poblamiento "oon".tiu
encamiiada a.la .p-pr"áJ" át ros recursos y """
v económicos á"'lá propi.
a la implantación de una jurisdicc¡on.
ü-urua"¡r""¡8",'"" ,,rl]r,¡¿o demográ_
::rf:iffiT;::cales "o.o^.,"
al formurarsu porítica
fico m¿ís simpte I'a legislación esp_añora aportó los fundamentos
para tres tipos principales de
-entendiáa ""ilüi";L9¡9o", de población que crecen más
rápidamente que las zolas a$vace"r""r:,
.r difícilment! para ros si-
concesión de tierras. L-a priméra o..1"
.""jt"hción>, ;.d;"éi; cual se conce_
glos xvr y xv¡r' incruso si se [áita dían poderes a un cabeza de expedición-plra
ú;i;;;"
tes en Hispa¡ioamérica. para empezai, -ü
",r-iid""ur"
a ras ciudades ¿e .urop"os existen_ durante cuatro u ocho funoar ciudades y distribuir tierras
*.rrrtos efectuados en ra época to_ "nor,-."g.i;
segunda era una concesión
.iJt-ál"rp.oceso de ocupación efectiva. I-a
¿" ñ"*r ¿i acuer¿o
FlüT""H'*:".i.!::t?,::**iJ::'ffi i¡;:*i::i,x*i**l
dores) y transeúntes q."t""to¡, ;;;-"¿;;ormemente
de un lugar
a otro ra re_
códigos promulgados:.por ejemplo,i";l;;
propietarios en ciudado
""Á"testu.dadores ¿e """]á-ot¡p"rado
la presencia de at men_o-s ry.*ilt""ü, q". r.r*-" tuJ;á;J;ían
en los
ra ciu¿áJ no podían ser
garantizar
l¡ación vecino-morado'res. por'ótra p;;; ; h época en que se establecieron i". nuevas ciudades que se tundaran
las altas jerarquías urbanas, I. p"bü; allí ?.o;;il,;;;l;;
deblan ocupar 4 lesuas y,distar
s bg;rá.ios centros preexistentes. Más
i"'arg."" y urbana- había sido medida que er tesoio ."ár se tarde, a
diezmada de tal manera_que roi c¡terios
zacióa carec.ran de sentidb. Si"
corriir,to -rural
¿" *uáü"ñ y desurbani_ nr"
ciudades y a lo rargo de_ras carrei;;ñ;i" q,re I.s mejores tierras cercanas a
"gJ,."¿ál ocupadas, ras
estableciendo índices valorativos"m-b;;;, irtilir"rr¿oi";;;;;ñ disponibles y vez más el valor de cambio ¿" la corona favoreció cada
¿. lis'func¡onqs urbanas, es posible extraer ru ,iL.." .lü" su varor de uso. En una
ciertas conclusiones a_c9rca der desarrorio-urbano-¿urante l59l' que ots caodequf o"""*i""-uri";;;""" cédula del
p"riooo compren_ blan sido concediáas a nadie ttuu¡.r, agraria>, ras tierras que no ha-
S9:-"-l1T-.t58o
xco
v 1630- rpr.r"¿"-¿".""ii J1"""r h pobración
central disminuvó desde cerca ¿e ¿os
"i
'.p.1¡-l¿"rrente
ind.ígena der Mé- en un tercer tipo de disposiciones, á...i.ti. a.ra corona, segrfur se estipulaba
la
Too.ooo). Durante ái"rr" p"o"";i;p;# -¡11"".. rrlrt unos bildo podía conseguir ¡á r"".".¡ltá#;"erua-por subasta. tncluso?tonces, un ca_
ciudades administrarivas crecen más tiempo, parece ser que tas grandes en c¿rso de uná subasta, aparecer á. h tierra como lrersona jurídica o,
üeprisa que ras pequeñas. Admitiendo da- como un simpre postor y rediitribuir
tierra libremente- Er ideai que entonces Ia
r"
Bayle, Los cabildos seculares en la América Española, Madrid, 1952,
""."". -".r,rrrno en un principio, de estabrecer
oo. rl-rol""ttantino 7 ' Véase J' E' Hardoy y c. Aranovich, <urbanización
en América Hispana entre r 5g0 y
,l':i::'f."i:iííít":::Xll:;{":f;S.gi:;#^iE;;i,¡.*'iEirnE)iüi,¡,"^t¿,ác",'-
27 2A HrstoRrA on e¡¡Én¡ce ¡.,rT¡NA

colonias agrícolas independientes, fue eclipsado por una concentración latifun- Se practicaba el comercio en tres niveles. Los quince rnercaderes más impor-
dista en posición de privilegio frente a los recién llegados y los no propietarios. tantes importaban tejidos finos y modestos obietos de lujo desde España. Estos
I-os ingresos que esperaba obtener la corona mediante la venta de las tierras no mismos mercaderes, juoto a otros menos importantes, comerciaban por toda
llegaron a recaudarse totalmente, dadas las dificultades para realizar un plano y Nueva Granada, sirviéndose de los 30 caballos y mulas coo que contaba la ciu-
un desünde sistemáticos de las tenencias, y también al hecho de que los jueces, dad para exportar prductos agrícolas y ganaderos, ftazadas, sandalias, artículos
formados en el derecho justiniano, eran reacios a dictar noÍnas que amenazasen de piel y harina. Dos veces por semana, los tiangues abastecían un mercado local
la propiedad absoluta. En una segunda <reforma agtariar, la corona intentó, me- de productos locales y de las fraeadas de algodón y las cerámicas que confeccio-
diante una <instrucción de 1754>, recuperar el control de la venta de tierras y naban los indios. Se han descrito sistemas análogos en Nue España. Las prin-
<composicionesn, prescribió una política indulgente ante las reivindicaciones de cipales ciudades de Yuca&in contaban con mercaderes que actuaban sobre largas
los indios, y exigió la legalización de los títulos de tenencia obtenidos después de distancias, generalmente inmigrantes bien relacionados con los encornenderos;
1700. Sin embargo, para entonces los arreglos territoria¡es establecidos por los con comerciantes criollos o, a veces, mestizos que abastecían el comercio local y
trataban con el campo; y con tratantes, normalmente mestizos, indios o mulatos,
cabildos ofrecían una fuerte resistencia al cambio.
que traficaban con las comunidades indígenas. También el comercio de Queré-
La fórmula que perduró, de hecho, no fue un proyecto unitario y rígido, sino
taro operaba en,tres niveles: el primero en manos de agentes de Ciudad de Mé-
toda una serie de alternativas. Muchas fundaciones no pasaron de s€r meras ten-
xico, el segundo actuaba en el ámbito provincial y proporcionaban créditos a la
tativas efimeras debido a una elección desafortunada del emplazamiento; a de-
industria y a la agricultura, y el tercero suministraba a la ciudad el género al por
sastres como terremotos, erupciones volcánicas o enfermedades; ataques indíge-
menor.
nas; recursos naturales y posibilidades económicas insuficientes; o simplemente En el caso de Tunja, el estado rudimentario de la manufactura y de las finan-
el señuelo de nuevas prospecciones. Los fundadores de Jauja, en Peni, estipula- zqs y la orientación agrícola del patriciade sugieren que el comercio era secunda-
ron que su primer asentamiento sólo sería ocupado hasta que se encontrara otro rio en la deñnición funcional de la ciudad. Fueron más decisivas las directrices
más conveniente. Algunas ciudades fueron fundadas seis o incluso más veces. de los vínculos políticos y de control. t: jerarquía social, representada en el es-
Nueva Burgos, en Nueva Granada, era una verdadera ciudad portiitil, transpor- tilo arquitectónico basado en círculos concéntricos de T"nja, simbolizaba otras
tada a lomos de sus habitantes de aquí para allá, en busca de un lugar donde los jerarquías, extendidas en el €spacio, pero centradas siempre entorno a la plaza.
indios les dejaran cultivar sus campos en paL Algunas ciudades se convirtieron I-as funciones políticas se corespondfan sutilmente con los tres niveles de la ac-
en manzanas de la discordia entre caudillos rivales, que se arrebataban su control tividad comercial. En primer lugar, Tunja era un punto de equilibrio precario
de unos a otros, redistribuyendo las tierr'¿s a sus respectivos favoritos. Otras ciu- entre las reivindicaciones y favores de la Iglesia y el imperio y el separatismo de
dades tenían jurisdicción sobre territorios mucho más vastos de los gue eran ca- los encomenderos, muchos de los cuales descendían de los soldados amotinados
paces de poblar. Buenos Aires tenía pretensiones sobre gran parte de los territo- que siguieron a Pizarro. Si bien nueve de las mayores encomiendas pertenecían a
rios actuales de Argentina, Quito sobre la totalidad del moderno Ecuador y la corona, Do era menos cierto que los encomenderos de Tunja representaban el
parte de Colombia, Asunción rcbre un radio de más de 500 km. patriciado rrás poderoso de Nueva Granada, siendo los ttnicos capaces de resis-
El estudio realizado sobre Tunja en el siglo xvur, muestra cómo se desarrolló tirse serianente a las recaudaciones de impuestos reales de la década de 159O.
el plan de poblamiento y se ramificó hasta consolidarse.s Fundada en 1559, En segundo lugar, la ciudad era la base administrativa de las ciudades coloniales
Tunja fue la segunda ciudad de importancia de las tierras altas de Nueva Gra- de su entorno, distando algunas de ellas 150 km. En tercer lugar, Tunja era el
nada, sólo superada por Bogotá. En el acta de fundación, se justificaba la elec- c€ntro de control de 16l encomiendas, que comprendían poblados de 80 a
ción del emplazamiento porque contaba con <caciques e indios y tierras disponi- 2.0O0 indios.
bles para mant€ner a los españoles¡. En 1623, la ciudad tenía 476 edificios, Tunja ilustra claramente la manera en que esquemas de dominación sobre-
incluyendo 20 iglesias y conventos, pero solamente 7 <ediñcios públicos o indus- impuestos podían interferirse, produciendo unos patrones de colonización orde-
trias¡. [¿ población ascendía a 3.300 varones españoles adultos y una cifra inde- nados jerárquicamente. También revela dos aspectos de la historia urbana de
terminada de indios, negros y mestizos. El funcionariado procedía de las 70 fa- Hispanoamérica interétnices y actividad comercial-; esas eran las
-relaciones
claves no sólo de la sociedad urbana sino también en la formación de modelos de
milias de encomenderos que ocupaban ostentosas residencias con cubierta de
tejas y doble planta rodeando patios int€riores, y que lucían en sus fachadas fi- poblamiento interurbano.
ligranas de piedra y blasones. Ios españoles más humildes
-mercaderes,
maestros artesanos- vivían en casas hacinadas de techumbre de paja. [-os no eu-
ropeos y las castas medias vivían en bohíos fuera del núcleo urbano, y general- Cruoroes E rNDros
mente debían soportar diversas cargas.
El objetivo cent¡al de la política española de asentamieoto era la creación de
dos <repúblicas>, una de españoles y una de indios- El término <república> de-
8. V. Conés Alonso, "Tunja y sus vecinos>, Revista de Indias. 25,99-1OO (1965),
pp. 155-207.
EL DESARROLLO URBANO 29 ruÉl¡c¡
30 HrsroRrl oe LAT¡NA

notaba úna polis agÍourbana compuesta o integrada funcionalmente por grupos


sociales y ocupacionales insertos en la estructura del imperio, gozando al mismo MéXico estaba formado Por numerosas <ciudades-estado> unidas por vínculos
tiempo de un cierto grado de autogobierno, o al menos de autoadministración. culturales y lingüfsticos. Estas se organizaban entorno a una comunidad central
de varios miles de habitantes dividida en grupos familiares (calpullec), donde re-
Aunque la noción de dos repúblicas sugiere equidad y, para los indios, signifi-
sidía el soberano local (tlatoand; plural tlatoque), cuy¿rs comunidades satélite
caba oficialmente un armazan protector contra la explotación, la república de in-
componían un calpulli que controlaba el tefritorio. Esta ciudad-estado, o alte-
dios se convirtió en un eufemismo para encubrir un régimen de destribalización, petl, era mayor que una aldea y menor que una cuenc:l fluvial; en palabras de
reglamentación, cristianización, capitación y trabajos forzados. En la práctica, i-ocfn..t, era <no tanto un complejo urbano como una asociación entre grupos
además, Io que apareció no fue la implantación de la polis, según la üsión abri- de pueblos col¡ u.n territorio dado>, significando el término altepetl <agua y co-
gada por las Casas, sino una serie de núcleos urbanos denominados con los tér- 1¡ná> en un principio. Fue sobre esta estructura de grupos de linaje, que los espa*
minos <pueblos de españoles> y <pueblos de indios>. Una cédula de 1551, apa- ñoles elaboraron su nomenclatura política. Es decir, la comunidad central se
recida después en la Recopilación, dispuso que <los indios ¡ean reducidos a pue- convirtió en <cabecera>, suMividida a su vez en <barrios>, mientras que lOs
blos y no üvan diüdidos y separados por montañas y colinas, desprovistos de agregados del extrarradio se convirtieron en <estancias> o <sujelosr. Todo este
todo beneficio espiritual y teurporab. Tal como esclarece el esrudio de América poblamiento podría denominarse pueblo, aunque careciese de la es-
Central, los pueblos de españoles e indios distaban mucho de ser comparables. "ómpt"¡o
tructura apiñada y la configuración fisica asociadas al prototipo español. El lla-
I-a disposición de las casas en los primeros reflejaba una jerarquía social, y la mado pueblo fue a su vez sustraído del lugar que ocupaba dentro de la organiza-
plaza mayor, con sus estructuras distintivas eclesiásticas, administrativas, fiscales ción tributaria del Imperio Aúec4 e incrustado en la jerarquía administrativa
y comerciales, identificaba la localización y funciones de la autoridad. En los europea de partidos y provincias. I-osjefes indios Pfonto aprendieron las nuevas
pueblos de indios, donde las distinciones sociales habían sido borradas o simpli- normas y empezaron a nvalizar en la adquisición de privilegios para sus cabece-
ficadas notoriamente, el emplazamiento residencial no era indicativo de determi- ras, o bien para que sus sujetos fuesen ascendidos a la categoría de cabecera' El
nado rango político o social, mientras que la plaza no era sino un .espacio vacío patrón de poblamiento disperso precolombino perduró ampliamente hasta 155O,
vagamente definido, dominado por una iglesia, su única distinción arquitectó- e incluso se extendió, debido a la huida de grupos indígenas a lugares remotos.
nica>.e Lo que consiguieron los españoles fue acomodar las instituciones peninsulares
I-as implicaciones de la colonización española para los pueblos indígenas de encomienda- a un modelo preexistente de poblamiento y a un sistema de
Nueva España están bastante claras. En vísperas de la conquista, las grandes
-la
extracción de tributos y de trabajo. Se crearon pueblos de españoles como cen-
concentraciones urbanas, como Tenochtitlan eran raras¡, y los indios vivían gene- tros de control suplementarios, mientras los tlatoque, a. los cuales los españoles
ralmente en asentamientos pequeños, a menudo contiguos. I-os asentamientos denominaron con el término caribeño caciques, actuaron como intermediarios
mayores tenfan un mercado, un templo y residencias para el clero y la nobleza, para los nuevos señores. Se mobilizó un contingente considerable de mano de
con agregados para el pueblo llano en el extrarradio. Estos estaban a menudo obra indígena para la construcción de obras públicas, iglesias, conyentos y cen-
fortiñcados y situados en elevaciones, como refugio para la población de los al- tros adrninistrativos de Ciudad de México y los pueblos de españoles.
rededores en tiempos de guera. Otros centros eran principalmente ceremonia- Este modelo precolombino modificado cedió inevitablemente ante el pro-
les, habitados solamente por el clero. En muchas regiones, pequeños agregados
yecto más nuclearizado, que desde un principio había preferido la corona espa-
compuestos de unas curntas casas, estaban diseminados por todo un amplio te-
ñola. Hubo una causa de tipo demográfico. I-a drástica mortalidad sufrida por la
población indígena hizo inviable la vida en centros dispersos integrados, y exigió
rritorio de cultivo.
la concentración de los supervivientes en agregados accesibles y maleables. Tras
. Durante la gencración posterior a la conquista, las dwastadoras epidemias, la epidemia de 1545-L548, la corona ordenó explícitamente que se congregase a
especialmente de viruela y de paperas, tuvieron un efecto mucho más negativo
los indígenas en pueblos de concepción europea junto a enclaves religiosos. I-a
sobre la población indígena
-en particular la que se encontraba en centros po-
pulosos y en las tierr¿s bajas-, que los esquemas de poblamiento que portaron
aceptación de estas disposiciones se üo respaldada por las ambiciones, en oca-
siones conflictivas, de clérigos y encomenderos, interesados ambos en ügilar de
los españoles. I-os conquistadores se apropiaron y reconstn¡yeron algunas ciuda- cerca a sus protegidos. Los agentes más eficaces de la hispanización y ta cristiani-
des, como en el caso de Tenochtitlan, Sin embargo, como emplazamiento de las zacióo fueron los frailes, mediante creaciones a gran escala de nuev¿¡s ciudades,
nuevas ciudades se preferían precisamente las regiones de los valles, considera- o bien mediante la unión de centros ya existentes o la concentración de una po-
das por los indios como poco defendibles e inadecuadas. Durante dichos años, blación dispersa. [.as ciudades recibieron nombres de santos católicos; se nom-
los españoles impusieron su visión urbanística, basada más en cambios de locali- braron indios para cargos eclesiásticos menores; y los rituales municipales, las
zación que en una redefinición institucional. Antes de la conquista, el valle de fiestas y las cofradías introdujeron al indio en el calendario cristiano. Ya fuera
bajo el mando de los frailes o de los corregidores, las formas municipales espa-
que lo integraban- fueron ampliamente introdu-
9. S. D. Markman, <The gridition town plan and the caste system in colonial Central
Americar, en R. P. Schaedel, J. E. Hardoy y N. S. Kinzer, eds., Urbankation in the Ameilcas
ñolas
-el cabildo y los cargos
cidas. Hacia l5óO, la mayoría de las cabeceras originales habían sido trasladadas
from its bcginnings to thc prcscnt, l-a Haya, 1978, p. 4El.
32 HtsroRlA oB ¡r¡Én¡cr LATTNA
EL DESARROLLO URBANO 3I
das en sivda, que a su vez formaban comunidades encabezadAs por txt siiipena,
a lugares llanos, y muchos indígenas diseminados en zonas remotas habían sido que se convertiría en el caciquc de los españoles. Ia política de los conquistado-
redistribuidos en nuevas cabeceras y sujetos. rés para concentrar a la fuerza a la población encontró fuertes resistencias des-
Tras un nuevo período de devastadoras epidemias (probablemente tifus) y pués de L549, y hacia 1óOO, de los lOO asentamientos indígenas con los que
hambres, que duró desde 1576 hasta 1581, la corona intensificó su programa de
aproximadamente contaba la sabana, las tres cuartas paftes estaban intactas. El
concentraciones forzosas, aceleradas por el clero y los encomenderos. Al llevarse
mestizaje y la hispanización de los cacigues no se produjo tan pronto como en
a término entre 1593 y L6O5 los planes de relocalización en toda Nueva España,
desaparecieron miles de topónimos, imponiéndose el trazado cuadriculado con
México. l-a hacienda ganadera española fue mucho m¡ís efectiva que la política
su característica plaza central. Sin embargo, la urbanización forzada encontró vi-
real para forzar la recolocación de los indios y expulsarlos de sus tierras por los
gorosas resistencias. En primer lugar, en las concentraciones los indios se hicie- europeos. I-as poblaciones con trazado cuadriculado fueron más corrientes en el
ron más vulnerables a las enfermedades contagiosas. En segundo lugar, al apro- siglo xvrr, a pesar de que los indios siguieron prefiriendo pennanecer en sus há-
piarse los españoles de los campos abandonados por los indlgenas, se creó una bitats dispersos, dejando la ciudad como marco interminante de las funciones re-
nueva institución productiva hacienda-, que sustituyó a los pueblos de in- tigiosas y fiscales, y como lugar de residencia de los blancos y mestizos.
-la
dios como abastecedores del crecimiento demográfico de los centros urbanos En cuanto a sus consecuencias sobre los patrones de poblamiento indígenas,
mrís importantes. I-os trabajadores hambrientos y oprimidos por duras disposi- la colonización del Perú también fue análoga al caso mexicano, aunque las dife-
ciones tributarias fueron retirados al trabajo en las haciendas, que ofrecía mayo- rencias en cuanto a las condiciones geográficas y a los recursos, a las institucio-
res medidas de seguridad, a menudo sometidos a este tipo de esclavitud por deu- nes indígenas, y las soluciones concretas adoptadas por la conquista' dieron pie a
das, De este modo, la estructura cor¡rorativa de los municipios indígenas se diferencias significativas. lUn rasgo central del sistema urbano implantado en esta
atrofió a medida que su vida económica se hizo precaria y que el control pasó a zona fue que mientras los españoles ocuparon y reconstruyeron Cuzco, la capital
manos de los hacendados y de los funcionarios reales. l-entamente estaba to- inca, su propia capital fue emplazada en Lima, en la costa. Por otra parte, el
mando forma el binomio latifundio-gran ciudad, que habría de regir durante si- auge mioero de Potosí, adentrada en las tierras altas, atrajo una población que
glos los patrones de poblamiento y los flujos económicos de extensas zonas de excedía en mucho la de sus homólogas mexicanas. Hacia 1557, doce años des-
Hispanoamérica. Estos nuevos parámetros para la organización del trabajo y la pués del descubrimiento de la plata, s€ registraron 12.OOO españoles; hacia 1572,
economía encaminaron ta transición del sistema económico precolombino hacia la población había ascendido a 12O.OOO habitantes de todas las razas, y hacia
un nuevo modelo que encajaba mejor en el sistema europeo agroganadero, mi- 1610, en vísperas de la crisis, a 160.(X)O, cifra que convertía a Potosí en la mayor
nero y manufacturero, basado en el ¡reonaje y el trabajo asalariado. ciudad del hemisfero. A diferencia de México-Tenochtitlan, Cuzco perdió sus
El descubrimiento del gran filón argentífero de 7'acatecas en 154ó, planteó funciones políticas y su identificación cosmológica como (ombligo> del mundo
serios problemas de poblamiento, ya que este importante lugar s,e encontraba en incaico, para convertirse en un punto de enlace entre dos nuevos polos de atrac-
medio del altiplano centro-septentrional, que se efiendía hacia el norte hasta la ción. I-a preferencia de los españoles por la zona costera y sobre todo por Lima,
frontera natural del río l-€rma, y estaba dominada ¡ror las tribus belicosas y semi:, condicionó lo que Wachtel ha denominado tdesestructuración) del dominio an-
nómadas de los chichimecas. Aunque ciudades de futura importancia como Ce- dino.
laya, I*ón y Saltillo datan de la década de 757O, todos los intentos iniciales para A nivel regional, los españoles se toparon de nuevo con r¡na población dis-
proteger el tráfico de plata a lo largo de las rutas principales, Para crear ciudades p€rsa, cuyos territorios eran regidos por linajes (ayllus), bajo la supervisión de
defensivas y para apaciguar a los indígenas, toparon con dificultades. Hasta des- curacas, que se convertirían en los caciques. Sin embargo, el impacto de la eco-
pués de 1585 no se elaboró una política factible de paciñcación, basada en la im- nomía de mercado europea debió tener unas consecuencias m¿ís dr¡ísticas en los
plantación de un efectivo sistema de misiones y ta redistribución de los indígenas Andes que en Mesoamérica- En el caso andino, el sistema precolombino de in-
sedentarios, especialmente los de Tlaxcala, para establecer comunidades agríco- tercambio de productos entre regiones de distinto clima no dependía tanto de las
las modélicas. Hacia principios del siglo xvn, Z.acatecas había crecido hasta reu- relaciones mercantiles como del control de microhábitats situados a diferentes
nir una población de 1.5O0 españoles y 3.OOO indios, n€gros y mestizos. Pronto altitudes, mediante reuniones de grupos de parentesco, y que integraban lo que
se configuraron poblaciones indígenas, agrupadas por (nacionest de origen, al- se ha denominado <archipiélagos verticalesD también presente, si bien
rededor del trazado disperso del centro de la ciudad. en un grado rudimentario, entre los chibchas-. -solución
En contradicción con estas deli-
A pesar de carecer de centros monumentales, las poblaciones chibchas de la cadas redes de producción complementaria, los españoles impusieron sus crite-
sabana de Bogotá eran similares a las de Mesoamérica.ro La ocupación de la tie-
rios sobre la tierra como bien de consumo, sobre la exaccíón tributaria, y sobre la
rra era de tipo disperso y se basaba en las unidades domésticas (uras) organiza,-
urbanización en núcleos compactos, todo ello intensificado por todos los com-
plementos de la vida urbana europea. Estos criterios recibieron un impulso deci-
lO. J.A.y J. E. Villamarín, <Chibcha settlement under Spanish rule, 1537-18lO', en sivo gracias a la actuación del virrey Francisco de Toledo (1569-1581), apodado
D. J. Robinson, ed., Social fabric and spatial structure in colonial Latin America, Ann Arbor,
1979, pp.25-44. el Solón perr¡ano, quien ordenó, por ejemplo, que 16.OOO indios de la proüncia
de Contisuyu fuesen desplazados desde 445 poblados y concentrados en 45 <re-
EL DESARROLLO URAANO 33 34 H¡sroRIA o¡ ¡¡¡Én¡cr LATTNA

duccionesr, o que 21.OO0 indios del Cuzco, repartidos entre 309 poblados, fue- ga.nizados para su mejor gobierno, sin que sean admitidos en el centro de la ciu-
sen llevados a 40 reducciones. !¿¿r. t-os documentos hábhban de la <insolente libertadt de que gozaban los
Para América Central, es posible trazar la erosión a largo plazo de la dicoto- ¡ná¡ot la ciudad, quienes abandonaban sus casas' entorpeciendo la adminis-
mía entre ciudades indígenas y ciudades españolas, a través de la mezcla de razas traciOn"tt
civil y ectesiá.ti"", y diñcultando la recaudación de impuestos, y llenaba
y del cambio económico. A partir de los contingentes étnicos oriSinarios, el mes- <esta repribdca> de <vagos, vagabundos, inútiles, insolentes y g€nte vilr, predis-
iizaje produjo una serie de grupos intermedios de mestizos, mulatos y zambos, puestosil crimen y <confiados en la impuni{ad que les aseguraban el anonimato
cuyá identidad quedó desdiÚujada a finales del período colonial en una amal- y Ia confusiónr. [-as culpas se atribuían en dos direcciones' Primero, los barrios
gaia indefinida áe (pardos> o *ladinos>. I-as ciudades'.tanto esPañolas como índios erao infiltrados Por negros, mulatos y mestizos, que eran díscolos, desho-
indígenas, al frente dé zonas productivas y situadas en lugares favorables para el nestos, ladrones, aficionados al juego y al vicio, los cuales corrompían a los in-
comlrcio, atrajeron a grupos étnicos de todas clases, convirtiéndose en <pueblos dios, o bien les forzaban a buscarse otro lugar de refugio. Segundo, los españoles
de ladinos>. Si bien lai ciudades indígenas aisladas, especialmente las de origen oue viüan en la traza no dudaban en proteger a los renegados indios, alquilán-
dominico y tranciScano, S€ estancaron conservando sr¡s rasgos iÑCiales, muchas áoles una habitación o una c¡¡baña, obedeciendo a las leyes del compadrazgo y
otras, por Ljemplo las de las zonas productoras de índigo en la costa del Pacífico, siguiendo un (comportamiento indecente que desafia nuestra pacienciar.rr Ia
¿esarróilarón una población mixta. Dichos centros experimentaron transforma- teitdencia hacia la integración étnica, tanto biológica como espacial, era irrever-
ciones arquitectónicas añadiendo arcadas alrededor de la pla"a y- monumentales sible. I-as nuevas suMivisiones eclesiásticas y civiles a que fue sometida la ciudad
construcciones eclesiiísticas y civiles. lgualmente, un centro vital español como a ñnales del siglo xvm, sólo aparentemente reforzaron la segregación indígena,
Santiago de los Caballeros átrajo a una población étnicamente mixta, que fue pero no introdujeron elemento alguno para restaurarla'
en una progfesivamente ampliada traza oñcial. Por otra parte, IJna recienté investigación sobre Antequera, en el valle de Oaxaca, hace hin-
otras ciudades españolai nunca llegaron a prosPerar y perdieron el dominio re-
"comodándose capié en el papel de la ciudad como ámbito de integración cultural a lo largo de
gional que ostentaron un día. En la sabana de Bogotá, los pueblos de indios o toáo el mundó colonial.¡2 LIn censo urbano del año 1565 üferenciaba diez cate'
IresgUardost vieron cómo se iban infiltrando poco a poco gentes de raza blanca, gorías étnicas de indígenas, siete de las cuales Pertenecían a! g.uP9 náhua, distri-
pardos y negros, una transformación que a menudo marcó la 6uidos dentro de la traza, en sus márgenes, en la comunidad satélite de Jalatlaco,
-oü-. y algunos
.l

o en granjas cercanas. Gradualmente las identidades culturales se difuminaron, a


conversión dé bs resguardos eñ parroquias. El fracaso de ta segregación étnica
-J
!
medida que los barrios de indios perdieron su carácter étnico, que las lenggas H
también ha sido descáto por Marzahl en la región de Popayán, zona incluida en '¡
aborlgenás cayeroo en desuso, que des¿rPareció la distinción entre la nobleza in- I
los actuales términos de Óolombia, donde los latifundios y la minería atrajeron
dia ylos plebeyos, y que se fueron asentando individuos no indios en Jalatlaco. ¡.l
hacia poblaciones indias a muchos individuos de otras razas. En la propia ciu- I-os-indiol, considerados en un principio como <naborías>, es decir, como una
dad, los españoles se mezclaron cadavez más con artesanos y pequeños campe-
¡
fuente de trabajo <residente en la ciudad>, fueron convertidos en el proletariado
sinos de extracción indígena o mestiza. urbano de la ciudad. La proliferación de grupos de tata mixta, la úezcla de crio-
Como sugiere el ejémplo anterior, el principio de las <dos repúblicasr se llos blancos con las castas de toda la jerarquía ocupacional, y -tras el alza eco-
aplicó intemámente en las ciudades biétnicas tanto como a los sistemas con un nómica regional de la década de l74O- la creciente importancia del estatus eco-
lügar central y sus satélites. Incluso en una ciudad como Querétaro, donde in- nómico frente al estatus étnico, llevaron a la desaparición de las distinciones en-
diós, negros, mestizos y españoles estaban mezclados en el modelo original de tre colonizados y colonizadores.
residencia, finalmente se desarrollaron barrios en los cuales se conservaron la A nivel general, resulta evidente que las principales ciudades fueron, en la
lengua, costumbres y hábitos familiares indígenas. IJn caso típico de segregación época de la conquista, amplios ámbitos de mestizaje entre europeos, africanos, e
lo froporciona Ciudad de México, donde se proyectó una traza central con trece indios, potenciado especialmente por la escasez de mujeres españolas y africa-
-"t rjt ut rectangulares en c¿rda dirección y rodeadas por cuatro barrios indíge- nas. C. Esteva Fabregat ha sugerido que la Posterior convergencia y estratifica-
nas en forma dJele, ar¡nque irregulares, gobernados por oficiales indígenas, y ción de diversos grupos raciales en castas favoreció (tanto la separación como la
que suponían una reserva áe mano de obra para la ciudad central. Siguiendo una autosuficiencia sexual relativa de cada gfupo étnico o castat. En una ter6era
eiolución inevitable, los límites se desdibujaron debido el mestizaje y a medida etaPa, se erosiooó el sistema de castas, en el preciso momento en que la nomen-
que la proporción de indios resPecto al número de blancos pasó 9" ser de diez a clatura popular para designar la creciente variedad de combinaciones raciales se
uno a mediados del siglo xv¡, a ser de uno a dos a finales del siglo xvrr¡. En va- estaba multilicando de forma compleja. En las grandes ciudades, dicho proceso
rias ocasiones estallaron conflictos con indios y mestizos, como en el caso de las se precipitó particularmente debido a las migraciones, a la agitación política y a
revueltas de L624 y 1692, dando pie a nuevos inteotos de restaurar la distribu-
ción dicotómica original. Después del levantamiento de 1692, una comisión en I l. <Sobre los inconvenientes de üvir los indios en el centro de la ciudadr, Boletín del
ta que ñguraba el esiudioso Carlos Sigüenza y Góngora informaba sobre los <in- Archivo G¿n¿ral de Ia Nación, México, D.F., 9, I ( f 938), pP. l-34.
conveniéntes de vivir los indios en el centro de la ciudad, y d€ la necesidad de 12. J. K. Chance, Race and class in colonial Oaxac¿, Stanford, 1978.
concentrarlos en (sus propios barrios, vicarías y distritos, donde puedan ser or-
EL DESARB,OLLO UR,BANO 35 36 Hrsron¡A pe rvÉnrcr LAT¡NA

los cambios económicos que socavaron las estructuras de la sociedad y nutrieron En primer lugar, solamente el2O o el25 por lü) de los indios y de los negros re-
un nuevo estado psicológico de malestar y agresiüdad. I-a inoperancia de las ca- sidían en centros urbanos; en segundo lugar, los blancos y los mestizos represen-
tegorías étnicas frente a una distinción más amplia entre (gente decenter y taban el 2O por lO0 de la población rural y el 50 por 1ü) de la población ur-
plebe, era un fenómeno urbano que reflejaba una crisis de autoridad, un debili- bana; en tercer lugar, los mulatos representaban más o menos la misma
tamiento del control socíal, y una pujanza de los ánimos reivindicativos entre los proporción que los negros en el ámbito rural, mientras doblaban su número en
sectores <popularesr, En su estudio sobre las <multitudesr en la historia pe- las zonas urbanas.
ruana escrito en 1929, Jorge Basadre propone el siglo xv¡r¡ cotno el momento en Se ha sugerido que la identificación étnica condujo a la identificación de
que se produjo la transición entre una mulütud religiosa y <áulicar, que pululaba clase en las grandes ciudades, e incluso a una embrionaria <conciencia de claser
por las calles de Lima como espectadores y celebrantesr | üDa multitud que, aun- entre los pobres. Esta afirmación parece excesiva si tenemos en cuenta que la
que todavía <prepolitizada>, albergaba ánimos más amenazadores, fruto de una conciencia de clase, incluso entre los obreros industriales latinoamericanos del
mayor frustración. El elemento análogo de Ciudad de México lo constituye la siglo xx, resulta un concepto problemático. Es más plausible afirmar que el pe-
cultura urbana del <leperismor, divulgada a través de los relatos de viajes escri- ríodo comprendido entre mediados del siglo xv¡¡¡ y mediados del siglo x¡x fue
tos por extranjeros, y que tomaba su nombre del <lépero>, indiüduo de raza in- una época de crecimiento demográñco urbano absoluto, si no necesariamente
distinta, descrito como insolente, vagabundo, agresivo con las mujeres y entre- relativo, y que, especialmente durante los levantamientos independentistas, se
gado al vicio y a los atentados contra la propiedad. produjo una distensión del control social que alentó a los sectores urbanos más
Se ha intentado detallar la composición racial de las ciudades hispanoameri- pobres a adoptar actitudes conturnaces contra la autoridad constituida.
canas, utilizando como base las estadísticas elaboradas por Alcedo en el Diccio- IJna generación después de la conquista, los indígenas de Nueva España y
nario de América de 1789. De tas 8.478 poblaciones registradas, 7.884 se consi- del Peni habrían de comprobar hasta qué punto habían perdido toda identifica-
deran como pueblos agrícolas, y 594 como ciudades, üllas y centros mineros. Se ción con los variopintos atributos de sus grupos étnicos, y habían pasado a en-
considera que estos últimos, que representan el 7 por 100 del total, rerinen fun- grosar el estrato común de los <indiosr. De forma similar, los variados fenotipos
ciones urbanas significativas basadas en el comercio, los servicios y la industria. de las castas posteriores dejaron de ser socialmente significativos, para ser absor-
Esta diüsión no c'oresponde a la distinción campo.ciudad en el sentido mo- bidos indistintamente bajo la denominación de cpleber. En ambos casos, la ho-
derno, puesto que muchos de los llamados centros <urbanosr eran de pequeño mogeneización de los desposeídos señalaba el fracaso del üejo ideal eclesi¡ístico
tamaño, y todos ellos incluían residentes rurales. Este criterio arbitrario de distri- y jurídico de la <incorporación¡ social. El s€ntido de clase era un común senti-
bución de la poblacióo, respalda la suposición de que el medio urbano era prin- miento entre desheredados, antes que un sentimiento de participar en una causa
cipalmente el hábitat de los blancos y de los grupos mestizos (véase cuadro 1). común.

Cu¡ono 1
Lrs c¡uolo¿s y EL coMERcIo
Población iberoamericana c. L:189 por grupos étnicos y lugar de residencia
M¡ís de una vez, se ha establecido un contraste entre el ímpetu comercial de
Ias ciudades bajomedievales de ¡a Europa nororiental y las características ft¡ncio.
Residentes <urbanosr Residentes <rurdesr Totales
tl.o o/o o/o n.o oh o/o
¡t.o Yo
nes agroadministrativas de las ciudades de la Hispanoamérica colonial. t as pri-
en pob. total en pob. tota¡ en pob. meras eran enclaves donde cristali-aron formas primitivas de capitalismo oomer-
miles urb. grupo mile-s rural grupo miles total cial. I-as segundas eran enclaves centrlfugos para la acometida ¿e ta tierra y de sus
étnico étnico recr¡rsos. tas primeras eran campos de cultivo de un nuevo orden econémico y
r.728 jurídico; las segundas eran vehículos para establecer un ordeo imperial.
lndios. 36,8 22,O 6.132 65,3 78,O 7.860 55,8
Blancos 1.670 35,6 5r,8 1.553 16,5 48,2 3.223 22,9 El contraste se hace menos rígidó cuando se re@nooe que, por aquel enton-
Mesüzos 666 14,1 64,4 368 3,9 3s,6 1.034 7,3 ces, el desarrollo comercial adquirió impulso en las Indias a pártir ai un creci-
Mul¡atos 4r9 8,9 39,1 653 7,O 66,9 t.o72 7,6 miento de los mercados locales, se definieron los géneros de consumo comerciali-
Negros 214 4,5 23,7 688 7,3 76,3 9O2 6,4
-zab_les
v se incrementaron las oportunidades para el comercio de ultramar.
Incluso así, estas tendencias no minaron e! üejoorden, y coadyuvaron al surgi-
Totales 4.697 100 33,3 9.394 loo 66,7 r4.o91 100 miento de uóa nueva <burguss(¿r, con una ideología dútintiva: Los consulados
de las grandes ciudades, aungue eran grupos cerrados con espíritu corporativo,
' Excluidos los cindioc bárbarosr. eran' en palabras de veitia,Linaje en Norte de la contratación de las In¿lias occi-
Fuetrre: Adaptación de C. Esteva Fabregat, <Población y mestizrje en las ciudades de lbe-
roamérica: siglo xvtIIr, en F. de Solano, ed., Estudios sobre la ciudad ib¿roamcricana, Madrid, dynt-alg, <ayudados, protegidos y favorecidos por los reyes y sus consejeros>, En
1975, p. S99. El cuadro contiene €rror€s de aproximación. ciudades basadas en economías mixtas como Arequipa y popayán, las elites te-
37
38 HtsroRtA os rMÉn¡cr LATTNA
EL DESARN,OLLO URBANO
controlado por la lglesia, especialmente a principios de siglo, y ésta poseía un
nían el recurso, para mitigar el embate de las diñcultades económicas, de diversi- potencial de préstamo derivado de las donaciones legadas para misas, las dotes
ñcar sus actividades entre el comercio, la minería o la agricultura, según cambia- áe los conventos, cofiadías, recaudaciones de diezmos y los ingresos Procedentes
sen las condiciones. I-a Habana colonial, puerto de encuentro de las flotas de de sus propiedades. Contando con tales reservas, la lglesia podía ejercer el prés-
regreso a la península, no era una ciudad mercantil, sino de servicios, con sus fun- tamo con regularidad, mientras que otros individuos -comerciantes, clérigos,
ciones portuarias, a merced de la confusa organización del sistema de navegación. üudas- tan sólo llegaron a hacer préstamos una o dos veces en espacio de déca-
Para compensar a [-a Habana por su utilidad en el esquema mercantilista, la co- das. El capital circulaba entre un pequeño grupo de hombres de negocios y de
rona reconoció los intereses agrarios de sus notables, concediendo a su c¿bildo clérigos, llegando a los territorios dependientes de la ciudad a través de los ha-
privilegio- el derecho
-uno de los dos únicos que gozaron en las Indias de dicho
a distribuir las tierras de forma directa, sin contar con la aprobación real.
cendados. Prueba de que el mercado del dinero no llegó a tomar impulso a fina-
les del período colonial, es el hecho de que los 892.00O pesos a que ascendían
En general, los inmigrantes españoles fueron favorecidos en todas las lndias los beneficios proporcionados por el préstamo en Guadalajara durante la década
en las carreras comerciales por encima de los criollos, aunque su capital fuera a de lTúO,descendieron áZlS.nO en el período comprendido entre 1801 y 1810.
menudo reinvertido en propiedades rurales, y en donaciones a la lglesia. Según
Aunque ninguna Amsterdam o Filadelfia se erigió en las lndias, un rasgo dis-
parece, Medellín fue una excepción, dadas las escasas posibiüdades que allÍ exis-
tintivo de la historia urbana es la variada actividad comercial que aumentó su vo-
tían para adquirir tierra de labor; aquí los hijos tendieron a seguir a los padres en
lumen, ratificando, extendiendo o reorientando el proyecto inicial del imperio y
la minería o el comercio, actividades que ofrecían ocupaciones de elevado esta-
sus soluciones para la conquista. Debido al tamaño del escenario en el que se de-
tus.r3 Pero en el caso de Ciudad de México, tras la década de 159O, aunque hay
sarrolló, et episodio m¡ís dramático fue el ascenso a la hegemonía comercial de la
ejemplos de familias que desarrollaron las actividades comerciales durante dos
generaciones, la norma fue la circulación constante de la elite mercantil, más que desolada Buenos Aires, favorecida por su situación estratégica, pero aislada por
su consolidación.ra Incluso en Buenos Aires, la importante ciudad comercial de
la política mercantiüsta española, a expensas de Lima, la Ciudad de los Reyes y
finales del período colonial, donde las tierras agrícolas más allá de las <quintas> capital comercial del virreinato del sur.
suburbanas no eran aún atractivas para los inversores, los comerciantes, según Al escribir sobre el (comercio, esplendor y riqueza> de Lima, el observador
parece, no constituyeron una clase estable. No sólo porque sus hijos prefiriesen contemporáneo Bernabé Cobo, en $r Historia de lo fundación de Lima, daba
la carrera eclesiástica, militar o burocrática, sino porque las instituciones para el una pequeña muestra de una ciudad donde la estructura de clases, las normas de
respaldo de las iniciativas comerciales se encontraban en un est¿do tan rudimen- comportamiento y las decisiones económicas estaban condicionadas por los im-
tario, y las leyes sobre la herencia ofrecían tan pocas garantías, que las emPrqsas p€rativos comerciales. Hablaba, para ser exactos, del <tremendo volumen> de
comerciales fiara vez sobreüvían más de dos generaciones-rs Otras ciudades si- los negocios y del comercio que tenía como <capital, emporio y permanente fe-
tuadas en zpnas de crecimiento más lento progresaron aún menos. El üajero De- ria y bazar> del virreinato y de las regiones cercanas. [,a mayoría de la población
pons pudo comprobar que Caracas, en las postrimerías de la etapa colonial, de la ciudad obtenía ingresos suplementarios del comercio con Europa, con
guardaba más semejanzas con un taller que con un centro comercial; se descono- China y con Nueva España. Pero la riqueza privada era absorbida por un con-
clan las funciones del intercambio, del papel moneda o del descuento. La Ha- sumo lujoso y efravagante. I-as modestas cuatro o cinco carrozas que pudo con-
bana, a pesar de la vitalidad económica que le conferían las ex¡rortaciones de tar Cobo al llegar a Lima en 1599, se habían convertido, al cabo de 30 años, en
azricar después de 176O, no dispuso de bancos permanentes hasta la década de m¡ís de 200, todas ellas forradas con seda y oro, y con un valor de 3.ü)O pesos o
1850. El Guayaquil de 179O, con unas exportaciones de cacao en pleno auge, más, suma equivalente a los ingresos anuales de un mayorazgo. Incluso los más
era una pequeña ciudad de 8.OOO habitantes (escasamente familiarizada con las acaudalados, con fortunas de 300.00O o 4OO.OOO ducados pasaban <esfuerzos y
instituciones financieras o con las casas comerciales especializadasr.tó IJn estu- angustias> para mantener (esta pompa vacíar. Se consideraba pobres a personas
dio sobre el mercado crediticio del siglo xvrrr en Guadalajara pone de manifiesto con una riqueza de 2O.00O ducados. Una amplia porción de la riqueza de la ciu-
lo que debe entenderse cuando se habla de capacidad financiera arcaica de las dad se gastaba en muebles y joyas; incluso los indigentes poseían alguna gema
ciudades hispanoamericanas.rT En esta ciudad, el crédito estaba estrechamente o algún p¡ato de oro o de plata. Se calculaba que la provisión de joyas y metales
preciosos con que cgntaba Lima ascendía a 2O millones de ducados, siendo 12
miüones la suma invertida en esclavos, y ello tan sólo en atavíos, tapices y ar-
13. A. Twinam, cEnterprise and elites: eighteenth-century Medellínr, HAHR, 59, 3 tlculos de culto. Estaban tan generalizadas las costumbres lujosas en el vestir,
(1979), pp.444-475.
14- L. S. Hoberman, <Merchants in seventeenth century Mexico City: a preliminary que apenas ¡iodían distinguirse los grupos sociales. I-os mercaderes en España,
portrait', HAHR,57,3 (L977), pp. 479-503. donde regían leyes suntuarias, estaban encantados con esta lejana demanda de
15. S. M. Socolow, The mcrchants of Buenos Aires, 1778-I8IO, Cambridge, 1978. sedas, brocados y telas finas. El mayor volumen de las fortunas de la ciudad es-
16. M. L- Conniff, <Guayaquil through independence: urban development in a colonial taban depositadas en propiedades (granjas, viñedos, ingenios azucareros, ran-
system', The Amcricas, 33, 3 (1977), p. 4O1.
17. L. L. Greenow, <Spatial dimensions of the credit market in eighteenth century chos), obrajes y encomiendas. Pero los ingresos totales obtenidos como fruto de
Nueva Galicia>, en Robirrson, Social fabric, pp. 227-279- los, aproximadamente, quince mayorazgos, se veían superados con mucho por el
EL DESARROLLO URBANO 39
& rusroRtA PP ^¡¡¡Én¡cr L,rrrN^r
millón de ducados que circulaba en salarios de eclesiásticos, burócratas y mili- bargo, Lima perdió el control comercial del norte de Argentina, Charcas e in-
tares. cluó Ae Chile. l-a razón era sirnple: Buenos Aires era un Puerto mucho más
Buenos Aires, que había sido abandonada en 1541, fue definitivamente fun- accesible que Lima-Callao. Se podía prescindir del caro sistema de las flotas; en
dada en 158O como salida atlántica de las poblaciones del interior. A través de estas latitudes, las algas no obstrUían tanto el casco de los barcos y había menos
su procurador en Madrid, las gentes de la ciudad hicieron sentir sus quejas por Ia piratas; Ias expediciones terrestres desde Buenos Aires eran menos costosas y
pobreza de la región y por la falta de pólvora, ropas y üno para la misa. El co- problemáticas que vía Panamá; el contrabando no estaba tan controlado en Bue-
mercio con Perú no era viable porque Tucumán podía abastecerlo de productos ños Aires, y los porteños podían pagar con la plata sustraída al quinto real; por
agrícolas y ganaderos desde mucho más cerca. Por lo tanto, España autorizó el último, desde 168O, se dispuso de Sacramento como inmenso lugar de depósito.
comercio entre Buenos Aires y Brasil (bajo soberanía española por aquel enton- En el transcurso del <asiento> bntánico, desde 1713 a 1739, crecieron las posi-
ces), primero (1595) para la importación de esclavos destinados a extender la bitidades de contrabando, las ventas de pieles y de sebo experimentaron un alza
producción agraría, después (1602) para la exportación a Brasil de harina, carne repentina, y se tr¡rnsmitieron ¡6s métodos comerciales británicos. I-as cifras de
seca y sebo. Los comerciantes obtenían los mayores beneficios de la reexporta- población hablan por sí solas. Mientras la población de Lima permaneció estan-
ción de esclavos y productos tropicales hacia Tucumán, puesto que el mercado iada en 55.000-60.0OO habitantes durante un siglo después de 174O, la de Bue-
brasileño era limitado. Pronto apareció una clase acomodada engrosada con los nos Aires creció de 11.OOO a ó5.OOO habitantes. Ia promoción de esta ciudad a
inmigrantes portugues€s. Temiendo por sus intereses fiscales, la corona decidió capital
- ürreinal en lTT6legimitaba una realidad comercial.
suprimir el comercio con Brasil en 1622, limitando anualmente el tráfico de I-a rivalidad entre Lima y Buenos Aires ejemplifica las tendencias comercia-
Buenos Aires con España a dos barcos de lOO toneladas. El contrabando, sin les que habrían de remodelar los Patrones de poblamiento de todo el continente
embargo, condenó al fracaso este endeble proyecto encaminado a mantener un sut, y que acabarían trasladando su eje económico del Pacífico al Atlántico. Di-
puesto estratégico en el estuario del Plata, al mismo tiempo que se coartaba su chas tendencias también actuaron a nivel regional, afectando los destinos de los
desarrollo comercial. Acarete du Biscay visitó este puerto en 1658, como relata enclaves agro-administrativos de segundo orden. Aunque las elites de Santiago
en su Account of a voyage up the Rio de Ia Plata, and thence over land to Peru de Chile basaban su poderío principalmente en el prestigio que les conferla la
(I-ondres, f 696), allí encontró una ciudad formada por 4OO casas de adobe y te- propiedad de la tierra y las carreras ¡rolíticas, los intereses de los comerciantes de
chumbre de caña y paja, y defendida solamente por un fuerte, también de adobe, la ciudad consiguieron dominar s los productores de las tres principales regiones
económicas de Chile I-a Serena y Concepción-' con el fin de
y l0 cañones, que no utilizaban más de L2 libras de munición, y 3 compañías de -las de Santiago,
retrasar el crecimiento de las dos últimas, subordinándolas así a un sistema co-
5O hombres, capitaneadas por los vecinos, y generalmente faltas de hombres,
porque los soldados estaban <cansados por la mediocridad de la vida en aquellos mercial encabezado por Santiago y orientado hacia los abastecedores y los clien-
desiertos>- I-as casas, todas ellas de una sola planta, tenían habitaciones espacio- tes extranjeros.Is En Ia región 6e Popayán, el sistema urbano inicial experimentó
sas, patios y huertos y jardines adyacentes. El buey, la c,aza y la carne de ave una total redefinición, provocada a nivel local por el traslado de los centros mi-
eran baratos y abundantes, y rnientras que sólo los <salvajes> comían avestruces,' neros y el cambio de la mano de obra indígena por los esclavos africanos; y a ni-
las plumas de estos animales servían para confeccionar pnícticas sombrillas. [.as vel externo, por el auge de Cartagena como Puerto receptor (en detrimento de
Buenaventura) y el desarrollo de manufacturas textiles en la zona de Quito. En
mejores viüendas estaban <adornadas con cortinajes, cuadros y otros ornamen-
tos y mobiliario de calidad>, y en ellas servía gran cantidad de negros, de indios
el siglo xvrr, muchos centros s€ convirtieron en ciudades fantasma, quedando
Popay:ín, Pasto y Cali como principales soPortes urbanos. Popayán tomó la ca-
y de mestizos. aToda la riqueza de estos habitantes proviene del ganado, que se beza no por ser un modelo de racionalidad administrati\¡a que la zona
multiplica tan prodigiosamente en esta provincia, que las llanuras están casi cu- -puesto
donde se encoatraba estaba hendida por una superposición dejurisdicciones ci-
biertas de é1.> En el puerto, Acarete pudo ver no menos de 22 barcos holande- üles, eclesiásticas, fiscales y militares-, sino por su emplazamiento privilegiado
ses, cargado cada uno con unas 14.OOO pieles, comprados por menos de una co- para las actiüdades cbmerciales, rnineras y agroPecuarias, lo que a su vez contri-
rona cada piezz, y que podrían ser vendidas en Europa por cinco veces este buyó a consolidar su papel político.re
valor. En esta época, se seguía enviando ganado vacuno a Peni; pero aunque el En Mesoamérica, Ciudad de México es el centr<¡ histórico del dominio buro-
comercio del ganado era provechoso, los comerciantes <más notables> eran crático, comercial, find.nciero e industrial. Esta ciudad supo interiorizar, a través
<aquellos que comerciaban con artículos europeosr. El traslado de las aduanas de los siglos, una serie de transformaciones, que fueron tomadas como ejemplo
de Córdoba a las ciudades más al noñe de Salta y Jujuy en 1676, dio paso al do- por otras tres ciudades de sudarnérica: Lima (período del mercantilismo eolo-
minio de Buenos Aires sobre el mercado platense.
L-os comerciantes de Lima se opusieron a la consolidación de un eje econó-
mico Buenos Aires-Tucumán, que pudiese hacer peligrar su dominio comercial 18. M. Carmagnani, Les méeanismes de Io vie économique dans une société colonial¿: le
Chili (I ó8O- I 8Psrís. 197 3.
3O ),
en Perú. Se negaron a comprar ganado en la feria de Salta, e intentaron acaParar f 9. P. Mar¿ahl, Town in the empire: tovemment, politics and society in scventecnth cen-
el mercado de Charcas mediante agentes que interceptaban las mercancías pro- lurr) Popayán, Austin, 1978.
cedentes de Buenos Aires e imponían sus propios precios. Poco a poco, sin em-
EL DBSARROLLO URAANO 4I
42 rrtsron¡A o¿ lrrÉntcr LATTNA

nial), Buenos Aires (período del capitalismo comercial) y Sáo Paulo (perlodo del
Llegó un momento en que incluso enclaves agro-administrativos modestos se
desarrollo industrial, financiero y tecnológico). Pero la geografia, recursos y Pa-
trones de poblamiento de Nueva España creaban reticencias a la aceptación de convirtieron en catalizadores comerciales de su territorio inmediato. Por ejem-
plo, las funciones de control fiscal, administrativo y sobre la fuerza de trabajo,
formas tan dispersas de organización espacial como la que se daba en los casos
que ejercía en un principio Antequera sobre las comunidades indígenas de Oa-
de Buenos Aires, Sáo Paulo o Montevideo, que ñnalmente se impusieron en sus üeron complementadas gradualmente con asuntos relacionados con el
respectivos territorios. Como ha dicho James Lockhart, la occidentalización del
iaca,
"e
comercio, a medida que la demanda del mercado y las reservas de capital desa-
México colonial no siguió una pauta clara de etapas concéntricas, (puesto que la
rrollaban su poderío. L¿ creciente demanda urbana de pulque y otros artículos
actividad de la capital saltaba grandes distancias hasta las zonas de interés, de-
jando las más cercanas relativamente aisladas e indemnes>. Es posible hacer un de consumo agrícolas y ganaderos no sólo incrementó la producción rural, sino
que atrajo a los indios de los poblados, que se asentaron allí temporal-o perma-
seguimiento de la resistencia creciente contra las imposiciones <desde fuera> so-
nentemente. I-a administración dejó de ser la razón fundamental de la existencia
bre la organización espacial y el trazado de las rutas. Es cierto que las exigencias
de Antequera. Segrin William Taylor, <el comercio y las manufacturas asumie-
económicas y administrativas de la madre patria remodelaron las pautas prehis-
ron nueva importancia, y la ciudad y el campo de los valles centrales ya habían
pánicas de poblamiento en el altiplano central, o que, en zonas mineras y gana-
empezado a formar un sistema regional más fuerte>.2r
deras, se impusieron sin más. Esto han escrito Moreno Toscano y Rorescano: [,os enclaves urbanos se convirtieron en centros importantes para la implica-
ción en el comercio de las instituciones y la sociedad hispanoamericanas' pero no
De ahl que algunoc novohispanos imaginaron ese sistema como una gran boca
resuttaron vehículos eficaces para la completa difusión del ccapitalismo>. I-a
sentada en España, que eria alimentada Por un grueso conducto que corrla de Mé-
xico a Cádiz, pasando por Jalapa y Veracruz, el cual a su vez se nutrla, por conduc- propagación del ímpetu comercial desde las ciudades y los pueblos de españoles,
to6 menores, de loc centroc y ciudades del interior. El sistema de caminos que vin- por ejemplo, coexístió con el comercio como forma de control y expolio practi-
culaba a los centros y ciudades reproducía fielmente ese esquema.2o cado por los corregidores, introduciendo mercancfas inútiles a precios exor-
bitantes en las vulnerables comunidades indlgenas. I-a actividad comercial se
Pero este modelo polarizado contenía tensiones internas y también excepcio- orquestaba dentro del marco de un proyecto mercantilista, de los objetivos re-
nes. Puebla, fundada como punto de consolidación para españoles más pobres, lacionados con el estatus de las elites, y la administración de prebendas. I-os co-
atrajo pronto a los encomenderos, se hizo con una fuerza de trabajo indígena, merciantes urbanos fracasaron en su intento de formar una <clase¡ coherente y
conürtiéndose en un centro primordial de distribución de productos agrícolas. duradera. Al carecer de instrumentos de desarrollo y de instituciones para acre-
El incremento de las funciones administrativas, comerciales, religiosas y (como centar el crédito y la financiación, se veían forzados a mantenerse abiertos a to-
centro de producción téxtil) industriales, le permitió organirar su propio territo- das las opciones para progresar socialmente y para orientar a sus hijos hacia ca-
rio, resistiéndose en varios aspectos al dominio de la capital. tJn caso similar era rreras alternativas. Mario Góngora prefiere referirse a los comerciantes chilenos
Guadalajara, con sus funciones administrativas, comerciales y educativas. Tam- como elemento <negociante>, carente de un carácter realmente mercantil, en
bíen existía rivatidad entre los comerciantes de Veracruz, que distribuían mer'' pos de un cr¿ru¡a honorunt que era (parte de una sociedad aristocr¡itica, en opo-
cancías importadas a través de la feria de Jalapa y que estaban en conexión con sición a la sociedad mercantil o burguesa>. I-as ciudades portuarias, tan a me-
los productores agrlcolas de Oaxaca y las costas del golfo, y los comerciantes de nudo campos de cultivo para las innovaciones comerciales, solamente tenían una
Ciudad de México, que pretendían obtener el control sobre el comercio de irn- actividad intermitente (Portobelo, La Habana inicial); o bien actuaban como es-
portación y que insistían en el establecimiento de una ruta comercial hasta la tibadores de las capitales burocráticas (Veracruz, Callao, Valparaíso), o su lide-
costa a través de Orizaba, marginando a Jalapa. Por último, está el caso del Ba- razgo comercial se veía reforzado por funciones administrativas, eclesiásticas y
jío, próspera región agrfcnla y minera en la que se desplegaba una red de ciuda- de serücios (Cartagena, Buenos Aires, Monteüdeo, I-a Habana). En la década
des especializadas que se resistía a la dominación de cualquiera de las dos gran- de 1690, el üajero Gamelli Carreri describió Acapulco, con sus casas provisio-
nales de madera, paja y barro, como un <humilde poblado de pescadoresr, y no
des ciudades, Guanajuato o Querétaro. Este caso nos brinda el único ejemplo en
todo México de una economía regional compleja e integrada internamente. Ha- como un gran centro de comercio con Guatemala, Perú y Oriente, y puerto de
bfa establecido una serie de relaciones exterias mediante las cuales abastecía arribo del galeón de Jvfanila. Cuando llegaban los barcos de Perú, los mercade-
Ciudad de México de productos agrícolas y materias primas, mientras que en- res, cargados de millones de pesos para adquirir artículos de lujo orientales, de-
üaba productos manufacturados al norte de México a cambio de materias pri- bían albergarse en las chozas de los mulatos de la ciudad.22
L-as ciudaóes eran bastiones del orden político español y no conspicuos cen-
mas. [.os beneñcios obtenidos se acumulaban a nivel local, sin que fuesen absor-
bidos por la capital.
21. W. B. Taylor, <Town and country in the valley of Oaxacg, 175O-1812¡, en I. Alt-
20. A. Moreno y E. Florescano, <El s€ctor externo y la organi"?ción espacial y regional man y J. Lockhart, eds., Provinces of early Mexico, Berkeley y l-os Angeles, 1976, p.74.
de Médco (1521-f 91O)r, en J. W. Wilkie, M. C. Meyer y E. Monzón de Wilkie, eds., Contem' 22. Gamelli Carreri expone sus impresiones sobre el México del siglo xv¡¡ en L¿s cos¿s
porary Meiico, Berkeléy y l-os Angeles, 1976, p. 67. mds consüerables vislas en la Nucva España, México, D.F., f 946.
EL DESARNOLLO URBANO 43
44 H¡sron¡A pe ryÉr¡cr LAT¡NA

tros de innovación ideológica y programado cambio institucional. Esto ayuda la recuperación de la población india contribuyó en gran medida al aumento;
a
también lo hizo la inmigración. Los datos recogidos hasta el momento acerca de
comprender las difusas características de la protesta de las clases más bajas en los
los inmigrantes europeos o de los nacidos en Europa y residentes en América,
últimos años del período colonial, así como de la descentralización de las estruc- son demasiado fragmentarios como para extraer conclusiones de la valoración de
turas políticas después de proclamarse la independencia, y de la afluencia de po- Mórner, quiás demasiado moderada, que cifra en 440.000 el volumen total de
der al ámbito rural. Aun así, sería erróneo concebir el sistema urbano colonial, españoles que atravesaron el Atlántico entre f 5O0 y 1650. Iá afluencia fue cier-
siguiendo la imagen citada anteriormente, simplemente como una enorme boca tamente constante. En cuanto a las importaciones de esclavos africanos, Curtin
situada en España y nutrida por conductos qu€ recorrían las jerarquías urbanas estableció un promedio de 3.500 anuales para el período de 1601-1760, refle-
de las Indias. Se configuraron subsistemas semiautónomos, a menudo lo bastante jando un crecimiento a ó.150 para 1761-1810.
fuertes como para desafiar las prescripciones imperiales. Sin embargo, su vitali-
dad provenía, no de una <ética capitalista>, sino de su éxito en reproducir a es- Cu¡pno 2
cala regional el proyecto metropolitano español, proceso conocido como (inte-
riorización de la metrópolis> o, más tendenciosamente, <colonialismo interior>. Poblaciones de las mayores ciudades hispanoamericanas en su relación
Un clásico ejemplo de cómo era concebido el papel <desarrollista> de la ciudad, porcentual con las respectivas poblaciones *nacíonales, en años seleccionados
es la solución propuesta por un magistrado de Ciudad de México contra la <en-
fermedadr de l^a Española. En 1699, el oidor F. J. de Haro y Monterroso sugi- 4 rnayores ciudades de Argentina 24 (t778> 14 (1817)
rió que la capital Santo Domingo fuese trasladada al interior, reuniendo a la po- 4 mayores ciudades de Venezuela 15 (1772) l0 (18r0)
blación de una veintena de poblados dispersos y convirtiéndose en sede de la 3 mayores ciudades de Chile 16 (17s8) e (1813)
burocracia real, de la universidad y de los colegios. <I-a corte es la imagen del 3 mayores ciudades de Cuba 3s (1774) 22 (1817)
corazón>, escribía, (y como éste, debiera situarse en el centro para que pudiera
2 mayores ciudades de Peru 8 (c. 17óo) 7 (1820)
administrarse justicia y asistencia con la mayor uniformidad y diligencia.¡¡ En di-
mayor ciudad de México 2,9 (1742) 2,2 (t795\
chas condiciones,
mayor ciudad de Uruguay 30 (1769) 18 (1829)

la lglesia, Tribunales y Comunidades arrastran todo consigo. Mercaderes, estudian- - El crecimiento general de la población contribuyó al crecimiento urbano, ya
fuera de las grandes ciudades, de las pequeñas poblaciones o de los núcleos ie-
tes y querellantes se agolpan en las carreteras: sr¡s üajes aumentan el bienestar de
muchos; los lugares vecinos se benefician del consumo de sus productos y el Tesoro cién formados en las zonas fronterizas.'Sin embárgo, se comparan los incremen-
Real saca proverho de las numerosas posadas y mercados.23 tos de la población de las grandes ciudades con los experimentados por los que
habrían de convertirse en respecüvos territorios nacionales, se comprueba quó el
Nunca se tuvo en consideración este consejo (aunque aparcció una propuesta si- sector urbano decayó durante las décadas anteriores a la independéncia. [,os to-
milar en fechas tan tardías como 1858 en la Constitución de la República Domi- tales sobre los que se elaboran los porcentajes del cuadro 2 rejuhan incompletos,
nicana), p€ro es expresión significativa de una interpretación de la ciudad como pero la tendencia acumulativa que pone de manifiesto es válida. I-as valoracioj
centro patrimonial destinado simultáneamente a fomentar, controlar y jerarqui- nes relativas a diversos centros secundarios corroboran este declive. Desde t76O
zar las fuerzas impulsoras del cambio económico. IrT-ta 17q4, l" población de Trujillo, en la costa peruana, descendió del 56,5 por
l0o al48_,1 por 1o0 del total provincial,2a mientras que las tres ciudades princi-
pales de las tierras altas ecuatorianas Ámbato y Riobamb"'- pu-
sabadel9,ó.R9r l0o (1778) at 4,6 por -Latacunga,
100 (182t de h población regionat, tin-
Los ceu¡¡os DE LA útrtwt ETApA coLoNIAL
oencra asocrada, en este cÍ¡so, a desastres naturales, depresión económica y las
guenas de la independencia.2s
Desde mediados del siglo xv¡¡r hasta la era de la independencia nacional 75
[ás fuentes de crecimiento de la población analizadas más arriba, explican
años después, la urbanización de Hispanoamérica guarda relación con tres ten- parcialmente la pauta de retrarc urbanístico. Et d.escenso de las tasas de mórtali-
dencias: un más rápido crecimiento demográfico, la política reformista de los
$a$.
e1tr9 lgs indígenas, repercutió principalmente en las zonas rurales, donde
Borbones, y los cambios económicos. habitaba la mayoría de ellos. Buena parte de las importaciones de esclavos afri-
Tras un siglo o más de haber permanecido estancada en tomo a los diez mi-
llones de habitantes, la población hispanoamericana se había duplicado hacia
1825. El crecimiento natural llegó con la mejora de las condiciones sanitarias, y ^ 2!,
Social
K. Coleman, <Provincial urban problems:
fabric, pp. 369-4O8.
Trujillo, peru, lóO0-l7B4r, en Robinson,
2!. B. D.' f, Bromley, <The role of commerce in the growth of towns in central highland
-
Ecuador 1750-l92or, en w. Borah, !. Hardoy y G. A. steñer, eds., lJrbankation in thl Ame_
23. <Medidas propuestas para poblar sin costo alguno (de) la Real Hacienda de la Isla ricas: the background in comparative perspective, Ottawa, 1980, pp. 25-34.
de Santo Domingor, en E. Rodríguez Demorizi, ed., Relaciones históñcas de Santo Domingo,
Ciudad Trujillo, 1942, pp. 345-359.
EL DESARROLLO URBANO 45

canos tenía como destino las zonas rurales; de hecho, más de la mitad de los es- 46 HrsroRrA oE n¡Én¡cr LATTNA

clavos introducidos en Hispanoamérica e¡tre 1774 y l8O7 fueron a parar a


Cuba, con su floreciente economía azttcatera. [-a inmigración española, cuya a los indios, y reforzar las defensas contra los indios hostiles. En total, arraigaron
afluencia menguó desde los índices iniciales, favoreció presumiblemente los cen- unas 8O ciudades nuevas. Se emprendieron iniciativas similares en Nueva Gra-
tros urbanos, pero, como ya hemos señalado, los datos sobre éstos son débiles. nada, como la creación en 1753 de una ciudad exclusivamente para presidiarios
I-a erradicación de las comunidades indígenas, la proletarización de los trabaja- a ta que se llamó San Antonio, patrón de los delincuentes, o como la autoriza-
ción a una comunidad de negros fugitivos para que eligiesen a sus propios fun-
dores rurales y la pobreza de ciertas zonas mineras fueron factores que nutrieron
cionarios y para no permitir la residencia a ningún blanco, excepto el cura. Casos
un flujo migratorio interno en dirección a las ciudades; pero las condiciones sa- particulares entre las poblaciones fronterizas en las provincías interiores del
nitarias de las ciudades redujeron su impacto en el crecimiento urbano. Hubo un norte de México, fueron las 2l misiones establecidas en California entre L769 y
mínimo de I24.OOO muertes en Ciudad de México debidas a las epidemias du- 1823, y el nuevo estilo de presidios, proyectados según el reglamento de 1772.
rante el siglo xvru, y 135.OOO en Puebla. I-a epidemia de viruelas de 1764 que Estos dos elementos, habrían de determinar el futuro traz,ado de la frontera en-
asoló Caracas, esquilmó quiás a una cuarta parte de su población, cifrada en tre México y Estados Unidos. Aunque no era precisamente moderno, según los
26-34O habitantes. parámetros europeos de la época, el sistema de presidios se asentó sobre lo que
I Si bien son dispersas las estadísticas que revelan un claro crecimiento ur- dos siglos antes había constituido la red de puestos de control en el territorio chi-
bano, la era borMnica presenció indudablemente un proceso cualitativo de chimeca. Eran ahora enorrnes complejos de cientos de metros cuadrados, cerca-
urbanización, plasmado en la creación de servicios, en el trazado urbanístico y en dos por baluartes angulares, y plataformas saledizas para los cañones., Ios presi-
la construcción de elegantes ediñcios públicos neoclásicos. I-a üeja polftica de dios se convirtieron en centros de internamiento de indios hostiles, pero t¿mbién
nucleización urbana se volvió a aplicar, especialmente para la colonización y la atrajeron, además de a las familias de los soldados allí destacados, a familias de
defensa de las fronteras. De hecho, generalmente, las medidas reformistas bor- blancos, mestizos e indios pacificados, que buscaban protección y mercados para
bónicas favorecieron la descentralización de los sistemas urbanos. '
sus productos. En 1779, el de San Antonio, en Texas, con su ülla adyacente,
En Ciudad de México hubo varias innovaciones, entre ellas un nuevo acue- reunía a 240 militares, incluidas las familias, y L.ll7 civiles.
ducto, una ceca, una aduana, una escuela de minas y la Academia de San Carlos. [,a creación de nuevas ciudades, misiones y presidios tuvo un doble efecto: la
Se prolongó la Alameda, se construy€ron paseos sombreados, y se mejoraron los concentración urbana y la descentralización sistemática. Guardando las distan-
sistemas de vigilancia, paümentación y alumbrado de las calles. En Lima, la mo- cias, equivalía a un resurgimiento de la conquista y la colonización.lSin embargo,
dernización partió de una tabla rasa, consecuencia del devastador terremoto de esta <descentralización> de finales de la época borbónica no se correspondía con
l746.tE¡ todas las ciudades del virreinato platense, los funcionarios reales res- la concepción idealizada por los modernos proyectistas, a través de la cual los
tauraron catedrales, pavimentaron las calles, mejoraron los desagües y @nstru- centros locales incrementaban su autoridad en la toma de decisiones coüdianas.
yeron escuelas, hospitales, acueductos, puentes, graneros y teatros.iSantiago de Se trataba más bien de una política encaminada a disolver las jerarquías emer-
gentes del Nuevo Mundo y someter a sus componentes al control metropolitano.
Chile experimentó una fiebre de construcciones públicas y replanteamiento ur-
banístico tras la década de 176O, que culminó con el trabajo del arquitecto, inge, Así pues, después de 176O se impuso en Nueva España el sistema de intenden-
tes, como medio para incrementar el poder real a expensas de las corporaciones
niero y urbanista italiano Joaquín Toesca, guien proyecto la catedral, la Casa de
y de los privilegios personales. Con la creación de doce entidades administrativas
la Moneda y los muros de contención del río Mapocho. Consternados por el es-
dependientes del poder real más que de las elites locales, se consiguió interponer
tado rudimentario en que se encontraban las comunicaciones de sus dominios,
entre Ciudad de México y sus distritos una serie de subcapitales dotadas de nue-
los virreyes de Nueva Granada posteriores a 1739 hicieron cuanto pudieron por
vas funciones administrativas, fiscales y judiciales. Al debilitar el poder ürreinal,
mejorar el sistema viario cuyo centro era la capital; en la década de 179O, se im- la corona consiguió la centralización valiéndose de una ostensible descentraliza-
plantó en Bogotá la primera fuerza policial, s€ construyeron un cementerio y un ción. una serie de reformas comerciales simultáneas acabaron con el monopolio
teatro, y salió a la luz un periódico. de ciudad de México, favoreciendo a los comerciantes de Veracruz y Guadala-
t Fue notable el esfuerzo para la creación de nuevas ciudades en las zonas
jara, donde se instalaron consulados independientes en 1795.
c,ada vez más productivas de Chile y el noroeste de Argentina, después de 1735 si bien las últimas décadas borbónicas representaron un desafío para las vie-
bajo la Junta de Poblacionqs creada al efecto, y desde 1783 a 1797,baio los aus- jas capitales administrativas, los centros que hasta entonces hablan sido periféri-
picios del intendente de Córdoba, marqués de Sobremonte.¡I-a nueva política de cos üeron acrecentadas y consolidadas sus funciones. En el caso ya tratado de
población se propuso reunir a una población rural dispersa en poblados o ciuda- Buenos Aires,'su ascenso al rango ürreinal legitimó el control comercial que
des, concentrando a los indios en <reduccionesl, centros de composición racial previamente ostentaba sobre su territorio. En el otro extremo del contincnte,
mixta. Además de fundarse nuevas ciudades, algunas fueron reorgarúzadas o in- Caracas dependía en mayor grado del respaldo oficial en su marcha hacia la pri-
cluso reconstruidas y repobladas, mientras otras, como Concepción, ñ¡eron tras- macla. En vísperas de la independencia, Humboldt observó que la riqueza de
ladadas de lugar.tEl objetivo de todas estas medidas era contribuir al control es- venezuela no estaba <orientada bacia un solo punto) y que tenía varios centros
colar y administrativo de la población rural, mejorar la productividad, catequizar urbanos de <comercio y civilización>. Sin embargo, a lo largo de los siglos, algu-
EL DBSANROLLO URBANO 47 48 rrrsroRtA on ¡xÉnrcr LAT¡NA

nas ventajas marginales de las que gozaba Caracas, como el clima y la localiza- nes y los mejorados servicios. En las zonas rurales, sin embargo, las economías
ción, habían contribuido a un incremento paulatino de sus funciones burocráti- de expottación no consiguieron consolidar redes de poblamiento, ya que su po-
cas y culturales. I-a evolución de la ciudad puede interPretarse como una der y sus recursos provenían de las ciudades privilegiadas. Fueron los latifundios,
interacción entre ventaja económica, favor político y monopolio burocrático. y no las pequeñas poblaciones, los que se beneficiaron de las nuevas díversiones
Después de 175O, en palabras de John l-ombardi, <el centralismo de Caracas fue y sewicios. I-a afluencia de artículos de consumo siguió los canales de exporta-
creado por el gobierno imperial español para servir a las necesidades económicas ción, debilitando las redes urbanas regionales' t-os poblados tradicionales y los
y militares de su imperio agonizante>. fJna serie de decisiones administrativas resguardos se vieron dislocados, sin ser reemplazados por pequeñas poblaciones
tomadas entre 177'7 y 18O3 convirtieron a Caracas en sede de una nueva capita- comerciales. L,os trabajadores rurales que abandonaron sus asentamientos tradi-
nía general, una audiencia, una intendencia, un consulado y un arzobispado. El cionales, sin ser absorbidos por el peonaje, ganaron mobilidad y entraron en la
control político de Caracas sobre Venezuela seguía siendo problemático en la economía monetaria, ar¡nque como emigrantes subempleados, como miembros
práctica: las comunicaciones con las zonas rurales, incluso con las más cercanas, del lumpen urbano, o como residentes de poblados empobrecidos. Como Woo-
eran deficientes y, por otra parte, había otras ciudades con una situación más es- drow Borah ha descrito, Ios improvisados asentamientos rurales de finales de la
tratégica para el comercio ultramarino. Pero el crecimiento de sus funciones ad- época colonial fueron a menudo producto de *una concentración de habitantes
ministrativas confirió a la ciudad un magnetismo que sobrevivió a la confusión en cruc€s de caminos, ranchos o haciendas ya existentesr, Y € adaPtaron a las
de la independencia y al divisionismo político y económico de las primeras déca- rutas irregulares existentes, sin obedecer a una planiñcación formal.
das de la républica, para consolidarse después de 1870 como eje de la integra- Las tendencias que se apuntaban no se han consolidado hasta ahora, y los
ción nacional. efectos típicos del sistema urbano exportador, el incremento de la primacía ex-
IJna fuente importante del cambio de los patrones de asentamiento fue el clusiva del capital y la proletarización de los trabajadores rurales no han tenido
crecimiento de la producción destinada a la exportación, posibilitada por la ex- una influencia definitiva hasta el período de la integración nacional y la acentua-
pansión de los mercados metropolitanos y por la mayor capacidad y rapidez de ción de la dependencia exportadora de finales del siglo x¡x. LJna planiñcador
las embarcaciones empleadas en el comercio oceánico. I-as ciudades portuarias modemo transportado al último período de la Hispanoamérica borMnica bien
que no eran meros <estibadoresrr, sino que estaban al frente de un territorio pro- podría haber aplaudido la descentralización urbana y la política de cplonización
ductivo, se activaron de una manera particular: el puerto azucarero de La Ha- de la corona. Habría aprobado las florecientes manufacturas en regiones a las
bana, el puerto exportador de cacao de Guayaquil, el puerto agropecuario de afueras de los centros administrativos, como ocurría en el Bajío, en la región de
Buenos Aires. También prosperaron muchas ciudades isleñas, como Antequera, Socorro en Nueva Granada, y las ciudades del interior del ürreinato rioplatense.
que se aprovecharon del comercio de cochinilla y de una revitalización de la in- Habría destacado que el crecimiento de las exportaciones va acompañado en
dustria textil, para evolucionar después de l'74O, en palabras de J. K. Chance, muchos lugares por altos niveles y gran diversidad de productos para el consumo
cdesde una pequeña ciudad agrícola y cerrada, hacia un importante centro co- domésüco, y luego eso desarrolla Ia integración económica de las regiones. Ha-
mercial exportador de tamaño considerable>. Aunque podríamos reseñar mu- bría sido retonificado por el clima de inquietud intelectual y el interés por las
chos más enclaves urbanos que respondieron a estímulos agrícolas, mineros, ini ciencias aplicadas que se encontraba en los ambientes urbanos. Podría haberse
dustriales y comerciales, debemos limitarnos aquí a algunas generalizaciones aventurado a inferir que esas extensas áreas de Hispanoamérica estaban embar-
sobre los efectos penetrantes de la comercialización sobre los patrones de pobla- cadas en un edesarrollor económico moderno. Todo lo que son las bases del pe-
miento. ríodo borbónico, parecen un pronóstico de lo que no se habría hecho bien en las
El siglo xvrrr presenció una intensificación y especialización de la producción primeras décadas de la independencia. [-as guerras de indepe.ndencia por sí mis-
agropecuaria para los mercados exteriores, que se ha mantenido hasta la actuali- mas malograron las mejoras productivas y dañaron muchos centros urbanos. En
dad. Esta tendencia comportó varios cambios en el modo de producción: un cuanto las nuevas naciones tomaron forma, la ciudad como centro burocrático
paso de un sistema basado en la explotación intensiva de la mano de obra a otro del imperio fue desmantelada, y las estructuras políticas, especialmente en los
basado en una mayor tecnificación, racionalización y capitalización; una reorien- países grandes, fueron reconstruidas desde las proüncias, donde la riqueza y el
tación de los beneficios desde el consumo hacia la reinversión en infraestructura poder fueron mucho mrís rápidamente reconstituidos. Los éxitos de la manufac-
productiva; nuev¿¡s necesidades de intermediarios, facilidades crediticias y abas- tura doméstica estaban virtualmente cancelados por los bajos precios de las im-
tecedores en los centros urbanos; y, a excepción de las plantaciones esclaüstas, portaciones extranjeras como también porque las grandes ciudades devinieron
el paso de la sujeción de la tuerza, de trabajo, mediante controles paternalistas o en núcleos cgmerciales de lo que controvertidamente llegó a ser llamado el
coercitivos, a un <proletariado rural> desarraigado y subocupado. Estos cambios nuevo <imperialismo informab. Estadísficamente, la <desurbanizaciórt':o que
tuvieron diversas implicaciones sobre el desarrollo urbano. [-os puertos maríti- acabarnos de comentar para el siglo xvrrr continuó hasta bien entrado el xrx;
mos estratégicos se reactivaron. Las grandes ciudades Prosperaron gracias a su pero sr¡s carsas y significado fueron en muchos sentidos alterados por las guerras
actividad comercial y financiera. Los patriciados se sintieron atraídos por los de independencia y sus consecuencias.
centros urbanos de poder, donde pasaron a eng¡osar la clientela de las diversio-
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Breve Historia del Brasil Al cobrarauge en la siguiente centuria la producción agropecua¡ia en el vasto imperio español de
ultramar -cuando decaía la minería altoperuano-, el tercer Brasil se caracterizó por el traslado de
Alberto Príeto y Sergio Guerra VílaboyLaHabana l99l su zona medular del noroeste al centro-sur, en virtud de la aparición de un fabuloso centro de oro
y diamantes que generó en derredor toda una serie de actividades colaterales. Ese boom fajo
La colonia aparejado la expansión del poder metropolitano, en detrimento de la tradicional autonomía
administrativa y la relativa libertad comercial que hasta entonces disfrutaran los brasileños. Esta
El descubrimiento, conquista y colonización de América por los europeos fue un fenómeno de fue precisamente la tarea del marqués de Pombal, representante portugués de un "despotismo
los albores del capitalismo y estuvo propulsado por los intereses de la naciente burguesía ilustrado" muy distinto en cuanto a resultados de su contrapartida hispanic4 pues las reformas
comercial de España y Portugal, volcada sobre los pueblos indígenas precolombinos. borbónicas se encaminaron aliberallza el rígido sistema mercantil y ampliar la adminishación
colonial.
Como señalara Marx, la explotación de los yacimientos de oro y plata en el nuevo mundo
representó uno de los factores fundamentales en la acumulación originaria del capital y en el Por último, el XVIII fue también el siglo en que se complicó la sencilla estructura clasista brasileña -compuesta
extraordina¡io c¡ecimiento de las fuerzas productivas, que contribuyeron -en aquellas regiones casi exclusivamente por plantadores y esclavos- al dar paso a la hegemonla de los negociantes portugueses.
de Europa donde las condiciones internas estaban maduras- al triunfo definitivo de las relaciones Alterado el equilibrio polltico del régimen colonial en Brasil, con el desplazamiento de lo que pudiera
de tipo burgués. Pero el capitalismo no pudo imprimir ese carácter a la dominación ibérica de considerarse una muy balbuceante burguesla criolla, fue inevitable el choque de los intereses nacionales y los
nuestro continente, lo que dio lugar aquí a un orden social basado en la esclavitud y la metropolitanos que conducirían, en fin de cuentas, a la emancipación.

servidumbre. Cabe añadir que en la formación de la sociedad iberoamericana influyeron, de una Descubrimiento de Brasil por los europeos
u otra manera dos elementos externos: el transito del feudalismo al capitalismo en Europa y la
inclusión de la América como zona dependiente del mercado mundial en estructuración. El primer viaje de los europeos por una parte del litoral de lo que hoy forma el territorio de Brasil lo realizó el
famoso armador del puerto de Palos, Vicente Yánez Pinzón. Con una flotilla de cuatro barcos, el navegante
Ese complejo proceso fue precedido por la creación de dos Estados fuertemente centralizados, en español llegó a principios de 1500 al saliente oriental de la América del Sur, procedente de la costa africana.
la península ibérica. En ellos los intereses de la endeble burguesía y de los grandes propietarios Yánez Pinzón recorrió e[ litoral brasileño entre la desembocadura del Amazonas y el cabo Sao Roque. El audaz
piloto tomó posesión de las tierras "descubiertas" a nombre de la Corona de Castilla, en un acto que el Tratado
señoriales estaban subordinados a los de la monarquía absoluta- Pese a la semejanza del sistema
de Tordesillas (1494) despojaba de toda significación jurídica, al asignar partes especlficas del continente
socioeconómico existente en España y Portugal -feudal, aunque conciertos rasgos de un americano a los dos principales reinos católicos de la península ibérica. Poniendo rumbo noroeste, Pinzón anibó a
capitalismo embrionario- la colonización emprendida por ambas potencias en el hemisferio la misma boca del Amazonas -al que denominó "mar dulce"-, que recorrió ampliamente, entabló relaciones con
occidental se distinguió entre sí desde sus mismos comienzos. los aborlgenes. Antes de dar por finalizado su viaje a La Española, el navegante castellano se dirigió a las
Guayanas, región que habia sido visitada a fines del siglo XV por otro renombrado explorador español: Alonso
Como es sabido, después de los llamados viajes de descubrimiento (1492-1510), Castilla encontró de Ojeda. A pesar de los importantes descubrimientos geográficos realizados para España por Pinzón y sus
en México y Peru la base de su explotación del nuevo mundo en el oro y la plat4 hallado en acompañantes, la expedición fue un fracaso desde el punto de vista mercantil, pues no encontró nada de valor que
llevar a Europa.
lugares donde justamente existía una población autóctona susceptible de ser empleada en lbs
minas, mediantelaeftcaz asociación de la Corona con los propios conquistadores. En cambio, la
Otra flota castellana, esta vez al mando de Diego de Lepe, siguiendo una ruta bastante parecida a la de Yánez
evolución de la colonia lusitana fue bastante diferente. Tras el efimero ciclo de las maderas Pinzón, se presentó en abril de 1 500 en el extremo oriental del continente, pero en lugar de tomar en dirección al
tintóreas -que dibujó en el mapa sudamericano al primer Brasil como una estrecha franja costera norte se encaminó al suroeste. De esta manera, Lepe y sus hombres se convirtieron en los primeros europeos que
cubierta de esporádicas factorías franco-portuguesas- surgió la gran plantación esclavista recorrieron las costas de una región que más tarde se conocerla por su nombre indígena: Pemambuco. Esta
azuca¡era del noroeste -€n lo fundamental gracias a la expoliación de la fuerza de trabajo africana- expedición ampoco halló nada de interés comercial, por lo que emprendió de nuevo el rumbo bacia el norte hasta
tapar con el delta del Amazonas, para después adentrarse en el golfo de Paria, con la finalidad de cazar indios y
, que dio lugar a una economía agrícola de exportación constituida por centros aislados unos de
venderlos como esclavos en Castilla. Cargadas las bodegas de las naves con los inlelices aborígenes, Lepe regresó
otros y vinculados únicamente con el mercado exterior. En ese segundo Brasil se podía observar
a Europa en el otoño de 1500.
el predominio de los acaudalados hacendados y dueños de ingenios 1ue dependían muy poco de
la monarquía lisboeta-, a diferencia de lo que ocurrió en el área español4 donde desde temprano En los mismos momentos en que se desarrollaba la travesla de Lepe, anibaban a la Amórica del Sur los primeros
el poderío real se implantó en toda su extensión, pÉcticamente después que Carlos V liquidara navlos portugueses. La escuadra estaba integada por 12 naves y unos 1 500 hombres, encabezados por Pedro
los privilegios de los ensoberbecidos encomenderos. El fin de esa etapa colonial estuvo ligado a Álvarez Cabral, y su objetivo inicial era del alcanzar las Indias Orientales, bordeando las costas de África. Al
parecer, las corrientes marinas y una tempestad desviaron a Cabral de su ruta y lo llevaron casualmente a una
la expulsión de los holandeses y terminó a fines del siglo XVII con una profunda crisis económica
porción hasta entonces desconocida de la actual costa brasileña, al sur del cabo Sao Roque, el 22 de abril de 1500.
sin paralelo en Hispanoamérica. Esos parajes,.cerca de la punta de Corombao, Cabral los denominó Vera Cruz. El fondeadero escogido no fue un
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buen resguardo para los barcos, sobre todo cuando empezaba a lormarse una peligrosa tormenta tropical, por lo y de rebasar un peligroso naufragio. Cerca de dos años estuvo en la bahía de Rlo de Janeiro, hasta volver a su
que el 25 de abril el osado navegante portugués juzgó oportuno mover la flota algo al norte, a una bahla mucho patria en 1506 con sus naves repletas con el precioso árbol de tinte.
más protegida que llamaron Porto Seguro y que hoy recibe el nombre de Cabral. Los indios botocudos, que
habitaban la región, establecieron relaciones amistosas con los portugueses, permitiéndoles explorar las regiones Para muchos historiadores franceses, en cambio, el difusor en Europa del verzino brasileño fue un marino
cercanas, donde tampoco encontraron nada de valor. Desalentados por tan magros resultados, la flota lusitana normando que respondía al nombre de Paulmier de Gonneville. Los datos existentes parecen indicar, sin embargo,
reemprendió el camino a la India. Cabral no concedió mucha importancia a estos territorios, pero antes de seguir que la introducción del palo brasil fue un proceso paralelo, ya que no es posible adjudicar la primacla a ninguna
la travesla despachó a Lisboa una nave emisaria que dio cuenta al rey Manuel I -a través de la famosa carta de persona en particular, pues en su comercialización jugaron un papel semejante los tres destacados navegantes
Pedro Vaz Camina- de la existencia al oeste de África de la "isla de Vera Cruz", haciéndole llegar de regalo varios europeos.
hermosos papagayos. Las exóticas aves desp€rtaron la curiosidad de la corte y dieron lugar a que aquella tierra se
la conociera como "el pais de los papagayos". Según parece, Gonneville andaba de viaje por la costa africana, en busca de especies o de otros valiosos artículos
orientales, cuando accidentalmente se desvió de su ruta y fue a parar, como Cabral, a la costa de Brasil. El barco
Unos meses después, el monarca portugués autorizó la salida de otra expedición hacia Brasil, en la que según francés no iba a dar nunca con las especies, pero en su lugar habría de llevar al viejo continente uno de los primeros
algunas fuentes participó el famoso comerciante América Vespucio, quien acababa de abandonar por un tiempo cargamentos de palo brasil americano (1503-15M).
su servicio a la Corona de Castilla y habla pasado a trabajar por cuenta de Portugal. La flota aniM en 1501 al
cabo Sao Roque, desde donde tomó rumbo sur, hasta alcanzar la boca de un caudaloso rlo, el Sao Francisco. El éxito económico que el tráfico del verzino reportó a Vespucio, Coelho y Gonneville, animó a muchos
Siguiendo viaje, los intrépidos navegantes llegaron a una espaciosa bahla, la única en esas latitudes de tan grandes mercaderes europeos, especialmente a los comerciantes franceses de Honfleur, Dieppe y ofos puertos, a preparar
proporciones -lo que inducirla posteriormente a llamarla simplemente Bahla-, que denominaron de Todos los varias expediciones destinadas a extraer el palo brasil de las costas del nuevo mundo. En esta novedosa operación
Santos. Después pasaron a Porto Seguro y encontraron otra majestuosa ensenada a la que tomaron por la comercial sobresaldrla la intensa actividad francesa, pues desde fechas muy tempranas sus buques comenzaron a
desembocadura de un rfo, bautiándola como Río de Janeiro, por ser el mes de enero de 1502. Más tarde se burlar las disposiciones pofuguesas, encaminadas a prohibir la extracción de las maderas tintóreas por naves de
descubrirla el error y el nombre quedaría exclusivamente para la ciudad, mientras la bahía conserva su apelativo otras banderas. I¿ ofensiva mercantil de los franceses, sobre un territorio que sus cronistas y cartógrafos iban a
indlgena: Guanabara. Sin encontrar ningun objeto de utilidad mercantil, la flota portuguesa continuó bordeando denominar la Francia Ecuatorial, fue facilitada por la despreocupación oficial de la Corona lusitana que,
el litoral hasa Sao Vicente, tras navegar por los L 000 kilómetros de costa que separan al cabo Sao Roque del rlo enfrascada en sus negocios orientales, no concedía mucha importancia a la región descubierta por Cabral y que
Cananari. el Tratado de Tordesillas gatuitamente le otorgaba. La polltica portuguesa de no tomar ninguna medida efectiva
contra los traficantes convirtió a las costas brasileñas en una especie de tiena de nadie, lo que indudablemente
El ciclo exportador de palo Brasil contribuyó a aumentar el interés de los comerciantes del viejo continente. De esta forma, en el período
comprendido entre 1504 y 1532, los franceses fueron en la práctica, los únicos europeos que mantuvieron una
Ias apetencias europeas en relación con Brasil se desataron cuando apareció en sus costas un producto que gozaba presencia sistemática en el litoral brasileño. Otro resultado del aumento del comercio del verzino fue el de
de gran demanda en el viejo continente: el ver¿ino o palo brasil. popularizar por Europa el término de brasil, asociado a un amplio e indefinido territorio del nuevo mundo que la
naturaleza había dotado de riqulsimos bosques del cotizado árbol rojo.
l¿ existencia de esta preciosa madera en el territorio originó el primer ciclo exportador de la colonia. En la costa,
visitada por los portugueses a principios del siglo XVI, crecla un árbol rojo o de color brasa, de calidad similar al Con vistas a asegurar las fuentes del palo brasil, los navegantes franceses procuraron obtener la colaboración
que desde la edad media se conocla en Europa como palo brasil, y que se usaba frecuentemente para teñir las telas indlgena. Para ello se valieron de una política paclfica, avalada por el asentamiento de sus representantes en las
durante su proceso de fabricación. Ese nombre se generalizó para todas las maderas tintóreas y también fa€ propias aldeas aborlgenes de la costa. Intercambiaban con los indios todo objeto que, además del verzino tuviera
adoptado para designar el árbol Caesalpinía echinata que se daba silvestre en las selvas del litoral. las grandes algún valor comercial, tal como el algodón, la pimienta, papagayos, macacos y plumas de aves, entregando en
utilidades que generaba la comercialización del producto atrajeron la codicia de los europeos y dio l'ugar a que reciprocidad baratijas, hachas, cuchillos e incluso armas de fuego. Las relaciones de colaboración más estrechas
llegaron a las ag"as del pals numerosos traficantes, sobre todo de procedencia portuguesa, española y francesa. las establecieron con los tupis, para quienes la polltica amistosa de los franceses confastaba abiertamente con los
constantes esfuerzos portugueses por esclavizarlos. Para facilitar su labor, los contrabandistas estableclan
Algunos historiadores portugueses sostienen que el iniciador de la explotación comercial del palo brasil fue el p€queñas factorlas en el litoral, destinadas a almacenar el palo brasil y las demás mercanclas, en espera de las
navegante Gonzalo Coelho. En mayo ajunio de 1503 zarpó de Lisboa con seis naves, una de las cuales estaba naves procedentes de Europa. Pero las factorlas francesas nunca llegaron a constituir grupos estables de
capitaneada por el experimentado Américo Vespucio. Cuando la pequeña flota se había alejado de la costa colonización -a pesar de la proliferación del mestizaje: antecedente de los aguerridos mamelucos-, ya que eran
africana, en la recién descubierta isla de Femao de Noronha -que en 1504 se convefirla en la pionera de las abandonadas en cuanto comenzaba a desaparecer de los alrededores la madera tintórea.
capitanías hereditarias-, Coelho y Vespucio, de común acuerdo, se separ¿¡fon. El segundo llegó a Bahía y allí
esperó pacientemente a sujefe por espacio de varias semanas. Desesperado por la inactividad, Vespucio se dedicó El extraordinario aumento de la actividad de los contrabandistas en suelo brasileño, terminó por convencer al
a reconocer el litoral que ya había visitado un año antes. En la bahía de Porto Seguro levantó un fortin que fue el monarca portugués de la necesidad imperiosa de desalojar a los franceses e impulsar la colonización de sus
primer asentamiento europeo en tenitorio brasileño. Durante uno de sus frecuentes recorridos por el interior, en posesiones americanris, para no perderlas definitivamente. Por esa razón, en 1 526 Portugal envió al nuevo mundo
el trayecto a la sierra Dos Aimores, los hombres de Vespucio encontraron abundantes bosques de palo brasil. Sin una escuadra integrada por seis barcos de guerra, al mando del capitán Chistovao Jaques. El marino lusitano
tardanza, Vespucio cargó sus naves con una buena cantidad de verzino y retomó a Portugal en abril de 1504. apareció de improviso en Pemambuco, región infestada de traficantes franceses, donde hundió tres naves, y
capturó cerca de 300 prisioneros que fueron remitidos a Portugal. Después Jaques ancló en un puerto lleno de
Sobre [a suerte de Coelho y su tripulación se tienen menos detalles. Se sabe que anibó a la'tierr¿ de Santa Cruz" rocas y farallopes, al que dio por nombre Recife.
-tomo gustaba ahora al monarca portugués designar sus posesiones americanas-, después de muchas vicisitudes
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En l53l llegó a Pemambuco otra armada portuguesa, esta vez de 5 naves y 400 hombres, al frente de las cuales Indias Orientales, este era un sistema mercantil menos rigido en comparación al implantado por España en sus
venla el noble lusiano Martim Allonso de Sousa. Una parte de la expedición, guiada por Diego kite, se encaminó colonias de ultramar, pues, en la práctica el comercio de los demás productos y mercanclas quedaba liberado.
al litoral comprendido entre el cabo Sao Roque y el Amazonas, para limpiar sus aguas de contrabandistas
franceses. Otros barcos de la flota fueron enviados de regreso a Porn¡gal, llevaban un valioso cargamento de palo En realidad solo se llegaron a repartir l2 capitanfas, en lugar de las 1 5 previstas en el plan inicial, ya que a Martim
brasil; mientras el resto de la escuadra, bajo el mando del propio Sousa, se dirigió al sur, tras capturar decenas de Alfonso de Sousa le fueron asignadas 2 y a su hermano, Pedro Lopes de Sousa, L. l¿s 15 donatarias eran, de
traficantes en la costa de lo que más tarde serla Olinda y en la isla de Sao Alejo. En su travesla hacia las regiones norte a sur, las siguientes: Pará, Maranhao, Piaui, Rio Grande do NoÍe, Itamaracá, Pemambuco, Bahía, Iiheos,
meridionales Sousa y sus acompañantes llegaron a Bahla, lugar donde estaba enclavado un poblado hispano- Porto Seguro, Espiritu Sancto, Sao Thomé, Rlo de Janeiro, Sao Amaro, Sao Vicente y Sancta Ana. Cabe añadir
portugués fundado por un náufrago lusitano, Diego Alvarez Correa, a quien los indios llamaban Caramaru, es que en algunas de estas 12 colonias los capitaos mores nunca llegaron a establecerse de una manera efectiva.
decir, "hombre del fuego". Caramaru serla de gran ayuda a los portugueses, pues conocía el tenitorio a la
perfección, dominaba el dialéctico de los tupis y habla explorado la cuenca del rlo Paraguazú. A fines de I 53 I la Como regla general, en cada señorío la colonización se iniciaba con la llegada del gobemador y la consiguiente
flota de Sousa se presentó en la bahia de Guanabara, lugar donde se edifrcó un fuerte y se registró, sin resultados fundación de una villa, tras encontrar una adecuada bahla o rada para guarecer la flota. Por esa razón, y también
positivos, las zonas aledañas en busca de metales preciosos, minerales que los portugueses perseguían con la idea de protegerse de posibles ataques indlgenas, la nueva población estaba situada lo más cerca posible
afanosamente después del éxito de Hemán Cortés en la conquista de México. Luego los barcos siguieron rumbo del litoral. No obstante todas las precauciones, usualmente las plazrs portuguesas eran invadidas y destruidas por
al sur, y una parte de la expedición llegó hasta el Rlo de la Plata. En la isla de Sao Vicente, Sousa fundó, el 22 de los coléricos indios, lo que obligaba a los colonos a trasladar el incipiente pueblo a un sitio más seguro. Los
enero de I 532, una villa, aprovechando la existencia en ese sitio de pobladores de origen portugués -gobemados capitanes mayores eran hidalgos, mientras las masa fundamental de los habitantes estaba formada por antiguos
por Joao Ramalho-, que se dedicaban a esclavizar indlgenas. Estos hombres, provistos de pequeñas delincuentes y algunos pocos campesinos portugueses.
embarcaciones, ya habían incursionado en gran parte del litoral comprendido entre Rlo de Janeiro y la isla de
Santa Catarina. El propio Ramalho fue probablemente el primer europeo que subió la Serra do Mar, al extremo La capitanla de Pemambuco en el noroeste fue concedida por el rey al marqués del Basto, quien le puso por
sudoriental de la meseta de Brasil, y estableció relaciones amistosas con los tamoyos, quienes dominaban toda la nombre Nueva Lusitania. El gobemador Coelho anibó a esta posesión en 1535, acompañado de su numerosa
región del bajo valle del Paraiba. Sousa y Ramalho examinaron juntos la siena de Piranaciaba, donde fundaron parentela y un grupo de colonos con los cuales fundó, a modo de capital, la villa de Olinda. Por orden suya se
pobladores de los que más tarde surgirlan las villas de Santos y Sao Paulo. reconió gan parte del curso inferior del rlo San Francisco, no explorado hasta entonces.

En represalia por las acciones punitivas llevadas a cabo por Jaques y Sousa, en 1532 apareció en Pemambuco un Por su pafe, la capitanla de Bahla le fue entregado al hidalgo Francisco Pereira Coutiho, quien se encargó de
buque de guerra francés al mando de Jean Dupenet, encargado de hostilizar a los portugueses. Por primera vez someter toda la costa y un pedazo de la meseta del rlo Paraguazú. La creciente enemistad de los tupinambas obligó
desde el descubrimiento del palo brasil no se trataba de una nave contrabandista más o menos independiente, sino a Pereira Coutinho a abandonar su residencia en villa Velha y huyó con muchos de los colonos de la capitanfa,
que era una expedición organizada con el consentimiento oficial del rey de Francia Francisco I, y que causó ciertos donde, sin embargo, quedó un reducido grupo bajo la protección del famoso Caramaru. Un año después el capitán
estragos en los dominios lusitanos de Brasil. En Pemambuco los franceses pretendieron dejar una pequeña mayor intentó regresa¡ a sus dominios, pero naufragó y murió a manos de los indios (1545),justamente en la
factoría, pero no tardó en ser liquidada por Pedro Lopes de Sousa, quien erigió en su lugar otro fortln portugués. entrada de la bahía, a orillas de la isla de Itaparica. Algo parecido ocurrió en la donataria de Sao Thomé -
Este fuerte, junto con las colonias agrícolas del sur, ubicadas en Sao Vicente y Piratininga (Sao Paulo), se concedida a un compañero de armas de los hermanos Sousa, llamado Pedro de Goes- y en Ia capitanla de Espiritu
convirtieron, por el momento, en los únicos asentamientos europeos estables de la costa brasileña. Sancto -entregada a Vasco Femández Coutinho, en recompensa por los méritos alcanzados en las Indias
Orientales-. Por su [ado, los señores de las donatarias septentrionales -Joao de Banos, Ayres da Cunha y Femao
Creación de las capitanlas hereditarias Álvares de Andrade- naufragaron en peligrosos bajlos de la costa de Maranhao.

I¿ creciente hostilidad franco-pofuguesa por el control del litoral de Brasil condujo al monarca de Portugal, Joáo A Martim Alfonso de Sousa, la Corona lo benefició con la capitanla de Sao Vicente, aunque pronto la abandonó
III, a impulsar de una manera decisiva la colonización de sus tierras americanas. Con ese fin dispuso, pgr la Carta para regresar a Portugal. Un noble que llegarla a regir los destinos de la colonia, Bras, Cubas, edificó una especie
Regia del 28 de septiembre de I 532, la división de toda la "provincia de Santa Cruz" en 1 5 capitanias hereditarias de hospital en tienas de este verdadero feudo, en torno al cual crecería una villa que llevaría el nombre de Santos
o donatarias, destinadas a estimular el poblamiento y a promover la explotación de sus recursos en su colonia del (1546).
nuevo mundo. Las capitanías se concebían como especies de señorlos feudales y se basaban en un sistema
medieval de colonización que los portugueses habían puesto en práctica, con cierto éxito en las islas Madeira. Las En resumen, siete capitanlas pudieron ser fundadas de hecho, pero en solo cuatro de ellas la colonización registró
I 5 donatarias ocupaban toda el área que el Tratado de Tordesillas asignaba a Portugal y tenfan de fronteras entre cierto progreso. Nos referlamos a las donatarias de Porto Seguro -entregada a un rico seflor feudal del norte de
si los paralelos geográficos, que en realidad solo podlan fijar llmites precisos en la costa, pues el resto del Portugal; Pedro de Campo Tourinho., Ilheos -perteneciente al funcionario real Jorge de Figueredo Correa- y las
tenitorio, hacia el interior, permanecía totalmente inexplorado. Las Reales Cartas de Donación -.€l título de ya mencionadas de Sao Vicente y Pemambuco. Algunos historiadores estiman que hacia 1550; medio siglo
concesión y la Carta Foral- daban a cada capitanía su fundamento legal y un modelo de desanollo de tipo después del arribo a Brasil de Cabral, las capitanías más prósperas apenas contaban con 600 colonos -excluyendo
semifeudal. El capitán mayor o capitao mor era por lo general un veterano de las campañas del oriente, al que se los esclavos negros e indlgenas-, mientras en todo el litoral no habitaban más de 5 000 europeos y sus
le dotaba de absoluta jurisdicción sobre su dominio, tan solo limitada por la imposibilidad de acuñar moneda e descendientes.
imponer la p€na capital. Además, quedaba autorizado a poblar el territorio con colonos católicos, obligados a
pagar regularmente el diezmo a la Iglesia, y con los cuales establecia una relación patriarcal. I¿ Corona se Primeras formas de organización est¡tal
reservaba para su exclusivo beneficio el monopolio del palo brasil --otorgado en un principio al mercader lisboeta
Femao de Noroña-, la trata de esclavos, el comercio de especies, así como el quinto del oro y la plata. Debido Debido a que el sistema de las capitanías hereditarias no funcionaba de la manera prevista, ni proporcionaba a la
seguramente a la situación por la que atravesaba Portugal, girado por completo a la órbita de los negocios con las Corona portuguesa los dividendos esperados -al igual que habla sucedido anteriormente con las factorías-, el
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I
monarca decidió hacer un cambio sustancial en el régimen de gobiemo vigente
en sus posesiones americanas. Sin Entretanto, prosperaba la colonia de Bahla, alentada por la llegada
duda la colonización fomentada por los capitanes mayores habla encontádo una de nuevas flotas portuguesas portadoras de
serie de obstáculos y, salvo en más agricültores y plantadores, mientras el gobemadoigeneral se
unas pocas donatarias, no habla ningún avance. Como si todo esto fuera poco,
la entrega a los capiaes mores de dedic uuuuorg i^r\inai"iente aoministracion
facult¿des tan amplias' acorde al derecho medieval, estaba en completu estatal El poder central, radicado en la villa del Salvador, se componla en su cñspide
ón ta polttica seguida por de tres funcionarios reales,
independientes unos de otros. Ellos eran el govemador geral
la corona, encaminada a fortalecer el poder real en la propia metrópoli,"bntrudi""ión
J"trtÁ""to ¿"ios señores feudales: -a partir de lz20 si¡an ltama¿os virreyes-, al que
correspondía la administración, el_ouvidor_ geral, encargádo de lá justicia, y
problema que las fallidas sublevaciones de los conquistaáores y encomenderos"" españoles, iniciadas en 1542,
pron..áor ¡¡or, responsabilizado
hablan puesto sobre el tapete tanto en España como en Portugal. Por añadidura, con el control de la hacienda real. Más tarde se ampliarla el aparató judiciai, "r
era un mom-ento en que castilla creemdose los tribunales de Relacao
(1587) Elproveedormor,porsuparte,tenlaadscriptoencad-adonatariaaúnpro*.aorJ..upitanía,especiede
recibla por toneladas las fabulosas riquezas minerales de Peru]lo cual inducla a
óartos v u uilntu. uu"ntur* .o,no inspector regional, quien debia controlar las aduanas de los puertos, y
la. de Francisco de orellana, quien entre 1541 y 1542 recorrió
ampliamente al Amazonas en busca del legendario la casa das contas -instaladas a nivel de
El Dorado; o la de Alvar NúñezCa&za de vaca, que tr¿s desernbar.u, en capitanía-, particularmente en lo referido al cobro del quinto iear y ei áiezmo
s-a catarina, at anesó partes de Sao de ra rgresia.
Paulo y Paraná rumbo a paraguay.
La célula básica del sistema administrativo portugués eran los gobiernos
municipales, inspirados en una vieja
Por todos estos motivos, en 1548 el gobiemo lusitano reivindicó sus derechos institución medieval que resurgía con fuerza en América con el nombre de senado
estatales sobre el vasto territorio da árnuiu, nluy semejante al
cabildo castellano. La municipalidad se encargaba de reglamentar toda la
brasileño. La medida real dio inicio a la estructuración de una verdadera administración vida de una vittul .rtuuu ror,nuou po,
colonial portuguesa en un consejolrbano, elegido, al menos en teoría, por todas las cabezas
el nuevo mundo, cuyas bases en cierta forma se habían sentado en el período ae tas *pitunias de familiade cierto aúot"ngo, siempre que
hereditarias. Al residieran de manera permanentemente en la población. Lo integraban
frente de ellas se designó a un_representante de la Corona, el govemador gerat, varios vereadores o consejeros, dos guises
Aotaao áe amplios poderes ordinarios y otros miembros.
gubemamentales y del mando militar supremo. Este funcionario teldria
entre sís obj"tiuor**prrru.ente fijados
en las instrucciones reales o regimentos-, establecer un gobiemo central único, imiulsar
la actividad económica A la vez se implantó la organización eclesiástica, que desde I 551 tenía en su cima al
y hacer avanzar la colonización, procurando encontrar métales preciosos, obispado de Bahí4 al frente
ast có.o usegu.- ia posesión de Brasil del cual estuvo inicialmente el padre Pedro Femán-dez Sardinha. cabe añadir que
a Portugal La creación del cargo de govemador geral signihcaba la liquidación pñ"ti."
O"f régimen de las emitió una bula, que subordinaba a los reyes de Portugal toda lajerarquiu ."toti.".n
ese misiio ano et papa lulio lt
donatarias, aun cuando legalmente las capitanías seguirlanixistiendo, peio subordiiuáur-u
tu¡u.iiai"ción, del iár áo.inio, lusitanos.
poder central. No obstante, poco a poco las donatariai desaparecieron
óómo tales, unas por compra de la Corona Desde el principio de la colonización en Brasil tuvieron fuerzas de ley todos
y otras por el simple abandono de sus dueños. los códigos porh¡gueses, en primer
término las ordenacoes Manuelinas de 1514, asl como las órdenes ár"r, c".at
J.?.i'v ¿.r¿" disposiciones
El lugar escondido como sede de la nueva administración colonial fue la antigua capitanla oficiales. Conforme a este principio, desde la época de las donatarias se hizo extensiva
de Bahla, en virtud de al territorio brasileño la
ley portuguesa de asentamientos agrarios, conocida como ley das sesmaria- grü
que era una de las donatarias más grandes, se encontraba justamente
en el céntro de la llnea costera brasileña y arporiio" real permitla
adjudicar tienas a privados (sesmaria), siempre que no fue.n muyo.e,
su beneficiario original -Pereira Coutinho-, había perdido la vida en un encuentro a tas qu" reat.eni! puuieran
se tabrar.
con los indígenas, por lo quá
su concesión se reintegró al patrimonio,real. Para estrenar el puesto de gobernador generai
ta Córona o'espacnü a En la práctica' la ley das sesmaria siwió para.otorgar extensos predios los
un noble lusitano llamado Thomé de Sousa, quien anibó a ia Américá el 29 de tiarzo a senhores de engenho, paficularmente
de 1549. La sede de la en el norte -pues en el sur la tiena se repartió po; lo general en parcelas más p"qu"n*-,Lñ*do
capitanía de Bahla, villa Velha, nofue, al parecer, del agrado del gobemador y dejánáose los cimientos
ti"va, po, to, consejos en los futuros latifundios.
de Caramaru, Sousa fundó algo más. al norte un nuevo poblado, a-l que denominó sufuu¿oi,
uui*¿o en la bahla
de Todos los santos. La villa recién instalada serla durante *ás d" dos rigtos
ta capital oiiciai¿" ¡.rit. Inicios de euge azucarero
En-la flot¿ en que llegó a Bahla el gobemador general venian también unos 450 colonos -.en
su mayorb En la capitanía de Sao vicente pronto prosperó el cultivo de la caña de azúcar, planta que
exdelincuentes', 600 soldados y_5jesuitas, encabezados por el padre Manuel de Nóbrega. estaria llamada a
Estos sacerdotes fueron sustituir al p-alo brasil como principal re8lón exportable. Se supone que el primer
los primeros religiosos de esta orden que pasaron al nuevo múndo. Aunque trapiche fueinstalado por Martim
en princip"io et tráno no two muyo. Alfonso de Sousa en I 553, ante la imposibilidai de encontrar ias anñeladas rique-s
relevancia" a largo plazo los jesuitas fueron un elemento de vital participaclon lu?"q"irta de ciertas áreas, aurreias. vate Ia pena actarar
tanto en las.posesiones portuguesas como españolas. Un ejemplode elü fue tu""
que los indígenas brasileños, a diferencia de los aborlgenes que encontrarón
te.p.aná los españoles en muchas de sus
de Sao posesiones americanas, desconocían el trabajo de los mátales
Paulo --en el área de las donatarias de Sao vicente y Sao Amaro-, donde losjesuitas "otonización e'ignorauan Ia ubicaciáíle los yacimientos de oro
ré airiingui"ron por darle su y plata, elementos que facilitaron extraordinariamente la tarea
fiso¡omia al naciente proceso de dominación colonial. En 1554 un reducid'o grupo oe jesuiL, a c:ortés, rizano y aemas con-qÍstaoores hispanos.
al frente de los
cuales marchaban los padres Nóbrega y José de Anchieta, estableció et coteglJae sao
Éaulo, unos kilómetros al l^a agricultura de [a caña de azúcar llegó a Brasil procedente de las islas
noreste de la isla Sao Vicente, en el cuno ¿lto del Tieté, en pleno territorio iontinental. Madeir4 Azores y Cabo verde, lugares
Desáe ese punto, en los donde los portugueses la habíanimplantado duranÉ el siglo XV. Desde entonces
campos.del Piratininga, losjesuitas, valiéndose de sobomos, úalagos y promesas, lognron sá convirtieron en los principales
convertir al catolicismo
a los principales jefes aborlgenes de la localidad. i
abastecedores del producto en Europa. A partl de 1 5 I el precio ¿el
azucar subiJ en .i uirjo como
consecuencia directa de la conquista turca de Egipto y Siria, que eliminó
a estas ,egion"s cdÁo"ontin"nte,
suministradoras
de azúcar del mercado europeo. Ello incentivó áé u cana e'imputso u ro, po.tugu"?,
Después, con la ayuda de los caciques conversos, los seguidores de Ignacio de Loyola
sometieron a las tribus de y opu¡or", a intentar su
los alrededores, con las que crearían cuatro grandes reduciiones, Sao ñaulo, desanollo en América.
Santiajl s"o iorg" v ¡rpiritu Sancto.
En ellas los indlgenas eran obligados, bajo una severa disciplina, a cultivar la tieña
como vJrdaderos siervos de Los comerciantes de Portugal no tardaron en comprender que el litoral brasileño
la gleba y a entregar a los jesuitas-el fruto de su trabajo. El priviiegio de explotar ofrecla cualidades inmejorables
a tor uuori!.n", brasileños no para fomentar plantaciones de caña de azúcar. Las costas de Brasil poselan
tardaría en provocar luchas y conflictos entre los ávidós colónos y Ios no rn"nos u.biciosos jisuitas excelentes tenenos sedimentarios,
rojizos u oscuros, quejunto a un buen régimen de lluvias hacian inneiesarios
tos regaatosfauonos. Las óptimas
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condiciones abarataban el ciclo productivo y permitlan obtener rendimientos superiores a los de las islas del un heterogéneo sector social de carácter intermedio, integrado por artlfices, p€queños comerciantes, artesanos y
Atlántico. El hecho de que las plantaciones azucareras pudieran ser ubicadas cerca de la costa, en lugares donde campesinos libres.
abundaban los puertos naturales, contribula a facilitar el envlo del producto a los compradores. Además, los
portugueses dominaban la red comercial del azúcar en el viejo continente, que inclula socios, fuentes de créditos, Fracaso de la colonizeción hugonote en Rlo de J¡neiro
mercados y facilidades portuarias en Amberes, lo que unido a una polltica fiscal bastante liberal para la época -
impuestos bajos, exenciones temporales de gravámenes y virtual comercio libre-, haclan aún más atractivo el El episodio más sobresaliente de las nuevas aventuras francesas en Brasil se produjo poco tiempo después de la
campo para emprender el negocio azucarero. I¿ única limitante al desanollo de las plantaciones de caña era la llegada de Duarte da Costa, según gobemador general, a la capitanla de Bahla, en julio de 1553. La nueva
falta de capiales, en especial pa¡a costear la preparación y el transporte de az'bcar, que requerían cuantiosas administración tuvo que enfrentar divenos problemas, desde la resistencia de los colonos y el clero a muchas de
inversiones -como por ejemplo para la adquisición en Flandes de grandes pailas de cobre y otros instrumentos de sus arbitrariedades, hasta los constantes ataques indígenas. Pero ninguno de estos acontecimientos fue tan grave
producción de producción-, y por la escasez de fuerza de trabajo. El capital se encontraría en cantidades suficientes como el intento francés por apoderarse de Rlo de Janeiro, que puso en jaque a toda la colonia portuguesa del
en los Países Bajos, mediante la asociación entre los colonos portugueses y los banqueros holandeses. La mano nuevo mundo.
de obra se satisfizo en un inicio por medio de la explotación indiscriminada de los indlgenas que habitaban en el
litoral; cuando estos no fueron suficientes se les persiguió con saña por el interior para arrastrurlos a las La historia de esa expedición francesa se inició cuando un caballero de Bretaña (Francia) gran maestre de la Orden
plantaciones. Finalmente se implantaron esclavos negros de las costas de África, por entonces bajo control de Malta, Nicolás Durand de Villegaignon, obtuvo del monarca Enrique II el visto bueno para llevar adelante una
portugués. audaz empresa colonizadora en Brasil. Villegaignon contaba con el entusiasta respaldo de la principal figura de
la reforma religiosa en Francia: el admirante Gaspar de Coligny acariciaban el proyecto de fundar colonias en el
Para instalar la plantación de caña de azícar era necesario rozar la selva, labor en la que se aprovechaba la nuevo mundo, para escapar de las luchas religiosas sin perder su nacionalidad. Naturalmente, la misión no se
experiencia indlgena. Sembrada la caña, esta crecía normalmente y con un mlnimo de cuidados maduraba en concebía solo en términos teológicos, pues en primer lugar se diseñaban sus aspectos mercantiles, lo que aseguró
pocos meses. Cada campo se cortaba durante varlas cosechas sucesivas, dejando crecer la planta sin obstáculos el financiamiento, sin el menor reparo, de los púncipales armadores y comerciantes de Normandla y Bretaña.
después de cada corte. Cuando el suelo se daba por agotado, resultaba más rentable repetir el ciclo en otra parte
de la selva. La caña cortada se trasladaba al trapiche o engenho, donde se hervía eljugo en las calderas, y ya seco La escuadra al mando de Villegaignon, compuesta de 3 naves y unos 600 hombres, llegó a la bahfa de Guanabara
y cristalizado el azúcar en moldes de arcilla, se envasaba en cajas de madera de unos 500 kilos de peso. El azltcar -único puerto costero importante de la zona oriental de Brasil no habitado en forma permanente por los
que se exportaba tenía dos calidades diferentes: blanco cristalizado y refinado o moreno mascarado, aunque ambos portugueses- el l0 de noviembre de 1556. En algunas de las islas de la bahla los franceses obligaron a los indios
tipos debían terminar su proceso de refinación en Europa. Los primeros trapiches en producción rendlan unas 50 a trabajar en la construcción de dos fortines -a uno de los cuales denominaron Coligny, en honor del padrino de
toneladas de azúcar por año cada uno y requerlan decenas de trabajadores -tanto para la parte agrícola como para la colonia-, destinados a proteger el asentamiento de los esperados ataques portugueses. Pero la desatinada
la artesanal- y animales de tiro. Este tipo de actividad favoreció la aparición de grandes establecimientos, polltica practicada por Villegaignon pronto acaneó grandes dificultades a la vida de la incipiente población
fazendas, que compartlan el área cultivable de la colonia con las pequeñas fincas y parcelas dedicadas a la francesa. La desmedida expoliación de los indígenas despertó la ira de los tupinambas, provocando constantes
producción de alimentos, en primer lugar de la mandioca. Con el coner del tiempo, la plantación de azúcar y la ataques de los aguerridos aborlgenes; y la súbita intolerancia religiosa de Villegaignon levantó la hostilidad de un
casa de los amos (casa grande) se convertirlan en signo distintivo dejerarqula social y poderlo económico. grupo de expedicionarios franceses, que se separaron para formar en la costa una colonia "normada libre". I¿
tirante situación se agravó con la llegada a la Francia Antártica -nombre que recibla el poblado hugonote del Rio
Las plantaciones de la capitania de llheos fueron, quiás, las primeras en crecer en forma satisfactoria, favorecidas de Janeiro- de unos 300 calvinistas enviados desde Ginebra por Coligny, al frente de los cuales venla un sobrino
por el trabajo de los indios tupiniquln. Pero esa breve etapa de florecimiento económico concluyó abruptamente de Villegaignon: Bois le Conte. EI arribo de tan nutrido grupo de protestantes no resolvió los problemas de la
cuando los insumisos botocudos invadieron la costa y destruyeron la mayoría de las plantaciones. Desde ese colonia, sino que, por el contrario, agudizó las encendidas pugnas religiosas. Al final los hugonotes regresaron a
momento, el centro azucarero de Brasil se asentó en Sao Vicente y sobre todo en la cápitanía de Pemambuct, Europa, a la vez que se producla la retirada del propio Villegaignon. No obstante estos tropiezos iniciales, en la
donde el primer trapiche fi¡e instalado en 1542. colonia permanecieron algunos traficantes, encabezados por Bois le Conte, que harian progresar la Francia
Antártica -tras establecer buenas relaciones con los indios- hasta convertirla en una rica factoria enclavada en ese
El número y tamaño de los engenheos fue aumentando en el transcurso del siglo XVI, en virtud del incesante estratégico punto de la América del Sur.
crecimiento de la demanda europea. Hacia 1570 Ia producción de azúcar en Brasil era un negocio sumamente
lucrativo, ya que encontr¿ba compradores para unas 2 50O toneladas anuales fabricadas por 70 trapiches. Un En 1557 la Corona portuguesa decidió cortar por lo sano en lo concemiente a la presencia de los contrabandistas
factor que favoreció ese salto cuantitativo fue la posibilidad de encontrar fuerza de trabajo barata en África, para en sus dominios americanos. Con ese fin, Duarte da Costa fue sustituido por otro funcionario real: Joao Mem de
sustituir en parte la labor indlgena. Desde 1559 la Corona accedió a otorgar permisos para la importación de Sá. El nuevo gobemador gener¿¡l se presentó en Bahía en enero de 1558 y sin pérdida de tiempo inició los
africanos en condición de esclavos, siempre que se respetara el tope de 120 por engenho. Se estima que gncias a preparativos militares para expulsar a los traficantes franceses de Rio de Janeiro. Terminada esa fase preliminar,
este mecanismo, en I 570 laboraban en las plantaciones de caña de la costa brasileña unos 2 000 ó 3 000 esclavos, Mem de Sá lanzó en marzo de 1560 una poderosa ofensiva contm el enclave franés. Como resultado de los
lo que constitula, sin lugar a dudas, la mayor concentración de trabajadores negtos que existla entonces en toda combates, las fortalezas levantadas por Villegaignon en la bahla de Guanabara fueron desfuidas y sus defensores
la América. fueron obligados a huir hacia los espesos bosques de la costa. Inexplic¿blemente Mem de Sá se dio por satisfecho
con la victoria alcanzada y, y sin dejar ninguna guamición al cuidado de esa importante rada, se retiró con sus
De tal forma se fueron dibujando en la naciente sociedad colonial de Brasil dos clases sociales fundamentales: fuerzas a la capital en Bahía. Tal descuido fue aprovechado por los incansables franceses, que en poco tiempo
los senhores de engenho por un lado, propietarios de enormes extensiones de tierras y esclavos y, por el otro, la volvieron a erigir en Río de Janeiro una nueva factorla, que denominaron Urucuririm.
gran masa de africanos y aborigenes explotados. Más adelante, con el desarrollo de la colonia, se iría conformando
11 12

Con el ánimo de liquidar para siempre a los molestos colonos extranjeros de la Fuerza Antártica, Mem de Sá fallecimiento de Lourenco da Veíga. A Telles Baneto le sucedió en 1588 el donatario de llheos, Francisco
despachó desde Bahla un poderoso destacamento al mando de uno de sus sobrinos: Estacio de Sá. Los efectivos Giradles, quien a su vez fue reemplazado en 1591 por Francisco de Sousa. Los siguientes gobemadores fueron
portugueses aparecieron en Rio de Janeiro a principios de 1 565, en donde, tras volver a expulsar a los franceses Diego Botelho, entre 1602 y 1607, y Diego Meneses de 1607 a 1612. De esos años, comprendidos entre fines del
de los alrededores, fundaron la villa de Sao Sebastiao-en honor al infante monarca lusitano en la playa Vermelha, siglo XVI y principios del XVI, datan precisamente los éxitos portugueses en la colonización de amplios
justo en la falda del monte Pan de Azúcar. La batalla decisiva se celebró en enero de 1567, cuando arribó a Sao territorios del norte y del noroeste, en paficular de Paraiba, Sergipe, Rio Grande do Norte; CeaÉ, Piaui,
Sebastiao otro contingente militar comandado por el govemador peral, el cual, a costa de g¡andes pérdidas -+ntre Maranhao, Paá, junto con la agudización de las contradicciones con las emergentes potencias coloniales
ellas la de Estacio de Sá-, consiguió la expulsión de los colonos y traficantes dejados por Villegaignon. Todavla europeas.
durante un tiempo algunos contrabandistas lograron sostenerse en ciertas áreas de la franja costera oriental del
Brasil -cabo Frío (Río de Janeiro) y río Real (Sergipe!, de donde también fueron desalojados por los portugueses l¿ fusión de las coronas de España y Portugal provocó, entre otras consecuencias, que los enemigos de un reino
en 1576. A partir de entonces solo quedó el litoral norteño, comprendido entre el cabo Sao Roque y las Guayanas, se convirtieran automáticamente en los del otro, por lo que se incrementaron los conflictos con los representantes
como única costa más o menos libre, donde los franceses podlan realizar impunemente sus ilegales actividades de Inglaterra, Francia y Holanda. En lo que se refiere a la primera de esas tres potencias, cabe mencionar que
mercantiles, pues las avanzadas lusitanas septentrionales se hallaban en la isla de Itamaracá y el puerto de entre I 578 y 1604 grupos de filibusteros y contrabandistas ingleses visitaron con frecuencia las costas de Bahía,
Conceicao (Pemambuco). Sao Vicente y Pernambuco, destacándose en esas correrías las expediciones comandadas por Edward Fenton,
Robert Withrington, Thomas Cavendish y el afamado explorador Sir Walter Raleigh.
Luego de un triunfo tan significativo, Mem de Sá solicitó su sustitución a la Corona, fue designado, para
reemplazarlo en el cargo de gobemador general, el noble portugués Luls Femández de Vasconcelos. La armada Por su parte, la lucha contra los franceses estuvo inscrita dentro del ya viejo problema creado por los constantes
que transportaba al nuevo mundo al distinguido funcionario colonial, tuvo que afrontar varias dificultades que intentos de los armadores y comerciantes de Bretaña y Normandía, para apoderarse de extensas zonas del litoral
dieron al traste con su misión. Una violenta tempestad dispersó a los navlos en múltiples direcciones, y hundió al brasileño. Los traficantes franceses habían sido expulsados manu miliari de Rlo de Janeiro y demás territorios
grueso de la flota, mientras el resto, incluido el buque donde viajaba el nuevo govemador peral, sucumbió ante sureños, lo que los obligó a concentrar todos sus esfuerzos en la conquista del litoral comprendido entre Paralba
un sorpresivo ataque de los corsarios franceses Jacques de Sores y Jean Capdeville. Desaparecidos Femández de y el Amazonas. Fue dentro de esa área, en las tienas de la isla de Maranhao (Sao Luiz), formada en la
Vasconcelos y su séquito, a Mem de Sá no le quedó otra altemativa que permanecer en Brasil como gobemador, desembocadura de los rlos Mearím e Itapecuru, donde floreció desde 1594 una activa factorla francesa que estaba
cargo que ostentaba al morir, el2 de marm de 1572. llamada a ser el eje de la colonización de esa zona. En 1610 llegó a la Francia Equinoccial, como se denominó a
la región, una expedición encabezada por el hugonote Daniel La Touche, seflor de La Revardiere. Al contar con
Fue en casa ocasión que la Corona decidió la división de su colonia americana. Es posible que en tal determinación la protección de la corte de Pa¡ís, La Touche logró atraer a cientos de colonos con los cuales edificó, dos años
influyera el marcado crecimiento económico del nordeste, que quiás aconsejaba aumentar el control fiscal sobre después, la villa de Saint Louis en Maranhao.
Pemambuco mediante el establecimiento de una administración más directa. De todos modos, lo cierto es que en
1573 se formaron en el tenitorio brasileño dos gobiemos separados. El del norte conjurisdicción sobre todas las Par¿ detener a los franceses en la región septentrional de Brasil, los portugueses iniciaron desde fines del siglo
capitanías septentrionales, desde llheos hasta Itamaracá, tenía su capital en Bahía, e inclula la naciente región XVI una febril ofensiva colonizadora que permitió la fundación en 1599 de la villa de Natal (Rlo Grande do
azrrcarera de Pemambuco. Por su parte la del sur abarcaba las donatarias de Porto Seguro, Sao Vicente, Sancto Norte), asl como las poblaciones de Nova Lisboa y Fortaleza en 1603 y 1612, resp€ctivanr€nte, ambas en Ceará.
Amaro, Río de Janeiro y Espiritu Sancto, con sede ofrcial, en Sao Sebastiao, en la bahia de Guanabara. Como Después los portugueses se lanzaron a la lucha para liquidar el baluarte francés de Maranhao, tarea nada fácil,
gobemadores generales fueron designados Luiz de Brito de Almeida, para la del norte, y Antonio de Salema en pues los colonos de Saint Louis hablan sabido ganane la amistad de los indlgenas. Los combates entre las fuer¿as
la del sur. Al parecer el breve experimento de las dos administraciones no reportó a la Corona los resultados francesas y las ibéricas se desarrollaron durante la administración de Gaspar de Sousa (1612-1617) y culminaron
apetecidos, pues en 1578 el gobiemo colonial se reunificó en Bahía al ser nombrado Lourenco da Veiga como en noviembre de 1615 con un entendimiento. El acuerdo estipuló, entre otros puntos, que los colonos franceses
nuevo govemador peral. podían permanecer en Maranhao, siempre que reconocieran la soberanla lusitana. Realmente el compromiso de
1615 puso fin a la presencia de Francia en el amplio litoral brasileño, y los fmnceses quedaron desde entonces
Efectos de la dominación española en Portugsl relegados al área de las Guayanas. El avance colonizador portugués culminó en 1616, al fundarse en la margen
oriental del rfo Pará la villa de Belem, frente a la isla de Marajá, en la boca del Amazonas. Ia completa ocupación
Desde fines del siglo XVI comenzó la decadencia de Portugal como metrópoli colonial, proceso acelerado por [a lusitana de la franja litoral comprendida entre las islas Maranhao y Marajó, alcarvzdahacia 1623, convirtió por
dominación hispana sobre el trono lusitano. En 1581 el soberano español Felipe II se las anegló, gracias a su el momento al caudaloso Amazonas en una verdadera frontera septentrional de los dominios portugueses en
parentesco con la casa reinante en Lisboa -era nieto matemo de uno de los últimos reyes portugueses-, prira América.
hacerse con el poder en el vecino reino ibérico después de la muerte del joven monarca Sebastiao. l¡ unión de
las coronas de España y Portugal en la penona de Felipe II estaba condicionada por el respeto absoluto a los No obstante estos logros, el factor de que las nuevas capitanías reales de la costa norte estuvieran tan distantes
derechos portugueses sobre sus colonias, garantüándose además la vigencia de todas las leyes y costumbres del gobiemo central ubicado en Bahía, contribuía a propiciar levantamientos indígenas y ataques filibusteros
lusitanas. De esta manera, España y Portugal tuvieron un solo gobiemo durante 70 años, por lo que la política dificiles de sofocar con una estructura administrativa tan excesivamente centralizada. Por tal motivo, en ló21 se
oficial de ambos Estados europeos se encaminó en una misma dirección; aunque el hecho de que las principales creó un gobiemo especlfico para los territorios del norte, que agrupó a Ceará -incluyendo Piaui-, Maranhao y
decisiones se tomaran en Madrid y no en Lisboa, terminaría por perjudicar los intereses coloniales de Portugal. Pará, al frente del cual se designó en condiciones de gobemador general a Francisco Coelho de Carvalho.
Paralelamente se mantenla la administración de Bahía donde Diego de Mendoza Furtado (1622-1624) sustituyó
El primer govemador peral de Brasil nombrado por Felipe II fue el notable portugués Manuel Telles Barreto. En al último gobemador con jurisdicción sobre todo Brasil: Luiz de Sousa (1617- l 622). De esta forma, el imperio
mayo de 1583 sustituyó en la administración colonial a una especie de gobiemo provisional, integrado por el colonial portugués en América quedaba dividido de nuevo en dos grandes gobiernos, uno en Bahla con 12
obispo, el oidor general y el senado da camara de la villa del Salvador, creado en 1581, tras el inesperado capitanlas y en Maranhao, con 3, otro.
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La otra potencia europea que también por aquella época acometió incursiones por la costa brasileña fue Holanda. Oúo fue el desenlace de los proyectos de la compañía de las Indias Occidentales en relación con pemambuco,
Desde I 584, navíos procedentes de los Palses Bajos reconlan habitualmente el litoral de Brasil, en cumplimiento principal centro azucarero de Brasil. El 12 de febrero de 1630 una gran armada holandesa, esta vez compuesta
de misiones mercantiles o para realizar acciones propias de piratas y filibusteros. Las actividades de los audaces por 70 barco y más de 7000 hombres, comandado por Endrik Lonck, se presentó en las costas de Pemambuco,
navegantes holandeses eran, en fin de cuentas, solo el preámbulo de una empresa de mayor envergadura: la delante de Olinda y Recife. La oposición portuguesa fue encabezada por Matlas de Albuquerque, quien a pesar
conquista de Bahla y Pemambuco. de su tenacidad no pudo impedir que ambas plazas del noroeste c¿yeran en manos de los invasores. Pero la lucha
no concluyó alll. A escasos kilómetros de las poblaciones holandesa se organizó la resistenci4 que agrupó a los
Ocupación holandesa dueños de ingenios y sus esclavos, asl como las tribus indlgenas de los alrededores. El 4 de marzo de iOjO, en el
Arr¿ial del Bom Jesús, a poca distancia de Olinda y Recife, los colonos fortificaron una especie de cuartel general.
La historia de la dominación holandesa en los ricos territorios brasileños de Bahla y Pemambuco se inició, en l¿ contienda se prolongó por dos largos años, durante los cuales se registraron encamizados combates terrestres
cierta medida, cuando los portugueses fueron desplazados de muchas de sus posesiones en Asia y Africa, a nlz y una importante batalla naval el 12 de septiembre de 1 63 1, acciones que sirvieron para detener durante un tiempo
de la unión de las Coronas de España y Portugal. Esos cambios fueron propiciados involuntariamente por Felipe el avance holandés sobre Paraiba, Natal y Río Grande do Norte.
II en 1594, al decretar el cierre de los puertos ibéricos a los holandeses, que impulsó a los comerciantes de los
Países Bajos a acudir sin intermediarios a las fuentes de su anterior comercio con los portugueses. Las ganancias Sin embargo, a los propietarios de los ingenios ¿tzucareros se les hacla imposible prolongar indefinidamente la
que de esa actividad se derivaron para la Compañla de las Indias Orientales -fundada en 1602- indujeron a los diestra de sillas la guena de guerrillas sin atender sus plantaciones, mientras España mantenla una actitud pasiva
holandeses a crear una asociación similar para atender los negocios del nuevo mundo. A esos efectos, el L de y los holandeses, en cambio, recibían constantes recursos y refuerzos del exterior. En tal situación muchos
junio de 1ó2 1, se estableció en Ámsterdam la Compañla de las Indias Occidentales, con capitales aportados por senhores de engenho desanimaron y comenzaron a hacer transacciones, más o menos secretas, con lo invasores.
banqueros, comerciantes y armadores calvinistas y judlos. La empresa se concebía bajo idénticas llneas que su Un caso sintomático de desmoralización lo constituyó la traición de Domingos Calabar, quien al pasarse al campo
predecesora orienal, disfrutando de un monopolio que le otorgaba el derecho exclusivo al comercio por la costa enemigo resultó un auxilio inapreciable a los holandeses para casar a los defensores de Pemambuco. Debilitado
oeste de Africa y por todo el litoral americano. Debe añadirse que la compañla de las Indías Occidentales era un el bando portugués, los invasores construyeron el fuerte de Orange, cerca de la isla de Itamaracá, y avanza¡on en
negocio privado, que funcionaba al margen del Estado, bajo la administración de su propio Consejo General. La forma sucesiva sobre Rlo Formoso, Itamaracá, Porto Calvo (Alagoas), Río Grande do Norte, Paraiba y el fuefe
existencia de dicha asociación mercantil imprimió nuevos bríos a las aventuras holandesas en este lado del globo, Portal de Nazareth. Inclusive el campamento del Bom Jesús cayó el 3 dejulio de 1635.
en especial después que se reanudó la guerra (1621-1640) entre los reinos de la peninsula ibérica y los Palses
Bajos. La coyuntura favoreció que se cumplieran los objetivos fundamentales para los cuales había sido formada Cuando Matías de Alburquerque comprendió que no podla continuar la lucha, debido a que una parte de las
la Compañía de las Indias Occidentales: apropiarse del lucrativo tráfico de las maderas tintóreas y del azúcar,y dueños de ingenios prefería pactar con el enemigo antes que seguir afectando sus intereses personaies, anunció
contribuir mediante la guerra al debilitamiento de España y Portugal. que se retirarla Pernambuco rumbo al sur, haciendo un llamado para que le siguieran todos los que estuvieran
dispuestos a sacrificarse, en aras de mantener ta fidelidad a Ia patria y la religión. Una heterogénea multitud,
El primer ataque importante de los holandeses a los dominios iMricos en América se efectuó el 9 de mayo de calculada en varios miles de personas, entre los que se encontraban algunos dueños de ingenios con sus
1624, cuando se presentó en Bahla una nutrida flota de guerral3 navíos de gran porte,500 piezas de artilleria y dotaciones, colonos e indios, llevando consigo sus animales domésticos y ciertos bienes, emprendió un
más de 3 000 hombres, entre soldados y marineros- bajo el comando de Jacob Willekens, Pieter Heyn y Hans impresionante éxodo que los conducirla hasta las márgenes del rlo Sao Francisco. En esa zona la guerra pronto
Van Dofh. La entrada en la villa del Salvador se logró con relativa facilidad. El propio gobemador Diego de adquirió un marcado carácter popular, lidereada por el negro Henrique Dias, el cacique indlgena poti y el propio
Mendoca Furtado fue hecho prisionero y enviado a Holanda, mientras el grueso de la población se negaba a exgobemador portugués Matlas de Albuquerque. Luego de esta dramática retirada, los holandeses le enfrascaron
someterse a los invasores y rechazaba las invitaciones conciliadoras deljefe holandés Van Dorth. Muchos colonos en la tarea de afiarua¡ sus posiciones en Nueva Holanda, que ya abarcaba áreas de cuatro antiguas capitanlas
huyeron desordenadamente asl el interior, buscando refugio en los ingenios y aldeas indígenas de las cercanlas. portuguesas: Rlo Grande do Norte. Pamiba, Itamaracá y Pernambuco, guamecidas en el norte por la fortaleza de
Con el tiempo sejuntaron bajo la dirección del obispo Marcos Teixeira, organizándose la resistencia en guerrillts la Natal y al sur por el fortín de Porto Calvo.
que, aun cuando nunca logmron por si sola la expulsión de los holandeses, al menos pudieron restringi¡ el área en
poder de los invasores y ocasionar la muerte del propio gobernador holandés Van Dorth. Entretanto, el gobiemo En los cinco primeros años del arribo de los holandeses al noreste, la conquista de Pemambuco solo generó
de Madrid no se cruzaba de brazos. Preparó y envió a éste hemisferio un impresionante contingente milit¿r, pérdidas a la Compañía de las Indias Occidentales. Para poder reiniciar sin obstáculos la actividad económica de
integrado por 27 barcos y unos 4 000 portugueses, al mando de Manuel de Meneses, junto a 40 navlos y 8 000 la colonia, granjeándose el favor de la población, los holandeses ofrecieron a todos los habitantes de las zonas
soldados españoles encabezados por Fradique de Toledo Osorio. La llegada a las agua de Bahía de tan poderosa ocupadas plena seguridad a sus vidas y bienes, derechos iguales, libre práctica religiosa y el mantenimiento de
escuadra ibérica, el 29 de marzo de 1625, representó para los sitiadores una ayuda vital, que forzó a los holandeses los impuestos tradicionales. Estas concesiones eran necesarias, ya que la industria de Pemambuco estaba
a la rendición, tras casi un mes lucha. Reconquistada la plazz, Matías de algún crédito que fue nombrado completamente desarticulada y su producción había desminuido a un tercio, comparada con el perlodo anterior.
gobemador provisional, hasta que un año después ese alto cargo recayó en Diego Luis de Oliveir4 conde de La crisis económica no desanimó a los comerciantes holandeses, que empezaron a ser negocio con el azúcar y
Miranda, quien lo ostentó de 1626 a1635. también por el palo brasil, pese a que este último artículo era monopolio de la compañla de la Indias Occidentalei.
Por entonces la actividad más rentable para los holandeses -especialmente para la propia Compañfa- estaba
Pese al estrepitosos derrumh en Bahia, la Compañía de las Indias Occidentales no se desalentó, prosiguiendo relacionada con las acciones de corsarios y piratas. Por ejemplo, solo entre 1632 y 1636 fueron asaltados más de
con sus planes para adquirir una colonia en Brasil. Asl se sucedieron varios intentos destinados a conquistar 500 buques ibéricos por aventureros holandeses que gozaban de una licencia especial concedida por la
Paraiba I 625), Ceará (l 626) y Pará (1629), con resultados peores a los obtenidos en la aventura de Bahla. El mencionada Compañía.
único éxito de los Palses Bajos, antes de emprender la ocupación de Pemambuco, se produjo en ocasión de un
segundo ataque, de carácter más bien punitivo, a la villa de Salvador, realizado por Pieter Heyn en 1627. El primer gobemante oficial de la colonia holandesa en Brasil fue el príncipe de la Casa de Orange Johan
Maurits, conde de Nassau-Siegen, quien llegó a Recife el 23 de enero de 1637. Durante su mandato, lá villa de
15 16

Recife creció considerablemente, desplazando a la destruida Olinda, vlctima de la guena entre holandeses y foráneos, al ser afectados sus sagrados intereses económicos. Inclusive, algunos hacendados llegaron a
portugueses. Incluso, de las ruinas de los edificios y conventos de Olinda salieron los materiales de construcción afincherarse en sus tierras, para oponerse con las armas en la mano a las expropiaciones que efectuaban los
que permitieron la ampliación de Mauricia (Recife). La presencia en suelo brasileño del prlncipe de Orange dio representantes de la Compañla. Como es de suponer, estos acontecimientos echafan las bases para la
nuevas fuerzas a la ocupación holandesa Pemambuco. No tardó en ampliane el área efectivamente ocupada por reconciliación entre los dueños de ingenios del noroeste, pues los viejos plantadores que hablan emigrado en 1635
los invasores, en particular con la adquisición de Ceará y Sergipe 4ue elevaron a siete las capitanla sometidas-, con Matlas de Albuquerque añoraban el retomo a sus posesiones, mientras que aquellos que hablan pactado con
conquistas que, pese a su signiftcado, no pueden ron acabar la nueva derrota holandesa en Bahla (abril de I 638), los holandeses eran ahora las principales vfctimas del despojo de los funcionarios coloniales. La existencia de un
frente a la fuerzas movilizadas por el gobemador general de Brasil Pedro da Sylva (1 635-1ó39). enemigo común, creado por los excesos de la dominación holandesa, permitió la unificación de todos los afectos
y allanó el camino para el estallido de la lucha.
Simultáneamente Pemambuco ocupaba otra vez un privilegiado lugar en la producción de azúcar, gracias a una
política flexible con los dueños de ingenios, a los cuales la Compañia de las Indias Occidentales otorgaba créditos A pesar de que la Corona portuguesa habla reconocido oficialmente la presencia de los Países Bajos en Brasil,
y facilidades comerciales. Para redondear la reactivación del negocio azucarero, los holandeses conquistaron en los senhores de engenho, en su mayor parte hijos de portugueses, comenzaron a organizar un vasto movimiento
África las posesiones portuguesas de Guinea (1638) y engota 1te+t¡, y estuvieron de allí los eiclavos que de liberación. El llder de la conspiración era un inmigrante de Madeira, Joao Femández Vieira, a quien pronto se
imperiosamente reclamaban las plantaciones brasileñas. Por otro lado, la captura de la isla de Curacao en 1634 le conocerla como el "Gobemador de la Libertad". Vieira era un veterano del Arrabal del Bom Jesús, que se habla
suministró los Pafses Bajos una estratégica base comercial y el mar Caribe. acogido a la amnistla dictada por los holandeses y transformado en un acaudalado propietario de Pemambuco.
Disgustado con la nueva polltica desarrollada por la Compañla de las Indias Occidentales, pronto se convirtió en
Mienfas tanto, arribaba a Bahía enjunio de 1640 Jorge de Mascarenhas, marqués de Montalvao, que fue el primer el máximo exponente del resentimiento antiholandés de los plantadores del noroeste.
gobemante de Brasil en recibir los tltulos de viney y capitán de la tierra y el mar. Tan altas investiduras de nada
le valieron frente a los trascendentales cambios políticos acaecidos en Portugal y que pusieron en crisis su Después de varios meses de intensos preparativos, la rebelión estalló enjunio de 1645. En un principio el cuartel
mandato, por lo que fue sustituido -tras una breve regencia provisora- por Antonio Telles da Silva (1642-1647). general de los sublevados estuvo ubicado en el valle de Capiberibe, pero la feroz ofensiva holandesa llevada a
cabo por los coroneles Hous y Blaer, obligó a los colonos a establecer su campamento en un lugar más protegido,
Esos acontecimientos se referlan a la sublevación independentista que estalló en el reino lusitano, librándolo de a unos 15 kilómetros de Recife, en los montes de las Tabocas. La batalla decisiva por el control de esa zona se
la dominación española y elevando al trono pornrgués al duque de Braganca, proclamado rey con el nombre de libró el 3 de agosto y fue un resonante éxito para los seguidores de Viera. Transcurridas dos semanas, el 17 de
Joao IV. La noticia lue bien recibida por los holandeses, pues la separación de España y Portugal significaba un agosto, los holandeses recibieron una nueva lección militar en el combate efectuado en tierras del ingenio Casa
sustancial reducción del poderlo de su tr¿dicional enemigo hispano. Además, la corte de Lisboa estaba ansiosa de Forte. Los triunfos sucesivos alcanzados por el ejército guerrillero formado por los plantadores levantó los ánimos
cultivar relaciones paclficas con los incansables adversarios de España, elemento que ofreció basamento a la de los pobladores del noroeste y permitió encender la sublevación por todo Pemambuco, asl como en las regiones
firma, el l2 dejunio de 1ó41, de un armisticio por 10 años concertado entre los Países Bajos y Portugal. vecinas de Sergipe y Alagaos. Muy pronto los efectivos de la Compañla de las Indias Occidentales recibieron
otro duro golpe al perder Olinda y luego con la caída en esc¿lera de los fuertes de Portal de Nazareth, Porto Calvo
Estos hechos condujeron irremisiblemente a una apreciable disminución de la influencia de la Compañía de las y Mauricio, a manos de fuerzas comandadas por el rico hacendado André Vidal de Negreiros. Estas victorias
Indias Occidentales, debido, entre otras razones, a que la asociación, con sede en Ámsterdam, estaba concebida entregaron a los colonos vastas áreas del interior y dejaron a los soldados holandeses refugiados tras las gnresas
en los límites de la lucha holandesa contra la alianz¿ de los reinos ibéricos. Perdida parte de la otrora gnndeza de mumllas de Recife. Algo por el estilo sucedió cuando el movimiento se extendió a las capitanlas del norte, donde
la Compañla, esta exigió al principe de Orange que pusiera término a su polltica tolerante hacia los súbditos los campos no tardaron en quedar en poder de los sublevados, mientras las fuerzas de la Compañla de las Indias
portugueses, con vistas a recrudecer la explotación de la colonia. La incesante presión de la Compañí4 unido a Occidentales tenían que parapetarse tras las fortificaciones costeras de Rio Gr¿nde do Norte, Paraiba e ltamaracá.
una falta de apoyo militar-que ocasionaría la pérdida del norte de Brasil en la guerra de Maranhao (1642-1644)
y restringirla el área de Nueva Holanda-, causaron la renuncia del conde de Nassau-Siegen. La salida &l Para detener el avance incontenible de los colonos, la asociación de Ámsterdam envió a Racife apreciables
prestigioso gobemador de la casa de Orange (mayo de 1644) era, en cierto modo, el principio del fin de la refuerzos militares, llegados a su destino el 1ro de agosto de 1646. Eran unos 2 000 hombres al mando de
ocupación holandesa en Pemambuco. Sigemundt van Schkoppe. La aparición en Pemambuco de este numeroso contingente permitió a los holandeses
recuperar el papel activo en la lucha: emprendieron operaciones ofensivas sobre divenos puntos del litoral, junto
Insurrección de Pernambuco con un ataque a Bahla en enero de 1647. Después, los holandeses se lanzaron hacia el interior y chocaron con los
colonos el 19 de abril de 1648 en la batalla de los Guararapes, una cadena de colinas a pocos kilómetros al sur de
Con el propósito de ampliar la explotación de los portugueses y sus descendientes, radicados en la colonia de Recife. El combate fue un triunfo indiscutible para los sublevados. Se destacaron en la acción André Vidal de
Pemambuco, la Compañía de las Indias Occidentales dio plena libertad de acción a sus representantes. Para Negreiros y el negro Enrique Dias. Casi un año después, el 19 de febrero de ló49, tuvo lugar la segunda batalla
conseguir un aumento sustancial de las utilidades, se convirtieron en hechos cotidianos los actos de arbitrariedad, de los Guararapes, con idéntico resultado a la anterior y que costó a los holandeses la $rdida de toda iniciativa
discriminaciones y las persecuciones religiosas, cortando la ralz el casi idílico perlodo de gobiemo del prlncipe estratégica. En este último encuentro se distinguió el jefe porturgués Francisco Barreto de Meneses, que en ló48
de Orange. Esas medidas abusivas pretendían crear un ambiente de inseguridad entre los habitantes de Nueva había sido enviado subrepticiamente por la corte de Lisboa para ponerse al frente de la rebelión de Pemambuco.
Holanda, que, permitiera amedrentar a los dueños de ingenio para que efectuaran, sin más dilat¿ción, el pago de
las deudas contraídas con la Compañla en la compra de esclavos. Cuando los colonos no podían satisfacer las Pese a la supremacfa militar alcanzada por lo colonos,la lucha todavla se prolongó durante varios años, aunque
demandas, los funcionarios coloniales confiscaban sus bienes y en ocasiones llegaban a encarcelarlos. los holandeses solo confrolaban ya algunas pocas plazas enclavadas en el litoral. Alll se sostenlan gfacias al
constante aprovisionamiento marítimo y a la dificil posición del monarca portugués Joao IV, que a toda costa
El efecto de esta desatinada polltica expoliadora fue que muchos senhores de engenho, los cuales de buena gana buscaba evitar ura nueva guerra con Holanda. Por esa razón, Portugal se vela obligado hacer ciertas concesiones
habían aceptado la soberanía holandesa para continuar realizando sus negocios, ahora rechazaran a los ocupantes
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y a mantener una prolongada negociación con los representantes de los Palses Bajos, en aras de una solución al vegetación exuberante y muchas palmeras, a la que por este motivo denominaron Los palmares. Esa región
conflicto aceptable para ambos gobiernos. estaba situada en forma casi paralela al litoral marítimo, en las vertientes orientales de la siena dJ las
Barrigas, a unas 30 leguas de las costa, entre el rlo Sao Francisco y el cabo de Sancto Agostinho. De
Al margen de esas consideraciones de la polltica europea, los sublevados haclan planes para liquidar manera convencional ha sido escogido el año ló30 como la fecha de fundación del quilombo de los
deftnitivamente el baluarte holandés de Recife. Con vistas a lograrlo, era necesario la combinación de un ataque Palmares, pues todo parece indicar que su nacimiento estuvo relacionado con los inicios de la ocupación de
terrestre y marítimo, para lo cual se requerla la movilización de una cantidad de recursos que los colonos no los Palses Bajos en Pemambuco. la guena sostenida por los portugueses y sus descendientes iontra los
poseian. Por fin, en diciembre de 1653, la ocasión propicia se presentó cuando apareció a la altura de Olinda una holandeses, desarticuló el sistema de explotación vigente en las plantaciones del nordeste. Cierto relajamiento en
poderosa flota lusitana -1 3 navíos de guerra y 64 buques mercantes- con rumbo a Bahfa. La escuadra pertenecla la fénea disciplina de los ingenios, unido a la activa participación de los esclavos en la lucha
-arr¿strados a la
a la Companhia dos Comercios do Brasil, creada en 1ó49 por el rey Joao IV para impulsar el tráfico comercial contienda por los senhores de engenho-, creó condiciones propicias para las fugas hacia los bosques vírgenes.
con sus posesiones americanas.
Refugiados en Los Palmares, los exesclavos construyeron sus viviendas o mocambos agrupándolas en varías
En ese momento la situación en el viejo continente habla cambiado, en virtud del estallido de la guerra entre aldeas, protegidas por toscas empalizadas de manera. Allí la vida pronto se regularizó, a imagen y semejanza de
Inglaterra y los Palses Bajos (7 de julio 1652). Gracias a esta inesperada coyuntura, los jefes del ejército formado las costumbres africanas. De ahl que las principales faenas del quilombo se realizaron en formá coleciiva y el
por los plantadores -Barreto, Vieira y Vidal de Negreiros- lograron el apoyo de los capitanes de la armada producto de ellas se repartiera equitativamente entre los pobladores libres. Esas actividades iban desde el culiivo
portuguesa Pedro Jaques de Magalhaes y Francisco de Brito Freire. El ataque conjunto de ambas fuerzas, iniciado de la tierra y la caza, hasta el contrabando con las vecinas villas portuguesas, así como los ataques y saqueos a las
el I 5 de enero de 1654, arrolló las defensas holandesas. El 28, tras va¡ios dias de negociaciones, las tropas de Van plantaciones de la costa. Gracias a esas labores se obtenla cierto excedente que iba a parar a manos de Ia naciente
Schkoppe capitularon. casta dominante, integrada por losjefes y sus familias, lo que constitula un síntoma innegable de la estratificación
social a que el quilombo estaba abocado. Los gobemantes de las aldeas, elegidas a perpetuidad, formaban una
La victoria de los colonos de Pemambuco reveló, entre otras cosas, el poderlo de los sueños de ingenio, capaces especie de poder despótico central y gozaban de una autoridad parecida a la de los reyezuelos de África o los
de levantar un vasto movimiento popular contra los ocupantes extranjeros, sin necesidad de contar prácticamente caciques indlgenas. Por debajo de esa incipiente élite se encontraban los demás habitantes, libres o esclavos, del
con la ayuda de las autoridades portuguesas. En esa lucha ocuparon sitio todas las clases y grupos sociales de la palenque. La diferencia entre unos y otros se fundamentaba en que los primeros llegaron a Los Palmares por su
colonia, en paficular los explotados trabajadores negros y las tribus indígenas. De esa forma" la guena contra los propia voluntad, mientras que los segundos hablan sido capturados en las frecuentes razzias a las plantaciones,
holandeses contribuyó al surgimiento de cierta comunidad de intereses entre todos los habitantes del noreste, de ahl que fueran considerados como una especie de prisioneros de guerra. No obstante, ellos üambién podlan
como sfmbolo de la sociedad criolla en proceso de formación y de la naciente distinción entre portugueses y alcanzar su libertad si tralan nuevos esclavos al palenque.
naturales de Brasil. Pero el despertar de la conciencia nacional estaba lejano, pues era todavía un confuso
sentimiento en el que se mezclaba la fidelidad a la Corona de Portugal con el amor al suelo patrio. En su etapa de mayor esplendor, en la segunda mitad del siglo XMI, el quilombo de Los Palmares llegó a tener
cerca de 10 aldeas fortificadas, regidas cada una por su propio gobiemo y con una población total calculada en
varios miles de habitantes. Las agrupaciones de mocambos más sobresalientes eran Macaco, Sucupira Zambi,
f,l Quilombo de los P¡lmares Tabocas, Andalaquituche, Aqualtune, Osenga y Dambrabanga. El poblado de Macaco era algo asl como la capital
de todo el palenque y estaba enclavado en el lugar donde hoy se levanta la ciudad de Uniao, en la propia siena de
Los primeros actos de rebeldía de los esclavos en Brasil se remontan a los mismos inicios de la dominación las Banigas, a orillas del rlo Mudaú. Macaco era t¿mbién la residencia de los jefes del quilombo, el más famoso
colonial portuguesa, o más exactamente, al comenzar la explotación de la fuerza de trabajo africana en las de los cuales fue Ganga Zumba.
plantaciones de caña de azúcar. Las circunstancias históricas de la época no dejaban otra salida a los oprimidos
trabajadores negros que la fuga individual o colectiva de las fazendas. Por lo general, los esclavos que escapab¿hl U¡ta de las primeras expediciones enviadas contra Los Palmares fue preparada durante el mandato del prlncipe
de las dotaciones se intemaban en las selvas, llanuras y montañas, donde eran bien recibidos por los indios, que de Orange en Pemambuco. En esa oportunidad, enero de 1644, el conde de Nassau-siegen lanzó un gran
les brindaban tienas y amistad. Al no poder vivir mucho tiempo aislados, los cimanones oíganizzban contingente militar comandado por Rodolfo Baro, quien logró destruir dos aldeas y matar a decenas de esclavos
comunidades autónomas, que de hecho se convertlan en verdaderos centros de liberación social. Dura¡te el siglo fugitivos. Otro fue el resultado del destacamento punitivo holandés que marchó contra el palenque un año después,
XVI ya existían varios refugios estables de este tipo-llamados palenques o en Brasil quilombos, palabra de origen ya que a su paso solo, encontró mocambos abandonados por sus moradores, que tácticamente se replegaron hacia
africano que literalmente significa campamento-, ubicados en intrincadas áreas del interior. las áreas más tupidas de la selva, en espera de la retirada de sus perseguidores.

Una prueba de la magnitud alcanzada por las frecuentes huidas de esclavos lo constituye el decreto real del 6 de Terminada la dominación de los Países Bajos en Brasil, los portugueses organizaron su primera expedición en
enero de 1574, mediante el cual la Corona lusitana regulaba la devolución de los negros fugitivos a sus antiguos 1667. Para tratar de destruir el quilombo se movilizó un numeroso destacamento, puesto a las órdenes del maestre
poseedores. Por otro lado, el primer palenque de que se tiene noticias en Brasil estuvo enclavado en la capitanía de campo Zenobio Acciol y de Vasconcelos, quien desarrolló una ofensiva equivocada sobre áreas exteriores del
de Bahla y fue liquidado en 1575 por los efectivos militares movilizados por el gobemador Luiz de Brito.y Ia palenque, en el que solo encontró algunos mocambos vacíos. Tras el fracaso de esta nueva campaña, la iniciativa
Almeida. de la_lucha contra el refugio cimanón pasó a las villas cercanas al quilombo en especial Porto Calvo, Alagoas,
Serinhaem y Penedo. Una de las columnas de castigo organizadas por estos poblados atacó el palenque en 167l
El quilombo más importante organizado en el tenitorio brasileño, durante las cuatro centurias que duró la y logró establecer combate con las defensas de Los Palmares, pero sin poder entrar en las principalei atdeas. ta
esclavitud, se conformó en las dócadas iniciales del siglo XVII, precisamente cuando era implanuda la acción causó decenas de muertos entre los esclavos fugitivos y sus familias, fueron capturados cerca de 200
abonecible institución esclavista enlaregión deAlagoas,alsur dePemambuco.Huyendodeladuravida de prisioneros. No obstante, esa fue una victoria pínica, pues se estima que hacia 1674 se habían estrellado contra
las plantaciones de caña, cientos de trabajadores negros se evadieron hacia una zona d la selva dotada de el quilombo más de 25 expediciones militares.
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Después de tan serios reveses, los portugueses decidieron toma¡ algunas medidas que permitieran la destrucción
definitiva del palenque de Alagoas. Asl se dispuso que los cimarrones capturados en el quilombo fueran El problema de la fuerza de trabajo indlgena
repartidos entre los soldados, descontado por supuesto el quinto real. Además, se determinó reforzar los
contingentes miiitares que iban a pelear contra los exesclavos no solo con mejores armamentos, sino también con Al fonrentarse la producción de azicar en Brasil, los monarcas otorga¡on amplias facilidades a los colonos y
soldados de piel cobriza y oscur4 como una parte del Tercio de Hombres Negros capitaneado por Enrique Días, dueños de ingenios para utilizar la población indígena como mano de obra esclava. Con anterioridad, los
que habla desemp€ñado un destacado papel en la lucha contra los holandeses. Hacia 1675 medidas empezaron a donatarios hablan sido beneficiados en el mismo sentido al concedérseles el derecho a vender indios y reducirlos
darsus frutos con la imrpción ar el quilombo de las tropas de Manuel Lopes. Venciendo la obstinada resistencia a la esclavitud. Una disposición real de I 549, que ponla a los nativos bajo la "protección" de la Corona, no alteró
de las guerrillas del palenque, los efectivos portugueses pudieron asaltar el pueblo de Macaco e infligir a sus en lo más mlnimo el proceso de explotación de los aborlgenes por los plantadores.
habitantes la primera denota de envergadura.
Las primeras restricciones efectivas confa los senhores de engenho, fueron promulgadas por Lisboa en la segunda
Mayor fmpetu cobró la ofensiva contra el quilombo cuando esta quedó bajo la dirección del capitán Femao mitad del siglo XVI. La aparición de tales limitaciones estaba directamente relacionada con la aparición en la
Canillo, quien anteriormente habia obtenido gran éxito en la destrucción de palenques en la región de Sergipe. América portuguesa de las misiones jesuitas. Los sacerdotes de la Orden fundada por lgnacio de Loyola
El ataque principal se efectuó el 4 de octubre de ló77. Fue un triunfo para las armas portuguesas: extensas áreas esgrimieron el argumento de la libertad de los indios y de la necesidad de su evangelización lrente a las
de cultivos y decenas de mocambos quedaron totalmente anasados, y resultó herido en el combate el propio pretensiones de los plantadores. Los jesuias, como se sabe, no luchaban de manera totalmente desinteresada por
Ganga Zumba. Como culminación de la campaña se impuso al quilombo un entendimiento, pactado en secreto la liberación del indio, pues con la campaña filantrópica encubrlan el verdadero objetivo: monopolizar el uso de
con los principales jefes cimarrones. El 1 8 de junio de 1678 Ganga Zumba se acogió a esa especie de amnistla lafuerza de trabajo aborigen. En las reducciones los indios solo eran nominalmente libres, pues con métodos
tramitada por Canilho y a cambio de ciertas promesas y privilegios se comprometió a entregar Los Palma¡es a coercitivos se les obligaba a trabajar la tiena y entregar el producto a los jesuitas, por lo cual tenian que vivir
los portugueses. La lectura de las condiciones de la capitulación provocó una enérgica demostración de repudio sujetos a un duro régimen disciplinario.
por pafe de la población libre del quilombo. En pago por [a traicion, Ganga Zumba fue ajusticiado por sus
antiguos seguidores y sustituido por su sobrino Zumbí, quien estaba dispuesto a reconstruir el palenque y a Los dueños de ingenios y colonos, por su parte, reivindicaban la facultad de adquirir esclavos, sobre todo a través
proseguir la lucha. de guerras que ellos mismos provocaban contm los indios para cautivarlos. Alavez pretendían legitimar la
esclavitud hereditaria del aborigen. Entre las posiciones antagónicas de los plantadores y los jesuias, la Corona
La guerra se reanudó en toda su crudeza hacia 1679 y se extendió por varios años más, con denotas y victorias trató por lo general de mantener una actividad equidistante y contemporizadora, aunque en determinadas
para ambos bandos. Durante el gobiemo de Zumbí se efectuaron varios asaltos portugueses al quilombo, que ocasiones el curso de los acontecimientos la obligaba a inclinarse de un lado u otro.
fueron dirigidos por el propio Carrillo, Gonzalo Moreira, Joao de Freitas da Cunha y Domingo Jorge Velho. Ya
para entonces el monarca portugues se habla visto en la necesidad de crear una tropa especial, entrenada en la En el siglo XVI las pugnas por la utilización de la mano de obra indlgena abarcaron toda la colonia brasileña,
lucha contra los baluartes de los esclavos fugitivos, a la que se llamó capitaes do matto. p€ro con el tiempo la disputa se redujo a los tenitorios del extremo norte y sur-es decir, Mar¿nhao, Rlo de Janeiro
y Sao Paulo- ya que la región central --específicamente Pemambuco y Bahía- satisfacla sus necesidades por medio
La embestida final del palenque comenzó en 1 694, bajo lajefatura de un experto paulista que desde 1687 combatia de la importación de los esclavos africanos. Esta salida estaba, por el momento, vedada a los plantadores de las
inintemrmpidamente contra Los Palmares: Domingo Jorge Velho. Un poderoso ejército de más de 3 000 hombres restantes áreas, quienes carecían de los capitales necesarios y de un ágil sistema de créditos.
provenientes de Sao Paulo, Halagaos y Pemambucq reforzado con varias piezas de artillería, fue lanzado contra
el irreductible campamento negro. En poco tiempo las fuerzas de Domingo Jorge pusieron sitio al poblado de En realidad la primera reglamentación oficial en relación con la posesión de los indios solo era, a pesar de sus
Macaco y envolvieron en un cerco de fuego a sus habitantes. De nana valieron las puntiagudas estacas y los fosos postulados, un pretexto para facilitar a los plantadores la expoliación de los aborígenes. En aquella disposición,
ocultos con que los cimarrones minaron los caminos de acc€so al palenque. Imposibilitados de mantener por m?s la Corona establecla tres formas por las cuales los nativos podian ser esclavizados. La primera como represalia
tiempo el ametrallado reducto de la capital, convefido en una verdadera ratonera, los exesclavos protagonizaron contra las'tribus hostiles", que eran reducidas a la obediencia mediante las llamadas guerrasjustas. Las otr¿s dos
entonces una retirada desesperada el 6 de febrero de 1694. El intento por escapar al asedio resultó un fiacaso: al formas tenían que ver con el tráfico de esclavos, sostenido por la vent¿ de los indios por sus padres o mediante
salir del área fortificada de la sierra de las Banigas eran barridos por las armas enemigas. El cacique Zumbí logró la supuesta propia voluntad de los aborlgenes.
evadirse con varias heridas en el cuerpo, hasta que en definitiva, el 20 de noviembre de 1695, fue sorprendido por
una columna paulista perdió la vida el último de los legendarios jefes del quilombo. Lo poco que quedaba en pie Posiblemente la presión de los jesuitas, y la influencia que debieron ejercer en Lisboa las leyes españolas
del palenque fue destruido y los pobladores que no hablan sucumbido en la lucha fueron deweltos, sin distinción sobre indios -destinadas a limitar en el nuevo mundo el poderlo de los encomenderos-, condujo al monarca
de sexo ni edad, a la esclavitud. Para sirviera de escarmiento a los demás esclavos, la cabezadeZumbl fue clavada portugués a dictar verdaderas restricciones a la explotación indlgena. Mediante una Carta Abierta, fechada el
en la punta de una estaca y exhibida, en macabro espectáculo, por las calles de Recife. 20 de marzo de I 570, el rey declaró abolido el comercio de esclavos indios y reconoció su derecho de ser libres.
Pero la aplicación consecuerrte de esta medida significaba la paralización de buena parte de la
Llna serie de factores explican el fracaso de Los Palmares. La falta de armamentos adecuados y sobre todo la' actividad azucarera, lo que conduciria no solo a la ruina de la mayorla de los dueños de ingenios, sino
carencia de una deflnida concierrcia de clases, que permitiera la unión de todos los esclavos de la colonia contra también a significativas pérdidas para la metrópoli. Reconociendo su equivocación, el monarca lusitano dispuso
sus opresores --como más tarde ocurriría en Haitl, dieron al traste con las posibilidades de triunfo del movimiento. en 1573 que, por el momento, el tráfico de indios no podla ser enteramente suprimido, pues se afectarla la
A pesar de su trágico desenlac€, la historia recoge al quilombo de Los Palmares como una de las manifestaciones producción material de la colonia. Por tal motivq en 1574 el rey aprobó nuevas estipulaciones para las
más heroic¿s de las incesantes luchas de los esclavos de Brasil. cacerlas de esclavos, que podlan ser autorizadas con la excusa de luchar contra las "tribus hostiles". No
obstante, la misma ley agregaba que los indlgenas de las misiones eran jurfdicamente libres y solo
podían ser subyugados si escapaban de las reducciones. Vale la pena aclarar, que tal prohibición nunca
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fue acatada por los cazadores de indios, quienes constantemente iban hasta las misiones en busca de fuerza Los efectos de estas medidas fueron más violentos que en ocasiones anteriores. Los habitantes de Río de Janeiro
de trabajo. Esas incursiones agudizaron las contradicciones entre los seguidores de Loyola y los senhores de intentaron destituir al capitán general, por sus estrechas relaciones con losjesuitas, el 8 de noviembre de 1660. A
engenho. pesar del éxito inicial, el movimiento fue sofocado sin derramamiento de sangre por el propio gobemador, en
abril de 1661. Por su parte, los cazadores de esclavos del Amazonas, disgustados con la presencia de un centro
Los decretos reales de 1587 y 1595 subrayaron el propósito del gobiemo lusitano de restringir la jesuita en Gurupá, que entorpecía sus incursiones por el sertao, apresaron a los misioneros y los expulsaron para
esclavitud aborigen, probablemente paraqueloscolonos tuvieran quecomprar lostrabajadores africanos que Belem (Pará). Las respuestas del gobemador no se hizo esperar: encarceló a los responsables del incidente, que
suministraba la metrópoli. Todavla más lejos llegó la Corona en los años de 1605, 1608 y 1609, al dectarar fueron desterrados de Maranhao, y restableció la reducciónjesuita en Gurupá. En forma casi paralela, la agitación
nuevamente que todos los indios eran libres; suprimiendo las demás formas de emancipación de los nativos. causada por el decreto de I 655 en otras partes de Maranhao provocó que el Senado da Camara de Belem dirigiera
El temor de las repercusiones que estas medidas podían tener sobre las entradas la toma del colegio jesuita y la expulsión de la Orden, no sin antes obligar a los seguidores de Loyola a firmar un
fiscales, incidió nuevamente sobre la monarquía lusitana. üra ley, dictada en 16ll, y estuvo en vigor por documento por el cual renunciaban a inspeccionar las cacerlas de esclavos. Para dirimir el conflicto, la metrópoli
casi40años,retrotrajoelrégimen juridico a1574,yaque reconocia laesclavitud aborigen comoresultado de envió a un nuevo gobernador general, Rly Vaz de Sequeira, quien arribó a la colonia el 25 de mano de 166) en
una " guerra justa'. El acápite más novedoso de este decreto real fue la creación de los poblados de compañla de 200 soldados. De inmediato Sequeira dictó una amnistla, hizo regresar a losjesuitas y suspendió las
indios "libres"- una copia de los resguardos hispanoamericanos-, surgida al calor de la unión de los tronos de prenogativas otorgadas por el decreto de 1655.
España y Portugal. La aparición de este tipo de establecimiento en la América porn¡guesa -al igual que la
española-, no varió sustancialmente la situación de los infortunados aborígenes, pues aquí eran obligados a La completa tranquilidad no llegó a Maranhao hasta que se dio a conocer la disposición real del 12 de septiembre
trabajar en condiciones infrahumanas al servicio de la Corona e incluso, en ciertos casos, para el enriquecimiento de 1663, que entregaba la supervisión de la guena contra los indios a las municipalidades -dominadas por los
personal de los gobemadores y otros conompidos funcionarios coloniales. ricos colonos-, mientras el control de las aldeas aborlgenes se repartla por igual entre todas las ordenes religiosas,
las que a diferencia de los jesuitas, segulan una politica conciliatoria con los dueños de ingenios.
En esos años eran frecuentes los asaltos de los cazadores de esclavos a las reducciones jesuitas -sobre todo las
del Guairá, en el alto Paraná-, con la finalidad de obtener indios para venderlos en los mercados y plantaciones Unos 20 años después, en abril de 1680, cuando el problema del empleo de la fuerza de trabajo aborigen parecía
del litoral. La monarqula, imposibilitada de dictar medidas efectivas que frenaran las razzias paulistas, accedió a resuelto pera satisfacción de los plantadores, la Corona introdujo sorpresivamente nuevas reglamentaciones. Tres
que losjesuitas pusieran en vigor en Brasil (1639) una bula papal del siglo XVI -destinada originalmente a Peru- decretos sucesivos crearon a los colonos una situación peor que la de 1655; aunque se les reconocla los esclavos
en la cual se prohibla la esclavitud de los aborlgenes so pena de excomunión. El decreto del Vaticano en mano de obtenidos en "guerrasjustas", se reintegraba su chequeo a losjesuitas, a la vez que suprimla sin más subterfugios,
los jesuitas resultó un arma de doble filo: levantó airadas protestas en las principales villas sureñas, donde buena cualquier otra forma de esclavitud aborigen. La misma ley regulaba el trabajo indígena en las "aldeas libres".
parte de la población vivla del comercio de indios. El 22 dejunio de I 640, en Río de Janeiro, una turba se precipitó Cabe aclarar que los plantadores más afectados por la disposición de I ó80 fueron los residentes en Maranhao, ya
contra el colegio de los jesuitas y solo la oportuna intervención del gobemador Salvador de Sá e Benavides pudo que por entonces en resto de Brasil la utilización de la mano de obra indígena estaba en franca decadencia. Por
impedir la expulsión de la Orden. A extremos más graves llegó el descontento de los colonos en Sao Paulo. En añadidura, en1682 laCorona autorizó lacreacióndeunacompañla comercial monopólica, controladaporun
esta villa el levantamiento se produjo el 13 de julio y terminó con el destierro de los jesuitas. Algo parecido grupo de negociantes portugueses. A esta empresa mercantil lusitana se le entregaba por 20 años el derecho
ocurrió en otras localidades meridionales tales como Sao Vicente y Santos. Las proporciones alcanzadas por el exclusivo al comercio, en detrimento de los habitantes de Maranhao, que deblan vender sus productos a los
movimiento obligaron a losjesuitas a olvidar la bula papal y solo pudieron regresar a las poblaciones mencionadas precios leoninos frjados por la Compañla.
después de 1653.
Estas medidas,. más el reciente traslado de la capital del estado de Maranhao de Sao Luiz a Belem crea¡on un
El fracaso reactivó la presión de los jesuitas sobre la corte portuguesa para lograr una legislación que contuviera clima de intranquilidad entre lapoblación de aquella villa.
No tardó en organizarse una
las depredaciones de los cazadores de esclavos. Probablemente las gestiones fructificaron cuando la Co¡oha conspiración lidereada porunrico propietario deascendencia alemana nombrado ManuelBeckman.I¿noche
emitió en 1650 una nueva orden por la que disponía el examen de la situación legal de los indios. Se puntualizaba del 23 de febrero de 1684, en una reunión secreta celebrada en el convento de Sancto Antonio, se acordó Ia
que solo se tolerarla la esclavitud aborigen como secuela de una campaña contra l¿rs llamadas "tribus insumisas", deposición de las autoridades coloniales para evitar que se siguieran aplicando las nuevas leyes reales y las
siempre que existiera la autorización previa de la Corona o de un funcionario de alto rango. En la práctica se extorsiones de la compañía monopólica. Cuando estalló la sublevación, los complotados se apoderaron del
volvla al statu quo de 1ó08-1609. Esta disposición levantó otra ola de indigración entre los colonos. En Maranhao, Cuerpo de Guardia de Ia ciudad, del colegio de los jesuitas y los almacenes de la odiada Compañla do
por ejemplo, los propietarios de esclavos obligaron al gobemador Baltasar de Sousa Pereira a desconocer la Comercio do Estado do Maranhao. Al amanecer del día 24 la villa de Sao Luiz estaba sn poder de los colonos.
ordenanza y después enviaron una delegación a Lisboa (1652) para exponer sus quejas al rey. Una vez más la Una especiedeJunta decobiemo-integrada porManuel yTomás Beckman, EugenioRibeiro, Joaodesousa
monarqula lusitana cedió ante las protestas de sus s{¡Mitos del nuevo mundo al emitir el decreto de 1654, que de y Manuel Coutinho de Frietas - destruyó oficialmente al gobemador, decretó el fin de los estancos de la
cierta manera restablecia las estipulaciones I 574 y I 61 I . compañía comercialportuguesa yla expulsión delosjesuitas. Ademásparaexponer alreylas quejas dela
colonia fue enviado a Europa Tomás Beckman, hermano del jefe del pronunciamiento, quien al llegar a Lisboa
Apenas un año después, losjesuitas, sin darse por vencidos, consiguieron que el rey firmara, el 9 de abril de 1655, fue arrestado por las autoridades metropolitanas.
una resolución que ponla a todos los indios bajo su tutela, salvo los capturados en una "guerrajusta'. El decreto
otorgaba además a los jesuitas el derecho a determinar cuándo una operación de este tipo podla ser autorizada, Con el transcurso de los meses el movimiento perdió fuerza, a la vez que quedaba circunscrito a Sao Luiz. Para
dejando a la Orden el control de las campañas contra las tribus indígenas. También losjesuitas recibían el manejo aplastar la sublevación llegó el 15 de mayo de 1ó85 un nuevo gobemador, Gomes Freire de Andrade, acomp,añado
de las aldeas de indios "libres", hasta entonces bajo la exclusiva administración estatal. de efectivos militares. El arribo de las tropas lusitanas alarmó a la mayorla de los participantes en Ia rebelión, que
olvidaron a Beckman y buscaron refugio en sus fazendas. Al mismo Beckman no le quedó otro remedio que
abandonar la villa y ocultarse en su ingenio de Mearim, lugar donde fue apresado por los portugueses. En castigo
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por su actuación en los sucesos, Beckman y Jorge de Sampaio fueron ejecutados el 2 de noviembre de 1685, jesuitas, procedentes también de España, les siguieron y ya hacia 1630 la Orden posela en la cuenca del Plata
mientras los demás involucrados reciblan el perdón del rey Freire de Andrade restableció la legislación de indios, cuatro amplias comarcas con miles de aborlgenes reunidos en 27 misiones. Esas áreas eran las ya mencionadas
pero tuvo que aceptar la abolición de los estancos de la Compañla de Maranhao. I¿ consecuencia más del Guaira, la del Paraná medio (Paraguay), la ubicada en Entre Ríos y, por último, la del margen izquierdo del
sobresaliente que se derivó de la sublevación de Beckman -aspecto en el que radica precisamente el contenido Uruguay (Siete Misiones).
precursor del movimiento-, fue que por primera vez en la historia de Brasil los colonos desconoclan a las
autoridades coloniales y asumlan en forma directa las riendas de [a administración pública. Las reducciones del Guaira, por estar más próximas a Sao Paulo, fueron las que primero amenazaron los
bandeirantes. Los cazadores de esclavos sentlan gran atracción por los indios de las misiones, mucho más valiosos
Los bandeirantes y ls conquista del interior que los que vivlan en libertad. Los jesuitas no solo disciplinaban y enseñaban a los aborlgenes a trabajar la tierra,
sino que también los reunlan en un sitio con buenas comunicaciones, facilitaban así la tarea a los paulistas. En
Durante el período de la dominación española en Portugal, los colonos de Brasil comenzaron su expansión 1628 cientos de bandeirantes, encabezados por Manuel Preto y Antonio Raposo, atacaron y destruyeron varios
sistemática al interior. Partían de las villas costeras para emprender la exploración del amplio tenitorio oculto por centros jesuitas enclavados en la orilla izquierda del Paraná y se llevaron miles de Indios para los mercados de
las montañas y colinas del litoral. Hasta ese momento la colonización lusitana no se había sentido fuera de la esclavos de Sao Paulo y otras villas costeras. Una suerte similar corrieron las demás reducciones del Guaira. Al
estrecha franja costera y siempre dentro de los limites establecidos por el Tratado de Tordesillas. La unión de los final losjesuias, tras apelar infructuosamente a todo tipo de recurso legal para detener a los bandeirantes, tuvieron
tronos de España y Portugal no solo permitió el intercambio comercial entre las colonias ibéricas -que se que abandonar la comarca. La retirada de la Orden obligó a su vez a los españoles a evacuar los poblados de
manifestó a través de los viajes de los "cristianos nuevos", de origen judío, a Hispanoamérica y de los peruleiros Ciudad Real y Villa Rica, desguarnecidos frente a los asaltos paulistas. No satisfechos con la conquista del alto
a Brasil-, sino que también favoreció la realización de incursiones portuguesas por encima de las fronteras fijadas Paraná, los bandeirantes persiguieron con saña a los jesuitas hasta sus otros reductos del Paragua¡ Entre Rlos y
en el acuerdo de 1494. La aparici'n de esas expediciones en un área hasta entonces vedada, tenía como meta la la Banda Oriental.
búsqueda de oro, plata, piedras preciosas y, como ya se ha explicado, indios. Fue a este tipo de empresa a la que
se denominó bandeiras. Con esta palabra se desigrraba a los grupos de aventureros que se integ¡aban bajo una Durante la primera mitad del siglo XVI los bandeirantes no dieron tregua a los jesuitas ni dejaron de realizar sus
estructura parÍrmilitar y que esgrimían como signo distintivo un pendón o bandera. I¿s bandeiras se legalizaban incursiones en busca de esclavos e hicieron caso omiso a las disposiciones oficiales que trataban de impedir sus
en los registros municipales y podlan ser organizadas por las autoridades coloniales o por la iniciativa particular razzíaf por el serrato. Sin embargo, la separación de España y Portugal hizo muy diflcil la penetración de los
de comerciantes y plantadores, que era lo más común. Los bandeirantes se intemaban en las tupidas selvas y paulistas en el tenitorio hispanoamericano, por lo que tuvieron que dejar sus ataques a tas reducciones jesuitas y
permanecían en exploración durante varios meses, hasta encontmr algún objeto de valor que llevar a los mercados conformarse con llevar sus campañas al norte y al oeste. De esas expediciones las mas importantes fueron la de
de la costa. El número de participantes en esas campañas oscilaba entre 60 y 500 hombres. Antonio Raposo (1650) por et Amazonas, la de Joao Amaro (1673) por el interior de la capitanla de Bahla y la
del famoso Domingo Jorge Velho por Piaui.
Todo parece indicar que el lugar de origen de las bandeiras fue Sao Paulo, a partir de un núcleo humano libre -
los mamelucos- que se dedicaban al cultivo de la tierra. Atraídos por las enormes ganancias que se conseguían Pero la colonización portuguesa por la cuenca amazónica avanzó, no gracias a los paulisas, sino al impulso que
por medio de la localización de minerales preciosos o por la captura de esclavos, estos mestizos paulistas le dieron las exploraciones organizadas en maranhao, sobre todo en la villa de Pará. En 1623 Luz Aranha de
abandonaron sus ocupaciones y nutrieron las bandeiras. Vasconcelos reconió más de 400 leguas por el rlo Amazonas, desde la villa de Belem (Pará). Otra importante
expedición, que también salió de Pará, fue la dirigida por Pedro Texeira en I 639, y que se convirtió en la cuarta
Desde el principio las condiciones geográficas y los intereses económicos frjaron las rutas de esas exploraciones. que navegó de punta a cabo el Amazonas -después de Orellana, el vasco Lope de Aguine (1560) y unos ftailes
Las redes hidrográficas del Paraná, el Sao Francisco y luego el Amazonas, proporcionaron dinámicas vlas de franciscanos (1636)-; y la primera que lo hizo en el sentido inverso a la corriente, lo que le permitió llegar hasta
comunicación por donde fluyeron los bandeir¿ntes. Buena parte de esas expediciones sallan de Bahía o Sao Paulo, Quito, para regresar ulteriormente a su punto de partida (Belem). Texeira murió al año siguiente de esta proeza,
para recorrer en todas direcciones la amplia meseta central. Más tardes, con el crecimiento de las villas de Beleltr, pero otros destacamentos provinieron de Pará continuaron el examen de la rica cuenca amazónica, en pos de los
Sao Luiz y otras localidades de Maranhao, las incuniones se repitieron en la cuenca amazónica. desdichados indios. Por otra parte, la pérdida de las fuentes asiáticas de especias y drogas que se comercializaban
en Portugal introdujo un incentivo adicional a la exploración de la región.
El antecedente inmediato de los bandeirantes se halla en las primeras travesfas porn¡guesas por la gran meseta
brasileña que, iniciadas en los años I 53 l -1 532, se genemlizaron después de 1560 con el nombre de As entradas. A fines del siglo XVII el codiciado oro, buscado afanosamente desde la época del descubrimiento por
De entre ellas vale la pena citar las campañas dirigidas por Martín Carvalho, Francisco Bruza de Espinosa, Vasco conquistadores y bandeirantes, apareció en grandes cantidades. Los primeros yacimientos de cierta significación
Rodríguez de Galdas, sebastiao Tourinho, Blas Cubas y Antonio Días. Sin dud¿ la más famosa de todas fue la se habían hallado casi un siglo antes (1590) en una de las sierras al norte de Sao Paulo, pero pronto se agotaron.
que salió de Bahla bajo la dirección de Gabriel Soares de Sousa, a fines del siglo XVI, en pos del "país del oro" La esperanza de encontrar otros f¡lones no se desvaneció, por lo que se prep¿¡raron nuevas expediciones,
y que recorrió de abajo a aniba un buena porción del valle del Sao Francisco. especialmente de los paulistas. En la búsqueda de metales preciosos y esmeraldas salió en 1673 Fernao Días Paes,
quien llegó hasta el nacimiento del río Sao Francisco. Femao Dias nunca halló los ambicionados placeres
En rigor, los primeros bandeirantes paulistas comenzaron examinando los márgenes del Tieté, un tributario del aurlferos, pero sus seguidores, Manuel Borba Gato, Rodrigo de Castello Branco y sobre todo Antonio Rodríguez
caudaloso Paraná. Ya entre 1596 y 1597 la expedición de Joao Pereira da Silva Botafogo llevó sus incursiones Arzao tuvieron mejor fortuna, pues el oro en definitiva se descubrió precisamente en el curso alto del Sao
hasta la meseta del Paraiba, al nordeste de Sao Paulo. Luego los bandeirantes se encaminaron en dirección oeste, Francisco, por los años 1675 y 1680. Otros imporlantes yacimientos se encontraron más tarde (1ó97-1698) algo
y se toparon con las avanzadas españolas que desde el Paraguay habían cruzado el Paraná rumbo al mar, camino al sureste, en las márgenes de un tributario del Sao Francisco -das Velhas- y en el rlo Doce, que desagua en el
en el que fundaron las villas de Ciudad Real (1557) y Villa Rica (1576). Por la misma zona de la orilla izquierda Océano Atlántico al noroeste del Rfo de Janeiro. Allí, en las fuentes de ambas arterias, se lundó en 1690 una villa
del Paraná apareció un grupo jesuitas que, con autorización de Madrid, comenzó a reunir a los indios de las que se convertirla en el centro de la explotación minera: Ouro Preto (Villa Rica). A lavez,la zona donde se
cercanías. Así, en 1610 se fundó la primera misión (Loreto) en el Guaira, en el actual estado de Paraná. Otros encontró el orp recibió el nombre de Minas Geraes.
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La aparición del oro imprimió un nuevo giro a la actividad de los bandeirantes, quienes desplazaron el escenario La aparición de las controvertidas compañlas comerciales portuguesas entre 1649 y 1ó82 creó nuevas
de su acción hacia Minas Geraes. De esa manera, a principios del siglo XVIII, las cacerlas de esclavos era una restricciones al tráfico mercantil, pues se pasó de una relativa libertad de comercio al establecimiento de un rlgido
cosa del pasado y dejaban como herencia la desaparición de buena pafe de la población aborigen. Desde otr¿ régimen monopólico, que poco tenía que envidiar al implantado por Madrid en Hispanoamérica. La creciente
perspectiva, las incursiones de los bandeirantes no solo contribuyeron a la creación de nuevos asentamientos oposición de los colonos a este exclusivista sistema merc¿ntil lue alcanzó su máxima expresión con la rebelión
donde ellos mismos se descentralizaron -Matto Grosso, Goiás, Minas Geraes, etc.- sino que también prepararon de Backman-, obligó a la Corona a liquidar los favores otorgados a estas compañías. Asi en ló87 desapareció la
las condiciones para la penetración de ciertos cultivos agrlcolas y la ganadería en áreas del interior. de Maranhao y en I 721 la que operaba en el llamado Estado del Brasil.

A la par del comercio legalmente autorizado prosperaba el contrabando, en especial el que comprendía la costa
Economfa y comercio oriental brasileña con el Peru a través del Rlo de la Plata. Desde una fecha tan temprana como I 552, España hizo
todo lo posible por impedir el tráfico clandestino que afectaba la efectividad de su monopolio y drenaba una pafe
El crecimiento económico experimentado en Brasil dur¿nte el siglo XVII permitió ciertos cambios en la polltica de la plata altoperuano. Pero en I 580, tras la unión de los tronos ibéricos, el gobiemo de Madrid se vio precisado
colonial portuguesa, particularmente en lo referido al control gubemamental sobre el comercio, la economla y la a admitir el intercambio mercantil entre la América portuguesa y [a española. Luego, cuando ambas monarquias
vida social en su conjunto. Por esa época el azircu seguía siendo el principal rubro de exportación, por lo que se volvieron a separar, las autorizaciones fueron suspendidas, aunque se continu¿¡ron otorgando licencias
suministraba a la Corona, desde la segunda mitad del siglo XVI, los mayores ingresos por concepto de impuestos eventuales para la venta de esclavos africanos procedentes de Angola, colonia que la monarquia lisboeta habla
y rentas de aduana. Se estima que bacia 16'12 estaban en plena actividad unos 170 ingenios, la mayor parte recuperado en 1649.
ubicados en Bahla y Pemambuco. Cuando esa actividad llegó a su apogeo, entre 1629 y 1660, existlan unos 300
trapiches que generaban alrededor de tres millones de arrobas de azúcar. Esa notable producción convirtió a Brasil La lucha entre Portugal y España por el dominio de la estratégica ruta a Peru -más las disputas por la explotación
en el centro del decadente imperio colonial lusitano, pues a Portugal ya le hablan arrebatado sus mejores del ganado cimanón existente en la Banda Oriental del río Uruguay-, condujo a la Corona lusitana a emitir un
posesiones en Asia y África. decreto el 12 de noviembre de 1678 que ordenaba la ocupación de la orilla norte del Plata. En enero de 1680 el
capitán general de Rlo de Janeiro, Manuel Lobo, alcanzó esa meta con una expedición y fundó la Nova Colonia
A partir de 1660 el virtual monopolio mundial del azúcar brasileño cedió su lugar ante la competencia de las do Santlsimo Sacramento. En realidad la villa no era más que un avanzado fortln militar, separado de Brasil por
nuevas plantaciones del Caribe, fomentadas por Inglatena, Francia y Holanda. A ello se unió el cierre de los un inmenso territorio sin colonizar aún por los europeos y sus descendientes. Muy pronto la plaza se convirtió en
principales mercados europeos, provocado por la polltica mercantilista, lo que trajo por consecuencia la el eje del comercio clandestino con Hispanoamérica, motivo por el cual, a fines de 1680, un desacamento español,
disminución de la producción azucarera de Brasil. La pérdida definitiva de una parte importante de los mercados comandado por José de gano, desalojó a los portugueses de su cómodo puesto frente a Buenos Aires, al que
exteriores provocó la desintegración de un sector de la agricultura de exportación, que se tftrnsformó en una volvieron el 24 de lebrero de 1682 gracias al apoyo de las fuerzas de Francisco Naper de Alencastro. El
actividad de subsistencia. l¿ economía brasileña no pudo recuperarse del golpe recibido con la merma de las descubrimiento de los yacimientos auríferos de Minas de Geraes alteró la posición de Portugal sobre este asunto
plantaciones hasta que surgió el ciclo de exportación minero, a fines del siglo XVII y principios del XV[I. ya que, como España, temla la filtración de una parte de sus riquezas a través del contrabando. Por eso desde
1693 el comercio ilegal comenzó a ser seriamente perseguido en virtud de la acción conjunta de ambos reinos
Casi paralelament€ se efectuaba la expansión de la cría de ganado vacuno -hasta entonces limitada a las colinas ibéricos.
del noreste y las planicies meridionales- por el valle del Sao Francisco y el interior de Sao Paulo y Paraná -¡nás
tarde incluso Minas Geraes-, siguiendo el camino abierto por los bandeirantes. Pero la ganaderla durante toda la El aumento del interés de Pornrgal por su colonia americana no solo se reflejó en las restricciones del comercio o
etapa colonial solo tendría un rol secundario dentro de la economía brasileña. En un principio abastecía de cames mediante la elevación de los gravámenes y creación de nuevos monopolios -desde mediados del XVII se habla
y bestias de tiro a las plantaciones de Bahla y Pemambuco, y después de la crisis azucarera desempeñó un papel instaurado el estanco del tabaco y la sal-, sino que también se manifestó por un reajuste del aparato administrativo
semejante en relación con las necesidades de las localidades mineras del interior. real. En I 604 se fundó el Conselho da India que siguiendo el modelo español, estaba encargado de la atención de
todo lo que tuviera que ver con las posesiones lusitanas. Por un decreto oficial del 14 dejulio de 1642, este se
La exportación del azúca¡ tabaco -productos que entonces despuntaban en la agricultura brasileña-, cueros y transformó en el Consejo Ultramarino, con funciones semejantes a las de su antecesor. La elaboración de las
otros artlculos fue libre durante muchos años para los habitantes de la América Portuguesa, quienes estaban Ordenacoes Filipinas y del Código de Minas, ambos en 1603, fueron una muestr¿ más de la intención
autorizados hasta para comerciar con extranjeros. Se sabe que desde I 579 existla cierto tráfico mercantil entre el metropolitana de hacer sentir con mayor peso su presencia en el nuevo mundo. Por si esto fuera poco, a fines del
puerto de Sanctos y Londres. Sin embargo, la unión de España y Portugal en I 580 dio vida a una politica cada siglo XVII se dio un fuerte golpe a la autonomia local al crearse los guises de fora, en sustitución de losjueces
vez más restrictiva en esta materia. Ya a fnes del siglo XVI se prohibió expresamente a todos los buques foráneos ordinarios electivos, a la vez que el Estado colonial regularizaba la circulación monetaria con la creación de la
hacer escala en Brasil, salvo si tenlan un permiso especial concedido por la Corona. En 1605 se ordenó el estricto Casa de Moneda.
cumplimiento de la prohibición que también vedaba el ingreso a los súbditos extranjeros. A raíz de la separación
de España y Portugal (ló40), la corte de Lisboa tuvo que hacer algunas concesiones mercantiles a Inglaterra, en Por otro lado, la inseguridad de las naves que comunicaban a Portugal con Brasil ya había obligado a la Corona
pago por la ayuda prestada a la familia de los Braganca para ocupar el trono lusitano. Por ese motivo se otorgó a a determinar en l57l los viajes en grupos de por lo menos cuaÍo bajeles. Más adelante, en 16ó0, se dio un
los ingleses la facultad de comerciar directamente con los puefos brasileños, a la vez que se les concedían rebajas ordenamiento definitivo a este sistema con la organización de convoyes protegidos por buques de guerra. Flotas
arancelarias, el derecho a asentarse en la colonia y el privilegio de extraterritorialidad. En fechas posteriores (1654 separadas se establecieron con destino a Pará-Maranhao, Pemambuco, Bahía y Rlo de Janeiro.
y 1 661 ) estas licencias fueron ratificadas y se hicieron extensivas a los holandeses, como parte de la compensación
acordada por la pérdida de Pemambuco. Repercusiones de la Guerra por la Sucesión española
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El siglo XVII vino acompañado de una importante modificación en la correlación intemacional de fuerzas. El La Guerra por la Sucesión española tuvo también por escenario a la colonia de Sacramento, sometida por fuerzas
exitoso proyecto ftancés de imponer en el trono hispano a la dinastía de los Borbones abrió una nueva etapa en la de lo Borbones a un tenaz bloqueo, que obligó a los portugueses a abandonarla (marzo de 1705). Al firmarse en
lucha de las potencias coloniales. [¿ alianza entre las casa reinantes de Francia y España, y el acercamiento de el ll de abril de 1713 la paz de Utrecht, Portugal recuperó valiosa posesión de la Banda Oriental y obtuvo de
Portugal a la órbita inglesa, trajeron profundas repercusiones para el ámbito americano. Francia el reconocimiento de los llmites exigidos en las limites de la Guayanas, junto con la seguridad de que el
gobiemo de París renunciaría a toda reivindicación para navegar el Amazonas.
El estallido de la confrontación franco-británica, en la Guerra por la Sucesión española entre Francia e Inglaterra
(1701-1703), aceleró la culminación de las negociaciones que dssde 1691 sostenían dos diplomáticos ingleses -
John Methuen y su hijo- con los representantes de la monarquía lusitana. Mediante el tratado de Methuen (1703), Aumento del criollismo en el siglo XVIII
Portugal se unia a Gran Bretaña, Holanda y Australia en la lid contra Francia y España. Ese acuerdo no solo ataba
al reino portugués a los planes británicos, sino que también otorgaba a Inglatena una posición privilegiada en el Entre los acontecimientos que más se destacan en el largo trayecto de la aparición del sentimiento nacional en
comercio lusitano. Por ese convenio, Portugal abrla de par en par sus aduanas -incluyendo las colonias- a las Brasil figuran tres sucesos que envolvieron, de una u otra manera, a criollos y portugueses. Nos referimos a la
manufacturas británicas, a cambio de algunas ventajas para sus vinos en el mercado inglés. Con este desigual guerra de las Emboabas, al motln de Bahla y a la rebelión Felipe dos Santos, los dos últimos motivados por los
mecanismo, el naciente capitalismo británico ahogaba cualquier intento de desanollo industrial en Portugal y sus abusivos impuestos coloniales. Estos episodios fueron ejemplos fehacientes de los crecientes antagonismos entre
posesiones de ultramar y obtenla además, en pago por los textiles británicos que se introducían en los mercados los naturales de Brasil y los lusitanos y sentaron las bases para movimientos criollos posteriores, mucho más
lusitanos, buena pafe del oro brasileño. Hacia 1717 ya se habían instalado en Lisboa cerca de 90 casas definidos en el pleno ideológico, que conducirlan inexorablemente al nacimiento de una nueva nacionalidad.
comerciales inglesas, como slmbolo de lo caro que costaba a Portugal el intento de sobrevivir-mediante un pacto
con el Reino Unido- como potencia colonial. El primero de estos conflictos se produjo en la villa de Sao Salvador en Bahia. El temor a que los franceses
repitieran contra esa plaza el ataque que acababan de efectuar a Rfo de Janeiro, llevó a las autoridades coloniales
Otra consecuencia de la Guena por la Sucesión española fue que convirtió al nuevo mundo en uno de sus campos a fofalecer el aparato militar de la capiania. Con el propósito de conseguir los fondos necesarios pa¡a estos
de batalla. La entrada de Portugal en esa conflaglación provocó que desde 1 704 fuerzas franco-españolas atacaron urgentes preparativos bélicos, se comenzó a cobrar un impuesto del I 0% sobre el valor de todos los artlculos de
a Brasil. Los atracos de los corsarios reaparecieron e hicieron víctimas en las poblaciones costeras y las importación. Al tomar posesión de su cargo como gobemador general, Pedro de Vasconcello e Sousa, el 14 de
embarcaciones lusitanas en alta mar. En 1710 esas acciones aisladas dieron paso a una agtesión de mayor octubre de 171 l, se dispuso la aplicación de la gabela a las compras del exterior, a la par que se elevaba el
envergadura: los armadores de Brest organizaron una escuadra con el objetivo de asaltar la plaza de Sao Sebastiao precio de la sal que era monopolio real. La furia de la población capitalina se manifestó a través de protestas
en Rlo de Janeiro. Con ese fin reunieron 6 barcos y más de 1000 hombres puestos a las órdenes de Jean Franciscois callejeras y por la elección de unjuez de povo, encargado de trasladar a la administración colonial las demandas
Duclerc. de la población. la presión popular fue de tal magnitud, que finalmente el gobemador general tuvo que
transigir y derogar las aborrecidos disposiciones.
I¿ flota francesa apareció en aguas brasileñas en agosto de 1710. El 27 los barcos de Duclerc fondearon en la
propia Bahla de Guababara, junto a la IIha Grande. En ese lugar descendieron de las naves e imrmpieron en los Un carácter distintivo tuvo la Guena de las Emboabas, pues surgió vinculada a la puesta en producción de los
caserlos e ingenios de los alrededores. Unos dfas después, el 7 de septiembre, Duclerc emprendió el asalto a la placeres auríferos de Minas Geraes, recién descubiertos por los bandeirantes paulistas. La aparición del oro
villa de Sao Sebastiao, mediante la combinación del bloqueo por m¿r con el ataque terrestre de las fuerzas que atrajo a la región a miles de extranjeros o forasteiros, procedentes de otras áreas de Brasil y sobre todo de
previamente habian desembarcado en Guaratibá. Pero los soldados franceses sufrieron una aplastante denota Portugal. En especial los anogantes lusitanos - muchos de ellos comerciantes- pronto se granjearon el odio de
frente a los combatientes portugueses dirigidos por Bento do Amaral Coutinho y el fraile Francisco de Menezes, lospaulistas radicados enlazona minera, nosoloporsuprepotencia,sinotambiénporeldesmedido afánde
quienes un año antes se habían distinguido en la Guerra de los Emboabas. La encamizada lucha terminó el 20 de lucro que los llevaba a rúilizar cualquier üi¡mpa para apoderarse de los mejores yacimientos aurlferos. Fue
septiembre, con una indiscutible victoria de los defensores de la villa- Los atacantes tuvieron grandes pérdifas precisamente a los forasteiros portugueses a los que se dio el calificativo despectivo de Emboabas, término de
y cientos de prisioneros fueron capturados por los lusitanos, entre ellos el propio Duclerc, quien no gobrevivió origen indio, usado para designar a unas aves de patas emplumadas y que los paulistas -por lo general no tenlan
al cautiverio. El resto de la expedición se retiró a Martinico. zapatos- aplicaron en tono de burla a los advenedizos lusitanos, los cuales se distinguían por sus botas
ostentosas. Es bueno señalar que la extracción de oro no requerla de un proceso metalúrgico, pues para
Con Ia idea de vengar esta afrenta a las armas francesas y obtener utilidades con el saqueo de la villa, los obtener el mineral bastaba con recogerlo en los aluviones, lo que permitla la proliferación de pequeñas
comerciantes de Bretaña facilitaron el dinero para equipar una escuadra todavía más poderosa que la del empresas o simples actividades individuales.
desaparecido Duclerc, 15 navlos, 700 cañones y más de 4000 hombres, al mando del experimentado Duguay
Trouin, se aparecieron en septiembre de I 7 I 1 frente a las costas de Brasil. El dia 12 la armada punitiva francesa Al principio los Emboabas estaban en minoría en la explotación de los yacimientos, pero en pocos años la
bombardeó indiscriminadamente Sao Sebastiao, mientras una flota lusitana anclada en la bahía Gunabara se situación se invirtió. Desde I 680 llegaban a Brasil, seducidos por los destellos del oro, más de 3000 inmigrantes
autodestruía para evitar ser capturada indemne. La resistencia portuguesa se desmoronó como un castillo de arena anuales, en su mayoría procedentes de Viena, Oporto y Lisboa. El anibo de tal cantidad de ambiciosos
por la ineptitud del capitán general Francisco de Castro Moraes, que abandonó la plaza a merced de los invasores. portugueses tuvo el efecto de desatar las pasiones entre paulistas y Emboabas. Las peleas aisladas de los
A pesar de ello, algunos grupos se batieron denodadamente contra los franceses, como el destacamento dirigido buscadores del precioso metal dieron pasos a reyertas colectiv¿¡s que hacia 1706 habian creado
por Bento do Amral, quien perdió la vida en uno de los combates. Sin m¿ís obstáculos en su camino, el día22, un virtual estado de guerra en Minas Geraes. las primeras batallas campales se produjeron en las regiones
los hombres de Trouin ocupaban Sao Sebastiao, liberaron a los prisioneros de la expedición de Duclerc y y
del norte, principalmente en Caeté Sabará. Después los Emboabas se organizaron según una
sometieron la villa a un sistemático saqueo. A la postre, tras varias semanas de negociaciones, los franceses estructura paramilihyyapamlT0T. realizaron unataquesorpresivo aCaeté,quelesreportólacaptura de
accedieron, el 4 de diciembre, a devolver Río de Janeiro a cambio de un buen rescate y un cuantioso botín. conspícuos paulistas. Al mando de los portugueses se encontraba un acaudalado propietario nombrado
Manuel Nunes Vianna, quien fue designado por los forasteiros, pasando por alto la opinión de la
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Corona, gobemador de Minas Ceraes. Mientras esto sucedía en el norte, los paulistas lograban hacerse Ouro Preto ( I 0 junio) donde hizo concesiones: suspendió por un año la aplicación de las disposiciones reales.
de
fuerte durante un tiempo en algunas localidades septentrionales, tales como Ouro Preto y Sao Joao d' El Rei. [¿ maniobra le dio buenos resultados, pues con un inesperado golpe de audacia ocupó militarmente Ouro Preto y
de donde no tardarlan en ser desalojados por Nunes Vianna y Pascoal da Silva Guimaraes. Obligados a las localidades colindantes y apresó a los principales implicados en el movimiento. Felipe dos Santos, el llder de
refugiarse en las márgenes del rlo das Mortes, los paulistas fueron en definitiva anojados a Sao Paulo por la sublevación, fue capturado unos dlas después y, tras una farsa judicial, brutalmente descuartiudo enlaplaza
las fuerzas comandadas porBento de Amaral Coutinho. pública delacapitaldeMinas Geraes. Contancruelesrepresalias, lametrópoliaplastó larebeldla, porloque
hacia 1725 las funciones y los reglamentos fiscales funcionaban a plenitud.
Gracias a estas victorias, los portugueses se adueñaron de los codiciados placeres aurlferos, a contrapelo incluso
de lo dispuesto por las propias autoridades coloniales. Por esa razón, en julio de 1708, se produjo la Tanto en la luchas contra los impuestos exorbitantes como en la Guena de los Emboabas se puso de
intervención en el conflicto del capitán general Francisco Martim Mascarenhas- quien tenla jurisdicción sobre manifiesto una vez más la pujanza de la población criolla. Esos conflictos evidenciaban que la lucha
Sao Paulo y Minas Geraes-, hasta que los Emboabas lo obligaron a regresar a Rlo de Janeiro. económica contribuía directamente a deslindar los campos entre los naturales de Brasil y los de Portugal.
Después Nunes Vianna envió al fraile Francisco de Menezes a Lisboa, para obtener del rey una solución
favorable a los inmigrantes portugueses. El monarca, como única respuesta, decidió el envio a Río ds Janeiro
de Antonio Coelho de Carvalho en calidad de capitán general, el cual llegó a su destino el 1 I de junio de I 709. Guerra de los Mascates

El anibo del nuevo funcionario real sembró la intranquilidad entre los Emboabas, que temian perder las Sin dudas entre los movimientos de mayor significación de cuantos a principios del siglo XVIII, pusieron de
vetas recién adquiridas. La amenaza fraccionó a los seguidores de Nunes Vianna en dos bandos, relieve el despertar de la conciencía nativista se encuentra la Guena de los Mascates. En la capitanla de
partidarios unos de buscar el inmediato entendimiento con [a Corona y otros de posturas más firmes. Pemambuco se había ido formando un poderoso sentimiento localista, que dotaba de la época de
Aprovechando la división en las filas portuguesas, los paulistas se reorganizaron bajo lajefatura de Amador enfrentamiento a la dominación holandesa. La confianza de los pemambucanos en sus propias fuerzas fue
Blanco. Como en las viejas expediciones bandeirantes, los criollos procedentes de Sao Paulo imrmpieron en creciendo en la misma medida que aumentaba el menosprecio a las autoridades metropolitanas. Ya en I 666 los
Minas Geraes para recuperf los yacimientos aurlferos. Ante el peligo que se cemla sobre ellos, los plantadores del noroeste hablan expulsados al abonecido capitán general Jeronymo de
lorasteiros olvidaron sus diferencias y se acogieron a la amnistla ofrecida por el capitán general. Pero el Mendoca Furtado, obligando a la Corona a reemplazarlo por un funcionario más aceptable para los
enfrentamiento entre paulistas y Emboabas era inevitable, por lo que la lucha se inició a orillas del das Mortes, habitantes del centro azucarero de la colonia.
hasta que el anuncio de la llegada de tropas portuguesas, enviadas por el capitán general, obligó a los atacantes
a retift[se a Sao Paulo. La necesidad de acabar con el conflicto de Minas Geraes, que amenazrba con arrastrar Al despuntar el siglo XVIII una nueva contradicción -en cierto modo secuela de la ocupación holandesa- alteró
tras sí a toda la colonia y liquidar las nuevas fuentes fiscales provenientes del oro, impulsó a Coelho de Carvalho las relaciones paclficas entre criollos y portugueses. Terminada la contienda con los Palses Bajos, la demolida
a imponer la paz. En 171 I se reintegró a los paulistas algunos de sus yacimientos y tierras. ciudad de Olinda fue reconstruida y restablecida en su condición de capital de Pemambuco. En esa
localidad tenían su residencia los principales colonos y plantadores criollos, quienes pretendlan que la villa
Aún no se había apagado las cenias de la Guerr¿ de los Emboabas, cuando un nuevo conflicto apareció en Minas recuperara su gnndeza de antaño. Pero desde la administración del príncipe de Orange, Recife no solo habfa
Geraes. Ahora no se trataba de una lucha entre criollos y portugueses por la posesión de los ricos filones auríferos, sido declarada asiento oficial del gobiemo de la Nueva Holanda, sino que también se habla convertido en el
sino de tm enfrentamiento directo de los mineros contra el poder colonial. El aumento de los impuestos y la verdadero eje de la actividad económica de la capitanla. Tras la expulsión de los negociantes holandeses y
creación de una serie de restricciones a la extracción del metal fueron las causas que llevaron a los mineros - judíos, que dominaban -junto a la Compañla de la Indias Occidentales- el crédito de los dueños de ingenios y
incluso a muchos de origen portugués- a enfrentase con los representantes de la monarquía. Las primeras protestas las ventas de azúcar, su lugar fue ocupado por un grupo de comerciantes y agiotistas portugueses. De esa forma
se hicieron sentir hacia 1 71 7, alentadas por el esplritus rebelde de la población local. Recife conservaba su privilegiada posición de núcleo mercantil y financiero de Pemambuco, de cuyos préstamos
y redes comerciales dependia casi absolutamente la producción aztJcareftt del nordeste. En ese contexto se
En realidad el movimiento vino a cobrar grandes proporciones solo después de la llegada a Sao,Paulo del fomentó un profundo resentimiento hacia los especuladores portugueses denominados p€yorativamente
gobemador Pedro de Almeida, conde de Assumar, en septiembre de 1717. Este funcionario real tenia la Mascates-, pues fijaban precios arbitrarios al azúcar y se enriquecian de dla en dla con el control de las
encomienda de sustituir el pago global anual del quinto del oro -adoptado por la Corona en I 7 14- por un régimen deudas de los dueños de ingenios, la refacción y el negocio de la trata de esclavos africanos.
hibuario más severo, que incluia la fiscalización directa de la Corona sobre la exüacción de minerales. Poi un
decreto del I I de febrero de I 719 se restableció el antiguo sistema del pago del quinto y se prohibió la exportación El descontento de la Población criolla alcanzó su punto culminante cuando el capitán general Sebastiao de
del mineral en bruto. En la misma disposición se añadía que debían ser entregadas todas las pepitas a las Castro e Caldas trasladó la sede de su adminisfación de Olinda a Recife, y dio a este la categoría de villa el 4
fundiciones reales, encargadas de refinar el oro, de separar el quinto del rey y devolver el metal en barras con el de marzo de 1710. Con esas medidas las autoridades coloniales consolidaban la hegemonfa portuguesa, y
sello de los Braganca, tras descontar los gastos por estas operaciones. Para garantizar la electividad del facilitaban la completa subordinación de los habitantes de Olinda a los dictados de Recife. La población criolla
procedimiento se instalarían cuatro fundiciones estatales, ubicadas en Ouro Preto, Sao Joao D'El Rei, Sabani y manifestó su inconformidad de múltiples formas, hasta que fueron arrestado varios prominentes pemambucanos
ciudad del Serro.

I¿s nuevas estipulaciones enardecieron a los habitantes de Minas Geraes que se dedicaban a la extracción del A partir de ese instante los colonos y senhores de engenho comenzaron a reunirse en secreto, como parte de
mineral. Nunes Viannas, el antiguojefe de los Emboabas, fue uno de los primeros en reaccionar, por lo cual los preparativos para devolver por la fuerza, la primacía a Olinda. Una idea muy anaigada en los
viajó a Europa a exponer su inconformidad al rey. En la noche del 28dejunio de I 720 un motín estalló en Ouro conspiradores era de que si habian podidos librarse de los holandeses lo harían igualmente de sus
Preto, dirigido por Felipe dos Santos. Los sublevados expulsaron al Ouvidor y enviaron a Lisboa un sucesores portugueses. El 27 de octubre de 1710 el capitán general fue vlctima de una agresión callejera en
memorándum contentivo de las demandas locales. El gobemador Almeida se vio precisado a personarse en lo que resultód'evemente herido. Tal parece que esa era la señal que esperaban los complotados para iniciar la
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sublevación. Como por arte de magia cientos de individuos armados abandonaron los campos y la ciudad de El descubrimiento del oro en las tierras altas orientales, a fines del siglo XVIII, alteró el curso de la economia de
Olinda para rodear a Recife. Los desesperados intentos conciliatorios de Sebastiao de Castro fueron inútiles. Brasil. La extracción del mineral -hallado en depósitos fluviales y en yacimientos primarios ligados a los
Cuando era inminente la caída de la capital en poder de los criollos, el capitán general y los más odiados estratos del suelo en Minas Geraes- alcanzó su climax entre l72l y 1780, cuando superó a toda
especuladores portugueses huyeron de la ciudad por mar (7de noviembre). la producción de oro americano de los dos siglos anteriores. Con el decursar del siglo XVIII las zonas
aurlferas en explotación seextendieron haciaaloeste, rumboalMattoGrossoyGoiás.Elboomfuecompletado
Dos dfas después la guamición de Recife se rendía y abrla las puertas de sus murallas a los criollos, mientras porlaaparición depiedras preciosas ysobretododiamantes. Esariquezafueencontradaenla sena doFrio-
los comerciantes lusitanos que permaneclan en la villa corrían a esconderse en conventos e iglesias para escapar ubicada también enMinas Geraes- 1725 y1728 porlosexplotadores SebastiaolemedoPradoy Bemardino
de la ira popular. Lograda la victoria, Recife fue devuelta a su antigua condición de simple dependencia del de Fonseca.
gobiemo de Olinda, a la vez que se liberaba a los prisioneros criollos y se separaba a los portugueses de sus
cargos en el aparato administrativo de la capitanla. Para proteger sus utilidades, la Corona implantó una serie de medidas de carácter resfictivo por lo que en las
regiones mineras él régimen político se hizo más opresivo. Esteba prohibida la entrada o saliü de tos
Para definir el futuro polltico de la colonia se celebró en Olinda una amplia reunión, presidida por el Senado da distritos mineros a toda persona que no tuviera un licencia especial otorgada por las autoridades. En el área
Camara de la villa, en la que participaron los más destacados jefes criollos del movimiento y los representantes donde fueron descubiertos los diamantes se fundó un distrito sui géneris, llamado diamantino, en el que desde
del clero. En el cónclave se def¡nieron dos tendencias principales. La moderada, que pretendía mantener el la explotación de los yacimientos hasta el gobiemo del territorio eran privilegio exclusivo de la
statu quo y entregar provisionalmente el gobiemo de Pemambuco al obispo Manuel Alvares de Costa y monarquía lusitana. Conviene tener presente que en ese momento el diamante brasileño gozaba de un
esperar a que la Corona designase a un nuevo capitán general. La coniente radical, encabezada por el monopolio mundial casi completo.
rico plantador criollo Bemardo Vieira de Mello era partidaria, en cambio, de amenazar la
monarquía lisboeta con un movimiento independentista como los de Venecia u Holanda, para presionar al rey El efimero ciclo minero tuvo grandes efectos sobre la vida de Brasil y provocó sustranciales modificaciones en
a aceptar los actos de los habitantes de Olinda y que concediera una amnistía general. Aunque todavía la el cuadro demográfico -se produjo una emigración metropolitana sin paralelo en Hispanoamérica- y en la
separación de Portugal se formulaba en términos remotos, no deja de tener significado que por primera vez en propia articulación intema de la colonia. Como las zonas aurlferas careclan de suministros propios, la
toda la historia de Brasil se pensara en la independencia. En cierta forma ese era el resultado del fuerte apego de necesidad de importar todo lo que se consumia: desde la fuerza de trabajo esclava empleada en los
los pemambucanos a su tierra natal, junto a la existencia de una clase criolla propietaria de ingenios y lavaderos de oro -provenientes de Áfric¿ o del empobrecido noroeste brasileño-hasta las bestias de tiro, las
plantaciones asediada por los comerciantes portugueses y atrapados por una complicada legislación de tipo ropas y
alimentos. Por tal motivo, las zonas ganaderas de noroeste y el sur se pusieron en función del mercado de
feudal y unas relaciones de producción pre-capitalistas. En definitiva la tendencia moderada se impuso, por lo Minas Geraes. A través del rlo Sao Francisco -desde Bahía o Pemambuco--se sostenla un intenso tráfico
que el 15 de noviembre el gobiemo de la capitanla fue entregado al obispo, quien validó las comercial con las zonas mineras. Cuando se construyó el Caminho Novo, que unió a los distritos auríferos con
transformaciones en beneficio de los colonos. Río de Janeiro en 1701 -y en especial después que se declaró a ese puerto (1725) como el único autorizado
para la exportación del oro-, esa vla se transformó en el eje de la comunicación con el interior, que convirtió a la
Mientras se esperaba la llegada de un nuevo funcionario real, que se hiciera cargo del puesto vacante de villa fluminense en la capital económica y polltica de todo Brasil:
capitán general, seprodujo elinesperado contragolpe urdidoporeljefedelRegimiento de Líneadestacado en
Recife Joao de Matia, el cual devolvió la villa a su situación anterior. Los criollos en respuesta pusieron sitio Alavez, el mercado de animales existente en las zonas mineras creó las condiciones para la colonización del
oÍa vez a Recife, p€ro en ese punto se creó un equilibrio de fuerzas que ninguno de los dos bandos pudo romper. deshabitado extremo sur brasileño. Para poblar esas regiones, en paficular Rlo Grande do Sul y Santa Catarina,
Porelloduranteuntiempocoexistieron dosgobiernos enlacapitanía dePemambuco,unoen Olinda yotroen Portugal alentó la emigración campesina -procedente de las Azores- que pronto se dedicó a la crla de ganado -
Recife.Reclamabancadacualfidelidad ala Coronayacusaban asuadversario detraicionar alsoberano.. con el objetivo de obtener came seca y mulas para enviar a Minas Geraes y cueros a Europa- y al cultivo del
* trigo.
A principios de octubre de 1711 se presentó en Pernambuco una escuadra lusitana, con el nuqyo capitán
general Félix José Machado de Mendoca Castro. El funcionario de la Corona devolvió a la capitanía a AI finalizar el siglo XVIII la producción minera entró rápidamente en crisis. La decadencia del oro se produjo
la normalidad, sin hacer uso de la violencia, aunque algunos jefes criollos fueron sancionados a diferentes debido a que los yacimientos de la superficie se habían agotado y los primitivos métodos de extracción
penas de prisión. Sin embargo, la supremacla de Recife sobre Olinda era algo inevitable y terminó por hacían casi imposible -+ incluso antieconómico- la explotación de las vetas más profundas. Por su pafe, la
imponerse de la misma forma que el predominio de los negociantes portugueses por sobre los intereses de lós producción diamantffera también disminuyó abruptamente, en virtud de que la abundancia de la piedra en los
plantadores criollos. mercados europeos hizo descender el precio por debajo de la mitad de su valor anterior. En esas circunstancias
los cultivos tropicales volvieron a renacer, alentados por la catástrofe de la producción agrlcola en las Antillas
Baste solo señalar que en Brasil -y más que en cualquier otra parte en Pemambuco-, se iba conformando una francesas después de la revolución de I 789. El azúcar, que en realidad nunca habla dejado de ser un importante
población autóctona diferenciada de la lusitana. La naciente sociedad criolla tenla su propia esencia clasista y artlculo de exportación cobró nuevas fuerzas en Maranhao, Pemambuco, Bahla, fuo de Janeiro y en ciertas
era el resultado de una particular evolución histórica. Rasgo que unidos a cierta articulación zonas de Sao Paulo. En la misma época también se expandió el cultivo del algodón por las capitanias
económica intema y a la existencia de un idioma y sicologla comunes, permitieron la paulatina aparición en septentrionales, destinado a suplir la breve ausencia de la producción norteamericana en el voraz merc¿do de la
la colonia de una especffica fisonomla cultural. De esa diflcil manera avanzaba el proceso de conversión de industria textil británica.
los criollos en brasileños, perfectamente diferenciados de sus antepasados portugueses, indígenas o africanos.

El efimero ciclo exportador minero Las reformas de Pombal y la delimit¡ción de las fronteras
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Desde a fines del siglo XVII la Corona portuguesa fue apartando el lazo de la opresión colonial al instrumentar Cuando los portugueses pretendieron ocupar el territorio de las reducciones jesuitas, chocaron con la
nuevas formas de dominación destinados a exprimir aún más a Brasil. El aumento del control resistencia indígena preparadas por los seguidores de Loyola. Entre 1753 y 1756 se produjeron encamizados
politico metropolitano se daba partir de una marcada disminución de la autonomla local -con el consiguiente
a combates entre las fuerzas ibéricas y el ejército jesuita, en las llamadas guerras guaranles. Aunque en
incremento del poderlo de los gobemadores-, que habla caracterizado toda la primera época de la colonia. La la oposición de los efectivos movilizados por la Orden fue liquidada, este conflicto impidió el cumplimiento
clase dominante criolla, integrada por los senhores de engenho y plantadores, era a su vez desplazada de su escrupuloso de lo estipulado en el Tratado de Madrid de 1750 y sirvió de pretexto al monarca lusitano para
antigua preeminencia por los representantes de la monarqula lisboeta y los mercaderes portugueses, negarse a entregar la colonia de Sacramento. Por ello el rey de España Carlos II declaró el 12 de febrero de
beneficiarios directos del comercio privilegiado, de los estancos y monopolios. 1761, que el acuerdo rubricado en la capital hispana quedaba anulado, razón por la cual los
españoles conservaron las mismas misiones -hasta 1801- y los portugueses su estratégico enclave de la Banda
Como pafe de línea tendente a reforzar la autoridad metropolitana en el nuevo mundo, el
la Oriental.
monarca portugués José I -cuyo reinado habia comenzado en 1750-entregó la jefatura del gobiemo a José de
Carvallo e Mello, nombrado marqués de Pombal en 1770. Decidido partidario del despotismo ilustrado - Enl7á2lasfuerzashispanoamericanas almandodel gobernador deBuenosAires,PedrodeCevallos, atacaron
absolutismo reformista bajo influencia de la burguesía-, Pompal se planteó e[ resurgimiento de Portugal como a los portugueses en la colonia de Sacramento. La inesperada ofensiva española fue toda un
éxito, pues no solo
potenci4 sobre la base de las entradas fiscales provenientes del oro brasileño -para evitar la seapoderó dela plaza endisputa, sinotambién deunabuenaparte deRloGrande doSul. SimultáneÍrmente la
descapitalización del reino-, y el recate de la participación lusitana en la explotación de las riquezas americanas. luchaseextendla también alMattoGrosso.Unnuevo tratadode paz, firmadoenParís en1763, altérminode
Fue este ministro quien restringió la autonomla de las cámaras municipales americanas, decretó el fin de la la Guerra de los Siete Años, obligó a España a devolver a los portugueses la colonia de Sacramento, aún cuando
esclavitud aborigen (1758) y dispuso la expulsión de los jesuitas (1759) de Portugal y sus posesiones de siguieron ocupando ciertas zonas de Rlo Grande do Sul.
ulfamar.
Un acuerdo de este tipo era una base muy endeble para acabar con el conflicto en la zona rioplatense. Muy
Pombal también fue el artlfice de importantes cambios en el sistema administrativo y comercial de la colonia. pronto la lucha se reanudó en Rlo Grande do Sul, con vistas a lograr la expulsión de los efectivos españoles.
Enesteorden decosas, liquidó laCasadas Contas(1761)-sustituidas poruntesoro único: elRealErarioy La llegada del mercenario alemán Johann Heinrich Bohn -a quien Pombal encomendara la
trasladó la sede del virrey -a quien se le aumentaron sus facultades- de Bahía a fuo de Janeiro ( I 763),como parte reorganización del hasta entonces disperso sistema militar bmsileño-, permitió a las
de un amplio proceso de reorganización e integración adminisfativa que condujo a la creación de nuevas tropas portuguesas encerrÍIr a sus contrincantes Montevideo (1775). Al año siguiente, los españoles
en
capitanias generales -en 1799 eran ya nueve: Grao Pará, Maranhao, Pemambuco, Bahl4 Minas Geraes, Goiás, ripostaron conotropotente avancequelespermitió reconquistar lacoloniade Sacramento yalgunasáreas de
Matto Grosso, Rlo de Janeiro y Sao Paulo, junto a otras ocho subaltemas-, a la liquidación de las Rlo Grande do Sul. Cuando todo parecla indicar que era inevitable el estallido de una guena entre los dos
últimas donatarias y a la extinción del estado de Maranhao. En lo que se refiere concretamente al plano reinos de la peninsula iberica se produjo la firma del Tratado de San Ildelfonso, el lro. de octubre de 1777.
comercial, debe señalarse que Pombal se esforzó por disminuir la creciente dependencia, de Inglatena. Desde En virtud de ese acuerdo, España mantenla su control en toda la Banda Oriental mientras Portugal recuperaba
el tratado de Methuen, Gran Bretaña había adquirido una posición privilegiada en el mercado portugués, al las comarcas perdidas en Río Grande do Sul, así como los territorios en litigio en Matto Grosso. En 1788 el
extremo que la % partes de las mercancías importadas en Brasil eran fabricadas por la industria inglesa. La entendimiento hispano-portugués se complementó por medio del Tratado de El Pardo -referido
hegemonía británica había provocado frecuentes protestas de los negociantes portugueses, lo que obligó a la básicamente al problema de los intérlopes -, que entregó a Madrid el derecho exclusivo de la navegación por
Corona a dictar algunas restricciones (1711). Por eso Pombal, convencido de la necesidad de apuntalar el la cuenca del Plata. Al comsnzar el siglo XIX, las disputas f¡onterizas entre España y Portugal no habían
comercio lusitano, revitalizó el fenecido sistema de las compañlas comerciales, monopólicas destinadas a concluido, pero ya para entonces aparecian intenelacionadas con los sucesos de la independencia americana.
aprovechar el repentino auge ag¡icola de las capit¿nlas septentrionales. Asl en 17 55 apareció la
Companhia Ge¡al do Gr¿o Pará e Maranhao y en 1759 la Companhia Geral de Pemambuco e Paraiba. Los precursores de la Independencia

Sin embargo, la penetración comercial inglesa habla alcanzado un nivel del cual las tímidas reformas le Pombal En las postrimerias del siglo XVIII cobraron auge los movimientos criollos contra el poder colonial y la
I
-desplazado del gobiemo con el advenimiento de María en 1777 - no podlan hacerla descender. Ia presencia hegemonía portuguesa, impulsados por el p€nsamiento iluminista europeo y el impacto provocado por la
británica en Brasil ya era de tal envergadura que servía de trampolln -a través del intérlop+- para la liberación de las 13 colonias inglesas de Norteamérica y, más tarde, por la Revolución Francesa de 1789. t¿
introducción de manufacturas inglesas en los mercados hispanoamericanos. I¿ utiliz¿ción e las rutas de proliferación de las conspiraciones anticolonialistas puso al descubierto que la existencia de un sentimiento
contrabando (intérlopes) por los traficantes del Reino Unido -junto a la expansión tenitorial que con nacional en Brasil era un fenómeno asociado al ascenso de la burguesla a escala mundial, cuya ideologla,
anterioridad habían desarrollado los bandeirantes-, puso sobre la mesa la cuestión de la delimitación de las revolucionaria dentro de un orden predominantemente precapialist4 contagiaba a los sectores más
fronter¿s entre el área portuguesa y la española. avatlzado de la sociedad luso americana. Ia agudización de las contradicciones entre los naturales de la
colonia y los portugueses levantó un rosario de complots que tuvieron por teatro a las principales localidades
Las reclamaciones lusitanas de ciertas regiones, situadas bastante al oeste de la línea divisoria frjada en el brasileñas: Minas Geraes, Bahía, Rlo de Janeiro y Pemambuco.
TratadodeTordesillas,llevófinalmenteaEspaña afirmarenMadrid unnuevo acuerdo sobrellmites (1750).
Mediante este tratado se otorgaba a los portugueses extensas zonas en las cuencas del Amazonas y el Paraná- I¿ más conocida de esas conspiraciones criollas fue la llamada inconf¡dencia mineira. Como se sabe,
Además, a cambio del disputado asentamiento lusitano de la colonia de Sacramento -a partir de desde principios del siglo XVIII existían en Minas Geraes intensas contiendas entre los criollos y los
la fundación deMontevideo en1726 sehablanrecrudecido las luchashispano-portuguesasporesavilla-, representantes de la Corona en tomo a las utilidades provenientes del oro. La apreciable disminución de la
España cedla a Portugal las siete misiones jesuitas de la margen izquierda del río Uruguay, junto con vastas producción aurlfera, junto al mantenimiento extorsivos impuestos coloniales y el incremento de
área selváticas de la Amazonia y el Matto Grosso. las restricciones pollticas y comerciales, crearon de nuevo una situación explosiva en el territorio donde ya
se habían pro{ucido la Guerra de los Emboabas y la rebelión de Felipe dos Santos. Por sí esto fuera poco, en
35 36

1785 la monarqula lisboeta habfa ordenado la extinción de todas las manufacturas textiles, lo que Otras dos conspiraciones de ciertas significación abortaron en Rlo de Janeiro (1794) y Permabuco (1801). A
afectó directamente a los fabricante de paños de Minas Geraes. En medio de ese clima de descontento llegaron la primera se le denomina la confidencia carioca y comenzó en 1786 a través de la actividad de una supuesta
de Europa varios estudiantes criollos que se encargaron de difundir algunos principios de la filosofla de Sociedad Literaria, que servia de pantalla para la difusión de las doctrinas revolucionarias europeas por un grupo
Voltaire y Rousseau, así como las experiencias de la revolución de independencia de Estados Unidos de de comerciantes criollos, disgustados con los abusos del monopolio lusitano. Descubierto por los representantes
Norteamérica. Alrededor de esas ideas se fue tejiendo un nrlcleo criollo, constituido en su mayor parte por de la Corona, los involucrados fueron encarcelados bajo la acusación de pertenecer al "partido francés". Algo
acaudalados propietarios de minas, entre los cuales sobresalían Claudio Manuel da Cost4 Tomás Antonio similar ocurrió un poco más tarde en Pemambuco, donde la conspiración estaba encabezada por dos prominentes
Gonzaga e Ignacio José de Alvarenga Pelxoto. De los participantes del complot el que más decolló fue un criollos: Manuel Arruda Camara y el sacerdote Azaredo Coutinho.
oscuro alférez de caballería, nombrado Joaquln José da Silva Xavier, a quien se le conocía como Tiradentes
por su antigua profesión de dentista. Tiradentes resaltaba entre todos no solo por ser el único de La frustración de todos estos movimientos precursores no pudo impedir la marcha ineluctable de la historia, que
extracción humilde, sino también por su vinculación con las masas populares y su fervor proselitista. conducla a la supresión del yugo colonial. Al despuntar el siglo XIX las condiciones objetivas y subjetivas estaban
ya maduras para emprender el proceso independentista que, al igual que el capitalismo, daba sus aldabonazos a
Enl788 los preparativos del levantamiento revolucionario se aceleraron con la llegada del gobemador de las puertas del Brasil.
Minas Geraes Luis Antonio Furtado de Mendoca, vizconde de Barbacena, al que la metrópoli encomendó el
cobro de las deudas frscales la derrama. Desde hacla varios años los dueños de los Antenor lVer)
yacimientos auríleros habían dejado de pagar los tributos reales ante la ostensible disminución en la Siguiente.[g¡)
extracción deoro.Entalescircunstancias, loscriollosprepararon para principios delT89unasublevación en
Minas Geraes, región que como Virginia en los Estados Unidos, debla dar el ejemplo al resto de la colonia. Publicado por ADHILAC Internacional @ nrvw.adhilac.com.ar
Se pensaba establecer una república independiente -+on capital en Sao Joao d'El Rei-, que estarfa destinada
a llevar adelante las tareas de la emancipación: extinción de los gravámenes atrasados, libre tránsito intemo
por la colonia y libertad de comercio. Para guantizar el éxito del plan, los conjurados habían establecidos
contacto con los oficiales criollos de Rlo de Janeiro y Sao Paulo y se contaba también con la participación del
propiojefe delafuerzapública deMinas Geraes:tenientecoronelFranciscodePaula Freire Andrade.

Enterado el gobemador de los preparativos revolucionarios por la delación de un traidof, se suspendió


momentáneamente el cobro de las deudas fiscales y se dispuso el encarcelamiento de los principales involucrados
en el complot. Con relativa facilidad los conspiradores fueron detenidos y, tras un largo proceso judicial,
condenados a diferentes penas, desde el confinamiento y el ostracismo hasta la muerte. Esta última sentencia
les fue impuesta a los líderes de la infidencia mineira: pero el 20 de abril de 1792 todos los condenados a
la pena capital fueron perdonados por el rey -y destenados al África-, menos Tiradentes que, convertido por
la Corona en chivo expiatorio, dado su origen humilde asl como por su aureola popular, fue al dla
siguiente ejecutado y descuartizado.

Un carácter distinto tuvo el movimiento revolucionario que algunos historiadores han denominado de los
alfaiates (sastres) de Bahla. Esta conspiración, incubada en la otrora capital de Brasil, fue probablernente 1a
más importante de cuantas se organizaron en vísperas de la independencia y, diferencia de la anterio¡, no estaba
tan influenciada por la emancipación norteamericana, sino por la Revolución Francesa. Su singularidad era
también avalada por la gran cantidad de participantes -alrededor de ó70 fueron procesados- pero sobre todo, por
su composición social. Desde el punto de vista de su contenido clasista se trataba de una conspiración de
trabajadores -en su mayoría mulatos-, en la que ocupaban un lugar relevante los artesanos de los "oficios bajos",
pequeños propietarios, plantadores arruinados, soldados de los regimientos de líneas e incluso
esclavos urbanos. La infidencia bahiana, en más de un aspecto semejante a la conspiración de los iguales de
Gracchus Babeuf en Parls ( 1796), estaba encaminada a proclamar la república para lograr -bajo el influjo de
consignas jacobinas- la libertad civil mediante la igualdad racial, el hn de las restricciones a oficios, el
comercio libre y la abolición de la esclavitud. El I 3 de agosto de 1798 los complotados se volcaron a las calles y
proclamaron el establecimiento de una república y dieron vivas a la Francia de Napoleón, aplastados
sin contemplaciones por las autoridades coloniales, todos los implicados fueron encarcelados. Los más
comprometidos en la conspiración bahíana fueron condenados a muerte y ejecutados: Joao de
Deus Nascimento, Lucas Danta, Luiz Gonzaga das Virgens y Manuel Faustino dos Santos Lira.
LA AUTORA Historia Universal
Laarette Séiourné Siglo veintiuno
nació en Italia en 1914; de nacionalidad francesa. Desde 19j0
es arqueóloga del Instituto Nacional de An*opologla e His-
toria. Quince años como directora de excavaciónes, principal_ Volumen 21
mente en Teotihuacan, en el curso de los cuales ,. ¿.r*_
brieron Ios edificios de Tetitla, Zacuala y yayahuala.
Obtas: Superuioenci¿s de un mando tttágici, México, 1955;
Palexque, una ciudad maya, México, 1953;- pánamientá y rei
gión en el México otttiguo,9.. edición, 1969 (traducido al in-
glés,-italiano y francés); ÍJt palacio er la Ciudad de los Dioses,
Mexico, 1959; EI aniuerco de Qxetzalcoatl, México, 1962; L¿ AMERICA LATINA
cerámic¿ de Teotihurctn, M&ico, I966i EI lenguaie dá las
lormas en Teotibuacan, México, 1966; Arqaitectare -d ! pintura
ey T eotj h uac an, México, L9 66 ; T eot i h uacax,- m é t ro p ol e e- l, Amé -
I Antiguas culftras precolombinas
rique, Pat(s, 1969; Arqaeologia del ualle de Méxíco: I. Calhtia-
can, México, 1970.
Además, numerosos attlculos, enüe ellos: <Ancient Mexican
Religion>, En Historia Religionum, vol. II, Leiden, t96i;
E. J. B_rill, <Una intetprctación de las fgudllas del arcaico>>, Re_ Laurette Séjourné
aista Mexicara de Estadios Antropológicos, 1952; <Ensayo sobre
el sacrificio humano>, Ctadenos Americaxos, Médco, Ii5O; <La
c1f!a !9 un imperio>, Caadert¡os Americanos, México, í951;
<<Identificación de una diosa z^Eotr.^>, Anales del Insüíuto Ná-
ciondl de Antropologla e Historia, 1955; <Ios sacrificios huma_
nos: ¿religión o polltica?>, Caadenos Americanos, México, 195g;
1-Xqchin$i y Xochiquetzal en Teotihuacan)D, yan, iftéxicó,
1954; <El simbolismo de los rituales funerarios en Monte Al_
bán>, Reuista Mexicana de Estudios Axtropológicos, l9ó0; <<Les.
mayas d'aujourdhui>, Annales, Paús, 1966,

Este libro fue elaborado con la colaboración de tosEFrNA olrvA


DE coLL. Ios dibujos son de ¡¡rr, MENDoZA.

ITADUCTORA

Josefina Oliva de Coll

DIsEño DE LA cLTBIERTA

Julio Silva
Indice

siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.


cERRo DELAGU aa6. DELEGAcÉil coyoAc^N, o43io, riE)rco, D.F.

siglo xxi editores argentina, s.a.


t¡v uE lGSa ptso llrA Gl{x8A N, 4rEr{OSAtRES,ARc€Nntü

IN1AODUCCION I

1. EL DEscuaRrurENTo 10

I. Las Antilles L4
ü. El C,ontinente t7
UL I¡s mares dulces 18
IV. I¿ comunicación i¡te¡oceánic¿ 20
V. C-o¡quisas sob¡e el C-ontinente 22
VI. Vetagua (Costa Ric¡) 24
VII. Gstill¿ del Oro (Pa¡amá) 25
VIII. I¡ Nueva España 29
IX. Guatemala, Honduras, Nicaragua 40
X. El nuevo teino de Castilla (Pení) 4t
XI. Brasil y Venezuels 52
XII. El nuevo ¡ei¡o de Granad¿ (C,olombia) 57
primera edición en español. 1971
,g siglo rxi de españa editores, s.a.
XIIL Argentina y Chile 60
en coedición con XIV. Una subesclavitud . 6t
O siglo lrxi editores, s.a. de c.v.
vigesimoctava edición en español, 2004
XV. Las rqrerorsiones del genocidio 7t
isbn 968-23-0009-6 (obra completa)
ísbn 968-23 -0227-7 (volumen 2 I )
2, LA ¡ur{ERIcA DE Los DESCIBRIDoRES 8,
primera edición en alemán, 1971, revisada y puesta al día
por la autora para la edición española
tO ñscher bücherei k.g., frankfurt am main I. U¡ vacfo continental 85
tífulo original: altctmerikanisclte kulh¿ren II. Hombres y nah:¡ralez¿ 9t
IiI. Vicios e idolatrlas 101
derechos resen ados conforme a la ley
impreso y hecho en méxico/printed and m¡de in meüco a) Idolatrla, 104.-b) I.os ministros del dia-
blo, 107.-c) I¿s <casas de los ldolosr, 112.-
d) <Prácticas infernales>, 114.
I. El descubrimiento por los teólogos las tres ¡xrtes existentes, como conformes a las
leyes divinas.
Sólo en 1492, después que un funcionario propuso fnanciar
la aventura, los reyes de España se desdijeron de su negativa
habla sido por dos vece-s categórica-
--que precedentemente
Ios.conocimientos que Europa tenla en el siglo * ¿. Ati- p.., fi"..t el pacto que los edgla en dueños d9 futuros im-
ca y Asia eran debidos a los escritores griegoJy a laa nana. perios y nombiaba a Cristóbal Colón, Gran Almirante del
ciones de Marco Polq por_ una parte, y, ¡ror otra, a lC viajes b.¿.no. Más de doce años tuvo que esperar el descubridot
de los pornrgueses que hablan [egado hasta las Molucas de América pata hallarse en posesión de los medios que le
en 1488, rodeando el cabo de Buena Es¡reranza. A finales áe permitirlan la acción: tres carabelas, unos centenares de hom'
siglo se produjo una verdadera avalancha haci¿ las islas del Les, oív.res para un año y un montón de obietos destinados
oeste: innumerables embarcaciones erploraban el Atlánticc en d úueque, cuentas de vidrio, gortos y z p^tos que según las
busca de pesca, de azúcar, de especiei y de la ruta del Asia, descripciones eran siempte rojos, pequeños espejoe, guantes,
Asl. fue como ya en 1480 dos alemanes a sueldo d. Drr"marca camisas...
El éxito fue total: vastos palses habitados, pueblos, cümas
explotaban Groenlandia y en l49l un cabotaje ,"got.,
y paisajes patadisiacos; infinitas tiquezas naturales, la ptesencia
Inglaterra con los bancos de Terranova. L", .*plo..áorr., ";i"
*._
rítimas^ fueron la principal inspiración del proyecto de mil.grot" áel oro. Apesar de este balance, Colón no conoció
Cris_
tóbal Co1ón, para-q{rien Ia, vía oceánica debíi lOgicrment. co;_ más que las angustias del fracaso, pues los obstáculos que se
ducir a _las costas de aquella China legendaria qrie Marco polo oponlan a su acción no hicieron sino aumentat hasta que, ex'
habia alcanzado solamenre después ¿e- haber ricouido, e¡ di_ oulsado en 1504 de <susr> tierras por exüanjero, vio cómo los
rección este, toda Ia extensión de la tierra. ieciétt ll.gtdos usurpaban su lugar y lo despojaban de todo
gloria del gran nav€gante reside, ante todo, en su derecho y de todo haber, ya que hasta sus efectos personales
. Laexistencia
la fe en y ,,r, nt.rrn.tosos escritos fueron retenidos latgo tiempo' En '
de territorios .,ry" ,..í existe¡rcia ot¡os hablan
deducido hipotéticamentg. F,s¡¿- fe Lguida se vio que la colonización era otra cuestión distinta
_ le conviriJ--en profeta de al descubrimiento: el propio Colón se sintió obligado, ya
y Ie dio fue¡za IMra soportar .f *."orp*io,
una. realidad oculta -err
Ia insolencia y las budas de los <sabio* y .oi.r"nos a los su seguttda estancia, .aptnrar hombres y a lawar la rabia
"-
cuales sometie¡on los monarcas las demostricion., destructora de los penos sobte los aut&tonos.
pañab-an
!u. Su infotme maravillado sobre esas islas del alba del mundó,
,sus tequerimientos, Su lucha conffa los escainios"aori_
y la los testimonios concretos sobre su belleza y su opulencia no
inc¡edulidad, empezó en_portugal en 14g0, sufriO repetidos
.que
tracasos anre los reyes de Inglaterra, de Francia y, durantá eidtaton, de ninguna manera, que siguieran las intrigas y aumeri-
años, de España.
largos taran las dificultades económicas. Intrigas y dificultades que
Fn efecto, sostene¡ la existencia de seres humanos cecieron de tal manera que, con motivo de su segundo viaje
, al suroeste r la metrópoli, necesitó casi dos años para obtener lo indis-
.continente europ€o era,cont¡aveni. p.ü!.or*.nte el saber
del
oficial,.que ¡o aceptaba todavía la redondez"¿. il t¡"rr" oensable para t,t partida, pues lo mismo los reyes que los
declaraba altamenre ridícula- 14 conjetura d. ils v qr. i¡mrdor.s- y los hombres cuya ayuda solicitaba manifestaban
'sobte
¿cómo admiti¡ seriamente la existencia a. p"ir., donde el
anttpod"s, sus dudas la prosperidad del negocio: ¿demás de los
sol se levantaría en el momento en que ,a pirr. en peügros aquel entonces varios españoles ya habfan ha'
los nues- -para lejos de su paria y el ptopio Almirante habla
il"¿ó U muerte
tros?; ¿donde sus habitantes marchailan .* l"
con sus pies conrarlos a los n¡estros? Se sabla".bo"
.bri;,
-q"J esEdo a punto de naufragar diversas veces-, se hablaba abier-
.a..a, tamente áe impostuta ante los supuestos tesoros y la facilidad
esta porción meridional no podía contener más que
agu , y de enriquecemi. Colón, inttanquilo por los hombres deiados
que si hubiera existido otra cosa en ella, los hombr.,
de ciencia en la isla e impaciente pof fenovaf sus aventulas' lucha contra
no-hubiesen esperado a,1eu_el iluminaio ,orp*loro para
sa-
berlo. Era, en fin, una blasfemia cree¡ en oir. ."nf**".ián las calumnias y las rivalidades, No deja de esoibir cartas y
del mundo, después de haber sido definitivameit. queda sin alie¡to intentando persuadir de que Ia anexión de
rcconoid"s riuevas tie¡ras ha de traer gloria y fortuna, por poco que sepan
10 11
esp€rer: la acumulació¡ de los productos que abunden en ellas
---empezando pot el ote requiete tiempo y trabajo.
Su-elocuencia no hizo mella, y a patit de entonces rqritió
inca¡sablemente las angustias a que fue sometido du¡ante los
interminables veintitrés meses que pasó implotando ayuda' In'
capaz, visiblemente, de abandona¡ su sueño de conocer el uni'
veiso fascinante que no ha hecho más que entrevet, Colóo
¿bre el camino dJ b violencia, de la cual bien ptonto ha de
se¡ él mismo la vlctima. Promete, a cambio dd fete de loo
navlos y de las mercancfas necesatias, devolver catgamentos- dc
esclavos cuyo valor calculaba como especialista solici'
-muy
tados en tal o cual mercado internacional; susceptibles de ser
vendidos a tanto la piaa, etc. Dada la escasez de mano de

tli
i)¡
obra, y para no gtavar el presupuesto real, estableció que los
salarios fueran pagados con indios, que tdo español podrfa
capturar impunemente. Propuso además a los reyes abrir las
puertas de las prisiones: los condenados a muerte serlan libres
al c¡bo de dos años de exilio; los condenados a cadena pet'
petua, al año.
Ya antes de la llegada de los criminales puestos asl en li-
bertad, la primera isla descubierta, umbral de un inmenso con-
tinente virgen, era vlctima de disensiones y presa de la bruto-
lidad. Sublevados los colonos contra las órdenes dejadas pot el
Almirante, ausente desde hacla demasiado tiempo, hablan em-
prendido por sl mismos la atdua tarea de sobrevivir en un
medio que ellos mismos se hablan esfo¡zado en hacer hostil.
Solos o en pequeños gn¡pos, se extendieron por el pals con-
virtiéndose en dueños absolutos de las comunidades paclficas
y fértiles que no tatdaban en hacer desaparecer. l¿s matanzas
como represalia o por simple gusto inventaton diversos
-se humanos servlan de
juegos de destrucción en los que los seres
blanco-, la violación y apropiación de mujeres y iovencitas
ante las miradas impotentes de maridos, padres o hiios; Ia
iracionalidad de las exacciones, acababan por convencer a los
indlgenas de que era preferible abandonar los pueblos y las
plantaciones. Hula¡ entonces a las montañas donde se'escondlan
como animales hasta que las expediciones de los españoles con-
denados pot ellos al hambre, los descubrlan, exterminaban a la
ev " mayor parte y capturaban a loc restantes para venderlos. Se
comprende que bajo este tégimen la isla se hallata despoblada
! 'F ¡:s, en menos de diez años; antes incluso de la muerte de Isabel
la Católica, acaecida en 1504, tuvieton los soberanos que con-
ceder el de¡echo a las ra:¿zias por las costas vecinas a fin de
. capn:¡ft[ esclavos, indispensables para la explotación de las
Fig. r. Amáica Centnl y palses del Ca¡ibe. tierras.

tt
¡. LAS ANTILLAS
oue algunos testigos estimaron como equivalente a la que gas'
. La Española -hoy Haití y Santo Domingo_, por ¿L ; un mes r:ia familia indígena numerosa' De ahl proviene
.l ,ini.o -t.r.irii.'^ilp.¿" yhaber
que
duranre largo tiempb sido l"-..oo.i" de que los españoles no hablan nacido más gran
constituyó el campo de sometido, para comer y q,t" t,t insóüto desembarco se debla a una
quistadores de toda .experimen""¡0" ¿"-i* fir,**-""i] 't
en to b¿ís. Señores que se habían comprometido or-
Amé¡ica. Alr, y en óJi i-ir"ü?I"
los europeos aprendieron q,r., o,.íor;.-;;; rióü, "-¡t
g,rü;-..tt. a iroporcionar un producto cualquieta de la tiena'
dcbían de elevar a los " eilos mismos,
ü .""tid"d ,,r6.i!ttt. .o.o p"." sobrepasar toda capacidad
-indls;n;s;lii;r"gli"'¿e
m&ticos; fue en esas dos animales do
iJas ¿*¿. *-"ii-üaro¡ en larlucha [ .;f;;, se vieto¡ pronto obligados a declararse vencidos
y, convertidos involuntariamente en enemigos' tuvieron que te-
:;itre
compatriotas, por medio del perjurío,
.l f,"*i.¡¿i" 'i-.i iüi"*"-;" las montañas para espetar alll su exterminio y de el
EI modelo ceado en dJ los suyos, pues no püírtt pt.uo q"t a la voracidad
Ia. Eslañola hubo
de servir para todo de los
el continente, y la historia d; É;;;q"irri"
* ,. modificará [t ..1"t.'t t"'r,rmatl" ia de loi vientles monst¡uosos
de un país a otro más en razín del carácter específico
a la meuópoli o a cualquier costa vecina'
d_e Ia geografla, de la *1.que "álát--áLtnados
españoles estaban muriendo de hambre'
r." v ¿"1 l.¡ir"r'i. cada uno de --po. los
áonde
l, misma razon, la presencia del oro arajo el rápido
ellos. En la E_spañola l"r'J.ü.i., rebeliones, las
-ocur¡ieron
primeras querellas oor la riqueza aniouilamiento de la población: destinado exclusivamente a
luchas sangrient* iont l"r" ;;é.j;r; v-L l"a"i.¿, las primeras mÁ de adorno, se sacaba de los placetes y de las minas so-
rona, las pdmeras =-co¡rdenas
". J"r].¿* por la co, t"."",. según ús esffictas necesidades personales' Sorptendidos
sobre su suelo fue oerfeccionada
il;;-;;i.i*.
" ;_legaü""diü rgualne¡te, por la facilidad con que los aut&tonos daban sus jo,r'as por
humanos_, así como lnrt.,rr"do
venta de seres
.1 il.r.r" iT r'irrro de tienas l"¿J"t -incluso los restos de platos rotos a bordo les ha-
con sus habitantes. cfan felices- los invasotes dedujeron de ello la existencia de
A nuest¡o juicio, .la debilidad de Colón, su cafda iár*, que ni las peores torturas lograban descubrir, e im-
emanan más que de sus virtudes, vertical, p*i.to"'tibutos s<orbitantes que sólo parcialnente fueron
pagpdos. Los españoles cometieton entonces estragos y era en
¿.1 tec¡o'¿Jser un pionero,
pues a pesar de su innegable. inhumanidaá-U.i" -""io
lo, i"¡iñ;; qo" los jefis indlgenas se esforzaran en explicar que igno
esrá claro que no fue la-codicia
prestado jamás atención
;-;*;;;;;ü. Nadie habría ;; t" etplót"ciótt siiter¡rática que hast¡ entonces no hablan
.a -r¡r. rr.nit rt""i*.r, ni él mismo in de buena voluntad ptoponían' en
l*:" rcatizado. su improbable h**";;'l'J nobi..rn rrr* "*.rit O. testimonio
qlisietan'
vrdo una auténtica oasión.y una obstinación cambio, darles tantos productos agrlcolas como
áe irisionario. Ade-
más, su falta de habitidad'p;;,-.;;;;;i* Sólo-la imposición de trabajos forzados permitié al gigantesco
incapacidad para us¿rr la-s mismas ] traiciooes,
.._r, q-,r" íus detractores,s,, *ooo otarniero sobrevivir en el seno de un minúsculo orga-
asl nismo social, adaptado a fines radicalme¡te dife¡entes' La coer-
.como ¡u.f9 en la palabra y l. i.ti" _r.¿'i"t¿"hrr,. ,u ,o,r.r-
te interminables epístolas tratando J"*rü"¿r"áte ción inevitatle pam el mantenimiento de esos tabajos mor-
comprendet, de exolica¡ con mir¡u6j¿, de hacer tales desequilibró de tal tnanera el o¡den uadicio¡al que toda
lá l*liá¿ de la cual
fue excluido-, esa actitud, p...nü;;',"¿X'iT, o**" económica o motal se derrumM, y bien pronto las
es incompatible con él caráctir. ¿.f documentos, istas bienaventuradas se fansformatoo en un infierno lo mismo
barca-en tan peligtosos vrares sr.no
."."r*L.,'L. no ,. .rn- pata los amos que para los esclavos' Y no ob'stante, fue la
es pa¡a
en. efecto, pasar -¿.e¡riquece¡se. Étpt¡"ft h qoe inspiró a Colón les páginas idllicas de zu
^ .¿F.o,
tural . .sin "i"má"
propia de grupos que ignoraban ?'..onornl" n.- famosa carta ie 1492 y de su diado de a bordo; fue la riqueza
de un consumo mlnimoi i" .Jimri..ion y vivlan ái * n"t" y de su fauna, asl como la doble inocencia de sus
."ñ9 ;;;; ;.--,;T"o"
.asiva que r."tr-.b"'i;;r-LJ"¡r,lk"bbs omta a ta habitantes, lo que sirvió de modelo . I¿s utoplas eutopeas'
l1:l^::9
p¿rcrentes por ¡egresar a
sus casas con un botfn? ia ¡i"tor¡"L
e im. Los rlos, el clima, los pájatos y los árboles dan testimonio
ta ocupación de las Antiüa, *u..ri";' todavl¿ de la tez6n de aquel entusiasmo, mas las virtudes de
.;";..nto el es.
tupor de los i¡dleenas a¡te las ..rirj."¿*'?Jlu**,* la pobtación se dewanecieton al cabo de algunos años de tra'
coosumfa en un dla uno solo ¿.:i., nou t"di*to inl¡uoano. Al lee¡ las descripciones de su estado le-
ü"iriás; cantidad me¡rtable du¡ante h colonia, se piensa con nost¡lgi¡ eo aquellas
14 1t
fi T,f :::1..:"?{:{Í&,i.#"Í.'¿"*.ffi:i j.ff .*,ff ¡I. EL CONTTNENTE
llegados del cielo., O.r¿..
más oscu¡o o malvado d.
CJ¿i'r*A;# Vespucio, hasta cl En 1498, de regteso de su segunda estancia en Ia metrópoli,
.l* li..;-.;;;odos
cieron a los hombres- y mujeres los que cotr<>
de erte cont¡¡ente aates de su
Gistóbal C,olón tocó el continente al exuemo este de la actual
avasallamiento quedabán Venezuela, donde un puerto perpetúa su nombre. Acababa de
o venerable con oue ó¡e;:"dtd*-ü Ia gtacla t¡aviesa
dpl" descubti¡ la isla de Trinidad, y sólo llegó a esta punta de la
,"-a" i..qr. poselan, les pres-
l*
taban servicio. o i., organizaban
festines y rerepciones:
tierta fitme después de la diflcil ravesla del golfo de Paria,
donde estuvo a punto de perecer a la entrada y a la salida del
mismo (llamó al estrecho sur Boca de la Serpiente, y Boca del
Dragón al
estecho norte), debido a <desórdenes acuáticos>
lv¡¿¡.1492Á3 provocados por la irrupción del Orinoco.

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"........> il ,bi.
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-'-'+ lV v¡¡¡.
¡493/96
ill ú¡¡. ta$/t56
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A pesar de los peligtos, C.olón está seguro de hallarse cerca
dd Pa¡also Ter¡enal: el oro y las perlas, la belleza y los mo
dales exquisitos de sus habitantes, la magnificencia de las cootas
llenas de árboles y la insólita presencia de agua dulce en el
m¡r no podlan ser de este mundo. Se lamenta de no poder
detenerse por temor de que se le esropeen los vlveres que
con tanto trabajo se habla procurado, y también porque no
hsbla osado declarar a los reyes su intención de descubrir
iü"i*i"i1l;'.r. nuevas tieras.Asl que se dirige a la Española después de un
9;.9"ii,áñ {.$:*, "'. bteve alto en las islas Cubagua y Margarita, que hablan de
aTcanzar celebridad debido a sus perlas.
Gracias a los mapas hechos por el Almirante, tomará la
misma ruta, un año después, Alonso de Ojeda, y su acompe-
ñante Américo Vespucio describirá por primera vez la Venecia
de ultramar, situada en lo que habrá de se¡ Venezuela. Las
expediciones se sucederán con más y más frecuencia y C,olón
se quejará a los monarcas de no se¡ consultado, en menosprecio
de su tltulo glorioso de Almirante de la Mar Oceánica y de
Ias Islas y Tiema Firme de las Indias.
Al principio fuero¡ incursiones de pillaje en las que se con
tentabao con recoger la mayor cantidad posible de perlas y de
objetos de oro. Para extorsionarlos, a parti¡ del tercer viaje se
o"'i..'.1T.1'Tffi ,i.h:l*$xlfr ptopuso el rescate de cautivos contfa esas materias preciosas,
una generosidad y de un
cü su gente, el raclado r,T{"slji,#
otro ¡.rco-¿f,'á,Jn¡¿o de
pero como la avtdez, era infinita, los infelices acababan siempre
pereciendo, fueran loe que fuesen los esfuerzos del gtupo por
que fue abandonado, <sin
_a que aquel salvarlos. El destino del rey de Sant¿ Marta (Colombia) ofrece
que se esforzó además en a.r.prr..ioi-.,rri. .lflor, ,ino
e[,;;;";;áori", un ejemplo tlpico a ese respecto. Los españoles declararon que
medios de no lo pondrlan en libertad hasta no ver un g¡an cesto de vin
il#:,1?",:"i:[t..'t'.";"o''-t'"il"¿"¿'J-..,*,ü dimia lleno de oro. El pueblo desfiló dumnte días intermi¡ables
su.presencia"onJ*;;.--iof ':,,..JE¡"l.üh.Hlj;f con un pedacito de oro cada unq, que el cesto ttagaba votaz.
L*l mente. Sólo cuando el jefe fue abandonado por los suyos se
;,*:1;",?J:.:'"t'Jh'TqsarlenoJ.'ii.*.'..u.r*J,u* convencieron los españoles de haber agotado todo el oro del
suanres que r r,.¡¡..ii*Tt';#.roTi"1 sorro ro¡o v ¡ss luge. Ias Casas afirma que el barco que llevaba el cesto y un
¡aco de perlas conseguidas por el mismo procedimiento nau-
t6
t7
fragó. Ios navegantes que llegaron después observaron una es-
candalosa ausencia de hospitalidad en aquella costa.
último viaje, cuando se hallaba frente a Hondutas, Colón creía
estar . en Asia y buscaba al G¡an Khan, para quien llevaba
Entre tanto (1500) C¡istóbal Colón Á mandado a Castilla
una misiva de la reina Isabel.
con-grillete_s en los pies, pero logró partir una vez rnás, bajo
condición de no ir a la Española. Lliga así, eo 1502, a una Pot su parte, Américo Vespucio declara en la cafia de 1500
que un largo recorrido hacia el sur lo ha persuadido de haber
isla situada f¡ente a.Honduras, y explora hasta'el actuat.ihnamá,
donde ve con estupor que los hombres llevan colgados del cr¡e[ó
llegado a los confines o¡ientales de Asia, a los límites de su
por un co¡dón, con la mayor naturaüdad, enorm., disce parte occidental. No fue sino después de la observación de
de constelaciones desconocidas, así como de la inversión de las esta-
ortr que él llama <espejos>. ?
ciones en el polo antártico, donde reina el invierno du¡ante los
Este descubrimiento decide al Almirante a dejar a su her-
meses del verano euiopeo, que habló del Nuevo Mundo y del
mano en las dberas de un rlo cuya calnada rnajestad alaba.
Colt¡a l-o que esperan, los indlgenas se sublevan por la ocu- cuarto continente. Más que al descubrimiento físico en sl mis-
pación de sus tierras. Incendian las casas recientemente cons- mo, debe Vespucio el hecho de que una gran parte del mundo
lleve su nombre a esa visión que rompía con los conocimientos
truidas por los intrusos y logan expulsarlos despu& de muchas
geogtáficos establecidos y con los cánones de la Iglesia refe-
peripecias. Los europeos alcanzan el barco de- Colón en
alta rentes a la forma del mundo.
mar y la aventura acaba sin que puedan llevarse un solo es_
clavo, gracias a un ingenioso subterfugio: el rey disrae Ia
Las costas atlánticas del hemisferio meridional que permitie-
_
atención de sus verdugos y mediante otia maniobia los miem- ron este nuevo concepto cuentan con vatias desembocadu¡as
b¡os de su caracterlsticas. La grandea e impetuosidad de los rlos hacen
-familia-l<igtan esconderse en Ia cala del barco y
Ios que quedan se aho¡can. retroceder las aguas del mar a decenas de kilómetros leios de
La carrera del descubridor termina co¡ un fracaso aún más las playas, formando lo que los navegantes llamaron los <<mares
tiste. Después de huir de C,osta Rica, sus ba¡cos encallan en dulces>>. Cristóbal Colón fue el primero en descubrir el fenó
las co-stas de Jamaica, donde quedan paralizados todo un año meno a la entrada del golfo de Paria y describió dramárica.
con el puente cubierto de agua. El Ámirante, .nf.rmo, lucha mente el encuentro de las aguas del Orinoco con el mar:
<...una gran pelea entre el agua dulce por salir a la mar y el
gontra ¡l hambre y las epidemias, sufre las injurias y ei
agua salada del mar po¡ enuar dentro del golfo, y era tan recia
dono {9 su equipo. Pues si bien en ,rn rnorn.nto á.¿. "ban i"e..
pemuadit a los que sigan avitualláodolor, óio
y temerosa, que levantaba una gran loma, como un cerro muy
-indlgenas de alto, y con esto t¡alan un esffuendo y ruidos ambas aguas de
vocando> un eclipse de-luna que él-sabe que ha d. o.ur¡i¡,
le es mucho más diflcil entenderse I¡vante a Poniente, muy largo y espantoso..., donde pensaron
s* to-bt r,
que habla prohibido bajar a tiera por-n miedo de que lás"-lo,
indl
perecer, no menos que en la otra boca de la Sietpe...>>'.
genas dejaran de darles comida. Los europeos se sublevaron Segrin é1, estas poderosas corrientes no pueden nacer más
pot dos veces e invadie¡on la isla, con el iesasüoso resultado que en tieffa firme, puesto que una isla no posee el espacio
previsto. necesafio para la acumulación de una masa de agua tan gtande
Sólo una deccna de año-s mrís tarde empezará la conquista de
y tiene la ceftez,a', hoy menos convincente, de que el Pa¡also
esas tiertas, por Ia región de Ncaragua, Terrenal debía de encontrarse en esta tierre.
Américo Vespucio, llegado poco después con la expedición
española de Alonso de Oieda, se sorprende también de aquellos
üI. I,()S MARES DULCES
combates acuáticos, y de un modo independiente y más obje-
tivo identifica también la región del delta del Orinoco y del
Ese lapso vio la consolid¿cié¡ del rfuimen c¡lonial en golfo de Paria con el Pamíso.
las Hacia el año 1500, Vicente Yá,ñez Pinzon, cuyo hermano
islas, con las inevitables cacedas de homÉtes en Ia, oriürs
v.- habla acompañado al Alrnirante en su primer viaje, descubre la
.j*1 { al mismo tienrpo la exploración de las costas stlánticss
dond€ la búsqueda de un paso h¿cia el ot¡o océano acabó por desemboc¿dura del Amazonas. Más tarde habrá de contar que
develar 1a geográfca de las nuevas tieras, es diir, las aguas fluviales haclan reüocede¡ el mar en aquel lugar mís
-naturaleza
que formaban dc treinta leguas.
parte de un continente porque ñ"luso o,
"n La exne{ición pórtugueqa de Pedro Alvarez Cabral, que €n
18
19
tocó por primera vez el suelo del futuro Brasil, hazaña más sensacional de todo el descubrimiento de América.
fOfAmazonas y
el no conoció
si bien llegó al extremo *i ¿.t' a.riir.r,., Verdadera epopeya, esta expedición fue la primera en realizar
ignoró también el estuario áel Rfo de la plata. f"s Irigár-l el viejo sueño de llegar al Asia por occidenre. Bien es verdad
detallados esc¡itos de Vespucio permiten ,..*rt.ul. aproxima- que, en 1517, fecha en la cual abandona Magallanes la corte
tivamenre su itinerario; saliendá de Cabo Verde. en de Portugal para ofrecer sus servicios a Carlos V, se hablan
Africr-
navegaron más de dos meses por alta mar (ensomtré.iao, poi ya disipado muchas nieblas alrededor del antiguo espejismo:
tormentas los últimos clrar€nta y cuatro dlas) la naturalea continental de las nuevas tierras habla sido ya
orillas atlánticas cerca del actual Recife, en v
llegaron a'las
'il;fi:^ plenamente reconocida y un conocimiento más amplio de la
il;;;
de una breve permanencia allí, volvie¡on ¿. India y del archipiélago malayo, que Magallanes habla explo
alcanzaron por fin <el polo del mediodla "r.".-'.1-rií, I ¡ado en 1505, había demostrado la individualidad de ambos
de mi horizonte 50 grados> z. [qu.]
-' ' .rt.¡. ...ibá
territorios. Magallanes reemprende, pues, sobre bases concre-
Ricos. en datos geográficos y asronómicos, vibrantes tas, el proyecto de Cristóbal Colón de alcanzar por mar las islas
,
de lnquretud y de entusiasmo frente a los grandes cielos
todavía
desco-
de las especias; aseguró además conocer un mapa secreto e¡
nocidos, Ios infotmes del florentino ,. p"u.d. d..i. q* el que el Y en lugar de sufrir las nega-
pasaje estaría indicado.
.ro
aportan ninguna noticia etnológica válida. En realidad'p.r*. tivas y los rechazos que anonadaron al gran Almitante, fue
copiar las obsenaciones durante su primer ,iá¡. ,i Magallanes objeto de inrigas diplomáticas, de amenazas y de
golfo de Paúa y delta del.hech¿i
Orinoco: menciona ja existencia de promesas por parte del rey de Portugal que pretendla, v^na-
perlas y de árboles -lropicares y en cambio se mente, aüaerse de nuevo a su súbdito.
Ie orvida hablar
de ta tamosa <<boleadora>>, el arma de aquellas latitudes que En enero de 1520, Magallanes penetró en el estuario del Río
tantas víctímas debió hacer entre los errrópeos. de la Plata, que surcó durante largos meses. Al no encontrar
- Desprovistas las tierras australes de todá lo que constituía alll el pasaje que buscaba, reemprendió la ruta del sur, explo.
la.at:acción de los países descúbiertos h"rt" .ntorr.es, fueron rando todas las desembocaduras, las caletas y los golfos, hasta
laó últimas en ser conquistadas, pero conocieron auténticas quc se ariesgó en el laberinto que hoy lleva su nombre. Abrirse
€x_
ploraciones marítimas. En 1516, en busca del paso
hacia el un camino entre aquellos innumerables desgarramientos de
Pacífico,,-llegó el gran piloto de España tierta, avanzar hacia la improbable salida en aquella nebulosa
Juan-Díaz Solls a
lo que él llamó Río de.la plata y q,r. .oníunáió .on ,rn grrn de islas miooscópicas, supone unas aprirudes difíciles de ima-
brazo de mar que co¡taba el continente a. p".t. a parte. ginar. Se comprende que en ese escenario de fin del mundo las
quejas de los ma¡ine¡os se convirtieran en clamo¡es ametazan-
tes, y que uno de los barcos, amotinado, haya emprendido la
IV. LA COMUNICACION 1NTEROCEANICA fuga. Poco antes de peneua¡ en el estrecho, Magallanes se vio
obligado, pam imponer su voluntad de conrinuar la búsqueda,
Solís fue enviado a la búsqueda de una vía de comunicación a condenar a muerte a dos capitanes y a abandonar a un ter-
en el hemisferio meridional sólo después de que la existencia cero, en compañla de un capellán, sobre las playas desoladas
del otro mar había sido revelada po. V...o ñJnez de Balboa que costeaban.
en 1511. Como este descubrimiento se hizo sin exploración, La ttavesia de aquel mundo sombrío y glacial duró una vein-
durante la conquista de panamá y con gulas .uió.tonor, no L tena de dlas en la más total soledad. Unos fuegos nocturnos
mencionamos- aquí más que para evocar t*. .l.grf, gu. ,.
la eran el único indicio de alguna vida en las costás de lo que,
apoderó de Núñez de Balboa cuando vio lo que él nombró por esa !azón, se convi¡tió en la <<Tiema del Fuego>, Las aven-
Mar del Sur. Fernández de Oviedo, quien habil con él poco l.
_turas de Magallanes son conocidas gracias a la descripción que
después-del suc.eso, nos cuenta que antes de tomar posesión de ellas hizo Antonio Pigafeta Vicentino, un italiano que se
esperó durante largas horas a que subiese ta aaa*,
y enronces, hallaba a bordo. A un sace¡dote llamado Juan de Aréyzaga, que
provisto de espada, escr-rdo y estand_arte, ,. prr.O formó parte de la expedición qu'e algunos años después de
án .f Ia
impetuosa gritando los nombres reales ie lo', "g"l muerte de Magallanes atravesó el estrecho, tomamos Ia descrip-
nrrevo, due¡os
oel gran oceano. ción de los paisajes: <...unos montes muy altos que por una
La abertura del pasaje austtal por Magallanes representa costa o la ofta van hasta desembocar al dicho Estrecho, tan
Ia
20 2t
|!os gu-e paresce que llegan al cielo, y alll hace muy exüemado
frío. Sol no entra alll casi todo eí áao; la noche- es d. ;;; nie¡do las barrigas por escudos para rescibir las saetas de las
de ballestas de los españoles y las pelotas de las escopetas, como
horas, e nieva muy ordinariamánte, e Ia nieve es ian
-veinte peleasen desnudos en cueros, no con más armas de sus arcos
.como muy fina turquesa o un paño muy azul... Lr, *"r.",
azul
así de un ma! como de la otra, .ntirn o bugen cada
y flechas sin hierba y con piedras (donde las habla), poco
una dellas sostén podían tener conffa los españoles, cuyas armas son hie-
cinc¡enta leguas o más. De forma que los ós rn"r* ,"
en Ia mitad de todo el-Estrecho, e donde se juntan, tr".n ¡ri", ¡to, y sus espadas cortan un indio por medio... pues de los
¡umor o estruendo grande a maravilla>>
rrn caballeros no digo, que en una hora de tiempo alancea uno
Llegado por fin al océano que llama paclfico a causa üe solo dos mill dellos>'.
sus Cosa notable, esta inferioridad no impidió nunca a los indl.
aguas_ tranquilas, Magallanes alcanza las Filipinas
al término áe genas librar una guerra a muerte antes de someterse, cuando
un viaje de cuatfo meses. Alll fue tan geri..orrrn.nt. acogido
por los indígenas que se inmiscuyó inmeJiatamente en sabían que lo que les esperaba era la esclavitud. Si se piensa
su
tica y halló la muerte .n ,rn .omLate ente señores ¡ivales. fofi-
bes-
que al final no podlan más que sucumbir, sorprende el enca¡ni-
pués de múltiples peripecias, los sobrevivient., tog."ron- zamiento de las luchas que sostuvieron para librarse de sus
t.gá verdugos y las innumerables victorias que obtuvieron antes de
sar a España, exactamente tres años después de su partida.
ser sometidos. Su heroísmo, mencionado por los cronistas me.
nos sospechosos de simpatía, se enardecía sobre todo cuando
V. CONQUISTAS.SOBRE EL CONTINENTE
las persecuciones organizadas por toda una comunidad tenlan
como finalidad el tescate de sus mujeres e hijas de las bandas
A partir de Colón las costas del hemisferio sur, lo de ladrones.
que las de América Cenral, no cesaron de atraer'l. mismo El carácter indomable de los salvajes se convertirá en el tema
p€ro no fue sino diez años más tarde cuando logró
.oili;, favorito de los colonos y Ia respuesta de la metrópoli será la
instalarse en
ellas, después de múltiples fracasos, el primer"grupo de legitimación de la captura y de la venta de los que rehúsen
sotes.
inva- un acuerdo pacífico con los españoles. Desde el tiempo de'
Esta dilación, única en la historia de Isabel Ia Católica, las costas de Venezuela y de Colombia, asl
la conquista, se debe como las de las islas vecinas, <<declaradas esclavas>, serán las
a que en estos parajes
_se usaban flechas envenin"a., q,_," ; proveedoras de ganado humano o.
perdonan, mientras que los
_p¡oyectiles ordin..io, ,. puede decir
que no haclan mella sobre los Entre las tentativas de establecimiento que acompañaban las
hombres vestidos. Si ;..;ú.i;;;
la latga resictencia de una_.región qu. .ono.ió-.i, razzias hubo algunas muy dramáticas: con üna resistencia física
.r¿ro, qrr. y un instinto de rapiña propio de carnlvoros, Alonso de Ojeda
ninguna otra con las explicacioner-qu. .o..i.rn.r,
a Ia impo y un tal Nicuesa erta¡on durante años por aquellas regiones,
sibilidad en que se hallaban los indíienas d. d"i.nd"r..
.ontr" estuvieron a punto de morir en múltiples ocasiones y vieron
las armas europeas, nos quedan p..fl.t.-.nt. aala¡adas
zones de las fulminantes
ras ra-
pues al mismo rápidamente diezmados a los suyos. A pesar de la hostilidad
_victorias españolas. de los autóctonos, acabaron por construir en 1510 una pequeña
tiempo que esa resistencia borra- todo misterio ,.f.r.n,"
portamiento de los indígenas, al com. fortaleza al sut de Panamá. El hambre, las flechas envenena-
un relieve a los testimonios Cas, la carencia de municiones, decidieron a Ojeda a k a la
oculares que no tend¡ían en el,da conjunto .opi*-i. b, ;;;;r:
Es caso, entre otros, de Américo V.r;;il,; Española en busca de auxilio, defando en su lugar a Francisco
.el gran
grrÍo, al que sorprendemos así en el papel ¡nl.p.rr¿o cosmó. Pizaro, el futuro conquistador del Perú. Viendo que no regre.
q.uistador: <(...pues como están d.rnuáor ri;;;;;;r_..'.1*/ de con_A saba en la fecha indicada, Pizarro abandonó la fottaleza, en
ellos grandísima mat^nza, sucediéndonos ;;;Iil la que los muettos ya ni se contaban.
diez y seis de nosotros con dos m a. .Uor-'fll
;;;;"ñH;* La continuación de la aventura es digna de ser retenida por
ratarlos, y matar muchos de ellos...> ,. -- ' - final desba- la luz que arroja sobre la realidad humana de ese momento
En Las Casas se convierte en leit motiu el desampato histórico. El viejo navío en el que Ojeda y algunos hombres
poblaciones y de las fuerzas autóct""", de las se embarcaron encalló en las playas de Cuba y los europeos,
libr"d.r--J acero, a Io, y
caballos y a los perfos: <(...sus guemas eran desnudos desarmados como los indígenas, no osaron penet¡ar
como iuegos, te_ en la isla. Siguieron la costa y se atascaron en un pantano de
22
2t
donde salie¡on mo¡ibundos al cabo de treinta dlas. Ignorantes
noche a ot¡os dos buhíos que estaban ya a legua y media o
aún de las fechorlas de los blancos ___cr¡yo conocimiento
les dos leguas del teal o pueblo de la Concepción, donde el gober'
estaba reservado para aquel mismo año_, lós pii*..o,
at¿.ano, nador estaba; y esta noche, los mesmos dos hombres... e offo
que los enconffaron, compadecidos de su ,t.rerte,
como hermanos y una vez restablecidos los llevaron
los t¡ataron tal como ellos, mataron otto español que estaba doliente e...
en canoa t.
se lo comie¡on así mesmo>
hasta su desti¡o. Ojeda habla de mori¡ m,rcho más..tarde
en Diezmados por el hambre y las enfermedades, los españoles
su, cama, en la Española, <...sin dejar un c1¡arto...
de cuanto se vieron obligados a errar largo tiempo por las tier¡as de
habfa rescatado y robado, para su entie¡ro, de perlas y,.oro
a Costa Rica, antes de poder establecetse en ellas. El resultado
los indios...>, segrin dice Las Casas que ló conocta bieh'.
fue tan catastrófico que Oviedo afitma: <Así que, Veragua,
hasta el ptesente U5461, sepoltura es de c¡istianos>>'.
w. vEnecul (cosre nrce)
vrr. cAsTILLA DEL oRo (rrNeur)
. Al retirarse ojeda, esas costas quedaron convertidas en
de matanzas de las poblacion", y d. intrigas ente losteatro inva- Vasco Núñez de Balboa llegó a la región de Panamá hu-
sores, hechos cotidianos en este perlodo. úbr. ,r'
fondo de yendo de la Española, donde era perseguido por deudas. Pronto
tortu¡as, de ¡evueltas reprimidas, de mu..te y de hambre,
Las se deshizo del funcionatio real en cuyo navío se habla escon-
Casas pinta un cuad¡o de españoles arrllanáo'¿. fr"m¡¡.,'_"r.
chando. a cuatro paers por
dido para huir, así como de Nicuesa, a quien envió a que se
poder ,.n..r. .n-pi. ttl, iZii-v perdiera en alta mar. Para escapar al hambre provocada por la
.no-
de la inaudita ferocidad, incluso entre .ornprrr'iorrr, con que
-.Ln**cción dest¡ucción de los autóctonos, peneuó en el intetio¡ del país,
Nicuesa obliga gentes a trabajar ." í.
_a sus
unn.fortaleza, al grito de: <<Id, id aí matadero>
de abriendo asl la fase decisiva del descubrimiento y la coloni-
(II, 425), del zación.
hervidero_de-rivaljdades,
.traiciones y "r.rin"io.""n torno a las Al servicio de una ceguera total con respecto a las víctimas
riquezas. Nada aclara mejor la natiraleza J.-L-phg. s".';;: y de una avidez infinita, Ias armas de fuego, los puñales y
te¡minó. a los indlgenas que el carácter y el comportamiento
de los hombres que los sometieron. ent. t"-i-posibilidad los perros que Balboa tuvo la precaución de llevar en gran
que nos hallamos de extendernos sobre su histo¡ia, en número --Oviedo cuenta que uno de ellos e¡a tan hábil en la
ta¡emos con evocar la atmósfe¡a que pesó sobre toáas
nos conten- captura de indios que le fue asignado el sueldo de capitán-
,u, uiJ", t¡iunfaron contra todas las tesistencias. En menos de diez años
no fue¡on -.no, iúgutr., q* lm dogrr.i.r_,
-las victorias
citando un extracto de la obra de-Fernánáez ¿. Ouii¿o, Núñez de Balboa se convirtió en amo de un territorio cuya
opulencia se hizo en seguida legendaria, La abundancia de oro
de Su M¿iestad el Emperador Carlos V, .....i";.¿""ro.
iill_"f:i1t
de un lndio suyo, echó mano a su espada e matóIe... e... siguió era tal que los asaltantes se entregaron dutante años al pillaje
adelante uas el gobernador. De los cristianos que llegaban puro y simple, al exterminio de vidas humanas y a la captura
atrás, llegaron dos a donde el indio muerto estab-a . . de esclavos, sin pensat en las hambres que prepataban con la
;;;;_
cióles. que se les aparejaba buena ..rr., ,.o.d"ion a. p.r"',
radical supresión de toda vida.
aquella noche a celebrar las obsequias de aquel indio'y
.ltt Durante un repa¡to de botín tuvieron la tevelación de la
sepJ existencia del Pacífico. Sotprendido un joven señot de la avidez
tarle en sus mesmos vientres... ótro día ,i'gui"nr.,
estos dos
hombres e-otros que no iban menos nr.o, l-i,á,oÉri.nt* que mostraban los exffanjetos por el oro, trató de calmar sus
garon con los postreros a unos,buhíos, donde ll.- disputas diciéndoles que €ncontraría¡ más del que podrlan lle.
ninguna cosa ha_ var al sur del <,otro mat>>. Llegado al lito¡al del nuevo océano,
bla.que comer y perecían de hambre. e .q"a:ior'¿o, qu.-ya
se hablan cenado el indio, mataron un crisiiano que Vasco Núñez de Balboa oyó hablar por segunda vez del fabu-
se loso reino del oro, de aquel Perú hacia el cual se dirigirlan,
Hernán Dianes, natural de Seviila, que en su compañíadecía
doliente, e comieron dél estos dos Áalos to-¡¡.r,
iba de ahí en adelante, los proyectos y los sueños de todos los
ronles a ello un genrilhombre catalán, Ur."¿o j".n
e ayudá- aventureros. En ese momento memo¡able supieron además los
Maimón... españoles que las aguas que ¡odeaban las pequeñas islas del
El día siguiente se parrieron, e caminando, fuÉ* a tener la
golfo de Panamá constituían ¡eselas inagotables de perlas.
21
25
Estas noticias fabulosas p.rodujeron gran
emoción en la me-
trópoli y, mienuas üTran'las. ii"is..";;;rphrar lhdos y vendidos como me¡cencfa. Oviedo anota quc, u¡a v€z
de Balboa, multitud ¿e t¡abai"áoiei-i'J.-üi¡g"s a Núñez .tot¡dos los vlveres raldos de Castilla, no¡lan en el Darié¡
solicitaban
en masa el permiso o.r" par* al
Nuevo Mr;i;. Dos mil hom- n& de veinte españoles por dla, y Las Gsas señala el trueque
b¡es fueron escogidos *ri. lo, ,.iJ;; & sedas y úaies suntuosos por un pedazo de pa¡ y e\rocl¡
por veinte navlos v dos.ca¡abelas ; il ."rvoy formado ooo gran Íaetza a esta gente desesperada: <Nunca parece que
;; ñJ .i'_.rch.,
cido por la presenéia del primer-oúirí.?.'.Ári¿.¡ca. ennoble.
Entre esa c viáo cosa igual; que personas tan vestidas con, ropa-s ticas
m.urtirud eregante v abisa;ada;
hriñ.;i.ü Dfaz der cas. & seda y aun parte-de btocado, que vallan muchos dineros,
tillo, futu¡o cronisia aJt. gu.r..r;;Meü cada paso muertas de pura hambre; oros se sallan
en ninguna de las listas g. que no figua - oy.r.n apasclan y comla¡ las hierbas y ralces que más tiernas
i.nt. lrnfo;ffi., ; Gonzalo Fer- .l ca.po y
a
nández de Oviedo,
momento, que habla"on
.t .irgo-d;..is-crüa.rii público en ese lbhan como si fuesen ganados".>to
de conve¡iirse .t piir., veedo¡ de Ia Ies o<poüaciones rendlan, no obstante, frutos abundantes:
fundición del o¡o. "n do d quinto del oto, las perlas y los seres humanos que
Núñez de Balboa togró sobrevivir
algún tiempo, gracias al
conocimiento que tenía de.lo, ,..urro, ^1.'j.'
h ley rcservaba a Ia corona coostitulan ya un negocio muy apré-
table fo¡tun¿ Je asegutó..ra p;;;;;;tó.;j ,üi¿". Su respe-
cirbli. <...pagó el quinto al rey, entreg6 d tesotero, de ci¡co
gobernador ped¡arias Dávila,. Jtirpo .l i¡dios uno... los cuales luego fueron vendidos en almoneda e
que éste llegó a darle a.su 'híja
y'fr.
i.r-fr¿ü Ji ,u, m"niob¡a,
"onrr" f,ctrrdos, e los más dellos fuero¡ sacados de la tierra por mar,
., *"iñlr¡. a fin de asegu_ e hc lleva¡on a otras pattes> rr.
rarse sus favores,*lo cual no l.
i.p¡Ad-l.riii.rse del temible
¡ival condenándolo a mucrte en cr¡anto Sc puede imaginar lo que debla sentir cualquier petsona do
mera ocasión. El fin de Nriñez.
se le presentó la pri- ¡d¡ de alguna obfetividad fre¡te a un comportamiento tan
aprestaba a hui¡ hacia el. perú
de B.it;;;&no cuando se uivo a los intereses más inmediatos de la conquista' Es el
.";;;;;"tails constuidos cro de Fernríndez de Oviedo, quien, a pesar de haber tomado
to-talm€nte en las.playas ¿.1 p..lá.o,;ili;r;j;ayuda de un prte á va¡ias batallas en calidad de capitán, parece que le
pequeño equipo de fieles,
a in...iulér".riulllr'p".ron.l., y, cta üabaio llevar setiamente su papel de teptesentante de
la muerte de varios centenares ¿. ,utá.to*1]
pedra¡ias tomó
como pretexto para eliminarlo b iusticia. Espera poner ¡emedio a la situación yendo a España,
esta <<traicióo-.onir. br-;.y;;;; dode consigue hacer destiruir a Pedrarias Dávila. No se em-
<E asl fue eiecutada oor pregón
l¡ezado. ^l-"
-pU¡ii*-i"
el adelantado...,..n 1"" pll* ürln.ir, e desca- ba,có para iegresar a Pa¡amá sino después de la salida del
el capitán Andrés Garabito, pJ. ¿.r*¡.ili.,;ü": jefue absuelto uno gobernadot, peto habiendo éste te¡ido la mala suerte
Y fue hincado un oato, ..':i qr. ;1;;;-i. Ia traición. & mo¡ir en ruta, se vio Oviedo precisado, acompañado esta
muchos días puesta. E' ¿ir¿.-r""
.'.¡*" del ade. w de muier e hijos, a afrontar de nuevo a Pedrarias, al
!rji!"
o doce pasos de do¡de.los. degollaban ;. estaba diez
".r. .lrn.ros, ccricnte ya de sus gestiones. Pese a las hostiüdades y a infi'
par de oro) estaba
pedrari., l"oio-
iiir¿i¿át*r*ii".
uno a ¡itc suftimientos -muerte de su esposa y de uno de sus
de_la pared de Ia casa
-----v¡ve vvr árr"
Lr Ias cañas hiir; tentativas de asesin¿to cont¡a su petso¡a-' permaaeció
o buhlo>>e.-
Mientras se desarrollaban estas luchas c¡ n¡s funciones hasta que fue designado pot la corona histo'
intestinas e innumera- ¡i¡dor de las Indias.
bles expediciones contre 1., i"¿ie.i;rl i;Tlü;
diezmada por et hambr"t iba siendo Con zu intervención activa etr la colonización, cuyos principios
L"r.;ii?ñ"ld;#,?"timas de ra m repudió jamás, rccogió durante toda su üda los datos que
se harraban-aT
|'|loi"Í"::;,:":."':::":
; ;;; ;. ''; ;;ffi :,llj;
'ü; de ra mano, ñ¡n a formar su voluminosa e insustituible obra' Nada pudiera
úeccmos una meior visión de la atmósfera y de le redidad
dancia rü T.","r:.:r::T r:"'.:l,iili:
Casas dic. qu. l'á.r..t;;;';***.ban & la conquista de América Central que el testimonio de este
dónde se-Las
hallabael o¡o que se pescaba *r, ,áá.L, todos k¡l funcionatio, Asl, pues, abandonatemos esta rcgión citando
clima paradisiaco v det ;"¡1. en vez del bs largos prírafos con los cudes abre y termina Oviedo su
el precioso metal más que eni forma
.J,g"";;il;:=" descubrlan
de objetos cruelmente crónica de las diversas expediciones que la <pacificaron>: <<Can-
usurpados, eI medio natu¡al era
malsanol tJr",irrátg*r, tumi- nncio es, y no poc!, escrebi¡lo yo y leerlo oEos, y no bastatla
papel ni tienpo o expresar enteramente lo que los capitaner
26
n
hicieron para asolar los indios e robarlos
si todo se diiese tan puntualmenr.- ..i" e destruir la tierra,
i f,iro; pero, pues
dije de_-suso qu. .n .rl" go¡.r"r.iOn jl'C*iu, la ocupación de estas matetias; peto' como tengo dicho en otta
del Oro había parte, he de dar razón por donde esta tiena ha llegado a estar
dos miüones de indios, o-eran incont;l*;;;
diga cómo se acabó tanta gente .n meneste¡ que se cuasi yerma, sin i¡dios...> ''
<(...€sas partes que el gobernador
*n po- tiempo.))
entradas, los tenían muy iebados
e oficiales ilu¡1ib.n .n ,u,
de la puente .; ;ü;.;';.] resorero Alonso vrII. LA NUEVA BsplÑr
ordenaba i., i"rt"r..ilrrül'J"pLl",
cada capitrín, e una .re ,r, pii..i.r-i;;;í; que llevaba
que se le diese¡ al gobernador n. ponía era El descubrimiento de México, ocurtido veinticinco años des-
¿", p".t., .ri el oro y en los pués de Ia llegada de Cristóbd Colón, se insctibe en el con-
indios que r" tor,...i, e sendas.l
no en el oro, sino en los indios;
d;;;;'teso¡ero e factor, texto de un régimen colonial con normas ya bien establecidas.
. ..i,. gr*¿aba y efectuaba. Las más fundamentales concernlan, por una p rte, la defensa
Verdad es que en el oro, los ifi.trn ^
en los indios como he aich; pero
l""i.J.ban parte, sino del podet aun a costa de los más grandes sactificios morales;
ca;; ; de ellos procu- por otra, a una'sólida técnica de explotación fundada en el
que habia'd; i,'ñ;,.:; -q;i* reconocimiento oficial de la naturaleza animal del indlgena y de
fti."T: :l,.HjÍ: "rnigo
y
su irecusable carencia de alma.
capitanes q,,. ¿.rpu!,]
i,;#"tffiL":,
mill desatinos e á,r.Iáades, Tlñ:il;,::*:l;
eran defendidos JJn el fruo. de
La isla de Cuba, donde los' conquistadores de México sc
formaron, constituye una ve¡dadera escuela en este sentido.
mismos oficiales.>-. lo,
Después de haber taicionado a Diego Colón, hijo de C¡istóbal,
<"'Fue por capitán- F¡ancisco Becerra, instaurándose gobernador bajo las órdenes directas de los reyes'
refo, porque era de s con favot del teso-
Diego Velázquez manejó tan hábilmente no sólo a sus compa-
d;-il,-ffi ;;:"#;"",'f :;.ü.',:,::l"lj.;,.L..'1i..i".:,:: triotas, sino también a sus esclavos, que logró reinat durante un
rslas, e conoscía meior Ia
simplicidad-'i.-lor'indior, latgo período. Las minas de oro eran numelosas y' a pesat
más c¡ueldades oue ni¡gu¡o,.. . hiro de la falta de cooperación de los indígenas, Ias riquezas se
E no fre r.prendido ni casti-
gado, porque trulo .uis."o
,il";ill" ffir^T."oro, e más de acumulaban de manera satisfactoria. De hecho, sin el fteno
trescientos indios e i¡dias en
cuerd4,en que tuvieron bu?nas puesto por las poblaciones inferiores, los eutopeos habtlan con-
partes el gobernador e vertido rápidamente la isla en un pals de Jauja. Mas he ahí
obispo e onc¡ales,'e esto bastó para
excusa de sus sr¡¡LLUü
delictos y aun pára ser Ioado que en lugar de trabajar razonablemente, los autóctonos se per-
y no t.pt.náido mitlan no sólo huir dejando sin pan a los españoles, sino ade'
"l <Asl
".rtigáo.].,
que este subces( más llegat hasta el suicidio cuando e¡an apresados de nuevo.
Para escapar a una existencia que iuzgaban insoportable, deci
dían matarse, y Las Casas info¡ma del caso de gtandes familias
cuyos miembros se aho¡caron todos juntos, o de pueblos que
$tktüi$fri;;$fr*:,'.J#,.{il*'trit'*
sotos que hobieron .n sus
o-11- toto ante veedor,
todos esLs te-
invitaban a otros a que se solidarizatan con ellos en la muerte ''.
Fernández de Oviedo sólo toca este tema escabroso al intentar
entradas' e que de
ponlan todos los escriba
os que con ellos iban en--i
tu"á .. explicar la extirrción de los habitantes de Cuba: <... falló el
sec¡etario Lope Conchiü nombre del Almirante, cuando estas islas descubrió, un millón de indios
o máitos *;;r-;';j"llo.'., o; e indias, o más de todas edades, o enue chicos e grandes, de
T',"tJ'",,0':T:r"." il' .:T;: los cuales todos, e de los que después nascieron, no se cree
; ;'.d";;'-: Ti,ia.,.^n ro qu. que hay al presente en este año de mill e quinientos y cu¿renta
't Ii-s
;::,i'l'.:'1,:i:r
perocon.inru,.,-u.,-#"r:ii!::{j'::i,,:.J':if:":t,ff:: e ocho, quinientas personas, entre chicos e grandes, que sean
naturales e de la progenie e estitpe de aquellos ptimeros. Por-

fi:: _d?,"':,q
fue¡a más
tül ,'"i¡,.¿ ;*L;: :l t#.;l;,T"í::;
dulce la reción, y pa¡a
que los más que agon hay son t¡afdos por los ctistianos de otras
islas, o de la Tiena Firme para se semir dellos. Pues como las
ml más apacibre ejercicio minas etan muy ricas, y la cobdicia de los hombres insaciable,
28 trabaiaton algunos'excesivamente a los indios; otros no les

29
dic¡on tan bien de comer como crnvenla;
esta genre, de su natural- es ociosa
e junto con esto, isb, son hechos por su mano y sus criados, -y tiénelos bien
e melancólicos, e cobardes., viles e
. ; á. pd ;J;;:
ui.¡orj, dándoles indios a su voluntad, y los procuadores
_.i-¡ilf¡"¿"s, mentirosos -ni.nlot
g,r. u* a él de las villas para negociar lo. que toca a las co
o de poca memo¡ia . a.
"lngu".
su pasatiempo, se mara¡on -[i
";r";;dil"chos
1o" pon^¡"
deüos por il""i¿u¿.t, cúmpleles hacer lo que él quiere, porque les, da
ott-os se ahotcaron con sus propias uabajar, y indios a su conterito; y c,uando los tales procuradores vuclven
,nanoa...r1.-- "o,
,..f:.:li.nd. ra indignación d;l;;;;;;;s frente a una mn_
. tot uilLt y les maadan dar cuenta de lo que ha hecho, dicen
ducta tan sacrílega y y rcsponden que no envlen personas pobres, potque:Ircr un
sobre todo dada ," rir.gril. É;#: l*is". qo" Ói.go Velázquez le¡ d1,- hacetr todo lo que él
qoio., y-po.q.t 1os tegidóres y dcddes que tienen indios no
l#'i"ffi de.:,,'ffi:,.:rffi
presencia
;,1;::,.,:j*il'.:.llT',.';,
offas personas nos co¡tó ,rno, * lot úoit il ¿i.to Diego Velázquez' no osan habla¡ ni re'r'
una muy .y q; si ¡efi¡iera pter¡der a los ptocuradores que han hecho lo-que no deblan"'>
buen i¡dust¡ia o
.hazaña,
de ese repartimiento ha¡i.
"oro
;o;-i; indios que tenla ' Algunos años antes, C.ottés habla dirigido una conspiración
L.io-;;;;
es la labranza- de que se hace ;f p*'..?¡jl ñ'montones, que ontt-s el mismo Diego Velázquez, ¡tol ¡azones parecidas, y ha'
tercer dla, o de dos a dos dla-s, p.;l;, enviándolos cada
;;;;.r'" qu. comiesen
bl¡ sido condenado a muette' Su ambición, su astucie y 3u ta'
las frutas que hallasen; .oo tó qu.
ti.r*';; ros vieo*es les lcato para la intriga er¡tt, no obstante, tan preciosos en aquel
hacfa t¡abajar ouos do-s o tres d]ías medio- que no sólo logó no ser ahorcado, sino que volvió
dd3.d.. co'e¡ * l" l"i."rra dicha, sin ¡ enua¡ en gracie y fue elevado e lá función de ¿lcalde de la
9g!a ,leuo.
usd^ Ia fecundidad de la "n
;i; ;;;;"::.""',5
vill¡ de Santiago.
tiema en aümento, y en oro,
¡inico obstáculo para la acupulación
.m"¿.'.1. U deserción
el El hecho dJque la naciente colonia dependiera de seres a los
los esclavos y su incapacidatp*ffi,rnfrirlirl*.
por Io tanto,
de c,r¡¡les no cesab¿ de extetminar, provocó las lucrativas cacerfas
en torno a esos seres des_Feciados
. iiago"r- ir.¡..on 1.. qril & hwrbres, y los descubrimientos que propiciarcn. Esta depen-
rellas, se t¡ama¡on las intrigas y_
se estiblecieron los resend- dcocia expüca además las diqputas alll donde el oro podla
mientos. Et hambre o,r".r.s[t ;l
;il;;;;:: g obteniáo sin ser exrsldo de las minas, sin más uabajo que
ra agricultura,
asf como la imposibilidr¿ ¿? ag"t.Jlr-il'iJp'rlr" d dc quitftselo a sus legftimos dueños. Bástenos pensar en los
posibte las
ninas por fdta de mano de crfinenes peryetuados €n torno a los teso¡os de Panamá; cn
4;;#;#; at indlgena V¡sco Nrlñea de Balbo¿ eliminaodo a capitanes y funcionarios
:*:: q: codicia, en.la rínica "tg;;#;;;ij.--L
en
p,i,. por en. que tenfan dcrecho al reparto, y muerto 4 qitgo más tarde,
i":i:'tn,s',:ifr i*ti.,nh'..r""1'*::J:ln"#.'¿*
estaba a su vez amenazad. po.
pot las mismas ¡¡zoneE; en los de México, donde,C-ortés sacrifica
iri."to a los que ¡t€rmanccen fieles aprresa;
Diego Velzlzquez,-des
i;; ff;il E¡e poseyera
uo_-mínimo de fuerza política. iuA ¡ los que ltega! a disputarle su en los del Peni,
Una vez Iegalizado el reparto de
los autóctonos <pieza por lor nn, dondc los fratricidios habituales se tansforman en
y en rcbeliones
pieze> se co¡virtió en r¡na
il;;;.;¿;'?'Jjl-.nr.
t¡da. Nada explica meior .l o¡*-L5iiJ.l"? ¿irpu_
i rett* civiles dc un¿ crueldad
h crro¡a.
inaudita, conna

que h prineta carta de c.ir¿r u población


"clir, I¡ inv¿rión de Panamá, donde el o¡o se hallab¿ en poder de
gado a México, desoués
J-.rñt v. ya lle- ¡¡s h¡bita¡tes, dctermi¡ó dos medidas en torno ¿ las cuales
c¡i¡t¡lizó cl mecenismo práctico e ideológico de la conquista:
;n:n.rnt*i[."m*iirf
queias retativas a Ia
ii'.k"**'+tH,:l:;
disttihr¡dór¿i-;;;;;,;;n".
¡ror une pate, el r€cooocimieato oficial, implfcitsmente conte'
oido cr d envfo de un veedor de la función del oro, dc que
sus rezonamientos por la.luz_que
.rr"¡rn-.oü-el
Cit¡¡emos
mecanismo
l¡ fioalidtd de la ctoquista eta económica y por consiguiente
que movfa a esa socied.d,. *y
giü.nrao, y ¡eper. d mu¡do indfgena, cpn $¡s homb¡es y sus obtas, podla ser re-
tidor, con pensan¡iento -ro-ío ó.zado ¡r¡tes de oralquict accrcamiento y de cudquiet conoci'
hacer mts de.Io que á " -ieJo ñ-.1r; ::?:Lo¡r, no osan micnto; por otra perte, un arenga pri¡¡ explicat a los indlgenes
g*.1.,'i-il.;;"-;;;enen vuesuas
mejestades noticie, ni sc tc¡ h"
i*h.l-ñ*'"r.iLc" de ello, lr gr¡ldcz¡ de los rcberanoc espalolet, del Papa, de la fe, en
porque los proc'radorcs quc
¡ n¡ cone han ido a ra dicha trmtrc de l¡ cu¡l sc lc¡ rc¡fa . pr$tar ayuda y, pata acaber,
declerándolc le guerrs ei se negaban ¿ someterse, afirm¡ndo
30
tr
elderecho a su caDtura. Teríricamente
el documento debía ser que hubo pueblos de ellqs de más de t¡es mil casas, y alü
tefdo antes ¿a cüi.nzo J;'hJ;#dffir, o..o la única pelearon conmigo los dd pueblo, que ora gente no debla
cláusuta que podía. ri oo ..,
de las represalias. En lr,
ia;;ffi;lsapücada era ra de estar alll. Y como tralamos la bandera de la cruz, y pugná-
"iánl."r-'r.*d;;
se opera hacia este <r-equerimiento", el cambio que
.
qua- ra'.oarulerte
bamos por nuestra fe y por servicio de vuesüa sacra majestad
verdadera regarización en una en su muy teal ventura, nos dio Dios tanta victoria que les
¿.'l". t.prir,-
de Oviedo, que en su calidaá-
liJr".r
." 1il4 Fern¿índez matamos mucha gente, sin que los nuesttos recibiesen daño.
de ñ;;# in¡" l" obligación
de leerlo, guardó una..¡..t"."¡l.l¡u¡jiá"ffi.ro Y poco más de mediodla, ya que la fuerza de la gente se jun-
lo utilizará con una seriedad-diñilliJ.¡". a éln Cortés taba de todas partes, estábamos en nuesffo real con la victo¡ia
traremos estas dos actitudes i".or
-o* negro. Ilus- habida.r>
citando ,.*iár
davía con calor de oi¿., .i .rpiiiru"i.'i"'i"rorr,ro.nos dan, to- <Otro dla siguiente vinieron mensajeros de los señores di-
Después de radescip.ió;';;';; ;r.lül-, en ra cual ros ciendo que ellos querlan ser vasallos de vuestra alteza y mis
peffos se most¡aron tan eficaces amigos, y me rogaban les perdonara el yero pasado. Yo les
aoÍro lr* respondl que ellos habfan hecho mal, peto que yo era con-
ó uiedo brom.a .i"" p.¿.*ir r-ói"il"
presencia de todos vo ;;; á:"..tTilrrf .T-.?
Ie dije: lSi;; tento de ser su amigo y perdonarles lo que habían hecho...
indios no quieren elucly i" ,*iffi ;;.é*..e que esros y antes que amaneciese di sobre los pueblos, en que maté
á.ri. n.qririmiento,
ni vos tenés quien se la & a.rr"-"-¿.i,-r-"rj! mucha gente y no quise quemarles casas pot no ser sentido
guardalle, hasta que tengamos ,lgr"-irái""i?ras
lrrr.r,." me¡ced con los fuegos de las otras poblaciones que estaban muy iuntas.
en una jaula, Y ya que amanecía di en ouo pueblo tan grande, que se ha
aprenda,
ffA¿j..frpacio-to "-.1--r.¡"r-"ljrpo ,e lo ie a hdlado en é1... más de veinte mil casas. Y como los tomé de
<Yo pregunté desoués, er año sobresalto, sallan desarmados, y las mujeres y niños desnudos
de milr
seis, al dotor patacios R;bios,.;o;;u"'?j e quinientos e diez v por las calles, y comencé a hacerles algun daño; y viendo que
ir"tij.,*¿enado aquer
Requirimiento,. si quedaba saiirrec¡r" -..nl¡.Jnca no tenlan resistencia, vinieron a ml ciertos príncipes del dicho
tranos...; e díiome oue qí, si l. de los cris_ pueblo a roga¡me que no les hiciésemos más mal porque ellos
se hiciese ;"rnü Requirimiento
Io dice. Mas parésceme. que se querlan ser vasallos de vuestta alteza y mis amigos; y que bien
rela muchas á.r, .urndo la culpa en no me haber querido
Ie contaba lo de esta yo velan que ellos tenlan
después hablan hecho. yS;lrq ;-;$;fr,.
mucho rn¿.
J,.*no, capiranes
puJilra yo refr dél
sefvif...r> l'
y de sus letras... si oens¿s¿.qus Ios procedimientos guerreros de Cortés son una réplica tan
lo hablan de entenáer b" lo qu. ái..liij
jr"¿1r."",ili'. n.qui.imi.nto exacta de los que usaron los otros conquistadores que su lec-
po... Adelante
il;i";; años e tiem_ tura ¡esulta monótona. Vemos siempre los mismos ataques por
se dirá .l ti..po
á".lil""ip#nes les daban,
atando los indios des¡r¡ér.d;i,;;;r,; sorpresa antes del alba, los mismos incendios, las mísmas mul-
toda aquela capirulación dd ;íl.i,., leyéndores titudes enloquecidas y desarmadas que acaban reconociéndose
R;;il;¿i":::,,11,
Los capltanes en cuestión.son culpables. De todos modos, como Cottés posela una falacia
los de panamá y Costa Rica, excepcional, agazada pot más de diez años de expetiencia bu-
p..r...ion"io''oo. cor,e,.
:".fl ü.rTrl'J:Xr..pet!o v c'laramente
:: i,, rocrática colonial, fue el único en hacer una abstacción ma-
l* #oii'.ltJlof,lt^"tttt' que las ptit".r, gistral del Requerimiento. Su inteligencia, modelada en los mean-
*"l¿urui* -in.iffi;",:'d:.r!rjx.t;ff:¿ oJi:
"pri.d.de
presencia
escamoreo
los asalrant.r. :::*
n.'1..io,"*i. ilqil".imiento,
enwelve de una ambigü.d.¡ cuyo
i:lj d¡os de la inüiga, le permitía saber que en esta clase de em-
presas lo único que importa es la riqueza, y que las contradic-
ciones más patentes serán perdonadas al vencedor. Eso explica,
tos' constituye ra est¡ucu¡a. morat i;q;;#; algunos escri_ tal vez, su intÉpida incoherencia, su desprecio por la lógica,
terresffes dieron
qr. to1--;;;;;".*
,l,".,i.i, divinos v cuando se dirige al rey. Por ejemplo, iustifica la. carnicería
a Ia invasión: t; á;,;;
qu¡sta. de la con_ rqlizada en Cholula ptetendiendo que la ciudad estaba en pie
<Otro día to¡né a de guetra, al mismo tiempo que a6rma que su victoria se
dr?,
y los
;ü *;'
indios '*.ñ
sal.
:.'1i.",:"i.;'i:, T:,."J:,":' ju... * debió a haber inmovilizado a los iefes <enemigos>>, llegados
paclficamente a hacerle una visita, y que cayó por so¡presa
mis amigos y rár-q".,"i ;r'j;T,J ;tr,:::X;
"n1:
sobre la poblacióni <<... hice llama¡ a algunos de los señores
32
,3
de la ciud¡d diciendo quc les
tuve Ios señores do * -queda heblc... después oue tos de oro, y donde se hallaba una miel cuyo sabor y blancua
u¡s"¿;-"-il". "*ii-tT aquella sala' ¿t¡aos taaio,
vü les encantó. Despu& de la inevitable ¡utanza cn 'uno de los
.n poó.. h",., ;;i:,of trSj:Ttr r#"ffi,#, pr¡ertos del golfo, eo el transcurso de la cud murieron tam-
vuestra majestad vea cuán 1?},|::
.p..u¡iJ"rGt iL, aptes que yo bién veinte españoles, rcgt€s¿uon a Cuba. Entusiasmado Diego
¡aliese de nuestro ,bosento
dr* i¿;ñüiíes tooades y tode Yelázque, por el desorbtimiento, financió una flota que mandó
fa sente a punto, como los tomatrKrs de sobresalto hacia los nuevos reinos bajo la dirección de Juan de Grijalba.
fueron buenos de de1p1": Indignado Hernández de Córdoba por la per6dia del gobema-
.,"dirl; p.;ó.-i",1:ff1;T;fi3$:*' que res f"td¡i;l;; dor, puesto que navegaba por su cuenta y por lo tanto tenle
A pesar del virtuosismo qrl-JáL'Cortés derecho a una pa¡te de l¡s nuevas tierras, se fue a España
maniobras, o*b.-:_-n- r¡"-*ñi.J"q'*.er¡ este género de
uo Ios misoos a quejarcc d tey, y allf mu¡ió.
ptocedimiento, .o .o:^,.1
¿. un ilia¿o. de ó¡denes A pesar de un¿ escaramuzi en Ia que murió un español, rca-
¡eales; con el o¡etexto de ""piüi
un complol.;A; eI ofrecimie¡to lizí Griialba paclficamente el recpnocimiento 'de los ütorales
de una e¡trevista con .orrytrioá, y io, ürpr*de eo pleao
dc lo que hab¡á de ser la Nueva España. Dio su nombre d
sueño. AI ,.,1,
refugiarse éstos.
d;;..diúcio, los des.
en- la gmndioso rlo de Tabasco y fue cohnado de regalc en todas
atoja de allt con .r.. ¿. n JgJlüldT
"im; partes donde abo¡dó. Su amigo ftay Bartolomé de Las C,ases
fá.it *r. _",.,
a buen número o.
{::-l lós
Lo mismo que ros indfgenas, "pri., ll '-pi".p.l ¡dversa¡io. uanscribe una imagen viva y llena de color de la recepción
que ,"li.ioñ *
il*, reconocieron f¡ate¡nal que r¡¡ <bárbato> of¡eció a ese capitán: <,.. Aco¡dó
su felonla y pidiii¡n ¡"rii¿...,it
Este episodio * ,rr-"{d";;;"ñ;-l ;il;. d cacique y señor de la tierm ir a ve¡se con los cristianos, y
*.f""
t;ilflfftT .o "topcr,ai-ffi¿Tp.¡¿or
los otroc
d; ü;
grocies €ntr-a e! una canoa esquifada de gtnte, sin armas, y entra en el
n¡vlo del capitán Grijalba, tan segr¡ro como si -fuers de su
propio hermaao. Grijalba em gentil -ancet¡o, de hasa vei¡tio

lm:rntaHlru¡il,ffi
t6 uatando de exoücar aI
señoi;rñ; aFH:T",#
ff que Ie resulta
cbo añoe..., el señot... comienza a Eaca¡ piezas de o¡o... cfinxr
si las hubiera hecho para G¡ij¡lbe y a su gedida, y cl ceciquc,
por sgs propias manos comiénz¿lo de a¡me¡ dcsdc loc pies
:il ,{Í* ff.;f';**¡:'' ro.-¿lJi,i*-";; 'io de reyes son hsta l¡ cabeza, quitando u¡as si no le veofan bicn, y ponicndo
oras que con I¡s demás conve¡fen, y asf lo armó todo dc
tr"g1;."^il#?'fi *,ffi.ffiiJ: piezas de oro fino, como ¡i lo armera de u¡ am& cumpüdo
de ace¡o hecho en Mi¡¡o... Griialb¡ rc Io agradeció cumio le
""::':Q.HT,:'ffi*#i#J
rui1*'ü:,:'ihT1:#::ff fue posible, y recompensó desta ma¡era: hace sacar u¡¡ ¡ic¡
cemisa y vlstesela; después ddl¡ dcs¡údese d sayón dc c¡r-

*fmH'iElim- i me¡l e vlsteselo; pónele una gorta dc terciogclo muy bucar


y hácde calzar zapatos de o¡ero ¡utsoc...>t
Estas riquczas le hicicro¡ cecr e¡ d6gr.cie a su ¡eg¡ero
e Cuba: ücgo Vdá?Aucz h rcprochó el csceso valor di ¡u
botln y Io dcscartó dc aus proyccto¡ d fotu¡¡ una nucv¡ flot¡
compuesta por diez oavfos y aes bcrgatincr en oryo maado

ffiffiffiffi{a*
#"6ry9p*1i: liHr,"ffi:;
ff ff ff
puso a Co¡t&. No obstantc, ¡c cotcre cI gpbcm¡do¡ dc goc
éste toma disposiciooes co¡tt¡¡i¡¡ ¿ srrs óúdcoc¡ (on el fu de
gg! esa tierte promctida ¡o sc h¡ ctc4c dc lar mnos, lc pro
hfbe establece¡se ea dla, autoriz¡f¡do&o ¡ol¡ncotc ¡ ¡."úzu
trueques de mcrcancl¡s), pcro coa¡do Suic¡c tücosb l¡ fo¡
f Hffifr#H##fi?.ffif*f#H estl ya en altr mü. En cfato, infd C8!& & L dcl¡dóú,
lrlió prú{pitedroeote del prrto. noüó h. .Fmvisi@eicútos
que no quiso eeperar a un depócito & rm¡ ciud.d de l¡ Esp¡-
t4
,5
ñola y a dos navlos que atacó
cerá riendo haberse compottado
en alta mar. Más ta¡de recono. ni merced otra alguna perpetua, ni de otra manera, salvo por
gentil>. o¡nto fuere la voluntad de vuesfias majestades en esta tie¡ra
En yucatrín se entera de "o;;n;;;rado
i"Grr*ü'¿. siete .spañols ,d- dc westras reales altezas por ser como es a lo que ahora alcan-
vado-s de un antiguo
"."frú;;;;t.,i;"'.1
puede sacar de tan oroviden.iá"J p.o.,."ho q..r. zoos y a lo que se espera muy rica; y aun allende de no
¡rÉ"p..,.ll .e*pediciOn
de liberarlos de los infieles y manda proclama su debe¡ amvenir al servicio de vuestras majestades que el dicho Diego
busca. Sólo uno, Aguilar,
-"ú"tó;;; una, en su Ydlzquez sea ptoveído de o6cio alguno, esperamos si lo fuese
otros. seis prefitieron, p¿¡ra üí lorop.*iotas; los q¡c los vasallos de vuesüas reales altezas que en esta tierra
od.d; ;i í",,1. ?lni;dio,' $an escándalo c bcmos comenzado a poblar y vivimos, serlamos muy maltra-
p.;.;;;fi ,t":".f ilÍ:."f trdos por é1, porque creemos que lo que ahora se ha hecho en
sss aut&ronas. EI ¡esalo q".'l¿-
de una joven de l.ni.r" n¿hurtl
ti;i;.;'.i"i goro de México sc¡vicio de wesüas maiestades, en les enviar este servicio de
.rr"ii*¡j.i',
la¡..' co't¿'r r. ¿,"¡?¡. rl*rdru;Jil'r.,'fl"1""*.v"t"ri; o:o y plata y joyas, que les enviamos, que en esta tie¡ra hemos
podido haber, no era su voluntad que asl se hicie¡a...>2r.
Marina, quien a s' iee tmdücr.-il
lenta y laboriosa se comunic.ron
i*i..ri.'D. ..r, manerá Las palabras no tienen ningrin peso y Cortés contaba, eviden-
durante Iargos
l* ;;;r;;;:'con sus vlctimas tcm€nte, con que el oro iluminatla el sentido de su carta. Al
años.
La Veta Cruz lce¡ca dl^ ,*d_p]"lto_ .tel pincipio parece que Carlos V se negó a comprender' puesto
fue el primer establecimiento mismo nombre) que la armada que Diego Yelázqt,ez, mandó contra el usut-
tica hacia los suvos entes. 9¡padl ml Al¿ Cort6 su poli p¿dor iba caucionada por la autoridad imperial. Hemos visto
de ü;; ,"i" iilrnr¡r.. del pals.
Hizo colgar a los-¡artidari"; d'ü;d"""r'l'", qre, a despecho de sus declaraciones de lealtad, Co¡tés no ataca
,":-:.',r]g:t. de,su. iigor no p,,di.rai-I;;í#. el fin de que por ello menos a sus compariotas: los sobrevivientes se alinea'
rntento de huida a Cuba al gobetnador ¡oD en su bando y el capitán Narváez salió del apuro con
-un
pe-, tr¡f",i¿o ¿.iorrciado a tiem_ le pérdida de un ojo y con la cárcel.
hundió sus barcos. po, ioáor]or-;#]ffi;;
cisco de Garay abandonam las
;; i;;: Por más que pa¡ezcan singulates en el detalle, estas luchas
su coro privado. ;;;nside¡aba como intestinas son inherentes a l¿ historia de la conquista, de la
v se nombró-.. -- .ir;-;;;nador
,r ""v¡¡¡v EvuL bajo las misma mane¡a que los asaltos antes del amanecer, el saber
órdenes directas de la metrópoü. eprovecharse de las discordias locales, asl como algunos offos
_ En
seguida se apresuró á ."i".r".-rroa
versión personal de métodos que si se üeran aislados patecerlan propios de la
los sucesos: teniendo en
_cuenta l^ furtz^'ltra todaui" por..
^;i^;;#"esperat, personaüdad de Cortés. La mata¡za de Cholula no difiete de
V..I¿rquez, y el daño que A
?i.eo
se encarniza conha él .n I., Corrés los ataques <<pata el ejemplo> de las Antillas y de Panamá,
...r"r- ü;il.
(En ¡ealidad Yelázsuel., se a¡ruinó al emperador. más que pot la cantidad de las víctimas y la caüdad de su
traición de Cortés u ¿. l. .;.o--;;;;rencia
de cultura. Fernández de Oviedo telata muy a menudo el desen-
qá* ;"1" Hü, gracias a IaIa
cual esperaba echar mano, ,o¡.. freno de los europeos sobre alegres multitudes reunidas en
l,r¿*]L.;
por medio cie alusiones, d. am.naz"s-l'i.iff de persuadir to¡no a un festín organizado en su honor, y llegan a la inmola-
ello usa un galimatlas
Jiu¡¡n¡., y prr, ción de toda una comunidad en fiesta. Esta costumbre era tan
.que .constituy.'un- iol.lo de estilo
colonial, de ese idioma in¡ntdid¡ll, corriente que la matanza del gtan templo de Tenochtitlán tuvo
infinitos ategatos en oro de u l.rf*.¡"".l!" a través de lugar durante una ausencia de Cortés y por iniciativa de uno de
de. palabras rigutosamente -¿.-lü"in"J,jJ"l
ift"rrillrl^i"o,ffio a. tcr¡entes
rr.l"J
sus capitanes.
tido teat es lo con*ario a.r En cuanto al ejercicio de la duplicidad, de la exacerbación
,.ntiar-.j;ffiI"rJriitl"t.* de los antagonismos locales, debemos reconoce¡ que si bien
por .r noo,li.-i.;;;;,."
l":..ji:T:Tnsmü,> -'"-l'i'ngonamexicano. todos los conquistadores podlan dar cáted¡a de ello, no obs-
J;;'iiillll ;.,:::":T majestades qu' manera tante el vi¡tuoso fue Vasco Núñez de Balboa, el único que
"d;l';;';;il;; ;i ñ#,"11' rtil:U 3'X durante mucho tiempo supo obtener los secretos, las anistades
de iusticia, r si argi¡.-.1-;#.; J,:1ru;:;; *; y los tesoros, mediante una mezcla de tacto diplomático y de
::.^:11c*
revocar porque no conviene a[
#h, l. m.nd.
se¡vicio ;;;
veneno sabiamente dosificados entre los iefes rivales.
;;;""" La dife¡encia esencial e¡tre la invasión de México
el dicho Diego Velázqu", no olrr-1";#rü:#lengareal que
señorío tatde la del Pení- y la de los otros palses reside
más
-yen la
36
)7
otganiz cjón política y
la- concenbación del
¡roder que carac- dc¡¡cue y ¡o ¡lca¡zarcn la victoria más que debido a los re-
teúza a esros palses á. ut.
ñ una vez tomado
"iriia;6 ññ-rapia..ente
eI cenmo, la estructu¡a-se dern¡mbala' fuÉzos de pólvora y artillerfe quc les üegaron de España du-
donde se hallaba dividi¿" .n- pñ.?Jrl que rrotc el ¡itio.
ción de Cortés en u.g.. . t"'ll;ü JrTunror. La obstina- Lor quince capltulos que Bernal Dlaz dd Castillo co¡sagte
de Moctezuma para evitarlo, muestran
.."i,;.o los intentos r c¡tc vasto drama, al mismo tiempo que oos.pintqn un cuad¡o
que los dos s¡blan dónde sbcrbio del movimie¡to de los ejércitos, de las invenciones
se-encontraba el nudo ütal.
ctrtégicas, de los eagaños y las enboscadas, nos restituyen,
od¡vla vibrante, la tcnsión que reinaba en los dos G¡mpos,
*i*-: *::{"¡9,'.8 #?:t#:
pnsronero.en su prop ñ'" :H'sT,":r ¡rcs dice: (...nove¡te y tes dlas estuvimos sobre est¿ tan
frcrte y gtan ciudad, cad¿ dfa y de noche tenlamos guerra y
La rebelrón conüa sus abusos
asesinato de varios centenar.es- -estáiló *o "onr..u.ncia del mh¡tes...>
religiosa que los ocuDantes f.yri
d. ,;o;;rmnte una áesta Rcd¡ctó su übro una crü¡rentena de años después de los
Iogró expulsarlos des¡u&.de
p.."i..eil auto¡izado. Se hcc.hos, pero es evide¡te que la angustia lo domina de nuevo
;;¿'";';.l'il
de ta ciudad muchos. sotdados-sJ-a;;#;Trio lu.r," y al salir d cvocarlos, pues recuetda con demasiada precisión ciertos
oro que no se resignaron a abandonar.-t^- el peso det olores, las lluvias mtidi¡nas, los fuegos nocturnos, los gtitos
penosa; el hambre v los ataques i"l¡ráÁ^ fu..1;""; t las vociferaciones de los gueneros, asl como los grandes
sr;;;# n"o'".rrron
ltesada a la tie*a d. Io, ;i;;;",il.i.:;"r. hasta Ia dcocios abrumadores, la música en los patios de los templos,
Iado español las pérdidas ,. .1.u.¡"n'l Nada más del dmde: <... tañlan un tambor, el más Eiste sonido, en fn,
Persuadido. de que sólo ¿ornlnr.l.'.i
iáüTl.u.r. m instrumento de demonios, y retumbaba tanto que sc
capital, Cortés Densó en seguid-a oX de la oycte [a1 dos leguas...>
;;.;.;; "i".¿..¿"dose
ofensiva y deci_
dió la construcción de uni, b.r"or.-i.'?.fri*"iOn Co¡fiesa además cla¡amente el miedo que sentla d empezn
beigantines destinados de nece b operaciones: <... siempre desde entonces teml Ia muerte
meses y -a-
exigió la actividad
.
poner ,¡tio Ten-Jiiitlán tomó diez ols que nunca; y esto he dicho porque antes de enEa¡ en las
innumerables indíeenas,
conjunta de tos-espafoles
,rl -.á de y bt¡llas se me ponla una como grima y tristeza en el corazón,
I-.- ,párrijen del hierro y y orinaba una . vez y dos, y encomendándome a Dios y a su
de los clavos de ios navlos ,n.g.¿o,
;ü;;;'.;.rte
cuares proporcionaion,,.iiÁi-ir,
en ono bcodita madre y entrar en las batallas todo e¡a uno, y luego
i:"flT*";dl::. ..rd.r;; ;;;; se me quitaba aquel pavor...> 2
Los preparativos fueron minuciosos Los mexicanos estaban tan bien organizados que el primer
a más no poder: se guar- cncuentto fue un f¡acaso pata los invasotes, que firvieron ocho
daron grandes provisiones d.
-¡;.d"r, ij;:riü": y de atimen-
tos; las operaciones militares f"-..* Eue¡tos y un centenar de he¡idos: los caballos y la artillerla
taltes más lnfimos. Contando .;;-i;
¿J*ri"ri., hasta los de- tpenas podlan maniob¡ar en medio de una multitud que se
enemigas de los aztecas,.la.n.reva
;d;#"i1"or.., ciudades ¡enovaba sin cesar, oryas llneas se cemaban inmediatamente
nos días después oue et ejército
il;;ñ i". to"*o utgo- sobre los huecos, y eo medio de una lluvia de datdos y de
¿ü;ru
de
Tan resplandeciente e'increfbl;;;; i! *.ro de 152t. piedras lanzadas desde las casas y las barcas provistas de un
primera aparición ante los i.ñ ;r,. cuando su p¡¡apeto. Un ardor increlble, un valor a toda pruebr y un
"'", á.-'l"r".li.r'rii..or,
México-Tenochtitlán en pi. ¿-;r;;r;";
ilJ'Xul.r"¡es.
esperaba ingenio siempre despierto para contestar a las innovaciones tác-
ticas permitieron a los siti¿dos apoderarse de un bergantln,
hacla meses er ioven r.v cuuuti¿iJ n^ii^ Jr"i^"*^do Desde
ra re- capturar de una sola vez a sesenta compañeros de C.ortés y
sistencia, exonerando , ,u, ,liráor-;; ñIrü,i.;"s ordinarios, scguir recibiendo desde fuera, hasta el fin, un mlnimo de vf.
fabricando cantidad de armas_ _con j.-tipo europeo
para se¡ usadas conrra los caballos_,-Ianzas veres y de agua potable.
guer¡eros, transformandg ñ;;;; Ia ciudad de Puesp que el lago tepresentaba una poderosa defensa para
calles J" ;;;;; -¿.de batalla lr ciudad, la esnategia de los españoles consistió desde un
sus casas en rrincheras. .sus
A pesar d. l" .yuáa v
miles de soldados autóctonos y a. ¿..."ri- ¿l principio en secarlo mediante los escombros de los edificios
i" i".""íp.übü superioriJad
del armamento, se üeron tos éspanole, que con este fin derrumbaban. Bernal Dlaz se queia de la
vJa;;; aI borde del difcultad dd ..rabair: a causa del agra que rodeaba lss casas
38
39
era difícil incendiarlas desde .lejos; se dificultaba
e¡a necesario acercarse.-peligrosamente, su acceso v sorptendido, abordó en Honduras, donde inmediatamente em-
ú;-d.f.;r.*r'o"rr;
echa¡tas abajo. Los edifi;io; ¡;;;;;i¡;, -r.rii.n geldió con éxito operaciones militares. Tal vea debido a la
durante largo
tiempo de focos de resisrencias ;;;;;;
Ios
u¡i&d cultural que unla a México y los palses de América
se esforzaban durante la noche p;;;-;;ü-; mexicanos
C,enual hasta ñcaragua, Cortés consideraba estas tegiones como
de agua cerrados du¡anre ef ¿ir. Erirs'iuii",á¡.t l*-p.*;., er feudo, bajo el mismo tltulo que las de Yucatán y Guatemala
eficaces, que
,.r¡,lt"ban tan que sus hombres estaban conquistando. Estimado, pues, ilegl-
la resistenci" d. lo.'¡.t"iilü'r¿f" cesó cuando,
anasada la meftó_poli, sus construccion., fu..on
ti-a la entrada de Gil González en Honduras, mandó una expe-
rrasrotra por el lago. Era el tj de agosto engullidas una
ar-i>zt. dición en defensa de sus inteteses, con Cristóbal de Olid, uno
rrr pener¡a¡ en Io que habla r
de zus mejores compañeros, a Ia cabeza,
,sido el último ¡educto de la
defensa descubrieron to, ..prnot., Enue tanto, Gil Gonzrílez desanollaba una activa campaña
;;;r.;; d. cadáveres y
seres en harapos, devo¡ados por las .pi¿.ri..-v .i cn co¡tra de vados batallones que habla mandado el gober-
i#::. ¡ado¡ de Pan¿má para entorpece¡ sus planes de autonomla.
El día que la ideología colonial sea completamente Cuando los hubo vencido, fue hecho prisionero por Cristóbal
disipada,
esra resistencia contará. enüe las
h-rñ;,
;;; nobles que la de Olid, el cual, habiendo decidido también obrar por su
humanjdad haya conocido.. s.gri-¡.ñli
oiáll'c,r.utterno" t"_ cuenta, fue perseguido a su vez por r¡na flot¿ de Cortés, cuyo
bría declarado ante C,ortés: capitán cayó pronto en poder del rebelde. Feliz en compañla
gado en defensa de mi-ciudad .",..r" i. Irlrr.'ri q". soy obli_ de tan ilustes hidalgos, Cristóbal de Olid los convierte en
pues vengo por fuerza ;;;;;,;ril p,r.do már, y
sus comensales cotidianos, 1o que dio lugar a que duante una
ante tu persona v pod*,
ir. pr¡"i s,i. it.#'."t'-oT toma dege comida Gil González y Francisco de las Casas degollaran
ti.ná li'd"*.i- ; ::.:i":X
toáL
J,::'J o:1,Í: ;",7 a su huésped; como consecuencia de Io cual <... se repartieron
bras puesto que Cuauhtém"l-;; liX1ffi
;;;;;., ¡migablemente el gobierno e¡üe ellos>. Pe¡o fue por poco
la incutpación de comotot. q" J;*;;;;; bajo c,ortés
jo, tiempo, pues <...como la mayor parte de aquella gente era
vueltas feüces ¿" 1", .u.i., l. ni*rr"i.'r.*H,.,5r1,r" un" de esas de la escuela de Cortés, e Francisco de las Casas era casado
México honra en este joven monarca bi.n con su hermana, acordó ptender a Gil González, e púsolo por
en desgracia, "urr.,
y finalmenre colgado d.-"" ¿rbol--l.
to¡turado
obra e llevélo con grillos a la Nueva España> z. Hazaña que
selva tropical,
a su más grande héroe nacional. "*'ürr;t no fue recompensada, pues ya Cortés no se hallaba en México
ctando llegaron alll.
En efecto, persuadido de que su cuñado lo habla taiciona-
IX. GUATEMALA, HONDI.,MS, NICARAGUA do también, se fue a Honduras, lanzándose a una aventura cuyo
desenlace no podla ser más que funesto y cuyos móviles siguen
La i¡vasión de los territorios que siendo un enigma. Su ausencia de Tenochtitlán duró dos años
se extienden ent¡e México
y Panamá se. singulariza, po, .t gi;o ;d.;;H'."nquistadores y ües meses; condiciones atfoces continuas, panta-
que se Ios disputaron: la.sumistn -guerras
nos tropicales que habla que at¡avesar, hambres terribles, di-
d. l;1""r;tremidades
América Cent¡al Irr¡?"
a muchos soldados v
m.i.a-.-;-;#ffiT Ia ociosidadde sensiones internas- provocaron innumerables muertes. La co.
c¿ lonización fracasó en esas tierras asoladas por hordas de depre-
..p.di"i;;J;;;;'*'1|T"H:¡ffi -r"i" dadores, mienras dejaba escapat para siempre el gobierno de
nanciadas unas pof c-onés, p,Jáii"s Dávila, ;l:
otüs "T,.:ü:H:r:Í;"ffi la Nuer¡a España, Al leet los capltulos donde Bernal Dlaz, que
affancaron violentamente se le acompañaba, evoca cori gmn colorido las etapas de una
u".r.'teé:í"A;;ñ""il:;",:T":.:Lfi,:': j:n:.:T marcha que llevaba regularpente de nuevos sufrimientos a nue.
cosras det pacífico, lo oue. ét
ragua. La cantidad d. .iudad.s
il;;; ;- Ii;"ilri.e> en Nica. vos desasües, se intenta en vano comprendet las razones que
l;.;ntlü"'.n,on.., o.u- impulsaron a ese dueño de un imperio opulento a abandonar
l:i.. .',o: obügó c la capital en marios de sediciosos y a aceptar después pasiva-
gresó _tJ lorar:s
en 1524 debidaaente ^
.
"irrltl"f," o".¿ji'.h..rs y re_ mente sr¡ destitució¡. El entusiasmo con que renue\ra en Hon-
armado, p"r-el.M; i". U, Arrtill",
esra vez. Buscando la boc¿ de la'tigun;';;;. dutas las actiones punitivas contre los indlgenas no
Io habfa podla llevcle a ninguna parte y que er.n una copia -quede las
40
41
Jrace-pensar.si c-ortés
Íi :,lT,.":f,!:h no sería anre todo
r¡s tierras seguro, le habla hecho y
v ¿.-'ti'ir.rrT?.T '"nttio-oado de la gue des, no cura de se aplacar> 5.
haclan tantos daños y
á. .,,i iiü;;i ;t"l.*""*:mh,:üTjiir]:{'*,ffi He aquí uno de sus discursos, pronunciado despu6 de un
cipación en la. desastro." --d.*Orrd,
rnmensa fortuna, de
.".p.n. a pesat de su aeso particularmente doloroso: <No es razón que dejemos re-
gran r.irili., i. .#L*.qr. y
y de su título de m"._eu5. tc¡r estos cristianos, pues allende de tomarnos nuesffas tieras,
.su
q". l. ll¡i-"."i'rj," Ia dos años
castellana. AI regreso alta sociedad Ectros señoríos, nuesras mujeres y hijos y nuest¡o oto y
de esta d.;.t#;urió, lDdo cuanto tenemos y hacernos esclavos, no guardan fe que
escapar de milagro o:.)1. dqspu6 de
,..ñ;;;;. ¿itu u dota real trr rneten, ni palabra, ni paz; por eso peleemos contra ellos
' fffl ilfff:: 1 iyg .i .*;i* ffi;i y sus dos hijos ; rabajemos, si pudiéremos, de los matar y tirar de nosotros
tra importable carga, mienttas las fuepas nos ayudaren, porque
ytrr .;l$*:*,j; j":".ff ,T:::: #:i: *,iltrT:r ols nos vale morir en la guerra peleando, que vivir vida con

m::*:eL*#.rri$jrJu,,j:i:T;, j:ln.n* rmtas fatigas, dolores, amarguras y sobresaltos> t.


f.a" Casas evoca con admiración su hermosa figura de insu-
niso desesperado: <Sólo el rey Urraca, con la gente que tenla
y le habla quedado de tanta mortandad, nunca quiso venir,
$#k-+:;:*r.Hrr,{r.".,.ff H.{"i,';ll*rX* sino siempre tuvo su tesón de aborrecimiento conffa los espa.
ñoles, llotando toda su vida no podeüos acabar; al cual del
¿.-1", iirríñ¿;".r':;1,:ntre dive¡sas facáones, v la historia
y ¿. iniiüür":}'r;*ti* en tomo al teparto-de arilár¿|| odo deiaron en su tierra sin illo más a buscar cognosciendo
que nunca le hicieron gue¡ra que muchos dellos no ssliesen
dclla mue¡tos y bien descalabrados; y así en su tiera y casa
*nxh,,ltth_,:#,"#i"dlii.:":;:;n;nm,."t".,fr
prevra&ente un murió y con él su gente...)Ds
;.*.i;r__;;
;A;úif cuadro .-nol¿eiü
ii,
;ruT"ll"i.i:;:1,:J*üiijH:.T*ii:anT:i",:? x EL NUEvo RErNo DE cesrrlr,e (runu)
1..,rui,*:,ri".#,#".Fqü1:.,_truiliti?;.I
.r"n.q,,.'".ioi;!.r:k"'.:'?,'0!,'rlrll:Jiitil:fi Desde que en 1J13 se tuvieron las primeras noticias de su
::f tli existencia, el Perú constituyó el cent¡o de atacción de todos
;ff:':i.fi*:':|.d;.;;';',¡::.1tr,T¿T'ji,,".,J",-i.plil los aventureros, Ia tierra prometida que todos soñaron conquis-
tar, el móvil de las expediciones que en una treintena de años
n"i'.l$"Hil;'.;'.:l'-':' ¿.i-J.*í..i.,íá'r.nto de viorencia
acabaron por someter toda la América del Sur.
Después de haber decapitado a Núñez de Balboa, el gober-
.. ¡,¿.r"'"i';;*1;1ln:._¡sganol v aniquiló t., Irlrr""lli
avasall"r.Ei'ü'ü..".# :^u" l?t conquistadotes"nunca lograron nador de Castilla del Oro (Panamá) reemptendió el proyecto de
zu rival, sin éxito al principio: el capitán que mandó al des-
cubrimiento del Pacífico se contentó con pillar las costas sin
f ****glfk,:A,il,.i,T'i{*:$iH';l,;:.i.hfi atreverse a aventulafse al interior de las tierras.
Solamente algunos años más tarde continuó el intento un
tr trdtr: flj*":,,{#ilF"T, "3i}i;r T:::3T¿ *: ;x#l curioso personaje cuyos fracasos ilusüan Ia turbulenta histo¡ia
de esta segunda parte de la colonización. Buen cronista, pascual
de Andagoya nos dejó la narración de sus primeros infortunios:
fig#1p;"=r:.t'f.,k}üi*'.',r'"ilfr ;.,f
?T[ri.mÍ llegado hasta <<el gran rlo del Perú>, donde estuve a punto de
t*t' d'-1.-Jb.':.:':j: :111"y"1 r su g'n" uii"i?'J
é'I

morir ahogado, regresó vencido a Panamá.
En 1522, dos modestos colonos decidiero¡ unir su pecuüo
ll4,::*j.,;i,1il';:*,ffi,.'";,H:,,*":,rühi":,f,t:,11.,* para financiar una nueva expedición, cuyos beneficio, ,. r"prr-
tirlan en partes iguales con el gobernador de Castilla del óro,
42 a cambio de la legalización de los fututos saqueos y del gado

43
de capitrínindispcnsable a Ia auto¡idad
tue como de conquistadores, Así
Francisco- pizarro. y ñ1.r"?;ragro,
dados que no sablan leer.ni esc¡ibii, oscuros sol- h n¡rr¡cioncs de C.ortés. Il¡sts t¡l punto, que ale¡ta al los
sentido
da'
,.lrnL.on hacia el lesen-
dario reino del oro e* IrÁr.i';.:;ff;*. -fd; h ;;;tidad con que el ctonista t¡rta de ac¡lla¡
Fuero¡ sñ¡n- otes de la matanza que'puso fin a una cultura cuyo csplendor
dados en esta tare,r por los
ción> de México.
hil; ,tr;;;ür¡o a. la <pacifica_ -- i.pon" todavfa, . - r".tét de los fragmentos marchitos quc
A sange y fuego fi"r-;;; indlgenas fueron
-m:isten de ella.
S. ;; .nton., que el cronista proporciona, él mismo, los
"rüi:.:;"r*q:n.;*,'.;"li:'F*l..:T.:r los
:"":,!,1!f
a Io que es hoy el,su¡ d.r E;;;;'lur'"n -g.r-**t que deiuncian la ambigiiedad de. -su gestión: -
no impedían el desánimo: necesitaron *.rnres rictorias criltiano, buinos y generosos etpot.n sus vidas pot el-bien
apoyos lo ¡nismo mate-
riales que espirituales. a p*."i,á.-l.i"r"i#¿i¿o .-i¡to¿ de los báriatos' cuya bestiatidad llega a veccs hasta
rios dedos de la mano. i"qyi;;dr, un oio y va- b-io*.itión, lo cual obliga ¡ los dulces evangelistas a recurrir
a pizato pa¡a que
ñ"Aff; el que animó r h fuerza. A la luz de lo que ya nos ha dado a conocsr
no .¡.nio".ii'ú;;il;:Este tob't lot escándalos que la ferocidad de los res hermanos pto
veces a panamá en b,1a q.. *b"I;;;'á;;.r, tue por dos -años
y los obtuvo. do.rn,. veinte en un medio que no se distingula
Supo además engañar.tan ¡i.n Jgoi.rñdli pedrarias Dávila -ó
¡o"io..nt" por ta delicadeza de sus sentimientos, provoca in-
r?: t3f. fi:'gi,j'l '*s::i'' ]'ril '"" i"'^ 'il p';-;;; j: C-*iOn el iono con que h¿bla de ellos. Po¡ eiemplo, cuando
dot¿ las ¡azones para hacer la guerta que Francisco("'traer-
Pizano
6cr¡ ¿ sus Eopas antes de comenz¡! h gtan marcha:
iÉAa_*,i1Hi*":'.l:r1l;,:ffiilí:,f : j.,á','#f h" * *rro..i;iento de nuesffa sancta fee católica e requi'
herm¿nos q". h;b-r;;;
;,H:"#:,;Hr:.,:: ser los pr-otago_ ¡lhdoles con la paz e que obedezcan a la Iglesia apostólica
d. Ro-., e en loiemporal, den la obidiencia a Su Maiestad"'>
.'ni:':x"li::;::i:'"{,i I¡ mismo qrr. **áo afirma su certidumbre de ser digno del
3:ü:'.;:"H:'1T'F';F#
tosa rcompañla embarcándose
-r-*
t".i.-.1 ango divino: <...que aunque menos fuesen e mayor t .ig-
del continente, donde
io' conuario, la ayuda de Dios es mucho mayor' y en las
¡ryo¡es nescesidades socorte e favo¡esce a los suyos, para des-
i:;6iriif
e¡ t532 iiq¡i#d,#H::liHjin#,#:fr'
siguiendo <ra
ruta d; üi iü1.;'¿lip.¿, de
la
bc¡ta¡ e abaiar la soberbia de los infieles e traerlos en conos-
cimicnto de nuestra sancta fee catóüca, como muchas veces se
san Miguel, primera ciudad tunda-
$;;i. en te*itorio hr visto hacer Nuest¡o Señor semejante miraglo e otros mayores'
;:Xl.*: Asl que tuviesen confianza [los soldados] que lo mesmo harla
o*""p.'¿tt::T de *ónicas' se vio Fernández f,l&r con .ellos, pues su intención e obra era ffaer aquella
de
más tarde tt hil
;.-b;;."; ¡cote b&bam a la unión de la repriblica cdstiana, sin les haccr
-o",il"lá" "*::l*it manu¡git9.s a innu'¡erable"
,*i;i.rr;;;;;r""'il11"*tt i"t ¡ daño, salvo a los que lo quisiesen contradecir e po-
timon¡o, á;t:::: v ies-- 2.
Ersc en armas>
:;f i:":;#;.#ü",1']P:&"1"'"':h::r"Tü,ii'*ii Ir ayuda diüna debió, no obstante, ser eficaz, pues la marcha
fr¡e tdunfal: poblaciones feüces de Someterse a la expoliación
ra.ideoroeia-ie'h:;;':',l1:d;t#',9"J,*r;,:n?.fi
tado¡es. pie¡de de esra
jll --<ra necesatio que los soldados 66¡¡i6¡¿¡-, a la separación
nanera el- buen fu
il;; ; la causticidad & las familias y al abandono de los seres queridos -las
mu'
ircs eran especialmente elegidas por esos apóstoles a los que
rt:":."#,i"n*'Tnfi :::'-o'-L'-:;;.,;'i,it,*¿.,,o''0 tcofin ta obligación de seguir-, todo en nombre de una reve'
prov.oca-ra.i;;,¿,.;;il::{r:,:.rT&llXffi hción que f¡ltos de tiempo y de intérpretes los indlgenas no
,,?:",ii.üii podlan más que presentir a Íavés de los actos. La única som-
jf, j',n".f bn¡ del cuadro es la inexplicable agresividad del monarca cuya
.1:
,,"?T"ii:Fr:;r::.?,::1:'l'in,.r^r,,,,¡r
áii.
j_ffi ;'..",T::::,i?r1'H:I*:l?:T,Tkt,;T;
le pesaülla, como
¡orpeza fue delatada por un cacique bajo tortura. Como res"
¡roesta, Pizaro le mandó un emisario para notificarle que:
.... n gobernador ni los cristianos no tratan mal a los caci-
Ia que caracteriza
qu€s ni a sus indios, si no quieren guerra con é1, potque a
14
45
lT qu. quieren ser_sus amigos y son buenos, trátanlos

"$i*,ffi.h.;}i;,i,-i.{:a;r;i}:#r;#i:*
j muv Iodo inclina a creer que para lqs autóctonos era inadmisible
rrque sin previa declaración de guetra y la manera como
perder invatiablemente todas las buenas ocasiones de
gó"¡_a"'?Jl#;.J","ffi X.,'..iri".TÍ....TH*tT"i.#*: de su agresores obliga a pensar que la ttaición fue
jor.ll...*ios,
Lon el fin de escamotear,lor..*.*r'J.
r e¡ más éfrcaz todavla que el arcabuz o que el cañón.
sobre Ias c¡aiciones> de insiste
los ;;,ó.r;# : I imcgable que los indígenas no vie¡on al principio como
*"f:Füi. .*i*i'l$,::*,:,ff H.tr.";;{
con¡uras eran siempre invenciones {:Tf*
á.-L. ,o.tur.s o
nacidas
su sistemática falta de palabra más aún que sus agte
&¡, t6 demostraran ampliamente lo que eran. Es signiúca-
f;T".'ij'?i.nli,i;',n"'n lo' in"üJln"l',.no -o que, incluso en el ardor de las batallas, haya sido el
deJ
de ra mul.
f¡ado de periurio lo que levantara más indignación ertte los
Por ejemplo, cuando Cottés suplicaba a
**i*"i,1fr*;i."1i.*#ffl :',#il'tr{:3j:,,,:;Tj Moctezuma
crlmara a las masas en rebelión, despu& de la mata¡za
-l!no6.
¡-
::'fJ:'t'"':" játLT::'f ?:'¡"pü'.,'ütil"'.,tup.r.oión I los señores aztecas, el Emperador se negó a intervenir di-
üdo (...que ya no le querla ver a él ni olr sus falsas
Sras, ni promesas y mentitas>3r. Y a las proposiciones
& W que siguieron, le fue contestado: (...que ya tenlan
¡igpr*1-**xr*R+r**Xil.:.-;=
tiempo, ; á;1.;.r";r$una
nesc€sidad
.--nli'ii tenía ¿l ¿"
dE¡do u¡ buen f,ey, y que no será de corazón tan flaco que
b podíis engañar con palabms falsas como fue ¿ su buen Moc'
tspañoles pasar la t¡.o., *'m¡...ps, Además, durante el sitio de Tenochtitlán, los mis-
mucha facilida¿ ¡., o,llf ¿on[ Ji G a¡gumentos si¡vieton para po¡er en guardia al joven
' El J:,*.i :mÍ.:,*estaban
ffiT :iTiT"ilüThj
en aquel c¿mino> n. ---"--
¡i jt"f;; Gur¡htémoc contra los avances de Cort&: (...no te fles de
Eli¡che y de sus palabras halagüeñas que todo es mentira y
.pi*¿¡. ;":;"rr1* ddedes...>3
yia., .i'[á !,ü[xT.': Tiül",T'tr*i,Ti'xT Nada ilustra mejor esa ausencia de escnípulos que la recons-
i#filflf'#L:ll" que.no ]',i, vorvía
á''á."ioo de Ata- rnnién de las etapas que llevaron a la captura del rey del
Dúti. A través de una sucesión de episodios parecidos al que
¿. cá*,i,ñ.;.ffi;:i:,-lfno' indios que ná¡1"'-".'iil
¡a bemos señalado, los españoles llegaron a Caxamatca, donde
rcsidle el monarca, sin encontrar resistencia, pero murmutando
ffi'-l'1.+ff¡i,*i':t:ffi ;i;,tr.:t*":ffi $''i; ¡b cesar de las supuestas intenciones criminales de los autóc-
¡mos. Se instalaron tmnquilamente en la espaciosa mansión
qoe les fue ofrecida y se iritaron en seguida de que Atahualpa
ñda¡a en ir a vetlos. En efecto, no fue sino al dla siguiente
ffi;t*:n*x*n*$tplr.'ffi dc su llegada que el Inca les rindió visita, seguramente por ser
&te el tlempo indispensable pata organizar el cortejo de varios
mill¡res de personas que deblan acompañatle ante una emb¿.
J"fi :tfd,',,.?t{1
j";::::,'T*n:ru::iTHl1',i.'#i: ieda tan prestigiosa.
.o.á hirto.i"-;."i.;#-qlgenas' A todo Io h.go ¿. ú io¡f Io primero en entra¡ a la plaza fue un <escuadrón> que cu-
trió el suelo con tejidos suntuosos. Iba seguido por oros tres
rcscuadtones> que avanzaban cantando y bailando y por una
**tr;=-*1*:r*llt*1ffi lE:v,ür:s'H mr¡ltitud de dignatatios ent¡e los cuales se haüaba Atahualpa

:l*:':** il; ljliüd


*,
con amor en el se¡¡o de u¡a :ffi.:l::,
comunid.d.
ffiHrfr*;
-----, ^--
<...en una litera toda aforrada, de denÍo e de fubra, con pln
mas de papagayos de muchos colores, tan bien asentada de
phmra, que parescía, en medio de zu gente, un castillo de oro
46 muy relr.rmbrante. T¡as aquesta litera venfan ot¡as dos litetas e
47
dos hamacas, en
_que venlan ottas persones priftipales; c tras a un pueblo en pie de guera y, a pesa¡ de algunas tibias insi-
estas litetas, mucha gente, ,o¿" p"Ért
á--.Jiid" ;,p.;; nuaciones, todos concuerdan con Fernando Pizano en tecono'
escuadros, con coronas de o¡o e
;I"t ;-Jr:;bo.r, *. cer que <en todo esto no hobo i¡dio que alzase ¿¡rmas contta
Pizamo no se movió.
¿. ,"-l"g.r. rr{áijJ-rri-.oni" s. Lo cr¡al no impidió al cronista oficial suscribi¡
y una Bibli¿ aI E-mperador. Debido n .uio.ismocon ua¡
cruz español>
españoles y a que no disponlan
á. lo, el setmón de Ftancisco Piza¡ro a su ¡eal prisioneto: <Y de
q". "t
¿ o" rr¡ hrérp."., lo hayáis bien entendido y veáis el error en que hasta
el parlamento tue bteve. Segi" Tfr
ñ.á;;.-i-Jt**o se hebda
que
negado a olr eI santo *.ngJüo y habrf-a aqul habéis vivido, conosceréis el beneficio que haMis rescebido
,..1,á¿o if l¡* ó. en haber venido nosotros a la tierta por mandado de Su Ma-
Ie-era,entegado. Indignadá p"i.rL r"*¡1s] pizarto
señal de ataque.
&o Ia jestad. E debéis teoer a buena voluntad gue no habéis sefdo
En. un instante rguella muchedumbre
preso ni desbatatado por gente cruel, como vosoEos sois, que
se vib tansfo¡mada
deslumbm¡te y solemne
-icort¿ado no dais vida a ninguno cn n¡estr¿s g¡tertas; antes usamos de
"1 un rebaño
-y at"ijldq entte mucha piedad con los que en nuestras manos tenemos, aunque
la hordble *ampa de los. caballos la-;;rtff;.
de la plaza em¡ demasiado o¡gu.r'p*"-ffi¡i¡r
I¿s en*adas sean nuesttos enemigos y nos hayan ofendido. Y no hallarás
muro que la ce¡caba se derrumbó
la huida; el que yo haya hecho la guerra sino que me la ha hecho a ml; e
á
io, ..p";. ¿.i üiri.o
cuando aquellos desdichados i"t"nt"rln r"Ir;:.'U,r"ioí-tr.i arin con podetlos desttuir no lo hago; antes los he perde
.daron en los escombros,. ot¡os, nado...> t
.tropezando
fueron atropellados y auaverados^poi
p* de ellos, Pese ¿ la buena voluntad de Fernández de Oviedo para acla-
l.ri"no..
cubiertos de oro fu&o¡ exterminajos ig"rl;;.
"ncim" I¡s señores rar de una buena vez las ¡azones que desencadenaron la car-
después de ver mo¡ir a. todos ,", .[.g;?;';;; v ¡t*rJpq nicerla, nadie después rieyó en el gesto sactllego del monarca.
con sus cue¡pos hasta la muerte, fue-arrojaáo
Io prctegieroo Con la fuerza que da un talento y un conocimiento de los
d. il-iirl;-; hechos, incompatables, el Inca Garcilaso de la Vega afirma haber
9:T9rd:_
de -*r aquellos
tan excepcional
que, en su ansiedad por apoderarse
presa, re arrancaron r"r uó,id*", oldo una versión completamente distinta por boca de testigos
oviedo certifca qu. iodo'r. ;firó;;;-i*¿]. *las. de importancia: tomando en setio la comunicación relativa al
dice: <...e1 sol-era puesto.cuando;.;;;;'e mr., cuando Emperador de los ctistianos, al Papa y a la religión que se
si Ia noche le conminaba a aceptar, Atahualpa habrla empezado un discutso,
con su escuridad no lo atajam, de más de teinia mill hombre. recitado e¡ f¡ases cortas a causa de la mala calidad del ua-
parte dellos *"rio.n..l T¿;i;-q;
lll-''1.1:rl l1-*"r:,
daron en eI campo más de_ dos mill hombres, sin
ductor, que pronto habda ir¡itado a la soldadesca, ya al co'
que se escaparon he¡idos> s. otros muchos rriente de lo que iba a zuceder: <...los españoles, no pudiendo
Los españoles se desbaÉamaron por la ciudad sufrir la prclixidad del razonamiento, salieron de sus puestos
petsiguiendo
a los que lograron .r.rp.rr" ¿" l"'pl*.-y-i!i.r".on y arremetieron con los indios pata pelear con ellos y quitarles
pamento, ya de noche. cargados-*n al cam- las muchas joyas de oro y plata y piedtas preciosas, que' como
lot'"p"i.nro, gente que venla a olr la embaxada del monarca del universo,
de sus rapiñas. AI amanecer,repitieron sus'feclorf"s,productos
vieron antes del mediodfa .l <...vol- havlan echado Sobre sus pe¡sonas, pata más solenizar el men-
¡; ñ .rp.iol., con saje. Y ottos españoles subieron a una tortecilla a despojar un
que tuieron muchos "..i p.irion.roi'iorbres e tan
*::._
,eres e t*1,,
muchachos, e ovejas, e- pucha ropa e oro e plata. y
mu_ ldolo que alll havla, adomado con muchas planchas de oro y
el oro que el dla antes ie había ,*"giá'" . ei plata y piedtas preciosas, con lo cual se albototaron los indios
l"
se recogió e se trujo, hobo cuarenta ;iX p;;;, !rr.
ertotro dl" ylevantaron grandlssimo ruido. El fnca, viendo lo que passava,
e siete mill marcos-de plata-e ..to...
i"¿" úr.iü mandé a los suyos a grandes vozes, que no hiriessen ni ofen-
y mujeres e todos los oue la noche .iÁ;fir;... I¡s Indios diessen a los españoles, aunque prendiessen o matassen al mis"
-,., ,. fr.tl* ;;il;;
n^:rj.T!",,* Ja Flaza,' y eran ocho mill mo rey> t.
esros riandó el gobernador que
ánimas o más. De Segín la versión dada por Garcilasq se rata¡fa de uno de
- los españoles tomasen cada esos súbitos accesos de criminalidad frecuentes en los anales
uno las piezas que pa¡a su iervicio
s
nestet,..r
di;i;-. hobiese me_ de.la conquista y o¡yas causas tratan siempre los cronistas, va.
Está bien claro que nada semejante hubiese .podido namente, de comprender. A ju"gar por los testimonios actuales,
ocurrir estos acc€sos serlart inherentes a toda guerra de agtesión: es
48
49
Io que los miüta¡es americanos
en Vietnam denominan <el
nuto de locura>, .inuto-d,i.;;.;i#i,d:;arsan mi_ le hablan tomado sus muietes e repattldolas, y en su presencla'
cregamente sobre "r.
las poblacione-s sus armas viéndolo é1, usaban dellas en sus adulteiios y en lo que les
.¡"il.r;.-iiiipótesis tanro placia a aquellos a quien las dieron. Y como les paresció a los
r" p r",.'i. "c, iJ^^,,^, con es
.Ii:,ff :i,:::., #il':, 1* su mas. culpables que tales ofensas no eran de olvidar, e que me-
il";';;;;;;:""ff[.T inesistible'ob" ü;: resilan qrre el Atabaliba les diese la recompehsa como sus obras
.t rándose "Hnatracción
de Ia oromesa de su rescate,
.r"n "sJntóseles en el ánimo un temor y enemistad con él
metió a ilenar de ohietos d..;;;;;il';:,.,, Atahualpa * -fnpro entrañable; e por salir de tal cuidado e sospecha, le ordenaron
targo de res meses i;;;;;1.'.todo,
palacio; A Io la muerte por aquello que él no hizo ni pensó>>''
,u:glJ urri"r- ,.*.nr-J
del vasto imperio. v durante lo, ccnfines Las guerias civiles que asolaron el Perú durante unos vein-
nr]rl"-ro, o¡feb¡es te años sirven como de lente de aumento para entender la
::'f;:".3 i::ffi::: *b" l,ü;;';"tones de ob¡as historia de este perlodo, pues permiten distinguit actitudes y
"ueu"
hechos que tott .p.nat visibles en otlas naraciones' Lo pri-
. Pese a haber pagado su fabuloso rescate, el Inca siguió pd.
srone¡o y pronto ,. .?nyljió
.n un"- roürr]n Or." sus carce- *.to qr.rl impresiona es la aparición de lo que podrla llamarse
leros. Así, pues. fue decidida el rerrá¡so di la ideologla oficial: un hervidero de bajas pa-
de un cornprot en el qu. nraiJ ü ñ;ffi"'ill inculpación r¡o".t q* cubrirla de r-idlculo la menor aluúón a la santidad
quien reproduce lo, riproct* ;;;.;r"."fi:rnando " pizarro, de los ánes perseguidos' Si Cortés se vio con dificultades para
<¿Qué traición es ésta
¿.'rllreirnil" al culpable: explicar a uri rey-<,bárba¡o> la telación existente entte el espl-
t nlu, ..r.¿.,-h"tá¿or"
-r.¡or, yo hecho
tractamienro como hrmano tito d. sr, .tu".d" y su hostiüdad hacia algunos de sus com-
1 :o*9 . irnJ
-que
eres, confiándome yo en tus palabras?> conro Io b¡triotas. nadie logiatla hacer creer en la existencia de un
Ito.o d. fewor evangélico ente la masa de crlmenes que los
ctistianos perp€trruon en torno a los despojos del imperio
3i:"1x#ti:":"#;ffiiji4::"::n*:.T1..,i,JÍ,,1..1i.Íl
,;m peruano. Y .* no tanto a causa del número y de la variedad
¿l u-i"., i." p"l i'l t..n gu r,o,i.n to.
ff:;t: ;,I.T'Jtlg. á. aro. ctfmenes, cur¡nto a que la vetdad sobre ellos fue siem'
g" d,"t;;o";;1ii:.. rixT"&::T,lTÍii" oüa band¡. En efecto, cada uno de los
'h"..une uque
pte revelada por
Francisco pizaro u..rido d.,Ir..'ffi ..iJ.llrr.n¿o
ron los soldados al regreso a. lo
::¡**; halla-
l-oit,.t no mils aclarar pedazos detetminados de la
tealidad, según sus ptefáencias, pero el coniunto de los escritos

Í;i:, TL,;;'.:1,',:HÍ,";
d"nd;- ffi l,¡, Ios
"n"lrp...i¿r.pr.
n;;";;ffi lugares
q* iii.i.
da un panorama bastante completo. Panotama siniestro entre
todos, {ue ¡os se¡timos felices de oo tener que analizat aqul'
noto,i.''".ntill;*r;,S:i'T",ü,Jl..lj',r:ff Las rivalidades nacidas entre Pizaro y Almagro, inmeüata-
donde el gobernador estaba;, #..tHl*il.T
á-:*r"r.'i.;r;.,h*h" morir a mente después del despoio de los teso¡os del Inca, se propa-
Atabaliba....
e.como lle'aron; s.b.*"ñ,"i"'liironl" mostrando g*" *tti los ot¡os conquistadores e,insteuraton una sociedad
mucho sentimiento. con in la *¡ era la regla Jl per¡urio, el homicidio por traicién,
"n calado*,n1;ál'l;;"1,*
la ca\?a,.por luto, e muy, nlriq
sobre los oios...nr
p,roro las matanzas colectivas, las m¡ís feroces represalias y los robos
Indignado tal vez oor "n a m¡no armada. Cuando l¿ muerte de los principales actores
hubo debilitedo la virulencie de los antagonismos persondes, la
#i; Htrff rifj:L:ii:,.1+*.?Hff 'tr ::,': corrupción sc habla implantado tan fuertem€rite, que ciertas
i¡*,J.."*ri;.;'::_.tff 'd*:_t:."rü,,S.j*mi* meüá¡s te¡dc¡tes a proteS€¡ a los indfgeoas bastaton para
cncendet de ¡uevo la gueüa, abo¡a contte la autoridad española'
Eoürento su papel de funcionario
cot ,r1 vigor que v q.nlt j r.y
*otido¿o Dos virteyes fr¡eton ¡sesinedos antes de que r¡n tercero lograra
pego de su of¡escimient
compensa ,"r..T.lol*-tiñrio¡.r, ny .n -ect¡blecet-u¡
poco de o¡de¡ medi¡nte r¡ri teüol sangriento'
Fácil es ¡tti-'g'"¡¡ la condición de los ¡ut&tooos ftente a
uoos ¡mos dominedos por un frencsl de i¡stintos pdmitiros
$¡ü*ii.{,ilüil:S+j#fi "¡a-n?",r* cn el seno dc u¡¡ socie¿a¿ donde no etan rcspetados ni la
nff#;: nrl?ffiff*,:#Tl p¡opicd¡d Di t¡ Yi& misma de lo colo¡oc. A los m¡los tt¡too
& tt¡wcü cn ¡toco ticmpo u¡¡
50
"HT;; fr,ff:,; +ti co tod¡ Ao&ic¡ b¡bfrn
5l
rno sobre sus propósitos que sobre la autenticidad de sus
palabras, los indlgenas opusieron gtan resistencia en todas par-

ftS**l¡i*qffi*s-.:xffi;
::["ff: f?ff.:^
*"¡*-r* ros
""i*lfre1te,
batairones
tes y organizaron guenás que lograron a veces hacer {racasar
pot largo tiempo las te¡tativas de ocupación. Y como además
se ttataba de áteas casi siempre habitadas por innumerables
E:re.'á.
je:'$üoi,'T11";*tfrffi:',i¡t.i'*LT.i""f l grupos autónomos, sin gobiemo central, la obtención de bienes
se log¡ó genetalmente por medio de ent¡adas a saco que no
*-T' q"lti'0"-sy¡.luevos inu,,oiJ? ;iHiil
^E, Í" m: pudieron modificar en nada las estructuras existentes.
ili::.ffi.r0:..ff.gui. ",1,, *.p.oi;r. tr_i..ffi:: Venezuela y Brasil fueron los únicos palses cuyos ptopieta-
rios originales no fue¡on españoles: el ptimero fue cedido por

",'
tt
apoderarse
l*txí
¿.,".
.:ü-'-&i:-qh:1"*i::11;
"iT.o.u;
"-H: Carlos V a la casa de comercio alemana de los Welser; el
segundo fue explotado, muchos años después de habe¡lo descu-
",,rJj¿
descendientes se ven
¿1"
1LlH?f:lr:Fr*fr;
rr.ir.?íi.ir?rr", bierto, por los portugueses, No obstante será el Brasil el único
_hoy hablando un en hablar una lengua distinte de la del resto de América Latina,
#:i':J":T:ttJ;'ft:t ',',..,--.i.i;:#;"
más que unos
rcscatados der pues Venezuela habrá de ser colonizada por los españoles a
o.¿.o ..ri'i;";;':t esclavo-s que con
una pesar de los gobernantes y los capitanes alemanes.
no.¡r.¿-J-'poi';:":":-i-1 :uerte' Bien es verdad'q;e'; ;.'; Los reyes de Portugal, deslumbtados por las recientes con-
et ¡,uJp., ';;ilt:g:tadotes' después ¿t. t" .É;"iir Ti quistas en Asia y Africa, ptestaton poca atención aI tecono
cimiento que en su nomb¡e hizo Alvarez Cabral en 1501 del
üto¡al americano. Nadie fue mandado a ocupar las costas des-
critas por Vespucio, de manera que se convirtieron en campo

trh*#*+ff*sltiqffi
dores, donde h"bf, ¿f'"
en las. altas montañas ¿. l"
-¿tüI]
de acrión ideal para los co¡sa¡ios internacionales y en nido de
infinitas aventutas, pues desde la ptimera expedición, las orillas
de aquellos impenetrables océanos vegetales hablan revelado la
existencia del brasil, árbol cuya madera roja constitula una
;¡¡i#,1."T'.n,1i""',il=*il:: il:.'tffi .. ;; excelente mate¡ia tintórea que desde hacía poco tiempo llegaba
a Eutopa desde la India.
Esos territorios presentaban un carácter anárquico cuando

ft,*n,#**+ffi:*uffi
;i!]
humanos __oui.¿o yñ jilT
Portugal decidió colonizarlos. Durante una Úeintena de años se
les habla sometido a una explotación que los autóctonos tuvie-
ron que aceptar, obligados por la fuerza más brutal. Muchas
ir:.:.Íff:"ñ,t
_rff e'-.i*"'pLlT casas exüanjeras, principalnente francesas, los consideraron
Í3io"T¿",nr:: :: f;:::t' pro€zas como propiedad privada y podetosos caciques europeos, persG
-sus
enc"¡niá¿o
mina "on,* ,","llr*lill
.las tiemas, extermina
Íl'ü;T..H" T#i
Ios ,ar¿G*T, *ro¡siona
najes pintorescos tlpicos del Brasil, los acosaron hasta la
obsesión. Era gente, libtad¿ de las cadenas de forzados, que
_a todos por otden del rey de Portugal y a f.alta de colonos e¡an aban-
in.::?::, !,.1o' ""ieu.',
saquea l.' iüfu1er puebro de donados en cierto momento en aquellos lugates, que a veces
habitaban ya desde hacla veinte años. Si bien algunos de esos
pottugueses americanizados colabo¡aton con sus nuevos amos,
XI, BRASIL Y VENEZUELA se vieron éstos obligados a sostener latgas luchas contra los
autóctonos, lo mismo que contra los f¡¿nceses, A pesar de una
EI saqueo del peni buena planificación plantaciones de caña de azúcat
i*:.j,_1 ,Tp d. Ia historia de Ia importada de Asia y-amplias
refinerlas-, la colonización fue ardua y
::;T$Í.,*:Hr.J *:ffiiffnT lenta. Pernambuco, la pdmera ciudad brasileña, fundada ptin-
52
fun:*i: m, cipalmente a base de reos, fue destruida en 1510 por un

53
co¡sa¡io francés
oue
i";;;i;;.^üi'.r"iiF:.ffi:Íi.ixi,i1o'ff ,..;"1*nT.,1",ff situada a la ent¡ada del golfo de U¡abá, y que su significado
,

de obra ocasionada ,", d ;;;";;;l'o.i es valiente, osado, intrépido ".


,11 iruidas al interior
del país, se pidió á la.metrópolr-i.,?¡iá"r-.f.icanos. Los caribes sablan que el arma más peligrosa de los exran-
jetos erala mentira y que, por tanto, debían de huir antes
meros esclavos negros üegaron
nlan de Angola y Guinea.
. S.i ü.*r."* ,552,Ios pri-
p.ouo de que llegaran y no iniciar, bajo ningún pretexto, pláticas
La explotación del á¡bol, rojo y que los conducirían al desastre. Así, pues, tomaron medidas
de las plantacionés de eficaces ante la proximidad de los invasores: incendiaban sus
de azúcat se limitaron..a. caña
-l"r'roirr---l;J;';, duranre Iargo
tiempo, Ia única exoedición--qi;';"#;'.i propias casas y escondlan víveres y gentes de tal manera que
desde los Andes hast el ¡tl¿,i¡co-fuJ'ir".*ri'"" int..io. del pafs muchas veces eran inhallables. La táctica de la guenilla se per.
de orellana. El descenso d:iir;_.?, ^r.iltl"¿el de Fráncisco feccionó: llegaron a quemar los campamentos enemigos y a
ciado en euito debido." vi.irit,rdell..ü'JJnq,rir,.,mundo ini. sustraetsea las represalias; a jugar sabiamente con las reti¡adas
de investigación, constituyJ ;;;;;;# sin plan estratégicas, y explotaron hasta lo último los accidentes natu.
pojada de consecuencias prácticas, iil'..o.an"r¡., d.r- rales, dirigiendo el combate ya sea hacia los terrenos panta-
inmensa cuenca del Amazonas
p".r'.ii.r.,i¡rimientp de la nosos que dificultaban la acción de los caballos, ya sea hacia
no- modificó .r, ,r.¿" la los ríos, imposibles para los. invasores, pe¡o en los cuales se
lación entre los dos mares. y ,i bi;;;;'lo, circu"
ocupaban los dos barcss q¡s loeo.on-L-iaia¡ahorb.., q,r. movían ellos como peces, o hacia ciertos lugates de la manigua
un cronista, tenemos mu{ pocas -ios se hallaba que eran tumbas segutas pata los europeos.
atravesaron. La relación de.-
noticias de lugares que Esta resistencia llevó a los conquistadores al abandono total
fray Gasp.; dl i"rv"jal, aunque de sí mismos; les faltaba todo Io indispensable: alimentos,
altamente estimable: no, ¿"."p.¡ol,'0.r.]'J
ocho meses que pas;ron_e,n relato de los intérptetes, guías, catgadores, etc. De ahí que las narraciones
misterio se Iimita casi I
pr;;;ü {Ji"*lro* todavía su de los diez ptimeros años se limiten a una serie de desastres:
tos Las tropas de españoles errantes que seguían a gobernadores y a
"il;;;;:,ff:lxlTj::J.,'t"Tff.Í: :; #;t capitanes de nombres extranieros en estas regiones, tales como

d;::'y'ü.T
didas-;
.*,':i:. !'"ÁJ.?;%$:.,'.tr*,tJ*: Federman, Al6nger, Hutten, Nuremberg; mientras sufrlan los
ataques de la población aguerrida y los no menos peligrosos
la fauna, Ia flora .l -t"
.y.
aümendcios;
;;iüj.;'rJi*.1b..*.do,
-ü.¿l rná, de los agentes naturales de una tierra tropical perpetuamente
irl' .".H1',rilTiis "i¿"- " ,. r.duqe a inundada. La carencia de alimentos debilitó a los hombres, obli-
gándolos a devorar los caballos e incluso los llevó hasta el
ftT,f íi:i"r*n:rlnHn:rF"tr,*:in:i*'i,k:1l canibalismo: <<...vino el muchacho e dijo que su padre... e
en apercibir, son üatad los otros dos habían muerto una india que llevaban e la hablan
¿"
que"ÍÁ."t.i.
;; ;.ffi,i,.ffi:i fffi,t
tanta estupefacción .H*o.ffui
comido, e llevaban parte pa¡a el camino; y el muchacho mos-
t¡aba un pedazo della... E aquel Cristóbal Martín, escopetero,
It*- priil.át
mencionada sóto de "ld *b-.i¿á-ff;;]t"
p.*.? Udores, es estaba abriendo un muchacho indio manso de los que traían
ttega a dejat * ,il*"¡" J_f.J;"ü:, o t¿n sran. y se habían tomado en el valle de los pucabuyes, el cual mató
:: ^s,.^.
un oro. Ie privó de para se lo come¡... e tomaron al indio atado, e llegáronse a un

,,#, Tfi'á;"#'fi3i-q* *, de @iciones gue.


-'i-o.;il4**:ffm"***i:i: ar¡oyo que entra en el mismo río, e le mataron e le repar-
tieron entre todos, y hecho fuego, le comieron. E du¡mieron
allí aquella noche, e asaron de aquella carne lo que les quedaba
3¿qui.'' para el camino>> t'.
Esta región salvazuardó * libq:*
flechas: los cadbes habran rpreodido [t r*dT.o*o a. U, Esos indígenas comestibles eran originarios del sur, no usa-
_IdA# De rhf oro- ban todavla las {echas enve¡enadas e ignoraban en absoluto
::-:"TF;;;{qüffiÍi*":
viene Ia acepción s¿lrrmni
el carácter de los europeos. Estos pudieron, de esa manera,
I
genes anres mds a fo1q apoderarse en divetsos momentos de grandes cantidades de o¡o
ú;h co-ü¡"t",
que esta apelación se detiv¡-*T d."I"., del cual se tuvieron que deshacer de todos modos; faltos de
d. frtr de tiena esclavos que se lo transportafan, el reluciente metal se convirtió
54 =;;
5'
en un-a carga insoportable,-al fin maldita.
ttaza
El infatigable oviedo llcea¡on a otros dos ¡a¡cbos nuevos doode tenl¿¡ cus muietes
.Tas.etapas de uno de-los inrói;;, ;;;;üs enne Ia codicia
y eI instinto de conservaciór,- c hiios y echárcnle en ura hnmacs, e diéronle de come¡ e de
Ios cristianos en mochilas, ".....p".i¡..J"'li o.o , Io.trafan I b que tenfan. Y dll esnrvo tf,es mescf, en el cual tiempo sanó
falta de ".dio
;á;;'iib;';.. hombre, por dcl pie>{.
indios. E
así continu¿ron. su viaje,
iendo por aquel I
rlo abajo, porque no tenlan ni t.U"ro, oíü ie¡or camino; e i En lg imposibilidad de reu¡irse co¡ los zuyos, cl conquista-
sin hallar cosague ,f"r"r^pj_itos emargos...
.orner, si.ro-.ran
t dor se quedó €otre los salvaies y, antc sus níplicas y adap
E andando por el rlo, n¿.i"" .i.1"*.'ñ"¿o, y,fÁ; t¡fndose a sus costr¡¡nbtes, se conviftió co bédico. Debido a

tene¡ otro camino e habe¡ anchos boscajes po¡ no cr¡tioses casualidades, fue a dar co¡ sus compaEiotas, q,¡ienes
agua, y estar Ios cristianos muy flacos y'cojos,
".ir"do, ¿j cftvie¡on a pú,rto de mata¡lo potque al verlo desoudo, con h
más de ellos, y ca¡gados con este oro qú.
y descaldbs los caro y d cucrpo pintados, la barba depilada, llevodo arco y
acordaron de hacer dos balsas:
ei áal punto vieron, f,ccha, Io tomaton pot utr indio, Hubo dc scc u¡ magnlfico
v "r-.il*'i -l-.*"...
abajo con su oro, y caminaron'hrrt";;; echaron el rlo
intérprete y cmbaiadot, ¡nres los indfgenas, tespcnrosos de loo
en unos bajos... con el e dieron pactos formulados en su idioma, caye¡o¡ de nuer¡o en el eo-
.mucho f_petu d;i-";;, se les desba_
rataron... y se les perdió una carg. d.l gnño de l¡s f¡lses palabras.
o.o, l". *"1 llevaba rrn
Juan Montañé' o. fo,1:1.: eoi;. il ..nrn. ,. p.r-
tieron de allí por Ia misma_costa del &;Ji
ríá
^Aijo, v
anduvieron xrr. BL EVO BErNO DE GMNADA (CO¡¡r¡¡¡e)
lfi ffi'*T*"$'?"#.:.ü{ff ,f ,*j:",f i'lti;; jfi
NT

cargas de oro en :nedio de ,o¿o, y-..qr.iirí.ron


¡
f,:t: Por largo ticmpo, la conquista del ¡o¡te de la ¡ctud C¡lombia
Vascuña que enterrara aquel oro, p".á".-l.'i. capitán se co¡funde con l¡ de todo el ütord antillaao: u¡a resiste¡cia
y los rrala molidos, allenáe de ,;; podlan llevar, obstinada que hizo de esas cost s r¡n lugat <señalado par¡ l¡
a co¡tar un palmito Dara comer, por
ilg.q ñ ,J *.brn copnra de esclavosr, donde su Seteolsima Maiestad el Rey de
"pr.r",
del o¡o... El capitán
vascuña- respondió á los compañeros"mor
que llevasen de oro Io España pcrmitió (...ce¡gü ddloa [los esclavos] los navlos y
que pudiesen... que espe¡aban en cnvia¡los o t¡aerlos a vcoder ¡ est¡ isla Española.'.rt: odisea
Dios que presto halla¡ían
gente de paz a manera de. salir de los esparloles para eoriquecetsc y sobtevivir' SóIo veinte
¡. ;q;; ñó
naron a continuar la iornada, e du¡ólei E así tor- años más tarde hablan de adquirit fiso¡omla propia estas regio
y en cada uno de ellos requerían . oimr-,o.ho ¿f;;-#, nes, cüando se oyó bablat de los teso¡os incaicos. Pues, coosi-
se enterrase no sólo cn sf mismas, sino también como vfa
el o¡o. E viendo ya que, otra cosa no "l ""p¡,¿""qu.
,á po¿f. hacer, lo ente. deradas de
¡¡aron al pie de un árb.l....l' .",.r.¿o,-¿'".ijlron acceso al Perú, conocieton una aflue¡cie de emigrantes tan
alll aquella grandc que l¡ ctisis cconóroica que afectó siempte a toda colonia
noche a par del oro, comiendá p.m¡,*rL.--'*""
(Jtro aspecto de esta existencia se agravó e impuso la búsqueda de una salida que p€rmitió, al
inhum¡¡¡ fue el abandono
je,lgs e¡fe¡mos por sus compañeros. Eot fn, dcscubrit un reino insospechado.
la historia informa der . ."tq desdichados. Incn¡stado entte el enorme macizo aadi¡o de Santa Mat¡
donado a su propia suerte.
caso ¿" á
"o deFrii; Mürr*,TJri: y la desembocadur¡ de uno de los rlos más gandes de América,
a caus¡ ac ?onrncutos qrre le
salieron en la planta de estc lugar, escogido en ot¡o tiempo pot sus f&tilcs vallcs y zu
tI"";'"-To, *
djd'los-;b,
r'i''" #*. amast¡ó sbund¿nci¡ dc oro, se vio transformado en prisión: era tan
HülJl ::til,t'i:',: '"t*i"ii seis dras, diflcil vivir .alll como esc.par. Pues, de igual mrnera gue los
poa:i" .r, ning'';l;;
Nuest¡a Señora con mucbas
;i?;. H^ffi ffi#. * estrateg¡s de las gtreras más modemas, los cspañoles inten-
taK,D ¡omper le ¡esistencia de la. población incc¡di¡¡do hasts
él echóse por el río _tred..c?;;'i
abajo..E-aeod'jf.;
p.U y sobre l¡ última cboza de los pueblos y dcvastando los campos sem-
se puso, llegó a unos rancbc ;d_¿-fod;e trr que a sol bradoe. (Les .{ign¡s palabras de un crcique Dos demuestmn
vido humo, e a gatas e masnodo, *-_ú" desde alll
;.b.r", eue, y. cn aqrrl ticnpo, este método no sicmpre tezulta
' &2.
hacia el humo por u* ,."g se fue Decfa r,..qr¡e él ao queda paz ningune, que le que
q i.tró- E;do*.d Ie üeron
los indios, e fue¡on cor¡iendo . a. tc masc¡ loa bohlos de aqudlos pueblos quc cra¡ suyoc, gue tenfa
ffi brazos, e Io ftfo quc sc qucrfa cdentar mn dlosr) 1 Ca¡ccicndo dc l¡
56
t7
aviación y Ia marina. de gu-9 se benefcian los conquistadores que- iban roc¡l
l¡ S¡b, sieuicndo la pista de loa indfgensslos dbcrcñoc'' En l¡
acn¡ales, los autorec dc aqúe[aa des*".Lri*'rorrlan ;;;;"d";áü.
mos las consccuencias ¿. ,o, -;-j;;i." eüoe mis_ -üri-i", de alturesr*-pto¿uctos-de
i-ór.tionaotct, s" Lt rcveló un pafr
esperanza áá
escapar
Irnr,
al hambre v a.la muerte ; í" ;;¿; por el lvlagda_dc
".tor, ;;";tlÑ;il-ti."t ["nttt t v con gente
-pot cu]iata
de oro v
pates fuettc
-lu .gran vía h"ri¿ l*-r. r"p""rl"1ll"ntab¡ hasta er I¡s *.oátt"utt
;;dd;' i¡vasores todas
pafs de la acumulación
los lqcas. M"s los.iantanor-q-.,.'*¡ri'á
Ia región de Ia l'*tr.iJ". f. que no les impidió, sio embargo'e*'rupulosamente
desembocadura, asl como ú f"fia-;...i;r';;;;
de rquet tugar, ilüi;: S.c,r" .t Cua,leni de la Jornada,
haclan inealizable er proyecto. I,os
."i;;"t";;
santa Merta, ¡t ü;;J;-ñ"u" autori¿"JÁ reales,.<el p'i'er p'eblo en las
.
ve¡se.obügados no.uor'ofu.áll p"i¡.r"?u*p.ne¡¡e
a sr¡
i
i
;;;;;d;" la sierra ortá " vario" tapitales la posibilidad
situación dramática v vencer
il-hr*;'e:cursioscs' y recoger oro' En un dla' el 9
de mar'
_nnrí¡¡'.it.-ioiJs los obsrículos.
Una de tas bocas ¿uí .lo *r"liü iri,.rril."]?ndición de que ; ;;c*-ilt españoíes 1.171 pesos de oro fi¡o v 73 pesos
los.barcos fuT* p*o.cargador, yl.r'"tl.t"i que hasta entonc€s' er los once meses
pudieron set franqueados gracias áa inferior d. oto Éaio, mientras
; ;;;r. "*ro en su caja por todo' eatre
que se unla al Masdale¡a unos quiniento, d. ";iüas practicables ;;.; #;t;l viaje,'**nttttott
¡,iúrn.t-. más leios. *L;i;
&o ¡tio v fino,9l P€sos Y 4 tomines> ''
Después de varios .lrry*.i**.tuoror,
gida por Jiméncl., ae ull' expedición diri il;;;;¡"- ¡¡ íeino Chibcha, el v¿lor ceciente de de los
los
guás.drconsiñá-'*"i:¡g atravesar et
umbral de nuevos territori*.
d;;ñ-t.toU. las etapas. Con gtan.descsperación
p**-pi¿., ,.ráí". Ia poderosa ;;#i;t l* *¡"t"" con apoderarse rápidamente del famoso
co*iente tuvie-¡on guena de dla y
,que
.mentos, y los hombres
c¡*gar'los ¡lrgantin.i'lito co' Ios
ali t il* ¿. i!,ogotá, este soberano les presentó que mutió ¡¡d¡ima'
se.vieton ob¡igado;-;'s;;fu a. pie
la conftuencia, por.las oriil;;;i;il hasta J.-;A; á"i*tá varias semanas, hasta
Ll'.r.*r.
ii. de pista. ;;;; i"rtll.. Las torn¡¡as de que se libró de est¡
Los seiscientos soldados llev-aban
. il ñ;;;;blegobre ¡us "tt sobre s,, hiio, quien, al- nesarg a habla¡' hallé
irt.t. t ."v"i."
oronto Ia mue¡te a .ano, it sus verdugos' Un sobrino'
espaldas, puesto que no podfan. .r;r;-;;;; ele-
ayuda de los
indlgenas, que esraban yu .l corri.ni"¿.,ü'i"ln.¡ones. "Jjo'B";rá, i*i"io' iunto con los dignatario-s del tégimen'
consecuencia de las ext¡emas dificultades jJ..ii""
y
Como
áa-lri il;;;1"il:li 1.. Lot'o ptisionero' habtia pro-metido
reüaso de los barcos en llegar lu _ioJ-irirn..o, nrufr"-
" "it"
garon y fue preciso eouipar otros;, -t"tat*,.,rnacaba¡allenadeoro;mas'comota¡dataen
también a la tortura'
do, tur"¡or'¿" los
hombres "
llegar, sucumbió
fallecieron. Es fácil imaginar
l; ;";d#;;'esos náufrrgo, y a pes-ar qle
que avanzaban déscalzos. la t'¡.ñ;h; áe las ¡esistencias generalizadls -de
-mayor
p.* ¿.-.Uor, apoyándose permanecla inhallable, el Cudeno de la lonada
en bastones, lracia Ias ¡obtacionés fl";;;;, ii,. ,¿lo después "l;;;;;J
ü;;;;t;á;d. foitunas más v más considerables' oviedo
de meses de andar aon,a. Iogaron an"onirra, á""-ioii*ooio de una admirable independencia de critetio'
al
<<De rnane¡a
ii"t.ri.i."trta el eplteto de ¡ebclde aplicado-por los conquis
qi!]i,'J::::1Í'fr".'".*.T5nm';*l:'n;;fir:jtr ;;i;; .i defensot ie su patria: <"'sin su licencia v contra
l*:: Í^.-'-t.-n'eb11das,
a merced do;;.;, rayas y tem- .su uolu¡t.d se enttaton eir su tierra, én que- pacíficamente
Dtones, por un te¡¡itorio compleumtc dc¡pobl¡do...b,D;; señorlo y übertad: lustamente podla defenderse'
un conquistador en su <probanzr d. $.üd;;-.O. ffi;;;;;- *h* los eíemigos de iupronto
"it.ü."-á.-t" casa v señorlo"'>o
camino y descubrimiento, ;;¡.-¡" del país y su avidez
.de mjs {6 b"-C.h* trabajos y ' i-t-.tát*i.t * td,t.¡".án bien
pelígros, se padeció por todos.."
e-o.ñ;;ü.ur. dir.ü-í.t,. las últimas atrocidaáes: llegaron a atrancar el
los caballos que.taían ior--*_ q* ,. en el vientre de
:-?-T]:."-"
vlstas, como rafces y hierbas pondcr y
¡i*¡..¿o r.no ;;;;'üt-;etaldas ritualmente enterados
¡¡.ru y culebras lo, áo..,ot' Se enteraron de .que en la región de Neiva los
ii¿to.nm extr¿lan un oro mtty 6no de la tierra y adgmá¡
y murciélagos y ratones y oú¡¡ imcirntcr...>o
otr¡xr t¡mürr
Se recuperaron sob¡e lós b*B""d'.¡' ¡4, ñ A curso .del ill?';;,.tiañ; nov.dado de la exister¡cia dc, minas de aluci'

¿" b,.,,¿,
-*ffi;;i?L.*"r.-f-ffi"
Magdalena .se manifestal
rr'*.1r ;;r;t ;;;t;ldas. tr.as luchas ent¡e gobernadores v capitanes
ooi de aquella tier¡a de Jauia se agtavan 'on ün
'dos indicios most¡aban pr&---iEiit¡-¿o "ood.¡r.te el valie secteto de los chibchas, aquel reino pro
-los , ,u, íi..*'Ñlir",
hombres a escalar las mo¡r;*-
-'bcr-E rlaguna de ;Ñ; p.t inftanqueables macizos andinos, y además por oen
58 I
ff::* fsixl',f litrq,'i'j:;,1:rffft T:'ffi
de ttes cottdotticti. Et la colonizacióo por largo tiempo
-por
siglos en el caso de Chi'
le- en estado de fracaso.
explorado por Sebastiárr
El territotio de la actual fugentina,
Caboto de 1526 a L53O hast¿ d
alto Paraná, fue considerado
í#.$H#'ffi hifirtrfr
Pi3no, de euito. eo irn principio exclusivamente €n función del Perú. Para
Para que
este encr¡eaüo ss ¡6¡liza¡¿,_
qüe franquear previamente
'x:u*l*lf:
el pdmeto h¡bfq tenido
unirb af imp&io incaico se organizó q t553 la expedición de
Pedro de lriendoza. Igualmente con la idea de que formaba
Ias e<teo.siones p¡u¡tanosas fenezo. parte del fabuloso reino, se inició el descubrimiento de Chile
lanas, tan funestas oara los
y Iuego los A¡des conquistadores d".lqr.lt", regioner, pot Diego de Almagro, quien no abrigaba la meno¡ duda de
or¡.ot"I.r,-á;;;;ñ.":üó que el sur del continente debla de ocultar ta¡tos tesoros como
gos dfas, durante los cuales
;;"hi*;r.iH, veintidós
habla te"ido que atravesa¡ 1",
lar-
de frlo; el 1", .o.t., peruanas. Al igual que Pedro de Mendoza, Almago
I^td:que, al revelar I¡ continüdaó *o*., ..g¡ones monta.
nosas
acabó por abandonar aquellos lugates después de suftimientos
á.1*Tao inauditós y del exterminio de casi todos los suyos, que morlan
rica dd Sur hast¿ el mat de
columna vertebml
G;ü.;"r.ñlT su desde Amé_
carácter de debido a iot de la rcsistencia, o diezmados por el ham-
det so¡¡ineat6j;"d;Hbfan "ttqo.. provocaban voluntariamente al incendiar
brc que los autóctonos
andado a
,rn ulu.t.t ante la proximidad de los conquistadores. I¿ cró
# jtq,"T¿',gr.:{ii$:}Íi:#'a::*,x* oica del alem,án Ulriio Schmidel, soldado del cuerpo erpedicio
nario que acompañó a Pedro de Mendoza, relata al efecto:
r*j.y.T$*: fl.*:* :=.apareció después del descubri- <...1a ginte no tenla qué comer y se motla de hambre y pa-
decla ftan escasez... Fue tal la pena y el desastre del hambre
i:$q ü ;*,:"3:Jf,,Hi:lT" tr i::l,l*:,.i. r:f*mi:
teflo sr¡¡, obsesionante Er. nó bastaron ni ratas ni ratones, vlbotas ni otr¿s saban-
dijas; también los zapatos y cueros, todo tuvo que ser comido'
Sucedió que ttes españoles hablan hurtado un caballo y se
lo comieron a escondidas; y esto se supo; asl se.los prendió
.ii**i¿l,f*x¿t-l*r"**ii#:i$l
,3;-tl$f Í;X_X_;:1¡li;jf,,'i,-fl{"
j y se les dio tormento para que confesa¡an tal hecho; asl fue
ptonunciada la sentencia que.'. se los colgara en una horca...
¿conteció en la misma noche por parte de ottos españoles que
ellos han cortado los muslos y unos pedazos de ca¡ne del cuerpo
y se los han llevado a su aloiamiento y comido. También h¿
ocurrido en esta ocasión que r¡n español se ha comido a su
propio hermano que estaba muerto.'.>s. Segrin Oviedo, de los'
mil- quinientos hombres que fotmaban i¡icialnente el ejército
sólo ciento cincuenta habrlan logrado salvar la vida.
fi$s*;;tnHutx':* Aunque el frlo en determinados casos servla de ayuda, en
Chile constituyó una vetdader¿ toituta: si bien permitla guar-
dar los cadáveres de los caballos e¡ tan buen estado que cinco
XTI¡. meses después de su muerte podlan los soldados hambtientos
ARGEMINA Y cIüI¿ rehaerse con ellos, por otta parte eren innumerables los pies
La resistencia congelados. Los testimonios gue Oviedo obtuvo ditectamente
a los ir de ios supervivientes evocan, enÍe otros, un muro de cadávetes
.one'i',"á.;rs..,;i jl
"T'n'ñi'.,tlo"f;*"nÍff;r,
hi,*t";
levantado contra el asalto glacial del viento.
El incendio de los estableeimientos y de los barcos, que se
ffifj"'; i::"U*'v_yTeso: 'y u¡a serie dc
;".h,; il;: r::TJil. #*rT.::Í,1'r.,::. jl: i:i"ii"]i inició en las orillas del Rlo de la Plata, atetr-orizó a los
quopeo$ y los obligó con frecuencia a hui¡. Asl desapatecieroo
60 las p-rimeias capitaleS de los dos pafses: el Buenos Aires de los
¿a
tiempos de Ped¡o de Mcndoz¿ y_ Saotiago de Chile en 1X1, y de virtudes cívicas' Valdivia
ioagoubles ¡escrves de ingenio
¡ño de su fundación. El nuevo Buenos -Ai¡es de úgó yl; fo."-"oto al primer ataque.conducido por Laut¿ro y el dina'
srftirá ninguna agrcsión, perc las ciudades chileoas habt¡n ¿e mismo del eiército legó a ser a tal punto irtesistible que -des'
ser. amenazadas y á veces destruidas, hasta el sigto
¡ox. Vl_ rnra ¿" su.iictoria eli el sur se lanzaron sobrc la capital' Lau-
divia, el-conquistador que parece haber llegado a estoo
¡xrajes
i*. .*iJ ¿. resultas de una traición que perrritió sorprenderlo
estigglado por el fracaso de su ilustre p..áo.ro., coasijuiO'et dur¡nte el sueño,. pero k rcsistencia siguió tan viva como antes,
establecimiento de impqrt¿rles c€nttos urbanos en la'regió; ;;;; ol¿utaró tto "t" un caudillo ocasional, sino el refejo,
meridional, rica en oio, pero en 1552 --diez años a.rp*i- a. ílurt¡nado porel genio, del elta de una ta?a>ot, Caupoücán,
s-u orgullosa aparición en escena- murió, poco .ü. h J-hé*" Éendarió de esa resistencia, expresó l¡ misma idea
destrucción de Ia ciudad que llevaba ,r, oó.bn . a"nt.J
prin ip¡* ¡ntes de set mue¡to él tsmbién:
del siglo xvu fueron destruidas otras siete aglomeraciones de
l¡ misma zoaa. No pienses qte nanqae muera aqal 4 t{s mattos,

- I¿ resistenci¿, conducida p-rincipalnente por arauca¡os, entre


los cuales se habla¡ instalado loi españoles con el fin ie ex-
ba de taltar cabezo e¡ eI Estado,
qttc htego babró ottos mil Caapolicanos"'"
plotar las min¡s, psss en peügro h ób¡a colonizadora. Además
9..qu"- corroe sin tegua Ia fuerza de los invasores, t" i".g"
Iucha. de todo un pucblo por su supervivencia cea problem"as XN¡. T'NA SUBESCLAVIII'D
lo mismo enüe los cololq que eq ia metrópoü. f" if*t", I"
protestri contra la $badalosa explotación, que hasta *ron.., En efecto, los caupolicanos se multiplica¡on, pero ningún he'
se habla limitado e algunos grandes esplritus, fu; ganan;; *l*o, niniin sacl6ao, pudo evitar la sufeción definitiva dcl
todas las esferas y se expresó de mrriltipla ,-ár.r, se co¡de r..rit*¡o añe¡icano. Al miditar sobre ese catacüsmo, frente al
g.ba ,l fuego eterno a los que participeban e¡¡ una guer¡a t¡¡n cual palidecen las más socibrlas catástrofes de la historia, se
iniusta; se promulgaban reformal rcIativas al t¡¡tamieáto dc los lLg" i la conclusión de que-no se puede -deúnir el régimea
indlgenas; los sacerdotes deserto¡es se conve¡tlan en cabez¡s lie siguió a las ¡endicio¡.i. ta ti".of",.la dictadura e incluso
de.-la resiste¡cia; se vio reu¡irse más y más a menudo a Im ü=-o"t"*itu¿ implican unos elemeotos de estructura le-gal, de
teó-Iogos y casuistasj un conquistador escribió un poema épico á"it¡¡.io de fuerzas v de reciprocidad en los acuerdos que
a la gloria de los a¡aucanos; los prisioneroc c,r.opjos hchá'batr iáor.U"o aquellas -uéh"dtrmbtet sometidas incondicionalmeote
contra sus aompstriotas y las caltivas españolas, inte¿rándose despojados de zu pet'
*or u.riugot libres de todo contol,prote{ó1
eI clan de Ios prcscitos, se negaban ,.iri. "- ototá y de l¿ más elemental flsica, puesto
,u, oiuJor"q sonalidad
cuya ceguera condenaban. " " l;; [.1"t" les iueron negados los alimentos básico¡' f'a orga'
I¿s tentatives de conciliación ensayadas de i¡finitas y variades *zaA¿o económica no p.eo.la más producción que la ya amplia'
que
ñaneras chocab¿n i¡variableoente con le voluntad l"úr.b;;; mente deficitada, quc esteba destinad¿ e los españoles, asl
'los
ble de loa araucanos de seguir la lucha hast¿ el t". Éil;i; indlgeoas, en Ju total despojo, se- yigon reducidos 4 tener
te¡cia resultó i¡rvencible cu¿ndo fue animad¡ por un indlgcna sr.-"d;;e a base deobm gusanos, hierbas. y telces' La ala¡-
que conocla a los euro¡reos, sus intenciones iÁ.¿ ¡"¡t de ma¡o de que se -produjo debido a este
i sr¡s ncntiras.
Aunque la resistenci¿ estaba ya organizada, ú gucrra enttó hace patente a ttavés de los edictos que periódi-
en su f¡se glofiea o¡ando se pasO c¡Et o a¡rucano u¡
"b-do*tt se publicaban ordenando a lc explotadores que con-
joven que, edr¡cado pol l$ españolcs,"tsabfa'que
a pesar de
".-"ttt"
*d¿; a 6s indlgenas el tiempo indispensable para el cultivo
las promesas el fn de I¡s hstiüdadcs-h¡bfa d; cane"¡ f"t¡- de su mafz.
mente la y le esclavitud. Apry¡ndosc eo est¿ coavic- Solaneote cn este contexto se puede enterider la importancia
-oue¡te,
ción, se desarolló ¿lrcdo¡ dd ed¡É¡üo Laua¡o l" g,r.rr. qoi V¿¿iui" daba, en sus cart¡¡s al Emperador, al hecho de
mejor organiz*de, mls ingenioer y más cfcez del *rrtürrte; ü"i *t compañerc y él mismo sc prcocupaban de la nutrición
Al ¡cr
guera ferviente, aninada po._ú im¡gi¡rc¡óo que sabfa
uti- t-fot u¿ti.¿oto d. las mines dd Chile metidiond'
liz¡¡ s¡biocate a 16 l¡ombñl quc dcirrbrfe ,io'""ro oo.o., piio.¿ot poí bt srauirnos de les reservss hus¡anas de que
esnategias, coosaul¡ fonekzrs, b*lr rutgit ¡ ced¡ nomcná áiüi¡.o'* otmc. ¡rartes, los espoñoles sc victon oblig¡&¡ e
62
6'
qr | rhb F- gílo ¡ra¡a lograr obtcne¡ un poco
& ¡ & -b --ns- dno t¡;bién p"¿o era taR piadoso, iba a derogar la regla de que los huma¡os
.--.*a cÉ ürür pcrdo a las minas'"i*"lor^rn ,obr.fiuir. qoe
debeu ignorar lo que ha de venir, y predijo: (.,.que anfes dc
ú stf¡ y m¡llros con nuesüos caballos .les "on"ill., muchos años vendrlan a la isla unos hombres de batbes largas
hs midrr, por no fatigar a los naturales...); - aca¡reábamos y vestidos todo el cue¡po, que hendirfan de un golpe a un
E,s b¡er¡es comenhrios demuestran que uru de las hombre por medio mn las espadas relucientes que traerl¡n
de la ercesiva mortalidad ocasionada p'* J-t."¡+ *causas -i". ceñidas. Los cuales hallarlan a los antiguos dioses de la tiema,
nines fue tanto
el coniunto de condiciones dá regiien de ex_ los reprochadao sus acostumbrados ritos, y verterlan la sangrc
ploación como la falta de .u¡to.It"mi.nü- de sus hijos, o los llevarlan cautivos...>$. El cronista añade
ras esc¿sas que, en recuerdo de tan teriblc respuesta, hablan compuesto
provisiones se acababan, Ia gente morla. "titnro
Es¡á clrro q,r. ;i. un himno que cantaban du¡ante dete¡minadas fiestas tristes y
réqim9n sólo podla mantene¡s¡ por Ia violencia.
Asf, .i;.i.;
-Repartimienios-_rist alictivas. Esta fijación legendaria de la realidad en una imagen
cuidado- de Corés, cuando los
_, tegJ
establecido supuestámente para proteger a los autóctonos densa y verldica, se halla en la primera historia de las Indias,
t¡a los y la con_ aparecida en 1551, debida a la pluma de un cortesano que
abusos esclavitud, ya q-o. a t&.ino (encomen-
trataba principaknente de exaltar la conquista.
dero>, que designa aI amo, imiüca',ro, ,ot.t"_, fue el
gbliqar a sus compahiotm , p.ov..rr. de armas: <yo Hernan_
de El carácter del orde¡ colonial y las relaciones que estaba
do Corés... mando que cualquier vezino que iobi.r. ,i.g"rti-- en condiciones de establecer se expresan de una manera p¡e-
miento de indios... tenga ,rna lanza e una'espada . cisa al conocer el papel que desempeñaron los perros en las
e una celada e berbote, e una ballest" o .iopat", "" ;;; luchas de la conquista: el crimen de laceracién por pefros
o armas figuta en todos los procesos que fueron intentados contra los
defensivas de las de España; Io cual todo tenga bi.o ad.ro
zado; e.dos picas... que-los vezinos... que tobierl de quinien- conquistadores por sus ¡ivales, Esa tortura era aplicada legal-
tos y_ndios para ariba, fasta mil, tengan las armas cor¡tenidas mente cohtra los que no pagaban el Éibuto, y es sin duda ests
e-n el caplrulo antes déste-; e costumbre lo que explica la ferocidad de los futuros caciques,
-más,
tñgan un caballo ; tag, pues &tos, responsables de todo el gupo,. eran las primeras
de eilla aderezado de todos Ios axarnises necesarios, el'óal
dicho-caballo,o yegua, sea obügado a lo tener d.;ü"-á.-; vlctimas ¿ la menor falta. Fernández de Oviedo menciona que
año de como estas o¡denanzas se pfegonasen, so pena de cin- un personaie fue acusado po¡ r¡no de sus compañeros de habe¡
llevado, en una de sus incursiones, <cuerdas> de indlgenas
:.uenta peso: de oro por la primera vez que no paresciese con como alimento de los peros, y es significativo que este histo-
é1, segrín dicho- es-; e- por la squnda, pene doilada; e por
la tetcera, pierda los inüos que tobicse... que los o'oinor..- riador se enttetenga no sólo en las <virtudes de uno de esos
que tobiesen de dos mil yndios de repartimiento para arriba, molosos>, sino qtrc además compate, aventajándolas, sus prqezas
tengao las ¡nDas e c¡hllo susodichos e¡ l¡ lrot¿enanza; e más, a las de los capitanes, antes de sacar en consecuencia una mo-
que sean oblig¡doc . tcner lmac, scis picas e cuatro ballestas raleja relativa al honor mili¡¿¡. Después de un¿ descripción
o csco¡rctes...>3. del <héroo ---color de los ojos y del:eélaje, altura, carácter
Los ¡ci¡loc ni liqgicrr ¡e bcacfci¡ba¡ del estatuto resul_ e inteügencia*, nos declata: <...según lo que este p€rro
r¡nte de slr coortr¡lh en hacfa, pensaban los cristianos que Dios se lo habla enviado
^osr; ar dcter ¿. p-pi.¿"j pii ps¡a socorro... pues hizo cosas insignes y admirables. E a me-
vad¡, dcctctrdo ¡ne ¡tctrurr lr1 ne¡rozrs, o" ru.
i"oo¡s ..rp.- dia noche que se soltase un preso,. aunque fuese ya a una
trdo r pcrr dc-b lc¡t¡ qoc Corü& dictó, cnre ouas, cotrtra
lc E u+E r Gü|ct¡¡ ¡6 ¡nirgco", *.o u"*.
qoc, legua de alll, en diciendo: 'ido es el indio', o 'búscalo', luego
pctmdr y loc dcrrrufio " proteg;los. Nad. pJii"
vcz de daba en el rast¡o y lo hdlaba e trafa... E pensaban los cris-
-eo
crplicq -cF c¡ f'i. dcrüübtr tianos que en llevarle iban doblados en húmero de gente e con
q* t" visión que áe bs
cooquiodccs Eriro tq sdotcs dc l¡ Españoi mrrcho, m¿ls'ánimo. Y con mucha raz6n, po¡que los indios mucho más
a¡q TC & rl lq!rd.- E¡istír eo 63¿ ist¡ u¡a creencia temlan. aI pero que a los cristianos; porque como más diesuos
según L ol, o üo rit4o, ¡e b¡ttl¡ supücado a la divi_ en {a tiena, fbanse por pies a los españoles e no al perro.
nid.4 ,f.T-¡r & cLD df¡ & ryt¡o6 y ,cto, ¡ituale., que Delt cusl quedó castr en la isla lPuerto Rico] de muy erce
les ¡wdo d gri- F.¡ rc¡podló sú ddo que el poeblo lentes perros, e que.Ie imitaron mucho, algunos dellos...>s.
Adcm{c, Oviedo muesüa a esos ángeles de la gratda en ¡cción
64
6'
I
du¿¡te le eiecución dc <diez y siete o diez y ocbo> señores, f
señor, que l¿ conEatación y mmercio de lc. esprñoles con
los
dc lo cual fue testigo: (...un ¡naites, a üe e scis dlas i porque
n.tu¡ales de estas pa¡tes setfu sin comparación dañosa:
de junio de aquel año [1528], en la plaza de,I-eón lNic¡r* ?
gual; los aiusticiaron de esta maner¡: que le daban d ñd.* lugrr a que librementc Ia hubiese, los natuales reci'

un palo que tuviese en la mano, e declanle con la lengua o


indio bttr;; ;;y ;ociio daño, v se les harla¡ muchos robos' fuet'
iatérprete que se defendiese de los perros e los mat¡se él a
I
,.r y ""tt vejaciones; porque con estar prohibido y castigarse
;;; il;il reguladdaá it "ingt" español salga de lospara pueblos
:

)
palos; e a cada indio se echsban cinco o seis peros caclrorros it -a
(por emponellos sus dueños e¡ ese matef,ia) e como efan canes
j q" *iát en nombre de vuestia majestad poblados,
d. lo, indios ni a otra parte aiguna sin especial
l*--t*¿.Jo, licencia
nuevos andaban en torno del indio, ladrríndole, y él daba ágrin
se haceo tantos ;des que aurque yo y las
jus'
y
coscor¡ón a alguno. E cuando a á le parescla que los tenla gue tengo puestas no nos ocupásemos' no se podrla
ticias
verrcidos con su palo, soltaban un perro o dos de los lebreles polque con la codicia de robatlos los es'
e alanos diesEos, quc presto daban co¡r el indio en tierra, e -;" evitar..'
acabar de -¿"tp"ttr-.t¡"n
por muchas part€s, y haciéndoles
los demás e lo desoll¡ban e destripaban e comla¡ dc ;;J;t
cargaban
él lo que querlan... Hartados los penos, quedáonse los indios
ñ ¿i.frot danos bs tomarl;n uno a uno, y sinqu€ ningún riesgo
J" .Uot los matatlan uno a uno' y aun sin se supiese'
en la plaza, a causa de que se pregonó que a quien de alll ft" que lo han hecho ¿ muchos"'>s
los quitase Ie darfun la mesm¿-muerte... E como Ia tiema es --f*. acaecido
"o-" .otportamiinto está confirm¿do por la actitud haci¿ las
calieate, luego otro dfa hedlan, e d tercero e cus¡to df¡ qu! nunca fue distinta a la de la soldadesca después
que dll estaban, por.temorizar o dar ejemplo a los indios, como
.";.i.t,
',rn"'ui"to¡a'
d. El rapto de muieres y de jovencitas, las viola-
yo habla de pasar pol allf de necesidad para ir a la casa del
gobernador, pedlle pormerced quc diese licenci¿ gue se lleva-
.i"t* y los asesinaios provocruon la- única q¡¡ei¿ pode¡osa
ou." ot. at¡avesara el mu¡o de sileocio que envolvió a esta
sen de dlf al campo o donde quisiesen, porque ya aquel hedor ="tgJ.; fueron los únicos crlmenes que provocaton le-
era insoportable, Y el gobernador, asl porque yo e otros sc lo
i*it
ot, iesistencias famosas y protestas,lo mismo de parte
togamos, como po¡que le iba zu parte en ello y estaba su q¡sa "**i.i
de los campesinos que de los monarcas' El c¡onista perw¡no
e¡ la mesme plaza, mandó ¡rregona¡ que llwasen de alll aque f¡".Á* pó.t d. Ayala señala esta pl¿gá, la más personal- dolo¡osa
IIos indios> e. devastadores comprobó él
I¡ nás brutal de las empresas d.;;;, *yo,
colo'nizadoras aparece como
;t;a;b"ñ "f""iot
después de h¿ber conquistado v de haber robado
*Á.rrr"ton qnitit las mugeres y donzellas y desvirgar por
positiva a¡te el vandalismo de los primcros decenios: uaa vez
t no"quetiendo le mátavan como a p€Eos y castigava
sometidos, los indlgenas siguieron sieodo vfctim¡s de la .sqña
destructora que llevó a Las C,asas h¿sta Ia afi¡rnación de que
il;
rin t..* de &ot ni
----Sl de la 'por
iusticia, no avla iusticia> "'
d método menos hoffible usado po¡ los españoles. pára con- .onturno de mujeres los asaltantes fue tal que' ¿
seguir esclavos habla sido la <guera injust*. Muclros años p.t; ;; t"t go.*.t y 1". tott tt.t cue diezqalan a los hom'
desp,rés de Ia <pacificación> de México, C-onés se vio obligado ¡u-
a tomaf medidas destinadas a poner fin a las tortur¡r¡ que se il;p;; iodr"t p..t.t, llegaron a eetar en-tal inferioridad
scgulan usdodo pa¡a la extorsión del oro, explicando que, de
Jti.i qo. los- jóvenes aüt&tonos no hallaban conque quién
le
continua¡, redund¡rla¡ en pe{uicio de los mismos españoles,
;;. Óioto uhé.o> se vanagloriaba de un hallazgo
puesto que los autóctonos ya ao tenlan nada¡. Si sc a¡slizen eaaaitfa veodet más car¿s a ttt esclavtt ió'rte¡es: las emba¡*
l¡s acusaciones eo nomb¡e de les cuales fue Cortés más tarde ;b- ;..tú*te. Y se cuenta que' etr un úomento determi-
nado, sesenta dom6ticss dison a luz en una semana en lm
scparado del poder, se convence uno de que a Ios oios de esPañol de Chile"t.,
los ot¡os conquistadores su crimen fue haber querido rcmedi¡r -
alnpamento
l¡ destrrcción del indispensablc meteriál humano. C-omo co¡so CitJqoi.t individuo algo influycntc posela vetdadetos h*e-
crrcDci. de qucias y murmuraciones, C,a¡los V rcprochó d <ex>
nes de esas si¡vie¡tas-concubinas, y eI número de criatu¡as
gren capitáo l¡ interdicció¡ puesta s sus comprüiot¡s de ent¡¿r á* de estas u¡ioncs fue pronto inc¡lculable' Io qqe el
"".f." Francisco Eacina registra de l¡ capital de Chile
Éi.i*i.¿"t
r Ioo pucbloc de los eutóctonos, Ia tespuesta de Cortés ech¿ pJ" g.t*.lirttse prra toda América: <Hacia 1550 pululaban
u¡r luz desluobr¿nte sob,re cl estatuto de los indlgenas: !i-litl.¡r.. de Santiago multitud de muchachitos nestizos
eCu¿nto a lo quc en este capltulo contenido digo; muy poderoso
t"*.f,* con los cerdos, las cabras y los pctros> e' Absorbidos
66 67
por las familias de los vencidos o hundidos en la masa de En este caso sc hall¿ L herm.¡¡ del rcy Atahudpa, cuya
los
parias,- sin trabajo y
dispuestos ¡ se¡yir las peores causas, esos belleza volvió llrico al mismo Piza¡ro, el cual, despu6 de
bastardos del primer siglo estaban marcados por .l sigrro áe h¿beda hecho su coacubina, la <dio> o msüinooio a un os-
una desgracia que lo mismo derivaba de zu oiigen ...üf-qo. curo soldado. Lo mismo que Marina, cuyo tale¡to, conocimiento
de sus consecus¡cias socides. pues a pesar de que uo deie de los idiomas, de las costumbres y de la psicologla de los
to dc 1501 autorizaba tqs mit¡imonioi mirtos, 'h"b.;;;;: indlgenas hicie¡on posible la conquista de M&ico y que C,ort6,
una disc¡iminación racial que'a menudo cdstaliró en l.yes.-El que er¿ su ama¡te, casó con uno de sus merccna¡ios; es el
:oció¡oSo Sergio Bagri, apoyríndosc en un esildio ricüáso de caso, igu¡lmsnte, de una de las hiias de Moctezuma, cuyo
los_documentos, nos dice: <En todas las colooias esfr;;É;;
marido erplica a Femández de Oviedo la singularidad de su
aplicaron nr¡merosas ó¡denes ¡eales... eliminando dá hs fun-
elección, exaltando las virtudes de la dama y las ventaias
ciones públicas, del servicio de las arm¡s y de los centros de
socides que los españoles obtuviero¡ de esa alia*a: (...yo
estudios a los indios, los negros y los iescendientes de la me c¿sé con una hija legltima de Moctezuma, llamada doña
piscegenacióa. Era Ia 'gente vil,, anie cuya ptesencia temblaba Isabel,.td pe¡sona, que au¡que se hobiera cdado en nuestra
ra ar$tocracra mantuana_ y sumisión por Ia fuerza se pasó
rgsaldo al Rey hasta la ,cuyaho¡a de la ináependencia, mierinas Fp.ñ?, no estoviera más enseñada e doctrin¿de e católica, e
alegaba-que los representantes de Ia corona la p.ot.jl.oo;,
de tal conversación e atte, que os satisfarla su mane¡a e
bueoa gacia, E no cs poco útil e provechosa al sosiego e con-
A diferencia de determinadas pollticas de otros p"lr., _po.
ejemplo, aquella que._¡rataba de <afrancesar templamiento de los naturdes de la tierra, porque iomo es
lo, üur;.rn {rr. señora e¡ todas sus cosas, e amiga de los cristianos, por su
"
fue.el. origen de vigorosas poblaciones del oeste c¿¡64s¡sl, rcspeto y ejemplo más quietud e reposo se imprime en los
la de los. españoles opuso siempre al mestizaje: ia prueU ae
pureza de sangre fue requisito legal indispenl¡t p.." -*¿_
-se
$im9s de los mejicanos...)t Si se añade que esta dama
quier solicitud hasta el siglo xx. Ei revelador el hecfio á. q* Isabel em nada menos que viuda del veneradó Cuauhtémoc,
cuando Cortés, pafa atacat Ia causa de tan graves confliAor, las razones pollticas ds es¡ ¿li¡nz¿ son inefutables.
declató querer <el ennoblecimiento de estas i*too media¡te En realidad nada hay más consecuente que esta discrimina-
matrimonio_s legltimos, no pensaba en las autóctonas, sino que ció¡ hacia los miembros de una comunidad que era destrozada
ordenó a los hombres casados hacer venir d. Erp"n. a su gusto, con fespecto a la cual se conduieroo los anropeos
su,
esposas bajo pena de: <perder los indios e todo Io .oo" .llo, como <...verdugos o sayotres s minisl¡ss de Sataoás, más enco
adquirido>; a los solteros, que se casen, <haigan e tengan sus nadas espadas e a¡mas haa usado, que son los dientes e ánimos
muxeres a esta Tiema, denro de un año . ..dio, d.rpüé, q,r. de los tigtes e lobos, con diferenciadas e innumembles e crue-
fuese_n_ pregonadas estas hordenanzas>.. En una de les muertes que han pe4retrado, ta¡ i¡contables como las es-
ias innu-
merables misivas que mandó, mucho más tarde, en propia de- trellas.. .r o,
fensa, repite su convicción de la necesidad deí .ar"mi.nto de
- Efectivamente, los muertos se cueDtan por millones; las ci-
fras-de los testigos, que antes se consideraban exageradas, se
los, españoles: <...se debrí¿ dar orden como haya muchos ca-
sados porque se tevelan modestas a la luz de los estudios actuales quJ se esfuer-
-multiplique la nación nuestra, y porque se
pueble Ia tleffa de zan por reconstruir los cuad¡os demográficos del continente a
c¡istianos yiejos y naturales destos Reynos,
lo cual se podtá hacer haciéndoles Vuestra Magestad la llegada de los españoles. A menudo los rcsultados muestran
-.r.J-ír.
buenos ftatamientos a las mujeres que acá qoisi".sen paratse> ptofundas divergencias e¡tre sf, y las polémicas que provocrn
-
Vemos,-en efecto, a hermosas y iefinadas ptincesas-indlgenas a veces so¡ acerbrr. La población inicial de la Española, por
abandonadas de pronto por un mil;t¿¡ *¿notera casarse" con eiemplg, oscila entte cien rnil Ú. y un millón si6¡ mil, cifta gue
una- esp_añola importada; Ia madre del gan esc¡itor "l Ga¡cilaso. ec halla en los documentos antiguos escritos de Colón
de_ la Vega notable desde mucÉos p"nto, de vista_ enüe oüo9-, estimación basada ea los -los
recuentos hechos cn
-mujer
sufrió esta misma suerte después de Iargos ,n* d. vida ma- aquel momento con el f,¡ de establecer el sistem¡ de ttibutoc
dtal con 9l pa&e de su hijo. Las rarlsiñas excepciones a esta y que los historiadores modemos sostienen. I¡s des¡cuerdos rcn
regla conc-ier-nen a mujetes
_que representaban una fu.*" poñ inconciüables cua¡do sc tr.ta de M&ico: el brillantc sociólogo
thl que diffcilmente .se podla conciliat por otro procedimiento. mexiceno Migucl Othóa dc Mc¡dizábal ¡cqrt¡ rm total de nJe-
68
69
vc millo¡cs; Angel Roscnblat, cu¡tlo millones quinieotos mil,
micntras que d equipo de investigadores de ls Univercided paiolay a I¡s otr¡s islas. Porquc ye falta 'nls- de Ia mitad
de Berkeley da la cifra de dieci#is milloncs ochocientos mil i. b gáte dc los natuales' a c.use de las veiaciones y malos
séIo para el cenro de M&ico. trátsmientos gue han rccibido..'rn
A pesar de estas divergencias, y sean cuales fueten los mé-
todos usados, la disciplina de los investigadores y l¡ ¡egión
'analizada,
lar conclusiones concernie¡tes a la disminución di la XV. LAg NEPERCUSIONES. DEL GENOCIDIO

población son scnsiblemente igudes siempre; Ias tasas occla¡


A menudo se piensa que, dada la época, este genocidio sio
gqtre 75 y 95 pot 100 segrín la importancia económic¡ y tsocial p¡¡¡lelo pasó inadvertido, sin provocar mils que la i¡diferenci¡
de las_reglones J su mayo¡ o menor alejamiento de las capi-
tales. Borah y Cook qostien€n que los dieciséis millones ocho
ó h aprobación genetal. No obstante, no fue asl: las numerogas
mil indios de 1532 x hablan reducido a un millóo medidas legalcs que fueron tomadas para remedi^r l^ c tás.
cientos
trofe; el hirvidero de disputas, tomas de posicién, defensas y
sciscientos quince mil en 1ó05; el especialista Charles Gib$¡ ataques; las reuniones de asambleas tempestuosas' la actividad
afrma que, de los habitantes de la mes€ta --un millfn y me-
dio-, no se contaban más de setenta nil antes del fn del de Io¡ casuist¡s y de los teólogos, demuest¡an que Españ1
¡c vio sacudida ¡xlr una fuerte co¡riente de opinión. Hasta cl
sig¡o, El historiador Juan Freide, en sus esrudios ejemplates pi¡nto de gw, eo 1550, un dto funcionario emprendió oficial'
¡obre el pasado de Colombia, llega a cifras muy aproximadas 'mente
la iarea de iustificat el de¡echo de la Co¡ona sobre
d ha$ar de los supgvivientes. lo¡ aoeric¿nos; detecho que, grácias a esto, se r€veló mcnos
Las cantidades obtenidas por unos universita¡ios imparciales natur¡l de lo que se decla.
nos descubren una realidad tan teffible como la que Oviedo La tarea recayó sobrc el cronista imperial Juan Ginés de
describe. Reco¡struir el desa¡tollo de esta vertiginosa destruc- Scpiüveda, quien presentó Ia atdiente cuestión en forma de
ción de seres humanos eguivaldtla a natt^t Ia histo¡ia infama¡te diilogo, .tt ,to tooo caknado y de altura, pero ptesenta¡do ¡
de un siglo de ocupación, a evocar miles de detalles que son su iñterlocutor, <un alemán contagiado de los e*o¡es luteta-
onocidos principalmente a través de las acusaciones que algrÍa nos> t, como un ciudadano desacreditado de entrada,
prese
cómplice acababa sietnpre por presentar ante las autoridades, eo virtuaí de h Santa Inquisición. El fin que 6e proponla estab¡
contta de los conquistadores: detalles demasiado atroces para tan claro que, desd€ el pteámbulo, el ilustre casuista confiesa
detenerse en ellos más de Io indispensable. que escribe'para (convencer a los hereies que condena¡ tod¿
Puesto que las estadísticas muestran u¡ alza en la mortali- a;
s,r.tt. .oto ptohibida por la ley divina> todas las preguntas
dad a medida que la colonia se estabiliza, nos vemos obligados áel alemán huelen a herejla, y esta acus¡tción se mantiene y
a creer, con Las Casas, que el régimen inherente a los repar- actúa a lo largo de todo el diálogo, que pretende ser socrático.
timientos en <<tutela> fue más sanguinario que las batailas. El principal abogado de la herejla, que consistla en negar- el
Un estudio minucioso de los tributos permitió a Othón de Men- de¡ucho á. era Las Casas, con su incansable y fer'
dizábal afi¡mar que Yucatán sufrió un 68 por 100 de pérdidas viente acción"g..tión,
<indiófila>, colr sus intervenciones y sus.anatemas'
en vidas humanas como consecuencia del reparto de las tierras; Aunque nünca sea nombrado, el panfleto va dirigido .contra
el 32 por 100 de la población gue sobrevivla al final de la é1, aparte de que Sepúlveda acusó públicamente más de une
conquista gegufu existiendo todavfa treinta áños después de uu á fo" Casas por haber <puesto tanta diligencia y tr'beio
la implantación de la <encomienda>, de 1549 a 1579.. Situado cn celrar todas lai puertas de la iustificaeién y deshacer todos
ryej9r gue n_adie
para sabetlo, Cortés se p¡egunta, no obsrante, lo¡ tltulos en que sl funda la iusticia del Emperador' que ha
si el despoblamiento qrfe comprueba lo misrno en las islas qué dado no pequeña ocasión a los hombres libres... que piens€n y
en México, fue debido a las gusrras o . bien a los gobern- n- dipan oue tóda'su intención ha sido dat a entender I todo el
tes'; pero en una carta al Emperador, de l5l0 J. -indo'qu. los reyes de Castilla conue toda iusticia y tiráni'
-ñ.no,
diez años después de la calda de Tcnocltitlán-, disipa muchas camente tienen el imperio de las Indias...>"
dudas: <...certifico a vuest¡as maieqtades gue si.les durara, que ' Püesto que sc trata de un¡ disputa siempre vlva y de unos
en muy brgve tiempo la p¡¡sieran ep el,.término 9ue a Ia Es. argumentos gue todavla son empleados para justifical"la'exple
taiiór lnsensata de'Amé¡ica Latina, veaoos cómo :combate Se'
70
7t
prúlvcda a I¡s Ces¡s, cn d üb,to que pretende poner fin a las de los españoles sc ortiende sobre vatias- Páginas
y no deja

resistencias, demostrando coo sus iuicios das justas causas dc i"¿io""'á.t.al a las t¡t ¿tti'*tts o<altaciones raciales de

la guena contra los indiosr¡. Auoque la condicién de extranjero fundamental entte estos seres
;;ñ 1;; tiempos: la diferenciahumanos,.
atibuida ¿l contadictor parece significat que un español s-eda ;.bl.r;;;lfintes, .rirtuosos, etc', y los bá¡baroc
incapaz de emitir dudas sacllegas, Sepúlveda ¿ l¿ .iipresión de es la misma que separa a los hombres de los monos (p' -101)'
co¡tinuar una discusión olda y rqctida muchas 1eces. Su á-e;;;i;.-á.r¡u" la conveniencia de usar el.arte de la ca'
-."nti" t* tnir'tttt, también contra los
ptáctic eD este géncro de polémicas, que él mismo ¡econoce, ;;r; ;-sjl" -sino
asl como la energfa que prcsta al sospechoso Impoldo; dan ;;;t;;qü¡i¡üá" i,.iao pttt'obedecer' rehúsaa la escla'
testimonio de que estc tcxto refleia fielmcntc una discusió¡ u,*¿
'- 1p. 87).
iatensamente vivida. Después de una ligcra reprimende: <vuel- Sr.rkit'.edievales, eficaces dutante siglos-para reducir tod¿
de esta
ves a tus inepcias, oh Ireopoldo...> (p. jj), cl teólogo se lanza ¿"*-i"-i.n¿eüdad, ná fueron expuestas a la.c¡ltica
eri duda' La prueba
a un anáIisis del de¡echo natuml y divino que deia perplejo, ;;;-;; s*pots* hablan sido puestaslas
pues las citas que toma de los docto¡es de la Iglesia para .r,i * que- fueron teprobadas -por
mismas autoridades
casuista-y en qu9 el manus'
defender la cruzads abunda¡, al contrario, en favor de las pobla- r". irrlf"i-*licitado la ayuda delpor el Consejo de Indias v
ciones atacadas, las rinicas que pueden, e¡ €fecto, adheri¡se al H;"'ñ;;.h*.Jo-t"..tiut.ente
papa Inoccncio cuando afuma que la causa nás gravc y natunl oo.-A Conr.io Real, después que las vene¡ables Universidades
de una guerra iusta es I¡ de rechaza¡ le fuerzá con' la fuer- ii'si.i.r.il-¿. htJ?' qut r"¡t* sido consultadas' decla'
t5. I*itado,
za (p.75); a la sentencia de San Isidoro, segrin la cual ninguna i"-r- ir¿.r..¡íe h obra ..poi ,"
doctrina malsana>
guerra. puede ser iusta si¡ una previa declaración (p. 69); o a
¡J,rlr.d" locró hace¡lo imprimir en Roma, pero el Emperador
San Agustln, cuando declara que una guena hccha cón h que se hablan
fnalidad del botln es un pecado (p. 71). Ocu¡e lo mismo con
;ffiñ;; ¿.-i"-.lr.tt^.ción los eiemplates
infiluado.
el segundo punto de la guerra: recuperat lo que Nada podrla ser tan expresivo como ese rigor
o6cial hacia
-justifcación y
ha sido quitado injustament+; con el tercero: vengar la oo¿.t*o palaciego, del'cual se habla esperado la salvación
violación o la muerte de un miembro de la comunidad (pp. ZZ- ""
;;r"J-Li "áú.--ñ-Jui-i.oto de conciencia que agitaba los
79). Se saborea mejor la exuavagancia de cstas arguciai-si se
*"i¡,"t. *r. oirt*.ia el mismo Sepüveda subtaya al pres'
gabe que el doctor Sepúlveda tenla un conocimiento tan per-
;;í';; i"i*1"*i"i 1o, .on.tptot de los que vamos a dar
fecto de la proezas de sus compatriotas que muy a menudo
recuerda sus excesos, y afrma la aprobación divin¿ sobre Io *"t ejemPlos:
algunos
qu? no duda en calificar €!n su verdadcro nombre, <la exter- opot¿ot ...Hace pocos dlas,¡aseándome yo con ot¡os
el palacio dil príncipe Don Feüpe, acertó a pasar
minación de esos bárbaros> (p. 115). ".ñ;;
Su rigor le impide imputat a los vencidos las muertes que ffer'n¿n Cortés, marqués del Valle, y al vetlo comenzamos a
los aniquilan y entonces recut¡e Sepúlveda a la autoridad de hablar latgamente de las hazaías qge él y los demás capitanes
fuistóteles para esgrimir, al fn, uaa úzón de guera justa: se iliE;f.biatt ll.uado a cabo en la plaza occide¡td y austral
ticne el derecho de someter por las armas a aquellos que por .ri.iÁát. ignorada
*cosas de los antiguos habitantes de nuestro
su condición natural están sujetos a obediencia (p. 81); lo pe¡. ."nio, Estas fueron para ml de grande admiración pot
r.-g.á¿.t, e inesperidas; p€ro pensando luego en ellas
fecto debe reinar sob¡e lo imperfecto, lo excelente sobre su -a
contra¡io (p. 83): lo mismo los hombres que los animales está¡ oi.-"ot,llo"""*as
duda, es, saber, ii
era confo¡me a la iusticia
tuietos a esa norma; de ahf viene que las fier¿s sean dominadas v a la piedad cistiana el que los españoles hubiesen hecho la
por el hombre y que el mac.ho reine sobre la mujc 1p. 85). it.t* "-.d.hs mortales inocentes y que ningún mal les hablan
Unicamente el ignorante que no ha pasado el unbral del cono causado...> (pp. 57-59).
cimiento filosófico puede dudar de esas ve¡dedcs profundas <...Pata qoa tt goatt" sea justa, oh Demócrates, se requieie,
(p. 81). r.g,in-nt p¡opia o=pinión, buen propósito y
recta maneta de
Las ca¡tas estaban echadas y, ye sobre este f¡mc teneno, Ia pero esta guer¡a de los bá¡baros, según tengo entendido,
;; 'ú. .oo it .o" intención, puesto quc los
ob.-rar,
demos$ación que concieme a lo excelente y su contrario pcr- que la han
nitió d teólogo hcrmosos párrafos dc elocr¡e¡cie. El paneglrico erop¡*di¿o no llevan más ptopósito que el de g¡angearse por

72 7'
fas o por nefas la mayor cantidad posible de o¡o y de pla- nómico y no humanitario-: ne ss..U4O4g5g^-${g;1;Uag
to (p. 95). tl'It*ií" ti no se pone fin inmediagqg¡leiJalg
no r"t pñ" España
uii"grr.*ot pues, si te place, a oüa cuestión que suel,e dispu' !ídsa que l, ,.gooa'-rñáá d¿f
'ülilt
monetaria que debfa
-ti*to' qiitutt no
tarse con no menos variédad de parecetes entre los hombres más que una marcha nü;;; se prrede más que
buenos y piadosos, ¿Porque estos hombres sean bárbaros y po' de años'
enculli¡ su ptestigio
siervos ior-natutaleza, y aunque se añada a esto el pecado ne' el talento p"lÍtit;*ü;; &:;t:: de la más grande
fando y la idolattla, setá justo que los hombres inteügentes, "dáir.t
de las causas perdidas ¿Jft--no-tni¿td'
El colapso económico
pteciosos; el hambre aso
rc.tot y probos vayan a despojatlos de sus campos y ciudades :: ;";iáriin""¿t¿t'¿ti'-n-o¡tt
i-pttio' <donde el sol jamás de
se
y de todos sus bienes y su libertad civil, lo cual, según tenga l¿ndo el pals dueño a"
pot monstruosa alza
entendido, ha¡ hecho muchos con gtande avarícía y crueldad? ponfa>; la ruinatottf p'o-uot¿'
"¡1
Y potque estos infelices hayan nacido para servir y no Pata tenotri;;";*r-tn áel amanecer del capi
los prccios; ese -comprcndido
pot Las casas que
p.r,o,uir.i .
-rn¿.tl ¿deberrín carecer de libertad civil? Porque sean viciosos
y no prof"t* la religión ctistiana, ¿deiarán de ser legltimos
talismo fue tan
io convrcrls
¡o .n s.l runit-e;t
conviene E¡¡ ¡::*t TT::t'*::l
'e-F-.senciul,
t::Tl:
en cada página: lpgrgge
dueños de sus casas y de
sus ptedios?> 1p. 157). ciones y lo tesume, en
rq *$i:i!qrg¿#ffi:
d;
Se distingue clatamente ahl el eco de las palabras de Las
Casas. La influencia que ejetciera en España esa gran voz intranl
sigente es atestiguada por esa abundancia de erudición vacla,
demostracionis hasta lo absurdo
que la avaricia de los conquistadotes es-¿no
sostiene SeEilveda
un beneficio para las víc-
ffiffi
vuesne. Meiestad iiql -""9ielá.

-'* d; idFóitaifttrb'ef 'üs-If '-úetfopoll'


timas (p. L6)), y que el vencido es el único culpable de las ta- ifoditi'k;ü;,; en bastatse ¡ sl mis-
piñas? 1p. t69)-,- mediante las cuales el representante de los los conquistador"s st r"'uil-'i-éforzt¿o cl¡ya maesrla en agricul'
ionquistadotes trataba de teducir el escándalo y de disipar -la mos con la mano ¿t "oá-i"io"t"na'
indiinación, Conna todo lo que se podla esperar se comprueba tura. artes y oficios tt'¡ ttttt-¿"
Jtáá'tÁvez el orc de América
innttión fune-sta' Xse peligro era
que la ptohibición con la cual castigó Carlos V el übro de no habrla ocasionado tqutilt de las demandas
Seprilveda duró siglos, puesto que la primera edición en España tan claro que <las Co"* ?t'iiiti'-"t"ttt¿¿s
ttptttaot que estimulara
lleva la fecha de 1892 y que, por otra parte, el más virulento americanas, llegaron t p;ü";;'ii
esc¡ito de Las Casas no sólo fue publicado y ampliamente difun' oniatlo,lt rlt^t":ii,\":i¡Ter
el desattollo de las indus-tiias cof
hacia
dido, sino que además el volcánico dominico fue escuchado :1.ffi:::"ffi:"'l'":H;"'i$ü#l: :ü-pertsura
o. P"" tllo hobitt" sido. necesario ¡r¡ancar a
siempre con ¡espeto tanto por los soberanos como po¡ los altos ffiüo"'M';ilo
dignatatios del Estado, del Consejo y de la Iglesia. Y da gusto, d" lts maltl il;; t'odt'gott el eiemplo de
por ejemplo, ver cómo un monje además era el confesor
los indfgenas
Las uasas demues*a
casas demuesrra q;; ;.; I ty:l-'-:*"1u.:'iff:;
)"'i#;;;;.b1"-eta superior a cualquier
áel Empimdo¡-, encargado de -que tesumir los informes de los
dos advirsarios cuando se enfrentaton en presencia de los hom' [.1]l'¿u'".ili*'Tlf :1üi;i;"*C+et*"9*ffi :
bres más doctos del reino, toma el partido de Las Casas, lle-
gando hasta el punto de poner en ridlculo las posiciones de
Sepúlveda 7t. a una
{ El propio Las Casas da la explicación de este apoyo oficial;
l\ q,re a primera vista desorienta, cuando se dedica a demostrar
-$-el fracaso de la conquista desde 1550. Expone las razones de
I bs dificrrltades económicas de un imperio que habla recibido
más oro y más plata de lo que se podla ver en ninguna ora
parte dgl mundo, I¡s cuatto puntos del tequisitotio por medio
del cual mata de persuadir a Catlos V de su debet de intervenit
a pesar qc uau!¡ üfJó d"d'
ca la polltica de ulüamar
-acabada
las vidas- descansan
la conquista et¿ necesario
sobte argumentos de orden eco'
CasasT
¿1".' J::*1Til:'
(...y en caso que no se
't'
convuuEfuu
:T^iJ'::5
'r^w ---- aun to,
¡vo r¿¡L' que
tales ae- asf
"1'J
iiÍí:i1
murieron,
¡lvar
7t
14
pudieran ser rítiles, viviendo, para el scrvicio de wesua ma-
icstad, y provecho y utiüdad de los ctistianos, y no se despo nientos. Fernández de Oviedo, por gjemplo, cuando es sincero,
blara total¡nente alguna parte de la tietra, qú" a. .rta .riro eche sobrc la cn¡zad¡ española en Améric¡-una luz más cn¡d¡
está c¿si yerma de gente...> D. y mds reveladora guc el propio Las C.asas, pues se lini¡¿ ¡
C,on la manunisión defnitiva de América, se invirtió el des- los hechos y.su pasión casi nunca se eleva-por encima de las
tino de esas dos tendencias: la tesis de Seprilveda se impuso querellas peróonales. Las Crsas, en cambio, tortu¡edo por los
poco a poco sobre la de su adversario; el. generoso combate sufrimientos de las vlctiaas y por la catást¡ofe naciorial guc
dc Las Casas, calumniado y deformado, sc uásformó en G?m- a¡rastt¿ esa hecrtombe, busca dtsesperadame¡te los remedi-os.
paña difamatotia contra España y cl apologista de los vence- Con estc fn, hace balances, da informes, propone refomas,
dores fue recompensado c€n un recuerdó ctJrno: la besti¿lidad c!¡stnrye razonamientos y conccptos cn los cu¡les los crlmenes
de los indlgenas, los vicios que los agobiaban, se convi¡tieton se bcnefician con u¡ proceso de abst¡acción que les hace perdcr
cn dogmas inamovibles, del mismo modo que la santidad de la lr fue¿a que tienen en Oviedo. Io que moleste es,-justa-
penlel
gueɿ y la
nobleza de alma de los conquistadores. ya que 9st¿ integación dd c¡imen a contertos quc lo afslan y
este antagonismo en vez de desapatecer se aftma, vamos a echar lo objctivizan, No se comprendeda, si no fueia asf, que Ia
u¡a mirada sobre las causas de un debete quc, como se ve, estl nameción de las hazañas de un Cor& o de un Valdivia, co-¿o
lcjos dc ser a¡acró¡ico. ¡on hechas por ellos mísmos, tro provoque más que
La exhumación del libro de Scpúlvcda, de sus modeloc co¡- ¡ en cambio, Las Casa¡ indigñe cr¡a¡dó no hace nás "d.ir".ión
que re.
tedos a Ia medida dc mnquistadores y encomenderos, de sus petir de lo que ellos se vaneglorian. Es que ¡i Éern¡¡-
-aqrldlo
justificaciones en nombre de una infedoiidad racial, paráre tanto dcz de pviedo, ni ¡inSún conquistador, soñó siguiem no sóIo
-dccir, sino co¡ p€nsar que los indios pudieran ser esti.
más ine-sperada por venir después de las guerras'áe Indepen- cnn
denci¡ de las naciones amcricaoas, en el mómento de una 'apa- gables como los anropeos, o quc la verdaáera idolatda err
rente reconciliación con el pasado autóctono destruido, y tam- 4 de los españoles ante el oro. En su calided de obispo de
Chiapas, dice Las Cases quc dos confeso¡es no puedan absolvc¡
bién- potque la discusión de esos temas adquier" úoy *,
vi¡ulencia mills¿¡¡6. A pesar de que los acaáémicos áel si- a los raptores, como son todos los dichos conquistadorc¡ dc l¡s
glo que compilaron los esctiios de Sepúlveda ccyeron fndias>€ y-que (euoqug el defunto tengn aen hijos legftimos,
-xvrr
prude¡te no les ha dc dar ni aplicar un maravedf-... porqui ninñüro di
omiti¡ el triste uet¿do Sobre l¿s iultas coasas de la
gleffa contrd los indios, y que en lB92 el erudito Me¡&rdez ¡¡Jes conqr¡rstadores tiene un solo ma¡avedf que sea suyo...
q P-elaf-o reconoce, a pesar d¿ su ¿rtñi¡¿ción, el anaconismo porquc no es lfcito de Io ajeno vivir pompósamente y en
-qu.
de la obr¡ (<...este opúso4o no podfa tene¡ en el sigo
fasado
glado {to. con pudor de hombres prdimos na¿" io li
ai puede teoer ahora, más que ua simple valor hilstóicor -, deben>o. Está tan persuadido dc ü igualdad moral de los
cnconüamos hoy dla algunos histodadores que, no contcntos indlgenT que llege a sostenc que <ni á Sono pontffice, ai
co!- afi¡mü la superioridad de Seprfveda sobre'Las Casas, lo otro-píncipe alguno de cuantos hay en l¿ tiema... oo pú.d"
decla¡an sin rodeos (p¡ecr¡rsor dé nucvas co¡rientes cdiüa- ril-.Iegltima caus¿ a fieles ni a i¡fiÉ de zus seño¡fo, i pr..
lesr-". Como sea que estas declaraciones ha¡ aparecido c¡ una cminencias reales, iurisdicciones, hacieodas públicas ni parúcu-
las grandes obras del propio Las Casas, quJ el Instin¡to de hres, despojar o provar>r; hasta admitir una cierta ir"t"nza
-d_e
Historie de la Universidad Nacional de M&ico publicó e¡ 1967, de frailes,-con la cual sc le'quiere tender una üarnpa y ,cogcrlo
qp-cont¡adicción, al afrmar que ¡u¡que los hubieran
en ocasión del cuarto centenruio de la muette del escritor, cree- .uoio .
mos útil detenernos sobfe este fenóme¡o. todos no perderlan por ello lós indfgcnas so ¿.r.cho a ta auto
¡omla, pu€sto que d dolor sufrido-les autorizah ¡ lleva¡ un
_ Sc_oy. sostenef corientemente que eI ostracismo que sufre
gn!$
Lar C4sas prwieng de Ia. <leyenda que habda i"r¡.á" iusto conúe los españoles hast¡ el dfa det Juicio
legra),
conua su patia. Accptando i¡cluso cl ertificio que convietti al Rnal o. Pues zu guera es peor que Ia de los tor"*, y. qu.
testigo en c¡iminal, venos quc esta af¡m¡cióa rwela una ignG T uq de com.portarse la oveja ent¡e los lo¡or, .oilo
¡enci¿ totd dc las fuentes. Ia lectua dc oralquier ¿o"omáto dicr d -como
Evangelio, son lobos agresivós y i.¿r"".,
¡dc¡cote e la cooquista d¿ le cenidumbre de que niagu¡a acü- dule y- se¡cillas oveias- Reconoce ¡xrr ot¡a parte,ent¡e muy
solcm¡á
secióo pod¡á jamás scr ten tc¡rible como los p¡opior-.co¡tá ncnte, el derecho natual, divino y ¡urtAco que asistc a todo
rcbcano de un¡ rcgión inv.did", ¿. í"c.r ma;;-.1;;or-;;;
76
77
ll¡ticolonialistas denunció el carácter
del sistema colonial' sus
posible; condena al buen tey Guacanagari por hab€r
ayu-
le se¿ por-la fogosa agudeza que
i"i;.'"diil cuando ¿trc-Jo¿i¿'""a de sus carabelas' iü;;;;d;; de acción degradante-,.con.la

ñ¿.ú¿.¿-" unos extanieros que se convittieron- en enemrgos


de <pieza>
il;;il'; ilL¿' i..iá-'L h.'ulio'
[ii"l.¿il"¿""j;t .;;;i;t
d: t"-" 1""-ll": :t*Ti
conquistadotes v ftente a indl'
áI"i'it.¡ü;t * i.¡!i"- tttira la denominación ;;"-;;iÑ¡os, s' k*T::
no teme ProÉlamar,de.T:Tf;
dada al autóctono.
Casas'- despreciando el :'"J;;;;;;;";'- a"i'Á"'n¿o son homb¡es> Esto fue
enca¡nizamiento con el cual Las
El
de conservación, defelde los valotes es'
-t.t.i¿"t; ..i ¡"1'l c"F': 1--d::'..:T."13:
d;;"i:",i-"'ii"p"r"gi
#'.i;;;;Jt "ii¿" toda gue' ó'obl'm' indlgena en un cuadro
ürlJlttü',*i"¿'"d';iár., eI género humano-'
;ili";ü-iJl* su.oposición,obsqy* "
r¡ de conquista; su pe¡Épción'de lo-distinto
que le permite & referencia váüdo para todo
;t;-¿;t.t sacó dei descubrimiento de América unas
co-nse-
;d#J;;;;-;.rlidfo qot t"'totttt sl
las categorfas existcntes;
(no abandona a <sr¡¡
'. Ht vaüqr
h;;.t; -f" tevolucionarias como las que sirvieron para enrl-
il;ñt;". qo"- t",tit" sobre mismo a¡dot cien-
.á;Jo];;t'*. "r ta¡o-á"-utt" decena de años) v sob¡e los iit ".. cosmosrafla: su fewiente objitividad' -su
juzgados de esencii
en u¡ sistema gue t'as' ü;;^ñ.*ü;?;iti'.nttt sl fenómenos
¿;,_!; inciuir este nuevo
u
mundo
convierten a Las ff.i;ti.-t.t á. ,.ttrt importancia pata la-ciencia humana como
l.i¿, i. á",,lidad cerraia-áL- hlcid¿ de las consecuencias
n¿"¿ Media'
que til"i""iá;á."ü i'"rtioll.i¿J
d.-s". It tt::'l áe los el
nó era *lt'o it-l^":i":1:
I
ü;;;; je;"uooi;l;
-o.ien.ia más
,iü"""riio" mundos' Pero-si bien
de una hurnanidad cuva oti-
ffi?; Juopttiti¿o
qinalidad sólo él comprende y respeta' H#ül."d.*1" i" ¡"'eita de frqÍT':,a*-S:'.*l:
"'iilift;t;il;;-d"tircl-¡etrato sue d9 este extraordi' fr'ü;iñ;; L*A;, zu iontempor'íneo' sigue siendo <<que-

pÁcott pasado: <El catácter i¡¡do *tiuou por cada generación"'


.*i.^ p.""-.tii t .to -*itgit en el siglo
¿" Pettenecla al ;.TJ;i;it""'hogo"tu"ft. levantada en España en 1963' por
ü'i.:-.¿;;;- r. p,'r.dt ol -t"Jtttt' las gloriosas pi¿tt. De con los gustos de nues'
;dft" il q".i Jtiuiltgi'átt"ntt, desc'bren d;ñ*- ñti"i." sigue conacuerdo fidelidld las n9¡ma.s.Y,Ttpti9:l:-:
vctdades morales, las cuales permanecen'
-ptio la luz del cido' Hái*, .r ft*.ro Santa Inquisición: aquel
ii"*iiúi.t pti. ,i.*p"; t*qot -comonos sean familia'
ahora t-¡o-¿h tdt.do de ño-impotta qué adepto del -marxismo' en
re3 se mantr¡vi.ron ocottr-, en las- tinieblas
generales de su ü,o*t á. S.pt¡tu.¿. se conviette en

;i;;,'*i* p*"
algunos espltitus penet¡8ntes"' Estaba ins' ffi;;J"t-d;ii-ina.p.natncia v de la lucha de.clases;seltapoya 1ry
phado por una gran idea q¡e^-fue- el meollo de bgi"- ¡; h guerra contra las poblaciones^
-o.rA.'íón y
america¡as
ñt*tT" y discrrsos' de il-i" moderna, Gobineau Spengler
todos sus panrrtr"n,ot, d"e todos sus. escritos
le obligó a elevar &.á¿;il tigr"t er,tttoplt"1n
i;ñ;-ó'lo' q* á ¡Yt¿o iniusticia'"-des-acusado' a
1

il; il fi;; d. * útg" vida' Fue lo que


los plncipes; a desafiar las ame'
i;;;;.-i;-..¡.t¿t" elue tnruio.i¿ai; ffi¿il;i";- -di{amación, -opottunismo'
;;.h"d;ilt I .'-Yü mares v de .ñ'ii ;;;.i-:; t*-.*iqt*idos pot términos científicos:
ñtit-¿.ltt t *pottti el de sus t-falol; "bcecación de Las Casas, incapacidad
Pttt,-t:I
siertos, a .r.'., ,oont,l"';
dejamiento .zu
reciben el nomb¡e de <delirio
liü; ; h;;rilidtd de'suso' enimisos; a sobrellevar repro' ¡trender, para vel' pare exp¡esarse,
;h;";itJd;;t
---fn v petsecúciones>
fíittffJ)¡;", ues el P. Las casas un admirable energúmeno
t.¡i¿.¿ * nuesüos dlas estamos leios deguerra
sue ::
mgefdo de un concepto igualitario de la humanidad
peligrosa'
",ntt
,¿orli.- üiu.rselmente su negación obstinada
a toda de

l-üü-;-.*J.*aát aque{os que cantan el valor il;;-#;;,-que^mal iuadraba con las nociones imperialis-
á;'iliai* q,t. "-io¿ot
¿.rt-yto ia vida-y la cultur¿ milenaria de ris ¿ l" medieval áe nuesro Oviedo"'>t
sin eler¡a¡se lz.'bit¡s*tii¿-¿, l¿s ro&s: <"'L¿s Casas ni siquiera dis-
ii -rii".ir.]-i.¿*¡. *iste mucha gente
-que, la tesis contraria, consistente en que la
ñ;oi;;i.liorá"¿-ttn"acta, elimiña .todo vctiterio monl' ;i-iÍi;;t-e¡
asl la ;;i;;;; puede da¡se v. efectivamente se da:en^dis'
;;;; ai.¡"¡"t¿¿t ttÁi¡* v -vlctimas -exalta
bnrmano' ñtá ct.¿*; de que, por *niigoitttte, en unos hombres y
de los valo¡es
f* á" f" selva, con menosprecib occidental' miembro privi-
*tri=.i'r.**;;;. y que'- po!
h-¿;inación or.blot- r" realiza con plenitud y en oros oo' i"":o:
ffiltr'ñ;i¡rr., ¿.rr¡".dos'a la libertad _y al eiercicio.ilel
d;il;; h ".."oi¿J q" l"g¿ tf más grande empresa colo'
menoscabadtf h1o,i-t:$,'
;J;;;--toto¡..t- ¿.fi.i*,e.s opor
;f'ff; fu;to' ñ.ñ' -I" 't"i'1
üi que ború para siempre
ilr*i¿f, $'nr.¿", voc¡dos la natutaler¿ ¿ Ia setvi
cl muado go" * .p.'fdl, -"¿* siglor aotes de
las lucias
79
78
'$ff*"ff "'ll?lf"'llf":"f"s
dumbreydestinados.esuielarsc,enbicnpropio,alrégimen
il;.;*ff f ,#ii";*;:ü, casas: Etcg¡rimatras> r r" 1p*- Ti{"*fiHt¡ilfi
qo. .t ttnl'o'é;-;tt" agitritl e L¡s
Cesas
te confusa>r El histori¡dor mexi'
en 1946 son hoy ttpri"t"entJ t-tt"üáot'r"-'¡itn fundado de le **'"r**riffi4:lti;i:üsf{''I"hl"t
cano se estuerza * "d;':;t'ioitt
scusación
-que
f:!-
visibleJi"rc-ltcot"O
<ddirio p¡'
*t
Pidal' En efecto' I¿s
*lT.n:i$.:'x'g*t,P*:';"**'*;";:'*tq
ranoico> que lanzó d J#; ü;ñl*
#iilt¡a;ry'fu A'.q:Ftm¡;fu*:l1-' r*+-l*mX*X*Pi:;g¡¡¡';P:;
pi¿J .*t. acriyl e1 la
mientode SePrilveda so .qn. :Jfi",;tJ;s sJ comptacen
i:ü'tj;,üt{iri"Én':x*.";x'
fu :t*Ji:*:-t'll'rfu cüsiguient"'. en techazar' sin discu-
m*'p,lS=3[i::rli}"*minr:1ffi l,'*:ii
se combaté\-cn'-ell¡ Y, ñí humana puede actua-
t;jt:oúa
tir siquiera, la noción ü deñ;.DlenrrruoD'-' '#il""u"*$'tf; "'%Xi1lltl,tf,:'?"l"t.ltll"#l'i
üzarsi en diversos grados t'l éryt con una total
Además hab¡la viüdJ;; ;t;il; " de sus con'
ignorancia de las nuevas |¿tJoglttt
tenciones la condenaoa i^"ií*Álaiiii¡"1
<"tel lcafsmo
neccsariamente ¡l Lr*;f ,ü"ii'$fif'*'f'xfl
ilH;:"; ittt"o d; ü-p;ttit;"' ti""
Stp'ri"tá"' no tt
lt g¡tn di¡ctepancia entre
expresión d:
Y ::l: L
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'xm'i*
ff H|H'-:n."*,r:ff r'fr iilff '111t'.T?
r¡n Las Casas y
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Fd;#.É#ffi tr:n:r
rt. i*t"iití
ü f;:[:iÉ:"á*T, Tll"i
¿t iot nót¡tts tundada en la
'"ffi'"í"ü;;rt***#*i"*:it''*rti"t'Iff
ideal de
cl antiguo
comunión .r, - ¿t"'ni'i"ttl"i"i*r' v el moder¡o ideal de la fil*#flf$:!ti"-*1.**i::trón',"rtr*n
pt"*iá.a de los hombres"'>*
y-la lY so" ilumina al por'
Es de notar qot t''itt-"i'toderno
venit del mundo ¡o #';-i*-
¿' 9:;:, it¡zeado actual'
. *f,h:i",hlityft:
mente como <arcaico>
*j .,,,..,-d.
t,*: t*1
ir*ffi*h'H:.lTi,ñ.YrHilt"aÍr#:'n;
*iiiJ,E4r*:,:xoJT;o;"_{ái::r',.;ii[dr,T."ffi
*iTJfl:iiftT i. h precursor
""áJi'i'áó'¿"'
io.o por otra parte zu colega espanor' 'los razonamie¡tos de SePúlveda, ¡mPruado
C-omo
lo hace
no no, t' p5fil-t-Jtit"tinot-*¡re de sus obtas ttctt:l1t:Ji.il.;;;
-r* L fue para el dominico;
que ensalzan
Jñ;" ;;; .;dü;r';" i"-"*i"i'","tu¿1- r::ru:n'::"'?!i::'#' L n¡"u"' ilr:"''os
está

;3;"ü-r".¡;t.:,1,3*f,:tJ'j;"0:#:i::u,"J;,ilH.LT'1',fr":i
:ff :i::.',:Holl'iTjl" ii'"ii' ü'..;;;':'' j'-'"f".'to a' u
una realidad
t.ii, q,r. combate>¿üilt;*F vida contra que él no
por ot'a
;;;;ti¡;-tebaslda
hti;¡*;*lt:;h*sneAt":::*;* *
inexistente se üsipan ante
-puesto
rt=átrt*" dt dottÍ'ot'que
;.:ru;.nt'*¿" én efecto' lo menos .;li#'';q!
f$r;.1:dx#;r.l:HlFfit:t,r?i{"4}*'"üY1:
;'-ru; ;;ffi".iá.¿'ñ;¿;i* áesconocid¿'
que se le pot¿t ¿oi""o*qJi ;t-p;;tt
de un auténtico delirio l"'.;;f ¡^'Y*n'**"i'TJ'E*..i".,tt*'rfr
las poblaci"ili-1bjtT":ri.h;;";;: a menudo
de --e siendo
ntffi'i";, imposible iuzgar la ylud
-,o¿* n91tal de Las casas sin pertes en condiclones
rrlrru¡uq¡¡ev' sigrren
haber discutido pr.ui"'#*. ro. übros, los de los c¡o g1

80
vlcimas- de. represalias qu9 sg des¿uto¡izaila
Sepúlveda. Ahl está Ia laz.ón d.l j;;;;; el tacismo de un Ír, ante el señor Ramos Bucair (uno de los que hoy asegua
hace diez años al Brasil,.que la
ensangrienta desde que estos ctlmenes siguen ocuriendo), jefe de la Sexta Ins.
;;;.ñ; misioneros y de
e.tn$oggs permitió descubrir. g"'1" -""r.i¿i*br" pección India del Servigo de Protegáo aos fndios. Pereira agtegó
civilizaciones asesinadas n9 ;.-óJ ;; t¡ue el obietivo de cstas expediciones era apoderarse de las
ción actual si el desprecio
ruJen lo-iiiü.¿", a la civ.tliza_ tieras indias que, como se sabe, esco¡den en sus enttañas f,i'
_que
gravita soúe elas no se de guezas minerales incalo¡lables. Hoy Peteir¿ dos Santos está
nuncia
_claramente, reproduciil, ;;-;"";;"- de sucesos con- todavla en libertad y vende helados en la misma localidad en
*.3:ril*r que presenra una publicación no sospecir6s¡ ñ --' que hizo su confesión.
<t-a [sta de crlmenes
_es
sumario, compuesto *r.I9._
inagoable. E¡ su forma original, el '" rAlentado por denuncias cada vez más insister¡tes, el mini*
r.iuk do, J. ui"-¡or.rtiñú;;;. ¡cdo de Agricultuta inició unas 150 investigaciones, que curio-
denada por el ministio.del 1",*Li g*Jr.f-iiburquoq,r.
pesaba más de cien *ilogtarnos; 't--"*r¡¿"".redr¡cid¿, Lirr, r¡mente no condujeron a ningún despido. Y orando, en 1967,
tiene u¡a comisión de investigación patlamentaria ttató de examinat
ahora
'-r votúmenes
contra la pe$ona
xiti$sir;. i;;;, aparecen delitos
vs los documentos relativos a esas pesquisas, la cosa resultó impo-
v Ia propieda¿i. 1., lrá¡"r, que van desde ¡ible: los originales hablan desapatecido, quemados en Brasiüa
el. asesinato, la prostitucióir-
relacionadas con la venta
;- l";i;"t,riJ"i,r.r" cuestiones c¡r el ptopio ministerio, un edificio moderno de vidrio y con-
.d. ¡.ry., ,lrüij"", de artesanla, c¡eto, a prueba de incendios y de humedad... Entre los testi.
desfalcos, malve¡sacio¡es d.
todo lo-que se quiera imaginar.
f;;, 'er*;;; fraudulentas y monios publicados recientemente en la prensa figuta el del
>T¡aducido a Ia realidid esto significa, prstor baptista no¡teamericano llesley Blevens, que vivió durante
por ejemplo, como veintit¡és meses en Campo Gtande, Matto Grosso, y guien ase
señala_el ¡elator del Gobiemo
ción. de dos tribus pataxó e¡
¡.j.iiiüi'Já",
-;i Ia extermina- gurg que los métodos de asesinato desctitos por el relator del
nándotas con viruela.
i.;,J;t;*iahía contami- Gobiemo Jader Figueiredo siguen empleándose en la actualidad
pignl. l; dü;;;
los que previamente * r"¡r. ¡"-"*lri" de dulces en ¡nra erterminar a los indios Beigo de Pau. Dice el pastor Ble'
.i"titilr'¿e esta te¡rible
enfermedad; la exterminaci¿n-1rrnllir1o'ü vcns que estos crfmenes han sido cometidos por orden de un
de las t¡ibus de los Gntas ur,ro Grosso, copleado de SIIDAM (una organización del Gobiemo para el
ríe.r, iiáirJ?oüi¿o, que tueron desanollo del Amazonas) con la colaboración de latifundistas y
bomtardeados sistemátic¿mente-co¡
augas de dinamita lanzadas bn¡scadotes de caucho,
desde que volaban.
.aviones
" ü; "d;
su.pervivientes- por guardias. foi.rtd.r.- i'"l.t.u.¿os
_los
d. F" ..r.lrdo, asi-
¡La situación actual de los inüos en términos numéricos
üusta mejor que nada eI calib¡e de la exterminación que ha
mrsmo, arsénico y virus de tifus.o
l..omid"-de
>En cuanto a las ro¡turas y a.*ortr..iárJie- los indios.-- tcoido practicándose impunemente... durante los úItimos vcin-
como muestra la confesión de Atalde pereira sadismo, valga tc años: de un totd de vados cientos de miles, su población
¿t
S"nar,';ñ
maté al jefe de un disoa¡o-en el pechol?-i,r.-.*.oalló h¡ sido diezmada a la incelble cifra de 90.000. De los
..cortó;.._1. a los 19.000 Munducunis, sólo quedan unos 1.200; los Nambicuaras,
Cintas Largas y
de esto, Chico Lüz h+r"
,"¡.ili;-i; ñ.'di:.
Lub. Antes dc 10.000 han pasado a un milla¡ escaso; de los 4.000 Caraiás
en h frentc con una +5 oráenad;*.
d;á;-;;;;ie un dispato l¡rnas viven hoy 600 y los Cintas Largas, hábiles jinetes y
y ñilaran las chozas una de las ribus indias más importantes, por su vitalidad y
cercanas al rlo Aripuana. i¿ expedi.id
o_r
¡;¿-;;ta dlas y fue
E;ayizlda, pr el serin gal i s¡o ¡",*¡o- M;;"rh",
ru orltura, se han visto teducidos, gracias a la ley de Ia dina
-
que todavía me debe lj dólares po, Junqueira, mita y el veneno, de 10.0@ que era¡ originalmente ¡ 400 indi-
é1. Chico Luiz [que .." .t
¿ tirü¡á que hice para viduos, eafermos, persegridos, esclavizados y a punto de er¡tin'
i.f. i; ü ;;.d;.ión] hizo que
cotgaran a una muier de.un árbol,_p.; ción total.
del poblado; lueeo tird de la cuerda y,
ññr; en el cento rEste orterminio ha producido a sus autotes, scgún cálculos
balanceaba, de ui machetazo partió. -¡.ío.l el cuerpo se preliminares del ministe¡io del Interiot, un botln de más dc
"'i;d;;
blado parecla un rnatadero *i l" ,¡.ro-*¡ñJd" dos. EI po, 62 millones de dóla¡es en tie¡¡as, ganado, plantaciones y objetos
todo¡ lfq Ttuanos Ior od,lu.r.r;-.il;il ,*gr. po, dc madera de artesanla.>
>Atafde perci¡a m¿rchamos., Por inhumanos que sean los inteteses económicos de una
&s Santos Árú¡e; .iCi"I'¿, Matto Gro. clrse, es innegablc que iamás hubieran podido set tan impune
82
8)
Eente sniquil¡d.s unes poblacio¡es si oo sc las hubie¡¿ consi.
de¡ado como gente inferiot, petteneciente a aquella taza de
2. La América de los descubridores
homrínorlos, expresión cara a Sepúlveda. No es, pues, solamente
sobrc u¡ plano académico que se prolonga hoy la disputa del
siglo xvr, y aunque los zucesos mencion¡dos vienen ¿ ser como
un¡ vietori. póatuma del panegirista de los conquistadores, no
dejrn por ello de demost¡ar gue el pioblema que ataca Las I. UN VACIO CONTINENTAL
Casas no tiene n¡d¡ de quia&ico. Para poner puoto final e
un deb¡te d quc ya ¡o hemos de volver a referirnos, digamos Con el exterminio en masa de los nativo-s
el Nuevo Mundo
a a simple ser. natutal' con'
que la perpenridad dc ese problema, coo sus numerosos retoños ," ¡Ár" reducido poco poco su-
de
y sus tamificaciones modemas, tranquilizan definitivemc¡te ¡o- virtiéndose .n rrrr r...prááo ptodigios"-g"rg.desproviso abtla
un '"
vaclo-moral histórico se en
b¡e Is salud me¡tal del insigne luchedor. iigr-i6*.ión humana: -e
l¡ medida exacta en qo. ampliÉcaban el expolio material
siglo xu'
s los conocimi.nto, g.ogiáfi"os' Hacia la mitad dellegisladotes
í";;*;l;; ilJ;Ji¡A americano, sob¡e la cual
;ü;d; á" u r¡r¿-MtJi" f"nátbtn la- ju-stificación de la
ilñ.tott ¿. l"t infieles, t"-piiotti¿" de todo bien v de todo
habla conve¡tido'en una realidad irrefutable'
--Aior" se
derecho -¡1.n,
pr.cisamenrc cuando las masas autóctonas acaba-
roi.;; ,..--.oo".tti¿", en rebaños famélicos' desposeldos de
il;t;-; i. ".r", v
-..priá.tipriu,Jot del más mlnimo cuidado -pri
;;ü;.J q". la frecuencia de las epidemias v sus
vie¡on desapare-
ter¡ibles est¡agos-; cuando los sobrevivientes
de su social y cultural
ff^ffi";-?];ima célula est¡uctura
:i";'ñ ü "ni¿.¿ f"*ili* v el sistema .tcr.apéutico fueton
.rr. inhumano-; cuando la finalidad pre'
d;;lt"t "n' braceo
üiaii f". akanzada,..p*o a hacárse sentir-Ja necesidad de
il;;.*.f ;;;-i"" t'"¿i.Jrt*tepodido establecido'. El lmpetu de. la
co¡riente destructora no-t.¡t" impedir que la concien'
t;z era sin t"tat pttttg"ida' dispersada y fustiga-
ü';y; emprender
d*_ no sólo se hicie¡a ofr, ,inó t..Éién que,pudiera
at-lLt-futntt', ese--atduo remodelado de
ilJi;iltq.¿" leios. de habet llegado ' a' su
;';;;i;:";;-i,r. to¿"ut" est6tüe; de una envergaduta inima-
6"';;;;;;*Lion hi,tóritt,
-áátUtt¿"r
cualquier esfuerzo indi
-h":*
ainable. debía lógicamttt-t
;ffi;; ;;;t J innt'ito en las tuturas-seneraciones'
Basada únicamente en la convicción de la dignidad de unos
taiat- t"rrt.nos ya condenados, en la a aceptar r¡na
negación
itti"t,r.* J" práporciones cósmicas' esa marcha cont¡a la co
","¿t"lt en extremo lenta: su titmo sigue -el
;;ffi;'?.t"-;'*
iT-i"-.¿"riJiaon ¿. lo, conocimientos necesarios para la.rein-
i."t*rott"i.'"l'.*'intn" al seno de la humanidad; el del
que los razo
*?.rn¡f. de las pruebas susceptibles de-demosma¡
congénita de los pue-
;t-#;;t;";- é.i"nttn la inferioridad-
blos americanos eran una calumnia' El menor paso dado an

85
84
n"-arv

S¿aana
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Trayectoria jurídica y geográfic¿ <|e la expansióu ]uso-castellana desde Alcaoovas-Toledo (1429-80), Ias bulas de Alelandro \¡I y el tratado de Tordesillas 0494) -¡
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(cototlBtAt CUAYANA\."..

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Mapa del viaje tle Yicente Yáñez Pitrzót. (Intento otrubense' Tinto-Odiel. Fallado (1499)
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Mapa con los itinerarios de los vi¿jes de Rodrigo de Bastidas (1501-1502)
206 EAI]-AZGO Y ANEXIóN DEL NUE\¡O MI'NDO: TIIY MUNDO QUE SE DESCR,IBE

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Viajes de Américo Vespucio tenidos por cierúos por la historiografla española


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€'P/flOsát t5/6-15/9
l.¡.J.l.lflt¡'lll1|]'1|,'t|fu hfzl¿NtrZ Of C'p0ou, t5t7
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qN¿U, /5/9
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+ + 60fl€2, /525
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y/zcalNo, t602-t60J
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Mapa de las primeras exploraciones de las costas de América septentrional y Centroamérica


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RUTAS DE EXPLORACION Y CONQUISTA ESPAÑOLAS

o l^ i-.
rLrLLuroE nrpe'treE ¿¡luodoó en
EXPEDICIONES DE EXPLORACION Y CONQUISTA EN EL ACTUAL el Cerra ColorTdo. en la

TERRITORIO ARGENTINO
prauinc¡a de Córdaba. AIll La¿
aborígene t deJaron t( ó L¡mon io ó
óabre la tteaodo dr taó
eópañolcs.l 1o conqu¡¿t(.
tn el te.rritaria de la octLtal
Argent¡na. ld canqut,Jt(l
etponala osctla t nlrp la dacl
', ¿umló/on dcf¡/SLnc \ pilr.bloó
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larc,Q rpuólent.o .:. .. \ ¡onr(
loa cclchoqure.i -r c:.or0riie¡.

atce aaaa a a a a Nr r { , I I i t ü
NUEVA HISTORIA ARGENT]NA

ATTAS HISTóRI CO DE
tA ARGENTINA

Suriano
Mirta Zaidalobato - Juan

A
EDITORIAL SUDAMERICAN
BIJENOS AIRES
mer viaie de cristobar corón, que permitió
er descubrimiento de América
en1492, buscaba la ruta hacia ras especias
asiáticas, ya a partir del segundo
viaje el objetivo sería el oro y la plata. Pronto
el encuentro con los portrr-
gueses tensó la rivalidad marítima y
comercial. Enr494se firmó el tratado
de Tordesillas que concedía a España las
tierras situadas al oeste de una
línea imaginaria (de_norte a sur) u 170 l"guu,
al oeste de las islas Azores.
Los territorios situados al este de esa líneá quedaban
para los lusitanos.
Aunque en 1499 se iniciaron los ,,viajes menores,,destinados
a recono_
cer y explorar las costas americanas, hasta
1516 las expediciores de con-
quista se concentraron en las islas
de Cuba, Santo Domingo, pu"rto Rico y
Jamaica' A partir de esa fecha se produciría
la penetración del continente
así como el sometimiento y la dominación
de los grandes imp".io, e zteca
e
Inca' Hernán cortés tl4g5-15471dominó
aI piimero u purti, J" r5r9 y
Francisco Pizarro Lr476-r5r4l aisegundo
¿es¿e ts¡s ttoma ¿e cuzco).
Los españoles aprovecharon las desarrliladas
estructuras socioeconómicas
preexistentes y sobre ellas impusieron
su dominio.
como una consecuencia de ra conquista del pení
tuvieron lugar, a partir
de 1535, el avance exproratorio hacia
el sur y la ocupación de nuevos
territorios: por ra costa del pacífico a chile,
y por otra parte hacia el rucu_
mán' Este proceso se tnzo difícitdebido
a ra fuerte resistencia de ias poula_
ciones indígenas en estado de cazadores-recolectores
o a" ug.i"urt rra rudi-
mentaria que habitaban ros actuales territorios
nacionales o"e ta argentina,
chile y uruguay. Es altamente sugerente que,
donde la resistencia fue esca_
sa' las comunidades indígenas sobrevivieron,
por supuesto en pésimas con-
diciones, hasta la actualidad; en cambio,
aIí donde lo, pouruáor"* locares
se resistieron violentamente a la sumisión
fueron, más temprano o más tar-
de, aniquilados.

srcto xw. ETAqA DE EXptoRA CróN, CoNQUTSTA


Y ASENTAMIENTO INICIAI DEL ACruAL
TERRTTORIO ARGENNNO

Este período
se caracterizó por la conquista española
y la fundación de
los primeros asentamiento, urLuno, que permitirían
la colonizu"ián por_
terior.

El viaje secreto.
de Nuño Manuel y cristóbal de Haro
- -1515' ar servicio
del reino de portugal hacia las costas
la expedición de vasco.Núñez de Barboa,
de erne¡ca del Sur en iii:, uri""-"
que descubriría el mar del Sur
(océano Pacífico) ese mismo
año, decidierán'a España a emprender
je exploratorio hacia las costas un via-
del sur de América en busca de un paso
que

44_
ruta hacia el
con el Pacffico para hallar una
comunicara el océano Atlántico Díaz de Solís
hi;;;;t"tgó una capitollión a Juan
oriente. La corona sobre la
1 14?9- 1 5 161 ou,u
JüutE in'"to"á"i"o' Solís incursionó
"ntoti'i'
costa oriental (actual tfi;uáy|;"i
io ¿" uproo' al que llamó mar Dulce'
locales'
al morir a manos de los indios
Su expedición quedó *n-"u

la Tierra' que
primera circunnavegación de
:lslg-zz.En er marco de la de Magallanes [1480-I52II'
permiüó comp.u*
trt"'*¿o
"it"'tli"iiJ'
un portugués a ,t'u'"iá"áJ;;il'dt
Casti]la' reconió las costas del
actual
recién en 1526
rcnitorio argenüno y;;;;i;t canal"s fueiuinos' aunque
bordeando
üconfluencia áe los dos océanos
Jofré de Loayza a"."ui'JJ"
Tiena del Fuego'

una expedición al
152?. Tratando de hallar
la mítica Siena de la Plata'
Paraná y en la
mando de sebastián üil; ii+zo-rssrl remontó el río
d;;; sancti spiritus, primera
i"uunto el fuerte
confluencia con el siguió río
población española iJ".r"¡ territorio argentino. La expedición
éste fue abandonado'
aniba y, Fas regresar al fuerte'

Buenos Aires, según


grabado de Ulrico Schmidl' 1599'
COMPETENCIA pOR LA REGIÓN. España, apremiada por el interés por-
tugués sobre los nuevos territorios, concedió una capitulación a Pedro de
Mendoza ll4gg-15371, por la cual se le autorizaba a explorar y conquistar
el espacio comprendido entre los paralelos 25" y 36" de norte a sur y del
Atl¡ántico al Pacífico de este a oeste.

1536. Primera fundlación dle Buenos Aires v asentamiento en el Para-


guay: financiado por banqueros flamencos y holandeses, Pedro de Mendo-
Áp"ttiOen 1535áesde España con una hueste de 1.500 hombres en medio
dela euforia provocada por el asentamiento en el Peru. Llegó al río de la
Plata y fundó Santa María de los Buenos Aires como base para las expe-
diciones hacia el interior por el ío Pataná, siempre con la idea de hallar la
-sierra de la Plata". La expedición ío arriba fue comandada por Juan de
de corpus
-{yolas t1510-15331, quien fundó el fuerte, pronto abandonado,
Ciristi. Poco tiempo después tomó contacto con los guaraníes y levantó el
fuerte de La Candelaria en la entrada del Paraguay; luego continuó viaje
por el Chaco hasta llegar a Charcas. A su regreso a La Candelaria murió en
un ataque de los indios. Domingo de Irala t1512-15561, integrante de la
expedición de Mendoza, profundizó la ruta del Paraguay y Juan deZalazar
fundó el fuerte de la Asunción en 1537.
El abandono de Buenos Aires: el asentamiento paraguayo era preferido
por los conquistadores debido a la seguridad otorgada por su aislamiento.
hecisamente por las características contrarias es abandonada Buenos Ai-
tBs que, poco antes, había sido destruida por los querandíes. Los grupos
indígenas que habitaban lazonadel río de la Plata no se sometían fácilmen-
E y su cáracter seminómade impedía que pudieran ser explotados como
ebastecedores de alimentos. De esta forma el asentamiento se convirtió en
poco atractivo por la ausencia de minerales y la falta de excedentes agríco-
ir.. gn consecuencia, dependía del lento e inseguro aprovisionamiento es-
pañol.

1541. Irala se instaló en Asunción del Paraguay con los antiguos pobla-
dores de Buenos Aires. La gran red fluvial aseguraba las comunicaciones
y
pennitía un semiaislamiento que favoreció la supervivencia de la zona.

ll2. Alvar Núñez Cabezade vaca t1507-15591 llegó a Asunción tras


baber atravesado el sur del actual territorio brasileño. Había
partido deCádiz
¡ fines de 1540 para desembarcar tres meses después en Santa Catarina'
cabezade vaca asumió el gobierno de Asunción y se abocó a prepafar su
cxpedición al Pení que finalizó en un absoluto fracaso. A su regreso a Asun-
ció¡, intentó recuperar el poder pero fue arrestado por
los partidarios de
Irala y enviado a España.
Tras la serie de luchas intestinas contra la facción
de cabeza de vaca,
Irala se convirtió en gobernador y consolidó un poder
que du-
rante varios años. Tras dos expediciones frustradas
en"onservo
busca de la
"sierra de la prata" (1547) y "Er Dorado" (1553),
se abocó a una tarea
de,incipiente colonización otorgando los primeros
repartimientos de
lnolos.

PENETRACTóN NN EL TERRITORIO DESDE


EL NORTE
YELOESTE

1535. Diego de Almagro t1425-l53gl cruzó


el territorio del Tucumán
en su expedición de descubrimiento de Chile.

1540. Pedro de vardivia tr500-r5541 inició


la conquista y ocupación
de Chile.

1543-46. Diego de Rojas


-.
lidad y.el ataque
t?-l546latravesó el noroeste frente a la hosti_
permanentes de los pobladores locale, qu"
."rirtíun lu
presencia hispana. En uno de esos ataques
Rojas perdió ta vi¿a uunqu" ,u,
hombres continuaron viaje y llegaron al río paraná.

1549. Juan Núñez der prado rearizóuna expedición


desde potosí y
fundó la población de Barco cerca de la actual
rucumán (esta p;;lación
seúa trasladada en dos ocasiones: Barco II y
Barco Irr). pero ur.n,u-
vía de "l
en la zona provendría desde chile búscando una
T"nP
Alto Perú y el aprovisionamiento de mano de obra indígena.
acceso al
Bn erecto,
Francisco villagra ilegó a Barco, enviado por pedro
de vaiáivia desde chi-
le, para informar que esa región estaba bajo
su jurisdicción.

1553. Como resultado de la penetración desde Chile, Francisco


de
Aguirre t1500-15801 le quitó el mando a Núñez del prado
y poco después
fundó Santiago del Estero.

1558'60. Juan pérez de Zurita, enviado también desde chile, levantó


tres pequeñas ciudades (Londres, córdoba
der calchaq"i v cul"t"r qu.
debían servir como sistema defensivo
de Santiago der Estero. Sin embargo,

48_
MAPA N" 7: CORRIENTES COLONTZADORAS DEL TERRITORIO
ARGENTINO.

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de un le-
las tres ciudades fueron destruidas en 1561 como consecuencia
vantamiento indígena'

156l.PorordendeGarcíaHurtadodeMendoza,gobernadordeChile'
y, un año más
Pedro del Castillo fundó Mendoza en el valle de Guantata
lo mismo con San Juan' Tres décadas
tarde, Juan Jufré [1516-1578] hizo
desprrJs, en 1594, Luis Jufré y Meneses fundaría San Luis' La primera
etapadeestospobladosfueprecariapueselprincipalobjetivoeracapturar
indios y enviailos a Chile, con quien San Luis estaría vinculado administra-
tivamentehastalacreacióndelVirreinatodelRíodelaPlata.

1563.CreacióndelaGobernacióndelTucumán:segúnunaRealCédula
de ese año, la zona de Tucumán dejaba de depender de Chile
y quedaba
bajo la autoridad del virrey del Perú y de la autoridad
judicial de la Audien-
Indias la
cia de charcas. Para ello, se creó por cédula Real del consejo de
Fran-
gobemación del Tucumán y el virrey del Peru nombró gobernador a

óisco de Aguirre. De esta forma se establecía el final del conflicto


entre
Chile y Peru.

L565. Intentando crear un punto estable de comunicación entre Santiago


del Estero y Charcas, Diego de Villarroel t?-1580] fundó San Miguel
de
del
Tircumán allí donde habíá estado Cañete. La zonaprogresó al amparo
plata potosina
desarrollo de la producción minera potosina. La extracción de
fue lenta entre 1545 y l572,pero a partir de este año se produjo un salto
el método de la amalgama que permi-
cualitativo importante al incorporar
producción. El descubrimiento del mer-
tió aumentar significativamente la
curio en Huancavélica fue fundamental en este proceso'

1567. Diego Pacheco fundó Talavera de Esteco'

l5T3.Buscandounasalidaalasexportacionesdeplataporelocéano
Atlántico, el gobernador de Tucumán Gerónimo Luis de cabrera Í1528-
esta ciudad
15741 fundó Óó.dofu a orillas del río Suquía. La creación de
entre el Alto
fue dL impofancia fundamental para la futura ruta comercial
Perú y el Río de la Plata, a |a vez que también conectaba a esta
última
región con Chile.
-Erta
pro""ro de asentamiento vinculado a la economía minera continuó
con la cieación de cuatro ciudades: la más importante fue salta
(1582),
fundada por Hernando de Lerma [1550-1588]. Esta ciudad se convirtió
en un importante centro comercial que vinculaba a charcas con
Tucumán.

50-
Fundación de Córdob4 dibujo de Alejandro Siio, 1933,

l¡s otras tres ciudades sirvieron de soporte y apoyo a Salta: La Rioja (l59l),
hrl¡d¿ por Ramírez de Velasco; Madrid (1592), por Gerónimo Rodrí-
rc Macedo, y San Salvador de Jujuy (1593), por Francisco de
a4rñaraz. con la fundación de estos asentamientos se terminó de conso-
k la conquista del valle salteño. También adquiriúa importancia estraté-
gb ya que permitió neutralizar, en parte, el control ejercido en esa zona
¡n los indios calchaquíes y chiriguanos, que impedían la comunicación
Emal entre Charcas y Tucumán.

15t0. Refundación de Buenos Aires: aunque la presencia de Juan de


Grey [528-1583] en el Litoral era consecuencia de la capitulación del
ú:ro potosino Juan Ortiz de Zárate, la corriente colonizadora del Río
& h Plata provino de la aislada y segura Asunción. Se llevó adelante sobre
h l{se de las posibilidades del comercio que generaba la abundante exis-
- ia de ganado cimarrón, así como también por la necesidad de instalar
rrFerto de salida al Atlántico y servir de contención al avance portugués.
[b esa forma, en 1573 Garay fundó Santa Fe y, siete años más tarde,
Édó Buenos Aires acompañado por 65 hombres (10 españoles y 55
y una mujer. A diferencia del asentamiento levantado por pedro
-l¡izo5)
ü}lendoza, los nuevos pobladores contaban esta vez con ganado (1.000
útlos y 500 vacas), útiles de labranza y cereales; de esta forma, no de-
Fdían de la producción de los indígenas de la zona.
Cray trazó el primer ejido urbano en forma de damero, determinó el

_51
lugar de emplazamiento del Cabildo, la catedral, los conventos y el hospi-
tal. Cedió a cada uno de los miembros de la empresa un cuarto demanzana
del ejido urbano, una manzana en las afueras y el derecho de explotación
sobre el ganado silvestre. A la ilusión de participar del comercio de la plata
potosina, los habitantes de Buenos Aires agregaron la posibilidad cierta de
producir y exportar cueros.

1585. Como parte de la expansión del Paraguay, esta etapa de la colo-


nización del Litoral finalizó con la fundación en L588 de Concepción del
Bermejo por Alonso de Vera y Aragón y de Corrientes por Juan To-
rres de Vera y Aragón, llamada en ese entonces Vera de las Siete Co-
rrientes.

cARÁCTER DE LA CoNeUISTA. A partir de la década de 1540, la con-


quista de esta parte del continente americano se caracterizó por la inversión
de capitales privados. Este estilo de conquista tomó cuerpo a través de un
instrumento legal y contractual denominado capitulación, que consistía en
un contrato entre el conquistador y la corona donde se estipulaban dere-
chos y obligaciones de las partes: en principio el Rey ostentaba los dere-
chos y títulos como soberano y concedía licencias para descubrir, conquis-
tar y poblar una tierra determinada; el jefe de la expedición tenía, obvia-

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Repartimienfo de la traza de Buenos Aires hecha por Juan de Garay.

52_
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CARLOS ALBERTO FLORIA
cÉsnn A. cARCin seLsuNCE

\e HISTORIA
DE LOS
ARGENTINOS
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-/////z-,//". MORENO S72 ¡ BiJENps ArREs¡
e impuso a la Corona condiciones cáda vez menos favorables para sur del continente. Pero lo seguro cs que en l5l4 los portugueses
ella desde el punto de vista estrictamente comercial. descubrlan el cabo Santa. María en las puertes del río de Ia Pleta.
Los extranjeros brinda¡on también a Castilla en ese momento Preocupada la corte castellana por las actividades portugue-
navegantes y geógrafos, comenzando por el propio Colón y si- sas, envió a Juan Díaz de Solís a explorar Ia costa sudameiicene,
.guiendo con Vespucio, Gaboto y muchos otros, sin contar con y tal vez a buscar un peso hacia las Indias Orientales. Solís costeó
el aporte portugués cuyo más brillante representante fue, tal vez, el Brasil y entró en él río de la Plata el 20 de enero de l5ló,
Magallanes. reconoció la bahía de Montevideo y la isla de Martín García.
Siguiendo la opinión de Céspedes del Castillo, podemos ca- Su muerte en une emboscada que le tendieron los indios en la
racterizar así la ,empresa descubridora: nace baio el signo de un cost¿ norte del río que había llamado Mar Dulce, provocó el
monopolio regio convirtiendo a la Corona en socia obligada de las regreso de la expedición.
empresas y autorizadora necesaria de todas las expediciones. El La empresa Antes de que nuevas neves recorrieran las costas argentinas,
descubrimiento es, por los aportes técnicos, humanos y financie- i.%Ti3Jiij1"J"," Cortés desembarcó en Méxióo en lllg iniciando la conquista del
ros, una empresa cosmopolita y europea conducida por Castilla, primer gran imperio americano. Casi simultáneamente Magallanes
en tanto que la etapa colonizadoru siguiente será básicamente se preparaba en España para dar otro paso fundamental. Portugués
castellana y española. y buen servidor de su rey, pasó en l5l8 al servicio del de España,
Mientras el descubrimiento de las islas antillanas da origen al con quien firmó una capitulación para realizar el obfetivo gue le
establecimiento de las primeras colonias, la persistente preocupa- obsesionaba: encontrar un-paso'hacia les islas Molucas. Zarpó con
ción por alcanzar la tierra de las especias va a generar nuevas cinco naves en 1519. En enero de 1520 entró en el Mer DulCe de
empresas. Enfrentada con la barrera continental, Castilla se lanza Solís y descubrió el río Uruguay. Siguió hacia el sur, invernó en
a la búsqueda del paso que le abra nuevamente la ruta a Catay. San Julián, donde reprimió sangrientamente una sublevación de
También concurren a los nuevos movimientos las dificultades que sus capitane5 -primeia sangre española derramada €n tierra ar-
soportaban los habitantes europeos de las Antillas, especialmente gentina-, se detuvo otra vez en el estuario del río Santa Cruz
en Santo Domingo. Así comienza una doble corriente explora- y el 2l de octubre descubrió el estrecho que lleva su nombre.
toria: hacia el oeste una, que luego se bifurca hacia el norte y el Siguió e través de éste y descubrió el mar Pacífico, internándose
'sur, y directamente hacia el sur la otra. La primera se realiza en él hacia las islas Filipinas, en las que encontraría la muerte en
básicamente por tierra, y se apoya en la colonizaciín antillana; forma parecida a la de Solís en suelo uruguayo. Tras varios rieu-
le segunda se efectua por el mar desde Fspaña en busca del finis- fragios y percences, una sola nav€, conducida por Juan Sebastián
ttoít o de un estrecho. Amboi intentos pasaron rápi- Elcano, completó la primera ci¡cunvalación del mundo en setiem-
damente^ de
"ricano
la f.az exploratoria a la conquistadora y- confluyeron lire de 1522 con sóló dieciocho de los doscientos sesente y siete=
al promediar el siglo xvl en el centro del actual territorio argentino. tripulantes de la flota inicial. En 1525 García Jofré de Loaysa,
secundado por Elcano, intentó repetir le haztñe sin otro resultedo
]lacla el Plata que hallar el mar abierto al sur del Cabo de Hornos y enconnar
l¿ muerte en el Pacífico.
Estos dos movimientos son curiosamente simultáneos y se :

Pero la inquietud causada en Bpaña por la suerte de esta,


diferencian en que, mientras la exploración marítima es decidida
cxpedición, facilitó otra que preparaba el iteliano Sebastián Gaboto
en España, la terrestr€ está condicionada por los episodios ocu-
rridos en las flamantes posesiones americanas.
con fines mercantiles y el apoyo económico genovés e inglés,
teniendo por meta las Molucas. Llegado a Pernambuco se encon-
A pocos años de descubierta por Colón la costa oriental de trd¡ Gaboio con un tripulante que fuera de Solís y deduio que
América Central, los españoles ocuparon el Darién y Balboa des-
cubrió el Mar del Sur -Pacífico- el 25 de setiembre de 1513, cl continente americano le podría brindar iguales beneficios con
nlcnos riesgos; abandonando la búsquede de Loaysa, a la que se
tres atravesar a pie el istmo de Panamá. Paralelamente, el mismo
hnbla comprometido, penetró en el río de la Plata en abril de
año que Colón realizaba las mencionadas exploraciones, Américo
Vespucio navegaba le costa brasileña hast¡ cabo Frío, al este de 1127, exploró el río Uruguay y remontó el Paraná, levantando
Rlo de Janeiro y, según algunos autores, llegó,hasta el extrerno ccrc¡ dc le desembocadura del Carcarañá el fuerte Sancti Spiritus,

38 39
pnmer asl€nto europeo en el Plata. Descubrió luego los ríos pa- Ley€nda
raguay y Pilcomayo y recogió la noticia de la Sie-rra de l¡ plata de'la Úats
que estaba destinada a eiercer en el espíritu de los conquistadores
una influencia similar a la que las islas Molucas habian tenido
sobre el alma de los descubridores. Ignoramos si Gaboto conoció
la
.leyenda
de la plata en su encuenlro de pernambuco, pero es
evidentc que por--ella permaneció casi dos años en la región, ex-
plorando ríos. AIIí le-encontró la expedición de Diego-García,
quien también sucumbió al encanto dé la leyenda y sJ unió a la
búsqueda. Por fin enviaron al capitán Césár por'tierra, con el
mismo, fin. Í'ste llegó hasta h aótual provincia de Córdoba y
regresó con las manos vací1s, lo que déterminó a los expedicio-,
narios a regresar a España. Parece ler, si seguimos a Canais Frau,
gf.e gtro¡ de los hombres. de- César regresaion cuando la expedi-
ción había partido y volviendo sob¡e sús pasos se internaron hasra
la cordillera, la cruzaron y marchaton por Chile hasta el peru
donde encontraron a los hombres de Pizarro, quienes habían en-
trado en 1532 en tierra de los Incas. Así nació'la leyenda de los
Césares, competidora en atracción con la de la Sierrá de h plata;
pero lo positivo es que los datos de estos extraordinarios cami-
nantes. parecen haber servido a las futuras penetraciones de los
conquiúadores en territorio argenrino. Si la'fundación fugaz de
_fue la señal prématura de la ocupación eslpañola
Spiritus
l"iTt.
del Río de la Plata, la marcha de los Césarbs paiece habei sido
la prematura unión de las'dos corrientes descubridoras y Ia aper-
tura de la primera rura enrre el Perú y el plata.
Desde estas expediciones en adelante nuestra tierra se conoció
.esperanzado y metálico nombre de su río, del que deriva \
con- el
el de Argenrina, consagrado por las obras de Martín 'del Barco
Ceñtenera y Ruy Díaz de Gulmán.
A partir de este momento, puede darse por terminado el
proceso exclusivamente descubridor y se abre él de la conquista
de los territorios americanos, ya iniciada en ottas regiones por
hombres como Cortés, Alv¿radb y Pizarro.

40
so de mestizaie, pero éste existió también y deió sus trazas étnr-
cas, a diferencia áe lo ocurrido con los pueblos cezadores.
Una consideración aParte.merece el pueblo araucano. A hor-
caiadas sobre la cordilleia sur, tuvo ,o en
""ntio-de-gravedad
al sur de Mendoza. Guerre-
CÉile y se extendió por Neuquén -y
ros y'tejedores, estiban organizadbs en clanes y aldeas'.Creían
cn un ser supremo, como lós indios patagónicos, Pero a diferen-
cia de éstos, il shaman o bruio tenía una gran importancia en--su
de. la cordille-
vida colectiva. Los que- habitaban el lado oriental
ra llevaron una vida más primitiva y orientada parcialmente ha-
o cia la caza. Mantuvieron ti"*pt" un activo movimiento a través
o de los Andes y poco a poco fueron extendiéndose hacia el orien-
IL
tc, desaloiandó f en.paite absorbiendo a los indios pamPas,ltasta
llegar a .j.r"., iracia et siglo xtx--una especie de hegemonía' Tem-
o prin.*.ít. poseedores dá caballo y conocedores de las costum-
a.
i¡res del hoilbre blanco, se transfórmaron en tenaces enemigos
dc éste a ambos lados de la cordillera.
o
= La ocuPaelon
r¡¡ de la tlerra
o
o Desde fines del siglo xv, Castilla y Portugal se destacaban
como las únicas pot.nóirt atlánticas y rivalizaban en el dominio
de las isl¿s oceánicas y de la costa africana. El Tratado de Alca-
gobas en 1480 signifióó una primera división de tie¡ras y mares
k cntre ambas pote--ncias, que
"ieguraba
para Portugal la costa de
Africa, y prtá Castilla las islas Óanarias- y el mar situado al norte
ot utJ::;
el descubrimiento de colón modiiicó la situación radi-
calmente al revelar la existencia de numerosas islas situadas al sur
dcl paralelo de'las canarias, de las que .c¿stilla tomó posesión por
manb de su almirante. Los Reyes Cetólicos se epfestaron enton-'
ces a asegurar su propiedad, quá podía-ser disFutada por Portugal'
y obtuvíeron del'Swno Poniíficé las b'las Inter Cetera del 3 y
í d" -"yo de 1493, por las que el Papa donaba a Castilla todas
tes tierrai no poseídai Por otro príncipe cristiano qPt t" encon-
traran al oeste de un¿ iítt"" o méridiano situado a cien leguas de
las islas Azores y de Cabo Verde. Aungue las bulas no lo decían
cxpresamente, iriportabe una reserva para Portugal de las tierras
sitüadas al este de dieha línea.
En setiembre del mismo año, una nueva bula, Dudum Siqut-
dert. orecisaba que la donación alcanzaba también a las tierras
Mapa de la cristr¡buc¡ón de tribus indlgenas en .it,rndur en la Inbia.' Las donaciones no satisficieqon a Pomrgal,
el actual territor¡o argentino.

63
quien vio cercenados sus posibles derechos, y se entablaron nego- cuyo acto final fue el arbitraje internacional que en l89g estableció
ciaciones entre ambas cortes que conduieron e la firma del famo- rlefinitivamente los límites argentino-brasileñós.
so Tratado de Tordesillas -el 7 de iunio de 1494- que llevó el Don Pedro de Mendoza se comprometió a poblar las tierras corriente der
límite entre ambas zonas a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo exploradas por Gaboto, a abrir un camino terrestre hasta el Pací- Atlánt¡co'
ferde, salvo las ya descubiet¡¿5,por Castilla a partir de las 250 fico y a evangelizar a los indios de la región de su gobierno. ó; 3iJ?"""i:"rÍ;:
leguas. contadas desde el mismo punto. De esta manéra Castilla le concedieron en cambio los títulos de adelantado y gobernador,
venía a renunciar a parte de la- doneción pontificia al mismo y la doceava parte de los beneficios que allí corr"rpondieran a la
tiempo que se precisaban sus límites. Sin ernbargo, Ias dificultades Corona. La notable importancia de la expedición
-más de mil
sritonces existentes para medir los me¡idianos y.la imprecisión del hombres- y la autorización para qüe Mendoza levantara además
Tratado, que no aclaraba si se debía inedir la distanci¿ en leguas dc una ciudad tres fortalezas, subriyan el carácter militar de la
españolas o portuguesas, que eran distintas, y desde cuál isla, de- crnpresa, en tanto que la autorización excepcional para enrolar
iaron en pie la duda de hasta dónde llegaban los derechos de c.xtranieroa y la promesa de un condado en el Plata para Men-
Portugal, problema más grave desde el momento en que los descu- rloza, destacan la urgencia del rey por ver materializada la em-
brimientos de Vespucio, Cabral y otros navegantes parecían de- prcsa ant€s de que Portugal ,diese pasos similares. Debe señalarse
mostrar que parte del continente americano se. extendía al oriente quc el prometido condado contradecía la política de la Monar-
de la línea divisoria. quía, cuidadosa de evitar la creación de una nobleza feudal ame-
Mientras cada cartógrafo efectuaba las mediciones segírri. su ric.n", por lo que es lícito presumir que si Mendoza hubiese
imperfecta ciencia y el interés de su real patrón, arnbos Estados sobrevivido a su empresa habría .encontrado grandes dificultades
se dispusieron a asegurar sus derechos por vía de la ocupación cn lograr que esta promesa se cumpliera.
efectiva de las zonas dudosas. Si bien hoy se puede establecer A principios de l5ló llegó Mendoza con sus once naves al
con cíerta seguridad que la línea divisoria pasaba aproximada- río de la Plata y el 2 de febrero fundó el puerto de Buenos Aires,
mente por el meridiano de San Pablo, Brasil, ninguna ceÍteza nproximadamente en lo que es hov el sector noroeste del parque
existía en aquel momento. Portugal comenzó pues a ocupar el l,ezama de la actual ciudad.l
Brasil y puso en seguida sus ojos en el estuario de Solís,'explorado La numerosa y brillante expedicióp tuvo pronto graves pro-
por Gaboto. En l53l el portugués Martín de Sousa recorrió el l¡lemas. La zona carecía de indígenas cultivadores que les prove-
río de la Plata sin poder hacer establecimiento alguno en é1, El ycran alimentos y aun de indios pacíficos que pudieran servir
viaje provocó la consiguiente alarma en la corte española y la de- como mano de obra para los guehaceres rurales. Pronto el ham-
cidió a ocupar la región, y a ese efecto firmó una capitulación lrre se hizo sentir, y las incursiones hacia el Paraná y algún au-
con don Pedro de Mendoza. xilio recibido desde el Brasil sólo trajeron alivios circunstanciale.s.
Las siguientes fundaciones realizadas en la cuenca del Plata l,os indígenas se mostraron hostiles, lo que unido a la lejanía de
nacieron, [ues, al impulso de los acontecimientos internacionales, lispaña y la falta de una base de abastecimientos a distancia ade-
que en el futuro continuaron influyendo intensamente en su des- cuada, tornó insostenible la situación de Buenos Aires.
arrollo y organización política. Desde Mendoza hasta el virrey Enfermo Mendoza, designó gobernador a Juan de Ayolas I paraguay
Cevallos el ¡ío de la Plata desempeñó en el imperio español una partió para España, múriendo en el viaie. Ayolas había fundado
función de "marca", de frontera, y tuvo por misión la defensa un fortín en las inmediaciones del río Paraná y conoció allí las
del extremo austral del Imperio. La incertidumbre de Ia línea de n(¡ticias de la famosa Sierra de la Plata .. búsqueda partió
Tordesillas, la permanente intención de Portugal de avanzar sus hacia el norte, llegó al Paraguay y continuó "uyá
su marcha, al cabo
límites hacia el oeste y la decisión española de contener esta ex- tle la cual encontró la muerte. Pero el viaje de Ayolas al Paraguay
pansión, configuraron un conflicto internacional de duración fue pleno de frutos en otro sentido. La región era fértil y po-
multisecular y que fue he¡edado por los Estados sucesores de las blada por indios dispuestos a convivir pacíficamente cbn los re;
dos potencias: el Imperio del Brasil y la República Argentina.
La invasión portugueia de la Banda Oriental en 181ó, la guerra I Según un¡ últirne investigación de G. Furlong, habría estado situ¡do
argentino-brasileña de 182ó-28 y la guerra de la Triple Alianza.de en l¡s inmedi¡ciones y rl ocstc dcl ¡ctu¡l est¡dio del club Huracán (Conf.
Bol. Ac. N¡c. de lr Hi¡tori¡, Buono¡ Aircc, l9ó8, volumen xr,r, págs.241-2t0).
l8¡5-70, no son sino las expresiones tardías del conflicto colonial,
64 65
cién llegados. A los hombres de Ayolas, ahora al mando de lrala, creado por Mendoza. Se inició así la segunda corriente coloniza-
se juntá'ron otros venidos de Buenos Aires' -y en agosto de 1537 rlora que dio origen a las ciudades del noroeste y del centro ar-
Juán de Salazar fundó el puerto de Asunción
gentino y a la gobernación del Tucumán.
La dispersión había agotado Por ento¡ces a los cspañoles, quie-
La imprecisión en los límites del Tucumán y Chile, originó
conflictos jurisdiccionales que provocaron el múltiple traslado de la
nes resolviiron co.tcentraise en un solo lugar, eligiendo Asunción
ciudad de Núñez de Prado y que constituye el primer antecedente
como centro, dada la presencia de indios pacíficos y labradores'
dc divergencias de límites entre Chile y la Argentina. Fundada San-
Así se materializó la despoblación de Buenos Aires en el año '
tiago del Estero en 1553, surgieron con los años nuevas ciudades,
1541. Asunción sólo tenía-como base intermedia y Ieiana para su
unas para aseglrar.las comunicaciones con las regiones de reta-
comunicación con España a la isla de Santa catalina en Ia costa
guardia como en el caso de San Miguel del Tucumán, Lerma de
del Brasil. Pese a estar prácticamente aislada, se convirtió en el
Salta y San Salvador de Juluy, otras por razones estratégicas Para
centro de una poderosi corriente colonizadora a cuyo impulso
rlominar la belicosidad'de los indios, como es el caso de Londres
nacieron las ciudades del litoral argentino.
los españoles se PreocuParon Por establecer
y Cañete.
En un principio
^Guayrá, Por fin, Córdoba nació del propósito de acercarse al río de
poblaciones en el ñacia el esté, facilitando las comunica-
ln Plata para constituir una escala entre éste, Tucumán-y Chile.
lion"t con Santa Catalína, y cumpliendo de ese modo el propósito Como la iurisdicción chilena se extendía a la región de Cuyo, cuvo
de contener la expansión'portuguesa que motivó la expedición
-persistentemente
hacia el los españoles de allende los Andes decidieron ocuparla Por ser
de Mendoza. Tam^bién e*pidición"ton tierra fértil y abundante en indios depaz. En el año l5ól Pedro del
oeste en busca de la sierra'de la Plata primero y de comunic,ación
Castillo fundó Mendoza y al siguiente Juan Jufré fundó San Juan
con los españoles de Perú después. Fruto de eite esfuerzo fue la tle la F¡ontera. San Luis de Loyola fue fundada tardíamente
fundación de Santa Cruz de la Siprra.
cn 1594.
Luego se hizo evidente a los asunceños la necesidad de ase- Vemos, pues, que la acción de las tres corrientes pobladoras
gurar sus comunlcaciones con,EY.9P-, estableciendo- yt". pobla- n las que se debe l¿ existencia de las primeras ciudades argentinas
Eiór, las vecindades del río de h Plata, ya que la isla de Santa fuc prácticamente simultánea. Se iniciaron en un períodode veinti-
"r,
Catalina y el sumario Puerto -de- San- Francisco situado en la costa crnco años y su acción fundadora terminó entre los años l5¡18 v
contineníal. en las pioximidades de aquélla. ,eran insuficientes \ 1594. Desaparecido el puerto fundado por Mendoza, todas estas
pri, .r. obieto. Así'nacieron las ciudedés de Santa-Fe y Buenos ciudades fueron creadas desde América misma y varias de ellas con
hires, fund'"drt pot el enérgico Juan de Garay' La progresiva cl irnportante concurso de los "hijos'de Ia tierra", es decir, de los
ocuoación del Tucumán hizo deseable asegurar sus comuntcaclo- criollos.
. ;;';"; Asunción v con ese propósito se-fundó Concepción del La expansión simultánea del Tucumán y el Río de la Plata
Bermeio. ¡rrovocó fricciones. El mismo día en que el gobernador del
si bien la ocupación del Peru había precedido a la del Plata. corriente ctel 'l'ucumán, don Jerónimo Luis de Cabrera fundaba la ciudad de
la guerra civit entre blirtiÑ; q;;;i"'Ñ 4ty^t:"*:"touo
93i'?i?i^
o
(lrirdoba
-ó de julio de 1573-, don Juan de Garay, teniente go-
poi varios años a las huistes conquistadoras en su marcha hacta l¡crnador del adelantado del Río de la Plata don Juan Torres de
'.1 ,or. A medida que el orden se reitablecía, la marcha se reinicia- Vcra y Aragón, elegía el lugar para fundar la ciudad de Santa Fe.
ba. En el año t54l Diego de Roias, conociendo tal vez algunos Micntras éste preparaba su fundación Cabrera llegó al Paraná
datos de la región por ló hombrei del capitán César, Penetró,por ¡rirra fundar un puerto dependiente de Tucumán. Encontráronse
la quebrada d-e los omaguacas rumbo -al .sur. Al igual que r\'fen- n¡nbos jefes y se planteó el conflicto de iurisdicción, sin que se
doz'a murió anres de de'iar nada establecido, lero sus seguidores pnsnra a mayores por la prudencia de ambos conductores. Poco
continuaron la muy penosa marcha hasta el Paraná y regresaron ilcspués llegó al Rlo de la Plata el adelantado Juan Ortiz de Zá-
deiando abierta la iuta de comunicación entre el Plata y el Cuzco' rrrtó y si bien no se establecía en sus títulos Ios límites occidenta-
' Siguiendo este eiemplo, Núñez de Prado fundó en iulio de lcs de su gobierno, era evidente que Santa Fe quedaba incluida
1550, üprca de la actúal tucumán, la primera ciudad levantada en cn ellos. Así el Tucumán quedó definitivamente seParado de la
terriiorio argentino, que tuvo aún menos duración que el Puerto costa fluvial. Cuando el ll dé iunio de 1580 Juan de Garay fundír

67
66
la ciudad de Buenos Aires se materializaron las aspiraciones de los Mencía Calderón (155ó) comenzaron a formarse allí los primeros
gobernadores del Tucumán y del Río de la Platá de conrar con hogares blancos, y lentamente fue estabilizándose la vida familier.
una "puerta de la tierra" por la cual -y a través de las ciudades No hubo diferencia alguna de trato entre blancos y mestizos.
intermedias de Córdoba y Santa Fe- las dos gobernaciones pu- l,a situación precaria de aquellas poblaciones creaba una amplia
dieran ser euxiliadas directamente desde España. Luego veremos solidaridad social y todos los que convivían en una misma casa
qué obstáculos se opusieron a ello. recibían el trato de hiios de familia, sin diferencias de color ni
de legitimidad de estado. Posteriormente, con la aparición de
Vlcla soc¡al nuevai generaciones, comenzaron a hacerse visibles ciertas dife-
rencias. Los hiios mestizos que continuaban viviendo con sus
padres eran legitimados, recibían educación cristiana, casaban a
La población española llegada al territorio argentino-para- Población liu vez con personas de raza blanca y acabaron siendo considera-
guayo durante el siglo xvr no llegó a cinco mil personas. De illas, dos blancos, en tanto que aquellos que seguían a sus madres y se
algunas regresaron a su lugar de origen y otras murieron durante vinculaban más a la c-omunidad indígena termiriaban por asimi-
las "entradas" por la tierra o en lucha con los indios. Tal vez no larse a ésta.
más de tres mil españoles quedaron establecidos y tuvieron descen- Los criollos se criaron en un ambiente de gran libertad, por
dencia.A fines de la centuria, Asunción era la ciudad más poblada cuanto sus padres, ocupedos en los quehaceres de la c-onquista
y la seguían Córdoba, Santiago del Estero, San Miguel del Tucu- y de las rencillas políticas, poco tiemPo tenían para dedicarse. a
mán, Talavera de Esteco, La Rioja y Buenos Aires, en este orden. ia educación de tan abundañte prole, que en un cuarto de siglo
El origen social de esta población fue semejánte al que he- se contaba en cirfto mil almas. Va fóvenes, aplicaron ese espíritu
mos indicado para América en general. El grueso de ella fue de libre a una vida audaz y desordenada; Pero cuando una mano
origen popular, circunstancia que se acentuó en el Río de la severa como la de Garay les impuso un orden que desconocian,
Plata por tratarse de una de las regiones entonces más pobres del supieron dar un buen plantel
-Santa
de nuevos pob-ladores. De los 89
imperio español. El aspecto heroico de las andanzas, americanas pti-.tot pobladores de Fe 80 eran criollos y de los ó4 de
del siglo xvr, sin embargo, atraio a los hidalgos y nobles más que lhrenos Aires lo eran 53.
l¿ vida pacífica del siglo siguiente. Pedro dé Méndoza pertenetía
\ En Tucumán el proceso de mestización fue menor a causa
a una casa noble de Andalucía, Irala era hiio de un hidalgo gui- principalmente de la belicosidad de los indígenas' Existió, sin em-
pu¿uuar¡u, \/aufcra era el vasrago
puzcoano, Cabrera vástago lleglumo de offo
ilegítimo oe otro ntoalgo,
hidalgo, urtrz
Ortiz i,..go, siguiendo una costumbre general a. toda América española'
de Zárate pertenecía a una nobilísima familia vizcaína y Juan de liie'mplole ello en el Perú fue LI casamiento del futuro adelan-
-y ^Ortiz
era su pariente pobre; por fin Alonso de Vera Aragón t;do de Tirate con una hiia del emperador Inca Manco
-Garay el
el nomore
nombre -y I
tal
tat Cápac Yupanqui. En Cuyo el mestizaie fue inicialmente menor
llevaba
[evaDa -v vez léianamente
lejanamente
leranam€nte la sansie-
6angre- reál.
real. Nóie..
Nótese
con todo que aun en estos casos no se registró un sólo poseedor nírn, ya qúe los indios huarpes fueron en buena rnedida exPorta-
-explotados,
de título de nobleza ni mayorazgo. rl.,s á Cñile, para ser allí v este duro tratamiento
Para entonces los,descendientes criollos de los conquistadores ¡rrovocó su exiinción parcial y el aleiamiento de los restantes de
constituían la mayoría de la población. Una cuarte parte de los la vecindad del blanco.
españoles europeos eran andaluces, algo menos de uñ 2O /o cas- Aquellas primeras ciudades fueron misérrimos villorrios. Exi- cir¿aoe'
tellanos y un 5 /o vascon$ados. El resto representaba a otras re- guas dé población, agotadas por los trasplantes v. las.nuevas en-
giones de España. La población criolla estuvo constituida en iradas, hasta el punt; que en cierto momento Córdoba no tuvo
P:raguay en un principio por mestizos, ya que de la expedición nlás de 25 hombres y Mendoza 13 para sll respectlva Protecclon;
caseríos de barro o adobe te-
de Mendoza sólo quedaron cinco mujeres casadas. A pártir del ¡robres de edificación, en general
temprano ejemplo de Ayolas e lrala, los conquistadores se unieron Lhodnr de paja; pobres t"mbién de rnedios de subsistencia, al ex-
con las hijas de los iefes indios que pasaron a ser así sus aliados tremo de qo. .n ciertas ocasiones los pobladores se vieron cons-
y sus parientes. En esos primeros años rigió un sistema de con- trcñidos , to-.t alimañas y raíces y á vestirse con las pieles de
cubinato casi poligámico, que facilitó la rápida propagación del l's animales que cazaban; situadas en el confín del imperio espa-
mestizeie. Con el aporte femenino de la expedición de doña ñr¡1, nada hacia presumir un destino brillante para ellas'

68 69
Pero lentamente las poblaciones se estabilizaron y crecieron. ción y ésta se diversificaba, aquel sistema fue-reemplazado pol
A fin del siglo Córdoba pudo ufanarse de tener 500 vecirios ¡r el trüeque. En todo el siglo la moneda acuñada fue sumamente
casi todas sus casas construidas en piedra. El desarrollo de las escasa, óasi inexistente, y él peso fuerte -equivalente a 8- reales o
ciudades del Tucumán se vio favorecido Por una buena produc- 272 maravedíes- fue cási una r^reza' Esta situación conduio a la
ción agrícola y ganadera, fruto del trabaio de los indios someti- adopción de mercancías como moneda, cuyo valor unitario. fiia-
dos a la encomienda, cuyo número oscilaba entre 30 y 50.000- ban los Cabildos. Así, por eiemplo, en Santa Fe ese papel-era
Buenos Aires, con poc<ls años de vida, era aún un pobre ranche- cumplido por la vara de lienzo y su valor era de dos reales. Urra
río, pero contaba ya con 250 vecinos y 1.000 indios de servicio. fanega de trigo costaba cuatro varas, un par- de espuelas lo.mismo,
Aisladas en medio de inmensos territorios y alertas a los pe- o.t i"t de bótas dos varas, una ternera sólo un cuarto de vara'
ligros exteriores, poca ocasión les quedaba para desarrollar formas Cuando el siglo terminaba, el gobernado¡ de Buenos Aires, Ro-
niás evolucionadai de vida social. El tiempo ocioso era empleadÓ dríguez de Valdez y de la Vanda escribía al rey:
en general en las mezquindades. de la. política doméstica. Las di. . .. la moneda que corre en Ia tierra es sayal, lienzo, hie-
verslones eran pocas y se limitaban a iuegos de cañas y de sortiia rro. aceror y yo he quitado ahora. e.l .hierro. y el .acero
y también a lós toros. Poco a poco los iuegos dt ^?, -dados, Doroue o.rt momento subían v baiahan el precio en
iabas y naipes-, se convirtieron en ocupación preferida' 'fttn'd" dL partes v particularminte de la Real'Hacienda
Lá vida intelectual de estas pequeñas comunidades era mí- .le \-uestra' i\'f aiesiad v he deiado el lienz.o v el snyll por
nima. En Su mayoría gente de acción, no tenían tiempo ni gusto dos razones; la una Porque no hay cuenta y la otra por-
plrn lns forrnas eleva<Jas de la ctrltura. Sin embargo. hubg trna que tiene. el precio sabido que no sube nt bale ' ' '
minoría que apreciaba las galas del intelecto. El conquista-doi Ruy Los precios variaban además de un lugar a otro' I.ln Buenos
Díaz de Guzmán, hiio de la tierra, y el clérigo l\{artín del Barco Aires la f"n"g" de trigo valía el doble que en Santa Fe, lo que
Centenera, fueron los primeros escritores del Río de la Plata; revela la mayor escasez del producto.
Mendoza mismo cultivaba los clásicos, Leonor de Tejeda frecuen- Le econámía tucumena si asentaba, como en casi toda Amé-
taba los mejores libros del siglo; se fornlaron Por entonces las pri- rica, en la mano de obra indígena utilizada a través del régimen
meras bibliotecas privadas y el obispo del Río de la Plata. a-Poco de la encomienda que ya hemos explicado.
de fundada Buenós Aires'-estableció una cátedra de filosofía de Los conflictos'de ios primeros años crearon gran confusión
vida efímera. Pese a ello los libros escaseaban' excePto l<¡s de e inestabilidad en las encomiendas tucumanas con el consiguiente
doctrina cristiana, y aun éstos no abundaban. La instrucción ge- periuicio para blancos e indios. Poco tarderon' como en todas
neral se timitaba ai nivel primario y las ciudades contaron desde partes, en eparecer los abusos, sobre todo en la aplicación de
sus primeros años con uni escuela' Es de destacar que la mayoría i^ mitd, régimen de trabaio forzado de origen indígena,. por
de lbs hombres y mujeres sabían leer y escribir. el cual'un áeterminado poicentafe de indios de una encomienda
'entre
La Iglesia réalizó tanto una intensa labor- evangelizadora o lugar debía iru pr.rtri servicios a otra parte duranSe u¡ t¡1mPo
organizaía jerárquicamente en dos obispados; el de Tucumán preieterminado. Ei gobernador del Tucumán, Gonzalo de Abreu'
y ót a" paraguay y ni" de la Plata. La cristianización de los indios dictó enton"., unrr" Ordenanzas sobre el trabaio de los indios,
le realizó cJn iguales métodos y dificultades que las relatadas en las primeras dictadas en esta Part€ del Imperio, que tendían a evitar
el capítulo ,t tóiot, pero el eniusiasmo y las virtudes de los mi- los'abusos y indígenaó trabaia"an, en lo que iba
a asegurar qo" iot
sioneios quedó perpetuado en algunos'.nombres eiemplares:-.el compromeiida la iubsisténcia de las poblaciones blancas'
'Prrrgory ofreció un
Panorama'distinto. La sumisión
volun-
obispo Francisco de Vitoria, Juan de Rivadeneyra, I,uis de, Bo-
laños, Añasco, Monruy, etc., y sobre todo San Francisco Solano' taria de ios'indígenas y las relaciones de alianza existentes entre
a
tmbas comunidaáes, lleíaron a los indios proveer a los españoles
La vida económica también fue difícil en sus comienzos' Vida económica

Faltos de moneda propia y en relaciones con pueblos indígenas de los productos por ellos cultivados y de mano de obra gratuita'
que carecían de sisierna monetario, las _primeras transacciones se Pr¡r ell'o la encomienda en el Paraguay no fue necesaria y en su
Éi"i.ton por el nrétodo del rescate; así, lrala P.q"-bu. los alimentos reemplazo se organizó un régimen-peóuliar de trabaio voluntario,
que le p-roveían los indios con anzuelos que fabricaba con, ese dondl, pese a lJs abusos ocaiionalei, el indio trabaiaba-conforme.
áU¡.tu. A medida gue los españoles lograban su propia produc- l,n inco'mprensión de esta circunstancia llevó a Alvar Núñez Ca-
71
70
beza de Vaca, imbuido de ideas de justicia y deseoso de establecer Paraguay y el Río de la Flata abundaban en ganados.y yegua-
un régimen salarial a enfrentarsé con los cólonos en 1544. Cuando rizos, organizándose hacia el 1600 las primeras 'lvaquerías" en,la
más tarde se fundan Santa Fe y Buenos Aires, las encomiendas zona pampeana, sistema primitivo de obtener cueros por medio
reeparecen, pero no llegarán a desanollarse por la escasez de de grándei rodeos de hacienda cimarrona, que era desiarretada y
indios en Ia región y la agricultura tan pobre. luego muerta y cuereada en el lugar, aprovechándose las astas y
Veemos ahora cuál era la producción de estas regiones. Amé- parte de la grasa y abandonándose la c¿rne a los pumas y caren-
rica aportó a la agricultura europea nuevas especies, de las cuales óhos. Los celeales'no faltaban, pero era escasa la harina, salvo en
las principales fueron el rnaiz, el cacao, la papa y el tabaco. Tam- Corrientes y Asunción. Esta última producía también az'6cat y
bién los indios cultivaban mandioca, manl, tomate, pimiento, etc. yerba mate, y en Concepción se cultivaba el algodón. Por su
En nuestro territorio las principales especies fueron el maí2, la parte, Cuyo pbseía una ágricultura floreciente, destacándose por la
mandioca y la yerba mate. En óada entrada los españoles depen- producción
' Las nuevas de vino.
dieron para su sustento de estos productos indígenas. Gracias a poblaciones eran surtidas de productos euroPeos
ellos subsistió Ayolas entre los guaraníes y se salvaron los hom- n través de Lima-, desde ,Panamá, a donde Ilegaban por el sistema
bres de Diego de Roias entre los comechingones. Los conquista- de flotas.y galeones adopado en España por razones -económi-
productos y del fletamiento favorables
dores adoptaron, pues, inicialmente la dieta indlgena, completán-
"r, -"on""triteción de loi
dola en cuanto prolongaban su establecimiento con las especies nl monopolio sevillano- y militares -defensa contra los corsarios
españolas cuyas semillas habían traído en sus árganas. Lentámente, y piratai-. Este sistema había 'funcionado adecuadamente desde
en torno a cada poblado surgieron las sementeras de trigo, cre- iu creación, pero la reaparición del puerto de Buenos Aires y la
cieron las hortalizas, se alzaron los olivos y fructificaron las vides, lejanía de loi pobladorés del Río de la Plata resPecto _del Perú,
-modificeción 'del
La dieta de los colonos se hizo más rica y se mezclaron en ella permitían una esquema implantado_. La misqa
las especies europeas y americanas, incomunicación inicial entre esta región y el Tucumán hacía im-
El aporte de la ganadería indígena fue en cambio nulo. Pe- posible que los abastecimientos eoópeoi l" ll"grttn Por le vía
dro de Mendoza traio al Río de la Plata los primeros caballoq y del Perú, por lo que en los primeros años debieron despacharse
yeguas. En los años siguientes se criaron cima¡rones en la ampli- desde F,spaña embárcaciones de auxilio al Río de la Plata.
tud de las pampas, y a falta de vacunos abundantes, proveyeroñ Sin émbargo el esquema no se alteró. Se oponían a ello varias
a los pobladores de cuero y grasa. Entre 1550 y 1570 el ganado rezones: primero los intereses de Lima y Plnaqá, luego. la escasa
ovino fue introducido desde el Alto Perú, en tanto que el vacuno importanóia y poder adquisitivo que revestían Buenos Aires y el
vino desde esta región y desde el Brasil por esos mismos años' Paiaguay en'e[ conjunto del imperio español, lo que- hacía.per-
Estos ganados pronto proliferaron y excedieron las necesi- iudiC=ial y antieconómico para Sevilla cualquier
desdoblamiento
dades de los pobladores, proveyéndolos de un alimento barato y iel sisterira de flotas; por fin, lo rechazaba el espíritu centralista
abundante, que desde entonces configuró un elemento esencial de los funcionarios eqpañoles, gue no aceptaba como lógico un
en la dieta del argentino. desdoblamiento del sistema.
, Si bien, como se ha dicho, muchas poblaciones Pasaron en sus Buenos Aires nace así más que como Puerto de expo-rtación
primeros años penurias y hambres difíciles de describir, el desarro- o importación, simplemente comb escala rnarítima .haci.a^ Chile I'
llo de la ganadería y la agricultura cre6 hacla el fin del siglo los el norte, sostenida por razones de política internacional.2 La. na-
primeros lxcedentei de producción, magros co19 la ¡oblación vegación a su puerio estaba limitada a los "navíos de permiso",
e4tonces existente, pero que señalaron la opornrnidad de organi- bulues autorizádos a naveger hacia Buenos Aires con el obieto
zarla, yt que la sirrtilitud entre las diferentes regiones creaba naru- de iostener a su población. Al cabo de algunos años se exPofteron
rales limiiaciones al intercambio. ocasionalmente ai Brasil productos tucumanos y uigo bonaeren-
Por entonces, el Tucumán poseía suficientes cereales y ga- se. Pero sobre todo Buen^os Aires comenz' a eiercer una intermi-
nados y la producción de mulas e¡a creciente, los tejidos_de lana tente función de escala comercial, recibiendo y adquiriendo pro-
y algoilón sálían de los telares de su! ciudades; Santiago y Córdoba ductos oue reexpedía inmediatamente al interior. Esta actividad
itegaban a confeccionar ropas y sombreros, La Rioia surtía de ilfcita piovocó I'a clausura del Puerto en 1594, lo que volvió e
vino, Córdoba de harina y Santiago de iabón. ':l Vé¡¡e suprr. pó9. ó4.

72 73
sumir a la población en las máximas penurias, por lo que buscó nal, acrecentando su autoridad y Prestigio o destruyendo ambos'
remedio en el contrabando, con la complicidad de las propies au- En el primer caso, cuando la persónalid;.a $et gobernador fue vi-
toridades locales. gorosa y dotada de ese carisma propio de los conductores de ex-
óepción, se configuró el caudillo.
rrefés y ' Esre caudillo' sudamericano era distinto al caudillo español
de la época, jefe exclusivamente militar cuidadosamente contro-
El Tucumán y el Plata, diferentes en tantos aspectos, tam- lado poi el póder real, como Gonzalo de Córdoba' En Sudaméri-
bién lo fueron en su vida política. .rl a la iez que iefe militar el iefe político de su furisdicción.
Los gobernadores tucumanos, designados desde Charcas o ",
Sometido furídióaménte a la autoridad del
Conseio de Indias y
Chile, conduieron u organizaron las entradas destinadas a nuevas clcl rev. en la práctica actuó con gran independencia.' aunque
fundaciones y fueron a la vez que iefes de la hueste indiana. cn función de servicio a la Corona y de obediencia a sus intereses.
iefes políticos subordinados a las autoridades que los habían de- El primero y más acabado caudillo del siglo fue don Domin-
signado. futas trataron de suietar las nuevas tierras a su respec- go Mariínez de lrala. Teniente gobernador en 1538 y titular en
tiva jurisdicción, lo que traio como consecuencia deposiciones i539, a él cupo la tarea de asentar la civilización occidental en el
de mandatarios, arrasamiento de fundaciones, anulación . de las Paraguay, levantando la ciudad, organizando su primaria- econo-
encomiendas otorgadas, etc., con el objeto de subrayar la propia mía,- fabricando las herramientas necesarias para la subsistencia,
autoridad y falta de atribuciones del mandatario precedente. creando una industria naval que permitió mantener abierta la na-
Cuando en l5ó3 el Tucumán quedó definitivamente depen- vegación del Paraná y hacia la isla de Santa Catalina, y dando a
diente de la Audiencia de Charcas, las rivalidades entre los de- lui una nueva raza a través del mestizaie, en lo que él también
tentadores del poder en esta ciudad y sus rozamientos con el se comprometió personalmente.
virrey del Perú tuvieron sus ecos en la nueve gobernación. Góbernaba cbn general beneplácito cuando en 1542 su poder
Por lo tanto, los gobernadores del Tucumán 'actuaron in- fue puesto a prueba por la llegadá de otro hombre excepcional, el
mersos en un problema- político que los excedía y que tenía sus adelántado y- gobernador Alvar Núñez Cabez* de Vaca. Había
cabezas principales fuera del Tucumán. En consecuencia nunca \ éste expedicionado en América del Norte, y convivido con sus
tuvieron la autonomía de decisión, la fuerza de cohesión ni el indios, de los que era gran defensor, y llegaba tras una heroica
don personal del auténtico caudillo que aparecerá en el Río de marcha por tierra desde la costa atlántica.
la Plata. Fueron simplemente iefes prestigiosos con el coraje que La vida asunceña era bien distinta del mundo antillano co-
exigía aquel tiempo, algunos de recia personalidad, como Francis- nocido por el adelantado y aiena a los supuestos éticos de-los
co de Aguirre? y que a fines del siglo, con el eficiente organiza- justos títulos que había vivido en F,spaña. PreocuPado d¡ d9{en-
dor que fue Ramírez de Velazco, anunciaron al futuro goberna- der e los indiol de todo abuso, de moralizar la vida de los blan-
dor-funcionario. cos y poco prudente en sus decisiones, planteó el primer con-
La vida política tucumana, no obstante, careció de calma flicto de poder que registra nuestra historia.
durante todo éste tiempo; de sus gobernadores, Aguirre fue pri- Pese a que Iiala ld reconoció como_ gobernador,.se enfrenta-
mero depuesto por un motín y luego preso por la Audiencia; ron al poco tiempo el caudillo reconocido y asentado' rePresen-
Cebrera y Abreu fueron asesinados por sus sucesores y Lerma tante dé los priméros potladores,
-exenta
y el gobernador legal, apoyado
fue apresado por la Audiencia a ceusa de sus desmanes. por gente nueva no de calidad. Al prirner fracaso del
Én el Paiaguay, la vida política no careció tampoco de agita- idelaitado, los vieios pobladores se sublevaron¡ lo apresaron y. lo
ción, pero presentó una carecterística peculiar. Aislado en el inte- despacharon a España,-restableciendo en el poder a lrala, a quien
rior de América, sin comunicación permanente con el Perú o con los'revolucionariós efigieron gobernador. Irala siguió como ceu-
España, l¿s decisiones políticas debieron tomarse ante las exigen- dillo indiscutidó rigiendo la vide del Paraguay hasta su muerte
cias de las circunstancias, sin esperar las soluciones de las lejanas cn 155ó, preocupánáose además de ocupar el Guayrá Para conte-
autoridades, soluciones que por tardías no resultaban tales sino ner los avences de los portugueses.
por excepción. Se creó así un hábito político de eutonomía que Años después, en f568, llegó a Asunción desde el Alto Perú
comprometió a quienes eiercían el poder en forma total, perso- dcn Juan de'Garay, quicn eñcarnaría el segundo caudillo del

74 75
Plata. Hombre de iniciativa y mando residía en América desde I 567 Tolovero de Esteco (Diego Pocheco).
hacía 15 años. Acababa de funder santa Fe cuando ra negada de I 573 Córdobo (Jerónimo Luis de Cobrero).
1511 Son Clemente (Gonzolo de Abreu).
su pariente, el adelantado Ortiz de Zárate lo transformd en t.- Lermo de Solto (Hernondo de Lermo).
| 582
niente gobernador y capitán general. I 592 Todos lós Sontos de ló Nuevo Rioio (Juon Romírez de Velozco) '
Muerto el adelantado-surgió el caudillo. Reprimió los des- Modrid de los Juntos (Juon Romírez de Velozco) .
Son Solvodor de Juiuy (Froncisco de Argoñoroz).
nranes
{:.19r jóvenes criollos con severidad rayana en la violen-
I 593
cia, pacificó- a los indios y utilizando a aquellbs mismos crioilos
Ievantiscos fundó la ciudad de Buenos Aires. lll. Corricnte chilcno
Seguro de su poder ¡o temió aleiarse de la sede de su gobier-
Mendozo ( Pedro del Costillo ) .
no.y p€se a su severidad fue más admirado que temido. [iubiera Son Juon de lo Frontero (Juon Jufré).
realizado tal vez una obra de gobierno notabie de no haber sido Son Luis de Loyolo (Luis Jufré).
muerto por los indios en l58l a consecuencia de una impruden-
cra suya.
ooBERNADoREsYADELANTADoSDELRIoDELAPLATAYPARAGUAY
Todos estos hechos nos acercan, hacia el filo del siglo xvrr,
gobierno, con prescin-
a un cambio fundamental en la actitud del poblador español. Los Sr tomo como primero fecho lo del primer octo de eiercicio del
colonos deiarán de lado las arracciones de Ia leyenda di la Sier¡a d¡ncio de lo fecho de designoción y de lo de osunción del corgo'
de, la Plata y de la tierra de los Césares y se aplicarán a Ia taree I 536-37 Pedro de Mendozo (odelontodo) '
más. efectiva y concreta de criar, labrar ia tieria y evangelizar a
153?-39 Juon de Ayolos (teniente gobernodor)'*
1539-42 Domingo Mortínez de lrolo (teniente gobernodor) '
(odelontodo) '
los indios. 1542-44 Alvor Núñez Cobezo de Voco(teniente
1544-52 Domingo Mortínez de lrolo (gobernodor) gobernodor) '

FUNDACIONES EN Et SIGLO XVI


1552-56 Domingo Mortínez de lrolo '
1556-57 Crcnzolo de Mendozo (teniente gobernodor) '
Vergoro (gobernodor)'
1557-68 Froncisco Ortiz de(teniente
l. Corricnte otlóntico lS1q-eg Juon de Ortego(teniente gobernodor) '
1568-72 Felipe Cóceres gobernodor) '
(teniente gobernodor) '
r 536 Puerto de Buenos Aires (Pedro de Mendozo). 1512-14 Mortín Suórez de Toledo
I 537 Puerto de Asunción (Juon de Solozor). 1514-16 Juon Ortiz de Zórote (odelontodo)'
l54t Asunción (Domingo Mortínez de lrolo). lile¿'l Diego Ortiz de Zírote Mendieto (teniente gobernodor) '
I55t Ontiveros [Guoyról (Ruy Díoz de Melgorejo). lS'tl-lg Luis Osorio de Quiñones (teniente(odelontodo
gobernodor interino)'. .
pretenso)'t*
t552 Son Froncisco (Mencío Colderón). Vero y Arogón
iSlg-gf Juon Torres de (teniente
r 556 Ciudod Reol lGuoyró] (Gonzolo de Mendozo). 1578-83 Juon Goroy
de gobernodor)'
r 56r Sonto Cruz de lo Sierro (Nufrio de Choves). 1584-8? Juon Torres de Novorrete (teniente gobernodor)'
(gobernodor interino) '
I 573 Sonto Fe (Juon de Goroy). I 587-91 Juon Torres de Ve¡o y Arogón
1574 Zorotino (Juon Ortiz de Zórotel . l59l-93 lnterregno (sin gobernodor(teniente
generol)'
Villo Rico del Espíritu Sonto (Ruy Díoz de Melgorejo). 1593 Hernondorios de Soovedro gobernodor)'
I 575
¡ 580 Sontísimo Trinidod y Puerto de Buenos Aires (Juon de Goroy) . 1594 Fernondo de Zórote (gobernodor).
r 585 Concepción del Bermejo (Alonso de Vero y Arogón). 1596-97 Juon Romírez de Velozco (gobernodor)'
I 588 Son Juon de Vero de Corrientes (Juon Torres de Vero y Arogón). 1598-99 Hernondorios de Soovedro (gobernodor)'
1599-l600 Diego Rodríguez de Voldez y lo Vondo (gobernodor)'
ll, Corriente paruono
GOBERNADORES DEL TUCUMAN
r550 Ciudod del Bbrco il?l (Pedro Núñez de Prodo).
1552 Ciudod del Borco [2?] (Pedro Núñez de Prodo)- l55l-64 Froncisco de Aguirre (te¡iiente gobernodor) '
¡ 553 Sontiogo del Estero (Froncisco de Aguirre). 1554-56 Juon Gregorio Bozón (teniente gobernodor) '
I 558 Londres de Nuevo lngloterro (J.uon Pérez de Zoritol .
1556-57 Miguel de Ardiles (teniente gobernodor)'
Córdobci Colchoquí (Juon Pérez de Zorito). 1557 Rodrigo de Aguirre (teniente gobernodor)'
Coñete (Juon Pérez de Zorito). a Nuñcd titulor cuondo yo__hobío muerto.
3uDo su nombromiento. Fue confirmodo
r 565 Son Miguel del Tucumón (Diego de Villorroel). .. 'El;üi¿ii'Jodüri.r."ifi-lóñiii-ot¡on llál o v¡ne¡nol -eor interniedio del teniente po¡ él
r 566 Cóceres (Diego de Herediol. darlonodo,- y por loi d¡rccho¡ da 3u €sPoso doño Juono dc zóroie'

76 77
r 557-6t Juon Pérez de Zorito (teniente gobernodor).
r 56! -63 Gregorio de Costoñedo (teniente gobernodor.) .

r 563-65 lnterregno (sin gobierno titulor) .


r 565-66 Froncisco de Aguirre (gobernodor).
r 567-69 Diego Pocheco (gobe¡nodor).
r 569-70 Froncisco de Aguirre (gobernodor).
I570-7 I Nicolós Corrizo (gobernodoi interino) . LA COLOtttZACIÓtt
l51l -14 Jerónimo Luis de Cobrero (gobernodor) .

I 574-80 Gonzolo de Abreu (gobernodor).


r 580-84 Hernondo de Lermo (gobernodor).
r 584-86 Alonso de Cepedo (gobernodor interino).
I 586-93 Juon Romírez de Velozco (gobernodór).
Fernondo de Zórote (gobernodor)
ESPAÑA CONTRA
r
r
593-94
594- r 600 Pedro Mercodo de Peñolozo (gobernodor). EUtroFA
La Europ. baTtoca

Hacia el ló00 ninguno de los grandes Problemas del siglo- ¡v¡ El sielo XVlr

había tenido una verdadera solución. Tres grandes hechos deia-


rían, no obstante, su marca indeleble: los viaies y descubrimien-
tos, que dieron una nueva dimensión al mundo conocido; las
reforrilas religiosas, que produieron la ruPture de la unidad cris-
tiana de Occ-idente, v el-renacimiento en las letras v en-las artes,
que significó renovabiones profundas en las ideas v en las creen-
cias de la gente.
Los hómbres han padecido el rigor de la intolerancia Y-P-
frido los excesos de las-guerras religiosas y Políticas. Han perdido
el optimismo renacentista y la vida se les presenta brutal, dura ,Y
desordenada. El arte las tendenciai de esa época tumul-
tuosa. Algunos avizoran "*ptát"
ia asociación entre el arte y la vida, como
si ambos-se reunieran en el gesto maravilloso del movimiento. El
barroco aparece, asimismo, cómo la expresión del siglo.del placer
frívolo, o sutilizado, y sin embargo co1 él comien-
"itttutg"nt.
zan la ciencia )i la historia en el sentido moderno' En los trazos
esenciales del árte barroco se definen inclinaciones, asPiraciones,
angustias, conquistas y humores de Ia sociedad del seiscientos.
Esíilo de rebuscada cómpleiidad, expresa el triunfo de la pasión
sobre la raz6n, así como el'siglo siguiente, el xvttt, será el de- la
rezón reivindicada. Los hechoi políticos y militares se entienden
en el contexto de la Europa barroca, Porgue el barroco es' a su
,,la risa maliciosa dil siglo xvrr" y un medio para
manera, Protestar
contra la tiranía política, conúa el autoritarismo eclesiástico in-
^de
quisitorial. Fiesta la sensu¡lidad y, al mismo tiempo, sentido
irágico de la vida. El barroco implici una concepción del mundo

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