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Colección Ideas Clave
Directores de la colección: Antoni Zabala, Maruja Caruncho
© Emilio Pedrinaci Rodríguez (coord.), Aureli Caamaño Ros, Pedro Cañal de León, Antonio de Pro Bueno
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Índice
Presentación
11 preguntas sobre la competencia científica y 11 ideas clave para responderlas
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4 Los ciudadanos necesitan conocimientos de ciencias para dar
respuestas a los problemas de su contexto, Antonio de Pro
¿Hay sólo una ciencia que enseñar?
• ¿En qué consiste contextualizar el contenido objeto de enseñanza?
• ¿Conviene plantear un currículo contextualizado de las ciencias?
• ¿Tenemos unidades didácticas con un enfoque contextualizado de las ciencias?
En resumen
En la práctica
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lingüística?
• El lenguaje científico: algunas de sus características
• ¿Qué tiene de específico el lenguaje científico y qué papel desempeña en el aprendizaje de la
ciencia?
• ¿Qué tipos de textos son más usuales en la ciencia?
• Algunos modos de trabajarlo en el aula
En resumen
En la práctica
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• El desarrollo de la competencia científica
• Los cambios necesarios en la enseñanza de las ciencias
• ¿Qué competencia profesional necesita el profesor para promover la competencia científica del
alumnado?
• Obstáculos y dificultades. ¿Cómo avanzar?
En resumen
En la práctica
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Presentación
Los profesores de ciencias siempre hemos sabido que buena parte de los
conocimientos que intentamos que aprendan nuestros alumnos tendrán escasa
utilidad para muchos de ellos, mientras que otros conocimientos, que podrían
resultarles verdaderamente interesantes y útiles a todos, apenas disponemos de
tiempo o condiciones para trabajarlos o, sencillamente, no forman parte del
currículo. Siempre hemos sospechado que, incluso los estudiantes con mejores
calificaciones, tendrían dificultades para utilizar esos saberes en unos contextos
diferentes a aquellos en los que los adquirieron. Si nos quedaban algunas dudas
al respecto, llegó la evaluación PISA y evidenció que nuestros alumnos no sólo
tenían unos conocimientos muy limitados, sino que apenas sabían utilizar lo que
suponíamos que habían aprendido.
Una parte sustancial de la extraordinaria capacidad formativa de las ciencias se
nos escapa entre las costuras de un currículo inabarcable, que no discrimina
entre aquello que es esencial y lo que no lo es, en el que la presencia de un
contenido se justifica más por haber figurado tradicionalmente en los programas
que por su interés científico o social o la utilidad que pueda tener para ayudar a
los estudiantes a enfocar un problema, documentarse sobre él, ofrecer una
opinión informada, etc. Otra parte de esa capacidad formativa de las ciencias se
nos pierde en un trabajo de aula preocupado porque los estudiantes incorporen
de manera rápida y acrítica las informaciones que les proporcionamos, pero que
deja poco tiempo para la reflexión, el análisis, el debate, la indagación… y que,
en consecuencia, apenas consigue interesarlos por la ciencia.
Sí, hace tiempo que los profesores de ciencias sabemos todo esto, como
sabemos que los conocimientos que solemos promover en los estudiantes les
sirven más para superar exámenes académicos que para afrontar con
posibilidades de éxito las situaciones que les deparará la vida, su profesión o su
contexto social. Lo que quizá no sabíamos, o no nos atrevíamos a reconocer, es
que «los estudiantes perciben la educación científica como irrelevante y difícil»
(Rocard y otros, 2007). Probablemente, entre todas las conclusiones a las que
llega este interesante estudio sobre la enseñanza de las ciencias en Europa, no
haya otra tan demoledora como ésta. Porque no es que los jóvenes europeos no
valoren las aportaciones de la ciencia y la tecnología al conocimiento y al
bienestar social, eso sí que lo valoran, y mucho, lo que consideran irrelevante
para sus vidas o su futuro personal son las enseñanzas científicas escolares que
han recibido.
Para tratar de cambiar esta situación se supone que ha hecho su entrada en el
currículo el enfoque competencial organizado en torno a ocho competencias
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básicas,* entre las cuales se sitúa la competencia científica.
Desde la introducción de la perspectiva constructivista, probablemente, no se
había producido en la enseñanza una sensación tan clara de la potencialidad que
puede encerrar un nuevo enfoque. Quizá por ello, y por el impulso que ha
recibido de la Comisión Europea y del programa PISA, se ha propagado a ese
ritmo vertiginoso. Tanto, que en muy pocos años su presencia ha llegado a los
sistemas educativos de un buen número de países, entre ellos a la totalidad de
los países occidentales, afectando a todas las áreas del conocimiento y a todos
los niveles de enseñanza, desde la educación infantil hasta la universidad.
Ese extraordinario ritmo de difusión, el origen empresarial de la noción de
competencia y el escaso acierto de algunos de los primeros pasos que se han
dado han generado reticencias, dudas y no pocos rechazos. No debe extrañarnos
que haya ocurrido así. Periódicamente, las normativas y propuestas educativas se
ven invadidas por términos y nociones que, súbitamente, se muestran ubicuos. El
profesorado, no sin cierta razón, suele recelar de unos términos cuyo significado
no siempre tiene claro, que con frecuencia percibe como una nueva forma de
denominar algo ya conocido, cuya utilidad considera dudosa y cuya velocidad de
propagación sólo es comparable a la rapidez con la que, unos años más tarde y
sin mediar explicaciones convincentes, desaparecen de las normativas oficiales y
de las propuestas de los expertos.
La irrupción a escala internacional del término «competencia» ocurrida en los
últimos años debe obligarnos, pues, a que nos interroguemos acerca de su
significado, de su relación con otros conceptos y enfoques anteriores y, muy
especialmente, a que ponderemos su utilidad para orientar la enseñanza de las
ciencias, de manera que pueda valorarse no sólo si esa irrupción está justificada,
sino también su solidez y las expectativas que cabe tener.
Estamos tan convencidos de la capacidad reestructuradora y de la
potencialidad que encierra la perspectiva competencial como del riesgo existente
de que se malogre porque se introduzca como un elemento curricular más,
dejando todo inalterado, o porque se utilice como simple maquillaje o, peor aún,
porque su introducción se enrede en una maraña tecnocrática al estilo de la vieja
pedagogía por objetivos. De todo lo cual empieza a haber ejemplos.
El convencimiento de la potencialidad que encierra la introducción de la
perspectiva competencial en la enseñanza de las ciencias y la constatación de
que algunos de los primeros pasos que se estaban dando no parecían ir en la
buena dirección nos han animado a escribir este libro. Es un libro reflexivo en el
que, sin ocultar las dudas que se nos presentan, analizamos cuestiones como: en
qué medida enlaza el enfoque competencial con las propuestas más
prometedoras sobre la enseñanza de las ciencias que vienen trabajándose en las
últimas décadas, qué recoge y hereda de ellas; qué capacidades forman la
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competencia científica y cómo podrían desarrollarse de manera integrada; qué
relaciones existen entre la competencia científica y las demás competencias
básicas y cómo puede trabajarse desde la enseñanza de las ciencias para
promover su desarrollo conjunto; cómo podemos saber si nuestro alumnado es
científicamente competente; o qué competencias deberíamos tener los profesores
para contribuir a esta formación de los estudiantes, por citar algunos ejemplos
representativos.
En definitiva, hemos querido hacer un libro útil que, además de contribuir a
clarificar teóricamente la cuestión, haga propuestas concretas acerca del modo de
trabajar la competencia científica en el aula, aliñándolas con ejemplos prácticos
que pueden ayudar a formarse una idea clara de cómo la entendemos. Para ello
hemos seleccionado las 11 preguntas que consideramos más relevantes y hemos
formulado las ideas clave que responderían a esas preguntas, dedicando un
capítulo al tratamiento de cada una de ellas.
Por último, queremos agradecer a Ana Oñorbe, compañera en la dirección de
la revista Alambique. Didáctica de las Ciencias Experimentales, las ideas,
sugerencias y críticas que ha hecho al manuscrito de este libro; nos han
resultado muy valiosas. Muchas gracias, Ana.
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3. ¿Qué conceptos y teorías científicas deben incluirse en el currículo?
Idea clave 3: Deben enseñarse los conceptos y teorías científicas
imprescindibles para elaborar explicaciones básicas sobre el mundo
natural.
Deben seleccionarse más y mejor las nociones y teorías científicas que forman
parte del currículo, e incluir sólo las de mayor potencialidad explicativa que sean
imprescindibles para elaborar interpretaciones básicas sobre el mundo natural.
Identificarlas no resulta fácil.
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8. ¿Deben analizarse en el aula las implicaciones sociales de la ciencia y la
tecnología? Idea clave 8: Las implicaciones sociales del conocimiento
científico y tecnológico forman parte de éste y, por lo tanto, de su
enseñanza.
La ciencia y la tecnología afectan a la sociedad y se ven afectadas por ella;
entender algunas de sus principales interacciones resulta esencial en una
propuesta de enseñanza que quiera promover la alfabetización científica.
10. ¿Qué debe saber y saber hacer el profesor para promover el desarrollo de la
competencia científica?
Idea clave 10: Saber ciencias no equivale a tener competencia
profesional para enseñar ciencias.
Una enseñanza de las ciencias orientada hacia el logro de la competencia
científica del alumnado demanda un profesorado que no sólo conozca la ciencia
que pretende enseñar, sino que disponga de la competencia didáctica para
hacerlo.
* Todos los términos que aparecen en negrita pueden encontrarse en el glosario del libro (pp. 273-278).
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El ejercicio de una ciudadanía responsable
exige disponer de cierta competencia científica
Emilio Pedrinaci
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para salvar a su hermano es el primer paso entre los nuevos retos científicos:
¿por qué no evitar también la predisposición al cáncer o al alzheimer? ¿O elegir
el sexo del feto?».
Puede extenderse la lista de noticias y debates sociales relacionados con la
ciencia y la tecnología aparecidos en medios de comunicación cuanto se quiera,
por ejemplo con los alimentos transgénicos, el alarmante incremento de niños y
jóvenes con sobrepeso, la desertización, el agotamiento de los recursos
naturales, el comercio de los minerales estratégicos, el tratamiento del SIDA, el
abuso de los medicamentos, etc. No cabe duda de que en nuestra sociedad es
cada día más notoria la presencia de cuestiones de base científica acerca de las
cuales los ciudadanos deben tener una opinión fundada porque les afectan
personal y socialmente. Y si esto es así, el sistema educativo debería
proporcionarles la formación necesaria para enfrentarse a esos asuntos y estar en
condiciones de adoptar decisiones informadas sobre ellos.
La cuestión es: ¿debe ser éste un objetivo prioritario de la enseñanza de las
ciencias en la educación obligatoria? Y, si lo fuese, ¿cómo puede conseguirse?,
¿es razonable esperar que lo consiga la mayor parte del alumnado? A responder
esas preguntas se dedica buena parte de este libro. En todo caso, quizá sea
oportuno recordar lo que señalaba Claxton:
En la escuela es imposible enseñarles lo suficiente como para hacerlos expertos en algún campo, pero
debería ser posible darles la confianza para plantear preguntas pertinentes y para detectar las
sandeces en las respuestas. (Claxton, 1994)
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sociales.
Con todo, ni son nuevas estas conclusiones ni lo son los datos en que se
basan. Así, el eurobarómetro 224 (C.E., 2005) señala que sólo el 15% de los
europeos está satisfecho con la calidad de las clases de ciencia que recibió en la
escuela, mientras que el 59,5% opina que no son suficientemente atractivas. En
una línea similar se manifiesta la Quinta Encuesta sobre percepción Social de la
Ciencia y la Tecnología en España (FECYT, 2011) al indicar que el 40,5% de los
encuestados valora como bajo o muy bajo el nivel de la educación científica que
ha recibido, mientras que sólo el 10,7% lo considera alto o muy alto.
Los datos anteriores evidencian la existencia de una brecha entre los
aprendizajes promovidos por las ciencias y las demandas sociales. Brecha que,
dado el ritmo al que avanza la sociedad y la inmovilidad de las propuestas
educativas, no deja de aumentar. Monereo y Pozo (2001) llamaron la atención
sobre este creciente desfase indicando que «a menudo la escuela enseña
contenidos del siglo XIX con profesores del siglo XX a alumnos del siglo XXI».
El interés de los estudiantes no universitarios por la ciencia es, sin duda,
trascendental desde la perspectiva económica. Si la sociedad necesita científicos e
ingenieros, obviamente, necesita personas que quieran llegar a serlo y esto sólo
ocurrirá si hay suficientes estudiantes que consideran interesante y útil el
conocimiento científico. No en vano, la primera recomendación que hace el
Informe Rocard afirma de manera taxativa: «Puesto que está en juego el futuro
de Europa, los encargados de tomar decisiones deben exigir la mejora de la
enseñanza de la ciencia a los organismos responsables de aplicar cambios a nivel
local, regional, nacional y europeo.» (la cursiva es nuestra).
Pero si la formación científica es necesaria desde la perspectiva económica no
lo es menos desde la perspectiva personal. En efecto, una comprensión básica de
la ciencia y la tecnología resulta esencial en la preparación de los jóvenes para su
vida futura. Y también lo es desde la perspectiva social en la medida en que
dicha formación debe proporcionar criterios para intervenir en la toma de
decisiones políticas sobre aquellas cuestiones que tienen repercusión en sus vidas
17
(Pedrinaci, 2006).
La denominada sociedad del conocimiento requiere que la ciudadanía disponga de
una formación científica no sólo mayor, sino mejor adaptada a las nuevas
exigencias de un mundo globalizado y tecnológicamente avanzado.
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conocimientos teóricos que la capacidad de utilizarlos de manera eficiente en el
desempeño de una profesión.
El término «competencia» goza de una larga tradición en el mundo económico y
laboral, y son diversas las definiciones que de él se han ofrecido.
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actitudes, pero lo hace de una manera integrada, sugiriendo un tratamiento
articulado de todos ellos. Por ejemplo, la competencia para argumentar
implicaría un conocimiento teórico del objeto de la argumentación y la
capacidad de seleccionar aquello que es más relevante para esa cuestión,
pero también la destreza para organizar los argumentos y relacionarlos de
manera que favorezcan la obtención de conclusiones, todo ello junto con una
actitud interesada, comunicativa, responsable…
• Supone la capacidad de utilizar los conocimientos anteriores en diferentes
contextos, lo que exige la integración y reorganización de los aprendizajes
adquiridos. Es decir, no se trata sólo de ser hábil en la ejecución de una tarea,
sino que debe disponerse también de la capacidad de aplicar lo aprendido al
análisis y tratamiento de diversos problemas.
• Se considera un continuo, no algo que una persona tiene o no tiene. Hay, por
tanto, diversidad de grados de competencia, y esta circunstancia puede
proporcionarnos una base para establecer estándares o niveles de desarrollo
competencial.
• Debe desarrollarse a lo largo de la vida. En consecuencia, las competencias
seleccionadas deben ser aquellas capaces de favorecer un aprendizaje más
allá del período escolar. En palabras de Coll (2007) serían «las que convierten
a un aprendiz en un aprendiz competente».
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La perspectiva competencial enfatiza más esta funcionalidad situándola como
objetivo central de la enseñanza y la utiliza como criterio de valoración no tanto
en el contexto académico como en el ámbito personal, social y laboral.
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Competencia y alfabetización científica
En un mundo lleno de productos de la investigación científica, la alfabetización científica se ha
convertido en una necesidad para todos. Todos necesitamos utilizar la información científica para
elegir entre las opciones que se plantean cada día. Todos necesitamos ser capaces de implicarnos en
debates públicos sobre asuntos importantes relacionados con la ciencia y la tecnología. Y todos
merecemos compartir la emoción y la realización personal que puede producir la comprensión del
mundo natural. (National Research Council, 1996)
La alfabetización científica significa que una persona puede preguntar, hallar o dar respuesta a
cuestiones que su curiosidad le plantea diariamente. Significa que una persona es capaz de describir,
explicar y predecir fenómenos naturales. La alfabetización científica capacita para leer en la prensa
artículos sobre ciencia y para participar en debates sociales sobre la validez de sus conclusiones. La
alfabetización científica implica que la persona puede identificar los temas científicos que determinan
las decisiones políticas y expresar posiciones informadas científica y tecnológicamente. Un ciudadano
científicamente alfabetizado debe ser capaz de valorar la calidad de la información científica basándose
en la fuente de la que procede y en los métodos utilizados para generarla. La alfabetización científica
también implica tener la capacidad de valorar los argumentos que se derivan de los hechos
establecidos y llegar a conclusiones. (Bybee, 1997)
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perfectamente con el concepto de competencia que estamos definiendo, tanto es
así que si sustituimos en ella el término «alfabetización» por «competencia» sería
suscrito, con toda probabilidad, por quienes defienden la necesidad de organizar
el currículo de forma que favorezca el desarrollo de la competencia científica.
Y si esto es así debemos preguntarnos ¿qué tiene de novedosa esta noción?,
pero sobre todo, ¿tiene sentido abandonar la denominación de «alfabetización
científica» en beneficio de la de «competencia científica»?
Debemos preguntarnos si tiene sentido abandonar la denominación de
«alfabetización científica» en beneficio de la de «competencia científica».
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en las que se apoya y a las que apoya, de manera que su aplicación curricular
no constituye una excepción. Circunstancia que, sin duda, la hace más
factible y más eficaz.
• Proporciona excelentes criterios para la selección de los contenidos básicos de
la educación obligatoria así como para la evaluación, como hace la noción de
alfabetización científica pero, probablemente, ayuda mejor a la definición de
las estrategias de enseñanza adecuadas.
• Su introducción no sólo es avalada por científicos, investigadores y expertos
en didáctica de las ciencias, sino que viene impulsada por instituciones
internacionales de tanto peso como la Comisión Europea y la OCDE.
Competencia científica: Hace referencia a los conocimientos científicos de un individuo y al uso de ese
conocimiento para identificar problemas, adquirir nuevos conocimientos, explicar fenómenos
científicos y extraer conclusiones basadas en pruebas sobre cuestiones relacionadas con la ciencia.
Asimismo, comporta la comprensión de los rasgos característicos de la ciencia, entendida como un
método del conocimiento y la investigación humana, la percepción del modo en que la ciencia y la
tecnología conforman nuestro entorno material, intelectual y cultural, y la disposición a implicarse en
asuntos relacionados con la ciencia y con las ideas de la ciencia como un ciudadano reflexivo. (OCDE,
2006)
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La definición de competencia científica es, quizá, demasiado extensa y, como
puede verse, más compleja que la ofrecida para las competencias lectora y
matemática. Sin embargo, en documentos anteriores de la OCDE la competencia
científica se definía en términos similares a las demás competencias:
La capacidad para utilizar el conocimiento científico, identificar preguntas y extraer conclusiones
basadas en pruebas para entender y poder tomar decisiones sobre el mundo natural y los cambios
que la actividad humana ha provocado en él. (OCDE, 2003)
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alfabetización científica. Así, se centra en el uso del conocimiento científico que
las personas hacen para adquirir nuevos aprendizajes, analizar cuestiones y sacar
conclusiones relacionadas con el medio natural y social. Consecuentemente, y de
manera acertada, «PISA evalúa la capacidad de realizar tareas relacionadas con la
vida real» (Schleicher, 2006). Sin embargo, pueden hacérsele algunas objeciones:
Objeciones: la clasificación de los conocimientos científicos supone un retroceso
con respecto a la utilizada en la última década, no habla de actitudes relacionadas
con el interés por la ciencia, y los procedimientos científicos en los que se centra
omiten los componentes más creativos.
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En definitiva, PISA es un excelente programa de investigación que no sólo está
aportando valiosa información sobre el rendimiento escolar en la educación
obligatoria, sino que con su planteamiento organizado en torno al concepto de
competencia ha llamado la atención acerca de que el sistema educativo no
debería preocuparse tanto por constatar si los estudiantes saben reproducir lo
que se les ha enseñado como por conocer qué saben hacer con lo que se supone
que han aprendido. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que es un programa de
evaluación, no una propuesta de formación. Esta circunstancia tendrían que
considerarla los diseñadores de currículos porque de ella se derivan algunas de
las limitaciones que PISA muestra cuando es analizado desde una perspectiva
formativa. No debería pedírsele aquello que no puede ofrecer.
27
caracterizarla seleccionando aquellas capacidades que quieren desarrollarse
prioritariamente para formar personas científicamente competentes.
28
laboral del individuo.
En resumen
• Diversos datos muestran que los jóvenes europeos se sienten poco atraídos
por las ciencias y perciben la formación científica recibida como irrelevante y
difícil. Las principales causas estarían relacionadas con la ciencia que se
enseña, muy alejada de los problemas actuales, y sobre todo con el modo en
que se enseña. Existe una brecha entre los aprendizajes promovidos por las
ciencias escolares y las demandas sociales.
• La Comisión Europea considera necesario que los sistemas educativos de los
países miembros se centren en el desarrollo de competencias clave,
entendidas como «un paquete multifuncional y transferible de conocimientos,
destrezas y actitudes que todos los individuos necesitan para su realización y
desarrollo personal, inclusión y empleo».
• El concepto de competencia integra conocimientos teóricos, conocimientos
prácticos (destrezas) y actitudes; implica la capacidad de utilizarlos en
diferentes contextos, y se considera un continuo que debe desarrollarse a lo
largo de la vida, no algo que una persona tiene o no tiene.
• El concepto de competencia científica enlaza con el de alfabetización
científica, de éste recoge la necesidad de priorizar las capacidades que ayudan
a la ciudadanía a ejercer sus derechos e integrarse mejor en un mundo
globalizado cada vez más influido por la ciencia y la tecnología; pero supera
algunos de los inconvenientes que estaban dificultando su aplicación.
• La caracterización de competencia científica que hace PISA tiene un enfoque
adecuado, pero también algunas limitaciones derivadas del hecho de ser un
programa de evaluación, no una propuesta de formación.
• Entendemos por competencia científica un conjunto integrado de capacidades
para utilizar el conocimiento científico a fin de describir, explicar y predecir
fenómenos naturales; para comprender los rasgos característicos de la
ciencia; para formular e investigar problemas e hipótesis; así como para
documentarse, argumentar y tomar decisiones personales y sociales sobre el
mundo natural y los cambios que la actividad humana genera en él.
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En la práctica
Una propuesta formativa que pretenda desarrollar la competencia científica debería conseguir que los
estudiantes de dieciséis años estuviesen en condiciones de resolver actividades como la que, a modo
de ejemplo, seguidamente se propone. Lo que implica ser capaz de entender una noticia de base
científica, utilizar los conocimientos científicos para interpretarla y valorarla, buscar y seleccionar
información relevante para el caso, identificar cuestiones científicas, formular hipótesis, hacer
predicciones, construir una argumentación consistente y valorar la influencia social de los productos
científicos y tecnológicos.
Predicción polémica
El Gobierno pidió a los ciudadanos de L Aquila que no se quedasen en las casas afectadas porque
«no hay nadie que pueda decir si habrá otras réplicas en las próximas horas o días». Asimismo,
aseguró que «no existen datos científicos para prevenir terremotos», después de la polémica
provocada por el hecho de que un experto había advertido la semana pasada de que era
inminente un gran temblor y fuese sancionado por provocar la alarma entre la población.
(…)
(…)
Después del terremoto, el terreno afectado sufrió otras sacudidas de distinta intensidad, la más
fuerte de las cuales tuvo lugar una hora después del seísmo, con una intensidad de 4,6 grados en
la escala de Richter.
Ante la situación creada en el centro del país, el presidente del Consejo italiano, Silvio Berlusconi,
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declaró el estado de emergencia nacional, al mismo tiempo que convocaba de urgencia el Consejo
de Ministros.
(…)
_____________________
Fuente: ABC (7 abril 2009)
1. Haz una ficha sobre este terremoto que incluya los datos más importantes de la noticia y un mapa
de Italia con la ubicación del epicentro. ¿Por qué son frecuentes los terremotos en Italia? ¿Es similar,
a estos efectos, la situación de la Península Ibérica?
COMENTARIO: la península italiana está integrada por un conjunto de microplacas que se sitúan
entre dos grandes placas litosféricas, la Euroasiática y la Africana, eso hace que allí sean frecuentes los
terremotos. Su situación tiene ciertas similitudes con la del sur y sureste de la Península Ibérica, la
Bética, aunque algo más activa.
2. La noticia menciona otro seísmo con «una intensidad de 4,6 grados en la escala de Richter». ¿Es
correcta esa expresión? ¿Es lo mismo intensidad que magnitud de un terremoto? ¿Qué mide la
escala de Richter?
COMENTARIO: es frecuente que los medios de comunicación confundan (utilicen como sinónimos)
«magnitud» e «intensidad» de un terremoto. Sin embargo, la magnitud mide la cantidad de energía
liberada al producirse el sismo (utiliza la escala Richter), mientras que la intensidad mide los efectos del
terremoto (utiliza la escala EMS). Un terremoto sólo tiene una magnitud, mientras que su intensidad va
disminuyendo a medida que nos alejamos del epicentro.
3. La información se hace eco de una polémica surgida porque un experto había predicho la
ocurrencia de este terremoto. ¿Pueden predecirse los terremotos? Busca información acerca de lo
que la comunidad científica señala sobre la predicción de terremotos. ¿Qué palabras clave utilizarás
para esta búsqueda?
COMENTARIO: la polémica, incluso, ha ido mucho más allá de lo señalado en la noticia, hasta el
punto de que los fiscales que investigan el terremoto de L’Aquila han acusado de ¡homicidio involuntario
a los sismólogos de la zona! (pueden verse más detalles interesantes del caso en Pantosti, 2010). Todo
ello a pesar del consenso existente en la comunidad acerca de que en el estado actual del
conocimiento no es posible predecir los terremotos (en el sentido de adelantar la magnitud, el
momento y el lugar en que se originaría).
4. Una persona de L’Aquila asegura que su perro le ha salvado ladrando antes del terremoto, y lo
mismo ha hecho cada vez que iba a producirse una réplica. Ante las frecuentes noticias sobre la
capacidad de predicción sísmica de ciertos animales, ¿qué comportamiento dirías que debe adoptar
un científico?:
• Ignorar estas informaciones porque no son fiables ya que no proceden de otros científicos.
• Comprobar si puede establecerse una relación fiable y repetible entre un comportamiento animal
y la proximidad de un seísmo.
• Dada la frecuencia con que aparecen estas noticias, aceptar que hay animales con capacidad de
percibir la proximidad del terremoto.
COMENTARIO: la cuestión puede ayudar a que los estudiantes diferencien ciencia de seudociencia y
entiendan la diferencia que existe entre el modo en que se acerca a la cuestión un científico y el modo
en que lo hace un seudocientífico.
5. En Italia se ha generado un debate acerca de lo que debería haberse hecho para evitar la
catástrofe. Los terremotos, se dice, no pueden evitarse pero sí puede conseguirse que no
degeneren en catástrofes. ¿Cuál es tu posición al respecto? Construye una argumentación que la
defienda.
6. Averigua la peligrosidad sísmica de la zona en la que vives (www.ign.es/ign/layoutIn/
sismoListadoMapasSismicos.do) e indica las medidas de prevención que convendría adoptar.
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33
La noción de competencia científica proporciona
criterios para seleccionar, enseñar y evaluar los
conocimientos básicos
Emilio Pedrinaci
34
se vean compensadas por otras salidas. Si es un error tan obvio, ¿por qué es tan
perseverante?, y, lo que resulta más sorprendente, ¿por qué sucede en tantos
países?
Las administraciones educativas parecen estar convencidas de que una
propuesta curricular puede recibir críticas muy duras por no incluir tal o cual
conocimiento, mientras que el exceso de contenidos suele ser poco criticado y,
en todo caso, esas críticas tienen nula incidencia mediática. Quizá por eso, los
sistemas educativos ofrecen de manera casi generalizada unos programas
sobrecargados (Rocard y otros, 2007). No obstante, que se trate de un mal
extendido por muchos países no debería servirnos de consuelo ya que no evita
sus efectos negativos, entre los cuales cabe destacar el sentimiento de
frustración que genera en el profesorado ver que debe enfrentarse a unos
programas inabarcables, la propensión al uso de metodologías poco participativas
que promueve y la sensación de fracaso escolar que conlleva. El convencimiento
de que esto es así anima a Coll (2006) a subrayar «la necesidad de adoptar una
perspectiva distinta a la que se ha venido asumiendo tradicionalmente en los
procesos de revisión y actualización curricular». Una perspectiva que ayude a
diferenciar entre «lo básico imprescindible y lo básico deseable en el currículo de
la educación básica».
La introducción de las competencias básicas en el currículo debería servir de
herramienta que ayudase a solucionar esta situación, aunque, como veremos
seguidamente, existe el riesgo de que su efecto sea exactamente el contrario y
viniese a engordar, aún más, el currículo y a complicar su traslación al aula.
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preferencial, ¿cómo si no puede esperarse que ejerzan su influencia
positiva? ¿Es ésa la posición que se le ha asignado en la última
reforma educativa española?
Para que las ventajas de la perspectiva competencial puedan llegar a
hacerse efectivas, es necesario otorgar a las competencias un papel
curricular preferencial.
36
Debemos hacernos algunas preguntas como saber si son
compatibles las competencias básicas con los objetivos y demás
elementos curriculares.
37
recomendación del Parlamento Europeo (2006), la administración
educativa decidió que la educación obligatoria se centrase en el
desarrollo de las competencias básicas, ¿por qué no lo ha hecho con
todas sus consecuencias?, ¿por qué no ha considerado que, desde
ese momento, el objetivo de la educación obligatoria pasaba a ser
«desarrollar las competencias básicas»? O, alternativamente, ¿por qué
no ha definido los objetivos en términos de competencias?
Existe una duplicidad confusa que en unas ocasiones remite a las
competencias básicas, atribuyéndoles un papel de objetivos de la
etapa; en otras remite a los objetivos, y en la mayoría se refiere a
ambos otorgándoles idéntica función.
38
y cómo debe evaluarse.
39
introducido de manera forzada cuando los currículos de las materias
estaban ya elaborados.
Sea como fuere, la normativa española incorpora, con ligeros
cambios, las ocho competencias clave comunitarias, que aquí pasan a
llamarse competencias básicas. Los cambios suponen, en un caso,
desdoblamiento, en otro, unión y, en casi todos, modificaciones de
denominación no siempre relevantes (véase el cuadro 1 en la página
siguiente).
Aunque algunas competencias tienen un carácter más claramente
transversal (aprender a aprender o autonomía e iniciativa
personal) que otras (matemática o científica), quizá la primera
conclusión que puede extraerse de este listado de competencias es
que, como no podía ser de otro modo, no pretende establecerse una
relación lineal entre competencia y área o materia curricular. La
aclaración es especialmente pertinente en el caso de la competencia
científica (a la que la normativa LOE añade la tecnológica y las
engloba en la poco afortunada denominación de «competencia en el
conocimiento y la interacción con el mundo físico»), que podría hacer
pensar que la enseñanza de las ciencias debe limitarse a su desarrollo.
Cada una de las áreas o materias debe contribuir al desarrollo de
diversas competencias, si bien no en idéntica proporción. Y si esto es
así, debemos preguntarnos, ¿además de la científica, qué otras
competencias deben trabajarse desde la enseñanza de las ciencias?
Cada una de las áreas o materias debe contribuir al desarrollo de
diversas competencias, si bien no en idéntica proporción.
40
Formulada la cuestión en estos términos, alguien podría decir, no
sin cierta razón, que el currículo de ciencias es lo suficientemente
complejo y ambicioso como para que debamos preocuparnos,
además, de cubrir flancos que deben ser atendidos por áreas como la
de lenguaje, matemáticas o ciencias sociales. Nuestro planteamiento,
como recogemos en este libro, no es éste. Lo que proponemos podría
sintetizarse así: pensemos qué saberes deben promoverse para
conseguir un buen aprendizaje de las ciencias (y, consecuentemente,
para desarrollar adecuadamente la competencia científica) y veamos
cómo convendría hacerlo de modo que, al mismo tiempo, se
contribuyese al desarrollo de otras competencias básicas.
Así, un buen aprendizaje de las ciencias exige estimar y medir,
recoger e interpretar datos, trabajar con gráficas y tablas, hacer
correlaciones, resolver problemas… Pues bien, al hacer todo esto
estamos contribuyendo al desarrollo de la competencia matemática.
41
De igual forma, un adecuado aprendizaje científico requiere ejercitarse
en tareas de describir e interpretar fenómenos naturales, formular
hipótesis, construir argumentaciones bien fundadas o comunicar las
conclusiones alcanzadas tras un estudio o indagación y, al hacerlo, el
alumnado estará aprendiendo ciencias y estará desarrollando,
también, su competencia lingüística. De modo similar, podemos
preguntarnos si es posible promover una alfabetización científica sin
que el alumnado busque, seleccione y procese información a la que
puede tener acceso por diversos medios, o sin que relacione las
cuestiones que se están tratando con situaciones cotidianas
personales, sociales o globales. Pues al hacerlo, en este último caso
se estará desarrollando la competencia social y ciudadana, y en
el anterior, el tratamiento de la información y competencia digital.
Y, ¿no es un objetivo importante de la enseñanza de las ciencias
promover un espíritu crítico o la capacidad de afrontar de forma cada
vez más autónoma una investigación escolar?, ¿qué promueve
eso sino la competencia de autonomía e iniciativa personal? Para
finalizar, podríamos recordar las recomendaciones que Ignacio Pozo
nos hacía a los enseñantes en su libro Aprendices y maestros (Pozo,
1996) y plasmaba en un decálogo que acababa condensando en dos
mandamientos, el segundo rezaba así: «Transferirás progresivamente
a los aprendices el control de su aprendizaje sabiendo que la meta
última de todo maestro es volverse innecesario». Mandamiento que
tiene que ver con la autonomía e iniciativa personal, pero cuya base
se asienta en la competencia de aprender a aprender.
Pensemos qué saberes deben promoverse para conseguir un buen
aprendizaje de las ciencias y veamos cómo convendría hacerlo de
modo que, al mismo tiempo, se contribuyese al desarrollo de otras
competencias básicas.
42
ciencias que promueven el desarrollo de la competencia lingüística y
les asignamos un capítulo, idea clave 7 (pp. 147-169). Asimismo, las
relaciones ciencia, técnica y sociedad (competencia social y
ciudadana) son abordadas con más detenimiento en la idea clave 8
(pp. 171-195). El carácter más transversal del resto de competencias
aconseja que su tratamiento se integre a lo largo de toda la
propuesta, así lo hacemos.
43
competencias básicas «irrumpiesen» en el sistema educativo. Ocurre
que una buena propuesta de enseñanza de las ciencias no puede
dejar de generar el desarrollo de la competencia científica, y será así
tanto si se es consciente de ello como si no. La cuestión es
¿entonces, para qué se han incluido las competencias?, ¿qué se
espera de ellas?
A pesar de las deficiencias y desequilibrios puede decirse que los
currículos LOE salen razonablemente bien parados, ya que se puede
conseguir un buen nivel de desarrollo de la competencia científica a
partir de un tratamiento adecuado del currículo LOE.
Es la habilidad para interactuar con el mundo físico, tanto en sus aspectos naturales
como en los generados por la acción humana, de tal modo que se posibilita la
comprensión de sucesos, la predicción de consecuencias y la actividad dirigida a la
mejora y preservación de las condiciones de vida propia, de las demás personas y del
resto de los seres vivos. En definitiva, incorpora habilidades para desenvolverse
adecuadamente, con autonomía e iniciativa personal en los ámbitos de la vida y del
conocimiento muy diversos (salud, actividad productiva, consumo, ciencia, procesos
tecnológicos, etc.), y para interpretar el mundo, lo que exige la aplicación de los
conceptos y principios básicos que permiten el análisis de los fenómenos desde los
diferentes campos del conocimiento científico involucrados. (Real Decreto 1631/2006)
44
que actuaran como referentes del grado de desarrollo esperable de
las competencias básicas. Pues bien, ni en la definición de los criterios
de evaluación de ninguna materia científica de los cuatro cursos de la
ESO, ni en los comentarios que les siguen hay una sola mención a
ninguna de las competencias básicas, ni siquiera a la competencia en
el conocimiento y la interacción con el mundo físico. El término
«competencia» sólo figura una vez, lo hace en el comentario al
criterio 2 del currículo de Física y química de 3.o de ESO para señalar
«Asimismo, se valorarán competencias procedimentales tales…».
Donde el desajuste se hace más evidente es en el currículo de
educación primaria, regulado por el Real Decreto de enseñanzas
mínimas en cuyo anexo se recoge la misma propuesta competencial
que en el de la ESO.
45
• Sustituyese los objetivos del área por las capacidades que
pretenden desarrollarse o, en su defecto, formulase unos objetivos
de área pensados para el desarrollo de la competencia científica y
demás competencias básicas.
• Hiciera una profunda selección de contenidos de manera que
fuesen abordables por su volumen, y susceptibles de resultar
interesantes y útiles para el alumnado, tanto en el momento
actual como en su vida futura.
• Formulase unos criterios de evaluación pensados desde la
perspectiva del desarrollo de la competencia científica que
permitieran disponer de niveles o estándares por curso que
pudieran servir de referencia.
En resumen
• Uno de los problemas básicos de los currículos de ciencias es que están
sobrecargados. Esa circunstancia tiene efectos negativos: genera un
sentimiento de frustración en el profesorado al tener que enfrentarse a unos
programas inabarcables que ni él puede enseñar ni el alumnado aprender,
promueve el uso de metodologías poco participativas e incrementa la
sensación de fracaso escolar. El otro problema es que son demasiado
académicos y demasiado alejados de las situaciones cotidianas.
46
La introducción de las competencias básicas en los currículos puede contribuir
• a solucionar ambos problemas: ayudar a seleccionar el currículo, centrar la
enseñanza en la consecución de aprendizajes significativos y funcionales
personal, laboral y socialmente, y favorecer el uso de metodologías más
participativas; además de contribuir a fijar unos criterios de evaluación
pensados para comprobar qué saben hacer los estudiantes con los
conocimientos que han aprendido.
• No existe una relación lineal y simple entre el área de ciencias y la
competencia científica. Una buena propuesta de enseñanza de las ciencias no
sólo promueve el desarrollo de la competencia científica, sino que también
contribuye al de otras competencias básicas como la lingüística, la
matemática, la de tratamiento de la información y competencia digital, etc.
• La competencia científica y tecnológica, denominada en la LOE «competencia
en el conocimiento y la interacción con el mundo físico», está mal definida en
esta normativa y convendría que en la EP se ofreciese una caracterización
susceptible de servir de referente más próximo que la ofrecida por la
definición terminal realizada.
• Los currículos LOE de EP y ESO han añadido las competencias básicas a los
elementos curriculares tradicionales. No existe incompatibilidad entre unas y
otros, ya que las competencias ayudan a seleccionar los contenidos pero no
los sustituyen, orientan la metodología pero no la definen, proporcionan
claves para fijar los criterios de evaluación pero no los hacen innecesarios. Sin
embargo, su relación con los objetivos es más redundante. Si los objetivos de
la etapa no plasman el desarrollo de las competencias básicas, quiere decir
que unos u otras están mal definidos o mal seleccionados.
• La introducción de las competencias en los currículos LOE ha dejado casi
inalterados los objetivos, los contenidos y los criterios de evaluación,
generando la sensación de que se han introducido de manera forzada cuando
los currículos de las materias estaban ya elaborados. En esas circunstancias,
las competencias son más un problema que una solución. Para ejercer su
influencia positiva, las competencias deben funcionar como un concepto
estructurador del currículo.
47
48
En la práctica
La perspectiva competencial debe ayudarnos a seleccionar los saberes básicos y a proponer los
contextos de aprendizaje en los que conviene enseñarlos, al tiempo que nos orienta sobre el modo de
hacerlo. Como señala Goñi (2008) debemos «reflexionar sobre el conocimiento necesario para la
práctica y sobre la práctica que genera conocimiento».
Así, en la actividad que se propone a continuación se han seleccionado saberes conceptuales
relacionados con la erosión, la degradación de los suelos y el desarrollo sostenible, además de otros
saberes relacionados con la actividad científica. El proceso de desertificación que afecta a buena parte
del territorio español es el contexto utilizado para trabajar estos saberes aplicándolos al análisis de un
caso. El cuadro 2 resume las principales competencias básicas y capacidades científicas que se
trabajan.
PRINCIPALES
CONTEXTO COMPETENCIAS PRINCIPALES CAPACIDADES Y PROCEDIMIENTOS
ELEGIDO BÁSICAS CIENTÍFICOS TRABAJADOS
TRABAJADAS
• Utilizar el conocimiento científico para describir e
• Competencia interpretar procesos naturales.
científica. • Buscar y seleccionar información relevante para el caso.
• Competencia
• Construir una argumentación consistente.
lingüística.
• Identificar cuestiones científicas.
Desertificación • Competencia social y
• Formular hipótesis.
en el sureste ciudadana.
español. • Hacer un diseño experimental.
• Tratamiento de la
información y • Alcanzar conclusiones fundadas en hechos.
competencia digital. • Comunicar los resultados de un trabajo.
• Autonomía e iniciativa • Valorar la adopción de medidas que eviten el agotamiento
personal. de los recursos naturales o el deterioro ambiental y
favorezcan un desarrollo sostenible.
49
1. La noticia utiliza los términos «desertización» y «desertificación», pero no les da el mismo
significado exactamente. ¿Qué diferencias establece entre uno y otro?
COMENTARIO: el término «desertificación» es una traducción literal del inglés que la RAE ha
terminado aceptando. Su significado es el mismo que el de desertización. Sin embargo, cada vez es
más frecuente utilizar el término «desertificación» para aquellos casos en los que el proceso es
consecuencia de la actividad humana, mientras que se habla de «desertización» si el proceso es
natural.
2. El proceso de desertificación suele comenzar con el deterioro de la calidad y fertilidad del suelo, lo
que reduce la cubierta vegetal, y termina con la erosión del suelo fértil. ¿Qué actividades humanas
se citan en la noticia como causas de la desertificación? ¿De qué manera puede influir cada una
de estas actividades en la erosión del suelo?
3. La sobreexplotación de cultivos (explotación intensiva) empobrece el suelo y lo degrada. Busca
información acerca de las prácticas agrícolas sostenibles que resultan recomendables para evitar la
degradación de los suelos.
COMENTARIO: la UNESCO y la FAO tienen unas páginas web sobre buenas prácticas agrícolas, en el
caso de la UNESCO incluye propuestas de enseñanza:
www.unesco.org/mab/doc/ekocd/spanish/chapter18.html www.fao.org/prods/gap/index_es.htm
4. Almería es una de las zonas en las que más se está investigando la forma de luchar contra la
desertificación. Sus características climáticas, con largos períodos de sequía seguidos de lluvias
torrenciales, hacen que el riesgo de desertificación sea alto. ¿Por qué influye no sólo el volumen
de precipitaciones sino su distribución a lo largo del año?
5. La imagen 1 muestra una zona almeriense. Haz una descripción de este relieve. ¿Qué huellas de
procesos erosivos se observan?, ¿cuál dirías que ha sido el agente erosivo: el viento, el agua,
algún otro?, ¿en qué datos te basas?, ¿qué zonas dirías que están más desertizadas, las llanas o
las de mayor pendiente?
50
COMENTARIO: los estudiantes de la educación obligatoria suelen sobrevalorar la acción erosiva del
viento e infravalorar la del agua. La actividad puede ayudar a resituar ambos procesos pero, sobre
todo, pretende llamar la atención sobre la necesidad de establecer una relación entre la causa (agente
erosivo) y la consecuencia (erosión), evidenciada por las huellas de esa erosión (surcos y barrancos),
que siguen en cada lugar la línea de máxima pendiente, es la trayectoria que seguirán las aguas
superficiales, no el viento.
6. Ana y Ricardo quieren confirmar la influencia de la pendiente del terreno en la erosión del suelo.
Ana coge tres cajas iguales, las llena con el mismo tipo de suelo, una de ellas la pone con una
inclinación de 45º, otra con 20º y la tercera horizontal. Vierte la misma cantidad de agua en cada
una y, finalmente, pesa el suelo que el agua ha retirado de cada caja.
Ricardo coge también tres cajas iguales, llena cada una de ellas de un tipo de suelo diferente, una
la dispone con una inclinación de 45º, otra con 20º y la tercera horizontal. Vierte la misma
cantidad de agua en cada una y, finalmente, pesa el suelo que el agua ha retirado de cada caja.
¿Crees que alguno de ellos podrá alcanzar una conclusión fiable? Justifica la respuesta.
COMENTARIO: si la actividad se realiza con estudiantes que han trabajado ya con variables y utilizan
con soltura las nociones de variables controladas, dependiente e independiente, no tendrán dificultades
para responder a esta cuestión. En caso contrario, se proporciona una buena ocasión para
familiarizarse con el control de variables.
7. Queremos comprobar en el laboratorio si la presencia de una cubierta vegetal favorece o dificulta
la erosión del suelo. ¿Cuál es tu hipótesis de partida? Haz un diseño experimental que permita
contrastarla.
8. ¿Qué medidas consideras que deberían adoptarse para reducir el riesgo de desertificación en las
regiones españolas más afectadas? Justifica la influencia de cada una de ellas e indica si contribuye
o no a sentar las bases de un desarrollo sostenible.
COMENTARIO: dependiendo del momento de aprendizaje en el que se incluya esta actividad, puede
51
solicitarse que se construya una argumentación (véase la idea clave 7, pp. 147-169). En todo caso, la
justificación deberá apoyarse en datos, observaciones, evidencias o conocimientos teóricos.
52
Deben enseñarse los conceptos y teorías
científicas imprescindibles para elaborar
explicaciones básicas sobre el mundo
natural
Antonio de Pro
Deben seleccionarse más y mejor las nociones y teorías científicas que forman
parte del currículo, e incluir sólo las de mayor potencialidad explicativa que sean
imprescindibles para elaborar interpretaciones básicas sobre el mundo natural.
Identificarlas no resulta fácil.
53
científicos al año; mientras que, en los últimos coletazos del siglo XX y principios
del XXI, se están publicando ¡más de dos millones! Además, esta evolución tan
espectacular no puede ignorar hallazgos anteriores –aún vigentes– en ámbitos
como la electricidad y el magnetismo, la genética y la evolución, la creación y
utilización de materiales o respecto a la geodinámica interna y externa. El cuerpo
de conocimientos de la ciencia es casi imposible de imaginar.
En segundo lugar, damos por supuesto que el profesorado comparte el
significado de todos los conceptos y teorías científicas existentes y esto no
responde a la realidad. La ciencia de los departamentos de física y química no
coincide con la ciencia de los de biología y geología; y, dentro de cada uno de
ellos, se pueden percibir diferencias importantes entre las concepciones de los
docentes. Todo ello, obviamente, influye a la hora de discutir los contenidos
básicos porque, aunque muchos usen los mismos términos, no piensan de la
misma manera.
Creemos que el problema principal es que, aun añadiendo muchas horas
lectivas, no podríamos conseguir que los estudiantes tuvieran un conocimiento
actualizado en todos los campos y ámbitos de las ciencias; entre otros motivos,
porque su adquisición requiere tiempo para enseñarlo y tiempo para aprenderlo.
No obstante, el carácter limitado de lo que podemos enseñar y el alumnado
aprender no es fácil de asumir. Algunos profesores consideran insuficiente
cualquier propuesta oficial de contenidos que deban adquirir sus alumnos y
suelen apoyarse en dos creencias:
1. Si no se imparte éste o el otro tema, no podrán formar adecuadamente a
alguien que vaya a estudiar ciencias en el futuro: ¿cómo es posible que, en
3.o de la ESO, los estudiantes no sepan todavía las Leyes de Newton, la
nomenclatura de los animales y plantas, la teoría de la tectónica de placas o
la formulación en la química orgánica, por ejemplo?
2. Si empezamos un tema, hay que «agotarlo»: ¿cómo se puede estudiar la
cinemática sin trabajar el movimiento periódico o el circular?; ¿y enseñar el
proceso de digestión sin conocer el funcionamiento celular?; ¿e interpretar las
reacciones químicas sin utilizar la teoría de enlaces?; ¿e identificar la
influencia de los seres humanos en el medio sin trabajar los flujos energéticos
en los ecosistemas?, etc.
Siempre nos ha llamado la atención que alguien se lleve las manos a la cabeza
cuando su alumnado no sabe aplicar la Ley de Ohm, aunque conozca lo que es
la penicilina, su origen, su utilización o sus efectos. Se da por supuesto que, si
quieren llegar a ser buenos científicos, deben saber todo de casi todos los temas.
Habría que haberle preguntado a Fleming, contemporáneo del anterior, qué era
un conductor lineal y a Ohm sobre lo que era un estafilococo. No, los científicos
54
ni sabían ni saben de todo. Normalmente, se especializan en un ámbito del
conocimiento y obviamente tienen lagunas importantes en los demás. Estas
carencias no se tienen en cuenta cuando hablamos de personajes relevantes y,
sin embargo, solemos ser menos indulgentes cuando se trata de estudiantes de
secundaria.
Pero, además, no debemos ignorar que, en la educación obligatoria, nuestra
prioridad no es formar a «futuros científicos», sino que la finalidad de estas
etapas es formar ciudadanos informados, críticos, libres, solidarios, habilidosos,
reflexivos, decididos y, si es posible, felices. Todos los conocimientos –de las
ciencias y de las otras materias– que no contribuyan a alguna de estas
finalidades deberían identificarse y, por más que les duela a algunos, retirarse de
los programas. Sin olvidar que los niños y los adolescentes tienen que disponer
de tiempo para aprender de la vida y no sólo para aprender en la escuela.
Y estábamos en la necesidad de modernizar los conocimientos que hay que
enseñar y adecuarlos mejor a las demandas de la ciudadanía, cuando las
decisiones sobre la elección de los contenidos han adquirido un «aire nuevo» con
la inclusión del término «competencia». Desde esta perspectiva, la selección
pasa, además de todo lo señalado, por ser útil para el alumnado que los debe
aprender. Por lo tanto, deberán estar próximos a su quehacer diario, a su
cotidianidad y a sus necesidades y problemas; en definitiva, tener una utilidad
percibida y sentida, como tal, por el protagonista del aprendizaje.
En cualquier caso, como decíamos, no se puede enseñar todo ni aprender
todo. Es preciso seleccionar qué debemos trabajar en el aula y, para ello, se debe
responder a la cuestión central del capítulo: ¿qué conceptos y teorías científicas
son imprescindibles para conocer el mundo? Pero, para encontrar una respuesta
fundada, necesitamos elegir un referente: ¿las prioridades de la investigación
científica?, ¿la presencia en los titulares de los periódicos o en las cabeceras de
los telediarios?, ¿la capacidad para generar nuevos aprendizajes?, ¿los intereses y
curiosidades personales?, etc. Vamos a explorar algunas de estas opciones.
55
qué conocimientos se apoyan. Podemos recordar que la prestigiosa revista
Science publicó, en su número de julio de 2005, las 125 cuestiones de la
investigación científica que consideraba más relevantes en los comienzos del
siglo XXI (Kennedy y Norman, 2005). Obviamente, no es el momento de entrar a
analizarlas pero, en el cuadro 1, hemos recogido los 35 primeros interrogantes,
agrupándolos en temáticas más amplias (macrotemáticas) e indicando el orden
en el que aparecen.
Como puede verse, hay interrogantes clásicos que probablemente perduren en
el tiempo: ¿de qué está hecho el universo?, ¿formamos parte de un
multiuniverso?, ¿qué ocurrió después del big-bang?, ¿cuánto se puede ampliar la
vida humana?, ¿cómo y dónde surgió la vida?, etc. Otros parecen responder a
demandas sociales de una mayor actualidad: ¿qué puede reemplazar al petróleo
y cuándo?, ¿qué efectividad tiene una vacuna contra el VIH?, ¿cuáles son las
repercusiones del efecto invernadero? Y hay cuestiones que nos recuerdan
películas o novelas fantásticas: ¿estamos solos en el universo?, ¿cómo funciona
el interior de la Tierra?, ¿se puede viajar o no en el tiempo? (versión literaria de
por qué el tiempo cambia en otras dimensiones), ¿hay más materia que
antimateria?, etc.
Es más, a pesar de la escasa consideración con la que algunos tratan la
educación o el estudio del comportamiento, hay cuestiones de estos ámbitos que
resultan prioritarias entre las 125 seleccionadas por Science: ¿cómo son
almacenados y recuperados los recuerdos?, ¿cómo evolucionaron las conductas
cooperativas?, ¿por qué hay periodos críticos para el aprendizaje de la lengua?,
¿qué tiene de genético la personalidad?, etc.
Cuadro 1. Los 35 interrogantes prioritarios de la ciencia según Science (Kennedy y Norman, 2005)
56
• ¿Están relacionadas la variabilidad genética y la salud? 4
• ¿Cuánto se puede ampliar la vida humana? 6
• ¿Qué controla la regeneración de órganos?
7
• ¿Puede una célula de la piel convertirse en una célula El ser humano y la salud
nerviosa? 8
• ¿Qué cambios genéticos nos hicieron específicamente 14
humanos? 20
• ¿Podemos seleccionar respuestas inmunológicas?
22
• ¿Es factible una vacuna efectiva contra el VIH?
• ¿Continuará siendo errónea la teoría de Malthus? 25
57
señalados. Nosotros, desde luego, confesamos que no hemos sido capaces
porque son muchos y muy diversos y, sobre todo, porque reconocemos que, a
pesar de nuestro interés y formación académica, los conocimientos que tenemos
son limitados. ¿Qué podríamos decir de los que puede adquirir un estudiante de
la ESO o del bachillerato?
Y, al hilo de esto y por mera coherencia, volvemos a preguntarnos: ¿están al
día los químicos de los últimos avances en la ingeniería genética o los biólogos
de los que se han producido respecto a los agujeros negros? Incluso, dentro de
una materia, ¿saben todos los físicos lo último de astrofísica, electrónica,
relatividad y mecánica cuántica? La respuesta es siempre «no» y una de las
razones es que, detrás de cada temática, no hay un solo conocimiento disciplinar
sino varios. No hay sólo físicos o biólogos aislados…, ya que la complejidad de la
ciencia actual impide que sus preocupaciones puedan ser abordadas desde el
conocimiento de una sola persona o una sola materia.
La complejidad de la ciencia actual impide que sus preocupaciones puedan ser
abordadas desde el conocimiento de una sola persona o una sola materia.
Por todo ello, tratar de identificar los conceptos y teorías científicas para «lo
último» de la ciencia no es sólo complejo, es inútil. Por un lado, porque la mayor
parte de los científicos son especialistas en unas líneas de investigación
determinadas y, como hemos dicho, «o eres Ohm o eres Fleming». Y, por otro,
porque las respuestas que se buscan no son personales, sino fruto de la
cooperación. Quizás, la competencia profesional exigible a un científico en este
contexto no sea tanto saber de todo como ser capaz de compartir el
conocimiento con otros. Probablemente, esto sí debería ser enseñado.
Creemos que, en muchos casos, cuando se sobrevalora la ciencia, no se habla
sinceramente: ¿comentan estos docentes las temáticas mencionadas, aunque sea
a nivel divulgativo, en sus clases?, ¿aluden, por ejemplo, a los hallazgos –y sus
repercusiones– de los Premios Nobel del año, al contenido de artículos que
aparecen en la revista Muy interesante, o a las líneas prioritarias en I+D+i
planteadas por la UE en el último Plan Marco? Es más, ¿conocen la vigencia de
los conocimientos que imparten en sus aulas? Creemos que, en el fondo, lo que
hay detrás de esta supuesta defensa es que se enseñe «lo de siempre». No que
se supedite a los conceptos y teorías que inciden en la ciencia del siglo XXI. Se
defiende el conglomerado de contenidos de los libros de texto que, en su día,
estudiamos cuando éramos alumnos. ¿Es que no hay nuevos conocimientos en
las ciencias?
La competencia profesional exigible a un científico no es tanto saber de todo
como ser capaz de compartir el conocimiento con otros.
58
Pero, entonces, ¿no debemos tener presente las prioridades de la
investigación en la elección de conocimientos científicos que debemos realizar?
Desde nuestra perspectiva, una cosa es anteponer la ciencia a la ciudadanía y
otra obviarla. Hay que recordar que la ciencia es una actividad humana y, como
tal, trata de atender necesidades sociales; es decir, que de una forma u otra está
conectada con los problemas que tenemos como ciudadanos. Los recursos
energéticos, la ingeniería genética, los nuevos materiales… son temas que
preocupan a la ciencia y a la sociedad. Quizás, las respuestas que estamos
buscando sean más fáciles de encontrar desde «otra mirada».
La ciencia es una actividad humana y, como tal, debe tratar de atender
necesidades sociales.
Así, si nos fijamos en los criterios que establece PISA, hablaríamos de utilidad
personal, social, global…, lo que se concreta en cuatro áreas recogidas en el
cuadro 2.
En nuestro sistema educativo se ha tratado de reflexionar sobre las
necesidades formativas de carácter científico que tienen los ciudadanos y que
deberían atenderse en su periodo de educación obligatoria. Así, en el informe
final de un panel de expertos, se decía que existía un cierto grado de consenso
sobre lo que debe o no incluirse en la educación obligatoria; en concreto,
señalaban que:
Se debe garantizar un conocimiento suficiente de los mecanismos y los principios más relevantes que
explican el funcionamiento de la naturaleza y de sus transformaciones científicas y tecnológicas, las
cuales, por otro lado, constituyen de manera casi absoluta el ámbito vital y social de las personas en
las sociedades avanzadas. (…)
Se debe transmitir una imagen apropiada del sistema tecno-científico, entendido como un elemento
59
histórico, con el fin de capacitar al alumnado para tomar parte activa en aquellas decisiones públicas o
privadas relacionadas con dicho sistema y por las cuales puedan verse afectados, valorando
especialmente la tolerancia de intereses y puntos de vista diferentes, y la asunción de
responsabilidades. (…)
Los contenidos mínimos de la enseñanza técnica y científica durante la educación obligatoria deben
planificarse para favorecer una actitud favorable hacia la ciencia y la tecnología, de tal manera que el
mayor número posible de estudiantes desarrolle un elevado grado de curiosidad hacia estos
fenómenos y de interés hacia el dominio de las técnicas intelectuales y materiales necesarias para su
estudio. Este es un punto de partida necesario –aunque no sea suficiente– para que los estudiantes
opten por unos estudios de carácter científico y tecnológico. (FECYT, 2006)
Cuadro 2. Áreas de contenido PISA 2009 dentro del conocimiento de las ciencias (OCDE, 2010)
60
utilización de la forma de trabajar de la ciencia. De ellas nos ocupamos en otros
capítulos del libro. Pero queremos destacar que, una vez más, es muy probable
que la mayoría del profesorado esté de acuerdo con todas estas consideraciones.
Sin embargo, ¿en qué conocimientos se concretan estas buenas intenciones?
A diferencia de otros trabajos que sólo se quedan en «los principios», en éste,
se especifican los contenidos que podrían ser útiles para cualquier ciudadano. No
obstante, al no plantearse la necesidad de seleccionar en un intervalo temporal
determinado, se recoge un listado imposible de abordar ni duplicando el tiempo
asignado a las ciencias durante la educación obligatoria.
También, algunos de los autores de este libro hicimos una propuesta hace
unos años (Jiménez Aleixandre y otros, 2003) sobre cuáles considerábamos que
eran los interrogantes centrales que podríamos trabajar en las disciplinas de
carácter científico.
Así, Jiménez Aleixandre señalaba los que deberían guiar la selección del
contenido de biología:
• ¿Qué es la vida? Vitalismo contra materialismo.
• ¿Cuál es el origen de la vida? Creación y generación espontánea.
• ¿Cuál es el origen de las especies? Fijismo y evolucionismo.
• ¿Cómo se transmiten los caracteres de una generación a otra? Herencia
continua y discontinua.
• ¿Cómo se desarrolla un individuo? Epigénesis y preformismo.
• ¿Qué relaciones tienen los seres vivos entre sí y con su ambiente?
61
Caamaño, en relación con la química, planteaba:
• ¿Cómo podemos clasificar la diversidad de sistemas y cambios químicos que
se presentan en la naturaleza?
• ¿Cómo está constituida la materia en su interior?
• ¿Qué relación existe entre las propiedades de los materiales y su estructura,
es decir, entre las propiedades macroscópicas y las de las partículas que la
constituyen?
• ¿Cómo transcurren las reacciones químicas? ¿Por qué ciertas sustancias
muestran afinidad por otras? ¿Por qué ciertas reacciones tienen lugar de
forma completa y otras se detienen antes de llegar a completarse? ¿Qué
criterios rigen la espontaneidad de los cambios químicos?
El planteamiento dicotómico entre ciencia para los científicos y ciencias para la
ciudadanía es un poco «artificial»: los objetivos básicos de la formación científica
de los ciudadanos son igualmente deseables en la formación de los futuros
profesionales, porque un futuro científico es un ciudadano.
62
integración de conocimientos y de disciplinas, modificación de los instrumentos
de evaluación o de los modelos de programación, etc. Es cierto que, cuando el
legislador «traduce la idea» en los bloques de contenido de las asignaturas de
carácter científico, surgen contradicciones, incoherencias, inconsistencias y, sobre
todo, confusión, como ya mostramos en la idea clave anterior.
63
La materia de ciencias para el mundo contemporáneo (CpMC) es una materia
común que se ofrece en el primer curso de bachillerato a todo el alumnado, sea
cual sea la especialidad elegida.
64
Otra aportación interesante de la última reforma curricular, desde nuestra
perspectiva, es la materia de ciencias para el mundo contemporáneo (CpMC)
(Real Decreto 1467/2007). Es una materia común que se ofrece en el primer
curso de bachillerato a todo el alumnado, sea cual sea la especialidad elegida.
Aunque, en algún caso, se ha pretendido relegarla a la categoría de «asignatura
maría», no está orientada a «satisfacer» la siguiente etapa educativa ni a seguir
manteniendo el «enfoque» del resto del currículo de ciencias (por lo menos, en
relación con los contenidos declarativos objeto de esta idea clave).
Dejando a un lado el primer bloque que tiene una presencia más transversal –
aunque ya hemos dicho en otras ocasiones (Pedrinaci, 2006; Pro, 2008) que es
el más importante del programa– y que se aborda en otras ideas clave de este
libro, encontramos que los contenidos se agrupan en los ámbitos siguientes:
«Nuestro lugar en el universo», «Vivir más, vivir mejor», «Hacia la gestión
sostenible del planeta», «Nuevas necesidades, nuevos materiales» y «La aldea
global. De la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento» (¿no
suena a las macrotemáticas del trabajo de Science?). Desde luego, aunque sólo
sea por la denominación, no parecen muy próximos a las «habituales lecciones»
de las «viejas disciplinas» (física, química, biología…). Dicho de otra manera, se
plantean conocimientos diferentes a los que se recogen en los textos escolares
«de siempre». Parece que algo puede cambiar con esta materia si «la dejan».
Se plantean conocimientos diferentes a los que se recogen en los textos escolares
«de siempre».
65
• La radioactividad.
• Energía: transferencia, conservación y disipación.
• Campos de fuerzas a distancia.
• Estructura, escala y evolución del universo.
• Célula como unidad de seres vivos.
• Teoría embriológica de las enfermedades.
• Modelo genético de la herencia.
• Evolución por selección natural.
• Interdependencia de las especies.
También lo hicieron con los «otros contenidos» a los que llamaron «ideas de las
ciencias» y que, aunque no son objeto de esta idea clave, queremos recordar:
• Datos y explicaciones (ideas sobre datos, medida, evidencia, explicación).
• Influencias sociales sobre la CyT (ideas sobre intereses y compromisos que
influyen en el trabajo científico).
• Nexos causales (ideas sobre factores que afectan a un resultado).
• Riesgo y evaluación de riesgo (ideas sobre medición y evaluación de riesgo).
• Decisiones sobre la CyT (ideas sobre la repercusión y el control de la
sociedad).
66
planteadas, los recursos utilizados, la forma de evaluar los aprendizajes…). Pero,
siendo distintos, ambas materias comparten la misma filosofía en la selección del
contenido: temáticas que preocupan o están presentes en la vida de aquellos que
deben aprender los conocimientos.
67
recombinante y la ingeniería genética. comunicación: ondas, cables, fibras ópticas,
Aplicaciones. satélites, ADSL, telefonía móvil, GPS, etc.
• La reproducción asistida. La clonación y sus • Repercusiones en la vida cotidiana.
aplicaciones. Las células madre. La bioética.
Aunque una de las finalidades de la SPU era buscar situaciones en las que
integrar los aprendizajes adquiridos en niveles anteriores del sistema educativo,
no es nuestro caso. La mayor parte de nuestro alumnado, durante la ESO y la
educación primaria, ha estudiado «una ciencia muy limitada al contexto escolar».
Por ello, va a ser complicado «retomar» cosas que se han enseñado en un
contexto tan alejado de la realidad.
Por último, quisiéramos señalar que parece obligado un esfuerzo de
actualización científica, no tanto para tener una información semejante a la que
precisa un investigador en dicho campo, sino la necesaria para un profesor, un
divulgador del conocimiento. Este cambio de orientación en la enseñanza –no
enseñamos para que el alumnado produzca conocimientos, sino para
consumirlos– tiene consecuencias importantes en las nuevas competencias que
debe adquirir el profesorado, como tendremos ocasión de reflexionar en otra idea
clave.
Parece obligado un esfuerzo de actualización científica, no tanto para tener una
información semejante a la que precisa un investigador, sino la necesaria para un
profesor.
En resumen
• Es imposible acceder a todo el conocimiento científico existente. Es preciso
elegir qué se debe compartir con el estudiante durante la educación
obligatoria. Tenemos la sensación de que los conocimientos que se trabajan
en las escuelas o en los institutos no son los más adecuados; ni parecen
entusiasmar a quien aprende ni favorece lo que desearía hacer quien enseña.
En este contexto, es preciso reflexionar sobre los criterios de selección
utilizados y revisar lo que hacemos.
• Hemos utilizado tres referentes para nuestro planteamiento: las prioridades de
la investigación científica, las necesidades formativas de los ciudadanos y las
novedades curriculares de una materia diferente (CpMC).
• Si consideramos la propia ciencia como el elemento referencial, habría que
elegir de la investigación científica lo que es prioritario y tratar de poner los
cimientos que nos permitan avanzar en ello. En este sentido, hemos
identificado una serie de macrotemáticas (la vida, la formación del universo,
68
la materia, la formación de la Tierra, los recursos energéticos…), que están
alejadas de los conocimientos que suelen trabajarse en las aulas.
• Si tenemos en cuenta las necesidades formativas de los ciudadanos, se debe
discutir qué criterios de selección podemos utilizar en función del modelo de
ciudadano que se desee; nos parecen interesantes los que establece PISA:
utilidad personal, responsabilidad social, y el valor intrínseco y extrínseco de
los conocimientos. Hemos visto algunos ejemplos y aportaciones realizadas
en nuestro contexto educativo. No son los que suelen recogerse en los libros
de texto o en los propios programas oficiales de ciencias de la ESO o de
educación primaria.
• Si pensamos en el nuevo escenario derivado de la última reforma curricular,
nos parece que los programas deben tener una orientación similar a la de
CpMC, aunque ello supone cambios que precisan tiempo en el profesorado y
en el alumnado.
69
70
En la práctica
71
1. ¿Cuáles son las ideas fundamentales de la noticia?
2. ¿Qué conceptos, principios, teorías… están implicados en estas ideas fundamentales?
3. ¿Encajan los contenidos de la noticia en las prioridades previstas por Science, por PISA o por el
currículo oficial?
4. ¿Qué debería conocer el alumnado para comprender la noticia tal como está?
COMENTARIO: aunque en otras ideas clave volveremos sobre el uso de la prensa en las clases de
ciencias (véase la idea clave 7, pp. 147-169, y la 8, pp. 171-195), en esta ocasión proponemos una
reflexión sobre la suficiencia de nuestra formación científica para hacer algo tan habitual y cercano
como leer una noticia de un periódico.
Hay varios elementos informativos en cualquier noticia y la primera cuestión pretende indagar en
algunos: las ideas fundamentales, los datos aportados, las opiniones, el título… Con ello, sólo estamos
indagando en nuestra comprensión de la información contenida en un material escrito. Siendo éste un
72
nivel fundamental, no es obviamente la única competencia que se nos puede exigir para nuestro
desarrollo profesional.
La segunda cuestión entra en aspectos relacionados con el análisis del contenido. Para ello, debemos
poner en juego nuestros conocimientos en relación con la información que aporta la noticia (récord de
temperatura, sopa de partículas, origen del universo, acelerador y colisionador de partículas…). Todo
ello debe favorecer nuestra reflexión sobre la evolución del conocimiento de ciencias que aparece en
una noticia divulgativa, el contraste entre la ciencia actual y la que nos enseñaron en la universidad, y
la suficiencia de nuestra formación científica para analizarla desde una perspectiva científica.
La tercera cuestión tiene como objetivo que pongas en juego la información contenida en esta idea
clave. Hemos comentado tres fuentes para dar respuesta a qué conceptos y teorías científicas nos
permiten encontrar explicaciones sobre el mundo; en concreto, hemos comentado las prioridades de
Science, las necesidades ciudadanas y el currículo oficial.
Por último, dado que nuestras competencias profesionales no se limitan a saber ciencia, sino que
también incluyen «saber enseñar ciencias» (ya nos detendremos más sobre este aspecto en la idea
clave 10, pp. 217-239), hemos incluido preguntas «científico-didácticas». En concreto, se pretende la
identificación de lo que debería conocer el alumnado previamente para comprender, como ciudadano,
una información como la ofrecida.
¿Por dónde va la ciencia que tenemos que enseñar y por dónde van nuestros
conocimientos de ciencias?
En el libro de texto para la asignatura de ciencias para el mundo contemporáneo de una editorial, la
lección 3 se titula «Las plagas del siglo XXI» y en ella podemos encontrar:
• La crónica de la epidemia de la neumonía atípica.
• La fiebre de Ébola como una enfermedad mortífera emergente.
• Las diferencias entre epidemia, endemia y pandemia.
• El periodo de los derechos de comercialización de las patentes farmacéuticas y la incidencia de los
acuerdos de Doha.
• La forma de distinguir un medicamento genérico de otro que no lo es.
• La mortalidad de la gripe, el significado de H1N1 y las razones de que la vacuna sólo valga por un
año.
• El sistema de alerta GOARN.
En el mismo libro, en su lección 12, que se titula «Materiales: uso y consumo», se puede encontrar:
• La existencia de bolsas biodegradables que se disuelven en agua.
• Los símbolos que se utilizan para identificar y facilitar el reciclado de los plásticos.
• Las diferencias y similitudes entre el rayón, el nailon y el poliéster.
• Las condiciones para los procesos de fabricación de la cerámica, el vidrio, el cemento, el acero o el
papel.
• Los materiales que hay en un catalizador de un coche.
• El coltán.
• El proceso de reutilización del aluminio.
Sabemos que esta materia puede ser impartida indistintamente por el profesorado de física y química o
por el de biología y geología. Se pide:
1. ¿Qué conceptos, principios, teorías… están implicados en estos contenidos? ¿Cómo podrías
valorar tu grado de conocimiento sobre los contenidos mencionados?
2. ¿Crees conveniente que un ciudadano esté informado de todos estos contenidos? ¿Cómo
valoras su inclusión en las clases de ciencias?
3. Si quisieras ampliar tus conocimientos sobre estos temas, ¿qué harías?, ¿por dónde empezarías?
COMENTARIO: esta actividad tiene diversas finalidades. Como en la anterior, pretende favorecer una
reflexión personal sobre la suficiencia de nuestra formación científica; en este caso, para hacer frente a
73
los nuevos retos docentes que plantea la presencia de una nueva materia de divulgación científica en el
currículo oficial (ciencias para el mundo contemporáneo, asignatura obligatoria para todo el alumnado
de bachillerato, sea cual sea su especialidad). Desde luego, sería muy interesante extender y compartir
esta reflexión con los compañeros del departamento.
Como sugerencia a las preguntas del apartado 2, deberían buscarse para cada contenido hechos,
cuestiones o preocupaciones que puedan afectar a los estudiantes, indicando si les concierne en su
vida y preocupaciones personales, si afecta a su entorno más próximo (familia, amigos, instituto…), si
incide en la vida social (de su localidad, comunidad autónoma…) o si es importante para el desarrollo de
la ciencia o la tecnología; estos niveles pueden dar una idea de las necesidades que tratan de atender.
Una vez autodiagnosticados los conocimientos sobre estos temas y valorada la importancia de los
contenidos señalados para la formación de un ciudadano, se estará en condiciones de tomar la decisión
de incluirlos o excluirlos y, además, conocer las necesidades formativas que tenemos (véase al respecto
la idea clave 10, pp. 217-239).
74
Los ciudadanos necesitan conocimientos
de ciencias para dar respuestas a los
problemas de su contexto
Antonio de Pro
75
discrepancias, adhesiones inquebrantables y menosprecios profundos, etc.
La propia comunidad científica se ha dotado de mecanismos que favorecen su
evolución: ha compartido problemas y retos, procedimientos y estrategias para
abordarlos, una terminología, un «estilo» para construir nuevos conocimientos y
transferirlos a diferentes situaciones, un modo de comunicarse, unos foros para
difundir sus hallazgos, un espíritu crítico ante los límites o la provisionalidad de
éstos… En este contexto, podría parecer innecesario justificar, dentro de dicha
comunidad, lo que se hace o para qué se hace. Sin embargo, cuando leemos
artículos, memorias de investigación o tesis doctorales en este ámbito,
encontramos apartados referidos al origen de los problemas que investigan, se
justifica su importancia, se explicitan los antecedentes y, en definitiva, se fija el
contexto en el que sitúan las cuestiones que tratan de resolver. Podríamos decir
que contextualizar un conocimiento forma parte de dicho conocimiento porque le
da sentido, utilidad, valor, transferibilidad y legitimidad.
Curiosamente, la «ciencia escolar», la que llevamos al aula o compartimos
con nuestros estudiantes, no tiene siempre presentes las características
señaladas. Algunas omisiones pueden estar justificadas porque sus usuarios son
diferentes, pero otras no. Así, muchas veces la «ciencia escolar» se presenta
como una verdad sin fisuras: se olvida que su origen está basado en la creación
y no en la incuestionabilidad; se pone el énfasis en el producto y se presta poca
atención al proceso, a las dificultades encontradas o a las implicaciones sociales;
y se mitifica tanto el conocimiento que se desnaturaliza al tratarlo como si no
fuera fruto de una actividad humana, con todas sus características y limitaciones.
Pero, además, nos preocupa que ni los diseñadores curriculares ni una buena
parte del profesorado crean necesario contextualizar el conocimiento científico
(qué interrogantes pretende resolver, para qué, qué nos aporta respecto a lo que
conocíamos, etc.). En general, todo se reduce a enseñar primero unos contenidos
y luego a utilizarlos para resolver ejercicios numéricos y, en el mejor de los casos,
para responder a cuestiones más o menos cercanas. Aprender estos o aquellos
conceptos o realizar esta o aquella actividad de ciencias se asume como «paso
obligado»; no se justifica la utilidad de lo que se va a trabajar porque se da por
supuesta o porque no se ve necesario hacerlo. El problema se acrecienta cuando
la finalidad de lo que hacemos no es preparar futuros físicos, químicos, geólogos
o biólogos, sino formar ciudadanos.
Pero, además, la «ciencia escolar» no sólo debe nutrirse de la «ciencia de los
científicos». Debe contemplar la «ciencia de la publicidad», la «ciencia de las
noticias de la prensa», la «ciencia para crear estilos de vida saludable», la
«ciencia de la cocina», la «ciencia del arreglo de un coche o de un aparato
estropeado», etc. Y, en todas estas «ciencias», los usuarios no tienen las mismas
características que los científicos, sus intenciones de uso tampoco coinciden y el
76
contexto en el que se inserta el conocimiento también es distinto. Como hemos
dicho en la idea clave 3 (pp. 59-81) y veremos en la idea clave 5 (pp. 105-126),
no es lo mismo plantear una ciencia para producir conocimientos que para
consumirlos.
Lo que parece percibirse, desgraciadamente de una forma cada vez más clara,
es que la «ciencia de la calle» está, en general, bastante alejada de la «ciencia
escolar». ¿Qué utilidad tiene, entonces, aprender ciencias para un ciudadano? Sin
duda, la respuesta condiciona la disposición del alumnado ante estas materias
curriculares. Y no se debería ignorar que la motivación no es una condición
suficiente, pero sí necesaria, para producir aprendizaje.
77
en la «jerga pedagógica»?
Hemos de decir que, dada la polisemia del término, su auténtico significado
está por definir; lo iremos construyendo entre todos a medida que lo vayamos
«usando» en nuestra práctica profesional. Pero, además, creemos que no sólo no
debería ser contradictorio con lo hecho hasta ahora, sino que debemos dotarle
de un significado compatible con los logros, hallazgos y aportaciones existentes,
que los hay y muchos. Con esta perspectiva, se mejorará la acepción del término
y es posible que se avance en algunos elementos problemáticos de la didáctica
de las ciencias.
La idea de competencia tiene «muchas lecturas», pero también contempla
algunas «señas de identidad». Una de ellas es la importancia asignada a la
utilidad del conocimiento para quien debe aprenderlo, tanto dentro como fuera
de la escuela, para ahora y a lo largo de toda la vida, como elemento aislado o
relacionado con otras competencias.
La exigencia de utilidad no es novedosa. Hasta ahora se defendía que, para
aprender un conocimiento, era preciso que el aprendiz lo viera útil (Driver, 1988).
Pues bien, si acudimos a la nueva idea de competencia, el valor de la utilidad de
lo que se aprende se enfatiza más si cabe: el alumnado tiene que «sentir» que el
conocimiento que hacemos circular en el aula –y en la educación obligatoria–
debe ser transferible a la vida cotidiana.
Caamaño (2005) distinguía dos formas de conectar la «ciencia escolar» y la
«ciencia de la calle». Una era partir de los conceptos y métodos de la ciencia
para tratar de interpretar y explicar el contexto. Otra era partir del contexto para
introducir o desarrollar los conocimientos científicos; a esta última opción se le
llama enfoque basado en el contexto. Esta orientación del proceso de enseñanza
está siendo muy utilizada por investigadores y diseñadores curriculares de otros
sistemas educativos (sobre todo, en proyectos británicos); buen ejemplo de ello
son los proyectos Salters de física, química y biología a los que haremos
referencia.
Caamaño distinguía dos formas de conectar la «ciencia escolar» y la «ciencia de la
calle»: una era partir de los conceptos y métodos de la ciencia para tratar de
interpretar y explicar el contexto; otra era partir del contexto para introducir o
desarrollar los conocimientos científicos.
78
En el fondo, hay una dicotomía: la primera opción nos lleva a un listado de
contenidos, procedimientos y actitudes; en la segunda, llegamos a una lista
«bastante completa» de preguntas e interrogantes.
79
• Transformación de la energía. consumimos la misma energía?
• Unidades de energía. • ¿Cuánto nos cuesta la energía? ¿Por
• Tipos de energía. qué es cada vez más cara? ¿Cómo se
• Energía mecánica: energía cinética y energía potencial puede ahorrar energía, individual y
gravitatoria. colectivamente?
• Principio de conservación de la energía. • ¿Cómo podemos producir energía?
• Principio de degradación de la energía. ¿Podemos producir toda la energía
• Energía en tránsito: el trabajo y el calor. que queramos?
• Fuentes de energía: renovables y no renovables. • ¿Qué efectos (ambientales, políticos,
• Combustibles fósiles: centrales térmicas. sociales…) tiene el uso del carbón, del
petróleo y del gas?
• Energía nuclear: centrales nucleares.
• ¿Es conveniente hacer más centrales
• Energías renovables: parques eólicos, centrales solares,
nucleares?
paneles fotovoltaicos…
• ¿Qué necesidades cubrimos y
• Consumo energético.
podríamos cubrir con la energía
eólica, la solar, la fotovoltaica…?
• ¿Por qué la mejor fuente de energía
es el ahorro?
80
básica de los problemas tecnocientíficos, que puedan responder preguntas memorísticas o resolver
ejercicios estándar.
• Si tomamos en serio la importancia de la ciencia y la tecnología, y la necesidad de que la ciudadanía
se familiarice con sus aspectos fundamentales, será preciso reforzar el carácter común de estas
materias en la educación obligatoria, así como aumentar el tiempo dedicado por el alumnado a su
aprendizaje.
• Los currículos centrados en problemas deben llevar aparejados libros de texto muy diferentes a los
que existen hoy en día, junto con otra clase de elementos didácticos más interactivos: libros y
revistas de divulgación, audiovisuales, programas informáticos, material de laboratorio, etc.
Cuadro 2. Algunos módulos del proyecto Ciencia para el siglo XXI de Inglaterra y Gales
81
contaminación? ¿Es peligrosa la contaminación para mí y el medio ambiente? ¿Cómo podemos mejorar
la calidad del aire?
Cuestiones que la ciudadanía puede plantearse: ¿se pueden predecir los terremotos? ¿Puede
destruirse la raza humana por la colisión de un asteroide? ¿Qué conocemos del universo?
Cuestiones que la ciudadanía puede plantearse: ¿por qué yo padezco unas enfermedades y
otros no? ¿Por qué se nos aconseja que nos vacunemos? ¿Cómo puede afectar mi estilo de vida a mi
salud?
82
Salters Advanced Chemistry (Burton y otros, 1994 y 2000).
En el cuadro 5, en la página siguiente, se recogen los resúmenes de cuatro de
los ocho temas del proyecto de biología Salters-Nuffield, aportado por Lope y
otros (2005), que es una adaptación del proyecto inglés Salters-Nuffield
Advanced Biology (Hall y Reiss, 2003; Reiss, 2006) que se imparte en Inglaterra
y Gales durante las edades equivalentes a las de ¡nuestro bachillerato! Por cierto,
abordan sólo nueve temas con cinco sesiones semanales de 45 minutos.
También hay un proyecto de física Salters, descrito por Plana y otros (2005),
que es una adaptación del inglés Salters Horners Advanced Physics (Swinbank,
2003) y que se ha implementado en varios centros de Cataluña.
Si pensamos en el nuevo escenario derivado de la última reforma curricular, no
podemos olvidar aspectos inherentes al término «competencia»: la importancia
de que el estudiante utilice el conocimiento que debe comprender y aprecie su
utilidad, su carácter integrador y la percepción temporal del proceso.
Cuadro 3. Ejemplos de cuestiones ciudadanas en el estudio del sonido y de la luz (Pro, 2003)
83
ruido? • Aparatos musicales. Ecografía.
• ¿Cómo se puede aprovechar el
sonido? • Historia. Repercusión social de la
• ¿Quiénes fueron Bell, Marconi y física.
Morse? ¿Qué aportaron a la
ciencia y a la sociedad?
• ¿Cómo se produce la luz de las
estrellas? ¿Y de una bombilla?
¿Qué son los agujeros negros? • Planetas. Estrellas. Agujeros
• ¿Cómo se forman las sombras y negros. Luz natural y artificial.
la penumbra? ¿Y los eclipses? Producción de luz.
• ¿Por qué nos vemos en el • Sombras. Penumbras.
espejo? ¿Por qué en un parque
de atracciones nos vemos • Espejos. Reflexión de luz. Leyes.
raros? Tipos de espejos. Formación de
• ¿Cómo sabemos si nos imágenes en espejos.
podemos tirar de cabeza a una • Dioptrios. Refracción de luz.
Estudio de la luz
piscina? Leyes. Formación de imágenes
en dioptrios.
• ¿Cómo podemos ver lo que nos • Visión. Lentes. Formación de
rodea? ¿Por qué muchos de imágenes.
nosotros usamos gafas?
• ¿Cómo podemos hacer • Combinación de elementos
aparatos ópticos y trucos de ópticos.
magia? • Historia. Repercusión social de la
• ¿Quiénes fueron Fermat y Snell? física.
¿Qué aportaron a la ciencia y a
la sociedad?
84
La atmósfera
Teoría cinético-molecular de los gases. Radiación y
Un estudio de los procesos que tienen lugar en la
materia. Alcanos halogenados. Velocidad de
atmósfera y de su incidencia en el clima. Se abordan
reacción. Equilibrio químico.
los problemas del agujero en la capa de ozono y del
efecto invernadero.
La química del carbono y del silicio. Intercambio
Aspectos de agricultura
iónico. Equilibrio ácido-base. Ácidos fuertes y
Un estudio de la investigación química para
débiles. Cálculo del pH. Nitrógeno, amoníaco y
asegurar buenas cosechas.
nitratos.
La química del acero Los elementos de transición. Formación de
La producción del acero y los procesos industriales complejos. Pilas y potenciales de electrodo.
utilizados para protegerlo de la corrosión Electrólisis.
Los océanos
Enlace de hidrógeno. Entropía y entalpía libre.
Una descripción de los océanos y del papel que
Equilibrio de solubilidad de compuestos iónicos
juegan en la regulación del clima y en la formación
insolubles. Forma de las moléculas.
de las rocas.
85
Monohibridismo. Tratamiento de la fibrosis quística: terapia
génica.
CONTEXTO: desarrollo de organismos pluricelulares.
Estructura y ultraestructura celular. Expresión génica.
Tema 3. La voz del genoma Proyecto Genoma Humano. Diferenciación celular,
organización de tejidos. División celular. Control del desarrollo.
Papel de las células madre.
CONTEXTO: efectos del cambio climático.
Relación entre anatomía y funcionamiento en las plantas. El
transporte del agua. Rol del almidón, envases biodegradables.
Tema 4. Plantas y cambio climático Plantas genéticamente modificadas: controversias. Uso
tradicional de las plantas. Fibras vegetales y su utilidad. Uso de
los extractos de plantas. Efectos del cambio climático en los
animales y las plantas.
86
¿Cómo se formaron los fósiles? ¿Qué tipos hay? ¿Dónde se
Caballer y Pérez Gago (2005)
formaron?
Cambón, Martín de Frutos y Rodríguez
¿Cómo preparar la carne a la Millard con guarnición?
Martín (2005)
Clauss (2005) Ciclismo y prensa.
Codina (2005) Aprendiendo genética con Spiderman.
¿Dónde he puesto las judías? ¿Cómo las he puesto? ¿Qué he
Márquez Bargalló y Pedreira (2005)
hecho?
Balaguer, García Díaz y Mantero (2006) ¿Qué diferencias hay entre el yogur y el yogur pasteurizado?
Jiménez y Sampedro (2006) ¿Son las energías alternativas la solución del futuro?
Federico y Jiménez Aleixandre El caso Hwang.
¿Está cambiando el clima del planeta? ¿Cuáles son las causas?
Juan (2006)
¿Cómo nos afectará? ¿Cómo podemos hacerle frente?
¿Cuál es la incidencia y evolución del SIDA? ¿Qué diferencia
Martín Díaz (2006) hay entre fármacos y plantas medicinales? ¿Qué es un
medicamento genérico?
Codina (2007) ¿De quién es este cadáver?
Corominas (2007) ¿Qué propiedades tienen los objetos de tu escritorio?
¿Qué es un airbag? ¿Qué factores humanos condicionan la
Martín y Velázquez (2007) conducción? ¿Qué se debe mantener y por qué en un coche?
¿Cómo reparamos alguna avería?
¿Qué es la energía? ¿Qué se consume y cómo se ahorra
Pro y Saura (2007) energía? ¿Qué son las fuentes de energía? ¿Qué ventajas e
inconvenientes tienen?
Serrano, Santos Neto y Reis (2007) ¿Qué hay de cierto en… (creencias populares)?
¿Qué terremotos se producen en España? ¿Por qué se
Alfaro (2008)
producen? ¿Se pueden producir terremotos destructivos?
¿Por dónde llega el agua a la escuela? ¿Por dónde sale?
Bargalló (2008)
¿Cuánta gasta? ¿Puede faltar agua en la escuela?
Blanco, Martín Díaz y De la Cruz (2008) ¿Qué preservativo es más seguro?
Brusi (2008) ¿Qué sabemos de los riesgos naturales?
Franco (2008) Oro parece, plata no es.
Montero y Guisasola (2008) ¿Son las pilas un residuo cualquiera?
Pujol y Bonil (2008) ¿Cómo hace tu cuerpo para que el calcio le ayude a crecer?
¿Cómo se formó la Tierra? ¿Por qué se extinguieron los
dinosaurios? ¿Puede haber seres vivos en otros planetas?
Cañal (2009) ¿Podemos ir y vivir en otros planetas? ¿Cómo encontrar
fósiles? ¿Las personas somos animales? ¿Por qué tenemos
dedos en los pies?
¿Qué problemas acústicos tiene un bar musical? ¿Qué
Couso, Hernández y Pintó (2009) características tiene que tener el material utilizado? ¿Cuáles son
los más apropiados para insonorizar?
Franco (2009) ¿Cómo se puede escapar de Prision Break?
García Carmona y Criado (2009) ¿Por qué los automóviles son como son?
Gómez Ciudad (2009) ¿Cómo podemos mejorar el sabor de las fresas?
87
En el trabajo de Lope y otros (2005) se recogen unos esquemas
representativos de cada una de las unidades didácticas que se proponen en el
proyecto de biología Salters-Nuffield. Algunos de nosotros hemos iniciado una
forma de representación que puede «hacer visible» lo que estamos planteando.
Así, en el cuadro 7 (véase la página siguiente), hemos recogido nuestra unidad
didáctica sobre el contexto: circuitos eléctricos para el segundo ciclo de la ESO.
Se pueden apreciar algunas diferencias con los esquemas de Lope y otros
(2005): mientras ellos sitúan en el cuadro más a la izquierda la relación de
«hechos, conceptos y principios biológicos», nosotros hemos optado por
explicitar las afirmaciones de conocimiento que queremos compartir con los
estudiantes. Un desarrollo más pormenorizado de las actividades se puede
encontrar en Jiménez Aleixandre y otros (2003).
88
En resumen
89
• La «ciencia de los científicos» presenta diferencias y semejanzas con la
«ciencia escolar» al nutrirse ésta última de «otras ciencias» (la «ciencia de la
publicidad», la «ciencia de las noticias de la prensa», la «ciencia para crear
estilos de vida saludable», la «ciencia de la cocina», la «ciencia del arreglo de
un coche o de un aparato estropeado», etc.). La que trabajemos en el aula
deberá coincidir más con la que hemos llamado la «ciencia para atender las
necesidades ciudadanas».
• Las implicaciones de esta diferenciación no son banales. Necesitamos
presentar un conocimiento que sea percibido claramente como útil para quien
debe aprenderlo, y la percepción de la utilidad no es la misma para un
científico que para un ciudadano.
• Es necesario contextualizar la ciencia para enseñarla, ya que –incluso en la
«ciencia de los científicos»– los conocimientos que «circulan» están
contextualizados; es decir, tratan de dar respuestas a unos interrogantes, con
unos antecedentes y un marco teórico y referencial claro. En nuestro caso, la
«ciencia escolar» no se debería contemplar como un conjunto de conceptos,
más o menos inconexos, que el profesorado trata de hacer interesantes
buscando alguna aplicación fuera del aula; sino que se trataría de plantear
una serie de interrogantes sobre los que un ciudadano necesita encontrar
algunas respuestas e identificar qué contenidos precisa el estudiante para
abordarlos.
• La inclusión del término «competencia» no sólo no supone una contradicción
con la visión de la utilidad, de la integración y de la perdurabilidad del
aprendizaje, sino que es un refuerzo a lo existente.
• En los desarrollos curriculares con el enfoque de ciencia contextualizada o en
contexto se identifican interrogantes o cuestiones ciudadanas que ofrecen
oportunidades para el aprendizaje de los conocimientos clásicos. Los bloques
de contenido propuestos en el actual marco curricular oficial para toda la
educación obligatoria ignoran las orientaciones de este enfoque de la
enseñanza de las ciencias.
• Para hacer más visible el trasfondo de lo que supone la contextualización,
pueden utilizarse esquemas como el del cuadro 7. Desde el punto de vista del
profesorado, y probablemente de los diseñadores curriculares, sería necesaria
la identificación de las cuestiones que queremos trabajar en el aula. Luego
habría que diseñar actividades que favoreciesen la percepción por parte del
alumnado de que lo que está aprendiendo le sirve más allá de la superación
de un examen.
90
91
En la práctica
¿Qué contenidos están implícitos en una pregunta cotidiana?
A lo largo de esta idea clave hemos visto que, para encontrar respuestas a cuestiones cotidianas, es
preciso acceder a determinados conocimientos científicos, ya sean conceptos, teorías o principios,
procedimientos, habilidades o actitudes. A continuación, se presentan una serie de interrogantes. A
partir de ellos, debes identificar los contenidos implicados:
• ¿Estás de acuerdo con la utilización de las células madre?
• ¿Crees que existe un problema de obesidad en los adolescentes?
• ¿Cuál es la moto «más ecológica»?
• ¿Se deben construir más centrales nucleares?
• ¿Es aconsejable vivir cerca de una antena de telefonía móvil?
• ¿Cómo podemos ahorrar agua en tu instituto?
• ¿Qué detergente de los que se ofrecen es más eficaz y económico para lavar?
• Etc.
Cuadro 8
• Interpretación de
• Procesos físicos y químicos maquetas. • Valoración de la
en el funcionamiento de importancia de
• Identificación de
una moto. conservar el medio.
problemas.
• Tipos de combustible de la • Rigor y precisión en la
• Control y exclusión de
moto. recogida y
variables.
tratamiento de la
• Consumo: coste • Medición. información.
energético cada 100 km. • Búsqueda de información
• Desprendimiento de CO2 y • Rechazo a las
en distintas fuentes
actuaciones
otros gases. (catálogos, Internet…).
individuales y
• Contaminación acústica. • Tabulación y colectivas que
• Factores que incrementan representación gráfica de contaminan el medio.
el impacto ambiental. datos. • Análisis • Coherencia entre
• Medidas de ahorro de cuantitativo de datos. datos, análisis y
consumo. • Establecimiento de conclusiones.
conclusiones
Para los otros, te sugerimos el uso de alguna taxonomía (Jiménez Aleixandre y otros, 2003, p. 43).
92
¿Se puede transformar un programa de contenidos en un programa de ciencia
contextualizada?
Toma el currículo oficial de uno de los cursos que estés impartiendo. Elige un bloque de contenidos de
la ESO que te resulte atractivo. Escribe los contenidos correspondientes y los criterios de evaluación.
Trata de extraer diez interrogantes de la vida cotidiana que precisen de los mencionados conocimientos
para mostrar la utilidad del bloque en la formación de un ciudadano.
Cuadro 9
93
• ¿Por qué se dice «el sonido del silencio»? ¿Y
«lo vio con los ojos cerrados»?
COMENTARIO: en el texto del cuadro 9, hemos incluido algunos ejemplos que, si bien no responden
a un bloque específico de contenidos del currículo oficial, pueden servir de muestra para lo que
planteamos. No obstante, en relación con los contenidos de luz y sonido de 2.o de la ESO, podríamos
hacer estas y otras propuestas.
Teniendo en cuenta el esquema del cuadro 7 (en la página 100) y las representaciones que realizan
Lope y otros (2005), realiza un esquema similar con otros contenidos.
Para hacerlo, debes seleccionar en primer lugar el contexto. Una vez realizado:
• Plantea algunos interrogantes relacionados con el contexto que consideres útiles para ser
abordados en tu clase de ciencias.
• Identifica las ideas fundamentales que subyacen en las respuestas; agrúpalas de manera que sólo
queden cinco o seis.
• Construye tu esquema para el tema en cuestión.
94
La elaboración y evaluación de modelos
científicos escolares es una forma excelente de
aprender sobre la naturaleza de la ciencia
Aureli Caamaño
95
ideas de la ciencia sin incorporar ideas sobre la ciencia, relativas a cómo se ha
obtenido ese conocimiento, lo que se refleja en muchos estudios acerca de las
ideas que tienen los profesores y los alumnos sobre la ciencia (Driver y otros,
1994; Fernández y otros, 2005).
Detrás de las cuatro dimensiones (contextual, procedimental, cognitiva y
actitudinal) de la competencia científica definida en el proyecto PISA, está
presente la idea de un modelo de ciencia que debe ser comprendido y utilizado
en las clases de ciencias. Sin embargo, la comprensión de la naturaleza de la
ciencia puede requerir ir un poco más allá de la formulación que de ella hace la
competencia científica en PISA, incorporando la generación de hipótesis y la
construcción de modelos (Gil y Vilches, 2006), que son actividades
fundamentales de la ciencia.
Llegados a este punto se nos plantean una serie de preguntas a las que
intentaremos responder en esta idea clave: ¿qué se entiende por naturaleza de la
ciencia?, ¿por qué es importante enseñar la naturaleza de la ciencia?, ¿cuál es el
modelo de ciencia que debe promoverse en la escuela?, ¿qué dicen los currículos
actuales sobre su enseñanza?, ¿cómo debe ser enseñada la naturaleza de la
ciencia?, ¿qué actividades son las más adecuadas?
96
descubrimiento autónomo (más centrado en el aprendizaje de los
procesos de la ciencia que en la consecución de conocimiento
científico) o en el modelo de aprendizaje secuenciado de procesos y
procedimientos (observación, medición, emisión de hipótesis, diseño
y realización de experimentos, comunicación de resultados, etc.) (Gil,
1983).
Se trataba de enseñar a los estudiantes a actuar «como científicos»
(enfoque indagativo) o al menos que aprendieran los procedimientos
que caracterizan el trabajo científico (enfoque basado en los
procesos). Estas ideas llegaron a España y otros países
iberoamericanos a mediados de la década de los setenta gracias a la
traducción de algunos de los proyectos de ciencias más significativos
de la época, inspirados en estos modelos (Caamaño, 1994). Todas
estas propuestas partían de una concepción empirista o inductivista
de la ciencia, que considera que ésta empieza con las observaciones y
avanza lógicamente hacia la formulación de las teorías científicas. Este
modelo, común en las clases de ciencias, podría representarse tal
como se hace en el cuadro 1.
En los años sesenta en Estados Unidos e Inglaterra se propusieron
métodos de enseñanza de las ciencias que pretendían que los
estudiantes aprendiesen a actuar «como científicos» o al menos que
se familiarizaran con los procedimientos que caracterizan el trabajo
científico. Estas propuestas partían de una concepción empirista o
inductivista de la ciencia.
97
aprendizaje de la ciencia
Al mismo tiempo que se estaban adoptando estas nuevas perspectivas para
enseñar ciencias, los estudios de filosofía y de historia de la ciencia cambiaban la
idea de cómo se produce el conocimiento científico, lo que llevaría a sustituir el
modelo inductivista de la ciencia por otro que iba a dar mayor importancia a las
teorías científicas, preguntándose por cuál es el origen de esas teorías y cómo
evolucionan a lo largo de la historia (Pedrinaci, 1996; Chalmers, 2000; Rivero y
Wamba, 2011; Pro, 2011; Solbes y Traver, 2011).
Al mismo tiempo los estudios de filosofía y de historia de la ciencia cambiaban la
idea de cómo se produce el conocimiento científico, lo que llevaría a sustituir el
modelo inductivista de la ciencia por otro que iba a dar mayor importancia a las
teorías científicas, preguntándose por cuál es el origen de esas teorías y cómo
evolucionan.
98
obedece a un modelo mental de la estructura de las sustancias formado en un
proceso de modelización escolar que prioriza el estudio del enlace covalente en
las moléculas antes que abordar una visión global de los diferentes tipos de
estructura, que contemple a la vez las estructuras moleculares y las estructuras
gigantes (metálicas, covalentes e iónicas).
Desde el campo de la psicología cognitiva se propusieron modelos de cambio
conceptual para explicar cómo aprenden las personas.
Cuadro 2. Relación entre teoría, modelo, fenómenos, conceptos y relaciones entre conceptos (Gilbert,
Taber y Watts, 2001)
En este esquema los modelos ocupan una posición intermedia entre los
fenómenos y las teorías. Las teorías son conjuntos de ideas sobre el mundo
basadas en pruebas; son internamente consistentes y usualmente están de
acuerdo con otras teorías aceptadas.
El desarrollo del conocimiento científico relativo a cualquier fenómeno se
99
relaciona normalmente con la producción de una serie de modelos con diferentes
alcances y poder de predicción. Los modelos científicos son un mediador entre
la realidad que se modeliza y las teorías sobre esa realidad. Son representaciones
parciales de la realidad, lo que implica que no son la realidad ni copias de ella.
Por otro lado, presentan dos atributos importantes: pueden ser modificados y
permiten la existencia de múltiples modelos para una misma entidad (Izquierdo y
Aliberas, 2004).
Los modelos científicos son un mediador entre la realidad que se modeliza y las
teorías sobre esa realidad.
100
de las pruebas). A estos dos perfiles se ha de añadir el de la comunicación de las
ideas.
La ciencia tiene dos caras: los productos de la ciencia y los procesos de la ciencia.
A estas dos caras se ha de añadir la de la comunicación de las ideas.
101
El papel de la argumentación en la elaboración
de modelos y en las explicaciones científicas
La argumentación puede caracterizarse como la evaluación del conocimiento a la
luz de las pruebas disponibles. De ahí la importancia que ha adquirido en los
últimos tiempos su enseñanza como un elemento esencial para la comprensión
de la naturaleza de la ciencia (Osborne, 2006; Jiménez Aleixandre, 2010). Varios
proyectos se han ocupado de este objetivo, tales como el proyecto IDEAS
(Osborne, Erduran y Simon, 2004) y el proyecto RODA (Jiménez Aleixandre,
2010).
Un objetivo fundamental de la educación científica debería ser que los estudiantes
fueran capaces de producir explicaciones que pudiesen ser juzgadas como
«científicas».
102
haga a partir de un modelo ya construido. Estaríamos, pues, en una fase de
aplicación del conocimiento, que complementaría la fase de producción de
conocimiento reflejada en el cuadro 3. La experiencia del profesorado y la
investigación didáctica muestran que los estudiantes no siempre son capaces de
dar buenas explicaciones. Muchas veces dan explicaciones muy incompletas,
otras veces confunden explicaciones con descripciones, y en otras ocasiones dan
explicaciones antropomórficas o teleológicas. Para mejorar esta situación es
necesario plantearse la enseñanza explícita de los criterios que deben cumplir las
explicaciones para ser aceptadas desde el punto de vista científico y también
distinguir diferentes tipos de explicaciones.
103
naturaleza de la ciencia
La enseñanza de las ciencias se centra en seleccionar los modelos científicos
escolares más apropiados y en proporcionar ideas sobe el funcionamiento de la
ciencia. En este punto aparece el dilema de dos orientaciones sobre la enseñanza
de las ciencias: presentar los modelos a los estudiantes y justificarlos
posteriormente, o bien elaborarlos conjuntamente, buscando y evaluando las
pruebas que los fundamenten. En los diseños curriculares, e incluso en la
definición PISA de la competencia científica, se pone más énfasis en el uso y
evaluación de los modelos que en su proceso de elaboración. Por el contrario, en
muchos ámbitos de la didáctica de las ciencias se aboga por un modelo de
enseñanza indagativo que implique la elaboración de los modelos de ciencia
escolares con la participación activa de los estudiantes.
104
La ciencia, en tanto que actividad humana compleja, implica múltiples dimensiones de la persona,
factores sociales y recursos. En todo momento, han de estar presentes y valorarse adecuadamente
aspectos como: las emociones y el disfrute que comporta el desarrollo de la actividad científica, el
planteamiento y la puesta en práctica de la experimentación para recoger evidencias, la búsqueda de
la racionalidad en la formulación de conclusiones y la comunicación de las ideas y procesos, utilizando
diferentes tipologías textuales y modos de comunicación, y valorando los principios éticos que han de
presidir todos los pasos de la práctica científica. (Decret 143/2007)
106
Cuadro 5. Ideas sobre la ciencia del proyecto Science in Society
107
Actividades basadas en experimentos históricos. Solomon (1999)
Actividades sobre historia de la ciencia basadas en textos. Marco (1992)
Aproximación didáctica a textos científicos originales. Marco (1996)
Las controversias científicas. La controversia sobre la edad de
Álvarez Suárez (1996)
la Tierra.
Texto de ficción y lectura teatralizada sobre la combustión de
Izquierdo (2011)
la madera y de los metales.
Actividades sobre ideas y procesos de la ciencia
Ideas sobre la ciencia. Burden y otros (2006)
Las pruebas de evaluación en ciencias en el proyecto PISA. Oñorbe (2008)
Actividades de modelización
La construcción del concepto de ión. Caamaño y Maestre (2004)
El modelo de evolución de Darwin y Wallace en la enseñanza
Jiménez Aleixandre (2004)
de la biología.
Las plantas, ¿fabrican sus propios alimentos? Cañal (2004b)
El cambio climático: algo más que un riesgo. Pedrinaci (2008)
ACTIVIDADES / UNIDADES DIDÁCTICAS REFERENCIA
Actividades basadas en la historia de la ciencia
Actividades para trabajar el uso de pruebas y argumentación
Jiménez Aleixandre y otros (2009)
en ciencias.
Jiménez Aleixandre (2010) (Véase la
Actividades de argumentación.
sección «En la práctica»)
¿Cómo favorecer la argumentación sobre las biotecnologías
Simonneaux (2000)
entre el alumnado?
Explicaciones cotidianas y científicas sobre flotar y hundirse. Álvarez Pérez y Bernal, M.A. (2000)
Explicación de fenómenos químicos. Taber (2002)
Enseñar a elaborar textos científicos en las clases de ciencias. Sanmartí (1997)
Actividades basadas en el uso de viñetas. Naylor y Keogh (2000)
Actividades sobre ciencia y sociedad
Tratar controversias científicas contemporáneas en clase. Albe (2006)
Los fármacos, imprescindibles para la salud e indicadores de las
Martín Díaz (2006)
diferencias Norte-Sur.
La cocina de Teresa o McExpress. Aprendiendo a decidir en
Martín Gordillo (2006)
ciencia, tecnología y sociedad.
Actividades acerca de las «ideas sobre la ciencia». Hall y Millar (2008)
En resumen
Al inicio de esta idea clave nos hemos planteado cuestiones como: ¿qué se
entiende por naturaleza de la ciencia?, ¿por qué es importante enseñar la
108
naturaleza de la ciencia?, ¿cuál es el mejor modelo de ciencia que puede
utilizarse en la escuela?, ¿qué dicen los currículos actuales sobre su enseñanza?,
¿cómo debe ser enseñada la naturaleza de la ciencia?, ¿qué actividades son las
más adecuadas para adquirir una comprensión de la naturaleza de la ciencia?
En relación con estas preguntas hemos establecido una serie de puntos clave
sobre la NdC en la escuela:
• El aprendizaje de la naturaleza de la ciencia ha de permitir al alumnado
comprender el funcionamiento de la ciencia y de la comunidad científica,
conocer cómo se construye y valida el conocimiento científico, ser conscientes
de los valores que hay implicados en las actividades científicas, y entender las
relaciones que existen entre la ciencia, la tecnología y la sociedad.
• La ciencia es una actividad encaminada a la construcción del conocimiento
que presenta tres fases: la fase de descubrimiento (construcción de teorías y
modelos), la fase de justificación o de evaluación de esos modelos basándose
en pruebas, y la fase de comunicación.
• La ciencia es una actividad orientada a producir modelos que ayudan a
explicar los fenómenos que queremos comprender. Los modelos científicos
son un mediador entre la realidad que se modeliza y las teorías sobre esa
realidad.
• El alumnado no aprende los conceptos «sueltos», sino conformando
conjuntos que tienen sentido para ellos, es decir, construyendo modelos
mentales sobre los fenómenos que les mostramos en la ciencia escolar.
• El proceso de desarrollo curricular en el aula consiste en la elaboración de una
sucesión de modelos que progresivamente se van completando, hasta llegar
al modelo científico escolar deseado para cada nivel de aprendizaje.
• En muchos ámbitos de la didáctica de las ciencias se aboga por un modelo de
enseñanza indagativo que implique la elaboración de los modelos de ciencia
escolares con la participación activa de los estudiantes.
• Prestar atención a la naturaleza del lenguaje utilizado en las clases es un
aspecto importante para mejorar la comprensión del estatus del conocimiento
científico y de la forma como éste varía.
• Un objetivo fundamental de la educación científica debería ser que los
estudiantes fueran capaces de producir explicaciones que pudiesen ser
juzgadas como «científicas».
• La argumentación puede caracterizarse como la evaluación del conocimiento a
la luz de las pruebas disponibles. De ahí la importancia de su enseñanza
como un elemento esencial para la comprensión de la naturaleza de la ciencia.
• Es útil diferenciar entre dos tipos de argumentación en la escuela: la
argumentación para la educación científica, pieza fundamental del proceso de
109
elaboración de los conceptos y teorías, y la argumentación para la educación
ciudadana, es decir, la argumentación sobre temas sociocientíficos,
medioambientales, etc.
• Las ideas sobre la ciencia pueden agruparse en tres categorías: los métodos
de la ciencia, la ciencia como actividad humana y las relaciones ciencia y
sociedad.
• Las actividades más apropiadas para la comprensión de la naturaleza de la
ciencia son las actividades investigativas; el estudio de casos históricos y
contemporáneos; las actividades de modelización, de argumentación y
comunicación, y las actividades que impliquen la discusión de controversias
científico-tecnológicas.
• A pesar de que la comprensión de la naturaleza de la ciencia constituye un
objetivo del currículo español, se echa en falta una mayor concreción de los
contenidos implicados y en la forma de orientar su aprendizaje.
110
111
En la práctica
112
La justificación de esta predicción macroscópica requiere de un razonamiento que haga uso de las
entidades, propiedades y reglas de funcionamiento del modelo cinético-molecular. La pregunta que se
puede formular a los estudiantes para guiarles en el razonamiento puede ser la siguiente: «¿qué factor
relativo a las moléculas varía al disminuir el volumen del recipiente donde se encuentra el gas?»
La respuesta dependerá del modelo mental de los alumnos. Aquellos que se imaginan el gas
constituido por partículas esféricas separadas por poca distancia entre ellas y sin movimiento (modelo
corpuscular estático) pueden pensar que el aumento de presión es debido a que la reducción del
volumen hace que las moléculas se toquen, lo que obliga a aumentar la presión para comprimirlas.
Algunos alumnos que ya han incorporado un modelo cinético, pero que todavía no dominan sus
reglas de funcionamiento, responden a veces que la presión aumenta porque varía la velocidad de las
partículas. Éste sería un ejemplo de uso erróneo de las reglas del modelo, ya que la velocidad de las
moléculas se considera que sólo depende de la temperatura.
El razonamiento correcto en el modelo cinético-molecular es que al disminuir el volumen, aumenta la
frecuencia de los choques (el número de choques por segundo) de las moléculas entre ellas y contra
las paredes, puesto que tardan menos tiempo en recorrer un espacio menor. Al chocar más moléculas
por unidad de tiempo contra las paredes interiores de la jeringa, aumenta la presión que el conjunto de
ellas ejerce sobre su superficie interior. En particular, si el volumen se reduce a la mitad, la frecuencia de
choque aumenta el doble y, por tanto, la presión también aumentará el doble.
Este razonamiento podría esquematizarse así:
Si disminuye el volumen del gas:
- La velocidad de las partículas no se modifica, pero aumenta su frecuencia de choque.
- Por tanto, aumenta la fuerza global ejercida por las moléculas al chocar contra la superficie.
- En consecuencia, aumenta la presión del gas sobre la superficie.
Imagen 3. Modelo cinético-molecular de gas. Las moléculas de gas están representadas por pequeñas
bolitas, y la velocidad de las moléculas por flechas que parten de ellas
113
Otras veces pueden ofrecerse dos razonamientos alternativos, uno correcto y otro incorrecto, y
pedir a los alumnos que se definan por el que consideren correcto y que argumenten por qué. Estos
razonamientos alternativos pueden presentarse mediante una viñeta en la que aparezcan dibujados
dos o más estudiantes exponiendo cada argumento.
Para contrastar experimentalmente la predicción, puede medirse el volumen del aire en el interior de
la jeringa en la propia escala graduada de ésta, y la presión a través del manómetro conectado en su
extremo. Ésta sería la prueba de que la predicción teórica es correcta, lo que da confianza en la validez
del modelo propuesto.
3. Si aumentamos la temperatura de un gas contenido en un recipiente de paredes fijas, ¿cómo
variará la presión? Justifica tu respuesta mediante el modelo cinético-molecular.
COMENTARIO: la predicción de los alumnos basada en su experiencia previa suele ser que la presión
aumenta. Algunos hacen el siguiente razonamiento: «Si el volumen del gas aumenta, será porque
aumenta el volumen de cada una de las moléculas». Este razonamiento es erróneo porque transfiere
una relación válida para una variable macroscópica (volumen del gas) a una variable microscópica
(volumen de las moléculas). En el modelo cinético-corpuscular el volumen de las moléculas se considera
invariable.
Imagen 4. Al aumentar la temperatura del aire encerrado en el recipiente aumenta la presión, que se
mide a través de un sensor de presión
114
El razonamiento de los estudiantes con el modelo cinético-corpuscular puede guiarse a través de las
siguientes cuestiones:
115
116
La investigación escolar es la actividad que
mejor integra el aprendizaje de los diferentes
procedimientos científicos
Aureli Caamaño
117
fue una constante educativa en los años sesenta y setenta, que inspiró muchos
de los proyectos curriculares de esa época en Estados Unidos, tales como el
PSSC, el CHEM, el Biological Sciences Curriculum Study, y los proyectos Nuffield
en el Reino Unido. El denominado modelo de descubrimiento orientado, que
subyacía en la filosofía de estos proyectos, se difundió en España, en Portugal y
en muchos países iberoamericanos gracias a su traducción. En España el
proyecto Química Faraday (Grup Recerca-Faraday, 1990) fue un proyecto
curricular para la enseñanza de la química en la educación secundaria (15-17
años), basado en esta metodología didáctica, que tomó la evolución histórica de
los conceptos químicos como hilo conductor para la secuenciación de los
contenidos.
El método del descubrimiento orientado partía de la idea de que era posible
poner a los estudiantes en situación de descubrir experimentalmente
conocimientos científicos con la ayuda del profesorado, a través de una serie de
cuestiones estructuradas y de actividades experimentales en el laboratorio, en
lugar de someterlos a una exposición transmisiva de los conocimientos y llevarlos
luego al laboratorio a realizar trabajos prácticos con una finalidad comprobadora
de los conocimientos aprendidos en el aula.
Paralelamente a este enfoque indagativo se desarrolló otro, denominado de
descubrimiento autónomo, que puso el énfasis en el aprendizaje de los procesos
de la ciencia en contextos de mayor autonomía, sin el objetivo de llegar a
establecer (descubrir) conocimientos científicos predeterminados.
Sin embargo, las nuevas concepciones filosóficas de la ciencia pusieron en
crisis la visión inductivista, es decir, suponer que era posible obtener
conocimiento científico simplemente por inducción a partir de la observación de
fenómenos naturales y de los experimentos realizados en el laboratorio,
suposición que estaba en la base del modelo de descubrimiento autónomo y, en
alguna medida, también en el modelo de descubrimiento orientado. La nueva
perspectiva de la ciencia tiene en cuenta que la observación y la interpretación de
los experimentos vienen guiadas por el marco teórico o conceptual desde los que
se realizan. Paralelamente, una nueva visión del aprendizaje, de carácter
constructivista, valora especialmente el conocimiento previo de las personas en la
interpretación de los fenómenos observados y en la construcción de los
conocimientos. Ambas perspectivas convergentes obligaron a revisar los
paradigmas didácticos del descubrimiento orientado y del autónomo e intentar
solucionar sus evidentes limitaciones. Los trabajos de Rosalind Driver (1985) y
otros investigadores fueron pioneros en esta área y abrieron un fecundo periodo
de investigaciones sobre las concepciones alternativas de los estudiantes en
diferentes disciplinas científicas (Driver, Guesne y Tiberghien, 1989; Driver y
otros, 1994). Las implicaciones didácticas de estas consideraciones teóricas y de
118
las investigaciones realizadas llevaron a la propuesta de un modelo de cambio
conceptual y de indagación guiada.
Durante dos décadas el diseño de unidades didácticas se basó
predominantemente en propuestas de secuenciación de las actividades de
enseñanza-aprendizaje que partían de la explicitación de las ideas previas del
alumnado y buscaban conseguir un cambio conceptual de sus ideas (Caamaño y
Hueto, 1992; Sánchez Blanco y Valcárcel, 1993). Más recientemente el énfasis se
puso en los procesos de modelización, que buscan una aproximación de los
modelos mentales de los estudiantes a los modelos escolares o curriculares, y en
la contextualización de las actividades.
El modelo constructivista de elaboración de unidades didácticas es un modelo
de indagación guiada que pretende construir conocimiento conceptual escolar
mediante un proceso hipotéticodeductivo y que usa la experimentación como
contraste de las hipótesis y, en muchos casos, como forma de crear conflictos
conceptuales con las ideas previas de los estudiantes. Muy atento a las
dificultades conceptuales que presentan los propios conceptos, diseña actividades
que permitan superar esas dificultades y mejorar las habilidades de
argumentación de los estudiantes.
El problema fundamental de este modelo es que puede centrarse
excesivamente en la adquisición de conceptos, sin tener suficientemente en
cuenta aspectos aplicados y sociales de la ciencia (CTS), que acostumbran a ser
abordados sólo como aplicación de los conceptos aprendidos previamente. Si se
desea que las unidades didácticas estén contextualizadas y presenten problemas
relevantes que interesen al alumnado, se requiere partir de situaciones-problema
reales (Verdú, Martínez Torregrosa y Osuna, 2002), cuya resolución aúne la
adquisición de conceptos en la modelización de la situación presentada con el
uso de los procesos de indagación. En conclusión, la enseñanza de las ciencias
debería utilizar unidades didácticas que consiguiesen integrar contextualización,
modelización e indagación como una estrategia adecuada para el aprendizaje de
la competencia científica (Couso, 2011).
La importancia que el carácter indagativo de la enseñanza de las ciencias
vuelve a tener en la actualidad puede apreciarse en varios ámbitos. Así, por
ejemplo, en 2007 la Comisión Europea publicó el documento Science Education
now. A renewed pedagogy for the future of Europe (Rocard y otros, 2007), en el
que propone enseñar ciencias a través de la indagación con la finalidad de
combatir la desmotivación actual de los estudiantes hacia la ciencia. Y la revista
Alambique. Didáctica de las Ciencias Experimentales ha dedicado recientemente
un monográfico a este tema (Cañal, 2007).
120
científicos cognitivos y filósofos de la ciencia con el objetivo de:
1. Establecer qué grado de consenso existe sobre lo que se entiende por
indagación científica.
2. Debatir las implicaciones didácticas de tal consenso en la enseñanza de las
ciencias.
3. Identificar áreas donde no existía consenso, para realizar nuevas
investigaciones y debates sobre ellas.
121
En la década de los ochenta, contemporáneamente a las propuestas
constructivistas, que podemos considerar próximas a una concepción holística del
aprendizaje de los procedimientos, se desarrollaron proyectos curriculares
basados en una visión atomística del aprendizaje de los procedimientos como,
por ejemplo, el proyecto Warwick Process Science (Screen,1986), retomando en
parte el viejo debate entre conceptos y procesos, que estuvo en el centro de las
preocupaciones de la enseñanza de las ciencias en décadas anteriores (Gil,
1983).
La visión atomística supone que podemos crear el todo por combinación de
una serie de componentes. En cambio, la visión holística contempla el
aprendizaje de los procedimientos integrados en actividades globales de
resolución de problemas. En nuestra opinión, la perspectiva atomística en el
aprendizaje de los procedimientos puede ser útil en un primer estadio (por
ejemplo, para el aprendizaje del manejo de instrumentos y técnicas), pero la
comprensión procedimental de la ciencia se capta mejor desde una perspectiva
holística, por otro lado más motivadora. Y esta perspectiva holística sólo se
consigue a través de la realización de investigaciones.
La visión holística contempla el aprendizaje de los procedimientos integrados en
actividades globales de resolución de problemas. En nuestra opinión la
comprensión procedimental de la ciencia se capta mejor desde esta perspectiva,
que sólo se consigue a través de la realización de investigaciones.
122
Investigaciones para resolver problemas
teóricos
Son investigaciones que plantean problemas de interés en el marco de una
teoría. El problema que se va a resolver puede provenir de una hipótesis o de
una predicción realizada en el desarrollo de un modelo científico escolar o bien
de la necesidad de conocer y determinar propiedades de las entidades del
modelo. Las siguientes preguntas: ¿cómo varía la presión al reducir el volumen
de un gas?, ¿cuál es la masa atómica relativa de un elemento? o ¿cuál es la
carga eléctrica de un determinado ión? serían ejemplos de este tipo de
investigaciones en el marco de la construcción del modelo cinético-corpuscular de
los gases, del modelo atómico-molecular de la materia y del modelo iónico de las
soluciones de los electrólitos, respectivamente.
Las investigaciones para resolver problemas teóricos plantean problemas de
interés en el marco de una teoría y las investigaciones para resolver problemas
prácticos plantean problemas de interés generalmente en el contexto de la vida
cotidiana.
123
para el currículo de química del primer curso de bachillerato. En ambas pueden
observarse las diferentes fases a través de las cuales se desarrolla la
investigación. La secuencia de cuestiones estructuradas propuestas en la fase de
planificación es muy útil para guiar el diálogo entre el profesor y el estudiante y
debe conducir a la elaboración conjunta del procedimiento de resolución.
Cuadro 1. Una investigación para resolver un problema práctico: ¿qué tejido abriga más?
124
y cuántas medidas deben realizarse, en el caso de que sea • ¿Es necesario que la temperatura
una variable continua? exterior sea la misma?
• ¿Cuáles son las variables que se deben controlar, es decir, • ¿Debe ser la misma la superficie del
mantener constantes? tejido que sirve de abrigo a la lata?
• ¿Con qué precisión deben realizarse las medidas? • Redacta el método experimental
definitivo que piensas seguir,
indicando cada una de las acciones
que llevarás a cabo. Ayúdate con
dibujos.
Realización del proceso de contrastación de hipótesis
• Realiza las medidas para cada muestra
de tejido. Si dispones de tres latas y
de tres termómetros, puedes hacerlo
• La fase de realización puede implicar el montaje
de forma simultánea para los tres
experimental, las medidas y el tratamiento numérico,
tejidos.
gráfico o informático de los datos obtenidos.
• Mide con la máxima exactitud y
• En el caso de una investigación no experimental, implica
precisión que puedas.
llevar a cabo el proceso de contrastación por observación,
elaboración de encuestas, etc. • Toma nota en tu libreta de todas las
medidas realizadas y lleva a cabo el
tratamiento de los datos que sea
preciso.
Evaluación del resultado
• ¿Cuál es la conclusión? ¿cuál es la
muestra de tejido más aislante
La fase de evaluación comprende la valoración del resultado o témicamente?
resultados obtenidos y el análisis de su plausibilidad, • Compara tu resultado con el obtenido
comparando los resultados obtenidos por los diferentes por otros grupos.
grupos y con valores de la bibliografía. • ¿Es plausible el resultado que has
obtenido dada la naturaleza del tejido
y su grosor?
Comunicación de la investigación
Escribe un informe de tu investigación en
tu cuaderno siguiendo el siguiente
La fase de comunicación implica la redacción de un informe y,
esquema de apartados: objetivo de la
siempre que sea posible, la comunicación oral de la
investigación, fundamento del método,
investigación realizada.
procedimiento experimental, resultados
obtenidos y conclusión.
125
proporciona calor en lugar de un material que aísla térmicamente.
En esta investigación la variable dependiente es la capacidad
aislante térmica de la muestra de cada tejido y la variable
independiente es la muestra de tejido. La primera es una variable
continua, la segunda es una variable categórica o discreta. Para medir
la primera, disponemos de las siguientes opciones:
• Medir la disminución de temperatura del agua que se produce en
un determinado intervalo de tiempo, el mismo para todos las
latas.
• Medir el tiempo que tarda la temperatura en disminuir un
determinado valor.
• Medir la temperatura del agua durante un intervalo amplio de
tiempo y representarla gráficamente en función del tiempo.
Las variables que hay que controlar son: la masa de agua en la lata,
la temperatura inicial del agua, la temperatura externa y la superficie
de la tela que envuelve la lata. Del mismo modo se debe decidir si se
aísla también la lata por la base y por la parte superior. Lo que se
decida debe aplicarse por igual a las tres latas.
Obsérvese que la investigación nos permite decidir cuál es la
muestra de tejido que abriga más, pero no cuál es el tejido que
abriga más, para lo cual sería preciso controlar también el grosor de
los tejidos.
El guión abierto propuesto para la investigación «¿Qué tejido
abriga más?» constituye un ejemplo de la manera de guiar la
resolución de actividades investigativas experimentales. Estos guiones
pueden ir acompañados de hojas de ayuda para los estudiantes y de
unas orientaciones didácticas para el profesorado, como los
comentarios que se han mostrado al final. Su mayor utilidad reside en
sugerir las cuestiones que el profesor o profesora puede plantear a
sus alumnos para planificar conjuntamente la investigación. Es
evidente que cabe una variedad de grados de apertura y de formas
de utilización de estos guiones, según el tipo y complejidad de las
investigaciones propuestas y el grado de conocimiento conceptual y
procedimental de los estudiantes.
126
llevarla a cabo. Saber cuáles son los factores que hacen más difícil
una investigación es una cuestión importante, ya que tener una
respuesta a esta cuestión significa poder graduar la dificultad de las
investigaciones que proponemos a nuestros alumnos y, por tanto,
introducir una cierta progresión en estas actividades (Grau, 1994).
El proyecto APU (1984) consideró que el nivel de dificultad de una
investigación dependía de la complejidad de los conceptos
involucrados, la complejidad procedimental (en términos de la
estructura de las variables: discretas o continuas) y el contexto en
que se sitúa la investigación. Posteriormente, Gott y Dugan (1995)
estudiaron la complejidad procedimental de las investigaciones
centrándose en el efecto del tipo de variables implicadas y, de este
modo, caracterizaron tres tipos de investigaciones de dificultad
creciente:
1. Investigaciones con una única variable independiente discreta o
categórica (por ejemplo: ¿qué detergente es el mejor?, ¿cuál es la
mejor taza para mantener el café caliente?).
2. Investigaciones con una única variable independiente continua
(por ejemplo: ¿cómo varía la «botabilidad» de una pelota de
squash con la temperatura?, ¿cómo depende la velocidad de
enfriamiento de una taza de café de la cantidad de café?).
3. Investigaciones con más de una variable independiente categórica
(por ejemplo: ¿qué tiene más influencia en mantener el café
caliente, el tipo de material de que está hecha la taza o el hecho
de taparla?).
127
• La complejidad de las medidas y de los instrumentos de medida.
• El contexto en el que se plantea la investigación.
128
La selección de una secuencia de cuestiones clave es un excelente
hilo conductor para la planificación de unidades didácticas de
carácter indagativo.
129
La enseñanza del ser vivo en primaria a través de una
Heras y Jiménez Pérez (2011)
secuencia de estrategias indagatorias.
En resumen
130
Enseñar ciencias a través de la indagación es una forma de combatir la
•
desmotivación actual de los estudiantes hacia la ciencia.
131
132
En la práctica
Una investigación para resolver un problema teórico: ¿cómo determinar la masa atómica
relativa de un elemento?
En la descripción de esta investigación intentamos reproducir la dinámica que se establece en el aula
cuando este tipo de problemas se plantean, se planifican y se resuelven (Caamaño y Corominas,
2004). La descripción de la fase de planificación corresponde a un diálogo del profesor o profesora con
el grupo-clase, a partir de preguntas clave estructuradas que se plantean a los estudiantes para
ayudarles a diseñar un método de resolución del problema. Este diálogo puede mantenerse con todo el
grupo-clase inmediatamente después de plantear cada una de las cuestiones, o bien puede hacerse
después de dejar un tiempo para que piensen y discutan las cuestiones propuestas, trabajando en
parejas o en grupo.
Es evidente, que si medimos las masas que reaccionan de A y de B, podremos establecer la relación:
133
práctica. ¿No podríamos utilizar una reacción más fácil, aunque el hidrógeno no apareciera como
reactivo sino como producto? ¿Qué reacción del magnesio produce hidrógeno? «La reacción del
magnesio con un ácido» es lo que puede contestar cualquier estudiante. En efecto, se trata de la típica
reacción de un metal activo con un ácido. Si utilizamos ácido clorhídrico, la ecuación de la reacción
sería: que nos indica que se obtiene una molécula de hidrógeno por cada átomo de magnesio que
reacciona.
Y teniendo en cuenta que la masa de una molécula de hidrógeno es igual a dos veces la masa de un
átomo de hidrógeno, podríamos determinar la relación masa de un átomo de magnesio / masa de un
átomo de hidrógeno, que es justamente la masa atómica relativa del magnesio, Ar(Mg), de acuerdo
con la definición de masa atómica relativa adoptada.
3. ¿Cómo medir la masa del magnesio y la masa del hidrógeno?
La medida de la masa del magnesio no ofrece gran dificultad, ya que se puede hacer con unas
balanzas antes de iniciar la reacción. Algo más complicado es la medida de la masa del hidrógeno que se
desprende, por tratarse de un gas. Sería necesario recogerlo para poderlo pesar o bien dejarlo escapar
y medir indirectamente su masa a partir de la disminución de masa de la solución reaccionante. Si
descartamos esta última opción por cuestiones de seguridad, lo mejor es recoger el hidrógeno que se
desprende, medir su volumen y realizar una determinación indirecta de su masa a partir de su
densidad.
4. ¿Cómo recoger el gas hidrógeno y medir su volumen?
Obviamente, recoger el gas hidrógeno en un recipiente rígido no es aconsejable, por el peligro que
entraña el aumento de la presión que se produciría y por obligarnos a medir la presión interior del gas.
Una solución sería recogerlo en un recipiente con una pared móvil como, por ejemplo, una jeringa
graduada. En tal caso la presión del hidrógeno será igual a la presión atmosférica.
Otra posibilidad puede ser recogerlo sobre agua, aprovechando que el hidrógeno es insoluble en
agua. Esta técnica es difícil que se les ocurra a los estudiantes si no la han utilizado previamente. La
imagen 1 muestra el dispositivo experimental que puede utilizarse.
Imagen 1
134
5. ¿Cómo calcular la masa de hidrógeno a partir de su volumen?
Para calcular la masa de hidrógeno seco obtenido precisamos conocer su densidad y para ello
necesitamos conocer la temperatura y la presión a que se encuentra. La temperatura la podemos
medir con un termómetro. La presión puede tomarse en primera instancia igual que la presión
atmosférica.
Una determinación más exacta requiere descontar la presión hidrostática debida a la columna de
agua en el tubo. Y una determinación todavía más exacta, descontar la presión parcial debida al vapor
de agua. Otra opción es calcular la masa de hidrógeno a través de la ecuación de estado de un gas
ideal.
El cuadro 3 muestra el conjunto de cuestiones estructuradas a través de las cuales puede
mantenerse el diálogo con los estudiantes en la fase de planificación, y las instrucciones sobre las tareas
que deben realizarse en el resto de la investigación.
135
conveniente utilizar?
- ¿Cuál es la concentración más
adecuada del ácido clorhídrico?
- ¿Cómo podemos recoger el gas
hidrógeno y medir su volumen?
- ¿Cómo se puede calcular la
masa de hidrógeno a partir de
su volumen?
- ¿Cómo se puede mejorar el
dispositivo experimental para
evitar pérdidas de hidrógeno?
• Haz un esquema definitivo del
procedimiento y del dispositivo que
piensas utilizar y una lista del material
y los productos que precisas.
Monta el dispositivo experimental, lleva a
cabo la reacción y mide la masa del
Realización experimental magnesio y el volumen del gas
hidrógeno obtenido a presión
atmosférica.
Realiza los cálculos para obtener el valor
Tratamiento de los datos y obtención del resultado de la masa atómica relativa del
magnesio.
• ¿Es el resultado plausible?
• Compara el resultado obtenido con
un valor tabulado.
Evaluación del resultado
• Calcula el error relativo cometido.
¿Cuáles pueden ser las causas del
error?
• Escribe un informe que describa la
investigación realizada y el resultado
obtenido.
Comunicación de la investigación
• Prepara una exposición oral de la
investigación realizada con la ayuda
de un power-point.
136
Aprender ciencias es, en buena medida,
aprender a leer, escribir y hablar ciencia
Emilio Pedrinaci
El aprendizaje de la ciencia implica leer, escribir y hablar ciencia o hacerlo sobre ella;
en consecuencia, cualquier propuesta de enseñanza científica debe preocuparse de
incluir actividades que promuevan esta competencia comunicativa.
137
construir una argumentación consistente; valorar la calidad de una información
científica…». En el desarrollo de cada una de estas capacidades la competencia
en comunicación lingüística desempeña un papel central. No debe extrañar,
en consecuencia, que una de las variables que presenta una correlación más clara
con los buenos resultados en PISA sea el gusto por la lectura (OCDE, 2006).
Con todo, que el lenguaje resulte esencial para el aprendizaje de la ciencia
puede justificar que el sistema educativo preste mayor atención al desarrollo de
la competencia lingüística, pero seguramente no basta como argumento en
defensa de que el profesorado de ciencias deba ocuparse de ella. La
desproporción existente entre el volumen de contenidos que forman parte de los
currículos oficiales y el tiempo disponible para trabajarlos en el aula (véanse las
ideas clave 2, pp. 39-57, y 3, pp. 59-81) hace que el profesorado rechace
frecuentemente cualquier propuesta que entiende que supone un incremento de
contenidos, a menos que venga acompañada de supresiones compensatorias. Y
la cuestión que nos ocupa suele interpretarse como una tarea más que se nos
asigna, sumándose a una lista ya inabordable. Desde esa perspectiva, es
frecuente oír: «¿No tenemos suficientes contenidos científicos a los que atender
para, además, preocuparnos de la enseñanza de la lengua?», «¿Para atender a
los aspectos lingüísticos no habremos de dejar de lado otros científicos?» y, en
todo caso, «¿Somos los profesores de ciencias los más adecuados para asumir
una tarea de este tipo?».
En contraposición a las Ideas que subyacen tras las preguntas anteriores,
intentaremos mostrar en esta idea clave no sólo que enseñar a leer, escribir y
hablar ciencia es esencial para el aprendizaje de esta área del conocimiento, sino
que esa tarea sólo puede realizarla el profesorado de ciencias. O, si queremos
expresarlo desde otra perspectiva, en tanto que profesores de esta área, nuestro
objetivo es que el alumnado aprenda ciencia; algunas de las tareas que resultan
esenciales para este aprendizaje implican trabajar el lenguaje científico e,
inevitablemente, tendrán como efecto añadido el desarrollo simultáneo de la
competencia lingüística. ¿Si el profesorado de ciencias no se ocupa del lenguaje
científico, quién lo hará?
138
ciencia como lo hay de la economía, de la historia o de la música. Así,
por ejemplo, si mostramos una imagen de la selva amazónica a un
ecólogo, a un economista y a un poeta, y les pedimos que nos
describan lo que ven y nos digan qué les sugiere, esperamos que
construyan discursos notablemente distintos. Su diversidad tendrá
que ver con las diferencias de sus conocimientos, sensibilidades,
preocupaciones e intereses, que les proporcionan criterios particulares
para seleccionar lo que consideran más relevante, más útil, más
valioso o más estimulante e ideas para interpretarlo. Por tanto, estas
diferencias no sólo afectarán a su forma de mirar la naturaleza, de
relacionarse con ella, o a su elección de lo que merece su atención y,
en consecuencia, a lo que dicen (contenido), sino también al modo
en que lo dicen.
Cada disciplina tiene una forma de describir, un modo de explicar,
justificar y argumentar que le es propio. Así, un trabajo científico
nunca se limita a describir una experiencia haciendo un listado lineal
de los sucesos ocurridos, sino que intenta explicarlos; para ello
recurre a teorías consensuadas o formula hipótesis que ayuden a
conjeturar las causas de lo sucedido. Es la estrategia que sigue la
ciencia para ir más allá de la experiencia inmediata o del suceso
particular, de este modo contribuye a la formación de nuevo
conocimiento y, al comunicarlo, utiliza determinados registros. Esta
especificidad del fondo y de la forma permite que hablemos de un
«lenguaje científico». Los lingüistas lo consideran un subconjunto de
la lengua, parcialmente coincidente con la lengua común, que se
utiliza en la comunicación formal y funcional entre los científicos.
Un trabajo científico nunca se limita a describir una experiencia
haciendo un listado lineal de los sucesos ocurridos, sino que intenta
explicarlos; para ello recurre a teorías consensuadas o formula
hipótesis que ayuden a conjeturar las causas de lo sucedido.
139
• Es comunicable: no es inefable sino expresable, no es privado
sino público. (…) La comunicabilidad es posible gracias a la
precisión; y es a su vez la condición necesaria para la verificación
de los datos empíricos y de las hipótesis científicas. (…)
• Es general: ubica los hechos singulares en pautas generales, los
enunciados particulares en esquemas amplios. (…)
• Es explicativo: intenta explicar los hechos en términos de leyes,
y las leyes en términos de principios. Los científicos no se
conforman con descripciones detalladas; además de inquirir cómo
son las cosas, procuran responder al porqué: por qué ocurren los
hechos como ocurren y no de otra manera. (…)
• Es predictivo: trasciende la masa de los hechos de experiencia,
imaginando cómo puede haber sido en el pasado y cómo podrá
ser en el futuro.
140
cumple el lenguaje científico cuando se refiere a ideas y conocimientos
consolidados y asumidos por la comunidad científica que no pretenden ponerse
en cuestión en el propio escrito, sino sólo transmitirlos o apoyarse en ellos. Sin
embargo, estas características pueden estar ausentes cuando se defienden tesis
propias frente a las defendidas por otros o se formulan nuevas propuestas.
Por otra parte, tomando como referencia las características citadas, quizá
convenga aclarar que, en tanto que profesores, nuestro campo de trabajo es la
ciencia escolar. Es decir, un terreno puente entre el conocimiento ordinario y el
científico que, dependiendo de la etapa educativa a la que se dirija, se sitúa más
cercano a uno o al otro y cuyo lenguaje guarda ciertas similitudes con el propio
de la divulgación científica. De manera que, aunque a lo largo de este trabajo
hablaremos del lenguaje científico, sin más aclaración, el lector habrá de
introducir el matiz del contexto escolar en el que se ubican las tareas, las
reflexiones y las propuestas que realizamos.
141
elementos. Así, la diferencia entre la sabana africana y un zoológico no es la
presencia de cebras, leones, gacelas, gramíneas y acacias de espinas, sino las
interacciones que se producen entre todos ellos, así como entre ellos y el medio
en que se ubican. De manera que si centramos la enseñanza en esos elementos
y pasamos de puntillas sobre sus interacciones, es poco probable que el
alumnado comprenda qué es y cómo funciona la sabana africana.
Entre los elementos diferenciadores del lenguaje científico nos detendremos
en aquellos que ejercen mayor influencia en el aprendizaje de la ciencia: la
terminología, los verbos y tiempos verbales, y los conectores.
Entre los elementos diferenciadores del lenguaje científico los que ejercen mayor
influencia en el aprendizaje de la ciencia son la terminología, los verbos y tiempos
verbales, y los conectores.
La terminología científica
La claridad y el rigor pretendidos por la ciencia se llevan mal con el lenguaje
común, incluso con el registro culto de ese lenguaje en el que la polisemia es la
norma. La comunidad científica necesita un vocabulario específico (tecnicismos)
en el que cada término tenga un único significado consensuado. Por otra parte,
el desarrollo del conocimiento científico supone la generación de nuevas ideas y
nuevos conceptos que exigen nuevas denominaciones, de manera que el número
de tecnicismos no deja de crecer.
La terminología científica: la comunidad científica necesita un vocabulario
específico en el que cada término tiene un único significado consensuado y el
desarrollo del conocimiento científico supone la generación de nuevas ideas y
nuevos conceptos que exigen nuevas denominaciones.
142
trate mucho no significa que se haga bien. Así, es frecuente comenzar una
exposición con la definición de algún concepto que se utilizará para abordar una
idea más compleja. Ocurre que la definición de un término científico suele
entenderse cuando ya se conoce su significado, de manera que generalmente es
un buen punto de llegada, pero no siempre es un buen punto de partida. Quizá
por eso, señala Sanmartí (2002) que «el significado de los términos se aprende
más a través de la reflexión conjunta sobre su sentido que consultando el
diccionario», lo que no significa que sean inútiles dichas consultas.
CATEGORÍA (Y PROCEDIMIENTO (Y
EJEMPLOS
SIGNIFICADO) SIGNIFICADO)
Derivación (añadiendo prefijos
Hipertrofia, epidermis, polímero, anoxia,
o sufijos, con frecuencia de
amigdalitis, sulfuroso, acidosis.
raíz latina o griega).
Fotosíntesis, sismorresistente,
Composición (uniendo dos o
hemodiálisis, pluviómetro, hidrófilo,
Neología de forma (una más términos, con frecuencia
ecosistema, alergógeno, paleozoico,
palabra nueva para un de raíz latina o griega).
biocarburante.
significado nuevo)
Sintagmación (utilizando dos o Agujero negro, campo magnético, placa
más palabras para un litosférica, cuenca hidrográfica, nivel
significado). freático, red trófica, grupo sanguíneo.
Truncación (acrónimos y DNA, PH, SIDA, UVI, OMS, PGH, CFC,
siglas). RSU, LHC.
Atribución de un nuevo
Fuerza, trabajo, energía, calor, suelo,
significado a una palabra del
cristal, respiración.
Neología semántica (una lenguaje cotidiano.
palabra existente para un Código (en derecho y en genética);
significado nuevo) Paso de un tecnicismo desde competencia (en trabajo y en
una disciplina a otra. educación); resiliencia (en ingeniería y en
ecología).
Extranjerismos con mayor o
Big bang, láser, estrés, nailon, radar,
Préstamo (palabra tomada menor adaptación a la lengua sonar.
de otra lengua o de propia.
nombres propios) De nombres propios con o sin Alzheimer, angstrom, kelvin, amperio,
modificación. ohmio, darvinismo.
143
sustituirla por el concepto newtoniano de fuerza, también le atribuyen un
significado distinto a otros conceptos relacionados, como los de movimiento,
inercia, etc., haciendo imposible la comprensión de la mecánica clásica (Pozo y
Gómez Crespo, 1998).
144
adaptadas a la vida acuática», que veamos con ellos por qué esta segunda frase
sí es compatible con una perspectiva darvinista, o que les preguntemos cómo lo
diría un darvinista.
La imagen 1 muestra uno de los errores conceptuales sobre la tectónica de
placas más frecuente en el alumnado de educación secundaria obligatoria
(Pedrinaci, 2001). Estos estudiantes han oído hablar de las placas litosféricas, de
sus movimientos y de cómo esa dinámica genera terremotos y origina las
cordilleras, e imaginan que las placas se comportan como «coches de choque»
encerrados en una pista; es más, el verbo que usan habitualmente para explicar
estos procesos es «chocar»: «Las placas chocaron y se formó la cordillera» o «El
terremoto se produjo al chocar las placas».
Son, por otra parte, expresiones que se utilizan con frecuencia en
documentales de divulgación, incluso en libros de texto y en no pocas aulas, en
donde en lugar de hablar de que las placas litosféricas «convergen» o «divergen»
se prefiere utilizar un verbo más coloquial y cercano. Ocurre que el estudiante (y
muchos adultos) al oír hablar de «choques de placas» se imaginan una colisión
frontal que se produce entre dos placas que estarían separadas por cierta
distancia. En realidad ése es el significado que le atribuye el diccionario de la RAE
a «chocar»: «Dicho de dos cosas: encontrarse violentamente una contra otra,
como una bala contra la muralla, un buque contra otro, etc., (por ejemplo) el
niño chocó el triciclo con la pared». El problema es que ese modelo alternativo
que se han formado, en el que las placas chocan frontalmente, es mucho más
intuitivo, resulta más fácil de entender que el propuesto por la ciencia (en el que
una placa converge con otra y subduce bajo ella) y, desde la perspectiva del
aprendiz, explica perfectamente cómo puede producirse un terremoto; parece
más claro y, aparentemente, es más eficaz para explicar la formación de un
relieve elevado como el de las cordilleras. Es, precisamente, esa capacidad
explicativa del modelo alternativo construido por el estudiante lo que lo hace
resistente a la instrucción.
145
Nuestra experiencia al respecto muestra la utilidad que tiene hacer una
reflexión conjunta y sosegada sobre el significado que le atribuyen al verbo
«chocar» y por qué conviene sustituirlo por otro. Suele ocurrir que, puestos en
esta situación, los estudiantes sustituyen «chocar» por «colisionar», verbo más
culto pero de igual significado (para el diccionario de la RAE: «Dicho de dos o
más vehículos: chocar con violencia»). De manera que para ayudarles a avanzar
pueden hacerse comentarios y preguntas como las que siguen: las placas se
encuentran todas en contacto unas con otras, si no fuese así, habría huecos a
través de los cuales veríamos el manto terrestre, ¿hay algún lugar de la superficie
del planeta desde el que pueda verse el manto? ¿Qué verbo podemos utilizar
para referirnos a dos placas litosféricas que se mueven en la misma dirección
pero en sentido contrario sin que implique colisión frontal? Si no hay colisión
frontal, ¿qué debe ocurrir con las placas que convergen? Si se trata de
estudiantes de bachillerato (algunos de los cuales mantienen ciertos rasgos del
modelo intuitivo descrito y casi todos utilizan el verbo «chocar» para referirse a
la dinámica de las placas), la reflexión compartida anterior podría continuarse con
cuestiones de este tipo: a veces se producen colisiones entre continentes (un
tipo de cordilleras son las generadas por colisión continental), ¿por qué es
correcto hablar de colisión de continentes? ¿Qué diferencia hay entre placa
litosférica y continente? ¿En qué casos se produce esa colisión continental?, etc.
146
Estas reflexiones resultan muy útiles para avanzar en este conocimiento
científico y, sin embargo, el énfasis lo hemos puesto en cuestiones lingüísticas,
aunque como puede verse nuestro tratamiento es muy diferente del que le daría
el profesorado de lengua.
Los conectores
En lingüística se denomina conector a aquella palabra, o grupo de palabras, que
enlaza partes de un texto y establece una relación lógica entre ellas. Puede
tratarse de una simple conjunción («y», «o», «pero»…) o de varias palabras («a
causa de», «con referencia a», «en consecuencia», «por otra parte», etc.). Su
importancia en el discurso científico es crucial porque de su adecuado manejo
dependen en buena medida la precisión, claridad, causalidad y, en definitiva, la
coherencia interna del texto. Veamos, a modo de ejemplo, algunos conectores
que contribuyen a proporcionar al texto científico estas características.
Los conectores: su importancia en el discurso científico es crucial porque de su
adecuado manejo dependen en buena medida la precisión, claridad, causalidad y
coherencia interna del texto.
147
¿Qué tipos de textos son más usuales en la
ciencia?
Sanmartí (1997) analiza diversos términos que el profesorado de ciencias utiliza
para proponer ciertas tareas al alumnado: «explica», «describe», «justifica»,
«analiza», «razona», «argumenta», etc., algunos de los cuales se usan
indistintamente, como si fuesen sinónimos, y en otras ocasiones ocurre
exactamente al contrario, se utiliza el mismo término en varias tareas (por
ejemplo, «explica») y en cada caso se está demandando algo diferente. Quizá
convenga, en consecuencia, que nos detengamos un momento para clarificar
algunos de estos términos y su uso en las clases de ciencias.
PISA 2009 (OCDE, 2010) diferencia entre el formato del texto (cómo se
presenta) y el tipo de texto (qué trata de hacer). Atendiendo al formato del texto
diferencia entre los siguientes:
• Textos continuos, integrados por oraciones que se organizan en párrafos.
• Textos discontinuos, en los que la información es presentada en forma de
gráficas, tablas, diagramas, mapas…
Naturalmente, también hay textos mixtos, que combinan e integran las dos
modalidades anteriores. Muchos de los textos científicos son mixtos. En cuanto al
tipo de texto, PISA 2009 establece diferentes categorías en función de la
intención del autor y de su contenido:
• La descripción. Suele responder a la pregunta qué. El contenido del texto
hace referencia a las propiedades de los objetos. Por ejemplo, la descripción
de un sismógrafo, la descripción del péndulo de Foucault, etc.
• La narración. Suele responder a la pregunta cuándo o en qué orden. El
contenido del texto hace referencia a la secuencia de acontecimientos. Por
ejemplo, El viaje del Beagle (Darwin) o La doble hélice (Watson).
• La exposición. Suele responder a la pregunta cómo. El contenido del texto se
ajusta a lo que los profesores de ciencias solemos denominar explicación. Es
decir, el objetivo básico es el de ayudar a comprender algo. Suele incluir
definiciones de algunos conceptos y explicaciones causales de los sucesos.
• La argumentación. Suele responder a la pregunta por qué. El contenido del
texto establece relaciones entre una explicación y los datos, principios y
evidencias que la apoyan. Su objetivo suele ser persuadir, convencer. Muchas
de las grandes obras de la historia de la ciencia, en la medida en que sus
autores debían convencer a una comunidad científica que se resistía al
cambio, han elegido, en lo fundamental, un tipo de texto argumentativo. Por
ejemplo, El origen de las especies (Darwin) o El origen de los continentes y
los océanos (Wegener).
148
• La instrucción. Suele responder a la pregunta qué se debe hacer. El contenido
del texto tiene similitudes con la descripción, pero en este caso la intención es
dar consignas para realizar una tarea. Por ejemplo, cómo levantar un perfil
topográfico o cómo hacer la tinción de la pared celular.
Como suele ocurrir con otras clasificaciones, muchos de los textos científicos no
se dejan encuadrar fácilmente en una de estas categorías, sino que suelen
incorporar varias de ellas, especialmente en el caso de obras extensas. Así,
hemos citado como ejemplo de narración El viaje del Beagle porque,
globalmente, es un texto narrativo en el que Darwin relata sus cinco años de
viaje alrededor del mundo, pero incluye fragmentos claramente descriptivos así
como otros explicativos.
Muchos de los textos científicos no se dejan encuadrar fácilmente en una de estas
categorías, sino que suelen incorporar varias de ellas, especialmente en el caso de
obras extensas.
149
consideración de tres fases: antes, durante y después de la lectura.
Orientar lo que deben hacer los estudiantes durante la lectura implica elegir las
preguntas que van a guiarla. Para elaborar esas preguntas es útil tener en cuenta
los cuatro niveles de lectura que diferencian Marbá, Márquez Bargalló y Sanmartí
(2009):
1. La lectura literal pretende localizar la información que aparece explícita en el
propio texto; las preguntas que la promueven se pueden responder con
una escasa comprensión de lo que dice el texto, incluso sin entenderlo en
absoluto.
2. La lectura inferencial pretende ayudar a entender el significado del texto e
ir algo más allá; las preguntas que la promueven remiten a informaciones o
conocimientos que no dice el texto, pero o bien se necesitan saber para
entenderlo, o bien pueden deducirse de lo que el propio texto expresa.
3. La lectura evaluativa pretende ayudar a valorar el texto; las preguntas que
la promueven interrogan sobre las ideas más importantes del texto, nuestro
juicio sobre él o la intención de su autor.
4. La lectura creativa pretende que los estudiantes utilicen el conocimiento
adquirido con la lectura del texto y lo apliquen a otras situaciones; las
preguntas que la promueven encajan bien en las tareas para después de la
lectura.
150
Argumentar en clase de ciencias
Argumentar es algo más que opinar, supone emitir un juicio de manera razonada.
151
La argumentación va dirigida a un interlocutor (que puede, o no, estar presente)
con la intención de convencerlo. Los científicos usan habitualmente la
argumentación para mostrar la validez de un modelo y sus ventajas sobre otro,
la potencialidad explicativa de una teoría o la utilidad de un método. En la
historia de la ciencia la argumentación ha desempeñado un papel central y
continúa haciéndolo. También se recurre a ella en la vida cotidiana como modo
de proporcionar bases y criterios que ayuden a formarnos una idea fundada
sobre, por ejemplo, la dieta que nos conviene, la elección de un frigorífico u otro,
el uso del transporte público, etc., para defender nuestras ideas o para valorar si
la información que se nos proporciona está fundada, es una simple opinión o es
pura propaganda.
Los científicos usan habitualmente la argumentación para mostrar la validez de un
modelo y sus ventajas sobre otro, la potencialidad explicativa de una teoría o la
utilidad de un método.
152
Justificaciones. Frases que explican la relación entre los datos y la idea de
• partida. Pueden incluir conocimientos teóricos en los que se basa la
justificación (fundamentos).
• Conclusión. Idea final que se deduce de la argumentación. Puede, o no,
coincidir con la idea de partida, pero tiene que derivarse del cuerpo de la
argumentación.
El cuadro 3 ofrece un ejemplo de argumentación:
La argumentación mejora si se completan los apartados anteriores y se ofrecen más datos que apoyan
la idea de partida y se incluyen además: Refutaciones o contraargumentos. Enunciados que
contradicen datos, bien de los que se han ofrecido o bien de los defendidos desde posiciones
contrarias.
Comparaciones con otras ideas alternativas, indicando ventajas e inconvenientes. Así:
2.2 Y… (más datos)
• También se han incrementado otros gases de efecto invernadero como el O3, N2O, CH4 y los CFC
de origen antropogénico.
• La deforestación ha favorecido el incremento del CO2 en la atmósfera.
• Ciertas prácticas agrícolas y ganaderas emiten a la atmósfera grandes cantidades de CH4.
3.2 Es verdad que… (refutaciones)
El clima ha cambiado muchas veces a lo largo de la historia de la Tierra y lo ha hecho mucho antes de
la existencia de la especie humana.
3.3 Comparaciones (ventajas e inconvenientes)
Pero aquellos cambios climáticos se produjeron a menor ritmo, lo que redujo notablemente su impacto
sobre los organismos.
Por otra parte, los modelos climáticos que sólo introducen procesos naturales, sin intervención
antrópica, se ajustan mucho peor a la evolución de los datos climáticos de los últimos 150 años.
153
Aunque, tradicionalmente, el lenguaje científico ha sido menos atendido en el
aula de lo que debiera, contamos con buenos ejemplos de actividades y
propuestas. Entre ellos destacamos el excelente tratamiento de la argumentación
en ciencias que hace Jiménez Aleixandre (2010), el portal http://leer.es abierto
por el MEC con abundantes materiales para el aula, y los dos monográficos de
Caamaño (1997 y 2003) publicados por la revista Alambique. Didáctica de las
Ciencias Experimentales.
En resumen
• Cada disciplina tiene una forma de describir, un modo de explicar, justificar y
argumentar que le es propio. Ello permite hablar de un lenguaje científico
como registro que posee especificidad en el fondo y en la forma.
• El elemento más llamativo del lenguaje científico es su vocabulario específico,
hasta el punto de que suelen identificarse ambos. Sin embargo, lo que
caracteriza al lenguaje de la ciencia es mucho más que eso. Para construir un
texto científico sobre una cuestión no basta con conocer el léxico pertinente,
sino que es necesario saber qué relaciones semánticas conviene establecer
entre los términos que pretenden utilizarse. Son relaciones que afectan a los
verbos, a los conectores utilizados y a otros componentes lingüísticos que, en
última instancia, determinan los significados del discurso.
• Algunos de los errores conceptuales de los estudiantes residen en el verbo
que utilizan para expresar la idea. Una reflexión conjunta acerca del
significado del verbo en cuestión ayuda a avanzar.
• Cualquier actividad destinada a la enseñanza de la ciencia implica, de una u
otra manera, hablar, leer o escribir ciencia, o hacerlo sobre ella, por lo que es
susceptible de ser aprovechada para tratar ciertos aspectos del lenguaje de la
ciencia.
• Enseñar a leer, escribir y hablar ciencia es esencial para el aprendizaje de esta
área del conocimiento, y es una tarea que sólo puede realizar el profesorado
de ciencias.
154
155
En la práctica
La tragedia de Armero
Armero es una ciudad de Colombia situada a los pies del Nevado del Ruiz, un cono volcánico
que alcanza los 5300 m de altitud. El 13 de noviembre de 1985 el volcán comenzó a expulsar
cenizas. No era la primera vez que lo hacía y las autoridades locales no le dieron mayor
importancia, por lo que recomendaron a los 23000 habitantes de Armero que se resguardaran en
sus casas.
Las cenizas dejaron de caer, pero algo después de las nueve de la noche el Nevado del Ruiz
comenzó a emitir grandes cantidades de piroclastos (cenizas, lapilli y bombas volcánicas). Los
piroclastos fundieron el hielo que cubría la montaña y se originaron unas corrientes de lodo y
rocas que viajaron ladera abajo. A las once de la noche la mayor parte de Armero había quedado
sepultada bajo el lodo causando la muerte de 21000 personas. Otras 2000 murieron en
localidades cercanas.
Los vulcanólogos habían avisado de que el Nevado del Ruiz iba a entrar en erupción y que eso
podía generar una tragedia. Hacía un año que se había detectado actividad sísmica y se estaban
originando fumarolas que emitían abundantes gases de azufre. La temperatura de los manantiales
cercanos había aumentado, así como su contenido en magnesio y azufre. El 22 de octubre,
veinte días antes de la erupción, los vulcanólogos enviaron al gobierno de la nación un informe
avisando de la inminencia de la erupción y el riesgo que comportaba para la población de la zona.
Las autoridades no consideraron conveniente evacuar la zona, ya que el costo de la operación
habría sido muy alto y no era la primera vez que el volcán había mostrado unos signos similares.
Mapa de riesgo volcánico incluido en el informe publicado veinte días antes de la erupción del 13
de noviembre de 1985 (Keller y Blodgett, 2007)
• ¿Cuál fue el origen de los lodos que sepultaron Armero? ¿Son los lodos materiales volcánicos?
• ¿Fue una sorpresa la erupción del Nevado del Ruiz? ¿Qué indicios había de que esto podía ocurrir?
COMENTARIO: aunque los lodos no son propiamente productos volcánicos, contienen materiales
volcánicos y, sobre todo, fueron generados por la erupción que fundió el hielo; el agua líquida originada
156
arrastró materiales sueltos del cono volcánico. Existe, por tanto, una relación causal entre la erupción y
la formación de los lodos. Entre los precursores de la erupción, el texto señala la actividad sísmica que
venía produciéndose, las fumarolas cargadas de gases sulfurosos, la elevación de la temperatura de las
aguas de los manantiales así como el cambio en su composición y, por último, las cenizas emitidas
horas antes de la fase más explosiva de la erupción.
• Observa el mapa, ¿qué riesgos afectan a Armero? ¿Por qué es menor la zona de riesgo de flujo de
lava que la de caída de cenizas? ¿Cómo puede explicarse que el riesgo de caída de cenizas sea
mucho mayor al noreste que hacia el suroeste? Observa la zona en la que se produjo flujo de lodo,
¿por qué sigue esa distribución tan lineal y retorcida?
COMENTARIO: en la zona debe de haber unos vientos dominantes de orientación nornordeste, lo
que explica la predicción de su distribución asimétrica, mientras que el flujo de lava no se ve afectado
por la orientación del viento. Por su parte, los flujos de lodo seguirán preferentemente los valles
fluviales de la zona hasta llegar a Armero.
• ¿Cuál dirías que es la intencionalidad del autor del texto?
• ¿Qué decisión adoptarías tú en una situación como ésta? Hoy nos indigna que las autoridades no
ordenasen la evacuación de la ciudad de Armero a pesar de la alerta dada por los vulcanólogos. Sin
embargo, decidir en una situación como ésta no siempre es fácil. Otros datos disponibles eran:
- Aunque los vulcanólogos habían avisado de que el Nevado del Ruiz iba a entrar en erupción, el
momento en que ocurriría esa erupción no era posible determinarlo. Podía ser en unos días, en
unos meses o en unos años.
- En otras ocasiones, el Nevado del Ruiz no había hecho erupción a pesar de que ciertos
precursores parecían anunciarlo.
- Construye una argumentación en defensa de la decisión que adoptarías.
COMENTARIO: tanto la selección de datos que ofrece el texto como el tono del discurso quieren
llamar la atención sobre el hecho de que esta tragedia debió haberse evitado. Sin embargo, resulta
muy útil ayudar a reflexionar sobre las dificultades de tomar una decisión de este tipo y, en todo caso,
la necesidad de adoptar una decisión bien argumentada.
157
Las implicaciones sociales del conocimiento
científico y tecnológico forman parte de éste y,
por lo tanto, de su enseñanza
Antonio de Pro
158
necesidad de una «ciencia escolar diferente». Nos dimos cuenta de que, gracias a
las ciencias, se ha alargado la esperanza de vida; se han desarrollado vacunas,
medicamentos y técnicas de trasplantes; se vive más cómodo porque se han
inventado máquinas y aparatos para ello, etc. Pero también «por culpa de ella»,
tenemos debates enconados sobre la peligrosidad o no de las antenas de
telefonía, protestas contra las centrales nucleares o el almacenamiento de sus
residuos, dilemas éticos y políticos sobre el uso de las células madre, discusiones
bizantinas sobre si son más adecuadas las desaladoras o los trasvases… Y todo
ello, queramos o no, forma parte de la vida de la ciudadanía.
Osborne (2006) solía pedir al profesorado que asistía a sus conferencias,
normalmente de secundaria, que indicara los descubrimientos más importantes
de las ciencias en el siglo XX. Pues bien, tras arduas deliberaciones, aparecían
conocimientos como: la estructura del átomo, el ADN, la carrera espacial o la
penicilina. En ese momento, invitaba a los asistentes a que compararan sus
respuestas con las de un número significativo de alumnos de los niveles donde
impartían sus clases; entonces aparecían: el móvil, la televisión, las motos, el
ordenador, elementos de ciencia-ficción… Osborne (2006, p. 13) lo justificaba
diciendo: «El problema de las asignaturas de ciencias es que ofrecen respuestas
poco interesantes a preguntas que nunca nos hemos planteado».
Las opciones parecen claras. La primera sería enrocarnos en la enseñanza de
la ciencia neutra, objetiva, con sus fórmulas, leyes y ejercicios, la de siempre, y
dejar que otros formen a nuestro alumnado en las implicaciones que estamos
comentando. La segunda sería asumir que la ciencia que hay fuera de la escuela
(en las noticias, la televisión, el cine, la publicidad…) debe estar presente en lo
que se trabaje en ella. Desde luego, la apuesta por una alfabetización científica
de la ciudadanía o por la adquisición de las competencias apoya una opción más
cercana a la segunda posibilidad.
En esta idea clave 8 vamos a analizar qué dice el currículo oficial sobre la
presencia de las implicaciones sociales en la enseñanza de las ciencias –en
particular, para desarrollar algunas competencias a las que debemos contribuir
desde nuestras materias– y luego aportaremos ideas sobre posibles actividades
para trabajar en el aula.
159
comprensión de sucesos, la predicción de consecuencias y la actividad
dirigida a la mejora y preservación de las condiciones de vida propia,
de las demás personas y del resto de los seres vivos». Más adelante
dice que debe incorporar «habilidades para desenvolverse
adecuadamente, con autonomía e iniciativa personal en ámbitos de la
vida… (salud, actividad productiva, consumo, ciencia, procesos
tecnológicos…)». Por último, se habla de «interpretar el mundo, lo
que exige la aplicación de los conceptos y principios básicos… desde
los diferentes campos del conocimiento científico involucrados», lo
que pone en primera línea la importancia de «ese mundo» y de sus
problemas. Por todo ello, nos parece «inevitable» seleccionar
contenidos que incidan en las implicaciones personales y sociales de
la ciencia. Sin ellas, resultaría difícil, por no decir prácticamente
imposible, comprender, predecir, actuar, desenvolverse o aplicar en los
términos que marca el currículo oficial.
Parece «inevitable» seleccionar contenidos que incidan en las
implicaciones personales y sociales de la ciencia, sin las cuales
resultaría prácticamente imposible comprender, predecir, actuar,
desenvolverse, aplicar… en los términos que marca el currículo
oficial.
Por otro lado, siguiendo las orientaciones del anexo del Real
Decreto, forman parte de esta competencia las capacidades que se
recogen en el cuadro 1 (véase la página siguiente).
Si analizamos las orientaciones sobre el significado de esta
competencia, podemos apreciar «el componente de implicación
social» que hay en ella. Las habilidades y destrezas relacionadas con
el uso adecuado de los recursos naturales, el cuidado del medio
ambiente, el consumo racional y responsable, y la protección de la
salud individual y colectiva como elementos clave de la calidad de
vida de las personas se enmarcan en los problemas sociales y una
respuesta científica no puede ignorar este componente.
160
Demostrar espíritu crítico en la observación de la realidad y en el análisis de los mensajes
• informativos y publicitarios, así como unos hábitos de consumo responsable en la vida cotidiana.
• Argumentar racionalmente las consecuencias de unos u otros modos de vida, y adoptar una
disposición a una vida física y mental saludable en un entorno natural y social también saludable.
• Identificar preguntas o problemas y obtener conclusiones basadas en pruebas, con la finalidad de
comprender y tomar decisiones sobre el mundo físico y sobre los cambios que la actividad humana
produce sobre el medio ambiente, la salud y la calidad de vida de las personas.
• Aplicar estos conocimientos y procedimientos para dar respuesta a demandas o necesidades de las
personas, de las organizaciones y del medio ambiente.
• Poner en práctica los procesos y actitudes propios del análisis sistemático y de indagación científica
en diversos contextos (académico, personal y social).
• Reconocer la naturaleza, las fortalezas y los límites de la actividad investigadora como construcción
social del conocimiento a lo largo de la historia.
• Planificar y manejar soluciones técnicas, siguiendo criterios de economía y eficacia, para satisfacer
las necesidades de la vida cotidiana y del mundo laboral.
161
lingüística, matemática, aprender a aprender… El tratamiento de la
información y competencia digital, y la competencia social y
ciudadana. Dos que inciden directamente en las implicaciones
sociales del conocimiento científico.
162
cotidiana, y, sobre todo, reforzamientos e interferencias entre lo que
se hace de forma práctica, lo que se ve y lo que se comunica.
Las ciencias, además de sus elementos habituales para la
comunicación lingüística, contemplan otros códigos y formas de
representación, solapamientos entre el lenguaje verbal y el visual y,
sobre todo, reforzamientos e interferencias entre lo que se hace de
forma práctica, lo que se ve y lo que se comunica.
163
¿Cómo aparece la ciencia en nuestro contexto social?
Hablar del contexto social supone entrar en gran parte de la vida
cotidiana de cualquier ciudadano. En este sentido, se amplían los
ámbitos en los que los conocimientos científicos, de una u otra
forma, están presentes o pueden interactuar con lo que piensan,
saben y sienten los estudiantes. Nos centraremos en tres de ellos –la
publicidad, las noticias de prensa y la información contenida en
Internet– que consideramos relevantes pero que lógicamente no
agotan las posibilidades contextuales.
Hablar del contexto social supone entrar en gran parte de la vida
cotidiana de cualquier ciudadano: la publicidad, las noticias de prensa
y la información contenida en Internet son contextos relevantes,
pero no agotan las posibilidades contextuales.
164
… el resultado de cuatro años de investigación en el Instituto
Zapatos
Biomecánico de Valencia.
… resultado de la investigación cosmetológica más avanzada
Crema hidratante
con los más recientes descubrimientos biológicos y vegetales.
Automóviles A la vanguardia de la técnica.
Teléfono móvil Nueva dimensión tecnológica de baterías.
Lavavajillas Su tecnología es tan avanzada que no se cuestiona.
El origen de… se fundamenta en un descubrimiento científico
Crema
revolucionario.
El complejo… sintetiza los últimos descubrimientos científicos
Cosméticos
en biotecnología.
Crema hidratante Eficacia científicamente probada.
Un triunfo antiarrugas demostrado por la investigación
Crema antiarrugas
dermocosmética.
165
a otra crema); «Contiene… que rompe las burbujas de aire, eliminando los
gases» (referido a unas pastillas para mejorar la digestión)…
La publicidad no siempre va en contra de la ciencia: hay aportaciones adecuadas
que a menudo pueden generar conocimientos e información más seductora que
la que circula en el aula.
Invitamos a los lectores a hacer listados sobre los eslóganes publicitarios que
«afectan» a los temas que imparten.
No obstante, hemos de advertir que no siempre encontramos la publicidad
frente a la ciencia. Hay aportaciones adecuadas como la campaña de «Ahorra
energía», en la que participan conocidos jugadores de la selección española de
fútbol, o los dibujos animados Enermanos, ambas actuaciones impulsadas por el
Ministerio de Industria (www.idae.es).
En definitiva, la presencia de la publicidad en la vida cotidiana genera
información, probablemente más seductora que la que circula en el aula, y
conocimientos. Y éstos, querámoslo o no, están presentes cuando el alumnado
construye sus aprendizajes. Por otro lado, estos recursos permiten desarrollar,
entre otras, las competencias: conocimiento e interacción con el mundo físico,
tratamiento de la información, y la social y ciudadana. Todas son básicas para la
ciudadanía.
166
No es aconsejable trasladar las noticias sin más al aula principalmente por las
características de los textos y las del alumnado, creemos conveniente que el
profesorado use «noticias trucadas»: las adapte a las características de su
alumnado y al enfoque de su propuesta de enseñanza.
1. Analizar la noticia.
2. Reescribirla.
3. Preguntar sobre ella.
167
Cuadro 4. Noticia aparecida en la prensa
Unas 40.000 personas pasan la noche sin luz por un nuevo apagón en Girona
168
que el suministro se ha ido restableciendo durante la madrugada
REBECA CARRANCO - Girona - 15/03/2010
Unas 40.000 personas de la provincia de Girona han pasado esta noche sin luz por un nuevo apagón
consecuencia del temporal de nieve que azotó Cataluña el pasado lunes. La avería se produjo a las
19.10 de la tarde de ayer al caer un cable en la línea de alta tensión que va de Tordera a la subestación
de Lloret de Mar, según cifras de Endesa, y en un primer momento afectó a 80.000 abonados. A las
diez de la noche, el número de abonados afectados se había reducido a 20.000, lo que supone unas
40.000 personas. A última hora, la compañía preveía tener solucionada la avería sobre las cinco de la
mañana de hoy. La eléctrica conectó a parte de los vecinos afectados por este segundo apagón a la
red de media tensión.
La Generalitat, que mantiene activada la situación de «alerta» en las comarcas de Girona, precisó en un
comunicado que el apagón «dejó sin luz a 100.000 personas» en Plata d'Aro (34.000 personas), Lloret
de Mar (30.000 personas), Sant Feliu de Guíxols (22.000 personas), Tossa de Mar (6.500 personas) y
Santa Cristina d'Aro (5.100 personas). «Volvemos a estar como hace tres días. Eso se veía venir
porque estaba todo cogido con pinzas», ha lamentado el primer edil de Sant Feliu de Guíxols, Pere Albó
(PSC).
La línea que falló ayer ya había quedado dañada con la nevada del lunes, según la compañía. Endesa la
reparó, pero por motivos que todavía no han quedado aclarados, ayer se desprendió un cable que
une dos torres. Técnicos de la eléctrica trabajaban anoche para solucionarlo. «Prevemos que a las
cinco de la mañana todos los usuarios estén de nuevo conectados a la red», indicó un portavoz.
En cuanto los vecinos se quedaron a oscuras, los teléfonos empezaron a sonar en los Ayuntamientos.
Los alcaldes buscaban una explicación que dar a los ciudadanos, realmente irritados. «Estamos casi
toda la población sin electricidad. Endesa nos dice que prevén solucionarlo esta noche», explicó la
alcaldesa de Tossa de Mar, Imma Colom (CiU).
El apagón de ayer afectó sobre todo a los núcleos urbanos porque durante estos días, a medida que
los técnicos habían ido reparando las líneas afectadas por la nevada del pasado lunes, los
ayuntamientos habían trasladando (sic) los generadores hacia las urbanizaciones más alejadas y con
menor número de vecinos a las que todavía no llegaba corriente por la red.
169
Indignación
La avería de ayer supuso un jarro de agua fría para los habitantes de la provincia de Girona, duramente
afectada por la tormenta, que creían que su pesadilla tocaba a su fin e intentaban recuperar la
normalidad. Antes del nuevo apagón, las cifras eran alentadoras: sólo unas 3.300 personas seguían sin
electricidad, según datos de Protección Civil. Endesa echaba las campanas al vuelo y aseguraba que
prácticamente todo el mundo había vuelto a tener electricidad. Pero a las siete de la tarde la red se vino
abajo.
La línea de alta tensión que ha provocado el nuevo apagón es la de 110 voltios, que une los municipios
de Tordera y Lloret de Mar, por lo que abastece a una amplia zona de la Costa Brava. Los trabajadores
de Endesa trataban de reponer el cable. «Endesa nos ha asegurado que nos intentará conectar de
nuevo, poco a poco, a través de la línea que viene de Blanes», explicaba el alcalde de Lloret de Mar,
Xavier Crespo (CiU).
170
Esteve apuntó que son las eléctricas las principales responsables de lo ocurrido en Girona, y les
reprochó que no hagan «una adecuación y mantenimiento correctos» para que estas incidencias no
sucedan con esta facilidad. Los dos dirigentes defendieron el manifiesto de protesta suscrito ya por
unos 70 alcaldes de las poblaciones gerundenses más afectadas por el temporal.
171
red.
6. Identificación de las ideas más importantes de la noticia (no más
de cinco).
Hay que hacer notar que la noticia reelaborada debe contemplar
las ideas principales del texto; éstas serán, pues, el esqueleto de
la nueva versión. En nuestro caso, damos más valor a los hechos
que a las opiniones y, por ello, serían:
• El lunes un temporal de nieve acaecido en la provincia de Girona dañó la red
eléctrica y dejó sin corriente a 100.000 personas. La empresa Endesa empezó la
reparación.
• Tres días más tarde, se cayó un cable de alta tensión con lo que se produjo un
nuevo apagón que dejó sin luz a unas 40.000 personas.
• El apagón de ayer ha afectado sobre todo a los núcleos urbanos porque durante
estos días, a medida que iban arreglando las líneas de la red eléctrica, se iban
desplazando los generadores hacia las urbanizaciones más alejadas.
La avería ha indignado a los afectados, que creían que la pesadilla había terminado e
intentaban volver a la normalidad. En cuanto se quedaron a oscuras, llamaron por
teléfono a los ayuntamientos.
• Los representantes políticos echan la culpa a la compañía eléctrica porque no han
hecho un adecuado mantenimiento de la red. Por ello, han apoyado un manifiesto
de protesta y alguno ha pedido la nacionalización temporal de Endesa por la
Generalitat.
7. Localización de contradicciones.
Para fomentar que el alumnado tenga un espíritu crítico ante la
información que recibe, debemos llamar su atención sobre las
contradicciones del texto. En nuestro caso, como veremos, las
hay, pero en otros que no las había hemos introducido algunas
para fomentar una «predisposición» a encontrarlas. En nuestro
caso, tenemos:
(…) y en un primer momento afectó a 80.000 abonados. A las
diez de la noche, el número de abonados afectados se había
reducido a 20.000, lo que supone unas 40.000 personas. (…) las
cifras eran alentadoras: sólo unas 3.300 personas seguían sin
electricidad, según datos de Protección Civil.
Los números no cuadran: ¿eran 40.000 o 3.300?
220.000 fallos que congelaron Girona (…) La Generalitat, que
mantiene activada la situación de «alerta» en las comarcas de
Girona, precisó en un comunicado que el apagón «dejó sin luz a
100.000 personas» en Plata d'Aro (34.000 personas), Lloret de
Mar (30.000 personas), Sant Feliu de Guíxols (22.000 personas),
Tossa de Mar (6.500 personas) y Santa Cristina d'Aro (5.100
personas).
172
¿Eran 220.000 ó 100.000? Por otro lado, la suma de los
habitantes de las poblaciones afectadas no da los 100.000.
«Volvemos a estar como hace tres días. Eso se veía venir porque
estaba todo cogido con pinzas», ha lamentado el primer edil de
Sant Feliu de Guíxols, Pere Albó (PSC). (…) Bustos sostuvo que no
hay justificación posible para que haya abonados sin luz tras seis
días de la nevada, y añadió que es «incomprensible» que se
necesite todo este tiempo para llevar luz a unos municipios «de un
país moderno».
¿En qué quedamos, era una línea de alta, media o baja tensión?
8. Localización de errores conceptuales.
Nuestra experiencia nos dice que localizar errores (y
contradicciones como las anteriores) son tareas que motivan a los
estudiantes. Normalmente, existe un uso inadecuado de la
terminología científica, lo que facilita la tarea. En este caso,
además de «la línea de alta tensión de 110 voltios» ya
mencionada, estaría la expresión «pasan la noche sin luz».
Entonces, ¿funcionaban el resto de los aparatos que no tienen luz,
los lavavajillas, las lavadoras, los secadores de pelo, etc.?
Creemos que cualquier reelaboración debe mantener el «espíritu»
de la noticia pero, sobre todo, debe ser creíble. Para ello, se
recomienda mantener los títulos y subtítulos, las imágenes y el
formato en columnas. Por otro lado, hemos de iniciarlos en la
distinción entre hechos y opiniones, en la identificación del relato
cronológico… y, para ello, debemos simplificar la información y
presentarla de forma que sea relativamente fácil de leer por el
alumnado.
Cualquier reelaboración debe mantener el «espíritu» de la noticia
pero, sobre todo, debe ser creíble, por lo que se recomienda
mantener los títulos y subtítulos, las imágenes, el formato en
columnas; simplificar la información, y presentarla de forma que sea
relativamente fácil de leer por el alumnado.
173
9. Planteamiento de preguntas.
Deben incluirse preguntas de identificación de ideas en un texto
escrito, de interpretación del significado de términos o
expresiones, de inferencias próximas o lejanas al contenido del
texto, de elaboración de resúmenes… y, además, otras referidas a
las contradicciones y a los errores por el valor formativo que,
como hemos comentado, tienen.
Hemos de decir para finalizar que nos hemos centrado en el
proceso de análisis de noticias de prensa y éste es un primer paso
en el campo de las destrezas comunicativas, pero queda otro tan
apasionante como el anterior: la elaboración de noticias por el
alumnado. Una contribución interesante para enseñar a elaborar
textos la podemos encontrar en el trabajo de Caballer y Serra
(2001).
174
la incidencia del anonimato en la esfera de lo ético…
Monereo hablaba de las características «positivas» de Internet, pero
también aludía a riesgos y limitaciones que los educadores debemos
considerar.
175
direcciones para poco a poco ir aumentando su número.
Para poder buscar información de carácter científico, el alumnado
debe conocer direcciones en las que pueda encontrarla. Una vez
«matizado» el campo de búsqueda hay dos aspectos que se solapan
en la realización de una actividad como ésta: la tarea en sí de la
búsqueda y el producto aportado a partir de la información
recogida.
Las palabras clave son importantes. Desde luego, en las primeras actividades
de este tipo que se realicen, sugerimos que éstas se debatan previamente en el
gran grupo antes de iniciar la tarea. Cuando estén más habituados, los
estudiantes deberían ser capaces de identificarlas con menos ayuda.
176
Obviamente, el producto aportado está condicionado por la información que
puede manejar el alumnado. Es cierto que, con nuestra estrategia, si el número
de direcciones de referencia se reduce, las respuestas se unifican. No obstante,
siempre aparecen «matices» que nos permiten identificar las similitudes y
diferencias en las respuestas. Éstas últimas son fundamentales para que el
alumnado sea consciente de las limitaciones y los problemas que tiene el uso de
Internet e, incluso, el «valor relativo de las verdades en las ciencias».
En resumen
• Las implicaciones sociales de las ciencias están presentes en la vida cotidiana
de los estudiantes. Ante esta realidad caben dos posibilidades: seguir con la
177
«ciencia académica» bastante alejada de lo que hay en la publicidad, en las
noticias de prensa, en Internet… o asumir que la «ciencia que percibe el
alumnado fuera del aula» pase a ser una parte fundamental de ella. Desde la
perspectiva de la necesidad de una alfabetización científica de los ciudadanos
y de las repercusiones de un currículo basado en competencias, resulta
obligado optar por la segunda posibilidad.
• El currículo de la LOE –si nos olvidamos de los contenidos– apuesta porque
las implicaciones personales y sociales sean un elemento clave en el proceso
de enseñanza y aprendizaje en la educación obligatoria: modificaciones
introducidas por la actividad humana, desarrollo tecnológico asimétrico,
solidaridad generacional e intergeneracional, entorno natural saludable,
aplicación de los conocimientos a dar respuestas a las necesidades personales
y sociales…
• Las materias de carácter científico deben contribuir, además, al desarrollo de
dos competencias: tratamiento de la información y competencia digital, y la
competencia social y ciudadana. Nos hemos centrado en el uso de tres
recursos concretos en los que se proyecta la visión social del conocimiento
científico: la publicidad, las noticias de prensa y la información contenida en
Internet.
• En relación con la publicidad, a pesar de reconocer algunas aportaciones
positivas y ajustadas, se ha mostrado su uso inadecuado: utilización de la
ciencia como garantía de certeza, invención de conceptos inexistentes, errores
conceptuales, exageraciones… Todo ello para hacer visible que el alumnado
recibe acríticamente una información «seductora», distorsionada e inexacta y
que, en consecuencia, debemos contemplarlo en las clases de ciencias.
• En relación con el uso de las noticias de prensa en el aula, se ha establecido
un modelo de análisis: identificación de elementos formales, de los icónicos y
fotografías, de hechos y opiniones, del relato cronológico de acontecimientos,
de las ideas principales, de las contradicciones y de los errores científicos.
Luego se han dado pautas para reelaborar la noticia y para trabajar con ella.
• En relación con la búsqueda de información en las TIC, en particular en
Internet, hay que tener en cuenta la complejidad que supone este medio y la
necesidad de disponer de herramientas y estrategias para realizar la labor. Se
han señalado algunas pautas para planificar la búsqueda, aunque no se ha
entrado en profundidad en el producto que sale de esta tarea.
178
179
En la práctica
Analiza la campaña
1. Plantea a tus alumnos el análisis de los anuncios televisivos (se puede ampliar a la radio o a la
prensa) sobre una de las campañas que plantea el Instituto para la Diversificación y Ahorro
Energético (están en www.idae.es). Deben completar un cuadro del tipo:
COMENTARIO: el IDAE plantea campañas con personajes conocidos (ahora la selección española de
fútbol). También tiene series (como Enermanos) que podrían analizarse.
Otra posibilidad es plantear que el alumnado identifique tres anuncios que «se apoyen» en una
afirmación de carácter científico a lo largo de una semana. Luego deberían realizar una ficha en la que
se recogieran algunos datos que se consideren relevantes (descripción, finalidad, eslogan principal,
medio utilizado, horario o lugar donde lo vio, etc.). En el trabajo mencionado de Campanario, Moya y
Otero (2001) se recogen eslóganes como «Fórmulas con acción efervescente», «… utilizando hasta 60
toneladas de presión», «… que impiden que salgan altas temperaturas al exterior», «… es capaz de
pensar 231800 veces por segundo», «Diamantes que se formaron hace tres mil millones de años, casi
antes del principio de los tiempos y, por supuesto, mucho antes de la Creación», «El aire que no pesa»,
etc. No obstante, puede tener algunos problemas organizativos, dados los requerimientos temporales
que comporta esta tarea.
2. Selecciona una noticia sobre el terremoto acaecido en Japón en marzo de 2011. Reelabórala todo
lo que sea preciso, manteniendo el sentido original, para hacerla asequible a tus alumnos. Diseña
una actividad de enseñanza para trabajarla en el aula.
COMENTARIO: muchas veces las noticias no pueden usarse en las clases. Hay que adecuarlas a la
realidad que tenemos y solventar problemas de comprensión lectora, de interés, de complejidad
científica… A título de sugerencia, podrías dar los pasos que hemos señalado en el texto.
En las cuestiones debe aparecer como mínimo una para cada uno de los siguientes aspectos:
identificación de ideas en el texto escrito, el significado de términos y de expresiones, inferencias
180
cercanas al contenido del texto (que se tenga que usar el contenido de la noticia para contestarla),
localización de errores o contradicciones, e inferencia lejana al texto.
3. Elige un tema concreto del programa de la asignatura ciencias para el mundo contemporáneo y
busca cinco direcciones relacionadas con él. ¿Cómo plantearías esta actividad de búsqueda de
información sobre un tema a tu alumnado?
COMENTARIO: en el cuadro 5 (p. 191) hemos incluido algunas direcciones de Internet en las que se
puede encontrar lo que estás buscando y un protocolo para ser utilizado en el aula. Obviamente, se
deben adaptar al tema seleccionado.
181
El desarrollo de la competencia científica
demanda y produce actitudes positivas hacia la
ciencia y el conocimiento científico
Pedro Cañal
182
manera los procesos de alfabetización científica en el ámbito personal y social. Y
a continuación se analizarán cuatro factores que pueden tener gran importancia
para el progreso de las actitudes positivas hacia la ciencia en el contexto escolar:
• La curiosidad y el interés por la naturaleza.
• La aproximación directa a la realidad.
• La relevancia y utilidad que ha de tener la ciencia escolar.
• La idoneidad de los enfoques de investigación escolar como estrategia de
enseñanza de las ciencias.
183
promover la alfabetización científica.
La encuesta europea Special Eurobarometer 340 Science and
Technology Report (Comisión Europea, 2010) muestra que en
nuestro país el porcentaje de personas muy interesadas por los
nuevos descubrimientos científicos y tecnológicos se sitúa en el 29%,
un rango intermedio entre el 55% de los ciudadanos de Chipre o el
48% de Holanda y los mínimos de Portugal (14%), Lituania (12%) y
Bulgaria (11%).
Es sabido que en el contexto social español hay una menor
tradición científica que en otros países de nuestro entorno. La
situación general que refleja la encuesta anterior se manifiesta en un
insuficiente interés social y político por la ciencia respecto a lo que
sería deseable y necesario en nuestro país. En el ámbito educativo
esta deficiencia se traduce en una relativamente escasa atención a la
alfabetización científica en la educación infantil (pese a los esfuerzos
de excelentes profesionales), y en una situación aún más
problemática en la educación primaria, en la que se han señalado
múltiples carencias relevantes en la formación inicial y permanente de
los maestros, así como falta de asesoramiento efectivo y de
incentivos profesionales para el profesorado innovador.
Una muestra concreta de los problemas que todo ello genera es
que tanto en el ámbito de la administración educativa como en la
mayoría de los centros de primaria se dé mucha más importancia y
presencia real en el horario a materias como lengua y matemáticas
que a conocimiento del medio, aludiendo el profesorado generalista
encargado de esta área al carácter instrumental de aquéllas y a la
falta de tiempo para atender todas las exigencias del currículo.
En cuanto al alumnado, es bastante común la falta de interés
intrínseco por casi todos los conocimientos impartidos en las aulas.
Un reflejo de esa actitud general se encuentra asiduamente en blogs
juveniles en los que se plantea la pregunta de qué asignaturas gustan
más y cuáles menos, siendo bastante comunes las respuestas que
manifiestan un profundo desagrado por la mayor parte de las
materias. E, incluso, matizando, si alguna asignatura gusta, es porque
el alumno obtiene buenas calificaciones en ella, más que porque le
interese en sí. No obstante, también hay muchos casos en los que el
alumnado valora positivamente algunas materias y rechaza otras. Es
frecuente entonces que se relacione la valoración positiva o negativa
de la materia con la del docente que la imparte.
En el ámbito de la administración educativa se da mucha más
184
importancia y presencia real en el horario a materias como lengua y
matemáticas que a conocimiento del medio.
185
documenta está restringido a la ciencia escolar: lo que se enseña en
las clases de ciencias y cómo se enseña. El resultado obvio es la
constatación de que cada vez menos jóvenes eligen asignaturas,
ramas, carreras o profesiones de ciencia o tecnología, que ven en
muchos casos como algo sólo adecuado para «empollones» y
lumbreras.
Sabemos desde hace años, por ejemplo por los trabajos de Gil
(1994) y Pozo (1996), entre otros, que cuando predomina una
enseñanza de las ciencias teórica, centrada en los contenidos del libro
de texto y escasamente contextualizada, ello no sólo no ayuda a
desarrollar el interés por la ciencia, sino que promueve con frecuencia
una visión deformada de ella y, lo que es peor, sentimientos de
rechazo por las asignaturas de ciencias. Unos sentimientos negativos
que se acrecientan cuando el alumnado se enfrenta además a un alto
nivel relativo de exigencia y de suspensos.
Esta circunstancia, que parece responder al convencimiento de
buena parte del profesorado de estas materias de que sus asignaturas
son, de alguna manera, más importantes que otras e intrínsecamente
más difíciles, quizá pueda conducir a estos docentes a considerar a
priori que muchos de sus alumnos no están capacitados para
superarlas. En realidad, una de las principales causas del alejamiento
y aversión por las ciencias de parte del alumnado parece ser la
tendencia de un sector del profesorado, errónea a nuestro juicio, a
hacerlas más complejas, difíciles, aburridas y alejadas de la vida
cotidiana de lo que verdaderamente son, con el argumento de
«mantener el nivel, el rigor y la exigencia».
Una de las principales causas de este alejamiento y esta aversión
hacia las ciencias por parte del alumnado parece ser la tendencia de
un sector del profesorado a hacerlas más complejas, difíciles,
aburridas y alejadas de la vida cotidiana de lo que verdaderamente
son.
186
(ciencia, tecnología y sociedad), aspectos concretos sobre cómo se
construyó el saber científico y, en general, cambios importantes en la
estrategia de enseñanza.
El rechazo del conocimiento científico escolar no es sólo un
problema que se detecte en nuestro país y en la actualidad. Lemke
(1977) apuntaba ya algunas de sus posibles causas generales:
El rechazo del conocimiento científico escolar no es sólo un problema
que se detecte en nuestro país y en la actualidad.
187
socioambientales.
• Valorar positivamente la adopción de medidas que resuelvan
problemáticas como el agotamiento de los recursos naturales o el
deterioro ambiental, y que favorezcan un desarrollo sostenible.
• Valorar positivamente la autonomía personal y la actuación basada
en fundamentos racionales y con criterios propios.
• Valorar positivamente el sentido crítico y saber emplearlo.
El interés por la ciencia y el conocimiento científico es una dimensión
fundamental para el avance de la competencia científica.
188
positivamente?
En la medida en que la ciencia ayude a dar respuestas racionales y
útiles a los interrogantes y problemas que nos planteamos, siempre
va a contar con nuestra aprobación y generará sentimientos y
actitudes positivas o agradecidas.
189
educación reglada, que raramente ha tomado en consideración como
es debido esta capacidad y ha optado históricamente por la ingenua
pretensión de realizar una transmisión directa de contenidos
preelaborados desde la mente y la palabra del profesor o del libro de
texto al cerebro del alumno. El escolar deviene entonces en una
especie de extranjero en su propio país, inquieto y frustrado, y se ve
obligado a mostrar atención y receptividad ante mensajes verbales
complejos expresados en lenguajes casi desconocidos, con la
pretensión de producir una especie de milagro cognitivo: la
«transustanciación» directa, vía visual-auditiva, del conocimiento
científico enseñado en el conocimiento escolar de cada alumno.
La realidad es que resulta sorprendente que la curiosidad pueda
sobrevivir a veces a la educación reglada, que raramente ha
considerado como es debido esta capacidad y ha optado
históricamente por la ingenua pretensión de realizar una transmisión
directa de contenidos preelaborados desde la mente del profesor o
el libro de texto al cerebro del alumno.
190
avanzar en los aprendizajes, con hitos próximos e hitos lejanos pero
igualmente orientadores del trabajo del aula. Deben ser propuestos,
en alguna medida, de forma coherente con unas hipótesis de
progresión que deberán siempre contrastarse y ajustarse
gradualmente en la práctica a las posibilidades reales del alumnado.
191
objetos de estudio los temas de los programas clásicos, que no son
más que compilaciones simplificadas de los resultados obtenidos
históricamente por los científicos, entramos en una dinámica muy
negativa: proponemos como conocimientos que debe adquirir
directamente el alumnado unos temas que incluyen contenidos muy
elaborados y complejos, cuya formulación requirió muchos años de
esfuerzo, estudio y controversia para su aceptación generalizada por
la comunidad científica.
Los objetos de estudio en los que centrar la atención deben ser
aspectos o fenómenos concretos de la realidad que puedan resultar
interesantes para los escolares, despertar su curiosidad y llevarles a
implicarse activamente en su estudio con la ayuda del docente.
192
novela, por ejemplo, o al contemplar un cuadro), en el ámbito
científico la curiosidad se dispara principalmente en nuestra
interacción con el entorno natural y tecnológico. Y más aún en el caso
de los escolares, todavía muy dependientes cognitivamente del
contacto directo con la realidad física para pensar y aprender sobre
las cosas y los fenómenos del entorno.
De ahí se deriva la importancia que tiene la aproximación directa
del alumnado al entorno físico-natural (salidas, huerto escolar,
experiencias de aula o laboratorio, etc.), ya que es en esta interacción
donde se multiplican las ocasiones para el surgimiento de dudas
personales, preguntas y debates que estimulen el deseo de conocer y
la satisfacción experimentada al encontrar, a corto o medio plazo, una
respuesta científica a sus preguntas llena de coherencia y, a menudo,
sorprendente o maravillosa. Es ese el sentimiento que expresa Pere
Estupinya (2011) en su blog de divulgación científica
(http://lacomunidad.elpais.com/apuntescientificos-desde-el-mit/posts)
cuando acaba uno de sus escritos haciendo toda «una declaración de
amor a la ciencia»:
El mensaje final es el de siempre: cuántas maravillas alberga la naturaleza. Qué
importante es preservar la biodiversidad. Qué fabuloso es estudiarla para intentar
comprenderla. Y qué profundamente interesante es el conocimiento científico. Siempre
nos ofrece historias nuevas y encontramos tesoros en cualquier rincón que
exploremos. Esto es un no parar…
193
La consolidación y el éxito histórico de la ciencia, frente a otros
tipos de conocimiento no científico, ha radicado siempre en su
capacidad para proporcionar un saber significativo (basado en la
comprensión y susceptible de ser comprendido por otros), verificable
en alguna medida y útil para afrontar con éxito problemas y
necesidades personales y sociales (problemas de salud, en relación
con la producción de alimentos, el transporte, las comunicaciones,
etc.). Si la enseñanza de las ciencias ha de promover el aprendizaje
de una imagen correcta de la ciencia y si nuestro propósito es que
también entre el alumnado se formen actitudes favorables a la
ciencia, los profesores deberíamos mostrar las características antes
mencionadas. Sin embargo, ¿hasta qué punto el conocimiento
científico escolar que usualmente se enseña en las aulas cumple esos
requisitos de significatividad, verificabilidad y utilidad para el alumno
ante sus problemas y necesidades? Veamos cada uno de esos
aspectos.
La consolidación y el éxito histórico de la ciencia, frente a otros tipos
de conocimiento no científico, ha radicado siempre en su capacidad
para proporcionar un saber significativo verificable y útil para
afrontar con éxito problemas y necesidades personales y sociales.
Significatividad
Desde el punto de vista del alumno, un aprendizaje podrá hacerse de
forma significativa si a partir de los contenidos movilizados en las
actividades tiene la posibilidad de avanzar en la comprensión de un
aspecto o fenómeno de la naturaleza, asimilándolo adecuadamente a
partir de los esquemas cognitivos de que dispone. Por ello, para
generar actitudes positivas hacia la ciencia escolar será necesario, en
primer lugar, que la docencia se centre prioritariamente en ayudar al
alumnado a avanzar en la comprensión de los aspectos o fenómenos
en estudio.
Verificabilidad
Un conocimiento escolar es verificable por el alumno si éste puede
contrastarlo de alguna forma en la práctica. Junto a una verificación
documental en fuentes de información fiables, es imprescindible que
puedan implementarse también actividades prácticas en las que se
produzca una aproximación real a los aspectos o fenómenos de la
realidad en los que se centra el aprendizaje en cada caso. Podemos
decir por ello que las experiencias prácticas tienen también un papel
muy relevante en el desarrollo de las actitudes positivas hacia las
194
ciencias.
Utilidad
Si el alumnado percibe que sus aprendizajes escolares son útiles para
desenvolverse mejor en la vida cotidiana, es muy probable que se
afiancen y progresen las actitudes positivas hacia la ciencia. Pero en
el contexto cotidiano de nuestro país, como en tantos otros, el
estudiante convive también con creencias y prácticas sociales muy
distantes de las científicas y frecuentemente opuestas a éstas (Cañal,
2004a): la creencia en la suerte (concebida como un atributo personal
que marca la existencia); el gran éxito de los magos, videntes y
adivinos que prevén el futuro; la realización de actos rituales para
contrarrestar cosas como la caída accidental de sal en la mesa, la
presencia de gatos negros, maldiciones, etc.; o, en otro plano, la
frecuente aceptación de creencias religiosas tradicionales, alternativas
a las científicas, acerca de determinados aspectos de la realidad
socionatural:
• El origen y formación del universo.
• La posibilidad o no de violación de las leyes naturales (existencia
de milagros).
• El origen de las especies de seres vivos.
• El origen de nuestra especie.
• La existencia e intervención de seres y causas sobrenaturales en lo
que ocurre en cada momento.
• El carácter natural o perverso de orientaciones y prácticas
sexuales.
• El origen, características y fines de instituciones como la familia o
el matrimonio.
• El empleo de medios anticonceptivos, el aborto, las células madre,
etc.
195
frecuentemente no entran en competencia, en sus ámbitos de
utilización, con conocimientos científicos.
Lo que resulta problemático para el afianzamiento de las actitudes
positivas hacia la ciencia son las ideas, procedimientos y actitudes
sobre el mundo material contrapuestas e inconciliables con los
conocimientos científicos.
196
En lo que se refiere a la importancia de las estrategias de
enseñanza basadas en la investigación escolar para el nacimiento y
avance de las actitudes positivas hacia la ciencia, sólo insistir en algo
que se ha ido poniendo de manifiesto en Ideas clave anteriores y en
ésta:
• El desinterés hacia la ciencia escolar nace del contacto del alumno
con la ciencia escolar que suele enseñarse en nuestras aulas y
también por la forma en que ésta se enseña.
• El desarrollo de actitudes positivas hacia la ciencia debe basarse:
en el interés básico que compartimos las personas por la
naturaleza; en la promoción por el docente de los sentimientos de
curiosidad que experimentamos hacia las cosas y los fenómenos
novedosos cuando entablamos una interacción directa con el
medio y los procesos naturales; en la percepción por el alumnado
de la utilidad para la vida del conocimiento científico escolar, y en
la implicación activa de los escolares y los docentes en dinámicas
de investigación escolar sobre aspectos concretos y problemáticas
relativas al medio.
En resumen
• El desarrollo de actitudes positivas hacia la ciencia no es algo que se pueda
conseguir, por lo general, con pequeñas y esporádicas iniciativas preparadas al
efecto e intercaladas entre las dinámicas docentes transmisivas, sino que
197
reclama una serie de cambios didácticos sustanciales y relacionados entre sí.
• Si queremos aprovechar la atracción que suelen sentir los escolares por las
actividades de aproximación e interacción directa con elementos y fenómenos
de los sistemas naturales y tecnológicos, habrá que introducir esos tipos de
actividades y tareas en las secuencias que solemos desarrollar en clase.
• Y habrá que plantearlas, además, de forma que estimulen la curiosidad y
promuevan el planteamiento cotidiano de dinámicas comunicativas y de
debate sobre los interrogantes que surjan.
• Algunos de los problemas o preguntas que se formulen podrán desencadenar
trabajos de investigación protagonizados por los escolares, en los que
también los profesores hemos de implicarnos y realizar tareas, tanto de
asesoramiento y apoyo conceptual como en lo referido al diseño o selección
de procedimientos y a la activación de actitudes científicas. La implicación
reiterada de los chicos y chicas en estos procesos de indagación y
construcción progresiva de modelos de comprensión y actuación les ayudará,
sin duda, a desarrollar su competencia científica.
198
199
En la práctica
2. En función de los resultados obtenidos, reflexiona sobre qué te gustaba más de las clases de
conocimiento del medio o de ciencias y qué te gustaba menos o te disgustaba.
3. En definitiva, ¿qué es lo que ha influido en tu caso en la actitud que tienes hacia las ciencias?
COMENTARIO: aunque es difícil, intenta ponerte en la piel del niño que fuiste y recuerda qué
sensaciones experimentabas en las clases relacionadas con las ciencias.
Esta reflexión puede ser muy útil para aproximarnos al punto de vista y los sentimientos de los niños
y niñas de nuestras clases y tenerlos en cuenta al planificar nuestra enseñanza.
200
Saber ciencias no equivale a tener competencia
profesional para enseñar ciencias
Pedro Cañal
201
del alumnado a la validez y calidad de las respuestas que será capaz de dar en
las situaciones cotidianas y concretas que ha de afrontar. Quiere esto decir, en
síntesis, que el nivel de competencia científica de cada sujeto se relaciona
estrechamente con la capacidad que éste posea para combinar de forma
integrada sus conocimientos, destrezas y actitudes en la interacción que
establece con el mundo físico-natural y tecnológico ante situaciones y problemas
concretos, a fin de lograr la comprensión de éstos y la producción de respuestas
(explicaciones y actuaciones) adecuadas y eficaces en cada contexto.
El reto profesional que se nos plantea a los profesores de ciencias es de gran
magnitud. ¿Cómo lograr que nuestro alumnado desarrolle la competencia
científica? ¿Qué necesitamos saber y saber hacer los profesores para conseguirlo
y qué tipo de formación necesitamos? En esta idea clave se intenta dar respuesta
a estos interrogantes.
Aunque el desarrollo de la competencia científica del alumnado tiene un
recorrido extenso y progresivo, con la participación del profesorado de infantil,
primaria, secundaria y universidad, en este libro nos centramos principalmente en
los niveles de la educación obligatoria. Consideraremos previamente qué
exigencias plantea una enseñanza de las ciencias orientada al desarrollo de la
competencia científica escolar; continuaremos con el análisis de las
contribuciones que, en consecuencia, deberá realizar el profesorado en ese
proceso, y ello nos llevará, finalmente, a reflexionar sobre qué competencia
profesional deberá poseer este colectivo.
202
gradual y requiere la construcción de aprendizajes parciales –algunos
más básicos y concretos y otros más complejos– a lo largo de toda la
escolaridad, los estudios universitarios y el desempeño profesional del
adulto. Así pues, el carácter global de la competencia científica no
evita que su proceso de construcción sea en buena medida sectorial,
con avances en paralelo en cada una de las capacidades que incluye;
aunque sí exige una atención especial a la interrelación e integración
funcional de los sucesivos aprendizajes. En las ideas clave
precedentes se ha prestado atención, precisamente, al desarrollo de
cada capacidad científica, pero aportando también indicaciones
para promover su concurrencia y empleo funcional en situaciones
vivenciales concretas.
El carácter global de la competencia científica no evita que su
proceso de construcción sea en buena medida sectorial, con avances
en paralelo en cada una de las capacidades que incluye; aunque
exige una atención especial a la interrelación e integración funcional
de los sucesivos aprendizajes.
203
Considerando la competencia científica como un todo integrado y
funcional, eludimos el peligro de su fragmentación en múltiples
«subcompetencias», pues esa atomización conduciría a la
desvirtuación del enfoque de competencias.
204
científicas; y el tercero, el de la integración global y funcional de estas
capacidades en relación con contextos y situaciones problemáticas
concretas del desenvolvimiento del alumnado.
Sin embargo, este proceso no debe contemplarse de forma
mecánica, como una dinámica con estadios rígidamente jerarquizados,
en el que cada uno de ellos constituye un requisito necesario para el
logro del siguiente. Nuestro punto de vista es que tanto los
aprendizajes básicos como las capacidades personales o la
competencia científica global se construyen e interrelacionan
progresivamente, por lo que será posible considerar grados de
integración o estructuración del conocimiento en cada uno de esos
estadios.
Tanto los aprendizajes básicos como las capacidades personales o la
competencia científica global se construyen e interrelacionan
progresivamente, por lo que será posible considerar grados de
integración o estructuración del conocimiento en cada uno de esos
estadios.
205
construcción de los aprendizajes básicos, que constituyen el
conocimiento escolar clásico relativo a las ciencias, en algunos
campos del conocimiento escolar.
206
207
Se pretende que la enseñanza de las ciencias haga posible que los
alumnos lleguen a ser capaces de afrontar con éxito problemas, no
sólo académicos, sino también relativos al entorno natural y
tecnológico en que viven.
208
reflexionando sobre qué estrategias de enseñanza y aprendizaje
deberíamos implementar los profesores para impulsar el desarrollo de
la competencia científica en la educación obligatoria. Consideraremos
para ello, con brevedad, algunas cuestiones interrelacionadas que nos
darán pistas sobre la idoneidad de unas u otras estrategias de
enseñanza y aprendizaje.
209
un indicador fiable del nivel de desarrollo de la competencia científica,
los datos relativos a nuestro país y a otros muchos indican las
limitaciones de la enseñanza habitual de las ciencias en este sentido.
La enseñanza habitual de las ciencias descansa mayoritariamente en
concepciones y prácticas docentes basadas en el propósito de
transmitir directamente al alumnado los contenidos ya elaborados, lo
que dificulta la asimilación significativa de éstos y lleva con frecuencia
al alumnado a la simple e inadecuada memorización literal.
210
construcción de los principales conceptos, modelos, teorías,
procedimientos y actitudes relativos a las ciencias; la construcción de
cada una de las capacidades necesarias, y el desarrollo de la
competencia científica global, en la acción y para la acción.
211
general, aprender muchas cosas al mismo tiempo y es útil ir
abordando un conjunto limitado de aspectos en cada lección o unidad
didáctica, también resulta evidente con frecuencia la escasez de
actividades y secuencias de enseñanza dirigidas expresamente a
establecer vinculaciones entre distintos aprendizajes. Esta
circunstancia debe valorarse como negativa, ya que son precisamente
estos momentos de recapitulación y reflexión sobre los aprendizajes
realizados los que permitirán al alumnado establecer las relaciones
conceptuales necesarias para profundizar en la comprensión y
organizar los conocimientos en torno a un conjunto discreto de
modelos interpretativos científico-escolares (por ejemplo, los de
ecosistema, ser vivo, materia, máquina, etc.).
Pero además de estos momentos de reflexión para establecer
vinculaciones entre dos o más aprendizajes independientemente
construidos, también hay opciones más sistemáticas y organizadas de
integrar saberes: privilegiando aquellas situaciones en las que la
atención se centra en cuestiones problemáticas cuya solución requiere
precisamente la consideración conjunta de esos distintos
aprendizajes. Por ejemplo, es útil para construir un modelo de «ser
vivo» abordar una unidad didáctica centrada en la investigación del
problema: ¿qué debería ser capaz de observar un robot astronauta
para determinar si hay seres vivos al aterrizar en un planeta parecido
a la Tierra?
212
la competencia científica, que es preciso caracterizar la índole de los
contextos escolares que pueden resultar adecuados u óptimos para el
desarrollo de aprendizajes con altos niveles SIF y, en particular, para
el logro de la funcionalidad necesaria para emplearlos con éxito en el
contexto de los problemas y situaciones cotidianas que viven los
escolares.
Desde la perspectiva del desarrollo de la competencia científica, es
preciso caracterizar la índole de los contextos escolares que pueden
resultar adecuados u óptimos para el desarrollo de aprendizajes con
altos niveles SIF y para el logro de su funcionalidad.
213
graduados en ciencias que se dediquen a la docencia en secundaria
va a depender fundamentalmente de los avances que logren en la
amplitud de sus conocimientos y en el grado de significatividad,
funcionalidad e integración (nivel SIF) de sus conocimientos
científicos. Una mejora que, si no comienza antes, debería iniciarse en
sus estudios de máster de secundaria.
En el caso del profesorado, la competencia científica necesaria para la
docencia resulta bastante diferenciada de la obtenida en sus
estudios de grado y la necesaria en otros ámbitos profesionales.
214
tener en cuenta.
En la educación primaria, de acuerdo con los resultados de
investigación disponibles sobre nuestro contexto (Márquez de la Plata
y Travé, 2002; García Barros y Martínez Losada, 2001; Gil, González
Aguado y Santos, 2005) y teniendo en cuenta también las
informaciones de primera mano que proporcionan los estudiantes de
Magisterio que realizan prácticas en centros de primaria,1 podemos
considerar que la enseñanza de las ciencias en la asignatura de
conocimiento del medio, en la muestra de aulas exploradas, está
basada casi exclusivamente en secuencias de actividades formadas
por la lectura individual o colectiva de los temas del libro de texto, la
aclaración de dudas por parte del docente (en su caso) y la
realización de los ejercicios y actividades del libro (junto con alguna
salida esporádica a recursos del entorno: granja escuela, museo de
ciencias, jardines, etc.).
CAPACIDADES
APRENDIZAJES BÁSICOS
DIDÁCTICAS
1.1. Qué es la competencia científica.
1.2. Qué tipos de aprendizajes escolares exige el desarrollo de
la competencia científica del alumnado.
1.3. Qué características tiene un conocimiento escolar
1. Capacidad de
plenamente significativo, integrado y funcional.
seleccionar y formular
objetivos prioritarios en 1.4. Cómo interpretar las prescripciones del currículo escolar
una enseñanza de las de ciencias de primaria y secundaria de acuerdo con un
ciencias orientada al enfoque de desarrollo de la competencia científica.
desarrollo de la 1.5. Qué conceptos, modelos y teorías científico-escolares,
competencia científica. destrezas y actitudes son prioritarios en la enseñanza de las
ciencias, en cada etapa educativa, para desarrollar la
competencia científica.
1.6. Qué hipótesis de progresión de los conocimientos
escolares de ciencias es adecuada para cada etapa educativa.
2. Capacidad de
seleccionar contextos de 2.1. Qué son los contextos escolares de construcción de
construcción del conocimientos científicos y cuáles son más próximos a los
conocimiento escolar contextos cotidianos y, por ello, más adecuados para el
relativo a las ciencias que desarrollo de la competencia científica.
sean próximos a los 2.2. Qué objetos de estudio son adecuados y prioritarios para
contextos cotidianos de desarrollar la competencia científica en los escolares.
aplicación previsibles.
3.1. Qué objetivos y contenidos de la educación científica son
útiles y prioritarios para desarrollar la competencia científica.
215
3.2. Qué tipos de actividades y secuencias de enseñanza es
3. Capacidad de diseñar o
preciso promover para satisfacer los requisitos SIF de los
adaptar al aula secuencias
aprendizajes dirigidos al desarrollo de la competencia científica.
de enseñanza coherentes
con los requerimientos de 3.3. Cómo diseñar tales secuencias de enseñanza.
significatividad, integración 3.4. Qué recursos de enseñanza de las ciencias están
y funcionalidad (SIF) de disponibles y cómo emplearlos adecuadamente en las distintas
los aprendizajes dirigidos al actividades y secuencias de enseñanza.
desarrollo de la 3.5. Qué función didáctica tienen las experiencias prácticas y
competencia científica por qué tienen una importancia crucial en las secuencias de
escolar. enseñanza de las ciencias y conocimiento del medio.
3.6. Cómo diseñar experiencias prácticas sobre la realidad
natural y tecnológica y cómo introducirlas adecuadamente en
las secuencias de enseñanza.
4. Capacidad de 4.1. Qué tipo de actividades y tareas ha de saber implementar
implementar en la práctica el docente para promover la competencia
adecuadamente científica.
secuencias de enseñanza
4.2. Cómo promover en la práctica la significatividad de los
coherentes con los
aprendizajes del alumnado.
requisitos SIF de los
aprendizajes dirigidos al 4.3. Cómo promover en la práctica la integración de los
desarrollo de la aprendizajes.
competencia científica 4.4. Cómo promover en la práctica la funcionalidad de los
escolar. aprendizajes.
5. Capacidad de detectar,
comprender y tener en
cuenta en la enseñanza las
concepciones y los 5.1. Qué obstáculos pueden dificultar el desarrollo de la
obstáculos del alumnado competencia científica escolar.
en relación con los 5.2. Cómo explorar y analizar adecuadamente las
fenómenos de la realidad, concepciones y los obstáculos del alumnado en relación con el
con el fin de facilitar la conocimiento de la realidad natural y tecnológica.
superación de las 5.3. Cómo tener en cuenta en la enseñanza de las ciencias las
dificultades que surgen en concepciones y los obstáculos del alumnado.
la construcción de los
aprendizajes básicos, las 5.4. Cómo facilitar la superación de los principales obstáculos y
capacidades científicas y la dificultades.
competencia científica
global.
6.1. Cómo evaluar la significatividad de los aprendizajes.
6.2. Cómo evaluar la funcionalidad de los aprendizajes.
6. Capacidad de evaluar 6.3. Cómo evaluar el nivel de integración de los
los procesos y resultados conocimientos.
de la enseñanza en cuanto
6.4. Qué tipo de actividades, tareas, recursos y
al desarrollo de la
procedimientos emplear para evaluar el nivel de desarrollo de
competencia científica del
la competencia científica tanto en su conjunto como en cada
alumnado.
una de las capacidades que forman parte ella.
6.5. En qué momentos implementar estos procesos de
evaluación.
216
7.1. Qué aporta la perspectiva investigadora al desarrollo de la
competencia científica del profesorado y del alumnado.
7.2. Qué implica en el rol profesional del docente adoptar una
7. Capacidad de concebir
perspectiva investigadora en la enseñanza de las ciencias.
y enfocar las tareas de
enseñanza de las ciencias 7.3. Qué actitudes son adecuadas para facilitar el paso desde
y el propio desarrollo el conocimiento profesional del profesorado más habitual al
profesional desde una necesario para promover la competencia científica y la
perspectiva investigadora perspectiva investigadora en la enseñanza.
(en confluencia con 7.4. Cómo contribuyen al desarrollo profesional necesario para
otras). promover la competencia científica escolar factores como el
análisis de la propia práctica docente y la consulta de las
principales revistas y demás fuentes de información sobre la
enseñanza escolar de las ciencias.
217
• Los planes de estudio de los grados de ciencias no contemplan las
necesidades específicas y las peculiaridades de la formación
científica que precisan los estudiantes que se vayan a especializar
en la docencia.
• El profesorado universitario de las facultades de ciencias y de las
facultades de educación tampoco ha recibido, en la mayoría de los
casos, la formación profesional específica que es necesaria para
promover la competencia científica del profesorado, tal como la
hemos caracterizado.
• Los currículos oficiales de ciencias de educación primaria y
secundaria se han limitado a introducir nominalmente entre sus
finalidades la competencia científica, sin que las administraciones
educativas hayan incorporado muchos de los cambios curriculares
y demás actuaciones exigidos en coherencia con este nuevo
enfoque.
• Tampoco los materiales de desarrollo curricular en ciencias parecen
haberse visto afectados sustancialmente, en muchos casos, por la
orientación del currículo hacia la competencia científica, si bien
este aspecto debe ser corroborado por investigaciones en curso.
218
administrativas que sean necesarias para lograr que el profesorado
de ciencias, a partir de la formación específica y con todo el apoyo
necesario, centre su actuación docente de manera efectiva en
promover en el aula la comprensión de la ciencia escolar y el
desarrollo de cada una de las capacidades científicas del
alumnado.
• Los centros docentes, el profesorado de ciencias y la inspección
educativa deben promover activamente que la enseñanza de las
ciencias persiga prioritariamente el logro de altos niveles SIF y se
evite, en consecuencia, la posibilidad de cursar con éxito las
asignaturas escolares de ciencias recurriendo el alumnado
principalmente a la memorización directa de contenidos ya
elaborados.
• Podría ser oportuna también la creación de una distinción
administrativa del tipo «centro o aula de excelencia educativa en
ciencias», o similar, que se otorgara a los centros o aulas
concretas que alcanzasen un determinado nivel de logro,
objetivamente evaluado, en el desarrollo de la competencia
científica del alumnado.
• Que expertos acreditados lleven a cabo una evaluación
argumentada y exclusivamente didáctica de los materiales de
desarrollo curricular publicados en cualquier soporte (impreso,
digital, audiovisual, etc.) y cuyos resultados se hagan públicos.
En resumen
219
Con todo lo anterior se ha pasado a esclarecer qué formación específica
• necesita el profesorado responsable del desarrollo de la competencia científica
escolar, para poder comprender, asumir e implementar adecuada y
progresivamente, los cambios necesarios en su propia competencia científica
y didáctica.
• Por último, se ha propuesto un conjunto de medidas inmediatas de las
administraciones educativas que podrían ser efectivas, desde la perspectiva
expuesta, para poner en marcha este cambio de enfoque curricular con
posibilidades reales de éxito.
220
221
En la práctica
A título de ejemplo, planteamos una situación de aula en la que podrían utilizarse algunas de las
consideraciones y propuestas expuestas en esta idea clave, a fin de lograr una mejor asimilación y un
mayor dominio de ellas.
Unos alumnos de primero de ESO están trabajando en un aula TIC sobre la Tierra, el Sol y la Luna.
El profesor no utiliza libro de texto y prefiere que sus alumnos consigan en Internet, o mediante
las exposiciones que realiza, los contenidos necesarios en cada tema. En esta actividad, el profesor
les ha indicado, como primera actividad sobre el punto de las fases lunares, que consulten en
Wikipedia el texto que sigue:
Fase lunar
La fase lunar es la apariencia de la parte iluminada de la Luna vista por un observador, situado en la
Tierra u otro lugar. Cada una de las transformaciones cíclicas que sufre su imagen es una fase
lunar.
La Luna en su giro alrededor de la Tierra presenta diferentes aspectos visuales según sea su
posición con respecto al Sol. Cuando la Luna está entre la Tierra y el Sol, tiene orientada hacia la
Tierra su cara no iluminada (novilunio o Luna nueva, 0%). Una semana más tarde la Luna ha dado
un cuarto de vuelta y presenta media cara iluminada (cuarto creciente). Otra semana más y la
Luna ocupa una posición alineada con el Sol y la Tierra, por lo cual desde la Tierra se aprecia toda
la cara iluminada (plenilunio o Luna llena, 100%). Una semanas más tarde se produce el cuarto
menguante. Transcurridas unas cuatro semanas estamos otra vez en novilunio. La zona que limita
la luz y la sombra se denomina «terminador».
Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Fase_lunar
A fin de lograr una mejor asimilación y dominio del contenido de este capítulo, utiliza las ideas
expuestas en él para analizar y valorar las cuestiones que siguen:
1. ¿Crees que es correcta la opción de empezar a trabajar sobre las fases lunares realizando esta
actividad en Internet? Y, en cualquier caso, ¿qué actividades podrían haber trabajado antes para
promover mayor nivel SIF en los aprendizajes?
COMENTARIO: lo que se plantea aquí es si se considera que ésta es una buena opción o cuál se cree
que es más correcta para promover el desarrollo de la competencia científica. ¿Qué posibilidades y
capacidades puede dejar de lado un comienzo del trabajo como éste?
2. ¿Podrán los alumnos entender bien el texto de Wikipedia? ¿Qué aspectos parecen más
problemáticos y difíciles de comprender?
3. Imagina que tienes que sustituir a este profesor después de que se haya realizado en la clase la
actividad de consulta en Wikipedia sobre las fases lunares. Señala con un aspa qué actividades
podrían ser útiles posteriormente para promover la significatividad (S), integración (I) y
funcionalidad (F) de los aprendizajes necesarios para el desarrollo de la competencia científica
escolar.
COMENTARIO: aunque el comienzo descrito puede ser mejorable, no cabe duda de que la
continuación debe servir para solventar cualquier problema inicial y encauzar un proceso realmente
222
valioso para comprender, relacionar, aplicar en la vida diaria, debatir, etc., es decir, para trabajar la
competencia científica. ¿Qué actividades crees adecuadas para desarrollar cada uno de los
componentes SIF?
223
___________
1. Éste es un aspecto que estamos investigando en detalle en el curso del Proyecto I+D titulado:
«¿Cómo mejorar la enseñanza elemental sobre el medio?: análisis del currículo, los materiales y la práctica
docente», con referencia EDU2009-12760.
224
La evaluación de la competencia científica
requiere nuevas formas de evaluar los
aprendizajes
Pedro Cañal
225
de problemas que se suelen trabajar en las clases de ciencias.
226
• Documentarse, argumentar y tomar decisiones personales y
sociales sobre el mundo natural y los cambios que la actividad
humana genera en él.
227
conocimientos científicos ante problemas que se planteen en sus
contextos vivenciales depende, al menos, de tres aspectos principales
en los que centrar la evaluación:
La competencia del estudiante para emplear sus conocimientos
científicos ante problemas depende, al menos, de tres aspectos en
los que centrar la evaluación: el nivel SIF de sus aprendizajes, el
grado de des arrollo de cada una de las capacidades de la
competencia científica y el grado de competencia científica global que
posea.
228
• Diario de clase del estudiante.
• Carpeta de trabajo personal o de equipo.
• Realización de dibujos y gráficos.
• Experiencias prácticas.
• Realización e interpretación de mapas conceptuales.
• Debates que promuevan la argumentación.
• Respuesta a preguntas de examen.
• Elaboración e implementación de proyectos de investigación personales o de equipo.
• Informes personales o de equipo sobre trabajos de reflexión teórica o de
investigación escolar.
• Sesiones de tutoría.
• Otras tareas y actividades en las que participe el alumnado expresando de alguna
forma sus ideas, actitudes y destrezas personales.
229
La evaluación del grado de significatividad
Evaluar la significatividad de un saber implica explorar en qué medida
el alumno comprende lo que ha aprendido; es decir, determinar hasta
qué punto sus nuevos conocimientos:
• Integran aspectos sustanciales de los nuevos contenidos con
elementos del saber anterior.
• Incluyen nexos con los grandes esquemas interpretativos y de
acción que ya poseía.
Para evaluar el grado de significatividad de los aprendizajes en un
campo concreto del saber, son necesarias situaciones e
instrumentos de evaluación que permitan: poner de manifiesto la
forma en que el escolar debe utilizar sus conocimientos y valorar la
distancia entre los conocimientos y unas formulaciones o
actuaciones de referencia.
230
alumnado sobre aspectos que son fundamentales para la
comprensión de las características de las plantas fotosintéticas:
1. El grado de coherencia de las producciones/respuestas del
alumnado con el modelo científico escolar de referencia.1
2. Los criterios que utilizan para decidir qué puede, o no, ser
considerado como una planta.
3. El uso que hacen los estudiantes de sus conocimientos para
interpretar la anatomía específica y los aspectos particulares de la
fisiología de una planta concreta, basándose en la diversidad de
adaptaciones evolutivas existentes para la realización de las
funciones vitales comunes de todos los seres vivos.
4. En casos poco complejos, determinar los tipos de datos y
argumentos que emplean para explicar la distribución de una
especie vegetal en un ecosistema del entorno, en función de
aspectos anatómicos, fisiológicos y de impacto humano.
231
zanahoria, naranjo, lechuga, etc.) consideras que hay células y en
cuáles no? ¿Cómo «sabe» una célula de una hoja, por ejemplo,
qué proteínas debe fabricar? ¿Todas las células de un árbol tienen
el mismo ADN? Si es así, ¿cómo son tan diferentes, por ejemplo,
las células de la raíz y las que forman parte de sus flores? ¿De
dónde consigue cada célula de una ortiga los nutrientes
inorgánicos y orgánicos que necesita? ¿Una manzana o una
lechuga está viva cuando te la comes?
• Las funciones vitales. ¿Por qué las plantas expulsan oxígeno a la
atmósfera a pesar de que consumen oxígeno al respirar? ¿Por qué
algunos alumnos piensan que las plantas respiran al revés que los
animales, cuando respiran igual? ¿Para qué hace la fotosíntesis
una planta? ¿En qué se parece la fotosíntesis y la digestión de los
alimentos que hacemos los animales, en cuanto a sus fines? ¿Por
qué hay quien dice que no debemos dormir con plantas en
nuestro cuarto? ¿Cómo sobreviven los árboles de hoja caduca
cuando se quedan sin ellas? ¿Cómo «saben» estos árboles cuándo
deben perder las hojas, producir flores o nuevos tallos? ¿Qué
relación hay entre las flores y los frutos en plantas como el
jaramago, olivo, higo, pera, girasol, etc.? ¿Qué tiene que ocurrir
para que al plantar un esqueje de una planta éste eche raíces y
empiece a crecer?
• La diversidad anatómica y fisiológica. ¿Cómo estructuras
corporales tan distintas como las de un pequeño musgo y las de
una encina sirven por igual para realizar las mismas funciones
vitales? ¿En qué se parecen y en qué se diferencian los estambres
de las flores que diseminan el polen por insectos de las que lo
hacen por el aire? ¿En qué se parecen y en qué se diferencian una
semilla de alpiste y un huevo de gusano de seda? ¿Podemos
comparar la hoja de una planta y una placa fotoeléctrica?
• La interdependencia en los ecosistemas. ¿A qué se puede deber
que una especie de planta sea abundante en una determinada
zona de un ecosistema y muy escasa o inexistente en otra? Si el
lince depende para vivir del conejo, el conejo de determinadas
plantas y éstas del tipo de suelo que haya, ¿depende el lince del
tipo de suelo que haya en un ecosistema? ¿Qué puede hacer que
una especie de planta se extinga en un ecosistema? ¿Por qué en
las ciudades crecen, entre otras plantas silvestres, muchas ortigas,
cardos y jaramagos y nunca encontramos otras plantas que son
muy comunes en los campos próximos?
232
• La adaptación evolutiva. ¿Podría sobrevivir una acacia en las
praderas africanas o una ortiga en la ciudad sin sus espinas?
Ciertos tipos de flores polinizadas por moscas tienen olor y color a
carne podrida: ¿cómo ha podido la planta desarrollar ese color y
ese olor? ¿Por qué la mayor parte de los árboles tienen el tronco
recubierto por una corteza? ¿Por qué son tan dulces y alimenticios
algunos frutos?; ¿le reporta ello algún beneficio a la planta que
los produce? ¿Las llamadas «plantas carnívoras» no hacen
fotosíntesis?; ¿qué ventaja consiguen siendo «carnívoras»
respecto a las que no lo son?
233
un lejano planeta para saber si allí hay seres vivos que hagan
fotosíntesis?
• Respuesta personal o colectiva a cuestionarios: cuestionario de
concepciones sobre la nutrición de los seres vivos, comparando
los autótrofos con los heterótrofos.
• Tareas de autoevaluación del alumnado: ¿qué dudas se me
plantean al reflexionar sobre la posibilidad de que haya plantas en
otros planetas?
• Diario de clase del estudiante: pedir al alumnado que exprese en
su diario todas las relaciones que establece entre los
conocimientos que se van trabajando en clase y entre éstos y sus
ideas y experiencias personales.
• Carpeta de trabajo personal o de equipo: como en el caso del
diario de clase.
• Realización o interpretación de mapas conceptuales: dados unos
determinados conceptos relativos a la biología de las plantas,
elaborar un mapa conceptual que los relacione mediante nexos
explicativos de la relación. O bien, dado un mapa conceptual,
explicar ordenadamente su contenido.
• Debates que promuevan la argumentación: ¿podría existir un
mundo en el que sólo hubiese seres autótrofos? ¿Y uno en el que
no hubiera autótrofos?
• Respuesta a preguntas de examen: preguntas especialmente
diseñadas para explorar el grado de integración de los
conocimientos del alumnado.
• Elaboración e implementación de proyectos de investigación:
tareas de diseño, desarrollo y comunicación de resultados sobre
alguno de los interrogantes planteados en los puntos anteriores.
234
del aprendizaje, entendida como la posibilidad de utilizarlo como instrumento para la
construcción de nuevos significados, es probablemente uno de los indicadores más
potentes para evaluar los aprendizajes escolares.
235
¿Cómo realizar la evaluación de cada una de las
capacidades científicas?
Cada capacidad se desarrolla progresivamente, al hilo de la
construcción de unos aprendizajes básicos (conceptuales, de
destrezas y de actitudes) entre los que se habrán de establecer
vínculos funcionales. Pero el avance de estas capacidades no es algo
que se produzca de forma fácil y espontánea, por lo que su
evaluación sólo tiene pleno sentido si el alumnado ha tenido
ocasiones de desarrollarlas en el contexto escolar. La evaluación de
cada capacidad se hará ante situaciones-problema y con la referencia
de unos indicadores del nivel de progresión.
Cada capacidad se desarrolla progresivamente, pero su avance no es
algo que se produzca de forma fácil y espontánea, por lo que su
evaluación sólo tiene pleno sentido si el alumnado ha tenido
ocasiones de desarrollarla en el contexto escolar.
236
conocimientos relevantes sobre el fenómeno a fin de describirlo,
entenderlo y explicarlo.
237
Como ejemplo ilustrativo de la evaluación de esta capacidad podemos
desarrollar en este caso el problema siguiente: «¿Por qué cuando
vemos que se aproximan nubes muy negras pensamos que va a
llover mucho y con frecuencia es así?». Un análisis del problema,
revelador de esta capacidad, podría incluir los siguientes indicadores:
• El estudiante se plantea algunas de estas preguntas: ¿por qué
algunas nubes son muy oscuras y otras más claras o blancas?
¿Por qué razón las nubes más oscuras suelen ser indicadoras de
tormenta, con fuertes lluvias y con frecuencia de corta duración?
¿Es cierto que, como se dice, estas nubes negras «están cargadas
de agua» y por eso son oscuras? ¿Por qué llueve? ¿Por qué estas
nubes producen lluvia muy intensa, con gotas de grueso calibre o,
a veces, granizo? ¿Cómo saben los meteorólogos cuándo y en
qué lugares va a haber tormentas?
• El interés personal que muestre por encontrarles respuesta.
• La relación que haga con otros interrogantes: ¿por qué se
producen los rayos y truenos? ¿Qué diferencia hay entre el
granizo y la nieve? ¿Por qué cuando hay presión atmosférica baja
se forman borrascas? ¿Por qué se forman huracanes en el Caribe?
Etc.
• Posiblemente el estudiante con un buen desarrollo de esta
capacidad será capaz de formular explicaciones tentativas, basadas
en sus conocimientos científicos y en sus experiencias anteriores.
238
• Conocer significativamente para qué y con qué fundamento se
elabora el conocimiento científico.
• Entender cómo se elaboran los modelos y las teorías científicas, y
cuándo y por qué se modifican.
• Detectar qué características hacen que otras aproximaciones a la
realidad no sean científicas.
• Distinguir qué fuentes de información son más fiables y ser
consciente de la necesidad de contrastar varias fuentes para
comprobar la coincidencia y acuerdo científico al respecto.
239
del relato.
• Formular problemas de forma científicamente abordable. En el
caso anterior o en otras situaciones se podría proponer al
alumnado que reflexionase sobre una formulación inicial dada de
un interrogante, a fin de mejorar la precisión con que se define y,
con ello, lograr que pueda someterse a estudio científico con más
posibilidades de éxito. Partiendo, por ejemplo, de una pregunta
como «¿Los animales ven como nosotros?», podría analizarse la
capacidad de los escolares para apreciar que esa pregunta puede
referirse a diferentes aspectos de la visión de distintas especies de
animales que podrían diferir mucho entre sí. Se evaluaría,
entonces, la capacidad para mejorar el enunciado precisando, por
ejemplo, en qué especie concreta se investigaría este interrogante
y a qué aspecto de la visión se refiere la pregunta (si tienen o no
la misma agudeza visual que nosotros, si poseen mayor o menor
capacidad para ver por la noche, si ven el color como nosotros o
sólo en tonalidades de gris, etc.).
• Formular posibles hipótesis o explicaciones que resuelvan el
problema. Al igual que en la detección y formulación adecuada de
problemas que puedan investigarse, en la formulación de
explicaciones o hipótesis también hay un proceso de mejora que
hay que recorrer. Las hipótesis propuestas han de poseer alguna
fundamentación constatable y su formulación debe ser
suficientemente clara y explícita para que pueda someterse a
contrastación en la práctica. En el caso anterior, si el problema se
hubiera formulado finalmente como: «¿El ratón albino de
laboratorio tiene capacidad para distinguir los colores del espectro
visible humano?», una hipótesis que denotaría un escaso
desarrollo de la capacidad de emitir hipótesis sería, por ejemplo:
«El ratón albino de laboratorio ve los colores como nosotros»,
pues se trata de una explicación ambigua que no resulta fácil de
investigar. En el extremo opuesto, una formulación del tipo: «Es
probable que los ratones albinos de laboratorio perciban sólo
tonalidades de gris, ya que las poblaciones silvestres y no albinas
de Mus musculus tienen sobre todo vida nocturna», mucho más
precisa y fundamentada, denotaría un desarrollo notable de esta
capacidad.
• Plan de investigación. Una buena definición del problema que se
va a investigar y de la hipótesis que se va a contrastar abre el
camino para concretar un proyecto de investigación, pero este tipo
240
de tarea tiene sin duda gran dificultad y requiere de múltiples
experiencias apoyadas por el docente para progresar en su
dominio. Son aspectos clave e interrelacionados en esta
evaluación:
- La coherencia entre la formulación del problema, las hipótesis enunciadas, las
tareas, los procedimientos y los instrumentos de investigación incluidos en el
proyecto de indagación para dar respuesta al problema estudiado.
- La validez de las tareas, los procedimientos y los instrumentos previstos para lograr
los datos necesarios que permitan contrastar las hipótesis enunciadas.
- La validez de los procedimientos que se van a emplear en el tratamiento de los
datos obtenidos.
241
para organizar e interpretar adecuadamente los datos obtenidos.
Deberá analizarse la destreza de los escolares en las tareas de resumir,
comparar, clasificar, cuantificar, leer y elaborar tablas y gráficos,
establecer relaciones (de orden, de magnitud, causales, etc.) e
interpretar resultados.
El mayor o menor desarrollo de la capacidad de procesar la
información obtenida reside en la habilidad del alumnado para llevar
a cabo cada una de las tareas necesarias para organizar e interpretar
adecuadamente los datos obtenidos.
242
nos llevaría a analizar las actuaciones del alumnado mediante
indicadores como los siguientes:
• La atención que se presta a la cualificación personal del firmante o
de la institución para la que trabaja: desde la aceptación acrítica
de la firma que aparece en el mensaje, hasta la exploración de su
veracidad; desde la confianza inicial en la verosimilitud de que una
persona como esa comunique resultados procedentes de una
universidad extranjera, hasta una actitud de desconfianza y
escepticismo en esa posibilidad.
• La ratificación de las informaciones por varias fuentes.
• Atención a los procedimientos empleados y a las pruebas para
llegar a las conclusiones o ideas propuestas.
• Detección de fallos o inconsistencias en los argumentos o
procedimientos empleados.
• Si el alumnado es capaz de detectar errores e incoherencias en el
mensaje.
243
efectuar valoraciones y tomar decisiones con autonomía, creatividad y
suficiente fundamentación. Una capacidad también relacionada con el
dominio de los procesos de evaluación autorreguladora, que tanta
importancia tienen en la construcción y en la implementación de la
competencia científica, ya que permiten al alumnado valorar y ser
consciente de sus propios puntos de vista y sus dudas y, a partir de
ese autoconocimiento, tener mayores posibilidades de autonomía,
creatividad y capacidad crítica.
244
problema permitiría no sólo resolver dudas teóricas sobre la nutrición
de las plantas y sobre el problema de si conviene o no tenerlas en el
dormitorio, sino también comprender la existencia de procesos de
transmisión cotidiana, e incluso escolar, de ideas erróneas y la
necesidad de desarrollar criterios científicos personales que nos
permitan mayor autonomía e independencia para valorar con rigor y
tomar en nuestra vida cotidiana decisiones fundamentadas.
245
planteados, de las secuencias de actividades y las tareas realizadas,
de los recursos puestos en juego, del clima de aula conseguido, etc.
Se logrará así una base indispensable para la mejora de la enseñanza
que realizamos y nuestro desarrollo profesional.
En resumen
• La evaluación del grado de competencia científica de los escolares es
compleja. Incluye procesos dirigidos a comprobar el nivel SIF de los
aprendizajes básicos del alumnado sobre aspectos concretos del conocimiento
científico escolar, a explorar el grado de avance de cada una de las
capacidades científicas implicadas y a establecer el nivel de la competencia
científica global del alumnado.
• Esta evaluación debe servir no sólo o principalmente para calificar al
alumnado, sino también para conocer, de forma individual o colectiva, los
avances y dificultades en el desarrollo de la competencia científica y los
cambios y mejoras necesarias en cada caso.
• Cada uno de los aspectos anteriores puede evaluarse empleando toda la
batería de situaciones y tareas de aula que puedan proporcionar datos
significativos al respecto, mucho más allá de los controles y exámenes
tradicionales.
• De la misma manera que el desarrollo de la competencia científica está ligado
a la práctica de procesos de investigación escolar por parte del alumnado,
también esta opción puede ser idónea en el desarrollo profesional que
necesita el docente para asumir la teoría y la práctica de la enseñanza y de la
evaluación orientadas al desarrollo de la competencia científica.
246
247
En la práctica
Para aplicar personalmente algunas de las ideas anteriores es interesante reflexionar sobre algunas de
las cuestiones que plantean Gil y Vilches (2006) acerca de la evaluación que realizamos en nuestras
aulas:
1. ¿Se incluyen situaciones problemáticas abiertas que permitan a los estudiantes formular preguntas
y plantear problemas?
2. ¿Se pide la emisión de hipótesis, fundamentadas en los conocimientos disponibles, susceptibles de
orientar el tratamiento de las situaciones y de hacer explícitas, funcionalmente, las
preconcepciones?
3. ¿Se plantea la elaboración de planes de investigación, incluyendo, en su caso, diseños
experimentales?
4. ¿Se piden análisis detenidos de los resultados (su interpretación física, fiabilidad, etc.) a la luz del
cuerpo de conocimientos disponible, de las hipótesis manejadas o de otros resultados?
5. ¿Se piden esfuerzos de integración que consideren la contribución de los estudios realizados a la
construcción de un cuerpo coherente de conocimientos? ¿Se pide algún trabajo de construcción
de síntesis, mapas conceptuales, etc. que ponga en relación conocimientos diversos?
6. ¿Se incluyen actividades relativas a las implicaciones CTSA del estudio realizado (posibles
aplicaciones, transformaciones sociales, repercusiones negativas…), a la toma de decisiones, en
particular, frente a los graves problemas que afectan a la humanidad y la necesidad de contribuir a
un futuro sostenible?
7. ¿Se presta atención a la comunicación como aspecto esencial de la actividad científica? ¿Se plantea
la elaboración de memorias científicas del trabajo realizado?
8. ¿Se potencia en la evaluación la dimensión colectiva del trabajo científico valorando los trabajos
realizados en equipo y prestando atención al funcionamiento de los grupos de trabajo? ¿Se
favorece la interregulación de los equipos?
1. Un modelo que incluye conocimientos interrelacionados sobre temas como: su composición química, la
estructura celular, las funciones vitales, la diversidad anatómica y fisiológica para el desarrollo de las
funciones vitales, la interdependencia de los seres vivos, entre sí y con el medio físico, en los ecosistemas
y los mecanismos de adaptación evolutiva de las especies.
248
249
Para saber más…
CAAMAÑO, A. (coord.) (2011): Didáctica de la Física y la Química. Barcelona. Graó.
Algunos de los especialistas más destacados de la didáctica de estas disciplinas tratan en este libro
las cuestiones clave que plantea la enseñanza de las ciencias, en general, y la Física y la Química, en
particular, y proponen actividades de aula clarificadoras. Por ejemplo, la diferencia entre ciencia y
ciencia escolar, la competencia científica y la competencia profesional, las secuencias didácticas, la
elaboración de modelos, la argumentación, los trabajos prácticos investigativos, la tecnología digital
en la enseñanza de la Física y Química, o la evaluación.
Con el objetivo de proporcionar una amplia panorámica de los contenidos disciplinares, didácticos y
curriculares correspondientes al Máster de educación secundaria de Física y Química, este libro se
completa con otros dos volúmenes:
250
ciencias, cómo diseñar tareas y ambientes de clase que promuevan la argumentación, cómo
enseñar a evaluar argumentos de otros basándose en pruebas… Y ofrece abundantes ejemplos y
casos prácticos que proporcionan ideas para el aula.
JIMÉNEZ ALEIXANDRE, M.P. (coord.) y otros (2003): Enseñar ciencias. Barcelona. Graó.
Es un libro bien estructurado, claro y riguroso que puede resultar de gran ayuda al profesorado de
ciencias en su tarea docente. Analiza los aspectos más relevantes de la didáctica de las ciencias y
ofrece una buena síntesis de cuestiones específicas relacionadas con la enseñanza de cada una de
las cuatro disciplinas científicas básicas.
OCDE (2008): Informe PISA 2006. Competencias científicas para el mundo del mañana. Madrid.
Santillana.
Cada tres años, el programa para la evaluación internacional de alumnos (PISA) ofrece sus datos y
valoraciones sobre el rendimiento escolar en las competencias lingüística, matemática y científica.
En cada ocasión prioriza una de ellas. En 2006 le tocó el turno a la competencia científica, lo que no
volverá a ocurrir hasta 2015, eso hace de este volumen una referencia obligada.
251
Glosario
ACTITUDES HACIA Sentimientos y valoraciones personales respecto al conocimiento científico y la
LA CIENCIA comunidad de investigadores en ciencias.
Capacidad de utilizar las grandes ideas de la ciencia y los procedimientos
ALFABETIZACIÓN científicos básicos para debatir y tratar problemas sociocientíficos, ambientales
CIENTÍFICA o tecnológicos, explicar fenómenos naturales y abordar situaciones de la vida
cotidiana.
Aquel que establece conexiones sustanciales, no arbitrarias, con lo que el
individuo ya sabe, de manera que puede utilizarlo en un contexto diferente al
APRENDIZAJE
que lo adquirió. Un aprendizaje es tanto más significativo cuanto mayores son
SIGNIFICATIVO
la calidad y el número de relaciones que establece con la estructura cognitiva
del sujeto y mayor su funcionalidad.
Emitir un juicio de manera razonada. Implica evaluar el conocimiento utilizando
para ello los datos, observaciones y evidencias disponibles. La argumentación
ARGUMENTAR
va dirigida a un interlocutor (que puede, o no, estar presente) con la intención
de convencerlo.
CAPACIDAD Cada una de las capacidades personales que son requeridas y se integran en la
CIENTÍFICA competencia científica.
Perspectiva educativa que parte de problemas o situaciones del contexto –en
CIENCIA lugar del conocimiento declarativo– para enseñar el conocimiento científico.
CONTEXTUALIZADA Los contenidos se introducen y trabajan como herramientas necesarias para
dar respuesta a dichos interrogantes.
Cuerpo integrado de conocimientos teóricos, métodos de trabajo y forma de
pensar y actuar de la comunidad científica. Es una creación intelectual de tipo
CIENCIA DE LOS social fruto de un sin fin de personas de distintas épocas. También es una
CIENTÍFICOS actividad humana y, como tal, tiene aciertos y errores, avances y retrocesos,
consensos y discrepancias, adhesiones inquebrantables y menosprecios
profundos, etc.
Cuerpo integrado de conceptos, procedimientos y actitudes propios de la
ciencia con una formulación adaptada a la educación formal. Se basa en el
CIENCIA ESCOLAR
conocimiento científico, pero incorpora elementos del conocimiento cotidiano
y otras formas organizadas de la cultura social.
Capacidad de utilizar el conocimiento de manera eficiente para la resolución de
COMPETENCIA problemas en diversos contextos. Implica el uso integrado de conocimientos
teóricos, habilidades prácticas, actitudes y valores.
Conjunto integrado de capacidades para utilizar el conocimiento científico a fin
de describir, explicar y predecir fenómenos naturales; para comprender los
COMPETENCIA rasgos característicos de la ciencia; para formular e investigar problemas e
CIENTÍFICA hipótesis, así como para documentarse, argumentar y tomar decisiones
personales y sociales sobre el mundo natural y los cambios que la actividad
humana genera en él.
Conjunto integrado de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que se
COMPETENCIAS
consideran indispensables para el desarrollo personal y para una participación
CLAVE (O BÁSICAS)
satisfactoria en la sociedad.
COMPETENCIA EN Capacidad para usar el lenguaje como instrumento de comunicación oral y
COMUNICACIÓN escrita; de representación, interpretación y comprensión de la realidad; de
LINGÜÍSTICA construcción y comunicación del conocimiento, y de organización y
252
COMPETENCIA EN
Capacidad de utilizar habilidades para buscar, obtener, procesar y comunicar
EL TRATAMIENTO
información en diferentes formatos (oral, escrito, audiovisual, digital,
DE LA
multimedia), y para transformarla en conocimiento.
INFORMACIÓN
Capacidad de utilizar el conocimiento matemático para resolver situaciones
problemáticas en diversos contextos. Supone el desarrollo de capacidades
COMPETENCIA
como la comprensión y el uso de información numérica, los procesos de
MATEMÁTICA
categorización, las representaciones gráficas, la realización de cálculos, el uso
de nociones geométricas…
Capacidad para utilizar habilidades que permitan tomar conciencia de lo que se
COMPETENCIA ha aprendido, activar de forma consciente estrategias para adquirir nuevos
PARA APRENDER A conocimientos y favorecer un aprendizaje más eficaz y con mayor autonomía,
APRENDER que redunde en una mayor motivación, confianza en uno mismo y ganas de
seguir aprendiendo.
Capacidad que ayuda a comprender el contexto social en el que se vive, a
cooperar, convivir y ejercer la ciudadanía democrática en una sociedad plural,
COMPETENCIA
así como a comprometerse en su mejora. En ella están integrados
SOCIAL Y
conocimientos diversos y habilidades complejas que permiten participar, tomar
CIUDADANA
decisiones, decidir comportamientos y responsabilizarse de las decisiones
adoptadas.
Unidades básicas del conocimiento que utiliza la comunidad científica. Son
construcciones o imágenes mentales por medio de las cuales comprendemos
CONCEPTOS
el entorno y nuestras interacciones con él, resolvemos problemas y, sobre
CIENTÍFICOS
todo, nos comunicamos. No aparecen aislados, sino que precisan relaciones
estructuradas para comprender sus significados.
CONOCIMIENTO
Saber de uso común en la sociedad compartido por el alumnado.
COTIDIANO
CONOCIMIENTO
Saber susceptible de ser empleado por una persona en los diversos ámbitos de
FUNCIONAL
su vida.
(MULTI-)
Todo tipo de información (conceptual, de procedimiento o de actitud) que se
CONTENIDO DE LA
moviliza y procesa en el aula a partir de múltiples fuentes, a fin de facilitar la
ENSEÑANZA
construcción del conocimiento escolar por parte del alumnado.
Sentimiento innato, compartido por muchos grupos de animales, que se
desencadena ante cambios inusuales producidos en el entorno y que impulsa a
CURIOSIDAD
la exploración. Motor del aprendizaje significativo y de los procesos de
indagación humanos.
ENSEÑANZA POR
Modelo didáctico que promueve la estrategia de enseñanza de las ciencias
INVESTIGACIÓN
basada en la investigación escolar de interrogantes y problemas relativos a la
ESCO-LAR O
realidad físico-natural.
INDAGACIÓN
Opción didáctica en función de la cual se seleccionan unos u otros tipos de
ESTRATEGIA DE
actividades y tareas del alumnado y se organiza su secuencia en el curso de las
ENSEÑANZA
lecciones o unidades didácticas.
Propuesta basada en fundamentos lógicos y empíricos sobre las formulaciones
y reformulaciones, gradualmente más complejas, por las que puede transcurrir
HIPÓTESIS DE
la construcción del conocimiento escolar del alumnado sobre un determinado
PROGRESIÓN
253
INVESTIGACIÓN Actividad diseñada para dar a los estudiantes la oportunidad de trabajar como
ESCOLAR O lo hacen los científicos en la resolución de problemas, familiarizarse con el
INDAGACIÓN trabajo científico y adquirir una comprensión de sus procedimientos.
Subconjunto de la lengua, parcialmente coincidente con la lengua común, que
se utiliza en la comunicación formal y funcional entre los científicos. Su
LENGUAJE
componente diferenciador más claro es la terminología científica, pero también
CIENTÍFICO
se caracteriza por el uso particular que hace de los verbos y tiempos verbales,
así como de los conectores.
Proceso de elaboración de modelos científicos. En el contexto escolar, proceso
MODELIZACIÓN de elaboración de modelos científicos escolares que conlleva la evolución de los
modelos mentales de los estudiantes.
MODELO Representación simplificada de un sistema que hace visible sus rasgos clave y
CIENTÍFICO puede usarse para explicar y predecir fenómenos científicos.
MODELO
Simplificación de un modelo científico adaptado al contexto de la educación
CIENTÍFICO
formal. También se llama modelo científico curricular.
ESCOLAR
Representación cognitiva de un sistema dotada de reglas de inferencia que
MODELO MENTAL permiten la predicción de posibles futuros estados. En general implica la
interrelación de varios conceptos.
Conocimiento sobre cómo se construye la ciencia, los métodos que se usan
NATURALEZA DE LA
para validar las teorías o sustituirlas por otras, el papel de la comunidad
CIENCIA
científica en todo ello y las relaciones ciencia-tecnología-sociedad.
Cualquiera de los modos de actuar que los científicos siguen en sus
PROCEDIMIENTO investigaciones. El término incluye tanto técnicas concretas como estrategias
CIENTÍFICO complejas. Por ejemplo, observar, correlacionar, formular hipótesis, diseñar
formas de contrastarlas, alcanzar conclusiones, etc.
254
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269
Índice
Anteportada 2
Portada 3
Página de derechos de autor 5
Índice 6
Presentación 10
11 preguntas sobre la competencia científica y 11 ideas clave para responderlas 12
1 El ejercicio de una ciudadanía responsable exige disponer de
15
cierta competencia científica, Emilio Pedrinaci
¿Debe centrarse la enseñanza de las ciencias en el desarrollo de la competencia
15
científica?
• Indicadores de una crisis 16
• ¿Qué se entiende por «competencia» y qué utilidad puede tener? 18
• Competencia y alfabetización científica 22
En resumen 29
En la práctica 31
2 La noción de competencia científica proporciona criterios para
seleccionar, enseñar y evaluar los conocimientos básicos, Emilio 34
Pedrinaci
¿Es la competencia científica un elemento curricular más o una nueva forma de
34
organizar el currículo de ciencias?
• Algunas ventajas de la perspectiva competencial y requisitos para que puedan
35
hacerse efectivas
• La competencia científica entre las demás competencias 39
• Competencia científica y currículo de ciencias 43
En resumen 46
En la práctica 49
3 Deben enseñarse los conceptos y teorías científicas
imprescindibles para elaborar explicaciones básicas sobre el mundo 53
natural, Antonio de Pro
¿Qué conceptos y teorías científicas deben incluirse en el currículo? 53
• ¿Cuáles son las prioridades de la investigación científica? 55
• ¿Qué necesidades tienen los ciudadanos? 59
270
• ¿Qué conocimientos establece el currículo? 62
En resumen 68
En la práctica 71
4 Los ciudadanos necesitan conocimientos de ciencias para dar
75
respuestas a los problemas de su contexto, Antonio de Pro
¿Hay sólo una ciencia que enseñar? 75
• ¿En qué consiste contextualizar el contenido objeto de enseñanza? 77
• ¿Conviene plantear un currículo contextualizado de las ciencias? 80
• ¿Tenemos unidades didácticas con un enfoque contextualizado de las ciencias? 85
En resumen 89
En la práctica 92
5 La elaboración y evaluación de modelos científicos escolares es
una forma excelente de aprender sobre la naturaleza de la ciencia, 95
Aureli Caamaño
La naturaleza de la ciencia: un objetivo fundamental de la enseñanza de las
95
ciencias
• ¿Qué modelo de ciencia debe ser promovido en las aulas? ¿Cómo debe ser
96
enseñada la naturaleza de la ciencia?
• ¿Cómo está reflejado el objetivo de comprender la naturaleza de la ciencia en
104
el currículo de ciencias de la ESO y el bachillerato?
• ¿Qué actividades son las más adecuadas para comprender la naturaleza de la
107
ciencia?
En resumen 108
En la práctica 112
6 La investigación escolar es la actividad que mejor integra el
aprendizaje de los diferentes procedimientos científicos, Aureli 117
Caamaño
La indagación como enfoque organizador del currículo 117
• La indagación como objetivo de aprendizaje y como método didáctico 119
• Las actividades de investigación suponen un aprendizaje holístico de los
121
procedimientos
• Investigaciones para resolver problemas teóricos y problemas prácticos 122
• Una secuencia de cuestiones para guiar la planificación conjunta de las
123
investigaciones
• Factores que condicionan la dificultad de las investigaciones 126
• Secuencias didácticas de carácter indagativo 128
271
En resumen 130
En la práctica 133
7 Aprender ciencias es, en buena medida, aprender a leer, escribir y
137
hablar ciencia, Emilio Pedrinaci
¿La enseñanza de las ciencias debe ayudar al desarrollo de la competencia en
137
comunicación lingüística?
• El lenguaje científico: algunas de sus características 138
• ¿Qué tiene de específico el lenguaje científico y qué papel desempeña en el
141
aprendizaje de la ciencia?
• ¿Qué tipos de textos son más usuales en la ciencia? 148
• Algunos modos de trabajarlo en el aula 149
En resumen 154
En la práctica 156
8 Las implicaciones sociales del conocimiento científico y
tecnológico forman parte de éste y, por lo tanto, de su enseñanza, 158
Antonio de Pro
¿Deben analizarse en el aula las implicaciones sociales de la ciencia y la
158
tecnología?
• ¿Qué nos dice la competencia en el conocimiento e interacción con el mundo
159
físico sobre las implicaciones sociales de los avances científicos y tecnológicos?
• ¿Qué nos dicen las otras competencias sobre las implicaciones sociales de los
161
avances científicos y tecnológicos?
• ¿Cómo aparece la ciencia en nuestro contexto social? 164
En resumen 177
En la práctica 180
9 El desarrollo de la competencia científica demanda y produce
actitudes positivas hacia la ciencia y el conocimiento científico, 182
Pedro Cañal
¿Cómo promover el interés por la ciencia? 182
• El problema del desinterés hacia la ciencia 183
• Curiosidad e interés por la naturaleza 188
• La aproximación directa a la realidad natural 192
• La utilidad del saber científico escolar para la vida 193
• Enseñar y aprender investigando 196
En resumen 197
272
En la práctica 200
10 Saber ciencias no equivale a tener competencia profesional para
201
enseñar ciencias, Pedro Cañal
¿Qué debe saber y saber hacer el profesor para promover el desarrollo de la
201
competencia científica?
• ¿Cómo se desarrolla la competencia científica del alumnado? 202
• El desarrollo de la competencia científica 204
• Los cambios necesarios en la enseñanza de las ciencias 208
• ¿Qué competencia profesional necesita el profesor para promover la
213
competencia científica del alumnado?
• Obstáculos y dificultades. ¿Cómo avanzar? 217
En resumen 219
En la práctica 222
11 La evaluación de la competencia científica requiere nuevas
225
formas de evaluar los aprendizajes, Pedro Cañal
¿Cómo evaluar en clase el desarrollo de la competencia científica? 225
• ¿Qué hay que evaluar para evaluar el nivel de competencia científica del
226
alumnado y cómo hacerlo?
• ¿Cómo evaluar el nivel SIF de los aprendizajes básicos de ciencias? 229
• ¿Cómo realizar la evaluación de cada una de las capacidades científicas? 236
• ¿Cómo evaluar el grado de desarrollo de la competencia científica global
244
(CCG)?
• ¿Cuándo y cómo llevar a cabo estas evaluaciones escolares de la competencia
245
científica?
En resumen 246
En la práctica 248
Para saber más 250
Glosario 252
Referencias bibliográficas 255
273