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Universidad Pedagógica Nacional

Facultad de Humanidades
Licenciatura en Ciencias Sociales
Asignatura: Sociedades Modernas de Europa y América
Docente: Juan Manuel Martínez
Alumno/a: Nazly Carolina Rivera Clavijo
Código Estudiante: 2017260064

TEXTO A RESEÑAR: PRÓLOGO, CAPÍTULO 1 Y 2 DEL LIBRO EL ESTADO ABSOLUTISTA DE


PERRY ANDERSON.

Perry Anderson, historiador, escritor, ensayista crítico político de nacionalidad inglesa y editor editorial The New
Left Review, nació en el año de 1938 y fue criado por una familia angloiralndesa en la capital del Reino Unido,
Londres (Anagrama-ed.es, 2019). En lo que respecta a su contexto biográfico previo a su trayectoria en los
circuitos académicos y praxis en la construcción de movimientos sociales, es importante resaltar como primer
elemento que Anderson no solo, estuvo presente en una temporalidad de vastos acontecimientos históricos que
irrumpieron en la mentalidad legado de la Europa de la primera mitad del siglo xx; simultáneamente, atestiguó la
confrontación entre facciones políticas e interiorizo la sustancialidad de un período más amplio, que en la
constitución de sus dimensiones culturales, ideológicas y sociales, visibilizó las tensiones, paradojas y
contradicciones de las mutaciones de procesos de larga duración (la industrialización, la reflexión filosófica de la
sociedad, revoluciones de las masas, el surgimiento de nuevos sentimientos nacionalistas, ascenso del fascismo,
fracaso de la insurrección obrera y la agresiva adaptación del capitalismo).(Ochiuzzi,2019).

Su desarrollo personal en los primeros años de su vida, determinado en aquel entonces por las coyunturas
sociales en las que estaba inmersa Reino Unido (la guerra y disgregación de un complejo político); por otra parte,
la acomodada pareja Anderson (padres del autor), sujetos activos y móviles en las esferas burocráticas de control,
al trasladarse para ejercer cargos de aduana e inspección en China y posteriormente su instalación en ciudades al
sur de Irlanda, con logística y oferta de las mejores instituciones educativas, proveen al joven Anderson de un
rico corpus empírico. No obstante, sus objetos particulares de reflexión, crítica y deconstrucción teórica y
analítica empiezan a adquirir forma y nominalización en la medida que, su trayectoria de formación académica en
los campos de la filosofía y la psicología conjunto a la percepción e indagación de sucesos como la invasión
soviética a Hungría, la cual representaba aquella metamorfosis tóxica del proyecto socialista, la consolidación de
la nueva izquierda, los debates intelectuales y polémicos al interior del partido comunista británico, las nuevas
propuestas de movilización social y renovadas lecturas socioculturales de los años 60 y70, dejan en éste
académico que abrazo las convulsiones de la segunda mitad del siglo xx la siguiente consigna hipotética ¿ Cómo
el marxismo fue desprovisto de su perspectiva práctica funcional en la transformación social y quedo reducida en
la institucionalidad, el academicismo y el adoctrinamiento sustentado en abstracciones anacrónicas?
(Elliott,1998; Freijomil 2013; y Ochiuzzi, 2019).

Es aquí donde se dilucida que el lineamiento epistemológico de Perry Anderson, no solo subsumido y fiel a su
marco de referencia predominante: diversos componentes categoriales y teóricos de la obra Marxista; también ha
significado desde una perspectiva contrargumentativa y a la vez sugerente, un aporte metodológico, crítico y
reformador en las proyecciones conquistadas, abandonadas, inivisibilizadas e inexploradas por los estudios que se
esforzaron por comprender desde la historia de la humanidad, las dinámicas variantes de diversas estructuras
sociales e interacciones en función de las condiciones materiales de existencia: El Materialismo Histórico.
(Freijomil, 2013).Sin embargo y pese a que sus críticas y cuestionamientos a la tradición, debates, radicalismos y
divisiones al interior de la corriente Marxista han sido uno de los proyectos fundamentales que caracteriza su
labor académica aplicada y participativa en procesos que tienen como objeto hallar una posible dinamización
igualitaria y equilibrada de la sociedad; es menester mencionar que sus aportes al campo de la investigación y
síntesis histórica no son de ninguna manera despreciables en cuanto que: un diálogo con las decenas, miles o
millones de experiencias particulares del pasado no implica para Anderson la necesidad de una abstracción que
elimine la trazabilidad necesaria para conformar un auténtico relato histórico de las transiciones y continuidades
de las sociedades humanas.
En esa medida, la invitación a pensar y configurar una nueva estructura metodológica en la Ciencia Histórica, es
la carta de presentación con la que Anderson introduce no solo a una ejemplificación de una síntesis histórica
coherente y suficiente de una periodización que determino mucho de los matices socioculturales característicos
de la Modernidad. También, moviliza al lector a partir de una caracterización concatenada de experiencias,
transiciones, adaptaciones, discontinuidades, cambios, inserciones y modificaciones estructurales resultantes del
resquebrajamiento y sofoco de la operatividad del modo de producción feudal y las cuales a posteridad fueron
funcionales en el proceso de consolidación y estabilización de un nuevo dinamizador sociopolítico de la Europa
del Siglo XVI: El Estado Absolutista.

Por consiguiente, a manera de consideraciones metodológicos no solo de su forma de indagación y


reconstrucción, sino también la exposición de lineamientos de organización conceptual y categorial; el prólogo de
su obra, reivindica que hay una gran posibilidad analizar la vasta complejidad del Estado absolutista si en primer
lugar: se reconoce que es impertinente e innecesario creer que el hecho de que los diversos sistemas de gobiernos
absolutistas que tuvieron presencia y acción a lo largo y ancho del continente Europeo mantenían rasgos
homogéneos, pues cada territorio tuvo unas dinámicas de asimilación a la crisis del Modo de producción Feudal.
No obstante, esto no implica quitar de la vista lo siguiente ¿Cuál fueron los elementos que permitieron que el
Estado Absolutista pese a las diferencias entre contextos locales, que se estabilizara como árbitro de la
estructura social a lo largo de Europa? Por otra parte, estas preocupaciones por un estilo de instrumentalización de
algunos parámetros metodológicos de la Ciencia Histórica, han desembocado en una abstracción que hace nada
aprehensible el desarrollo de los acontecimientos, pues se dejan de lado elementos clave y se les otorga la calidad
de coyunturales. En síntesis, no puede haber principios generalizadores en procesos llenos de detalles únicos y a
la vez funcionales.

En concordancia, con la preocupación del autor por trascender a la generalización histórica de un proceso que se
extendió pero no conservó un principio homogenizador; es necesario resaltar que las adaptaciones y transiciones
en función de las dinámicas socioculturales de cada contexto local o regional, no pudieron desarrollarse en los
mismos tiempos, duraciones, generar una sola tipología de relaciones y conformaciones sociales.

Así mismo, para Anderson cabe añadir que, conforme a la discusión y problematización previa al presente
análisis: “transiciones de la antigüedad al feudalismo”; Aun cuando la preponderancia a enfatizar más la
Europa Occidental como la cuna del desarrollo espontaneo procesual del Feudalismo, es esencial analizar que si
bien desde la perspectiva de diversos académicos, Europa oriental es una estructura de dependencia de occidente
o es una réplica tardía de dinámicas al otro lado del bloque continental; el absolutismo también hizo presencia y
regulo las estructuras sociales de diversos contextos locales situados en la periferia del continente y por
consiguiente, estas tendencias y segregación academicista han pasado por alto muchos elementos ocultos que
podrían enriquecer un estudio de corte histórico que aborde aspectos como la génesis de desequilibrios
geopolíticos, las alternativas que el feudalismo pudo considerar, las estructuras de oriente no como replica si no
como respuestas a sus condicionamientos espacio-temporales y la noción de desarrollo no homogéneo que
concreta otras racionalidades estructurales y que el discurso eurocéntrico le ha costado esfuerzo superar.

Una última consideración, pero no concluyente aseveración sintética de este escenario de prologo o introducción,
es que aun cuando el Materialismo Histórico o dicho de mejor manera, los estudios Marxista, reivindican la
Historia desde abajo como una manera de contraponerse a un sesgado discurso oficial de la historia política y
económica, que desdeña la riqueza de la pluralidad de procesos que van dilucidando la complejidad de los
acontecimientos; ninguna crítica o serio estudio de las estructuras sociales puede hacer caso omiso de la
conformación del estado en su única naturaleza: su concreción, como mediador en un escenario de lucha de
clases. Esta reflexión de Anderson en términos más prácticos ¿pretende recordar a caso lo siguiente? : ¿Cómo
disolver o subordinar el Estado bajo el gobierno del pueblo si ni siquiera conocemos su lógica epistemológica
constitutiva? ¿La historia política en verdad no nos brinda guías para redirigir el estado encausado al fin social?
La Primera Parte, con el capítulo 1, el autor comienza a caracterizar el proceso de conformación de las
Monarquías absolutistas en Europa a partir del siguiente hito: La caída del modo de producción feudal. Este
escenario de la historia del Antiguo continente, integró una serie de convulsiones sociales, tensiones políticas,
configuraciones estructurales hibridas, pues la presencia de las ciudades autónomas y dinámicas que a la vez
coexistieron con el campo. También es un elemento necesario en la lectura del contexto a profundizar en el
presente análisis ¿Pero cuál es el objeto de esta enunciación aparentemente aleatoria de rasgos de una transición
del feudalismo a otra conformación social? Pues tras el ocaso de un modo de vida que reproducía condiciones
materiales de existencia y relaciones en torno a la tierra, deja no solo una desaparición de un modus vivendi, sino
que estamos ante la modificación con base a las circunstancias condicionales de aquel momento. Solo queda en
escena, un conjunto de ciudades que han reforzado la estabilidad de una clase comerciante y un campo que si bien
ya no atestigua relaciones de servidumbre, aún sigue siendo el medio principal de producción de materias primas
y generador de rentas aunque ya no en especie.

En este punto es donde Anderson realiza una deconstrucción de las teorizaciones de Engels y Marx y
posteriormente logra describir el siguiente proceso: El absolutismo en Europa fue la constitución de un marco
complejo que aseguro la estabilidad de una clase Nobiliaria pero con el pasar del tiempo le brindo el ascenso a la
clase Burguesa ¿Cómo llegó esto a ser posible? Pues, el autor partiendo primero del análisis de Engels en el cual
considera la aparición del estado cómo un árbitro entre dos clases dominantes, divergentes en práctica y en
constante tensión. Después al hacer mención de las consideraciones de Marx, en las que sostienes que el estado
significa la construcción de un cuerpo jurídico, político, burocrático y coercitivo que facilite las relaciones en
torno al capital, en otros términos el ente que fortalecía la clase burguesa; Anderson da a conocer lo siguiente: no
era posible hablar de un equilibrio o una dominación que parece casi espontánea de la clase mercantil, pues el
estado surge en un contexto donde aún las relaciones y el legado nobiliario aún están presentes con fuerza. El
absolutismo solo es un mecanismo que asegura que pese a la desaparición de la condición servil, aún se puede
someter a la clase campesina, sin embargo la clase dominante se somete a un proceso de adaptación y mutación de
las soberanías fragmentadas.

Así mismo, la confusión que proviene de esa herencia de soberanías fragmentadas y su coexistencia con las
dinámicas mercantiles de las ciudades y la necesidad de centralización de la Monarquía como única vía para
sostener su status quo, encuentra en el renacimiento o redescubriendo del Derecho Romano, un arma jurídica e
intelectual para poder establecer unos mínimos que equilibraran las tensiones por derechos sobre la tierra, o
lineamientos para las relaciones del capital. Además, este es el primer instrumento que logra mantener una especie
de sincretismo entre el interés privado y el público. Esto por supuesto, no hay que olvidar que aunque el derecho
Romano no fue funcional en la Edad Medieval, sus rasgos aún estaban presentes en escenarios que tenían como
legado elementos de la cultura Antigua; La iglesia, era la encarnación de un esquema burocrático organizado de la
las sociedades clásica antiguas y fue un foco de atracción para las monarquías, pues era la posibilidad de armar un
cuerpo logístico de administración.

Es necesario en este punto, mencionar que el absolutismo en Europa, como centralización del poder en la
Monarquía que tenía que mantener algunas condiciones de la clase noble pero tampoco podía desligarse aunque
sea en el ámbito jurídico de las relaciones funcionales al flujo de capital; esto fue posible con la inserción de las
siguientes instituciones: Primero el ejército. Este organismo quizá pueda atribuírsele, la gran conquista del
absolutismo, fue en sus escuadras donde encontró la estrategia de coerción a las insurrecciones propias de las
tensiones y caos producidos por la caída de las relaciones feudales de producción. Es simple verlo desde esta
forma. El monopolio de la fuerza, coacciona a las clases dominadas a reproducir su condición. Añadiendo un poco
más, resulta particular desde una óptica personal, identificar que la contratación de mercenarios extranjeros, para
conformar el escuadrón del sometimiento, solo respondía a una necesidad funcional y estratégica de los monarcas:
un conjunto de personas que ejerzan la fuerza, pero sin conciencia de clase o territorialidad.
Pero más allá de reguladora de masas, el poder coercitivo también representó el mecanismo por el cual la
monarquía logro sostener su subsistencia económica, pues la contraparte faccional que era la burguesía, gracias al
avance en la ciencia, la tecnificación y consolidación de relaciones de intercambio más avanzadas, no necesitaban
de un territorio estático, pues el capital es móvil y de ese modo se expande. Sin embargo, para el lado de la
nobleza esto no fue del mismo modo ya que, al aún tener presente en su cultura o mentalidad reproducir aquellas
relaciones de vasallaje y dominio sobre la tierra, solo había un camino para sostenerlos y era la conquista militar,
encontrar en otros lugares de lo que carecían, incluso si eso implicaba arrasar otras culturas o la dignidad de
comunidades. En esa medida, Europa al estar conformada por un sistema de organización absolutista, se convirtió
en un escenario de hostilidades y continua guerra por la defensa y la subsistencia.

A partir de la anterior descripción, es de vital importancia mencionar como la Monarquía como cuerpo estatal,
logró articular un mecanismo económico belicista, de intervención estatal y la promoción de la guerra como
elemento productivo: el mercantilismo, una táctica de irrupción, depredación y posesión fortuita de medios
productivos.

Otros elementos que garantizaron la permanencia del Estado Absolutista como directriz de los destinos de
amplios territorios, fue la implantación de la Burocracia Civil como un mercado de cargos y proveedor de
privilegios. Esto como un síntoma de que aún no se habían abandonada tendencias a la dependencia o concreción
de favores nobiliarios, en el marco de esta nueva conformación social llenar de tesoros a las arcas monárquicas, a
cambio de unas necesidades, representó una máxima estancia de solvencia financiera. No obstante, esta dinámica
no solo cobijó a la clase noble, pues la clase burguesa también se vio beneficiada en este sistema, pues los
impuestos a pagar no eran muy altos y además tenían un respaldo jurídico. En consecuencia, fue la clase pobre
quien recibió sin ningún amortiguamiento o protección la manera arrasadora con la que los impuestos los
despojaron de las pocas cosas que pudieran poseer.

En este contexto de constante hostilidad, miradas extraterritoriales como posibilidad de expansión y posesión de
los estados monárquicos, a diferencia del contexto medieval en cual el sistema político de soberanías
fragmentadas no daba lugar a la reproducción de lazos de comunicación; es posible que entre en escena las
instituciones y estrategias diplomáticas. Este artilugio, se convirtió después del monopolio del poder coercitivo en
la táctica que aseguraba los intereses de un estado y a la vez los defendía. El establecimiento de alianzas, diálogo,
intercambio de favores, formalidades y los matrimonios como vía de expansión, evasión al conflicto, proyección a
nuevas posibilidades materiales y ascensos de rangos, permitieron a nivel regional la coexistencia de diversos
estados absolutistas sostenerse a partir de la generación de relaciones interestatales que si bien estaban en
constante tensión, también se consideran parte fundamental del desarrollo de estos cuerpos estatales que eran las
dinastías monárquicas.

Anderson al describir las aplicaciones y campos de acción de las diferentes instituciones icónicas de la sociedad
europea en el marco del absolutismo, pone en evidencia que todo el aparato que se constituyó para mantener los
privilegios y la estabilidad de las facciones nobles y burguesas, fueron con el paso del tiempo pasando a un
escenario de desequilibrio ya que, la movilidad, ascenso e influencia de las clases comerciantes fueron capaces de
exigir a un estado que inicialmente se inclinaba más por mantener un orden feudal, cambios que unificaran
intereses de las esferas de gobernanza con un proyecto de expansión económica y en consecuencia vemos el
nacimiento de un estado al servicio del capital.
En el capítulo 2 clase y estado: Problemas de Periodización, Perry Anderson de manera muy breve aborda
como la interacción entre Monarquía y nobleza; a pesar de que el absolutismo, un sistema estatal que procuró
mantener e insertar la clase noble, ésta relación no siempre fue armónica y tuvo por decirlo de algún modo
escenarios de crisis. En ese orden de ideas, el autor nos explica que el cambio de una monarquía medieval, que se
reforzaba con las relaciones vasallisticas y tenía una base simple y menos compleja al pasar a un sistema en el
que ya no podían depender de las rentas de la tierra y tenían que obtener rentabilidad a partir de la solicitud de a
los Estados para la recaudación de impuestos. No obstante, esto no eran decisiones de simple albedrio tomadas
por un gobierno central, pues aún en diversas regiones de Europa, existían estancias de representación colectiva
que debían ser consultadas. (Asambleas, representantes y magnates baroniales); en términos más sintéticos, si
bien se reforzaban lazos entre clases bajas y terratenientes nobiliarias, el estado no podía irrumpir en esta
interacción y ni hacer caso omiso de ellas.

A nivel cultural, la nobleza tuvo que protagonizar un lento y violento cambio que implicó en una considerable
parte el abandono a las antiguas tradiciones de rituales de reforzamiento de lazos vasallisticos, la necesidad de una
mayor sofisticación y también no se puede pasar por alto que este fue un periodo donde la aristocracia comenzó a
recibir instrucción universitaria, a sofisticar sus comportamientos acordes a la influencia de aspectos culturales
insertados por la burguesía en estado de ascenso.

Por otro lado, la venta de cargos a personajes de las clases dominantes, la sobrecarga en el cobro de impuestos y
la sustitución de clientelas, la creación de una burocracia vendida a unas clases dominantes poco a poco fueron
desdibujando la legitimidad de lo que se considera los poderes intermedios y se entra en un estilo de dictadura que
suprimió la autonomía y causo constantes momentos de revueltas e insurrección no solo por parte de las clases
populares que tuvieron que recibir los daños más profundos de estas transformaciones, sino también causo
malestares en la clase noble tradicional, en la medida que el nuevo proyecto político obligaba a abandonar la
permanencia a sus tradiciones.

Y aunque el estado absolutista logro erradicar los factores que evitaban su imposición y condiciono la forma de
vida que ahora la aristocracia debía seguir, la influencia de la burguesía tanto en la cultura y su unificación del
proyecto económico con el estado fueron perfilando no solo una convergencia de intereses, sino la adopción de
nuevas motivaciones: el dominio mercantil en función de la acumulación y aseguramiento de fluidez del capital;
eh ahí entonces por que las guerras adquirieron el atributo de capitalistas, que trascendió el único propósito de
apropiación territorial.

Como conclusión, las ópticas con las que Engels, Marx y Anderson nos visibilizaron los procesos de
consolidación del absolutismo, ninguno se considera erróneo, pues este período de la historia de Europa vio en un
principio un sistema que mantuvo a la clase noble dominante en la cima de la jerarquía social a partir de los
cambios que el contexto le exigía. Metafóricamente hablando luego la balanza entre facciones encuentra un
equilibrio pues burguesía y aristocracia coexistieron y sobrevivieron con sus propios mecanismos y por último, la
necesidad de encontrar canales más versátiles para el sostenimiento del cuerpo estatal como garante del bienestar
de los súbditos, la clase ama del capital terminó dictaminando las reglas a posteridad de los enfoque y
motivaciones de un sistema de gobierno.

REFERENCIAS

 Anderson Perry. (1979). El Estado Absolutista. Madrid: Siglo XXI editores. Págs. 1-54.
 Anagrama Editores. Anderson Perry En: https://www.anagrama-ed.es/autor/anderson-perry-50. Fecha de
consulta: 25 de octubre de 2019.
 Elliott, Gregory. (1998). Perry Anderson: The Merciless Laboratory of History. Minesota: U of Minnesota
Press.
 Freijomil, Andrés. (2013). Perry Anderson (1938).Teoría de la historia. En:
https://introduccionalahistoriajvg.wordpress.com/2013/04/21/perry-anderson-1938/.
 Ochiuzzi Javier. (2019). Perry Anderson y su lectura del Materialismo Histórico. En:
http://www.laizquierdadiario.com/Perry-Anderson-y-su-lectura-del-materialismo-historico.

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