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PRISCIANO

SINTAXIS
(Sobre la construcción y el orden
de las partes de la oración)

Introducción, traducción y notas de


María Luisa Harto Trujillo

EDICIONES CLÁSICAS
MADRID
Colección de Autores Latinos
Director:
José Joaquín Caerols Pérez

Primera edición 2014

© María Luisa Harto Trujillo


© Alfonso Martínez Díez, Editor & Publisher
© EDICIONES CLÁSICAS, S.A.
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Imprime: CIMAPRESS
Para Antonio,
porque la muerte
no pudo llevarse
lo sentido

ÍNDICE GENERAL

PRÓLOGO DE E. SÁNCHEZ SALOR ........................... 7


INTRODUCCIÓN ................................................ 11
1. Motivos de esta traducción: importancia
de Prisciano en la historia de la gramática .... 11
2. Características generales de su sintaxis ........ 13
3. ¿Por qué escribir una sintaxis en el s. VI? .... 23
4. Fuentes .................................................... 26
5. Sintaxis de la oración: Diátesis y transitividad ... 32
6. Estructura de la obra ...................................... 37
7. Transmisión e influencia posterior ................ 41
8. Nuestra traducción ......................................... 51
9. Bibliografía ................................................... 52
CARTA INTRODUCTORIA . .................................... 55
LIBRO XVII ...................................................... 63
LIBRO XVIII . .................................................. 229
ÍNDICE DE TÉRMINOS GRAMATICALES .............. 431
PRÓLOGO

Hace treinta años un grupo de investigación de la


Universidad de Extremadura comenzó un proyecto
que tenía como objetivo la edición y el estudio de las
Gramáticas latinas del siglo XVI. Luego el proyecto
ha abierto su ámbito de estudio. La apertura se hizo en
un primer momento mirando sobre todo a los siglos
siguientes (XVII-VIII). Este trabajo es una prueba de
esa apertura, aunque en este caso hacia atrás en el
tiempo.
Y es que cada vez que en las Gramáticas racionales
del siglo XVI se planteaba algún problema sintáctico
de hondo calado, aparecía como autoridad que daba
luz a ese problema la figura de Prisciano. Así, en el
caso de la cuestión sobre los constituyentes mínimos
necesarios para que haya oración –cuestión con la que
están en conexión otros muchos problemas sintácti-
cos–, el Brocense, si bien parte para establecer su pos-
tura de Platón y Aristóteles, es en Prisciano en quien
se apoya de manera clara como auctoritas lingüística;
Platón y Aristóteles pueden ser considerados, a este
respecto, como autoridad en el terreno del concepto de
oración desde el punto de vista de la filosofía del len-
guaje. Prisciano es, sin embargo, su autoridad en el te-
rreno exclusivo del lenguaje. Basten estas palabras de
Sanctius referidas a Prisciano: “Curritur, statur y am-
bulatur son auténticos personales y auténticos pasi-
vos; así en trepidabatur a Caesare, donde falta trepi-
datio, ya que no puede haber oración sin nombre y sin
verbo. Llamo ‘nombre’, juntamente con Aristóteles, al
7
PRISCIANO, Sintaxis

propio nominativo. Esto ya lo vio Prisciano en el libro


18 y lo expuso así: ‘Si alguien analiza profundamente
todos estos impersonales, comprobará que se refieren
a conceptos contenidos en los propios verbos; y, si
bien faltan la primera y la segunda persona, se trata de
nombres en tercera persona; de ahí que encontremos
participios: curritur cursus y decurso spatio’. El
mismo Prisciano dice poco después: ‘Según el testi-
monio de mi maestro el sabio Apolonio y de mi pro-
fesor Teoctisto, en su Institución gramatical, estos ver-
bos pueden tener sobreentendido un nominativo del
mismo significado que hay en el verbo. Efectiva-
mente, cuando se dice curritur, se sobreentiende cur-
sus; y así, sedetur sessio, ambulatur ambulatio, euenit
euentus, y otros semejantes. Y lo mismo hay que su-
poner en todos los verbos, incluso los absolutos, como
ocurre en uiuo uitam, ambulo ambulationem, sedeo
sessionem y curro cursum’. Si los gramáticos hubie-
sen entendido estas doradas palabras de Prisciano, no
habrían permanecido ofuscados entre tinieblas durante
tanto tiempo”. Prisciano dio luz, pues, a problemas
gramaticales de envergadura. Y no sólo se trata de
Sanctius. Hay otros gramáticos de corte racional del
siglo XVI que apoyan claramente su doctrina sintác-
tica en Prisciano. En alguna ocasión el Brocense reco-
noce a Linacro como intermediario entre él y Pris-
ciano: en el tema de los verbos impersonales –que no
deja de ser un tema estrechamente ligado al concepto
de oración–, dice Sanctius que la doctrina que él de-
fiende arranca de Linacro y que Linacro la toma de
Prisciano; dice así: “De Prisciano depende Linacro, en
8
Prólogo

el libro 6, cuando trata de la elipsis: ‘Compruebo’,


dice, ‘que Apolonio y Prisciano coinciden en sobreen-
tender un apelativo del mismo significado en las for-
mas pasivas de los verbos absolutos y de los demás
verbos neutros que nosotros incluimos en el tercer
grupo de los pasivos; así sedetur sessio y curritur cur-
sus’ ”.
Era, pues, considerado Prisciano por los gramáticos
racionales del siglo XVI –es decir, los que hacían aná-
lisis lingüísticos basándose en la ratio– como pionero
en el tipo de análisis que ellos hacían. Sobre todo el
Prisciano de los libros XVII y XVIII de sus Institutio-
nes, que son los libros dedicados a la Sintaxis.
De manera que el proyecto de investigación al que
hacía alusión al comienzo tenía que abrirse también
hacia atrás en el tiempo y dedicar su atención a la fi-
gura de este gramático del siglo VI. Y lo ha hecho de
la mano, o, mejor, de la inteligencia, buen hacer y la-
boriosidad, de la profesora María Luisa Harto Trujillo.
Ella fue precisamente la autora, en los primeros años
de andadura del proyecto, de la edición, con introduc-
ción, traducción y notas del De emendata structura la-
tini sermonis (1524) de Tomás Linacro. Esta obra era
la que abría en el Renacimiento el camino de la Gra-
mática racional. Linacro, como ya hemos apuntado, se
basa en Prisciano en cuestiones trascendentales de la
Sintaxis; fundamentalmente, en lo que se refiere a la
estructura de la oración. Ello ya ofrecía garantías sufi-
cientes sobre la capacidad y oportunidad de que fuera
la misma profesora la que editara a Prisciano. Pero es
que, además, ella es también autora de una monografía
9
PRISCIANO, Sintaxis

sobre los verbos neutros desde la antigüedad al Rena-


cimiento; en esta monografía tuvo que bregar con Pris-
ciano y su influencia en los gramáticos del XVI.
María Luisa Harto reunía, pues, las condiciones de
capacidad y oportunidad para traducir los libros XVII
y XVIII de las Institutiones de la Gramática de Pris-
ciano. Lo que he dicho sobre sus investigaciones ante-
riores –Linacro y los verbos neutros– es un dato obje-
tivo que está ahí y que ofrece garantías suficientes so-
bre su capacidad intelectual para llevar a cabo la edi-
ción de los citados libros de Prisciano. Pero, además
de ello, los que conocemos a la profesora sabemos de
su capacidad personal para ello.
El resultado es esta traducción que, en mi opinión,
es muy buena por varias razones: porque el contenido
de la obra original de Prisciano es de gran interés y
modernidad para la historiografía lingüística; porque
el tratamiento del texto latino se basa en ediciones de
toda solvencia; y porque la mano de la profesora
Harto, en la introducción, traducción y notas, ha pro-
ducido una versión en español de mucha calidad, tanto
en lo que se refiera a la interpretación del texto latino,
como en lo que se refiera a su puesta en un español
elegante y accesible incluso para no especialistas.
Eustaquio Sánchez Salor
Universidad de Extremadura

10
INTRODUCCIÓN1

Motivos de esta traducción: La importancia de


Prisciano en la historia de la gramática.
En los años que llevo trabajando sobre gramática
latina, siempre he percibido la importancia de dos
obras que marcaron la aparición del estudio sintáctico
en la antigüedad: la Sintaxis de Apolonio Díscolo, es-
crita en griego en el s. II d.C., y las Institutiones de
Prisciano, escrita en latín en el s. VI.
En el caso de esta última, es una gramática com-
pleta, que consta de 18 libros, pero los dos últimos,
muy influidos por el gramático griego anterior, se cen-
tran también en la sintaxis.
Pues bien, para mí, la importancia de estas dos
obras se debe no sólo a que supusieron la aparición
de la sintaxis en la antigüedad, sino sobre todo a que
marcaron un cambio en el planteamiento gramatical,
––––––––––
1
Este trabajo se enmarca en dos proyectos de investigación. En primer
lugar, en “El exemplum en la retórica clásica, Plutarco y Valerio Máximo: su
proyección en la historiografía cristiana y la historiografía hispanolusa en len-
gua latina de los siglos XV y XVI”, financiado por la DGICYT (FFI 2008-
00939) y dirigido por Mª L. Harto, y en segundo lugar, en el proyecto “Las
teorías gramaticales y las gramáticas latinas y vernáculas (siglos XVI-
XVIII)”, financiado por la DGICYT (FFI2011-24479), así como en el grupo
de investigación del Gobierno de Extremadura LAPAR (HUM002), dirigidos
ambos por Eustaquio Sánchez Salor, a quien no puedo sino agradecer sus co-
rrecciones y su apoyo para la realización de este y de otros tantos trabajos.
11
PRISCIANO, Sintaxis

pues ambas suponen la introducción de un análisis


racional, centrado no sólo en la relación de los dis-
tintos componentes de la oración, sino en compren-
der cómo se gesta esa oración, para lo cual analizan
las variantes en la construcción de algunas formas,
y la utilización de figuras como la elipsis.
En definitiva, estos autores inician una manera de
análisis gramatical centrado en la ratio, que con algún
atisbo en la gramática medieval de los modistas (aun-
que dominado por la lógica), será recogido en el Rena-
cimiento por autores como Linacro, Escalígero o el
Brocense. Ellos ya hablarán claramente en sus obras de
dos niveles en la formación de la frase (antecedentes de
la estructura profunda y superficial) y de la utilización
de figuras, no retóricas sino gramaticales, que explica-
rían las aparentes desviaciones entre esos dos niveles.
Y partir de ahí, esta ratio gramatical, pasando por gra-
máticas vernáculas, gramáticas filosóficas, generales y
universales, llegará a corrientes de la gramática actual
como la dependencial, funcional, o generativa.
Como vemos, pues, la doctrina gramatical de Apo-
lonio Díscolo y, especialmente la de Prisciano, tras su
recepción en la gramática medieval, renacentista y
posteriores, constituye una base esencial para la histo-
ria de la gramática.
Sin embargo, y a pesar de esa importancia, si bien
la Sintaxis de Apolonio Díscolo sí lleva ya varios
años traducida al español,2 la sintaxis de Prisciano no

––––––––––
2
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis, introd., trad. y notas de V. Bécares,
Madrid, Gredos, 1987.
12
Introducción

había sido traducida a ninguna lengua moderna. Sólo


en el 2010 el grupo Ars Grammatica dirigido por
Marc Baratin en Francia ha traducido el libro XVII
al francés.
Por eso, dada esta laguna, decidí traducir al caste-
llano dicha sintaxis, esperando que sea un instrumento
útil para los investigadores y para todas aquellas per-
sonas interesadas en la historia de la gramática.

Características generales de su sintaxis


Ya en un artículo de 1994,3 Eustaquio Sánchez Sa-
lor intentaba rebatir el tópico de que no existió sintaxis
en la antigüedad, y lo hizo basándose en las opiniones
vertidas por Apolonio Díscolo y Prisciano en sus obras
sobre estos aspectos: la oración como objeto de su es-
tudio sintáctico; los constituyentes de la oración sim-
ple y las clases de verbos y su teoría de la elipsis.
Ciertamente, en ningún tratado gramatical anterior
se había dado la conjunción de estos temas.
Y, sin embargo, ya en las primeras líneas del libro
XVII, Prisciano expuso las fuentes que había utilizado
y los motivos que le llevaron a incluir esa última sec-
ción en su obra, la necesidad de un tratado sintáctico,
que analizara la relación de los distintos constituyen-
tes de la frase:
(1-2) “Una vez que en los libros anteriores
acerca de las partes de la oración, hemos se-
guido en numerosas ocasiones la autoridad de
––––––––––
3
Sánchez Salor, E. (1994:319-40).
13
PRISCIANO, Sintaxis

Apolonio, sin despreciar por ello, ni otras opi-


niones necesarias de autores latinos o griegos,
ni las novedades que nosotros mismos pudié-
ramos aportar, trataremos ahora sobre el orden
o la construcción de los términos, lo que los
griegos denominan “sintaxis”, siguiendo tam-
bién para ello fundamentalmente las explica-
ciones de Apolonio, pero sin rechazar lo que
otros autores o nosotros mismos consideremos
apropiado.
Así pues, si en los libros mencionados, he-
mos tratado sobre los distintos componentes
de las palabras según determinaba la lógica de
cada una, a continuación trataremos sobre el
orden en que suelen aparecer esos términos
para que se produzca una oración completa,
algo que debemos estudiar detallada y necesa-
riamente para la comprensión de cualquier au-
tor, ya que, de la misma manera que las letras
se unen de una forma apropiada para formar
sílabas, y las sílabas para formar palabras, así
también las palabras para formar una ora-
ción”.4

––––––––––
4
Ya el propio Apolonio Díscolo había insistido también en su obra en
la necesidad del estudio sintáctico para la comprensión y análisis de los
usos, especialmente los literarios (Sintaxis I 6, p.76. Citamos siempre por
la edición de V. Bécares).
14
Introducción

La fuente fundamental de Prisciano es, pues, Apo-


lonio Díscolo, si bien no descarta tampoco otras posi-
bles fuentes, ya sean latinas o griegas. De hecho, como
apuntaremos a lo largo de esta introducción, Prisciano
toma también numerosos elementos presentes en otras
Artes anteriores o contemporáneas y, en el caso con-
creto de la sintaxis, si bien no hemos conservado la
parte del De lingua latina de Varrón dedicada a la sin-
taxis, es posible que nuestro autor sí la conociera y to-
mara elementos de ella.
Desde luego, como él mismo indica, su objetivo es
analizar la relación y el orden de los constituyentes de
la oración completa, pues sólo así se podrá entender y
comentar la lengua literaria.5
En cuanto al punto de partida de su sintaxis, al
igual que afirmaba Apolonio en el inicio de la suya,
parte de la progresión entre letras, sílabas, palabras y
oración, de manera que si hay unas leyes fonéticas y
morfológicas para regular la unión de letras en sílabas
y de sílabas en palabras, también hay unas reglas sin-
tácticas para regular el orden y la relación de los dis-
tintos componentes de la frase:
“Así pues, una oración es un conjunto de palabras con-
venientemente ordenadas, del mismo modo que una sí-

––––––––––
5
No olvidemos la importancia del análisis literario en la gramática an-
tigua que, en gran medida, surge para explicar las desviaciones que se en-
contraban en los autores reconocidos por la tradición. Ya el propio Quin-
tiliano (Inst. I 4, 2) distinguirá en Roma entre la poetarum enarratio o gra-
mática histórica, centrada en ese análisis literario y hermenéutico, y la
recte loquendi scientia o gramática metódica, centrada en enseñar a hablar
y escribir correctamente.
15
PRISCIANO, Sintaxis

laba es un conjunto de letras convenientemente ordena-


das. Y si de la unión de las sílabas se forma una palabra,
así también de la unión de palabras se forma una ora-
ción perfecta” (XVII 3).
Por supuesto, si el punto de partida es esta progre-
sión, el punto de llegada es el análisis de lo que él de-
nomina oratio perfecta (“autotelés logos” para Apo-
lonio Díscolo), aquella oración en la que se da una
congruencia de formas, significado y ordenación de
los componentes, que no siempre tienen que atenerse
a las características de cada una de las partes de la ora-
ción por separado.
No en vano afirma nuestro gramático:
“Así pues, toda construcción, denominada por los grie-
gos “sintaxis”, debe atender siempre a la significación
de las formas. Ahora bien, los autores, mediante figuras
diversas, suelen variar los accidentes en la construc-
ción, tal como hemos mostrado anteriormente, de ma-
nera que, aunque la relación parezca incorrecta en
cuanto a las formas concretas, sin embargo, racional-
mente se mostrará correcta (XVII 187).”
Y cita un ejemplo del inicio de La Eneida de Vir-
gilio en el que se unen una primera y una tercera per-
sona: Ille ego qui quondam… Es la ratio y el sentido
general de la frase lo que permite esta relación aparen-
temente anómala. Y es que, en ocasiones, en el usus,
encontramos oraciones en las que se han producido
desviaciones respecto a la construcción concreta de
cada uno de los componentes. Si bien tradicional-
mente estas desviaciones se habían analizado como fi-

16
Introducción

guras poéticas, y de hecho las Artes gramaticales lati-


nas solían terminar con un apartado de uitia uirtutes-
que orationis, en el que se recogían estas construccio-
nes literarias, sin embargo, para Apolonio Díscolo o
Prisciano esas figuras no suponen desviaciones o giros
únicamente literarios, sino construcciones de uso or-
dinario que, racionalmente, se muestran correctas.
Por ejemplo, entre esas desviaciones está la elipsis,
que para Apolonio Díscolo, no es una licencia poética
sino un recurso de tipo ordinario,6 que permite expli-
car construcciones como los verbos impersonales, las
oraciones de relativo, la construcción de algunos ver-
bos con casos distintos al acusativo…
Esta es sin duda una idea fundamental en una gra-
mática racional, una gramática preocupada, como de-
cíamos, no por exponer desviaciones literarias, sino
por explicar racionalmente cómo se han producido.
Y estas desviaciones se realizan fundamental-
mente mediante cuatro procedimientos –añadido, su-
presión, cambio de orden y cambio de función, es de-
cir, additio, detractio, transmutatio, immutatio– pro-
cedimientos de los que hablaba ya Quintiliano desde
el punto de vista retórico para referirse a las desviacio-
nes y figuras retóricas, pero que a partir de Apolonio
y Prisciano, y sobre todo a partir del De emendata
structura de Linacro, serán la base de la gramática ra-

––––––––––
6
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis…, III 166 (p.352).
17
PRISCIANO, Sintaxis

cional del XVI como figuras gramaticales, que no re-


tóricas, y que son las que explican las aparentes des-
viaciones que se producen en el uso, sea literario o no.7
Este elemento concreto de las figuras por los cuatro
procedimientos mencionados se une así a aspectos ge-
nerales, que serán tomados por gramáticos racionales
como Linacro o el Brocense de Apolonio Díscolo y de
Prisciano. Entre esos otros aspectos estarían: la preocu-
pación por la sintaxis, la relación del significado del
verbo y la construcción de la frase, o el análisis racional
de las construcciones mediante la búsqueda de las cau-
sas que explican dichas construcciones.
Ya lo había dicho Apolonio Díscolo en su obra re-
firiéndose, por ejemplo, a la construcción de los ver-
bos:
“La construcción verbal, según la acabamos de exponer
podría ser suficiente para los que se proponen seguir,
sin más, el uso tradicional, sin embargo, a quienes per-

––––––––––
7
Somos conscientes de que, como indica Desbordes en un artículo funda-
mental sobre el origen de estos cuatro procedimientos (1983), ya habían apa-
recido mencionados en la Retórica a Herennio (IV, 21,29) a propósito de la
paronomasia, que puede conseguirse “addendis litteris, demendis, transfe-
rendis” o “commutandis”. E igualmente aparecían también en numerosos
textos de la antigüedad a propósito de la ortografía, los barbarismos, meta-
plasmos, etimologías… Además, en realidad, todos estos usos literarios ha-
brían retomado las categorías de la física aristotélica acerca del cambio o mo-
vimiento, que se produce según tres categorías (cantidad –aumento o dismi-
nución–, cualidad y lugar). Pero, para nosotros, son Apolonio Díscolo y Pris-
ciano los que utilizan ya el procedimiento desde un punto de vista gramatical,
y no sólo para describir desviaciones. Posteriormente, la novedad y la impor-
tancia del tratamiento de Linacro en el XVI es su aplicación sistemática para
la explicación del funcionamiento de la lengua y del habla normal, no sólo
literaria. Cfr. F. Desbordes (1983: 25-31).
18
Introducción

siguen saber con toda exactitud la teoría de la construc-


ción oracional, a ésos les convendrá saber qué verbos
rigen genitivo y cuál es la causa de ello; cuáles dativo,
asimismo con la causa, y otro tanto respecto al acusa-
tivo (Sintaxis III, 158, p.347).”
Así pues, lo que pretenden hacer Apolonio Díscolo
o Prisciano es una teoría de la construcción oracional
que explique las causas, el porqué de las construccio-
nes aparentemente anómalas o desviadas. Como in-
dica V. Bécares en su introducción, “cuando Apolonio
habla de lógos no se refiere a la razón del sujeto gno-
seológico, a sus categorías mentales, sino a la raciona-
lidad del método. Su mérito consiste en haber supe-
rado el nivel filológico elemental, el nivel del texto
(anágnōsma) y haberse elevado a la investigación de
las causas (eperxergádsomai –II 59), y en haber apli-
cado un método de razonamiento sistemático (tòn em-
methódōs apodeichthénta lógon –II 113) con vistas a
una fundamentación teórica, y no sólo basada en la
auctoritas de los hechos literarios (II 49). Y cuando
ambos, uso y teoría, entran en conflicto, es ésta la que
debe prevalecer y lo superior (II 102; III 46, 158), sin
que ello signifique que Apolonio mantiene una pos-
tura antiempírica radical, máxime cuando él mismo se
siente en la tradición gramatical helénica (I 60), y, eso
sí, en un nivel superior (la sintaxis) y con un método
racional y sistemático que consiste en la sujeción a la
teoría, constituida a su vez sobre el principio analo-
gista.”8

––––––––––
8
V. Bécares (1987: 46-47).
19
PRISCIANO, Sintaxis

Este es el motivo por el que el término causa, que


encontramos en estos gramáticos de la antigüedad,
aparecerá en gramáticas renacentistas que pretendan
nuevamente hacer un análisis racional de la gramática
latina, como el De causis linguae Latinae de Escalí-
gero (1540), o la Minerua siue de Causis linguae La-
tinae del Brocense (1587).
Entendemos así que, en las Instituciones de Pris-
ciano, la parte final esté dedicada a un tratado sintác-
tico, y no al usual de uitia uirtutesque, de claro conte-
nido retórico, que encontramos en los tratados de su
época. Sólo una sintaxis racional permitirá compren-
der cómo se han producido esas y, en general, todas
las construcciones.
Una vez comprendido cómo se gesta la oración
perfecta, a partir de unas normas y unas figuras que
intervienen en la realización, debemos centrarnos en
los componentes. Pues bien, tanto en opinión de Apo-
lonio Díscolo como de Prisciano, en la oración hay dos
constituyentes básicos y necesarios, que son el nombre
y el verbo, ya que si quitas uno de ellos, como afirma
nuestro gramático, la oración es incorrecta, algo que
no sucede si se prescinde de otra parte de la oración
(XVII, 12).
No se utilizan aún los conceptos de función (sujeto
y predicado),9 pero sí se repite en numerosas ocasio-
nes que son estos dos los constituyentes precisos para
––––––––––
9
Ya Apolonio utiliza los conceptos de recto-oblicuo para referirse al
nominativo frente a los demás casos. Es sabido que, en estos primeros es-
bozos de sintaxis en la antigüedad, no se aplicaba aún el concepto de fun-
ción para hablar de sujeto y predicado, sino que se utilizaban más bien los
20
Introducción

que haya oración. Y además en este orden, primero el


nombre y después el verbo, para lo cual también
ofrece Prisciano una explicación racional, y es que
éste es el orden en que suelen aparecer en la frase, ya
que como lo propio de los nombres o pronombres es
indicar sustancia, mientras que los verbos indican ac-
ción o pasión, que es un accidente de la sustancia, es
lógico que en la frase aparezca en primer lugar el nom-
bre y ya después el verbo.10
Además, frente a las gramáticas descriptivas de los
inicios del Renacimiento, que analizan primero el
verbo, ya las gramáticas racionales que vayan editando
los seguidores de Linacro o del Brocense, utilizan el
mismo orden de Apolonio o Prisciano, pues consideran
que las categorías nominales deben tratarse primero,
por pertenecer más a la morfología, mientras que las ca-
tegorías verbales pertenecen a la sintaxis, y afectan más
a la construcción de toda la frase, por lo que deben in-
cluirse a continuación de las del nombre.
––––––––––
conceptos de suppositum y appositum, que traducirían los conceptos grie-
gos de ὑποκέιμενον y κατηγόρημα, y se daba gran importancia al orden en
la frase, concibiéndola como un movimiento dinámico desde el primer
componente necesario (nombre) al segundo (verbo), o desde la sustancia
(nombre) a la acción (verbo). Sobre la aparición de los conceptos de sujeto
y predicado en sintaxis, vid. J.C. Chevalier (1968). En concreto, el término
ὑποκέιμενον aparece doce veces en la Sintaxis de Prisciano, y su corres-
pondiente latino suppositum seis veces sólo en el libro XVII. Cfr. M. Ba-
ratin (1978: 207).
10
Sciendum tamen quod recta ordinatio exigit ut pronomen uel nomen
praeponatur uerbo, ut «ego et tu legimus, Vergilius et Cicero scripserunt»,
quippe cum substantia et persona ipsius agentis uel patientis, quae per
pronomen uel nomen significatur, prior esse debet naturaliter quam ipse
actus, qui accidens est substantiae. Licet tamen et praepostere ea proferre
auctorum usurpatione fretum (105).
21
PRISCIANO, Sintaxis

Junto a esa presencia necesaria de nombre y verbo,


la otra premisa es la congruencia (katallelòtes) de
forma y significado de los distintos constituyentes de
la oración, una congruencia oracional que está por en-
cima de la propia de cada una de las partes, y que sólo
se entiende desde una sintaxis racional.
El siguiente paso, una vez establecida esa pareja
prioritaria y necesaria de nombre y verbo, es analizar
y agrupar las demás partes de la oración: el pronom-
bre, que puede sustituir al nombre y construirse por
tanto con el verbo; el participio, que igualmente puede
sustituir y construirse con un verbo…
Pues bien, este es el criterio por el que se organiza
el tratamiento de las partes de la oración en los 16 pri-
meros libros de las Institutiones, en los que, tras los
libros iniciales dedicados a la justificación de la obra
y a la introducción, Prisciano dedica hasta el libro VII
al nombre o bien a categorías y accidentes relaciona-
dos con él (pronombres, casos, géneros…), y ya a par-
tir de ahí, hasta los dos centrados en la sintaxis (XVII-
XVIII), lo dedica a aspectos relacionados con el verbo
y su construcción. Es decir, como vemos, su obra en
conjunto tiene tres grandes partes:
I-VII introducción, nombre y aspectos relaciona-
dos con el nombre.
VIII-XVI verbo y aspectos relacionados con el
verbo.
XVII-XVIII sintaxis.
En cuanto a la propia sintaxis, el esquema es si-
milar en términos generales al de la obra completa,
22
Introducción

pues empieza con los equivalentes latinos de los ar-


tículos griegos, y diversos aspectos del nombre y del
pronombre, para pasar luego a los casos, y ya poste-
riormente a los modos y construcciones verbales
para, a partir de aquí, terminar con un largo apartado
de construcciones comparativas entre latín y griego,
que ocupa gran parte del libro XVIII, y que sí se
aleja en gran manera de la obra de Apolonio Dís-
colo.

¿Por qué escribir una sintaxis en el s. VI?


Ahora bien, en nuestro intento de comprensión y
explicación de las líneas generales de las Institutiones
y de la Sintaxis, creo que debemos dedicar un apartado
a los motivos de Prisciano al escribir su obra, tanto la
obra general, como los dos últimos libros dedicados a
la construcción de la frase.
Pues bien, Prisciano había nacido en el norte de
Africa, era profesor de gramática latina en Constantino-
pla, en la parte oriental del Imperio, donde la lengua ha-
blada era la lengua griega, mientras que el latín quedaba
cada vez más relegado y alejado del uso de los hablantes
como lengua de la administración.
Es comprensible entonces la necesidad de Prisciano
de escribir un tratado de gramática latina amplio, com-
pleto, profundo, con numerosísimos ejemplos y citas de
autores latinos y griegos de la antigüedad –en un afán
casi enciclopédico–, que se convirtiera en un instru-
mento para la comprensión, el análisis y el manteni-
miento de la lengua y de la literatura latina.

23
PRISCIANO, Sintaxis

Es evidente que en las postrimerías de los pueblos


se hacen siempre intentos para mantener aquello que
se está perdiendo. De ahí que, de los siglos IV a VI,
asistamos en el Imperio Romano a un intento de rege-
neración y revitalización cultural, que en el caso de esa
parte oriental estaba promovido en gran parte por la
familia de Símaco, a uno de cuyos miembros, Símaco
el Joven, dedica Prisciano varias obras.
Este intento es visible en gramáticas y comentarios
de autores de la antigüedad como los de Terencio y
Virgilio realizados por Donato o Servio, en obras his-
tóricas que narran las gestas de Roma desde el pasado
glorioso y se alejan del tono biográfico y anecdótico
de la última época (Amiano Marcelino y sus Res ges-
tae), intentos de recuperación de la religión tradicional
frente al pujante cristianismo (Juliano), recopilaciones
de leyes (Justiniano), estudios de tono enciclopédico o
de comprensión del lenguaje (Etimologías de Isidoro
de Sevilla)… Como vemos, y de manera muy signifi-
cativa, es al final de los periodos cuando se hacen
grandes obras que intentan explicar y mantener viva
una grandeza ya agonizante.
Pues bien, en Constantinopla, la crisis cultural en
los siglos V y VI no era aún tan acuciante como en la
parte occidental del Imperio, pero, quizás también por
eso mismo, asistimos allí al intento de Prisciano por
recoger, analizar y explicar todo el bagaje literario y
gramatical latino anterior, uniéndolo en su análisis
“comparado y racional” con el análisis de la lengua,
de la gramática y de la literatura griega.

24
Introducción

Creemos que la época y el intento de manteni-


miento de lo que se estaba perdiendo explican así mu-
chas características de las Institutiones, como su afán
de globalidad, el elevado número de citas, la preocu-
pación etimológica y terminológica, la frecuente recu-
rrencia a la lengua griega, la explicación racional de la
construcción y el orden de los distintos componentes
de la frase… Prisciano no intenta sino entender, man-
tener y transmitir, relacionándolos con el griego, unos
conocimientos que estaban en franco peligro de extin-
ción.
Como indica E. Sánchez Salor acerca de nuestro
gramático y sus Institutiones:
“Su obra, por la amplitud de sus perspectivas, por la re-
novación de las fuentes y la agudeza de su sentido lin-
güístico, es sin duda la única que representa un progreso
importante. Su aportación principal es la de los libros
17 y 18 de sus Institutiones Grammaticae, que hacen de
él el verdadero creador de la sintaxis latina, aunque esta
sintaxis es todavía parcial y no está limpia de conceptos
filosóficos; es en esos libros donde trata de problemas
sintácticos. En su ciudad, Constantinopla, en un am-
biente cultural que no es todavía el de la decadencia de
una cultura; en una época en la que el imperio de
Oriente ejerce una verdadera tutela política sobre el Oc-
cidente lejano y recalcitrante, Prisciano supo restable-
cer un lazo vivo entre el griego y el latín y consiguió
unir, después de siglos –si hacemos una excepción con
Macrobio– la tradición griega y la tradición latina”. 11

––––––––––
11
E. Sánchez Salor (2002: 361).
25
PRISCIANO, Sintaxis

La sintaxis de Prisciano constituye, pues, y así lo


vio ya su autor, un eslabón, necesario y fundamental,
para conservar, entender, analizar y transmitir el saber
gramatical griego y latino desde su época hasta la eter-
nidad.

Fuentes
Como estamos viendo en esta introducción, la
fuente esencial utilizada por Prisciano es Apolonio
Díscolo.12 Ya en la carta introductoria a todas las Ins-
titutiones, que incluimos en el inicio de nuestra traduc-
ción, se cita al gramático griego, cuya sintaxis pre-
tende traducir Prisciano (in Latinum transferre sermo-
nem). Y se dice que pocos autores han tratado este
tema de una manera más detallada y clara (scrupulosis
quaestionibus enucleatius), corrigiendo los errores de
gramáticos anteriores con preceptos ciertos y raciona-
les (certisque rationis legibus emendasse).
Prisciano era consciente de que las teorías de Apolo-
nio, adaptadas a la lengua latina, explicaban los hechos
de ésta mejor que la enseñanza tradicional.13 Y, por ello,
intentará imitar numerosos aspectos de su fuente griega:

––––––––––
12
Como se nos dice en la traducción española de su Sintaxis, el término
“Díscolo” haría alusión a lo arduo y lo conciso de su prosa (p.7), lo cual
nos da idea de la dificultad que suponía ya en su época la comprensión de
un estudio sintáctico como el de Apolonio o, después, el de su seguidor
Prisciano.
13
Cfr. E. Sánchez Salor (2002: 361).
26
Introducción

lo detallado de las descripciones y explicaciones, las nu-


merosísimas citas griegas y latinas,14 así como ejemplos
inventados; y sobre todo la exposición de preceptos ra-
cionales, que intentan ahondar en las causas de la lengua
griega o latina.
Prisciano cita expresamente a Apolonio 15 veces
en toda su obra, pues bien, 10 de esas veces es en los
dos libros dedicados a la sintaxis (8 en el libro XVII y
2 en el XVIII), con lo cual la influencia del griego es
evidente en este apartado.
Por supuesto, si bien en las notas de la propia traduc-
ción o en el apartado correspondiente a la estructura en
esta introducción, hemos ido marcando la corresponden-
cia de los pasajes de estos dos gramáticos, la traducción
que hace Prisciano no es completa ni literal. Él mismo
dice en la introducción que va a incluir también a todos
los autores que hayan dicho algo provechoso para la gra-
mática latina. Además, dadas las diferencias de época, y
sobre todo entre el latín y el griego, nuestro gramático
tiene que adaptar numerosos aspectos. Así, Prisciano la-
tiniza algunos ejemplos y sustituye en ellos el nombre
de Ayax por César, o el propio nombre de Apolonio por
––––––––––
14
Como se nos indica en la introducción de la edición y traducción fran-
cesa de la Sintaxis (2010: 34), sólo en el libro XVII, hay 219 citas de au-
tores latinos y 51 griegos, pero teniendo en cuenta que algunas están repe-
tidas, sumarían prácticamente 300 citas, siendo Virgilio el autor más re-
presentado (con un 42% del total), seguido por Terencio (21 %) y, entre
los griegos, se lleva la palma Homero con 13 citas. Normalmente son citas
que se repiten en las obras de los demás gramáticos y que formaban parte,
seguramente, de recopilaciones y libros de exempla. Junto a ellas, aparecen
también ejemplos inventados y algunos otros que formaban ya parte tam-
bién de la tradición gramatical, como Vergilius scripsit Bucolica, ipse
scripsit etiam Georgica (XVII, 26).
27
PRISCIANO, Sintaxis

Prisciano; también traduce la terminología griega al la-


tín (“idiopathé” es traducido por “sui passio”) y, por su-
puesto, elimina o altera el análisis de aquellas construc-
ciones que son diferentes entre las dos lenguas: así eli-
mina los apartados dedicados al artículo (inexistente en
latín), cambia la construcción del genitivo absoluto por
ablativo absoluto (XVIII, 15), y el segundo término del
comparativo pasa de ir en genitivo a ir en ablativo
(XVIII, 16)…
Eso sí, es muy significativo cómo la lengua griega
parece seguir teniendo en su obra el papel de lengua pri-
migenia o de referencia, pues son numerosas las ocasio-
nes en que Prisciano alude a cómo los autores latinos o
determinadas construcciones latinas imitan a las griegas
(por ejemplo en “pro his autem omnibus Latini simpli-
cibus utuntur pronominibus Homerum sequentes” en
XVII, 112), incluso apuntando que esta imitación es
una necesidad (“et sciendum, quod, quomodo compo-
sita pronomina apud Graecos…sic apud nos in hoc
pronomine necesse est fieri” XVII, 134)15.
Toda la parte final del libro XVIII está dedicada a
una extensísima exposición de construcciones griegas
y latinas (idiomata), en las que se van analizando dis-
tintos giros en una y otra lengua (verbos de senti-
miento, de temor, adverbios, complementos circuns-
tanciales…). La estructura dentro de este apartado es
siempre la misma: construcción griega, algún ejemplo,
construcción latina y algún ejemplo. Normalmente,

––––––––––
15
Cfr. sobre este tema, Priscien, Grammaire (2010: 38 sigs.).
28
Introducción

para introducir la construcción griega, utiliza el tér-


mino illi (“ellos”) o Attici (“los áticos”), mientras que
para las latinas habla de nostri (“los nuestros”), o de
Romani (“los romanos”).
Lógicamente, hay que entender la relación Apolo-
nio – Prisciano como la relación entre un autor reco-
nocido y un seguidor que pretende transmitir su obra,
pero también hay que ver esa relación en el marco ge-
neral de la relación entre el latín y el griego. Prisciano
daba clases de latín en Contantinopla, en la parte
oriental del imperio, donde la lengua hablada era la
lengua griega. Además allí, en el siglo VI, el latín era
una lengua cada vez más alejada de los hablantes, de
manera que hemos de ver en la relación entre ambos
un intento por parte de Prisciano para comprender y
entender de manera racional tanto el griego como es-
pecialmente el latín. Por eso traduce la terminología,
las reglas o los ejemplos griegos, pero también por eso
intenta sobre todo explicar las causas que subyacen en
ambas lenguas y, al hacerlo, no lo olvidemos, está con-
siguiendo algo fundamental para la gramática, y es
que Prisciano está sentando las bases no sólo de lo que
sería una gramática comparada latín-griego, sino que
su intento de explicación racional, le lleva a poner las
bases de una gramática general que, partiendo de los
usos del latín y del griego, podría explicar también los
usos de cualquier lengua.
Por eso, creemos que no debe a menospreciarse
a Prisciano, como se ha hecho en ocasiones, consi-

29
PRISCIANO, Sintaxis

derándole un simple “traductor” de Apolonio Dís-


colo,16 pues lo que toma de él no son palabras literales
o ejemplos, sino sobre todo el criterio de la importancia
de la sintaxis como objetivo de la gramática, y la consi-
deración de ésta como la ciencia que estudia la cons-
trucción y la ordenación de las partes de la oración entre
sí, algo que estaría por encima de las variedades parti-
culares de la morfología de cada lengua.
Al declararse seguidor de Apolonio Díscolo en la
introducción, Prisciano anuncia también su ruptura
con la gramática latina anterior, a la que denomina ue-
tustissima grammatica ars, e insistiendo en esta idea,
ya en el libro VI, dice que pretende ueterum scripto-
rum artis grammaticae uitia corrigere (GLK II, 195),
con lo cual, como vemos, el adjetivo que suele dedicar
a la gramática latina es uetus, considerando que sus
métodos de análisis estaban ya desfasados y que hacía
falta un estudio sintáctico para poder comprender to-
dos los usos de los autores latinos (necessariam ad
auctorum expositionem omnium (XVII, 2).
El objetivo de Prisciano era, pues, apartarse de los
artígrafos de su época (Consentio, Phocas…), segui-
dores de esa gramática tradicional, y tomar como
fuente esencial a Apolonio Díscolo.
Esto no significa que no encontremos en su obra
ningún elemento en común con gramáticos latinos an-
teriores, como los gramáticos de los siglos IV-V reco-
gidos también por Keil (Sacerdos, Charisio, Diomedes
y, especialmente, Donato).

––––––––––
16
A. Luscher (1912).
30
Introducción

No olvidemos que el propio Prisciano afirma en su


carta introductoria que, aunque Apolonio y su hijo
sean sus fuentes esenciales, sin embargo no rechazará
ningún otro autor que le parezca oportuno (si quid
etiam ex aliis uel ex nobis congruum inueniatur, non
recussemus interponere).
Lo cierto es que los libros I-XVI de Prisciano si-
guen en general el esquema de las Artes de estos auto-
res, y es sobre todo en la sintaxis que aparece en los
libros XVII y XVIII donde, como hemos afirmado, in-
nova Prisciano al sustituir la parte dedicada a los uitia
uirtutesque orationis por este apartado dedicado a la
construcción, relación y orden de las partes de la ora-
ción.
Pero la terminología es similar a la de los artígra-
fos, las citas se centran en los mismos autores (espe-
cialmente en Terencio y Virgilio), y si Prisciano no
trata al final de su obra los uitia uirtutesque orationis
que recoge por ejemplo Donato, sí lo hace al final del
libro XVII, donde trata sobre diversas figuras con
ejemplos y citas similares a las que usaba Donato.
En cierta medida, una concesión a las Artes más
tradicionales de su época sería también todo el final
del libro XVIII, dedicado a ese amplio recuento de
idiomata, construcciones, principalmente de verbos,
pero también de otras partes de la oración (preposicio-
nes, nombres…), con numerosas citas y ejemplos re-
currentes en esas Artes.17
––––––––––
17
Incluso, se apunta que podemos encontrar en este apartado influencia
del tratado de Macrobio De uerborum Graeci et Latini differentiis uel so-
cietatibus excerpta. Cfr. Priscien, Grammaire (2010:17-8).
31
PRISCIANO, Sintaxis

Así pues, si bien es Apolonio Díscolo la fuente


esencial, Prisciano recoge toda la tradición gramatical
anterior, tanto griega como latina.

Sintaxis de la oración: Diátesis y transitividad


Una vez entendido el porqué de su obra, su con-
cepción general, y las fuentes utilizadas, creemos que
debemos profundizar un tanto en un aspecto esencial
de la sintaxis de Prisciano, y es la importancia de la
transitividad en el proceso generador de la frase.
Como hemos visto, ya Apolonio partía de la idea
de que los dos constituyentes necesarios para que hu-
biera oración eran nombre y verbo. Pues bien, a partir
de aquí, entendía Apolonio que, como los nombres de-
signan cuerpos y lo propio de los cuerpos es actuar o
sufrir, su relación con el verbo es hacer o recibir la
acción del verbo (I 16), que es lo que él denomina diá-
tesis, un concepto que se ha traducido con el término
genérico de “voz”, pero que se refiere concretamente
a la disposición en que se halla un cuerpo o concepto
con respecto a la acción expresada por el verbo, ya sea
como agente o como paciente.
Así pues, del sujeto (ya sea agente o paciente) al
verbo se produce un primer paso. Ahora bien, la ac-
ción significada por el verbo puede ser completa en sí
misma (verbos intransitivos) o incompleta, por lo que
precisa completarse con un objeto al que afecte dicha
acción (transitivos), con lo cual estaríamos ante un se-
gundo paso o movimiento de la acción. Por último, es-
tarían los verbos de existencia o copulativos, cuya fun-
ción es poner en relación dos conceptos (III 156 sigs.).
32
Introducción

Pues bien, ya Apolonio Díscolo establece que la


relación del nominativo con el verbo es intransitiva,
mientras que la de éste con sus complementos, si los
necesita, es transitiva:18
(transit.)

NOMINATIVO VERBO (COMPLEMENTO)

intransit.

Lógicamente, en este esquema ideal de construc-


ción, se producen numerosos desajustes entre lo
planteado por la teoría y el uso o la realización, y es
esto, precisamente, lo que debe explicar una sintaxis
racional. Así, ¿qué ocurre en los verbos impersonales
meteorológicos en los que no aparece nominativo?,
¿o en construcciones como curritur ad uocem iucun-
dam? Pues bien, en los primeros, afirma Prisciano
(XVII, 14), que no aparece el sujeto porque es siem-
pre el mismo (Júpiter) y que por lo tanto no hace falta
expresarlo; y en cuanto a los segundos (XVII, 90 o
XVIII, 95) nos dice nuestro autor que una construc-
ción como curritur es correcta, porque se enuncia,
simplemente, la acción, y se ha elidido un nomen
cognatum, un nominativo del mismo significado del
verbo (cursus) que no es necesario expresar, al igual
que cuando un verbo transitivo se construye en voz

––––––––––
18
Cfr. Prisciano, Instit. GLK II, 374.
33
PRISCIANO, Sintaxis

activa de forma absoluta es porque se habría elidido


un objeto del mismo significado que el verbo (ego
amo).
La elipsis se convierte así, como ya decía Apolo-
nio Díscolo, no en una figura retórica, sino en un re-
curso de tipo ordinario que explica construcciones que
rompen ese esquema perfecto de transitividad al que
nos referíamos. Estas construcciones “anómalas” se-
rían la de los verbos impersonales, la pasiva imperso-
nal, la construcción de verbos con casos distintos al
acusativo, el acusativo de relación, las oraciones de re-
lativo…
Y es que el concepto de transitividad no sólo se
aplica a las relaciones entre sujeto - verbo - complemen-
tos. De hecho, para Prisciano la relación entre relativo
y antecedente es intransitiva ya que tienen un mismo
referente y, sin embargo, hay preposiciones transitivas
como coram, que marcan el paso de un referente a otro.
También en construcciones del posesivo con el verbo
sum, en ejemplos como tuus sum filius, meus es pater,
para Prisciano se produce una transición entre personas.
En concreto, para él, esta transición es necesaria en los
posesivos, que son siempre transitivos al indicar la re-
lación entre dos personas, el posesor y lo poseído, a no
ser que de manera figurada alguien diga: meus ego sum
et seruus et dominus.19
De este modo las relaciones que empiezan a confi-
gurarse en su obra como intransitivas son las que se
––––––––––
19
Cfr. Apolonio, Sintaxis II, 105 (p.217). O Prisciano: Possessiua uero
transitiua sunt semper (GLK II, 582), o Possessiua necessario in duabus
diuersis intelleguntur personis et sunt transitiua (ibidem).
34
Introducción

establecen entre sujeto-verbo, relativo-antecedente,


sustantivo-adjetivo o dos nombres en aposición, mien-
tras que se consideran transitivas, por ejemplo, la re-
lación entre un genitivo y un nombre, o el verbo con
sus complementos. Si nos fijamos, las relaciones in-
transitivas serán las que sean consideradas posterior-
mente como relaciones de concordancia, mientras que
las transitivas serán las relaciones marcadas por el ré-
gimen.20
Sigue especificando además nuestro autor y, por
ejemplo, en la transitividad verbal hay también varian-
tes como la reflexividad (que él denomina reciproca-
tio o sui passio a partir del concepto de idiopathé en
griego), y que supondría la vuelta de la acción a uno
mismo;21 y la retransitio, neologismo introducido por
Prisciano, que equivaldría al reflexivo indirecto, y que
corresponde a un movimiento de A hacia B, seguido
de otro de B hacia A como en el ejemplo: rogat te ut
sibi indulgeas. Es decir es una transitio que vuelve a
uno mismo después de que ha pasado por otra per-
sona.22

––––––––––
20
Apunta Vicente Bécares, en la introducción de su traducción de la
Sintaxis de Apolonio, que estas nociones estaban ya presentes en el gra-
mático griego, que las distingue con los verbos symphéro y epiphéro
(1987: 42).
21
Reciprocam uel sui passam, quam Graeci ἰδιοπαθῆ uocant (…) ut
uideo memet (XVII, 108); o bien en XVII, 106: Prima et secunda persona
uel in se reciprocantur, id est refringuntur, uel in alias diuersas transeunt,
cum non absolutis uerbis adiunguntur. In sese quidem reciprocantur, ut
misereor mei… noces tibi… in alias uero diuersas transeunt, ut misereor
illius… noces illi.”
22
Transitio qui in se reciprocatur dice en XVII, 30; o: Per retransitio-
nem aliquam, ut praedictum est, construitur, id est quando ab ipsa in aliam
35
PRISCIANO, Sintaxis

De todas formas, ya hemos dicho que la noción de


transitividad se extiende más allá de la simple relación
entre el verbo y sus complementos. Y eso se debe tam-
bién a que, para Prisciano, está estrechamente unida a
la noción de persona, como hemos apuntado a propósito
de la relación entre el poseedor y lo poseído en los po-
sesivos (que serían, pues, siempre transitivos), con lo
cual, en la sintaxis de Prisciano, encontramos numero-
sos elementos filosóficos y lógicos (como la noción de
persona-referente…), que habían sido ya perceptibles
en la gramática desde sus inicios (y ahí están Platón,
Aristóteles, los estoicos…), y que seguirán presentes
en ella, de una manera o de otra, a lo largo de toda su
historia. Y ahí está también la gramática de los modis-
tas, con distinciones como la de uerbum mentis-uer-
bum oris.
En realidad, todo parte de la distinción entre reali-
dad - mente - lenguaje y la relación entre los referentes
de la naturaleza - los pensamientos - y las palabras,
que es lo que los modistas llamarán modus essendi -
modus intellegendi - modus significandi.
En el fondo subyace una idea básica en las gra-má-
ticas de este tipo, y es la idea de que la realidad y los
conceptos son los mismos en todas las lenguas y que
lo que cambia son las palabras, que son las marcas de
esos conceptos. Esta idea permitió a los modistas lle-
gar a una gramática “general” que se preocupaba más

––––––––––
fit transitio personam et ab illa in eam retransitio, quae similiter obliquum
exigit, ut rogat me seruus ut miserear sui, petit me amicus ut sibi pro-
sim…XVII, 133.
36
Introducción

de los conceptos y de su relación con la realidad y las


palabras que por las propias palabras.
Este tono filosófico seguirá presente a partir del
Renacimiento en gramáticas de título muy significa-
tivo como las de Escalígero (De causis linguae Lati-
nae, 1540), Campanella (Grammatica philosophica,
1638), Caramuel (Grammatica audax, 1654), etc.
De ahí la importancia de humanistas como Linacro
o el Brocense, que saben tomar la base gramatical de la
sintaxis de Prisciano, pero desligándola del tono lógico
y filosófico que la domina en los tratados modistas.

Estructura de la obra.

La obra completa consta de 18 libros, de los cuales


los 16 primeros se dedican a la fonética y morfología
(letra, sílaba y partes orationis), mientras que los dos
últimos son los dedicados a la constructio o sintaxis.
Pues bien, en época medieval, se denominará Pris-
cianus maior a los 16 primeros libros, y minor a los
dedicados a la sintaxis, si bien en un principio estas
denominaciones se atribuían a las Instituciones com-
pletas (maior) y a la Institutio de nomine et pronomine
et verbo (minor). El hecho de que esta última obra casi
pasara después desapercibida hizo que se utilizaran los
dos términos (maior y minor) para las dos partes prin-
cipales de las Instituciones, lo cual nos da idea tam-
bién de la importancia que alcanzó esta obra durante
toda la época medieval.

37
PRISCIANO, Sintaxis

Si nos centramos en la estructura de los 18 libros,


el propio Prisciano explica su desarrollo en el inicio
del libro XVII:
“Así pues, si en los libros mencionados, hemos tratado so-
bre los distintos componentes de las palabras según deter-
minaba la lógica de cada una, a continuación trataremos
sobre el orden en que suelen aparecer esos términos para
que se produzca una oración completa, algo que debemos
estudiar detallada y necesariamente para la comprensión
de cualquier autor, ya que, de la misma manera que las
letras se unen de una forma apropiada para formar sílabas,
y las sílabas para formar palabras, así también las palabras
para formar una oración” (XVII 2).
Lo que nos parece más importante de esta estruc-
tura de la obra de Prisciano es que, si la comparamos
con las Artes gramaticales de su época, la estructura es
similar excepto en la parte final, en la que se sustituye
el apartado usual de uitia uirtutesque por el dedicado
a la sintaxis. Este cambio nos parece esencial, porque
indica que, lo que pretende Prisciano en la parte final
no es hacer un recuento de citas y ejemplos de autores
latinos, sino explicar cómo se han producido las cons-
trucciones, literarias o no, que va mencionando a lo
largo de su obra. Si bien estamos sólo en sus inicios,
lo cierto es que estaríamos asistiendo a un intento de
“liberación” y dignificación de la gramática, que in-
tenta separarse en cierto modo de su sentido auxiliar y
ancilar de la retórica.
En cuanto a la estructura general, ya apuntamos
anteriormente que las Institutiones tienen tres partes
diferenciadas:
38
Introducción

I-VII Introducción, estudio del nombre y de aspec-


tos relacionados con él.
VIII-XVI El verbo, sus accidentes y otras formas
relacionadas con al verbo.
XVII-XVIII Sintaxis.
Pues bien, ya si nos centramos en la estructura de
los libros dedicados a la sintaxis, XVII y XVIII, la es-
tructura es similar a la de Apolonio.
Así, en la Sintaxis de Apolonio, encontramos cua-
tro grandes partes:
– En la primera, una introducción al estudio de la
sintaxis (I 1-35) y el tratamiento del artículo (36-141),
situado en lugar inicial por preceder al nombre, si bien
aquí se trata también sobre los artículos pospositivos
o pronombres relativos (142-157).
– En la segunda, estudio del pronombre (II 1-170),
que no precede o acompaña, sino que aparece en lugar
del nombre.
– en la tercera, más heterogénea, encontramos un
estudio del solecismo, la concordancia y relación entre
partes de la oración (III 1-53), y un amplio apartado de-
dicado a la sintaxis del verbo: modos, diátesis y su cons-
trucción con diversos casos (54-190).
– La última parte trata sobre la preposición y, aun-
que está incompleta, anuncia que trataría igualmente
sobre el adverbio (IV 1-78).
De manera paralela, Prisciano comienza el libro
XVII, como hemos apuntado, con una introducción
acerca de la necesidad de la sintaxis (1), la progresión
entre el análisis de letra, sílaba, palabra y oración (2),
39
PRISCIANO, Sintaxis

semejanza en los accidentes que les afectan (3 sigs.)


después de lo cual, va centrándose en los siguientes
aspectos:23
– Importancia del nombre y del verbo, y reflexión
sobre la importancia y el orden de las partes de la ora-
ción: nombre, verbo, pronombre, participio, preposi-
ción, adverbio y conjunción (12 - 21).
– Interrogativos: sustancia / accidente (22 - 25).24
– Equivalentes latinos de los artículos griegos (26
- 51).
– Pronombres: construcción, posesivos… (52 -
143).25
– Principios de la construcción: yuxtaposición,
concordancia… (144 - 208).26
Y, ya en el libro XVIII:
– Casos (1 - 39).
– Modos (40 – 126).
––––––––––
23
Cfr. Priscien, Grammaire (2010:12 y 58 sigs.).
24
Él mismo afirma al inicio del capítulo 22 que, antes de tratar sobre la
construcción de las distintas partes de la oración, va a reflexionar sobre
diversas cuestiones de los interrogativos.
25
En realidad, Prisciano dedica la mayor parte de este libro XVII a as-
pectos relacionados con los pronombres, sobre todo si consideramos como
tales lo que él denomina nomina generalia, y que abarcan a nuestros rela-
tivos, indefinidos, etc. La importancia dada al concepto de sustancia, su
oposición a la acción, y la relación de la sustancia con el nombre y el pro-
nombre, hacen que le dedique una amplia sección. No en vano, trata nu-
merosas cuestiones como la construcción de nombre y pronombre con el
verbo, distinción entre deixis y anáfora, aspectos diferentes de los pronom-
bres posesivos (persona, transitividad, construcción…), si tienen o no vo-
cativo, etc.
26
Es decir, este libro XVII comprende lo que aparecía en los dos pri-
meros de Apolonio, más una parte del tercero. Es decir la mayor parte de
lo conservado del gramático griego.
40
Introducción

– Construcción de los verbos con diferentes casos,


y una larga serie idiomata o comparación de construc-
ciones en latín y griego (127 – 307).27
Como vemos, si bien no al pie de la letra, Prisciano
va siguiendo el plan trazado por Apolonio Díscolo, con
una parte inicial dedicada a una introducción general a
la sintaxis, y a nociones generales sobre las partes de la
oración, la importancia de nombre y verbo…, seguida
por partes dedicadas al artículo (y sus sustitutos en la-
tín), pronombre, concordancias y fenómenos en torno a
la relación de distintas partes de la oración, modos y
distintas construcciones verbales, y, en el caso de Apo-
lonio, esa parte final dedicada a la preposición y al ad-
verbio, mientras que Prisciano se queda en el amplio
apartado de las construcciones griegas y latinas.

Transmisión e influencia posterior


Prisciano vive entre los siglos V y VI d.C. Era ori-
ginario de Mauritania, cristiano y discípulo de Teoc-
tisto en Constantinopla, donde impartirá él mismo cla-
ses de gramática latina.
Además de las Institutiones, compuso también un
panegírico al emperador Anastasio I (514); una Insti-
tutio de nomine et pronomine et uerbo (que remite a
las Institutiones y que, por lo tanto, es posterior),28 o
––––––––––
27
Este libro XVIII, como vemos, recoge las partes del libro tercero de
Apolonio no incluidas en el XVII, a partir de lo cual, se separan, centrán-
dose ya Prisciano en su larga lista de idiomata.
28
Esta obra incluye también el participio, de manera que trata sobre las
partes variables de la oración, y fue bastante conocida al principio del Me-
dievo.
41
PRISCIANO, Sintaxis

unas Partitiones duodecim uersuum Aeneidos princi-


palium, obra de carácter métrico y retórico.
A la hora de entender el contexto histórico y las
motivaciones de Prisciano, nos parece muy significa-
tiva la relación epistolar que mantuvo nuestro gramá-
tico con Símaco el Joven, uno de los más empeñados
en el mantenimiento de la cultura latina en esos mo-
mentos.29 En efecto, Prisciano compone por petición
de Símaco –y se las dedica– un De figuris numerorum,
un De metris fabularum Terentii y unos Praeexercita-
mina que traducen los Progymnasmata atribuidos a
Hermógenes. Como vemos, son todas obras de influjo
griego y de carácter retórico y exegético, preocupadas
por explicar, y por lo tanto mantener, las bases de la
literatura y la retórica clásica.30
Su obra fue copiada en los años 526-527 por su
discípulo Flavio Teodoro, funcionario del palacio im-
perial, que alude a ella como Ars Prisciani uiri elo-
quentissimi disertissimi grammatici.
En esta denominación, más que los elogios dirigidos
a su maestro, nos llama la atención la mención a su obra
como Ars, frente a la que nosotros utilizamos de Insti-
tutiones. En realidad, esta última denominación, no
aparece sino a partir de la edición de Krehl (1819-20),31
pero es la que se ha extendido, sobre todo a partir de la

––––––––––
29
Cfr. Priscien, Grammaire (2010:10).
30
Como obra no gramatical sólo nos ha llegado una traducción en verso
latino de la Periegesis de Dionisio, que continuaría también con su afán
traductor griego-latín.
31
Cfr. Priscien, Grammaire (2010:9).
42
Introducción

edición que hace Martin Hertz en la recopilación de


Grammatici Latini de Keil.
Ciertamente, creemos que las características de la
obra de Prisciano, auténtica compilación en la que se
recoge la doctrina gramatical en todos sus aspectos
(fonética, morfología, sintaxis), con estudio de las di-
ferentes partes de la oración y sus construcciones, así
como con numerosos ejemplos y citas explicativas,
convierten en apropiado este título de Instituciones, ya
que es un término que se usa para designar una reco-
pilación de los preceptos de un arte o doctrina, ya sea
de oratoria, de métrica, de matemáticas, de leyes…, o
de gramática, como en este caso.32
La obra cobró pronto fama y fue elogiada y utili-
zada, además de por su discípulo Teodoro, por su
contemporáneo Casiodoro,33 y ya posteriormente se
difundió, al igual que su Institutio de nomine, et pro-
nomine et uerbo, llegando alguna copia a las islas
Británicas, donde es utilizada por ejemplo por Beda,
Alcuino, Dungalo, Agobardo, Rabano Mauro –discí-
pulo de Alcuino–, o Servato Lupo, discípulo a su vez
de Rabano.
Posiblemente, la parte de las Institutiones más uti-
lizada en esta época fueran los 16 primeros libros, de-
bido tanto a razones materiales y prácticas (los 18 li-
bros eran una obra demasiado extensa), como debido
también a que siempre se utilizó Prisciano, en un prin-

––––––––––
32
Por ejemplo, sobre la diferenciación entre Introductiones e Institutio-
nes gramaticales, vid. Sánchez Salor (2002: 129).
33
Cfr. Praefatio a la edición de G.L.K., II, p.IX.
43
PRISCIANO, Sintaxis

cipio, para compararlo con Donato, a quien comple-


mentaba y desarrollaba, de manera que lo más difun-
dido era lo que tenía relación en su contenido con el
Ars de Donato. Y esto habría sido así hasta bien en-
trado el siglo XII.34
Por otra parte, manuales medievales en verso
como el Doctrinal de Alejandro de Villadei o el Gre-
cismus de Évrard de Béthune, centrados en la ense-
ñanza de la gramática latina partiendo de sus reglas,
listas y ejemplos en verso, reciben también gran in-
fluencia tanto de Donato como de Prisciano, siendo las
obras más utilizadas en la enseñanza gramatical en la
Edad Media. No resultan extrañas entonces opiniones
como la de Covington para quien, en los siglos X y XI
la gramática latina estaba estancada, incluso conge-
lada dice él (“frozen”), en la teoría de Prisciano.35
Lo cierto es que, poco a poco, la tarea de conoci-
miento y difusión de la obra completa de Prisciano,
que se había iniciado en la corte carolingia, promovida
sobre todo por Alcuino, irá dando sus frutos, y los
maestros empiezan a considerar la obra de Prisciano
como un instrumento muy completo de reflexión so-
bre la gramática latina, ya que incluía numerosas citas,
terminología, relaciones con la literatura y la lengua
griega, etc. Además, conceptos que aparecían tratados
en Prisciano con una perspectiva lógica y filosófica
––––––––––
34
Cfr. Priscien, Grammaire… (2010: 49).
35
M.A. Covington (1986: 23). Es muy significativo que, cuando un hu-
manista como Valla, critique a los gramáticos medievales, que no habrían
hecho sino “balbucear” en sus tratados, critique entre otros a Villadei, por
haber transmitido los preceptos de Prisciano en versos bárbaros llenos de
errores de su propia cosecha.
44
Introducción

como “sustancia”, “accidente”, “persona”… empie-


zan a tener eco en la gramática medieval y escolástica,
siendo muy utilizados en las universidades medievales
europeas desde sus orígenes, sobre todo en la Univer-
sidad de París.
De ahí su influencia en las Glosas de Guillaume de
Conches, o en la Summa de Petrus Helias, que trata de
explicar categorías gramaticales a partir de las catego-
rías aristotélicas, incorporando de este modo plantea-
mientos lógicos a la descripción gramatical.
Ciertamente, esta descripción gramatical se hará
en gran medida en toda la gramática modista medieval
partiendo de las definiciones de Prisciano,36 si bien,
dada la relación que ellos establecen entre realidad,
pensamiento y lenguaje, su método de análisis es ló-
gico y su objetivo no es puramente gramatical ni di-
dáctico. Por ello sus reflexiones se alejan bastante de
las características y finalidades con las que Prisciano
había concebido su obra (no en vano, y a manera de
ejemplo, en los tratados modistas, desaparecerán todas
las citas de autores clásicos que enriquecían las Insti-
tutiones, encontrando en cambio ejemplos inventados
como Socrates albus currit bene).37
Por eso, entendemos a Covington cuando destaca
las diferencias existentes entre Prisciano y Tomás de

––––––––––
36
Por ejemplo, las proprietates significationum de Prisciano se convier-
ten en los modi significandi de los modistas, que recogen también concep-
tos fundamentales de las Institutiones como el de transitividad.
37
En términos muy duros se expresa por ejemplo Chomarat, para quien
los modistas son Prisciano y Donato empobrecidos y formulados en un
lenguaje filosófico y abstracto (1981: 223).
45
PRISCIANO, Sintaxis

Erfurt, uno de los más importantes gramáticos modis-


tas:
“Priscian quotes numerous classical authors; Thomas
quotes one, making extensive use of the logician´ stock
example Socrates albus currit bene. Priscian seeks to
describe all the constructions of the Latin language;
Thomas discusses only a limited range of them, neglect-
ing for instance the subordinate clause. Priscian gives
information about the Latin language; Thomas gives
what he holds to be information about the necessary
structure of all languages as deduced from the structure
of cognition and of reality”.38
De cualquier modo, es fácil encontrar huellas de
Prisciano prácticamente en todos los autores medie-
vales, sean del tipo que sean (gramáticas modistas,
en verso…), advirtiéndose además que se establece
una gradación, de manera que Donato empieza a uti-
lizarse para la enseñanza de la gramática a un nivel
inferior, mientras que Prisciano se usa para niveles
superiores.
De este modo, durante la Edad Media, los códices
de Prisciano estarán presentes prácticamente en todas
las bibliotecas europeas, y nuestro autor será conocido
y elogiado por numerosos estudiosos, que le califican
como “Romanae lumen facundiae”, “communis homi-
num praeceptor”, “Latinae eloquentiae decus”, o
“primae artis restaurator strenuus”.39

––––––––––
38
Covington, M.A. (1979: 471).
39
G.L.K. II, XII y XXX en la introducción, que cita elogios de Eutychio,
Alcuino…
46
Introducción

Y es que, como resume Percival, la enseñanza gra-


matical durante la Edad Media, se podría dividir en
tres niveles. Pues bien, en el nivel elemental, se utili-
zaba como manual el Ars minor de Donato y, en Italia,
la denominada Ianua, un pequeño manual atribuido a
Donato, pero que en realidad era una compilación, con
definiciones elementales, preguntas y respuestas, ba-
sada en las Institutiones de Prisciano. En el nivel in-
termedio, se usaba el Doctrinale de Alejandro de Vi-
lladei (que, como sabemos, tiene también influjo de
Prisciano), y ya para el nivel superior se utilizaban
nuestras Institutiones. De este modo, Prisciano y su
obra estarán presentes, de una manera o de otra, en to-
dos los niveles y tipos de enseñanza durante la Edad
Media.
Por eso no es extraño tampoco que, cuando ya a
principios del Renacimiento, Petrarca recoge en un
poema a gramáticos ilustres de la antigüedad, cita en
primer lugar a Prisciano:40
Grammatica era prima in questo pianto
E con ley Prisciano ed Ugoccione,
Papia, Grecismo e Doctrinale…
Los primeros humanistas, como Perotto, Guarino
de Verona, Lorenzo Valla…, son conscientes de la ne-
cesidad de recuperar, tanto la propia lengua latina,
como las gramáticas centradas en describir y analizar
su funcionamiento. No en vano afirmará Valla que ha-
cía ya 600 años que nadie no sólo no hablaba latín sino
––––––––––
40
En la edición de la poesía de Petrarca de L. Carreirus Patavii, 1837 II
691.
47
PRISCIANO, Sintaxis

que ni siquiera lo entendía, pues los que habían escrito


durante esos años sobre gramática, retórica, lógica, de-
recho civil o canónico, o sobre el significado de las
palabras, no habían ayudado en nada para su explica-
ción. Todo lo contrario. En su opinión, no habían he-
cho más que balbucear.41
Por eso, en la gramática renacentista, se recupera el
latín clásico, el latín de Virgilio, Cicerón y Quintiliano,
con sus ejemplos y citas; pero se recuperan también gra-
máticos como Servio, Donato o nuestro Prisciano.
De hecho sus definiciones42 y su concepción ge-
neral de la gramática calan pronto en los humanistas,
necesitados como decíamos, tanto de describir como
de entender y analizar la lengua latina y su construc-
ción.

––––––––––
41
Cfr. VALLA, Eleg. I praef., II praef. (p.59 y 184 sigs. en la edición y
traducción de S. López Moreda, Cáceres, 1999). Sobre este tema, vid.
igualmente E. Sánchez Salor (2002: 56 sigs.), quien recoge también un
fragmento de una carta de Valla a Juan Serra (epist. 13), en la que afirma
que ha añadido algo a lo aportado por Donato, Servio y Prisciano, pero que
sobre todo ha corregido a los gramáticos posteriores a ellos, es decir, a los
denostados medievales: “¿Que añado algo a lo que dijeron Prisciano y
otros gramáticos? ¿Voy por ello a ser criticado?... ¿Es que esos gramáticos
(Prisciano, Donato, Servio y demás gramáticos antiguos) soporta-rían las
heces de estos más recientes que nos han dejado libros de Gramática, o de
Retórica, o de Léxico, o de Comentario de autores? Me da vergüenza dar
sus nombres: Francisco Buto, Sucinas, Everardo, Martín, quien vomitó un
libro sobre los modos de significación, Alejandro, quien tomando los pre-
ceptos latinos de Prisciano los escribió en versos bárbaros añadiendo mu-
chos errores de su propia cosecha, Alano, Venturino, Pedro de Viñas, Ugu-
ción, Catolicón, Aimón, Azón, Dionisio, Traveto, Bienvenido el monje”.
42
Por ejemplo, su definición de verbo será repetida por Nebrija: Verbum
est pars orationis declinabilis cum modis et temporibus, sine casu, agendi
uel patiendi significatiua. Cfr. Prisciano, G.L.K. II, 369 y Nebrija, Intro-
ducciones Latinae [f.18, col.b]
48
Introducción

No obstante, si bien en general todos reconocen


sus méritos, también recibirá alguna crítica, y así el
propio Valla, en su epístola 13, manifiesta que, en oca-
siones, tanto el propio Prisciano como otros gramáti-
cos de la antigüedad han de ser censurados. Y de he-
cho, en el conocido proemio del libro VI de las Ele-
gancias, que es el libro que más citas gramaticales
contiene en esta obra, afirma el humanista que no es
malo criticar algunos errores en los antiguos, y que no
se debe aceptar sin más la autoridad de un autor, ya
sea literato o gramático, simplemente por el hecho de
ser antiguo. Por eso, para Valla, Prisciano era un sol
que, a veces, tenía sus eclipses.43
Entre esos eclipses, menciona Valla, algunas inter-
pretaciones concretas de Prisciano con las que no está
de acuerdo, como por ejemplo acerca de aegrescit, que
para nuestro gramático significa ‘inicio’, cuando Valla
cree que los incoativos equivalen a verbos compuestos
con fio;44 acerca de la dualidad gerundio / supino,
etc.45 En general, Valla, y los humanistas criticarán a
todos los gramáticos de la antigüedad cuando no basen
sus afirmaciones en los pilares del usus, auctoritas y
la ratio.46

––––––––––
43
Apología ad Eugenium IV, en L. VALLA, Opera omnia, Basilea,
1540 (ed. por E. Garin, Turín, 1962, p.799).
44
Eleg. I 24 (p. 144) que alude a Prisciano Instit. VIII, 72-81 (G.L.K.II,
430).
45
Eleg. I 30 (p. 168) que alude a Prisciano Instit. IX 39 (G.L.K. II, 475).
46
Por ejemplo, dirá Valla a propósito de una observación de Prisciano
sobre el supino: “Observación digna del buen latín si fuese cierta; pero no
lo es ni por criterios de autoridad ni por la razón. En verdad no puso ningún
ejemplo basado en el criterio de autoridad…” (Valla, Eleg. Edic. S. López
49
PRISCIANO, Sintaxis

Ahora bien, sin duda, la influencia más importante


de la sintaxis de Prisciano, y de su concepción racional
de la gramática, en el Renacimiento, se dará en Lina-
cro, que le cita más de cuarenta veces en su De emen-
data, y que a su vez se convierte en fuente del Bro-
cense y de toda la gramática de las causas que empe-
zará a difundirse por la Europa del XVI tras el éxito
de la Minerva.
Como vemos, no es exagerado entonces decir que
“la tradition grammaticale latine, voire toute l’analyse
linguistique occidentale, est tributaire de certains dé-
veloppements du livre 17”.47
Y es que, a partir de la gramática racional del XVI,
el esquema de su obra, sus definiciones y clasificacio-
nes y, sobre todo, sus apuntes racionales han seguido
presentes, si bien ya difuminados por las aportaciones
posteriores, en las gramáticas latinas hasta nuestros
días.

––––––––––
Moreda, p.169). Es curioso porque, a pesar de esta crítica contra una opi-
nión de Prisciano vertida en su tratado De Nomine, et pronomine et uerbo,
más adelante dirá Valla que, sin embargo, Prisciano sí acierta en una obra
suya “de mayor extensión, mucho más elaborada y de más talento”. Sin
duda, esta obra son las Institutiones. Críticas similares contra aquellas afir-
maciones de Prisciano que no se basan en los pilares mencionados, las en-
contramos en Valla (p.171), donde afirma: “En este punto yo disiento de
Prisciano con suma libertad, tanto por criterios de razón, que más tarde
diré, como por criterios de autoridad, y sobre todo la de Marco Fabio, a
quien pongo por delante de todos sin ningún género de dudas”. Cfr. Otros
pasajes similares en Eleg. pp. 188, 192, 202, 216, 220, 234, 266, 274, 304,
346, 482, 720, 726, 730, 732 y 792.
47
Priscien, Grammaire (2010: 45).
50
Introducción

Nuestra traducción
Para la realización de esta traducción, nos hemos
basado tanto en la edición de Martin Hertz de G.L.K.
(1855-59), como en la edición y traducción del libro
XVII del grupo Ars Grammatica (2010), que presenta
alguna ligera variación en la edición del texto, referida
sobre todo a la aceptación o no de algún pasaje du-
doso. Hemos marcado en nota aquellos pasajes en los
que, en nuestra opinión, convenía apuntar la diferencia
entre ambas ediciones.
Por otra parte, hemos mantenido la lengua griega
en las citas de autores helenos, y hemos traducido
aquellos ejemplos, latinos o griegos, que considerá-
bamos pertinentes para la explicación de la teoría de
Prisciano. En estos casos hemos utilizado la cursiva
para el ejemplo citado por el gramático y hemos co-
locado nuestra traducción entre paréntesis y comi-
llas.
Igualmente, hemos insertado a pie de página la re-
ferencia de las citas clásicas, así como la indicación de
los pasajes tomados de Apolonio Díscolo. En cuanto a
la doctrina gramatical, hemos introducido también no-
tas aclaratorias cuando así lo hemos estimado conve-
niente.
Por último, hemos incluido un índice de aquellos
términos gramaticales que, en nuestra opinión, pueden
interesar a quienes acudan a la Sintaxis de Prisciano
centrándose en alguno de los aspectos concretos que
aparecen en su obra.
Por todo ello, esperamos que esta traducción sirva
a investigadores y estudiosos de la obra de Prisciano,
51
PRISCIANO, Sintaxis

y que sobre todo suponga una ayuda para aquellos que


no estén demasiado familiarizados con la lengua la-
tina.

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Introducción

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53
PRISCIANO, Sintaxis

— (2002) De las elegancias a las causas de la lengua, Al-


cañiz-Cádiz.

54
Carta introductoria1

––––––––––
1
Colocamos al principio de nuestra traducción de la sintaxis la carta
introductoria que Prisciano escribe al inicio de sus Institutiones, pues cree-
mos que ayudará a la comprensión de las líneas generales de su obra y, en
concreto, de su sintaxis.
Prisciano gramático de Cesarea a Juliano cón-
sul y patricio

Si bien reconozco que los estudiosos latinos han


difundido tanto los conocimientos retóricos como todo
tipo de estudios procedentes de fuentes griegas, desta-
cables sin duda por su saber, observo también que, al
seguir sus huellas en las diferentes artes liberales, lle-
vados por la admiración, se han imitado no solo los
aciertos que nos transmitieron, sino también algunos
errores. En ellos incurrió, especialmente, el arte gra-
matical más antiguo, mientras que, según confirma el
juicio de todos los eruditos, autores tanto más recien-
tes cuanto más acertados, destacaron por sus cualida-
des y consiguieron renombre por la escrupulosidad de
su método. 1 En efecto ¿qué hay más certero que las
––––––––––
1
Es significativa la dificultad de traducción de este párrafo por las com-
plicaciones sintácticas que encierra (hiperbaton, subordinaciones…). De
hecho, el propio Lorenzo Valla, en sus Elegancias, a pesar de elogiar a
Prisciano en numerosos aspectos, critica en ocasiones su estilo. Y una de
estas ocasiones será, precisamente, por este párrafo: “También Prisciano
apenas se expresó de acuerdo con las reglas gramaticales en el proemio de
su gran obra, y especialmente en la primera expresión, más concretamente
en la primera sílaba, diciendo: Cum omnis eloquentiae doctrinam et omne
studiorum genus sapientiae luce praefulgens a Graecorum fontibus de-
riuatum, Latinos proprio sermone inuenio celebrasse, etc., que eran tantos
los términos que precedían al verbo principal, que ni Demóstenes, que era
capaz de pronunciar con voz sostenida numerosos versos sin necesidad de
tomar aire, o Hércules, que recorría completamente un estadio sin tener
que respirar, y ni siquiera el milanés Novelo Torcuato, que se bebía de un
soplo tres congios de vino, podría pronunciar aquella frase y período sin

57
PRISCIANO

artes de Herodiano? ¿Qué podemos hallar más claro


que las precisas aportaciones de Apolonio?
Ahora bien, a pesar de que, en mi opinión, estos
autores no sólo han corregido casi todos los errores
que nos habían sido transmitidos en los comentarios
de los gramáticos griegos antiguos, sino que los han
enmendado con las leyes precisas de la razón, sus pro-
puestas sin embargo no han encontrado émulo alguno
en latín, hallándose nuestros estudios de letras muy
descuidados por la escasez de escritores. Por todo ello,
con audacia, pero no sin respeto, me he propuesto una
empresa, de gran magnitud en relación con mis fuer-
zas pero en absoluto ajena a mi oficio, y es traducir al
latín los preceptos que me parecen oportunos de los
gramáticos mencionados, además de recopilar cuantas
aportaciones estime también necesarias de los comen-
tarios de nuestros propios autores, en una síntesis que
considero apropiada, si con mi esfuerzo se unen en una
sola obra las aportaciones más escogidas de las auto-
ridades de ambas lenguas. Pienso, por tanto, que no
debo ser objeto de crítica por imitar a quienes ocupan
el primer lugar entre los gramáticos griegos, sobre
todo cuando gramáticos latinos anteriores, como he-
mos indicado, imitando a los griegos también en sus
errores, consiguieron sin embargo los mayores elo-
gios.

––––––––––
necesidad de tomar aire. Finalmente añade el verbo principal: conatus sum
pro uiribus rem arduam quidem, sed officio professionis non indebitam
supra nominatorum uirorum praecepta, quae congrua sunt mihi uisa in
Latinum transferre sermonem. Debería haber dicho cum inueniam o quo-
niam inuenio” (Eleg. p.235).

58
Carta introductoria

He querido empezar por esta consideración –pues


en mi opinión no puede existir una creación humana
perfecta en todas sus partes–, para que, si en mi obra
he omitido algo por ignorancia o afirmado algo erró-
neo, no se moleste ninguno de los que se esfuerzan por
añadir o cambiar algo en un análisis congruente, racio-
nal y con vistas al provecho común del arte de las le-
tras. Además, con más premura de la que hubiera que-
rido me han obligado a escribir estos libros quienes,
acechando furtivamente en los trabajos ajenos y lleván-
dose sus aportaciones mediante robos, intentan alcanzar
la gloria de toda la obra mediante el vergonzoso cambio
del nombre al que corresponde el título.
Por lo demás, puesto que, en la ingente materia de
mi obra, es imposible que se haya expuesto todo con
perfección y brevedad, pido también que se me per-
done la extensión, cuando se considere que mis escri-
tos son un compendio del piélago de los trabajos de
Herodiano y de los extensos volúmenes de su padre
Apolonio. 2
Por ello, puesto que tú me animaste a esta empresa,
te nombro también juez de ella a ti, Juliano cónsul y
patricio, pues la brillantez de tu ingenio ha alcanzado

––––––––––
2
Las alusiones de Prisciano en este pasaje a su propia obra (scripta
compendiosa) como un resumen de los trabajos de Apolonio (spatiosa uo-
lumina) y de Herodiano (scriptorum pelagus) han sido utilizadas como ar-
gumento en el debate sobre si los trabajos de Apolonio y Herodiano for-
maban una única obra, o eran libros diferentes sobre aspectos diversos de
la gramática. Las indicaciones de Prisciano en esta carta introductoria se
han interpretado en el sentido de que serían trabajos independientes y com-
plementarios. Cfr. V. Bécares en la introducción de la Sintaxis de Apolonio
Díscolo (1987: 32).

59
PRISCIANO

los más altos grados de dignidad en todo tipo de estu-


dios, no sólo por lo recibido de las honrosas fuentes de
la antigüedad, sino por lo aportado también de tus pro-
pios méritos, lo que asemeja tu espíritu al de Homero
y Virgilio, que alcanzaron la cimas en las artes de las
musas, convirtiéndote así tú en el que ocupa el tercer
lugar y los aúna a ambos, ya que deslumbras en todo
tipo de estudios tanto griegos como latinos. 3 Así pues,
te dedico esta obra a ti, cumbre de toda elocuencia, en
la confianza de que, cuanta gloria me conceda la divi-
nidad por la tarea emprendida, se vea aumentada aún
más si cuento con tu claridad, a la manera de un sol
que me guíe.
A continuación he especificado uno a uno los con-
tenidos de los diferentes libros de toda la obra, para
que, si se busca alguna información de cualquiera de
ellos, al citarlos por separado, se encuentre con más
facilidad.
El primero trata sobre sobre los sonidos y sus ti-
pos; la letra: qué es, sus clases y tipos, las característi-
cas de cada una y en qué se convierten mediante de-
clinación o composición con distintas partes de la ora-
ción.
El segundo sobre la sílaba: qué es, de cuántas letras
puede constar, en qué orden y con qué sonidos, sobre
los accidentes de las distintas sílabas; sobre la palabra:
––––––––––
3
El que Prisciano destaque como mérito fundamental de Juliano el que
sea conocedor de ambas lenguas, griego y latín, y estudioso de distintos
aspectos de ambas culturas (tertium ex utroque compositum) cobra espe-
cial relevancia en su época, en la que, como ya hemos afirmado en la in-
troducción, el mundo clásico, y especialmente la lengua, la cultura y la
literatura latina, estaban en peligro evidente en esa zona del imperio.

60
Carta introductoria

qué es, en qué se diferencia de la sílaba; sobre la ora-


ción: qué es, cuáles son sus partes, y sobre las propie-
dades de cada una; sobre el nombre: qué es, sus acci-
dentes, los tipos de nombres propios, comunes, adjeti-
vos y derivados; sobre los patronímicos: cuáles son
sus formas, de qué modo se derivan y a partir de qué
nombres; sobre las distintas terminaciones de los po-
sesivos y sus reglas.
El tercero sobre los comparativos, superlativos y
sus distintas terminaciones: a partir de qué positivos y
cómo se forman; sobre los diminutivos: cuáles son sus
tipos, de qué declinaciones nominales y de qué modo
se forman.
El cuarto sobre los denominativos, verbales, parti-
cipiales y adverbiales: cuántas son sus clases, a partir
de qué nombre se forman y cómo.
El quinto sobre el reconocimiento de los géneros
en función de las terminaciones; de los números; de
las figuras y su ligazón; y sobre el caso.
El sexto trata de manera ordenada sobre el caso no-
minativo en las distintas variantes que presentan los
nombres, tanto los que terminan en vocal como en
consonante; y sobre las últimas y penúltimas sílabas
de los genitivos.
El séptimo sobre los demás casos oblicuos, tanto
singulares como plurales.
El octavo sobre el verbo y sus accidentes.
El noveno sobre las reglas generales de todas las
conjugaciones.
El décimo sobre el pretérito perfecto.
El undécimo sobre el participio.

61
PRISCIANO

El décimo segundo y décimo tercero sobre el pro-


nombre.
El décimo cuarto sobre la preposición.
El décimo quinto sobre el adverbio y la interjec-
ción.
El décimo sexto sobre la conjunción.
El décimo séptimo y décimo octavo sobre la cons-
trucción o el orden entre las diferentes partes de la ora-
ción. 4

––––––––––
4
Como vemos, ya en esta carta introductoria, da pistas Prisciano de las
bases sobre las que asentará su obra: imitación de Herodiano y Apolonio,
de los que destaca su precisión y claridad (repitiendo además varias veces
la palabra ratio –razón–); crítica contra la gramática anterior; unión en su
obra de elementos griegos y latinos; carácter extenso y compilatorio.

62
PRISCIANO

Libro XVII
SOBRE LA SINTAXIS

(1) Una vez que en los libros anteriores acerca de


las partes de la oración, hemos seguido en numerosas
ocasiones la autoridad de Apolonio, sin despreciar por
ello, ni otras opiniones necesarias de autores latinos o
griegos, ni las novedades que nosotros mismos pudié-
ramos aportar, trataremos ahora sobre el orden o la
construcción de los términos, lo que los griegos deno-
minan “sintaxis”, siguiendo también para ello funda-
mentalmente las explicaciones de Apolonio, pero sin
rechazar lo que otros autores o nosotros mismos con-
sideremos apropiado. 1
(2) Así pues, si en los libros mencionados hemos
tratado sobre los distintos componentes de las palabras
según determinaba la lógica de cada una, a continua-
ción trataremos sobre el orden en que suelen aparecer
esos términos para que se produzca una oración com-
pleta,2 algo que debemos estudiar detallada y necesa-
riamente para la comprensión de cualquier autor, ya
––––––––––
1
La influencia de Apolonio Díscolo en nuestro autor, como hemos in-
dicado en la introducción, es esencial y, de hecho, se considera que, en la
gramática latina, la sintaxis aparece gracias a Prisciano y a su intento de
trasladar la doctrina del autor griego a la lengua del Lacio. Cfr. M. Baratin
y F. Desbordes (1981: 60); J.C. Chevalier (1968: 28); o L. Holtz (1981:
239).
2
Este concepto de oratio perfecta es fundamental para entender la preo-
cupación de Apolonio Díscolo y de Prisciano por la sintaxis, ya que en sus
obras analizan la “katallelótes” en griego, o la congruitas en latín, es decir,
la relación y el orden de los términos para formar esa oración completa o
perfecta. No interesa tanto en la sintaxis el estudio de cada una de las partes

65
PRISCIANO, Sintaxis

que, de la misma manera que las letras se unen de una


forma apropiada para formar sílabas, y las sílabas para
formar palabras, así también las palabras para formar
una oración.
Esto se ha demostrado ya acerca del funciona-
miento de las letras que, como bien apunta Apolonio, 3
son la unidad primera e indivisible en la lengua. No en
vano, tampoco las letras pueden unirse de cualquier
modo, sino mediante la ordenación más apropiada,
motivo por el que posiblemente, según dicen, se lla-
man litteras –por legiteras–, ya que si están colocadas
en el orden conveniente, facilitan el camino al lector. 4
Algo similar podemos apuntar acerca de las sílabas,
que son una unidad superior a las letras y que, cuando
se forman partiendo de ellas de manera apropiada,
constituyen una palabra.
(3) Así pues, la consecuencia clara y necesaria es
que también las palabras, como integrantes de la es-
tructura de una oración completa, esto es “τοῦ κατὰ
––––––––––
de la oración por separado, sino la relación y el orden que deben tener esas
partes para conformar una oración congruente o perfecta. Del mismo modo,
observamos en este pasaje que la gramática sigue estando unida a la explica-
ción y el comentario de los autores (ad authorum expositionem omnium), si
bien es interesante que Prisciano habla de “todos los autores”, sean reconoci-
dos o no, lo cual nos habla también de su consideración racional de la sintaxis,
que permite hallar la lógica o la causa de todas las construcciones que encon-
tramos en el uso.
3
Sintaxis I, 1.
4
Utiliza aquí Prisciano una etimología que se había extendido ya en-
tonces (cfr. Mario Victorino 2,1), según la cual littera viene de legitera
(legere-iter). No debe extrañarnos el afán etimológico de Prisciano, pues
es algo propio de su época, dado el intento de entender y mantener aquello
que se estaba perdiendo. Cfr. Las Etimologías de Isidoro de Sevilla en
nuestro país. Sobre el concepto de letra en Prisciano, vid. Pérez Rodríguez,
E. (2002: 661-70).

66
Libro XVII

σύνταξιν αὐτοτελοῦς λόγου”, 5 deben recibir una cons-


trucción u ordenación apropiada. En efecto, el signifi-
cado de las palabras es, en cierto modo, una “letra” de
la oración completa, y del mismo modo que las letras
al unirse forman sílabas, así también la ordenación
coherente de los significados de las palabras repite ese
comportamiento a imagen de la sílaba.
Así pues, una oración es un conjunto de palabras
convenientemente ordenadas, del mismo modo que
una sílaba es un conjunto de letras convenientemente
ordenadas. Y si de la unión de las sílabas se forma una
palabra, así también de la unión de palabras se forma
una oración perfecta.
También si partimos de la semejanza en los fenó-
menos que les afectan, podemos obtener una conclu-
sión similar: 6
Aparece repetida una letra en ejemplos como relli-
quias, reddo, pero también una sílaba en leleges, tu-
tudi, peperi. E igualmente una palabra en: Me, me ad-
sum qui feci; 7 o Fuit, fuit ista quondam in hac re pu-
blica uirtus, como dice Cicerón en el libro I de sus In-
vectivas. 8

––––––––––
5
Este pasaje está tomado literalmente de Apolonio, Sintaxis I, 2, p.73-
74 en la traducción de V. Bécares, a cuya paginación remitiremos cuando
nos refiramos a Apolonio. En este capítulo, el gramático griego exponía ya
la idea, retomada ahora por Prisciano, de que las letras constituyen las sí-
labas, éstas las palabras y éstas, a su vez, la oración.
6
Este capítulo será también prácticamente traducción del capítulo I 3 de
Apolonio (p.74). A partir de aquí, lo que se va a detallar son fenómenos que
afectan a letras, sílabas, palabras e incluso oraciones: reduplicaciones, añadi-
dos, pérdidas de elementos, alteraciones, cambios de orden…
7
Verg., Aeneid. IX 427.
8
Cic., Catil. I 1,3.

67
PRISCIANO, Sintaxis

En ocasiones, sucede esto mismo con oraciones


enteras, es decir, que una vez expresadas se repitan, ya
sea por necesidad o para demorar el ritmo. Es lo que
ocurre si dijéramos: “Gran poeta fue Virgilio, gran
poeta fue Virgilio”. O, en el libro II de Juvenal: Tune
duos una saeuissima uipera cena? Tune duos? 9
(4) 10 A veces sobra una letra que no está repetida,
como cuando leemos prodest por proest, sicubi por
siubi; o bien sobra una sílaba, como en huiuscemodi
por huiusmodi, induperator por imperator. E incluso
una palabra, ya forme un término compuesto, o esté
simplemente yuxtapuesta. Por ejemplo, en composi-
ción, podemos citar a Terencio en Formión cuando
dice Exaduersum ei loco 11 en lugar de aduersum; o en
Andria: Abhinc triennium, 12 en lugar de hinc. Y en Eu-
nuco: Emori satius est, 13 por mori. Como ejemplos de
términos superfluos en aposición, Virgilio: Sic ore lo-
cuta est, 14 donde sobra ore. Y este mismo autor en el
libro XI, Lacrimis ita fatur obortis. 15 O a continua-
ción, Tene, inquit, miserande puer, cum laeta ueniret,
Inuidit fortuna mihi? Pues habiendo incluido ya fatur,
sobra inquit. Este fenómeno no es extraño porque, con
frecuencia, se utilizan conjunciones expletivas que re-
sultan innecesarias para la comprensión de la frase. E
––––––––––
9
Juv., Sat II 6, 641-2.
10
Continúa Prisciano tomando la doctrina de Apolonio Díscolo (en con-
creto este capítulo corresponde a la primera parte del I 4 de su Sintaxis,
p.74), cambiando tan solo los ejemplos.
11
Ter., Phorm. 88.
12
Ter., Andr. 69.
13
Ter., Eun. 772.
14
Verg., Aeneid. I 614.
15
Verg., Aeneid. XI 41 sigs.

68
Libro XVII

incluso podemos encontrar a veces oraciones redun-


dantes, tal como sucede en: ibant qua poterant, et qua
non poterant, non ibant. 16
(5) Por el contrario, a veces se producen desviacio-
nes porque falta una letra, una sílaba, una palabra o
una oración.17 Así, falta una letra en siit por siuit, au-
dacter por audaciter. Una sílaba como en commorit
por commouerit: Horacio en Sátiras II, At ille, / qui me
commorit –melius non tangere, clamo–, / flebit; 18
deum por deorum; accestis por accessistis. Horacio en
el libro IV de Odas: Quae me surpuerat mihi 19 en lu-
gar de surripuerat. O una palabra, como en Urbs an-
tiqua fuit, Tyrii tenuere coloni, 20 donde falta quam. De
forma similar, Haec secum: mene incepto desistere
uictam?, 21 en la que se ha elidido dicebat.
Este mismo fenómeno suele producirse también en
términos compuestos como en Incubuere mari, totum-
que a sedibus imis / Una Eurusque Notusque ruunt 22
en lugar de eruunt, donde se sobreentiende una prepo-
sición para que la frase esté completa. En este apartado
hemos de mencionar también las ocasiones en las que
se ha omitido un verbo, como sucede en Virgilio, en

––––––––––
16
Como se indica en la nota correspondiente de Priscien, Grammaire…
(2010: 14), este ejemplo había aparecido ya en otros gramáticos: Donato
659, 2 H; Charisio 357,8 B; Diomedes G.L.K. I, 449,24; o Pompeyo G.L.K.
V, 294,8.
17
Este capítulo responde también al capítulo I 5 de Apolonio Díscolo
(p.75 sigs.).
18
Hor., Serm. II 1, 44-46.
19
Hor., Carm. IV 13,20.
20
Verg., Aeneid. I 12.
21
Verg., Aeneid. I 37.
22
Verg., Aeneid. I 84-85.

69
PRISCIANO, Sintaxis

el libro III de Eneida, O mihi sola mei super Astyana-


ctis imago, 23 donde se echa en falta un verbo para que
la frase esté completa.
Ahora bien, no podemos denominar “apócope” a
la elisión que afecta a toda una palabra, sino a la que
se produce en una letra o en una sílaba, que carecen
por sí mismas de sentido. 24
(6) También puede omitirse una oración, como su-
cede en Eunuco de Terencio, Egone illam, quae illum,
quae me quae non?, 25 pues falta una oración completa
en cada parte: egone illam digner aduentu meo, quae
illum praeposuit mihi, quae me non suscepit heri?” [O
como cuando una oración que aparece una vez se so-
breentiende otra vez, o incluso más. Por ejemplo en
magna uiris gloria est prudentia et fortitudo et pudi-
citia et iustitia, donde se han sobreentendido varios
magna uiris gloria est, que aparece expresado sólo en
una ocasión]26.
Si para el estudio de las letras nos hemos basado
en el examen de textos y en el oído, para analizar si es
correcta o no la ordenación de los términos, partire-
mos también de su engarce en la frase. En efecto, si
aparece alguna incongruencia, se habrá producido un
––––––––––
23
Verg., Aeneid. III 489.
24
Esta alusión a negar que la apócope sea la elisión de una palabra com-
pleta la explica ya Apolonio en griego partiendo de la etimología “apókopé”
(“corte”). Ha omitido Prisciano en esta adaptación de la sintaxis de Apolonio
el capítulo 6 del griego, ya que trata sobre el artículo.
25
Ter., Eun. 65.
26
En la edición de Hertz en G.L.K. se coloca entre corchetes este pá-
rrafo porque no aparece en varios manuscritos de la obra, sin embargo en
la edición de Ars Grammatica se mantiene por parecerles coherente y ser
simétrica con una indicación anterior.

70
Libro XVII

solecismo, por haberse unido los elementos de la ora-


ción de manera poco coherente, del mismo modo que,
cuando se produce esa incongruencia en las letras, en
las sílabas o en los accidentes de una palabra, nos ha-
llamos ante un barbarismo. De este modo, si una grafía
correcta se debe a la relación apropiada de las letras,
la existencia de un orden congruente se debe a la for-
mación correcta de la oración. 27
(7) Hemos hablado de letras antepuestas refiriéndo-
nos tanto a consonantes como a vocales. Pero también
en las sílabas se da este fenómeno de anteponer algunas
letras, como en los diptongos, cuando se anteponen a, e
y o, se forman ae, au, eu, oe. En cambio i y u se pospo-
nen. Igualmente, encontramos aspiraciones añadidas a
las vocales en el inicio de las sílabas, como en habeo,
Hermus, hircus, homo, hora, humus, humanus. O la u
utilizada como consonante, o q y k, que siempre se co-
locan al inicio de las sílabas.28
Hay sílabas enteras antepuestas, como prae, que
aparece siempre al inicio de los términos: praemium,
praeco, praetor, praedium, praelum. En cambio van
pospuestas las que comienzan con gm, cm o chm,
como en agmen, Pyracmon, Menaechmus. Son finales
las que terminan en ls, rs, ms o ns: puls, cohors, hiems,
sapiens. Y lo mismo sucede con las palabras, motivo

––––––––––
27
Este pasaje (tomado de Apolonio I 8, p.77), en el que se distingue
entre barbarismo y solecismo como los uitia que afectan o bien a una pa-
labra en el caso del barbarismo, o bien a la conexión de varios términos en
la frase en el del solecismo, expone la teoría general recogida en toda la
gramática clásica acerca de estos “defectos”.
28
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 9 (p.77).

71
PRISCIANO, Sintaxis

por el que se habla de “preposiciones”, o bien de pro-


nombres “prepositivos” y “pospositivos” o “relati-
vos”; 29 o de verbos “subjuntivos”, que reciben esta de-
nominación por el orden que ocupan más que por su
significado, que es sin embargo lo que está en la base
de la denominación de imperativos y optativos. 30
(8) También en la oración podemos hablar de este
hecho, pues si las premisas preceden a las consecuen-
cias, la oración es correcta, colocando la conjunción al
inicio, como cuando decimos si ambulat Dionysius,
mouetur Dionysius (“si Dionisio pasea, Dionisio se
está moviendo”)31. Pero si se altera el orden, la con-
clusión no es cierta, pues no porque Dionisio se esté
moviendo, necesariamente pasea, ya que puede mo-
verse y no pasear. 32

––––––––––
29
Los pronombres prepositivos serían los deícticos, de los que trata
Prisciano en el libro XII, pues introducen una deixis o referencia previa,
mientras que los pospositivos o anafóricos, son los relativos, literalmente
“los que traen de nuevo”. Como iremos viendo a lo largo de su sintaxis,
Prisciano considerará a los pronombres relativos nomina generalia, distin-
guiendo así tres tipos de nombres: estos generalia (relativos, indefini-
dos…), apelativos (comunes) y propios.
30
En esta consideración del subjuntivo como el “que aparece a conti-
nuación”, vemos también la importancia que se le daba en la gramática
antigua, y en concreto también en la de Prisciano, al orden lógico de pala-
bras, según el cual el indicativo aparecería en la frase antes que el subjun-
tivo.
31
Traduciremos, y colocaremos entre paréntesis, aquellos ejemplos
cuya traducción pensamos que ayuda a la comprensión del pensamiento de
Prisciano.
32
En este caso Prisciano toma de Apolonio incluso el ejemplo (Sintaxis
I 9, pp.77-78). Por otra parte, seguimos viendo la importancia dada al or-
den lógico en la frase

72
Libro XVII

En ocasiones un elemento se divide en dos, a la


manera de las sílabas,33 es decir en la medida de las
cantidades: fĭěri por fīri, donde la vocal larga se ha di-
vidido en dos breves. De forma similar admittier por
admitti, farier por fari. Pero también hay veces que
dos elementos se agrupan en uno solo, como tibīcen
por tibiicen –hecho que explica que, de todos los com-
puestos similares, sólo éste tiene la penúltima vocal
larga–, o binae por biunae.
Por otra parte, una sílaba puede dividirse en dos:
aulae: aulaï; así Virgilio en el libro III de Eneida, Au-
laï medio libabant pocula Bacchi. 34 O silüa en lugar
de silua, como en Epodos de Horacio, Niuesque de-
ducunt Iouem, nunc mare nunc silüae, 35 ya que es un
dímetro yámbico unido a una pentemímera épica.
(9) Y dos sílabas pueden unirse también en una,
como en Virgilio, Eneida VI: Fixerit aeripedem ce-
ruam licet aut Erymanthi / Placarit nemora, 36 donde
encontramos aeripedem en lugar de aëripedem, es de-
cir lo utilizó como tetrasílabo en vez de como pentasí-
labo. Pero también se divide una palabra. Por ejemplo
al decir respublica felix est o res felix est publica; ma-
gistermilitum fortis, militum fortis magister; Virgilio
en el libro III de Geórgicas: Septem subiecta trioni, 37
en lugar de septemtrioni subiecta.
––––––––––
33
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 10 (p.78).
34
Verg., Aeneid. III 354.
35
Hor., Epod. XIII 2.
36
Verg., Aeneid. VI 802-3.
37
Verg., Georg. III 381. En los ejemplos anteriores con respublica y
magistermilitum, hemos aceptado la versión del grupo Ars Grammatica
(Grammaire…, p.77), en la que aparecen estos términos unidos, frente a la

73
PRISCIANO, Sintaxis

También pueden unirse términos ya separados,


como malefida, argiletum, huiusmodi, malesana. De
manera similar, en el caso de las oraciones, cuando las
conjunciones unen dos o más oraciones, si se omiten
las conjunciones, se elimina esa diferenciación de las
oraciones. Así, en el libro II de Virgilio: Conticuere
omnes intentique ora tenebant, 38 o: Acamasque
Thoasque / Pelidesque Neoptolemus primusque Ma-
chaon. 39 Frente a Alii naualibus ite, / Ferte citi ferrum,
date tela, impellite remos! que encontramos en el libro
IV. 40
Se producen transposiciones de letras, como
cuando encontramos Teucer en lugar de Teucre; y lo
mismo ocurre con las sílabas (displicina por disciplina),
y con las palabras: plebis tribunus en lugar de tribunus
plebis, publica res por res publica. Y también con las
oraciones: nutriuit filios ac peperit en lugar de peperit
ac nutriuit. 41

––––––––––
edición de Keil, que los mantiene separados. Creemos que así, unidos en
la primera parte de los ejemplos, se entiende mejor la doctrina de Prisciano.
38
Verg., Aeneid. II 1.
39
Verg., Aeneid. II 262-3.
40
Verg., Aeneid. IV 593-4.
41
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis I 11 (p.79). Nos parece muy signifi-
cativo que el esquema que están siguiendo Apolonio Díscolo o Prisciano
en el análisis de estos fenómenos que se producen en la ordenación de la
frase es el de analizarlos partiendo de criterios como el añadido, la supre-
sión, el cambio de orden o de algún elemento, es decir, additio, detractio,
transmutatio… procedimientos de los que hablaba ya Quintiliano desde el
punto de vista retórico para hablar de las desviaciones y figuras retóricas y
procedimientos que, con el paso del tiempo, serán los utilizados para ex-
plicar las figuras de construcción en la gramática racional del XVI (figuras
gramaticales, que no retóricas), con Linacro o el Brocense, autores influi-

74
Libro XVII

Virgilio en el libro II de Eneida: Moriamur et in


media arma ruamus, 42 por In media arma ruamus et
moriamur.
(10) Por otra parte, del mismo modo que, entre las
letras, unas son vocales –las que pueden constituir un
sonido por sí mismas–, y otras consonantes –las que
no pueden hacerlo sin vocales– así también, en las pa-
labras, advertimos que algunas, a semejanza de las vo-
cales, pueden aparecer ellas solas. Por ejemplo, entre
los verbos sobre todo los imperativos y, entre los nom-
bres y pronombres, esto se da con frecuencia en los vo-
cativos y los adverbios que responden a acciones u ora-
ciones anteriores. Así cuando les decimos bene, recte o
diserte (“¡bien!”, “¡correcto!” o “¡claro!”) a aquellos
que hacen o dicen algo acertado. 43
En cambio, hay otras palabras que, a semejanza de
las consonantes, no pueden formar una oración com-
pleta sin ayuda de otras partes de la oración, y que se-
rían por tanto como las vocales. Nos referimos a las
preposiciones o a las conjunciones, 44 pues éstas siem-
pre “cosignifican”, es decir solamente tienen signifi-
cado cuando van unidas a otros términos, pero no lo
tienen por sí mismas. Por ello, su significado varía en
función del término con el que aparecen. Así in tiene
––––––––––
dos sin duda por Apolonio Díscolo y Prisciano en aspectos como la preo-
cupación por la sintaxis, el análisis racional de construcciones, la relación
del significado del verbo y la construcción de la frase…
42
Verg., Aeneid. II 353.
43
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis I 11 (p.79).
44
Nuevamente, la diferencia entre la lengua latina y la griega, al no
disponer el latín de artículo como el griego, hace que aquí Prisciano se
separe un tanto de Apolonio Díscolo, quien habla en este apartado de pre-
posiciones, conjunciones y artículos.

75
PRISCIANO, Sintaxis

un significado cuando se construye con acusativo y


otro cuando se construye con ablativo. No es lo mismo
in urbem que in urbe, ya que uno indica el acerca-
miento a un lugar y el otro la estancia en un lugar.
(11) También las conjunciones copulativas o dis-
yuntivas se distinguen en función de las otras partes
de la oración que aparecen unidas por ellas, ya que uel
o aut no son sólo disyuntivas sino también copulati-
vas. Así Terencio en Eunuco: Vel rex semper maximas
/ mihi [gratias] agebat quicquid feceram; aliis non /
item 45 en lugar de et rex. También, en el libro IV de
Eneida de Virgilio: Aut ante ora deum pinguis spa-
tiatur ad aras, 46 donde encontramos aut con el valor
de et. Por su parte -que no sólo aparece como copula-
tiva, sino también como disyuntiva. Así Virgilio en el
libro II de Eneida: Aut pelago Danaum insidias suspec-
taque dona / precipitare iubent subiectisque urere flam-
mis, 47 donde -que equivale a -ue.
También a veces unas partes de la oración apare-
cen en lugar de otras, 48 en un fenómeno que sólo po-
demos percibir por el resto de términos que se les
unen. Es el caso de per, que si se une a un verbo, equi-
vale a ualde “mucho”, es decir a un adverbio. Pero si
se une a un nombre, el sentido intensivo no hace que

––––––––––
45
Ter., Eun. 397-8.
46
Verg., Aeneid. IV 62.
47
Verg., Aeneid. II 36-7.
48
Introduce ahora Prisciano, siguiendo también a Apolonio (I 12, p.79
sigs.), el cuarto procedimiento por el que se producen desviaciones en la
sintaxis de la frase latina: el de la immutatio, que dará lugar en la gramática
racional a la figura de la enálage con sus variantes.

76
Libro XVII

varíe como forma. Así, en Eunuco de Terencio: Per-


pulchra, credo, dona aut nostris similia. 49
También atque y ac, si aparecen después de adver-
bios como aliter, secus o similares, actúan como un
adverbio. Es lo que ocurre en el libro III de Eneida de
Virgilio: Haud secus ac iussi faciunt, 50 en lugar de
quam iussi. O bien horrendum clamat en lugar de ho-
rrende, donde aparece un nombre por un adverbio; o
sublime uolat 51 por sublimiter.
(12) 52 Al igual que suele plantearse la motivación
del orden de las letras, es decir, por qué aparece pri-
mero a, luego b y así sucesivamente, también se de-
bate el orden de los casos, de los géneros, de los tiem-
pos y de las propias partes de la oración. Vamos pues
a tratar sobre estas cuestiones y, en primer lugar, sobre
el orden de las partes de la oración, a pesar de que al-
gunos, para no demostrar su ignorancia, dicen que no
conviene plantear este tipo de cuestiones, pues piensan
que ese orden es fortuito. Ahora bien, acerca de esa
opinión suya, ellos en general no aceptan la existencia
de ese orden, pero tampoco las alteraciones contra el
orden, lo cual para nosotros es completamente ab-
surdo. La verdad es que, si admiten que existe orden
en algunos casos, es necesario que lo haya en todos.

––––––––––
49
Ter., Eun. 468.
50
Verg., Aeneid. III 236.
51
Verg., Aeneid. X 664.
52
Sigue Prisciano nuevamente a Apolonio en este capítulo (Sintaxis I
13, p.80 sigs.).

77
PRISCIANO, Sintaxis

Pues bien,53 si una oración completa necesita una


ordenación correcta, así también pensamos que los au-
tores de artes gramaticales más reconocidos nos han
legado una ordenación de las partes de la oración co-
rrecta, pues colocaron en primer lugar el nombre, y en
segundo el verbo, sin que haya oración si falta alguno
de estos constituyentes. 54 Esto es demostrable en una
frase que contenga casi todas las partes de la oración,
pues si quitas el nombre o el verbo, la oración no está
completa. En cambio, aunque quites todo lo demás, la
oración no tiene por qué resentirse. Por ejemplo, si di-
ces: idem homo lapsus heu hodie concidit (“el mismo
hombre resbalando ¡ah! hoy cayó”), 55 en esta oración
aparecen todas las partes excepto la conjunción, ya
que si ésta apareciera, tendría que haber otra oración.
(13) Pues bien, si quitas el nombre o el verbo, la
oración no estará completa, ya que faltará ese nombre o
ese verbo, que es lo que ocurre en idem lapsus heu ho-
die concidit (“el mismo resbalando ¡ah! hoy cayó”) o
en idem homo lapsus heu hodie (“el mismo hombre

––––––––––
53
Cfr. Apolonio, Sintaxis, I 14 (p.81).
54
La insistencia de que nombre y verbo son los dos constituyentes ne-
cesarios para que haya oración y, además en este orden, primero el nombre
y después el verbo, será uno de las premisas básicas de toda la gramática
racional, apoyándose para ello tanto en criterios lógicos (el nombre es la
materia y el verbo es la forma) como lingüísticos (significado del verbo,
figuras de construcción y niveles…). Además, las gramáticas racionales
tratan primero el nombre y las categorías nominales (relacionadas más con
la morfología), y después el verbo y las categorías verbales (que afectan
más a la sintaxis de la oración). Cfr. E. Sánchez Salor (2002: 365).
55
En este caso, incluso traduce Prisciano el ejemplo griego utilizado por
Apolonio Díscolo, si bien suprime el artículo griego, e introduce la inter-
jección heu.

78
Libro XVII

resbalando ¡ah! hoy”). En cambio, si suprimes el ad-


verbio, la oración no se resentirá, como vemos en idem
homo lapsus heu concidit (“el mismo hombre resba-
lando ¡ah! cayó”). Y tampoco si lo que se suprime es
el participio, como en idem homo heu hodie concidit
(“el mismo hombre ¡ah! hoy cayó”), ni la preposición
y la interjección: idem homo cecidit (“el mismo hom-
bre cayó”), ni tampoco si suprimimos el pronombre,
homo cecidit (“el hombre cayó”).
No digo que una oración completa no pueda cons-
tar de verbo y de pronombre, 56 como cuando decimos
ego ambulo, tu ambulas (“yo camino, tú caminas”).
Ya que, en este caso, la perfección de la oración se
consigue porque el pronombre realiza la función del
nombre y, en la ordenación de la frase, ocupa su lugar.
Sobre cuándo un pronombre aparece en lugar de
un nombre, trataremos en los apartados siguientes, así
como sobre qué verbos se construyen sólo con nomi-
nativo y cuáles requieren casos oblicuos.
(14) 57 El nombre debe colocarse necesariamente
antes que el verbo, ya que realizar una acción o pade-
cerla es algo propio de la sustancia, y ésta le corres-
ponde al nombre, a partir del cual surge la caracterís-
tica definitoria del verbo, que es la acción o la pa-
sión. 58
––––––––––
56
Apolonio Díscolo, Sintaxis I 15 (p.82).
57
Apolonio Díscolo, Sintaxis I 16 (p.82).
58
Aparece aquí un concepto de cariz lógico o filosófico importante
tanto en la obra de Apolonio como en la de Prisciano, el concepto de subs-
tantia o sustancia, identificado con el sustantivo, frente al verbo, que se
caracteriza por la acción. Prisciano utiliza substantia también normal-
mente como cualidad del nombre, y como traducción del griego “sóma”

79
PRISCIANO, Sintaxis

Así pues, el nominativo debe presuponerse siem-


pre acompañando al verbo, 59 que no podría significar
nada sin sustancia. Y ese nominativo debe conside-
rarse de manera definida en la primera y en la segunda
persona, pero en la tercera, como ésta puede responder
a innumerables referentes, es indefinido, a no ser que
se trate de una acción exclusiva, como en los verbos
fulminat (“relampaguea”) o tonat (“truena”), ya que
estos verbos, aunque no aparezca un nombre, parecen
completos por referirse necesariamente a Júpiter. 60
Como consecuencia de todo esto, a partir de la de-
nominación del verbo, también las demás palabras reci-
ben este nombre verbo, 61 o bien, por el contrario, esta

––––––––––
empleado por Apolonio. Un poco más adelante (15-16), para diferenciar
entre nombre y pronombre, distinguirá Prisciano (una diferención que no
estaba aún bien establecida en Apolonio) entre sustancia y cualidad, afir-
mando que los nombres indican una sustancia general o propia, mientras
que, cuando los pronombres sustituyen a un nombre, indican una sustancia
o cualidad concretas. Cfr. Priscien, Grammaire (2010: 97).
59
Apolonio Díscolo, Sintaxis I 17 (p.82)
60
Pensamos que este apartado es de suma importancia en la doctrina
lingüística de Apolonio Díscolo, de Prisciano y, a partir de aquí, de toda la
gramática racional hasta nuestros días. Se basa en la consideración de que
en toda frase hay nombre y verbo, de manera que no existen los verbos
impersonales, y son las figuras como la elipsis, las que explican las apa-
rentes anomalías. Serían figuras gramaticales, no poéticas, y explican, aún
a nivel de uso, construcciones aparentemente anómalas. Por tanto, cuando
no aparece el nombre, como en los verbos de naturaleza o meteorológicos
citados por estos dos gramáticos, habría que sobrentender ese nombre. Es
muy significativo, además, que la última opinión, acerca de señalar a Júpi-
ter como el sujeto elidido en esas oraciones, no apareciera en Apolonio
Díscolo y sí en Prisciano, quien si bien está traduciendo literalmente estos
capítulos del griego, sí introduce alguna innovación o añadido, como éste.
61
No olvidemos que, en latín, verbum significa “palabra”. En este apar-
tado Prisciano traduce el I 18 de Apolonio Díscolo (p.82-3), aunque éste
no habla de uerba, sino de ónoma. Además, suprime también Prisciano en

80
Libro XVII

parte, por su papel privilegiado, ha recibido como pro-


pia la denominación general de todas las demás.
(15) Es razonable que se plantee también por qué,
después del nombre, no tratamos la parte que le susti-
tuye en la oración, es decir, el pronombre, que desem-
peña en la frase el lugar del nombre respecto al
verbo. 62 La respuesta más evidente es que los pronom-
bres han aparecido en función de los verbos. Y es que
los nombres son indicativos de tercera persona, es de-
cir, aluden a la tercera persona. Pero, como los nom-
bres significan sustancia o cualidad, bien sea general
o particular, puede considerarse que en ellos aparecen
todas las personas. En efecto, toda persona, ya sea ge-
neral o particular, es susceptible de expresar sustancia
o cualidad. Y, por ejemplo, homo (“hombre”) puede
referirse al emisor, al receptor o a la persona de quien
se habla, al igual que también Cicerón puede referirse
al emisor, al receptor, o ser el referente de quien se
habla. Por ello, como esta confusión motivaba que no
quedara clara la persona, se le atribuyó al nombre la
persona más apropiada, es decir, la tercera.
(16) A partir de aquí, entendemos que también las
terceras personas de los verbos son indeterminadas,
mientras que la primera y la segunda están necesaria-
mente presentes y son siempre deícticas, aunque pue-

––––––––––
este capítulo un pasaje de Apolonio Díscolo acerca de la invención y del
nombre de las letras.
62
Apolonio Díscolo, Sintaxis I 19 (p.83), si bien en los ejemplos que
pondrá a continuación acerca de la persona de los nombres, no traduce li-
teralmente al gramático griego.

81
PRISCIANO, Sintaxis

dan unirse figuradamente a un nombre, como en Ver-


gilius ego (“Yo Virgilio”), o igualmente ille ego (“yo
aquél”).
Ahora bien, podemos afirmar que, cuando se hace
la imposición de éstos, es decir de los nombres, no in-
dican a esa persona, es decir la que habla, que es lo
propio de la primera persona. En efecto, no son los ni-
ños los que se ponen nombres a sí mismos, ni tampoco
al dirigirnos a ellos les ponemos sus nombres, lo que
es propio de la segunda persona. [Así pues, los nom-
bres son de tercera persona].
Pero como los verbos, por su parte, tenían las tres
personas, los pronombres se crearon con personas de-
terminadas, para que pudieran suplir al nombre y com-
pletar al verbo, es decir, atribuirle una sustancia y una
persona concreta, como en ego scribo, tu scribis (“yo
escribo, tú escribes”). Y es que, cuando un pronombre
sustituye a un nombre, indica sustancia e indica tam-
bién la persona apropiada para el verbo que aparece
junto a él en la frase. Por ello, nada impide decir en
tercera persona Aristarco lee, porque se unen dos ter-
ceras personas. Ahora bien, no podemos decir que las
terceras personas de los pronombres son superfluas,
porque podamos usar los nombres en tercera persona.
Ya trataremos en el apartado correspondiente por qué
aparecen pronombres también en tercera persona.
(17) Así pues, si la afirmación anterior es correcta,
es lógico que el verbo aparezca citado antes que el pro-

82
Libro XVII

nombre, porque el pronombre se creó también en fun-


ción del verbo. 63 Y lo que es más decisivo, los verbos,
que son indicadores por sí mismos de las personas que
se entienden en nominativo, se construyen de forma
absoluta, ya que si alguien dice ambulo (“paseo”) o
scribo (“escribo”), no necesita otra especificación de
persona. Los pronombres en nominativo de primera y
de segunda persona surgen para distinguirlas de otra
persona. Por ejemplo, si digo ego scribo, tu legis (“yo
escribo, tú lees”), o ego et tu scribimus, ille legit (“yo
y tú escribimos, él lee”), tu et ille scribitis, ego lego
(“tú y él escribís, yo leo”); o si dijera ego et tu intelle-
gimus (“yo y tú comprendemos”), sin añadir nada
más, se excluyen todas las demás personas.
Si no pretendemos establecer una diferenciación
respecto a otra persona, no es necesario que aparezca
ningún pronombre en nominativo junto al verbo. Los
casos oblicuos de los pronombres en latín son todos
simples, mientras que en griego se usa “ἐμαυτοῦ”
como término absoluto, frente al analítico “ἐμοῦ
αὐτοῦ”, y lo mismo podemos decir de los demás casos
oblicuos. 64
(18) Por otra parte, se consideran como absolutos
aquellos casos de los pronombres que podemos utili-

––––––––––
63
A partir de aquí, comienza el capítulo I 20 de la Sintaxis de Apolonio
Díscolo (p.84).
64
Este último apartado, diferenciando las formas de los pronombres en
griego y en latín, sí es original de Prisciano, que hasta ahora, en la sintaxis,
ha intentado seguir a Apolonio Díscolo en todo, introduciendo modifica-
ciones especialmente cuando así lo exige el funcionamiento de la lengua
latina.

83
PRISCIANO, Sintaxis

zar tanto sin distinción de personas como con distin-


ción. Por ejemplo, sin distinción, podemos decir da
mihi panem (“dame pan”) sin que se establezca nin-
guna diferenciación respecto a otra persona. Pero si yo
dijera da mihi panem, illi autem uinum (“dame a mí
pan, a él vino”), ahí sí he establecido ya una distinción.
En este aspecto, el nominativo es el que tiene un
valor más claro añadido al verbo en casos como ego
facio hoc, tu facis illud (“yo hago esto, tú haces aque-
llo”). Y es que ya facio, por sí mismo, indica la pri-
mera persona y lleva sobreentendida esa indicación
del nominativo. Ahora bien, si añadimos el pronom-
bre, ya requerimos que aparezca una diferenciación
respecto a otra persona, como en ego lego, tu scribis
(“yo leo, tú escribes”). Así Terencio en Andria, Vos
istaec intro auferte, abite. Sosia,/ Adesdum. 65 Y este
mismo autor en Los hermanos, Ego ibo intro, ut quae
opus sunt parentur; tu fac ut dixi. 66
Con todo, encontramos también el añadido de otra
persona, como hemos apuntado, en ejemplos como
ego et tu facimus (“tú y yo hacemos”).
Es razonable que el participio aparezca después
del verbo, 67 pues surge también de él, como mostra-
mos al tratar sobre el verbo, ya que se producían nece-
sariamente transformaciones de verbos en formas de-
clinables con sus géneros correspondientes, pues antes
no podían reflejar los verbos una relación coherente, y

––––––––––
65
Ter., Andr. 28-29.
66
Ter., Adelph. 706.
67
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 21 (p.85).

84
Libro XVII

sin embargo, después ya, sí podían unirse incluso me-


diante casos oblicuos y sin que mediara una conjun-
ción, en ejemplos como me legente proficio en lugar
de lego et proficio. 68
(19) Es evidente que la propia denominación de
“participio” no tendría razón de ser si el participio no
apareciera a continuación del nombre y del verbo, 69
puesto que esta parte de la oración surge compartiendo
características de ambas, al igual que, sólo después del
masculino y del femenino viene la negación de ambos,
que es el género neutro. 70
Si no permitiéramos que aparecieran antes los ele-
mentos originarios, no podríamos hablar de participio,
ni podríamos hablar tampoco de género neutro, que
supone la negación de dos citados.
Por lo demás, necesariamente colocamos el parti-
cipio después de las partes de las que toma alguna ca-
racterística, pero sin que se interponga en esta ordena-
ción ninguna de las demás, es decir, pronombre, ad-
verbio, conjunción o alguna otra, de las que el partici-
pio no toma nada.
––––––––––
68
Es un pasaje de difícil traducción, por la aparición de términos como
consequentia para expresar la relación lógica o la coherencia entre dos ac-
ciones verbales, que, gracias a los participios y a la posibilidad de expresar
casos y géneros, podrán ser ya reflejados por el verbo. Apolonio ofrece en
el apartado correspondiente (I 21) una opinión similar, aunque más resu-
mida.
69
Cfr. Apolonio, Sintaxis, I 22 (p.85).
70
Es evidente la explicación etimológica en estos ejemplos, pues el par-
ticipio recibió esta denominación por “participar” (pars-capio) de caracte-
rísticas de nombre y verbo, y el neutro (ne-utrum) por no ser ni masculino,
ni femenino. Prisciano, en su preocupación etimológica y terminológica
emplea además en este pasaje un neologismo, abnegatiuus, que traduce los
términos griegos ἀποφατικός y ἀναιρετικός.

85
PRISCIANO, Sintaxis

(20) Después del participio, los griegos colocan el


artículo, pero nosotros, como mostramos al tratar
acerca del pronombre, no lo tenemos, pues idem, que
equivale a “ὁ αὐτός” y qui, “ὅστις”, aunque parezcan
en cierto modo por la interpretación constituir artícu-
los antepuestos o pospuestos, sin embargo, como he-
mos mostrado ampliamente cuando tratamos acerca
del pronombre, no son artículos. 71 En cuanto a hic,
haec, hoc, indudablemente son pronombres y, de no
ser en la declinación nominal, no serían tratados por
los gramáticos como artículos. 72 Pero no es extraño
este hecho, porque también entre los griegos encontra-
mos artículos tratados como si fueran pronombres. Por
ejemplo, en la frase homérica ὁ γὰρ ἤλθε θοὰς ἐπὶ νήας
Ἀχαιῶν, 73 en lugar de οὗτος γάρ; ὃς γάρ ῥα μάλιστα /
Ἥνδανε κηρύκων, 74 por οὗτος γάρ; Τὸν δ᾿
ἀπαμειρόμενος προσέφη πόδας ὠκὺς Ἀχιλλεύς 75 por
τοῦτον δέ.

––––––––––
71
Todo este pasaje es un añadido de Prisciano a Apolonio, algo lógico,
pues en él se niega la existencia de artículo en latín. Es muy significativa
también la utilización de los conceptos de “antepuesto” y “pospuesto”,
para referirse a idem (que aparecería antes que el nombre al que se refiere)
y qui que tiene carácter de “relativo” y se refiere siempre a un antecedente.
Como vemos, estas denominaciones se basan en el orden tanto físico como
lógico en la oración.
72
Como se indica en nota en la traducción del grupo Ars Grammatica
(2010: 93), esta alusión se refiere a que hic, haec, hoc aparecían como ar-
tículos, es decir, acompañando a nombres, tan solo al recitar la declinación
nominal: hic poeta, hunc poetam…
73
Hom., Iliad. I 12.
74
Hom., Odis. XVII, 172-3.
75
Hom., Iliad. I 84.

86
Libro XVII

En cuanto a que, después del participio, debemos


situar el pronombre, no hay duda, 76 porque ya debía
aparecer después del nombre, de no ser por las razones
antes mencionadas.
Y es igualmente evidente que la preposición apa-
rece después de las partes citadas, 77 porque no fue la
primera, ni es más antigua que las demás, recibiendo
su denominación no de su significado propio, sino del
hecho de que se antepone a las partes antes menciona-
das, y si éstas no aparecieran, no existiría la preposi-
ción –en una explicación similar a la que dimos antes
acerca del participio–. Y de ahí su lugar en esta orde-
nación, pues siempre se construye junto a las demás
partes, ya sea yuxtapuesta o en palabras independien-
tes. 78
Así pues, por su naturaleza es posterior a las de-
más, aunque por su posición es anterior.
(21) 79 Si el adverbio es por su funcionamiento un
adjetivo del verbo, su significado, es decir su denomi-
nación, también reflejan ese mismo carácter. Por ello,
al igual que el verbo ocupa el segundo lugar después del

––––––––––
76
Después del añadido anterior, retoma Prisciano la traducción prácti-
camente literal de Apolonio Díscolo, en este caso, del capítulo I 24 (p.86),
acerca de la siguiente parte de la oración en la ordenación lógica que está
estableciendo: el pronombre, del que negaron tanto el griego como Pris-
ciano (XVII 15-17) que debiera aparecer a continuación del nombre. Así
pues, la ordenación que ha expuesto hasta ahora es: nombre-verbo-partici-
pio-pronombre. A ellas, en los apartados siguientes se unirán la preposi-
ción, el adverbio y la conjunción.
77
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 26 (p.87).
78
Se refiere aquí Prisciano a dos usos de la preposición, ya como prefijo
o preverbio, o ya rigiendo algún caso nominal (inficio / in urbe).
79
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 27 (pp.87-8).

87
PRISCIANO, Sintaxis

nombre, es lógico que el adverbio aparezca después de


la preposición que, cuando aparece yuxtapuesta a otros
términos, manteniendo su carácter, se construye con el
nombre y otras partes declinables. Mientras que,
cuando forma una expresión compuesta, no es ella la
que constituye el núcleo, cediendo ese papel a la palabra
con la que se ha unido.
Después de todas las partes mencionadas, debe
aparecer la conjunción, 80 que no tiene significado al-
guno por sí misma, si no fuera por la materia de las
partes anteriores, del mismo modo que los vínculos
entre los cuerpos son inútiles si no existen cuerpos que
unir.
Podemos ofrecer aún más razones sobre la ordena-
ción de las partes, pero como no es ese nuestro obje-
tivo, basta con lo ya dicho. 81
(22) 82 En primer lugar, antes de tratar de la cons-
trucción de las distintas partes de la oración, debemos
plantearnos por qué los términos interrogativos han
quedado incluidos en dos partes de la oración única-
mente, en concreto nombre y adverbio, y por qué no
en un solo nombre y en un solo adverbio, sino en más,

––––––––––
80
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 28 (p.88).
81
Así pues, en esta primera parte del libro XVII, dedicada a la ordena-
ción de las partes de la oración, Prisciano, siguiendo literalmente a Apolo-
nio Díscolo (con la excepción de aquellos aspectos en los que el latín se
diferencia del griego, como la inexistencia de artículo, o bien introdu-
ciendo algún ejemplo propio, resumiendo o desarrollando algo más algún
apartado), ha analizado las razones por las que el orden de las partes de la
oración en su gramática es: nombre, verbo, participio, pronombre, prepo-
sición, adverbio y conjunción. En esta jusificación ha aportado argumentos
sintácticos, semánticos, lógicos e incluso el orden de aparición en la frase.
82
Apolonio, Sintaxis, I 30 (p.88).

88
Libro XVII

como quis (“¿quién?), qualis (“¿de qué clase?”), uter


(“¿cuál de los dos?”), quantus (“¿cuán grande?”), quot
(“¿cuántos?”), quotus (“¿en qué número?”), quotenus
(“¿cuántos cada uno?”), cuius (“¿de quién?”), cuias
(¿de qué parte?”), qualiter (“¿cómo?”), qua (“¿por
dónde?”), quo (“¿hacia dónde?”), ubi (“¿dónde?”),
quando (“¿cuándo?”) y unde (“¿de dónde?”). ¿No es
acaso ésta la explicación: que las partes principales de
la oración son nombre y verbo, y que, cuando son des-
conocidos, son objeto con frecuencia de una pregunta
acerca de ellos? Por otra parte, 83 la razón por la que
aparece la interrogación mediante muchos nombres y
adverbios, como hemos demostrado, es que sólo gra-
cias a ellos puede preguntarse acerca de la sustancia o
de la cualidad.
(23) 84 En efecto, cuando nos preguntamos por la
sustancia del referente, 85 decimos quis mouetur?
(“¿quién se mueve?”), quis ambulat? (“¿quién pa-
sea?”), quis loquitur? (“¿quién habla?”), pues aunque
la acción es evidente, es decir el movimiento, los pa-
sos o las palabras, desconocemos quién realiza la ac-
ción. Por ello, las respuestas son nominales, ya sean
nombres comunes o propios, manifestando también
––––––––––
83
Este último argumento no aparece en la Sintaxis de Apolonio
84
Apolonio, Sintaxis, I 31 (p.88-89).
85
Utiliza Prisciano el término suppositum (para traducir el término aris-
totélico ὑποκέιμενος, que aparece también en Apolonio Díscolo) que tiene
un carácter, no tanto sintáctico, sino lógico y que, por lo tanto, no puede
ser identificado con el sujeto. Sobre este tema, vid. Mª L. Harto (1994).
En opinión de Covington, la noción de suppositum en Prisciano equivale,
en realidad, a “presupposed individual”, “presupposed entity”, “topic” o
“referent” (1979: 486; 1984: 12). De hecho, nosotros en nuestra traducción
hemos utilizado normalmente el término “referente”.

89
PRISCIANO, Sintaxis

los nombres propios una sustancia general. Y es que


respondemos homo ambulat (“un hombre pasea”), o
equus (“un caballo”), o Trypho (“Trifón”), que está in-
cluido en la categoría de “hombre”. E incluso puede
aparecer una parte en sustitución de un nombre, pero
de un nombre propio. Es decir puede aparecer un pro-
nombre, como cuando respondemos ego (“yo”).
Pero, puesto que los accidentes de los nombres
mencionados no quedan manifiestos 86 –ya que el nom-
bre interrogativo quis (“quién”) pregunta sólo acerca
de la sustancia, a la que afectan también el cómo y el
cuánto–, se echaban también en falta interrogativos
para ello, y es por lo que, cuando preguntamos acerca
de la cualidad, tenemos qualis (“cuál”), de la cantidad
quanto (“cuánto”), 87 del número quot (“cuántos”),
quotus y quotenus (“en qué número” y “hasta qué nú-
mero”), e igualmente, por una derivación que no se da
en la lengua griega, tenemos el posesivo cuius, cuia,
cuium (“de quién”), y el que pregunta por el origen,
que es cuias (“de qué país”). El nominativo de este úl-
timo, cuiatis, se utilizaba en época arcaica como si
fuera de género común. Así Plauto en Poenulus: 88
Quid sit, cuiatis, unde sit, ne parseris.-/ Quid est?
Cuiates estis? Aut quo ex oppido? Y este mismo autor
en Los Menecmos: 89 Rogitant, cuiatis sit [aut quo ex
oppido].
––––––––––
86
Apolonio, Sintaxis, I 32 (p.89).
87
A partir de aquí, en esta última parte del pasaje, no traduce Prisciano
a su fuente, Apolonio Díscolo, debido a las diferencias entre algunos inte-
rrogativos griegos y latinos.
88
Plaut., Poen. 993-4.
89
Plaut., Menaechm. 341.

90
Libro XVII

(24) Así pues, si conocemos previamente quién,


esto es, si conocemos la sustancia y la pregunta se cen-
tra en la cualidad, utilizaremos las partículas mencio-
nadas. Por ejemplo: Quis legit? (“¿Quién lee?”)
Trypho (“Trifón”); Qualis? (“¿Cuál?”) Sapiens, doc-
tus (“El sabio, el docto”); o bien uter, grammaticus an
orator? (“¿cuál de los dos, el gramático o el orador?”).
Preguntando así por todas las circunstancias que pue-
den caracterizar como adjetivo 90 a los nombres que
responden a la pregunta “¿quién?”.
Sin embargo, a veces, 91 incluso una vez conocidas
la sustancia y la cualidad, puede hacerse una pregunta
acerca del nombre propio que les corresponde. Por
ejemplo, cuando decimos: quis est ille Romanus for-
mosus et magnus? (“¿quién es aquel Romano hermoso
y alto?”). Y es que, al ver a alguien, puedo conocer su
sustancia, su nacionalidad, su cualidad, su talla y pre-
guntar por su nombre, tal como hace Virgilio en el li-
bro VI: 92 Atque hic Aeneas –una namque ire uidebat /
Egregium forma iuuenem et fulgentibus armis, / Sed
frons laeta parum et deiecto lumina uultu-: / Quis, pa-
ter, ille, uirum qui sic comitatur euntem? Donde, si
eran evidentes la sustancia, la cualidad y la altura, sin
embargo, se preguntó por su nombre propio mediante
quis.

––––––––––
90
Es muy significativo que Prisciano utilice aquí el concepto de adjetivo
para referirse a indicaciones de cualidades que afectan y caracterizan o
modifican a la sustancia, a pesar de que el adjetivo no aparezca como clase
de palabras diferenciada en la gramática clásica.
91
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 34 (p.90).
92
Verg., Aeneid. VI 860-63.

91
PRISCIANO, Sintaxis

(25) 93 También los adverbios se refieren a circuns-


tancias desconocidas o a preguntas sobre la cualidad.
Así cuando decimos qualiter legit? (“¿cómo leyó?”),
a lo que se contesta con un adverbio, que funciona así
como adjetivo del verbo: bene (“bien”), rhetorice (“re-
tóricamente”), sapienter (“prudentemente”).
Pero si no preguntamos por la cualidad, sino por el
momento en el que se hizo algo, entonces decimos
quando (“¿cuándo?”), a lo que se responde: heri
(“ayer”), nuper (“recientemente”), pridem “hace
tiempo”. 94 Si por el lugar en el que se hizo: ubi
(“¿dónde?”), quo (“¿a dónde?”), qua (“¿por dónde?”),
unde (“¿de dónde?”), ya que ubi es un adverbio que
indica el lugar en el que se está, quo a dónde se va,
qua por dónde, y unde “de dónde”.
Parece que nos cuestionamos también por la sus-
tancia de la propia acción, cuando a la pregunta quid
agit (“¿qué hace?”), respondemos nihil (“nada”), o cu-
rrit (“corre”), loquitur (“habla”). Igual que nos plan-
teamos la cantidad al decir quantum currit (“¿cuánto
corre?”), multum, parum (“mucho”, “poco”). [Tam-
bién al preguntarnos por la causa, utilizamos interro-
gativos, como cur (“¿por qué?”), quare (“¿cómo?”);
por el número, por ejemplo en quotiens (“¿cuántas ve-
ces?”), a lo que puede contestarse con adverbios for-
mados a partir de cualquier número: ter (“tres veces”),
quater (“cuatro”) y así sucesivamente, o bien totiens
(“tantas veces”), multotiens (“muchas veces”), saepe
––––––––––
93
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 35 (90-1).
94
A partir de aquí, innova también en este pasaje Prisciano, añadiendo
más especificaciones.

92
Libro XVII

(“con frecuencia”), saepius (“con bastante frecuen-


cia”), saepissime (“con muchísima frecuencia”), que
son indefinidos.
De este modo, 95 hemos mostrado que las partes an-
tes mencionadas, es decir, los interrogativos, son o
bien nominales, o bien adverbiales. Más adelante, tra-
taremos sobre su construcción]. 96
(26) 97 Así pues, dado que las demás partes de la
oración se relacionan en su construcción o bien con el
nombre o con el verbo, de donde recibieron su deno-
minación, conviene tratar acerca de cada una de ellas,
en sustitución de quién se utilizan o acompañando a
quién. Así el pronombre se utiliza en lugar del nombre
en ego feci (“yo hice”), se coloca junto al nombre en

––––––––––
95
Esta última afirmación sí retoma el texto final de Apolonio Díscolo
sobre los interrogativos.
96
En la edición de Hertz en Keil se considera este pasaje como una
interpolación, por lo que aparece entre corchetes.
97
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 36 (91-2). En este pasaje, si bien la estruc-
tura está tomada de Apolonio Díscolo, la traducción y algunas afirmacio-
nes no son literales. Lo cierto es que, a partir de aquí, comienza un amplio
apartado hasta (51) en el que Prisciano va a tratar sobre los equivalentes
latinos del artículo griego. Sin embargo, tal vez el hecho de que va tradu-
ciendo a Apolonio, y añadiendo, suprimiendo o alterando en función de
sus propios intereses, hay veces que no entendemos bien los cambios y
saltos en la estructura de la obra. Así, es sólo al final de todo este pasaje
mencionado (26 a 51), ya en el inicio del 52, cuando entendemos el plan
seguido por Prisciano, pues él mismo dice: “Puesto que en los capítulos
anteriores, hemos tratado de las formas que, en latín, pueden funcionar
como artículos, y en general de los nombres indefinidos, relativos e inte-
rrogativos, que los estoicos solían colocar entre los artículos por sus rela-
ciones, así como acerca de los adverbios, que o bien se forman a partir de
ellos o responden a sus diversos valores, pienso que es lógico tratar tam-
bién sobre la construcción de los pronombres” (adelantamos nuestra tra-
ducción del pasaje para la comprensión de la nota).

93
PRISCIANO, Sintaxis

Vergilius scripsit Bucolica, ipse scripsit etiam Geor-


gica (“Virgilio escribió las Églogas, él mismo escribió
también las Geórgicas”). E igualmente si sólo son
acompañantes, como el adverbio con el verbo, o la
conjunción con el verbo y el nombre. O bien tratar si,
como hace el participio, pueden aparecer en lugar del
verbo y acompañándolo.
Ahora bien, puesto que Apolonio, al escribir sobre
la construcción, es decir, sobre la sintaxis, comenzó
por los artículos, que acompañan a los nombres, tam-
bién nosotros comenzaremos por las formas que, entre
nosotros, desempeñan el papel del artículo en griego.
(27) 98 El artículo ofrece una segunda referencia
acerca del nombre al que acompaña, pues si digo
ἄνθρωπος ἦλθεν, ofrezco una primera referencia, pero
con ὁ ἄνθρωπος ἦλθεν, ya ofrezco una segunda.
Ahora bien, en la lengua latina no hay artículos an-
tepuestos, pues el pronombre hic, al que, como hemos
dicho, los gramáticos mencionan en la declinación no-
minal como si fuera un artículo antepuesto, nunca fun-
ciona como tal en la oración.
En latín sólo hay un pronombre compuesto, idem,
que introduce una referencia de identidad de persona,
y cuyo equivalente en griego está formado por la

––––––––––
98
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 37 (p.3). Eso sí, si hasta ahora, prácticamente
Prisciano ha traducido capítulo a capítulo la Sintaxis de Apolonio Díscolo,
como a partir de aquí el gramático griego dedica una larga sección a la
construcción del artículo en griego (caps. 37-141), nuestro gramático se
separa de él. Además, si Apolonio distingue en griego entre artículos pre-
positivos (antepuestos) y pospositivos (entre los que estarían los relativos,
que sí existen en latín), Prisciano no los considerará artículos pospositivos
sino nombres generales.

94
Libro XVII

unión del artículo antepuesto y el pronombre anafó-


rico, ὁ αὐτός. Ciertamente, en su construcción (ὁ
αὐτός), aparecen dos partes de la oración, el artículo
antepuesto ὁ, y el pronombre anafórico αὐτός. En
cuanto al latín, encontramos la unión de is y demum,
en la que se elimina por apócope -um, igual que tene-
mos exin por exinde, dein por deinde.
Por su parte qui es el equivalente de ὅστις –que en
griego se forma con el artículo pospuesto junto a un
nombre indefinido, 99 mientras que en latín aparece
como una parte de la oración única y simple, anafórico
correspondiente al interrogativo o indefinido quis–.
Qui Puede desempeñar la función de artículo pos-
puesto, del mismo modo que también en griego con
mucha frecuencia se utiliza ὅστις en lugar del artículo
pospuesto ὅς, excepto en los distributivos, pues en ese
caso ni nosotros utilizamos qui, ni ellos ὅστις. Ahora
bien, ellos usan artículos pospuestos, en cambio noso-
tros pronombres o nombres.
(28) Así, donde ellos dicen τῶν ἀνθρώπων οἱ μέν
εἰσιν ἀγαθοί, οἱ δὲ πονηροί, nosotros decimos homi-
num hi sunt boni, illi mali (“de los hombres, éstos son
buenos, aquéllos malos”) o alii sunt boni, alii mali
(“unos son buenos, otros malos”); donde ellos τῶν δύο
Αἰάντων ὃς μὲν Τελαμῶνος, ὃς δὲ ᾿Οϊλέως υῖὸς
ἐγένετο, nosotros: duorum Aiacum alter Telamonis,
alter Oïlei filius fuit (“de los dos Ayax, uno fue hijo
de Telamón, otro de Oileo”), o hic Telamonis, ille
Oïlei filius fuit (“éste fue hijo de Telamón, aquél de
––––––––––
99
Es decir, está compuesto por el artículo pospuesto ὅς y del indefinido
τις.

95
PRISCIANO, Sintaxis

Oileo”). Debemos saber que, en una construcción dis-


tributiva de este tipo, si por prolepsis, esto es κατὰ
πρόληψιν, aparece en primer lugar un verbo en plural,
con el que se van a relacionar después las dos partes,
se puede poner un nominativo al principio, como en
aquilae deuolauerunt, haec ab oriente, illa ab occi-
dente (“las águilas descendieron volando, una desde el
este, otra desde el oeste”). 100 Ahora bien, si tras el tér-
mino general que se desdobla, aparecen verbos en sin-
gular, convendrá entonces que el término que antecede
a la división sea un genitivo plural, como vemos en
aquilarum altera deuolauit ab oriente, altera ab occi-
dente (“de las águilas, la una bajó volando desde el
este, la otra desde el oeste”). 101 Este hecho no debe
extrañarnos, puesto que todo verbo, antepuesto o pos-
puesto, exige necesariamente un nominativo. 102 Por
ello, si tanto el término colectivo como aquellos en los
que se distribuye, queremos expresarlos mediante ca-
sos oblicuos, necesariamente hemos de utilizar parti-
cipios, usados en lugar de los verbos cuando deben ir
concertando con casos oblicuos, y permitir así la tran-
sición. Es lo que encontramos en aquilarum uolan-
tium, alterius ab oriente, alterius ab occidente similis
est celeritas (“de las águilas que vuelan, la una desde
el este y la otra desde el oeste, es semejante su veloci-
dad”), o bien en dativo aquilis uolantibus, huic oriens,
––––––––––
100
Este es el ejemplo típico de la figura retórica de la prolepsis, reto-
mado en todas las gramáticas desde la antigüedad hasta el Renacimiento.
Cfr. Sánchez Salor, E. (2002: 527-8).
101
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 155 (p. 157)
102
Esta afirmación es esencial pues, si nos fijamos, y como dijimos an-
teriormente está negando la existencia de verbos impersonales.

96
Libro XVII

illi relinquitur occidens (“a las águilas que vuelan, a


una la ve desaparecer el este, a otra el oeste”), y en
acusativo: aquilas uolantes, hanc oriens, illam misit
occidens (“a las águilas en vuelo, a una la despidió el
este, a otra el oeste”).
(29) 103 Sin embargo, en autores reconocidos de la
antigüedad observamos que, en lugar de un genitivo
plural, aparece como término precedente un nomina-
tivo, aunque en las partes siguientes, esto es, en las ya
distribuidas, aparezcan verbos en singular. Así en Ho-
mero, Οἱ δὲ δύο σκόπελοι ὁ μὲν οὐρανὸν εὐρὺν ἱκάνει,
a pesar de que la teoría gramatical exigiría que el tér-
mino inicial fuera un genitivo, es decir: τῶν δὲ δύο
σκοπέλων, en lugar del nominativo. De manera simi-
lar, si alguien dijera: duo fratres, alter maior, alter mi-
nor est (“dos hermanos, uno es mayor, otro es más jo-
ven”), comete una incorrección, pues debe decir: duo-
rum fratrum, alter maior, alter minor est (“de los dos
hermanos, uno es mayor y el otro más joven”) y duo-
rum oculorum alter dexter, alter sinister est (“de los
dos ojos, uno es el derecho, y otro el izquierdo”), y no:
duo oculi alter dexter, alter sinister est (“dos ojos, uno
es el derecho, el otro el izquierdo”). Livio, en el libro
XLI, 104 escribe: Periti religionum iurisque publici,
quando duo ordinarii consules eius anni, alter morbo,
alter ferro periisset, suffectum consulem negabant
recte comitia habere posse.
––––––––––
103
Algunos ejemplos de este capítulo están tomados de Apolonio, Sin-
taxis I 156 (p. 157).
104
Liv., KLI 18, 15-16. Este ejemplo pasará a formar parte ya también
de la tradición gramatical relacionado con la antiptosis, la enálage o la pro-
lepsis. Cfr. Grammaire (2010: 109).

97
PRISCIANO, Sintaxis

Existe también otra diferencia 105 y es que, en


griego, ὃς también puede entenderse como el pronom-
bre demostrativo οὗτος, que equivale al latino hic
(“éste”). También a esta misma forma, esto es a ὃς, la
denominan en griego: “ἀοριστῶδες μόριον”, o partí-
cula indefinida, cuando equivale a ὅστις, que entre no-
sotros se representa propiamente como qui, en cons-
trucciones como qui interficiet tyrannum, praemium
accipiat (“quien mate a un tirano, obtenga una recom-
pensa”).
Además, ésta es necesariamente la misma parte de
la oración que quis, pues también sus casos oblicuos
son similares en todo, con la excepción de los acentos.
La verdad es que qui puede aparecer en lugar del quis
indefinido o interrogativo, pero nunca encontraremos
quis en lugar del anafórico. De manera similar, qualis
y quantus, ya aparezcan como interrogativos, indefi-
nidos o anafóricos, aunque cambien sus acentos, no
son partes diferentes de la oración, como tampoco lo
son los términos mencionados con anterioridad.
De cualquier manera, ya cuando hablamos acerca
del pronombre, hemos tratado extensamente de estas
posibilidades. 106

––––––––––
105
Entre el artículo pospuesto griego y el latino qui. La introducción de
la primera diferencia la explicó Prisciano en (27-8), aunque el añadido des-
pués de explicaciones sobre la prolepsis dificulta un poco que podamos
seguir bien el hilo de su narración.
106
En el libro XII.

98
Libro XVII

(30) 107 Esta misma forma, es decir qui, cuando


aparece tras un nombre, al igual que ὃς en griego, es
necesario que no se relacione sólo con ese nombre pre-
cedente, sino también con el verbo que se construye
con él, como en uirum cano, qui uenit (“canto al hom-
bre que vino”). Si tanto el primer nombre como el se-
gundo son nominativos, los verbos se refieren a la
misma persona: homo uenit, qui scripsit (“vino un
hombre que escribió”); pero si los dos son casos obli-
cuos, la transición de los verbos se produce hacia otra
persona diferente o bien tiene carácter reflexivo, como
en hominem quem uitupero accuso (“acuso al hombre
al que critico”) y memet, quem uitupero, accuso (“me
acuso a mí mismo, a quien critico”). Y si uno es nomi-
nativo y el otro un caso oblicuo, en el nominativo no
se produce transición de una persona a otra, pero en el
oblicuo sí se produce esa transición, como en homo
uenit, quem accuso (“vino un hombre al que acuso”) u
hominis misereor, qui uenit (“me apiado del hombre
que vino”). 108
(31) Todo lo que hemos apuntado acerca de la tran-
sitividad, puede también referirse a la reflexividad.

––––––––––
107
Si bien las diferencias entre las lenguas griega y latina hacen que en
esta parte Prisciano no traduzca literalmente a Apolonio, sí toma elementos
como ejemplos y opiniones. Cfr. En este caso Apolonio I 143 (p.150).
108
Esta concepción de la transitividad, referida a que se produce una
transición de la acción de una persona a otra, será muy utilizada por los
modistas medievales y, a partir de ellos, será retomada también por la gra-
mática racional a partir del siglo XVI. Este capítulo retoma elementos ya
mencionados por Apolonio Díscolo en su Sintaxis I, 142 sigs (p.150 sigs.)
acerca del artículo pospositivo o relativo en griego, si bien el préstamo
ahora no es una traducción literal como hemos encontrado en el inicio de
este libro XVII.

99
PRISCIANO, Sintaxis

Pues bien, al igual que qui y todos sus casos oblicuos


reenvían correctamente al nominativo de cualquier de-
clinable como en Vergilius, qui scripsit (“Virgilio,
quien escribió”); Vergilius, cuius scripta extant (“Vir-
gilio, cuyos escritos perduran”); Vergilius, cui gloria
contigit (“Virgilio, a quien alcanzó la gloria”); Vergi-
lius, quem laudant (“Virgilio, a quien alaban”); Vergi-
lius, quo docente bene proficitur (“Virgilio, con cuyo
magisterio, se aprende bien”); así también, todos los
casos de las demás palabras se relacionan bien con el
nominativo de qui, como qui scripsit bucolica Vergi-
lius magnus poeta fuit (“Quien escribió Bucólicas,
Virgilio, fue un gran poeta”); qui scripsit Aeneida Ver-
gilii sunt Georgica (“Las Geórgicas son de Virgilio,
quien escribió La Eneida”); qui scripsit Aeneida Ver-
gilio gloria contigit (“Le llegó la gloria a Virgilio,
quien escribió La Eneida”); qui scripsit Aeneida Ver-
gilium laudo (“alabo a Virgilio, quien escribió La
Eneida”); qui scripsisti Aeneida, Virgili, uiuis memo-
ria (“vives en el recuerdo, Virgilio, que escribiste La
Eneida”); qui scripsit Aeneida Vergilio florent studia
(“los estudios florecen gracias a Virgilio, que escribió
La Eneida”). Y estas mismas expresiones pueden uti-
lizarse también invirtiendo el orden.
(32) Igualmente, hay que advertir que, con fre-
cuencia, encontramos anafóricos de este tipo pero con
elipsis de los nombres declinables antecedentes, como
en Andria de Terencio, 109 Ita tum discedo ab illo, ut

––––––––––
109
Ter., Andr. 148-149. Se va insinuando ya en pasajes como éste la
existencia de un esquema logico, que exigiría que todo pronombre relativo

100
Libro XVII

qui se filiam / neget daturum, donde se ha elidido ut


ab eo, qui neget. Y uenit, cuius causa est (“viene, de
quien es la causa”), donde se ha elidido iste (“ese”);
exigit, cui debeo (“reclama, al que le debo”); minatur,
quem timeo (“amenaza, al que temo”) y floret, quo ua-
leo (“florece, por lo que yo tengo vigor”). [En todos
estos ejemplos hay que sobreentender un nominativo].
En efecto, los anafóricos no tienen vocativo.
Con frecuencia encontramos los anafóricos qualis,
quantus y quot con elipsis de talis, tantus y tot. Y es
que no es extraño que, una vez expresados los anafó-
ricos, que suponen una segunda referencia, se entien-
dan bien los antecedentes o correlativos aunque no
aparezcan, como en qualis Homerus, fuit Virgilius.
Sin embargo, los anafóricos no se entienden bien, si
no aparecen expresados, a no ser que señalemos a al-
guien. En efecto, en ese caso, incluso sin anafóricos,
podemos referirnos a un antecedente, como si seña-
lando a Virgilio, decimos talis fuit Homerus, o si
apuntando a Teseo, decimos tantus fuit Hercules.
(33) A este nombre, es decir quis, que es interro-
gativo e indefinido, le responde el anafórico qui: Quis
scripsit Bucolica? Qui etiam Georgica. Ahora bien,
este quis interrogativo también puede aparecer unido
a un nombre propio junto al verbo sustantivo o a ver-
bos de llamada que tengan una función similar. En ese
caso, le responde un pronombre: quis est Trypho?, o

––––––––––
remita a un antecedente, de manera que, cuando en el uso, no aparece ex-
presado dicho antecedente, es porque ha operado la figura de la elipsis.

101
PRISCIANO, Sintaxis

quis nominatur Trypho?, –ego, tu, o ille. 110 Por el con-


trario, cuando la pregunta es con el pronombre, quis
requiere entonces que le responda un nombre: quis est
ille?, o quis uocatur?, –Achilles.
En estos casos es evidente que, 111 cuando quis apa-
rece junto a un nombre, preguntamos por la sustancia
definida de una persona concreta, el referente 112 –a
ésta sólo la designan los pronombres, cuyo carácter
deíctico cosignifica 113 también los accidentes, de ma-
nera que pueden aplicarse a cualquier referente–.
(34) Pero cuando quis se une a pronombres, sólo
tenemos conciencia de la sustancia, pero no de sus
propiedades, que se muestran ya con el nombre.
Así pues, es evidente que los pronombres aparecen
en lugar de nombres propios, dado que en una pre-
gunta con pronombres, se responde con un nombre
propio. 114 Así, cuando digo: quis es tu? o ille?
(“¿quién eres tú?” o “¿él?”) me refiero sin duda a unos
individuos determinados, de los que, sin embargo, de-
seo conocer algunas características, y cuando pre-
gunto por nombres propios, se me contesta con pro-
nombres: quis est Trypho? (“¿quién es Trifón?”), ego,
o ille (“yo” o “él”).

––––––––––
110
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 119 (pp.137-8), quien utiliza los mismos
ejemplos en griego.
111
Cfr. Nuevamente de manera literal Apolonio, Sintaxis I 120 (p. 138).
112
Preferimos no traducir suppositum por “sujeto”, sino por “referente”.
113
Mantenemos aquí el verbo cosignificare usado por Prisciano, en el
sentido de significar algo en unión a otros.
114
Hasta aquí la traducción literal de Apolonio, innovando a partir de
ahora Prisciano en los ejemplos.

102
Libro XVII

Ahora bien, 115 si en la pregunta aparece sólo quis,


puede unirse a cualquier verbo, como en quis ambu-
lat?, quis loquitur?, quis legit? (“¿quién camina?,
¿quién habla?, ¿quién lee?”). Si se contesta mediante
un pronombre, no hace falta otra pregunta, pero si se
responde mediante un nombre, se requiere otra pre-
gunta debido a la homonimia, como vemos en quis cu-
rrit? –Aiax; quis Aiax? –Telamonius o Locrus
(“¿quién corre? –Ayax; ¿qué Ayax? –Telamonio, o –
Lócrida”). 116
Realmente, quien pregunta qualis homo uicit?
(“¿qué tipo de hombre venció?”), está preguntando
por la cualidad de un hombre, pues ya conoce tanto la
sustancia como el hecho. Quien pregunta quis homo
uicit? (“¿qué hombre venció?”), conoce la sustancia
genérica del referente y su cualidad de hombre, pero
requiere una concreción, que es ofrecida al respon-
derse con un nombre propio. Es lo que vemos en quis
homo uicit Pompeium? –Caesar (“¿qué hombre ven-
ció a Pompeyo? –César”).
(35) Y cuando pregunto quid est animal rationale
mortale? (“¿qué animal es racional y mortal?”), quiero
que se me indique la especie, es decir, el hombre, pues
aunque parezca que esta cualidad es común indivi-
dualmente a todos los hombres, sin embargo también
es propia de la especie incorpórea. 117 Y, por último,

––––––––––
115
Cfr. Apolonio, Sintaxis I 121 (pp. 138-9).
116
Hasta aquí la cita literal de Apolonio.
117
Es decir, especifica Prisciano que esas cualidades son propias tanto
de la pluralidad de hombres, como de la humanidad en sí, que es algo abs-
tracto o incorpóreo.

103
PRISCIANO, Sintaxis

cuando se pregunta qualiter homo uicit? (“¿cómo ven-


ció el hombre?”), no se plantean dudas sobre que se
trata de un hombre, pero sí sobre el modo en el que se
produjo la acción.
Además, con los nombres podemos encontrar
tanto verbos sustantivos como de llamada, en cambio
con los pronombres sólo verbos sustantivos. 118 Esto se
debe a que, en los seres que reciben una denomina-
ción, hay una sustancia, como en Trypho sum (“soy
Trifón”) o Trypho uocor (“me llamo Trifón”), sin em-
bargo, a los pronombres no se les puede aplicar una
denominación propia como la que conllevan los ver-
bos de llamada. En efecto, nadie dice ego nominor, tu
uocaris o ille nuncupatur (“yo me llamo”, “tú te lla-
mas” o “él se llama”), refiriendo el verbo sólo a un
pronombre, mientras que sí es correcto decir Trypho
nominor, Cicero uocaris, Vergilius nuncupatur (“me
llamo Trifón, te llamas Cicerón, se llama Virgilio”).
(36) No debe extrañarnos que palabras de distinto
tipo sean igualmente apropiadas para construcciones
heterogéneas, puesto que también vemos que los ver-
bos de voluntad, o de sentimiento, suelen unirse a in-
finitivos en construcciones como uolo legere, cupio
scire o studeo discere (“quiero leer, deseo saber, o me
esfuerzo por aprender”).
Lo que se plantea aquí es por qué si las preguntas
sobre los nombres suelen hacerse mediante nombres,
las verbales no se hacen mediante verbos. A lo cual

––––––––––
118
Cfr. Una opinión similar en Apolonio, Sintaxis II 47 (p.179).

104
Libro XVII

hay que replicar que tanto la sustancia, como la cuali-


dad, la cantidad, el número y todos los accidentes de
los nombres se expresan en los diferentes tipos de
nombres: la sustancia en animal, homo (“animal, hom-
bre”), la cualidad en bonus, prudens (“bueno, pru-
dente”), la cantidad en maximus, paruus (“muy
grande, pequeño”), el número en multus, paucus
(“mucho, poco”).
(37) Así, hay nombres que indican una sustancia,
una cualidad, una cantidad o un número general, y que
por ello son necesariamente indefinidos, porque encie-
rran en sí mismos a todas las especies de su clase. Esta
es la razón por la que algunos los han considerado
también como pronombres, porque de manera gené-
rica pueden sustituir prácticamente a todo el resto de
nombres, tal como sucede con los pronombres. Sin
embargo los pronombres deben ser definidos, apare-
cen en lugar de nombres propios y significan una sus-
tancia única, sin indicar cualidad por sí mismos de
acuerdo con su forma, mientras que los nombres co-
munes que hemos mencionado son indefinidos porque
se refieren a las distintas especies comprendidas en
ellos. Por eso utilizamos los nombres genéricos para
preguntas concretas sobre la sustancia, la cualidad, la
cantidad o el número. Sobre la sustancia, quis; la cua-
lidad, qualis; la cantidad, quantus; el número, quot.
(38) En cambio los verbos no pueden indicar una
sustancia, cualidad, cantidad o número general por sí
mismos, y por esto, del mismo modo que los adverbios
desempeñan el papel de adjetivos para indicar la cua-
lidad, cantidad, número, tiempo o lugar de los verbos,

105
PRISCIANO, Sintaxis

así también se utilizan para las preguntas genéricas so-


bre los verbos. Así pues, si preguntamos por la sustan-
cia de los nombres mediante quis, así también al pre-
guntar la acción o pasión de un verbo, decimos quid
agit? (“¿qué hace?”) o quid patitur? (“¿qué le ocu-
rre?”). Y si no hay adverbios, se utilizan nombres en
su lugar, como hizo Terencio en Eunuco: 119 quid agi-
tur? Statur.
Cuando preguntamos por la cualidad, usamos qua-
liter, quomodo, o ut. Así Horacio en Sátiras II, 120 Ut
Nasidieni iuuit te cena beati?
Cuando preguntamos por la cantidad, quantum?,
por el número quotiens?
(39) Hay que señalar que, construidos con los ver-
bos, no sólo encontramos adverbios, sino también con
mucha frecuencia, encontramos nombres en lugar de
éstos, tal como hemos afirmado anteriormente. 121 Y
del mismo modo que los nombres antes mencionados
pueden ser indefinidos, interrogativos, anafóricos o
distributivos, así también ocurre con los adverbios, de
manera que, si como nombres indefinidos encontra-
mos quis y aliquis (“alguno”), como adverbios aliquo,
alicunde, alicubi y aliqua (“hacia alguna parte, de al-
guna parte, en alguna parte y por alguna parte”); como
nombres interrogativos y anafóricos qualis, ποῖος y
ὁποῖος (“cuál”), quot, πόσοι, ὁπόσοι (“cuántos”) y, de
manera similar, como adverbios interrogativos y ana-
fóricos qualiter, ποίως, ὁποίως (“cómo”), ut, πὼς y
––––––––––
119
Ter., Eun. 271.
120
Hor., Serm. II 8,1.
121
Cfr. XVII 11 y 131.

106
Libro XVII

ὅπως (“cómo”), quotiens, ποσάκις y ὁσάκις (“cuántas


veces”); como nombre distributivo talis (“tal”) y tot
(“tantos”), como adverbios distributivos taliter (“de
tal manera”) y totiens (“tantas veces”).
Y si los nombres interrogativos mantienen la
norma general de acentuación, los anafóricos se pro-
nuncian con acento agudo en la final, pero si aparecen
antepuestos, transforman ese acento agudo en grave.
Así ocurre con qui, cuius, cui, qualis, quantus o con
los adverbios qualiter y quotiens. Lucano en el libro
I, 122 Qualiter expressum uentis per nubila fulmen, y en
ese mismo libro, 123 Cursumque furoris / Teutonici.
Quotiens Romam fortuna lacessit, / hac iter est bellis.
(40) Este mismo comportamiento lo tienen los ad-
verbios de lugar y de tiempo, que se subordinan de
forma genérica a todas las especies de nombres y de
adverbios locativos y temporales, y que pueden ser
tanto interrogativos como anafóricos, atendiendo a
cuatro posiciones: lugar a dónde, quo; lugar en dónde,
ubi; de dónde, unde, por dónde, qua. No en vano, estos
adverbios reciben acento grave en todas las sílabas,
cuando se colocan por delante de otras palabras, al
igual que los nombres mencionados anteriormente.
Pero sobre esto, ya hemos tratado con detalle en el li-
bro sobre los acentos. 124
No debe sorprendernos que aparezcan adverbios
cuando se hacen preguntas sobre verbos, ya que son

––––––––––
122
LUC., Phars. I 151.
123
Ibid. I 255-7.
124
Se refiere Prisciano a un tratado De accentibus.

107
PRISCIANO, Sintaxis

como adjetivos para ellos, y del mismo modo que de-


cimos bonus homo (“hombre bueno”), celer equus
(“caballo rápido”), sapiens uir (“hombre sabio”), así
también decimos bene uiuit (“vive bien”), celeriter cu-
rrit (“corre velozmente”), sapienter disputat (“dialoga
sabiamente”). Sin embargo, como los pronombres
sustituyen a nombres, suelen aparecer en lugar de és-
tos cuando se contesta a aquellas preguntas planteadas
sobre nombres, como en quis dixit? (“quién habló?”),
Vergilius u Homerus, o ego, tu, ille (“Virgilio”, “Ho-
mero”, “yo”, “tú”, o “él”).
(41) Hay que saber que podemos utilizar práctica-
mente todas las palabras de manera interrogativa, pero
que a todas ellas se les puede contestar simplemente
con un adverbio, ya sea afirmativo o negativo. Así, si
pregunto homo est ille? “¿aquél es un hombre?”, se
responde homo est (“es un hombre”), o legitne?
(“¿lee?”), se responde legit, non o etiam (“lee”, “no”,
“sí”). Y a la pregunta doces? (“¿enseñas?”) o doceris
(“¿eres enseñado?”) se responde doceris, doceo, non
o etiam (“eres enseñado”, “enseño”, “no” o “sí”. 125
Pero en el caso de los nombres y adverbios menciona-
dos anteriormente, puesto que, en general, todos com-
prenden varios subgéneros, se les puede responder
bien con los subgéneros de cada uno de ellos. Así, a la
pregunta quis est ille? (“¿quién es aquel?”) le pueden

––––––––––
125
Hemos mantenido el texto de Hertz en Keil, si bien en la edición de
Ars Grammatica la primera respuesta a las preguntas doces y doceris no
es doceris y doceo, sino doceo y doceor (“enseño” y “soy enseñado”).

108
Libro XVII

responder todos los subgéneros de sustancia compren-


didos en esa pregunta, como homo, equus, coruus, pis-
cis (“hombre”, “caballo”, “cuervo”, “pez”).
De manera similar, si pregunto con qualis?
(“¿cómo?”), a una cuestión de este tipo podemos res-
ponder con todas las especies de la cualidad, como
bonus, malus, albus, niger (“bueno”, “malo”,
“blanco”, “negro”), etc.
(42) Y a quantus? (“¿de qué tamaño?) responden
perfectamente todas las especies de la cantidad, como
longus, breuis, magnus, paruus (“largo”, “corto”,
“grande”, “pequeño”) y similares. También todos los
números constituyen una buena respuesta si se pre-
gunta quot? (“¿cuántos?”): quot homines? (“¿cuántos
hombres?”), tres, decem, mille (“tres”, “diez”, “mil”),
etc. Igualmente, el posesivo indefinido cuius, cuia,
cuium? (“¿de quién?”), es apropiado para responder a
todos los tipos de posesivos. Así, si digo cuia est filia
haec? (“¿de quién es hija ésta?”), se responde correc-
tamente con mea, tua, sua illius, Priameia o Euandria
(“mía”, “tuya”, “suya de él”, “de Priamo”, o “de Evan-
dro”). A su vez, a un nombre indefinido de nación se
le responde bien con cualquier tipo de gentilicio. Así,
cuando se pregunta cuias est iste? (“¿de qué país es
ése?”), se puede responder nostras, uestras, Graecus,
Romanus, Syrus (“del nuestro”, “vuestro”, “griego”,
“romano”, “sirio”), etc.
Igualmente, pueden hacerse preguntas sobre todos
los tipos de adverbios mencionados anteriormente, de
manera que, cuando se pregunta qualiter? (“¿de qué
manera?”), se responde bene, male, cito o tarde

109
PRISCIANO, Sintaxis

(“bien”, “mal”, “rápidamente”, “tarde”). Cuando se


pregunta quotiens? (“¿cuántas veces?”), se responde
semel, bis o centies (“una vez”, “dos veces”, “cien”).
(43) Y con los adverbios de lugar, si preguntamos
quo? (“¿a dónde?”), respondemos huc, illluc, domum
o militiam, Romam o in Italiam (“hacia aquí”, “hacia
allí”, “a casa”, “al ejército”, “a Roma”, o “a Italia”).
Si la pregunta es ubi? (“¿dónde?”), hic, illic, domi o
militiae, Romae o in Italia (“aquí”, “allí”, “en casa”,
“en el ejército”, “en Roma” o “en Italia”). Pero no sólo
con adverbios de este tipo, sino también con toda clase
de nombres que signifiquen lugar, se puede responder
a preguntas como éstas, que implican “a dónde”
cuando empiezan con quo, “en dónde” con ubi, “de
dónde” con unde y “por dónde” con qua. Y lo mismo
podemos decir de los adverbios de tiempo: 126 al inde-
finido aliquando (“alguna vez”), o al interrogativo, in-
definido y anafórico quando (“¿cuándo?”), pueden
responderle no sólo todos los adverbios, sino también
nombres que significan tiempo. Así: quando?
(“¿cuándo?”), hodie, heri, cras, ante decem dies, etc.
(“hoy”, “ayer”, “mañana”, “antes de diez días”)…
Los nombres apelativos, pero especialmente los
generales o especiales,127 también pueden aparecer en
las respuestas a preguntas con el nombre indefinido
quis? (“¿quién?”), como en quis inuenit litteras? –
––––––––––
126
Aquí establece Hertz una separación de párrafo, aunque mantenemos
la lectura de Ars Grammatica, que pone los siguientes ejemplos seguidos
de esta indicación sobre los adverbios de tiempo.
127
Prisciano distingue en su sintaxis tres tipos de nombres: genéricos o
indefinidos (quis), apelativos o comunes (que pueden ser de género y es-
pecie –generalia aut specialia) y los nombres propios.

110
Libro XVII

homo (“¿quién inventó la escritura? –el hombre”);


quis utilis est aratro? –bos (“¿quién es útil para el
arado? un buey”); quis natat in mari –piscis (“¿quién
nada en el mar? –un pez”). La respuesta parece apun-
tar a un ser en concreto, aunque la pregunta es en ge-
neral sobre el tipo de animal. De manera similar si,
rodeado por muchas personas, digo quis est de nobis
grammaticus?, quis orator?, quis medicus? (“¿quién
de nosotros es gramático?, ¿quién orador?, ¿quién mé-
dico?”) y se responde: ego quidem sum grammaticus,
tu orator, ille medicus (“yo soy gramático, tú orador,
él médico”), aquí aparecen como nombres propios,
puesto que se responde sobre la gramática, retórica o
medicina que posee en particular la persona a la que
se refiere.
(44) También en las definiciones, ante la pregunta
por todas las cosas que pueden definirse, suele colo-
carse delante el neutro de un sustantivo y responderse
con varios nombres comunes que indican cualidades
referidas a él, como quid est animal? – Substantia ani-
mata (“¿qué es un ser vivo? –una sustancia animada”),
y si cambiamos el orden: quid est substantia animata?
–animal (“¿qué es una sustancia animada?, –un ser
vivo”); o quid est homo? –animal rationale mortale
(“¿qué es un hombre?, –un ser vivo racional mortal”).
Y cambiando nuevamente el orden: quid est animal
rationale mortale? –homo (“¿qué es un ser vivo racio-
nal mortal?, –un hombre”). Y esto mismo lo podemos
hacer con todas las definiciones, ya que, al referirse a
géneros o especies de los seres que imaginó la mente
divina, antes de convertirse en cuerpos, podrían ser

111
PRISCIANO, Sintaxis

nombres propios, que abarcan a los géneros y especies


de la naturaleza. 128
(45) Hay que destacar además que, tanto los nom-
bres indefinidos como los adverbios, si tienen una
forma general que puede referirse a todas las unidades
de las que se trate, en latín, aparecen reduplicados o
añaden cumque, como vemos en quisquis o quicum-
que (“cada uno”), qualisqualis o qualiscumque
(“cualquiera”), quantusquantus y quantuscumque
(“tan grande como”). Terencio en Los hermanos, 129 Tu
quantusquantus nihil nisi sapientia es, con el valor de
quantuscumque; y también quotquot y quotcumque
(“tantos como”). Así Horacio en el libro II de Sáti-
ras, 130 Viuere, Vertumnis, quotquot sunt, natus ini-
quis. O utut y utcumque (“de cualquier modo que”),
ubiubi y ubicumque (“en cualquier lugar”), undeunde
y undecumque (“de cualquier lugar”), quaqua y
quacumque (“por cualquier lugar”).
Entre aliquis y ullus (“alguien”), alicubi y usquam
(“en alguna parte”), o aliquando y umquam (“en algún
momento”), la diferencia es que aliquis, alicubi y ali-
quando se usan de forma absoluta, como vemos en ali-
quis uenit ad me (“alguien viene junto a mí”), o alicubi
fuimus (“hemos estado en alguna parte”), es decir ali-
quo loco (“en algún lugar”), o aliquando contigit (“en
algún momento sucede”) es decir aliquo tempore (“en
algún momento”).
––––––––––
128
Es decir, en principio, los nombres comunes eran nombres propios
en el pensamiento de la divinidad, porque se referían a algo concreto, pero
se hicieron comunes ya en la realidad, al referirse a diferentes criaturas.
129
Ter., Adelph. 394.
130
Hor., Serm. II 7, 14.

112
Libro XVII

(46) Pero si utilizamos ullus, se refiere a alguno de


la cantidad indefinida que supone la totalidad. En
efecto, es necesario que se entienda “alguno de todos”,
sea cual sea ese elemento, y no es incongruente que se
diga que es un diminutivo de unus. Y en esto parece
ser en cierto modo semejante a summus, imus, primus
o ultimus (“el más alto, el más bajo, el primero” o “el
último”) que se refieren a la posición primera o última
de todas ya sea referida a lugares, tiempos u órdenes.
De manera similar usquam se refiere a todos los luga-
res y umquam a todos los tiempos.
Hay que saber que también sus compuestos tienen
carácter de negación de la totalidad de los referentes
indicados por los términos. Así nullus omnium
deorum, u hominum, o eorum quae sunt (“ninguno de
la totalidad de los dioses”, o “de los hombres”, o “de
lo que existe”), es decir, de todo lo que puede ser nom-
brado. De manera similar, nusquam supone la nega-
ción de todos los lugares, y numquam de todos los
tiempos.
(47) Esa misma diferenciación referida a las for-
mas simples la encontramos en los indefinidos forma-
dos por reduplicaciones o con el añadido de cumque.
Así, el indefinido quis se refiere a un solo individuo,
como vemos en el libro II de las Sátiras de Horacio, 131
Et leporum auulsos, ut multo suauius, armos, / Quam
si cum lumbis quis edat, donde equivale a aliquis. En
cambio quisquis o quicumque (“cualquiera”) se refie-
ren a la totalidad. De manera similar quot (“cuantos”)

––––––––––
131
Hor., Serm. II 8, 89-90.

113
PRISCIANO, Sintaxis

requiere una cantidad concreta, mientras que quotquot


o quotcumque (“todos los que”) se refiere a un grupo
indefinido.
Por otra parte, quis como forma simple puede ser
indefinido e interrogativo, pero su compuesto aliquis
es solamente indefinido. De manera similar, los adver-
bios quo, ubi, unde, qua y quando pueden ser interro-
gativos, anafóricos e indefinidos. Así Virgilio en el li-
bro X, 132 Aspera quis natura loci dimittere quando /
Suasit equos, donde quando equivale a aliquando
(“alguna vez”). En cambio aliquo, alicubi, alicunde,
aliqua y aliquando (“a alguna parte, en alguna parte,
de alguna parte, por alguna parte, alguna vez”) son
siempre indefinidos sin excepción alguna.
(48) En cuanto a quis, indefinido de sustancia, apa-
rece con el significado de qualis y quantus, mientras
que qualis o quantus no aparecen nunca como quis. Así
Virgilio, en el libro IV de Eneida, 133 Quis nouus hic
nostris successit sedibus hospes?, donde quis equivale
a qualis (“qué tipo”). Y este mismo autor en el libro
VI, 134 Qui iuuenes! Quantas ostentant, aspice, uires!,
en el que qui equivale a quales (“qué”). De manera si-
milar, el adverbio qui, que procede del nombre de sus-
tancia quis, aparece con el valor de qualiter (“de qué
modo”), mientras que qualiter no aparece por qui, cuyo
significado propio es “a causa de qué”. Terencio en An-
dria, 135 Quis [tibi] uideor?– Miser aeque atque ego,

––––––––––
132
Verg., Aeneid. X 366-7.
133
Verg., Aeneid. IV 10.
134
Verg., Aeneid. VI 771.
135
Ter., Andr. 702.

114
Libro XVII

donde quis equivale a qualis (“cómo”). Este mismo au-


tor en Formión, 136 Quot me censes homines iam deuer-
berasse usque ad necem, / Hospites, tunc ciues? Quo
magis noui, tanto saepius, donde quo equivale a quanto
(“cuanto”). Y el mismo Terencio en Eunuco, 137 Qui is-
tuc?, en el que qui equivale a quomodo (“de qué
modo”). O en Andria, 138 Qui? Quia te noui, en el que
encontramos qui con el valor de propter quid (“¿por qué
razón?”).
Sin embargo, tanto éste último como todo el resto
de adverbios interrogativos apuntan a las numerosas
especies de interrogaciones, al igual que los adverbios
locales y temporales que hemos citado.
(49) Además, esos mismos son también anafóricos,
como cur (“¿por qué?”), quia (“puesto que”), διὰ τί (“¿a
causa de qué?”) y διότι (“puesto que”). Como interro-
gativo los encontramos en el libro I de las Odas de Ho-
racio, 139 Cur apricum / Oderit campum? Y en ese
mismo libro140 lo encontramos con valor anafórico, Et
altis urbibus ultimae / Stetere causae, cur perirent / Fun-
ditus, en el que cur equivale a διόπερ (“por las cuales”).
Y este mismo autor en la misma obra,141 Neu miserabi-
les / Decantes elegos, cur tibi iunior / Laesa praeniteat
fide, donde cur equivale a διότι. De manera similar quia
tiene valor interrogativo en el libro V de Virgilio,142 Heu
––––––––––
136
Ter., Phorm. 327-8.
137
Ter., Eun. 121.
138
Ter., Andr. 502.
139
Hor., Carm. I 8, 3-4.
140
Hor., Carm. I 16, 18-20.
141
Hor., Carm. I 33, 2-4.
142
Verg., Aeneid. V 13.

115
PRISCIANO, Sintaxis

quia nam tanti cinxerunt aethera nimbi? Y sin embargo


Terencio en Los hermanos,143 Quia praeter spem euenit,
lo utilizó como el anafórico διότι.
En efecto, todos los tipos de causas encuentran su
respuesta en éstos, del mismo modo que en aquéllos
todas las expresadas por adverbios y nombres de lugar
o de tiempo. En cuanto a los adverbios que no se rela-
cionan con especies diferentes, no pueden ser interro-
gativos, como el de exhortación heia (“¡ea!”), el de
llamada heus (“¡eh!), el de respuesta hem (“¡ah!”) y
otros similares.
Podemos encontrar quisque con el valor de
quicumque (“cada uno”), qualisque con el de qualis-
cumque (“cualquiera que”). Y de manera similar los
adverbios quoque como quocumque (“a cualquier
parte que”), quaque como quacumque (“por cualquier
parte que”), quandoque como quandocumque (“en
cualquier momento que”). [Virgilio en el libro VII, 144
o matres, audite ubi quaeque, Latinae, donde quaeque
tiene el valor de “quaecumque” (“cada una”). En esta
cita en cambio ubi puede entenderse como ubicumque
(“donde sea que”)]. 145
(50) También quorsum (“¿hacia dónde?”), com-
puesto por quo y uersum, puede ser interrogativo, ana-
fórico e indefinido, en relación con todos los valores
que, desde el punto de vista de lugar, indican alguna

––––––––––
143
Ter., Ad. 815.
144
Verg., Aeneid. VII 400.
145
Tanto Hertz en GLK como el grupo Ars Grammatica (2010-135)
consideran que este ejemplo forma parte de una interpolación. De ahí su
inclusión entre corchetes.

116
Libro XVII

dirección. De manera que si se pregunta quorsum ua-


dis? (“¿a dónde vas?”), se puede responder horsum,
istorsum, sursum, deorsum, dextrorsum, sinistrorsum,
orientem uersus, occidentem uersus (“de este lado, de
ese, hacia arriba, hacia abajo, hacia la derecha, hacia
la izquierda, hacia el este, hacia el oeste”). También es
anafórico, cuando recibe un acento grave, como
cuando digo quorsùm ille ierat, et ego ii (“a donde él
había ido, también fui yo”), e indefinido, como en
quorsùm ille uadit, et tu uade (“a donde él va, ve tú
también”).
Igualmente, quoad (“hasta dónde”) es indefinido,
interrogativo y anafórico. Puede equivaler a quousque
(“hasta cuándo”) y a quando (“cuando”), que, como ya
hemos mostrado, tiene un significado triple. Así Teren-
cio en Formión, 146 Quid? Senem / Quoad expectatis
uestrum?, lo utilizó con valor interrogativo.
(51) También es anafórico, en ejemplos como
quoad iussisti, parui (“en lo que ordenaste, obedecí”).
Indefinido: quoad libet, scribo (“tanto como me place,
escribo”. De manera similar, quousque puede ser us-
que ad quod tempus (“hasta qué momento”), usque ad
quem locum (“hasta qué lugar”), y a la vez interroga-
tivo, anafórico e indefinido. Interrogativo, como en el
libro I de Catilinarias de Cicerón, 147 Quousque tan-
dem abutere, Catilina, patientia nostra? (“Hasta
cuándo abusarás, Catilina, de nuestra paciencia”?).
Anafórico, como en quousque uisum est doctori, didici

––––––––––
146
Ter., Phorm. 147-8.
147
Cic., Cat. I, 1.

117
PRISCIANO, Sintaxis

(“en lo que le pareció a mi maestro, aprendí”); indefi-


nido, como en quousque uideatur tibi, uenio (“en la me-
dida en que te parezca, vengo”).
Los escritores, con muchísima frecuencia, usan ad-
verbios de lugar con valor de tiempo, pero no los de
tiempo para indicar lugar. Así, en el libro V de Eneida
de Virgilio, 148 Hic patris Aeneae suspensam blanda
uicissim / Gaudia pertemptant mentem, donde encon-
tramos “hic” con el valor de “tunc” (“entonces”). E
igualmente, en el libro II, 149 Inde toro pater Aeneas sic
orsus ab alto, donde inde equivale a postea y deinde
(“después”).
(52) Puesto que en los capítulos anteriores, hemos
tratado de las formas que, en latín, pueden funcionar
como artículos, así como de los nombres genérica-
mente indefinidos, anafóricos e interrogativos, que los
estoicos solían colocar entre los artículos por la
anáfora, e igualmente acerca de los adverbios, que o
bien se forman a partir de ellos o responden a sus di-
versos valores, pienso que es lógico tratar también so-
bre la construcción de los pronombres. Pues bien, los
artículos acompañan a los nombres en la oración,
mientras que los pronombres los sustituyen. 150 Por
otra parte, tampoco en griego, al referirse los pronom-

––––––––––
148
Verg., Aeneid. V 827-8.
149
Verg., Aeneid. II 2.
150
Cfr. Apolonio, Sintaxis II, 1 (pág.159), donde se marca también el paso
del estudio del artículo al del pronombre, porque el primero acompaña al
nombre y éste segundo lo sustituye. En la parte siguiente de este capítulo, en
la indicación de por qué los pronombres tienen casos y personas, traduce tam-
bién Prisciano literalmente a Apolonio Díscolo, II 2 (p.159).

118
Libro XVII

bres demostrativos a personas presentes, caracteriza-


das por su cercanía, pueden desempeñar la función de
artículos prepositivos, de los que, como sabemos, ca-
rece la lengua latina. Es evidente que esta es la razón
por la que tienen declinación casual, para sustituir al
nombre en cualquier situación, es decir, en todos sus
casos, y también tienen distinción de personas, de ma-
nera que lo que le falta al nombre, esto es la distinción
de personas, lo tienen sus sustitutos, que poseen de
este modo los casos del nombre, y las personas del
verbo.
(53) Por ello flexionan asumiendo dos declinacio-
nes, una nominal y otra verbal, pero no confundiéndo-
las, sino con una separación sumamente adecuada,
pues dejaron la flexión nominal para las terminaciones
y la distinción de personas para la parte inicial. 151 Y es
que, evidentemente, si se mezclaran las dos declina-
ciones en la misma parte de la palabra, el cambio de
caso supondría una dificultad para la distinción de per-
sonas, y por el contrario la distinción de personas pro-
duciría confusión también en la de casos, por lo cual
los pronombres distinguen los casos así: mei, mihi, me;
las personas: mei, tui, sui; y personas y casos: mei, tibi.
Y en todas las circunstancias mencionadas es definido,
esto es, en cuanto a personas y casos, en los que tam-
bién se manifiestan los números, gracias a la distribu-
ción que hemos mencionado en dos partes, al principio
y al final. Sin embargo estas dos declinaciones, tanto

––––––––––
151
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 3 (pp.159-60).

119
PRISCIANO, Sintaxis

la casual como la de personas, cuando se da en las par-


tes de la oración que las consideran propias, es decir,
en el nombre y en el verbo, aparecen al final, como
vemos en bonus, bona, bonum, boni, bonae, boni,
scribo, scribis, scribit. 152
(54) 153 No creo que sea necesario que alguien se
pregunte, ¿por qué en el pronombre no está la termi-
nación de persona también al final, como en los ver-
bos, sino al principio? Pues porque convenía que se
asignara sólo a una parte y, si se nos permite hablar
así, el final, razonablemente, se le atribuyó a los casos,
ya que el nombre tiene prioridad sobre el verbo, tal
como hemos mostrado, de manera que la propiedad
nominal, es decir, el caso, debe aparecer con razón al
final. Además, el pronombre es la forma que sustituye
e imita al nombre. Y es evidente que, de sus acciden-
tes, el que constituye su principal valor, es decir su na-
turaleza, es la persona contenida en él. Ahora bien, si
es la terminación la que domina en las partes de la ora-
ción, y la terminación del pronombre indica el caso,
entonces la denominación de pronombre la deberá a
esta parte final, ya que imita las características del
nombre en cuanto al caso, si bien también tiene pro-
piedades del verbo, en cuanto a la persona.
Pero antes de entrar en la construcción de cada uno
de los pronombres, 154 considero que conviene tratar

––––––––––
152
Es decir, en bonus, la desinencia -us indica caso nominativo, género
masculino y número singular; en scribo, la -o indica primera persona y
número singular.
153
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 4 (p.160).
154
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 5 (p.161).

120
Libro XVII

sobre sus propiedades, pues de éstas obtendremos in-


formación útil acerca de esa construcción.
(55) 155 Así pues, puesto que ya hemos mencionado
la característica principal y exclusiva del pronombre,
que se declina por dos partes, correspondiendo la inicial
a las personas y la final al caso, veamos otros aspectos.
En griego, entre los pronombres deícticos, unos son ab-
solutos y otros distintivos. Consideramos absolutos
aquellos que no necesitan el añadido de otra persona, y
que son en griego ἐγκλιτικά o “enclíticos”, como en
εἶδέν με, ἐλάλησέν μοι (“me vio”, “me habló”). Distinti-
vos son los que necesitan el añadido de otras personas,
denominados en griego ὁρθοτονούμενα: εἶδεν ἐμέ, οὐκ
ἐκεῖνον (“me vio a mí, no a él”), donde necesaria-
mente aparece otra persona, al igual que en los nom-
bres comparativos se requiere también el añadido de
otras personas, mientras que los positivos o absolutos
completan la construcción por sí mismos. En latín, los
mismos pronombres absolutos son también distinti-
vos, como observamos en uidit me (“me vio”) frente a
uidit me, illum autem non (“me vio a mí, pero no a
él”).
(56) Sin embargo, cuando el nominativo de los
pronombres de primera y segunda persona se cons-
truye con un verbo, puesto que ya el verbo por sí
mismo indica la persona, entonces con frecuencia el

––––––––––
155
Apolonio, Sintaxis II 6 (p.161). Si bien este pasaje de Prisciano co-
rresponde al citado de Apolonio, en este caso la correspondencia no es li-
teral, al introducirse en la gramática latina la diferenciación entre las dos
lenguas.

121
PRISCIANO, Sintaxis

pronombre es distintivo: ego dico, ille autem non (“yo


hablo, pero él no”). 156
En la tercera persona 157 del pronombre se produce
también una anáfora, mediante la que nos referimos a
un nombre ya mencionado gracias al pronombre, que
sustituye a ese nombre, como vemos en Iuppiter post-
quam Troas et Hectora nauibus appulit, ipse reiecit
oculos claros.
Por otra parte, 158 hay que saber que los pronom-
bres demostrativos, frente a los anafóricos, no sustitu-
yen a nombres antes mencionados, sino a aquellos que
no pueden indicar deixis, mientras que los anafóricos
aparecen en lugar de esos nombres que han aparecido
antes y que no pueden repetirse. Y es que si alguien,
en lugar de ipse reiecit oculos claros, utiliza nueva-
mente Iuppiter, no enlaza las dos oraciones de Iuppi-
ter, sino que comienza una nueva oración.
Por otra parte, 159 un mismo nombre propio puede
referirse a distintas personas, porque si digo Aiax uenit
ad Troiam, Aiax fortiter pugnauit contra Troianos
(“Ayax fue a Troya, Ayax luchó valerosamente contra
los troyanos”), es dudoso si nos referimos a la misma
persona, ya que al existir dos Ayax que compartían el
mismo nombre, los dos podían ser los autores de esas
acciones. En cambio, si digo Aiax uenit ad Troiam,
––––––––––
156
Como vemos en este pasaje, Prisciano no distingue los pronombres
personales y los demostrativos.
157
Retoma aquí Prisciano la traducción literal de Apolonio (Sintaxis II,
8, p.162), traduciendo incluso el ejemplo de Hom., Iliad. XIII 1.
158
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 10 (p.162). Omite Prisciano el capítulo II
9, que contiene alusiones al artículo.
159
Este añadido sí corresponde a Prisciano.

122
Libro XVII

idem fortiter pugnauit contra Troianos (“Ayax vino a


Troya, él mismo luchó valerosamente contra los tro-
yanos”) sólo puede entenderse una persona.
(57) Así pues, en todos los pronombres anafóricos
hay un único enunciado, que retoma un nombre men-
cionado con anterioridad. Lógicamente, en lugar de un
pronombre anafórico, se puede utilizar el nombre y
cambiar la oración, como en Iuppiter tonat, Iuppiter
fulminat (“Júpiter truena, Júpiter lanza rayos”). Pero
estas oraciones pueden aparecer de manera indepen-
diente, o con el orden invertido entre ellas, puesto que
la segunda no se refiere a la primera, que es lo que sí
hace el pronombre anafórico al referirse a un nombre
que ha aparecido anteriormente.
Así pues, 160 cuando ille (“aquél”) o hic (“éste”) no
se refieren a algo que percibimos por la vista, hay que
considerar que su deixis es conceptual. De este modo,
hay pronombres cuya deixis se relaciona con lo que se
ve, como ego (“yo”) y tu (“tú”); otros con lo que se ve
o se piensa. Así, con lo visual: hic uir, hic est, tibi
quem promitti saepius audis; 161 y con lo conceptual:
hic pietatis honos? sic nos in sceptra reponis? 162
(58) 163 Por otra parte, sólo los pronombres tienen
formas distintas para terceras personas diversas, mien-
tras que los verbos, con una sola forma, se adaptan a
––––––––––
160
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 12 (p.163), que utiliza ἐκεινος y οὑτος,
en lugar de los ille e hic de Prisciano, quien amplía además el pasaje con
los ejemplos virgilianos y referencias a los deícticos latinos.
161
Verg., Aeneid. VI 791.
162
Verg., Aeneid. I 253.
163
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 13 (p.163). La traducción es prácticamente
literal, si bien Prisciano cambia los nombres griegos por nombres latinos

123
PRISCIANO, Sintaxis

múltiples terceras personas. En efecto, decimos: scri-


bit Probus uel Seruius (“escribe Probo o Servio”), 164
o cualquier persona que pueda asumir esta acción. Sin
embargo, eso no ocurre con los pronombres, ya que
son anafóricos ipse, is o sui, que es primario, 165 y son
deícticos hic, iste o ille. La diferencia entre éstos es
que ille (“aquel”) se refiere a una distancia mayor,
como Terencio en Eunuco, Viden tu illum, Thais?; 166
iste (“ese”) un poco más cercana como iste tuus filius
et hanc aspice prolem y, en cuanto a hic (“este”), lo
podemos utilizar no sólo refiriéndonos a alguien pre-
sente, sino también ausente pues, además, como he-
mos apuntado anteriormente, la deixis puede ser con-
ceptual: Hoc regnum dea gentibus esse, donde Virgi-
lio en el libro I 167 se refiere con esta deixis a la ciudad
de Cartago. 168
(59) Iste (“ese”) en cambio sí se refiere con fre-
cuencia a una deixis visual. Virgilio en el libro VI, 169
Non hoc ista sibi tempus spectacula poscit; si bien hay
autores que sí lo utilizan acerca de referentes ausentes,

––––––––––
en los ejemplos: “escribe Probo” en vez de “escribe Trifón”, cambian tam-
bién los pronombres concretos por ser diferentes en griego y latín…
164
Es significativo que, en este ejemplo, Prisciano sustituye los nombres
de los gramáticos griegos Dionisio y Trifón, que son los que aparecen en
Apolonio Díscolo, por Probo y Servio, nombres de gramáticos latinos.
165
Prisciano denomina primario a sui (se, sui, sibi), por oposición al
posesivo, suus, que sería secundario o derivado.
166
Ter., Eun.754.
167
Verg., Aeneid. I 17.
168
En la edición de Keil no aparecen los ejemplos mencionados a pro-
pósito de ille e iste.
169
Verg., Aeneid. VI 37.

124
Libro XVII

o que no pueden verse, tal como hemos dicho ya. Vir-


gilio, en el libro XI: 170 Sed nunc est omnia quando /
iste animus supra; Terencio en Los hermanos, 171 Iste
tuus ipse sentiet / Posterius, refiriéndose a Esquino,
que no está presente. También ille (“aquel”), incluso
cuando es anafórico, puede aludir a alguien ausente o
presente. Así: Sic Iuppiter ille monebat; 172 Tune ille
Aeneas; 173 o Ille ego, qui quondam gracili modulatus
auena / Carmen, 174 aunque también, mediante la fi-
gura de la “apóstrofe”, la ἀποστροφή griega, se puede
utilizar la segunda persona para referirnos a alguien
ausente, hablando como si estuviera presente. Así lo
hace Juvenal, en II: 175 Tune duos una, saeuissima
uipera, cena, / Tune duos?
(60) 176 Del mismo modo que, en griego, se añade
–i a algunos pronombres para dar más intensidad a su
significado, como en ἐκεινοσί, οὑτοσί, ὁδί, así tam-
bién en latín el añadido de -met, -te, -pte, -ce refuerza
el significado en formas como egomet, tute, meapte,
nostrapte, huiusce, de los que hemos tratado ya am-
pliamente al analizar el pronombre. 177

––––––––––
170
Verg., Aeneid. XI 509-10.
171
Ter., Adelph. 139-40.
172
Verg., Aeneid. VII 110.
173
Verg., Aeneid. I 617.
174
Verg., Aeneid. I, 1 sigs.
175
Juv., Serm. VI 641-2.
176
Después de ampliar Prisciano lo dicho por Apolonio con todos los
ejemplos anteriores, retoma de nuevo su seguimiento (Sintaxis, II,14,
p.164), en este caso acerca del añadido de formas enclíticas para reforzar
el significado de los pronombres, si bien el préstamo no es literal, sino tan
solo del contenido, por las diferencias de los añadidos latinos y griegos.
177
Cfr. GLK II 590 sigs.

125
PRISCIANO, Sintaxis

Así pues, las personas de los pronombres se defi-


nen no sólo a partir de su carácter deíctico, que alude
a referentes que están presentes y se perciben por la
vista, sino también a partir de la anáfora, que alude a
referentes ausentes. Y así tenía razón Aristarco, 178
cuando apuntaba que los pronombres tienen un
vínculo especial con las personas, puesto que idéntica
y solidariamente abarcan a todas las personas ya me-
diante deíxis o anáfora; mientras que, en cambio, los
verbos no tienen ese vínculo, puesto que si bien en la
primera y segunda persona son definidos, en tercera
no, a no ser que la acción se refiera en exclusividad a
un único ser, como fulminat (“relampaguea”), tonat
(“truena”), que se entienden acciones propias sólo de
Júpiter. De manera que no es el verbo en tercera per-
sona el definido, sino quien realiza la acción que tiene
como propia ese verbo de sujeto único.
(61) 179 Así pues, es evidente que la causa de que
haya formas diferentes para las terceras personas de
los pronombres es que no se indiquen personas dife-
rentes con una forma única. Pues entonces esas formas
serían indefinidas, como ocurre con los verbos en ter-
cera persona, lo cual sería contrario a la caracteriza-
ción principal de los pronombres, y es que cuando una
sola forma significa varias cosas, eso produce indefi-
nición. 180
––––––––––
178
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 15-16 (pp.164-5).
179
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 17 (p.165).
180
En los verbos en tercera persona (scribit, ambulat…) al no haber
diferencia, no hay distinción, sin embargo, en la tercera persona de los pro-
nombres (hic, iste, ille, is…) esa diversidad sí permite la diferenciación y
que, por lo tanto, sean determinadas.

126
Libro XVII

Además, 181 si las otras formas casuales suelen


completar su declinación a partir del nominativo, con-
formando el genitivo y el resto de casos a partir de él,
los pronombres primarios, esto es ego, tu, mei, tui, sui,
mihi, tibi, sibi se declinan más bien en los diferentes
casos con temas independientes, puesto que, según la
norma no sería posible que ego tuviera como genitivo
mei, ni tampoco a mei le corresponden regularmente
mihi y me. Y también son irregulares los cambios de
número: ego, mei, nos; tu, tui, uos. Y es que ningún
genitivo que no surja del nominativo, puede declinarse
regularmente para ofrecer las formas plurales que co-
rresponderían al nominativo. En cambio, el que se de-
clina partiendo del nominativo sí tiene esa regularidad
en la flexión de los casos y números.
(62) 182 Y así los heteróclitos, esto es los términos
con declinación irregular, necesariamente adquieren
un nominativo correspondiente al genitivo, a partir del
que se declinaban los distintos números y casos. Por
ejemplo, del genitivo itineris se forma itineri e itinera,
y también de él se crea el nominativo itiner. De ma-
nera similar, precis, uicis, frugis y lateris, que son ge-
nitivos, dan lugar a preci, uici, frugi y lateri; y a pre-
ces, uices, fruges, lateres. Por lo cual, correctamente,
se crearon también los nominativos prex, uix, frux o
frugis y later.
––––––––––
181
Apolonio, Sintaxis II 18 (p. 166). Al igual que en la edición del grupo
Ars Grammatica (2010: 147), preferimos unir esta afirmación con el si-
guiente pasaje, en vez de con el anterior, que es como aparece en la edición
de Keil.
182
Apolonio, Sintaxis II 19 (p.166). Si bien Prisciano “latiniza” los
ejemplos.

127
PRISCIANO, Sintaxis

Así pues, 183 el genitivo mei, al no declinarse, sino


ser independiente, no determinó una regularidad en la
flexión de los casos, ni de los números. Pero, en cam-
bio ille, iste y otros similares, al declinar el genitivo
partiendo del nominativo, sí formaron esas flexiones
regulares para el resto de casos y números.
(63) 184 Tal vez alguien se pregunte por qué algunos
pronombres evitaron esa analogía, y también por qué
no lo hicieron todos. La categoría de los nombres se
creó para significar cualidades comunes o propias, que
son innumerables, como por ejemplo homo, Plato
(“hombre, Platón”). Y puesto que los nombres no tie-
nen posibilidad de indicar deixis ni anáfora, que es lo
que define a las personas de los pronombres, se creó
un número indeterminado de nombres para que pudie-
ran extender su cualidad a cada uno de los referentes.
Y es por lo que se produce bastante confusión en la
indicación de una cualidad cuando en una sola forma
coinciden varios nombres, ya sean comunes o propios,
lo que provoca que la persona significada por el nom-
bre careciera de determinación. No debemos extrañar-
nos de esto, puesto que también los nombres propios,
aunque su función sea diferenciar a un solo ser de to-
dos los demás, sin embargo producen indeterminación
si no pueden indicar, con ayuda de la deixis que otorga
el pronombre, todas las cualidades que separan a ese
ser de todos los demás. En efecto, aunque sepamos
que Virgilio fue un poeta y que era hijo de Marón, al
––––––––––
183
Apolonio, Sintaxis II 20 (p.166-7).
184
Apolonio, Sintaxis II 22 (p.167-8), si bien Prisciano desarrolla más
la explicación y añade ejemplos.

128
Libro XVII

verle, si eso pudiera ser, desconoceríamos cuál era su


nombre a no ser que alguien, señalándole, dijera hic
est Vergilius (“éste es Virgilio”).
Por eso el nominativo, diferenciado para cada uno
de los referentes, exigía que los casos oblicuos se fle-
xionaran regularmente a partir de él, para evitar atri-
buciones de significado confusas. Y por eso 185 se fle-
xionaron también necesariamente por géneros, para
que pudieran distinguirse además por esta cualidad del
género.
(64) E, igualmente, éste es el motivo por el que se
crearon los adjetivos, para completar la significación
de los nombres, comunes o propios, y así a equus (“ca-
ballo”), se le añade albus (“blanco”) o fortis
(“fuerte”), a Plato (“Platón”) sapiens (“sabio”) o
bonus (“bueno”), a Mars (“Marte”) Gradivus (“Beli-
coso”) y otros muchos adjetivos que podrían atribuír-
seles. Y de ahí también que se creasen términos com-
puestos, como beneficus, maleficus, omnipotens (“be-
néfico, maléfico, omnipotente”), que se forman con
los accidentes que indican cualidad y cantidad.
Pero los pronombres, 186 como debido a su deixis
no pueden indicar otra cosa que una sustancia concreta
–y las cualidades que le corresponden, en la medida en
que sean visibles, como album (“lo blanco”), nigrum
(“lo negro”), longum (“lo largo”), breue (“lo corto”),
pues en la forma del pronombre no se indica sino lo
visible– por eso rechazaron lógicamente la existencia
––––––––––
185
Apolonio, Sintaxis II 23 (p.168), aunque también Prisciano completa
la explicación añadiendo, sobre todo, más ejemplos.
186
Apolonio, Sintaxis II 24 (p.168-9).

129
PRISCIANO, Sintaxis

de muchas formas, puesto que cada una de ellas puede


sustituir en diferentes casos a cualquier nombre. Y es
que en todos los seres, la significación propia es única,
pero las cualidades, que es lo que atribuye el nombre,
son múltiples.
(65) Y si eso es cierto, se explica también por qué
los pronombres rechazaron tener una declinación
como la de los nombres, para que al ser usados en lu-
gar de esos nombres, no se confundieran si tenían la
misma terminación. Y puesto que los pronombres tie-
nen una significación única para todas las cosas que
existen, de manera que con una sola forma indican esa
propiedad sea cual sea el referente, tuvieron también
una declinación única, de manera que pudieran abar-
car a las distintas personas y casos, sin tener que so-
meterse a ninguna regla, ya que ésta no tendría sentido
en formas únicas. Así, es evidente que la primera y la
segunda persona, que no son sino deixis, tienen formas
únicas y propias. Y también por eso los distintos gé-
neros no necesitan terminaciones propias, puesto que
con una sola terminación tenían suficiente, ya que me-
diante la deixis se indica la sustancia, y ésta se encuen-
tra privada de género.
(66) 187 En cambio ille, ipse, hic, iste e is, como en
las terceras personas sí podía haber diferencias, ya que
podían estar ausentes o presentes, y estar más lejos o
más cerca, sí adoptaron género en su declinación para
poder establecer esa distinción.

––––––––––
187
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 26 (p.169), si bien el préstamo no es literal,
por las diferencias entre los pronombres griegos y latinos

130
Libro XVII

Al igual que los nombres, 188 también los pronom-


bres se relacionan con los verbos mediante casos dife-
rentes. Así los verbos forman una construcción intran-
sitiva con los nominativos, y transitiva con los casos
oblicuos: Theoctistus o iste currit (“Teoctisto o ese co-
rre”), Theoctisti o istius misereor (“me apiado de Teo-
ctisto o de ése”), Theoctisto o isti praebeo (“ofrezco a
Teoctisto o a ése”), Theoctistum o istum uideo (“veo a
Teoctisto o a ése”). 189
(67) También con el ablativo, que sigue a los de-
más casos oblicuos: Theoctisto o isto gaudeo (“dis-
fruto con Teoctisto o con ése”). El vocativo, por su
parte, se construye de forma intransitiva con un verbo
en segunda persona, puesto que, por su propia esencia,
se corresponde con las segundas personas: Theoctiste
o tu noster doctor legis o lege (“Teoctisto, o tú, nues-
tro maestro, lees o lee”). Virgilio en el libro X,190 Vi-
gilasne deum gens / Aenea? Vigila.
Sin embargo los casos oblicuos se adaptan a la
construcción transitiva de los verbos, que es intransi-
tiva con el nominativo. A no ser que se trate de verbos
de construcción absoluta, como en Theoctistus o iste
uiuit, spirat, floret, uiget (“Teoctisto o ese vive, res-
pira, florece, prospera”), etc. Estos verbos no necesi-

––––––––––
188
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 29 (p.171).
189
Como vemos, la acción de transire supone un paso de la acción entre
personas. En el caso de la relación nominativo-verbo, no hay paso, ya que
es la persona representada por el nominativo la que realiza la acción. Sin
embargo, al entrar en juego otra persona, representada por un caso oblicuo,
ya sí habría tránsito, de manera que se produce esa transitividad.
190
Verg., Aeneid. X 228-9.

131
PRISCIANO, Sintaxis

tan construirse con casos oblicuos, es decir, no requie-


ren unirse transitivamente a otras personas, ya que son
los verbos los que muestran la disposición de cada uno
de ellos, como vemos en ego doceo illum, Theoctistus
docet Priscianum, ego doceor ab isto, tu doceris ab
illo (“yo le enseño a él, Teoctisto enseña a Prisciano,
yo soy enseñado por ese, tú eres enseñado por él”). 191
Hay que mencionar que los verbos impersonales,
ya aparezcan en una construcción transitiva o intran-
sitiva, se construyen con casos oblicuos, a no ser que
se produzca una elipsis.
(68) Así, la construcción intransitiva curritur a me
(“es corrido por mí”) es la correspondiente a curro
(“corro”), statur a te (“es estado por ti”) a stas (“es-
tás”), sedetur ab illo (“es sentado por él”) a sedet ille
(“él se sienta”). Ahora bien, en estos verbos, cuando
van en pasiva, se puede entender también un nomina-
tivo de la misma raíz: curritur cursus, bellatur bellum
(“se corre la carrera, se lucha la guerra”), de manera
que, aunque no se mencione el agente, la construcción
queda completa con ese nominativo. Virgilio en el li-
bro VII, 192 Certatur comminus armis; Terencio en Eu-
nuco, 193 Quid agitur? Statur. 194
––––––––––
191
Como vemos, sería el verbo y su significado, el que determina la
construcción de la frase, es decir, que su construcción sea absoluta o que
requiera un complemento realizado con un caso oblicuo.
192
Verg., Aeneid. VII 553.
193
Ter., Eun. 271.
194
Como vemos, en estos últimos pasajes, ha eliminado Prisciano (si-
guiendo a Apolonio) dos categorías de verbos impersonales: la de fenóme-
nos de la naturaleza (fulminat, tonat), en la que en su opinión no se expresa
el nominativo sujeto por ser siempre el mismo (Júpiter), o la llamada pa-
siva impersonal, en la que se habría producido también la elipsis de un

132
Libro XVII

Y en construcción transitiva encontramos miseret


me tui, pudet te mei, paenitet illum sui (“me apiado de
ti, te avergüenzas de mí, se arrepiente de él”). Mei, tui
y sui son en este caso los genitivos de los pronombres
primarios, aunque a su vez son también los genitivos
de los posesivos.
(69) 195 No es nada extraordinario que una misma
forma, con un cambio en su significado, pueda con-
vertirse en otra diferente, ya que, al cambiar el signi-
ficado, una parte de la oración puede ver alterado tam-
bién el tipo al que pertenece. Por ejemplo, nombres
pueden transformarse en adverbios: sublime uolat
frente a sublimiter, sole recens orto 196 frente a recen-
ter, Y, a la inversa, adverbios en nombres: Sponte sua,
mane nouum. 197 También participios en nombres,
––––––––––
nominativo, que sería un nominativo cognatum, o del mismo significado
que el verbo (curritur cursus). Es pues la elipsis lo que explica estas apa-
rentes desviaciones que se producen en el uso. Y lo fundamental es que
esta elipsis es ya una figura gramatical, no retórica, y que explica construc-
ciones aparentemente desviadas en el uso. No hemos llegado aún, como sí
hicieron los gramáticos racionales del XVI, a negar la existencia de verbos
impersonales, pero sí se van dando ya pasos hacia esa afirmación, al insis-
tirse en que en toda oración hay dos componentes esenciales (nombre y
verbo), y que gran parte de las construcciones consideradas hasta ese mo-
mento impersonales son, en realidad, construcciones elípticas.
195
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 33 (p. 173) si bien el préstamo no es literal.
196
Verg., Georg. III 156. Estos ejemplos se convertirán ya en tópicos,
sobre todo en el Renacimiento, para explicar la figura de la enálage, de
gran importancia por ejemplo en Tomás Linacro. Esta figura consiste en el
cambio de la función normal que realiza una parte de la oración (por ejem-
plo en este caso entre un adjetivo y un adverbio). De este modo, en el Re-
nacimiento se analizan cuatro procedimientos y cuatro figuras gramatica-
les esenciales para explicar las aparentes desviaciones en el uso: añadido
(pleonasmo), supresión (elipsis), cambio de orden (hiperbaton), cambio de
función (enálage).
197
Verg., Georg. III 325.

133
PRISCIANO, Sintaxis

como amans ὁ ἐραστής, sapiens ὁ σοφός, doctus ὁ


εὐπαίδευτος, factum τὸ ἔργον. Estas formas, con estos
significados, carecen de tiempo. 198 Así pues, en la atri-
bución a una clase de palabras, no tiene tanta impor-
tancia la forma como el significado.
Los pronombres 199 se utilizan en sustitución de
nombres, pero no, como algunos piensan, por desco-
nocimiento de esos nombres, pues qué nombre desco-
nocemos cuando Eneas le dice a Dido, Ego te, quae
plurima fando enumerare uales? 200 Por el contrario es
manifiesto que se usan, porque los nombres no pueden
estar en primera y segunda persona, tal como hemos
mostrado.
(70) 201 Tal vez alguien podría decir ¿Y qué? ¿No
decimos acaso “yo” y “tú” cuando ignoramos los nom-
bres? A lo que se podría responder que esto se produce
accidentalmente puesto que, también de manera simi-
lar, nombres conocidos exigen con frecuencia cons-
truirse con pronombres, y no por eso el pronombre
deja de aparecer en lugar del nombre. En efecto, el
nombre propio, en potencia, es percibido mediante un
pronombre. Y no me refiero a la forma del nombre,
sino a lo que se contiene en ella, es decir a la cualidad
propia del referente, que es lo que corresponde a los
nombres propios. De este modo, 202 los pronombres no
––––––––––
198
Es decir, estos participios, al haberse convertido en nombres, pierden
el accidente y la significación temporal que es propia de su carácter verbal.
199
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 40 (p.176). Eso sí, Prisciano latiniza el
ejemplo, al citar La Eneida.
200
Verg., Aeneid. IV 333-4.
201
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 41 (p.176).
202
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 42 (pp.176-7).

134
Libro XVII

sirven para nada útil, si carecen de la persona que se-


ñalan y de la que es señalada. 203 Por eso, cuando los
pronombres aparecen solos, son indeterminados, por-
que carecen de su materia propia [es decir, de la indi-
cación de una cualidad significativa]204. Por eso es ra-
zonable que, quienes se envían cartas, suelan indicar
al principio los nombres propios, sin los cuales la co-
municación no quedaría completa, ya que los pronom-
bres de primera y de segunda personas se utilizan en
función de su correspondencia con la persona del que
escribe o de aquel a quien se escribe.
(71) Así pues, al indicarse delante los nombres
propios, como Cicero Bruto (“Cicerón a Bruto”), los
pronombres, por su propia esencia, refieren su deixis
a esos nombres. En efecto, si yo digo ego tibi et dudum
scripsi (“ya hace tiempo que yo te he escrito”), el pro-
nombre ego (“yo”) se refiere al nominativo colocado
delante, mientras que tibi (“te”) se refiere al dativo de
la segunda persona, adelantado ya por el dativo del
nombre mencionado con anterioridad. Y no hay duda
alguna de que, si quitamos esos nombres antepuestos,
los pronombres serían indeterminados.
Esta es la causa 205 por la que los nombres no pue-
den usarse en primera y en segunda persona, como ya
hemos mencionado con anterioridad, porque las cuali-

––––––––––
203
Es decir, si se les priva del poder deíctico.
204
Aceptamos la inclusión aquí de esta afirmación, tal como aparece en
la edición de Ars Grammatica, aunque en la edición de Keil se trasladaba
a otro lugar.
205
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 43 (pp.177-8) si bien Prisciano va a exten-
derse mucho más que Apolonio en la explicación.

135
PRISCIANO, Sintaxis

dades de la sustancia, ya sean genéricas, comunes, es-


pecíficas o individuales, que es lo propio de los nom-
bres, no tienen una distinción clara de persona, ya que,
por ejemplo, de cualquier hombre, puede decirse que
es una sustancia, humana o animal, y puede llamarse
Plato, Cicero, Vergilius (“Platón”, “Cicerón”, “Virgi-
lio”) o cualquiera de los nombres propios que pueden
atribuirse a cualquier persona.
(72) En cambio la primera persona no corresponde
a nadie sino a quien habla, y la segunda a nadie sino a
quien se dirige el discurso. Ésta es la causa, o también
puede ser el que nosotros no nos ponemos nombre a
nosotros mismos llamándonos, que es lo propio de la
primera persona, ni tampoco al poner nombre a los que
nacen, nos dirigimos a ellos de palabra, que es lo pro-
pio de la segunda persona. Así pues, necesariamente,
los nombres indican la tercera persona, en cualquiera
de sus casos, con la excepción del vocativo, que es el
único que transfiere el nombre de la tercera a la se-
gunda persona, ya que es el que hace expresa la deixis
con la que nos referimos a aquel que ha recibido un
nombre.
(73) 206 También es manifiesto que, cuando emiti-
mos un mensaje, debemos dirigirlo necesariamente a
personas. Y, en ese caso, no parece lícito utilizar nom-
bres para los receptores, puesto que los nombres son
de tercera persona, y la razón exige que la primera per-
sona se dirija a la segunda. Y ese fue el motivo por el
que surgieron los pronombres, porque un nombre no

––––––––––
206
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 44 (p.178).

136
Libro XVII

podía aparecer en una frase como ego tibi scripsi (“yo


te he escrito a ti”).
Y esta es la causa que explica que un pronombre,
siendo único, pueda sustituir a todos los nombres, ya
que tiene poder deíctico o anafórico para referirse, con
una única y misma forma, a cualquier sustancia deter-
minada, que es lo que se expresa en los nombres pro-
pios.
(74) 207 Sin embargo, que nadie piense que los pro-
nombres de tercera persona no tienen ninguna utilidad,
si todos los nombres pueden considerarse de tercera
persona. Y que nadie diga: “si los nombres pudieran
aparecer en primera o en segunda persona, tal vez no
se habrían inventado los pronombres”. A esto se le
puede replicar que los pronombres, una vez aparecie-
ron como sustituto de los nombres, recibieron por ac-
cidente el poder deíctico, ya que generalmente las per-
sonas a las que correspondían esos pronombres esta-
ban a la vista. Por eso, se ha considerado la deixis
como su cualidad esencial, que a partir de afectar a la
primera y a la segunda persona, afectó también a la
tercera.
(75) 208 Por tanto, los pronombres no se crearon
porque los nombres no tuvieran terceras personas, sino
porque carecían de poder deíctico, que es la cualidad
propia del pronombre. Por eso aparecen ambos en la

––––––––––
207
Apolonio, Sintaxis II 45 (pp. 178-9).
208
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 45 (pp.178-9). Si bien la traducción no es
literal pues en el ejemplo siguiente de Prisciano, en el que aparece Au-
gusto, en el de Apolonio aparece Ayax.

137
PRISCIANO, Sintaxis

expresión virgiliana, 209 Hic Caesar et omnis Iuli / Pro-


genies, en la que, al aparecer a la vista Augusto, se
utilizó necesariamente el pronombre hic para indicar
la deixis, lo que no hubiera sido posible con un nom-
bre, pero para indicar la cualidad propia de la persona
a la que ese pronombre señalaba, se añadió el nombre
Caesar.
Partiendo de estas consideraciones, 210 es evidente
que la frase Priscianus scribo (“Prisciano escribo”), y
otras similares, son sin duda incongruentes debido
sencillamente a una falta de coherencia en las perso-
nas, ya que el nombre es de tercera persona y en cam-
bio el verbo de primera.
(76) 211 Así pues hay una incongruencia, como
queda en evidencia, por el contrario, cuando las dos
formas son de tercera persona: Priscianus scribit
(“Prisciano escribe”). Ahora bien, esta premisa no se
cumple siempre, pues los verbos que significan exis-
tencia, o los que son de atribución de un nombre, sí
admiten perfectamente nombres en primera o segunda
personas, cualidad que hemos considerado incon-
gruente en el resto de verbos. Así: sum pius Aeneas 212
(“soy el piadoso Eneas”), Cicero nominor (“me llamo
Cicerón”), etc. Ahora bien, hay autores que, exten-
diendo esta licencia particular a otros verbos, los unen
con verbos de primera y segunda persona. Es lo que

––––––––––
209
Verg., Aeneid. VI 789-90.
210
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 46 (p.179). Prisciano simplemente cambia
el ejemplo “Apolonio escribo” por su propio nombre “Prisciano escribo”.
211
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 47 (p.179).
212
Verg., Aeneid. I 378.

138
Libro XVII

observamos en Homero, 213 Φοῖβον Ἀπόλλωνα


χρυσάορον, ὅς σε πάρος γε / Ῥύομαι; Eurípides en Hé-
cuba, 214 Ἥκω νεκρῶν κευθμῶνα καὶ σκότου πύλας /
Λιπὼν … Πολύδωρος”, o en Las Bacantes de este
mismo autor, 215 Ἥκω Διὸς παῖς τήνδε Θηβαίαν κατὰ /
Διόνυσος; Tucídides, 216 Ἥκω Θεμιστοκλῆς παρὰ σέ.
En todos estos ejemplos, falta ego (“yo”).
(77) Esta construcción se da también en autores la-
tinos, como vemos en el libro IV de Juvenal, 217 Nam
cum sis conuiua mihi promissus, habebis / Euandrum,
uenies Tirynthius aut minor illo / Hospes, donde se
sobreentiende tu (“tú”).
En los verbos citados anteriormente, esto es, en las
formas del verbo “ser”, así como en los de llamada, se
admiten bien todas las personas, incluso sin pronom-
bre. Y es que, como los propios verbos indican por sí
mismos la sustancia, que es propia de cada individuo,
o su denominación, necesariamente se eliminan los
pronombres, que conllevan también la significación
de la sustancia, por lo que estos verbos se unen a nom-
bres, que indican una cualidad propia, como homo sum
(“soy hombre”), Apollonius uocor (“me llamo Apolo-
nio”).
(78) Por eso, nadie dice ego sum (“soy yo”), o ego
uocor (“me llamo yo”), puesto que la deixis duplicada
de la sustancia, sin indicación de su cualidad propia,
no produciría un significado completo.
––––––––––
213
Hom., Iliad. XV 256-7.
214
Eur., Hecub. 1-3.
215
Eur., Bach. 1-2.
216
Thucid., Hist. I 137,4.
217
Juv., Sat. IV 11, 60-2.

139
PRISCIANO, Sintaxis

En efecto, no sería posible atribuir una cualidad


propia, que es lo que indica un nombre propio, a un
término común, como el pronombre, que es apropiado
en general para todos los sujetos. Es lo que vemos en
ego sum (“soy yo”), ego nominor (“soy llamado yo”),
en los que se relacionarían los verbos sólo con los pro-
nombres. Y es que no sería la indicación de una cuali-
dad propia, sino del hecho mismo de existencia, lo que
estaríamos aportando a cualquier ser al que le corres-
pondiera el pronombre ego (“yo”). Y lo mismo se
puede decir del resto de personas.
(79) Así pues, es evidente que, puesto que los ver-
bos antes mencionados reflejan simplemente la carac-
terización que aportan los nombres, o su denomina-
ción, y arrastran a esos nombres de la tercera a la pri-
mera persona, cuando decimos Priscianus sum (“soy
Prisciano”) o Cicero uocor (“me llamo Prisciano”),
tanto el verbo de existencia como el apelativo conlle-
van en sí mismos la atribución de la sustancia especí-
fica que aportaría el pronombre. Por eso es frecuente
encontrar ejemplos en los que sí se mencionan pro-
nombres demostrativos, pero no los verbos menciona-
dos, aunque éstos deben sobreentenderse, como en
Virgilio VI, 218 Hic Caesar et omnis Iuli / Progenies.
Y esta misma es la causa por la que también, con fre-
cuencia, encontramos en las oraciones adverbios de-
mostrativos junto a verbos como los anteriores, aun-
que no aparezcan expresos. Así, Virgilio en el libro I

––––––––––
218
Verg., Aeneid. VI 790-1.

140
Libro XVII

de Eneida, 219 Tune ille Aeneas, quem Dardanio An-


chisae? Y en el III, 220 Nam Polydorus ego. O, 221 Ecce
tibi Ausoniae tellus, hanc arripe uelis.
(80) Igualmente, pueden aparecer expresos nom-
bres de sustancia, elidiéndose en cambio los verbos de
existencia: Lucano, en el I, 222 Quis furor, o ciues, quae
tanta insania ferri! Virgilio, en el libro IV de
Eneida, 223 Quis tibi tum, Dido, cernenti talia sensus! /
Quosue dabas gemitus! Y también encontramos ex-
presos los indefinidos qualis o quantus, o incluso quis
en su lugar, mientras que se ha elidido con frecuencia
el verbo sustantivo, a veces como participio. Así, Ju-
venal en el IV, 224 O qualis facies et quali digna tabe-
lla! Virgilio, en el libro I de Eneida, 225 Certe hinc Ro-
manos olim, uoluentibus annis, / Hinc fore ductores
reuocato a sanguine Teucri, / Qui mare, qui terras
omni dicione tenerent, / Pollicitus.
(81) Sin embargo, si decimos Cicero accuso (“Ci-
cerón acuso”) no es correcto, frente a Cicero sum
(“soy Cicerón”), ya que el verbo de acusación no con-
llevaría el significado de sustancia que sí aporta el
verbo sustantivo, o la apelación, que encontramos en
un verbo de llamada.
Igualmente, como los participios son de tercera
persona, al igual que los nombres, los asociamos bien
––––––––––
219
Verg., Aeneid. I 617.
220
Verg., Aeneid. III 45.
221
Verg., Aeneid. III 477.
222
Luc., Phars. I 8.
223
Verg., Aeneid. IV 408-9.
224
Juv., Sat. IV 10, 157.
225
Verg., Aeneid I 234-7

141
PRISCIANO, Sintaxis

con verbos sustantivos, de manera que pueden desem-


peñar por ejemplo el lugar de las terceras personas de
los verbos, como en amatus sum, es, est, doctus sum,
es, est. Y si no aparecen los participios, se utilizan en
su lugar nombres indefinidos de sustancia con un
verbo: ego sum qui amor (“soy yo quien soy amado”)
que equivale a ὁ φιλούμενος, o tu es qui amasti (“tú
eres quien amaste”) por ὁ φιλήσας. Pero en latín care-
cemos de estos participios.
(82) Acerca también de los participios, observa
cuál es el valor de lo significado por la sustancia, por-
que en lugar de un participio –que indica la sustancia
del agente o paciente, y la acción realizada o recibida–,
aparece el nombre de sustancia con un verbo. Por
ejemplo: quid est amans?, qui amat (“¿qué es amans?
Quien ama”); quid est nascens?, qui nascitur (“¿qué
es nascens? Quien nace”)–. Y en lugar de un verbo,
encontramos un participio con el verbo sustantivo,
como pransus sum por prandi, meritus sum por merui.
Y advierte igualmente que, cuando también el
nombre de sustancia, como hemos dicho, y a su vez el
verbo sustantivo se colocan, éste junto a un participio
y desempeñando el papel de verbo, 226 y aquél asociado
a un verbo y reemplazando a un participio–, 227 se re-
fieren a todas las personas de los pronombres: ego qui
scripsi, tu qui scripsisti, ille qui scripsit (“yo que es-
cribí, tú que escribiste, él que escribió”).
––––––––––
226
Es decir, una construcción del tipo qui meritus sum, donde aparece
el nombre de sustancia (qui), y el participio asociado al verbo sum, con la
función de un verbo (cfr. Grammaire…, 2010: 169 en nota).
227
En este caso: nombre de sustancia (qui) asociado a un verbo y reem-
plazando a un participio, como en qui scripsit (ibid.).

142
Libro XVII

Y es que, al igual que los verbos de denominación


no se unen a pronombres, así tampoco a los partici-
pios, pues se refieren a nombres. En cambio, las for-
mas del verbo sustantivo se unen sin problema alguno,
puesto que, junto a los participios, indican la esencia
de la acción o la pasión, como en amatus sum, es, est
(“he sido, has sido o ha sido amado).
(83) 228 Así pues, debemos tratar sobre la construc-
ción de los pronombres con el verbo. Los casos obli-
cuos de los pronombres dependen completamente de
los verbos, al igual que los de los nombres, como ve-
mos en illius misereor, illi noceo, illum accuso, illo
nitor (“me apiado de él, le golpeo, lo acuso, me apoyo
en él”). De esta construcción se comprende cómo ac-
túa aquí la categoría de la persona, que como hemos
afirmado, no lo hace de forma recíproca, ya que no to-
dos los verbos necesitan construirse con casos obli-
cuos de nombres o pronombres, pero todos los casos
oblicuos necesitan a los verbos. En efecto, de los ver-
bos, algunos son completos y absolutos, y algunos in-
completos, 229 como vemos en ambulat homo, uiuit,
currit, sedet (“un hombre pasea, vive, corre, se
sienta”), etc., que son absolutos y no requieren casos
oblicuos; pero si digo accusat, uidet, insimulat
(“acusa, ve, denuncia”), son incompletos y necesitan
el añadido de casos oblicuos para completar su signi-
ficado. Pero sobre cada una de estas formaciones ya
––––––––––
228
Retoma aquí Prisciano su seguimiento de la Sintaxis de Apolonio
Díscolo, cfr. II, 48 (pp.179-80).
229
Apolonio Díscolo y Prisciano consideran a los verbos transitivos
como incompletos desde el punto de vista del significado, ya que necesitan
completar ese significado con el caso oblicuo de un nombre o pronombre.

143
PRISCIANO, Sintaxis

iremos tratando cuando analicemos la construcción


del verbo. 230
Ahora bien, 231 algunos plantearon que la construc-
ción de los verbos era más perfecta si aparecían junto
a pronombres: ego scripsi tibi, ego loquor tibi (“yo te
escribí a ti, yo hablo contigo”). Y la prueba que aducen
es que, si decimos ego quidem affui, tu uero non (“yo
por mi parte asistí, pero tú no”), al quitar el pronom-
bre, la frase queda incompleta. Pero eso, en este ejem-
plo concreto, se debe fundamentalmente a la conjun-
ción quidem. 232
(84) Yo por mi parte, no creo que, como ellos di-
cen, se pueda afirmar esto como regla general. Pues
los verbos no requieren necesariamente pronombres,
y eso es evidente no sólo en una construcción poética,
en la que pueden haberse elidido o haberse añadido
términos redundantes, sino en la lengua común de au-
tores y de escritores, quienes, cuando escriben en
prosa, suelen guiarse de la razón para incluir lo nece-
sario según las distintas oraciones. 233

––––––––––
230
Es decir, en el libro XVIII.
231
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 49 (p.180).
232
Esta última frase sí es propia de Prisciano, aunque en la explicación
siguiente, retoma el hilo de Apolonio.
233
La expresión concreta de Prisciano es: “Idque affirmatur non ex
poetica solum constructione, cui licet et deficere et abundare, sed ex com-
muni elocutione doctorum et maxime a scriptorum constructione, qui sine
metris scribentes perspicacia magis ea utuntur et ex ui ipsius orationis so-
lent quod necessarium est apponere”. Nos parece esencial este pasaje en
el que Prisciano defiende que las construcciones elípticas no son sólo figu-
radas o poéticas, sino que es la uis orationis y la perspicatia de los hablan-
tes y escritores, es decir, es la ratio, la que determina la construcción en la
lengua.

144
Libro XVII

En cuanto a la construcción de los casos obli-


cuos, 234 es evidente que en algunas partes de la oración
está comprendida también la esencia de otras. Por
ejemplo, si digo Aiax, entiendo también la indicación
de la singularidad –unus–; si digo Anquisiades (“hijo
de Anquises”), entiendo también el genitivo singular
del término de base junto a filius (“hijo”) en nomina-
tivo singular; si digo diuinitus (“por voluntad divina”),
se entiende el nombre de la divinidad con la preposi-
ción de, es decir, ex diis (“procedente de los dioses”);
si digo fortior (“más fuerte”), se entiende magis
(“más”) y el positivo del adjetivo, esto es fortis
(“fuerte”). Y la serie de ejemplos de este tipo que po-
dríamos ofrecer es infinita.
(85) Y no se puede afirmar que, si decimos Anqui-
siades, se ha elidido y debe añadirse filius (“hijo”). De
hecho, si se añade, se debe a una licencia poética,
como ocurre cuando se eliden o se añaden preposicio-
nes. Así, Terencio en Andria, 235 Ad te aduenio spem,
salutem, auxilium expetens; Virgilio en Eneida, 236
Scelere ante alios immanior omnes, donde al aparecer
ante junto al comparativo, se añade intensidad a la in-
tensidad. Terencio en Andria, 237 Post deinde, / Quod
iussi, ei dare bibere, donde sobra post. Y en la misma
obra, 238 Pernimium, non laudo, donde per parece re-
dundante, aunque puede estar expresado para reforzar
––––––––––
234
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 50 (pp.180-181). Altera sólo Prisciano al-
gunos ejemplos del gramático griego, aunque el sentido es el mismo.
235
Ter., Andr. 319.
236
Verg., Aeneid. I 347.
237
Ter., Andr. 483-4.
238
Ter., Andr. 455.

145
PRISCIANO, Sintaxis

el significado. También en la misma obra, 239 Abhinc


triennium, por hinc. Virgilio, en el libro I, 240 Italiam
fato profugus, en el que se elide la preposición ad. Por
contra, cuando decimos Aiax, como es singular, se
elide unus.
(86) 241 De manera similar, en los verbos también
se producen esas elisiones en su construcción. Así,
cuando aparecen en indicativo, se elide la propia indi-
cación y la afirmación que se desprende de ella. Por
eso, a las preguntas, respondemos con el adverbio
etiam (“sí”), non (“no”), o con el verbo en indicativo,
porque éste encierra en sí mismo una afirmación. A la
pregunta legis? (“¿lees?”), respondemos etiam (“sí”),
non (“no”) o lego (“leo”). Pero acerca de estos aspec-
tos de la construcción verbal ya trataremos con más
detalle.
Igualmente, se sobreentiende también el número
singular en el verbo scribo (“escribo”), sin que sea ne-
cesario que aparezca explícito unus (“uno”), ya que es
evidente que el nominativo del pronombre está implí-
cito en la construcción verbal. Con todo, si bien se eli-
den los términos citados o el pronombre, porque se so-
breentienden, en caso de que aparezcan expresos, la
construcción no debe ser criticada. 242
(87) Y es que hay ocasiones en que, para reforzar
el significado, se expresan elementos que, aunque se
elidan, se comprenden bien. Así legis? (“¿lees?”), –

––––––––––
239
Ter., Andr. 69.
240
Verg., Aeneid. I 2.
241
Apolonio, Sintaxis II 51 (p.181). Vuelve a tratar este tema en III 88.
242
Apolonio, Sintaxis II 52 (p.182).

146
Libro XVII

etiam lego (“sí leo”). En esta respuesta, aunque sim-


plemente al expresar el adverbio etiam (“sí”), ya se
entiende la acción del verbo que hemos utilizado en la
pregunta, sin embargo su aparición no convierte la res-
puesta en incorrecta, sino en una aseveración más
firme, debido a esa doble afirmación. Igualmente de-
cimos unus homo ambulat (“pasea un solo hombre”),
insistiendo como oposición a una multitud, no porque
no se sobreentienda la singularidad cuando decimos
homo (“un hombre”). Igualmente, para una negación
total, decimos nullus ambulat, neminen inueni (“nadie
pasea, no he encontrado a nadie”) relacionando un nú-
mero singular con otro número singular.
Por eso mismo, cuando la afirmación es absoluta y
no establece ninguna oposición, nos expresamos sin
pronombres disputo, disputas (“disputo, disputas”).
(88) Pero si queremos establecer un contraste res-
pecto a otra cosa, entonces sí añadimos un pronombre,
cuya función es precisamente oponer las personas. No
lo expresamos aquí para indicar la persona, pues eso
ya lo hace el verbo. Y, de hecho, los infinitivos verba-
les, como no son formas personales, necesitan apare-
cer junto a verbos en indicativo, de los que asumen la
persona que requieren.
Así pues, es para establecer ese contraste y, sobre
todo, si aparece una conjunción, por lo que se expresa
un pronombre junto al verbo, como vemos en ego qui-
dem affui, tu uero non (“yo por mi parte estuve pre-
sente, pero tú no”) o ego quidem scripsi, ille uero legit
(“yo por mi parte escribí, pero él leyó”). O también

147
PRISCIANO, Sintaxis

para reforzar un significado, aunque en este caso tam-


bién parece establecerse una oposición frente a todos
los demás. Así Cicerón, en el libro I de Catilinarias, 243
Nos, nos, dico aperte, nos consules desumus, donde
entendemos que no falta nadie sino nosotros. Teren-
cio, en Andria, 244 Ego tibi, furcifer, si uiuo, / Osten-
dam, quid sit pericli dominum fallere, / Et illi patrem.
(89) 245 La primera y la segunda persona de los ver-
bos, a no ser por estos motivos de oposición o de re-
fuerzo de significado, no necesitan que se expresen los
pronombres, puesto que son sumamente definidas y
tienen en cada forma propia un valor deíctico que in-
dica a personas presentes. En cambio las terceras,
como son innumerables, y no tienen todas ellas más
que una sola forma verbal, ocasionan una indefinición
total. Por eso es conveniente que, para establecer esa
distinción, se añadan pronombres –formas determina-
das– a los verbos en tercera persona, pues al expresar-
los se termina con la incertidumbre en la significación.
Así en scribit hic, scribit ille, scribit ipse, scribit is,
scribit idem (“escribe éste, escribe aquél, escribe él
mismo, escribe él, escribe el mismo”). Salustio en La
Conjuración de Catilina, 246 Verum enim uero is de-
mum mihi uiuere atque frui anima uidetur. En este
ejemplo is es anafórico y establece una oposición
frente a todos los demás.

––––––––––
243
Cic., Catil. I 1,3.
244
Ter., Andr. 866-68.
245
Apolonio, Sintaxis II 56 (p.184). Si bien Prisciano añade el ejemplo
de Salustio.
246
Sall., Catilin. II 9.

148
Libro XVII

(90) 247 También los verbos impersonales, como


son indeterminados por sí mismos, reciben esa deter-
minación cuando se expresan los pronombres, que
conllevan personas y números. De este modo, pueden
funcionar como verbos completos en cualquier modo:
curritur a me, a te, ab illo, a nobis, a uobis, ab illis;
en imperativo: curratur a te, ab illo, a nobis, a uobis,
ab illis; en optativo: utinam curreretur a me, a te, ab
illo, a nobis, a uobis, ab illis. Y así con todos los de-
más. Sin embargo, con mucha frecuencia, los encon-
tramos sin que aparezcan pronombres expresos, indi-
cando la acción sin más, habiéndose elidido los pro-
nombres, como vemos en Juvenal, en el III, 248 Curri-
tur ad uocem iucundam et carmen amicae / Thebai-
dos; Virgilio en el libro I de Eneida, 249 O dea, si prima
repetens ab origine pergam, / et uacet annales nos-
trorum audire laborum, donde se sobreentiende el
pronombre tibi. En ese mismo libro, 250 Mecumque
fouebit / Romanos, rerum dominos, gentemque toga-
tam./ Sic placitum, donde se ha elidido mihi.
(91) Los verbos impersonales que tienen voz pa-
siva se construyen con ablativo o dativo, como pasi-
vos, y en construcción intransitiva: 251 curritur a me o
mihi. Pero los que van en activa, si pertenecen a verbos

––––––––––
247
Los siguientes pasajes acerca de los impersonales y de los participios
(92-94) no aparecen en Apolonio Díscolo.
248
Juv., Sat. III 7, 82-3.
249
Verg., Aeneid. I 372-3.
250
Verg., Aeneid. I 281-3.
251
En este caso, la consideración de que una construcción como curritur
a me es intransitiva, se debe a que, en ella encontramos expresadas la acción
verbal y su agente, sin que haya tránsito de la acción a otra persona.

149
PRISCIANO, Sintaxis

completos, conservan su construcción. Así, iuuat me


porque decimos iuuo te. Virgilio, en el libro II de
Geórgicas, 252 Et iuuat undantem buxo spectare Cyto-
rum; placet mihi, porque decimos placeo tibi, contin-
git mihi porque también contingo tibi. De manera si-
milar, también otros verbos como euenit, accidit, se
construyen con dativo y son intransitivos, como licet,
uacat, libet mihi (“me es lícito, me es posible, me
place”), con la excepción de los verbos que llevan acu-
sativo y genitivo: paenitet, pudet, taedet, piget, mise-
ret me illius (“me arrepiento, me avergüenzo, me dis-
gusta, me contraría, me da pena de él”).
(92) Hay dos verbos que se unen a genitivos de to-
das las formas declinables, excepto a cinco pronom-
bres, cuyos primarios y derivados tienen los mismos
genitivos. Por ello, para evitar la confusión, se cons-
truyen con ablativo del posesivo en lugar en genitivo
del primario. Así interest mea, tua, sua, nostra, uestra
(“es de mi, tu, su, nuestro o vuestro interés”) o refert
mea, tua, sua, nostra, uestra, en los que se ha elidido
in re, esto es, in utilitate mea, tua, sua, nostra, ues-
tra. 253 Pues si decimos interest o refert mei, tui, sui,
nostri, uestri, no nos referimos a la persona del pro-
nombre primario, sino a la posesión: interest mei, tui,

––––––––––
252
Verg., Georg. II 437.
253
A pesar de que Apolonio Díscolo y Prisciano serán citados una y otra
vez por los gramáticos racionales del XVI, lo cierto es que humanistas
como el Brocense, se separan de Prisciano en este punto, pues en la Mi-
nerva se considera que, en una construcción como interest mea o refert
tua, mea y tua, los posesivos son acusativos neutros plurales que acompa-
ñarían a un nombre neutro plural como negotia, y que estarían regidos por
la preposición inter incluida en el verbo.

150
Libro XVII

sui, nostri, uestri filii, o fratris. Si se construyen con


todas las demás formas declinables, es decir con nom-
bres, pronombres o participios, los verbos citados re-
quieren un genitivo, tal como hemos dicho. Así, inter-
est imperatoris, interest meorum natorum, interest do-
centis (“interesa al general, a mis hijos, al que en-
seña”) –es decir, prodest docenti (“es útil al que en-
seña”)–.
(93) Los participios tienen construcción tanto de
nombres como de verbos. Así, conservan la flexión
verbal ya cuando aparecen en construcción absoluta, o
cuando se unen transitivamente a otros casos que re-
cogen la consecuencia de la acción verbal. Por ejem-
plo, en construcción absoluta: spirans uiuo, ambulans
cogito (“vivo respirando, pienso paseando”), porque
tanto spiro (“respiro”) como ambulo (“paseo”) son ab-
solutos. En construcción transitiva: misereor tui, mi-
serens tui (“me apiado de ti, apiadándome de ti”), no-
ceo tibi, nocens tibi (“te perjudico, perjudicándote”),
laudo te, laudans te (“te alabo, alabándote”); potior
illa re, potiens illa re (“me apodero de aquella cosa,
apoderándome de aquella cosa”).
Esto en cuanto a su naturaleza verbal, porque en
función de la nominal, los participios también forman
parte de construcciones, y si como verbos se constru-
yen intransitivamente con un nominativo o transitiva-
mente con nombres en diferentes casos oblicuos, así
también los participios pueden aparecer en una cons-
trucción intransitiva, como en Vergilius scribens flo-
ret, ego intellegens delector (“Virgilio florece escri-
biendo, yo me deleito comprendiendo”); y en una

151
PRISCIANO, Sintaxis

construcción transitiva, como egeo miserantis, con-


sentio miseranti, uideo miserantem, potior miserante
(“necesito a alguien que se apiade, estoy de acuerdo
con…, veo a alguien que…, cuento con alguien que se
apiada”).
De hecho, estas construcciones de participios con
casos oblicuos son semejantes a las que encontramos
también en nombres y pronombres: indigeo illius, in-
digeo pascentis (“le necesito, necesito a alguien que
me alimente”), faueo legenti (“favorezco al que lee”),
similar a faueo amico, faueo illi (“favorezco a un
amigo, le favorezco”); accuso illum, accuso hominem
(“le acuso, acuso a un hombre”), semejante a accuso
legentem (“acuso al que lee”); dignor te laude, dignor
te illa, dignor te celebrante (“te juzgo digno de ala-
banza, te juzgo digno de ella, te juzgo digno de que te
celebren”).
(94) Hay ocasiones sin embargo en las que los par-
ticipios, sin contar con su parte verbal, funcionan
como nombres y se construyen con genitivo, como ve-
mos en fugitans lites (“eludiendo los procesos”) donde
actúa como participio, fugitans litium como nombre.
Igualmente amans illum (“amándole”) como partici-
pio, amans illius como nombre, de manera que, con-
secuentemente, admite grados de comparación: aman-
tior, amantissimus (“más amante, amantísimo”);
praefectus urbi participio, porque también se dice
praeficior urbi (“he sido encargado de la ciudad”),
mientras que praefectus urbis es nombre. Un partici-
pio no puede tener forma comparativa, puesto que rea-

152
Libro XVII

liza funciones de verbo, y éste no puede entrar en com-


paraciones, al menos en su forma propia, aunque sí ad-
miten esas comparaciones cuando se les añade un ad-
verbio, como vemos en Virgilio, en el libro I, 254 Quam
Iuno fertur terris magis omnibus unam / Posthabita
coluisse Samo, donde encontramos magis coluisse. De
manera similar, también puede la forma magis aña-
dirse a un participio: magis hunc colens quam illum
(“estimando a éste más que a aquél”).
Ciertamente en relación con un nombre, el partici-
pio desempeña la función de verbo, y en cambio, en
relación con un verbo, la de nombre: faciens eloquen-
tem (“haciendo elocuente”) por qui facit eloquentem
(“que hace elocuente”), laudo legentem (“alabo al que
lee”) como si fuera laudo lectorem (“alabo al lector”),
no siendo extraño que pueda desempeñar ambas fun-
ciones, puesto que posee los accidentes de nombre y
de verbo.
(95) 255 Hay que saber que, si se coloca una conjun-
ción delante de un elemento con flexión nominal, éste
necesariamente debe unirse a otro elemento similar y
que, en ese caso, el verbo se refiere a ambos, como en
et Dionysius loquitur et Tripho, et Apollonius scripsit
et ego, et uigilans proficit et legens (“hablan tanto
Dionisio como Trifón, escribieron tanto Apolonio
como yo, progresó tanto vigilando como leyendo”).
Por el contrario, si es un verbo el que aparece tras la

––––––––––
254
Verg., Aeneid. I 15-16.
255
Después de estos pasajes en los que no le ha seguido, retoma de
nuevo Prisciano a Apolonio, Sintaxis II 62-3 (pp.187-188) si bien la tra-
ducción no es literal y sólo se repiten algunas ideas y ejemplos.

153
PRISCIANO, Sintaxis

conjunción, debe expresarse entonces necesariamente


otro verbo, y el término declinable se refiere a esos dos
verbos: et scribit et legit Trypho, et pugnat et uincit
Aeneas (“tanto escribe como lee Trifón”, “tanto lucha
como vence Eneas”).
Ahora bien, se pueden añadir tras la conjunción
verbos en primera o segunda persona, sin que aparezca
ninguna forma flexionada y que el enunciado esté
completo. Así et lego et intellego, et doceo et doceor,
et scribis et cogitas (“tanto leo como entiendo, tanto
enseño como soy enseñado, tanto escribes como pien-
sas”), pues el propio carácter deíctico cumple la fun-
ción de esa forma flexionada que esta-ría representada
por el nombre o el pronombre, ya en primera o en se-
gunda persona. En cambio, la tercera persona del
verbo, como es indeterminada, sí necesita el añadido
de esa forma flexiva.
(96) Lo que hemos visto acerca del nombre, se pro-
duce también lógicamente en la construcción del ad-
verbio, que actúa como un adjetivo del verbo: et bene
et docte scribit (“tanto bien como sabiamente es-
cribe”). Y es que, cuando las conjunciones aparecen al
principio, es necesario que unan o bien a las personas
enmarcadas en los términos flexionados; o bien a las
cualidades propias de los adverbios, viniendo después
el elemento común, la expresión de la acción o la pa-
sión que subyace en el verbo y en el participio. O bien,
si aparecen antes las acciones, deben expresarse luego
las personas, que serían ahora el elemento común; o
bien es necesario que las cualidades que determinan

154
Libro XVII

esa acción se doblen, y que se exprese después la ac-


ción. Ahora bien, si no se coloca al principio la con-
junción, se pueden colocar después partes diferentes
de la oración: scribit Dionysius et Trypho, scribit
Dionysius et legit (“escribe Dionisio y Trifón, escribe
Dionisio y lee”).
(97) 256 Pero si colocamos al principio la conjun-
ción, diciendo et scribit Dionysius (“tanto escribe Dio-
nisio”), entonces necesariamente hay que añadir otro
verbo y decir por ejemplo et scribit Dionysius et legit
(“tanto escribe Dionisio como lee”); y a su vez, si digo
et Dionysius scribit (“tanto Dionisio escribe”), nece-
sariamente hay que añadir otro término flexionado y
decir et Dionysius scribit et Apollonius (“tanto escribe
Dionisio como Apolonio”). Y es que, al poner al prin-
cipio una conjunción copulativa o disyuntiva, esto ya
obliga a añadir después una parte de la oración similar,
ya sea un término flexivo o indeclinable, o bien reto-
mar el mismo caso o el mismo modo: et scribo et in-
tellego, uel scribo uel intellego; et meus seruus et tuus,
uel meus seruus uel tuus (“tanto escribo como en-
tiendo; o bien escribo o bien entiendo; tanto mi es-
clavo como el tuyo; o bien mi esclavo o el tuyo”).
(98) Con todo, hay que saber que, en una construc-
ción de este tipo, se pueden unir con genitivos nomi-
nativos de los posesivos, pues éstos comparten la fun-
ción de los genitivos de los pronombres primarios, de
los que derivan. Así: pulcherrimi sunt et Homerici

––––––––––
256
Cfr. Apolonio, Sintaxis (II 63-4, pp.187-8).

155
PRISCIANO, Sintaxis

uersus et Vergilii (“bellísimos son tanto los versos ho-


méricos como los de Virgilio”), pero también pode-
mos decir Agamemnonius filius et Menelai filia sociati
sunt; frater noster et uestrum; meus seruus et illius
(“el hijo agamenonio y la hija de Menelao se unieron;
nuestro hermano y el de vosotros; mi esclavo y el de
él”).
(99) Pero no son sólo los nominativos de los pose-
sivos, sino cualquier caso lo que podemos unir correc-
tamente con los genitivos que se utilizan con valor po-
sesivo. Así: meus est ager et fratris (“el campo es mío
y de mi hermano”), tua est ciuitas et omnium (“la ciu-
dad es tuya y de todos”), mei filii est hereditas et cog-
natorum (“la herencia es de mi hijo y de los parien-
tes”); meo seruo et fratris (“para mi esclavo y el de mi
hermano”), meum amicum et patris (“mi amigo y de
mi padre”), mi fili et uxoris meae (“o hijo mío y de mi
esposa”), meo filio delector et castae matris (“me de-
leito con este hijo mío y de su casta madre”). Igual-
mente pueden utilizarse todos los posesivos, ya sean
nombres o pronombres.
(100) Y a veces encontramos unidos también ge-
nitivos y ablativos con un verbo impersonal del tipo
interest y refert, de los que hemos hablado anterior-
mente. Así: interest mea et patris, refert tua et impe-
ratoris (“es de mi interés y del de mi padre, es de tu
interés y del del general”).
Igualmente, tal como hemos apuntado, es necesa-
rio que, tras las conjunciones mencionadas, se unan
modos iguales: et legis et discis, aut legis aut discis
(“tanto lees como aprendes, o lees o aprendes”), et

156
Libro XVII

lege et disce, aut lege aut disce (“tanto lee como


aprende, o lee o aprende”), utinam et legeres et disce-
res, utinam aut legeres aut disceres “ojalá tanto leye-
ras como aprendieras, ojalá o leyeras o aprendieras”),
cum et legas et discas, cum aut legas aut discas
(“cuando tanto leas como aprendas, cuando o leas o
aprendas”), cupis et legere et discere, cupis aut legere
aut discere (“deseas tanto leer como aprender, deseas
o leer o aprender”). Pero también es posible que va-
ríen, como en et legisti et lege (“no sólo leíste, también
lee”), et legisti et utinam legas (“no sólo leíste, tam-
bién ojalá leas”).
Igualmente se exige que se unan casos iguales
cuando las conjunciones copulativas o disyuntivas van
al inicio o en el interior, si el verbo es común: et ego
et tu legimus (“tanto yo como tú leemos”), uel mei uel
tui miseretur (“tanto de ti como de mí se apiada”), et
mihi et tibi prodest (“tanto a mí como a ti beneficia”),
uel me uel te laedit (“o a mí o a ti perjudica”), uel Ver-
gilio uel Cicerone delector (“tanto con Virgilio como
con Cicerón me deleito”).
(101) Sin embargo, en algunos autores encontra-
mos construcciones contrarias a éstas, pues no se repi-
ten las conjunciones mencionadas, sino que aparecen
en el centro, y es como si se repitieran. Así, en el libro
I de Eneida de Virgilio, 257 Succinctam pharetram et
maculosae tegmine lyncis; aunque tal vez sea preferi-
ble la lectura que encontramos en algunos códices con
pharetra en ablativo, sin la -m. Algunos sin embargo

––––––––––
257
Verg., Aeneid. I 323.

157
PRISCIANO, Sintaxis

toman lyncis cursum como el elemento común. Y en


el libro VII, 258 Quod scelus aut Lapithis tantum aut
Calydona merentem, pero también en este caso encon-
tramos otra lectura más acertada en algunos códices:
Quod scelus aut Lapithis tantum aut Calydone me-
rente, o bien aut Lapithas tantum aut Calydona me-
rentem.
(102) Y esta misma cuestión nos la plantea la cita
Iustitiane prius mirer, belline laborum, 259 pues encon-
tramos también Iustitiaene prius mirer, que es más
apropiada, pues también las conjunciones dubitativas
o interrogativas como –ne exigen casos iguales. Esto
se produce con frecuencia cuando la construcción de
las formas es doble. Así, podemos decir succingor
hanc rem y succingor hac re. Virgilio, en el libro
VI, 260 Palla succincta cruenta, pero él mismo en el li-
bro IV de Eneida, 261 Tuumque / Dulce caput, magicas
inuitam accingier artes. [Y: 262 Mars perdere gentem /
Immanem Lapithum ualuit, concessit in iras / Ipse
deum antiquam genitor Calydona Dianae, / Quod
scelus aut Lapithis tantum aut Calydone merente. Y:
Quod scelus aut Lapithas tantum aut Calydona me-
rentem] Estas dos construcciones son correctas: miror
te iustitia y iustitiae.

––––––––––
258
Verg., Aeneid. VII 307.
259
Verg., Aeneid. XI 126.
260
Verg., Aeneid. VI 555.
261
Verg., Aeneid. IV 492-3.
262
Verg., Aeneid. VII 304-8. Fragmento dudoso que hemos recogido,
como aparece ya en Keil, entre corchetes. En la edición de Ars Gramma-
tica, se recoge así también (2010: 188-89).

158
Libro XVII

(103) 263 Verdaderamente, es más correcto que a un


caso le siga el que le corresponde, si van separados por
una conjunción, pero tampoco debe parecernos ca-
rente de razón si encontramos algo como lo anterior
en algunos autores.
Cuando los verbos se construyen con casos obli-
cuos de los pronombres, exigen dos personas, la del
que realiza la acción y la del que la recibe, es decir,
agente y paciente, como en misereris mei, das mihi,
uides me, dignaris me (“te apiadas de mí, me das, me
ves, me juzgas digno”), y de manera similar, con todos
los términos declinables. Igualmente, en las construc-
ciones reflexivas, esto es cuando es la misma persona
la que realiza y recibe la acción, nos servimos de cons-
trucciones parecidas: misereor mei, inuides tibi, orat
ille se, etc. (“me apiado de mí, te envidias, él se
ruega…”).
(104) Ninguna preposición puede unirse a un pro-
nombre mediante composición, de manera que la yux-
taposición es el único recurso para que se coloque de-
lante de pronombres en casos oblicuos. En griego, esto
se da con casi todos los casos, en latín en cambio, sólo
con acusativo y ablativo: ad nos, in nobis (“a nosotros,
en nosotros”). En cambio, con los nombres sí se unen
preposiciones tanto en yuxtaposición como en compo-
sición. Así, en composición, la que se produce en no-
minativo, se mantiene ya en todos los casos oblicuos:
indoctus, indocti, indocto, indoctum, indocte, y como

––––––––––
263
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 70-1 (pp. 191-2)

159
PRISCIANO, Sintaxis

ejemplo de yuxtaposición, sirvan las dos construccio-


nes mencionadas al inicio. 264
(105) Por su parte, con los verbos y adverbios sólo
se unen las preposiciones mediante composición, pero
con los participios tanto mediante composición, gra-
cias a su naturaleza verbal, como mediante yuxtaposi-
ción, gracias a su naturaleza nominal. Así, perlegens
de perlego, efficiens de efficio, ad legentem, a legente
como ad puerum, a puero.
Hay que saber con todo que la ordenación correcta
exige que el pronombre o el nombre vayan antes que
el verbo, como: ego et tu legimus, Vergilius et Cicero
scripserunt, ya que la sustancia y la persona, ya sea
del agente o del paciente, que es lo consustancial al
pronombre o al nombre, deben aparecer naturalmente
antes que la propia acción, que es un accidente de la
sustancia.265
(106) Sin embargo, también puede alterarse ese or-
den poniéndolos después gracias a las licencias de los
escritores.
Cuando la primera y la segunda persona no se
construyen con verbos en forma absoluta, entonces o
bien aparecen en construcciones reflexivas, es decir,
que revierten la acción, o pasan a otras personas dis-
tintas. Así son reflexivas: misereor mei, misereris tui

––––––––––
264
Es decir, ad nos e in nobis.
265
Prisciano concede mucha importancia al orden en la frase. De hecho
sus libros de sintaxis se titulan “Sobre la construcción y el orden de las
partes de la oración” y, como ya dijimos en la introducción, insiste en que
el orden lógico en la frase es nombre – verbo, tratando además primero en
su obra las categorías nominales y después las verbales.

160
Libro XVII

(“me apiado de mí, te apiadas de ti”); noceo mihi, no-


ces tibi (“me perjudico, te perjudicas”); laudo me, lau-
das te (“me alabo, te alabas”). Pero pasan a otras per-
sonas: misereor illius, misereris mei (“me apiado de
él, te apiadas de mí”); noceo tibi, noces illi (“te perju-
dico, le perjudicas”); laudo te, laudas illum (“te alabo,
le alabas”).
En cambio, la tercera persona además de tener esas
mismas construcciones, también puede transmitir la
acción a otra tercera persona diferente, puesto que en
la tercera las personas pueden ser distintas, lo que no
se produce en la primera y en la segunda, que son úni-
cas en su configuración. Así, podemos encontrar: iste
accusat illum et ille hunc (“ese le acusa a él y él a
éste”) o con carácter reflexivo: ille accusat se (“él se
acusa”).
(107) Sin embargo, la primera persona no puede
pasar a otra primera, ni la segunda a otra segunda, por-
que las primeras y segundas personas no pueden ser
distintas, sino que o bien son reflexivas, como hemos
dicho anteriormente, o bien pasan la primera a la se-
gunda o a la tercera, y la segunda a la primera o a la
tercera: uideo te y uideo illum (“te veo, le veo”); uides
me y uides illum (“me ves, le ves”). Así pues, las tres
personas tienen una única construcción idéntica: la re-
flexiva, como en prosum mihi, prodes tibi, prodest sibi
(“me beneficio, te beneficias, se beneficia”). Sin em-
bargo, construcción transitiva hacia las otras dos per-
sonas la tienen la primera y la segunda, como en pro-
sum tibi, prosum illi (“te beneficio, le beneficio”), pro-
des mihi, prodes illi (“me beneficias, le beneficias”).

161
PRISCIANO, Sintaxis

Y en cuanto a la tercera, puede pasar a las tres, desta-


cando sólo ella por esto: que la tercera persona puede
pasar a otra tercera persona en una construcción tran-
sitiva: ille prodest mihi, prodest tibi, prodest isti (“él
me beneficia, te beneficia, beneficia a ése”).
(108) 266 Por su parte los posesivos, como tienen
dos personas, es decir, la del posesor y la de la pose-
sión, 267 se ordenan necesariamente en tres tipos de
construcciones, mientras que los primarios de los que
derivan tienen dos, la reflexiva o auto-pasiva, que los
griegos denominan ἰδιοπαθῆ, y la transitiva. Reflexiva
como uideo memet (“me veo”) y transitiva: uideo te o
illum (“te veo o le veo”).
Los posesivos, en cambio, se construyen de tres
modos, según el verbo marca el paso de la acción del
posesor a la posesión, de la posesión al posesor, o bien
a algún elemento externo. Del posesor a la posesión,
tenemos ejemplos como doceo meum filium, doces
tuum discipulum, docet ille suum auditorem (“enseño
a mi hijo, enseñas a tu discípulo, él enseña a su
oyente”); de la posesión al posesor: paret mihi meus
filius, paret tibi tuus cliens, paret illi suus seruus (“mi
hijo me obedece, tu cliente te obedece, su siervo le
obedece”); a algo ajeno: doces tu o docet ille meum
filium (“enseñas o él enseña a mi hijo”), doceo ego, o
ille tuum filium (“enseño o él enseña a tu hijo”), doceo

––––––––––
266
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 103 (pp.215-16). Si bien la traducción no
es literal.
267
Por eso los posesivos son siempre transitivos, porque en ellos se da
un tránsito de la acción siempre entre el posesor y su posesión.

162
Libro XVII

ego o tu suum illius filium (“enseño o enseñas al hijo


de él”).
(109) Pero esta última construcción se expresa me-
jor mediante una retrotransición: 268 rogat ille ut do-
ceam suum filium (“me pide que enseñe a su hijo”), y
es que, al tener suus carácter anafórico, requiere que
se conozca primero la persona del posesor, a la que se
refiere.
Hay que saber que todos estos posesivos significan
la persona del posesor partiendo de la forma primaria
correspondiente, y que la posesión en sí misma supone
una tercera persona, como meus, tuus, suus 269 junto a
los nombres a los que se unen. Así en meus pater, tuus
filius (“mi padre, tu hijo”). La única excepción es el
vocativo, que sólo aparece en posesivos de primera
persona cuando se une a la segunda: mi pater, 270 o mea
tu 271, o noster Chremes. 272
(110) 273 Ahora bien, todos los posesivos pueden
resolverse también mediante genitivos de los prima-
rios unidos a verbos. Así: amicum meum moneo o
amicum mei (“aconsejo a mi amigo, o al amigo de mí
mismo”), Euandrium filium Turnus interfecit o Euan-
dri filium (“Turno mató al hijo evandrio, o al hijo de
––––––––––
268
Como ya indicamos en la introducción, retransitio es un neologismo
introducido por Prisciano, que equivaldría al reflexivo indirecto, y que co-
rresponde a un movimiento de A hacia B, seguido de otro de B hacia A,
como en el ejemplo rogat te ut sibi indulgeas. Es decir es una transitio que
vuelve a uno mismo después de pasar por esa otra persona.
269
Que partirían, pues, de las formas primarias: me-us, tu-us, su-us.
270
Ter., And. 889.
271
Ter., Eun. 664.
272
Ter., And. 846.
273
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 106 (pp.217-8).

163
PRISCIANO, Sintaxis

Evandro”), y Daunius filius ab Aenea uictus est o


Dauni filius (“el hijo Daunio fue vencido por Eneas, o
el hijo de Dauno”). La diferencia es que, en la forma
del posesivo, se muestra el género, caso y número de
la posesión.
En cuanto a los verbos de existencia274 unidos a
posesivos, reenvían a los posesores, como vemos en
tuus sum filius, meus es pater, suus est illius seruus
(“soy hijo tuyo, eres padre mío, es siervo de él”).
Desde luego, en una sola y la misma persona no pue-
den entenderse a la vez el posesor y la posesión sin
una transición, a no ser que alguien, de manera figu-
rada, diga: meus ego sum et seruus et dominus (“soy a
la vez mi siervo y mi esclavo”) y construcciones simi-
lares. Persio,275 Vindicta postquam meus a praetore
recessi; Eurípides, 276 Ἐγὼ δ᾿ ἐμός εἰμι.
(111) Pero si unimos estos posesivos con verbos
que reflejan la acción o pasión de las posesiones, como
se entiende que dichas posesiones están en primera o
segunda persona, entonces necesariamente se constru-
yen con pronombres primarios, tal como suele suceder
también en todos los nombres. Así: tu meus filius le-
gis, ego tuus pater doceo (“tú hijo mío lees, yo tu pa-
dre enseño”), y tu Vergili doces, ego Priscianus do-
ceor (“tú Virgilio enseñas, yo Prisciano soy ense-
ñado”). En estas construcciones, los verbos que no sig-
nifican existencia se refieren a las propias posesiones,
no a los poseedores, y esto es lo que encontramos
––––––––––
274
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 105 (p.217).
275
Pers., Sat. V 88.
276
Eur., Inc. Fab. fr. 993.

164
Libro XVII

cuando estos verbos se unen a nominativos de posesi-


vos.
Pero si en una sola y la misma persona se unen un
verbo y el caso oblicuo de un pronombre, necesaria-
mente se produce entonces una construcción reflexiva,
es decir, auto-pasiva, de manera que una persona hace
algo que a la vez hace y experimenta en sí misma. Así:
misereor mei, inuideo mihi, incuso me (“me apiado de
mí, me envidio, me acuso”).
(112) Hay que saber que en griego se utilizan pro-
nombres compuestos para expresar esta reflexividad o
ἰδιοπαθείᾳ: ἐμαυτὸν διδάσκω, σαυτὸν διδάσκεις,
ἑαυτὸν διδάσκει (“me educo, te educas, se educa”). Y
esto mismo ocurre cuando hay una transición desde el
poseedor a la cosa poseída, esto es, utilizan el genitivo
del pronombre compuesto en lugar del caso oblicuo de
la posesión, como τοῦ ἐμαυτοῦ οἴκου ἀντιποιοῦμαι, τὸν
σαυτοῦ δοῦλον τύπτεις, τὸν ἑαυτοῦ υἱὸν παιδεύει
(“hago valer mis derechos sobre mi casa, golpeas a tu
esclavo, educa a su hijo”).
En lugar de todas estas construcciones, en latín se
utilizan pronombres simples, siguiendo en esto a Ho-
mero, que utiliza también pronombres simples en vez
de compuestos: mei misereor y mei filii misereor (“me
apiado de mí, me apiado de mi hijo”); mihi noceo y
mei filio noceo (“me perjudico, perjudico a mi hijo”);
me accuso y mei filium accuso (“me acuso, acuso a mi
hijo”).
(113) No obstante, también con frecuencia en las
construcciones reflexivas solemos utilizar pronom-
bres que reciben sílabas suplementarias, usadas para

165
PRISCIANO, Sintaxis

reforzar la distinción: mihimet inuideo, tibimet ipsi no-


ces, sibimet ipsi prodest (“me envidio a mí mismo, te
perjudicas a ti mismo, se beneficia a sí mismo”).
También hay que destacar que los pronombres po-
sesivos de primera y segunda persona se pueden cons-
truir o con la persona de su poseedor o con personas
ajenas a la construcción, ya funcionen como agentes o
como pacientes, o ya se trate de una construcción re-
flexiva, como en meus filius o tuus diligit me, diligit
te, diligit illum, diligit se (“mi hijo o el tuyo me ama,
te ama, le ama, se ama”); filium meum o tuum diligo
ego, diligis tu, diligit ille (“amo, amas o él ama a mi o
a tu hijo”).
(114) En cambio, un posesivo de tercera persona,
sin otra forma que signifique su poseedor, no puede
unirse a otra persona por sí mismo. En efecto, si digo
suus seruus ministrat mihi o tibi (“su esclavo me sirve,
te sirve”), cometo un solecismo, mientras que con un
posesivo de primera o de segunda persona, como he-
mos mostrado, la construcción es correcta, sea cual sea
la persona con la que se une – algo que no es extraño,
puesto que los posesivos de primera y segunda per-
sona conllevan la determinación de la persona del po-
seedor, que se constituye sólo en las formas únicas y
deícticas de los pronombres primarios–. Sin embargo,
el posesivo de tercera persona no sólo puede referirse
a todos los pronombres de tercera persona, sino tam-
bién a cualquier nombre. Así: suus istius, illius, ipsius,
hominis (“suyo de ése, de aquél, de él mismo, del
hombre”), sin el añadido de los cuales suus no tiene
sentido completo. Y lo mismo podemos decir de los

166
Libro XVII

casos oblicuos: ille o iste o homo suae opis indiget,


suo filio parcit, suum morem sequitur (“aquél, o ése,
o un hombre necesita sus recursos, mira por su hijo,
sigue sus costumbres”).
(115) Y no es extraño que se dé esto en el posesivo
de tercera persona, puesto que posee el mismo valor
que el genitivo del pronombre primario del que pro-
cede, y que o bien es reflexivo [esto es auto-pasivo o
ἰδιοπαθές], o bien retrotransitivo. En éste es necesario,
primero, que se exprese mediante alguna forma una
tercera persona, a la cual se referirá este genitivo del
primario o cualquier otro de sus casos. Así: ille sui mi-
seretur, ille sibi donat, Vergilius se celebrat (“él se
apiada de sí mismo, él se hace una donación, Virgilio
se alaba”). Además equivale al compuesto griego
ἑαυτοῦ, como hemos dicho, que en griego aparece en
las tres personas, y que o bien hace que su posesión
revierta hacia él o hacia su posesión, como en ἐμαυτοῦ
κήδομαι, τοῦ ἐμαυτοῦ δούλου κήδομαι, σαυτὸν τύπτεις,
τὸν σαυτοῦ δοῦλον τύπτεις, ἑαυτῷ χαρίζεται y τῷ
ἑαυτου ἀκροατῇ χαρίζεται (“me cuido, cuido de mi es-
clavo, te golpeas, golpeas a tu esclavo, goza consigo
mismo, goza con su discípulo”).
(116) Así pues, en latín, no tenemos el significado
de los pronombres compuestos mencionados anterior-
mente, a no ser en la tercera persona, 277 esto es en sui,
sibi, se, a se, y por eso carecen de nominativo, al igual
que los compuestos griegos citados. Y lo cierto es que
en la lengua griega, ya se produzca una ἰδιοπάθεια (es

––––––––––
277
Es decir, que sólo hay pronombres reflexivos de tercera persona.

167
PRISCIANO, Sintaxis

decir, una reflexividad o autopasividad), o ya una tran-


sición hacia un posesivo, utilizan los compuestos men-
cionados, tal como hemos expuesto, mientras que en
latín utilizamos los primarios sui, sibi, se, a se, o bien
para reflejar reflexividad, como en sui potitur, sibi in-
dulget (“se adueña de sí mismo, es condescendiente
consigo mismo” o bien para reflejar una retrotransi-
ción, como en hortatur me ille ut sui potiar, rogat te
ille ut sibi indulgeas (“él me ruega que tome el mando
sobre él, él te ruega que seas condescendiente con él”).
(117) En cambio nosotros utilizamos los posesivos
sólo cuando se produce una transición desde los po-
seedores hacia ellos, como en sui serui miseretur, suo
seruo prodest, suum seruum diligit (“se apiada de su
esclavo, beneficia a su esclavo, ama a su esclavo”). Y
de ninguna otra manera puede el posesivo de tercera
persona antes mencionado construirse con otras per-
sonas ajenas a no ser mediante una retrotransición, al
igual que el pronombre primario correspondiente, esto
es, a no ser que el verbo produzca una transición desde
el posesor a otra persona y, desde ella, otra vez a la
posesión de la tercera, como si volviera igualmente so-
bre sí misma: rogat me ille, ut suus seruus ministret
mihi o tibi; precatur, ut sui patris miserear; petit te, ut
suo prosis filio; obsecrat Cicero Varronem, ut suum
erudiat natum (“él me pide que su esclavo me sirva a
mí o a ti, que me apiade de su padre; te pide que bene-
ficies a su hijo; Cicerón ruega a Varrón que instruya a
su hijo”).

168
Libro XVII

Hay que señalar también que, cuando la retrotran-


sición se produce desde una tercera persona a otra, re-
sulta dudosa a cuál de las dos pertenece la posesión.
Así: rogat iste illum, ne suo noceat filio (“ése le ruega
que no dañe a su hijo”), donde es ambiguo si se refiere
al hijo de uno o de otro, es decir, del que ruega o del
que es rogado. Y eso mismo ocurre en griego:
παρακαλεῖ Πλάτωνα Ἀριστοτέλης, ἵνα τὸν ἑαυτοῦ φίλον
παιδεύσῃ (“Aristóteles pide a Platón que eduque a su
hijo”), donde es dudoso si se refiere al hijo de Platón
o de Aristóteles.
(118) En lugar de todos los posesivos, tanto nom-
bres como pronombres, declinados en cualquiera de
sus casos, podemos utilizar los genitivos de los pro-
nombres primarios. Por ejemplo Euandri filius (“hijo
de Evandro”) en lugar de Euandrius filius (“hijo evan-
dreo”), Euandri filii por Euandrii filii, Euandri filio
por Euandrio filio, Euandri filium por Euandrium fi-
lium, Euandri fili por Euandrie fili, y ab Euandri filio
por ab Euandrio filio. Y de manera similar en todos
los casos, ya sea en singular o en plural, podemos uti-
lizar tanto los nombres como los pronombres. Y así,
es posible construir genitivos de cualquier término de-
clinable con posesivos declinados en cualquier caso,
como vemos en mea causa labora et illorum, meum
patrem honora et Catonis, tuo patri pare et fratris,
tuum imperatorem et commilitonum sequere, o noster
et fratris mei pater, sua ille confidit et patris uirtute
(“trabaja por mí y por ellos, honra a mi padre y al de
Catón, obedece a tu padre y al de tu hermano, sigue a
tu general y al de tus compañeros, o padre nuestro y

169
PRISCIANO, Sintaxis

de mi hermano, él confía en su valor y en el de su pa-


dre”). De manera similar, podemos encontrar esta
construcción en todos los posesivos. Así, en Andria de
Terencio, 278 Meo studio atque hospitiis.
(119) Sin embargo, hay un rasgo característico en
el posesivo de tercera persona, cuyo nominativo utili-
zamos cuando la transición se realiza desde la pose-
sión hacia su poseedor y no hacia otro. Así: indiget
illius o Ciceronis suus filius; praestat illi o Ciceroni
suus filius; uidet illum o Ciceronem suus filius; bene
meretur de illo o de Cicerone suus filius (“su hijo le
necesita a él, o a Cicerón; su hijo le sobrepasa a él o a
Cicerón; su hijo le ve a él o a Cicerón; su hijo se com-
porta bien con él o con Cicerón”). De manera similar
los pasivos, cuando la acción la realiza sólo el posesor,
exigen que se exprese el nominativo de la posesión:
amatur ab illo o Cicerone suus filius (“su hijo es
amado por él, o por Cicerón”).
(120) También podemos utilizar tanto el nomina-
tivo como otros casos del posesivo, cuando considera-
mos como posesor a alguien que hace una transición
externa hacia otra persona pero en relación con su po-
sesión. Así: rogat me ille ut suus legat apud me filius,
ut suus doceatur a me filius, ut sui miserear filii, ut
suo donem filio, ut suum sequar filium, y ut suo potiar
filio (“él me ruega que su hijo lea ante mí, que su hijo
sea enseñado por mí, que me apiade de su hijo, que
haga una donación a su hijo, que siga a su hijo y que

––––––––––
278
Ter., Andr. 843.

170
Libro XVII

tome posesión de su hijo”). En los posesivos de pri-


mera y de segunda persona, podemos tener una cons-
trucción similar con personas que no sean los poseso-
res.
(121) Ya sea para intensificar su significado o por
redundancia, con frecuencia se unen el nominativo del
posesivo y el genitivo del posesor, como en suus est
Homeri mos (“es una costumbre suya, de Homero”),
donde se sobreentiende non alterius (“no de otro”), o
suus Ciceronis filius heres est patris constitutus (“el
hijo de Cicerón, el suyo, ha sido nombrado heredero
de su padre”), donde suus se incluye para establecer
una diferenciación con respecto a quien, según las le-
yes, no es suyo, es decir, quien no está bajo la potestad
de su padre legítimo. El que este suus aparece en lugar
de lo que es propio de cada uno, lo confirma el uso. 279
Así, Virgilio, en Geórgicas I, 280 Molles sua tura Sa-
baei; Terencio en Formión, 281 Quot homines, tot sen-
tentiae; suus cuique mos.
(122) Pero si se produce una transición desde el
posesor hacia la posesión, entonces usamos los casos
oblicuos del posesivo, como Cicero miseretur sui filii,
praebet suo filio, aspicit suum filium, potitur suo filio
––––––––––
279
Son varias las ocasiones en las que Prisciano recurre al usus para
justificar una construcción (cfr. en este libro XVII: 126, 143, 155 o 181),
uniendo siempre este usus con ejemplos de autores reconocidos como Te-
rencio, Virgilio, Cicerón… de este modo, como ocurre en la gramática a
lo largo de la historia, los tres conceptos sobre los que se asienta la justifi-
cación gramatical serán: auctoritas, usus y ratio, dominando ya sobre todo
éste último en la gramática racional o de las causas del siglo XVI, que pone
sus ojos en Apolonio Díscolo y en Prisciano.
280
Verg., Georg. I 57.
281
Ter., Phorm. 454.

171
PRISCIANO, Sintaxis

(“Cicerón se apiada de su hijo, hace una donación a su


hijo, ve a su hijo, toma posesión de su hijo”). Pero si
la transición se produce desde el exterior a una pose-
sión de la tercera persona, basta utilizar el genitivo del
propio posesor: misereor filii Ciceronis, dono filio Ci-
ceronis, accuso filium Ciceronis, potior filio Cicero-
nis (“me apiado del hijo de Cicerón, hago una dona-
ción al hijo de Cicerón, acuso al hijo de Cicerón, tomo
posesión del hijo de Cicerón”). Sin embargo, se pue-
den añadir también casos del posesivo o bien para re-
forzar el significado o bien por redundancia: egeo in-
genii sui Ciceronis, bene dico ingenio suo Ciceronis
(“necesito el genio de Cicerón, del suyo; hablo bien
del genio de Cicerón, del suyo”) y otros similares.
(123) Así mismo, hay que saber que, mientras que
todo el resto de posesivos los podemos suplir por el
genitivo del pronombre, junto a cualquier caso, como
hemos mostrado, también utilizamos el pronombre
posesivo de tercera persona, tanto para este posesivo
como para los demás, en aquellas ocasiones en las que
el posesor realiza una acción sobre su posesión, o
cuando se muestra que se produce una transición hacia
otra persona, en relación con su posesión: amat ille
suum filium y amat sui filium; bene dicit suo filio y
bene dicit sui filio; petit a me, ut prosim suo filio y ut
prosim sui filio (“él ama a su hijo y al hijo de sí mismo;
habla bien de su hijo y del hijo de sí mismo; me pide
que ayude a su hijo y al hijo de sí mismo”).
Pero si es la posesión la que establece esa transi-
ción hacia el posesor, no es lógico usar el genitivo del
pronombre primario en lugar del posesivo, porque

172
Libro XVII

tiene el valor del compuesto griego. 282 Así no es una


buena opción que, en vez de Ciceroni reddit suus filius
(“a Cicerón le devuelve su hijo”), digamos Ciceroni
reddit sui filius (“a Cicerón le devuelve el hijo de él”),
ni decir Ciceronem laudat sui filius (“a Cicerón le elo-
gia el hijo de él”) por suus filius (“su hijo”) y otros
similares. 283
(124) No en vano, tampoco en griego está bien di-
cho Κικέρωνα φιλεῖ ὁ ἑαυτοῦ υἱός (“a Cicerón le ama
el hijo de él mismo”), a no ser que se entienda el com-
puesto como equivalente al simple, según la costum-
bre ática.
Hay que saber también que, puesto que su pronom-
bre primario correspondiente es tanto singular como
plural, en el posesivo también se pueden entender uno
o varios poseedores, equivalentes al significado del
genitivo que acompaña al posesor: suus illius o suus
illorum (“suyo, de él o de ellos”).
(125) Y no debe extrañarnos que, puesto que en
latín, para una retrotransición, se utilizan estos pro-
nombres, es decir sui, sibi, se, a se, y también su po-
sesivo, tal como hemos mostrado, lo mismo ocurre
cuando, para establecer una conexión con él mismo,
se pasa la acción también a otras personas, como en
ille uocat me ad se, ducit te secum, trahit omnia in se
––––––––––
282
Es decir, porque es reflexivo.
283
Este pasaje de Prisciano será criticado por Lorenzo Valla en sus Ele-
gancias, que no acepta ni las ideas defendidas por nuestro gramático ni el
que no ofrezca ejemplos de autores que utilizan construcciones contrarias
a éstas: “Que Prisciano se equivoca en esto es fácil entenderlo con este
simple argumento, porque no aporta ejemplos de autores, como en él es
habitual, y guarda silencio del uso contrario de aquellos” (p. 189).

173
PRISCIANO, Sintaxis

(“él me llama ante él, te lleva con él, se lleva todo para
él”); o cuando realiza una transición hacia otras perso-
nas unidas a él, como en ille miseretur eorum, qui se-
cum uiuunt o sibi parentium, secum degentium; dat
sibi fauentibus, incusat secum certantes, inuidet se in-
digentibus (“él se apiada de los que viven con él, de
los que le obedecen, de los que pasan su tiempo con
él; hace una donación a los que le favorecen, acusa a
los que luchan con él, envidia a los que le necesitan”).
Todas estas formas, y las similares, parecen tener ca-
rácter de posesivos, y no es ilógico que tengan una
construcción de este tipo, puesto que también en ático
suelen servirse de compuestos en construcciones
como éstas. Jenofonte en el I de sus Memorables, 284
Ἀλλὰ Σωκράτης γ᾿, ἔφη ὁ κατήγορος, τοὺς πατέρας
προπηλακίζειν ἐδίδασκεν, πείθων μὲν τοὺς συνόντας
ἑαυτῷ σοφωτέρους ποιεῖν τῶν πατέρων…ἀλλὰ καὶ
τοὺς ἄλλους συγγενεῖς ἐποίει ἐν ἀτιμίᾳ εἶναι παρὰ τοῖς
ἑαυτῷ συνοῦσιν; Demóstenes, 285 Καὶ ἀφεικότα τοῦτον
ἐμαυτὸν por ἐμέ; Jenofonte en el libro II de Memora-
bles, 286 Χαιρεφῶντα δέ ποτε καὶ Χαιρεκράτην, ἀδελφὼ
μὲν ὄντε ἀλλήλων, ἑαυτῷ δὲ γνωρίμω, αἰσθόμενος
διαφερομένω.
(126) En cuanto al hecho de que se puede unir un
posesivo a un genitivo, o a un dativo, que equivale al
––––––––––
284
Jenof., Memorab. I 2, 49-51. Después de esta cita, en la edición de
Keil, aparece otra de Jenofonte (I 2, 51), que no ha sido incluida en la edi-
ción de Ars Grammatica: Ἀλλὰ Σωκράτης γ᾿, ἔφη ὁ κατήγορος, οὐ μόνον
τοὺς πατέρας, ἀλλὰ καὶ τοὺς ἄλλους συγγενεῖς ἐποίει ἐν ἀτιμίᾳ εἶναι παρὰ
τοῖς ἑαυτῷ συνοῦσιν.
285
Demosth., Adu. Pant. Or. 1.
286
Jenof., Memorab. II 3, 1.

174
Libro XVII

genitivo del posesor, como hemos mostrado anterior-


mente, eso no sólo lo confirma el uso latino sino tam-
bién el ático. Virgilio, en Bucólicas, 287 Et me Phoebus
amat, Phoebo sua semper apud me / Munera sunt,
lauri et suaue rubens hyacinthus; Terencio, en Los
hermanos, 288 Suo sibi hunc gladio iugulo; Platón en
Timeo, 289 Μήτε ἄρα ἀργύριον μήτε χρυσίον μήτε ἄλλο
ποτὲ κτῆμα αὑτῶν ἴδιον νομίζων. Y lo que es más sor-
prendente, este mismo término [esto es ἴδιον] también
se construye con la primera y la segunda persona en
griego, como vemos en Iseo en el discurso sobre Eu-
clides, 290 Οὐκ ἂν τὰ ἴδια τὰ ἐμαυτοῦ; Demóstenes en el
discurso contra Policles, 291 Οὐ περὶ τῶν ἐμῶν ἰδίων
μᾶλλον τιμωρήσεσθε Πολυκλέα ἢ οὐχ ὑπὲρ ὑμῶν
αὐτῶν; y en el mismo, 292 Οὐ περὶ πλείονος ἐποιησάμην
τὰ ἐμαυτοῦ ἴδια ἢ τὰ ὑμέτερα, Demóstenes en el dis-
curso contra Calicles sobre el daño causado en un te-
rreno, 293 Τὸ μὲν γὰρ χωρίον ὁμολογεῖται καὶ
παρ᾿αὐτῶν τούτων ἡμέτερον ἴδιον εἶναι; Frínico Los
escardadores, 294 Ὥσπερ ἐμὸν αὐτῆς ἴδιον. Nosotros en
este caso decimos meum proprium o tuum proprium.
(127) Sin embargo, también se dice suum pro-
prium illius, sin que se considere que sobra suum, pues
añade una certeza ya absoluta.

––––––––––
287
Verg., Eclog. III 62-3.
288
Ter., Adelph. 958.
289
Pl., Tim, p.18b 1-3.
290
Iseo, frag. 60.
291
Demosth., Polyc. Or. 66.
292
Demosht., in Polycl. Or. 63.
293
Demosth., in Callicl. Orat. 8-9.
294
Frag. 41 Kassel y Austin.

175
PRISCIANO, Sintaxis

Hay que señalar también que el posesivo de tercera


persona se refiere, como hemos mostrado, a innume-
rables personas de posesores, puesto que puede aludir
a todos los pronombres de tercera persona, así como a
todos los nombres y participios: suus illius, suus istius,
ipsius, huius, eius; suus Vergilii uersus; sua discentis
diligentia (“suyo de aquél, suyo de ése, del mismo, de
éste, de él; verso que es suyo, de Virgilio; su diligen-
cia, la del discípulo”).
(128) En cambio los posesivos de primera y de se-
gunda persona, completos por sí mismos, no necesitan
el añadido de ningún genitivo, puesto que ya conlle-
van en ellos mismos el valor de un genitivo definido.
Al igual que tampoco suus requiere el genitivo de su
pronombre primario, que está incluido en él mismo,
sino el de otra forma ajena, debido a la multitud de las
terceras personas a las que necesariamente se refieren
el pronombre primario sui y el propio posesivo, ya que
ambos son anafóricos. En cambio, meus y tuus, no se
entienden sino con los genitivos de sus pronombres
primarios, que tienen carácter deíctico, y por eso no
necesitan otros genitivos del exterior.
(129) 295 Se plantea cuál es la diferencia entre el ge-
nitivo del pronombre primario y el del posesivo acerca
de mei, tui, sui, nostri, uestri (“de mí, del mío; de ti,
del tuyo; de él, del suyo; de nosotros, del nuestro; de
vosotros, del vuestro”). Pues bien, en cuanto a la
forma, ninguna, pero en cuanto al sentido, la diferen-
cia es que el genitivo del pronombre primario indica
––––––––––
295
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 117 (p.225) aunque la traducción no es
literal.

176
Libro XVII

una posesión simple, pero el posesivo, doble. En


efecto si decimos mei est seruus (“el esclavo es de
mí”) en lugar de meus est seruus (“el esclavo es mío”),
se indica una posesión simple; pero en mei est filii
seruus (“el esclavo es de mi hijo”) la posesión referida
es doble, la mía respecto a mi hijo, y la de mi hijo res-
pecto al esclavo. Con todo, frecuentemente, también
es posible utilizar posesivos de este tipo sin nombre.
Especialmente cuando se hace mención de dueños, es-
posos o amigos. Así en Andria de Terencio,296 Cuius
hic puerum apposuisti? –Vestri. –Cuius nostri? Se en-
tiende “del señor” o “del hijo de vuestro señor”; este
mismo autor en la misma obra, 297 Cur meam tibi?
Donde se sobreentiende “conyuge” o “prometida”. Él
mismo en Eunuco, 298 O mea tu, donde hay que sobre-
entender “amiga” o “hermana”.
(130) 299 Es costumbre que todos los maridos lla-
men “suya” a sus esposas, y las esposas “mío” a su
marido, elidiendo el sustantivo.
En cuanto al genitivo de los pronombres primarios
se utiliza por sí mismo, sin el añadido de otro genitivo,
como en mei filius ambulat, tui filium uideo (“el hijo
de mí camina, veo al hijo de ti”); mei misereris, tui
miseretur (“te apiadas de mí, se apiada de ti”). Ade-
más, el genitivo del pronombre primario puede cons-
truirse con cualquier número, género o caso, mientras

––––––––––
296
Ter., Andr. 763-5.
297
Ter., Andr. 635.
298
Ter., Eunuch. 664.
299
Algunas ideas coinciden también con lo expuesto por Apolonio Dís-
colo en II, 120.

177
PRISCIANO, Sintaxis

que el genitivo del posesivo necesita siempre otro ge-


nitivo del mismo número y género, como en mei filii
miserere, tui filii misereor, sui filii miseretur ille
(“apiádate de mi hijo, me apiado de tu hijo, él se
apiada de su hijo”) a no ser que se produzca una elip-
sis, como hemos indicado anteriormente.
(131) No es sólo que podamos usar el genitivo del
primario en lugar de cualquier caso del posesivo,
como mei ager por meus ager, mei agrum por meum
agrum, nostrum o nostri filius o filium por noster filius
o nostrum filium y similares, como hemos mostrado,
sino que también se usa el genitivo de los propios po-
sesivos con cualquier caso de lo poseído en segundo
plano, esto es de lo que es posesión de lo poseído. Por
ejemplo, cuando una esposa, hablando del campo de
su marido o de otra cosa de él, dice: iste ager mei est,
τοῦ ἐμοῦ, semine mei praegnans sum, prolem mei di-
ligo, thalamis mei caste pareo (“ese campo es del mío,
estoy embarazada de la semilla del mío, amo a la prole
del mío, respeto castamente los lazos conyugales del
mío”). Una posesión doble no puede expresarse de
otra manera que no sea con el genitivo del posesivo.
(132) 300 En griego, con frecuencia, es el añadido
del artículo lo que evita la ambigüedad: ὁ τοῦ ἐμοῦ
ἀγρός, ἡ της ἐμῆς σωφροσύνη (“el campo del mío, la
inteligencia de la mía”). Pero, como en latín no dispo-
nemos de él, los autores normalmente crean equívo-
cos. Así Lucano en IV, 301 Ac reppulit aestus / Fortior
oceani, es decir τῶν τοῦ ὠκεανοῦ (“que los del
––––––––––
300
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 136 (pp. 238-9).
301
Luc., Phars. IV 102-3.

178
Libro XVII

océano”); y en el libro I, 302 Et Taranis Scythicae non


mitior ara Dianae, es decir τοῦ τῆς Ἀρτήμιδος (“que
los de Artemis”) De manera similar, decimos minor
uiginti annorum por ἥττων τοῦ τῶν εἴκοσι ἐτῶν (“me-
nor que los de veinte años”).
Y no es extraño que los genitivos tengan tanta im-
portancia en la expresión de las relaciones de pose-
sión, pues también en los compuestos se mantiene in-
variable este mismo caso, ya que, si se cambia, tam-
bién podría perderse su significado. Por ejemplo, en
tribunusplebis, plebiscitum, senatusconsultum (“tri-
buno de la plebe, decisión de la plebe, determinación
del senado”).
(133) Y si el compuesto está formado por dos ge-
nitivos, los dos permanecen invariables: huiusmodi,
istiusmodi, illiusmodi (“de este, de ese o de aquel
modo”), que se construyen junto a todos los casos,
tanto en composición como de forma independiente.
Sui, cuando es primario, como hemos apuntado, no
tiene nominativo, ya que necesariamente este pronom-
bre se refiere a algún otro nominativo de tercera per-
sona y conserva la construcción de los transitivos. En
efecto, o bien da lugar a una construcción reflexiva so-
bre sí mismo, esto es, indica que hace algo sobre él
mismo [o que él lo recibe de sí mismo], en cuyo caso
es necesario que aparezca en algún caso oblicuo, como
en miseretur sui, dicat sibi, accusat se, potitur se (“se
apiada de sí mismo, se dedica, se acusa, se domina”).

––––––––––
302
Luc., Phars. I 446.

179
PRISCIANO, Sintaxis

O bien, se construye en retrotransición, como ya indi-


camos, es decir se produce una transición de una per-
sona a otra y una vuelta desde esa otra a ella misma,
lo cual exige igualmente un caso oblicuo: rogat me
seruus, ut miserear sui; petit me amicus, ut sibi pro-
sim; commouet me inimicus, ut se accusem; hortatur
me uirtus, ut se potiar (“el esclavo me ruega que me
apiade de él, el amigo me pide que le ayude, el
enemigo me mueve a acusarle, el valor me anima a
contar con él”).
(134) Hay que saber que, al igual que los pronom-
bres compuestos griegos que carecen de nominativo
siempre se utilizan en alguna acción que vuelve a esas
mismas personas [que es reflexiva], o bien a una po-
sesión de éstas, así estos pronombres necesariamente
se construyen con verbos en los que se sobreentiende
el nominativo de estas personas, como en ἐμαυτοῦ
κήδομαι y ἐμαυτοῦ δοῦλον τύπτω (“me ocupo de mí
mismo, golpeo a mi esclavo”); σαυτοῦ κήδῃ y σαυτοῦ
δοῦλον τύπτεις (“te ocupas de ti mismo y golpeas a tu
esclavo”); ἑαυτοῦ κήδεται y ἑαυτοῦ δοῦλον τύπτει (“se
ocupa de él mismo, golpea a su esclavo”. La construc-
ción es similar en latín: sui miseretur, sui filii misere-
tur (“se apiada de él mismo, se apiada de su hijo”), e
igualmente, cuando el verbo crea primero una cons-
trucción transitiva desde una tercera persona y, de
nuevo, mediante retrotransitividad, la acción vuelve
desde esa persona a la anterior, tal como hemos mos-
trado más arriba: rogat me ille, ut ad se ueniam; petit
te ille, ut sui miserearis; rogat Turnus Aeneam, ut sibi

180
Libro XVII

parcat (“me pide que vaya ante él, te pide que te apia-
des de él, Turno ruega a Eneas que le perdone”).
(135) Los casos oblicuos necesariamente se refie-
ren a los nominativos mediante verbos que hacen re-
caer la acción en los nominativos y la pasión en los
oblicuos, como en Caesar uicit Pompeium, ego te di-
ligo (“César venció a Pompeyo, yo te amo”). Esa ac-
ción que padecen los casos oblicuos unidos al verbo se
transfiere al nominativo correspondiente a la persona
paciente gracias a la construcción del verbo en pasiva
junto a un nominativo paciente, construyéndose el com-
plemento agente en ablativo: Caesar uincit Pompeium,
uincitur Pompeius a Caesare; ego te diligo, tu diligeris
a me (“César vence a Pompeyo, Pompeyo es vencido
por César, yo te amo, tú eres amado por mí”).
(136) 303 En cuanto al griego, ellos crearon pro-
nombres compuestos, esto es ἐμαυτοῦ, σαυτοῦ, ἑαυτοῦ,
que poder utilizar cuando una persona hace algo,
como hemos dicho, sobre sí misma o sobre una pose-
sión suya, lo que en griego se denomina ἰδιοπαθῆ o
ἀντανάκλαστα, es decir “auto-pasiva”, o recepción de
una acción que viene de sí mismo, o “reflexiva” meta-
fóricamente a partir de cuerpos que reflejan hacia ellos
mismos una acción. A las formas pronominales sim-
ples, las denominan ἀλλοπαθῆ, esto es, que transfieren
la acción a otra persona, o que la reciben de otra: do-
ceo te, doceor a te (“te enseño, soy enseñado por ti”).
En latín, como hemos mencionado anteriormente,
utilizamos las formas simples para ambos tipos, tanto

––––––––––
303
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis II 141 (pp.241-2).

181
PRISCIANO, Sintaxis

para la primera como para la segunda persona, según


la costumbre homérica que hemos citado antes.304
(137) En la tercera persona, esto es sui, sibi, se, a
se, seguimos lo que en griego rige para los compues-
tos, aunque en latín sea simple. Y así carece de nomi-
nativo, como ἑαυτοῦ, y se construye con cualquier
verbo que le permita mantener la función de nomina-
tivo, como en sui eget, sibi nocet, se incusat (“se ne-
cesita, se perjudica, se acusa”). Y en una construcción
de este tipo, esto es, cuando una persona hace algo so-
bre ella misma o sobre una posesión suya, se utiliza el
simple en lugar del pronombre compuesto griego, esto
es ἑαυτοῦ, ἑαυτῷ, ἑαυτόν, equivalente a sui eget,
ἑαυτοῦ χρῄζει (“se necesita”), sibi indulget, ἑαυτῷ
χαρίζεται (“es complaciente consigo mismo”), sui
seruum uendit, τὸν ἑαυτοῦ δοῦλον πωλεῖ (“vende a su
esclavo”). Pero cuando se entiende que se produce al-
guna acción sobre un ser desde fuera, equivale al pro-
nombre simple en griego, esto es αὐτοῦ, αὐτῷ, αὐτόν.
Y esto no se produce de otra manera que cuando
un verbo en tercera persona ejerce una acción sobre
otra persona externa, y cuando desde aquella, por re-
trotransición, otro verbo devuelve esa acción a la an-
terior, como en rogat me ille, ut ad se ueniam; petit te,
ut sibi des; hortatur milites imperator, ut se largo po-
tiantur (“él me pide que vaya ante él, te pide que le
des, el general anima a los soldados para que cuenten
ampliamente con él”).

––––––––––
304
En (112).

182
Libro XVII

(138) También aquellos verbos que indican alguna


adquisición de la tercera persona, aunque no sea una
adquisición reflexiva o retrotransitiva, se construyen
frecuentemente con los casos oblicuos del pronombre
antes citado, como auget ille substantiam sui, defendit
Brutus sibi libertatem, uidet ille similem sui o sibi ho-
minem, ducit secum Aeneas Achaten (“él aumenta su
fortuna, Bruto defiende su libertad para él, ve a un
hombre semejante a él o a sí mismo, Eneas lleva con-
sigo a Acates”). Aunque lo cierto es que, si se obser-
van estas construcciones en profundidad, se percibe en
ellas que muestran cierto carácter de auto-pasividad o
de posesión. No en vano, en griego, se expresan tam-
bién mediante pronombres compuestos: ἄγει μεθ᾿
ἑαυτοῦ τὸν φίλον (“lleva a su amigo con él”).
(139) 305 Hay que observar también que en griego
lo que se dice mediante un compuesto sólo con casos
oblicuos, ἀλλήλων κήδονται, ἀλλήλοις παρέχουσιν,
ἀλλήλους φιλοῦσιν (“se cuidan mutuamente, se ayu-
dan mutuamente, se aman mutuamente”), indica, ne-
cesariamente, una acción y pasión recíproca entre dos
personas, con el mismo caso y sin que puedan aparecer
en nominativo, sino que éste se sobreentiende en el
propio verbo. En latín, con frecuencia, en lugar de un
acusativo en una construcción de este tipo, utilizamos
la preposición inter unida a los acusativos plurales de
cualquier persona. Así, Terencio en Los Hermanos, 306
Video amare inter se, es decir φιλεῖν ἀλλήλους; y este

––––––––––
305
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 147-149 (pp.246-7).
306
Ter., Adelph. 827-8.

183
PRISCIANO, Sintaxis

mismo autor en la misma obra, 307 Age inepte, quasi


nunc non norimus nos inter nos, / Ctesipho, equiva-
liendo a οὐ γινώσκομεν ἀλλήλους; Virgilio en el libro
XI, 308 Conuersique oculos inter se atque ora tenebant,
donde inter se equivale a πρὸς ἀλλήλους. También es
frecuente que se añada inuicem (“mutuamente”) para
reforzar el significado.
(140) Y no sólo con las terceras personas, como
hemos visto, sino también con las primeras, con las
segundas del plural, puesto que pueden referirse a di-
versas personas. A imitación del pronombre griego an-
tes citado, que carece de nominativo, nosotros utiliza-
mos una construcción similar, como vemos en ego et
tu nosmet ipsos inuicem amamus inter nos, tu et ille
inuicem amatis inter uos (“yo y tú nos amamos a no-
sotros mutuamente entre nosotros, tú y él os amáis mu-
tuamente entre vosotros”). 309 Igualmente, utilizamos
también inuicem con otros casos, sin la preposición in-
ter, que rige acusativo. Así, en ego et tu nostri inuicem
miseremur, ἀλλήλους ἐλεοῦμεν (“yo y tú nos apiada-
mos mutuamente de nosotros”); tu et ille inuicem uo-
bis indulgetis, ἀλλήλοις χαρίζεσθε (“tú y él os cuidais
mutuamente”); iste et ille inuicem se potiuntur,
ἀλλήλων ἀπολαύουσιν (“ése y aquél se usan mutua-
mente”).
(141) Y si no se añade inuicem, se produce la duda
de si cada persona realiza la acción sobre sí misma por
autopasividad, o cada una sobre la otra. Por ejemplo,
––––––––––
307
Ter., Adelph. 271.
308
Verg., Aeneid. XI 121.
309
Estos ejemplos son claramente redundantes, por motivos pedagógicos.

184
Libro XVII

si decimos iste et ille se amant (“ése y aquél se


aman”), no sabemos si quiere decir cada uno a sí
mismo o mutuamente. También, en la primera persona
se puede entender comprendida la segunda y la ter-
cera. Así, en ego et tu legimus, ego et ille scribimus
(“yo y tú leemos, yo y él escribimos”). Por su parte la
segunda no puede comprender a la primera, pero sí a
la tercera: tu et ille uosmet ipsos laeditis (“tú y él os
dañáis a vosotros mismos”).
(142) 310 Se plantea por qué nostras y uestras (“de
nuestra o de vuestra patria), es decir ἡμεδαπός y
ὑμεδαπός, tanto en latín como en griego, se derivan
sólo de plurales. A esto hay que responder que proce-
den sólo de plurales, ya que la patria pertenece a una
pluralidad, y no a una sola persona. En este sentido,
hay que apuntar que, al igual que los pronombres, que
son determinados, tienen subtipos de patria y posesi-
vos, como meus, tuus; noster, uester; nostras, uestras,
así también el nombre indefinido quis o qui tiene en
latín, no sólo el patrio cuias (“de qué país”), equiva-
lente al griego ποδαπός, sino también un posesivo, que
puede ser tanto interrogativo como anafórico: cuius,
cuia, cuium. Pero el masculino se pronuncia con
acento agudo al final para marcar la diferencia.
(143) El que pueden ser tanto anafóricos como in-
terrogativos, al igual que los pronombres primarios, lo
demuestra su uso. Así, Virgilio en Bucólicas 311 los uti-
liza con valor interrogativo, Dic mihi, Damoeta, cuium

––––––––––
310
Cfr. Apolonio, Sintaxis II 167 (pp.257-8).
311
Verg., Eclog. III 1.

185
PRISCIANO, Sintaxis

pecus, an Meliboei?, Terencio en Eunuco, 312 Quid


uirgo, cuia est?, y en Andria, 313 Quid eam? Suamne
esse dicebat? – Non!– Cuiam igitur? Sin embargo Ci-
cerón, en Verrinas, 314 acerca de la pretura urbana, uti-
lizó estas mismas formas con valor anafórico, Cuia res
est, cuium periculum. Cuando estas formas son anafó-
ricas, necesariamente, tienen acento grave en todas las
sílabas, al igual que los pronombres primarios cuando
también son anafóricos.
(144) 315 Los pronombres tienen algunas particula-
ridades propias de cada tipo, y algunas comunes, que
comparten o bien con el resto de pronombres o bien
con algunas partes de la oración. Así pues, puesto que
hemos tratado sobre las peculiaridades de cada tipo, tra-
temos ahora sobre las características comunes.
Ipse se denomina “complementario” o “apuesto” 316
–Apolonio lo denomina ἐπιταγματικόν– no porque sea
el único pronombre que se construye junto a otros pro-
nombres o nombres, sino porque lo hace con más fre-
cuencia que el resto. Así, encontramos ego ipse, tu
ipse, ille ipse, Vergilius ipse, Cicero ipse (“yo mismo,
tú mismo, él mismo, el propio Virgilio, el propio Ci-
cerón”).

––––––––––
312
Ter., Eunuc. 321.
313
Ter., Andr. 932.
314
Cic., In Verr. II 1, 142.
315
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 1-2 (p.261). A partir de este capítulo, y
del anuncio de que va a tratar las características comunes a todos los tipos
de pronombres, comienza precisamente la parte tomada del libro III de la
Sintaxis de Apolonio.
316
Prisciano utiliza los adjetivos “additiuus” y “appositiuus” para refle-
jar el carácter de ipse como añadido o apuesto.

186
Libro XVII

(145) 317 En efecto, también otros pronombres se


utilizan en esta construcción apuesta, esto es
ἐπιταγματικά. Virgilio, 318 Ille ego, qui quondam gra-
cili modulatus auena; este mismo autor en Bucóli-
cas, 319 Nec tuus hic Moeris, nec uiueret ipse Menal-
cas; en el libro I, 320 Tune ille Aeneas, quem Dardanio
Anchisae / Alma Venus Phrygii genuit Simoentis ad
undam? Pero el pronombre ipse, por su superioridad
frente a los demás en este uso, recibe casi como propio
el nombre de “apuesto”, que es común a varios.
Hay que saber además que todas las terceras per-
sonas de los pronombres pueden, mediante la figura
mencionada anteriormente, 321 construirse junto a la
primera y la segunda persona, excepto sui, sibi, se, a
se, pero la primera y la segunda persona no pueden
construirse ni apuestas entre ellas, ni junto a la tercera
persona. 322
(146) En efecto, nadie dice ego tu es (“yo tú eres”)
o tu ego sum (“tú yo soy”), ni ego ille facit (“yo él
hace”) o tu ille facit (“tú él hace”). En cambio, sí se
dice ille ego facio (“yo aquel que hago”) y tu ille facis
(“tú aquél que haces”). Un apositivo es aquél que se
construye junto a la forma que constituye la frase con
el verbo. Tampoco en griego se apone a una primera,

––––––––––
317
Cfr. Si bien no de forma literal Apolonio Díscolo, Sintaxis III 2
(p.260-1).
318
Verg., Aeneid. I 1.
319
Verg., Eclog. IX, 16.
320
Verg., Aeneid. I 617-8.
321
En (141).
322
Tanto este pasaje como los siguientes (146-7) corresponden a Apo-
lonio, Sintaxis III 3 (p.262).

187
PRISCIANO, Sintaxis

o a una segunda persona, la tercera persona del pro-


nombre primario, ni la de los que se componen a partir
de él, esto es ἑαυτοῦ, ἑαυτῷ, ἑαυτόν, como tampoco en
latín sui, que para nosotros tiene el valor tanto del pro-
nombre simple primario de tercera persona en griego
como del compuesto. Sin embargo, la tercera persona
del compuesto en plural, puesto que en griego no tie-
nen compuestos a partir de los plurales de primera o
segunda persona, necesariamente se une a la primera
o a la segunda, como ἑαυτῶν κηδόμεθα (“nos cuida-
mos de nosotros”) por ἡμῶν αὑτῶν, y ἑαυτῶν κήδεσθε
(“cuidaos de vosotros”) por ὑμῶν αὑτῶν.
(147) Pero tampoco nosotros en plural podemos
aponer a la primera o segunda persona el pronombre
mencionado de tercera, esto es sui, sibi, se, a se, por-
que ésta es también la forma singular, que no se apone
a la primera o a la segunda persona ni en griego ni en
latín, a pesar de que también se entienda con valor plu-
ral. Y al igual que en latín puede usarse el singular del
simple en lugar del compuesto en todas las personas,
así también el plural del simple, como vemos en mei
causa facio, ἐμαυτοῦ χάριν ποιῶ (“actúo para mí”); y
nostri causa facimus, ἡμῶν –en vez de ἑαυτῶν– χάριν
ποιοῦμεν (“actuamos para nosotros”).
(148) 323 Y no es extraño que, en ocasiones, me-
diante una figura, puedan unirse entre ellas personas
diferentes, cuando también hay veces en que unimos
de forma congruente casos distintos, como cuando
unos nombres genéricos se distribuyen en específicos,
––––––––––
323
Cfr. En cuanto al sentido y el ejemplo homérico, Apolonio Sintaxis
III 7 (p.264).

188
Libro XVII

o unos plurales en singulares. Así, en animalium quae-


dam sunt mortalia, quaedam immortalia; literarum
aliae sunt uocales, aliae consonantes; trium Saturni
filiorum unus in caelo, alter in mari, tertius apud in-
feros dicitur regnare (“de los seres vivos, unos son
mortales, otros inmortales; de las letras, unas son vo-
cales, otras consonantes; de los tres hijos de Saturno,
uno se dice que reina en el cielo, otro en el mar y el
tercero en los infiernos”). En efecto, no está bien dicho
animalia pars est mortalis, pars immortalis (“los seres
vivos, una parte es mortal, otra parte inmortal”), ni tres
Saturni filii, unus in caelo, alter in mari, tertius apud
inferos regnat (“tres hijos de Saturno, uno reina en el
cielo, otro en el mar y el tercero en los infiernos”),
aunque Homero sí lo diga con una licencia poética, 324
Οἱ δὲ δύο σκόπελοι ὁ μὲν οὐρανὸν εὐρὺν ἱκάνει, al
igual que otros autores, tanto latinos como griegos.
(149) Ahora bien, cuando no son distributivos, sí
se pueden utilizar los nominativos, como en literae
sunt notae uocum (“las letras son los signos de las pa-
labras”) o cuando el verbo concierta con lo que apa-
rece distribuido, pero no con los elementos que se re-
parten, como en homines oportuni sunt, alii quidem ad
pacem, alii uero ad bellum (“los hombres son apropia-
dos, unos para la paz, y otros para la guerra”). En este
caso, puesto que la repartición se hace en plurales, el
verbo es el elemento común. Pero si se altera el nú-
mero, se manifiesta lo que hemos apuntado. Así, Vir-
gilio en Bucólicas, 325 Cur non, Mopse, boni quoniam
––––––––––
324
Hom., Odys. XII 73.
325
Verg., Eclog. V 1-2.

189
PRISCIANO, Sintaxis

conuenimus ambo, / Tu calamos inflare leues, ego di-


cere uersus.
(150) Sin embargo, un singular que exprese un sig-
nificado de pluralidad puede distribuirse en singulares
o en plurales del modo antes mencionado, y conservar
el tipo de construcción. Así ocurre en gentis Romanae
pars fuit fortis, pars sapiens, o gentis Romanae alii
fuerunt fortes, alii sapientes (“del pueblo romano, una
parte fue valiente, otra sabia o unos fueron valientes,
otros sabios”), o “gens Romana fuit, alii fortes, alii
sapientes” (“hubo una nación romana, unos valientes,
otros sabios”). Livio, XLI del Ab urbe condita, 326 Pe-
riti religionum iurisque publici, quando duo ordinarii
consules eius anni, alter morbo, alter ferro periisset,
suffectum consulem negabant comitia habere posse.
(151) Aquí Livio, siguiendo a Homero, puso al
principio un nominativo en vez de un genitivo: duo
ordinarii consules en lugar de duorum ordinariorum
consulum, con lo cual hizo concertar el verbo con las
partes, y no con el todo.
Igualmente, a partir de casos distintos suelen for-
marse derivado-compuestos. 327 Por ejemplo, a partir
de medio terrae (“en mitad de la tierra”), mediterra-
neus; de medio amnis (“en mitad del río”) Mediamna;
de causas y dicere (“causas, decir”) causidicus; de
uana loqui (“decir cosas vanas”) uaniloquus…, que
son derivado-compuestos a partir de simples. Ahora
bien, en las derivaciones de este tipo, con frecuencia
––––––––––
326
Liv., XLI 18, 15-16.
327
Es decir, no términos derivados o compuestos como dos categorías
independientes, sino términos compuestos y derivados a la vez.

190
Libro XVII

encuentras una transición de un género a otro. Así


haec manus (“esta mano” fem.), pero centimanus (“de
cien manos”, masc.).
(152) Horacio, 328 centimanus gigas; hic sanguis
(“sangre” masc.), pero hic, haec exanguis y hoc exan-
güe (“exsangüe” masc., fem. y neutro); hoc caput
(“cabeza”, neutro), pero hic, haec y hoc triceps (“de
tres cabezas” como masc., fem. y neutro); hoc cor
(“corazón” neutro), pero hic, haec y hoc uecors
(“loco, sin cabeza” como masculino, femenino y neu-
tro); haec mens (“mente”, fem.), pero hic, haec y hoc
amens, demens (“loco” masc., fem. y neutro); haec
arma (“armas” neutro), pero hic, haec inermis y hoc
inerme e inermus, inerma, inermum (“inerme” masc.,
fem. y neutro). Se pueden encontrar muchos compues-
tos de este tipo a partir de términos con géneros, casos
o números diversos, que experimentan cambios en la
derivación. Por tanto, no es extraño que también las
terceras personas de los pronombres se unan figurada-
mente tanto a la primera como a la segunda persona,
tal como hemos mostrado anteriormente.
(XXI 153) 329 Entre las partes de la oración, algu-
nas tienen accidentes comunes entre ellas, como el nú-
mero, el caso y el género, compartidos por nombre,
pronombre y participio. Algunas comparten persona y
número, como el verbo y el pronombre; algunas tiem-
pos, como el verbo y el participio; alguna ninguno de
estos accidentes, como la preposición, el adverbio, la
conjunción y la interjección, que no son declinables.
––––––––––
328
Hor., Carm. II 17, 14 y III 4, 69.
329
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 13 (p.268).

191
PRISCIANO, Sintaxis

Así pues, los que son declinables, por su propia confi-


guración, aparecen con el número, género, caso, per-
sona o tiempo adecuado, de manera que en función de
la construcción de la frase, esto es por la disposición,
deben adaptarse a la concordancia correcta, es decir
singular con singular, o plural con plural, cuando los
términos aluden a una misma persona en una construc-
ción intransitiva: ego Priscianus scribo intellegens
(“yo Prisciano escribo comprendiendo”), o nos orato-
res scribimus intellegentes (“nosotros oradores escri-
bimos comprendiendo”). 330
(154) 331 Por contra, cuando son transitivos o refle-
xivos, sí pueden aparecer números diferentes, como en
docemus discipulum y docemus discipulos; doceo dis-
cipulum y doceo discipulos; accuso uos y prosum no-
bis (“enseñamos al alumno, enseñamos a los alumnos;
enseño al alumno, enseño a los alumnos; os acuso, nos
beneficio”). 332 Y lo mismo ocurre con los géneros,
como bonus homo et iustus et rectus est ille, bona mu-
lier et casta et pudica est illa, boni homines et iusti et
recti sunt illi, bonae mulieres et castae et pudicae sunt
illae (“buen hombre, y justo y honrado es él; buena
mujer, casta y púdica es ella; buenos hombres, justos

––––––––––
330
En estos casos las construcciones intransitivas (que se refieren a una
misma persona) y que por lo tanto deben tener concordancia son: el pro-
nombre con el nombre, el nominativo con el verbo, y el verbo con el par-
ticipio. La concordancia a la que se refiere ahora Prisciano es la de número.
331
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 14 (p.269).
332
En este caso no son relaciones intransitivas, sino transitivas (con
cambio de persona) y, por lo tanto, no tienen que estar determinadas por la
concordancia, sino por el régimen, que no tiene en cuenta el número.

192
Libro XVII

y rectos son ellos; buenas mujeres, castas y púdicas


son ellas”).333
E igualmente ocurre también con los casos: mei
ipsius dolentis misereor e illius o tui dolentis mise-
reor; te ipsum legentem uideo y me ipsum intellegen-
tem sentio (“me apiado de mí mismo dolorido, de él, o
de ti dolorido; te veo a ti mismo que estás leyendo, me
percibo a mí mismo comprendiendo”). 334
(155) 335 Así pues, cuando los casos, géneros y nú-
meros se refieren a una misma persona, deben conser-
var la concordancia de la que acabamos de hablar.
Sin embargo, como hemos apuntado, a causa de la
transitividad o de la reflexividad, hay variaciones, no
sólo en casos y números, sino también en géneros:
illos laedit mulier e illum laedunt mulieres (“una mu-
jer les daña, le dañan unas mujeres”). No merece la
pena ofrecer ejemplos de distintos autores para mos-
trar un hecho tan evidente, pero hay que saber que,
mediante la figura que los griegos denominan
ἀλλοιότης, esto es “variación”, ya sea por πρόληψις ο
σύλληψις, esto es “anticipación” o “reunión”; y por
ζεῦγμα esto es, por “añadido”; y por la “coincidencia”,
que los griegos denominan συνέμπτῶσις; o bien por el
“cambio de casos”, esto es ἀντίπτωσις, números, gé-
neros, casos, tiempos y personas diferentes se unen,
no sólo en construcciones transitivas y reflexivas, sino
––––––––––
333
Es decir, Prisciano destaca que en estos ejemplos se da concordancia
de género en estas construcciones intransitivas.
334
En este caso Prisciano quiere destacar que la concordancia entre pro-
nombres y participios se da, además de en género y número, también en
caso.
335
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 15-16 (pp.269-70).

193
PRISCIANO, Sintaxis

también en construcciones intransitivas, como pode-


mos comprobar en estos ejemplos diversos de autores
tanto griegos como latinos que sí consideramos nece-
sario ofrecer. 336
(156) Pues bien, se unen números diversos, como
en el libro I de Eneida de Virgilio, 337 Pars in frusta
secant ueribusque trementia figunt. En este caso es el
sentido, puesto que pars se considera aquí como un
conjunto de troyanos, el que motiva el plural del verbo
secant, como vemos igualmente en Homero, 338 Ὡς
φάσαν ἡ πληθύς; Salustio en la Conjuración de Cati-
lina, 339 Interea seruitia repudiabat, cuius initio ad
eum magnae copiae concurrebant. Aquí el singular
cuius se refiere a res, esto es “cuius rei seruitiorum”.
(157) Tucídides, 340 Συνεπρεσβεύοντο αὐτοῖς καὶ
Δωριῆς, ἡ μητρόπολις τῶν Λακεδαιμονίων; Terencio
en Eunuco, 341 Si quisquam est, qui placere se studeat
bonis / Quam plurimis et minime multos laedere, / In
his poeta hic nomen profitetur suum. Si quis se refiere

––––––––––
336
Como se indica en nota a pie en la edición de Ars Grammatica (2010:
243), la primera figura mencionada, la uariatio, engloba a todas las si-
guientes, que serían subespecies de ella. Este pasaje es importante porque,
en primer lugar, confirma que las figuras rompen la congruitas normal de
la frase, y que estas figuras aparecen con frecuencia en autores, como va a
mencionar en los ejemplos siguientes, constituyendo así este pasaje una
fuente para estudiar las figuras en la tradición gramatical europea.
337
Verg., Aeneid. I 212.
338
Hom., Iliad. II 278.
339
Salust, Catil. 56, 5.
340
Thucid., Hist. III 92,3.
341
Ter., Eunuch. prol. 1-3.

194
Libro XVII

a una pluralidad, como también en este mismo au-


tor, 342 Aperite aliquis actutum; Sófocles en Antí-
gona, 343 ῞Ωστις γὰρ αὐτῶν εὖ φρονεῖν μόνος δοκῇ, / Ἢ
γλῶτταν, ἣν οὐκ ἄλλος, ἢ ψυχὴν ἔχειν, / Οὗτοι
διαπτυχθέντες ὤφθησαν κενοί.
(158) También se unen géneros distintos, como en
Bucólicas de Virgilio, 344 Dulce satis umor, depulsis
arbutus haedis, / Lenta salix feto pecori, mihi solus
Amyntas. En este caso, con dulce, que es neutro, se
unen tanto femeninos como masculinos; en esta
misma obra, 345 Triste lupus stabulis, maturis frugibus
imbres, / Arboribus uenti, nobis Amaryllidis irae; y
también Virgilio en el libro I de Eneida, 346 Nimborum
in patriam, loca feta furentibus Austris, / Aeoliam ue-
nit; o en Geórgicas II, 347 Sunt et Aminaeae uites, fir-
missima uina; y en el libro I de Eneida, 348 Cymothoe
simul et Triton adnixus acuto / Detrudunt naues sco-
pulo; Lucano en el I, 349 Hinc leges et plebisscita coac-
tae; Virgilio en el VIII, 350 Qualis eram, cum primam
aciem Praeneste sub ipsa / Straui; en este caso Prae-
neste, nombre propio de ciudad, es neutro, pero la con-
cordancia de sub ipsa se hace con el femenino urbs.
De manera similar, Terencio, en el prólogo del Eu-
nuco, dijo In eunuchum suam, refiriendo el pronombre
––––––––––
342
Ter., Adelph. 634.
343
Soph., Antig. 707-9.
344
Verg., Eclog. III 82-3.
345
Verg., Eclog. III 80-1.
346
Verg., Aeneid. I 51-2.
347
Verg., Georg. II 97.
348
Verg., Aeneid. I 144-5.
349
Luc., Phars. I 176.
350
Verg., Aeneid.VIII 561-2.

195
PRISCIANO, Sintaxis

al femenino comoedia; Virgilio en el XII 351 a propó-


sito de dictamnum: Puberibus caulem foliis et flore
comantem / Purpureo: non illa feris incognita capris
/ Gramina, cum tergo uolucres haesere sagittae. / Hoc
Venus, obscuro faciem circumdata nimbo, / Detulit,
hoc fusum labris splendentibus amnem / Inficit occulte
medicans.
(159) Es evidente, pues, cómo géneros y números
distintos se mezclan en la figura citada de la
ἀλλοιότης, es decir, de la variación.
También los autores griegos se sirven con frecuen-
cia de figuras de este tipo, como Homero, 352 Πᾶσιν
ὀρίνθη θυμός, ἐκίνηθεν δὲ φάλαγγες, / Ἐλπόμενοι παρὰ
ναῦφι ποδώκεα Πηλείωνα; Tucídides, 353 Αἱ μέν τινες
τῶν νεῶν καθεῖσαι τὰς κώπας ἀπέστησαν τοῦ πλοῦ,
ἀξύμφορον δρῶντες πρὸς τὴν ἐξ ὀλίγου ἀντεξόρμησιν,
βουλόμενοι τὰς πλείους περιμεῖναι; Demóstenes en el
I de Filípicas, 354 Καὶ ὅλως ἄπιστον, οἶμαι, ταῖς
πολιτείαις ἡ τυραννίς; y este mismo autor sobre la co-
rona, 355 Πονηρὸν ὁ συκοφάντης καὶ πανταχόθεν
βάσκανον καὶ φιλαίτιον; Tucídides en el I, 356 Τὴν δὲ
ὑπὸ πάντων ὁμολογουμένην ἄριστον εἶναι εἰρήνην;
Platón en el Banquete, 357 Ἐπειδὴ οὖν ἡ φύσις δίχα
ἐτμήθη, ποθοῦν ἕκαστον τὸ ἥμισύ τε ξυνῄει, καὶ

––––––––––
351
Verg., Aeneid. XII 412-418.
352
Hom., Iliad. XVI 280 sigs.
353
Thucid., Hist. II 91,4.
354
Demosth., Or. Olynth. I 5.
355
Demosht., De cor. Or. 242.
356
A pesar de que Prisciano sitúa esta cita en el libro I, está en Thucid.,
Hist. IV 62,2
357
Plato, Sympos. 191a 5-8.

196
Libro XVII

περιβάλλοντες τὰς χεῖρας καὶ συμπλεκόμενοι ἀλλήλοις


ἐπιθυμοῦντες ξυμφῦναι; Esquines en Alcibiades sobre
Temístocles,358 Αὗται μέγισται ἐλπίδες ἦσαν Ἀθηναίοις
περὶ τῆς σωτηρίας ἅσσα ἂν ἐκεῖνος περὶ αὐτῶν
βουλεύσαιτο; Homero, 359 Ἦλθε δ᾿ἐπὶ ψυχὴ Θηβαίου
Τειρεσίαο, / Χρύσεον σκῆπτρον ἔχων.
(160) Tanto los autores latinos como los griegos,
con muchísima frecuencia, utilizan de forma figurada
casos distintos o bien unos casos en lugar de otros. Así
Virgilio en el libro I, 360 Tu mihi quodcumque hoc
regni, tu sceptra Iouemque / Concilias, donde aparece
hoc regni por hoc regnum. El propio Virgilio, en ese
mismo libro, 361 Urbem quam statuo uestra est, subdu-
cite naues, en lugar de urbs quam statuo. Terencio en
Andria, 362 Di inmortales! Quid turbae est apud
forum? Quid illi hominum litigat? Por quot homines.
Y en esa misma obra, 363 Ex Andro conmigrauit huic
uiciniae, por in hanc uicinam; en la misma obra, 364
Quas credis esse has, non sunt uerae nuptiae, y Te-
rencio en Formión, 365 Cum eius aduenti [mihi] uenit
in mentem? Utilizó un genitivo en lugar de un nomi-
nativo. Cicerón en Verrinas I, 366 Nam ita mihi deos
uelim propitios, ut, cum illius mihi temporis ueniat in
mentem… non solum commoueor animo, sed etiam
––––––––––
358
Aesch., frag. 50,14-15 Giannantoni.
359
Hom., Odis. XI 90-1.
360
Verg., Aeneid. I 78-9.
361
Verg., Aeneid. I 573.
362
Ter., Andr. 744-45.
363
Ter., Andr. 70.
364
Ter., Andr. 47.
365
Ter., Phorm. 154.
366
Cic., in Q. Caecil. 41.

197
PRISCIANO, Sintaxis

toto corpore perhorresco, donde aparece illius tempo-


ris, por illud tempus. Y en el libro II de esta misma
obra, 367 Fac tibi Aciliae legis ueniat in mentem, en lu-
gar de Acilia lex.
(161) Virgilio en el libro III de Geórgicas, 368 Et
crurum tenus a mento palearia pendent, por cruribus
tenus. Y el mismo Virgilio en el IX de Eneida, 369 Volat
hasta Tago per tempus utrumque, por in Tagum. Sa-
lustio en la Conjuración de Catilina, 370 Praeter rerum
capitalium condemnatis, por condemnatos. Y en el li-
bro I de Historias, 371 Nam a primordio urbis ad be-
llum Persi Macedonicum, por Persis. Virgilio en el I
de Eneida, 372 Troas, relliquias Danaum atque immitis
Achilli, en lugar de Achillis. Horacio, en el III de las
Odas, 373 Hic dies anno redeunte festus / Corticem ads-
trictum pice dimouebit / Amphorae, en lugar de
amphora. Terencio en Andria, 374 Quid mei faciam, por
quid me fiat. O en Eunuco, 375 Quid illo faciemus,
stulta? Por illi.
(162) De manera similar, Cicerón contra Verres
acerca de la pretura urbana, 376 Quid illo myoparone
factum est? Virgilio en el libro I de Eneida, 377 Parce

––––––––––
367
Cic., Verr. Act. 1, 51.
368
Verg., Georg. III 53.
369
Verg., Aeneid. IX 418.
370
Sall., Catil. 36,2.
371
Sall., Hist. frag. I, 8 M.
372
Verg., Aen. I 30.
373
Hor., Carm. III 8, 9 sigs.
374
Ter., Andr. 614.
375
Ter., Eunuch. 837.
376
Cic., In Verr. II 1, ,90.
377
Verg., Aeneid. I 257-8.

198
Libro XVII

metu, Cytherea, manent immota tuorum / Fata tibi, en


lugar de metui. Y en el libro I de Geórgicas, 378 Libra
die somnique pares ubi fecerit horas, en lugar de diei;
Horacio en el III de las Odas, 379 Hic dies uere mihi
festus atras / Exigit curas, donde aparece mihi por a
me; Demóstenes contra Ctesifón, 380 Ὁ δῆμος ἐν αὐτοῖς
τοὶς φοβεροῖς καὶ δεινοῖς ἐμβεβηκώς por εἰς αὐτὰ τὰ
φοβερὰ καὶ δεινά; Homero, 381 Πᾶν δ᾿ἦμαρ φερόμην,
ἅμα δ᾿ἠελίῳ καταδύντι / Κάππεσον ἐν Λήμνῳ; este
mismo autor, 382 Κάππεσεν ἐν κονίῃ. Jenofonte en el I
de Memorables, 383 Λέγεται γὰρ Ἀλκιβιάδην, πρὶν
εἴκοσιν ἐτῶν εἶναι, Περικλεῖ ἐπιτρόπῳ μὲν ὄντι ἑαυτοῦ,
προστάτῃ δὲ τῆς πόλεως, τοιαῦτα διαλεχθῆναι περὶ
νόμων, donde encontramos λέγεται Ἀλκιβιάδην por
Ἀλκιβιάδης. También los autores latinos usaron con
frecuencia esta figura, como Terencio en Eunuco, 384
Apparet seruum hunc esse domini pauperis / Miseri-
que; Homero, 385 Ζεῦ ἄνα, δὸς τίσασθαι ὅ με πρότερος
κάκ᾿ἔοργε; Terencio en Andria, 386 Ita tum discedo ab
illo, ut qui se filiam / Neget daturum.
(163) Se pueden utilizar tiempos diferentes, como
en: 387 Postquam res Asiae Priamique euertere gentem
/ Inmeritam uisum superis ceciditque superbum / Ilium
––––––––––
378
Verg., Georg, I 208.
379
Hor., Carm. III 14,13.
380
Esta cita aparece sin embargo en Demosth., Cour.248.
381
Hom., Iliad. I 592-3.
382
Hom., Iliad. XV 538.
383
Jenof., Memorab. I 2, 40.
384
Ter., Eunuch. 486-7.
385
Hom., Iliad. III 351.
386
Ter., Andr. 148-49.
387
Verg., Aeneid. III 1 sigs.

199
PRISCIANO, Sintaxis

et omnis humo fumat Neptunia Troia, / Diuersa exilia


et desertas quaerere terras / Auguriis agimur diuum
classemque sub ipsa / Antandro et Phrygiae molimur
montibus Idae. En este ejemplo, cecidit va en preté-
rito, fumat, agimur y molimur en presente. El mismo
Virgilio, en el libro IV de Eneida, 388 At Regina graui
iandudum saucia cura / Vulnus alit uenis et caeco car-
pitur igni, por alebat y carpebatur.
(164) Hay que saber que tanto los poetas como los
prosistas con frecuencia utilizan presentes en lugar de
pasados o de futuros, pero al revés no es usual, aunque
sí lo encontramos en Terencio, en Andria, 389 Sed si
quid narrare occepi, continuo dari / Tibi uerba cen-
ses, donde occepi aparece por occipio u occipiam. Y
el mismo Terencio en Eunuco, 390 Quae uera audiui,
taceo et contineo optime, donde encontramos audiui
por audio o audiam; y en Formión, 391 Cur non, in-
quam, Phormio, Vides inter uos? En este caso utilizó
inquam por inquio, en un uso nada frecuente. Del
mismo modo, muchos suelen utilizar inquam, que es
de futuro, con el valor de pasado o de presente.
(165) También se pueden cambiar las personas,
como hace Virgilio en el II de Eneida, 392 Diuellimur
inde / Iphitus et Pelias mecum; Terencio en Andria, 393
Tu si hic esses, aliter sentias, donde hic indica que se
refería a él mismo, con lo cual se sobreentiende ego.
––––––––––
388
Verg., Aeneid. IV 1-2.
389
Ter., Andr. 504-5.
390
Ter., Eunuch.103.
391
Ter., Phorm. 620.21.
392
Verg., Aeneid. II 434-5.
393
Ter., Andr. 310.

200
Libro XVII

Livio en el XXXVII del Desde la fundación de la ciu-


dad, 394 Certare pio certamine cuiuslibet bonae artis et
uirtutis ausi sumus cum parentibus quaeque ciuitas
suis; Virgilio, 395 Ille ego, qui quondam gracili modu-
latus auena / Carmen; y él mismo en el II de
Eneida, 396 Quaeque ipse miserrima uidi / Et quorum
pars magna fui; y en Bucólicas, 397 Nec tuus hic Moeris
nec uiueret ipse Menalcas; este mismo autor en el li-
bro IV de Geórgicas, 398 Illo Virgilium me tempore
dulcis alebat / Parthenope, studiis florentem ignobilis
oti; Terencio en Formión, 399 Nam ego meorum solus
sum meus; Persio, 400 Postquam meus a praetore re-
cessi.
(166) No sólo cambiando los géneros, personas,
números, casos y tiempos, que son los accidentes que
afectan en general a las partes declinables, de las que
hemos tratado anteriormente, suelen los autores crear
las figuras, sino también cambiando todos los acciden-
tes que afectan a cada una de esas partes, como por
ejemplo, en el caso del nombre, la especie, género, nú-
mero, figura y el caso. Así pues, en estas cinco varian-
tes encontramos autores que establecen alguna varia-
ción, es decir una “ἀλλοιότης”.

––––––––––
394
Liv., Urb. XXXVII 54, 19.
395
Verg., Aeneid . I 1.
396
Verg., Aeneid. II 5-6.
397
Verg., Eclog. IX 16.
398
Verg., Georg. IV 563-4.
399
Ter., Phorm. 587.
400
Pers., Sat. V 88.

201
PRISCIANO, Sintaxis

Por ejemplo, en el cambio de la especie, podemos


citar a Ennio, 401 Optima caelicolum, Saturnia, magna
dearum, que usó magna en lugar de maxima, es decir,
un positivo por un superlativo, cuando antes clara-
mente había escrito optima caelicolum.
(167) Y Virgilio en el libro I de Eneida, 402 Tristior
et lacrimis oculos suffusa nitentes, donde encontramos
tristior por subtristis; Homero, 403 Τόνδ᾿ ἔκτανε
Δάρδανος ἀνήρ, utilizó Dardanus por Dardanius, es
decir, un primario por un derivado, construcción que
imita también Virgilio en el libro IV de Eneida, 404
Hauriat hunc oculis ignem crudelis ab alto / Darda-
nus, y en el II, 405 Ipse deos in Dardana suscitat arma,
en lugar de Dardania; en usos similares a Romulus po-
pulus o Romula gens por Romuleus o Romulea.
Acerca de las variaciones en géneros, números y
casos, ya hemos tratado anteriormente.
(168) También las figuras suelen ser utilizadas
unas en lugar de otras por los autores, como hace Vir-
gilio en el libro I de Eneida, 406 Totumque a sedibus
imis / Una Eurusque Notusque ruunt, en lugar de
eruunt, es decir, un simple por un compuesto. Y pue-
den encontrarse variaciones similares en la construc-
ción de todos los accidentes que afectan también al
resto de palabras.

––––––––––
401
Ennius, Ann. VIII 61.
402
Verg., Aen. I 228.
403
Hom., Iliad. II 701.
404
Verg., Aeneid. IV 661-2.
405
Verg., Aeneid. II 618.
406
Verg., Aeneid. I 84-5.

202
Libro XVII

Por ejemplo, a veces se utilizan unas partes de la


oración en lugar de otras, como un nombre por un ad-
verbio. Así Sublime uolas 407 y Sole recens orto 408. O,
al contrario, un adverbio por un nombre, como en ge-
nus unde Latinum, 409 en vez de ex quo. Y en Cicerón,
pro Deiotaro, 410 En crimen, en causa, cur regem fugi-
tiuus, dominum seruus accuset, cur por propter quae.
Igualmente: iuste por uerum, o uere por iustum, y satis
por sufficiens; Eurípides 411 Αἴαντος δίκαιός γόνος por
ἀληθής; Lucano en el I, 412 Tu satis ad uires Romana
in carmina dandas; y en el VII, 413 Quique necesse pu-
tat, en lugar de necessarium; Homero en Iliad ΙΙΙ, 414
Αὐτὴ δ᾿αὖθ᾿Ἑλένην καλέουσ᾿ἴε τὴν δ᾿ἐκίχανε / Πύργῳ
ἐφ᾿ὑψηλῷ, περὶ δὲ Τρωαὶ ἅλις ἦσαν, donde encontra-
mos ἅλις, es decir satis por multae. Virgilio en el libro
I de Eneida, 415 Multum ille et terris iactatus et alto /
Vi superum, utilizó un nombre por un adverbio.
(169) Las preposiciones, en algunos casos, son re-
dundantes, en otros casos, se eliden, o bien aparecen
––––––––––
407
Verg., Aeneid. X 664.
408
Verg., Georg. III 156.
409
Verg., Aeneid. I 6.
410
Cic., Deiot. VI 17.
411
En la edición de Keil, aparece aquí una laguna desde el nombre de
Eurípides, e incluye una cita en griego atribuyéndola a Sófocles en Ayax:
Δίκαιος γόνος. Es decir, el Aianti, que aparece antes de la cita, considera
que es el dativo del título de la obra. Sin embargo, como se indica en nota
a pie acerca de este pasaje en la edición de Ars grammatica, en el Ayax de
Sófocles, no aparece esta cita, atribuida en cambio en esta última edición
a Eurípides (luego no habría laguna), incluyendo en la propia cita Aiantos
como genitivo.
412
Luc., Pharsal. I 66.
413
Luc., Pharsal. VII 312.
414
Hom., Iliad. III 383-4
415
Verg., Aeneid. I 3-4.

203
PRISCIANO, Sintaxis

unas en lugar de otras, y eso se da tanto en latín como


en griego.
Así, son redundantes en ejemplos como el de Isó-
crates Eginética, 416 Ἐν αὐτοῖς γὰρ τούτοις ἔτι
σαφέστερον καὶ μᾶλλον ἐνεπεδειξάμην τὴν εὔνοιαν.
Los autores latinos también, con frecuencia, utilizan
esta abundancia de preposiciones. Terencio en An-
dria, 417 Accedo ad pedisequas; y en el Eunuco, 418
Numquam accedo ad te, quin doctior abeam; en esta
misma obra, 419 Edicit, ne uir quisquam ad eam adeat;
y en Andria, 420 Adeon ad eum?; también allí, 421 Ad te
aduenio; Isócrates, en el Panegírico, 422
Ἀπεστερημένους δὲ τοῦ στρατηγοῦ, μεθ᾿ οὗ
συνηκολούθησαν; Aristómenes Boeth,423 Εὔ γὰρ, εὖ /
Πράττειν σε βούλομαι᾿ γώ –Πῶς λέγεις; –Ὅπως / Μετ
᾿ἐμοῦ ξυνέσῃ; Cratino en Némesis, 424 Μεθ’ ὑστέρῳ
χρόνῳ; Virgilio en el V, 425 Spatio post deinde relicto /
Tertius Euryalus; Isócrates a Nicocles, 426 Φίλους κτῶ,
μὴ πάντας τοὺς βουλομένους, ἀλλὰ τοὺς τῆς σῆς
φύσεως ἀξίους ὄντας, μηδὲ μεθ᾿ ὧν ἥδιστα
συνδιατρίψεις, ἀλλὰ μεθ᾿ ὧν ἄριστα τὴν πολιτείαν

––––––––––
416
Isocr., Aeginet. 24.
417
Ter., Andr. 123.
418
Ter., Eunuch.791.
419
Ter., Eunuch. 578.
420
Ter., Andr. 315 y 369.
421
Ter., Andr. 319.
422
Isócr., Paneg. 146.
423
Arist., Fr. 2 Kassel y Austin
424
Cratin., Nemes fr. 122 Kassel y Austin.
425
Verg., Aeneid. V 321-2.
426
Isocr., a Nicocles 27.

204
Libro XVII

διοικήσεις; Hipérides Sobre el pescado, 427 Μετὰ ταῦτα


ὕστερον ἦλθον ἀναθησόμενοι τὸ τάριχος; Virgilio en el
VIII, 428 Post hinc ad naues graditur sociosque reuisit.
(170) Se eliden preposiciones, como vemos en el
libro IX de Virgilio, 429 Euolat infelix et femineo ulu-
latu, / Scissa comam, muros amens atque agmina
cursu / Prima petit, donde se sobreentiende cum en
cum ululatu; Homero, 430 Αὐτῇ κεν γαίῃ ἐρύσαιμ᾿ αὐτῇ
κε θαλάσσῃ, se ha sobreentendido σύν, en σὺν αὐτῇ γῇ;
Virgilio en el libro V, 431 His magnum Alciden contra
stetit, his ego suetus, donde falta cum.
(171) O se ponen unas en lugar de otras, como hace
Virgilio en el libro I de Eneida, 432 Multa super Priamo
rogitans, super Hectore multa, donde super Priamo
equivale a de Priamo. Y el mismo autor en el I de
Geórgicas, 433 Sub lucem densa inter nubila sese; y en
el libro III, 434 Sub lucem exportant calathis, en lugar
de ante lucem.
Igualmente, tanto en los autores latinos como en
los griegos, a veces sobran conjunciones, y a veces fal-
tan, o bien se utilizan unas en lugar de otras.
Sobran por ejemplo en Multa quoque et bello pas-
sus, dum conderet urbem; 435 Horacio en Epodos, 436 At
––––––––––
427
Hyperid., frag. 184 Jensen.
428
Verg., Aeneid. VIII 546.
429
Verg., Aeneid. IX 477-79.
430
Hom., Iliad. VIII 24.
431
Verg., Aeneid. V 414.
432
Verg., Aeneid. I 750.
433
Verg., Georg. I 445.
434
Verg., Georg. III 402.
435
Verg., Aeneid. I 5.
436
Hor., Epod. V 1-2.

205
PRISCIANO, Sintaxis

o deorum quicquid in caelo regit / Terras et humanum


genus.
O faltan, como en el libro IV de Eneida de Virgi-
lio, 437 Ferte citi flammas, date tela, impellite remos.
(172) Se utilizan unas por otras, como en el II de
Eneida de Virgilio, 438 Aut pelago Danaum insidias
suspectaque dona / Praecipitare iubent subiectisque
urere flammis; en lugar de subiectisue; Eurípides, 439
Ὦ θεοὶ πατρῷοι, συγγένεσθέ γ᾿ἀλλὰ σῦν. Y entre los
autores latinos, Terencio en el Eunuco, 440 Si nequeas
paulo, at quanti queas.
Entre los adverbios, 441 hay algunos que se usan in-
distintamente con todos los accidentes antes mencio-
nados, es decir con diversos números, géneros, casos,
tiempos y personas, como non bonus uir, non bona
mulier, non bonum mancipium offendit me (“un hom-
bre bueno, una buena mujer o un buen esclavo no me
ofenden”); non boni uiri, non bonae mulieris, non
boni mancipii est uituperare innocentem (“no es pro-
pio de un buen buen hombre, una buena mujer o un
buen esclavo acusar a un inocente”); non ego, non tu,
non ille, non facio, non facis, non facit (“no yo, no tú,
no él, no hago, no haces, no hace”).

––––––––––
437
Verg., Aeneid. IV 594.
438
Verg., Aeneid. II 36-7.
439
En la edición de Keil, se apunta que habría aquí una cita de Eurípides,
aunque no aparece por una laguna, y tras ella se sitúa la cita de Eurip.,
Electr. 411, como si fuera de Sófocles.
440
Ter., Eunuch. 75.
441
Prisciano retoma aquí, después de este largo pasaje acerca de figuras,
su “traducción” de Apolonio Díscolo, Sintaxis (III, 17-18, p.270).

206
Libro XVII

(173) De manera similar bene, male, recte, praue


(“bien, mal, correctamente, de manera tortuosa”) pue-
den construirse correctamente con todas las formas
antes mencionadas. Sin embargo, hay otros adverbios
que no pueden unirse con cualquier forma, como o
cuando es vocativo, como vemos en el libro I de
Eneida de Virgilio, 442 O Regina, nouam cui condere
Iuppiter urbem, o heus, y este mismo autor en el
mismo libro, 443 heus, iuuenes, monstrate, mearum /
Vidistis si quam hic errantem forte sororum. Estos ad-
verbios no se unen con casos diferentes al vocativo,
mientras que otros sólo se construyen con acusativo,
como pone tribunal o pone domum, ultra fines (“de-
trás del tribunal, detrás de la casa, más allá de las fron-
teras”), algunos con ablativo, como coram iudicibus
(“en presencia de los jueces”), en una característica
que también comparten las preposiciones.
(174) Propiamente, deben ser consideradas prepo-
siciones aquellas formas que no pueden construirse sin
ir unidas a un caso determinado, como in illum, per
illum, pro illo, sub illo, de illo, ab illo, ex illo. En cam-
bio, pone y coram pueden también construirse sin esos
nombres declinados en un caso concreto, puesto que
son adverbios. Así los encontramos en el libro II de
Eneida de Virgilio, 444 Pone subit coniunx ferimur per
opaca locorum; este mismo autor en el libro I de la

––––––––––
442
Verg., Aeneid. I 522.
443
Verg., Aeneid. I 321-2.
444
Verg., Aeneid. II 725.

207
PRISCIANO, Sintaxis

misma obra, 445 Coram, quem quaeritis, adsum /


Troïus Aeneas.
Hay adverbios 446 que no se construyen con perso-
nas diferentes, como heia, que aparece por ejemplo en
el libro IV de Eneida, 447 Heia, age, rumpe moras, ua-
rium et mutabile semper / Femina, pues sólo se con-
truye con la segunda persona. Hay adverbios que no
forman construcciones correctas con tiempos diferen-
tes. Así heri feci, nunc facio, cras faciam (“ayer hice,
ahora hago, mañana haré”). Y hay otros que aparecen
con un único modo, aunque con todas las personas,
números y tiempos, como utinam con optativos. Pero
esta cuestión se tratará con más profundidad cuando
hablemos sobre el adverbio. 448
(175) También la conjunción se construye con to-
das las formas antes mencionadas, esto es con todos
los géneros, casos, números, tiempos o personas,
como uir et mulier, uirorum et mulierum; doceo et
docui et docebo; ego et tu et ille; si facio et si faciam;
si facerem et si faciebam; si fecerim et si feci, si fecis-
sem et si feceram; si fecero et si faciam.
Pero volvamos a tratar sobre la clasificación de los
pronombres. Hay que saber que los pronombres que
tienen conjugación, llamados por Aristarco 449 σύζυγα,
––––––––––
445
Verg., Aeneid. I 595-6.
446
Cfr. Apolonio, Sintaxis (III 19, pp.270-1).
447
Verg., Aeneid. IV 569-70.
448
A pesar de esta afirmación, sin embargo Prisciano no tratará más
sobre este tema. Tal vez, está simplemente “traduciendo” la afirmación que
aparece también en Apolonio (III, 19), quien, curiosamente, tampoco vol-
vió a tratar sobre este tema, o lo hizo en la parte perdida del libro IV (cfr.
Ars gram. p. 271).
449
Frag. 103 B Matthaios.

208
Libro XVII

los primarios de las tres personas o los derivados, no


pueden construirse de manera indistinta representando
a las demás personas ni siquiera figuradamente, como
tampoco los verbos, porque tienen sólo tres formas es-
pecíficas en cada una de esas tres personas: “mei, tui
sui; mihi, tibi, sibi; me, te, se; a me, a te, a se”.
(176) 450 Y del mismo modo, tampoco los plurales
nos, uos; nostrum o nostri y uestrum o uestri; nobis,
uobis; nos, uos; ni los derivados meus, tuus, suus;
noster, uester. En cuanto a ipse, ille, hic, iste e is sue-
len aparecer en construcciones figuradas equivaliendo
a la primera y a la segunda persona, ya que, como no
tienen formas conjugadas para la primera y la segunda
personas, pueden utilizarse con esa función. En cuanto
a sui, su propia declinación nos muestra que se corres-
ponde con los de primera o segunda persona: mei, tui,
sui; mihi, tibi, sibi; me, te, se; a me, a te, a se. Y así,
estos tres pronombres, manteniendo las personas que
les son propias, no permiten que formas conjugadas
interfieran en su significación.
(177) Esto puede comprobarse también a partir de
sus derivados. En efecto, meus, tuus, suus, debido a la
semejanza en la declinación y sobre todo a que tienen
formas independientes en cada una de las personas,
como también los verbos, no pueden ponerse unos en
lugar de otros, ni aparecer en una construcción en la
que se refieran a la misma persona del poseedor. En
efecto, nadie dice ego tu, ni sui mei, ni tuus meus, ni
suus meus, o nostras uestras, a no ser que se añada

––––––––––
450
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis III 22 (p.272).

209
PRISCIANO, Sintaxis

alguna conjunción, como en seruus tuus et meus est,


ciuis nostras et uestras (“tu esclavo es también mío, el
ciudadano es de nuetro país y del tuyo”), en los que
aunque se indica una posesión común, sin embargo las
personas de los posesores son distintas.
(178) 451 También podemos prescindir de la con-
junción y decir mea res tua est, animus meus tuus est
(“mi asunto es tuyo, mi espíritu es tuyo”), puesto que
se entienden también distintas personas para los pose-
sores. En cuanto a ille ego, tu ipse, hic ego, iste ego y
todos los pronombres de tercera persona, excepto sui
y su derivado suus, pueden construirse de manera fi-
gurada con una sola forma de primera o de segunda
persona. En cambio, en los verbos, puesto que la ter-
cera persona tiene una sola forma y aplicada a esa
única persona, no pueden construirse juntos con la pri-
mera o la segunda personas. En efecto, no puede de-
cirse facio tu, o ille o facis ego, o ille o facit ego o tu,
porque los verbos, como significan cada persona con
una forma distinta, no permiten acomodar esas perso-
nas a otras diferentes a las suyas.
(179) 452 No debe extrañarnos que se produzca esto
a propósito de la distinción de personas cuando éstas
forman una serie, puesto que eso mismo también es
evidente, aunque al contrario, por el hecho de que la
falta de distinción de géneros, números, casos o tiem-
pos, permite que aparezcan con diversas significacio-
nes. En efecto mihi, tibi, sibi; me, te se, al no tener
distinción de género, pueden construirse con términos
––––––––––
451
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis III 23 (p. 273).
452
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis III 27 (p.275).

210
Libro XVII

de cualquier género, como me ipsum y me ipsam; te


ipsum y te ipsam. Clari, clarae no distinguen nú-
mero, 453 así que pueden unirse con singulares y con
plurales.
Senatus, currus, uultus, facies, res, spes tienen ter-
minaciones igualmente comunes a diversos casos, de
manera que pueden construirse perfectamente con
cualquiera de ellos.
(180) 454 Todos los verbos en subjuntivo, ya en pre-
térito perfecto o futuro, tienen las mismas terminacio-
nes con excepción de la primera persona. Por tanto,
nada impide considerar que se trata de cualquiera de
esos tiempos. Los participios y los infinitivos de pre-
sente se corresponden bien igualmente con el pretérito
imperfecto. Por ello, se pueden construir de forma in-
distinta, como en scribens hodie proficio (“aprovecho
escribiendo hoy”) y scribens heri proficiebam (“apro-
vechaba escribiendo ayer”), scribere uolo hodie
(“quiero escribir hoy”) y scribere uolebam heri (“que-
ría escribir ayer”)
(181) Sin embargo, hemos de saber que también
podemos construir con pretéritos perfectos y plus-
cuamperfectos los infinitivos antes mencionados
cuando se refieran a un tiempo pretérito imperfecto,
como vemos en scribens profeci o profeceram, esto es
“mientras estaba escribiendo, aproveché” o “había
aprovechado”; scribere uolui o uolueram, esto es

––––––––––
453
Porque clari puede ser genitivo singular masculino y neutro, y no-
minativo plural masculino; y clarae: genitivo y dativo singular femenino,
y nominativo plural, luego las dos formas pueden ser singular o plural.
454
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 29 (p.277).

211
PRISCIANO, Sintaxis

“quise escribir” o “había querido”. En efecto, sabemos


que el pretérito imperfecto significa que una acción
comenzó, y que aún no ha terminado, como demuestra
el uso de los escritores.
(182) 455 Los verbos comunes admiten tanto la
construcción activa como la pasiva, distinguiéndose
por ellas también dos significaciones: criminor te y a
te (“te acuso y soy acusado por ti”), hortor te y a te
(“te animo y soy animado por ti”).
Amet, doceat, legat, audiat son imperativos de pre-
sente, futuros del optativo y presentes de subjuntivo, y
no podemos distinguir entre esta variedad de signifi-
caciones si no es gracias a su construcción con distin-
tos adverbios o tiempos.
(183) Así, cuando expresamos una orden, no utili-
zamos adverbio: amet, doceat, legat, audiat (“que
ame, que enseñe, que lea, que oiga”); al expresar un
deseo, usamos adverbio: utinam amet, doceat, legat,
audiat (“ojalá ame…”), e igualmente para la subordi-
nación: cum amet, doceat, legat, audiat (“cuando
ame…”).
Amato, doceto, legito, audito son también de se-
gunda y de tercera persona, y sólo se distinguen por el
añadido de pronombres, como amato tu, amato ille
(“que tú ames, que él ame”).
(184) Así pues, en todos los términos de este tipo,
que tienen distintas significaciones, la construcción es
totalmente necesaria para diferenciarlas, como ocurre

––––––––––
455
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 30 (p.278).

212
Libro XVII

también con los nombres que, con una misma termi-


nación, indican distintos casos, géneros o números.
Así poetae puede ser genitivo y dativo singular, es de-
cir huius poetae y huic poetae; y nominativo y voca-
tivo plural, hi poetae y o poetae. Igualmente docti ge-
nitivo singular, huius docti, y nominativo y vocativo
plural, hi docti y o docti.
(185) De manera similar, caedes, res, facies son
nominativos y vocativos singulares, haec facies y o fa-
cies, haec caedes y o caedes, haec res y o res; pero
también en plural son nominativos, acusativos y voca-
tivos: hae facies, has facies y o facies.
Y hay también otras muchas coincidencias en otras
partes de la oración, que no pueden distinguirse si no
es a partir de la construcción, con una disposición
apropiada de un caso con otro, un género con otro, un
número con otro, una persona con otra, o bien de un
tiempo con otro.
(186) 456 Ahora bien, no necesariamente si hay una
semejanza en la forma, deben asociarse también nece-
sariamente con los mismos accidentes, pues a veces se
establecen concordancias por el sentido. Así cualquier
dativo y ablativo plural de nombres, pronombres o
participios multiformes 457 es semejante en los tres gé-
neros, como bonis, illis, accusatis. Y, sin embargo,
cuando hablamos de hombres, los unimos con mascu-
linos, cuando se trata del sexo opuesto, con femeninos,
y cuando no es ninguno de ellos, con neutros. Por
––––––––––
456
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 32 (p. 280).
457
Es decir, aquellos que tienen formas distintas para masculino, feme-
nino y neutro.

213
PRISCIANO, Sintaxis

ejemplo: bonis uiris loquor, bonis mulieribus y bonis


mancipiis, o accusatis uiris, accusatis mulieribus, ac-
cusatis mancipiis. Y así también otros términos simi-
lares, que solucionan la semejanza de significación y
de accidentes en la propia construcción.
(187) Así pues, toda construcción, denominada por
los griegos “sintaxis”, debe atender siempre a la signi-
ficación de las formas. Ahora bien, los autores, me-
diante figuras diversas, suelen variar los accidentes en
la construcción, tal como hemos mostrado anterior-
mente, de manera que, aunque la relación parezca in-
correcta en cuanto a las formas concretas, sin em-
bargo, racionalmente, se mostrará correcta. 458 Es por
eso por lo que, en ocasiones, pueden unirse una pri-
mera persona y una tercera, mediante una figura. Así
lo encontramos en Virgilio, 459 Ille ego, qui quondam
gracili modulatus auena / Carmen, donde el sentido
es “Yo soy aquel Virgilio que, en otro tiempo, escribí
las Bucolicas y las Geórgicas”.
(188) También se unen mediante una figura de este
tipo números diferentes, como vemos en el libro I de
Eneida de Virgilio, 460 Pars in frusta secant ueribus-
que trementia figunt, donde un plural concierta no con
un término también plural por la forma, sino por el
sentido, porque pars se refiere a varios troyanos. O
––––––––––
458
Como indicamos en la introducción, este pasaje nos parece funda-
mental, pues mostraría el carácter racional de la sintaxis de Prisciano, que
estaría atento, pues, no sólo a las construcciones concretas que aparecen
en el uso, sino también a una razón, a una estructura subyacente que per-
mite usos aparentemente anómalos.
459
En el inicio de la Eneida.
460
Verg., Aeneid. I 212.

214
Libro XVII

con distintos géneros: 461 Qualis eram, cum primam


aciem Praeneste sub ipsa, como encontramos en el li-
bro VIII de Virgilio, donde aunque Preneste es neutro,
como por el sentido indica una ciudad, la referencia a
ella es mediante sub ipsa.
(189) De manera similar, con todos los accidentes
de todas las partes de la oración encontramos con fre-
cuencia figuras de este tipo. Así en la utilización de un
caso por otro, como: 462 Corniger Hesperidum fluuius
regnator aquarum, donde, como vemos, en esta cita
del libro VIII, Virgilio utilizó fluuius en lugar de
fluuie; o en: 463 Tu mihi quodcumque hoc regni, tu
sceptra Iouemque / Concilias, donde encontramos
regni en lugar de regnum. Pero de este tipo de cons-
trucciones, ya hemos tratado bastante con anteriori-
dad.
(190) 464 Acerca de tu también dudaron algunos au-
tores si es sólo nominativo, o también vocativo. Pero
es evidente que en él se dan los dos casos, al igual que
en casi todos los nombres latinos de la segunda decli-
nación terminados en -us. En el pasado Trifón, 465

––––––––––
461
Verg., Aeneid. VIII 561.
462
Verg., Aeneid. VIII 77. Esta figura se denominará, en la doctrina
retórica y gramatical, “antiptosis”, quedando encuadrada en la enálage.
463
Verg., Aeneid. I 78-9.
464
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis III 35 (p.282).
465
Trifón de Alejandría, gramático del s. I a.C., es citado más de 50
veces por Apolonio Díscolo en su obra, y se le ha considerado como su
maestro indirecto o inspirador de gran parte de su obra. Escribió tratados
sobre las distintas partes de la oración, así como sobre sintaxis en general.
La teoría aquí expuesta sobre el vocativo, aparece en su Peri prosôpôn (frg.
1, p.32 Velsen).

215
PRISCIANO, Sintaxis

como critica Apolonio, consideró que era sólo voca-


tivo, apoyándose en que los vocativos nominales se
asocian a la segunda persona verbal, ya que decimos
tu legis (“tú lees”) y también discipule legis (“discí-
pulo, lees”). Pero igualmente el vocativo, que es pro-
pio de la segunda persona, se une bien con la primera
y con la tercera persona de los verbos, como lego dis-
cipule y legit discipule, y no por ello decimos que la
primera y la tercera persona tienen vocativos, ni que
el vocativo no sea de segunda. Lo que es incontestable
es que los pronombres tienen sobre todo aquellos ca-
sos que les faltan a los nombres en las dos primeras
personas, y sobre todo el nominativo.
(191) 466 Asi pues, los pronombres no necesitan vo-
cativo, que no tiene ni carácter deíctico ni anafórico,
que son las funciones pronominales, sino solamente de
llamada, es decir ἀποστροφή, excepto en la circunstan-
cia en la que, con un movimiento de cabeza o diri-
giendo nuestra voz, no sólo llamamos a aquellos a los
que vemos, sino también a aquellos a los que puede
llegar nuestra voz, aunque no estén junto a nosotros, o
bien cuando ignoramos su nombre propio, o bien
cuando, utilizándolo de forma confusa al referirnos a
una multitud, para que nos responda uno de ellos, le
decimos a unos esclavos “tú”.
(192) Hay que saber también que lo propio del pro-
nombre es tener nominativo en primera y segunda per-
sona, pero no sólo los pronombres, sino también nom-

––––––––––
466
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis III 41 (pp.284-5).

216
Libro XVII

bres y participios tienen vocativo, que es un caso pro-


pio de la segunda persona, como en scribe Vergili y
scribis Vergili (“escribe, Virgilio” y “escribes Virgi-
lio”). Y el que también los nominativos de todos los
términos con desinencias casuales se construyen en
ocasiones con segundas personas verbales, lo demues-
tra tanto el verbo “ser” como los verbos de llamada,
que no se construyen sino con nominativos, como ego
grammaticus sum, tu orator es, ille philosophus est;
ego Priscianus nominor, tu Apollonius uocaris, ille
Vergilius nuncupatur. Virgilio, en el libro I de
Eneida, 467 Tune ille Aeneas, quem Dardanio Anchisae
/ Alma Venus Phrygii genuit Simoentis ad undam? En
esta construcción, es evidente que tu es nominativo.
(193) 468 Además, esto se comprueba porque ipse,
que es nominativo, se construye necesariamente con
nominativos de las tres personas para marcar la distin-
ción, como en primera, ipse ego facio (“yo en persona
actúo”): Virgilio en el libro V, 469 Ipse ego paulisper
pro te tua munera inibo. En segunda, tu ipse facis, en
este mismo autor en la misma obra, 470 Ipsa egomet du-
dum Beroen digressa reliqui; Virgilio en Bucólicas, 471
Verum id quod multo tute ipse fatebere maius; Cicerón
en el III de sus discursos contra Verres, 472 Tu ipse ex
edicto Siculo hoc sustulisti. Ille ipse facit.

––––––––––
467
Verg., Aeneid. I 617-8.
468
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 37 (p.283).
469
Verg., Aeneid. V 846.
470
Verg., Aeneid. V 650
471
Verg., Eclog. III 35.
472
Cic., Verr. II 1, 43, 112.

217
PRISCIANO, Sintaxis

(194) Así pues, puesto que los nombres no tienen


nominativos de primera y segunda persona, ni tam-
poco en los demás casos oblicuos, aunque la mayoría
sí tienen vocativo, los pronombres, como hemos mos-
trado, cumplen con ese cometido cuando es necesario.
Igualmente, la función de anafórico, que sí se da en los
demás casos, no se da en el vocativo. Así ego lego qui
scripsi, tu legis, qui scripsisti, ille legit qui scripsit;
meus est seruus cuius aere emptus est (“leo yo, que
escribí, lees tú, que escribiste, lee él, que escribió, el
esclavo es mío, con dinero de quien se ha comprado).
Por eso los pronombres anafóricos no pueden tener
vocativo, porque no puede referirse a un término ante-
cedente.
(195) De manera similar, cuando se unen personas
distintas con un solo verbo, es necesario que lo que se
unan sean nominativos: ego et tu et ille docemus (“yo,
tú y él enseñamos”). En efecto, nadie dice ego et
grammatice et ille docemus (“yo y gramático y él en-
señamos”), a no ser que, para destacar algo, tras poner
el nominativo del pronombre se le una el vocativo del
nombre, como en ego et tu, grammatice, et ille doce-
mus (“yo y tú, gramático, y él enseñamos”).
Y es que, aunque los nombres son de tercera per-
sona, sin embargo, como hemos dicho, muchos de
ellos tienen vocativo, lo cual no es extraño puesto que,
unidos también a verbos de llamada, al igual que a ver-
bos sustantivos, pueden ser tanto de primera como de
segunda persona. Por ello, si cuando decimos Vergi-
lius uocaris (“te llamas Virgilio”), pasamos el nombre
de la tercera a la segunda persona, en la propia acción

218
Libro XVII

de llamarle estamos incluyendo a una segunda per-


sona: o Vergili, esto es te uoco Vergili (“te llamo, Vir-
gilio”).
(196) Se excluyen los nombres indefinidos, inte-
rrogativos, anafóricos, correlativos o distributivos,
que, al ser de persona incierta o variable, no pueden
tener vocativo. Es el caso de quis, qui; qualis, talis;
quantus, tantus; quot, tot; uterque, alter; singuli, bini,
terni y otros similares. No puede hacerse una llamada
a nombres de este tipo, aunque sí pueden unirse a una
segunda persona, pero mediante nominativos, como
en qui estis? Quales estis? Uterque Scipiones uoca-
mini, singuli ueniatis ad me, terni prandete apud me
(“¿quiénes sois?; ¿de qué tipo sois? ¿Os llamáis ambos
Escipiones? Venid a mí uno a uno; comed en mi casa
de tres en tres”). Virgilio en el libro I, 473 Sed uos qui
tandem, quibus aut uenistis ab oris?
(197) Por su parte, los pronombres no pueden tener
vocativo de primera o tercera persona con la excep-
ción de los posesivos de primera cuando se construyen
con la segunda persona o se dirigen a ella. Y es que
alguien puede dirigirse a su posesión, es decir a su
hijo, esclavo, madre, o esposa y decirle: o mi, o mea,
o meum; o noster, nostra, nostrum. Y es característica
propia de los pronombres posesivos referirse a dos
personas, la que posee, mediante genitivo, y lo po-
seído, mediante cualquier caso.

––––––––––
473
Verg., Aeneid. I 369.

219
PRISCIANO, Sintaxis

(198) Y así, el posesivo de segunda persona,


puesto que debe sobreentenderse en genitivo el posee-
dor, al que se dirige el discurso, tampoco puede tener
vocativo, a no ser que, de manera figurada, queramos
decir: tue et non aliene (“tuyo y no de otro”), es decir
tui potestatem habens (“teniendo potestad sobre ti”),
como ego meus sum (“yo soy mío”). Eurípides, 474 Ἐγὼ
δ᾿ἐμός εἰμι, pero aunque podamos entender que se pro-
duzca, sin embargo, esta construcción no es normal,
como tampoco lo es sue illius nate (“hijo suyo de él”)
en el sentido de proprie illius nate (“hijo propiamente
de él”).
(199) Así pues, ya que en todos los posesivos se
sobreentiende un poseedor y su posesión, y los posee-
dores no pueden ser aludidos sino mediante genitivos,
por tanto no pueden tener vocativos si no es a través
de las mismas posesiones, en las que que se considera
incluida la segunda persona. Tampoco puede la pri-
mera poseer a la primera, como hemos dicho, ni la se-
gunda a la segunda, a no ser que, con una expresión
figurada, alguien dijera: ego sum meus dominus et
seruus, tu es tuus et doctor et discipulus (“yo soy mi
señor y mi esclavo; tu eres tu profesor y discípulo”).
Esto es lo que encontramos en Persio, 475 Vindicta
postquam meus a praetore recessi.
(200) 476 Pero la tercera persona sí puede poseer a
la tercera, ya que las terceras personas pueden ser múl-
tiples y variadas. Con todo, ningún pronombre se usa
––––––––––
474
Eur., frag. 100Kannicht.
475
Pers., Sat. V 88.
476
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis III 43 (p.286).

220
Libro XVII

en vocativo, a no ser el pronombre primario de se-


gunda persona y el posesivo de primera, cuando se di-
rige a él el discurso, esto es cuando se une a la segunda
persona, ya que puede dirigirse con naturalidad a su
posesión.
(201) En cambio los posesivos de tercera, aunque
por naturaleza puedan utilizarse en vocativo, como se
ha dicho, –pues podemos dirigirnos a una posesión
ajena, que es lo que vemos en O genitor noster Sa-
turne maxime diuum, 477 Euandrie fili (“hijo de Evan-
dro”) o Telamonie Aiax (“Ayax hijo de Telamón”)– y
aunque en realidad parezca que puede decirse o sue fili
Euandri (“o hijo suyo, de Evandro”) y o sua uxor
Euandri (“o mujer suya, de Evandro”), como si dijera
Euandrie fili (“hijo evandriano”) y Euandria uxor
(“esposa evandriana”), puesto que se entienden dos
terceras personas, la del posesor y la de lo poseído, lo
cierto es que en el uso no lo encontramos, y ya también
en griego Apolonio 478 apunta que aunque σφέτερε
(“suyo”) podría decirse razonablemente, sin embargo,
no aparece en el uso.
(202) Acerca de este tema, trata Apolonio con bas-
tante claridad en el libro tercero de su Sintaxis. En
cuanto al derivativo de segunda persona, 479 como he-
mos afirmado, no puede tener un vocativo, porque ne-
cesariamente en él se entiende el genitivo del pronom-
bre primario relacionado con el propio posesor, al que
nos dirigimos, pero la posesión de la segunda persona
––––––––––
477
Enn., Ann. Frag. 456 Vahlen.
478
Apolonio Díscolo, Sintaxis III 44 (p.287).
479
Es decir, tuus derivado del primario de segunda persona tu.

221
PRISCIANO, Sintaxis

obligatoriamente se refiere a la primera o a la tercera


persona, que, como es lógico, carecen de vocativo:
tuus filius sum (“soy tu hijo”) o tuus filius est ille (“él
es tu hijo”). Y aunque en una construcción figurada,
como se ha afirmado anteriormente, pueda decirse: tu
ipse tuus es et dominus et seruus (“tú eres a la vez tu
señor y tu esclavo”), sin embargo no se encontrará vo-
cativo en este pronombre, ni siquiera usado de manera
figurada, como si alguien al hablar pareciera decir que
en una misma persona se unen el posesor y la posesión
diciendo tue, o en griego, según recoge Apolonio, 480
σέ de σός.
(203) Así pues, al igual que los nombres son de
tercera persona, así también los pronombres posesi-
vos, aunque, en cuanto a las personas de los posesores
son definidos, y son de primera, segunda y tercera per-
sona, sin embargo, en cuanto a las posesiones, son de
tercera persona, a no ser que se construyan con verbos
sustantivos o de llamada, como le ocurre también a los
nombres: meus es filius, meus uocatur seruus; tuus no-
minor parens, tuus est pater; suus illius sum filius,
suus illius es filius, suus illius est filius (“eres mi hijo,
es llamado mi esclavo; soy llamado tu padre, es tu pa-
dre; soy su hijo, eres su hijo, es su hijo”).
En cuanto al pronombre ipse, como hemos indi-
cado con anterioridad, se construye perfectamente con
las tres personas. Por eso Apolonio lo denomina “epi-
tagmatikón”, es decir “apositivo”, porque se une a

––––––––––
480
Apolonio, Sintaxis III 46 (p. 287-8).

222
Libro XVII

otros pronombres, como en ipse ego o ego ipse, tu


ipse, ille ipse. 481
(204) Y aunque, en construcciones figuradas, en-
contremos unidos otros pronombres, asociándose per-
sonas diferentes, como en ego ille, tu ille, hic ille, por
ejemplo en Virgilio, 482 Ille ego, qui quondam gracili
modulatus auena / Carmen; o en el libro I de
Eneida, 483 Tune ille Aeneas, quem Dardanio Anchi-
sae?; Terencio en Andria, 484 Hic est ille, ne te credas
Dauum ludere–, sin embargo, no pueden unirse sin
otro pronombre, como sí hace ipse, a verbos de pri-
mera o segunda persona, como en ipse facio, ipse facis
(“yo mismo hago, tú mismo haces”). Virgilio en el li-
bro II, 485 Quaeque ipse miserrima uidi; o en Bucóli-
cas, 486 Cum faciam uitulam pro frugibus, ipse uenito.
(205) Y no podemos unir así otras formas de pro-
nombres de tercera persona con verbos en primera o
segunda. En efecto, nadie dice ille facio, ille facis a no
ser que añadas pronombres deícticos de primera o de
segunda persona, como Cicerón en el II de las Catili-
narias, 487 Hic ego uehemens ille consul, qui uerbo
ciues in exilium eicio, quaesiui a Catilina. Pero,
cuando decimos ille ego o ille tu, estamos indicando
una relación de conocimiento con el antecedente, en
cambio con ipse ego una relación de diferenciación, es
––––––––––
481
Cfr. XVII, 144.
482
Verg., Aeneid. I 1 sigs.
483
Verg., Aeneid. I 617.
484
Ter., Andr. 787.
485
Verg., Aeneid. II 5.
486
Verg., Eclog. III 77.
487
Cic., In Cat. Or. II, 13.

223
PRISCIANO, Sintaxis

decir, ipse ego per me et non alius (“yo mismo por mí


y no otro”).
Este pronombre apositivo, es decir ipse, aunque se
una también a un imperativo –podemos decir ipse fa-
cis (“tú mismo haces”) pero también ipse fac (“haz tú
mismo”)–, no tiene sin embargo vocativo.
(206) Y es que, como hemos dicho anteriormente,
ningún pronombre puede tener vocativo, a no ser el
primario de segunda persona, al que se dirige el dis-
curso, y el derivado de la primera, cuando se une al
pronombre primario de segunda, ya sea mediante con-
cordancia por la forma o por el sentido, como en o mea
tu 488 y o noster Chremes 489. Además, un vocativo no
se une por sí mismo a un verbo sustantivo o de lla-
mada, sino que eso lo hace el nominativo. En efecto,
nadie dice docte es, clare uocaris, Vergili diceris
(“eres, ¡docto!, te consideran, ¡ilustre!, te llamas, ¡Vir-
gilio!”), sino doctus es, clarus uocaris, Vergilius dice-
ris (“eres docto, te consideran ilustre, te llamas Virgi-
lio”). Así pues, ipse no puede sustituir a un nombre en
una función distinta a la del nominativo. Y no tiene
nada de extraño que un imperativo se una a un nomi-
nativo de segunda persona, puesto que los imperativos
también se unen con las terceras personas, que no tie-
nen claramente vocativos. Así faciat y facito ille (“que
haga él”), faciant y faciunto illi (“que hagan ellos”).
(207) Hay que saber también que, con frecuencia,
utilizamos vocativos sin que aparezcan verbos de se-
gunda persona, como en miror te Vergili, intellego te
––––––––––
488
Ter., Eunuch. 664.
489
Ter., Andr. 846.

224
Libro XVII

Homere (“te admiro, Virgilio; te entiendo, Homero”),


pero los nominativos de segunda persona, a no ser por
una elipsis, nunca los utilizamos sin verbos de la
misma persona. Así bonus es, Apollonius nominaris
(“eres bueno, te llamas Apolonio”).
Por otra parte, todos los pronombres, que pueden
ser usados en forma de llamada, tienen un vocativo
igual que el nominativo, excepto mi en lugar de mee.
Lo cual no es extraño, porque también en latín la ma-
yoría de los nombres, como hemos dicho, tienen los
mismos nominativos y vocativos. En ático, es normal
utilizar nominativos en lugar de vocativos. Así Ho-
mero, 490 Ἠέλιός θ᾿ὃς πάντ᾿ἐφορᾷς καὶ πάντ᾿ἐπακούεις,
que fue seguido por Virgilio en el libro VIII, 491 Cor-
niger Hesperidum fluuius regnator aquarum, ya que
dijo fluuius en lugar de fluuie; y Lucano en el libro
II, 492 Degener o populus, uix saecula longa decorum /
sic meruisse uiris, en lugar de popule.
(208) Por el contrario, los macedonios y tesalios
solían usar uocativos en lugar de nominativos. Ho-
mero, 493 Αυτὰρ ὅ αὖτε Θύεστ᾿ Ἀγαμέμνονι δῶκε
φορῆναι, donde aparece un vocativo por un nomina-
tivo, ya que dijo Θύεστα en lugar de Θυέστης. A partir
de aquí, también en latín con muchísima frecuencia se
utilizan nombres de este tipo, sobre todo los apelati-
vos, mediante un vocativo griego en lugar de un no-
minativo: sophista, citarista, poeta, Scytha, Sarmata,

––––––––––
490
Hom., Iliad. III 277.
491
Verg., Aeneid. VIII 77.
492
Luc., Pharsal, II 116-17.
493
Hom., Iliad. II 107.

225
PRISCIANO, Sintaxis

Sosia. Sin duda alguna, Persio utilizó un vocativo por


un nominativo, cuando dijo: 494 Censoremue tuum uel
quod trabeate salutas?, ya que dijo trabeate y no tra-
beatus. Y Horacio, 495 Macte / Virtute esto, en lugar de
mactus uirtute.

––––––––––
494
Pers., Sat. III 29.
495
Hor., Serm. I 2, 31-2.

226
PRISCIANO

Libro XVIII
(1) En el libro anterior, al tratar sobre la construc-
ción de artículos y pronombres, hemos tenido que apun-
tar ya también numerosos aspectos acerca de la cons-
trucción del nombre y del verbo, ya que sin éstos no
pueden los artículos y pronombres formar una oración
completa, de manera que muchos de esos aspectos son
comunes entre estas clases de palabras. En este libro,
trataremos principalmente acerca de nombres y verbos,
aunque también de las demás partes, puesto que tienen
muchos elementos en común. Por tanto, no debe extra-
ñarse el lector si aparecen ejemplos similares de las
construcciones, ya que tanto las palabras analizadas
como las que trataremos a continuación coinciden en
numerosos aspectos.
Veamos, pues, en orden la construcción de cada uno
de los casos.
(2) Nominativo y vocativo son casos absolutos, es
decir, pueden aparecer por sí mismos, sin necesidad de
otra persona, como en ego Priscianus ambulo, tu Plato
philosopharis, Aristoteles disputat (“yo Prisciano pa-
seo, tú Platón filosofas, Aristóteles disputa”). Y si cons-
truimos con verbos sustantivos o de llamada nombres
de primera o segunda persona, no necesitan pronom-
bres, puesto que ya se ha indicado la esencia o la deno-
minación. Así en homo sum, Cicero nominor (“soy
hombre, me llamo Cicerón”). Pero si se construyen con
otros verbos, entonces sí es necesario que aparezcan
pronombres, de manera que las esencias de ese nombre
concreto, que es de tercera persona, se transfieran por el
229
PRISCIANO, Sintaxis

carácter deíctico de los pronombres a la primera o a la


segunda, como ego Priscianus scribo, tu Apollonius –o
Apolloni– scribis (“yo Prisciano escribo; tú Apolonio
–o Apolonio (vocativo)– escribes”.
(3) Y hay que saber que el vocativo no necesita pro-
nombre puesto que por sí mismo indica ya perfecta-
mente la segunda persona: Apolloni legis o lege, Terenti
scribis o scribe (“Apolonio lees, o lee; Terencio, escri-
bes o escribe”). Virgilio en el libro X, 1 Vigilasne deum
gens?/ Aenea uigila; Persio, 2 Censoremue tuum uel
quod trabeate salutas?, aunque aquí, para que el sentido
fuera completo, se ha añadido correctamente al verbo
indicativo el nominativo tu. Pero si quitamos los pro-
nombres de una construcción, en la que aparece un no-
minativo, diciendo Priscianus scribo, Apollonius scri-
bis (“Prisciano escribo, Apolonio escribes”), comete-
mos un solecismo. 3
(4) En efecto, los nombres por sí solos y los partici-
pios, con la excepción del vocativo, son de tercera per-
sona. Así pues, ya que no decimos ille lego (“él leo”) o
ille legis (“él lees”), tampoco decimos Priscianus lego
(“Prisciano leo”), ni Apollonius legis (“Apolonio lees”).
Y en cambio, al igual que decimos ille ego lego (“yo
aquel que leo”) y tu ille legis (“tú aquel que lees”), tam-
bién es correcto: Priscianus ego lego, tu Apollonius le-
gis o Apolloni (“yo Prisciano leo, tú Apolonio, o Apo-

––––––––––
1
Verg., Aeneid. X 228-9.
2
Pers., Sat.III 29.
3
Apolonio Díscolo dedica varios capítulos a explicar la diferencia entre
barbarismo y solecismo, considerando solecismo aquel error que afecta a una
conexión incongruente de varios términos (Sintaxis III, 8 sigs. p. 265 sigs.).

230
Libro XVIII

lonio –vocativo– lees”). En efecto, podemos unir el no-


minativo y el vocativo del nombre a las segundas per-
sonas de los pronombres. Así, Virgilio, 4 Ille ego, qui
quondam gracili modulatus auena / Carmen; Horacio
en el libro I de Sátiras, 5 Tune Syri, Damae aut Dionysi
filius audes?; Virgilio en I de Eneida, 6 Tune ille Aeneas,
quem Dardanio Anchisae? Hay que saber que estas
construcciones que se resuelven mediante nominativos,
los estoicos las denominaban ἀξιώματα o συμβάματα,
es decir, dignitates o congruitates, como ego Priscianus
scribo, Apollonius ambulat, Plato philosophatur (“yo
Prisciano escribo, Apolonio pasea, Platón filosofa”). 7
(5) En cambio, aquellas en las que se produce una
transición de una persona a otra, en las que, necesaria-
mente, junto al nominativo encontramos también algún
caso oblicuo, eran denominadas παρασυμ-βάματα, es
decir, minus quam congruitates, como Cicero seruat
patriam (“Cicerón salva a la patria”). Y en el caso de
que, en la construcción, aparecieran dos casos oblicuos,
la llamaban ἀσυμβάματα, es decir, incongruitas, como
en placet mihi uenire ad te (“me place ir junto a ti”), ya
se tratara de un régimen de los propios nombres o de los
verbos.

––––––––––
4
Verg., Aeneid. I 1-2.
5
Hor., Serm. I 6, 38.
6
Verg., Aeneid. I 617.
7
Es decir, serían construcciones intransitivas, ya que el verbo no indica el
paso de la acción a otra persona y, por lo tanto, se construyen sólo con nomi-
nativo. Frente a ellas, las construcciones transitivas, descritas a continuación,
sí necesitan expresar ese paso mediante un caso oblicuo. Apolonio trata este
tema en términos similares (cfr. Sintaxis III 155-157, pp. 345-7).

231
PRISCIANO, Sintaxis

En efecto, es necesario que a los nombres que exi-


gen casos oblicuos les siga un verbo sustantivo o un par-
ticipio, como en filius Herculis sum, filius Herculis esse
dicor (“soy hijo de Hércules, se dice que soy hijo de
Hércules”); commodus duci sum, commodus duci esse
uideor (“soy agradable al general, se dice que soy agra-
dable al general”); bonus sum animam y bonus esse ani-
mam intellegor (“soy bueno de espíritu, se entiende que
soy bueno de espíritu”); fortis sum uirtute y fortis esse
uirtute appareo (“soy tenaz en el valor, parece que soy
tenaz en el valor”).
(6) Hay ocasiones en que, por la elipsis de un verbo
sustantivo o del participio de un verbo sustantivo, la
construcción de los casos en este tipo (es decir, de un
nominativo con los oblicuos), suele aparecer como fi-
lius Pelei Achilles multos interfecit Troianos (“Aquiles,
hijo de Peleo, mató a muchos troyanos”). En este ejem-
plo, se sobreentiende el participio del verbo sustantivo,
ens, que no se utiliza en latín, y en lugar del cual pode-
mos, o bien expresar o no, la fórmula qui est o qui fuit
Pelei filius (“que es, o que fue hijo de Peleo”).
(7) De manera similar, cuando otros casos siguen al
nominativo, debemos sobreentender o bien el participio
antes mencionado, o bien la construcción equivalente,
junto al nominativo: commodus mihi amicus proficisci-
tur (“se marcha un amigo agradable para mí”), es decir
qui mihi est commodus amicus (“un amigo que es agra-
dable para mí”); honestus faciem uir cernitur (“se ve a
un hombre de aspecto honesto”), es decir, qui est ho-

232
Libro XVIII

nestus faciem (“que es de aspecto honesto”); celer pe-


dibus currit homo (“corre un hombre de pies ligeros”),
donde se elide qui est (“que es”).
Y por la propia naturaleza de los nombres, debido a
la concordancia de casos iguales, se producen variacio-
nes en los casos con los que pueden unirse los pronom-
bres. Así, ille filius Pelei Achilles bellans multos inter-
fecit Troianos (“aquel Aquiles, hijo de Peleo, mató lu-
chando a muchos troyanos”) e illius Pelei florentis uir-
tute filius Achilles fuit (“Aquiles fue hijo de aquel Peleo,
ilustre por su valor”).
Y esto mismo podemos hacerlo con todos los casos,
manteniendo una flexión similar para los casos oblicuos
idénticos que se construyan con el nominativo, pero
cambiando la construcción verbal.
(8) En efecto, los verbos, que requieren nominativo,
pasan a personas diferentes, como en filii Pelei fuit uic-
toria Graiorum; filio Pelei cessit Hector; filium Pelei
timuit Troia; filio Pelei floruit Graecia (“del hijo de Pe-
leo fue la victoria de los griegos; ante el hijo de Peleo
cedió Héctor; al hijo de Peleo temió Troya; por el hijo
de Peleo floreció Grecia”). Esto acerca de la naturaleza
de la interrelación de los nombres mediante casos dis-
tintos.
También los verbos transitivos, de manera similar,
suelen construirse con casos distintos, como miles eget
imperatoris; Aeneas praemia donat Euryalo; Plato eru-
dit Aristotelen; Cicero potitur laude (“un soldado nece-
sita a un general; Eneas da una recompensa a Euríalo;
Platón enseña a Aristóteles; Cicerón se apropia del elo-
gio”.

233
PRISCIANO, Sintaxis

(9) Voy a mostrar, en la medida de mis posibilida-


des, de qué modo un nominativo puede construirse per-
fectamente con casos oblicuos, aunque esto sea extraño
a su propia declinación. Así, Aeneas rex Troianorum;
Aeneae regis Troianorum; Aeneae regi Troianorum
(“Eneas rey de los troyanos; de Eneas rey de los troya-
nos; para Eneas rey de los troyanos”) y de manera simi-
lar también por los demás casos.
Así pues el nominativo se construye con genitivo
para especificar una posesión y su posesor. Con el no-
minativo indicamos la posesión, y con el genitivo el po-
sesor. Así, en Hector filius Priami; Dauus seruus Simo-
nis; Aeneas rex Troianorum; Patroclus amicus Achi-
llis; patronus Verris Hortensius (“Héctor hijo de
Priamo, Davo esclavo de Simón, Eneas rey de los tro-
yanos, Patroclo amigo de Aquiles, Hortensio defensor
de Verres”).
(10) Podemos desarrollar esta construcción de ma-
nera que, si añadimos un verbo que signifique posesión,
entonces lo poseído pasa de nominativo a acusativo, y
el posesor de genitivo a nominativo, tal como exige la
propia naturaleza del verbo, que se construye de manera
intransitiva con un nominativo y de forma transitiva con
un acusativo. Por ejemplo, si interpretamos así quid est
enim Hector filius Priami? (“¿es Hector hijo de
Priamo?”), tendremos: Hectorem filium Priamus pos-
sidet, o habet (“Priamo posee, o tiene a Héctor como
hijo”); y de patronus Verris Hortensius est? (“¿es Hor-
tensio defensor de Verres?”) pasaremos a patronum Ve-
rres Hortensium possidet (“Verres tiene a Hortensio
como defensor”).

234
Libro XVIII

Sin embargo, esta misma construcción, cuando apa-


rece con un verbo sustantivo, puede expresarse tanto
con genitivo como con dativo. Por ejemplo: filius
Priami y Priamo fuit Hector (“Héctor fue hijo de
Priamo o para Priamo”); Dauus seruus Simonis y Si-
moni (“Davo fue esclavo de Simón o para Simón”), y
Patroclus amicus Achillis y Achilli (“Patroclo fue
amigo de Aquiles y para Aquiles”).
(11) De manera similar comes, socius, affinis, cog-
natus, uicinus, propinquus y otros términos de este tipo,
que se refieren también todos ellos a la posesión. Virgi-
lio en el libro VII, 8 Est mihi nata, uiro gentis quam iun-
gere nostrae, en lugar de possideo natam. El dativo lo
utilizamos más cuando nos dirigimos a personas que ig-
noran una relación, como en el verso antes citado. En
cambio, si hubieran sabido que era su hija, aunque hu-
bieran desconocido su nombre propio, hubiera dicho
mea o mei nata, Lauinia est (“Lavinia es mía, o es mi
hija”), estableciéndose la apreciación después de na-
tam. Por el contrario, si se conoce el nombre, pero se
ignora de quién es hija, hubiera dicho: Lauinia, mea
nata est (“Lavinia, es mi hija”), estableciendo la apre-
ciación después de Lauinia. Así, Virgilio en Bucólicas, 9
Si nescis, meus ille caper fuit, se dirige a alquien que
conoce al macho cabrío, pero ignora de quién es. Y en
esa misma obra, 10 Est mihi namque domi pater, est
iniusta nouerca, dirigiéndose a quien no sabía si tenía
padre.
––––––––––
8
Verg., Aeneid. VII 268.
9
Verg., Eclog. III 23.
10
Verg., Eclog. III 33.

235
PRISCIANO, Sintaxis

(12) También en otro sentido, podemos encontrar


dativos en lugar de genitivos, como Virgilio en el libro
X, 11 Fusos ceruix cui lactea crines / Accipit, en lugar de
cuius crines. Sin embargo, parecen expresarse de ma-
nera contraria a lo anterior los términos que indican que
alguien recibe una alabanza, crítica o algo accidental.
(13) 12 En efecto, en una estructura de este tipo, con
el nominativo indicamos el posesor, con el genitivo lo
poseído, que caracteriza su naturaleza, como en magnae
uirtutis uir (“hombre de gran valor”), esto es magnam
uitutem habens (“que tiene gran valor”); egregiae pul-
chritudinis mulier (“mujer de excelsa belleza”), es decir
egregiam pulchritudinem habens (“que tiene una be-
lleza excelsa”); nimiae tenacitatis homo (“hombre de
tenacidad excesiva”) o nimiam tenacitatem habens
(“que tiene una tenacidad excesiva”); extremae turpitu-
dinis animal (“animal de fealdad extrema”) o extremam
turpitudinem habens (“que tiene una fealdad extrema”);
albi quidem coloris est cycnus, nigri uero coruus (“el
cisne es de color blanco, pero el cuervo de negro”), es
decir album colorem cycnus habens, coruus nigrum (“el
cisne, que tiene color blanco, y el cuervo negro”).
(14) Si, en griego, para expresar un significado de
este tipo, utilizan sólo el genitivo, en cambio en latín es
más frecuente el ablativo, como en magna uirtute uir
(“hombre de gran valor”) por magnam uitutem habens
(“que tiene gran valor”); egregia pulchritudine mulier
(“mujer de excelsa belleza”) por egregiam pulchritudi-
nem habens (“que posee una belleza excelsa”). Y así en
––––––––––
11
Verg., Aeneid. X 137-8.
12
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis III 175 (p. 357).

236
Libro XVIII

otras construcciones similares. Terencio en Andria, 13


Video unam adulescentulam, / Forma… ac uoltu, Sosia,
/ adeo modesto, adeo uenusto, ut nihil supra.
De manera similar, a veces, en griego, expresan una
circunstancia mediante un genitivo: 14 Οὔ τις εμεῦ
ζῶντος καὶ ἐπὶ χθονὶ δερκομένοιο / Σοὶ κοίλαις παρὰ
νηυσὶ βαρείας χεῖρας ἐποίσει.
(15) En cambio nosotros expresamos este signifi-
cado mediante un ablativo: 15 non me uiuo et in terra ui-
dendo, es decir, dum ego uiuo et in terra uideor (“mien-
tras estoy vivo y soy visto en la tierra”). En efecto, para
desarrollar una estructura de este tipo, en la que encon-
tramos un nombre o un participio, debemos necesaria-
mente añadir un verbo y el adverbio dum u otro similar.
Virgilio en el VII, 16 Non uobis rege Latino / Diuitis
uber agri Troiaeue opulentia deerit, es decir dum rex
sum Latinus o donec Latinus regnat (“mientras soy el
rey Latino, o hasta que Latino se mantenga en el po-
der”). También es posible poner un nominativo en lugar
del ablativo, sobre todo de los nombres, junto al verbo
sustantivo, o bien un verbo de la misma significación
que el nombre. Así: me doctore florent Musae, es decir,
dum ego doctor sum (“mientras soy maestro”).
(16) En cuanto a los participios, es raro que se sus-
tituyan de manera que, en lugar de me docente se diga
dum ego docens sum, poniendo un verbo del mismo sig-
nificado del nombre que aparecía en ablativo. Así: me
––––––––––
13
Ter., Andr.120.
14
Hom., Iliad. I 88-89.
15
Son las construcciones del genitivo absoluto en griego o del ablativo
absoluto en latín.
16
Verg., Aeneid. VII 261-2.

237
PRISCIANO, Sintaxis

doctore, dum ego doceo (“mientras enseño”); illo impe-


ratore, donec ille imperat (“mientras él está al
mando”); pietate manente, dum pietas manet (“mien-
tras permanezca la piedad”); uirtute florente, quoad uir-
tus floret (“mientras florezca el valor”).
También los comparativos y superlativos se utilizan
en griego con un genitivo, mientras que nosotros cons-
truimos los comparativos con ablativo, como en fortior
Achilles Hectore (“Aquiles más fuerte que Héctor”),
pero los superlativos con genitivo, como en fortissime
gentis (“el más fuerte de su pueblo”). Pero sobre esto
hemos tratado con más extensión en el libro tercero al
hablar sobre la comparación en el nombre.
(17) Los nombres verbales transitivos que terminan
en -tor o en -trix, formados a partir de verbos que signi-
fican alguna acción, se construyen con genitivo, como
amo illum, amator o amatrix illius (“le amo, amante –
masculino y femenino– de él”); doctor, doctrix (“pro-
fesor, profesora”); munitor, munitrix (“zapador, zapa-
dora”); lector, lectrix (“lector, lectora”); tonsor, tons-
trix (“barbero, barbera”); mirator, miratrix (“admira-
dor, admiradora”). Lucano en el IX, 17 Impressit dentes
Haemorrhois aspera Tullo, / Magnanimo iuueni mira-
torique Catonis.
(18) Igualmente, se construyen con genitivo la ma-
yoría de los participiales o los que tienen carácter de
participios transitivos sin indicación temporal (son par-
ticipios transitivos los que nacen de verbos transitivos,
como amo illum, amans illum (“le amo, amándole”);

––––––––––
17
Luc., Phars. IX 806-7.

238
Libro XVIII

fido illi, fidens illi (“me fío de él, fiándome de él”); inui-
deo tibi, inuidens tibi (“te envidio, envidiándote”), a no
ser que sean pasivos, es decir semejantes a futuros pa-
sivos, pues entonces se construyen con dativo o abla-
tivo, como también los participios de la misma forma
[esto es, los terminados en -dus]. Por ejemplo amans
illius (“amante de él”), o abundans, sapiens, patiens, fi-
dens (“abundante, conocedor, sufridor, fiador”). Virgi-
lio en II de Eneida, 18 Obtulerat fidens animi atque in
utrumque paratus.
Son similares inops, praeceps (“carente, precipi-
tado”). Virgilio en IV de Eneida, 19 Saeuit inops animi;
y en el IX, 20 Et praeceps animi Tmarus et Mauortius
Haemon.
También cupidus, rapidus, auidus (“deseoso, devo-
rador, ávido”). Virgilio en el IX, 21 Ergo auidum pugnae
dictis ac numine Phoebi / Ascanium prohibent; fidus
illius (“fiel a él”): Virgilio en el XII, 22 Praeterea regina
tui fidissima dextra / Occidit ipsa sua.
(19) Doctus grammaticae, prodigus animae (“cono-
cedor de gramática, derrochador de espíritu”). Horacio
en Odas I, 23 Regulum et Scauros animaeque magnae /
Prodigum Paulum.
Abundans illius rei (“abundante en una cosa”) es
nombre, pues el participio se construye con ablativo, al

––––––––––
18
Verg., Aeneid. II 61
19
Verg., Aeneid. IV 300.
20
Verg., Aeneid. IX 685.
21
Verg., Aeneid. IX 661-2.
22
Verg., Aeneid. XII 659-60.
23
Hor., Carm. I 12, 37-8.

239
PRISCIANO, Sintaxis

igual que el verbo. Virgilio en Bucólicas, 24 Quam diues


pecoris niuei, quam lactis abundans; Cicerón pro
Cluentio, 25 Mulier abundat audacia; este mismo autor
en el II de su defensa de Cornelio, 26 Quis tam abundans
copiis.
De manera similar, patiens (“sufridor”), cuando es
nombre, se construye con genitivo. Lucano en el IX, 27
Qua niger astriferis conectitur axibus aer, / Quodque
patet terras inter lunaeque meatus,– / Semidei manes
habitant, quos ignea uirtus / Innocuos uita patientes ae-
theris imi / Fecit,– et aeternos animam collegit in orbes;
Virgilio en II de Geórgicas, 28 Patientem uomeris unci.
(20) Pero cuando es participio, se construye con
acusativo, como también el verbo del que procede: pa-
tior illam rem, patiens illam rem (“sufridor de aquel
asunto”). Virgilio en III de Eneida, 29 Haut impune qui-
dem, nec talia passus Ulixes.
Amans illius (“amante de él”), en el Pro Celio de
Cicerón, 30 Clarissimi ac fortissimi patriaeque amantis-
simi; Salustio en Catilina, 31 Alieni appetens, sui profu-
sus. Obsérvese que profusus, aunque con forma pasiva,
al indicar más bien acción, se construye con genitivo.

––––––––––
24
Verg., Eclog. II 20.
25
Cic., Cluent. 65 184.
26
Cic., Pro Corn. II, fr. 9, IV 2, 453.
27
Luc., Phars. IX 5-9.
28
Verg., Georg. II 223.
29
Verg., Aeneid. II 628.
30
Cic., Pro Cael. Orat. 14, 34.
31
Sallust., Catil. 5,4.

240
Libro XVIII

(21) De manera similar, si digo doctus grammati-


cam (“experto en gramática”), es participio, ya que de-
cimos doceor grammaticam (“se me enseña gramá-
tica”). En efecto, ya hemos dicho que, necesariamente,
el mismo caso que rigen los verbos, lo rigen también los
participios. Doctus grammaticae es nombre, fugitans li-
tium (“huidor de litigios”) es nombre; en cambio fugi-
tans lites participio, pues decimos fugito, fugitas lites
(“evito, evitas litigios”). Terencio en Formión, 32 Erus
liberalis est et fugitans litium. De manera similar,
praefectus urbis (“gobernador de la ciudad”) es nom-
bre, praefectus urbi participio, porque el verbo se cons-
truye con dativo: praeficio tibi (“estoy al mando de ti”).
Y, finalmente, todos los nombres que tienen un sig-
nificado similar a los verbales transitivos terminados en
-or, suelen construirse con genitivo, como dubius illius
rei (“dudoso de aquel asunto”). E igualmente anceps
illius rei, nescius, expers, doctus, peritus (“ambiguo,
desconocedor, experto, conocedor, perito”).
(22) Igualmente, se construyen con genitivo todos
los que indican que se posee o se desea algo, o bien lo
contrario. Por ejemplo, muestran que se posee algo:
diues, copiosus, opulentus, capax, tenax (“rico, abun-
dante, poderoso, capaz, resistente”). Virgilio en I de
Eneida, 33 Ditissimus agri / Phoenicum; o en II de Geór-
gicas, 34 Diues opum uariarum. Entre los que significan
que se desea algo: auarus illius rei, cupidus, auidus, stu-
diosus (“avaro, deseoso, ávido, aficionado”).
––––––––––
32
Ter., Phorm. 623.
33
Verg., Aeneid. I 343-4.
34
Verg., Georg. II 468.

241
PRISCIANO, Sintaxis

Y, por el contrario, significan que se carece de algo:


egenus, indigus, inops, pauper, uacuus (“privado, ca-
rente, desprovisto, pobre, vacío”). Horacio en el libro I
de Sátiras, 35 Horum / semper ego optarim pauperrimus
esse bonorum; y en el libro II, 36 (…) Sic uacuum cere-
bri populum Phaeaca putauit.
(23) Ahora bien, como afirmamos anteriormente, 37
en todas las posesiones, se puede poner un pronombre
o un nombre posesivo en lugar del genitivo del pronom-
bre primario, o también un dativo equivalente. Así:
Euandrius filius fuit Pallas, Euandri filius o Euandro
filius fuit Pallas (“Palas fue hijo Evandrio; hijo de
Evandro o hijo para Evandro”); Telamonius filius fuit
Aiax, Telamonis y Telamoni filius Aiax (“Ayax fue hijo
Telamonio, de Telamón y para Telamón”); pater meus
fuit Aristarchus, pater mei y pater mihi (“mi padre fue
Aristarco, padre de mí mismo y padre para mí”); cliens
Tullianus fuit Roscius, cliens Tullii y Tullio fuit Roscius
(“Roscio fue cliente Tuliano, de Tulio y para Tulio”).
De manera similar, todos los términos tienen esa misma
construcción para estos casos en que, en efecto, se indi-
can posesiones.
Por otra parte, solemos utilizar especialmente el da-
tivo cuando queremos indicar que algo sucede a favor,
provecho o, por el contrario, en perjuicio de alguien.

––––––––––
35
Hor., Serm. I 1, 78-9.
36
Hor., Serm. II 2, 119. En opinión de Hertz, hay aquí una laguna, y falta
algún verso como: Siue operum uacuo gratus conuiua per imbrem.
37
Cfr. Institutiones XVII 110 y 118.

242
Libro XVIII

Lucano en el II, 38 Urbi pater est urbique maritus, es de-


cir, que “en beneficio de la ciudad, se mantuvo como
padre y marido”.
(24) De manera similar entonces, podemos decir
también: fortis patriae sum (“soy fuerte en beneficio de
la patria”), multis fortior patriae sum (“soy más fuerte
que muchos en beneficio de la patria”), omnium utilis-
simus patriae sum (“soy el más útil de todos para la pa-
tria”) y cunctorum piissimus patriae sum (“soy el más
piadoso de todos en beneficio de la patria”). En efecto,
la construcción de los positivos se mantiene en el grado
comparativo y superlativo, aparte de la construcción
propia de estos grados al establecer la comparación.
A las construcciones de este tipo, es decir, tanto las
de los nombres como las de los verbos que se constru-
yen con dativo, en griego, las denominaron “adquisiti-
vas”, 39 esto es “περιποιητικάς”, porque suponen la ad-
quisición de algo bueno o malo para nosotros. La ma-
yoría de estos términos son derivados, o bien generan
ellos mismos palabras y son adjetivos, como utilis tibi
sum o inutilis (“soy útil o inútil para ti”), commodus illi
sum o incommodus (“apropiado o inapropiado para
él”); fidus (“fiel”), aunque, en este caso, Virgilio en el
libro XII, 40 construyó el superlativo por contra con ge-
nitivo: Praeterea regina, tui fidissima, dextra / Occidit
ipsa sua.

––––––––––
38
Luc., Phars. II 388.
39
Prisciano trata sobre los adquisitivos, nombres o verbos, en varios pasa-
jes: XVII, 138; XVIII, 129; 130; 131; 139 y 142.
40
Verg., Aeneid. XII 659-60.

243
PRISCIANO, Sintaxis

(25) Igualmente damnosus, periculosus, carus, fa-


cilis, difficilis, quaestuosus, uendibilis (“perjudicial, pe-
ligroso, querido, fácil, difícil, ventajoso, vendible”) y
todos los similares, que indican que se obtiene algún be-
neficio o perjuicio. Pues ¿qué otra cosa indica utilis tibi
sum, sino “que te aporto una utilidad” o calamitosus
“que provoco una calamidad?”
Finalmente, todos los verbales que terminan en -lis
o -dus, al igual que los participios de futuro, se constru-
yen con dativo: mirabilis, legibilis, orabilis, amabilis
mihi est (“es admirable, legible, decible, amable para
mí”); penetrabilis y penetralis (“penetrable, secreto”),
extricabilis, dicendus, amandus, docendus (“que puede
ser desenredado, que ha de ser dicho, amado, ense-
ñado”) y similares; docilis y docibilis. Ahora bien, do-
cilis es el que es enseñado con facilidad, docibilis lo que
se aprende con facilidad, al igual que penetralis quien
está en el interior, y penetrabilis lo que se penetra fácil-
mente. 41
Son similares las palabras que equiparan, denomi-
nadas en griego ἰσοπαλῆ, también las “subordinadas” o
“añadidas a continuación”, en griego ἐπαναβεβηκότα,
de las que ya hemos hablado, y que se añaden también
acerca de algo, y aparecen “subordinadas” o “a conti-
nuación”, aunque se pueden poner antes o después del
término al que se refieren. Así: pater filii o filio est pater
y filius patris o patri est filius. 42
––––––––––
41
Critica nuevamente Valla a Prisciano por este pasaje, pues no entiende
de dónde ha podido tomar nuestro gramático el término docibilis, que sólo
aparecería en escritores de la iglesia o con otro sentido (Eleg. p.728).
42
Aparecen aquí dos sentidos de subiungere o subiunctiuus, literalmente
“puesto a continuación” o “después de algo” y, a partir de ahí, “subordinado

244
Libro XVIII

(26) Igualmente: dominus, seruus; imperator, mi-


les; tyrannus, armiger; satelles, rex; erus, famulus;
cliens, patronus (“señor, esclavo; general, soldado; ti-
rano, escudero; servidor, rey; dueño, sirviente; cliente,
patrono”) pueden aparecer en cualquier orden y con
ambos casos. 43 También similis y dissimilis; par, im-
par; aequus, iniquus; amicus, inimicus; comes, socius;
affinis, cognatus; propinquus, uicinus; commilito, con-
tubernalis (“igual, desigual; semejante, distinto; justo,
injusto; amigo, enemigo; compañero, socio; afín, pa-
riente; cercano, vecino; compañero de armas, cama-
rada”). Terencio en Eunuco, 44 Quid tibi ego plura di-
cam? Domini similis es; Juvenal en II, 45 Non similis tibi
Cynthia; Cicerón en La defensa de Marcelo, 46 Similli-
mum deo iudico; Lucano en el X, 47 Quem metuis, par
huius erat; y en el IX, 48 Par geminis Chiron et idem
quod carcinos ardens / Scorpios.
––––––––––
a algo” o “dependiente de él”. Lógicamente, como el orden de los componen-
tes de una construcción no es fijo, un término subordinado puede ir antes o
después de aquél al que acompaña. Cfr. XVII 7; 20; 27 referido a los artícu-
los… Como se indica en la edición del libro XVII de Ars Grammatica (nota
35 a XVII 11), subiungere en los libros XIV, XV y XVI de las Institutiones
significa simplemente “añadir, poner a continuación”. Sin embargo, ya a
inicios de la parte dedicada a la sintaxis, se aplica a ac o atque en relación
con aliter o secus, a qui en relación con su antecedente, o a las especies en
relación con su género, de manera que la indicación inicial de orden, se ha
enriquecido ya con una relación de jerarquía o dependencia, que es la que
encontramos en el modo verbal subjuntivo o en el concepto moderno de
subordinación.
43
Es decir, con genitivo o dativo.
44
Ter., Eunuch. 496.
45
Juv., Sat. II 6, 7.
46
Cic., Pro Marc. Or. 3.8.
47
Luc., Phars. X 382.
48
Luc., Phars. IX 536-7.

245
PRISCIANO, Sintaxis

(27) También los nominativos pueden construirse


con un acusativo en una construcción figurada, en aque-
llas ocasiones en las que lo que afecta a una parte, se
relaciona con el todo. 49 Ese todo aparece en nominativo
y la parte en acusativo. Así: fortis dextram en lugar de
fortem dextram habens (“que tiene una diestra vale-
rosa”); celer pedes por celeres pedes habens (“que tiene
pies ligeros”); sapiens animam por sapientem animam
habens (“que tiene espíritu prudente”); albus colorem
por album colorem habens (“que tiene color blanco”).
En todos estos casos hay que sobreentender qui est
(“que es”) aunque vaya con casos oblicuos, como en
albi colorem equi, es decir equi eius qui est albi coloris
(“de ese caballo que es de color blanco”); albo colorem
equo; 50 album colorem equum. E igualmente en plural
albi colorem equi oblati sunt imperatori (“fueron ofre-
cidos al general unos caballos de color blanco”); albo-
rum colorem equorum corpus fuit (“el cuerpo de los ca-
ballos era de color blanco”); albis colorem equis
uehitur (“es transportado por caballos de color
blanco”); albos colorem equos iungit (“unce caballos
de color blanco”).
(28) Y es que todos los casos que se añaden al no-
minativo, pueden construirse también con ese término
flexionado. Virgilio en el libro I, 51 Nuda genu nodoque
sinus collecta fluentes; y en el VI, 52 Lacerum crudeliter

––––––––––
49
Es el llamado acusativo de relación o acusativo griego.
50
En dativo o ablativo y, en el ejemplo siguiente, en acusativo.
51
Verg., Aeneid. I 320.
52
Verg., Aeneid. VI 495-7

246
Libro XVIII

ora, / ora manusque ambas populataque tempora raptis


/ auribus; en el V,53 Intentaque bracchia remis / intenti.
También un ablativo se construye con un nomina-
tivo cuando se indica algo por lo que se ve afectado lo
expresado en nominativo. Así acutus oculis (“agudo
por su mirada”) es decir “por sus ojos”; ualidus uiribus
(“valeroso por sus fuerzas”), es decir “gracias a sus
fuerzas”; gloriosus laude (“glorioso por las alabanzas”)
o “gracias a las alabanzas”. En este tipo de construccio-
nes, en griego, se utiliza dativo, en latín, ablativo. E
igualmente, como hemos mostrado con anterioridad, en
griego, para indicar que se tiene o se posee algo, usan
genitivo, en latín en cambio ablativo. Así μεγάλης
ἀρετῆς ἀνήρ [es decir, “un hombre que tiene gran va-
lor”, en cambio en latín “magna uirtute uir”.
(29) Sin embargo, también con frecuencia, en latín,
a la manera griega, se utiliza el genitivo en este sentido,
y se dice: magnae uirtutis uir; Virgilio en el I, 54 Ditis-
simus agri / Phoenicum; o55 Diues equum, diues pictai
uestis et auri; Salustio en la Guerra de Jugurta, 56 Ho-
mines ueteris prosapiae, multarum imaginum ac nullius
stipendii; Terencio en Andria, 57 Forte unam aspicio
adulescentulam / Forma… ac ultu, Sosia, / Adeo mo-
desto, adeo uenusto, es decir “una doncella, que tenía
una belleza y un rostro modesto y admirable”.
(30) Igualmente, al indicar una circunstancia, en
griego utilizan genitivo, nosotros solamente ablativo,
––––––––––
53
Verg., Aeneid. V 136-7.
54
Verg., Aeneid. I 343-4.
55
Verg., Aeneid. IX 26.
56
Salust., Iugurt. 85, 10.
57
Ter., Andr. 118-120.

247
PRISCIANO, Sintaxis

como en ἐμοῦ ὁρῶντος τὸν παῖδα ἔτυψας es decir


“mientras yo estaba viendo, mataste al niño”, que en la-
tín se dice me uidente puerum cecidisti; Augusto impe-
ratore Alexandria prouincia facta est es decir “cuando
Augusto era emperador”; Bruto defensore liberata est
tyranno respublica, es decir “cuando Bruto la defen-
día”; Sulla uictore perierunt Romani, que equivale a
“cuando Sila obtuvo la victoria”. Como hemos indi-
cado, en este sentido, no podemos usar un genitivo en
lugar del ablativo.
(31) También los nombres que tienen significado
pasivo se construyen con ablativo: lassus labore, fessus
cursu, cassus lumine (“cansado por el esfuerzo; agotado
por la carrera; privado de luz”), y pueden ser participios.
Virgilio en II de Eneida, 58 Demisere neci, nunc cassum
lumine lugent; en el XI, […]59 Cassa fraude parat. Or-
bus prole, uiduus pharetra (“privado de descendencia;
carente de aljaba”). Horacio en el libro I de las Odas, 60
Puerum minaci / Voce dum terret, uiduus pharetra / Ri-
sit Apollo; Juvenal en el libro III, 61 Dignus morte perit,
cenet licet ostrea centum. Vacuus cerebro, mente cap-
tus (“sin cerebro, de mente necia”).
Sin embargo, en construcciones similares, en algún
autor de la antigüedad, podemos encontrar igualmente
genitivo. Así, Virgilio en el libro XII, 62 Descendam
magnorum haud umquam indignus auorum.
––––––––––
58
Verg., Aeneid. II 85.
59
Aquí parece existir una laguna, porque la siguiente cita pertenece ya a
Luc., Phars. V, 130.
60
Hor., Carm. I 10, 10-12.
61
Juv., Sat. III 8, 85.
62
Verg., Aeneid. XII 649.

248
Libro XVIII

(32) También en las comparaciones, utilizamos


ablativos en lugar de genitivos, como en fortior Scipio
Hannibale (“Escipión más fuerte que Aníbal”). Con
todo, podemos comparar un nominativo con otro nomi-
nativo introducido por quam. Así en fortior Scipio
quam Hannibal y, como hemos indicado ya en varias
ocasiones, si declinamos el nominativo en diferentes ca-
sos oblicuos, se mantiene la estructura cambiando tam-
bién el otro nominativo a esos casos oblicuos, como en
fortioris Hectore Achillis maxima uirtus fuit (“enorme
fue el valor de Aquiles más fuerte que Héctor”), o Sci-
pionis quam Hannibalis mirabilis strenuitas erat (“la
actividad de Escipión era más admirable que la de
Aníbal”).
Es necesario que todos los “casuales” 63 conserven
los mismos casos en una estructura similar, ya aparez-
can construidos acompañando a nombres, como hemos
indicado con anterioridad, o ya los sustituyan. Así, los
pronombres funcionan sustituyendo y en lugar de nom-
bres, y por ello conservan su misma construcción. Por
ejemplo gloriosus ego sum doctrina, laudabilis est ille
fortitudine (“yo soy elogiado por mis conocimientos; él
es loable por su valor”).
(33) Por su parte los participios, ya aparezcan acom-
pañando a un nombre, a un pronombre o por sí solos,
mantienen necesariamente la construcción tanto del
verbo como la del nombre, ya que tienen ambas natura-
lezas. La de nombre por ejemplo en Cicero accusans
uicit (“Cicerón, que actuaba como acusador, venció”);
––––––––––
63
Mantenemos el término usado por Prisciano, que equivale a término
flexivo o declinable.

249
PRISCIANO, Sintaxis

Ciceronis accusantis oratio ualuit (“triunfó el discurso


de Cicerón, que actuaba como acusador”); Ciceroni ac-
cusanti contigit gloria (“le llegó la gloria a Cicerón, que
actuaba como acusador”), Ciceronem accusantem ti-
muit Catilina (“Catilina temió a Cicerón, que actuaba
como acusador”); o en Cicero accusans Catilinam pa-
triam seruasti (“Cicerón, acusando a Catilina, salvaste
a la patria”), Cicerone accusante uictus est Verres (“ac-
tuando Cicerón como acusador, Verres fue derrotado”).
Estas construcciones las tienen los participios a seme-
janza de los nombres.
(34) Pero cada participio conserva también la cons-
trucción del verbo al que pertenece. Así puede cons-
truirse de forma absoluta, es decir intransitiva, al igual
que los verbos que no requieren casos oblicuos, como
ambulo, sedeo, surgo: ambulans, sedens, surgens (“pa-
seo, me siento, me levanto: paseando, sentándome, le-
vantándome”). O bien de forma transitiva, es decir con
personas diferentes a la suya o o con la suya propia, ha-
ciendo recaer la acción en sí mismos por reflexividad, o
autopasividad, lo que los griegos denominan
ἰδιοπάθεια. Así misereor tui o mei, miserens tui o mei
(“me apiado de ti o de mí, apiadándome de ti o de mí”);
inuideo tibi o mihi, inuidens tibi o mihi (“te envidio, me
envidio, envidiándote, envidiándome”); uideo te o me,
uidens te o me (“te veo, me veo, viéndote, viéndome”);
potior te o me e illo, o illum y tui o mei; potiens te o me,
illo o illum y tui o mei (“me apodero de ti, de mí, de él
/ apoderándome de ti, de mí o de él”).
(35) Hay que destacar que el nominativo que se
construye con el verbo no puede cambiar su caso y, o

250
Libro XVIII

bien no recibe ninguna modificación, o admite tan solo


un caso oblicuo de otra forma flexionada que acompaña
el verbo. No admite ninguna cuando se construye de
forma absoluta (es decir intransitiva). Así en Terentius
ambulat, Sallustius quiescit (“Terencio pasea, Salustio
descansa”). Por el contrario, admite un caso oblicuo
cuando se construye de manera transitiva o ἰδιοπαθῶς,
es decir autopasiva, como en Caesar uincit Pompeium;
Cicero arguit Catilinam; pater indulget filio; dominus
miseretur sui y sui serui (“César vence a Pompeyo, Ci-
cerón acusa a Catilina; el padre es indulgente con el
hijo; el señor se apidada de sí mismo y de su es-
clavo”). 64
(36) Aquel nominativo que, por exigencia de la na-
turaleza del propio nombre, necesita construirse con un
caso oblicuo, al irse declinando por todos los casos, tal
como hemos indicado anteriormente, mantiene esa
misma construcción. Por ejemplo: 65 uictor Pompeii
Caesar interfectus est a Bruto; uictoris Pompeii Caesa-
ris filia fuit Iulia; uictori Pompeii Caesari cessit res pu-
blica; uictorem Pompeii Caesarem placauit Cicero;
uictor Pompeii Caesar clemens fuisti; uictore Pompeii
Caesare Romana libertas periit (“César vencedor de
Pompeyo fue asesinado por Bruto; la hija de César el
vencedor de Pompeyo fue Julia; la república abandonó
––––––––––
64
Recoge aquí también Prisciano, como ya ha hecho en otros pasajes, la
doctrina de Apolonio (Sintaxis III, 148 a 157) acerca de la clasificación de los
verbos en transitivos o intransitivos en función de si su acción pasa a otra
persona representada por un caso oblicuo.
65
Es decir son ejemplos de uictor, en distintos casos, acompañado siempre
de un genitivo, que permanece invariable a pesar del cambio de caso de uic-
tor.

251
PRISCIANO, Sintaxis

a César vencedor de Pompeyo; Cicerón apaciguó a Cé-


sar vencedor de Pompeyo; fuiste clemente, César, ven-
cedor de Pompeyo; con la victoria sobre Pompeyo de
César, pereció la libertad romana”) . Y así pueden cons-
truirse todos los declinables.
(37) Los posesivos en cualquiera de sus casos pue-
den construirse perfectamente con genitivos de otros,
porque conservan siempre su carácter. Así: pugna
Troiana et Graecorum multis exitio fuit; filius Telamo-
nius et Hesionae Teucer fuit; Terentiae et Tulliani filii
misertum est; Creusae et Aeneio nato datum est regnum
Latii; Hectoreum et Andromachae filium praecipitauit
Ulixes; o noster et fratris amice; tua et patris tui, Hero-
diane, proficimus arte (“la guerra de Troya también
causó la destrucción de muchos de los griegos; Teucro
fue hijo de Telamón y de Hesíone; se apiadó del hijo de
Terencia y de Tulio; el reino del Lacio se le dio al hijo
de Creúsa y de Eneas; Ulises arrojó al hijo de Héctor y
de Andrómaca; oh amigo nuestro y de mi hermano;
avanzamos gracias a tu arte y el de tu padre, Hero-
diano”).
(38) En latín suele unirse el dativo de adquisitivos y
efectivos con cualquier caso. Así, en construcciones
como curae mihi est ista res, cordi, lucro, damno (“a
mí este asunto me sirve de preocupación, cariño, ganan-
cia, pérdida”), podemos decir: cordi homo, cordi homi-
nis, cordi homini, cordi hominem (en lugar de iucundus,
iucundi, iucundo, iucundum). 66
––––––––––
66
Es decir, el dativo cordi puede aparecer con un sustantivo como homo
en cualquier caso, y le atribuye la cualidad de agradable o de objeto de afecto,
vaya en el caso que vaya ese otro término.

252
Libro XVIII

(39) Y de manera similar en los restantes casos,


tanto singulares como plurales. Igualmente frugi, man-
cipi, necmancipi que, a pesar de ser dativos, se constru-
yen bien con todos los demás casos. Es similar lo que
ocurre con los genitivos, mediante los que se indica que
se tiene o se posee algo, como huiuscemodi, illius modi;
magnae uirtutis homo, magnae uirtutis hominis, mag-
nae uirtutis homini (“de este tipo, de aquel tipo; un
hombre de gran valor, de un hombre de gran valor, a un
hombre de gran valor”) y así con el resto de casos. En
efecto: nihili homo, ὁ τοῦ μηδενός, nihili hominis (“un
hombre insignificante, de un hombre insignificante”).
De manera similar, y casi siempre en el mismo sentido,
aparece en construcciones figuradas el nominativo o sus
casos oblicuos con un acusativo de otro nombre, como
hemos mostrado con anterioridad: clarus genus, clari
genus, claro genus, clarum genus, clare genus (“de
clase ilustre”). 67 Y lo mismo puede encontrarse también
con ablativo: “dignus laude, digni laude, digno laude,
dignum laude” y así todos los demás.

SOBRE LA ORDENACIÓN DEL VERBO


(40) 68 Apolonio comienza a exponer la ordenación
del verbo a partir del infinitivo, indicando que es el

––––––––––
67
Es el acusativo de relación del que habló en XVIII 27.
68
Cfr. En términos generales Apo, Sintaxis III 25 (p.274) y III 55 (p.294).
En realidad, en III 54 y siguientes (p.293 y sigs.), desarrolla Apolonio la cons-
trucción de los verbos centrándose en los siguientes apartados: 1) modos, 2)
tiempos, 3) voz, 4) personas, 5) activa-pasiva, y 6) cuáles llevan casos obli-
cuos.

253
PRISCIANO, Sintaxis

verbo general y que puede sustituir a un verbo en cual-


quier modo. Con frecuencia se construye con verbos de
voluntad, denominados en griego προαιρετικά, como
uolo legere, cupio discere, desidero uidere (“quiero
leer, deseo aprender, anhelo ver”). Sin embargo, con
muchísima frecuencia, aparece también unido a otros
verbos. Así, en Los Hermanos de Terencio, 69 Video sa-
pere, intellegere, in loco / Vereri, inter se amare; scire
est liberum / Ingenium; Virgilio en el XI, 70 Rem nulli
obscuram, nostrae nec uocis egentem / Consulis, o bone
rex. Cuncti se scire fatentur, / Quid fortuna ferat populi,
sed dicere mussant.
(41) Y no sólo con nominativos, sino que, a imita-
ción de los griegos, también con acusativos y ablativos
encontramos unidos los infinitivos en los escritores la-
tinos. Así, Terencio en Eunuco, 71 Apparet, hunc esse
domini pauperis; Salustio en el V de Historias, 72 At Lu-
cullus audito, Q. Marcium Regem pro consule per Ly-
caoniam cum tribus legionibus ad Ciliciam tendere. En
la misma obra, 73 Legiones Valerianae comperto, lege
Gabinia Bithyniam et Pontum consuli datam esse, mis-
sos esse.

––––––––––
69
Ter., Adelph. V 3, 41-3.
70
Verg., Aeneid. XI 343-5.
71
Ter., Eunuch. III 2, 33.
72
Sall., Hist. V 12.
73
Sall., Hist. V 14

254
Libro XVIII

(42) Los acusativos de los participios con frecuencia


aparecen en lugar de infinitivos verbales, como en Sa-
lustio en el V,74 Spe celebritate nominis intellego timen-
tem en lugar de timere. O en75 Video indigentem dona
quaesiturum [τὸ πορίζειν] properantem en lugar de
properare. También los ablativos de los participios
pueden sustituir a los infinitivos, como en La conjura-
ción de Catilina, 76 Nam et priusquam incipias consulto,
et ubi consulueris mature facto opus est en lugar de con-
sulere y facere. También en griego, de manera similar,
los infinitivos pueden ser sustituidos por el gerundio en
genitivo.
(43) El infinitivo indica el significado esencial con-
tenido en el verbo. Es decir, currere: cursus (“correr:
carrera”), scribere: scriptura (“escribir: escritura”) y le-
gere: lectio (“leer: lectura”). Por eso, con frecuencia se
une a otros nombres y a otros declinables como si fuese
un nombre. Así en Persio, 77 Sed bonum est digito mons-
trari, et dicier: hic est; Terencio en Hermanos, 78 Qua-
propter te ipsum purgare ipsis coram placabilius est; y
en Eunuco, 79 Certe extrema linea / Amare non nihil est;
y bonum est legere; utile est currere; aptum est scri-
bere; optimum est philosophari (“es bueno leer, es útil
correr, es apropiado escribir, es óptimo filosofar”). Esto
no lo podemos hacer con otras formas del verbo, es de-
cir no podemos unirlas [me refiero a otros modos del
––––––––––
74
Sall., Hist. V 17.
75
Sall., Hist. V 18.
76
Sall., Catil. I 6.
77
Pers., Sat.I 28.
78
Ter., Adelph. IV 3, 17.
79
Ter., Eunuch. III 2, 12-3.

255
PRISCIANO, Sintaxis

verbo] con un nombre, mediante el verbo sustantivo [es


decir est], como si en lugar del nombre se pudieran co-
locar estas formas del verbo que representarían su sig-
nificado intrínseco. Y es que, cuando digo bonum est
legere (“leer es bueno”), no significa otra cosa sino
bona est lectio (“la lectura es buena”).
(44) Y así, en griego, el infinitivo se construye con
artículos como si fuera un nombre. Y sin embargo,
cuando no aparece est o cualquier verbo de este tipo [es
decir sustantivo] junto a bonum, commodum, utile
(“bueno, agradable, útil”) u otra forma declinable simi-
lar, en ese caso, no estoy indicando una cualidad del
propio verbo, sino de la sustancia en la que se produce
la acción del verbo. Por ejemplo, cuando digo bonum
lego (“leo lo bueno”), es necesario que se entienda car-
men, opus (“poema”, “obra”) o algo similar. Y nadie
dice bonum est lego (“bueno es leo”), pero sí bonum est
legere (“es bueno leer”).
También se une el infinitivo con adjetivos, ya en no-
minativo o ya en otros casos oblicuos, dando lugar a una
bellísima figura, como vemos en fortis bellare; prudens
intellegere; sapiens prouidere; peritus docere (“fuerte
para luchar, prudente para entender, sabio para prever,
experto en enseñar”) y otros similares. Horacio en I de
Odas, 80 Et celerem sequi / Aiacem, es decir celerem ad
sequendum (“rápido para perseguir”). Y así también
otros.
(45) En este modo hay que tener en cuenta también
que, con los verbos de mandato, que se construyen con

––––––––––
80
Hor., Carm. I 15,18-19.

256
Libro XVIII

dativo, podemos también utilizar acusativos e infiniti-


vos. Así: iubeo tibi currere y iubeo te currere; impero
tibi proficisci e impero te proficisci; praecipio tibi le-
gere y praecipio te legere (“te ordeno correr; te mando
marcharte; te encomiendo leer”). Y así otros similares.
Con todo, hay que saber que, en este sentido, con
frecuencia, en lugar de un infinitivo aparece el subjun-
tivo del verbo, como en iubeo facias; iubeo dicas; im-
pero uenias; hortor legas (“te mando que hagas, te
mando que digas, te ordeno que vengas, te animo a que
leas”). En estos ejemplos, se ha elidido ut, que puede
aparecer o no.
Además, los infinitivos pueden unirse con todos los
modos y participios del verbo. Así: amo discere, ama
discere, utinam amarem discere, cum amauerim dis-
cere, amare discere prodest, amans discere (“deseo
aprender, desea aprender, ojalá deseara aprender, aun-
que deseara aprender, conviene desear aprender,
deseando aprender”).
(46) O, de manera similar: intellego sentire, inte-
llege sentire, utinam intellegerem sentire, cum inte-
llexerim sentire, intellegere filium sentire cupio (“en-
tiendo sentir, entiende sentir, ojala entendiera sentir,
aunque entendiera sentir, deseo entender que mi hijo
siente”). [Horacio en el II de las Odas, 81 dedocet uti
Falsis uocibus]; y con un participio: uolo intellegens
sentire (“deseo entendiendo sentir”). Y así todos.

––––––––––
81
Hor., Carm. II 2,19-20.

257
PRISCIANO, Sintaxis

(47) 82 Ahora bien, es frecuente encontrar nombres


que se acomodan bien a toda la conjugación del verbo
haciendo la función de adverbios, como en sublime
uolo, sublime uolas, sublime uolat (“vuelo alto, vuelas
alto, vuela alto”). Así pues, a partir de la construcción,
podemos reconocer que el infinitivo es el que expresa
la esencia del significado del verbo, es decir, equivale a
un sustantivo que expresa el sentido del verbo. Pero ese
significado se distribuye en distintas personas como re-
flejan otras formas del verbo. En efecto, ¿qué otra cosa
es curro, curris, currit (“corro, corres, corre”) sino cur-
sum ago, agis, agit (“hago, haces o hace una carrera”)?
Y así todos los modos se encierran o se resuelven en
éste [es decir, en el infinitivo]. Por ejemplo: ambulo:
indico me ambulare; ambula: impero te ambulare; uti-
nam ambularem: opto me ambulare; cum legam, am-
bulo: dico me prius legere, post ambulare (“paseo: in-
dico que yo paseo; pasea: te ordeno pasear; ojala pa-
seara: deseo pasear; cuando lea, paseo: digo que yo pri-
mero leo y después paseo”).
(48) Y así, en griego, se utiliza en lugar del impera-
tivo, en latín en cambio por el pretérito imperfecto. 83
Además, tanto en latín como en griego, lo encontramos
así por la aparición de la figura de la elipsis o elisión: 84

––––––––––
82
La consideración del infinitivo como sustantivo verbal, ajeno a personas
y modos, si bien no está tomada literalmente de la Sintaxis de Apolonio, sí es
recogida en distintos capítulos como III, 59-60 (pp.59-60).
83
La utilización del infinitivo con valor imperativo en griego es citada por
Apolonio en III, 63 (p.298), donde introduce ejemplos homéricos. En los ca-
sos latinos citados por Prisciano, nos hallamos claramente ante el llamado
“infinitivo histórico”.
84
Los términos usados por Prisciano son ellipsis y defectio.

258
Libro XVIII

se dice gaudere por gaude, 85 porque se ha sobreenten-


dido iubeo, uolo u opto (“ordeno, quiero o deseo”). En
efecto, en la antigüedad encontramos gaudere te iubeo
equivaliendo a gaude. Terencio en Hermanos,86 Gau-
dere Hegionem plurimum / Iubeo, en lugar de gaude,
Hegio, plurimum (“alégrate mucho”). Así pues, también
en latín, cuando equivale a un imperfecto, como en di-
cere coepi (“empecé a hablar”) por dicebam (“ha-
blaba”), scribere coepi (“empecé a escribir”) por scribe-
bam (“escribía”) los autores suelen utilizar infinitivo por
la elipsis del verbo coepi (“empecé”) como vemos en
Andria de Terencio,87 Ego illud sedulo / Negare factum,
donde falta coepi, ya que negare equivale a negabam.
(49) Ciertamente no es raro que, si los infinitivos
tienen puntos de contacto con todos los modos, aparez-
can en su lugar, y sobre todo, con verbos defectivos,
puesto que también ellos mismos son defectivos. Así, al
imperativo le faltan tanto algunas personas como algu-
nos tiempos, al pretérito imperfecto la propia culmina-
ción, porque su significado es incompleto, y al infini-
tivo le faltan números y personas, de manera que los
autores utilizan algunos de esos modos en lugar de
otros. Por ejemplo Musa mihi causas memora 88 y Dicite
––––––––––
85
Es decir, el infinitivo en lugar del imperativo. Como apuntábamos en la
introducción, la figura de la elipsis, que tendrá un papel fundamental en la
explicación de los gramáticos de las causas durante el Renacimiento (espe-
cialmente en el Brocense), comienza a ser utilizada ya por Apolonio Díscolo
y por Prisciano, no tanto como figura retórica sino como procedimiento gra-
matical que explica numerosas construcciones en la lengua cotidiana.
86
Ter., Adelp. III 4, 14-5.
87
Ter., Andr. I 1, 119-20. Como vemos, para Prisciano, la elipsis de un verbo
explica los infinitivos yusivos en griego y los infinitivos históricos en latín.
88
Verg., Aeneid. I 8.

259
PRISCIANO, Sintaxis

Pierides 89 donde aparecen imperativos en lugar de op-


tativos. Pero también vemos, por el contrario, optativos,
subjuntivos o indicativos por imperativos, como en Eu-
nuco de Terencio, 90 Ah nihil tibi quicquam credo. –
Desinas en lugar de desine.
(50) Virgilio en el IV de Geórgicas, 91 Sin duram
metues hiemem parcesque futuro, / Contusosque ani-
mos et res miserabere fractas, en lugar de parcito (“sé
parco”) y miserator (“apiádate”). Virgilio en Bucóli-
cas, 92 Alternis dicetis, amant alterna Camenae, donde
aparece dicetis en lugar de dicite (“decid”); Horacio en
I de Epístolas, 93 Si te forte meae grauis urat sarcina
chartae, / Abicito potius quam quo perferre iuberis /
Clitellas ferus inpingas, en lugar de impingito
(“lanza”). Y en la misma obra,94 Viribus uteris per
cliuos, flumina, lamas: / Victor propositi simul ac pe-
rueneris illuc, / Sic positum seruabis onus, en lugar de
seruato (“conserva”), como uteris en lugar de utitor
(“usa”). O, 95 Inter cuncta leges et percontabere doctos
por legito (“lee”) y percontator (“pregunta”). También
en griego con frecuencia observamos este hecho, el que
se usen unos modos en lugar de otros, como veremos
en los aticismos, que también se utilizan en latín.96

––––––––––
89
Verg., Eclog. 8,63.
90
Ter., Eunuch. 884.
91
Verg., Georg. IV 239-40.
92
Verg., Eclog. III, 59.
93
Hor., Epp. I 13, 6-8.
94
Hor., Epist. I 13, 10-12.
95
Hor., Epist. I 18, 96.
96
En el esquema racional de las figuras gramaticales, la utilización de
un modo por otro entraría dentro de la enálage.

260
Libro XVIII

SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE LOS IMPERSONALES


(51) Los impersonales que tienen terminación ac-
tiva se construyen con infinitivo, como placet discere,
licet dicere (“agrada aprender, es lícito hablar”); igual-
mente oportet, delectat, libet, decet, liquet, uacat, con-
tingit, accidit, euenit, iuuat (“es necesario, agrada,
gusta, conviene, es claro, hay tiempo, sucede, ocurre,
pasa, agrada”). Virgilio en I de Eneida, 97 Et uacat an-
nalis nostrorum audire laborum; en II de Geórgicas, 98
Iuuat arua uidere / Non ullis hominum, non ulli obnoxia
curae. Sin embargo, también pueden construirse con
otros casos, como con dativo: placet mihi, licet mihi, li-
quet mihi, libet, uacat, contingit, accidit, euenit (“me
agrada, me es lícito, es claro para mí…”). También con
acusativo: iuuat me, delectat me, decet me, oportet me.
(52) Y con acusativo y genitivo paenitet me illius
rei, pudet me illius rei, miseret me illius rei, taedet, pi-
get (“me arrepiento de aquel asunto, me avergüenzo de
aquel asunto, me apiado de aquel asunto…”). Además,
por elipsis del dativo, podemos también decir placet me
facere, licet te currere, uacat te audire (“me agrada ha-
cer, es lícito que tú corras, tienes tiempo de escuchar”),
o con elipsis del acusativo: placet discere, uacat audire,
miseret, pudet (“agrada aprender, hay tiempo para
oír…”) y otros similares. Sin embargo, hay que saber
que, si estas formas pertenecen a verbos activos o neu-
tros, conservan su construcción, como placeo tibi, pla-
cet tibi; contingo tibi, contingit mihi; euenio illi, euenit

––––––––––
97
Verg., Aeneid. I 373.
98
Verg., Georg. II 438-9.

261
PRISCIANO, Sintaxis

mihi; iuuo illum, iuuat illum (“te agrado, te agrada; te


afecto, me afecta; le correspondo, me corresponde; le
agrado, le agrada”). Pero los que no tienen primeras o
segundas personas, que son realmente pocos, se cons-
truyen o con dativo licet mihi, libet mihi (“me es lícito,
me agrada”) o con acusativo, como en oportet illum
scire, o decet (“conviene o es apropiado que él
aprenda”) [pues no decimos deceo illum (“le con-
vengo”)].
(53) Debet aparece también como impersonal,
cuando, unido a un infinitivo que tiene significado pa-
sivo, se rodea de cualquiera de las tres personas, y sobre
todo cuando a continuación aparece un verbo subjun-
tivo, como en debet fieri a me, a te, ab illo, ut auctores
legantur (“debe conseguirse por mí, por ti, por él que
los autores sean leídos”). Pero si observamos con aten-
ción tanto éstos como todos los impersonales, se refie-
ren a las esencias de los verbos y son de tercera persona,
aunque no haya ni primera ni segunda, como mostra-
mos también en los libros sobre el verbo. De ahí que
aparezcan también participios: curritur, cursus y por
tanto decurso spatio en Los hermanos de Terencio. 99
(54) Hay también otros, como hemos apuntado, que
se construyen con genitivo y acusativo, como pudet me
illius rei, taedet, piget, miseret, paenitet (“me aver-
güenzo de aquel asunto, me asquea, me aflige, me da
––––––––––
99
Ter., Adelph.860. Nueva alusion a la figura de la elipsis y a su impor-
tancia para explicar construcciones aparentemente anómalas, como en este
caso la de los verbos impersonales de tercera persona, en los que se habría
elidido un nominativo cognatum, que sin embargo a veces sí aparece expre-
sado como en el ejemplo de Terencio (decurso spatio: “recorrida la carrera”
o “el espacio”).

262
Libro XVIII

pena, me disgusta”). También con infinitivos, aunque


éstos sólo admiten construirse por su parte con acusa-
tivo. Así: pudet me discere (“me avergüenza apren-
der”). Sin embargo Terencio innovó en Los hermanos
cuando, siguiendo el influjo griego, dijo: 100 Quem ne-
que pudet / Quicquam; o: 101 Ei mihi, / Non te haec pu-
dent? Hay que decir que tres de los cinco impersonales
antes apuntados tienen pretérito (paenituit, puduit, pi-
guit), y dos tienen participios a la manera de los neutro
pasivos (misertum y pertaesum), cuya forma simple no
aparece en el uso, aunque sí se diga taedium.
(55) Los impersonales que tienen terminación pa-
siva no pueden unirse a infinitivos. Es el caso de statur,
curritur, sedetur (“se está, se corre, se asienta”) y se
construyen de forma intransitiva, como hace Virgilio en
el VII, 102 Bellatur comminus armis, en lugar de bellant
(“luchan”). Y en el VI, 103 Itur in antiquam siluam, en
lugar de eunt (“van”). En efecto, si se añade un nomi-
nativo (bellatur gens), se produce una transición de una
persona a otra y comienza a ser pasivo, aunque Apolo-
nio, en el libro III de su Sintaxis, 104 muestra que en los
impersonales puede sobreentenderse el nominativo de
la esencia verbal, cuando dice: “μέλει Σωκράτῃ” ὅπερ
––––––––––
100
Ter., Adelph. 84.
101
Ter., Adelph. 754.
102
Verg., Aeneid. VII 553.
103
Verg., Aeneid. VI 179.
104
Apolonio, Sintax III 148-150 (pp.341-2). Se trata de una doctrina fun-
damental en la concepción general de la lengua tanto para Apolonio como
para Prisciano, ya que los verbos intransitivos serían verbos semánticamente
llenos, en los que, tanto en activa, como en pasiva, no aparece el nombre que
indica la esencia verbal ya que es innecesario expresarlo por ser siempre el
mismo, y se elide.

263
PRISCIANO, Sintaxis

ἐπινoῶ καὶ αὐτὸ ἀναδέχεσθαι νοουμένην εὐθεῖαν τὴν


κατὰ τοῦ παρυφισταμένου πράγματος ἐν τῷ “μέλει”. 105
(56) A partir de esto, podemos disponer, de manera
similar, que todos los impersonales, de los que nos ser-
vimos con frecuencia, siguiendo la costumbre de los
griegos con verbos de este tipo, es decir, con μέλει, δεῖ,
χρή, como muestra mi sapientísimo señor y profesor
Teoctisto en su Institución del arte gramatical,106 pue-
den comprender en ellos el nominativo de la esencia sig-
nificada por el verbo. Pues, en efecto, cuando digo cu-
rritur sobreentiendo cursus (“carrera”), en sedetur: ses-
sio (“se asienta la sesión”), ambulatur: ambulatio (“se
pasea el paseo”), euenit: euentus (“sucede lo sucedido”)
y así todos. Y esto se produce necesariamente en todos
los verbos, incluso en los absolutos, como uiuo uitam,
ambulo ambulationem, sedeo sessionem y curro cursum
(“vivo la vida, paseo el paseo, permanezco en la perma-
nencia y corro la carrera”).107
––––––––––
105
Ofrecemos la traducción de V. Bécares del pasaje completo de donde
está tomada esta cita: “Por tanto hay que suponer que en μέλει Σωκράτῃ hay
un nominativo-sujeto sobreentendido. En consecuencia, la causa de que μέλει
sea usado solo [impersonal] es que puede admitir cualquier hecho que pueda
acontecer” (Apolonio, Sintaxis III 188, p. 364).
106
Teoctisto, fue un cristiano, natural de Cesarea y profesor de gramática
latina en Constantinopla, donde fue profesor de Prisciano. Su obra es cono-
cida tan solo por esta mención de su discípulo.
107
Esta es la doctrina básica sobre el significado y la construcción de los
verbos activos y neutros, o transitivos e intransitivos. Los transitivos o activos
pasan la acción a un objeto, porque este completa el significado del verbo y
suele aparecer expresado. Los intransitivos o neutros se construyen normal-
mente de forma absoluta porque su objeto es un nomen cognatum del mismo
significado del verbo que, por lo tanto, suele sobreentenderse, ya aparezca el
verbo en activa (curro) o en pasiva (curritur). Este pasaje de Prisciano será
ampliamente citado en el Renacimiento, especialmente por gramáticos de las
causas como el Brocense.

264
Libro XVIII

(57) Ahora bien, los infinitivos de los impersonales


deben construirse con el ablativo de un pronombre, de
un nombre o de un participio para tener un significado
completo. Por ejemplo stari a me uolo (“quiero que la
estancia sea estada por mí”) por stare uolo (“quiero es-
tar”); curri a te uis (“quieres que sea corrido por ti”) por
currere uis (“quieres correr”), sederi a se uult (“quiere
que sea sentado por él”) por sedere uult (“quiere sen-
tarse”). Y es que los pasivos no necesitan un caso abla-
tivo, a no ser que sean transitivos como legi uolo,
ἀναγινώσκεσθαι βούλομαι (“quiero que se lea”). Aquí
tenemos un pasivo construido de forma intransitiva.
Pero si digo legi a me uolo (“quiero que sea leído por
mí”), de igual modo tiene significación activa en cons-
trucción intransitiva y es infinitivo de un impersonal, 108
equivaliendo a legere uolo (“quiero leer”).
(58) Pero si se construye de forma transitiva, es de-
cir indicándose que una persona recibe la acción reali-
zada por otra, aunque se añada un ablativo, es el infini-
tivo de un verbo pasivo, como en doceri a me cupis;
amari a te cupio (“deseas ser enseñado por mí; deseo
ser amado por ti”).
Esta construcción la conservan también los reflexi-
vos [esto es autopasivos], como amari a memet ipso de-
beo; uituperari a te ipso debes (“debo ser amado por mí
mismo; debes ser criticado por ti mismo”) y similares.
Sin embargo, podemos expresar un contenido similar
utilizando un impersonal, si decimos amari a me uis
––––––––––
108
Es intransitivo porque entre el agente y el verbo sólo hay una persona,
e impersonal en el sentido de que el sujeto de legi es un sustantivo cognatum
que se ha elidido.

265
PRISCIANO, Sintaxis

(“deseas que se ame por mí” en lugar de amare me uis


(“deseas que yo ame”), de lo cual ya hemos tratado.
(59) Acerca de esto es interesante señalar que un in-
finitivo impersonal se transforma en un infinitivo ac-
tivo: amari a me uolo (“quiero que se ame por mí”) por
amare uolo (“quiero amar”), al igual que ambulari a me
uolo (“quiero que se pasee por mí”) por ambulare uolo
(“quiero pasear”). Pero si aparecen en voz pasiva, nece-
sariamente se sobreentiende un acusativo, como amari
a me uolo illum (“quiero que él sea amado por mí”).
Hay que saber también que los impersonales que se
construyen a la vez con acusativo y genitivo, como pu-
det me tui (“me da vergüenza de ti”), e igualmente pae-
nitet, taedet, miseret, indican con el acusativo la per-
sona que recibe la acción, y con genitivo la que la ori-
gina.
(60) Y no es extraña una ordenación de este tipo,
pues se desarrolla mediante casos semejantes, como ve-
mos en pudet me tui (“me da vergüenza de ti”), que
equivale a pudor me habet tui (“me domina la ver-
güenza por ti”); taedet me tui: taedium me habet tui
(“me da asco de ti: me domina el asco hacia ti”); pae-
nitet me tui: paenitentia me habet tui (“me disgustas:
me domina el disgusto de ti”); miseret me tui; miseratio
me habet tui (“me da pena de ti: me domina la pena por
ti”). 109
––––––––––
109
Esta cita sobre los impersonales será recogida por el Brocense, que elo-
gia a Prisciano y dice que se expresó praeclare, si bien debería, en su opinión,
haber terminado afirmando que estos verbos no son impersonales, sino acti-
vos, y que el genitivo no es un genitivo adverbal sino que está regido por un
nombre oculto en el verbo, como pudor, miseratio… (cfr. Minerva, ed. de
Sánchez Salor y Chaparro Gómez, 1995: 130).

266
Libro XVIII

Y los infinitivos conservan la construcción de su


verbo en relación con los casos. Así: misereor tui, mi-
sereri tui uolo (“me apiado de ti: quiero apiadarme de
ti”); noceo tibi, nocere tibi uolo (“te daño: quiero da-
ñarte”); accuso te, accusare te uolo (“te acuso, quiero
acusarte”); potior illa re, illius rei e illam rem; potiri
illa, illius e illam rem uolo (“me apodero de aquella
cosa, quiero apoderarme de aquella cosa”).
(61) De manera similar se construyen con los mis-
mos casos también los participiales o supinos, que tie-
nen carácter de infinitivos y, en griego, se construyen
también con artículos: miserendi tui causa facio, mise-
rendo tui moueor, miserendum tui est, miseritum tui ue-
nio, miseritu tui doleo (“lo hago por apiadarme de ti, me
conmuevo apiadándome de ti, hay que apiadarse de ti,
vengo a apiadarme de ti, sufro de pena por ti”); nocendi
tibi causa facio, nocendi tibi proficio, nocendum tibi
est, nocitum tibi propero, nocitu tibi gaudet (“actúo por
dañarte, por el provecho de dañarte, hay que dañarte,
me apresuro a dañarte, se alegra con tu daño”) por in
nocendo tibi (“dañándote”). Y así también otros: dig-
nandi praemio, dignando praemio, dignandum
praemio, dignatum praemio, dignatu praemio (“de juz-
gar digno del premio, juzgándolo digno del premio,
para juzgarle digno del premio, por la dignidad del pre-
mio”).
(62) Ahora bien, hay que saber que, con frecuencia,
aparecen preposiciones delante de las formas antes
mencionadas que terminan en -dum o -de, con lo cual
se demuestra claramente que son nombres, a no ser que
en la métrica se aprecie que se abrevia la terminación -

267
PRISCIANO, Sintaxis

o a la manera de los verbos. Así, Juvenal en el I, 110 Plu-


rimus hic aeger moritur uigilandŏ, sed illum / Languo-
rem peperit cibus imperfectus et haerens/ Ardenti sto-
macho; Alfio Avito en II de las Excelencias, 111 Spa-
tiandŏ paulatim trahit, que constituye un dímetro yám-
bico. Pero sobre esto ya hemos tratado con extensión al
hablar sobre el verbo.
(63) También los nombres verbales que terminan en
-dus aparecen con muchísima frecuencia, y sobre todo
en casos oblicuos, en lugar de infinitivos, unidos por
tanto con artículos en griego. Pero en esto se diferencian
de los gerundios, porque conservan los géneros, casos y
números de los nombres con los que se unen. Cicerón
en el I de sus Catilinarias, 112 Nihil hic munitissimus ha-
bendi senatus locus. Igualmente, decimos: legendi Ver-
gilii causa uigilo, legendo Vergilio uigilo, legendum
Vergilium puto, ad legendum Vergilium uenio, in le-
gendo Vergilio laboro (“no duermo para leer a Virgilio,
me quedo en vela leyendo a Virgilio, pienso que hay
que leer a Virgilio, vengo a leer a Virgilio, trabajo le-
yendo a Virgilio”); y también en femenino: celebran-
dae uirtutis gratia scribo (“escribo para celebrar tu va-
lor”) y en plural inuocandarum Musarum gratia scribo
(“escribo para invocar a las musas”). Ahora bien, los
gerundios, sin cambiar nunca su terminación, se cons-
truyen con sustantivos de distintos géneros, sólo con los
casos apropiados para su verbo y de ambos números.

––––––––––
110
Juv., Sat. I 3, 232-4.
111
Es un poeta del siglo II, autor de unos Libri excellentium, donde trata
sobre la historia romana. Cfr. VIII 71.
112
Cic., Catil. I 1, 1.

268
Libro XVIII

Así: legendi Vergilium, Musam, Musas (“de leer a Vir-


gilio, a la Musa, a las Musas”); igualmente legendo Ver-
gilium, legendo Musas (“leyendo a Virgilio, leyendo a
las Musas”); y legendum est mihi Vergilium y Musas
(“tengo que leer a Virgilio, y a las Musas”).
(64) Todos los verbos transitivos se construyen con
genitivo, dativo, acusativo o ablativo. Así egeo tui, insi-
dior tibi, metuo te, fruor illa re (“te necesito, te acecho,
te temo, disfruto de aquella cosa”). Ahora bien, si se
unen dos verbos, de los que uno es un infinitivo, y que
rigen los mismos casos, se produce ambigüedad, como
en misereri tui eget animus mei, puesto que como ambos
verbos suelen construirse con genitivo, surge la duda so-
bre de quién es el ánimo que se apiada o carece.113
(65) Algo similar ocurre con los dativos: male dicere
tibi placet mihi, o con los acusativos cupio te uincere me
y con los ablativos dignor gloria potiri laude.114 Así
pues, cuando los dos casos son iguales y se adaptan bien
a los dos verbos, se produce la duda de por cuál de los
verbos es regido cada uno. Lo más apropiado es asociar
el primer caso al primer verbo, pero con frecuencia los
escritores se sirven de hipérbatos, es decir, de alteracio-
nes, como en Aio, te, Aeacida, Romanos uincere

––––––––––
113
Es decir, no se sabe de qué verbo depende exactamente cada genitivo.
114
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 84-87 (pp.308-9). En estos ejemplos la am-
bigüedad hace que las traducciones posibles sean distintas: “me place hablar
mal de ti o te place hablar mal de mí”, “deseo vencerte o deseo que me ven-
zas”, “soy digno de gloria por apropiarme de los elogios, o soy digno de elo-
gios por apropiarme de la gloria”.

269
PRISCIANO, Sintaxis

posse,115 donde el orden es: [te Aeacida] Romani te pos-


sunt uincere, porque el que recibe la acción, normal-
mente, va en segundo lugar, de manera que lo que signi-
fica es que la acción la ejercen entonces los romanos, y
la recibe Pirro. Este tipo de figura es muy apropiado para
esa respuesta, pues, gracias a la confusión del orden,
conserva la obscuridad propia de una declaración de un
oráculo. Con todo, lo cierto es que se da con muchísima
frecuencia también en todos los autores.
(66) Con todos los otros modos podemos encontrar
construido un infinitivo. Por ejemplo: studeo legere,
stude legere, utinam studerem legere, cum studeam le-
gere (“intento leer, intenta leer, ojala intentara leer,
como intentara leer”). También un infinitivo con otro
infinitivo, como en uideo filium studere legere (“veo
que mi hijo intenta leer”). También se construye con
participios: studens legere (“intentando leer”), y con
participiales o supinos, como en causa spectandi cu-
rrere equos ascendo, circumspectando currere equos
delector, spectandum est currere equos, spectatum cu-
rrere equos eo, iucundum est spectatu currere equos”
(“subo para ver correr a los caballos, me deleito viendo
correr a los caballos, hay que ver correr a los caballos,
voy a ver correr a los caballos, es agradable el ver correr
a los caballos”).

––––––––––
115
Enn., Ann. VI 8. La cita de Ennio de la respuesta del oráculo a Pirro es
un claro ejemplo de anfibología, porque tanto el acusativo te como Romanos
pueden ser los sujetos o los complementos directos de uincere: “Te digo,
Aeacida, que puedes vencer a los romanos / que los romanos pueden vencerte”.

270
Libro XVIII

(67) Y también una bella figura une a un infinitivo


con nombres: bonus iudicare, fortis bellare, prudens in-
tellegere, iustus disceptare (“bueno para juzgar, fuerte
para luchar, prudente para entender, justo para deci-
dir”). Virgilio en Bucólicas, 116Cur non, Mopse, boni
quoniam conuenimus ambo, / Tu calamos inflare leues,
ego dicere uersus?

SOBRE LOS INDICATIVOS


117
(68) El indicativo recibe este nombre porque con
frecuencia significa la esencia simple contenida en el
verbo. Hemos dicho “con frecuencia”, porque también
en muchas ocasiones tiene valor dubitativo o interroga-
tivo. Así en Formión de Terencio, 118 Sic sum: si placeo,
utere; en el libro III de Virgilio, 119 Pro quo si sceleris
tanta est iniuria nostri; y en el mismo, 120 Hectoris An-
dromache Pyrrhin´ conubia seruas? O también, 121 Ve-
rane te facies, uerus mihi nuntius affers?/ Nate dea,
uiuisne, aut, si lux alma recessit, / Hector ubi est?
(69) Por eso se une bien con adverbios o conjuncio-
nes afirmativas o causales, que demuestran la sustancia
o la esencia, o por el contrario, con negativas, que la
niegan, como en el III de Virgilio, 122 Viuo equidem ui-

––––––––––
116
Verg., Eclog.V, 1-2.
117
Cfr. En términos generales su opinión sobre el indicativo con lo afir-
mado por Apolonio, Sintaxis III, 88-89 (pp.310-11).
118
Ter., Phorm. 527.
119
Verg., Aeneid. III 604.
120
Verg., Aeneid. III 319.
121
Verg., Aeneid. III 310-2.
122
Verg., Aeneid. III 315.

271
PRISCIANO, Sintaxis

tamque extrema per omnia duco; Salustio en la Conju-


ración de Catilina, 123 Verum enimuero is demum mihi
uiuere ac frui anima uidetur. Y con negación Virgilio
en el libro II de Eneida, 124 Non tibi Tyndaridis facies
inuisa Lacaenae / Culpatusue Paris, diuum inclemen-
tia, diuum, / Has euertit opes. Y aunque los adverbios y
conjunciones antes mencionados aparecen también con
otros modos, lo cierto es que con más frecuencia se
unen con indicativo. Además, este modo es apropiado
para la exposición clara de un tema, como vemos en el
II de Eneida de Virgilio, 125 Fuimus Troes, fuit Ilium et
ingens / Gloria Dardanidum, ferus omnia Iuppiter Ar-
gos / Transtulit, incensa Danai dominantur in urbe. Por
eso los historiadores utilizan con muchísima frecuencia
este modo. Por otra parte, con los mismos casos con los
que se construye un verbo en indicativo, es necesario
que pueda unirse también cuando va en otros modos, tal
como veremos a continuación.

SOBRE LOS IMPERATIVOS


(70) 126 Los imperativos carecen de la primera per-
sona del singular, ya que nadie puede darse una orden a
sí mismo, a no ser que, de manera figurada, se refiera a
sí mismo en segunda persona como si estuviera diri-
giéndose a otro, que es lo que encontramos en Juvenal

––––––––––
123
Sall., Catil. II 9.
124
Verg., Aeneid. II 601-3.
125
Verg., Aeneid. II 325-7
126
Si bien no está tomado literalmente de Apolonio, sí encontramos opi-
niones sobre la falta de personas en el imperativo, en Sintaxis III 104 y 106
(pp.318-320).

272
Libro XVIII

I, 127 Tecum prius ergo uoluta / Haec, anime, ante tubas;


Terencio en Los hermanos, 128 Edepol, Syrisce, te cu-
rasti molliter. Pero en latín, el imperativo en plural tiene
todas las personas. Así, por agrupación, alguien puede
unirse a aquellos a los que les da una orden. Por ejem-
plo, un general, al dirigirse a sus soldados en un com-
bate, puede decir de manera muy apropiada: pugnemus,
confligamus (“luchemos, ataquemos”).
(71) A estas construcciones en griego se las llama
“ὑποθετικά”, es decir hortativas, indicando que los ver-
bos de este tipo suelen dirigirse a personas de igual ni-
vel y compañeros, mientras que los imperativos los di-
rigen personas de rango más elevado a los que están por
debajo de ellos, lo cual no es cierto en absoluto, puesto
que con muchísima frecuencia al dirigirnos a los dioses
nos servimos de imperativos, incluso en las súplicas e
invocaciones, e igualmente al invocar a reyes y empe-
radores. Así: Musa, mihi causas memora, 129 o 130 Pan-
dite nunc Helicona, deae, cantusque mouete. Así pues,
si bien es mucho más apropiado utilizarlo para seme-
jantes, también es usual utilizarlo para personas de
rango superior.
(72) Hay que saber que las palabras del que ordena
se dirigen a una segunda persona, sea cual sea esa per-
sona. Pues quien dice: pugnemus fortiter, o conmilito-
nes (“luchemos con valor, soldados”), cuando se sirve
de un vocativo, habla a una segunda persona. Pero, al

––––––––––
127
Juv., Sat I 1, 168-9.
128
Ter., Adelph. 763.
129
Verg., Aeneid. I 8.
130
Verg., Aeneid. VII 641.

273
PRISCIANO, Sintaxis

unirse a los soldados, puesto que utiliza una primera


persona del plural, muestra que él también esta total-
mente dispuesto a hacer lo que les ha ordenado. Quien
dice en cambio: pugnet exercitus (“que luche el ejér-
cito”), ordena para que la segunda persona anuncie a la
tercera que cumpla lo que se le ordena.
(73) Con todo, hay ocasiones en que, para aumentar
la expresividad, se unen subjuntivos e imperativos: ui-
gila ut legas, es decir “pon esfuezo y cuidado en leer“.
Cicerón en III de las Catilinarias, 131 Cura ut uir sis; Te-
rencio en Andria, 132 Fac ut ad me uenias.
Los adverbios exhortativos eia (“ea!”) y age (“va-
mos!”) se construyen perfectamente con imperativo.
Virgilio en el libro IV de Eneida, 133 Eia age rumpe mo-
ras, uarium et mutabile semper / Femina; y en el VI, 134
Nunc age, Dardaniam prolem quae deinde sequatur /
Gloria, qui maneant Itala de gente nepotes / Expediam
dictis et te tua fata docebo, donde se ha elidido ueni
(“ven”) o audi (“escucha”). Por tanto si alguien, ha-
blando consigo mismo y animándose, lo utiliza figura-
damente, simula que se dirige a una segunda persona.
(74) Con todo, encontramos también escritores que
utilizan indicativos, optativos y subjuntivos en lugar de
imperativos, como hemos indicado anteriormente. Ade-
más, en griego tienen imperativos de pasado, 135 pero en
––––––––––
131
Cic., Catil. III 5,12.
132
Ter., Andr. 712.
133
Verg., Aeneid. IV 569-70
134
Verg., Aeneid. VI 756-8
135
Sin embargo Apolonio Díscolo, en III 101 (p.317) plantea que se or-
dena aquello que no ha tenido lugar, y como las cosas pasadas ya han suce-
dido, no deberían usarse imperativos de pasado.

274
Libro XVIII

cambio en latín, en los verbos activos y neutros, no po-


demos tenerlos, y en cuanto a los verbos pasivos y a to-
dos los que tienen participios de perfecto, podemos uti-
lizar una perífrasis. Así doctus es o esto δεδίδαξο (“sé
enseñado o que sea enseñado”), doctus sit o esto,
δεδιδάχθω (“que haya sido enseñado”); ornatus es o
esto κεκόσμησο (“sé o que haya sido adornado”), orna-
tus sit o esto κεκοσμήσθω (“que sea o que haya sido
adornado”), ornati sint o sunto κεκοσμήσθωσαν (“que
sean o hayan sido adornados”). O también ueneratus sit
o esto (“que sea o haya sido venerado”); placatus sit o
esto (“que sea o haya sido apaciguado”), clausus sit o
esto (“que sea o haya sido cerrado”), secutus sit o esto
(“que siga o que haya seguido”); y en todas las personas
secuti simus, sitis, sint (“que sigamos, sigáis, sigan”)
aparecen expresiones de este tipo con valor imperativo
como si fueran de pasado.
(75) Pero en realidad tienen la característica de dar
una orden como para que se cumpla en el futuro. Así, si
digo clausa sit mox fenestra (“que sea cerrada al mo-
mento la ventana”), estoy ordenando que se cierre rápi-
damente y que permanezca cerrada. O si digo: post ho-
ram primam finitam sit iuratus (“después de que ter-
mine la hora primera, que jure”), indico una orden para
que se jure antes de que termine la hora primera.
Hay que advertir también que los verbos imperativos
forman una frase completa unidos a nombres en voca-
tivo, como en Apolloni doce, Trypho disce (“Apolonio,
enseña; Trifón, aprende”). En cambio los nominativos
necesitan verbos sustantivos y nombres anafóricos que

275
PRISCIANO, Sintaxis

se refieran a la misma persona, como en qui es Apollo-


nius doces, qui es Trypho discis (“quien eres Apolonio
enseñas, quien eres Trifón, aprendes”). En cambio en
griego se usa el participio del verbo sustantivo:
Ἀπολλώνιος ὢν διδάσκεις, Τρύφων ὢν μανθάνεις
(“siendo Apolonio enseñas, siendo Trifón aprendes”),
que también podríamos utilizar nosotros por analogía, si
no fuera usual la elipsis de este participio, a pesar de que
César no cometió ninguna incorrección al utilizar ens
(“siendo”) del verbo sum, es, al igual que de possum, po-
tes, tenemos potens (“pudiendo”). [También por elipsis
de las formas mencionadas encontramos nominativos,
como en laetus cogito, paratissimus cogitas, Cicero ius-
tus defendit (“feliz pienso, dispuestísimo piensas, Cice-
rón justo actúa como defensor”) y otros similares]136.

SOBRE LOS OPTATIVOS


137
(76) Los verbos optativos indican por sí mismos
un deseo unido a algo, mientras que el adverbio utinam
(“ojalá”) significa sólo el deseo. Así pues, el adverbio se
añade a los verbos optativos para reforzar su significa-
ción, al igual que también los adverbios de confirmación
se unen a verbos en indicativo, como profecto facio,

––––––––––
136
Este pasaje aparece entre corchetes ya en la edición de Keil para in-
dicar que es omitido en algunos manuscritos. En cualquier caso, como ve-
mos, Prisciano explica también estos predicativos mediante la figura de la
elipsis.
137
Si bien no de forma literal, lo cierto es que Prisciano toma información
y ejemplos sobre los modos de Apolonio. En concreto los capítulos sobre los
optativos de Prisciano (del 76 al 78) están tomados de Apolonio, Sintaxis III
94-100 (pp. 315-17).

276
Libro XVIII

certe lego, scilicet intellego (“realmente hago, cierta-


mente leo, claramente entiendo”). En griego, el adverbio
αἴθε, equivalente a utinam, no sólo se une al optativo,
sino también al indicativo, haciendo que se utilice como
si fuera optativo. Así en Homero,138 Αἴθ᾿ ὄφελες παρὰ
νηυσὶν ἀδάκρυτος καὶ ἀπήμων / Ἧσθαι, y también, 139
Αἴθ᾿ οὕτως ἐπὶ πᾶσι χόλον τελέσει᾿ Ἀγαμέμνων. En cam-
bio en latín el adverbio utinam no se construye con indi-
cativo.
(77) En griego, y sobre todo en ático, incluso sin que
se trate de un ruego, suelen utilizar este modo en lugar
del indicativo. Nosotros en cambio no, aunque las for-
mas del optativo sean iguales a las del subjuntivo, que
en latín es usado con mucha frecuencia por los autores
en lugar de indicativo. Por otra parte, los optativos tie-
nen pasado –a pesar de que debemos desear cosas que
aún no han sido–, porque con frecuencia no están aque-
llos por los que suplicamos y deseamos, aunque ya se
haya realizado en ellos lo que deseamos. Por ejemplo
utinam filius meus, qui Athenis est, doctus esset o fuisset
(“ojalá mi hijo, que está en Atenas, haya sido o hubiera
sido enseñado”), es decir que deseamos que se haya
completado para él el periodo de apredizaje, o que no-
sotros supiéramos que eso ya le ha sucedido.
(78) Hay ocasiones en cambio en las que utilizamos
un optativo de pasado, lamentando lo que no se ha he-
cho, como en utinam homines contra se ferrum non
mouissent, utinam mare numquam nauigassent (“ojalá
los hombres no hubieran empuñado una espada unos
––––––––––
138
Hom., Iliad. I 415-6.
139
Hom., Iliad. IV 178.

277
PRISCIANO, Sintaxis

contra otros, ojalá nunca hubieran navegado el mar”) y


otros similares.
También el adverbio o, la conjunción si y ut apare-
cen en lugar de utinam. Virgilio en el VIII, 140 Adsis o
tantum et propius tua numina firmes; y en el VI, 141 Si
nunc se nobis ille aureus arbore ramus / Ostendat ne-
more in tanto; Terencio en el Eunuco, 142 Ut illum di
deaeque omnes, superi inferi, / Malis exemplis perdant.
[Con todo, un verbo optativo, con frecuencia, aparece
también en solitario, sin las partículas antes menciona-
das, como en el I de Lucano, 143 Di uisa secundent / Et
fibris sit nulla fides, sed conditor artis / Finxerit ista
Tages. Y adviértase que utilizó un pretérito perfecto del
optativo igual que el subjuntivo, como han apuntado
numerosos autores de Artes] 144.

SOBRE EL SUBJUNTIVO
145
(79) El subjuntivo se denomina también “dubita-
tivo”. Subjuntivo porque aparece tras una conjunción o
porque depende de otro verbo o hace que dependa otro

––––––––––
140
Verg., Aeneid. VIII 78.
141
Verg., Aeneid. VI 187-8
142
Ter., Phorm. 687-8. A pesar de que Prisciano apunta que la cita es del
Eunuco.
143
Luc., Phars. I 635-7
144
También este pasaje es omitido por algunos manuscritos.
145
Nuevamente, esta información general sobre el subjuntivo, su signifi-
cado y denominación, está tomada, en términos generales, de Apolonio, Sin-
taxis III 123-4 (pp.328-9).

278
Libro XVIII

de él.146 Así Virgilio en Bucólicas, 147 Cum faciam uitu-


lam pro frugibus, ipse uenito; y en III de Eneida, 148 In-
ter utramque uiam leti discrimine paruo,/ Ni teneant
cursus, certum est dare lintea retro.
(80) Hay que saber que es necesario unir el subjun-
tivo con otro modo o bien con otro verbo del mismo
modo, aunque vaya con un infinitivo, como en cum do-
ceam legere discipulum, expono ei o cum docerem le-
gere, exponerem (“como enseño a leer a un discípulo,
estoy a su disposición, como enseñaba…”) y otros si-
milares. Así pues, puede asociarse a todos los modos: si
doceam discis, si doceam disce; utinam discas, si do-
ceam; cum doceam, discas (“si enseño aprendes, si en-
seño aprende; ojalá aprendas si enseño; como enseñe,
que aprendas”). Igualmente, puede unirse a todos los
modos impersonales del verbo, como en cum ueniam,
curritur y cursum sit, curratur, cursum erit (“como
venga, se corre, se ha corrido, que se corra, se habría
corrido”) y otros similares. Además, con muchísima
frecuencia, se une a él la conjunción si con valor de
duda, es decir equivalente a la conjunción griega ἐάν,
como en Los hermanos de Terencio, 149 Si tu sis homo,/
hic faciet.
(81) Pero cuando equivale a la conjunción griega εἰ,
que en griego se denomina συναπτικός, es decir, con-
juntiva porque muestra la continuidad de una acción en
––––––––––
146
Ya hemos apuntado que Prisciano entiende subjuntivo con un doble
valor, como el que aparece a continuación de otro (sub equivale entonces a
“después”, o “detrás”) o dependiendo de otro (“por debajo de”).
147
Verg., Eclog. III 77.
148
Verg., Aeneid. III 685-6.
149
Ter., Adelph. 934-5.

279
PRISCIANO, Sintaxis

otra, entonces se construye con indicativo, como en si


uiuit spirat y si spirat uiuit (“si vive respira, y si respira,
está vivo”); si ambulat, mouetur (“si pasea, se mueve”).
En este caso, no podemos alterar el orden y decir si
mouetur, ambulat (“si se mueve, pasea”), pues no ca-
mina necesariamente quien se mueve, en cambio, quien
camina, necesariamente se mueve. En griego, encontra-
mos también esta conjunción [es decir εἰ] no sólo con
indicativo, sino también con optativo y, sobre todo en
ático, unida también a un subjuntivo, como en Ho-
mero, 150 Ἄρσαντες κατὰ θυμόν, ὅπως ἀντάξιον ἔσται / Εἰ
δέ κε μὴ δώωσιν (por ἐὰν μὴ δώωσιν), que utilizó un
subjuntivo; este mismo autor, 151 Ἀλλ᾿ εἰ μὲν δώσουσι
γέρας μεγάθυμοι Ἀχαιοί (εἰ δέ κε μὴ δώωσιν por ἐὰν μὴ
δῶσιν) utilizó indicativo en lugar de subjuntivo y εἰ en
lugar de ἐὰν; Demóstenes, en cambio, en su discurso
sobre la embajada,152 Τῶν ξενίων εἰ μετάσχοιεν utilizó
optativo, algo muy frecuente en ático. También Jeno-
fonte en el primero de sus Memorables, 153 Εἴ τις ἀρετὴν
ἐπαγγελλόμενος ἀργύριον πράττοιτο.
(82) En latín también con muchísima frecuencia
imitan la costumbre del ático y usan subjuntivos u op-
tativos –pues son las mismas formas– no sólo con las
conjunciones antes mencionadas, sino también sin
ellas, cuando enuncian algo de manera afirmativa o du-
bitativa, en construcciones en las que en griego suelen
colocar ἄν o ἄρα. Así pues, no tiene nada de extraño que

––––––––––
150
Hom., Iliad. I 136-7.
151
Hom., Iliad. I 135.
152
Demosth., Presb. Orat. 167, p.393 Rsk.
153
Jenof.., Memor. I 2, 7.

280
Libro XVIII

aparezca la conjunción si en latín, que equivale tanto a


la griega ἐὰν, que es causal o perfectiva, como a εἰ, que
es conjuntiva, 154 y que conserve la construcción de estas
dos conjunciones junto al verbo, es decir, que pueda
unirse a indicativo, optativo y subjuntivo. Se une a in-
dicativo en el IX de Virgilio, 155 Si, tibi quae posco, pro-
mittunt –nam mihi facti / Fama sat est; Terencio en For-
mión, 156 Sic sum; si placeo, utere; a optativo, en el VI
de Virgilio, 157 Si nunc se nobis ille aureus arbore ramus
/ Ostendat; con subjuntivo aparece en Formión de Te-
rencio, 158 Si attigisses, ferres infortunium.
(83) Ahora bien, unida con indicativo, es frecuente
que indique que se confima o se cree que una cosa es
así o puede suceder, más que el que exprese una duda.
Virgilio en II de Eneida, 159 Di, si qua est caelo pietas,
lo utiliza con valor de confirmación más que de duda.
Y en el libro IX, 160 en el ejemplo antes citado, Si, tibi
quae posco, promittunt –nam mihi facti / Fama sat est–
, tumulo uideor reperire sub illo / Posse uiam, cree que
van a hacer una promesa fácil de cumplir. Terencio en
Andria, 161 Id si inpetro, / Quid alias malim quam hodie
has fieri nuptias? Aquí también tiene confianza en que

––––––––––
154
Prisciano usa los términos de perfectiva o conjuntiva en el sentido
de no necesitar otra oración o de sí hacerlo.
155
Verg., Aeneid. IX 194-5.
156
Ter., Phorm.527.
157
Verg., Aeneid. VI 187-8.
158
Ter., And. 178. A pesar de que Prisciano apunta que la cita es de Phor-
mio.
159
Verg., Aeneid. II 536.
160
Verg., Aeneid. IX 194-6.
161
Ter., Andr. 528-9.

281
PRISCIANO, Sintaxis

lo va a conseguir. En la misma obra, 162 Sed si quid tibi


narrare coepi, continuo dari / Tibi uerba censes.
(84) En este caso hay que apuntar que el pretérito de
indicativo suele construirse con presente cuando al
cumplimiento de un hecho le sigue el de otro. Así, para
el cumplimiento de la acción que se realiza primero, uti-
lizan perfecto, mientras que el indicativo es para la que
ocurre después de ella, como en163 Si quid tibi narrare
coepi, continuo dari / Tibi uerba censes; y en Eu-
nuco, 164 Quae uera audiui, taceo et contineo optime, /
Sin falsum aut uanum aut fictum est, continuo palam
est,/ Plenus rimarum sum, hac atque illac perfluo; y en
Andria, 165 Si te in germani fratris dilexi loco / Siue haec
te solum semper fecit maximi / Seu tibi morigera fuit in
rebus omnibus; Lucano en el I, 166 Nec si te pectore ua-
tes / Accipio, Cirrhaea uelim secreta mouentem / Solli-
citare deum.
(85) El uso con indicativo demuestra que es un he-
cho real y al añadir uelim se hacía la promesa de que,
cuando eso se produjera, no necesitaría en absoluto a
Apolo, que en griego se expresaría οὐκ ἂν βουλοίμην,
es decir, nolim penitus; Terencio en Formión, 167 Si pla-
ceo, utere, donde indica que hay que hacerlo sin dila-
ción; y en Eunuco, 168 Si dis placet,/ Spero me habere,
qui hunc excruciem meo modo, donde expresa que es
––––––––––
162
Ter., Andr. 504-5.
163
Ter., Andr. 504-5.
164
Ter., Eunuch. 103-105.
165
Ter., Andr. 292-4.
166
Luc., Phars. I 63-5.
167
Ter., Phorm. 527.
168
Ter., Eunuch. 919-20.

282
Libro XVIII

firme lo que espera, pues si hubiera dicho si dis placeat,


hubiera demostrado alguna duda. En Andria, 169 Si illum
relinquo, eius uitae timeo; sin opitulor, huius minas. En
este caso, las dos cosas son ciertas. O en Los Herma-
nos, 170 Ego in hac re nihil reperio, quam ob rem lauder
tantopere, Hegio./ Meum officium Facio: quod pecca-
tum a nobis ortum est, corrigo,/ Nisi si me ex illo credi-
disti esse numero hominum,/ qui ita putant,/ Sibi fieri
iniuriam ultro, si quam fecere ipsi expostulent; donde el
nisi credidisti equivale a credis.
(86) Igualmente, utilizan indicativos cuando quie-
ren mostrar que, en esos mismos hechos, hay o hubo
algo, como Cicerón sobre la pretura urbana, 171 Qui si
condemnatur, desinent homines dicere, his iudiciis pe-
cuniam plurimum posse; sin absoluitur, desinemus nos
de iudiciis transferendis dubitare; Virgilio en el VI, 172
Si potuit manes arcessere coniugis Orpheus, / Si fra-
trem Pollux alterna morte redemit, / Itque reditque
uiam totiens, acerca de las cosas que pretende mostrar
que se hicieron sin ninguna duda, utilizó indicativo con
la conjunción ya mencionada si.
(87) Pero cuando se expresa algo de lo que se duda
que puede suceder o no, mediante inducción, es decir
por hipótesis, se utiliza sobre todo subjuntivo. Virgilio
en el IX, 173 Sed si quis, quae multa uides discrimine tali,

––––––––––
169
Ter., Andr. 210.
170
Ter., Adelph. 592 Sigs..
171
Cic., In Verr. Or. II, 1, 2, 6.
172
Verg., Aeneid. VI 119-121.
173
Verg., Aeneid. IX 210-2.

283
PRISCIANO, Sintaxis

/ Si quis in aduersum rapiat casusue deusue, / Te su-


peresse uelim; y en Bucólicas, 174 Si quis tamen haec
quoque, si quis / Captus amore legat; Cicerón en cam-
bio en: 175 Si quis uestrum, iudices, aut eorum, qui ad-
sunt, forte miratur, al incluir forte (“por casualidad”)
junto al indicativo, lo utilizó como si fuera un subjun-
tivo que indicara duda. Terencio en Andria, 176 Si eue-
niat, quod di prohibeant, discidium; Cicerón en el I de
Catilinarias, 177 Si te parentes timerent atque odissent
tui.
(88) Y los subordinados o hipotéticos, que en griego
se denominan ὑποθετικά, no pueden expresarse de otro
modo que no sea en subjuntivo. En la misma obra, 178
Nunc intellego, si iste, quo intendit, in Malliana castra
peruenerit, neminen tam stultum fore, qui non uideat,
coniurationem esse factam, “ὃς οὐκ ἂν εἰδῇ᾿” ἢ “οὐκ
ἄρα εἰδείη”, lo dijo con valor afirmativo. Y en el libro
II, 179 Et erunt qui illum, si hoc fecerit non inprobum,
sed miserum, me non diligentissimum consulem, sed
crudelisimum tyrannum existimari uelint, βούλοιτο
ἄρα, aquí también con valor afirmativo. De manera si-
milar, en el VIII de Virgilio, 180 Similis si cura fuisset; y
en el XI, 181 Esset par aetas et idem si robur ab annis.

––––––––––
174
Verg., Eclog. VI 9-10.
175
Cic., In Q. Caecil. Div. 1,1.
176
Ter., Andr. 568.
177
Cic., Catil. I 7, 17.
178
Cic., Catil. I 12, 30.
179
Cic., Catil. II 7, 14.
180
Verg., Aeneid. VIII 396.
181
Verg., Aeneid. XI 174.

284
Libro XVIII

(89) Sin embargo, hay ocasiones en las que, aunque


el hecho es dudoso, utilizan indicativo con la conjun-
ción si, como Virgilio en el VIII, 182 Aut si qua id fortuna
uetabit, Absenti ferat inferias, que escribió uetabit en
lugar de uetet por motivos métricos, ya que con el
mismo sentido utilizó también un subjuntivo, 183 Si quis
in aduersum rapiat casusue deusue.
En cambio a veces, por elipsis de si, al igual que de
ut, aparecen subjuntivos y se sobreentienden las con-
junciones mencionadas, como en el I de Juvenal, 184
Graeculus esuriens in caelum, iusseris, ibit, en lugar de
si iusseris; Estacio en el II de Tebaida, 185 Mutatosque
uelint transumere cultus / Et Pallas deceat pharetras et
Delia cristas en lugar de si uelint; Virgilio en el VI, 186
Tu quoque magnam / Partem opere in tanto, sineret do-
lor, Icare, haberes, donde falta si; Horacio en el I de
Odas, 187 Sapias, uina liques, por si sapias.
(90) Y hay que saber que, al igual que en griego ἐάν
se construye con subjuntivo, y en cambio εἰ con indica-
tivo, optativo y subjuntivo, así también en latín la con-
junción si, que tiene ambos valores, cuando indica con-
secuencia, se construye invariablemente con indicativo,
como en si ambulat, mouetur; si uiuit spirat (“si pasea,
se mueve; si vive, respira”). Pero, cuando es causal, se
construye más con subjuntivo, si bien también a veces
se construye con indicativo, como en si doceam, disce,
––––––––––
182
Verg., Aeneid. IX 214-5.
183
Verg., Aeneid. IX 211.
184
Juv., Sat. I 3, 78.
185
Stat., Theb. II 242-3.
186
Verg., Aeneid. VI 30-1.
187
Hor., Carm. I 11, 6.

285
PRISCIANO, Sintaxis

discis, discas y disces (“si enseño, aprende, aprendes,


que aprendas y aprenderás”), y si prodest tibi, fac, facis,
facias y facies (“si te conviene, hazlo, lo haces, que lo
hagas, lo harás”).
(91) Así pues, este modo, es decir el subjuntivo,
para resumir su valor, en latín indica a veces duda, a
veces, comprobación, y a veces posibilidad, valores en
los que se incluyen los subordinados o “hipotéticos”.
Así con valor de duda, lo encontramos en III de Eneida
de Virgilio, 188 Eloquar an sileam? Gemitus lacrimabi-
lis imo / Auditur tumulo; en el I, 189 O quam te memo-
rem, uirgo, namque haut tibi uultus / Mortalis; εἴποιμι
ἄρα; Terencio en Eunuco, 190 Quid igitur faciam? Non
eam? Ne nunc quidem, / Cum accersor ultro? An potius
ita me conparem, / Non perpeti meretricum contume-
lias?
Con valor de aprobación en el IV de Eneida 191 Si
mihi non animo fixum immotumque sederet,/ Ne cui me
uinclo uellem sociare iugali, / Postquam primus amor
deceptam morte fefellit, / Si non pertaesum thalami tae-
daeque fuisset / Huic uni forsan potui succumbere cul-
pae, donde fuisset equivale a ἐγεγόνει ἄρα.
(92) Hay que destacar que, en este ejemplo, el ad-
verbio de duda forsan (“tal vez”) y el verbo de posibili-
dad potui (“pude”) aparecen con un infinitivo, en lugar
de los cuales hubiera sido suficiente que hubiera puesto
el subjuntivo: huic uni succubuissem culpae. Así pues,

––––––––––
188
Verg., Aeneid. III 39-40.
189
Verg., Aenid. I 327-8.
190
Ter., Eunuch.46-8.
191
Verg., Aeneid. IV 15-9.

286
Libro XVIII

el poeta mostró cómo el subjuntivo puede expresar po-


sibilidad. Y en la misma obra,192 Sed mihi uel tellus op-
tem prius ima dehiscat / Ante, pudor, quam te uiolo;
donde encontramos optem, εὐχοίμην ἄν, con valor afir-
mativo. Y allí mismo, 193 Sese interea quando optima
Dido / Nesciat et tantos rumpi non speret amores,
donde nesciat y non speret tienen valor afirmativo.
Igualmente Cicerón, al principio de Verrinas, 194 Si quis
uestrum, iudices, aut eorum, qui adsunt, forte miratur,
me, qui tot annos in causis iudiciisque publicis ita sim
uersatus, ut defenderim multos, laeserim neminem,
donde sim no tiene valor de duda, sino de aprobación,
οὕτως ἄρα ἀναστραφεὶς εἴην.
(93) Hay que saber que, cuando las conjunciones ut
o si con valor completivo preceden o siguen a verbos en
subjuntivo, en latín con muchísima frecuencia aparecen
también con un verbo en subjuntivo, sobre todo unido a
qui, quae o quod para mostrar una razón o una duda.
Así en rogabam ut te ostenderes qui fueris y placebas
si diceres quod feceris, construcción que en griego
suele expresarse mediante la conjunción ἄρα. Virgilio
en el VI, 195 Quem socium exanimum uates, quod corpus
humandum / Diceret, λέγοι ἄρα.
(94) Cicerón en II de Catilinarias, 196 Quaesiui a
Catilina, nocturno conuentu apud M. Laecam fuisset
necne? ἐγεγόνει ἄρα con valor interrogativo. Virgilio en

––––––––––
192
Verg., Aeneid. IV 24-5.
193
Verg., Aeneid. IV 291-2.
194
Cic., Diu. In Q. Caecilium I 1.
195
Verg., Aeneid. VI 161-2.
196
Cic., Orat. in Cat. II 6, 12.

287
PRISCIANO, Sintaxis

el III, 197 Eloquar an sileam?, ἢ ἄρα σιωπήσω, con valor


dubitativo. Horacio en el I de Odas, 198 Cur apricum /
Oderit campum, patiens pulueris atque solis, puso ode-
rit, μισήσοι ἄρα, aunque también es futuro de indica-
tivo. Cicerón en II de Catilinarias , 199 Cum ille homo
audacissimus conscientia conuictus primo retuicuisset,
patefeci caetera, quid ea nocte egisset, ἐπεπράχει ἄρα,
quid proxima constituisset, διετετυπώκει ἄρα, quemad-
modum esset ei ratio totius belli descripta, ἦν ἄρα
διαγραφεὶς ὁ λογισμός, en todos estos casos con valor
afirmativo.
(95) Y en la pretura de Sicilia,200 Quare cuiusmodi
putamus esse illa, quae negat, cum haec tam inproba
sint, quae fateatur? En griego, al interpretar esta frase,
diríamos ἅπερ ἄρα ἀρνεῖται, resumiendo y confirmando
lo que se dice. Y en esa misma obra, 201 Hoc postulatum
de statuis ridiculum esse uideatur, qui rem sententiam-
que non respiciat, οὐκ ἄρα κατίδοι. Terencio en For-
mión, 202 Ita fugias ne praeter casam, quod aiunt, οὕτως
ἄρα φύγῃς; y en Andria, 203 Quae sit rogo, τίς ἄρα ἐστίν,
y también allí, 204 Quam timeo, quorsum euadas, ποῖ
ἄρα ἀποβῇς, Nam si illum obiurges, uitae qui auxilium
tulit, / Quid facias illi, qui dederit damnum aut ma-
lum? 205 Τί ἂν ποιῇς ἐκείνῳ ὃς ἄρα δεδωκὼς ᾖ ζημίαν ἢ
––––––––––
197
Verg., Aeneid. III 39.
198
Hor., Carm. I 8, 3-4.
199
Cic., In Cat. Orat. II 6, 13.
200
Cic., Verr. II 2,
201
Cic., Verr. II 60, 128.
202
Ter., Phorm. 768.
203
Ter., Andr. 124.
204
Ter., Andr. 127.
205
Ter., Andr. 142-3.

288
Libro XVIII

κακόν; También la conjuncion griega ἄν, cuando la uti-


lizan con valor de posibilidad, que en esa lengua se ex-
presa mediante el pretérito imperfecto del modo indica-
tivo, ο el “aoristo” –que no existe en latín, aunque nos
sirvamos en su lugar del pretérito perfecto, παρα-
κειμένος 206– se construye con pluscuamperfecto y con
todos los optativos.
(96) De ese modo, dada la construcción griega con
los tres tiempos antes mencionados –es decir, con opta-
tivo de presente y pretérito imperfecto, que es lo mismo;
con pretérito perfecto y pluscuamperfecto; y con futuro
y el tiempo al que denominan aoristo–, también en latín,
como los seguimos en todo, cuando se pretende indicar
posibilidad, se utilizan verbos optativos o subjuntivos,
como Terencio en Formión, 207 Neque defetiscar usque
adeo experirier, / Donec tibi id quod pollicitus sum ef-
fecero, οὔτε ἐξατονήσοιμι ἄν.
Así pues, lo que ellos suelen expresar mediante in-
dicativo y optativo añadiendo la conjunción griega ἄν,
nosotros solemos hacerlo simplemente con un subjun-
tivo: docuissem, si discere uoluisses, ἐδίδαξα ἄν, εἰ
μαθεῖν ἠθέλησας es decir “habría podido enseñarte”.
(97) Igualmente docerem, si discere uelles es decir
“podría enseñarte”. Al usar pretéritos, mostramos que
una cosa que hubiera podido ser hecha, no se hizo; en
cambio al utilizar presente o futuro de subjuntivo en una
construcción de este tipo, mostramos que algo puede
suceder, si nada lo impide, como en doceam, si uelis es
decir “puedo enseñarte, si no lo impide tu voluntad”;
––––––––––
206
Pretérito perfecto en griego.
207
Ter., Phor. 589-90.

289
PRISCIANO, Sintaxis

igualmente en futuro docuero, si uolueris”, es decir


“podré enseñarte, si quieres”. Horacio en I de Odas, 208
Quis Martem tunica tectum adamantina / Digne scrip-
serit? Con el valor de “podrá escribir.”
(98) Hay que saber también que, cuando queremos
mostrar arrepentimiento por algo que no hemos hecho,
utilizamos subjuntivo, como en el libro IV de Eneida de
Virgilio, 209 Faces in castra tulissem, / Implessemque fo-
ros flammis natumque patremque / Cum genere ex-
tinxem, memet super ipsa dedissem, es decir “¿por qué
no arrojé teas al campamento, que es lo que debí hacer?
¿Por qué no llené los foros de llamas? ¿Por qué no maté
al hijo y al padre y me arrojé yo misma sobre ellos?”
Sin embargo esta misma construcción puede indicar
también posibilidad, pues expresa que ella habría po-
dido hacerlo, si no hubiera estado enamorada, y que por
ello se arrepentía.
(99) El hecho de que en latín se utilice esta cons-
trucción siguiendo la costumbre del ático, creo que debe
demostrarse ofreciendo también ejemplos de esta len-
gua. Platón en Alcibiades II, 210 Πάντας οὖν ἂν φάντες,
ὦ Ἀλκιβιάδη, τοὺς ἄφρονας μαίνεσθαι ὀρθῶς ἂν
φαίημεν; y en el mismo lugar, 211 Καὶ τό γε ἔσχατον
εὐχόμενοι ἡμῖν αὐτοῖς τὰ κάκιστα· ὅπερ οὖν οὐδεὶς ἂν
οἰηθείη, ἀλλὰ τοῦτό γε πᾶς ἂν οἴοιτο αὐτὸς ἑαυτῷ τὰ
βέλτιστα εὔξασθαι, ἀλλ᾿οὐ τὰ κάκιστα. Τοῦτο μὲν γὰρ ὡς
ἀληθῶς καὶ κατάρᾳ τινί, ἀλλ᾿ οὐκ εὐχῇ ὅμοιον ἂν εἴη…

––––––––––
208
Hor., Carm. I 6, 13-4.
209
Verg., Aeneid. IV 604-6.
210
Pl., Alcib. II, c. 3.
211
Pl., Alcib. II, c.6.

290
Libro XVIII

κακὸν ἄρα, ὡς ἔοικεν, ἐστὶν ἡ τοῦ βελτίστου ἄγνοια. En


este ejemplo utilizó ἂν y ἄρα con valor afirmativo. Y él
mismo en Lisis, 212 Εἴ τοὺς ὀφθαλμοὺς ὁ υἱὸς αὐτοῦ
ἄσθενοῖ, ἆρα ἐῴ η ἂν αὐτὸν ἅπτεσθαι τῶν ἑαυτοῦ
ὀφθαλμῶν, μὴ ἰατρὸν ἡγούμενος, ἢ κωλύοι ἄν; Κωλύοι
ἄν. Aquí utilizó ἄν con valor interrogativo y comproba-
tivo. En el mismo lugar, 213 ἀρ᾿οὖν καὶ τὰ ἄλλα πάντα
ἡμῖν ἐπιτρέποι ἂν μᾶλλον ἢ ἑαυτῷ τε καὶ τῷ υἱεῖ, περὶ
ὅσων ἂν δόξωμεν αὐτῷ σοφώτεροι ἐκείνων εἶναι;
Ἀνάγκη, ἔφη, ὦ Σώκρατες.– Οὕτως ἄρα ἔχει. En este
caso, es ἄρα lo que utilizó con valor interrogativo y con-
firmativo. El mismo autor en Theages, 214 Οὐ γὰρ οἶδα
ὑπὲρ ὅτου ἄν τις νοῦν ἔχων μᾶλλον σπουδάζοι ἢ ὑπὲρ
υἱέος αὑτοῦ, ὅπως ὡς βέλτιστος ἔσται: ὁπόθεν δέ σοι
ἔδοξε τοῦτο, ὡς ἐγὼ ἂν μᾶλλον τὸν σὸν υἱόν οἷός τε εἴην
ὠφελῆσαι. Pero en otros autores lo encuentras también
con elipsis de ἄρα y de ἂν.
(100) Los verbos optativos se utilizan también con
un sentido similar al que vemos en latín. Así, en el
mismo Platón, en Cármides, 215 Ὅμως δὲ αὐτοῦ
ἐρωτήσαντος, εἰ ἐπισταίμην τὸ τῆς κεφαλῆς φάρμακον,
μόγις πως ἀπεκρινάμην, ὅτι ἐπισταίμην. Τί οὖν, ἦ δ᾿ὅς,
ἐστίν; καὶ ἐγὼ μὲν εἶπον, ὅτι αὐτὸ μὲν εἴη φύλλον τι,
ἐπῳδὴ δέ τις ἐπὶ τῷ φαρμάκῳ εἴη, ἣν εἰ μέν τις ἐπᾴδοι
αμα καὶ χρῷτο αὐτῷ, παντάπασιν ὑγιᾶ ποιοῖ τὸ
φάρμακον. ἄνευ δὲ τῆς ἐπῳδῆς οὐδὲν ὄφελος εἴη τοῦ

––––––––––
212
Pl., Lysid. c.5
213
Pl., Lysid. c. 5 sigs.
214
Pl., Theag. c. 9.
215
Pl., Charm. 4.7.

291
PRISCIANO, Sintaxis

φύλλου. Aquí lo utilizó a la manera latina sin ἄρα y sin


ἂν.
(101) Con muchísima frecuencia usamos este modo
también en las elecciones. Así imperem quam moneam;
discam quam doceam (“ordenaría en vez de aconsejar;
aprendería en vez de enseñar”), que pueden tener igual-
mente valor de afirmación. Sin embargo, con el preté-
rito pluscuamperfecto suele unirse un pretérito imper-
fecto, y con el presente un presente, que también puede
construirse con futuro o pretérito. Así: fecissem, nisi im-
pedires (“lo hubiera hecho, si no lo impideras”) o al re-
vés facerem, nisi impedisses (“lo haría, si no lo hubieses
impedido”), y faciam, nisi impedias (“lo haré, sino lo
impides”), y nisi impedieris (“si no lo impidieras”) y fe-
cero nisi impedias (“lo habría hecho si no lo impide-
ras”) y nisi impedieris (“si no lo hubieses impedido”).
Virgilio en Eneida II, 216 Non prius aspicies, ubi fessum
aetate parentem / Liqueris Anchisen? Superet co-
niunxne Creusa / Ascaniusque puer? Quos omnis undi-
que Graiae / Circum errant acies, et, ni mea cura resis-
tat, / Iam flammae tulerint inimicus et hauserit ensis en
lugar de poterant tulisse, poterant hausisse. Horacio en
el Arte Poética, 217 Dixeris egregie, notum si callida
uerbum / Reddiderit iunctura nouum, es decir potes di-
cere egregie (“podrás hablar noblemente”).
(102) Sin embargo, con muchísima frecuencia, los
autores utilizan un subjuntivo para confirmar cosas que
se realizaron en un tiempo pasado. Y hay que saber que
tienen este carácter para que su significado se mantenga
––––––––––
216
Verg., Aeneid. II 596-600.
217
Hor., Ars. 47-8.

292
Libro XVIII

en el futuro, puesto que los subjuntivos, aunque sean de


pasado, al igual que los optativos, tienen valor de fu-
turo. Esto es evidente por ejemplo en el inicio de las
Verrinas, que hemos citado ya con anterioridad: 218 Si
quis uestrum, iudices, aut eorum qui adsunt forte mira-
tur, me, qui tot annos in causis iudiciisque publicis ita
sim uersatus, ut defenderim multos, laeserim neminem.
El ita sim (“que he estado de tal modo”) puede enten-
derse también como ita inueniar (“que me encuentre”)
o cognoscar (“que sea conocido”).
(103) Y no debe extrañarnos esto, cuando utilizan el
futuro de indicativo con frecuencia sobre cosas pasadas
ya hace tiempo con el significado antes mencionado.
Así Lucano en el I, 219 Non tu, Pyrrhe ferox, nec tantis
cladibus auctor / Poenus erit, dijo erit con el valor de
cognoscetur o dicetur (“será conocido” o “será consi-
derado).
(104) La conjunción final ut, con cualquier tiempo,
y todas las que la sustituyan con ese valor final, es decir,
equivaliendo a ἵνα, se construyen con subjuntivo. Sin
embargo, sí puede ponerse antes o después un verbo en
indicativo o subjuntivo, como en doces ut proficias y
doceas ut proficias (“enseñas para avanzar, que enseñes
para avanzar”); docebas ut proficeres y doceres ut pro-
ficeres (“enseñabas para avanzar, que enseñaras para
avanzar”); docuisti ut profeceris y docueris ut profece-
ris (“enseñaste para avanzar, que hubieras enseñado
para avanzar”); docueras ut profecisses y docuisses ut

––––––––––
218
Cic., Verr. I 1.
219
Luc., Phars. I 30-1.

293
PRISCIANO, Sintaxis

profecisses (“habías enseñado para avanzar, habrías en-


señado para avanzar”); docebis ut profeceris y docueris
ut profeceris (“enseñarás para avanzar, habrás enseñado
para avanzar”). Pero utilizamos indicativo para indicar
algo que sucede, subjuntivo mostrando con valor más
bien persuasivo lo que debió haber sucedido.
(105) También puede construirse bien después de
imperativos y optativos, como lege ut discas; utinam
discas ut doceas (“lee para aprender, ojala aprendieras
para enseñar”). Algunos autores también usan con fre-
cuencia subjuntivos en lugar de imperativos. Así Teren-
cio en Andria, 220 Quaeso edepol, Charine, quoniam
non potest id fieri quod uis,/ Id uelis quod possit; y en
Formión, 221 Desinas. Sic est ingenium mulierum, en lu-
gar de desine.
El que, en muchos casos, la elipsis de las conjuncio-
nes griegas antes mencionadas, es decir ἄν y ἄρα, hace
que aparezcan subjuntivos, incluso aunque se utilicen
otras conjunciones, lo comprobaremos también con
otros ejemplos de diversos autores. Así, en Virgilio
Geórgicas II, 222 Tamen haec quoque si quis / Inserat
aut scrobibus mandet mutata subactis, / Exuerint si-
luestrem animum, ἐκδύσοιντο ἄν; y en esa misma
obra, 223 Non alios prima crescentis origine mundi / In-
luxisse dies aliumue habuisse tenorem / Crediderim,
πιστεύσοιμι ἄν; y en I de Eneida, 224 At pius Aeneas per
noctem plurima uoluens, / Ut primum lux alma data est,
––––––––––
220
Ter., Andr. 305.
221
Ter., Phorm. 69-70.
222
Verg., Georg. II 49-51.
223
Verg., Georg. II 336-40.
224
Verg., Aeneid. I 305-7.

294
Libro XVIII

exire locosque / Explorare nouos, quas uento accesserit


oras, προςεληλυθὼς ἄρα εἴη ἠϊόνας– Qui teneant –τίνες
ἄρα κρατοῖεν–… hominesne feraene / Quaerere consti-
tuit; Horacio en el libro II de Odas dijo: 225 Illum et pa-
tris crediderim sui / Fregisse ceruicem con valor afir-
mativo, πεπιστευκὼς εἴην ἄν; Virgilio en el VIII, 226 Si-
milis si cura fuisset / Tum quoque fas nobis Teucros ar-
mare fuisset, ἐγεγόνει ἄν.
(107) Cicerón sobre la pretura urbana, 227 Voconia
lex uidelicet te delectabat. Imitatus esses illum ipsum G.
Voconium, qui lege sua hereditatem ademit nulli, donde
imitatus esses equivale a imitari potuisses, ἐμιμήσω ἄν;
en la misma obra, 228 M. Iunius tutor et patruus; Mustius
dixisset, si uiueret, εἴρηκεν ἄν, εἰ ἔζη. Εs frecuentísimo
encontrar en todos los autores este valor con esta misma
ordenación, al igual que también en griego, como he-
mos afirmado con anterioridad, ponen la conjunción
confirmativa o dubitativa ἄρα. Terencio en Formión, 229
Quid fit denique?– Quid fiat?, τί ἄρα γένοιτο, utilizó un
subjuntivo, de manera que se sobreentiende también
ἄρα; y en Andria, 230 Quin tu uno uerbo dic, quid est
quod me uelis?, εἰπέ, τί ἐστιν ὅπερ ἂρα βούλοιό με; y en
la misma obra, 231 Consilium meum / Cognosces et quid
facere in hac re te uelim, καὶ τί ποιεῖν ἐν τούτῳ τῷ

––––––––––
225
Hor., Carm. II 13, 5-6.
226
Verg., Aeneid. VIII 396-7.
227
Cic., In Verr. II 1, 42, 107.
228
Cic., In Verr. Or. II 53, 139.
229
Ter., Phorm. 121-2.
230
Ter., Andr. 45.
231
Ter., Andr. 49-50.

295
PRISCIANO, Sintaxis

πράγματί σε ἄρα βουλοίμην. En este caso es afirmativo,


pero en los anteriores ejemplos interrogativo.
(108) Cicerón en Sobre la pretura urbana, 232 Quid
ageret, cogitare coepit, si opus pupillo redimeretur;
dijo quid ageret con valor de duda, τί ἄρα πράξοι. Hay
que señalar que, en latín, cuando se habla de cosas pro-
metidas o de cumplimiento planeado para una vez pa-
sado un tiempo, en lugar de utilizar un futuro o un pre-
sente como en griego, se utiliza el pretérito imperfecto
de subjuntivo, como en los ejemplos citados: quid age-
ret, cogitare coepit, τί πράξειεν por πράξοι. De manera
similar, Virgilio en Eneida I, 233 Certe hinc Romanos
olim uoluentibus annis, / Hinc fore ductores reuocato a
sanguine Teucri, / Qui mare, qui terras omni dicione
tenerent, / Pollicitus, κρατήσοιεν ἀν; Cicerón sobre la
pretura urbana, 234 Qui etiam ad extremum adscripserit
“rediuiua sibi habeto”, quasi quicquam rediuiui ex
opere illo tolleretur ac non opus totum ex rediuiuis
constitueretur, por ἐπαίροιτο ἄν y κατατάττοιτο ἄρα; en
la misma obra, 235 Atque in illis columnis dico esse, quae
a tuo redemptore commotae non sint, dico esse, ex qua
tantum tectorium uetus deiectum sit et nouum inductum
–aquí utilizó también con valor afirmativo los subjunti-
vos. Quod si tanta pecunia columnas dealbari putas-
sem, certe numquam aedilitatem petissem, también con
valor confirmativo, οὐκ ἄν ᾔτησα. Y adviértase que, me-

––––––––––
232
Cic., in Verr. Or. II 54, 141.
233
Verg., Aeneid. I 234-7.
234
Cic., in Verr. Orat. II 56, 148.
235
Cic., Or. 55 145.

296
Libro XVIII

diante la conjunción si que antecede, se unió un subjun-


tivo con otro subjuntivo. De manera similar en el
mismo autor, 236 Nemo dubitat, quin multo maius sit,
μεῖζον ἄρα εἴη, nouam facere. E igualmente, en la
misma obra, 237 Cum instaret Habonius, in me causam
conferebat, quod eum codicem obsignassem, ἐσφράγισα
ἄν᾿ ἤτοι ‛ἐσφραγικὼς’ εἴην ἄρα, con valor afirmativo;
en la misma obra, 238 Hac condicione, si quis de populo
redemptor accessisset, non esset usus, utilizó con valor
confirmativo non esset usus, οὐκ ἄν ἐχρήσατο, pues si
quis accessisset refleja un sentido dubitativo. En la
misma obra, 239 Quid iste in hostium praeda molitus sit,
qui manubias sibi tantas ex L. Metelli manubiis fecerit,
qui maiore pecunia quattuor columnas dealbandas
quam ille omnis aedificandas locarit.
(111) Aquí también aparece con valor afirmativo en
todos los casos. En la misma obra, 240 Quis a signo Ver-
tumni in circum maximum uenit, quin is unoquoque
gradu de auaritia tua commoueretur? Quam tu uiam
thensarum atque pompae eiusmodi exegisti, ut ipse illa
ire non audeas, οὐκ ἂν τολμήσοις, es decir prorsus non
audes (“no te atreves en absoluto”); en la misma
obra, 241 Qui aedem Castoris testem furtorum tuorum
esse uolueris, ἠθελήκοις ἄρα–, quam populus Romanus
cotidie, iudices etiam tum cum de te sententias ferrent,

––––––––––
236
Cic., Or. 56, 147.
237
Cic., Or. 57, 149.
238
Cic., Or. 57, 150.
239
Cic., Or. 59, 154.
240
Cic., Or. 59. 154.
241
Cic., Or. l 59, 154.

297
PRISCIANO, Sintaxis

uiderent, ὁρῷεν ἄρα con el valor de omnimodo aspice-


rent (“que lo observaran de todas maneras”); e igual-
mente, 242 Qui adductus est in iudicium uerbo, quod,
cum esset tribunus, intercessisset contra legem Corne-
liam; re uera, quod in tribunatu dixisset contra alicuius
hominis nobilis uoluntatem, dixisset, εἰρήκοι ἄρα.
(112) Igualmente, 243 Hic etiam queritur, quod a no-
bis nouem solis diebus prima actio sui iudicii transacta
sit, cum apud istum ipsum tribus horis Quintus Opi-
mius, senator populi Romani, bona, fortunas, orna-
menta omnia amiserit? Aquí también aparecen verbos
subjuntivos con valor afirmativo. En la misma obra, 244
Cuius propter indignitatem iudicii saepissime est actum
in senatu, ut genus hoc totum multarum atque eiusmodi
iudiciorum tolleretur donde ut, al tener el valor de ἵνα,
requirió la utilización de subjuntivo: iam qui ex calami-
tate senatoris populi Romani, cum praetor iudicio eius
praefuisset, spolia domum suam referre et manubias
detrahere conatus sit, is ullam calamitatem a sese po-
terit deprecari? En este caso, también acerca de un
asunto indudable, utilizó el subjuntivo conatus sit,
ἐπεχείρησεν ἄρα; en la misma obra, 245 Multos a te uiros
primarios audisse, cum diceres, ignosci tibi oportere,
quod falsum codicem protuleris; nam qua inuidia
Gaius Iunius conflagrarit, ea, nisi prouidisses, tibi ipsi
tum pereundum fuisset.

––––––––––
242
Cic., Or. l 60, 155
243
Cic., Or. l 60, 156.
244
Cic., Or. l 60, 156.
245
Cic., Or. l 61, 157.

298
Libro XVIII

(113) También en la misma obra, 246 Dicent, in-


quam, et religione adducti et domesticarum legum
metu, quid illo myoparone factum sit, aquí también el
verbo subjuntivo tiene valor afirmativo. Ε igual-
mente, 247 In quibus non dubito, quin offensionem negle-
gentiae uitare atque effugere non possim, οὐκ ἄν
δυναίμην… quapropter ita me de praeturae criminibus
audite, ut ex utroque genere et iuris dicendi et sartorum
tectorum exigendorum ea postuletis, quae maxime
digna sint eo reo, cui paruum aut mediocre obici nihil
oporteat, οὐκ ἄρα χρή. Nam ut praetor factus est, qui
auspicato a Chelidone surrexisset, sortem nactus est
urbanae prouinciae… docet hominem, quid posset
fieri… tutores pecuniam praetori si dedissent, quemad-
modum in rationem inducerent, quemadmodum sine pe-
riculo suo dare possent –δύναιντο ἂν δοῦναι–, non ui-
debant.
(114) Igualmente, 248 Iste ad arbitrium eius, cui con-
donabat hereditatem ereptam liberis, quam aequum
edictum conscripserit – συνέγραψεν ἄρα o συγγεγράφοι
ἄρα–, quaeso cognoscite… qui testamentum fecit, fece-
rit utilizó un pretérito en indicativo para indicar certeza,
pero un futuro de subjuntivo cuando había alguna duda
de si sucedería o no. De iure uero ciuili, si quis noui
quid instituerit –διατυπώσειεν ἄρα–, is non omnia, quae
ante acta sunt, rata esse patiatur, es decir non debet
pati rata esse (“no debe permitir que se estime”). Así

––––––––––
246
Cic., Or. l. 35,90.
247
Cic., Or. l. 40.103
248
Cic., Or. 41, 106.

299
PRISCIANO, Sintaxis

pues, aquí también tenemos subjuntivos con valor afir-


mativo.
(115) En la misma obra, 249 Ac si hoc iuris non unius
hominis causa edixisses, cautius composuisses,
συνέθηκας ἄν, que es afirmativo. E, igualmente, 250
Quid? Si plus legarit, quam ad heredem heredesue pe-
rueniat; también allí, 251 Iam hoc magnum iudicium ho-
minum de istius singulari improbitate, quod G. Verres
sua sponte instituisset –διατετυπώκει ἄρα–, id neminem
metuisse, ne quis reperiretur, qui istius institutum sequi
uellet –θελήσοι ἄρα–… prohibe, si potes, si habes, qui
te audiat, si potest tibi dicto audiens esse, eripias tu uo-
luntatem mortuis, bona uiuis, ius omnibus? Hoc popu-
lus Romanus non manu uindicasset –οὐκ ἂν
ἐξεδίκησεν–, nisi te huic tempori atque iudicio rese-
ruasset? En el mismo, 252 Et simul dum est, unde ius
ciuile discatur, adolescentes in disciplinam ei tradite.
(116) Y también, 253 Si quis testamento se esse here-
dem arbitraretur, quod tum non extaret, lege ageret in
hereditatem. Aut pro praede litis uindiciarum cum satis
accepisset, sponsionem faceret, ita de hereditate certa-
ret; o, 254 Videte, ut hoc iste correxerit, διώρθωσεν ἄρα;
y en el mismo lugar, 255 Quid ad praetorem, uter posses-
sor sit? Nonne id quaeri oportet, utrum possessorem

––––––––––
249
Cic., Or. 42, 110.
250
Cic., Or. 43, 110.
251
Cic., Or. 43, 111.
252
Cic., Or. 45.115
253
Cic., Or. 45.115
254
Cic., Or. 45.115
255
Cic., Or. 45.116

300
Libro XVIII

esse oporteat? E igualmente, 256 Quid ergo interest, pro-


ferantur necne? Y en el mismo lugar, 257 Valde hoc est
mirum, neminem fuisse, qui istius se similem dici uellet.
(117) También allí, 258 Utrum digniores homines
esse existimasti eos, qui habitant in prouincia, quam
nos, qui aequo iure uterentur? En todos estos ejemplos
deben sobreentenderse las conjunciones griegas ἄρα o
ἄν en la traducción. En la misma obra, 259 Et cum edic-
tum totum eorum arbitratu, quam diu fuit designatus,
componeret, qui ab isto ius ad utilitatem suam nundi-
narentur, tum uero in magistratu contra illud edictum
suum sine ulla religione decernebat; e igualmente, 260
Nam, quaeso, redite in memoriam, Quirites, quae libido
istius in iure dicendo fuerit, γέγονεν ἄρα; también, 261
Sacerdotem execrabantur, qui uerrem tam nequam re-
liquisset –καταλελοίπει ἄρα– quae ego non commemo-
rarem,… nisi uos illud uellem recordari, donde ese non
commemorarem equivale a οὐκ ἂν ἀπεμνημόνευον.
(118) En la misma obra, 262 Oblitosne igitur hos pu-
tatis esse, quemadmodum sit iste solitus uirgis plebem
Romanam concidere?; y también, 263 Superbia uero qua
fuerit, quis ignorat? Quemadmodum iste tenuissimum
quemque contempserit, despexerit, liberum esse num-
quam duxerit? Todo aparece con valor afirmativo.

––––––––––
256
Cic., Or. 45.117
257
Cic., Or. 45.117.
258
Cic., Or. 46.118
259
Cic., Or. 46.119
260
Cic., Or. L.46.120
261
Cic., Or. L.46.121
262
Cic., Or. L.47.122
263
Cic., Or. l.47.123

301
PRISCIANO, Sintaxis

Igualmente, 264 Impetrant, ut ne iurent… adimas tu ei,


qui iurauit; quo exemplo? ἀφέλοιο ἄρα. Εn el mismo, 265
Is mortuus est G. Sacerdote praetore, nescio an ante
quam Verres praeturam petere coeperit; y también, 266
Docebat, edictum eius non oportere in eas hereditates
ualere, quae ante eum praetorem uenissent, ἐληλίθασιν
ἄρα … rem demonstrat, quam pridem sibi hereditas ue-
nisset, docet… an uero dubitamus,… quo denique ore,
quos numquam liberos putauit, libertinos homines soli-
tus sit appellare? O, 267 Optatum negotium sibi in sinum
delatum esse dicebat. Monumentum illa amplitudine,
illo opere quamuis sartum tectum integrumque esset,
tamen aliquid se inuenturum, in quo moliri praedarique
posset, δύναιτο ἄρα.
(119) En la misma obra, 268 Habonius, qui legem
nosset, qua in lege numerus tantum columnarum trade-
retur, παραδίδοιτο ἄρα, perpendiculi mentio fit nulla, et
qui non putaret, sibi expedire ita accipere, ne eodem
modo sibi tradendum esset; y también, 269 Quid erat,
quod rescinderet, cum suo quemque loco lapidem re-
poneret; e igualmente, 270 Quaerimus,… quid in extre-
mis Pamphyliae partibus fecerit, qualis in bello prae-
donum praedo ipse fuerit, qui in foro populi Romani pi-
rata nefarius reperiatur.

––––––––––
264
Cic., Or. L. 47.123
265
Cic., Or. L. 48.125
266
Cic., Or. L. 48.125
267
Cic., Or. L.50.131
268
Cic., Or. L. 51.134
269
Cic., Or. L.56.146
270
Cic., Or. L. 59.154

302
Libro XVIII

(120) En la misma obra, 271 Quod nemo quemquam


tam audacem, tam amentem, tam inpudentem fore arbi-
trabatur, qui tam nefariis criminibus, tam multis testi-
bus conuictus ora iudicum aspicere aut os suum populo
Romano ostendere auderet. Est idem Verres, qui fuit
semper, ut ad audendum proiectus, sic paratus ad au-
diendum…
(121) Nam si id fecisset, quod statuerat, ut non
adesset, minus aliquanto quam mihi opus esset, cognos-
ceretur, quid ego… elaborassem, uestra uero laus te-
nuis… esset, si condemnatus sit is, qui adesse noluerit,
et si fortes fueritis in eo, quem nemo sit ausus defen-
dere. En todos los ejemplos anteriores hay que sobreen-
tender alguna de las conjunciones griegas mencionadas
con subjuntivo. En la misma obra, 272 De inpudentia sin-
gulari... sunt qui mirentur; y también, 273 Iste unus
inuentus est, qui et a conplexu parentum abreptos filios
ad necem duceret et parentes pretium pro sepultura li-
berum posceret; y, 274 Si populus Romanus istius unius
supplicio contentus fuerit ac non sic statuerit, non istum
maius in se scelus concepisse… quam eos, qui istum …
sententia sua liberarint, ἐλευθέρωσαν ἄρα.
(122) He decidido ofrecer tantos ejemplos de un
solo libro de Cicerón para mostrar con cuánta frecuen-
cia utilizaron esta construcción los maestros latinos de
elocuencia, para lo cual imitaban especialmente a los

––––––––––
271
Cic., Or. L. 1.1 Sigs.
272
Cic., Or. L. 2.6.
273
Cic., Or. l. 3.7
274
Cic., Or. l. 4.9.

303
PRISCIANO, Sintaxis

áticos, cuyos usos también he considerado necesario re-


coger. 275
Platón en el I de Alcibiades, 276 Πρὸς πατρός τέ σοι
φίλους καὶ συγγενεῖς πλείστους εἶναι καί ἀρίστους, οἵ, εἴ
τι δέοι, ὑπηρετοῖεν ἄν σοι; en estos usos nosotros, como
hemos mostrado antes, utilizamos subjuntivos, sin que
precisemos la cοnjunción griega ἄν, pues traduciría-
mos: ex patre tibi amicos et cognatos plurimos esse et
optimos, qui, si quid opus sit, ministrent tibi. En la
misma obra, 277 Ὅρα δή: οὐ γάρ τοι εἴη ἂν θαυμαστόν, εἰ,
ὥσπερ μόγις ἠρξάμην, οὕτως καὶ μόγις παυσαίμην, uide
autem; non enim sit mirum, si, quomodo uix coepi, sic
uix desiero.
(123) Puede observarse también que, en ocasiones,
utilizan optativos sin la conjunción ἂν o ἄρα, como aquí
παυσαίμην, algo que en latín hacemos siempre para ex-
presar este sentido, es decir, el que corresponde a las
conjunciones griegas mencionadas, para lo cual usamos
subjuntivos sin más, mientras que ellos unen esas con-
junciones no sólo a optativos, sino también a indicati-
vos, como hemos mostrado antes, y como hace también
Platón en el siguiente ejemplo, 278 Ἐγὼ γάρ, ὦ
Ἀλκιβιάδη, εἰ μέν σε ἑώρων ἃ νῦν δὴ διῆλθον ἀγαπῶντα
καὶ οἰόμενον δεῖν ἐν τούτοις καταβιῶναι, πάλαι ἂν
––––––––––
275
Valla critica a Prisciano en varias ocasiones y, precisamente, en alguna
de ellas no es por su doctrina, sino por el latín que utiliza. Pues bien, una de
estas ocasiones sería en este pasaje. Defiende el humanista que “más latina
habría sido la expresión quam frequenter usi sint o quam frequentissime usos,
frente a lo usado por Prisciano: quam frequentissime hac constructione usi
sint (Valla, Eleg., edic. López Moreda, tomo I, p.125).
276
Pl., Alcib. I 1.
277
Pl., Alcib. I 2.
278
Pl., Alcib. I 2.

304
Libro XVIII

ἀπηλλάγμην τοῦ ἔρωτος. Aquí nosotros necesitaríamos


usar subjuntivo, diciendo dudum expeditus essem
amore. En la misma obra, 279 Νῦν δὲ ἐφῆκε; νῦν γὰρ ἄν
μου ἀκούσαις, nunc, inquit, nunc enim me audias, lo uti-
lizó con valor afirmativo.
(124) En el mismo autor, 280 Ἔι τίς σοι εἴποι θεῶν.
ὦ Αλκιβιάδη utilizó optativo para la suposición, si quis
tibi dicat deus; y también, 281 Νεωτέρῳ μὲν οὖν ὄντι σοι
καὶ πρὶν τοσαύτης ἐλπίδος γέμειν, ὡς ἐμοὶ δοκεῖ, οὐκ εἴα
ὁ θεὸς διαλέγεσθαι, ἵνα μὴ μάτην διαλεγοίμην. Advierte
que no sólo εἰ, sino también ἵνα y ὅπως se construyen
con optativo en ático, al igual que en latín tanto la con-
junción final ut como ne, cuando significan ἵνα μή, se
construyen con subjuntivo, que, como hemos dicho, es
similar al optativo: ut ne frustra disputarem; este mismo
autor en Gorgias, 282 Ὥστε εἴ μοί γε καὶ τὴν ἡμέραν ὅλην
ἐθέλοιτε διαλέγεσθαι, χαριεῖσθαι, si uelitis loqui.
(125) Homero, 283 Αἴ κέ μοι ὣς μεμαυῖα παρασταίης,
γλαυκῶπι. Αἴ 284 κέν μοι δώῃ Ζεὺς αἰγίοχος καὶ Ἀθήνη.
Con valor interrogativo utilizan optativo poniendo tam-
bién la conjunción ἄν; Platón en Ι de Alcibiades, 285
Πότερ᾿ἂν δέξαιό σοι εἶναι, ἀγαθὰ ἢ κακά. Εl que tam-
bién en latín se utilizan todos los tiempos del modo sub-
juntivo en optativo, lo demuestra tanto el uso como los

––––––––––
279
Pl., Alcib. I 2.
280
Pl., Alcib. I 2.
281
Pl., Alcib I. 2.
282
Pl., Gorg. XIII 32
283
Hom., Odis. XIII 389
284
Hom., Iliad. VIII 287.
285
Pl., Alcib. I 11

305
PRISCIANO, Sintaxis

escritores de Artes anteriores a Donato. Virgilio en el


libro VI, 286 Hac Troiana tenus fuerit Fortuna secuta.
(126) En este pasaje Virgilio puso como optativo en
la súplica de Eneas el verbo fuerit, que puede ser tanto
de pretérito perfecto como de futuro, aunque Donato 287
y algunos otros piensan que es sólo de subjuntivo,
puesto que todas las otras formas del optativo son co-
munes con el subjuntivo. Así pues, no es extraño que,
en la construcción ática antes mencionada, en la que
ellos utilizan optativos, también en latín se utiliza indi-
ferentemente este tiempo.
Además, con frecuencia, nuestros poetas, por razo-
nes métricas, utilizan indicativos en lugar de subjunti-
vos, como hace Horacio en el II de las Odas, 288 Me
truncus illapsus cerebro / Sustulerat, nisi Faunus ictum
/ Dextra leuasset; donde aparece sustulerat en lugar de
sustulisset por razones métricas.

CON QUÉ CASOS SE CONSTRUYEN LOS DISTINTOS


TIPOS O SIGNIFICADOS DE LOS VERBOS 289
(127) Así pues, puesto que ya hemos hablado de la
construcción de los modos del verbo, que se unen todos
con el mismo caso exigido por el tipo o el significado

––––––––––
286
Verg., Aeneid. VI 62.
287
Donat., Comment. Ad Aeneid. VI 62.
288
Hor., Carm. II 17, 27-29.
289
Si bien iremos marcando la correspondencia entre los pasajes de Apo-
lonio Díscolo y Prisciano cuando ésta se produzca, el apartado de Apolonio
dedicado a la construcción y la diátesis del verbo comprende los capítulos III
147-190 (pp.341-365).

306
Libro XVIII

del verbo, que es lo que los griegos denominan “diáte-


sis”, debemos tratar también sobre ésta con todo es-
mero. 290
Y así, hay que saber que, en latín, todos los verbos
activos, 291 a partir de los que se forman también pasi-
vos, y que pasan su acción a personas, se construyen
necesariamente con acusativo como oro te (“te su-
plico”), que tiene su correspondiente pasivo en oror a
te (“soy suplicado por ti”). Igualmente: accuso te, accu-
sor a te (“te acuso, soy acusado por ti”); curo te, curor
a te (“te cuido, soy cuidado por ti”); audio te, audior a
te (“te escucho, soy escuchado por ti”); patro te, patror
a te (“te consumo; soy consumida por ti”); impetro te,
impetror a te (“te alcanzo, soy alcanzado por ti”); temno
te, temnor a te (“te desprecio, soy despreciado por ti”);
neglego te, neglegor a te (“te descuido, soy descuidado
por ti”); despicio te, despicior a te (“te desdeño, soy
desdeñado por ti”); sentio te, sentior a te (“te siento, soy
sentido por ti”); impedio te, impedior a te (“te obstacu-
lizo, soy obstaculizado por ti”); inchoo te, inchoor a te
(“te empiezo, soy empezado por ti”); incipio te, incipior
a te (“te inicio, soy iniciado por ti”).

––––––––––
290
Vid. Introducción (I 5) acerca de la diátesis y transitividad del verbo.
Ya decíamos allí que la diátesis es un concepto griego, fundamental ya para
Apolonio Díscolo, y que se ha relacionado con los conceptos de transitividad
y de voz, ya que indica la disposición a la acción o a la pasión del verbo, y las
relaciones que esto implica con los demás componentes de la frase.
291
Cfr. en términos generales Apolonio, Sintaxis III 159 (p.347-8)

307
PRISCIANO, Sintaxis

(128) De manera similar, los neutros o deponentes


que significan acción con transición hacia algo se cons-
truyen con acusativo, 292 como facio domum, eo iter,
nauigo Pontum (“hago una casa, recorro el camino, na-
vego el Ponto”), o ardeo uxorem (“ardo por mi esposa”)
cuando significa amo (“amo”). Virgilio en Bucólicas, 293
Formosum pastor Corydon ardebat Alexin. Dedisco
illam rem (“olvido aquel asunto”): Lucano en el I, 294
Dedidicit iam pace ducem; sin embargo Cicerón utilizó
en pasiva el verbo simple en su tratado sobre la pretura
urbana, 295 Dum est, unde ius ciuile discatur; Terencio
en Los hermanos, 296 Nisi, dum hae silescunt turbae, in-
terea in angulum / Aliquo abeam atque edormiscam hoc
uilli, por hoc uillum, que es el diminutivo de uinum;
Virgilio en II de Eneida, 297 Pars stupet innuptae donum
exitiale Mineruae; Horacio en I de Odas, 298 Nec mulie-
briter / Expauit enses.

––––––––––
292
Los verbos neutros son aquellos que tienen forma activa pero construc-
ción normalmente intransitiva, ya que se elidiría el acusativo interno o nomen
cognatum que llena su significado (eo, nauigo, ardeo), sin embargo, en oca-
siones, normalmente por razones expresivas, sí aparece ese acusativo, como
vemos en los ejemplos usados por Prisciano (eo iter, nauigo pontum, ardeo
uxorem). Sobre estos verbos vid. nuestro trabajo: Los verbos neutros latinos
y la transitividad de la Antigüedad al Renacimiento. Análisis histórico-gra-
matical y lingüístico, Cáceres, 1994. En cuanto a los verbos deponentes, aun-
que su forma es pasiva, sin embargo, su significación es activa, de manera
que pueden aparecer con un acusativo, al igual que los activos o los neutros
antes mencionados.
293
Verg., Eclog. II 1.
294
Luc., Phars. I 131
295
Cic., Verr. II 45,115.
296
Ter., Adelph. 785-6.
297
Verg., Aeneid. II 31
298
Hor., Carm. I 37,22-23

308
Libro XVIII

(129) De manera similar, decimos doleo pedem, fe-


rueo pectus, ambulo spatium (“me duele el pie, me
hierve el pecho, recorro la distancia”); 299 así también
los deponentes transitivos que significan acción: sequor
hominem, loquor fabulam, expiscor socium, experior
rem, arbitror iustitiam, reor ueritatem, suspicor inimi-
cum (“sigo al hombre, cuento una fábula, busco un
aliado, pruebo un asunto, contemplo la justicia, creo la
verdad, sospecho del enemigo”).
Hay también algunos verbos, tanto deponentes
como activos, que se construyen con acusativo y con
dativo. Son los adquisitivos, de los cuales hablaremos
posteriormente, 300 como do tibi aurum, dono illi
seruum (“te doy oro, le dono un esclavo”). Sin em-
bargo, a la manera ática, también se dice dono illum
seruo (“le obsequio con un esclavo”).
(130) Virgilio en el V, 301 Sergestum Aeneas pro-
misso munere donat. Igualmente praebeo, praesto, ex-
hibeo, mando, polliceor, muneror, indico, exprobro tibi
illam rem (“te proporciono, garantizo, muestro, mando,
prometo, regalo, señalo, repruebo aquel asunto”); igual-
mente decimos praepono tibi illum, praefero y praefi-
cio (“le antepongo a ti, le prefiero, le pongo por delante
de ti”).

––––––––––
299
Los verbos neutros que ha mencionado en estos pasajes Prisciano cons-
truidos con acusativo (eo, nauigo, ardeo, doleo, ferueo, ambulo) son verbos
que, por su significado, podríamos clasificar como verbos de movimiento o
de sentimiento. Su construcción es normalmente intransitiva, excepto cuando
se expresa mediante acusativo el camino recorrido o la causa del sentimiento
(que se identificaría así con el propio sentimiento).
300
En 131; 139 y 145.
301
Verg., Aeneid. V 282

309
PRISCIANO, Sintaxis

Hay unos pocos verbos que, en voz activa, de ma-


nera transitiva se construyen sólo con dativo, como no-
ceo tibi, inuideo, maledico, benedico, praeniteo (“te
perjudico, envidio, maldigo, bendigo, aventajo”); 302
Horacio en el I de las Odas, 303 Cur tibi iunior / Laesa
praeniteat fide. Dissideo tibi (“disiento de ti”). Horacio
en II de Odas, 304 Redditum Cyri solio Phraatem / Dis-
sidens plebi numero beatorum / Eximit uirtus.
(131) Sin embargo, si alguien examina estos ejem-
plos con atención, advertirá que deben situarse entre ad-
quisitivos y equiparadores: noceo tibi (“te perjudico”)
equivale a nocens tibi fio (“me vuelvo perjudicial para
ti”); inuideo tibi (“te miro mal”), como non uidens tibi
fio (“me vuelvo envidioso para ti”), es decir non ferens
te bene agentem uidere (“que no soporto ver que te vaya
bien”); maledico tibi (“te maldigo”) o contra te dico
male (“hablo mal de ti”).
Encontramos con todo unos pocos que, aunque su
acción pasa a otra persona, no tienen sin embargo pa-
siva, como facio (“hago”) y los que se componen de
este verbo y un indefinido, como calefacio, tepefacio,
obstupefacio (“caliento, templo, lleno de estupor”).
Como equivalente de sus pasivos, encontramos fio (“me
vuelvo”) que forma parte igualmente de compuestos,
como calefio, tepefio, obstupefio (“me caliento, me
templo, me paralizo”) y otros similares. Ahora bien,

––––––––––
302
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 177 (p. 358), donde destaca dentro de este
grupo los verbos que indican beneficio.
303
Hor., Carm. I 33,3-4.
304
Hor., Carm. II 2,17-19

310
Libro XVIII

compuesto con preposiciones, facio tiene pasiva en mu-


chas ocasiones, como en perficio, perficior; afficio affi-
cior; inficio inficior; efficio, efficior (“realizo, soy rea-
lizado; afecto, soy afectado; impregno, soy impreg-
nado; produzco, soy producido” y otros similares.
(132) 305 También aquellos verbos que tienen forma
activa, pero cuya acción pasa a seres que no pueden ha-
blar, no pueden naturalmente tener transformación pa-
siva en primera y segunda persona, puesto que ellos no
podrían decir qué están padeciendo, que es lo propio de
una primera persona en pasiva, ni tampoco les podemos
hablar como corresponde a las segundas personas,
puesto que carecen de entendimiento. En cambio, sí tie-
nen tercera persona, puesto que la primera y la segunda
sí pueden hablar sobre ella perfectamente, como en la-
boratur uestis (“se confecciona un vestido”). De ahí
Virgilio, en el I de Eneida, 306 Arte laboratae uestes. Po-
tatur fluuius (“se bebe agua”), Juvenal en el IV, 307 Epo-
taque flumina Medo / Prandente. Igualmente decimos
cenatur piscis, prandetur holus, decurritur spatium (“se
cena un pescado, se come una verdura, se recorre un es-
pacio”), de donde Terencio en Los hermanos, 308 De-
curso iam spatio.

––––––––––
305
Apolonio Díscolo trata sobre estos verbos que se construyen con objeto
inanimado en III 152-3 (pp. 343-4), incluyendo en ese pasaje fundamental-
mente verbos de movimiento o relacionados con la comida.
306
Verg., Aeneid. I 639
307
Juv., Sat. IV 10,177-8
308
Ter., Adelph.860.

311
PRISCIANO, Sintaxis

SOBRE LOS PASIVOS


(133) Los pasivos, de forma transitiva, se constru-
yen con ablativo o con dativo, como en doceor a te y
tibi; uideor ab illo e illi (“soy enseñado por ti, soy visto
por él”). 309 Lo mismo podemos decir de aquellos neu-
tros o deponentes que tienen sentido pasivo, como ua-
pulo a te, tibi exulo, nascor, patior (“soy golpeado por
ti, soy desterrado, nazco, padezco”).
También pueden construirse con un acusativo aque-
llos en los que la pasividad se produce por medio de
objetos distintos, como doceor a te literas, pascor car-
nem, uituperor insipientiam (“soy instruido por ti en le-
tras, soy alimentado de carne, soy criticado de impru-
dencia”). 310 Virgilio en Eneida IV, 311 Testor, cara, deos
et te, germana, tuumque / Dulce caput, magicas inuitam
accingier artes. E igualmente docenur, pascimur, uitu-
peramur y accingimur (“somos enseñados, alimenta-
dos, criticados y armados”) con distintos complemen-
tos. 312 En cuanto a nasci y exulare se refieren a un único
complemento, el del nacimiento y el del exilio.

––––––––––
309
Lógicamente, si los pasivos son la variante de los activos desde el punto
de vista de la acción, ya que el sujeto pasivo recibe la acción procedente de
un agente, la construcción será nuevamente transitiva para Prisciano, ya que
aparecen dos personas: el agente (dativo o ablativo) y el paciente (nomina-
tivo).
310
Hemos usado una traducción aproximada, si bien esa construcción de
la pasiva con un objeto no es admitida en español, frente al inglés (I am given
a present by you).
311
Verg., Aeneid. IV 492-3
312
Criticará Lorenzo Valla a Prisciano en este pasaje porque, en su opi-
nión, no explica nuestro gramático cómo pueden significar lo mismo el verbo
neutro pasco y el deponente pascor. Para Valla, pascor equivale a comedo y
uoro, y rige acusativo, mientras que pasco va sin acusativo (Eleg. p.482).

312
Libro XVIII

SOBRE LOS COMUNES 313


(134) Un verbo común, cuando significa acción,
tiene la construcción de un verbo activo, y cuando sig-
nifica pasión la de los pasivos, como criminor te y cri-
minor a te, ueneror te y ueneror a te (“te acuso y soy
acusado por ti, te venero y soy venerado por ti”).

SOBRE LOS ABSOLUTOS 314


(135) Los verbos absolutos, ya tengan terminación
activa o pasiva, forman una construcción completa con
el nominativo, como Plato uiuit, Aristoteles deambulat,
Socrates philosophatur; ego esurio, tu dormis, ille uolat
(“Platón vive, Aristóteles pasea, Sócrates filosofa, yo
paso hambre, tú duermes, él vuela”).
Por su parte los reflexivos o autopasivos, llamados
por los griegos ἰδιοπαθῆ, pueden construirse de forma
absoluta como vemos en rubeo, horreo, tepeo, ferueo
(“enrojezco, tiemblo, siento calor, ardo”) y pueden
unirse también con ablativos, como en rubeo pudore,
horreo frigore, tepeo austro, ferueo aestate (“enrojezco
por el pudor, tiemblo por el frío, siento calor por el aus-
tro, ardo en verano”). Pero no sólo con éstos, sino con
todos los verbos puede unirse un ablativo, cuando me-
diante él expresamos la causa de la acción o de la pa-
sión, lo cual puede darse con todo tipo de verbos, como
Plato uiuit anima (“Platón vive por su espíritu”), es de-
cir per animam (“mediante su espíritu”); Aristoteles

––––––––––
313
Son aquellos verbos que pueden tener significación activa o pasiva,
aunque su forma es pasiva.
314
Apolonio trata este tipo de construcciones en III 149-155 (pp. 342-346).

313
PRISCIANO, Sintaxis

deambulat pedibus (“Aristóteles camina con los pies”),


es decir per pedes (“mediante los pies”); Socrates phi-
losophatur sapientia (“Sócrates filosofa con sabidu-
ría”), es decir per sapientiam (“mediante su sabiduría”);
igualmente horreo frigore (“tiemblo de frío”) es decir
per frigus (“por el frío”). 315
(136) No es extraño que los absolutos puedan cons-
truirse con casos oblicuos, cuando también podemos
encontrar transitivos que aparecen de manera absoluta,
sobre todo en aquellas ocasiones en que, por su signifi-
cado, indican un sentimiento, como en hic amat, ille lu-
get, iste ridet (“éste ama, él sufre, ése ríe”). Por ejemplo
Virgilio muestra pasividades anímicas de este tipo,
como en el libro VI, 316 Hinc metuunt cupiuntque, dolent
gaudentque; y también aquí 317 Lugentes campi; en el
V, 318 Risit pater optimus; Terencio en Los Herma-
nos, 319 Amat: dabitur a me argentum, dum erit commo-
dum.

––––––––––
315
Esta apreciación de que el ablativo es un caso que puede construirse
con cualquier verbo supone el que Prisciano está distinguiendo entre los casos
aquéllos que son requeridos necesariamente por el significado del verbo
(principalmente el acusativo), y aquellos otros que, como en este ejemplo el
ablativo, o en otros el dativo, aportan una referencia accesoria o accidental
que, por lo tanto, puede aparecer con cualquier verbo. Estamos en los oríge-
nes de una clasificación casual que, retomada por gramáticos de las causas en
el Renacimiento, llegará hasta la gramática estructural en el XX, o a la gra-
mática generativa, dependencial o funcional en la actualidad (de ahí la distin-
ción entre casos sintácticos y semánticos, actantes y circunstantes, etc.).
316
Verg., Aeneid. VI 733
317
Verg., Aeneid. VI 441.
318
Verg., Aeneid. V 358
319
Ter., Adelph. 118.

314
Libro XVIII

(137) Estos mismos pueden construirse de forma


transitiva con otros casos: amo clementiam, lugeo mise-
riam, rideo stultitiam (“amo la clemencia, lamento la
miseria, me divierte la estupidez”). Los que no requie-
ren casos oblicuos no tienen pasiva, como spiro, uiuo,
nauigo, proficiscor (“respiro, vivo, navego, marcho”),
aunque también éstos, de forma figurada, como hemos
mostrado anteriormente, se construyen con casos obli-
cuos, como securam uiuit uitam (“vive una vida se-
gura”); spirat y expirat animam (“respira y exhala el
alma”); nauigo mare y nauigatur mare (“navego el mar
y el mar es navegado”) y otros similares. En cambio, los
que requieren algún caso y se construyen de forma tran-
sitiva, de manera que una acción pase a otra persona, sí
tienen pasiva, como ferio Tryphonem (“hiero a Tri-
fón”). Si interpretamos esta acción desde el punto de
vista del que la recibe, se forma el verbo pasivo: ferior
a te; uulnero hostem, uulneror ab hoste (”soy herido
por ti; lastimo a un enemigo, soy lastimado por un
enemigo”). 320
(138) Se excluyen unos pocos que, como hemos in-
dicado, aunque sean activos y se construyan de forma

––––––––––
320
Son éstos los pasajes fundamentales en los que Prisciano, siguiendo a
Apolonio, está explicando la construcción de la frase partiendo del signifi-
cado del verbo y de las necesidades de construcción que ese significado con-
lleva. En resumen, para él, cuando un verbo necesita expresar el paso de su
acción a otra persona, tendríamos un verbo transitivo, que puede construirse
también en pasiva. Pero, cuando por su significado, no necesita ese comple-
mento (pues iría implícito en el propio significado verbal), la construcción es
intransitiva o absoluta y, en principio, no admite construcción pasiva, a no ser
que ese verbo absoluto aparezca con un acusativo figurado o expresivo (uiuo
uitam), o bien aparezca en pasiva porque se expresa ese nomen cognatum o
se sobreentiende en la llamada pasiva impersonal (uita uiuitur, uiuitur).

315
PRISCIANO, Sintaxis

transitiva hacia otra persona, sin embargo no tienen pa-


siva, porque falta este uso, como noceo tibi, facio te
doctum (“te perjudico, te hago sabio”). Pero es que este
verbo, en lugar de pasiva, tiene otro verbo correspon-
diente de forma igualmente activa, pero de significado
pasivo: fio (“convertirse”). E igualmente noceo, male-
dico, benedico, inuideo (“daño, maldigo, bendigo, en-
vidio”), aunque Horacio en su Arte poética, sí utilizó su
pasiva con maestría: 321 Ego cur, adquirere pauca / Si
possum, inuideor? Y él mismo unió también este verbo
con acusativo además de con dativo en el I de las Epís-
tolas, 322 Inuidet usum / Lignorum et pecoris tibi calo
argutus et horti.
(139) Sin embargo estos verbos, a imitación del
griego, se construyen con dativo. Pues ellos dicen
λυμαίνομαί σοι y λοιδορῶ σοι; Heródoto en el I, 323
λυμαινομένη τῷ νεκρῷ.
En cambio todos los demás, con la excepción de los
adquisitivos, los que comparan, indican superioridad o
dependencia, expresan una acción que pasa del nomi-
nativo a otras personas de forma transitiva y, como he-
mos dicho, se construyen con acusativos, puesto que
precisan de la existencia de dos personas tanto la del
agente como la del paciente. Así: doceo te, doceor a te
(“te enseño, soy enseñado por ti”). Pues el que recibe la
acción y por lo tanto es paciente, pasa de construirse en
acusativo, que es el que le correspondía, cuando el
verbo iba en activa, a ir en nominativo en la pasiva, por
––––––––––
321
Hor., Ars. 55-56.
322
Hor., Epp. I 14, 41-42.
323
Herod., Hist. I 214.

316
Libro XVIII

ser el que recibe la acción intrínseca del verbo, aunque


no siempre aparezca expresado. En cambio el agente
pasa de nominativo a ablativo, como en erudio te, eru-
dior a te; tango te, tangor a te (“te enseño, soy enseñado
por ti; te toco, soy tocado por ti”). Y así los comunes
tienen ambos tipos de construcción.
(140) 324 La acción de los verbos, en unos casos,
afecta al cuerpo, en otros al espíritu, en otros a ambos,
y en otros a circunstancias externas. Así, al cuerpo: lauo
te, tondeo, uulnero, sordido (“te lavo, te afeito, te hiero,
te ensucio”); al espíritu: erudio, doceo, instituo, moneo,
consulo, suadeo (“enseño, instruyo, instituyo, advierto,
aconsejo, persuado”); a ambos: laedo, offendo, moueo,
noceo, maledico, benedico, prouideo (“perjudico,
ofendo, muevo, daño, maldigo, bendigo, preveo”); a
circunstancias externas: dito, impero, subigo, domo
(“me enriquezco, ordeno, someto, domo”). Hay otros
comunes a todos los mencionados con anterioridad,
como facio te doctum, formosum o felicem (“te hago
docto, hermoso, feliz”). Encontramos también algunos
que, a pesar de tener forma y construcción activa, sin
embargo tienen significado pasivo, y por el contrario
pasivos con significado activo, como timeo te y timeor
a te; metuo te y metuor a te (“te temo y soy temido por

––––––––––
324
Comienza aquí una larga serie de capítulos en los que Prisciano va
agrupando los verbos por su significado y exponiendo su construcción. En
Apolonio encontramos una serie semejante (III 158-190), si bien no se esta-
blecen los mismos grupos. En este caso, el capítulo que Apolonio dedica a
distinguir entre verbos que indican una acción física, psíquica… es III 160
(p.348-9).

317
PRISCIANO, Sintaxis

ti; me inquieto por ti y tú estás inquieto por mí”); Lu-


cano en el V, 325 Dum metuar semper terraque expecter
ab omni.
(141) Hay también otros que indican alabanza o crí-
tica como cano, praedico, laudo, celebro, amplifico,
uitupero, culpo, reprehendo, incuso, accuso, insimulo,
succenseo (“canto, proclamo, alabo, celebro, amplifico,
critico, culpo, reprendo, acuso, inculpo, reprocho, me
enciendo”); otros se refieren a profesiones, como philo-
sophor, poetor, architector, modulor, medicor (“filo-
sofo, poetizo, construyo, entono, cuido”) y también me-
dico (“curo”) y medeor (“me ocupo”). (Virgilio en II de
Geórgicas, 326 Et senibus medicantur anhelis; y en I de
Geórgicas, 327 Semina uidi equidem multos medicare se-
rentes) 328.
(142) Otros tratan sobre engaños, como fallo, deci-
pio, eludo, induco, illicio, pellicio (“engaño, burlo,
eludo, induzco, tiento, engatuso”); otros indican adqui-
sición, superación, sometimiento o equiparación, 329 y
se construyen con dativo, sea cual sea el tipo o la clase
de verbo a la que pertenezcan, como laboro tibi, uigilo,
propugno, largior, dono, muneror, indulgeo, praesto,
praebeo, exhibeo, do, annuo, consentio, assentior, me-

––––––––––
325
Luc., Phars. V 671
326
Verg., Georg. II 135.
327
Verg., Georg. I 193.
328
Estos ejemplos aparecen entre paréntesis en la edición de Keil, ya
que se repiten al final del capítulo siguiente, de manera que pueden tratarse
de una interpolación.
329
También Apolonio (III 174-5, pp.356-7) habla de verbos que indican
dominio o sometimiento, si bien en griego estos verbos se construyen con
genitivo, en vez de con dativo.

318
Libro XVIII

deor tibi (“me esfuerzo por ti, vigilo, lucho, soy gene-
roso, doy, regalo, me entrego, me presto, muestro, doy,
acepto, consiento, asiento, cuido de ti”), medicor tibi, es
decir “consigo salud para ti”. Sin embargo, se dice tam-
bién medico, que conserva la construcción de los acti-
vos. Virgilio en II de Geórgicas, 330 Et senibus medican-
tur anhelis; y en el I, 331 Semina uidi equidem multos
medicare serentes.
(143) Terencio en Andria, 332 Eius labore atque eius
dolore nato ut medicarer tuo; también con acusativo en
Formión, 333 Quam scitum est eiusmodi parare in animo
cupiditates,/ Quas, cum res aduorsae sient, paulo me-
deri possis.
Moderor tibi y te (“te modero”): Salustio en La con-
juración de Catilina, 334 Fortuna, cuius libido gentibus
moderatur, aquí se sobreentiende cualquier objeto que
sirva para felicidad o miseria de alguien; Lucano en el
X, 335 Sideribus quaecumque fugam moderantur
Olympi, moderantur equivale a regunt (“rigen”).
(144) Maledico tibi (“hablo mal de ti”), Cicerón pro
Deiotaro, 336 Eius enim nomine, optimi uiri nec tibi ig-
noti, maledicebat tibi. Benedico tibi, parco, tempero
(“hablo bien de ti, soy parco, modero”), Virgilio en I de
Geórgicas, 337 Iam sibi tum a curuis male temperat unda

––––––––––
330
Verg., Georg. II 135.
331
Verg., Georg. I 193.
332
Ter., Andr. 831.
333
Ter., Phorm. 821-2.
334
Sall., Catil. LI 25
335
Luc., Phars. X 199
336
Cic., Deiot. XII 33
337
Verg., Georg. I 360.

319
PRISCIANO, Sintaxis

carinis, cuando equivale a parco. Los hay que indican


dominación o subordinación, como impero tibi
(“mando sobre ti”). Virgilio en I de Geórgicas, 338 Exer-
cetque frequens tellurem atque imperat aruis.
(145) Regno tibi, dominor tibi, praecipio tibi, sua-
deo tibi, prouideo tibi, prospicio tibi, consulo tibi (“te
rijo, te domino, te ordeno, te persuadeo, velo por ti, miro
por ti, cuido de ti”). Pues consulo te es interrogativo y
en ese caso tiene pasiva, al igual que tempero.
De estos algunos también pueden ser adquisitivos.
Indican subordinación seruio tibi, oboedio, pareo, mi-
nistro, misceo tibi, famulor (“te sirvo, obedezco, me so-
meto, me entrego, me uno, estoy a tu servicio·). Son
equiparativos luctor tibi, sermocinor, certo, loquor, al-
tercor, inuideo tibi (“lucho, converso, combato, hablo,
peleo, te envidio”), pues muchas veces se refiere a se-
mejantes a los que les va bien, como vemos en
Hesíodo, 339 Καὶ κτωχὸς πτωχῷ φθονέει καὶ τέκτονι
τέκτων.
(146) Los verbos desiderativos e inquisitivos se
construyen con acusativo: quaero te (“te busco”), e
igualmente inuenio, reperio, expecto, desidero, oppe-
rior, scrutor, sequor y sector, praestolor te y tibi (“en-
cuentro, descubro, espero, deseo, atiendo, busco, sigo,
persigo, aguardo”), pero este último, cuando se cons-

––––––––––
338
Verg., Georg. I 99.
339
Hes., Opp. et dier. 25 sigs.

320
Libro XVIII

truye con dativo, tiene más bien significado de adquisi-


ción. Terencio en Eunuco, 340 Quem praestolare, Par-
meno?; Cicerón en el I de las Invectivas, 341 Qui tibi ad
forum Aurelium praestolarentur. Y los que indican po-
sesión, es decir ἐπικράτεια: habeo, possideo, teneo, con-
tineo, sustineo, seruo, custodio, tueor, tutor, defendo,
prohibeo, arceo, impedio, implico, soluo, uinco, su-
pero, domito, subicio, deicio (“tengo, poseo, domino,
contengo, sostengo, conservo, guardo, cuido, protejo,
defiendo, aparto, alejo, impido, enredo, libero, venzo,
supero, domo, someto, echo”).
(147) También los que indican respeto: colo te, ho-
noro, adoro, erubeo, adulor te y tibi (“te cuido, honro,
adoro, enrojezco, te adulo”). Y los que indican sospecha
u opinión: suspicor, opinor, arbitror, existimo, reor
(“sospecho, opino, pienso, creo, estimo”), que se cons-
truyen fundamentalmente con el infinitivo del verbo
sustantivo y un acusativo, como en suspicor inimicum
esse, opinor amicum esse, arbitror alacriter profutu-
rum esse (“sospecho que es enemigo, opino que es
amigo, pienso que va a actuar con ardor”). Pero se cons-
truyen también con otros infinitivos: opinor me inte-
llegere e intellexisse Vergilium, existimo recte legere y
legisse Ciceronem y otros similares (“opino que yo en-
tiendo, y he entendido a Virgilio, creo leer y haber leído
correctamente a Cicerón”).
(148) 342 También los que indican voluntad se cons-
truyen con acusativo e infinitivo de otro verbo: uolo te
––––––––––
340
Ter., Eunuch.975.
341
Cic., In Cat. Or. I 9,24.
342
Apolonio, Sintaxis III 163-4 (pp. 350-1).

321
PRISCIANO, Sintaxis

currere (“quiero que tú corras”); igualmente studeo,


propero, cupio, affecto, festino (“me esfuerzo, apresuro,
deseo, aspiro, acelero”), a no ser que el infinitivo sea de
un verbo que debe unirse a otro caso, pues entonces,
necesariamente, el infinitivo conserva también la cons-
trucción de su verbo, como en misereor tui, misereri tui
uolo; noceo tibi, nocere tibi cupio; dignor te laude, dig-
nari te laude cupio; mereor laudem, mereri laudem af-
fecto (“me apiado de ti, quiero apiadarme de ti; te per-
judico, deseo perjudicarte; te considero digno de ala-
banza, deseo que seas digno de alabanza; merezco ala-
banzas, aspiro a merecer alabanzas”). Pero si los verbos
antes mencionados se unen con absolutos, entonces se
construyen con acusativo, como en desidero uiuere fi-
lium, studeo te currere, propero me deambulare (“de-
seo que tu hijo viva, intento que corras, me apresuro a
pasear”).
(149) 343 De manera similar los interrogativos: inte-
rrogo te, rogo, stipulor (“te pregunto, te ruego, pido una
estipulación”). Juvenal en el III, 344 Quantum uis stipu-
lare, et protinus accipe, quid do,/ Ut totiens illum pater
audiat. Sin embargo, con muchísima frecuencia, deci-
mos stipulor abs te por interrogo te (“te pregunto”),
como también quaero abs te (“inquiero de ti”). Cicerón
en el II de sus Invectivas, 345 Quaesiui a Catilina, noc-
turno conuentu apud M. Laecam fuisset necne, por in-
terrogaui Catilinam (“pregunté a Catilina”). Lo encon-
tramos también con una construcción similar en la
––––––––––
343
Apolonio, Sintaxis III 165 (p.351).
344
Juv., Sat. III 7.165-6.
345
Cic., Catil. Orat. II.6.12.

322
Libro XVIII

transformación pasiva: stipulor a te por interrogor abs


te (“soy preguntado por ti”). Suetonio en el libro IV De
los Pretores lo utilizó con valor pasivo, 346 Minor uiginti
quinque annorum stipulari non potest.
Consulo, cuando es interrogativo, como hemos afir-
mado, se une lógicamente con acusativo, pero cuando
es adquisitivo, con dativo.
(150) Los verbos de lamento se construyen también
con acusativo, como lugeo te, ploro, lacrimo, plango,
queror te, o tibi (“estoy triste, lamento, lloro, deploro,
me quejo a ti”, con el valor de apud te (“ante ti”). Vir-
gilio en Bucólicas, 347 Dum queror et diuos, quamquam
nil testibus illis / Profeci; Juvenal en I, 348 Nec quereris
patri nec terram cuspide quassas? Donde se sobreen-
tiende Romanos quereris apud patrem.
(151) También los verbos de llamada: uoco te, im-
ploro, clamo, nomino, nuncupo, inuoco, accerso (“te
llamo, imploro, grito, nombro, designo, invoco, te hago
venir”).
Hay que destacar que, aquellos que no significan ac-
ción, sino más bien reflexividad, 349 sin embargo, puesto
que son de voz activa, se construyen con acusativo,
como trepido, horreo, formido, uito, fugio, recuso, ex-
cuso (“tiemblo, me erizo, temo, evito, huyo, me niego,
me disculpo”). E igualmente metuo y timeo (“me asusto
y temo”). En el caso de estos verbos, cuando aparecen
en pasiva, significan acción y, por el contrario, cuando

––––––––––
346
Suet., Praet. IV. Frag. t. III
347
Verg., Eclog. VIII 19-20
348
Juv., Sat. I 2.130
349
Cfr. Apolonio Díscolo, Sintaxis III 166 (p.352)

323
PRISCIANO, Sintaxis

aparecen en activa, significan más bien pasividad, como


timeor: timorem facio (“soy temido: causo temor”); ti-
meo (“temo”) en cambio timorem patior (“padezco te-
mor”). Lucano en el V, 350 Dum metuar semper terraque
expecter ab omni; y en el I, 351 Fecunda uirorum / Pau-
pertas fugitur, en lugar de fugam facit (“provoca una
fuga”), es decir fugat (“pone en fuga”). Y lo mismo ocu-
rre también con otros verbos similares.
(152) 352 Los verbos de exhortación también se cons-
truyen con acusativo: excito, incito, hortor, moneo,
agito, stimulo (“excito, incito, animo, advierto, muevo,
estimulo”); igualmente, los de súplica, también con acu-
sativo: oro, obsecro, obtestor, quaeso, litor, precor,
supplico (“ruego, pido, conjuro, busco, sacrifico, im-
preco, suplico”). Pero éste no sólo se construye con acu-
sativo, sino también con dativo. Así Terencio en An-
dria, 353 Huic supplicabo. Es, pues, más subjetivo que
todos los demás de la misma especie. Es muy variada la
construcción con acusativo: iuro, castigo, doceo, illido,
calefacio, frigefacio (“juro, reprendo, enseño, burlo, ca-
liento, enfrío”).
(153) 354 Los relacionados con los sentidos, en
griego, se construyen con genitivo, por indicar también
cierta pasividad en la propia acción –ἀκούω σοῦ,
ἅπτομαί σου, ὀσφραίνομαι, γεύομαι τοῦδε, αἰσθάνομαι–,
con la excepción de uideo (“veo”) y otros similares, que

––––––––––
350
Luc., Phars. V 671
351
Luc., Phars. I 165-6.
352
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 167 (p.353).
353
Ter., Andr. 312.
354
Cfr. Apolonio, Sintaxis III 169-171 (pp.154-5).

324
Libro XVIII

indican más acción que los de los demás sentidos. No-


sotros en cambio los unimos con acusativo, de manera
que también tienen transformación pasiva a partir de la
activa, como audio te y audior a te; tango te y tangor a
te; gusto y gustor; sentio y sentior (“te oigo, soy oído
por ti; te toco, soy tocado por ti; gusto, soy gustado; per-
cibo, soy percibido”). Y de manera similar casi todos
los activos: impetro illam rem (“consigo aquel objeto”),
porque también impetror (“soy conseguido”); patro y
patror (“realizo y soy realizado”); curo y curor (“cuido
y soy cuidado”); impedio e impedior (“obstaculizo y
soy obstaculizado”); neglego y neglegor (“descuido y
soy descuidado”).
Los de separación o alejamiento se construyen con
acusativo y ablativo, como en auerto illum hac re y ab
hac re (“le alejo de aquel asunto”).
(154) Igualmente pello, amoueo, torqueo, separo,
dirimo, educo (“expulso, alejo, atormento, separo,
echo, hago salir”) y otros simejantes. Virgilio en I de
Eneida, 355 Nec posse Italia Teucrorum auertere regem;
Cicerón en el libro V de sus Filípicas, 356 Ab urbe M.
Antonii impetus in Galliam auertere; y en el III de sus
Invectivas, 357 Quis tam auersus a uero?
Y no es extraño que los verbos relacionados con los
sentidos, aunque encierran algo de pasividad, se cons-
truyan con acusativo, pues también otros muchos, que
son activos y neutros, a pesar de que en la propia acción
que indican suponen que se padece algo, se construyen
––––––––––
355
Verg., Aeneid. I 38.
356
Cic., Philip. V 11.28.
357
Cic., Cat. Or. III 9, 21

325
PRISCIANO, Sintaxis

también con acusativo, como amo, desidero, o ardeo


(“amo, deseo, ardo”). Virgilio en las Églogas, 358 For-
mosum pastor Corydon ardebat Alexin.
(155) Los neutros y deponentes, como hemos afir-
mado con anterioridad, si significan acción y expresan
transitividad de una persona a otra, se construyen con
acusativo, como facio te doctum, sequor hominem, mi-
ror, aspernor, suspicor, contemplor, conspicor (“te
hago docto, sigo a un hombre, le admiro, desprecio, sos-
pecho, contemplo, observo”), de manera que no es iló-
gico que los autores más antiguos también los usaran
con valor pasivo, como hemos mostrado cuando hemos
tratado sobre el verbo de manera más extensa.
Pero si éstos mismos (es decir los neutros y depo-
nentes) significan pasión, mantienen la construcción de
los pasivos, es decir, se unen con ablativo y dativo,
como fio a te doctus, uapulo ab illo, exulo, nascor, pa-
tior (“soy educado por ti, soy golpeado por él, deste-
rrado, nazco, sufro”).
(156) Con los mismos casos con los que se cons-
truye un verbo en indicativo, se construye también toda

––––––––––
358
Verg., Eclog. II 1. Este ejemplo concreto de Virgilio será analizado una
y otra vez en las gramáticas renacentistas, si bien habrá diferencias entre los
autores, pues mientras que, por ejemplo, Linacro en el libro II de su De emen-
data structura, lo considera una enálage, al cambiar el uso de un verbo abso-
luto y utilizarlo como transitivo, el Brocense, incluyendo este ejemplo en la
utilización sistemática y racional de la sintaxis, dirá que todos los verbos lle-
van siempre un acusativo, que puede expresarse normalmente o no, en fun-
ción de las necesidades explicativas. En el caso de ardeo, ese acusativo se
identifica con el propio sentimiento, ardorem, y por lo tanto no suele expre-
sarse, a no ser que, por motivos estilísticos se identifique el sentimiento con
la causa del sentimiento, que es lo que ocurre en ardebat Alexin (cfr. Sánchez
Salor 2002: 387).

326
Libro XVIII

la conjugación de este verbo, incluyendo participios y


supinos. Así: amo illum, amans illum, amandi illum
causa curro, amando illum uigilo, amandum est illos,
amatum eo illum (“le amo, amándole, corro porque le
amo, vigilo amándole, hay que amarles, voy a amarle”).
Pues el que termina en –u se construye más bien con
nominativo. Virgilio en III, 359 Nec dictu facilis nec uisu
effabilis ulli.
No debe extrañar que todos los verbos activos sean
del tipo que sean, que signifiquen acción con una transi-
ción, se construyen en latín con acusativo, pues igual-
mente en ático, tanto en estos verbos como en otros mu-
chos mantienen también la misma construcción.
(157) 360 Por ello hemos considerado necesario reco-
ger numerosos y variados ejemplos de todas las partes
de la oración en autores de estas dos lenguas, pues po-
drán disfrutar y utilizar estos ejemplos con seguridad
quienes se esfuerzan por destacar en el conocimiento de
ambas.
En latín curo illam rem (“me ocupo de ese asunto”),
como vemos en Virgilio en I de Geórgicas, 361 Inuidet
atque hominum queritur curare triumphos; Jenofonte
en el I de sus Memorables,362 Ἀλλὰ καὶ τοὺς
φροντίζοντας τὰ τοιαῦτα μωραίνοντας ἐπεδείκνυεν; y en

––––––––––
359
Verg., Aneid. III 621
360
Desde aquí y hasta el final, encontramos una larga serie de ejemplos y
construcciones en griego y latín, comparando o diferenciando usos en estas
dos lenguas. Esta parte no se corresponde con ningún apartado en concreto
de la Sintaxis de Apolonio Díscolo, y responde al interés de Prisciano por
comparar construcciones y usos de ambas lenguas.
361
Verg., Georg. I 504
362
Jenof., Memor. I 1, 11.

327
PRISCIANO, Sintaxis

la misma obra, 363 Ταύτην γὰρ τὴν ἕξιν ὑγιεινήν τε ἱκανῶς


εἶναι καὶ τὴν τῆς ψυχῆς ἐπιμέλειαν οὐκ ἐμποδίζειν ἔφη;
Lucano en el IV, 364 Quo tempore primas / Impedit ad
noctem iam lux extrema tenebras.
(158) En latín decimos sentio illam rem (“percibo
ese objeto”), con una construcción similar a la griega.
Virgilio en el X, 365 Hoc patris Anchisae manes, hoc
sentit Iulus; Isócrates en sus exhortaciones, 366 Ὅυτω
γὰρ τὴν ἐκείνων τε διάνοιαν αἰσθήσει καὶ σαυτὸν οὐ
καταφανῆ ποιήσεις.
(159) En latín audio illum (“le escucho”); y así tam-
bién en griego. Virgilio en el XII, 367 Audiat haec geni-
tor, qui foedera fulmine sancit; Demóstenes en sus Fi-
lípicas, 368 Ὅταν δὲ πρὸς τὰ πράγματα ἀποβλέψω… καὶ
ὅταν πρὸς τοὺς λόγους, οὓς ἀκούω.
Patior illum (“lo soporto”), Lucano en el I, 369 Pelli-
mur e patriis Laribus patimurque uolentes / exilium;
Demóstenes sobre Ctesifón, 370 Ἐι μὲν ἴστε τοιοῦτον
ὄντα, οἷον οὗτος ᾐτιᾶτο, οὐ γὰρ ἄλλοθι βεβίωκα ἢ παρ᾿
ὑμῖν, μηδὲ φωνὴν ἀνάσχησθε.
(160) Memini illam rem e illius rei (“recuerdo aquel
asunto”). Virgilio en Bucólicas, 371 Numeros memini, si

––––––––––
363
Jenof., Memor. I 2, 4.
364
Luc., Phars. IV 446-7.
365
Verg., Aeneid. X 534.
366
Isocr., Pros Demónicon Orat. 34.
367
Verg., Aeneid. XII 200.
368
Demosth., or. Olynth. III 1.
369
Luc., Phars. I 278-9.
370
Demosth., De corona or. 10.
371
Verg., Eclog. IX 45.

328
Libro XVIII

uerba tenerem; y en el el libro IV de Eneida, 372 Nec me-


minisse pigebit Elissae; Demóstenes contra Esqui-
nes, 373 ἵνα τὴν ὅτε ἀδωροδόκητος ὑπῆρχε προαίρεσιν
αὐτοῦ τῆς πολιτείας ἀναμνησθέντες, ὡς προβεβλημένη
καὶ ἄπιστος ἦν πρὸς τὸν Φίλιππον; Homero en el último
libro de Iliada, 374 Μνῆσαι πατρὸς σεῖο, θεοῖς ἐπιείκελ᾿
Ἀχιλλεῦ.
(161) Impero tibi, ἄρχω σοῦ (“te ordeno”); Virgilio
en I de Geórgicas, 375 Exercetque frequens tellurem
atque imperat aruis; en ático, ἦρχεν Ἀθηναίοις.
Εn latín: aufero tibi y a te (“te quito”). De manera
similar eripio, adimo, amolior, amoueo (“arranco, saco,
alejo, aparto”). Terencio en Formión, 376 Aufer mi opor-
tet; Lucano en el V,377 Heu quantum fortuna umeris iam
pondere fessis / Amolitur onus; Virgilio en II de
Eneida, 378 Teque his, ait, eripe flammis; Homero en
Iliada I, 379 αὐτὰρ ὁ τοῖσιν ἀφείλετο νόστιμον ἦμαρ, y sin
embargo en el libro I de la Iliada aparece también con
acusativo, 380 Μήτε σὺ τόνδ᾿… ἀποαίρεο κούρην.
(162) En griego ἄχθομαι τόδε y τῷδε, y en latín tam-
bién doleo illam rem e illa re (“me duele ese asunto”).
De manera similar indignor (“me indigno”). Salustio en

––––––––––
372
Verg., Aeneid. IV 335
373
Demosth., De falsa legat. Orat. 27
374
Hom., Iliad. XXIV 486.
375
Verg., Georg. I 99
376
Ter., Phorm. 223.
377
Luc., Pharsal. V 354-5
378
Verg., Aeneid. II 289.
379
Hom., Odys. I 9.
380
Hom., Iliad. I 275

329
PRISCIANO, Sintaxis

La conjuración de Catilina, 381 Et quasi dolens eius ca-


sum; Virgilio en II de Eneida, 382 Et casum insontis me-
cum indignabar amici; y en I, 383 Nota tibi et nostro do-
luisti saepe dolore.
Ausculto tibi y te (“te escucho”). En griego
ἀκροῶμαι σοῦ y σέ; Esquines contra Ctesifonte, 384 Ὅι
δὲ δικασταὶ ὥσπερ ἐπῳδὴν ἢ ἄλλο τι ἀλλότριον πρᾶγμα
ἀκροώμενοι.
(163) Terencio en Andria, 385 Pamphilumne adiutem
an auscultem seni; en la misma obra, 386 Ausculta
pauca: et quid ego te uelim et tu quod quaeris scies; y
el yambo no podría ser de otra forma, porque es cuater-
nario, como afirma también Donato en su Comentario.
Potior illius rei, illam rem e illa re (“me apodero de
aquel objeto”). Cicerón en II de sus Invectivas, 387
Rerum potiri uolunt; Terencio en Los hermanos, 388 Ille
alter sine labore patria potitur commoda; Virgilio en el
I, 389 Egressi optata potiuntur Troes harena.
(164) De manera similar en ático: ἀπήλαυσα τούτου,
ἀπὸ τούτου y τοῦτο; Isócrates Sobre la Paz, 390 Καὶ
κατ᾿ἀρχὰς μὲν ἀπολαύωσιν, ὧν ἂν λάβωσιν; y en el si-
guiente ejemplo, él mismo, 391 δέδοικα, μὴ πειρώμενος

––––––––––
381
Sall., Catil. 40, 2
382
Verg., Aeneid. II 93
383
Verg., Aeneid. I 669.
384
Aesch., Adv. Ctesiph. Or. 192
385
Ter., Andr. 209.
386
Ter., Andr. 536.
387
Cic., in Catil. Orat. II.9.19
388
Ter., Adelph. 871.
389
Verg., Aeneid. I 172.
390
Isocr., De pace orat. 34.
391
Isocr., De pace orat. 81.

330
Libro XVIII

ὑμᾶς εὐεργετεῖν αὐτὸς ἀπολαύσω τι φλαῦρον; Platón en


la Apología de Sócrates, 392 Καὶ εἰ μέντοι τι ἀπὸ τούτων
ἀπήλαυον.
(165) En griego: ἀποστερούμενος τοῦτο y τούτου; de
manera semejante, nosotros decimos pascor hanc rem
y hac re (“me alimento de esta cosa”). Virgilio en II de
Eneida, 393 Et miseros morsu depascitur artus; y en III
de Geórgicas, 394 Pascuntur uero siluas et summa Ly-
caei; y este mismo autor en Bucólicas, 395 Frondibus
hirsutis et carice pastus acuta.
(166) Ἀπογινώσκω τούτων. Demóstenes en las Filí-
picas, 396 Ἐγὼ μὲν γὰρ ἡγοῦμαι Φίλιππον, οὔτ᾿εἰ τὰ
πρῶτα βιασθεὶς ἄκων ἔπραξεν, οὔτ᾿ἂν εἰ νῦν
ἀπεγίγνωσκε Θηβαίους, τοῖς ἐκείνων ἐχθροῖς συνεχῶς
ἐναντιοῦσθαι; en latín despero illam rem (“desconfío de
aquel asunto”). Lucano en el V, 397 Desperare uiam; Eu-
rípides, 398 Οὐχ ἑσπέρας φάσ᾿, ἀλλὰ καὶ μεσημβρίας /
Τούτους ἀφεστήκασιν ἡμέραν τρίτην; y en latín: absum
tertium diem (“estoy fuera ya por tres días”).
Ἀπέδρα με y ἀπέδρα μοῦ. Platón en Protágoras, 399
Ὁ γάρ τοι παῖς με ὁ Σάτυρος ἀπέδρα; Lucano en II, 400
Heu demens non te fugiunt, me cuncta secuntur.
(167) Ἀπελθεῖν τὴν ὁδὸν y τῇ ὁδῷ dicen en griego.
Nosotros también: ire uiam y uia (“andar el camino y
––––––––––
392
Pl., Apolog. 18.
393
Verg., Aeneid. II 215.
394
Verg., Georg. III 314.
395
Verg., Georg. III 231.
396
Demosth., Philip. II 16.
397
Luc., Pharsal. V 574.
398
Eur., frag. trag. Incompl CXCI Matth. 994.
399
Pl., Protag. II 4.
400
Luc., Pharsal. II 575.

331
PRISCIANO, Sintaxis

por el camino”). Cicerón en la defensa de Murena, 401


Hanc uiam dico, ite uiam; Virgilio en IV de Eneida, 402
Longam incomitata uidetur / ire uiam.
Ἀρτίως y ἄρτι, en griego, indican algo un poco an-
terior y presente. Eurípides en Hipólito Coronado, 403
Ἣν ἀρτίως ἔλειπον, ἣ φάος τόδε / Οὔπω χρόνον παλαιὸν
εἰσεδέρκετο; Menandro en Epitrepontes, 404 Πρὸς
ἐκείνην λέγεις, ἄρτι γὰρ νοῶ.
(168) En latín utilizamos el adverbio modo con un
significado similar en ambos tiempos. Terencio en For-
mión, 405 Modo apud forum – Meumne? Aquí utilizó
modo equivaliendo a nuper (“recientemente”). Y en Εl
Eunuco, 406 Modo ait, modo negat, por nunc ait, nunc
negat (“ahora habla, ahora lo niega”); Donato, en el li-
bro II de su Arte, acerca del nombre, afirma que nor-
malmente utilizamos modo equivaliendo a nunc
(“ahora”). 407
(169) Ellos Βαρύνομαι τούτου, ὑπὸ τούτου y τούτῷ.
Sófocles en Filoctetes en Troya, 408 Ὀσμῆς μου ὅπως μὴ
βαρυνθήσεσθέ μου por ὑπὸ τῆς ὀσμῆς; Cratino en Los
ricos, 409 Μὴ ξυντυχίᾳ βαρυνόμενοι; grauor hanc rem y
hac re (“me cansa este asunto”); Virgilio en el X, 410
Quid, si, quae uoce grauaris / Mente dares?
––––––––––
401
Cic., Muren. XII 26
402
Verg., Aeneid. IV 467-8.
403
Eur., Hipol. v. 904.
404
Men., Epitrep. Frg. VII t. IV, p.121.
405
Ter., Phorm. 198.
406
Ter., Eunuch. 714.
407
Donat., Ars gram. II 2.1
408
Soph., Filoct. Frag.630.
409
Cratin., Plut. En frag. VII. Com. Gr. Frag. II 110.
410
Verg., Aeneid. X 628

332
Libro XVIII

Ellos: βασκαίνει αὐτὸν. Demóstenes sobre Ctesi-


fonte, 411 Ὁ δὲ σιγήσας ἡνικα ἔδει λέγειν, ἄν τι δύσκολον
συμβῇ, τοῦτο βασκαίνει; Virgilio en Bucólicas, 412 Nes-
cio quis teneros oculus mihi fascinat agnos.
Ellos: βουλομένοις ἐστὶν ἡμῖν. Demóstenes sobre
Ctesifonte, 413 Τῆς δὲ πομπείας ταυτησὶ τῆς ἀναίδην
ὕστερον, ἂν βουλομένοις ᾖ τουτοισί, μνησθήσομαι; Sa-
lustio en Jugurta, 414 Neque plebi militia uolenti putaba-
tur.
(170) La conjunción γάρ, en griego, la encontramos
como causal, completiva 415 o confirmativa, como tam-
bién entre nosotros. Homero 416 Οὐ μέν τις σχέδον ἐστι
πόλις πύργοις ἀραρυῖα / Ἀλλ᾿ἐν γὰρ Τρώων πεδίῳ πύκα
θωρηκτάων, / Πόντῳ κεκλιμένοι, ἑκὰς ἥμεθα πατρίδος
αἴης; en efecto, sobra γάρ; Platón se expresó así en la
batalla de Cántaro, 417 Ἐγὼ γὰρ ὑμῖν ἢν φράσω; Virgilio
en el V, 418 Heu quianam tanti cinxerunt aethera nimbi?
De manera similar encontramos enim (“en efecto”) en
Los Hermanos de Terencio, 419 Enim uero non sinam; en
ático dicen: Γελωτοποιῶ τόνδε. Terencio en Eunuco, 420
Quin… insuper scelus postquam ludificatus est uirgi-
nem.

––––––––––
411
Demosth., De chor. Or. 189
412
Verg., Eclog. III 103.
413
Demosth., De cor. Or.11.
414
Sall., Jug. 84.3
415
El término usado por Prisciano es repletiua.
416
Hom., Iliad. XV.737.
417
Pl., Canthari symmacchiae fr. I.; com. Gr. Fr. II.664.836
418
Verg., Aeneid. V 13
419
Ter., Adelph. 168.
420
Ter., Eunuch. 645-6.

333
PRISCIANO, Sintaxis

(171) Ellos: γένει ποδαπὸς y γένος. Heródoto en el


I, 421 Κροῖσος ἦν Λυδὸς μὲν γένος, παῖς δὲ Ἀλυάττεω; De-
móstenes en el discurso sobre la exención de impues-
tos…, 422 Ἔστι γὰρ γένει μὲν ὁ Λεύκων δήπου ξένος; Vir-
gilio en el V, 423 Cressa genus Pholoe geminique sub
ubere nati; y en el VIII, 424 Qui genus? Unde domo? Pa-
cemne huc fertis an arma? Salustio en La conjuración
de Catilina, 425 Haec mulier genere atque forma, prae-
terea uiro atque liberis satis fortunata fuit.
En griego usan la conjunción γὲ con el valor de γάρ
y de γοῦν, al igual que en latín utilizamos at, uel y aut
por et (“y”) y por saltem (“al menos”); y uel también
por ualde (“muy”).
Ellos dicen: φίλος αὐτοῦ y αὐτῷ, igualmente:
προσήκων, ξένος, συγγενής, ἀδελφός, ἀδελφιδοῦς y
otros ejemplos similares. También nosotros similis
illius e illi, affinis, cognatus, hospes, necessarius, fra-
ter, fratruelis (“semejante a él, cercano, familiar, hués-
ped, amigo, hermano, primo hermano”), etc.
(172) Δεῦρο se utiliza en griego como verbo o como
adverbio, al igual que, en latín, age y agite (“venga, va-
mos”). Virgilio en el VIII, 426 Quare agite, o iuuenes; en
el IV, 427 Heia age rumpe moras, uarium et mutabile
semper / Femina; e igualmente, 428 Ehodum ad me.

––––––––––
421
Herod., Hist. I.6
422
Demosth., adv. Lept. Or. 30.
423
Verg., Aeneid. V 285.
424
Verg., Aeneid. VIII 114.
425
Sall., Catil. 25 2
426
Verg., Aeneid. VIII 273.
427
Verg., Aeneid. IV 569-70.
428
Ter., Andr. 184.

334
Libro XVIII

Δεκαπέντε y πεντεκαίδεκα; nosotros, en cambio:


quindecim y decem et quinque (“quince”); sin embargo
Livio, con frecuencia, lo utiliza también sin conjunción:
septemdecem y decemseptem (“setenta” y “diecisiete”).
Entre ellos, también encontramos la conjunción Δή
tanto con valor completivo como con valor confirma-
tivo. Tucídides, 429 Κίνησις γὰρ αὕτη μεγίστη δὴ τοῖς
Ἕλλησιν ἐγένετο, al igual que, entre nosotros, uero y au-
tem (“realmente” y “también”). Salustio en Catilina, 430
Verum enim uero is demum mihi uiuere atque frui
anima uidetur; Terencio en Los hermanos, 431 Hoc au-
tem angiportum non est peruium; Cicerón en los Pro-
nósticos, 432 Ast autem tenui quae candet lumine phatne.
(173) Igualmente, nam, enim, y ergo no sólo apare-
cen como conjunciones causales e ilativas, sino también
como completivas y confirmativas, aparecen situadas
antes o después como δή en griego.
Ἐξ ἐμέθεν, ἐκ σέθεν, ἐξ ἕθεν, ἐξ οὐρανόθεν. Ho-
mero, 433 Ἐξ ἐμέθεν γάρ φασι κάκ᾿… / κρεμάσαντες. Por
eso en latín utilizaron ablativos en todos estos comple-
mentos, porque la preposición no se coloca delante de
adverbios sin formar compuestos: a me, a te, a se, a
caelo (“de mí, de ti, de él, del cielo”). Y, puesto que un
caso de este tipo, en griego, se pone en una comparación
sin preposición, los nuestros también imitaron esa cons-
trucción. Homero, 434 Οὐ γὰρ ἕθεν ἐστὶ χερείων; en
––––––––––
429
Thucid., Hist. I 1.
430
Sall., Catil. II. 9.
431
Ter., Adelph.578.
432
Cic., Prognost.XVI 16.
433
Hom., Odys. I 33.
434
Hom., Iliad. I 114.

335
PRISCIANO, Sintaxis

efecto, las preposiciones anteceden a los adverbios for-


mando compuestos: ἐξὸν por ἐξουσίας οὔσης; Lucano
en el VII, 435 Omnia maiorum uertamus busta licebit;
esto es si licentia erit.
(174) En griego encontramos preposiciones gemi-
nadas. Isócrates en el Eginético, 436 Ὁρῶν τὴν μητέρα
τὴν ἑαυτοῦ καὶ τὴν ἀδελφὴν ἐκ μὲν τῆς πατρίδος
ἐκπεπτωκυῖαν; Esquines,437 Ἐξορμήσας ἐκ τῆς πόλεως;
Terencio en Andria,438 Adeon ad eum; Cicerón en I de
Catilinarias,439 Egredere ex urbe, Catilina, iubet consul.
Ἐξέρχεται τοῦδε y τόδε; Virgilio en XI,440 Et uim ui-
ribus exit; Lucano en el VIII, 441 Exeat aula, / Qui uult
esse pius; Solino, 442 Postquam Tatius hominem exiuit.
Ellos: ἐξαιτούμενος τόνδε y τοῦδε; Terencio en An-
dria, 443 Et cum eo hanc iniuriam expostulem?
(175) Ellos: ἐξαρκεῖ αὑτοῖς τόδε πεποιηκόσιν y
πεποιηκέναι; nosotros: sufficit illis pransis esse o pran-
disse (“les basta haber comido”). Parece que es seme-
jante: fieri opus est y facto opus est; dici opus est y dicto
opus est; pugnari opus est y pugnato opus est (“es ne-
cesario que se haga; es necesario que se diga; es nece-
sario que se luche”); y es que, al igual que en las cons-
trucciones griegas, también en las latinas los participios

––––––––––
435
Luc., Pharsal. VII 855.
436
Isocr., Aeginet. 23.
437
Aesch., Adv. Ctesip. Orat, 209.
438
Ter., Andr.639.
439
Cic., In Cat. Or. I 8,20.
440
Verg., Aeneid. XI 750
441
Luc., Pharsal. VIII 493-4.
442
Solin., Polyhist. I 21.
443
Ter., Andr. 639.

336
Libro XVIII

aparecen en lugar de infinitivos. Así Salustio en Cati-


lina, 444 Nam et priusquam incipias, consulto, et ubi
consulueris, mature facto opus est. Esta construcción es
apropiada con participios de significación pasiva o ab-
soluta.
Ἐξέστην τόδε y τῷδε; Demóstenes en el discurso so-
bre la exención de impuestos, 445 ὑπὲρ δὲ δόξης οὐδένα
ποτὲ κίνδυνον ἐξέστησαν; Aristófanes en Las Ranas, 446
Εὐφημεῖν δεῖ κἀξίστασθαι τοῖς ἡμετέροις χοροῖσιν; se-
mejante a esto es: propugno tibi y te (“combato por ti”).
Estacio en II de Tebaida, 447 Hostili propugnans pectora
parma.
(176) A la conjunción εἰ, que equivale a ἐάν, en
griego, le responde tanto ἐάν como εἰ en una estructura
distributiva. En lugar de ambas, en latín, se utiliza si,
aunque con frecuencia en la segunda parte de la distri-
bución aparece sin. Por ejemplo Virgilio en II de Geór-
gicas, 448 Sin has naturae non possim accedere partes;
y en I, 449 Sin ortu quarto, namque is certissimus auctor,
/ Lucidus orbis erit.
En griego tanto ἐάν, como ὅπως y ἵνα se construyen
con frecuencia con optativos (Platón en Gorgias, 450
Ὥστ᾿ εἴ μοι καὶ τὴν ἡμέραν ὅλην ἐθέλοιτε διαλέγεσθαι,
χαριεῖσθαι; y Homero, 451 Αἴ κέ μοι ὣς μεμαυῖα

––––––––––
444
Sall., Catil. I. 6.
445
Demosth., Adv. Lept. Or.10.
446
Aristof., Ran. 354.
447
Stat., Theb. II 584.
448
Verg., Georg. II 483.
449
Verg., Georg. I 432.
450
Pl., Gorg. 13 32
451
Hom., Odys. XIII, 389 e Iliad. VIII 287.

337
PRISCIANO, Sintaxis

παρασταίης, γλαυκῶπι./ Αἴ κέν μοι δῴη Ζεὺς αἰγίοχος


καὶ Ἀθήνη). De manera similar se usa en latín si, que
equivale, como hemos dicho, tanto a la conjunción
griega εἰ como a ἐάν.
En cuanto a dum y ut, cuando equivalen a ὅπως o
ἵνα, aparecen unidas tanto a optativo como a subjuntivo.
Virgilio en el VI, 452 Si nunc se nobis ille aureus arbore
ramus / Ostendat; y en el I,453 Multa quoque et bello
passus, dum conderet urbem; Terencio en Formión, 454
Ut illum di deaeque omnes perduint, en lugar de per-
dant.
(177) Ἑαυτοῦ es propiamente de tercera persona,
pero sin embargo también aparece unido a la primera y
a la segunda. Menandro, 455 Ἵν᾿οὐχ αὑτῷ παρετράφην,
ἀλλά σοι, τουτέστιν “οὐκ ἐμαυτῷ”. En latín, se utiliza
ipse, como en griego αὐτός, también para la primera y
la segunda persona; en cambio sui no aparece sino
como de tercera persona. Virgilio en II de Eneida, 456
Quaeque ipsa miserrima uidi.
Ellos dicen ἑαυτοὺς ἀδικοῦσι por ἀλλήλους. Tucídi-
des en III, 457 Ἡμέρας θ᾿ὑπομιμνήσκομεν ἐκείνης, ἐν ᾗ τὰ
λαμπρότατα μεθ᾿ἑαυτῶν πράξαντες, νῦν ἐν τῇδε τὰ
δεινότατα κινδυνεύομεν παθεῖν; Demóstenes en su de-
fensa de Ctesifonte, 458 Πάντας συνέκρουεν καὶ πρὸς
ἑαυτοὺς ἐτάραττεν.
––––––––––
452
Verg., Aeneid. VI 187-8.
453
Verg., Aeneid. I 5
454
ter., Phorm. 976.
455
Men., Inc. Fab. Frag. CCXXXIII.
456
Verg., Aeneid. II 5
457
Tucid., Hist. III 59.
458
Demosth., De cor. Or. 19.

338
Libro XVIII

(178) En latín, en su lugar, se usa inter se (“entre


sí”). Virgilio en I de Eneida, 459 Artificumque manus in-
ter se operumque laborem / Miratur; Terencio en Los
Hermanos, 460 Video amare inter se; Cicerón en I de Ca-
tilinarias, 461 Nefario scelere inter se coniunctos.
Ego se une a la primera persona del verbo para re-
forzar la significación tanto en latín como en griego.
Demóstenes contra Androcio, 462 Τὸν πατέρα, ὡς
ἀπέκτονα ἐγώ, τὸν ἐμαυτοῦ; Virgilio en IV de Eneida, 463
Ego te, quae plurima fando / Enumerare vales, nun-
quam, regina, negabo / Promeritam; pero si se añade
también ipse, se refuerza el énfasis y el significado. Vir-
gilio en el V, 464 Ipse ego paulisper pro te tua munera
inibo.
(179) [Iuxta y prope (“junto a” y “cerca”) se cons-
truyen con acusativo y con dativo] 465 Platón en el XII
de Las leyes, 466 Νῦν δ᾿ὅ τι τούτων ἐγγύτατα φιλοψυχίας
ἕνεκα; Lisias sobre la herencia de Agesandro, 467 Τοῖς
ἐγγύτατα γένους συνῴκουν; Platón en el IX de las Le-
yes, 468 Ὁ τοῦ τελευτήσαντος γένει ἐγγύτατος; Virgilio en

––––––––––
459
Verg., Aeneid. I 455-6.
460
Ter., Adelph. 828.
461
Cic., In Cat. Or. I 13.33.
462
Demosth., Adv. Androt. Or. 2.
463
Verg., Aeneid. IV 333-5.
464
Verg., Aeneid. V 846.
465
Esta frase aparece entre corchetes en la edición de Keil, por sus va-
riantes en los diferentes manuscritos.
466
Pl., Leg. XII 2.
467
Lysias, Frag. Orat. V 2.
468
Pl., Leg. IX.8.

339
PRISCIANO, Sintaxis

el VIII, 469 Est ingens gelidum lucus prope Caeritis am-


nen; y también allí, 470 Propiusque periclo / It metus; Ci-
cerón en la Defensa de Milón, 471 Proxime Deos accessit
Clodius.
(180) En griego se dice: ἔγγιστα τόσων, τόσοις y
τόσοι; Jenofonte en Agesilao, 472 Ἐκεῖνος τοίνυν,
ἀγγελίας μὲν ἐλθούσης αὑτῷ, ὡς ἐν τῇ ἐν Κορίνθῳ μάχῃ
ὀκτὼ μὲν Λακεδαιμονίων, ἐγγὺς δὲ μυρίων τεθνᾶσι τῶν
πολεμίων; y en Hiparco, 473 Καὶ ἡ πόλις ἀνέχεται δὲ
δαπανῶσα ἐγγὺς τετταράκοντα τάλαντα; Alceo en Endi-
mión, 474 Ὁτιὴ σχεδόν τι μῆνας ἐγγὺς τρεῖς ὅλους /
Φρουρῶ τὸν Ἐνδυμίωνα; Salustio en la Conjuración de
Catilina, 475 Quod tamen uitium propius uirtutem erat;
y en Iugurta, 476 Propius mare Africum agitabant; Vir-
gilio en I de Geórgicas, 477 Propius stabulis armenta te-
nerent; y en IV, 478 Neu propius tectis; o en III, 479 Et fa-
ciem tauro propior.
(181) Y es que, en latín, no se construyen bien con
genitivo ni las preposiciones ni los adverbios que se uti-
lizan en lugar de preposiciones, con la excepción de te-
nus (“hasta”), que en Virgilio aparece unido tanto a un

––––––––––
469
Verg., Aeneid. VIII 597.
470
Verg., Aeneid. VIII 556-7.
471
Cic., pro Mil. Or. 22,59
472
Xenoph., Ages. VII 5.
473
Xenoph., Hipparch. I 19.
474
Alc., Endym. Fr. I.
475
Sall., Catil. 11.1.
476
Sall., Iugurth. 18,9.
477
Verg., Georg. I 355.
478
Verg., Georg. IV 47
479
Verg., Georg. III 58.

340
Libro XVIII

ablativo como a un genitivo. Así, en III de Eneida, 480


Pube tenus, postrema immani corpore pistrix, y en III
de Geórgicas, 481 Et crurum tenus a mento palearia pen-
dent.
Ἐγκώμιον κατὰ τούτου. Demóstenes en Filípicas, 482
Ὃ καὶ μέγιστόν ἐστιν καθ᾿ ἡμῶν ἐγκώμιον, ἄνδρες
Ἄθηναῖοι. En latín también se utiliza con frecuencia una
construcción de este tipo, como laudem dico in te (“te
digo un elogio”). Persio, 483 Siue opus in mores, in
luxum, in prandia regum / Dicere.
(182) Los griegos usan ἔγκύκλια acerca de cosas
probables y de muy poco valor. Dinarco en el discurso
contra Poliecto, 484 Ἀνθρώπου καὶ μισθωτοῦ καὶ πάντα
τὰ ἐγκύκλια ἀδικήματα ἠδικηκότος. A partir de esto, los
romanos dicen: in ordinem redactus est, es decir “inte-
grado entre los viles y despreciables”. Livio en el XXV
de su Historia de Roma desde su Fundación, 485 Tribuni
plebis in ordinem redacti, con el significado de que eran
muy poco valorados. A partir de aquí, también se dice
extra ordinem con el significado de “eminentes”.
En ático: ἐγχειρητικώτερος ἀρετῆς; Jenofonte en IV
de Helénicas, 486 Ἢν δὲ οὗτος ἀνὴρ εὔχαρίς τε οὐδὲν
ἧττον τοῦ Θίβρωνος, μᾶλλον δὲ συντεταγμένος καὶ

––––––––––
480
Verg., Aeneid. III 427.
481
Verg., Georg. III 53.
482
Demosth., Philipp. II 10.
483
Pers., Sat. I 67-8.
484
Dinarchi adv. Polyeuctum or. I. fr.3.
485
Liv., Ab urb.condit. XXV, 3.19.
486
Xenoph. Hist.Gr. IV 8,22.

341
PRISCIANO, Sintaxis

ἐγχειρητικώτερος ἀρετῆς; Virgilio en X, 487 Quem tamen


haud expers Valerus uirtutis auitae / Deiecit.
(183) De manera similar decimos experiens causa-
rum (“conocedor de las causas”). Y casi todos los par-
ticipiales de presente suelen construirse con genitivo:
amans illius (“amante de él”) e igualmente patiens, fi-
dens, fugitans (“sufridor, confiado, huidor”). Terencio
en Formión, 488 Erus liberalis est et fugitans litium; Vir-
gilio en II de Geórgicas, 489 Et patiens operum paruoque
assueta iuuentus.
En griego dicen ῎Εδοξεν αὐτῷ τόδε πράξαντι τόδ᾿
ἐπεξεργάσασθαι, e igualmente: ῎Εδοξεν αὐτῷ τόδε
πράξαντα τόδ´ ἐπεξεργάσασθαι. Heródoto en el I, 490 Εἴτε
καὶ αὐτῷ ἔδοξε πέμψαντι εἰς Δελφοὺς τὸν θεὸν
ἐπερέσθαι. También en latín: placet illi uincenti trium-
phare y placet illi uincentem triumphare (“le agrada a
él, vencedor, disfrutar el triunfo” y “le agrada disfrutar
el triunfo venciendo”).
(184) Y utilizan también ἔις por ἐν. Aristófanes en
Las Avispas,491 Νύκτωρ κατέκλινεν αὐτὸν εἰς Ἀσκληπιοῦ,
y Tucídides en el I, 492 Kαθεξόμενοι εἰς τὸ Ἥραιον
ἱκέται; Jenofonte en el Económico, 493 εἰ μή γε φανείης,
ἔφη, καὶ ἐις τοῦτο ταὐτὰ ἐμοὶ ἐπιστάμενος; y Heró-
doto, 494 Τόν θρόνον, εἰς τὸν προκαθίζων ἐδίκαζεν. Con

––––––––––
487
Verg., Aeneid. X 752-3.
488
Ter., Phorm. 623.
489
Verg., Georg. II 472.
490
Herod., Hist. I19
491
Arist., Vesp. 123.
492
Thucid., Hist. I 24.
493
Jenoph., Oecon. XVIII 1.
494
Herod., Hist. I 14

342
Libro XVIII

frecuencia, también en latín imitan esa construcción po-


niendo la preposición in con acusativo en lugar de con
ablativo, aunque colocada antes de un acusativo equi-
vale al griego εἰς (“hacia”), y con ablativo a ἐν (“en”).
(185) Terencio en Eunuco, 495 In quem exempla
fient?, equivaliendo a in quo; este mismo autor en Los
Hermanos, 496 Vereor in os te laudare amplius, con el
valor de in ore. Cicerón en I de Catilinarias, 497 Si minus
in praesens tempus… at in posteritatem inpendeat; Tu-
cídides I, 498 Καὶ τότε αἰςθάνοιντο αὐτοὺς μέλλοντας καὶ
ταύτῃ κωλύσειν. Isócrates en sus discursos, 499 Οὕτω γὰρ
τὴν ἐκείνων διάνοιαν αἰσθήσει καὶ σαυτὸν οὐ καταφανῆ
ποιήσεις; Lucano en el IV, 500 Non sentiet ictus; Virgilio
en IV de Eneida, 501 Sensit enim simulata mente locu-
tam.
(186) Demóstenes en III de Filípicas, 502 Ὅταν τε εἰς
τὰ πράγματα ἀποβλέψω καὶ ὅταν εἰς τοὺς λόγους, οὓς
ἀκούω; Virgilio en Bucólicas, 503 Audiat haec tantum
uel qui uenit ecce Palaemon; y en XII, 504 Audiat haec
genitor, qui foedera fulmine sancit.
(187) En latín no se pueden unir los verbos citados
sino con acusativo: sentio illum, audio illum (“le siento,
le escucho”), al igual que curo, patior, impetro, impedio
––––––––––
495
Ter., Eunuc. 948
496
Ter., Adelph. 269.
497
Cic., in Catil. Or. I.9.22.
498
Thucid., Hist. I 107.
499
Isocr., adv. Demonicum or. 34.
500
Luc., Pharsal. IV 277.
501
Verg., Aeneid. IV 105.
502
Demosth., or. Olynth. III 1.
503
Verg., Eclog. III 50.
504
Verg., Aeneid. XII 200.

343
PRISCIANO, Sintaxis

(“me ocupo, siento, consigo, impido”), que en griego


suelen construirse con genitivo o con dativo.
Isócrates en el Panegírico, 505 Οὐκ ἀμνημονῶν οὔτε
ἐκείνων; Demóstenes en Filípicas, 506 Οὔτε ἀμνημονεῖ
τοὺς λόγους οὔτε τὰς ὑποσχέσεις, ἐφ᾿ αἷς τῆς εἰρήνης
ἔτυχεν; Virgilio en IV de Eneida, 507 Nec meminisse pi-
gebit Elissae; y en Bucólicas, 508 Numeros memini, si
uerba tenerem; Isócrates en Archidamo, 509 Ἐνθυμη-
θέντες, ὅτι κάλλιόν ἐστιν ἀντὶ θνητοῦ σώματος ἀθάνατον
δόξαν ἀντικαταλλάξασθαι; Demóstenes en la epístola
sobre su regreso, 510 Οὔτ᾿ ἐνηλλαξάμην ἀντι ταύτης
ὀυδέν.
(188) Salustio en Jugurta, 511 Pro metu repente gau-
dium mutatur, es decir “el miedo se transformó en ale-
gría”; Horacio en I de Odas, 512 Saepe Lucretilem / Mu-
tat Lycaeo, en lugar de Lycaeum mutat Lucretili; De-
móstenes en el discurso sobre la falsa embajada, contra
Esquines, 513 Οὔτε τῶν τὰ τρόπαια καὶ τὰς ναυμαχίας
λεγόντων ἀνέξεσθε; él mismo a favor de Ctesifonte, 514
Εἰ μὲν ἴστε με τοιοῦτον ὄντα, οἷον οὗτος ᾐτιᾶτο, –οῦ γὰρ
ἄλλοθί που βεβίωκα ἢ παρ᾿ ὑμῖν,– μηδὲ φωνὴν
ἀνάσχησθε; Lucano en el I,515 Patimurque uolentes /

––––––––––
505
Isoc., Paneg. 144.
506
Demosth., Philipp. Or. II 12.
507
Verg., Aeneid. IV 335.
508
Verg., Eclog. IX 45.
509
Isoc., Archidam. 109.
510
Demosth., De reditu suo ep. p.1468 R.956 B-S.
511
Sall., Iug. 53, 8.
512
Hor., Carm. I 17,1-2.
513
Demosth., De falsa leg. Or. 16.
514
Demosth., De cor. Or. 10.
515
Luc., Pharsal. I 278-9.

344
Libro XVIII

Exilium. Y no de otra manera se expresan los autores


latinos. Homero, 516 Εἴριά τε ξαίνειν καὶ δουλοσύνην
ἀνέχεσθαι, Jenofonte en I de sus Memorables, 517 Ἀλλὰ
καὶ τοὺς φροντίζοντας τὰ τοιαῦτα μωραίνοντας
ἐπεδείκνυεν; Virgilio en Bucólicas, 518 Amor non talia
curat. Y no nos expresamos de otro modo.
(189) En latín: impedium illum (“le obstaculizo”).
Jenofonte en la misma obra, 519 Ταύτην γὰρ τὴν ἕξιν
ὑγιεινήν τε ἱκανῶς εἶναι καὶ τὴν τῆς ψυχῆς ἐπιμέλειαν
οὐκ ἐμποδίζειν ἔφη; Lucano en el IV, 520 Quo tempore
primas / Impedit ad noctem iam lux extrema tenebras.
Y así todos los autores.
Potior illius, illum o illo (“me apodero de él”). Es-
quines Telaug., 521 Τῆς σῆς διανοίας σπουδαίας γενο-
μένης ἀγαθόν τι ἀπολαυσώμεθα; él mismo, 522 Καὶ
Σόλωνος, ἔφην ἐγώ, τοῦ τοὺς νόμους θέντος ὁμοίως
κατατεθνεῶτος ἔτι καὶ νῦν μεγάλα ἀγαθὰ ἀπολαύομεν;
Terencio en Los Hermanos, 523 Ille alter sine labore pa-
tria potitur commoda; Cicerón en Catilinarias ΙΙ, 524
Rerum potiri uolunt; Virgilio en I, 525 Optata potiuntur
Troës harena.

––––––––––
516
Hom., Odys. XXII 423.
517
Xenoph, Memorab. I 1, 11.
518
Verg., Eclog. X 28.
519
Xenoph., Memorab. I 2.4.
520
Luc., Pharsal. IV 446-7.
521
Aeschinis Socratici Telaugis dial. Fr.una cum proxime sequenti ab I.F.
Fischero omissum adnotante Welchero opp. Min. I 423 adv.19. Cfr. GLK III,
297.
522
Aeschinis Socr. Taelaug. Fr. Cf. Adu.ad lin.9
523
Ter., Adelph. 871.
524
Cic., In Catil. Or. II 9,19.
525
Verg., Aeneid. I 172.

345
PRISCIANO, Sintaxis

(190) Decimos impetro illam rem (“consigo aquel


asunto”), como en ático. Éupolis en Los pueblos, 526
Λέγε τοῦ᾿ πιθυμεῖς, καὶ οὐδὲν ἀτυχήσεις ἐμοῦ; él mismo
en Los de Prospaltes, Πάντα γὰρ τυχὼν ἄπει.
Prospicio y prouideo illi e illum (“miro y velo por
él”). Esquines en el discurso contra Ctesifonte, 527 Ὁ
μηδεπώποτε μήτε τοὺς πολεμίους ἀντιβλέψας; Virgi-
lio, 528 Prospexit longe uenientem; y en I, 529 Et alto
prospiciens; Terencio en Hécira, 530 Tibi prospexi.
Memini illius rei e illam rem (“me acuerdo de aquel
asunto”). Demóstenes en el discurso contra Esquines, 531
Ἵνα τὴν ὄτε ἀδωροδόκητος ὑπῆρχεν προαίρεσιν αὐτοὺ
τῆς πολιτείας ἀναμνησθέντες, ὡς προβεβλημένη καὶ
ἄπιστος ἦν πρὸς τὸν Φίλιππον; Homero en Iliada, 532
Μέμνημαι τόδε ἔργον ἐγὼ νέον, οὔτι πάρος γε; Virgilio
en IV, 533 Nec meminisse pigebit Elissae; y en Bucóli-
cas, 534 Numeros memini, si uerba tenerem.
(191) Attinet ad illam rem, ἀνήκει πρὸς τόδε (“in-
teresar un asunto”). Lisias en el discurso sobre el asesi-
nato de Mición, 535 Καὶ πρὸς ἓτέρας αἰτίας ἀνήκειν
δοκοῦντα παραλελείψεται; Terencio en Eunuco, 536 Scin

––––––––––
526
Eupol. Demorum fr. XXV.
527
Aesch., In Ctes. Or. 151.
528
Verg., Aeneid. VII 288-9.
529
Verg., Aeneid. I 126-7.
530
Ter., Heaut 961.
531
Demosth., De falsa legat. Orat. 27.
532
Hom., Iliad. IX 527.
533
Verg., Aeneid. IV 335.
534
Verg., Eclog. IX 45.
535
Lys. Adv. Micin. Or. XC fr.4.
536
Ter., Eunuch. 745.

346
Libro XVIII

tu turbam hanc propter te esse factam? Et adeo ad te


attinere hanc omnem rem?
Ἄξιοι μισεῖσθαι τῇ πόλει dice Hipérides en el dis-
curso sobre Pasicles. 537 En lugar de esto, en latín se
dice: dignus est odio esse urbi y dignus est qui odio sit
urbi (“ser digno de ser odiado por la ciudad”). Virgi-
lio, 538 Dignus patriis qui laetior esset / Imperiis et cui
pater haud Mezentius esset.
Ellos dicen: Ἀπήγγειλα πρὸς τὴν βουλὴν y τῇ βουλῇ.
Cicerón en Verrinas dice, 539 Nuntio tibi hodiernis co-
mitiis te esse absolutum.
(192) Ellos: ἀπέχομαι τούτου y τοῦτο. También no-
sotros: abstineo illius, illum e illo (“me abstengo de
ello”). Platón en I de La República, 540 Οὐκ ἀπεσχόμην
τὸ μὴ οὐ διὰ τούτων ἐλθεῖν; y en el libro II, 541 Καὶ θέλοι
ἀπέχεσθαι τῶν ἀλλοτρίων; Terencio en Los herma-
nos, 542 Non manum abstines, mastigia? Horacio en III
de Odas, 543 Mox ubi lusit satis, abstineto/ dixit, irarum
calidaeque rixae; Virgilio en VII, 544 Abstinuit tactu pa-
ter auersusque refugit / Foeda ministeria; Demóste-
nes, 545 Καὶ περιῆν Θηβαίοις τεθνάναι τῷ δέει τὸν

––––––––––
537
Hyper., Or. XL fr.2.
538
Verg., Aeneid. VII 653-4.
539
Cic., In Verr. Or. I 7.19
540
Pl., Reip. I 24
541
Pl., Reip. II 3.
542
Ter., Adelph. 781.
543
Hor., Carm. III 27, 69-70
544
Verg., Aen. VII 618-9.
545
Demosth., De falsa legat. 81.

347
PRISCIANO, Sintaxis

Φίλιππον. Similar a esta es la construcción de Virgi-


lio, 546 Fremit arma iuuentus; y en Bucólicas, 547 For-
mosum pastor Corydon ardebat Alexin.
(193) En ático dicen: Ἀποστερούμενος τοῦτο y
τούτου. Similar a esto es: pascitur illam rem o illa re
(“se alimenta de esta cosa”). Virgilio en II de Eneida, 548
Et miseros morsu depascitur artus; y en III de Geórgi-
cas, 549 Pascuntur uero siluas et summa Lycaei; en la
misma obra, 550 Frondibus hirsutis et carice pastus
acuta; e igualmente en Bucólicas, 551 Hinc tibi, quae
semper, uicino ab limite saepes/ Hyblaeis apibus florem
depasta salicti.
(194) Horacio en III de Odas, 552 Me nunc Thressa
Chloë regit / Dulces docta modos et citharae sciens;
Homero, 553 Πολέμων εὖ εἰδώς; Eurípides, 554 Οὐχ
ἑσπέρας φάσ᾿, ἀλλὰ καὶ μεσημβρίας / Τούτους
ἀφεστήκασιν ἡμέραν τρίτην. Semejante a éstas es la
construcción virgiliana del libro VIII, 555 Parte alia
Marti currumque rotasque uolucres / Instabant; este
mismo autor lo unió a un dativo en el libro I de
Eneida, 556 Instans operi regnisque futuris; Εκαθῆντο

––––––––––
546
Verg., Aeneid. XI 453.
547
Verg., Eclog. II 1.
548
Verg., Aeneid. II 215.
549
Verg., Georg. III 314.
550
Verg., Georg. III 321.
551
Verg., Eclog. I 54-5.
552
Hor., Carm. III 9,9-10.
553
Hom., Iliad. IV 310.
554
Eur., fr. Trag. Inc. 994.
555
Verg., Aeneid. VIII 433-4.
556
Verg., Aeneid. I 504.

348
Libro XVIII

τρεῖς ὅλους μῆνας ἐν Μαδεδονίᾳ; 557 Virgilio en I de


Eneida, 558 Una cum gente tot annos / Bella gero; y en
IX, 559 Omne aeuum ferro teritur.
(195) Nosotros decimos despero illum (“no tengo
esperanzas en algo”). Lucano en el V,560 Desperare
uiam et uetitos conuertere cursus / Sola salus. Es igual
en ático, como vemos en Demóstenes, 561 Ἐγὼ μὲν γάρ
ἡγοῦμαι Φίλιππον, οὔτ᾿εἰ τὰ πρῶτα βιασθεὶς ἄκων
ἔπραξεν, οὔτ᾿ ἂν εἰ νῦν ἀπεγίγνωσκε Θεβαίους τοῖς
ἐκείνων ἐχθροῖς συνεχῶς ἐναντιοῦσθαι.
Ellos dicen ἀπέδρα με y ἀπέδρα μου. Platón en Pro-
tágoras, 562 Ὁ γάρ τοι παῖς με ὁ Σάτυρος ἀπέδρα. De ma-
nera similar, en latín: fugio illum y ab illo (“evito algo”).
Lucano en II, 563 Heu demens! Non te fugiunt, me cuncta
secuntur; Virgilio en el III, 564 Effugimus scopulos Itha-
cae, Laërtia regna.
(196) En ático dicen: ἄπιστος τούτου y πρὸς τοῦτον.
Igualmente nosotros: perfidus, infidus y fidus isti o ad
istum (“pérfido, desleal o leal para alguien”). Lucano en
el VII, 565 Quamque fuit laeto per tres infida triumphos,/
Tam misero fortuna minor; Virgilio en el IX, 566 Hic
Dardanio Anchisae / Armiger ante fuit fidusque ad li-
mina custos.
––––––––––
557
Demosth., De cor. Or. 30.
558
Verg., Aeneid. I 47-8.
559
Verg., Aeneid. IX 609.
560
Luc., Phars. V 574-5
561
Demosth., Or. Philipp. Alt. 16.
562
Pl., Protag. 2, 4.
563
Luc., Pharsal. II 575.
564
Verg., Aeneid. III 272.
565
Luc., Pharsal. VII 685-6.
566
Verg., Aeneid. IX 647-8.

349
PRISCIANO, Sintaxis

Ellos: ἀπελθεῖν τῆν ὁδὸν y τῇ ὁδῷ. Y de manera si-


milar en latín, como Cicerón en su defensa de Mu-
rena, 567 Hanc uiam dico, ite uiam; Virgilio en IV de
Eneida, 568 Longam incomitata uidetur / Ire uiam.
Ellos: ἀρέσκω αὐτὸν y ἀρέσκομαι αὐτῷ. Nosotros:
placo illum y placor ab illo (“le calmo, soy calmado por
él”), o placor illi y placeo illi (“le plazco”).
(197) En ático: ἄρχω τοῦδε y τόδε, y sobre éste:
κατάρχω. Sófocles en Las Lacedemonias, 569 Θεοὶ γὰρ
οὔποτ᾿, εἴ τι χρὴ βροτὸν λέγειν, / Ἄρξασι Θρυξὶ τὴν κατ᾿
Ἀργείους ὕβριν,/ Ξυναινέσονται· ταῦτα μὴ μάχου βιᾷ.
También nosotros unimos los verbos incipio y coepio
(“empiezo”) sólo con acusativo: Virgilio en Bucóli-
cas, 570 Incipe Maenalios mecum, mea tibia, uersus. Por
su parte impero, cuando equivale a ἄρχω, es decir,
cuando significa lo mismo que ἡγεμονεύω (“dominar”),
se construye con dativo, pero cuando equivale a
προστάσσω (“exigir”), se construye tanto con dativo
como con acusativo. Virgilio en I de Geórgicas, 571
Exercetque frequens tellurem atque imperat aruis.
(198) 572 Con frecuencia, ellos utilizan la preposi-
ción εἰς por ἐν. Aristófanes en Las Avispas, 573 Νύκτωρ

––––––––––
567
Cic., Pro Muren. 12,26.
568
Verg., Aeneid. IV 467-8.
569
Soph., Lacaen. Fr. 338.
570
Verg., Eclog. VIII 21.
571
Verg., Georg. I 99.
572
Este capítulo es idéntico al (184) y a la primera parte del (185). Este
tipo de repeticiones de ejemplos, citas y opiniones es frecuente, sobre todo
en esta parte del libro XVIII, en la que no hay un esquema organizativo
claro, sino que Prisciano va ofreciendo una comparación de construcciones
en griego y en latín.
573
Aristoph., Vesp. 123.

350
Libro XVIII

κατέκλινεν αὐτὸν εἰς Ἀσκληπιοῦ; y Tucídides en el pri-


mero, 574 Καθεζόμενοι εἰς τὸ Ἥραιον ἱκέται; y Jenofonte
en el Económico, 575 Εἰ μή γε φανείης, ἔφη, καὶ εἰς τοῦτο
ταὐτὰ ἐμοὶ ἐπιστάμενος y Heródoto, 576 Θρόνον, εἰς τὸν
προκαθίζων ἐδίκαζεν. Con frecuencia, también los ro-
manos utilizan la preposición in uniéndola con acusa-
tivo en lugar de con ablativo. Terencio en el Eunuco, 577
In quem exempla fient? Por in quo (“en quién”). Este
mismo autor en Los hermanos, 578 A uereor. In os te lau-
dare amplius, por in ore (“en la boca”).
(199) En ático: εἰσῆλθέν με τόδε τι y εἰσῆλθέν μοι.
Isócrates en el discurso sobre la paz,579 Περὶ ἧς μηδεὶς
πώποτε λογισμὸς αὐτοῖς εἰσῆλθεν; Platón en el primero
de la República, 580 Εἰσέρχεται αὐτῷ δέος καὶ φροντίς;
Lucano en el X, 581 Intrauit Cleopatra domum; Virgilio
en el X, 582 Aeneae subiit mucronem ipsumque morando
/ Sustinuit; y en el IX, 583 Iamque propinquabant portis
muroque subibant; en el VI, 584 Iamque subeunt Triuiae
lucos atque aurea tecta. Ellos dicen: Ἐκκέκοπται τὸν
ὀφθαλμόν. Y Virgilio utiliza una expresión similar en
I, 585 Nuda genu nodoque sinus collecta fluentes.

––––––––––
574
Thucid., Hist. I 24.
575
Xenophon, Oecon. 18,1.
576
Herod., Hist. I 14.
577
Ter., Eunuch. 946.
578
Ter., Adelph. 269.
579
Isocr. De pace or. 110.
580
Pl., Reip. I 5
581
Luc., Pharsal. X 355.
582
Verg., Aeneid. X 798-9
583
Verg., Aeneid. IX 371
584
Verg., Aeneid. VI 13.
585
Verg., Aeneid. I 320

351
PRISCIANO, Sintaxis

(200) Con frecuencia los autores griegos utlizan εἰ


por ἐαν. Homero, Εἴ τ᾿ἐπὶ δεξί᾿ ἴωσι πρὸς ἠῶ τ ᾿ἠέλιόν
τε, donde εἴ τε equivale a ἐάν τε. Este mismo autor, 586
Ἄρσαντες κατὰ θυμόν, ὅπως ἀντάξιον ἔσται·/ Εἰ δέ κε μὴ
δώωσιν es decir ἐὰν μὴ δῶσιν. También los romanos
utilizan si con el valor de εἰ y de ἐάν.
Εἰπέ μοι dicen en ático también refiriéndose a mu-
chos. Semejante a esto es lo que encontramos en El Eu-
nuco de Terencio, 587 Aperite aliquis actutum; y en la
misma obra, 588 Nescio quid absente aliquid nobis domi
turbatum est.
Ellos: Εἰς Διονύσου. Terencio en Los Hermanos, 589
Ubi ad Dianae perueneris; Platón en el libro III de Re-
pública, 590 Ὅτι εἷς ἕκαστος ἓν μὲν ἐπιτήδευμα καλῶς
ἐπιτηδεύοι, πολλὰ δὲ οὔ; Salustio en la Conjuración de
Catilina, 591 Unumquemque nominans laudare; Cice-
rón, 592 Singulas uniuscuiusque domos.
(201) En ático ponen también participios en lugar
de verbos, como suelen hacer también en latín. Jeno-
fonte a Hierón, 593 Ἑπεὶ δὴ ταῦτα αὐτοῦ ἤκουσεν, ὁ
Σιμωνίδης εἰπεν· ἔοικεν τῷ ἔργῳ μέγα τι εἶναι ἡ τιμή, ἧς

––––––––––
586
Hom., Iliad. I 136-7.
587
Ter., Ad. 634.
588
Ter., Eunuch. IV. 3.7.
589
Ter., Adelph. 582.
590
Pl., Reip. III.7.
591
Sall., Catil. 21,4.
592
Cic., In Catil. Or. IV.6.12
593
Xenoph., Hier. 7.1.

352
Libro XVIII

ὀρεγόμενοι οἱ ἄνθρωποι, en vez de ὀρέγονται; Frí-


nico, 594 Ὦ φίλτατ᾿ ἀνδρῶν, μή μ᾿ ἀτιμάσας γένῃ, en lu-
gar de μή με ἀτιμάσῃς. Terencio en Andria, 595 Quid me-
ritus? en lugar de quid meruisti? Esto lo hacen los ro-
manos en los pretéritos de todos los pasivos, deponentes
y comunes, de manera que utilizan los participios en lu-
gar del verbo, añadiéndole el verbo de sustancia. Sin
embargo, también con frecuencia, mediante la elipsis de
éste, los participios desempeñan por sí mismos el papel
de verbos, como vemos en el libro I de Eneida de Vir-
gilio, 596 Certe hinc Romanos olim uoluentibus annis, /
Hinc fore ductores, reuocato a sanguine Teucri,/ Qui
mare, qui terras omni dicione tenerent,/ Pollicitus,
donde se ha sobreentendido es. Cicerón en la defensa
de Ligario, 597 Queritur se prohibitum, donde falta
esse. 598
(202) Ellos: Εἰς ὀρθὸν φρονῶ y εἰς ταύτην πρόθεσιν.
Salustio, 599 In hunc modum disseruit, en lugar de hoc
modo.
Ellos: Μυστήρια αὐτὴν ἦγεν por εἰς μυστήρια. Virgi-
lio en el I, 600 Italiam fato profugus, en lugar de in Ita-
liam.

––––––––––
594
Phroenichus, XVII 126.
595
Ter., Andr.III.5.15
596
Verg., Aeneid. I 234-7.
597
Cic., pro Q. Ligar. Or. 3.9.
598
Nueva alusión a la importancia de la figura de la elipsis (ya la vimos en
el infinitivo histórico, en algunos tipos de impersonales, en construcciones
absolutas de verbos transitivos…). En este caso, se refiere Prisciano a la elip-
sis del verbo sustantivo, que explica la aparición de un participio equivaliendo
a un verbo en forma personal.
599
Sall., Hist. II fr. 50.
600
Verg., Aeneid. I 2.

353
PRISCIANO, Sintaxis

Ellos: εἰς ἓν por ὁμοῦ. Nosotros también in unum


con el valor de simul (“al mismo tiempo”). Salustio en
la Conjuración de Catilina, 601 In unum conuocat. Ellos:
εἰς ὅσον ἡλικίας ἥκει y οὐδενὸς χεῖρον. También noso-
tros: hoc aetatis (“a esta edad”) y nihilo minus (“no obs-
tante”).
Ellos: ὅτι μάλιστα. Terencio, 602 Cum maxime Par-
menone opus est.
Ἑκατεροι se dice entre ellos para un grupo de dos.
Y así también Virgilio en el I, 603 Et saeuum ambobus
Achillen.
Ellos: ἐκ παντὸς τρόπου, παντὸς τρόπου, πάντα
τρόπον y κατὰ πάντα τρόπον. Nosotros en cambio om-
nímodo (“de cualquier modo”).
(203) Ἕκαστος y ἕκαστοι no lo dicen de dos, como
tampoco entre nosotros quisque (“cada uno”). Ho-
mero, 604 Λαοὶ δὲ θοὰς ἐπὶ νῆας ἕκαστοι / Ἐσκίδναντ᾿
ἰέναι; y 605 Οἵ δὲ ἕκαστος ἑλὼν δέπας ἀμφικύπελλον /
Σπείσαντες.
Εκάθισεν por ἐκαθέσθη y ἐποίησεν tiene significa-
ción tanto activa como pasiva. También nosotros tene-
mos verbos de significación variada, como ruo, moror,

––––––––––
601
Sall., In Cat. Or. 17 2.
602
Ter., locum dubium, pues la mención a Parmenón aparece en Ter. Eun.
IV.4.31, por lo que se ha apuntado que Prisciano pueda referirse a Ter.,
Phorm. I.4.26.
603
Verg., Aeneid. I 458.
604
Hom., Iliad. XXIV 1-2.
605
Hom., Iliad. IX 656-7.

354
Libro XVIII

propinquo (“corro, aguardo, acerco”), que tienen tanto


significación absoluta como activa. 606
Ἐλπίζω lo utilizan ellos no sólo para hablar de algo
bueno. Heródoto en el I,607 Ἐλπίζων σιτοδείην τε εἶναι
ἰσχυρὴν καὶ τὸν λεὼν τετρῦσθαι ἐς τοὔσχατον κακοῦ.
Virgilio en IV de Eneida, 608 Hunc ego si potui tantum
sperare dolorem.
(204) Ἐλαττοῦμαι τούτοις y ταῦτα es ático, al igual
que entre nosotros también se encuentra doleo, gaudeo
o laetor his y haec (“me duelen, alegran o regocijan es-
tas cosas”). Salustio en La conjuración de Catilina, 609
Ea populus laetari et merito dicere fieri; Virgilio en Bu-
cólicas, 610 Qui te, Pollio, amat, ueniat, quo te quoque
gaudet; Salustio en Catilina, 611 Et quasi dolens eius ca-
sum.
En ático utilizan ἔλλαβε δίκην tanto acerca del acu-
sador como del reo. Igualmente, nosotros. Virgilio en
IV de Eneida, 612 Ulta uirum poenas inimico a fratre re-
cepi; y en el XII, 613 Pallas te hoc uulnere, Pallas / Im-
molat et poenas inimico ex sanguine sumit; y en II de
Eneida, 614 Idque audire sat est, iam dudum sumite
poenas.

––––––––––
606
Es decir, que se pueden construir sin acusativo o con él: ruo (“corro o
derribo algo”), moror (“me detengo o retraso a alguien”), propinquo (“me
aproximo o aproximo algo”).
607
Herod., Hist. 1 22.
608
Verg., Aeneid. IV 419
609
Sall., In Cat. Or. 5, .29
610
Verg., Eclog. III 88.
611
Sall., In Cat. Or.40.2
612
Verg., Aeneid. IV 656
613
Verg., Aeneid. XII 948-9.
614
Verg., Aeneid. II 103.

355
PRISCIANO, Sintaxis

(205) En ático: Ἔλαττον τόσων y τόσοις. Igual-


mente nosotros: minor tot annos (“tantos años menor”),
pues cuando decimos minor triginta annorum (“menos
de treinta años”), para el genitivo se sobreentiende illo
qui est triginta annorum, ἥττων τούτου τριάκοντα ἐτῶν
(“que aquel que tiene treinta años”), y otros semejan-
tes. 615 Horacio en el libro IV de sus Odas, dijo maior
Neronum: 616 Deiecit acer plus uice simplici / Maior Ne-
ronum, donde hay que sobreentender aetate (“en
edad”). Él mismo dijo: minor fratrum por unus fratrum
qui minor est (“el que es menor de los hermanos”), 617
Lucano en IV, 618 Et reppulit aestus, Fortior Oceani,
donde se sobreentiende aestibus. Y en I, 619 Et Taranis
Scythicae non mitior ara Dianae, aquí también hay que
sobreentender el ablativo ara. Demóstenes en el dis-
curso contra Espudia sobre la dote,620 Ἔπειτα ὡς
ἔλαττον ταῖς χιλίαις ἐκομισάμην.
Dicen: Ἐμποδών por in praesenti. Tucídides
VIII, 621 Τὰς ἐμποδὼν αἰτίας μόνον ἐπισκοπεῖν. Terencio

––––––––––
615
Como vemos, Prisciano usa con mucha frecuencia para explicar
construcciones aparentemente anómalas la figura de la elipsis y la seme-
janza con el griego. Este mismo recurso será usado una y otra vez por el
Brocense en su Minerva.
616
Hor., Carm. IV 14,13-4.
617
No se ha encontrado esta expresión en Horacio, sino alter fratrum epp.
II 2, 183.
618
Luc., Pharsal. IV 102-3.
619
Luc., Pharsal. I 446.
620
Demosth., Adv. Spudiam de dote or. 6.
621
Según la indicación que encontramos en la edición de Keil, Prisciano
tomó esta cita de la etimología de ἐμποδών que ofrece Suidas, aunque no se
corresponde con ningún pasaje conservado de Tucídides.

356
Libro XVIII

en Los hermanos, 622 Istud est sapere, non quod ante pe-
des modo est / Videre, sed etiam illa quae futura sunt /
Prospicere.
(206) En ático: Ἐμποδίξειν ἡμᾶς y ἡμῖν. Isócrates a
Antípatro, 623 Ἔτι δὲ καὶ τὸ σωμάτιον οὐκ εὐκρινὲς ὄν,
ἀλλ᾿ἔχον ἄττα σίνη, νομίζειν ἐμποδιεῖν αὑτὸν πρὸς
πολλὰ τῶν πραγμάτων. También en latín impedio illum
(“impedir a alguien”), como ya hemos mostrado.
Iustum (“justo”) por uerum (“cierto”), y uerum por
iustum con mucha frecuencia lo utilizamos tanto noso-
tros como en ático. Sófocles en Ayax, 624 Δίκαιος γόνος
en lugar de uerus. Virgilio en el XII, 625 Quaecumque
est fortuna, mea est, me uerius unum / pro uobis foedus
luere et decernere ferro, donde encontramos uerius por
iustius.
(207) En ático: ἐμμένω τούτοις, y ἐν τούτοις;
ἐμπέπλεγμαι τούτοις y ἐν τούτοις. También nosotros:
permaneo his e in his, implicor his e in his (“persisto,
me enredo en estas cosas”).
Ἐμβλέπω αὐτῷ, αὐτὸν y εἰς αὐτόν. Así también no-
sotros: prospicio illi, illum e in illum (“percibo”). Vir-
gilio en el I, 626 Et alto prospiciens; Terencio en Heau-
tontimorúmeno, 627 Tibi prospexi; Aristófanes en Los

––––––––––
622
Ter., Adelph. III.3.32-4.
623
Isocr., Epp. 4, 11.
624
En realidad esta cita pertence a Eurip. fr. trag. inc. CXC, como ya apun-
tamos en este mismo ejemplo en XVII (168).
625
Verg., Aeneid. XII 694-5.
626
Verg., Aeneid. I 126-7
627
Ter., Heaut. 961.

357
PRISCIANO, Sintaxis

Babilonios, 628 Ἐννεύει με φεύγειν οἴκαδε. También no-


sotros, de forma similar: adnuit me fugere domum (“me
permitió salir de casa”). Y con dativo aparece también
tanto en griego como en latín: Ἐννεύει μοι ποιεῖν, adnuit
mihi facere (“me permitió hacer”).
En ático ἔνδον por εἴσω, y ἔνδοθεν por ἔνδον, es de-
cir los adverbios que significan “lugar en donde” por
“hacia donde”, y los que significan “hacia donde” por
los de “lugar en donde”. También a nuestros autores los
encontramos sirviéndose de una figura de este tipo.
(208) Virgilio en IV de Eneida, 629 Eiectum litore,
egentem / Suscepi, en lugar de ad litus (“junto a la
playa”). Ellos: ἐγκατέσκηψεν εἰς τόνδε τὸν τόπον, ἐν
τῷδε, τῷδε y περί τόνδε. También nosotros: astitit illum
locum, illo, illi y circa illum (“me detuve en aquel lu-
gar”). Virgilio en el V, 630 Olli caeruleus supra caput
astitit imber; Isócrates en el Areopagítico, 631 Ἐν ταῖς
αὐλητρίσιν por “en el lugar en el que habitan los flautis-
tas”. Semejante a esta construcción es la del I de Catili-
narias de Cicerón, 632 Dico te priore nocte uenisse inter
falcarios, es decir “al lugar donde estaban los falca-
rios”.
(209) Ἐνεγκὼν ὄνομα dicen en ático, por ἔχων. Vir-
gilio en IV de Eneida, 633 Egregiam uero laudem et spo-

––––––––––
628
Aristof., Babyl. frag. XXIII.
629
Verg., Aeneid. IV 373-4.
630
Verg., Aeneid. V 10.
631
Isoc., Areopagit. 48.
632
Cic., In Catil. Or. I, 4,8.
633
Verg., Aeneid. IV 93-4.

358
Libro XVIII

lia ampla refertis / Tuque puerque tuus; Cratino en Py-


tine, 634 Ἀτὰρ ἐννοοῦμαι δῆτα τὰς μοχθηρίας / Τῆς
ἡλιθιότητος τῆς ἐμῆς. Igualmente nosotros: cogito quae
sunt difficultates stoliditatis meae (“pienso cuáles son
las dificultades de mi estupidez”).
Ellos: ἔνιοί τινες. También nosotros: certi quidam
(“ciertos hombres”).
El ἕνεκα a veces lo omiten los áticos. Tucídides en
el inicio,635 Καὶ τὰς αἰτίας προσένραψα πρῶτον τοῦ μή
τινα ζητῆσαί ποτε, ἐξ ὅτου τοσοῦτος πόλεμος τοῖς
Ἕλλησι κατέστη.
Los romanos con frecuencia se sirven de esta elisión
en el genitivo de nombres, que tienen terminación de
supinos, como populi seruandi laborat, reipublicae de-
fendendae periclitatur (“se esfuerza por salvar al pue-
blo, se pone en peligro por defender la república”),
donde falta causa; Salustio en La guerra de Jugurta, 636
Quae postquam gloriosa modo neque belli patrandi
cognouit.
Tucídides en IV 637, Καί αὖθις ἑνὸς δέον τριακοστῷ
ἔτει por ἑνὸς δέοντος. Y dicen δυοῖν δέον por δυοῖν
δεόντοιν.
(210) En latín: undeuiginti, undetriginta, duodeui-
ginti, duodetriginta (“diecinueve, veintinueve, dieci-
ocho, veintiocho”), y así sucesivamente en las decenas.

––––––––––
634
Cratin., Putin. Frag.IX.
635
Thucid., Hist. I 23.
636
Sall., Iug. 88, 4.
637
Thucyd. IV 102.

359
PRISCIANO, Sintaxis

Horacio dijo undeoctoginta en II de las Sátiras: 638 Un-


deoctoginta annos natus, cui stragula uestis, es decir
“teniendo ochenta años, menos uno”.
En ático: ἐναντίον τοῦδε por coram illo (“en presen-
cia de él”). Terencio en Andria, 639 Idque gratum fuisse
aduersum te habeo gratiam; Demóstenes en el discurso
contra Esquines, 640 Ἁυτὸς ἐξηγεῖτο τὸν νόμον τῷ κήρυκι
en vez de ὑπηγόρευεν. Los romanos usan uerbis praeire
e iurare in uerba illius, es decir, quomodo ille dictaret
(“tal como él dicta”). Horacio en Epodos, 641 In uerba
iurabas mea / Artius atque hedera procera astringitur
ilex.
(211) En ático: ἐντρέπομαι τοῦτο y τούτου. De aquí
en latín se dice: pudet me istius rei (“me avergüenzo de
ese asunto”). Andócides en el libro sobre Misterios, 642
Τῆς μὲν τύχης, ᾗ ἐχρησάμην, δικαίως ἂν ὑφ᾿ ὑμῶν
ἐλεηθείην. Por eso en latín: misereor tui (“me apiado de
ti”). Platón en el Critón, 643 Νῦν δὲ οὔτε ἐκείνους τοὺς
λόγους αἰσχύνει, οὔτε ἡμῶν τῶν νόμων ἐντρέπει; y en el
Fedro, 644 Ὄυτε κέντρων ἡνιοχικῶν οὔτε μάστιγος ἔτι
ἐντρέπεται; Eurípides en Alcmena, 645 Εἰ τοῦ τεκόντος
οὐδὲν ἐντρέπῃ πατρός; Sófocles en Edipo en Colono, 646
Ἦ καὶ δοκεῖτε τοῦ τυφλοῦ τινα ἐντροπὴν / Ἢ φροντίδα

––––––––––
638
Hor., Serm. II 3, 117-8.
639
Ter., Andr. 42.
640
Demosth., De falsa legat. Or. 70.
641
Hor., Epod. XV 4-5.
642
Andoc., De myster. Or. 67.
643
Pl., Crit. 14.
644
Pl., Phaed. 35, 75.
645
Eur., Alcmen. Frag. 84.
646
Soph., Oed. Col. v.299-300.

360
Libro XVIII

ἕξειν; y en Edipo Rey, 647 μήτε παρεντραπῇς τόδε; Alexis


en el Rapto de Helena, Ἀκόλαστός ἐστι, τὴν δὲ πολιὰν
οὐκ ἐντρέπεται; Terencio en Formión, 648 Non pudet ua-
nitatis?, y en Los hermanos, 649 Fratris me quidem pudet
pigetque; también en Formión, 650 Ut nihil pudet!
(212) Hay que advertir que la construcción del
verbo antes mencionado se refiere tanto al respeto por
una persona honesta como a la vergüenza por una des-
honrosa. Así: Pudet me patris con el valor de erubesco
patrem (“me avergüenzo ante mi padre”) y pudet me
uanitatis, con el valor de erubesco propter uanitatem
(“me avergüenzο de mi vanidad”).
En griego dicen: ἐνδέξια y ἐναρίστερα con valor ad-
verbial y acento agudo en la antepenúltima. Igualmente
nosotros: dextra illum y sinistra illum (“a su derecha o
a su izquierda”). Salustio en Jugurta, 651 Dextra Adher-
balem assedit; Homero, 652 Ἀλλ᾿ ἄνα por ἀνάστηθι. Vir-
gilio Eneida III, 653 O mihi sola mei super Astyanactis
imago, donde aparece super en vez de superes.
(213) En ático: ἐξέστησαν τόδε, τοῦδε y τῷδε. De-
móstenes en el discurso sobre la ley de Leptines, 654
Χρήματα μὲν γὰρ πλεῖστά ποτε κτησάμενοι πάντα ὑπὲρ
φιλοτιμίας ἀνήλωσαν, ὑπὲρ δὲ δόξης οὐδένα ποτὲ
κίνδυνον ἐξέστησαν, ἀλλὰ καὶ τὰς ἰδίας οὐσίας

––––––––––
647
Soph., Oed. Tyr. v. 1056.
648
Ter., Phorm. 525.
649
Ter., Adelph. 391.
650
Ter., Phorm. 644.
651
Sall., Iug. 11, 3.
652
Hom., Iliad. VI 331 y IX 247.
653
Verg., Aeneid. III 489.
654
Demosth., adv. Leptin. Orat, 10.

361
PRISCIANO, Sintaxis

προσαναλίσκοντες ἐτέλουν; Aristófanes en Las ranas, 655


Εὐφημεῖν χρὴ κἀξίστασθαι τοῖς ἡμετέροις χοροῖσιν,
Ὅστις ἄπειρος τοιῶνδε λόγων ἢ γνώμην οὐ καθαρεύῃ;
Solino en sus Memorables, 656 Tatius hominem exiuit;
Virgilio en el V, 657 Corpore tela modo atque oculis ui-
gilantibus exit.
En ático: ἐπιστατήσει ὑμῶν y ὑμῖν. Teopompo en
Stratiot, 658 Ἡ Ξρασυμάχου. ὑμῶν γυνὴ καλῶς
ἐπιστατήσει; Platón en Leyes XII, 659 Γυμνικῶν τε καὶ
ἳππικῶν ἄθλων ἐπιστάτας; Cratino Thress., 660 Τὴν
πέρυσι βουλὴν ἐφεστώς.
(214) Los romanos: insto illi e illum (“le apremio”).
Virgilio en I de Eneida, 661 Instans operi regnisque fu-
turis; y en el VIII, 662 Heu quantae miseris caedes Lau-
rentibus instant; también en el VIII, 663 Parte alia Marti
currumque rotasque uolucres / Instabant.
En ático: ἐπιτροπεύειν αὐτὸν y αὐτοῦ. Los nuestros
lo construyen sólo con acusativo. Virgilio en el V, 664
Tutatur fauor Euryalum.
(215) En ático: ἐπεβάλοντο τῇδε τῇ πράξει y τήνδε
τὴν πρᾶξιν. En latín: conor illam rem (“intento aquella

––––––––––
655
Aristof., Ran, 354-5
656
Solin., Memorab. I 21.
657
Verg., Aeneid. V 438
658
Theop., Stratiotid. Frag. III. Frag. Com. Gr. II, 813.
659
Plat, Leg. XII.4
660
Cratin., Thressar. Fr. VI.
661
Verg., Aeneid. I 504.
662
Verg., Aeneid. VIII 537
663
Verg., Aeneid. VIII 433-434
664
Verg., Aeneid. V 343.

362
Libro XVIII

empresa”). Virgilio en el IX, 665 Ac conantem plurima


frustra.
Ἐπιδείξεις ποιῶν καλῶς y ποιεῖν καλῶς. Igual-
mente, en latín: ostendes faciens bene y facere bene
(“mostrarse haciendo bien”). Virgilio en II de
Eneida, 666 Sensit medios illapsus in hostes, por se illa-
psum esse. Estacio en VII de Thebaida, 667 Non aliter
caelo nocturni turbine Cori / Scit peritura ratis, por scit
se perituram.
(216) Ellos: ἐπιδεδίκασται τοῦδε y nosotros: damna-
tus pecuniarum repetundarum (“condenado por mal-
versación de fondos”).
En ático: ἐπιλέλησμαι τοῦδε y τόδε. Homero, 668
τοῦδε οὐκ ἐπιλήσομαι; Jenofonte en el VI de la Cirope-
dia, 669 Ὅπως, εἴ τίς τι εἴη ἐπιλελησμένος, μετέλθοι; Me-
nandro en Los Pilotos, 670 ἐπελάθετο αὑτὸν ὅστις εἴη;
Virgilio en II de Eneida, 671 Quisquis es, amissos hinc
iam obliuiscere Graios; y en III también de Eneida, 672
Oblitusue sui est Ithacus discrimine tanto.
Ellos: ἐπεξιέναι τῷ πράγματι y τὸ πρᾶγμα. 673 Noso-
tros sólo: exequi rem (“conseguir un asunto”).

––––––––––
665
Verg., Aeneid. IX 398.
666
Verg., Aeneid. II 377.
667
Stat., Thebaid. VII 791-2.
668
Hom., Iliad. XXII 387.
669
Xenoph., Cyropaed. VI 3, 1.
670
Men., Gubernat. frag. V.
671
Verg., Aeneid. II 148.
672
Verg., Aeneid. III 629.
673
Es decir, con dativo y acusativo.

363
PRISCIANO, Sintaxis

᾿Επιχωριάζει εἰς Ἀθήνας y ἐν Ἀθήναις. Y nosotros:


habitat Romam y Romae. Virgilio en el VIII, 674 Hoc ne-
mus, hunc, inquit, frondoso uertice collem / Quis deus,
incertum est, habitat deus; y en III de Eneida, 675 Non-
dum Ilium et arces / Pergameae steterant, habitabant
uallibus imis.
(217) 676 Semejante a esto es eicitur in litus, litore y
litori (“arrojado a la playa”). Virgilio en IV de
Eneida, 677 Eiectum litore, egentem / Suscepi; y también
en IV, 678 Volat hasta Tago per tempus utrumque, por in
Tagum.
Ἐπὶ τούτου τοῦ χωρίου y ἑπὶ τούτῳ ἔστησαν
τρόπαιον. En latín, con frecuencia, y sobre todo los his-
toriadores, utilizan ablativos con preposición en lugar
de genitivo y dativo para indicar lugar “en donde”,
como in Tyro por Tyri, e in Taurominio por Taurominii,
o in sorte por sorti.
(218) Isócrates en el discurso sobre la paz, 679
Πολλῶν ἐτῶν οὐδὲ ἰδεῖν αὐτοῖς ἐξεγένετο τῆν ἀρχὴν
αὑτῶν. Dicen: ἐτῶν τοσούτων y ἔτεσι τοσούτοις. En la-
tín se utiliza acusativo y ablativo, aunque también apa-
recen algunos utilizando genitivo, como Cicerón en el
libro I de Catilinarias, 680 Qui dies futurus esset ante
diem sextum Kalendarum Nouembrium, aquí Kalenda-

––––––––––
674
Verg., Aeneid. VIII 351-2
675
Verg., Aeneid. III 109-10.
676
Este párrafo es omitido por algunos manuscritos.
677
Verg., Aeneid. IV 373-4.
678
Verg., Aeneid. IX 418.
679
Isocr., De pace or. 92.
680
Cic., In Catil. Orat. I, 3,7.

364
Libro XVIII

rum equivale a ante Kalendas (“antes de las Kalen-


das”). Los comentarios más probados son testigos de
estas construcciones. Virgilio en I de Eneida, 681 Una
cum gente tot annos / Bella gero; y también se dice tot
annis. Ἔτη γεγονὼς τοσαῦτα y ἐτὼν τοσῶνδε; Lisias en
el discurso sobre Diógenes, 682 Ἦν γὰρ αὐτῇ υἱὸς ἐκ τοῦ
προτέρου ἀνδρὸς ἐτῶν γεγονῶς ἑκκαίδεκα; Terencio en
Eunuco, 683 At ille alter uenit [ad nos] annos natus se-
decim.
(219) En ático: ἔτυχε τιμωρίας tanto para el acusador
como para el acusado. De manera similar en latín, Vir-
gilio en IV de Eneida, 684 Ulta uirum poenas inimico a
fratre recepi.
Ellos: εὐδαιμονίζω σοῦ τόδε y εὐδαιμονίζω σε τοῦδε.
Nuestros autores también con muchísima frecuencia,
han imitado esta figura. Virgilio en el XI, 685 Iustitiane
prius mirer belline laborum; Juvenal en el V,686 Et pa-
ter ergo animi felices credit auaros.
Εὔχομαι τοῖς θεοῖς, πρὸς τοὺς θεοὺς y προσεύχομαι
τοὺς θεούς. También nosotros: supplico te y tibi (“te su-
plico”). Terencio en Andria, 687 Ipsum hunc orabo, huic
supplicabo, amorem huic narrabo meum; Accio, 688
Elatis manibus Priamus supplicat Achillem. Sin em-
bargo precor, oro, obsecro y quaeso (“suplico, ruego,

––––––––––
681
Verg., Aeneid. I 47-8.
682
Lysias, Diog. XXXV, fr.2.
683
Ter., Eunuch. 692.
684
Verg., Aeneid. IV 656.
685
Verg., Aeneid. XI 126.
686
Juv., Sat. V 14, 119.
687
Ter., Andr. 312.
688
Acc, exemplum incertum.

365
PRISCIANO, Sintaxis

pido, busco”) aparecen con acusativo en muchos luga-


res.
(220) En ático: εἰς καλὸν ἔστρεψεν. Virgilio en III
de Geórgicas, 689 Et totae solidam in glaciem uertere la-
cunae; y en Églogas, 690 Hos illi, quod non bene uertat,
mittimus haedos.
En ático: ἡγεῖσθαι τῆς πόλεως y τῇ πόλει. Platón en
el Menón, 691 οὐκ ἄρα σοφίᾳ τινὶ οὐδὲ σοφοὶ ὄντες οἱ
τοιοῦτοι ἄνδρες ἡγοῦντο ταῖς πόλεσιν, οἱ ἀμφὶ
Θεμιστοκλέα τε καὶ οὓς ἄρτι Ἄνυτος ὅδε ἔλεγεν. De ahí
nosotros: praecipio urbi, praefectus urbi y urbis (“go-
bierno en la ciudad, gobernador de la ciudad”). Ahora
bien, cuando se construye con dativo, es participio, y
cuando va con genitivo es nombre, como en amans
illius (“amante de él”) nombre, pero amans illum
(“amándole”) participio; natus illius (“hijo de ella”)
nombre, pero natus ab illa o illi (“nacido de ella”) par-
ticipio. Y casi todos los nombres que son semejantes a
los participios se distinguen por la distinta construcción
con casos. Y es que los participios deben conservar las
construcciones de sus verbos.
(221) En ático: ἠράμην πόλεμον πρὸς τοῦτον y
τούτῳ. Platón, Perialg., 692 Ὃς πρῶτα μὲν Κλέωνι
πόλεμον ἠράμην. Y semejante es lo que encontramos en
el libro IX de Virgilio, 693 Volat hasta Tago per tempus
utrumque, por in Tagum.

––––––––––
689
Verg., Georg. III 365.
690
Verg., Eclog. IX 6.
691
Pl., Men. 41.
692
Pl., Perialg. Fr. II.
693
Verg., Aeneid. IX 418.

366
Libro XVIII

Ἡμερῶν τόσων τόδε ἔσται. Demóstenes contra Es-


quines, 694 Δυοῖν ἢ τριῶν ἡμερῶν, οἷς μὲν ἐχθρὸς ἥκει,
αὐτὸν φίλον γεγενημένον, οἷς δὲ φίλος, τοὐναντίον. De
manera similar, por elipsis, en Cicerón Catilinarias
II, 695 Sed triduo tamen audietis, en lugar de intra tri-
duum.
(222) Ἤσθηται τὴν στολὴν ταύτην y ταύτῃ, indutus
uestem y ueste (“cubierto con ropa”). Virgilio en el
VII, 696 Ipse pedes, tegimen torquens inmane leonis / Te-
rribili inpexum saeta cum dentibus albis / Indutus capiti
sic regia tecta subibat; y en el XI, 697 Harum unam
iuueni supremum maestus honorem / Induit; Terencio
en Eunuco, 698 Meam ipse induit; y en la misma obra, 699
Et ea est indutus?
Ἢ ὡς κάλλιον αὐτοῖς; Platón en La República III, 700
Μαλακώτεροι αὖ γίνονται ἢ ὡς κάλλιον αὐτοῖς en vez
de ἢ ὡς προσήκει. De manera similar, en latín: molliores
fiunt quam ut melius illis. Y semejante a esto es lo que
escribe Salustio en el Jugurta, 701 Romanos sicut pleros-
que remoto metu laxius licentiusque futuros.
(223) Demóstenes en Filípicas III, 702 ὑπῆρχον
Ὀλύνθιοι δύναμίν τινα κεκτημένοι …. Οὔτε Φίλιππος
ἐθάρρει τούτους οὔτε οὗτοι Φίλιππον; Estacio en II de

––––––––––
694
Demosth., Or. de Cor. 35
695
Cic., In Catil. Or. II 7, 15.
696
Verg., Aeneid. VII 666-68.
697
Verg., Aeneid. XI 76-7.
698
Ter., Eunuch. 702.
699
Ter., Eunuch. 707.
700
Pl., Reip. III 17.
701
Sall., Iug. 87,4.
702
Demosth., Philip. Orat. III 7.

367
PRISCIANO, Sintaxis

Tebaida, 703 Martisque e semine Theron / Terrigenas


confisus auos;
Θαρρῶ τοῦτο y τούτῳ. Nosotros: fido huic rei y hac
re. Virgilio en XI, 704 Dum Troia temptat / Castra fugae
fidens et caelum territat armis; y en el VII, 705 Moliri
iam tecta uidet, iam fidere terra.
(224) En ático: θαυμάζειν αὐτοὺς, αὐτῶν y αὐτοὶς.
En latín también: miror illum, illius e illo (“lo admiro”).
Virgilio en Eneida II, 706 Et molem mirantur equi, pri-
musque Thymoetes; y en el XI, 707 Iustitiane prius mirer
belline laborum.
Ἰδίοις αὑτὼν ἀγαθοῖς. Isócrates en el Panegírico, 708
Καὶ μᾶλλον χαίρουσιν ἐπί τοῖς ἀλλήλων κακοῖς ἢ τοῖς
αὑτῶν ἰδίοις ἀγαθοῖς. Una construcción semejante la
encontramos en Los Hermanos de Terencio, 709Suo sibi
gladio hunc iugulo.
(225) En ático: κατῆρχε τοῦ λόγου y τὸν λόγον. Pla-
tón, 710 Θαυμαστὸν γάρ τινα, ὦ Κρίτων, ἀνὴρ κατῆρχε
λόγον, οὗ σοι ἄξιον ἀκοῦσαι. En latín se construyen con
acusativo: incipio, coepio, inchoo e ineo (“comienzo,
empiezo, inicio, emprendo”). Virgilio en Églogas, 711
Incipe Maenalios mecum, mea tibia, uersus; y en VI, 712

––––––––––
703
Stat., Thebaid. II, 572-3
704
Verg., Aeneid. XI 350-1.
705
Verg., Aeneid. VII 290.
706
Verg., Aeneid. II 32.
707
Verg., Aeneid. XI 126.
708
Isocr., Paneg. 168.
709
Ter., Adelph. 958.
710
Pl., Euthydem. II, 29.
711
Verg., Eclog. VIII 21.
712
Verg., Aeneid. VI 372.

368
Libro XVIII

Vix ea fatus erat, coepit cum talia uirgo; y en la misma


obra, 713 Nocturnas inchoat aras.
En ático: Κατακροᾶσθαι τούτου y τοῦτον; Éupolis en
Prospalt. 714 Τί κατακροᾶσθε μου τὰ μουσοδονήματα. En
latín se construye audio (“oígo”) con acusativo, y aus-
culto (“escucho”) tanto con acusativo como con dativo.
Terencio en Andria, 715 Pamphilumne adiutem an aus-
cultem seni; y en la misma obra,716 Ausculta pauca: et
quid ego te uelim et tu quod quaeris scies. Así es como
lo reflejan los antiguos códices, según el comentario de
Donato.
(226) En ático: κατακέχρησαι ταύτῃ y ταύτην. Cice-
rón en sus Invectivas I, 717 Quousque tandem abutere,
Catilina, patientia nostra?, Salustio en la Conjuración
de Catilina, 718 Quippe quas honeste habere licebat,
abuti per turpitudinem properabant. Pero puede sobre-
entenderse his.
En ático: καθέξεσθαι ἐν τῷδε, εἰς τόνδε, ἐπὶ τοῦδε y
ἐπὶ τῷδε. Tucídides I, 719 Καθεζόμενοι δὲ ἳκεται εἰς τὸ
Ἥραιον ἐδέοντο.
(227) Esquines, 720 Ἐκαθήμεθα δὲ ἐν τῇ στοᾷ. Los
autores latinos también con frecuencia asocian casos
distintos a este verbo: sedeo in monte, in montem, y

––––––––––
713
Verg., Aeneid. VI 252.
714
Eup., Prospalt. Fr. IV, com. Gr. Fr. II p.523.
715
Ter., Andr. 209.
716
Ter., Andr. 536.
717
Cic., In Catil. Or. I, 1, 1.
718
Sall., Catil. 13, 2.
719
Thucid., Hist. I 24.
720
Esquin., exemplum incertum.

369
PRISCIANO, Sintaxis

monte o montem (“me siento en el monte”) sin preposi-


ciones, como Virgilio en el VII, 721 Tali intus templo
diuum patriaque Latinus / Sede sedens; y en el V, 722
Summa petit scopuli siccaque in rupe resedit; Salustio
en Jugurta, 723 Iugurtha extenuata suorum acie montem
insedit.
(228) En ático: Κατηγορῶ σοῦ τάδε y τῶνδε. Tam-
bién nosotros: accuso te furti y accuso tui furta (“te
acuso de robo”). Demóstenes en el discurso contra Mi-
dias, 724 Εἰ μὲν οὗν παρανόμων ἢ παραπρεσβείας ἤ τινος
ἄλλης τοιαύτης αἰτίας ἤμελλον αὐτοῦ κατηγορεῖν.
En ático: Κατέαγε τοῦ δεῖνα y τῷ δεῖνι ἡ κλεῖς. De
manera similar, en latín: fractum illius e illi crus (“se
rompió la pierna”).
En ático: καταφρονήσας τούτου y τοῦτον. Heródoto
en el primero, 725 καταφρονήσας τὴν τυραννίδα ἤγειρεν
τρίτην στάσιν. También en latín: temno, sperno, despi-
cio (“rechazo, desprecio, desdeño”) y todos los verbos
activos, que forman pasiva a partir de ellos, se constru-
yen con acusativo. Virgilio en Bucólicas, 726 O digno co-
niucta uiro, dum despicis omnes.
(229) Ellos dicen: κατὰ μνήμην en vez de ὡς
μέμνημαι y κατὰ σῶμα εἰργασμένην. También en latín:
pro uiribus, es decir secundum uires (“en función de las
fuerzas”). Salustio en Catilina, 727 Publicam miserorum
––––––––––
721
Verg., Aeneid. VII 192-3.
722
Verg., Aeneid. V 180.
723
Sall., Iugurth. 49,1.
724
Demosth., Adv. Meid. Or. 5.
725
Herod., Hist. I 59.
726
Verg., Eclog. VIII 32.
727
Sall., Catil. 35,3.

370
Libro XVIII

causam pro mea consuetudine suscepi; Virgilio en el


V, 728 Tum ualidis flexos incuruant uiribus arcus / Pro
se quisque uiri, es decir secundum suas uires (“según
sus fuerzas”). Sin embargo esta misma preposición, es
decir pro, cuando se construye con un verbo, para ex-
presar el significado antes mencionado, se une a ut:
prout possum, prout ualeo, prout intellego (“en la me-
dida en que pueda, tenga fuerzas, comprenda”).
(230) Ellos: Καταμελεῖν τούτων y ταῦτα. Antifonte
en sus discursos políticos, 729 Μήτε φιλοπότην κληθῆναι
καὶ δοκεῖν τὰ πράγματα καταμελεῖν ὑπὸ οἴνου
ησσώμενον. Así también los nuestros: neglego illum
(“despreocuparse de algo”) Terencio en Los Herma-
nos, 730 Pecuniam in loco neglegere maximum interdum
est lucrum.
Καρτερεῖν τὰ παρόντα y ἐπὶ τοῖς παροῦσιν. Nosotros
con acusativo: Vigilio en III de Eneida, 731 Haut inpune
quidem nec talia passus Vlixes.
Ellos: καταρᾶται τούτῳ. Horacio en Sátiras II, 732
Tibi non referenda precati.
Κατεύχεσθαι τοῦτον. En latín: imprecor y execror
illum e illi (“le impreco y le maldigo”).
Ellos: καταγελᾷς ἡμῶν y ἡμιν. Terencio en Herma-
nos, 733 Rideo hunc; y en Eunuco, 734 Forte habui scor-
tum: coepit ad id adludere / Et me inridere; y en la
––––––––––
728
Verg., Aeneid. V 500-1.
729
Antiphon, Politici fr. Or. XXIV fr. 2
730
Ter., Adelph. II 2,8
731
Verg., Aeneid. III 628.
732
Hor., Serm. II 7, 36.
733
Ter., Adelph.IV, 2, 9.
734
Ter., Eunuch.III 1, 34-5.

371
PRISCIANO, Sintaxis

misma obra, 735 Hisce ego non paro me ut rideant, Sed


his ultro arrideo.
(231) Ellos: κατακράζομαί σε, καταβοήσομαί σε y
σοῦ. Aristófanes en Los Caballeros, 736 κατακεκράξομαί
σε. Nosotros: increpo illum (“le increpo”).
Ellos: καθ᾿ ἡμέραν y καθ᾿ ἑκάστην τὴν ἡμέραν. En
latín: in dies, per singulos dies (“de día en día”), in an-
nos, per singulos annos (“de año en año”), in horas y
per singulas horas (“de hora en hora”). Livio con fre-
cuencia utiliza in milites (“a los soldados”) por in sin-
gulos milites (“a cada uno de los soldados”). Virgilio en
el V,737 Bina boum uobis Troia generatus Acestes / Dat
numero capita in naues, adhibete penates.
Ellos: ὁσημέραι, nosotros: cotidie y quot annis
(“diariamente, todos los años”).
(232) Ellos utilizan κατάγομαι, καταλύω y ὁρμίζομαι
con el valor de dirección a dónde y en dónde. Igual-
mente, los nuestros: deuerto domi y domum (“me retiro
en casa, a casa”).
Ellos: κόπτειν τὰ ῥήματα con el valor de disserere
(“disertar”). Terencio en Heautontimorúmeno, 738
Verum interea, dum sermones caedimus,/ Illae sunt re-
lictae.
Ellos: κοπιᾷς αὐτόν por in lassitudinem ducis (“lle-
vas al agotamiento”). Semejantes a éstos son verbos que
tienen, entre nosotros, tanto valor activo como pasivo,
tal como hemos indicado anteriormente: 739 propinquo,
––––––––––
735
Ter., Eunuch. II 2, 18-9.
736
Aristoph., Caball. 287.
737
Verg., Aeneid. V 61-2.
738
Ter., Heaut. II 3,1-2.
739
Cfr. XVIII 203.

372
Libro XVIII

ruo y moror (“acercar / acercarse; correr / empujar; de-


tenerse / detener”).
Ellos: κωλύει τὸν ἀδικούμενον y κωλύει τοῦτον
ἀδικεῖσθαι. Y nosotros: prohibet illum periclitantem y
prohibet illum periclitari (“impide que corra peligro”).
Virgilio en Eneida II, 740 Sensit medios illapsus in hos-
tes, por illapsum se esse (“que se había precipitado”).
Salustio en Jugurtha, 741 Et Hercule, Sulla, ante te cog-
nitum multis orantibus, aliis ultro egomet opem tuli, nu-
llius indigui.
(233) Λαχεῖν τῶν πατρῷων, διαλαχεῖν τὰ πατρῷα.
Nosotros: sortior (“obtengo en suerte”) con acusativo.
Virgilio en el XII, 742 Sortitus fortunam oculis.
Ellos: λέγουσιν ὡς τόδε ἐγένετο y λέγουσιν ὡς τόδε
γεγονέναι. Los nuestros: dicunt ut illa res facta sit e
illam rem factam esse (“dicen que aquel asunto se
realizó”).
Λέγεται ὅδε πεποιηκέναι τόδε y λέγεται τόνδε
πεποιηκέναι τόδε. También los nuestros con frecuencia:
Terencio en El Eunuco, 743 Apparet seruum hunc esse
domini miseri et pauperis.
(234) Ellos: λεκτέον ἐστί por oportet dicere (“con-
viene hablar”). Platón en el libro III de República, ῞Οτι
ἔφαμεν, ἃ μὲν λεκτέον, ἤδη εἰρῆσθαι, ὡς δὲ λεκτέον
ἔστίν, ἐπισκεπτέον εἶναι. De aquí se tomaron en latín los
gerundios o los supinos: dicendi, dicendo, dicendum,
dictum, dictu. Propiamente la terminación dum indica

––––––––––
740
Verg., Aeneid. II 377.
741
Sall., Jugurth. 110,2.
742
Verg., Aeneid. XII 920.
743
Ter., Eunuch. III 2, 33-4.

373
PRISCIANO, Sintaxis

un adverbio ático, que puede unirse a cualquier género,


número, persona y tiempo, como legendum est mihi,
tibi, illi, nobis, uobis, illis (“tiene que hacerse la lectura
por mí, por ti, por nosotros, por vosotros y por ellos”) y
legendum est, legendum fuit, legendum erit poetam,
orationem, carmen (“tiene que ser leído, tuvo que ser
leído, tendrá que ser leído el poeta, el discurso, el
poema”).
(235) En ático: Λογίζεται λ´μνᾶς ὑπὲρ ἡμῶν
ἐκτετικώς. Nosotros: confitetur osculatus uirginem
(“confiesa que ha besado a la joven”) y criminatus in-
noxium (“que ha calumniado a un inocente”). Virgilio
en el II, 744 Sensit medios illapsus in hostes, por illapsum
se esse (“que se había precipitado”); Estacio en el
XII, 745 Hortaris euntem por hortaris ire (“le animas a
que vaya”).
En ático: λοιδορεῖσθαι αὐτοῖς y αὐτούς. Hipérides
contra Demóstenes, 746 ἀλλὰ τοὺς νεωτέρους ἐπί βοή-
θειαν καλεῖς, οὑς ὕβριζες καὶ ἐλοιδοροῦ ἀκρατοκώ-
θωνας ἀποκαλῶν. Los romanos por su parte: maledico
te y tibi (“te maldigo”): Cicerón, en su defensa de Deio-
taro, dijo: 747 Blesamius, –eius enim nomine, optimi uiri
nec tibi ignoti, maledicebat tibi.
(236) Λυμαίνεται τῷδε y τόνδε. Heródoto en el I, 748
λυμαινομένη δὲ τῷ νεκρῷ ἐπέλεγε τοιάδε; y en el III, 749
λυναίνομαι αὐτόν. En latín se dice: laedo te, noceo tibi
––––––––––
744
Verg., Aeneid. II 377.
745
Stat., Theb. XII, 218.
746
Hyperid., Adv. Demosth.. or. XVII, fr.3
747
Cic., pro Deiotaro or. 12, 33.
748
Herod., Hist. I 214.
749
Herod., Hist. III 16.

374
Libro XVIII

y te (“te hiero, te daño”). Lucano en el III, 750 Insiluit


solo nociturus pondere puppim. Pero esta construcción
se debe más bien a la elipsis de la preposición in, es de-
cir, encontramos insiluit puppim, por in puppim. 751
Isócrates en el Eginético, 752 ἐκ ποίας δ᾿ἂν οἰκίας
ἄλλον ἥδιον υἱὸν εἶδεν αὑτῷ μᾶλλον πολύ en lugar de
πολὺ μᾶλλον; μάλιστα y πολὺ μάλιστα. Los nuestros di-
cen: multo magis (“mucho más”) y multo maxime (“mu-
chísimo”), como Virgilio en el I, 753 Pygmalion scelere
ante alios immanior omnes.
(237) En ático: μανθάνω τόδε y τοῦδε. Semejante a
esto es lo que encontramos en El Eunuco de Teren-
cio, 754 Reuiso, quidnam Chaerea hic rerum gerat, por
quas res y Virgilio en el XI, 755 Iustitiane prius mirer
belline laborum. De manera similar: insimulo auaritiae,
accuso pecuniarum repetundarum, o furti, o adulterii y
similares (“acuso falsamente de avaricia, acuso de mal-
versación de fondos, o de robo, o de adulterio”, etc.).

––––––––––
750
Luc., Pharsal. III 626.
751
Junto a la elipsis del verbo sustantivo en algunas construcciones, de
nombres cognatae significationis, o de acusativos para explicar construccio-
nes aparentemente anómalas, encontramos también ahora la elipsis de una
preposición, en este caso in, como recurso gramatical. Como hemos ido afir-
mando en todos los casos anteriores, Apolonio Díscolo y Prisciano van dando
pasos para la consideración de dos niveles en el lenguaje, con la utilización
de figuras gramaticales como la elipsis para explicar las desviaciones que se
producen entre ambos niveles. Será ya en la gramática racional del XVI, es-
pecialmente con Linacro y el Brocense, cuando esta explicación se sistema-
tice y dé paso a una gramática plenamente racional.
752
Isocr., Aeginet. 46.
753
Verg., Aeneid. I 347.
754
Ter., Eunuch. 923.
755
Verg., Aeneid. XI 126.

375
PRISCIANO, Sintaxis

Por su parte sciens, cuando es participio, se cons-


truye con acusativo. Pero cuando es nombre, con geni-
tivo, como amans, diligens, patiens, neglegens (“que
ama / amante, que aprecia / diligente, que siente / pa-
ciente, que descuida / negligente”) y otros semejantes.
En ático: μετ᾿ἐμοῦ ἐστι τὰ δίκαια. Cicerón en III de
Verrinas, 756 Heres erat filia; faciebant omnia cum pue-
lla, leges, aequitas, uoluntas patris, edicta praetorum.
(238) Ellos: μέλλω γράφειν y γράψαι. Lisias en el
discurso sobre la herencia de Agesandro, 757 Ὡς ἔμελλεν
ἐπί τε τοὺς βωμοὺς εἶναι καὶ νομιζόμενά γε ποιήσειν. En
lugar de esta construcción, en latín se utiliza el partici-
pio de futuro con cualquier tiempo del verbo sustantivo.
Así, lecturus sum, μέλλω ἀναγινώσκειν (“voy a leer”);
lecturus eram, fui y fueram, ἤμελλον ἀναγινόσκειν
(“iba, fui y había ido a leer”); lecturus ero o fuero,
μέλλω ἀναγνώσεσθαι (“iré a leer, o habré ido a leer”).
(239) Ellos: μέλει μοι ταῦτα y τούτων. Nosotros:
curo has res (“me ocupo de estas cosas”).
Ellos: μέχρι ἕως. Nosotros: usque dum (“hasta en-
tonces”).
En ático: μέμφεται σοὶ y σέ. De manera similar, no-
sotros: queror tibi y te (“me quejo ante ti”). Juvenal en
el I, 758 Nec quereris patri nec terram cuspide quassas;
Virgilio en Bucólicas, 759 Dum queror et diuos, quam-
quam nil testibus illis / Profeci. Jenofonte en el tratado
de educación VII, 760 Τοῖς δὲ θεοῖς οὐδὲν ἂν ἔχοιμεν
––––––––––
756
Cic., Verr. II 41, 104.
757
Lys., De sorte Heges. Orat, LV, fr.3.
758
Juv., Sat. I 2, 130.
759
Verg., Eclog. VIII 19-20.
760
Xenoph., Cyropaed. VII, 5, 42.

376
Libro XVIII

μέμψασθαι; Menandro, 761 μέμφομαί σοι τοῦθ᾿, ὅτι


Χρηστά με λέγοντα οὐκ εὖ ποιήσειν προσδοκᾷς; Demós-
tenes en Filípicas, en el tercero de Olínticas, 762 Καὶ οὐχὶ
μέμφομαι τὸν ποιοῦντά τι τῶν δεόντων ὑπὲρ ὑμῶν.
(240) En ático utilizan μεθ᾿ ἡμέραν y ἡμέραν sola.
Y también: νύκτωρ καὶ ἡμέραν. Aristófanes, 763 Οὔτε
νύκτωρ παύεται / Οὔθ᾿ ἡμέραν.
Los nuestros también utilizan con frecuencia este
tipo de construcciones: noctu et die, interdiu et nocte
(“de noche y de día, durante el día y la noche”); Virgilio
en el I, 764 Noctem non amplius unam / Falle dolo; y en
la misma obra, 765 Una cum gente tot annos / Bella gero.
Habere (“tener”) por esse (“haber”). Demóstenes
Sobre la falsa embajada de Esquines, 766 Μηδενὶ ὑμῶν
εὐσεβῶς ἔχειν ἀποψηφίσασθαι αὐτοῦ; Terencio en For-
mión, 767 Bene tibi se habent principia.
(241) Los áticos: μικρὸν ἢ μέγαν. Nosotros: plus mi-
nusue (“más o menos”). Una construcción semejante a
ésta aparece en Andria de Terencio, 768 Quo iure quaque
iniuria.
Ellos: μνησθῆναι τοῦδε y τόδε. Homero, 769 Μνήσεο
πατρὸς σεῖο, θεοῖς ἐπιείκελ᾿ Ἀχιλλεῦ; Demóstenes en las
Filípicas, 770 Καίπερ ὄντες οὐ δεινοὶ τοὺς ἀδικοῦντας
––––––––––
761
Men. inc. Fab. Frag. CLXXXVI.
762
Demosth., Or. Olynth. III, 36.
763
Aristoph. Inc. Fab. Frag. XC
764
Verg., Aeneid. I 683-4.
765
Verg., Aneid. I 47-8.
766
Demosth., De falsa legat. Or. 212.
767
Ter., Phorm. 429.
768
Ter., Andr. 214.
769
Hom., Iliad. XXIV 486.
770
Demosth., Or. Philipp. II 30.

377
PRISCIANO, Sintaxis

μεμνῆσθαι. De manera similar, los nuestros. Así Virgi-


lio en el libro IV, 771 Nec meminisse pigebit Elissae; y
en las églogas, 772 Numeros memini, si uerba tenerem.
Admoneo te illius e illum (“te advierto de aquello”).
Salustio, 773 Sed quoniam tanti uiri nos tempus admo-
nuit; Virgilio en el X, 774 Lucagus ut pronus pendens in
uerbera telo / Admonuit biiugos.
(242) Ellos: μονονουχί. De manera similar Terencio
en Formión, 775 Is senem per epistolam / Pellexit modo
non montes auri pollicens.
En ático se utilizan muchas construcciones con elip-
sis o pleonasmos. Ferécrates en Quirón, 776 Νῦν δ᾿ἄρτι
μοι τὸ γῆρας ἐντίθησι νοῦν. También nuestros autores
dicen nunc nuper (“ahora al momento”).
Ξαίνει κατὰ τοῦ νώτου πολλάς, donde se ha elidido
πληγάς. Como en El Eunuco de Terencio, 777 Plurima
salute Parmenonem, Summum suum, impertit Gnatho,
donde se sobreentiende amicum (“amigo”). Y en la
misma obra, 778 Egone illam, quae illum, quae me quae
non!

––––––––––
771
Verg., Aeneid. IV 335.
772
Verg., Eclog. IX 45.
773
Sall., Iugh, VC 2.
774
Verg., Aneid. X 586-7.
775
Ter., Phorm. 68.
776
Ferecr., Chiron. frag. 7.
777
Ter., Eunuch. 270-1.
778
Ter., Eunuch. 65.

378
Libro XVIII

(243) Ferécrates en Krapátalois, 779 Ὥς τοι κακὸν


ὄζει τἀμάμήτι ἀλλὰ γλυκύ; Terencio en Los Herma-
nos, 780 Olet unguenta de meo; Juvenal en el libro I, 781
Olebit / Lanternam.
Οἶδά τινας ποιοῦντας, ποιήσαντας᾿τόδε, οἶδά τινας
ποιεῖν, o πεποιηκέναι τόδε. Jenofonte en el libro IV de
Memorables, 782 Οἶδας δέ τινας ἄλλα ποιεῖν ἢ ἃ οἴονται
δεῖν; Terencio en Los Hermanos, 783 Video sapere, inte-
llegere, in loco / Vereri, inter se amare.
(244) Jenofonte, 784 Τοὺς μὲν Λακεδαιμονίους οὕτως
αὖ οῖ πελασταὶ ὤκνουν. Por eso los romanos unen piget
con acusativo y con genitivo: piget me hostium (“me
apenan los enemigos”). La misma construcción tienen:
pudet, taedet, paenitet, miseret (“me avergüenzo, me
hastía, me arrepiento, me apiado”). Los encontramos
también construidos sólo con acusativo. Terencio en
Los hermanos, 785 Ei mihi! Non te haec pudent; y este
mismo autor, 786 Ut nihil pudet (οὐδένα κίνδυνον ἴδιον
οὐδὲ ὀκνήσας οὐδέ ὑπολογι-σάμενος). 787
En ático dicen: θαρρῶ αὐτοὺς y αὐτοῖς. De manera
similar, los nuestros. Así Estacio en II de Tebaida, 788
Terrigenas confisus auos; Juvenal en III, 789 Fidimus

––––––––––
779
Ferecr., Krapát. frag.XIV, aunque es un fragmento dudoso.
780
Ter., Adelph.I 2, 37.
781
Juv., Sat. I, 5, 87-8.
782
Xenoph., Memorab. IV 6,6.
783
Ter., Adelph. 831.
784
Xenoph., Hellen, IV 4, 16.
785
Ter., Adelph. 754.
786
Ter., Phorm. 644.
787
Esta cita falta en algunos manuscritos.
788
Stat., Thebaid. II 573.
789
Juv., Sat. III 7, 139-40.

379
PRISCIANO, Sintaxis

eloquio? Ciceroni nemo ducentos / Nunc dederit num-


mos, nisi fulserit anulus ingens; Virgilio lo construyó
también con dativo en el XI, 790 Dum Troïa temptat Cas-
tra fugae fidens et caelum territat armis; y en IX, 791 Et
fidere nocti.
(245) En ático dicen: ὀλίγον πρότερον y ὀλίγῳ
πρότερον. También nosotros: ante paulum y paulo ante
(“un poco antes”), al igual que post paulum y paulo post
(“un poco después”) Platón en el Menón, 792 Οὐκοῦν
τούτων ἕκαστον ὀλίγον πρότερον μόριον ἀρετῆς ἔφαμεν
εἶναι; Isócrates en el Panegírico,793 Ἐπὶ δὲ τῶν μεγίστων
τὸν αὐτὸν τρόπον, ὅνπερ ὀλίγῳ πρότερον, πειράσομαι καὶ
περί τούτων διελθεῖν; Cicerón en I de Catilinarias, 794 Et
uoces paulo ante exaudire potuisti. De manera similar en
ático: ὀλίγῳ ὕστερον y ὀλίγον ὕστερον, como también no-
sotros. Platón en Euthydemo,795 Ὀλίγῳ ὕστερον
εἰσέρχεσθον τούτω; Horacio, 796 Illam: “post paulum,
sed multo”.
(246) En ático: ὀλίγας ἡμέρας por ἐν ὀλίγαις
ἡμέραις. De manera similar se construye entre nosotros.
Aristófanes Γήρᾳ, 797 Σὺ δ᾿ οὐκ ἐγήμω; –Νὴ Δί ᾿ὀλίγας
ἡμέρας; Virgilio en el I, 798 Una cum gente tot annos /

––––––––––
790
Verg., Aeneid. XI 350-1.
791
Verg., Aeneid. IX 378.
792
Pl., Men, 12.
793
Isocr., Paneg.66.
794
Cic., Cat. Orat. I 8, 21.
795
Pl., Euthydem. 2,5.
796
Hor., Sermo. I 2, 120.
797
Aristoph., Γήρως, frag. IX.
798
Verg., Aeneid. I 47-8.

380
Libro XVIII

Bella gero; y en la misma obra,799 Tu faciem illius noc-


tem non amplιus unam / Falle dolo; y en Eneida III, 800
Tres adeo incertos caeca caligine soles / Erramus pe-
lago, totidem sine sidere noctes.
Ὀλίγου εἰς χιλίους en vez de παρ᾿ὀλίγον χιλίους. No-
sotros: paulo minus mille (“un poco menos de mil”).
Tucídides en el IV, 801 ἳππῆς δὲ οἱ πάντες ἠκολούθουν
Μακεδόνων σὺν Χαλκιδεῦσιν ὀλίγου εἰς χιλίους.
(247) ὀλίγου δεῖ y ὀλίγου δεῖν por σχεδόν (“un
poco”). Ὀλίγου ἐπελαθόμην ὃ ἐβουλόμην εἰπεῖν por
ὀλίγου δεῖ. Terencio en Andria, 802 Sosia, Adesdum, pau-
cis te uolo.
En griego: Ὀλύμπια y Ὀλυμπίοις ἐνίκα. Juvenal en
el II, 803 Fidibus promittere; y Terencio en el Eunuco, 804
Fidibus scire; (Horacio en el Arte Poética, 805 Qui Pyt-
hia cantat / Tibicen). 806
Los áticos: ὄμνυμι θεούς. Virgilio en el VI, 807 Di
cuius iurare timent et fallere numen; y en la misma
obra, 808 Maria aspera iuro, en una construcción que no
extraña, puesto que tiene también pasiva. Así, Lucano

––––––––––
799
Verg., Aeneid. I 683-4.
800
Verg., Aeneid. III 203-4.
801
Thucid., Hist. IV 124.
802
Ter., Andr. 50.
803
Juv., Sat. II 6, 388.
804
Ter., Eunuch. 133.
805
Hor., Ars Poet. 414-5.
806
Este ejemplo de Horacio es un añadido al margen.
807
Verg., Aeneid. VI 324.
808
Verg., Aeneid. VI 351.

381
PRISCIANO, Sintaxis

en el V,809 Et laetae iurantur aues bubone sinistro; Ho-


mero, 810 Ἄγρει μάν, νῦν μοι ὄμοσον Στυγὸς ἄατον ὕδωρ,
Ἦ μὲν ἐμοὶ δώσειν Χαρίτων μίαν ὁπλοτεράων; Menan-
dro, 811 Γλυκέρα, τί κλάεις; ὀμνύω σοι τὸν Δία / Τὸν
Ὀλύμπιον καὶ τὴν Ἀθηνᾶν, φιλτάτη,/ Ὀμωμοκὼς καὶ
πρότερον ἤδη πολλάκις; y en el Misógino, 812 ὄμνυμί σοι
τὸν Ἥλιον,/ Ἦ μὴν ἀποίσειν σοι γραφὴν κακώσεως.
(248) Terencio en Formión, 813 En unquam iniuria-
rum audisti mihi scriptam dicam?; y Lucano en el VI, 814
Effera damnarat nimiae pietatis Erichtho.
En ático: ὅμοια τοῖς y ὅμοια τῶν. Tucídides en
VII, 815 Τὸ δὲ γένος τὸ τῶν Θρᾳκῶν ὅμοια τοῖς μάλιστα
τοῦ βαρβαρικοῦ, ἐν ᾧ ἂν θαρσήσῃ φονικώτατὸν ἐστιν;
Virgilio en Bucólicas, 816 Urbem, quam dicunt Romam,
Meliboee, putaui / Stultus ego huic nostrae similem; Te-
rencio en Eunuco, 817 Quid tibi ego multa dicam? Do-
mini similis es.
(249) En ático: ὅμοιός ἐστι λόγος καὶ πρότερον en
vez de οἷος καὶ πρότερον. Platón en el Critón, 818 Ἀλλ᾿,
ὦ θαυμάσιε, οὗτός τε ὁ λόγος, ὃν διεληλύθαμεν, ἔμοιγε
δοκεῖ ἔτι ὅμοιος εἶναι καὶ πρότερον, por οἷος πρότερον.

––––––––––
809
Luc., Pharsal. V 396..
810
Hom., Iliad. XIV 271 Y 275.
811
Men. inc. Fab. Frag. XLVI.
812
Men. Misogyni frag. VI
813
Ter., Phorm. 329.
814
Luc., Pharsal. V, 508.
815
Thucid., Hist. VII 29.
816
Verg., Eclog. I 20-1.
817
Ter., Eunuch. III, 2, 43.
818
Pl., Crit.8, 48.

382
Libro XVIII

Es semejante lo de Virgilio, 819 O socii, neque enim ig-


nari sumus ante malorum, es decir illorum, quae pertu-
limus mala (“de aquellos males que sufrimos”).
Adviértase que una estructura griega de este tipo, en
latín, se construye con frecuencia por ac y atque, con
un significado similar, como en similis est haec oratio
atque ante (“este discurso es similar al de antes”). Vir-
gilio en III de Eneida, 820 Haud secus ac iussi faciunt;
Terencio en Andria, 821 Ita tunc discedo ab illo, ut qui se
filiam / Neget daturum, es decir ut ab huiuscemodi ho-
mine, qualis est, qui filiam negat (“de un hombre de una
clase capaz de negar a su hija”). Facio atque ante feci
por sicut feci (“como actué”).
(250) En ático: ὃν τρόπον, ᾧ τρόπῳ, ἐξ οὗ τρόπου y
καθ᾿ ὃν τρόπον. Nosotros: quem ad modum y quo modo
(“de qué modo”).
Ὄνασθαι τοῦδε, τόδε y ἀπὸ τοῦδε. Platón en Cármi-
des, 822 ὑπὲρ δὲ σοῦ, ἦν δ᾿ ἐγώ, ὦ Χαρμίδη, πάνυ
ἀγανακτῶ, εἰ σύ, τοιοῦτος ὢν τὴν ἰδέαν καὶ πρὸς τούτῳ
τὴν ψυχὴν σωφρονέστατος, μηδὲν ὀνήσει ἀπὸ ταύτης τῆς
σωφροσύνης; Virgilio en el VII, 823 Fruiturque deorum
/ Colloquio; Juvenal en el I, 824 Exul ab octaua Marius
bibit et fruitur dis / Iratis, at tu, uictrix prouincia, plo-
ras?
De manera similar potior illius rei, illa re e illam
rem (“me apodero de aquel objeto”). Cicerón en el II de
––––––––––
819
Verg., Aeneid. I 198.
820
Verg., Aeneid. III 236.
821
Ter., Andr. 121-2.
822
Pl., Charmid. 23, 51.
823
Verg., Aeneid. VII 90-1.
824
Juv., Sat. I 1,49-50.

383
PRISCIANO, Sintaxis

sus Invectivas, 825 Rerum potiri uolunt; Terencio en Los


hermanos, 826 Ille alter sine labore patria potitur com-
moda; y en la misma obra, 827 Miseriam omnem ego ca-
pio, hic potitur gaudia; Salustio en Jugurta, 828 Prius-
quam legatos conueniret, Adherbalis potiretur; Virgilio
en el I, 829 Egressi optata potiuntur Troes harena.
Ellos: ὁσημέραι y ὅσαι ἡμέραι. Hipérides en el dis-
curso sobre Delos, 830 ἐνταυθοῖ θύεται τῷ᾿ Απόλλωνι
ὁσημέρεαι καὶ μερὶς αὐτῷ καὶ δεῖπνον παρατίθεται. De
ahí que los romanos digan también cotidie o quotidie
por quot dies (“cada día”), y quotannis (“cada año”) por
quotquot eunt anni (“cuantos años pasan”).
En ático: ὅσῳ χρόνῳ. Menandro en El Misógino, 831
Χαῖρ᾿, ὦ Γλυκέρα. –Καὶ σύ.– Πολλοστῷ χρόνῳ / Ὁρῶ
σε. Nosotros: longo tempore (“hace mucho tiempo”).
(252) Ὀσφρᾶται τοῦδε y τόδε. Eupolis en Las ca-
bras, 832 Προσένεγκέ μοι ἐγγὺς τὸ στόμα, ὀσφρέσθαι τὸ
σόν. También nosotros: olfacio illam rem (“huelo ese
objeto”). Terencio en Los hermanos, 833 Sinerem illum?
Ac non sex totis mensibus / Prius olfecissem, quam ille
quicquam coeperit? Odoror (“olfateo”) también se
construye con acusativo. Lucano en el VII, 834 Motum-
que cadauere caelum / odorati Pholoën liquere leones.
––––––––––
825
Cic., in Cat. Orat. II, 9, 19.
826
Ter., Adelph. 871.
827
Ter., Adelph. 876.
828
Sall.., Iug. 25, 10.
829
Verg., Aeneid. I 172.
830
Hyperid. Deliac. Or. XII, fr. 2.
831
Men., Mysog. Frag. IX.
832
Eup., Capr. Frag. XV
833
Ter., Adelph. 396-7.
834
Luc., Pharsal. VII 826-7.

384
Libro XVIII

Los áticos dicen ὅταν ἔλθῃ sobre el futuro. Iseo tam-


bién sobre el pasado, 835 ὅταν ἔλθῃ, εἰώθει παρ᾿ ἐμοὶ
κατάγεσθαι; e igualmente, ὅταν ἔλθω, παρ᾿ἐκείνῳ
κατηγόμην. Sin embargo, en época anterior, se decía:
ὅτε ἔλθοι sobre el pasado. Lisias en el discurso sobre las
posesiones de Diógenes, 836 Διογένει δὲ οἰκειότατα
πάντων ἀνθρώπων ἐχρώμεθα, καὶ ἕως γε ὑγίαινεν, ἑξ
ἀγροῦ ὁπότε ἔλθοι, παρ᾿ ἡμῖν διῃτᾶτο.
(253) Con un significado de este tipo, los romanos
suelen no sólo utilizar los pretéritos imperfectos, sino
también los perfectos, en lugar de los presentes, o futu-
ros, tanto subjuntivos como indicativos. Virgilio en el I
de Eneida, 837 Certe hinc Romanos olim uoluentibus an-
nis, / Hinc fore ductores reuocato a sanguine Teucri, /
Qui mare, qui terras omni dicione tenerent, Pollicitus.
Tenerent por κατέχοιεν (“tendrían”). Y en la misma
obra, 838 Cum uenit, aulaeis iam se Regina superbis /
Aurea composuit sponda; Cicerón en I de Verrinas, 839
Non enim illud peto, quod soleo, cum uehementius con-
tendí, impetrare, reus ut absoluatur; y Terencio en El
Eunuco, 840 Quae uera audiui, taceo et contineo optime,
“audiui” por “audiam” o “audiuero”. En Andria, 841 Sed
siquid tibi narrare occepi, continuo dari / Tibi uerba
censes; occepi por occipiam u occepero (“empecé” por
“empezara” o “hubiera empezado”).
––––––––––
835
Isaeus fr. Or. 7
836
Lisias, De Diog. Sort. Or. XXXV, frag.1.
837
Verg., Aeneid. I 234-5
838
Verg., Aeneid. I 697-8.
839
Cic., In Q. Caecil. Diuin. 7, 23.
840
Ter., Eunuch. 103.
841
Ter., Andr. 504-5.

385
PRISCIANO, Sintaxis

(254) Los áticos: ὅτι κάλλιστος por ὡς κάλλιστος.


Platón en Alcibiades, προστέτακται ἐπιμελεῖσθαι τοῦ
γενομένου, καὶ ὅπως καὶ ὅ τι κάλλιστος ἔσται
μηχανᾶσθαι, ἀναπλάττοντας τὰ μέλη τοῦ παιδὸς καὶ
κατορθοῦντας. De manera similar, los nuestros. Teren-
cio en El Eunuco, 842 Munus nostrum ornato uerbis,
quod poteris; et istum aemulum, Quod poteris ab ea pe-
llito; aquí aparece quod poteris por ut poteris, quantum
poteris (“en la medida que puedas”).
Ὁτιὴ λέγεις με por εἰς ἐμέ. Aristómenes en Los de-
fensores, 843 Μισῶ σε, ὁτι ὴ λέγεις με τὰ αἰσχρά. Seme-
jante a esto es lo que encontramos en Andria de Teren-
cio, 844 Quid me fiat? Por in me (“a mí”).
Los áticos: ὅ τι μάλιστα. Platón en Cármides, 845 Εἰ
δ᾿ οὖν, ὦ φίλε, ὅ τι μάλιστα μηδὲν ἐλάττους αἱ ἡσύχιοι
τῶν σφοδρῶν τε καὶ ταχειῶν πράξεων τυγχάνουσι
καλλίους οὖσαι.
(255) En latín, con frecuencia decimos cum maxime
(“lo más posible”) por ὅ τι μάλιστα. Platón en la misma
obra, 846 Οὐδὲ ταύτῃ σωφροσύνης ἂν εἴη μᾶλλόν τι τὸ ἡ
συχῇ πράττειν ἦ τὸ σφόδρα τε καὶ ταχέως, οὔτε ἐν
βαδισμῷ οὔτε ἐν λέξει οὔτε ῎αλλοθι οὐδαμοῦ. De manera
similar, Virgilio en I de Eneida, 847 Quam Iuno fertur te-
rris magis omnibus unam / Posthabita coluisse Samo.

––––––––––
842
Ter., Eunuch. 214.
843
Aristom., Boez. Frag. III.
844
Ter., Andr. IV 2, 26.
845
Pl., Charm. 7, 17.
846
Pl., Charm, Ibid.
847
Verg., Aeneid. I 15-6.

386
Libro XVIII

Los griegos entienden οὔν con valor expletivo. Pla-


tón en el Timeo, 848 Ὁ δὴ γέρων, σφόδρα γὰρ οὖν
μέμνημαι. Los nuestros también, con frecuencia, entien-
den ergo con este carácter. Terencio en Andria, 849
Mihine?– Tibi ergo.
Οὐδὲ τόδε ἐποίησεν y οὐδὲ τόδε οὐκ ἐποίησεν lo uti-
lizan en este sentido en griego duplicando en vano la
negación. Terencio en Formión, 850 Non, non sic futu-
rum est; Lucano en el I,851 Aut hic erat, ait, nulla sine
lege per aeuum / Mundus; Terencio en El Eunuco, 852
Nihil minus, por minime (“en absoluto”).
Οὕτως y τὸν αὐτὸν τρόπον. Platón en el Euti-
demo, 853 Καὶ οἵ γε στρατηγοί, ἔφη, τὸν αὐτὸν τρόπον.
Demóstenes en el primero de Filípicas, 854 Μὴ τὸν αὐτὸν
τρόπον, ὥσπερ οἱ δανειζόμενοι por ὅνπερ. Terencio en
Andria, 855 Quid uos? Quo pacto hic? Satin recte? –
Nosne? Sic. Ut quimus, aiunt, quando ut uolumus non
licet; y en El Eunuco, 856 Nunc ego eam, mi Phaedria,
multae sunt causae, quamobrem cupiam abducere.
(256) Hay muchísimas figuras de este tipo, en las
que adverbios, y sobre todo de lugar, responden a nom-
bres, participios o pronombres. Virgilio, 857 Arma

––––––––––
848
Pl., Tim. 3.
849
Ter., Andr. 849.
850
Ter., Phorm. II 1, 73.
851
Luc., Pharsal. I 642-3.
852
Ter., Eunuch. III 1, 45.
853
Pl., Euthyd. 17, 45.
854
Demosth., Philip. Orat. I 15.
855
Ter., Andr. 804-5.
856
Ter., Eunuch. 64-65.
857
Verg., Aeneid. I .

387
PRISCIANO, Sintaxis

uirumque cano… genus unde Latinum, por ex quo (“del


cual”).
Los áticos: Οὐχ οὕτως ἦσαν ἀνόητοι ὥστε τόδε τι
ποιῆσαι y ὥστε τόδε τι ἐποίησαν. Lisias en el discurso
contra Agórato, 858 Οὐ γὰρ δήπου οὕτως ἐκεῖνοι ἀνόητοι
ἦσαν καὶ ἄφιλοι, ὥστε περὶ τηλικούτων πραγμάτων
πράττοντες Ἀγόρατον ὡς πιστὸν καὶ εὔνουν, δοῦλον καὶ
ἐκ δούλων ὄντα, παρεκάλεσαν, ut rogauerint (“como ro-
garon”). Esta construcción es usual también entre noso-
tros, cuando ut como conjunción causal se une a un sub-
juntivo de pasado, o también de presente o de futuro,
apareciendo con el valor de ὅτι, es decir de quod. Cice-
rón en VII de Verrinas, 859 Primum ut in iudiciis, qui de-
cem laudatores dare non potest, honestius est ei nullum
dare quam illum quasi legitimum numerum consuetudi-
nis non explere.
(257) En ático: οὐχ ἥκιστα. En latín: non minus, non
parum, nihilominus (“no menos, no poco, nada me-
nos”). Ellos: οὐκ ἀδυνατώτατος, ἀλλὰ δυνατώτατος. Ci-
cerón en I de Verrinas, 860 Ad hominem non inertissi-
mum.
Los áticos: οὐχ ἧττον por similiter (“igualmente”) y
por magis (“más”). También en latín: non minus, non
secus (“no menos, no de otra forma”). Virgilio en el
III, 861 Non secus ac iussi faciunt; y en el IV, 862 Non seg-
nior por similis (“igual”). Tucídides en el principio, 863
––––––––––
858
Lysiae adv. Agoratum or. 18.
859
Cic., In Q. Cecil. Diuin. 21, 67.
860
Cic., In Q. Cecil. Diuin. 21, 67.
861
Verg., Aeneid. III 236.
862
Verg., Aeneid. IV 149.
863
Thucid., Hist. I 8.

388
Libro XVIII

Καὶ οὐχ ἧττον λῃσταὶ ἦσαν οἱ νησιῶται en vez de καὶ


μᾶλλον ἐλῄστευον. Terencio en Eunuco, 864 Hoc nemo
fuit / Minus ineptus, en lugar de magis prudens (“más
sabio”).
Ellos: οὐδαμου indicando lugar. Nosotros nusquam
(“en ninguna parte”). En ático: οὐχ ὅπως τόδε οὐκ
ἐγένετο, ἀλλ᾿ οὐδὲ τόδε e igualmente: οὐχ ὅπως τόδε οὐκ
ἐγένετο, ἀλλὰ τόδε καὶ τόδε. Isócrates en el discurso de
Platea,865 Πολὺ δὲ μάλιστα ἀγανακτοῦμεν, ὅτι οὕτως
δέομεν τῶν ἴσων ἀξιοῦσθαι τοῖς ἄλλοις Ἕλλησιν, ὥστε
εἰρήνης καὶ συνθήκης γεγενημένων οὐχ ὅπως τῆς κοινῆς
ἐλευθερίας οὐ μετέχομεν, ἀλλ᾿ οὐδὲ δουλείας μετρίας
τυχεῖν ἠξιώθημεν; y a continuación, 866 Καὶ Λακεδαιμο-
νίων μὲν εἰς αὐτοὺς στρατευσάντων, δι᾿ὑμᾶς δὲ σωθέντες,
οὐχ ὅπως τούτων χάριν ἀπέδοσαν, ἀλλ᾿ ἐπειδὴ διελύεσθε
τὸν πόλεμον, ἀπολείποντες ὑμᾶς εἰς τὴν Λακεδαιμονίων
συμμαχίαν εἰσῆλθον; Lisias en el discurso contra Cleós-
trato, 867 Οὐδὲ εἴ τις εἰσποίητος πάθοι, οὐκ ἀποστερεῖ τὴν
μητέρα αὐτοῦ τῶν χρημάτων. Sobra una negación. De
manera similar: 868 οὐ βούλομαι δὲ δυσχερὲς οὐδὲν
εἰπεῖν. [Platón en el primero de Hiparco, Οὐδεὶς ὅστις
οὐ]869. Platón en Hippias, 870 Ὅτι, φήσομεν, καταγελῷ
ἂν ἤμῶν οὐδεὶς ὅστις οὔ, ἢν φαῖμεν μὴ ἡδὺ εἶναι φαγεῖν;
Terencio en Eunuco, 871 Nemo quisquam.
––––––––––
864
Ter., Eunuch. II 1, 20-1.
865
Isocr., Or. Plat. 5.
866
Isocr., Or. Plat.27.
867
Lysias, adv. Cleostrat. Orat. LXXVI
868
Demosth., De cor. Or. 3.
869
Este ejemplo no aparece en algún manuscrito, y la cita no aparece en
los diálogo citado de Platón.
870
Pl., Hippias, 23, 42.
871
Ter., Eunuch. 226-7, aunque es una cita controvertida.

389
PRISCIANO, Sintaxis

Ellos utilizan οὐδέποτε tanto en pasado como en fu-


turo, al igual que hacemos nosotros con numquam
(“nunca”).
(258) Aristófanes en Las asambleístas, 872 Τί δή ποτε
ἐπὶ στοίχου᾿ στὶν οὕτως; οὔ τι μὴ / Ἱέρωνι τῷ κήρυκι
πομπὴν πέμπετε; Nuestros escritores con frecuencia uti-
lizan una doble negación en lugar de una simple, como
en nihilominus (“nada menos”) en lugar de non (“no”),
y recuso ne faciam (“me niego para no hacer”) por re-
cuso facere (“me niego a hacer”). [En ático: οὐχ ὅπως
τόδε οὐκ ἐγένετο, ἀλλ᾿ οὐδέ τόδε, e igualmente οὐχ ὅπως
τόδε οὐκ ἐγένετο, ἀλλὰ τόδε καὶ τόδε; Isócrates en el dis-
curso sobre Platea, Πολὺ δὲ μάλιστα ἀγανακτοῦμεν, ὅτι
οὕτως δέομεν τῶν ἴσων ἀξιοῦσθαι τοῖς ἄλλοις Ἕλλησιν,
ὥστε εἰρήνης καὶ συνθήκης γεγενημένων οὐχ ὅπως τῆς
κοινῆς ἐλευθερίας οὐ μετέχομεν, ἀλλ᾿ οὐδὲ δουλείας
μετρίας τυχεῖν ἠξιώθημεν; y a continuación, 873 Καὶ
Λακεδαιμο-νίων μὲν εἰς αὐτοὺς στρατευσάντων, δι᾿ὑμᾶς
δὲ σωθέντες, οὐχ ὅπως τούτων χάριν ἀπέδοσαν, ἀλλ᾿
ἐπειδὴ διελύεσθε τὸν πόλεμον, ᾿απολείποντες ὑμᾶς εἰς
τὴν Λακεδαιμονίων συμμαχίαν εἰσῆλθον]. 874 Esta figura
suele producirse o porque sobran negaciones o porque
faltan, ya que deben sobreentenderse a partir del con-
texto. 875 Virgilio en III de Eneida, 876 Non me tibi Troia
/ Externum tulit aut cruor hic de stipite manat, en lugar
––––––––––
872
Aristof., Asambl. 756-7.
873
Demosth., De cor. Or. 3.
874
Aunque algún manuscrito coloca aquí este pasaje, otros lo ponen en
XVIII 257, tal como hemos recogido anteriormente.
875
No olvidemos que dos de los procedimientos que dan lugar a figuras
gramaticales son: el añadido (pleonasmo) o la supresión (elipsis).
876
Verg., Aneid. III 42-3.

390
Libro XVIII

de neque cruor (“ni la sangre”), y en el IX, 877 Non hic


Atridae nec fandi fictor Ulixes, se expresó bien al utili-
zar uel, aut y también et en lugar de nec.
(259) Lucano en el IV, 878 Quippe ubi non sonipes
motus clangore tubarum / Saxa quatit pulsu, rigidos
uexantia frenos / Ora tenens spargitque iubas et subri-
git artus / Incertoque pedum pugnat non stare tumultu.
En este caso, por el contrario, el autor utilizó -que y et
en lugar de nec, pues al poner non al principio, se en-
tiende ya que afecta a todo el resto. Y en la misma
obra, 879 Fluuios non ille cruoris / Membrorumque uidet
lapsus, en lugar de neque membrorum uidet lapsus. De-
móstenes sobre la embajada de Esquines, 880 Μηδὲν
λελοιπότα μοχθηρίας; Salustio en Catilina, 881 Postquam
uictoriam adepti sunt, nihil reliqui uictis fecere.
(260) Ellos: ὀφείλει μοι τόκον ὁ δεῖνα y ὀφείλει τόδε
ποιῆσαι. Y nosotros: debet mihi ille usuram (“me debe
el interés”) y debet illam rem facere (“debe hacer aque-
llo”), pues tanto ellos como nosotros usamos con fre-
cuencia los infinitivos verbales en lugar de nombres.
Ellos lo hacen para sustituir a cualquier caso, 882 noso-
tros al nominativo y al acusativo, como vemos en Per-
sio, 883 Sed bonum est digito monstrari et dicier “hic
est”; él mismo, 884 Euge tuum et belle; Lucano en el

––––––––––
877
Verg., Aneid. IX 602.
878
Luc., Pharsal. IV 750-3.
879
Luc., Pharsal. IV 785.
880
Demosth., De falsa legat. Or. 178.
881
Sall., Cat. II 7.
882
En griego, el infinitivo se puede “declinar” gracias al artículo.
883
Pers., Sat. I 28.
884
Pers., Sat. I 49.

391
PRISCIANO, Sintaxis

IV, 885 Victurosque dei celant, ut uiuere durent, / Felix


esse mori. En nuestro caso, en lugar del genitivo, dativo,
ablativo o acusativo con preposición, usamos gerundios
o supinos, de los que ya hemos tratado suficientemente
al hablar sobre el verbo.
(261) Los áticos: παραβάλλομαι τούτῷ y πρὸς τοῦτον.
Demóstenes a favor de Ctesifonte, 886 πρὸς ἐκείνους
ἐξετάζειν καὶ παραβάλλειν ἐμέ. También en latín: com-
paro tibi illum y tecum (“lo comparo contigo”). Cicerón
a favor de Deiotaro, 887 Etsi inique Castorem cum Do-
mitio comparo.
Πανταχῇ significa tanto lugar en donde como por
todas partes. Demóstenes en el IV de Filípicas, Καὶ
κύκλῳ καὶ πανταχῇ μέλλοντας ἡμᾶς καὶ καθημένους
περιστοιχίζεται.
Πανταχοῖ, indicando aproximación, lo vemos en
Demóstenes, 888 Πρὸς Ἀρτάβαζον καὶ πανταχοῖ μᾶλλον
οἴχεται; y en Filípicas, 889 Τῆς ἐκείνων προαιρέσεως οἱ
τυραννίδων καὶ δυναστειῶν ἐπιχειροῦντες κεκρατήκασιν
πανταχοῦ, que indica lugar “en donde”. Nosotros utili-
zamos omnifariam con el valor de extensión por todas
partes, ubique por lugar en dónde, undique lugar de
dónde, y quo a dónde.
(262) Πάντα τὸν χρόνον, παντὶ τῷ χρόνῷ y ἐν παντὶ
τῷ χρόνῷ πράττει. Y nosotros de manera similar. Virgi-
lio en el IX, 890 Omne aeuum ferro teritur.
––––––––––
885
Luc., Pharsal. IV 519-20.
886
Demosth., De Cor. Or. 314.
887
Cic., Pro Deiot.rege or. 11, 31.
888
Demosth., Adv. Philipp. Orat. I 24.
889
Demosth., Adv. Philipp. Orat. IV, 4.
890
Verg., Aneid. IX 609.

392
Libro XVIII

Ellos: παύω τόνδε λυπούμενον, λυπεῖσθαι y μὴ


ποιεῖν τόδε. Nuestros autores: compesco illum insanien-
tem, insanire y ne insaniat (“le reprimo para que no en-
loquezca”)
Παρά en griego se construye con genitivo, dativo y
acusativo. Y en latín praeter con acusativo y con abla-
tivo cuando equivale a sine (“sin”), como vemos en Ca-
tilina de Salustio, 891 Praeter rerum capitalium condem-
natis por sine condemnatis (“sin los condenados”).
En cuanto a tenus (“hasta”), se construye tanto con
ablativo como con genitivo, como pube tenus; Virgilio
en III, 892 Pube tenus, postrema immani corpore pistrix;
y en III de Georgicas, 893 Et crurum tenus a mento pa-
learia pendent, a la manera griega.
(263) Los áticos: παρεσκευάζοντο ὡς ποιήσοντες
τόδε y ποιῆσαι τόδε. Y nuestros autores se expresan de
forma similar. Así Salustio en Catilina, 894 Neque tamen
Antonius procul aberat, utpote qui magno exercitu locis
aequioribus expeditus in fuga sequeretur. Y así se ex-
plica también una construcción como: 895 dignus patriis
qui laetior esset / Imperiis et cui pater haud Mezentius
esset.
Los áticos: παραχωρῶ σοι τοῦδε y τόδε. También
los autores latinos: concedo tibi illius rei o illam rem

––––––––––
891
Sall., Catil. 36, 2.
892
Verg., Aneid. III 427.
893
Verg., Georg. III 53.
894
Sall., Catil. 57, 4.
895
Verg., Aeneid. II 790-1.

393
PRISCIANO, Sintaxis

(“te concedo aquel objeto”). Lucano en I, 896 Tibi nu-


mine ab omni / Cedetur iurisque tui natura relinquet, /
Quis deus essse uelis.
(264) Los áticos: παραιτεῖσθαι συγγώμην. Jenofonte
en II de Memorables, 897 Σὺ μὲν οὖν, ὦ παῖ, ἂν
σωφρονήσῃς, τοὺς μὲν θεοὺς παραιτήσῃ συγγνώμονάς
σοι εἶναι, εἴ τι παρημέληκας τῆς μητρός; Livio en el LVI
de su Desde la fundación de la ciudad, 898 Q. Pompeium
morbum excusasse ferunt, ne, cum interesset deditioni,
animos Numantinorum irritaret.
Los áticos: παρὰ σέ en vez de παρὰ σοί, al igual que
también entre nosotros apud te. Aristófanes en su Poe-
sía, 899 Γυναῖκα δὴ ζητοῦντες ἐνθάδε ἥκομεν / Ἥν φασιν
εἶναι παρὰ σέ.
(265) Ellos: παντὸς μᾶλλον. Platón en su Política, 900
Σκοπῶμεν δὴ προσσχόντες τὸν νοῦν εὖ μάλα, πότερον
παντὸς μᾶλλον αὐτῶν ἔχει διαφοράν; Virgilio en el I, 901
Quam Iuno fertur terris magis omnibus unam / Postha-
bita coluisse Samo.
Περί en griego también se construye antepuesto o
pospuesto, con diversos significados, al igual que, entre
nosotros, de, prae, pro y otras muchas preposiciones.
Heródoto en I de Historias, 902 Παιδὸς μὲν περὶ τοῦ ἐμοῦ

––––––––––
896
Luc., Pharsal. I 50-1.
897
Xenoph., Memorab. II 2, 14.
898
Liv., Ab urb. Cond. Fragm. Lib. CVII
899
Aristof., Poes.frag. un. Bgk., fr. Com. Gr. II 1132.
900
Pl., Polit.44.
901
Verg., Aeneid. I 15-6.
902
Herod., Hist.I 36.

394
Libro XVIII

μὴ μνησθήσεσθαι; Virgilio en IV, 903 Te propter Libycae


gentes Nomadumque tyranni / Odere.
Y qua de re por de qua re (“por este asunto”). Te-
rencio en Andria, 904 I prae, sequar, por praei.
(266) Los áticos: περιορὰν αὐτὰς y αὐτῶν. Los nues-
tros: despicio, contemno, sperno illum (“le desprecio,
menosprecio, rechazo”) sólo con acusativo.
Ellos: πεπίστευμαι σοὶ y ὑπὸ σοῦ. Menandro en El
Heredero, 905 οὔπω σοι πεπίστευμαι. También nosotros:
credor tibi y credor a te (“soy creído por ti”).
En ático: πειρᾶσαι ταύτην y ταύτης. Tucídides en
IV, 906 βουλόμενος τῷ μὲν λόγῳ, καὶ ἅμα, εἰ δύναται,
ἔργῳ τῆς Νισαίας πειρᾶσαι; Aristófanes en Los caballe-
ros, 907 Πολλῶν γὰρ δὴ πειρασάντων αὐτὴν ὀλίγοις
χαρίσασθαι. En latín sólo con acusativo. Virgilio en
II, 908 Aut terebrare cauas uteri et temptare latebras.
Sin embargo, expertus aparece con illam rem o
illius rei (“experimentado en aquel asunto”). Virgilio en
el X, 909 Sescentos illi dederat Populonia mater / Exper-
tos belli iuuenes, ast Ilua trecentos, pero es más bien
nombre.
(267) En ático: περί τόσους y περὶ τόσοις. Teopo-
mpo en IX de Filípicas, 910 τὸ μὲν μῆκος περὶ

––––––––––
903
Verg., Aeneid. IV 320-1.
904
Ter., Andr. 52.
905
Men., Epicler. Frag. IX. Com. Gr. Frag. IV 118.
906
Thuc., Hist. IV.70.
907
Aristof., Cab. V. 517.
908
Verg., Aeneid. II 38.
909
Verg., Aeneid. X 172-3.
910
Theop., Hist. Philip. IX, frag. 82.

395
PRISCIANO, Sintaxis

τεσσαράκοντα σταδίους; Licurgo sobre la sacerdo-


tisa, 911 ὡς περὶ εἴκοσιν ἀνθρώποις. De ahí que en latín
se diga: uiginti passus y uiginti passibus aberat (“dis-
taba veinte pasos”)
En ático: περὶ πολλοῦ y περὶ πλείστου ἡγεῖσθαι. De
manera similar Terencio en Andria, 912 Siue haec te so-
lum semper fecit maximi.
Ellos: πεποιηκὼς δείξω en vez de πεποιηκότα
ἐμαυτὸν δείξω. Similar a ésta es la construcción de Vir-
gilio en el libro II, 913 Sensit medios illapsus in hostes,
por illapsum se esse (“que se había introducido”).
(268) Ellos: περίφοβός ἐστιν πρὸς τὸ ποιῆσαι y
ποιῆσαι. Dinarco en el discurso contra Timarco, 914
περίφοβος ἦν πρὸς ὑμας εἰσελθεῖν. De manera similar
nosotros: trepidus est ad faciendum y trepidus est fa-
cere (“agitado para hacer”). Virgilio en Églogas, 915 Cur
non, Mopse, boni quoniam conuenimus ambo, / Tu ca-
lamos inflare leues, ego dicere uersus, en lugar de boni
ad calamos inflandos y ad dicendos uersus (“buenos
para soplar los cálamos y para decir versos”).
En ático: περιβαλεῖν ἐκεῖνον σύμφορᾷ y περιβαλεῖν
ἐκείνῷ συμφοράν. Y en latín: circumdare illum casibus
y circumdare illi casus (“rodearle con desgracias”), al
igual que tot uoluere casus y tot uolui casibus (“arros-
trar tantas desgracias”); Virgilio en el I, 916 Quidue do-
lens Regina deum tot uoluere casus; y en la misma
––––––––––
911
Licurg., De sac. Orat. VII, frag. 22.
912
Ter., Andr. 293.
913
Verg., Aeneid. II 377.
914
Dinarch., adv. Timarch. Or. LXXXVIII.
915
Verg., Eclog. V, 1-2.
916
Verg., Aeneid. I 9.

396
Libro XVIII

obra, 917 Argentum Pariusue lapis circumdatur auro. De


manera similar: induo te ueste e induo tibi uestem (“te
cubro con ropa”). Virgilio en el XI, 918 Harum unam
iuueni supremum maestus honorem/ Induit; y en el
X, 919 An sese mucrone ob tantum dedecus amens / In-
duat?
(269) Πη como indefinido en griego lleva acento
grave, como interrogativo circunflejo. De manera simi-
lar, entre nosotros: qua y quo.
En ático: πιστεύω ταῦτα y τούτοις. Demóstenes con-
tra Esquines, Οὔτε πιστεύειν ἐβούλεσθε πλὴν ἃ οὗτος
ἀπήγγελλεν. Pero esto parece una sinémptosis, pues uti-
lizó un acusativo junto al verbo siguiente. Sin embargo,
con frecuencia, se construye con acusativo y dativo jun-
tos también el verbo credo. Terencio en Los herma-
nos, 920 Quid, credas? Aut cui credas? Y en Andria, 921
Credon tibi hoc nunc?
(270) Los áticos: πλείω ἡμέρας τρεῖς, πλείω ἡμέρας
ἢ τρεῖς y πλείω τριῶν. También nosotros plus tres dies,
plus quam tres dies y plus tribus diebus (“más de tres
días”). Platón en Epitafio, 922 Καὶ ἐμοὶ αὕτη ἡ σεμνότης
παραμένει ἡμέρας πλείω τρεῖς. De manera similar:
πλείους ἐνὸς y πλείους εἷς. Esquines en el discurso con-
tra Ctesifonte, 923 Εἴ πού εἰσι νόμοι πλείους ἀναγεγραμ-
μένοι περὶ ἑκάστης πράξεως εἷς; Demóstenes también
––––––––––
917
Verg., Aeneid. I 593.
918
Verg., Aeneid. XI 76-7.
919
Verg., Aeneid. X 681-2.
920
Ter. Adelph. 330.
921
Ter., Andr. 497.
922
Pl., Menex. Cap. 2.
923
Esquin., Adv. Ctesif. Or. 38.

397
PRISCIANO, Sintaxis

en el discurso contra Eubólides, 924 Οὐ πλείους ἢ λ´.


También nuestros autores utilizan esta construcción con
todos los casos. Terencio en Eunuco, 925 Non plus tri-
duum; Virgilio en el I,926 Noctem non amplius unam /
Falle dolo; Lucano en el VII, 927 Plus est quam uita sa-
lusque, / Quod perit; Cicerón en Verrinas, 928 Pluris di-
midio (él mismo en defensa de Roscio, 929 Annos natus
maior quadraginta). 930
(271) Πλήν, en ático, se construye con todos los ca-
sos excepto con vocativo, al igual que en latín nisi y
dumtaxat, como en nisi ille dicat, nisi illius iussu, nisi
illi congrue, nisi illum doceam, nisi illo praesente (“si
él no dice, sin su orden, a no ser de manera apropiada
para él, a no ser que esté presente”).
En griego utilizan ποῖ con frecuencia con el valor de
lugar a donde, y ποῦ lugar en donde. Sin embargo, en
Homero, 931 Αἰνεία, Τρώων βουληφόρε, ποῦ τοι ἀπειλαί.
En latín quo lugar a donde, ubi lugar en donde.
En ático πολὺ μᾶλλον, πολλῷ μᾶλλον y πολὺ
μάλιστα. Nuestros autores con ablativo multo magis
(“mucho más”) y multo maxime (“lo más posible”). Pla-
tón en el libro III de República, 932 Πολὺ δὲ ἥδιστος παῖς;

––––––––––
924
Demosth., Adv. Eubulidem or. 10.
925
Ter., Eunuch. I 2, 104.
926
Verg., Aeneid. I 683-4.
927
Luc., Pharsal. VII 639-40
928
Cic., In Ver. Or. II 33.
929
Cic., Pro Rosc. 14, 39.
930
Este ejemplo aparece al margen en algún manuscrito.
931
Hom., Iliad. XX, 83.
932
Pl., Repub.III 9.

398
Libro XVIII

Salustio en Catilina, 933 Ea tempestate mihi imperium


populi Romani multo maxime miserabile uisum est.
(272) En ático: πολεμήσαντες τὸν πόλεμον y
στρατεύσαντες τὸν πόλεμον. Tucídides en el libro I, 934
Λακεδαιμόνιοι δὲ μετὰ ταῦτα τὸν ἵερὸν καλούμενον
πόλεμον ἐστράτευσαν. De manera similar: μάχην
ἐμάχοντο. En latín: seruitutem seruiunt (“sirven la ser-
vidumbre”). Terencio, 935 Cantilenam eandem canis.
Ellos: πολλοῦ χρόνου, χρόνῳ πολλῷ, χρόνον πολὺν
y χρόνος πολὺς τόδε οὐκ ἐγένετο. Platón sobre el
alma,936 οὔτε τις ξένος ἀφίχθη χρόνου συχνοῦ ἐκεῖθεν.
En latín: multum tempus y multo tempore (“mucho
tiempo”). Virgilio en VI, 937 Nec plura his. Ille admirans
uenerabile donum / Fatalis uirgae, longo post tempore
uisum; Terencio en Eunuco, 938 Illum liquet mihi deie-
rare his mensibus / Sex septem prorsus non uidisse pro-
ximis; Virgilio en el I, 939 Iouisque / Et soror et coniunx
una cum gente tot annos / Bella gero.
Ellos: πολεμεῖ μοι y πολεμεῖ πρός με. También no-
sotros: pugnat mihi y pugnat ad me (“lucha contra mí”).
De manera similar certat y otros de ese tipo. También
con mecum. Virgilio, 940 Una cum gente tot annos / Be-
lla gero.

––––––––––
933
Sall., Catil.36, 4.
934
Thucid., Hist. I 112.
935
Ter., Phorm. III 2, 10.
936
Pl., Phaed. I 1, 57.
937
Verg., Aeneid. VI 408-9.
938
Ter., Eunuch. 331.
939
Verg., Aeneid. I 46-8.
940
Verg., Aeneid. I 47-8.

399
PRISCIANO, Sintaxis

(273) Ποιήσασθαι πρόνοιαν τῆς πόλεως y περὶ τῆς


πόλεως. También nuestros autores: faciens curam urbis
y super urbe (“tomando el cuidado de la ciudad”).
En ático: πορεύομαι πρὸς περίπατον y εἰς περίπατον.
También en latín: eo ad urbem e in urbem (“voy a la
ciudad”). Virgilio en el II, 941 Mugdonides illis ad
Troiam forte diebus / Venerat; y en Bucólicas, 942 Quo
te, Moeri, pedes? An, quo uia ducit, in urbem?
Πολλοῦ γε δεῖ. Nosotros unimos el verbo eget tanto
con genitivo como con ablativo: egeo illus rei e illa re
(“carezco de aquello”). En griego ποῖ significa lugar a
donde y también tiene ese valor entre nosotros quo.
Ellos dicen: Πυθοῖ, Ἰσθμοῖ, Μεγαροῖ, οἴκοι, ἐνταυ-
θοῖ, [ἐν Πυθοῖ] con el significado de lugar en donde. En
vez de eso, nosotros utilizamos genitivos si son nom-
bres de ciudades de la primera o de la segunda declina-
ción, pero si son de la tercera, utilizamos siempre abla-
tivos plurales: Romae, Tyri, Carthagine, Athenis.
En ático unen πότερα con singular y con plural. Pla-
tón en la República, 943 Πότερα ἐκεῖνο δοκεῖ σοι μι-
μεῖσθαι ἢ τὰ τῶν δημιουργῶν. En cambio nosotros cons-
truimos utrum con ambos números: utrum bonae sunt
hae res an illa? (“si son buenas estas cosas o aquello”).
(274) Los áticos: πονηρὸς τήν τέχνην. Frínico en sus
obras de teatro944, Αἰτίαν ἔχει/ Πονηρὸς εἶναι τὴν τέχνην;
Virgilio en el I, 945 Nuda genu nodoque sinus collecta

––––––––––
941
Verg., Aeneid. II 342-3
942
Verg., Eclog. IX 1.
943
Pl., Republ. X 2.
944
Frinici Frag. VI.
945
Verg., Aeneid. I 320.

400
Libro XVIII

fluentes; Platón en el epitafio, 946 Ἀεὶ σὺ προσπαίζεις, ὦ


Σώκρατες, τοὺς ῥήτορας; Terencio en Eunuco, 947 Forte
habui scortum: coepit ad id adludere / Et me inridere.
Sin embargo Virgilio en el II, 948 Certantque illudere
capto. De manera similar: arrideo tibi por irrideo. Te-
rencio en Eunuco, 949 Sed his ultro arrideo.
Los áticos: προορῶνται τούτων y ταῦτα. Tucídides
en el IV, 950 ἀξιῶ προειδόσιν αὐτούς; Demóstenes sobre
Ctesifonte, 951 ἃ ἐγὼ προορώμενος; Virgilio en el I, 952 Et
alto / Prospiciens; y en el VI, 953 Prospexi Italiam
summa sublimis ab unda; Terencio Heautontimoru-
meno, 954 Quicquid ego huius feci, tibi prospexi et stul-
titiae tuae.
(275) En ático: προέχοντες τούτων, τούτοις y πολλῷ
πάντων. Platón en Perialg, 955 Αλλ´ ἡγούμεσθα εὖ
κἀνδρείως πολλῷ πάντων προέχοντες; Terencio en An-
dria, 956 Quod plerique omnes faciunt adulescentuli; Je-
nofonte en el tercero de su Anábasis, 957 Ἑνὶ μόνῳ
προέχοντες οἱ ἱππεῖς ἡμᾶς. También nosotros: praesto
te y tibi (“te proporciono”). Virgilio en el XI, 958 Ibo ani-
mis contra; uel magnum praestet Achillem; Terencio en
––––––––––
946
Pl., Menex. Cap.3.
947
Ter., Eunuch. 422.
948
Verg., Aeneid. II 64.
949
Ter., Eunuch. II 2, 19.
950
Thucid., Hist. IV 64.
951
Demosth., de cor. 27.
952
Verg., Aeneid. I 126-7
953
Verg., Aeneid. VI 357
954
Ter., Heaut. 961.
955
Pl., Com. Perialg. Frag. III.
956
Ter., Andr. 55.
957
Xenoph., Anab. III 2, 19.
958
Verg., Aeneid. XI 438.

401
PRISCIANO, Sintaxis

Eunuco, 959 Dii immortales, homini homo quid praes-


tat? Stulto intellegens Quid interest?
Ellos dicen: προσήκοντες τούτων y τούτοις por οἱ
συγγενεῖς. Cognati, adfines, fratres, amici o inimici
horum o his (“parientes, semejanes, hermanos, amigos
o enemigos de éstos”). Así todos los que tienen un sig-
nificado similar.
(276) Ellos: προσήκει τούτοις ὁ κλῆρος y τοῦ
κλήρου. Con frecuencia, también nuestros autores utili-
zan una figura de este tipo, cuando ponen genitivos en
lugar de nominativos. Así Cicerón en I de Verrinas, 960
Ita mihi deos uelim propitios, ut, cum illius mihi tempo-
ris uenit in mentem, quo die citato reo mihi dicendum
sit, non solum commoueor animo, sed etiam corpore
perhorresco; y en el VII, 961 Cum mihi Tyndaritani illius
uenit in mentem, cum Segestani, tum iura simul ciuita-
tum atque officia considero. Los áticos: προσήκει με
τόδε. Terencio en Eunuco, 962 Et adeo ad te attinere
hanc / Omnem rem.
Προσήκων κατὰ γένος αὐτῷ y προσήκων αὐτῷ γένει,
προσήκων τῷ πράγματι y τοῦ πράγματος. También los
nuestros, con bastante frecuencia: attines ad illum e illi
(“le interesas”).
(277) Los áticos: προϊέμενος τούτων y ταῦτα. Y tam-
bién en latín: fugitans, amans, patiens (“que huye, que
ama, que siente”), y muchos otros similares, se unen

––––––––––
959
Ter., Eunuch. 232-3.
960
Cic., In Q. Caecil. Diuin. 13, 41.
961
Cic., in Verr. Or. II 47, 24.
962
Ter., Eunuch. 743-4.

402
Libro XVIII

tanto con genitivo como con acusativo; pero unidos con


acusativo son participios, con genitivos son nombres.
Platón en Lysides, 963 Ἐγὼ δὲ πρὸς μὲν ταῦτα πράως
ἔχω, πρὸς δὲ τὴν φίλων κτῆσιν πάνυ ἐρωτικῶς, dijo
πράως, es decir clementer (“con suavidad”) con el valor
de non nimium (“no excesivo”). A partir de aquí Salus-
tio en Jugurta, 964 Sed is rumor clemens erat en lugar de
non nimius.
Los áticos: προσέρχονται αὐτῷ, αὐτον y προς αὐτόν.
Demóstenes contra Esquines, 965 Τοὺς μὲν οὖν ἄλλους,
ὅσοι πρὸς τὰ κοινὰ δικαίως προσέρχονται; Tucídides, 966
Προσῄρχοντο ὡς ἀθλητήν; Terencio en Andria, 967
Adeon ad eum; Virgilio en el X, 968 Regem adit et regi
memorat nomenque genusque; y en las Églogas, 969 Adit
oppida pastor; Aristómenes en Boeth., 970 Ἐπειδὴ τοὺς
πρυτάνεις προσήλθομεν; Terencio en Formión, 971 Adi
magistratus.
(278) Los áticos: προσηύχοντο αὐτὸν y αὐτῷ. Heró-
doto en el I, 972 προσηύχοντό τε τὴν ἄνθρωπον; Virgilio
en el V,973 Superosque precati / Trinacrii Teucrique

––––––––––
963
Pl., Lysid. 8,20.
964
Sall., Iug. XXII 1.
965
Demosth., De falsa legat. Orat. II, p.341.
966
Thucid., Hist. IV 121.
967
Ter., Andr. 315.
968
Verg., Aeneid. X 149.
969
Verg., Georg. III 402.
970
Aristom., Boeth. Frag. IV.
971
Ter., Phorm. 56.
972
Herod., Hist. I 60 extr.
973
Verg., Aeneid. V 529-30.

403
PRISCIANO, Sintaxis

uiri; Terencio en Andria, 974 Huic supplicabo, amorem


huic narrabo meum.
En ático: προσφωνεῖν τούτους y τούτοις. Isócrates
en una exhortación, 975 ἔστι δὲ φιλοπροσηγορίας μὲν τὸ
προσφωνεῖν τοὺς ἀπαντῶντας; Virgilio en el VI, 976 Ex-
tremum fato, quod te alloquor, hoc est; y en el II, 977
Adfatur deos et sanctum sidus adorat.
Los áticos: προσηνέχθησαν ὑμῖν y πρὸς ὑμᾶς. Tam-
bién en latín: oblati sunt uobis y ad uos (“fueron ofre-
cidos a vosotros”).
Los áticos: πρὸς ποδῶν y πρὸς κεφαλῆς. En efecto,
la preposición πρός se construye tanto con acusativo
como con genitivo, pero con significado diverso, como
también vemos con muchas preposiciones nuestras,
como in, super, sub, subter de lo que trata de manera
suficiente Donato. 978 En cuanto a praeter, cuando equi-
vale a sine (“sin”), se construye con ablativo, como en
La Conjuración de Catilina de Salustio, 979 Praeter
rerum capitalium condemnatis. Pues de otro modo se
construye con acusativo.
(279) También tenus, que para los griegos es adver-
bio, al igual que sine (“sin”) y otras muchas, para noso-
tros son preposiciones, y se construyen tanto con abla-
tivo como con genitivo a la manera griega. Virgilio en
el III, 980 Pube tenus, postrema inmani corpore pistrix;
––––––––––
974
Ter., Andr. 312.
975
Isocr., Adv. Demonicum or. 20, p.6.
976
Verg., Aeneid. VI 466.
977
Verg., Aeneid. II 700.
978
Donat., Ars. II 16, 5.
979
Sall., Catil. 36, 2.
980
Verg., Aeneid. III 427.

404
Libro XVIII

y en III de Geórgicas, 981 Et crurum tenus a mento pa-


learia pendent; y en el libro X, 982 Cui laterum tenus his-
pida nanti / Frons hominem praefert. Esto sucede,
como hemos apuntado, a partir del griego, pues en latín
ninguna preposición ni adverbio prepositivo se cons-
truye con un caso distinto al acusativo o al ablativo.
(280) Los áticos: προεσκέψαντο τούτων y ταῦτα.
Antifón sobre el tributo de Samotracia, 983 Καίτοι οὐκ ἂν
τῆς μὲν τῶν ἄλλων πολιτῶν ταλαιπωρίας
προὐσκέψαντο, τῆς δὲ σφετέρας αὐτῶν σωτηερίας οὐκ
ἐνεθυμήθησαν. Semejante a esto es lo que encontramos
en Verrinas I de Cicerón, 984 Cum illius temporis mihi
uenit in mentem.
Ellos: προσγελᾷ με y προσγελᾷ μοι. Esquines contra
Ctesifonte, 985 ὁ νῦν πάντας προσγελῶν τοὺς Φωκικοὺς
ξένους; Terencio en Eunuco, 986 Hisce ego non paro me
ut rideant, / Sed his ultro arrideo; y en Los Herma-
nos, 987 Rideo hunc; y en la misma obra, 988 Nullli lae-
dere os, adridere omnibus; y en Eunuco, 989 Coepit ad
id adludere / Et me irridere.

––––––––––
981
Verg., Georg. III 53.
982
Verg., Aeneid. X 210-11.
983
Antiph., De Samothracum tributo or. XVI fr. 3.
984
Cic., in Q. Caecilium div. 13, 41.
985
Aeschin. Adv. Ctesiph. Or. 87.
986
Ter., Eunuch. 249-50.
987
Ter., Adelph. 548.
988
Ter., Adelph. 864.
989
Ter., Eunuch. 424-5.

405
PRISCIANO, Sintaxis

Los áticos: 990 προκρίνας τούτους καλλίστους εἶναι


τῶν λόγων. También nuestros autores se sirven de cons-
trucciones de este tipo, como praepono hunc optimum
esse amicorum.
Ellos: προσοικοῦσι τόπους y τόποις. Tucídides en el
libro I, 991 προσοικοῦσι δὲ αὐτὴν Ταυλάντιοι Βάρβαροι,
Ἰλλυρικὸν ἔθνος. También los nuestros: accolunt
fluuium y fluuio (“habitan junto al río”).
(281) Προσέβλεψα αὐτόν. Platón en el libro I de la
República, 992 Νῦν δέ, ἡνίκα ἤρξατο ἐξαγριαίνεσθαι,
προσέβλεψα αὐτὸν πρότερος. Y así también los nues-
tros, como Cicerón en Verrinas, 993 Et aspexit me illis
quidem oculis; Virgilio en el I, 994 Aspice bis senos lae-
tantes agmine cycnos.
Los áticos: (…) 995 Πρὸς τὰ κέντρα μὴ λακτιζέτο; Te-
rencio en Formión, 996 Namque inscitia est, / Aduersum
stimulos calces.
Προσκαθεζόμενοι τὴν πόλιν. Tucídides, 997 Προσκα-
θεζόμενοι δέ τὴν πόλιν; Juvenal en el IV, 998 Spectent
iuuenes, quos clamor et audax / Sponsio, quos cultae
decet assedisse puellae.

––––––––––
990
Isocr., Paneg. 4, p. 42.
991
Thucid., Hist. I 24.
992
Pl., Reipub. I 10.
993
Cic., pro Mil. XII 33.
994
Verg., Aeneid. I 393
995
Hay aquí una laguna, que da lugar a un lugar oscuro. En la edición de
Keil se apunta la posibilidad de que el nombre del autor griego aquí referido
sea Menandro (en su Ἱπποκόμος) o Sófocles (Ἱππόνος).
996
Ter., Phorm. 27-8
997
Thucid., Hist. I 61.
998
Juv., Sat. IV 11, 201-2.

406
Libro XVIII

Ellos: πρῶτον μὲν, ἔπειτα δὲ, o δεύτερον δὲ, o τὰ νῦν.


También nuestros autores utilizan primo o primum qui-
dem; deinde uero, post uero, o nunc uero; y secundo o
secundum uero (“en primer lugar”, “después”, o
“ahora” y “en segundo lugar”).
(282) Los áitcos: προσέχετε τὸν νοῦν τούτῳ y πρὸς
τοῦτον. Demóstenes en el discurso contra Timócra-
tes, 999 προσέχετε οὖν τὸν νοῦν ἀναγινωσκομένοις τοῖς
νόμοις, y προσέσχε πρὸς τόνδε τὸν τόπον, en vez de
καθωρμίσθη. Heródoto en el libro I, 1000 Καί φασι τῆς
Φοινίκης εἰς Τύρον προσχόντας ἁρπάσαι τοῦ βασιλέως
τὴν θυγατέρα Εὐρώπην. Terencio en Andria, 1001 Nunc
quam rem uitio dent, quaeso, animum aduertite; y en
Eunuco, 1002 Aduerti hercle animum; Virgilio en el
VI, 1003 Caeruleam aduertit puppim ripaeque propin-
quat.
Los áticos: προσβάλλει μοι y προσβάλλει με. Virgi-
lio en el XII, 1004 Impressoque genu nitens terrae appli-
cat ipsum.
Los áticos: πρὸς μέρος y ἐν μέρει. También los nues-
tros: ad partem, in parte y ex parte (“en parte”)
Ellos: πρᾶγμα ποιεῖσθαι por μέγα ἡγεῖσθαι. Terencio
en Andria, 1005 Id sibi negotii credidit solum dari.
(283) Προσπίπτει τοῖς γόνασιν αὐτοῦ, πρὸς τὰ γόνα
αὐτοῦ y αὐτῷ. Y semejante a esto es lo que encontramos
––––––––––
999
Demosth., ad. Timocrat. Orat. 19.,
1000
Herod, Hist I 2.
1001
Ter., Andr. Prol. 8.
1002
Ter., Eunuch. III 1, 7.
1003
Verg., Aeneid. VI 410.
1004
Verg., Aeneid. XII 303.
1005
Ter., Andr. Prol. 2.

407
PRISCIANO, Sintaxis

en Virgilio, 1006 Dixerat et genua amplexus genibusque


uolutans / Haerebat.
Demóstenes sobre la falsa embajada, 1007 Τοῖς δὲ
πρὸς ὑμᾶς ζῶσιν. Esto es lo que nosotros expresamos
como secundum uoluntatem uestram y secundum uos;
Lucano en el VIII, 1008 Secundum Emathiam lis tanta
datur.
Los áticos: προμηθοῦμαι τοῦδε y τόδε. Platón en el
Critón, 1009 εἰπέ μοι, ὦ Σώκρατες ἆρά γε μή μου
προμηθῇ; Heródoto en IX, 1010 προμηθεόμενος τὸν
ἀδελφόν. De manera similar, también entre nosotros
consulo, prouideo y prospicio (“consulto, preveo, per-
cibo”) se construyen tanto con dativo como con acusa-
tivo, pero con dativo significan providencia.
Ellos: πρὸς πατρὸς καὶ πρὸς μητρὸς Ἀθηναῖός ἐστιν.
Nosotros: a patre et a matre Atheniensis est (“es ate-
niense por su padre y por su madre”)
(284) Los áticos: πρὸς τῷ διαιτητῇ por παρὰ τῷ
διαιτητῇ. En latín apud arbitrum (“ante el juez”) y ad
Troiam (“en Troya”) sin embargo en lugar de apud
Troiam. Virgilio en el I, 1011 Prima quod ad Troiam pro
caris gesserat Argis.
Los áticos: πυνθάνομαι τετελευτηκότα. Jenofonte en
el VII de la Ciropedia, 1012 ὅπου ἂν αὐτὸν πυνθάνωνται

––––––––––
1006
Verg., Aeneid. III 607-8.
1007
Demosth., de falsa legat. Orat.226.
1008
Luc., Pharsal. VIII 332-3.
1009
Pl., Crit. 4.
1010
Herod., Hist. IX 108.
1011
Verg., Aeneid. I 24.
1012
Jenoph., Cirop. VII 3, 7.

408
Libro XVIII

ὄντα. Con muchísima frecuencia, también nuestros au-


tores utilizan participios en lugar de infinitivos, como
audio interfectum, mortuum, caesum (“oigo que ha sido
asesinado, que ha muerto, que ha sido abatido”) y otros
semejantes, en todos los cuales se sobreentiende esse.
Juvenal, 1013 Perituros audio multos.
Ellos: σεμνύνεται τὸ πρᾶγμα y ἐπὶ τῷ πράγματι. Sa-
lustio en la Conjuración de Catilina, 1014 Ea populus
laetari et merito dicere fieri.
Los áticos: στέφεται τῷδε y τόδε. También los roma-
nos: coronatur illam rem e illa re (“se corona con aquel
objeto”), como también induitur (“se cubre”). Hora-
cio, 1015 Coronari… Olympia; Virgilio en el VII, 1016 In-
duit albos / Cum uitta crines; y en el X,1017 An sese mu-
crone ob tantum dedecus amens / Induat.
(285) La preposición σύν con frecuencia en griego o
bien está elidida o bien sobra. Demóstenes en el discurso
sobre Ctesifonte, 1018 Καὶ πρὸς ἐκείνους ἐξετάζειν καὶ
παραβάλλειν τὸν συνζῶντα μεθ᾿ ὑμῶν. También entre los
nuestros, se dice: conuenit mecum, tecum (“conviene
conmigo, contigo”). Aristófanes en Los caballeros, 1019
Κακῶς Παφλαγόνα τὸν νεώνητον κακὸν / Αὐταῖς
διαβολαῖς ἀπολέσειαν οἱ θεοί, donde se ha elidido σύν.
Homero, 1020 Αὐτῇ κεν γαίῇ ἐρύσαιμι αὐτῇ τε θαλάσσῃ.

––––––––––
1013
Juv., Sat. IV 10, 81.
1014
Sall., Catil. LI 29.
1015
Hor., Epist. I 1, 50.
1016
Verg., Aneid. VII 417-8.
1017
Verg., Aeneid. X 681-2
1018
Jenoph., De cor. Or. 314.
1019
Aristoph., Caball. 2-3.
1020
Hom., Iliad, VIII 24.

409
PRISCIANO, Sintaxis

Nuestros autores se sirven también de esta figura. Virgi-


lio en el IX, 1021 Tum demum praeceps saltu sese omnibus
armis / In fluuium dedit, falta cum (“con”).
Los áticos: συγγνώμης οὐκ ἔστιν οὗτος, es decir
nemini dat ueniam (“no da permiso a nadie”). Demós-
tenes en el discurso contra Panténeto, 1022 Μισεῖσθαι
μέντοι τινὰς ἂν εἰκότως ὑφ᾿ ὑμῶν, οἳ τέχνην τὸ πρᾶγμα
πεποιημένοι μήτε συγγνώμης μήτε ἄλλου τινός εἰσιν ἀλλ᾿
ἢ τοῦ πλείονος. Salustio en Jugurta, 1023 Homines mul-
tarum imaginum ac nullius stipendii.
(286) Sin embargo, es mucho más frecuente que los
autores en este sentido utilicen ablativo. Terencio en
Andria, 1024 Ibi unam aspicio adulescentulam / Forma –
Bona fortassis. Ac uultu, Sosia, / Adeo modesto, adeo
uenusto, ut nihil supra; Cicerón en sus Filípicas contra
Antonio, 1025 Tu nec soluendo eras, es decir que “no ha-
bías podido pagar lo debido”.
Ellos: σύνοιδα ἑμαυτῷ τόδε ποιοῦντι y τόδε ποιῶν.
Isócrates en la Filípica, 1026 Ἄλλως θ᾿ὅταν καὶ μηδὲν
σαυτῷ συνειδῇς ἐξαμαρτάνων. También nuestros auto-
res se han servido con frecuencia de este giro: conscius
sum mihi bene facienti y bene faciens, al igual que de-
cimos nomen est mihi Iulus, Iuli, Iulo e Iulum. Virgilio
en el II, 1027 Sensit medios illapsus in hostes.

––––––––––
1021
Verg., Aeneid. IX 815-6.
1022
Demosth., Adv. Panten. Orat.53.
1023
Sall., Iugurth. 85,10.
1024
Ter., Andr. 118-120.
1025
Cic., Philipp. Or. II 2, 4.
1026
Isocr., Philip.79.
1027
Verg., Aeneid. II 377.

410
Libro XVIII

(287) Ellos: συλήσας τοὺς θεοὺς τὰς δεκάτας y τῶν


θεῶν τὰς δεκάτας. También en latín: depilatus deos de-
cumas y deorum decumas (“habiendo saqueado los
diezmos a los dioses”).
Los áticos: συνίημι τῶν λόγων y τοὺς λόγους. Platón
en el Ion, 1028 Ὀυ γὰρ ἂν γένοιτο ἀγαθὸς ῥαψῳδός, ἐι μὴ
συνείη τὰ λεγόμενα ὑπὸ ποιητοῦ. Nuestros autores utili-
zan acusativo: intellego, sentio illam rem (“comprendo,
percibo aquella cosa”).
Heródoto, 1029 Συνέγνω τὴν ἁμαρτάδα. Igualmente
en latín: ignoscit culpam (“perdona la culpa”).
Ἡ συχνὸς y ὁ συχνός, aunque la generación es más
bien femenina. De manera similar, también nosotros de-
cimos hic y haec stirps (“este o esta descendiente”), e
igualmente con finis, silex (“fin, pedernal”) y otros mu-
chos.
Heródoto en el III,1030 Οὗτος μὲν ἀνοσίῷ μόρῳ
τετελεύτηκεν ὑπὸ τῶν ἓαυτοῦ οἰκειοτάτων, es decir obiit o
mortuus est a suis (“murió a manos de los suyos”).
(288) Los áticos: ταὐτὸν τῷδε ἐστιν y ταὐτὸν ὅπερ
τόδε καὶ τόδε ἐστίν. Y también nosotros: idem huic illud
est e idem quod hoc illud est (“aquello es lo mismo que
esto”). Juvenal en el V, 1031 Implet et ad moechos dat
eisdem ferre cinaedis.
Τεταλαιπώρηκεν ἡμᾶς. Isócrates en el discurso so-
bre la paz, 1032 Κατὰ πάντας τρόπους τεταλαιπώρηκεν
ἡμᾶς por καταπεπόνηκεν ἡμᾶς, al igual que también los
––––––––––
1028
Pl., Ion, I.
1029
Herod., Hist. I 91.
1030
Herod., Hist. III 65.
1031
Juv., Sat. V 14,30.
1032
Isocr., De pace or. 19.

411
PRISCIANO, Sintaxis

autores latinos con frecuencia utlizan las mismas pala-


bras con distintos significados, como el verbo ruo, tanto
con valor absoluto como activo. Virgilio en el VII, 1033
Ruit omnis in urbem / Pastorum ex acie numerus, donde
es absoluto. Y, sin embargo, en el libro I lo utilizó como
activo, 1034 Incubuere mari totumque a sedibus imis /
Una eurusque notusque ruunt.
Igualmente moror aparece con significado tanto ab-
soluto como activo. Virgilio en el I,1035 Hunc Phoenissa
tenet Dido blandisque moratur / Vocibus; Juvenal, 1036
Morantur / Pauci ridiculum et fugientem ex urbe pudo-
rem (esto en significación activa). Virgilio en el IV, 1037
Quid moror? An mea Pygmalion dum moenia frater /
Destruit?
(289) Ellos: τεκημήριον τόδε τοῦδε y τῷδε. Platón en
el Epitafio, 1038 μέγα δὲ τεκμήριον τούτῶ τῷ λογῳ, ὅτι ἥδε
ἒτεκεν ἡ γῆ τοὺς τῶνδέ τε καὶ ἡμετέρους προγόνους. De
manera similar, nosotros decimos: argumentum huius rei
y huic rei est illud (“aquello es argumento para esto”), al
igual que también decimos pater huius est y huic ille
(“áquel es padre de éste”). Virgilio en el VIII, 1039 Huic
monstro Vulcanus erat pater.
Los áticos: τέως ἕως, al igual que también nosotros:
interea dum. Aristófanes en La Paz, 1040 Μὴ παύσαιο

––––––––––
1033
Verg., Aeneid, VII 573-4.
1034
Verg., Aeneid. I 84-5.
1035
Verg., Aeneid, I 670-1.
1036
Juv., Sat. IV 11, 54-5.
1037
Verg., Aeneid. 325-6.
1038
Pl., Menaex. C.7
1039
Verg., Aeneid, VIII 198.
1040
Aristoph., Pax. 31 sigs.

412
Libro XVIII

μηδέποτε ἐσθίων / Τέως ἕως σαυτὸν λάθῃς διαρραγείς;


Virgilio en Geórgicas III, 1041 Sed fugit interea, fugit in-
reparabile tempus, Singula dum capti circumuectamur
amore; y en el mismo lugar, 1042 Interea superest gregi-
bus dum laeta iuuentus. Sin embargo, hay que destacar
que, si en griego ἕως unido a τέως significa μέχρι
τοσούτου (“hasta entonces”), y cuando aparece solo sig-
nifica μέχρι τινὸς, ἐν τῷ μεταξὺ o ἐν τοσούτῳ (“mientras
o entretanto”), así también en latín interea significa ἐν
τῷ μεταξὺ, ἐν τοσούτῳ o ἕως (“entretanto, en el inter-
valo, mientras”). E incluso hay ocasiones en que apa-
rece con el valor de tamen (“sin embargo”). Virgilio en
Geórgicas I, 1043 Nec nulla interea est inaratae gratia
terrae, donde interea equivale a tamen.
(290) Τελευτὰν τὸν βίον. Platón en el Critón, 1044 Καὶ
ἀνάγκη δὴ εἰς αὔριον ἔσται, σε, ὧ Σώκρατες, τὸν βίον
τελευτᾶν. Vitam finire (“terminar la vida”) es decir,
mortem obire (“morir”).
Los áticos: τῇδε τῇ ἡμέρᾳ o νυκτὶ τόδε ἐγένετο, y τῆς
ἡμέρας o νυκτός, y παρὰ τήνδε τὴν ἡμέραν o νύκτα, y
κατὰ τήνδε τὴν ἡμέραν o νύκτα, y ἡμέραν o νύκτα (“su-
cedió esta tarde o por la noche”). Virgilio en el I, 1045
Noctem non amplius unam / Falle dolo; y en el III, 1046
Noctem illam tecti siluis immania monstra / Perferimus.

––––––––––
1041
Verg., Georg. III 284-5.
1042
Verg., Georg. III 63.
1043
Verg., Georg. I 83.
1044
Pl., Crit. I, 43.
1045
Verg., Aeneid. I 683-4
1046
Verg., Aeneid. III 583-4.

413
PRISCIANO, Sintaxis

(Los áticos: τῇ ὑστεραίᾳ τὰ ἐπινίκια ἔθυεν. Y seme-


jante a esto es la construcción de Virgilio, 1047 Ictum iam
foedus, en lugar de foederis hostia (“víctima del
pacto”). 1048
Ellos: τῇ ὑστεραίᾳ, τῇ προτεραίᾳ ἡμέρᾳ y τῇ
προτέρᾳ. Nosotros por eso decimos pridie (“la víspera”)
con valor de adverbio, así como postridie (“al día des-
pués”), sin embargo también priore die, posteriore,
postero, nocte y superiore (“el día anterior, el posterior,
el siguiente, de noche, la noche anterior”). Cicerón en
Catilinarias I, 1049 Quid proxima, quid superiore nocte
egeris.
Ellos: τηλικαύτην, ἡλίκην y ὅσην. Isócrates en Ar-
chidamo, 1050 Τὴν δὲ ἐν τῷ παρόντι τηλικαύτην γεγο-
νυῖαν, ὅσην οὐδεὶς πώποτε ἔσεσθαι προσεδόκησεν. Y se-
mejante a esto es lo que dice Juvenal en III, 1051 Hunc
qualem nequeo monstrare et sentio tantum, por talem
qualem (“tal cual”). Y hay que saber que, con frecuen-
cia, encontramos en autores pronombres de este tipo, es
decir, demostrativos, y nombres indefinidos en lugar de
indefinidos de cualidad y cantidad. Demóstenes contra
Esquines, 1052 Τὴν ἄλλως ἐνταυθα…; Virgilio en el
II, 1053 Dis aliter uisum.

––––––––––
1047
Verg., Aeneid. XII 314.
1048
Este párrafo aparece entre parentesis en la edición de Keil por
ofrecer alguna duda.
1049
Cic., In Catil. Or, I 1,1.
1050
Isoc., Archidam.104.
1051
Juv., Sat. III 7, 56.
1052
Demosth., De falsa leg. Or. 181.
1053
Verg., Aneid. II 428.

414
Libro XVIII

(Ellos: καλὴν τὴν ὥραν. Salustio en Catilina, 1054


Pro deum atque hominum fidem, uictoria nobis in manu
est.).
Ellos: τιμῶ y τιμῶμαι τὸ ἀδίκημα. Nosotros igual-
mente nos servimos de muchos verbos, tanto de voz ac-
tiva como pasiva, con el mismo significado: mereo y
mereor, populo y populor, nutrio y nutrior, bello y be-
llor (“merezco, devasto, nutro, lucho”). Virgilio en II de
Geórgicas, 1055 Hoc pinguem et placitam paci nutritor
oliuam, en lugar de nutrito. Y en el XI, 1056 Bellantur
Amazones armis.
Ellos: τινὲς μέν, τινὲς δέ. Nuestros autores, en lugar
de esto, dicen: quidam boni, quidam mali; alii boni, alii
mali e hi boni, illi mali (“unos buenos, otros malos”).
(292) Los áticos: τί μοι τοῦτο y τί μοι δεῖ τούτων.
Terencio en Hermanos, 1057 Sed quid ista, Aeschine,
Nostra? Aut quid nobis cum illis? Juvenal en el III, 1058
Quod mihi te solitum falsas signare tabellas? Platón en
la Apología de Sócrates,1059 Τιμωρήσεις Πατρόκλῳ τῷ
ἕταίρῷ τὸν φόνον. También nuestros autores utilizan el
acusativo para ambas significaciones. Virgilio en el
IV, 1060 Ulta uirum poenas inimico a fratre recepi; y en
el II, 1061 Numquam omnes hodie moriemur inulti.

––––––––––
1054
Sall., Catil. X 10.
1055
Verg., Georg. II 425.
1056
Verg., Aen. XI 660.
1057
Ter., Adelph. 677-678.
1058
Juv., Sat. III 8, 142.
1059
Pl., Apolog. Socrat. 16.
1060
Verg., Aeneid. IV 656.
1061
Verg., Aeneid. II 670.

415
PRISCIANO, Sintaxis

Igualmente, uindico (“reclamar”) aparece con am-


bos significados, pudiendo entenderse tanto a favor del
perjudicado como contra el que perjudica, de donde
uindicta no sólo se entiende como castigo, sino también
como liberación. Persio, 1062 Vindicta postquam meus a
praetore recessi, de donde también assertio (“aser-
ción”) significa tanto pasar de la servidumbre a la liber-
tad como de la libertad a la servidumbre, como leemos
en muchos lugares de Livio.
(293) Los áticos: τίνα πόθεν, ἃ ἔλεγες y πόθεν, ἃ
ἔλεγες. De manera similar Terencio en Hermanos, 1063
Aperite aliquis actutum ostium.
Los áticos añaden τὶ de manera superflua. Platón en
el Banquete, 1064 ἐᾶτε αὐτόν: ἔθος γάρ τι τοῦτο ἔχει. Te-
rencio en Andria, 1065 Subtristis uisus est esse aliquid;
Platón en el Epitafio, 1066 τίνος ἀγαθόν en lugar de cuius
causa? (“¿por quién?”); Cicerón en II de Filípicas, 1067
Illud Cassianum cui bono? Es decir cuius gratia? ad
cuius bonum?
Los áticos: τοῦ πλείονός ἔστιν οὗτος por πρὸς μόνῳ
τῷ κέρδει ἐστίν. También con mucha frecuencia utilizan
nuestros autores esta figura. Salustio en Jugurta, 1068
Homines ueteris prosapiae, multarum imaginum ac nu-
lliius stipendii.

––––––––––
1062
Pers., Sat. V 88.
1063
Ter., Adelph. 634.
1064
Pl., Conu. 3.
1065
Ter., Andr. 447.
1066
Pl., Epitaf., aunque no aparece la cita en lo conservado.
1067
Cic., Philip. Orat. II 14,35.
1068
Sall., Jugurt. 85, 10.

416
Libro XVIII

(294) Τοῦ por ἕνεκα τοῦ. Tucídides en el


Proemio, 1069 Καὶ τὰς αἰτίας συνέγραψα τοῦ μή τινα
ζητῆσαί ποτε, ἐξ ὅτου τοσοῦτος πόλεμος τοῖς Ἕλλησι
κατέστη, por ἕνεκα τοῦ μή, o ὑπὲρ τοῦ μή, o ὥστε μὴ
ζητῆσαί τινα. Demóstenes en el discurso sobre Ctesi-
fonte, 1070 ἆρα μικρὰ βοηθῆσαι τοῖς πένησιν ὑμῶν δοκῶ,
ἢ μικρὰ ἀναλῶσαι τοῦ μὴ τὰ δίκαια ποιεῖν οἱ πλούσιοι.
En lugar de esta construcción, es decir, en lugar del ar-
tículo en genitivo con el que construyen los griegos el
verbo infinitivo, nosotros utilizamos gerun-dios termi-
nados en -di, añadiendo sin embargo causa o gratia,
como discendi causa lego Vergilium, accusandi gratia
et defendendi in forum procedo (“leo a Virgilio para
aprender, voy al foro para acusar y defender”).
Isócrates sobre Platea, 1071 ἔτι δὲ τοιούτων δεησό-
μενοι πάρεσμεν y τοιαῦτα δεησόμενοι.
(295) Nuestros autores: egeo illius rei, illam rem,
illa re, supplico tibi y quaeso te (“carezco de aquella
cosa, te suplico, te pido”). Terencio en Andria, 1072 Huic
supplicabo, amorem huic narrabo meum; Cicerón a fa-
vor de Roscio, 1073 Nam, per deos inmortales, quid est in
hac causa, quod defensionis indigeat?
Demóstenes en el I de Filípicas, 1074 Μὴ τὸν αὐτὸν
τρόπον, ὅνπερ οἱ δανειζόμενοι ῥᾳδίως ἐπὶ τοῖς μεγάλοις
μικρὸν εὐπορήσαντες χρόνον, ὕστερον καὶ τῶν ἀρχαίων
ἀπέστησαν, οὕτως καὶ ἡμεῖς ἂν ἐπὶ πολλῷ φανῶμεν
––––––––––
1069
Thucid., Hist. I 23.
1070
Demosth., De Cor. Or. 107.
1071
Isocr., Or. Plataic. 2.
1072
Ter., Andr. 312.
1073
Cic., Pro Rosc. Am. Orat. 12, 34.
1074
Demosth., Olyth. Or I, 15.

417
PRISCIANO, Sintaxis

ἐρρᾳθυμηκότες. También en latín a menudo utilizan esa


figura: quemadmodum dicis, sic facio en lugar de ut di-
cis, sic facio (“actúo como dices”).
Jenofonte en IV de la Ciropedia, 1075 Καὶ νῦν τὸ μὲν
ἐμοὶ οἴχομαι, τὸ δὲ ἐπὶ σοὶ σέσωσμαι. Lisias en el dis-
curso contra Agorato usó acusaivo, 1076 Καὶ τό γε ἐπ᾿
ἐκεῖνον ἐσὼθης; Cicerón en su defensa de Ligario, 1077
Atque in hoc quidem uel cum mendacio, si uultis, glo-
riemini per me licet; Platón en el Critón, 1078 Καὶ τὸ σὸν
μέρος ὅ τι ἄν τύχωσι, τοῦτο πράξουσιν, que muchos di-
cen como τὸ ὅσον ἐπὶ σοί.
(296) Τοσούτου διήνεγκεν, ὅσῳ y τοσοῦτον
διήνεγκεν ὅσον. Esquines en Axíoco, 1079 Καὶ τοσούτῳ
ἐκεῖνο τούτου διαφέρειν ἐνόμιζον ὅσον κρείττων ἐστὶν
ἀνὴρ γυναικός; Isócrates en el discurso sobre la paz, 1080
Τοσοῦτον δὲ μακαριώτατοι τυγχάνουσιν ὄντες τῶν βίᾳ
τὰς τυραννίδας κατεχόντων, ὅσον οἱ μὲν τοὺς τοιούτους
ἀποκτείναντες τὰς μεγίστας δωρεὰς παρὰ τῶν
συμπολιτευομένων λαμβάνουσιν. También los autores
romanos dicen tantum quantum y tanto quanto differt,
distat, interest, praestat (“tanto cuanto se diferencia,
dista, interesa, sobresale”).
Los áticos: τοσοῦτον y τοσούτου ἐδέησεν ἀκόντων τι
ποιεῖν τῶν πολιτῶν. De manera similar en latín: tantum
y tanto defuit inuitis ciuibus aliquid facere (“tanto faltó
para que los ciudadanos hicieran algo de mala gana”).
––––––––––
1075
Jenof., Paed. V, 4, 11.
1076
Lysias, Ad Agorat. Or. 58.
1077
Cic., Pro Q. Ligar. Orat. 8, 25.
1078
PL., Crit. 5.
1079
Aesch., Axioch. Dialog. Frag.
1080
Isocr., De pace or. 143.

418
Libro XVIII

Cicerón en su defensa de Marcelo,1081 Tantum abes a


perfectione maximorum operum, ut fundamenta, quae
cogitas, nondum ieceris.
(297) Ellos: τόσων ἐτῶν y τοσοῖσδε ἔτεσιν ὁ δεῖνα.
Esquines en Alcibiades, 1082 ὁ δὲ ῥᾷστα ἀνθρώπων
γεγονὼς ἔτη πεντήκοντά πη; Terencio en Eunuco, 1083
Ille alter uenit annos natus sedecim.
Ellos: τότε μέν, τότε δὲ y τοῦτο μέν, τοῦτο δέ (en la
construcción correspondiente nosotros decimos cum,
tum (“cuando, entonces”). Cicerón en su defensa de Li-
gario, 1084 Cum in omnibus causis grauioribus, G. Cae-
sar, initio dicendi commoueri soleam uehementius
quam uideatur uel usus uel aetas mea postulare, tum in
hac causa ita multa me perturbant.
Τοίνυν en griego se coloca postpuesto, en cambio
τοιγαροῦν se antepone. Por nuestra parte, en latín, igitur
y ergo (“así pues, luego”) tanto se colocan antes como
después.
Los áticos: τούτῳ τῷ χρόνῳ τόδε γίνεται, τούτου τοῦ
χρόνου, ἐν τούτῳ τῷ χρόνῳ, τοῦτον τὸν χρόνον y κατὰ
τοῦτον τὸν χρόνον (“esto sucede en ese tiempo”). Tam-
bién entre nosotros encuentras todas estas variantes.
Virgilio en el IX, 1085 Nocte super media tuti sub matri-
bus agni / Balatum exercent; Cicerón en I de Verri-
nas, 1086 Ut cum illius temporis mihi uenit in mentem; él
––––––––––
1081
Cic., Pro Marcel. Or. 8, 25.
1082
Eschini socratici Alcibiadis dialogi fr. Om. Et Discherus et C.F. Her-
mannus de hoc dialogo disputans l.l. p.21 sigs. Cfr. GLK. 368.
1083
Ter., Eunuch. 693.
1084
Cic., Pro rege Deiot. Orat. 1, 1.
1085
Verg., Aeneid. IX 61-2
1086
Cic., In Q. Caecil. Diuin. 13, 41.

419
PRISCIANO, Sintaxis

mismo sobre las señales, 1087 Venit enim mihi fani, loci,
regionis illius in mentem.
(298) Los áticos: τὸ περὶ ὄρθρον, τὸ παράπαν, το
τήμερον, τὸ παραχρῆμα, τὸ αὐτίκα. También nuestros
autores construyen distintos casos en ocasiones con ad-
verbios. Así Persio, 1088 Euge tuum et belle; nam belle
hoc excute totum; y él mismo, 1089 Hesternum cras abiit;
Virgilio, 1090 Mane nouum; y 1091 Sponte sua; y Lucano
en el I,1092 Tu satis ad uires Romana in carmina dandas.
Los áticos: τοῦτον τὸν τρόπον y τούτῳ τῷ τρόπῳ
ποιοῦμεν τόδε (“hacemos esto de este modo”). Salustio
en Catilina, 1093 Cum domos atque uillas uideas in ur-
bium modum exaedificatas; Tucídides en el II, 1094 …
ἕως μὲν τὸν τρόπον τοῦτον ἐνομοθέτουν.
Ellos: Τρίτῃ ἡμέρᾳ y τρίτην ἡμέραν τόδε ἔπραττον
por nudius tertius. 1095 De aquí en latín: tertio y tertium
Kalendas, Nonas o Idus; o Kalendarum, Nonarum,
Iduum por tertio ante Kalendas, Nonas o Idus (“tres
días antes de las Kalendas, Nonas o Idus”); Cicerón en
I de sus Inuectivas, 1096 Meministine me in ante diem
duodecimum Kalendarum Nouembrium dicere in se-
natu, fore in armis certo die, qui dies futurus esset in
ante diem sextum Kalendarum Nouembrium, por in
––––––––––
1087
Cic., Or. Verr. II, 50, 110.
1088
Pers., Sat. I 49.
1089
Pers., Sat. V 68.
1090
Verg., Georg. III 325.
1091
Verg., Aeneid. VI 82.
1092
Luc., Pharsal. I 66.
1093
Sall., Catil. 12,3.
1094
Thucid., Hist. II 34.
1095
Es decir, “hoy es el tercer día”, o sea “hace dos días” o “anteayer”.
1096
Cic., In Cat. Or. I 3, 7.

420
Libro XVIII

diem sextum Kalendarum Nouembrium ante (“seis días


antes de las Kalendas de noviembre”). Con bastante fre-
cuencia en cambio se construye también con acusativo,
y con elipsis de la preposición.
(299) Los áticos: ὑπακούοντες αὐτοῖς y αὐτῶν (“es-
cuchándoles”). Demóstenes en III de Filípicas, 1097
ὑπήκουε δὲ ὁ ταύτην τὴν χώραν ἔχων αὐτοῖς βασιλεύς; y
en la defensa de Ctesifonte, 1098 ἑτοίμως ὑπηκούσατε τῷ
Φιλίππῳ. De ahí que en latín: oboedio tibi y ausculto
tibi (“te obedezco” y “te escucho”). Salustio en Cati-
lina, 1099 Quae natura prona atque uentri oboedientia
finxit [por obaudientia]. Terencio en Andria, 1100 Pam-
philumne adiutem an auscultem seni.
Los áticos: ὑπήκοοι ἦσαν αὐτοῖς y αὐτῶν (“les escu-
chaban”). Jenofonte en IV de Ciropedia, 1101 Διὸ καὶ
ὑπήκοοι τῶν Ἀσσυρίων ἦσαν. De ahí en latín: dicto au-
diens tibi sum (“estoy escuchando tus palabras”).
Los áticos utilizan ὑπέρ por περί, como también no-
sotros super por de. Demóstenes en IV de Filípicas, 1102
εἰ μὲν περὶ καινοῦ τινὸς πράγματος προὐτίθετο, ὦ
Ἀθηναῖοι, σκοπεῖν, y poco después: ἐπειδὴ δὲ ὑπὲρ ὧν
εἰρήκασιν οὗτοι πρότερον; Virgilio en el I, 1103 Multa su-
per Priamo rogitans, super Hectore multa.

––––––––––
1097
Demosth., Or. Olynt. III, 24.
1098
Demosth., De cor. Or. 20.
1099
Sall., Cat. I 1.
1100
Ter., Andr. 209.
1101
Jenof., Cyropaed. IV, 2,1.
1102
Demosth., Philip. Orat. I 1.
1103
Verg., Aeneid. I 750.

421
PRISCIANO, Sintaxis

(300) Los áticos: ὑπερέχει τοῦδε y τόνδε. Platón so-


bre el alma,1104 Καὶ τὸ δίπηχυ τοῦ πηχυαίου μεῖζον εἶναι
διὰ τὸ ἣμισυ αὐτοῦ ὑπερέχειν. De ahí los romanos: dimi-
dio superat (“supera en la mitad”), de donde Juvenal,
en el V dice,1105 Pares quod uendere possis / Pluris di-
midio.
De manera similar praestat (“sobresale”) por su-
perat (“supera”). Virgilio en el XI, 1106 Ibo animis con-
tra uel magnum praestet Achillem, por superet. Y en el
I, 1107 gradiensque deas supereminet omnis.
Ellos: ὑπερορᾷ τοῦδε y τόνδε. Demóstenes contra
Timócrates, 1108 Τοσοῦτον υπερεῖδεν ἅπαντα. Los roma-
nos con acusativo: despicio, contemno y aspernor illum
(“lo desprecio, rechazo o desdeño”).
Los áticos: ὑποβλέπει με y ὑποβλέπει μοι (“me
mira”). Cicerón en su defensa de Milón, 1109 Et aspexit
me illis quidem oculis, quibus tum, cum omnibus omnia
minabatur; Virgilio en el I, 1110 Et alto / Prospiciens
summa placidum caput extulit unda.
Ellos: ὑπό σοῦ, ὑπὸ σοὶ y ὑπὸ σέ (“debajo de ti”).
Demóstenes en Filípicas IV, 1111 μικρὰ τῶν πρότερον
ῥηθέντων ὑπ᾿ ἐμοῦ μνημονεύσαντας; Heródoto en el
I, 1112 ἐστρατεύοντο δὲ ὑπὸ συρίγγων τε καὶ πηκτίδων καὶ

––––––––––
1104
Pl., Phaedon. 45, 104.
1105
Juv., Sat. V 14, 200-1.
1106
Verg., Aeneid. XI 438.
1107
Verg., Aeneid. I 501.
1108
Demosth., Adv. Timocr. Or. 9.
1109
Cic., pro Mil. Orat. 12, 33.
1110
Verg., Aeneid. I 126-7.
1111
Demosth., De pace or. 4.
1112
Herod., Hist. I 17.

422
Libro XVIII

αὐλῶν; Demóstenes en Filípicas, 1113 Τῶν μὲν Ἑλλήνων


οἱ μέν ὑφ᾿ ὑμῖν, οἱ δὲ ὑπό Λακεδαιμονίοις ἦσαν; Heró-
doto, 1114 ὑπὸ τὸν νηὸν κατακαέντα.
(301) A partir de aquí, también entre nosotros sub
se construye con acusativo y con ablativo, pues en latín,
una preposición no puede anteceder y construirse ri-
giendo un genitivo. Virgilio en el II, 1115 Postesque sub
ipsos / Nituntur gradibus; y en el VIII, 1116 Sub te tole-
rare magistro / Militiam. También decimos sub oculis
por ante oculos (“delante de los ojos”).
Los áticos: ὑπομένομεν τόνδε τοῦτο ποιεῖν, τοῦτο
ποιοῦντα y τοῦτο ποιοῦντος. Así también nosotros: pa-
timur illum hoc facere, hoc facientem y hoc faciente
(“soportamos que haga esto”).
Ellos dicen: ὑπόγυον, que significa “poco antes” o
“en seguida”. A partir de aquí, los romanos dijeron: e
uestigio, 1117 o bien porque alguien hace algo permane-
ciendo en pie sin moverse, por lo que se dice también
statim–, 1118 o bien por el tiempo que se tarda en dar un
paso, que es brevísimo. Cicerón en I de Verrinas, 1119 E
uestigio, quasi quodam Circaeo poculo, factus est Ve-
rres. Redit ad se atque ad mores suos.

––––––––––
1113
Demosth., Philip. II 7.
1114
Herod., Hist. I 51.
1115
Verg., Aeneid. II 442-3.
1116
Verg., Aeneid. VIII 545.
1117
Literalmente, “desde el pie”, aunque suele traducirse por “inmediata-
mente”.
1118
También, dada la raíz del verbo sto, significa “permaneciendo cons-
tantemente”, aunque suele traducirse por “al instante”.
1119
Cic., in Q. Caecil, diuin. 17, 57.

423
PRISCIANO, Sintaxis

(302) Ellos: ὑπὲρ τόνδε y ὑπὲρ τοῦδε τοῦ τόπου


ἑωρᾶτο. Así también se dicen otras expresiones simila-
res. Virgilio en el VI, 1120 Gemina super arbore sidunt;
y, 1121 Fronde super uiridi sunt nobis mitia poma, en Bu-
cólicas, y en el I, 1122 Fama super aethera notus.
Los áticos: ὑστέραν, ὑστεραίαν, προτέραν y προ-
τεραίαν (“el día después, o el día anterior”), sin añadir
diem. Esto también lo hacen nuestros autores en alguna
ocasión.
Demóstenes en su defensa de Ctesifonte, 1123 Καὶ τον
Ἐλλήσποντον ὑφ᾿ ἑαυτῷ ποιούμενος; y en Filípicas, 1124
ὑφ᾿ ἑαυτὸν ποιούμενος. También los nuestros: sub im-
perio suo y sub imperium suum facit gentes (“bajo su
poder”).
Los áticos: ὑφίστατο αὐτόν y los latinos: sustinebat
illum (“lo sostenía”).
Ellos: ὑπολαμβάνω por respondeo (“respondo”).
Platón en Protágoras, 1125 πολλοὶ οὖν αὐτῷ ὑπέλαβον
τῶν παρακαθημένων, ὁποτέρως βούλοιτο οὕτω ἐπεξιέναι.
De aquí Virgilio en el VI, 1126 Suscipit Anchises atque
ordine singula pandit en lugar de respondit ad interro-
gationem Aeneae (“responde a la pregunta de Eneas”).

––––––––––
1120
Verg., Aeneid. VI 203.
1121
Verg., Eclog. I 81.
1122
Verg., Aeneid. I 379.
1123
Demosth., De cor. Or. 71.
1124
Demosth., Philipp. Orat. IV 10.
1125
Pl., Protag. 10, 29.
1126
Verg., Aeneid. VI, 723.

424
Libro XVIII

Φαθὶ λέγων. Aristófanes en Agricultores, 1127 Εἴ


γ᾿ἐγκιλικίσαιμ᾿, ἐξολοίμην, φαθὶ λέγων. También nues-
tros autores usan estas figuras pleonásticas, como en lo-
quere dicens, stude properans (“di hablando, apresúrate
dándote prisa”) y otras similares.
Los áticos: φαίνει ζηλῶν τούσδε y ἐξηλωκέναι
τούσδε. Esquines en Aspasia, 1128 φαίνει γὰρ ἐζηλωκέναι
τοὺς ἐν τῷ δικαστηρίῳ και ὑπὲρ ἑαυτῶν καὶ ὑπὲρ ἄλλων
ἀγωνιζομένους. Los autores latinos también usan con
muchísima frecuencia esta figura, poniendo verbos en
infinitivo en lugar de participios. Terencio en Herma-
nos, 1129 Video sapere… in loco, / … amare inter se.
Φεῦ σοῦ, ὦ Ἑλλάς, en Jenofonte a Agesilao. 1130 Los
latinos muchas veces lo construyen con acusativo en in-
terjecciones de este tipo: pro deum fidem (“por los dio-
ses”!). Terencio en Formión, 1131 Pro deum inmortalium
fidem, / Negat Phanium esse hanc sibi cognatam Demi-
pho? Y también suele usarse con nominativo, como el
propio Terencio en Hermanos, 1132 Pro di inmortales,
facinus indignum, Geta: / Quid narras?
(304) Los áticos: φθόνον μοι συνάγει. También no-
sotros: inuidiam mihi colligit. Ellos: φιλοτιμοῦμαι τοῦτο
y τούτῳ. Juvenal en el I, 1133 Ardenti sese indulsisse tri-
buno.

––––––––––
1127
Aristoph., Georg. Frag. XII.
1128
Aischinis socratici Aspasiae dial. Fr.
1129
Ter., Adelph. 790-1.
1130
Xenoph., Agesil. 7,5.
1131
Ter., Phorm. 351-2.
1132
Ter., Adelph. III 5, 1-2.
1133
Juv., Sat. I 2, 165.

425
PRISCIANO, Sintaxis

Los áticos: φορεῖν ἐσθῆτα, στέφανον y βακτηρίαν.


Virgilio en el VII acerca de la corona y el cetro, 1134 Hoc
Priami gestamen erat, cum iura uocatis / More daret
populis; y en el I, 1135 Virginibus Tyriis mos est gestare
pharetram; y en este mismo lugar, 1136 Praeterea
sceptrum, Ilione quod gesserat olim, / Maxima natarum
Priami.
Ellos: φρόνησις ἐστίν μοι τοῦδε y περὶ τοῦδε. Y tam-
bién nosotros: est nobis prudentia illius rei y de illa re
(“tenemos conocimiento de aquel asunto”).
(305) Los áticos: φροντίζει τῶνδε, τάδε y περὶ τῶνδε.
Menandro en Misógin, 1137 Ἀλλ᾿ οὐ τὰ βιότου νῷν ἴσως
δεῖ φροντίσαι. Así también nosotros con acusativo: curo
illam rem (“me ocupo de aquel asunto”).
Ellos: χάριν ἔχω σοι y οἶδα σοι. Demóstenes sobre la
corona de la trierarquía,1138 Οὐχὶ τοῖς ποιοῦσιν ἃ δεῖ χάριν
ὑμᾶς ἔχειν, ἀλλὰ τοῖς φάσκουσιν; Isócrates en el elogio a
Helena, 1139 Πλείω χάριν εἰδότες τοῖς πολλὰ προστάτ-
τουσιν; Terencio en El Eunuco, 1140 Magnas uero agere
gratias Thais mihi?; y en esa misma obra,1141 Et habetur
et refertur, Thais, tibi, ut merita es gratia.
Los áticos: χάριν σὴν por εἰς σὴν χάριν. Platón en el
Fedro, 1142 Ἀλλ᾿εἰ δοκεῖ, συγχωρητέον χάριν σήν. De

––––––––––
1134
Verg., Aeneid. VII 246-7.
1135
Verg., Aeneid. I 336.
1136
Verg., Aeneid. I 653-4.
1137
Men., Misogyn. Fr. X com. Gr. Fr. IV 167.
1138
Demosth., Quae fertur or. de corona trierarch. 2.
1139
Isocratis encom. Helenae 57.
1140
Ter., Eunuch. 391.
1141
Ter., Eunuch. IV 6, 12.
1142
Pl., Phaedr. X 23.

426
Libro XVIII

aquí nosotros: uicem tuam doleo (“me apena tu desgra-


cia”) por in tuam, y septimo Kalendas (“siete días antes
de las Kalendas”) por ante Kalendas. Virgilio en el
I, 1143 Italiam fato profugus, por in Italiam (“a Italia”);
Terencio en Eunuco, 1144 At ille alter uenit annos natus
sedecim, por ante sedecim (“dieciséis años atrás”).
(306) Es frecuentísima entre los autores esta figura,
en la que se ha elidido una preposición. 1145
Χαμάθεν, que significa lugar de donde, Cratino lo
utilizó como lugar en donde,1146 ὅστ᾿ ἐν πυτίνῃ;
Ἔκαμπτεν ἒστὼς χαμάθεν, ἄκρας τῆς κόμης /
Καθέλκων. 1147 Sin embargo, habría que matizar mejor
ἔστώς, y χαμάθεν se entiende bien como lugar de donde,
“desde el suelo”. Nosotros usamos genitivo para indicar
lugar en donde, ablativo de donde y acusativo a donde.
Humi “en la tierra” lo utiliza Salustio en Jugurta, 1148
Quae humi arido atque arenoso gignuntur. Virgilio sin
embargo: 1149 Eiectum litore por in litus (“hacia la
playa”), aunque algunos, separando eiectum, lo relacio-
nan con el verbo siguiente: litore egentem suscepi et
regni demens in parte locaui.

––––––––––
1143
Verg., Aeneid. I 2.
1144
Ter., Eunuch. 693.
1145
Es un ejemplo más de la importancia que, en las gramáticas de las
causas, inspiradas en algunos aspectos en las sintaxis de Apolonio Díscolo y
Prisciano, tendrá la figura de la elipsis como recurso, no retórico sino grama-
tical.
1146
Meinckius fragm. Com. Gr. ed. mi. p.VII.
1147
Cratini inc. Fab. Fr. CXXXVIII.
1148
Sall., Jugurt.48,3.
1149
Verg., Aeneid. IV 373.

427
PRISCIANO, Sintaxis

(307) Χορταζόμενοι τοῦδε y τόδε. Cratino en


Odis, 1150 Ἧσθε πανημέριοι χορταζόμενοι γάλα λευκόν.
Algo similar dice Virgilio en III de Geórgicas, 1151 Pas-
cuntur uero siluas et summa Lycaei; y en II de
Eneida, 1152 Implicat et miseros morsu depascitur artus.
Así pues, podemos decir: satior illius rei e illam rem
(“me sacio con aquello”). Terencio en Los Herma-
nos, 1153 Sed postquam intus sum omnium rerum satur.

––––––––––
1150
Cratini Odyss. Fr. IV com. Gr. Fr. II 95.
1151
Verg., Georg. III 314.
1152
Verg., Aeneid. II 215.
1153
Ter., Adelph. 728.

428
ÍNDICE DE TÉRMINOS GRAMATICALES 1

Ablativo: XVII, 10; 67; 91; 92; 100; 101; 104; 135;
173; 186; XVIII 14; 15; 16; 18; 19; 28; 30; 31;
32; 39; 41; 42; 57; 58; 64; 65; 133; 135; 139;
153; 155; 173; 181; 184; 198; 205; 217; 218;
260; 262; 271; 273; 278; 279; 286; 301; 306.
Abundancia, / redundancia, / superfluo: XVII 4;
16; 84; 85; 121; 122; 127; 169; 171; XVIII, 293.
Accidente: XVII, 6; 23; 33; 36; 54; 64; 74; 94; 105;
153; 166; 168; 172; 186; 187, 189.
Acento: XVII 29; 39; 40; 50; 142; 143; XVIII 212;
269.
Activo/a: XVII 91; 182; XVIII, 51; 52; 57; 59; 74;
127; 129; 130; 132; 134; 135; 138; 139; 140;
142; 151; 153; 154; 156; 203; 228; 232; 288;
291.
Acusativo: XVII 10; 28; 91; 104; 139; 140; 173;
185; XVIII 10; 20; 27; 39; 41; 42; 45; 51; 52; 54;
59; 64; 65; 127; 128; 129; 133; 138; 139; 146;
147; 148; 149; 150; 151; 152; 153; 154; 155;
156; 161; 179; 184; 187, 197; 198; 214; 218;
219; 225; 228; 230; 233; 237; 244; 252; 260;
––––––––––
1
En este índice anotaremos los términos o, quizás sea mejor decir en
sentido general, los conceptos, que a nuestro juicio son más importantes
en la Sintaxis de Prisciano. Los anotaremos partiendo del libro (XVII o
XVIII) y del capítulo.
429
PRISCIANO, Sintaxis

262; 266; 269; 277; 278, 279; 283; 287; 292;


298; 300; 301; 303; 305; 306.
Adición / aditivo / adjunción / añadir: XVII 1; 7;
17; 18; 47; 55; 60; 64; 68; 75; 79; 84; 85; 88; 89,
90; 94; 95; 97; 104; 114; 122; 127; 128; 130;
132; 133, 140; 141; 144; 155; 177; 183; 205;
XVIII 3; 10; 15; 25; 55; 57; 76; 85, 96; 178; 201;
293; 294; 302.
Adjetivo: XVII 21; 24; 25; 38, 40; 64; 84; 96; XVIII
24; 44.
Adquisitivo: XVII 24; 38; XVIII 129; 131; 139;
145; 149.
Adverbio / adverbial: XVII 10; 11; 13; 19; 21; 22;
25; 26, 38; 39; 40; 41; 42; 43; 45; 47; 48; 49; 51;
52; 69; 79; 86; 87; 94; 96; 105; 153; 168; 172;
173; 174; 182; 183; XVIII 15; 47; 69; 73; 76; 78;
92; 168; 172; 173; 181; 207; 212; 234; 256; 279;
290; 291.
Afirmativo: XVII 41; XVIII 69; 82; 88; 92; 94; 99;
106; 107; 108; 111; 112; 113; 114; 115; 118;
123.
Agente: XVII 68; 82; 103; 105; 113; 135; XVIII
131; 139.
Agudo (acento): XVII 39; 142; XVIII 212.
Ἀλλοιοτης / variatio / variación: XVII 155; 159;
166.
Ἀλλοπαθής: XVII, 136.

430
Índice de términos gramaticales

Ambigüedad / confusión: XVII 15; 53; 63; 92;


117; 132; 191; XVIII 65.
Anáfora: XVII 52; 56; 60; 63.
Anafórico: XVII 27; 29; 32; 33; 39; 40; 43; 47; 49;
50; 51; 52; 56; 57; 58; 59; 73; 89; 109; 128; 142;
143; 191; 194; 196; XVIII 75.
Antecedente: XVII 31; 32; 194; 205.
Anteponer: XVII 7; 20; XVIII 297.
Antiptosis: XVII, 155;
Apelativo / de llamada: XVII 33; 35; 43; 49; 77;
79; 81; 191; 192; 195; 196; 203; 206; 207; 208;
XVIII 2; 151.
Apócope: XVII 5; 27.
Apositivo / epitagmático: XVII 146; 203; 205.
Apóstrofe: XVII 59; 191.
Artículo: XVII 20; 26; 27; 52; 132; XVIII 1; 44; 61;
63; 294.
Aspiración: XVII 7.
Ático: XVII 125; 126; 207; XVIII 77; 81; 82; 99;
122; 124; 126; 129; 156; 161; 164; 170; 182;
190; 193; 195; 196; 197; 199; 200; 201; 204;
205; 206; 207; 209; 210; 211; 213; 214; 215;
216; 219; 220, 221; 224; 225; 226; 228; 234;
235; 237; 239; 240; 241; 242; 244; 245; 246;
247; 248; 249; 250; 251; 252; 254; 256; 257;
258; 261; 263; 264; 266; 267; 268; 269; 270;
271; 272; 273; 274; 275; 276; 277; 278, 280;
281; 282; 283; 284; 285; 287; 288; 289; 290;

431
PRISCIANO, Sintaxis

291; 292; 293; 296; 297; 298; 299; 300; 301;


302; 304; 305, 306.
Autoteles: XVII 3; 117.
Barbarismo: XVII, 6.
Breve (vocal): XVII, 8.
Cantidad: XVII 8; 23; 25; 36; 37; 38; 42; 46; 47;
64; XVIII 291.
Caso: XVII 9; 11; 12; 13; 17; 18; 27; 28; 29; 30; 31;
32; 52; 53; 54; 55; 61; 62; 63; 64; 65; 66; 67; 72;
83; 84; 93; 97, 99; 100; 102; 103; 104; 110, 111;
112; 114; 115; 118; 120; 123; 130; 131; 132;
133; 135; 138; 139; 140; 148; 151; 152; 153;
154; 155; 160; 166; 167; 172; 173; 175; 179;
184; 189; 190; 192; 194; 197; XVIII 1; 2; 5; 6;
7; 8; 9; 21; 26; 27; 28; 32; 34; 35; 36; 37; 38; 39
44; 51; 57; 60; 61; 63; 64; 6; 69; 127; 136; 137;
148; 156; 220; 227; 260; 270; 271; 279; 298.
Casual / declinable: XVII 18; 21; 31; 32; 52; 53;
61; 92; 95; 97; 103; 118; 153; 166; 192; XVIII
32; 36; 43; 44.
Coherencia / congruencia: XVII 3; 6; 18; 75; 148.
Comparación (grados)/ comparativo: XVII 55;
85; 94; XVIII 16; 24; 32; 173.
Composición / compuesto: XVII 4; 20; 104; 105;
133.
Conjugar / conjugación: XVII 175; 176; XVIII 47;
156.

432
Índice de términos gramaticales

Conjunción: XVII 4; 8; 9; 10; 11; 12; 18; 19; 21;


26; 83; 88; 95; 96; 97; 100; 101; 102; 103; 153;
171; 175; 177; 178; XVIII 69; 78; 79; 80; 81; 82;
86; 89; 90; 93; 95; 96; 104; 105; 107; 110; 117;
121; 123; 124; 170; 171; 172; 173; 176; 256.
Consonante: XVII 7; 10; 148.
Construcción: XVII 1; 2; 3; 20; 22; 25; 26; 27; 28;
29; 36; 52; 54; 55; 66; 67; 68; 70; 77; 83; 84; 86;
91; 92; 93; 96; 98; 101; 102; 103; 106; 107; 108;
110; 111; 112; 113; 114; 118; 120; 125; 133;
134; 135; 137; 138; 139; 140; 145; 150; 153;
155; 167; 168; 174; 176; 177; 182; 184; 185;
186; 187; 189; 192; 198; 202; 204; XVIII 1; 3;
4; 5; 6; 7; 8; 10; 14; 23; 24; 27; 28; 31; 32; 33;
34; 36; 39; 47; 51; 52; 57; 58; 60; 71; 82; 93; 97;
99; 122; 126; 127; 134; 135; 139; 140; 142; 148;
149; 152; 155; 156; 158; 173; 175; 181; 184;
192; 194; 208; 212; 218; 220; 224; 236; 238;
240; 241; 242; 244; 247; 256; 263; 267; 270;
280; 291; 294; 298.
Copulativo: XVII 11; 97; 100.
Cosignificar: XVII 10; 33.
Cualidad: XVII 15; 22; 23; 24; 25; 34; 35; 36; 37;
38; 41; 44; 63; 64; 70; 71; 74; 75; 76; 77; 78; 96;
XVIII 44; 291.
Dativo: XVII 28; 71; 91; 126; 184; 186; XVIII 10;
11; 12; 18; 21; 23; 24; 25; 28; 38; 39; 45; 51; 52;
64; 65; 129; 130; 133; 138; 139; 142; 146; 149;

433
PRISCIANO, Sintaxis

152; 155; 179; 187; 194; 197; 207; 217; 220;


225; 244; 260; 262; 269; 283.
Declinación: XVII 20; 27; 52; 53; 61; 62; 65; 66;
176; 177; 190; XVIII 9; 47; 273.
Definido / determinado: XVII 14; 33; 34; 37; 53;
60; 63; 73; 89; 90; 114; 128; 142; 174; 203.
Deíctico / demostrativo: XVII 16; 29; 33; 52; 55;
56; 58; 60; 73; 74; 75; 79; 89 95; 114; 128; 191;
205; XVIII 2; 291.
Derivar / derivado / derivativo: XVII 23; 92; 98;
108; 142; 151; 152; 167; 175; 176; 177; 178;
202; 206.
Dímetro: XVII 8; 62.
Diminutivo: XVII 46; XVIII 128.
Diptongo: XVII 7.
Distributivo: XVII 27; 28; 39; 149; 196; XVIII
176.
Disyuntivo/a: XVII 11; 97; 100.
Dubitativo: XVII 102; XVIII 68; 79; 82; 94; 107;
110.
Elipsis: XVII 32; 67; 130; 207; XVIII 6; 48; 52; 75;
89; 99; 106; 201; 221; 236; 242; 298.
Enclítico: XVII 55.
Especie: XVII 35; 37; 40; 41; 42; 44; 48; 166;
XVIII 152.
Estoicos: XVII 52; XVIII 4.
Estructura: XVII 3; XVIII 13; 15; 32; 176; 249;
Exhortativo: XVII 73.

434
Índice de términos gramaticales

Expletivo: XVIII 255.


Femenino: XVII 19; 152; 158; 186; XVIII 17; 63;
287.
Figura / figurado / figuradamente: XVII 16; 59;
110; 145; 148; 152; 155; 159; 160; 162; 166;
168; 175; 176; 178; 187; 188; 189; 198; 199;
202; 204; XVIII 27; 39; 44; 48; 65; 67; 70; 73;
137; 208; 219; 256; 258; 276; 286; 293; 295;
303; 306.
Flexión / flexionable:2 XVII 53; 61; 62; 63; 93; 95;
96; 97; XVIII 7; 28; 35.
Futuro: XVII 164; 180; 182; XVIII 18; 25; 50; 75;
94; 96; 97; 101; 102; 103; 108; 110; 114; 126;
222; 238; 252; 253; 256; 257.
Género: XVII 12; 18; 19; 23; 41; 44; 65; 66; 110;
130; 151; 152; 153; 154; 155; 158; 159; 166;
167; 172; 175; 179; 184; 186; 188; XVIII 163;
234.
Genitivo: XVII 28; 29; 61; 62; 68; 84; 91; 92; 94;
98; 99; 100; 110; 112; 115; 118; 121; 122; 123;
124; 126; 128; 129; 130; 131; 132; 133; 151;
160; 184; 197, 198; 199; 202; XVIII 9; 10; 12;
13; 14; 16; 17, 18; 19; 20; 21; 22; 23; 24; 28; 29;
30; 31; 32; 37; 39; 42; 52; 54; 59; 64; 153; 181;
183; 187; 206; 209; 217; 218; 220; 237; 244;
260; 262; 273; 276; 277; 278; 279; 294; 306.
Gentilicio: XVII 42.
––––––––––
2
Puede verse también “casual / declinable”.
435
PRISCIANO, Sintaxis

Gramática: XVII 43; XVIII 19; 21.


Grave (acento): XVII 39; 40; 50; 143; XVIII 269.
Griego: XVII 1; 17; 20; 26; 27; 29; 30; 42; 52; 55;
60; 104; 108; 112; 115; 116; 117; 123; 124; 126;
132; 134; 136; 137; 138; 139; 140; 142; 146;
147; 148; 155; 159; 160; 169; 171; 187; 201;
202; 208; XVIII 8; 14; 16; 24; 25; 29; 30; 34;
37; 40; 41; 42; 44; 48; 50; 54; 56; 61; 63; 71, 74;
75; 76; 77; 81; 82; 85; 88; 90; 93; 95; 107; 108;
127;3 135; 139; 153; 159; 162; 165; 167; 170;
171; 172; 173; 174; 176; 177; 178; 180; 182 183;
184; 187; 200; 207; 247; 255; 257; 258; 262;
265; 266; 268; 269; 271; 272; 278; 279; 280;
285; 289; 294; 297.
Heteróclito: XVII 62.
Imperativo: XVII 7; 10; 90; 182; 205; 206; XVIII
48; 49; 70; 71; 73; 74; 75; 105.
Imperfecto (pretérito): XVII 180; 181; XVIII 48;
49; 95; 96; 101; 110; 253.
Impersonal: XVII 67; 90; 91; 100; XVIII 51; 53;
54; 55; 56; 57; 58; 59; 80.
Incoherencia / incongruencia: XVII 6; 46; 75; 76.
Indeterminación / indefinición: XVII 61, 63; 89.
Indeterminado / indefinido: XVII 14; 25; 27; 29;
33; 37; 39; 42; 43; 45; 46; 47; 48; 50; 51; 52; 61;
––––––––––
3
En realidad, a partir de aquí podrían incluirse todos los capítulos, por-
que comienza una larga serie de comparaciones entre distintas construc-
ciones griegas y latinas. Las griegas suele marcarlas con Graeci, illi o At-
tici; y las latinas por nostri, Romani,…
436
Índice de términos gramaticales

63; 70; 71; 80; 81; 90; 95; 142; 196; XVIII 131;
269; 291; 303.
Indicativo: XVII 15; 86; 88; XVIII 3; 49; 68; 69;
74; 76; 77; 81; 82; 83; 84; 85; 86; 87; 89; 90; 94;
95; 96; 103; 104; 114; 123; 126; 156; 253.
Individual: XVII, 71.
Interjección: XVII 13; 153.
Interpretar / desarrollar: XVII 10; 15; 20; 60;
XVIII 10; 96; 137.
Interrogación: XVII 48.
Interrogativo: XVII 22; 23; 25; 27; 29; 33; 39; 40;
41; 43; 47; 48; 49; 50; 51; 52; 102; 142; 143;
196; XVIII 68; 94; 99; 100; 107; 125; 145; 149;
269.
Intransitivamente: XVII 93.
Intransitivo: XVII 66; 67; 68; 91; 93; 153; 155;
XVIII 10; 34; 35; 55; 57.
Larga (vocal): XVII 8.
Letra: XVII 2; 3; 4; 5; 6; 7; 9; 10; 12; 148; 149.
Local / de lugar: XVII 48; 49; 50; 51; XVIII 212;
257; 271; 273.
Masculino: XVII 19; 142; 152; 158; 186; XVIII 17.
Modo (verbal): XVII 90; 97; 100; 174; XVIII 40;
43; 45; 47; 49; 50; 66; 69; 77; 80; 88; 91; 95;
101; 125; 127.
Negativo: XVII, 41.

437
PRISCIANO, Sintaxis

Neutro: (género) XVII 19; 44; 152; 158; 186; 188;


(verbos) XVIII 52; 74; 128; 133; 154; 155; (ver-
bos neutropasivos) XVIII 54.
Nombre / sustantivo: XVII 10; 11; 12; 13; 14; 15;
16; 19; 21; 21; 22; 23; 24; 26; 27; 30; 32; 33; 34;
35; 36; 37; 38; 39; 40; 41; 42; 43; 44; 45; 48; 49;
52; 53; 54; 56; 57; 63; 64; 65; 66; 69; 70; 71; 72;
73; 74; 75; 76; 77; 78; 79; 80; 81; 82; 83; 84; 92;
93; 94; 95; 96; 99; 104; 105; 109; 111; 114; 118;
127; 129; 130; 142; 144; 145; 148; 153; 158;
166; 168; 174; 184; 186; 190; 191; 192; 194;
195; 196; 203; 206; 207; 208; XVIII 1; 2; 4; 5;
7; 8, 11; 15; 16; 17; 19; 21; 23; 24; 31; 32; 33;
36; 39; 43; 44; 47; 57; 62; 63; 67; 68; 75; 168;
209; 220; 237; 256; 260; 266; 273; 290.
Nominativo: XVII 13; 14; 17; 18; 23; 28; 29; 30;
31; 32; 56; 61; 62; 63; 66; 67; 68; 71; 84; 86; 93;
98; 99; 104; 111; 116; 119; 120; 121; 133; 134;
135; 137; 139; 140; 149; 151; 160; 184; 185;
190; 192; 193; 194; 195; 196; 206; 207; 208;
XVIII 2, 3; 4; 5; 6; 7; 8; 9; 10; 13; 15; 27; 28; 32;
35; 36; 39; 41; 44; 55; 56; 75; 135; 139; 156;
260; 276.
Número: (accidente nominal o verbal) XVII 53; 61;
62; 86; 87; 90; 110; 130; 149; 152; 153; 154;
155; 156; 159; 166; 167; 172; 174; 175; 179;
184; 185; 188; XVIII 49; 63; 234; 273; (canti-
dad) XVII 22; 23; 25; 36; 37; 38; 42; 63.

438
Índice de términos gramaticales

Oblicuo (caso): XVII 13; 17; 18; 28; 30; 31; 63; 66;
67; 83; 84; 93; 103; 104; 111; 112; 114; 122;
133; 135; 138; 139; 194; XVIII 5; 6; 7, 9; 27; 32;
34; 35; 36; 39; 44; 63; 136; 137.
Optativo: XVII 7; 90; 174; 182; XVIII 49; 74; 76;
77; 78; 81; 82; 90; 95; 96; 100; 102; 105; 123;
124; 125; 126; 176.
Oración / Enunciado / Frase: XVII 1; 2; 3; 4; 5; 6;
8; 10; 11; 12; 13; 15; 16; 19; 20; 22; 26; 27; 29;
52; 53; 54; 56; 57; 69; 73; 75; 83; 84; 95; 96; 97;
144; 153; 163; 168; 185; 189; XVIII 1; 75; 95;
157.
Orden / ordenación: XVII 1; 2; 3; 6; 7; 8; 12; 13;
19; 20; 21; 31; 44; 57; 105; 106; XVIII 1; 26; 40;
60; 65; 81; 107.
Participial: XVII 18; 61; 66, XVIII 183.
Participio: XVII 13; 18; 19; 20; 26; 28; 69; 80; 81;
82; 92; 93; 94; 96; 105; 127; 153; 180; 186; 192;
XVIII 4; 5; 6 7; 15; 16; 18; 19; 20; 21; 25; 31;
33; 34; 42; 45; 46; 53; 54; 57; 66; 74; 75; 156;
175; 201; 220; 237; 238; 256; 277; 284; 303.
Partícula: XVII 24; 29; 78.
Pasión: XVII 14; 38; 82; 96; 111; 135; 139; XVIII
134; 135; 155.
Pasividad: XVIII 133; 136; 151; 153; 154; (autopa-
sividad) XVII 117; 138; 141; XVIII 34.
Pasivo/a: XVII 68; 91; 119; 135; 182; XVIII 18; 20;
31; 53; 54; 55; 57; 58; 59; 74; 127; 128; 131;

439
PRISCIANO, Sintaxis

132; 133; 134; 135; 137; 138; 139; 140; 145;


149; 151; 153; 155; 175; 201; 203; 228; 232;
247; 291.
Patria / patrio: XVII 142.
Pentasílabo: XVII 9.
Pentemímera: XVII 8.
Perfecta / completa: (oración) XVII 2; 3; 5; 6; 10;
12; 13; 68; 78; 83; XVIII 1, 75; 135.
Persona: (1ª, 2ª…) XVII 14; 15; 16; 17; 18; 56; 60;
61; 65; 66; 67; 69; 70; 71; 72; 73; 74; 75; 76; 79;
81; 89; 95; 106; 107; 109; 111; 113; 114; 115;
116; 117; 119; 120; 122; 123; 126; 127; 128;
133; 134; 136; 137; 138; 140; 141; 145; 146;
147; 152; 174; 176; 178; 180; 183; 187; 190;
192; 193; 194; 195; 196; 197; 198; 199; 200;
201; 202; 203; 204; 205; 206; 207; XVIII 2; 34;
52; 53; 70; 72; 73; 74; 132; 177; 178; (persona
gramatical y filosófica) XVII 15; 16; 17; 18; 27;
30; 33; 43; 52; 53; 54; 55; 56; 58; 60; 61; 63; 65;
67; 70; 71; 72; 73; 74; 75; 77; 78; 82; 83; 88; 89;
90; 92; 96, 103; 105; 106; 107; 108; 109; 110;
111; 113; 114; 117; 120; 123; 125; 127; 133;
134; 135; 136; 137; 139; 140; 141; 142; 147;
148; 153; 155; 165; 166; 172; 17; 175; 176; 177;
178; 179; 185; 195; 196; 197; 202; 203; 204;
206; 207; XVIII 2; 5; 8; 11; 34; 47; 49; 53; 55;
58; 59; 70; 71; 72; 75; 127; 131; 132; 137; 138;
139; 155; 234.

440
Índice de términos gramaticales

Plural: XVII 28; 29; 61; 118; 124; 139; 140; 142;
146; 147; 148; 149; 150; 153; 156; 157; 176;
179; 184; 185; 186; 188; XVIII 27; 39; 63; 70;
72; 273.
Pluscuamperfecto: XVII 181; XVIII 95; 96; 101.
Poesía / poeta: XVII 164; XVIII 92; 126.
Posesivo: XVII 23; 42; 68; 92; 98; 99; 108; 109;
110; 111; 113; 114; 115; 116; 117; 118; 119;
120; 121; 122; 123; 124; 125; 126; 127; 128;
129; 130; 131; 142; 197; 198; 200; 201; 203;
XVIII 23; 37
Positivo: (grado del adjetivo) XVII 55; 84; 166;
XVIII 24.
Preposición: XVII 5; 7; 10; 13; 20; 21; 84; 85; 104;
105; 139; 140; 153; 169; 170; 173; 174; XVIII
62; 131; 173; 174; 181; 184; 198; 217; 228; 229;
236; 260; 265; 273; 278; 279; 285; 298; 301;
306.
Prepositivo (artículo): XVII 7; 52; 173; XVIII 279.
Presente (tiempo): XVII 163; 164; 180; 182; XVIII
84; 96; 97; 101; 108; 110; 167; 183; 253; 256.
Pretérito / pasado: XVII 163; 164; 180; 181; XVIII
48; 49; 54; 74; 77; 78; 84; 95; 96; 97; 101; 102;
110; 114; 126; 129; 252; 253; 256; 257.
Primera: (conjugación) XVIII 273; (persona) XVII
14; 16; 17, 18; 56; 57; 60; 65; 69, 70; 71; 72; 73;
74; 75; 76; 79; 89; 95; 106; 107; 109; 111; 113;
114; 120; 126; 128; 136; 140; 141; 1145; 146,

441
PRISCIANO, Sintaxis

147, 152; 176, 178; 180; 187; 190; 192; 193;


194; 195; 197; 199; 200; 202; 203; 204; 205;
206; XVIII 2; 52, 53; 70; 72; 132; 177; 178.
Primitivo / primario: XVII58; 61; 68; 92; 98; 108;
109; 110; 111; 114; 115; 117; 118; 123; 124;
128; 129; 130; 131; 133; 143; 146; 167; 175;
200; 202; 206; XVIII 23.
Prolepsis: XVII 28; 155.
Pronombre: XVII 7; 10; 13; 15; 16; 17; 18; 19; 20;
23; 26; 27; 29; 33; 34; 35; 37; 40; 52; 53; 54; 55;
56; 57; 58; 60; 61; 62; 63; 64; 65; 66; 68; 69; 70;
71; 73; 74; 75; 77; 78; 79; 82; 83; 84; 86; 87; 88;
89; 90; 92; 93; 95; 98; 99; 103; 104; 105; 111;
112; 113; 114; 115; 116; 117; 118; 123; 124;
125; 127; 128; 129; 133; 134; 136; 137; 138;
140; 142; 143; 144; 145; 146; 147; 152; 153;
158; 175; 176; 178; 183; 186; 190; 191; 192;
194; 195; 197; 200; 202; 203; 204; 205; 206;
207; XVIII 1; 2; 3; 4; 7; 23; 32; 33; 57; 256; 290.
Prosa / prosista: XVII, 84; 164.
Ratio / razón: XVII 73; 84; 103; 177.
Reflexivo / autopazé / autopasividad: (reflexivi-
dad) XVII 31; 112; 116; 155; XVIII 34; 151; (re-
flexivo) XVII 30; 103; 106; 107; 108; 111; 113;
115; 133; 134; 136; 138; 154; 155; XVIII 58;
135; (autopazé o autopasividad) XVII 116; 138;
141; XVIII 34; (autopasivo/a) XVII 108; 111;
115; 136; XVIII 35; 58; 135.

442
Índice de términos gramaticales

Relativo: XVII 7.
Retrotransición / retrotransitividad: XVII 109;
116; 117; 125; 134; 137.
Retrotransitivo: XVII 115; 138.
Segunda: (conjugación) XVIII 273; (declinación)
XVII 190; (persona) XVII 14; 16; 17; 56; 57; 59;
60; 65; 67; 69; 70; 71; 72; 73; 74; 76; 89; 95;
106; 107; 109; 111; 113; 114; 120; 126; 128;
136; 140; 141; 145; 146; 147; 152; 174; 176;
178; 183; 190; 192; 193; 194; 195; 196; 197;
198; 199; 200; 202; 203; 204; 205; 206; 207;
XVIII 2; 3; 4; 52; 53; 70; 72; 73; 132; 177.
Significación / significado: XVII 3; 7; 10; 20; 21;
48; 50; 60; 63; 64; 65; 69, 77, 78, 81; 83; 85; 87;
88; 89; 116; 121; 122; 124; 132; 139; 150; 176;
179; 182; 184; 186; 187; XVIII 14; 15; 16; 21;
31; 43; 47; 49; 53; 57; 76; 102; 103; 127; 136;
138; 140; 146; 168; 175; 178; 182; 203; 229;
249; 253; 265; 273; 275; 278; 288; 291; 292;
306.
Significar: XVII 14; 15; 37; 43; 61; 63; 76; 82; 109;
111; 178; 181; XVIII 17; 22; 43; 56; 65; 8, 76;
90; 124; 128; 129; 134; 151; 155; 197; 207; 261;
273; 283; 289; 301.
Sílaba: XVII 2; 3; 4; 5; 6; 7; 8; 9; 40; 113; 143.
Silepsis: XVII 155.
Sinémptosis: XVII 155; XVIII 269.

443
PRISCIANO, Sintaxis

Singular: XVII 28; 29; 84; 85; 86; 87; 118; 124;
147; 148; 150; 153; 156; 179; 184; 185; XVIII
39; 70; 273.
Sintaxis: XVII 1; 26; 187; 202; XVIII 55.
Solecismo: XVII 6; 114; XVIII 3.
Subjuntivo: XVII 7; 180; 182; XVIII 45; 49; 53;
73; 74; 77; 78; 79; 80; 81; 82; 87; 88; 89; 90; 91;
92; 93; 96; 97; 98; 102; 104; 105; 107; 108; 112;
113; 114; 121; 122; 123; 124; 125; 126; 176;
253; 256.
Superlativo: XVII 166; XVIII 16; 24.
Suppositum / referente: XVII 23; 27; 33; 63; 70.
Sustancia: XVII14; 15; 16; 22; 23; 24; 25; 36; 37;
38; 41; 44; 48, 64; 65; 71; 73; 77, 78, 79; 80; 81;
82; 105; XVIII 44; 69.
Sustantivo (verbo) / o de sustancia: XVII 33; 35;
77; 80; 81; 82; 195; 203; 206; XVIII 2; 5; 6; 10;
15; 43; 44; 75; 147; 201; 238.
Temporal / tiempo: XVII 12; 38, 40; 43; 46; 48;
49; 51; 69; 153; 155; 163; 166; 172; 174; 175;
179; 180; 181; 182; 185; XVIII 18, 49; 96; 102;
103; 104; 108; 125; 126; 168; 234; 238; 251; 301
Tercera (persona): XVII 14; 15; 16; 56; 58; 60; 61;
66, 72; 73; 74; 75; 76; 9; 81; 89; 95; 106; 107;
109; 114; 115; 116; 117; 119; 122; 123; 127;
128; 133; 134; 137; 138; 140; 141; 145; 146;
147; 152; 178; 183; 187; 190; 195; 197; 200;

444
Índice de términos gramaticales

201; 202; 203; 205, 206; XVIII 2; 4; 53; 72; 132;


177; 273.
Tetrasílabo: XVII 9.
Transitividad: XVII 31; 93; 155; XVIII 155.
Transitiva/o: XVII 66; 67; 68; 93; 107; 108; 133;
134; 154; 155; XVIII 8; 10; 17; 18; 21; 34; 35,
57; 58; 64; 129; 130; 133; 136; 137; 138, 139.
Verbal: XVII 36; 53; 86; 88; 89; 93; 94; 105; 190;
192; XVIII 7; 17; 21; 25; 42; 55; 63; 260.
Verbo: XVII 5; 7; 10; 11; 12; 13; 14; 15, 16; 17; 18;
19; 21; 22; 25; 26; 28; 29; 30; 33; 34; 35; 36; 38;
39; 40; 52; 53; 54; 56; 58; 60; 61; 66; 67; 68; 75;
76; 77; 78; 79; 80; 81; 82; 83; 84; 86; 87, 88; 89;
90; 91; 92; 93; 94; 95; 96; 97; 100; 103; 105;
106; 108; 110; 111; 117; 134; 135; 138; 139;
146; 149; 151; 153; 156; 175; 177; 180; 190;
192; 195; 203; 204; 205; 206; 207; XVIII 1; 2;
3; 5; 6; 8, 10; 15; 16; 17; 18, 19; 20; 21; 24; 33;
34; 35; 40; 43; 44; 45; 47; 48; 49; 52; 53; 56; 58;
60; 62; 63; 64; 65; 68; 69, 71; 74; 75; 76; 78; 79;
80; 82; 92; 93; 96; 100; 104; 112; 113; 126; 127;
128; 129, 130; 131; 132; 134; 135; 137; 138;
139; 140; 142; 146; 147; 148; 150; 151; 152;
154; 155; 156; 172; 178; 187; 197; 201; 203;
212; 220; 227; 228; 229; 232; 238; 260; 29; 273;
288; 291, 294; 303; 306.
Vocal: XVII 7; 8; 10; 148.

445
PRISCIANO, Sintaxis

Vocativo (caso): XVII 10; 32; 67; 72; 109; 173;


184; 185; 190; 191; 192; 194; 195; 196; 197;
198; 199; 200; 201; 202; 205; 206; 207; 208;
XVIII 2; 3; 4; 72; 75; 271.
Yambo / yámbico: XVIII 163.
Yuxtaponer / yuxtapuesto: XVII 4; 20; 21; 104;
105.
Zeugma: XVII 155.

446

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