” Como la familia Keller puede caer dentro de sus propias mentiras.
Nombre de la obra: Todos son mis hijos.
Se estrena por primera vez: En Broadway en el Coronet Theatre de Nueva York el 29 de enero de 1947 hasta el 8 de noviembre de 1947 Autor: Arthur Miller País de origen: Estados Unidos. Género: Dramático. Dirección: Álvaro Viguera Actores: Cristian Campos y Coca Guazzini Duración: 120 minutos. Fechas de producción en Chile: Del 30 de mayo al 7 de julio de 2018. Horarios: miércoles a sábado a las 20.30 horas. Lugar: Teatro UC, Jorge Washington 26, Plaza Ñuñoa, Santiago Valor de entrada: 5.000 pesos. Edad recomendada: mayores de 14 años.
Arthur Miller es un escritor y dramaturgo estadounidense. Antes de comenzar a
escribir obras de teatro, estudió periodismo en la Universidad de Michigan. Su obra “Todos son mis hijos”, es una crítica al sueño americano de la post guerra. Por esta razón, tuvo un gran impacto dentro de la sociedad estadounidense de esos años. La escribió dos años después del terminado el conflicto y se centró en las consecuencias que tuvo. Como se habla en algunas reseñas anteriores a las obras de Miller, las temáticas que abarca son actuales, a pesar de haber sido escritas hace ya muchos años. La familia, las mentiras, el doble estándar y la sociedad machista son algunas de cosas que se desarrollan a lo largo del texto. Sus obras se caracterizan por la crítica a la sociedad conservadora de Estados Unidos. Por lo mismo ha ganado varios premios, destacándose por el Pulitzer en dos instancias y el premio Príncipe de Asturias de las letras. Volviendo a la historia, ésta trascurre un día domingo de 1946, en un pueblo de Estados Unidos, desarrollando todas las escenas en el patio de los Keller. Esta familia se ha visto quebrada después de haber perdido un hijo, Larry, durante la guerra. Después de tres años de lo sucedido llega una visita que hará que todos revivan el pasado; la llegada de Ann, la novia de Larry, pero que viene para comprometerse con Chris Keller, su hermano. A ella no la ven desde un incidente producido entre su padre, Steeve Deever y el padre de Chris, Joe Keller, cuando ambos eran socios de una empresa de materiales para aviones bélicos, pero que por defectos en sus productos se produjeron la muerte de veintiún pilotos, lo que se desenlaza tras un juicio en donde Joe inculpa a Deever por lo sucedido y lo declaran culpable, enviándolo a la cárcel. Kate Keller, la madre de Chris, seguía con la esperanza de que Larry volviera, pero nadie más creía esto, y dentro del contexto de las mentiras que se desarrollan en la obra, todos los integrantes de la familia decían que también mantenían la fe en su regreso. Con el regreso de Ann la madre tenía la ilusión que ella también lo estaba esperando. Kate dentro de esta situación le pregunta si sigue esperando a Larry; ella con esta misma trasparencia le dice que no, desencadenando una gran discusión, que incluso termina con agresiones. Entre discusiones, supuestos planes ocultos y algunas confesiones de los personajes es que se destapan todas las verdades de la historia, integrando el excelente comienzo de la obra, que es el principio del fin de una larga historia, el cual no se entiende de primera, sino que después del desarrollo de esta. En la primera escena muestra como un simple árbol se le rompe una rama tras una tormenta. Pero esta planta no era cualquiera, sino que esta fue plantada en nombre de Larry y junto con ello se enteraron años de silencio, que fueron va dando muestra de cómo se irá desnudando las mentiras y secretos ocultos que han mantenido en la familia por mucho tiempo. Para todos quienes vivimos en familia, sabemos que parte de las situaciones que se muestran en la obra pueden ir revelando como todos nos desenvolvemos muchas veces desde las mentiras, de querer “proteger” a los integrantes, a veces lealtades mal entendidas y como un contexto histórico post guerra afecta también la percepción de lo que podemos vivir e interpretar con otras aristas. La obra se destaca principalmente en el dialogo tanto de personajes como escénico es envolvente y preciso, se siente que todo está colocado en su lugar. Nada falta; nada sobra. Considerando lo dicho anteriormente concluyo que “Todos son mis hijos” es una obra que hay que ver, especialmente por la trascendencia que tiene y que pasar de ser “antigua” toca muchos temas que se viven hoy en día. Es una pieza teatral que te hace pensar a lo que puede llevar las “mentiras piadosas” o “mentiras por amor” que son tan comunes en nosotros.