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Asignatura: MIAT

Facultad: Arte Teatral

Año: 2do.

Tipo de curso: C.P.E.

Especialidad: Teatrología

Estudiante: Alejandro García Calviño

Análisis de "La Noche de los asesinos" de José Triana


Introducción

El análisis dramatúrgico consiste en interpretar una acción, una fábula, un momento


de intriga, una formulación del texto. Esta interpretación sobre el papel cobra sentido
cuando se traduce en acciones escénicas. JL Styan ha declarado que las obras de
teatro están destinadas a ser vistas y no leídas, lo que no quiere decir que no puedan o
no deban ser leídas1

José Triana nació en Hatuey, provincia de Camagüey (Cuba), en 1931. Su


producción teatral conoció desde el principio el éxito tanto dentro de Cuba como en el
ámbito internacional. En 1980, por graves polémicas desencadenadas por la
interpretación ideológica del contenido de sus obras, José Triana toma el camino del
exilio y se establece en París. Traductor, editor, conferenciante, poeta, no olvida el
teatro. La noche de los asesinos obtuvo el Premio de las Américas en 1965, se estrenó
en Cuba en 1966, y en 1967 el equipo del estreno emprende con ella una gira por
Europa con representaciones en París, en el Festival de Aviñón, en Londres y en varias
ciudades italianas. La obra obtuvo un éxito internacional considerable, posiblemente
debido a que los temas que trata son universales: la familia, el conflicto generacional, la
toma de poder..., temas que obsesionan a toda sociedad en cualquier parte del mundo;
pero también debió su éxito a una teatralidad y a una puesta en escena muy
novedosas.

La noche de los asesinos, de Triana está considerada como una de las obras más
significativas del teatro contemporáneo en Cuba. El análisis de esta pieza es una
necesidad para quien pretende adentrarse y profundizar en el estudio del arte teatral
cubano.

1
The Dramatic Experience: A Guide to the Reading of Plays (Cambridge: Cambridge Univ. Press, 1975), pág. 1.
Desarrollo

La noche de los asesinos trata de cómo tres hermanos, Lalo, Beba y Cuca, planean
el asesinato de sus padres. El juego que realizan tiene características parricidas y
esquizofrénicas, ya que los personajes además de interactuar entre ellos, simulan
constantemente ser otros personajes. Fingiendo identidades y apropiándose de otras
voces cuentan y entretejen la historia. Solo participan los tres, pero a la vez, involucran
a otros muchos personajes. Se convierten en los vecinos chismosos, en sus propios
padres, en los policías, en el juez y el fiscal. El principal culpable, Lalo, y sus hermanas
van transfigurándose aleatoriamente en los distintos personajes, con el fin de develar
las circunstancias en las que “ocurrió” el crimen. Los personajes al adquirir la voz e
identidad de otros nos permiten conocer la historia desde distintas perspectivas,
problematizando la relación y vínculos que se establecen en la familia en cuestión.
¿Víctimas y/o Victimarios? Los hermanos se trasforman, intercambian papeles, roles e
identidades, planeando, develando y contando las vicisitudes de su vida y cómo la
mejor solución parece ser asesinar a sus propios padres indefinidamente, justificando a
la vez este hecho como un juego urobórico de catarsis. La noche de los asesinos
abre ante los espectadores una brecha, un abismo entre la realidad y la ficción, muy
sutil pero a su vez muy profundo: ¿dónde acaba el juego y dónde comienza la vida
real?

Fábula:

Lalo, Beba y Cuca, tres hermanos que, encerrados en el sótano/desván de su casa y


a escondidas de sus padres, llevan a cabo un juego en el que reiterada e
indistintamente pretenden que asesinan a estos últimos para así librarse del yugo al
que se ven sometidos.

Sucesos:
Inicio: Lalo ordena a sus hermanas cerrar la puerta del sótano para, junto a ellas (Beba
y Cuca) y a escondida de ellos recomenzar el juego en el que pretende haber dado
muerte a sus padres. Pero Cuca se niega por temor a ser partícipe y descubierta, pues
los padres aún están en casa.

Simulación: Lalo y Beba simulan la llegada de unos personajes imaginarios "invitados"


por Cuca para convencerla de sumarse a la representación. Cuca termina cediendo al
juego. Los tres hermanos dialogan con los personajes imaginarios y simulan ser los
visitantes hasta que Lalo decide echarlos por temor a que descubran su "crimen".

Exorcismo: Lalo, Cuca y Beba, representando a sus padres, a personajes imaginarios y


a sí mismos siendo niños, indistintamente, reviven el conflicto generacional, los
maltratos a que se han visto sometidos desde su infancia, y los conflictos matrimoniales
de los padres, causantes del odio que sienten y de sus ganas locas de libertad.

Interrogatorio: Cuca y Beba, pretenden ser personajes representantes del orden que
interrogan a Lalo, acosándolo hasta que lo hacen confesar el crimen.

Juicio: Beba y Cuca, como Juez y fiscal, respectivamente, representan el juicio donde
Lalo es juzgado por parricidio.

Continuidad: Beba anuncia que ahora es su turno, para dejar en claro que el juego
comienza otra vez.

Desde el inicio de la obra comenzamos a comprender la naturaleza de un conflicto


primario entre Lalo y Cuca, que enfrenta la manía de ella por el orden contra la
determinación de él de subvertirlo. Estos dos bandos en guerra están claramente
definidos desde el comienzo de la obra y están en constante confrontación. Sin
embargo, un conflicto paralelo recorre el diseño general de la obra, en el que la Madre
se identifica con el orden y el Padre con el desorden. A medida que la trama se
desarrolla, las figuras femeninas van ganando ventaja y tomando el poder. Esto se
refleja en las figuras de los agentes de policías, el fiscal y el juez, representados por
Cuca y Beba en las escenas del interrogatorio y el juicio, respectivamente.
José Triana presenta en su obra teatral La Noche de los asesinos un drama familiar
en el que los padres son asesinados por sus hijos. Lo hace por medio de juegos en
donde se materializa el meta-teatro, donde sus tres protagonistas se transforman en
personajes ficticios, interactúan con seres imaginarios, y toman turnos para liderar la
dramatización, desde las diferentes versiones y escenarios en los que se podría haber
llevado a cabo este crimen. En el principio de la obra Lalo confiesa orgullosamente
haber matado a sus padres:

Lalo. Yo los maté (Se ríe. Luego extiende los brazos hacia el público en ademan
solemne)

Igualmente, en el segundo acto, él expresa los motivos que lo impulsaron a cometer


el homicidio:

Lalo. Me gritaban, me golpeaban, me castigaban; horas interminables en un cuarto


oscuro; me repetían una y mil veces que debía morir, que estaban esperando que me
fuera de casa para ver si me moría de hambre, para ver que iba a hacer.

Esta cita refleja el inconformismo y el resentimiento que Lalo siente hacia sus padres
por la forma en que lo trataban con el fin de justificar su acto criminal ante su hermana
Cuca, quien en esta escena hace el papel de un fiscal que enjuicia a Lalo.

Por otra parte, aunque en los juegos dramáticos los hermanos representan los
acontecimientos posteriores al asesinato, la forma en que el crimen se lleva a cabo no
es especificada. El hecho de que los detalles de la elaboración del crimen no sean
revelados esclarecedoramente, destacan la ambigüedad característica del teatro del
absurdo, y a su vez, la erradicación de los padres, refuerza la idea del asesinato como
una forma de liberarse de la opresión producida por una figura de poder.

La obra plantea la imaginaria muerte del poder familiar, omnipresente en el discurso


de Lalo, Beba y Cuca, y sin embargo invisible en el escenario. Se representa a la
familia desde el punto de vista de sus estragos, se escenifica el conflicto generacional a
través de unos personajes sin edad, que llevan en sí el fracaso de una familia que ya
no es más que un museo en ruinas.
El elemento metateatral en La noche de los asesinos encarna el conflicto esencial de la
pieza: Lalo, Cuca y Beba, como entes creados, crean a su vez un drama interior que
transforma el deseo patricida en representación, en un juego teatral donde el sótano se
convierte en escenario. La conciencia que poseen los personajes del acto
representativo nos remite a las ideas de Lionel Able sobre el metadrama basadas en la
percepción renacentista del mundo y del arte: como parte de esta concepción la vida
deber ser un sueño y el mundo debe ser un escenario2. En esto consiste el juego de los
hermanos, es decir, en saberse actores y a la vez escritores del drama que están, de
una forma u otra, obligados a representar y nunca a vivir. Este acto de creación quizás
sea la única posibilidad de escape pero el acto imaginativo, inserto a su vez en una
estructura metateatral, convierte esta vía de escape en mera ilusión. El carácter
ficcional de la «salida» sumerge aun más a los personajes dentro del sótano mental y
físico.

Entre la marginalidad y el espacio asfixiante de la escena, los personajes se


sumergen en la profundidad de sus miedos, sus conflictos y ataduras. La tensión es
constante, la necesidad de ruptura con la autoridad represora es representada en la
unidad mínima de la construcción social: la familia.

La angustia es el motor de los hermanos que se perciben fragmentados e


incompletos. Luchan entre ellos, sin saber por qué, en busca de una sensación de
libertad que no pueden construir dentro de esas cuatro paredes, pero que tampoco
saben abordar fuera de ellas.

En la resistencia a esta encrucijada se vigoriza el deseo de una vida mejor. Será


entonces, en la dinámica de sus vínculos, y desde la palabra y la acción, que
incorporarán al juego la posibilidad de una verdadera libertad, asumiendo el costo que
sea necesario para alcanzarla.

Se reconoce que el peso principal recae sobre los personajes y sus luchas: entre
ellos y consigo mismos. Son tres únicos protagonistas que representan al resto pero
que a su vez luchan por no parecerse a ellos: la lucha individual por ser o no ser un

2
Metateatro: una nueva visión de la forma dramática (Nueva York: Hill and Wang , 1963) pág.79.
personaje que es en realidad la representación física de sus miedos. Aparece así la
importancia de la caracterización y el lenguaje propio de cada uno de ellos. Los
personajes se diferencian más por sus actos que por su lenguaje y la violencia aparece
como factor común entre ellos tres, esa violencia del habla, de las acotaciones, pero
sobre todo de acciones que parecen de algún modo heredar de sus padres.

Los personajes se mueven entre ser víctima o verdugo: la víctima que quiere
escapar de la escena o el verdugo que explota su trauma donde más duele. En
principio podemos reconocer un conflicto principal entre un empoderado Lalo y una
Cuca sumisa, pero que, a medida que avanza la obra, parecen recobrar fuerza los
personajes femeninos que terminan sometiendo a Lalo. De este modo la estructura
circular que atraviesa la obra no sólo afecta a su organización sino a sus personajes:
un constante ir y venir que también forma parte del juego.

La profundidad simbólica y de significado de la obra tienen un objetivo o propósito


común, que es transmitir una idea unificadora o una imagen dramática central, lo que
Edward A. Wright llama la sustancia de una obra 3. Ambos aspectos van mucho más
allá de lo puramente físico o visual: la muerte de los padres, que es en realidad la
ruptura con la autoridad, concretamente la autoridad paterna, escondida en nuestro
subconsciente y que es capaz de rescatar y mostrar nuestros traumas y conflictos más
profundos, pero quizá también como única forma de alcanzar la verdadera libertad e
independencia. Ambos

El desván de La Noche de los asesinos, espacio asocial y sin embargo integrado a


la casa, es espacio de subversión del dogma familiar. La contestación del orden y del
poder paterno encuentra su expresión en la canción de Lalo: “La sala no es la sala. La
sala es la cocina. El cuarto no es el cuarto. El cuarto es el inodoro ”. En el desván,
representación microcósmica o metonimia de la casa, la canción encuentra su
escenificación, la sustitución cantada de un cuarto por otro se traduce escénicamente
por el desplazamiento de los objetos. La puesta en orden o en desorden de los objetos
por un personaje expresa su respeto o su negación del orden social vigente; el ritual
frente al contra-ritual, como es el caso en este enfrentamiento entre Lalo y Cuca:
3
Comprender el teatro de hoy, 2ª ed. (Acantilados de Englewood: Prentice-Hall, 1972), pág. 22.
Cuca. Deberías ayudarme. Hay que arreglar esta casa. Este cuarto es un asco.
Cucarachas, ratones, polillas, ciempiés... el copón divino. (Quita un cenicero de la silla
y lo pone sobre la mesa.)

Lalo. (Autoritario.) Vuelve a poner el cenicero en su sitio.

Cuca. El cenicero debe estar en la mesa y no en la silla.

Lalo. Haz lo que te digo.

Cuca. No empieces, Lalo.

Lalo. (Coge el cenicero y lo pone otra vez en la silla.) Yo sé lo que hago. (Coge el
florero y lo pone en el suelo.) En esta casa el cenicero debe estar encima de una silla y
el florero en el suelo.

Cuca. ¿Y las sillas?

Lalo. Encima de las mesas.

Cuca. ¿Y nosotros?

Lalo. Flotamos con los pies hacia arriba y la cabeza hacia abajo.

“La noche” del título de la obra, sugiere la oscuridad del yo profundo; el cuarto con su
contenido incoherente, la obsesionante insistencia en objetos aparentemente banales,
los desdoblamientos de personalidad, el juego pueril que contrasta con la edad de los
jóvenes, no dejan duda sobre el nivel subconsciente y alucinante del drama. Triana
pretende transmitir un mensaje del subconsciente, de lo psicológico, aunque también
se ha llegado a relacionar con un mensaje político o ideológico.

Resulta interesante analizar más profundamente la circularidad de la obra y su


simbolismo. La estructura circular tiene un gran poder a nivel estructural pues, no sólo
aporta un gran dinamismo y agilidad, sino que potencia la idea del juego, un juego
condenado a repetirse por cada uno de los personajes, condenado a representarse una
y otra vez hasta que la ficción supere a la realidad: los hermanos se convierten en
presas dentro de su propio juego sin fin, pues nunca logran alcanzar el objetivo que
motiva su comportamiento. De algún modo, espacio, tiempo y personajes consiguen
aunarse bajo un sentido cíclico, todo comienza donde acaba y viceversa: la realidad, la
ficción, el juego, los dobles, los personajes

Todo ello aparece potenciado por el lenguaje, un lenguaje simbólico y muy sugestivo:
desde el comienzo se prepara la acción y el espacio para la muerte, incluso de forma
obsesiva: la repetición de palabras, el uso de elementos como el cuchillo, la sangre, el
sonido , un ambiente generado también sutilmente por las acciones de los personajes.
Sin embargo, a través del mismo lenguaje se pretende destruir la realidad. A medida
que nos acercamos al juego y a la fantasía, nos alejamos de lo conocido. La realidad
se deconstruye a través del lenguaje también de forma repetitiva y obsesiva: “La sala
no es la sala. La sala es la cocina. El cuarto no es el cuarto. El cuarto es el inodoro ”.
Conclusiones

Este texto revolucionó los cánones de la dramaturgia latinoamericana y, dentro de


ese marco vanguardista, aborda uno de los temas más trillados de la dramaturgia
tradicional, aristotélica: la familia. « Cierra esa puerta » 4. Aquí se hablará principalmente
de espacio: espacios privados o colectivos, espacios cerrados, espacios agobiantes o
liberadores. Y se hablará de poder: al dar esa orden a su hermana, Lalo intenta asumir
el poder que nunca le toca fuera del desván y fuera del juego, en la sala, tradicional
compendio de la casa en su representación teatral. Por ese primer y único tratamiento
underground del tema familiar, junto con la utilización de técnicas en boga como el
teatro dentro del teatro o las estructuras circulares, La Noche constituye una pauta
dentro de la dramaturgia cubana contemporánea.

Una revisión profunda al texto de Triana ayudará a entender el entramado de signos


que conforma el drama; a reconocer que se trata de una obra cargada de significado y
de acción, a través de los personajes, de lo visual y lo auditivo, pero también a través
del simbolismo, de un espacio-tiempo que separa la acción en dos planos: lo real y lo
representado, lo profundo y lo superficial, el juego y la verdad, pero que se une bajo
una obra y una “metaobra” condenada a repetirse.

4
José Triana: La Noche de los asesinos, pdfslide.tip, pág. 2.
Bibliografía

Able, Lionel. Metateatro: Una nueva visión de la forma dramática. Nueva York: Hill and
Wang, 1963.

Styan, JL. The Dramatic Experience: A Guide to the Reading of Plays (Cambridge: Cambridge Univ. Press,
1975)

Triana, José. La noche de los asesinos (pdfslide.tip)

Wright, Edward A. Comprender el teatro de hoy, 2ª ed. (Acantilados de Englewood: Prentice-Hall,


1972)

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