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Independencia Del Auditor
Independencia Del Auditor
La independencia del auditor pueda que en todos los asuntos relacionados con una
auditoria debemos de mantener una independencia de criterio, también pueda que se
pueda considerar como una libertad profesional que nos permite como auditores expresar
una opinión libre. Se requiere entonces una objetividad imparcial en nuestra actuación
profesional, la independencia es una actitud mental y no solamente debemos serlo si no
también cuidar nuestra imagen ante todos los usuarios de nuestro informe, que no
solamente es el cliente que nos contrató si no también el demás interesado.
INDEPENDENCIA DEL AUDITOR.
La independencia del auditor es como un requisito que debemos poseer nosotros como
auditores en el ejercicio de nuestra actividad. Debemos gozar de absoluta
independencia para poder opinar y conceptuar sin el riesgo de que nuestro concepto u
opinión resulte viciada de algún modo.
Circunstancias que limitan la independencia del auditor
se considerará que el auditor no goza de la suficiente independencia en el ejercicio de sus
funciones respecto de una empresa o entidad, además de en los supuestos de
incompatibilidad previstos en otras leyes
se tiene el interés financiero directo o indirecto en la entidad auditada si es significativo
para cualquiera de las partes.
La existencia de vínculos de consanguinidad o afinidad hasta el primer grado, o de
consanguinidad colateral hasta el segundo grado, incluidos los cónyuges de aquellos con
quienes mantengan éstos últimos vínculos, con los empresarios, los administradores o los
responsables del área financiera de la entidad auditada.
Ponemos en practica también los estados financieros u otros documentos contables de la
entidad auditada.
La prestación de servicios de auditoría interna a la entidad auditada, salvo que la empresa
o entidad auditada sea responsable del sistema del control interno.
La prestación de servicios de abogacía para la entidad auditada, simultáneamente para el
mismo cliente, salvo que dichos servicios se presten por personas jurídicas distintas y con
consejos de administración diferentes, y sin que puedan referirse a la resolución de litigios
sobre cuestiones que puedan tener una incidencia significativa, medida en términos de
importancia relativa, en los estados financieros correspondientes al período o ejercicio
auditado.
Por tanto, cuando nosotros como auditores estemos revisando y verificando las cuentas
anuales o cualquier otro documento contable y veamos que la independencia se ve
comprometida por alguna relación financiera, laboral, familiar o de cualquier otra
índole, deberemos de abstenernos de actuar. Y en el caso de que no haya independencia
del auditor, tampoco deberemos participar en el proceso de toma de decisiones de la
entidad auditada, pues consistiría en formar parte del problema de dicha entidad o en
basar la decisión en función de informes emitidos por el auditor.
Nosotros como auditores mantener la independencia cuesta pero por el futuro de nuestra
profesión debemos hacer lo posible por cumplir con las obligaciones que nos ha impuesto
las Leyes y confiado la sociedad, el problema que la oportunidad de que nosotros como
auditores se nos presente otros servicios a otros clientes de auditoría, está viva y así,
permanecerá durante muchos años, a pesar de las salvaguardas que poco a poco van
incorporando las normas de auditoría.
Conclusión