Supremacía Constitucional

Efectos de la supremacía en el ámbito jurídico

La supremacía de la Constitución se debe a dos razones principales: Una razón formal y
otra material.
Según la razón formal, la Constitución es suprema porque fundamenta y ordena todo el
ordenamiento jurídico de una nación. Estableciendo un proceso dificultoso para su reforma y el
procedimiento para formar otras leyes. Según la razón material, la Constitución es suprema
porque contiene los principios y valores fundamentales que rigen una organización política –
social, y que llenan las necesidades de justicia de los integrantes. En este sentido, la razón
formal se cataloga dentro de los efectos jurídicos que tiene la supremacía de la
Constitución. De esta manera, se pueden identificar dos efectos jurídicos que surgen a
partir de la supremacía de la Constitución.
Primero, la formación de nuevas normas. Esto es así porque la misma Constitución
precisa ser la fuente misma de la creación de las demás normas. Es decir, no hay un
procedimiento por fuera de la Constitución, que esté permitido, para que otras normas sean
llevadas a funcionamiento dentro de un orden jurídico. Es en la misma Constitución donde se
consagra el procedimiento a seguir para formar nuevas normas. Este procedimiento debe
pasar por un primer filtro que vendría ser, estar acorde con la Constitución misma. Todas las
normas emanadas dentro de un orden jurídico que sea constitucional, deben estar sometidas a la
Constitución misma, precisamente por ser ésta última la Norma de normas. De no suceder lo
anterior, la norma no podría entrar en circulación. Y si entra en circulación, debe pasar por un
proceso para declararla exequible o inexequible.
Segundo, la reforma de la Constitución. Una de las características del
Constitucionalismo moderno es que con la prelación de la Constitución sobre las demás
normas, establece un procedimiento dificultoso para su reforma. Poniéndola así como una
Constitución de tipo rígido. Además, establece un órgano encargado para realizar dicha
reforma. Esto permite que la Constitución sea protegida en su aspecto formal y material, pues de
no haber un procedimiento dificultoso para su reforma no habría garantía de protección de los
derechos y valores fundamentales consagrados en la misma a favor de los individuos para los
cuales dichos derechos y valores fueron consagrados.