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La secuencia narrativa
Los cuentos son textos en los que predomina la trama narrativa porque presentan
una serie de acciones que se suceden unas a otras en el tiempo estableciendo una
relación causa-efecto; esto significa que un hecho ocurre como consecuencia del
anterior. Entre las acciones distinguimos las principales y las secundarias. Las acciones
principales son aquellas que no pueden ni suprimirse ni modificarse sin alterar el
desarrollo de la narración. El resto, son acciones secundarias. Las acciones encadenadas
por medio de la relación causa-efecto se agrupan en series llamadas secuencias
narrativas.
Además de acciones, en una narración podemos encontrar señales o pistas que
nos ayudan a reconocer, por ejemplo, determinadas características de los personajes, o
cuál es el ambiente, o la época en que transcurren los hechos o bien nos ofrecen datos
anticipatorios de un hecho que ocurrirá. Estas señales son indicios.
El autor y el narrador
El autor es una persona real que inventa el cuento y construye un personaje de
ficción llamado narrador que sólo existe dentro del mundo ficcional y es el encargado
de contar la historia.
Cuento de horror
La señora Smithson (estas cosas siempre suceden en Londres) resolvió matar a
su marido. No por nada sino porque, simplemente, estaba harta de él. Se lo dijo: -
Thaddeus, voy a matarte. - Bromeas, Euphemia – se rió el marido. - ¿Cuándo he
bromeado yo? - Nunca, es verdad. - ¿Por qué habría de hacerlo ahora y en un asunto de
tanta importancia? - ¿Y cómo me matarás? - Todavía no lo sé. Quizá poniéndote todos
los días una pizca de arsénico en las comidas. Quizá poniéndote todos los días una pizca
de arsénico en las comidas. Quizá aflojando una pieza en el motor del automóvil. O te
haré rodar por la escalera, aprovecharé cuando estás dormido para destrozarte el cráneo
con un candelabro de plata maciza, conectará a la bañera un cable de la electricidad. No,
todavía no lo sé. El señor Smithson perdió el sueño y el apetito, se enfermó de los
nervios y se alteraron las facultades mentales. Seis meses después falleció. Euphemia
Smithson le agradeció a Dios haberla librado de ser una asesina.
Marco Denevi: Cuento de horror en
Obras completas, Tomo 5: Cartas peligrosas y otros cuentos, El corregidor, Bs. As., 1985.