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El documento describe a Steve Turre, un virtuoso trombonista de jazz que también toca caracolas en sus conciertos. Explica que el tamaño de un instrumento determina su tono, siendo los más grandes más graves y los pequeños más agudos. Luego describe el octobajo, el instrumento más grande de la familia de cuerdas, y compara que si las caracolas formaran una familia, la especie Syrinx aruanus, que puede medir casi 1 metro, produciría los sonidos más graves.
El documento describe a Steve Turre, un virtuoso trombonista de jazz que también toca caracolas en sus conciertos. Explica que el tamaño de un instrumento determina su tono, siendo los más grandes más graves y los pequeños más agudos. Luego describe el octobajo, el instrumento más grande de la familia de cuerdas, y compara que si las caracolas formaran una familia, la especie Syrinx aruanus, que puede medir casi 1 metro, produciría los sonidos más graves.
El documento describe a Steve Turre, un virtuoso trombonista de jazz que también toca caracolas en sus conciertos. Explica que el tamaño de un instrumento determina su tono, siendo los más grandes más graves y los pequeños más agudos. Luego describe el octobajo, el instrumento más grande de la familia de cuerdas, y compara que si las caracolas formaran una familia, la especie Syrinx aruanus, que puede medir casi 1 metro, produciría los sonidos más graves.
�El caracol deb�a tocar el tromb�n que lleva a cuestas.� Ram�n G�mez de la Serna. Greguer�as.
Steve Turre es un virtuoso del tromb�n, arreglista y compositor de jazz
estadounidense. Con m�s de cincuenta a�os de carrera a sus espaldas, veinte discos liderados por �l e incontables colaboraciones, se ha convertido en uno de los trombonistas m�s prol�ficos de la historia del jazz. Sin embargo, cuando uno busca su nombre en internet es mucho m�s f�cil asociarlo a sus sorprendentes habilidades con otro instrumento de viento metal: la caracola. O, mejor dicho, las caracolas. En cada concierto, Turre alterna entre conchas vac�as como un pulpo avaricioso en una mariscada. No es por presumir de instrumentos, ni un s�ntoma de indecisi�n. Cada una le ofrece un color propio, un timbre nuevo y, sobre todo, la capacidad de tocar una nota distinta.
Fuente: Wikimedia Commons
El tono de un instrumento depende de su forma y, sobre todo, de su tama�o. En una caracola grande, el aire tarda m�s en recorrer la c�mara de resonancia, por lo que las ondas estacionarias que se forman en su interior son m�s largas o, lo que es lo mismo, tienen un sonido m�s grave. Las caracolas peque�as, en cambio, producen sonidos m�s agudos. Por ese mismo motivo, casi todos los instrumentos de una orquesta se estructuran en familias: un mismo artilugio que, a distintas escalas, consigue producir rangos de frecuencias diferentes.
Octobajo y violino piccolo. Cr�ditos: Fotograf�a de Henrik Beck / nyMusikk.
La familia orquestal m�s conocida es, sin duda, la de la cuerda frotada. Probablemente, porque todos sus miembros tienen un nombre propio y ocupan un mont�n de hueco en el escenario. Mientras que los distintos saxofones, por poner ejemplo, se distinguen �nicamente mediante su apellido (saxof�n tenor, alto, soprano�), los violines mutan en violas, violonchelos y contrabajos seg�n van aumentando de peso1. Pero existen tambi�n otros miembros menos conocidos dentro de esta gran familia. Los luthiers fabrican violines fraccionarios para los violinistas de brazos diminutos. En el extremo opuesto encontramos el gigantesco octabajo de 4 metros de altura. No existen gigantes que puedan trepar por sus cuerdas, as� que el instrumento cuenta con una serie de trastes y palancas que permiten pulsarlas. Fue inventado a finales del siglo XIX por Jean Baptiste Vuillaume y se llama as� por producir sonidos una octava m�s graves que los de un bajo. Como resultado, el octabajo suena a truenos y a rugir de tripas. Alcanza, de hecho, el l�mite de nuestro rango auditivo.
No existe un equivalente del tama�o del octabajo en la familia de las caracolas.
Pero si hubiese que elegir uno, sin duda ser�a miembro de la especie Syrinx aruanus. Estos gaster�podos pueden alcanzar casi un metro de altura y llegar a pesar 18 kg. El esp�cimen m�s grande conocido se encuentra en el Museo de Ciencias Naturales de Houston y tiene una altura de 91 cent�metros. Con este dato y gracias a las propiedades geom�tricas de su espiral logar�tmica podemos calcular la longitud de su cavidad interna: unos 3 metros, seg�n la foto que se encuentra en la Wikipedia. Ahora, para calcular su frecuencia, debemos modelar la caracola como un cono cerrado en un extremo (la punta desde donde se sopla) y abierto en el opuesto. En ese sentido, ser�a parecida a un saxof�n o a una tuba. En un tubo c�nico, la frecuencia fundamental se calcula como f=c/2L, siendo c la velocidad del sonido y L, la longitud del tubo.