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Las creencias son el punto de partida para tener una buena cabeza (Ori odara), a

través de lo que creemos implantamos o modificamos nuestros patrones de


conducta. Las creencias más fuertes se presentan, por un lado, como el legado
que nos dejan nuestros ancestros y por otro lado como el resultado de las
experiencias vividas. De nuestros antepasados, heredamos la religión, la ciencia,
los paradigmas culturales, los principios de crianza; de las experiencias,
obtenemos lo que nuestra propia razón cree es efectivo o demostrable porque lo
hemos vivido.

Así que, si nuestras creencias afectan directamente nuestro Ori, tenemos que
moldear de forma positiva nuestras creencias ajustándolas al contexto presente,
para que de esta forma se modifique favorablemente nuestro entorno (Orisha). Si
nos quedamos arraigados en un pensamiento o creencia que genera atraso y no
permite la posibilidad de adaptación, difícilmente podremos mejorar nuestro
destino y armonizarnos con la misión que a cada cual corresponde.

Todo esto aplica cuando necesitamos tomar una decisión. Ninguna decisión se
debe tomar pensando que va tener un efecto malo o que constituye un retroceso,
toda decisión se debe pensar como un nuevo camino de salvación. Nadie que
quiera progresar decidirá buscando el mal, sino buscando un bien.

Ahora bien, las decisiones se acompañan de pequeños cambios que se deben


empezar a dar cuando hemos elegido un camino. No todo pueden ser cortes
radicales, aunque a veces estos son necesarios, pero no siempre. Más bien, es
como podar un árbol, poco a poco se deben cortar ciertas ramas para hacerlo
retoñar. Vemos que la trilogía Ori (Cabeza, conciencia) Eggun (Creencia, legado)
y Orisha (Entorno, Naturaleza) son una base filosófica para conducirnos
favorablemente en nuestro destino.

Omi sayero

Şangó es fuego y representa el equilibrio. Şangó traduce "dador de agua" Şan


(inundar) gó (aturdir). Es el Orişa del rayo, la justicia divina y la guerra. Protector
de los soldados y combatientes. Se recibe para protegernos de la guerra contra
otros y nosotros mismos. El fuego con el que preparamos nuestro alimento cada
día, el mismo que nos da calor y permitió la subsistencia de los seres humanos,
ese mismo fuego es Şangó. Castiga a los mentirosos, a los corruptos y a todos
aquellos que han cometido actos inmorales e irreverentes. Se le llama Káwó silé
(El que manda en la casa o la tierra) [CITATION Vic04 \l 9226 ]. Es el fiscal y a quien
debemos tener siempre a nuestro favor. El Orişa que nos vivifica y equilibra,
porque es la pasión y ¿qué sería de la vida sin pasión? No hay sentimientos más
calurosos, excitantes y benéficos que la pasión y la alegría, y eso amigos, son las
bendiciones más grandes que nos trae baba mi Şangó. Aşe!

Betancourt, V. (2004). La lengua ritual lucumi. Caracas: Ediciones Orunmila.

OLÓKUN MÁ NPÉSÈ ONJÈ FÚN AWÒN ÒMÒ ÒKÚN.


El océano siempre provee comida para los hijos del mar.

Dentro de la filosofía lucumi el mundo es una fuente inagotable de recursos para todos
aquellos que respetan sus leyes y se armonizan con su plan de destino. La pobreza, la
enfermedad y la violencia estarían en un segundo plano, si nosotros elegimos el camino del
Ebbo (sacrificio). Todo puede estar en equilibrio si cumplimos con lo que las divinidades,
manifiestas en la naturaleza, necesitan para mantener la armonía. (Falokún)
Olokun es la divinidad de los océanos estos constituyen más del 70% de lo que existe en
nuestro planeta, las riquezas que poseen los mares son incalculables razón por la que
Olokun siempre refiere como divinidad de abundancia, salud y fortuna. Dentro de la
filosofía Orisa, si nosotros sabemos sacrificar la recompensa esta dada. Cuando somos
objeto de estancamiento es porque se presentan fuerzas que obstaculizan el buen proceder o
nuestra cabeza está mal enfocada y debemos recurrir a las divinidades para volver al
camino y seguir avanzando.

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