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1917- 2004

¿Qué contribuciones relevantes fueron aportadas por los

psicoanalistas a la comprensión y tratamiento de las

depresiones?

Benzión Winograd - SAP

Introducción

En un reportaje publicado en La Nación del 14 de Abril de 2003, sostiene el Dr.

Stuart Montgomery, presidente del colegio europeo de neuro psicofarmacología

“las terapias psicoanalíticas pueden ayudar al individuo a una mejor

comprensión de su vida, pero no mejoran la depresión. Al impulsarlo a volver

una y otra vez sobre sus problemas, algunas de las terapias psicoanalíticas

incluso agravan el cuadro y pueden aumentar las tendencias suicidas.”

Sin pretender polémicas panfletarias o corporativas, creo que los psicoanalistas

necesitamos intentar un examen de las contribuciones de nuestra disciplina en

los casi 100 años a partir de “Duelo y melancolía” de Freud. En efecto, las

múltiples contribuciones y trabajos de colegas de diferentes pertenencias

geográficas y distintos modelos conceptuales, no pueden menos que cuestionar

por limitativa, abusiva y desinformada, la hipótesis sostenida por el entrevistado,

que “unifican” las terapias psicoanalíticas, desconociendo la existencia de

múltiples propuestas, algunas hasta polémicas entre sí.


Es por ello que creo relevante examinar algunas de las contribuciones,

indagando sobre posibilidades de convergencias, articulaciones teórico clínicas y

alternativas de abordaje.

Plan de la exposición

1) Intentaré realizar una breve síntesis de lo que considero una matriz básica de

los aportes de Freud que parecen mantener una vigencia clara como núcleo

conceptual, compartido por las generaciones postfreudianas con énfasis y

matices diferenciados.

1) Intentaré luego mencionar distintos aportes que ubicaré según una cierta

pertenencia geográfico cultural, que no supone coherencia total. Se trata de

ofrecer reflexiones que nos permitan intercambios críticos que presenten más

coherencia y discusión de ideas en relación a los debates panfletarios o

mediáticos, tal el comentario inicial mencionado.

I) Los aportes de Freud

Por razones de síntesis y limitaciones de espacio, intentaré armar mi visión de

las contribuciones básicas de “Duelo y Melancolía” a través de cuatro esquemas

gráficos.

Tan solo quiero agregar que le adjudico a las descripciones de Freud,

diferenciando “Duelo y Melancolía”, una modelización de lo que sería

procesamiento saludable o productivo (caso del duelo) y la otra ejemplificaría las

modalidades psicopatológicas de las depresiones como problemática estructural


básica (no le adjudico al término melancolía una connotación absoluta), cuyos

grados de variedad podrán variar desde las depresiones más neuróticas hasta

las formas más complicadas y amenazantes. También cabe mencionar que a la

noción de duelo patológico tampoco le adjudico especificidad, se trata de que

con este término se designa una modalidad no productiva del duelo, cuyas

consecuencias en grado y especificidad dependerán de las combinatorias de

cada sujeto.

En cuanto a lo que llamo modelos explicativos, podría sostenerse que los

primeros tres (vicisitudes del narcisismo, procesamiento de las pérdidas y

procesos identificatorios) están bastante consensuados en cuanto a su

relevancia en distintas publicaciones psicoanalíticas, varían si los grados y

predominios que cada autor les asigna. También hallamos perspectivas que no

han sido incluidas en esta modelización, como el tipo de regresión libidinal o los

problemas de la culpa o agresión , por considerar que convendría ubicarlas en

otros niveles de la conceptualización.

Pero naturalmente se trata de formulaciones personales sujetas a la discusión

crítica.

Lo mismo cabe sostener del cuarto factor (el inconsciente ampliado) que ya no

presenta el consenso mencionado, y cuya introducción considero muy

significativa para una ampliación y complejización del concepto de inconsciente,

al abordar las problemáticas depresivas.

Es por ello, por tratarse de una propuesta más compleja y personal que intentaré

una muy breve fundamentación. Se trata de que el propio Freud extiende su


conceptualización del inconsciente de la primer tópica (que coincidía con las

experiencias pulsionales reprimidas), cuando en “El yo y ello” (1923) sostenía

que tanto el yo como el superyó presentaban sectores o aspectos

inconscientes. Lo que se propone para una mayor especificidad (en el campo de

las depresiones), es ampliar el modelo inicial de un espacio con

representaciones originadas en vicisitudes pulsionales, incluyendo

representaciones valorativas, ideales y vínculos. Estas representaciones, sin

perder su carácter pulsional en tanto reflejaran a deseos, tensiones y

ansiedades correspondientes, presentan otros “contenidos” problemáticos y

necesariamente implican formas diferentes de estudiar la inconscientización y su

modificación a través del proceso terapéutico. Queda así abierta la discusión

acerca de los modos y propuestas de la clínica psicoanalítica en el campo de las

depresiones para que la conscientización respete los funcionamientos

“diferentes” de las producciones sintomáticas (ver gráficos 1, 2, 3 y 4).

I) Los aportes postfreudianos

Por las finalidades de síntesis mencionadas descartaré un análisis exhaustivo,

para privilegiar una visión panorámica.

Agrupar las contribuciones postfreudianas por áreas geográfico culturales, a

sabiendas de que la pertenencia a un ámbito compartido no supone una

identidad compartida de las propuestas, también que las épocas pueden marcar

diferencias entre autores que podrían considerarse más clásicos (Abraham,


Fenichel) y otros plantean perspectivas más diferentes (M. Klein, Bibring,

Bergeret, Jacobson, Aslan y muchos otros).

Por ello cabe insistir en el objetivo global de esta comunicación, descartando

exámenes más pormenorizados cuyo valor es destacable.

Intentaremos así proponer la siguiente esquematización.

Autores anglosajones

Ha sido muy extensa la contribución de lo que llamo aportes anglosajones. Cabe

discriminar contribuciones que podrían llamarse “clásicas” (Abraham, Fenichel),

otras de diferentes autores ubicados en la perspectiva de las teorías de las

relaciones objetales (M. Klein, Kohut, Winnicott, Kernberg y otros), aunque con

notorias diferencias entre si, como otros que han tenido contribuciones

relevantes a este campo problemático (Spitz, Sandler, Joffe, Bibring, Edith

Jacobson, Bowlby).

Por la finalidad de síntesis explicitada intentaré formular un panorama sintético

en perspectivas de aportes relevantes, algunas convergencias y diferencias o

posturas más polémicas.

Consensos y convergencias

1- La importancia del proceso del duelo

Esta problemática presenta un acuerdo semántico casi universal. Ha sido

explícitamente abordada (como vicisitud del desarrollo psíquico temprano) por

Melanie Klein y alguno de sus continuadores como Herbert Rosenfeld. John


Bowlby la refiere a un núcleo fundamental dentro de su introducción de la

perspectiva del apego, señalando que las distorsiones y las patologías de los

duelos constituyen uno de los aspectos explicativos de los sufrimientos

depresivos.

Cabe agregar que el trabajo de Freud “Duelo y melancolía” condensa las

características de un texto básico de valor actual, relevante en el campo

psicoanalítico de las depresiones. Esto puede registrarse tanto en las menciones

explícitas (por ejemplo Kernberg), así como por la jerarquía otorgada a las

problemáticas de las pérdidas y sus consecuencias y las diferencias entre los

procesos más saludables, hasta los duelos patológicos y su incidencia en

sufrimientos depresivos de distintos grados.

1- El concepto de M. Klein de posición depresiva, muestra acuerdos con

autores que cuestionan otros aportes kleinianos como E. Zetzel. Esta rescata

la coexistencia de modalidades positivas o amorosas y negativas o agresivas

con cierta posibilidad de síntesis denominada en léxico kleiniano “posición

depresiva”. Sintéticamente Zetzel valoriza dentro de la contribución kleiniana

el vínculo significativo entre depresión y el desarrollo de conflictos en la

relación objetal temprana. Este mismo aspecto es enfatizado por Rosenfeld ,

quien resalta la importancia de la posición depresiva y la conexión que

Melanie Klein realiza entre vicisitudes de tal posición infantil y la problemática

de la depresión adulta, pues parece que Melanie Klein no realiza una

analogía absoluta, entre ambas situaciones y se insinúa una relación

explicativa causal entre las mismas.


A estas perspectivas podría agregarse la postura de Otto Kernberg en

comunicaciones más contemporáneas, para quien el concepto de posición

depresiva puede aludir a la escisión en el psiquismo infantil entre las

relaciones idealizadas y las persecutorias. Agrega que al predominar los

aspectos agresivos se impide la consolidación de un objeto bueno

internalizado.

2- La importancia de la autoestima herida como expresión de sufrimientos

narcisísticos y sus impactos psicopatológicos, uno de los núcleos de mayor

relevancia en las contribuciones de E. Bibring, encuentra resonancias

acordes en distintos autores como uno de los segmentos centrales en la

explicación causal psicopatológica del sufrimiento depresivo. Así, Jacobson

coincide en la importancia del conflicto de la autoestima, la ubicación del yo y

los conflictos narcisísticos subyacentes.

Otros autores (Bichovsky) aun con terminologías diferentes, parecen

centrarse también en el valor de la autoestima cual “nódulo conceptual”,

producto del vínculo entre el registro que el sujeto posee de si mismo y la

internalización de aspectos de las figuras significativas que se instalan dentro

de sus estructuras tendientes a la idealización. Tal función (autoestima)

alterada es la que constituye uno de los núcleos explicativos de mayor

universalidad en la práctica psicoanalítica al abordar sufrimientos depresivos.

3- Los mecanismos introyectivos en la estructuración psíquica , dentro del

campo peculiar de la problemática depresiva, también resultan generadores

de la estructuración y los conflictos de la “autoestima”. Esta modalidad, que


llamamos “introyectiva”, formulada por Freud al estudiar los procesos

identificatorios, es también abordada por Edith Jacobson y refiere

particularmente a las nociones de introyecciones de aspectos buenos y

malos de la madre y aspectos simbólicos de la relación materno infantil. Esta

línea de aportes puede vincularse con las relevantes contribuciones de

Winnicott y Kohut a la psicopatología de las depresiones, es decir, que la

importancia de las experiencias “introyectivas”, dentro de las cuales el

término y concepto identificación puede resultar una expresión de las mismas

(a la manera de la internalización transmutativa en la relación self- objetos

del self en Kohut o las funciones maternas incidiendo en el procesamiento

témporo espacial del desarrollo temprano en Winnicott). Tales perspectivas

pueden constituir un núcleo paradigmático de convergencias de aportes

psicoanalíticos anglosajones a la comprensión y abordaje terapéutico de los

sufrimientos depresivos.

Contribuciones más divergentes

1- Algunos autores enfatizan la relevancia de la regresión y vicisitudes del

desarrollo libidinal a la manera de lo planteado por Freud y peculiarmente por

Abraham, mientras otros como Bibring cuestionan tal importancia, enfatizando

los conflictos y alteraciones dentro de la esfera del yo (término con matices

polisémicas en el ámbito psicoanalítico). Tal postura supone el énfasis

explicativo ubicado en el conflicto dentro de los componentes representacionales

o mediatizadores, sin descartar la influencia de las vicisitudes del narcisismo. En


cambio Edith Jacobson reivindica la jerarquización de la regresión libidinal,

conectándola con las vicisitudes tempranas de los vínculos objetales del niño, o

sea, pretende un concepto más abarcativo con los términos “regresión libidinal”.

1- Pueden registrarse polémicas puntuales tal como la crítica de Spitz a la

posición kleiniana en relación a establecer nexos muy significativos entre

posición depresiva (en el desarrollo infantil) y enfermedades depresivas en el

adulto. En mi opinión, no resulta muy convincente, pues la posición kleiniana

no parece sostener una analogía total entre el funcionamiento psíquico

infantil y el sufrimiento depresivo psicopatológico.

Contribución de autores franceses

Pueden registrarse convergencias en la explicación de las depresiones:

relevancia del narcisismo patológico, la cuestión de las modalidades

introyectivas y sus códigos resultantes, la importancia de las pérdidas, la

relación del sujeto con sus ideales y los ideales de los otros, las vulnerabilidades

en diferentes tramas vinculares.

En la sinopsis de Andre Haynal se plantean reflexiones interesantes en cuanto a

las conexiones entre sufrimientos depresivos y conflictos cotidianos (en la misma

línea pueden registrarse contribuciones de Kohut y colegas rioplatenses

contemporáneos).

En contribuciones más próximas (D. Widlocher), se da prioridad a una

concepción interdisciplinaria, teniendo el psicoanálisis su campo propio y

específico de explicación (los duelos, la lógica del sentido en el sentimiento de


pérdida, el conflicto inconsciente), pero articulado con otros provenientes de la

Neurobiología, el entorno social, etc.

También resulta de interés la mención que formula Widlocher referente a “la

respuesta depresiva ante distintos tipos de situaciones traumáticas”, prefiriendo

este término (“respuesta”) al de “enfermedad”. En otros enfoques psicobiológicos

también hallamos el término “reacción”, sugiriendo que “las problemáticas del

sufrimiento depresivo junto a sus connotaciones de conflicto y dificultad

existencial, suponen también posibilidades y oportunidades para proyectos de

cambio.

Enfoques más puntuales o polémicos

Podemos hallar posturas que cuestionan el valor de la regresión (Leibovici),

quien refiere en depresiones de los niños la existencia de organizaciones yoicas

precoces. Otros por el contrario (Bergeret), describen la regresión como

organización con matices propios que incluyen problemáticas anales

“complejizadas” al articular tal noción libidinal regresiva con modalidades

vinculares en los desenlaces relacionales edípicos.

También resultan de interés en la sinopsis de Haynal (citando a Francois Pache)

mencionando sufrimientos depresivos en sujetos quienes para ser valorados

dependen de los “ratings” (productos y realizaciones) y no por algo inmanente a

la propia identidad o al hecho de “existir” (cuestiones hallables en padecimientos

llamados sobreadaptados en el campo de la psicosomática).


Aportes rioplatenses

En una visión general, puede registrarse cierta compatibilidad de los distintos

enfoques aunque se trate de una cualidad parcial.

El abordaje freudiano basado en la problemática de la pérdida, la regresión a

ciertas etapas, la relevancia de los procesos identificatorios, las vicisitudes del

narcisismo, el conflicto intrapsíquico entre el registro del sujeto y el del ideal,

denotan una perspectiva relativamente consensuada. Asimismo, la incorporación

de teorías de relaciones objetales (M. Klein, Winnicott), enfatizando la estructura

“relacional” como causal de variados sufrimientos depresivos.

Podría sostenerse:

1) Que en una visión histórica del desarrollo psicoanalítico rioplatense se

complementan aspectos de las teorías básicas de Freud con otras de las

relaciones objetales, derivando luego en un énfasis de las cuestiones de la

intersujetividad y los vínculos con los personajes significativos en la producción

de síntomas y sufrimientos depresivos.

1) Se pueden registrar consensos con producciones de otros ámbitos en relación a

la polisemia del término depresión, pues se advierten modalidades muy

diferentes con distintos niveles de gravedad y extensión. También puede

conjeturarse que los psicoanalistas abordan situaciones depresivas

enmascaradas que no se ubican claramente en los cuadros del DSM IV

(planteado por M. Baranger, R. Paz y H. Bleichmar, en diferentes contextos

conceptuales.
1) La posibilidad de nuevas perspectivas al acentuarse por un lado el valor de

las combinatorias singulares en relación a las categorías totalizantes

(claramente formulado por Hugo Bleichmar).

2) Parece cada vez más notoria la necesidad de abordajes interdisciplinarios,

tanto en el campo clínico como en la fundamentación psicopatológica. Esta

perspectiva, clínicamente enfatizada en comunicaciones del Dr. Zieher (ex

titular de psicofarmacología)cuestiona afirmaciones simplificadoras (como

las del colega inglés, citado en la introducción).

3) En la bibliografía de autores rioplatenses se jerarquiza notoriamente el

estudio procesal del duelo, en particular del duelo patológico (Aslan, D. G.

Reinoso, Grinberg).

Cuatro perspectivas actuales

Para concluir este bosquejo panorámico mencionaré cuatro trabajos sin dejar de

reconocer que en el campo psicoanalítico el término “actualidad” no posee una

connotación tan inmediata como en otras disciplinas. Tres de los autores citados

pertenecen a la división “geográfica” ya introducida, el cuarto corresponde a un

destacado colega latinoamericano.

Concretamente me referiré a:

1) El libro cuyo título traduje como “Beneficios de la depresión” (2001), del francés

Pierre Fedida.
1) El trabajo “Contribuciones del psicoanálisis a la comprensión y tratamiento de

la depresión” (1997), de Sidney Blatt, psicoanalista norteamericano que ha

estudiado el tema durante los últimos 30 años.

2) El “Modelo modular transformacional y los subtipos de depresión”, capítulo

del libro “Avances en psicoterapia psicoanalítica” (1997), del argentino Hugo

Bleichmar ya mencionado en comentarios anteriores.

3) “El tratamiento psicoterapéutico de la depresión, una visión crítica integrada”

(2003), del colega chileno Juan Pablo Jímenez.

Con la limitación de toda síntesis extrema, señalaré algunas conjeturas que

brindan estos aportes.

Primero algunas posibles convergencias. En las tres primeras contribuciones se

puede notar un énfasis en las vicisitudes del desarrollo temprano,

particularmente en las internalizaciones vinculadas a la valoración y construcción

de la identidad nuclear (mencionada en la versión anglosajona como “self”).

También en estas tres perspectivas se postula la relevancia del concepto

autoestima generado por las internalizaciones de los vínculos con los personajes

significativos y su transformación en códigos internos del sujeto.

Otro factor de interés se refiere a la aceptación de ayuda psicofarmacológica

explícita e implícita, aunque también de sus limitaciones en el caso de Fedida.

También puede registrarse que en los tres autores primeros se insiste en la

importancia de las cualidades “emocionales” del terapeuta (empatía,

compromiso emocional), lo cual cuestiona la conducta pasiva o la espera de las


asociaciones que algunos críticos le cuestionan al psicoanálisis en los abordajes

terapéuticos de los sufrimientos depresivos.

Si se trata de registrar algunas diferencias, puede mencionarse que Blatt se

respalda más en investigaciones empíricas (cuestión también privilegiada por

Jiménez), casuísticaS o de interrelaciones con la Neurobiología y las terapias

cognitivas. El colega francés se conecta con planteos antropológicos o

humanístico filosóficos, sin dejar de citar a estudiosos como Ronald Kuhn, quien

articula cuestiones psicofarmacológicas con otras psíquicas y fenomenológico

existenciales.

También cabe señalar que mientras Blatt y Bleichmar insisten en diferenciar

modalidades depresivas para articularlas con tipos de abordaje, coinciden con

Fedida en un análisis intenso con tiempos abiertos y alta frecuencia, en el caso

de Blatt para lo que el llama depresiones “introyectivas” y en el caso de Fedida

para las problemáticas depresivas en general.

También vinculado a las taxonomías del campo depresivo, mientras Blatt

considera dos grupos, Fedida se refiere a las depresiones en general y

Bleichmar formula una minuciosa categorización de diferentes subtipos

delimitados por variados parámetros y combinatorias.

En cuanto a los aportes de Juan Pablo Jiménez , los he separado ex profeso,

pues sin plantear alternativas contrastantes, examina algunas perspectivas

diferentes, que pueden resultar ampliaciones de los aportes psicoanalíticos

citados.
Se trata de un colega interesado en cuestiones de la investigación empírica, en

estudios comparados de distintas técnicas psicoterapéuticas, en la inserción del

psicoanálisis en el campo de la salud mental.

Uno de los territorios abarcados (conectado con la “medicina basada en la

evidencia”) propone una fundamentación más rigurosa de la práctica clínica y la

terapéutica.

En el campo de las problemáticas depresivas, Jiménez examina y discute como

se articulan las explicaciones psicoanalíticas de las depresiones con el

funcionamiento clínico, los problemas terapéuticos, los estudios de investigación

sobre resultados provenientes de otros ámbitos conceptuales y

psicoterapéuticos.

Conclusiones

Habiendo iniciado esta comunicación con una cita de un reportaje (en un medio

de circulación masiva), a un especialista de notorio curriculum formal en el

campo psicofarmacológico, caben algunas reflexiones tras este somero examen

de contribuciones psicoanalíticas a lo largo de varios decenios:

1- Si bien las producciones de los autores psicoanalíticos no representan

convergencias y discusiones globales y ordenadas, existe la posibilidad de inferir

perspectivas de aportes en los planos psicopatológico, explicativo, clínico y de

abordaje, con un armado laxo de consensos y diferencias.

1- Pretender (como lo realiza el entrevistado) ofrecer un modelo unificado y

simplista de lo que se llama “psicoanálisis”, es desconocer que se trata de


una disciplina, cuyos practicantes en sus estudios sobre el tema en los

últimos ochenta y tres años han discutido, desarrollado y también modificado

sus propias hipótesis.

2- Del reportaje pueden surgir conclusiones desorientadoras. Así si se sostiene

como finalidad terapéutica la exclusiva “supresión” de la depresión, se

minimiza la posibilidad (sostenida también por jerarquizados integrantes del

campo psiquiátrico y psicobiológico) de que crisis y sufrimientos depresivos,

procesados terapéuticamente, pueden implicar una oportunidad de

“replanteos” de crisis vitales.

3- Pero también este tipo de críticas (o descalificaciones) pueden constituir una

oportunidad para un examen crítico respaldado en argumentos, indagando

nuestro propio campo (a veces muy polisémico), pero también con múltiples

producciones y aportes, algunos de los cuales intentamos examinar. Pueden

surgir de tal intento ciertas conclusiones:

a) Cuando los psicoanalistas mencionamos las problemáticas depresivas, aludimos

a una red compleja de fenómenos que incluyen la temática de deseos y valores

en el campo del narcisismo (paradigmáticamente expresados en el concepto

auoestima), su relación con procesamientos de las pérdidas, su adquisición a

través de los procesos identificatorios, sus peculiares funcionamientos

inconscientes. Para tal finalidad se registra la utilización de teorías básicas

freudianas, junto a otras de distintas fuentes que enfatizan las cuestiones de la

intersujetividad y los vínculos del sujeto con sus personajes significativos.


a) En este contexto hablar de “la” depresión en singular, pierde interés

operativo. Al referirnos a la temática depresiva en el sujeto tal, estaremos

aludiendo a la mencionada red compleja de fenómenos. Tal formulación

se articula (en la bibliografía examinada) con consensos en cuanto a la

polisemia del término “depresión”, advirtiéndose modalidades diferentes

con distintos grados de gravedad y extensión.

b) Surge la posibilidad de nuevas perspectivas terapéuticas (que también

intentaré resumir en el gráfico 5 por la mencionada necesidad de

síntesis), al privilegiarse el valor de las combinatorias singulares sobre las

categorías totalizadoras a priori.

c) Continuando con diferentes debates acerca de los aportes

psicoanalíticos, surgen preocupaciones compartidas en relación a la

necesidad de abordajes interdisciplinarios, investigación de procesos

psicoterapéuticos, conexión con aportes psicofarmacológicos y de

conflictos y dinámicas familiares.

En cuanto a la polémica que disparó esta comunicación, espero (como

señalara en la introducción) haber evitado análisis panfletarios o corporativos

para utilizarlos cono recurso motivador para un examen panorámico de

nuestro campo disciplinario.

LAS PROBLEMÁTICAS DEPRESIVAS: CONTRIBUCIONES


PSICOANALÍTICAS
CUESTIONES SEMIOLÓGICAS

MODELO S. FREUD

Aflicción (duelo) Melancolía (duelo


Patológico-depresión)

 Pérdida de interés en  Pérdida de interés


el mundo externo. en el propio yo.

 Pérdida más consensualizada.  Pérdida en código


más personal.

 Mantenimiento de funciones  Insomnio.


vitales (sueño).

 Tristeza.  Autorreproche.

Mantenimiento del  Relajamiento y


sentimiento del SI. ataque a la imagen
de SI.

Gráfico 1

S. FREUD
DINAMISMOS
Duelo Melancolía
 Trabajo de aislación del  Regresión narcisística
objeto perdido. despertada por la pérdida.

 Procesamiento a través  Instalación del objeto


del registro de afectos perdido en un sector del
penosos. sujeto.

 Aceptación de la pérdida  Ataque del sector


como conclusión productiva ocupado por el objeto
del trabajo. hacia el sujeto.

 Redistribución de las  Creación de una


investiduras libidinales herida que absorbe
objetales vinculadas al objeto energías del sujeto y
perdido. genera necesidades de
compensación y
sufrimientos varios.

Gráfico 2
S. FREUD
EXPLICACIONES METAPSICOLOGICAS
Duelo Melancolía
 Por la índole objetal de las  La herida presenta
investiduras el trabajo del investiduras no
duelo mantiene una conexión conectables con la
de accesibilidad con el sistema. Consciencia.
Consciente.

 Tiene lugar en el ámbito  La oposición entre


yoico en el espacio relacional los componentes
de las vinculaciones con el introducidos en el
objeto. sujeto ante las
resultantes
regresivas de la
pérdida y sus
predisponentes
implican un sistema.
de ataque entre el
ideal y el yo.

 Es fundamental
etiológicamente el
vínculo con el objeto
perdido basado en
una elección
narcisística de objeto
dominante
(narcisimo primario).
Gráfico 3

LAS PROBLEMÁTICAS DEPRESIVAS: CONTRIBUCIONES


PSICOANALÍTICAS
MODELOS EXPLICATIVOS

EN S. FREUD

1- Vicisitudes del Narcisismo: Sistema conceptual que intenta dar cuenta


acerca de cómo construye el psiquismo del sujeto sus categorías valorativas
acerca de si mismo y los otros significativos, sus interferencias y conflictos.

1- Procesamientos psíquicos de las pérdidas: Vinculado a la noción de


trabajo psíquico puede tener matices elaborativas o interferentes con la
salud psíquica (duelo patológico)

2- Noción de inconsciente ampliado: Se trata de agregarle al inconsciente


de la primera tópica (espacio de representaciones pulsionales
reprimidas) la concepción de sectores conteniendo vínculos y códigos
valorativos situados fuera de la consciencia del sujeto.

3- Los procesos identificatorios como estructurantes del psiquismo: Refiere


a la influencia de las relaciones entre el sujeto y sus personajes
significativos sobre la estructura psíquica del mismo y sus
consecuencias productivas o psicopatológicas.

Gráfico 4

LAS PROBLEMÁTICAS DEPRESIVAS: CONTRIBUCIONES


PSICOANALÍTICAS
CUESTIONES DE ABORDAJE

PERSPECTIVA CLÍNICA GLOBAL

a) Cuando se tratan sufrimientos depresivos, el proyecto terapéutico implica


intervenir en el complejo circuito productor de la función llamada autoestima que
incluye la representación que el sujeto posee de si y sus expresiones a través de
indicios discursivos.

a) Los cambios conectados con las explicaciones psicopatológicas no se


reducen a la conscientización de los conflictos sino abarcan la
renarcización producto del vínculo intersujetivo contenido en la relación
terapéutica.

b) La desidentificación se concibe como cuestionamiento de códigos


allenantes más que de personajes o figuras.

c) La interpretación necesita presentar modalidades diferentes a los


enunciados posibilitadores de funcionamientos depresivos
(descalificación, desvalorización, parte por el todo, binarismo), para ello
son relevantes la forma, el contenido (concientización de reglas y códigos
identificatorios) y el dosaje.

Gráfico 5
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