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INTRODUCCIÓN AL DIAGNÓSTICO BIOLÓGICO 1


DR. FÉLIX D. IRIGOYEN
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Esta lección sobre Diagnóstico Biológico es grabada en una sala de


esta clínica Teryon de Zizur Mayor. Los pacientes, y la gente, cuando me ven
consultar, pues, se impresionan algo del hecho de que yo analice la lengua,
como quien estudia un mapa, al detalle. Puesto que esto es realmente lo
que la lengua es, un mapa. En realidad, cada espacio dentro del organismo
humano es un mapa de la totalidad, y lo saben muy bien los
auriculoterapéutas que tratan de encontrar, en cualquier espacio del
pabellón auricular, en la oreja, espacios a distancia, que están íntimamente
relacionados con un punto en la oreja. Y el reflexoterapeuta también
observa y comprueba, cómo, tocando un punto en el pie, estimula un punto
en el organismo.

Parece obvio que, a lo largo del desarrollo embrionario, las 2 placas


que se van tratando de unir en un punto para asociar 2 simetrías paralelas
en un cuerpo humano, conservan durante toda la vida, la Memoria
Genética y la Memoria Biológica de lo que fueron en el desarrollo
embrionario. De manera que, todo está interrelacionado entre sí. Siendo así,
no debe extrañarnos que, cuando los acupunturistas coreanos hacen
énfasis en que, puncionando un punto cualquiera del dorso o de la palma
de la mano, salta de inmediato un punto en la organicidad con quien está
contactado ese punto.

Es obvio, por tanto, que, somos la expresión complejísima, finalmente,


de una biología que se ha hecho de la interrelación orgánica, de la
interrelación sistémica, pero también de la interrelación celular.

PARADIGMA BIOLÓGICO:

Toda la biología completa está en un punto,


Y cada punto está en la biología completa

Toda la biología completa está en un punto, y cada punto está en la


Biología completa. Esto es una cosa obvia que nadie discute, pero que
luego, su estudio y sus consecuencias, nadie pone en práctica. Por tanto, yo
me he ido interesando de modo instintivo por el estudio del paciente, por lo
que me cuenta: cómo me lo cuenta, cómo habla, cómo siente. Y cada
cosa que me cuenta a lo largo de una hora de consulta, es una información
de cada órgano, de cada sistema, pero también de la unicidad, de la
entidad completa que un ser humano es.
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Aprender a mirar con esta intención, me encontrare, en cada punto,


en cada palabra, en cada cuestión que dice el paciente, el problema
urgente quizás, el problema que está en gestación, y finalmente, la
totalidad, la problemática del paciente, para poder entender cuáles son las
causas con precisión. En tanto no se desarrolle esta mirada médica, que
está siempre conmovida por la ilusión de entender al enfermo, no hay
medicina. Todo lo que pasa por reducir este episodio verdaderamente
dramático por la que un médico pretende entender quién es el ser humano
que está frente a él. Pretende entender.

Quien se propone conseguir esta comprensión del enfermo, se da


cuenta enseguida, que la medicina pasa por comprender. Si no se
comprende, el terapeuta no tiene más salida que la de recetar al dictamen.
Al dictado de lo que alguien manda. Ya sabéis quién.

Por tanto, o entiendo a mi enfermo, o no soy médico, o no soy nada,


nada, nada. Soy otra cosa, que, sí, que seguro que puede ser muy digna.

La primera clave del terapeuta es la intención de


comprender al enfermo desde la raíz de su problema

Si no entiendo, no puedo curar. Luego ya veremos qué instrumentos


utilizo para curar. Las ciencias básicas médicas nos proporcionan un
conocimiento inmenso, pero es un conocimiento que no permite entender
del todo lo que ocurre. Con toda la Fisiología, con toda la Anatomía
patológica, con toda la Bioquímica, con toda la Genética, con toda la
Biología Molecular, con toda la Patología de todas las especialidades juntas,
el médico no está en situación de responder a la pregunta que siempre
hace, o que finalmente no plantea el enfermo, porque no se atreve. Pero el
paciente siempre quiere preguntar, porqué él, se ha enfermado de tal o
cual cosa. Esa es la pregunta. Es la único que interesa. No es que sea una
pregunta más. Es la pregunta. No hay otra: por qué y cómo yo me estoy
enfermando de esto.

Entonces, en cada enfermo comprobamos que la Fisiología, y la


Bioquímica y la Anatomía patológica, y la Genética, no responden a esa
pregunta. Y puesto que no responden, el médico está condenado a tener
que recetar al dictado, y, por tanto, eso es una medicina, la que sea, que
yo no quiero ni etiquetar.
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Se puede mirar cualquier parte del cuerpo humano, y la lengua


también. También en el Iris hay una expresión del ser humano entero. Y
probablemente en el conocimiento de cada uno de los pormenores de la
sangre, o de cualquier tejido. Ya digo que todo está en todo, y cada punto
está en todo, y todo está en cada punto. Pero yo, he estudiado la lengua y
me he especializado en este punto. Y analizo la lengua, siempre. Mirar una
lengua con propósito diagnóstico médico supone dificultades técnicas,
obviamente, claro. Entender de seres humanos es un problema, no hay
duda.

Pero, sobre todo, supone una dificultad básica de orden mental,


puesto que, bueno, todo, parece trivial si le digo a alguien que me enseñe
la lengua. Ya me la enseñará, y ¿yo que veo ahí? Un órgano musculado,
con cierta humectación de una manera. Pero quizás es por la trivialidad de
del gesto, por su baratura. Durante años he estado observando lenguas.
Pero son tantas las cosas que me han dicho que debiera evaluar que acabo
constituyendo una paella en la que no me entero de nada. O es muy fácil
caer en esa especie de vicio: no me entero de nada. Qué me está diciendo
en la lengua esto.

Los médicos chinos dicen que la lengua humana expresa muchas más
cosas cuando se muestra que cuando habla, porque cuando habla, dicen,
todos tendemos a la trivialidad. Bueno, todos decimos las mismas paridas,
pues bueno, no parece que expresemos gran cosa. Estoy seguro que
cuando un ser humano habla, también en su lenguaje debemos deducir en
el tono, en la rotundidad, en la expresividad de cada palabra, de cada
frase que dice el paciente, en la manera que tiene de contarlo, debo
deducir cómo es su alma entera, de la manera que tiene que hablar. Así
que no frivolicemos con el hecho de hablar. Claro que es importante.

Pero también cuando la lengua se expresa, el terapeuta debe ser


capaz de leer una cantidad de signos y de señales que le iluminen cómo es
el paciente por dentro. De hecho, yo puedo certificar que el estudio de la
lengua desde el ámbito de la medicina biológica tal como se practica en
oriente desde siempre, y en occidente cada vez más ahora, nos va a
plantear sorpresas constantes.

El diagnóstico biológico se basa en: la información obtenida del


Interior del cuerpo mediante la inspección de la lengua, y la observable
exteriormente en los signos tales como el tono de voz, el color de la piel, la
mirada, etc.
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Cada enfermo me va a presentar, cuando le examino la lengua, y me


invita a que le entienda por la lengua, me va a presentar sorpresas sobre la
imagen que me ha dado desde el momento en que ha entrado a consulta
y se ha sentado frente a mí. Por tanto, la lengua me está expresando muchas
cosas. Yo puedo enseñar 15 o 20 libros que tengo aquí, en donde distintos
autores occidentales, y también orientales, chinos y coreanos, sobre todo,
me presentan una comprensión del mapa de la lengua.

Últimamente hay una cierta unificación del significado de esas


expresiones. Entonces, yo puedo aquí, enseñar distintas láminas. Mis libros
están llenos de láminas, de fotografías, de dibujos, de indicaciones. Y es del
estudio de todos ellos, y sobre todo de la práctica diaria, en donde, cada
respuesta de la lengua examinada, se va perfeccionando y se va
certificando, observándola. Por tanto, para aprender el significado de la
lengua, lo que hay que hacer es, mirar a todo el mundo, sin más, e ir
contrastando, hasta que acabas disponiendo de certidumbres. Esto exige
una intención.

Por tanto, lo más importante cuando quiero estudiar la lengua para


deducir anomalías, o para deducir un estado ideal de salud en el sujeto,
pues es, imprescindible, que se estudie con intensidad.

El estudio de la lengua se basa en:


1) El color
2) La forma
3) La capa saburral
4) El espíritu de la lengua

Para esto, hay que denotar, que lo que debemos estudiar en la lengua,
se clasifica en 4 capítulos distintos. Por un lado, el color del cuerpo lingual.
Por otro lado, la forma del cuerpo lingual. Por otro lado, la capa saburral que
se tiene o no se tiene, y, por último, el Espíritu de la lengua, qué es lo que
dice de ideal la lengua. Esos 4 planos, cuando invito a mi paciente a que
muestre la lengua, se me están expresando los 4 a la vez, y entonces, se me
antoja que es como si me obligan a ver 4 películas, las 4 a la vez.

Pueda ser que cada una de las 4 tenga mucho interés, pero cuando se
mezclan las 4 en una única proyección, imaginaros lo que puede resultar de
ahí… una locura completa. En el inicio del estudio de la lengua, cuando el
terapeuta está encontrando el camino del diagnóstico ideal, se mezclan
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estos 4 planos de estudio, hasta un punto que puede desactivar el propósito,


la intención, del terapeuta por entender el estudio del cuerpo lingual, el
estudio de la forma. Primero está el estudio del color del cuerpo lingual, y
después está el estudio de la forma del cuerpo. Pero luego está la capa
saburral, que está encima, y finalmente, ese espíritu de la lengua que espero
poder explicar con cierta precisión.

Además, debo intentar obtener de la lengua, la mayor información sobre


una patología concreta. Así, que, la observación ideal sería aquella en la
que, primero le invito al paciente a que abra la boca y muestre la lengua,
para estudiar el color del cuerpo, y después la forma, y después la capa
saburral, y después el espíritu de la lengua. Serán al menos, 3 miradas,
porque el espíritu de la lengua lo que indica es lo saludable, y de equilibrado.
Esto se va a ver desde el principio. Pero son 3 observaciones, una tras otra,
y puesto que la intensidad que se requiere para realizar este examen bien,
que por otra parte requiere durar unos segundos, nada más, porque no
puedo tener con la lengua afuera a mi paciente durante rato. Tengo que
mirar durante, a lo sumo, 15 segundos, el color del cuerpo, y durante otros
10 segundos la forma del cuerpo, y después durante otros 10 segundos la
capa saburral, quizás menos. Y solamente, habiéndose adiestrado
previamente, voy a conseguir sumar las 3 informaciones.

Cuando examino la lengua al paciente, le veo lo primero de todo, el


color del cuerpo lingual, puesto que puede estar cubierto por una saburra.
El terapeuta debe discernir claramente, qué es lo que está buscando. Pues,
debe estar buscando el color del cuerpo lingual, debe desentenderse de la
saburra, a lo cual es imposible, porque todo está junto, como he dicho.
Entonces, me puedo encontrar, que, el color del cuerpo lingual es pálido.
Pálido es pálido y se acabó. No nos enredemos en definiciones semánticas.
Si tienes duda alguna del color pálido, mírale a esto y a aquél otro, y
compara, y enseguida vas a comprobar que hay cuerpos linguales con
colores diferentes. Todos sutilmente diferentes. Pero los pálidos es que
tienden a la palidez. Y ya está. Sin más.

Por encima de cualquier relativismo lo que estoy contando es, una


impresión certera y clara. Si el cuerpo lingual tiene un color pálido es alguien
que dispone de 3 vacíos: tiene Vacío de Yang, es decir, tiene un digestivo
empobrecido, donde el Estómago, quizás, pueda funcionar honrosamente,
y bien, y el paciente siente hambre, pero el fuego que va entre el Píloro que
da acceso al Duodeno y éste al Yeyuno, y éste al Íleon, hay una pobreza
metabólica de la mucosa. Eso es todo. Y, por tanto, la absorción de
principios, la absorción de agua, la absorción de gases derivados del
metabolismo de los Hidratos de carbono, es débil. Entonces, el paciente
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tiende a hincharse, y tiende a acumular gases y agua. Esto es una cosa muy
común.

Una lengua de color pálido indica:

► Vacío de Yang
► Vacío de sangre
►Vacío de Qi

Más del 65% de las personas de más de 45 años tiene este sutil Vacío de
energía, que marca toda su biología, y que le predispone a cientos de
patologías como es lógico pensar.

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