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Perón y el GOU
La Unión Cívica Radical, había perdido poder luego del deceso de Alvear y de Ortiz. Justo era
el candidato que se mostraba con mayores oportunidades de ganar las próximas elecciones, pero
falleció en el mes de enero de 1943.
Castillo tenía intenciones de presentarse en las elecciones, lo que era constitucionalmente
discutible. Finalmente apoyó la candidatura del conservador Robustiano Patrón Costas. Se
formó una alianza partidaria entre los radicales antipersonalistas, los demócratas nacionales y
los socialistas independientes, denominada “Concordancia”, para lanzar a la presidencia a
Patrón Costas, ante el descontento de la ciudadanía, que presumía que era inevitable la toma del
mando por ese candidato antidemocrático y oligarca, ya que se hablaba de la preparación de su
ascenso a través del fraude electoral. Con este candidato oficialista en el gobierno seguramente
Argentina tomaría partido por los aliados en el conflicto mundial, ya que el sector oligárquico
del país era afín a la política norteamericana.
La crisis de 1942/1943
A partir de 1942 se comienza a observar un proceso nuevo en el país que, aun cuando tenía sus
raíces en años anteriores, sus manifestaciones exteriores comenzaban a hacerse ver en esos
momentos.
La guerra mundial creaba condiciones nuevas, como la del desarrollo industrial que comenzaba
a tener fuerte expansión en Buenos Aires y sus alrededores. Ello produjo un fuerte movimiento
migratorio interno hacia ese foco industrial. A su vez los sectores populares y de menos
ingresos manifestaban deseos de entrar a participar en la vida política y no hallaban cauces
suficientes.
En 1942 comienza la agitación pre-electoral y el gobierno de Castillo se manifiesta inclinado a
favor de candidatos de origen conservador a la vez que se inclina a favorecer, con la gravitación
de los órganos del Estado, el triunfo de esos candidatos. Por otra parte, la preocupación de
ciertos sectores militares por los asuntos políticos se manifiesta en la formación de una sociedad
secreta denominada Grupo Obra de Unificación (GOU), entre cuyos integrantes se hallaban
militares que luego tendrían actuación política destacada. Pretendía el GOU, entre otros
objetivos, impedir el triunfo del candidato oficial y mantener la neutralidad del país.
La revolución de 1943
La renuncia que el Presidente Castillo solicita a su ministro de guerra Pedro P. Ramírez hace
estallar la revolución el 4 de junio de 1943. El 7 de junio asume el mando del país un gobierno
de neto corte militar, en el orden nacional y provincial. Nuevamente se producía la ruptura del
sistema constitucional.
El nuevo Presidente fue el General Ramírez, en carácter de Presidente Provisional,
denominación que poco después fue abandonada por el de Presidente a secas.
El régimen asumió la forma de una dictadura autoritaria de derecha. Se adoptaron medidas
represivas contra quienes se atrevían a criticar al régimen. El General Ramírez decretó la
ruptura de relaciones con Alemania, Italia y Japón, lo que disgustó a otros sectores militares,
viéndose Ramírez en la necesidad de presentar su renuncia. Lo sucedió el general Edelmiro
Farrell. Ya comenzaba a destacarse el coronel Juan Perón, que desde la Secretaría del Ministerio
de Guerra comenzó a intervenir directamente en la gestión política y el 27 de octubre de 1932
consiguió ser designado Director del Departamento Nacional del Trabajo, que pronto
transformó en Secretaría de Trabajo y Previsión. Desde allí Perón hizo referencias constantes a
conceptos nacionalistas relacionados con asuntos obreros y también empleó el fraseo y el
vocabulario clásicos de los nacionalistas:
“Nuestra revolución es esencialmente espiritualista. En Argentina la riqueza del pueblo
[debería permanecer] en nuestras manos, de manera que cada argentino pueda percibir el
mejor rendimiento de sus esfuerzos. Yo mismo soy sindicalista y como tal soy anticomunista,
pero también creo que el trabajo debería organizarse en forma de sindicatos, para que los
propios trabajadores, y no los agitadores que los controlan, sean los que cosechen los
beneficios de sus esfuerzos.”
Su objetivo, según declaró Perón, era
“mejorar el nivel de vida de los trabajadores, pero sin tolerar el conflicto social ... No daré
carta blanca a los agentes de la destrucción y la agitación, que con frecuencia ni siquiera son
argentinos, sino extranjeros. Tengo los asuntos obreros totalmente controlados, y no por la
fuerza sino por la conciliación ... No crea usted que somos anticapitalistas. Nada de eso.
[Pero] el capitalismo internacional está muy equivocado si cree que puede vencer al espíritu
nacional de Argentina que este gobierno encarna.”
En el cargo respaldó las demandas obreras y promovió la organización sindical de los
trabajadores, creando un amplio núcleo de partidarios en las filas del movimiento obrero,
realizando una política de acercamiento a los dirigentes gremiales, muchos de los cuales le
brindaron apoyo para lograr reivindicaciones sociales postergadas durante años. En junio de
1944 Perón era designado Ministro de Guerra y poco después Vice Presidente.
A partir de esa fecha la agitación política es muy grande y la oposición reclama elecciones y una
vuelta al régimen constitucional. Las presiones militares, disconformes con el ascenso de Perón
y su gravitante actuación política, piden su destitución de todos sus puestos.
Depuesto por sus propios pares, Perón es llevado preso a Martín García. Los trabajadores se
resisten al alejamiento de su líder y se realiza una concentración masiva el 17 de octubre de
1945, que obligó al gobierno a restituir la libertad del coronel Perón. Este, sin funciones
públicas, se dedicó a organizar una nueva fuerza política para las elecciones que estaban
anunciadas para 1946. Iguales labores hicieron los partidos políticos enfrentados, casi todos, a la
figura del emergente político salido de las filas militares.
Verificadas las elecciones, la fórmula encabezada por Perón obtuvo el 54% del total del
electorado, asumiendo la Presidencia el 4 de junio de 1946.
La revolución del 4 de junio se llevó a cabo sin resistencias. A los dos días, el general Rawson
—jefe del movimiento— fue reemplazado en el cargo de presidente provisional de la Nación
por el general Pedro Pablo Ramírez, quien ejerció el mando por cerca de nueve meses. Nombró
ministro de Guerra al general Edelmiro J. Farrel, quien más tarde —octubre de 1943— dejó ese
cargo para ocupar la vicepresidencia de la Nación.2 En diciembre del mismo año, el coronel
Perón fue designado secretario de Trabajo y Previsión. Al frente de este organismo, ejerció una
acción directa sobre las masas obreras que, hasta esa época, no contaban con un gremialismo
organizado y permanecían al margen de la vida política.
Las relaciones internacionales con los países en guerra fue la principal dificultad que afrontó el
nuevo gobierno, partidario de continuar con una política neutral ante el gran conflicto bélico.
Fue creciente la presión de los Estados Unidos de Norteamérica para que la Argentina —
uniéndose al resto del continente— rompiera sus relaciones diplomáticas y declarara la guerra a
Alemania y a sus aliados, y ze incorporara al sistema interamericano de defensa. Finalmente, en
enero de 1944 se anunció la ruptura de nuestro país con las potencias del Eje. En febrero de ese
año, el presidente Ramírez delegó el mando en el general Farrel y renunció.
En el gobierno provisional del general Farrel se destacó el coronel Juan Domingo Perón,
designado en el mes de mayo de 1944 ministro de Guerra y el 7 de junio, vicepresidente de la
República, con retención de los cargos anteriores.
Al frente de la secretaría de Trabajo y Previsión dispuso medidas de importancia en el orden
social, que comprendieron a los obreros y también a los trabajadores de clase media.
La nueva orientación política y social encontró opositores en los partidos políticos tradicionales,
en las universidades, en el empresariado en general y en los grandes diarios, El descontento
comprendió también a sectores militares, que le obligaron a renunciar el 9 de octubre de 1945.
A los pocos días, Perón fue llevado detenido a la isla Martín García.
El 17 de octubre y desde las primeras horas del día, miles de personas —procedentes en gran
parte del cinturón suburbano de la ciudad— ocuparon pacíficamente la Plaza de Mayo y
exigieron la libertad de Perón, quien en esos momentos se encontraba en el Hospital Militar. La
jornada culminó al anochecer, cuando el caudillo habló a la multitud reunida en la plaza.
Convocado el pueblo a elecciones, éstas se realizaron —por vez primera bajo el control de las
Fuerzas Armadas— el 24 de febrero de 1946. La fórmula oficialista de Juan Domingo Perón y
Hortensio J. Ouijano venció a los doctores José P. Tamborini y Enrique Mosca, candidatos de la
Unión Democrática I radicales, socialistas y comunistas).