La apnea obstructiva del sueño afecta principalmente a
varones de mediana edad y se asocia con elevada
morbilidad. La polisomnografía sigue siendo la herramienta diagnóstica estándar del trastorno.
RESUMEN Introducción La apnea obstructiva del sueño (AOS) se reconoce como una entidad relativamente frecuente que afecta a pacientes de mediana edad en un 4-5% varones y 1-2% mujeres. La patología se caracteriza por somnolencia diurna excesiva (SED) y alteración de la función cognitiva durante el día. Esto se asocia con un incremento en el riesgo de accidentes automovilísticos. Asimismo, se considera que el trastorno se acompaña de mayor riesgo de morbilidad y mortalidad cardiovascular y cerebrovascular. Diagnóstico clínico de la AOS Aunque existen referencias desde tiempos muy remotos, recién a partir de 1956 se prestó particular interés al trastorno, especialmente por parte de fisiólogos respiratorios que comenzaron a estudiar sujetos obesos con SED en combinación con gases anormales en sangre y policitemia. En aquel momento se pensó que la obesidad aumentaba la carga mecánica a nivel del sistema respiratorio, con depresión de los centros de la respiración, lo cual originaba hipoxemia e hipercapnia. Se creía que estas alteraciones bioquímicas eran la causa del adormecimiento, cianosis, policitemia e insuficiencia cardíaca derecha. Recién a mediados de 1960 la somnolencia diurna de los pacientes fue atribuida a anormalidades del sueño y no a alteración de los niveles de gases en sangre. Diagnóstico de la AOS mediante polisomnografía (PSG) La PSG, señalan los autores, es considerada la herramienta de mayor utilidad en el diagnóstico de la AOS. La PSG consiste en el registro simultáneo de electrocardiograma, electrooculograma, electromiograma, electroencefalograma, movimientos de miembros inferiores, saturación de oxígeno, flujo aéreo, esfuerzo respiratorio y frecuencia cardíaca. Sin embargo, la mayoría de los estudios señala que no es necesaria la información completa suministrada por la PSG para efectuar el diagnóstico de AOS. En algunas circunstancias, la saturación de oxígeno puede ser el único parámetro necesario para ello, agrega el especialista. No obstante, este criterio no es aceptado por todos y la PSG convencional se sigue realizando en la mayoría de los centros dedicados al estudio de las anormalidades del sueño. Definición de AOS Guilleminault definió apnea como el cese del flujo de aire en la nariz y boca durante, al menos, diez segundos. El síndrome se diagnostica cuando durante 7 horas de sueño aparecen, por lo menos, 30 episodios apneicos durante la fase de movimientos oculares rápidos (fase REM) y en la fase no REM. La clasificación internacional más reciente considera ciertos síntomas característicos. Entre ellos, excesivo sueño durante el día y episodios frecuentes de obstrucción respiratoria en combinación con otros hallazgos, como ruidos al dormir, cefaleas matutinas y boca seca. La PSG debe mostrar más de cinco apneas obstructivas de más de 10 segundos de duración por hora de sueño, desaturación de oxígeno y bradicardia o taquicardia. Gould y colaboradores fueron los primeros en referir que un número considerable de enfermos tenía las manifestaciones clínicas características pero no presentaban episodios de apnea. No obstante, estos individuos tienen episodios recurrentes de hipoventilación nocturna. En el sentido estricto, estos pacientes presentarían obstrucción parcial de la vía aérea superior durante el sueño. Por lo tanto, es evidente un amplio espectro de manifestaciones clínicas en el síndrome de AOS que oscila desde simples ruidos al dormir hasta la obstrucción respiratoria completa. En 1997 se llevó a cabo en Chicago el consenso sobre Trastornos del Sueño con el objeto de establecer mejores definiciones. pero, persiste un amplio debate en relación con el nivel de apneas e hipopneas necesarias para que el síndrome se asocie con aumento de la morbilidad diurna. Historia clínica y examen físico de los pacientes con AOS Diversas escalas de síntomas combinados predicen, en mayor o menor medida, la presencia de AOS. Así, la combinación de un índice de apnea (IA) por encima de 10 y un índice de apnea e hipopneas (IAH) superior a 10 se asoció con una elevada sensibilidad y especificidad. Croker y colegas propusieron otra escala de síntomas para mejorar la sensibilidad. Ésta se acompaña de descenso de la especificidad y no parece, por lo tanto, ser útil como prueba de rastreo en el diagnóstico de AOS. Si bien hallazgos clínicos -como edad, sexo, índice de masa corporal, apneas comprobadas y la apariencia de la faringe- explican el 36% de la variación en el IAH, la impresión clínica subjetiva no parece del todo confiable para discriminar a priori pacientes con y sin apnea. Kushida y colaboradores incorporaron las medidas de la cavidad oral en un modelo morfométrico. Se consideraron la altura del paladar, la distancia intermolar maxilar y mandibular y la disposición del maxilar en combinación con la circunferencia del cuello y el índice de masa corporal (IMC). Este modelo tuvo una sensibilidad del 98% y una especificidad del 100%, con valor predictivo positivo del 100% y valor predictivo negativo del 89% para un IAH superior a 5. El modelo, según lo plantean sus creadores, podría ser útil en el rastreo inicial de estos enfermos y permitiría discernir los sujetos que requieren estudios más complejos. No obstante, la probabilidad estimada de apnea, según predicciones clínicas, está muy por debajo del umbral diagnóstico adecuado.
Diagnóstico de laboratorio de la apnea del sueño Resulta evidente la existencia de una amplia variabilidad en el IAH de una noche a la otra, especialmente cuando el IAH es bajo. Si bien muchos factores pueden ser causa de un falso resultado negativo, la literatura disponible sugiere que esto es bastante infrecuente. La PSG muestra que, acompañando a la obstrucción aérea, ocurre desaturación de oxígeno y despertar. También hay un movimiento corporal y un breve período de taquicardia. Durante los últimos años se idearon múltiples equipos con la finalidad de trasladar el estudio del sueño desde el laboratorio especializado hacia el ámbito ambulatorio. La oximetría aislada, si bien de suma utilidad, no puede distinguir si los cambios en la saturación de oxígeno se deben a apnea obstructiva, apnea central o hipopnea obstructiva. Séries y colaboradores evaluaron 240 pacientes con oximetría y PSG. Aunque la oximetría sólo detectó a 108 de los 176 enfermos con AOS (valor predictivo positivo del 61.4%), excluyó correctamente a 62 de los 64 sujetos sin la enfermedad (valor predictivo negativo del 96.9%). Con la finalidad de mejorar el rendimiento diagnóstico el grupo Calgary agregó la medición de ronquidos a la saturación (SNOREAST). La escala se correlacionó positivamente con el IAH establecido por la PSG (r= 0.83). Esta valoración mostró falsos resultados negativos en 1% o menos de las situaciones. En los últimos años, recuerda el autor, se han diseñado varios equipos para la valoración domiciliaria. Uno de los primeros dispositivos fue el Eden Trace, con un monitor portátil. La mayoría de los estudios mostró buena concordancia entre los registros obtenidos por medio de este aparato y las valoraciones realizadas en el laboratorio. Según Whittle y colegas, si bien el método se asocia con ventajas de índole económica, casi la mitad de los enfermos requerirá un estudio en el ámbito del laboratorio. El sistema MESAM-IV se utiliza ampliamente en Europa y brinda información sobre los ruidos, la frecuencia cardíaca y las modificaciones en la saturación de oxígeno. Los estudios realizados con este aparato dieron resultados discordantes. Asimismo, Krieger y colaboradores sugirieron que los pacientes en quienes la AOS se diagnosticaba a través del equipo presentaban menor adaptabilidad con el tratamiento con presión positiva continua (CPAP) en comparación con un grupo control de enfermos con diagnóstico de AOS en el laboratorio. El Equipo Autoset consta de un modo diagnóstico y de otro terapéutico (CPAP). El primero utiliza dos detectores independientes; uno de ellos detecta apneas mientras que el otro registra apneas e hipopneas. La mayoría de los estudios indicó una razonable sensibilidad y especificidad del sistema respecto del IAH según PSG. No obstante, en presencia de resultados negativos aún es necesaria la confirmación con PSG. En relación con el sistema Nighwatch, que registra también parámetros de comportamiento, el equipo mostró una buena correlación con la PSG (r= 0.92), con una sensibilidad del 91% y una especificidad del 70% para un umbral de IAH de 10. Aun en presencia de resultados promisorios con la mayoría de los sistemas comentados, es necesaria mayor investigación para poner esta tecnología como herramienta rutinaria en el diagnóstico de AOS. Respecto de otros abordajes diagnósticos, el especialista señala que los actígrafos son detectores portátiles que utilizan acelerómetros y tecnología digital para establecer movilidad. Los equipos suelen colocarse en la muñeca no dominante y, según el grado de movimiento, se puede inferir el sueño y el despertar. Estos dispositivos fueron sumamente útiles en el diagnóstico de trastornos del ritmo del sueño. A su vez, dado que los enfermos con AOS invariablemente presentan un aumento de los movimientos mientras duermen, esta valoración podría ser importante en el abordaje inicial de estos individuos. Guilleminault y colaboradores refirieron que las modificaciones en el registro electrocardiográfico de 24 horas podrían ser informativas, debido a que en pacientes con AOS hay períodos alternantes de bradicardia y taquicardia. De manera similar, Davies y colegas refirieron la utilidad de la medición continua de la presión arterial; debido a que el despertar se asocia con elevaciones transitorias de la presión arterial y a que cada inspiración origina un leve y pasajero descenso. Sin embargo, estas proposiciones aún no fueron investigadas en profundidad. En el año 1994, la Asociación Americana de Trastornos del Sueño (ASDA) publicó una serie de estándares para el diagnóstico de AOS. Además señaló que, si bien existen más de 25 sistemas para el diagnóstico ambulatorio, la PSG sigue siendo la herramienta principal. Se requieren aún estudios con diseño apropiado para determinar con exactitud el valor de estos sistemas en la práctica diaria. Conclusión La PSG, recalca el autor, continúa siendo la herramienta diagnóstica fundamental en pacientes con AOS y otros trastornos del sueño. Sin embargo, en algunas circunstancias, el abordaje ambulatorio puede ser la parte inicial del estudio. Cuando existe una moderada o elevada probabilidad de que el trastorno sea AOS, posiblemente los equipos portátiles sean de suficiente valor. En forma opuesta, cuando la probabilidad de AOS, antes del estudio, es baja, la PSG debería ser la primera valoración en estos enfermos, concluye el experto.