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Temperamentos
Se dice que los seres humanos podemos modificar nuestro carácter, pero también se dice
que el temperamento es algo que ya está determinado, y esto tiene que ver con la
genética, y más específico con nuestro sistema nervioso. Desde hace mucho tiempo se
clasificaba a los humanos por temperamentos. Hipócrates hizo la primera clasificación,
según la cual los humanos teníamos dentro del cuerpo ciertos líquidos (llamados
humores) como lo son la bilis, la bilis negra, la flema y la sangre, cuyo equilibrio
determinaba el temperamento de las personas: Por ejemplo, si la flema predominaba, se
decía que una persona era flemática, o si bien predominaba la sangre, que era colérica.
Los cuatro temperamentos del ser humano son: Sanguíneo, Colérico, Melancólico y
Flemático.
Temperamento Sanguíneo: Los sanguíneos son gente vivaz, alegre, de esos que les
encanta ser los reyes de la fiesta. Tienen un sistema nervioso rápido que se caracteriza
por la alta sensibilidad, y suelen ser personas muy extrovertidas.
A este tipo de personas les encanta la gente y no les gusta la soledad. Su forma de ser
los hace aparentar una mayor seguridad de la que en realidad tienen, y suelen tomar
decisiones basadas en los sentimientos más que en la reflexión.
Algunos defectos de los sanguíneos, es que suelen ser gente indisciplinada y tienen la
voluntad débil, lo cual puede ocasionar que sean vistos como gente de poca confianza,
por ejemplo, en un empleo o a la hora de desempeñarse en la escuela. También son muy
desorganizados y siempre suelen estar en movimiento, nunca voltean hacia atrás y raras
veces miran hacia adelante (ellos buscan vivir el momento).
El colérico se siente a gusto con las actividades. De hecho siempre tiene que tener la
mente ocupada y estar haciendo algo. Adopta posiciones definidas frente a las
cuestiones, y se le puede ver organizando marchas contra la injusticia social.
Toda profesión que requiera liderazgo, motivación y productividad son ideales para él.
Las debilidades del melancólico es que suele ser muy depresivo. Suele ser más pesimista
que la persona promedio, y es raro que una persona melancólica inicie un nuevo proyecto
por sí mismo. Es egocéntrico, tiende a compararse con los demás, tiende a ser rencoroso.
Tiene cambios de ánimo más marcados, en algún momento puede sentirse casi como un
sanguíneo, y en otro momento puede sentirse en una depresión total. También suele ser
rígido e intransigente.
Así como la mayoría de los genios y de los artistas suelen ser melancólicos, también
pueden convertirse en seres peligrosos (en caso de que no logren educar sus impulsos)
además de que las personas que constituyen este temperamento tienen una expectativa
de vida menor que los demás.
Es de buen corazón y compasivo, aunque rara vez demuestra sus sentimientos. Procura
no involucrarse mucho con las actividades de los demás, pero cuando lo hace, lo puede
llegar a hacer con un grado alto de eficacia.
Las debilidades del flemático es que suele ser lento y ocioso, le falta empuje y ambición.
Suele escudarse del dolor, y también puede ser sensible, aunque no tanto como el
melancólico. Suele ser muy avaro en la cuestión del dinero. Es muy terco, pero suele
pasar su terquedad más desapercibida que otros temperamentos, y también suele ser
indeciso y temeroso.
Creencias
Las creencias pueden conceptualizarse como estados de la mente en los que las
personas asumen como verdaderos y válidos los conocimientos o experiencias que tienen
sobre determinados sucesos o cosas. Dichas creencias forman parte de los esquemas
mentales, que también abarcan todo tipo de actitudes y paradigmas presentes en una
determinada persona.
Existe un conjunto de creencias esenciales que las personas tienen sobre sí mismas,
sobre el mundo y sobre las demás personas. Se trata de creencias implícitas, que se
basan en la experiencia emocional y a las que las personas se adhieren fuertemente,
hasta el punto de que las mantienen incluso ante evidencias en contra.
Muchos psicólogos mantienen que el ser humano funciona del mismo modo que una
máquina de creencias. De este modo, sostienen que, para favorecer la supervivencia, los
seres humanos desarrollan complejos sistemas de creencias que no están orientados
primordialmente a la obtención de la verdad ni se guían necesariamente por los principios
de la lógica. En este sentido, cuando las personas generan creencias, su principal
preocupación no es, ni mucho menos, garantizar que sean reales y verídicas. El
funcionamiento de este sistema es capaz de generar tanto creencias falsas como
creencias correctas. En la medida en que sirven para orientar las acciones futuras de la
persona, al margen de que sean correctas o no, cumplen su función de ser útiles para la
supervivencia.
Los Estereotipos
Aunque los estereotipos nos parezcan algo grande, algo en lo que los medios de
comunicación tienen un alto grado de responsabilidad, en realidad no es tan así ya que un
estereotipo puede ser una idea colectiva que se tenga respecto de cualquier cosa, como
podría ser una característica, entonces, por ejemplo, si un grupo de 10 o incluso menos
personas que piensen de la misma forma acerca de cómo se debe combinar los colores
para vestirse, han creado un estereotipo, pero específico de ese grupo de personas;
entonces un estereotipo, en rigor, no siempre es algo masivo, pero son los otros, los que
sí tienen que ver con los medios de comunicación, los que afectan la psiquis de las
personas y que pueden alterar, como consecuencia, el curso de la sociedad.
Si tratamos de definir la palabra “estereotipo” como lo haría un diccionario obtendríamos
una definición más o menos así: “Conjunto de ideas que un grupo o una sociedad obtiene
a partir de las normas o patrones culturales previamente establecidos”. Esto demuestra
que en el fondo los estereotipos son el producto de la atribución de una determinada
característica a objetos (o grupos de personas), que tiene su origen en una generalización
indebida o demasiado aproximativa y arbitraria de la realidad, y que, por lo tanto, tiende a
prescindir de cualquier conclusión lógica o de una comprobación experimental
Atributos
Los atributos, que interesan a los psicólogos, no son entidades físicas, son funciones
inmateriales que tienen efectos a través del comportamiento en el mundo físico. La
conducta es la expresión, el indicador, de estas funciones. Los individuos se diferencian
entre si en multitud de atributos físicos, (pero, altura...), y psicológicos (inteligencia verbal,
razonamiento, etc.) que se denominan mentales. A la sicología diferencial le interesan los
atributos psicológicos. El estudio de las propiedades y atributos psicológicos se debe
fundamentar en el uso de conceptos susceptibles de ser sometidos a la metodología
científica. El individuo único lo es porque representa una combinación irrepetible de los
atributos que lo configuran como perteneciente a una especie o población de organismos
determinada. Desde el punto de vista descriptivo un individuo es el punto de interacción
de todas las puntuaciones que se ocupa en las dimensiones que lo identifican.
Actitudes
Es un tema que ha sido objeto de especial atención en la psicología social. Las actitudes
constituyen valiosos elementos para la predicción de conductas. Ayudan a formar una
idea más estable de la realidad. “La intensidad de afecto a favor o en contra de un objeto
psicológico” Thurstone 1928.
Valores
Los valores son convicciones profundas de los seres humanos que determinan su manera
de ser y orientan su conducta.
2. Los valores involucran nuestros sentimientos y emociones. Valores, actitudes y
conducta están relacionados. Son creencias o convicciones de que algo es preferible y
digno de aprecio. Una actitud es una disposición a actuar de acuerdo a determinadas
creencias, sentimientos y valores. A su vez las actitudes se expresan en comportamientos
y opiniones que se manifiestan de manera espontánea.
Los valores se jerarquizan por criterios de importancia. Cada persona construye su escala
de valores personales, esto quiere decir que las personas preferimos unos valores a
otros. Los valores más importantes de la persona forman parten de su identidad, orientan
sus decisiones frente a sus deseos e impulsos y fortalecen su sentido del deber ser.
Cada persona, de acuerdo a sus experiencias construye un sentido propio de los valores.
Aunque a todos nos enseñen que la honestidad es algo deseable, y aunque todos lo
aceptamos como cierto, la interpretación que haremos de este valor, el sentido que le
encontraremos en nuestra vida, será diferente para cada persona.