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El documento describe las limitaciones de los frenos de zapata que se usaban en los primeros automóviles, heredados de los coches de caballos. Estos frenos aplicaban presión directamente sobre la banda de rodadura de las ruedas traseras pero tenían problemas para los automóviles debido a sus ruedas más pequeñas y mayores velocidades. Cuando aparecieron los neumáticos, la ubicación de la zapata se volvió más problemática y los frenos eran de dudosa utilidad. Fue Louis Renault quien decidió equipar sus
El documento describe las limitaciones de los frenos de zapata que se usaban en los primeros automóviles, heredados de los coches de caballos. Estos frenos aplicaban presión directamente sobre la banda de rodadura de las ruedas traseras pero tenían problemas para los automóviles debido a sus ruedas más pequeñas y mayores velocidades. Cuando aparecieron los neumáticos, la ubicación de la zapata se volvió más problemática y los frenos eran de dudosa utilidad. Fue Louis Renault quien decidió equipar sus
El documento describe las limitaciones de los frenos de zapata que se usaban en los primeros automóviles, heredados de los coches de caballos. Estos frenos aplicaban presión directamente sobre la banda de rodadura de las ruedas traseras pero tenían problemas para los automóviles debido a sus ruedas más pequeñas y mayores velocidades. Cuando aparecieron los neumáticos, la ubicación de la zapata se volvió más problemática y los frenos eran de dudosa utilidad. Fue Louis Renault quien decidió equipar sus
muchas incertidumbres con respecto a la adopción de uno de los frenos
verdaderamente eficaces. Cierto que las velocidades obtenidas en
aquellos tiempos (dejando aparte los vehículos preparados para la competición, los cuales requieren la colaboración de dos personas para conducirlos) no eran muy elevadas, ni las transmisiones permitían que se pudiera alcanzar velocidades importantes si tenían que ser aptas, además, para ascender las súbitas empinadas rampas que los caminos de la época ofrecían. El freno aplicado se había heredado directamente de los coches de caballos. Estos frenos consistían en una zapata que se aplicaba directamente sobre la banda de rodadura de las ruedas traseras y que se presionaba por medio de una simple palanca. La aplicación de los frenos de zapata a los automóviles comportaba muchos problemas que no eran propios de los carruajes. Por ejemplo, las ruedas de los coches debían ser más pequeñas que las de los carros, de modo que el esfuerzo de presión sobre la rueda era mucho menor, al tener muy reducido el brazo de palanca de aplicación con respecto al centro de la rueda. Por si ello fuera poco, los automóviles solían correr algo más que los carruajes y no disponían de dóciles caballos a los que sus mayorales pudieran indicarles, con la voz y con las riendas y sus bridas, que dejaron de galopar o que, incluso, llegaran a detenerse del todo. Cuando aparecieron los primeros neumáticos creados por los hermanos Michelin y el Británico Dunlop, la ubicación de la zapata fue mucho más comprometida y hubo de instalarse por los laterales de la goma. Todo ello hacía que los frenos fueran de muy dudosa utilidad. De hecho, fue el gran Louis Renault quien decidió equipar los automóviles de su fabricación con frenos de tambor de expansión. Pero