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FACULTAD DE TEOLOGÍA
La familia cristiana:
Dimensiones bíblicas, teológicas y desafíos pastorales
Monografía para la
Licenciatura en
Teología sistemática
Sumario
Siglas
Introducción
1 Reflexión bíblico- magisterial sobre el Sacramento del matrimonio
1.1 Dimensión bíblica de la familia
1.1.1 La Buena Nueva de la familia
1.1.2 Antiguo Testamento
1.1.3 Nuevo Testamento
1.2 La Familia cristiana según el Concilio Vaticano II
1.3 Aspectos relevantes del magisterio post-Conciliar
1.3.1 Aportes relevantes sobre la familia en los Pontificados del Beato Juan
Pablo II y Benedicto XVI
1.3.2 Aporte sobre la familia del Episcopado latinoamericano y argentino
1.3.2.1 Conferencia Episcopal en Puebla
1.3.2.2 Conferencia Episcopal Latinoamericana en Aparecida
1.3.2.3 La familia en la reflexión del Episcopado Argentino
2 Teología del matrimonio y la familia cristiana
2.1 Sacramentalidad del matrimonio
2.2 Dimensión antropológica de la familia cristiana
2.3 Dimensión trinitaria de la familia cristiana
2.4 Dimensión Cristológica
2.5 Dimensión Eclesiológica
2.6 Comprensión escatológica de la familia cristiana
3 Desafíos Pastorales
3.1 Divorciados vueltos a casar
3.1.1 Visión jurídica.
3.1.2 Visión pastoral
3.2 Perspectivas para una posible solución al problema de los divorciados vueltos a
casar
4. Conclusión
2
Siglas
INTRODUCCIÓN
1
PAPA FRANCISCO, Carta Encíclica Lumen Fidei, Buenos Aires, San Pablo, (2013), 52 (En adelante LF)
2
V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE,
Documento de Aparecida, Buenos Aires, (2007) 44 (En adelante DA)
3
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, Navega Mar Adentro, Buenos Aires, (20031) 24 (En
adelante NMA)
4
“Debemos reconocer que los matrimonios, el segmento de los primeros años de casados, están bastante
ausentes de la vida de la Iglesia.” C. AVELLANEDA, La Danza del Amor, Buenos Aires, Guadalupe, 20111,
14
5
NMA 43
4
6
III CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Documento de Puebla,
Buenos Aires, San Pablo (1979), 601-602 (En adelante DP)
7
En adelante CVII
5
La Palabra de Dios nos narra cómo desde el principio Dios hizo al hombre y a la mujer:
“Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos
uno solo,”9 y comenta Jesús: “De manera que ya no son dos, sino uno una sola carne.
Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.”10 Jesús nos remite no al inicio de
la historia de la humanidad, sino a la fuente de esta historia: El Amor Creador. La
Palabra de Dios manifiesta su proyecto sobre la humanidad. Cuando la vocación al
matrimonio ha sido concebida y aceptada, se comienza a vivir una unión tan grande
entre el hombre y la mujer, que este don mutuo crea una realidad nueva: la pareja.
La alianza conyugal, que ha tenido su origen en el amor de libre elección entre un
hombre y una mujer que comprometen sus vidas mutuamente, el matrimonio crece y se
desarrolla en un amor de entrega cada vez mayor, fiel y renovado. Dios les da la
posibilidad, como pareja que se ama, de vivir en lo cotidiano, sea en lo favorable o en lo
adverso, con salud o enfermedad, la experiencia de su amor. El amor conyugal
plenamente humano, compromete a cada persona en su “totalidad unificada” de espíritu
y de cuerpo, poseyendo las características propias de totalidad, unidad, indisolubilidad y
fecundidad.
8
Cf. DA 114-119
9
Gen 2,24
10
Mt 19, 6
6
la mujer; en segundo lugar la semejanza de la misión de los casados con Dios, el ser
“procreadores con Él” y en último término la bendición o consagración.
Esta concepción se completa a continuación con la narración del Gn 2,18-25. La
tradición sacerdotal destaca por su parte la expresión del amor conyugal con la
presentación de Dios al hombre de su compañera, sacándolos de la situación de soledad
y dándole un sentido a su vida, así ambos pueden establecer una alianza en igualdad, 11
porque poseen una misma dignidad, porque como ya vimos los dos fueron creados a
“imagen y semejanza” (Gn 1,26-27) y esta dignidad original es una característica
fundamentada en la revelación.12 En este segundo relato se subrayan dos notas
características del matrimonio, la indisolubilidad y la independencia que supone el
compromiso matrimonial ya que la misión dada por Dios supone estas dos
características, “Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y
se hacen una sola carne.” Gn 2,24. En estos dos relatos encontramos el prototipo ideal
del matrimonio, donde queda establecido su carácter monogámico, la igualdad de los
cónyuges, la fecundidad, la unidad, la complementariedad, la relación y el amor
interpersonal y la connotación sexual; todo esto visto como obra y don maravilloso de
Dios creador.13
Además, el Antiguo testamento más tarde enriquecerá este concepto matrimonial al
introducir los términos de Alianza de amor, Alianza santa (Ez 16,8), haciendo una
analogía del amor de Dios para con su pueblo.14 Esta alianza supone que el matrimonio
se celebra (Tob 8,4-8) y legisla, (Dt 7,3). La analogía del amor de Dios es expresada en
términos de fidelidad, bondad, ternura y misericordia que se cantan con imágenes
nupciales.15 Fue Oseas (1-3) el primero que utilizó este recurso literario desarrollado
más tarde por Jeremías, (2,2. 3,113), Isaías (54,48. 6,2-35) y Ezequiel (16. 23). “Las
mismas imágenes sirven al Nuevo Testamento para describir las relaciones de Cristo
con su Iglesia.”16
11
G. FLÓREZ, Matrimonio y familia, Madrid, BAC, 20012, 89-90
12
T. SCHNEIDER, Org. Manual de Teología Dogmática. v 1, Barcelona, Herder, 19961, 147
13
Cf. D. BOROBIO (dir.), La celebración en la Iglesia II. Sacramentos, Salamanca, Sígueme, (1994)
514-515
14
“La historia de la salvación, especialmente los libros proféticos, se sirve del lenguaje y de las
vicisitudes del amor matrimonial para revelar el amor de Dios a su pueblo; a la vez ese amor viene a ser
signo e imagen de la alianza de Dios con su pueblo.” JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Familiaris
Consortio (1981) 12 (En adelante se citará FC)
15
B. SESBOÜÉ, “El matrimonio. Institución Humana y sacramento de la Iglesia”, en: Invitación a Creer.
Unos sacramentos creíbles y deseables, Madrid, 20101, 401-402
16
Ibíd., 402
7
El Nuevo Testamento no ofrece una enseñanza sistemática acerca del matrimonio, sino
que nos brinda los aspectos esenciales de la visión cristiana del matrimonio a través de
sus textos.17
El Nuevo Testamento, cuando se refiere al hombre y a la mujer unidos en matrimonio,
habla en términos de fidelidad, de exclusividad (Mt19, 6), reafirmando la idea de la
indisolubilidad,18 contra la concesión por parte de Moisés, según la cual se le permitía al
marido repudiar a su mujer.19 En este texto como así también en el texto paralelo del
Evangelio de Marcos, Jesús transporta la cuestión al orden creacional y concluye: “Lo
que Dios ha unido, que el hombre no lo separe” (Mc 10,9).
Otras características que presenta son el amor y la fecundidad haciendo referencia
explícita a la entrega que existe entre Cristo y la Iglesia (Ef 5,21-33).Gonzalo Flórez en
su libro hablando de la relación entre Cristo y la Iglesia dice:
“El paralelismo establecido por el texto paulino entre el matrimonio y la Iglesia tiene en
cuenta dos realidades distintas que en el pensamiento de Pablo alcanzan un profundo
significado. Se refiere, por una parte, al misterio de la Iglesia, en base al cual los
bautizados forman un cuerpo unido a Cristo, su cabeza. Por otra parte, aludiendo al
texto del Génesis según el cual varón y mujer «se hacen una sola carne», se refiere
también a la unión de los esposos en cuanto forma parte del orden de la creación y de la
voluntad divina y en cuanto es, por tanto, una realidad sagrada y misteriosa.”20
Este gran misterio del que nos habla San Pablo se refiere al designio, al plan salvador de
Dios, realizado por Jesucristo y actualizado por la Iglesia. En esa voluntad salvífica de
Dios se sitúa el matrimonio, que es signo eficaz y realización histórica de la salvación
que nos trajo Cristo y que continúa haciendo presente y actualizando el amor de Dios,
“El amor entre hombre y mujer es más bien un signo actualizante, una epifanía del amor
y de la fidelidad de Dios otorgado de una vez por todas en Jesucristo y presente por
medio de la Iglesia. En este sentido podemos, junto con el Concilio de Trento
21
(DS1799), descubrir en Ef 5,32 una alusión a la sacramentalidad del Matrimonio.”
De esta manera podemos señalar, en modo de resumen, dos puntos importantes en la
doctrina evangélica sobre el matrimonio, en primer lugar se destaca su formulación, la
que le devuelve su pureza original. En segundo lugar la continuidad que se da en lo que
se refiere a la indisolubilidad frente al problema del divorcio.
17
G. FLÓREZ, Matrimonio y familia, 101
18
SESBOÜÉ, “El matrimonio. Institución Humana y sacramento de la Iglesia,” 403
19
Mt 19,8
20
G. FLÓREZ, Matrimonio y familia, 106
21
Cf. W. KASPER, Teología del matrimonio cristiano, Santander, Herder, 19801, 46
8
22
“ El Concilio Vaticano II, manteniéndose fiel a los principios bíblicos teológicos fundamentales y a los
resultados esenciales del desarrollo dogmático de la Iglesia en la tradición, colocó al matrimonio
sacramental en un horizonte teológicamente vinculante, y de esa manera integró las cuestiones de teología
moral, canónicas, litúrgicas y pastorales, en una perspectiva teológica- dogmática global.” E. Aliaga, El
matrimonio y la familia en la perspectiva del Concilio Vaticano II, Anales Valentinos: Revista de
Filosofía y Teología, Volumen 32, n° 63,2006, 17-27
23
Cf. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II, 539-543
24
Cf. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II,542
25
CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Gaudium et Spes. Madrid, BAC, (1968),47 (En
adelante GS)
9
26
PABLO VI, Carta Encíclica Ecclesiam Suam ,Madrid, BAC, (1968) ,10
27
Ibíd., 18
28
GS 48
29
CONCILIO VATICANO II, Decreto Apostolicam Actuositatem, Madrid, BAC, (1968), 11
30
CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium, Madrid, BAC,
(1968),11 (en adelante LG)
31
Ibíd., 32
10
Para el concilio el amor es lo esencial del matrimonio,32 pero este amor tiene como
exigencia un continuo cultivo, para que este se desarrolle y de fruto, esta idea es
formulada con las siguientes expresiones: "cultivo del amor conyugal," "cultivo del
amor fiel."33
1.3.1 Aportes relevantes sobre la familia en los Pontificados del Beato Juan
Pablo II y Benedicto XVI
La Familia es una de las temáticas que tuvo un lugar privilegiado durante el Pontificado
del Papa Juan Pablo II. A este tema le ha dedicado numerosas catequesis entre los años
1979-1984, fruto de las mismas se ha elaborado lo que se conoce como la teología del
cuerpo, en estas catequesis define a la familia como una comunión de personas, donde
“la comprensión del significado esponsalicio del cuerpo en su masculinidad y
feminidad revela lo íntimo de su libertad, que es libertad de don. De aquí arranca esa
comunión de personas, en la que ambos se encuentran y se dan recíprocamente en la
plenitud de su subjetividad. Así ambos crecen como personas-sujetos, y crecen
recíprocamente el uno para el otro.”34
32
"Este amor, por ser eminentemente humano, ya que va de persona a persona con el afecto de la
voluntad, abarca el bien de toda la persona y, por tanto, es capaz de enriquecer con una dignidad especial
las expresiones del cuerpo y del espíritu y de ennoblecerlas como elementos y señales específicas de la
amistad conyugal." GS 49
33
GS 50
34
Juan Pablo II, Vocación original al matrimonio, Audiencia General del 13 de febrero de 1980 [en línea]
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1980/documents/hf_jpii_aud_19800213_sp.ht
ml (Consulta: 24 de septiembre de 2013)
11
35
“A este análisis dedica la exhortación de Juan Pablo II el número 6. Como aspectos positivos, señala el
nuevo clima de libertad y respeto a la persona en que se desarrollan las relaciones entre los esposos y
entre padres e hijos, la paternidad responsable, la mayor relación y colaboración entre las familias en
orden a ayudarse en los problemas comunes y a descubrir su misión dentro de la Iglesia y en la sociedad.
Como aspectos negativos, la exhortación se fija en las formas equivocadas de entender la independencia
de los esposos, las dificultades en las relaciones entre padres e hijos y en la «transmisión de los valores»
de padres a hijos, además del aumento de los divorcios, los abortos y las diversas formas de
anticoncepcionismo rechazadas por la moral católica.” G. FLÓREZ, Matrimonio y familia, 251
36
Es una comunidad de fe, esperanza y caridad. CIC 2204
37
FC17
38
“La familia, fundada y vivificada por el amor, es una comunidad de personas: del hombre y de la mujer
esposos, de los padres y de los hijos, de los parientes. Su primer cometido es el de vivir fielmente la
realidad de la comunión con el empeño constante de desarrollar una auténtica comunidad de personas.”
FC18
39
“Dentro de la comunión-comunidad conyugal y familiar, el hombre está llamado a vivir su don y su
función de esposo y padre. El auténtico amor conyugal supone y exige que el hombre tenga profundo
respeto por la igual dignidad de la mujer. El amor a la esposa madre y el amor a los hijos son para el
hombre el camino natural para la comprensión y la realización de su paternidad.” FC25
40
FC21
12
41
“La familia cristiana está llamada a ofrecer a todos el testimonio de una entrega generosa y
desinteresada a los problemas sociales, mediante la «opción preferencial» por los pobres y los
marginados. Por eso la familia, avanzando en el seguimiento del Señor mediante un amor especial hacia
todos los pobres, debe preocuparse especialmente de los que padecen hambre, de los indigentes, de los
ancianos, los enfermos, los drogadictos o los que están sin familia.” FC47
42
FC28
43
JUAN PABLO II, Carta a las familias, Buenos Aires, Paulinas, (1994), 8
44
Ibíd., 11
45
Ibíd.
46
FC 49
13
47
BENEDICTO XVI, Discurso en el Congreso Eclesial de la Diócesis de Roma sobre «Familia y
comunidad cristiana: formación de la persona y transmisión de la fe». [en línea ] Zenit digital , 7 de Junio
de 2005, http://www.zenit.org/es/articles/el-fundamento-antropologico-de-la-familia-segun-benedicto-
xvi-i, (Consulta: 3 de Mayo de 2013)
48
Cf. BENEDICTO XVI, Carta encíclica Deus caritas est. Buenos Aires, San Pablo, (2005) 16
49
Ibid.,11
50
Ibíd.,17
14
El Episcopado latinoamericano tiene un gran aprecio por las familias, siempre en sus
Documentos destaca su papel en la sociedad y la Iglesia. En nuestro trabajo
desarrollaremos los puntos relevantes que nos ofrecen los Obispos latinoamericanos en
los Documentos de Puebla (1979) y Aparecida (2007) por su significativo aporte
teológico y pastoral que ambas reflexiones ofrecen.
51
R. PELLITERO, “Vivir el amor en el matrimonio”, Teo comunicação 36 (2006), 793
52
DP 568
53
Ibíd., 570
54
Ibíd., 572
55
Ibíd.,577
15
por último liberadora, porque acoge a las parejas y familias y las acompaña con paso de
Buen Pastor.56
Para ser sujeto y objeto de evangelización, el documento desarrolla una rica reflexión
teológica, presentando a la familia como la imagen de Dios, donde el amor que vive en
su seno es de comunión y participación, cuya plenitud se da en la Eucaristía,57 para de
esta manera ser signo de la presencia pascual del Señor.
Para que la familia se conforme como una realidad teologal, esta debe preocuparse por
la educación de sí misma la cual representa siempre un sacrificio, recuerdo de la cruz
redentora,58 la integración por medio del bautismo y la evangelización por medio de la
catequesis,59 en esta educación, integración y evangelización los agentes de
evangelización son los padres ya que ellos son allí maestros, catequistas y los primeros
ministros de la oración y del culto a Dios.60 Y por acción evangelizadora y por la acción
liberadora del Evangelio es que la familia, dicen los Obispos en Puebla siguiendo al
CVII es que la familia se convertirá “escuela del más rico humanismo.”61
56
Ibíd.,590-595
57
Ibíd.,588
58
Ibíd.,585
59
Ibíd.,586
60
Ibíd.
61
GS52.
62
Cf. DA 432
63
Ibíd., 302
16
64
Cf. Ibíd., 433
65
“Para que la familia sea escuela de la fe y pueda ayudar a los padres a ser los primeros catequistas de
sus hijos, la pastoral familiar debe ofrecer espacios formativos, materiales catequéticos, momentos
celebrativos, que le permitan cumplir su misión educativa.” Cf. Ibíd.,302
66
Ibíd., 119
67
Ibíd., 434
68
Cf. Ibíd., 432
69
Cf. Ibíd., 435
70
Ibíd., 119
71
Ibíd.,314
17
14 puntos principales, que van desde la formación en el seno del hogar, hacia el
compromiso comunitario y social.72
72
Cf. Ibíd., 437
73
NMA24
74
Ibíd., 40
75
Ibíd., 43
76
CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, SECRETARIADO NACIONAL PARA LA FAMILIA, Aportes para la
Pastoral Familiar de la Iglesia en Argentina, Buenos Aires, (2009) 6 (En adelante APFA )
77
Ibíd., 38
78
Ibíd.,49
79
Ibíd., 53
80
Ibíd., 54-55
18
signo que hace presente el Don que es Dios mismo. Esta sacramentalidad originaria será
recreada por la redención de Cristo.”81
Con estas bases que fundamentan la relación vincular de la pareja, los obispos
argentinos llaman a crear una Pastoral del Vínculo, para que los esposos, caminen y
experimenten el amor y la salvación de Dios a través de la dinámica de la
conyugalidad.82
Para superar la fragmentación existente entre la fe y la vida, la cual afecta a la vida de la
familia, se propone implementar la pedagogía del amor, desde la Palabra de Dios, lo
que hace que su fundamento sea cristológico. Esta pedagogía “se expresa en el
testimonio más que en el mandato y surge de la esperanza más que del temor.”83
Además esta pedagogía “representa una oportunidad para abrirse al extraordinario poder
de Dios y de su gracia, ya que éste se muestra fuerte en nuestra debilidad (cfr. 2 Cor
12,9)”. Y postula: “que sólo es posible perseverar en el amor humano, permaneciendo
en el de Cristo (cfr. Jn 15,9).”84
Solo profundizando en la vivencia de estos dos postulados que nos ofrecen los obispos
el matrimonio y la familia podrán dinamizar la vivencia del amor desde su
sacramentalidad permite que la: “misma experiencia del amor humano se convierte
en lugar del encuentro con Dios y la comunión con Dios sana y dinamiza las relaciones
de amor humano.”85
Para llevar adelante esta propuesta las orientaciones pastorales proponen tres cauces
prioritarios en primer lugar, la atención al vínculo de amor de los esposos (84- 85). A
continuación se propone trabajar en la relación de los padres y los hijos, autoridad y
educación en valores (86-88) y el último cauce es la experiencia religiosa de las familias
y transmisión de la fe (89-95). Para cada uno de estos cauces el documento nos presenta
objetivos y acciones concretas que permitirán que se puedan llevar adelante.
81
Ibíd., 56
82
Ibíd., 67
83
Ibíd., 79
84
Ibíd., 80
85
Ibíd., 82
19
conozca y reciba este desarrollo para vivir de forma radical su identidad eclesial, la cual
se ve enriquecida por el depósito de la fe, en el que se ofrecen los elementos esenciales
para reflexión sobre la identidad eclesial de la familia.86
Los elementos teológicos del matrimonio y la familia serán abordados a continuación a
través de las distintas dimensiones, las cuales nos revelan la riqueza espiritual que se
desprende del amor matrimonial. Las cuales son antropológica, trinitaria, cristológica,
eclesiológica y escatológica, todo esto precedido por la visión que D. Borobio nos
presenta sobre los distintos grados de sacramentalidad que presenta el matrimonio y la
familia.
Antes de desarrollar las diferentes dimensiones teológicas del matrimonio nos parece
oportuno, presentar brevemente su sacramentalidad. Siguiendo a Dionisio Borobio, se
puede decir que el matrimonio presenta distintos grados de sacramentalidad,
precisamente él presenta tres, los cuales son el matrimonio como «sacramento natural»:
sacramentum naturae; el matrimonio como «sacramento de alianza: sacramentum
foederis; y el matrimonio como «sacramento cristiano: sacramentum christianum.
“Esta distinción triple se basa en el hecho de que el matrimonio aparece como realidad
simbólica explícita, y como realidad sagrada, en las diversas culturas y pueblos.”87 Si
bien se puede admitir estos tres grados de sacramentalidad eso
“…no quiere decir ni que el hombre puede casarse según un más y un menos, ni que
Dios concede su gracia según una dosificación de un más y un menos, ni que todos
cuantos se casan, quieran o no reciben el sacramento, ni que sólo los que reciben el
sacramento de la Iglesia están verdaderamente casados.”88
A continuación presento brevemente y siguiendo a D. Borobio los tres grados de
sacramentalidad matrimonial desarrollando los fundamentos para dicha distinción.
Cuando el autor habla de sacramento natural, considera al concepto de sacramento “en
sentido amplio, como signo de una realidad sagrada o escondida, que se expresa bajo el
velo de las formas corporales.”89 Su fundamento se expresa en la realidad simbólica
con el Creador por la cual se abre a la relación inter-personal viniendo a ser un yo-con-
un-tú en expectativa de un «nosotros» nuevo, esta “relación con el otro humano es
86
CONCILIO VATICANO II, Decreto Apostolicam Actuositatem, Madrid, BAC, (1968) 11
87
Cf. D.BOROBIO, La celebración en la Iglesia II, 547
88
Ibid., 543
89
Ibid., 544
20
siempre índice y remitencia hacia una relación con el Otro divino.”90 Esta inter-relación
se hace manifiesta a través de la vivencia del amor, “un amor que, en su grandeza y
deseo, en su limitación realizada y su amenaza de infidelidad y de muerte, no puede
sino apuntar, remitir y ser símbolo de otro Amor quizás desconocido por el que se
aspira.”91
Nuestro autor hace notar que esta sacramentalidad natural del matrimonio, es
reconocida por la tradición y el magisterio de la Iglesia, reconociendo en este una
realidad sacra, religiosa, y lo hace citando a Pío XI cuando dice: “hay en el mismo
matrimonio natural algo de sacro y religioso, no adventicio sino innato, no recibido de
los hombres sino inserto en la misma naturaleza.”92
Un segundo grado de sacramentalidad, es el que hace referencia a la Alianza, es cual es
presentado haciendo referencia a distintos textos bíblicos que muestran la relación de
Dios con el Pueblo de Israel,93 como ya fue presentado en este trabajo cuando se hace
referencia a la fundamentación bíblica del matrimonio y la familia.
El matrimonio en su referencia a la Alianza, hace referencia a la transcendentalidad del
mismo,
“así como puede decirse que ningún símbolo como el matrimonio es más apto para
resaltar la intersubjetividad teologal o diálogo entre Dios y su pueblo; de igual modo
puede afirmarse que ninguna realidad como la alianza es más apta para poner de relieve
la estructura interpersonal y la dimensión religiosa del matrimonio. El amor creatural
94
humano se explícita en y por la alianza.”
Borobio afirma que la sacramentalidad propia en este grado “Consiste en que
suponiendo un avance en la explicitación y referibilidad del matrimonio creatural a su
realidad trascendente de sentido, a través de unos elementos corpóreo-visibles
concretos, sin embargo todavía no llega a ser la explicación cristiana.” 95 Dicho avance
permite ver las diferencias con la sacramentalidad natural las cuales “consisten: en la
explícita referencia del matrimonio a Dios; en la externa significación ritual que de
dicha referencia suele comportar; en el reconocimiento comunitario de este valor
simbólico; en las exigencias matrimoniales que tal reconocimiento conlleva.”96
90
Ibid., 546
91
Ibid.
92
Doctrina pontificia, BAC, Madrid 1954, 164. En D. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II,545
93
Oseas (cap. 1-3), Jeremías (cap. 3 y 31), Ezequiel (cap. 16 y 23), Isaías (cap. 40-55)
94
Cf. D BOROBIO, La celebración en la Iglesia II, 548
95
Ibid., 548
96
Ibíd., 549
21
97
Ibíd., 559
98
Ibíd., 561
99
“Es justamente por esta eclesialidad de la fe y del sacramento por la que se justifica la intervención de
la Iglesia en su celebración. Porque el matrimonio-sacramento es un asunto eclesial, que afecta y
concierne a la Iglesia, por eso la Iglesia tiene derecho y deber a intervenir de manera profética, pastoral,
evangelizadora, celebrativa y humana en el matrimonio.” Ibíd., 562
100
Ibíd., 563
22
101
"Es significativo que la creación del hombre esté precedida por esta declaración con la que Dios
expresa la intención de crear al hombre a su imagen, o mejor a nuestra imagen, en plural - sintonizando
con el verbo hagamos. Según algunos intérpretes, el plural indicaría el Nosotros divino del único Creador.
Esto, sería, pues, de algún modo, una primera lejana señal trinitaria. En todo caso, la creación del hombre,
según la descripción del Gen 1, va precedida de un particular dirigirse a Sí mismo, ad intra, de que Dios
crea." Juan Pablo II, Audiencia general, 9-IV-86 [en línea ]
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/audiences/1986/documents/hf_jpii_aud_19860409_sp.ht
ml
102
GS 47
103
FC 11
104
GS12
105
I. CORPAS, “La familia, experiencia humana y sacramento de salvación”, Theologica Xaveriana 159
(2006) 425-442
106
“El hombre y la mujer viven una relación de igualdad (en su dignidad fundamental de imagen divina)
y diferencia por su distinción sexuada.” C. AVELLANEDA, La Danza del Amor, 71
23
alcanzan en la reciprocidad del vínculo,107 por eso están llamados a la unidad, la cual no
se refiere a una fusión que lleva a una pérdida de la individualidad sino que tiene
sentido de comunión, no de dominación de uno sobre el otro, la cual será resultado del
pecado como se narra en Gn 3,108 ahora bien la unidad relacional del hombre y la mujer
es el núcleo fundamental de la vocación comunitaria de la humanidad. La comunidad
conyugal, que nace del amor, está llamada a hacer la experiencia de una nueva y
original comunión, que confirma y perfecciona la natural y humana,109 a través del
sacramento del matrimonio.
Sacramento del matrimonio que Dionisio Borobio considera como un acontecimiento
antropológico salvífico,110 como una realidad humana que abraza en su realidad
corpórea y sexuada, donde el erotismo y el amor son parte integrantes. Al igual que el
aporte de Benedicto XVI, Borobio propone la integración del eros y el ágape en el
vínculo matrimonial, al afirmar que el eros bien orientado, es fuente de realización
personal y de salvación y que al integrarse con el ágape hace que entre en la dinámica
de la donación y entrega del reconocimiento y de la donación del otro, por eso para este
autor, estas dos dimensiones del amor se necesitan y complementan.
Dios es el origen de todo ser, en su reconocimiento como origen y fin de todo ser está el
centro de la fe “El existe antes que todas las cosas y todo subsiste en él. Porque Dios
quiso que en él residiera toda la plenitud. Por él quiso reconciliar consigo todo lo que
existe en la tierra y en el cielo, restableciendo la paz por la sangre de su cruz” (Cl
1,17.19-20), Jesús es para nosotros la revelación de lo que es la familia: imagen de la
Trinidad. Dios forma la familia humana cuya dignidad es igual para todos sus
miembros, ella es comunidad de amor a imagen del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo.111 Sobre esto dice Borobio: “si el «nosotros trinitario» creó el «nosotros
interpersonal matrimonial» a su imagen y semejanza para ser una sola carne, no hay
duda de que puede afirmarse una semejanza analógica entre el matrimonio y la
Trinidad.”112 La Iglesia cree que la familia, es imagen de Dios “que en su misterio más
107
Ibíd., 79
108
“El pecado significa el rechazo de la alteridad y entonces de la posibilidad de la unidad y la
comunión.” C. AVELLANEDA, La Danza del Amor, 111
109
FC 21
110
Cf. D. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II, 563-575
111
Cf. CIC 2203-2204
112
D. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II,575
24
113
DA 434
114
DP 582
115
FC 15
116
D. BOROBIO, “Familia, Ritos familiares y transmisión de la fe”, Revista Agustiniana 141 (2005) 577
117
Cf. W. KASPER, Teología del matrimonio cristiano, 51
25
unión con la Iglesia; la Encarnación del Verbo, por la que se efectiviza la unión de la
divinidad con la humanidad, en la persona de Jesucristo, y el misterio Pascual, de la
Pasión, Muerte y Resurrección, a través del cual santifica a su Esposa, la Iglesia.
El Apóstol Pablo en la Carta a los Efesios 5,21-33 presenta de forma explícita las
relaciones entre el marido y la esposa a partir del modelo de la unión de Cristo con la
Iglesia en sus relaciones nupciales.
Gonzalo Flórez afirma que en el paralelismo que realiza Pablo, entre el matrimonio y la
Iglesia, hay dos elementos importantes y significativos en la reflexión paulina. El
primer elemento hace referencia al misterio de la Iglesia en el cual los bautizados están
unidos a Cristo, formando un solo cuerpo, del que Cristo es la cabeza. El segundo
elemento es la referencia al relato de la Creación (Gn 2,18-24), en el que el hombre y la
mujer “llegan a ser una sola carne” (Gn 2,24). El autor afirma que este elemento se
refiere a la unión matrimonial, la cual hace parte de la Creación y de la voluntad de
Dios, por eso es una realidad sagrada y misteriosa. Estos dos elementos íntimamente
unidos entre sí se encuentran en el texto de Pablo cuando dice: Este es un gran misterio:
y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia (Ef 5,32).118
Si hacemos una lectura del texto de Efesios:
Sométanse los unos a los otros, por consideración a Cristo. Las mujeres deben respetar
a su marido como al Señor, porque el varón es la cabeza de la mujer, como Cristo es la
Cabeza y el Salvador de la Iglesia, que es su Cuerpo. Así como la Iglesia está sometida
a Cristo, de la misma manera las mujeres deben respetar en todo a su marido. Maridos,
amen a su esposa, como Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, para santificarla.
El la purificó con el bautismo del agua y la palabra, porque quiso para sí una Iglesia
resplandeciente, sin mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada.
Del mismo modo, los maridos deben amar a su mujer como a su propio cuerpo. El que
ama a su esposa se ama a sí mismo. Nadie menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo
alimenta y lo cuida. Así hace Cristo por la Iglesia, por nosotros, que somos los
miembros de su Cuerpo. Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a
su mujer, y los dos serán una sola carne. Este es un gran misterio: y yo digo que se
refiere a Cristo y a la Iglesia. En cuanto a ustedes, cada uno debe amar a su mujer como
así mismo, y la esposa debe respetar a su marido. (Ef 5,21-33)
Se puede ver que el Apóstol comienza anunciando la unidad entre todos como una
mutua sumisión, no dejando de exhortar al marido a amar a su esposa, como Cristo hace
con la Iglesia para santificarla. Así como Cristo ama a la humanidad pecadora y se
entrega para la santificación de la misma, el esposo y la esposa deben ser uno para el
otro un medio de santificación; para que esto ocurra es necesario saber amar y cargar
con la cruz y saber ayudarse mutuamente en esta tarea, enfrentando los obstáculos que
118
G. FLÓREZ, Matrimonio y familia, 106
26
La dimensión eclesial de la familia toma una mayor relevancia a partir del Concilio
Vaticano II. A partir de este acontecimiento eclesial es desde donde podemos entender
el lugar teológico y eclesial que ocupa hoy la familia cristiana. La constitución Lumen
Gentium presenta a la Iglesia como Pueblo de Dios y como Pueblo participa del
sacerdocio regio y profético de Cristo. En el número 11 de esta Constitución
encontramos la referencia a la familia bajo el concepto de “Iglesia Doméstica,” 120 y en
cuanto Iglesia Doméstica tiene como misión ejercer las tres acciones de la Iglesia de la
cual la familia hace parte. “La del servicio a la palabra o profética, la del servicio
cultural o sacerdotal, y la del servicio en la caridad; de este modo, también la familia
tiene por misión ser y aparecer como «sacramento» de Cristo y de la Iglesia en el
mundo.”121 La Iglesia como sacramento de salvación en Cristo, a través como fue
mencionado, del anuncio de la Palabra y la celebración de los sacramentos, manifiesta a
las familias su identidad eclesial, animándola al servicio de la misma caridad de Jesús
119
Cf. D. BOROBIO, La celebración en la Iglesia II, 573
120
“La eclesialidad del matrimonio se funda en la sacramentalidad del mismo; la familia es Iglesia
analógicamente, no unívocamente, pues existen semejanzas y diferencias; lo mismo que la Iglesia, la
familia tiene su centro en la unidad en el amor; la familia, como la Iglesia, tiene una misión procreativa y
educativa, por la que engendra nuevos hijos por el bautismo y la fe; este engendrar nuevos hijos se realiza
a través de un proceso, que implica, también en la familia.” Ibíd. 580
121
Ibid., 580
27
para con la humanidad. Por otro lado la familia está en el interior del misterio de la
Iglesia y participa de su misión, en cuanto comunidad evangelizadora, participando del
munus profético, sacerdotal y real de Cristo.122 De esta manera, las familias mediante su
ministerio reconocen su identidad eclesial,123 y se desarrolla como comunidad eclesial
en el mundo.124
Si bien el concepto de Iglesia Doméstica, aparece en el Concilio Vaticano II, esta
condición hunde sus raíces en la primitiva Iglesia cristiana, como bien leemos en los
Hechos de los Apóstoles, donde se reflejan las acciones y los primeros pasos del
cristianismo, aquí podemos comprobar como las comunidades se reunían en las casa de
familias, íntimamente unidos, frecuentaban a diario el Templo, partían el pan en sus
casas, y comían juntos con alegría y sencillez de corazón,125 a esta Iglesia Domestica
naciente se refiere el Papa Benedicto XVI cuando hace memoria de los colaboradores
más cercanos de los Apóstoles, como fue el caso de los esposos Priscila y Aquiles (Cf.
Hech 18, 1-4), partiendo de las palabras del Apóstol Pablo, cuando en la primera carta a
los Corintios, saluda al matrimonio, “Aquila y Priscila, junto con los hermanos que se
congregan en su casa.”126
“Así conocemos el papel importantísimo que desempeñó esta pareja de esposos en el
ámbito de la Iglesia primitiva: acogían en su propia casa al grupo de los cristianos del
lugar, cuando se reunían para escuchar la palabra de Dios y para celebrar la Eucaristía.
Ese tipo de reunión es precisamente la que en griego se llama ekklesìa —en latín
"ecclesia", en italiano "chiesa", en español "iglesia"—, que quiere decir convocación,
asamblea, reunión. Así pues, en la casa de Áquila y Priscila se reúne la Iglesia, la
convocación de Cristo, que celebra allí los sagrados misterios. De este modo, podemos
127
ver cómo nace la realidad de la Iglesia en las casas de los creyentes.”
122
Cf. CIC 179-180
123
Cf. PABLO VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, Buenos Aires, San Pablo. (1975)71
124
Cf. FC 55
125
Hch 2,46
126
1Cor 16,19
127
Benedicto XVI, Audiencia general del 7 de Febrero de 2007. Los esposos y primeros cristianos
Priscila y Aquila. [en línea]
http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2007/documents/hf_benxvi_aud_20070207_sp
.html (Consulta 15 de agosto de 2013)
128
Cf. G. FLÓREZ, Matrimonio y familia ,102- 113
28
3 Desafíos Pastorales
La defensa del matrimonio y la familia, nos corresponde a todos los que formamos la
Iglesia, pero se le da un papel fundamental en esta función a la Pastoral Familiar, 132
quienes tienen la misión de cuidar, acompañar y ofrecer una sólida formación a la
comunidad. En su ministerio muchas veces los agentes de pastoral y pastores se
129
Ibíd., 102
130
CIC 1602
131
GS 48
132
Cf. APFIA 129- 137
29
encuentran con situaciones difíciles y complejas,133 que se presentan como desafíos para
el trabajo pastoral y a las que se les debe ofrecer un acompañamiento. Podemos
mencionar algunas de estas situaciones, nos encontramos con los divorciados, los
divorciados vueltos a casar, las uniones de hecho, entre otras situaciones irregulares que
se presentan en orden al sacramento del matrimonio.134 Frente a estas situaciones nos
recordaba Juan Pablo II que:
“la Iglesia no se siente llamada a expresar un juicio severo e indiferente, sino más bien
a iluminar los numerosos dramas humanos con la luz de la Palabra de Dios,
acompañada por el testimonio de su misericordia. Con este espíritu, la pastoral familiar
procura aliviar también las situaciones de los creyentes que se han divorciado y se han
vuelto a casar. No están excluidos de la Comunidad; al contrario, están invitados a
participar en su vida, recorriendo el camino de crecimiento en el espíritu de las
exigencias evangélicas. La Iglesia, sin ocultarles la verdad del desorden moral objetivo
en que se hallan y de las consecuencias que se derivan de él para la práctica
sacramental, quiere mostrarles toda su cercanía materna.” (Juan Pablo II. En el jubileo
de las familias, 14/10/2000)135
Dada la extensión de este trabajo nos limitaremos desarrollar el desafío que se nos
presenta a la hora de hablar sobre a la situación de los divorciados vueltos a casar.
Situación a la que estamos llamados a:
“Acompañar con cuidado, prudencia y amor compasivo, siguiendo las orientaciones del
Magisterio, a las parejas que viven en situación irregular, teniendo presente que a los
divorciados vueltos a casar no les es permitido comulgar. Se requieren mediaciones para
que el mensaje de salvación, llegue a todos. Urge impulsar acciones eclesiales, con un
trabajo interdisciplinario en teología y ciencias humanas que ilumine la pastoral y la
136
preparación de agentes especializados para el acompañamiento de estos hermanos”
En primer lugar presentaremos la mirada que presenta la Iglesia ante los casados en
segunda unión. En segundo lugar desarrollaremos esta situación desde la Familiaris
Consortio, para luego preguntarnos si hay una salida para aquellos que viven esta
situación, la cual provoca dolor en quienes lo padecen, ya que expresan con pesar el no
poder participar plenamente de las riquezas espirituales dadas por los sacramentos.137
133
Cf. BENEDICTO XVI, Exhortación Apostólica Postsinodal Sacramentum Caritatis, Buenos Aires,
Paulinas, (2007). 29 (En Adelante SC)
134
“Para todas las situaciones difíciles o irregulares la Iglesia tendrá palabras de verdad, de bondad, de
comprensión, de esperanza, de viva participación en sus dificultades a veces dramáticas; ofrecerá a todos
su ayuda desinteresada, a fin de que puedan acercarse al modelo de familia, que ha querido el Creador
desde el principio.” FC 65
135
BENEDICTO XVI, Discurso a los Sacerdotes de la Diócesis de Aoasta [En Línea]
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/documents/hf_jp-
ii_spe_20001014_families_sp.html [ Consulta 29 de Agosto de 2013]
136
DA 437
137 Cf. E. López Azpitarte, Ética de la sexualidad y del matrimonio, Madrid, San Pablo, 19921, 419
30
La visión jurídica define que la situación del matrimonio de un divorciado vuelto a casar
ante la Iglesia es la de matrimonio irregular. Es decir que los divorciados reesposados,
“obviamente sin el rito religioso católico,”139 se encuentran objetivamente en una
permanente situación irregular.
En el año 1984, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicó una Carta sobre la
recepción de la comunión por parte de los divorciados vueltos a casar. En este
documento se recuerda que “merecen una especial atención las dificultades y los
sufrimientos de aquellos fieles que se encuentran en situaciones matrimoniales
irregulares.”140 Porque “su estado y situación de vida contradicen objetivamente la
138
GS 1
139
FC 84
140
Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la recepción de la comunión por parte de los
divorciados vueltos a casar, 2
[EnLínea]http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_14091
994_rec-holy-comm-by-divorced_sp.html [Consulta 2 de Septiembre de 2013] (En adelante CRCDVC)
31
En este momento debemos hacer una distinción entre aquellos que viven en una
segunda unión sin compromiso o interés espiritual y entre aquellos que viven su
segunda unión con la firme voluntad de formar una nueva unión de forma responsable,
de amor recíproco, abierto a la vida, y el deseo de integrar la comunidad cristiana; estos
últimos deben enfrentar otro problema el cual es de razón pastoral, ya que, “los fieles
serían inducidos a error y confusión acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la
141
E. LÓPEZ AZPITARTE, Ética de la sexualidad y del matrimonio, 421
142
Cf. CIC 1614-1618
143
FC 84
144
Ibid.
145
CRCDVC 3
146
Ibíd., 4
147
JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica Postsinodal Reconciliación y Penitencia, Buenos Aires,
Paulinas, (1984), 34
32
indisolubilidad del matrimonio.”148 Pero ante estos casos los pastores deben discernir
cómo actuar y disponerse a “acompañar con cuidado, prudencia y amor compasivo a las
parejas que viven en situación irregular.”149 La pastoral en nuestras comunidades están
llamadas a ofrecer espacios y la disposición necesaria para acompañar a las personas
que se encuentran en esta situación y de este modo los divorciados vueltos a casar
puedan vivir lo que piden los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes los invitan
a oír la Palabra de Dios, frecuentar el sacrificio de la misa, perseverar en la oración,
incrementar las obras de caridad y las iniciativas de la comunidad en favor de la justicia,
en la educación de los hijos, el cultivo del espíritu.150
“los divorciados vueltos a casar, a pesar de su situación, siguen perteneciendo a la
Iglesia, que los sigue con especial atención, con el deseo de que, dentro de lo posible,
cultiven un estilo de vida cristiano mediante la participación en la santa Misa, aunque
sin comulgar, la escucha de la Palabra de Dios, la Adoración eucarística, la oración, la
participación en la vida comunitaria, el diálogo con un sacerdote de confianza o un
director espiritual, la entrega a obras de caridad, de penitencia, y la tarea de educar a los
hijos.”151
La encíclica Familiaris Consortio en el número 84 presenta el papel de cada uno de los
miembros de la comunidad a la hora de ofrecer un acompañamiento a los divorciados
vueltos a casar: dando cuenta de las tareas que les corresponde a la Iglesia, a los
Pastores y a la comunidad en general. A la Iglesia le corresponde conducir y esforzarse
para que todos alcancen la salvación, además la Iglesia está llamada a rezar por ellos
como madre de misericordia y sustentar en ellos la fe y la esperanza. A los Pastores les
corresponde discernir bien las distintas situaciones y buscar con caridad la integración
en la comunidad de quienes están pasando por esta situación. Por último a la comunidad
entera, quienes tienen el mismo papel que los Pastores, de buscar que los divorciados
vueltos a casar se integren a la vida de la comunidad. Aquí es importante resaltar que el
Papa dice la vida, la cual engloba la actividad, participación y co-responsabilidad en la
vida de la Iglesia.
148
Cf. FC 84
149
DA 437
150
Cf. FC 84
151
SC 29
33
152
S. BOTERO, El problema de los «divorciados vueltos a casar» ¿Una perspectiva nueva a la vista?
Thelogica Xaveriana 159 (2006) 395-424
153
JUAN PABLO II, Novo Millenio Ineunte, San Pablo, Buenos Aires (2001), 65.
154
B. HÄRING, ¿Hay una salida? Pastoral para divorciados, Herder, Barcelona 1990 1, 15 (En adelante
BH)
34
155
Cf. W. KASPER, Teología del matrimonio cristiano, 95-96
156
“Si los divorciados se vuelven a casar civilmente, se ponen en una situación que contradice
objetivamente a la ley de Dios. Por lo cual no pueden acceder a la comunión eucarística mientras persista
esta situación, y por la misma razón no pueden ejercer ciertas responsabilidades eclesiales. La
reconciliación mediante el sacramento de la penitencia no puede ser concedida más que aquellos que se
arrepientan de haber violado el signo de la Alianza y de la fidelidad a Cristo y que se comprometan a
vivir en total continencia.” CIC 1650
157
Cf. C. Scarponi, La situación de los separados en nueva unión, a la luz del Evangelio, Buenos Aires,
Paulinas, 20061,44
158
Ibid., 46
159
CONCILIO VATICANO II, Constitución Dogmática Dei Verbum, Madrid, BAC, (1968), 25
160
Benedicto XVI, Discurso al Clero de la Diócesis de Aosta. Año 2005
35
Por otro lado hay quienes proponen algunas ideas reformistas, en la búsqueda de
encontrar una solución o salida para los matrimonios de segunda unión, con la finalidad
de integrarlos plenamente a la comunidad, y quitar de ellos el peso del pecado de su
irregularidad matrimonial. Entre las propuestas reformistas se encuentran los intentos de
una nueva interpretación exegética de algunos textos Bíblicos, como así también la
reforma del código vigente, también se proponen ideas para una praxis pastoral más
benigna,161 pero en nuestro trabajo nos detendremos a desarrollar la propuesta que
presenta el moralista B. Haring la cual se funda en la espiritualidad de la oikonomia que
se practica en la Iglesia oriental, el autor ve en esta espiritualidad una posible salida para
la Iglesia occidental.162
La espiritualidad de la oikonomia “significa todo el ordenamiento salvífico de Dios,”163
la espiritualidad económica se edifica sobre la fe en el Espíritu Santo, quien
amorosamente nos introduce en la verdad anunciada por Jesús, en su amor y solicitud
pastoral. En la espiritualidad de la oikonomia, “prevalece el convencimiento de que la
letra por sí sola, sin el Espíritu mata, y por eso pone su confianza en el Espíritu Santo,
dador del don de discernimiento, y quien permite abrirse al mandamiento y a la ley con
vistas por completo al orden de la gracia.”164 Además destaca Haring que “para los
orientales la oikonomia es inconcebible sin la fe firme en la vocación de todos a la
santidad” y agrega que “existen ordenanzas eclesiásticas, pero estas nunca están
separadas de la piedad total y absolutamente trinitaria, que vive y se nutre de la
oikonomia”.165 Una vez presentada la espiritualidad de la oikonomia, nuestro autor no
duda en afirmar que aunque sin proceder a la bendición de la unión de un segundo
matrimonio, en el sentido de la oikonomia de las Iglesias orientales, dice:
“Cuando se trata de separados, que viven tranquila y pacíficamente en un segundo
matrimonio y solo en él han llegado realmente a la fe o a una conversión de fe, mientras
que en la época del primer matrimonio fracasado no pertenecían de modo efectivo a la
Iglesia o estaban alejados por completo de la misma, en tal caso podemos encontrar una
solución por la vía de la espiritualidad económica.”166
Frente a esta postura, que plantea una solución desde un camino ecuménico, el Papa
Benedicto XVI, en su discurso al clero de la Diócesis de Aosta dice:
161
J MEINVIELLE, Matrimonio indisoluble en un mundo inestable, Teología 39 (1982) 7-28
162
Cf. B. HÄRING, ¿Hay una salida?, 61-94
163
Ibíd., 63
164
Cf Ibíd., 64
165
Ibíd., 65
166
Ibid.,92
36
167
Benedicto XVI, Discurso al Clero de la Diócesis de Aosta. Año 2005
168
Comisión Familiar del Episcopado Francés, Los divorciados vueltos a casar en la comunidad
cristiana, Buenos Aires, Paulinas, 1992, 68
37
Cabe destacar que esta situación está siendo estudiada y merece una respuesta pronta
por parte de la Iglesia ya que como dijo el Papa Francisco al Clero de Roma, al hablar
sobre la nulidad matrimonial: “son una auténtica periferia existencial, que exige valentía
pastoral, siempre en la verdad y en la justicia.”169
169
Papa Francisco al Clero de Roma, 16 de Septiembre de 2013, [En línea]
http://www.osservatoreromano.va/portal/dt?JSPTabContainer.setSelected=JSPTabContainer%2FDetail&l
ast=false=&path=/news/vaticano/2013/212q13-Il-vescovo-di-Roma-ha-dialogato-a-lungo
con.html&title=Con%20el%20apoyo%20de%20la%20misericordia&locale=es (Consulta 10 de Octubre
de 2013)
38
4 Conclusión
170
Cf. FC 1
171
CIC 2205
172
LF 53
39
testigos para la comunidad del amor de Cristo por su Iglesia edificada por el Espíritu
Santo.173
Como decíamos la familia es imagen de la Trinidad, podemos decir, imagen del amor, y
por eso movida por ese amor, la familia está llamada a anunciar y a trabajar para que
todos integren la gran familia de Dios, es decir, su Iglesia. Como ya decía el Beato Juan
Pablo II: “La familia cristiana está llamada a tomar parte viva y responsable en la
misión de la Iglesia de manera propia y original, es decir, poniendo a servicio de la
Iglesia y de la sociedad su propio ser y obrar, en cuanto comunidad íntima de vida y
amor.”174 Debe trabajar para acoger con amor misericordioso a aquellas familias que
sufren por no poder participar de forma plena en la vida de la Iglesia por irregularidades
en el sacramento del matrimonio, como hemos desarrollado al presentar la situación de
los divorciados vueltos a casar.
La acogida que las familias deben ofrecer supone escucha, ponerse en el lugar del otro,
disponibilidad para entrar en diálogo. La acogida habrá de ser un signo distintivo del
trabajo en la pastoral familiar de la Iglesia y de quienes colaboren en sus acciones.
Acogida no es lo mismo que aceptación incondicional de los planteamientos del otro,
sino disponibilidad para buscar juntos, como lo resumen los Obispos en Aparecida
cuando dicen:
“Acompañar con cuidado, prudencia y amor compasivo, siguiendo las orientaciones del
Magisterio, a las parejas que viven en situación irregular, teniendo presente que a los
divorciados y vueltos a casar no les es permitido comulgar. Se requieren mediaciones
para que el mensaje de salvación llegue a todos. Urge impulsar acciones eclesiales, con
un trabajo interdisciplinario de teología y ciencias humanas, que ilumine la pastoral y la
preparación de agentes especializados para el acompañamiento de estos hermanos.”175
173
Cf. CIC 1659-1666
174
FC 50
175
DA 437
40
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ha-dialogato-a-lungo
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Índice
Sumario............................................................................................................................. 1
Siglas ................................................................................................................................ 2
Introducción ...................................................................................................................... 3
1 Reflexión bíblico- magisterial sobre el Sacramento del matrimonio ............................ 5
1.1 Dimensión bíblica de la familia .................................................................................. 5
1.1.1 La Buena Nueva de la familia ............................................................................. 5
1.1.2 Antiguo Testamento ............................................................................................ 5
1.1.3 Nuevo Testamento ............................................................................................... 7
1.2 La Familia cristiana según el Concilio Vaticano II .................................................... 8
1.3 Aspectos relevantes del magisterio post-Conciliar.................................................. 10
1.3.1 Aportes relevantes sobre la familia en los Pontificados del Beato Juan Pablo II y
Benedicto XVI .................................................................................................. 10
1.3.2 Aporte sobre la familia del Episcopado latinoamericano y argentino ............... 14
1.3.2.1 Conferencia Episcopal en Puebla ................................................................... 14
1.3.2.2 Conferencia Episcopal Latinoamericana en Aparecida .................................. 15
1.3.2.3 La familia en la reflexión del Episcopado Argentino ..................................... 17
2 Teología del matrimonio y la familia cristiana ........................................................... 18
2.1 Sacramentalidad del matrimonio .......................................................................... 19
2.2 Dimensión antropológica de la familia cristiana .................................................. 21
2.3 Dimensión trinitaria de la familia cristiana .......................................................... 23
2.4 Dimensión Cristológica ........................................................................................ 24
2.5 Dimensión Eclesiológica ...................................................................................... 26
2.6 Comprensión escatológica de la familia cristiana ................................................ 27
3 Desafíos Pastorales ...................................................................................................... 28
3.1 Divorciados vueltos a casar ...................................................................................... 30
3.1.1 Visión jurídica. .................................................................................................. 30
3.1.2 Visión pastoral ................................................................................................... 31
3.2 Perspectivas para una posible solución al problema de los divorciados vueltos a
casar ........................................................................................................................... 33
4 Conclusión ................................................................................................................... 38
Referencias bibliográficas .............................................................................................. 40
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