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LA TEORÍA DEL VALOR SUBJETIVO

Buenos días profesor y a todos los presentes alumnos, hoy voy a hablar sobre
la teoría del valor y los precios según la escuela austríaca.

Carl Menger fue el fundador de la Escuela Austríaca de economía, Su primer


libro(Principios de Enseñanza de Economía Política) hace importantes críticas
a la economía clásica, pues presenta una teoría del valor antagónica a la
corriente de pensamiento predominante. De acuerdo a esta visión son los
precios de los bienes los que determinan los costos de producción y no al
contrario.

La teoría del valor subjetivo es una teoría económica que se


señala que el valor de un bien se establece en base a su utilidad
esperada.

Esta teoría se centra en el estudio del valor de los bienes y servicios.


Para ello, establece que el valor del producto viene determinado por la
importancia que el demandante le atribuya.

A lo largo del tiempo han existido varias teorías sobre el valor. La


teoría del valor subjetivo se contrapone a otras que, como la teoría del
valor-trabajo, establecía el valor de un bien en base al trabajo
requerido para producirlo, así como a las propiedades de este.

Menger es conocido por desarrollar la teoría del valor subjetivo.

Dicha teoría entiende que los bienes son aquellas “cosas útiles” que tiene la
propiedad de satisfacer necesidades y para ello deben cumplir cuatro
condiciones:

1.Debe satisfacer una necesidad humana.

2.Que la cosa tenga tales cualidades que la capaciten para mantener una
relación o conexión causal con la satisfacción de dicha necesidad.

3.Conocimiento, por parte del hombre, de esta relación causal.


4.Poder de disposición sobre la cosa, de tal modo que pueda ser utilizada de
hecho para la satisfacción de la mencionada necesidad.

Para que determinados bienes tengan “utilidad” deben suceder dos


instancias:

1.Efectivamente estos bienes me deben brindar utilidad (en el sentido que


satisfaga mis necesidades).

2.Apropiación y significación del concepto de utilidad por parte del individuo


(yo como individuo debo reconocer que ese bien es útil para mi).

Claramente esta concepción de “valor” es subjetiva, no está arraigada al bien


en cuestión, sino que depende de la valoración que el individuo le otorgue a
dicho bien.

Origen de la teoría del valor subjetivo

Que el valor de un bien es subjetivo es algo que lleva analizándose


muchos siglos, Platón (en el Eutidemo) y Aristóteles hablaron sobre
ello. Séneca, parafraseando a Aristóteles acuñó la famosa frase en
latín «res tantum valet quantum vendit potest», que significa, algo vale
tanto como puedas obtener, es decir, el valor de algo es el que otra
persona esté dispuesta a pagar.

Nicholas Copérnico, John Locke o Adam Smith hablaron sobre la


paradoja del valor, que trata de explicar la razón por la que el agua, a
pesar de ser más útil y necesaria que los diamantes, tiene un precio
más reducido en el mercado.

Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX cuando la teoría del valor
subjetivo se formula como teoría, siendo acuñada por los economistas
Carl Menger, William Stanley Jevons y León Walras durante la mitad
del siglo XIX. Es por eso que esta teoría es uno de los pilares de
la Escuela Austriaca.

Hipótesis de la teoría

En este sentido, la hipótesis de dicha teoría sostiene que el valor de


un bien determinado, a diferencia de otras teorías, no viene
determinado por las propiedades que tenga. Tampoco vendría
determinado, de acuerdo con la hipótesis planteada, por el trabajo
requerido para producir dicho bien. Sus autores proponían que el valor
de un bien viene determinado por lo que se conoce como la utilidad
esperada; o lo que podríamos definir como la importancia que el
demandante le dé a dicho bien.

De esta forma, la teoría del valor subjetivo define que un bien puede
generar valor con el simple hecho de transferir la propiedad a otra
persona que, en su apreciación, le de una mayor utilidad. Esto, sin la
necesidad de que dicho bien sufra modificaciones que hagan que este
se revalorice, pues la utilidad esperada en el nuevo propietario
presenta un mayor valor para él. Así, se reabren debates históricos en
la economía como la dicotomía establecida por los economistas
entre valor y precio.

Los individuos, como refleja la teoría, muestran niveles decrecientes


de satisfacción para un bien. Es decir, cuanto más escaso sea un
producto, más valioso será y viceversa.

Asimismo, cabe señalar que en mercados libres el equilibrio de


mercado se establece por los requerimientos de unos demandantes
que dan mayor valor a unas necesidades que a otras.

En esta línea, David Ricardo estableció que existían diferentes


niveles de utilidad y valor de uso. Además, estableció que estos no
guardaban relación efectiva con lo que denominó como valor de
mercado. Asimismo, Menger completaba la teoría estableciendo que
esta utilidad marginal también se veía reflejada en la producción. En
este sentido, la capacidad de ganar un salario venía determinada por
el valor de su trabajo para los empleadores, y no en base a sus costos
de subsistencia. 

Críticas a la teoría

Muchos son los economistas que han criticado duramente la teoría del
valor subjetivo. Entre ellos, los economistas de corriente marxista,
debido a que consideran otra serie de teorías como la del valor de
Marx, y sostienen que la teoría del valor subjetivo, impulsada
principalmente por Menger, no cuenta con una validez empírica. Para
ello, consideran que su argumento, pese a parecer creíble, no cuenta
con el suficiente respaldo científico como para que este se soporte.

Entre las principales críticas se fundamenta el hecho de que Menger


posee un pensamiento demasiado individualista. Sin embargo, cuando
hablamos de precios, hablamos de un mecanismo en el que
intervienen varias partes. Por lo tanto, aunque el valor que le da el
demandante sea menor, la demanda, así como la propia estructura de
funcionamiento del oferente, establecen parte de dicho valor.

Por otro lado, otros economistas definen la teoría del valor subjetivo,
como su propio nombre indica, como algo subjetivo. Para ello,
exponen la necesidad de que los precios deben ser objetivos, pues,
además de ser necesario para que se pueda producir una transacción,
también lo es para la realización de estudios empíricos. 

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