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LUIS ALONSO RICO PUERTA

Magistrado Ponente

STC15927-2016
Radicación n° 73001-22-13-000-2016-00564-01
(Aprobado en sesión del dieciséis de noviembre de dos mil dieciséis)

Bogotá, D.C., diecisiete (17) de noviembre de dos mil


dieciséis (2016).

Decide la Corte la impugnación formulada frente a la


sentencia proferida por la Sala Civil Familia del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Ibagué el 30 de
septiembre de 2016, dentro de la acción de tutela
promovida por Samuel Arturo Monroy Castaño contra los
Juzgados Primero Civil Municipal y Quinto Civil del
Circuito de esa ciudad, trámite al cual fueron vinculadas
las partes en el proceso ejecutivo singular nº 2015-00605.

ANTECEDENTES

1. El solicitante, actuando a nombre propio, reclama


el amparo de los derechos fundamentales al debido proceso,
igualdad y acceso a la administración de justicia,
presuntamente vulnerados por las autoridades judiciales
accionadas, en tanto declararon la terminación de una
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ejecución, «al no dar interpretación correcta a la excepción previa


denominada inepta demanda por falta de los requisitos formales ».

2. Como soporte de su queja, expone que frente al


cobro compulsivo que impetró contra Angélica María
Rodríguez Orjuela y Germán Ricardo Rodríguez Orjuela,
éstos propusieron la «excepción previa de inepta demanda por falta
de requisitos formales», la cual fue declarada próspera por el

juez de primera instancia en proveído del 22 de febrero de


2016, adicionado por el de segunda mediante auto del 8 de
junio de 2016, condenándolo al pago de perjuicios.

Indica que para llegar a la cuestionada decisión, el


encartado interpretó equivocadamente el medio exceptivo,
incurriendo en «vía de hecho por defecto sustantivo», pues lo
resuelto «no se compadece con la realidad procesal », ya que la
exigibilidad de la obligación no es un requisito formal sino
un aspecto sustancial que comprende el fondo del asunto.

3. Pretende que se ordene « dejar sin efectos el auto de fecha


22 de febrero de 2016», proferido por la Juez Primera Civil

Municipal de Ibagué, y que en su lugar « proceda a adoptar las


medidas necesarias para adelantar el trámite del proceso ejecutivo »

(fls. 2 a 5, cd. 1).

RESPUESTA DE LOS ACCIONADOS Y VINCULADOS

1. El Juez Quinto Civil del Circuito de Ibagué, quien


acaba de aprobar la liquidación de costas a que fue
condenado el ejecutante, tras la decisión desfavorable

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producida en esa instancia en providencia del 8 de junio de


2016 y cuya adición fue denegada el 29 de los mismos,
señaló que «el actuar de esa oficina no ha desbordado la
normatividad vigente y mucho menos se han vulnerado derechos

fundamentales de los intervinientes» (fl. 11, ibídem).

2. La Juez Primera Civil Municipal de esa ciudad, dijo


que al proceso ejecutivo en comento se le impartió el
trámite legalmente previsto para el momento de los hechos,
garantizándole a las partes el derecho al debido proceso, y
que la decisión objeto de inconformidad se encuentra ante
el superior «surtiendo la alzada» (fl. 12, ibíd.).

LA SENTENCIA IMPUGNADA

Concedió el amparo al encontrar que los jueces de


conocimiento resolvieron la excepción previa que fue
estructurada bajo los supuestos de una de mérito,
constituyéndose así un defecto sustantivo, pues «no guarda
ninguna relación» la ineptitud de la demanda por falta de

requisitos formales con el cuestionamiento de que la


obligación de hacer «ya se efectuó con el otorgamiento de la
Escritura Pública No. 2449 del 9 de septiembre de 2015 » (fls. 20 a

27, cd. 1).

LA IMPUGNACIÓN

Los vinculados, en su calidad de ejecutados en el


proceso cuya actuación se censura, criticaron el fallo
señalando que la falta de aptitud de la demanda ejecutiva

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no puede limitarse a los requisitos formales e indebida


acumulación de pretensiones, sino que comprende el
estudio de que las sumas de dinero objeto de cobranza así
como la obligación de hacer contenidas en la promesa de
compraventa, ya se habían satisfecho. Además, que por
economía procesal y eficacia, no puede «desgastarse todo el
aparato jurisdiccional» para adelantar un proceso cuando la

obligación «no es exigible o bien no le asiste el derecho al


demandante».

En últimas, que como presupuestos de la demanda en


forma está la enunciación clara y precisa de los pretendido
y los fundamentos de hecho, y que éstos daban cuenta que
en este caso el contrato de promesa de compraventa « ya no
existía en la vida jurídica, por cuanto se celebró la obligación de hacer »,

y allegando copia integral del expediente, concluye que no


existen los defectos materiales o sustantivos aducidos por el
a-quo ya que lo decidido está debidamente sustentado (fls.
38 a 47, ibídem).

CONSIDERACIONES

1. Acorde a los criterios jurisprudenciales de esta


Corporación, se ha dicho y reiterado, en línea de principio,
que la acción de tutela no procede contra las providencias o
actuaciones judiciales, toda vez que al juez constitucional,
en aras a mantener incólumes los principios que
contemplan los artículos 228 y 230 de la Carta Política, no
le es dable inmiscuirse en el escenario de los trámites
ordinarios en curso o terminados, para variar las decisiones

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allí proferidas como tampoco para disponer que lo haga de


cierta manera.
Por regla de excepción a lo anterior se tienen aquellos
casos en donde el funcionario ha incurrido en un proceder
arbitrario y claramente opuesto a la ley, o ante la ausencia
de otro medio efectivo de protección judicial, eventos que
luego de un ponderado estudio tornarían imperiosa la
intervención del juez de tutela con el fin de restablecer el
orden jurídico.

Recuérdese que cuando se profiere una decisión


trascendental en el proceso obedeciendo al capricho o a la
arbitrariedad, queda desconectado del ordenamiento
jurídico, tiende a causar agravio a alguno de los
intervinientes e incluso a la propia administración de
justicia, y en esas condiciones la vía constitucional resulta
idónea para conjurar o prevenir el perjuicio.

2. Bajo las precedentes premisas, de la revisión que la


Corte realiza al caso bajo estudio, encuentra que el amparo
estuvo bien concedido, como quiera que tanto la
providencia proferida por la Juez Primero Civil Municipal de
Ibagué el 22 de febrero de 2016 (fls. 201 y 202, cd. 1
copias), como la emitida en segundo grado por el Juez
Quinto Civil del Circuito de la misma ciudad, se tornan
irrazonables a la luz del texto legal pertinente y con vista en
las probanzas regular y oportunamente recogidas en la
ejecución. Así, aunque el reclamo se dirige contra las
decisiones de primera y segunda instancia, se precisa que el
análisis de la Sala se circunscribirá al proveído del 8 de

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junio de 2016 (fls. 26 a 29, cd. 3 copias), adicionado el 29


del mismo mes y año (fl. 37, ídem), ya que comprende la
definición del debate. Al respecto la jurisprudencia sostiene
que:

«(…) aunque el quejoso enfila su ataque contra la decisión de


primera instancia, en esta sede constitucional es inane
detenerse en ella, pues, al haber sido apelada y estudiada por el
ad quem, fue sometida a la controversia que legalmente le
corresponde ante el juez natural de tal manera que la valoración
sobre si se lesionaron los derechos fundamentales invocados
debe hacerse frente al pronunciamiento definitivo, so pena de
convertir este escenario en una instancia paralela a la ya

superada» (CSJ STC, 2 may, 2014, rad. 00834-00, reiterada en


STC2242, 5 mar. 2015, y STC12946-2016, 14 sep. 2016, rad.
02499-00).

2.1. En efecto, la Corporación observa que la


obligación que es materia de cobro por vía compulsiva,
refiere a aquella de pagar sumas líquidas de dinero que
comprenden, entre otros conceptos, el saldo del precio
pactado en el contrato de promesa de compraventa de un
inmueble ubicado en el perímetro urbano de Ibagué,
identificado con el folio de matrícula nº 350-15169, el cual
se celebró el 9 de septiembre de 2015 y que incumbe al
título base de la acción judicial.

2.2. Según se explica en la respectiva demanda y se


constata con el aludido documento privado y cuyas firmas
fueron autenticadas ante notario (fls. 5 a 9 cd. 1 copias), el
valor total del predio se estableció en $170´000.000 que se

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pagaría en dos cuotas: una por $140´254.291 mediante


consignación en una cuenta de ahorros de Davivienda a
nombre de Samuel Arturo Monroy Castaño, destinado a
cubrir una hipoteca a favor del Fondo de Empleados
Médicos de Colombia – Promédico, y la otra por $29
´745.709 a depositarse en una cuenta de Citibank cuyo
titular es también el promitente vendedor y acá accionante.

2.3. Da cuenta el expediente que siguiendo lo


estipulado en dicho documento, el 9 de septiembre de 2015
la compraventa prometida por las partes se elevó a
escritura pública, la cual fue otorgada en la Notaría Primera
de Ibagué con el radicado nº 2449 (fls. 101 a 108, ibídem), y
que el 29 de septiembre del mismo año, ante la Notaría
Quinta de Bogotá y según instrumento público nº 2891 (fls.
13 a 17, ibídem), se canceló la hipoteca que gravaba el bien
raíz.

Conforme a esas aserciones, en principio se tendría


que con la actuación en comento se satisfizo la obligación
de hacer en cuanto a la suscripción de la correspondiente
escritura pública, más no necesariamente que se haya
cancelado la totalidad del precio convenido. Nótese que
según costumbre en nuestro entorno nacional, la promesa
de venta recoge con mayor rigor la realidad de la
negociación, y en ésta el precio pactado fue $170´000.000,
mientras que en el instrumento público, el valor reportado
solo fue $131´000.000, siendo esta la suma que en la
cláusula cuarta el vendedor expresó haber recibido a

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satisfacción, verificable con el comprobante de consignación


bancaria (fl. 100, ídem).

2.4. Entonces, más allá de los posibles vicios ocultos


que pudieron haberse observado respecto del inmueble o
eventuales desacuerdos en lo relacionado con
arrendamientos, de lo cual se quejan los compradores al
descorrer la demanda, lo cierto es que la promesa de
compraventa, no podría al amparo de supuestos reparos de
orden formal, predicarse aniquilada por el otorgamiento de
la escritura pública, dado que aquel documento no sólo
contiene la obligación de hacer sino también la de pagar
sumas de dinero, y para quebrantar la vigencia de dicho
crédito, sería preciso demostrar su extinción o modificación
por vía de las defensas de mérito que deben atenderse en el
fallo respectivo.

3. Así las cosas, no basta con aseverar, en una etapa


tan liminar del trámite, que la escritura subsume
integralmente la promesa, o que instrumentalizada la
compraventa, el negocio preparatorio desaparece, pues
junto a la principal obligación allí contenida, podrían
quedar pendientes otras como la de pagar sumas de dinero
o la de hacer entrega material del bien, sin que sea de
recibo una prematura desestimación del documento en un
escenario previsto para cuestionar su forma y presupuestos
básicos.

Lo anterior en momento alguno significa que la Sala


esté desconociendo los efectos del artículo 861 del Código

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de Comercio, ni que el pago es una de las formas para la


extinción de las obligaciones como lo consagra el Código
Civil, tampoco se está definiendo una u otra postura, esto
es, que se canceló en su totalidad la prestación económica
derivada de la promesa de compraventa, o que por el
contrario, se incumplió la cancelación de la última cuota
convenida. Lo que motiva el análisis precedente no es otra
cosa que reiterar que son los jueces ordinarios, siguiendo
las reglas preestablecidas en la ley, los llamados a resolver
los conflictos puestos en su conocimiento.

4. En este orden, es el juez de la causa quien debe


determinar si lo planteado mediante recurso de reposición,
aludiendo hechos que configuren excepciones previas como
lo prevé el numeral 3º del artículo 442 del Código General
del Proceso, y que en similares términos lo contemplaba el
inciso final del canon 509 del Código de Procedimiento Civil,
daría lugar a corregir, enmendar o prevenir alguna falencia
procesal, como generalmente ocurre, o si por el contrario
alcanzaría para terminar el proceso mediante sentencia
anticipada al tenor del inciso final del artículo 97 ibídem,
retomado en el artículo 278 del actual estatuto adjetivo.

En consecuencia, la advertencia contenida en el


artículo 430 del Código General del Proceso, en cuanto a
que «[N]o se admitirá ninguna controversia sobre los requisitos del
título que no haya sido planteada» a través del recurso de

reposición, y que las deficiencias del título ejecutivo « no


podrán reconocerse o declararse por el juez en la sentencia o en el auto

que ordene seguir adelante la ejecución, según fuere el caso », aplica

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en la medida en que los vicios correspondan a los


denominados «formales», es decir, aquellos que debe contener
el título base de recaudo y la demanda que lo postula, más
no comprende los condicionamientos de orden sustancial
como si la obligación se pagó o está insoluta, en tanto se
reitera, esa es una decisión reservada para la definición de
la litis, una vez agotado el trámite en el que ambas partes
hayan ejercido plenamente las garantías que se desprenden
del postulado del debido proceso, mismo que incluye la
posibilidad de que la determinación final sea revisada en
segunda instancia, si a ello hubiere lugar.

Cosa distinta es que de entrada el juzgador advierta


que el título ejecutivo, en realidad no lo sea, porque tras una
preliminar revisión constate que hay evidente carencia de
«obligaciones expresas, claras y exigibles que consten en documentos
que provengan del deudor o de su causante, y constituyan plena

prueba contra él», como lo señala el artículo 422 del estatuto

procedimental vigente, evento ante el cual la resolución


sería negar la orden de pago.

La situación comprendida en el caso examinado no se


ajustaba a la previamente relatada, por ende, no era dable
revocar el mandamiento de pago, pues el punto cardinal de
tal resolución, radicó en que para reclamar la obligación
contenida en una promesa de compraventa elevada a
escritura pública, debía procederse a un proceso declarativo
con indemnización de perjuicios, como si lo planteado
estuviera dirigido a una obligación de hacer y no a la de
pagar sumas de dinero, como ya se precisó en precedencia.

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5. En suma, la inobservancia de las disposiciones


legales aplicables al asunto, en particular a los preceptos
422, 430 y 442 del Código General del Proceso, atinentes al
alcance de la excepción previa por falencias del título
ejecutivo en lo que a requisitos formales refiere, aunada a la
interpretación de los artículos 1546 del Código Civil y 861
del Código de Comercio, en lo que a atañe a la ejecución las
obligaciones derivadas de una promesa de compraventa,
confluyen para que lo resuelto por los jueces de instancia
constituya los defectos sustantivo o material y
procedimental absoluto, y, en últimas, configura violación
directa a la Constitución, todo lo cual amerita el remedio
invocado.

Nótese que el yerro procedimental tiene lugar cuando


se actúa al margen del procedimiento establecido, mientras
el sustantivo acontece cuando la providencia se funda en
normas inexistentes o inconstitucionales, o cuando, como
en este caso, se aplica un contenido normativo que está en
discordancia con los presupuestos que son inaplicables
para el caso concreto.

6. En este orden, la Sala respalda la posición del


Tribunal al conceder el resguardo, empero, dirigirá la orden
sólo al juez de segunda instancia, habida cuenta lo esbozado
al comienzo de este acápite, por ser esa la actuación
definitiva.

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En tales condiciones, la sentencia impugnada será


modificada para dejar sin efectos los autos proferidos por el
juez ad quem de la ejecución, a efectos que resuelva de
nuevo el recurso de apelación concedido respecto del
proveído del 22 de febrero de 2016, teniendo en cuenta las
consideraciones planteadas en esta oportunidad.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando justicia
en nombre de la República de Colombia y por autoridad de
la ley, MODIFICA la sentencia de fecha, contenido y
procedencia puntualizados al inicio, en cuanto a la orden
impartida en el numeral 1º de dicha providencia.

En consecuencia, ORDENAR al Juzgado Quinto Civil


del Circuito de Ibagué, que en el término de diez (10) días,
contadas desde la notificación de este fallo, deje sin valor ni
efecto la providencia calendada el 8 de junio de 2016,
adicionada el 29 del mismo mes y año, y en su lugar
profiera una nueva decisión que resuelva el recurso de
apelación concedido respecto del auto emitido por el
Juzgado Primero Civil Municipal el 22 de febrero de 2016,
dentro del proceso ejecutivo nº 2015-00605, atendiendo los
razonamientos esgrimidos en el cuerpo de este
pronunciamiento.

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Comuníquese telegráficamente lo aquí resuelto a las


partes, al a-quo y, en oportunidad, remítase el expediente a
la Corte Constitucional para su eventual revisión.

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO


Presidente de Sala

MARGARITA CABELLO BLANCO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

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LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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