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Estudios de la santidad de Dios

Introducción
1. Es la poca importancia de una vida santa (el concepto tan precario que le damos a la
santidad).
2. Uno de nuestros mayores problemas es que somos egoístas y únicamente pensamos
en satisfacer nuestros deseos, nunca hay un morir a nuestro ser, para una entrega
total a Dios.
3. Todo nuestro conocimiento queda inutilizado, sino vivimos una vida en santidad.
4. La santidad también requiere un esfuerzo de nuestra parte.
5. Queremos llevar una vida santa porque amamos al Señor. (o matamos nuestro
pecado o seremos devorado por él).
2ª Corintios 7:1; Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de
toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de
Dios.
6. Es trabajo de todos los días avanzar en la santidad, no solamente en ciertos periodos
de tiempo
7. La verdadera santidad no consiste meramente en creer y sentir, sino en hacer y
sobrellevar (nuestra boca, nuestro humor, nuestras pasiones e inclinaciones.
Sencillamente todo) y todo esto va unido a una dependencia a nuestro Señor, entre
más dependamos de Dios, seremos guiados a una vida de mayor devoción.
8. Como cristianos estamos llamados a mostrar la imagen de Cristo en nosotros.
9. Tenemos que ser humildes para reconocer nuestros pecados.
Como bien señal a Sam Storms, Ulises sobrevivió al sonido de las sirenas, pero Jasón
triunfó sobre ellas.
La elocuencia puede deslumbrar y agradar; la santidad de vida convence.
Lección número 2
el pecado es el quebramiento total de la ley de Dios.
cuando pecamos estamos quebrantando esa ley.
Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. (1ª
Juan 3:4).

El pecado es tan engañoso, nunca se nos presenta en su verdadera forma, sino como algo
placentero y que nos sacia.
El pecado siempre nos llevara a la autodegración
Lección numero 2 segunda parte
Constantemente tenemos que examinarnos a nosotros y ver si realmente somo cristianos
genuinos, ya que, si tenemos un concepto errado del pecado, siempre seremos seducidos al
pecado.
Que no seamos como aquellos que dicen ser cristianos, pero su vida no demuestran las
verdades que dicen que seguir. Que seamos como ellos y nos demos cuenta de que nuestro
fundamento es solo apariencia.
Debemos acudir ya que estamos necesitados.
No amamos a Dios tanto como deberíamos con todo nuestro corazón, mente y fuerza: no
tenemos a Dios como deberíamos; no oramos a Dios sin tener muchas y grandes
imperfecciones.
No cambiemos un amor eterno por algo placentero.
Nuestros estándares de santidad deben se altos no mediocres.
Debemos examinar lo que el Señor Jesús llama pecado y lo que el Señor llama hacer su
voluntad.
Debemos, luego, entender que es terriblemente posible vivir una vida descuida, fácil, medio
mundana y, a la vez, mantenerlos principios evangélicos y llamarnos cristianos
La santidad de Dios capítulo 2
“La voluntad de Dios es vuestra santificación”.
1 Tesalonicenses 4:3
“Santifícalos en tu verdad”. Juan 17:17
La santidad es nuestra amiga, no nuestra enemiga
La santificación es la obra interna del Espíritu Santo.
La santificación es el resultado invariable de la unión con Cristo
La unión con Cristo que no produce ningún efecto en la vida es una mera unión de forma,
que no tiene valor ante Dios.
La fe que no tiene una influencia santificadora sobre el carácter del creyente no es mejor
que la fe de los demonios.
La fe verdadera obra por el amor. Constriñe al hombre a vivir para el Señor como efecto de
un profundo sentido de gratitud por su redención.
La santificación es un resultado inseparable de la regeneración.
donde no hay santificación, no hay regeneración y donde no hay una vida santa, no hay un
nuevo nacimiento.
La santificación es la certeza de que el Espíritu Santo mora en nosotros (el Espíritu Santo
nos guía a la santificación)
La santificación es algo que se siente (es como si tu todo tu cuerpo le gritara al mundo).
Ser cristianos desagradables.
Es importante no descuidar las disciplinas espirituales
el descanso del cielo será inútil, si no tienen el corazón para disfrutarlo
No es posible que alguien sea feliz, si no está en su elemento y donde nada a su alrededor
coincide con sus gustos, hábitos y carácter.
II. la santidad
La verdadera santidad no consiste en hablar de religión (Dios no quiere una parte de
nosotros, sino toda nuestra totalidad).
Muchas veces hablamos de santidad en un sentido de emociones religiones, donde el
evangelio solo se trata de sentir, emociones superficiales que son momentáneas, la cuales
solo producen un falso arrepentimiento.
Muchas veces esa religiosidad exterior se convierte en un sustito de la santidad interior
Es mejor empezar lentamente con constancia.
La verdadera santidad no lleva al cristiano a evitar las dificultades, sino a que las encare y
venza.
La verdadera santidad se muestra por muestra obediencia hacia Cristo.
No tiene sentido pretender una santificación, a menos que seamos ejemplos de bondad,
benignidad, paciencia y perdón, a lo cual la Biblia da tanta importancia.

Capitulo #3
No importan lo que otros digan, la santidad es felicidad, y que el hombre que pasa por la
vida con más paz es el hombre santificado.
Hebreos 12:14; seguid la santidad, sin la cual nadie verá a Dios.
¿somos santos? ¿veremos al Señor? Y estas preguntas nunca estarán fuera de lugar. Ya que
no existe ni un momento, no, ni un día, cuando el hombre no debería ser santo.
¿Cómo se encuentra la relación de nuestras almas y Dios?
El hombre puede esforzarse mucho, y, no obstante, no alcanzar la verdadera santidad, por
lo cual ella no es:
- Conocimiento.
- Una profesión externa, como la que hacía Judas.
- Realizar muchas cosas.
- Una falsa moralidad.
- Disfrutar y escuchar predicadores.
- Andar en compañía de gente piadosa.
Santidad es el habito de coincidir con los criterios de Dios, aborreciendo lo que Él aborrece
y amando lo que Él ama. El hombre que más coincide con Dios es el más santo
El hombre santo se esfuerza por rechazar todo pecado. Tendrá una mente decidida y
predispuesta hacia Dios.
El hombre santo luchara por ser como Cristo: el que dice que permanece en Él, debe andar
como Él anduvo (1ª Jn 2:6).
El hombre santo procura dominio propio y autonegación. Se esforzará por ser útil en su
época y generación, y de aliviar las necesidades espirituales y los sufrimientos de su
alrededor.
El hombre santo procura pureza de corazón. Sabe que su corazón es como paja y será
diligente en mantenerse lejos de la chispa de la tentación.
El hombre santo procura temer a Dios. Me refiero más bien al temor de un niño que anhela
vivir y comprometerse como si siempre estuviera ante su padre, porque lo ama.
El hombre santo procurará ser fiel en todas sus obligaciones y relaciones en la vida.
El hombre santo procurará una mentalidad espiritual.
Algo importante es que la santidad no impide la presencia de pecado. Ella no es perfecta
instantáneamente.
Nunca debemos despreciar el día de las cosas pequeñas.
El oro nunca deja de tener escoria. El más santo de los hombres tiene imperfecciones.
La verdadera santidad es una gran realidad. Es algo en el hombre que puede verse,
conocerse, señalarse y que es percibido por todos los que lo rodean. Es luz: si existe se ve.
Es sal: si existe, su sabor se percibe.
“el oro no es menos oro porque tenga aleaciones, ni la luz es menos luz porque sea débil,
ni la gracia es menos gracia porque esté presente en seres débiles e inmaduros”
¿Cómo alguien puede ser un verdadero creyente si su carga pesada no es el pecado?
- Debemos buscar la santidad porque Dios lo demanda
- Tenemos que ser santo porque es la única gran finalidad y propósito por el cual
Cristo vino a morir (Jesús es un Salvador completo)
- La santidad es la evidencia fehaciente de que contamos con una fe salvadora en
nuestro Señor Jesucristo.
- La santidad es la muestra de amor hacia nuestro Señor. (el que me ama, mi palabra
guardará) (vosotros sois mis amigos. Si hacéis lo que yo os mando). Que fríos
debes estar nuestros corazones si no aborrecemos el pecado.
- Tenemos que ser, porque serlo, es la única evidencia fidedigna de que somos
verdaderos hijos de Dios. “no digáis que tienes sangre real en tus venas y que eres
nacido de Dios, a menos que puedas probar tu realeza por atreverte a ser santo.
- Tenemos que ser santos porque es la mejor manera de hacerle bien a otros. Se
logra mucho más para el reino de Dios por medio de un vivir por parte de los
creyentes de lo que nos imaginamos.
- Tenemos que ser santos porque sin santidad sobre la tierra nunca estaremos
preparados para disfrutar del cielo.
Práctica
 La santidad no es pensar mucho en ella es vivirla.
 Los siervos auténticos de Jesucristo siempre son diferentes del mundo que los
rodea.
 Lo que nada cuesta, nada vale.
 Sólo convierte a santos a los muertos, en cambio la Escritura requiere santidad en
los vivos.
 Él no lleva a nadie al cielo que no santifique en la tierra.
 Muchas veces nuestras quejas son un manto para cubrir la pereza espiritual.
Capítulo 4
 Hay una guerra espiritual
 Y una exhortación 1ª Tim 6:12; pelea la buena batalla de la fe
 El cristiano es un guerrero, estamos en guerra. Ella es asidua, feroz. El camino es
estrecho, no es amplio. La santidad nos llama a la lucha.
 El verdadero cristiano es una batalla, no hay comodidad en él, él no es tolerable con
el pecado.
 El verdadero cristiano es llamado a ser un soldado.
 No debe imaginarse nunca, ni por un momento, que puede hacer de su trayectoria al
cielo dormido o medio dormido, como si estuviera viajando en un carruaje muy
cómodo.
 Libramos una batalla contra la carne, el mundo y el diablo.
 Nuestro problema es que tenemos un corazón débil e inestable como el agua.
 Pablo declara lo siguiente: golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre.
 Nuestro pelea es diaria, la guerra cristiana no es de poca importancia.
 Las almas salvadas siempre serán los que han peleado una batalla.
 Todos vivimos en un mundo lleno de trampas.
 Las peores cadenas son las que el prisionero no ve venir.

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