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Jesús Conocía Su Misión

Introducción
En estos días que celebramos el más grande acontecimiento del cristianismo, que es la encarnación del Hijo de Dios
en la persona de Jesús quiero significar cuán consciente estaba Jesús de su misión.

El Señor conocía claramente cuál era su misión en la tierra: salvar al mundo del pecado y liberar a los hombres del
poder de satanás. En varias ocasiones Jesús dijo que había venido a hacer la voluntad del Padre que lo envió.

El ángel le dijo a María: “Y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados.” (Mateo 1:21).
Quiero significar sólo dos momentos en el ministerio público de Jesús donde él expresa públicamente cuán consciente
estaba de su misión en la tierra como el enviado de Dios.

I. Salvar Lo Que Se Había Perdido


“Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.” (Lucas 19:10).
Cuando Jesús entró a casa de Zaqueo el jefe de los publicanos (recaudadores de impuestos) de Jaricó, la gente del
pueblo murmuraba contra él y se preguntaban “¿Cómo se le ocurre ir a la casa de ese hombre tan malo?”, Pero Jesús
les dijo: “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10).
No hay nadie tan malo que Jesucristo no quiera salvar; no hay persona tan perdida que él no quiera rescatar; no hay
esclavo del pecado que él no quiera libertar. A eso vino, a buscar y a salvar lo que se había perdido.
Esa es la esencia del evangelio. Si entendiéramos eso cabalmente invertiríamos más tiempo y recursos para que
cada vez más personas en este mundo conocieran que Jesucristo es la única esperanza para el mundo pecador.

Jesús descendió del cielo a la tierra para salvarnos de la maldición de la ley y del pecado, y estando en la condición
de hombre, sufrió la humillación más profunda al morir en una cruz (Filipenses 2:6-8); pero dejando la tumba vacía
ascendió a la gloria (Filipenses 2:9-11). Así que “una vez que Cristo hizo todo lo que Dios le mandó, se convirtió en el
salvador que da vida eterna a todos los que lo obedecen.” (Hebreos 5:9 TLA; cf. Hechos 4:12).
Como dice Matthew Henry, “Cuando nuestra causa estaba perdida sin remedio, el Gran Abogado intervino para
ganarnos el pleito” (1 Timoteo 2:5; 1 Juan 2:1-2). Y ofrendó su vida en la cruz una vez y para siempre para salvarnos.
[1]
 El sacrificio de Cristo quita el pecado y su sacrificio no necesita repetirse. “Cristo fue ofrecido en sacrificio una sola
vez para quitar los pecados de muchos” (Hebreos 9:28 BAD; Hebreos 7:26-27).
Así como el Señor vio en Zaqueo una necesidad espiritual apremiante (urgente), también la ve en ti y en mí. Pero el
Señor también vio en Zaqueo la disposición de un corazón hambriento por conocer la verdad y saber quién era
Jesús; ¿tendrás tú también esa misma disposición de conocer a Cristo?
En una entrevista con un semanario del Vaticano, el Papa Francisco aseguró, invitando la llegada del anticristo, que
Europa «necesita un líder». Yo digo que lo que realmente necesita Europa y el resto de los continentes es volverse a
Cristo, es reconocer que Jesucristo es la única esperanza para la humanidad.

II. Llamar A Pecadores Al Arrepentimiento


En casa de otro publicano, Jesús dijo: “Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he
venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Lucas 5:31-32).
Agradecido de Jesús, Leví organizó en su casa un banquete en honor a él, e invitó a un grupo numeroso de
recaudadores de impuestos y de otras personas que vinieron también. Él quería que otros se regocijaran de su
conversión. Convertirse a Cristo es más importante que casarse, que llegar a la mayoría de edad, que recibir una
herencia como fortuna.

Algunos fariseos y maestros de la Ley que estaban allí comenzaron a cuestionar a los discípulos de Jesús, y le
preguntaron ¿Por qué coméis y bebéis con publicanos y pecadores? (Lucas 5:30).
Y Jesús les respondió que si los que están enfermos son los que tienen necesidad de médico, ¿cómo podían ellos
cuestionar que el Gran Médico no debía ministrar a los pecadores?

Él no vino a establecer una secta religiosa más, el vino a la tierra a llamar a pecadores al arrepentimiento. Dejó
claro que personas como Leví y sus amigos tenían una necesidad espiritual que satisfacer y para eso él había venido.
La religión los excluía, pero el evangelio los llamaba a formar parte del reino de Dios.
Esa es la esencia del evangelio. Si entendiéramos eso cabalmente invertiríamos más tiempo y recursos para que
cada vez más personas en este mundo conocieran que Jesucristo es la única esperanza para el mundo pecador y
dejaríamos de enfocarnos en cosas que realmente no promueven el reino de Dios, sino que crean rivalidad y
contienda.

Nosotros necesitamos ver a la gente como Jesús las ve: pecadores que necesitan arrepentirse de sus pecados, que
necesitan desapoderadamente el evangelio de salvación. El hombre postmoderno quiere justificar toda conducta
inmoral y toda actitud inconsecuente, que no sólo ofende a Dios sino al propio hombre. Pero Dios sigue llamando a
esta generación al arrepentimiento. Es la única manera de experimentar cambios permanentes en las personas y en
la sociedad

La biblia declara que “por cuanto todos pecaron, están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
Nada excluye a nadie de necesitar la salvación. La gracia de Dios en Cristo se ha manifestado para salvar a todos los
hombres que reconocen que son pecadores y se arrepienten de sus pecados (Tito 2:11).
Conclusiones
Jesús conocía su misión. Él sabía que venía a la tierra a buscar y a salvar lo que se había perdido, a llamar a
pecadores al arrepentimiento y a impartirles una vida nueva y abundante. Él dijo “yo he venido para que tengan vida,
y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10:10).
Esa vida abundante que ofrece Cristo es más que existir biológicamente. Es una vida llena de ricas y abundantes
bendiciones espirituales, donde las cosas materiales por lo que la gente se afana, vienen como añadiduras a la nueva
vida que Cristo ofrece. (Mateo 6:33).
Dios sabía que éramos prisioneros del pecado y por ello proveyó una vía de escape: la fe en Jesucristo. Sin Cristo
todos los hombres están atrapados en las garras del pecado y sólo aquellos que depositan su fe en El pueden quedar
libres. ¿Por qué no miras a Cristo? Él te quiere alcanzar para darte libertad. (Gálatas 3:22).
Jesús Conocía Su Misión. ¿CONOCES LA TUYA?
LA MISIÓN DE LA IGLESIA: EL ATALAYA Y EL BUEN SAMARITANO
TEXTO: EZEQUIEL 3:16-19
En los tiempos que vivimos hay una palabra que se vuelve muy atractiva para todos: NOVEDOSO, todos queremos tener lo más
novedoso, lo más actualizado, tanto en la tecnología, como en conocimiento, en la música, en la moda, etc.

Y la palabra novedoso también se utiliza hoy en día la iglesia de Cristo, pues la iglesia está haciendo muchas cosas novedosas en la
sociedad y en el mundo, vemos que se anuncian conciertos, noches de alabanza, programas televisivos, talk shows, programas de
radio, videos en vivo por medio de redes sociales, y las iglesias con menos recursos económicos realizan tardes familiares, partidos
de fútbol, concursos, domingo de disfraces, etc, etc.

No podemos negar que cada iglesia busca la manera de hacer las cosas más novedosas y atrayentes para las personas, pues
queremos atraer a más familias a la iglesia, queremos que más personas se congreguen en la iglesia, y todo eso está muy bien, pero
en medio de todo lo novedoso no podemos olvidar ni dejar de lado el VERDADERO PROPÓSITO DE LA IGLESIA EN EL
MUNDO

Pero ¿cuál es ese propósito? Podemos resumirlo en dos palabras que ya mencionamos en el título de este mensaje: Ser como el
Atalaya y ser como el buen samaritano.

Veamos el primero de ellos: EL ATALAYA


Los reyes de la antigüedad construían grandes murallas alrededor de sus dominios para protegerse de los ataques del enemigo, y
esas murallas tenían torres altas en las cuales estaban los atalayas vigilando pues desde ese lugar podían ver muy lejos.

La obligación del atalaya era observar cuando el enemigo venia contra el reino y dar la señal de alarma para que todos ser
prepararan, si el atalaya se dormía o se descuidaba y no avisaba del peligro tenía que pagar con su vida.

En el libro del profeta Ezequiel el Señor le da un mandato al profeta, pues él tenía que ser el atalaya para su pueblo, el tenía que
cumplir tres funciones principales (verss. 17-18)
a) Oír la voz o la palabra de Dios

b) Amonestar en nombre de Dios ; La palabra amonestar significa: Advertir, prevenir, avisar a alguien de un error o falta antes de
tomar una decisión negativa contra él.

c) Apercibir al pecador: La palabra apercibir significa: Hacer saber a una persona las sanciones a que está expuesta si persiste en un
error o falta.

Es decir que hoy en día la labor de la iglesia en este mundo es:


a) Predicar la palabra de Dios a todas las personas que no han confesado a Cristo como su salvador, (1 Timoteo 2:3-5). Que por
medio de la palabra de Dios puedan comprender su condición de pecado, su estado de condenación actual y eterna, y mostrarle el
plan de salvación por medio de Jesucristo.
Y que las personas puedan comprender completamente las consecuencias eternas que rechazar la salvación traerá sobre sus vidas.
(Juan 3:19)
b) Amonestar al creyente por medio de la palabra de Dios para que cambie su estilo de vida antes de recibr la disciplina de Dios (2
Timoteo 4:1-2) es decir que todo creyente tiene que comprender que la amonestación no viene del pastor, o del predicador, sino de
Dios, exceptuando en aquellas iglesias donde el pastor erróneamente usa el púlpito para atacar de forma personal a las personas de
la congregación.
El creyente pude dos actitudes o tiene dos opciones al recibir la palabra de Dios:

Suavizar su corazón a la palabra de Dios (2 Reyes 22:18-19) lo cual es lo tenemos que hacer para traer restauración y bendición a
nuestra vida.
Endurecer su corazón y tomar una actitud soberbia (Proverbios 29:1) lo cual es una actitud necia debido a las consecuencias que
traerá a nuestra vida como hijos de Dios que somos, pues nos exponemos a la disciplina de nuestro Dios (Hebreos 12:6)
Veamos ahora la segunda: SER COMO EL BUEN SAMARITANO (LUCAS 10:29-37)
El texto nos dice que al Señor contó la parábola del buen samaritano para contestar la pregunta de: ¿Quién es mi prójimo? Y la
enseñanza principal de esta preciosa parábola es que no debemos preguntar quién es mi prójimo sino que nosotros debemos ser es
decir comportarnos como los prójimos da alguien quien quera que este sea. (verss. 36-37)
No debemos tener indiferencia como los religiosos representados por el levita y el sacerdote, tenemos que ser como el Samaritano:

Que no tuvo prejuicios para ayudar a ese judío que estaba muriendo en el camino pues vendo sus heridas y les puso aceite y vino.

Que no escatimo esfuerzos, pues lo cargo en su cabalgadura y cuido de el en el mesón

Que no escatimo en lo material pues pago para que lo cuidaran y aun se haría cargo de la cuenta total de su recuperación.

El Señor le dejo a su iglesia más que un reto, una misión: ve y haz tu lo mismo!!
Hoy en día muchos creyentes que caminaban por el camino de Dios cayeron en las manos de satanás, del ladrón, se apartaron del
camino, se alejaron de la iglesia, y sus vidas están maltratadas, sus corazones están heridos como ese judío de la parábola.

¿Cómo podemos poner en práctica esa misión o ese propósito de restauración que la iglesia tiene en este mundo? (Gálatas 6:1-2)
Tenemos que ser llenos del Espíritu Santo (vs 1) solamente siendo llenos del Espíritu Santo tenemos la capacidad de amar, de
buscar al perdido y al necesitado, solamente así podemos ver a las personas como nuestro Dios las ve.

Tenemos que restaurarlos con espíritu de mansedumbre (vers. 1b). El problema es que muchas veces buscamos al hermano que se
ha apartado con espíritu de juez, con espíritu de policía y no de mansedumbre ni de amor, el Señor no nos ha llamado a juzgar pues
no somos jueces, el Señor nos ha concedido el ministerio de la reconciliación (2 Corintios 5:18-20)
Tenemos que poner en práctica la ley de Cristo (Gálatas 6:2 / Juan 15:12). Comprendamos muy bien lo que esto significa: No
debemos amar porque esa persona nos haya amado, tenemos que amarla como Cristo nos ha amado.
Hecho para una misión
“Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con
ustedes siempre, hasta el fin del mundo”
MATEO 28:19-20 (NVI)

Cumplir tu misión –traer personas a Dios—es el quinto propósito de Dios para tu vida. Hay varias razones por las que

debes tomar en serio esta misión. Continuar la misión de Jesús en la tierra es un mandamiento. La Gran Comisión

fue asignada a cada seguidor de Cristo. Quizás tú eres el único cristiano que algunas personas conocerán y tu misión es

hablarles de Jesús. Tu misión es un privilegio maravilloso. Aunque es una gran responsabilidad también es un honor

increíble ser usado por Dios.

Tu misión es lo mejor que puedes hacer por una persona. Tenemos las buenas nuevas y compartirlas es el acto de

bondad más grande que podemos hacer. Tu misión tiene un significado eterno. No podrás hacer ninguna otra cosa
que importe tanto como ayudar a las personas a establecer una relación con Dios. Tu misión  da significado a tu

vida. No solo una persona va el cielo por tu causa, tu vida no puede considerarse un fracaso. El tiempo de Dios para

la conclusión de la historia está vinculado con la culminación de nuestra comisión. Jesús no vendrá hasta que

cada una de las personas que Dios quiere que oigan las buenas nuevas las hayan oído.

“Lo más importante es que culmine mi misión, lo obra que el Señor me encomendó”

HECHOS 20:24 (PAR)

Completar tu misión traerá gloria de Dios. La noche antes de ser crucificado, Jesús le dijo al Padre: “Yo te he

glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me encomendaste” (JUAN 17:4). ¿Podrás decir lo mismo cuando

tu vida llegue a su fin? Dios bendice la vida de dedicación a su reino. El secreto para recibir la bendición de Dios es

cooperar con su programa para el mundo, se parte de su obra en la tierra.


Comparte el mensaje de tu vida
“Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes.
Pero háganlo con gentileza y respeto.”
1 PEDRO 3:15-16 (NVI)

El mensaje de vida que Dios te he impartido se compone de cuatro partes:

Dios quiere que compartas tu testimonio. La esencia del testimonio es compartir tus experiencias personales con

respecto al Señor. En una corte no se espera que el testigo discuta el caso, pruebe la verdad o presione el veredicto; ese

es le trabajo de los abogados. Los testigos simplemente relatan lo que les pasó o lo que vieron. Jesús dijo: “Serás mi

testigo” (HECHOS 1:8), no dijo –serás mi abogado-. “Quienes creen en el Hijo de Dios, tienen el testimonio de

Dios en ellos” (1 JUAN 5:10 PAR).

Dios quiere que compartas con otros tus lecciones de vida. La segunda parte de tu mensaje son las verdades que Dios te

ha enseñado en tus experiencias con él. Lecciones e ideas que has aprendido acerca de Dios, las relaciones, los

problemas, las tentaciones y otros aspectos de la vida. Escribe las lecciones importantes que has aprendido de la vida,

de manera que puedas compartirlas con otros. Debemos estar agradecidos con Salomón porque nos dio los libros de

Proverbios y Eclesiastés, los cuales están llenos de lecciones prácticas para la vida.
“Para quien sabe apreciarla, una sabia reprensión vale tanto como una joya de oro muy fino”

PROVERBIOS 25:12 (BLS)

Dios quiere que expreses tus sagradas pasiones. Dios es un Dios apasionado. Ama con pasión algunas cosas

y odia apasionadamente otras. Como has crecido cerca de él, te dará pasión por lo que quiere profundamente para que

puedas ser su portavoz en el mundo. Puede ser una pasión acerca de un problema, un propósito, un principio o un grupo

de personas. En cualquier caso, te sentirás obligado a hablar acerca de ellos y hacer una diferencia en lo que puedas.

“El corazón del hombre determina su hablar”

MATEO 12:34 (BAD)

“En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor”

1 JUAN 4:18 (NVI)

Dios quiere que compartas las buenas nuevas. Nos deben importar los incrédulos ya que a Dios le preocupan. El amor no

da alternativas. Un padre correría dentro de un edificio en llamas para salvar a su niño, porque su amor es más grande

que tu temor. Si temes compartir las buenas nuevas con las personas cercanas a ti, pídele a Dios que llene tu corazón

con su amor por ellos. Mientras tengas una persona conocida que aún no conoce a Cristo, debes orar por ella, servirle

en amor y compartirle las buenas nuevas. Con tu conversión también te convertiste en el mensajero de Dios.

Conviertete en un cristiano de clase mundial


 

“Envíanos al mundo con las nuevas de tu poder salvador y tu plan eterno para la humanidad”

SALMO 67:2 (BAD)

Los cristianos de clase mundial saben que Jesús los salvó para servir y que fueron creados para una misión. Están

ansiosos por recibir una asignación particular y se emocionan con el privilegio de ser usados por Dios. Su gozo, su

confianza y entusiasmo son contagiosos porque saben que hacen una diferencia.

Jesús les dijo: “Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura”

MARCOS 16:15 (NVI)

Cómo pensar como un cristiano de “clase mundial”

Deja de pensar en ti mismo y piensa en otros. Este cambio es difícil porque estamos por naturaleza absortos en nosotros

mismos. La única forma de cambiar este paradigma es dependiendo de Dios momento tras momento.

“Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás”

FILIPENSES 2:4 (NVI)

Cambia de perspectiva local a global. Desde el principio él quiso a los miembros de la familia de cada nación que creó. El

primer paso para comenzar a pensar globalmente es orar por países específicos. Consigue un globo terráqueo o mapa

del mundo y ora por las naciones por su nombre. Otra forma de desarrollar un pensamiento global es leyendo y viendo

las noticias con los ojos de la Gran Comisión. Dondequiera que haya cambios o conflictos, puedes estar seguro

de que Dios los usará para atraer a la gente a él. La mejor forma de tener un pensamiento global es

enrolarse en un proyecto misionero breve a otro país. No hay sustituto para ello. Una experiencia real en la

vida de otra cultura es irremplazable.


Cambia de perspectiva temporal a eterna. Para sacar el mayor provecho a tu vida terrena debes mantener una

perspectiva eterna. Eso te impedirá concentrarte en asuntos menores y te ayudará a distinguir entre lo que es urgente y

lo que es trascendente. Muchas de las cosas en las que nosotros gastamos nuestras energías no tendrán importancia en

un año y por consiguiente mucho menos en la eternidad. No cambies tu vida por cosas temporales. ¿Qué obstáculo estás

permitiendo que se levante en el camino de tu misión? ¿Qué te impide ser un cristiano comprometido, de “clase mundial

“? Sea lo que sea, quítalo de delante de ti.

“Dejemos a un lado todo lo que nos estorba”

HEBREOS 12:1 (DHH)

“Envíanos al mundo con las nuevas de tu poder salvador y tu plan eterno para la humanidad”

SALMOS 67:2 (BAD)

Deja las excusas y piensa en formas creativas para cumplir tu comisión. Si quieres ser como Jesús, debes tener un

corazón que anhele alcanzar al mundo entero. No puedes sentirte satisfecho solo con que tu familia y tus amigos

conozcan a Cristo. Hay más de seis mil millones de personas en la tierra y el Señor quiere encontrar a todos sus hijos

perdidos. La Gran Comisión es tu comisión, y hacer tu parte es el secreto para vivir una vida significativa.

Equilibra tu vida
 

“Vive con el debido sentido de responsabilidad, no como los que no conoces el significado de la vida; sino

como los que lo conocen”

EFESIOS 5:15 (PAR)

La vida con propósito requiere equilibrio y compromiso. Hay cuatro sencillas acciones para mantener los cinco propósitos

de tu vida en equilibrio y bien encaminados.

Expresión: Considéralos conjuntamente con tu compañero espiritual o en grupos pequeños. La mejor manera

de apropiarse de los principios de estos estudios es estudiándolos con otros grupos pequeños. La Biblia dice: “El hierro

se afila con hierro, y el hombre en el trato con el hombre” PROVERBIOS 27:17 (PAR)

Aprovechemos mejor en comunidad. Estudien las implicaciones y aplicaciones de cada capitulo.

Evaluación: Somete con regularidad tu vida a un chequeo espiritual. La mejor manera de equilibrar los cinco

propósitos en tu vida es evaluándote periódicamente. Dios le da un alto valor al hábito de autoevaluarse. Por lo menos

cinco veces en la Escritura se nos dice que probemos y examinemos nuestra salud espiritual. Para tu salud espiritual

requieres un chequeo ordinario de los cinco signos vitales: adoración, comunión, crecimiento en carácter, ministerio y

misión.

“Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor”

LAMENTACIONES 3:40 (NVI)

Reflexión. Escribe tus progresos en un diario. La mejor manera de reforzar tus progresos en el cumplimiento de los

propósitos de Dios en tu vida es llevar un diario espiritual. No es una agenda, sino una evidencia de las lecciones de la

vida que no deseas olvidar. Recordamos lo que registramos. Escribir te ayuda a clarificar lo que Dios está haciendo en tu

vida. Tu vida es un peregrinar, y un peregrinar merece un diario. Se lo debes a las futuras generaciones para preservar
el testimonio de cómo Dios te ha ayudado a cumplir su propósito en la tierra. Será un testimonio que se repetirá mucho

después de que estés en el cielo.

“Yo quiero ahora que le digas esas mismas cosas a los seguidores en quienes puedes confiar para que las

compartan a otros”

2 TIMOTEO 2:2 (PAR)

Multiplicación. Enseña a otros. Si quieres continuar creciendo, la mejor manera de aprender más es enseñar a otros

lo que has aprendido. Los que trasmiten sus conocimientos reciben más de Dios. Ahora que entiendes el propósito de tu

vida, eres responsable de llevar el mensaje a otros. Probablemente, conoces a cientos de personas que no saben el

propósito de la vida. Comparte esas verdades con tus hijos, tus amigos, tus prójimos y tus compañeros de trabajo.

Vive con propósito


“David, después de servir a su propia generación conforme al propósito de Dios, murió”
HECHOS 13:36 (NVI)

Hay muchas buenas cosas que puedes hacer con tu vida, pero estos cinco son los propósitos esenciales de Dios que

debes cumplir. Desafortunadamente, es sencillo distraernos u olvidarnos de lo que es importante. Para prevenir esto,

debes desarrollar una declaración de propósito para tu vida y revisarla periódicamente. Una declaración  de propósito

especifica la dirección de tu vida, es un resumen de los propósitos de Dios, define qué entenderás por “éxito”, expresa tu

“forma” y clarifica tus roles.

Las cinco preguntas más importantes en la vida

¿Cuál será el centro de mi vida? Esta pregunta atañe a la adoración. ¿Para quién vivirás? Puedes centrar tu vida

alrededor de tu carrera, tu familia, y muchas otras actividades igualmente validas, pero ninguna suficientemente fuerte

para sostenerte cuando la vida comience a desintegrarse. Necesitas un centro firme y estable.

¿Cuál será el carácter de mi vida? Esta es la pregunta del discipulado. ¿Qué clase de persona serás? Dios está más

interesado en lo que eres que en lo que haces. Recuerda, el carácter te lo llevarás a la eternidad, tu carrera no.

¿Cuál será la contribución de mi vida? Esta pregunta se refiere al servicio. Según tu F.O.R.M.A. (Formación

espiritual, Oportunidades, Recursos, Mi personalidad, Antecedentes), ¿cuál será tu mejor papel en la familia de Dios?

¿Fui formado para servir en un grupo específico en el cuerpo de Cristo?

¿Cómo será la comunicación de mi vida? Esto se refiere a tu misión entre los no creyentes. Tu declaración de

misión debería incluir tu compromiso de compartir el testimonio y las buenas nuevas con otros, las lecciones y pasiones

que Dios te ha dado, y el grupo especial de personas que Dios te ha asignado alcanzar.

“Nosotros, colaboradores de Dios, les rogamos que no reciban su gracia en vano”

2 CORINTIOS 6:1 (NVI)

¿Cuál será la comunidad de mi vida? Esta pregunta se refiere a la comunión. ¿Cómo mostraré mi compromiso con

otros creyentes y con la familia de Dios? ¿Dónde practicaré los mandamientos de “unos a otros” con los demás

cristianos? ¿A cuál congregación me uniré como un miembro activo? Cuanto más maduro seas, tanto más amarás al

cuerpo de Cristo y te sacrificarás por él. Puedes comenzar a vivir una vida con propósito hoy mismo.

“Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!

2 CORINTIOS 5:17 (NVI)
TU MISIÓN DE VIDA COMO HIJO DE DIOS
  

“Como me enviaste a mí entre los que son del mundo,


también yo los envío a ellos entre los que son del
mundo.” (Juan 17:18 DHH)
 

Si eres un seguidor de Jesucristo, Dios te ha encomendado


una misión para este mundo.  Tú no estás aquí para
simplemente ocupar un espacio; tampoco estas aquí
solamente para luchar por alcanzar tus metas y ambiciones
personales.
Tú tienes un encargo de parte de Dios mismo. Una vez que
formas parte de Su familia, tu vida cambia. Tú tienes una
nueva razón de vivir.  Tu vida ya no se trata de tus deseos y
ambiciones; ahora se trata de la misión de Dios.
Y tu misión se fusiona a la misión de Dios mismo, para toda
la historia de la humanidad. Dios creó todas las cosas en el
universo porque Él quería una familia. Él no necesitaba el
planeta Tierra.  Él no necesitaba los otros planetas. Él no
necesitaba las estrellas. Él lo creó todo porque Él sabía que
voluntariamente algunos de nosotros escogeríamos formar
parte de Su familia.
La misión que Dios le dio a Jesús es la que ahora Él le da al
Cuerpo de Cristo – la Iglesia. Él quiere que ayudemos a
otras personas a formar parte de Su familia. Jesús lo dijo de
esta forma: “Como me enviaste a mí entre los que son del mundo, también yo los envío a
ellos entre los que son del mundo” (Juan 17:18 DHH).
Una vez que conocemos a Jesús, ¡tenemos que ir!  Debemos
contarles a nuestros amigos y familiares acerca de
Jesucristo. Pero no debemos detenernos ahí. Dios nunca ha
creado a alguien a quien no quiera salvar. Él los ama a
todos – a lo largo de todo el Globo Terráqueo.
Dios quiere que cumplamos Su misión por todas partes: en
nuestra familias, nuestras comunidades, y en nuestro
mundo. Su misión para tu vida es tanto global como local. 
La Biblia dice así: “No basta que seas mi siervo solo para restablecer las tribus de Jacob
y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo haré que seas la luz de las naciones, para que
lleves mi salvación hasta las partes más lejanas de la tierra .” (Isaías
49:6 DHH).
Este es el Plan de Dios para el mundo. Esta es Su misión
para ti. Él quiere que todos en la Tierra lo conozcan. Y Él
quiere usarte para que esto suceda. Dios no se los dijo
solamente a misioneros, evangelistas, sacerdotes y
pastores. Si tú eres miembro de Su familia, ¡Él te ha dado a
ti esta misión!
Reflexiona sobre esto:
 Es posible que necesites cambiar la forma en que vives

para poder seguir el Plan de Dios. Si esto es así, ¿que


cambiarás?
 ¿Cómo puedes cumplir la misión de Dios a lo largo y

ancho del globo, aun cuando Dios te ha llamado a vivir


en tu ciudad?
 ¿Sientes dudas y temores al pensar en la misión que

Dios te ha dado? Toma algo de tiempo en este momento


para orar y pídele a Dios que te de valentía,
discernimiento y gracia, y depende de Su fuerza para
completar tu tarea.
Metas y Propósitos de la Educación
Cristiana
 Dr. Juan R. Mejías Ortiz

          Desde los inicios de la civilización la educación ha desempeñado un papel dominante en la


construcción social. Las sociedades han utilizado la educación como herramienta para la transmisión o
adelanto de la cultura, la enseñanza de los patrones de conductas aceptables, y la inculcación de
conocimiento, valores, destrezas y actitudes, por medio de instituciones que han sido creadas con ese
fin[1]. En los albores del tercer milenio continúa el mismo fenómeno social.

          La educación cristiana no excluye estas intenciones sociales, pero va más allá. En general, la
educación cristiana está más ligada a la formación integral del creyente, a la instrucción catequética y
al crecimiento espiritual del ser humano, para que se manifieste una fe comunitaria que transforme, a
su vez, a la sociedad. Esto es el discipulado. El discipulado evangélico hace al educando y a la
educanda consciente del amor de Dios. Esta verdad teológica le conduce a experimentar la proximidad
del más cercano a través de la incursión y de la solidaridad social.

          Una iglesia saludable es una iglesia que educa a la luz de las Sagradas Escrituras. Consecuente
a esta intención, la iglesia invierte sus mejores recursos y esfuerzos para alcanzar esta hermosa
aspiración eclesial. El riesgo de enseñar y aprender el Evangelio de forma correcta es la
transformación social y, sobre todo, el goce pleno de la libertad en Cristo Jesús.

          Una vez entendido que el papel constructivo de la educación cristiana pone mayor interés en los
aspectos instructivos del carácter creyente que en la ganancia numérica de adeptos, estamos
obligados a explorar el concepto. Para entender su significado tomaré prestado la siguiente definición
esbozada por el Dr. Robert Pazmiño (2002).

La educación cristiana consiste en el esfuerzo divino-humano deliberado [unión de la intención-


intervención divina y la responsabilidad humana], sistemático y continuo de comunicar o apropiarse del
conocimiento [enfoque constructivista de la educación], valores, actitudes, habilidades, sensibilidad y el
comportamiento que constituye o son consistentes con la fe cristiana. Las palabras entre corchetes son
mías.

  Así entendida, la educación cristiana:

Apoya el cambio, la renovación y la reforma de personas, grupos y estructuras [eclesiales] por el poder


del Espíritu Santo para conformarse a la voluntad revelada por Dios tal y como se expresa en el
Antiguo Testamento y Nuevo Testamento preponderadamente en la persona de Jesucristo, así como
en los resultados de ese esfuerzo. (Pazmiño 2002)

 Meta de la educación cristiana

          El testimonio de la teología paulina ofrece una dirección clara acerca de las metas de la
educación cristiana. En este artículo se privilegia dos textos de la tradición paulina. El pasaje de
Romanos 12:2, parte del escrito redactado por el propio apóstol Pablo cerca del año 57/58 d.C., nos
presenta los siguientes principios pedagógicos:

 La vida cristiana debe ser vivida para Dios. Una existencia que honra a Dios se sostiene en el
amor, la humildad y el compromiso por el bienestar común; a su vez, descarta los valores mundanos
que acentúan el odio, la arrogancia y la intolerancia.

 La intervención del Espíritu de Dios provoca en las personas cambios en la manera de ser y de
pensar. Así, pues, la transformación o la metamorfosis es más que un simple cambio exterior. Más
bien, el apóstol hace alusión al cambio interior del ser humano provocado por el encuentro con Dios.

 Ambas, la vida para Dios y la metamorphosis interna, son las vías más seguras para conocer lo
que Dios quiere.

          Consecuente con el libro de Romanos, los discípulos más cercanos del apóstol, al redactar la
epístola a los Efesios, ponen de manifiesto las metas de la educación cristiana. El producto de la
pedagogía eclesial debe suscitar el perfeccionamiento de los santos para la obra del ministerio, la
edificación del cuerpo de Cristo, la unidad de la fe y el conocimiento del Hijo de Dios (Ef. 4:12-13).

 Principios rectores de la educación cristiana

          De ahí que podemos dar un salto cualitativo para tratar de establecer tres principios rectores que
sustenten la comprensión de la función de la educación cristiana:

1. Todo y toda participante de la escuela bíblica tiene derecho a una educación integral,
innovadora y auténtica que propenda al pleno desarrollo y respeto de sus capacidades psicológicas,
motoras, emocionales, morales y espirituales.

2. Una aproximación a la educación cristiana encuentra su raíz en la revelación de Dios, centrada


en la persona de su hijo Jesucristo y su enseñanza acerca del Reino de Dios, consecuente con el
testimonio de las Sagradas Escrituras Cristiana, y la iluminación del Espíritu Santo.

3. Los esfuerzos curriculares y metodológicos, ese currículo operacional que se da en las aulas,
debe motivar, inspirar y ser fuente que haga brotar la alegría del Evangelio. En ocasiones, en los
escenarios formativos cristianos predomina un clima educativo lúgubre, en lugar de la alegría por
aprender. El papa Francisco I, en su primera exhortación apostólica Evangelii Gaudium, invita
elocuentemente a la afirmación y celebración de la alegría del Evangelio, que llena la vida de los
seguidores de Jesús, impulsa a la Iglesia a salir a anunciar las buenas nuevas a todos, sin acepción de
personas.

          Más sencillo, una educación cristiana auténtica tiene lugar cuando se es consciente (1) del
respeto hacia la dignidad del ser humano; (2) en la afirmación y experiencia de la acción Trinitaria en la
pedagogía eclesial; (3) en fomentar la alegría y el disfrute del Santo Evangelio.

Propósitos de la Educación Cristiana


          Entonces, ¿cuáles deben ser los caminos por los que debe transitar la educación cristiana, por
ende la escuela bíblica?, ¿Hacia cuál dirección nos debemos mover?, ¿Cuáles son los elementos
distintivos de la educación cristiana y de la escuela bíblica que nos guían en el crecimiento eclesial?
Thomas Groome plantea que la educación religiosa (cristiana) tiene tres propósitos fundamentales:

 Educar para afirmar los valores del reino de Dios.


 Educar para nutrir la fe.
 Educar para vivir la libertad.

Y, respetuosamente, le añado un cuarto propósito.

 Educar para vivir y disfrutar la alegría del Evangelio en comunidad.

 Exploremos cada una de estas enunciaciones con un poco de detenimiento.

  Educar para afirmar los valores del reino de Dios

          Tanto la persona de Jesús como su enseñanza acerca de los valores cardinales del reino de los
cielos son objetos de estudio en la educación cristiana. O sea son su contenido. Pero, ¿qué significa el
reino de Dios?, ¿cuál es su alcance?, ¿qué implicaciones tiene para la vida de cada creyente?

          El reino, centro del contenido de la predicación de Jesús, simboliza la presencia activa de Dios y
su poder sobre, en y al final de la historia. Como símbolo comunitario transforma las circunstancias y
trae al escenario un denuedo de esperanza y posibilidad para el corazón abatido y cansado. Para
Xavier León-Dufour, el Reino de Dios, con su advenimiento proclama el fin del dominio de Satanás y de
los poderes del pecado y de la muerte sobre los seres humanos.

          Una iglesia que crece saludablemente enseña a los feligreses a encarnar los valores del reino de
Dios en cada acto personal y en cada gesto de afirmación comunitaria. Esto es lo que Efesios asevera
con la expression, “perfeccionar a los santos para la obra del ministerio”. Esta perfección encuentra
autenticidad en la imitación del modelaje de Jesús y en la confesión universal de la iglesia que le
declara Señor y Cristo. 

  Educar para nutrir la fe

          La educación cristiana auténtica promueve la vida en la fe cristiana. Llegar al conocimiento del
Hijo de Dios (Efesios 4:13) o conocer lo que Dios quiere (Romanos 12:2), se aprende, se enseña. Que
mejor escenario para que ocurra el misterio del crecimiento espiritual de la iglesia que la escuela
bíblica. Los elementos distintivos de esa enseñanza germinan en un proceso de formación. Produce la
creencia, la convicción y el entendimiento de la obra de Dios. Ella ilumina y robustece la confianza en
Dios. El estudio de las Sagradas Escrituras nutre la fe, la hace fuerte a tal magnitud que nos da las
herramientas para enfrentar las pseudas-enseñanzas religiosas que denigran y laceran la dignidad del
ser humano. Una fe bien nutrida abraza la confianza, que descansa en la fidelidad de Dios y en la
gracia de su poder salvador, alumbrando el camino para hacer su voluntad, la plenitud del reino en
medio nuestro.
  Educar para vivir la libertad

          La iglesia cristiana ha sido instituida para vivir, modelar, educar y propiciar la libertad. Esta
cualidad humana se convierte en uno de los propósitos esenciales del proyecto pedagógico eclesial.
Pero, sin un programa educativo sólido e integral, cuya aspiración sea el redescubrimiento de la
condición de libertad, no aflora la conciencia de haber sido creado a imagen y semejanza divina. Dicha
consideración etimológica debe dirigir al magisterio de la iglesia a reconocer que los procesos
pedagógicos auspiciados por la educación cristiana deben fomentar escenarios educativos, en donde
se propicie que el participante emplee sus funciones intelectuales con el fin de percibir, vivir y re-vivir la
realidad de la libertad.

          El descubrimiento del valor superior de la libertad se alcanza por medio de experiencias de
aprendizajes que inspiran al educando a valorar, sentir y anhelar la plena dimensión de esta condición
humana. En la educación cristiana para la libertad y transformación creativa, se diseñan y aquilatan
procesos pedagógicos genuinos que inspiran a los alumnos y a las alumnas a construir utopías y a
soñar con una mejor sociedad y convertirse a su vez en mejores seguidores y seguidoras de Jesús.
Esto es, permanecer en Cristo Jesús.

  Educar para vivir y disfrutar la alegría del Evangelio en comunidad

          Como hemos mencionado, una iglesia que crece celebra la vida y disfruta la alegría del
Evangelio en comunidad. En el cuarto evangelio, Jesús en una oración intima al Padre, peticiona:  A los
que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros (Jn 17:11). De ahí
que el esfuerzo constante de la educación cristiana afirma con mayor ahínco el aspecto comunitario
sobre el desarrollo personal, énfasis de la educación secular.

          María Harris, en su clásico Constrúyeme un pueblo (Fashion me a people), apunta a la atención


de la koinonia o el desarrollo de un currículo que enseñe a vivir en comunidad como punto inicial del
ministerio educativo de la iglesia. La educadora indica que la iglesia está llamada a testificar
consecuentemente su común-unidad y su común-unión. Esta comunidad es una comunidad celebrante,
una comunidad que se acompaña y que disfruta la alegría del Evangelio, en especial en la liturgia y en
la eucaristía.

Conclusión

          Hoy es un buen día para comenzar a desarrollar la conciencia de la radicalidad del llamado del
testimonio bíblico-teológico en favor del adelanto de procesos pedagógicos más intencionales, más
responsivos y más cónsonos con los propósitos de Dios. Esto es, el logro de una educación cristiana
que atienda integralmente las necesidades de los educandos. Una educación cristiana que abra surcos
para la conversión, para el despertar, para el volver en sí. Una iglesia que crece educa; y, educa a la
luz de la verdad de un Dios que nos ama y nos invita a la vida en comunidad, a la alegría, al amor y a
la esperanza.
1. Todas las promesas del Señor Jesús
son apoyo poderoso de mi fe;
mientras viva aquí cercado de su luz,
¡Oh jóvenes venid! siempre en sus promesas confiaré.

1. ¡Oh jóvenes! venid, su brillante pabellón Grandes, fieles,


Cristo ha desplegado hoy en la nación. las promesas que el Señor Jesús ha dado.
A todos en sus filas os quiere recibir, Grandes, fieles;
y con Él a la pelea os hará salir. en ellas para siempre confiaré.

Vamos a Jesús, compañeros, sin temor; 2. Todas sus promesas para el hombre fiel,
vamos a la lid, inflamados de valor. el Señor, en sus bondades, cumplirá,
Jóvenes luchemos todos contra el mal; y confiado sé que para siempre en Él
en Jesús tenemos nuestro General. paz eterna mi alma gozará.

2. Las armas invencibles del Jefe Guiador 3. Todas las promesas del Señor serán
son el evangelio de su gran amor. gozo y fuerza en nuestra vida terrenal;
Con ellas revestidos y llenos de poder, ellas en la dura lid nos sostendrán
compañeros, acudamos; vamos a vencer. y triunfar podremos sobre el mal.

3. Quien salga a la pelea, su voz escuchará;


Cristo la victoria le concederá.
Salgamos, compañeros; luchemos, sí, por
Él;
con Jesús conquistaremos inmortal laurel.

¡Santo, santo, santo!

1. ¡Santo, santo, santo! Señor omnipotente,


siempre el labio mío loores te dará.
¡Santo, santo, santo! Te adoro reverente,
Dios en tres personas, bendita Trinidad.

2. ¡Santo, santo, santo! En numeroso coro


santos escogidos te adoran sin cesar,
de alegría llenos, y sus coronas de oro
Las promesas de Jesús rinden ante el trono y el cristalino mar.
3. ¡Santo, santo, santo! La inmensa 1. Hallé un buen amigo, mi amado Salvador;
muchedumbre contaré lo que Él ha hecho para mí.
de ángeles que cumplen tu santa voluntad Hallándome perdido e indigno pecador,
ante Ti se postra, bañada de tu lumbre; me salvó, y ya me guarda para Sí.
ante Ti que has sido, que eres y serás. Me salva del pecado, me guarda de Satán,
promete estar conmigo hasta el fin.
4. ¡Santo, santo, santo! Por más que estés Él consuela mi tristeza, me quita todo afán;
velado, grandes cosas Cristo ha hecho para mí.
e imposible sea tu gloria contemplar,
santo Tú eres solo, y nadie hay a tu lado, 2. Jesús jamás me falta, jamás me dejará;
en poder perfecto, pureza y caridad. es mi fuerte y poderoso protector.
Del mundo yo me aparto y toda vanidad
5. ¡Santo, santo, santo! La gloria de tu para consagrar mi vida a mi Señor.
nombre Si el mundo me persigue, si sufro tentación,
vemos en tus obras en cielo, tierra y mar. confiado en Cristo puedo resistir.
¡Santo, santo, santo! Te adorará todo La victoria me es segura y elevo mi canción;
hombre; grandes cosas Cristo ha hecho para mí.
Dios en tres personas, bendita Trinidad.
3. Yo sé que Jesucristo muy pronto volverá,
y entretanto me prepara un lugar
en la casa de su Padre, mansión de luz y
paz,
do el creyente fiel con Él ha de morar.
Llegándome a la gloria, con Él yo estaré
y contemplaré su rostro siempre allí.
Con los santos redimidos gozoso cantaré;
grandes cosas Cristo ha hecho para mí.

Hallé un buen amigo

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