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NOVENA POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

  
DIA PRIMERO
 
DÍA PRIMERO

Por la señal...
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, que quieres que tengamos suma delicadeza de conciencia y santidad
perfecta: te rogamos nos la concedas a nosotros; y a los que por no haberla tenido se están
purificando en el purgatorio, te dignes aplicar nuestros sufragios y llevarlos pronto de aquellas
penas al cielo. Te lo pedimos por la intercesión de tu Madre purísima y de San José.
Terminar con las oraciones finales

DÍA SEGUNDO
Por la señal...
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, que eres cabeza de todos tus fieles cristianos que en ti nos unimos como
miembros de un mismo cuerpo que es la Iglesia: te suplicamos nos unas más y más contigo y que
nuestras oraciones y sufragios de buenas obras aprovechen a las ánimas de nuestros hermanos del
purgatorio, para que lleguen pronto a unirse a sus hermanos del cielo.
Terminar con la oración final y el responso.
CONSIDERACIONES PARA EL DIA SEGUNDO
La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida
perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el
pensamiento de que esta pérdida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de
merecer.
¡Infeliz de mí, oh Señor, que por espacio de tantos años he vivido en la tierra no mereciendo sino
los castigos del infierno!
Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien
que he dejado de hacer.
Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo empleé únicamente en
serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por
no haber empleado como debían el tiempo que Vos les disteis para su santificación.
Y Vos, ¡oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria

DÍA TERCERO
Por la señal...
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, que a los que pecan castigas con justicia en esta vida o en la otra:
concédenos la gracia de nunca pecar y ten misericordia de los que, habiendo pecado, no pudieron,
por falta de tiempo, o no quisieron, por falta de voluntad y por amor del regalo, satisfacer en esta
vida y están padeciendo ahora sus penas en el purgatorio; y a ellos y a todos llévalos pronto a su
descanso.
Terminar con la oración final y el responso.

DÍA CUARTO
Por la señal...
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, que exiges la penitencia aun de los pecados veniales en este mundo o en el
otro: danos temor santo de los pecados veniales y en misericordia de los que, por haberlos
cometido, están ahora purificándose en el purgatorio y líbralos a ellos y a todos los pecadores de
sus penas, llevándoles a la gloria eterna.
Terminar con la oración final y el responso.

DÍA QUINTO
Por la señal...
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, que a los regalados en esta vida, que no pagaron por su culpa o no tuvieron
bastante caridad con el pobre, castigas en la otra con la penitencia que aquí no hicieron:
concédenos las virtudes de la mortificación y de la caridad y acepta misericordioso nuestra
caridad y sufragios, para que por ellos lleguen pronto a su descanso eterno.
Terminar con la oración final y el responso.

DÍA SEXTO
Por la señal...
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, que quisiste que honrásemos a nuestros padres y parientes y
distinguiésemos a nuestros amigos: te rogamos por todas las ánimas del purgatorio, pero
especialmente por los padres, parientes y amigos de cuantos hacemos está novena, para que
logren el descanso eterno.
Terminar con la oración final y el responso.

DÍA SÉPTIMO
Por la señal...
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, que a los que no se preparan a tiempo para la muerte, recibiendo bien los
últimos sacramentos y purificándose de los residuos de la mala vida pasada, los purificas en el
purgatorio con terribles tormentos: te suplicamos, Señor, por los que murieron sin prepararse y
por todos los demás, rogándote que les concedas a todos ellos la gloria y a nosotros recibir bien
los últimos sacramentos.
Terminar con la oración final y el responso.

DÍA OCTAVO
Por la señal...
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, que a los que vivieron en este mundo demasiado aficionados a los bienes
terrenales y olvidados de la gloria, los retienes apartados del premio, para que se purifiquen de su
negligencia en desearlo: calma, Señor misericordioso, sus ansias y colma sus deseos, para que
gocen pronto de tu presencia, y a nosotros concédenos amar de tal manera los bienes celestiales,
que no deseemos desordenadamente los terrenos.
Terminar con la oración final y el responso.

DÍA NOVENO
Por la señal...
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, cuyos méritos son infinitos y cuya bondad es inmensa: mira propicio a tus
hijos que gimen en el purgatorio anhelando la hora de ver tu faz, de recibir tu abrazo, de
descansar a tu lado y; mirándolos, compadécete de sus penas y perdona lo que les falta para pagar
por sus culpas. Nosotros te ofrecemos nuestras obras y sufragios, los de tus Santos y Santas; los
de tu Madre y tus méritos; haz que pronto salgan de su cárcel y reciban de tus manos su libertad y
la gloria eterna.
Terminar con la oración final y el responso.
CONSIDERACIONES PARA EL DIA NOVENO
Grandes son las penas que sufren aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la
incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor
para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y
presencia.
¡Oh Dios mío! ¿cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh
Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos
ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos.
Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra
desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres,
mis hermanos, mis parientes, mis amigos... y de todos aquellos por quienes mi corazón y mi
conciencia me obligan a pediros con más empeño; que no sea por mi indiferencia o por mis
culpas por lo que ellas permanezcan allí alejadas de Vos. Abreviad el tiempo de su destierro y
admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.
Y Vos, ¡oh dulce Virgen María, consoladora de los afligidos, Madre de nuestro Salvador Jesús y
de todos los fieles. Vos sois también la Madre de las pobres almas que sufren en el Purgatorio, yo
imploro con confianza la inmensa bondad de vuestro Corazón y os ruego intercedáis con vuestro
divino Hijo, para que por los méritos de su santo sacrificio en la cruz, obtengan el alivio y la
libertad a que aspiran. Así sea.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria

ORACIÓN FINAL PARA CADA DIA


Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y,
presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas
y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima
y de la de tu Hijo bendito.

Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las Almas del
Purgatorio.

V. No te acuerdes, Señor, de mis pecados.


R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dirige, Señor Dios mío, a tu presencia mis pasos.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
V. Dales, Señor, el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna.
R. Cuando vengas a purificar al mundo en fuego.
Padrenuestro.
V. De la puerta del infierno
R. Saca, Señor, sus almas.
V. Descansen en paz.
R. Amén.
V. Señor, oye mi oración.
R. Y llegue a ti mi clamor.
Oremos. Oh Dios mío, de quien es propio compadecerse y perdonar: te rogamos suplicantes por
las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el
purgatorio, sino que mandes que tus santos ángeles las tomen y las lleven a la patria del paraíso,
para que, pues esperaron y creyeron en ti, no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean
los gozos eternos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
V. Dales, Señor, el descanso eterno.
R. Y luzca para ellos la luz perpetua.
V. Descansen en paz.
R. Amén.
 
ORACIÓN 
Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen

ORACIÓN 
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas
las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos
ofendido me pesa; misericordia Dios mío, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi
vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amén.

ORACIÓN 
Angel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares, ni de noche ni de día. Hasta que me
pongas en paz y alegría, con todos los santos, con Jesús, José y María, Amen.
 
  OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DÍAS

¡Padre celestial! ¡Padre amorosísimo! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo
unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su
sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas
almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? ¿Cómo permitirías
que fuese malograda sangre de tan gran valor? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y
libradlas de sus penas y tormentos. Compadeceos también de la mía y libradla de la esclavitud del
vicio. Y si vuestra justicia pide satisfacción por las culpas cometidas yo os ofrezco por las obras
buenas que haga en este novenario. ¡A!, de ningún valor, son en verdad; pero las uno con los
méritos infinitos de vuestro Hijo divino, con los dolores de su Madre Santísima y con las virtudes
heroicas de cuantos han existido en la tierra. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de
compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la
gloria.- Amén.
 
 
 CONSIDERACIÓN (Reemplazar aquí las consideraciones para los siguientes días, Segundo día,
Tercer día, etc.)

Muchas son las penas que sufren las benditas almas del Purgatorio pero la mayor de ellas
consiste en pensar que por los pecados que cometieron en vida han sido ellas mismas la causa
de sus propios sufrimientos.
¡Oh Jesús, Salvador mío!, yo que tantas veces he merecido el infierno, ¿cuánta pena no
experimentaría ahora, si me viese condenado al pensar que yo mismo había sido la causa de mi
condenación? Gracias os doy por la paciencia que conmigo habéis tenido, dadme gracia para
apartarme de las ocasiones de ofenderos y tened piedad de las almas que sufren en aquel fuego
por causa mía.
Y Vos, ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros poderosos ruegos.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Aquí esforzando cada cual su devoción, pedirá interiormente a Cristo crucificado lo que desea
conseguir por medio de esta novena para sufragio de las almas del Purgatorio.
  
LAMENTOS
Oíd, mortales piadosos,
y ayudadnos a alcanzar:
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
¡Oh vosotros, caminantes,
suspended, oíd, parad,
bastará sólo el oírnos
a mover vuestra piedad!
Hoy pide nuestra aflicción
que queráis cooperar:
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
No hay dolor, tormento, pena,
martirio, cruz ni aflicción,
que lleguen a ser pintura
de nuestra menor pasión;
solo alivia nuestros males
de vuestro amor esperar:
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
Aquí estoy en purgatorio
de fuego en cama tendido,
siendo mi mayor tormento
la ausencia de un Dios querido,
padezco sin merecer,
por mí no basta alcanzar:
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
¡Ay de mí, ay, Dios severo,
ay llama voraz, activa,
ay bien merecido fuego,
ay conciencia, siempre viva,
ay justicia, que no cesa,
ay cuándo se ha de acabar!
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
¡Ay culpa, lo que me cuestas,
no imaginé tu fiereza,
pues con tal tormento pago
lo que juzgué ligereza!
¡Cielos, piedad, basta, cielos!
¿Cuándo el día ha de llegar?
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
Todo lo que aquí padezco,
es justo, santo y debido,
pues no se purga con menos,
haber a un Dios ofendido,
¡Ay, que puede no ofenderle!
¡Ay, que no hay más que esperar!
Que Dios nos saque de penas,
y nos lleve a descansar.
Padres, hermanos, amigos:
¿dónde está la caridad?
¿Favorecéis a un extraño.
y para mí no hay piedad?
¡Ea, venga una limosna,
siquiera sea el rogar!
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
Hijo ingrato que paseas
tan ricamente vestido,
y a costa de mis sudores
descansas en tanto olvido:
¡mira a tu padre quemando,
y lo puedes remediar!
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
Quizá en ti sería arbitrario,
no obligación de justicia;
pues no cumples testamento,
aquí estoy por tu malicia;
abre los ojos, despierta,
paga, haciendo acelerar:
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.

Hermanos en Jesucristo,
los que oís estos suspiros,
si queréis, podéis sacarnos
de estos lóbregos retiros,
a la Virgen y a los santos
pedidles quieran mediar:
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
De Getsemaní en el Huerto
sangre sudó el Redentor,
contemplando de estas penas
el gran tormento y rigor:
al Padre Eterno se ofrece,
no cesando allí de orar:
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
En vista de tal piedad,
no te olvides, oh mortal,
de este pío camposanto,
cementerio de hospital;
sigue, pues, la cofradía
que tierna te insta a clamar:
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
Atiende y mira, cristiano,
aquí en este cementerio
tal vez tus padres y deudos
esperan de ti el remedio;
sufragios y sacrificios
te suplican sin cesar:
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.
Fieles cristianos, amigos,
dad crédito a estos lamentos,
obrad bien, fuera culpas,
para huir de estos tormentos.
¡Socorro, piedad, alivio!
concluimos con gritar.
Oíd mortales piadosos
y ayudadnos a alcanzar:
Que Dios nos saque de penas
y nos lleve a descansar.

ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA


Recibid, Señor Dios mío, cuantos sacrificios os ha ofrecido y ofrece hoy por todo el mundo
vuestra santa esposa, la santa Iglesia, y os suplico los apliquéis al alivio y descanso de las
afligidas almas por quienes hago esta novena. Por los acerbos dolores de vuestra Madre
Santísima en el día de vuestra dolorosa Pasión, dadles, Señor, refrigerio. Convertid a los
pecadores, salvad a los agonizantes y a mí concededme la santificación en mi estado y la gracia
particular que os pido, si es de vuestro beneplácito. Amén.

ORACIÓN
¡Abrevia, oh Padre bondadoso! las angustias que sufren las almas queridas en el Purgatorio. No
dilates, Señor, el término de sus penas, la sangre del Calvario satisfaga tu Justicia y dígnate
admitirla en tu Santa Gloria, en donde nos veamos todos y podamos ensalzar tus misericordias
eternamente. Amen.

CONSIDERACIONES PARA EL DIA TERCERO


Otra de las mayores penas que afligen a esas benditas ánimas es la vista espantosa de los pecados
que están expiando. En la vida presente no se conoce la fealdad del pecado, pero bien se conoce
en la otra, y este conocimiento es uno de los más vivos dolores que sufren las almas en el
Purgatorio.
¡Oh Dios mío!, os amo sobre todas las cosas porque sois infinita bondad; duélome con todo mi
corazón de haberos ofendido; concededme la santa perseverancia; tened piedad de mí y de
aquellas santas almas atormentadas con la vista de los pecados que no quisieron evitar y
cometieron sin horror.
Y Vos ¡Oh María, Madre de Dios! socorredlas con vuestros ruegos poderosos y rogad también
por nosotros que estamos aún en peligro de condenarnos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria

CONSIDERACIONES PARA EL DIA CUARTO


Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en
vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir
de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen
las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas;
por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor.
¡Oh, Dios mío!, y yo que os ofendo con tanta facilidad, sin que me mueva lo mucho que habéis
hecho por mí, ni las penas que me esperan en el Purgatorio; tened piedad de mí y de aquellas
santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que
ahora os aman de todo corazón.
Y Vos, oh María, protegednos a nosotros para que acertemos a llevar vida perfecta y socorredlas
a ellas para que mitiguen sus dolores.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

CONSIDERACIONES PARA EL DIA QUINTO


Otra de las grandes penas que afligen a aquellas benditas almas es el sufrir aquel fuego sin saber
cuándo tendrán fin sus tormentos. Es verdad que tienen la certidumbre de verse un día libres de
ellos; pero la incertidumbre del tiempo en que se habrán de acabar, les causa un gravísimo
tormento.
¡Oh, Señor, qué desgracia tan grande sería la mía si me hubieseis enviado al infierno, a esa cárcel
de tormentos, teniendo la seguridad de no salir de ella jamás! Gracias os doy conmigo;
perdonadme, que quisiera antes morir que volver a ofenderos. Tened piedad de mí y de las
benditas almas que en la tierra no han temido bastante las penas del Purgatorio. Y Vos, oh Madre
de Dios y Madre mía, socorredlas con vuestro poder y abreviad el tiempo que las espera de la
eterna posesión de Dios.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

CONSIDERACIONES PARA EL DIA SEXTO


Cuanto mayor es el consuelo que aquellas benditas almas les causa el recuerdo de la Pasión de
Jesucristo, por cuya virtud se salvaron, y del Santísimo Sacramento del Altar, que les proporcionó
y aún les proporciona tantas gracias, por medio de misas y comuniones tanto más les atormenta el
pensamiento de no haber correspondido en vida a estos dos grandes beneficios del amor de
Jesucristo.
Òh Dios mío! Vos moristeis también por mí, y os habéis dado muchas veces a mí en la sagrada
comunión, y yo siempre os he correspondido con negra ingratitud; más ahora os amo sobre todas
las cosas, oh Supremo Bien mío! me arrepiento muy de todo corazón de haberos ofendido y con
vuestra gracia propongo la enmienda. Dádmela Señor, y tened piedad de mí y de las almas que
arden en el fuego del Purgatorio por la poca estima que hicieron de vuestra dolorosa pasión y por
las comuniones omitidas por negligencia, o hechas con tibieza.
Y Vos, oh María, Madre de Dios y Madre nuestra, interceded por ellas para que obtengan el
perdón.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

CONSIDERACIONES PARA EL DIA SEPTIMO


Aumentan también las penas de aquellas benditas almas todos los beneficios particulares que
recibieron de Dios, como el haber recibido el bautismo, el haber nacido en país católico, el
haberles esperado Dios a penitencia y alcanzar el perdón de sus pecados tantas veces; porque
todos esos favores les hacen conocer mejor la ingratitud con que han correspondido a Dios.
Pero, ¡Dios mío! ¿quién ha sido más ingrato que yo? Vos me habéis esperado con tanta paciencia,
me habéis perdonado tantas veces con amor, y yo, después de tantas promesas, os he vuelto a
ofender. No me arrojéis al infierno porque os quiero amar y en el infierno no podría hacerlo.
Tened lástima de mi alma y piedad de las del Purgatorio, que por sus muchas culpas se han hecho
menos acreedoras a vuestra misericordia.
Y Vos, oh Madre de misericordia, mitigad con vuestro poder sus sufrimientos.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

CONSIDERACIONES PARA EL DIA OCTAVO


Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso
Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus
pecados le obligaron a que las condenara al infierno, aunque después por su misericordia las haya
perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas.
Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de
Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno.
Gracias os doy por la misericordia y paciencia que habéis tenido en esperarme, me arrepiento con
toda mi alma de haberos ofendido, y propongo la enmienda con vuestra gracia. Tened piedad de
mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la
tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los
llamamientos a vuestra gracia.
Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.

Padrenuestro, Avemaría y Gloria

Para que por los dolores de su Pasíon, tenga misericordia de las almas del Purgatorio.

¡Oh dulcísimo Jesús, por el sudor de sangre que derramasteis en el Huerto de Getsemaní.

R/ Tened piedad de las almas de Purgatorio.

¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra cruelísima flagelación.

R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.

¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra coronación de espinas.

R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.

Que padecisteis llevando hasta el Calvario la cruz a cuestas.

R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.

que sufristeis en el despojo de vuestras vestiduras.

R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.

¡Oh dulcísimo jesús!, por los dorores de vuestra crucifixión.

R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.

¡Oh dulcísimo Jesús!, por los dolores de vuestra agonía en la cruz.

R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.

¡Oh dulcísimo Jesús!, por el inmenso dolor que padecisteis al separarse vuestra alma de vuestro
cuerpo.

R/ Tened piedad de las almas del Purgatorio.

Compadeceos, oh buen Jesús, de las almas que están detenidas en el Purgatorio, por cuya
salvación habéis tomado nuestra naturaleza humana y sufrido la muerte más cruel.

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