Está en la página 1de 3

ARGUMENTO DE LA PARTE DEMANDANTE

 los demandantes solicitaron se rescindiera, por lesión enorme, el


contrato de compraventa celebrado con la entidad demandada, contenido
en la escritura pública número 363 del 13 de mayo de 1989 de la Notaría
Segunda de Popayán; se condenara al Incora para que en el término de
cinco días, ejerciera la opción prevista en el artículo 1948 del Código Civil
y, en el evento de que guardare silencio, “se le condene al pago del saldo
del precio en valor constante y con los intereses comerciales”.

El 15 de noviembre de 1988, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi


envió el avalúo confidencial sobre el predio de los demandantes al cual
se le dio un precio de $197.132.917. pero el INCORA ofreció la suma de
155.000.000.

Subsidiariamente, pidieron se declarará la nulidad absoluta del referido


contrato de compraventa, por estar viciado el consentimiento de los
demandantes, “pues fueron forzados a suscribir dicho contrato” y,
consecuencialmente, se ordenarán las restituciones mutuas, condenando
al comprador a “...devolver el inmueble con sus frutos desde la fecha del
contrato hasta su pago” y a los vendedores “a restituir el precio recibido
menos el valor de los frutos y perjuicios”.

La negociación y venta al Incora se originó por la presión indebida del


Cabildo Indígena de Coconuco para ampliar su resguardo indígena,
presión que realizó desde 1984, y que fue reforzada con la presencia del
grupo guerrillero autodenominado “Quintín Lame” que ejerció una serie
de actos violentos e intimidatorios contra los propietarios,
administradores y bienes del inmueble, como apareció en las noticias del
periódico “El liberal” de fechas 16, 17 y 28 de abril de 1988.

ARGUMENTOS DE PARTE DEMANDADA

La demandada pagó a los demandantes $ 96.964 por hectárea de tierra


de excelente calidad, con pastos artificiales, sin erosión y, a sus vecinos,
les pagó pocos meses más tarde, $ 160.000. por hectárea de pantano
inexplotable económicamente y $ 268.000.oo por hectárea de loma sin
pastos artificiales, ni infraestructura y sin posibilidad de mecanización.
No existe ningún argumento técnico o económico que justifique que la
hectárea de ciénaga valga casi dos veces que la de tierra explotada y
explotable en un 100%.

El avalúo realizado por el IGEAC no tuvo en cuenta algunos de los


elementos de la infraestructura física del predio, fundamentales para su
funcionamiento cuyo valor es muy grande, en especial las vías, los
cercos, y el valor de la implantación de los pastos.

POSICION DE PRIMER INSTANCIA

la primera instancia culminó con sentencia desestimatoria de las


pretensiones, que fue revocada por el Tribunal de Bogotá al resolver
recurso de apelación formulado por la parte actora, condenando, en su
lugar, al INCORA a pagar a la parte demandante la suma de $
264.475.387. junto con sus intereses legales del 6% anual a partir de la
contestación de la demanda.

POSICION DE LA CORTE

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, en Sala de


Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la ley, CASA la sentencia proferida el 14 de enero de 2002
por el Tribunal Superior de Bogotá, Sala Civil, en el proceso ordinario
arriba referenciado y, situada en sede de instancia, CONFIRMA el fallo
emitido por el Juzgado 24 Civil del Circuito de la misma ciudad, el 26 de
noviembre de 1999.

Condenar en costas de los recursos de casación y de apelación, a la


parte demandante. Liquídense las primeras por la secretaría y las
segundas por el Tribunal.

Sin costas en casación para la parte demandada, por la prosperidad del


recurso.

También podría gustarte