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FONOAUDIOLOGIA
Guía de lectura
Luego de una detenida lectura del texto de cátedra subido a la Unidad II, :
Tanto los hombres como los animales conocen cosas, pero se saben verdades,
verdades que sólo el intelecto humano, que es racional, le permite al hombre conocer
la realidad y saber sobre ella. El hombre es el único ser que se auto conoce, que puede
decir “YO”, puede, por ser corpóreo-espiritual, reflexionar (saber sobre sí mismo). Esta
posibilidad acrecienta la realidad que dice “yo”, conciencia de que es individuo, yo soy
uno. Esta posibilidad de alcanzar el yo, de autoconocerse, remite a la cuestión de la
reflexión y esta es un tipo de saber en sentido propio, pero un saber peculiar.
En resumen, reflexionar es más que conocerme, es saber sobre mí, es volver sobre mí.
Es alcanzar mayor conciencia de mi subjetividad. En la antropología lo utilizaremos
como sinónimo de autoconciencia o conciencia de sí mismo, por la cual el hombre se
percibe como una unidad siempre idéntica y diferenciable respecto de los demás seres
u objetos del mundo.
El hombre se da cuenta de que tiene una interioridad, una intimidad y que esta es
inescrutable (no somos dueños del futuro) absolutamente en su totalidad para el
mismo y para cualquier creatura. En esta intimidad, encontramos nuestra naturaleza,
nos damos cuenta que somos racionales y allí es el lugar donde se encuentra nuestra
vocación, que es causa de la existencia. El hombre es un misterio para sí y para los
demás.
La vocación es un llamado y un llamado de Dios. Pero estrictamente está allí, más allá
de que lo sienta o lo perciba. Y como está, la puedo descubrir. La respuesta a la
vocación es el sentido que tenemos de nuestras vidas: si descubrimos la vocación,
descubrimos el sentido de nuestras vidas. Descubrimos el para qué estoy aquí, el para
qué me llamaron, el para qué soy. La vocación es un doble llamado: a conocer (a través
de la inteligencia) y a querer (a través de la voluntad)
Personare: puede entenderse como “sonar a través de, resonar”, pues el término se
aplicó originalmente a las máscaras de los actores, ya que su voz resonaba a través de
ellas.
Prósopon: en griego significa “lo que se pone delante de los ojos” y esto hacía
referencia a las máscaras que usaban los actores en el teatro antiguo.
Ambas culturas coinciden en los rudimentos del concepto. Entonces, podemos inferir
que persona antiguamente significó en principio la máscara con la que el actor se
presentaba ante el público.
Romanos: en el derecho romano el término persona se entendía como quien habla por
sí mismo y tiene voz propia. Este significado se amplió y se refirió a quienes tenían
derechos, status y reconocimiento social. Ser persona entonces implicaba poseer
derechos y dignidad social.
Para los cristianos el concepto de persona es Ser persona. Ni más ni menos. Por eso es
lícito decir que la persona humana es lo radical. Sus rasgos radicales no se reducen a lo
propio de la naturaleza humana. La persona es alguien, el ser irrepetible e irreducible a
la humanidad, a lo común de los demás hombres. Es de la naturaleza humana la
corporeidad, la razón, la voluntad, pero no la persona.
Este es un rasgo que loes griegos desconocieron y que los modernos olvidaron.
Racional: porque puede hacer uso de la razón, la cual ciertamente es fruto del alma
espiritual. En la racionalidad se encuentran: La inteligencia que sigue a la verdad y su
operación propia es conocer y la voluntad que sigue al bien y su operación propia es
querer.