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SALTO DE PERTIGA

El salto con pértiga o salto con garrocha es una prueba del actual atletismo que


tiene por objetivo superar una barra transversal situada a gran altura con la
ayuda de una pértiga flexible. Esta pértiga tiene normalmente de 4 a 5 metros
de longitud y suele ser de fibra de vidrio y carbono, materiales que
reemplazaron al bambú y al metal en la década de 1960. Los atletas disponen
de tres intentos para superar cada altura, que va aumentando según el
reglamento específico de cada prueba, de la que quedan eliminados si realizan
tres saltos nulos de manera consecutiva.

Motivos de intento nulo:

El listón no se queda sobre los soportes por acción del atleta en el salto.

El atleta o la pértiga tocan el suelo o la zona de caída más allá del plano
vertical de la línea superior del tope del cajetín, sin franquear el listón.

Después del despegue coloca la mano inferior por encima de la superior o


desplaza ésta hacia lo alto de la garrocha (acción de trepar por la pértiga).

Sujeta, estabiliza o recoloca con la mano el listón durante el salto.

Retraso en la ejecución del intento.

El saltador toma la garrocha unos centímetros antes del final de la misma,


efectúa una carrera progresiva hacia el foso, clava la punta de la pértiga en un
cajetín metálico situado en el suelo, con una profundidad de 20 cm, y salta
adelante y llega doblando la pértiga; se coloca en una buena posición para
recibir el impulso de la misma y extiende el cuerpo hacia arriba ayudándose del
impulso de los brazos. Cruza el listón ventralmente con los pies por delante y
luego cae en la colchoneta. El atleta puede hacer alejar hasta 80 cm el
saltómetro de la perpendicular sobre el fin del cajetín para adecuar la
profundidad del listón.

Esta prueba, que requiere una buena velocidad de carrera, músculos fuertes en
la espalda y una gran habilidad gimnástica, figura en el programa de atletismo
en los Juegos Olímpicos desde su primera edición de Atenas 1896, en lo que
respecta a la categoría masculina. La categoría femenina no debutó hasta la
edición de Sídney 2000.

HISTORIA:

La idea de un salto de altura codificado proviene de Alemania con la


publicación del libro de Gutsmuths, Gymnastik für die Jugend, en 1793, en el
que se menciona la práctica de un salto por encima de una cuerda tendida. El
primer récordman del mundo es el canadiense John Overland, que supera 1,67
m. en 1839. El salto de altura se codifica entonces poco a poco y va
popularizándose, y es en 1874 que aparece el que puede ser considerado
como el primer gran saltador de la historia moderna: el inglés Marshall Brooks,
que lleva el récord a 1,89 m. En esta época, la técnica es de lo más
rudimentario: el impulso se efectúa casi frente al listón, que el saltador franquea
doblando las piernas bajo su cuerpo, con el busto casi vertical.

El primer innovador, en lo relativo a la técnica, es el americano Mike Sweeney.


Perfecciona el paso del listón efectuando una “tijereta con retorno interior”.
Pero también pone atención en la carrera de impulso, hasta entonces
desatendida. Supera 1,97 m. en 1895. Colegio Claret Aranda - Dto. Educación
Física y Deportes 3 Es otro americano, Georges Horine, quién supera la
barrera mágica de los 2 m. en 1912, popularizando con ello un nuevo estilo de
paso del listón: el rodillo californiano. Esta vez, el impulso se efectúa con el pie
interior en relación con el listón y el franqueo se hace de lado con una ligera
inclinación del busto. Harold Osborn, personalizando el estilo de Horina,
consigue superar 2,03 m., provocando numerosas polémicas que desembocan
en una saludable simplificación del reglamento. En 1940 se supera una nueva
etapa cuando Lester Steers populariza una nueva técnica de salto, el “rodillo
ventral”, haciéndose con el récord del mundo (2,11 m.). Durante una decena de
años, ambas técnicas coexistirán hasta que el ventral se impone
definitivamente. Grandes atletas se sucederán entonces: Chales Dumas y John
Thomas, ambos con 2,22 m. De especial atención el soviético Valery Brumal,
víctima de un grave accidente que llevó el récord a 2,28 con tan sólo 21 años.
En Mexico aparece una nueva técnica: el “fosbury-flop”, pero es en 1973
cuando Dwight Stone supera 2,30m con esta nueva técnica. Actualmente, es el
Fosbury el que parece generalizarse y es la técnica con la que el cubano J.
Sotomayor consigue el actual récord del mundo con 2,44 m. En el salto de
altura femenino, el récord se sitúa en 2,09 y se ve que ha sacdo un gran
provecho con el “hallazgo” de Fosbury

TÉCNICA:

La Carrera de Impulso: En la gran mayaría de los casos, la carrera de impulso


está compuesta por dos partes bastante definidas: una parte en línea recta, y
una parte en línea curva, con un radio de curvatura cada vez más pequeño.
Dick Fosbury, creador del estilo, realizaba 8 zancadas de impulso: 4 zancadas
en línea recta, de puesta en acción; 4 zancadas en línea curva, preparatorias
del salto. La batida: La transformación de la velocidad lineal en el momento de
apoyo del pie de pique ayuda a la elevación del tronco hacia delante en el
plano de acción de fuerzas. El centro de gravedad corporal se desplaza
siguiendo una curva ascendente, hacia arriba y hacia delante.

El Vuelo. Durante esta fase, el saltador debe tener la impresión de "dejarse


elevar hacia la barra arrastrado por los hombros". Es una fase relativamente
pasiva. La rotación longitudinal, que ha sido frenada por la rotación en sentido
inverso de los hombros durante la impulsión, continúa no obstante
disminuyendo de velocidad hasta ser casi nula al final de la fase de vuelo en
cuyo momento el saltador está completamente de espaldas a la barra.

La Caída. Se efectúa sobre los hombros, con la cabeza flexionada y el mentón


entrado hacia el pecho. La caída debe ser tónica (no dejarse ir). Debe
realizarse en la prolongación de los dos últimos apoyos de la carrera de
impulso. Los hombros son los que están más lejos del punto de impulsión,
mientras que los pies son los más cercanos.

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