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DOCUMENTO DE TRABAJO: INVESTIGACIÓN APLICADA EN LA PREVENCIÓN UNIVERSAL DE LOS

TRASTORNOS ALIMENTARIOS.

Taller: Investigación aplicada en prevención de los trastornos del comportamiento alimentario


II: La discusión (Discusión)

1.-A continuación se ofrece la introducción, método, resultados y discusión de una


investigación. Se trata de que hagas primero un esquema del contenido de esta discusión y a
continuación, que detectes aspectos mejorables que deberían ser subsanados. En los
aspectos que consideres, completa la discusión con lo que falta.

Título: Evaluación piloto de la eficacia de dos programas de prevención de trastornos


alimentarios. Hallazgos preliminares sobre creencias desadaptativas relacionadas con los
trastornos alimentarios.

RESUMEN

Objetivo= Comparar las creencias desadaptativas relacionadas con los trastornos alimentarios
tras haber recibido uno de dos programas preventivos basados en la alfabetización de medios
(uno de ellos en formato interactivo y consistente en presentaciones multimedia
psicoeducativas y discusión y el otro en el arte dramático, en adolescentes chicos y chicas
escolarizados y administrados en el marco de la escuela. Después de 6 y 12 meses de
seguimiento se les volvió a evaluar. El primer programa de nutrición y alfabetización mediática
(NUT + MEF + MEM + ML en español) y el programa se basan en los mismos contenidos pero
Teatro Vivo se presentan con metodologías distintas. Ambos se compararon con un grupo
control sin intervención, cuyos participantes fueron evaluados. Método: los participantes
fueron 178 adolescentes en el segundo año de educación secundaria obligatoria de cuatro
escuelas de Terrassa (Cataluña, España). Todos los participantes en cada escuela fueron
asignados al mismo grupo, dependiendo de los horarios escolares. Se utilizó un diseño factorial
mixto 3 (grupo: Teatro Vivo, NUT + MEF + MEM + ML, control) × 3 (tiempo: posterior a la
prueba, 6 meses de seguimiento, 12 meses de seguimiento) para evaluar el efecto sobre las
creencias desadaptativas medido utilizando una herramienta CE-TCA. Resultados: cuando se
comparó con el grupo de control, tanto Teatro Vivo (d = 0.88) como NUT + MEM + MEF + ML (d
= 0.60) obtuvieron puntajes más bajos con el tiempo, este último no fue estadísticamente
significativo. El grupo que recibió el programa de teatro experimentó reducciones significativas
en las medidas de creencias desadaptativas. Discusión: El programa Teatro Vivo puede
producir un efecto de disonancia cognitiva que podría eliminar la discrepancia entre los
contenidos de la obra y los que están internalizados, modificando así las creencias
desadaptativas. Los participantes en el programa Teatro Vivo, como actores frente a una
audiencia, tuvieron que defender cierto contenido que se ensayó una y otra vez hasta el punto
hasta que se internalizó.

Introducción

Las conductas alimentarias desordenadas son condiciones psicopatológicas que generalmente


siguen un curso crónico. Su tratamiento es complejo, solo es efectivo para el 40-50% de los
pacientes (Stice, 2016) y produce un empobrecimiento significativo de las funciones diarias del
individuo.
 En un estudio comunitario prospectivo de 8 años, hasta el 13 por ciento de las adolescentes
(de 12 a 15 años de edad) sufrieron TCA (anorexia nerviosa, bulimia nerviosa, trastorno por
atracón o sus condiciones subliminales) según el criterios de diagnóstico del DSM-5 (Stice,
Marti y Rohde, 2013). En otro estudio prospectivo en hombres, el 2.3% de los niños de 14 años
tenía una TCA (Allen, Byme, Oddy & Crosby, 2013).
La alta prevalencia de estos trastornos, su comorbilidad, la tendencia a la cronicidad y el
enorme sufrimiento que se produce tanto en quienes los padecen como en sus familias hace
que el desarrollo de nuevos mecanismos de prevención sea una prioridad. Por esta razón, la
prevención debe estar dirigida a abordar las variables que juegan un papel esencial en el
desarrollo de trastornos alimentarios. Las preocupaciones sobre el peso y la forma se
consideran un factor contribuyente de los TCA, y colaboran para mantenerlas (Eiber, Mirabel-
Sarron y Urdapilleta, 2005; Farell, Lee y Shafran, 2005).
En la raíz de las preocupaciones sobre la forma y el peso se encuentran las cogniciones
desadaptativas. Un ejemplo de estas cogniciones desadaptativas podría ser: "Lo que parezco
es una parte importante de quién soy", "Cuando conozco a personas por primera vez, me
pregunto qué piensan sobre mi aspecto" y "Antes de salir, Me aseguro de verme lo mejor
posible ". Las teorías cognitivas del TCA destacan la importancia de estas cogniciones
desadaptativas y consideran que desempeñan un papel causal en el mantenimiento de las
actitudes relacionadas con el TCA (Oltra-Cucarella et al., 2014). Existe evidencia empírica de
que estas variables predijeron la restricción dietética, la insatisfacción corporal, la autoestima y
la internalización ideal delgada (Spangler, 2002) y los comportamientos compensatorios
(Bergin y Wade, 2014).
Se ha sugerido que las distorsiones cognitivas relacionadas con la imagen corporal son mejores
predictores de trastornos alimentarios que las variables estudiadas con mayor frecuencia,
como la insatisfacción corporal. De acuerdo con esto, se ha encontrado una relación positiva
entre los trastornos cognitivos relacionados con la imagen corporal y el TCA (Jakatdar, Cash &
Engle, 2006). Cash (2002) ha declarado que las distorsiones cognitivas relacionadas con la
imagen corporal son esenciales como precipitantes y para mantener la incomodidad con la
imagen corporal de uno. En este sentido, los procesos cognitivos son al mismo tiempo un
riesgo y un factor de mantenimiento para los TCA (Rawal, Park y Williams, 2010). Por lo tanto,
un programa de prevención dirigido a estas variables cognitivas podría tener éxito en la
disminución de la incidencia de TCA.

Muy pocos estudios han examinado el impacto de los programas de prevención en las
variables cognitivas (Yager, Diedrichs, Ricciardelli y Halliwell, 2013). Las definiciones de imagen
corporal incluyen pensamientos, sentimientos y tipos de comportamiento relacionados con la
apariencia física (Cash y Prukinsky, 2004), y la insatisfacción corporal, la variable más evaluada,
solo incluye el componente evaluativo. Pocos programas preventivos han utilizado las
cogniciones desadaptativas como variables de cambio.
El objetivo de esta investigación es evaluar el impacto de dos programas de prevención del
TCA en la medición específica de variables cognitivas relacionadas con la alimentación y la
imagen corporal.
Los programas de prevención de los TCA en la escuela han progresado mucho en la última
década y proporcionan un medio para involucrar a las familias y las comunidades (Neumark-
Sztainer, 2016). Los objetivos principales de estos programas preventivos universales
realizados en las escuelas deben ser identificar y criticar los ideales de belleza, desarrollar
habilidades de pensamiento crítico y desafiar la glorificación de la delgadez para las niñas y un
ideal muscular para los niños (Levine y Smolak, 2016; Russell-Myhew & Grace, 2016). El
programa de Media Literacy (ML) incluye estos enfoques para reducir la influencia del ideal de
belleza (Levine y Smolak, 2006), y se ha demostrado que produce resultados exitosos en la
literatura (Espinoza, Penelo y Raich, 2013; González, Penelo, Gutiérrez y Raich , 2011; Stice,
Shaw y Marti, 2007). Nuestros dos programas de prevención de los TCA se basan en la
alfabetización mediática, y ambos estaban dirigidos a niñas y niños en la adolescencia
temprana, cuando la influencia de factores de riesgo como la insatisfacción corporal son más
predictivos de su aparición, como lo sugieren Rhode, Stice y Marti (2014).

El primer programa tenía un formato multimedia interactivo. Consistió en dos componentes: el


aprendizaje de conceptos de nutrición básica (NUT) y la crítica del modelo estético masculino y
femenino a través de la Alfabetización Mediática (MEF + MEM + ML). Este programa, entre
otros, ha sido clasificado como un programa preventivo exitoso (ver en Ciao, Loth y Neumark-
Sztainer, 2014). El componente NUT incluye: nociones básicas y ejercicios específicos que
muestran menús desequilibrados donde los participantes tienen que identificar los déficits o
excesos nutricionales. También incluye formas en que los medios transmiten información
engañosa sobre la comida rápida o las dietas dañinas, y alienta la adopción de una actitud
crítica hacia esto. El segundo componente -MEF + MEM + ML- incluye información crítica sobre
la forma en que se transmiten y tratan en los medios, junto con una sesión en la que se
comparan los dos modelos.

El segundo programa preventivo se basó en un ejemplo de Teatro en Educación (TIE) llamado


Teatro en Educación para la Salud (THE) de Joronen, Rankin y Astedt-Kurki (2008). El teatro
implica procesos de aprendizaje derivados de la interacción entre la ficción y la realidad que
pueden servir como ensayo para la vida real, y es un excelente contexto para aprender
mediante la observación y recibir comentarios de los demás. Los resultados de estos
programas se han presentado más ampliamente en otros lugares utilizando una muestra
diferente y con otras mediciones (Mora et al., 2015). Para resumir este estudio anterior, en
una muestra diferente compuesta por 200 niños y niñas de 12 a 15 años que recibieron el
programa Teatro Vivo o el programa NUT + MEF + MEM + ML, o un grupo de control, los dos
grupos experimentales mostraron una autoestima significativamente mayor que el tiempo del
grupo control. El grupo NUT + MEF + MEM + ML también presentó una menor internalización
del ideal estético ideal que el grupo control.

El objetivo de este estudio fue comparar los efectos de ambos programas preventivos, así
como de un grupo de control, sobre las variables cognitivas relacionadas con los TCA en una
muestra mixta de escuelas de una ciudad de Cataluña. Se esperaba que los participantes que
recibían los programas NUT + MEF + MEM + ML o Theater Alive mostraran menos creencias
desadaptativas relacionadas con los TCA que el grupo de control sin intervención preventiva.
Existe evidencia previa de que los programas de ML pueden producir reducciones significativas
en las variables cognitivas, por ejemplo, Wilksch y Wade (2009) obtuvieron una disminución en
las preocupaciones sobre la forma y el peso. Además, predijimos que nuestros dos programas
preventivos producirían cambios significativos en las variables cognitivas, y que esta diferencia
aún se presentaría 6 y 12 meses después.

Método

Participantes

La muestra inicial estaba compuesta por 178 adolescentes de 12 a 15 años de el segundo año
de Educación Secundaria Obligatoria en cuatro escuelas (tres escuelas urbanas subvencionadas
por el gobierno y una escuela) ubicada en la ciudad de Terrassa (Barcelona, España). La tabla 1
muestra los datos sociodemográficos de la muestra inicial y comparaciones entre grupos:
57,9% eran mujeres, la edad media era 13,3 años, y el 67,2% tenía un nivel socioeconómico
medio-alto o alto, mientras que Se encontró un IMC más alto en el grupo Theatre Alive y hubo
menos Adolescentes nacidos en España del grupo NUT + MEF + MEM + ML. Ciento treinta y un
participantes (73,6%) permanecieron hasta el seguimiento final, siendo la reducción del
tamaño de la muestra por ausencias en los días de evaluación, cambios en la escuela o
cuestionarios en blanco devuelto (Fig.1).
Materiales e Instrumentos
Nivel socioeconómico
Situación socioeconómica según el nivel educativo de los padres y ocupación según el índice de
Hollingshead (Hollingshead, 1975) se obtuvo de la siguiente manera: Se calcula la puntuación
de estado de un individuo multiplicando el valor de la escala para la educación de los padres
(clasificado de 1 a 7) por un peso d e tres (3), y el valor de la escala para la cupación de los
padres (clasificado de 1 a 9) por un peso de cinco (5). El calculado las puntuaciones (que van
desde un máximo de 66 a un mínimo de 8) se clasifican en cinco grupos de puntuaciones: 66 a
55 alto, 54 a 40 medio-alto, 39 a 30 medio, 29-20 medio-bajo y 19-8 bajo.
Índice de masa corporal (IMC)
Se tomaron medidas de peso y altura in situ con 100 g de Tefal Sensitive
Básculas de computadora y una placa de medición Kawe444.440 de 2mKw, y
se calculó el IMC.
Cuestionario sobre cogniciones específicas relacionadas con los trastornos alimentarios
(cuestionario de Cogniciones Específicas relacionadas con los Trastornos de la Conducta
Alimentaria, CE-TCA) (Abellán, Penelo y Raich, 2012). El CE-TCA es un cuestionario de
autoinforme de 26 ítems que evalúa cogniciones desadaptativas relacionadas con la Trastornos
Alimentarios basadas en la evaluación cognitiva de Beck teoría y su adaptación para pacientes
con DE por Garner y Bemis (1982). Se evalúan las siguientes distorsiones cognitivas frecuentes
en la DE: a) creencias falsas sobre la alimentación, la alimentación, las dietas y el
adelgazamiento (por ejemplo, "Independientemente de mi peso, grasas, dulces y pan son
alimentos prohibidos para mí, como siempre se vuelven gordas ”,“ Cuando como postre,
engordo, por lo tanto, nunca debería comerlo ”); b) supuestos de que el peso y la forma
corporales o la delgadez puede servir como el único o predominante referente para inferir
valor o autoestima (p. ej., "Si subo de peso, mi autoestima disminuye", "Mi apariencia es
responsable de muchas de las cosas que me paso"); Estas creencias y suposiciones están
relacionadas con la construcción inversión en apariencia física (Cash, 2012; Cash & Labarge,
1996); yc) la suposición de que es deseable el autocontrol completo (p. ej., "Mi capacidad
privarme de la comida demuestra que soy mejor que otras personas "," soy orgulloso de mí
mismo cuando controlo las ganas de comer ”). Los ítems se responden en una escala Likert de
5 puntos que van desde 1 (total desacuerdo) a 5 (acuerdo total). La puntuación total se calcula
mediante sumando todos los elementos, después de codificar los elementos inversos. En la
validación original estudio (Abellán et al., 2012), consistencia interna (α = 0,91) y La fiabilidad
test-retest a los 6 meses (r = 0,80) fue satisfactoria. En el estudio actual, la consistencia interna
fue incluso ligeramente superior (α = 0,94).
Procedimiento
Programa NUT + MEF + MEM + ML
NUT + MEF + MEM + ML (operado en 10 sesiones de 60min cada una) tiene como objetivo
desarrollar una actitud crítica hacia los mensajes que los medios difundir sobre los
estereotipos corporales femeninos y masculinos, y a las manipulaciones y engaños
representados en los medios. Está compuesto por lo siguiente módulos (Tabla 2): dieta,
modelo de estética femenina, estética masculina modelo, modelo estético femenino de los
medios, modelo estético masculino de los medios, comparación de modelo estético femenino
y masculino (González, Penelo, Romero, Gutiérrez y Raich, 2012); y por último, un módulo
sobre Activismo. Este módulo tiene como objetivo que los alumnos participen activamente y
también pongan poner en práctica lo aprendido en los módulos anteriores. Esto involucra
escribir cartas de queja (o crítica) a diferentes medios con respecto a los anuncios previamente
analizados.
Programa Theatre Alive
Este programa (que también se ejecuta en diez sesiones de 60 minutos) se ocupa del mismo
temas como el programa anterior, pero mediante la internalización y representación de una
obra de teatro escrita por un guionista profesional y supervisado por investigadores. Esta
metodología basada en el drama presenta una estrategia prometedora y creativa (Geller &
Lehman, 1991; Starkey & Orme, 2001) que ofrece a los niños la oportunidad de enseñar sus
compañeros de clase sobre las habilidades de liderazgo y puede aumentar sus sentimientos de
la autoeficiencia y la veracidad de sus propios mensajes. Por mediante el programa de teatro,
los estudiantes desarrollan las cinco comunicaciones habilidades esenciales para las prácticas
de alfabetización: acceder, analizar, crear, reflexionar y actuar (Hobbs, 2011). El drama
también puede ser un forma de involucrar a los padres en las intervenciones escolares (Haines,
Neumark-Sztainer, & Morris, 2008), ya que también ayuda a comunicar mensajes sobre la
importancia de la influencia de los padres y el apoyo para el cambio de comportamiento
(Haines, Neumark-Sztainer, Perry, Hannan, Y Levine, 2006). En este sentido, los padres pueden
generar indagación y crítica habilidades de pensamiento sobre los mensajes de los medios
como complemento al trabajo que se hace en la escuela. El programa "Theatre Alive" fue
diseñado para tener un impacto no solo a nivel individual, sino también a los compañeros, la
familia y el niveles de la comunidad educativa (escuela). "Theatre Alive" promueve la crítica
análisis de los ideales de belleza masculina y femenina que se transmiten en los medios,
revelando los trucos y montajes utilizados en los anuncios. El programa se basa en preparar e
interpretar una obra de teatro llamada “Teen Espíritu." Un guion especial fue creado por un
dramaturgo profesional, coincidir con cada elemento de contenido reflejado en un protocolo
escrito de la NUT + MEF + MEM + ML. Mostramos el esquema para este protocolo en la Tabla
3. Los estudiantes aprendieron el guión y la expresión dramática en 10 sesiones realizadas
durante el tiempo de clase bajo la guía de profesionales actores. Tan pronto como se
completaron las 10 sesiones de entrenamiento, la jugada fue realizado en el Festival de
Navidad de la escuela frente a estudiantes de otros cursos, personal docente y no docente y
padres. Tres de las propuestas de Stice et al. (2007) se tomaron como referencias durante
ambos programas preventivos. Primero, varias sesiones pueden ser más eficaz que solo uno.
En segundo lugar, también se promovió la aceptación del cuerpo. como área de contenido del
programa, lo que aumentó su efectividad. Y tercero, se recomienda un seguimiento a los seis
meses o más, para para que los efectos de la intervención preventiva sean más duraderos. En
el estudio actual, los participantes fueron evaluados al inicio, después de la intervención, así
como seguimientos a los 6 y 12 meses.

Este estudio responde a un diseño longitudinal prospectivo cuasi-experimental, basado sobre


la información recopilada a través del cuestionario de autoinforme presentado en la sección de
medición. Por lo tanto, las escuelas fueron consideradas unidades de asignación, con cada
escuela asignada a una de las tres posibles condiciones experimentales: NUT + MEF + MEM +
ML, Teatro Vivo o la condición de control. Esta asignación tuvo en cuenta cómo factible que
cada escuela implementara un programa u otro (dependiendo de sus horarios).
El presente estudio ha sido aprobado por el Ayuntamiento de Terrassa y por Comité de Ética
de nuestra institución. Criterios de confidencialidad y de los padres y también se garantizó el
consentimiento informado de los participantes. El estudio fue realizado entre octubre de 2010
y enero de 2012 por dos psicólogos especialistas en Trastornos Alimentarios. Se implementó el
programa Theatre Alive por dos actrices profesionales y fue supervisada por la investigación
equipo.

Análisis estadístico
Los análisis estadísticos se realizaron con SPSS19. Usamos ANCOVA por medio del Modelo
Lineal Generalizado (GLM) con un diseño mixto 3 × 3 (grupo × tiempo), siendo el tiempo un
factor de medida repetida, ajustado por las puntuaciones de CE-TCA previas a la prueba y por
el IMC. El dependiente variable fueron las creencias desadaptativas relacionadas con el peso,
la forma y la ingestión a través de la CE Puntuación total de TCA en cada punto temporal
(postratamiento: un mes después de recibir el intervención; seguimiento 1: cinco a seis meses
después del postratamiento; seguimiento 2:12 meses después postratamiento), ajustado por
los valores basales, además del IMC. Como en estudios anteriores (Espinoza, Penelo y Raich,
2013; González, Penelo, Gutiérrez y Raich, 2011), línea de base Las observaciones se utilizaron
como una covariable para garantizar que los efectos se debieran a cambios en el posprograma
y en los seguimientos y no debido a la variación en las puntuaciones al inicio o la medición
error. Este enfoque esencialmente hace que los grupos sean idénticos al inicio; así, diferencias
entre los grupos en la variable de resultado después del programa, seguimiento de 5-6 meses
o 12 meses. El seguimiento indicaría una disminución en el riesgo de desarrollar un DE en
relación con el otro condiciones. Se aplicaron correcciones por falta de homogeneidad y / o
falta de esfericidad cuando necesario, ajustando los grados de libertad de la distribución F
(ajuste de límite inferior método para el primero). Para comparaciones múltiples entre todos
los pares de grupos (3 pruebas con 2 grados de libertad), el ajuste conservador del nivel alfa se
estableció dividiendo .05 por 3 (α corregido = .017). El tamaño del efecto d de Cohen (Cohen,
1988) también se calculó utilizando la combinación desviación estándar e interpretado
siguiendo las reglas generales habituales: un pequeño efecto cuando los valores oscilan entre
0,20 y 0,50, medianos entre 0,50 y 0,80 y grandes por encima de 0,80 (en valores absolutos).
Resultados
La Tabla 2 muestra las puntuaciones de CE-CTA observadas para cada grupo durante las cuatro
evaluaciones puntos de tiempo. Las puntuaciones de CE-TCA al inicio (preprueba) no difirieron
entre los grupos [F (2, 158) = 0,959, p = 0,386].

Tabla 4. Medias observadas (y DE) para las puntuaciones de CE-TCA en cada grupo a lo largo
del tiempo

Los resultados de ANCOVA mostraron que el término de interacción grupo × tiempo [F (2,125)
= 0.51; p = .600] y el efecto principal del tiempo [F (1,125) = 0,62; p = .432] no fueron
estadísticamente significativas, mientras que solo el efecto del grupo principal fue
estadísticamente significativo [F (2,125) = 6,36; p = .002]. La Figura 2 muestra las medias
ajustadas en cada publicación y los puntos de tiempo de seguimiento ajustados por la línea de
base (prueba previa) niveles.

Figura 2. Puntuaciones medias del CE-TCA ajustadas por puntuaciones previas a la prueba e
IMC en los tres grupos en los meses de seguimiento.
Dado que hubo un efecto principal de grupo, pero no interacción a lo largo del tiempo, las
pruebas post-hoc para el efecto principal del grupo se llevaron a cabo colapsó en el tiempo;
por lo tanto lo siguiente las diferencias medias reflejan las puntuaciones en todos los puntos
de tiempo de publicación y seguimiento. Participantes que recibió el programa Theatre Alive
obtuvo una puntuación más baja en comparación con el grupo de control (MD = 13,46 puntos;
IC95% MD: 5,94 a 20,98 puntos; p = 0,001; d = 0,88) y el Grupo NUT + MEF + MEM + ML (DM =
9,32 puntos; IC95% DM: 0,06 a 18,58 puntos; p = 0,048; d = 0,60); a pesar de que la última
comparación no alcanzó el nivel de significancia (α / 3 establecido en .017), el tamaño del
efecto fue mediano; mientras que era grande para el primero. Por último, el El grupo NUT +
MEF + MEM + ML no difirió en comparación con el grupo de control y el efecto se encontró
que el tamaño era pequeño (DM = 4,14 puntos; IC95% DM: −3,04 a 11,32 puntos; p = 0,256; d
= 0,27).

Discusión
Hasta donde sabemos, este es el primer estudio que ha examinado los efectos de un
programa de prevención basado en el drama sobre cogniciones relacionadas con la imagen
corporal.
La hipótesis se cumplió parcialmente. En la evaluación posterior al tratamiento, el grupo que
recibió el programa Teatro Vivo tuvo puntuaciones más bajas en la medida de creencias
desadaptativas respecto al grupo control y el grupo NUT + MEF + MEM + ML. Los cambios
producidos por el programa NUT + MEF + MEM + ML en la variable estudiada no alcanzó
significación. Además, a los 6 y 12 meses, las reducciones en la medida de creencias
desadaptativas se mantuvieron en el grupo Teatro Vivo.
Descubrimos que el programa Teatro Vivo podría influir en creencias (como el investment o
cogniciones distorsionadas presentes en los TCA) con un valor predictivo para los trastornos
alimentarios. Desconocemos la existencia de un estudio similar que haya empleado un
constructo similar al evaluado por la CE-TCA y que haya implementado un programa basado en
el drama o basado en la alfabetización mediática sobre esta variable.
¿Por qué el programa Teatro Vivo fue eficaz para producir cambios significativos en las
creencias relacionadas con los Trastornos Alimentarios mientras que el programa NUT + MEM
+ MEF + ML no logró cambios significativos? El Programa Teatro Vivo implica aprender el guion
de una obra en la que el ideal estético es criticado y cuestionado. Esto podría contradecir de
una manera más obvia (con respecto a la Programa NUT + MEM + MEF + ML) las creencias que
tienen personalmente los participantes respecto al ideal estético, que produciría un efecto de
disonancia cognitiva eliminando la discrepancia entre los contenidos mostrados en la obra y
los internalizados.

El programa NUT + MEM + MEF + ML también tiene como objetivo confrontar las creencias
preexistentes de los participantes con los contenidos críticos del programa. Por tanto, produce
una discrepancia que podría eliminarse modificando las propias creencias. Este último
programa pidió a los participantes que emprendieran acciones de protesta directa enviando
cartas de denuncia a los medios de comunicación. En ambos estudios, pues puede estar
operando un efecto de disonancia cognitiva que no es suficientemente intenso como para
alcanzar la significación en el grupo de NUT+MEM+MEF+ML. McLean, Paxton y Wertheim
(2013) afirma que fomentar una actitud más crítica hacia los medios no es suficiente para
reducir las puntuaciones de cogniciones desadaptativas concomitantes en los TCA. El programa
no es lo suficientemente fuerte para hacer estos cambios significativos. Quizás memorizar los
contenidos críticos de un guión, mediante asimilaciones y procesos de acomodación, podrían
facilitar un mayor grado de internalización y prominencia en la conciencia de los sujetos.
Destacaría más la disonancia y fomentaría su eliminación. Los participantes de Teatro Vivo,
como actores que actúan frente a una audiencia, tuvieron que recrear grupalmente y defender
unos contenidos que fueron ensayados una y otra vez hasta que los interiorizaron. En el curso
de los ensayos se produjeron diálogos e interacciones entre los participantes que pudieron
profundizar la disonancia cognitiva o aumentar los procesos de persuasión y facilitar el cambio
de creencias. En el programa NUT + MEM + MEF + ML, este tipo de implicación emocional,
experiencial y social ocurre en menor medida.

Sería interesante realizar otros estudios que puedan probar el efecto del programa basado en
el drama sobre las cogniciones desadaptativas en muestras más grandes y también en
muestras clínicas. En estudios futuros sería interesante investigar los mecanismos por los
cuales la intervención basada en el drama influye en las variables cognitivas en comparación
con intervenciones más tradicionales.

Recomendamos utilizar factores de riesgo de Trastorno Alimentario establecidos como


variables dependientes en investigación de prevención y también medidas de inversión en
cuerpo y apariencia y / o creencias inadaptativas, como el CE-TCA (Abellán, et al., 2012), ASI
(Appearance Schemas Inventory, Cash, 2000a) o MBSRQ-AS, la subescala de apariencia del
Cuestionario Multidimensional de Relaciones con el Yo Corporal que evalúa el alcance de la
Inversión en la apariencia de uno como afirman Argyrides y Kkeli (2015). Este constructo está
relacionado con varios factores de riesgo de Trastornos Alimentarios establecidos, como la
internalización del ideal o la insatisfacción corporal (Argyrides & Kkeli, 2015) y, además, es un
predictor de Trastorno Alimentario.

En investigaciones anteriores, con una muestra diferente, el programa NUT + MEF + MEM +
ML ha demostrado puntuaciones reducidas en interiorización del ideal estético y aumentos en
las puntuaciones de autoestima (Mora et al., 2015). Teatro Vivo produjo aumentos más altos
en las puntuaciones de autoestima que el programa NUT + MEF + MEM + ML, pero no tuvo
efectos en la interiorización del ideal estético. Ambos programas no tuvieron ningún efecto en
la insatisfacción corporal, y allí se concluyó que Teatro Vivo mostró un efecto sobre una
variable psicológica protectora pero no con variables específicas de Trastorno Alimentario
(Mora et al., 2015). Sin embargo, en el presente estudio, Teatro Vivo tuvo una influencia
específica en cogniciones desadaptativas relacionadas con los Trastornos Alimentarios.
Podemos ver que Teatro Vivo tuvo un impacto en dimensiones específicas y diferentes del
problema.

Además, sería interesante comparar un enfoque basado en el drama en el que los


participantes aprenden un guion versus intervenciones más participativas en las que los
participantes desarrollan el guion de la obra.

En cuanto a las deficiencias del presente estudio, cabe señalar que ni la selección de las
escuelas que participaron en el programa ni la asignación de los grupos que participaron en las
condiciones de tratamiento fueron aleatorias, debido a los horarios de las escuelas y
disponibilidad logística.

El pequeño tamaño de la muestra no permitió incluir el género como variable independiente.

Finalmente, no hubo una condición de control con placebo respecto al grupo control, que no
recibió ninguna intervención.

Además, el pequeño tamaño de la muestra limita la capacidad para detectar efectos menores
y excluye conclusiones sólidas.

A pesar de que las puntuaciones de CE-TCA al inicio del estudio no difirieron entre los grupos, y
el análisis se ajustó por los niveles de referencia, la asignación no aleatoria implica el uso de un
diseño cuasi-experimental, que evita que se puedan hacer inferencias causales. Sin embargo,
conviene señalar que una limitación del plan de análisis elegido es que no examina
formalmente el cambio desde la línea de base hasta la post-intervención, sino solo durante los
seguimientos posteriores a la intervención.

Uno de los puntos fuertes del estudio es que es uno de los pocos estudios que ha comparado
dos tipos distintos de programa preventivo de trastornos alimentarios con un trasfondo
común: la alfabetización de medios.

Consideramos relevante el diseño longitudinal, con los dos seguimientos a los seis y doce
meses, puesto que en algunos estudios preventivos los cambios inducidos por la intervención
se desvanecen en los seguimientos por lo que es especialmente relevante hacer seguimientos.

También podría ser interesante centrar los esfuerzos preventivos en la población masculina
adolescente, simplemente porque ha habido muy pocos estudios en este dominio (Stice, South
y Shaw, 2012).

Se ha utilizado una estrategia novedosa, como el drama, para comprender y analizar la


naturaleza de los mensajes mediáticos difundidos y las relaciones que se puedan establecer a
partir de esta información.

La obra se representó en un auditorio con los padres coincidiendo con la Festividad de Navidad
y, por lo tanto, los padres fueron receptores de la obra. lnvestigaciones futuras deberían
considerar una mayor participación de los padres en los programas de prevención. Como
Neumark-Sztainer (2016) recomienda, las escuelas son un excelente contexto para el
aprendizaje de normas, pero el papel de la familia es muy importante. El desafío es desarrollar
intervenciones preventivas orientadas específicamente a los padres para aumentar su
participación en programas de prevención actuales.

Hay dos metodologías de teatro diferentes que se utilizan en el entorno escolar: Teatro en
Educación (TIE) y Drama en la educación (DIE) (Joronen, Rankin & Astedt-Kurki, 2008). TIE
incluye un patrón estructurado de actividades en torno a un tema relevante en la vida de los
niños. En el principio, DIE era similar al teatro que se enseñaba en las escuelas. Sin embargo,
ahora está más implicado con la exploración de temas a través del juego de roles y la
improvisación con el fin de desarrollar habilidades sociales, imaginación y otras habilidades.
Teatro Vivo pertenece al género TIE pero sería interesante comparar el enfoque TIE con uno
más dinámico como DIE. Esto debe hacerse con una muestra más amplia que incluya a
hombres y mujeres y utilizando variables cognitivas y factores de riesgo establecidos de
Trastornos Alimentarios.
2.-Lee el siguiente estudio, haz un esquema de la estructura de esta discusión como se ha
hecho en el aula. A continuación señala los déficits o aspectos ausente o mejorables.
Desarrolla y corrige cada punto señalado, de manera que la discusión sea aceptable. Redacta
una versión corregida de la discusión. Finalmente responde a las preguntas que se plantean
más adelante.

Factores biológicos, psicológicos y estilo de vida en adolescentes españoles y su relación con


los trastornos alimentarios
En las últimas décadas en España los trastornos alimentarios se presentan a edades
más tempranas y en formas menos severas. En adolescentes de 9 a 13 años, el 3.6% de las
mujeres y el 3.2% de los chicos presenta un trastorno del comportamiento alimentario (TCA).
Estos trastornos son principalmente trastornos alimentarios no especificados (TCANE) y
anorexia nerviosa subclínica (Sancho, Arija, Asorey, & Canals, 2007). Además, el porcentaje de
adolescentes que presentan alteraciones alimentarias y que están en riesgo de desarrollar un
TCA varía entre el 12% (Sancho et al., 2007) y el 22% (Peláez-Fernández, Labrador, & Raich,
2007). La investigación sugiere que los trastornos alimentarios y el sobrepeso pueden ocurrir
simultáneamente, aumentando su gravedad con el tiempo y provocando la aparición de
diferentes problemas relacionados con el peso, como atracones, conductas extremas de
control de peso, preocupación por el peso y la figura o trastornos alimentarios como síndrome
completo (como bulimia nerviosa y trastorno por atracón) entre niños y adolescentes
(Neumark-Sztainer, Wall, Eisenberg, Story y Hannan, 2006).

En España, el 45.2% de niños y preadolescentes presentan sobrepeso y obesidad


infantil (ALADINO, 2011), por lo tanto, la prevalencia de adolescentes en riesgo de desarrollar
alteraciones alimentarias podría aumentar en los próximos años.

Las influencias socioculturales (sobre todo los medios de comunicación, la familia y el


grupo de pares) contribuyen al desarrollo de la insatisfacción corporal y, en consecuencia,
aumentan la probabilidad de desarrollar trastornos alimentarios. La internalización de los
estándares sociales y la tendencia a comparar la propia apariencia con esos estándares actúan
como mediadores entre las influencias socioculturales y la insatisfacción corporal (Cafri,
Yamamiya, Brannick y Thompson, 2005; Stice, 2002; Thompson, Heinberg, Altabe y Tantleff-
Dunn , 1999). Sin embargo, a pesar de que todos los individuos están expuestos al constante
bombardeo de ideales de belleza inalcanzables, no todos desarrollan alteraciones alimentarias
y de la imagen corporal. Factores biológicos tales como el género y el Índice de Masa Corporal
(BMI) y otros psicológicos estarían implicados en el desarrollo de estas alteraciones
(Hausenblas et al., 2013). Considerando factores psicológicos, se desatacan la insatisfacción
corporal (Dakanali et al., en prensa; Neumark-Sztainer, Paxton, Hannan, Haines, & Story, 2006;
Stice, et al., 2010), autoestima (Neumark-Sztainer, Wall et al., 2007; Mischner, Van Schie, &
Engels, 2013) y dimensiones de la personalidad tales como perfeccionismo (Holland, Bodell, &
Keel, 2013) e impulsividad (Wonderlich, Connolly y Stice, 2004).

El estilo de vida de los adolescentes y jóvenes españoles ha cambiado en las últimas


décadas, especialmente en relación a las actividades de ocio y de tiempo libre. Las conductas
sedentarias han aumentado, especialmente después de la irrupción de las nuevas tecnologías
en la comunicación, ha disminuido la actividad física (Salvador, 2009), el consumo de alcohol
ha aumentado (especialmente a los 14 y 15 años) y las sobreingestas alcohólicas son más
frecuentes (ESTUDES, 2013). Estos cambios en el estilo de vida pueden incidir en el bienestar
bio-psicosocial de los adolescentes. Por ejemplo, sedentary behaviours referring to excessive
sitting time, usually screen-based behaviours such as television (TV) and computer (Pearson &
Biddle, 2011), have been associated with unhealthy dietary behaviours (Gebremariam et al.,
2013; Pearson & Biddle, 2011) and overweight and obesity (Janssen et al., 2005; Neumark-
Sztainer, Wall, et al. 2007). Los comportamientos sedentarios implican un tiempo excesivo
estando sentado, generalmente comportamientos que implican estar frente a una pantalla
como la televisión (TV) y el ordenador (Pearson y Biddle, 2011), se han asociado con
comportamientos alimentarios poco saludables (Gebremariam et al., 2013; Pearson y Biddle,
2011) y sobrepeso y obesidad (Janssen et al., 2005; Neumark-Sztainer, Wall, et al. 2007).
La relación entre las conductas sedentarias y las alteraciones alimentarias ha sido
menos estudiada, sin embargo, se puede esperar una relación positiva, puesto que cerca de la
mitad de las chicas y un tercio de los chicos presentan alteraciones alimentarias y sobrepeso-
obesidad simultáneamente (Neumark-Sztainer et al., 2006). Se cree que la asociación entre ver
TV y el deterioro de la conducta alimentarias se produciría por diferentes mecanismos. La
publicidad de alimentos aumenta la preferencia por alimentos densos en energía y el
reemplazo de alimentos menos publicitados, como frutas y verduras (Boyland et al., 2011).
Además, es posible que las conductas sedentarias desplacen las horas de actividad física, sin
embargo no hay evidencia concluyente en apoyo a esta hipótesis (Gebremariam et al., 2013).
Por otro lado, en la TV y los videojuegos se produce una exposición masiva a modelos de
belleza irreales o difíciles de alcanzar que interfieren en el bienestar psicológico de niños y
adolescentes (Becker, et al., 2011; Fernández & Pritchard, 2012; Levine & Murnen, 2009). Un
estudio transcultural reciente ha mostrado que las personas con trastorno alimentario
completo o subclínico pasaban más tiempo en actividades individuales (como por ejemplo,
mirar televisión y hacer tareas escolares en casa) respecto a un control sano, durante la
infancia y la edad adulta (Krug, Penelo et al. , 2013).
El estudio de la relación entre la actividad física y las alteraciones alimentarias ha sido
también escaso. La actividad física puede ser un factor protector de alteraciones alimentarias
porque disminuye el riesgo de obesidad y de conductas de control de peso no saludables, o un
factor de riesgo de estas conductas de control de peso, si la actividad física la realizan las
chicas con una intensidad moderada o excesiva (Neumark-Sztainer, Wall, et al. 2007).
La interrelación entre el consumo de tabaco, alcohol y cannabis con trastornos
alimentarios ha sido menos documentada en adolescentes españoles. Sin embargo, el
consumo de tabaco y drogas en adultos y adolescentes es más prevalente en pacientes con
TCA que en controles sanos (Castro-Fornieles, 2010; Krug, et al., 2008). El consumo de tabaco y
la dificultad de su abandono están, en muchos casos, ligados a la preocupación por el peso y el
miedo a engordar (Coppeland & Carney, 2003; John, Meyer, Hapke, Rumpf, & Schuman, 2004).
El objetivo del presente estudio fue evaluar la asociación de factores de riesgo,
biológicos, psicológicos y del estilo de vida, en las alteraciones de la alimentación en
adolescentes españoles. Se espera una asociación positiva entre IMC, interiorización del ideal
de delgadez, perfeccionismo, impulsividad, insatisfacción corporal, uso de drogas y conductas
sedentarias con las alteraciones alimentarias. Adicionalmente, se espera una asociación
negativa entre autoestima y actividad física y las alteraciones alimentarias. Estudiar
simultáneamente la asociación de estos factores con las alteraciones alimentarias puede
contribuir a desarrollar programas de prevención holísticos que integren las diferencias
individuales consideradas en las perspectivas socioculturales de comprensión de estas
alteraciones.
Método

Participantes

Los participantes fueron estudiantes de 2º año de la Educación Secundaria Obligatoria en 11


colegios urbanos públicos y concertados de las ciudades de Manresa y Terrassa, ubicadas en el
área del Vallés de Barcelona, seleccionados mediante muestreo por conveniencia. De 483
participantes iniciales, se obtuvieron datos de 448 adolescentes (92,8%; 232 niñas y 216 niños)
de 12 a 15 años (M = 13,4 años; DE = 0,5). El IMC medio, basado en mediciones in situ de
altura y peso, fue de 20,3 (DE = 3,2) para las niñas y de 20,3 (DE = 3,4) para los niños. El estado
ponderal, según criterios internacionales que consideran sexo y edad (Cole et al., 2000, 2007)
fue: 5,6% bajo peso, 72,5% peso normal, 18,0% sobrepeso y el 3,8% restante clasificado como
obeso. La distribución de los participantes por origen fue: 82,25% de España / Europa, 9,1% de
Marruecos, 7,8% de Centro y Sudamérica y 0,9% de China. La Tabla 1 presenta los descriptivos
de cada una de las medidas consideradas y la confiabilidad de la consistencia interna para las
puntuaciones del cuestionario autoinformado (ver más abajo) en la muestra del presente
estudio. Los valores alfa de Cronbach para todas las medidas del cuestionario fueron
equivalentes en todos los sexos (p> .01), ya que las pruebas de comparación α (Feldt,
Woodruff y Salih, 1987) no mostraron diferencias estadísticas entre los grupos, excepto para la
puntuación de la escala de internalización SATAQ-R (. 85 para niñas y .71 para niños; p <.001).

Medidas

Datos sociobiográficos. Se recopilaron datos personales, familiares y sociales; se obtuvo el


nivel socioeconómico (NSE) basado en el nivel educativo y la ocupación de los padres según el
índice de Hollingshead (Hollingshead, 1975).

Peso y altura. Se tomaron medidas in situ de peso y talla y se calculó el IMC.

Prueba de actitudes alimentarias (EAT-26; Garner Olmsted, Bohr y Garfinkel, 1982). Este
cuestionario de autoinforme de 26 ítems evalúa los sentimientos y comportamientos que son
característicos de las personas con trastornos alimentarios. Los ítems proporcionan seis
opciones de respuesta que van de 1 (nunca) a 6 (siempre); las tres respuestas menos
patológicas reciben 0 puntos y las otras respuestas 1, 2 y 3 para indicar un aumento de la
gravedad. La puntuación total se obtiene por la suma de los ítems. Aplicamos la adaptación
española (Gandarillas, Zorrilla, Sepúlveda y Muñoz, 2003).

Cuestionario Sick, Control, One, Fat, Food (SCOFF; Morgan, Reid y Lacey, 1999). El SCOFF es
un cuestionario de cribado para evaluar los trastornos alimentarios y contiene 5 preguntas
dicotómicas (sí / no); la puntuación total es la suma de las respuestas positivas. Aplicamos la
adaptación española (García-Campayo et al., 2005; Rueda et al., 2005).

Cuestionario de actitudes socioculturales hacia la apariencia (SATAQ-R; Cusumano &


Thompson 1997). Este cuestionario de autoinforme evalúa la conciencia y la tendencia a
esforzarse por alcanzar los estándares sociales de apariencia (Heinberg, Thompson y Stormer,
1995). Usamos la versión en español (Calado, 2008), con una versión masculina y una femenina
que contiene 21 ítems adaptados para cada sexo, que brindan cinco opciones de respuesta
que van desde 1 (muy en desacuerdo) a 5 (muy de acuerdo). El SATAQ-R consta de dos
subescalas: conciencia (11 ítems; conocimiento de que existe un estándar de apariencia) e
internalización (10 ítems; la incorporación o aceptación profunda de estos valores afecta las
actitudes o el comportamiento personal de uno); para el presente estudio, solo se utilizó el
último. Los puntajes de escala se obtienen por el promedio de los ítems correspondientes,
invertidos cuando es necesario, y los puntajes más altos indican más internalización.

Escala de autoestima de Rosenberg (RSES; Rosenberg, 1965). Es una medida de


autoevaluación de 10 ítems de autoestima global. Los ítems proporcionan cuatro opciones de
respuesta que van desde 1 (muy en desacuerdo) a 4 (muy de acuerdo). La puntuación total se
obtiene por la suma de los ítems, invertida cuando es necesario, y las puntuaciones más altas
indican una mejor autoestima. Se aplicó la versión española (Guillén, Quero, Baños y Botella,
1999) adaptada para adolescentes (Atienza, Moreno y Balaguer, 2000).
Inventario de trastornos alimentarios-3 (EDI-3; Garner, 2004). Aplicamos dos subescalas de la
adaptación española (Garner, 2010) de este cuestionario de autoinforme para evaluar los
factores individuales asociados al desarrollo del TCA: Perfeccionismo (6 ítems; tendencia a
luchar por la perfección y establecer estándares de desempeño excesivamente altos) y
malregulación emocional. (8 ítems; tendencia a la impulsividad y a la imprudencia). Los ítems
proporcionan seis opciones de respuesta que van de 0 (nunca) a 5 (siempre); las tres
respuestas menos patológicas reciben 0 puntos y las otras respuestas 1, 2 y 3 para indicar un
aumento de la gravedad. Los puntajes de escala se obtienen por la suma de los ítems
correspondientes y los puntajes más altos indican una mayor presencia del constructo
correspondiente.

Escala de valoración de siluetas dibujadas (CDRS; Thompson & Gray, 1995). La ECCD consta de
nueve dibujos de una figura femenina o masculina, según el sexo del encuestado. Cada dibujo
aumenta de tamaño desde extremadamente delgado (1) hasta muy obeso (9). Se pide a los
participantes que califiquen su figura ideal (cómo quieren verse idealmente) y su tamaño real
(figura percibida). Usamos la discrepancia entre las puntuaciones de tamaño ideal y real como
un índice de insatisfacción con las dimensiones corporales, que puede oscilar entre 8 (deseo
extremo de perder peso) y −8 (deseo extremo de ganar peso. Hay evidencia de validez
satisfactoria y fiabilidad test-retest en estudiantes universitarios masculinos y femeninos y en
niñas adolescentes (Thompson y Gray, 1995; Wertheim, Paxton y Tilgner, 2004).
Hábitos y conductas sedentarias. Las preguntas que incluimos se derivan del Health Behavior
in School-age Children (HBSC; Currie, Nic Gabhainn, & Godeau, 2009) y fueron tomadas de
Moreno, Muñoz, Pérez y Sánchez (2005). Primero, se consideraron preguntas dicotómicas
sobre el consumo de tabaco, alcohol (emborracharse) y cannabis durante toda la vida. Debido
a que cada una de las tres preguntas fue respaldada por menos del 10% de los participantes
(5,5%, 3,2% y 3,7%, respectivamente), se sumaron para obtener el número de conductas
adictivas experimentadas alguna vez. En segundo lugar, se preguntó la frecuencia de cuatro
comportamientos sedentarios durante el tiempo libre del fin de semana: ver televisión
(incluidos videos y DVD) (0-7 horas / día), jugar con el ordenador o consola (PlayStation, Wii,
Xbox, GameCube, etc.) (0 -7 horas / día), conectarse a Internet (también enviar correos
electrónicos o chats) (0-7 horas / día) y hablar diariamente con amigos por teléfono móvil o
Skype (0-24 horas). Y tercero, se incluyó una pregunta final sobre la frecuencia mensual de
actividad física fuera de la escuela (0: nunca; 6: diaria).
Procedimiento
Los datos forman parte de un proyecto más amplio aprobado por el Comité de Ética de
nuestra institución y aprobado y mediado por el Instituto Municipal de Salud y Bienestar Social
de las ciudades de Manresa y Terrassa, recogido por nuestro equipo en los colegios. Se obtuvo
el consentimiento informado por escrito de los padres y el consentimiento oral de los
adolescentes. Tras obtener el consentimiento de los profesores y tras dar instrucciones
generales en clase, los participantes respondieron la batería de forma individual y anónima
durante el tiempo normal de clase. Se aseguró la confidencialidad, así como la posibilidad de
obtener retroalimentación a través de un código numérico. Las medidas de altura y peso
fueron tomadas in situ de forma individual y privada por dos miembros de nuestro equipo,
para garantizar la confidencialidad.
Análisis estadístico
Los análisis estadísticos se realizaron con SPSS19 (SPSS, 2010). Se realizaron dos
modelos de regresión múltiple jerárquica para examinar la relación entre cada grupo de
predictores y cada una de las variables criterio: puntajes totales de EAT y SCOFF, ajustados por
SES. Los predictores fueron el sexo en el primer paso; IMC en el segundo paso; internalización
del estándar de apariencia (SATAQ-R), autoestima (RSES), perfeccionismo y malregulación
emocional (EDI-3) e insatisfacción con el tamaño corporal (CDRS) en el tercer paso; número de
conductas adictivas de por vida (tabaco, alcohol, cannabis) en el cuarto paso; tiempo dedicado
a comportamientos sedentarios durante el fin de semana (TV, juegos electrónicos, ordenador)
y frecuencia de actividad física en el último paso. Se realizaron comprobaciones de
superposición entre predictores (variables independientes y covariables) con las correlaciones
bivariadas de Pearson y el factor de inflación de la varianza (VIF). El R2 ajustado valoró la
validez predictiva para cada modelo y se estimó la precisión predictiva incremental con los
cambios en el coeficiente R2 entre pasos. Se utilizó el método de eliminación listwise.
Resultados

Ninguno de los predictores mostró colinealidad (r ≤ 0,58 en valor absoluto; VIF ≤ 1,83). La
Tabla 2 muestra los modelos finales de las dos regresiones múltiples jerárquicas que evaluaron
la validez incremental de las características sociodemográficas, físicas, psicológicas y de
personalidad, y hábitos y conductas sedentarias en las puntuaciones EAT (superior) y SCOFF
(inferior). Ambos modelos explicaron un porcentaje considerable de la varianza total (R-
cuadrado corregido por encima del 40%).

Table 2. Results of multiple linear regression models adjusted by SES.


Criterion Predictors B B (CI 95%) β p F (p) Rc2

EAT-26 total score Sex: female −0.20 (−1.66; 1.27) −.01 .791 18.58 (<.001) .412

BMI 0.05 (−0.19; 0.28) .02 .704

SATAQ-R internalisation 2.33 (1.40; 3.26) .23 <.001

RSE self-esteem −0.47 (−0.63; −0.32) −.31 <.001

EDI-3 perfectionism 0.36 (0.17; 0.55) .15 <.001

EDI-3 emotional dysregulation 0.00 (−0.24; 0.24) .00 .986

CDRS body size dissatisfaction 1.28 (0.68; 1.89) .21 <.001

No. of lifetime addictive behaviours 2.86 (1.14; 4.57) .14 .001

Time spent watching TV during weekend 0.03 (−0.35; 0.42) .01 .867

Time spent playing e-games during weekend 0.11 (−0.33; 0.55) .03 .618

Time spent using computer during weekend −0.05 (−0.50; 0.41) −.01 .843

Hours speaking with friends −0.03 (−0.28; 0.21) −.01 .806

Weekly frequency of physical activity −0.28 (−0.72; 0.15) −.05 .202

SCOFF total score Sex: female 0.19 (0.01; 0.37) .09 .044 20.26 (<.001) .437

BMI 0.03 (0.00; 0.06) .10 .036

SATAQ-R internalisation 0.22 (0.11; 0.34) .18 <.001

RSE self-esteem −0.05 (−0.07; −0.03) −.27 <.001

EDI-3 perfectionism 0.04 (0.01; 0.06) .12 .004

EDI-3 emotional dysregulation 0.00 (−0.03; 0.03) −.01 .755

CDRS body size dissatisfaction 0.20 (0.13; 0.28) .27 <.001

No. of lifetime addictive behaviours 0.15 (−0.06; 0.36) .06 .172

Time spent watching TV during weekend −0.02 (−0.07; 0.03) −.03 .465
Time spent playing e-games during weekend 0.04 (−0.02; 0.09) .07 .172

Time spent using computer during weekend 0.04 (−0.02; 0.09) .07 .202

Hours speaking with friends −0.02 (−0.05; 0.01) −.07 .142

Weekly frequency of physical activity 0.00 (−0.05; 0.05) .00 .997

In bold: predictors statistically significant (p < .05)

Para los puntajes EAT, mayor internalización del estándar de apariencia (β = .23; p <.001),
perfeccionismo (β = .15; p <.001), insatisfacción corporal (β = .21; p <.001), conductas adictivas
a lo largo de la vida (β = .14; p = .001) y la baja autoestima (β = −.31; p <.001) se relacionaron
con puntajes más altos de actitud alimentaria desordenada. La validez incremental del IMC en
el paso 2 fue estadísticamente significativa (cambio en R2 = .054; p <.001), a pesar de que no
se relacionó significativamente con puntuaciones EAT más altas después de controlar por los
predictores restantes (β = .02; p =. 704). El grupo de variables que más varianza explicó fueron
las referidas a rasgos psicológicos y de personalidad en el paso 3 (cambio en R2 = .343; p
<.001). Además, el número de conductas adictivas de por vida en el paso 4 también aumentó
significativamente la varianza explicada (cambio en R2 = .016; p = .001), mientras que los
predictores que preguntaron por hábitos en el paso 5 no lo hicieron (cambio en R2 = .003; p = .
825).

Para las puntuaciones SCOFF, ser mujer (β = .09; p = .044), IMC más alto (β = .10; p = .036),
internalización del estándar de apariencia (β = .18; p <.001), perfeccionismo (β = .12; p = .004),
la mayor insatisfacción corporal (β = .27; p <.001) y una menor autoestima (β = −.27; p <.001)
se asociaron con puntuaciones más altas en la medida de trastornos alimentarios. Con
respecto a la validez incremental, los predictores que explicaron la mayor parte de la varianza
fueron la demografía en el paso 1 (cambio en R2 = .063; p <.001), el IMC en el paso 2 (cambio
en R2 = .109; p <.001) y principalmente rasgos psicológicos y de personalidad en el paso 3
(cambio en R2 = .275; p <.001), mientras que el número de conductas adictivas de por vida en
el paso 4 (cambio en R2 = .003; p = .155) y hábitos en el paso 5 (cambio en R2 = .010; p = .237)
no lo hizo.

Discusión

Para ambas variables criterio se encontró una asociación positiva entre las alteraciones de la
alimentación (EAT y SCOFF) y la internalización de un ideal de belleza, insatisfacción corporal y
perfeccionismo, y una asociación negativa con la autoestima. Estos resultados son consistentes
con nuestra hipótesis de partida.

Por el contrario, el número de conductas adictivas de por vida solo se relacionó con puntajes
en el EAT más altos, mientras que el sexo y el IMC solo se asociaron con puntajes SCOFF más
altos.

Las actitudes desordenadas (evaluadas con EAT) no se asociaron estadísticamente con el


género, lo que cual está alineado con estudios que informan de una presencia creciente de
trastornos alimentarios en los chicos (Daniel y Bridges, 2010; McCabe y Ricciardelli, 2004), más
similar al de las chicas. Además, no se observó la asociación que se esperaba entre
impulsividad (malregulación emocional) y alteraciones de la alimentación, contradiciendo los
resultados obtenidos por otros autores (Waxman, 2009).
En el presente estudio, también encontramos una asociación positiva entre el número de
conductas adictivas experimentadas y la prueba de actitudes alimentarias (puntuaciones EAT)
(Laghi, Baiocco, Liga, Lonigro y Baumgartner, 2014).

¿Qué relación puede haber (como explicación de este resultado) entre el nº de conductas
adictivas y alteraciones alimentarias hallados en este estudio? En los siguientes artículos
puedes encontrar alguna luz respecto a esto.

 Barnhart, W.R. (2016).Reward processing and risky decisión making in college students
with and without disordered eating behaviors (tesis doctoral). Ohio State University,
Ohio.
 Lundahl, A., Wahlstrom, L.C., Christ, C.C. & Stoltenberg, S.F., Gender Differences in the
Relationship between Impulsivity and Disordered Eating Behaviors and Attitudes,
Eating Behaviors (2015), doi: 10.1016/j.eatbeh.2015.05.004
 Howard, M.,. Gregertsen, E.C, Hindocha, C. SerpellI, L. (2020). Impulsivity and
compulsivity in anorexia and bulimia nervosa: A systematic review. Psychiatry
Research, 293, 113354. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2020.113354
 Rosińska, M., González, M. Grau A. & Mora, M. Giral (2020) Comparing the Personality
Traits of Patients with an Eating Disorder versus a Dual Diagnosis, Journal of Dual
Diagnosis, 16:3, 336-346, DOI: 10.1080/15504263.2020.1782552

No se observó asociación entre las alteraciones de la alimentación y las conductas sedentarias,


como se encontró en investigaciones previas con adolescentes (Neumark-Sztainer, Wall et al.,
2007). Tampoco se observó una asociación estadísticamente significativa entre la actividad
física y los trastornos alimentarios. La actividad física puede actuar como modulador de otros
factores de riesgo o protectores que intervienen en el desarrollo de trastornos alimentarios,
por ejemplo, la autoestima y la insatisfacción corporal (Haugen, Säfvenbom & Ommundsen,
2011).

¿Cómo podría redactarse este parágrafo de forma que se facilitara su comprensión? Hazlo.
¿De qué manera la baja autoestima o la insatisfacción corporal podrían moderar el efecto de la
actividad física sobre el trastorno alimentario?

Consideramos que se requieren estudios longitudinales prospectivos que ayuden a esclarecer


la dirección de la asociación entre las alteraciones de la alimentación y el consumo de
sustancias y comprobar si la presencia de ambas conductas de riesgo al inicio de la
adolescencia podría considerarse un signo de una patología posterior inespecífica. También es
necesario aclarar la asociación entre las alteraciones de la alimentación, el sedentarismo y la
actividad física, así como si estos comportamientos son factores comunes de riesgo o de
protección para los problemas relacionados con el peso (Krug, Villarejo et al., 2013). En este
sentido, se podrían desarrollar programas de intervención de amplio espectro (Neumark-
Sztainer, Wall et al., 2007).

Los modelos de regresión explicaron un porcentaje considerable de varianza (alrededor del


40%), en el que los factores psicológicos y de personalidad son las variables con mayor
influencia (alrededor del 30%), seguidos del IMC (entre 5 y 11%), para ambos criterios.

En cuanto a los estilos de vida y hábitos de los adolescentes, solo en las puntuaciones del
modelo basado en el EAT el número de conductas adictivas a lo largo de la vida (tabaco,
alcohol / sobreingesta alcohólica y cannabis) fue estadísticamente significativo
¿qué recomendaciones específicas para la prevención harías teniendo en cuenta los
resultados del estudio en su totalidad?

La combinación de una perspectiva holística, integral y no específica (modelo de


vulnerabilidad-estrés inespecífico; Levine & Smolak, 2006), y una educación crítica de jóvenes y
adolescentes a los modelos de belleza y éxito que se transmiten por los medios de
comunicación (Espinoza, Penelo, & Raich, 2013; González, Penelo, Gutiérrez, & Raich, 2011;
Raich, Portell, & Peláez-Fernández, 2010) parecen ser adecuadas para prevenir los problemas
relacionados con el peso, la nutrición y el consumo de drogas.

En este estudio se incluyó simultáneamente un amplio espectro de variables asociadas con los
trastornos alimentarios, lo que proporciona una visión holística de las posibles asociaciones
entre los trastornos alimentarios y los factores de riesgo biológicos, psicológicos, de
personalidad y de estilo de vida. También se cubrieron un amplio número de conductas
sedentarias, más allá de las que generalmente se han investigado (ver televisión),
incorporando las conductas sedentarias que se convirtieron en parte de la vida diaria y el
tiempo libre de los adolescentes a través del avance de las tecnologías de la comunicación.

Para ambas variables criterio se encontró una asociación positiva entre las alteraciones de la
alimentación (EAT y SCOFF) y la internalización de un ideal de belleza, insatisfacción corporal y
perfeccionismo, y una asociación negativa con la autoestima. Estos resultados son consistentes
con nuestra hipótesis de partida.

Por el contrario, el número de conductas adictivas de por vida solo se relacionó con puntajes
en el EAT más altos, mientras que el sexo y el IMC solo se asociaron con puntajes SCOFF más
altos.

Las actitudes desordenadas (evaluadas con EAT) no se asociaron estadísticamente con el


género, lo que cual está alineado con estudios que informan de una presencia creciente de
trastornos alimentarios en los chicos (Daniel y Bridges, 2010; McCabe y Ricciardelli, 2004), más
similar al de las chicas. Además, no se observó la asociación que se esperaba entre
impulsividad (malregulación emocional) y alteraciones de la alimentación, contradiciendo los
resultados obtenidos por otros autores (Waxman, 2009).

¿Cómo explicarías esta contradicción? Analiza el constructo medido por la subescala de


malregulación emocional.

En el presente estudio, también encontramos una asociación positiva entre el número de


conductas adictivas experimentadas y la prueba de actitudes alimentarias (puntuaciones EAT)
(Laghi, Baiocco, Liga, Lonigro y Baumgartner, 2014).

No se observó asociación entre las alteraciones de la alimentación y las conductas sedentarias,


como se encontró en investigaciones previas con adolescentes (Neumark-Sztainer, Wall et al.,
2007). Tampoco se observó una asociación estadísticamente significativa entre la actividad
física y los trastornos alimentarios. La actividad física puede actuar como modulador de otros
factores de riesgo o protectores que intervienen en el desarrollo de trastornos alimentarios,
por ejemplo, la autoestima y la insatisfacción corporal (Haugen, Säfvenbom & Ommundsen,
2011).

Consideramos que se requieren estudios longitudinales prospectivos que ayuden a esclarecer


la dirección de la asociación entre las alteraciones de la alimentación y el consumo de
sustancias y comprobar si la presencia de ambas conductas de riesgo al inicio de la
adolescencia podría considerarse un signo de una patología posterior inespecífica. También es
necesario aclarar la asociación entre las alteraciones de la alimentación, el sedentarismo y la
actividad física, así como si estos comportamientos son factores comunes de riesgo o de
protección para los problemas relacionados con el peso (Krug, Villarejo et al., 2013). En este
sentido, se podrían desarrollar programas de intervención de amplio espectro (Neumark-
Sztainer, Wall et al., 2007).

Los modelos de regresión explicaron un porcentaje considerable de varianza (alrededor del


40%), en el que los factores psicológicos y de personalidad son las variables con mayor
influencia (alrededor del 30%), seguidos del IMC (entre 5 y 11%), para ambos criterios.

En cuanto a los estilos de vida y hábitos de los adolescentes, solo en las puntuaciones del
modelo basado en el EAT el número de conductas adictivas a lo largo de la vida (tabaco,
alcohol / sobreingesta alcohólica y cannabis) fue estadísticamente significativo.

La combinación de una perspectiva holística, integral y no específica (modelo de


vulnerabilidad-estrés inespecífico; Levine & Smolak, 2006), y una educación crítica de jóvenes y
adolescentes a los modelos de belleza y éxito que se transmiten por los medios de
comunicación (Espinoza, Penelo, & Raich, 2013; González, Penelo, Gutiérrez, & Raich, 2011;
Raich, Portell, & Peláez-Fernández, 2010) parecen ser adecuadas para prevenir los problemas
relacionados con el peso, la nutrición y el consumo de drogas.

En este estudio se incluyó simultáneamente un amplio espectro de variables asociadas con los
trastornos alimentarios, lo que proporciona una visión holística de las posibles asociaciones
entre los trastornos alimentarios y los factores de riesgo biológicos, psicológicos, de
personalidad y de estilo de vida. También se cubrieron un amplio número de conductas
sedentarias, más allá de las que generalmente se han investigado (ver televisión),
incorporando las conductas sedentarias que se convirtieron en parte de la vida diaria y el
tiempo libre de los adolescentes a través del avance de las tecnologías de la comunicación.

¿Qué apartado falta en esta discusión?

Redacta las limitaciones del estudio.

3.-Examina el siguiente articulo del que se ofrece la introducción, método y resultados.


Construye la discusión del artículo. Al final de este documento tienes artículos relacionados y
los links donde puedes encontrarlos. Esto no obsta para que utilices otros si lo consideras
necesario.
INTRODUCTION
It is a well-known fact that health is much more than the absence of illness. There are lots of
components that offer welfare and human development, including sports, known in most of the cases as
a positive element and a promoter of health. Even though it is also true that, as every human practice, it
is possible that an inadequate realisation can cause damaging elements.

Exercise has been studied also as a possible addictive conduct (Hausenblas & Symons-Downs,
2002, Villela et. al, 2011) or as a potential environment of consumption of specific non-indicated
ergogenic substances. Among the most used are anabolic steroids (AAS) which are the synthetic version
of the masculine hormone’s testosterone. They are called “steroids” due to their hormonal root and
“anabolic” because they potentiate the fat metabolism and cause the muscular development. The most
used by oral intake are anadrol (oxymetholone), oxandrin (oxandrolone), dianabol (metandienone) and
winstrol (estanozol). Moreover, the most used by intravenous intake are durabolín (nandrolone) and
equipoise (boldenone) (Cantón, 2010).

Besides the AAS, we can also find a big consume of nutritional food supplements like
carbohydrates, protein shakes and ginseng. Studies show that the use of those supplements in ASS
consumers is superior than non-consumers. (Cantón, 2010). The cycles may last around 15 weeks, and
depending on the week they are injected and one or another product is consumed (AAS, androgenic
hormones, liver-protecting drugs, vitamin and protein complexes) (Baile, 2005).

The first time that AAS were used to increase the muscular mass and the aggressiveness was in
the German troops during the World War II (Perlmutter & Lowenthal, 1985). Its consume increased to a
large extent, in the Olympic Games of Tokyo in 1964 and, due to this fact, the International Olympic
Committee decided to include them in the banned substances list, in 1976. In Spain we do not have
enough epidemiological data about its consume, although the estimation is that there are 70.000
regular consumers (Méndez, 2002). The consume of AAS has raised at all ages and all competitive
levels, especially with the fitness arise, which has created a new population of recreational and
subcompetitive consumers (Hickson, Ball & Falduto, 1989).

As pointed out in several studies (Bahrke & Yesalis, 2002; Brower, 1989; Cantón, Revert &
Chavez, 2008) there are two are the main causes of the beginning and maintenance of the intake of ASS:
the improvement of the physique and sports performance and the dissatisfaction with one´s own body
image. It has also been reported that for its maintenance, factors like dependence and the reduction of
the adverse effects of withdrawal have an important role. Although there is no solid scientific evidence
which proves the existence of a type of personality, biologic factor, pathology or previous disorder that
influences the use of ASS, the factors that conform the risk profile are starting to be known. As for the
environment risk factors, easy availability and acquisition, certain social permissiveness, a too
ambiguous legislation that facilitates the sale of AAS in pharmacies or the increase of physical training in
gyms for lack of time and the decreasing practice of outdoor sports. Personal risk factors refer mainly, to
appearance jokes, frequent failures, dissatisfactory personal relationships and an excessive concern for
body and its image (Cantón, 2010).

As far as the adverse effects derivated from regular use of the AAS are those related to liver
system (Socas et al., 2005), cardiovascular system (Urhausen, Albers & Kindermann, 2004) ,
endocrine system and reproductive system (Torres, González, DeCelis, Calzada & Pedrón, 2001) .
Generically, it can be materialized in acne, gynecomastia, sodium retention, palpitations,
enlarged heart, cancer, bleeding, stomach aches, headaches, muscle tears, enlarged prostate,
premature baldness, immune system suppression, insomnia, testicular atrophy, short stature
(Phillips, 2001). Still, there aren’t conclusive data about the ability of AAS to modify skeletal
muscle so as to increase its functional activity for the benefit of athletic performance
(Gonzalez, Sanchez & Mataix, 2006). Therefore, the effects on muscle mass are undeniable,
but does not necessarily imply any advantage in performance or improving qualities as
strength or power. That is the function of AAS is basically aesthetic and recreational.
Along with all the adverse biological effects described, it should be mentioned that
there are many psychological and psychosocial consequences like mood disorders such as
hypomania, bipolar disorder or depression, emotional instability as increased aggressiveness,
violent attacks, confusion. Moreover, another common side effect is vigorexia (Kanayama,
Barry, Hudson & Pope 2006; Björk et al., 2013). We also found comorbid with dysmorphic
disorder, eating disorders, pathological narcissism, paranoia. In a short term, consumption of
AAS can produce some improvement in body image or sexual performance, but these effects
decrease and the negative ones are appearing. Probably they try to respond increasing doses
and training and as a result producing addiction (Canton, 2010). There are numerous scientific
evidence that a continuing use can trigger dependence between 14% and 57% (Brower, 2002;
Silva, Danielski & Czepielewski, 2002). Even so research can not reflect correctly the real
adverse effects of EA due to the use at high doses given in many cases (Hartgens & Kuipers,
2004; Cordaro,  Lombardo & Cosentino, 2011).
Pope and his staff (1993) made a research on consumption of AAS in men of Boston
and found that many of them were perceived themselves as small and weak when in fact they
were big and muscular. These subjects had obsessive thoughts about their body and
performed a compulsive sports to enlarge it. Their psychological and social life was affected by
all the time invested in the gym and because they avoided situations where others could see
how little they were muscled. This phenomenon was then called as Anorexia Reverse since
initially it showed anti-anorexia signs; then it became popular as bigorexia (Gutierrez &
Ferreira, 2007). According to Baile (2005) while bigorexia is not considered as a disorder with
its own entity, and to be recognized as such by the scientific community, subjects which show
these symptoms may be classified into one of three disorders depending on the main core:
eating disorder such as anorexia nervosa (if the core of the study is eating behavior),
somatoform disorder (body image concern) or an obsessive disorder (if there are obsessions
and compulsions). Bigorexia has a multi-causal explanation. For Baile (2005), the most
important clinical manifestations of bigorexia would be: c oncern for being weak or little muscle,
inability to look objectively at one’s own body, although having it large and muscle, deriving in one’s
body dissatisfaction, obsessive and permanent thoughts about one’s body, affected self-esteem, altered
behaviours regarding body image and avoiding public places where one’s body or wear special clothes
could be seen, compulsive need to exercise with weights to increase body size, family life affection,
social and sentimental life affection by body care, training and/or diet and AAS and food supplements
abuse.

This study investigates the possible relation between the consumption of AAS and
different lifestyles, as well as the importance given to body image. There are risk factors that
worsen over physical practice. For example, the person might consider that his body is not
muscular enough and that prevents him socially and sexually as wanted. In addition, they
frequently experience anxiety in every situation in which they have to prove their
performance (Cantón, 2010).
The aim of this study is to compare the sports population that practice fitness and
consumes AAS to that which does not consume and analyze whether there are differences
between the two groups in body image and bigorexia. The main hypothesis is that a negative
body image and a major risk of suffering bigorexia, will relate to EA's major consumption.
The main hypothesis is that male consumers of ASA users will have a higher risk of vigorexia,
higher scores in subjective importance of corporality, in behavior aimed at maintaining
physical fitness, in self-evaluation of sex appeal and greater care of physical appearance care.
METHOD
Participants
The study sample consists of 100 men who practice fitness, residents in the province
of Barcelona (50 are consumers of AAS). These men are aged between 18 and 40 years (Mean=
27.17). We visited two gyms located in Barcelona and a nearby town.
The female exclusion in this study has been done for practical reasons, as in the
gyms where we went were mostly for male and because the percentage of female population
consuming AAS is significantly lower compared to the male population.
Materials
Ad hoc questionnaire about anthropometric parameters and consumption of AAS. It
asks for age, weight and height and analyses if AAS consumption is more frequent when fitness
is done in combination with some other type of sport and the time since physical activity is
performed. It is also intended to know if they are consumed along with other products such as
energy drinks or protein concentrates and what is the most consumed one. An important
aspect to assess is to answer why they have decided to consume them. It also tries to answer if
they thought of stopping taking them when they have achieved the desired result and if
adverse effects were noticed.

Multidimensional Body Self Relations Questionnaire, MBSRQ (Cash, 1990). It is a self-


report inventory of 69 items with Likert scale of 5 response options. It’s a very complete
instrument as it includes evaluative, cognitive and behavioral aspects of body image. It has
been validated in Spanish population by Botella, Ribas and Benito (2009). This version includes
four subscales: Subjective Importance of Corporality, Behavior Aimed at Maintaining Physical
Fitness, Self-assessed Sex Appeal and Physical Appearance Care. Cronbach's alpha found in this
study is p= 0.7489

Test Breve de Vigorexia, TBV (Baile, 2005). It is a test of 10 items, which serves us as
an approach to a pre-assessment . This instrument was chosen because it allows you to know
up to what extent a person is at risk of having bigorexia. In case you get above 5 score there’s
a high risk of bigorexia. Therefore the way to relate to your body is not healthy, and it can lead
to suffer serious body image disorder. A score between 3 or 4 shows an average risk of
bigorexia, while a negative score, 0, 1 or 2 points shows a low risk of bigorexia. Cronbach's
alpha found in this study is p=0.889
Procedure

Two gyms were contacted in order to get their consent to participate in the current
investigation. The answer was affirmatively.
Subjects were asked to sign the informed consent in which it was explained the
purpose of research and the voluntary participation was asked, always in accordance with
current legislation. Before that the presentation of the project was performed. Fitness
practitioners answered the questionnaires in one of the two sports centers, always
guaranteeing confidentiality and anonymity.
It was proceeded to analyse the data relating to MBSRQ and TBV. Statistically, the
Stata software was used. Snedecor’s F test was applied to check that the variances of the study
were homogeneous (p>0.05). Besides, the descriptive statistical indices were obtained and a T
-Test was carried out in order to check if there were differences between the responses of
those consumers AAS and non-users. In the TBV the differences were studied in the total
score. In the MBSRQ were analyzed the scores concerning the subscales and items pertaining
to the satisfaction with different parts of the body.
RESULTS
Within the ad hoc made questionnaire regarding the anthropometric parameters and
the ASS consumption, it was obtained that the average age of the ASS consumers was around
26.26 years whereas the age of no consumers was 28.28 years old. Concerning the weight and
size, the average was 72.22kg and 1.80m respectively, while those of non-consumers was
78.22kg and 1.79m. Therefore, the ASS consumers obtained a Body Mass Index (BMI) of 22.29,
whereas the non-consumers obtained 22.24. The 34% of ASS consumers only practiced fitness
in contrast with the 74% of the non-consumers that combine fitness with other sport activities.
Moreover, the ASS consumers have been practicing this activity not for a long time, obtaining
an average of 5.22 training years while the others have an average of 9.55 years. Regarding the
use of products to improve the performance, the 40% of the athletes that did not consume
ASS did used them: energetic drinks (26%), protein (14%), ginseng (12%) and royal jelly (4%).
On the other hand, the athletes that consume ASS ingest mainly proteins (86%), in less
quantities energetic drinks (12%) and ginseng (6%) and only 10% of ASS consumers without
combining them with other products that help improve the performance.

With regards to ASS consumers, 56% used them in a mixed way versus the 44% who
just took one type of ASS. The most used are Winstrol (74%) and Oxandril (44%). The 16% of
them were administered intravenously but always mixed with the oral consumption. All the
sample agreed that they decided to consume it in order to obtain a better body image and the
78% thought of leaving them once they will achieve their expected results. Concerning the
adverse effects, the most prominent that could arise once they are used are acne (54%), heart
beats (26%) and aggressiveness (24%) and in lesser degree emotional lability (6%), headache
(8%) and stomachache (4%). However, the 28% of AAS consumers answered that they never
noticed sided effects.

In the MBSRQ results, there have been significant differences (p<0.005) between two
subscales when T-Test was done:
- Subjective Importance of Corporality: it showed that the athletes who consume AAS
had higher concern about physical appearance, weight, diets as well as wealth and
diseases.
- Physical Appearance Care: show that AAS consumers paid more attention to caring
their physical appearance. The athletes that consume AAS gave priority to having
always good appearance and they checked it constantly in the mirror, they paid higher
attention to their hair and they were aware of their weight variability even if they were
smaller than those of non-consuming athletes.

In the table I. The statistical indices relative to the questionnaire were included, both in
the total score and in the four subscales.
Table 1: Differences between consumers athletes AAS and non-users in the subscales of
MBSRQ

CONSUMERS OF NON CONSUMERS


AAS OF AAS

M SD M SD Significance

Subjective Importance of 107.36 6.84 101.76 6.52 p=0.0001


Corporality

Conduct Aimed at Maintaining 30.06 3.43 30.72 3.06 p=0.3124


Physical Fitness

Self-Assessed Sex Appeal 13.14 1.58 13.76 1.93 p=0.0821

Physical Appearance Care 19.52 2.83 16.86 2.36 p<0.00005

TOTAL SCORE 170.08 11.36 163.10 11.29 p=0.0027

If we analyse in detail the items corresponding to the degree of satisfaction with the
different parts of their body, we found significant differences between consumers AAS and
nonusers (p=0.0019). The athletes non-consumers AAS have a greater satisfaction in the lower,
middle and upper body, muscle tone, weight and appearance generally observed. Instead, AAS
consumers get more satisfaction from her hair. The order of satisfaction with body parts differs
among consumer’s athletes AAS and non-consumers. We find that consumers athletes have
more satisfaction of their hair, face and height while non-consumers in the lower body, face
and midsection. In relation to dissatisfaction, consumers mention muscle tone, general
appearance and lower body while non-consumers in their hair, height and general appearance.

Table 2 include descriptive indices of the items described above.


Table 2: Differences between athletes AAS consumers and non-consumer in relation to the
degree of satisfaction of different body areas.

CONSUMERS OF AAS NON CONSUMERS OF AAS

M SD M SD

Face 3.74 0.72 4.02 0.89

Hair 3.88 0.72 3.44 0.99

Lower body 3.34 0.96 4.06 0.71

Middle of the body (abdomen and 3.46 0.73 3.96 0.81


stomach)

Upper body (chest, shoulders and arms) 3.44 0.81 3.94 0.65

Muscular tone 3.18 0.80 4 0.70

Weight 3.58 0.86 3.92 0.90

Height 3.68 0.74 3.86 0.76

General aspect 3.30 0.76 3.88 0.56

Lastly, concerning with the results obtained in the TBV, it is seen that there are
significant differences (p<0.005) between athletes consumers of AAS and non-consumers.
Consumers athletes AAS get an average score (M=4.80) which puts them in a medium-high risk
of bigorexia suffering so sometimes they feel, think and behave in an exaggerated way because
of their bodies. In contrast, non-consumers AAS get a mean (M=-2.68) indicating that they
have a low risk of bigorexia, so sometimes they worry about their bodies, but their physical,
psychological health the primarily in their live.
In table 3 include descriptive indices of the items described above.
Table 2: Differences between athletes AAS consumers and non-consumer in relation to the
total score of TBV

CONSUMERS OF NON CONSUMERS


AAS OF ASS

M SD M SD Significance

TOTAL SCORE 4.80 3.18 -2.68 2.72 p<0.0005

DISCUSSION
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