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enfermedades mentales, las deficiencias o los problemas de las personas (como la depresión, la
ansiedad, etc.). Sin embargo, su deber principal es actuar por el bienestar, y es aquí donde
encuentra legitimidad como profesión y como ciencia (Blanco, Rojas y de la Corte, 2000; Miller,
1969; Vera, 2006) No en vano, el Código Deontológico recoge esta filosofía en su artículo 5: “El
ejercicio de la Psicología se ordena a una finalidad humana y social que puede expresarse en
objetivos tales como el bienestar, la salud, la calidad de vida, la plenitud del desarrollo de las
personas y de los grupos, en los distintos ámbitos de la vida individual y social” (Colegio Oficial de
Psicólogos, 1987). Esta tradición “negativista” arrastrada del enfoque biomédico (presente
también en la práctica arteterapéutica), implica algunas limitaciones: (a) observa al ser humano
desde una visión del déficit, encasillando muchas veces a la persona en su problema o patología;
(b) da el falso mensaje de que solo las personas con algún tipo de problema pueden beneficiarse
de la psicología, ignorando el papel que puede jugar en el desarrollo positivo de cualquier
individuo y (c) se ha comprobado que una visión negativista resulta insuficiente para dar respuesta
a diferentes trastornos; por ejemplo, en los trastornos depresivos han proliferado intervenciones
que se centran en la eliminación de pensamientos y emociones negativas; no obstante, recientes
estudios parecen mostrar como más beneficiosas aquellas terapias que, además, estimulan 88
pensamientos y emociones positivas (Duckworth, Steen y Seligman, 2005; Fredisckson, 1998,
2001; Prada 2005; Vázquez y Herbás, 2009) Para dar respuesta a estas limitaciones y a las
inquietudes de muchos psicólogos de abordar la Psicología como una ciencia a merced del
bienestar, aparece la Psicología Positiva. Esta analiza al ser humano desde una perspectiva
integradora y desplaza el foco de atención de los problemas a las potencialidades. Tal y como
enuncia Carmelo Vázquez (2006): Es formidable para la Psicología contribuir a desarrollar un
esfuerzo programático en la consolidación teórica de los conceptos más relevantes y las relaciones
entre los mismos (emociones positivas, bienestar, salud positiva,…), el desarrollo de herramientas
de evaluación válidas de tales conceptos y, finalmente, la exploración y análisis de vías de
intervención que promuevan o ayuden a mantener el grado de bienestar de los ciudadanos. No
hay probablemente un reto más ambicioso para los científicos sociales y las profesiones sanitarias
que promover la salud y el bienestar real de la gente y a ese noble empeño no estaría de más
dedicar nuestros esfuerzos. 1. LA PSICOLOGÍA POSITIVA: PASADO, PRESENTE Y FUTURO La
Psicología Positiva se define como un área de la Psicología que intenta conocer y fomentar los
factores que promueven y conforman el bienestar. Uno de sus objetivos últimos es comprender de
modo científico la felicidad. Como el lector ya habrá reflexionado, este fin no es nuevo, pues la
felicidad siempre ha sido un tema central de la filosofía o la religión. De hecho, dentro de la
Psicología la felicidad también ha sido el centro de algunas corrientes. La principal ha sido la
corriente humanista, que tuvo su auge en los años sesenta del paso siglo con autores como Carl
Rogers, Abraham Maslow o Erich Fromm. El problema de esta perspectiva, tal y como indican
Seligman y Csikszentmihalyi (2000) es que tiene una base poco científica y que ha dado lugar a
diversos movimientos pseudo-psicológicos de dudosa fiabilidad (más tendentes a la autoayuda y a
la psico-magia que a una disciplina seria y científica como la nuestra). Sin embargo, hay que
resaltar que el humanismo ha servido de base de la Psicología Positiva, pues promovió una visión
global y positiva del ser humano, siempre encaminada al desarrollo personal. La Psicología Positiva
cobra entidad como área a partir de 1998 de la mano del psicólogo Martin E. P. Seligman, cuando
en una convención en Yucatán se establecen sus principios y su alcance. Duckworth, Steen y
Seligman (2005) la definen como “el estudio científico de las experiencias positivas y los rasgos
individuales positivos, además de las instituciones que facilitan su desarrollo; un campo
concerniente al bienestar y el funcionamiento óptimo”. Una de las premisas de esta disciplina es
que todas las personas pueden mejorar sus capacidades y aumentar su felicidad. De ella se deriva
una pregunta básica para la disciplina: ¿qué es la felicidad y cómo conseguirla? Para dar respuesta
a esta pregunta universal nace la red de Psicología Positiva, la cual se divide en tres centros de
trabajo relacionados con los tipos de felicidad identificados por los investigadores: (a) Pleasant life
(vida agradable), que alude al bienestar de corta duración relacionado con la experimentación de
emociones positivas y la minimización de las emociones negativas; (b) Good life (buena vida), que
se define como el bienestar que aparece cuando hacemos algo que se nos da bien y nos gusta y (c)
Meaningful life (vida con sentido), que se refiere al bienestar de larga duración que aparece
cuando nos sentimos parte de algo y encontramos el sentido de nuestras vidas; así en este centro
89 multidisciplinar se estudian los escenarios e instituciones positivas (familias unidas, educación,
democracia, redes de seguridad económica y social, libertad de información, etc.) Las potenciales
aplicaciones de la Psicología Positiva son numerosas y la mayoría están aún por descubrir. Es obvio
que en el campo de la prevención y la promoción de la salud tiene un gran trabajo por hacer.
Prada (2005) señala algunas líneas de acción donde destacan: (a) las aproximaciones terapéuticas
que enfaticen lo positivo, (b) las intervenciones socioeducativas que promuevan la motivación
intrínseca y la creatividad, (c) la promoción de la vida familiar y buscar formas alternativas para
que las personas puedan hacer sus relaciones más provechosas y gratificantes y (d) la mejora de la
satisfacción laboral y organizacional. En definitiva, se trata de contribuir al bienestar personal y
social en los diferentes escenarios y contextos vitales. A continuación, presentamos los
constructos de investigación e intervención destacados en el área de la Psicología Positiva. 2.
ELEMENTOS PROTAGONISTAS EN LA PSICOLOGÍA POSITIVA: INVESTIGACIÓN Y ACCIÓN 2.1 El
bienestar subjetivo El bienestar subjetivo, junto con los elementos objetivos que condicionan el
bienestar (como las condiciones socioeconómicas y el acceso a los bienes y recursos), conforma la
calidad de vida. El bienestar subjetivo se refiere a lo que las personas piensan y sienten acerca de
sus vidas y a las conclusiones cognitivas y afectivas que alcanzan cuando evalúan su existencia
(Cuadra y Florenzano, 2003). Pon ende, está compuesto por elementos emocionales (afectos
positivos y negativos) y por elementos cognitivos (satisfacción con la vida) Véase una
representación gráfica del constructo en la Ilustración 1.