Está en la página 1de 56

MINUTA DE DERECHO CIVIL

PROF.: BRUNO CAPRILE BIERMANN.


VERSIÓN AÑO 2018.

12
EL MANDATO

ADVERTENCIA:

Las minutas que se entreguen durante el desarrollo del curso no pretenden ser
originales, sino tan sólo un instrumento que facilite el aprendizaje de los alumnos.
Para su elaboración se han consultado fundamentalmente los textos que figuran en
la bibliografía obligatoria y complementaria del curso, que se adjunta al programa del
mismo.

CONCEPTO

El art. 2116 CC. define el mandato (de memoria).


Agrega, "La persona que confiere el encargo se llama comitente o mandante, y la
que lo acepta apoderado, procurador y en general mandatario".
Es el contrato más consensual que existe.

En roma, en principio, no existía. Solo se podía celebrar personalmente los contratos. El


mandato se fue incluyendo en base a un contrato de confianza. Se celebraba y luego se
transferia al patrimonio del otro. en principio, esta no es la figura actual.

NATURALEZA JURIDICA: ¿CONTRATO O ACTO DE APODERAMIENTO?

En nuestra legislación no cabe duda que el mandato es un contrato. Como tal, para
que se encuentre perfecto se requiere el consentimiento de las partes, mandante y
mandatario. Si el "mandante" ha conferido el "mandato" pero el "mandatario" no ha
aceptado, aún no existe el mandato, puesto que para que éste se perfeccione se requiere la
voluntad del mandatario (las comillas se justifican puesto que mientras no se ha
perfeccionado el contrato ni siquiera podemos hablar de "mandato", "mandante" ni
"mandatario"). Así lo señala el art. 2.124, que dispone que "el contrato de mandato se
reputa perfecto por la aceptación del mandatario". El mismo art. 2.116, al definir la
institución, señala que es un contrato. No hay contrato de mandato sin aceptación, requiere
del acuerdo de voluntades. Debe existir consentimiento para poder identificar las calidades
de las partes.
La practica ha incorporado nuevas figuras que alteran un poco el hecho de cuando
nace el contrato. Existen mandatos a personas indetermindas.
Sin embargo, con frecuencia nos encontramos ante la situación de que una persona
Página 1.-
MINUTA DE DERECHO CIVIL
PROF.: BRUNO CAPRILE BIERMANN.
VERSIÓN AÑO 2018.
otorgue un "mandato" sin que el mandatario manifieste su consentimiento; incluso se
otorga "mandato" a persona indeterminada (por ej. se faculta al portador de copia
autorizada de una escritura para requerir inscripciones). Según lo expuesto, en esos casos el
contrato de mandato aún no se ha perfeccionado. Nada impide que el mandatario acepte con
posterioridad, de modo que en el momento de la aceptación se perfecciona el mandato. Aún
más, veremos que la aceptación puede ser expresa o tácita (art. 2.124), e incluso la ley
admite el silencio circunstanciado art. 2.125.
Esto ha dado discusión:
- Es un mandato a persona indeterminada que solo produce efectos cuando exista
la aceptación …
Esa aceptación puede ser expresa o tacita.
La doctrina ha dicho que ese mandato admite dos etapas:
1. Una oferta a persona indeterminada, la cual puede ser revocado o ser objeto
de caducidad (muerte o incapacidad legal). Una vez aceptada por el destinatario
indeterminado, ahí nace el contrato de mandato.
2. El contrato de mandato (punto 137 del libro de bienes de Daniel Peñailillo)
Se discute.
La doctrina contemporánea ya no concibe el mandato como un contrato. Se entiende
que basta con el otorgamiento del poder, de modo que el apoderado está facultado para

Página 2.-
obrar por el mandante por el sólo hecho del otorgamiento del poder, sin necesidad de la
aceptación del mandatario. De esta forma, el mandato deja de ser un contrato y pasa a ser
un acto jurídico unilateral. No significa que el mandatario desde ya esté obligado, pero está
dotado de poder, es lo que la doctrina llama Acto de Apoderamiento.
Podría ser una acto de apoderamiento, por parte de quien otorga este poder a otro. cuando
se dice que es a persona indeterminada en realidad seria un acto de apoderamiento, el cual
solo se consolida por ese acto y degenera al contrato de mandato como unilateral, no dando
lugar a la revocación o caducidad.
En nuestro derecho, de acuerdo al art. 2116 CC., el mandato es un contrato.

CARACTERES DEL MANDATO:

1. Es un contrato, que se forma por el acuerdo de voluntades ….


2. Es un contrato de confianza, intuito personae
Las consecuencias son:
- el mandante puede revocar a su arbitrio lo cual constituye una clara excepción a la
consensualidad que exige el contrato de mandato, en virtud de la ley del contrato, 1545. Es
una característica de unilateralidad en este tipo de contrato.
No tiene que justificar. No puede ser objetada por via del abuso del derecho.
- las obligaciones que surgen de este son intransmisibles. Esto se confirma en el 2163 que
establece causales de extinción. La del n°5 está identificada como la muerte.
- el objeto consiste en que el mandatario se hace cargo de 1 o mas negocios, actos jurídicos de
carácter patrimonial. No es cualquier encargo, con excepción de aquellos que la l
I.- EL MANDATO ES UN CONTRATO GENERALMENTE CONSENSUAL:

El mandato es por regla general un contrato consensual, se perfecciona por el solo


consentimiento de mandante y mandatario.
La manifestación de voluntad puede otorgarse simultáneamente, pero nada impide
que primero manifieste su voluntad el mandante y que posteriormente lo haga el
mandatario, incluso con un intervalo considerable (en todo caso, según lo expuesto, debido
a la naturaleza contractual del mandato, éste sólo existirá una vez que mandante y
mandatario hayan manifestado su voluntad art. 2.124).
La manifestación de voluntad del mandante puede ser expresa o tácita: art. 2.124.
La aceptación del mandatario puede ser expresa o tácita e incluso se admite en cierto
caso el silencio circunstanciado. "Aceptación tácita es todo acto en ejecución del mandato":
el mandatario, sin manifestar expresamente que acepta, ejecuta el encargo art. 2.124. La ley
admite el silencio circunstanciado como manifestación de voluntad del mandatario en el
caso del art. 2.125; aún cuando vaya a rechazar el encargo, le impone la obligación de
tomar las providencias conservativas urgentes.
Nótese que, si se entiende que el silencio constituye aceptación, entonces se formó
el contrato y la responsabilidad del mandatario será contractual. A falta de esa norma, su
responsabilidad sería precontractual, que según la doctrina mayoritaria se rige por las reglas
de la extracontractual.

No obstante lo expresado, y aunque se encuentre perfecto el mandato por la


aceptación del mandatario, puede éste retractarse. La retractación no impone
responsabilidad alguna al mandatario si se verifica "mientras el mandante se halle todavía
en aptitud de ejecutar el negocio por sí mismo, o de cometerlo a diversa persona" (art. 2124
CC). En caso contrario, el mandatario es responsable de los perjuicios que ocasione al
mandante su retractación.
Esta es una anomalía que presenta el contrato de mandato. En efecto, sabemos que
según el art. 1.445 todo contrato es una ley para los contratantes, y no puede ser invalidado
sino por su consentimiento mutuo o por causas legales. Pues bien, en el contrato de
mandato se permite que por la sola voluntad de una de ellas se deje sin efecto el vínculo
contractual.
Es así como el contrato de mandato expira por la renuncia del mandatario (art 2163
nº 4) y también por la revocación del mandante (art. 2.163 nº 3).

Excepcionalmente, el mandato es solemne:

El art. 2123 CC. establece que no se admitirá la escritura privada para acreditarlo
"cuando las leyes requieran un instrumento auténtico". La norma concuerda con el art. 1701
CC., en virtud del cual la falta de instrumento público no puede suplirse por ninguna otra
prueba en los actos y contratos en que la ley requiere esa solemnidad.
Es solemne el mandato judicial, el mandato para contraer matrimonio,

etc. Mandato para ejecutar actos solemnes:

La generalidad de la doctrina y jurisprudencia, estima que el mandato para la


ejecución de un acto solemne no debe estar revestido de la misma solemnidad que éste. Así
por ejemplo, el mandato para comprar o vender un bien raíz no debe otorgarse por escritura
pública:
Se fundamenta en que en el contrato de compraventa es el mandatario quien
concurre con su voluntad a la formación del acto (no concurre la voluntad del mandante) de
modo que no se ve inconveniente en que el contrato de mandato no se hubiera otorgado con
la misma solemnidad. Recordemos que para quienes conciben a la representación como una
modalidad del negocio jurídico es la voluntad del mandatario la que concurre a la
celebración del negocio objeto del encargo.
En ocasiones el mandatario cuenta con un mandato verbal y el notario puede
negarse a autorizar, por imposibilidad de citar en la escritura pública que se otorga el
archivo en que se encuentra el mandato. Se puede salvar en la medida que las partes así lo
acepten expresamente. 3

II.- EL MANDATO ES UN CONTRATO ONEROSO POR NATURALEZA.

De acuerdo con los términos del art. 2117 CC., "el mandato puede ser gratuito o
remunerado", esto es, oneroso.
Este es un elemento por la naturaleza. Además, otro elemnto de la naturaleza es la
representación. Hay contratos de mandato que no tienen representación.
a) El mandato es generalmente oneroso; el mandante debe pagar una remuneración,
estipulada o usual, al mandatario, aunque no medie una estipulación expresa. Tal
conclusión resulta claramente del art. 2158 Nº 3 CC., que señala como una de las
obligaciones del mandante la de pagar al mandatario la remuneración estipulada o usual.
(Se ha fallado que el mandato es oneroso salvo que se convenga su gratuidad).
Por regla general es remunerado. Si es gratuito, no necesariamente es unilateral.
La gratuidad se debe pactar expresamente.
b) La remuneración del mandatario, denominada honorario, se determina, en primer
término, por acuerdo de las partes, anterior o posterior al contrato. Puede determinarse,
asimismo, "por la ley, la costumbre o el juez" (art. 2117 inc. 2º CC.)
No es necesario que se pacte al momento de manifestar el consentimiento. Esto diferencia,
por ejemplo, de la CV.
Nótese que en el mandato, a diferencia de otros contratos, la falta de determinación
del honorario al momento de la celebración del contrato NO anula el contrato, pues puede
ser determinado con posterioridad. Para ilustrar la idea, compárese con la compraventa, en
que la falta de determinación del precio al momento de su celebración la invalida.

c) La circunstancia de ser el mandato remunerado influye en la responsabilidad del


mandatario. El mandatario es responsable de la culpa leve, pero "esta responsabilidad recae
más estrictamente sobre el mandatario remunerado". (art. 2129 inc.2º CC.).
¿Qué quiere decir mas estrictamente?
- Stitchkin y Claro Solar dicen que el contrato de mandato siempre esta sujeto al
estándar de diligencia de la culpa leve. El “mas estrictamente” no implica que
responda por la culpa levísima. Tiene un grado de responsabilidad mayor por
los perjuicios a indemnizar. Esta norma es una excepción al 1547.
- Podría ser que responde de una culpa mayor, como es la culpa levísima (1547).
Esta es la doctrina minoritaria. Vidal y Brant. Se refiere a un grado de
responsabilidad mayor
- Gonzalo Russ, sin explicar nada, dice que cuando responde menos
estrictamente el respondería de una culpa grave. Por lo que podría decir el
legislador, de forma contraria es la culpa levísima,

GENERALMENTE ONEROSO CONMUTATIVO


En que sea mas o menos exitoso el encargo. Con prescindencia de la contingencia de que sea
mas o menos beneficioso, solo con que se cumpla, sera oneroso conmutativo
En cambio, si mira como objetivo que tenga éxito, sera oneroso aleatorio.

III.- EL MANDATO ES UN CONTRATO NATURALMENTE BILATERAL.

El mandato remunerado es, obviamente, un contrato bilateral. Pero también es


bilateral el mandato gratuito. Se obliga el mandatario a cumplir el encargo y a rendir cuenta
de su gestión y el mandante, a su vez, contrae la obligación de proveer al mandatario de los
medios necesarios para el desempeño de su cometido.

El mandante, además, puede resultar obligado por circunstancias posteriores, con


motivo de la ejecución del contrato, por ejemplo, a reembolsar al mandatario los anticipos
que haya hecho y los perjuicios que haya sufrido, sin culpa, por causa del mandato.
Sin embargo, estas obligaciones del mandante son de la naturaleza del mandato,
pueden no llegar a existir, por ejemplo si el mandatario no incurre en gastos, no sufre
perjuicios, no hace anticipos de dinero, etc. En tal caso y tratándose del mandato gratuito
(en el remunerado siempre existe la obligación de pagar los honorarios), el mandato es un
contrato unilateral, en el que sólo resulta obligado el mandatario.

También puede ocurrir que el mandato nazca como un contrato unilateral pero que
durante su ejecución surjan obligaciones, por ejemplo si el mandatario debe incurrir en
gastos no previstos al tiempo de celebrar el contrato. En este caso se dice que nos
encontramos frente a un contrato sinalagmático imperfecto. El hecho de pagar es una de las
obligaciones que tiene el mandante, por lo que, aun cuando sea gratuito y no pague
remuneración, igual subsiste su obligacion de pagar estos gastos. Ahí, igualmente seguiría
siendo bilateral y gratutio.
…..

Puede nacer como unilateral y que después nazcan obligaciones en la persona que no se
encontraba obligada, estando frente a un contrato sinalagmático imperfecto.

IV.- EL MANDATARIO OBRA POR CUENTA Y RIESGO DEL MANDANTE.

Es rasgo característico y esencial del mandato que el mandatario obre "por cuenta y
riesgo" del mandante. El mandatario gestiona el negocio encomendado como algo ajeno, de
manera que serán para el mandante los beneficios que la gestión reporte y soportará las
pérdidas, como si tal gestión la realizara personalmente.

El mandatario no actua para si, por lo que los beneficios que provienen de ese encargo repercuten en el
patrimonio del mandante. Lo mismo pasa con las perdidas.
Eso mismo pasa, cuando es sin representación 2151.

ES UN CONTRATO PRINCIPAL

CONTRATO DE CONFIANZA
2116

……..

PUEDE SER MERCANTIL O CIVIL

MANDATO Y DIFERENCIAS CON OTROS CONTRATOS


Contrato de mandato tiene relación con la realización de un acto jurídico (2132)
Mandato siempre conlleva la idea de representación lo que no se encuentra presente en el contrato de
arrendamiento de servicios.

La agencia oficiosa una persona actua por otra sin poder de representación y es un caso en que hay
representación sin mandato y producen efecto desde que le resuktan útiles.
Si una vez se puede ratificar. Parece no ser necesario. La ratificación tiene relación con aquel mandante
cuyo mandatario a excedido sus facultades.

En el caso de la agencia oficiosa puede


Se discute en doctrina si esa ratificación cambie la naturaleza jurídica de esa agencia oficiosa. Stitchkin
dicen que un elemento es la voluntad y en la agencia oficiosa no existio por lo que no puede degenerar
en contrato de mandato.
Esto es evidente cuando el mandatario representa al mandante. El acto ejecutado por
el mandatario compromete sólo el patrimonio del mandante. La gestión del mandatario
convierte al mandante en acreedor o deudor; personalmente el mandatario no se obliga para
con terceros ni los obliga para con él.

Más aún, aunque el mandatario obre a nombre propio y no invista la representación


del mandante, en definitiva será éste quien reciba los beneficios y sufra las pérdidas y, en
suma, y no obstante actuar a nombre propio, obrará por cuenta y riesgo del mandante.

V.- MANDATO Y REPRESENTACION.

La representación no es de la esencia del mandato: puede haber mandato con o sin


representación; también veremos que puede haber representación sin mandato.

Si las partes nada dicen, el mandatario tiene la facultad de representar al mandante:


hay mandato con representación. Es por ello que se dice que la representación es un
elemento de la naturaleza del mandato. Si el mandatario obra en representación del
mandante, los efectos del acto se radican directamente en el patrimonio del mandante (art.
1.448). Ejemplo:

Pero también puede haber mandato sin representación: puede ocurrir que el
mandante no haya conferido al mandatario la facultad de representarlo, o bien que
habiéndosela conferido, el mandatario prefiera obrar a nombre propio.
En este caso el mandatario contratará a su propio nombre, de modo que los efectos
del negocio se radicarán en su patrimonio. Posteriormente será necesario un nuevo acto en
que el mandatario traslade los efectos del negocio al patrimonio del mandante. El art. 2151
agrega que obrando a nombre propio el mandatario, no obliga al mandante respecto de
terceros. Ejemplo:

También puede haber representación sin mandato, tal es el caso de los


representantes legales, en que el título de su representación proviene de la ley y no de un
contrato. Ejemplo: el padre es el representante legal del hijo sujeto a patria potestad, sin que
exista entre ellos un contrato de mandato (art. 43).

En resumen, la representación no es un elemento de la esencia del mandato, sino de


la naturaleza de éste (si las partes nada dicen, hay mandato con representación); puede
haber mandato sin representación (mandatario que actúa a nombre propio), y puede haber
representación sin mandato (representantes legales).
REQUISITOS DEL MANDATO.
Requisitos de existencia y de validez. Es necesario hacer hincapié en 3 elementos:
- Objeto
- interés
- capacidad

Objeto del mandato: el encargo que constituye el objeto del mandato debe consistir en la
ejecución de actos jurídicos.

Se comprueba este aserto si se examinan las facultades que el mandato confiere


naturalmente al mandatario: pagar las deudas y cobrar los créditos del mandante, intentar
acciones posesorias, interrumpir la prescripción, contratar reparaciones de las cosas que
administra, comprar los materiales necesarios para el cultivo o beneficio de tierras, minas o
fábricas que se le hayan confiado (art . 2132).

El encargo que consiste en la ejecución de un hecho material, como construir un


camino, levantar un muro, no constituye un mandato sino un contrato de arrendamiento de
servicios o de confección de obra material. Es decir, para obras materiales, no se utiliza el
mandato. En esos casos se utilizara un contrato de trabajo o una prestación de servicios (*)

Servicios Profesionales: El art. 2118 CC. establece que "los servicios de las profesiones y
carreras que suponen largos estudios, o a que está unida la facultad de representar y obligar
a otra persona respecto de terceros, se sujetan a las reglas del mandato". Esta disposición
debe relacionarse con el art. 2012. Ejemplo: contrato de patrocinio.
No son mandato pero se sujetan a las normas del mandato. Se pueden entender como
contrato de trabajo o arrendamiento de servicio s inmateriales.

Actos jurídicos a que es aplicable el mandato.

En principio, todos los actos jurídicos pueden ser ejecutados por medio de
mandatarios. Esta regla tiene muy contadas excepciones. La más calificada de estas
excepciones la constituye el testamento; el art. 1004 CC. establece perentoriamente que la
facultad de testar es indelegable.

El negocio no debe interesar sólo al mandatario.

El mandato se celebra comúnmente en interés exclusivo del mandante.

Si el negocio es de mutuo interés del mandante y mandatario, del mandante y de un tercero,


o de un tercero exclusivamente, "habrá verdadero mandato". En caso de que el mandante
obre sin autorización del tercero mediará entre ambos un cuasicontrato de agencia oficiosa.
(art. 2120 CC.).
“o cualquiera de estos dos” confuso
Pero no existe mandato si el negocio interesa exclusivamente al mandatario;
semejante mandato "es un mero consejo, que no produce obligación alguna" (art. 2119 inc.
1º CC). Dado maliciosamente obliga a la indemnización de perjuicios (art. 2119 inc. 2º
CC.).

Si solo interesa al mandatario es un mero consejo, habiendo contradicción con la norma del 2120, pues
cuando solo interesa al mandario no hay mandato.
Capacidad de las partes.

El mandante y el mandatario desempeñan un rol totalmente diverso en el contrato de


mandato. Por este motivo, la capacidad que requieren uno y otro para celebrar el contrato
ha de ser necesariamente diversa.
Se radican en el patrimonio del mandante, actuando por obra y riesgo de el.

a) Capacidad del mandante: no ha señalado la ley reglas especiales que regulen la


capacidad del mandante. La aplicación de los principios generales, sin embargo, es
suficiente para llenar este vacío.
En efecto, basta considerar que es jurídicamente el mandante en quien se radican los
efectos del acto y que el mandatario es sólo un instrumento suyo, su representante. Por lo
tanto, el mandante debe tener la capacidad necesaria para ejecutar el acto a que el mandato
se refiere.
Como se radican en el se requiere una capacidad suficiente para ejecutar ese
encargo. La ausencia de esa capacidad habrá nulidad absoluta o relativa dependiendo de la
incapacidad. La nulidad sera respecto tanto del mandato como del acto que se celebre en
virtud de este.

b) Capacidad del mandatario: puede desempeñar las funciones de mandatario una


persona incapaz. El art. 2128 dispone: "Si se constituye mandatario a un menor adulto, los
actos ejecutados por el mandatario serán válidos respecto de terceros en cuanto obliguen a
éstos y al mandante; pero las obligaciones del mandatario para con el mandante y terceros
no podrán tener efecto sino según las reglas relativas a los menores."
Respecto a la celebracvion del mandato, es necesario que, si el mandatario es menor adulto,
se obligo con las solemnidades necesaras. Pues este no puede actuar si es que no es
representado o autorizado.
El puede actuar por otro porque no es en el donde se radican los efectos.

Distinguir respecto a la capacidad para el mandato y para el acto…
La regla se justifica porque es al mandante a quien afectan las con
secuencias del acto; la incapacidad del mandatario, por lo mismo, es indiferente. La
incapacidad es una medida de protección que en el presente caso no se justifica puesto que
el mandatario incapaz no compromete su patrimonio.
En las relaciones del mandante con terceros no tiene ninguna influencia la
incapacidad del mandatario; se obliga el mandante para con terceros y éstos se obligan para
con él.
Muy diversa es la situación en las relaciones del mandatario con el mandante y
terceros; influye decisivamente en estas relaciones la incapacidad del mandatario. A menos
que en la aceptación del mandato haya intervenido la autorización del representante legal
del incapaz, no serán válidas las obligaciones del mandatario; en definitiva, no podrá
reclamársele el cumplimiento de las obligaciones derivadas del mandato sino en cuanto se
hubiere hecho más rico
Hay mas incapaces relativos. Si bien la norma habla de los menores adultos, Stichkin
dice que se aplica a todos los incapaces relativos.
Si es que no tiene la facultad de representación, celebra a nombre propi y despues los
efectos se radicaran en el patrimonio del mandante. Por esto, hay que distingur si actua a
nombre propio o en base a su capacidad de representación. Se requiere autorizaciones y
solemnidades si lo hace a nombre propio y es incapaz relativo.
DIVERSAS CLASES DE MANDATO.

1.- Atendido el objeto del mandato, extensión del mandato, éste se clasifica en
general o especial.

No hay que confundir con los poderes que se confieren al mandatario.


Debe señalarse, determinarse cual sera el objeto.
Ya hicimos una breve referencia, bajo la misma denominación de objeto del
mandato, a que éste debe tener por objeto la celebración de determinados actos jurídicos.
Pronto veremos que la obligación del mandatario consiste en la ejecución del
encargo, que es una obligación de hacer.
Los artículos 1460 y 1461, que regulan el objeto de los negocios jurídicos, son
aplicables a la obligación del mandatario, de modo que el negocio que se encomienda al
mandatario debe ser moral, lícito y posible 5. Si no, tendremos nulidad absoluta por falta de
objeto.
Decir “en todo”, es nulo. No es mandato, ni aun general, pues requiere ser
determinado.

Antes de analizar propiamente la clasificación de mandato general y especial,


abriremos un paréntesis para referirnos al mandato para la ejecución de hechos ilícitos: 6

El mandato, al igual que todo negocio jurídico, no puede perseguir un objeto ilícito.
En consecuencia, el mandato para ejecutar un acto inmoral o ilícito es nulo absolutamente.
Ejemplo: mandato para adquirir cosas de contrabando, hurtadas o robadas, para transferir
bienes a personas incapaces de adquirirlos.
Se plantea la interrogante en orden a si el mandante que conocía la ilicitud del
negocio que encomendaba puede alegar la nulidad absoluta, atendida la regla que impide
alegarla al que ejecutó el acto o celebró el contrato sabiendo o debiendo saber el vicio que
lo invalidaba. Se ha resuelto que está impedido de invocar la nulidad absoluta.

STITCHKIN distingue según si la declaración de nulidad se produjo antes o después


que el mandato ha sido ejecutado 7.

1.- En el primer caso, el mandante no podrá exigir al mandatario la ejecución del


encargo ni éste deberá realizarlo. Se aplican las prestaciones mutuas art. 1687. Si el
mandante procedió a sabiendas de la ilicitud del objeto podrá aplicarse el art. 1468, pero la
sanción queda limitada a lo que el mandate dio o pagó al mandatario a título de
recompensa, remuneración u honorario, no así a las que recibió a título de mera tenencia
para darlas o transferirlas a un tercero.
2.- Si la declaración de nulidad se produce después que el encargo ha sido ejecutado, es
necesario distinguir según si el mandatario actuó de buena o mala fe.
a) Si obró de buena fe se aplicarán los arts. 2122 y 2190
b) Si obró de mala fe, el artículo 2122 no resulta aplicable, de modo que se aplicarán
las reglas generales de la nulidad y en particular el art. 1468
En cuanto a los contratos celebrados con los terceros, serán ordinariamente nulos, ya
que la ilicitud del objeto en el mandato proviene, precisamente, de la ilicitud del negocio
encomendado 8.

Clasificación en mandato general y especial 9 10:

“Por aplicación de las reglas generales de los negocios jurídicos (art. 1461), el
objeto del mandato debe también ser determinado, so pena de nulidad. Así, el mandato para
ejecutar un negocio, sin especificarlo, es nulo por indeterminación del objeto”. “Conforme
a la disposición citada, el mandato puede comprender uno o más negocios específicamente
determinados o un conjunto de negocios determinados en cuanto a su género”.

La ley define los conceptos de mandato general y especial. El art. 2130 CC.
establece que se llama especial el mandato que comprende "uno o más negocios
especialmente determinados". Añade la disposición que se denomina general el mandato "si
se da para todos los negocios del mandante" y, también, "si se da para todos, con una o más
excepciones determinadas". Ejemplo:

……..
Nótese que esta clasificación se efectúa atendiendo a la “extensión de los negocios”
que comprende el mandato y no a las “facultades” que se confieren al mandatario. Así, un
mandato puede ser general atendiendo al primer criterio, por darse para todos los negocios
del mandate, pero especial en cuanto a sus facultades, y viceversa.

“En otros términos, la calificación de un mandato en general o especial interesa


únicamente para establecer de qué negocios puede conocer válidamente el mandatario; para
determinar qué asuntos del mandante son de su competencia y cuáles escapan de ella”.

“Tanto el mandato general como el especial en cuanto a su objeto, confieren


naturalmente las mismas facultades, salvo que las partes hayan convenido lo contrario o
que la ley disponga otra cosa”. Así se infiere del art. 2130 inc. 2.
“… da mandato para que venda todos sus inmuebles, excluyendo uno de estos que es el cual en
que vive su madre”. Aun frente a la exclusión, sigue siendo general, pues no es especial

El mandato especial equivale a la comisión, que según el art. 235 del C.Co versa
sobre “una o más operaciones mercantiles individualmente determinadas”.
2.- Atendidas las facultades que se confieren al mandatario: Mandato general de
administración; mandato con facultades especiales y mandato con cláusula de libre
administración

Precisados los negocios encomendados al mandatario, es necesario determinar las


facultades que se le han conferido. Se trata de una materia de enorme importancia práctica,
que da lugar a un abundante contencioso.

“El principio general que impera en este punto es que las facultades del mandatario
dependen exclusivamente de la voluntad del mandante”. La ley se limita a interpretar las
disposiciones del mandante cuando éstas no son claras. Ello justifica la regla del art. 2131,
que se analizará en detalle más adelante 11.

Atendiendo a sus facultades el mandato puede ser:

1.- Mandato general de administración: art. 2132 CC. (de memoria)


2.- Mandato con facultades especiales: aquél en que se dan facultades precisas y
determinadas al mandatario, por ej. mandato para comprar, para percibir.
Es una facultad que la ley no entrega din una clausula especial, una manifestaion expresa de
voluntad (2132 inc. 2)
3.- Mandato con cláusula de libre administración: art. 2133 inc. 2. Mediante este
mandato no se da prácticamente ninguna facultad al mandatario. Entre los actos que las
leyes designan como autorizados por esta cláusula están los indicados en los arts. 2133 y
1629. Es el mas restringido de estos. Hay una remiion directa a la ley.

Ya se dijo que no debe confundirse el objeto del mandato con las facultades que
confiere. Un cosa es el negocio respecto del cual el mandante confiere mandato al
mandatario y otra las facultades con que se desempeñará el mandatario en el ejercicio de su
poder. Ejemplo: puedo conferir mandato general (para todos mis negocios: ferretería,
arriendos) pero con facultades especiales (sólo para recibir pagos) o bien un mandato
especial (sólo para un negocio) pero con facultades amplísimas (vender, hipotecar, etc).

Si el mandante se limita a otorgar mandato a otro, sin señalar sus facultades, se


entiende que se trata de un mandato general de administración. En efecto, el art. 2132 CC.
resuelve esta cuestión diciendo que "el mandato no confiere naturalmente al mandatario
más que el poder de efectuar los actos de administración". Y la disposición concluye que
"para los actos que salgan de estos límites, necesitará de poder especial".

No confundir mandato general o especial (la omisión de este objeto es nulidad por falta de
objeto) al con facultades generales de administración (el silencio lo suple la ley)

1.- Mandato con cláusula de libre administración:

La cláusula de libre administración confiere sólo al mandatario la facultad de


ejecutar los actos que las leyes designan como "autorizados por dicha cláusula" (art. 2133
inc. 2º ).
Este mandato, que por su denominación pareciera ser el más amplio es, en realidad,
sumamente restringido, puesto que sólo autoriza al mandatario a ejecutar los actos que la
ley designa como autorizados por esa cláusula, y los actos que la ley designa como muy
excepcionales. Entre ellos se cuentan los de los arts. 1.580 y 1629.
2.- Mandato general de administración:

Por mucho que diga que tiene las mas amplias facultades sin detallar, igualmente no
podrá ir mas alla que los actos de administración.
Según el art. 2.132 "El mandato no confiere naturalmente al mandatario más que el
poder de efectuar los actos de administración".

“Se trata de una disposición supletoria de la voluntad de las partes; bien puede el
mandante ampliar o restringir las facultades que en el art. 2132 se consignan”
Respecto al mandato judicial hay algunas facultades de las cuales es investido el
mandatario respecto de las cuales no puede ser limitado o restringido.
Se utiliza naturalmente, lo que implica que no debe mencionarse, se le entiende
pertenecerle de forma natural. El legislador suple el silencio por esta norma.

“Cabe preguntarse si estas facultades administrativas ordinarias competen a todo


mandatario o no. Cualquier contrato de mandato según las facultades. Discrepancia en
doctrina.
- Si, se basa en la naturaleza del contrato, por lo que compete a cualquier
mandatario, cualquiera sea el mandato
- No, puesto que la facultades administrativas ordinarias corresponden a los
mandatarios para la adminsitracion de un negocio. Si el mandatario ha sio
otorgado con la finalidad de enajenar no se debería entender que tiene facultad
de administrar. Hubo manifestación de voluntad diciendo uanl seri la facultad
según la finalidad.
“Fácil es demostrar que las facultades administrativas no corresponden naturalmente
sino a los mandatarios constituidos para la administración de un negocio, sea ésta pura y
simple, sea libre. ...de ninguna manera pertenecen, aunque el acto constitutivo nada diga, a
los mandatarios especiales. Así por ejemplo, si se constituye un mandatario para vender un
fundo, no podría pretenderse que tuviese facultades para intentar acciones posesorias,
contratar reparaciones, pagar deudas, etc.”

El art. 2132 señala dos importantes limitaciones a las facultades del mandatario: a)
sólo puede efectuar actos de administración; b) que pertenezcan al giro administrativo
ordinario, que se analizarán a continuación. 12

El mandato confiere la administración al mandatario. Requiere de la aceptación del


mandatario para que se perfeccione.
La ley no ha definido qué debe entenderse por acto de administración. ¿Qué se
entiende? Rel. con 391, CC.
Administrar es adoptar las medidas de carácter material o jurídico tendientes a
conservar los bienes, a incrementarlos y obtener las ventajas que pueden procurar (art. 391
C.C.). V. también art. 487 CC.
El art. 2132 CC. expresa que el mandato confiere naturalmente al mandatario el
poder de ejecutar actos de administración, "como son pagar las deudas y cobrar los créditos
del mandante, perteneciendo unos y otros al giro administrativo ordinario; perseguir en
juicio a los deudores, intentar las acciones posesorias e interrumpir las prescripciones, en lo
tocante a dicho giro; contratar las reparaciones de las cosas que administra; y comprar los
materiales necesarios para el cultivo o beneficio de las tierras, minas, fábricas, u otros
objetos de industria que se le hayan encomendado".
En lo relativo al giro adminsitrativo ordinario: actos celebrados dentro de este gro y en
estricto rigor se ve como una enajenación o disposición pero no todas estas tienen por
objeto enajenar o disposición del patrimonio del amndante. Existen actos que son de
disposición para poder llevar a cabo la actividad que se le encomendó.
..
¿Cuál es el giro administrativo ordinario que se identifica con los negocios del mandante
que se identifica co la actividad del mandante?
Stinckin dice que los actos administrativos no excluyen los de disposición. Tiene que estar
íntimamente relacionados con el giro del negocio para el cual se confirió l mandato. Hay
que establecer cual es el objeto del mandato y el giro administrativo ordinario.
Pueden exisir dudas al respecto y judicializarse, los actos realizados por el mandatario, al
entender que se a extralimitado de las facultades conferidas. Se argumentara que están
dentro de ese giro ordinario. Para el mandante, alegara que quedaron fuera y esos actos le
serán inoponibles.
Quien determina si el acto forma parte de la administración para la cual esta investido sera
el juez.
De este modo, la administración comprende la ejecución de actos de conservación,
esto es, encaminados a impedir la pérdida o menoscabo de los bienes.
Los actos conservativos pueden ser materiales o jurídicos. Es un acto material de
conservación efectuar las reparaciones que requiera el edificio que se administra; es un acto
jurídico de conservación la interposición de una querella posesoria, la interrupción de una
prescripción que corre en contra del mandante.

Pero la acción de administrar no comprende sólo la ejecución de actos puramente


conservativos; abarca, asimismo, la ejecución de acto que tiendan a obtener de los bienes
administrados el provecho o rendimiento que están llamados ordinariamente a brindar.
Así, la administración de una casa permitirá al mandatario darla en arrendamiento;
la administración de un fundo facultará al mandatario para vender las cosechas.

Un límite no muy definido separa los actos de administración de los actos de


disposición, caracterizados estos últimos porque cambian o alteran la composición del
patrimonio.
La venta de un bien, a que sigue la correspondiente tradición, es un acto de
disposición; pero el acto será simplemente administrativo si lo que se vende son los frutos
de un bien, como la cosecha de un fundo, porque el acto tiende a obtener su provecho o
rendimiento normal.
El acto, que es de disposición en su esencia, en este último caso pertenece al "giro
ordinario" del negocio administrado, circunstancia que lo convierte en un acto de
administración.
Ejemplo: el mandato general de administración de un supermercado comprende
naturalmente la facultad de vender las mercaderías a los clientes, pues ésta está
comprendida en el "giro administrativo ordinario", pero no comprende la facultad de vender
o hipotecar el inmueble en que funciona el supermercado, pues ésta facultad no pertenece al
giro administrativo ordinario.

A decir de un autor “Decíamos que los actos de administración no excluyen


absolutamente los de disposición, cuando éstos son indispensables para el desarrollo del
negocio. Mas es necesario saber hasta qué punto puede disponer el mandatario de los bienes
administrados. La clave de la cuestión la hallamos precisamente en esa expresión “giro
administrativo ordinario” de los negocios del mandante. Es decir, lo que determina la
facultad de administración del mandatario es la naturaleza del giro ordinario del negocio
objeto del mandato. Por consiguiente, la primera labor del juez sentenciador es determinar -
con las purebas que se le hayan rendido- cuál es el giro administrativo ordinario del negocio
encomendado”. Así, si el mandato se dio para administrar un fundo habrá que determinar
cuál era la explotación ordinaria a que se destinaba: si era la explotación de árboles frutales
podrá vender la fruta, más no la leña de los árboles, a diferencia si se hubiera tratado de un
fundo maderero. “En resumen, los actos de administración que puede ejecutar el
mandatario son aquellos que pertenecen al giro administrativo ordinario del negocio y
comprenden aún los actos de disposición, si éstos tienen por objeto la administración”.

Nótese que las reglas analizadas reciben también aplicación en la sociedad


colectiva: el art. 2074 se remite a “las reglas del mandato ordinario”), al igual que los arts.
2075, 2076 El art. 2077 es particularmente indiciario, al disponer que “El socio
administrador debe ceñirse a los términos de su mandato, y en lo que éste callare, se
entenderá que no le es permitido contraer a nombre de la sociedad otras obligaciones, ni
hacer otras adquisiciones
o enajenaciones, que las comprendidas en el giro ordinario de ella”. 13

3.- Mandato con facultades especiales (actos que requieren de un poder especial) 14.

El art. 2132 inc. 2 (esta es su fuente) establece, como regla general, que para todos
los actos que salgan de los límites que señala el mandatario necesita de un poder especial.
Además, se ha cuidado el legislador de señalar algunos casos en que el otorgamiento de un
poder especial es indispensable.
Ej. art. 2448 CC. (poder especial necesario para transigir, en ningun caso la transacción
puede estar dentro del giro administrativo ordinario), art. 7 CPC. (requieren especial
mención las facultades del inciso 2º, se requiere especial mención).
Todos aquellos actos que salen del giro administrativo ordinario o que son de disposición
más allá de sus facultades. Requiere de un poder especial.

Facultades especiales que el código reglamenta. 15

Ha determinado el código el alcance de ciertas facultades especiales conferidas al


mandatario.
a) En efecto, el art. 2141 CC. establece que la facultad de transigir no comprende la de
comprometer y viceversa. Esto aun cuando expresamente se haya autorizado a transigir eso
no habilita, sin otro poder especial, que se pueda comprometer.
b) La facultad de vender comprende naturalmente la facultad de recibir el precio (art.
2142 CC.).
No establece la ley que se requiera un poder especial para vender. La facultad de vender
depende de que las cosas vendidas estén comprendidas en el giro ordinario del negocio
administrado.
Esta norma es relevante. La ley supone que se esta habilitado para vender. Lo que genera
problemas es si esa venta era un reflejo del mandato de amplias facultades, siendo parte del
giro ordinario del negocio administrado.

Aplicación práctica de los conceptos antes expuestos:

Según lo expuesto, para conferir a una persona las facultades necesarias para
administrar un negocio bastaría conferirle un mandato general de administración, sin
necesidad de enumerar in extenso cada una de las facultades de que estará investido
(mandato con facultades especiales). No seria necesario expresar cada una de las facultades,
pues habilita a todas aquellas que se encuentran en giro administrativo ordinario.
Sin embargo, la práctica comercial y bancaria dicen algo diverso. En la práctica, los
Bancos y comerciantes casi siempre exigen al mandatario que su mandato contenga
expresamente la facultad de realizar el acto que pretenden ejecutar. En otras palabras, los
Bancos y comerciantes casi siempre exigen un mandato con facultades especiales, que
contenga expresamente la facultad para realizar el acto que se proponen celebrar. Que se
expresen todas las facultades. No basta el mandato amplio y general. Vulnera la lógica del
código.
De esta forma eliminan el riesgo y el posible juicio que se trabaría si el mandante alegara
con posterioridad que el acto ejecutado por el mandatario no pertenecía al giro
administrativo ordinario, que por ende el mandatario se excedió en su mandato, de modo
que el acto ejecutado por éste no obliga al mandante, le es inoponible (art. 2.132 inc. 2).
Es por eso que en la actualidad los mandatos son extremadamente extensos,
contienen tediosas enumeraciones de facultades, vulnerando de esa forma la lógica y
sencillez del sistema empleado por el Código.
OBLIGACIONES DEL MANDATARIO.
Pesan sobre el mandatario dos obligaciones fundamentales:
I) ejecutar el encargo que se le ha confiado y
II) rendir cuenta de su gestión.

I.- Obligación de ejecutar el encargo. 16

Aunque el código no lo haya dicho expresamente, resulta obvio que el mandatario


debe cumplir el mandato, ejecutar el encargo que se le ha confiado. Se sostiene que esta
obligación no es sino una aplicación del
efecto obligatorio del contrato (art. 1545) y se
infiere de la propia definición del mandato, contenida en el art. 2116, de la expresión
“hacerse cargo” 17
El mandato es un contrato por lo cual el se obligo al cumplimiento. Es obligatoria la
ejecución de ese encargo. Esta obligado desde que acepta este mismo encargo que le ha
formulado el mandante. Es actualmente exigible salvo que se haya pactado alguna
modalidad, como un plazo o condicion
El mandatario está obligado a la gestión del negocio una vez que ha dado su
aceptación, salvo que se haya estipulado un plazo suspensivo o una condición, en cuyo caso
sólo se hará exigible una vez que se haya cumplido el plazo o verificado la condición.

El contrato es bilateral, por regla general, existe la posibilidad, por ley, de que
existan ciertas manifestaciones de unilateralismo, alterando los efectos de este contrato
sinalagmático.

Sabemos que el mandatario puede retractarse aún después de su aceptación,


Siempre que no haya dado principio a la ejecución del encargo 18, el mandatario se halle
todavía en aptitud de ejecutar el negocio por sí mismo, o de cometerlo a diversa persona
(art. 2124 inc. 3). Dentro de esos limites.
Si el mandatario se retracta pese a que no concurren esas condiciones, la retractación es
válida, pero acarrea responsabilidad para el mandatario: la relación contractual (el mandato)
subsiste, pero atendida la imposibilidad de obtener el cumplimiento forzado a raíz
precisamente de la negativa del mandatario, al mandante no le queda sino demandar la
reparación de los perjuicios sufridos por la inejecución del mandato.
Es una obligación de hacer y no se puede exigir el cumplimiento forzado por via ejecutiva.
Es un incumplimiento del contrato por lo cual se puede exigir la indemnizacion de
perjuicios.

*Retracto: visto en compraventa (pacto de retroventa), tratativas preliminares en la oferta,


cesion de derechos litigiosos (retracto litigioso) [IMPORTANTE, LO ANOTO EN SU
CUADERNO]

Si el mandatario ya ha dado principio a la ejecución del mandato, no procede la


retractación, pues el contrato ya se ha realizado parcialmente. Puede, sin embargo, tener
cabida la renuncia, regulada en el art. 2167, que se estudiará con las formas de extinción
del mandato.
Se puede renunciar pero esta renuncia no pone fin a sus obligaciones. Es una manifestación
de voluntad. El tiempo razonable no lo establece el legislador. Las partes podrían establecer
en el contrato o con posterioridad que se entenderá por tiempo razonable.
El mandatario puede también liberarse del cumplimiento del encargo si el mandante
no cumple por su parte con sus obligaciones (art. 2159), regla que no es sino una
aplicación de la excepción de contrato no cumplido (art. 1552).

Aún cuando la ley no lo dice expresamente, el mandatario también queda liberado


cuando la ejecución se ha hecho totalmente imposible, sea absolutamente, sea con relación
al mandatario. La obligación del mandatario es de hacer, por lo que resulta aplicable el art.
534 C.P.C. (imposibilidad absoluta para la ejecución actual de la obra debida), en relación
con los arts. 1567 nº 7 y 1670. La imposibilidad puede ser en relación al negocio mismo
(cosa que se mandata comprar ha perecido) o con relación a la persona del mandatario (éste
ha enfermado gravemente) art. 2167 inc. 2.
Sea absolutamente o en relación al mandatario. Se relaciona con el modo de extinguir.
Puede decir relación con el negocio encomendado. Por ejemplo, la cosa que se debía
comprar perecio y carecería de objeto. Podría decir relación con la persona del mandatario,
en el caso de que muera o se enferma gravemente.

También queda liberado el mandatario de su encargo cuando su ejecución es


manifiestamente perniciosa al mandante (art. 2149)
Si bien el mandatario ejecuta por cuenta y riesgo del mandante, no puede celebrar un
encargo cuando sea perjudicial para los intereses del mandante, aun cuando este se lo hubiese
ordenado.
Por ejemplo: cv en que se establece un precio de carácter lesivo. Se expone a que sea
rescindido y lesión enorme.
Fuera de los casos enunciados, el mandatario está obligado a ejecutar el encargo, so
pena de responder de los perjuicios al mandante.

Nótese que el mandato, por su propia naturaleza, excluye el cumplimiento forzado


de la obligación. El mandato es un negocio intuito personae, fundado en la confianza, por
lo que no se divisa obligar al mandatario a ejecutarlo contra su voluntad, recurriendo a los
efectos de las obligaciones de hacer, que regula el art. 1553. Es por ello que en caso de
inejecución ésta redundará en la reparación de los daños causados al mandante.

Para que proceda la indemnización el mandatario debe haber sido constituido en


mora (art. 1551) y que el incumplimiento sea imputable al mandatario (culpa o dolo)
La única forma de actuar frente al incumplimiento es optar por el 1553 n°3.
Para que se pueda demandar se requiere que el mandato se hubiese incumlido, que hayan
perjuicios, causalidad entre el incumplimeitno y los perjuicios, imputabilidad (que el
mandatario no haya cumplido con dolo o culpa), que no haya causal de exencion de
responsabilidad, consititucion en mora.
Para que efectivamente se pueda presentar la demanda, el peso de la prueba recae en el, en
el mandante hay un caso en que el peso de la prueba se invierto en el 2149. En ese caso el
peso de la prueba recae en el mandatario.

En la ejecución del mandato, el mandatario debe ceñirse a los términos en que le


fue conferido.
El art. 2131 CC. establece la siguiente regla: "El mandatario se ceñirá rigorosamente
a los términos del mandato, fuera de los casos en que las leyes le autoricen para obrar de
otro modo". Habrá que ajustarse a la voluntad y términos dados por el mandante. Salvo que
la ley expresamente lo autorice.
La regla coincide con lo dispuesto en los arts. 268 y 305 C.Co.
“El mandatario debe ceñirse rigorosamente, estrictamente, fielmente, a la voluntad
del mandante, procurando gestionar el negocio que se le ha confiado dentro de las
condiciones económicas, jurídicas y de tiempo que ha fijado el mandate”.

Solamente los actos que el mandatario ejecute dentro de los límites del mandato
obligan al mandante (art. 2160 inc. 1º CC.). salvo que sea ratificado por el mandante. Esto
no es tan simple, se debe complemetar con otras normas.

Pero hay más: para que se entienda que el mandatario se ciñe a las instrucciones del
mandante, debe emplear los medios que el mandante ha querido que se empleen para lograr
los fines del mandato.
El art. 2134 CC. dispone: "La recta ejecución del mandato comprende no sólo la del
negocio encomendado, sino los medios por los cuales el mandante ha querido que se lleve a
cabo".
Surge la interrogante de saber “cómo se determina la voluntad del mandante, que ha
de servir de pauta para establecer, a su vez, si el mandatario ha ejecutado el encargo en la
forma debida o se ha apartado de las instrucciones incurriendo en la responsabilidad
consiguiente”. Algunos estiman que el art. 2131, al disponer que el mandatario debe ceñirse
“rigorosamente a los términos del mandato”, impone una excepción al art. 1560, opinión
que es refutada por STITCHKIN, quien plantea que en las relaciones entre mandante y
mandatario hay que estar a la intención de los contratantes más que a lo literal de las
palabras 19.
Esta voluntad del mandante no se limita solo a la ejecución del encargo sino
también a los medios establecidos por el mandante para que estos sean ejecutados. Hay
excepciones a esto.

Excepciones:

El propio art. 2131 anuncia excepciones a la regla que formula. La ley suele
autorizar al mandatario para que no se ciña estrictamente a los términos del mandato, bien
porque las instrucciones recibidas resultan impracticables, bien porque de su rigurosa
aplicación se puede seguir daño al mandante.
Nótese que es necesario texto legal expreso para que el mandatario pueda apartarse
de las instrucciones del mandante sin comprometer su responsabilidad.

1.- En efecto, el art. 2149 CC. dispone que el mandatario "debe abstenerse de cumplir el
mandato cuya ejecución sería manifiestamente perniciosa al mandante". En consecuencia,
no puede el mandatario, a pretexto de ceñirse estrictamente a loa términos del mandato,
cumplir un encargo manifiestamente perjudicial para su comitente 20.

2.- Si el mandatario se encuentra imposibilitado para actuar de acuerdo con las


instrucciones del mandante, “no está obligado a constituirse agente oficioso", o sea, a
realizar el encargo de una manera equivalente; "le basta tomar las providencias
conservativas que las circunstancias exijan" (art. 2150 inc. 1º CC. y art. 2122). En otros
términos, la imposibilidad de obrar según las instrucciones recibidas permite al mandatario
excusarse de cumplir el encargo, con tal que adopte las medidas de conservación necesarias
para que no sufran menoscabo los intereses del mandante.
Su obligacion se limita a adoptar medidas conservativas que las circunstancias puedan
existir, dentro de este giro administrativo ordinario.

Con todo, el art. 2150 inc. 2º CC. añade: "Pero si no fuere posible dejar de obrar sin
comprometer sin comprometer gravemente al mandante, el mandatario tomará el partido
que más se acerque a sus instrucciones y que más convenga al negocio". No le bastará, en
tal caso, con adoptar providencias conservativas; deberá el mandatario cumplir el encargo.
De la forma que más se acerque a las intenciones del mandante.

Toca al mandatario probar las circunstancias constitutivas de fuerza mayor o caso


fortuito, que le imposibilitan para llevar a efecto las órdenes del mandante (art. 2150 inc. 3º
CC.).
3.- La recta ejecución del mandato, como se dijo, comprende los medios por los que el
mandante ha querido que se lleve a cabo. En algunas oportunidades, tales medios pueden
resultar inadecuados. En tales casos, podrá el mandatario apartarse de sus instrucciones al
respecto y "emplear medios equivalentes, si la necesidad obligare a ello y se obtuviere
completamente de ese modo el objeto del mandato" (art. 2134 inc. 2º CC.).
Medios equivalentes si es necesario y se obtiene el objeto del mandato

4.- El art. 2147: “podrá el mandatario aprovecharse de las circunstancias para realizar
su encargo con mayor beneficio o menor gravamen que los designados por el mandante,
con tal que bajo otros respectos no se aparte de los términos del mandato”. Ejemplo: tomar
dinero a interés con uno menor al designado por el mandante.
Es decir, si ve que realizando una cuestión en otros términos que otorgan mayor beneficio
sin apartarse del objeto del mandato.
Por ejemplo: le dice que compre varios camiones chicos pero compra uno grande y es
mejor.

5.- El art. 2148 CC. consagra una regla justa: "Las facultades concedidas al mandatario
se interpretarán con alguna más latitud, cuando no está en situación de poder consultar al
mandante".

6.- El art. 269 C.Co., en relación con el art. 305 del mismo código, sienta una regla
semejante a la del art. 2131. Ver también los arts. 263 y 269 C.Co.


Si uno ve que existe una dificultad en cualquier momento. Buena fe contractual.

Pluralidad de Mandatarios.

La pluralidad de mandatarios plantea la cuestión de averiguar en qué términos


dividen entre ellos la gestión del mandato.
Desde luego si el mandante ha previsto la forma en que ha de dividirse la gestión, se
está a la voluntad del mandante. Pero si el mandante no ha expresado su voluntad, podrán
los mandatarios dividir entre ellos la gestión, a menos que el mandante haya dispuesto que
deberán obrar de consuno.
El art. 2127 CC. previene: "Si se constituyen dos o más mandatarios, y el mandante
no ha dividido la gestión, podrán dividirla entre sí los mandatarios; pero si les ha prohibido
obrara separadamente, lo que hicieren de este modo será nulo".
Si se les obligo a actuar de consuno, lo que hagan separadamente sera nulo. La
norma no es clara. Esa nulidad implica que no produce efectos, que es inexistentes, que es
anulable y si lo es, obliga o no al mandante y es necesario que se alegue.

Prohibiciones impuestas al mandatario en la ejecución del mandato. 21

En sucesivas disposiciones, el Código establece importantes prohibiciones


impuestas al mandatario.

a) Se prohíbe al mandatario comprar para sí lo que el mandante le ha ordenado vender


y vender de lo suyo al mandante lo que se le ha ordenado comprar.
Teme el legislador que el mandatario sacrifique el interés del mandante en aras de su
propio interés, y por ello ha establecido esta prohibición de comprar y vender. La
prohibición no es absoluta; la compra o la venta son viables con la aprobación del
mandante.
El art. 2144 CC (norma imperativa). dispone: "No podrá el mandatario, por sí ni
por interpuesta persona, comprar las cosas que el mandante le ha ordenado vender, ni
vender de lo suyo al mandante lo que éste le ha ordenado comprar, si no fuere con
aprobación expresa del mandante".
(Recordar los fallos analizados a propósito de la autocontratación)

b) Puede el mandatario prestar dinero al mandante que le ha encargado tomar dinero


prestado, al interés fijado o, en su defecto, al interés corriente. Pero le está vedado, a la
inversa, tomar para sí el dinero cuya colocación el mandante le ha confiado, a menos que
medie autorización de éste. (art. 2145 CC.).

c) Sin la expresa autorización del mandante, no es lícito al mandatario "colocar a


interés dineros del mandante" (art. 2146 inc.1º CC.).
En caso de colocar el dinero del mandante a un interés superior al designado por
éste, debe el mandatario abonárselo, "salvo que se le haya autorizado para apropiarse el
exceso" (art. 2146 inc. 2º CC.).

d) Con tal que no se aparte de los términos del mandato, puede el mandatario
aprovecharse de las circunstancias para realizar el encargo con mayor beneficio y menor
gravamen para el mandante. Pero se le prohibe apropiarse lo que exceda el beneficio o
disminuya el gravamen designado por el mandante (art. 2147 inc. 1º CC.).
En cambio, "si negociare con menos beneficio o más gravamen que los designados
en el mandato, le será imputable la diferencia" (art. 2147 inc. 2º CC.).

Responsabilidad del mandatario en la ejecución del encargo

El mandatario debe emplear en la ejecución del mandato la diligencia de un buen


padre de familia. El art. 2129 CC. dispone: "El mandatario responde hasta de la culpa leve
en el cumplimiento de su encargo". Para la doctrina tradicional es siempre, aun cuando sea
remunerado (Claro Solar, Stitchkin). Otros, muy minoritariamente, dicen que podría ser
levísima cuando es remunerado.
Las circunstancias del mandato, sin embargo, influyen para agravar o atenuar la
responsabilidad del mandatario. La indicada responsabilidad "recae más estrictamente sobre
el mandatario remunerado" y será menos estricta "si el mandatario ha manifestado
repugnancia al encargo, y se ha visto en cierto modo forzado a aceptarlo, cediendo a las
instancias del mandante" (art. 2129 incs. 2º y 3º CC.).
Se plantea la interrogante en orden a si “más estrictamente” quiere significar que
responde de la culpa levísima, lo que tiene importancia para la responsabilidad profesional
en general (y la responsabilidad médica en particular), atendido lo dispuesto en el art. 2118

Responsabilidad del mandatario por la insolvencia de los deudores.


No es responsable el mandatario, por regla general, del incumplimiento por los
terceros de las obligaciones contraídas para con el mandante por su intermedio; en otros
términos, no responde de la insolvencia de los deudores.
Es natural que así sea; el mandatario es un simple intermediario y los actos que
ejecuta generan obligaciones entre el mandante y terceros.
Sin embargo, en virtud de una expresa estipulación puede el mandatario "tomar
sobre su responsabilidad la solvencia de los deudores y todas las incertidumbres y
embarazos del cobro" (art. 2152 CC.). En verdad, en este caso, no existe verdadero
mandato, puesto que el mandatario no actúa por cuenta y riesgo del mandante.

22
Delegación del mandato.

¿Puede el mandatario confiar a otra persona la ejecución del encargo, esto es,
delegar el mandato? ¿Si lo hace, obliga al mandante? ¿Qué responsabilidad acarrea la
delegación para el mandatario, en caso que el delegado no cumpla cabalmente su encargo?

La delegación está permitida salvo que el mandante prohíba al mandatario delegar;


pero las consecuencias de la delegación son substancialmente diversas, según que el
mandante simplemente no la haya prohibido o bien la haya autorizado de un modo expreso.
Pueden presentarse las siguientes hipótesis:

a) La delegación no ha sido autorizada ni prohibida por el mandante.

El mandatario puede delegar el mandato (la facultad de delegar es de la naturaleza


del mandato) pero los terceros carecen de acción contra el mandante por los actos del
delegado. (art. 2136 CC.). El art. 2135 CC. dispone que el mandatario "responderá de los
hechos del delegado, como de los suyos propios".
STITCHIN distingue en este caso entre las relaciones entre mandante y mandatario,
entre mandante y delegado; entre mandatario y delegado y entre mandante y los terceros.

- Relaciones entre mandante y mandatario:

El mandatario responde al mandante de los hechos del delegado como de los suyos
propios. En definitiva, pese a que el mandatario está facultado para delegar, ello no lo libera
del vínculo contractual con el mandante, derivado del propio contrato de mandato, y de la
responsabilidad consecuente.
Se trata de un caso de responsabilidad contractual por el hecho de otro, que
consagra el art. 1679 (el deudor responde también del hecho o culpa de las personas por
quienes fuere responsable) (v. también arts. 1590, 1947, 2014)
A juicio de STITCHKIN se trata de una responsabilidad objetiva o sin culpa del
mandatario, que “no puede exonerarse de ella probando su inculpabilidad en la elección o
en los hechos del delegado”. Sólo podrá exonerarse probando que el delegado cumplió el
encargo o que no lo hizo por fuerza mayor o caso fortuito.

- Relaciones entre el mandante y el delegado:

Según STITCHKIN habrá que distinguir según si el mandatario delegó el encargo


en su propio nombre o a nombre del mandante.
En el primer caso, “el mandato celebrado entre mandante y mandatario es una “res
inter alias acta” para el delegado y se constituye un nuevo mandato entre el delegante y el
delegado” (v. art. 266 C.Co). Por lo mismo, “el mandante carece de acción directa contra el
delegado; éste es responsable exclusivamente al mandatario y no es obligado con el
mandante”
Sin embargo, a juicio del mismo autor, el art. 2138 permite en este caso al mandante
accionar contra el delegado pero no ejercerá una acción personal del mandante sino de una
del mandatario, que el mandante ejercer subrogándose en sus derechos: se trata de un caso
de acción subrogatoria regulada en el art. 2466 CC.

“En el segundo caso, esto es, cuando el mandatario delega la gestión a nombre de su
mandante, obliga a éste respecto del delegado y viceversa, en virtud de lo dispuesto en los
artículos 2151 y 1448.
En esta hipótesis, el mandatario celebra un contrato en iguales condiciones que
todos los demás para los cuales fue facultado y el mandante tiene acción directa contra el
delegado del mismo modo que la tiene contra cualquiera que haya contratado con el
mandatario, si éste obró en representación del mandante. En definitiva, se crea una nueva
relación jurídica entre el mandante y el delegado.

- Relaciones entre el mandatario y el delegado:23

- Relaciones entre el mandante y los terceros:

Atendido el tenor del art. 2136, que prescribe que “Art. 2136. La delegación no
autorizada o no ratificada expresa o tácitamente por el mandante no da derecho a terceros
contra el mandante por los actos del delegado”, “la mayoría de los autores opina que para
que la delegación surta efectos respecto de terceros, obligando al mandante por los actos del
delegado, es menester que aquél la haya autorizado o bien la ratifique expresa o
tácitamente”.
STITCHKIN opina distinto: “el delegado representa al mandante y le obliga
respecto de terceros en los términos del art. 1448 del CC, siempre que contrate a nombre de
éste y dentro de los límites de sus atribuciones” 24

b) La delegación ha sido autorizada sin indicación de la persona del delegado.

Si el mandante autoriza simplemente al mandatario para delegar, no es responsable


el mandatario de los actos del delegado, a menos que haya escogido a una persona
"notoriamente incapaz o insolvente" (art. 2135 inc. 2º CC.). 25

c) La delegación ha sido autorizada con indicación de la persona del delegado.

No responde el mandatario, en tal caso, de los actos del delegado porque se entiende
constituido un nuevo mandato entre mandante y delegado. (art. 2137 CC.). 26

d) La delegación ha sido prohibida por el mandante.

El mandatario no puede delegar. Los actos del delegado no obligan al mandante, a


menos que éste ratifique. 27

En todo caso, aunque la delegación no haya sido autorizada por el mandante, éste
podrá ejercer contra el delegado las acciones del mandatario que le confirió el encargo (art.
2138 CC.).

Delegación del mandato judicial. 28

En el mandato judicial la situación es diferente. El mandatario judicial puede


delegar, a menos que se le haya prohibido hacerlo, y los actos del delegado obligan al
mandante.
El art. 7º CPC dispone que el procurador puede delegar el mandato "obligando al
mandante, a menos que se le haya negado esta facultad".

II.- Obligación de rendir cuenta. 29

"El mandatario es obligado a dar cuenta de su administración", según art. 2155 CC.

La obligación de rendir cuenta se justifica porque el mandatario no obra por su


cuenta, sino por cuenta del mandante. El mandante debe ser enterado de la forma como se
han gestionado sus negocios.

Las partidas importantes de la cuenta deben ser documentadas, si el mandante no ha


relevado al mandatario de esta obligación (art. 2155 inc. 2º CC.).
Puede, además, el mandante relevar al mandatario de la obligación de rendir cuenta;
pero no queda por ello exonerado de los cargos que contra él justifique el mandante (art.
2155 inc. 3º CC.).

El mandatario debe restituir al mandante cuanto hubiere recibido por él, en el desempeño
del mandato.

El art. 2157 CC. prescribe que el mandatario es responsable "de lo que ha recibido
de terceros en razón del mandato". La restitución comprende aún lo que el mandatario
recibió y que no se debía al mandante. Toca al mandante decidir la suerte de lo que recibió
el mandatario y que no se le debía.

Todavía más, la restitución debe incluir lo que el mandatario "ha dejado de recibir
por su culpa". Así, encargado de cobrar las rentas de arrendamiento de bienes del
mandante, deberá restituir lo que haya recibido por este concepto, así como las rentas que
dejó de percibir por descuido o negligencia.

Intereses que debe el mandatario.

Debe el mandatario intereses sobre los dineros del mandante que haya empleado en
su propio beneficio y sobre el saldo que en su contra arroje la cuenta.

a) El mandatario debe intereses corrientes por los dineros del mandante "que haya
empleado en utilidad propia" (art. 2156 inc. 1º CC.).
b) Debe asimismo el mandatario "los intereses del saldo que de las cuentas resulte en
contra suya, desde que haya sido constituido en mora" (art. 2156 inc. 2º CC.).

OBLIGACIONES DEL MANDANTE.

Las obligaciones del mandante emanan del contrato mismo o de circunstancias


posteriores, derivadas de su ejecución; estas últimas, en consecuencia, pueden o no llegar a
existir. Estas obligaciones son:

1.- Cumplir las obligaciones contraídas por el mandatario.


2.- Proveer al mandatario de lo necesario para cumplir el mandato.
3.- Indemnizar al mandatario de los gastos y perjuicios en que haya incurrido por causa del
mandato.
4.- Pagar la remuneración convenida o usual.
I- Cumplimiento de las obligaciones contraídas por el mandatario.

El mandante debe cumplir las obligaciones que contraiga el mandatario a su


nombre, dentro de los límites del mandato. Art. 2160 inc. 1. Esta disposición es una lógica
consecuencia de la representación que el mandatario inviste; los actos que ejecute se
reputan actos del mandante.
Dos condiciones han de reunirse para que el mandante quede colocado en la
necesidad de cumplir las obligaciones contraídas por el mandatario: a) que el mandatario
obre a nombre del mandante, y b) que actúe dentro de los límites del mandato.

a) El mandatario debe obrar a nombre del mandante.

Ante terceros, con quienes contrata, el mandatario no representa al mandante y no le


obliga, por consiguiente, sino a condición de obrar en su calidad de tal mandatario.
El art. 2160 CC. es concluyente: el mandante debe cumplir las obligaciones que a su
nombre contraiga el mandatario. Ya lo había dicho el art. 1448 CC. Por su parte, el art.
2151 establece que el mandatario puede obrar a su propio nombre y, en tal caso, "no obliga
respecto de terceros al mandante".
El mandatario que obró a su propio nombre se obliga personalmente a terceros, el
mandante no contrae obligaciones. Pero en sus relaciones con el mandante, el mandatario
se reputará haber obrado por cuenta de aquél; a ello se obligó al aceptar el mandato.
En consecuencia, deberá rendir cuenta de su gestión, y además, el mandante puede
exigirle que le ceda las acciones que le competan contra terceros con quienes contrató en su
propio nombre.

b) El mandatario debe obrar dentro de los límites del mandato. 30

En cuanto excede de tales límites, carece de poder, y por lo mismo, no obliga al


mandante. Pero el mandante puede aceptar las obligaciones contraídas por el mandatario,
fuera de los límites del mandato, mediante una ratificación. El art. 2160 inc. 2º CC. dispone
"será, sin embargo, obligado el mandante si hubiere ratificado expresa o tácitamente
cualesquiera obligaciones contraídas a su nombre".
Expresa será la ratificación que se hace en términos formales. Es tácita la
ratificación que resulta de la ejecución de actos del mandante que importen su inequívoco
propósito de apropiarse de lo hecho por el mandatario.

Efectos de la extralimitación del mandato.

Establecido que el mandatario que se extralimita no obliga al mandante para con


terceros, cabe averiguar si resulta él mismo obligado personalmente.
En principio, el mandatario tampoco se obliga personalmente o, como dice el art.
2154 CC., "no es responsable a terceros".
Para que el mandatario responda ante terceros es menester que concurra alguna de
las dos siguientes circunstancias: a) que se haya obligado personalmente; o b) que no les
haya dado suficiente conocimiento de sus poderes. (Art. 2154 nº 1 y 2 CC.).

a) Quedará el mandatario responsable a terceros si ha asumido esta responsabilidad,


por ejemplo, para el caso de que el mandante no ratifique lo obrado fuera de los límites del
mandato.
b) La circunstancia de no dar a conocer debidamente a terceros sus poderes ha podido
inducir a éstos a creer que los límites del mandato no eran sobrepasados. Es justo que el
mandatario responda de las consecuencias de un error que le es imputable.

Nada puede reprocharse al mandatario que ha dado a conocer sus poderes; los
terceros han tenido ocasión de percatarse de la insuficiencia de los poderes del mandatario
y probablemente contrataron con la esperanza de una ratificación del mandante.

Casos en que el mandatario se convierte en agente oficioso.

En determinadas circunstancias el mandatario se convierte en agente oficioso. (art.


2122 CC.).

a) Se convierte en agente oficioso el mandatario que ejecuta de buena fe un mandato


nulo. La buena fe ha de consistir en este caso, en la ignorancia del mandatario de que el
mandato es nulo.

b) Asimismo se convierte en agente oficioso el mandatario que excede los límites del
mandato por causa de una imperiosa necesidad.

Ejecución parcial del mandato.

El mandatario debe ejecutar íntegramente el mandato. La ejecución parcial no


obliga al mandante, sino en cuanto del cumplimiento del encargo reportare beneficio. (art.
2161 CC.).
Además, el mandatario deberá indemnizar al mandante los perjuicios que la
ejecución parcial le irrogare. (art. 2161 inc. 2º CC.).

II.- Provisión de lo necesario para cumplir el mandato.

Provisión de fondos:
Con arreglo al art. 2158 nº 1 CC. el mandante es obligado "a proveer al mandatario
de lo necesario para la ejecución del mandato".

De este modo, si se encarga al mandatario la realización de una compra, deberá el


mandante proveerle de los dineros necesarios para pagar el precio.

No está obligado el mandatario a emplear recursos propios en el cumplimiento del


encargo. La falta de provisión de fondos autoriza al mandatario para desistir del encargo
(art. 2159 CC.).

III. Obligación de indemnizar al mandatario.

Contenido de esta obligación.


Tiene el mandante la obligación de procurar que el mandatario quede totalmente
indemne de las resultas del desempeño del mandato.
La obligación se justifica porque el mandatario obra por cuenta del mandante, y muy
especialmente en el mandato gratuito.

La indemnización comprende:
a) El reembolso de los gastos razonables causados por la ejecución del mandato (art.
2158 nº 2 CC.).
b) El reintegro de los anticipos de dinero con los intereses corrientes (art. 2158 nº 4
CC.).
c) El pago de las pérdidas en que haya incurrido sin culpa, y por causa del mandato.
(art. 2158 nº 5 CC.).

IV.- Obligación de remunerar al mandatario.

Tiene el mandante la obligación de pagar al mandatario "la remuneración estipulada


o usual" (art. 2158 nº 3 CC.). En consecuencia, el mandante debe pagar la remuneración
acordada, antes o después del contrato; a falta de estipulación, la remuneración será la
usual, esto es, la que se acostumbra a pagar por la clase de servicios de que se trate. En caso
de desacuerdo de las partes, la remuneración será fijada por el juez.

Ineludibilidad de las obligaciones del mandante.

¿Puede el mandante excusarse de pagar honorarios, de reembolsar gastos, anticipos


o perjuicios a pretexto de que no resultó exitosa la gestión del mandatario?
El art. 2158 inciso final del Código responde negativamente a esta pregunta. No
podrá el mandante dispensarse de cumplir estas obligaciones, alegando que el negocio
encomendado al mandatario no ha tenido buen éxito, o que pudo desempeñarse a menos
costo; salvo que le pruebe culpa.
Es natural que así ocurra; el mandatario no se obliga a llevar al éxito el negocio que
se le ha confiado, sino a poner lo que esté de su parte para conseguir tal resultado. No
puede hacérsele responsable del fracaso sino a condición de que provenga de su culpa, por
no haber empleado en la gestión el cuidado de un buen padre de familia.

Incumplimiento del mandante.

La infracción del mandante de las obligaciones que le impone el mandato autoriza al


mandatario para excusarse del desempeño del cargo.
El art. 2159 CC. dispone: "El mandante que no cumple por su parte aquello a que es
obligado, autoriza al mandatario para desistir de su encargo".
Parece obvio que la renuncia del mandatario, motivada por este incumplimiento del
mandante, no puede ocasionarle ninguna de las responsabilidades que, en otras
circunstancias suele acarrear la renuncia.

Derecho legal de retención del mandatario.

Para garantizar al mandatario sus créditos por el concepto de gastos, anticipos,


pérdidas y honorarios, la ley le otorga el derecho legal de retención. El art. 2162 CC.
establece: "Podrá el mandatario retener los efectos que se le hayan entregado por cuenta del
mandante para la seguridad de las prestaciones que a éste fuere obligado por su parte".
EXTINCION DEL MANDATO.

En esta materia se seguirán especialmente las enseñanzas de STITCHKIN B.,


David, El Mandato Civil, Edit. Jurídica de Chile, 1989, nº 216 y s., pág. 401 y s., que se
resumen en las líneas de siguen

El legislador reglamenta las causales de terminación propias de este contrato, sin


perjuicio de que se apliquen también las generales de todos los contratos.
Así, puede terminar por resciliación o mutuo disenso (art. 1567 inc. 1). No es
habitual recurrir a este modo de extinción, que requiere la voluntad de ambas partes, dado
que en rigor basta una de ellas para terminarlo por revocación por renuncia. Sin embargo, la
resciliación presenta la ventaja de dejar zanjado el recurso a una eventual acción de
responsabilidad por parte del afectado con la terminación. 31
También puede terminar por transacción acordada entre mandante y mandatario; por
la confusión en una persona de las calidades de mandante y mandatario; por fuerza mayor o
caso fortuito que hace imposible su ejecución o cumplimiento 32; por la declaración de
nulidad 33.

El art. 2163 señala las causales de extinción del mandato. El mandato

termina: 1º Por el desempeño del negocio para que fue constituido.


2º Por la expiración del término o por el evento de la condición prefijados para la
terminación del mandato.
3º Por la revocación del mandante.
4º Por la renuncia del mandatario.
5º Por la muerte del mandante o del
mandatario. 6º Por la quiebra o insolvencia de
uno u otro.
7º Por la interdicción del uno o del otro.
8º Derogado.
9º Por la cesación de las funciones del mandante, si el mandato ha sido dado en
ejercicio de ellas.

1.- CUMPLIMIENTO DEL ENCARGO.

“Ejecutado el negocio termina el mandato. El contrato deja de producir efectos


desde ese momento, pero las obligaciones ya generadas quedan subsistentes y se
extinguirán con arreglo a las normas generales, ordinariamente por el pago”. Ej: terminado
el mandato, puede subsistir la obligación del mandatario de rendir cuenta y de restituir lo
recibido con motivo de la gestión y la del mandate de pagar la remuneración estipulada o
usual.
Esta causal de terminación no es sino el equivalente al pago: la ejecución del
encargo corresponde al pago efectivo de la obligación de ejecutar el negocio del
mandatario.

“Esta causal de expiración sólo tiene cabida en el mandato especial, en que la


ejecución del negocio determinadamente encomendado agota el objeto del encargo y por
consiguiente los poderes conferidos. Si el mandato es general para la administración de los
bienes del mandante, el objeto no se agota ni aún por la destrucción de todos los bienes:
jurídicamente, el patrimonio subsiste hasta la muerte del mandante”.

Una vez cumplido el encargo, el mandato termina de pleno derecho. 34

2.- LLEGADA DEL PLAZO O CUMPLIMIENTO DE LA CONDICIÓN


PREFIJADOS.

El vencimiento del plazo o el cumplimiento de la condición estipulados ponen


término al mandato.
Se afirma que la condición resolutoria no opera con efecto retroactivo 35.

3.- REVOCACIÓN DEL MANDANTE. 36

El mandato es un contrato de confianza y, por regla general, cede en exclusivo


beneficio del mandante. Ambas circunstancias justifican que el mandante pueda ponerle
unilateralmente fin, cuando crea convenirle.

El mandante puede" revocar el mandato a su arbitrio".

El art. 2165 CC. deja en claro que la revocación es una facultad discrecional del
mandante, quien "puede revocar el mandato a su arbitrio".
Por lo mismo, el mandante no requiere fundar la revocación.
Tampoco ofende al mandatario por el solo hecho de la revocación al mandatario,
aún cuando la haga saber al público por avisos en los diarios: quien ejercita un derecho no
agravia (art. 2173)

La revocación es procedente aun cuando se hubiere estipulado remuneración por los


servicios.

El art. 2165 CC. no distingue entre mandato gratuito y mandato remunerado. Si el


mandatario ya había iniciado la gestión los honorarios se regularán proporcionalmente.
Irrevocabilidad del mandato.

La facultad de revocar es de la naturaleza del mandato, no de su


esencia. En consecuencia, se puede estipular la irrevocabilidad.
Incluso, la irrevocabilidad se subentiende cuando el interés legítimo de un tercero
exige el mantenimiento del mandato. Ej. arts. 1584 y 1585 CC
El Código de Comercio sienta ese principio en términos generales en el art. 241
CCO. STITCHKIN afirma "He aquí una norma de derecho común que excede los límites
de la legislación mercantil y rige para todo mandato".

Pacto de Irrevocabilidad.

El pacto de irrevocabilidad es lícito pues la ley no lo prohíbe


En el mismo sentido puede invocarse que: a) el art. 12 permite renuncia y se trata de
un derecho que mira al solo interés del mandante; b) el legislador ha prohibido
expresamente en ciertos casos la irrevocabilidad 37, de lo cual se colige que por regla
general se permite.

Sin embargo, se afirma que no es lícito el pacto de irrevocabilidad estipulado en un


mandato general de administración. El orden público se opone, pues conduciría a una
especie de incapacidad relativa, que sólo puede tener origen en la ley.

Efectos del pacto de irrevocabilidad.

“Pactada la irrevocabilidad, no puede el mandante prohibir a los terceros que


contraten con el mandatario.
“Los actos y contratos celebrados por el mandatario después de la prohibición son
válidos y obligan al mandante aun cuando los terceros hayan tenido conocimiento de ella.
Tal es la doctrina que se desprende de los arts. 1.584 y 1.585.

“Como los contratos deben ejecutarse de buena fe, el mandante debe abstenerse de
ejecutar por sí el acto que encomendó al mandatario. Si contraviene y hace imposible al
mandatario ejecutar el encargo porque se adelanta a ejecutarlo personalmente, quedará
responsable de los perjuicios que de ello se sigan al mandatario, según reglas generales.
Falta a lo pactado y su responsabilidad será contractual.

Irrevocabilidad del mandato conferido en interés del mandatario o de terceros.


"A falta de pacto expreso, el mandato es irrevocable cuando ha sido conferido en
interés del mandatario o de terceros".
Si interesa el negocio solo al mandatario: es un mero consejo, luego no es mandato.
Sin embargo, el negocio puede interesar al mandante y mandatario o al mandatario y
a terceros. En tal caso no puede revocar el mandante a su arbitrio por el principio del art.
1.545 CC.

"Se entiende que el mandato interesa a un tercero siempre que forma parte de un
contrato al cual accede como condición prevista por las partes para darle cumplimiento
total o parcial". En estos casos se aplica el art. 1545, según el cual no puede dejarse sin
efecto sino por consentimiento de las partes (mandante y tercero). 38 39

La revocación puede ser total o parcial

Formas de la revocación: expresa o tácita

Art. 2164: puede ser expresa o tácita

“La revocación expresa puede hacerse de palabra o por escrito, público o privado.
Basta que el mandante manifieste en forma clara su voluntad de dar término al encargo” 40

La revocación tácita se produce por "el encargo del mismo negocio a distinta
persona" (art. 2164 CC). STITCHKIN afirma que no es el único caso: “Bastará que
aparezca claramente la intención del mandante de poner término a la gestión para que se
entienda revocado el encargo, como si ejecuta por sí mismo el negocio que había confiado
al mandatario” 41. Sin embargo, pudiera cuestionarse que en este último caso el mandato ha
expirado por ejecución del encargo.

También se produce la revocación tácita cuando el mandante encarga el mismo


negocio a distinta persona (art. 2164 inc. 2).
La revocación se produce aún cuando ésta no acepte el encargo. Se ha fallado que
para que opere la revocación es necesaria tal aceptación por el tercero a quien se comete el
nuevo mandato, lo que STITCHKIN critica, fundado en que la ley solamente exige que se
“encargue” el negocio a un tercero, no que éste acepte el encargo. 42
“Si el primer mandato es general y el segundo especial, subsiste el primer mandato
para los negocios no comprendidos en el segundo”. La ley no resuelve el caso inverso, vale
decir, si el mandato general posterior revoca uno especial conferido con anterioridad.
STITCHKIN postula que la solución es idéntica. 43 44

Aún en el caso en que el mandato se haya otorgado por escritura pública, la


revocación no está sujeta a formas especiales, de modo que puede ser expresa (verbal o
escrita) o tácita. Si el mandato fue conferido por escritura pública, no es necesario que la
revocación se otorgue de la misma forma, ni tampoco que se tome nota de la revocación al
margen de la escritura matriz, pues la revocación no puede ser considerada como una
contraescritura (art. 1707 CPC) 45. La excepción son los mandatos en que la ley establece
una solemnidad para su constitución, ya que deben revocarse de igual forma.

La revocación, sea expresa o tácita, "produce su efecto desde el día que el


mandatario ha tenido conocimiento de ella" (art. 2165 CC.).

La noticia al mandatario de la revocación puede darse de cualquier forma,“de


palabra, por escrito, cartas, telegramas y aún por avisos en los diarios. Sólo es menester que
efectivamente la noticia de la revocación haya llegado a conocimiento del mandatario” 46

“Incumbe al mandante probar que el mandatario tuvo conocimiento de la


revocación, pues en virtud de esa prueba se libera de las obligaciones que el contrato
generaba para él”. 47

Efectos de la revocación respecto del MANDATARIO

Ya se dijo que la revocación, sea expresa o tácita, "produce su efecto desde el día
que el mandatario ha tenido conocimiento de ella" (art. 2165 CC.). En consecuencia,
“desde que toma conocimiento de ella, el mandatario cesa en sus funciones y debe
abstenerse de seguir actuando para el mandante, salvo lo estrictamente indispensable para
evitarle el mayor daño que pudiere irrogarle la suspensión inmediata de la gestión
principiada”. Si el mandatario contraviene deberá indemnizar los perjuicios que irrogue al
mandante art. 2173 inc. 2. 48

El mandatario debe restituir al mandante los instrumentos que recibió para la


ejecución del encargo art. 2166.

Efectos de la revocación respecto de TERCEROS

"La revocación es inoponible a terceros de buena fe, esto es, aquellos que la ignoran.
Para éstos el mandato subsiste y los contratos que celebren con el mandatario obligan al
mandante, el cual no puede excusarse de cumplirlos alegando que revocó el encargo, pues
la revocación no les empece”.

“Incumbe al mandante probar que los terceros conocían la revocación (la buena fe
se presume. Art. 707).
“La prueba del conocimiento de los terceros puede aportarse por todos los medios
de prueba, incluso testigos (se trata de la prueba de un hecho, por lo que no rige la limitante
art. 1708).

Sin embargo, conforme al art. 2.173 inc. final, el legislador ha sido menos rigoroso
con el mandante, al facultar al juez para “.......................”
Atención: la publicación de avisos no obliga al juez a absolver al mandante; solo lo
autoriza, en su prudencia, para liberarlo de responsabilidad.
La notificación al público debe referirse concretamente al mandato de cuya
revocación se trata.
Aun cuando la revocación no hubiere sido notificada al público por periódicos, el
juez puede absolver al mandante en todos los casos en que no pareciere probable la
ignorancia del tercero. El legislador ha dejado entregado a la prudencia del juez establecer
si los terceros estuvieron o no de buena fe al tiempo de la contratar.

La buena o mala fe de los terceros debe examinarse al tiempo de la contratación con


el mandatario. El conocimiento que puedan adquirir con posterioridad a la contratación con
el mandatario es irrelevante. 49

Los terceros de mala fe carecen de acción contra el mandante y contra el mandatario.

Mandante y mandatario serán absueltos conforme al art. 2.154 inc 1 y 2.173.


No mejora la condición de los terceros el que el mandatario haya estado de buena fe
(ignoraba la revocación). La buena fe del mandatario le aprovecha a él personalmente, que
no responderá al mandante, pero no aprovecha al tercero de mala fe.

4.- RENUNCIA DEL MANDATARIO. 50

Al igual que el mandante, el mandatario puede ponerle unilateralmente fin al


mandato. No requiere explicar ni fundar su resolución; simplemente ejerce un derecho que
la ley le concede.

El mandatario puede renunciar no sólo cuando el mandato es gratuito sino también


cuando es remunerado. La ley no distingue.

El mandatario que renuncia no incurre en responsabilidad por esa sola causa, sin
perjuicio de la obligación de proveer a los negocios por un tiempo razonable, que establece
el art. 2167. 51

La facultad del mandatario de renunciar al mandato es de la naturaleza de éste, al


igual que la facultad del mandante de revocarlo. Es entonces irrenunciable:

a) Cuando se ha estipulado la irrenunciabilidad.


b) “Tampoco es renunciable el mandato cuando forma parte de otro contrato al que
accede como medio querido por las partes para darle cumplimiento, siempre, naturalmente,
que el mandatario haya concurrido al contrato principal entendiendo obligarse de ese
modo” 52. Ej.: art. 2072
c) Cuando la ley priva al mandatario del derecho a renunciar el mandato. Así ocurre en
materia comercial en el art. 242 CCO.

En estos casos, la renuncia “no vale, no produce efectos jurídicos” 53: si el


mandatario abandona de hecho los negocios, incurre en responsabilidad, que será
contractual, salvo que se encuentre en imposibilidad de administrar, caso en el cual será
absuelto conforme a las reglas generales de responsabilidad (arts. 1547 y 1558)

La renuncia deberá ponerse en conocimiento del mandante, por cualquier medio


(art. 2124 y 2167) 54; pero no surte sus efectos sino al cabo de un tiempo razonable para que
el mandante pueda adoptar las medidas adecuadas para la atención del negocio que había
confiado al mandatario. (art. 2167 CC.). De esta manera, el mandatario que ha renunciado
debe seguir atendiendo los negocios del mandante por un tiempo prudente o, en otros
términos, la renuncia no pone término instantáneo al contrato.

El mandatario que no continúe prestando atención a los negocios que se le


encomendaron, deberá indemnizar los perjuicios que la renuncia cause al mandante. Esta
responsabilidad es contractual, pues emana del incumplimiento de las obligaciones
derivadas del mandato.

Cesa esta responsabilidad del mandatario cuando la renuncia es motivada:


a) por la imposibilidad en que se encuentra de administrar por enfermedad u otra causa
55
,y
b) a consecuencia de que la gestión le cause grave perjuicio de sus intereses propios
(art. 2167 inc. 2º CC.). 56

Los mismos principios rigen la renuncia del mandatario efectuada antes de dar
inicio a la gestión, como se dispone en el art. 2124 inc. 3 CC 57.

Entre las causas que imposibiliten al mandatario para administrar, se cuenta, por
ejemplo, el incumplimiento de las obligaciones del mandante, como la de proveerle de los
medios adecuados para cumplir el mandato. El art. 2159 CC. autoriza en tal caso al
mandatario para desistir de su encargo y es claro que tal renuncia no le acarreará
responsabilidad por los perjuicios que experimente el mandante.

Si los mandatarios son dos o más, la renuncia de uno no oner término al mandato
respecto de los demás, salvo que deban obrar conjuntamente (art. 2127 y 2172)

Existen reglas especiales para la renuncia del mandato judicial: ver art. 10

CPC 5.- MUERTE DEL MANDANTE O DEL MANDATARIO. 58

La consideración de las personas es decisiva en el mandato. El mandante otorga el


mandato en razón de la confianza que le inspira el mandatario; el mandatario es movido a
aceptar el encargo por la estimación o afecto que le inspira el mandante. Tal es la causa de
que la muerte de una de las partes le ponga fin al mandato (art. 2163 nº 5). El mandante no
tendrá la misma confianza en los herederos del mandatario; los herederos del mandante no
inspirarán probablemente al mandatario los mismos sentimientos de afecto y estimación.
(art 2168 CC y art. 240 CCO)

“Se asimila a la muerte del mandate –o del mandatario en su caso- el término o fin
de la personalidad jurídica, si el mandante tiene esa condición y en tal calidad ha conferido
el mandato a través de sus representantes” 59

“La muerte del que hizo el encargo produce la terminación del mandato, pero
mientras el mandatario la ignore, lo que éste haya hecho en ejecución del mandato será
válido y dará derecho a terceros de buena fe contra los herederos del mandante (art. 2173).
El art. 2168 sienta el mismo principio: “sabida” la muerte ...” 60

La muerte del mandante pone fin al mandato, salvo las siguientes excepciones:
61

1.- "Es lícita la estipulación por lo cual se conviene que el mandato subsistirá no
obstante la muerte del mandante".

La terminación por muerte está fundada en la voluntad presunta de las partes. El


orden público no se opone a pacto en contrario. Prueba de ello es el art. 2.169.
Los herederos sucederán en los derechos y obligaciones del mandante (art. 2169) 62

2.- “Es lícito, igualmente, conferir un encargo que debe ejecutarse después de la muerte
del mandante”. Art. 2.169, 1.270 y 1.311.
“Se acepta generalmente que no vale el mandato para donar una cosa después de la
muerte del mandante. Art. 1.000
Se suscitan dudas respecto de la forma que debe revestir el mandato para ejecutarse
después de la muerte del causante.
Algunos: forma testamentaria.
STITCHKIN: No es necesaria la forma testamentaria, dado que se trata de un simple
mandato. Exceptúa el caso del art. 1.312.

3.- La muerte del mandante no pone fin al mandato si éste interesa también al
mandatario o a terceros. 63

4.- Subsistencia del mandato judicial: arts. 396 y 529 COT. 64

5.- Subsistencia de la comisión mercantil: art. 240 CCO.

6.- QUIEBRA O INSOLVENCIA DEL MANDANTE O DEL MANDATARIO. 65

La insolvencia y con mayor motivo la quiebra del mandatario pone fin al mandato;
no merece confianza como gestor de negocios ajenos quien no ha sido capaz de gestionar
los negocios propios.
En cuanto al mandante que se encuentra en la misma situación, estará impedido para
cumplir las obligaciones del mandato o, como en el caso de quiebra, la administración de
sus bienes pasa al Síndico de Quiebras.

7.- INTERDICCIÓN DEL MANDANTE O DEL MANDATARIO. 66

La interdicción hace incapaz al mandante y al mandatario. Se comprende que si el


mandatario no puede administrar sus propios bienes, tampoco podrá administrar los ajenos.
Por lo que toca al mandante interdicto, la administración de sus bienes corresponde a un
curador; además, como no puede administrar sus bienes personalmente, es lógico que
tampoco pueda hacerlo por intermedio de un mandatario.

8.- CESACIÓN DE FUNCIONES EN CUYO EJERCICIO SE OTORGÓ EL


MANDATO.

Se comprende que si el mandante cesa en las funciones en cuyo desempeño otorgó


el poder se extinga el mandato. De otro modo, las funciones en que el mandante cesó, en
verdad, se prolongarían en el mandatario.

FALTA DE UNO DE LOS MANDATARIOS CONJUNTOS.


A las causales que señala el art. 2163 CC. debe añadirse la falta de uno de los
mandatarios cuando éstos son varios y deben obrar de consuno. (art. 2172 CC.).

ACTOS EJECUTADOS POR EL MANDATARIO DESPUÉS DE EXPIRADO EL


MANDATO.

Esta materia ya se analizó en detalle a propósito de la revocación del mandato.


Valen las explicaciones dadas entonces, que se reiteran a continuación: 67

Los actos ejecutados por el mandatario, después que el mandato ha tenido fin, no
obligan al mandante, no le son oponibles.

Esta es la regla general. Este principio, sin embargo, tiene excepciones que
encuentran su fundamento en la buena fe de los terceros con quienes el mandatario
contrata.

a) Si el mandatario ignora que el mandato ha terminado y cree, por consiguiente, que


el mandato subsiste, los actos que ejecute obligarán al mandante para con los terceros que,
por su parte, ignoraron la extinción del mandato. (art. 2173 CC.). Se supone que tanto el
mandatario como los terceros están de buena fe. En tales circunstancias, la situación del
mandante y del mandatario será la misma que si el acto se hubiera realizado antes de la
expiración del mandato.

b) Si el mandatario no ignoraba la expiración del mandato, pero esta circunstancia era


ignorada por los terceros, se obliga igualmente el mandante (art. 2173 inc. 2º CC.). Lo
decisivo es la buena fe de los terceros; esta buena fe determina que el mandante se obligue
"como si subsistiera el mandato". La buena o mala fe del mandatario es indiferente en las
relaciones del mandante y terceros. Importa solamente en las relaciones de mandante y
mandatario.

En ambos casos debe el mandante cumplir las obligaciones contraídas por el


mandatario; pero tiene derecho a demandar perjuicios al mandatario de mala fe.

Toca al juez decidir acerca de la buena o mala fe de los terceros.

El art. 2173 concluye: "Cuando el hecho que ha dado causa a la expiración del
mandato hubiere sido notificado al público por periódicos, y en todos los casos en que no
pareciere probable la ignorancia del tercero, podrá el juez en su prudencia absolver al
mandante".

También podría gustarte