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Sociología jurídica.
Para la Corte Constitucional existe “la obligación de determinar si una falla estructural en
el sistema educativo colombiano fue una causa eficiente para llevar a Sergio a tomar la
decisión de suicidarse”[CITATION 15T4 \l 9226 ]
¿Pero que significa que una falla estructural determine que un individuo tome la decisión
de suicidarse?
Para el autor, el suicidio debe entenderse como un hecho social; y “… que estos deben
estudiarse como objetos, es decir, como realidades externas al individuo” [ CITATION Émi97
\l 9226 ].
El señalar y demostrar que un acto de carácter individual sea abordado no solo desde una
posición de carácter psicológico sino también desde una visión mucho más amplia y
estructural, pone de manifiesto que las acciones de los individuos responden o son
resultado de situaciones que están por fuera del campo personal.
Ahora bien; el análisis de la tasas de suicidio en varios países de Europa realizado por el
autor, permitió una diferenciación basada en causas de tipo psicológico y social. Las
causas de tipo social responden a situaciones particulares de la estructura, que unidos a
situaciones de tipo personal, propician que los individuos tomen la decisión de quitarse la
vida.
Este análisis permitió señalar 4 tipos de suicidio: el altruista, el anómico, el fatalista y por
último el egoísta. Cada uno responde a situaciones particulares de la estructura social,
con características, elementos, razones y causas que permiten diferenciarse el uno del
otro.
El caso de Sergio Urrego tiene unas características particulares que permiten ubicarlo en
un suicidio de tipo anómico, así lo señala la corte, cuando dice que este pudo responder a
una falla estructural, donde sistema educativo, en cabeza del colegio y las autoridades no
hicieron lo suficiente para garantizar los derechos fundamentales de Sergio Urrego.
Según el autor, este suicidio se caracteriza por lo siguiente: “es aquel que se da en
sociedades cuyas instituciones y lazos de convivencia se hallan en situación de
desintegración o de anomia”[ CITATION Émi97 \l 9226 ].
Al leer y analizar la sentencia de tutela, se puede observar una serie de situaciones casi
sistematizadas que tuvieron como propósito crear un señalamiento o estigma en la vida
de Sergio Urrego.
Este estigma, es una forma de distinción negativa hacia el otro. El usar su sexualidad y el
reconocimiento que hacia Sergio Urrego de esta como una forma de discriminación
fueron creando en el joven una sensación de desarraigo de la sociedad. En este caso las
acciones o señalamientos de valor de algunos actores sociales en la estructura social no
responden a un sentir particular; son la expresión de un conflicto que tiene como base la
protección y conservación al estatus quo, en este caso particular lo que se entiende como
la sexualidad socialmente aceptada.
Sergio Urrego fue víctima de una sociedad que ve en la sexualidad un elemento de juicio,
que debe ser sometido a escrutinio y si donde individuo no vuelve a lo socialmente
aceptado y establecido, debe tomar el camino de la expulsión o separación del grupo.
Hay que tener claro que las relaciones entre los individuos no se presentan desde o lo
abstracto, son dadas en la sociedad y que los individuos crean unas formas de ver y
percibir al otro, el juego de la alteridad hace que al percibir al otro veamos un individuo
como un resultado de lo que es, el como se muestra y por ultimo como él se percibe.
El status social y sus atributos personales y/o estructurales definen al individuo y el cómo
se relaciona con sus pares. Surge un juego de roles, entre los normales y el
estigmatizado, este juego pone ya de manifiesto un conflicto, una lucha donde el “normal”
busca su prevalencia y el estigmatizado busca la forma de mantenerse y de reconocerse.
El caso de Sergio Urrego señala una lucha entre el (estigmatizado) y los que se
consideran normales, (el colegio y sus directivas). Ahora bien, esta lucha desde lo
simbólico, desde lo socialmente aceptado y por último de la visión legitima del mundo, es
para Pierre Bourdieu “parte central de la lucha de clases. Así, la lucha implica, a su vez,
relaciones de poder que adquieren una dimensión simbólica, en tanto que lo que se
disputa en ellas es la representación misma del mundo social”[ CITATION Cap131 \l 9226 ],
Este trabajo de categorización y lucha no es algo que sea temporal, es algo que se hace a
diario, es una lucha permanente entre los individuos y mucho más cuando se presentan
procesos de estigmatización y por consiguiente bullying. Ahora bien, el concepto de clase
en Bourdieu no hace relación o referencia solamente a la visión Marxista del mismo, su
noción va más allá; haca referencia a la creación y control del capital simbólico.
“De este modo, a través de las luchas, los agentes disputan tanto el sentido del mundo
social como su posición en ese mundo, en definitiva, lo que está en juego es la identidad
social de quienes participan en la disputa”.[ CITATION Cap131 \l 9226 ].
Todo lo anterior nos permite deducir que el suicidio de Sergio Urrego no es un caso
aislado; es el resultado de una falla sistémica, una anomia en la sociedad donde se
percibe una lucha por el sentido del mundo, la legitimidad de este y quien controla el
capital que este genera.
La identidad social de los individuos es única y singular y por más “subversiva” que
parezca se debe aceptar y respetar y ante cualquier comportamiento que afecte la
individualidad y las expresiones de esta identidad social, el Estado está en la obligación
de conservar y hacer conservar esta identidad.
El derecho debe ser capaz de hacer valer esta individualidad, debe prever esta lucha y
crear los mecanismos suficientes para conservar esta identidad social. La decisión de la
Corte en hacer prevalecer el derecho al buen nombre, la intimidad y la honra, ratifican que
estos valores y derechos hacen parte de la identidad social y que son intrínsecos al
individuo y por más aspectos de tipo sociológico o psicológico que se presenten, la
ciencia jurídica debe estar en la capacidad de entenderlos, interpretarlos y hacerlos valer.