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Pastoral Juvenil Decanato 5º|

“Si conocieras el Don de Dios”.

Charlita introductoria – momento iluminativo:


¿Cómo están?
¿Por qué vinieron?
¿Qué esperan de esto?
¿Qué hacen cotidianamente en sus vidas?
¿Pueden advertir a que cosa le dedican mayor tiempo durante el día?

La mayor parte del tiempo le dedicamos atención a nuestros quehaceres y eso está muy
bien, la facultad, la familia, mi novio/a, el deporte, la parroquia, el grupo juvenil, el
decanato, el Instagram, el WhatsApp, etc. Es una constante en nuestras vidas, ir detrás de
todo eso y tratar de responder de la mejor manera a todo eso.
Ahora, ¿nuestra vida termina y se queda solo ahí en tratar de responder siempre y de la
mejor manera a todas las actividades que se me presentan? ¿Cómo enfrentan todas esas
cosas, como responden a tantas demandas?
¿Notan que a veces por estar tan ocupados y con tantas cosas le van perdiendo sentido a
mucho de lo que hacen? Es tan raro a veces y a la vez tan complejo lo que sentimos y
pensamos, es como si nuestra voluntad estaría programada solo para responder a lo que
viene de afuera, ¿y lo que yo siento que? Nuestra conciencia parece que quedo adormecida
en la rutina diaria con el chip solamente programado para cumplir de la mejor manera todas
las actividades que me proponen. ¿Qué sentido le dan a lo que hacen? ¿No les pasa, a
veces, que por estar ocupados de las cosas de Dios, se olvidan del verdadero Dios de la
cosas? ¿Cómo arreglamos esto? ¿Qué hacemos para volver? ¿Por dónde vamos?
El primer pasó y quizás el más importante ya lo hicieron: Dejar de lado sus actividades, y
retirarse de la cotidianeidad de sus vidas para dedicarse tiempo a ustedes, a los otros y al
Otro.
Un segundo paso puede ser tener en cuenta lo que es la oracion, algo que ustedes de seguro
ya saben:
Orar es «tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama»
(V 8, 5) Santa Teresa.
Cuando Teresa habla de oración, habla de encuentro y amistad, de pasar tiempo junto a.
Habla de complicidad, de intimidad y secretos. Y de tener todo eso con Jesús.
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Es entrar en relación con el «verdadero amigo». Es ponerse en presencia delante de


Cristo, pensar en Él… saber que me mira, acompañarlo, pedirle, hablarle… quejarme ante
Él, contarle mis alegrías… Orar es «estar con Él».
Precisamente eso necesitamos, tratar de amistad con Dios. ¿Pero que es tratar de
amistad? Tratar de amistad es orar, ser amigos de Dios y recorrer un camino juntos, Él y
yo, pero “juntos”. La amistad pide tiempo, porque sin tiempo no existe relación.
También la lealtad, la franqueza, la honestidad y el deseo de estar, son cosas que se
pueden cultivar y sin las que nadie conserva una amistad.
Es tomar la decisión de permanecer, tener la paciencia necesaria para no abandonar el
camino, para no dejar solo al Amigo. Determinarse es lo que más importa. No se es amigo
un día sí y otro no. La determinación es decir al amigo: pase lo que pase, aquí estoy con
mis límites, con mis miserias, con mis débiles fuerzas, pero aquí estoy.
No olvidemos algo fundamental, algo que nos va a ayudar muchísimo algo que nos va a
saber ubicar en el momento de la oración, del encuentro… “El silencio”, pero, ¿Qué es el
silencio?
Hacer silencio es reconocer que mis preocupaciones no me pueden, que puedo estar
minutos a solas con aquel que sabemos que nos ama. Hacer silencio es dejar a Dios lo
que está fuera de mi alcance y de mis capacidades; es responder a Dios en los términos
que Él se dirige a nosotros; “ya no somos nuestros, sino suyos”… Dejar a Dios toda
iniciativa, y contentarlo solamente con estar, sí simplemente estar y abandonarnos de una
vez por todas en sus manos.
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“Jesús se encuentra con mi realidad”

 Iluminación - Lectura del Evangelio – Encuentro de Jesús con la Samaritana:


Jn, 4; 1- 30. 39-42.

 Partamos con esta certeza: El encuentro de Jesús con la samaritana y


su realidad es la imagen de nuestro propio encuentro con él y todo lo
que tiene que ver conmigo: mi historia, mi realidad, lo que soy, “lo que
me pasa hoy”…
 Una mujer de Samaria llega a un pozo a sacar agua, ajena a lo que allí
la espera y que nada en la trivialidad de su vida cotidiana, hacía
previsible: va por agua con el cántaro vacío para volverse con él lleno a
su casa. No hay más expectativas, ni más planes, ni más deseos…
 Jesús la estaba esperando, él toma la iniciativa siempre.
 Lo extraño de la situación: un judío en dialogo con una samaritana, un
hombre en dialogo con una mujer; y todo lo que significaba en esa
época. Jesús rompe con las estructuras que nosotros mismo
creamos para acercarse a nuestra realidad. No tiene en cuenta si soy
judío o samaritano, joven o viejo. Él se acerca mí, certeza de esto es
que, Él me estaba esperando.
 No bastaba con lo extraño de esta situación, a esto se le suma el pedido
de Jesús: “Dame de beber”. ¿Cuáles son aquellas situaciones concretas
en donde siento que el Señor me pide de beber?
 Promesa: Si conocieras el don de Dios… Si conocieras quien es el
que te pide de beber. El regalo de una vida nueva que solo Él me
puede dar, siempre y cuando yo deje confrontar mi vida ante Él. Por eso
no más resistencias, no más obstáculos, no más piedras. No tengamos
miedo de abrirle de par en par nuestro corazón, él nos conoce, él nos
espera ahí en el pozo de nuestras vidas…
 En este dialogo que Jesús mantiene con la samaritana detectamos este
doble nivel: la samaritana que quiere quedarse con lo superficial y
Jesús que quiere ir más allá.
Este “Doble nivel” es lo que muchas veces experimentamos nosotros,
hasta que Jesús toca nuestra fibra más íntima, como quien dice, juega
su carta secreta: “el ir al corazón, el conocernos, el confrontar mi
propia realidad”. Jesús llega a lo más profundo de la vida de esta
mujer, y sin quererla juzgar o señalar, sino que la hace redescubrir su
miseria y el deseo más profundo de rescatarla desde allí. El conoce el
corazón. (Versículo 17 y 28). Es lo que más cala el corazón de la mujer:
este hombre me conoce, me ha dicho todo lo que hice. Jesús conoce mi
realidad, conoce lo que soy y desde allí quiere empezar una
transformación.
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 La mujer gozosa por su encuentro con Él, deja allí su cántaro y va


hacia la ciudad: Corre… Deja sin mirar atrás lo que buscaba, porque
encontró en lo que no buscaba algo mejor, a “Alguien mejor”.
Preguntas que pueden ayudar a la meditación:
 En mis actividades cotidianas, en aquello que hago todos los días y que
muchas veces se rutinario ¿Encuentro a Jesús? (Eso también es oración).
 ¿Sentis que Jesus te espera (como espero a la samaritana), que te mira?
Asi la vida se hace oracion; mientras hago las cosas pensando que Jesús
me mira.
 ¿Qué estructuras y esquemas rompió Jesús en mi vida cuando lo conocí?
 ¿Qué resistencias, obstáculos, piedras encuentro en mi vida que no me
permiten darle cada dia un pequeño tiempo a Jesus?
 ¿Qué resistencias, obstáculos, piedras hay en mi corazon que no lo dejan
entrar a Él?
 Recordar aquel o aquellos momentos en que Jesús toco mi corazón y como
a la samaritana me mostró que Él era el único capaz de saciar mi sed.
(Para renovar mi amistar con Él). ¿A que me invita hoy el recordar aquel
momento?

 Oración Personal con el texto: (Aproximadamente 50 minutos o 60


minutos).
 Adoración animada. Ambientación del lugar (recrear el pozo de Jacob y
junto a él preparar la adoración al Santísimo).
 Gesto.
 Descanso – Cena.

Segundo momento del retiro: “En el pozo él nos está esperando”.

 En la Imagen del agua que Jesús promete, podemos reconocer que el


destinatario no es uno solo, o solamente un judío… es agua para todos de
alcance universal.
Momentos de oración comunitaria: Nos trasladamos al pozo de nuestro
grupo donde Él nos espera. El pozo de Jacob en donde Jesús se encontró
con la samaritana era un pozo histórico, a lo mejor con una carga afectiva
para el pueblo. Vayamos sin miedo al pozo de nuestro grupo, de su
realidad, de su historia, de su identidad donde el me espera, donde él nos
espera.
 Confrontamos este dialogo con la vida de nuestro grupo ante Jesús. ¿Qué
don descubro de parte del Señor en el grupo? ¿Qué barreras debemos
dejar que Jesús mismo desarme?
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 Gesto:Para la idea de permanecer en la “Oración”, de “estar” con el amigo,


ayuda la imagen de: Entregarle en la oración a Jesús el cántaro que traigo
hoy con todo lo que contiene.
 Si tengo que mirar hoy, ahora el “cántaro” que traigo ¿Qué encuentro en
él?
 ¿Me animo a dejar todo eso hoy en las manos de Jesús? ¿O me da miedo?;
¿Creo que me pertenece? ¿Creo que puedo solo? ¿Creo que para Él es
posible cambiarlo?
 Mensaje final.
 Entrega de la palanca familiar.

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