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La mayor parte del tiempo le dedicamos atención a nuestros quehaceres y eso está muy
bien, la facultad, la familia, mi novio/a, el deporte, la parroquia, el grupo juvenil, el
decanato, el Instagram, el WhatsApp, etc. Es una constante en nuestras vidas, ir detrás de
todo eso y tratar de responder de la mejor manera a todo eso.
Ahora, ¿nuestra vida termina y se queda solo ahí en tratar de responder siempre y de la
mejor manera a todas las actividades que se me presentan? ¿Cómo enfrentan todas esas
cosas, como responden a tantas demandas?
¿Notan que a veces por estar tan ocupados y con tantas cosas le van perdiendo sentido a
mucho de lo que hacen? Es tan raro a veces y a la vez tan complejo lo que sentimos y
pensamos, es como si nuestra voluntad estaría programada solo para responder a lo que
viene de afuera, ¿y lo que yo siento que? Nuestra conciencia parece que quedo adormecida
en la rutina diaria con el chip solamente programado para cumplir de la mejor manera todas
las actividades que me proponen. ¿Qué sentido le dan a lo que hacen? ¿No les pasa, a
veces, que por estar ocupados de las cosas de Dios, se olvidan del verdadero Dios de la
cosas? ¿Cómo arreglamos esto? ¿Qué hacemos para volver? ¿Por dónde vamos?
El primer pasó y quizás el más importante ya lo hicieron: Dejar de lado sus actividades, y
retirarse de la cotidianeidad de sus vidas para dedicarse tiempo a ustedes, a los otros y al
Otro.
Un segundo paso puede ser tener en cuenta lo que es la oracion, algo que ustedes de seguro
ya saben:
Orar es «tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama»
(V 8, 5) Santa Teresa.
Cuando Teresa habla de oración, habla de encuentro y amistad, de pasar tiempo junto a.
Habla de complicidad, de intimidad y secretos. Y de tener todo eso con Jesús.
Pastoral Juvenil Decanato 5º|