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Por Qué La Guerra?

Cartas Entre Einstein Y Freud


PRIMERA CARTA: EINSTEIN LE ESCRIBE A FREUD

En la primera carta, Einstein propone invitar a Freud para un intercambio de ideas sobre
cualquier problema. Esta propuesta fue enviada a Einstein por la Liga de las Naciones y el
Instituto Internacional de Cooperación Intelectual en Paris. El problema escogido por
Einstein fue: ¿Hay algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra? Es
decir, este científico propone apartar a la humanidad de los daños causados por las
guerras. Plantea que a pesar de los grandes avances de la ciencia moderna, este ha
pasado a ser un asunto de vida o muerte para la civilización, y nadie ha podido brindar
una solución final. Además, estipula que aquellos que tienen por deber abordar
profesional y prácticamente el problema no hacen nada más que entorpecer, y ahora
desean conocer las opiniones de otros científicos y filántropos, que poseen basto intelecto
y pueden ver los problemas del mundo con la perspectiva que la distancia ofrece. Einstein
cree que este no posee el vasto conocimiento para resolver este problema, y por tal razón
acude a Freud para que lo ayude a resolver el problema con su amplio conocimiento
sobre la vida pulsional del hombre. (Según Freud, la pulsión son las tensiones corporales
que tiende hacia distintos objetos y que se descarga al acceder a ellos, aunque de
manera momentánea, ya que la pulsión nunca se satisface completamente). 
Einstein le menciona a Freud que una manera simple para tratar de resolver el problema
sería la creación, con el consenso internacional, de un cuerpo legislativo y judicial para
resolver cualquier conflicto que surgiere entre las naciones. Además, que cada nación
debería ponerse de acuerdo para respetar las órdenes emanadas de este cuerpo
legislativo, someter toda disputa a su decisión, aceptar sin reserva sus dictámenes y llevar
a cabo cualquier medida que el tribunal estimare necesaria para la ejecución de sus
decretos. Debido a esto propone lo siguiente: el logro de seguridad internacional implica la
renuncia incondicional, en una cierta medida, de todas las naciones a su libertad de
acción, es decir, a su soberanía, y por ende fuera de toda duda que ningún otro camino
puede conducir a esa seguridad. Pero hay ciertas limitaciones que impiden que las
naciones renuncien a su soberanía. Uno de estas limitaciones es que el afán de poder
que caracteriza a la clase gobernante de todas las naciones es hostil. 
Otro asunto importante que implica para Einstein la resolución del problema es: ¿Cómo es
posible que un pequeño grupo guiado por aspiraciones puramente mercenarias y
económicas someta al servicio de sus ambiciones la voluntad de la mayoría, para la cual
el estado de guerra representa perdidas y sufrimientos? La respuesta seria que la
minoría, la clase dominante hoy, tiene bajo su influencia las escuelas y la prensa, y por lo
general también la Iglesia. Esto les permite organizar y gobernar las emociones de las
masas, y convertirlas en su instrumento. 

Otra interrogante de Einstein es ¿Cómo es que estos procedimientos logran despertar en


los hombres tan salvaje entusiasmo, hasta llevarlos a sacrificar la vida? Contestando
porque el hombre tiene dentro de sí un apetito de odio y destrucción. En épocas normales
esta pasión existe en estado latente, y únicamente emerge en circunstancias inusuales;
pero es relativamente sencillo ponerla en juego y exaltarla hasta el poder de una psicosis
colectiva. 
Por último, ¿Es posible controlar la evolución mental del hombre como para ponerlo a
salvo de las psicosis del odio y la destructividad? Según Einstein la experiencia ha
demostrado que mayormente las personas intelectuales son más propensas dominar
grupos colectivos, ya que el intelectual no tiene contacto directo con la vida al desnudo,
sino que se topa con esta en su forma sintética más sencilla: sobre la página impresa. Es
decir, no se preocupa por lo que ocurre diariamente en la sociedad, aunque está algo
consciente de lo que ocurre. 

En su carta Einstein se enfoca más bien en las guerras entre naciones, a lo que se
conoce como conflictos internacionales. Pero plantea que la pulsión agresiva opera bajo
otras formas y en otras circunstancias (por ejemplo al racismo).Einstein termina la carta
exponiéndole a Freud que espera de este que pueda hallar respuestas a todos los
aspectos del problema de la guerra. 

SEGUNDA CARTA: FREUD LE CONTESTA A EINSTEIN 

En la Segunda Carta, Freud le contesta a Einstein sobre las inquietudes que este tiene
sobre el problema de la Guerra. La carta comienza diciendo que Freud esperaba que
Einstein escogiese otro problema social para ser discutido en el Instituto. Pero luego se da
cuenta sobre que realmente quiere Einstein solucionar es un problema desde el punto de
vista de la filantropía y no como un científico. Es decir, quiere solucionar un problema que
es preocupante tanto para él como para la sociedad. Debido a esto, es que Freud acepta
la invitación de Einstein.

Luego Freud comienza a contestarle las interrogantes que Einstein le planteo en la carta.
Einstein comienza hablando sobre el vinculo que existe entre derecho y poder, pero
sustituye la palabra poder por violencia. Según Freud los conflictos de intereses entre los
hombres se basan en principio mediante la violencia. Al principio, el ser utiliza la violencia
mediante el uso de la fuerza muscular, luego la violencia fue sustituida por el uso de
instrumentos, es decir, quien tuviera mejores armas o mayores destrezas en su empleo.
Freud plantea que la mayor fortaleza de una persona podía ser compensada por la unión
de varios débiles. Además, la violencia disminuye cuando las personas se unen para
conseguir algunos derechos que se oponen a la violencia de una sola persona o grupo.
Pero para que se consuma la violencia y se adquiera un nuevo derecho es necesario que
la unión de los muchos tenga que ser permanente, duradera. La comunidad debe ser
conservada de manera permanente, debe organizarse, promulgar ordenanzas, prevenir
las sublevaciones temidas, establecer individuos que velen por la observancia de las
leyes y tengan a su cargo la ejecución de los actos de violencia acordes al derecho. 
La guerra se puede prevenir solamente si los hombres acuerdan la institución de una
violencia central encargada de entender en todos los conflictos de intereses. Para esto
debe crearse una instancia superior de esa índole y que se le otorgue el poder requerido.
Hay dos cosas las que mantienen cohesionada a una comunidad: la compulsión de la
violencia y los enlaces de sentimiento entre sus miembros. De no existir uno de estos
factores, es posible que el otro mantenga en pie a la comunidad. 

Otra de las respuestas de Freud a la tesis de Einstein sobre el resultado de entusiasmar a


los hombres a la guerra y que los motiva a odiar y aniquilar. Freud dice que cuando los
hombres son exhortados a la guerra, puede que en ellos responda afirmativamente a ese
llamado toda una serie de motivos, nobles y vulgares, unos de los que se habla en voz
alta y otros que se callan. Existen dos clases de pulsiones del ser humano: aquellas que
quieren conservar y reunir se llaman eróticas o sexuales, con una consiente ampliación
del concepto popular de sexualidad, y otras que quieren destruir y matar, llamadas pulsión
de agresión o de destrucción. Cada una de estas pulsiones es tan indispensable como la
otra; de las acciones conjugadas y contrarias de ambas surgen los fenómenos de la vida.
Las acciones humanas permiten entrever aun una complicación de otra índole. La relación
de estas aspiraciones destructivas con otras, eróticas e ideales, facilita desde luego su
satisfacción. Para Freud la pulsión de destrucción tiene el significado de que ella trabaja
dentro de todo ser vivo y se afana en producir su descomposición, en reconducir la vida al
estado de la materia inanimada. Por lo tanto, la nombre pulsión de muerte, mientras que
las pulsiones eróticas representan los afanes de la vida. La pulsión de muerte aviene
pulsión de destrucción cuando es dirigida hacia afuera, hacia los objetos, con ayuda de
individuos particulares. El ser vivo preserva su propia vida destruyendo la ajena. 
Por último, en la carta Freud le hace una pregunta a Einstein: ¿Por qué nos sublevamos
tanto contra la guerra, usted y yo y tantos otros? ¿Por qué no la admitimos como una de
las tantas penosas calamidades de la vida? Respondiendo por sí mismo: porque todo
hombre tiene derecho a su propia vida, por la guerra aniquila promisorias vidas humanas,
pone al individuo en situaciones indignas, lo compele a matar a otros, cosa que él no
quiere, destruye preciosos valores materiales, productos del trabajo humano y tantas
cosas más. También, que la guerra en su forma actual ya no da oportunidad ninguna para
cumplir el viejo ideal heroico, y que debido al perfeccionamiento de los medios de
destrucción una guerra futura significaría el exterminio de uno de los contendientes o de
ambas. 
Freud concluye que la comunidad debe tener también un derecho sobre la vida del
individuo. Pero mientras existan reinos y naciones dispuestos a la aniquilación
despiadada de otros, estos tienen que estar armado para la guerra.

OPINIÓN PERSONAL

Desde la existencia del ser humano ha existido la guerra y por lo tanto sería difícil de
detenerla ya que siempre entre los seres humanos hay diferencias y opiniones que no
podrán ser entendidas entre estos, entiendo que esto es algo inevitable y que se
encuentra en la naturaleza de cada uno de los hombres unos mas reprimidos que otros,
esto es la necesidad de defender sus ideales, patria o sentimientos. Además, siempre
existirán personas y naciones con un alto egocentrismo y envidia hacia los recursos que
otros entes poseen, por lo tanto existirán eventos conflictivos para tratar de quitarle esos
recursos. Por consiguiente, no habrá científicos y gobiernos que puedan solucionar el
problema de la guerra, ya que todo ser humano entiende que razona, sin embargo todos
tenemos opiniones diferentes en las que mayormente no coincidirán, por lo que en cada
uno existirán distintas pulsiones de destrucción y maldad. 

La Filantropía es un vocablo de origen griego que significa “amor al género humano”. Se


trata de un concepto utilizado de manera positiva para hacer referencia a la ayuda que se
ofrece al prójimo sin requerir una respuesta o algo cambio. Se conoce como filántropos a
los sujetos u organizaciones que suelen desarrollar proyectos solidarios. 

La psicosis colectiva es un fenómeno –enfermedad– social que se da, de vez en vez, en


todos los confines de la Tierra; así, hemos sabido del temor vivido por algunos
norteamericanos de los Estados Unidos, que ven como muy probable ser atacados con
armas bacteriológicas, ántrax por ejemplo, y en la medida en que va creciendo el rumor
tomar decisiones descabelladas.

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