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Análisis Del Pongo.
Análisis Del Pongo.
EZEQUIEL MALDONADO*
Resumen Abstract
Fuentes Humanísticas > Año 28 > Número 49 > II Semestre 2014 > pp. 61-69
Fecha de recepción 20/02/14 > Fecha de aceptación 23/07/14
*
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, Departamento de Humanidades.
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“El sueño del pongo” y la traducción de una cultura
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Sobre todo después de los Estudios Subalternos José María Arguedas, “Mitos quechuas poshispá-
y los Poscoloniales o, más aún, luego de Derrida, nicos”, Formación de una cultura nacional indo-
impugnador del logocentrismo occidental. americana, pp. 176-177.
6 8
Mario Vargas Llosa, La utopía arcaica. José María Ibid., p. 181.
9
, pp. 249. Martin Lienhard, La voz y su huella, p. 208.
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“El sueño del pongo” y la traducción de una cultura
En “El sueño del pongo”, una de las esa aspiración a construir un futuro vincu-
tramas que se ventilan, de manera vela- lando elementos del pasado, el saber in-
da pero que en la ley de los contrarios se dio, el saber de los ancianos, a través de
torna real, es la ruptura de la ley de reci- un cambio en las sociedades indígenas.
procidad que, a decir de Lienhard, es cen- Según Ángel Rama,12 la lengua popular
tral en el pensamiento andino pues busca en estos narradores (transculturales como
“la reproducción de la sociedad [y ello] Arguedas) transita de la subordinación a
provoca un cataclismo (pachakutiy) que la centralidad, ya no hay oposición entre la
despeja el horizonte para el restableci- lengua del narrador y la lengua de perso-
miento de una sociedad justa”.10 Posi- najes populares, sino el establecimiento de
blemente éste es el mayor temor de una una nueva jerarquía: la voz del vulgo será la
intelectualidad que no sólo no valora la voz que narra en el escenario principal del
literatura arguediana, sino también des-
precia a pueblos que hoy, con el destino su visión del mundo. En el pasado perma-
en sus manos, pueden revertir el orden de necen balbuceo y timidez impuestos por
las cosas. el narrador blanco-mestizo, también las
En “El sueño del pongo” se produce formas dialectales, meras argucias del na-
un contrasentido cuando el hombrecito rrador regionalista, y se imponen formas
soñador relata la trama onírica: él, emba- sintácticas o léxicas propias de su habla
durnado de mierda, y su patrón, impreg- coloquial, como el caso del hombrecito
nado de miel, en la región celeste rinden –acota Arguedas– que se dirige al patrón,
cuentas al creador; el padrecito ordena le propone la narración de su sueño y “ha-
que se laman uno al otro. ¿A qué cielo se bló muy claramente” y el que era el dueño
del escenario permanece no sólo estupe-
premio y el castigo? Al respecto, señala facto sino también sordo. “El patrón no
Elías Rengifo: oyó lo que oía”; en su marasmo alcanzó
a balbucear: “—¿Qué? ¿Tú eres quien ha
[...] es obvio que los conceptos cielo e in- hablado u otro?” Y el hombrecito transi-
no pueden ser entendidos sola- tó de la subordinación a la centralidad, la
mente desde la habitual perspectiva reli- voz del pongo se escuchará en el escenario
giosa cristiana. Por el contrario, exige una principal, no sólo en el texto, una voz plena
relectura contextualizada en la lógica del
pensamiento andino contemporáneo.11 dimensión oníri-ca, su visión del mundo.
En efecto, la visión del narrador Ar-
En esa lógica habría que leer ciertos resi- guedas se desplaza-entrelaza de su pro-
duos mesiánicos, a decir de Lienhard, pre- yecto estético hacia una vocación reivindi-
sentes en la narrativa peruana y que en cadora, como bien dice Ángel Rama, una
“El sueño del pongo” se podrían leer en especie de militancia intelectual al servició
de pueblos indígenas explotados-reprimi-
10
Ibid, p. 209. dos-degradados por Conquista y Colonia
11
Elías Rengifo, “Una narrativa escrita en quechua:
‘El sueño del pongo’ o la culminación de un pro-
12
yecto literario”, Tema y Variaciones de Literatu- Ángel Rama, Transculturación narrativa en Améri-
ra, núm. 37, p. 69. ca Latina.
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españolas y por las actuales clases domi- En este mundo de soñadores, quienes po-
nantes en su proyecto neoliberal. Sin em- seen un enorme capital son los pueblos
bargo, “al mismo tiempo tiene conciencia indios. No es gratuito un texto del me-
lúcida de la problemática andina a la que xicano Jesús Morales Bermúdez, recep-
procura examinar con criterio realista, evi- tor-reproductor que recrea en su novela
Memorial del tiempo el sueño de Diego
nes”, cuestión que el propio Vargas Llosa Alfaro Tigre-Pescado, precisamente en la
reconoce no en toda la narrativa argue- festividad de San Francisco: mayordomos
diana sino en Los ríos profundos, obra que en procesión con sus banderas-insignias y
se reeditó después de veinte años, sin sus musiqueros llevan a San Francisco en
reconocimiento nacional y menos interna- andas hacia el río “y ahí lo van cargando
cional, pero su descubrimiento acaparó la según como lo colocaron en su tapesco y
atención de sectores intelectuales que ai va el gentío con San Francisco y así nos
saludaron esta novela. Ello no ocurrió, por vamos para hacer su baño de San Francis-
ejemplo, con El zorro de arriba y el zorro co, para ponerle su ropa limpia, pues”.14
de abajo, novela límite, señala Lienhard, El personaje-narrador, Diego Alfaro, recrea
la escena del sueño cual si la estuvie-
se viendo-viviendo-sufriendo; San Miguel
Desde la primera vez que leí Los ríos persigue al Diablo para castigarlo:
profundos, hace años, he conservado la
terrible impresión que deja uno de esos ¡Hasta lo siento: lastima mi corazón! Pero
coágulos que iluminan la historia con una más que lo tiene mi corazón es miedo.
luz de incendio: la imagen de la niña, Como lo miro que lo están dando de
en el pueblo apestado, con “el sexo pe- cintariza Santo Diablo Panzón, como lo
queñito cubierto de bolsas blancas, de hago recuerdo que hay petición de San
granos enormes de piquetes. Estos mi- Francisco, de San Baptista para que el
núsculos cráteres activos que salpican la San Miguel lo vaya a darme mi chinga…
¡Hay que lo empieza sufrimiento mi co-
tema circulatorio de emociones, tensio- razón!... Y cuando estoy para sentirlo su
nes y vivencias que enriquecen su belle- primer golpe de cintariza, entonces que
lo despierto donde me ando dormido. Y
[…] La literatura atestigua así sobre la así, lo quedo con espanto.15
realidad social y económica, por refrac-
ción, registrando las repercusiones de Pues bien, viene a cuento Morales Bermú-
los acontecimientos históricos y de los dez, más allá del sueño, por su estrecho
grandes problemas sociales a un nivel vínculo con Arguedas. Ni Rosario Caste-
individual: es la única manera de que llanos ni los literatos de Chiapas como
el testimonio literario sea viviente y no Heraclio Zepeda –Rulfo se cuece aparte–
cristalice en un esquema.13
hispanoamericana, Revista Anthropos, pp. 71-74.
También en La utopía arcaica, op. cit., pp. 192-194.
13 14
Mario Vargas Llosa, “Ensoñación y magia en Los Jesús Morales Bermúdez, Memorial del tiempo o vía
ríos profundos”, José María Arguedas. Indigenismo de las conversaciones, p. 15.
15
y mestizaje cultural como crisis contemporánea Ibid., p. 43.
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16
Ibid., p. 17.
17 18
José María Arguedas, ¡Kachkaniraqmi! ¡Sigo siendo! Martine Dauzier, “Culturas de tradición oral y
Textos esenciales, recopilación y notas de Carmen poderes de lo escrito” en “La palabra hablada”,
María Pinilla, p. 534. Versión 6, p. 27.
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Y efectivamente fue lo que hizo durante so: veinte años después de la muerte de
toda su vida Arguedas y que en “El sueño Arguedas, dice Morales Bermúdez en la
Memorial del
aquí el portentoso hallazgo y posterior tiempo:
aporte a la literatura latinoamericana y
universal que vincula a Morales Bermúdez Este libro es testimonio de un lenguaje,
con escritores de la talla de Arguedas y como testimonio de lo que es la vida
Guimarães Rosa, Roa Bastos y Rulfo, a la interna de estos hombres del campo, he
vez que lo coloca en un lugar privilegiado
de la narrativa transcultural. mentales: a la sintaxis, al sentido de ora-
En esta ardua etapa de interiorizar lidad, a las formas de contar, mediante
frases largas, interconexas. Tan largas
entre dos universos culturales y una es- como su desplazamiento en la sociedad,
pecie de deuda moral que el autor retri- interconexas a la marginación y al des-
buye a quienes han abierto corazón y pa- precio de siglos.20
labra genuinos. Tales protagonistas, como
señala el intermediario,
moniar su decadencia y recoger despojos
[...] han venido a vivir un tiempo en mí, de un pasado deslumbrante y un presen-
para no vivir solos, para no volvernos te en ruinas? Es testimonio de un lengua-
olvido. Con ello intento señalar que no je por medio de múltiples conversaciones,
existió un previo trabajo de rescate de como método de trabajo, que permitió la
materiales, de grabación, elaboración recolección de numerosos arcaísmos lexi-
cales, derivados de las viejas formas del es-
zación, etcétera.19 pañol, y el descubrimiento
De nuevo, el ejercicio pleno de una me- [...] de los variados puntos de vista con que
moria que recupera estructuras mentales el narrador elabora el texto interpretativo
y lengua y que repite mecanismos estra- de una realidad, y se proyectan ambos ni-
tégicos sensibles en el acto de escribir: veles sobre un receptor-productor (Guima-
No he hecho sino abrir la memoria y es- rães Rosa) que es un mediador entre dos
tructurar los relatos orbes culturales desconectados: el interior
escribir y registrar se opta por la reitera- regional y el externo universal.21
ción: la presencia de aparatos mecáni-
cos/electrónicos obstaculiza la genuina Por último, en una polémica que mantuvo
relación. Arguedas durante la mayor parte de su
Otro de los estrechísimos vínculos existencia como intelectual sobre la pre-
entre estos escritores que se han atre- sencia del quechua contemporáneo –con
vido a ser puentes de dos culturas, dos
tradiciones, dos concepciones del univer- del castellano y que él expresó en el relato
19 20
Jesús Morales Bermúdez, Memorial del tiempo…, Ibid., p. 14.
21
p. 11. Ángel Rama, op. cit., p. 210.
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