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Prólogo de

JEAN-CLAUDE
DUCLOS
Diseño cubierta: Vicente ~ o r a i e s

1." edición: septiembre 1997


2." edición: junio 2004

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Impreso en España
El patrimonio, en el seno de nuestras viejas sociedades latinas, es
cl lcgado del padre que recibimos cn hercncia y quc nosotros trans-
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño mitimos a su vez en aras de la continuidad del linaje. Conviene recor-
de la cubierta, pucde ser reproducida, alniacenada o Lraiisnlitida
en manera alguna ni por ilirigúii medio, ya sea el6ctrico.
dar esta antigua definición, a pesar de los valores culturales, morales
químico, rnecáiiico. óptico, de grabación o de fotocopia, o religiosos que puede vehicular; no sólo por su sencillez sino también
sin permiso previo del editor. por la imagen y el punto de referencia que proporciona.
La imagen del legado que una genevación deja a sus sucesores para
qzne la vida continúe no parece haber perdido validez sea cual sea el
patrimonio al que aludamos.
Coino punto de referencia ha pasado a ser para nosotros una ver-
dadera necesidad. Esta palabra aparece con tanta frecuencia en el dis-
curso actual que todo cuanto nos rodea, desde lo individual a lo colec-
tivo y de lo concreto a lo intangible, pucde convertirse de pronto en
patrimonio. La razón de esta expansión semántica es de sobra conoci-
da. El fantasma de la ruptura y del desorden que ésta parece provocar
ha conducido a nuestras sociedades, enfrentadas a cambios excesiva-
mente rápidos, a buscar en el patrimonio un ((refugio compensato-
rio».l Por ello, la sociedad demanda a las instituciones que asuman en
su nombre transmisiones que ya no son operativas, que reconozcan,
preserven y deiiendan todo aquello cuya desaparición podría a medio
y largo plazo amenazar su existencia, es decir, sus entoriios naturales
y culturales, sus identidades, sus valores.
;Qué se puede decir de esta actitud? ¿Que revela el desconcierto dc
nuestros contcrnporáneos antc cl incierto futuro? {Quc este repliege
sobre los logros del pasado es la justa consecuencia de nuestras insufi-
ciencias actuales? iQue la nostalgia, que no ha sido jamás fuente de
creación, es el recurso de los débiles? ¿Que acabaremos por sucumbir
sepultados bajo la acumulación de «despojos»en que se han converti-

1. Pierre Nora, Le Monde (1996).


do los objetos en dcsuso quc amontonamos en nucstros museos? iQuc inonio, se suelen subrayar sólo los aspectos negativos. Nada de eso se
es necesario dejar de ((obedecera una moda contagiosa»2y de ir (cmusci- produce en estc libro. En todo momento guía al autor una preocupa-
ficandox a diestro y siniestro? La mayoría de trabajos y análisis sobre ción por hallar el camino adecuado para un desarrollo colectivo satis-
los procesos de patrimonialización concluye invariablemente con ese factorio. ¿Cómo reprocharle ese compromiso cuando son tan raras
tipo de denuncias o invectivas. Pero ¿para quién resultan de utilidad esta clase de aproximaciones, las únicas capaces de ayudar a la
estas obras? Ciertamente no para aquellos en la observación de cuya «población»,para la que trabajamos como agentes de desarrollo, ope-
labor se basan y a los cuales, por otra parte, no están destinadas, que- radores del patrimonio ó conservadores de museos?
dando fuera del dominio de su interés. La propuesta que nos plantea Frente al turismo, habitualmente denunciado por los antropólogos
Llorenc Pi-ats es por completo distinta. A la manera de un ((médico de como un factor de aculturación, Llorenc Prats mantiene la misma acti-
comunidades», este antropólogo las examina y ausculta, en su espacio y t ~ i danterior. Ciertamente la explotación turística -que no puede evi-
época, tanto sus componentes como sus contradicciones, sus desfalleci- tar hacer de lo real un espectáculo- raya a menudo en la artificiosi-
mientos y sus potencialidades. No juzga y, por tanto, no condena. dad e iiicluso en la superchería cuando se da una fuerte presión en tal
Rechaza prejuicios y recetas y no pretende justificar ninguna formula- sentido. El reconocimiento del interés colectivo -inclÚso universal-
ción previa. Al contrario, desmonta los engranajes de un mecanismo de un bien determinado, hace que su «patrimonialización» conduzca
caprichoso y multiforme; observa los hechos con método y lucidez, incluctablemente a la idea de su restitución; de ahí a pensar que esa
escogiendo para cada caso las lentes adecuadas; y, sirviéndose del apoyo «patrimonialización» pueda generar unos ingresos, y, por tanto, con-
de la experiencia de sus propios estudios, intenta comprender. No tribuir al desarrollo, no hay más que un paso que todos aquellos que
denuncia la patrimonialización como uno de los males de este fin de se han enfrentado a esta situación se han visto impelidos a dar. «Nos
siglo, sino que nos viene a decir que debemos comprender su signiiica- podemos preguntar -dice Aiidré Desvallées- si al utilizar la palabra
do actual y ver cómo esto puede ayudar a los que trabajan en primera patrimonio como medio de desarrollo cultural no estamos confun-
línea. La cuestión es: ¿de qué conocimientos, experiencias e instrumen- diendo lamentablemente lo cconómico y lo cultural.))5Se puede lamen-
tos disponcmos para analizar la situación con mayor claridad, evitando tar, en efecto, pero ello no impide que dicha conf fusión» deba ser asu-
11 así vanos esfuerzos, la esterilidad de volver una y otra vez al principio, mida. También en ese punto Llorenc Prats sigue guardándose de cual-
para que el método seguido sea, en definitiva, lo más fructífero posible? quier juicio precipitado. Observa, selecciona ejemplos, señala los extra-
víos a los quc la explotación turística del patrimonio puede coiiducir;
pero en definitiva la emplaza en su justo lugar, el de un ((valorañadi-
En los primeros capítulos de su libro, Llorenc Prats procede a fijar los don, a lo sumo. Porque es necesario que los resortes identitarios conti-
conceptos referidos al patrimonio tal como se entiende en la actuali- núen funcionando y conserven por tanto la autenticidad del patrimo-
dad. «Del monumento, soporte de la memoria, hemos pasado al patri- nio. Ya hemos dicho que la propuesta de Llorenc Prats recuerda cons-
monio, soporte de la identidad)), dice André Desvallées respecto del tantemente a la de un 111édicoque se ocupa de las afecciones que ame-
período que va desde la Revolución francesa hasta los años ochenta.3 nazan con enfermar al objeto de su estudio y cuya única preocupación
Llorenc Prats parte de esa idea y sobre ese patrimonio ((representa- es tener cuidado de la vitalidad del mismo. Esta hermosa demostra-
ción simbólica de la identidad)),uno dc los envites más importantes ción del papel social de la antropología encuentra su eclosión en los
del mundo actual, versa su exposición. Factor de cohesión, espacio capítulos siguientes, dcdicados al estatus de patrimonio cultural que
referencial, la identidad ofrece a un grupo -tanto a los individuos adquiere el conocimiento, y a las tendencias contemporáneas de la
que lo forman como a su descendencia-, los medios para el propio patrimonialización. Lo que supone una novedad en el ti-atamiento de
reconocimiento, para perpetuarse, para proyectarse en el futuro, para, Llorenc Prats es la asunción de la dimensión política del tema: «Sin
1
según la feliz expresión de Jean-Noel Pelen «negociar la historia».4 poder, no existe patrimonio.» Y si el autor no teme utilizar la palabra
I Ahora bien, al hablar de la identidad, y otro tanto ocurre con el patri- «consenso»,e incluso «compromiso»,ello se debe a que su experiencia
le ha demostrado que cualquier empresa dc carácter patrimonial en
l 2. Édouai-d Pumrniei-, «Piolifératiori du iiiusérn, Le DLbuí, 11O. 65 (1991), pp. 144-149.
3. André Desvallées, ({Ernergence et cherninemen~s du rnot patrimoinen, A4usées et
ningún caso puede prescindir de un apoyo político.
Collecrions Publiques de Frunce, n 208 (1 9 9 9 , pp. 6-29,
4. Jean-Noel Pelen, Identicllar] y mrrseogrflfi, 1993 (inédito). 5. Andi-é Desvallées, op. cit.
La segunda parte trata inicialmente del cometido, respecto del Prats el haber puesto a nuestra disposición valiosos jalones en el
patrimonio, al que la antropología ya no puede renunciar. Entre las arduo camino de la búsqueda dc significado y de las potencialidades
razones a que Llorenc Prats atribuye el actual desinterés de la mayo- y usos del patrimonio. Ojalá quc ellos nos puedan mostrar cómo y en
ría de los antropólogos por el patrimonio, cabe destacar la respon- qué puede éste ayudar al progreso de los hombres.
sabilidad que imputa a los museos. ¿Realmente han monopolizado el
patrimoiiio hasta tal punto que han desaiiirnado a todos los demás
Conservador-,jefedel patrimonio
profesionales? Eso sería, a mi entender, concederles más poder del
Musée Dauphinois, Grenoble
que en rigor tienen. Aunque desde los orígenes de su disciplina los
antropólogos, y más concretamente los etnólogos, hicieron del mu-
seo la base de sus actividades investigadoras y docentes, el hecho
incontrovertible es que posteriormente se han alejado de él al prefe-
rir los laboratorios de los centros de investigación y de las universi-
dades. Curiosamente, este cambio coincide en el tiempo con la apa-
rición del concepto actual de patrimonio. Desde ese momento, mu-
seos, folklore, patrimonios y reivindicaciones identitarias parecen
participar de una iuisina nebulosa que muchos investigadores sosla-
yan para, en su opinión, no comprometer el valor científico de sus
trabajos. Las otras razones aducidas por Llorenc Prats no carecen
por otra parte de interés. Es de agradecer que no haya limitado su
reflexión sobre el patrimonio a los museos. Aunquc la sociedad no
haya encontrado todavía otro medio mejor para conservar y exhibir
la mayoría de bienes patrimoniales, esta institución -que en ningí~n
caso puede prescindir de una base científica periódicamente actuali-
zada- evidentemente no basta para explicar el actual fenómeno de
patrimonialización (por más que aumente el número de sus visitan-
tes, la proporción de la población que acude a ellos, un ocho o d i e ~
por ciento, se mantiene considerablep~enteestable y relativamente
baja). Este fenómeno constituye una importante cuestión social que
los antropólogos de hoy en día, como subraya Llorenc Prats, no pue-
den dejar de tratar.
Los últimos capítulos dcl libro están dedicados a sus propias inves-
tigaciones. La descripción de su experiencia pirenaica y de los sucesi-
vos planes de la actuación patrimonial en la zona quedarán como un
referente en cuanto a aspectos metodológicos que servirán de inspira-
ción para estudios posteriores: estudiar, como científicos sociales,
hechos colectivos antes que intenciones personales no es precisamente
uno de los más irrelevantes. El autor acaba su obra dejándonos coi1 la
curiosidad de saber cómo evolucionará la situación que él describe.
(Sabrán explotar su patrimonio y crearse un futuro próspero los jóve-
nes que el paro devolverá a esos valles de los Pirineos?
«La verdadera novedad pcrdurablc -escribió Fernando Pcssoa-
es aquella que retoma todos los hilos de la tradición y teje con ellos
un lienzo que la tradición no podía tejer.» Agradezcamos a Llorenc
Aprende;si eres sensato, pues más vale ciencia que
herencia.
Inscripción en una pintura naif

Patrimonio (patriu~onium)cs, etimológicamente la


herencia del padre (pater), pero se puede llevar consigo,
en sus peregrinaciones, las cenizas o los huesos del
padre, se puede tratar patrimonialmente el propio cuerpo
paterno. Es el caso de Ulenspigel, que no se separa jamás
de un saquito hecho por su madre, de un saquito que
contiene las cenizas del corazón de su padre, quemado
por la Inquisición. Las cenizas del corazón, llevadas so-
bre el corazón, son vivas, se estremecen -dice Ulenspigel-
y reclaman venganza.

sur la notionde patrimoine

Este libro es fruto de mis años de dedicación, en la universidad y


fuera de ella, al estudio y gestión del patrimonio. A lo largo de todo
este tiempo me he encontrado trabajando desde el mas puro pragma-
tismo e interrogándome simultáneamente por los aspectos más abs-
tractos y teóricos de este fenómeno social. Supongo que ambas ten-
dencias se reflejarán en las páginas siguientes, y espero que se com-
binen adecuadamente. El patrimonio se produce en una situación de
tensión entre la razón y el sentimiento, entre la reflexión y la vivencia.
Y este libro también.
He dividido el texto en dos partes claramente difcrenciadas. En la
primera, «Antropología del patrimonio)),he tratado de explicar qué es el
patrimonio, a partir de qué principios se constituye, cómo y por qué se
activa, sus diversas utilidades y las tendencias contemporáneas, además
de proponer una vía de aproximación alternativa a la usual. Todo ello tuarlos, más tarde, en un contexto intelectual más amplio y autóno-
configura u11 nod de lo del cual dependen inúliiples propuestas particula- mo. Sólo así se podrán estudiar libremente las ideas, valores e intere-
res, pensadas y formuladas conjuiitainente, pei o que, e11miichos casos, ses que conforman el patrimonio, que dan origen a museos y colec-
pueden considerarse y discutirse también por separado, como otras tan- ciones, y que otorgan un significado a los objetos. Los museos van a
tas tesis independientes. Se trata de una modelo, creo yo. tan explícito estar presentes en nuestra rcflexión sobre el patrimonio (¿cómo no. si
como atrcvido, quc se prcsta con facilidad al dcbate. En ningún momen- han sido las instituciones que se han ocupado dc él por excelencia, si
to he querido matizar sus proposiciones con lenitivos ni protegerlas con en clloc o desde ellos han surgido las teorizaciones de mayor entidad,
e1 escudo de una erudición postiza. Ai fin y al cabo, el debate, e incluso a pesar de todo?), pero serán un elemento más (aunque principal) del
la impugnación son consustanciales al método científico, y. por tanto, paisaje, en ningún caso nuestro punto dc observación.
para mí, la mejor forma de avanzar en el conocimiento.
La segunda parte, ((Antropologíay patrimonio»,es muy distinta, aun-
que está escrita con la misma transparencia. Se refiere a mi experiencia Más aclaraciones. Este libro está cscrito desde mi particular esquina
como anti-opólogo iiiiplicado en la gestiói-i patrimonial, a las relaciones del mundo, la que, partiendo dc Cataluña, se extiende por España. los
de los profesionales de la antropología con el patrimonio, a la política de paises latinos de Europa y, como mucha, el resto de la Unión
la Gencralitat dc CaWlunya acerca del tema y a mi compromiso con la Europea, y ello comporta, Iógicamentc, algunas consecuencias. La
elaboración y puesta en marcha de determinadas iniciativas patnmonia- primera de ellas es que la inmensa mayoría de los ejemplos que aduz-
les en el Pirineo catalán. Pero, sobre todo, plailtea un análisis de estos co procede de Cataluña, no sólo en la segunda parte, donde es incvi-
procesos y de las conclusiones de carácter general que se desprenden. table puesto que me ocupo de un -estudio de caso. catalán jrlo ubico
Correlativamente, este libro es fruto de la constatación de dos gra- en su contexto, sino también en la primera. Esto obedece a un ele-
ves carencias en el tratamiento del patrimonio, respecto de las cuales mental principio de realismo. Pienso que es mucho más honrado y
deseo formular mi aportación, sea cual sea su entidad: la =encia& efectivo que me refiera, siempre que sea adecuado, a las realidades
e s t u d i o s l ~ i ~ o ~ r a & & s s y uaeb o d m ~ patrimonio
l en su globali- que mejor conozco, que no, en aras de un estéril cosmopolitismo, a
dad. y cssasez de esudigs_Ieoo. tanto en lo que se refiere a polí- casos lejanos de los que tengo un conocimiento menos detallado. A
ticas patrimoniales como a la creación y gestión de iniciativas, que ello se suma que Cataluña ofrece en estos momentos un marco idó-
trasciendan el nivel meramente descriptivo. Si este libro es capaz de neo para el estudio de1 patrimonio, tanto por su carácter de rnacio-
animar la reflexión y cl debate en torno a estos dos ejes, habrá cum- nalidad histórica,>dentro del Estado español, con plenas atribuciones
plido plenamente sus objetivos. normativas en la materia, como por los procesos de elaboración de
lcycs, de creación de organismos y de proyección y ejecución de gran-
des y pequeñas iniciativas relativas al tema, en torno de todo lo cual
A continuación se impone hacer algunas aclaraciones. Hablo de la
se ha producido, y se sigue produciendo, un animado debate.
ausencia de estudios teóricos ((radicales),porque la mayoría de p1-o- Este emplazamiento también explica las influencias recibidas. Se
puestas teóricas que conozco parte de una identificación más o menos advertirá un amplio predominio de la bibliografía irancesa, debido tanto
explícita entre patrimonio y museo (aunque sea en su sentido mhs a la proximidad y el contacto, como al papel preponderante que ha
amplio), lo cual se agrava notablemente, a su vez. por la asimilación representado Francia duraiite estUs últimas décadas en este campo, a
entre museo y «objeto» (sea cual sea, también, la amplitud que se través de figuras como Georges Henn Rivib-e, realizaciones como los
quiera dar al conccpto). El museo partc dc un condicionante funda- parques naturales regionales, los ecomuseos y los museos de sociedad.
mental, el objeto, las colecciones, la spiezai,, el .bien culturali,, y toda la fundación de la Mission du Patnmoine Ethnologique. o reflexiones
reflexión museística sobre el patrimonio -incluso sobre la sociedad y fundamentales como las de de Marc Guillaume (1980), Frawoise Choay
la cultura- viene siempre lastrada por este apriorismo. El museo no
(1992) o las recogidas por Uenry Pierre Jeudy en 1990, entre otras.
tiene la libertad de «desmuseabilizarn su pensamiento. ni, por ende,
su discurso, pero nosotros si. Para alcanzar una reflexión radical
sobre el patrimonio se hace rrrcesario «eliminar»provisionalmente el No tengo mejores títulos para internarme en estos dominios que aque-
museo y el objeto (o, por lo menos, restarle protagonismo) para resi- llos a los que he hecho mención. Como única carta de autoridad he
pretendido aprovechar la experiencia que me ha brindado mi dedica-
ción al estudio y gestión del patrimonio, durante estos últimos años.
Dicho espacio de tiempo, por una parte, me ha facilitado la partici-
pación en diversos foros y la comunicación con numerosos colegas, lo
cual me ha dado acceso a una serie de esludios y documentos, y a
reflexiones propias y ajenas, que, de otro modo, difícilmente se hubje-
ran producido o hubiese conocido; por otra, mis tres períodos de tra-
bajo de campo aplicado intensivo en el Pirineo y el seguimiento pos-
terior de las experiencias resultantes no sólo representan otra impor-
tante fuente de reflexión -de la cual espero puedan manar ideas de
alguna relevancia-, sino que éstas se producen, claro está, en un pro-
ceso de relación dialéctica con la elaboración teórica, y, además, una PRIMERA
PARTE
y otra interactúan con mis esfuerzos de organización asociativa en el
sector y las consiguientes relaciones con la administración. En este
sentido, podríamos decir que este libro también nace, y quizás prin- ANTROPOLOG~ADEL PATRIMONIO
cipalmente, de 111i propialnecesidad de deshacerme de confusiones y
prejuicios el1 torno del concepto de patrimonio y de la gestión del
mismo y de darme un modelo explicativo que personalmente me satis-
faga desde mi propia perspectiva disciplinaria.

Como acabo de apuntar, este libro es deudor de muchas aportaciones


escritas y no escritas, básicamente de colegas europeos, aunque no
esté11 siempre explícitamente citadas. El lector iniciado reconocerá sin
duda, ya sea por la vía del consenso, como también por la del con-
traste -no menos importante- ideas de autores como Isac Chiva,
Ki-zystof Pomian, Alberto M. Cirese, Pietro Clemente, Jean-Claude
Duclos, José Luis García, Joaquim Pais do Brito, Jean Pierre Laurent,
Jean Guibal, Jacques Hainard, Pierre Bidart y tantos otros. A todos
ellos debo mi agradecimiento intelectual. Agradecimiento que quicro
hacer especialmente expreso a Pierre Bidart, Pietro Clemente y José
Luis Garcia, que en todo momento me han animado y ayudado, y
especialmente a Jean-Claude Duclos, que, además, ha aceptado enri-
quecer mi trabajo con su muy estimable prólogo, y a Joan Prat,
amigo, colega y director de esta colección que, desde el primer día, se
entusiasmó con la idea de publicar este libro.
En cualquier caso, mi agradecimiento rnás personal va dirigido a
mi esposa y colega, Sole Jiménez, que ha ejercido como mi más efi-
caz colaboradora y mi más scvera crítica.
Parte de este libro, concretamente algunos temas del trabajo de campo
relacionado con las activaciones tunstico-patrimoniales del Pirineo, se
ha financiado gracias a una ayuda concedida por la CICYT (Plan Nacional
de I+D, SEC95 0298). Vaya para ellos también mi agradecimiento.
EL PATRIMONIO COMO CONSTRUCCI~NSOCIAL

Alejar en el tiempo el origen de unos símbolos es


estrategia común a toda arirmación de identidad. Pero
nuevamente tal alejamiento es una operación actual que,
desoyendo el cambio de sentido de los símbolos en el dis-
currir de la experiencia a lo largo de la historia, homolo-
ga su significación y oscurece el hecho de que ésta se atri-
buye en el presente. Se aleja así un extremo del arco hasta
un punto en el que, careciendo los actores vitalmente de
su experiencia, su ancestral datación difumina su ocu-
rrencia. Al saturarse así de temporalidad pierde este
carácter por entero, se usincroniza)), deviene intemporal,
«de sieinpre». Tan eterna y persistente es entonces su sig-
nificación como la misma naturaleza. Dotado de la fuerza
de lo natural, gana a su vez independencia del sujeto que
la selecciona. Todo lo cual contribuye a legitimar su uso
como símbolo caracterizador de la singularidad de un
pueblo y, tensando más el arco de la identidad, logra tras-
ladar, objeiivándose en su cuerda, la fuerza del arquero.
RICARDO Identidad y creación
SANMART~N,

La identitad, del tipo que sea, no es únicamente algo


que se siente o piensa, sino algo que se debe manifestar
abierta y públicamente.
Intersió sirrzbdlica i identitat etnica
JOANFRIGOLÉ,

Creo que podríamos decir sin temor a equivocarnos que, pese a


que hoy en día existe un consenso generalizado en cuanto a la idea de
que el patrimonio es una construcción social, no siempre se extraen
de tal concepción las conclusiones pertinentes. Que el patrimonio sea
una construcción social quiere decir, en primer lugar, que no existe en
la naturaleza, que no es algo dado, ni siquiera un fenómeno social
neal). En cualq~iiercaso, la invención, para arraigar y perpetuarse, nece-
tiniversal, ya que no se produce en todas las sociedades humanas ni
sitará «convertirse»eii construcción social, es decir, alcanzar un míni-
en todos los períodos históricos; también significa, correlativamente,
mo nivel de consenso. Más adelante trataré con detalle este extremo.
que es un artificio, ideado por alguien (o en el decurso de algún pro-
No existe, hasta donde alcanzan mis conocimientos, ninguna his-
ceso colectivo), en algún lugar y momento, para unos determinados
fines, e implica, finalmente, que es o puede ser históricamente cam- toria sistemática del patrimonio, o, si se quiere, de lo que, desdc nues-
biante, de acuerdo con nuevos criterios o intereses que determinen tra perspectiva actual, entenderíamos por patrimonio. Lo corriente es
encontarse con historias de los museos y de sus coleccione^,^ pero,
nuevos fines en nuevas circunstancias.
como dice Krzystof Pomian (1996, p. 93): «la historia del patrimonio
Podríamos hablar también, siguiendo un uso muy extcndido en
cultural es diferente de la de los objetos que forman parte de él». Esta
estas dos últimas décadas, de «invención» del patrimonio. Ambos con-
afirmación debe entenderse en toda su amplitud. Ciertamente la his-
ceptos, construcción social (o cultural, si se prefiere) e invención, me
toria del patrimonio cultural no es la historia de los «objetos))que lo
parecen útiles para explicar procesos de construcción patrimonial,
conforman; pero tampoco puede entenderse meramente como una
aunque no los juzgo intercambiables. El primero, siguiendo a Ber-
historia del «coleccionismo de objetos», independientemente del con-
ger y Luckman (1983), reinite, en este contexto, a la idea de ((univer-
texto sociopolítico e intelectual en que éste se produce. Tales aproxi-
sos simbólicos legitimados», mientras que el segundo, siguiendo a
maciones -al uso en las historias de los museos- me parecen enor-
I-Iobsbawrn y Ranger (1988), reinite fundamentalmente a la idea de
«manipulación». Más allá de esta formulación básica, su utilización memente peligrosas y potencialmente anacrónicas puesto que cstán
requiere, a mi entender, algunas precisiones metodológicas. La pri- tratando con realidades del todo dispares: los tesoros de los monarcas
mera de ellas es que la construc~i&nsocial de la realidad no se puede de la antigüedad, las bibliotecas de los monasterios benedictinos o los
- ---más o menos
entender en ningún caso sin la intervención, _ _- --- directa, de * gabinetes de curiosidades ilustrados son realidades distintas entre sí y

-
usZgeinonía social y- cultu~al(deletipo que sea). La segunda- --que
es distintas de lo que hoy entendemos por patrimonio. Al introducirlas
en una misma secuencia histórica se produce una asimilación formal
la invendón -dé5 realidad no se refiere h i c a y e x c l u s i v ~ e n t ea ele-
entre ellas, en detrimento de sus respectivas hnciones y signiiica-
mentos (creados ex nihilo o transformados en un alto grado) sino tam-
dos en los contextos sociales en que se producen. Más grave aún sería
bién-a composiciones. cuyos elementos pueden habaz&lo extr5ZEs
aplicar este mismo concepto de patrimonio a las colecciones de arte
inalterados be ia realiaad, jjGGCiiyaÜ$cación en un nuevo contexto
-- primitivo, ya que éstas no existían hasta que la sociedad occidental las
cGntflEiyTZTrear otrárealidad, con otro - sentido.
--- La invención de la constituyó, fundamentalmente durante, y como consecuencia, del
redidad-se refiere, por tanto; también, y entiendo que con mayor fre-
cuencia, a estos procesos de descontextualización y recontextualiza- colonialismo. Cualquier aproximación histórica que no contemple
ción, más a las composiciones que a los elementos, precisamente en cstos hechos peca, por tanto, de prescntismo y etnocentrismo y resul-
la medida en que éstas, ratificadas por la veracidad de los elcmentos, ta de escasa utilidad.
Por otra parte, debemos estar prevenidos ante la doble tentación
se prestan más fácilmente a la legitimación.' Invención y construcción
historicista en que caen con excesiva frecuencia los tratados museísti-
social no me parecen pues procesos antagónicos, sino mas bien fases
co-patrimoniales: en primer lugar, pensar que la historia en sí misma
complementarias de u11 mismo proceso. En este sentido, para mí, la
explica el porqué de los hechos, es decir, caer en la confusión entre la
invención se refiere sobre todo a procesos personales y conscientes de
genealogía y la explicación; en segundo lugar, pensar que sólo los
manipulación, mientras que la construcción social se asocia princi-
cambios merecen atención -y las con-espondientes explicaciones- y
palmente con procesos inconscientes e impersonales de legitimación
las continuidades no. Tal proceder es de una ingenuidad engañosa
(lo cual no tiene por qué darse necesariamente eh una secuencia li-
pues, por el simple encadenamiento de cambios históricos. se cree ilu-
minar la situación presente, cuando en realidad no se da cuenta ni de
1. En efecto, una cosa son fenómenos de ~rnacfcrsonizaciC>n» (es decir, de Falsificación
positiva y consciente), como, de ser cierta la atribución que hizo en su dia Jaume Riera, la
autoría por parte de Manuel Mila i Fontanals dc la pretendida novela medieval anónima Cuna1
e Giielfa, bastante raros aunque sólo sea por su riesgo y complejidad, y otra la manipulación 2. v é a s e 3 trabajo clásico de Georges Henri Riviere en Rhcikre y otros (1993. pp. 67-97).
dcl contexto, la «idealización,, de héroes y episodios de la Edad Media y la silencisción de que se puede actualizar mediante la lectura del <Dossier ecomuseo,) en esta misma obra
otros eii que inciirre la histonografía catalaiia 1-omántica,por tomar un caso paralelo. (pp. 195-220). Pucde utilizarse también Iniesta (1994, pp. 37-97) e incluso la breve pero bri-
llante síntesis de R. Schaer (1993), entre otras.
22 ANTROPOLOGÍA Y PATRIMONIO

éste ni del pasado, ni mucho inenos de la dinámica que inedia entre


uno y otro. burguesía, y su exaltación del individuo no deja de ser, como apunta-
ra Pieme Vilar (1983), la de la libre empresa, Por ello, estos motivos
(natiiraleza. historia, inspiración creativa) son tan queridos a la esté-
Los parametros que definen lo que actualmente entendemos por tica y la ideología romántica: la riaturaleza indómita, metáfora y reto
patr~moniono son pues su carácter básico de construcción social (o para la libertad individual; la historia, los héroes y las grandes gestas
de invención legitimada) ni su supuesta genealogía. Éstos pueden legendarias, que los románticos no sólo cantarán, sino que en algunos
constituir, en el mejor de 10s casos, si se interpretan correctamente, casos tratarán de imitar; y la inspiración creativa, una nueva percep-
constataciones elementales. Pero el factor determinante es su carácter ción del concepto de autor, la reivindicación de la imaginación y del
-- -su- -capacidad
simbólico, -- para representar simbólicumente una identi-
- - - - - genio frente a la imitación y al academicismo característicos de la
düCEsto es lo que explica-el cómo y el porqué se m ~ ~ i l ~ ~ ñ ; e ~ ~ ~ Ilustración.
para conservarlo y exponerlo. Pero estos criterios románticos no pasarían de ser orientaciones
El origen del patrimonio, en su acepción contemporánea, y su pro- estéticas si no fuera por su carácter extracultural, sacralizado, repito,
ceso dc construcción no mc parcce distinto del que estudié respecto si se quiere. Esto no tiene nada que ver con el romanticismo en sí,
de la construcción de la imagen de la tradición popular en Cataluña, sino con principios globales de la concepción de la sociedad y la cul-
en el siglo XIX, de la mano del movimiento de la Renaixenca (Prats, tura, y se da, por tanto, como diría Tylor, en un sentido etnográfico
1988), o de otros procesos de representación y legitimación simbólica
de las ideologías. El proceso en sí consiste en la legitimación de unos
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social
¿ ? e -
la historia y la inspiración crea$-

s
pro~-elf;echo
~ e s .
de que están
referentes simbólicos a partir de unas fiientes de autoridad (de sacra-
La naturaleza (idealmente la naturaleza salvajc, no maleada por el
lidad si se prefiere) extraculturales, esenciales y, por Lanto, inmuta-
hombre, sus fuerzas desatadas, sus peligros y misterios) escapa al
bles. A1 confluir estas fuentes de sacralidad en elen-ientos cul~urales
control humano y revela la existencia de unos poderes que no se plie-
(n~ater-ialeso inmateriales) asociados con una identidad dada y unas
gan al orden social.
determinadas ideas y valores, dicha identidad y las ideas y valores
La historia, el pasado (pero también el futuro), en larito que tiem-
asociados a los elementos culturales que la representan, así como el
po h c r a del tiempo, también escapa a nuestro control, está más allá
discurso que la yuxtaposición de un conjunto de clemcntos de esta
de nuestro presente inmediato (el único tiempo que dominamos),
naturaleza genera (o refuerza), adquieren asimismo un carácter sacra-
poblado de hechos y personajes, magnificados en la oscuridad, que
lizado y, aparentemente, esencial e inmutable.
encarnan el bien y el mal, nuestras esperan~asy nuestros temores,
Todo esto se produce con el romanticismo. Los criterios de legiti-
mitificados e11 suma, y, por tanto, inalcanzables para nuestras leyes;
mación extracultural fijados por este movimiento son muy definito-
pero, y de ahí su influencia, unidos a nosotros por una dependencia
r i o ~de su sensibilidad, a la vez que participan de un principio de uni-
unidireccional de filiación que les convierte en nuestros ancestros, y a
versalidad. Dichos criterios son la nuturnlezu, la historia y la inspim-
los testimonios de sus vidas y sus gestas, cn nuestras reliquias.
ción creativa ( o el genio). La inspiración creativa, el genio, representa la excepcionalidad cul-
Formalmente, el romanticismo representa una reacción de sinra- tural, la individualidad que trascicnde, y por tanto transgredc, las
zón y desmesura frente a la razón y a los cánones ilustrados; del indi-
reglas y capacidades culturales quc rigen para el común de los morta-
viduo contra el Estado; del liberalismo contra el dcspotismo ilustra-
les; los genios son hombres excepcionales que desafían un orden social
d ~Como . ~ tambikn se ha dicho, el romanticismo es la ideología de la
que se basa en la hoinogeneización de los individuos, y, por tanto, afir-
man la fuerza del individuo más allá de los límites culturales.
3. Como dice Manuel Jorba (1979, p. 416), el romanticismo <<en Toda la fuerza extracultural de estos elementos -que los sitúa más
un principio designó las
obras origiiiadas por la adiiiiracióii de la Edad Media, y selialadamerite por el trobadorisrno, allá de los confines de la cultura, de la capacidad de la sociedad para
el ideal caballer.esco y el crislianismo, pero Hugo, hacia 1830, y más tarde Larra definierori el controlarlos- se puede atribuir a fuentes impersonales o a fuerzas
romanticismo como la expresidn literaria del liberalismo y de la liberrad, después de que
Madame de Stael lo hubiera entendido como la conseciiencia lógica de la Revolución Francesa, pei-sonales. En este último caso podremos hablar con propiedad de la
que había e~itusiasmadoa filósofos y escritores decisivos para la formulación del pensamien- sacralidad de tales elementos, del control de los dioses sobre la natu-
to romántico y de una nueva bisión del mundo, inacioilalista, individualista y naturalista>,. raleza y sobre el tiempo, sobre la historia que discurre por cauces tra-
24 ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO EL PA~TRIMONIOCOMO CONSTRUCCIÓN SOClAL 25

zados por ellos, aunque incomprensibles para nosotros (los ((caminos la empresa o el simple desinterés se convierten en un delito de lesa
del señor»); sobre el futuro, que sólo ellos conocen y pueden trans- majestad contra la patria y su progreso y en una ausencia absoluta de
formar; y sobre la inspiración y el gcnio, la gracia que ellos conceden las virtudes propias del correspondiente carácter n a c i ~ n a l Por
. ~ eso,
(recordemos a las musas) a determinados individuos. entre los movimientos sociales del siglo xrx, el movimiento obrero es
Estos aspectos son muy recurrentes y conocidos por los antropó- no sólo internacional, como el capital, sino profundamente interna-
logos, y no creo que sea iiecesario insistir en ellos. Digamos, en todo cionalista, y recurre a procesos de legitimación muy distantes del
caso, que el origen divino o 110 de estas fuerzas no tiene una impor- nacionalismo (en los que aquí no podemos entrar). El colonialismo es
tancia sustantiva, lo decisivo es su ubicación más allá de los límites de también indirectamente impulsado por el romanticismo, que fomenta
la cultura y de la capacidad de coritrol social, porque sólo lo que está la épica de los exploradores -tras los cuales llegan los admiuistrado-
fuera del alcance y por encima del orden y las reglas de nuestro res y las empresas- y la lucha por la libertad, y ratificado incluso
mundo puede conferir un principio de autoridad absoluta a los ele- científicamente por la antropología y otras disciplinas sociales que lo
mentos tocados poi- su fuerza. presentaban como una labor humanitaria dc ayuda a paíscs atrasados
El romanticismo no es un movimiento cultural autónomo que se y más o menos exóticos en su inexorable camino hacia la civilización.
desarrolla en los albores de la edad contemporánea. El romanticismo Los pannacionalismos, en fin (como el eslavo, o el germánico) par-
(como el impulso quc recibe la ciencia en el siglo xix y el fin del dog- ticipan en cierta medida de los dos modelos anteriores y se inscriben
matismo religioso) sólo se explica por el irresistible ascenso de la bur- dentro de la dinámica de la integración de pueblos, fuerzas producti-
guesía, que conducirá a la Revolución francesa y a las posteriores vas y mercados y de la lucha por la hegemonía entre las potencias
revoluciones burguesas, a la revolución industrial y a la libre empre- industriales europeas. Evidentemente, todas esas construcciones polí-
sa. Una burguesía que necesitará, entre otras cosas, una política libe- ticas, necesitan ser formalizadas, explicadas, representadas y legiti-
ral que no imponga trabas a los negocios u ~ bet i orbe; una ciencia que madas ideológicamente, y, si se quiere garantizar su eficacia, deben
pueda evolucionar sin obstáculos de ninguna clase -a mayor gloria penetrar profundamente cn el tejido social. Al fin y al cabo, como dice
de la libertad y del progreso tecnológico-; una expansión colonial Ernest Gellner (1988), el nacionalismo engendra las naciones y no a
que permita explotar nuevas fuentes de materias primas y abrir nue- la inversa, y, aunque se presente como el despertar y la confirmación
vos mercados; y una ideología favorable a la libertad, a la iniciativa, a de esas unidades míticas -supuestamente naturales y preexistentes-
la creatividad, a la afirmación -siempre en esta misma direccion- más bien supone la cristalización de nuevas entidades que se hacen
del espíritu de los pueblos y a la legitimación de la expansión de la posibles gracias a determinadas condiciones históricas, por más que
civilización europea por todo el mundo. utilicen como materia prima herencias culturales, históricas y de otro
Es en este contexto donde el romanlicismo impulsa los naciona- tipo provenienles de épocas anteriores.
lismos (con o sin Estado), los pannacionalismos y los colonialisn~os. De ahí que el siglo x ~ x y, en el marco del romanticismo, sea un
Los nacionalismos tienen, por lo menos, dos virtualidades: convertir periodo de un gran auge identitario. Viejas y nuevas identidades de
la empresa capitalista en una misión histórica y amortiguar los con- carácter nacional, pannacional y colonial, se construyen o recrean,
flictos sociales. La patria se convierte en intrínsecamente buena mientras otras se diluyen. Para eso se recurre a todo tipo de doctri-
(incluso sagrada) y la empresa capitalista en un servicio a aquélla y nas, sistemas simbólicos y representaciones, entre ellas las patrimo-
una expresión de sus valores esenciales (convenientemente definidos niales. Por eso se puede afirmar, como hace Dominique Poulot (1992)
y legitiinados de acuerdo con los intereses de las clases dominantes).' que .en toda Europa, el siglo xix constituye una edad de oro del patri-
El nacionalismo adquiere así un carácter integrador: la lucha contra monio nacional», o que, como dice Nélia Dias (1991, p. 94), «el si-
.-:
glo xrx es incontestablemente el siglo de los museos», iiiuseos que res-
4. Como dicen J. J . Pujadas y D. Comas d'Argemir (1981, p. 165): .es necesario [...] deli-
mitar el papel qiie los intereses dc clase juegan en los procesos de reivindicación Stnica, expli-
carido ciiándo y por qué talcs reiviiidicaciones se producen, qué grupos sociales las adoptan y 5. Como dice Ernest Gellner (1993, p. 89): d a reacción romántica enseñaba que una
cómo se utilizan los símbolos de identidad étnica. Lengua, religión, raza, y cualquier otro sím-
religión de la humanidad an sick, más allá de todo carácter especítico cultural o étnico, con-
bolo cultural en gencral, funcioiiari como marcadores del scntido de identidad. de pertenencia
ducía a un cosmopolitismo exangüe y que las culturas concretas basadas en la tierra, folklóri-
al grupo, pero no son, ellos mismos, el motor de la ctnicidad. El motor, en cambio, hay que cas, con todas sus idiosincrasias (sobrc todo con sus idiosincrasias) dcbían ser veneradas y pre-
buscarlo en la utilización instnimental y estratégica de estos símbolos por parte de difercntes
servadas no sencillamente como los idiomas convcnientes de una verdad universal, sino como
grupos sociales, de cara a la consecución de sus intereses de clase».
fenóiueiios supremamente valiosos en si mismos~.
26 ANTROPOLOGIA Y PATRIMONIO

pondíai-i explícitamente al «despertar de un sentimiento nacional y Los criterios enunciados (la naturaleza, la historia y la inspiración
patriótico)),como los museos escandinavos, o que, como otros muse- ci-eativa) vienen a ser como los lados de un triángulo dentro del cual
os europeos, *aun proclamando otros objetivos (científicos, pedagógi- se integran todos los elementos potencialmente patrimoniali~ablesen
cos o artísticos) obedecían también al fin y al cabo a imperativos el contexto de una dinámica de inclusión y exclusión considerable-
nacionales, porque, no importa cuál fuera el pretexto invocado -glo-
mente rígida. Quiero decir con ello que cualquier cosa (material o
rificar una época (la Edad Media con el Musée de Cluny), una ciudad
inmaterial) procedente de la naturaleza, de 1%hist_yjas d e h inspir:-
(París con el Musée Carnavalet), una época y una "raza" (los galo- ción c r e a t i v a ~ u ~ e e & e n ~ o d elímites
los t;iang& y cualquier
romanos con el Musée des Antiquités Nationa1es)-, todos estos mu- ci~á-G%<~u,-notenga esta procedencia, no. El contenido-de este
seos contribuían en el rondo a celebrar la nación, a la gloria de la cual trPángu10 se cons-tuye, puesLez un_pool virtuaL$ referentes simbó-
aportaban su concurso [de modo que] por medio de este tipo de ins- Ecos egriqgnbles. Lo cual no quiere decir quc todos sus elementos
tituciones, la nación rendía un homenaje perpetuo a sí misma, con- chñstituvan
- --. automáticamente patrimonios, sino que son potei-icial-
virtiéndose así en la principal instigadora de este nuevo culto, del cual
mente Patrimonializables, que-es muy distinto. Para constituirse en
era, al mismo tiempo, sujcto y objeto)). -
patrimononios, o, mejor, en repertorios patrimoniales, deben ser acti-
vados, como veremos ii-iás adclante.
Los criterios que definen este triángulo delimitador del pool patri-
Fundamentalmente, los nacionalismos europeos del xrx reviven (patri-
monial son a mi entender muy firmes y estables. No creo, como apun-
monializan) la historia medieval como época acrisoladora de las tan diversos autores, y entre ellos, con especial contundencia, Joan
nacionalidades (a veces tambi6n antiguas herencias prerromanas) y
Prat (1993), que otros criterios, como la pérdida dc funcionalidad (la
también las tierras altas, las inontaíías y los bosques -reductos de la
obsolescencia) o la escasez, intervengan en la fijación de lo que es o
independencia y la bravura de la patria-, así coino la tradición popu-
no patrimonializable (por más que puedan activarse campañas de
lar, en cuyo aparente atavismo confluyen naturaleza e historia. urgencia ante el riesgo de desaparición de determinados elementos, lo
Cataluña, por ejemplo, que ticne influencias prácticainente de todas cual no invalida que su carácter de referente simbólico patrimonial
las culturas que han pasado por la Europa mediterránea desde la anti- venga determinado, no por la urgencia, sino por los criterios antcrio-
guedad más remota, se convierte en románica. Las masías (casas de res). Veamos, si no, las catedrales o los monasterios benedictinos que
campo adscritas a una finca rústica), que se convertirán en un sím-
siguen cumpliendo perfectamente sus funciones digamos tradiciona-
bolo importante del país y del ((familismopairal (patriarcal))), en el
les y, en cambio, constituyen además elementos patrimoniales de pri-
siglo xix,con el romanticismo, son vistas casi como castillos donde se
mer orden. Quizás lo que nos llama a engaño en este terreno es el
entroniza la autoridad patriarcal y la voluntad de independencia, aun-
hecho de que cualquier elemento obsoleto, tarde o temprano será his-
que en el xx, con el «noucentisme»-moderado y racionalista-, pasa-
tórico, y, por tanto, pasará a formar parte dcl pool, pero no por obso-
rán a ser graciosas estructuras basilicales, herederas de las villas leto, sino por histórico. De ahí que nos deshagamos de objetos obso-
romanas y expresión de la armonía mediterránea. Los valores cam- letos que aún no se han convertido cn históricos, aunque sean esca-
bian. En otro nivel, las colecciones del British Museum, en csta época, sos, como, por ejemplo, los telcvisores en blanco y negro o nucstros
ya no son botines de guerra sino una apabullante manifestación de la «viejos»automóviles de hace diez o doce años.6
superioridad del espíritu inglés y de su ingente obra de civilización y La escasez tampoco es un criterio autónomo, sino que depende,
salvaguarda de la cultura, ya que, como subraya Krzystof Pomian por una parte, de su pertinencia respecto de los criterios básicos
(1987, p. 59): «incluso los objetos procedentes de otras sociedades o enunciados (los cuadros de un mal aficionado, por cjemplo, son irre-
de la naturaleza ilustran la nación que los ha recogido, ya que es ella
petible~,y a nadie -excepto quizás a su familia- se le ocurrirá con-
quien -por medio de sus artistas, sus sabios, sus exploradores e
siderarlos como patrimonio); y, por otra partc, dependerá de los valo-
incluso sus generales- ha sabido reconocer su valor y hacer los sacri-
res hegemónicos de una sociedad determinada en un momento dado.
ficios necesarios para obtenerlos)). El Muséum Ethnographique des
Missions Scientifiqucs, dice Nélia Dias (1991, p. 94) Fue creado en 6 . No deja de ser ilustrativo que algunos museos etnográñcos se hayan planteado, hace ya
1878 «para conmemorar el trabajo de los exploradores franceses y así, bastantes años, comprar y guardar objetos de producción senada. como juguetes de plástico y
implícitamente, glorificar la nación francesa)). oti-os, conscientes de que, después de obsoletos y escasos, estos objetos llegarán un día a ser
potencialmente hist6ricos.
EL, PAI I¿IMONIO COMO CONSTRUCCI~NSOClAL
29

No deja de ser ilustrativo, en este sentido, un ejemplo al que alude bles son firmes y estables, podríamos afirmar en cambio que son fle-
Joan Prat: los bosqoes (catalanes en este caso). de cuyo vvalor patri- xibles y pemeables en cuanto a la casuística particular -entiéndase
monial)) parece que sólo nos acorden-ios cuando estamos a punto de bien, sin ceder un ápicc cn su rigidez Iundamental- ES decir: jcuán-
acabar con ellos. En opinión de los expertos, en cambio, el bosque 110 do algo es lo suficientemente viejo para ser antiguo?, ¿cuándo un pai-
constituye hoy en día en Cataluña un bien escaso. El director del saje es lo sofjcientemente natural para no ser artificial. o bien, aun no
Centre Tccnol6gic Forestal de la Comarca del SolsonCs decía, según El siendo lo suficientemente natural, es lo suficientemente antiguo para
País (edición Cataluna) del 28 de agosto de 1996, que «hoy tenemos ser patriinonializable -véanse, por ejemplo, las Landas dc Gascu-
en Cataluña más superficie boscosa y de mas calidad que hace un ña-?, jcuándo una obra se debe al genío, a la inspiración creativa y
siglo))y Marti Boada (en Calvo y Maña, 1995, p. 69) explicaba que la 110 al mero academicismo, y quién lo determina?.. .'
superficie arbolada de Catalufia supera actualmente el 40 % del terri- Ya hemos visto que los criterios de obsolescencia, escasez y noble-
torio. lo que la sitiia por encima de las medias más altas de Europa. za, en si mismos, no permitían resolver estas cuestiones. De hecho.
Más que de una escasez real, se tralada pues, si podemos llamarle así, son muchos los factores que intervienen en la fijación de la casuística
de una ((escasezpei-cibida~.~ que, por otra parte, no está exenta de fracasos en cuanto a la ratifica-
Otro criterio que induce a confusión (y que no es aducido explíci- ción social de los criterios de selección y activación. Más adelante
tamente por Joan Prat) es dc la «nobleza» dc los clementos patrimo- veremos algunos ejemplos.
niales. Nadie discutirá la pertinencia pa.trimonia1 de un monumento
histórico o de una obra de arte, incluso de un antiguo tocador o de un
apero de labranza, mientras que parecerá más discutible la de un viejo
Como es sabido, la eficacia simbólica depende de muchos factores,
orinal, una escupidera u otros objetos de dudoso gusto, aunque tam- entre los cuales están la contextualización de los símbolos en prácti-
poco estamos tan lejos de aceptarlos. No hace mucho que, tanto en el cas y discursos y el nivel de consenso de que goccn referentes y signi-
campo como en la ciudad, nos deshacíamos, con la impaciencia de ficados. De esto nos ocuparemos más tarde. La condensación de atri-
quien se libra de la miseria, de objetos en desuso que hoy serían muy butos y significados es otro de estos factores clave. Me gustaría fijar-
apreciados por cualquier museo o coleccionista p a r t i c u l a ~También
~ me en primer lugar en este fenómeno. La principal virtuali+d de un
aquí, seguramente, podríamos hablar de una ,(noblezapercibida. que símbolo es su capacidad para expresar de una form-azntética y emo-
tiene más que ver con los valores sociales hegemónicos que con la enti- cionalmente z -ctiva=mentre ideas y v a l o r e s . E c 7 1 0 ~ r a
dad de los elementos, siempre dentro de los criterios básicos estable- forma, el s í m b o I Ó ~ c a p a c i d a de
d transformar las concepciones
---- -- escasez
cidos. Así pues, obsolescencia, -
y nobleza constituyen, a m j y creencias en emociones, de encarnarse, y de condensarlas y hacer-
en~end~s-@gpisque, más que explicar las activa@oneipatrimonia-
-. las, por tanto, mucho más intensas. Esa capacidad dc condensación y
les, necoif-n, ellos mismos, ier explicados, seguramente I__

como.m%s emotivación se ve reforzada cuando se da, además, una condensación


excrecericias de la intefacci6n de l ~ c r i t e r i o básicos
s (naturaleza, his-
.---" de los atributos que los legitiman (en este caso, como sabenios, la
toria- e. inspiraciói<~creativa)y los cambiantes valores 11eg;emóiiicos.
SIlos criterios que constituyen las paredes, por así decirlo, ., de este naturaleza, la historia y la inspiracibn creativa). Esto se puede dar
mediante la intensidad de un determinado parámetro (la antigücdad
triángulo que determina el pool virtual de referentes patrimonializa- de un yacimiento arqueológico, el valor creativo que atribuimos a Las
7. En otros casos. cuando se habla de «escasez>)lo que de hecho hacemos es detectar el
mecanismo mediante el cual advertimos el carácter patrimonial de algo cuando está a punto
de pasar a la historia. 9. En Grenoble hay un Muséc de la Résistance et la Deportation, inaugurado el 1 de julio
8. Es difícil que los sencillos útiles de una habitación de una &a de clase obrera se de 1994 (y no es el íinico que existe). Como en el caso del hluseo del Holocausto en Israel habría
tomen como soporte de un discurso sobre la identidad cuando constituyen la triste y cotidia- que preguntarse por qu&hay realidades históricas tan recientes que ya paasn a formar parte del
na realidad, recuerdan la lacerante pobreza de una parte de la población, y la incapacidad de pool patrimonial (¿es porque la sangre de los caídos siempre ha mostrado una gran eficacia sim-
los gobernantcs para crradicarla. El mundo rural es más fácilmcnte activable cn este sentido bólica?). Otro tanto podría decirse del Museo Olímpico de Laiisanne (aunquc aquí -como en
en la medida en que no es directamcnte vivido por el público urbano destinatario de tales acti- otros museos similares- si parece muy claro que cl criterio es el «genio))de los deportistas,
vaciones, v aun así, durante el franquismo, por ejemplo, se prefirió echar mano de la historia como el de otros héroes modernos). Respeclo del Museo Olímpico decía un reportaje: .La
para represeiilar nueslra «unidad de destino eii lo uriiuersalr. Esa5 mismas situaciones, sin memoria de los grandes campeones es una constailte en el Museo Olímpico de Lausannc, las
embargo, pueden ocupar u11 lugar de preferencia en el presente consumista de las sociedades terminales interactivas ayudan. a recuperar los morneiltos más legendarios de los juegos y pcr-
ricas e incliiso confortarlas ante la evidencia de s u progreso y hienestar. miten que los visitantes viajen a través del tiempo y a lo ancho del mundo para seleccionar los
acontecimientos deportivos que dcseen recordar>>(Mascaró, 1996, p. 2 1).
EL PKI'l¿IMONIO COMO CONSTRUCCT~NSOCIAL
31
Meuzivzas), o la combinación de par-árrietros distintos (la unión, por
ejemplo, entre el valor creativo y el valor histórico de las cuevas de
Lentes son repertorios activados de referent~~fi~2~ni~1~ procedentes
de cse pool, ya sean monumentos catalogados, espacios naturales prote-
Altamira o las ruinas de la Acrópolis). A veces, sin embargo, la pure- gidos, museos, perques arqueológicos, etc. Estos repertorios son activa-
za dc un determinado parámetro prima por encima de la condensa-
dos (en principio) por versiones ideológicas de la identidad.
ción de atributos, sería el caso de la naturaleza incontaminada. En un Debo aclarar que entiendo que la i d c g a d , e d e ~ @ o q u e se-s
espacio natural protegido, por ejemplo, en general, es inconcebible
también una construcción socii y un hecho&námico, aunque con un
que se permitan instalaciones turísticas o industriales, urbanizacio-
razonable nivel de fijación y perduración,12y que toda formulación de
nes, una explotación industrial del bosque o la práctica de deportes de
la identidad es únicamente una versión de esa identidad, un conteni-
aventura en sus lagos y ríos; mientras que determinadas actividades
do otorgado a una determinada etiqueta. Por tanto, pueden coexistir,
tradicionales son admisibles, corno lo son también la existencia de
y de hecho coexisten nornialmentc, distintas versiones de una misma
yacimientos O ruinas de carácter Iiistórico e incluso se podría tale-
identidad, que habit~ialmentese articulan en relaciones de comple-
rar (seguramente no sin polémica; véase el caso de Chillida en
mcntariedad u oposición, aunque también puede suceder que se igno-
Tindaya)l0 una intervención artística de valor incuestionable. Sin ren. No sé si necesito aclarar también que entiendo que toda versión
embargo -independientemente de la figura y del nivel de protección
de una identidad, se exprese como se exprese, es ideológica, pues res-
legal-, no deja de ser igualmente cierto que todas estas cosas esta-
ponde a unas ideas y unos v a l ~ p s e v i o sn, o r m a l m e n t e s u b s i ~ s
rían mejor en otra ubicación, incluso cerca de la naturaleza, pero no
de unos determinados intereses, o, s ~ & m u l a c i ó ntan mecanicis-
dentro. El caso del Parc Nacional d'higüestortes i Estany de Sant
ta res1Tlañróresf3affector, que en cuaiquierr\i=aéTa rdentidad se
Maurici, en el Pirineo catalán, con sus instalaciones hidroeléctricas,
establece por lo menos una relación dialéctica entre la realidad, las
sus iglesias roinánicas en el vecino valle de Boí y la misteriosa desa-
ideas y los valores, y los intereses de quienes la propugnan y compar-
parición de la capilla del Sant Esperit edificada en sus terrenos por
ten. El patrimonio, o mejor dicho, las diversasactiy~ionesdedeter-
Eduardo Torroja, es un ejemplo modélico."
minadocreferentes patrimoniales, spn rep~e-s~~itaciones~simbólicas de
El pool virtual conformado por los criterios expuestos no existe en la - .-
estas .versiones de- la- identidad,-ya que ésta! como dice Joan Frigolé,
-.- ._ - - - -
realidad, ni siquiera es la suma de todos los referentes patrimoniales acti- _. _ y. se.-siente, S ~ ~O 1 tan+
_-__^"

rices únicarGnte algo que selleva dentro Y. e


vados por museos y otras instituciones, sino algo así como un inmenso bi^én se debe expresar Las representaciones patrimo-
y abstracto almacén de posibilidades, una colección hipotética de todos
niales pueden afectar a todo tipo de identidades (y así ocurre) pero,
los referentes patrimoniales posibles. Los patrimonios realmente exis-
--. "
nor su misma naturaleza, se suelen referir principalmente a las idcn-
I-

tidades políticas básicas, es decir, locales, regionales y nacionalcs.


10. El proyecto de Cl-iillida, larganlente acariciado por el autor, coiisistía eii excavar un
espacio escultúrico en el inierior de una montaña. Después de estudiar muchas posibilidades
eligió la montaña de Tindaya en Fuerteventura. El espacio, al que el escultor denominaba
«Monumento a la tolerancia» debía consistir en un cubo irregular de cincuenta metros de lado, Los símbolos patrimoniales, como en cualquier sistema simbólico.
con dos aberturas hacia el cielo y otra mirando hacia el mar. El proyecto, apoyado por el son deudores de una correlación entre ideas y valores que explicó con
gobierno canario, contó con la €rontal oposición de los ecologistas y geólogos y de una parte gran claridad Clifford Geertz (1987) en un modelo referido a la reli-
de la población de Fuerteventura (se llegó a aducir el carácter mágico de la montaña), y, hasta
el momento, después de enconados debates, parece que está paralizado (para mayor informa- gión, pero que es perfectamente extrapolable a cualquier representa-
ción, véase El País, de 15, 20, 27 y 28 de julio y 21 de agosto dc 1996). ción de la realidad con vocación normativa.I3 Geertz llama a estos dos
11. Este parque nacional no es reconocido como tal por la Unión internacional para la
Conseivación de la Naiurale~a,a causa de la pei-sistencia en él de las explotaciones hidroel6c-
tricas, cuyas instalaciones se conslruyeron y se pusieron en furiciqnarniento después de la
declaración de la zona como parque nacional por parte de la administración franquista. La 12. Como dice Joan Josep pujadas (1993, p. 63): .La identidad consistc esencialmente
capilla del Sant Esperit, obra, como se ha dicho, de Eduardo Torroja -autor también de la en la búsqueda de la idea de continuidad de los grupos sociales, a través de las discontinuida-
cercana iglesia de Pont de Suert que se presenta como el principal atractivo turístico de esta des, los cruces y los cambios de riimbo, eii lorma de una confrontación dialéctica constante
localidad-, fue levantada en medio del llano de Aigüestortes, uno de los parajes más repre- entre el bagaje sociocultural-simbólico identificado por cl gmpo como genuino y las circuns-
sentativos y visitados del parque. Recientemente desapareció sin dejar rastro y se halla des- tancias globales "objetivas" que enmarcan, constriñen o delimitan la reproducción del propio
montada ? tirada en un discreto talud junto a una de las principales vías de acceso al parque. grupo. Esta confronlación dialéctica es la que marca el rumbo y el ritmo en la elaboración
Cuando sc pregunta, la administración dcl parquc aludc a su irrcvcrsible mal estado. Dc todas constante que ei grupo social hace de su propia imagen, así como dc su papel en el contexlo
formas, se hace difícil dejar de pensar en una especie dc acto de epurificación~~, o, dicho de societario más amplio.»
13. La definición que propone Gecrtz (1987, p. 89) para caracterizar la religión Como sis-
uiia manera n-iás laica, de depuracióii de sigilificados.
tema cultural dice: «La religión es: 1) un sistema de símbolos, 2) que actúa para suscitar entre
32 .ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO

extremos «visión del muiido)) y «ethos»,y propugna que la coherencia c.ciite, sean conscientes o no de esto los correspondientes gestores del
entre ellos se da de tal forma que los valores (el ethos) parecen ema- patrimonio.
nar directamente de las ideas (la visión del inundo) y ser su mera con-
secuencia; mientras que, en lógica correspondencia, las ideas apare-
ccn como plenamente coherentes con los valores, y todo ello (aquí Quién activa estas versiones, estos repertorios patrimoniales ~adjeti-
intervienen los principios legitimadores) como puro reflejo de la rea- vados»? {La «sociedad»? Otra falacia, corriente y peligrosa, en éste
lidad. A mi entender, la variable independiente de este sistema son los Lomo en otros campos, es la del «sujeto colectivon: la sociedad se
valores que se corresponden con unos determinados intereses, de ahí representa a sí misma, la sociedad se contempla en el espejo, la socie-
la diversidad de versiones que pueden existir simultánea o sucesiva- dad se piensa ..., se dice con frccuencia. En el ámbito del patrimonio
mente sobre una misma realidad (una misma identidad) y el carácter \e habla de «selección»,cl patrimonio es «una selección que hace la
abiertamente instruinental de estas versiones: ¿De qué otra forma se \ociedadn, o se recurre a metáforas como la «vitrina de los recuerdos
explicarían si no las manipulaciones de referentes y contenidos? La familiares». Pero ¿quién es esta sociedad?, {quién representa o dirige
correlación entre intereses, valores y situaciones históricas cambian- la representación, quién elige el espejo y determina la más o menos
tes, creo que permiten entcnder estas activaciones patrimonialcs \~ltilcurvatura del cristal, quién piensa y elabora el discurs(13, ¿quién
como estrategias políticas.14 efectúa la selección?, ¿quién decide qué mostrar en la vitrina? La
¿Qué significa, en definitiva, activar un repertorio patrimonial? sociedad no, ni en Fuenteovejuna ejerce la sociedad como ((sujeto
Pues escoger determinados referentes del pool y exponerlos de una u colectivo». La sociedad puede adherirse ylu otorgar (u oponerse y
otra forma. Evidentemente, esto equivale a articular un discurso que denegar), consensuar una representación, una imagen, un discurso ...
quedará avalado por la sacralidad de los referentes. Este discurso y siempre en grado y forma variable según los individuos; pero esta
dependerá de los referentes escogidos, de los significados de estos representación, esta imagen, este discurso, han sido elaborados por
referentes que se destaquen, de la importancia relativa que se les otor- alguien concreto, con nombres y apellidos, y al servicio, más o menos
gue, de su interrelación (cs decir del orden del conjunto que integren) consciente, de ideas, valores e intereses concretos, tan legítimos o tan
y del contcxto (en un proceso no exento, a veces, de burdas preten- espúreos como se quiera, pero reales. No querer reconocerlo, recurrir,
siones de reducción de los símbolos a signos). De todo ello se deduce l
aunque sea por dejadez, a la imagen del ((sujeto colectivo», es ocul-
que ninguna activación patrimonial, de ningún tipo, es neutral o ino- tar la realidad. En última instancia, este proceder in~posibilitauna
correcta comprensión de los hechos sociales, pues los (~naturallza~,
los presenta como emergencias de una dinámica fatalista, cn el senti-
los hombres moiivaciories y disposiciones poderosas, profundas y perdurables, 3) forinulando
do etimológico de la palabra, ya que, como dice Ricardo Sanmartín
concepciones de orden general sobre la existencia. 4) y dando a esas concepciones una apa- (1993, p. 45): (<laidentidad es [...] un instruinento quc, creando la fic-
riencia de realidad tal, 5) que sus motivaciones y disposiciones parezcan emanar de la más ción de un sujeto colectivo, pone en manos de quicn lo utiliza toda la
estricta realidad.,) (He corregido la definición a partir del original inglés. The Interpretntion of'
Cultures, 1973, porque la traducción castellana es tan deficiente que con h-ecuencia tergiversa energía contenida dentro del círculo de actores que define)).
gravemente el sentido.) Sustitúyase *religión)) por representación patrimonial, hombres por En un plano abstracto podríamos decir que estos repertorios pue-
((ciudadanosde. y existencia por *identidad# y tal vez tendremos una diferencia de grado, de den ser activados por cualquier agente social interesado en proponer
intcnsidad, pcro no dc escncia. Vcamos: .Las activaciones o rcpresentacioncs patrimonialcs
son: 1) sistemas de símbolos, 2) que actúan para suscitar entre los miembros de una coinuni- una versión de la identidad y recabar adhesiones para la misma. Ya_
dad (local. regional, iiacional ...) motivaciones y disposicioiles poderosas, profundas y pei-dui-a- el plano
bles, 3) formulando curicepciones de orden general sobre la identidad de esa comunidad, 4) y
- -- de- la--realidad
--- social, dcbemos declv que, en todo caso, no
activa quien quiere, sino qulen puede. Es deci~-enprimer lugar, los
dando a estas concepciones una apariencia de realidad tal, 5 ) que sus, motivaciones y disposi-
ciones parezcan emanar de la más estricta realidad.» __-_
p E ~ ~ ~ 3 i f i _-------
i C I G- T E T p opolítico
d e r fundamentalmcnte, los gobier-
1J. La decisión de promover una activación patrimonial, a menos que sea una colección nos loeles, regiona~esnicionales...no tanto porque otros poderes
particular, es siempre una decisión política, por mucho que se trate de un museo local, aun-
que el porqué y el para qué pueden variar dentro de un espectro relativamente amplio de moti- -e1 e c o n ó m ~ o singularmente-
, no tengan capacidad para activai-
vaciones. Podríamos preguntarnos, por ejemplo, por qué precisamente ahora (en estos últimos repertorios patrimoniales, que la tienen y sobrada, sino porque, en
años), cn la Ccrdaña (comarca catalana dividida por la Frontera franco-española), el Estado general -con interesantes excepciones, como veremos- están esca-
francés decide apoyar (y parece que cfectivamcntc) la formación de un Musée dc Ccrdagnc en
territorio de la Cerdaña Francesa, naturalmente, desde donde se pretende gestionar la repre- samente interesados en---proporier versiones de una determinada i&-
seri~aci611patrirnoiiial de la identidad coiiiarcal. t& LoSpZderes económicos raramente van más allá de constmc-
34 ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO

ciones simbólicas mucho más simples del tipo «si quieres ser joven o je urbano o rural y que eran rápidamente retiradas, o los monumen-
guapo dcbes consumir esto o aquello)).Un caso aparte sería la Iglesia, tos ocultos y desmontados en sótanos y almacenes recóndi~os,que,
singularmente en nuestro caso la Iglesia Católica, que ha promovido sin embargo, - se hallaban virtualmente presentes en sus emplazamien-
activaciones patrimoniales de arte sacro y que, sobre todo, ha utiliza- tus originales.
do elementos potencialmente patrimoniales como símbolos dominan- Los rcpertorios patrimoniales también pueden ser activados
tes de una gran capacidad de condensación ideológica. Sin embargo, desde la sociedad civil, por agentes sociales diversos -o mediadores
en este caso, no creo que se pueda hablar de activaciones patrimo- culturales, como algunos prefieren decir-, aunque, para fructificar,
niales (aunque los referentes «pudieran» serlo) sino de símbolos reli- siempre necesitarán el soporte, o, cuando menos, el beneplácito del
giosos (con soporte material) legitimados, sacralizados (nunca mejor poder. Sin poder, podríamos decir, no existe patrimonio.
dicho) directamente por Dios. s .los
Estas distintas v e r s i o n e < X e T a a T & Z T d a E ~ r ~ ~ t a d a en ,
i701vamosal poder político que ha sido, es y presumiblemcnte será repertorios patrimoniales activados vendrían a constituir la expresión
el principal agente de activación patrimonial, el principal constructor de los distintos nosotros del nosotros (la reflexividad cultural de la que
C*

de museos, de parques naturales y arqueológicos, de catálogos de hablan María Cátedra y Paco Cruces, 1992) y su eficacia relativa se
monumentos, de identidades. . . 1 5 El Estado, las autonomías o los muni- mide por la cantidad y calidad de las adhesiones resultantes, adhesio-
- - -- no .actúan en este -sentido
cipios, sus respectivos gobiernos, - - - de forma nes que, a su vez, legitiman sistemas, políticas, estados de cosas y
diferente, sino cpn mayor o menor intensidad _un ~ ~ m e d i operg s, acciones concretas.
también según sus grgencias -.-.--ideniliaFiG<K sóTo el poder alítico N o están
-.- -- todas las que son, por supuesto, aunque sí son todas las
legalmente constituido -los g o b i G 6 C puede construir-._E_, patr-mo- que están. Hay versiones, o aspekos, de la identidad -O aspectos que
nios, sino-tam3len"* ~ 1 2---_-_-_
CT,

o d e político
r informal,
.*-^---" --.._ alternativp, la oo~i- ~ u e d e nmodificar el se~itidoglobal de una versión- que pueden -- exis-
ción, y, curiosamente, con más intensidad (aunque no ~610)cuando
Wtn' oposición no puede luchar abiertamente en la arena política del
tir in mente, no ya de un determinado agente social, _ - - -~&o!en algunos
cai~-c-~ía~ITmT~ñ3~0CiaI CoTcctivo y que sin embargo nó
Estado, en las instituciones, y se mueve en situaciones de clandestini- tienen una plasmación pat$moniaI: sea porque no .hay una EueiLa
dad. El valor de la cohesión simbólica, y, por tanto, de los repertorios
patrimoniales que representan versiones alternativas de la identidad
es entonces enorme. El caso que mejor conozco es el de la oposición
clandestina durante el franquismo en España, y especialmente en
Cataluña. Aparte de otras construcciones simbólicas (y de acciones
mucho más contundentes, aunque no por ello necesariamente más incidencia social evidente. Quien quiera seguirle el rastro deberá pere-
eficaces), se puede hablar de un repertorio patrimonial activado por grinar hasta el desconocido museo taurino de la plaza de toros
la oposición como expresión de una identidad catalana (y española) Monumental, que recoge la colección de Pedro Balañá, o a ciertos
en abierta oposición a la versión oficial del régimen. La diferencia bares y restaurantes .de culto». El cante o el baile flamenco se halla
radicaba en que, mientras esta última se expresaba patrimonialmente ztín más ausente. Sólo una pequeña estatua en el Parque -
. de
en los museos y en los monumentos públicos, la primera se exponia Atracciones de Montjuic, en Barcelona, recuerda, por ejemplo, la
en ámbitos marginales, como las reproducciones del Gemika de gigantesca figura de la bailaora gitana catalana Carinen Amaya.
Picasso que presidían tantos y tantos comedores, los pósters del Che
Guevara que se podían encontrar en todo tipo de centros sociales, las
banderas que aparecían ocasionalmente en algún elemento del paisa- La sacralización de los referentes patrimoniales requería un entorno
adecuado para su conservación y contemplación. De esta forma, los
15. Como dice tajantemente J. J. Pujadas (1992, p. 4): ((Elpoder político y sus inteli- museos se convirtieron'en los templos custodios de esos referentes, y,
gencias asociadas cumplen el papel de ingenieros de ese discurso social, aunque suelen pre- por afiadidura, de las ideas y los valores y de la identidad, en última
sentarse, pudorosos, como meros guardianes del "Fuego sagrado", como defensores de las
esencias de un pasado que cuidan con mimo en nombre dc ylo para un pueblo que participa instancia, que expresaban. De hecho aún es así, aunque los museos,
presuntamente de esa lectura sacralizada y totalizadora de su ser social, del sentido de su como veremos, han cambiado mucho. Hay otras instituciones que
existencia colectiva.^^ ahora cumplen estas funciones, como los parques arqueológicos, los
36 ,ANTROPOLOGÍAY PATRIMONIO

parques naturales o los conjuiltos monumentales. A raíz de ello se


plantean, en teoría, dos opciones: reducir el museo a la condición de ción, podríamos decir, museal. Es cierto que los museos, los museos
una figura más entre otras en el ámbito de la activación patrimonial, contemporáneos, han cumplido además otras funciones, sobre todo
o considerar todas estas otras instituciones como otras tantas formas los museos de tesis, como los que proliferaron en los primeros tiem-
de «museo», como ha venido haciendo el Consejo Internacional de pos del desarrollo de la antropología cientifica;18 pero su papel de
Museos (ICOM) desde 1951.16 Ni la una ni la otra me parecen satis- guardianes de los sacm de la comunidad ha sido, con mucho, pre-
factorias: ni el museo es una institución más, ni se puede producir ponderante. Esto ha propiciado una identificación histórica entre
una identificación absoluta entre el musco y el i-esto de figuras de museos y patrimonio, que, como he dicho en la introducción, ha dado
activación patrimonial.'' A mi entender, el museo es la institución origen a trcmendas confusiones y mistificacioncs y ha dificultado
centi-al y, como tal, al margen de su plasmación concreta, impone, o, tanto la comprensión del patrimonio como el propio desarrollo de la
si se quiere, refleja, una lógica de conservación que informa al resto de institución museal.
instituciones, que, por tanto, sin ser museos, presentan una orienta-

16. En sus primeros estatutos (1951) el ICOM definía el museo en los siguientes tér- Antes de proseguir, hay dos puntu-~iones que me parecen perti-
minos: «La palabra museo designa aquí a toda institución permanente, adrninistrada en el nentes a pesar de sii obviedad La primera de ellas es aiirrnar que la
interés general con vistas a conseivai., esludiar, valorar por medios diversos y especialmen-
te exponer para la delectación y la educación del público un conjuiito de elementos de valor
activación
Y A - de repertorios patrimoniales
P-

_ ._ no_ es,
_ _evidentemeiite,
- _ .__ ni el.
cult~iral:colecciones de objetos artísticos, históricos, científicos y técnicos, jardines botáni- _ - _ _ _ - _ - - simbóJica
único ni el principd procedimiento de representación _..- d&
cos y zoológicos, acuarios [...]»,y anadía: eSer6n asimilados a los museos las bibliotecas identidad; HG símbolos políticos y culturales (que también existcn
públicas y los centros de archix.0 que contengan salas de exposición permanentes.,, La defi- socialmente sólo en la medida en que son activados) que sólo forzan-
nición quc consta actualmente en los estatutos del ICOM. desde 1974, redactada por G. H.
Rivikrc, es más amplia e introduce matizaciones acordes con los tiempos y con la evolución do las cosas hasta límites inoperantes podríamos considerar «patri-
genérica de la institución. Dice: ,<Elmusco es una institución permanente, sin fines lucrati- moniales~.Desde el punto de vista de la eficacia simbólica, es decir,
vos, al servicio de 10 sociedad y de su desarrollo. abierta al público, y quc realiza invesrigacio-
nes concernientes a los testinioizios inateriules del honzbre y de su nzedio arribienie, los adquie- de la cantidad y la calidad de las adhesiones, los símbolos políticos
re, los conserva, los comunica y especialmente los expone con fincs de estudio, de ed~icación ocuparían el lugar principal. Me refiero, claro está, a himnos, bande-
y de delectación.» (La cursiva es mía.) Obsérvese que las palabras c<objeto>i o <rcoleccionesde ras, monarcas ..., aunque, en ocasiones, otros símbolos culturales, es
objetos. desaparecen y son sustituidas por *testimonios materiales del hombre y de su
medio ambiente.. Por otra parte, aparecen dos nuevos coriceptos clave: ~investigación,,y decir, no expresamente políticos, pueden alcanzar aíin iiiayores nive-
desarrollo,>. Además, esta definición sigue una dinámica abiertamente asimilacionista, y les de eficacia, ya sea por su polise~nia,por su capacidad de generar
así, admite ya de entrada como museos, adcmás de los designados como tales .a) los insti-
tutos de conservación y galerías de exposición dependientes de bibliotecas y centros de
un consenso o por la eficacia suplementaria del contexto ritual en que
archivos; b) 16s yacimientos y monumentos arqueológicos, etnográficos y iiaturales y los sc reprcscntan, ya sea por todo a la vez. como scria cn Cataluña el
yaciiiiientos y monumentos históricos que tengan la naturaleza dc museo para sus activida- Fútbol Club Barcelona, el «Barca» (mucho más que un club, por
des de adquisición, de conscrvacióii y de comiinicación; c ) las instituciones que presentan
especlmenes vivos, talcs como jardines botiinicos y zoológicos, acuarios, viveros, e t c . ~ .A supuesto, prácticamente la selección nacional de Cataluña). A veces,
estas instituciones sc añadirá, en una enmienda de 1983: xd) los parques naturales, y e) los algunos de estos símbolos funcionan como distintivos básicos difícil-
centros científicos y los plarieiarios». mente discutibles, como verdaderos marcadores étnicos (como la len-
17. El catálogo de activaciones patrimoniales que puede comprender la definición se
puede ampliar ad ivr~nitunz.y así, podemos pensar, en u11 futuro no tan lejano, en un museo gua). Y es que la identidad es un tablero de juego que admite posi-
de tcstimonios iriaieriales extraterrestres (con lo cual se prodiiciría de hecho una ainpliaci6n ciones y estrategias diversas, pero tiene sus límites, so pena de aban-
dc la nocióii de medio ambiente humano al coiijurito del iiniverso), incluso me atrevo a pen-
sar en un museo virtual. Pero la dciinición coiitiene por otra parte elemcntos restrictivos. No
donar la inesa o de romper la baraja.
me refiero ya a la necesidad ylo posibilidad de exigir a los museos y a toda forma de activa-
ción patrimonial una política de investigación y una vinculación cfektiva con el desarrollo de
la sociedad, sino a cómo puede tratar el milseo el patrimonio inmatei'ial. La Llei del Patrimoni 18. Sobre estos museos podríamos preguntarnos si son instituciones de la misma natu-
Cultural Catalh, por cjemplo, afirma en sus consideraciones preliminares que .parte dc un ralcza que los museos dc arte o los muscos dcl pueblo, que los ccomuseos, etc., o más bien
concepto amplio del patrimonio c ~ ~ l t u r de
a l Cataluña, que erigloba el patrimonio mueble, el meras ilustraciones con soporte material de ~aradigmascientíficos. Como dice Nélia Dias
patrimonio inmueble y el patrimonio inmaterial,,, y este últirno parece que se refiere especiai- (1991, p. 97): *Recopilar p~-oduccioriesmateriales significa tainbién sonleterlas a un tratamien-
mentc a dos bienes inmateriales integrantes de la cultura popular y tradicional y las pai.ticu- to teórico: el museo se con$ierie en un espacio t'ri el que es posible coiifroiiiar los datos, hacer
laridades lingüísticasa. ¿Vamos a reducir estc patrirnoriio inmaterial a sus soportes materiales? experimentación, administrar pruebas y extraer leyes. En este sentido, la noción de amuseo de
¿Vamos a ampliar la noción de testimonio material hasta limites metafísicos? ¿O va a renun- tesis> adquiere toda su amplitud a la vista de los museos etnográficos de la segunda mitad del
ciar el inuseo a tratar el patrimonio inmaterial? No es éste el tema del que nos ocupamos, pero siglo xix. Mostrar cómo el hombre franqueó toda una serie de estadios para alcanzar su plena
apuiito que, en mi opinión, se impone un cambio d r perspectiva. realización en las naciones europeas más "civilizadas", ilusti-ar, por medio de los objetos, las
diferentes etapas de este proceso evolutivo, éstos eran los objetivos de los museos etilográficas.))
38 ANTROPOLOGÍAY PATRIMONIO

Igualmente, se debe recalcar que el patrimonio, medida en que


----
pretende
.- - - represq@gnasiniidad, con?ti!uye un campo de confron-
tación s i m b ó l ~ ~ j n e ~ i t a b l ~ - ~ ~las n ~disIintgs_ersiones
~~en~se concu-
Geñtes, como en el ámbito & !as-on_front.a~?mi~es_ternas,simbQii-
cas y físicas,
.
~-r-
entre gnipos sociales. Como decía Joan Frigolé (1980), la
inversión simbólica es también una manera de transformar la reali-
dad. Las distintas versiones de la identidad, patrimoniales o no, los
distintos símbolos y sus distintas atribuciones de significados se arti-
culan, se complementan, se contradicen y compiten entre sí. Cuando
se trata de niveles de integración distintos, no tiene por que haber
conflicto. En Cataluña es muy frecuente que uno sea hincha del equi- EL PATRIMONIO CULTURAL
po de fútbol local y a su vez del Barca, y que también sintamos todos COMO RECURSO TURÍSTICO
como propias las victorias y las deirotas de Induráin o las vicisitudes
de la selección española de fútbol. Los conflictos se establecen, habi-
r c~ n e sde una misma identidad o bien entre iden-
t ~ a l r n e n t ~ ~ ~ v- ae rt g Para descubrir una naturaleza intacta, reencontrarse
---
tibaile5 niveles de integración
-_--u-
---- .- .--- esa.
d e l i mmisma
--
-
-
-e
-

Si a veces se pro- con el arte, vivir la aventura, abrir sendas de libertad y


ducen conlFIictos que trascienden esa norma de i'FI'ardad se debe a uhi- -- saborear los mejores h t o s de la tierra, no hay que ir
caciones conflictivas, como pueden ser la de ~a';aluñao el País Vasco más lejos, te esperamos en casa.
dentro de España o la de las poblaciones fronterizas entre Cataluña y Soy de un lugar donde el tiempo no existe y el vivir
Aragón. De aquí vienen las luchas de banderas en los ayuntamientos es un sentimiento, donde la naturaleza es arte y la huella
del hombre es cultura ... Nada mLis cerca de tus deseos.
del País Vasco, o los conRictos lingüísticos
lanes en. Madrid, uor eiemulo. En
-
el
-
- ámhitn
de algunos senadores
---
.- del
-
cata-
nntrimnnin Inc rnn-
- --
De un folleto propagandisitco de la provincia de Lérida
m. . .-. a. u . - - -.
..-.
- -
t-'------V"-V, '
,
,
Y

-
--
- Y""
~

rlictos simbóluxs s n con frecuencia bienpatentes --___ por cuanto los El discurso folklórico ha sido y continúa siendo un
referentes simbólicos ~F2YOgi812~:_Sue1en tener un soporte material.
/ No es de extrañar, entonces, que la inversión Smbólica-pase - ---- porI accio- aliado importante del turismo. El mantenimiento de las
tradiciones, la autenticidad de la «vida tradicional# de
nes materiales muy evidentes, como la destrucción del patrimonio o sus gentes ha sido divulgado por el discurso folklórico y
su apropiación y recalificación, o su sustitución, como sucedió, por transferido al discurso turístico, de modo que gracias a
ejemplo, en Rusia, después de la Revolución bolchevique o en la él determinados pueblos se han convertido en centros
China de Mao, por no hablar de las nuevas y viejas naciones de de peregrinación con motivo de las fiestas o como cen-
la Europa del Este y de las antiguas repúblicas soviéticas. tros de recepción de un turismo en época de vacaciones
que hasta pretende instalarse temporalmente alli. La
cuestión es compleja y merecería un estudio detenido,
incluyendo la invención de tradiciones -algo, por otra
parte, nada nuevo en el folklore-. Pero aqui simple-
mente pretendo apuntar de qué modo el turismo se ha
apropiado del folklore hasta llegar a exigir de un pueblo
que no se muestre como es, sino que se muestre según
la imagen que de él se tiene. Zamarramala, La Alberca,
Candelario, por ejemplo, y muchos otros pueblos pare-
cen haber sido especialmente sometidos a esta última
función del folklore: la conformidad con la imagen que
de ellos se tiene.
Pero más propiamente esos pueblos parecen haber
captado a la ~erfecciónlos rasgos más característicos del
folklore, sus paradojas. Pues gracias al turismo han sido
capaces a la vez de ((mantenersus tradiciones» y de pro- Esta dinámica afecta también al ámbito del patrimonio. No sólo
gresar social y económicamente, precisamente por man- cuadros y monumentos, sino fiestas y w o n e s , procesos-prode-
tenerlas. vos y culturas cnteras se h a E m f i i d o en espec+culosJ en artícuIos
IIONORIO &? folldore y sus paradojas
VELASCO. de cóniumo, ya sea para la televisi+xa sea p?ca el turismólili1Zl - -
(KÜcho mas auténtico), hasta el punto i---r que,--paio-mu~comunXira'
des se h a ~ ~ ~ v e r ten o ú n i c ~ - - ~pon n c i p a k umdus vivendi.'----
i d el *

El turismo, entendido como desplazamiento temporal fuera de - La-?eIacion entre patrimonio y turismo no es un hecho reciente. El
nuestra residencia habitual por motivos de ocio, hace siglos que exis- patrimonio ha sido, por así decir, el primero, o uno de los primeros
te, pero, como decíamos respecto del patrimonio. pecaríamos de pre- motivos de compra de los viajes turísticos, aun antes de que se pudic-
sentísino (no digamos ya de etnocentrismo) si identificásemos el fenó- ra hablar del turismo tal como lo entendemos actualmente. El patri-
meno turístico actual con sus precedentes formales sin tener en cuen- monio artístico de ciudades como Florencia, por poner tal vez el ejem-
ta las enormes diferencias de función y significado. El turismo, tal plo más característico, está en el origen de los grandes viajes román-
como lo conocemos actualmente, requiere una serie de condiciones ticos, inotivados únicamente por el placer de la contemplación. Las
(facilidad de desplazamiento, tiempo libre, existencia de unas clases legendarias cimas de los Alpes se convierten en motivo de peregrina-
medias con poder adquisitivo y diferencias geoeconómicas) que no se ción a partir de la expansión del movimiento excursionista. Aiin hoy,
dan plenamente hasta después de la segunda guerra mundial. En los monumentos y cumbres activados con el romanticismo y el prerro-
años sesenta, al amparo de estas condiciones y en la medida en que manticismo siguen siendo los principales atractivos turísticos de
se advierte que puede constituir un próspero mercado, el turismo se determinadas ciudades y regiones.
desairolla en progresión geométrica, produciendo, como se suele De todas formas, con la «espectacularización~~- de la realidad y la
decir, el fenómeno de masas más importante de la segunda mitad del masificación del turismo, se prnduCe un cambio cuantitativo y cuali-
siglo xx, un fenómeno que se ha desarrollado en un tiempo muy breve tativo en la asociación entre patrimonio y turismo. Por una parte, los
y que ha tenido, sin embargo, un alcance mundial. destinos patrimoniales clásicos se ven sometidos a una presión turís-
Junto con el turismo, y todo lo que él implica, el otro gran fac- tica cada vez más intensa y en algunos casos tan brutal que llega a
tor que va a transformar profundamente en esta época los hábitos hacer temer por su conservación. De forma paralela, esos destinos
de las clases medias (y también de otros estamentos sociales) es la patrimoniales activados entran en la lógica del cspectáculo y del con-
revolución de las telecomunicaciones, principalmente la televisión. sumo y se adaptan a nuevas exigencias expositivas so pena de quedar
Con la universalización de la televisicín no sólo van a cambiar los marginados. Finalmente, se activan repertorios patrimoniales hasta
hábitos domésticos sino nuestra percepción de la realidad. A partir entonces inviables y que ahora se hacen accesibles gracias a la facili-
de entonces, y de manera creciente, la realidad -desde la intimidad dad de los desplazamientos y a la creciente demanda de atracciones
de nuestros vecinos hasta las grandes masacres históricas- se turísticas.
puede hacer presente al momento en los salones de nuestras casas, Todo ello va a dar lugar a profundas transformaciones en el trata-
con lo que esta misma realidad se desnaturaliza, adquiere un carác- miento del patrimonio: sus instituciones más clásicas -los museos
ter Wrkial. singularmente- se plantean una renovación formal, que, aun sin pre-
Con el turismo y la televisión podemos decir, pues, que, además de tenderlo, afecta proíundamcnte a su mismo sentido. Eactivaciones --
nuestra vida cotidiana, vivimos otras dos realidades ajenas a través de repertorios patrimoniales, viejas y-n-uevas, se miden fundamenta!- - - ---.-
" -S

de los «viajes» materiales o vir-tuales. Esto nos ha habituado también mente, ni-pf%YEáñIida71 y -----
_ _ _ _ la calidad de las adhesiones, sino por
_ I _ -

a convertir la realidad en espectáculo, es decir a que todo (iiicluso el consumo~eX¿?ecir, por el número de visitantes) y ninguna déellas
la guerra y la iniseria) podamos contemplarlo como espectadores, a la püede &apar a este -nuevo~&iír~Ko-¿El& orf$i~itividad. Proliferan
vez que la economía de mercado nos ha acostumbrado a que todo
(también la guerra y la miseria) pueda convertirse en artículo de con- 1. En la literatura sobre Lurbmo, especialmente en obras escritas desde una perspecti-
sumo (aunque sea también como espectáculo), es decir, se pueda va antropológica, se pueden hallar diversos testimonios de este fenómeno contemporáneo
adquirir con dinero. [véase, por ejemplo, Smith (ed.), 19921. Dos casos referidos a culiuras indígenas americanas,
expuestos con una gran claridad y una no mcnor causticidad puede». seguirse en Contreras
(1974) y Clastres (1981).
42 'ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO

las exposiciones temporales, es decir, la renovación de la oferta, aso- les, arqueológicos, etc., hoteles ubicados en emplazamientos monu-
ciadas a una continua, incluso diría frenética, innovación de las tec-
-----_- _ cualquier
nicas expositivas, a las cuales se incorpora inmediatamente _ -- ---. __ mentales, incluso representaciones festivas, mercados y exposiciones
temporales), ya sea para supucstamente aumentar el atractivo del des-
novedad tecnSgica. Pero, sobre todo, nace un nuevo tipo de activa- tino, ya sea (a veces es difícil de determinar) para aprovecharlo, O
ciones patrimoniales
,.
-
^a
-
,--
cuya-motivación no es ya de carácter
,
identitario,
" A I _ _ l _ l
bien, como se dice últimamente, para redefinir su oferta. a la bús-
s h o abiertamente turístico y comercial, para lo "cual. los r e f e r a s queda y captura d e un turismo «de calidad».
activados y los significados conferidos no responden ya a los divemos
nosotros del nosotros que pueden representar las distintas versiones No puede decirse que exista un interés real en el sector empresa-
ideológicas de la identidad, sino al (sin los) nosotms de los o t ~ ~ s rial turístico por el patrimonio' (aunque cuando se habla de ((diversi-
-.. .".---
decir. a la imagen externa, y amenudo estereotipada que se tiene de L 1

ficación* del producto, o de turismo de calidad., constituye tal vez


nuéstra identidad (ae I$ protagonistas)*desde los centros emisores - *de el lugar común más socorrido),4 Sin embargo, el patrimonio tiene
turismo. ~ncluso,siempre desde k perspectiva de los protagonistas, algunas virtudes bdamentales que lo hacen especialmente atractivo.
podríamos decir que algunas activaciones se centran en facetas del En primer lugar -y principal- es gratis y es de todos, por lo menos
ellos de los otros, en la medida en que los visitantes acuden más a con- en principio. Esto quiere decir que prácticamente constituye el único
templar y <vivir»aspectos de su propio pasado (o. en todo caso, de un recurso turístico que puede proniocionarse abiertamente desde la
pasado compartido) que no de la identidad o del pasado de los autóc- administración, y, por otra parte, que puede ser asociado a la oferta
tonos.* de cualquier empresa privada -hotelera, por ejemplo- del sector.
El patrimonio, como recurso turís;iico, puede prestarse a una tri- Asimismo, el patrimonio confiere al destino turístico un aire de dis-
pie casuística:
- . --
tinción y respetabilidad, y no esta sujeto, además, al menos a pnon, a
la severa estacionalidad de otros recursos turísticos (un paisajc o una
a) El patrimonio puede constituirse como un ~ o d u c t oturistico ciudad no son necesariamente menos bellos en invierno que en vera-
--- -._..___
per se, capaz de integrar, junto con la oferta hotelera básica, un moti- no, aunque, en algunos casos, si quizás más inaccesible^).^
e- compra autónomo. A modo de ilustración, pensemos en las
pirámides y templos egipcios o los palacios minoicos de Creta, o, más
3. El sector turístico es un sector empresarial como cualquier otro y sigue, por tanto,
cerca. en los parques nacionales de Ordesa y Monte Perdido o de los una 16gica de maxiniiración de beneficios y minimizaci6n de riesgos. En este sentido, la
Picos de E u r o ~ a . empresa turfstica puede aprovecharse de los recursos patrimoniales para vender sus servicios,
b) El patrimonio puede presentarse asociado a un e k t o turís- p r o difícilmente activará recursos patrimoniales para convertirlos en productos turísticos. La
operación es (o parece) demasiado compleja, el nivel dc riesgo demasiado alto y la relaci6n
tic0 integrado (un ((paquete),)Seria el caso de los viajes organ1zXs entre costes y beneficios incierta. Incluso en un plano de tan escasa incidencia real en la mar-
p~EOp~~doni~ -- a t r i mseo combina
nio con otros atractivos Iúdi- cha
- . del
~ sector como es el de la investigación turística, el patrimonio constituye un aspecto muy

cos. o de ciudades convertidas en destinos turísticos habituales, como marginal.


4. Por ejemplo, en un arilculo sobre nuevos productos turfsticos, Daniel Clar). dice: WEI
Pan's o Barcelona. turista ya no quiere bronz.cr iciior: es cada vez más activo, cultivado y ecológico. La promoción
c ) El patrimonio. finalmente -el caso más frecuente y que más del prt"monio cultural -monumentos, etnografia, folklore, arqueologia indiistrial. ecomu-
ha proliferado durante estos últimos años-. puede constituirse en un seos. ..-, los festivales de diversos tipos, se integran en la oferta global, como la naturaleza
(protegida) para descubrir por medio de caminos señalizados y equipados con documentos de
valor añadido para -
destinos
.----
turísticos que
_- -
no tienen el patrimonio información Esto permite ensanchar el espacio turistico a espacios no específicos. eiiclavar la
&m6 estaci6n turistica en un territorio que la cualifica, y abrirla en relación con su territorio i n t c
------e ---
caracterlsticos
atractivo, como motivo de compra-básico.
de montaiía (más que de playa), incluso urbanos, o de
DestEs rior. Antes, era en los márgenes de la estación turística donde se sitiiaban los cquipamientos
necesarios pero molestos (como las basuras o el saneamiento), como los albergues sociales
grandes itinerarios, en torno a los cuales se producen activaciones para los residentes y los turistas. Se podría decir que, hoy en día, la estaciones turísticas se
patrimoniales (pequeños y grandes museos y ecomuseos. señalización valoran por sus mbrgenes, como una joya se valora por su estuche.* La metáiora es bonita.
pero, con los números en la mano, por lo menos con los numeras del ti~rismoque visitn
y adecuación de monumentos y otras instalaciones, parques natura- Esoaña, deberíamos preguntarnos «cuántos. son realmente los turistas que ya no buscan sim-
plemente bronzer idioi.
5. De todas formas, es Ealaz -y por otia parte corriente- el hecho de asociar excluslvit
2. Entiendo que ésta es la actitud predominante cuando se visita. por ejemplo, un viejo
o p,inciyalmente la estacionalidad con la disponibilidad de determinados recursos -sol v
molino restaurado, que no por consemarse en un determinado lugar es miir representativo de playa, nieve-. Aunque esto, por supuesto, influye, es mucho m8s determinante la estruciiiin
aqucl lugar quc dc otro donde no se ha conscmado. Y así tantos otros clementes scomunesa. laboral-vacacional existente y, en muchos casos, la propia lógica económica de las empi~crun
turísticas.
44 ANTRoPoLOGIA Y PATRIMONIO 45
EL PATRIMONIO CULTURAL COMO RECURSO TURÍSTICO
En este sentido. podríamos decir que. en términos generales, se
producen tres tipos de asociación entre las empresas turísticas y los de portada) están dedicadas a calas recónditas y pequeños pueflos de
recursos patrimoniales: pescadores; otro tercio, aproximadamente. a parques arqueológicos y
conjuntos monumentales y el resto a un parque natural, a viejas artes
a) En primer lugar tendriamos las empresas públicas, y algunas de la pesca, al Teatre-Museu Dali de Figueres, al lago de Banyoles, a
privadas. que por excelencia promocionan. «venden)>,el patrimonio un jardín botánico, a la rdania de la mort. de Verges. a un recital de
natural y10 cultural. habaneras ... Sólo una fotografía, no muy grande, recoge de lejos una
b) En segundo lugar, empresas sobre todo de hoteleria y restau- de las grandes aglomeraciones turísticas que caracterizan la zona.
ración, sin otro producto especifico, que utilizan el patrimonio como Platja drAro Lo mismo se puede decir de la Costa Daurada. donde se
reclamo. destacan los restos arqueológicos de Tarragona, el parque natural del
C ) En tercer lugar. empresas dedicadas a alguna actividad o recur- Delta del Ebro o las beliczas del interior, con la proximidad de los
SO tunstico no patrimonial que, normalmente, ignoran el patrimonio monasterios de Poblet y Santes Creus, así como las torres humanas
(como mucho el paisaje aparece como escenario) e incluso incluyen en (castellers), etc. Las playas que aparecen no son calas tan agrestes
sus promociones mensajes de inversión (en relación con las promocio- como las de la Costa Brava (lógico, pues no las hay), pero son acoge-
nes públicas, generalmente muy estereotipadas) al respecto, frecuente- doras y medio desiertas. La irnpi-esionante mole urbanística de Salou
mente como elemento de .diferenciación» de su producto.6 sólo aparece en una fotografía, de lejos y a contraluz. Barcelona se
convierle, en estos folletos, en ciudad de arte: modernismo -Gaudí
La proliferación de activaciones tilrístico-patrimoniales debe aso- muy especialmente-, románico y gótico, el Ensanche de Cerda y
ciarse pues. principalmente, con la iniciativa pública (a menudo de otros testimonios de la expansión industrial -la estación de Francia,
carácter municipal y comarcal) y sobre todo con zonas en las que el edificios emblemáticos dc las exposiciones universales de 1888 y
desarrollo turístico. aunque sea a pequeña escala. se presenta como 1929-, Picasso, Miró y la última modernidad, representada por las
especialmente acuciante al no disponer de otros recursos comerciali- instalaciones olímpicas y la torre de comunicaciones de Norman
zables más específicos. Foster. Un conjunto de pequeñas fotografías, en las páginas finales.
La asociación entre la iniciativa pública y la promoción turística sugiere una intensa vida nocturna. El folleto dedicado a los Pirineos
-
y__---
catalanes se abre con su figura más ernblemática Els Bncantals levan-
I___

de los recursos patrimoniiik


-\-- ----- es. por7cs razones-ex~ueSta~Tun~~c0~S-
- ---- -- .- _ - _
---A _
- - --que no a r m ~ t eexcepciones (incfuso para los más tópicos desti-
tante tándose majestuosos sobre el lago de Sant Maurici. El resto, como es
nos turísticos de sol y playa) y que enmascara, a mi entender; la de suponer, son bellísimos paisajes (picos, ríos, bosques. lagos, pra-
importancia real y virtual del pa%iiioriiGaentro 1- s e E t ó r j ~ s t i c o , dos de altura -verdes o nevados-, pequefios e idílicos pueblos de
iniirciendo peli&-&amente a la Creación de falsas expectativas tejados de pizarra, iglesias y monaste~osromanicos, artesanía y gas-
(entiéndase bicn, más por la excesiva-relévancia que se le-otorgay por tronomía popular, fiestas rituales...). Sólo dos pequeñas fotografías
la confusión impiicita entre «recurso))y ~productou,que no por el están dedicadas al esquí, una al rnftlng y otra a la pesca, principales
hecho en sí). motivos de compra turísticos específicos de la zona. Los textos tam-
Veamos algunos ejemplos extraídos de unos folletos promociona- poco ayudan a hacerse una idea real de lo que el turista va a encon-
les de la Direcció General de Turisme de la Generalitat de Catalunya. trarse en estos destinos.' En los destinos del litoral, por ejemplo. la
Si tomamos destinos tan cláaicos (y perfectamente representativos del
turismo de so1 y playa y de 10s fenhmenos de ubaleariración)~)como 7. Por ejemplo, en un folleto dedicado a la Costa Brava al hablar de Lloret de Mar -uno
los de la Costa Brava, veremos que, de las más de treinta ilustracio- de los casos más flagrantes de masificación turística de la costa mediterránea peninsular-, se
dice: .Bonito paseo del mar, casas decimonónicas y modernistas Moiiumento a la M t ~ j e r
nes de gran formato que contiene un folleto promocional determina- Marinera de Ernest Maragall. Entre los lugares de recreo, cl casino de juego. el folklore tra-
do de la Generalitat, aproximadamente un tercio (incluyendo la foto dicional quedan el "baile de la plaza" y la procesión niaritima de So Reliquia para santa
Cristina (24 de julio), que lleva por mar la imagen de la santa y sus reliquias al santuario de
Santa Cristiria, en barcas que transportan músicos y van adornadas con
Monurnentc sepulcral romano a la salida de la población y urbanizaciones turísticas a lo largo
6. Una conocida estación de montaña pirenaica, por ejemplo, juega en su publicidad de la accidentada costa: cala Morisca, cala Canyclles -con pequeño pucrto deportivo-, Flatja
con una inversión dc los valorcs de contemplación y tranquilidad asociados a un paisaje este- de Fenals, Santa Cristina.,, Es todo. S610 el «casino. y las uurbank~acionesturísticas» sugieren
reotipado, proponiendo a sus potenciales visitantes un programa de frenética actividad Iúdica. como de asada la realidad masificada de Lloret, el resto es prácticamente todo ~atrimonio
administración podría vender la niuy completa y asequible oferta
hotelera de la mayoría de sus poblacioncs. su animada vida nocturna, les de acuerdo con los parámetros de 'fijación del pool patrimonial
incluso su cercanía a Barcelona (seguramente los respectivos patro- antes expuestos. Todo ello provoca dinámicas locales o comarcales de
natos de turismo lo hubieran hecho). pero la administración autonó- una extraordinaria complejidad en las cuales se soiapan e imbrican
mica (o la del Estado en otros casos) acude sistemáticamente al patri- las adhesiones identitarias y los intereses wrísticos cuando no los eco-
monio por su carácter público y ennoblecedor, en ese juego entre el nómicos e incluso los antagonismos políticos y personales. Esto da
cómo nos ven y el cómo quisiéramos que nos ~ i e r a n . ~ lugar a unos procesos que, observados desde el exterior, pueden pare-
cer confusos y contradictorios, ya que requieren un conocimiento
miiiucioso del contexto social en que se producen. para compreiider-
Estamos hablando de activaciones patrimoniales, promovidas por e1 los. Si suele ser, sin embargo, a la luz de mi experiencia. más fácil-
turismo. pero de activaciones patrimoniales al fin, y, por tanto, se mente identificable el origen turístico-comercial y10 ideológico-identi-
quiera o no -sea de nosotros o de los otros- de representaciones de tario de tales activaciones (o apropiaciones, que tambien se dan, de
la identidad. Esto puede provocar, y de hecho provoca, confrontacio- activaciones patrimoniales ya existentes). Más adelante veremos con
nes entre la lógica turístico-comercial y la lógica jdentitaria. Estas mayor detalle estos aspectos.
Ante la situación que venimos describiendo, los -- museos, excepto
activaciones. como hemos visto, se incardinan en un mercado turísti-
co, pero no está ni mucho menos claro que su origen sea precisa- aquellos que constituyen por sí _*_-__ mismos_ __--importantes
- centrFpZFe-
--

mente ése. Con Irecuencia. estas aciivaciones han nacido cuando, con grinacibñ,Com~~T,OÜv~e por ejemplo, se-convi
la masificación del turismo. unida en algunos casos a fenómeiios obs(o1eEas
-. - «que
. --
56-atraen vi'siiantes»~que, por
migratorios, la población autóctona, ha visto rpeligrar su identidad». Mes- con l a nueva lógica de los tiempos. Es muy discutible que la
Lo cual no es óbice para que se adapten a las imágenes externas de única «saIidaTpara lbs museos fuera entrar en un proceso creciente
esta misma identidad, por una parte porque, de io contrario, ufi-aca- de espectac~ilarización;pero, desde el momento en qur algunos de
sariann en su intento de atraer visitantes (como fracasaron tantos y ellos así lo hicieron, la suerte (repito: excepto para los grandes san-
tantos museos locales), pero, por otra parte. porque esta misma ima- tuarios) estaba ecliada, lo mismo que si se tratara de viejos comercios
gen, reproducida por los discursos hegemónicos a través de los frente a grandes superficies. No se trataba de una disyuntiva, como
medios de comunicación e incluso del sistema educativo, ha sido decia Hugiies de Varine-Bohan (1979). entre umuerte)) y xrevolució~ - --
adoptada por la propia población como visión de sí mismos, como cultural>),s i n c M s - & e n - e ~ r e m u e t e(vía estr%ngulzonpresupues-
i d (en la más pura línea neoliberal). DC
((memoria colectiva)).Y así. aunque la experiencia puede desmeiitii- rmulación de los museos se produjo h n -
puntualmente los contenidos de determinadas activaciones patri-
moniales, en la medida en que la experiencia no ha sido formalizada damentalmente en dos planos: el de la exposición y el de la restitución
y el discurso exterior si, aquélla sólo matiza y puntualiza, pero nunca (o, s i se prefieren los términos dc la definición del ICOM, el de la
contradice abierta ni globalmente dicha visión. Asimismo,.esta identi- exposición-comunicación y el del servicio a la sociedad y su desarro-
ficación, asimilada por todos, de la noción de patrimonio -funda- . ~ cambios producidos en la documentación-investigación d~
I ~ O )Los
mentalmente del patrimonio artístico-arqueológico, pero últimamen- los teXmoiiios materiales y la adquisición-consemación, por muy
te, también, del patrimonio natural y popular- hace que la población apire&es que puedan llegar ?-ser, no dejan de ser meras evoluciones
se plantee (o admita) esas mismas activaciones turístico-patrimonia- téM6- - $n c o n s e c u e n c i a - ~ ~ n c e ~El ~& ~ ~ . de
hecho ~ ~que la refór-
9 No re si cr un fcn6meno consciente, pero de alguna forma este hecho aparece claro
8. Algunos iolletos mhs comerciales, corno los espectaculares catálogos del Patroi~at iiicluso para los museos locales. En la convocatoria de las losiradas de Museos ocal les cele-
Intercomarcal de Turisme Terres de Lleida ( ~ 3 0 3ideas fascinantes pam disfrutar Lleidan) en bradas en Tiriega en 1994, se decía, como principal justificación, que *en tina sociedad en
sus distintas ediciones combinan la promoción de recursos públicos colectivos (fundamental- continuo mavimienio Y cambio, los museos, caiiio c n t n que queren~oractivos, se ven obliga
mente el patrimonio, pero también el deporte o la gastronomía) con informacianes practicas dos a renovar de manera su discurso expositivo y replaixtearse permanentemente
(direcciones y teléfonos -lo cual tampoco es infrecuente-y también ofenas de agentes priva- cómo incidir con eficaciadencaso
la dinámica
del social».
Yidénilp-Mur& (véase D~ireau.1987, y DUC~OS, 1990)
dos -mucho más raro-). Con todo. el predominio del patrimonio sigue siendo avasallador 10. Por
-tanto cn la vertiente literaria como en el muy aparente material griifico- y el elemento más (videodisco iiiteractivo que recoge lar colecciones de diversos museos alpinos), desde el punto
clararncntc dihrcnciador respecto de las promocioncs comerciales privadas donde prima el de vista de la documcntaci6n la con~eivación,no represcrita. más q ~ una
comoyiina e novedad
nueyn Forma de exposición y de restitución técnica;
sí adquiere un
recurso específico que se explota en cada caso. sin embargo.
carácter de innovación conceptual.
48 ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO

mulación se produjera en estos dos ámbitos y no hubiera una refle-


Simplificando rn~di~~--p~driam~s-$ecir que. en el campo de los
xiún global sobre el sentido de las activaciones patrimoniales en nues- _.- _ _ dos
museos prosperan _....._
r--n o F o s prin5ip+6s (con'EJaSSIZs derivacio-
tros días, aun siendo mucho, suponía evicar planteamientos más radi-
nes ehibridaciones que se quiera): el de los museos «tecnológico-
cales, ya que, en el fondo, no se ponía en cuestión la raíz de la propia
interactivosu13y el dc los ~ e c o m u ~ e ~ o ~~raT.pF~"SmtZrYormenfe
.,gri
institución museal. sino su adaptación a los nuevos tiempos, partien-
retomaremos también algunos de estos aspectos.
do del axioma de que, en cualquier caso, los museos eran buenos y
Estas tendencias, sobre iodo la política de espectacularización y
necesarios para la sociedad. Algunos museos introdujeron cambios en
comercialización del patrimonio, han dado lugar a realizaciones no
ambos sentidos, otros sólo en uno, y muchos en ninguno.
En cuanto a la exhibición, las grandes novedades que aporta esta
época de espectacularización son la generalización de las exposiciones
temporales y la continua renovación de las técnicas expositívas, desde ambiente de las viejas películas de piratas; inicntras que otra exposición, .Que és la vida?» nos
aresenta coi1 todo lujo de recursos tecnológico-didkcticos el funcionamiento dcl sistema inmri-
las primeras composiciones esceneográficas hasta los medios audíovi- nitario y el fenómeno biosocial del SIDA.
suales inás sofisticados. la creciente impoi-tancia del disefio, y, final- 13. Josep Maria Montaner (1996) se reriere a este tipo de museos en los sjguientes ter-
mente, la realidad virtual. En este mismo campo hay otra tendencia minos: ~Generalrneriieen los museos de ciencias iiaturalcs, de la técnica, infantiles o mono-
gráficos, lo m8s importante ya no son las colecciories, es decir, los objetos físicos dentro del
que sigue la dirección de extender el museo sobre el territorio y de espacio arquitectónico, sino que se han convertido en museos inieractivos, contenedores que
oponer a la sofisticación tecnológica el contacto vivo con una reali- concentran la fascinación y la atención en torno a imágenes, reproducciones y focos desina-
dad. reconstruida si, pero real, es decir, no virtual. Ni que decir tiene tesializados de luz artificial. Lo básico ahora son los sistemas de objetos mediáticos -instala-
cioiies, monitores, dioramas, reconstnicciones, maquetas, mecanismos, etcétera- de los que
que ambas estrategias no sólo no son excluyentes sino que muchas d visitante obtiene informacidn y sobre los cuales actúa g experiinenta [...l. Por tanto, una
veces aparecen como compIementarias. parte importailte dc los museos ha dejado de scr un lugar sagrado y puritano, hierático, selec-
tivo y obsesionado por la seguridad, para coni'ertirse en centros didácticos y divertidos, en
En el plano de la restitución se avanza también en dos direcciones palacios del hedonismo basados en un aprendizaje ameno y en la ~osibilidaddc manipular
distintas: una de ellas, abiertamente cuantitativa. tiene la única pre- objetos, dioramas y pantallas. Y esta desacralizaciún del museo se ha convettido en lema, en
tensión de captar el máxiino inúrnero de público, o, si se quiere decir motivo de atracción, en máxima publicitaria. Parece que no se puede inaugurar iiinguna expo-
sición ni ningún museo sir1 que el principal atractivo sea manipular y tocar, ya sea la historia
de forma más edificante, llegar, hacer accesibles sus tesoros -y la de Cataluña, la evolución urbana de Barceloila, la invención y el desarrollo de los diversos
comprensión y el disfrute dc los mismos- a las capas más amplias de iipos dc cnergía o las mutaciones de los seres \,ivos. Del conservadurismo del miiseo tradicio-
la población (sería el caso, por ejemplo, de los museos de la ciencia). nal se ha pasado a la desinhibiciún del "Proliibido no tocar".»
14. El origen y la filosofía de los ecomuseos son explicados de forma esclarecedora por
En otra dirección. los ecomuseos. la nueva museología, la museología Francois Hubert (1993, p. 195): .El nacirnierito dc los ecomuseos está estrechamente ligado a
pobre, los museos de sociedad.. . se plantean básicamente la interre- las transformaciones de la sociedad francesa de los años sesenta. y ello desde una doble ópti-
ca: primero desde el punto de vista formal porque e1 desarrollo de iina política de ordenación
lación con la población del territorio en que se hallan ubicados. A este del territorio va a crear las condiciones favorables pai-a su realización; en segundo lugar, desde
respecto cabe decir que el sentido y el éxito de esta empresa es diver- el punto de vista del contenido, porque los ecomuseos se nutrirán de toda una serie dc p y o -
so, y, por otra parte, conorco pocos ecomuseos no sólo que rechacen o cupaciones aparecidas recientemente en la sociedad. A filiales dc los años cincuenta y comien-
zos de los sesenta el Estado toma conciencia de un cierto riúmero de probleinas que eiigendra
nu contemplen la atracción turistica, sino que realmente tengan una u11 centralismo demasiado excesivo: éxodo y descenso del nivel de vida de las regiones d e s -
incidencia clara en la sociedad en la que se inscriben. heredadas*; crecimiento de las cargas colcctivas en las grandes ciudades debido a las .conceii-
traciones industriales y al aumento de la población; refor7amiento de una lógica centralizado-
Así, el museo se hace. por una parte. cada vez más interactivo y ra neCasta eil razón de la ausencia de política económica, etc. Es a partir dc 1963 cuando se
se autoexige un carácter más Iúdico en sus exposiciones, mientras inicia una política de fomento de los recursos del país, que se concretiza, entre otras, en la crea-
que, por otra, se hace más sensible a la demanda social, desde las ción de la DATAR. Esa política va a preocuparse del turismo, que pasa a ser una apuesta eco-
nómica: a panir de 1963 se generaliza la cuarta seiiiana de vacaciones pagadas y la mayor parte
modas más superficiales hasta sus preocupaciones más acuciantes.'2 dc los asalariados no trabajará cn lo sucesivo diiranie los días del Fin de semana; el 40 % dc los
h-anccses deja su domicilio cada verano durante al menos tres scmanas; y en 1965, siete milloncs
de extranjeros pasan sus vacaciones en Francia. Este fenómeiio supone el preparar a las regiones
11 Sobre ecomuseos y nueva museologia véase el .dossier ecomuseor coordinado por de acogida. Desde los inicios del decenio comieiizan los trabajos de adecuación turística de la costa
Fran~oisHubcrt cn Rivihrc et a¿ (1993), las conciusioncs dc la mcsa redonda convocada del Languedoc-Roussillon, y en 1967 el de la costa de Aquitania. Las zonas rurales "sensibles" van
por la Unesco en Santiago de Chile (1972), así como los textos de Varine (1979) y Desvallées a beneficiarse de esta política con la creación en 1967 de parques naturalcs regionales. Situados
(1987) o Davalloii (1986). poi citas tan sólo alguilos de los documentos más sigiiificativos. en la proximidad dc las grandes ciudades, de las que serán su "pulm6n verde", proporcionan un
12 En el Museu de la Ciencia de Barcelona. por ejemplo, Lorivivrri eii estos nioineritos resurgir económico basado en el turismo. Las fiixanciaciones interministeriales, dc las que se van
dos expoiicioneq perfectamente ilustrativas de estas tenden~ias~ H u r a c i 1724
, a beneficiar los parques, van a pennitir la creación dc cstnicturas mr~seo~rilicas susceptibles de
n, sobre e1 nau- atraer a los visitantes y de valorar el medio rural. Se dan así las condiciones objetivas para unas
fragio de linos galeones en el Caribe en el vglo x ~ ~ l rpermite
i, sumergirse practicamente en el
realizjciones que, bajo el impulso de Georges Henri Rivikre, dar.rQnlugar a los econiuseos.»
50 I\NTROPOLOG~A
Y PATRIMONIO

estrictamente museales, a activaciones con planteamientos general-


pasar una jornada agradable (zoos, castillos, deportes, cornpras) hay que
mente turístico-patrimoniales que podríamos calificar de extremas. poner mucha atención en las necesidades de los visitantcs La regla es muy
Uno de los ejemplos más emblematicos en Europa, es seguramen- siniple: cn la medida en que el concepto de base y SU administración son los
te el de Ironbridge, en Inglaterra (aunque en todo el mundo hay rea- correctos, aquello de lo que el visitante se va a acordar más es que los em-
lizaciones y proyectos que no le van a la zaga). Veamos cómo lo expli- pleados eran scn~icialesy sonrientes, que las instalaciones sanitarias estaban
ca y justifica uno de sus conservadores: linipias y que la comida tenía una buena relación calidad precio. Basta con
que uno solo de estos puntos no sea satisfactorio para que la visita se estro-
Ironbridge es un bello valle boscoso de 15 kin2 doiide hace cerca de 300 pee, por mucho que esto no tenga nada que ver con la importancia históri-
años empezó la Revolución Industrial. Es aquí donde, por primera vez en el ca del lugar [...l.Necesitamos visitantes para salvaguardar nuestro patrimo-
mundo, los maestros fundidores descubrieron el método para producir hie- nio ind~ist~.ial.Nuestros empleados no reciben su sueldo del Estado. SUS
rro barato y en gran cantidad. Diversos inoilumeiitos de esta revolución han salarios provienen de los ingresos obtenidos por la venta de entradas y de
sobrevivido -hornos, almacenes, canales, fábricas y el famoso Puente de recuerdos y si los visitantes no vienen, podemos perder nuestro trabajo. Por
Hierro- y constituyen actualmente la base del complejo de museos que reci- eso, el visitante cs nuestra prioridad (Haan, 1992).
be el nombre de Ironbridge Museuin. En 1967 se creó un trust a fin de p r e
servar in situ esos monumentos, o bien, si se hacía necesario, desmontar y Como he dicho, no se trata de un caso único, ni cualitativamenle
reconstniir en un museo al aire libre los monumentos amenazados por el distinto de otras muchas iniciativas patrimoniales, aunque David de
desarrollo de la nueva ciudad de Tclford [...l. El trust consiste en 38 ernpla- Haan lo expone sin mala conciencia, asumiendo sus nseividumbres~.
zarnientos históricos, todos situados en el valle, algunos inenos importantes Veamos oiias casos aun más próximos, como el proyecto del prngra-
que otros en cuanto a la superficie pero no en cuanto a su interés [...l. Hoy ma Physis (especialmente su Isla del Tiempo) en la Costa Brdva.
en día, por lo ineiios 350.000 personas vienen cada año de todos los rinco- El programa Physis es un proyecto de corte humanista que se con-
nes del mundo para visitar los museos; 350.000 más vienen a visitar el valle creta en la creación de un parque cultural en la Costa Braw. Según el
para admirar el Puente de Hierro, a contemplar la vista espectacular y a
propio proyecto, aes un programa estudiado para activai- la recupera-
pasearse por el río, sin acudir, sin embai-go, a ninguilo de los inuseos L...].
Tenemos actualmente un centro de investigación con una biblioteca de
ción de las artes, oficios, deporte, cultura, historia, prevención de la
60.000 volíimenes, una galeria de arte y un departamento uni~lersitario;un consenración del medio natural, agricultura, pesca y ganadería tradi-
centra de información turística, un albei-gue de juventud, dos tiendas. un cional, a través del ser humano, en base a las raíces y orígenes de las
restaurante, algunas casas de alquiler y dos centros de vacaciones. Debo materias, siendo él motor y beneficiario al mismo tiempo, disfrutando
admitir que también tenemos algunos museos.. . un museo de poi-celana, un del ambiente histórico y natural perdido en el tiempo)).Además se pre-
museo de azulejos, un museo dedicado a la Iiistoria del hierro, un iliuseo del cisa que: «incluye la activación de elementos prácticos y didácticos.
río Severn y nuestro paraje más popular: el Museo al Aire Libre l...). Si que- cuya finalidad sea la recuperación del medio natural y las actividades
remos salvar un edificio, pero no lo podemos dejar en su emplazamiento ori- que hayan caído en desuso [..J en un espacio concreto de una zona
ginal, lo desinontamos ladrillo a ladrillo, numerándolos, y despu6s el con- definida [..] en el que se transmiten el deporte, el arte, la ecología, la
junto es transportado al Museo al Aire Librc, donde cl edificio es recons- historia y la cultui-a a u t k t o n ? ~de la zona definida)).El núcleo de este
truido y pasa a formar parte de la recreación de una ciudad victoriana tal .espacio concreto)) es la llamada Isla del Tiempo, donde se pretendía
coino era a principios de siglo, no para mostrar los diferentes eslilos de cons-
que, despuks de un proceso de habituación, el visitante, el turista,
trucción -como en muchos museos al aire libre-, sino para mostrar la
forma de vivir de aquella época. Las tiendas de la ciudad están abieres, y pudiera vivir realniente durante unos días como antaño. El proyecto la
fabrican y ofrecen los artículos que en ellas se vendían I~acecien aiios. Los describe así:
talleres y las fábricas también funcionan con las máquinq originales accio-
nadas por demostradores vestidos de época. No hay letreros para no destruir La isla del tiempo nace como símbolo dentro de Physis, donde se crea-
la ilusión de vivir en el pasado. Los deinostradores explicar1 cómo fuiicioilan tiza y define a partir del uso de un espacio, o subespacios, dentro del encla-
las cosas, cómo afectaron a la vida de la población, cuáles eran los salarios, ve territorial del proyecto, y de la aplicación de sistemas y procesos de tra-
etc. Las calles y edificios están iluminados con gas. El olor a pan recién bajos que han caído en desuso por la influencia tiempo-desannllo. Además
hecho se percibe riiás alIá de la panadería, se puede degustar ceiveza en el de los sistemas o procesos rescata actividades que hayan desaparecido; esta
pub, y es posible ver el proceso de la colada del hierro y también el hncio- concreción de la isla del tiempo .ira de la agricultura. ganadería y pesca, a la
namiento de las máquinas de vapor L.. ]. Con tantas atracciones nvales para artesanía, manufacturación, construcción y actividades culturales a deter-
minar.
l 53
EL PATRIMONIO CULTURAL COMO RECURSO TURfS1'1CO

Retóricas e inconcreciones al margen, el proyecto, que no tengo así como también de producción del fuego por fricción (véase El
noticias de que haya prosperado lo más mínimo, no representa desde 1
Periódico de Catalu~zya,10 de noviembre de 1996).
un punto de vista del mercado ninguna locura si tenemos en cuenta En estos casos, la noción de patrimonio, constituida a partir de los
10s millones de turistas que visitan la zona. ¿No se trata, al fin y al parámetros y las activaciones antes explicados, se desdibuja. Si inclui-
cabo, de una radicalización de los procedimientos de 11-onbridge e mos en ella dcscontextualizaciones, reconstrucciones y recreaciones
incluso de otros museos al aire libre o ecomuseos? de procesos (técnicos o rituales, no importa). ¿qué nos impide juzgar
Otro proyecto más modesto, y éste sí llevado a término, es la también como activación patrimonial un parque de atracciones como
reconstrucción del poblado ibérico de Calafell: cdificios, ambientes, Port Aventura, ambientado por áreas culturales y donde muchos de
objetos, entornos soNoros y olfativos reconstruidos sobre la base de sus clementes son auténticos?
unas excavaciones, aprovechando los elementos originales (a veccs Veamos el caso. Port Aventura utiliza el reclamo de la diversidad
ínfimos). Lo curioso de este caso es que no se justifica únicamente cultural como ambientación. La mayoría de elementos son falsos, o,
como recurso didáctico, lúdico y turístico (que también), sino, princi- por mejor decir, réplicas más o menos fieles, pero no todos. Port
palmente, como la forma más eficaz de protección del patrimonio Aventura es un producto turístico integrado que vende muchas cosas:
arqueológico. Dicen sus promotores: vende atracciones, espectáculos -todo ello en régimen de forfait-, y
también vende comida y souvenirs. El parque se halla divido en cinco
Cuando, en el año 1992, se decidió llevar a cabo una intervención en el
poblado ibérico de Calafell, es obvio que el objetivo prioritario era la restau-
' áreas temático-culturales: el Mediterráneo, la Polinesia, China,
México precolombino y colonial y el viejo Far West. Las réplicas de los
ración, en el sentido de ((conservar,)el poblado. Con todo, la consenración de 1
ecosistemas, de la ambientación, de los edificios y monumentos
los restos iísicos de un yacimiento arqueológico presenta muchos mas pro-
-algunas de ellas muy conseguidas- conviven con elcmentos «autén-
blemas que los dcrivados de la lucha contra los agentes erosivos y degra-
dantes. El problema más importante es el que provoca la «falta de uso» del
' ticos. (por ejemplo, en el área del Mediterráneo se pueden hallar vie-
mismo yacimiento. En efecto, cuando se acaban las tareas de excavación, jos carros procedentes realmente de las antiguas explotaciones cam-
aunque se proceda a una consolidación de los restos, el lugar suele quedar pesinas de la comarca del Baix Camp -la zona donde se halla encla-
abandonado porque no tiene ninguna ufunción social». Incomprensible para vado el parque-, aunque el entorno rcproducido corresponda al
la mayoría de personas, el yacimiento s6Io resulta accesible a un reducido ! norte de la Costa Brava, a muchos kilómetros de distancia). En la
número de gente, que lo visitará una o dos veces a lo largo de su vida. La \ zona de la Polinesia hallamos un artesano autóctono que está elabo-
administración pública, por su parte, ve con pánico la proliferación de yaci- rando con sus manos productos de las islas, como los que puede com-
mientos arqueológicos, los cuales, ante la ausencia de funcionalidad social prar cualquier turista en Hawai. La artesanía. en general. es realmen-
son finalmente abandonados por los organismos que deberían ocuparse de te importada de los lugares representados (aunque convive sin con-
ellos. Por tanto, la ausencia de funcionalidad y la pérdida de interés son los flictos con los souvenirs más convencionales: camisetas, gorras, suda-
mayores enemigos que tiene el patrimonio arqueológico (Pou, Sanmartí y
deras, llaveros, etc., siempre con el anagrama de1 parque). Algunos
Santacana, 1995, pp. 51-52).
espectáculos, como los de la Polinesia, México y China, son ejecuta-
dos por artistas de esas zonas y parecen tan reales como los que se
Los ejemplos podrían continuar. El último «caso»del que he teni-
podrían contemplar allí. La comida tradicional -que cohabita con
do noticia (El País, suplemento Negocios, 27 de octubre de 1996) es el
puestos de fast-food más o menos disfrazados-, en algunos restau-
de una iniciativa turístico-cultural, llamada Paleorama, que, según
rantes, se hace con las recetas originarias (aunque, excepto en la zona
parece, ofrece, mediante cursos-estancia de una semana, ((acercara la del Medítcrráneo, las materias primas no deben serlo). Pero todo esto
gente al medio natural, tal y como lo hacía el hombre primitivo», a se da en Port Aventura, junto a la playa de Salou. Un artículo de Javier
través del aprendizaje de técnicas como encender fuego por fricción, Martín (1995) sobre el parque explica que ((unequipo de veinticinco
las artes de caza y pesca primitivas, ahumar alimentos con procedi- arquitectos viajó a esas zonas del mundo para copiar -o comprar-
mientos del paleolítico o construir un refugio con los elementos que edificios, ropa, gastronomía, folklore y hasta vegetación)); que «una
proporciona la naturaleza. No hace mucho, una institución más reserva de indios cherokee y otra de pawnes proveen de objetos al Far
«homologada>)como el Museu d'Histbria de Sabadell organizaba una West),;y que: Gen México hay muchos de Chiapas, y en la Polinesia de
demostración práctica de fabricación de instrumentos prehistóricos, Samoa»; sin embargo, el artículo no deja de recordarnos que se trata
54 PNTROPOLOG~AY PATRIMONIO
m
al fin y al cabo de rin parque de atracciones y empieza describiendo
la sensaciún que produce la montaña rusa del Dragon Kahn. Se trata, lora y la meionimia. La primera, como es sabido, se basa en el princi-
por supuesto, de «jugar» con esa diversidad cultural, con la autentici- pio de semejanza y la segunda en el de contacto o participación. La efi-
dad y la reproducción, contando siempre con la complicidad del cacia simbólica de la metonimia, en principio, es muy supe~iora la de
público.15 Pero jes en realidad tan distinto Port Aventura de otros par- la metáfora, en la misma proporción que la reliquia de un santo (O
ques y ecomuseos? Incluso podriamos plantear, si se tercia, el proble- de un héroe) lo es a la imagen de aquél. En el ámbito d - k l p a t ~ m o n ~ ~
ma de la restitución sin que saliera tan mal parado en las compara- la noción de auten~ici-d % a s a exclusivamente-en-- metonima es
ciones (al fin y al cabo, su impacto económico en las comarcas de d e c m a únicamente- mediante ^- -I-..i"
" ^
elGmentos
- . - que
---se--iupone
-4

Tarragona es mucho mayor al de todas sus activaciones ((patrimonia- qué GaTmente han estado. en intimo - contacto
--. -- -o fonnaao pane de los
"-

les))juntas). Y esto no deja de tener su importancia. paiametios entracultur%s q ~ t elos legitiman (sean especimenes natu-
iQu6 diferencia. pues, Ironbridge, su reproducción de una peq~~eña raIes,objetos Iiistór~cosy10 pertenecientes al individuo genial. o mitos
ciudad victo~iana.de la Isla del Tiempo del proyecto Physis? L a auten- copia, la reproducción...)
_
de la inspiración creativa).17 La_meiafora e - _ _ _-_.
(la imagen, la fotografía. la
acidad de evocación auxiliar,
ticidad de sus elementos, aunque no del contexto? ¿Y qué sucede si
tomamos el caso de Port Aventura? ¿Qué deslegitima Port Aventura pero jainás alcanza a legiti ma un repertorio patrimonial.
frente a Ironbridge, la no autenticidad del contexto -un parque de To^ñV~Tneaclarar que 1% autenticidad que reporta la metonimiGo
atracciones-, por más que sean «auténticos» muchos de sus elemen- Jo
se refiere siempre necesariamente al ob'cto-Lsino tainbién al conteni-
tos? ¿Legitima esto el poblado ibérico de Calafell, con pocos elementos do,---a la enpresibn; e i n i u i o 3 T c 6 n t e x t ~ ~La8 autentiEiad -íeTro%ra
aut6nticos pero en un contexto que sí lo es? ¿Y Paleorama, eii qué difie- de un poeta noéstá e ñ 7 m r o s sino en la poesía nacida de su genia-
ren sus experimentos de los del Museu dlHistbria de Sabadell, y éstos, lidad, la autenticidad de un concierto no esta en los instrumentos sino
a su vez, de los que se pueden realizar en un museo de la ciencia? en la música (debida a la inspiración creativa del autor e incluso del
Parece que el criterio d e ((autenticidad. debe constituir la c l a v e s a director y los miembros de la orquesta). Por otra parte, un yacimien-
saxr de esteatolladero Pero, en el fondo, ~ q-- u es .- --
é la autenticidad? to paleoantropológico sigue manteniendo su ((autenticidad))aunque
LaButenticidad. en este contexto, tiene que vgr con eccar~ctersim- - y -
los restos de hominidos que se hayan hallado en él reposen ahora en
b ó l i 5 d 8 p a t r--i m 0 n i o . ~ ~ omecanismos
s de asociación menta~ieUt.1- un museo (como el escenario de una batalla).
---
liza el imb"olismo se refieren fundamentalmente a dos figuras: la metá- La prueba de lo que vengo diciendo radica en el principio de <con-
servaciónu. Si nos remitimos a los ejemplos anteriores (Ironbridge, la
Isla del Tiempo, el poblado ibérico de Calafell, Paleorama y Port
15. Los mismos textos de los folletos apelan a esta complicidad, por ejemplo: ~PrepBrate Aventura) y nos preguntamos *¿qué conservaríamos en cada caso?»,
a disfrutar unas vacacioncs llenas de aventura, a descubrir un paraíso Cascinantc entre palme-
ras, aves tropicales y danzas polinésicas, a pasear por la gran muralla China y a viajar monta- observaremos cómo los elementos resultantes mantienen una rela-
do en el Dragon Khan, prepárate a contemplar una ceremonia maya, a disfr~itarde un chile ción metonimica con sus respectivos parámetros de legitimación sim-
con carne en una cantina mexicana, preparate a oír silbar a tu alrededor las balas del Far Wert bólica.
y a penetrar en las oscuras galerías de una mina de plata a bordo del tren El Diablo, preplira-
te a disfrutar de este viaje fascinante en el pais del sol eterno, España [interesante asocia- Lo que sucede es que, en la realidad, las activaciones patrimonia-
ción].. La Guía dd Aventurero para 1995 (una especie de guía práctica del parque) dice les que van más allá de las colecciones museisticas, los monumentos.
bienvenido avcntuiero, los habitantes del McditcmAnco, la diosa Pele, los aerois, el príncipe
Hu, el Dragon Klian, el Imperio Maya, los mariachis y los 245 habitantes de Penitei~cete dan
la bienvenida a Port Aventura. Prepárate porque realizarás un viaje fascinante a través de cinco 17. Por ejemplo: ¿Por qué en el contencioso entre Salamanca y Cataluña por los archi-
mundos, cinco lugares iricreíbles y emocionarites donde tus sueños más aventureros se harán vos de la Geiieralitat republicana. ninguna de las dos pai-izs acepta quedarse con la informa-
realidad. Prepárate. porque la aventura de tu vida esth a punto de c0menzar.n Obskwese cómo, ción microfilmada o en cualquier otro soporíe actualmente utilizable? Tal parece que este
a pesar de qiie se trata de un parque de atracciones, Pstai se mencionan como emboscadas en patrimonio -10s originales- tiene algo más -algo muy imponante que moviliia a miles de
un contexto de viaje, autenticidad y exotismo culturai. El público acepta esta convención y personas y crea conflictos políticos- que la mera información histórica.
juega complacido con ella. El exito es rotundo. 18. Marta Monmany (1993, p 7) se refierc a lo que yo llamo =autenticidad del conteni-
. .-
16. El problema de la autenticidad de los referentes patrimoniales no tiene sólo una d o rG-ecto
~ a los experimentos científicos. El pkndulo de Foucault mostrado y rotulado como
dimensión simbólica, con ser esta muy importante y el origen de todas las dcmlir. Véase, por objeto dentro de un m u s a puede inducir r la confusión, Lo que en verdad es real, y aufCntiw
cjemplo, cl problema provocado cn Francia por el cuestionamicnto de la autenticidad del cua-
dro Jardin h Auvers, atribuido a Van Gogh, declarado en su momento patrimonio nacional por
es cl firzY,,ze,to que quiere litiostrar este "ariil~gio':el movimiento del p6ndub.v (La cursiva es
mía.) Más discutible es ir calificación que la autora atribuye a estos (<fenómenosdemostradosu
1
el Estado para evitar su expatriación y que ha sido objeto de transacciones multimillona~asy de uobjetos auténticos-, que equivale a desvirtuar el concepto de objeto O, rnejor dicho, a aso-
de sentencia$ judiciales. ciar10 a cualquici. referente o sigriificado contenido en un museo, por el mero hecho de estar
contenido en un museo, lo cual, además de abusivo, resulta inoperante.
los espacios naturales y los yacimientos arqueológicos, fundamental-
mente, combiilan diversos principios coinuriicativos: la metonimia, la
metáfora y la simple difusión racional de ideas y conocimientos, por lo
menos. Esto se da, por ejemplo,'habitualmente, en las exposiciones
temáticas temporales (sean o no producidas por museos). Sin embar-
go, en estos como en otros casos, es interesante observar que nunca
faltan elementos (ya sean objetos y10 contenidos) <<auténticos», so pena
de poner en cuestión su credibilidad. Podríamos decir, a propósito de
todas estas -- - ante representacioñes
activaciones «híbridas»,que estamos -----
---- ------ ---- - -m--

que «juegan>)c o n éI@trinioñE--pafa lines identarios, turístiCoS3


s6cialFs-di;ersoC-Los fines podrán ser discutibles-en ellos -- -.--- --
mismos, EL CONOCIMIENTO
_ ..
pero no por su utilización de los sacra patrimoniales, si no se qü3eré COMO PATRIMONIO CULTURAL
caer en una suerte dc integrismo patrimonial difícilmZnte ~ustiffGbTe
deSlde'&-mo&nto en que admitimos que la identidad y la realiaZl
, . -- En la evolución biológica, que es darwinista, los cam-
social son versionables y cambiantes.
bios sc inician en el sistema codificador de infosmación,
por eso son automálicainente hereditarios. En los siste-
mas vivientes no se conoce ningún mecanismo que expli-
que la herencia de los caracteres adquiridos, que permita
codificar en el genoma las propiedades somáticas adqui-
ridas a lo largo de la vida individiial. En la evolución cul-
tural, en cambio, las novedades, además de poder ser
iiltencionales, pasan al patrimonio cultiiral, y pueden,
también intencionalmenie, ser codificadas de acuerdo
con los requerimientos del modelo lamarckiano de la
herencia de los caracteres adq~~iridos [...l.
S610 por el hecho de llevar información codificada, el
lenguage escrito, y el resto de componentes del patrimo-
nio cultural externo que tienen esta función, se asemejan
al genoma. Aparte de esto, la información codificada en
el patrimonio cultural externo no determina las propie-
dades culturales, como los penes determinan las de los
sistemas biológicos. La cultura es un patrimonio social
- d l grupo-, que lleva iniormación cn parte codificada
y en parte no, en que cl componente que lleva la infor-
mación codificada tiene un papel mucho más pasivo en
la evolución del sistema y está mucho más laxamente
ligado a los individuos humanos que son sus usuarios,
que no el genoma. Por eso, el destino cvolutivo de las cul-
turas 1x0 está siempre ligado al de los gnipos biológicos
que son sus usuarios en un momento determinado.
ANroNi PREVOSTJ,Comparacló de !e.$ estrarigies
de l'evoluctó bioldgica t I'evoluc~dcultural

Hemos de reivindicar que el tCrmino patrimonio


haga alusión a las personas, y que la invesiigacibn del
ANTROPOLOGÍA Y PATRIMONIO EL CONOCIMIENTO COMO PATRIMONIO CULTURAL

patrimonio sea clarificar a las personas cómo viven, su


existencia y por qué hacen unas cosas y no otras. El suje-
mente, la creación de este organismo político requería una definición
to del patrimonio no es el Estado, no es el grupo, porque de patrimonio etnológico.
la cultura no es homogénea, no todos los individuos de
un grupo son iguales, sino que son muy distintos. Es pre-
ciso ser rigurosos, cuando hablamos de cultura, para La definiciún de patrimonio etnológico que formuló el grupo de tra-
entender lo que es el patrimonio y, además, ser contun- bajo creado por el Ministerio de Cultura ñancés para estudiar la cons-
dentes referenciando toda nuestra aportaci6n sobre el titución de la Mission3 asocia este patrimonio con las formas de vida
patrimonio a las formas de vida de las gentes, de los indi- distintivas de los grupos sociales. Dice:
viduos, grupos y subgrupos. Todos éstos son los deposi-
tarios del patrimonio, no los museos, ni las entidades El patrimonio etnológico de un país comprende los modos específicos de
públicas, o los colectivos en abstracto. existencia material y de organización social de los gnipos que lo componen,
JosB LUISGARC~A, sus conocimientos, su representación del mundo y, de manera general, los
Reunidn preparatoria de los textos de la ponencia elementos que fundan la identidad de cada gmpo social y lo diferencian de
y de las cotnzclzicaciones sobre cultura popular los demás.

En ella no se distingue entre cultura material y cultura no mate-


En 1980, después de intensos debates, se constituyó en Francia la
Mission du Patrimoine Ethnologique.' Hasta aquí, en apariencia, rial ni se otorga ningún valor distintivo a los parámetros simbólicos
nada nuevo, el patrimonio etnolbgico se había venido estudiando, (naturaleza, historia, inspiración creativa) que se han venido utilizan-
recopilando y archivando en museos y en las obras de los folkloristas do para fijar los limites del pool patrimonial (aunque después, en la
desde principios de siglo cuando menos. Sin embargo, la creación de práctica, actúen las inercias culturales). Por primera vez, tomando
la Mission introdujo algunas novedades decisivas en el plano político- la definición de patrimonio etnológico de la Mission, podemos decir,
social y científico. Por un lado, al crear la Mission, se reconocía ofi- al pie de la letra, que el--
patrimonio
,--- etnológico-es la-$t%
%-A",
-y no una
- - - de
parte ---"ella-, aunque se E u n una vision esencialista de la misma.
cialmente por primera vez la existencia de un patrimonio netnológi-
con merecedor de una atención política específica, unos organismos en tanto se supone que existen unas formas de vida «características»
propios y las actuaciones pertinentes. Por otro, con la creación de la de los grupos sociales (40s elementos que fundan la identidad de
Mission al margen de la potente estructura museal francesa, de hecho, cada grupo y lo diferencian de los demás»), unas formas, en conse-
se .desmuseabilizaba)) la idea de patrimonio etnológico, o, por mejor cuencia, aislables y constituyentes de una cultura .genuina>
decir, no se entendía únicamente como una sección del patrimonio -el verdadero patrimonio etnológico de estos grupos sociales- en
museabilizable, lo cual, aparte de la ampliación conceptual, suponía oposición a otras. El carácter esencialista de la cultura propugnado
la implicación en la formalización de ese patrimonio etnológico de implícitamente por la definición de la Mission (y por otras definicio-
otros colectivos disciplinares distintos de los museól~gos.~ Final- nes políticas ulteriores) ha sido corregido sin mayor problema no so10
por autores posteriores sino también por las mismas investigaciones
patrocinadas por la Mission, donde se advierte el carácter histórico, y,
1 . Sobre la Mission du Patrimoine Ethnologique, véase La Mission du Patrinloirze
Ethnologique, París, Ministere de la Culture et de la Francophonie, 1993, y también Rapport
sur Iéthnologie de la Fuance, besoins et projets, París, La Documentation Franqaise, 1980, así
como los informes ineditos: Groupe «Patrirnoine Ethnologiq~cer, Ruppqrt lirninaire de 1979, y gidos desde la misma región (pocos). Finalmente, la clave del éxito de la Mission se llalla en
Uize politique du patrinzoine ethnologique au Minist2re de la C~12tureFrunp,ais, 1988. Para un sin- un buen dispositivo de publicaciones encarnado por la revista Tewain. Camets du Patrinzoine
tetico y documentado análisis retrospectivo, véase Chiva (1 990). Ethnologique y la colección de libros ,<Ethnologiede la France.. De hecho, la Mission no se
2. Para funcionar, la Mission se dot6 de Tres instnimentos básicos: los appels dófre, los atuvo en absoluto a lo que los franceses podían considerar ((patrimonio etnol6gico», pero
etnólogos regionales y un eficaz senricio de publicaciones, todo centralizado, en la mejor tra- impuls6 un buen número de investigaciones antropológicas sobre Francia. Durante sus dieci-
dición jacobina. Los appels dbffre, como su mismo nombre indica, eran (y son) convocatorias séis años de existencia ha financiado y publicado investigaciones sobre: familia y parentesco,
de ayudas, normalmente bianuales, para proyectos sobre temas de investigación determinados caberes naturalistas populares, antropología urbana, pertenencia regional e identidad cultural,
por la comisión permanente del Consejo del Patrimonio Etnológico de la Mission. Los etnólo- prácticas rituaies en la Francia contemporánea, pluralismo étnico en Francia. prácticas y polí-
gos regionales (o, mejor dicho, los conseilleus d l'ethnologie eiz régiori) son antropólogos (uno ticas culturales de la identidad, fronteras culturales, escrituras ordinarias, etc. Podriarnos decir
para cada región francesa y no en todas las regiones), que representan a la Mission en el terri- que los savoir faire y la identidad en sus plurales manifestaciones han sido sus preocupaciones
torio, tratan de coordinar las iniciativas existentes y eventualmente promueven programas sur- más recurrentes,
3. Sobre la génesis del concepto y la definición, véase sobre todo Chiva (1990)
60 ANTROPOLOGÍA Y PATRIMONIO EL CONOCIMIIiN'I'O COMO PATRLMONlO CULTURAL

por tanto, intrínsecamente cambiante de la cultura. José Luis García ter el mimetismo ridículo de identificar el patrimonio con un conjun-
en un informe para la UNESCO elaborado en 1992, al remarcar el to de objetos (materiales o inmateriales, tanto da) populare es».
carácter utilitario del patrimonio, decía:

Para nosoti-os el concepto de patriiiioriio significa en priniei lugar recur-


Si nos situamos en una perspcctiva antropológica global y tomamos
sos. En el contexto que nos ocupa, es una metáfora que debe leerse en toda
s u complejidad expresiva. Son recursos que, en principio, se heredan, y de al hombre como lo que es, una entidad bicicultural (y nos despojamos,
los que se vive. Ello quiere decir que, a lo largo de esa vida, se modifican por supuesto, de los prejuicios ideológicos), lo veremos aun, si cabe,
necesariamente: en algunos apartados se incrementan sin más; en otros evo- mucho más claro. El hombre, como especie, tiene un patrimonio bio-
lucionan hacia nuevas formas; algunos aspectos de ese patrimonio desapa- lógico propio (o intracspecífico) constituido por su diversidad genéti-
recen. Además cntra dcntro del sistema de responsabilidades admitidas pre- ca.5 y, si se quiere, otro patrimonio biológico extraespecífico, que no
ver su legación a los descendientes, etc. En este contexto los aspectos tradi- le pertenece pero cuya gestión se atribuye, constituido por la biodi-
cipnales del patrimonio coexisten con los innovados y no tiene sentidods- ~ e r s i d a dJunto
.~ a ese patrimoilio biológico, el hombre tiene un único
les un trato distinto por ese motivo: ' ' . - - -- -- - e indiscriminable patrimonio cultural, conforliiado por la diversidad
"" - . - a

cultural, que no se transmite genéticamente sino mediante el apren-


Planteado así, no existe otro patrimonio que la misma cultura, y dizaje y que inckso no es mecánicamente asociable a los gmpos de
los grandes elementos y activaciones patrimoniales, así como los origen.' Dicho de otro m ~ d o podríamos
, afirmar que existe un solo
par-ámetros de legitimación patrimonial, no son más q u e construccio- patrimonio cultural humano. constituido por todas las creaciones de
nes culturales, que, como tales, forman parte del patrimonio etnoló- la especie, desde un sistema de adaptación tecnoecológica hasta uno
gico, o, mejor dicho, del apatrimonio cultural* en su recto sentid^.^ de creencias y rituales, pasando por un itinerario de exploración artís-
Se cornprcnde que arqueólogos o historiadores del arte hayan acep- tica de la existencia o por un sistema científico de estudio de las par-
tado identificar el patrimonio con un conjunto limitado de objetos - tículas subatómicas, e incluso por todos los .errores» y «horrores»
al fin y al cabo es su realidad- y también que no hayan reflexionado cometidos a lo largo de la historia y por el conocimiento que de ellos
demasiado sobre los procesos de constitución de esos conjuntos (no hemos podido alcanzar.
está dentro de sus objetivos disciplinarios estudiar los procesos de
construcción social). Pero el ((patrimonio etnológicor (a riesgo de for-
zar e1 concepto de cultura hasta límites inaceptables) no puede come- El patrimonio biolbgico intraespecífico, así como el patrimonio bioló-
gico extraespecífico, se pueden consemar. No o c u m lo mismo con el
4. La cuestión nominal no e.s intrascendente. Desde la antropología social se hace muy patrimonio cultural, ya que -como dice José Luis García- se necesita
difícil aceptar denominaciones como *patrimonio etnogriifico. o apatrimonio etnológicon. De para vivir, y por tanto, es un patrimonio que se hereda pero se usa. Y
una mancra natural, para nosotros sc imponc la denominación de -patrimonio cultural,>
(cf. García, 1992). Sin embargo, debcmos ser conscientes dc que, a todos los niveles (legal,
en ese proceso se transforma, hay sistemas y elementos que se innovan
social, incluso académico) el patiimonio cultural,) se identifica con el patiimonio arqueológi- total o parcialmente, y otros que caen en desuso o adquieren nuevas
co, artístico, etc., y que. corno inuclio, dentro de él, se 110s acuerda a los antropólogos uiia par-
cela para ocuparnos de las nan~igiiedadespopulares». No sólo eso, hay otros colectivos (Col-
kloristas, museólogos de aanes y tradiciones populares») cuya razón de ser se justifica por la
5. Significativamente. en 1994 la UNESCO inició el proceso para e¡ reconocimiento legal
singularización de un patrimonio «popular» específico. se llame como se llame. Otro proble-
ma lo supone aún la inclusión dentro de esta concepción de .patrimonio c~~ltural,, de objetos del genorna humano como patrimonio de la humanidad por parte de las Naciones Unidas.
y otras producciones artísticas e históricas ~ c u l t a ys ~patrimoniali
~ izad as^,,. No creo que la uti-
6. Véase, por ejemplo, E. O. Wilson (1994), especialmente las pp. 31.1-342, que contie-
nen una compleja propuesta de .gestión# de ese patrimonio. En la p. 31 1 dice: (<Lafauna Y la
lización de otras denominaciones, como la de ,<patrimoniocultural-antropológicoa, que yo
flora son también parte del patrimonio de un país, el producto de millones dc años de evolu-
mismo había propuesto en alguna ocasión, resuelva nada, ya quc sc trata en definitiva de un
ción centrados en aquel ticmpo y en aquel lugar y, por ello, tan merecedor del interés nacio-
mero cambio de etiqueta que no altera la artificialidad de la fragmentación de un patrimonio
nal como las particularidades del lenguaje y de la cultura..
cultuial único e indivisible en parcelas disciplinarias. Tainpoco soluciorla liada, en esie nivel 7. Como dice Xntoni Prevosti (1994, p. 30): (<Dehecho, actualmente, es correcto hablar
teórico, la riocióri. tan al uso, de «patrimonio integral*. ya que remite a las «partes» (inexis-
del patrimonio cultural de la humanidad, que reúne elementos de muchas culturas presentes
t e n t e ~ que
) conforman el ~itodo>i:Creo que, hoy por hoy, la actitud más pragmática es admirir
y pasadas, sin que la gran diversidad de éstas haya irnpedido cl paso de información cntre
las etiquetas disciplinarias en los planos donde son inevitables (legales, académicos...), siem-
ellas. Iricluso parece cori-ecto pensar quc muchos aspeclos de esta memoria cultural de la
pre y cuando esta compartimentación no se traslade a la reflexión teórica, máxime cuando en humanidad asequibles a seres inteligentes no humanos. Esto parece ser particularinen-
la práctica de muchísimas activaciones patrimonjales, y singularmente de las de carácter local
o comarcal, el carácter holístico del patrimonio cultural se impone como evidencia. te asi en el caso del conocin?iento contenido en esta memoria. En este scntido, la memoria cul-
tural externa sería un patrimonio potencialmentc universal.>)(La cursiva cs mía.)
U L CONOCIMIENTO COMO PATRIMONIO CULTURAL 63
funciones y significados. La cultura,cn sus distintas expre~iones,es mos abarcar--- en
- su --
- totalidad,ni -
-
---
detener artificialmente
-
-
-A en el tiempo,
ble no se puede obli-gar a nadie a

- --
conservación del
os de la cultura tienen a l a
p5m ni mucho menos redgsir a-un conjunto de hatoSosO¿le fi-atados inco-
a no daningún resultado.'~ebemos,en conseciuencía,
rebajar nuestras pretensiones. No podemos conservar la cultura, ni su
postre el mismo interés que los elementos arcaicos y la ventaja, en la conocimiento, sino, únicamente, parte de este conocimiento que, lo
medida en que están «vivos»,de poder ser estudiados en toda su com- queramos o no, vendrá determinado por criterios e intereses utilita-
~lejidady proceso evolutivo. r i o ~y presentistas.1° Éste sí que es el patrimonio cultural que pode-
mos aspirar a conservar y transmitir."
Si bien la cultura, ninguna cultura, se puede preservar, sí se puede
conservar, aunque sea parcialmente, su conocimiento. Esto es, en incluso la mitad de todas las especies de la Tierra? Permítasemc que enumere las maneras. Se
perderán nuevas fuentes de información científica. Se destruirá una enorme riqueza biológica
parte, lo que ha estado haciendo la antropología, y, en menor medida, potencial. Nunca verán la luz medicinas, plantas de cultivo, productos farmacéuticos, madera,
otras ciencias sociales desde sus orígenes, aun sin pretenderlo: con- Fibras, pulpa, vegetación restauradora del suelo, sustitutos del petróleo, y otros productos y
servar el conocimiento de la diversidad cultural y de sus muy diversos comodidades todavia no desarrollados. En algunos medios está de moda desechar a los peque-
ños y desconocidos, los bichos y las malas hierbas, olvidando que una oscura polilla latino-
logros. Éste es el verdadero patrimonio cultural que la humanidad americana salvó a los pastos de Australia de ser invadidos por las chumberas, que la vinca-per-
puede conservar y transmitir: el conocimiento, tanto el de los logros vinca rosada proporcionó la curación para la enfermcdad de Hodgkin y la leucemia linfocíti-
ca infantil, que la corteza del tejo pacífico permite la esperanza de las victimas de cáncer de
científicos y artísticos más singulares, como el de los sistemas y dis- ovario y dc mama, que una sustancia quimica de la saliva de las sanguijuelas disuelve los coá-
positivos culturales que han permitido al hombre en situaciones eco- gulos de sangre durante las operaciones quirúrgicas. y asi sucesivamente a lo largo de una lista
lógicas muy diversas y en situaciones sociohistóricas muy cambiantes que ya es muy larga c ilustre a pesar de lo limitado de la investigación que se le dedica.» (1 994,
pp. 346-347). Dicho en términos socioculturales: *Las culturas humanas representan un teso-
adaptarse a la vida en el planeta y a la convivencia con sus semejan- ro de diferencias que se debe consignar para el futuro, de la misma forma quc se crean ban-
t e ~ Este
. ~ conocimiento no constituye en absoluto un lujo, sino una cos de genes para salvaguardar razas animales o especies vegetales. La protección de este capi-
obligación hacia nosotros mismos y hacia las generaciones futuras, tal, algunos de ciiyos elementos se hallan amenazados, es el único procedimiento que permite
conservar en reserva, de alguna forma, soluciones contrastadas para viejos problemas, los cua-
máxime en un tiempo en que la homogeneización impuesta por los les nadie puede afirmar que jamás se volverán a plantear.» (Une politique du parrinzoine eth-
intereses económicos dominantes amenaza con la extinción de la nologique au Ministere de la Culture Francais, 1988).
10. En otros momentos he sugerido la priorización de determinados enfoques para la
diversidad cultural preexistente y cuando estamos en condiciones de Formalización sistemática del conocimiento de la cultura. En una prirncra fase defendi el valor
afirmar que nuestra supervivencia en un futuro cambiante depende instmmental de las monografias para revelar problemas centrales en una perspectiva compa-
sobre todo de la flexibilidad a d a p t a t i ~ aEvidentemente,
.~ tampoco se rativa; posteriormente busqué esta misma centralidad a través de tres ejes complementarios:
los aspectos básicos y universales de la cultura, las especificidades locales, que podrían otor-
puede conseivar el conocimiento pleno de ninguna cultura dada la gar una mayor relevancia a determinados aspectos en unos u otros lugares, y el discurso pro-
extremada complejidad de las mismas. Sería inútil tanto intentar con- pio de los protagonistas sobre sus propias .Formas culturales y su propia identidad. Más tarde
servar este conocimiento de una forma puramente dcscriptiva, a esca- aún, en los inicios del Inventari del Patrimoni Etnolbgic de Catalunya, propugné que se prio-
rizara el valor aplicado de la investigación primando por tanto la atención a zonas económi-
la uno uno, como intentar aislar sus hipotéticos «rasgos esencialess. camente deprimidas y10 identitariamente desestructuradas en vistas a su revitalización. Hoy en
Las culturas son realidades sistemáticas y cambiantes, que, ni pode- dia, sin embargo, no defendería ninguna programación general, ya que, al fin y al cabo, Csta
. ..-. será siempre discutible e incapaz de superar la inercia de los propios intereses de investigación
(de muy diverso carácter) que, como mucho, se adaptarán a las caracteristicas de las di~tersas
8. Como dice Denis Chevalier (1991), respecto de los oficios y conocimientos técnicos
convocatorias Aceptemos pues la realidad de l~at;mizaciQ~~-elyrcn~m~ y ui-i-@t%?
(los savoir faire), ((proteger, en este caso, es ante todo transmitir.; pero esa transmisión, como particularista y - ¿ s - S K5G- la i d ~ ade que ca, , a época, pro uce l a s & p ~ o x i ~ a c i _ _ ~ ~
61 mismo advierte, no es una transmisión mecanica, ni limitada a las hrmas, requiere una cultura que le $ricen convenientes y que lo másque podemos esp_E"es q g $ p s ~ e ~ nrigu-
comprensión profunda, aparentemente más compleja cuanto más nos distanciamos de los pro- ro%iCGi sü-$lFnteamiento; en.'<u desarrollo y en sus resultados,. En algún lugar deFendIaa<Üe
cesos n~ateriales. lZ-iGtFopGlogíii,por su carácter&biiiza&oF, eStiLa~1Iamadaa ordenar este campo a coirdición
9. La necesidad de la conservaci6n del conocimiento de la diversidad cultural puede de que sc mantuviera como ciencia de la centralidad cultural y no de las rarezas humanas.
argumentarse con las mismas razones que aduce Wilson para defender la conservación de la ¿Hay que preocuparse pues por establecer un plan de investigación sobre la centralidad cultu-
biodiversidad, la única diferencia es que. mientras la diversidad biológica debe conservarse «en ral o más bien confiar en que la propia dinámica de la investigación antropológica -y de otras
vivo», es decir, mediante una transmisión igualmente biológica, la diversidad ~ulturalpuede ciencias sociales-, la lleve a ocuparse por si misma, por su propia responsabilidad, de la cen-
codificarse en el conocimiento sin que tenga que manifestarse «en vivo.; lo cual, por una parte, tralidad cultural? Creo que es más razonable adoptar esta segunda opción.
supone un empobrecimiento respecto de la calidad de la conservación, pero, por otra, supone 11. Por extensión. podriamos hablar también de un patrimonio biográfico, biológico y
una ventaja respecto de la posibilidad de llevarla a cabo. Dice Wilson: «¿Por qué habrfa de cultural, que, en parte se transmite y en parte desaparece con el individuo. Cuando este patri-
importarnos? ¿Qué difercncia suponc que algunas especies sc extingan, que desaparezcan monio biográfico-cultural tiene, a la luz de un determinado momento histórico, un interés
general, se integra en el patrimonio cultural colcctivo como expresión singular.
64 ANTROPOLOGfA Y PATRIMONIO I:1. CONOCIMIENTO COMO PATRIMONIO CULTURAL
65
La ciencia parecc ser el mcdio más adecuado para la forrnalización monio cultural de la humanidad. Quiero decir con ello que en los
de este patrimonio cultural a conservar. Una forma de exploración
cuadros de Vermeer o en la música de Mozart hay una visión del
sistemática para una realidad igualmente sistemática. Pero la cien- mundo que no permite reducii-los a epifenómenos culturales cientí-
cia no es el único modo posible de conservar el conocimiento de la ficamente interpretables. Lo cual no tiene nada que ver, por supues-
diversidad cultural y sus logros. Hay otras formas de exploración de
to, con su autenticidad. Yo ignoro si la Gioconda que se expone en
la realidad no basadas en el principio epistemológico del reconoci-
el Louvre es el original o una esmerada copia, pero sí hay dos cosas
miento de la universal validez de la razón, las cuales como el cono-
que me atrevo a afirmar con razonable convicción: que el conoci-
cimiento artístico o inhtico, o puramente especulativo, permiten miento artístico que se transmite es el mismo y que las colas para
abordar por otras vías la realidad humana Aunque creo que puede contemplarla no se formarían si se tuviese la certeza de que se tra-
haber un acuerdo general en la adecuación de la ciencia como forina taba de una copia. Parecen dos afirmaciones contradictorias, pero,
más racional de acercamiento a construcciones sociales basadas al contrario, reflejan las dos realidades que confluyen en la obra de
fundamentalmente en la razón. no veo por q u e esto tenga que supo- arte: sacralidad y conocimiento.
ner una dinámica de exclusión de otras formas de conocimiento.
Más bien implica que cada una de estas vías, dentro de su propia
lógica y sin inútiles pretensiones de eclecticismo, permite una dese-
Creo que quienes trabajamos en el ámbito del estudio y la gestión
able complementariedad, que por otra parte es inevitable, ya que el
del patrimonio nos podríamos sentir mucho más cómodos con esta
hombre conoce mediante la razón, la especulación, la imaginación
concepción del patrimonio cultural como conocimiento (sin excluir
poética, los llamados estados alterados de conciencia y seguramente como ya he dicho el conocimiento artístico) que con la concepción
por otros medios. habitual del patrimonio cultural como conjunto de «bienes» o reli-
quias, máxime pudiendo explicar, como he tratado de hacer, el
cóino y el porqué se construye socialmente esa idea de patrimonio
Evidentemente, desde esta perspectiva, los parámetros a partir de los cultural como conjunto de reliquias y expresión de una identidad.
cuales se constituye el pool de referentes patrimoniales, así como Sin embargo, esto no es óbice para que, a pesar de nuestras certe-
todos los referentes potencialmente en él contenidos, sus posibles sig- zas, las activaciones patrimoniales continúen siendo las de siempre.
nificados, los repertorios activados por versiones ideológicas de la De forma que c- encontramos es c o siterios
~ de legi-
identidad o por otras imágenes culturales, pasan a ser, en primer
timación simbólica y activaciones de repertorios de referenies
lugar, meros objetos de estudio, elementos y sistemas culturales que
patriañLes -c-onvenientemente adjelivados y articulados en dis:
deben explicarse en los contextos en que se producen y en los que se cursos al servicio de versiones ideológicas e interesadas de la iden-
reproducen o transforman, cobrando nuevas funciones y significados, tidad n^osotros) y de versiones, no menos ideológicas e intere-
ya se trate de la música de Bach, de las grandes catedrales o de la pin- sadas de la identidad (para los otros) a fin de aumentar las ventas
tura de Kandinsky Ni que decir tiene que lo mismo se aplica al lla- en el mercado turístico patriinonial. Y esto va a seguir así porque
mado ((patrimonionatural.. tanto en su vertiente digamos paisajisti- sirve ficl y eficazmente a los intereses políticos y económicos Y, con
ca, como en su vertiente llamémosle ecologista, con sus políticas con- frecuencia, se produce en provecho de ambos a la vez. NO creo que
servacionistas-intervencionistas, fruto, al fin y al cabo, de unas deter-
se necesiten mayores explicaciones. Es más, pienso que, si segui-
minadas construcciones ideológicas, y proyecciones -especialmente
mos avanzando en la presente escalada neoliberal, es difícil, y lo
visibles en el caso del patrimonio riatural-paisajístico- de unas deter-
será todavía más en el futuro, que se arbitren programas de estudio
minadas imágenes culturales. y conservación del patrimonio culiural como conocimiento (al mar-
Pero, si todo csto se intcgra, inapelablemente, en el patrimonio gen de los recursos propios -cada vez más escasos- de las insti-
cultural, no obstante, algunos de estos elementos -singularmente el tuciones científicas), siempre y cuando estos programas no
patrimonio artístico, en tanto que expresión de un conocimiento que
demuestren una rentabilidad política y10 econó~iicadirecta.
no se formaliza más que en él, es decir, que es inseparable de sus Lo quc realmente, pues, necesita de una explicación es por qué, en
referentes (al margen de su manipulación ideológica y de sus con- determinadas coyunturas, algunas administraciones ponen en marcha
notaciones simbólicas)- forman parte por propio derecho del patri- empresas más o menos ambiciosas en este sentido, como podrían ser
66 ANTROPOLOG~A
Y PATRIMONIO 67
EL CONOCIMIENTO COMO PATRIMONIO C111,TURAL
los Appel d'offre de la Mission du Patrimoine Ethnologique o el
Inventari del Patrimoni Einologic del Centre de Promoció de la Cultura ción de la oferta, en la medida que el publico que puede consumir
Popular i Tradicional Catalana. ¿Donde está la rcntabilidad? un mismo producto es limitado por definición.

Creo que el concepto clave que explica la razón de tales empresas y Frenie a estas situaciones (renovación de la oferta, peligro en los nive-
campañas es el de\conseñso,T> represeniación a é u n a idemiaaTG1 les de conseiiso) se emprenden campañas y programas para activar
niG1 que SeZ)iEsSidEZs
- %goijZ?asociados, incluso ia estlétiZa3 los nuevos repertorios y elementos, soportes para las ideas y valores que
refeyentes, no puede estar demasiado alejada del p e n s a m i e n t o ~ ~ ~ a l cs necesario introducir en la nucva reprcsentación de la idcntidad o
Sopena de-perder su efegyid+d2 de debilitar__la- idektifiwióg.&
__ -
_ _ M _ _
en el nuevo producto. Esto es sobre manera evidente cuando cambios
Cantidad y la calidad de las adhesiones. Tambidn las representacio- sociales rápidos provocan desencuentro entre la sociedad y las repre-
nes patrimoniales. La sociedad -1"ultura- es cambiante (las sentaciones y hay, por tanto, un obvio peligro de disenso acerca de la
ideas, los valores e incluso los gustos), y, por tanto, los contenidos identidad. Es el caso de Cataluña en estos últimos años, con el desa-
identitarios también. Hoy en día sería ya insostenible la frase atri- rrollo del gobierno a~itónomoy su necesidad de asimilar la inmigra-
buida a Torras i Bages: «Catalui?a será cristiana o no serán o la ción -interior y exterior-, así como de responder a una voluntad,
representación de la identidad catalana a través de las ideas y valo- social y de gobierno, de progreso. Sospecho que también fue el caso
res asociados al sistema pairal. Ajustarse a la realidad quiere decir de Francia en los años setenta, cuando se vio enfrentada a un proce-
también transformarla. ~ ~ e d e ~ _ - m o d i fliocs%
-r~FerGit'G~sig- so de descolonización particularmente sangrante y de una explosión
nificados, los discursos, eliminar o reubicar tal elemento, introducir social y cultural, síntoma de una soterrada tran~formación.'~
otros nuevos.. . Siempre se trata (a menos que se produzca una revo-
---m, Una situación paralela se produce con las autonomías españolas
lución y, por tanto, un proceso completo de inversión simbólica)-de durante la transición posfranquista, dispuestas a un curioso proceso
cambios graduales, de ajustes, para mantener el contact~odc;o@al y de construcción identitaria, a veces, como quien dice, por decreto.13
también, por qué no, para reorientar la definición de la ideGjjddaT. En estos casos se emprenden campañas públicas y se apela a cien-
Cambios graduales--que evitan. el riesgo de deses~~uctur~~ac qZe
- - e
~íficosespecialistas en las diversas materias para que generen nuevos
provocaría una renuncia brusca a los referentes y significii¿Es con- conociinientos que permitan activar nuevos referentes, siempre den-
sensuados y que a la vez permiten dessrrollar la vieja estrategia polí- tro de los Iíinites del pool, y conferirles nuevos significados. Se trata,
tica de cambiar para que todo siga igual. Tampoco las activaciones por así decir, de explorar nuevas potencialidades que permitan a los
turístico-patrimoniales pueden permitirse un excesivo alejamiento políticos u otros gestores patrimoniales recomponer sus discursos,
de la realidad social. Primero, porque hay unas expectativas turísti- aunque con frecuencia a base de apropiaciones parciales y distorsio-
cas, en forma de imágenes culturales también cambiantes, que no nadas de los resultados de las investigaciones que ellos mismos han
pueden defraudar, a riesgo de perder su efectividad comercial (el propiciado.
número de visitantes); segundo, porque la autorrepresentación so-
cial de la identidad también es aquí cambiante y un alejamiento
excesivo provocaría la misma pérdida de consenso y una potencial El papel de la ciencia en este proceso es fundamental. A partir de la
conflictividad. La situación deviene compjeja, por otra parte, en la revolución industrial, la implantación del capitalismo y la libertad de
medida en que se hace difícil negociar la rep-r-esentaci:cíng_atrirnonw 12. Sobre el contexto cultural francés (en el que se produce el debate en torno a la
\con dos clientes (Ilarném6sles así) que no tienen por que seguir lógi-
_
i cas convergentes: el público y la población. Finalmente, tanto en
__-.-'I..-1

el caso de las activaiiones de carácter político-identitario como en el


creación y desai~ollode la Mission y la eclosión de los ecomuseos), véase Bromberger (1996)
(con una mayor incidcncia cn los cambios culturales jT las reivindicaciones identitarias) y
Althabe (1996) (centrado en la crisis económica y la conflictiva asimilación dc la inmigración
extiauropea).
de las de carácter turístico-identitario, puesto que las activaciones 13. Como Iie explicado en más de una ocaaiún (Prats, 1993, p. 155 y 1996, p. 34): *La
patrimoniales han entrado dentro de la lógica del consumo -salvo nueva España de las autonomías permite la expresión de las viejas identidades nacionales o
regionales (según se quieran conceptualizar) reprimidas durante el franquismo (como las de
en el caso de los citados santuarios patrimoniales, que tienen las Catalufia o el País Vasco), pero crea también nuevas identidades en corniinidades que no las
peregrinaciones aseguradas (y no siempre)-, se impone la renova- habian reivindicado jamás y que deben apresurarse a determinar sus signos de identidad, en
ocasiones, incluso, los símbolos más elementales, como la bandera o el himno autonómicos.»
68 ANTROPOLOGÍA Y PATRIMONIO E L CONOCIMIENTO COMO PATRlMONIO CULTURAL
69

mercado, la ciencia va a cambiar radicalmente su estatus en la socie- \ionarjos por los consultorios y el latín por las denominaciones esoté-
dad. Hasta entonces, la religión, cl dogma interpretado por la Iglesia, I icas de enfermedades y tratamientos. Con una ventaja visible: la cien-
era la fuente de autoridad última e indiscutible (como mucho había c ia, en lugar de consuelo y vagas promesas para la otra vida, en oca-
vivido crisis internas -la reforma y la contrarreforma- al hilo de la riones, puede ofrecer resultados tangibles, lo que refuerza extraordi-
eclosión del capitalismo mercantil). Pero las cosas iban a cambiar iiariamente su veracidad. La medicina -sobre todo-, pero también
para adaptarse a las nuevas necesidades de los tiempos. De la misma la economía aplicada, algunas ingenierías ... son las tecnologías cientí-
forma que la necesidad de la libertad de empresa trajo consigo la Iicas que más se han revestido de este carácter religioso, puesto que
liberalización de la relación con Dios y la responsabilidad individual, \e ocupan de parcelas de nuestra existencia que merecen la mayor
lo que conocemos como ética protestante, las nuevas necesidades del preocupación; pero este carácter se hace extensivo al resto de disci-
desarrollo industrial habían de traer la iibcrtad absoluta de pensa- pliiias cicntificas, que, además, adoptan una estructura eclesial (aca-
miento e investigación sobre el mundo físico y sus leyes, y, por aña- démica) que permite adjudicar de antemano el grado de autoridad en
didura, del conjunto de la realidad. Sin ciencia r g hay tecnología y
--
s.in&novación tecnológica no hay progreso industrial. Esto es lo que
la interpretación del «dogma))de cada hermeneuta.
Por eso se recui-re a la~jencJa para formalizar nuevos conoci-
la industria precisaba; pero, una vez anuladas las trabas a la investi- ___ nuevas
mientos, proponer __ ___ interpye~gcionesy_ significados,
___ __ y csL<b!:-
gaci6n científica, ¿quién podía detenerla? Era como pretender poner cer -so=-1-píqxL--nuevos repertorios patrimoniaks-Por esto y
pueI tas al carnpo. El verdadero tour de force se produjo con el dar- por una lamentable correlación entre costZ5 ybEiié=o<: En efecto,
winisiiio y la teoría de la evoluciói~.Como dice Wilson (1 983) la acep- la ciencia, en el campo que tratamos, y por consiguiente las ciencias
tación de la teoría de la evolución de las especies suponía el rechazo sociales, por una parte, encarnan este principio de autoridad inape-
de la tcoría creacionista del judeocristianismo hegemónico en lable que legitima cualquier actuación posterior; pero, por otra parte,
Occidente. Suponía torpedear e1 dogma, y, en consecuencia, la auto- eii la medida en que no actúan, supuestamente, sobrc problemas y
ridad de la Igles~a,en la misma línea de flotación. Por eso se libró necesidades inmediatos y acuciantes, resultan considerablemente
una ardua batalla en torno a estas cuestiones, cuyos ecos han Ilega- baratas, y, finalmente, sus resultados no comprometen directamente
do hasta nuestros días. Después de esta batalla, la correlación de a los agentes políticos y económicos. Es decir, cstos resultados pue-
fuerzas ya nunca fue la misma y la religión -la Iglesia- perdió gran den ser utilizados parcialmente, fi~erade contexto, incluso positiva-
parte de su ascendente, por lo menos, entre las clases instruidas de mente dislorsionados, sin que pierdan por ello su legitimidad social
Euro~a. en la medida en que provienen de un ((estudio científico». La inca-
h ~ ~ __-_-
Q e s d e _ e u t ~ n c e ~ -yivido oun
~ pr-esoqaulatino
--- de sustitucihn . ____ ___.
pacida$-dd cjgqtifico para controlar la ..aplicación de sus esiúhiios?
de la religión por la ciencia o m o argy-mento último_de-aut~idad. _
la<pbbec@ncs que*pu$a op6ner a las tergiversaciones -- - poste~ores
* - no-
--
E& sc debe, a mi entcnder. a dos hechos fundamentales: la asocia- suelen tener r n a y o r _ r ~ ~ o n a ~ ~ ~ ~ .
ción de la ciencia con la idea de progreso (y, por tanto, de bienestar
material), y la transferencia de las expectativas espirituales (la salva-
ción, el cielo, la vida eterna ...) a las expectativas materiales (la salud, No hay duda de que la ciencia, como tal, el conocimiento cieniifica-
la riqueza, el placec... la felicidad); un cambio absolutamente cohe- mente generado, sus logros y sus aplicaciones concretas (como sus
rente con la orientación de una sociedad basada en el consumo. errores) forman parte, una parte importante, de nuestro patrimonio
Ainbos factores se reherzan mutuamente en la medida en que los cultural. La ciencia, en nuestros días, es pues, a la vez, principio de
e -e-

progresos científicos son capaces de mejorar nuestro bienestar terre- legitima&5nxrtg & nuesim patrimonio. En los l l a m a ~ o s
nal. Por eso, la ciencia, como principio de autoridad, ha venido a ocu- de a¡ ciencia, desde el de La Villette de París al de Barcelona, pasando
par en nuestros días el lugar que antaño ocupaba la religión. El por tantos otros, este doble carácter se puede advertir pcrfectamente.
dogma, que antes se expresaba como ((palabra de Dios)), se ha con- Tales museos se constituyen en verdaderos templos de la ciencia, cuyo
vertido actualmente en ((científicamentedemostrado)) (contradiciendo patrimonio es el propio conocimiento científico, un conocimiento
así aparentemente el carácter abierto de la ciencia, donde radica toda debido a la inspiración creativa, a la genialidad de los grandes cientí-
su efectividad; paradojas culturales). Las sotanas negras de los curas ficos, como en los museos de arte. Un patrimonio por otra parte intan-
han sido sustituidas por las batas blancas de los médicos, los confe- gible, por eso los objetos se pueden tocar y en ocasiones incluso .se
70 ANTROPOLOGÍA Y PATRIMONIO EL. CON0CIMII:N'l'O COMO PATRlMONlO CULTURAL

deben> tocar para reproducir el efecto, el resultado científico, que es vertida por exigencias del público en permanente, o casi) titulada
la expresión del conocimiento que conserva y exhibe el museo.14 ((Gensde la-haut», creada por Jean-Pierre Laurent, e incluso con su
En la medida en que la realidad social y cullural es dinámica y mito de origen encarnado 2n el xespíritur de Hyppolite Müller (fun-
poliédrica y las representaciones patrimoniales son, en principio, está- dador del museo), vagando por sus salas. Muchos museos organizan
ticas y lineales, el disenso entre una y otra parece periódicamente ase- exposiciones temporales, pero, la originalidad del Musée Dauphinois
gurado. Esto no tienc, sin embargo, por qué scr así, en la medida en consiste en no disponer de exposición permanente (a pesar de la par-
que la representación patrimonial puede adaptarse perfectamente a la ticularidad expuesta), lo cual hace del cambio y del poliedro el eje y
entidad dinámica y poliédrica de la realidad dotándose de estos mis- el prisma de la reflexión sobre la identidad.15 La diida que se me
mos atributos. El problema que esto supone radica, es obvio, en la plantea en este caso concreto es el contexto en que se produce esta
escasa o nula eficacia político-identitarja que una representación dinámica, el discurso global, jexiste? Y si es así -como es de supo-
cambiante de la identidad puede reportar -incluso en el caso de las ner-, ¿al servicio de qué o de quién?
activaciones turístico-patrimoniales- cuando no hay corresponden-
cia con las imágenes estereotipadas del público y Iiasta cierto punto
de la misma población. Esto se resuelve ubicando esta visión polié-
drica dentro dc un discurso gcneral «homologado» pero con unos
límites más laxos de los que, por definición, podríamos encontrar en
una representación patrimonial concreta. Así, determinadas represen-
taciones (sean exposiciones temporales u otros instrumentos) pueden
explorar nuevos aspectos de la realidad, nuevos valores e ideas con un
riesgo controlado.
Creo que es ejemplar en este sentido el caso del Musée Dauphi-
nois y su política de exposiciones teinporales que suponen una refle-
xión cambiante, poliédrica, sobre la identidad del Isere. Por lo
demás, esta dinámica se produce dcntro de los límites coi~venciona-
les a los que nos hemos venido refiriendo y que garantizan su cfecti-
vidad: presencia de elementos patrimoniales legitimados -referentes
extraídos del pool- combinados con otros que cumplen funciones de
apoyo, de contraste e incluso de experimentación; fundamentación
científica de los discursos -que los legitima- y espectacularidad de
las exposiciones (renovación de las iécnicas expositivas, incorpora-
ción de nuevas tecnologías...), todo lo cual, junto con la reilovación
de las mismas exposiciones, garantiza la afluencia de público. Esta
dinámica, además, se desarrolla en un marco único (importante refe-
rente patrimonial pev se), el antiguo monasterio de Sainte Mairie d'cn
15. Hay tres cacos que se suelen relacionar íntimamente dentro de la museología -o,
Haut, con una referencia permanente a los orígenes alpinos de la por lo menos. la murcologia francófona- m8s avanzada: el Musee Dauphinois. el M~lsée
población, merced a la exposición (nacida como temporal pero con- daEthnographie de Neuchfitel y el Musée de la Civilisation du Québec. La comparación no es
gratuita, hasta el punto que los tres han emprendido estos últimos años la experiencia de una
exposición colectiva sobre *La d i l r e n c e n y bajo el lema qTrois musées, trois regardsn. Ya me
he referido al Musée Dauphinois, y, por otra parte, no conozco personalmente el Musée de la
14. El patrimonio contenido en el Clos Lucé, por ejemplo, cerca de Tours, donde pasó Civilisation du Québec. En lo que respccta al Musée d'Ethnographie de Neuchatel, para mi. lo
sus últimos años Leonardo da Vinci, está formado por la misma villa y sus distintas cstancias que hace su director y principal artífice de su reconvenión. lacques Huinad, se asemeja más
adornadas con muebles y otros objetos que, si no son los que utilizó Leonardo da Vinci, por a escribir un libro o pintar tin cuadro. Sus exposiciones son ensayos podríamos decir en el
lo menos parecen de la inisrila época, pero sobre todo por la reproduccióii eil maqueta de cua- marco de u11 museo de etnografia. La museografía de Hainard es una muscograffa '(de autoru
renta ingenios ideados por Leonardo. El verdadero palrirnoriio de Clos Luce es el geriio de (como dice Alain Kate, 1990, p. 35: <(susexposiciones están firmadas, marcadas con sus hue-
Leonardo, su inspiración creativa, sólo que, en este caso, no se trata de su inspiración artísti- llas,,), v, por tanto, no puede constituir ningún modelo^> en la medida en que es irrepetible e
ca sino de sii inspiracidn científica.
EL FUTURO DE LAS ACTIVACIONES
PATRIMONIALES

En este final de siglo, el patrimonio se debe situar


frente a un escenario social y mundial complejo y plural
y dentro de estas condiciones se debe dirimir cómo nos
puede ayudar el patrimonio a realizar reflexiones innova-
doras y formulaciones responsables en relación con el
mundo donde nos encontramos. Cuáles son los proble-
mas que se plantean y, en definitiva, con q~iCinstrumen-
tos de nuestro patrimonio podenlos abordar la constmc-
ción de nuevas realidades culturales.

Nosotros -los componentes de esta pequeña frac-


ción de la sociedad catalana que se dedica de una u otra
manera a los museos o instituciones similares- nos
debemos ocupar todavía (y quizás para siempre en la
escala temporal de nuestra vida profesional) del patrimo-
nio, pero también, y esto es lo que deberíamos incorpo-
rar de nuestros colegas europeos que antes he citado, de
la sociedad y del visitante individual, que son los detina-
tar-ios últirnos del disfrute, de la información que se
puede derivar de este patrimonio y que son, en definitiva,
quienes sostienen la existencia misma de los museos. He
dicho a conciencia Kmuseos o institucioiies similares))
porque no siempre son los museos las instituciones que
se ocupan del patrimonio (tal vez también deberíamos
decir que Iiay museos que del patrimonio se ocupan bien
poco). Frecuentemente, más que de museos, deberíamos
hablar de salas de exposiciones (jacaso las grandes ferias
no son de alguna manera los (<museos,,efímeros de dife-
rentes aspectos de la vida cotidiana de hoy mismo?),
ANTROPOLOG~A
Y PATRIMONIO
11 Li 1 . 1 7 1 1'111<0 U E LAS ACTIVACIONES PATRIMONIALES 75

casas de cultura, o... almacenes -1náa o menos poivo- La tendencia


rientos- de piezas rniiseísticas (¿hay mucha diferencia
-- -- - - de
--
lo «macro» persigue el «volumen» (de visitantes,
de ingresos, de adhesiories), y, para ello debe promover activaciones
entre los almacenes de un anticiiario y las salas de reser- igualmente voluminosas, espectaculares y10 de una incuestionable
va de muchos museos?).
cfcctividad simbólica para todos los públicos (o para un público
DOLORS LLOPAKT, potencialmente muy amplio). En ella se engloban los museos nacio-
E1 nzuseu com a equrpament vertebrador dáctivitats nales, algunos regionales (más adelante veremos el caso de los mu-
seos «nacionales»de Cataluña), municipales ubicados en grandes ciu-
dades, museos de la ciencia y otros centros lúdicos, los grandes san-
En este fin de siglo, como dice M.aJesús Buxó, o mejor, en este fin
de milenio que nos Iia iocado vivir, tan incierto como corresponde, el tuarios artísticos y conjuntos monumentales, los parques nacionales y
patrimonio adquiere significados muy diversos -sin faltar por ello a inuchos Daraues temáticos.
A
l
La-----tendencia d e lo o~nicro» persigue- básicamente
--e-- -- - la subsistencia y
5us principios constituyentes-, siguiendo siempre las determinacio- 1
i una------T..moderada inciden5.a -en la dlnámica económica
nes básicas del iqui6n~y el ((para qué)).Así. un «quien» local puede Ii dc la ;.orla (To cual no a u i e g decir ~ u rechacE, c S?-por sus propias
producir un patrimonio para usos turísticos; un<qquien» n- a c i a o
~ u e d eatenderla, una hipotética afluencia masiva de
regional puede producir u n ~ t r i m o n i para
o la adh>Xión,y un Tguienx visitantes). Para ello trabaja con presupuestos y actividades muy limi-
uniiersal puede producir un patrimonio para la ;&aguarda .- déX tados y se mueve en unos márgenes de relación entre costes y benefi-
diversidad cultural, aunque no necesariameate. os criterios dZlegm-
4 mación son siempre los mismos, pero los de L--
- - -ev-ion n g Asimismo,
cios muy estrechos. El voluntariado
menudo asociados
-___---- y el semivoluntariado aparecen 9
---. a e--s t e - l j cll-actioacionez.
~ En esta práctica se
en el sentido más pragmático. ci patrimonio adquiere también signi-
I______

incluyen museos locales y coinai-cales,operaciones de salvaguarda de


ficados muy diversos para los divcrsos colectivos interesados en él: monumentos aislados, yacimientos arqueológicos, pequeños museos
para los poderes públicos y las empresas turísticas el patrimonio son ' temáticos, incluso dentro dc las grandes ciudadcs, ecomuseos cterna-
recursos potcnciales concretos (y con frecuencia también potenciales mente cmbrionarios e instalaciones industriales o preindustriales
problemas); para los cieniificos, recursos económicos para la invcsti- desafectadas, pequeños santuarios artísticos o históricos de menor
gación. y para los museólogos, objetos, dc cuya salvaguarda y even- relevancia, colecciones particulares, y todasaquellas iniciativa? qu-e la
tual exhibición obtienen su sustento. imaginacijn locgl-es-capaz de pro-mover.!
Todo esto da lugar a una casuística abigarrada, dentro de la cual, ' -Tmtoen m o m o en otro caso hay-dos-lógicas motitacionales
sin embargo, me voy a atrever a proponer la existencia de dos ten- -no necesariamente incompatibles-,- perfectamente- u o n o ~ ~ ~ $ r
dencias predorninantcs (con todas las excepciones e hibridaciones que los estudiosos-- - -- Lel-turismo, que atraen a l o s potenciales visitantes: la
se quiera e interactuando coi1 las expuestas en otros capitalos), dos d e l a «peregl-inacoon y la de la diversión, o ((hedonísti-c_rec_ti'~_»
tendencias que enbtizan polos opuestos: lo ((macro),y lo ((microu, (cf. ~m'ith,1992). Así, cuando uno visita, por ejemplo, el Museo del
El criterio de lo «macro»
---- --
se corresponde con grandes activaciones
-- -_--_
Prado, sin scr necesariamente un gran aficionado al artc, lo hace con
patrimoniales promovidas o soitenidas por gobiernos nacionales,
__C^L_..-

la sensación de un deber cumplido (no «se puede» visitar Madrid sin


regionales-; de grandes municipiose,?/o pairoGnadas Pon -5Cueñ,a acudir a él) y de haberse «impregnado»de alguna manera de los valo-
por grandes empresas, o, másraramente, fundaciones, aunque a veces res inmutables contenidos en las obras expuestas. Si se divierte,
llegan a alcanzar, gracias a su propia entidad, una cierta autonomía y mejor, pero no es ésta su principal moti-iración. En cambio, cuando
capacidad de autogestión como empresas patriinoniales (véase el caso uno viaja en familia para visitar un parque etnológico o una recrea-
ya expuesto de Ironbridge). - ción his~órica,una exposicih interactiva, o determinados museos,
se corresponde-h-ndal~emente
El criterio de lo ((~-1jqco2) ----
con ini- aunque «maquille» con un interés cultural sus motivaciones, el factor
ciativas locales, o comarcales como mucho. proniovidas por ayunta- determinante del éxito de la visita es la divcrsión.
mientos, o mancomunidades de municipios (o «consells comarcals» en
Caialuña), o por agcntes locales con la aquiescencia de los primeros, q 1. Hay activaciones patrimoniales locales bien curiosas, como el Pessebre Vivent de
~i veces, más raramente, incluso por particulares, casi siempre con el Sant Guim dc la Plana, quc sc ~ i c i l ccclcbrando desdc hace algunos años y alrededor dcl cual
se han recuperado, no s610 interesantes aspectos dc la arquitcctura y el urbanismo del pueblo,
auxilio de recursos externos. sino tainbiéii antiguos ohcios v talleres que se exhiben a lo largo del recorrido
76 ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO !:l. 1'1 1'1'111<0DE LAS ACTIVACIONES PATRIMONIALES 77

Volvamos a las dos grandes tendencias en el patrimonio. La que se fue concebido por Piano y Rogers como una nave espacial aterrizando e n el
centra en lo «macro»utiliza, como hemos dicho, tanto la lógica motiva- distrito de Les Halles para épater le bourgeois, los museos en los ochenta y
cional de la peregrinación y los santuarios, como la del ocio y la diver- noventa han seguido parecida inspiraci6n [...l. Mientras en el siglo xrx el
sión. En el primer caso son ejemplares las grandes exposiciones que han prestigio arquitectónico de iin museo se solía medir por el grado en que per-
proliferado en cstos últimos tiempos. La exposición central del año Goya feccionaba las convenciones neoclásicas establecidas por Soane, Schinkel o
llevó al Prado colas de hasta 4.500 personas diarias, la exposición sobre Von Klenze, desde hace poco se advierte una progresiva tendencia a buscar
imágenes embaucadoras y si, como en el Reina Sofía, la base no lo permite,
Velazquez congregó en ese mismo museo, en el plazo de dos meses, a
se adhieren unos aparatosos ascensores extracorpóreos con un coste de
500.000 visitantes. Se trata, por supuesto, de una tendencia universal, o, miles de millones de pesetas. El objetivo es dotar a la obra y a la ciudad de
por lo menos, de la sociedad occidental. Por ejemplo, Vicente Verdú una nueva mitología con la quc ilustrar las guías de viaje y decorar la tra-
(1996) escribía sobre norteamérica: yectoria política de las autor ida de^.^

Varias ciudades norteamericanas han comprobado que una gran exposi- Pero es el ocio, entendido como diversioñ, 10 gue -
sobre--todo.- -"-
expli-
ción de arte puede ser más rentable que el más importante acontecimiento
políiico o deportivo. La exposici6n de Monel, en el Meiropolilan Museum de ca e - .- ~ - as X activac@es
~ «-macro»
~ (aunque
s si pue-
demanda referi-
Nueva York, atrajo el año pasado m6s de un millón de visitantes y procuró
den Esverger amb6s factores mcjor que mejor)
unos ingresos ciudadanos de 140 millones de dólares (19.000 millones de da al entretenimiento, particularmente en las grandes ciudades y
pesetas) frente a los 109 milloiles que dejó en A r i ~ o n ala última Super Bowl. zonas de influencia, es enorme y creciente. El arquetipo de respuesta
Igualmente, la antológica de Cézanne, que actualmente se exhibe en a esta demanda son los parques de atracciones y los centros comer-
Filadelfia, producirá unos ingresos en hoteles, comercios y restaurantes de ciales. v los museos y otras instalaciones patrimoniales aumentan su
7.500 millones de pesetas, superior a cualquier campaña anterior que haya capacidad de
pretendido promocionar el turismo local.
-tiene de éxito de
-- ---..-A

En este mismo sentido cabría interpretar el interés y la prolifera- u n a - C a D S c l G s i inagotable para consumir las ofertas de ocio, por
ción de los ((edificioseinblemáticos», verdaderas catedrales laicas de lo meios en fines de semana, cuando hay que ocupar el tiempo he-
nuestro tiempo, independientemente de su destino. Muchos museos cuentemente en familia, y se busca una renovación de los entreteni-
contemporáneos combinan el atractivo del edificio, que se convierte en mientos. Si, además, esta oferta se concentra y se combina con otro
sí mismo en motivo dc peregrinación, con el de su contenido (sea cual tipo de establecimientos (donde jugar, comprar, comer), su atractivo
sea éste), y otros aun se apoyan fundamentalmente en el edifi~io.~ aumenta geométricamente. De ahí, en parte, el éxito del Museu
Según un estudio presentado por Abraham Moles en Barcelona (véase Marítim de Barcelona o del Museu dlHistbria de Catalunya (reconver-
Avui, 12 de febrero de 1986), el éxito de un museo no depende tanto tido el uno y nacido el otro con vocación de parque de atracciones
de la calidad de las obras expuestas como de1 diseño deIeaificTo. patrimonial), ubicados en el Port Ve11 de Barcelona, al final de
V í G t e Verdú se refería también a----
este fenómeno en los térmiñEs
-m-

siguientes: 3. Por supuesto que la realidad española tampoco es ajena a este fenómeno. Dice el pro-
pio Vcrdú (1996): .En la producción initológica de museos, la España de la democracia es un
En primer lugar, el nuevo museo debe impresionar al gran público, sea fornlidable cjemplo. En la actualidad apenas existe una autonomía, pobre o rica, que no tenga
por su magnitud o por su sorpresa. El Louvre es hoy más grande que nunca un museo del que alardear. Desde el IVAM de Emilio Giménez, en Valencia, hasta el CAAM
(Centro Atlántico de Arte Ailoderno), de Sáenz de Oiza, en Las Palmas de Gran Canaria, una
porque es más rico, pero es además más atrayente porque es volurnktrica- cadena de nuevos museos a cargo de prestigiosos arquitectos han poblado el territorio riacio-
mente el mayor. Al modo americano, el J. Paul Getty Center que construye nal. En otra isla. en Palma de Mallorca, se ha izado la Fundacibn Miró; en Mérida, el Museo
Richard Meier en Los Ángeles s e extiende a lo largo de una parcela de 45 de Arte Romano, y el Tliyssen cn Madrid, todos ellos de Moneo. El Guggenheim en Bilbao; el
hectáreas L...] Lo grande como forma de hacerse valer es una de las reglas. Domus, de Arata Isozaki, en La Coruña; el Centro Gallego de Ai-te Contemporáneo, de Alvaro
Siza, en Santiago de Cornpostela; el MACBA de Richard Meier en Barcelona. Si otras épocas
Otra, estrechamente relacionada con ella, es la provocación. Si el Pompidou legaron palacios o catedrales, ésta dejará museos. Y no sólo, desde luego, en España, sino en
todo el mundo. Desde 1960, Japón ha construido más de doscientos nuevos muscos. y en la
Alemania Occidental se han inaugurado más dc trescientos en los últimos 10 años, no ya en
2. En Francia parece que hay una cierta tendencia a. eii lugar de edificios, crear lo que las grandes urbcs, sino en todas partes. La vindicación de algunos estudiosos de los aiios sctcn-
llaman «cités» (que no deja de ser un edificio complejo o conjunto de edificios), como la cité ta, solicitando como utopía la emergencia de museos en ciudades menores, se está cuniplien-
clc las ciencias o la cité de la música, ambas en el barrio de La Villette de París. do al mismo con-ipás quc la apertura de piscinas y centros comerciales.*
78 ANTROPOLOGIA Y PATRIMONIO 79
1;1,1:11l U K 0 DE LAS ACTIVACIONES PATRIMONIALES
la Rambla, el paseo por excelencia, y junto a1 complcjo del Mare-
magnum (restaurantes y tiendas de todo tipo abiertas incluso en fes- tante centro de coiivenciones; el Clos Lucé de Amboise, al que ya me
tivos, parques recreativos, cines donde proyectan películas convencio- hc referido, se ofrece como un marco idóneo para seminarios de
nales y de gran formato, el monumental Aquarium, terrazas...) y a un empresa (es de suponer que por el contacto simbólico con el genio
tiro de piedra del Port Olimpic. con sus playas. más restaurantes y de Leonardo), y el Museu de la Ciencia de Barcelona ha llegado a ejer-
terrazas, paseos, etc. No me parece muy distinta la estrategia de estos cer como agencia de viajes, organizando expedicio~iesturístico-cienti-
museos (sea o no consciente en algún grado) de la de las famosas fico-patrimoniales a Marruecos, por ejemplo, con motivo de su espec-
cadenas de restaurantes Planet Hollywood, o el Dive de Steven tacular exposición sobre la evolución, e600 milions d'anys de viatge
Spielberg. que Iiaii elegido el misino emplazan~iento.?Hay que recor- submarí),. No hay museo o entidad patrimonial con instalaciones
dar que todos los museos más visitados de Cataluña que no están en estables que no se oh-ezca como sede de conferencias o conciertos (al
Barcelona se hallan ubicados en zonas con un gran desarrollo del margen, claro está, de las ofertas y actividades especialmente dirigi-
turismo de masas como es la Costa Brava (Teatre Museu Dalí de das al público escolar, que, para muchos de ellos, no dejan de tener
Figueres, Jardí Botanic Marimurtra de Blanes) o la Costa Daurada una importancia, económica y10 de imagen, estratégica). Comprar
(Museu Arqueologic de Tarragona)? es una de las principales actividades Iúdicas de nuestro tiempo, por
Según El País (edición Cataluña, 8 de mayo de 1996), el Museu consiguiente, no hay activación patrimonial que no ofrezca, en mayor
Marítim cle Barcelona recibió 31 1.000 visitantes en el primer año de su o menor grado, esta posibilidad; pero, para las activaciones «macro»,
nueva etapa, lo cual significaba un aumento del 223 % respecto d d las ventas están pasando a ocupar un lugar cada vez mas importante.
período anterior (mayo de 1994-abril de 1995), aun cuando su remo- Veamos, en este sentido, otro kagmenio del ilustrativo articulo de
delación, basada fundamentalmente en la exposición ((Lagran aventu- Vicente Verdú (2996):
ra dcl mar» deja mucho que desear en cuanto a su resolución técnica
El museo, además, en cuanto centro de consumo debe saber comerciar.
(sobre todo si la comparamos con experiencias similares)- -- Ni siquiera basta con exposiciones oportunas y un contenedor llameante. En
En estas como en otras activaciones patrimoniales ,- «macro», los
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atractivos y las actividades complementarias. así como las ventas, y,
vistas a atender los presupuestos, es preciso ganar asistencia con acicates
que simulen acercar la cultura a las masas. Así, la camiseta estampada con
por supuesto, una adecuada publicidad, se c~nviertenen estrategias --- el anagrama del museo, las camisetas ilustradas con motivos de los cuadros,
necesarias para mantener el volumeli adecuado de visitantes-inFreYoi:. reproducciún del sombrero de Toulouse-Lautrec. cualquier cosa, desde un
adliesio?~es,Por ejeniplo, esieañ6, se ha entendido en Rarcel- pin o un pañuelo a un despertador, se encuentra en la boutique del museo
también en otros puntos de Cataluña. la moda de las visitas nocturna moderno, a la que el arquitecto debe prestar cuidado. Para Berlín se ideó el
para captar iin público diferenciado. Son visitas (de las que el Teatre llamado Neues Museum que permitiría a los autobuses de turistas aparcar a
Museu Dalí fuc, si no me equivoco, el prccursor en España), como la su puerta, facilitar las fotos ante una fachada estrambótica, pasar por la
acción «Macbagat», que se ha llevado a cabo en abril de 1996 en el galería principal, visitar la boutique y regresar al autobús en menos de 45
Museu d'Art Contemporani de Barcelona y que consistía en descubrir minutos. Se hace precisa la circulación rápida y productiva. En Boston,
durante la exhibición de Rcnoir en el Museum of Fine Arts, los cientos de
grabados e inscripciones fluorescentes en algunas de sus dependen- miles de visitantes compraron 8,3 millones de dólares en camisetas, sudade-
cias, a oscuras y con la ayuda de una linterna, o los itinerarios noc- ras, pósters y calendarios. Solamente la tienda del Metropolitan en Nueva
turnos -copa de cava incluida- del Museu dJHist6riade la Ciutat de York vendió más de 65 millones de dólares en 1992 cuando sólo había alcan-
Barcelona duranle el verano de 1996, o los organizados, también zado una facturaciún de siete millones en 1975 y, exactamente, las boutiqucs
durante el verano de 1996, por el Museu d'Art de Girona, éstos con de los varios museos Smithsoninan en Mrashirigton facturan 3.000 dólares
cena. De la oferta de actividades complementarias, ajenas en princi- por metro ciiadrado frente a 600 dólares como media en los locales coinci.-
pio a la naturaleza de la activación patrimonial, no escapa práctica- ciales de la ciudad. El celebrado Museum of Arts de Filadelfia que tiii.igr
mente nadie: el emblemático Ecomusée de Le Creusot es un impor- Anne d'Harnoncourt ha llevado el nzevchandisirzg al punto de vender ;iciiiiil-
mente sus productos en la teletienda de la cadena QVC.

4. Véase, por ejemplo, el Pabellón de la Navegación de 1:i Expo Y2 de Sevilla o la expo- No es extraño pues que se produzca una cierta asimilaci01~.Ix's~
sición ((Hurach, 17240 del Museu de la Ciencia de Barcelona, a mi entender mucho mejor
resueltas, y, sobre todo, con una realización más csmerada.
carnente formal, pero no únicamente formal, entre los grandcs II\\I
seos y los centros comercialcs. Estos últimos, con sus galerfas v % I I ~
80 ANTROPOLOGÍAY PATRIMONIO 1:l. 1'11'1'111<0DE LAS ACTIVACIONES PATRIMONIALES 81
tiendas-exposición ante las que se detienen los visitantes recuerdan la tl'Empúries en la Costa Brava, entre otros. No sé qué lugar ocupa cn
estructura y el comportamieilto del público en el interior de los gran- las preferencias de los visitantes el Museu Nacional d'Art de Catalunya,
des museos, incluso sus respectivos folletos-guía topográficos se pare- ni hasta qué punto pueden ser fiables en estos casos las cifras de los
cen. Como decía, el informe presentado en Barcelona por Abraham primeros años ni la importancia de las oscila~iones.~ En cualquier
Moles, al que ya me he referido, «cl museo, como los grandes alma- caso, debcmos tener en cuenta la influencia de los tour operadores en
cenes, como los barrios viejos de las ciudades, como los hipermerca- el éxito o el fracaso relativo de las peregrinaciones turísticas: cuando
dos o las redes de transportes públicos, es un sistema de corredores a no se acude a un destino turístico para visitar especificamente esto o
lo largo de los cuales los visitantes encuentran determinados estímu- aquello, lo que se visite depende fundamentalmente de las excursiones
los. La circulación por estos corredores produce un placer cinético, organizadas. Así, no debe extrañarnos que el destino iurístico-patri-
relacionado con el movimiento y las decisiones que se deben tomar monial más importante en Cataluña no sea ninguno de estos muscos
constantemente para orientarse entre obstáculos, y un placer senso- sino la moi~tañay el monasterio de Montserrai, conjunto del patrimo-
rial relacionado con los estímulos que se ofrecen al visitante.. .». Más n i o natural de gran espectacularidad, centro de peregrinación por
allá de estas similitudes formales, lo verdaderamente importante es excelencia, muy fácilmente accesible en autocar tanto desde Barcelona
que la mayoría de museos y centros comcrciales proponen lo que los como prácticamente desde cualquier punto de la costa.
norteamericanos llaman actividades fun, divertidas, que se pueden
plantear como alternativas, o aun mejor como complementarias, para
el tiempo libre. El patrimonio, por supuesto,-da prestigio-..- - -dinero,
e incluso
.--U
-- es un valor
Veamos, como confirmación de lo expuesto, cuáles fueron los socialmente
- . -.- réconGi_dp y bastante seguro Esto se puede obGKar no
museos más visitados de Cataluña en 1994. En primer lugar, encon- sólo en las inversiones que sc pueden hacer en obras de arte sino tam-
tramos algunos de los principales centros de peregrinación turística de bién en la política de mecenazgo de determinadas empresas y muy
la ciudad de Barcelona, como el Museu Picasso, el Museu del Temple especialmente de las cajas de ahorros, que reinvierten parte de sus
de la Sagrada Família (es de suponer que no tanto por el museo como ganancias en activaciones patrimoniales por medio de sus fundacio-
por estar asociado al monumento más internacionalmente conocido dc nes o dcpartamentos de «obra social» o «cultural». De hecho, las
Gaudí) y el Museu del F.C. Barcelona (museo ((deperegrinación» al fin empresas privadas siguen en este campo una doble lógica, más com-
y al cabo, aunque los motivos que la promueven sean distintos de los plementaria que divergente, de imagen pública y rentabilización de
de los museos «de bellas artes»). Otros se asocian, como ya hemos las inversiones. Se trata de estrategias que, aun aprovechando los
indicado, con los principales destinos turísticos de la zona y también incentivos fiscales que pueden reportar las leyes de mecenazgo,
se inscriben en una dinámica de peregrinación, como el Teatre Museu dependen prioritariamente de la dinámica de la economía de merca-
Dalí de Figueres y el Museu ArqueoIbgic de Tarragona. En una pro- do. Como señala Raimon Carrasco (1988, p. 23):
porción variable, estos museos son visitados fundameiitalmente por
turistas extranjeros. En segundo lugar, pero con ciEras de visitantes Sin negar la importancia que los incentivos fiscales pueden tener en la
similares, encontraríamos el Museu de la CiCncia de Barcelona (cl potenciación dcl mecenazgo, mi opinión es que este fenómeno continuará
museo recreativo por excelencia) y el Museu d'Autbmates del Tibidabo creciendo en nuestro país tanto si se introducen nuevos incentivos fiscales
como si no (si bien, obviamente, en el primer caso el crecirnieiito sería supe-
(ubicado dentro del recinto del principal parque de atracciones de rior). Baso esta opinión en el hecho de que actualmente la mayoría de espe-
Barcelona y con la entrada incluida en el precio de admisión). Estos cialistas en publicidad y inai-keting sostienen que las acciones de mecenaz-
museos tienen, en cambio, un público predominantemente local y, en go, especialmente por lo que se refiere a las empresas medianas y grandes,
buena medida, infantil. A ellos cabría añadir el ya mencionado Museu constituyen un elemento imprescindible de comunicación empresarial, para-
Marítim y supongo -no tengo cifras- que el resto de activaciones lelo y complementario de la publicidad clásica. Mientras la publicidad se
patrimoniales ubicadas en torno al complejo del Maremagnum, es ocupa de los productos conci-etos y tiene irnos erectos a corto plazo, el mece-
decir, el Museu &Historia de Catalunya y el Aquirium. En una segun- nazgo se centra en la imagen de la einpi-esa -nunca en los productos- y sus
da línea, cabe mencionar otros destinos turístico-patrimoniales dc
menor importancia como la Fundació Miró o el Museu de Cera, en 5. Especialmente significativas, segun parece, en alguiios destinos, como el Conjunt
Barcelona, o el Jardi Botanic Marimurtra o el Conjunt Monumental Monurnerital dlErnpúries o la Colección Thyssen del Monasterio de Pedralbcs, que última-
mente habrían perdido mucho público.
1 . 1 I I l l I I K O 111: [.AS ACTIVACIONES PA'I'RIIL1ONIAI.I~S H3

efectos son siempre a medio y largo plazo. En un momento en que los pro- inente.7 Ya hemos kisto en el capítulo 1 que la eficacia siinbólica cic
ductos de las diferentes enlpresas son cada vez más parecidos e n calidad y chste tipo de activaciones patrimoniales emana iundamentalmcntc
precio, el consumidor tiende a basar su clección en la imagen de la marca,
cle la pureza del paráinetro dc legitimación extracultural constituyen-
y la imagen, más que por medio de la publicidad, se consigue a través de las
acciones de mecenazgo.
[e: la naturaleza. Esto convierte, de facto e idealmente, a estos espa-
cios naturales protegidos, singularmente los parques nacionales -no
Las actividades de las empresas en el campo del patrimonio se pro- digamos ya las reservas naturales integrales porque no se pueden visi-
ducen tanto en el ámbito de lo ((maci-o))como en el de lo «micra». En tar-en auténticos «santuarios de la naturaleza»,&donde se busca,
el primer caso, siguiendo la misma lógica, tenderán a actuaciones «volu- ciertamente, por lo menos un «placer contemplativo» dentro de la
minosas)),de gran difusión, que pretendan llcgar al máximo número de lógica motivacional hedonístico-recreativa (de ahí las grandes dife-
personas; en el segundo veremos pequeñas jnversiones o colaboraciones rcncias cn el número de visitantes de unos u otros parques naturales
en campos muy concretos en los que la empresa tiene una incidencia según los tipos de ecosistemas),g pero cuya lógica motivacional prin-
específica, ya sea por su radicación en la zona, por el impacto que cau-
san en ella sus actividades o por su carácter reticular (como sena sin- 7. Andreu (1995, p. 71) remarca la difcrcncia entre la figura de parque nacional y la dc
parque natural y su respectiva relacióri con la población humana en los términos siguientes:
gularmente el caso de determinadas cajas de ahorro). En estos casos se ~Desdcestos inicios [se refiere a los primeros parques dcl siglo xrx y principios del xx -sobre
sigue la lógica de restitución, de contribuir modestamente al desarrollo este proceso, véase Colé y Bretón, 1986-1 hasta nuestros días la política de protección de la natu-
local -característico de estas activaciones «micra»-, ya sea para «afir- raleza ha cambiado mucho y se ha implantado en todos los paises del mundo; en la mayoría se
sigue un modelo dicotómico fundamentado en la existencia de parques nacionales y de parques
mar» su arraigo local, o bien para «lavar))su imagen. natiirales. Los criterios de separación de las dos f i a r a s son claE~~a?~>~.~ dclimitan,zn zonas
Las actividades empresariales «macro» en cl ámbito del patri- donde la n ~ u r a l e ~ a ~ ~ 6 X o ~ c O ~ T a ~ ~ < ~ apero, c ~ mientras
~ 6 ~ - q~u e~ 3~p oz m b r e ,
monio irían desde la creación y mantenimiento de determinados que iii&iZiiLI-s~~<itUa é~iqú~llas'C~éáSEóñés~5SQ~presencia')li~maria, el parqÜi nat%al iZcrP3
en ioi..'&$c&s donde.h$y u!,%,,&e_ incidmnc~< de-15s~c~ivida'e~, y pCi?i~n~ntope<mincrire
museos y con grandes presupuestos, como el Museu de la Ciencia bastante considerable. La creacidn de los pa~-quc<naturalesresponde a los cam'ios eii 13CeSWC(-
de Barcelona, hasta la adquisición ylo restauración de monumentos tcgias de %nseivd6h y en la mirada patrimonial sobre el paisaje y la naturaleza. U110 de los
debates más importantes de las últimas décadas se rcficre a la relación entre conservacióri y
emblemáticos y su adecuación como centros culturales, como la desarrollo: el hecho de consen,ar un determinado ierritoi-io cil su estado <<natural.no debe impli-
casa Mil2 (la Pedrera) de Gaudí, a la financiación total o parcial de car un fi-eno al desarrollo de las comunidades incluidas en las zonas protegidas. Con la creación
grandes eventos, como las exposiciones y actividades culturales que de los parques naturales se intenta superar este problema. El origen de los parques natiirales
regionales de Francia responde a esta problemática, a la necesidad de buscar una estructura que
integran el aiiiversario Goya de 1996, en cuyo patrocinio concurren, permitiese la protecciún de la r~aturalczaa la vez que implicase, entre otros aspectos, la partici-
según el catálogo, empresas de primera línea, como Argentaria, El pación de las comunidades locales y el mantenimiento de las actividades econ6i1licas.-
8. En el Parc Nacional d'Aigüestoites i Estany de Sant Maurici, e11la hoja de iilst~ucciones
Corte Inglés, Endcsa, Iberia, Pliilip-AlIorris, Banco del Comercio, (cn papel reciclado, por supuesto) que (junto con una bolsa de basura) se da a todos los visitan-
RTVE y T a b a ~ a l e r a . ~ tes en la entrada, se advierte explícitamente que no se pcrmite arrancar ni deteriorar ninguna
Las actividades «micra» suelen volcarse en colaboracjones pun- clase de vegetal o mineral; que hay que respelar las floi-es y las setas; que no se permite la c m ,
la pesca, ni molestar ni capturar a ningiin animal; está prohibido cncender fuego y tirar escom-
tuales (más raramente estructurales) con iniciativas locales, así como bros, clai-o está; no se permite la libre acampada dentro del parque; sc limita el tránsito de ve-
en exposiciones itinerantes. De todos modos, no debe olvidarse que la hicillos y de bicicletas, incluso de personas en determinadas zonas; se conmina a no perturbar la
descentralización (cuando se trata de empresas de carácter reticular) tranquilidad del lugar, a no utilizar máquinas ni objetos que produzcan niidos cxtraños a la natu-
raleza, y a no realizar acciones que alteren o espanten a los animales; se advierte también que no
tiene sus límites, y la rentabilidad, sus leyes. es conveniente que los animales de compañía (ergo domésticos) entren en el parque nacional y
que, en caso de necesidad, tendrán que ir sujetos; se prohibe bañarse o realizar cualquier activi-
dad acuática en los ríos y lagos. Es, por tanto, como un museo, donde no se puede hacer nada
más que mirar, un templo de la naturalrza. Transgredir alguna de estas normas podríamos decir
Dentro dc la Iínca de lo ((macro))hay un tipo de activación particular que constituyc un sacrilegio. Pero, si el sacrilegio tiene en la base un n t o de separación para rea-
que merece una consideración aparte. Me refiero a los espacios natu- firmar la fuerza de lo sagrado que, por otra parte, se compensa, con el rito de la comunión, o
iinión Con lo sagrado, podemos preguntamos ;cuándo y cón-io se produce aquí la comunión (esa
rales protegidos, parques nacionales y parques naturales singular- ucomunión con la naturaleza,,)? Seguimos hablando de representaciones más que de ritos.
9. Según un estudio de Marta Múgica (citado en El País, edición Cataluña, 19 de marzo
6. El caso más curioso es ial vez el de una conocida niarca de automóviles que financia de 1995). parece ser. que los visitantes de los parques nacionales acuden a ellos mayoritaria-
-y senaliza con su anagrama- la adecuación de rutas de naturaleza dentro de parques natura- mente en busca de espectáculo, buscando escenarios romintico y estéticainei~teplaccntcros '.'
les. 1.a contradicción en términos simbólicos no puede ser más fuerte (el ., ha sido incluso que requieren que el paisaje sea exuberantc dc vegetación y con agua abundaii~e(el grado de
motivo de algunos chistes en la prensa) ni la aceptación por parte de la administración de dicho i insatisfacción de los visitantes de parajes naturales protegidos que no responden a estos par&
patrocinio más inexplicable. metros parece que es muy alto).
84 ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO 85
1!1, I'U I UKO DE LAS ACTIVAClONES PATRIMONIALES

cipal parccc scr la de la peregrinación (lo cual cxplica la atención


selectiva dentro de estos espacios, y aun a costa de un cierto «sufri- dio que presentó Joan Abella en 1989 sobre los museos locales de las
miento~físico, por determinados elementos «emblematicos»). comarcas de Lérida, se llegaba a las siguientes y sangrantes conclu-
Estos «santuarios» y sus «iconos» más representativos (como, en siones:
menor medida, otras activaciones patrimoniales: arte parietal paleolí- Respecio del estado de conservación de las piezas, aunque sea triste decir-
tico, determinados monumentos) presentan el paradójico peligro de lo, es pésimo y depende más de la calidad del soporte material de los objetos
«morir de éxito)), a causa de una afluencia de público excesiva que que de las medidas de protección utilizadas. Éstas, con demasiada frecuencia,
amenaza su conservación. Así, por ejemplo, en el Parque Nacional de se reducen al abrigo que ofrecen las propias salas o inmucble del museo. Por
Ordesa y Monte Perdido, como en otros, ha habido que establecer lo que se refiere a la investigación etnográfica es actualmente inexisterite. Las
severas restricciones al acceso del público, lo cual no evita que Carlos causas estan tanto en la precariedad financiera como en la ausencia de per-
Ara (El País de las Tentaciones, 28 de julio de 1995) pueda calificarlo sonal, la no profesionalización del personal existente [...] y, sobre todo, en la
como ((la Gran Vía del Pirineo» y afirmar que ((Ordesa recuerda al pérdida del dinamismo y vitalidad que impulsaron la creacián de los museos
hormiguero humano de una calle mayor en tarde de sábado)). Como y que diii-6 tan sólo los primeros años de vida. La lilayoría de los museos se
liinita a un papel pasivo de almacén-exposición de piezas y objetos diversos,
dicen Michela Zucca y Gianni Nicolini (1995, P. 61), con frecuencia. --- exposición que se realiza sin criterios científicos claros y bien delimitados y
el parque, «nacido para conservar la naturaleza, se convierte en la pri- con la consiguiente ahistoricidad, falta de sentido crítico y descontextualiza-
m i i C Z s T d e su-delrucci6n))I La «protección» sFconvierteTn
_ -- - - - ---- - _- ción de las piezas expuestas. La ausencia de personal y la dedicación desinte-
«atracción» y, por ende, --- --
la ngprotgc-cióa -c,gej_-cho, otras figu- resada y no retribuida de los pocos que trabajan en cada museo comporta, por
ras-de protección
- - - - menores -rue no suponen una activación patrimb- otra parte, una restricción com~inicativarepresentada, principalmente, p o r la
nial, en-Ia mejor garantía de conscwación. PG-Gra Fa* saO=-
-
~ a c i ó- n-patrimonial garantiiará los recuÍ%os necesarios para l a s -- ausencia de un horario de visitas estable y regular (1993, p. 86.)

servación, y restauración si se tercia,1° de los espacios natgt,dees, con- Sin embargo, algo había cambiado en la rela-c&n_entre los agentes 1
juntos arqueológicos o monumentos. A&siguiendo conlas paradojas, socioculturales y politi= local@ yocmarcales y e l patrimonio, un 1
consumo y E o ~ l v a c i ~ n ~ s e ~ c O ~ Va ~lar vez.
t e n ,en términos antak3- CaniEo +e debe relacionarse con la-posibilidad efistivade retemaf 1
nícos y complementarios en el campo del patrimonio. la gestión e
los asuntos~públicos,e - poder,.Así, lo que en un princi- i P
- Las activaciones patrimoniales en la línea d e lo «micra» puede
decirse que se generalizaron en España concretamente en los años de
la transición democrática, con la eclosión identitaria que comportó,
pío hiero; rnóvilcs identitarios, es decir, la posibilidad y la necesidad
de construir, por primera ver en muchas dCcadas, un ~nosotroii
desde «nosotros»q para unosotros», más adelante. superada -tal vez!
/4
«por doquier», un verdadero ((anhelode museo». Como decía en otra vencida- la ilusión, o la necesidad, se han convertido en móviles eco-
ocasión (Prats, 1993, p. 156), «nacen proyectos de museos por todas nómicos y, en todo caso, de «reconstnicción))identiiaria en el seno de
partes, principalmente de museos locales, museos de ((cosasdel pue- contextos conflictivos.
blo» (fundamentalmente objetos que recuerdan la vida tradicional), Hoy en día, las activaciones patrimoniales locales con frecuencia
que, cuando llegan a realizarse, tienen, en general, una vida muy nacen como una especic de «museabilización de la frustración»:13
corta; pero también museos comarcales que tratan de expresar la pueblos y zonas que pierden aquello que ha constituido la base de su
riqueza del patrimonio, así como la identidad, de la comarca».ll Salvo sÜstento y que, un tiempo d e s p u é , s , ~ b u s ca~través-de la activación
honrosas excepciones,12las iniciativas de aquella época que aGn sub- patrimoOial;la reconstrucción de su identidad o una alterna-% aun;
sisten, lo hacen en u n estado de completa inoinificación. En un estu- que sea'de-menor calado, al desa-0110 cconórnico, cuando no-ambas
cosas a-15 vez. Por desgraciada, los casos son incontables y la casuís-
10. En la región volcAnica de La Garroixa, cerca de Gerona, por ejemplo, se ha «res- tica muy diversa, al igual que las formas que puede revestir cse com-
taurado~su volcán más emblemático, el Croscat (véase El País, edición Cataluña, 9 de abril
de 1995).
plejo de esperanza de futuro y derecho al pataleo: «vamos a hacer un
11. Un fenómeno similar se daba al parecer en estas fechas también en Francia (véase museo». En Riotinto, por ejemplo, parece que están desarrollando
Groupe Patrinzoine Etknologique, rapport linzinaire, 1979). un parque temático de la cuenca minera (casi totalmente cerrada)
12. Para la exposición de dos casos de museos locales, o mejor de iniciativa local aun-
que de incidencia más amplia. que han conseguido superar estas limitaciones y ser operativos
cn nuestros días, véase Bover (1995). l 13. Chistian Bromberger (1996, p. 21) le llama .el eco de una catástrofe (la desaparición
de una actividad, el cierre de una Fáhrica, etc.) y una respuesta a una herida de la historia>).
bajo la peregrina denominación de .Aventura Mina Parque. (véase EI
País de los Tentaciones, 31 de mayo de 1996). En La Jonquera, locali- el pasado 1 de agosto [el articulo está escrito el 10 de septiembre], la han visi-
vado 23.306 personas L...]. Si la repcntina fama que lia adquirido Púbol desa-
dad h-onteriza con Francia, con el cierre de la aduana de la que ha-
grada a los más reacios a Irer turbada la placidez de cste pequeño ~ueblecito,
bían vivido, por activa y por pasiva -contrabando-, las gentes del las expectativas turísticas que se abren en el municipio ya han despcflado el
lugar, surgiii el proyecto, que ignoro si ha prosperado, de uli museo de afán por el comercio de más de un vecino. Frente a las escaleras que condu-
la fi-ontera y el contrabando. En Cardona, donde cerraron las miiias cen a la fortaleza, un matrimonio joven ha convertido un antiguo garaje que
de sal de las quc vivía la población. se ha adecuado parte de ellas para amenazaba ruina en una tienda L..] donde se venden objeios decoratívos con
la visita turística, y así. su alcaldesa decía. según El País (edición motivos dalinianos. Teresa, la propietaria del establecimiento, asegura que el
Cataluña, 1 de septiembre de 1996), que cardona podrá continuar negocio ha funcionado bien durante el mes de agosto, aunque las ventas han
viviendo de la sal». Los ejemplos podrían multiplicarse ad infinitum. caído en picado al cmpezar el mes de septiembre. Teresa y su marido poseen
! Seguramente hay un pequeño mercado de turismo de fin de sema- un local junto a su casa y ya sueñan en convertir.l» en un restaurante, lo que
na que estas instalaciones, promocionándose, uniéndose,14 moderni- lcs permitiría dejar definitivamente su trabajo en la fábrica en la vecina pobla-
~ a n d o i epretenden
. explotar (conjuntamente con un turismo escolar y ción de Flaca. Restaurante, en Púbol, sólo hay uno, que ha trabajado sin parar
de la tercera edad, de dudosa rentabilidad, al que toda iniciativa turís- durante cl mes de agosto [...l. Mientras no se abran nuevos negocios, una
máquina expendedora de bebidas refrescantes ha aparecido junto a la cente-
tica apeIa para ((mantenerse fuera de temporada))). Pero, a medio
naria muralla de la iglesia de Púbol. Para un gnipo de vecinos quc la obser-
plazo, además de producir beneficios indirectos, la empresa patrimo- van, no es más que un indicio de lo que ellos temían: «e! ~ i s m no o 7es.p~La
nial se debería autofinanciar. Si no es así o bien desaparece o bien ni una declwaci6n de interés c ~ ~ t u r a ~apaciguar
~ ~ a r alas voces poco entu-
debe recurrir permanentemente a la UCI de la administración, con los Gcta~2lE&iiE&&[.,.] se dedica a predicar las excelencias de una oferta lí~di-
consiguientes costes políticos, generalmente locales o comarcales. Tal co-cultural que, a su juicio, permitirá que el pueblo edejc de ser un cemente-
vez por eso, no pocas de estas iniciativas, en el caso de Cataluña, bus- r i o ~[...] Había depositado muchas espeianzas en este acontecimiento y ahora
can el amparo como secciones de los museos nacionales. que ya se ha hecho realidad ha empezado a mover hilos: lus carteles indica-
A veces, alguna de estas activaciones, tienen la suerte de benefi- dores se instalarán próximamente cn la cal-retera de acceso al municipio, la
ciarse de un recurso extraoi-dinario ylo de su relación con un destino iglcsia se acondicionará para que pueda acoger concieflos durante el verano
turístico-patrimonial de gran envergadura. Es como una especie de y los vecinos van a encontrar todo tipo dc facilidades para montar un nego-
golpe de fortuna, c u y significación dependerá. sin embargo, de la pro- cio. Tarnbicn figura entre los proyectos del Ayuniainiento adecuar y ampliar
pia estructura socioeconómica local y dc las expectativas de la pobla- el aparcamiento donde durante el mes de agosto se han concentrado vehicu-
los con matrículas de Barcelona, frailcesas, holandesas y británicas.
ción en este sentido, porque no siempre llueve a gusto de todos ni
donde mAs se necesita. Sería el caso, por ejemplo, del castillo de
Púbol, última residencia y tumba de Gala, esposa y musa de Dali, Lo sucedido en Púbol encarna el sueño de la mayoría de munici-
abierto al público en verano de 1996. Vale la pena reproducir al res- pios que emprenden activaciones patrimoniales para atraer al turismo
pecto parte de un artículo de Marta Costa-Pau (1 996): y reconiponcr su maltrecha economía. Sin embargo -y al margen de
su singularidad-. en la propia experiencia se halla también el germen
Nada volver&a ser lo mismo para los poco más de 60 habitantes del de la ~ e ~ í a & U ~ g ~ " i . p@con@?stacihii
@g interior, la a m e n z a p e
pequeño núcleo de Púbol. El anonimato del bello pueblecito ampurdanés, a1 división_ _entre
__- criterios
-Y- ----- sobre todo, Z G e los que van a . v e ~ ~ ~ b ~ ! 2 e E ;
que ni tan sólo conducían los indicadores de carretera, se ha perdido definiti- ciGi-por$negoc@ ~ u r í ~ j i c ~ y ~ l on?
s - (porque
q ~ ~ e no pueden o por-
vamente y no sin despertar reacciones de recelo y desconfianza entre los veci- que no lo necesitan), por=paro la espada de ~ a m o c l e& s la =?-
nos. Y es que su tranquilidad se ha visto alterada por la avalancha dc visitan- cionalidad ( ~ l a vs e n t a s a e n en picado a principios de septiembre)))
tes que han querido satisfacer su curiosidad y descubrir' los secretos que
Fqué $3 +asar el resto del año? y si ese año, en razón de la novedad.
Salvador Dalí y especialmente su musa, Gala, guardaban en el castillo que se
alza junto a la iglesia de Púbol. Desde que la fortificación se abrió al público, hay un cierto flujo dc visitantes interiores, ¿qué va a pasar los próxi-
mos? Con suerte, del negocio de verano, de «hacer el agosto)), se
14. Muchos museos locales de la provincia de Barcelona (y otros reCereiiies patrimo- podrá vivir los demás meses, pero, aun así, en el mejor de los supues-
niales activados) se han agrupado en la Comissió de Cooperació de Museus Locals de la tos, ¿no va a pasar entonces Píiboi de ser un cementerio. -en pala-
Dipiitació y se promocinnan conjuntamente bajo el lema de «El museu més gran de
Cataliinyaa. bras del a un pueblo de «muertos vivientes*? -&_O%%+ a. *& S-"

un
- negocio
- - y
si$-entrañas.
" -
88 ANTROPOLOGÍA
Y PATRIMONIO

En algunos casos, estas iniciativas no nacen tanto de un desmoro- Éstas son, a mi entender, sucintamente caracterizadas, las dos
namiento de las activadades económicas y de las iormas de vida aso- grandes líneas -bien divergentes por cierto- que siguen las activa-
ciadas a ellas -y, por tanto, eri una perspectiva de reconversión turís- ciones patrimoniales en estos tiempos. Ello se debe, seguramente, a
tica-, como, sobre todo en la periferia de las urbes, de la necesidad una lógica (una relación coste-beneficio) similar a la que, en el plano
de perfilar una identidad propia de poblaciones y barrios, frente al puramente comercial, encarna, por un lado, la expansión de las gran-
proceso imparable dc asimilación por parte de la metrópoli. Hace des superficies, y, por otro, el mantenimiento de los pequefios comer-
escasos años, Xavier Mar& (inéd.: ff. 1-2) escribía acerca del caso cios especializados y de los colmados de barrio de emergencia. Como
ejemplar de L'Hospitalet, municipio de unos 272.000 habitantes, prác- he dicho, hay excepciones e hibridaciones para todos los gustos, mas
ticamente absorbido por Barcelona: no me parece oportuno perdernos en una casuística estéril. Sí creo
que vale la pena mencionar dos líneas menores, pero quc agrupan un
A nadie se le escapa que una de las constantes más trascendentes en los número lo suficientemente significativo de casos, aunque sea un tanto
último\ ailos en la ciudad de L'Hospitalet ha sido la búsqueda de su jdenti- como «escollos» para las corrientes hegemónicas. Las llamaré, res-
dad. Evitar lo que en palabras dc lgnasi Riera podría significar la muerte por pectivamente, la línea de los ({patririlonios
- incómodoc» y la de los
_l__l___l__--

absorción. Búsqueda de,i&gtjda$ que plantea un d o b l ~problema: por una {(museosde socie<g~-~-delas buenas inte-n@cnes». F
par te la necGidaCTdc iecuperai una meiiloiia histórica perdida, peT;-evi-
CúáCaO-ha610 de «patrimonios in&mdos» me reJfJro a activa-
ta6le y preexistente, y por otra la necétjdad de crear signos y ritos qye G-
den a generar una nueva memoria colectiva Cuando leemos en una encues-
-- --
---
ciones patrimoniales que--existen
e su IegiTimacion
- -
y que
- no se pueden extinguir a causa
__
_ que na+ _z.-qgiere -nj"-:sbe qué
simbólica, pero
ta que una parte consideiable de los ciudadailos de L'Hospitalet creen vivir
-e

en Barcelona deberiamos plantearnos dos preguntas: jsaben los encuestados hacer con eIIas, como muchas co~eccionestemáticas de las que el
de la existencia de una ciudad llamada L'Hospitalet? y, en segundo lugar, Ayuntamieiito de Barcelona, por ejemplo, quisiera desprenderse y que
¿qué opinión les merece su hábitat residencial? Muy probablemente descu- no reportan más que gastos; como las colecciones etnológicas «exóti-
briríamos que las respuestas tienen una significativa lógica barcelonesa, es cas» nacidas en un contexto colonial y que tan mal casan con el espí-
decii, que para ellos L'Hospitalet es una ciudad que forrna parte de una ciu- ritu de los tiempos16 (máxime cuando, como en el caso del Museu
dad mayor que se llama Barcelona, y ademhs que viven en una de las zonas Pere Darder de Banyoles, contienen elementos como el cadávei- de un
pobres de esta ciudad de ciudades. indígena africano disecado) y que hay quien propone «restituir»; o
como los viejos museos «polvorientos»,estigmatizados no sólo por el
Y más adelante destaca el papel del patrimonio en esta recons-
público y los museólogos, sino incluso por la propia administración,17
trucción identitaria:
aunque tengan ese irreproducible «aire de antaño)),como dice Maryse
Uno-de los elementos más íntimamente relacionados con la creación de Mane (1987, p. 221) del Museon Arlaten.
señas-de iKnti71aXZ-mUfiifZr~~s';stnd u b , el que s2--~éEjrFala recupe-
ración patrimoni$. No sólo desde-erpunto'de viJta de la adquisici6n de edí- _I_-
16. Sobre la problemática actual de los museos etnoli>gicosexóticos, vCase Fauna (1995).
ficios de valor histórico, sino desde la perspectiva de un trabajo posterior Una salida brillante y singular en este scntido es la adoptada poi- Jacqries Hainard cn Neuchatel,
pero tambien por ello, como ya henios apuntado, difícilmente repetible. Hainard no hay más que
que vincule su ulili~acióna una l6gica explicaliva de lo que ha sido y es la uno. Sobre Hainard, el Mus6e d'Ethnographie dc Neuchatel y, particularmente, la exposición ((Le
ciudad. La historia rural dc L'Hospitalct y su evolución hacia una sociedad salon de l'Ethnograpbie», vease, especialmeiite, Ilugli, 1989, y Jelmini y Hainard, 1986.
industrial ha sido lo suficientemente traumática como para que sea impres- 17. Estos museos pasan de ser considerados «templos,, a ~(tumbasny son repudiados
ciiidible la necesidad de i-ecuperai los símbolos más ebidentes de ambas h n - incluso por las instancias oficiales que, en otro tiempo, los han creado. Así, por ejemplo. en u11
texto del Servicio regional de museos de la dirección de asuntos culturales de la regicín fran-
ciones sociales para que nos ayuden a comprender nuestra evolución [...l. cesa Provenza-Alpes-Costa Azul, se dice: .Los lugares sombríos, polvorientos, sin fantasía,
Cada «masía. y edihcio industrial que la comunidad recupera y reconvierte donde los conservadores se delectaban en compañía de algurios especialistas en estudios abu-
en equipamiento vivo, ayuda a entender la historia y, especialmente, a gene- rridos, cuando no incomprensibles, han desaparecido. Los museos son ahora acogedores y sus
rar una nueva memoria c ~ l e c t i v a . ' ~ conservadores se preocupan del público, de hacerle conocer, compreiider. amar cl patrimonio
que tienen a su cargo.» Yo entielido, sin cmbargo, que no por eso dejar) de tener una función
(muscos de museos) y iin público (y habría quc ver qué tipo de relación costes-beneficios).
15. Los problemas dc algunos barrios y poblaciones suburbialcs no sc refieren única- Como decía Victoria Combalía en El PuÍJ, edición Catalt~Fia,26 de abril de 1996, para muchos,
mente a la disolución de sus referentes identitarios, sino a situaciones de naro nnhn-72 v «en el fondo no hay como los museos abandonados: nada mejor que el Miiseo Nacional de
colectivos marginales. Conio ejenlplo de utilización de la activación patrimoiiial para trabajar Delhi, o el de Jaipur, casi sin luz y con sus antíquisimas vitrinas, pero con unas minia1ur.a~
sobrt: esios probleinas en zonas urbanas confliciivas véase el caso del Ecomusée de Fresnes excepcionales, absolutamente fuera de series. Y es que, en el fondo, los museos interactivos
(Wasserman. 1994). son muy pasivos y riada pucde haber más activo (y emocionante) que el descubriiniento.
l i l . 1:11'1'111<0 [>E LAS ACTIVACIONES PATRIMONIALES 91
También hay ((patrimonios incómodos)) virtuales, es decir, cuya
aunque ni más ni menos que la de los grandes espectáculos patrimo-
((activación))todavía no se ha producido, como el caso del oso pardo,
niales comerciales o las grandes celebraciones patrimoniales identita-
cuyo proyecto de reintroducción en el Pirineo caíalán ha generado
rias, si bien de signo contrario. Para Jean-Claude Duclos (1996, p. 1l),
una enconada polémica. '8
los m u s ~ o s«de sociedad)) son mu4eos «para la sociedad)), pai-a- --las-
La denominación ((museos de sociedad)) ha sido impuesta por la
personas que la componen y han de estar al sel-vicio $~ l r o l & ~ a s
administración de museos francesa, como explica Jean Cuisenier,lg
para agrupar a un variopinto conjunto de museos distintos de los de
Cole-i~ó<-y-no-de
.-
- - u * 16s inieresZs'Z1 .mEEadop
-. --ae-Tás administracion<s
A e -
arqueología y bellas artes. Sin embargo, más allá de las etiquetas,
ni de los propios muscos:- -
nacen, o se replantean, en un contexto conflictivo, como la conciencia Las grandes cuestiones del momento, las prioridades y la urgencia guían
de un tiempo de crisis: al inuseo en sus eleccioiies. De ellas se aliineilta la relación que le une con
sus visitantes. Si nuestras sociedades v h e n en la urgencia, n o hay razón para
En el contexto de 1992 -construcción europea, auge de los discursos de que el museo no haga otro tanto Ahí reside su misión más elevada, en este
exclusión, de los racismos y de los nacionalismos, hegemonía del liberalis- ir y venir entre la expresión del fenómeno identitario y el acontecimiento
mo, transformación radical del paisaje rural, grandes índices de paro, crisis puntual, por una parte, y la expresión de la conciencia planetaria y del tiem-
de las ideologías y de las adscripciones, etc.- dos objetivos principales nos p o universal, por otra Por un lado, cada uno debe ser reconocido en bu dife-
reunen y parecen orientarnos a aunar y consolidar nuestras acciones: quere- Irencia, su lugar, su papel, su dignidad; por otro, cs necesario que objctivos y
mos que nuestros museos hablen mejor y se hagan entender mejor, a fin que valores se beneficien del mayor reconocimiento en el cumplimiento de una
tengan un papel más importante en la sociedad. En efecto, a partir de sus misma historia y de un misino destino. Éste es el camino que el museo ha
colecciones y de las disciplinas que movilizan, estos establecimientos cultu- de emprender una y otra vez. Y si la huella, el objeto, el documento, la obra
rales en su diversidad estbn ahí no sólo para conservar testimonios materia- constituyen el atractivo de cada una de estas acciones, nada cuenta más que
les documentados del pasado, sino también para iluminar de una forma crí- aquellos, de carne y de espíritu, con quien y para quien, indefinidamente, el
tica la visión de la sociedad sobre sí misma, y, desde este modesto lugar, museo se construye.
contribuir a su desarrollo (Fédération des Bcomusées et des Musées de
Socikté, Pvojet culturel, 1992). No voy a ocultar mi simpatía por esla aproximación -por otra
parte prácticamente inédita en España-, simpatía pareja tan sólo a
Dentro de este contexto, ((iluminar de una forma crítica la visión ini escepticismo respecto de su viabilidad. Los museos de sociedad,
de la sociedad sobre sí misma)), representa, si se lleva realmente a ta'_comce plantean en o t ~ ~ ~ q x ts ou xs n. -
e n . en sus Últimas conse:
cabo, una opción ideológica, y por ende política, clara y explícita, cucncias, convertir el patrimonjo en una arma crZcFcÓntra _- 10s~grS-
_ _ I _ - _ l _ l

des poderes, denunciar, con la fuerza de los mismos parámetro-S de


18. La reintroducción del oso en el Pirineo catalkn de la mano del programa Life ha legitimación, con los recursos de la ciencia y de las nuevas tecnolo-
sido definitivamente frenada por el Parlament de Catalunya, atendiendo a las protestas de los gías, la insoportable partición del mundo*-dentro y fuera de nuestra
ganaderos y de los políticos de la zona, mientras que las primeras iniciativas turístico-patri-
moniales a propósito ya se habían empezado a poner en marcha (una artesana sudafricana sociedad occidental-, la falacia dgl p-gnsarrjgto unico, a! adultera-
afincada en Islandia, por ejemplo, había empezado a fabricar figuritas de la única osa que ron- ción de nuestras aspiraGÓnes más nobles. Como he dicho antesljyn
daba por la zona que se vendían en comercios del Pallars SobirA, según E2 Periódico de ~ o d e rno hav- patrimonio, y no creo que el poder esté interesado en
Catalunya, 6 de octubre de 1996). El oso ya había sido perseguido con saña y exterminado en
el Pirineo. Similar, aunque con menos conflictividad, de momento, es la recuperación de los empresas de tales
humedales, antiguos focos miasmaticos desecados con gran esfuerzo y ganados para la agri- En vistas a un futuro inmediato, pienso más bien en la gran capa-
cultura. y conservados ahora para la biodiversidad con gran esmero. Mas curioso es aún el
debate que se establece entre el sector turístico y los ecologistas sobre l a necesidad de exter- cidad de lagocitación de lo quc en otro momento llamamos (siguien-
minar o no a los mosquitos de La Camarga (véase Accents. Le Mensuel du 13, n." 53, scptiem- do a Cirese y otros) ({culturahegemónica)). Es decir, en un predomi-
bre de 1995). nio de lo ((macro)),macrorrepresentaciones identitarias y10 recreati-
19. «La administración actual de los museos de Francia prefiere, por su parte, clasificar
estos museos bajo la apelacióil genérica de «museos de sociedad., categoria que incluye tanto vas, dentro de la más pura ortodoxia normativa del Estado y del mer-
los museos de agricultura Como los miiseos de la pesca o de la caza, los ecomuseos como las cado, alrededor de las cuales, como un cinturón de asteroides, girarán
instalaciones museales de los parques naturales, los muscos de las minas. de los ferrocarriles, pequeñas activaciones locales en un régimen de más o menos abierta
del automóvil. como los museos al aire libre. Y distinguc así todo este conjunto de museos del
conjunto principal de museos que tiene bajo su tutela: los museos de arqueología y de bellas dependencia y, tal vez, «museos de _ sociedadL
_ _ ..- O~-&? abiertament5
artes» (1992, p. 183). ____ ____-..... críticas,
activaciones - --,quecontrT6uirán tanto a explorar nuevos refe-
rentes y contenidos para íiituros consensos como a legitimar una fic-
ción de «discurso poliédrico», por supuesto absolutamente desigual.
Sólo confío en que mi probada iricapacidad de predicción -a la que
me referiré más adelante- me lleve nuevamente a equivocarn~e,y
que, en este caso, no sea para pcor.

SEGUNDA
PARTE

ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO
LA ANTROPOLOGÍAY EL ESTUDIO
DEL PATRIMONIO

Cualquier forma de investigación es interesante para


nuestro problema, ya que la investigación para el patri-
monio etnológico puede valerse eficazmente de muchas
modalidades de experiencia, y, sobre todo, de las más
híbridas y espúreas. De hecho, su característica es ser
una investigación «impura» (en oposición a la investiga-
ción «pura» de la universidad), ya sea porque se produce
en contextos de servicio o de dependencia institucional y
política, ya sea porque opera sobre escalas locales, ya sea
porque comporta una gran variedad de know how [...l. Es
necesario, por tanto, reflexionar para comprender si la
investigación para el patrimonio tiene una peculiaridad
epistemológica propia, o si es tan s61o el resultado de un
puzzle hecho de piezas diversas, procedentes de otros
tipos de investigación.
PIETKO
CLLLIENTE,
La ricerca nella prospetriva dei ~patrinzoiiictrlturali~
demo-etnoantropologici. Appunti per una discussione

No--hay- duda dc que otras ciencias sociales cuentan


con medios más rápidos y espe~~acu&s para obtener 2
d i G d i r s u ~ r e s u l G Z pc o r l o que en t é r m ~ n h s _ d ~ -
caTo es muy &Ea
-- --- competir con ellas E l - p e l j g ~enton-
~ e 3 - ~ ~ e ~ ~ ~ ~ e ~ ~ a ~ _ a en ~ c ~ ~ ~ ~
favor de a~roximacionesmás su~erficialesv aue los aná-

.
e --- - -+

error caer en esta clase de opciones y d é a e luego, la dis-


yuntiva no está en la confi-ontacióil entre métodos cuali-
tativos y cuantitativos, sino en la prioridad que se les
otorga. Los antropólogos no deberíamos hacer renuncias,
sino, por el contrar-io, reivindicar el valor de nuestra 1 supone un problema, o, cuando menos, un sesgo a reconsiderar, no ya
forma de trabajo. La principal aportacióri del aniropólo- cn los estudios sobre la construcción social del patrimonio, sino en los
go al estudio de cuestiones sociales radica precisamente propios estudios sobre la construcción social de la identidad.
en su aproximación cualitativa, en su capacidad para
hacer una etnografía densa y para desvelar la lógica que
siibyace a los comportamientos sociales. Ahí se encuen-
tra la eficacia de la antropología y sobre esta clase de efi- Cuando los legisladores determinan la existencia de un soi disant
cacia hay que sabcr convencer (aunque reconozco que no patrimonio etnológico, si no antes, y, en último extremo, cuando el
es fácil). Si se privilegia el pragmatismo y se sacrifican cjecutivo decide que se emprendan campañas de inventario y conser-
los n ~ é ~ o d odes la antropología para poder suministrar vación del patrimonio ctnológico, o la UNESCO nos consulta sobre la
respuestas rápidas y coilcisas a la demanda social, no se salvaguarda del «folklore»,el concurso de la antropología parece nue-
hace más que poner los medios para ir hacia un proceso vamente inevitable e intransferible, aun con más intensidad si se quie-
lento pero imparable de des-antropologizaci6n. re. Por un lado, se da por sentado que la antropología tendrá algo que
DOLORSCOMAS
~'ARGEMIR, decir sobre lo que se debe entender como «patrimonio etnológico)),
La Antropología Social frente al análisis por otro, se supone que la antropología deberá intervenir en la defi-
de problenzas sociales en el propio contexto cultural. nición y la realización de las camparias de iiiveiltario y conservación.
Reflexiones acerca de España
¿Quién, si no ella, puede desarbolar la concepción del patrimonio
etnológico como una sección más del patrimonio cultural, la que hacc
Los ppcesos hasta aquí descritos se refieren a la identidad, a sus referencia a los bienes y manifestaciones populares? ¿Quién si no la
-- - - antropología puede explicar, a partir de la realidad biocultural del
distintas versiones y representaCioñes,
- - - a sistemas culturales de IegiTi-
mación, a la construcción de discursos ideo1Gos- y'a su 2;irpTeslfrn hombre, la existencia de un solo patrimonio cultural en todas sus
simbólica. Es decir, tratan de dinámicas culturales y de ;it~<aeionesx diversas manifestaciones históricas y etnográficas y la necesidad de
-- -
conflictividad y consenso. No é s que csas cuestiones, y otrare¡-coii- considerarlo como tal? Y aun si, por desinterés o conveniencia, no
quiere entrar en estas cuestiones (que procurarán indefectiblemente
junto de la problemática, me parezcan apropiadas como objeto de
la conirontación con otros colectivos disciplinarios), ¿quién, si no la
estudio de la antropología sino que creo que le son ineludibles y difí-
antropología, se va a ocupar de la recopilación del ({patriinonioetno-
cilmente transferibles a otras disciplinas. {Qué otra estará mejor pre-
lógico», sea cual sea la concepción del mismo que explícita o implíci-
parada para estudiar el simbolismo en su dinámica social y las dis-
tamente adopte o acepte?
tintas representaciones de la identidad? ¿Qué disciplina se halla, por
Hay que precisar, de cntrada, que el desinterés de la antropolo-
sus propias características definitorias, en mejor situación para abor- gía por estas cuestiones no es exclusivo de nuestro país. Se produce
dar el patrimonio como un fenómeno cultural y desde una perspecti- en el mundo anglosajón y en otros países latinos. Baste ver, por
va global, sin partir de ningún apriorismo? A continuación expondré ejemplo, en Europa, el directorio de la European Association for
las razones que, a mi entender, han actuado para que la antropología Social Anthropology (EASA) y los intereses temáticos declarados
no se haya apenas preocupado, hasta el presente, de estas cuestiones por sus asociados o el contenido de sus congresos y publicaciones;
y haya relegado el tema del patrimonio a una situación marginal pro- baste ver, incluso en Francia, la nítida segmentación que se produ-
pia de los museólogos-ai~tropólogos.Cumple apuntar antes que, aun ce en este sentido entre colectivos de antropólogos (o de ~etnólo-
considcrando el patrimonio desde la perspectiva de la identidad (tema gos» y «antropólogos sociales», si ellos lo prefieren así) distintos.(
central, teóricamente, de las pi-eocupaciones antropológicas), tampoco
ha resultado ésta una vía de acceso. Ello me parece atribuible, apunto, 1. Eri el último directorio publicado de la EASA ninguno de sus asociados declara entre
a una preferencia por pensar los procesos identitarios desde la activi- sus temas de investigación preierenciales el paiririionio y eii su Úliimo congreso, celebrado en
dad y la representación social digamos espontánea, informal (el «suje- 1996 en Barcelona, como en los anteriores, no ha habido ningún ámbito que se refiriera direc-
ta ni indirectamente a patrimonio. Es una constatación. En camhio, en Francia, cuando se
to colectivo»), antes que como procesos estructurados y controlados convoca el coloquio europeo sobre los <<Usagrssociaux de l'ethnologien, en 1992, que tendrá
desde núcleos hegemónicos, es decir, desde el poder (fundamental- después una segunda fase en Tours en 1993 con el título de c<Ethnologieet patrimoine en
Europe. Identités et appartenences du local au supranatioiial>>(véase Fabre, ed., 1996), y cuyo
mente político en este caso). Si esto es así, podríamos afirmar que objetivo declarado es scgún la intervención inicial de Isac Chiva en Le Creusot, poner las bases
98 RNTROPOLOG~AY PATRIMONIO
II Y EL ESTUDIO DEL PATRIMONIO
1.A AN'I'I<UI>OLOGÍA 99

En Italia o Portugal la preocupación de los antropólogos por el ~intropológica,por una parte con un folklorismo trasnochado y, por otra,
patrimonio es también marginal y en la mayoría de los casos coyun- con la formación de colecciones de arte y cultura material primitivos,
tural, y, si en algunos países latinoamericanos parece tener una propias de un contexto colonial con el que nadie desea identificarse. En
mayor presencia (Bonfil, García Canclini...) se debe sin duda a su cuarto lugar, la necesidad de la antropología académica española, muy
estrecha vinculación con la problemática indigenista. Pero centré- joven en cuanto a tal, de labrarse un lugar entre otras tradiciones cien-
monos en España que es la realidad de la que puedo hablar con tíficas de mayor prestigio y, por tanto, de ocuparse de cuestiones cen-
mayor conocimiento de causa. El desinterés de la antropología trales, científicamente relevantes dentro de las prioridades de la antro-
española por el patrimonio, aun por el patrimonio etnológico, es polgía social conteniporánea. En quinto lugar, en relación con lo ante-
casi absoluto. Baste ver los currículums profesionales, las publica- iioi-, un inei~ospreciogeneralizado hacia la antropología aplicada, en
ciones, los planes de estudios o los congresos. En estos últimos, por oposición a la investigación básica, como una forma en cierto modo bas-
ejemplo, desde el Primer Congreso Español de Antropología cele- tarda dc ejercicio dc la antropología, aún hoy sospechosa dc poner en
brado en Barcelona en 1977 hasta el séptimo, celebrado en entredicho la identidad disciplinaria. Finalmente, y también en relación
Zaragoza en 1996, el patrimonio (bajo denominaciones diversas, con estas últimas cuestiones, una relativamente cómoda instalación de
desde «museos y antropología)) hasta ((patrimonio etnológicox) ha las primeras generaciones de antropólogos españoles en la estructura
estado casi siempre presente, bajo la forma de simposios específi- universitaria, con el consiguiente desinterés por el ejercicio de la profe-
cos, grupos de discusión, o, en el peor de los casos, comunicaciones sión fuera del ámbi~oacadémico.
en las sesiones de temas libres. Pero estos ámbitos de debate, signi- Por todas estas razones, y seguramente algunas más, unas de
ficativamente, han estado siempre copados por antropólogos no mayor peso que otras, el patrimonio no ha existido más que para un
académicos, fundamentalmente museólogos, hasta el punto que me colectivo marginal de museólogos-antropólogos con una producción
temo que constituyo personalmente la única excepción con una tcórica, y científica en general, muy pobre. Cuando, desdc instan-
cierta continuidad. Esto ha tenido a su vez un efecto de retroali- cias públicas, se ha requerido la participación de los antropólogos
mentación, los simposios sobre patrimonio se han convertido en en debates acerca de cuestiones patrimoniales, las intervenciones
verdaderos guetos y este carácter marginal ha alejado aún más, si han sido en general de compromiso y notablemente desinformadas.
cabe, a los antropólogos univer~itarios.~ Asimismo, cuando la acuciante asfixia del mercado de trabajo ha
¿A qué se debe este desinterés de la antropología académica espa- hecho pensar en el patrimonio como una «salida proiesi~nal)),~ se
ñola por todo lo relacionado con el patrimonio? Creo que las razones ha lanzado a él (como ha sucedido en otros campos aplicados, aun-
son diversas: que no en todos) a licenciados sin pei-spectivas universitarias ni nin-
En primer lugar, la preeminencia de la nunca discutida equiparación gún bagaje específico, que han tenido que sufrir la desorientación,
entre patrimonio, objetos y museos, que ha mantenido a la antropología los errores e insuficiencias que seguramente debiéramos haber
académica históricamente apartada de este campo (me refiero, por sufrido previamente nosotros -los antropólogos académicos- con
supuesto, a la antropología académica española de estos últimos veinti- menor desgaste y trascendencia personal. Los resultados han sido
cinco años). En segundo lugar, y correlativamente, la asociación de la de lo más variados, dependiendo básicamente de la capacidad adap-
museología antropológica con escuelas teóricas obsoletas en el desarro- tativa de los individuos y de las coyunturas en que se han visto
llo de la antropología, tales como el difusionismo y el particularismo his- envueltos.
tórico. En tercer lugar, la asociación, en nuestro país, de la museología Esto no ha sidv óbice, sin embargo, para que, duraiite estos últi-
mos años, proliferaran cursos de posgi-ado y másters, incluso asigna-
de una futura etnología de Europa, el patrimonio (como se habrá podido advertir, en par te, en
el titulo), ocupa un lugar principal. Sin embargo, una simple ojeada a la iiúinina de partici- 3. Soy muy reacio a creer que el patrimonio, ni siquiera conectado con el turisino, como
pantes puede explicar, seguramente, el porqué de Cste y otros énfasis temáticos. ya he explicado, constituya, como algunos dicen, un nuevo y poderoso ((yacimiento de ocupa-
2 El directorio de la Federaci6n de Asociaciones de Antiopologfa del Estado Español, ción.. En realidad, a veces, existe una demanda política para trabajar en el ámbito del patri-
editado en 1996, aunque incompleto, es un buen indicadoi del nivel de interés de los antropó- monio, para crear y gestionar activaciones patrimoniales, pero jexiste paralelamente una
logos españoles por el patrimonio. De los 256 antropólogos reseñados, s610 siete declaran tener demanda social?, jcómo se expresa, qué agentes sociales o empresas la generan y la canalizan?
entre sus temas de interCs profesional el .patrimonio» y nueve mas el patrimonio etnográfi- y, si existe, por escasa que sea, ja quién se dirige, a los antropólogos y otros científicos socia-
cor, dieciséis en total, de los cuales sólo ocho somos antropólogos académicos (cuatro de cllos les o más bicn a los técnicos de la administración y10 a gabinetes de arquitectura, diseño y
de la Universidad de Sevilla). mercadotecnia?
Y ~EL
1.A A N ' I ' I I O I ~ O L O C A ESTUDIO DEL PATRIhlONIO 101
turas de titulación, dedicados ya sea directamente al cstudio y gestión

i
objeto y de un proceso de investigación-documentación-conse~a-
del patrimonio etnológico, ya sea a cuestiones más gencrales de patri- ción-exposicibn alrededor del obje~o,que han pugnado por rnante-
monio y museología, en los cuales los antropólogos han participado ner en los límites de los conocimientos reservaclos, contribuyendo
activamente. Creo que este fenómeno debe relacionarse sobre todo así a salvaguardar sus atribuciones supuestamente exclusiva^.^ Por
con lo que yo llamaría una relación coiilpulsiva entre estudios de pos- otra parte, están los folkloristas, que aceptan abiertamente una tra-
grado y mercados de trabajo más virtuales que oíra cosa; precipitada dición inasumible por parte de los antropólogos, que dcfienden la
en el tiempo por la acuciante situación de muchos licenciados en paro existencia y el estudio de una cultura popular tradicional definida a
a la que me acabo de referir." partir de criterios ideológicos y esencialistas,6 y que no representan
ningún peligro -todo lo contrario- para el establishment museoló-
gico, con el que colaboran puntualmente por su particular interés,
El contexto social y disciplinario no ha ayudado precisamente a que sobre todo, en el arte popular. Otros colectivos disciplinarios, como
las cosas marcharan por otro camino. En el caso de Cataluña (y no los historiadores del arte o los arclueólogos, hubieran impedido, por
creo que constituya ninguna excepción), las políticas culturales de la otra parte, que los ailtropólogos abordara11 el pati-imonio desde una
administración han sido vacilantes cuando no inexistentes, no han perspectiva más amplia a la de su propia e inoperante parcela del,
pbiesto en marcha campañas coherentes ni con continuidad y no han sc llame como se llame, «patrimonio popular».7
tenido la menor validación científica. Se han aplicado más bien polí-
ticas de pequeñas ayudas para satisfacer a tirios y troyanos; para apo- 5. Los museólogos constituyen un cuerpo muy cerrado. Por poner un ejemplo, en el
yar, en principio, una visión de la «cultura tradicional» vinculada con décimo aniversario del Museu Etnologic del Montseny, La Gabella, en abril de 1995, se orga-
nizó un ciclo dc confercncias sobrc los muscos cn el horizonte dcl año 2000. Las cuatro con-
las esencias nacionales (que tenía que chocar frontalmente con la fcrencias que integraron el ciclo fueron impartidas exclusivamente por directores de museos y
moderna antropología). Y, últimamente, se ha requerdio la participa- representantes de asociacioiies de museos y de niuseólogos de autoi.idad contrastada (incluso
ción de los antropólogos en una remodelación de la imagen de la cul- en los boletines de inscripción se daba por supuestü la pei-teriericia a alguna entidad museal).
Siendo como son los museos instituciones públicas, parece por lo menos imprudente que no
tura catalana, en la línea antes apuntada de abrir nuevos horizontes y se le pregunte a nadie del exterior, no ya ciimo se debe hacer o llevar iin museo -que son cues-
buscar un consenso social; línea que no ha conseguido zafarse de los tiones técnicas-, pero sí. por lo menos, cómo ve el futuro de los museos en el horizonte del
problemas financieros y conceptuales. La actitud de los antropólogos año 2000.
1 En este mismo sentido, me parccen especialmente desatortunadas afirmaciones como
universitarios frente a esa política ha sido o bien de olímpica igno- ésta dc Danicl Sol&(1994, p. 22): ~Espcremosquc pronto la sociedad y nucstros políticos se
rancia o bien de descarado oportunismo. Nunca se ha llegado a crear den cuenta de que, para dirigir correctainente un museo, iio son aconsejables eminentes cate-
dráticos o eruditos localcs (con denominació11 de origeii), que aprecia11 riiucho el patriiiionio,
entre la administración y los antropólogos un clima de mutua con- sino buerios profesioriales con experiencia y coriocimieritos de riiuseología.» No sé si la diatri-
fianza. ba va dirigida a las «eminencias. y «denominaciones de origen» (en cuyo caso la comparto), o
Por otra parte, dos colectivos han sido especialmcnte activos en a los universitarios y agentes locales. Si es así, no creo qiie sea la vía de la exclusión, median-
! te mhs que discutibles argumentos de autoridad, sino la de la colaboración interdisciplinaria,
el campo del patrimonio etnológico (o de la c u l t u r a popular-tradi- la que nos va a permitii- inejorar la comprensión, el estudio y la cestión del patrimonio. Por
cional)), según sus propias denominaciones) y han reclamado sus tortuna, conozco a muchos museólogos eminentes (en el sentido recto de la palabra) que com-
títulos de propiedad sobre el mismo: por un lado, los museólogos, parten esta misma opinión.
6. Afortunadanlentc, tambiCn en cste campo hay notorias cxcepcioncs. El grupo
parapetados tras un concepto cada vez más d i f ~ ~ se oinoperante de Carrutxa, de Reus, sería, en Cataluña, un buen ejemplo de un trabajo bien heclio en el campo
del estudio (y clivulgiiciúiilde la «cul~urdpopulai.~,coiiio diceri ellos iriisnios: eEiitre el iiieiios-
precio de algu~ios[universitarios] -por dedicarrios a cosas tan poco serias- y las críticas de
4. El más arraigado de estos programas es sin duda el Master en Muscologia i Cestió otros [los folkloristas] -por ieorizar demasiado, exigir rigor, y relativizar raíces míticas y esen-
dcl Patrimoni Cul~ural,cuya tercera promoción se inicia este año, impulsado desde la cias intocablei- hemos ido abriendo camino a iin tratamiento de la ciiltiira popiilar correcto,
Universidad de Bar.celoiia (cuya titulación en Antropología Social y Cul~uralcuenta con una científico, divulgador y útil en una Cataluna de fines del siglo x x ~(Butl¡ett dTnforn7ncfó i
asignatura de Patrimonio Etnológico), primero por el departamento de antropología y más Opinió de 1'Associnció Culttirnl Carrutxa, n." 19, 1994).
lardc, también por el de historia del arte y el dc arqueología, coiijuntarnerite con el Institut 7. El monopolio que han ejercido estos últimos colectivos sobre la gestión del patrimo-
Catala d'Antropologia. Sin embargo, desde otros depaitamentos de la misma universidad se nio en general d e s d e la elaboración de las leyes y las políticas ~atrimonialeshasta la direc-
han formalizado propuestas complerncntarias y. eii otras universidades españolas, se han lle- ción de los principales muscos- mc parccc evidcnte. Para rcfcrirnos a Cataluña, durantc estos
vado a cabo o se proyectan cursos similai-es, unos, por supuesto, con más sentido y noción de últimos años, el director general del Patrimoni Cultural de la Generalitat de Catalunya ha sido
la territorialidad quc otros. No tengo por qué dudar de la bondad de las intenciones, otra cosa un catedrático de Historia del Arte, que lia dejado el cargo para pasar a ocuparse de la direc-
es si, para los antropólogos, éste es el camino adecuado para empezar a actuar desde la uni- ción del Museu Nacional d'Art de Catalunya, sustituyendo a otro catedrático de Historia del
versidad en el ámbito del patrimonio, y otra aun, muy distinta, la evaluación dc los resultados Arte. El primer plan de miiseos qiie se hizo en la Cataluña aiitónoma fue ohra de un conocido
profesionales de estos programas.
102 ANTROPOLOGÍAY PATRIMONIO

Si la antropología no se kteresa por estas cuestiones que le son lizarse, son tan noblese9Debemos contar, en segundo lugar, con el
intrínsecamente propias y para las cuales, a veces, es explícitamen- hecho, común a todos los estudios aplicados, de que nuestras conclu-
te llamada, mucho más difícil es que lo haga por la elaboración y \iones o se van a quedar en el papel sin más trascendencia, o, caso de
activación de repertorios patrimoniales de carácter turístico e iden- aplicarse, van a tener implicaciones efectivas en la realidad, es decir,
titario. Nos hallamos aquí cn e1 campo de la investigación aplicada, van a afcctar realmente a personas y cosas. En este segundo caso,
del ({trabajosucio», en la medida en que la investigación, si tal es, debemos tener presente que estas conclusiones, que se pueden pre-
no puede sujetarse a la lógica del trabajo estrictamente, o única- sentar como tales sobre el papel, no son sin embargo más que hipó-
mente, científico. Hay otros intereses a tener en cuenta. El antropó- tesis en la realidad (siempre mucho más compleja e imprevisible de lo
logo se halla bien situado intelectualmente (aunque no adecuada- que hayamos podido considerar en nuestros estudios). El informe
mente formado)*para contribuir a la activación de repertorios patri- final de nuestros estudios aplicados no es pues más que una primera
moniales al servicio de una determinada versión de la identidad o de fase, cuya aplicación y resultados, si se produce, deberemos seguir, si
unos determinados intereses turísticos, o de ambas cosas a la vez, queremos que la iniciativa llegue a buen puerto, efectuando una y otra
como se halla intelectualmente bien situado para contribuir a vez las correcciones necesarias (y posibles), esperando siempre no
reconstruir o a mantencr cl consenso social en torno a determinadas haber cometido errores de bulto en la apreciación de1 tema que luego
versiones de la identidad. resultan de muy improbable corrección.
No se trata, tal vez, como en los casos anteriores, de un trabajo Voy a dedicar el resto de las páginas de este libro a exponer mi
exigible a la antropología por sus peculiaridades disciplinarias, pero sí experiencia personal en este campo como antropólogo académico
de un trabajo en el cual, el antropólogo puede, si lo desea y le dejan, implicado en el estudio y la gestión patrimonial, por una parte en lo
realizar aportaciones cualitativamente distintas y más centrales, digá- que se refiere a mis esfuerzos organizativos y de relación con la admi-
moslo así, que las de otras ciencias sociales -imprescindibles para nistración, pero, sobre todo, en cuanto a mi imbricación directa con
detern-iinadoscometidos, ciertamente, pero carentes de la perspectiva proyectos de activación patrimonial reales y de larga duración. No se
globalizadora de la antropología-. trata precisamente de un ejercicio de narcicismo intelectual. Como
1 Este tipo de trabajo requiere, en primer lugar, un compromiso con se verá, la experiencia ha sido dura y las amarguras muchas más que
, unos agentes y con unos fines. Un compromiso consciente, que con- les satisfacciones. Más bien se trata, si de algo sirve, de aprender de
viene tener claro en todos sus extremos antes de implicarse, o no, en los propios errores, o de los ajenos para el lcctor que desee embar-
1 él. Nos encontramos, y no debemos olvidarlo nunca, en el campo del carse en estos vericuetos, o que ya se halle inmerso en ellos.
«para qué» y nuestros objetivos son del orden del refuerzo simbólico
patrimonial de los intereses hegemónicos y de la activación del patri-
1 monio al servicio del desarrollo turístico, supuestamente, y de la legi-
timación política. Podemos trabajar, tal vez, en la reconstrucción de
identidades coilflictivas y desestructuradas, en el reequilibrio territo-
rial y el desarrollo integral a través de las activaciones patrimoniales,
pero no sicmpre, ni mucho menos, los objetivos rcales, por lo menos
1 aquellos que cuentan con los recursos suficientes como para materia-

8. La cuestión sobre la adecuación de la formación de los antropólogos para trabajar en


el campo del patrimonio se debería subdividir en dos: ¿es adecuada la formación de los antro-
pólogos para trabajar en el estudio y gcstión dcl patrimonio, en activaciones de carácter iden-
titario y10 turístico? y ¿es adecuada la formación de los antropólogos para trabajar como con-
selvadores de museo? La respuesta en ambos casos debe ser negativa. Al terminar la carrera, 9. Conozco casos de proyectos patrimoniales en los cuales lo único que va a hacer cl
los antropólogos tienen, a mi eiitender. una base teórica y metodológica adecuada pero que antropólogo o agente pa~rin~onial
es certificar una construcción patrimonial previa y subordi-
necesita adaptarse y enriquecerse mediante complementos de formaciún. aunque éstos, en uno nada a unos determinados intereses, con lo cual el antropólogo vende barata, a mi entender,
y otro caso, deben ser, por lo menos parcialmente, diferentes. su capacidad de crítica social.
LAS ENSEÑANZAS DE LA EXPERIENCIA

En esta época de diversificación de los recursos eco-


nómicos y de incremento de la movilidad de las personas
(turismo local, regional, nacional, internacional), de
aumento del tiempo de ocio, así como de apertura de la
escuela al mundo exterior, los flujos turísticos se con-
vierten en una baza nada negligible. El viejo axioma «el
turismo empobrece» ya no es cierto. El patrimonio pro-
porciona un cierto volumen de recursos directos, que
aumentan regulai-iiien~edesde hace diez años: entradas
y productos comerciales. Pero proporciona también mu-
chos recursos indirectos: alojamiento, manutención, ser-
' vicios, transporte [...].
Por otra parte, el patrimonio contribuye a aumentar
el atractivo de una región [...l. Participa en la rehabilita-
ción del marco general de vida, ambiente natural y arqui-
tectónico, actividades culturales. Representa u n valor
simbólico formidable, que marca una región, factor de
identidad e incluso de integración de la población alóge-
na. Si la activación está bien hecha, es un factor de dina-
inización social y motor de la inversión, pero también
factor de curiosidad, de apertura de espíritu, de atenua-
cidn de complejos.
MICIIEL COLARDELLE,
La diineiision éconoi7iique du patriinoine culturel

¿No sería interesante crear de una vez una dirección


general del patrimonio etnológico? También en este
campo, un poco de europeísmo nos ayudaría a definir
qué queremos y dónde nos encontramos. Por ejemplo, en
Francia, la creación, en 1980, de un Consejo para el
Palrirnonio E~nológicopermite una acción coordinada y
reforzada de invcntario, como tambiCn la creación de
una conciencia patrimonial más profunda y más laica, en
ANTROPOLOGÍA Y PATRIMONIO LAS ENSEFIANZAS DE LA EXPERIENCIA 107

el sentido de menos sometida a los intereses de la políti- Éste presenta, a grandes rasgos, dos zonas claramente diferencia-
ca o de los credos religiosos.
das: una zona llana, al sur de la provincia, donde se concentra princi-
palmente la población, y ima zona montañosa, al norte, muy despo-
blada y que llega a sobrepasar, en las cimas más altas del Pirineo, los
tres mil metros de altitud. Estas dos zonas presentan problemáticas
1. La antropología en la Universitat de Lleida muy distintas. El llano es básicamente agrícola y, en ese sentido, cabe
y su orientación hacia los estudios de patrimonio distinguir una doble casuístíca entre las comarcas de regadío, donde
se practica una agroganadería intensiva (basada fundamentalmei~te
Intentaré exponer la trayectoria que me llevó desde mi dedicación en los frutales y la cría de ganado estabulado), y las comarcas de seca-
a la historia de los estudios etnológicos a la implicación con la políti- no, dedicadas al aceite y al trigo, principalmente, con un Futuro, sobre
ca del patrimonio en Cataluña y con determinados proyectos patrimo- todo para estas últimas -las cerealistas-, mucho más incierto y pen-
niales en el Pirineo, personalizando lo menos posible y desde el máxi- diente en todo caso de algunas obras públicas de regadío anunciadas
mo distanciamiento que me permiten las circunstancias (aun a costa pero de dudosa realización inmediata. En la montaña se ha vivido,
de sacrificar reveladores detalles). Con todo, mi relato no deja de ser la sucesiva y complementariamente, de la agricultura de subsistencia, de
exposición de procesos en los que me he visto personalmente implica- la constmcción de grandes obras hidroeléctricas, de la ganadería
do, y, por tanto. el lector hará bien en tomarlos como un testimonio, intensiva y del turismo, constituyendo este último sector, actualmen-
más que como un análisis distante, por más que haya puesto todo mi te, la única perspectiva económica capaz de articular la escasa vida de
empeño en objetivizar las situaciones y en aplicar el máximo de rigor estas comarcas pirenaicas y prepirenaicas fuertemente castigadas por
y contrastación a mis juicios. la emigración.
El interés de la Universitat de Lleida (donde he trabajado desde A nartir de estos hechos se destacan dos sectores claves para el
r -
1983 hasta 1995). desde la antropología, por el patrimonio, el patri- desarrollo de la zona: la agricultura y e1 turismo, hacia los cuales
monio etnológico en principio y, más tarde, por el patrimonio cultural parecc que se deberían dirigir prioritariamente los esfuerzos universi-
en su acepción más amplia tal como ya lo he definido -es decir, mi tarios. Asimismo y coi-relativamente, el futuro profesional de los estu-
propio interés y el de algunos colaboradores-, se remonta a mediados diantes de ciencias sociales en general, y de antropología en particu-
de los años ochenta y se produce en relación con la función social de lar, parece también muy vinculado a las necesidades de estos sectores.
la uiliver-sidad y las perspectivas laborales de nuestros licenciados.
La Universitat de Lleida es un pequeño centro universitario, ubi-
cado en una ciudad mediana -no más de 120.000 habitantes- que Al no sentirme especialmente llamado para estudiar los problemas y el
articula un vasto territorio, mhs o menos correspondiente a la misma futuro del sector agrario (un ámbito, por otra parte, notablemente
provincia y las comarcas fronterizas de Aragón. La provincia en sí cubierto desde la universidad por otros especialistas), decidí orientar
cuenta con una muy baja densidad de población -300.000 habitan- mis pasos más bien hacia las necesidades de las comarcas de montaña,
tes-. La capital de la provincia articula, sí, pero depende también de y, secundariamente, otras zonas que cifraban sus expectativas en el
este territorio. Prácticamente sin industria y con una rica huerta turismo de interior. La expresión «turismo de interior» es un eufemis-
situada a su alrededor, sin atractivos turísticos, Lérida es fundamen- mo para hablar clel turismo que carece de los atractivos turísticos bási-
tal~nenteun gran centro comercial y de servicios para todo el territo- cos (sol y playa) y, por tanto, debe movilizar otros recursos para atraer
rio de la Cataluña interior. Por tanto, ni la ciudad ni sus servicios visitantes, principalmente -fuera de las ciudades-, la nieve, donde la
públicos supramunicipales se pueden entender si no es en función de hay, y el binomio paisaje-clima, en la alta montaña y en verano. Sin
este territorio. La univcrsidad, concretamente, la primera emprcsa de embargo, estos recursos, como ya he sugerido, están muy localizados y
la provincia en número de empleados, debería entenderse en este con- son extremadamente inestables, lo que determina una acentuada esta-
texto, a mi parecer y al de muchos otros, como un instrumento bási- cionalidad y una extraordinaria incertidumbre económica, y, por tanto,
co de reequilibrio territorial, y debería estar, por tanto, fundamental- social y demográfica. Junto a ellos hay otros, menos aparentes pero
mente, al servicio del progreso económico, social y cultural de su más seguros y constantes, que permiten, o debieran permitir, por una
territorio. parte, asegurar-una atluencia de turistas, mucho menor, pero más esta-
108 ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO !.AS ENSENANZAS DE LA EXPERIENCIA
109

ble y seguida, 3; por otra, reorientar el sector turístico hacia un mode-


ics Estas jornadas se celebraron en abril de 1989 en Lérida con la
lo determinado de desarrollo.' El principal de estos recursos es, sin
rlenominación de 1 Jornades sobre el Patrimoni Etnolbgic a les Terres
duda, el pairjmonio natural y ciiltilral, que tiene la virtud, como hemos de Ponent i 1'Alt P~J-iiieu.
En ellas se presentaron numerosas iniciati-
visto, de constituir, además, u11 áiiibito de reflexiíin sobre la propia
vas de carácter patrimonial y se elaboraron unas conclusiones que,
identidad y sus transformaciones. por una parte, oficializaban el concepto dc patrimonio etnológico
para referirnos a nuestras actividades (con las virtualidades que esto
suponía respecto de otras denominaciones más restrictivas), y por
El impulso definitivo llegó en 1988 con la celebración del simposio
otra, prrconizaban la primacía de la secuencia investigación-conser-
sobre ((Antropologíay Patrimonio Cultural,>-que yo coordiné- den-
\.ación-difusión y restitución del patrimonio. amén de destacar la
tro del 111 Col.loqui del ICA, La Antropologia a la Societat. El mismo
necesidad de actuar planificada y coordinadamente en el ámbito del
año 1988 constituimos un grupo, más bien un grupúsculo, digamos
estudio y la gestión patrimonial:
parauniversitario, en la Uiiiversitat de Lleida, con la úníca iinalidad
de ponernos en contacto, evitando cualquier actitud de prepotencia Surge de estas jornadas una firme voluntad de coordinación, una volun-
académica, con el resto de asociaciones e iniciativas relacionadas con tad que arraiga en la experiencia pasada pero que se quiere mantener,
el patrimonio cultural dispersas por nuestro territorio.* Se produjeron ampliar y consolidar. Para asegurar estos objetivos, la organización de estas
numerosos contactos, algunas reunioncs, y de cllos surgió, como pri- jornadas anuncia Eormalinente su decidido propósito de crear una entidad
mera iniciativa, la propuesta de celebrar unas jornadas donde se pre- que recoja y coordine las diversas iniciativas existentes en torno del patri-
sentaran y debatieran los diversos proyectos y realizaciones existen- monio etnológico en las Terres de Ponen1 y el Alt Pirineu. Queremos así que
nuestro territorio adquiera una sola voz 3; una misma voluntad de trabajo al
1. Desde ini perspectiva, el concepto de desarrollo no debe eriteridersc como un creci- servicio del estudio, la consenración y la difusión del patrimonio etnol6gico.
miento indiscriminado de la riqueza, eri absoluto. En un scntido territorial, el desarrollo se Pensamos que esta voluntad de coordinaci6n representa un paso iinportan-
debe entender en función de un horizonte de bienestar social y de calidad de vida que haga te en el contexto de un país donde con frecuencia las iniciativas excesiva-
posible vivir en una 7ona con unas condiciones eqiiiparahles a otras zonas del país. Vivir en el
Maestrazgo o en el Priorato, pongo por caso, siempi-c será distinto de vivir en el área metro- mente particularisias hacen que los esfuerzos se pierdan de manera lamen-
politana de Barcelona o de Madrid. representa una opción que comporta ciertas ventajas y table. Esta coordinjción, por otra parte, nos conduce necesariamente a la
también ciertas renuncias, pero, mbs allá de estas u otras opciones, cn nuestra socicdad hay planificación, es decir, a pensar colectivarnenie nuestro territorio desde la
unos cstándarcs ii-rcnunciables que, si bien no son óptimos, ojalá fueran cxportablcs a muchas perspectiva del patrimonio etnoi6gico. La coordinación y la planificaci6n de
otras partes del mundo. No se traia ya de la aplicación teórica de los derechos hun~anoso de
los dereclios civiles, si110 de otras realidades muclio inbs einpíricas: la posibilidiid de ganarse las actuaciones sobre el patrimonio etnológico en las Terres de Ponent y el
la vida mediante opciones de tiabajo relativamenie diversiricadas y cualificadas, de acceder a Alt Pirineu constituirán pues, desde ahora, nuestros objctivos fundamenta-
iina educación y a una sanidad de calidad, de relacionai-se mediante redes formales e infor- les. No hace [alta decir que este proyecto de tratamiento colectivo del patri-
males relativamente diversas, de disponer de linos eqiiipamientos mínimos para el desal-rollo monio etnológico está vivamente interesado en abrir vías de intercambio y
de la creatividad y del ocio. Todo ello, claro está. dentro de las lirnitaciones y de las contra-
dicciones del sistema, pero también de sus potencialidades. Estos objetivos, en el caso de las de colaboración con otras realizaciones y progl-ainas, de dentro y fuera de
zonas mencionadas, por ejernplo, 110 requieren un crecimiento indiscriminado de la riqueza ni Cataluña que traba.jan en este mismo campo, y, en este sentido, queremos
de 13 población (población que, en otros casos, puede ser, contrariamente, excedcntaria), pero expresar una vez más nuestra predisposici6n.3
sí una cicrta rccupcración demográfica, un crecimiento modcrado y tina adecuada distribución
de la renta. Sin estas condiciones, absolutan~enteinterdependientes, no puede existir un tejido
social niíriirnamente estable ni la posibilidad de dispoiiei. de urios servicios colectivos dignos, En la práctica, estas jornadas y sus conclusiones abrieron dos lí-
y. por tanto. no podemos hablar de desarrollo. por muctio que algunos se enriquezcan. neas de trabajo que tendrían consecuencias nada desdeñables en el
2. En el manifiesta fundaciorial de este grupo, publicado el 28 de jiinio de 1988 en el
diario Segre, se decía .Los firmantes de este escrito, antropólogos e histori~doresprocedentes futuro inmediato: primeramente, la convicción de la necesidad de
del Estudi General de Lleida les el nombre que en aquel momerito recibía la Universitat de impulsar la planificación y coorclinación más allj del ares de influen-
LleidaJ, pero actuando desde fuera de la institución, queremos contribuir con nuestro esfuer- cia de Lérida (que daría lugar, en 1990, al nacimiento de la Associació
zo a este proceso de toma de conciencia del valor de nuestro patrimonio popular y fomentar,
en la mcdida dc nucstrns posibilidades, su cstudio y conservación. Por cso 110s constituimos Catalana del Patrimoni Etnolbgic, ACPE); y en segundo lugar, la for-
como grupo de trabajo para la investigación y divulgación del patrimonio popiilar en las Terres malización de convenios de colaboración para la investigación entre
de Poiieiit. y con10 grupo de opinión para recordar a la sociedad y a nosoti-os mismos la impoi.
tancid de esta tarea. Querríamos ser acogidos por todos aquellus que ya trabajan en este
iniciativas patrimoniales pirenaicas y la Univer-sitat de Lleida.
campo como compañeros en una misma empresa, abrir nuestro grupo a todo aquel que com-
parta nuestros aFanes y lanzar una llamada para la coordinación de los esfuerzos y proyectos,
todo ello con cin espíritii riguroso de investigación al servicio de la sociedads. 3. Sobre estas jornadas, véase cl artículo de Dominique Blanc (1989) en Terrain Las
actas de las jornadas se publicarori con su mismo título en 1993.
DE
\.!\S L I N S L ~ N A ~ Z A S LA EXPERIENCIA 111

2. La Associacio Catalana del Patrimoni Etnologic , i<.ntífico sobre el concepto de patrimonio etnológico. Estas dos
y la política cultural de la Generalitat ,.ilipresas se realizaron pai-cialmente Se llcvó a cabo un inventario
,Ir campo de un buen numero de entidades, financiado por la
En mayo de 1990, y tras algunas reuniones previas, fundamos en I)irecció General del Patrimoni Cultural de la Generalitat, que quedó
Lérida la Associació Catalana del Patrimoni Etnolbgic, con la inten- iiicompleto -se hubieran necesitado más fases y una permanente
ción de reunir; a nivel catalán, a las principales entidades, iniciativas I;ibor de actualización- y que, por lo que sé, no 11a servido poste-
y personas relacionadas con la investigación, la conservaciói~,la difiri- I ior-mente para nada. Asimismo, en 1991, se celebró, en la Universitat
sión y la restitución del patrimonio etnológico, al margen de ads- iIc Lleida, un seminario internacional sobre el concepto de patrimo-
cripciones disciplinarias. La asociación contó siempre con un núme- iiio etnológico con aportaciones de gran relevancia y entidad, cuyas
ro de socios bastante restringido (nunca llegamos a pasar de cuaren- .\das no llegaron a publicarse ante la imposibilidad de reunir por
ta). pero con una representación muy cualificada de todos aquellos csscrito, pese a nuestra insistencia, algunas dc las ponencias.
nombres e iniciativas que realmente contaban en este sector, con Mientras Lanto, la administración seguía moviendo sus piezas.
escasísimas ausencias de relevancia. Para reforzar la estructura de la I'ara entender los últimos pasos del gobierno de la Generalitat en
nueva entidad y permilir que en ella se expresaran realmente todas materia de patrimonio, y específicamente de patrimonio etnológico,
las sensibilidades formamos una junta directiva muy amplia, con debemos remontarnos al traspaso de competencias en temas de cul-
representantes de cada una de las siete zonas teiritoriales en que lura a partir de 1980. La Generalitat, el DeparLament de Cultura, creó
dividimos Cataluña, y otros encargados de las cuestiones relativas a entonccs una Direcció General del Patrimoni Cultural que se ocupó,
legislación y a seguir el proceso dc constitución del proyectado principalmente, de inventariar el patrimonio arqueológico, arquitec-
Museu Nacional dBtnologia de Catalunya (MNEC). Esta junta se tónico y documental, y de elaborar un proyecto de ley de museos que
convirtió, desde el primer momento, en el verdadero núcleo de la consagraba la figura del museo comarcal (cada comarca debía tener
asociación, crisol de ideas e intereses y origen de todas las iniciati- un museo en el cual se expresara su riqueza y singularidad patrimo-
vas. Creo que puede decirse que en ella confluían no sólo orientacio-
nial). En el ámbito de lo que ahora Ilamamos ~patrin~onio etnológico))
nes disciplinarias, sino tambikn intereses muy diversos, incluso, en
se creó un Servei de Cultura Tradicional deniro de la Direcció General
ocasiones, tal vez contrapuestos, y que no era la menor de sus virtu-
de Difusió Cultural. El problema que se planteaba en estc ámbito era
des la de intentar encauzar positivamente una conflictividad poten-
complejo. Por una parte, ia llamada ncultura popular y tradicional))
cial. a veces latente. que se detectaba en el sector Las grandes cues- movilizaba una gran cantidad de entidades; se asociaba con las esen-
tiones en las que estaba fundamentalmente interesada la ACPE, o, cias simbólicas de Cataluña desde finales del siglo XIX, y con deter-
por lo menos, los miembros dc su junta, eran la legislación y el mcn- minadas actitudes resistentes antifranquistas, mientras que, en sus
cionado MNEC. Respecto del primer punto. teníamos ya aprobada la aspectos mas lúdicos, se expandía como una nueva forma de sociabi-
Llei de Museus y su desarrollo reglamentario, pero se estaban trami- lidad por todo el país, en tanto que la antropología universitaina le
tando la Llei de Patrimoni y la que después sería Llei de Foment i daba la espalda. El Servei de Cultiira Tradicional organizó entre 1981
Protecció de la Cultura Popular i Tradicional i de 1'Associacionisme y 1982 un congreso faraónico de Cultura Popular y TI-adicional, con
Cultural (en adelante Llei de Foment). Respecto del segundo punto, un gran número de ámbitos y sedes, actos festivos y ferias de cultura
existía el compromiso progralnático del partido eii el gobierno de la
asociados, destinado sobre todo a mostrar la preocupación del gobier-
Generalitat de crear el MNEC a lo largo de la legislatura que termi- no autónomo, dispuesto a no reparar en gastos para satisfacer al
nó cn 1995, si bien aún no se había iniciado ningún proceso formal amplio tejido social motivado por estas cuestiones. Los resultados
al respecto. La ACPE creó grupos de debatc sobre la legislación y el efectivos de este congreso, al margen de su rentabilidad política, fue-
MNEC, con el ánímo de llegar a posiciones conjuntas e intentar ron mínimos. La única conclusión colectiva -de alguna forma asu-
influir en la administración, que, oficiosamente, admitía nuestra mida ya por el gobierno antes de tal celebración- fue crear un Centre
representatividad. Por otra parte, se iniciaron dos empresas de carác- de Documentació de la Cultura Popular i Tradicional, adscrito al
ter más básico y menos inmediato: la elaboración de un inventario de Servei de Cultura Tradicional y dirigido por el mismo jefe de servicio.
las entidades catalanas dedicadas Unica o principalmente al estudio Desde este centro, en los años siguientes, se puso en marcha una
y gestión del patrimonio etnológico, y la preparación de un debate fonoteca de música tradicional, se organizaron algunos fastos, se rea-
112 Y PATRIMONIO
ANTROPOLOG~A
LAS ENSEÑANZAS DE LA EXPERIENCIA 113
lizaron algunas adquisiciones v. principalmeiite. se arbitró una politi-
el londo, una filosofía liberal: del «café para todos)) proteccionista se
ca de subvenciones para la investigación y la práctica de manifesta-
ha pasado al «cada palo que aguante su vela». La disyuntiva, por lo
ciones tradicionales que, gracias a la sensatez de quienes tuvieron la
menos teóilcamente, ya nci es autofinanciación o UCI, sino autofinan-
responsabilidad de aplicarla, dio más frutos de los qiie en principio
ciación o nada. Dicho de otra manera, (por qué el gobierno autoi~ó-
hubiera sido de esperar.' Se trataba, evidentemcnte. de no dejar, a ser
mico debía sostener iniciativas deficitarias que no había emprendido
posible, a nadie insatisfecho, mediante una política de redistribución
ni solicitado ni considcraba de interés n a c i ~ n a l Lógicamente,
?~ esto
generalizada, o de ((limosnasvcomo la llamábamos, pero sin ningún
debía endurecer la lucha por el control de los museos nacionales y los
objctivo claro y sin abordar las cuestiones realmente importantes y
servicios centrales, receptores y gestores de los recurso^.^ De ahí, entre
conflictivas. otras cosas, la confluencia de intereses en el MNEC.
En el plano de los museos sucedía otro tanto. Cataluña estaba satu- Por otra parte, se redactaron, casi paralelamente, la Llei de
rada de pequeños museos y colecciones locales absolutamente invia-
Patrimoni y la Llei de Foment. Esta última resultaba especialmente
b l e ~ ,la creación de museos comarcales en todas y cada una de las
comarcas de Cataluña se revelaba forzada e inoperantes y, entretanto,
las realizaciones más dinámicas quedaban desatendidas. Las nuevas 7. Dentro del espíritu de la ley de museos, el Registre de Museus de Cataluiiya parece
concebido, por así decirlo, como un filtro, un instrumento de depuración frente a las alegrías
leyes que empezaron a aprobarse a partir de finales de los años ochen- del pasado. Así, la ley prevé una divisoria fiindamental entre aquellos museos que reúnen, O
ta pretendían resolver algunas de estas cuestiones. La Llei de Museus pueden llegar a reunir mediante ayudas puntuales, los requisitos para ser considerados como
acabó con la idea de una red de museos comarcales, endureció extra- tales y aquellos a los que, por su lejanía de tales requisitos, ya se les cierra el paso, por así
decirlo, de entrada y se les abandona a su suerte (lo cual, por otra parte, no sentencia necesa-
ordinariamente, a partir de critcrios técnicos y funcionales, las condi- riamente su futuro ni su éxito como institución patrimonial, turística y10 identitaiia). Así en el
ciones dc los museos para recibir tal consideración y acceder a las ayu- Itzfort~zatiunzuseus de la primavera dc 1994, cl Servei dc Museus dc la Direcció General del
Patrimoni Cultural escribía sobre este registro: .La aplicación dcl registro permitirá pues scpa-
das de la administración (lo cual debía tener un importante cfecto rar, objetiva y clarameilte, aquellas instituciones que de acuerdo con la legislación serán con-
disuasorio) y primó por- encima de todo la atención a los llamados sideradas museos, de aquellas otras que, aun conservando objetos susceptibles de formar parte
museos nacionales (de los ciiales, en principio sólo se preveían tres)6y de colecciones museisticas, no pueden ser juzgadas como museosr, y rnás. adelante aiiadía:
«Aquellas instituciones que de entrada ya no pueden ser consideradas musens quedan exclui-
a los servicios centrales. La filosofía de la nueva ley de museos es, en das del registro. De esta manei-a es posible concentrar los medios de que dispone la adminis-
tración en aquellos museos que realmente tienen posibilidades de funcionar como tales.» En
la guía Catalunya nzuceus, publicada por el Depai-tament de Comerc, Consum i Turisme de la
4. Vease Anguela (1988), desde una perspectiva estrictamente .oficial». Para la política Cencralitat en 1993 (y de la cual sc cditaron 20.000 ejcmplares políglotas) se inventariaban,
en torno al patrimonio etnológico de otras comunidades autónonlas, véase Llop y Plata (1993). con todo lujo de detalles, 255 museos. Sin embargo, en el texto introductorio rcdactado por la
5. Como explicaba Monlserrat Iniesta (s. d.): .Desde conlienzos de los ochenta. la Direcció Gei~eraldel Patrimoni Cultural, a renglón seguido de otro de la Direcció General de
Generalitat de Catalunya, a través del Servei de Muscus del Departament de Cultura, basó s u Turisme en el que se ensalzaban los atr~activostípicos y tópicos dcl país. ya se adveitía: ((La
política museística en ai-ticulai-iina nueva red dc museos, de gestión totalmente autonómica. buena acogida que ha tenido esta publicación por parte del público interesado en iiuesiro
El programa se pi-opubo dotar a cada una de las 32 coiriarciis catalanas de un musco que plas- patrimonio cultural hace necesaria su reedicidn actiializada. Por otro lado, la organización
mara en una exposición permanente los rasgos cai~aclerísticosde su geografía, su inedio físi- legal de los museos catalanes de acuerdo con las disposiciones de la Ley 1711990, de 2 de
co, su historia y su cult~iraautóctona. Esta iniciativa, qiie en principio habría de acet.car a la noviembre, de museos, aconseja posponer la publicación de una guta de nuestros museos
comunidad la gestión del patrimonio e introducir en los museos las particularidades del patri- hasta que se haya llevado a cabo el Registre de Museus de Catalunya. Ante este dilema. y para
moiiio local, topó con diversas dificultades que la hicieron ineficaz. Ante todo, el mapa de no perjudicar a los visitantes de los museos, nos ha parecido oportuno reeditar la guia ante-
museos comarcales Fue impuesto mecánicamente sobre el mapa tcrritorial basado en la uni- rior sin introducir modificación alguna a cxccpción de aquellas que afectan directamente al
dad administrativa de la comarca. Esto planteó principalmente dos incongmencias. Por una usuario, como los horarios, el teléfono y la dirección. No mencionamos, sin embargo, nada que
parte, aunque la comarca intenta reconocer una unidad tcrritorial iiatural, hay casos en que esté relacionado con la situacióri jurídica de la iilstiiucióii. Por lo tanto, este Folleto no es en
varias de ellas comparten rasgos cultiirales muy similares, y por lo tanto cabría cuestionar la rriodo alguno uria relaciún de los museos existentes eii Cataluña, si110 una mera lietramieiita
oportunidad, en base a la operatividad y a la racionalización de los recursos, de que cada una destinada a facilitar el acceso de los usuarios a nuestro patrimonio cultural conservado en
de ellas cucnte con un museo propio. Por otra parte, no todas las comarcas contaban con u11 museos, salas de exposición permanentes o centros que prestan servicios similares» (1993,
dinamismo social y10 económico suficiente como para hacerse cargo de un musco, y la admi- p. VIII). Hasta el momento, el número de museos inscritos (es decir, aceptados) como tales es
nistración tampoco se ocupó de generarlo. El resultado ha sido una red incompleta de rnuse- -~ ~
-
de 72 en el registro (frente a los 255 que constaban en la guía del 1993, recordemos). Según
os comai.cales, muchos de los cuales se convirtieron en meras exposicioncs permaiieiites abier- parece, en fechas próximas se van a inscribir unos pocos más.
tas al público. carentes de medios necesarios para impulsar una actividad diiiarnizadora de la 8. Los muscos nacionalcs, a través de las figuras de las secciones y de los museos vin-
zona en la que estaban enclavados.. culados y museos colaboradores dcbcrían cumplir un doble objcti\ro: haccrse prcscntes en todo
- -.
h. E ] - ~ u s e uNacional d'Arquelogia, el Museu Nacional d'Aii de Catalunya y el Museu el territorio catalán y dar amparo a instituciones de difícil autosubsistencia. Espccialmcntc
Nacional de la CiCncia i la Tecnica, a los que mAs tardc se aiiadiría el proyecto del Mu- notable es en este sentido la política seguida por el Museu Nacional de la Ciencia i la Tkcnica,
seu Nacional d'Etnologia de Catalunya y la realización, en priiicipio no prevista, del Museu que, además de su cede central eri Terrassa, cuenta con catorce museos y otras instalaciones
$Historia de Catalunya (un museo nacional de facto, aunque no se le denomine como tal).
xrinriilaitni
&. -- " -
. .- -. .... -n sil organierama,. reDartidos
- por diversas comarcas catalanas, que reciben orien-
tación, ayudas y servicios, además de una promoción conjiinta
114 ANTROPOLOGÍAY PATRIMONIO I.AS ~ N S E Ñ A N Z ADE
S LA EXPERIENCIA 115

conflictiva, máxime porque la ley de patrimonio descargaba en ella producía, al parecer, un notable consenso, incluso entre los represen-
prácticame~itetodo lo referente a patrimonio etnológico (la adopción tantes de la administración. También solicitamos un organismo pro-
oficial de esta denominacióii quizás fue la única influencia efectiva de 'i
pio de la administración autonómica dedicado cxclusivamente a la
la ACPE en todo este p r o c e ~ o ) Se
. ~ trataba, y se trata, de una «ley- I
investigación, conservación, difusión y restitución del patrimonio
potaje», donde se mezclaban cuestiones tan distintas como el inven- etnológico. Evidentemente, el modelo (por lo menos el modelo formal
tario del patrimonio etnológico de Cataluña, la potenciación en la que teníamos en la cabeza) era el de la Mission. A pesar de todo esto
enseñanza y los medios de comunicación de la ((culturapopular y tra- y de nuestros vanos intentos de incidencia durante su tramitación par-
dicional», la determinación de fiestas «de interés nacional», o el apoyo lamentaria, la ley, ignoro por qué singulares intereses, acabó por con-
a todo tipo de asociaciones culturales de carácter popular, se dedica- sagrar esta confusión que veníamos arrastrando desde principios de
ra a lo que habitualmente se entiende como «cultura popular y tradi- los ochenta (antes no había política alguna al respecto). Con la ley
cional)) o no.1° Parecía, y así lo defendimos desde la dirección de la llegó la creación del Centre de Promoció de la Cultura Popular i
ACPE en los foros donde tuvimos ocasión de hacerlo, que una cosa Tradicional Catalana (CPCPTC), que integró al antiguo Senrei de
era la investigación y la conservación de lo que nosotros entendíamos Cultura Tradicional y el Centre de Documentació de la Cultura Popular
como patrimonio ctnológico (es decir, el conocimiento de la cultura) i Tradicional, y cuya presidencia se apresuró a asegurar que la división
y otra el fomento y protección de un importante fenómeno de socia- en el tratamiento entre el estudio y la práctica que no habíamos con-
bilidad vinculado con la práctica de determinadas manifestaciones seguido por ley se iba a plasmar inmediatamente en el mismo organi-
más o menos tradicionales, lo que convinimos en llamar una necesa- grama del centro, así como en sus actividades." La primera muestra
ria diferenciación entre estudio y práctica, extremo acerca del cual se de su voluntad en este scntido iba a ser la inminente puesta en marcha
del Inventari del Patrimoni Etnologic de Catalunya.
9. La Llei del Patrirnoni Cultural Catala, en el título preliiiiiriar.. cuando define patri- Entretanto, la Direcció General del Patrimoni Cultural había empe-
monio cultural, dice: «El patrimonio cultural catalán está integrado por todos los bienes mue- zado a dar los primeros pasos conducentes a la definición conceptual
bles o inmuebles relacionados con la historia y la cultura de Cataluña que por su valor histó-
rico, artístico, arquitectónico, arqueológico, paleontológico, etnológico, documental, bibliográ- del MNEC. Se encargó a la directora del Museu d'Arts, Indústries i
fico. científico o técnico merezcan una protección y una defensa especiales, de manera que Tradicions Populars de Barcelona (MAITP), miembro de la junta direc-
puedan ser disfrutados por los ciudadanos y puedan ser transmitidos en las mejores condicio- tiva de la ACPE, la coordinación de un seminario de debate sobre la
nes a las generaciones futuras.» Y a continuación añade: .También forman partc del patrimo-
nio cultural catalán los bicnes inmatcrialcs integrantes dc la culturri popular y tradicional y las definición del propio MNEC (el encargo era muy lógico en la medida
particularidades lingiiísiicas, de acuerdo con la Ley 211993, del 5 de nlarzo, de fonzento y yrotec- en que se pensaba gener-almentc que el futuro MNEC se basaría ini-
ción de la cultura popular y tradiciowal y del asociacionisnzo cultural.^ (La cursiva es nila.) Esta cialmente en la reunión de las colecciones, personal y servicios del
última, por su parte, eri su artículo cinco, define el patrirrionio etnológico asi: «Constituyen el
patrimonio etnológico de Cataluña: a) Los inrnuebles y las instalaciones utili7ados consuetu- MAITP y del Museu Etnologic de Barcelona -exótico-). El seminario
dinariamente en Cataluña cuyas características arquitectónicas sean representatilrasde formas se basó fundamentalmente en las aportaciones de un buen número de
tradicionales; b ) Los bienes muebles que constituyen una manifestación de las tradiciones cul-
turales catalanas o de actividades socioeconómicas tradicionales; c) las actividades, los cono-
antropólogos catalanes, perfectamente solventes en sus respectivos
cimientos y demás elementos inmateriales que son expresión de tecnicas, oficios o formas de campos pero inexpertos en temas pati-imoniales y museales. No hubo
vida tradicíonales.~ grupos de trabajo previos, ni docun~entosbase, ni aportaciones de espe-
10. Por cjemplo. en el artículo cuarto de la ley, aparte de otras cosas, se dice, bastante
ingenuamente, que =el Gobierno debe incluir en los curriculums de los diferentes niveles, eta- cialistas de otros países, con todo lo cual acabó convertiéndose en un
pas, ciclos, grados y modalidades del sistema educativo el conocimierito de la cultura tradi- debate sobre la identidad catalana sin ninguna aportación sustantiva
cional propia de cada población y general de Cataluña, y debe propiciar la. participación acti- sobre el modelo de museo.'* Por desgracia, este debate trascendió ade-
va de los alumnos~~. Y. más adelante, que: «los medios de comunicación gestionados por las
administraciones públicas deben contribuir a la difiisión de la cultura popular y tradicionala.
Obsérvese el carácter imperativo de ambos apartados. El concepto, lo suficientemente genera-
lista que mantiene la ley de acultura popular y tradicional^^ permitiría de hecho (en teoría) 11. El CPCPTC, con una presidencia y una gerencia general, se organizó en tres áreas o
integrar la Antropología Social de Cataluna en el sistema educativo y en los medios de comu- departamentos: el área de investigación, conservación y protección del palrimonio etnológico;
nicación. En efecto, en el artículo dos se dicc: .A los efcctos dc esta Lcy, se entiende por cul- el área de Fomento de la cultura popular y dcl asociacionismo; y el área de recursos y docu-
mentación (véase «Recerca i Difusió de I'Etnologia Catalana,,, RIUEC, n." 4).
tura popular y tradicional el conjunto de las manifestaciones de la memoria y de la vida colec-
12. El seminario sobre el futuro museo nacional de etnología, celebrado el 25 y 26 de
tivas de Cataluña. tanto pasadas como presentes.)) El único i.equibito, que se incluye en el apar-
tado siguiente, es tautológico: se englobar1 en la cultura popular y tradicional todas aquellas marzo de 1993 estaba en gran manera predeterminado, no sólo por las características de los
manifestaciones culturales <(quetienen carácter popular y tradicional». Por supuesto nada de ponentes y por su estructura -que recordaba más a un ciclo de conterencias que a un deba-
todo esto se ha llevado a cabo. te-, sino por los temas de discusión propuestos en la iiitervención inicial (.Bases para una
definición del futuro muscox) y que, según el programa, debían estar presentes *en todas las
!
116 Y PATRIMONIO
ANTROPOLOG~A l.AS BNSENANZAS DE LA EXPERIENCIA 117
más a los medios de comunicación, con intervenciones diversas y cru- 1 ahora se puede argumentar con más fiierza que, existiendo ya el museo
zadas, todo lo cual, por supuesto no contribuyó en nada a impulsar el cle la identidad, el MNEC no puede ser otra cosa que un museo de la
proceso de creación del MNEC que actualmente parece absolutamente wciedad calalaria. Pero 110 par-ece que las cosas vayan por ahí.
paralizado.13 Poco después, se puso en marcha, sin debates ni semina- La aprobación de las leyes y la paralización del MNEC creo que, al
rios de ninguna clase, el proyecto de un Museu &Historia de Catalunya,
debilitar los intereses y agudizar las tensiones y frustraciones, desar-
que se encargó a un comisario sin ninguna relación con el tema y que
boló bastante la ACPE, nuestra presencia en cl congreso dc museos
se llevó a término mediante encargos directos hasta su apertura en
europeos de etnografía, o en el Curs d'Estiu d'Estudis Pirinencs, no
1996. El resultado es una representación normativa dc la identidad llegaron a. despertar nunca un interés global en sus miembros.
catalana por la vía de la historia, que es lo que supongo que en el fondo Nuestra última actividad colectiva como tal asociación tuvo lugar con
se pretendía que fuera el MNEC por la vía de la «cultura popular y ti-a- I la celebración de las 11 Jornades sobre el Patrimoni Etnologic a
dicional».'~aradójicamente,si algún día resucitara la idea del MNEC Catalunya, celebradas en Esterri d'Aneu en 1993, donde se pretendía
i evaluar la nueva situación político-legislativa.15 En estas jornadas
estuvieron presentes el presidente y otros cargos directivos del
intervenciones posteriores» y ademis, se decía, las posibles respuestas a las preguntas que
planteaban debían permitir .la redacción de unas conclusiones». Estos temas eran: e 1) Ambito CPCPTC y puede decirse que, en definitiva, en ellas se acabaron de
territorial y cul~uraldel fiituro museo. 2) El futuro museo jse debe guiar por un discurso sin- perfilar las características del Inventari dcl Patrimoni Etnologic de
crónico o por un disc~irsodiacrónico? 3) :Que modelo de descentralización debe tener el &tu- Catalunya, que tomó en consideración gran parte de los requerimien-
so museo? 4) El Futuro museo y su relación con los centros de estudio y difusión del patrimo-
nio etnoldgico.)) La traducción de los dos primeros puntos, que fucron los que centraron el tos planteados en sus conclusiones.16Durante estas jornadas se acor-
interés de los asistentes y el escaso debate, era muy fácil: ~~iCultuia catalana o culturas en
Cataluña? ¿Cultura tradicional o cultura en continua transFormaciÓn?~Y, en el fondo, la iden-
tidad. (Los otros dos temas se traducirían así: <<<Qué hacemos con los pequefios museos etno-
lógicos y paractnológicos diseminados por el país? y (debe ser el MNEC el instrumento que y se refiere a la expansión catalana por el Mediierráileo; el cuarto .a la periferia de l'lmpeii)~
arbitre y dirija la política sobre el patrimonio etnológico en Cataluña? y, si es así, ¿qué hace- (en la periferia del Imperio) da cuenta de los llamados siglos de decadencia -el Imperio es el
mos con los sadanistas y con los universitarios?>, Imperio español, por supiiesto-, desde el descubrimiento de América hasta, más o menos, la
pérdida de libertades como resultado de la guerra de sucesión en 1714; tres ámbitos se dedi-
13. Para conocer h resonancia quc tuvo en la prensa el debate sobre la identidad cata-
lana que se abrió a partir del seminario sobre el MNEC. véase El País (edición Cataluña de los can a la preparación y desarrollo de la revolución industrial, la pujanza de la burguesía y del
días 30 y 31 de marzo y 1 y 3 de abril de 1993). El tema seguia tan prcsente en la memoria de movimiento obrero y al catalanismo político -la segunda edad de oro, por así decirlo, de
los periodistas que, a raíz de la presentacidn de los resultados dc la primera campaña del CataluRa-: eIcs bases de la Revolució Industrial*, .vapor i nació,, y .els anys electrics~;el
Inventari del Patrimoni Etnoldgic de Catalunya, donde se formuló el anuncio de tina exposi- octavo ámbito se dcdica a la gucri-a civil, cl franquismo y la resistencia antifranquista bajo la
ción sobre el propio inventario y su significación, volvieron a especular con la posibilidad que denominación de ~desfetai represa. (derrota y recuperación, aproximadamente); el último
esa exposición prefigui-ara la orientación del futuro MNEC (creo que en aqiiellos momentos ya Ambito, ~herkiiciade f~iiurn.se refiere al auiogobierrio, la proyección europea de Cataluña, etc.
definitivamente invernado) y se ponfa el acento en cómo los responsables de la Genei-alitat Grandes esceneogi-afias recuerdan momentos emblemáticos de la historia norniativa, como el
habían cvitado Iiablar de «identidad. (véase El País, edición Cataluña, 15 de Febrero dc 1995, origen legendario del escudo de Cataluña, la tienda de campaña de Jaume 1 el Conqueridor, la
y Avui de la misma fecha). Cuando finalmente se realizú la exposición, el fantasma del MNEC rebelión de Els segadors, la defensa de Barcelona en la guerra de sucesión, la represión del
resurgió, como veremos, nuevarnentc en la prensa. Seguramente el debate (si tal fue) se pre- movimiento obrero por parte de la Guardia Civil o la proclamación de la república desde el
sentó con mayor acritud en la prcnsa de la que había tenido durantc el seminai-io, que, a mi balcón de la Generalitat por parte del presidente Macii. El director del museo, el historiador
entender. fiie más estéril quc conflictivo. En el momento de la realización del seminario, el Josep M. Solé i Sabaté (1996, p. 1) explica así el contexto ideológico de la institución: <(Entre
MNEC parecía un hecho que se iba a materializar en un lapso dc tiempo relativamente corto. los elcmcntos quc conforman la pcrsonalidad de una nación como Cataluña, el conocimiento
Jacinto Antón, en El País, edición Cataluña. 30 de marzo dc 1993, ponla en boca de Eduard de la propia historia ocupa un lugar prcfcrentc junto a otros signos de identidad como la Icn-
Carbonell, a la sazón director general del Patrimonio Cultui-al de la Generalitat, que el pro- gua o el patrimonio cultural. Cataluña participa de la necesidad de reencontrar más allá dc las
yecto muscológico esiai-ia acabado en junio y quc el centro podría empezar a funcionar el año aulas escolares la propia historia, con lrecuencia ocultada, tergiversada o simplemente infi-a-
próximo (1994). valorada. Nuesira historia es una realidad que debe ser coriocida ya que es parte de iiues1i.a
14. El Museu d'Historia de Catalunya se halla ubicado en el Palau de Mar (antiguos identidad como piieblo, y parte de la historia universal.^>
almacenes generales del puerto de Barcelona). Eri un sentido estricto, podría decirse que iio se 15. Estas jornadas se convocaban bajo la siguiente proclama: «Las 11 Jornades sobre el
trata de un museo sino de una exposición permanente de 4.500 m Len la quc se han utilizado- Patrirnoni Etnoldgic a Catalunya pretenden debatir las bases para una nueva empresa común
todas las técnicas imaginables para hacer atractiva la visita (su lema promocional es: «ven y de investigación, conservación, difusión y restitución del patrimonio etnológico en Cataluña
locarás la historia>>).El discurso de fondo se corresponde plenamente con el discurso nacio- a partir de la flamante legislación y de los recientes instrumentos ejecutivos que se consoli-
nalista convencional que podeinos encontrar, por ejemplo, en el Resuni d'Hist6ria dels Paisos dan en estc campo. Quisiéramos llcvar a término una rcflcxión crítica, pero constructiva e ilu-
Catalans de Ferran Soldevila. Los ámbitos en que ha sido dividida la exposición permanente, sionada. Dam la cual necesitamos la contribución de todos los agentcs individuales y colecti-
sus títulos y sus contenidos, lo reflejan: el primero se denomina «les a r r e l s ~(las raíces) y abar- vos implicados.»
ca desde cl origen de los tiempos a la Edad Media; el segundo se denomina .el naixemcnt 16. Entre los ~riteriosexpuestos en estas ~onclusioiiesque más claramente se iefleja-
d'una nació. y se refiere a la marca hispánica, los condados catalanes y su indepcndencia ron en las primeras convocatorias del IPEC, cabe d e s t a ~ a rlos siguientes «que los ob~eti\os
-con un espacio menor dedicado a la dominación árabe-; el tercero se titula d a mar nositan que se propone el inventario solo se pueden alcanzar mediante programas de investigación
que, ademas de generar el conocimiento qiie es niieitro oh~etivocentral sirvan efectivamen-

l
1
LAS ENSEÑANZAS DE LA EXPERIENCIA 119
dó también la renovación de la junta de la asociación, que, por otra El Inirentarj del Patrimoni Etnologic de Catalunya, obra de desarrollo
parte, desde entonces hasta el presente se ha disuelto en el desinterés progresivo, quiere ser un instrumento que posibilite y ordene acciones que
y en una dinámica de desencuentros y recelos. den respuesta adecuada a la investigación, la conservación, la difusión, la
Pero si la ACPE fracasó en su voluntad de lograr un consenso restitución y la proyección de futuro del patrimonio etnológico catalán. Esta
básico entre personas y colectivos e influir en la formulación de una iniciativa que el Centre de Promoci6 de la Cultura Popular i Tradicional
política coherente por parte de la administración en relación con el Catalana inicia e n estos momentos se organiza a partir de programas de
cstudio y gestión del patrimonio etnológico, no puede decirse que la investigación, convocados a través de concursos públicos, centrados, prefe-
rentemente, en el estudio de una Len~ática,de carácter integrador e interdis-
Direcció General del Patrimoni Cultural y el CPCPTC hayan conse-
ciplinario, que permita explicar, de la forma más exhaiistiva posible, cómo
guido superar los vicios del pasado, salvando siempre la buena han vivido y viven hoy, desde el punto de vista de la cultura material y del
voluntad, tanto en un caso como en el otro, de las actitudes perso- mundo de las ideas, los catalanes.
nales.
En 1994 se puso en marcha el Inventari del Patrimoni Etnolbgic La convocatoria de un segundo turno de programas en 1995, con
de Catalunya mediante la primera convocatoria pública de programas una mayor implicación universitaria y una mayor diversificación y
de iilvestigación. Se dotaron seis programas, tres de ellos de carácter selección, parccía confirmar las buenas impresiones iniciales. Sin
territorial y tres de carácter temático, que no consiguieron evitar, de embargo, pronto se pusieron de manifiesto los primeros conflictos, ini-
entrada, algunos de los antiguos errores y problemas de la adminis- cialmente relacionados con la morosidad de la administración y con la
tración en este campo: escasa presencia universitaria y una política incapacidad de traducir los resultados que íbamos aportando los dis-
más o menos abierta de distribución de recursos según grupos, ten- tintos grupos de investigación en archivos informáticos globales. A
dencias y procedencias disciplinarias. A pesar de ello, estos primeros mediados de 1995 estos conflictos iban a adquirir proporciones dra-
programas, digamos que dotados con recursos, si no abundantes, por máticas con el recorte de los presupuestos públicos. En primer lugar se
lo menos suficientes dentro de lo que son las dotaciones habituales preparó una costosa exposición, difícilmente justificable, mediante la
para programas de invesiigación, crearon fundadas expectativas res- cual, supuestamente, sc pretendía explicar a la sociedad catalana el
pecto de una tarea que se presentaba con un nuevo espíritu y unas sentido del inventario. De hecho, la exposición -que recibió algunas
nuevas maneras. En el Document de treball que se difundió en octubre críticas feroces-17 se perdió en mensajes tan diversos como confuso^'^
de 1993 ya se decía: y el inventario pasó a ocupar una ínfima parte de su cspacio físico y
El Inventari se debería entender como un proyecto a largo plazo, que n o
conceptual. Acto seguido llegó la noticia de unos dunsimos ajustes pre-
se agota en una generación, y que puede convertirse en un instrumento útil supuestarios que cortaban por lo sano todos los programas a la espera
para ayudar a comprender mejor lo que es Cataluña, pret6rita y contempo- de vagas promesas de continuidad. Finalmente se salvó parte del pre-
ráneamente. Pero, además, hay que señalar que el Inventari no se configura

'
como un proyecto que deba mirar hacia atrás necesariamente y fijar su
punto de vista en las formas preindustriales de vida, sino que también es 17. Seguramente estas criticas -como ya he avanzado- se vieron agudizadas por el
Iiecho dc presuponer (y así parece que lo daban a entender también sus comisarios) que se tra-
necesario que se conciba como un instrumento de trabajo para conocer la taba de un tanteo sobre la orientación del Futuro Museu Nacional d'Etnologia de Catalunya.
realidad cultural y social actual de Cataluña. Así, por ejemplo, Ramón de Espafia escribía en El País. edición Cataluña, 25 dc noviembre de
i 995, que la exposicidn era %unaviso, con innegables tonas de amenaza, de lo que puede lle-
Y cn el folleto dc divulgación pública Catalunya, patrimoni etnolo- gar a ser el Museu Etnolbgic de Catalunya si Dios o la autoridad competenle no lo 1-emcdiann.
4 Véase también en este mismo sentido cl ácido artículo de Pep Subirós en el Quadern de El País,
gic, cditado en 1994, se rcafirrnaba: edición Cataluña, 28 de diciembre de 1995.
18. Por ejemplo, desde el propio CPCPTC, en el RIDEC, n.O 11 (febrero de 1996) se decía
sobre ella: .La muestra es una propuesta que quiere propiciar la reflexión sobre nuestro pasa-
do y nuestro presente en un momento en que la creciente complejidad y la globalización del
te para reunir a todos los cstudiosos y para docurncntar y conservar, si procede, zonas, bie-
sistema social, cultural, político y económico, hacen perlinente: explicitar y confrontar los ras-

i
nes muebles e inmuebles, y también conocin~ientosy actividades de interés etnológico [...]
gos culturales propios. Difundir y proyectar los referentes cul~uralesy estimular sus potencia-
que se prioriceii zonas y problemas en función de las iiecesidades de recuperación social y
lidades creativas. Propiciar cl conocimiento de la diversidad y de la riqueza cultural del propio
económica (donas deprimidas) e identiiarias (conflictividad y dispersibn identitaria) que
país e inducir actiludes de autocstima y de fomento de la convivencia frente a las nucvas rea-
hacen más urgentes las actuaciones patrimoniales [...] que se abra inmediatamente una con- lidades socio cultural es.^ El eclecticismo y la indefinición del mensaje se tiaducían asimismo
vocatoria de programas territoriales integrados de realización del Inventari del Patrimoni
Etnolbgic, de carácter plurianual~~.
1 en el contenido y la forma de la exposición. Creo que aún hoy muchos nos preguntamos cuál
I AS ENSENANZAS DE LA EXPERIENCIA
123

supuesto de algunos programas del tercer año que están consiguiendo Generalitat ha estado en manos de la derecha nacionalista moderada.
terminar sus trabajos en condiciones precarias y con un gran escepti- Por tanto, se puede decir quc el nacionalismo moderado y conserva-
cismo respecto del futuro del inventario y de sus resultados, pendien- dor ha regido, desde la transición democrática, gran parte de los des-
tes aún de cualquier tipo de catalogación. Todo ello hacía que nos pre- tinos de Cataluña, ha dictado leyes y las ha ejecutado en todos aque-
guntáseinns, con una inezcla de sentimiento de buena fe defraudada y llos campos en los que el gobierno autonómico tiene competencias, y
de incredulidad, cómo podía ser que el parlamento aprovase la ley y el aún ha aumentado su influencia gracias a su papel decisivo durante
gobierno crease el centro en 1993, que sc pusiera cn marcha el inven- estas dos últimas legislaturas en el sostenimiento de la gobernabilidad
tario en 1994, que se abriese una nueva convocatoria en 1995, que se del Estado. Los socialistas, dentro dc Cataluña, se han tenido que con-
hiciese una exposición para explicar el sentido del proyecto... y pocos tentar con la alcaldía de Barcelona y de otras ciudades, sin posibilidad
días después se paralizara todo indiscriminadamente.lg A esta situa- 1101- tanto de plantear un proyecto de gobierno alternativo real a nivel
ción, que no hacía más que ahondar en viejas y conocidas heridas, <nacional»,mientras que la derecha no nacionalista y la izquierda más
habna que añadir el agravio comparativo que suponían los gastos del radical han ocupado posiciones prácticamente testimoniales.
CPCPTC en la organización de eventos fastuosos como Expocultura 94, En este contexto, en cl marco de un proyecto político nacionalista
n el nuevainente far-aónico e iiiexplicable 11 Congrés de Cultura
limitado, pero con posibilidades reales de desarrollarse, la cultura
Tradicional i Popular, por no referirnos a la misma exposición organi- cobra, en térininos generales, una importancia decisiva. Como dice
zada para explicar un inventario que acto seguido se iba a paralizar. Ernest Gellner:
El nacionalista moderno quiere conscieniernente identificarse con una
Todo esto nos lleva inevitablemente a interrogarnos por el modelo cultura: la aguda conciencia de su propia cultura es ya, en la perspectiva his-
político de la Generalitat respecto del patrimonio en general y, parti- tbrica, una interesante peculiaridad. El hombre tradicional reverenciaba a s u
cularmente, respecto del «patrimonio etnol6gicou. Para interpretar ciudad o a su clan a través de su deidad o santuario, utilizando una, como
estas cuestiones me centraré en dos puntos de carácter más general insistía Lanto Durkheim, como señal de la otra. A este hombre tradicional le
que me parecen básicos: la iinportancia de la política cultural para el faltaba el concepto de «cultura».Conocía los dioses de su cultura, pero no la
gobierno de la Generalitat; y el contraste entre la inercia de un dis- cultura misma. Ei-i la edad del nacionalismo todo esto cambió; la cultura
curso identitario normativo y la imposibilidad de consensuarlo con compartida es reverenciada <(directamente»y no a través de las brumas de
alguna señal y la entidad así rex'erenciada es difusa, internamente indiferen-
una sociedad plural y cambiantc. ciada y quiere que un velo de olvido encubra discretamente oscuras difercn-
Decía Giuseppe Grilli (1983, p. 49), en un texto que me parece cias internas. Un6 no debe ignorar la cultura u olvidarla, pero cierto olvido
especialmente ilustrativo, que la sociedad catalana «ha sido, a lo largo debe cubrir las dikrenciaciones y matices internos <<dentro de» toda c u l t ~ ~ r a
de más de un siglo y medio, una sociedad más culturalizada que poli- políticamerite santificada (1993, p. 2 1).
tizada, y donde la producción de ideologías (y, si se quiere, de mitos)
supera de largo las posibilidades de lraducirlos en actos administrati-
vos. Una sociedad sin Estado, pero con proyectos, fantasmas e inclu-
so demonios de Estado)).Podríamos decir que, durante estos últimos Cuando una cultura se encuentra desprovista de un caparazón político
años, las posibilidades de Cataluña de traducir sus proyectos, fantas- tenderá inevitablemente a hacer nacer un Estado y a volver a trazar fronteras
mas y demonios de Estado en actos administrativos sc han materiali- políticas para asegurar la existencia de ese Estado que es lo único que piiedr
zado sensiblemente, pero no así sus ideologías, puesto que, desde proteger la in!kaestmctura educativa y cultul-al sin la cual una cultu1-a modcr-
las primeras elecciories autonómicas en 1980, el gobierno de la na no puede sobrevivir. Ahora níilguna cultura carece de su teatro nacional,
de su museo nacional, de su universidad nacional, y estos elementos a su vez
19. Esta política tan confusa comportaba, por otra parte, una incxplicablc perdida de no están seguros hasta que no exista un ministerio independiente de la cul-
beneficios políticos por parte de la adrninistracióil y un gran desconcierto social. Matas y tul-a que los proteja. Estos elementos, lo mismo que una tasa de inflación pro-
Bover (1995, p. 22) escribían al respecto: ((Sólosi se entiende como un i-ecui-so que comporta pia e independiente, son señales de soberanía (1993, p. 29).
beiieficios directos, computables y ayreciables, la presenraci6n y difusióii del patrinioiiio eino-
lógico dejarán de ser entendidos, por parte de nuestras administraciones y de Ia colectividad,
como una obligación costosa, como un objeto deseable pero inalcanzable, como una carga Desde este marco (la cultura como legitimación del proyecto
económica sin cnntrapartidas.n nacionalista, e1 requisito de la indiferenciación interna -y, por ende,
122 ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO LAS ENSEÑANZAS DE LA EXPERlENClA

del consenso- y la necesidad de la institucionalización) deben inter- cia social (y las que han acumulado mayores recursos) como
pretarse, en mi opinión, los pasos y las vacilaciones de la Generalitat Eoocultura 94 o el 11 Congres de Cultura Tradicional i Popular, al
:
de Catalunya en materia de política cultural. Me ceñiré al ámbito que margen de muchas actuaciones menores, siempi-e han tendido
1
nos interesa. t al reíorzamiento de la identidad catalana normativa. Sólo el
Como he dicho en otras ocasiones, el gobierno nacionalista de la Inventari del Patrimoni Etnolbgic y la edición de la Revista
Generalitat no sabe qué hacer con una representación romántica de dlEtnologia de Catalunya (para públicos especializados) exploran
la identidad (en la cual la ucultun tradicional)) desempeña un papel tímidamente otras posibilidades más acordes con los tiempos en
importante), que ha constituido el bagaje simbólico-emocional hege- torno a la construcción de la identidad, pero siempre han sido en
mónico del catalanismo a lo largo de su historia, que ha formado
este campo la cenicienta de los presupuestos y de la política del
parte del patrimonio común de la oposición antifranquista en la
gobiernoade la Generalitat.
situación de xcommunitas)) vivida durante la dictadura, y cuya El caso de Expocultura 94 puede resultar aleccionador. Expocul-
herencia le ha aportado gran parte de su capital político. Dicha
tura 94 fue una especie de gran feria de muestras del asociacionis-
representación romántica ahora casa muy mal con su proyecto de
mo y la actividad cultural -en principio popular- instalada en el
modernidad y de europeidad y resiste aún peor su confrontación con Moll de la Fusta de Barcelona, que contó con todo lujo de recursos,
la realidad social. Como decía Pierre Vilar (1990, p. 33) hablando de por parte del Departament de Cultura de la Gencralitat y que fue
la Cataluña de nuestros días. .es difícil que reviva el tiempo de las organizada por el CPCPTC. La feria se presentaba bajo el lema
imágenes románticas)). «muestra de la vitalidad cultural de Cataluña», con el objetivo de
El gobierno de la Generalitat se mueve en este campo entre la .explicar las coincidencias, realidades y convivencias de la cultura
reproducción de un discurso mítico -y excluyente-, insostenible en nuestro país)). Su programa, tras una enumeración más o menos
fuera del ámbito de sus incondicionales (pero del que no puede clau-
dicar tan fácilmente, so pena de perder gran parte de su legitimación genérica de las actividades que se proponía acoger (exposiciones,
actuaciones, debates, conferencias, conciertos, mesas redondas,
simbólica). y la necesidad de una renovación de referentes y signifi-
etc.), afirmaba que tales actividades iintegrarán esta gran manifes-
cados que le aporte una continuidad de la identidad en la diversidad. tación en la cual se quiere poner de manifiesto la gran variedad de
Una síntesis difícil (si no imposible) para la que hasta ahora no ha formas y la singularidad de cxpresiones culturales, lo que somos y
sabido encontrar respuesta. No hace mucho, el propio presidente de cómo somos hoy en Cataluña)). En realidad se convirtió en una
la Generalitat, Jordi Pujol, escribía: representación xnorrnativas de la identidad catalana con algún deta-
lle de puesta al día (grupos de rock en catalán, por ejemplo) que no
Más allá de interpretaciones y de definiciones, habIar hoy de patrimonio
etnológico, es decir, de cultura, nos remite a realidades bien vivas: el derecho, alteraba los contenidos esenciales. La «gran variedad de formas y la
la familia, la naturaleza, el trabajo, la transmisión de saberes, el arte, etc. singularidad de expresiones cultural es)^, así como las «conviven-
Hoy, Cataluña, inrnersa en los procesos de globalización y homogeneización cias)),brillaron por su ausencia. Las entidades culturales andaluzas
de todo tipo que este fin de siglo nos depara, tan s61o puede afrontar los retos o las federaciones de casas regionales ocupaba11 entre todas tres
que tiene planteados si consigue conjugar las potencialidades de su diverso estands, otras asociaciones de inmigrantes -internos o externos-
pasado con las de su dinámico presente. Por eso es necesario, como ha escri- no me consta que asistieran, a pesar de que más de diez mil entida-
to un famoso filósofo, «liberar a la tradición del conformismo»,porque la tra- des, se dice, estaban representadas directa o indirectamente -media
dición, más que una realidad ideal, es reto de futuro, por lo cual es necesa- una distancia- en la muestra. El comentario que acompañaba en el
rio, inás que nunca, prohndizar en su conocimiento y así encarar, de forma programa a estas entidades o federaciones era siempre el mismo:
decidida, el día de mañana (Calvo y Maña eds., 1995, p. 7).
«las culturas, tradiciones y fiestas de las diferentes comunidades
autónomas del Estado están también presentes en Expocultura))
A pesar de eso, los recursos públicos se están aplicando funda- (hay que recalcar que se trata, en todos los casos tambifn, de enti-
mentalmente, conio veremos, a la representación de las esencias de dades catalanas, o, por lo menos, residentes en Cataluña, es decir,
toda la vida y no precisamente a liberar a la tradición del confor-
que no vienen de fuera -como sí sucede con la Diputación General
mismo. Como ya he explicado, de entre las diversas acciones de Aragón o la Generalitat Valenciana, por ejemplo, que también
cmprcndidas por el CPCPTC, las más vistosas y de mayor inciden- estuvieron presentes- y que organizan actividades de tanta reso-
124 ANTROPOLOGÍAY PATRIMONIO I .AS ENSERANZASDE LA EXPERIENCIA

nancia como la Fei-ia de Abril en Cataluña). Tampoco en las activi- ralista (como la sardana o la bawetina, incluso los castellers) o a una
dades se reflejó la ((diversidad>>
de la i n m i g r a ~ i ó i iNo
. ~ ~me consta, y determinada concepción de la catalanidad (como el pi de les tres bran-
no lo creo, quc se limitara el acceso a nadie, pienso mas bien que qtles).21 Todo un discurso político.
una parte de la población catalana, fundamentalmente inmigrante Pero hemos dicho que, en el nacionalismo moderno, se producía
-o pertenecientes a otras minorías, como los gitanos, por ejemplo-, también una necesidad de institucionalización de la cultura, y la poli-
se autolimitó el acceso al certamen, pensando, me temo que acerta- tica cultural de la Generalitat se ajusta también a esta necesidad: no
damente, que aquello «no iba con ellos)).Hay formas de exclusión sólo tenemos escuela catalana, sino también un teatro nacional, una
simbólica que no necesitan ser explícitas. biblioteca nacional, no uno sino varios museos y universidades nacio-
Retomando el contexto «normativo»expresado en Expocultura 94, nales, archivos nacionales ... iricluso radio y televisión n a c i o n a l e ~ . ~ ~
la exposición central del certamen se titulaba precisamente ((Símbols Veamos, ciñéndonos nuevamente a nuestro ámbito, el papel
de Catalunya». El texto de presentación no tiene desperdicio: desempcñado por los museos nacionales. Los museos, en relación
Cataluña ha ido configurando a lo largo de su histona milenaria un coii-
directa con su capacidad de atracción y la eficacia dc sus discursos
junto de símbolos y signos, diversos en el tiempo, que le so11propios. El movi- (dimensiones que a su vez dependen de los recursos invertidos y del
miento catalanista fue encontrando, y con frecuencia recrcando, síinbolos y talento de sus gestores), son instituciones de una gran relevancia polí-
signos con contenido nacional, vinculados al patriiiionio histórico, y, a veces tica. Como dice Jean-Claude Duclos (1996, p. 8), todo lo que dice el
legendario. De éstos, algunos se han convertido en oficiales, reconocidos, por museo «es recibido como una verdad que los jóvenes hacen suya, sin
tanto por ley, como la bandera, la fiesta nacional de Cataluña del 11 de sep- ningún tipo de reserva, hasta tal punto el impacto de una museogra-
tiembre o Els Segadors. Otros, aun teniendo una relación más directa con las fía conseguida puede ser forinidable)).
formas de vida y de ocio, también nos identifican colectivamente. Aparte, En nuestro contexto, los tres museos nacionales nominalmente
están la cultura tradicional y popular, las fiestas, las celebraciones, los poe- existentes en Cataluña representan conjuntamente una determinada
mas, las cancioncs. Este patrimonio se ha ido coniigui.ando como un crisol
visión del país y de su historia y se centran en tres momentos cuya
coiliún de nuestra cultura, con aportaciones diversas en épocas favorables y
en épocas desfavorables para la nación. La simbología ayuda también a con-
relevancia procede en gran parte del discurso normativo del presente:
figurar la pertenencia al país y reúne y sintetiza todos los elementos relativos el museo arqueológico representa (o representara en su día), ante
a la lengua, la historia, el arte, cl territorio y la voluntad colectiva de los ciu- todo, el esplendor de Tarraco y la romanización, y, con ella, la civili-
dadanos en la diversidad y la convivencia. El inovimiento catalanista supo zación y la mediterraneidad de Cataluña; el museo de arte de
sintetizar estos signos y síinbolos de raíz popular y hoy el p~ieblocatalán los Cataluña prima el románico, su espléndida colección de frescos romá-
identifica coino propios. En este recorrido sobre algunos simbolos y sigilos de nicos es el mejor lestimonio del nacimiento de la naciUn hace mil
catalanidad encontraréis aquellos que identifican a todos los ciudadanos, años; el museo de la ciencia y la técnica es el museo de la industriali-
aquellos que son los mhs preciados para cualquier país. zación, de la última edad de oro de Cataluña antes del presente,
soportc económico de la Renaixeiz~ay dcl catalanismo contempo-
Los símbolos en los que se centraba la exposición eran: la bande- ráneo.
ra, el himno (E2.s Segadors), la fiesta nacional del 11 de septiembre, la
montafia y monasterio de Montserrat, las instituciones de gobierno 21. Es interesante observar lo poco que tiene que ver todo esto con la realidad hisióri-
(con una imagen del Parlament), Sant Jordi (patrón de Cataluña), la ca. En un dossier que preparamos sobre el origen de las tradiciones en la Cataluña contem-
sardana, el pi de les tres branques, los castellers y la barretina, mez- poránea (Prats, ed., 1995) constatamos hechos como cl paso dc la sardana, en el siglo xix, de
danza local a danza nacional, a costa dcl repcitorio dc danzas iocalcs; cl origen dc la torrcs
clando, no sé si conscientemente, los símbolos políticos más clemei-i- humanas en el siglo xviir y sus períodos de auge y decadencia hasta el presente; la residuali-
tales (bandera, himno, fiesta nacional, instituciones de gobierno) con dad de los bailes de diablos y su expansión recirritisiina a partir de la irivención del correfoc
otros de carácter religioso o pararreligioso (Montserrat y Sant Jordi) de las Gesias de la Mrrc&en Barcelona y de un espectáculo del grupo teatral Els Cornediaiiis;
la desesperada búsqueda en el xix de un mito xwagnenano~para Cataluña, recreado a partir
y otros símbolos culturales que remiten abiertamente al discurso pai- de los romances del Comte Arnau y los patéticos esfiierzns de reconstnicción de la figura his-
tórica del personaje, etc.
22. En torno a estas instituciones se han dado polémicas e incluso procesos de inver-
sión sin~bólica.Hay un caso muy curioso en este último sentido frente a la figura de los gran-
20 En el programa, en el dpdrtado en que se habla dc .muestra de artesaniau, hay un
momento en que sc dice que «incluso se han incorporado actividades que, originarias de otras des museos nacionales de Cataluña: 13 creación, por parte de tres jóvenes artistas, del MNAP
culturas, se han hecho uii lugar en las preferencias del público, como son los bonsais [!]>>. (Museo Nacional dc Arte Portátil). El MNAP está cornpucsto por una seric dc salas-nlalctas,
cuyo niimero vana según las exposiciones que acoja y es, por supuesto, un museo itinerante.
126 ANTROPOLOG~A
Y PATRIMONIO LAS ENSEÑANZASDE LA EXPERIENClA
127

Pero aun así, como ya he apuntado, dentro de la perspectiva nacio-


aquella de que aes catalán todo aquel que vive y trabaja en Cataluña)).o,
nalista más esencialista y normativa, se echaba en falta un museo que
como yo prefiero pensar: (<escatalán todo aquel que habla en catalán y
abordara directamente y sin tapujos la identidad nacional, carencia quiere serlo». La conflictividad está ahí, a la vuelta de la esquina. Como
que finalmente se resolvió mediante el expeditivo recurso al Museu decía prudentemente Aurora González (1993, pp. 9-10):
d'Historia de Cataluriya. Este museo ya despertaba reticencias antes de
ser inaugurado. Así, por ejemplo, Francesc Vicens, crítico de arte, ex Vivimos en Cataluña un momento complejo. La población mayoritaria
director de la Fundació Miró de Barcelona, miembro de la Junta de autóctona trata de recuperar la historia de su cultura tradicional y de rnani-
Museus y conocido militante izquierdista, declaraba a El País (edición festar y vigorizar su identidad o identidades etnicas. Nada podría ser más
Cataluña, 21 de enero dc 1995): legítimo en este particular contexto histórico. Al tiempo, entre los gitanos,
grupos llegados a Cataluña desde el linal de la guerra del 1936-1939 sufren
El único museo de historia de un país que conozco es el de China, y se procesos claros de desintegración que para ser atajados requerirían una
trata de una exposición ideológica y política sobre una versión de la historia clara integración sociopolítica y una renovada identidad cultural. Gnipos de
de este país. [...1 Pienso que aquí se corre el mismo riesgo de escoger una de inmigrantes también peninsulares pero más recientes reivindican un espacio
las posibles interpretaciones de la historia y, en consecuencia, presentar un para sus sensibilidades culturales diferenciadas en el conjunto de las cultu-
montaje que tenga más de ideológico que de científico. ras catalanas populares. Llegan miembros de nuevas poblaciones a los que,
por utilizar los términos de Bonfil, no deberiamos obligar, para aceptarles
como actores legítimos, a negar su propio patrimonio cultural.
Una vez inaugurado recibía todo tipo de críticas, corno ésta, real-
inente cáustica de Javier Belmonte (1996), que no es, ni mucho En términos teóricos y globales, creo (y hemos visto algún ejem-
menos, la más agresiva que conozco: plo) que el actual gobierno de la Generalitat es muy consciente de esta
situación. Otra cosa es saber si será capaz de proponer otro discurso
El musco no estd mal. Es centrado. A medio camino entre la ban-aca de
(necesariamente más complejo) sobre Cataluña y su identidad sus-
feria cibernética y Disneylandia (o, si se prefiere algo más nostrat [propio],
acorde con el conjunto, Port Aventura o Catalunya eri Miniatura). A golpe de
ceptible de generar consenso. En cualquier caso, sea este u otro
pantallas de ordenador y de cartón picdra, el museo pretende dcrnostrar, gobierno quien lo haga (un día u otro se tendrá que hacer), lo que si
desde la prehistoria hasta Jordi Pujol, que aunque nuestro país sea pequeni- parece claro es que el patrimonio desempeñará en este proceso un
to, los catalanes somos la pera -por no decir los mejores- y que si no papel muy relevante. tanto como el que está teniendo en la reproduc-
hemos logrado más títulos en las competiciones internacionales es porque ci6n del discurso identitario tradicional.
los arbitrajes -habitualmente a cargo de individuos del colegio madrileño-
nos han sido adversos. Eso sí, conservamos la sonrisa a pesar de tanta adver-
sidad, como puede comprobarse en los miles de retratos de fotomatón que 3. Los convenios con el Pirineo. Un «estudiode caso»23
cn el vcstíbulo componen un mapa de Cataluña. En el Museu dlHistbria de
Catalunya uno puede calzarse un casco medieval o hacerse una foto con un Si los procesos políticos generales y el fallido proyecto de la ACPE
Francesc Macia grundeur na1ur.e de cartón piedra. Ante tales logros museís- nos han dejado más o menos como estábamos hace quince años, tam-
ticos, son detalles menores que cl movimiento obrero se despache en una poco las experiencias aplicadas en el Pirineo permiten hasta el
vitrina, y la inmigración ocupe no más de 15 líneas de texto en una ficha.
momento pensar que una tercera vía de colaboración directa con la
administración local vaya a ofrecer mejores resultados.
Aunque el tono de este comentario sea irónico, apunta un proble- Como he dicho, a raíz de las primeras jornadas de Lérida se esta-
ma q u e puede afectar gravemente el frituro, o, por lo menos, la «cali- blecieron convenios entre la universidad y determinadas instituciones
dad)), de la convivencia en Cataluña (mucho más que los supuestos pirenaicas para desarrollar investigaciones asociadas con las respecti-
conflictos lingüísticos inventados por la derecha españolista): la inca-
pacidad del gobierno de la Generalitat de superar en la práctica el dis-
23. En relación con los procesos que voy a exponer, me propongo mantener el más
curso normativo sobre la identidad. Un discurso, recuerdo, de oiigen estricto anonimato respecto de personas, lugares, ctc. Por tanto, voy a citar mis informes sin
romántico, de raíces historicistas y ruralistas, y, en consecuencia, exclu- identificación de título ni página y, por otra parte, evitaré cualquier referencia bibliográfica
yente. De poco sirven, ante tales representaciones, afirmaciones como exolícita. Con esto pretendo exponer y analizar los hechos con libertad, sin comprometer por
elfo la discreción &ida a las personas
128 ANTRQPoLOGÍA Y PATRIMONIO I.AS ENSENANZAS DE LA EXPERIENCIA
vas activaciones patrimoniales que se estaban elaborando en aquellos joven, residente en los valles o no, dispuesto a sumarse a las sucesivas
momentos. Por otra partc, se pusieron en marcha diversas investiga- iniciativas; y una administración local con un liderazgo políticarnentc
ciones en cl Pirineo, algunas de cllas directamente asociadas con estos muy hábil y cxperto que apoyó esas fuerzas y las supo aprovechar. La
proyectos, con más bien escasos resultados. La vinculación con estos actividad dc la asociación cultural, vista desde fuera, resulta casi
proyectos nos llevó a considerar, por una y otra parte, la necesidad de increíble y, relatada a posteriori, ofrece una impresión frenética: reali-
planificarlos de una forma global -más allá de las ideas germinales zación del archivo histórico y fotográfico, realización de una escuela
de las que habían nacido y de la casuística que había marcado su pri- de naturaleza convertida más tarde en campo de aprcndizaje, edición
mer desarrollo-, como proyectos de hiuro, con insinimentos bien mensual de una revista, colaboración con la revitalización de deter-
delji~~itados para la obtención de unos fines concretos. minadas fiestas y organización de encuentros reivindicativos, elabo-
Así fue como en 1991 me encontré asumiendo, inicialmente, el ración y realización del proyecto de ecomuseo, cdición de los tres pri-
comproiniso de claborar un plan para la redefinición de un proyecto l
meros cuadernos del ecomuseo, de sus dos primeros videos, de diver-
de ecomuseo para un detcrminado valle pirenaico (o mejor un con- sas exposiciones, de un programa informático interactivo, organiza-
junto de valles) e implicado, por tanto, en un proceso de estudio apli- ción de un festival anual de danzas tradicionales, organización de un
cado de la activación patrimonial que ha continuado hasta el presen- encuentro anual de escritores, publicación de una colección de cua-
te. Veremos a continuación, sumariamente, este proceso, y las ense- dernos de gran formato, gestión de la recuperación de obras de arte
ñanzas que, a mi entender, de él se desprenden. sacro de algunas poblaciones de la zona, así corno de las excavaciones
Estos valles integran un territorio con poco más de 1.200 habitan- de un importante castillo en la historia de los condados catalanes y de
tes (unos 600 en la capital, unos 200 en su principal población turís- su población anexa, etc. De entre todas estas iniciativas cabe destacar
tica -con una pequeña estación de esquí- y el resto distribuido en el poderoso entramado cultural que debían suponer para estos valles
una vcintena de núcleos). El valle principal y los secundarios consti- las tres grandes realizaciones infraestructurales: archivo histórico,
tuyen unas tierras altas situadas en el Pirineo axial catalán, en la campo de aprendizaje y ecomuseo (a las cuales cabe atribuir además
cabecera de uno de sus principales ríos. Su altitud oscila entre los 700 una incidencia en el desarrollo socioeconómico de la zona: creación
y los 3.000 metros, con las poblaciones más altas enclavadas en torno de algunos puestos de trabajo, atracción de inversiones públicas y de
a los 1.200 metros. El clima es de montaña, caracterizado por veranos grupos de escolares...).
cortos y con frecuencia lluviosos e inviernos muy largos con bajas El ecomuseo fue, sin duda, el proyecto más ambicioso abordado
temperaturas y notable presencia de la nieve y las heladas. En estos, por esta asociación cultural. Nacido en cierta inedia por ese (canhelo
corno en otros, valles pirenaicos, hüsia hace algunas décadas se vivió de museo» que ha caracterizado a todos los pueblos y territorios que
de una agricultura de subsistencia y de la explotación del bosque y de se han replanteado en algún momento su identidad, junto con la feliz
los pastos; más tarde, las obras hidroeléctricas trajeron el trabajo asa- recuperación por parte del municipio de la capital de la zona de una
lariado y con él. a su término, las primeras oleadas rnigratorias, que casa del siglo XVIII en magnífico estado de conservación, fue, en prin-
tuvieron como consecuencia un notable descenso de la población que cipio, simplemente, una idea de museo convencional, que, a partir de
se agravó con el fracaso de la ganadería lechera intensiva, frenada con un estudio de algunos ecomuseos franceses -realizado gracias a una
la entrada de España en la Comunidad Europea. En la actualidad, el de esas pequeñas ayudas de la Generalitat-, se convirtió en un pro-
único sector capaz de vertebrar económicamente la zona es e1 turis- yecto de ecomuseo, en el sentido de que se adhería a la filosofía de
mo, caracterizado, por otra parte, por una fortísima estacionalidad. patrimonio-territorio-población verszLs colecciones-edificio-público y
Su singularidad, desde la perspectiva que nos interesa, viene dada se planteaba un centro con diversas antenas y algunos itinerario^.^^ El
por la existencia, desde 1983, de una asociación cultural supramuni- proyecto era muy coherente: la casa se configuraba como museo del
cipal que se constituyó para dinamizar culturalmente la zona y que tiempo y pretendía «rnuseografiar» la actividad económica, la vida
consiguió llcvar a cabo rcalizacioncs excepcionales para el potencial
de este territorio, gracias a la confluencia de tres factorcs principales:
25. Asi, por ejemplo, en el proyecto original, se decía: «El edificio, las colecciones y el
un gestor cultural (el presidente de la entidad) capaz de desarrollar público sc transforman en un territorio, un patrimonio y una población. Un inuseo del hom-
una actividad insólita, de conseguir recursos impensables y de arras- bre dentro dc su entorno que permite relacionar clcmentos monumentales, naturales y ctno-
trar a los más escépticos; un sector de la población joven y no tan gráficos con el paisaje dentro del cual se inscriben, recuperar fornias de vida tradicionales y
resituar los objetos en su lugar de origen para explicar la organización de la v,ida
LAS ENSENANZAS DE LA EXPERIENCIA 131

doméstica y familiar, con el paso de las diversas generaciones, y la 1


que el territorio, su actividad cultural, y, cn parte, su actividad econó-
espiritualidad. manteniendo una parte de las antiguas iiistalaciones
agroganaderas destinada a servicios técnicos y otra estancia (el anti- 1 mica y turística giraran hasta cierto punto alrededor de esas campa-
nas («el pastoreo», «ritos y creencias)),«el bosque», etc.), consiguien-
guo pajar) a exposiciones temporales y otras actividades. Las antenas
previstas consistían en un aserradero hidráulico instalado en el fondo 1 do así, por una parte, una visión sucesiva pero poliédrica de la propia
identidad y, por otra, una renovación de la oferta turística (un estar
de un valle, que se pretendía poner de nuevo en funcionamiento, y siempre en cartel) y, tal vez, a la larga, una cierta influencia sobre las
junto al cual, en una dependencia anexa correspondiente al antiguo (y características del turismo de la zona. Así, en el proyecto, se afirma-
actualmente inexistente) molino, se pretendía instalar una exposición ba rotundamente que «las exposiciones temporales-anuales son la
sobre el bosque y la madera. La segunda antena debía ser otro moli- vida del ecomuseo y la única garantía de que este subsistirá y cum-
no harinero junto con una pequeña central eléctrica fluente en otra plirá sus funciones a lo largo del tiempo. Sin ellas, el resto de este
población, donde se pretendía ubicar asimismo una exposición sobre plan no tiene ningún scntidon. El mantcnirniento de una dinámica
la economía del trigo. continua y el consiguiente capital humano necesario para desarrollar-
Cuando tomé cl proyecto para su reformulación, la recuperación la se convertían, pues, más allá de cualquier otro elemento, en los ver-
de la casa y del aserradero se hallaban en curso y había problemas daderos pilares de la empresa.
con los propietarios dcl molino. Por lo demás, la sintonía entre la Para desarrollar esta idea central había que arbitrar ciertas medi-
asociación cultural, la administración local y el resto de administra- das de hiilcionamiento y de realizaciones infraestructurales, en algu-
ciones que debían colaborar en la financiación del proyecto parecía nos casos distintas de las pi-evistas. En el ámbito del funcionamiento
muy buena. Mi compromiso con la idea inicial era -y lo sigue sien- se optaba claramente por la realidad «real» frente a la virtual con la
do- claro y libremente asumido. El principal problema que, a mi que no podíamos competir. Las instalaciones serían enseñadas por
entender, presentaba el proyecto original del ecomuseo es que se tra- , guías de la zona y se pretendía, además, que se produjera una trans-
taba de un proyecto estático, sin una formulación clara de sus obje- misión de saberes de tal forma que las jóvenes generaciones pudieran
tivos a largo plazo y una correcta adecuación de los instrumentos. sustituir paulatinamente a las viejas en la manipulación del aserrade-
Dicho de otra manera: una vez terminado, el ecomuseo corría el ries- ro y otras actividades.
go de convertirse en un museo local más, con tres instalaciones en Infraestructuralmente se proponía una reconceptualización de la
lugar de una, que fuera languideciendo en la medida en que la pobla- casa y dependencias centrales del ecomuseo para dedicar la primera
ción y los xrisitantes más asiduos dejaran de frecuentarlo. Por otra exclusivamente a la presentación de la vida doméstica (que no se
parte, el ecomuseo, aunque en un principio esto era difícilmente evi- podía mostrar en vivo por razones obvias) y, en cambio, desplazar la
table, no debía ser una actividad parasitaria que viviera de los recur- exhibición de la actividad agroganadera a una granja real que funcio-
sos públicos y del turismo que ya acudía a la zona en la temporada naría como antena del ecomuseo. Por otra parte, se mantenían en ella
alta de vcrano, sino un instrumento no sólo para la reflexividad cul- las dependencias administrativas y el pajar como sala polivalente para
tural de la población, sino también para su desarrollo -en los tér- acoger pequeñas exposiciones temporales y todo tipo de actividades.
minos que ya he dcfinido- mediante un aumento y una reorienta-
ción del turismo. : Al fin y al cabo, eran espacios referidos a la actividad económica y no
propiamente doméstica. La antigua cuadra (pensada inicialmente
Para explicarlo en pocas palabras, digamos que el núclco del como tal) se remodelaba para albergar una pequeña exposición per-
nuevo proyecto debía ser lo quc se llamaba campaña anual)), una manente sobre el territorio, y, provisionalmente, la tienda del ecomu-
campaña temática anual, como su nombre indica, que, pese a con- seo. El resto de la casa debía mostrarse como tal, con sus dependen-
templar siei-ripre una exposición central sobre el tema de la campaña, cias sutilmente amuebladas, sugiriendo más que enseñando, sin nin-
implicaba muchos otros elementos (la activación de tal o cual antena guna teatralidad, la vida doméstica que cn ellas se desarrollaba. En la
y de determinados itinerarios, la incidencia dcl tema de la campaña planta baja, después de un breve vídeo de presentación, se iniciaba el
en el resto de instalaciones del ecomuseo, etc.), así como la produc- recorrido visitando el granero-despensa y bodega, para subir a conti-
ción de una serie de objetos y servicios comercializables relativos a nuación al primer piso, donde se visitaba el salon, la cocina-hogar
la campaña (vídeos, diapositivas, postales, publicaciones, material (centro neurálgico de la actividad doméstica) y algunas habitaciones
didáctico, carteles, artesanía, actividades...). En resumen, se pretendía (todas las estancias equipadas con mobiliario y menaje de principios
de siglo). El proyecto contemplaba que, en el segundo piso, estructu-
ralmente casi idéntico al primero, se reprodujeran estos mismos espa- la interpretación de lo que se iba a visitar (seguramente también
cios funcionales, sin alterar la estructura de las dependencias, pero mediante un vídco y el inefable punto de venta). El parque natural
amueblados y decorados tal como se pueden hallar en el presente en constituía, por supuesto, una antena atípica en todos los sentidos.
muchas casas de la zona.25La buhardilla (que se dedicaba habitual- Sólo por su volumen como institución y número de visitantes, antes
mente a trastero), a causa en gran parte de su fragilidad, se pretendía se podía pensar en el ecomuseo como una antena del mismo que no
dejar prácticamente intocada, i-i~ostrandola estructura arquitectónica al revés. Por tanto, la propuesta también era atípica. Se trataba de
de la cubierta y, si acaso, sugiriendo tenuemente la presencia de los poner en marcha conjuntamente, en la casa del parque que se estaba
ancestros. construyendo en una población de la zona, una activación museal
Además de esta casa-centro se preveía la activación progresiva, en (todavía no definida) sobre las relaciones del hombre con la naturale-
un principio, de cuatro antenas: el aserradero hidráulico al que ya me za en la alta montaña pirenaica, dependiente del ecomuseo. Con esto,
he referido, el conjunto monumental compuesto por la iglesia con una además, se vinculaban estrechamcnte ambas instituciones. El proyec-
torre y dependencias anexas de otra población, antaño importante, de to contemplaba también diversos itinerarios que se mostraban en un
la zona, una instalación agroganadera en un valle bastante margina- programa inforrnático interactivo que se ubicó en la pequeña exposi-
d o y un importante parque natural preexistente, parcialinente ubica- ción permanente de la cuadra de la casa-centro.
do en este territorio. El niolino y la central fluente previstos inicial- Pero esto no parecía suficiente para desarrollar una política basa-
mente, por los problemas expuestos, tuvieron que ser definitivamente da en las campañas anuales, así que se propuso una ampliación
abandonados. La primera antena consistiría en el aserradero en fun- infraes~ructurala medio plazo (la primera campaña anual iba a cen-
cionamiento y el antiguo molino anexo, donde se mostrarían un corto trarse en la casa y la vida doméstica, la segunda, seguramente, en el
vídeo sobre la explotación del bosque y el funcionamiento de las conjuilto eclesiástico-monumental y el niundo de las creencias y los
serrerías hidráulicas (que evitara así prolijas explicaciones técnicas) y rituales -y así se disponía, por tanto, de un cierto margen de tiem-
seis fotos murales de gran tamaño que sugerían seis aspectos y po-) que contemplaba la adquisición de unos edificios (cuadras y
momentos de la explotación del bosque, y aparte de esto se ubicaría trasteros), situados enfrente mismo de la casa-centro, para ubicar en
un punto de venta. La segunda sería la iglesia restaurada, con sus mis- ellos una sala de exposiciones de dos pisos, completamente neutra,
mos bancos y figuras de santos y otros elementos -entre ellos, un un pequcño almacén y taller de restauración y la tienda central,
magnífico retablo gótico- con los que había venido funcionando emplazada en una caseta situada en un patio que se podía abrir fácil-
hasta el presente. Además de su magnífico campanario románico, en mente, recuperando además así un espacio público. Con esto, se pre-
la torre y depcndencias anexas se debía reconstruir la escalera inte- tendía que la casa fuera, para siempre, la representación de la vida
rior, un antiguo mirador y el reloj con un mecanismo de pesas que doméstica y que sus elementos fueran cambiando sutilmente de
atravesaría la torre en vertical; en una de las dependencias se preten- acuerdo con la repercusión doméstica de los temas de las distintas
día reproducir un despacho parroquia1 y la otra (inhábil para otros campañas anuales (una campaña sobre creencias y rituales, por
usos) dedicarla a punto de venta. La explotación agroganadera era ejemplo, podía hacer ((aparecer))en la casa alguna imagen piadosa o
una activación que se preveía para más adelante (aunque se mantu- algún elemento vegetal de carácter mágico, reforzar la presencia de
vieron contactos con dos casas de la zona); como he dicho, se preten- los ancestros, escuchar el rezo del rosario, etc.). Tal como se decía en
día mostrar en vivo la actividad económica de una casa (sin penetrar el proyecto:
jamás en la vida doméstica) para lo cual sólo se precisaba adecuar
ligeramente las instalaciones (cuadras, patios, corrales, pajares, etc.) La idea es establecer una conexión entre la exposición temporal-anual y
para la visita de pequeños grupos y dedicar un pequeño espacio a la casa a partir de la tesis de que prácticamente todo tema que pueda ser
objeto de una exposiciún de una cierta relevancia iieiie una vertiente domés-
25. Esto no se llev6 a cabo en parte por las prisas y porque no fui yo quien se encargó
tica y que esta vertiente doméstica permite ~remuseografiar~ en cada caso
del proyecto museográfico, pero, en parte también, por la reticencia de la población (o de parte determinados espacios de la casa. Dc esta manera, en la casa, en las depen-
de ella) a ver ,(sus propias casas» reprodiicidas en el ecomuseo. Esto venía a siiponer iina espe- dencias «familiares»,se produciría, e n cada caso, una resonancia, un eco, de
cie de doble profanación, por una parte, de su propia intimidad, y, por otra, del ecomuseo, al la exposición temporal-anual, que, además de ubicar esta vertiente domésti-
instalar en él algo tan .vulgar» y <<cotidianos.
ca en un espacio sugerente y adecuado, la misma casa, invitaría a la pobla-
LAS ENSEÑANZAS DE LA EXPERIENC~A 135

ción y a los visitantes a revisitarla periódicamente, a la vez que evitaría el laterales principales bastante menos desarrollados en todos los senti-
envejecimiento y la fosilización del discurso de la exposición inicial sobre la dos que los primeros o la zona central de la capital. Como he dicho,
vida doméstica. Estos elementos ((renovadores), quedarían incorporados a
esparcidas por este territorio, había algunas pequeñas activaciones o
la exposición de la casa hasia que, por la misma dinámica de las exposicio-
nes temporales-anuales, fuesen sustituidos, a su vez, por otros, dc manera proyectos patrimoniales y un montón de ideas desordenadas al res-
que la exposición que llamamos semipermanente sobre la vida doméstica se pecto. Lo más lógico parecía planificar y coordinar todas esas y otras
desanollaría de lieclio como una lenta y necesariarnerile ecléc~icareflexión iniciativas y promocionarlas conjuntamente, aun siendo, si se quería,
dentro del marco invariable de la casa. el ecomuseo, dada su magnitud y estado de desarrollo, el buque insig-
nia de toda esta ordenación patrimonial.
De hecho, el ecomuseo estaba pensado como un sistema orgánico, Así, ya al final del mismo proyecto del ecomuseo se decía:
en el cual, un discurso expositivo debía «reverberar»en todos sus ele-
mentos. Así, por ejemplo, se decía, a propósito de los itinerarios: Actualmente, en el conjunto de la comarca, como en otras zonas de
Cataluña, se dan una serie de iniciativas patrimoniales que por ellas mismas
Debemos volver a pensar en el ecomuseo como una realidad integrada: no podran subsistir o bien lo harán en una permanente precariedad, sin
espacios centrales-radiales-itinerarios, y, en consecuencia, es necesario vol- poder llegar jamás a alcanzar sus objetivos de investigación, conservación,
ver al motor de la dinámica del ecomuseo, las exposiciones temporales-anua- difusión y restitución del patrimonio integral. El mismo ecomuseo, a pesar
les y estudiar, como en el caso de los radiales, pero, en principio, sin la nece- de la madurez dcl proyecto y de su nivel de formalización, puede caer, tarde
sidad de intervenciones museográficas, en cada caso concreto, cómo pueden o temprano en esta misma situación. Esta alomización no beneficia a nadie:
«tener eco» estas exposiciones en los itinerarios, es decir, qué elementos, ni a la adminisiración, ni a las empresas privadas que puedan participar en
naturales o de fábrica, del país relacionamos con cada exposición. la esponsorización de las diversas iniciativas patrimoniales (que buscarán
lógicamente la máxima rentabilidad para sus inversiones), ni a las propias
iniciativas patrimoniales de la comarca (que se verán abocadas a repartirse
Se hablaba también en el proyecto de la posibilidad de recuperar
unos recursos insuficientes y10 a competir entre ellas), ni al país [Cataluña],
un edificio anexo a las dependencias administrativas (también desha-
evidentemente, que puede perder la ocasión de crear en esta comarca una
bitado) para emplazar en él el archivo histórico y fotográfico de los entidad solvente y ericaz, que pueda reunir y gestionar recursos importantes
valles (actualmente en unas estancias del ayuntamiento de la misma [...l. La planificación y la coordinación benefician a todos: se evita la dupli-
localidad), y, comunicando ambos espacios, ampliar así sustancial- cidad de esfuerzos; se aprovecha un mismo capital humano y unos mismos
mente el ámbito dedicado a investigación y otros menesteres simila- equipos tecnicos que, cornpartidos por todos, pueden llegar a tener una
res. También se preveía que, si estos edificios resultaban inviables, se envergadura que permita alcanzar cotas de otro modo impensables; se trata
buscaran otros análogos dentro del núcleo histórico de la pequeña con la administración y con las empresas privadas con una sola voz; se está
capital. presente, por derecho propio, en el concierto europeo de estudio y gestión
del patrimonio; se pueden programar exposiciones conjuntas que inviten a
Por otra parte, desde los principios de elaboración de este proyec- recorrer todo el territorio, el progreso de unos se convierte en el progreso de
los otros, los diferentes polos se refuerzan entre sí y la capacidad conjunta
to, se vio que, por las dimensiones que iba a adquirir, por sus ambi-
de atracción de público es mucho mayor [...l.
ciones respecto de la influencia en el desarrollo de la comarca, pare- Por todo ello, resulta urgente sustituir la competencia por la cooperación
cía absurdo plantearlo al margen de otras pequeñas iniciativas patri- y avanzar, a medio pia70, hacia la constitución de una empresa fuerte y via-
moniales que se iban produciendo aquí y allá en el ámbito físico y ble, se llame ecomuseo o contedcración de iniciativas y entidades patrimo-
político propio en el que se integran en primera instancia estos valles, niales o centro de estudio y gestión patrimonial de la comarca. El nombre
es decir, su comarca natural y administrativa. Ésta configura un terri- no hace la cosa, en todo caso matiza los niveles de integración.
torio extenso, 1.355 km2,y poco poblado (5.000 habitantes) con unas
características socioeconómicas prácticamente idénticas a las de los Se habló con el Coiisell Comarcal -el organismo político supra-
valles a los q u e nos hemos estado refiriendo, con algunas peculiarida- municipal de la comarca-, y, al cabo de un tiempo, se llegó a un
des, como un cierto potencial turístico basado en los deportes de acuerdo para desarrollar un plan de ordenación patrimonial, median-
aventura y en una estación de esquí bastante activa, todo ello alrede- te un convenio entre el Consell Comarcal y la Universitat de Lleida y
dor de la capital de la comarca (900 habitantes), y con unos valles bajo mi dirección. Ni que decir tiene que los principios y los obje~ivos
l
I
LAS ENSENANZAS DE LA EXPERIENClA 137

de desarrollo y reconducción del turismo y reflexión sobre la identi- en torno a las campañas anuales (exposiciones, adquisiciones, etc.), a las
dad comarcal eran los mismos que inspiraron el proyecto del ecomu- cuales se deberían adaptar, cn la medida en que fuera posible, las instala-
seo. Ya en sus primeras páginas, se decía: ciones fijas (todo ello, claro está, sin detriniento de las medidas urgentes
que sea necesario adoptar a corto, medio o largo plazo). Las campañas
El plan de ordenación patriinoiiial pretende coiltribuir a reactivar eco- anuales deben ser el eje dc toda la dinámica. Estas campañas anuales, en
nómica, social, cultural, y, por tanto, demográficamcnte, la comarca, por un principio, deberían seguir las pautas de las realizaciones infraestmctu-
medio del patrimonio natural y cultural. Esto se pretende conseguir organi- rales [...l. Más adelante la determinación de las campañas debería ser una
zando una red de iniciativas patrimoniales (muchas de las cuales ya existen decisión estratégica muy ligada con la restitución, y, por tanto, con las cues-
como rcalidad o como idea, como vcremos m5s adelante) que, conjunta- tiones vivas de la comarca, n bien que pueden provocar efectos económicos,
mente, atraigan y retengan al turismo en la comarca y lo eduquen en el sociales o culturales en la población, que deberia ser muy atentamente
conocimiento y la estima del territorio, permitan diversificar la oferta turís- escucliada en el momento de escoger y priorizar los temas.
tica contribuyendo a superar la marcada estacionalidad que afecta en este
sentido a la comarca, y que, directa e indirectamente, Favorezcan el funcio- En consecuencia, los criterios básicos que guiaron la elaboración
namiento de otras actividades econóiilicas y el reforzan~ieiitoy el ensancha- del plan quedaron así:
miento del tejido social. Para conseguir estos objetivos, el plan prevé la nece-
sidad de unos instnimentos: a ) unos criterios básicos de activación patrimo- Las ideas básicas que articulan este plan son las siguientes: a) que el patri-
nial, b ) un iuapa de iniciativas par-a la selección, planificación y proinocióri monio natural y cultural constituye la gran riqueza dc la comarca y que no es
conjunta de las iniciativas patrimoniales, c ) un modelo de gestión conjunta, suficiente consenlarlo sino que es necesario activarlo en su beneficio; O) quc la
y d ) una propuesta de periodización de los diferentes pasos e intervenciones. unidad de acción es básica y que, en este sentido, se hace necesario sustituir
Mediante estos instiuinentos, que se exponen y desai-rollan en las páginas la competencia por la cooperación, integrar a todas las iniciativas en un pro-
siguientes, se argumenta la necesidad de crear una entidad pública, o públi- yecto global y coherente y potcnciarlas conjuntamente; C) que, por otra parte,
ca con participación privada, que promueva y difiinda el patrimonio comar- el mapa global debe respetar y potenciar (y reconducir si es necesario) las inter-
cal; de reunir en esta entidad todos los esfuerzos y recursos públicos y pri- vcnciones y proyectos preexistentes y que, en este sentido, debe fomentar la ini-
vados destinados al patrimonio comarcal y de explorar globalmente las posi- ciativa municipal para que mantenga estas intervenciones y para que realice
bilidades de captar nuevos recursos; y de establecer un plan global de estu- estos proyectos, siempre en el marco, sin embargo, de un plan conjunto y pre-
dio y gestión del patrimonio integral de la comarca que contemple la pri- viamente acordado; d) que, si bien es necesario hacer un esiuerzo colectivo
macía de las intenienciones dinámicas (campañas anuales) y del capital para conservar la globalidad de la riqueza patrimonial de la comarca, no se
humano (equipo profesional), así como el respeto, integración y eventual puede activar toda ella (restaurar, seiializar, vigilar, explicar, poner en funcio-
namiento si es preciso): en primcr lugar porque no tendríamos medios para
reconducción de las iniciativas preexistentes. y también del principio de
hacerlo, en segundo lugar porque se generaría una oferta excesiva para la capa-
racionalización de las intervenciones -tanto en lo que se refiere a su núme-
cidad de la comarca y en tercer lugar porque muchos elementos se repetirían;
ro como a su ubicación- y de las necesidades correlativas de crear y conso-
e ) que, en consecuencia, se hace necesario invertir bien nuestros rccursos, no
lidar un equipo humano profesional encargado de la aplicacióil y desai~ollo
dispersando las fuerzas, priorizando determinadas iniciativas representativas
de este plan y de priorizar y periodizar las medidas.
de los diferentes aspectos del patrimonio comarcal, bien distribuidas territo-
rialmente (prioridad a los fondos de los valles, a las entradas de la comarca y a
Las campañas anuales, ahora redimensionadas, se propugnaban su capital), y dejando el plan abierto a futuras modificaciones si se tercia; fl que
nuevamente como motor de todo el sistema: la dinámica de este plan se debcna basar en las campañas anuales, que debe-
rían movilizar básicamente todas las iniciativas sobre un tema, y que la priori-
Este plan debe tener u11 carácter dinámico, no sólo en su desarrollo sino dad de estas campañas debería venir fijada estos primeros años por la propia
también en el funcionamiento habitual de la entidad y en la renovación de dinamica de las realizaciones infraestructurales; g) que, aunque este plan se
SLI oferta patrimonial C.. ]. Esta dinámica constante es la que le confiere vida presenta para la comarca, el horizonte de colaboración futura se debería fijar
y garantiza la interacción con la población y los visitantes. Esto es lo que también en las comarcas vecinas (especialmente una de ellas, con la cual nos
diferencia a las estructuras patrimoniales vivas, que tanto nos han admira- unen lazos geográficos e históricos de todo tipo) L.. ]; ti) y que, finalmente, la
do siempre que hemos tenido ocasión de conocerlas, de las fósiles -o aspi- aprobación de un plan sólido y colectivo es la mcjor garantía para la captación
rantes a fósiles-, casi siempre sórdidas y deprimentes, hasta que el tiempo de recursos foráneos de todo tipo procedentes del mundo de las administracio-
o la magnitud las transforman de «cadáveres» en «momias»,es decir, las nes y agencias públicas supralocales, de las enipresas y de las universidades y
.
hacen, en algunos casos, venerables [...l.La dinámica del plan deberia girar otros centros de producción científica, artística y tecnológica.
LAS ENSEÑANZASDE LA EXPERIENCIA 139

El plan se intentó desarrollar con mucho tiento y realismo. Fueron siado estrechamente la atracción patrimonial con la oferta hotelera y
en total dos años de trabajo de campo, reconociendo e inventariando de restauración.
recursos, recogiendo todo tipo de ideas y pareceres, hablando con Desde esos presupuestos se preparó un plan que contemplaba tres
políticos y líderes de opinión. Se llevaron a cabo reuniones particula- ejes básicos: la naturaleza, la historia y la sociedad (lo que se llamaba
res con la mayoría de alcaldes y encuentros colectivos en los que se ((mapa de iniciativas»), como una hipótesis de trabajo, susceptible de
les expusieron las ideas iniciales, el dcsarrollo del trabajo y los resul- correcciones ulteriores:
tados provisionales. Se atendieron prácticamente todas las sugeren-
cias, y, por supuesto, se respetaron y se integraron en el plan todas las El mapa de iniciativas determina, de acuerdo con los criterios básicos
iniciativas existentes. A partir de esta base, a mi entender lo suficien- expuestos en el capítulo anterior, las iniciativas patrimoniales que se debe-
temente sólida, se intentó organizar las activaciones patrimoniales de rían activar preferentemente, las características de las intervenciones, y su
la comarca en un solo producto o promoción, llamémosle así, que distribución y articulación. No es un mapa arbitrario, sino el resultado de
debería ser gestionado por una empresa pública comarcal, lo cual se un estudio minucioso que ha intentado tener en cuenta todas las variables
justificaba en aras de la efectividad: de una cierta relevancia que se han podido clasificar en el decurso dc la
elaboración del plan, en este sentido, este mapa quisiera constituir el mejor
Si se quieren obtener resultados tangibles a corto, medio y largo plazo, instrumento posible para la activación y ordenación del patrimonio comar-
resulta imprescindible reunir todos los recursos y todos los esfuerzos a nivel cal, pero sin perder nunca su carácter abierto y generativo, y , por tanto,
dc gestión en una sola entidad o empresa. El funcionamiento de esta entidad permanentemente revisable, ya sea para ampliarlo, reducirlo o reconducir-
se puede resumir de una manera muy sencilla: centralización de todos los lo en otras direcciones. Por muy cuidadosa que sea, una planificación
recursos en manos de u11 patronato y contratación de un mínimo equipo sobre el papel es siempre una hipótesis de trabajo. Pretender lo contrario
humano y tecnológico, eficiente, para elaborar un solo producto turístico- seria faltar a la lógica más elemental del n~étodocientífico. Por tanto,
cultural, a partir de una materia prima ciertamente abundante en la comar- tomemos este mapa como un modelo virtual, sobre el que podemos efec-
ca (el patrimonio natural y cultural) y para pi-omocionai-lo bajo una única tuar sin miedo aquellos cambios que la experiencia, es decir, el segui-
denominación o marca y por medio de una campaña conjunta, de acuerdo miento de la aplicación del plan, aconseje, con decisión, aunque también
con una estrategia única, representada por este plan, con las modificaciones con prudencia y conociiniento de causa, y sin olvidar nunca su carácter sis-
que el patronato considere oportunas. Si no se hace así, este plan, o bien no temático, que no podemos desarticular sin comprometer definitivamente
se aplicará, o bien fi-acasai-á estrepitosamente. los objetivos del plan.

Es necesario subrayar que no se trataba de activar recursos aisla- Imaginémoslo, para una mayor claridad expositiva, como un folle-
dos, sino conjuntos coherentes, redes temáiicas, que permitieran to. Bajo el epígrafe de ((lanaturaleza)) se contemplaban el parque na-
movilizar el turismo por el interior de la comarca durante una estan- tural antes referido (y, por tanto, ya existente), un futuro parque natu-
cia media de entre ocho y quince días, ofreciéndoles atractivos cohe- ral que ordenaba recursos paisajísticos -picos y lagos- emblemáti-
rentes pero diversificados que les llevaran a visitar todos sus valles. cos y muy visitados (con acceso por el fondo de los otros valles
Para ello, se pretendía activar sólo determinados recursos («zonas de laterales principales), y unos parajes naturales fluviales (formidables
intervención intensiva))),evitando en todo momento cualquier sensa- estrechos junto al río), en la entrada principal de la comarca, aprove-
ción de saturación o de frustración ante una propuesta inabarcable. chando la antigua can-etera desafectada por los túneles del nuevo ti-a-
Por otra parte, se primaban los fondos de los valles y los accesos de la zado. El epígrafe de «la historia» incluía los dos castillos condales,
comarca para favorecer la circulación de visitantes por toda ella y se iglesias de gran interés artístico -románicas principalmente-, exca-
dejaban no sólo elementos aparentemente ocultos, que el visitante vaciones y núcleos fortificados esparcidos por toda la comarca y a los
más exigente pudiera «descubrir» por su cuenta, sino sectores sin que remitía un centro de interpretación, La Casa de la Historia, ubi-
activación alguna (((zonasde no intervención») a fin de «esponjar» el cada en un edificio recuperado de la capital comarcal. «La sociedad»
territorio. El patrimonio debía ofrecerse al turista, no perseguirlo, y, se concretaba en un soi disant ecomuseo (se pensaba en las ventajas
por otra parte, en una comarca donde el recorrido más largo por administrativas que en su caso se podían desprender de la figura, con-
carretera entre núcleos habitados no implica más de hora y media, no cretamente en una futura solicitud de declaración como ((museu
parecía no sólo necesario sino ni siquiera conveniente asociar dema- d'interes nacional» o «zona d'interks etnologic» -figuras previstas por
140 Y PATRIMONIO
ANTROPOLOG~A LAS ENSENANZAS DE LA EXPERIENCIA 141

la ley-,16 que integraba tres secciones: cl ecomuseo inicial, redefini- ñaba (aunque fueran más aparentes que reales ya que la mayoría de
do de cara al visitante como ecomuseo de la vida tradicional; un clemcntos existían y su activación cra relativamente muy simple), sc
segundo ecornuseo (llamésmole así, o sección de ecomuseo, si se preparó una periodización muy prudente que contemplaba, inicial-
quiere) centrado en la explotación del hierro (que comprendía unas mente, la creación de una oficina (que podía estar ubicada en el
antiguas minas de hierro, la planta de una antigua «farga catalana))y mismo Consell Comarcal o en la Oficina de Turisme), y la edición de
una herrería esplbndidamente conservada) en un valle tradicional- un folleto de promoción con una «marca» conjunta y el contenido
mente dedicado a su extracción y manufacturación; y, por último, otro que he esbozado. Esta oficina, de hecho, comportaba únicamente, a
ecomuseo o sección de ecomuseo de la sal, en una población dedica- parte de la edición del folleto, la contratación de una persona (a
da desde antiguo a la explotación salina de montafia (que, por otra tiempo completo si era posible), lo cual se podía negociar con otras
parte, integraba un variado conjunto patrimonial con su santuario, instancias de la administración: Diputación, Generalitat, INEM, cuyo
una conocidísima abadía y un magnífico puente románico) que com- primer cometido debía ser la captación de fondos de programas
prendía la explotación salina propiamente dicha (((parquede la sal»), europcos, españoles o catalanes -Leader, Futures, Interrcg, etc.-
todavía parcialmente en uso, y la recuperación del antiguo y enorme para desarrollar el plan y garantizar la propia continuidad de su con-
almacén de sal, para usos variados: la restauración del molino de sal trato. Los siguientes pasos se preveían en la línea de la señalización
y una pequeña exposición permanente sobre la explotación, una extra- y la adecuación de los elementos ya existentes y de más fácil activa-
ordinaria sala de exposiciones de planta basilical con las columnas ción, para continuar, en un futuro, con las activaciones más cornple-
incnistadas de sal y un hotel de entidades y pequeñas empresas en los jas, algunas de las cuales -no lo olvidemos-, como el ecomuseo al
pisos superiores. Todo esto se complementaba con algunos centros de que me lie referido inicialmente, seguían su desarrollo, sin requerir
información, otros centros de descubrimiento y educación patrimo- en principio los fondos dedicados al proyecto colectivo. Por otra
nial para escolares, un conjunto de itinerarios y rutas patrimoniales y parte, desde la universidad se garantizaba la investigación necesaria
la promoción estratégica de determinadas manifestaciones patrimo- para documentar convenientemente todas las activaciones. Por tanto,
niales festivas.27 se puede decir con toda rotundidad que el plan de ordenación se
Consciente de las dificultades que un plan tan ambicioso entra-, podía poner en marcha con un coste inicial prácticamente cero y
desarrollarse paulatinamente mediante la captación de recursos aje-
26. En la Llei de Museus. en el artíciilo 25.1, dice que .el gobierno pucdc declarar como
nos y, más adelante, propios (a través de la venta de entradas y for-
museo de interés nacional a los museos que, por la importancia y cl valor del coiijunto de bie- faits, de la venta de productos e incluso del patrocinio empresarial).
nes culturales que reúnen, por las características generales o especificas de sus colecciones, o, Tan claro se veía el plan, desde la perspectiva de su elaboración, que
porque el interés de su patrimonio museístico sobrepasa su marco, tieiien una significación
especial para el patrimonio cultural de Cataluña~.Esto representa una serie de ventajas, ya se llegaron a mantener conversaciones con el Consell Comarcal de la
que el articulo 27 de esta misma ley recoge, entre los diferentes aefectos,) de la declaración, los comarca vecina y geográficamente más estrechamente vinculada,
siguientes: .La administración de la Gcneralitat otorga a los museos de interés nacional las ." para confeccionar un plan similar y desarrollarlos coordinadamen-
ayudas siguientes: a) ayuda económica para gastos de funcionamiento; b) asesoramiento téc-
nico y organizativo; c) fomento y apoyo en la actividad de restauración: d ) apoyo para la docu- te,28idea que no llegó a cuajar.
mentación y difusión del patriinoilio rnuseístico.» Y añade: <<Tambiknse pueden otorgar ayu- Ambos proyectos, el ecomuseo de los valles y el plan de ordena-
das extraordinarias para inversiones en inmuebles, remodelaciones museogriificas, adquisicio-
nes, invcstigaciones y programas de restauración.. En nuestro caso, el conjunto de iniciativas ción patrimonial de la comarca, utilizaban el patrimonio como un ins-
cnglobadas en el proyecto no poseían colecciones significativas para aspirar a esta calificación, trumento de desarrollo al servicio de la comunidad. En ambos se
pero sí disponían, colectivamente, de un conjunto muy importante de bienes muebles e insta- entendía que la «restitución» no debía ser meramente simbólica, sino
laciones, que, por otra parte. o complementariamcnte, también podían acogerse perfectamen-
te a la definición de la figura de ,<zonadc intcrCs etnológico. prevista en la Llei del Patrimoni material, y que esto pasaba necesariamente por el turismo, pero tam-
Cultiiral Catala (capítulo 1, artículo 7) como ~coiijuiltode vestigios, que pueden incluir inter- bién que el patrimonio no constituía «un recurso turístico más», sino
venciones en el paisaje natural, ediEicios e instalaciones, que contienen en su seno elementos la ocasión de reordenar el sector e incluso de trascenderlo. En el pro-
constitutivos del patrimonio etnológico de Catduña.))
27. Cohercntcmente coi1 los objetivos, el diseño-marco del plan de ordenación (inde- yecto del ecomuseo, entre otras cosas, se decía al respecto:
pendientcmcnte del camino que biguieran despiiés las campañas anuales y de posteriores acti-
vaciones) se ajustaba eri todo momento al enosotros de los otros» de esta parte del Pirineo, es
decir, a una imagen expresamente estereotipada, a partir de los recursos existeiites, centrada '
28. La comarca vecina permitía, entre otras cosas, la puesta en Funcionamiento de un
en la naturaleza de alta montaña, los monumentos y cl arte medieval y la vida preindustrial
parque o ecomuseo dc la encrgia hidroeléctrica con unas instalaciones de un interés y unas
(fundamentalmente agroganadera), con las especificidades que ya hemos visto.
posibilidades incomparables en todo el Pirineo catalán.
ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO LAS ENSENANZAS DE LA EXPERIENCIA 143
Entendemos que este futuro global dentro del cual se involucra el eco- para ayudarles a mantener su propia actividad económica (explotación agro-
museo, como un instrumento al servicio de este plan general de desarrollo ganadera, carpintería, explotaciones salinas, herrería ...) y en otros para com-
coinunitario, debe partir de una reflexión que debía tener en cuenta, entre plementarlas con otras actividades o para contribuir mínimamente a la eco-
otros, los siguientes elementos: a ) que no se puede pensar sólo en términos nomía doméstica. En segundo lugar, a las campañas anuales se deben aso-
de estos valles o de otra subcomarca, sino en conjuntos más amplios [...]; b) ciar toda una serie de productos que se comercializaráii en los diferentes
que vivimos un momento histórico especial en el cual confluyen una serie puntos de exposición y de información, y, si se cree conveniente, en los
de fuerzas que no podemos desaprovechar: el arraigo en Europa y en todo , comercios de la zona (carteles, publicaciones, materiales audiovisuales,
el mundo occidental de las ideas ecologistas, que comportan una vindica- material didActico, juegos, artesanía, arte, etc.). La comei-cialización de estos
ción de la naturaleza -y correlativamente de la tradición- que favorece la es una fuente de recursos muy importante para la empresa, pero,
adopción de políticas conservacionistas para los territorios de montaña además, permite formular encargos a profesionales muy diversos (diseñado-
menos desarrollados, y, subsidiariamente, la necesidad creciente de una res, impresores, editores, investigadores, fotógi-afos, i n f ~ ~ m á t i c opedago-
s,
sociedad cada día más urbana de visitar y disfrutar de estas reservas natu- gos, artesanos, artistas, comerciantes...) y, lo que es mejor, garantizar una
rales y culturales; c) en esta misma dirección, el hecho de que el Pirineo se cierta continuidad en la demanda, y, por tanto, estabilidad de la ocupación.
configura como uno de los tres grandes espacios naturales de la Comunidad En tercer lugar, la misma dinámica de restauración, adecuación y mantcni-
Europea (Alpes, Pirineos, Mediterráneo), y que, dentro de este espacio natu- miento de las instalaciones, así como la realización de exposiciones y otras
ral, nuestra comarca representa una de las zonas más bien conservadas; d) actividades, debe permitir ofrecer trabajo a otro sector de oficios relaciona-
que, sea cual sea la opción económica para el futuro, pasa por el turismo dos básicamente con la co~lstrucció~~, que puede encontrar cn la empresa
como hecho central, por mucho que se diversifiquen las estrategias, y que patrimonial la posibilidad de consolidarse y expandirse siempre sobre la
el turismo eligirá nuestra coinai-ca por la riqueza de su patriinoilio natural base decisiva de una garantía de estabilidad (oficios como albañiles, arqui-
y cultural y por la calidad de sus infraestructuras, y que, por tanto, el estu- tectos, aparejadores, carpinteros, electricistas, pintores, interioristas, fonta-
dio y la gestión del patrimonio integral y un desarrollo de los servicios turís- neros, etc.). Finalmente, debemos recordar que esta revitalización, que
ticos efectivo pero respetuoso con el medio y con las características cultu- puede ser lo suficientemente significativa en una comarca demográficamen-
'
rales de la zona, parecen las mejores garantías para el Futuro; e ) que todo te débil como la nuestra [recordemos que estamos hablando de menos de
ello plantea un reto importante a la poblaci6n de esta comarca y a las ins-
5.000 habitantcs], sc debería llevar a término sin necesidad de invertir otros
titucioncs económicas, sociales, políticas y culturales que congrcgan sus recursos que los existentes, es decir, concentrando los recursos de toda la
intereses: no convertir el territorio en un gran hotel, o en un parque de ;
comarca que ya se dedican particularmente a este fin y captando bjsica-
atracciones ecológico-culturales, que s610 i~rncionacuando llegan los visi-
mente rccursos foráneos procedentes de la venta de entradas y productos, de
tantes; aprovechando el empuje turístico dcbemos saber crear un nuevo teji- las diversas administraciones y de programas de desarrollo y de empresas
do social en esta comarca, por una parte, utilizando este fenómeno para privadas, particulares y otros partenaires.
facilitar laboralinente el arraigo en el país de las capas de población más Más allá de su contribución al desarrollo económico, la activación del
jóvenes, por otra parte, primando un turismo de larga estancia, estable, que
patrimonio presta contribuciones directas al desarrollo social y cultural. Al
haga suyo el territorio y llegue, de alguna manera, a formar parte de este
desarrollo social no sólo en un sentido de incrcmcnto demográfico, sino en la
tejido social junto con la población de la comarca, aunque no resida en ella
mcdida en que permite asentar y consolidar en la comarca a una serie de
permanentemente.
jóvenes profesionales que, sean o no del país, normalinente se integran, cons-
tituyen grupos domésticos y redes sociales conjuntamente con otros habitan-
En este sentido, el plan de ordenación comarcal se atrevía a apun-
tar inedidas inás concretas: 4 tes locales de su misma edad y tienen además, por sus propias características
socioprofesionales, una gran virtualidad eil cuanto a la activación social y cul-

Ya hemos visto que el patrimonio podía ayudar al turismo, si no a crear


i tural [éste es un hecho que, a pequcña escala, ya se ha venido dando a raíz
de realizaciones como el campo de aprendizaje, el archivo histórico o el pro-
lugares de trabajo, si a mantenerlos, pero, más allá de la mera ocupación pio ecomuseo] [...l. En cuanto al desairo110 cultural, es evidente que una
turística, el patrinlonio puede tener otros efectos en cuanto a la reactivación infraestructura y un equipo humano como el que movilizaría la empresa
económica. En primer lugar, por los propios puestos de trabajo directos que patrimonial abre todo un mundo de posibilidades en la corriarca. Es evideil-
la empresa patrimonial puede crear, pocos, pero de una cualificación nota- , te que la población, que lógicamente debería tener un trato preferente y dife-
ble y de una gran virtualidad respecto dc la dinamización cultural. Por otra renciado, es la primcra beneficiaria de la oferta patrimonial y quien se puede
parte, además de los lugares de trabajo estables (tecnicos, adnlinistrativos, relacionar más profundamente con ella, desde la población escolar hasta los
conserjes ..), la empresa patiirnonial puede oii ecei una ocupación temporal jubilados. No insistirenios en este punto desarrollado suficientemente en el
a muchas otras personas (guías, kigilaptes, monitores...), en algunos casos plan del ecomuseo. Pero es que, además, a partir de estos equipamientos, la
ANTROPOLOC;ÍA Y PATRIMONlO LAS ENSEÑANZAS DE LA EXPERIENCIA 145
población de la comarca, con el auxilio de los técnicos, dispone de un instru-
feso), un vídeo sobrc la vida doméstica, la casa restaurada y amue-
mento permanente de investigacibn, de reflexión sobre su pasado, su presen-
te y su futuro, y, por tanto, para la construcción de su identidad.
blada hasta el primer piso, con algunos elementos museográfica-
mente notables, y una exposición complementaria -más discutiblc
a mi parecer- en el segundo piso, con una maqueta de la casa en la
Y respecto de la reorientación del turismo se añadía, a modo de
conclusión: sala central y unos espacios conceptuales en las habitaciones, dedi-
l
cados respectivamente al mundo del hombrc, de la mujer y la evo-
Se debería trabajar también en la reconversión turística. El turismo no
lución de la vida doméstica. En la buhardilla, algunas fotografías
debería convertirse en una especie de monocultivo en la comarca, pero es el pretendían sugerir el mundo de los ancestros al que me refería ante-
futuro, inexorablemente, y, si no queremos que nos estalle en las manos, riormente. Un grupo de guías -mayoritariamente jóvenes de la
debemos abordarlo frontalmente. Ya hemos hablado bastante del turismo y zona- mostraban la casa y explicaban la vida doméstica. El aserra-
de los problemas que comporta, de la simbiosis potencialmente tan h c t í f c - dero se restauró y se puso en funcionamiento, de manera que los
ra que puede establecer con la activación patrimonial. Podríamos hablar visitantes podían contemplar el proceso de aserrado hidráulico de
también de la necesidad de tomar todas las medidas posibles para captar un un tronco después de ver el vídeo informativo sobre la explotación
turismo estable y constante, por difícil y por escaso que sea, de la necesidad del bosque y las serrerías en la instalación adjunta. En la otra ante-
de explotar más racionalmente los recursos turísticos, moderar la explota- na se podía visitar la iglesia, contemplar su magnífico retablo res-
ción en unos casos, reorientarla en otros y explotar recursos que 110 se explo- taurado y su esbelto campanario y extraordinario mirador, aunque
tan o se explotan muy mal, pero todo eso se incluye dentro de un reto estric-
tamente vinculado con el anterior: la planificación. Las ideas anteriores pue-
faltaba mucho para dejar lista toda la instalación. Todos los ele-
den estar equivocadas, pero donde seguro que no nos equivocamos es en el
mentos estaban señalizados, se editaron unos hermosos carteles y
hecho de predicar la necesidad de sentar a todos los agentes turísticos alre- unas no menos hermosas entradas-foiait que se podían adquirir ya
dedor de una mesa y debatir las medidas coleciivas que es necesario tomar fiera en la casa-centro, ya fuera en cualquiera de las dos antenas en
para racionalizar el sector. Si cn cl campo del patrimonio era y es necesario fincionamiento.29 También se podían adquirir dos vídeos (sobre la
planificar, ¿cómo no va a serlo en el campo del turismo que es, con mucho, vida doméstica y el mundo de la madera), tres magníficos cuadernos
el que más recursos moviliza en toda la comarca? El problema precisamen- (dos sobre los temas citados y otro sobre el retablo de la iglesia de
te es éstc, cómo planificar un sector que estfi dando importantes beneficios, la segunda antena), pins y postales. Por otra parte, se había consti-
/
ganancias en algunos casos rápidas y fáciles. Tal vez será necesario explicar tuido legalmente el consorcio del ecomuseo con su patronato, en
muchas veces el cuento de la gallina de los huevos de oro. el cual se integraban los ayuntamientos de los valles, el Consell
Comarcal, la Diputació, la Generalitat, el parque natural, la asocia-
El proyecto del primer ecomuseo se entregó en 1992 y se fue tra- ción cultural promotora y la Universitat de Lleida. Con la constitu-
bajando dc acuerdo con él, para, en una fecha determinada, abrir las ción del consorcio se aprobaron también sus estatutos.
primeras instalaciones al público. La consideración del proyecto en El mismo mes de junio de 1994 se entregó oficialmente el plan de
el plan de ordenación patrimonial de la comarca, por otra parte, ordenación patrimonial de la comarca al Consell Comarcal, y nos dis-
hacía menos urgente la necesidad de algunas infraestructuras costo- pusimos a llevar a la práctica la prevista ordenación y promoción
sas, como una sala de exposiciones o un almacén, ya que se podían l patrimonial de la zona.
-y se debían, a mi entender- pensar las campañas en términos
comarcales. A pesar de todo, en la zona del primer ecomuseo se lle-
garon a hacer gestiones acerca de los edificios propuestos para la
ampliación. En junio de 1994 (oficiosamente, y en septiembre ofi-
1 4 El Eracaso de estos proyectos y sus razones
cialmente) se inauguró este ecomuseo con las instalaciones de la Poco antes de la inauguración del ecomuseo se planteó la cuestión
casa y dependencias centrales completamente terminadas y dos de la dirección de la nueva entidad. Se trataba de garantizar tanto la
antenas cn funcionarnicnto: el ascrradero y el conjunto eclesiástico-
monumental. En la casa-centro del ecomuseo se podía ver una expo- 29. Respecto de las exigencias de «calidad» se decía en el proyecto: .Debemos prestar
sición permanente sobre el territorio (con maquetas, programas mucha atención a la calidad de los productos comercializados, aunque los encarezca. Esta cali-
dad, al fin y al cabo, funcionará con toda seguridad como metáfora de la calidad misma del
informáticos, vídeos y algunos grandes elementos realizados ex pro-
l
146 AN?'ROPOT.OG~AY PATRIMONIO LAS ENSESANZAS
DE LA EXPERIENCIA 147

viabilidad del desarrollo como la continuidad de la actividad cotidia- debatido con la propia administración municipal, es decir, como un
na. En este sentido, llegamos a consensuar una propuesta de direc- hecho dinámico -basado en las campañas anuales- y progesivo (jcon
ción colegiada según la cual, el presidente de la asociación cultural, qué capital humano, con qué energías?); y, en segundo lugar, abrir una
iniciador y principal impulsor de todo el proceso del ecomuseo a lo brecha de consecuencias incalculables entre la presidencia del patrona-
largo de casi diez años, se haría cargo de la dirección formal a efec- to (y, por ende, la dirección del ecomuseo, dependiente de ella) y la pre-
tos de representación y de recabar los recursos necesarios para inan- sidencia de la asociación cultural que lo había tutelado hasta entonces
tener la actividad y emprender las sucesivas fases. El técnico que y facilitado la mayoría de sus iilstiumentos (vídeos, maquetas, publica-
había estado siguiendo sobre el terreno la consolidación de las insta- ciones, programas iiiformáticos, diseños, investigaciones, proyección
laciones y que era el responsable de la museografía de los diversos pública...), y que ahora se veía apartada de su gestión.
espacios y exposiciones temporales (que ejercía por entonces como
director provisional), se seguiría ocupando, como director técnico
(único cargo retribuido), del día a día y de las cuestiones internas, y El ecomusco abrió y sigue funcionando hasta hoy bajo la dirección de
yo, como autor del proyecto, formaría parte del equipo en calidad de su antiguo técnico y único empleado estable, muy lejos del espíritu
asesor científico, básicamente para terciar en aquellas cuestiones inicial del proyecto. El patronato se ha reunido poco y básicamente
importantes en las que no hubiera consenso. para cuestiones formales y la aprobación de los presupuestos (unos
Este proyecto tenía la virtud de garantizar el funcionamiento y el presupuestos de mantenimiento). Se ha constituido una comisión ase-
desarrollo dcl ecomuseo según los planes previstos (todos quienes sora, de la cual teóricamente formo parte, que, hasta ahora, perma-
habíamos participado más directamente en ellos estábamos presentes nece inédita. El director, sin más recursos, ha seguido una estrategia
en la toma de decisiones), y, por otra parte, no significaba coste adi- de supervivencia: ha cuidado especialmente la política de relación del
cional alguno (al contrario, la presencia en la dirección de quien de ecomuseo con la población (sobre todo con los jóvenes -a partir de
hecho había asegurado la disponibilidad de recursos de Ias diversas los sucesivos cursos de guías y otras actividades- y con los ancianos
administraciones en todo momento representaba el mejor aval en este a partir de actuaciones específicas relacionadas con la artesanía y la
sentido). En consecuencia, no era previsible que la propuesta encon- tradición oral); ha realizado y acogido, por lo común en relación con
trara ninguna oposición y así fue, en principio, cuando fue expuesta el parque natural de la zona, algunas pequeñas exposiciones, así como
al presidente del patronato y alcalde de la capital de los valles. Sin algunas actividades didácticas y demás, y está articulando algunos
embargo, en la reunión del patronato que debía aprobarla formal- proyectos de colaboración con otras instituciones museales extraco-
mente, ante nucstra sorpresa y general perplejidad, el mismo presi- marcales. Por otra parte, las instalaciones y productos se han deterio-
dente del patronato que había dado particularmente su visto bueno la rado peligrosamente: la casa sigue como estaba, pero, a causa de la
soslayó aludiendo a peregrinos impedimentos estatutarios,30 incluso práctica ruptura dc relaciones con la asociación cultural (que ahora
entorpeció durante aquellos días la solicitud de ayudas de fondos sigue, Iógicamcnte, otros caminos, centrados en otras publicaciones,
europeos para la terminación de determinadas instalaciones. campañas de excavación, edición de su revisia y otras actividadcs
En definitiva, iueran cuales fueren las intenciones, esto vino a repre- puntuales y proyectos futuros), ha perdido toda su capacidad de pro-
sentar la pai-alización, más allá de la inauguración, de cualquier desa- ducción de publicaciones, vídeos y otros materiales para la venta. Los
rrollo posterior de la entidad en el sentido de su crecimiento, así como dossiers del ecomuseo, que aparecían periódicamente, se han dejado
cl mantenimiento dc una estructura de funcionamicnto débil, con esca- de publicar, e incluso las entradas y carteles han sido sustituidos por
sa autonomía e incapaz de desarrollar una gestión que trascendiera el fotocopias; se han activado nuevas antcnas no previstas en el proyec-
día a día o la intervención puntual. Esto significaba, a nuestro entender to (como las ruinas de un monasterio románico y una central hidroe-
(como así ha sido), básicamente dos cosas: en primer lugar, acabar con léctrica), sin quc sc alcance a ver en ellas coherencia alguna, sin nin-
el proyecto del ecomuseo tal como había sido pensado, elaborado y guna campaña de ningún tipo asociada, ni tan siquiera ninguna ade-
cuación ni señalización, y, lo que es más grave, sin consolidar antes
30. Esta fórmula implicaba la modificación de dos artículos de los estatutos en los que las existentes: el aserradero lleva ya desde el a60 pasado sin funcionar
se preveía la contratación de un directorlaa, sin embargo, nada impedía tramitar la modifica-
ción de estos artículos (un proceso puramente formal) mientras se empezaba a Funcionar tal
por la rotura de dos piezas que nadie ha reparado y cl conjunto ecle-
como habíamos acordado. siástico-monumental (c~iyasobras de restauración ha reemprendido
LAS ENSEKANZAS DE LA EXPERIENCIA 149
recientemente el municipio del cual depende) no ha merecido ningu- Si en el caso del ecomuseo la paradoja se presenta por el punto en que
na atención específica por parte del ecomuseo. De la explotación agro- sc paraliza el proyecto, en el caso del plan de ordenación patrimonial
ganadera o de la posible activación dc una rcpresentación estable de la comarca esta paralización ya ni se llegó a dar. La administración
sobre las relaciones entre hombre y naturaleza en la casa del parque comarcal enterró dicho plan como quien dice antes de que nacicra, y
no se ha vuelto a hablar, con lo cual, el eje básico sobre el que se arti- los distintos municipios siguieron con sus iniciativas individuales, a
culaba el ecomuseo (hombre-naturaleza, actividades de subsistencia, pesar de que se había hablado largamente con ellos, se habían aten-
vida doméstica jr mundo sobrenatural) queda desarbolado. Ni que dido sus sugerencias y habían dado cl visto bueno. Incluso se ha lle-
decir tiene que no se ha llevado a cabo ninguna campaña anual de gado a la situación delirantc de que este mismo año, el Consell
ningún tipo. En el plano del desarrollo económico y la acti~ación Comarcal haya publicado y señalizado unas rutas naturales y cultura-
turística, el ecomuseo obtiene sus visitantes (en número aceptable) les sin ninguna referencia al plan (que está hecho y del cual ~ u e d e n
del propio turismo de verano que ya se halla en la zona y busca acti- disponer libremente), o de que, de vez en cuando, aparezca11 ideas o
vidades que realizar, así como dc las escuclas que visitan durante el cuestiones que se hallan desarrolladas en él, como si se produjeran ex
curso escolar el campo de aprendizaje y que lo utilizan como recurso, novo, como si realmente no sólo luera ignorado sino que, además,
no habiendo conseguido penetrar en la infraestructura turística con- nadie lo hubiera leído.32La pregunta vuelve a ser ¿por qué?
vencional ni mucho menos constituirse como producto turístico en sí
mismo capaz de generar recursos propios. Por otra parte, en su situa-
ción, ¿qué otra cosa puede hacer? En resumen, y tomando en consideración ambos proyectos -el eco-
En pocas palabras, el ecomuseo parece mantenerse parasitariamen- museo y el plan de ordcnación-, podríamos decir que, por una parte,
te del propio potencial turístico preexistente en los valles y de un pre- la administración local municipal se había comprometido en un cos-
supuesto escuálido aportado mayoritariamente por la administración toso proyecto turístico-patrimonial que frenaba radicalinente en el
local, mediantc una política de pequeñas acciones dispersas y puntua- momento de empezar a recoger los frutos (políticos y económicos) sin
les, claramente oportunista, sin ningún horizonte definido, en una espe- que, por otra parte, a nadie, entre la población implicada, y mucho
cie de huida hacia adelante que permita garantizar su subsistencia, y, menos a los agentes turísticos -hay que decirlo-, ni cntre la oposi-
como en tantas otras activaciones patrimoniales, la del personal que de ción política, pareciera extraiiarle ni importarle demasiado. La admi-
él depende.31Lo que tantas veces sucede, y que aquí queríamos evitar, nistración autonómica se limitaba a premiar el proyecto y a obtener
que la propia supen~iveciade la institución y de sus empleados se con- su parte de rentabilidad política no muy distinta de la que hubiera
vierte en la razón fundamental de su existencia, está pasando de nuevo.
32. Curiosamente, el plan había previsto la posibilidad de que no se llegara a llevar a
cabo, pero no la de que ni tan siquiera se hablara sobre ello: *Este plan ha sido concebido
La pregunta que todos nos hacemos es ¿por qué? ¿Por qué se invierte como un sistema, tanto formal como funcionalmente. Se pueden alterar de él elementos cir-
un esfuerzo personal y presupuestario -mc estoy refiriendo muy cunstariciales, pero no las instituciones básicas, la dinámica ni las reglas de articulación. La
única opoión viable, en el caso de que no se aplicara el plan, es recurrir a su carácter genera-
especialmente a la administración local- en un proyecto que se para- tivo. Este carácter generativo, de hecho, constituye un mecanismo autocorrectivo para prever
liza justo en su punto de inflexión, cuando los principales sacrificios las desviaciones del sistema. Sin embargo, también permite que el plan se pueda autodesarro-
ya se han realizado, la maquinaria está engrasada y parece llegado el llar a partir de un embrión, siempre y cuando este embrión contenga todas las características
básicas del sistema. En el plan hay alguno de ellos. En el caso de que el plan quedara para-
momento de empezar a recoger los resultados, aun a sabiendas que lizado, existen pues dos estrategias posibles que permiten conservar las esperanzas de
esta paralización comportará -y esto queda muy claro para todos- verlo prosperar y conseguir sus objetivos. La primera y más eficaz consistiría en aplicar
el progresivo deterioro de la entidad y un lastre creciente con el paso todo el apoyo d e las administraciones supralocales y otras entidades a aquél o aquellos de
estos embriones que se mostraran más activos. La otra opción, mucho menos eficaz, con-
del tiempo? sistirfa en aplicar una política liberal a ultranza y en dejar, por tanto, que los diversos
embriones prosperasen según sus propias posibilidades. La tentación que en todo caso se
deberia evitar, y que es aquella en la que se cae con más frecuencia en el ámbito de la polí-
tica cultural, es la redistribucidn equitativa de recursos escasos. Con esta política, que en
31. Parece que el patronato ha recibido este año una subvención para la construcción otros casos hemos llamado "de limosnas", queriendo quedar bien con todos no se benefi-
de un almacén, proccdente de las ayudas europeas que tramitamos antes de la ruptura. Por cia a nadie, y mucho menos al conjunto del territorio y de la población, se da alas a ini-
otra parte, se han efectuado dos contratos temporales a tiempo parcial para trabajos internos, ciativas insostenibles, se engendran frustraciones y se comprometen definitivamente el
que no sé si proceden de estos mismos fondos o de otros. txito del plan y sus objetivos económicos, sociales y culturales.
LAS ENSENANZAS DE LA EXPERIENCIA 15 1
obtenido de la inauguración de cualquier otro equipamiento de una de Cataluña. Son económicamente muy conservadores y tienen razo-
entidad equiparable. La administración comarcal, por su parte, guar- nes para ello. Han sido tradicionalmente expoliados, han visto cómo
daba el plan de ordenación patrimonial que había encargado y paga- la hidroeléctrica, en lugar dc traer riqueza, trastocaba las relaciones
do religiosamente, sin que ella, ni las administraciones locales, ni los de producción y provocaba el primer gran éxodo en la comarca, han
agentes turísticos, ni la exigua vanguardia cultural de la comarca (en escuchado los cantos de sirena de la reconversión de las explotaciones
la cual se confiaba especialmente para activar su aplicació~i),~~inten- agroganaderas que después han tenido que liquidar a toda prisa y
taran sacarle, en apariencia, ningún provecho. ¿Qué estaba y está ahora les dicen que tienen que vivir del turismo. Prefieren las inver-
pasando en esta comarca? siones rápidas y sin riesgo y no se interesan por ningún plan de recu-
peración y desarrollo a largo plazo, ¿para qué? Los pocos jóvenes que
No se trata, evidentemente, de ninguna sarta de despropósitos (aun- quieran vivir en la comarca ya se irán colocando.
que a veces lo pueda parecer), ni tampoco de una desadecuación de Por otra parte, la confrontación entre los diversos pueblos, valles,
los planes con las expectativas de los políticos y de la población (por familias y facciones es una constante en la comarca, hasta el punto
lo menos con sus expectativas «expll'citas»),sino de actitudes y con- que llega a constituir una imagen plenamente asumida por ellos mis-
ductas perfectamente coherentes, pero que deben entenderse en el mos y que funciona como un estereotipo ((cem deixaria treure un u11
contexto de la estructura económica y política en que se producen. si a tu te'n treguessin dos» [«me dejaría sacar un ojo si a ti te sacaran
dos»]). Esto, por supuesto, hace muy difícil cualquier intento de coor-
dinación o el simple hecho de admitir que desde el Consell Comarcal
Abordemos algunos equívocos iniciales: se promocione una iniciativa determinada o se coarte, ni que sea
Esta comarca es una comarca demográficamentc deprimida y sobre el papel, el libre albedrío municipal.34 En los municipios, la
envejecida, pero no pobre. El patrimonio inmobiliario de la mayoría oposición es una oposición antigua, arraigada en asuntos personales
de las familias es importante, el negocio turístico del verano del que y familiares y, por tanto, mucho más dura y constante que si se cen-
directa o indirectamente participan todos, unido a las jubilaciones de trara en cuestiones ideológicas.
las hidroeléctricas, basta y sobra para sobrevivir en un mundo con En este contexto económico y político las actitudes anteriores -si
pocos estímulos para el consumo. Aunque el discurso de la población, no más razonables- por lo menos aparecen más claras: ¿Qué interés
el «sonsonete»,es que aspiran a que sus hijos puedan vivir algún día tienen para la población y para los capitales locales las inversiones
digiiamente en estas mismas tierras, el hecl~oincontrovertible es que patrimoniales? Ninguno, sólo se presta atención a pequeñas iniciati-
invierten fundamentalmente en la emigración de esos mismos hijos vas de bajo coste y funcionamiento temporal prácticamente adjuntas
(que practican el regrcso vacacional, es decir, que van de visita en a algún negocio hotelero, que, junto con un par de cstablecimientos
verano a casa de sus padres), dándoles estudios o ayudándoles a colo- más de víveres y souvenivs suele ser el núcleo económico-monetario
carse o a montar negocios en Lérida, Barcelona y otras tierras bajas de cualquier pequeña población de la zona. A los agentes turísticos
(salvo la escasa hotelería de carácter más «empresarial»y, quizás, las
empresas de deportes de aventura, que, de todas formas, venden un
33. En el plan de ordenación patrimonial se decía al respecto <<[Lacomarca] no es úni-
camente inmovilismo, fatalismo e intereses privados. Hay una vanguardia económica, social,
política y cultural, Fundamentalmente joven, con nombres y apellidos, que ha de ser capaz, en
primer lugar, de superar fantasmas y antagonismos, de estructurarse, de planificar el futuro y 34. Éste era un peligro que ya advertíamos al propugnar desde el proyecto del ecomu-
de demostrar a sus mayores, y también a la administración y a las empresas de fuera, la via- seo una coordinación comarcal. Se decía allí: .Somos conscientes de que una actitud decidi-
bilidad de la comarca en todos los sentidos. Con ellos deberíamos trabajar en el futuro, codo damente comarcalista puede chocar con los problemas de rivalidades y susceptibilidades loca-
con codo, los cicntíficos sociales. Trabajar cn primer lugar en la movilización dcl resto dc fuer- les que existen en todas partes [...], Pero debemos ser igualmcntc conscientes de que estos pro-
zas comarcales para comprometerlas no únicamente en la reactivación económica, sino tam- blemas, como está sobradamente demos~rado,constituyen un freno al desarrollo colectivo, y
bién en la reactivación social y cultural. Quizás se trate. sobre todo, de un problema de ejem- que, por tanto, y para el bien de todos, el ecomuseo, lejos de contribuir a incentivarlos, debe
constituir una ocasión para fomentar la cooperación en aras del desai-rollo comunitario. No
plaridad, y, a coiitinuación. d e Lin problenia de escala. Un problema de ejemplaridad que
hay nada mejor para combatir las ideas erróneas que la propia dinámica de los Iieclios. En este
comienza con el autoconvencimiento y la demostración de la propia capacidad, como decía-
mos, de superar Fantasmas y antagonismo^, de estnicturarse y de creer en el futuro de la sentido, la puesta en marcha del ecomuseo constituye una ocasión extraordinaria para avan-
comarca. Un futuro de la comarca que quizás, como decía un alcalde andorrano, hay que ir zar en esta dirección. En primer lugar porque en el patronato se encontrarán representantes
configurando a base de planes pequeños, con riesgos controlados y resultados a corto plazo, no sólo de estos valles, sino también de entidades e intereses más globales. En segundo lugar,
porque desde el patronato se pueden arbitrar pasos concretos que vayan conduciendo poco a
capaces de atraer la confianza de la inversión, económica y humana, local..
poco hacia este objetivo.»
152 ANTROPOLOGÍAY PATRIMONIO L A S ENSEÑANZAS DE LA EXPERIENCIA 153

producto difícilmente combinable con complementos patrimoniales), nistrador local, debe ser si no ha dejado que las cosas llegaran inclu-
en realidad no interesa la desestacionalización, que tal vez podría pro- so demasiado lejos, si la inversión realizada en relación con los bene-
curar una activación patrimonial a gran escala, porque su aclividad se ficios percibidos por la población no va a pasarle factura. Pero, elec-
basa en la fuerza de trabajo del grupo doméstico y en la ayuda de los toralmente, esto puede llegar a ser incluso un arma de doble filo. Si el
hijos (y si hace Falta la contratación de personal eventual de fuera de actual alcalde, como es probable, no vuelve a presentarse, él fue quien
la zona) durante la temporada de verano. Desestacionalizar represen- inauguró el ecomuseo, mientras que el próximo equipo de gobierno
taría contratar personal de forma más establc y, tal vez, aumcntar las será, en todo caso, el que lo entierre, o el que deba hacer ímprobos
inversiones, lo cual implicaría un riesgo financiero y laboral (sobre esfuerzos para resucitarlo.
todo si el personal contratado es autóctono -posibles conflictos Ioca- Nada que decir de los planes generales de ordenación patrimonial
les-) que la historia reciente desaconseja correr, máxime cuando la porque todos los municipios desconfían de algo que teóricamente
necesidad no aprieta. Los grupos domésticos que no viven del turismo debe beneficiar a todos (los recursos son -o son percibidos como-
estival (menos de los que parece porque la economía sumergida es escasos, y cada cual mira de atraerlos para sí). En este sentido, es evi-
iiluy grande) no tienen real intei-6s en esta cuestión. dente que, en parte, lo aprueban porque no lo piensan aplicar; pero,
Políticamente, en la localidad donde se halla ubicada la sede cen- entonces, ¿qué interés tienen ellos mismos y el Consell Comarcal en
tral del ccomuseo, por ejemplo, y cuyo consistorio ha hecho el mayor encargarlo? En primer lugar, para el Consell Comarcal acciones de
esfuerzo para que se llegara a abrir, la población cstá muy dividida. este tipo suponen simplemente justificar su existencia y su actividad
En las últimas elecciones municipales se produjo un empate que se al servicio del interés colectivo, en este sentido, la relación costes-
tuvo que resolver a suertes, quedando el control del consistorio en beneficios -imagen- es muy favorable; en segundo lugar, tanto
manos del alcalde de siempre, uno de los más antiguos de Cataluña. para el Consell Comarcal como para los municipios, plancs de este
El ecomuseo ha generado emociones contrapuestas. Podríamos decir tipo sirven para justificar la solicitud de subvenciones y ayudas de
que la población en general (y muy especialmente la juventud, gran todo tipo, una práctica muy extendida en estas comarcas y una fuen-
parte de la cual reside en Barcelona o en Lérida) se siente orgullosa te de ingresos nada desdeñable, que se basa en dos principios: la ima-
de tenerlo (los mayores se preguntan más por la relación entre costes gen de zona deprimida y la existencia dc planes que teóricamente
y beneficios y algunos aceptan a regañadientes que «ha quedado muy deberían contribuir al desaii-0110 dc la zona, pero que no se pueden
bien»). Pcro cl ecomuseo es el ecomuseo de este alcalde y ni él ni la llevar a cabo por falta de recursos. Tal vez con ello no se obtengan
oposición lo van a olvidar jamás. En este contexto, parece explicable subvenciones para la planificación patrimonial, pero sí para acciones
que, una vez inaugurado, el ayuntamiento frene en seco su desarrollo. puntuales, o bien en forma de compensación en otras partidas
<Para qué, para tener que seguir haciendo inversiones, unas inversio- presupuestarias. La que hemos llamado vanguardia cultural dc la
nes que nadie pide y muchos discuten? ¿Para acabar perdiendo el comarca, la quc reside y trabaja en la zona, no más allá de veinte o
control de una empresa que crece demasiado? (Cuánto tiempo puede treinta personas, está, aunque no lo quiera, fuerternentc comprome-
sobrevivir el ecomuseo tal como está, manteniendo el día a día? tida con esta dinámica, con las empi-esas turísticas, con la adminis-
¿Cuatro o cinco afios, antes de convertirse en una de tantas iniciativas tración, frecuentemente mediante una depcndencia familiar o labo-
locales fracasadas y quizás cerrar sus puertas dado el desinterés del ral. Poca cosa se puede esperar de ella. La administración comarcal,
público? ¿Y a quién le preocupa lo que pueda pasar dentro de cuatro por decirlo así, no ejerce (ni nadie le pide que lo haga). Alguien
o cinco años? En dcfinitiva, la administración municipal corre un dijo, creo que con mucha razón, que la mayor riqueza que aporta-
riesgo político (incluso mayor seguramente de lo que hubiera desea- ba el Consell Comarcal eran los sueldos de sus funcionarios. Si cl
do), pero un riesgo controlado. Por eso, cuando puede «inaugurar» plan de ordenación patrimonial hubiera sido un conjunto de
-ejecutar sus dividendos, digámoslo así-, lo hace sin tardanza y pequeñas medidas aisladas, muy concretas, tal vez alguien se hubie-
conjura cualquier "peligro futuro manteniendo a la empresa en sus / ra interesado en aplicar alguna, suponiendo que alguien se hubiera
constantes vitales mínimas (lo cual le garantiza su directo control) y tomado la molestia de interesarse por su contenido, ya que, como
alejando de ella cualquier tentación expansionista que la sitúe en una he explicado, el plan cumplía con su misión sólo con existir, pues
dimensión inabarcable. Desde su punto de vista, la lógica de la actua- 1 legitimaba la actividad del Consell Comarcal, la eventual solicitud
ción es inapelable. Si alguna duda le cabe en este momento al admi- de subvenciones y manteniendo una total inocuidad.
154 ANTR'OPOLOGÍA Y PATRIMONIO LAS ENSENANZAS DE LA EXPERIENCIA 155
El sector empresarial (turístico y asociado) puede decirse que está Centre de Promoció de la Cultura Popular i Tradicional Catalana
dividido. Los negocios familiares en principio son inmovilistas -no (CPCPTC). A esta convocatoria nos presentamos un amplio equipo,
por naturaleza sino por racionalidad económica, como heinos visto- con el apoyo nominal de la práctica totalidad de las instituciones cul-
y no tienen ningún interés en desestacionalizar su actividad, en todo turales de la comarca, con un programa pensado para elaborar la
caso pueden estar interesados cn aprovechar otras «puntas»turísticas, investigación de soporte de todas las activaciones previstas en el plan
como la nieve o eventos masivos, siempre y cuando esto no implique de ordenación ~atrimonial.3~ A este programa, que fue aprobado y
inversiones -riesgos- por su parte. Los otros negocios de carácter dotado para tres años por la comisión evaluadora, se le añadía un
más propiamente empresarial sí necesitan ((alargar la temporada)) convenio que conseguimos firmar entre la Universitat de Lleida y el
(incluso algunos negocios familiares conducidos por jóvenes genera- Departament de Cultura de la Generalitat, también por tres años, para
ciones más activas y formadas, aunque en rigor no lo necesitan, con el estudio del palrimonio etnológico en una perspectiva de coopera-
frecuencia también se lo plantean). Pero no es el patrimonio el recur- ción interdisciplinaria. Esto suponía un gran apoyo científico para el
so en el que piensan, sino recursos mucho más intensivos como el desarrollo del plan de ordenación patrimonial, sin que ello costara un
esquí alpino y los deportes de aventura. Todos ellos, por otra parte, se céntimo a la comarca.
desesperan ante el desinterés político y la dificultad para conciliar los De acuerdo con el plan, el programa se organizó en diversos
intereses y estrategias económicas. ámbitos: especialistas en historia medieval de la Univcrsitat de Lleida
iban a elaborar una monografía sobre la vida medieval con especial
referencia a los elementos activados en el plan; un equipo interdisci-
Todo esto constituye una especie de laberinto que conduce a la para- plinario, compuesto por un geólogo, un biólogo y una antropóloga,
lización, o a iniciativas aisladas y de muy escaso calado. El poder se ocuparía de los espacios naturales; otra investigadora de la misma
comarcal no se mueve ante la división del sector turístico (incapaz de universidad iba a elaborar una monografía sobre la explotación del
levantar una sola voz) y la sagrada autonomía de los pode]-es locales hierro en la comarca; otro grupo de investigadores estudiaría las cre-
(que tienen en muchos casos relaciones directas con instancias de encias y rituales; dos buenos conocedores de la zona se encargaban
poder más clevadas); el poder local no hacc nada para no correr ries- de los itinerarios patrimoniales; otros dos investigadores de la uni-
gos innecesarios, máxime cuando no hay unanimidad en el sector versidad elaborarían las propuestas de descubrimiento y educación
turístico, en sus distintos intereses y estrategias, ni aun dentro de una patrimonial; y otro pequeño equipo se iba a encargar de las manifes-
misma población -y mucho menos si esto puede beneficiar directa o taciones festivas. Dejábamos para más adelante la explotación de la
indirectamente, a la corta o a la larga, a ((enemigos políticos)), por sal y la economía agroganadera, temas respecto de los cuales dispo-
llamarles de alguna manera-; el sector turístico permanece inmóvil níamos ya de buenos estudios. En el equipo estaban prácticamente
ante la imposibilidad de ponerse de acuerdo internamente ni de impli- todas aquellas personas que habían trabajado en investigaciones aso-
car al poder político e11 maniobras de mayor alcance. Cuando alguna ciadas al ecomuseo, al plan de ordenación patrimonial y otros pro-
iniciativa se desarrolla cabe pensar generalmente más en la influencia yectos comarcales.
personal de quicn la impulsa antes que en algún tipo de parcial des- Sin embargo, los acontecimientos anteriormente expuestos, y,
bloqueo de esta situación. Voluntades individualcs, mcntes lúcidas y sobre todo, el manifiesto desinterés del Consell Comarcal, nos pusie-
voces discrepantes hay, ciertamente, pero no son ellas las que primor- ron cn alerta sobre la conveniencia de llevar a cabo una investigación
dialmente nos interesan, sino los hechos sociales. aplicada a unas activaciones pa~rimonialesque, según todos los indi-
cios, no se iban a realizar. A esto había que añadir la escasa claridad
con que se desarrollaba el mencionado inventario desde la Generali-
5. Nuevas estrategias. El inventario del patrimonio etnológico tat y las sucesivas restricciones presupuestarias que primero conlle-
y sus limitaciones varon la caída del convenio al cabo de un año, y, posteriormente, un
En 1994, como se ha explicado en su momento, tuvo lugar la pri- 35. Después del plan de ordenación patrimonial, y en previsión de su desarrollo, sc Ile-
mera convocatoria de programas de investigación relacionados con varon a cabo otras actuaciones concretas (además del programa al que me estoy refiriendo),
el Inventari del Patrimoni Etnologic de Catalunya, convocados por el impulsadas desde la universidad, como un estudio que dio lugar a una interesanle propuesta
de exposición temporal sobre creencias y rituales (que afectaba a diversas instalaciones).
LAS ENSEÑANZAS DE LA EXPERIENCIA 157

recorte importante en la dotación del tercer año del programa. Son esto parece que acabe de ser del todo posible, no ya por la falta de ayu-
hechos de distinta índole, por supuesto, pero que, reunidos, contri- das materiales de la administración -clamorosa en el caso del Consell
buían a reafirmar una sensación de escepticismo respecto de las Comarcal-, sino también porque cl mismo CPCPTC, propietario legal
administraciones y al desarrollo comarcal. No es pues que cundiera de los materiales, no acaba de decidir -hasta el momento- si los
el desánimo, yo diría inás bien que el ánimo no llegó a prender. Ante edita directa o indirectamente, o si nos concede permiso para hacerlo
esta coyuntura, decidimos reorientar el programa. La tesis era muy por nuestra cuenta y riesgo, corriéndose el peligro de que, entre una
simple: si cl control de las infraestructuras patrimoniales escapaba cosa y otra, se queden sin editar.
de nuestras manos y, por ello, se desviaban de los plancs trazados y
no se llegaban a realizar o se realizaban mal y tarde, tal vez sería
conveniente «tratar))e1 patrimonio natural y cultural de la comarca 6, Las perspectivas de futuro
(desde la investigación a la conservación, la difusión y la restitución)
mediante elementos «ligeros»,cuyo proceso de producción pudiéra- ¿Qué podemos esperar, vistas las circunstancias, en estos próximos
mos controlar directamente, desde la idea inicial hasta la comercia- años, tanto de la política autonómica respecto del patrimonio como
lización (productos como libros, guías, juegos, vídeos...). Con ello, de las activaciones patrimoniales del Pirineo a las que me he referido?
llevaríamos a término también, al fin y al cabo, una activación del Vayamos por partes.
patrimonio comarcal (aunque con otras características), quizás esti- Como hemos visto, es difícil imaginar que el actual gobierno de la
mularíamos alguna iniciativa infraestructural, y, en cualquier caso, si Generalitat lleve a cabo la profunda transformación que demanda la
algún día llegaran a llevarse a cabo los planes previstos, siempre sociedad actual respecto del discurso identitario. Al contrario, su polí-
podrían disponer de estos materiales.36 tica patrimonial en este sentido constituye un caso modélico de fideli-
Así pues, el programa redefinió sus objetivos: se formalizaron gru- dad a lo que en el primer capítulo he caracterizado como reprcsenta-
pos para trabajar sobre creencias y rituales, sociabilidad (no ya única- ciones simbólicas al servicio de una versión ideológica de la identidad.
mente maniíestaciones festivas) y (este año) vida material, cuyo resul- Hemos visto también que dicho gobierno se halla atrapado entre el dis-
tado se debía traducir en fichas inventariables y también en cuadernos curso identitario normativo y la realidad social y cultural, y que esto
publicables; los itinerarios pati-imoniales (además de las fichas) se pre- puede tener consecuencias graves, a más o menos corto plazo, no sólo
pararon también para dar lugar a guías visuales; los trabajos sobre des- para el propio gobierno, sino para la sociedad catalana, que se puede
cubrimiento y educación patrimonial se oricntaron decididamente a la enfrentar a fracturas (más o menos profundas y en diversas direccio-
creación de juegos (cntre ellos un juego de rol y otro de estrategia) y nes) difíciles de recomponer (en estos últimos años ya se han produci-
se introdujo en nuestros planes la producción de vídeos etnográficos do algunos avisos en este sentido). Por otra parte, no existe en Cataluña
de larga duración. Por otra parte, principalmente a causa de las reduc- otro discurso identitario formalizado, capaz de promover, a la vez, una
ciones presupuestarias, se cerraron las líneas de investigación sobre el identificación global con el país y un respeto al derecho a la divcrsidad.
hierro, los espacios naturales y la historia. La pretensión final ha sido La izquierda ha sido incapaz, hasta hoy, de elaborar un discurso iden-
y sigue siendo la edición y difusión de estos materiales, pero tampoco titario alternativo, más allá de la vaga apelación a la modernidad encar-
nada básicamente en la Barcelona olímpica, y la derecha españolista,
evidentemente, no está por la labor. Es posible que esta necesaria
36. En el informe anual que presentábamos a finales de 1995 sobre los resultados de la refundación de la identidad catalana no se produzca hasta el día, tal
campana correspondiente de nuestro programa de inventario del patrimonio etnológico, nos
expresábamos así: digámoslo claramente: la comarca no avanza en la línea de la planificación vez lejano, en que cambie el color político del gobierno de la
y la coordinación del patrimonio, ni parece que su proyecto colectivo de futuro -por acción u Generalitat.37 Aun así, temo que la fractura identitaria pueda haber
omisión- pase por la explotación razonable y sostenida de este recurso perecedero. Tal vez se
produzca, aquí y a116, alguna iniciativa local aislada, pero todos los tCcnicos del mundo saben
que cstas pcqueñas iniciativas no tienen ninguna capacidad de dinamización y mucho menos 37. Creo que no se valora suficientemente la capacidad de estabilidad de algunas insti-
de arrastre y articulación del territorio. Nosotros no podemos Iiacer nada al respecto, pero s i tuciones de gobierno de la Generalitat, debida, fundamentalnieiite. al carácter simbólico que
lierrios tenido que buscar., en consecuencia, la viabilidad de la diiusión de nuesiro trabajo a tra- adquieren para una buena parte de la sociedad catalana, a causa de esa peculiar característi-
vés de medios ligeros y alternativos -como los cuadernos, las guías, los juegos, los vídeos ...- ca de nación sin Estado, pero con proyectos, fantasmas y demonios de Estado, como decía
en sustjtución de grandes empresas e infraestmctiiras. Así, por tina parte, garantizamos la difu- Giuseppe Grilli. Así, no creo que se entienda fácilmente fuera de Cataluña (y, a veces. ni siquie-
sión, y, por otra, si, iin día, la comarca se moviliza en la dirección de la activación planificada ra dentro de ella), lo que representa para muchos la figura del presiden? de la Generalitat -en
y coordinada de su patrimonio, ya habremos empezado a abrir el camino.. general-, mucho más que un mero jefe de gobierno.
f
158 ANTROPOLOGfA Y PATRIMONIO I.AS ENSENANZAS DE LA EXPERIENCIA 159

alcanzado para entonces dimensiones, si no irreparables, por lo menos Esta actitud abierta, plural y diferenciada de concebirse, de relacionarse y de
alarmantes, y temo también quc una hipotética alternativa de izquier- eslablecer puentes permanentes de diálogo, se convierte en uno de los valo-
das no haya sido capaz aún de formalizar y hacer creíble -y cmocio- res y de los instrumentos más ricos que, antaño y actualmente, Cataluña
nalmente aceptable- un nuevo discurso. Si las cosas van por estos posee (Cataiunya patrimoni etnologic, 1994).
caminos, por el bien de todos, espero equivocarme nuevamente.
Sin embargo, aun dentro de la lógica del gobierno nacionalista y Finalmente, el inventario debería establecer la prioridad (sin desa-
sin necesidad de renunciar (sí quizás de «retocar», pero esto, en el tender nunca la investigación de la que se nutre, claro cstá) de la difu-
fondo, ya lo vienen haciend0)~8su discurso normativo básico, entien- sión de sus resultados, para hacer llegar realmente a la sociedad cata-
do que hay actuacioiles que pueden permitir avan~ar,sin más dila- lana la absoluta convicción de que Cataluña somos definitivamente
ción, en la búsqueda de este nuevo consenso. «todos» y que todas las manifestaciones dc nuestra diversidad cultu-
ral tienen idéntico valor patrimonial, aunque sólo sea «a efectos de
inventario)).
Para ceñirme nucvamente a nuestro ámbito de reflexión, el patrimonio El Museu Nacional dlEtnologia de Catalunya, como ya he dicho,
(que, al fin y al cabo no es más que un aspecto -aunque importante- parece definitivamente invernado, pero invernado no quiere decir
dentro de la política cultural -y, por ende, identitaria-, de la Generali- necesariamente muerto. El actual director general del patrimonio cul-
tat), voy a referirme a tres empresas que reunen a mi parecer la doble tural de la Generalitat, Josep M." Huguet, decía en julio de 1995, en
condición de ser a la vez centrales y viables: el Inventari del Patrimoni un marco tan cxplícito como la presentación de un número de la
Etnolbgic, el Museu Nacional d'Etnologia y la políiica de exposiciones Revista dlEtnologia de Catalunya dedicado a museos:
temporales de los inuseos nacionales. Veáinoslas una por una:
La larga historia de esfuerzos, de esperanzas y de frustraciones que el
futuro MNEC tiene tras de sí, actualmente, es más un estímulo que una
Para avanzar de un modo efcctivo en la dirección apuntada, el carga. Hacer un museo de estas características a fines del siglo xx,con más
Inventari dcl Patrimoni Etnolbgic de Catalunya debería, en primer de cien anos de atraso respecto de los primeros museos etnográficos eui-o-
lugar, funcionar. Esto quiere decir, ante todo, recuperar -por lo peos, representa un reto de grandes dimensiones, ya que el MNEC dcbe Ile-
menos- sus presupuestos, garantizar su continuidad y avanzar rápi- gar a ser una instititución donde est6 bien presente la memoria colectiva del
damente en la catalogación de sus datos. Como ya propuse en su pasado, pero también la del futuro. Para conseguirlo, sólo la conjugación de
momento, seria un magnífico indicador del interés del gobierno por los esfuerzos institucionales, de los acad6mico.s y de los de la socicdad civil
esta empresa que se incluyera entre las áreas preferenciales del Pla permitirá conseguir un equipamiento de este tipo.
Nacional de Recerca de Catalunya. En segundo lugar, el inventario
debena mantener firmemente s u espíritu inicial, en el sentido de Espero sinceramente que esto signifique que el proyecto se va a
constituir realmente un inventario de la pluralidad cultural catalana, reavivar, y espero que se haga sin excesiva tardanza (a pesar de las
como se proclamaba cn uno de sus documentos programáticos: estrecheces presupuestarias), porque ahora es más necesario que
nunca. Espero que se entienda también el carácter eminentemente
Cataluña es un mici-ocosmos, tanto por la variada geografía que confi- político de la empresa y que, en la línea que estoy apuntando, se
gura diferentes paisajes naturales y sistemas de vida como por el conjunto entienda como un museo de la «sociedad»más que de la ((identidad))
diverso de sus habitantes. Los catalanes han forjado, a lo largo de la histo- catalana, un museo, por tanto, nuevamente, de la pluralidad y del
ria, unas formas de vida con caracteres propios, que se manifiestan en múl-
tiples expresiones, las cuales conforman aquello que hoy se define como
cambio. Espero, asimismo, que estos objetivos políticos primen por
patrimonio etnol6gico l...]. La peculiaridad cultural de Caialuña se ha fun- encima de los criterios coyunturales (me reficro a aspectos como la
damentado, y se nutre hoy, a partir de las más diversas aportaciones que han necesidad o no de asumir las colecciones de los museos etnológicos de
permitido la configuración de una rica, variada, polivalente, tolerante e ima- Barcelona), y de los intereses profesionales o corporativos (ya sea de
ginativa actitud del pueblo de Cataluiia hacia sí mismo y hacia los demás. antropólogos, de museólogos o de folkloristas), aunque no por eso
tengan que estar necesariamentc en contradicción con ellos. Sería una
38. Véansc, en la prcnsa dc estos últimos tiempos, las declaraciones de miembros del buena señal que el debate sobre el MNEC se reabriera otra vez en los
gobierno y otros destacados políticos nacionalistas. próximos meses, pero cn esta ocasión debatiendo realmente el «mode-
160 ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO

lo» de musco, encargando tantos dictámenes como se quiera, a antro- de cualquier tema, dado el carácter holístico de la cultura, con las cues-
pólogos, museólogos y todo tipo de especialistas de dentro y fuera del tiones más vivas y acuciantes que se puedan suscitar en cualquier socie-
país, elaborando un amplio dossier con todo el material y entregán- dad (en nuestra sociedad) en cualquier momento.
dolo, junto con una explicitación de las predetermiilaciones políticas,
a un grupo reducido de expertos para que trabajasen todo lo que fuera
necesario, como en su momento no se supo hacer. Seguramente se podrían abrir otros frentes para reflejar, desde las
representaciones patrimoniales, la pluralidad de la sociedad catalana
contemporánea y progresar en la búsqueda de nuevos consensos. De
Los museos nacionales de Cataluña, como también he explicado, todas formas, ya sea por desconfianza hacia la voluntad política, ya
encarnan un discurso normativo que, a mi entender, se resume actual- sea (tal vez en mayor medida), por temor a los intereses creados y a
mente en el Museu &Historia de Catalunya, que, a estos efectos, pienso la inercia de las cosas, me daría por muy satisfecho si se fuera avan-
que debe considcrarsc como un museo nacional más. Este discurso es zando tan siquiera al menos en los indicados.
el que es y no vamos a cambiarlo, pero, precisamente por esto, las expo-
siciones temporales que programan unos y otros (haciendo ahora abs-
¿Qué va a suceder, por otra parte, con las activaciones patrimoniales
tracción de sus muy distintos estadios de desarrollo, de sus temáticas
del Pirineo, de las que seguramente con tanta pasión he hablado, en
específicas y de sus muy diversas dotaciones presupuestarias) cobran
la medida en que me siento íntimamente comprometido con ellas? No
una importancia estratégica y deberían, en cierto modo, «contrapro-
lo sé. Consuela, por qué negarlo, pensar que no se trata, ni mucho
gramar)),reflejar la pluralidad que el discurso de las exposiciones per-
menos, dc un caso único, y que se cucnta incluso con ilustres prece-
manentes niega. En este sentido, los peligros que acechan son, a mi
dentes, como el del mismo Jean-Claude Duclos, que decía respecto de
entender, esencialmente dos: la disciplinaridad y las modas, por desig-
su experiencia en el Musée Camarguais:
narlos de alguna manera. Cuando me refiero a la disciplinandad quie-
ro decir que existe el peligro de considerar que un museo de arte es La segunda reflexión que nos inspira este trabajo no ha acabado todavía. Es
«sólo»de arte y un museo arqueológico «sólo»de arqueología, cuando la que nos ocupó poco después de la inauguración del museo, cuando los res-
de hecho, como he tratado de demostrar, no es así. Tanto la «opción» ponsables electos del parque nos anunciaron que un guardián y una taquillera
como la «contextualización» de las exposiciones temporales, en este eran suficientes para hacerlo funcionar, y que otras tareas muy diferentes, pero
caso, ya sean de arte, de arqueología, de tecnología y no digamos de his- no menos urgentes, nos esperaban. {Se tcnía miedo a quc la importancia que
toria, les confieren un carácter abiertamente político, ya sea para rea- debía conservar el parque fuera diluyéndose progresivamente por la que toma-
firmar el discurso central, ya sea para relativizarlo en favor de la plura- ba el museo? ¿Se temía que la aparición de un ecomuseo de la Camarga -pues
lidad y la consideración poliédrica de la realidad. Cuando me refiero a tal era nuestra meta-, debido al entusiasmo que había suscitado la creación del
museo en el momento de la recogida de material, hiciera nacer un contrapoder?
«modas»estoy pensando asimismo en una falsa conciencia de neutrali-
(No se iba liacia la tendencia que puede impulsar a una población o a sus repre-
dad, en el «todo vale» siempre y cuando sea museográficamente atrac-
sentantes a contentarse con una imagen estereotipada? ¿Debíamos, en fin, acha-
tivo, mediante el cual acaban imponiéndose las sucesivas tendencias cárnoslo a nosotros mismos y a nuestra incapacidad para convencer? Aún hoy
(tanto en los temas a tratar como en el modo de ti-atarlos) generadas en no hemos encontrado ninguna respuesta concreta. Sin embargo, debemos reco-
las instituciones patrimoniales de más prestigio en el momento, por nocer que el entusiasmo generado por semejante empresa puede desvanecerse
fitiles que sean o alejadas que se hallen de nucstras necesidades. No muy rápidamente y que la existencia del museo no basta para sostener-lo.Lo que
propongo una museografía «espesa» en sus formas y contenidos, al los responsables dcl Parque dc la Camarga no han querido reconocer es la nece-
contrario, pienso que el hecho de que una exposición sea realmente sidad de un equipo cohesionado y competente que pudiera hacer de ese museo
«atractiva» es indispensable para garantizar su capacidad comunicativa una necesaria realidad de la vida local y un interlocutor válido para toda refle-
y la calidad de esta comunicación (aunque, a veces, esto se confunda xión sobre el futuro (1993, p. 2 5 0 ) . ~ ~
con una acumulación dispersa de estímulos que no alcanzan a comu-
nicar nada, más allá de ellos mismos). Lo que propugno es la concien- 39. Y, en iina nota a pie de pggina, aiiade: «A fuerza de luchar sin éxito contra las mis-
cia de la «no neutralidad))de estas exposiciones (de cualquiera de ellas, mas inercias, terminamos perdiendo la fe en nosotros mismos. Dimití en 1981, después de diez
aiios de actividad en el Parque, presto a intentar en otra parte lo que allí no había podido ple-
como de cualquier otra activación patrimonial), así como la conexión namente realizar con éxito.,,
162 ANTROPOLOG~AY PATRIMONIO LAS ENSENANZAS DE LA EXPERIENCIA 163
Pero esto, por desgracia, no cambia los hechos. Nucstro ecomu- lidades turísticas de la comarca, los patrimonios familiares y los nego-
seo, como me decía hace pocos días un museólogo de toda mi consi- cios turísticos, pueden ejercer (de hecho ya empiezan) un atractivo
deración, hoy no es más que un museo local como tantos otros, y el notable. Una nueva población del Pirineo y para el Pirineo, con otra
plan de ordenación patrimonial es papel mojado. Sin embargo, hay historia y otras necesidadcs económicas, sociales y culturales, adqui-
motivos para pensar que, en esa parte del Pirineo, para bien o para ridas en Barcelona o en Lérida, puede dar lugar a un nuevo modelo
mal, las cosas van a cambiar bastante rápidamente. Básicamente son de desarrollo turístico que, para ser competitivo, debe pasar necesa-
dos razones: la importancia y la estructura del sector turístico, por riamente por la planificación y la coordinación. En este nuevo con-
una parte, y el ~otencialhumano y la estructura de la población, texto, la activación patrimonial es de suponer que recobrará toda su
por otra. En la zona donde se ubica el ecomuseo (especialmente, pero virtualidad de recurso turístico e identitario de gran estabilidad.
con una posible incidencia en otros valles de la comarca), se prevé Asimismo, en este nuevo marco, el proyecto del ecoinuseo o el
un crecimiento turístico geométrico, gracias a la existencia de plan de ordenación patrimonial, u otros que los vengan a reformular o
un acccso a una de las estaciones de esquí más importantes del a sustituir, quizás recobren también su interés como instrumentos para
Pirineo. Esto va a impulsar la construcción de segundas residencias, poner en marcha una dinámica que, como hcmos visto, sc planteaba
hoteles, y la instalación de otros servicios.40Las empresas que gestio- desde el primer momento una incidencia social amplia, contemplando
nen estos productos se van a basar en el reclamo de un recurso inten- actuaciones como el «vivero» de pequeñas empresas (al que poco o
sivo -la nieve-, que poco tiene que ver con el patrimonio, pero la mucho ya me he referido), pequeños planes de desarrollo local, la nece-
propia estruclura de estas empresas (que no se podrán basar ya prio- sidad de apertura de la comarca (sobre todo hacia las comarcas vecinas
ritariamente en la fuerza de trabajo del grupo doméstico -aunque los más ricas -hay muchos «Pirineos»-), o la necesidad de integración
negocios familiares, por supuesto, continuarán existiendo-) las debe de la zona en el conjunto del Pirineo, de buscar un continuum huma-
llevar a buscar la descstacionalización turística, una continuidad de no aunque fuera relativamente disperso, inovidos por la idea de que
sus actividades más allá de la temporada de esquí y de la breve tem- el futuro del Pirineo estaba fundamentalmente en el mismo Pirineo.
porada veraniega. En esta continuidad, el patrimonio (si para enton- No creo, o tal vez no quiera creer, que nada esté, pues, definitiva-
ces no se han destruido ya los referentes en los que se basa la imagen mente perdido. Cambian los tiempos y las circunstancias con ellos. Lo
de la comarca) se perfila como el recurso más estable y más fácil- más difícil, en cualquier caso, será restañar las heridas personales, no
mente combinable con cualquier otro. Habrá que convertir este recur- ya entre autóctonos y forasteros -éstas son por naturaleza superfi-
so en producto y hacerlo atractivo tanto para los empresarios del sec- ciales-, sino entre los mismos mediadores culturales y políticos del
tor como para los potenciales visitantes; pero, para entonces, quizás país, implicados, a veces, en opciones contrapuestas, en ilusionados
contemos ya con la buena disposición de las empresas turísticas y con proyectos que se estrellan ante intereses y recelos imprevistos, que
la franca colaboración de la administración local, seguramcnte más derivan en sordas confrontacioiies personales que tienen resonancia
preocupada que ahora por la estabilidad de los puestos de trabajo y en la antigua conflictividad comarcal y en viejos y arraigados mitos,
por reconducir la afluencia de visitantes hacia un turismo ((de cali- como el individualismo de la gente de montaña y otras peligrosas
dad», que desde el propio sector turístico se asocia preferentemente autoimágenes. Nada singular, veamos lo que sucede en otras latitudes,
con el patrimonio (o, si se prefiere, con una imagen de ((naturalezay como la región de Armañac, en Gascuña:
tradición))).El otro factor que puede presionar en este mismo sentido
es, paradójicamente, el paro. Es de prever que, si no se corrige la Las verdaderas dificultades [para activar el patrimonio y con él el turis-
actual tendencia, durante los próximos años, el número de jóvenes de mo cultural] son otras y más graves. Se traslucen en la incapacidad de los
la comarca que, después de sus estudios en Lérida o en Barcelona, no actores locales para definir y poner en marcha una política turística ambi-
van a encontrar en esas ciudades una ocupación quc les satisfaga va ciosa y coherente. ¿Hay que hacer responsable una vez más al ((individualis-
a ser crccicnte. Las opciones individuales frente a esta situación pue- mo gascónn? Este argumento ya ha sido muy utilizado y no solamente en
Gascuña. Pasa que, en materia de tunsmo, como en materia de viticultura, lo
den ser, por supuesto, diversas, pero qué duda cabe que las potencia- más frecuente es que las iniciativas se encuentren dispersas. En ausencia de
un gran diseño colectivo, cada uno de los actores se esfuerza por activar su
40. Ya se han llcvado a término recalificaciones y compras de terrenos, proyectos urba- propia parcela, o, por lo menos, para protegerla según una lógica fuertemen-
nísticos, compromisos entre la emprcsa y la administración local, etc. te determinada por el lugar que ocupa en la cadena vitivinícola. Al ser la par-
LAS ENSEÑANZAS DE LA EXPERIENCIA 165
ticipación de los negociantes y de las cooperativas en la política tunstica del cias que todo esto conlleva y sin superar las cuales cualquier proyec-
Armanac prácticamente nula, los únicos eslabones de la cadena que real- to colectivo está abocado de antemano al fracaso. Desde esta pers-
mente colaboran son los pr-oduclores que practican la venta directa y se espa-
pectiva, no sé si seremos capaces de ((ayudar a economizar recursos
vilan como pueden para acoger a sus visitantes. Los otros intcrlocutores
directamente interesados son, evidentemente, las colectividades locales. Pero
públicos)) ni de ((permitirrentabilizar mejor la energía y las respecti-
la fragmentación administrativa del territorio del Armañac entre diversos vas actuaciones)),pero sí tal vez de entender, y hacer entender a sus
departamentos y la posición relativamente marginal de la zona cn la cstrate- promotores, qué es lo que realmente quieren y lo que en realidad pue-
gia de sus responsables constituyen otro gran inconveniente. Las instancias den conseguir.
departamentales son incluso acusadas a veces de iilterveilir más para censu-
rar iniciativas que no habrían recibido el aval de los líderes políticos que no Espaweguera, otoño de 1996
para impulsar una dinCtmica cultural local (Lefehvre, 1992, pp. 126-127).

En el prólogo, Jean-Claude Duclos plantea una cuestión funda-


mental, que a su vez remite a uno de los problemas más viejos y rele-
vantes de las ciencias sociales: su capacidad de predicción. En una
carta personal, refiriéndose a mis experiencias en el Pirineo, me plan-
teaba la cuestión más directamente en una frase que me permito
reproducir: «Dicho de otra manera, todos estos conocimientos que
una antropología de campo puede aportar, json capaces de ayudar a
economizar recursos públicos y permitir rentabilizar mejor la energía
y las respectivas actuaciones? jO tan sólo sirven para explicar las
experiencias una vez terminadas?))
No tengo una rcspuesta para eso, aunque, sinceramente, espero
que las ((enseñanzas de la experiencia» -de estas y de otras experien-
cias- sirvan para orientar mejor futuras actuaciones. Para que esto
sea así, sin embargo, tengo claro que deben seguirse al pie de la letra
algunos requisitos metodológicos básicos: En primer lugar, que, en
este campo como en otros, el compromiso para la elaboración de un
proyecto aplicado sólo puede establecerse sobre las bases de un cono-
cimiento profundo de la realidad sociocultural y de los intereses y
motivaciones «reales» de los distintos actores sociales (lo cual no
puede conseguirse más que mediante un trabajo de campo penetran-
te e intensivo), aunque esto entre con frecuencia en contradicción con
la premura y simplicidad que se exige a los resultados; en segundo
lugar, y a falta de laboratorio, que los resultados de estas experiencias
deben analizarse, hacerse públicos e intercomunicarse para rentabili-
zar mejor los logros y errores de todos nosotros; y, finalmente, que
cualquier activación patrimonial debe ser planteada y explicada desde
la lógica de los intereses turísticos y de la conslnicción identitaria, y
nunca al revés, ni siquiera como una realidad autónoma.
Si seguimos trabajando en este camino, por tanto, en el ámbito del
desarrollo local, tendremos que tener presente la atomización de los
intereses económicos, la inmcdiatez de las dccisiones políticas locales
y el contexto personal y personalista en que se produccn, y las iner-
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Introducción ................................................... 13

DEL PATRIMONIO
ANTROPOLOC~A

1. El patrimonio como construcción social . . . . . . . . . . . . . . .


CAPITUI.~ 19
2 . El patrimonio cultural como recurso turístico . . . . . . . . .
CAP~TULO 39
3 . El conocimiento como patrimonio cultural . . . . . . . . . . . .
CAP~TULO 57
4 . El futuro d e las activaciones patrimoniales . . . . . . . . . . . .
CAP~TULO 73

C
CAP~TULO5. La antropología y el estudio del patrimonio . . . . . . . . . . .
CAP~TULO 6 . Las enseñanzas de la experiencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
1. La antropología en la Universitat de Lleida y su orientación hacia
los estudios de patrimonio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2 . La Associació Catalana del Patrimoni Etnolbgic y la política cultu-
raldelaGcneralitat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
3 . Los convenios con el Pirineo. Un «estudio de caso» . . . . . . . . . . . . .
4 . El fracaso de estos proyectos y sus razones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
.
5 Nuevas estrategias . El inventario del patrimonio etnológico y sus
limitaciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
6 . Las perspectivas de futuro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .167
Impreso en el mes de junio de 2004
en A&M GRAFIC, S. L.
Polígono Industrial «La Florida»
08130 Santa Perpetua de Mogoda
(Barcelona)

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