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UNIVERSIDAD

NACIONAL DE
PIURA
FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS
POLITICAS
“Año del Bicentenario del Perú”

2021
TEMA: Vida-libertad reproductiva ( caso AOE,
Atavia Murillo y Ana Estrada)
Curso: Seminario de Derecho Constitucional y
Administrativo.
Profesor: Dr. Guillermo Enrique Cevallos Lopez
Alumnas:
 Amaya Alvarez Luciola Medalit
 Arevalo Rios Mirella Elizbabeth
 Leon Guerrero Brigitte Alexandra
 Noblecilla Carrasco Cesia Maribel
 Saldaña Chavez Marjorie Jamileth
CICLO: XII Ciclo
SEMESTRE: II- 2020

1
INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo veremos todo respecto al derecho a la vida,


asi como el derecho a la libertad reproductiva. Pues si bien el
derecho a la vida constituye uno de los derechos básicos del
hombre, el cual esta reconocido por los ordenamientos jurídicos a
nivel internacional, no siendo la excepción el ordenamiento civil
peruano y La sexualidad es un concepto en evolución que
comprende la actividad sexual, las identidades de género, el
erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Está
constituida mediante la interacción de factores biológicos,
psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos,
legales, históricos, religiosos y espirituales
Asimismo abordaremoss estos temas desarrollando los casos de :
AOE, Atavia Murillo y Ana Estrada, los cuales son muy relevantes
pues hay puntos y argumentos resaltantes del Tribunal
Constitucional respecto a estos temas.

2
CAPITULO I: VIDA- LIBERTAD REPRODUCTIVA
1.1. Derecho a la Vida

Si bien en la literatura nacional, en general, no es posible


hallar un concepto o una definición explícita sobre el
derecho a la vida, sí es posible encontrar en algunos autores
algunas declaraciones que permiten reconstruir una noción
sobre el derecho a la vida. Si a esas declaraciones que exhibe
cierta literatura nacional sumamos algunos aportes de
literatura extranjera, podemos identificar cinco concepciones
sobre el derecho a la vida: 1) Una de ellas sostiene que el
derecho a la vida consiste en el derecho a vivir, a
permanecer con vida. 2) Otra sugiere que este derecho
consiste en el derecho a vivir bien, o vivir con dignidad. 3)
Una tercera propone entender que el derecho a la vida
consiste en el derecho a recibir todo lo mínimamente
necesario para no morir en lo inmediato. 4) Una cuarta
concepción propone entender el derecho a la vida
simplemente como el derecho a que no nos maten.
Finalmente, 5) una quinta postura suscribe la idea de que
este derecho consiste en que no nos maten arbitrariamente.

El derecho a la vida es el que tiene cualquier ser humano


por el simple hecho de existir y estar vivo; se considera un
derecho fundamental de la persona. La vida es el derecho
más importante para los seres humanos.

El derecho a la vida es el derecho a la existencia física y a


acceder a una vida digna. Es también uno de los derechos
humanos más importantes, pues su goce es requisito
indispensable para el disfrute de todos los demás. Todos los
seres humanos gozan de este derecho desde el momento
mismo de la concepción. El Estado debe asegurar los
medios para que el ejercicio del derecho a la vida se dé
en condiciones de dignidad.

El derecho a la vida está consagrado en el artículo 3º de la


Declaración Universal de los Derechos Humanos

3
promulgada en 1948, el cual dictamina que: Todo individuo
tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad.

Se supone que los Estados y las diversas instituciones


sociales tienen el deber de proteger, respetar y garantizar la
vida de los seres humanos en toda circunstancia. Esto no se
limita solo a evitar la muerte y el asesinato, sino a fomentar
condiciones óptimas para el desarrollo de una vida digna.

En virtud de esto, se considera una violación del derecho a


la vida todo intento deliberado por dañar, lastimar o privar
de la vida a una persona.

El derecho a la vida ha inspirado y fundamentado la mayor


parte de tratados internacionales y constituciones del
mundo desde su promulgación, ya que tiene implicaciones
diversas. Entre ellas:

 el derecho a la libertad;
 el derecho a la seguridad;
 el derecho a la supervivencia y
 el derecho al desarrollo pleno.

Entre algunos ejemplos concretos de protección del derecho


a la vida podemos mencionar:

 Abolición de la pena de muerte;


 Leyes para la protección de los ciudadanos,
especialmente los más vulnerables:
 Leyes para la protección de niños y adolescentes:
 Leyes para la protección de la mujer;
 Derecho al asilo (para refugiados).

Asi mismo es necesario precisar que el derecho a la vida


resulta ser bastante importante no sólo en el derecho civil,
sino también en el derecho constitucional, al igual que otros
derechos de la persona humana, porque ésta última es el fin
supremo de la sociedad, por lo tanto, en ningún caso puede
admitirse en el derecho peruano la esclavitud ni tampoco la

4
venta de personas ni de sus órganos.Este se encuentra
regulado en el articulo 2 de la constitución

a) Discusión de las concepciones sobre el derecho a la


vida.

Se dijo el comenzar que había varias concepciones sobre el


derecho a la vida. Las revisaremos ahora.

4.1. La primera concepción sostiene que el derecho a la vida


consiste en el derecho a vivir, a permanecer con vida o
seguir viviendo. Varios autores en la literatura nacional
formulan declaraciones que permiten pensar que suscriben
esta concepción. Un autor señala:

"[T]odo ser humano tiene el derecho esencial de conservar su


vida... (...) La vida, por ser el don primario que Dios ha dado
al hombre, y por ser la fuente de sus demás atributos, está
cautelada por la institucionalidad constitucional y legal..." 1

Otro autor, aludiendo al derecho a la vida, sostiene:

"Hemos ya advertido que este es el derecho más importante,


porque es el supuesto, la base y la finalidad de todos los
demás derechos, sin excepción. Perder la vida es quedar
privado de todos los derechos que sólo tenerla hace posible
disfrutar."2

Un poco más adelante, este mismo autor afirma: "Esta


locución (...) se refiere (...) a la persona que se halla en el
vientre materno (...) Ella tiene el derecho a vivir." 3 Con esta
expresión, podemos colegir que el derecho a la vida
significaría el derecho a vivir, y un derecho a vivir significa
un derecho a estar vivo.

1
Evans, Enrique. Derechos Constitucionales. Tomo I. Editorial Jurídica. Santiago, 2004, p. 113.
2
Cea, José. Derecho Constitucional Chileno. Tomo II. Ediciones Universidad Católica de Chile. Santiago,
2004,p. 89.
3
Vivanco, Angela. Curso de Derecho Constitucional. Tomo II. Ediciones Universidad Católica de Chile.
Santiago, 2006, pp. 242-243. Lo mismo afirma Vivanco en "El derecho a la vida y la discusión acerca del
concepto de persona humana en el ámbito constitucional." En Revista Chilena de Derecho. Universidad
Católica de Chile. Vol. 28, N° 2, 2001.

5
Otro autor revela la misma postura:

"El derecho a la vida y a la integridad física de la persona


son los derechos fundamentales por excelencia..."

Lo anterior obliga a tener presente que no se trata de unos


más de los tantos derechos que encontramos en diversas
declaraciones, cartas y listados, sino que constituyen una
suerte de derecho germen, inicio de todos los demás y, por
ello, especialmente relevante y esencial. En efecto, la vida
tiene la particularidad de ser no sólo un atributo del ser
humano sino que confundirse con él mismo... " 4

Como se puede apreciar en la cita, se habla del derecho a la


vida y luego se alude a la vida. Aparentemente, también
podría ser el caso de otros dos autores, que señalan:

"...se infiere que el reconocimiento al derecho a la vida


aparece referido preferentemente al soporte biológico y
psíquico del hombre. Es así como el derecho a la integridad
física y psíquica de la persona fue aprobado por vía
consecuencial: "Si una persona es mutilada o torturada, ya
sea física o psicológicamente, se está atentando en contra de
su vida."

El pasaje transcrito no es del todo claro, pues al decir


"referido preferentemente", eso puede significar dos cosas:
referido al objeto del derecho a la vida, y en este caso sí sería
similar a los casos explicados precedentemente, o podría
significar referido al objeto de la obligación de terceros, que
sí es la vida, y en ese caso se distanciaría de los demás
autores referidos previamente.

Pues bien, esta concepción no constituye una buena


aproximación dogmática al concepto del derecho a la vida
por varias consideraciones:

4
Verdugo, Mario; et. al, ob. cit, p. 198. Ver también la posición de Nogueira, quein señala que el
derecho ala vida comprende la existencia biológica y física. Nogueira, Humberto, ob. cit, p. 50.

6
a) En primer lugar, tener un derecho a vivir o a
permanecer vivo implicaría un derecho a no morir. Esto es
absurdo porque vivir es un estado fisiológico efímero. En
efecto, todas las formas de vida conocidas en algún
momento mueren. Esta concepción del derecho a la vida
supone inmortalidad y, si bien existen creencias religiosas
que incluyen la inmortalidad, debemos descartarla como
parte de la dogmática constitucional.

b) En segundo lugar, y relacionado con lo anterior,


muchos factores pueden conducir a que una persona no
pueda seguir viviendo o permanecer convida. Por ejemplo,
puede padecer una enfermedad incurable. En ese caso, la
muerte se producirá inevitablemente sin que ese resultado
sea imputable a la conducta de terceros ni del Estado. Sin
embargo, como el derecho a la vida se entiende -según esta
concepción- como el derecho a vivir, habría que concluir que
este caso de la enfermedad incurable se vulneró el derecho a
la vida de esa persona, lo que no tiene sentido. En efecto, no
podemos concebir los derechos de modo que ellos se puedan
entender vulnerados aunque ningún ser humano -o el
Estado- hubiere tenido nada que ver con ellos.

c) También relacionado con el punto anterior, debemos


entender los derechos de modo que sean asegurables por el
Estado, al menos en algún sentido. Pues bien, no podemos
entender el derecho a la vida como el derecho a vivir porque
el Estado no puede asegurar vivir, debido a que los seres
humanos no son inmortales.

Vale la pena aclarar que es distinto decir que el derecho a la


vida significa el derecho a vivir, que sostener que el derecho
a la vida implica el derecho a que no me maten
arbitrariamente. La diferencia reside en que esto último no
exige inmortalidad. En efecto, si una persona muere sin que
la maten arbitrariamente -por ejemplo, muere porque la
matan de modo justificado como sería en legítima defensa, o
muere de una enfermedad inevitable- en esos casos no se
vulnera su derecho a la vida.

7
Pasemos ahora a la segunda concepción.

4.2. Muy relacionada con la postura anterior, algunos


autores - a veces los mismos que suscriben la primera
concepción- apuntan que el derecho a la vida no sólo
consiste en el derecho a vivir sino además a vivir bien, vivir
con dignidad. Un claro ejemplo es el siguiente:

"...el derecho a la vida abarca los progresos de las ciencias


biológicas y de la técnica médica para salvar la existencia de
quien padece enfermedades que la ponen en peligro, o bien
de proporcionarle una extensión de su vivencia con
dignidad.. ."

Otro pasaje del mismo autor es ilustrativo:

"Por último, en su sentido pleno y no sólo biológico, orgánico


o vegetativo, pertinente es entender también incluido en el
derecho a la vida cuanto se haga para que ella transcurra en
un ambiente, material y espiritualmente comprendidos, que
sean coherentes con la dignidad del ser humano. El derecho
a la vida no es (...) sinónimo de subsistencia en la miseria o
menesterosidad, en el miedo o el riesgo. De esta condición
subhumana emanan múltiples patologías, individuales y
colectivas, que provocan o facilitan atentados contra la vida
en las más diversas ocasiones."

Otro ejemplo de la misma postura es el siguiente:

"El derecho a la vida comprende el derecho a la integridad, a


la salud, a la legítima defensa. No basta vivir, es necesario
vivir con la plenitud de las cualidades y de los medios
orgánicos de que estamos provistos por naturaleza y vivir
bien para conseguir los fines humanos, rechazando aun con
la fuerza la agresión injusta."

Esta concepción no puede compartirse por varias


consideraciones harto obvias.

8
a) En primer lugar, vivir bien es una idea imprecisa. Todos
tenemos distintas cosmovisio-nes acerca de qué es vivir bien.
Vivir bien puede significar vivir bajo ciertas condiciones
materiales de existencia, aunque el modo de conseguirlas
pueda ser algo indigno (como la mujer que permanece junto
a su marido que le es infiel, para continuar disfrutando del
nivel de vida socio-económico que tiene). Para otros, vivir
bien es precisamente vivir dignamente y eso puede significar
lograr metas o vivir gracias al sacrificio personal. Así, vivir a
costa de otro es indigno o lo es el vivir por medios
cuestionables (valga el dicho "pobre pero honrado"). Un
ejemplo clásico es Sócrates, que puede ser el primero de los
filósofos en hablar sobre vivir bien, en el Critón. Para él, huir
de la cárcel, vivir como un prófugo refugiado en el exilio y
defraudar las leyes que él tácitamente había aprobado toda
su vida, es un ejemplo de vivir mal, ante lo cual
precisamente es preferible la muerte. Por eso Sócrates
acepta la cicuta. Otro ejemplo menos clásico lo vemos en la
película The Matrix (de los hermanos Wachowski), cuando
los protagonistas discuten qué es preferible: vivir en la
verdad aunque sea de modo muy miserable, o vivir
cómodamente conectado al mundo de fantasía que es la
matrix. Esto tiene reminiscencias en la máquina de las
experiencias de Nozick:

"[S]upongamos que existiera una máquina de experiencias


que proporcionara cualquier experiencia que usted deseara.
Neuropsicólogos fabulosos podrían estimular nuestro
cerebro de tal modo que pensáramos y sintiéramos que
estábamos escribiendo una gran novela, haciendo amigos o
leyendo un libro interesante. Estaríamos todo el tiempo
flotando dentro de un tanque, con electrodos conectados al
cerebro. ¿Debemos permanecer encadenados a esta máquina
por toda la vida, preprogramando las experiencias vitales? Si
a usted le preocupa no haber tenido experiencias deseables,
podemos suponer que empresas de negocios han investigado
por completo las vidas de muchos otros. Usted puede
encontrar y escoger de su amplia biblioteca o popurrí de
tales experiencias y seleccionar sus experiencias vitales
para, digamos, los próximos dos años. Una vez transcurridos
9
estos dos años, usted tendría diez minutos o diez horas
fuera del tanque para seleccionar las experiencias de sus
próximos dos años. Por supuesto, una vez en el tanque
usted no sabría que se encontraba ahí; usted pensaría que
todo eso era lo que estaba efectivamente ocurriendo. Otros
también pueden encadenarse y tener las experiencias que
quieran, de modo que no hay necesidad de mantenerse fuera
para servirlos. (Olvídese de problemas tales como ¿quién
daría mantenimiento a las máquinas si todo el mundo
estuviera encadenados a ellas) ¿Se encadenaría usted? 5

Vivir bien es algo distinto para una persona religiosa, para


un liberal, para un utilitarista, para un hedonista, etc.
Sostener que el derecho a la vida consiste en el derecho a
vivir bien tornaría este derecho en inasible y por esa razón
debemos rechazar esta concepción.

b) En segundo lugar, fácil es advertir que la dignidad y las


condiciones materiales y espirituales de la existencia
humana pueden no tener nada que ver con el Estado ni con
la conducta de terceros. En ocasiones, pueden deberse
exclusivamente a la propia conducta del sujeto. En tal caso,
no podría hacerse responsable a terceros ni al Estado. En
consecuencia, no tendría sentido en tal hipótesis decir que al
titular se le ha vulnerado su derecho a la vida.

c) En tercer lugar, vivir bien -suponiendo que podemos


definirlo- seguramente depende de una serie considerable de
factores, que el Estado no puede asegurar. Por tanto, no
puede constituir un derecho subjetivo público.

Como última observación me parece pertinente apuntar que


cuando se confunde la vida con el objeto del derecho a la
vida se cae en el error de pensar en la vida como realidad
fenoménica y en las condiciones bajo las cuales sería posible
vivir dignamente, o sobre qué ocurre cuando las condiciones
materiales y espirituales no son las apropiadas. Esta
concepción se acerca más a una ética de virtudes que al
5
Nozick, Robert. Anarquía, Estado y Utopía. Editorial Fondo de Cultura Económica. Traducción de
Rolando Tamayo. México, 1978, pp. 53-54.

10
derecho. En cambio, si nos damos cuenta de que el objeto
del derecho a la vida es la conducta de un tercero, entonces
no hablaremos de vivir bien ni de los fines que debemos
conseguir en nuestra vida sino de qué debe hacer o no hacer
ese tercero. Esto sí es de incumbencia del ordenamiento
jurídico. Por ello, debemos descartar esa perspectiva para
referirnos al derecho a la vida.

Revisemos ahora la tercera concepción.

4.3. Existe una tercera concepción sobre el derecho a la


vida, que no es mencionada por autores nacionales sino por
Thomson. Se trata de aquella según la cual el derecho a la
vida incluye tener derecho a que nos den aquello que
mínimamente uno necesita para que la vida continúe. Dice
esta autora: "In some views having a right to life includes
having a right to be given at least the bare minimum one
needs for continued life." Así pues, si una persona está
desfalleciendo de hambre y necesita, por ende, ingerir
alimentos, su derecho a la vida comprende el derecho a
recibir alimentos. O si está a punto de congelarse y la forma
de evitarlo es permitiéndole entrar en mi casa, entonces su
derecho a la vida comprende el derecho a entrar en mi casa.
Esta concepción tiene algún parecido con aquella según la
cual la persona tiene derecho a vivir y seguir viviendo, pero
no son idénticas, pues la concepción que ahora se explica no
supone la inmortalidad.

Pues bien, cabe rechazar esta concepción sobre el derecho a


la vida.

a) Un primer argumento lo da Thomson, que se pregunta


¿qué ocurre si el mínimo necesario que una persona necesita
para seguir viviendo no tiene derecho a obtenerlo? Esa
autora pone el ejemplo de Henry Fonda: puedo necesitar la
fresca mano de Henry Fonda sobre mi afiebrada frente para
salvarme pero no tengo derecho a ello.

b) En segundo lugar, esta forma de entender el derecho a


la vida permitiría pensar en innumerables situaciones en las
11
cuales alguien tendría un derecho a recibir algo si con ello
salvara su vida y, correlativamente, colocaría a las demás
personas en innumerables situaciones de tener obligaciones
frente a terceros. Esto ocurre porque esta perspectiva funda
el derecho a la vida en la causalidad de mantención de la
vida. El problema es que la causalidad atrapa a todas las
personas que puedan salvar a alguien. Por ejemplo, es
empíricamente comprobable que si voy a África ahora, voy a
poder salvar a un niño de morir de hambre. Por tanto, si no
lo hago, su muerte se va a producir inevitablemente y yo
estaré vulnerando su derecho a la vida. Este es el conocido
ejemplo de Singer y Unger6. En consecuencia, todas las
personas que pudieran ayudar serían responsables de matar
a los niños en África.

Esta concepción basada en la causalidad diluye la idea de


responsabilidad. En el ejemplo de los niños de África que
mueren de hambre, es cierto que si yo voy salvo a algunos,
pero también es cierto que si vas tú algunos niños también
se salvan. Si ninguno va, ¿quién es responsable por esas
muertes? Millones de personas lo serían, porque millones
pueden iry salvarlos. Esto es lo que yo llamo disolver la idea
de responsabilidad. Hay que aclarar que aquí estoy
hablando de responsabilidad "jurídica" y no moral, porque es
perfectamente admisible sostener la idea de que millones de
personas tenemos responsabilidad moral respecto del
destino de millones de personas más. El ejemplo de Singery
Unger está destinado a fundar la idea de responsabilidad
moral, no jurídica. La humanidad es responsable
moralmente de lo que ocurre en el planeta que sea atribuible
a sus propias decisiones. Pero de lo que trata aquí es de
fundar responsabilidades jurídicas.

c) En tercer lugar, debe rechazarse esta amplísima


concepción del derecho a la vida porque equipara derecho a
la vida con la salud; no con el derecho a la salud sino un
6
Apartir de este ejemplo, Peter Singer y Peter Unger pretenden fundar el deber moral de contribuir con
dinero a organizaciones que salvan la vida, como Oxfam. Ver Peter Unger y el ej emplo del Bugatti en
Living High and Letting Die, Oxford University Press, US A, 1996, y Peter Singer, "La solución de Singer a
la pobreza del mundo", publicado en The New York Times Magazine y reproducido en español en Una
vida ética. Escritos, Ed. Taurus. Madrid, 2002.

12
supuesto derecho a estar sano o a sanarse. Supongamos que
estoy muriendo de cáncer y para salvarme necesito un
transplante de médula en USA. Un empresario
multimillonario podría pagar esa operación sin gran
sacrificio para él. Entonces, si él no lo hace, sería
responsable de mi muerte. Muchas personas pueden pagar
los tratamientos médicos o remedios que otros necesitan
para no morirse en lo inmediato. Conforme esta visión del
derecho a la vida, todas esas personas que podrían salvar a
otros serían jurídicamente responsables de la muerte de los
enfermos. La ampliación de la idea de responsabilidad lleva
a la ampliación del concepto de derecho a la vida en el
sentido de que comprendería el derecho a estar sano. Pues
bien, no existe un derecho a estar sano. El derecho a la
salud no se entiende de esa manera pues no es algo que el
Estado pueda asegurar. Las personas en ocasiones
inevitablemente enferman y a veces mueren por ello sin que
nadie haya hecho ni pueda hacer nada al respecto. Por ende,
nadie tiene la obligación de asegurar la salud o el
restablecimiento de ella para un tercero ni evitar que muera.
Por estas consideraciones debe rechazarse esta amplísima
forma de entender el derecho a la vida.

4.4. Una cuarta concepción sostiene que el derecho a la vida


consiste en el derecho a que no me maten. En la doctrina
nacional no se advierten autores que abiertamente y de
modo directo suscriban esta postura, cuando explican en
qué consiste el derecho a la vida. Sin embargo, la situación
cambia cuando se refieren a la situación del nasciturus. La
mayoría de la doctrina nacional sostiene que el nasciturus
es persona, tiene derecho a la vida y está protegido por la
Constitución. En consecuencia, para la mayoría de la
doctrina nacional el aborto se encuentra prohibido siempre
por la carta fundamental.

Pues bien, si conforme esa doctrina mayoritaria el aborto se


encuentra prohibido siempre en atención a que el nasciturus
es persona y tiene derecho a la vida, eso significa que el
derecho a la vida del nasciturus se entiende como no matar
nunca, de modo absoluto. En consecuencia, tratándose del
13
nasciturus, la mayoría de la doctrina nacional entiende el
derecho a la vida como el derecho a que no lo maten.

Esta noción del derecho a la vida es analizada por Thomson.


Debe destacarse que esta postura es evidentemente más
restringida que la anterior pues no genera obligaciones
positivas de mantención de mi vida para millones de
personas; sólo impone sobre todos la obligación negativa de
no matar. En este sentido, se acerca a la concepción más
estricta que he presentado al comenzar -no matar
arbitrariamente- pero se diferencia de ella en cuanto no
incluye la cláusula de arbitrariedad. Según esta cuarta
concepción, la obligación que recae sobre terceros consiste
simplemente no matar.

¿Es aceptable esta cuarta concepción sobre el derecho a la


vida? En la medida en que no incluye la cláusula de no
arbitrariedad, la respuesta es negativa. Entender que el
derecho a la vida siempre prohibe matar a otro lo transforma
en un derecho absoluto, pues en ninguna circunstancia una
persona podría matar a otra. ¿Qué problema hay en
entenderlo como un derecho absoluto? El problema obvio es
que excluiría matar a otro en legítima defensa, de modo que
una persona bajo ataque debería dejarse matar aunque
pudiera defenderse. Nadie (salvo un jainista) está dispuesto
a entender el derecho a la vida de ese modo. En efecto, en la
doctrina nacional, todos aceptan matar a otro en legítima
defensa, y muchos aceptan la pena de muerte.
Probablemente ningún sistema jurídico del mundo entiende
que las personas deberían dejarse matar para evitar cometer
un homicidio al defender su propia vida.

Thomson analiza esta concepción utilizando el famoso


ejemplo del violinista: una persona X despierta en una cama
de hospital y se da cuenta que está conectada, a través de
sus ríñones, a un famoso violinista que necesita diálisis.
Miembros de la Sociedad de Amantes de la Música raptaron
a X durante la noche porque era la única persona cuya
sangre era compatible con la del violinista. No cabe duda
que el rapto y posterior conexión son actos ilegales incluso
14
criminales, y X podría desconectarse sin daño para él, pero
hacerlo mataría al violinista. El argumento es el siguiente: si
creemos que el derecho a la vida del violinista significa
llanamente el derecho a que no lo maten, entonces X no
tendría derecho a desconectarse porque eso violaría el
derecho a la vida del violinista. Que X se resigne a vivir
conectado al violinista por el tiempo que sea necesario
tampoco resuelve el problema: podría ser el caso que la
carga extra para los ríñones de X pusiera en peligro su vida
si no se desconecta a la brevedad. Sin embargo, de todos
modos X no podría hacerlo porque el violinista tiene derecho
a la vida. En consecuencia, X debería dejarse morir. Por
estas consideraciones, Thomson rechaza esta concepción del
derecho a la vida y adhiere a la sencilla idea de que el
derecho a la vida implica el derecho a no ser muerto
arbitrariamente.

Es posible pensar que la mayoría de la doctrina nacional


adhiere a una concepción absoluta del derecho a la vida del
nasciturus porque tal vez piense que respecto de él nunca
podría existir una causal de justificación para matarlo.
Como sabemos, los casos que más frecuentemente se citan
en que se justifica matar a alguien contra su voluntad son
legítima defensa y aplicando una pena de muerte (según el
artículo 19 n° 1 de la Constitución). Pues bien, es obvio que
respecto del nasciturus nunca serían aplicables estas
justificaciones. Entonces, quizá por esto la mayoría de al
doctrina nacional considere que al nasciturus no se le puede
matar nunca. Es difícil saber si la mayoría de la doctrina
nacional piensa en verdad aquello, porque los autores no
explican por qué al nacido le confieren un derecho a la vida
relativo y al nasciturus un derecho a la vida absoluto. Pero
podemos considerarlo como hipótesis. De ser así, cabría
comentar lo siguiente:

i) Esa perspectiva es errada porque el nasciturus no tiene


derecho a la vida, por tanto, no tiene sentido pensar si ese
derecho es absoluto o no.

15
ii) No parece razonable suscribir una concepción del derecho
a la vida que se desdobla en dos, dependiendo del supuesto
titular: si ha nacido, su derecho es relativo y si no ha nacido,
su derecho es absoluto. Los derechos constitucionales deben
significar lo mismo para todas las personas7.

iii) Suponiendo, sólo para efectos de la discusión, que el


nasciturus tuviera derecho a la vida, es posible reconstruir
dogmáticamente otras hipótesis de justificación aplicables a
él, distintas de la legítima defensa o la pena de muerte. Por
ejemplo, el estado de necesidad defensivo, como hace la
doctrina penal alemana. Tratándose del nasciturus, Roxin
admite expresamente el estado de necesidad en la forma que
él llama perforación, que consiste en matar al niño para
salvar a la madre.

iv) Suponiendo -igualmente- que el nasciturus tuviere


derecho a la vida es necesario recordar que nunca es
aceptable, desde el punto de vista de la dogmática
constitucional, que un derecho sea absoluto, en el entendido
-como dice Alexy- que no admita ponderación frente a otros
derechos. En efecto, en el único caso de la jurisprudencia
constitucional comparada en que se ha reconocido que el
nasciturus es titular del derecho a la vida (que es el caso
alemán), se ha declarado que su derecho a la vida no es
absoluto y la corte constitucional ha señalado que hay varias
hipótesis en las cuales se justifica el aborto. Se trata de
hipótesis que la corte consideró correspondían a situaciones
de inexigibilidad para la mujer de continuar el embarazo:
razones eugenésicas (malformaciones), éticas
(criminológicas, como embarazo por violación), sociales
(pobreza), entre otras, dijo el tribunal en un el fall. Luego, la
corte agregó la hipótesis de grave conflicto psicológico o
social de la mujer que claramente constituya una carga no
razonable, en el fallo.

7
La única excepción reconocida en el derecho constitucional comparado es el derecho a la privacidad,
que asume una fisonomía distinta dependiendo de si el titular es un funcionario público, un particular o
posiciones intermedias.

16
Por tanto, no es aceptable suscribir una concepción del
derecho a la vida de carácter absoluto, para nadie,
incluyendo al nasciturus.

1.2. Derecho a la Libertad Reproductiva

Los derechos reproductivos comprenden el derecho


básico de toda pareja y de toda persona de decidir libre y
responsablemente sobre el número, el espaciamiento y la
oportunidad de tener hijos/as y de tener la información y
los medios de hacerlo, así como acceder plenamente a los
métodos para regular la fecundidad. Asimismo,
comprenden contar con servicios de calidad para el
cuidado de las gestantes y recibir atención de emergencia
y contar con todos los insumos para garantizar la
maternidad saludable y segura.

En el Perú los Derechos Sexuales y Reproductivos están


protegidos como en el ámbito internacional: desde los
derechos humanos que están reconocidos en la
Constitución y también en diferentes normas que
abordan los diferentes contenidos protegidos, como la
Ley Nº 28983, Ley de Igualdad de Oportunidades entre
mujeres y hombres, la Ley Nº 26842, Ley General de
Salud, y la Resolución Ministerial Nº 668 -2004 /MINSA,
que  aprueba las Guías Nacionales de Atención Integral
de la Salud Sexual y Reproductiva, entre otras normas
legales.
El problema de los derechos sexuales y reproductivos
En todo el mundo, a millones personas se les impide ejercer los
derechos sexuales y reproductivos o son perseguidas si se atreven
a hacerlo. Numerosos gobiernos, grupos religiosos, líderes
políticos, o incluso personas cercanas intentan dictar a quién
podemos besar, a quién podemos amar, cómo debemos vestirnos,
cuándo podemos tener hijos y cuántos. La falta de control sobre el
propio cuerpo y la sexualidad tiene un tremendo impacto
especialmente en la vida de las mujeres y las niñas, pero también

17
se ceba con las personas gays, lesbianas, transgénero, bisexuales
o intersexuales.

CAPITULO II: CASO AOE


El Perú, como muchos países en el mundo, ha atravesado por un
proceso de transición, desde ser un Estado Burocrático Autoritario
hasta pretender ser una democracia política consolidada. Sin
embargo para lograr su consolidación democrática, primero
deberá convertir los patrones iniciales alcanzados en estructuras,
con autonomía suficiente para lograr legitimar la democracia
En busca de esta consolidación democrática, luego de la
dictadura, se volvió a instaurar en el Perú el Tribunal
Constitucional, como órgano intérprete máximo de la
Constitución, quien actúa como contrapeso para garantizar la
vigencia efectiva de los derechos constitucionales. Para llegar a
esta instancia, el expediente del Proceso de Amparo
correspondiente a la Píldora del Día Siguiente ha seguido un
proceso regular de revisión, en atención al principio de pluralidad
de instancia, llegando finalmente a éste órgano supremo, quien
determinó ordenar al Ministerio de Salud se abstenga de
desarrollar como política pública la distribución gratuita de la
Píldora del Día Siguiente (Levonorgestrel 0.75 mg.), ello debido a
que se generó duda respecto al tercer efecto antimplantatorio y
por ende abortivo de la Píldora
Estado Peruano es demandado ante la CIDH por negar la AOE
en hospitales públicos y violar derechos de las mujeres
El Primer Juzgado Constitucional de la Corte Superior de
Lima, a cargo del magistrado David Suárez Burgos, declaró
fundada una demanda de amparo interpuesta contra el
Ministerio de Salud, por la cual se solicitaba se ordene
informar y, además, se distribuya en forma gratuita el
anticonceptivo oral de emergencia (AOE) o Levonorgestrel,
también conocido como píldora del día siguiente en todos los
centros de salud del Estado.
Cabe recordar que hace diez años el Tribunal Constitucional
dispuso todo lo contrario. En efecto, al declarar fundada la
demanda de la ONG “Acción de Lucha Anticorrupción”, ordenó

18
al Ministerio de Salud que se abstenga de desarrollar como
política pública de salud a nivel nacional la distribución
gratuita del anticonceptivo oral de emergencia.
En tal sentido, para una mejor comprensión del fallo del
juzgado de primera instancia que se aparta del criterio
jurisprudencial del Tribunal Constitucional, es preciso
enfatizar en tres aspectos sobre los que se pronunció: a) La
inmutabilidad de la STC Exp. N° 2005-2009-PA/TC, b) la
convencionalidad del Exp. N° 2005-2009-PA/TC y c) la
relevancia en materia de salud reproductiva e igualdad y no
discriminación respecto a la distribución gratuita del AOE.

¿La sentencia del TC observó los estándares convencionales


fijados en el caso Artavia Murillo vs. Costa Rica?
La Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso
Artavia Murillo v. Costa Rica, emitida en el año 2012,
reflexionó sobre el momento en que inicia la vida. Así, la Corte
IDH sostuvo la teoría de la anidación y enfatizó en que el
momento inicial de la vida se originaba en el momento que el
embrión se implantaba en el útero de la madre.
Lo señalado fue valorado por el Primer Juzgado
Constitucional, el cual advirtió que en el fallo del TC se tomó
en cuenta la teoría de la fecundación (óvulo maduro fecundado
por el espermatozoide), la cual merecería ser variada por la
posición actual respecto al momento inicial de la vida, y en
especial, la teoría de la anidación establecida por la Corte IDH
en el caso Artavia Murillo v. Costa Rica. El magistrado señaló
que este último criterio es de carácter vinculante para la
legislación y el ordenamiento jurídico en general.
¿Cuáles fueron los derechos vulnerados por la STC Exp.
N°2005-2009-PA/TC?
El Primer Juzgado Constitucional señaló que los efectos de la
sentencia emitida hace diez años por el Tribunal
Constitucional fue la vulneración concreta de los derechos a la
autodeterminación reproductiva de las mujeres en edad fértil,
especialmente a aquellas que carecían de recursos económicos

19
pues, lo que se prohibió fue su distribución gratuita y no su
comercialización.
Asimismo, declaró violado el derecho de acceso a la
información, pues es un derecho que toda mujer acceder a la
información respecto a los métodos anticonceptivos,
especialmente si se trata de uno excepcional y no tradicional.
Finalmente, el principio de igualdad y no discriminación, en
específico por posición económica, ya que las mujeres en
situación de pobreza no podían acceder a dicho anticonceptivo
mediante la distribución gratuita del Estado.
Por tales motivos, el Primer Juzgado Constitucional de la
Corte Superior de Lima, resolvió inaplicar los fundamentos
interpretativos respecto a la “concepción” establecidos por el
Tribunal Constitucional en la sentencia expedida en el
Expediente N° 2005-2009-PA/TC, por ser contrariarios en la
actualidad a los estándares establecidos por la Corte
Interamericana, así como por haberse disipado la “duda
razonable” establecida en dicha sentencia.
El Primer Juzgado Constitucional de la Corte Superior de
Lima, a cargo del magistrado David Suárez Burgos, declaró
fundada una demanda de amparo interpuesta contra el
Ministerio de Salud, por la cual se solicitaba se ordene
informar y, además, se distribuya en forma gratuita el
anticonceptivo oral de emergencia (AOE) o Levonorgestrel,
también conocido como píldora del día siguiente en todos los
centros de salud del Estado.
Cabe recordar que hace diez años el Tribunal Constitucional
dispuso todo lo contrario. En efecto, al declarar fundada la
demanda de la ONG “Acción de Lucha Anticorrupción”, ordenó
al Ministerio de Salud que se abstenga de desarrollar como
política pública de salud a nivel nacional la distribución
gratuita del anticonceptivo oral de emergencia.
En tal sentido, para una mejor comprensión del fallo del
juzgado de primera instancia que se aparta del criterio
jurisprudencial del Tribunal Constitucional, es preciso
enfatizar en tres aspectos sobre los que se pronunció: a) La
inmutabilidad de la STC Exp. N° 2005-2009-PA/TC, b) la

20
convencionalidad del Exp. N° 2005-2009-PA/TC y c) la
relevancia en materia de salud reproductiva e igualdad y no
discriminación respecto a la distribución gratuita del AOE
¿La sentencia del Tribunal Constitucional era inmutable?
Un aspecto crucial de la reciente sentencia del Primer Juzgado
Constitucional de Lima es que el juez valoró el fundamento 52
de la STC N° 2005-2009-PA/TC, en la cual el Tribunal
Constitucional señaló que su propia sentencia no era
inmutable y se podía girar de posición si existían niveles de
consenso respecto a la inocuidad del Levonorgestrel para el
concebido.
Así, el Primer Juzgado Constitucional consideró que no existe
dudas respecto a los efectos de retraso y/o inhibición de
ovulación del AOE, y dispuso en el fundamento octavo, que:
“(…) actualmente se ha llegado a niveles de certeza respecto de
la inocuidad del Levonorgestrel para el concebido, lo que
dispersa las importantes pero no suficientes razones que
hacían presagiar en ese entonces al Tribunal Constitucional,
que el mismo era abortivo al imposibilitar la fecundación del
ovulo maduro (concepción) o la anidación del óvulo maduro
fecundado (cigote), siendo su principal mecanismo de acción
como anticonceptivo oral de emergencia la inhibición o retraso
de la ovulación, lo cual refuerza con la observación que es
ineficaz en evitar el embarazo si se administra después de la
ovulación, pudiéndose concluir que el referido anticonceptivo
oral de emergencia no es abortivo, conforme se evidencia del
cuarto, quinto, sexto, sétimo y octavo párrafo de la Resolución
Ministerial No. 167-2010/MINSA, que se sustentó en informes
de la Organización Mundial de Salud, la Organización
Panamericana de la Salud, la Dirección General de Salud de
las personas y la Dirección General de Medicamentos,
Insumos y Drogas, obrante a fojas 23/24”.
Del mismo modo, a lo largo de la sentencia se puede observar
que el Primer Juzgado Constitucional tomó en cuenta diversas
marcas de Levonorgestrel que se comercializan en el país y
que esclarecieron dudas sobre el efecto de retraso y/o
inhibición de ovulación por el uso del AOE.

21
2.1- EXPEDIENTE: 30541-2014-0-1801-JR-CI-01

MATERIA: ACCIÓN DE AMPARO RESOLUCIÓN

NÚMERO 09

Lima, dieciséis de septiembre Del dos mil veinte.-

VISTOS: Interviniendo como ponente la señora Juez Superior


Bustamante Oyague; esta Sala emite pronunciamiento respecto de
la apelación interpuesta; y CONSIDERANDO:

I. Resoluciones materia de grado:

Viene en apelación:

A) El auto contenido en la resolución número 17 de fecha 12 de


junio del 2017 obrante de folios 691 a 692, que
declara IMPROCEDENTE la intervención como litisconsorte que
solicita el Instituto Latinoamericano en Defensa de la Familia;

B) El auto contenido en la resolución número 19 de fecha 12 de


junio del 2017 obrante de folios 843 a 844, que
declara IMPROCEDENTE la intervención como tercero
litisconsorcial que solicita Rafael Astocondor Ávalos;

C) El auto contenido en la resolución número 20 de fecha 12 de


junio del 2017 obrante de folios 999 a 1000, que
declara IMPROCEDENTE la intervención como tercero
litisconsorcial que solicita Joel Cliff Vidanggos de la Torre;

D) La sentencia contenida en la resolución número 47 de fecha 02


de julio del 2019, obrante de folios 1489 a 1513, aclarada en
cuanto a los costos por resolución número 49 de fecha 16 de
agosto del 2019, obrante a fojas 1528, que declara:

22
1) Inaplicar los fundamentos interpretativos respecto a la
«concepción» establecidos por el Tribunal Constitucional en la
sentencia expedida en el Expediente N° 2005-2009-PA/TC, por ser
contraria en la actualidad a los estándares establecidos por la
Corte Interamericana, así como por haberse disipado la «duda
razonable» establecida en dicha sentencia;

2) FUNDADA la demanda interpuesta por VIOLETA CRISTINA


GOMEZ HINOSTROZA en consecuencia ORDENESE AL
MINISTERIO DE SALUD a informar y distribuir en forma gratuita
el anticonceptivo oral de emergencia denominada Píldora del día
siguiente (Levonorgestrel) en todos los Centros de Salud del
Estado, promoviendo de manera primordial el desarrollo y
ejecución de una política de información ,distribución y
orientación a la población nacional , que permita a los miembros
de la sociedad y en especial aquellos sectores de menores
recursos, instruirse de modo adecuado respecto de todas las
características y efectos que produce la utilización del
anticonceptivo oral de emergencia (Levonorgestrel), como
mecanismo de emergencia y excepcional; con costos de manera
solidaria entre las partes vencidas Ministerio de Salud y ONG
Acción de Lucha Anticorrupción.

II. El pronunciamiento de la Sentencia del Tribunal


Constitucional en el Expediente 02005-2009-PA/TC de fecha
16 de octubre del 2009.

La ONG «Acción de Lucha Anticorrupción» presentó una demanda


de amparo, el 29 de octubre del 2004, contra el Ministerio de
Salud con el objeto de que dicha dependencia estatal se abstenga
de:

a) Iniciar el programa de distribución de la denominada «Píldora


del Día siguiente» en todas las entidades públicas, asistenciales,
policlínicos y demás centros hospitalarios en los cuales se
pretenda su entrega gratuita,

b) Distribuir bajo etiquetas promocionales, proyectos que el Poder


Ejecutivo pretenda aprobar y ejecutar respecto del Método de

23
Anticoncepción Oral de Emergencia, sin previa consulta del
Congreso de la República.

El 17 de agosto de 2005 el Vigésimo Noveno Juzgado


Especializado en lo Civil de Lima, declara infundadas las
excepciones propuestas y fundada en parte la demanda,
fundamentalmente por considerar que, por el desempeño de la
demandada en cuanto a la ejecución del Programa de Distribución
Pública de la denominada píldora del siguiente, se podría generar
una amenaza sobre el derecho a la vida del concebido al no
haberse descartado en forma palmaria el «tercer efecto» del citado
fármaco. La demanda se desestima en cuanto al extremo en el que
se solicitaba la previa consulta al Congreso de la República, por
parte de la demandada.

La Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima,


con fecha 27 de noviembre de 2008 y tras sucesivas discordias,
revoca la sentencia apelada en el extremo en que se declara
fundada la demanda, y reformándola la declara fundada sólo en
parte, pero limitando la decisión en cuanto se refiere a la
vulneración del derecho a la información. Argumenta su posición
en el hecho de que en las Guías Nacionales de Atención Integral
de Salud Sexual y Reproductiva no se ha consignado que los
Anticonceptivos Orales de Emergencia producen una ligera
alteración al endometrio, que en todo caso no es determinante
para impedir la implantación. Por otro lado se declara infundados
los otros extremos de la demanda, tanto el que señala que se
estaría vulnerando el derecho a la vida por tener el anticonceptivo
oral de emergencia carácter abortivo, como el que pedía ordenar al
Ministerio de Salud excluir al citado anticonceptivo de sus
programas de planificación familiar.

El Pleno del Tribunal Constitucional en su sentencia


del expediente 02005-2009-PA/TC de fecha 16 de octubre del
2009, establece como cuestiones a resolver, los siguientes puntos:

§1. Derecho a recibir información

24
§2. Derecho a la autodeterminación reproductiva como un
derecho implícito del libre desarrollo de la personalidad y
autonomía

§3. La vida como derecho fundamental

3.1. El Tribunal Constitucional, derechos fundamentales y el


derecho a la vida

3.2. El derecho a la vida en los tratados y otros documentos


internacionales de los que el Perú es parte

§4. La ontogénesis humana desde la perspectiva de la ciencia

4.1. Identidad genética e individualidad biológica

4.2. Teorías sobre el inicio de la vida

(i) La Teoría de la Fecundación

(ii) La Teoría de la Anidación

§5 El concebido como sujeto de protección jurídica

5.1. Tratamiento del concebido en el ordenamiento jurídico


peruano

5.2. El concebido para la doctrina jurídica

§6. Aplicación de los principios de interpretación constitucional:


La posición del Tribunal Constitucional respecto a la concepción

6.1.Principios de interpretación de la Constitución y los derechos


fundamentales

6.1.1. Interpretación institucional

6.1.2. Principio pro homine

25
6.1.3. Principio pro debilis 

6.2. Análisis en concreto

§7. La denominada «Píldora del Día Siguiente» y sus efectos

7.1. Lo que dicen los insertos en el producto, respecto a sus


efectos a. GLANIQUE b. TIBEX c. POSTINOR 2 d. NORTREL e.
POST DA Y

7.2. Lo que dice la FDA

a. 1. What is emergency contraception?

b. 2. What is Plan B?

c. 3. How does Plan B work?

§8. La necesidad de recurrir al principio precautorio en el caso


concreto

8.1. Principio precautorio

8.2. Dilucidación de la controversia

§9. Algunas consideraciones en torno a la venta de la denominada


«Píldora del Día Siguiente

El Pleno del Tribunal Constitucional en el expediente 02005-


2009-PA/TC, de fecha 16 de octubre del 2009 resolvió:

1. Declarar FUNDADA la demanda; en consecuencia, ordénase al


Ministerio de Salud se abstenga de desarrollar como política
pública la distribución gratuita a nivel nacional de la denominada
«Píldora del Día Siguiente».

2. Ordenar que los laboratorios que producen, comercializan y


distribuyen la denominada «Píldora del Día Siguiente» incluyan en

26
la posología la advertencia de que dicho producto podría inhibir la
implantación del óvulo fecundado.

III. La demanda interpuesta en el presente proceso de amparo.

La demandante, Violeta Cristina Gómez Hinostroza, presenta su


demanda que obra de fojas 170 a 183, solicita se ordene al
Ministerio de Salud a informar y distribuir en forma gratuita el
anticonceptivo oral de emergencia –Píldora del día siguiente
(Levonorgestrel) en todo los Centros de Salud del Estado. En su
escrito de demanda expone argumentos, entre los cuales, sostiene:

• Los fundamentos de la sentencia de fecha 16 de octubre del


2009 emitida por el Tribunal Constitucional en el expediente
Nro.2005-2009-PA/TC han perdido vigencia y sustento jurídico.

• La definición del concebido pronunciada en la sentencia


Nro.2005-2009-PA/TC –y que forma parte del sustento jurídico
para la prohibición de la denominada píldora del día siguiente- ha
perdido vigencia al diferir sustancialmente de la noción jurídica
establecido por la Corte Interamericana de derechos Humanos
(fojas175)

• En la sentencia Nro.2005-2009-PA/TC el Tribunal


Constitucional señaló como argumento para prohibir la
distribución gratuita del anticonceptivo oral de emergencia la
existencia de dudas razonables respecto a si la denominada
píldora del día siguiente impediría la implantación del óvulo
fecundado en el útero materno, lo que afectaría al “concebido” e la
continuación de su proceso vital, y por tanto, podría tener un
efecto abortivo, lo que vulneraría el mandato constitucional que
protege la vida humana desde el momento de la concepción (en
este sentido el fundamento 51 y otros): (fojas 175) 

• Dejando de lado los criterios usados por el Tribunal


Constitucional en la sentencia 2005- 2009 PA/TC para señalar
la existencia de “dudas razonables” respecto a la existencia de un
posible daño al óvulo fecundado, cabe señalar que ninguna de las
opiniones médicas y científicas, ni los organismos especializados

27
nacionales ni internacionales consultados dentro del proceso de
amparo señalaron que el anticonceptivo oral de emergencia pueda
causar daño o aborto al óvulo fecundado si este ya se ha
implantado en el útero materno. (fojas 175)

• A nivel médico y científico existe certeza que el anticonceptivo


oral de emergencia no puede causar el aborto del óvulo fecundado
que se ha implantado en el útero materno, es decir, existe certeza
que este no puede provocar el aborto del concebido (según la
definición Jurídica establecida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos). Por esta razón, a la fecha no existe
argumento de hecho ni de derecho válido para prohibir la
anticoncepción oral de emergencia. (fojas 175)

• De acuerdo a lo antes expuesto, no hay fundamento jurídico


para prohibir la distribución gratuita del levonorgestrel como
anticonceptivo oral de emergencia. Con mayor razón aun si en la
misma sentencia Nro.2005-2009-PA/TC se precisó en el
fundamento 52 que una vez que las autoridades tengan certeza
que el levonogestrel es inocuo para la vida o salud humana se
deberá autorizar este anticonceptivo. (fojas 175)

La demanda de amparo se basa en una serie de argumentos


jurídicos entre los cuales se encuentra la invocación de la
aplicación de la sentencia de fecha 28 de noviembre de 2012,
emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el
Caso Artavia Murillo y otros (‘‘Fecundación in vitro’’) vs. Colombia,
en la cual ha establecido cómo se debe interpretar el término
“concepción”, “embrión”, y “persona” respecto a la protección del
derecho a la vida a que se refiere el artículo 4 de la Convención
Americana de derechos Humanos.

IV. La admisión de esta demanda de amparo.

Por resolución Nro.01 del 22 de julio del 2014, de fojas 185 a 186,
el Señor Juez Constitucional declara la improcedencia de esta
demanda, basado que la demandante está cuestionando la
decisión contenida en la STC. N° 2005-2009-PA/TC, expedida
por el Tribunal Constitucional, por consiguiente, acorde a lo

28
glosado en numeral h) de la sentencia aludida en el cuarto
considerando, no resulta procedente la presente demanda, dado a
que no se condice con los criterios para la procedencia del amparo
contra amparo establecido por el Tribunal Constitucional.

Así, en el cuarto considerando de su resolución sostiene:

CUARTO: A que, siendo ello así, teniendo en cuenta que se está


ante una demanda de “amparo contra amparo”, debe tenerse en
cuenta lo establecido al respecto por el Tribunal Constitucional en
la STC. Nº 00917-2007-PA/TC, en la cual ha señalado reglas
vinculantes de observancia obligatoria en tales casos.

Según la citada sentencia, las reglas vinculantes en la demanda


de amparo contra amparo son las siguientes:

a) Su procedencia se condiciona a los casos en que la vulneración


constitucional resulte evidente o manifiesta,

b) Su habilitación sólo opera por una sola y única oportunidad,

c) resulta pertinente tanto contra resoluciones judiciales


estimatorias como contra las desestimatorias,

d) su habilitación se condiciona a la vulneración de uno o más


derechos constitucionales independientemente de la naturaleza de
los mismos,

e) procede en defensa de la doctrina vinculante establecida por el


Tribunal Constitucional,

f) se habilita en defensa de los terceros que no hayan participado


en el proceso constitucional cuestionado y cuyos derechos han
sido vulnerados, así como respecto del recurrente que por razones
extraordinarias no pudo acceder el agravio constitucional,

29
g) no es pertinente como mecanismo de defensa de los
precedentes vinculantes establecidos por el Tribunal
Constitucional, y

h) no procede en contra de las decisiones emanadas del Tribunal


Constitucional.”

Apelada dicha resolución, la Sala Superior, por resolución de vista


del 21 de julio del 2015, y que corre de fojas 221 a 225, dispuso
anular la resolución Nro.1, y ordenó que el A-quo –con
independencia del resultado- tenga por admitida la demanda de
amparo interpuesta por la recurrente y que proceda a darle el
trámite pertinente. Así, expreso la Sala Superior:

QUINTO.- Al respecto, tenemos que si bien es cierto en un sentido


literalista lo esgrimido por el A-quo es correcto, también es cierto
que dicha interpretación importa una desavenencia e
inobservancia a lo dispuesto en los artículos II, III y V del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional; a la Primera
Disposición Final de la Ley No. 28301, Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional; a la cuarta disposición final y transitoria de
la Constitución Política del Perú; así como a la finalidad
concreta y abstracta de todo proceso, esto es lograr resolver una
controversia jurídica buscando la paz social en justicia, de
acuerdo a lo regulado en el artículo III del Título Preliminar
del Código Procesal Civil, aplicado supletoriamente en el
presente caso conforme a lo dispuesto en el artículo IX del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional; y a los principios
de función integradora y de fuerza normativa de la Constitución.
(…)

SETIMO: Además a lo anteriormente expuesto, debe tenerse en


cuenta que con fecha 28 de noviembre de 2012, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en el Caso Artavia Murillo
y otros (‘‘Fecundación in vitro’’) vs. Colombia, dispuso, conforme
se desprende de sus fundamentos de derecho 186, 187, 222, 223
y 264, que el embrión (óvulo maduro fecundado por el
espermatozoide) no puede ser considerado como persona,
descartando así la Teoría de la Fecundación respecto del embrión

30
como concebido y por ende como sujeto de derecho titular de
derechos, puesto que dicha situación comienza cuando el mismo
se implanta en el útero de la madre, considerando que si ello no
llega a ocurrir sus posibilidades de desarrollarse son nulas,
adoptando así la Teoría de la Anidación respecto del concebido
como sujeto de derecho titular de los mismos;

V. Caso extraordinario de “amparo contra amparo”: Recurso


de amparo contra una sentencia del Tribunal Constitucional
como caso singular acorde a su propia motivación.

V.1.1. La Constitución Política del Estado Según el artículo


201: El Tribunal Constitucional es el órgano de control de la
Constitución. Es autónomo e independiente.(…)

Conforme al artículo 202, se considera como parte de las


atribuciones del Tribunal Constitucional: 2. Conocer, en última y
definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas
corpus, amparo, hábeas data, y acción de cumplimiento.

V.1.2. La Ley Orgánica del Tribunal Constitucional

Artículo 1.‐ Definición El Tribunal Constitucional es el órgano


supremo de interpretación y control de la constitucionalidad. Es
autónomo e independiente de los demás órganos constitucionales.
Se encuentra sometido sólo a la Constitución y a su Ley Orgánica.
(…)

V.1.3. Precedente Vinculante: No cabe demanda de amparo


contra amparo contra las resoluciones en última instancia del
Tribunal Constitucional

En la sentencia 4853-2004-PA/TC del 19 de abril del 2007, el


Pleno del Tribunal Constitucional adoptó como precedente
vinculante, los presupuestos para la procedencia del “amparo
contra amparo” expuestos en el fundamento Nro.39: en el cual
prescribe que:

31
c) En ningún caso puede ser objeto de una demanda de «amparo
contra amparo» las resoluciones del Tribunal Constitucional, en
tanto instancia de fallo última y definitiva en los procesos
constitucionales.

Refiere Luis Castillo, el Tribunal Constitucional es el Supremo


controlador e intérprete de la Constitución. Lo que él ha resuelto
no puede ser cuestionado por ninguna instancia judicial. Tan es
así que una de las exigencias generales de procedencia del amparo
contra amparo es que la demanda no se dirija contra resoluciones
provenientes del Tribunal Constitucional. No es posible, entonces,
permitir que una resolución del Tribunal Constitucional en un
proceso de amparo (y en ningún otro proceso constitucional)
pueda ser cuestionado a través de otro proceso de amparo (o de
cualquier otro recurso o demanda judicial interna). Esto es así
incluso al margen de que la resolución del Tribunal Constitucional
haya confirmado o no confirmado la resolución de segundo grado
en el proceso de amparo[1].

Entonces, la posibilidad de que se tramite una demanda de


amparo contra una sentencia de amparo que culminó con un
pronunciamiento del Tribunal Constitucional, está prohibida no
sólo porque así lo establezca el precedente vinculante adoptado en
la sentencia 4853-2004-PA/TC, sino porque así se reafirma la
garantía constitucional del efecto de las decisiones que adopta el
máximo intérprete de la Constitución, en sede de última instancia
en los procesos constitucionales que le compete conocer.

En el caso de autos, debe señalarse que no obstante al haberse


advertido en la resolución Nro.1 por el A-quo que resultaba
aplicable al caso de autos el citado precedente vinculante, puesto
que no cabe interponer “amparo contra amparo” contra
resoluciones emitidas en última instancia por el Tribunal
Constitucional, la Sala Superior admitió la presente demanda de
amparo al considerar que el presente caso es un caso sui generis,
al entender que se encontraba subsumido en el supuesto
excepcional planteado por el fundamento jurídico 52 de la
sentencia de amparo, Expediente No. 2005-2009-PA/TC,
emitida por el Tribunal Constitucional; así como en atención a la

32
observancia del derecho al debido proceso, estando a lo dispuesto
en los artículos II, III y V del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional[2] ; la Primera Disposición Final de la Ley No.
28301, Ley Orgánica del Tribunal Constitucional[3] ; la Cuarta
disposición final y transitoria de la Constitución Política del
Perú[4] ; así como en la finalidad concreta y abstracta de todo
proceso, de lograr resolver una controversia jurídica buscando la
paz social en justicia, acorde a lo regulado en el artículo III del
Título Preliminar del Código Procesal Civil, aplicable
supletoriamente en el presente caso conforme al artículo IX del
Título Preliminar del Código Procesal Constitucional; y a los
principios de función integradora y de fuerza normativa de la
Constitución[5] .

Estimó entre sus consideraciones que:

(…) que actualmente se ha llegado a niveles de certeza tales


respecto de la inocuidad del levonorgestrel para el concebido, lo
que dispersa las importantes pero no suficientes razones que
hacían presagiar en ese entonces al Tribunal Constitucional, que
el mismo era abortivo al imposibilitar la fecundación del ovulo
maduro (concepción) o la anidación del óvulo maduro fecundado
(cigote), siendo su principal mecanismo de acción como
anticonceptivo oral de emergencia la inhibición o retraso de la
ovulación, lo cual refuerza con la observación que es ineficaz en
evitar el embarazo si se administra después de la ovulación,
pudiéndose concluir que el referido anticonceptivo oral de
emergencia no es abortivo, conforme se evidencia del cuarto,
quinto, sexto, sétimo y octavo párrafo de la Resolución Ministerial
No. 167- 2010/MINSA, que se sustentó en informes de la
Organización Mundial de Salud, la Organización Panamericana de
la Salud, la Dirección General de Salud de las personas y la
Dirección General de medicamentos, Insumos y Drogas, obrante a
fojas 23/24.

SETIMO: Además a lo anteriormente expuesto, debe tenerse en


cuenta que con fecha 28 de noviembre de 2012, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en el Caso Artavia Murillo
y otros (‘‘Fecundación in vitro’’) vs. Colombia, dispuso, conforme

33
se desprende de sus fundamentos de derecho 186, 187, 222, 223
y 264, que el embrión (óvulo maduro fecundado por el
espermatozoide) no puede ser considerado como persona,
descartando así la Teoría de la Fecundación respecto del embrión
como concebido y por ende como sujeto de derecho titular de
derechos, puesto que dicha situación comienza cuando el mismo
se implanta en el útero de la madre, considerando que si ello no
llega a ocurrir sus posibilidades de desarrollarse

V.1.4. Proceso de amparo contra una sentencia del Tribunal


Constitucional como caso singular a su propia motivación.

V.1.4.1. El presente proceso constitucional de amparo es un


caso singular.

Esta singularidad del presente proceso de amparo recae en dos


condiciones: la primera es respecto a la posibilidad que el Tribunal
Constitucional variase de criterio respecto a su sentencia dictada
en el expediente Nro.2005-2009-PA/TC; y la segunda es la
aplicación de la doctrina de la convencionalidad.

En efecto, respecto a la primera condición, se tiene que la


demandante hizo expresa mención en su escrito de demanda, en
que se plantea que los fundamentos de la sentencia de fecha 16 de
octubre del 2009 emitida por el Tribunal Constitucional en
el expediente Nro.2005-2009-PA/TC han perdido vigencia y
sustento jurídico, y que presentaba su demanda en base a los
fundamentos jurídicos 51 y 52 de dicha sentencia. Los indicados
fundamentos jurídicos 51 y 52 señalan:

51. Por lo expuesto, atendiendo a que, según lo evidenciado en


autos, el mundo científico se encuentra fisurado respecto a los
efectos del AOE sobre el endometrio y la implantación; es
necesario ponderar cada una de las posiciones expresadas, a fin
de definir jurídicamente si tales efectos existen. Dada esta
realidad, y sin desconocer la validez e importancia de las
opiniones presentadas durante el proceso, este Tribunal considera
que hay suficientes elementos que conducen a una duda
razonable respecto a la forma en la que actúa el AOE sobre el

34
endometrio y su posible efecto antimplantatorio, lo que afectaría
fatalmente al concebido en la continuación de su proceso vital.
Esta decisión se adopta fundamentalmente sobre la base de la
información expresada en los insertos de cada una de las
presentaciones de los anticonceptivos orales de emergencia, que
en su totalidad hacen referencia a tal efecto.

52. No obstante, ello, la decisión de ninguna manera podría


pretender ser inmutable, pues como reiteradamente se ha
señalado, ésta ha debido ser tomada aun cuando hay importantes
razones del lado de la demandada, importantes, pero no
suficientes, para vencer la duda razonable aludida, por lo menos
hoy en día. Más aún, atendiendo justamente a esa situación, debe
quedar claro que, si en el futuro se llegase a producir niveles de
consenso tales respecto de la inocuidad del levonargestrel para el
concebido, evidentemente tendría que cambiarse de posición.

En efecto, el propio Tribunal Constitucional al resolver en última y


definitiva instancia el aludido proceso de amparo en su sentencia
en el expediente 02005-2009-PA/TC, dejó establecida su
postura jurídica y razones por las cuáles amparaba la demanda
interpuesta por la ONG «Acción de Lucha Anticorrupción», quien
había solicitado que se disponga que el Ministerio de Salud se
abstenga de:

a) Iniciar el programa de distribución de la denominada «Píldora


del Día siguiente» en todas las entidades públicas, asistenciales,
policlínicos y demás centros hospitalarios en los cuales se
pretenda su entrega gratuita,

b) Distribuir bajo etiquetas promocionales, proyectos que el Poder


Ejecutivo pretenda aprobar y ejecutar respecto del Método de
Anticoncepción Oral de Emergencia, sin previa consulta del
Congreso de la República.

Fue expreso y claro que el mismo Tribunal Constitucional en


dicha sentencia de amparo expresó, que si en el futuro se llegase a
producir niveles de consenso tales respecto de la inocuidad del

35
levonargestrel para el concebido, evidentemente tendría que
cambiarse de posición.

En cuanto a la segunda condición, se advierte que, en este


proceso de amparo se invoca la aplicación de la sentencia de fecha
28 de noviembre de 2012, emitida por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, en el Caso Artavia Murillo y otros
(‘‘Fecundación in vitro’’) vs. Colombia, en la cual sea establecido
cómo se debe interpretar el término “concepción”, “embrión”, y
“persona” respecto a la protección del derecho a la vida a que se
refiere el artículo 4 9/11 de la Convención Americana de derechos
Humanos. Esta invocación conlleva a dilucidar la aplicación del
control difuso de convencionalidad, doctrina que surgió en el año
2006, en el Caso Almonacid Arellano vs. Chile.

V.1.4.2. ¿Puede un órgano judicial evaluar, analizar, merituar


la sentencia emitida por el Pleno del Tribunal Constitucional
en el expediente Nro.2005-2009-PA/TC?

Primero.- La demanda de amparo contra amparo se admitió


teniendo en cuenta la fundamentación reseñada del escrito de
demanda de amparo, brindándose el acceso a la tutela judicial
efectiva, que integra el derecho al debido proceso basado en la
singularidad de este caso, así como en la invocación que se hace
en la demanda de la sentencia del Caso Artavia Murillo y otros vs.
Chile, lo cual innegablemente significa la aplicación del control de
convencionalidad. Doctrina que ha consagrado el cumplimiento
del derecho convencional por los Estados partes de la Convención
Americana de Derechos Humanos.

Segundo.- Al respecto, es de advertir que no existe normativa


alguna ni pronunciamiento alguno del Tribunal Constitucional
que haya previsto, cómo actuar ante casos como el presente, en
que un ciudadano interponga una demanda de “amparo contra
amparo”, cuestionando una sentencia del propio Tribunal
Constitucional, en la cual se invoque el propio dicho del Tribunal
Constitucional expresado en la propia sentencia de amparo que se
cuestiona en la vía de amparo contra amparo. Supuesto que no se
contempla en el precedente vinculante, por el cual ningún juez

36
debe admitir un proceso de “amparo contra amparo” en el que se
cuestione una sentencia emitida en última instancia por el
Tribunal Constitucional.

Tercero.- Asimismo, tampoco existe regulación normativa alguna


que haya previsto cuál es el procedimiento a seguir para tramitar
una demanda de “amparo contra amparo” en casos singulares
como el presente; si se trata de interponer una demanda de
amparo contra amparo o seguir otro tipo de tramitación, como
elevar la demanda directamente al Tribunal Constitucional, o que
la parte interesada cumpla con solicitar que el Tribunal
Constitucional lo ponga en conocimiento de alguna Comisión
encargada de evaluar el cumplimiento de las sentencias emitidas
por el Pleno en casos como el que motiva la presente demanda de
“amparo contra amparo.” Al respecto, es oportuno mencionar que,
el propio Tribunal Constitucional ha creado una “Comisión de
Seguimiento y Cumplimiento de Sentencias”. Sin embargo,
revisado su Reglamento, éste no ha previsto mecanismo alguno
que comprenda la solicitud de revisión de los alcances de una
sentencia del Tribunal Constitucional a pedido de cualquier parte
interesada, y el trámite a seguir[6]

Cuarto.- En este contexto, es de apreciar que en esta situación


singular, este Colegiado no se encuentra habilitado para aplicar el
control de convencionalidad que se ha postulado en esta demanda
de “amparo contra amparo”.

Quinto.- Ante lo expuesto precedentemente, esta Sala Superior


respetuosa de la Constitución, la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional y del precedente vinculante 4853-2004-PA/TC
estima que no procede como órgano de justicia ordinaria emitir un
pronunciamiento de examen de los alcances de la sentencia
emitida por el Tribunal Constitucional en el expediente
Nro.2005-2009- PA/TC.

Sexto.- No obstante ello, ante este vacío normativo, la parte


demandante tiene a su alcance el recurso de agravio
constitucional el cual, posibilitará la elevación del presente
expediente para conocimiento del propio Tribunal Constitucional,

37
órgano constitucional que tendrá la posibilidad de evaluar si han
variado las condiciones fácticas que en su oportunidad valoró, así
como la incidencia de la alegada vulneración a los derechos
fundamentales que se invocan en la presente demanda, y
establecer si mantiene el criterio adoptado en el expediente
Nro.2005- 2009-PA/TC. En suma, el Tribunal Constitucional
emitirá su pronunciamiento acorde a sus atribuciones como
máximo intérprete de la Constitución.

Setimo.- Esta decisión, en modo alguno, implica que esta Sala


renuncie a sus funciones jurisdiccionales, pues ante todo está
observando las normas que emanan de la Constitución Política,
mas aun porque en el marco de un Estado Constitucional de
Derecho, es obligación elemental respetar las competencias y
atribuciones constitucionales conferidas por la Constitución
Política, entre ellas, que el Tribunal Constitucional es el órgano
de control de la Constitución y que le compete conocer, en última
y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas
corpus, amparo, hábeas data, y acción de cumplimiento.

Octavo.- Nuestra actuación como Colegiado se enmarca en


procurar que la relación entre la jurisdicción constitucional y la
jurisdicción ordinaria debería desarrollarse más hacia un sistema
de cooperación[7] .

Pues, tanto el Poder Judicial como el Tribunal Constitucional son


entidades constitucionales de igual jerarquía e importancia
constitucional, y el sistema constitucional peruano ha sido
diseñado por el Constituyente para que prevalezca el fallo
constitucional. Así, se ha determinado la preeminencia de los
procesos constitucionales sobre los ordinarios, y la preeminencia
de los órganos que los sostienen o de los que emanan sobre los
demás.[8]

En ese sentido, se deben evitar colisiones institucionales, en el


marco del respeto a las atribuciones y competencias establecidas
constitucionalmente para cada entidad.

38
Por las consideraciones expuestas, se debe revocar la sentencia
apelada, y reformándola declarar improcedente la demanda
interpuesta.

V. Sobre las Apelaciones que desestiman los pedidos de


intervención litisconsorcial.

Estando a que se declara la revocación de la sentencia apelada y


se declara improcedente la demanda, por consiguiente carece de
objeto emitir pronunciamiento alguno sobre las apelaciones
concedidas respecto al auto contenido en la resolución número 17
de fecha 12 de junio del 2017 obrante de folios 691 a 692, que
declara IMPROCEDENTE la intervención como litisconsorte que
solicita el Instituto Latinoamericano en Defensa de la Familia; al
auto contenido en la resolución número 19 de fecha 12 de junio
del 2017 obrante de folios 843 a 844, que
declara IMPROCEDENTE la intervención como tercero
litisconsorcial que solicita Rafael Astocondor Ávalos; y al auto
contenido en la resolución número 20 de fecha 12 de junio del
2017 obrante de folios 999 a 1000, que
declara IMPROCEDENTE la intervención como tercero
litisconsorcial que solicita Joel Cliff Vidanggos de la Torre.

V. DECISIÓN DEL COLEGIADO:

Por tales consideraciones resolvemos: REVOCAR la sentencia


contenida en la resolución número 47 de fecha 02 de julio del
2019, obrante de folios 1489 a 1513, aclarada en cuanto a los
costos por resolución número 49 de fecha 16 de agosto del 2019,
obrante a fojas 1528, que declara:

1) Inaplicar los fundamentos interpretativos respecto a la


«concepción» establecidos por el Tribunal Constitucional en la
sentencia expedida en el Expediente N° 2005-2009-PA/TC, por
ser contraria en la actualidad a los estándares establecidos por la
Corte Interamericana, así como por haberse disipado la «duda
razonable» establecida en dicha sentencia;

39
2) FUNDADA la demanda interpuesta por VIOLETA CRISTINA
GOMEZ HINOSTROZA en consecuencia ORDENESE AL
MINISTERIO DE SALUD a informar y distribuir en forma gratuita
el anticonceptivo oral de emergencia denominada Píldora del día
siguiente (Levonorgestrel) en todos los Centros de Salud del
Estado, promoviendo de manera primordial el desarrollo y
ejecución de una política de información ,distribución y
orientación a la población nacional , que permita a los miembros
de la sociedad y en especial aquellos sectores de menores
recursos, instruirse de modo adecuado respecto de todas las
características y efectos que produce la utilización del
anticonceptivo oral de emergencia (Levonorgestrel), como
mecanismo de emergencia y excepcional; con costos de manera
solidaria entre las partes vencidas Ministerio de Salud y ONG
Acción de Lucha Anticorrupción.

REFORMANDOLA, declararon improcedente la demanda


interpuesta.

CARECE DE OBJETO resolver las apelaciones de las


resoluciones: El auto contenido en la resolución número 17 de
fecha 12 de junio del 2017 obrante de folios 691 a 692, que
declara IMPROCEDENTE la intervención como litisconsorte que
solicita el Instituto Latinoamericano en Defensa de la Familia; El
auto contenido en la resolución número 19 de fecha 12 de junio
del 2017 obrante de folios 843 a 844, que
declara IMPROCEDENTE la intervención como tercero
litisconsorcial que solicita Rafael Astocondor Ávalos; y el auto
contenido en la resolución número 20 de fecha 12 de junio del
2017 obrante de folios 999 a 1000, que
declara IMPROCEDENTE la intervención como tercero
litisconsorcial que solicita Joel Cliff Vidanggos de la Torre.

CAPITULO III: CASO DE ATARVIA MURILLO- FECUNDACION


IN VITRO

El presente caso se trata de Atavía Murillo y Otras personas que


interpusieron una demanda , todo ello se relaciona desde un principio a
efectos de la sentencia emitida por la Sala Constitucional de la Corte

40
Suprema de Costa Rica de 15 de marzo de 2000, mediante la cual se
declaró inconstitucional el Decreto Ejecutivo No. 24029-S, de 3 de
febrero de 1995, emitido por el Ministerio de Salud en el cual se
regulaba la técnica de Fecundación In Vitro (FIV) en el país para parejas
conyugales y regulaba su ejecución.

Esta sentencia implicó que se prohibiera la Fecundación In Vitro en


Costa Rica, y en particular, generó que algunas de las víctimas del
presente caso, entre ellas Atarvía Murillo, debieran interrumpir el
tratamiento médico que habían iniciado, y que otras se vieron obligadas
a viajar a otros países para poder acceder a la Fecundación In Vitro.

Pero como empezó todo esto, fue a raíz del mismo año 1995 ya que El 7
de abril se presentó una acción de inconstitucionalidad contra
dicho Decreto Ejecutivo, utilizando diversos alegatos sobre violación del
derecho a la vida. El 15 de marzo de 2000, la Sala Constitucional de la
Corte Suprema anuló por inconstitucional el Decreto Ejecutivo. Es por
ello que consecuentes parejas hicieron una petición a la CIDH debido a
esta situación.

En todas las personas se evidenció:

1- las causas de infertilidad de cada pareja;


2- Los tratamientos a los cuales recurrieron para combatir dicha
condición;
3- las razones por las cuales acudieron a la FIV;
4- los casos en que se interrumpió el tratamiento para realizar la FIV
debido a la sentencia de la Sala Cuarta, y
5- los casos en que las parejas debieron viajar al exterior
para realizarse dicho procedimiento.

El caso fue análisis del seno de la Comisión Interamericana de


Derechos Humanos. Este organismo indicó que el caso se relacionaba
con alegadas violaciones de derechos humanos que habrían ocurrido
como consecuencia de la sentencia de la Corte. Entre otros aspectos, la
Comisión razonó que la prohibición absoluta de la técnica de

41
fertilización in vitro constituyó una injerencia arbitraria en los derechos
de las víctimas, en tanto que el Estado les impidió el acceso a un
tratamiento que les hubiera permitido superar su situación de
desventaja respecto a la posibilidad de tener hijos biológicos. En vista
de la desatención del Estado de Costa Rica a las recomendaciones de la
Comisión, ésta solicitó a la Corte que declarara la responsabilidad del
Estado por la violación a los artículos 11.2, 17.2 y 24 de la Convención
Americana en relación con los artículos 1.1 y 2o. de dicho instrumento.

Después de un minucioso análisis, el 28 de noviembre de 2012 la Corte


Interamericana de Derechos Humanos emitió la Sentencia, en la cual
desestimó las excepciones preliminares interpuesta por el Costa Rica
(en adelante el “Estado”).  Y declara la violación de los artículos 5.1, 7,
11.2 y 17.2 en relación con el artículo 1.1 de la Convención Americana,
en perjuicio de Grettel Artavia Murillo y otros.

3.1.-ANALISIS DEL CASO:

La sentencia que se emitió en el 2012 tiene grandes alcances, implica


el reconocimiento y protección de los derechos a la integridad personal,
libertad personal y vida privada de aquellas parejas que por problemas
de infertilidad estaban en proceso o en lista de espera para que se les
practicara una fertilización in vitro, misma que no pudo llevarse a cabo
después de la sentencia del año 2000 de la Sala Constitucional de
Costa Rica.

En primer lugar, todas las personas tienen el derecho a la libertad


personal y a reproducirse y éste forma parte de su derecho a tomar
decisiones vitales, a crear una familia, organizarse. Por su parte, los
poderes públicos desempeñan un papel pasivo que consiste en
abstenerse de imponer límites o interferir o controlar este tipo de
decisiones, salvo situaciones extremas. Desde mi punto de vista se trata
de un derecho de la persona, un derecho fundamental como es la
libertad personal, de expresarnos, de elegir, escoger, de decidir si
queremos procrear o no, en tanto se configura la libertad de

42
procreación, ya que es una facultad que tiene todo ser humano de
decidir si tener o no hijos.

Ahora respecto a la libertad de procreación, ese derecho que nos asiste


a toda persona, cabe resaltar que existen personas que gozan sin
problemas de la fertilidad ya que están sanos, tienen buena salud, su
organismo funciona bien, pero también debemos de tener presente que
en la actualidad existe un gran porcentaje de la población en todo el
mundo con problemas de infertilidad. La infertilidad definida como una
afectación de la salud, no es un problema menor. Se estima que aflige a
una de cada seis parejas a escala mundial y afecta por igual a hombres
y mujeres. Entre las causas que la originan se encuentran el
incremento en la esperanza de vida, cambios de estilo de vida o retraso
en la formación de una familia. Desde luego que a estas parejas o
personas se les reconocen los mismos derechos reproductivos que a las
personas fértiles, sólo que ella tiene una dificultad o alguna
imposibilidad para ejercerlos.

En los casos de personas con problemas de infertilidad, el derecho a la


procreación entonces adquiere matices diferentes; no se trata ya de un
derecho o una libertad que se pueda ejercer de manera casi ilimitada,
porque es allí donde van intervenir otros factores para que pueda
ejercerse ese derecho de manera ilimitada , por ejemplo lo que es la
procreación artificial, que también es un derecho de la persona , pero
debido a la complejidad y a los riesgos asociados a las técnicas de
reproducción asistida y de todos los intereses y derechos de los
implicados en su aplicación, debe ser atendido por los Estados de
manera distinta. En este supuesto, toda persona que opta por la
procreación artificial tiene la facultad también de elegir o escoger
alguna de las técnicas de reproducción asistida de acuerdo con sus
propios valores, ideas y creencias; además, a diferencia del derecho a la
procreación natural, las personas tienen el derecho de exigir al Estado
que no limite o suprima su derecho, no al menos sin una justificación
racional, legítima y proporcional.

43
Quienes padezcan infertilidad, pero quieran tener descendencia,
deberán contar con la libertad necesaria acudir a la utilización de
alguna de las diversas técnicas para lograr la gestación deseada, entre
ellas las más conocidas, la inseminación artificial y la fertilización in
vitro; por lo que el Estado no sólo no debe obstaculizar ese acceso,
obligación negativa, sino que incluso debe facilitarlo, obligación
positiva. Es deber del Estado proporcionar a sus ciudadanos los
servicios de salud reproductiva entre los cuales se involucra el derecho
de acceder a la tecnología médica para ejercer su derecho.

En este orden de ideas, la sentencia de la Corte que se comenta decidió


proteger a las personas que en uso de su libertad de autodeterminación
y de acuerdo con sus circunstancias de salud especiales y sus
convicciones habían decidido someterse a procedimientos de
fertilización in vitro. Estas parejas no debieron ser privadas del ejercicio
de su libertad y, además, se les impidió el libre desarrollo de su
personalidad. Desde luego que las condiciones de infertilidad de las
parejas que demandaron la intervención de la Corte no fueron creadas
por el Estado, pero Costa Rica al generar la interrupción del tratamiento
médico impidió que ellas tuvieran acceso a las técnicas de fertilización
asistida accesibles en ese momento.

El artículo 4.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos


expresa: "Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este
derecho está protegido por la ley y en general a partir del momento de la
concepción...".

Es importante mencionar que los miembros que conformaban la Corte,


antes de hacer un análisis y una interpretación, tuvieron a su
disponibilidad, diferentes posturas, argumentaciones respecto a cómo
debe entenderse las palabras “concepción”, “persona” y en “general”

De todas las opiniones que recibió, la Corte se apegó a las explicaciones


científicas, entre las que destacan dos lecturas diferentes del término
"concepción". Una corriente entiende "concepción" como el momento de

44
encuentro o de fecundación, del óvulo por el espermatozoide. De la
fecundación se genera la creación de una nueva célula: el cigoto. Cierta
prueba científica considera al cigoto como un organismo humano que
alberga las instrucciones necesarias para el desarrollo del embrión.
Otra corriente, en cambio, entiende por "concepción" el momento de
implantación del óvulo fecundado en el útero. Lo anterior, debido a que
la implantación del óvulo fecundado en el útero materno faculta la
conexión de la nueva célula, el cigoto, con el sistema circulatorio
materno que le permite acceder a todas las hormonas y otros elementos
necesarios para el desarrollo del embrión, sólo a partir de este momento
se pueda afirmar que el cigoto tiene posibilidades de evolucionar hasta
convertirse en un niño o niña.

Para determinar el momento de la concepción y, por lo tanto, del


comienzo de una nueva vida humana, la Corte Interamericana
considera que se trata de una cuestión valorada de diversas formas
desde una perspectiva biológica, médica, ética, moral, filosófica y
religiosa y coincide con tribunales internacionales y nacionales, en el
sentido que no existe una definición consensuada sobre el inicio de la
vida. Sin embargo, para la Corte es claro que hay juicios que confieren
ciertos atributos metafísicos a los embriones. Estas posiciones no
pueden justificar la prevalencia de cierto tipo de literatura científica al
momento de interpretar el alcance del derecho a la vida consagrado en
la Convención Americana, pues ello implicaría imponer un tipo de
creencias específicas a otras personas que no las comparten.

También la Corte analizó el término "persona", utilizado en varios


instrumentos internacionales y concluyó que no es posible sostener que
el embrión sea titular que pueda ejercer los derechos consagrados en
tales instrumentos. Los Estados participantes en documentos
internacionales no han pretendido tratar al no nacido como persona ni
otorgarle el mismo nivel de protección que a las personas nacidas.

Después de una interpretación sistémica e histórica, la Corte concluyó


que el término "en general" en el artículo 4.1 intenta balancear posibles

45
derechos en conflicto. Por un lado, se reconoce el legítimo interés en
proteger la vida prenatal, pero éste interés debe ser armonizado con los
derechos reconocidos a otras personas, en especial los de la madre. No
puede alegarse la protección absoluta del embrión, si con ello se anulan
otros derechos. 

La Sala Constitucional de Costa Rica argumentó que con la práctica de


la FIV se desechaban y perdían embriones, por lo que no tenía
justificación querer generar la posibilidad de una vida a costa de otras.
Como era de esperarse en este punto, la Corte sostuvo sus conclusiones
en pruebas y dictámenes especiales, entre ellas del perito Seguers Hold
Hochchild, quien señaló que existe una diferencia entre el significado de
"proteger el derecho a la vida" y el de "garantizar el derecho a la vida de
estructuras celulares que se rigen por una matemática y una biología
que trasciende cualquier regulación social o jurídica". Es cierto que
durante los procedimientos de FIV, se pueden malograr embriones, sin
embargo, esto no ocurre como resultado directo de la técnica, sino que
sobreviene como parte del proceso con que se expresa nuestra
naturaleza.

Nadie puede garantizar que el óvulo fecundado natural o artificialmente


logre llegar al nacimiento, pero corresponde a los Estados, a través de la
legislación pertinente, proveer las mejores condiciones con que cuenta
el conocimiento médico y científico para que gametos y embriones
cumplan su potencialidad de llegar a ser persona. Tomando en cuenta
esta apreciación, en el rubro de "Reparaciones", la sentencia establece
que el Estado deberá regular los aspectos que considere necesarios para
la implementación de la fertilización in vitro y establecer sistemas de
inspección y control de calidad de las instituciones o profesionales
calificados que desarrollen este tipo de técnica de reproducción asistida.

De manera general sabemos que muchos países carecen de leyes sobre


la materia en curso , y no tienen una base de donde orientarse , ya que
ese tipo de casos sobre reproducción asistida a lo largo del tiempo han
sido lentos en cuanto a su evolución , entonces existen vacíos legales ,

46
los cuales a veces se optan por aplicar principios generales a tales
técnicas que figuran en los códigos civiles, penales o en leyes
sanitarias , además no solo ese derecho a la reproducción asistida , a la
reproducción artificial ha ido con lentitud , sino que ha existido la
intención premeditada de detenerlos siendo Costa Rica es un ejemplo de
esto último.

La sentencia sobre el caso de Atarvia Murillo y otros, nos da ese pase de


evolución , de base para los siguientes conflictos de carácter
constitucional que se presenten , La interpretación de términos como
"persona", "concepción" y "en general", del artículo 4o. de la Convención
Americana, así como el reconocimiento de los derechos que van
asociados a los derechos reproductivos; a la integridad personal,
libertad personal y vida privada o como a la no discriminación, no
deberán ser desconocidos por los legisladores que intenten crear nuevas
leyes. Cabe resaltar que, a lo largo del proceso del caso, se dieron
muchas posturas, tanto religiosas como científicas que dieron como
resultado que los integrantes de la corte tomaran la decisión de fundar
la sentencia en criterios científicos despojados de cualquier ideología o
religión. ya que el ámbito de la toma de decisiones sobre reproducción
es crucial para el ser humano y suponen una libertad que sólo puede
ser ejercida en un Estado laico, el cual no admita imposiciones ni
trabas religiosas a las decisiones de cada persona.

CAPITULO IV: CASO ANA ESTRADA

4.1. GENERALIDADES DE LA EUTANASIA:

La eutanasia tiene una presencia en la vida social, en los medios y en el


debate público, incluso hasta en los partidos y representantes políticos,
lo que ha llevado a que ya en algunos países se haya legislado sobre

47
ella. El primer país en legalizar la eutanasia activa fue Holanda en el
año 2002, si bien, ya desde el año 1990 se fue “permitiendo” esta
práctica. El primer caso fue el de Ineke Stinissen 8, de 46 años, que
después de estar 15 años en un coma irreversible, los jueces
holandeses decidieron que un equipo de médicos accediese a poner fin a
su vida. En esa fecha, en Holanda la eutanasia activa era un crimen y
se ponía reparos a la eutanasia pasiva. En la actualidad, la situación de
la regulación de la eutanasia en el mundo es la siguiente: está
legalizada en los Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Colombia y
Canadá y en algunos estados de Estados Unidos (Oregón, Montana,
Vermont, Washington, Colorado, California, Hawái y Washington D.C),
Australia y recientemente, en España. En Suiza, se regula el suicidio
asistido, práctica que también se permite en Holanda y en
Luxemburgo9.

En este punto, al hablar de situación de final de vida, es conveniente


hacer ahora algunas precisiones conceptuales para entender bien desde
el inicio la diferencia entre unas figuras y otras y utilizar el mismo
lenguaje: Morir con dignidad significa vivir dignamente hasta el último
momento, ser tratado como ser humano hasta el final, con respeto a
creencias y valores. Sin sufrimiento, en un entorno amable, con tu
gente. Por lo que muerte digna y eutanasia no son sinónimos. ¿Y los
cuidados paliativos? Suponen la atención integral al paciente cuya
enfermedad no responde a tratamiento curativo pero que requiere
control de síntomas y abordaje de problemas psicológicos, sociales y
espirituales; pueden ofrecerse de manera multidisciplinar, tanto en el
hospital como en el domicilio. Los cuidados paliativos afirman la vida.
Su objetivo es conservar la calidad de vida hasta el momento de la
muerte. Son la buena práctica médica cuando se acerca el final. Las
medidas terapéuticas de los cuidados paliativos son proporcionadas,
evitan el abandono, la obstinación terapéutica, el alargamiento
innecesario de la vida y tampoco acortan la vida deliberadamente.
8
Cfr. https://elpais.com/diario/1990/01/21/sociedad/632876404_850215.html
9
Cfr. Lampert Grassi, M.P., “Aplicación de la Eutanasia: Bélgica, Colombia, Holanda y Luxemburgo”, en Biblioteca Nacional de
Chile, Asesoría técnica parlamentaria, Abril 2019, Chile, pp. 14.

48
Cuando el final de la vida está ya cerca, la forma de morir es
importante, cabe que se dé una obstinación terapéutica, con el uso de
medidas no indicadas, desproporcionadas o extraordinarias con la
intención de evitar una muerte ya inevitable, tratándose de una mala
práctica médica, o bien una adecuación del esfuerzo terapéutico, que
consiste en ajustar o no instaurar un tratamiento cuando el pronóstico
limitado así lo aconseje. Por lo que no se “limita el esfuerzo terapéutico”
sino que se adapta a la necesidad. ¿Y el abandono? Se trata de una
falta de atención adecuada a las necesidades del enfermo y su familia,
“ya no hay nada que hacer”, sin embargo, cuando la muerte es ya
inevitable sigue habiendo mucho que hacer con el paciente. La sedación
paliativa consiste en el uso de fármacos para disminuir nivel de
consciencia y evitar el sufrimiento insostenible por síntomas
refractarios (que no responden a tratamientos). En los últimos días u
horas de la vida es una sedación en la agonía. Existe confusión entre
dos términos: 1) la sedación paliativa que facilita el proceso de morir, y
se trata de un acto médico; 2) la eutanasia que provoca la muerte, no se
trata de un acto médico. ¿Qué se entiende por una enfermedad
incurable avanzada? Es una enfermedad gradual y progresiva. Sin
respuesta a tratamiento curativo y que evoluciona irremediablemente
hacia la muerte. Si se prevé la muerte en días o semanas es una
enfermedad terminal. ¿Y qué es la situación de agonía? Las horas o días
que preceden a la muerte en personas con enfermedad incurable
avanzada. Hay deterioro físico intenso, disminuye la interacción,
consciencia e ingesta de alimentos. ¿Qué supone la planificación
anticipada de los cuidados? Es expresión del proceso de toma de
decisiones anticipadas en el propio historial clínico, con preferencias de
tratamientos, designación de representante, etc., pero también valores y
creencias. Por último, ¿qué es la eutanasia? Es la provocación
intencionada de la muerte de una persona que padece una enfermedad
avanzada o terminal, a petición expresa de ésta y en un contexto
médico. ¿Y el suicidio asistido? Cuando el médico le proporciona los

49
fármacos y él mismo se los auto administra. Uno y otro, no son actos
médicos.

Una vez explicados esos conceptos, nuestra atención se dirige ahora


hacia el caso que nos ocupa de Ana Estrada.

Como bien sabemos, la Constitución peruana protege el derecho a la


vida y a la integridad física y moral, pero no el derecho a una “muerte
digna”. El homicidio piadoso, o eutanasia, en el Perú es una práctica
punible (art. 112 del Código penal) 10. De igual manera la instigación o
ayuda al suicidio (art. 113 del Código penal) 11. El Estado peruano está
constitucionalmente obligado a castigar siempre la eutanasia activa.

4.2. ALCANCES DEL CASO ANA ESTRADA

Estrada inició una batalla judicial para conseguir legalizar la eutanasia


y ha inspirado un reciente proyecto de ley. "Que no exista una ley no
significa que el derecho no esté ahí. Hay un derecho, pero falta la ley.
Tengo la esperanza de que se reconozca ese derecho, mi derecho a
decidir cuándo morir dignamente", dijo Ana Estrada hace poco desde la
cama de su habitación, donde pasa la mayor parte del tiempo.

El debate sobre la despenalización de la eutanasia (del griego «el buen


morir») se reabrió en el país con el pedido de Ana Estrada Ugarte de
“una muerte digna», debido a la enfermedad degenerativa que padece
desde los 12 años y que viene afectando su calidad de vida.

La psicóloga de 42 años sufre de polimiositis, mal autoinmune e


incurable que ha paralizado todos sus músculos y que la obliga a
depender de un respirador artificial y de la asistencia de enfermeras.

El 2015 estuvo internada en la Unidad de Cuidados Intensivos del


Hospital Edgardo Rebagliati a causa de una neumonía. Se le cayó el
cabello y llegó a pesar 35 kilos. Se sentía muerta en vida.

10
Artículo 112.- “El que, por piedad, mata a un enfermo incurable que le solicita de manera expresa y consciente para poner fin a
sus intolerables dolores, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor de tres años”.
11
Artículo 113.- “El que instiga a otro al suicidio o lo ayuda a cometerlo, será reprimido, si el suicidio se ha consumado o
intentado, con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años”.

50
En resumen, la Sra. Ana Estrada Ugarte es una persona con una
enfermedad muscular idiopática progresiva que ha comprometido su
capacidad motora y respirar de manera severa. Si bien mantiene un
grado de independencia, requiere una silla de ruedas para moverse,
ayuda de terceros para trasladarse fuera de la silla y para la mayor
parte de las actividades diarias y soporte con un respirador artificial la
mayor parte del día. Es, por tanto, una persona con una enfermedad
muscular avanzada que requiere el uso de medidas artificiales de
soporte vital para mantenerse con vida.

La Defensoría del Pueblo, en enero del 2020, interpuso una demanda


de amparo contra una norma legal, en concreto, el artículo 112 del
Código penal, solicitando se reconozca su derecho a una muerte digna,
“por considerar que los efectos desplegados por dicha norma
constituyen una lesión al derecho fundamental de la Sra. Ana Estrada
Ugarte a la muerte en condiciones dignas, así como a sus derechos
fundamentales a la dignidad, a la vida digna, al libre desarrollo de la
personalidad y, una amenaza cierta e inminente a no sufrir tratos
crueles e inhumanos”. Ana pide la eutanasia y no el suicidio asistido
porque considera que es una mejor opción para ejercer su derecho a la
muerte digna.

Miro Quesada12 destaca que es la primera peruana en solicitar


públicamente el reconocimiento de su derecho a una muerte digna, por
lo “que la demanda de amparo considera que los efectos jurídicos
desplegados por esta norma autoaplicativa (artículo 112 del CP)
resultan, desde ya, una amenaza inminente y una lesión efectiva a una
serie de derechos fundamentales de Ana, entre los que destaca el
derecho a la muerte en condiciones dignas (derecho innominado
construido a partir del artículo 3 de la Constitución Política), derecho a
la vida digna, a la dignidad, al libre desarrollo de la personalidad y a no
sufrir tratos crueles e inhumanos. La prohibición penal impide, a su
vez, que exista una regulación sanitaria que materialice este derecho a
12
Cfr. Miró Quesada Gayoso, J., “Homicidio piadoso. ¿Podemos disponer de nuestras vidas?”, en Revista Gaceta penal & Procesal
penal, Nº 129, 2020, Lima, p.12

51
decidir sobre la vida, con las debidas salvaguardas para garantizar que
la decisión sea el resultado de una voluntad libre, expresa e informada”.
Se le debe brindar a Ana “las condiciones suficientes para ejercer un
derecho fundamental.

4.3. DE LA DEMANDA:

DEMANDA La Defensoría del Pueblo, representada por el Defensor del


Pueblo; Walter Francisco Gutiérrez Camacho; promueve un Proceso de
amparo, en beneficio de la ciudadana Ana Milagros Estrada Ugarte
contra la El Ministerio de Salud, (MINSA), Seguro social de Salud
(EsSalud) y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (MINJUSDH)

A fin de que:

A. Se declare inaplicable el artículo 112° del Colegio Penal (Dec. Leg. N°


635) que tipifica el delito de homicidio piadoso, para el caso de la Sra.
Ana Estrada Ugarte diagnosticada con una enfermedad incurable,
progresiva y degenerativa, llamada polimiositis, ello con la finalidad de
que pueda elegir, sin que los terceros sean procesados penalmente, al
momento en el cual las emplazadas deberán procurarle un
procedimiento médico de eutanasia.

B. Se declare inaplicable el artículo 112° del Colegio Penal (Dec. Leg. N°


635) por considerar que los efectos desplegados por dicha norma
constituyen una lesión al derecho fundamental de la Sra. Ana Estrada
Ugarte a una muerte digna, así como a sus derechos fundamentales a
la dignidad, a la vida digna, al libre desarrollo de la personalidad y
amenaza cierta a no sufrir tratos crueles e inhumanos.

C. Se ordene a consecuencia de lo anterior a EsSalud, como entidad


encargada de la gestión de las prestaciones de salud de la Sra. Ana
Estrada Ugarte:

(i) respetar la decisión de su representada de poner fin a su vida a


través del procedimiento técnico de la eutanasia; debiéndose entender
por “eutanasia” a la acción de un médico de suministrar de manera

52
directa (oral o intravenosa), un fármaco destinado poner fin a su vida, u
otra intervención médica destinada a tal fin;

(ii) conformar de manera inmediata una Junta Médica interdisciplinaria


que deberá iniciar sus funciones dentro de los 7 días siguientes a la
emisión de la resolución judicial, para el ejercicio del derecho a la
muerte en condiciones dignas, a través de la eutanasia; entre sus
funciones, estará el acompañamiento integral antes y durante el
proceso, el aseguramiento del respeto a la decisión de la Sra. Ana
Estrada Ugarte, el establecimiento de un plan que especifique los
aspectos asistenciales y técnicos de la decisión tomada y la designación
de los profesionales médicos que se encargaran de la ejecución de la
eutanasia;

(iii) brindar todas las condiciones administrativas, prestacionales y


sanitarias para el ejercicio del derecho a la muerte en condiciones
dignas de la Sra. Ana Estrada Ugarte a través del procedimiento de la
eutanasia.

El adecuado ejercicio de este derecho implica que el procedimiento


solicitado y diseñado por la Junta Médica debe ejecutarse dentro de los
diez días hábiles contados a partir del momento en que ella manifieste
su voluntad de poner fin a su vida. Para cuando Ana Estrada tome esa
decisión, el plan debe estar aprobado y validado por el Ministerio de
Salud, para lo cual el Juez deberá establecer plazos perentorios de
cumplimiento obligatorio para la ejecución de etapas previas
(conformación de la Junta Médica por parte de EsSalud, diseño del plan
por parte de la Junta Médica, validación de plan por parte del Minsa y
aprobación final de EsSalud).

D. Se ordene a consecuencia de lo anterior al Ministerio de Salud, en


tanto ente rector del sector salud:

(i) respetar la decisión de la Sra. Ana Estrada Ugarte de poner fin a su


vida a través del procedimiento técnico de la eutanasia; en virtud del

53
reconocimiento judicial del derecho a la muerte en condiciones dignas,
así como de los demás derechos fundamentales vinculados;

(ii) validar en el plazo de 7 días hábiles el plan del procedimiento de


eutanasia diseñado y propuesto por la Junta Médica para el ejercicio de
la muerte en condiciones de dignidad de la Sra. Ana Estrada Ugarte.

E. Se ordene al Ministerio de Salud que cumpla con emitir una


Directiva que regule el procedimiento médico para la aplicación de la
eutanasia para situaciones similares a las de la Sra. Ana Estrada
Ugarte, que involucren el reconocimiento judicial del derecho
fundamental a la muerte en condiciones dignas y derechos conexos.

Demandados Fundamento
EsSalud Ana Estrada es asegurada del Seguro Social de
Salud y es paciente del Hospital Rebagliati,
adscrito a EsSalud. Dado que es la entidad que le
presta el servicio de salud, será la encargada de
efectivizar los derechos fundamentales invocados
por Ana a través del procedimiento médico de la
eutanasia pedido por ella.
En sus manos estará la conformación de una
Junta Médica, que deberá entrar en funciones en
menos de 7 días, en caso se declare fundada la
demanda. Entre sus competencias estará: 1) el
acompañamiento integral antes y después del
proceso de eutanasia a Ana y sus familiares, 2)
asegurar el respeto a la decisión de Ana, 3)
establecer un plan que fije las directrices con los
aspectos asistenciales y técnicos del
procedimiento y 4) designar a los médicos que
ejecutarán la decisión.
Ministerio de Salud Como ente rector en materia de salud, es el
órgano encargado de validar las directrices que

54
definirán el procedimiento médico de la eutanasia,
solicitada por Ana como vía para ejercer su
derecho a una muerte digna. Se solicita a esta
entidad respetar también la decisión de Ana y no
interponer obstáculos para efectivizar los derechos
que ella reclama. La validación del plan sugerido
por la Junta Médica deberá hacerse en un plazo
de 7 días hábiles desde que lo diseña y aprueba
la Junta. Se solicita también al Ministerio de
Salud emitir una directiva que regule el
procedimiento para la eutanasia en situaciones
similares a las de Ana, en otros casos donde se
13
haya reconocido judicialmente el derecho
fundamental a la muerte en condiciones dignas
del demandante.
Ministerio de Justicia Dado que se trata de un recurso de amparo contra
norma legal1, se parte de la premisa de que, quien
lesiona y amenaza los derechos fundamentales de
Ana, es una norma, y no un acto. En otras
palabras, los efectos de la norma legal, en este
caso, el artículo 112 del Código Penal (homicidio
piadoso), resultan lesivos para una serie de
derechos de Ana, pues le impiden decidir de
manera libre cómo y cuándo ponerle fin a su
vida cuando esta, producto de una enfermedad
incurable que le genera dolores
intolerables, resulte para ella incompatible
con su idea de dignidad.
En esa línea, como el artículo cuestionado es el
artículo 112 del Código Penal de 1991, se trata de

13
Artículo 3.- Procedencia frente a actos basados en normas
Cuando se invoque la amenaza o violación de actos que tienen como sustento la aplicación de una norma autoaplicativa
incompatible con la Constitución, la sentencia que declare fundada la demanda dispondrá, además, la inaplicabilidad de la citada
norma. Son normas autoaplicativas, aquellas cuya aplicabilidad, una vez que han entrado en vigencia, resulta inmediata e
incondicionada

55
una norma legal emitida a través de un decreto
legislativo (DL 635), por delegación de facultades
al Ejecutivo, refrendada por el Ministerio de
Justicia y el presidente de la República. En este
sentido, entonces, la demanda se dirige contra
quien emite la norma, en este caso, el Ministerio
de Justicia.

4.3. 1. DEFINICIONES RELACIONADAS AL PROCESO MÉDICO DE


EUTANASIA:

● Suicidio asistido o auxilio al suicidio: Es la acción que realiza un


tercero que, sin contribuir a formar la voluntad de la persona que
quiere suicidarse, ayuda o auxilia a otro a que esta se concrete. Aquí, la
voluntad de quien desea acabar con su vida ya está formada, a
diferencia de la “instigación” al suicidio, donde el instigador “siembra
esa idea”. El artículo 113 del Código Penal sanciona este último hecho
como “ayuda al suicidio”, con una pena privativa de libertad de una a
cuatro años.

● Eutanasia: Del griego “Eu” (buena) y “thanatos” (muerte), que significa


‘buena muerte’. Supone la intervención de un/a profesional médico que,
a petición expresa de un paciente, que padece una enfermedad
incurable, realiza una acción dirigida a producir su muerte y así poner
fin a sus dolores. Es la causación de la muerte sin dolor de un enfermo
incurable para poner fin a sus padecimientos. De conformidad con la
Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Asociación Médica
Mundial la eutanasia es “el acto deliberado de poner fin a la vida, a
petición propia o de algún familiar”.

● Homicidio piadoso: Es el nombre asignado al artículo 112 del Código


Penal que sanciona como delito a “el que, por piedad, mata a un
enfermo incurable que le solicita de manera expresa y consciente para
poner fin a sus intolerables dolores”. Tiene una pena de cárcel no mayor
de tres años.

56
● Cuidados paliativos: Para la Asamblea Mundial de la Salud los
cuidados paliativos constituyen “un planteamiento que permite mejorar
la calidad de vida de los pacientes (adultos y niños) y sus allegados
cuando afrontan los problemas inherentes a una enfermedad
potencialmente mortal, planteamiento que se concreta en la prevención
y el alivio del sufrimiento mediante la detección precoz y la correcta
evaluación y terapia del dolor y otros problemas, ya sean estos de orden
físico, psicosocial o espiritual”.

● Muerte en condiciones dignas: Acorde a la Corte Constitucional de


Colombia, es un derecho que garantiza que, “luego de un ejercicio
sensato e informado de toma de decisiones, la persona pueda optar por
dejar de vivir una vida con sufrimientos y dolores intensos”.

4.3.2. DE LA VULNERACIÓN DE LOS DERECHOS


CONSTITUCIONALES EXPUESTOS POR LA DEFENSORÍA:

a. Derecho a la muerte en condiciones dignas

Si bien ni la Constitución Política del Perú, ni los tratados


internacionales sobre derechos humanos contemplan una regulación
expresa y positiva de este derecho fundamental, es posible sostener que
se trata de un derecho de naturaleza innominada, recogido en el
artículo 3 de la Carta Magna.

En este caso, el derecho a la muerte en condiciones dignas se encuentra


sustentado en el principio de dignidad humana, pues la muerte
constituye una fase esencial de la vida. No es un fenómeno meramente
pasivo que nos ocurre, frente al cual permanecemos inertes, sino que es
un acto en el que nuestra libertad y autodeterminación puede
intervenir, en cierta medida42. Este ámbito de libertad nos permite
decidir el momento y las circunstancias de consumar nuestra muerte,
lo que adquiere mayor importancia cuando la persona se enfrenta a
condiciones que hacen insufrible prolongar la existencia.

57
El contenido del derecho a la muerte digna consiste en una libertad
protegida del titular a decidir el momento y las condiciones en que
pondrá fin a su vida, procurando con ello evitar que siga soportando un
grave padecimiento físico y psicológico. Este derecho, a su vez, exige por
parte del Estado la obligación de brindar a los sujetos titulares las
condiciones necesarias para poder hacerlo efectivo (entre otros,
protocolos de atención médica y disponibilidad de profesionales médicos
y de la salud capacitados).

b. Derecho a la dignidad

La dignidad, como hemos precisado líneas arriba, constituye el


fundamento de los derechos fundamentales y la base del derecho
innominado antes delimitado. Sin embargo, también es un derecho
fundamental autónomo con contenido propio que le es exigible al
Estado Social y Democrático de Derecho respetar, proteger y garantizar.

Decidir cuál es la vía más idónea para satisfacer los derechos


fundamentales de una persona que desea ejercer su derecho a la
muerte en condiciones dignas, exige una ponderación que debe
ajustarse a las características específicas de cada caso. Esta evaluación
también fue abordada por el citado tribunal colombiano al comparar el
procedimiento médico de la eutanasia con el programa de cuidados
paliativos y sotener que “si bien existe una multiplicidad de términos
que pueden generar confusiones en la escuela médica, las autoridades
jurídicas e incluso, en la opinión pública, lo cierto es que, gracias a esa
cantidad de prácticas médicas, cada paciente, dependiendo de su deseo,
podrá optar por una u otra”.

c. Derecho al libre desarrollo de la personalidad

El derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad reconoce


al ser humano espacios de libertad para estructurar su vida personal y
social, los que constituyen ámbitos sustraídos de cualquier intervención
estatal que no sean razonables ni proporcionales. Es un derecho

58
reconocido en el artículo 2, inciso 1 de la Constitución, que señala que
toda persona tiene derecho a su “libre desarrollo”.

La libre decisión de no prolongar una vida que, a criterio de su titular,


vulnera su dignidad humana, a causa de una intolerable y dolorosa
enfermedad incurable, está vinculada al contenido constitucionalmente
protegido del derecho fundamental al libre desarrollo de la
personalidad. Por este motivo, en la medida que dicha decisión respete
los derechos fundamentales de otros seres humanos, el Estado no sólo
no puede prohibir que sea llevada a cabo, sino que, incluso, resulta
exigible garantizarlo, en tanto se trate de un derecho fundamental.
Como ha señalado el TC, “la dignidad y el libre desarrollo de la
personalidad son ejes centrales del sistema de valores reconocidos por
la Constitución, siendo el soporte de la totalidad de los derechos
fundamentales (...).”

El libre desarrollo de la personalidad supone la autonomía del sujeto


para determinar su proyecto de vida, lo que implica también la
posibilidad de ponerle fin cuando considere que algún padecimiento
imposibilita su plena realización. Como ha dicho el TC, la posibilidad de
intervención estatal sobre la libertad de acción de las personas solo
debe ocurrir en circunstancias excepcionales, teniendo como exclusiva
finalidad la optimización de un bien constitucional de la propia persona.
Los límites a dicho derecho deben fijarse únicamente para evitar que el
ejercicio de esta libertad perjudique a los demás.

En esa línea, a consideración de la Corte Constitucional de Colombia, el


derecho al libre desarrollo de la personalidad se vulnera “cuando a la
persona se le impide en forma irrazonable, alcanzar o perseguir
aspiraciones legítimas en su vida o valorar y escoger libremente las
opciones y circunstancias que le dan sentido a su existencia, y permiten
su realización como ser humano.

Si bien un sector de la doctrina sostiene que la intervención penal


consistente en prohibir y sancionar la conducta del homicidio piadoso

59
tiene como sustento la obligación del Estado de proteger y preservar la
vida de las personas, para la Defensoría del Pueblo, esta opción,
constituye un supuesto de perfeccionismo inadmisible en un Estado de
Derecho, pues implica imponer un modelo de realización personal a un
individuo, que se basa en sostener que no es posible concebir el cese de
la vida como una vía idónea para poner fin a sufrimientos intolerables,
negándole su capacidad de entender la vida de una manera distinta a la
visión hegemónica compartida por el Estado o la sociedad.

d. Derecho a la vida digna

Según el TC, el derecho de las personas a vivir dignamente consiste en


lo siguiente:

“El artículo 2, inciso 1 de la Constitución consagra el derecho


fundamental a la vida y al bienestar de la persona humana. (...) [-D]-ebe
precisarse que la Constitución no protege el derecho a la vida de las
personas bajo cualquier circunstancia o condición, sino que garantiza a
ellas el derecho a la vida con dignidad”.

Con ello, se pretende interpretar la vida no en términos biológicos, sino


en función de condiciones básicas de dignidad. Como señala la Corte
Constitucional de Colombia, “no se trata de restarle importancia al
deber del Estado de proteger la vida sino, como ya se ha señalado, de
reconocer que esta obligación no se traduce en la preservación de la
vida sólo como hecho biológico.

e. Derecho a no ser sometido a tratos crueles e inhumanos

A nivel de la Constitución, el derecho a no ser sometido a tratos crueles


e inhumanos deriva del reconocimiento al derecho fundamental de toda
persona, recogido en su artículo 2.1 a “la vida, a su identidad, a su
integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo y bienestar”.
En lo que respecta a la prohibición de otros malos tratos inhumanos o
humillantes, en su artículo 2.24h señala:

60
“Nadie debe ser víctima de violencia moral, psíquica o física, ni sometido
a tortura o a tratos inhumanos o humillantes. Cualquiera puede pedir
de inmediato el examen médico de la persona agraviada o de aquélla
imposibilitada de recurrir por sí misma a la autoridad. Carecen de valor
las declaraciones obtenidas por la violencia. Quien la emplea incurre en
responsabilidad.”

En ese sentido, la imposibilidad de hacer valer el derecho a la muerte


en condiciones dignas a falta de regulación legal y la criminalización de
la eutanasia, no sólo implica la negación del Estado de la autonomía y
libertad de decisión de una ciudadana sobre un bien del que es titular,
sino que conllevaría el incumplimiento del deber de respetar y
garantizar el derecho que le asiste a no sufrir tratos crueles -debido a
los dolores, molestias y el sufrimiento que no desaparecerá con
tratamiento alguno- y tratos inhumanos -debido a la afectación al
núcleo de su dignidad humana y la sensación de precariedad en la
existencia humana que ello le genera-.

Constituye así, un ataque al principio de humanidad, en el sentido que


está predominando la crueldad, o sea, la imposición de un dolor o
sufrimiento.

4.3.3 ATIPICIDAD DE LA CONDUCTA RECOGIDA EN EL ARTÍCULO


112 DEL CÓDIGO PENAL

Si bien esta no es la única conducta penada detrás del ejercicio del


derecho a la muerte en condiciones dignas, ya que también está el
artículo 113 del Código Penal, que sanciona la participación de un
tercero en el suicidio ajeno, sea porque lo instiga o auxilia en dicho
objetivo, el supuesto regulado en el homicidio piadoso del artículo 112
es el que se adecúa al solicitado por nuestra representada Sra. Ana
Estrada Ugarte. En este caso quien ejecutaría el acto de cesar con la
vida es un tercero (esto es, quien domina el hecho), como ocurre en la
eutanasia cuando el procedimiento lo realizan profesionales médicos, y
no uno mismo:

61
“El que, por piedad, mata a un enfermo incurable que le solicita
de manera expresa y consciente para poner fin a sus intolerables
dolores, será reprimido con pena privativa de libertad no mayor
de tres años”.

Para la Defensoría del Pueblo, la conducta previamente descrita


constituye un supuesto atípico que no representa la creación de un
comportamiento de riesgo penalmente prohibido para un bien jurídico
que el Estado ha de tutelar. De hecho, consideramos que sancionar
penalmente este acto en un Estado Social y Democrático de Derecho
conlleva a la vulneración de un derecho fundamental, como es el
derecho a la muerte en condiciones dignas, que tiene como fundamento
la dignidad de la persona humana, y la vulneración y amenaza cierta e
inminente de otros derechos fundamentales.

4.4. TEST DE PROPORCIONALIDAD

El Tribunal Constitucional, ha señalado que, para evaluar la


constitucionalidad de una norma o acto basado en norma, es necesario
hacer un análisis, teniendo como instrumento el test de
proporcionalidad, que tiene como base el principio del mismo nombre.
Este principio, surge en el derecho penal a partir de la prohibición del
exceso y como un criterio de limitación del exceso de poder y
arbitrariedad de las autoridades y policía. Como derecho fundamental,
se inicia también en la ley antes que en la constitución. El supremo
intérprete, sobre el particular dice en la Resolución N° 050- 2004-
AI/TC:

Idoneidad. Este sub principio, exige que la restricción o medida tomada


sea la más idónea para lograr el fin perseguido. El bien jurídico
protegido en este delito es la vida humana, de acuerdo a su ubicación
en la estructura de nuestro código Penal, junto con los otros delitos de
homicidio. Los juristas citados dicen que se debió tomar en cuenta que,
si bien este bien jurídico es de capital importancia en nuestro sistema

62
jurídico, desde la Constitución, debió ponderarse que la dignidad estaba
también en ese nivel y analizando su ubicación, la dignidad está antes
que el bien jurídico, vida.

Es muy escasa en nuestra jurisprudencia la casuística de este delito,


siendo que de lo expuesto podemos concluir que; a) La tipificación,
técnicamente y principistamente, no es idónea, en tanto existe
contradicción con otros derechos fundamentales; asimismo, la
codificación precedente solo sancionaba esta figura cuando el móvil era
egoísta, lo que contradice la tendencia despenalizadora en la
jurisprudencia internacional, sin que hubiera una motivación fáctica,
(muchos casos o delitos) o teórica que, sostenga la medida;
considerando que, al sancionar se ha sacrificado otros bienes jurídicos,
(dignidad, autonomía), para proteger el bien jurídico vida, frente a la
solicitud de su titular que se encuentra en una situación de salud
extrema y dolorosa; consideraciones que permiten señalar que esta
intervención no es del todo idónea.

Es preciso añadir además que, en cuanto a la idoneidad, el tipo penal


es por demás impreciso; así, pone como sujeto pasivo a la persona al
enfermo incurable, categoría discutible pues son incurables numerosas
enfermedades no necesariamente mortales, (Hipertensión, diabetes, etc)
que, asimismo, es una contradicción considerar sujeto pasivo a quien
realiza una actividad, esto es, realizar la petición expresa y consciente,
lo que lo convierte en sujeto activo/pasivo. Aun cuando el verbo rector
del delito es matar, en la petición expresa, está implícito el acto suicida,
que es matarse a sí mismo.

Necesidad. Este sub principio de necesidad, exige examinar si existe


algún medio alternativo disponible que permita alcanzar la misma
finalidad, en la misma medida, pero con una restricción menor para el
derecho afectado. Nuevamente considerando el bien jurídico, vida, debe
pensarse que el Estado tiene varias formas de intervención además de
la legislación penal, esto es, en qué otra vía puede ser más razonable o
menos perjudicial, su regulación, como ocurre en otros países, donde al

63
suicidio asistido es legal, siempre que su ejecución se haga bajo
mecanismos y garantías del propio Estado.

Podemos decir que la sanción penal, además de ser poco eficiente,


puede tener otras alternativas a la ley penal para proteger la vida de la
persona enferma aún en contra de su voluntad, (que debe darse en los
casos de enfermedad mental, por ejemplo), antes que una medida
extrema de sacrificio de otros bienes jurídicos igual o más importantes
que la propia vida, dentro de nuestro sistema de derechos
fundamentales.

Proporcionalidad en sentido estricto. Este último sub principio exige


analizar los derechos y principios que han entrado en conflicto para
determinar cuál de ellos tiene un peso mayor según las circunstancias
específicas, y, por tanto, cuál de ellos prevalecerá sobre el otro y
decidirá el caso.

La demandante sostiene así que, a partir los derechos enunciados, se


puede construir la muerte digna, como un derecho con la categoría de
derecho fundamental, exponiendo que, una vida biológica, sostenida
más allá, no solo de la voluntad de su titular, sino de lo que
humanamente es sostenida, como un goce, sino más bien con dolor,
con tratos humillantes y crueles, a partir de una enfermedad incurable,
discapacitante, degenerativa, progresiva e irreversible, es una vida en al
que la dignidad, como derecho ha sido afectada, surgiendo con ello, la
necesidad de hacer uso de su derecho a la autonomía y del libre
desarrollo de la persona, para poner fin a ese sufrimiento, como un acto
de control de su propia vida; lo que se configura como una muerte
digna, por lo que solicita la declaración judicial de este derecho.

Así, esta judicatura ha considerado que, existe un derecho a una vida


digna y consecuentemente a una muerte digna; sin embargo, no puede
considerarse un derecho fundamental. El suicidio, no es un derecho, es
más bien una libertad fáctica. La muerte digna, es un derecho, es
evidente que puede derivarse del propio derecho a la dignidad; pero,

64
siendo un derecho derivado, que asimismo su nacimiento está
supeditado al nacimiento de la vida misma, que no es un bien jurídico
absolutamente disponible, que configurado como lo ha expuesto por la
propia demandante y como lo entiende esta judicatura, tiene límites
intrínsecos y que en gran parte de los casos, el Estado está obligado a
proteger este derecho, pero no a promoverlo; debe considerarse que el
derecho a la muerte digna, sin ser un derecho fundamental, da lugar a
que exista una excepción legítima, de no punibilidad, bajo ciertas
condiciones, de la protección estatal de la vida.

Así, bajo el análisis del sub principio de proporcionalidad strictu sensu,


la muerte digna, no es una eutanasia pura, no es un derecho
fundamental, en la medida de otros derechos, como la propia dignidad,
la libertad, la vida, entre otros que son esenciales, inviolables,
reconocidos universalmente y consagrados en el caso de nuestra
Constitución de forma expresa o que pueden configurarse por su
esencialidad. Un derecho fundamental debe ser protegido y promovido
por el Estado. La muerte digna es un derecho derivado de la dignidad;
derivado a su vez de la fase interna de autopercepción de la persona
humana, a partir del uso de su decisión autónoma, como tal debe ser
protegida, pero no podría ser promovida, en tanto que podría afectar la
libertad de ejercerla, cuanto por que se genera un conflicto con su deber
de proteger la vida. El derecho a la dignidad, debe entenderse desde su
faz de no ser víctima de tratos crueles e inhumanos y del uso de su
libertad, en situaciones en que la libertad física puede estar afectada
por la enfermedad, incurable, degenerativa, progresiva, en situación
terminal, e irreversible, como la concreta situación que devendría del
agravamiento progresivo de la condición de la beneficiara de esta
demanda, doña Ana Estrada Ugarte, situación que permitiría,
considerar que la intervención del Estado mediante el tipo penal del
artículo 112 del Código Penal es, en su caso, excesivo, no es
proporcional al derecho que protege, pues afecta derechos
fundamentales de esta persona, por lo que debería inaplicarse, siempre
que sea el mismo Estado, el que garantice que no se suprimirá la
65
obligación genérica de proteger la vida humana, por lo que deberá
hacerse, siempre que se cumpla determinado protocolo para su
determinación y ejecución.

Así, se tiene que el sujeto activo del delito de homicidio piadoso,


regulado en el artículo 112° del Código Penal, es cualquier persona que
mata a una persona, teniendo como móvil la compasión o piedad, de
quien se lo solicita. Es preciso, empero, desagregar al sujeto activo,
pues no es lo mismo que lo haga un familiar, que un tercero ajeno, un
médico, ni que se haga en un contexto de eutanasia pura y menos de
muerte digna. En el caso del médico que actúa en un contexto de
ilegalidad, podría considerarse que la afectación es mayor, en tanto es
garante de la salud y vida del sujeto activo/pasivo; el familiar podría
tener intereses en conflicto y el tercero ajeno podría tener motivaciones
distintas a la compasión.

Si se acredita, de manera previa y mediante un mecanismo o protocolo


legal que garantice, la firmeza y autenticidad del pedido del sujeto
activo/pasivo, debe considerarse que se acredita el derecho de este.
Asimismo, si quien ejecuta actúa se ejecuta lo hace bajo la autoridad y
control institucional y es además un profesional médico o un equipo
médico, debe considerarse que se garantiza la ausencia de un móvil
egoísta y la aplicación de la decisión de muerte digna, de manera que
no sea dolorosa, (o que sea lo menos dolorosa y menos prolongada
posible), a fin de que no afecte física ni psicológicamente, así como que
se respete la dignidad del sujeto activo/pasivo y de su familia. En este
último caso y solo en este caso, podría considerarse que la muerte
digna es constitucional y por tanto, es procedente y fundada la
inaplicación de la norma penal.

4.5. DE LA DECISIÓN

Por estos fundamentos, el 11° Juzgado Constitucional de Lima, con sub


especialidad en asuntos tributarios, aduaneros e Indecopi; con las

66
facultades conferidas en la Constitución Política del Perú, RESOLVIÓ:
Declarar FUNDADA EN PARTE LA DEMANDA interpuesta por la
Defensoría del Pueblo, en beneficio de doña Ana Estrada Ugarte, contra
el Ministerio de Justicia, el Ministerio de Salud y el Seguro Social de
Salud del Perú, EsSalud, al considerarse afectados los derechos a la
dignidad, autonomía, libre desarrollo de su personalidad y de la
amenaza de no sufrir tratos crueles e inhumanos. En consecuencia,
consentida que sea la sentencia; se dispone que:

1. Se inaplique el artículo 112° del Código Penal vigente, para el caso de


doña Ana Estrada Ugarte; por lo que los sujetos activos, no podrán ser
procesados, siempre que los actos tendientes a su muerte en
condiciones dignas, se practiquen de manera institucional y sujeta al
control de su legalidad, en el tiempo y oportunidad que lo especifique;
en tanto ella, no puede hacerlo por sí misma

2. Se ordene al Ministerio de Salud y a EsSalud, a) respetar la decisión


de doña Ana Estrada Ugarte, de poner fin a su vida a través del
procedimiento técnico de la eutanasia; mediante la acción de un médico
de suministrar de manera directa (oral o intravenosa), un fármaco
destinado a poner fin a su vida, u otra intervención médica destinada a
tal fin; b) Ambas instituciones independientemente, deberán conformar
sendas Comisiones Médicas interdisciplinarias, con reserva de la
identidad de los médicos y con respeto de su objeción de conciencia, si
fuere el caso, en un plazo de 07 días; precisándose que; EsSalud deberá
formar dos Comisiones, siendo que la primera tendrá la finalidad de
elaborar un plan que especifique los aspectos asistenciales y técnicos de
la decisión tomada y un protocolo de cumplimiento de su derecho a la
muerte digna y otra Comisión que cumpla con practicar la eutanasia
propiamente dicha. El Ministerio de Salud formará una Comisión para
que apruebe el plan que especifique los aspectos asistenciales y
técnicos, elaborados por la Comisión de EsSalud.

3. EsSalud deberá brindar todas las condiciones administrativas,


prestacionales y sanitarias para el ejercicio del derecho a la muerte en

67
condiciones dignas de la Sra. Ana Estrada Ugarte a través del
procedimiento de la eutanasia, lo que deberá ejecutarse dentro de los
diez días hábiles contados a partir del momento o fecha en que ella
manifieste su voluntad de poner fin a su vida.

4. La Comisión Médica Interdisciplinaria de EsSalud, que elabore el


plan y el protocolo, deberá presentar con su informe, en el plazo de 30
días después de su formalización, ante la Comisión Médica del
Ministerio de Salud, la que procederá a su aprobación, en el plazo de 15
días. En caso de desaprobación, deberá otorgar un plazo adicional de
15 días y cumplido que sea el plazo, volverá a someterse a revisión de la
Comisión del Ministerio de Salud. En caso de no satisfacer el segundo
informe, solo podrá integrarla, o corregirla, pero no podrá volver a
desaprobarla ni anularla. Con lo resuelto por la Comisión del Ministerio
de Salud, deberá informase al Juzgado de su cumplimiento

5. Se declara IMPROCEDENTE, la pretensión de que se ordene al


Ministerio de Salud que cumpla con emitir una Directiva que regule el
procedimiento médico para la aplicación de la eutanasia para
situaciones similares a las de la Sra. Ana Estrada Ugarte, del derecho
fundamental a la muerte en condiciones dignas y derechos conexos.

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CONCLUSIONES

 En el Perú se garantizaba el acceso a los métodos


anticonceptivos, incluyendo el AOE, a través de sus normas
nacionales. Esta formó parte de la atención que el Estado debe a
las víctimas de violencia sexual a través del ‘Protocolo sobre
violencia contra la mujer’. Sin embargo, a través de una sentencia
del 2009, el TC ordenó que el Ministerio de Salud se abstenga de
distribuir la píldora de manera gratuita en centros de salud
públicos. Dicha prohibición partió de dos premisas incorrectas:
que la pastilla tiene efectos “abortivos”, y que el derecho de la vida
se protege de manera absoluta a partir de la fecundación, es
decir, antes de la implantación. Ambos criterios carecen de
sustento científico y el último ha sido rechazado por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el caso Artavia Murillo
vs. Costa Rica (Fertilización In Vitro).
 La sentencia del TC no conllevó la prohibición de la compraventa
de la AOE en el mercado, sino que impidió su entrega pública,
teniendo un impacto desproporcional y discriminatorio sobre las
más vulnerables: las víctimas de violación sexual, las mujeres de
escasos recursos, las niñas y adolescentes, las mujeres de zonas
rurales y las que pertenecen a poblaciones marginadas, entre
otras.La Corte IDH ha dictado una importante sentencia que
precisa las obligaciones internacionales de los Estados Parte de la
Convención en materia del derecho a la vida establecido en el
artículo 4 de dicho instrumento. Este comentario trató de
precisar los alcances de la sentencia en dos ámbitos: el margen
de apreciación de los Estados y el estatus del nasciturus ante la
Convención Americana.
 En relación con el primer asunto, lo que se observa es que la
Corte ha evitado emplear la doctrina del margen de apreciación
como estándar de revisión de una materia de alta controversia
moral. En claro contraste con su par europeo, la Corte prefiere
emplear el principio de proporcionalidad como test de escrutinio
69
internacional en el (in)cumplimiento de las obligaciones de la
Convención. De esta forma, rechazó las reclamaciones de Costa
Rica para que actuara deferentemente en la regulación de las
técnicas de reproducción asistida y supervisó intensamente la
restricción de derechos a través de la proporcionalidad.
 En relación con el segundo asunto, la Corte IDH precisó el
contenido protegido por el artículo 4.1 de la Convención. En
primer término, sostuvo que el nasciturus no es titular del
derecho a la vida. Para efectos de la Convención Americana, el
feto no puede ser considerado sujeto de derechos.
Adicionalmente, afirmó la gradualidad de protección de la vida de
que está por nacer, evitando tesis binarias que resuelven el
asunto entre proteger y no proteger. Ambas consideraciones son
de especial importancia en Estados que prohiben absolutamente
la interrupción del embarazo bajo la amenaza de una pena.
 Si se sigue la doctrina de control de convencionalidad de la Corte
IDH, entonces la decisión en Artavia puede tener repercusiones
nacionales en los Estados Parte.
 La Eutanasia sigue siendo un tema muy discutido y con
opiniones divididas entre los ciudadanos del país, además de eso,
la misma normativa entra en un conflicto que provoca demandas
como en este presente caso que se presentó una demanda de
amparo contra el Estado, a fin de que se reconozca su derecho a
una muerte en condiciones dignas. En este caso, la acción se
dirigía contra el Ministerio de Salud, EsSalud y el Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos, siendo el tema principal la
inaplicación del artículo 112 del Código Penal, que sanciona con
una pena privativa de libertad no mayor de tres años el delito de
homicidio piadoso.
 La demanda interpuesta por la defensoría del pueblo en apoyo a
Ana Estrada, resulta un gran cambio paso en lo que respecta este
tema, no uno total debido a que el único aspecto que el juez no
aceptó de la demanda fue ordenar al Ministerio de Salud que

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elabore una directiva para otros casos similares al de Estrada,
siendo que Ana será la única persona en Perú con derecho a la
eutanasia. Pero de por sí, esta sentencia supone un paso hacia la
legalización de la eutanasia en todo el país. Sin embargo, también
puede generar una gran controversia en Perú, un país
mayoritariamente católico. De una u otra manera, Ana Estrada
pudo lograr la libertad de decidir acerca de cuándo y en qué
condiciones morir.
 Hasta ahora sólo seis países en el mundo han legalizado la
eutanasia: Bélgica, Canadá, Colombia, España, Holanda y
Luxemburgo. En México existe la llamada ley del "buen morir",
que autoriza al paciente o su familia a solicitar que la vida no sea
prolongada por medios artificiales, mientras en Uruguay y Chile
el Congreso discute un proyecto sobre la eutanasia.

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BIBLIOGRAFÍA

 Calsamiglia Blancafort, A., “Sobre la eutanasia”, en Revista Doxa:


Cuadernos de Filosofía del Derecho, Nº 14, 1993, págs. 337-358

 Castillo Córdova, L., “Estudio introductorio a la Constitución


política del Perú,” 13ª edición, Ed. Ministerio de Justicia y
Derechos humanos, Lima, 2019, p. 35

 De la Fuente Hontañón, C., y cols., Síndrome terminal de


enfermedad. Guía de atención al paciente y familia, Ed. Master
Line, Madrid, 2000, pp. 114

 De la Torre Díaz, F.J., “Eutanasia: los factores sociales del deseo


de morir” en Revista Iberoamericana de Bioética, Nº 11, 2019,
pp.1-23

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LINKOGRAFIA
 https://www.corteidh.or.cr/tablas/r36864.pdf
 https://lpderecho.pe/resolucion-revoco-sentencia-dispuso-
distribucion-gratuita-pildora-dia-siguiente-expediente-30541-2014-0/
 https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/temas/derechos-
sexuales-reproductivos/

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