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Seminarios
que conducen
a decisiones

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Seminarios que conducen
a decisiones

por

Mark Finley

ASOCIACION CASA EDITORA SUDAMERICANA


Av. San Martrn 4555. 1602 Florida
Buenos Aires. Argentina
In dice
Prefacio 4
Capítulo 1: Asientos mullidos o puertas abiertas. 7
Capítulo 2: Nuevas directivas para pastores. 17
Capítulo 3: La evangelización al estilo de Jesús. 25
Capítulo 4: Cuatro elementos esenciales para celebrar
seminarios con éxito. 39
Capítulo 5: Cómo asegurarse la asistencia.
Cómo hacer propaganda para conseguir
una gran audiencia. 56
Capítulo 6: Métodos de enseñanza que conducen
~ al éxito. 68
Capítulo 7: Cómo hacer frente a las objeciones. 82
Capítulo 8: Excelente asistencia: pocas decisiones.
¿Por qué? 94
Capítulo 9: El ingrediente que falta.
Apéndice: Una estrategia para las visitas. 108
Capítulo 10: Consiga mejores resultados mediante
llamados eficaces. 124
Capítulo 11: Los que se atreven a arriesgarse. 138
PREFACIO

Durante los últimos diez años he hablado a miles de pastores


en retiros ministeriales. Decenas de ellos me han instado a que
presente mediante un libro los principios relativos a la ganancia
de almas que les enseñé. Y lo hice. Escribí Asientos mullidos o
puertas abiertas para dar satisfacción a esos pedidos. Presenta
principios que han sido probados y que pueden aumentar dra-
máticamente su eficacia en el arte de ganar almas. Aunque
actualmente los adventistas usamos muchos métodos de evan-
gelización que tienen éxito, esta obra se refiere a uno en parti-
cular: los seminarios de evangelización. Después de entrevistar
a cientos de pastores, he llegado a la conclusión de que la mayo-
ría de ellos no considera que son evangelistas profesionales. Los
seminarios de evangelización pueden capacitar a muchos a ser
ganadores de almas de éxito, posiblemente por primera vez en
sus vidas. Los seminarios de evangelización también les ofrecen
un método que pueden usar fácilmente para enseñar a los miem-
bros de sus iglesias, quienes a su vez pueden llegar a ser evan-
gelistas de éxito. Estos seminarios capacitan a los pastores para
emplear al máximo sus dones de predicadores y maestros.

En Asientos mullidos o puertas abiertas usted va a encon-


trar:

* Un método bíblico para celebrar con éxito seminarios de


evangelización. .
* Algunas ideas que van a capacitar a su iglesia para con-
vertirse en un centro de parmanente actividad evangelizadora.
* Algunas técnicas relativas a la enseñanza que le van a
ayudar a captar la atención de sus oyentes y a reforzar los temas
que esté presentando.
* Un fresco enfoque acerca de la publicidad que le va a
garantizar una multitud de oyentes.
* Invitaciones o llamados cristocéntricos que le van a ayuw
dar a inducir a sus oyentes a tomar decisiones acertadas.
* Algunas sugerencias para planificar un programa anual
de evangelización que garantice el crecimiento de su iglesia.

Los métodos solos son como los huesos secos de Ezequiel: for-
mas sin vida. Esos huesos sólo pueden vivir si el Todopoderoso
Creador los dinamiza con el aliento de vida de su Santo Espíritu.
Mi sincera oración es que mientras ustedes leen estas páginas,
caigan de rodillas para pedirle a Dios la sabiduría y el poder del
Espíritu a fin de poner en práctica todo esto en su iglesia. Con
su poder, y por medio de él, ésta puede ser un centro de evangew
lización viviente y dinámico. Quiera Dios que esta obra le ayude
a conducir a su iglesia de un modo tal que llegue a ser todo lo
que Dios quiere que sea.

Los reconocimientos siempre son buenos. En este caso la graw


titud va más allá de las palabras. Le agradezco a Ginger Ellison
que recibió el manuscrito original-a veces literalmente escrito
a mano- y lo convirtió en un diskette de computación; también
a David C. James, redactor ayudante del Ministry (El Ministerio
Adventista, en inglés), que revisó cuidadosamente mi manuscriw
to; al Dr. Rex D. Edwards que en una forma tan creativa organi-
zó el material y preparó los originales para la imprenta; y a Vicw
ki Barton, que a su vez, incansablemente, copió las sucesivas
revisiones.

-Mark Finley

Todas las citas bíblicas que aparecen en esta obra son, salvo indicación en
contrario, de la versión Reina Valera revisada en 1977.-Nota del traductor.
Dedieatoria
Dedico cariñosamente este libro a mi esposa Emestina, que
ha participado activamente en los seminarios de evangelización
durante veinte años. Su entusiasta participación llevó a cientos
de personas al Maestro. Ella continúa siendo uno de los factores
vitales en el éxito que Dios nos ha dado.

Título del original en inglés: Decisions Persuading People for Christ.


Asociación Ministerial de la AG, de la IASD, 1984.

Traductor: Gastón Clouzet

IMPRESO EN LA ARGENTINA
Printed in Argentina

Primera edición, 1993 (2.000 ejemplares)

Es propiedad.© 1984 (edición inglesa), Asociación Ministerial


y Centro de Educación Continua para Pastores de la Asociación
General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, 1984.
Copyright© 1993 (edición castellana), Asociación Casa Editora
Sudamericana.

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723

ISBN 950-573-369-0

Se terminó de imprimir el 4 de marzo de 1993, mediante el sistema


offset, en talleres propios.

--36317-
Capítulo 1

Asientos mullidos
o puertas abiertas

¡La situación era seria! Bajo la conducción del rey Ben-hadad,


el ejército sirio rodeó Samaria. En el mundo antiguo, por lo
general un asedio significaba hambre y destrucción.
El sitio deBen-hadad estaba alcanzando esos objetivos. Unos
pocos israelitas temerarios se deslizaban de noche a través de
las puertas de Samaria para tratar de conseguir algunas plantas
comestibles. Después de arriesgar la vida por unos pocos boca-
dos, casi los mataban las multitudes de la ciudad, que esperaban
poder conseguir algo de comer. Los precios de los alimentos esta-
ban por las nubes. Una cabeza de asno se vendía por ochenta
piezas de plata, y una porción de estiércol de paloma por cinco
piezas de plata.
La situación llegó a ser tan desesperante, que dos mujeres
se pusieron de acuerdo para comerse a sus hijos (2 Rey. 6). Con
miles pasando hambre y cientos que morían, Israel ciertamente
estaba en problemas.
Finalmente, cierta noche, cuatro leprosos israelitas llegaron a
la conclusión de que no perdían mucho se si sometían a la mise-
ricordia de los sirios. En medio de la penumbra avanzaron a tro-
pezones por una estrecha senda que recorría las colinas en
medio de las piedras. Una maravillosa sorpresa los estaba espe-
rando. Como resultado de un milagro de Dios, los sirios se habí-
an ido dejando tras ellos un campamento lleno de alimentos.
¡Había más que lo necesario para alimentar a los leprosos muer-
tos de inanición, y al hambriento Israel también!
Los leprosos avanzaban recorriendo las tiendas en medio de
un incontenible regocijo. Se alegraban sobremanera por esas
riquezas de oro y plata que les acababan de caer del cielo. Tení-
7
8 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
an ahora todo lo que podían desear. Mientras saltaban de ale-
gría, un solemne pensamiento los invadió. 2 de Reyes 7:9 registra
sus palabras: "Luego se dijeron el uno al otro: No estamos hacien-
do bien. Hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos; y si espe-
ramos hasta el amanecer, nos alcanzará nuestra maldad. Vamos
pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey".
Esos hombres se dieron cuenta de que los bienes que habían
recibido eran dones de la abundante gracia de Dios. No los habí-
an ganado. En medio de su pobreza, Dios los había hecho ricos.
En su desnudez, los había vestido. Cuando estaban pasando
hambre, los había alimentado. Por eso la comprensión de la
sobreabundante bondad de Dios y la conciencia de la extrema
necesidad de sus conciudadanos, los motivó a correr a dar las
buenas nuevas.
Hoy la Iglesia Adventista se encuentra en gran peligro. Como
esos cuatro leprosos hemos sido los beneficiarios de las abun-
dantes gracias de Dios. ¡Ha aderezado un verdadero banquete de
verdades espirituales delante de nosotros! Hemos descubierto
"tesoros doctrinales" en su Palabra. Hemos sido perdonados por
la gracia de Dios. Tal como a los leprosos, se nos ha librado de
las manos de nuestros enemigos, y hemos pasado de muerte a
vida. Se ha provisto el manto de la perfecta justicia de Cristo
para cubrir nuestra desnudez espiritual. Se nos ha alimentado
con el pan de vida. ¡Las riquezas de la casa del Padre son nues-
tras! Pero el eco de la reflexión de los cuatro leprosos llega hasta
nosotros a través de los corredores del tiempo: "Hoy es día de
buena nueva ... Vamos, pues, ahora".

La comisión evangélica
El propósito de Dios al traemos junto a sí consiste en llenar-
nos de tal manera de su amor y del conocimiento de su Palabra,
que con teda naturalidad deseemos compartir sus bendiciones con
los demás. Jesús presenta con tanta claridad y en palabras tan
sencillas las prioridades que ha establecido para sus discípulos,
que no se las puede entender mal: ''Por lo tanto, id, y haced discí-
pulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas
las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo" (Mat. 28:19, 20).
En este pasaje la palabra "id" no es tanto una orden sino una
ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS 9
instrucción. Hollies Green lo explica así: "No se trata de que se
nos ordene ir, sino de un plan de acción para los que ya están
yendo. Las 'buenas nuevas' del evangelio impulsan a los que las
reciben a compartir su experiencia con los demás ... El 'id' se
implanta automáticamente en el corazón de los conversos del
Nuevo Testamento. La conversión llegó a ser su motivación". 1
Uno de los más grandes peligros que enfrenta el adventismo
moderno consiste en enfocar lo interno a expensas de lo externo,
de manera que se ahoga el deseo implantado por Dios de com-
partir su amor con los demás. Estamos en peligro de permitir
que las demandas institucionales y organizativas de la iglesia se
conviertan en fines en sí mismas. Necesitamos restablecer la
salvación de los perdidos como la más alta prioridad de la igle-
sia. Elena de White lo dice resumidamente: "La iglesia es el
medio señalado por Dios para la salvación de los hombres. Fue
organizada para servir, y su misión es la de anunciar el evange-
lio al mundo". 2 El Congreso Internacional para la Evangeliza-
ción Mundial, celebrado en Lausana, Suiza, en 1974, presentó
ese mismo principio de esta manera: "Afirmamos que Cristo
envía a su pueblo redimido al mundo así como el Padre lo envió
a él, y que esto implica una penetración similar a la suya en el
mundo, tan profunda y tan costosa como aquélla. Tenemos que
romper los muros de nuestros ghettos eclesiásticos y penetrar
en el seno de las sociedades que no son cristianas. En la misión
de la iglesia de servicio hecho con sacrificio, la evangelización
es fundamental" (artículo 6).
Cuando una iglesia comienza a aislarse, concentrando su
tiempo y sus energías en sí misma, deja de cumplir su elevada
vocación. En lugar de la mentalidad del "id", los judíos desarro-
llaron la rígida mentalidad del "ven", es decir, se sumieron en un
aislacionismo exclusivista. Consideraban al mundo como algo
del cual hay que huir tan rápidamente como se pueda. La idea
clave de esta mentalidad es: "Venid a nuestra fortaleza. Dentro
de sus muros sirven a Dios los adoradores que creen lo mismo
que tú". Esta mentalidad sugiere: "Sólo nosotros y los nuestros
seremos salvos. Debemos proteger lo que tenemos. Si alguien
más quiere salvarse, tiene que 'venir' a nuestra fortaleza".
Donald McGavran observa con agudeza: "Debemos reconocer
que las iglesias poseen una tendencia innata al ensimismamien-
to. Dedican la mayor parte de sus energías y de su dinero a sí
mismas. La atención del negocio debe ceder su lugar a una vigo-
10 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
rosa expansión. Es necesario que comencemos a ver que hay
gente a la cual no hemos llegado, y a continuación tenemos que
orar y trazar planes para ganarla". 3
Gene Edwards, especialista en Crecimiento de la Iglesia, cree
que los templos podrían ser uno de los mayores obstáculos para
la evangelización del mundo en la actualidad, no porque los ten-
gamos, sino porque no hemos salido de eUos. Si la Iglesia Adven-
tistas va a causar una gran impresión en favor de Cristo en el
mundo, tiene que dejar de ser una iglesia que se limita a invitar
a la gente a la escuela sabática en el día de las visitas una vez
por trimestre, para convertirse en una iglesia dinámica que
invada a la comunidad, a fin de intentar ganarla para Cristo.
Ya no podemos seguir esperando que la gente venga a oír el
evangelio; tenemos que llevárselo.
La iglesia del Nuevo Testamento no limitó su proclamación
del evangelio al ambiente formal del templo. Los creyentes
daban testimonio en sus lugares de trabajo y en la plaza del
mercado. El hogar de cada miembro se convirtió en un púlpito
para la proclamación del evangelio (Hech. 5:42; 20:21).
En la parábola de Jesús del vestido de bodas, el Patrón instó
a sus servidores diciéndoles: "Llamad a las bodas a cuantos
haUéis" (Mat. 22:9). El relato de Lucas es aún más claro. En el
capítulo 14, versículo 21, los instruye diciéndoles: "Vé pronto", y
en el versículo 23 añade: "Fuérzalos a entrar, para que se llene
mi casa".
Las iglesias que crecen toman en serio estos mandamientos
del Señor. Al seguir en las pisadas del Maestro le dan la priori-
dad suprema a la evangelización. McGavran lo dice bien cuando
declara: "La iglesia sirve de múltiples maneras; pero nunca debe
olvidar su tarea primordial e irreemplazable, a saber, traer a
los hijos perdidos de vuelta a la casa del Padre".
Dios tuvo un solo Hijo, y lo envió a evangelizar. La encarna-
ción es un elocuente testimonio de que el Señor tiene la menta-
lidad del "id". Jesús, el supremo ganador de almas, dejó la comu-
nión con su Padre, la compañía de los ángeles y la adoración de
los querubines y los serafines, para venir a redimirnos. El amor
del cielo es expansivo. Jesús se introdujo con un solo objetivo en
este pozo Ueno de víboras que es nuestro mundo. Un solo anhelo
llenaba su alma. Un solo pensamiento ocupaba su mente. "El
Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo que se había perdido"
(Luc. 19:10).
ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS 11
¿Qué es la evangelización?
La palabra "evangelización" nos sugiere una cantidad de imá-
genes mentales. Para algunos es algo que la iglesia hace en
favor de la comunidad. Este amplio concepto de la evangeliza-
ción puede abarcar a un grupo de jóvenes que le pinta la casa a
un par de ancianitos, un plan de cinco días para dejar de fumar,
la distribución de alimentos entre los necesitados, y una canti-
dad de otras actividades propias de los "buenos vecinos" que
debemos ser. Otros definen la evangelización en términos más
estrictos. Para ellos es la proclamación pública del mensaje de
los tres ángeles. La conciben como una cruzada pública com-
puesta por un animado servicio de canto, una predicación entu-
siasta ilustrada con diapositivas, carteles y la proyección de
transparencias y, como conclusión, poderosos llamados.
Me parece que estas dos definiciones tienen sus problemas. La
primera es demasiado abarcante. ¡Es demasiado amplia! La
segunda es muy limitada. La evangelización consiste en procla-
mar el evangelio de Cristo en privado o en público, en forma clara
y convincente, de manera que hombres y mujeres lo acepten como
Salvador y lo sigan como su Señor. Ben Johnson sugiere una defi-
nición práctica de evangelización con la que ciertamente estoy de
acuerdo: "La evangelización es esa tarea peculiar de la iglesia de
comunicar a la gente las buenas nuevas del amor de Dios, de
manera que comprendan el mensaje, pongan su confianza en Cris-
to, se conviertan en leales miembros de la iglesia y cumplan su
voluntad como obedientes discípulos". 4 La evangelización bíblica,
entonces, es la preocupación por la conversión inicial, por el creci-
miento del converso en el conocimiento de la Palabra, por su obe-
diencia a los requerimientos de Cristo y por su unión con la iglesia.
No todo lo que la iglesia hace es evangelización. Esta no es
meramente un amplio espectro de actividades comunitarias. Esos
programas pueden quebrantar prejuicios al satisfacer las necesi-
dades de los seres humanos; no obstante, a menos que presenten
de alguna manera el evangelio de Cristo, no se los debería consi-
derar como parte de la evangelización en sí. Por más que sean una
actividad preevangelizadora, no constituyen por sí mismas evan-
gelización. Tal como lo dijo Jesús tan acertadamente cuando se
refería a otro tema: "Esto deberíais haber hecho, y no dejar lo
otro". Mi preocupación es que la iglesia no se sumerja de tal modo
en una cantidad de actividades buenas en sí mismas, que por ello
deje de cumplir el objetivo para el cual se la fundó.
12 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Dean Kelley, un sociólogo especialista en asuntos religiosos
que trabaja para el Concilio Mundial de Iglesias, enfoca muy
acertadamente este aspecto. En su opinión, la única actividad
privativa de la iglesia consiste en explicarles a los seres huma-
nos el significado de la vida. Kelley dice: "La gente tiene ham-
bre ... de alimento, de empleo, de mejores viviendas, de recrea-
ción, de seguridad financiera, de buena salud, de matrimonios
más estables, de sociabilidad y de Dios. Las iglesias pueden ayu-
darles a satisfacer todas esas necesidades, y en realidad lo están
haciendo en mayor o menor grado. Pero en todos esos aspectos la
gente también recibe ayuda... de parte de otras instituciones
sociales, algunas gubernamentales y otras privadas. La única
profunda necesidad humana que sólo las iglesias pueden satis-
facer, es su deseo de conocer a Dios plena y personalmente. Si lo
decimos en el sencillo idioma de la Biblia, las iglesias son luga-
res donde la gente puede encontrar la salvación". 6
Cualquier iglesia adventista que reemplace la participación
directa del pastor y los miembros en la proclamación del evangelio
por una cantidad de buenos programas de atención al vecindario,
con la idea de que eso es evangelización, se está engañando a sí
misma. La tarea de la evangelización es definida: consiste en
comunicar el amor de Dios para capacitar a la gente a descubrir
una fe personal en Cristo, lograr su unión con su iglesia y conse-
guir que progresen en el cumplimiento de su voluntad.
Ciertamente esta tarea evangelizadora se interesa en la totali-
dad de la persona humana. Por supuesto que se deben emplear
distintos métodos para alcanzar a diferentes clases de personas.
De ninguna manera estoy sugiriendo que la iglesia limite su aten-
ción a la sociedad a asuntos puramente religiosos. A medida que
los miembros descubran los dones que Dios les ha dado y sirvan
mediante ellos a sus comunidades para satisfacer las profundas
necesidades de sus semejantes, se prepararán los corazones de la
gente para recibir el evangelio. Mi preocupación es que algunos
pretendan reemplazar la genuina evangelización bíblica por una
proliferación de programas y seminarios, de esos que se encuen-
tran ahora mismo a disposición de la iglesia. Sus dirigentes tienen
que explorar nuevas avenidas para alcanzar a la sociedad post-
cristiana del siglo XX. La pregunta no es dónde vamos a comenzar
ni cuál debería ser nuestra introducción al tema. La pregunta es:
"¿Adónde conducen en última instancia todas las actividades de la
iglesia en favor de la gente con la que nos estamos relacionando?"
La respuesta debería ser: "A un encuentro con Jesucristo".
ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS 13
La prioridad de la evangelización
Las iglesias que no le dan la primera prioridad a la evangeliza-
ción, experimentan una correspondiente falta de vigor espiritual.
Los miembros pierden su entusiasmo. Con el transcurso del tiempo
llegan a deprimirse. Desarrollan un "complejo de inferioridad" con
respecto a la evangelización, y llegan a convencerse de que los
miembros de sus comunidades son insensibles al respecto.
Una vez fui pastor de una iglesia que se reunía en la capilla de
un cementerio. Cuando me levantaba para predicar cada sábado,
podía ver claramente las lápidas que rodeaban la capilla. ¡La muer-
te se había aproximado a la misma puerta de la iglesia!
Durante casi diez años esa iglesia había estado perdiendo
miembros. En ese momento sólo ocho personas seguían asistien-
do, y a menudo ni siquiera se sentaban juntas sino que se distri-
buían por todo ese vasto santuario. Puesto que la iglesia estaba
luchando por sobrevivir, era muy dificil inducirla a asumir una
positiva actitud de crecimiento. Los miembros se sentían desam-
parados y condenados. Había muy poca gente, y el trabajo era
mucho. Algunos dirigentes comenzaron a manifestar síntomas
de cansancio. Otros tranquilamente aceptaban la situación con la
actitud del que dice: "Vamos a aguantar; no importa qué pase".
Sin las ideas frescas y la nueva vida que infunden los nuevos
conversos, esa iglesia se encontraba al borde de la muerte.
En medio de esa crisis descubrimos que los siguientes proce-
dimientos ayudaban positivamente a distraer la atención de los
miembros de sí mismos para dirigirla a la tarea de evangelizar a
la comunidad:
En primer lugar, discutimos en la junta cuál es la misión de la
iglesia, el papel que debe desempeñar en la comunidad, y el obje-
tivo de Dios para la congregación. Afirmamos el hecho de que la
iglesia es una prolongación del-cuerpo de Cristo en la comunidad.
Dios nos había ubicado allí con un propósito definido. Por su gra-
cia seríamos fieles a la tarea que nos había confiado.
En segundo lugar, celebramos los cultos del sábado de mañana
como si la iglesia estuviera atestada. Si usted piensa en forma
limitada, hace planes en pequeña escala y actúa en forma reduci-
da, nunca crecerá. Elena de White lo dijo claramente cuando afir-
mó: "Somos demasiado estrechos en nuestros planes. Debemos
tener mentes más amplias... Debe haber un desplazamiento más
amplio a fin de trabajar por aquellos que están lejos y cerca"!
14 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Y en tercer lugar, hicimos planes para expandimos. Muchas
iglesias dicen que desean crecer. Afirman que la evangelización
es su primera prioridad, pero no tienen un plan definido para
crecer. No se fijan blancos audaces, desafiantes, de fe. Sólo
hablan de vez en cuando acerca de la evangelización. En este
caso tienen tantas posibilidades de alcanzar el éxito como aquel
fumador que quiere dejar de fumar sin planes ni fecha para
hacerlo. El deseo no reemplaza a un plan de acción evangeliza-
dora. Si usted quiere que su iglesia haga una profunda impre-
sión en este sentido en el seno de la comunidad, tiene que trazar
planes de evangelización. Las cosas no suceden por casualidad.
Cada sábado celebrábamos las bondades de Dios. Alabába-
mos al Señor por lo que estaba haciendo en lugar de quejamos
por lo que nos parecía que no estaba haciendo. ¡Pensamos en
grande, hicimos planes en grande, oramos en grande y trabaja-
mos duramente! Observamos hasta las más pequeñas eviden-
cias de que Dios estaba obrando y las comunicamos a la congre-
gación. Muy pronto las actitudes comenzaron a cambiar. Se
empezó a manifestar un sentido de expectación. Nuestro grupito
creyó que algo iba a suceder, y sucedió. A medida que los miem-
bros se fueron sintiendo bien consigo mismos y con su iglesia, se
sintieron lo suficientemente cómodos como para invitar a sus
amigos. El énfasis renovado en la misión -creó una conciencia
evangelizadora. Pronto la congregación llegó a veinte, después a
treinta y finalmente a cincuenta.
¿Qué fue lo que produjo este cambio? La gratitud por las bon-
dades de Dios, la definición de la misión de la iglesia y la bús-
queda del poder del Espíritu por medio de la oración intercesora,
le permitieron al Señor obrar poderosamente. Una iglesia nega-
tiva, criticona y dividida limita el poder de Dios. Una iglesia
egoísta, preocupada por sí misma y complaciente, le niega al
Altísimo la oportunidad de hacer milagros por medio de ella.

La motivación para la evangelización


Un arranque denominacional tendiente a la evangelización,
motivado solamente por el afán de añadirle números a los regis-
tros de miembros de iglesia, o para levantarle la moral a algu-
nas instituciones, o para resolver problemas financieros, cierta-
mente está condenada al fracaso. La evangelización hay que
hacerla primeramente para gloria de Dios, porque se nutre de la
naturaleza misma del Señor. Puesto que la esencia de su natu-
ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS 15
raleza es el amor, el quiere "que todos los hombres sean salvos y
vengan al conocimiento de la verdad" (1 Tirn. 2:4).
Desea lo mejor para todas sus criaturas. Su propósito reden-
tor consiste en que vivan por la eternidad con él. Ha dedicado
todos los reursos del cielo para redimir a la humanidad. El Espí-
ritu Santo convence de pecado a los seres humanos, y les infun-
de el deseo de buscar a Dios. Por medio de las circunstancias
cambiantes de la vida, el Señor torna la iniciativa para conducir
a los hombres a sí mismo. Los llama a través de las providencias
de la existencia. Todos los ángeles del cielo participan en esta
empresa de salvación. En la mayor de sus iniciativas, Dios envió
a su propio Hijo. La cruz del Calvario habla con elocuencia de su
deseo de salvar a la humanidad.
El motivo fundamental de la evangelización bíblica encuen-
tra sus raíces en el deseo de participar con el Señor en el proceso
de la redención. Nos interesa la evangelización porque al Altísi-
mo le interesa. Sin Jesús los seres humanos están perdidos no
sólo para el tiempo sino para la eternidad. ¿Todavía no lo impre-
sionó este terrible pensamiento? ¿Lo ha entendido su congrega-
ción? Sin Jesús los hombres no sólo están extraviados, sin direc-
ción, desinformados o lo que sea: ¡Están perdidos! ¡Están desti-
nados al olvido eterno!
El apóstol Pablo captó el sentido de la evangelización cuando
dijo: "Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será
salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?
¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán
sin haber quién les predique?" (Rorn. 10:13, 14). La mayor moti-
vación para la evangelización es el deseo de ser socios de Dios en
la redención de los perdidos.
La profundidad de la necesidad humana nos impulsa a decir
con Pablo: "El amor de Cristo nos constriñe" (2 Cor. 5:14). Llenos
de una inmensa gratitud hacia Cristo por habernos redimido,
exclamamos con Pedro y Juan: ''Ño podemos dejar de decir lo que
hemos visto y oído" (Hech. 4:20). El deseo de compartir su amor
con los que se relacionan con nosotros brota dentro de nuestro
corazón. Por medio de Gálatas 6:2 se nos instruye para que sobre-
llevemos "los unos las cargas de los otros". ¿Llevará usted la carga
de Jesús con él? De una manera que nunca podremos compren-
der, él siente el dolor de cada enfermo de cáncer que languidece en
una cama de hospital. Experimenta el mismo pesar de cada mujer
a quien su marido ha abandonado para irse con otra. Sufre el
16 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
pesar de la niñita de diez años a quien le acaban de avisar que
sus padres han fallecido en un accidente de tránsito. Comparte
el sufrimiento de cada madre cuyo bebé nació muerto. Siente el
mismo pesar de todos los refugiados de todas las guerras. "En
toda angustia de ellos él fue angustiado" (lsa. 63:9).
Su ministerio sacerdotal en el santuario celestial le cuesta
algo que apenas podemos entender. El pecado le produce dolor.
Le duele. Llevar su carga significa llegar hasta el solitario, el
deprimido, el herido, el magullado, la gente vacía que nos rodea;
aliviar su dolor significa hablarles de la maravillosa historia de
su amor, de verlos salvados en su reino. Esta es la primera prio-
ridad del cielo. ¿Es la suya? Es la principal preocupación de
Jesús. ¿Es la suya?
A la luz de la eternidad, ¿está usted dedicando su tiempo a lo
único que realmente cuenta, es a saber, al hecho de que los seres
humanos se salven para el reino de los cielos? ¿Dedica su iglesia
sus mejores energías a esto? El siguiente capítulo: "Nuevas
directivas para los pastores", intentará mostrarle cómo usted,
como pastor, puede crear un ambiente en su iglesia que haga de
la evangelización la primera prioridad.

NOTAS

l. Hollis L. Green, Why Churches Die (Por qué mueren las iglesias),
Mineápolis, Bethany Fellowship, 1972, pp. 20, 21.
2. Elena G. de White, Los hechos de los apóstoles, Buenos Aires, ACES,
1977, p. 9.
3. Donald A. McGavran y Winfield Arn, Ten Steps for Church Growth
(Diez pasos para lograr el crecimiento de la iglesia), pp. 20, 21.
4. Ben Campbell Johnson, Rethinking Evengelism (Un nuevo planteo
acerca de la evangelización), Filadelfia: Westminster Press Publishing
Association, 1987, p. 12.
5. Véase Dean Kelley, Why Conservative Churches are Growing
(Por qué están creciendo las iglesias de tendencia conservadora),
Harper y Row, 1977.
6. Elena G. de White, El evangelismo, Buenos Aires, ACES, 1978, p. 38.
Capítulo 2

Nuevas directivas
para pastores

Un niñito que había crecido en los suburbios de Londres, vio


el mar por primera vez cuando tenía cinco años. De pie en las
playas del sur de Inglaterra se maravillaba al observar las olas
que rompían en la arena. "¡Son tan grandes, papito!" decía.
A la mañana siguiente salió a correr por la playa. Pero la
marea estaba baja y el agua se había alejado. Frustrado, excla-
mó: "¡Qué lástima! El mar se ha ido y ya no podemos jugar más
con él". Pero pocas horas después la marea subió de nuevo, y las
olas avanzaron más que antes. Entusiasmado, el niño preguntó:
-¿Sube siempre la marea después que baja, papito?
-Sí, siempre lo hace -contestó el padre.
La marea está subiendo de nuevo hoy. La sociedad experi-
menta un renovado interés en las cosas espirituales. El secula-
rismo materialista no ha satisfecho las necesidades del corazón
humano. El divorcio, el suicidio, el alcoholismo y la drogadicción
son los síntomas que experimenta gente frustrada que está tra-
tando de encontrarle sentido a la vida. Un renovado entusiasmo
por la evangelización también se está apoderando de los corazo-
nes de los pastores adventistas en todo el mundo. Se están dan-
do cuenta de que Dios los ha llamado para hacer algo más que
cuidar a los santos. Están volviendo a la evangelización pastoral
bosquejada en el Nuevo Testamento.

El pastor es además evangelista


Cuando Pablo, el maduro veterano de cien campañas de
evangelización, aconsejaba a un joven predicador, le dijo: "Sopor-
ta las aflicciones, haz la obra de evangelista, cumple tu ministe-
rio" (2 Tim. 4:5). Sólo si se asume el papel de un evangelista
17
18 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
ganador de almas, puede alguien dar plena prueba de su minis-
terio. La evangelización no es una tarea marginal. Si bien es
cierto que el pastor evangelista es un hombre que lleva a cabo
muchos trabajos, su tarea primordial es la ganancia de almas.
En 1905 A.G. Daniels, presidente en aquel entonces de la
Asociación General, manifestó su preocupación por la tendencia
que se observaba en el desempeño de algunos administradores y
pastores. Escribió: "Muchos de nosotros nos hemos envuelto de
tal manera en los asuntos de nuestras asociaciones e institucio-
nes, que en gran medida hemos dejado de hacer la obra progre-
sista y evangelizadora por medio de la cual los primeros obreros
de esta causa llevaron rápidamente el mensaje de estado en
estado y de país en país". 1
La preocupación del pastor Daniels podría manifestarse de
nuevo si observáramos el desempeño de muchos pastores adven-
tistas de la actualidad. En 1981 el Instituto de Ministerios de la
Iglesia de la Universidad Andrews le puso fin al análisis más
abarcante acerca del crecimiento de la iglesia que se haya lleva-
do a cabo en la historia de nuestra organización. Entre otras
cosas descubrieron que "las iglesias que más crecen están dirigi-
das por pastores que dedican proporcionalmente menos tiempo a
las tareas administrativas. Las estadísticas de que disponemos
en este estudio nos indican que muchos pastores dedican hasta
un tercio de su tiempo a viajes, juntas, reuniones patrocinadas
por la asociación y vacaciones".
Mientras más tiempo dedique el pastor a tareas administra-
tivas, menos crecerá su iglesia. Mientras más ocupado esté en
juntas y comisiones, en aconsejamiento y en la solución de pro-
blemas, en la planificación y la atención de minucias, menos cre-
cerá su iglesia. George Ordione le llama a esto "la trampa de la .
actividad". No quiero decir que estas tareas pastorales carezcan
de importancia. Lo que sí quiero decir es que no constituyen la
primera prioridad para el pastor evangelista. El consejo de
Pablo a Timoteo es demasiado explícito como para dejar de
entenderlo: "Demuestra plenamente cuál es tu ministerio: haz la
obra de un evangelista".
Algunos pastores se ponen sumamente nerviosos cuando se
comienza a hablar de evangelización pastoral. Tienen la idea
equivocada de que Dios le ha dado sólo a unos pocos el don de la
evangelización. Puesto que no creen que el Señor les haya dado
ese don, llegan a la conclusión de que deben dedicarse de lleno a
NUEVAS DIRECTIVAS PARA PASTORES 19
cuidar de los santos. Consideran que su obra se limita a atender
la iglesia. Creen en la evangelización desde un punto de vista
teológico, por cierto, pero creen al mismo tiempo que es funda-
mentalmente la tarea del evangelista que le predica a grandes
multitudes. ¡Qué trágica equivocación! Al producir una tensión
artificial entre la evangelización y la obra pastoral, se establece
un dualismo antibíblico. Los predicadores del Nuevo Testamento
no sabían nada de esta dicotomía.
En Efesios 4:11, 12 encontrarnos el concepto bíblico del papel
del pastor: "Y el mismo dio: unos, los apóstoles; otros, los profe-
tas; otros, los evangelistas; y otros, los pastores y maestros, a
fin de equipar completamente a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo". Un "san-
to", según el Nuevo Testamento, es un creyente, un miembro de
la iglesia.
¿Cuál es, entonces, la tarea del pastor? ¿Cuál es la descrip-
ción de sus funciones? El pastor evangelista tiene que equipar a
sus miembros para la obra de ministrar al mundo. Aquí las
Escrituras le marcan una prioridad al pastor) a saber, equipar y
capacitar a sus miembros para el servicio. Fares Whitsell tiene
razón cuando afirma: "El pastor evangelista es el hombre clave
para la obra evangelizadora de la iglesia local, y la obra evange-
lizadora local es la clave para toda otra clase de evangelización.
El pastor debe dirigir a su gente en la oración intercesora en
favor de los perdidos, debe inspirarlos, enseñarles, enviarlos y
animarlos a llevar a cabo la más importante de todas las tareas
de la iglesia". 2
Richard Baxter captó esta visión más amplia. Llamado a ser
pastor de una iglesia moribunda en Kidderminster, Inglaterra,
en el siglo XVIII, le pidió a Dios que lo capacitara para reavivar
su congregación y presentarle a Cristo los cinco mil habitantes
de la ciudad. La predicación b1blica transformó a los miembros
de un montón de santos dormidos, en activos embajadores del
Señor. Puesto que él mismo era un ganador de almas, Baxter
inspiró a sus miembros para que fueran ganadores de almas
también. Les enseñó con tacto cómo usar sus propios hogares
como centros de evangelización. Decenas de miembros invitaron
a sus vecinos a participar de servicios religiosos en sus hogares.
Mucho antes de que se pusiera de moda la palabra "semina-
rio", este poderoso predicador le enseñó a su gente a dirigir
seminarios de estudio de la Biblia en sus hogares. Muy pronto
20 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
cientos de habitantes de Kidderminster estaban asistiendo.
Decenas se convirtieron. Toda la comunidad bullía de nuevo
interés espiritual. Baxter había transformado toda la ciudad, de
tal manera que un notable escritor del siglo XVIII pudo escribir:
"Kiddderminster se ha convertido en una colonia del cielo en un
momento de tinieblas espirituales y de maldad generalizadas".
Sólo el predicador que es ganador de almas puede inspirar a los
miembros de su iglesia a convertirse en ganadores de almas a su
vez. Sólo el pastor que le da la primera prioridad a la salvación de
los perdidos, puede esperar que sus miembros hagan lo mismo.
Casi puedo oír a alguien mientras dice: "¿No se da cuenta
usted de que en Efesios 4 se menciona más de un don? Allí apa-
recen los evangelistas y también los pastores. Yo soy pastor; no
soy evangelista".
Examinemos con más detenimiento la lista de Efesios 4. Los
primeros que aparecen son los apóstoles: los administradores
espirituales que sirven a la iglesia como dirigentes. Cuando San-
tiago presidía el Concilio de Jerusalén, estaba ejerciendo el don
del apostolado. Intimamente asociados con los apóstoles esta-
ban los profetas. Estos "videntes" revelan con sabiduría divina la
verdad de Dios con respecto a las condiciones que prevalecen en
la iglesia y en el mundo. Son los mensajeros del Todopoderoso;
son su auténtica voz.
A continuación la lista de Efesios menciona a los evangelis-
tas. Dios les ha dado a algunos la inusual habilidad de procla-
mar el evangelio en forma persuasiva ante las multitudes.
Cuando estos hermanos viajan de ciudad en ciudad, están en
condiciones de producir una profunda impresión sobre la gente.
Pueden captar la atención de grandes masas humanas. ¡Gracias
a Dios por ellos! La iglesia los necesita. Pero la mayor parte de
nosotros no está dentro de esta categoría.

El pastor como maestro


Vayamos ahora a nuestro asunto vital. Puesto que la mayor
parte de nosotros no hemos recibido el don de dejar a las multi-
tudes con la boca abierta, ¿quiere decir que no somos evangelis-
tas? ¿Quiere decir que le vamos a dejar la evangelización pública
a los profesionales? En Efesios 4:11 encontramos una interesan-
te sugerencia. Después de poner en la lista a los evangelistas
itinerantes, Pablo añade "los pastores y maestros". Me animo a
NUEVAS DIRECTIVAS PARA PASTORES 21
sugerir que el apóstol no se está refiriendo aquí a dos cargos
diferentes sino a uno solo. La conjunción griega kai ("y") une las
tareas del pastor y del maestro.
En su comentario acerca de Efesios, Markus Barth traduce
esa expresión como "pastores maestros". Y a continuación hace
esta incisiva observación: "La conjunción kai que encontramos
entre pastores y maestros, no siempre significa 'y'; también pue-
de significar 'esto es', o 'es decir' ". 3
Marvin Vincent añade la siguiente sugerencia: "La omisión
del artículo antes de la palabra maestros, parecería indicar que
los pastores y los maestros constituyen una sola categoría. Los
dos cargos van juntos. Nadie está en condiciones de ser pastor si
no puede enseñar... ".•
Parece que el mensaje de Pablo es claro. Aunque Dios ha
establecido en la iglesia administradores eclesiásticos, profetas
capacitados divinamente y evangelistas itinerantes para llevar a
cabo su ministerio, su principal método consiste en "equipar" a
su pueblo para el servicio por medio de pastores que le enseñen
a la gente un sistema de evange1ización permanente.
Los pastores que creen que evangelizar es sólo predicar a las
multitudes, pueden llegar fácilmente a la conclusión de que no
tienen ni el don ni la vocación de evangelistas. Pero cuando se
dan cuenta de la crucial diferencia que existe entre el pastor
evangelista y el evangelista itinerante, pueden sentirse libres de
ejercer sus dones de maestros de evangelismo en una forma nue-
va y creativa. Arthur Archibald afirma: "Para cualquier pastor
que desee ejercer fielmente sus dones de evangelista, sean los que
fueren, en su iglesia y por medio de ella, la actividad desplegada
durante los doce meses del año le va a hacer infinitamente mucho
más bien a su iglesia, y va a contribuir a ganar más almas para
Cristo, que lo que lograría cualquier evangelista profesional".'
Son ilimitadas las oportunidades para la enseñanza del evan-
gelismo en la iglesia. Una buena parte de la evangelización a
que se refiere el Nuevo Testamento se basa en el modelo del pas-
tor/maestro. Aunque seguramente hubo grandes reuniones de
evangelización, que contribuyeron significativamente al creci-
miento de la iglesia, por lo general el evangelio se proclamó en
ambientes más reducidos, "estilo seminarios", en el marco del
modelo predicador/maestro. En Hechos 5:42 se nos dice que
"todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de ense-
ñar y predicar a Jesucristo".
22 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
La evangelización es a la vez proclamación y enseñanza. En
Hechos 20:20 encontramos los aspectos de la evangelización que
se refieren a la instrucción: "Como no me retraje de anunciaros
nada que fuese útil y de enseñaros, públicamente y por las
casas". El libro de los Hechos termina con estas significativas
palabras: "Predicando el reino de Dios y enseñando acerca del
Señor Jesucristo" (Hech. 28:31).
En el libro de los Hechos la predicación y la enseñanza están
indisolublemente unidas. La evangelización no era en ese tiem-
po la tarea de especialistas capaces de dejar boquiabiertas a las
multitudes. El poderoso sermón evangelizador de Pedro, que dio
como resultado tres mil bautismos, es la excepción y no la regla.
El crecimiento de la iglesia, al cual se refiere el libro de los
Hechos, se produjo en gran medida como resultado de la podero-
sa influencia del Espíritu, que se manifestó en el ministerio de
predicadores que eran a la vez maestros, y que ejercían sus
dones en el ámbito de la iglesia local. La iglesia entera ponía a
contribución los dones de evangelización que Dios le había dado
a fin de ganar almas para Cristo.
No estoy diciendo que nadie debería dedicarse a llevar a cabo
cruzadas de evangelización. Muchos pueden y deben hacerlo.
Pero esas cruzadas no son la única manera de evangelizar. ¡Hay
otra manera!

El pastor como conductor de seminarios


de evangelización
Los seminarios de evangelización le ofrecen inmensas venta-
jas a los pastores locales. Se ajustan admirablemente a los talen-
tos de un pastor que es predicador y maestro a la vez. En el
ambiente más reducido de un seminario, muchos pastores se
sienten menos intimidados. Puesto que la atención se enfoca en
el material preparado, el pastor no tiene que creer que necesita
ser un orador capaz de encatar a su auditorio para lograr su
atención. La aceptación del mensaje no depende solamente de la
oratoria del predicador/maestro. La verdad impresiona a los
oyentes a lo menos de tres maneras: oyen lo que se presenta en
clase, repasan la lección mientras el maestro la presenta y la
estudian de nuevo otra vez en sus casas.
Puesto que los seminarios de evangelización son en realidad
una forma discreta de enseñanza, con clases que se celebran dos
NUEVAS DIRECTIVAS PARA PASTORES 23
o a lo más tres noches por semana, constituyen una tarea mucho
menos causadora que un ciclo de evangelización, y por lo mismo
He los puede considerar una parte permanente del programa de
In iglesia. Y siendo que por lo común requieren de un salón
mucho más pequeño (por lo general uno con cien asientos es lo
ndecuado), el seminario se puede llevar a cabo a menudo en loca-
les de bajo costo e inclusive en nuestros propios templos. Con
materiales preparados por profesionales, se puede adiestrar
mucho más fácilmente a los miembros de iglesia que cuando se
lleva a cabo una campaña de mayor envergadura.
Cientos de pastores adventistas han descubierto un nuevo
entusiasmo con respecto a la evangelización. Sus iglesias se están
convirtiendo en centros de expansión redentora. Entusiasmados
con los seminarios de evangelización ellos mismos, le están conta-
giando este entusiasmo a los miembros de sus iglesias. ¡Está ama-
neciendo un nuevo día! ¡La marea está subiendo otra vez! Los
seminarios de evangelización se están llevando a cabo en todas
partes en los hogares, en pequeños salones alquilados y en nues-
tros templos. Decenas de pastores están encontrando nuevas satis-
facciones en su ministerio. Al usar los talentos que Dios les ha
dado para que sean evangelistas, predicadores y maestros, estos
talentos se desarrollan. A medida que el Espíritu perfecciona estos
dones, los resultados aumentan. Como nuevos miembros se aña-
den a estas iglesias que crecen, traen consigo un nuevo entusias-
mo, ideas frescas y un nuevo celo por Cristo.
La marea está subiendo. Cientos de predicadores adventistas
le están.dando ahora primera prioridad a la misión de la iglesia.
Están poniendo en práctica de nuevo la verdad que Juan Wesley le
presentó a su hermanos Carlos en 1772: "'fu tarea, lo mismo que la
mía, consiste en salvar almas ... Considero que un día está perdido
si no se lo dedica en mayor medida, a lo menos, de esta manera".
Wesley exhortó a sus predicadores diciéndoles: "No tienen
otra cosa que hacer que salvar almas; por lo tanto, gasten y des-
gástense en esta tarea".
Los seminarios de evangelización que pueden celebrar los pas-
tores/maestros, liberan para la ganancia de almas los dones espe-
ciales dados por Dios que yacen dormidos en cientos de pastores.
En el encantador relato de Alicia en el pa(s de las maravillas,
ésta le pide indicaciones en cuanto al camino a seguir al gato
de Cheshire:
''Alicia le preguntó al gato:
24 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
-¿Me podrías dtfcir, por favor, qué camino puedo tomar des-
de aquí?
El gato le respondió a Alicia:
-Eso depende mucho de adónde quieres ir.
Alicia le dijo:
-¡Eso no me importa demasiado!
Entonces el gato le sentenció a Alicia:
-En ese caso, no importa mucho por qué camino vas".
Cuando usted tiene un profundo interés en ganar para Cristo
a los perdidos, la forma en que procede y los métodos que
emplea son de vital importancia. Cuando usted tiene un profun-
do interés en dirigir a su iglesia para que se dedique a evangeli-
zar eficazmente, el camino que desea recorrer y los métodos que
quiere aplicar son de un valor supremo. Cuando usted está dedi-
cado a la tarea que le ha asignado el Señor de equipar a los
miembros de su iglesia para que lleven a cabo su ministerio
redentor y ganador de almas, la forma como procede y los méto-
dos que usa son también de vital importancia. Siga leyendo para
enterarse de los pasos que tiene que dar a fin de convertirse en
un eficiente director de seminarios de evangelización.

NOTAS

l. A.G. Daniels, "Great Opportunities anda Call to Service" (Grandes


oportunidades y un llamado al servicio), Reuiew and Herald (La
Revista Adventista, en inglés), 2 de marzo de 1905, p. 6.
2. Fares Daniel Whitsell, Basic New Testament Euangelism (Las bases
de la evangelización según el Nuevo Testmento), Grand Rapids:
Zondervan, 1944,p.144.
3. Markus Barth, The Anchor Bible, Ephesians 4:6 (La Biblia del
ancla, Efesios 4:6), Doubleday y Co., 1974, p. 488.
4. Marvin Vincent, Word Studies in the New Testament (Análisis de
las palabras del Nuevo Testamento), Nueva York: Charles Scribner
e hijos, 1924, p. 390.
5. Arthur Archibald, New Testamewnt Euangelism (La evangelización
en el Nuevo Testamento), Impresora Judson, 1946, p. 33.
Capítulo 3

La evangelización al estilo
de Jesús

El Dr. Luis Evans estaba visitando a un cirujano misionero


amigo suyo que se encontraba en una remota estación misionera
en Corea. Su amigo lo invitó a estar presente mientras practicaba
una operación quirúrgica en una tienda de campaña en un lugar
apartado. El calor era sofocante y los olores casi no se podían
soportar. Durante una serie de horas angustiosas el obstinado
cirujano trabajó para operar a una anciana campesina. Recién se
detuvo después de siete horas de labor. Se quitó el barbijo, y mien-
tras suspiraba dijo: "Bien, la tarea está terminada, Luís".
Cuando regresaron al modesto escritorio del misionero, el Dr.
Evans le dijo:
-Siento curiosidad por saber cuánto te pagan por una ope-
ración como ésta.
-Para comenzar -replicó el cirujano mientras le mostraba
una gastada moneda de cobre-, conseguí esto. Hace algún tiem-
po llegó aquí esta anciana con su moneda y me preguntó sí alcan-
zaría para pagar la operación, a lo que le respondí que era lo sufi-
ciente. De manera que para comenzar conseguí esta moneda.
Con lágrimas en los ojos el dedicado misionero prosiguió
diciendo:
-Pero, por encima de todo, Luis, lo que consigo es la maravillo-
sa sensación de que durante siete horas Cristo estaba vivo en estos
diez dedos. Tengo la inapreciable oonvicción de que estas manos se
convirtieron en las manos de Cristo para curar a una de sus hijas.
La evangelización no es una especie de guerra india, en la
que cada bautizado se convierte en un trofeo anudado en el
hacha de guerra del evangelista. La evangelización en el más
elevado de sus sentidos es una preocupación por los seres huma-
25
26 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
nos por quienes Cristo murió. Implica un amor por la gente que
es a la vez sensible, perceptivo y lleno de caridad. Tal como lo
dice tan bellamente Arthur McPhee en su libro Friendship
Evangelism (La evangelización por medio de la amistad): "El
evangelista que ama, se preocupa por la gente: por su ambiente,
por sus heridas y por sus necesidades".
¿En qué consistía el método de evangelización de Jesús?
¿Cómo alcanzaba a las multitudes en sus días?
En Juan 1:37 se nos cuenta acerca de dos discípulos que oyeron
hablar a Jesús y lo siguieron. Muy dentro de el1os mismos desea-
ban encontrar al Mesías. Al percibir este anhelo, el Señor les pre-
guntó: "¿Qué buscáis?" (vers. 38). Estas dos palabras sintetizan uno
de los principios básicos del sistema de evangelización de Jesús.
Siempre comenzaba en el lugar donde se encontraba el individuo.
Empezaba refiriéndose a los intereses que se hallaban en el cora-
zón de las personas. Satisfacía las necesidades que tenía la gente.

Casos concretos
Cinco casos concretos que aparecen en los capítulos 2 al 6 de
Juan, sirven para ilustrar este método de evangelización que tiene
como centro al individuo. El primero es el de las bodas de Caná.
¿Cómo se sentiría usted si se le acabaran los refrescos en medio
de la fiesta de bodas de su hija? ¿Y si se le terminara la comida? ¿Y
si hubiera doscientos invitados que todavía no han comido nada?
La palabra "preocupado" probablemente no sería lo suficientemen-
te enfática como para describir sus emociones en esas circunstan-
cias. Posiblemente "angustiado" sería un término más exacto.
Jesús, al reconocer que el prestigio de ese hombre estaba en
juego, hizo un milagro para aliviar su angustia. De esa manera
abrió la mente de su anfitrión y la de sus invitados, para que
escucharan su mensaje. Para él la amistad era el terreno en el
cual podía compartir el evangelio del amor redentor.
A veces Jesús abordó directamente las necesidades espiri-
tuales de la gente. Nicodemo, un rabino, vino a ver a Jesús de
noche. Había estado meditando por mucho tiempo acerca de
ciertos asuntos religiosos. Se preguntaba si Jesús sería en ver-
dad el Mesías. Este dirigente tenía una profunda necesidad espi-
ritual, que superaba la hojarasca de la religión de sus días.
Necesitaba una espiritualidad vital en medio del vacío forma-
lismo que lo rodeaba. Jesús satisfizo esa necesidad cuando le
LA EVANGELIZACION AL ESTILO DE JESUS 27
elijo: "El que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en
el reino de Dios" (Juan 3:5).
El Señor no le dio lugar a Nicodemo para que se enfrascara en
un debate teológico con él. No consideró que el evangelio fuera
algo así como una pelota de fútbol que se puede lanzar de un lado
al otro. Se refirió directamente a la necesidad de Nicodemo. Le
dijo, en efecto: ''Nicodemo: tú has tenido una religión formal, exter-
na, pero lo que realmente necesitas es el perdón de tus pecados,
libertad de la culpa y el poder del Espíritu morando en ti". Cristo
abordó directamente a Nicodemo en el nivel espiritual.
La mujer que se encontró con Jesús junto al pozo (Juan 4),
aparentemente lo hizo "por casualidad". Vino a medio día, la
hora de mayor calor, cuando normalmente nadie más iba allí.
Al parecer le resultaba incómodo ir a buscar agua temprano en
la mañana, cuando lo hacían las otras mujeres de la aldea.
Jesús percibió su necesidad de aceptación. Sabía que a ella le
resultaba diñcil hablarle, y por eso tomó la iniciativa. Cuando ella
cuestionó su capacidad para proporcionarle agua viva, al decirle:
"Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo", le respondió
tiernamente: "Señora: Usted quiere agua del pozo de Jacob. Cuan-
do beba de esa agua, interiormente seguirá teniendo sed. Yo deseo
satisfacer su necesidad de amor, afecto, ternura y seguridad".
Los hombres se habían interesado en su cuerpo, pero no en
su persona. Para ellos era sólo un objeto que se podía usar por
un tiempo para descartarlo después. En Cristo había encontrado
a Alguien interesado en satisfacer las más profundas necesida-
des de su corazón. Al percibir que Jesús era el Mesías, la mujer
se entusiasmó tanto que de acuerdo con el versículo 28 "dejó su
cántaro, y fue a la ciudad" con regocijo. Llena de gozo dijo:
''Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho.
¿No será éste el Cristo?" (vers. 29). Cuando el Señor satisfizo su
necesidad de aceptación y de seguridad emocional, comenzó a
cantarle alabanzas al Mesías.
En Juan 5 se nos cuenta la historia de un hombre que había
padecido de parálisis por 38 años. Mientras se hallaba tirado jun-
to a la fuente de Betesda, temblaba de la cabeza a los pies. Jesús
le preguntó amorosamente: "¿Quieres quedar sano?" (vers. 6).
La respuesta de esa víctima del sufrimiento revela su frus-
tración: "Señor, no tengo quién me meta en el estanque cuando
se agita el agua, y entretanto que yo voy, otro desciende antes
que yo" (vers. 7). Juan nos dice que cuando Jesús le habló dicien-
28 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
do: "Levántate, toma tu camilla, y anda", el hombre sanó ins-
tantáneamente (vers. 8, 9).
El Señor orientó primeramente su ministerio a las necesida-
des físicas del hombre. Una vez satisfecha esa necesidad eviden-
te, le aseguró: "Mira, ya estás sano; no peques más, para que no
te suceda alguna cosa peor" (vers. 14). Sólo después de haber
satisfecho esa necesidad evidente, se reveló ante el hombre como
el Mesías.
En Juan 6 se nos habla de cinco mil personas que se queda-·
ron encantadas todo el día escuchando a Jesús en una colina de
Galilea. Entonces el Maestro multiplicó milagrosamente la
merienda de un niño, y alimentó a esos cinco mil hambrientos.
La satisfacción de esa necesidad evidente los convenció de que
era el Mesías.

El principio de la "necesidad evidente"


De un extremo al otro los evangelios nos dicen que Jesús satis-
fizo las necesidades evidentes de la gente. El Señor satisfizo la
"necesidad social" del anfitrión de las bodas de Caná. Se refirió
directamente a la "necesidad espiritual" de Nicodemo. Satisfizo la
"necesidad emocional" de una mujer que padecía de poca estima
propia. También satisfizo las "necesidades ñsicas" del paralítico de
Betesda y de los cinco mil hambrientos de la colina de Galilea.
Jesús era muy perspicaz. Su ministerio giraba alrededor de
las personas y sus necesidades. Elena de White nos presenta la
siguiente vislumbre acerca de .su estilo de evangelización: "Jesús
se abría paso a las mentes por el camino de sus asociaciones
más familiares. Perturbaba lo menos posible la corriente de los
pensamientos de la gente ...
"Sometía a los hombres al poder transformador de la verdad
encontrándose con ellos donde se hallaban. Lograba llegar al
corazón al ganar su simpatía y su confianza, y al lograr que se
convencieran de que su identificación con su naturaleza y sus
intereses era completa". 1 ¡Este es ciertamente un estilo de evan-
gelización poderoso y explosivo!
Jesús podía atraer a los seres humanos hacia sí porque era
altruísta y no egoísta, es decir, no estaba preocupado de sí mis-
mo sino de los demás. Alguien dijo una vez que todos los que se
envuelven en sí mismos se reducen a un paquetito. Los obreros
que orientan su estilo de evangelización hacia las evidentes
LA EVANGELIZACION AL ESTILO DE JESUS 29
necesidades de los demás, se concentran en las preocupaciones
del prójimo.
Las necesidades evidentes son distintas de las necesidades
fundamentales. Ejemplos de necesidades evidentes podrían ser
el deseo de dejar de fumar, de bajar de peso, de mejorar las rela-
ciones conyugales, de disciplinar mejor a los hijos, de aumentar
la estima propia, de disponer de un futuro más certero y de
mayor seguridad económica.
Las necesidades fundamentales van más allá de las eviden-
tes. Algunos ejemplos de ellas podrían la de seguridad de la vida
eterna, la de un verdadero propósito para la vida, la de saber
que nuestra existencia está en las manos de Dios y la de tener la
seguridad de que algún día viviremos para siempre con él. El
método de Jesús era muy sencillo. Alcanzaba a la gente donde
estaban sus intereses inmediatos. De allí pasaba a sus necesida-
des fundamentales.
Este agudo comentario de Elena de White, que encontramos
en El ministerio de curación, subraya la importancia de emplear
el método de Jesús: "Sólo el método de Cristo será el que dará
éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hom-
bres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatía,
atendía sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les
decía: 'Seguidme'". 2 ¿Lo podríamos hacer mejor? Esto es evan-
gelización al estilo de Jesús.

El principio de la relación personal


La evangelización que se basa en las necesidades evidentes
de la gente, mediante el método de los seminarios, emplea ade-
más otro principio. Este tipo de evangelización se funda en las
relaciones personales. Cuando desarrollamos una genuina amis-
tad con la gente, se crea un vínculo de confianza. Los intereses
espirituales se desarrollan lógica y naturalmente a partir de
esas amistades. Si la iglesia va a causar finalmente una impre-
sión profunda sobre la sociedad secular, las relaciones persona-
les tendrán que ocupar un lugar de privilegio en sus actividades.
Los seminarios diseñados específicamente para satisfacer las
necesidades evidentes, crean vínculos de amistad, de manera
que las mentes que en otras circunstancias permanecerían
cerradas, se vuelven impresionables.
En la estructura mucho más amplia de un multitudinario
30 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
ciclo de evangelización, con la asistencia de cientos de oyentes, las
relaciones personales son mucho más diñciles de entablar. En cam-
bio, la estructura menor de los seminarios favorece esas relaciones.
A Juan Wesley, el gran predicador metodista, se lo considera a
menudo como un poderoso evangelista, y por cierto lo era. Las mul-
titudes ante las cuales predicaba a menudo llegaban a veinte mil
personas. Pero los llamados de Wesley, dirigidos a la gente, tenían
como fin conseguir que se enrolaran en clases pequeñas. En esas
clases o "seminarios" se instruía a los individuos en cuanto a la
vida cristiana. En ellas se convertían en verdaderos discípulos.
El Dr. George Hunter nos informa que Wesley decía en efecto:
"Ustedes pueden despertar a la gente fuera de una clase. El
interés ciertamente se puede despertar en las grandes reuniones
públicas. Pero los seres humanos crecen en la gracia en las cla-
ses. Si ustedes despiertan a la gente sin vincularla con el proce-
so de la enseñanza, se dormirá de nuevo". 3
En 1763 Wesley formuló una profunda declaración que pro-
bablemente tenga más actualidad hoy que cuando él la hizo:
"Estoy más convencido que nunca que predicar como los apósto-
les, sin reunir a los que se despiertan para educarlos en los
caminos de Dios, equivale a engendrar hijos para que un asesino
les quite la vida".•
Wesley se dio cuenta de que su predicación tenía límites.
Reconoció que la asimilación del cristianismo es más asunto de
captación que de información. La evangelización es mucho más
que depositar una carga de verdades doctrinales sobre un indi-
viduo. Es muchísimo más que presentar fríamente algunas
declaraciones doctrinales con el fin de cumplir con cierta obliga-
ción moral. El evangelista cuyo corazón está lleno de amor, se
convierte en el medio por el cual ese amor llega a los demás. Se
da cuenta de que es sumamente difícil ganar a la gente que no
se conoce. Los cristianos que viven su fe permiten que ésta res-
plandezca a través de las doctrinas.
Jesús no nos envió un "Manifiesto de Salvación". Vino perso-
nalmente. ¡Lo necesitábamos! Wesley se dio cuenta de este prin-
cipio y fundó clases pequeñas a las que podríamos llamar "semi-
narios". Alguien llegó a la conclusión de que podrían predicar en
más lugares si no formaban esas clases. Cuando le preguntaron a
Wesley si esto era aconsejable, respondió diciéndoles: "¡De ningu-
na manera! Ya lo hemos probado en diversos lugares y por bas-
tante tiempo, pero toda la semilla que sembramos quedó junto al
LA EVANGELIZACION AL ESTILO DE JESUS 31

camino. A duras penas conseguimos algún fruto"· 5 George White-


field hizo esta amarga observación: "Mi hermano Wesley obró con
prudencia. Organizó clases con las almas que despertó por medio
de su ministerio, y así preservó los frutos de sus labores. Yo des-
cuidé este detalle, y mi gente se parece a una cuerda de arena".
Si la iglesia finalmente va a causar una profunda impresión en
la sociedad secular, debe establecer relaciones personales íntimas
en el contexto de grupos pequeños o seminarios. No todos estos
seminarios, por supuesto, serán de estudio de la Biblia. Si toma-
mos en serio el estilo de evangelización de Jesús, siempre estare-
mos tratando de despertar el interés de la gente dentro del con-
texto de las necesidades evidentes de cada individuo.
El número de septiembre de 1981 de la revista Psychology
Today (La psicología hoy) publicó un artículo titulado "The Hopes
and Fears of Americans" (Las esperanzas y los temores de los nor-
teamericanos). Este artículo resume los resultados de una encues-
ta hecha en todos los Estados Unidos acerca de las mayores preo-
cupaciones de los norteamericanos en ese rriomento. La encuesta
puso de manifiesto que había cinco importantes aspectos relati-
vos a las preocupaciones que estaban sacudiendo las conciencias
de los estadounidenses en la década de 1980. Eran:
1) La necesidad de disponer de paz mental. Millones
sienten la necesidad de tener más dignidad propia, de libertad
del sentimiento de culpa y de tener un propósito en la vida.
2) La necesidad de que la familia esté más unida y
goce de más satisfacciones. Con el índice de divorcios eleván-
dose hasta las nubes, y con miles de hombres y mujeres que se
separan, la gente se pregunta: "¿Cómo podemos preservar nues-
tros matrimonios efectivamente? ¿Qué podemos hacer frente a la
división que se produce en el seno de nuestras familias? ¿Cómo
podemos educar a nuestros hijos para que descubran su identi-
dad y desarrollen el sentido de la felicidad familiar?"
3) La necesidad de bienestar físico. "¿Cómo puedo redu-
cir el riesgo del cáncer y de las enfermedades cardiovasculares?
¿Cómo puedo mantener en jaque mi peso y preparar alimentos
saludables?" La salud se ha convertido en un pasatiempo nacio-
nal en los Estados Unidos. Decenas de miles se dedican aljog-
ging (correr sistemáticamente al aire libre) y a otros ejercicios
físicos practicados al aire libre o en salones cerrados. Los clubes
de salud están floreciendo en ese país.
32 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
4) La necesidad de seguridad económica. Muchas perso-
nas están buscando alguna especie de seguridad económica para el
futuro. Les preocupa la deuda nacional y su efecto sobre su billete-
ra. La administración del dinero, la economía y cómo librarse de
las deudas son temas de profundo interés en la actualidad.
5) La necesidad de más seguridad para el futuro. Había
una creciente preocupación en ese tiempo con respecto a la posi-
bilidad de una guerra termonuclear. Un significativo porcentaje
creía que una guerra de ese tipo podía ocurrir en el curso de sus
vidas. Como lo dijo Psychology Today, miles de adolescentes
estaban "creciendo con el temor de no terminar de crecer". Se
preguntaban: "¿Qué clase de mundo tendremos en el año 2000?
¿Vamos a llegar siquiera al año 2000?" Además de la guerra
nuclear, la gente le temía al aumento del crimen en las calles,
un temor que seguramente seguimos teniendo hoy. Esta gran
preocupación por el futuro, por estabilidad y paz mundial, satu-
ra el pensamiento de la gente del siglo XX.

Los seminarios relativos a las necesidades evidentes


Si la igle&ia va a causar por fin una impresión significativa
sobre los seres humanos de este fin de siglo, tendrá que tratar
de satisfacer las necesidades básicas y evidentes que la gente
alcanza a percibir. A pesar de que más del cuarenta por ciento
de los norteamericanos no asiste a la iglesia, se interesa profun-
damente en las necesidades evidentes que acabamos de señalar.
Si la congregación local prepara a sus miembros para servir a
la comunidad en el nombre de Cristo, con el fin de satisfacer las
necesidades de la gente secularizada, y para intentar responder
las preguntas que se está formulando, estará creciendo defini-
damente. Los seminarios tendientes a satisfacer las necesida-
des básicas, preparados para responder las preguntas que la
gente se está haciendo ahora mismo, poseen un inmenso poten-
cial para transformar una congregación local en un dinámico
centro de evangelización.
Los adventistas tenemos algo muy importante que decirle a
la sociedad. Nuestros seminarios acerca de la salud, la vida
familiar, las profecías de Daniel y Apocalipsis, y la mayordomía,
satisfacen necesidades definidas de la gente de nuestra genera-
ción. Por así decirlo, rascan adonde le pica a la gente. El Plan de
Cinco Días para DeJar de Fumar, los programas de control de
LA EVANGELIZACION AL ESTILO DE JESUS 33
peso, las clases de cocina vegetariana (seminarios que se pueden
desarrollar en el ámbito de la iglesia local), atraen a grupos defi-
nidos de nuestra sociedad. Los seminarios de control del estrés
se dirigen hacia otro grupo, y los de Daniel y Apocalipsis le aña-
den otra dimensión a la evangelización.
Como lo declara resumidamente el pastor Jerry Cook: "La
iglesia es un conjunto de gente preparada para servir, que satis-
face necesidades en todas partes en el nombre de Jesús". 6
La evangelización por medio de seminarios que intentan satis-
facer ciertas necesidades evidentes, emplea los diversos dones
del Espíritu que Dios ha puesto en la iglesia, para hacer frente a
las diversas necesidades de la comunidad. Los miembros imbui-
dos de amor, que atienden las necesidades individuales, que-
brantan prejuicios. A medida que se derrumban los muros del
prejuicio, los corazones se abren a las invitaciones a asistir a
nuestros seminarios de carácter religioso. Por supuesto, no
importa cuál sea el método inicial que empleemos para que-
brantar el prejuicio, ganar amigos y fomentar la confianza, nues-
tro objetivo final será llevar a los seres humanos a los pies de
Jesucristo, su mejor Amigo. No nos satisfacen los pecadores
sanos; sólo nos conformamos con creyentes convertidos.
Aunque la sociedad está cada vez más secularizada, todavía
existen miles que albergan una fe subyacente en Dios. En
muchos países desarrollados el 40 % de la población no asiste a
la iglesia, pero un 94 % confiesa que cree en Dios. El 55 % afir-
ma que la religión es algo importante en sus vidas.
En 1978 la organización Gallup publicó un documento titula-
do The Unchurched American (Los norteamericanos que no per-
tenecen a ninguna iglesia). Una de las preguntas que formula-
ban era: "Si usted decidiera asistir a una iglesia, ¿qué clase de
congregación le gustaría encontrar?" Las personas que respon-
dieron dijeron que les gustaría descubrir tres importantes cuali-
dades en el ambiente de la iglesia.
Primero: Les gustaría encontrar una iglesia en la que
pudieran discutir abiertamente sus dudas religiosas, sin
amenazas de ninguna especie. Una señorita dijo: "Mi madre
nunca puso en duda nada que se refiriera a la iglesia. Nuestros
padres nunca lo hicieron. Nosotros no tenemos miedo de hacer
preguntas ni de disentir. Nuestra generación es más abierta y
más honesta. Nos gustaría saber por qué". Alguien más dijo:
"Todo es muy confuso en la actualidad. Cada uno cree lo que le
34 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
da la gana. Cuando yo era niño se nos decía qué debíamos creer y
no había discusión. Yo no quiero eso para mis hijos. Deberían
ser capaces de pensar y de hacer preguntas. Todo debería estar
sujeto a examen".7
¡Qué oportunidad para el pastor adventista, que es a la vez
maestro y evangelista! El método de los seminarios proporciona
el contexto ideal para entablar ese diálogo, a saber, un foro
pequeño en el cual la gente con mentalidad del siglo XX puede
hacer preguntas y recibir las respuestas adecuadas.
Segundo: Los norteamericanos que no van a la iglesia
querrían encontrar una congregación que estuviera ver-
daderamente interesada en trabajar en favor del mejora-
miento de la sociedad. La evangelización al estilo de Jesús cier-
tamente les atraería. Tal como el Señor, los adventistas nos inte-
resamos en la totalidad de la persona. Piense en lo que podría
suceder si cada iglesia adventista se convirtiera en un centro
dinámico de evangelización total y multifacética. Piense en lo que
ocurriría en una congregación local si a lo largo del año se pre-
sentaran planes de cinco días para dejar de fumar, cursos de coci-
na vegetariana, programas acerca de la vida familiar, reuniones
para el control del estrés, seminarios acerca de Daniel y Apoca-
lipsis y una cantidad de otras actividades similares.
Observémoslo desde otro punto de vista. Supongamos que
pudiéramos evaluar de "uno" a "diez" el interés en las cosas espi-
rituales de cada miembro de nuestra sociedad. Diríamos que los
que sacan las notas más bajas son los que tienen menos fe en
Dios. El que se saca un "uno", digamos, sería ateo. Los que se
sacan un "dos" o un "tres" serían los que creen que Dios existe
pero no tienen interés en las cosas espirituales; no quieren tener
nada que ver con el Señor. Su idea sería: "Es posible que Dios
esté allá arriba; pero si está, seguramente no se interesa en mí".
Las notas "cuatro" y "cinco" se las daríamos a las personas que
asisten alguna vez a la iglesia, posiblemente en Navidad o en Sema-
na Santa, pero por otra parte les interesa más un partido de fútbol o
tomarse una cerveza. La religión puede ser para los viejos -pien-
san-, pero seguramente no es para ellos. Le daríamos un "seis" a
alguien que va a la iglesia más o menos regularmente, pero que no
tiene interés en estudiar la Biblia. Estas personas creen que ya
cumplen su deber al ir a la iglesia. Y aun así no van siempre.
De aquí vamos al "siete", a la nota de la buena disposición
espiritual. El "siete" se lo damos a las personas cuyos corazones
LA EVANGELIZACION AL ESTILO DE JESUS 35
y mentes están abiertos a las cosas de Dios. El "ocho" y el "nueve"
se lo daríamos a las personas que se interesan en un estudio sis-
temático de la Biblia. Están dispuestas a recibir la verdad y
ansiosas de descubrir cuál es la voluntad de Dios para sus vidas.
Y el "diez" se lo daríamos a alguien que conoce la Iglesia Adven-
tista, que no está bautizado aún, pero que está asistiendo.

LA EVALUACION DEL INTERES ESPIRITUAL

Grupo 1 Grupo 2
Generalmente impermeable Buena disposición hacia los
a los seminarios religiosos seminarios religiosos

1 2 -3 4 5 6 7 8 9 'lO

Sin Dios Va Asiste Cristiano Buscador Asiste


in te- tal vez de regu- consagra- deJa ala
rés exista; vez lar- do, verdad iglesia
espi- pero no en mente abierto adven-
ritual se interesa cuando a las tista;
en mí verdades no bauti-
espiritua- zado
les

Seminarios de necesidades Seminarios espirituales


evidentes que apelan al grupo 2:
que apelan al grupo 1:
'
Plan de cinco días Seminarios acerca de Daniel
Control del estrés Seminarios acerca del Apocalipsis
Clases de cocina Estudios bíblicos
Control del peso Estudios de los evangelios
Vida familiar Cómo conseguir que el cristianismo
Cómo ser buenos padres sea una realidad en la vida
Recuperación del divorcio
Recuperación del dolor
Historias para niños
36 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Posiblemente más del 90 % de los miembros de la sociedad
moderna se encuentra entre el "uno" y el "siete" de esta escala
de valores. Por lo tanto, la iglesia debe aplicar un método multi-
facético y multidimensional para alcanzar a la sociedad secula-
rizada de la actualidad. Es imposible mejorar los métodos de
Cristo. Los miembros adiestrados para servir en el nombre de
Jesús, con una sensibilidad por los demás amante y delicada, y
capaces de satisfacer sus necesidades, ganarán los corazones.
AJguien podría pasar en muy poco tiempo del "tres" al "siete"
en esta evaluación. Una tragedia podría contribuir a que modifi-
cara completamente su manera de ver las cosas. Al volver del tra-
bajo cierto día un hombre podría descubrir que su esposa mantie-
ne amoríos con otro hombre. En ese caso, ayer posiblemente no
tenía ningún interés espiritual; pero hoy las cosas pueden ser
diferentes. Está atravesando por un momento de aguda necesi-
dad en su vida. El divorcio, la pérdida del trabajo, la muerte de
un ser querido, la enfermedad, el traslado de una ciudad a otra y
cosas semejantes, a menudo crean receptividad espiritual.
Sin embargo, aunque la iglesia debe continuar con una canti-
dad de seminarios que tiendan a satisfacer las necesidades básicas
de la gente, con el fin de quebrantar prejuicios y derribar barreras
en esta sociedad secularizada, estoy convencido de que la iglesia
debe prestar especial atención a la gente en la cual el Espíritu
Santo está produciendo una apertura ahora mismo. Debería dedi-
car la mayor parte de su tiempo a atender a las personas en cuyos
corazones y mentes Dios ha estado obrando. Usted se sorprendería
de la cantidad de individuos de su comunidad que Dios está pre-
parando para que acepten una presentación directa del evange-
lio. Personalmente me he sentido asombrado ante el creciente
interés espiritual que se manifiesta en la secularizada Europa.
Hace algún tiempo un grupo de dirigentes de la Iglesia Luterana
de Suecia se empezó a preocupar por el hecho de que sólo el 3 % de
los miembros de esa sociedad acude a la iglesia. Se preguntaban
cómo podrían incrementar ese porcentaje. En la Suecia rica y secu-
larizada de hoy parecería que hay muy poco interés en la religión.
Un prominente planificador urbano de Goteborg, que había
aceptado a Cristo pocos años antes, se unió a esos ministros
para colaborar con ellos en esa investigación. Encuestaron a
unas 500.000 personas que vivían en la zona de Goteborg para
tratar de descubrir qué podía hacer la iglesia con el fin de causar
una impresión más profunda en la sociedad. Una de las pregun-
LA EVANGELIZACION AL ESTILO DE JESUS 37
tas que formularon fue: "Si usted tuviera la oportunidad de asis-
tir esta noche a una discusión acerca de las respuestas que da la
Biblia a preguntas tales como: '¿Se puede tener paz? ¿Por qué
sufren los inocentes? ¿Cómo podría gozar de una felicidad per-
manente?', ¿le gustaría asistir?" Los resultados fueron asombro-
sos. La encuesta reveló que diez mil personas residentes en la
zona de Goteborg estaban interesadas en fomar parte de esos
grupos de estudio de la Biblia.
Al hombre moderno no le interesa que le prediquen. Un
método autoritario generalmente no lo atraerá. Un sistema que
lo trate como persona, que reconozca su dignidad, que intente
satisfacer sus necesidades, que responda a sus preguntas y le
dé la oportunidad de discutir inteligentemente esos asuntos en
el contexto de un diálogo creador, a menudo sí lo atraerá.
Hay una iglesia de unos ochenta miembros en los suburbios
de Londres, que no ha crecido mucho durante los últimos años.
En efecto, no han tenido bautismos durante un año y medio.
El pastor de esa iglesia comenzó a estudiar el sistema de los
seminarios de evangelización. Llegó a la conclusión de que si su
iglesia iba por fin a producir una impresión en favor de Cristo en
su comunidad, tenía que enseñarles a sus dirigentes el método
de los seminarios. Después de orar inscribió a ocho líderes para
que celebraran en sus hogares sendos seminarios de Apocalipsis,
y el mismo tiempo les dio clases especiales en su iglesia. Esos
ocho dirigentes ofrecieron voluntariamente sus hogares a fin de
que se convirtieran en centros para tener los seminarios.
La idea inicial consistió en que cada uno de los ocho semina-
rios tuviera aproximadamente doce participantes (cuatro adven-
tistas, cada uno de los cuales iba a traer a dos invitados). Al
final cuarenta participantes asistieron a esos seminarios. De
entre ellos, 27 manifestaron un sólido interés. En los primeros
seis meses de 1987 se bautizaron trece, y la mayor parte de los
restantes se estaba preparando para el bautismo.
¿Cuál fue el secreto de la expansión de esa iglesia? Pequeños
seminarios organizados para atender a la gente. En Inglaterra,
donde nos encontramos con una sociedad postcristiana, en la cual
la asistencia a los cultos de la iglesia está desapareciendo, las per-
sonas reaccionan favorablemente ante la amistad, la amabilidad y
el amor. Mientras más impersonal es la sociedad, mayor es el
potencial de los grupos pequeños, bien organizados, como lo son los
seminarios, para producir una profunda impresión en la sociedad.
38 ÁSIENTOS MULLIQOS O PUERTAS ABIERTAS
Los seminarios 'combinan dos explosivos principios de evan-
gelización: una relación basada en la consideración, y una franca
inclinación a compartir. A los que asisten se los trata como per-
sonas, no como objetos; se los escucha atentamente y se da res-
puesta a sus preguntas. Los seminarios nos dan la oportunidad
de dar información en el contexto de la franqueza, de la presen-
tación de la verdad en el ámbito de una relación más íntima.
En ellos la verdad se comunica con amor, de manera que los
seres humanos puedan crecer "en Aquel que es la cabeza, esto
es, Cristo" (Efe. 4:15).

NOTAS

l. Elena de White, El evangelísmo, Buenos Aires, ACES, 1978,


pp. 106, 107.
2. Elena de White, El ministerio de curación, Buenos Aires, ACES,
1975, p. 102.
3. De una presentación acerca del crecimiento de la iglesia que hizo el
Dr. George Hunter en la Universidad Andrews en 1981.
4. ]b(d.
5. Jb(d.
6. Jerry Cook, Love, Acceptance and Forgiveness (El amor, la
aceptación y el perdón), Ventura, California, Regal Books, p. 45.
7. Un resumen de cualidades. Encuesta acerca de la gente sin
afiliación religiosa en los Estados Unidos.
Capítulo 4

Cuatro elementos esenciales


para celebrar seminarios
con éxito

Cuando vi esa caricatura, me fascinó. Se veía en ella a dos


hombres colgados de las muñecas por medio de cadenas, en la
celda de una prisión. Muera, dos guardias apuntaban con sus
ametralladoras a los indefensos prisioneros. Un tanque se halla-
ba apostado frente a la ventana de la celda, y más allá se levan-
taba un muro extraordinariamente alto, coronado por un cerco
de alambres de púas. Desde las torres ubicadas a intervalos
regulares sobre el muro, vigilaban guardias armados de ame-
tralladoras. Un foso lleno de serpientes y cocodrilos se extendía
a los pies del muro. ¡Era imposible 'escapar! ¡Estaban atrapados
sin remedio! En medio de todo esto uno de los prisioneros le
decía al otro con una sonrisa llena de confianza: "No te preocu-
pes, amigo; ya tengo un plan".

El pimer elemento: un plan


La planificación es un elemento por demás esencial para que
los seminarios tengan éxito. Paige Smith, un notable empresa-
rio, dijo cierta vez: "El hombre que tiene un plan le lleva una
enorme ventaja al que no lo tiene, por más brillante que sea este
último". Y Robert Schuller añade: "Cuando no se planifica, en
realidad se están trazando planes para fracasar".
Peter Wagner, un especialista en crecimiento de la iglesia,
presenta el problema de esta manera en su libro Your Church
Can Grow (Su iglesia puede crecer): "Muchas iglesias evangéli-
cas le dicen a todo el mundo que quieren crecer, pero permane-
cen estancadas año tras año. ¿Por qué? No se fijan blancos ele-
vados ni hacen todo lo necesario para alcanzarlos". 1 Sin planes,
39
40 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
las iglesias sencillamente van a la deriva como las hojas impulsa-
das por la brisa otoñal. Carecen de propósitos ciertos, de una
declaración concreta que defina su misión, de blancos que se pue-
dan alcanzar y de objetivos concretos. Una reciente investigación
determinó cuál es la principal diferencia que existe entre el 10 %
de la gente que alcanza el éxito, y el 90 % que no lo alcanza; con-
siste en esto: la gente que se encuentra en la cima tiene blancos
claros y definidos. Y hace planes para alcanzarlos.
Cualquier pastor que desee celebrar con éxito una serie de
seminarios en su iglesia sin ningún plan hecho con anticipación,
le está pidiendo presuntuosamente el Señor que bendiga la
desorganización.
Mientras dirigía un instituto de evangelización para la Divi-
sión Norteamericana, una asociación envió a un pastor cuyo minis-
terio no había tenido mucho éxito. Durante los últimos cinco años
había bautizado muy poca gente. Mientras conversábamos traté
de descubrir la causa del problema. Al principio se me ocurrió que
podrían ser sus convicciones teológicas, pero al departir con él
pude verificar que su teología era consistentemente adventista.
Hablamos acerca de su familia y de su dedicación a la obra, y
de nuevo me convencí de que esos factores no eran impedimen-
tos importantes para su ministerio. A medida que nos tbamos
conociendo mejor, descubrí también que tenía una personalidad
agradable y que no era agresivo. Durante los siguientes dos o
tres meses me pregunté a menudo: "¿Por qué no tiene éxito este
hombre? Es un buen comunicador, tiene una personalidad agra-
dable y una familia que lo apoya. Todos los ingredientes necesa-
rios para alcanzar el éxito estaban presentes en este caso, o casi.
Cierto día, mientras dábamos estudios bíblicos a unos candi-
datos, le pregunté al azar: "Dime, ¿cuáles son los planes que has
trazado para la obra de tu iglesia durante el año que viene?" Se
quedó con la boca abierta. Su rostro se volvió púrpura, y después
de un rato atinó a responderme: ''Marcos ... ¿qué me quieres decir?"
Le volví a hacer la pregunta: "Por favor, dime cuáles son tus
planes para el año que viene. ¿Acaso no tienen todos los pastores
planes escritos y bien preparados? ¿No has bosquejado, con un
año de anticipación, las principales actividades que quieres ne-
var a cabo? Supongo que la junta de la iglesia los votó con un
año de anticipación ..."
Estaba estupefacto. Que los pastores tenían que hacer planes
con sus iglesias era algo nuevo para él. Durante los dos o tres
PARA CELEBRAR SEMINARIOn CON EXITO 41
meses siguientes elaboramos un plan maestro de evangelización.
Le advertí que era posible que sufriera modificaciones, porque
seguramente tendría que adaptarlo a las sugerencias de los miem-
bros de su iglesia, pero le aseguré que era mucho mejor que él,
como dirigente, le presentara un plan sujeto a modificaciones a su
congregación, que presentarse ante ella sin ningún plan.
Juntos reunimos información demográfica con respecto a su
comunidad. Juntos también estudiamos la historia de su iglesia.
Juntos elaboramos un plan maestro a fin de equipar para el servi-
cio a los miembros de su congregación, con la idea de emplear los
dones espirituales de ellos con propósitos de expansión, y para
poner en marcha un multifacético programa de seminarios.
Muy pronto se volvió a entusiasmar con el ministerio. Este
pastor, que no había tenido mucho éxito antes, vio que la iglesia
a su cargo creció en cuatro años, después del instituto que cele-
bramos, de 60 a 140 miembros. Durante ese período bautizó
entre 80 y 100 almas. ¿Dónde estuvo el secreto de este éxito?
En la planificación. Y éste puede ser el secreto del éxito de su
ministerio también. Ningún seminario dará buenos resultados si
no se lo planifica de antemano.

Pasos que se deben dar para planificar


Son tres Jos pasos que se deben dar para planificar una serie
de seminarios de evangelización. Primero, usted como pastor
debe elaborar un bosquejo general. Segundo, preséntelo a la jun-
ta de la iglesia y a sus principales dirigentes para que le intro-
duzcan las modificaciones que hagan falta y lo aprueben. Terce-
ro, promueva con entusiasmo la serie entre los miembros de su
iglesia, antes de iniciarla.
Examinemos más detalladamente estos tres pasos. Primero,
estudie el calendario. He descubierto que es sumamente prove-
choso planificar la serie de seminarios con un año de anticipa-
ción. De esa manera cada uno de ellos estará íntimamente rela-
cionado con la filosoña de la evangelización que sustenta la igle-
sia local, pues así podrá darse cuenta con tiempo del rumbo que
queremos tomar. No habrá sorpresas.
He descubierto que los seminarios de cosecha son más efecti-
vos cuando se los lleva a cabo entre marzo y abril, o entre sep-
tiembre y octubre. Estos períodos están relativamente libres de
feriados largos, el tiempo generalmente es bueno y la gente está
42 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
más dispuesta a asistir. Sin embargo, algunas asociaciones han
llegado a la conclusión de que en ciertas regiones los meses de
verano son excelentes para tener seminarios.
Si usted decidiera celebrar seminarios de cosecha durante la
primavera, entonces tendría que comenzar su año evangélico hacia
fines del invierno. Podría dedicar la última parte de agosto y la
primera de septiembre para tener reuniones de reavivamiento en
su iglesia. Durante el otoño (marzo, abril y mayo) celebre semi-
narios de entrenamiento, con el fin de capacitar a los miembros
para que den estudios bíblicos, dirijan diferentes programas de
expansión y ayuden en los seminarios de Daniel y Apocalipsis.
Los meses de junio, julio y agosto podrían dedicarse a una
campaña evangélica en la comunidad. Se podrían organizar gru-
pos de laicos para distribuir publicaciones, y otros grupos para
desarrollar programas de salud como el Plan de Cinco Días, cla-
ses de cocina, control del estrés o relativos a la vida familiar.
Otros podrían participar en programas de una semana de dura-
ción, desarrollados en los hogares, para estudiar el libro de
Daniel, por ejemplo, y aún otros para que den estudios bíblicos.
Canalice todo el interés que surja de estos programas pre-
vios de expansión, para celebrar en mayor escala un seminario
sobre el Apocalipsis, o reuniones de evangelización, durante los
meses de septiembre, octubre y noviembre, que son los meses
de cosecha. El verano le da tiempo para aprovechar bien el inte-
rés despertado; a los nuevos creyentes se los debe integrar en
grupos pequeños a fin de alimentarlos espiritualmente y capaci-
tarlos para crecer en Cristo. Estos cuatro aspectos: el reaviva-
miento, el contacto, la cosecha y la conservación, deberían for-
mar parte de la vida cotidiana de la iglesia local.
Antes de comenzar sus seminarios hágase estas preguntas:
¿Concuerda este seminario con el objetivo general y la misión de la
iglesia? ¿Cuál sería el mejor momento para celebrarlo? ¿Qué podría
hacer para lograr la mayor asistencia posible? ¿Dónde sería mejor
llevarlo a cabo: en una escuela, en un salón o en la iglesia?
Recuerde que se necesitan hasta ocho semanas para impri-
mir y distribuir folletos e invitaciones. Por lo tanto, necesitará
por lo menos tres meses para planificar un seminario. General-
mente yo prefiero hacer planes para mis seminarios con nueve
meses a un año de anticipación.
Después de preparar un cuidadoso bosquejo general de semina-
rios para su iglesia, preséntelo a su junta a fin de que le introduzca
PARA CELEBRAR SEMINARIOS CON EXITO 43
las modificaciones necesarias y para que lo apruebe finalmente. A
menudo es una buena idea discutir este plan general con los prin-
cipales dirigentes de la iglesia antes de presentarlo a la junta.
Una vez que el plan ha sido convenientemente modificado, y
aprobado, es esencial que se lo promueva vigorosamente ante la
congregación el sábado por la mañana. Los carteles, las noticias del
boletín y los anuncios personales contribuyen a lograr este objetivo.
La iglesia no crece por casualidad o espontáneamente. Los
planes son las vías que le permitirán avanzar a una iglesia llena
del Espíritu, como un poderoso tren, kilómetro tras kilómetro. El
Espíritu Santo no puede bendecir la falta de visión. Pero la pla-
nificación cuidadosa, la acción concertada y la expansión inspi-
rada por el Espíritu, producen resultados tangibles.
Elena de White escribió lo siguiente a los gerentes de institu-
ciones con respecto a la necesidad de disponer de una organiza-
ción eficiente: "Es esencial trabajar con orden, siguiendo un plan
organizado, y un objetivo definido ... Hay que presentar en fonna
amplia planes bien definidos a quienes corresponda, y debe estar-
se seguro de que estos planes son comprendidos. Luego pedid a
todos los que están a la cabeza de los distintos departamentos
que cooperen en la ejecución de estos planes. Si este método segu-
ro y radical es adoptado de la debida manera y seguido con inte-
rés y buena voluntad, evitará que se haga mucho trabajo sin obje-
tivo definido alguno, y mucha fricción inútil".2

El segundo factor: reclutamiento y entrenamiento


Procedamos ahora a examinar el segundo factor vital, indis-
pensable para que tenga éxito un seminario de evangelización.
Cierta vez se le hizo a Billy Graham la siguiente pregunta: "Si
usted tuviera que ser pastor de una iglesia ubicada en una gran
ciudad, que por años no ha crecido, ¿qué haría para revertir la
situación de manera que se produjera un vigoroso crecimiento
en la evangelización?" Graham vaciló sólo un momento; después
respondió: "Una de las primeras cosas que haría sería reunir
alrededor de mí doce hombres para compartir con ellos las lec-
ciones que Dios me ha dado acerca de la ganancia de almas
durante los últimos cincuenta años de mi vida. Esos hombres
serían mi equipo entrenado, mis discípulos, que me ayudarían a
preparar a la congregación para el ministerio de ganar almas".
Jesús podía vivir solamente una vez la vida humana. Su
ministerio fue comparativamente breve, de apenas tres años y
44 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
medio. Es interesante observar que pasó mucho más tiempo con
sus discípulos que con las multitudes. La principal preocupación
de Jesús consistió en preparar un equipo eficiente que prosi-
guiera su ministerio evangélico después de su muerte.
Una vez que ascendió a los cielos, Jesús, desde el santuario
celestial, impartió el Espíritu Santo a los miembros individuales
de la iglesia. Cada cual recibió dones para servir. Era el plan de
Dios que esos dones se combinaran para que se los usara con el
fin de servir al mundo.
En 1 Corintios 12 se dice que la iglesia es el cuerpo de Cristo.
Tomemos nota de que ningún órgano del cuerpo funciona aislada-
mente. Cada uno de ellos forma parte de un sistema o de un apa-
rato. La boca, el estómago y los intestinos, por ejemplo, forman
parte del aparato digestivo. Todos ellos trabajan juntos para dige-
rir los nutrientes que necesita el organismo. Todos estos aparatos
y sistemas forman parte del cuerpo. Ninguno de ellos existe por sí
mismo; todos dependen los unos de los otros. El organismo sólo
funciona si los distintos aparatos y sistemas trabajan juntos.
De la misma manera, la iglesia no puede alcanzar su máximo
potencial a menos que los dones espirituales que Dios le ha dado
a sus miembros se organicen en sistemas. Todos los sistemas del
cuerpo de ]a iglesia, si trabajan unidos, contribuyen para que ésta
tenga vitalidad. El apóstol Pablo lo aclara así en 1 de Corintios
12:18-22 al decir: "Pero el hecho es que Dios ha colocado los
miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si
todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Ahora
bien, los miembros son muchos, pero el cuerpo es uno solo. Ni el
ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a
los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien, los miembros
del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios".

Un cuádruple equipo
Para que los seminarios alcancen su pleno potencial, los hom-
bres y las mujeres que poseen una variedad de dones espiritua-
les se deben organizar en pequeños equipos. He descubierto que
hace falta reclutar gente para cuatro tareas fundamentales.
Uno de estos grupos esenciales para el éxito del seminario son
los que le dan la bienvenida a la gente que está llegando. Como lo
dijo alguien, no existe una segunda oportunidad para causar una
primera buena impresión. Esta primera impresión es sumamente
PARA CELEBRAR SEMINARIOS CON EXITO 45
importante. Los que dan la bienvenida, para ser eficientes, tienen
que estar bien vestidos y llenos de entusiasmo, ser cálidos y cor-
diales. Yo preparo a dos o tres personas para esta tarea.
Por años mi esposa ha dado la bienvenida a los que asistían a
nuestros seminarios de evangelización. Al acudir la gente todas
las noches para participar del seminario, les daba la bienvenida
con una sonrisa y les decía algo así: "Nos sentimos felices de que
hayan venido hoy". 0: "Estamos muy contentos de verlos esta
noche. Pasen, por favor, a retirar el material que necesitarán
para la sesión de hoy".
Los que trabajan en la mesa de inscripción constituyen el
segundo grupo. Son los recepcionistas. También espero que esta
gente sea cordial y amigable, pero me interesa en especial que
sean capaces de atender los detalles y de llevar buenos regis-
tros. Estos son sumamente importantes. Si usted dispone de
registros exactos de asistencia, por ejemplo, sabrá a qué sesiones
de su seminario asistió una determinada persona, qué informa-
ción ha recibido y cuál no. Entonces podrá saber cuál será la
mejor manera de abordarla cuando la visite en su hogar.
Pero lo más fundamental e importante para que usted alcan-
ce el éxito, consiste en que los recepcionistas eficientes puedan
aprender fácilmente de memoria los nombres de las personas
que asisten a las reuniones, con el fin de pasárselos a usted e
indicarle quiénes son los que realmente están interesados.
El tercer grupo de personas que se necesitan en un seminario
son los ujieres, es decir, los que le indican a los concurrentes
dónde se pueden sentar. Pero su principal tarea es mucho más
importante que ésa: deben asistir a las reuniones con el expreso
propósito de conocer a los asistentes. Es muy probable que estos
mismos hermanos vayan a visitar en sus hogares a algunos de
esos interesados.
A menudo los que asisten a los seminarios hacen preguntas
acerca del sábado, el estado de los muertos, la vida sana o el bau-
tismo, antes que usted haya tratado esos temas. Es importante que
instruya a sus colaboradores para que no contesten esas preguntas
antes de tiempo, sino que animen a la gente a que espere hasta
que se trate el tema, o que se las formulen al encargado del semi-
nario. Si no se obra así, se puede dañar el interés despertado.
El cuarto grupo de colaboradores del seminario es el más
importante de todos: son los que se están preparando para diri-
gir los próximos seminarios. Yo empleo todos los seminarios que
46 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
dirijo como sesiones de adiestramiento para enseñar a otros a
dirigirlos.
Ore para que Dios lo ilumine a fin de que pueda seleccionar en
su iglesia a los que en el futuro serán capaces de dirigir semina-
rios. Invite a esos hermanos para que le ayuden. Déles oportuni-
dad de hablar en público a fin de hacer los anuncios, repasar el
tema de la sesión anterior o contestar las preguntas del buzón.
Oí que a los estudiantes de medicina que desean ser ciruja-
nos se les dice: "Colabora con una operación quirúrgica, practica
una operación quirúrjica y después enséñales a los demás cómo
hacerlo". Podríamos adaptar este dicho a nuestros seminarios:
"Colabora con un seminario, dirije un seminario y después ensé-
ñale a alguien a dirigirlo".
Me siento asombrado por la cantidad de gente que hay en las
iglesias que podría dirigir seminarios. Poco después de escribir
el material de los seminarios acerca de Daniel, que han sido usa-
dos por unos 1.500 pastores adventistas con una asistencia de
unas 150.000 personas, un pastor me dijo:
-Marcos, mi esposa puede dirigir un seminario sobre Daniel
mejor que tú.
-¿Qué me quieres decir? -le pregunté.
-He oído que tú diriges esos seminarios -me contestó-,
pero ella lo hace mejor.
-Bueno, es posible -le dije-. Pero, dime algo más.
-Puesto que tú has dirigido tantos seminarios -me dijo-,
te sientes tan confiado que a menudo te sales del libreto y no
eres plenamente fiel al material que escribiste. Mi esposa, al
contrario, se ha aprendido de memoria todo el material. Presen-
ta el seminario de Daniel palabra por palabra, tal como tú dices
que hay que hacer. A la hora de la merienda hay en casa 17
damas que quieren estudiar las profecías de Daniel.
Cuando los hermanos asisten a un seminario bien organiza-
do, a menudo se sienten competentes para dirigir uno ellos mis-
mos. Proporcióneles a algunos de los ancianos, diáconos y diaco-
nisas el material correspondiente a los instructores del semina-
rio acerca del Apocalipsis, por ejemplo, y hágalo con anticipa-
ción. Después ubíquelos entre los asistentes, sugiriéndoles que
escuchen mientras usted enseña, pero que después dirijan su
propio seminario en su casa o en algún salón. Estos dirigentes
pueden convertirse a su vez en maestros, y así usted podrá mul-
PARA CELEBRAR SEMINARIOS CON EXITO 47
tiplicar sus equipos de directores de seminarios. Y así cada equipo
se convertirá en un modelo para la formación de otros equipos.
Seguí con Enrique el procedimiento que estoy recomendando
aquí. Después de ver cómo daba yo dos o tres seminarios sobre
profecías, le di el material impreso y los casetes con los semina-
rios. Escuchó los casetes, leyó el material y después incorporó
todo eso a su propia personalidad.
El primer seminario comenzó medio mal, pero a pesar de que
quiso desbaratarlo una mujer cuyo esposo se había unido a la
iglesia, Enrique hizo un excelente trabajo. En los últimos cinco
años ha llegado a ser un notable maestro laico. Los nuevos semi-
narios sobre el Apocalipsis que ha llevado a cabo han producido
más de cincuenta bautismos.
Enrique participó del seminario modelo y trabajó como parte
del equipo. A continuación se lanzó por su cuenta y comenzó a
dirigir seminarios. Ahora les está enseñando a otros a organi-
zarlos y llevarlos a cabo.
Para resumir, si usted desea que sus seminarios tengan éxito,
seleccione a lo menos cuatro clases de miembros de iglesia a fin de
que colaboren con usted: personas cordiales y agradables para que
le den la bienvenida a los que asisten; encargados del registro de
asistencia bien organizados, competentes y dignos de confianza;
hermanos llenos de tacto y espiritualidad, dispuestos a visitar a
los interesados; y maestros capaces de adiestrar a otros, para que
ayuden con los anuncios, el 'buzón de preguntas y actividades simi-
lares, y a fin de que dirijan a su vez sus propios seminarios.

El tercer elemento: la sociabilidad


El tercer elemento para alcanzar el éxito con los seminarios
de evangelización, consiste en crear una atmósfera que irradie
amistad, y que al mismo tiempo sea profesional.
Una vez almorcé con el gerente general de una de las princi-
pales agencias de publicidad de los Estados Unidos. Esta agen-
cia había coordinado la propaganda de unos veinte evangelistas
adventistas. Mientras hablábamos de publicidad, me hizo la
siguiente observación: "Marcos, yo te puedo decir qué evange-
lista adventista va a alcanzar el éxito y cuál de ellos no, hacién-
doles una pregunta muy sencilla".
Su declaración captó inmediatamente mi atención. Cuando
le pregunté cómo podía evaluar a los evangelistas adventistas
48 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
con sólo hacerles una pregunta, me respondió: "Esta es mi pre-
gunta: '¿Qué es lo primero que hace usted cuando termina de
predicar?' Los que me dicen que van a la puerta para saludar a
la gente o circular entre los asistentes con el fin de enterarse de
cómo se llaman, por ejemplo, tienen mucho más éxito que los
que después de la reunión se sientan para hablar con los miem-
bros de su personal, o a esperar que la gente les venga a hablar".
Una actitud de aislamiento levanta barreras entre el evange-
lista y sus oyentes. Los ganadores de almas le dan la primera
prioridad a la gente. La pretensión de superioridad o el aisla-
miento son ajenos al método de Cristo.
Tratemos de crear una atmósfera cálida y amistosa en nues-
tros seminarios. Yo instruyo de una manera muy especial a los
encargados de dar la bienvenida para que no conversen entre
ellos. Incluso antes de que comience el seminario ya deben estar
en sus puestos. Les recuerdo que somos ganadores de almas para
Cristo y que la actividad que estamos desarrollando es seria. La
gente juzgará el programa por la impresión que ellos den.
Cada miembro del equipo se mezcla con los concurrentes en
momentos a-propiados durante la tarde, para conocerlos. Y yo
mismo, como director del seminario o evangelista, hago lo propio
antes y después del programa, y a menudo empleo el método
FORT para hacerlo.

Una sigla interesante


En la sigla a la que nos estamos refiriendo, la F representa a
la familia, la O la ocupación, laR la religión y la T el testimonio.
En una conversación de dos a tres minutos trato de enterarme
del nombre de cada persona, algo acerca de su familia, de su
trabajo y de sus convicciones religiosas y, de ser posible, le doy
un breve testimonio.
Mi primera conversación con una persona, si dispongo de
tiempo y si la introducción no resulta abrupta, podría ser más o
menos así: "Buenas tardes (señor, señora, señorita). Soy Marcos
Finley. Me gusta conocer por nombre a todos los miembros de mi
clase. ¿Cómo se llama usted, por favor?" Por lo general la gente
me da su nombre. Lo repito enseguida en voz alta, y lo sigo
usando en el resto de la conversación.
A continuación suelo preguntar: "¿Ha vivido usted siempre
en este vecindario?" Una vez que el visitante me responde,
PARA CELEBRAR SEMINARIOS CON EXITO 49
hablarnos algo acerca de la comunidad. Después le pregunto cuál
es su trabajo. Por lo común también les digo: "¿Es ésta la prime-
ra vez que asiste usted a una reunión de esta clase, o formó par-
te de un hogar religioso?" En el momento apropiado doy un corto
testimonio acerca de la influencia que la Palabra de Dios ha
ejercido en mi vida, especialmente de la confianza en Dios que
proviene de la comprensión de las profecías de la Biblia.
Para consolidar y aumentar este vínculo de amistad, esta
sensación de comunidad, se pueden servir jugos de fruta dos o
tres veces durante el seminario, una vez terminada la reunión.
La atmósfera de informalidad que se crea así, favorecerá el tra-
tamiento franco de algunos ternas.
La cordialidad atrae a la gente. Nuestra sociedad es fría e
impermeable. La mayor parte de las personas son egoístas y por
lo mismo no se interesan en los demás. Muchos asistentes me
han dicho que para ellos el seminario es corno un oasis en medio
del desierto reseco del mundo impersonal y proclive a la comodi-
dad en el que vivimos. La creación de una atmósfera de cordiali-
dad en nuestros seminarios, mediante el conocimiento de la gen-
te, y al responder a sus preguntas antes y después de las reu-
niones, es un ingrediente esencial del éxito.
Pero de ninguna manera permita que este ambiente de cor-
dialidad degenere en caótica desorganización. Aunque los semi-
narios deben crear una atmósfera cordial y amistosa, los que
realmente alcanzan el éxito se caracterizan por el orden. Si su
programa empieza quince minutos tarde y termina veinte minu-
tos después de la hora señalada, es posible que la gente no ven-
ga más. Necesitan algo que les inspire confianza.
Tendrá que ser especialmente cuidadoso para controlar la
parte del programa que tiene que ver con las visitas a los hoga-
res y los estudios bíblicos. Es bueno terminar cuando la gente
quiere seguir oyendo algo más. Cuando yo trabajaba con el Ins-
tituto de Evangelización de la División Norteamericana, les
aconsejaba a mis alumnos que no se quedaran más de cuarenta
minutos con una familia. Después de dar un estudio bíblico uno
de mis alumnos me dijo que lo había pasado muy bien en cierta
casa. La joven pareja con la que estaba estudiando le había
hecho tantas preguntas que se había quedado con ellos hasta la
medianoche. Le había dedicado tres horas a esa familia.
Aunque él estaba muy entusiasmado, yo comencé a preocu-
parme. Sabía que si esa pareja llegaba a la conclusión de que
50 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
iba a tener que pasar toda la noche con el instructor, probablemen-
te no iban a querer que los visitara por tanto tiempo. La próxima
vez que el estudiante visitó a esa pareja, le dijeron que estaban
muy ocupados y que no iban a poder continuar con los estudios.
Aunque su clase sea muy entusiasta, trate de terminar la
reunión a la hora 21:00 a más tardar. Nos gusta que nuestros
asistentes se vayan a casa antes de las 21:00. El horario de los
seminarios debería ir de 19:30 a 20:45; ésta parece ser la dura-
ción ideal, a lo menos al principio. Cuando los temas son ya más
profundos, extendemos la hora de cierre de 20:45 a 21:00.
Para que el seminario esté bien organizado y funcione ade-
cuadamente, es importante que el director se encuentre en el
lugar de las reuniones con bastante anticipación. A las 19:00 el
auditorio debería estar listo, los recepcionistas en sus respecti-
vos lugares, todos los materiales que se van a usar desplegados
en la mesa de la recepción, y el proyector y las transparencias
listos para comenzar a funcionar.
Si llegamos corriendo a las 19:25, no sólo damos la impre-
sión de desorganización a los profesionales que podrían asistir,
sino que perdemos la oportunidad de hablar con los que asisten
al seminario. Además, llegar a último momento significa que el
orador está soportando una presión indebida. Nadie puede dar lo
mejor de sí sí se siente presionado.
Ser profesional significa también que vamos a estar bien pre-
parados. Harold Shackleton le preguntó una vez a un famoso
actor londinense:
-¿Por qué los actores llenan los teatros, mientras a la iglesia
va tan poca gen te?
-Los actores convertimos lo imaginario en real -contestó
el actor-. Los predicadores presentan lo real como si fuera ima-
ginario.
La enseñanza árida, insípida y sin vida reduce de tamaño al
evangelio. Es posible que usted haya presentado Daniel 2 más
de mil veces. Para que su presentación conserve su frescura, tie-
ne que experimentarla de nuevo. Es importante que presente la
verdad como si la hubiera descubierto ayer, y no puede esperar
más para presentarla hoy.
Aunque haya dirigido seminarios cientos de veces, antes de
iniciar uno nuevo revise punto por punto el manual del instruc-
tor. A menudo yo doy un paseo una hora antes del seminario
PARA CELEBRAR SEMINARIOS CON EXITO 51
para repasar mentalmente el material sin recurrir a mis notas.
Y al presentarlo no dependo de lo que he aprendido antes. Con-
tinuamente le pido a Dios que me dé nuevas ilustraciones y apli-
caciones de las verdades que he presentado muchas veces.
Los seminarios dirigidos en una atmósfera de cordialidad,
con entusiasmo y bien organizados, atraerán a la gente noche
tras noche.

El cuarto elemento: los recursos divinos


El cuarto elemento indispensable para conducir con éxito un
seminario consiste en tener la seguridad de que Cristo está obran-
do por medio de usted para promover el reino de Dios en la tierra.
El tamaño de su seminario no determina el éxito. El hecho de que
usted haya dedicado al Salvador sus dones y habilidades para lle-
var a cabo la obra evangélica, eso es lo que realmente importa.
En El camino a Cristo Elena de White hace esta interesante
reflexión: "Los más humildes y más pobres de los discípulos de
Jesús pueden ser una bendición para otros. Pueden no echar de
ver que están haciendo un bien especial, pero por su influencia
inconsciente pueden derramar bendiciones abundantes que se
extiendan y profundicen, y cuyos benditos resultados no se
conozcan hasta el día de la recompensa final. Ellos no sienten ni
saben que están haciendo alguna cosa grande. No necesitan car-
garse de ansiedad por el éxito. Tienen solamente que seguir ade-
lante con tranquilidad, haciendo fielmente la obra que la provi-
dencia de Dios indique, y su vida no será inútil". 3
¡Qué declaración liberadora! Puesto que no necesitamos car-
garnos "de ansiedad por el éxito", estamos libres para atender
las necesidades de los otros seres humanos con la seguridad de
que el Espíritu Santo los conducirá a la convicción y obrará para
que nuestros esfuerzos tengan éxito.

Un trío de excusas
Hay tres razones que el diablo sugiere de vez en cuando para
impedir que nos lancemos confiadamente a dirigir seminarios
de evangelización. N o son razones en realidad sino excusas. El
enemigo hará todo lo posible para que estemos ocupados de tal
manera que descuidemos precisamente la tarea que Dios nos ha
asignado.
52 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
La primera excusa es: "Mi iglesia no está lista. Los miembros
de ella están en conflicto entre sí". Mis preguntas en este caso
son: "¿Cuándo van a estar listos? ¿Qué está haciendo usted ahora
mismo para que se preparen? ¿Tiene un agresivo, sistemático y
detallado programa de visitas a cargo de los miembros? ¿Ha tra-
zado usted un cronograma de acontecimientos importantes?"
Consulte su agenda. Con nueve meses a un año de anticipa-
ción marque la fecha cuando quisiera comenzar su principal
esfuerzo evangélico de cosecha. Bosqueje cuidadosamente y en
detalle las principales actividades preparatorias necesarias a fin
de que su iglesia esté lista para ese evento. No acepte la excusa
del diablo: "La iglesia no está preparada". El transcurso del
tiempo no la preparará. Lo que suceda mientras pasa el tiempo
determinará sí va a estar preparada o no.
Llega el momento en la vida de cada iglesia cuando usted
debe lanzarse con anticipación a la tarea de evangelizar en com-
pañía de los miembros que estén listos para hacerlo. Haga lo
posible a fin de preparar a los que estén dispuestos con el propó-
sito de comenzar. Algunos de los miembros de su iglesia no se
van a entusiasmar hasta que vean lo que Dios está haciendo en
el seminario mismo. A menudo el segundo, el tercero y el cuarto
seminarios tienen mucho más éxito que el primero.
La segunda excusa que a veces sugiere el diablo es que la
comunidad no está lista, que la gente no responde. Dirigí hace
algún tiempo un seminario acerca del crecimiento de la iglesia en
un país del norte de Europa. En su transcurso una cantidad de
pastores sugirieron la idea de que el evangelio no les interesaba a
los miembros de su comunidad. La gente de la Europa seculariza-
da -decían- está endurecida contra el evangelio. Sencillamente
no iban a responder positivamente a una invíta~ión religiosa.
-¿Qué porcentaje les parece que podría responder positiva-
mente? -les pregunté-. ¿Les parece que el diez por ciento?
-No, de ninguna manera -me contestaron.
-¿Tal vez el cinco por ciento? -sugerí.
-Ni siquiera eso -respondieron.
-¿Y el uno por ciento?
-Bueno ... podría ser que el uno por ciento de la gente reac-
cione favorablemente a una invitación de tipo religioso -con-
testaron.
-¿Qué población tiene la capital? -pregunté.
PARA CELEBRAR SEMINARIOS CON EXITO 53
-Alrededor de un milJón de habitantes --dijo alguien.
-¡Ah! Un millón de habitantes -les repliqué-. El uno por
ciento de un millón es diez mil. El problema de ustedes es que
están pensando en los que no van a reaccionar favorablemente
en lugar de dedicarse a los diez mil que sí podrían venir.
Elena de White dice lo siguiente: "Muchos leen las Escrituras
sin comprender su verdadero sentido. En todo el mundo hay
hombres y mujeres que miran fijamente al cielo. Oraciones,
lágrimas e interrogaciones brotan de las almas anhelosas de luz
en súplica de gracia y de la recepción del Espíritu Santo.
Muchos están en el umbral del reino, esperando únicamente ser
incorporados en él". 4
N o se concentre en las multitudes de su vecindario que ahora
mismo no están abiertas al evangelio. Pídale al Espíritu Santo
que traiga a la gente en cuyos corazones ya haya una actitud
favorable. En toda comunidad hay decenas de seres humanos
con quienes Dios está trabajando de una manera especial. Son
candidatos inmejorables para asistir a sus seminarios.
En los últimos años los estudios demográficos han estado de
moda entre los adventistas. Aunque ciertamente creo en la nece-
sidad de analizar a la comunidad, debemos evitar la parálisis
que puede producir dicho análisis. Es posible que contraigamos
una indigestión estadística. Prefiero ver una iglesia que hace
algo, lo que sea, a otra que se pasa año tras año analizando a la
comunidad. No es posible saber qué da resultados si nos limita-
mos a analizarla. Parte de su aprendizaje tendrá que basarse
en el método de la prueba y la equivocación. Si tiene dudas en
cuanto a cómo va a reaccionar la comunidad ante un seminario,
haga la prueba de dirigir uno de ellos. Quien dirija treinta semi-
narios de diferentes clases en su comunidad, va a aprender
muchísimo más acerca de ella que el que se pasa treinta horas
en la bilioteca estudiando algo acerca de esa misma comunidad.
El presidente Teodoro Roosevelt se expresó de esta manera
en un discurso que pronunció en la Universidad de la Sorbona,
en París, en 1910: "No es el que critica quien importa -dijo-;
ni el hombre que señala las fallas del fuerte, ni el que dice que el
que hace algo podría haberlo hecho mejor. El crédito le corres-
ponde al que realmente está en el ruedo, con el rostro cubierto
de polvo, transpiración y sangre, y que lucha con denuedo; al
que aunque se equivoque empieza otra vez. Porque no hay
esfuerzo sin errores ni fallas ... ; al que realmente se esfuerza por
54 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
hacer algo, que sabe de los grandes entusiasmos, de las gran
des devociones; al que se dedica plenamente a una causa noble
al que en el mejor de los casos gusta al final de los triunfos de
las grandes empresas, y al que en el peor de ellos, si fracasa, a le
menos lo hace intentando algo grande, de modo que su luga·
nunca va a estar entre las almas frías y tímidas que nada saber
ni de la victoria ni de la derrota". 6
En su notable obra acerca de la excelencia manifestada er
las actividades de las corporaciones, titulada In Search of Exce
llence (En búsqueda de la excelencia), 6 Peters y Waterman seña
lan que cada corporación que ha alcanzado el éxito tiene un~
orientación o inclinación con respecto a la acción. Están dis
puestas a hacer algo, lo que sea, y no a someter un asunto a ur
ciclo interminable de juntas y comisiones, que lo único que pro
ducen son informes voluminosos en resmas de papel, y nad1
más. Lo mismo que las corporaciones que alcanzan el éxito, la:
iglesias que lo logran también tienen una inclinación definid1
hacia la acción. Querido pastor: si usted quiere tener éxito cor
sus seminarios, dirija seminarios. Si quiere tener éxito come
evangelista, ·haga obra evangélica. Si quiere tener éxito en h
ganancia de almas, déle la primera prioridad en sus activida
des y dedíquese a ella. Si usted quiere saber qué es lo que d1
resultados en su comunidad, pruebe algo.
La tercera excusa traba a ciertos pastores. Dicen: "No esto~
preparado. Necesito más tiempo para prepararme".
He descubierto que mis prioridades cambian rápidamente
cuando fijo una fecha para el comienzo de mi serie de seminario:
de evangelización, alquilo un salón e imprimo los folletos y lo:
volantes. En ese caso resulta más fácil dejar a un lado alguna:
cosas que al principio parecían importantes. La forma funda
mental de prepararse para un seminario de evangelización con
siste en fijarle la fecha de comienzo. Los pastores de éxito sor
capaces de correr riesgos. Están dispuestos a lanzarse a la pales
tra con el fin de intentar algo grande para Dios.
Robert Schuller dice que un lema impreso en un calendarie
ha ejercido una gran influencia sobre su manera de pensar a le
largo de su ministerio. Este es el lema: "Prefiero intentar algc
grande para Dios y fracasar, que lograr el éxito sin hacer nada"
¿Está dispuesto usted a correr riesgos? ¿Está dispuesto a se:
vulnerable? ¿Está dispuesto a lanzarse a lo profundo en compa
PARA CELEBRAR SEMINARIOS CON EXITO 55
ñía de Jesús? No permita que lo paralicen las excusas del ene-
migo. Usted puede ser un ganador de almas de éxito. El Padre,
el Hijo y el Espíritu Santo, junto con todos los ángeles del cielo.
están disponibles para que sus seminarios tengan éxito. Si cree
que todos los recursos del cielo están a su disposición, si sabe
que ha sido llamado por Cristo para ser evangelista, si reconoce
que hay decenas de personas en su comunidad cuyos corazones
están abiertos ahora mismo, ¿podría haber algo que le impidiera
dirigir un poderoso programa de seminarios de evangelización
en su ciudad?

NOTAS

l. Peter Wagner, Your Church can Grow (Su iglesia puede crecer), p. 51.
2. Elena de White, El evangelismo, ACES, 1978, p. 73.
3. Elena de White, El camino a Cristo, ACES, 1991, p. 83.
4. Elena de White, Los hechos de los apóstoles, ACES, 1977, pp. 90, 91.
5. Richard Nixon, Leaders (Dirigentes), Nueva York, Warner Books,
1982, p. 345.
6. Thomas J. Peters y Robert H. Waterman, Jr., In Search of Excellence
(En búsqueda de la excelencia), Nueva York, Warner Books.
Capítulo 5

Cómo asegurarse la asistencia


Cómo hacer propaganda para conseguir una gran audiencia

Mientras visitaba el magnífico museo del Centro de Evangeli-


zación Billy Graham en Wheaton, Illinois, un cartelito atrajo mi
atención. Ruth Goodge, alguien de quien no sabía nada, había sido
uno de los principales factores en el éxito de Billy Graham.
Por más de un cuarto de siglo se había dedicado a orar por el
evangelista. La Sra. Goodge organizaba quedamente grupos de
oración en las ciudades que visitaba Graham para dirigir sus
cruzadas. A menudo estos grupitos de mujeres se organizaban a
fin de orar las 24 horas del día durante tres días antes del
comienzo de las reuniones de evangelización, y seguían día y
noche durante toda la campaña. Las ciudades se conmovían no
solamente gracias a una publicidad atractiva y profesional, sino
como consecuencia de la oración. El poder de atracción del Espí-
ritu supera al de la avenida más atractiva del mundo. Sin ora-
ción ferviente y nacida del corazón, la mejor publicidad es 4ébil.

Oración intercesora
La epístola de Santiago dice: "La oración eficaz del justo tiene
mucha fuerza" (5:16). Evidentemente en este conflicto entre el
bien y el mal, Dios ha decidido limitarse a sí mismo. Aunque él
obra en la mente de los inconversos al margen de las decisiones
de éstos, nuestras oraciones en favor de ciertas personas en
especial libera el poder del Señor en una forma nueva. El Altísi-
mo señala a los santos que están orando, y considera que le dan
"derecho" a obrar en favor del pecador.
En 1 Juan 5:16 se convalida esta idea: "Si alguno ve a su her-
mano cometiendo un pecado que no sea para muerte, pedirá, y
Dios le dará vida". De acuerdo con el plan divino, la vida fluye
56
COMO ASEGURARSE LA ASISTENCIA 57
desde el trono de Dios hacia los perdidos por medio de la oración
de los santos. La oración es el canal a través del cual la vida y el
amor del Señor fluyen en dirección de los in conversos.
Elena de White se expresó con mucha claridad con respecto a
la necesidad de orar durante las campañas de evangelización:
"¿Por qué no sienten los creyentes una preocupación más pro-
funda y ferviente por los que no están en Cristo? ¿Por qué no se
reúnen dos o tres para interceder con Dios por la salvación de
alguna persona en especial, y luego por otra aún?...
"Mientras trabajen y oren en el nombre de Cristo,
aumentará el número; porque el Salvador dice: 'Si dos de voso-
tros se convinieren en la tierra, de toda cosa que pidieran, les
será hecho por mi padre que está en los cielos' (Mat. 18:19)". 1
La oración intercesora produce resultados. En los últimos
años hemos organizado el ministerio de los grupos de oración
como base de apoyo para nuestros seminarios de evangelización.
¡Qué resultados ha tenido este ministerio! Con el apoyo de la
oración, la propaganda es infinitamente más eficaz. No sólo ha
aumentado la asistencia, sino que he notado que los que asisten
son más abiertos; estamos atrayendo a más gente interesada en
la verdad y a menos curiosos.
Munich es una ciudad europea secularizada ubicada en el
sur de Alemania cerca de los Alpes. Alguien ha dicho que siem-
pre está de fiesta y que su lema es "Viva y deje vivir", es decir,
"Haga lo que le dé la gana, sin restricciones". Otros afirman que
los habitantes de Munich beben más cerveza que los de cual-
quier otra ciudad del mundo.
Entre 1965 y 1985 la iglesia adventista de Munich perdió cer-
ca del 20 % de su feligresía por fallecimientos y apostasías. La
evangelización en este ambiente secularizado ha sido sumamen-
te difícil. Sin embargo, en el invierno y la primavera de 1986 se
produjo un cambio notable. Programamos una serie de semina-
rios de evangelización con la idea de satisfacer sentidas necesi-
dades de la comunidad. Un plan de cinco días para dejar de
fumar, un curso de control del estrés, un curso de cocina vegeta-
riana y unas cuantas clases que en realidad eran seminarios
acerca del libro de Daniel, prepararon el camino para una serie
importante de reuniones de evangelización.
Pero antes de que comenzara esta serie de seminarios, el pas-
tor Helmut Mayer, evangelista de la Unión Alemana del Sur, diri-
gió una semana de énfasis espiritual acerca de la oración, que
58 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
resultó en la organización de 27 grupos de oración. La oración fer-
viente y nacida del corazón dio resultados. Milagrosamente Dios
atrajo a "buscadores de la verdad" a nuestros seminarios. Entre
400 y 500 personas asistían regularmente. Al cabo de un año se
bautizaron setenta en el radio de acción de las iglesias de Munich.
Recientemente comenzamos en Londres seis series simultáneas
de reuniones de evangelización. La asistencia ascendió a 4.000, y
alrededor de 450 personas se bautizaron. ¿Cuál fue el secreto de
nuestro éxito allí? Durante los tres meses previos al inicio de dece-
nas de los seminarios acerca de las "necesidades" de la comunidad,
que preceden a las reuniones de evangelización, invitamos a los
miembros de las iglesias a que formaran parte de grupos de oración
intercesora. Nos fijamos el blanco de mil personas dedicadas a la
"oración consagrada". Cientos acudieron a Londres. Le dimos a
cada uno una taijeta de inscripción, para que anotara en ella los
nombres de los miembros de la familia, los amigos, los compañeros
de trabajo o los vecinos por los cuales iban a orar. Día tras día
miles de qraciones ascendían al cielo en favor de esas personas.
Una historia procedente de la vieja China ilustra la eficacia
de la acción concertada. Durante una tormenta, un barco de
velas que llevaba los tesoros del rey naufragó y se hundió en las
aguas de un río sumamente profundo. A un grupo de nadadores
expertos se le encargó la tarea de recuperar la preciosa carga.
Su método fue muy sencillo. Cada buzo tomó una larga caña de
bambú, se zambulló hacia lo hondo y clavó la caña en el tesoro.
Una y otra vez los buzos se lanzaban hacia las profundidades.
Vez tras vez salían casi sin aliento para tomar aire de nuevo,
tomar otra caña y volverse a sumergir. De repente el aire que se
encontraba dentro de las cañas, como eran tantas ya, las sacó a
flote, y con ellas salió el tesoro a la superficie.
El método más eficaz para atraer a las multitudes a su semi-
nario consiste en conseguir que los miembros de la iglesia oren
mancomunadamente. Muchos pastores dan por sentado que sus
miembros van a orar por el seminario y por los que asistan. No
caiga en esto. Tiene que organizarlos para el ministerio de la
oración. Predique acerca de la oración intercesora. Reúna a los
oficiales de su iglesia. Tenga encuentros con los miembros de la
junta. Nombre directores de grupos de oración. Organice a los
miembros de iglesia en grupos de oración. Puede ser que no
todos funcionen, pero muchos más lo harán que si no los organi-
za. No hay sustituto para el ministerio de la oración.
COMO ASEGURARSE LA ASISTENCIA 59
Hay un factor que realza la importancia de que sus miem-
bros oren por el éxito de sus esfuerzos. Mientras más ora una
persona por algo, más va a trabajar para lograr ese objetivo. ¡A
veces Dios puede usarme para responder mis propias oraciones!
¿Cómo podría orar por mi vecino sin invitarlo a venir al semina-
rio? ¿Cómo podría interceder por mi esposa sin pedirle que me
acompañe al programa? ¿Cómo puedo pedirle al Espíritu Santo
que conduzca a la gente al seminario si no estoy dispuesto a que
el Espíritu me use como instrumento suyo para invitarla?

Las invitaciones personales son la mejor propaganda


Sorprendida al recibir por medio del correo el atractivo folleto
a todo color que la invitaba a asistir a un seminario sobre el
Apocalipsis, Débora lo abrió con suspicacia. Aunque hacía poco
había comenzado a estudiar la Biblia, este folleto la confundió.
¿Qué eran esos animales raros que se veían en la tapa? Las
extrañas ilustraciones dispersas por todo el folleto la invitaron a
tener cautela. Rechazó toda idea de asistir al seminario y arrojó
el folleto a la basura.
Pocas horas después Yeni, su íntima amiga, la vino a visitar.
En el transcurso de la conversación Yeni, que es adventista,
mencionó el seminario, le extendió un folleto como el que ella
había descartado antes, y la invitó a asistir. Puesto que confiaba
en Yeni, estuvo dispuesta a aceptar su invitación.
Su concurrencia al seminario sobre el Apocalipsis le abrió a
Débora un amplio panorama de verdades. Ahora se regocija en
la esperanza adventista. Al comentar su experiencia declara
enfáticamente: "Si no fuera por mi amiga Yeni, seguramente no
habría asistido".
Tal como Débora, mucha gente en la actualidad desconfia de
cualquier programa desconocido. Y los problemas financieros y
morales relacionados con algunas de las organizaciones religiosas
más conocidas, han agravado la situación. No hay sustituto para la
invitación personal. La propaganda enviada por correo, los folletos,
los avisos en los diarios, la radio y la televisión, no son tan eficaces.

La propaganda enviada por correo


Por lo general, en los Estados Unidos, el folleto a cuatro colo-
res que se usa para anunciar los seminarios sobre el Apocalipsis,
60 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
atrae entre tres y cuatro personas por cada mil. Eso significa
que de cada mil personas, ¡996 no responden! En promedio se
necesitan 15.000 folletos para atraer a 45 personas. En Cardiff,
Gales, los únicos que asistieron fueron los que habían sido invi-
tados por amigos, a pesar de que distribuimos por otros medios
15.000 volantes.
Hace poco, mientras celebrábamos en los hogares ocho semi-
narios sobre el Apocalipsis en uno de los barrios de Londres, pro-
bamos algo diferente. Le dimos a cada dirigente laico unos 500
folletos para distrubuir. Para nuestra sorpresa, a pesar de que
sólo distribuimos unos tres mil folletos, cuarenta personas asis-
tieron. Y en Finlandia uno de nuestros seminarios sobre el Apo-
calipsis tuvo un promedio de 27 concurrentes por cada mil volan-
tes. ¿Cómo se explica esto? Los miembros de la iglesia distribu-
yeron personalmente esos folletos entre sus amigos, invitándolos
a asistir. No hay sustituto para la propaganda personal.
El Dr. Gottfried Oosterwal, director del Instituto para las
Misiones Mundiales de la Universidad Andrews, sugirió que el
73 % de todos los conversos de la División Norteamericana 11e-
gan a la iglesia por medio de sus amigos que ya son miembros. 2
Mientras más se secularice la sociedad, más difícil será atraer
gente a los programas religiosos por medio de propaganda reli-
giosa. La mente secularizada tiende a volverse cínica y escéptica.
La propaganda por medio de las invitaciones personales ofre-
ce otra ventaja. Porque ya han estado expuestos al mensaje
adventista, y han tenido relación a lo menos con un adventista,
los que asisten gracias a las invitaciones personales están más
dispuestos a responder positivamente que los que vienen de la
calle atraídos por una propaganda pública.

"Operación Andrés"
De todo lo que hacemos para conseguir concurrencia, lo más
significativo es lo que llamamos "Operación Andrés". Así como
Andrés invitó a su hermano a conocer a Jesús, se organiza a los
miembros para que inviten a acudir a Jesús a sus amigos, veci-
nos y parientes. Los grupos de oración descriptos al comienzo
de este capítulo constituyen la organización básica para los gru-
pos de testimonio que distribuyen folletos y entradas reserva-
das para interesados seleccionados. Estas entradas reservadas
tienen más o menos este aspecto:
COMO ASEGURARSE LA ASISTENCIA 61
Invitación Personal

SEMINARIO SOBRE EL APOCALIPSIS


Comienza el 26 de julio a las 19:30
en la Escuela Central

Usted está cordialmente invitado a asistir al seminario sobre el


Apocalipsis con el que miles de personas se han beneficiado en
todo el mundo. Usted puede entender por sí mismo la profecía
bíblica. Puede encarar el futuro con más confianza. Puede enten-
der cuál es el plan de Dios para su vida.

(perforación para retirar el talón)

Asista. Se alegrará de hacerlo.

Nombre y a p e l l i d o - - - - - - - - - - - - - - - - -
Calle_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
No. Dpto. Código postal _ _ _ _ __
Ciudad _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __
Provincia Teléfono - - - - - -
Cantidad de asientos que necesita------------

Mediante el uso de una tarjeta como ésta usted puede


aumentar su asistencia en forma dramática. Instruya a sus
miembros para que presenten primero el folleto invitación, y que
describan brevemente en qué consiste el seminario. Entonces
deben presentarle a la persona esta tarjeta para reservar asien-
tos, invitándola a llenarla en seguida, para decir después: "Le va
a gustar el seminario. Le va proporcionar asombrosas nuevas
vislumbres acerca del plan de Dios para su vida. Si usted es tan
amable de llenar el talón, esta otra parte le servirá de entrada.
"Note que hay una línea para que usted ponga la cantidad de
asientos que necesita. Si a usted le parece que a toda su familia
le va a gustar asistir, con todo gusto le vamos a reservar todos
los asientos que sean necesarios".
El hermano colaborador debe entregar los talones llenos al
coordinador del seminario. Se va a sorprender de qué manera
62 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
este sencillo recurso le va a ayudar a aumentar su asistencia.

El correo: ¿podemos mejorar los resultados?


Al llegar a este punto usted puede haber quedado con la
impresión de que el correo no me gusta. Por supuesto que no es
así. Aunque por lo general la respuesta del público es menor
como consecuencia de la propaganda enviada por correo que con
los procedimientos que acabamos de presentar, el interés gene-
rado de esta otra manera también contribuye significativamente
al éxito del seminario. A menos que usted esté dirigiendo un
seminario en un hogar, para gente conocida, la propaganda
enviada por correo es esencial.
En el número de octubre de 1984 de la revista Psychology
Today (La psicología en la actualidad), apareció un artículo que
llevaba por título "Mailing for Dollars" (Consigamos dólares por
medio del correo). Este esclarecedor artículo señalaba el hecho
de que "más gente (63 %) espera recibir correspondencia que
algunas otras actividades como mirar televisión, dedicarse a sus
aficiones, comer o dormir... El 75 % de la gente que recibe pro-
paganda política por correo, la lee. Si no fuera por el correo, es
posible que una cantidad notable de norteamericanos no recibi-
ría correspondencia de ninguna clase, de acuerdo con Carl. D.
Baurer, psicólogo clínico de Colorado Springs, Colorado". 3
El correo le asegura a sus seminarios un flujo constante de
nuevos interesados. No se apresure a eliminarlo. El Espíritu
Santo dirije los folletos a la gente que está más dispuesta a res-
ponder positivamente.
De acuerdo con los expertos en la materia, las piezas de
correspondencia deben ser:
l. Personales. Yo he duplicado los resultados al poner mis
invitaciones en sobres con direcciones personales. El costo
aumenta sólo en un 30 %. Use una balanza para poner el fran-
queo correcto. Si es posible, añada una nota manuscrita a la
invitación.
2. Directas y al punto. Las piezas de correspondencia de
índole política que se distribuyen en los Estados Unidos, emple-
an un vocabulario que corresponde aproximadamente al de un
chico de sexto grado.
3. Atractivas, estimulantes y fuera de lo común. Sin ser
demasiado dramáticas, sensacionalistas o simples inventos, las
COMO ASEGURARSE LA ASISTENCIA 63
piezas de correspondencia deben llamar la atención.
Por lo general la persona decide si va a responder o no al aviso
en cuanto lo lee. Si usted no le proporciona al lector un medio
para que le responda, es probable que su interés se desvanezca.
Debe conseguir una respuesta favorable cuando se encuentra en
el pináculo de su interés. Un número de teléfono impreso en el
folleto cumple magníficamente con este requisito. Asegúrese, eso
sí, de contar con los servicios de una persona bien preparada para
que atienda estas llamadas telefónicas. Los teléfonos que no se
atienden son una calamidad. Algunos van a llamar sólo una vez.
El correo funciona mejor en algunos barrios que en otros.
Hemos descubierto que para los programas religiosos tiende a
funcionar bien:
-en los barrios de clase media
-en los barrios periféricos
-en las comunidades con una fuerte influencia religiosa
-entre la gente con domicilio transitorio (habitantes de
departamentos, parejas jóvenes, gente que vive en casas rodan-
tes, etc.)
El correo no es tan eficaz para los programas religiosos:
-en las pequeñas comunidades rurales más bien cerradas
socialmente hablando
-en los barrios de gente muy rica
-en algunos barrios donde suele haber muchos jubilados
-en los suburbios poblados por profesionales secularizados

Cómo organizar un fichero de interesados


El artículo de Psychology for Today que acabamos de men-
cionar presenta otro aspecto esencial para captar la importancia
del envío de propaganda por correo: "Aunque el uso masivo del
correo produce pocos resultados concretos al principio, propor-
cionan a la larga algo sumamente valioso: los nombres y las
direcciones de la gente... Provistos de estas listas [los políticos]
pueden encauzar sus envíos por correo, lo que le permite a los
candidatos y a sus grupos de apoyo enviar sus mensajes y pedi-
dos de fondos a la gente que más desean alcanzar, y todo eso a
un costo relativamente bajo".
Uno de los vitales ingredientes del éxito de la evangelización
64 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
por medio de seminarios, son las diversas ofertas de diferentes
clases de seminarios por un tiempo lo suficientemente prolonga-
do como para constituir un verdadero fichero de interesados.
En 1979 mi esposa y yo nos trasladamos a Chicago para fundar
allí el Instituto para la Ganancia de Almas de la Unión del Lago,
que más tarde se convirtió en el Instituto de Evangelización de la
División Norteamericana. Desde 1979 hasta 1985 nosotros, junto
con nuestros colaboradores y los estudiantes, dirigimos cientos de
seminarios. Durante ese período más de veinte mil personas asis-
tieron a lo menos a uno de nuestros seminarios, y más de mil se
bautizaron. Hasta agosto de 1987 habían surgido cinco nuevas
iglesias como resultado del ministerio del Instituto. Una de ellas,
la de Burbank, Illinois, tiene unos 180 miembros.
Los -resultados eran escasos al principio. La evangelización
persistente y permanente, que ha producido sólidos intereses a
lo largo de los años, ha pagado ricos dividendos.
Si sus primeros resultados no son tan grandes como usted lo
había anticipado, no se dé por vencido. Mantenga registros exac-
tos de todos los que asisten a cada uno de sus seminarios. Haga
una lista clave de interesados. Hemos descubierto que si bien
es cierto que sólo responde el 0,05 % de los que reciben invita-
ciones por correo, el 20 % de los que se encuentran en nuestras
listas de interesados van a asistir a uno de los programas que
desarrollamos durante el año.
Mientras menos programas ofrezca, menos resultados ten-
drá. Por ejemplo, algunos pastores han descubierto que la res-
puesta de una determinada comunidad a la propaganda enviada
por correo para anunciar seminarios acerca del Apocalipsis, por
ejemplo, cae considerablemente después del tercer envío.
Aumente sus ofertas, incremente sus programas, y su propa-
ganda será más eficaz. Recuerde que no sólo ofrecemos semina-
rios acerca del Apocalipsis.
Elena de White escribió: "Se necesitan obreros con mentes
claras a fin de idear métodos para alcanzar a la gente. Algo debe
hacerse para quebrantar el prejuicio que existe en el mundo con-
tra la verdad"!
En la mitad de la década iniciada en 1970, un grupo de los
principales diarios de Nueva Inglaterra, entre los que se encon-
traba el mundialmente famoso Boston Globe, publicaron una
serie de artículos especiales acerca de nuestros cursos de cocina
vegetariana. Si hubiéramos tenido que pagar como publicidad
COMO ASEGURARSE LA ASISTENCIA 65
común el espacio que se nos concedió, tendríamos que haber
invertido unos U$S 12.000. Como resultado de esta propaganda
gratuita mil personas asistieron a nuestros cursos sobre salud.
Muchas de ellas manifestaron interés en las cosas espirituales y
asistieron después a nuestros seminarios sobre profecías.
Hace poco intentamos la presentación de un seminario sobre
control del estrés en St. Albans, Inglaterra, una ciudad con una
sólida tradición anglicana y sede de una catedral de esa misma
denominación. Le ofrecimos a todos los negocios de la comunidad
entradas gratis para sus empleados. Unas cien personas llena-
ron por completo durante ocho semanas la pequeña iglesia
adventista de St. Albans. Durante el seminario puse énfasis en
el hecho de que la solución definitiva del problema del estrés es
de orden espiritual. Esto condujo a la formación de pequeños
grupos de conversación, en los que se explicaba en forma más
detallada la naturaleza espiritual de la vida.
Estos dos ejemplos nos demuestran que el interés creciente
que se manfiesta en el seno de la sociedad por los temas relati-
vos a la salud, le ofrece a los adventistas una brillante oportuni-
dad de causar una impresión más profunda sobre los humanis-
tas secularizados que podrían no sentirse atraídos por la pre-
sentación de programas religiosos tradicionales. Ciertamente
todos creemos en la verdad de esta declaración: "La obra misio-
nera médica es la pionera de la tarea evangélica, la puerta por
medio de la cual la verdad para este tiempo va a poder entrar a
muchos hogares". 5

El principio de que "poco rinde poco"


Las invitaciones que enviamos por correo en Chicago para
nuestros seminarios sobre profecías, nos dieron entre tres y cua-
tro personas por cada mil, mientras que las invitaciones a los
programas de salud daban entre diez y quince por mil. Es evi-
dente que las personas que asistieron a los programas religiosos
tenían más interés por las cosas espirituales que los otros. Esta-
ban mucho más listas para recibir información espiritual. Sin
embargo, el principio de publicidad de que "poco rinde poco"
sigue siendo una gran verdad.
Este principio implica dos cosas. Si cierta iglesia, digamos,
presenta el mismo seminario año tras año, pronto se va a dar
cuenta de que la respuesta de la gente disminuye. La comunidad
66 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
no reacciona favorablemente en forma indefinida a la misma
propaganda.
El segundo importante aspecto del principio de que "poco rin-
de poco", es que mientras menos propaganda se haga en favor de
un determinado seminario, menos gente va a venir. Para decirlo
en forma positiva: cuando haga propaganda, hágala con todas
sus fuerzas; no las escatime.
Para resumir, si usted desea contar con una asistencia extra-
ordinaria, dé los siguientes pasos:
l. Organice a los miembros de la iglesia en grupos de oración.
2. Sugiérales que oren por determinadas personas.
3. Proporcione a los miembros de sus grupos de oración invi-
taciones para asistir al seminario, para su obra misionera per-
sonal, junto con tarjetas para invitaciones personales. Hágalo
dos semanas antes de comenzar el seminario.
4. Instelos a inscribir a sus amigos y a entregar al coordina-
dor del seminario los talones correspondientes.
5. Envíe una carta con una invitación a todas las personas
cuyos nomhres y direcciones se encuentran en su fichero de inte-
resados, e inclúyales un fo11eto explicativo del seminario que
proyecta presentar.
6. Elija una zona cercana al lugar donde va a presentar el
seminario, y satúrela de fo1letos. Mientras más tenga que viajar
la gente para asistir, menos probabilidades hay de que concu-
rra. Distribuya cinco mil invitaciones por cada quince personas
que espera puedan acudir. (Recuerde que los edificios de depar-
tamentos, los estacionamientos de casas rodantes y los barrios
de clase media baja, con numerosas familias jóvenes, son los
lugares en que es más posible encontrar gente que responda
favorablemente).
7. Si puede hacerlo, imprima a lo menos doscientos afiches.
Tenga como centro el lugar de las reuniones, y a partir de allí
sature toda la zona circundante con estos afiches. Cien afiches
distribuidos en una sola calle producen más resultados que otros
cien diseminados por toda la ciudad.
8. Los avisos en los diarios pueden ser costosos y no muy efi-
caces cuando se trata de programas religiosos, pero son podero-
sos medios de atracción para los seminarios sobre salud y vida
familiar. Se nos aconseja proceder de la siguiente manera: "Uti-
COMO ASEGURARSE LA ASISTENCIA 67
lícese la prensa, y empléese todo elemento de propaganda que
pueda llamar la atención haciala obra". 6
El evangelista de éxito, que emplea el método de los semina-
rios, se hace constantemente estas preguntas: ¿Qué medios debo
emplear para que más gente conozca estos programas? ¿Hay
algo al respecto en lo que todavía no he pensado?
Si usted quiere tener un seminario lleno de gente, saque una
hoja de papel, haga una lista de todos los medios de publicidad
que estén a su alcance, haga otra lista de todos los interesados a
quienes podría invitar, añádale una de ex adventistas y otra de
amigos de la iglesia. Emplee todos los medios de propaganda y
póngase en contacto con todos los interesados que resulten. No
escatime ninguna posibilidad. Fíjese metas altas. Dios va a
recompensar sus esfuerzos.
La propaganda puede atraer gente; pero no la puede retener.
En el siguiente capítulo nos vamos a referir a ciertas técnicas
que conducen a la ganancia de almas.

NOTAS

l. Elena de White, Joyas de los Testimonios, t. 3, ACES, Buenos Aires,


1975, pp. 84, 85.
2. Dr. Gottfried Oosterwal, Patterns of S.D.A Church Growth in North
America (Tendencias relativas al crecimiento de la Iglesia Adventista
en Norteamérica).
3. Psychology Today (La psicología en la actualidad), octubre de 1984;
Larry J. Sabato, "Mailing for Dollars" (Propaganda por correo para
ganar dinero), p. 34.
4. Elena de White, El Evangelismo, Buenos Aires, ACES, 1978, p. 99.
5. Elena de White, Counsels on Health (Consejos acerca de la salud),
Mountain View, California, Pacific Press Publishing Association,
1951, p. 149.
6. Elena de White, El Evangelismo, Buenos Aires, ACES, 1978, p. 99.
Capítulo 6

Métodos de enseñanza
que conducen al éxito

Durante mis últimos años de estudiante de teología, se


requería que cada alumno diera estudios bíblicos a alguien en el
vecindario. Yo busqué diligentemente a mi interesado. Por fin
encontré una señora que estuvo dispuesta a soportar mis estu-
dios bíblicos. A menudo, en el curso de la conversación, no me
fue posible contestar las preguntas que ella me hacía. Y a menu-
do también me quedaba rojo de vergüenza porque me había
olvidado de lo que tenía que decir a continuación. Generalmente
permanecía allí demasiado tiempo. Aunque era sincero, mis
mejores esfuerzos no eran suficientes.

El poder de la Palabra de Dios


Cada vez que en el curso de los años he pensado en esos estu-
dios bíblicos, he sentido que fueron desastrosos. Me preguntaba
si podría ser posible que Dios permitiera que yo practicara con
alguien que él sabía no iba a aceptar la verdad. ¡Qué concepto
teológico más equivocado!
Diez años más tarde regresé a South Lancaster, Massachu-
setts, y al Colegio de la Unión del Atlántico, para celebrar una
serie de reuniones de evangelización. ¿Quién estaba allí, en el
auditorio? ¡Pues la señora con quien yo había estudiado diez
años antes! Durante ese lapso la semilla de la Palabra de Dios
se había desarrollado. Tal como lo dice tan magníficamente la
epístola a los Hebreos: "Porque la Palabra de Dios es viva y efi-
caz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra has-
ta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y de los
tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del
corazón" (Heb. 4:12).
68
METODOS DE ENSEÑANZA QUE CONDUCEN AL EXITO 69
Aunque mis palabras eran ineficaces, débiles e impotentes, la
Palabra de Dios, por medio del poder del Espíritu, hizo lo que yo
jamás podría haber hecho. A pesar de mi fracaso, todavía había
poder en la Palabra de Dios para atraer a esa señora. El Espíri-
tu de Dios tocó su vida. Gracias a su poderosa influencia surgió
una nueva creación. Su corazón y su vida cambiaron. Se encon-
tró entre las primeras personas bautizadas como resultado de
esas reuniones de evangelización.
Me siento confortado por el hecho de que la Palabra de Dios
continuamente obra en los corazones de los seres humanos a
pesar de nuestra debilidad. Siempre me anima la promesa de
Dios que encontramos en el libro de Isaías: "Porque como des-
ciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino
que riega la tierra, y la hace germinar y producir... así será mi
Palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que rea-
lizará lo que me place" (Isa. 55:10, 11).
Elena de White lo dice en forma sucinta: "En la Palabra de
Dios está la energía creadora que llamó los mundos a la exis-
tencia. Esta palabra imparte poder; engendra vida. Cada orden
es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma,
trae consigo la vida del Ser infinito. Transforma la naturaleza y
vuelve a crear el alma a imagen de Dios". 1
A veces usted se puede sentir incapaz de presentar la Pala-
bra de Dios como corresponde. La nerviosidad y la ansiedad pue-
den abrumarlo, y puede poner en duda su competencia para la
tarea. Tengo buenas noticias para usted. Cuando presenta la
Palabra de Dios, el mismo Espíritu que indujo a los autores de
antaño a escribir las Escrituras, tocará los corazones de los seres
humanos que asisten a su seminario para ayudarles a entender
sus enseñanzas. Si usted depende conscientemente de él, le va a
ayudar en su debilidad.
La comunicación de la Palabra de Dios difiere de toda otra
forma de comunicación. Cuando un vendedor presenta su mer-
cadería, emplea recursos humanos para tratar de alcanzar las
mentes. Cuando un locutor de televisión se comunica con las
multitudes, usa métodos terrenales para transmitir sus concep-
tos. Cuando un profesor enseña Historia, Matemáticas o Cien-
cias, aplica los principios de la lógica. Pero cuando un maestro
de la Palabra de Dios está delante de los concurrentes a un
seminario, ese maestro es un vehículo por medio del cual el
Espíritu Santo comunica conceptos divinos a las mentes.
70 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Es verdad que el elemento humano desempeña un papel pre-
ponderante, e influye sobre sus oyentes para que acepten o
rechacen la verdad. Por eso los métodos de enseñanza adecuados
son importantes. Pero, sin el Espíritu de Dios, carecen de poder
para influir sobre las mentes de los seres humanos en lo con-
cerniente a la eternidad. Pueden brindar información a la men-
te, pero no pueden convertir los corazones.
Los métodos de enseñanza que vamos a presentar en este
capítulo son herramientas, instrumentos. Estos no hacen el tra-
bajo. El martillo, el serrucho y el destornillador solamente faci-
litan el cumplimiento de la tarea. Los debe usar gente que sabe
cómo emplearlos.
Los métodos de enseñanza que presentaremos en este capí-
tulo son poderosos. Los he visto funcionar en cientos de semina-
rios y en miles de mentes. Son una combinación de conceptos
extraídos de la Biblia, los escritos de Elena de White y la psico-
logía moderna. Si usted los aplica, le van a ayudar a ser un
comunicador eficaz. Le asegurarán que sus alumnos reciben y
entienden el mensaje que usted les quiere comunicar.

Dos factores que ejercen influencia sobre el aprendizaje


La mayor parte de los que estudian la conducta humana cre-
en que hay dos factores que ejercen influencia sobre el aprendi-
zaje. En términos psicológicos se los llama ethos y logos. Ethos
tiene que ver con el orador mismo. Logos se refiere al mensaje.
El hecho de que los individuos acepten o no la verdad depende
de cómo se sienten con respecto a usted, y con cuánta claridad
les revela usted la verdad.
Con respecto al ethos, lo cierto es esto: si la gente no lo acep-
ta a usted, por más lógico y verdadero que sea su mensaje, no lo
van a aceptar tampoco. ¿Qué impresión causa usted? ¿De beato
y santurrón, o de alguien que en verdad se preocupa por ellos?
¿Les parece que usted cree que tiene todas las respuestas? ¿Que
usted es sabio y su auditorio un conjunto de ignorantes? ¿Pare-
ce usted arrogante y seguro de sí mismo, o alguien que real-
mente desea impartir información que le resultará útil a sus
oyentes?
En un reciente artículo acerca de la iglesia cristiana, Tim
Timmons, pastor de la Iglesia de la Comunidad de la Costa del
Sur, de Irving, California, afirma que sus oyentes se hacen tres
METO DOS DE ENSEÑANZA QUE CONDUCEN AL EXITO 71
preguntas cuando usted se pone de pie para hablar. La primera
es: "¿Puedo confiar en usted? ¿Es honesto? ¿Es sincero y autén-
tico?2
Como resultado de escándalos como los de Watergate, Iran-
gate y PTL (el intento de espionaje de la convención demócrata
por parte del presidente Richard Nixon, la venta subrepticia de
armas a Irán presumiblemente por parte del presidente Ronald
Reagan, y la intromisión de prostitutas en el ministerio de famo-
sos pastores evangélicos con multimillonarios programas reli-
giosos de televisión respectivamente.-Nota del traductor), un
número creciente de personas sospecha cada vez más de los per-
sonajes famosos. Por eso esta pregunta básica acerca de la con-
fianza es suprema para muchos.
Elena de White escribió: "Cuando la gente contemplaba a
Jesús, veía un rostro en el que la compasión divina se combina-
ba con un poder consciente. Parecía que lo rodeaba una atmós-
fera de vida espiritual. Aunque sus modales eran amables y dis-
cretos, impresionaba a los hombres con una sensación de poder
latente, pero no totalmente oculto ... Las enseñanzas de Cristo
tenían una frescura y un poder que los hombres nunca habían
conocido antes. Aun sus enemigos se vieron obligados a recono-
cer: 'Nunca nadie habló como este hombre'". 3
Bien al principio de su seminario uno de sus objetivos debe-
ría ser conseguir que su auditorio lo acepte como un ser huma-
no espiritual. Al abrir la primera sesión de su seminario diga
algo así: "Me alegro de verlos esta noche. A medida que nos
acercábamos a este seminario, le he estado pidiendo a Dios en
oración que nos bendiga especialmente y que nos reúna en una
hermosa comunión.
"Siéntanse libres de hacer preguntas. Es posible que yo no
tenga las respuestas para todas sus preguntas, pero juntos las
vamos a buscar en las Escrituras. En realidad, todos nosotros
somos peregrinos que estamos viajando juntos para descubrir la
verdad en la Palabra de Dios".
Esta actitud discreta, amante y profundamente espiritual,
desarma a un auditorio escéptico. Le ayudará a preparar sus
mentes para que reciban su mensaje.
De acuerdo con Timmons, la segunda pregunta que se hace la
gente cuando usted se pone de pie para hablar, es ésta: "¿Le
intereso realmente yo a esta persona?" Si usted causa la impre-
72 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
sión de ser alguien verdaderamente amante, no dogmático ni
fanático, sus oyentes estarán mucho más dispuestos a aprender
de usted. Por eso es tan importante que se aprenda de memoria
los nombres de todos los miembros de su clase, y que dedique
tiempo, antes y después de la reunión, para conocerlos uno por
uno. Hable con la gente y haga comentarios como éstos: "Juan,
me alegro de verlo, pero veo que está solo. Dígale a su esposa,
por favor, que la echamos de menos esta noche". O, "María, me
alegro de verla de nuevo, y de que haya traído a su hija". O,
"Marta, la echamos de menos la semana pasada. Nos enteramos
de que estaba enferma y queremos que sepa que estuvimos
orando por usted".
El enterarse de algo acerca de las personas, descubrir peque-
ños detalles relativos a sus familiares, informarse acerca de sus
trabajos, sus intereses y aficiones, para transmitirles la idea de
que tiene un interés personal en cada una de ellas, derriba los
muros del prejuicio y abre las mentes para que reciban el men-
saje que les quiere comunicar.

Una preparación cabal


La tercera pregunta que se hace la gente, según Timmons, es
ésta: "¿Sabe el maestro de qué está hablando? ¿Conoce su
tema?" En este punto usted podría sentirse un poco intimidado.
Podría pensar, por ejemplo: "¿Qué pasa si me pierdo durante la
presentación? ¿Y si me confundo? ¿Cómo puedo vencer la ansie-
dad y los nervios? ¿Cómo puedo evitar el convertirme en un obs-
táculo para que la gente acepte la verdad de Dios?"
Nada podrá sustituir una preparación cabal. Dios está tan
ansioso de comunicar la verdad a los corazones y las mentes que
intentará usarnos para alcanzar a la gente ya sea que estemos
bien preparados o no. Pero sin duda la falta de preparación limi-
ta la obra que él podría hacer por medio de nosotros.
Cuando me estaba preparando para el ministerio, me ponía
sumamente nervioso cada vez que me levantaba para predicar.
Una vez, mientras daba una charla en el Colegio de la Unión
del Atlántico, estaba tan nervioso que sentía como si tuviera
nudos en el estómago. Me temblaban las rodillas, me puse afó-
nico, tenía el rostro enrojecido y la transpiración me corría por
la frente y las mejillas. Me preguntaba si podría terminar. No
sólo yo estuve contento de concluir, sino todos los demás tam-
METODOS DE ENSEÑANZA QUE CONDUCEN AL EXITO 73
bién. Decidí que tenía que hacer algo para estar más tranquilo
en el púlpito.
La joven con quien salía en ese tiempo, Ernestina, que es mi
esposa ahora, trabajaba en el gimnasio del colegio. Al costado
del gimnasio había una pequeña habitación donde se guarda-
ban las pelotas de básquetbol. Ernestina estuvo de acuerdo en
abrir esa habitación para que yo pudiera practicar mis sermones
allí. En medio de las pelotas yo predicaba a más y mejor. Si
hubiera sido posible, cientos de pelotas se habrían convertido.
Ese ejercicio me dio confianza y mejoró mi presentación.
Años después animé a mi esposa a que dirigiera seminarios
acerca de Daniel. Al principio la idea la asustó, pero aceptó
hacer la prueba. Durante las dos semanas siguientes escuchó
una y otra vez las cintas en las que yo había grabado ese semi-
nario. En las noches se sentaba en la cama para estudiar las
notas correspondientes. Una tarde, cuando llegué a casa, me
dijo: "Marcos, quiero repasar este material contigo". Bien dis-
puesto, me senté a escuchar su presentación. La repasó una y
otra vez.
El primer día de su seminario ya se veía que tenía confianza.
No era la primera vez que presentaba ese material. Les había
predicado a las ventanas, las puertas y las cortinas. Sólo si usted
está dispuesto a dedicar tiempo para estudiar cuidadosamente,
su seminario tendrá el éxito que usted desea.

La enseñanza y la predicación son diferentes


La enseñanza y la predicación son bien diferentes. La ense-
ñanza tiende a ser una conversación, mientras que la predica-
ción es un monólogo. En una clase hacemos preguntas y permi-
timos que se nos hagan preguntas, mientras que en la predica-
ción, por lo general, no las fomentamos. ¿Se puede imaginar
usted, por ejemplo, que alguien se levante el sábado de mañana,
a la hora del sermón, para decir: "Pastor, quiero hacerle una
pregunta acerca de lo que usted acaba de decir"?
La enseñanza presupone la participación del alumno; la pre-
dicación, por el contrario, presupone una actitud totalmente
pasiva. Le enseñanza tiene por centro un tema determinado; la
predicación gira alrededor del predicador. La enseñanza tiende a
dar información; la predicación se orienta hacia la acción.
Quiero decir que el objetivo de la ensefíanza consiste en impar-
74 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
tir información que gradualmente transforma el pensamiento.
En la enseñanza las decisiones a menudo forman parte de un
proceso. En la predicación evangélica, en cambio, el objetivo es
la acción inmediata; la decisión es un acontecimiento súbito.
No me entiendan mal, por favor; la enseñanza y la predica-
ción tienen su lugar en la iglesia cristiana. Personalmente creo
que una de las grandes debilidades de la mayor parte de los
seminarios es que están más orientados a lo didáctico que a la
toma de decisiones. Para mí eso es una falla. Más adelante, en
otros capítulos, nos vamos a referir a cómo ser más eficaces
para lograr que nuestros oyentes hagan decisiones en el con-
texto de un seminario.

Tres categorías de enseñanza


Hace poco el Dr. Win Arn concluyó un fascinante estudio
acerca de la relación que existe entre el proceso de evangeliza-
ción, la cantidad de conversos logrados y los que finalmente
apostatan e11:tre ellos. 4 Llegó a la conclusión de que el proceso
por medio del cual la gente entra en la iglesia determina el índi-
ce de apostasías. Este interesante estudio pone en evidencia
algunas verdades importantes y significativas con respecto a los
métodos de enseñanza en el marco de nuestros seminarios.
El Dr. Arn divide los métodos de enseñanza en tres grandes
categorías. A la primera la llama "el monólogo manipula-
dor''. En este caso el maestro actúa como si fuera un vendedor.
El propósito del método consiste en convencer al oyente. Se pre-
para cuidadosamente una serie de preguntas de tipo psicológico
para que el oyente responda de una determinada manera. El
objetivo es la toma de decisiones. La única pregunta que se hace
al final es: "¿Cuántos se decidieron?"
El segundo método de enseñanza a que se refiere el Dr. Arn
es la "transmisión de información". En este caso el maestro
sólo desea impartir información sin pretender ejercer influencia
alguna sobre las decisiones de los oyentes. Así como un camión
voleador deposita su carga en alguna parte, el maestro descarga
su camión de verdades bíblicas. La pregunta, en este caso, no
es cuántos se decidieron, sino cuántos escucharon. El maestro es
un proveedor de información. No le interesa cómo reacciona la
gente mientras siga viniendo a escuchar.
METODOS DE ENSEÑANZA QUE CONDUCEN AL EXITO 75
El último método que presenta el Dr. Am es el "diálogo no
manipulador''. Mediante este método la información se comu-
nica en forma c1ara y lógica, en el marco del interés personal y el
amor. Se trata a la gente con dignidad y respeto. Se aceptan
todas sus preguntas y se las responde inteligentemente. Se
entienden sus necesidades. En el contexto de un diálogo organi-
zado con originalidad, el objetivo principal consiste en dar infor-
mación en forma amante, para ejercer una influencia positiva
en la vida de otras personas, pero sin recurrir jamás al manipu-
leo de la voluntad de esa gente.
El Dr. Arn estudió tres grupos de 240 personas cada uno, que
habían recibido invitaciones para asistir a reuniones de evan-
gelización. Analizó los casos de los que habían resuelto ser cris-
tianos y eran activos, los que se habían retirado después de
tomar una decisión positiva, y los que rechazaron el mensaje.
Sus conclusiones son asombrosas.
El 87 % de los que apostataron, o sea 209 de 240, fueron el
resultado del método llamado "monólogo manipulador". Aunque
al principio este método convenció a la mayor parte de los oyen-
tes, las apostasías resultantes fueron abrumadoras.
En segundo lugar, el 75 %de los que dijeron "No", es decir,
180 de 240, consideró que la evangelización era sólo una manera
de transmitir ciertas informaciones. Con ellos se empleó el méto-
do de "transmisión de información".
El 70 % de los activos, 169 de 240, fueron frutos del método
llamado "diálogo no manipulador". En otras palabras, escucha-
ron cuidadosamente la información que se les proporcionó, la fil-
traron mentalmente, hicieron preguntas, se sintieron satisfechos
con las respuestas que se les dieron, y decidieron personalmente
sobre la base de la información recibida.
El seminario que no dé lugar a preguntas ni respete las opi-
niones de los demás, está condenado a tener pobres resultados.
Un método de evangelización que tienda sólo a lograr decisio-
nes y no discípulos, produce apostasías. Decisión y discípulo no
son sinónimos. La producción de discípulos es un proceso, no un
solo acontecimiento. El objetivo bíblico no es sólo una confesión
oral, sino una vida transformada.
Si la verdad se presenta con demasiada rapidez, si las doctri-
nas aparecen muy velozmente, si no se las presenta en forma
lógica y sistemática, si la persona se siente usada u obligada, se
76 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
retirará del seminario, o seguirá asistiendo pero ya con la mente
bloqueada de manera que finalmente no hará la decisión que
esperamos.

Cómo disminuir el índice de apostasías


El Dr. Win Aro también descubrió que mientras por más
tiempo ha estado una persona expuesta al mensaje cristiano, es
más probable que reaccione positivamente a él. La cantidad de
exposiciones aumenta la posibilidad de decisiones positivas, y
reduce la posibilidad de apostasías. El Dr. Aro descubrió que los
miembros inactivos tenían un promedio de 2,16 exposiciones al
evangelio, mientras que los activos tenían 5, 79.
Los más eficaces métodos de enseñanza emplean el princi-
pio de la repetición. Este, por supuesto, es uno de los puntos
fuertes de los actuales seminarios de Daniel y Apocalipsis. El
material se presenta en la clase: exposición número uno. Se la
refuerza al contestar la lección en un grupo: exposición núme-
ro dos. Mientras más veces esté una persona expuesta a un
determinado mensaje, más probable será que entienda lo que
ese mensaje implica. Mientras menos expuesta esté, es más
probable que no alcance a entender el significado del mensaje
y que finalmente lo rechace. Los métodos eficaces de ense-
ñanza aplicados a la evangelización por medio de seminarios
intentan exponer a la gente de diversas maneras al mismo
mensaje.
James Engel ilustra este punto en su libro What's Gone
Wrong with the Harvest (Qué falló en la cosecha).' Cita una
encuesta practicada entre cien televidentes. Cincuenta de
ellos no escuchaban absolutamente nada de la propaganda
que se hacía, aunque estuvieran sentados delante del televi-
sor. Estaban conversando, leyendo el periódico o haciendo
otra cosa. Cincuenta estaban más o menos atentos; treinta
entendieron el mensaje que se dio, pero sólo cinco se acorda-
ban de él 24 horas después. El 95 % se había olvidado del
asunto aunque lo había oído. ¡Asombroso! ¡No es raro enton-
ces que la gente que hace propaganda por televisión repita
su aviso hasta cincuenta veces cada tres días! Reconocen la
importancia que tiene para la mente humana las exposiciones
repetidas.
METODOS DE ENSEÑANZA QUE CONDUCEN AL EXITO 77
Los audiovisuales
Si alguien sólo escucha algo es mucho más probable que se
olvide de ello que si además de oírlo lo ve. Pero si lo oye, lo ve
y además lo escribe y lo discute en un grupo, es mucho más
probable que lo recuerde. Por lo tanto, es de suma importan-
cia que nosotros usemos en nuestros seminarios tantos
medios eficaces de enseñanza como sea posible. El proyector
retrovisor, cuyas transparencias son muy fáciles de hacer, le
permite a la gente ver en la pantalla lo que se está diciendo, y
es muy útil para fijar en la memoria lo que se enseña. El uso
de tiza y pizarrón es sumamente eficaz. La recapitulación de
la lección, de tanto en tanto, mediante la proyección de diapo-
sitivas durante quince o veinte minutos, le añade interés a
la presentación.
La impresión que causa lo que se ve es poderosa. La vista y el
oído son dos avenidas por medio de las cuales se puede influir
sobre las mentes. Si la persona además tiene la oportunidad de
hablar, esto refuerza la impresión que se está causando sobre
su mente. Se dice por ahí que la expresión profundiza la impre-
sión. Sus pensamientos no sólo influyen sobre sus acciones, sino
que éstas a su vez lo hacen sobre sus pensamientos. Si usted
logra que alguien exprese sus convicciones referentes a la ver-
dad, la va a creer más que si sólo la escucha.

Las discusiones en grupos pequeños


El Dr. Kembelton Wiggins hace esta interesante observación
en un trabajo titulado "How to Significantly Increase your Bap-
tisms with Group Dynamics" (Cómo puede usted aumentar
notablemente sus bautismos mediante la dinámica de grupo):

"El cambio ocurre por medio del intercambio de información,


más reuniones de grupos, división del grupo y su reunión poste-
rior. Cada uno de nosotros tiene un marco de referencias, un
conjunto de creencias, premisas y presuposiciones que determi-
nan nuestra conducta y nuestras percepciones. Cuando un grupo
de gente con diferentes marcos de referencia se reúne para dis-
cutir ciertos temas, se crean marcos de referencia más nuevos y
más amplios al exponerse a otros marcos de referencia y al
enfrentarse con los que presentan los miembros del grupo. Por
eso los cambios que se experimentan en los grupos son más pro-
78 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
fundos que un mero cambio de conducta, porque se producen en
un nivel en el que se determinan las creencias, las actitudes, las
percepciones y la capacidad de ser más flexibles. Por eso se
observan cambios en la forma de funcionar de una persona, que
a su vez afectan a otros miembros del grupo". 6
Sugiere que después de presentar su tema, como ser la
segunda venida de Cristo, usted puede dividir una clase de 35 o
40 miembros en cuatro grupos menores para discutir una o dos
preguntas acerca de la segunda venida: "¿Qué cambios se pro-
ducirían en su vida si usted supiera que Jesucristo viene esta
noche?" o "¿Cuál es la más clara indicación que nos de la Biblia
de que Cristo viene literalmente?" Una discusión en el grupo de
este tema en particular reforzará el concepto en las mentes de
los miembros de ese grupo. Si tienen la oportunidad de expresar
sus propios sentimientos, éstos se profundizarán en sus mentes
y corazones.
Usted puede dividir el grupo después de la presentación
del tema del bautismo. Le puede dar a cada grupo dos pre-
guntas para que las discutan, a saber: "¿Cuál es la razón más
importante por la cual usted cree que Jesús lo invita a bauti-
zarse?" y "¿Cuál es la más clara evidencia que encontramos
en la Biblia de que el bautismo es por inmersión?" En los gru-
pos donde se discuten estas preguntas se refuerzan los con-
ceptos presentados.

Los cinco pasos conducentes a una comunicación eficaz


Los especialistas en comunicación evalúan la eficacia de ésta
al considerar los cinco pasos que por lo general da una persona
cuando acepta una idea, un proceso o un producto. Los doctores
M. Beal y Joe M. Bohlen, de la Universidad del Estado de Iowa,
han estudiado estos pasos y han llegado a algunas conclusio-
nes. El primer paso es la toma de conciencia. La persona se
entera de la existencia de una determinada idea pero tiene poca
información al respecto. El segundo es el interés. La persona
se interesa en la idea al obtener más información acerca de ella
y al considerar su méritos en general. El tercero consiste en
que la persona evalúa la idea y analiza sus méritos aplicados a
su situación personal. En el cuarto la persona comienza a dar
el paso crucial: someter a prueba la idea, generalmente en
pequeña escala. Y por fin el quinto. Si la idea es aceptable, la
persona la adopta. 7
METODOS DE ENSEÑANZA QUE CONDUCEN AL EXITO 79
Supongamos que intentamos influir sobre una persona para
que tome determinada decisión cuando todavía se encuentra en
la etapa de evaluación. Ciertamente se va a sentir presionada.
No está preparada para adoptar la idea; recién la está evaluan-
do. Cuando una persona oye hablar del sábado por primera vez,
va a pasar cierto tiempo antes de que desarrolle el suficiente
interés como para evaluar la idea e intentar probarla. Cuando
esa persona asiste por primera vez a la iglesia el sábado, está
en la etapa de prueba. Si confundimos esta etapa con la de
adopción de la idea, podemos llegar a la conclusión equivocada
de que la primera vez que asiste a la iglesia en sábado ya lo ha
adoptado. De ninguna manera, Recién lo está probando. Quiere
ver si se siente cómodo o no viniendo a la iglesia el sábado.
Esto significa que toda enseñanza debería dar tiempo para
que alguien ponga en práctica una verdad doctrinal, inmedia-
tamente después de descubrirla, de manifestar interés en ella y
de comenzar a evaluarla (por medio de sus lecturas, el estudio
de sus lecciones y las respuestas que da a los cuestionarios en
clase). Todo método de enseñanza que separe los primeros tres
pasos de los dos finales tendrá muy pocos resultados.
En otras palabras, si se presenta el tema del sábado y no se
invita a la gente a venir el sábado siguiente, se separa la etapa
de evaluación de la de prueba. Es lógico que cuando evaluamos
algo lo queramos probar. Cuando usted está considerando la
posibilidad de adquirir un nuevo auto lo lógico es que lo quiera
probar. Cuando está por comprar un traje nuevo lo razonable es
que desee probarlo. Y cuando usted está evaluando el sábado lo
normal es que quiera probarlo también.

Motivemos a la gente para que actúe


Limitarnos a transmitir infonnación en el proceso de la ense-
ñanza sin motivar a la gente a la acción es una trágica equivoca-
ción. Una de las grandes razones por las cuales la evangelización
por medio de seminarios no ha producido mayores resultados es
porque la enseñanza ha tenido prioridad sobre la predicación.
Personalmente sugiero que durante las ocho primeras noches
del seminario el director aplique un estilo de enseñanza más bien
atenuado. Durante las ocho reuniones centrales debería conver-
tirse en un maestro/predicador, para escuchar con cuidado las
preguntas que se le hagan, para responder a las objeciones que
80 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
aparezcan, nunca para manipular sino más bien para desarrollar
un método de enseñanza más persuasivo. En este caso la atmósfe-
ra de la clase cambiará de una en la que los participantes sienten
que están recibiendo información interesante, a otra en la que
empiezan a comprender que esa información tiene un propósito.
La comprensión y la acción se combinan en esta etapa.
Durante la última parte del seminario el director se debe con-
vertir definidamente en un predicador/maestro. La clase se
da cuenta de que la acción es vital e importante. La informa-
ción que se está impartiendo es esencial con respecto al destino
eterno de los asistentes. Estos toman conciencia de la importan-
cia de aceptar o rechazar la información que están recibiendo. El
maestro se ha ganado su confianza. Está sinceramente interesa-
do en sus almas. Está profundamente convencido de la impor-
tancia de que acepten o rechacen el mensaje.
Los maestros de éxito no tienen la actitud del "tómelo o déje-
lo". Creen que un seminario de evangelización es en realidad
evangelizador. Su tarea no consiste solamente en ayudar a los
seres humanos a comprender el significado de las profecías de
Daniel y Apgcalipsis, sino en motivarlos a actuar de acuerdo con
la información recibida.
En Apocalipsis 1:3 encontramos claramente definida la inten-
ción del libro: "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las
palabras de esta profecía, y guardan las cosas escritas en ella;
porque el tiempo está cerca". Aquí encontramos un triple proce-
so: leer, comprender y guardar. Cuando el interés se despertó y
la verdad se evaluó, ha llegado el momento de estimular a hom-
bres y mujeres a la acción.
Para recapitular, en este capítulo hemos presentado cinco
poderosos métodos de enseñanza que nos pueden dar el éxito
que deseamos:
l. Cree una atmósfera positiva y amante. Manifieste un
genuino interés por cada miembro de su clase.
2. Tenga un conocimiento cabal de su tema. Repáselo una y
otra vez. Esté preparado.
3. Logre que todos los sentidos de sus estudiantes estén
implicados en el aprendizaje. Emplee audiovisuales. Refuerce
con impresos el contenido de sus lecciones. Organice grupos de
discusión de los temas presentados.
4. Déle tiempo a la gente para asimilar el material presenta-
METODOS DE ENSEÑANZA QUE CONDUCEN AL EXITO 81
do. Reconozca que en el proceso de toma de decisiones la gente
debe tener primero la información adecuada.
Y por fin:
5. Una definidamente la información con la acción. Cuando la
gente ha tomado conciencia de las nuevas ideas, se ha interesa-
do en ellas y las está evaluando, ha llegado el momento de la
acción.
Estos poderosos métodos de enseñanza lo van a capacitar
para conducir a decenas al conocimiento del mensaje y la verdad
de Dios para los últimos días.
Pero usted tal vez se esté preguntando: "¿Qué me dice de las
objeciones? ¿Cómo se las puede enfrentar? ¿Qué me cuenta de
los escollos y las trabas que surgen en el aprendizaje? ¡No es
tan fácil la cosa!" El próximo capítulo se titula "Cómo hacer fren-
te a las objeciones". Le va a ayudar a encontrarle respuesta a
estas preguntas.

NOTAS

l. Elena de White, La Educación, Buenos Aires, ACES,1964, p. 122.


2. Leadership (Liderazgo), otoño, 1985, p. 93.
3. Elena de White, Ministry of Healing (El ministerio de curación),
Pacific Press, Mountain View, California, 1942, pp. 51, 52.
4. Win Arn, Leadership Magazine (Revista de liderazgo), otoño, 1985, p. 95.
5. James Engel, What's Gone Wrong with the Harvest? (¿Qué falló en
la cosecha?) Zondervan Press, 1975, p. 25.
6. Kembleton S. Wiggins, "How to Significantly Increase Your Baptisms
With Group Dynamics" (Cómo aumentar sustancialmente sus
bautismos mediante la dinámica de grupos).
7. George R. Leach, Creative Christian Communications (Comunicaciones
cristianas creativas), p. 23.
Capítulo 7

Cómo hacer frente a


las objeciones

La asistencia a la noche inaugural de nuestro seminario


acerca de Daniel en el Restaurant Golden Age del oeste de Chi-
cago fue sumamente animadora. Entre noventa y cien personas
se apiñaban en el salón esa primera noche. La atmósfera era
cálida y amistosa. Cada presente parecía estar profundamente
interesado en el desarrollo del tema. Después de la clase
muchos ma!lifestaron su aprecio. Indicaron que traerían ami-
gos a la siguiente reunión. Yo esperaba con ansias la segunda
reunión.
Más gente asistió a ella que a la primera. Antes de elevar
una oración para comenzar la clase esa tarde, vi a un hombre
en la última fila con la mano levantada. Cuando le hice señas
de que lo había visto, se puso en pie de un salto. Con voz
sonora dijo: "Señor, tengo dos preguntas. Primero, ¿por qué
ustedes los adventistas no creen en el infierno? Y segundo,
¿qué influencia ejerce la profetisa de ustedes sobre estas cla-
ses?"
Inmediatamente un manto frío descendió sobre el auditorio
que hasta ese momento estaba feliz. La tensión saturó el
ambiente. Parecía que el techo se había venido abajo. Puesto
que se trataba de la segunda noche, algunos de los presentes no
sabían que yo era un predicador adventista, no porque lo hubie-
ra ocultado, sino porque no se había presentado todavía la opor-
tunidad de decirlo.
Al observar a los oyentes, noté una expresión de estupor en
muchos rostros. Habíamos abarcado sólo un capítulo de Daniel.
Por supuesto, yo no estaba preparado para entrar en un extenso
estudio bíblico acerca del tema del infierno, ni del espíritu de
82
COMO HACER FRENTE A LAS OBJECIONES 83
profecía tampoco. Mientras pensaba en cómo encarar al consul-
tante, éste seguía bombardeándome a preguntas. Me di cuenta
de que lo único que le interesaba era discutir.
Al agradecerle por sus preguntas, le dije que nos sentiríamos
más que felices de poder contestárselas más tarde, pues no for-
maban parte del tema de la noche. Se puso de pie de nuevo y me
desafió. Le agradecí otra vez su franqueza, pero le dije que en
lugar de tomar el tiempo de la clase para contestarle, lo haría
con mucho gusto en privado al terminar. E invité a todo el que
deseara conocer las respuestas a esas preguntas para que se
uniera a nosotros en el momento mencionado.
Durante la presentación de esa noche resultó cada vez más
evidente que había desaparecido el vínculo de comunicación
que yo mantenía con la audiencia. Por medio de una serie de
ilustraciones personales, de aplicaciones de Daniel 2 a nues-
tras vidas, y por un constante énfasis en la dirección de Dios
tanto en la Historia como en nuestras existencias, intenté
ganar de nuevo a mis oyentes. Pero al terminar la clase seguía
teniendo la sensación de que como resultado de la forma como
había empezado, yo ya no tenía a todo el auditorio de mi lado.
Me preguntaba por qué habría permitido Dios que se produjera
este casi desastre.
Mientras esta pregunta me llenaba la mente, esperé a ese
caballero en el vestíbulo, a la entrada de la clase. Mientras espe-
raba apareció una dama elegante, distinguida y de aspecto muy
inteligente. Le pregunté si le podía servir en algo. "Estoy espe-
rando para ver cómo le va a contestar usted al señor que le hizo
las preguntas al comienzo de la clase", me dijo.
Después de un rato, cuando me di cuenta de que mi contrin-
cante se había ido antes de que la clase terminara, invité a la
señora a volver al auditorio donde podría contestar sus pregun-
tas. Después de presentamos le dije: "Quiero responder franca y
honestamente las preguntas que se hicieron durante la clase.
De paso, ¿no le molesta que Dios esté dispuesto a enviar al
infierno por millones de años a gente que pecó sólo unos pocos
años en esta vida?"
Casi inmediatamente comenzó a llorar. Preocupado, le pre-
gunté: "¿Qué puedo hacer por usted? ¿Por qué la aflige tanto
esta pregunta?"
"Hasta esta noche yo no sabía que usted es adventista -me
84 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
respondió-. Durante los últimos seis meses he estado estu-
diando la Biblia con un hijo mío que es adventista. La semana
que viene tengo un encuentro con un grupo luterano de estu-
dio de la Biblia para discutir el tema del amor de Dios en
medio de las llamas del infierno. Una de las últimas preguntas
que tengo es ésta: '¿Es interminable el infierno de la Biblia?'
-a lo que añadió-: La semana pasada guardé por primera
vez el sábado".
Ahora se dan cuenta ustedes de por qué las preguntas de mi
adversario eran de capital importancia para ella. Dios había per-
mitido que se hiciera un planteo que para mí era un desastre
total, para ponerme en contacto con una dama que estaba bus-
cando la verdad. Lo que me pareció una tragedia en realidad
era un triunfo. El apóstol Pablo lo dice con tanta claridad en 2
de Corintios 13:8: "Porque nada podemos contra la verdad, sino
a favor de la verdad".

Las objeciones son oportunidades


Si le parece que las preguntas son amenazadoras, puede
intentar ignorarlas. Incluso puede sentirse tentado a contes-
tarlas abruptamente. Pero no debemos tener miedo de las pre-
guntas: son puertas que nos conducen a las mentes y los cora-
zones. Las objeciones son la forma que tiene Dios de poner de
manifiesto lo que hay en el corazón del que objeta. Las pre-
guntas son la forma que usa el Señor para aclarar malenten-
didos. A veces lo que dice alguien también está en la mente de
otros.
En este capítulo voy a compartir con ustedes unos pocos prin-
cipios dinámicos concernientes a la contestación de preguntas
en los seminarios, y vamos a descubrir una estrategia eficaz
para hacerle frente a las objeciones. Por supuesto, vamos a dar
un paso más con el fin de comprender por qué la gente tiene
objeciones, y qué le impide que haga decisiones acertadas. Por
fin vamos a discutir la manera de convertir las objeciones en
oportunidades para extender invitaciones a la decisión.

Las cinco Rs que necesitamos para hacer frente a las


objeciones
Cuando surjan preguntas en clase o se presenten objeciones,
las cinco "erres" (Rs) necesarias para hacerles frente le ayuda-
COMO HACER FRENTE A LAS OBJECIONES 85
rán a convertirlas en puertas de acceso a decisiones acertadas.
La forma como usted le responde a un consultante prepará su
mente para la decisión correcta o lo opondrá a ella.
La primera R se refiere a RESPETO. Si usted trata a su
consultante con respeto, intentando comprender de dónde viene
y por qué hace esa pregunta, su mente estará más dispuesta
que si da la impresión de estar presa del estupor, o si le respon-
de en forma cortante. Aunque los escribas y los fariseos ejercie-
ron una tremenda presión sobre Jesús, él siempre les manifestó
respeto. Cuando alguien le hizo una pregunta importante, el
Señor le respondió diciendo: "No estás lejos del reino de Dios"
(Mar. 12:34).
Trate de encontrar en la pregunta algo con lo cual usted esté
de acuerdo. Si es posible, encomie a la persona que hizo la pre-
gunta. Elena de White dice: "La forma como se presenta la ver-
dad a menudo tiene mucho que ver para determinar si se la
acepta o no". 1 Y "Manifestaos de acuerdo con la gente sobre todo
punto donde podáis hacerlo en forma consecuentte". 2
A menudo yo hago comentarios como éste: "Gracias por su
pregunta. Estoy seguro de que hay otros que tienen la misma
inquietud". O "Puedo entender por qué usted se siente así. Ya
me han hecho antes esta misma pregunta".
Por ejemplo, supongamos que después de la presentación del
sábado alguien dice: "Creí que estábamos bajo la gracia y no
bajo la ley. No es necesario guardar el sábado, ¿no es cierto?" Mi
respuesta puede comenzar así: "Gracias por ser lo suficiente-
mente sabio como para hacer esta buena pregunta".
Una vez, después de la presentación de la marca de la bestia,
una ferviente católica se puso de pie y dijo: "Me siento confundi-
da, perpleja y perturbada por lo que he oído esta noche, y creo
que la mayoría se siente así. ¿Cómo puede ser cierto lo que aca-
bo de escuchar?"
Yo podría haberme puesto a la defensiva, o intentar com-
prender por qué estaba reaccionando así. Sonreí y le dije: "Gra-
cias por ser tan honesta. ¿Podría hacerle una pregunta? ¿Ha
estado viniendo usted todas las noches, o ésta es sólo la primera
o la segunda vez que viene?"
La mayor parte de la gente que estaba presente esa noche
ya había venido veinte veces o más, y nadie recordaba haber vis-
to a esa señora antes.
86 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Ella respondió: "Señor, es la primera vez que vengo".
Inmediatamente le dije: "Si yo también estuviera asistiendo
por primera vez, probablemente estaría haciendo preguntas
parecidas. Usted comenzó a mitad de la corriente. Espero que no
la hayamos ahogado. Me puedo dar cuenta, por su pregunta, que
usted es una persona honesta. ¿Podría yo tener una entrevista
con usted para darle el trasfondo del tema que hemos presenta·
do esta noche?"
Cuando manifestamos respeto por la gente la desarmamos y
le preparamos la mente para que reciba la verdad. De paso, esta
señora me permitió que le presentara los hechos relacionados con
la marca de la bestia, y empezó a asistir a la iglesia el sábado
siguiente. Esto no siempre sucede, pero seguramente usted va a
ganar mucho más gente si les manifiesta respeto que si no lo hace.
La segunda R consiste en REPETffi la pregunta parafrase-
ándola. Así usted demuestra que la ha entendido bien. Por ejem-
plo, alguien podría decir: "Siempre creí que mamá estaba en el
cielo; pero ahora usted me dice que está en la tierra. Allí hace
frío y está muy oscuro, y no me gusta la idea de que esté en ese
lugar".
Yo podría responder así: "María, gracias por preguntar. Es
una buena pregunta. Muchos han dicho algo parecido antes.
Permítame asegurarme de que le he entendido bien. Su preocu-
pación es que a usted no le gusta pensar que su madre está bajo
tierra. Teme que si acepta lo que hemos estudiado esta noche
acerca del estado de los muertos tendrá que imaginarse a su
madre en un lugar frío y oscuro. ¿Es ésa su pregunta?"
Esto me lleva a la tercera R, que es REFERIR. Si la pre-
gunta tiene que ver con el tema de la noche, refiera a esa perso-
na a un texto en especial. Dé una corta respuesta y siga adelan-
te. En su libro The Art of Personal Witness (El arte del testimo-
nio personal) Alonzo Werner dice: "Dios no ha prometido bende-
cir los argumentos, sino su Palabra". 3
Al contestar preguntas es mucho mejor citar uno o dos textos
bien claros, con algunos comentarios, y seguir con la presenta-
ción. En el tomo 3 de los Testimonios en inglés se nos da la
siguiente indicación: "Habrá ocasiones cuando tendremos que
enfrentar groseras tergiversaciones. Cuando eso ocurra debere-
mos hacerlo con prontitud y brevemente, para seguir en seguida
adelante con nuestra tarea".•
COMO HACER FRENTE A LAS OBJECIONES 87
Las respuestas largas a menudo confunden las mentes y
crean fricciones innecesarias. A veces intentamos probar
demasiado. Una respuesta sucinta es mucho mejor. Suponga-
mos que alguien dice: "¿Cómo puede ser posible que cuando
usted muere va al descanso y no inmediatamente al cielo?
Jesús le dijo al ladrón en la cruz que estaría con él en el cielo
ese mismo día".
Al aplicar los principios que ya hemos aprendido, podría con-
testar así: "Gracias por su pregunta. Es muy buena.
(Respeto). ¿Le he entendido bien que su mayor preocupación es
la promesa que Jesús le hizo al ladrón en la cruz? Usted piensa:
'Si Jesús le aseguró al ladrón que estaría con él en el paraíso
ese viernes, ¿cómo puede ser cierto que los muertos estén dur-
miendo?'" (Paráfrasis).
Una vez que la persona contestó positivamente, continúe
diciendo: "La Biblia se refiere unas 1.600 veces al alma, pero
jamás habla de un alma inmortal. En 53 ocasiones las Escritu-
ras dicen que la muerte es un sueño. Vamos al libro de Juan,
capítulo 20, versículo 19 y siguientes, y estudiemos algo acerca
de la resurrección de Cristo y lo que realmente le dijo al ladrón
ese día".
Dentro de esta misma línea de pensamiento, a veces
alguien hace una pregunta en clase acerca del tema de la
noche, pero me doy cuenta de que no la voy a poder contestar
plenamente por falta de tiempo. Es posible, además, que la
mayor parte de los miembros de la clase ya entienden cuál es
la respuesta a esa pregunta. Podría haber otros que no estu-
vieran listos todavía para una respuesta completa. En ese caso
por lo general trato de dar una respuesta corta que satisfaga a
la mayor parte de la clase, y aprovecho la pregunta para con-
certar una cita con el que la hizo con el fin de darle un estudio
bíblico personal.
Por ejemplo, Guillermo hace una pregunta acerca del con-
sumo de alcohol. Intento contestarla respetando a Guillermo
como persona, repito su pregunta y lo refiero a un texto bíbli-
co. Los demás alumnos parecen convencidos, pero yo me doy
cuenta por la cara de Guillermo que él no está plenamente
convencido. ¿Qué puedo hacer en ese caso? ¿Atender a Gui-
llermo durante veinte minutos corriendo el riesgo de perder el
resto de la clase? Otro problema es que cuando alguien hace
en público una declaración muy contundente, por lo general
BB ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
no cambia de opinión por causa de la confusión que sufriría.
Tengo que tratar a toda costa de defender la imagen de Gui-
llermo.
Si al parecer éste no se convenció con mi breve respuesta,
podría decirle algo así: "Guillermo, su pregunta es tan impor-
tante que para responderla bien necesitaría más tiempo del que
dispongo en esta clase. ¿Podríamos reunirnos después de ella?
Podríamos concertar una cita para que se la pueda contestar
bien". La pregunta que hizo se convierte así en la plataforma de
lanzamiento de una serie de estudios bíblicos personales. Mi res-
puesta manifestó respeto por Guillermo -no entré en conflicto
directo con él- y al mismo tiempo interés de mi parte de que su
pregunta fuera plenamente contestada.
Si la pregunta se refiere a un tema que usted va a tratar
algunas noches más tarde en su seminario, use la cuarta R que
simplemente representa el hecho de que usted se va a REFE-
Rffi a ese asunto algún tiempo después.
Sea definido. Supongamos que alguien hace una pregunta
acerca del "rapto secreto" y la segunda venida de Cristo. Usted
podría dec.ir, por ejemplo: "Gracias por hacer esta pregunta.
Aprecio mucho su franqueza. Este tema es tan importante que
dentro de tres semanas le vamos a dedicar una clase entera. Esa
clase se titula 'El Glorioso Rapto en el Apocalipsis, o la Segunda
Venida de Cristo'. Sé que no querrán perder esa clase".
Cierto pastor "refirió" asuntos a clases futuras cinco o seis
veces en las primeras tres clases. En la clase quinta o sexta
alguien hizo una pregunta que era tema de una futura clase.
Antes de que el pastor pudiera responder, alguien se levantó
y dijo: "No te preocupes, Enrique, ese asunto se va a tratar en
la clase número 15". Por supuesto, todos rieron a más y
mejor.
La verdad se debe revelar progresivamente. La mente fun-
ciona de tal manera que no acepta demasiadas ideas de una sola
vez, por más verdaderas que sean. Aunque lo sorprenda, el
hecho de referir temas a clases futuras en realidad le ayudará a
incrementar su asistencia.
La última R se refiere a RECORDAR. Recuerde que no lo
sabe todo, y esté dispuesto a admitirlo. Van a aparecer algunas
preguntas muy difíciles de contestar. De repente surgen pregun-
tas que usted nunca había oído antes. Si pretende presentarse
COMO HACER FRENTE A LAS OBJECIONES 89
como una especie de enciclopedia bíblica ambulante, se estará
metiendo en problemas. Si alguien le hace una pregunta que
usted no sabe contestar, e intenta fabricar sobre la marcha una
respuesta, "recuerde" que sus oyentes por lo general se van a
dar cuenta de ello.
Usted no va a perder en absoluto su credibilidad si dice:
"¿Saben? Esta es una pregunta notable. Todavía estoy apren-
diendo. No sé cuál es la respuesta. ¿Habrá alguien aquí que
podría responder? Si no, les prometo estudiarla en casa. Voy a
probar con la Concordancia de la Biblia. Tengo además un buen
diccionario bíblico y algunos comentarios, y les prometo que voy
a investigar.
"Es importante que recordemos Deuteronomio 29:29, donde
se nos dice: 'Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro
Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos
para siempre'. Hay algunas preguntas que Dios no ha contesta-
do plenamente. La Biblia es bien clara con respecto a los temas
que se refieren a nuestra salvación eterna, pero hay preguntas
para las cuales no tendremos respuestas hasta que se las poda-
mos hacer directamente a Jesús en el cielo".
Recuerde que no es necesario que usted tenga todas las res-
puestas. Admita que nadie lo ha llamado a incrementar su esta-
tura intelectual delante de la clase. Recuerde otra cosa: Dios es
soberano; él tiene todo bajo control.

Hay que entender las objeciones


Para enfrentar eficazmente las objeciones es necesario enten-
der algo de lo que está ocurriendo en la mente del que las pre-
senta. ¿Por qué tiene objeciones la gente? ¿Qué podemos hacer
para que se conviertan en puertas de oportunidad?
En su notable obra Getting Through the People (Cómo enten-
der a la gente).' El Dr. Nirenberg afirma que cinco característi-
cas humanas básicas constituyen el fundamento de las objecio-
nes que se hacen:
l. La gente resiste los cambios. Estos les hacen perder el
equilibrio. Le tienen miedo a lo desconocido. Sus hábitos pue-
den estar profundamente arraigados. Para algunas personas es
sumamente incómodo aceptar nuevas ideas o intentar algo nue-
vo. Todas las ideas nuevas producen fricción. Si la nueva idea no
90 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
armoniza con lo que la persona ya cree y con lo que se siente
cómoda, o si demasiadas ideas le llegan de repente, es muy pro-
bable que el individuo haga objeciones.
2. Mucha gente tiende a pasarlo todo por el filtro de su
propio pasado. Su marco de referencia es la forma como consi-
deró las cosas durante toda su vida. Nuestros prejuicios, nuestro
origen, las formas de ver las cosas ejercen influencia sobre lo
que percibimos.
3. La gente tiende a ver lo que espera ver. Mucha gente,
al darse cuenta de que la nueva verdad que se le presenta impli-
ca cambios de naturaleza moral, la reinterpreta y oye lo que
quiere oír. Otros ven lo que creen que están viendo.
¿Qué ve usted en estos recuadros?:

Una serpiente Diligente como París


en una abeja en la
el pasto la primavera

¡Oh! --dirá usted- Veo "una serpiente en el pasto", "diligen-


te como una abeja" y "París en la primavera". ¿En verdad? Lea
de nuevo las frases. Y vuélvalas a leer. ¿Se dio cuenta de que la
palabra la aparece dos veces en uno de los recuadros? "París en ·
la primavera". La mayor parte de la gente no se da cuenta de
este detalle. ¿Por qué? Porque ven sólo lo que quieren ver, o lo
que les parece que deben ver. En nuestros seminarios algunos
presentan objeciones porque creen oír algo que en realidad noso-
tros no estamos diciendo.
4. La gente tiende a sostener suposiciones infundadas.
Pueden sostener que los muertos están en el cielo, o que Jesús
va a venir en secreto o que se guarda el domingo en honor de la
resurrección. Consideran que esas suposiciones son hechos. En
efecto, pueden usarlas como marco de referencia para evaluar la
verdad. Es muy posible que hagan objeciones cuando sientan
que alguien está desafiando sus suposiciones.
5. Alguna gente levanta objeciones por lo que Nirenberg
llama "secretismo habitual". Si surge alguna duda se sienten
COMO HACER FRENTE A LAS OBJECIONES 91
inseguros. Quieren conservar todo dentro de ellos mismos. Se
sienten más seguros así.
Cuando se presentan las verdades que implican pruebas, la
gente, resistente a los cambios, que tiende a filtrar las nuevas
ideas a través de su propia experiencia, porque no comprende
claramente lo que se está diciendo, y porque sostiene suposicio-
nes infundadas, se siente intimidada y no está dispuesta a pro-
bar algo nuevo. Es sumamente importante, entonces, que pre-
sentemos la verdad de tal manera que suscite la menor resis-
tencia posible.

La consistencia cognoscitiva
En su libro Soulwinning Made Easier (Cómo facilitar la
ganancia de almas). 6 Kembleton Wiggins trata detalladamente
un notable principio psicológico al que llama consistencia cog-
nocitiva. Este principio sugiere que antes de que una persona
incorpore un nuevo concepto a su vida, necesita verificar si en
alguna medida es consistente, o concuerda con lo que ya cree.
Cuando surgen nuevas ideas, el individuo busca un punto de
referencia en su pensamiento, un punto de apoyo, un lugar don-
de depositar el ancla, digamos. Si no encuentra ese lugar, va a
elevar objeciones contra la nueva idea, y la va a resitir. Si el
interesado ve que la nueva idea encuentra un punto de apoyo en
alguna referencia que ya ha aceptado, entonces es mucho más
fácil que acepte la nueva idea.
La consistencia cognocitiva nos conduce a un poderoso
método de evangelización. Jesús dijo: "Y yo, si soy levantado
de la tierra, a todos atraeré a mí mismo" (Juan 12:32), y en
otra ocasión: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida" (Juan
14:6). Presentar la verdad tal como es en Jesús significa que
antes de presentar una verdad doctrinal, ya sea un estudio
bíblico, un seminario acerca de Daniel o del Apocalipsis, o
una reunión regular de evangelización, los hombres y las
mujeres deben ser conducidos a Cristo primero. El debe ser el
punto de referencia para todo lo que venga después. Debe ser
la Cruz del Sur que le señale el rumbo a todos los seres
humanos. Debe ser el fundamento sobre el cual se edifique la
casa. Debe ser la Verdad por medio de la cual se evalúan
todas las otras verdades.
En el libro El Evangelismo, Elena de Wh.ite hace esta pro-
92 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
funda observación: "Se requiere gran sabiduría al tratar con las
mentes humanas, aun en la tarea de dar razón de la esperanza
que hay en nosotros ... Os espaciáis demasiado en ideas y doc-
trinas especiales, y el corazón del incrédulo no es enternecido.
Tratar de impresionarlo es como golpear hierro frío ... Cuando el
corazón está completamente ablandado y subyugado por el amor
de Jesús, se hará la pregunta: 'Señor, ¿qué es menester que yo
haga para ser salvo?"'.7
Cuando se lleva a los hombres a los pies de Jesucristo, cuan-
do éstos perciben la majestad de su amor, la magnificencia de su
gracia, se desarrolla en ellos el deseo de seguirlo. Por eso, cuan-
do cada doctrina se vincula con Jesús, y se las presenta lógica y
sistemáticamente en él, se reduce al mínimo la fricción que
naturalmente producen las nuevas ideas.
De esta manera la segunda venida se presenta, por ejemplo,
no sólo como un acontecimiento durante el cual el Señor des-
truirá el mundo, sino como el momento cuando el Amante supre-
mo vendrá para buscar a su iglesia. El estado de los muertos es
el triunfo de Jesús sobre la tumba para reunir consigo mismo a
su pueblo. El sábado es una señal de amor entre Cristo y el cre-
yente, un testimonio tangible de que creemos en la creación, y de
nuestra aceptación de su sacrificio en la cruz y de nuestro des-
canso en él para vida eterna (vea Heb. 4).
Si se logra que los seres humanos se enamoren de Jesús y le
entreguen la vida, cada nueva verdad que se presente será algo
que el Señor ama supremamente, y será el rechazamiento de
cualesquiera de esas verdades lo que creará fricción y tensión
en la mente. El rechazo de la verdad será entonces no sólo opo-
sición a una doctrina, sino a algo que Cristo ama; implicará
rechazarlo a él personalmente. Cuando los hombres y las muje-
res hagan preguntas y presenten objeciones, debemos mostrar-
les la relación que existe entre Jesús y la doctrina cuya validez
están objetando. Cada vez hay que llevarlos de nuevo al punto
de referencia que es Jesucristo.
El Deseado de Todas las Gentes afirma: "El amor de Cristo
ablandará y ganará los corazones donde la mera reiteración de
doctrinas no logra nada". 8 Cada objeción es una oportunidad
para demostrar lo que Jesús enseña acerca de un tema determi-
nado. Es una puerta abierta que nos revela el deseo del Señor de
que esa persona alcance la plena felicidad al aceptar ese tema.
Cada objeción le permite comprobar al maestro inteligente de
COMp HACER FRENTE A LAS OBJECIONES 93
qué manera se relaciona esa doctrina con el estilo de vida de
Jesús.
Muéstrele a sus oyentes el supremo esplendor del amor de
Cristo por ellos. Guíelos para que lleguen a conocerlo personal-
mente. A continuación presente a su debido tiempo cada una de
las verdades que implican decisiones importantes. Trate de que
les resulten perfectamente claras. Demuéstreles que Jesús ama
esas verdades y que su deseo es que ellos, al aceptarlas y practi-
carlas, sean verdaderamente felices. Convénzalos de que si no
cumplen plenamente la voluntad de Dios, causarán su desagra-
do, porque esa actitud finalmente los daña a ellos mismos.
Observe de qué manera se desintegran los muros del prejui-
cio. La resistencia se desvanecerá y decenas de personas que al
parecer nunca iban a aceptar la verdad, la aceptarán final-
mente.

NOTAS

l. Elena de White, Testimonies (Testimonios), Boise, Idaho: Pacific


Press Publishing Association, 1985, t. 4, pp. 404, 405.
2. Elena de White, El Evangelismo, Buenos Aires, ACES, 1978, p. 107.
3. Alonzo Werner, The Art of Personal Witness (El arte del testimonio
personal), Washington, DC: Review and Herald Publishing
Association, p. 24.
4. Elena de White, Testimonies, t. 3, p. 37.
5. Jesse S. Nirenberg, Getting Through to People (Cómo alcanzar a la
gente), Nueva Jersey: Prentice Hall, 1963.
6. Vea Kembleton S. Wiggins, Soulwinning Made Easier (Cómo facilitar
la ganancia de almas), Mountain View, California: Pacific Press
Publishing Association, 1975.
7. Elena de White, El Evaneglismo, Buenos Aires, ACES, 1978, pp. 183,
184.
8. Elena de White, The Desire of Ages (El Deseado de Todas las Gentes,
Mountain View, California: Pacific Press Publishing Association,
1940), p. 142.
Capítulo 8

Excelente asistencia:
pocas decisiones
¿Por qué?

Un joven e inteligente pastor estaba profundamente sumido


en su sillón en la quietud de su estudio, medio desanimado. Aca-
ba de terminar un seminario acerca del Apocalipsis. Había
comenzado sumamente bien. Más de cien personas se habían
reunido en el gimnasio de la escuela en la noche inaugural. A lo
largo de la serie sus concurrentes habían respondido en forma
inusual. La mayor parte de ellos parecían genuinamente intere-
sados ya que respondían regularmente a los cuestionarios de las
lecciones. En el banquete de clausura manifestaron exuberante-
mente su aprecio por las reuniones. Le aseguraron que iban a
invitar a sus amigos al próximo seminario. Pero para la mayoría
de ellos eso fue todo. Muy pocos pusieron en práctica lo que habí-
an aprendido.
Alguien podría argumentar que a nosotros nos corresponde
sembrar la semilla y que Dios se encarga de la cosecha. Eso tie-
ne sólo una apariencia de verdad. Sin duda el Espíritu Santo va
a fructificar plenamente mucha de la semilla sembrada justo
antes de la venida de nuestro Señor. Pero nadie se va a sentir
satisfecho jamás si cultiva una huerta y no puede comer los
tomates, lechugas, arvejas y frutillas que produce. Con toda
seguridad el agricultor no se contenta sólo con arar el campo y
sembrar. Su meta es cosechar. En nuestros seminarios nuestra
meta tampoco se limita a sembrar la semilla; queremos cose-
char. Nuestro blanco consiste en inducir a la gente a aceptar a
Cristo, a seguir su verdad y a formar parte de su iglesia como
discípulos y testigos.

94
EXCELEN1EA$1STENCIA: POCAS DECISIONES 95
medio del 15 % de"\(}s no' adtrentistas que asisten a nuestros
seminarios acerca del Apóea~ipsís? ¿Qué pasa con el 85% res-
tante? ¿Podemos hacer algo para alcanzarlos en forma más
efectiva?
Los principios que voy a compartir con ustedes en este
capítulo no los descubrí en los confines de mi estudio. No son
sueños de una noche de verano. Estos conceptos han sido pro-
bados en seminarios de evangelización pública durante los
últimos veinte años. Yo sé que dan buenos resultados. Trans-
formaron mi ministerio. Creo que pueden tranformar el de
ustedes también. Se basan definidamente en la Biblia, el
espíritu de profecía y las enseñanzas de la ciencia moderna.
Cuando los pongan en práctica se darán cuenta de que son
eficaces.

Un cuarteto inhibitorio
Me parece que los seminarios enfrentan cuatro peligros
básicos. Yo los llamo inhibitorios. Impiden que la persona
ponga en práctica las verdades claramente comprendidas. No
estoy sugiriendo que son inherentes a los seminarios; tam-
bién se pueden manifestar en las reuniones de evangeliza-
ción. Pero me parece que la estructura de los seminarios se
presta más a la acción de estos cuatro inhibitorios que las
reuniones de evangelización de tipo tradicional. Si usted los
conoce, los pude evitar, o por lo menos los puede contrarres-
tar.
l. Sobrecarga informativa. El primer inhibitorio es la
sobrecarga informativa. En el marco de los seminarios las per-
sonas asisten por lo general tres noches por semana. Al concu-
rrir reciben mucha información y aprenden nuevas doctrinas,
una detrás de la otra. Pueden recibir demasiado, con demasia-
da rapidez y sin tiempo para asimilar lo que escuchan. Como
resultado de ello pierden el equilibrio y generalmente se sien-
ten mal. A menudo esto les impide tomar una decisión favora-
ble acerca de lo que han aprendido.
Dispuesta a comprarle un helado a su chiquito, una señora se
acercó al mostrador y le preguntó al vendedor qué gustos tenía.
-Vainilla o chocolate, se~ora -replicó éste-. ¿Cuál quiere?
-Señor -dijo ella sorprendida-, ¿sólo tiene vainilla y cho-
colate?
96 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
-Mi estimada señora -dijo el hombre con una curiosa son-
risa-. Cuando Ud. vea cuánto tiempo va a tomar su hijito para
elegir entre vainilla y chocolate, me va a agradecer que no ten-
gamos 27 gustos diferentes.

El principio de lo "claro y definido"


Usted puede aplicar el principio de lo "claro y definido"
para evitar la sobrecarga informativa. Si se acumulan una
cantidad de preguntas sin respuesta, un individuo, muy pro-
bablemente, decidirá continuar asistiendo pero sin responder,
o abandonará las clases por completo. Por lo tanto, es absolu-
tamente vital tratar cabalmente cada nuevo asunto cuando
se lo presenta. Este principio nos enseña que sólo cuando los
oyentes entienden las verdades presentadas y obran en con-
secuencia, están en condiciones de recibir y aceptar más ver-
dades.
En cada caso el maestro debe estar seguro de que sus oyen-
tes aceptan o rechazan el mensaje. El laico o el pastor que diri-
jan seminarios sobre el Apocalipsis, con la idea de que los oyen-
tes van a aceptar la verdad en conjunto al finalizar las reunio-
nes, están cometiendo una trágica equivocación. 'lbda doctrina
que parezca nebulosa o inconsistente impide el progreso. Si se
las entiende con claridad, las verdades se convierten en pelda-
ños que conducen a una comprensión progresiva de la Palabra
de Dios.
Elena de White pone énfasis en la claridad y la definición
cuando dice: "Averiguad cómo apelan los temas presentados a
los oyentes, y si el asunto es claro para sus mentes". 1 "Descansa
sobre el ministro la sagrada responsabilidad de velar por las
almas como alguien que debe rendir cuentas. Tiene que intere-
sarse por las almas en cuyo favor trabaja, para descubrir todo lo
que las suma en perplejidad, o las perturbe y les impida andar
en la luz de la verdad". 2

Siete importantes decisiones


A lo largo de un seminario sus interesados en perspectiva
tendrán que hacer siete importantes decisiones.
Primero, su decisión de aceptar a Jesucristo como su Sal-
vador personal.
EXCELENTE ASISTENCIA: POCAS DECISIONES 97
Segundo, su decisión de estar listo para la venida de Jesús,
de abandonar todo hábito, actitud o práctica que le impida estar
preparado para su venida.
Tercero, la decisión de obedecer a Cristo, de seguir sus ins-
trucciones. "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan
14:15).
Cuarto, la decisión de guardar el sábado de la Biblia,
siguiendo el ejemplo de Cristo. Esperar hasta que termine el
seminario para invitar a la gente a la iglesia es un error garra-
fal. Una vez que se ha presentado el sábado es importante con-
testar las preguntas que sutjan acerca de él, e invitar a la gente
a que venga a la iglesia el sábado siguiente sin falta. No espere
que todos van a venir. Pero el hecho de que se les haya dado la
oportunidad de asistir obra en las mentes de los que no vienen, y
los anima a hacer la prueba pronto.
La quinta decisión tiene que ver con el estado de los muer-
tos. Muy a menudo las personas que no se deciden por esta ver-
dad, quedan expuestas a los engaños de Satanás.
La sexta tiene que ver con la vida sana. A medida que la
gente progresa a lo largo del seminario, necesita comprender la
importancia del hecho de que sus cuerpos son templos del Espí-
ritu Santo. Entonces éste los induce a abandonar el alcohol, el
tabaco y los alimentos malsanos.
Finalmente la séptima decisión se refiere al bautismo. Una
vez que se presenta este tema es bueno fijar una fecha para el
siguiente bautismo. El Espíritu Santo estará obrando entre tan-
to en las mentes de la gente, induciéndola a decidirse. A medida
que presente estos temas debe asegurarse de que la gente no
sólo oye, sino que hace la decisión inteligente de aceptar lo que
se presenta. En este punto las visitas revisten una importancia
capital. (En el capítulo 9 vamos a tratar el tema de los métodos
relativos a las visitas).
Cada vez que aplicamos el principio de lo "claro y definido",
estamos empleando el modelo de Jesús (Juan 14:6). El dijo: "Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida". Si conseguimos que nues-
tros interesados comprendan que Jesús es el camino de la salva-
ción, se sentirán impulsados a seguir la verdad que él ha revela-
do en su Palabra, para poder estar en condiciones de vivir la
clase de vida que él desea que vivan.
En Proverbios 4:18 encontramos estas palabras: "Mas la sen-
98 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
da de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento
hasta llegar a pleno día". Así como el sol se levanta gradual-
mente sobre la tierra para disipar las tinieblas, Jesús, el Sol de
justicia, también se levanta sobre el corazón para disipar las
tinieblas que lo rodean.
La revelación de la verdad es progresiva. Cada paso que se
da debe ser claro. Si cualquiera de los bloques que constituyen el
fundamento del templo de la verdad parece defectuoso o está
mal ubicado, el interesado no va a entrar por temor de que éste
se derrumbe y caiga sobre él. Asegúrese de colocar cada piedra
en su lugar al poner el fundamento.
2. El síndrome del rechazamiento programado. El
segundo gran peligro, o inhibitorio, en el proceso de la toma de
decisiones, es lo que algunos estudiantes de la conducta humana
han denominado el s(ndrome del rechazamiento programado.
Este síndrome se produce cuando alguien repetidamente deja
de reaccionar ante la información o el estímulo emocional. Cuan-
do se reprimen repetidamente las reacciones, se pierde la capa-
cidad de hacerlo.
Por ejemplo, en los Estados Unidos la gente pasa un prome-
dio de cuatro horas por día frente al televisor. ¡Son 1.460 horas
por persona y por año! Algunos investigadores en el campo de
las emociones humanas creen que el exceso de televisión puede
dar como resultado que se pierda la capacidad de reaccionar
ante las necesidades humanas.
Al referirse a una hipotética Sra. B., que se la pasa viendo
novelas por televisión, Roland Hegstad nos dice lo que ocurre:
"Le tiene lástima a una futura madre soltera, se enoja con el
padre arbitrario y criticón, y se compadece de una viuda que
lucha por mantener unida a la familia. Constantemente sus
emociones se están manifestando, pero con la misma constan-
cia no obra en consecuencia. Porque las circunstancias, des-
pués de todo, no son reales. Han sido ... "cocinadas" por un
libretista, y patrocinadas por alguien ... para que ella se entre-
tenga.
"Pero los resultados de que la Sra. B. no reaccione adecuada-
mente como consecuencia de los fuertes impulsos emocionales
que experimenta, no tienen nada de entretenidos. Así como
cuando un alcohólico reformado rechaza la tentación de tomar
un trago, hasta el punto de que con el tiempo hasta esa tenta-
ción desaparece, el dejar de actuar al impulso de buenas moti-
EXCELENTE ASISTENCIA: POCAS DECISIONES 99
vaciones, con el tiempo inhibe totalmente la capacidad de reac-
cionar ante ellas". 3
Cada vez que las novelas de la televisión excitan las emocio-
nes de esta mujer, se siente impulsada a hacer algo, pero en
seguida pasa por un proceso de racionalización. Se dice a sí mis-
ma: "Esto en realidad no está ocurriendo; es sólo ficción". Por
consiguiente, adormece su conciencia vez tras vez. Primero se
estimula y después se relaja. Siente el impulso pero reprime su
reacción.
Posiblemente usted se esté preguntando qué tiene que ver
todo esto con la evangelización. Si una persona se sienta duran-
te toda una serie de reuniones sin reaccionar, va a perder final-
mente la capacidad de hacerlo. Por eso usted tiene que darle a la
gente la oportunidad de reaccionar.
Al aconsejar a un pastor que no hacía fervientes llama-
mientos, Elena de White escribió: "La gente deja las reunio-
nes con menos inclinación de aceptar los servicios de Cristo
que cuando vino"! Y le decía esto a otro pastor/evangelista:
"Si no hay una aplicación resuelta de la verdad a sus corazo-
nes, si no se hablan las palabras en el momento debido, invi-
tándolas a la decisión ante el peso de la evidencia ya presen-
tada, las personas convencidas siguen adelante sin identifi-
carse con Cristo, se desvanece la áurea oportunidad, y no se
han entregado, y se apartan más y más de la verdad, se sepa-
ran de Jesús y nunca hacen su decisión por la causa del
Señor".'
¿Qué ha sucedido, en términos claros? Han escuchado
atentamente. Sus mentes han recibido iluminación. Se han
excitado sus emociones. Han sido convencidos por la verdad.
Deberían haber sido estimulados a la acción. Pero no hubo
oportunidad para que reaccionaran. Puesto que no pudieron
responder, reprimieron sus buenos deseos. La mente cada vez
se sintió menos inclinada a reaccionar, y el corazón se endu-
reció.

Cómo evitar el síndrome de la falta de reacción


¿Cómo podemos evitar el síndrome del rechazamiento pro-
gramado? ¿Qué pasos concretos podemos dar para que la gente
tenga la oportunidad de reaccionar?
En primer lugar, ponga énfasis especial en las preguntas de
100 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
decisión que se encuentran al final de cada lección. No las des-
cuide ni las pase por alto. Si se las contesta, se estará respon-
diendo a la invitación del Espíritu Santo con respecto a la infor-
mación presentada. Las estadísticas demuestran que los pasto-
res que pasan por alto las preguntas de decisión o no las utili-
zan, consiguen menos decisiones en sus seminarios que los que
las usan.
En segundo lugar, haga llamados antes de la oración
final, en forma regular. Haga preguntas como éstas: "Antes de
orar, ¿hay alguien aquí que tiene un hábito que podría impe-
dirle estar listo para la venida de Jesús? Pidámosle esta
noche al Señor que nos perdone. Usted quiere abandonar ese
hábito, ¿no es cierto? Sólo levante la mano y yo voy a orar por
usted"
Después de presentar el tema del sábado pida sencillamen-
te esto: "Esta noche, mientras oramos, si la verdad del sábado
le resulta clara, por favor levante la mano. Le voy a pedir a
Dios en oración que le ayude a comenzar a guardar el sábado
en su vida". Y después de presentar el tema del bautismo
podría deci.r algo así: "Si usted está pensando seguir al Señor
por medio del bautismo, por favor levante la mano y yo le
pediré a Dios que le dé valor para hacerlo". Puesto que la
expresión profundiza la impresión, el decidirse a actuar de
acuerdo con el conocimiento recibido profundiza el deseo de
llevar a cabo el acto acerca del cual los asistentes han levan-
tado la mano.
En tercer lugar, cuando éstos comienzan a responder,
visítelos en sus hogares tan pronto como sea posible. Confirme
la decisión hecha en el seminario. Este proceso de confirma-
ción contribuye a consolidar las decisiones hechas. Un hom-
bre que había vivido por años en los bordes mismos de la igle-
sia adventista, asistió una vez a uno de mis seminarios. Una
noche les pedí que levantaran la mano los que querían que los
incluyéramos en la lista para un futuro bautismo. Inmediata-
mente él la levantó. Me fijé como prioridad absoluta el hablar
con él inmediatamente después de la reunión. Había tomado
una decisión; yo no quería que pasara inadvertida. Trabajé
para confirmarla. Al darle la oportunidad de manifestar su
decisión, evité que se manifestara en él el síndrome de la falta
de reacción.
El Dr. William James, de la Universidad de Harvard, dice
EXCELENTE ASISTENCIA: POCAS DECISIONES 101
que si usted se siente profundamente conmovido por un concier-
to o una pieza de teatro, no debería dejar de actuar de acuerdo
con las emociones que experimente. Dice que si no puede hacer
mucho más, por lo menos háblele bondadosamente al chofer del
taxi y déle una buena propina; bese a su esposa y ayúdele con.
las tareas de la casa. En esos casos debe reaccionar en forma
constructiva si no quiere perder hasta cierto punto su capaci-
dad de reaccionar en el futuro.
Este es precisamente el punto. Es posible que la reacción no
sea tan amplia, pero es sumamente importante que le ayude-
mos a la gente a reaccionar.
3. No apuntemos sólo a la cabeza. El tercer gran inhibito-
rio de las decisiones en el marco de nuestros seminarios es lo
que podríamos llamar el Método de Apuntar sólo a la Cabeza.
Este método, como su nombre lo indica, apunta a la cabeza; no
al corazón. Como lo dijo alguien, un mensaje que sólo proviene
de la cabeza alcanza sólo a la cabeza. Un mensaje que proviene
del corazón llega al corazón.
El sistema de los seminarios implica una experiencia de
enseñanza y aprendizaje. Hasta la palabra "seminario" es
medio pesada. Hay algo de complicado en el término. La gente
se sienta alrededor de algunas mesas con sus Biblias abiertas y
con anotadores. Esperan recibir información. La mayoría de
los que asisten no tiene la menor intención de cambiar su estilo
de vida. Muchos vienen movidos solamente por una curiosidad
intelectual.
En la naturaleza humana, la voluntad es el poder que gobier-
na y pone todas las demás facultades a su servicio. 'Todas las
cosas dependen de la correcta acción de la voluntad". 6

Factores que conducen a la decisión


¿Qué es lo que pone en funcionamiento la voluntad? ¿Qué
elementos esenciales forman parte del proceso que conduce a las
decisiones?
En primer lugar, todas las decisiones inteligentes se basan en
la INFORMACION. En este aspecto el sistema de los semina-
rios es fuerte. Las doctrinas de Cristo, tal como las entendemos
los adventistas, se presentan con claridad. Las personas, al estu-
diar las lecciones, al escuchar las presentaciones en clase, al con-
102 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
testar cuestionarios, al verificar la verdad en sus propias
Biblias, llegan a disponer de una información que les da una
sólida base.
Pero la mayor parte de la gente no se decide sobre la base
de la información solamente. Necesita experimentar CON-
VICCION también, que es el segundo factor esencial para la
toma de decisiones. La información pregunta: ¿Cuáles son los
hechos? La convicción, en cambio: ¿Qué es lo correcto? La con-
vicción tiene que ver con la conciencia.
Recuerdo que cuando era adolescente, antes de ser un cris-
tiano dedicado, me introduje subrepticiamente en un teatro en
compañía de algunos amigos. Uno de mis compinches, que había
sacado su entrada, dejó la puerta trasera del teatro abierta de
par en par. Mientras me deslizaba por el piso como si fuera una
serpiente, con la intención de entrar sin ser visto, de repente la
conciencia se apoderó de mí. Me pareció que todas las luces del
teatro estaban enfocadas sobre mí, y allí estaba mi padre dicien-
do en alta voz: "Hijo, ¿qué estás haciendo aquí?" Era como si el
mismo Todopoderoso me estuviera observando con sus pene-
trantes ojos· de fuego, y allí estaba yo, frente a su tribunal, ¡con-
denado!
Abrumado por la convicción, me puse de pie de un salto, dejé
atrás a mis tres amigos y salí corriendo. ¿Qué había pasado? ¡La
convicción!
Yo sabía que entrar a escondidas a un teatro era malo, pero
antes de esa noche no estaba convencido. La información por sí
sola no cambió mi conducta. Pero cuando la convicción se apode-
ró de mi corazón, entonces actué.
En el transcurso del seminario es importante mostrarle a los
oyentes la relación que existe entre el tema que se está presen-
tando y la voluntad de Dios. Es esencial que éstos entiendan·
que si dejamos de responder, de la manera que sea, estaremos
haciendo algo que desagrada a Jesús. La convicción tiene que
ver con la idea de justicia e injusticia en la relación de la volun-
tad individual con Dios. Por eso, cuando presentamos el tema
del sábado, digamos, preguntamos: "¿Les resulta claro el tema
del sábado? ¿Tienen alguna pregunta acerca del día de reposo de
la Biblia? ¿Se dan cuenta de que es la voluntad de Dios que guar-
den el sábado?"
Estas preguntas les ayudan a dar un paso más allá de la
EXCELENTE ASISTENCIA: POCAS DECISIONES 103
mera información. No sólo estamos interesados en que crean que
el sábado es el verdadero día de reposo. Queremos que entien-
dan que es la voluntad de Dios que lo guarden.
Podemos preguntar además: "¿Se dan cuenta de que Jesús
guardó el sábado? ¿Les resulta claro que los que violan la
voluntad de Jesús le desagradan?" Estas preguntas van a crear
cierta tensión en las personas. Se van a dar cuenta de que
seguir a Jesús significa actuar de cierta manera. Que vivir en
armonía con la voluntad de Dios es vivir de una determinada
forma.
Al hacer preguntas con la intención de producir convicción,
debemos tener cuidado de no juzgar a la gente antes de tiem-
po. Para evitarlo, preguntamos constantemente: "¿Se dan
cuenta ustedes de que ésta es la voluntad de Dios? ¿Notan
que ésta es la dirección que él quiere que tomemos? ¿Les
resulta claro que si ponen en práctica esto van a agradar a
Jesús?" De esta manera estaremos relacionando permanen-
temente la información que están recibiendo con la voluntad
de Dios.
El maestro no debe limitarse a proporcionar información.
Debe convertirse en un instrumento que el Espíritu de Dios pue-
da usar para inducir convicciones que produzcan cambios en la
conducta de las personas.
Pero además de la información y la convicción, hay un tercer
factor esencial en la toma de decisiones. Este elemento, suma-
mente importante, es el DESEO.

El principio "minimax"
Hay un principio psicológico llamado minimax que dice que
la gente tiende a actuar si los beneficios son grandes, máximos,
y las pérdidas son escasas, mínimas. En su libro The Mind
Changers (Los factores que cambian la mente), 7 Emory Griffin
afirma que los estudiosos de la conducta humana han llegado a
la conclusión de que "el principio minimax" es el principal factor
en la motivación.
Cuando alguien se dio cuenta de que cierto equipo de chan-
gadores de San Fracisco descargaba la misma cantidad de bultos
en la mitad del tiempo y con menos accidentes que cualesquiera
de los otros, los investigadores se pusieron de lleno a averiguar
104 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
por qué. Al hacerlo, descubrieron que aunque todos los equipos
disponían de plataformas con ruedas (a las que llamaban dollies,
muñequitas), sólo los más eficientes las usaban.
Aparentemente los changadores, gente ruda y tosca, esta-
ban tratado de no perder su imagen de "machos". Hasta la
palabra dolly, que parece nombre de mujer, les resultaba repul-
siva. La mayor parte de los capataces trataban de motivar a
sus equipos con palabras como éstas: "Las reglas establecen
que ustedes tienen que usar las dollies"; o "Usenlas o van a ser
despedidos".
El capataz que logró motivar con más éxito a su equipo, les
presentó las ventajas de las dollies. A gritos les decía cosas como
éstas: "¡Cuida tu espalda, estúpido; usa la dolly!" Su mensaje,
traducidó a un lenguaje más aceptable, era: "A los tipos inteli-
gentes no les duele la espalda. No tienen que visitar al médico a
cada rato, puesto que son lo suficientemente vivos como para
usar las dollies".
Este mismo principio de poner énfasis en los beneficios y las
ventajas también se aplica a las cosas espirituales. "Maximizar"
(¿nos permiten inventar este verbo?) los eternos beneficios de
obrar bien, produce resultados inconmensurablemente mayores
que limitarse a enfocar las consecuencias negativas de obrar
mal.
Notemos cómo motivaba Jesús a los seres humanos para que
obraran en armonía con su voluntad. Les decía: "En verdad os
digo, no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o herma-
nas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por causa de mí y por
causa del evangelio, que no reciba cien veces más ahora, en este
tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con
persecuciones; y en la era venidera, vida eterna" (Mar. 10:29,
30).
Jesús reconoció la realidad de que la aceptación de su forma
de vida a menudo produce conflictos. Pero puso énfasis en los
beneficios, que sobrepujan por lejos las desventajas.
¿Qué beneficios ofreció Jesús? Paz mental (Juan 14:27), el
perdón de los pecados (1 Juan 1:9), libertad del sentimiento de
culpa (Roro. 8:1), poder espiritual (Juan 1:12), la permanente
presencia del Espíritu de Dios (Juan 14:18), la esperanza del
cielo y de vivir para siempre con él (Mat. 16:27).
EXCELENTE ASISTENCIA: POCAS DECISIONES 105
Si usted quiere que la gente obre, comparta con ella los
beneficios que proporciona el obrar. Si pone énfasis en las con-
secuencias negativas de la acción, probablemente no van a
obrar.
Por ejemplo, supongamos que mis oyentes han indicado que
creen que el sábado es el verdadero día de reposo y que es la
voluntad de Dios que lo guarden. Cuánto éxito tendría yo si mi
llamado fuera como éste: "Si ustedes se deciden a guardar el
sábado es posible que pierdan sus empleos, que sus esposos los
abandonen, que sus amigos los dejen solos y que pierdan sus
casas y sus autos; pero, no se desanimen, estarán haciendo la
voluntad de Dios. ¿Cuántos quieren guardar el sábado?" Ese lla-
mado sería tan terriblemente negativo, que la gente se asustaría
y no se animaría a hacer una decisión correcta.
Pero en cambio yo podría decir: "Es posible que tengan que
hacer algunos sacrificios para seguir a Jesús y guardar el sába-
do; pero si lo hacen, Dios les dará paz. Tendrán la alegría de
saber que el Señor está aliado de ustedes Tendrán la seguridad
de que están haciendo su voluntad. Sobre todo tendrán la bendi-
ta certidumbre de que la mano de ustedes está en la suya. Sen-
tirán que están en una senda que conduce al cielo. Para mí esto
es más importante que culquier otra cosa de esta vida. ¿Quieren
tener ustedes también esta bendita seguridad?
"¿Quieren agradar a Jesús? Al levantar la mano digan:
'Señor: confío en ti y sé que me guiarás si te sigo'. Si ustedes
quieren decir: 'Sí, Jesús, seguiré las enseñanzas de tu Pala-
bra', por favor levanten la mano ahora. Voy a orar por uste-
des"
Noten la diferencia entre los dos llamados. El primero es tre-
mendamente negativo. El segundo es positivo.
Con respecto a cada lección que enseñen, háganse estas
preguntas: "¿Estoy señalando en forma adecuada en esta lec-
ción los beneficios de obrar bien? ¿Estoy poniendo suficiente
énfasis en la alegría, la paz y la felicidad que produce el
seguir este aspecto de las enseñanzas de Jesús? ¿Estoy mos-
trando constantemente, más allá de la doctrina, el gozo celes-
tial que disfrutan los hombres y las mujeres que siguen la
verdad?"
4. La falta de visión 20:20. El último factor que impide las
decisiones acertadas es lo que yo llamo la falta de visión 20:20.
106 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Pablo afirmó que tenía visión 20:20 cuando dijo: "No me retraje
de anunciaron nada que fuese útil y de enseñaros, públicamente
y por las casas" (Hech. 20:20).
La falta de visión 20:20 es una falla de percepción. Signifi-
ca que el director del seminario no ve las cosas claramente.
Algunas personas que no son muy inclinadas a visitar a los
interesados, suelen esconderse detrás de los seminarios, ya
sean de Daniel, Apocalipsis o algunos de los seminarios rela-
cionados con la salud. Estos pueden causar a los demás la
impresión de que somos ganadores de almas. Pero Hechos
20:20 nos dice con toda claridad que no bastan los semina-
rios. No se puede ganar almas por intermedio de otras perso-
nas.
Jesús fue notable en lo que se refiere a la obra personal.
Habló en privado con Nicodemo y le tocó el corazón. Llevó a la
mujer del pozo a la convicción de que él era el Mesías. Visitó a
Simón el fariseo y manifestó interés por su alma. Invitó a
María Magdalena después de despedir a la multitud; trabajó
con ella individualmente. A Zaqueo le dijo: "Desciende, voy a tu
casa hoy". ·
Sin obra individual con los que asisten, el seminario no ten-
drá el éxito que podría tener. Elena de White lo dice con clari-
dad: "Si se sermoneara la mitad de lo que ahora se hace, y se
duplicara la cantidad de trabajo personal dedicado a las almas
en sus hogares y en las congregaciones, se vería un resultado
que sería sorprendente". 8 Y: "La presentación de Cristo en la
familia, en el hogar, o en pequeñas reuniones en casas particu-
lares, gana a menudo más almas para Jesús que los sermones
predicados al aire libre a la muchedumbre agitada, o aun en
salones o capi1las". 9
He visto la confirmación de estas palabras. En una de nues-
tras asociaciones preparé a los pastores para que presentaran
seminarios acerca del Apocalipsis, y a continuación lanzamos
una campaña de seminarios en toda la asociación. Cuando
comenzaron a llegar los resultados, pude percibir una tenden-
cia. Aunque por lo general estos eran buenos, y alabamos a
Dios por ello, los pastores que no siguieron el plan de visitar a
la gente tuvieron resultados mucho menores que los que lo
hicieron.
Si usted quiere tener resultados sobresalientes en su obra,
EXCELENTE ASISTENCIA: POCAS DECISIONES 107
debe tener visión 20:20, la de los Hechos de los Apóstoles. Ese
libro nos dice que los discípulos predicában la Palabra de Dios
en público y en privado. Aunque nos cuenta que Pedro, Santiago
y Juan le predicaban a las multitudes, a menudo nos los pre-
senta hablando directamente con las personas. Incluso el apóstol
Pablo nos dice en Gálatas que él le predicaba a algunos en pri-
vado, para que su predicación no fuera en vano.
Si quiere tener resultados extraordinarios es absolutamente
indispensable que haga visitas privadas significativas. Pero,
¿cuándo debería visitar usted a la gente? ¿A quién debería visi-
tar? ¿Qué estrategia debería aplicar en sus visitas? En el
siguiente capítulo va a encontrar las respuestas a estas pre-
guntas.

NOTAS

l. Elena de White, El Evangelismo, Buenos Aires, ACES, 1978, p. 315.


2. Elena de White, Reuiew and Herald (La Revista Adventista, en
inglés), 20 de agosto de 1892.
3. Roland Hegstad, The Mind Manipulators (Los manipuladores de la
mente), Washington, DC: Review and Herald Publishing Association,
1974, p. 19.
4. Elena de White, Testimonies (Testimonios, en inglés), t. 4, p. 447.
5. Elena de White, El Evangelismo, p. 209.
6. Elena de White, El Camino a Cristo, p. 47.
7. Vea: Emory A. Griffin, The Mind Changers (Los que cambian la mente),
Wheaton, lllinois, Tyndale House Publishers, Inc.
8. Elena de White, El Evangelismo, p. 316.
9. Elena de White, ibíd., p. 320.
Capítulo 9

El ingrediente que falta

Un malestar me invadió mientras el pastor relataba la histo-


ria. Una de las mejores interesadas de nuestra campaña de evan-
gelización, a quien yo había preparado personalmente para el
bautismo del sábado siguiente, abruptamente había dejado de
asistir a nuestras reuniones. Al anunciar que estaba cortando su
relación con los adventistas, hizo este enfático pedido: "Pastor,
por favor no me visite. He tomado mi decisión y es definitiva".
¿Qué podíamos hacer? ¿Podíamos pasar por alto su pedido?
¿Podíamos intentar visitarla cuando nos había pedido que no lo
hiciéramos?
Mientras el pastor y yo cambiábamos ideas al respecto, me
asaltó el pensamiento de que ella le había pedido a mi colega
que no la visitara, pero no a mí. ¿Era la impresión del Espíritu
Santo? ¿O era meramente una expresión de mis íntimos deseos?
La convicción de que debía visitarla creció cada vez más. Des-
pués de orar esa noche, me fui a dormir seguro de que era la
voluntad de Dios que la visitara al día siguiente.
Cuando llegué a su casa temprano esa tarde, me acerqué a la
puerta con una oración en el corazón. Justo cuando estaba
tocando el timbre aparecieron dos grandes perros: un pastor ale-
mán y un collie, que dieron vuelta la esquina y se pusieron
detrás de mí. Al verme en la entrada comenzaron a ladrar feroz-
mente. El temor me invadió. De inmediato pensé: "No hay nada
que hacer; estos animales me van a morder". Elevé una oración
y dije: "¡Por favor, Señor, ayúdame!"
Toqué el timbre de nuevo. Los perros se acercaron más toda-
vía. Al observar por la ventana, Jane me vio. Cuando me reco-
noció, vaciló un momento, pero al oír el ladrido de los perros
abrió la puerta sólo un poquito. Ese poquito era todo lo que yo
necesitaba. Impulsado por el temor abrí la puerta con todas mis
fuerzas y salté dentro de la casa. Cuando la cerré detrás de mí,
108
EL INGREDIENTE QUE FALTA 109
dije en medio de un suspiro-.de alivio: "El Señor me acaba de
librar como a Daniel en el foso de: los leones".
Jane comenzó a reír, pero yo me sentí confundido. De repente
me di cuenta de lo que había hecho: había invadido su casa
cuando ella quería que me quedara afuera. Con el rostro enroje-
cido le dije: "Por favor, perdóneme. No acostumbro a entrar en
las casas de esta manera".
Se rió y dijo: "¡Bueno! Ya está usted aquí, aunque yo no lo
quería dejar entrar... se puede quedar. Por favor, tome asiento".
Hablamos. O más bien debería decir que ella habló y yo escu-
ché. En el momento apropiado hice algunas preguntas. Comencé
a darme cuenta de que ella había reaccionado en la forma como
lo hizo, no porque no creyera en las doctrinas que le habíamos
presentado, sino como consecuencia de la enorme presión que
había ejercido su familia sobre ella.
Más o menos a mitad de nuestra conversación aparecieron
las hijas. Un poco después el esposo llegó del trabajo. Ahí me di
cuenta de que en su entusiasmo ella los había presionado, y
puesto que les estaba pidiendo que tomaran decisiones para las
cuales no estaban preparados, comenzaron a reaccionar mal.
Cuando ambos bandos entendieron que Dios le ha dado a
cada persona la libertad de decidir, la armonía reemplazó la ten-
sión que existía en ese hogar. La puerta que previamente se
había cerrado, se abrió de nuevo. Puesto que los impedimentos
habían desaparecido, Jane siguió adelante con su decisión. Vol-
vió a nuestras reuniones, con el tiempo se bautizó y llegó a ser
diaconisa en una de nuestras iglesias.

La importancia de la visitación personal


Una visita personal cambió todas las cosas en este caso.
Estoy convencido de que la eficacia de la evangelización depende
de que entablemos y cultivemos relaciones significativas
mediante las visitas personales. La falta de obra personal le res-
ta eficacia a muchos de nuestros esfuerzos. Elena de White está
de acuerdo con esta observación cuando dice: "Vuestro éxito no
dependerá tanto de vuestro saber y talento, como de vuestra
capacidad para conquistar corazones. Siendo sociables y acer-
cándoos a la gente, podréis atraer la corriente de sus pensa-
mientos más fácilmente que por el discurso más capaz". 1
110 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
La misma autora añade este importante concepto: "Ningún
pastor debería ser evaluado por su capacidad como orador. La
parte más difícil de la tarea comienza recién cuando desciende
del púlpito, y riega la semilla sembrada. Al interés que surge le
debería seguir la obra personal: las visitas, los estudios bíblicos,
la enseñanza en cuanto a cómo manejar las Escrituras, la ora-
ción con las familias y los interesados, para ahondar las impre-
siones hechas sobre los corazones y las conciencias". 2
El descuido de la obra personal -tan costosa en términos de
tiempo, energía y dedicación-limita el éxito de nuestros semina-
rios y reuniones de evangelización. Intentar evangelizar a las mul-
titudes sin obra personal, es una empresa destinada al fracaso.
En su libro Making Friends for Christ (Cómo ganar amigos para
Cristo), Wayne McDill presenta un informe acerca de una encuesta
hecha entre cuatro mil televidentes de programas religiosos. La pre-
gunta que se hizo era: "¿Cuántos de los televidentes, convertidos
por medio del ministerio de la televisión, llegaron a formar parte de
una iglesia?" La respuesta fue: menos del uno por ciento.3
¿Por qué tan pocos de los que se entregaron a Cristo por
medio del m·inisterio de la televisión llegaron finalmente a for-
mar parte de la iglesia? La razón principal es que no gozaron de
los beneficios de la obra personal. Cuando no se establece una
relación íntima con el nuevo converso, la transición de la entrega
personal a la fe activa se vuelve difícil.
Cuando los seres humanos crecen en Cristo, algunas pregun-
tas surgen invariablemente en sus mentes. Los nuevos conver-
sos pueden llegar a la conclusión de que vivir la vida cristiana
en el mundo de hoy es verdaderamente desalentador. Las pre-
guntas que no tienen respuesta, los temores y las dudas, pueden
ahogar su naciente experiencia cristiana. De este modo las con-
versiones genuinas mueren poco después de nacer.
Apoya esta premisa un estudio hecho con respecto a la cruza-
da de evangelización que llevó a cabo Billy Graham en Seattle.
Se llegó a la conclusión de que el 30 % de las 18.126 respuestas
logradas eran verdaderamente conversiones. Sólo el 15 % de los
conversos estaba en la iglesia un año después. El 85 %, o nunca
vino a la iglesia, o lo hizo por muy poco tiempo. Lo asombroso
fue verificar que 8 de cada 10 de los que se encontraban en la
iglesia un año después, habían desarrollado una íntima relación
con un pariente o un amigo que ya eran miembros de la iglesia
antes de la conversión de ellos.
EL INGREDIENTE QUE FALTA 111
La proclamación pública contribuye al crecimiento de la igle-
sia cuando se la combina con las visitas personales. Deben mar-
char unidas así como lo dijo Jesús con respecto a otro asunto:
"Lo que Dios juntó, no lo separe el hombre" (Mat. 19:6).
¿Por qué no hay más visitas personales? ¿Por qué tantos pas-
tores y laicos dedican tanto tiempo a prepararse para las reu-
niones públicas en lugar de hacer más obra personal?
Porque las visitas personales son costosas. Consumen tiempo y
energía. Pueden ser agotadoras desde el punto de vista emocio-
nal. McDill hace al respecto este elocuente comentario: "Esta clase
de evangelización Oas visitas personales] es. costosa, no en dinero
ni en equipos, sino en dedicación personal. La evangelización basa-
da en la relación personal, que es el ingrediente que falta, tiene
que ver con la confianza y la credibilidad, con la responsabilidad
personal, con la disposición a pagar el elevado precio de la dedica-
ción y del riesgo emocional. Es el precio del amor". 4
El empleo de este poderoso método puede aumentar dramáti-
camente los resultados de su ministerio ganador de almas. Si lo
pasa por alto, va a tener un seminario muy bien concurrido, pero
con resultados magros.

El propósito de las visitación personal


Las visitas relacionadas con la evangelización tienen cinco
propósitos.
Primero, la visitación le ayuda a ESTABLECER RELA·
ClONES, cosa que no puede lograrse en las reuniones públi-
cas. Para conseguirlo, es de capital importancia que en nuestras
visitas escuchemos atentamente Jo que nos quiere decir la otra per-
sona. Dietrich Bonhoffer lo dijo bien cuando afirmó: "El primer ser-
vicio que le podemos prestar a alguien es escucharlo".
Si el propósito de sus visitas consiste en vaciar una camiona-
da de verdades sobre la gente, con la esperanza de que así la va
a ganar, va a tener una amarga desilusión. Si usted aborda a
alguien como un interesado que hay que convencer, o como si
usted fuera un comerciante que tiene un producto para vender,
esta persona puede levantar un muro de resistencia ante usted.
El escuchar es la llave que le abre la puerta a su influencia. Se
puede garantizar que funciona, si usted lo hace sinceramente y
con oración. Si realmente escucha a la gente y se interesa en
ella, se abrirá a su presentación del evangelio.
112 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
La mayor parte de la gente sintoniza un solo canal: E L Y YO.
Se aburren si les habla de usted. Están esperando la oportuni-
dadde hablar de lo que les importa. Les preocupan sus trabajos,
su salud, su futuro, su seguridad financiera, su esposo, su espo-
sa, sus aficiones y en general las cosas que se relacionan con su
vida. Si les proporciona la oportunidad de hablar de lo que les
interesa, puede comenzar a establecer una profunda relación
con ellos.
Hace muchos años yo era pastor de una iglesita de Nueva
Inglaterra. El esposo de una de nuestras hermanas no era
adventista. En uno de mis primeros sábado la hermana me
advirtió que nunca debía visitar su casa. Estaba convencida de
que si lo hacía, su esposo me iba a echar.
Después de considerar todas las alternativas, decidí correr el
riesgo. Sin anunciar mis intenciones, sencillamente aparecí un
día frente a su puerta. El esposo se quedó mudo de asombro. Se
preguntaba a qué había venido. Estaba enojado, pero como era
cortés, me invitó a pasar de todos modos. Al entrar, vi la colec-
ción de armas en la pared. Aunque nunca me había interesado
en ellas, comencé a hacerle preguntas; y les aseguro que hay
que saber bastante de un asunto para hacer preguntas. Le
inquirí acerca de la clase de armas que tenía, de sus diversos
usos, de su historia, y de cuándo se había interesado por prime-
ra vez en ellas.
Antes de que la tarde concluyera, me llevó afuera para que
probara mi puntería, y así comenzó una amistad. Pronto este
hombre que se había opuesto tan decididamente a que su esposa
asistiera a la iglesia adventista, comenzó a venir con ella. Nece-
sitaba que alguien lo escuchara, alguien que se interesara en él.

Cómo escuchar
¿Cómo escucha usted? La respuesta obvia es: con los oídos.
Pero también se escucha con la EXPRESION del rostro. Si sus
ojos vagan alrededor de la pieza, o si usted tiene cara de aburri-
do, la gente que está hablando no le va a creer que la está oyen-
do, por más que usted lo afirme enfáticamente.
También se escucha por medio de la ATENCION. Aparte la con-
versación de usted mismo y diríjala a la otra persona. Recuérdese
constantemente: "Estoy interesado en este hombre. Lo que dice me
concierne. Quiero estar sintonizado con él y no conmigo mismo".
EL INGREDIENTE QUE FALTA 113
Conviene recordar que un escucha eficaz REACCIONA ade-
cuadamente. Hace preguntas. Logra que la otra persona salga
de sí misma. Además, analiza no sólo lo que se le dice, sino qué
significa lo que se le dice. Verifica si ha entendido correctamen-
te, repitiendo con otras palabras lo que se le ha dicho, y pregun-
tando si ha comprendido bien.
McDill afirma: "En un mundo donde tan pocos escuchan con
sincero interés, qué raro y bienvenido descubrimiento es un ver-
dadero escucha. Para el cristiano que trata de entrar en la vida de
otra persona, ésta es la llave. El escucha sincero dice elocuente-
mente: 'Me intereso en usted'. Es asunto de cambiar deliberada-
mente de canal para guiar la conversación hacia los intereses de la
otra persona. Significa renunciar al derecho de hablar de uno mis-
mo. Significa cultivar las cualidades de un escucha: mirar al ami-
go a los ojos, prestar atención a lo que dice, hacer las preguntas
adecuadas, asentir, sonreír y hacer breves comentarios". 6
Si usted va a ser un evangelista eficiente hoy, tiene que escu-
char a los demás. Esto en realidad le ayuda de dos maneras:
Primero, a determinar la actitud y las prioridades de la persona
con quien está tratando, una comprensión esencial para comu-
nicarle el evangelio. Y, segundo, le ayuda a establecer un vínculo
de amistad. Profundiza su relación con esa persona.
El segundo propósito de la visitación consiste en capa·
citarlo para EVALUAR A SUS INTERESADOS. Los agricul-
tores constantemente están llegando a conclusiones: ¿Cómo está
progresando la cosecha? ¿Cuándo va a estar lista? ¿Qué siembra
ya está madura? El evangelista eficiente sabe evaluar y determi-
nar si el "fruto" está maduro. Es lo suficientemente sabio para no
sacar cuando están "verdes" a los que todavía no están listos para
la cosecha. Y en sus visitas personales determina si la gente que
asiste a sus reuniones está genuinamente interesada o no.
Acompañé una vez a un pastor que era tremendamente tra-
bajador. Cada semana dedicaba más de 55 horas a la tarea. Pero
sus resultados no concordaban ni de lejos con el esfuerzo que
estaba haciendo. Al visitarlo, descubrí que carecía de la capaci-
dad de distinguir a un curioso, alguien que le estaba haciendo
perder tiempo, y un genuino interesado.
Hace muchos años que me di cuenta de que no podía satisfa-
cer las necesidades ni contestar las preguntas de todos los que
asistían a mis reuniones. Así que llegué a la conclusión de que
mi principal responsabilidad consistía en descubrir a aquellos
114 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
en quienes Dios ya estaba obrando, cuyos corazones ya se habí-
an abierto a la influencia del Espíritu Santo, cuyas mentes ya
estaban preparadas. Si usted dedica demasiado tiempo a los que
no están interesados, va a perder a mucha gente que sí lo está.

Cómo descubrir a los verdaderamente interesados


¿Cómo puede descubrir usted quiénes son sus verdaderos
interesados? Permítanme compartir con ustedes algunas de las
pistas que me han ayudado.
Primero, los buenos interesados generalmente asisten con
regularidad. Reconozco, por supuesto, que algunos de los que no
vienen tan regularmente pueden ser buenos interesados tam-
bién. Pero los mejores son los que asisten regularmente. A ellos
les doy la primera prioridad.
Segundo, los buenos interesados por lo general no son dis-
cutidores. Hacen preguntas inteligentes y se satisfacen con res-
puestas adecuadas.
Tercero, los buenos interesados por lo común tienen una
actitud positiva, no negativa, hacia las reuniones y los estudios
bíblicos. Si una persona con la cual estoy trabajando tiende a
ser negativa y critica bastante las reuniones y el mensaje, no le
doy prioridad para visitarla. Generalmente los buenos interesa-
dos tienen la mente abierta y desean conocer la verdad. Quieren
hacer la voluntad de Dios. Están abiertos a los cambios y dis-
puestos a considerar nuevas ideas.
Cuarto, una prueba notable de si una persona es un buen
interesado o no, es si efectivamente progresa espiritualmente.
¿Ha abandonado algunas de sus ideas previas al enterarse de
las nuevas verdades de la Biblia? ¿Ha efectuado algunos cam-
bios en su vida? ¿Ha abandonado algunos malos hábitos?
El estilo de vida de la gente no determina si son buenos inte-
resados o no. Algunos profesos cristianos están verdaderamente
satisfechos con su actual experiencia y no desean conocer nuevas
verdades. Puesto que viven vidas buenas, con un elevado nivel
moral, usted se siente tentado a pensar que son buenos intere-
sados, pero pueden no serlo en absoluto. Prefiero trabajar con
una persona cuyo estilo de vida deja mucho que desear, con tal
que el Espíritu Santo esté obrando en su corazón y esté abierta
al evangelio.
EL INGREDIENTE QUE FALTA 115
Una vez estudié la Biblia con un hombre que fumaba sin
cesar mientras yo estaba allí. Además, tanto él como su esposa
tenían a mano una botella de cerveza. Tenían el televisor a todo
volumen para que se entretuvieran sus tres hijitos gritones. Era
horrendo dar estudios bíblicos en ese ambiente. Sin embargo,
esa gente tenía un genuino interés espiritual. A medida que
transcurrían las semanas y los meses, cada uno de sus malos
hábitos fue desapareciendo. Lenta pero seguramente se fueron
acercando a Cristo.
Para evaluar a los interesados que están asistiendo a mis
reuniones, les hago una serie de preguntas inocuas, que dejan a
la gente abierta, amigable y receptiva. Algunas de las preguntas
que les hago podrían ser como éstas: "¿Le gusta el seminario?
¿Había asistido usted antes a un seminario como éste? ¿Qué le
ha impresionado más? ¿Ha aprendido algo nuevo? ¿Le ha ayu-
dado a efectuar algunos cambios en su vida?"
Al hacer estas preguntas bien al principio, cuando estoy
comenzando mi programa de visitas, puedo descubrir qué está
sucediendo en el corazón y en la vida de mis interesados. Duran-
te esas primeras visitas mi preocupación consiste en entablar
amistades y en evaluar a los concurrentes. Al determinar quié-
nes están interesados en verdad, les doy la prioridad de mi tiem-
po y mi atención.
El tercer propósito de la visitación consiste en EDUCAR
A LOS INTERESADOS mediante la respuesta a sus pre-
guntas. Si bien es cierto que al principio en mis visitas yo les
hago preguntas para descubrir qué hay dentro de ellos, a medida
que las reuniones progresan me preocupo particularmente en con-
testar las preguntas que surgen en sus mentes. Elena de White
nos presenta una de las razones por las cuales muchos evangelis-
tas no tienen éxito: "Más de un obrero fracasa en su obra porque
no se acerca a aquellos que más necesitan su ayuda. Con la Biblia
en la mano, debe tratar, de una manera cortés, de aprender las
objeciones que existen en la mentes de aquellos que empiezan a
preguntar: '¿Qué cosa es verdad?' Con cuidado y ternura debe
guiarlos y educarlos, como alumnos en una escuela".6
"Jesús alcanzó a las almas porque conocía sus problemas.
Sus enseñanzas se adaptaban a su situación. Comprendió las
objeciones que había en sus mentes". 7
Y más adelante dice: "El pastor debe conocer la naturaleza de
las dificultades que hay en las mentes de la gente, para poder
116 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
saber cómo darle a cada cual su porción en el momento debido".'

Preguntas que conducen a diagnósticos


El arte de formular preguntas que conduzcan a diagnósticos
es absolutamente esencial para descubrir las objeciones que
podría tener el interesado y para enfrentarlas adecuadamente.
El cuarto propósito de la visitación está íntimamente
relacionado con el tercero. Durante nuestras visitas no
sólo debemos educar al interesado al responder sus pre·
guntas, sino que debemos ganar su simpatía, agasajarlo,
desarmarlo, CONTRARRESTANDO las objeciones que
podrían surgir.
Cuañdo visito a alguien que acaba de oír una presentación bibli-
ca acerca de la segunda venida de Cristo, puedo hacer las siguien-
tes preguntas: "¿Oyó usted alguna vez una presentación acerca de
la segunda venida de Cristo como la del seminario de anoche? ¿Le
resultó claro el mensaje, o tiene algunas preguntas acerca de él?
¿Qué opina ~n cuanto a lo que oyó? ¿Le parece lógico?''
Estas preguntas no son agresivas. No se indaga a la persona
acerca de lo que va a hacer con respecto a lo que aprendió, ni se
le pide que asuma un compromiso ni que cambie de estilo de
vida. Antes de hacerlo tenemos que descubrir qué sabe acerca
del tema y cuál es su grado de convicción con respecto a él.
Algunas preguntas apropiadas después de presentar a Jesús
como el Salvador del mundo podrían ser: "¿Ve usted a Jesús
como profeta, como una figura histórica, como un maestro de
religión, o lo ve como el divino Hijo del Dios viviente, el que le
ofrece vida eterna? ¿Era cristiano el hogar de su infancia?
¿Siempre ha sido cristiano usted? ¿Le resulta claro que Jesús
es el Mesías, el Salvador del mundo?"
Después de presentar el sábado, las preguntas podrían ser:
"¿Es ésta la primera vez que usted oye un mensaje acerca del
sábado? ¿Es nuevo para usted el tema del sábado?"
Las preguntas que procuran diagnósticos no tienen el propó-
sito de impulsar a la acción. Son formuladas especialmente para
descubrir qué sabe la persona, cuánto sabe, cuáles son sus acti-
tudes y sus convicciones. Si se las usa correctamente, pueden
ser de gran ayuda para el evangelista.
Hay que usarlas con cuidado, sin embargo. Si se las formula
EL INGREDIENTE QUE FALTA 117
de manera que contengan la respuesta, o si insinúan acción,
pueden provocar prejuicios en el interesado. Por ejemplo, esta
pregunta: "¿No le parece maravillosa la verdad del sábado?" pue-
de ser bastante agresiva. Al formularla, ya he establecido que el
sábado es verdadero. En este momento yo no sé si la persona lo
cree o no. Además, he establecido que la verdad del sábado es
maravillosa. Si él trabaja el sábado o si es un cristiano observa-
dor del domingo, no va a ver nada de maravilloso en el sábado.
No quiero decir que esta pregunta no sea correcta; lo que deseo
establecer es que no es correcto hacerla en ese momento.
El quinto propósito de las visitación consiste en
LOGRAR DECISIONES. Podemos llegar a esta etapa sólo si
hemos recorrido correctamente las cuatro previas: ganar ami-
gos, evaluar el interés, educar a los interesados al responder sus
preguntas y disipar sus objeciones.

Cómo lograr decisiones


En el proceso de lograr efectivamente decisiones correctas, yo
tengo presente tres "Pes". Primero, ¿cuál es el conocimiento pre-
vio de la personas? Segundo, ¿cuál es su comprensión presente?
Y, tercero, ¿esta listo para asumir un compromiso positivo?
Supongamos que nos encontramos en la segunda semana del
seminario. Estoy visitando a una persona inmediatamente des-
pués de presentar el evangelio en la reunión pública. Durante
mi visita repaso con ella los elementos esenciales de la salva-
ción. Deseo en primer lugar descubrir cuál es su conocimiento
previo de este tema. ¿Qué sabe del plan de salvación? Le pre-
guntaría algo así: "¿Siempre ha sido cristiano usted? ¿Era cris-
tiano el hogar de su infancia?"
En segundo lugar, deseo evaluar su comprensión presente del
tema. ¿Se considera cristiano, o cree estar alejado de Cristo? Algu-
nas de las preguntas apropiadas que se podrían hacer serían:
"¿Resulta claro para usted que Jesús es mucho más que un buen
hombre? ¿Qué es mucho más que un profeta o un maestro de moral?
¿Entiende usted que Cristo es el divino Hijo de Dios? ¿Le resulta
claro que Jesús le ofrece a usted, personalmente, vida eterna?"
Y en tercer lugar, si esa persona no ha hecho todavía un
compromiso definido, desearía ayudarle a hacerlo. Podría
preguntarle, por ejemplo: "¿Hay alguna buena razón para que
usted no le entregue su vida a Jesús ahora mismo?" O "¿Querría
118 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
usted decirle a Jesús que le está entregando su vida, y que desea
recibir ahora mismo el don de la vida eterna? ¿Hay algo que se
interpone entre usted y esta decisión?"
Tome nota del carácter progresivo de nuestra conversación.
Hemos hablado del pasado y de su conocimiento previo; del presen-
te y de su comprensión actual, y de su compromiso para el futuro.
El mismo plan se puede seguir con respecto al sábado.
Supongamos que nos encontramos en la cuarta o quinta semana
de nuestro seminario acerca del Apocalipsis. He presentado el
sábado. Dentro de las próximas 48 horas intento visitar a todas
las personas que oyeron este tema. Aclaro el asunto en la atmós-
fera de una amistad cálida y cordial.
Hago algunas preguntas como éstas: "¿Ha oído usted un men-
saje acerca del sábado antes? ¿Es totalmente nuevo este tema
para usted? ¿Le resulta claro que el sábado es el día de reposo de
la Biblia? ¿Tiene algunas preguntas al respecto?"
Después de analizar francamente el tema del sábado y de con-
testar todas las preguntas acerca de esta doctrina, pregunto:
"¿Qué significaría personalmente para usted si decidiera guardar
el sábado ahora? Supongamos que estuviera por hacerlo, ¿tendría
problemas para guardarlo por causa de su trabajo? ¿Le produciría
problemas a su familia? ¿Cuál sería su reacción personal?"
Al tratar de llegar a una decisión, yo haría esta pregunta:
"Si Jesús estuviera aquí y le dijera personalmente: 'Si me amas,
guarda mis mandamientos', ¿cuál sería su respuesta?"
Hace poco, en Inglaterra, pasé por esta misma experiencia
con un anglicano. El sábado era algo nuevo para él, pero estaba
convencido de que se trataba de una verdad bíblica. Al darse
cuenta de que si lo aceptaba tendría que cambiar de iglesia, la
decisión le parecía sumamente difícil. Tenía muy pocas ganas
de guardarlo.
Entonces le pregunté: "Si Jesús estuviera aquí y le dijera: 'Si
me amas, guarda mis mandamientos', y si él mismo lo invitara a
guardar el sábado, ¿cómo respondería usted? ¿Qué le diría a
Jesús?
Con la cabeza entre las manos pensó por un rato. Después,
levantando el rostro, me dijo: "Marcos, si Jesús me invitara a
guardarlo, supongo que lo guardaría".
Inmediatamente le respondí: "Oremos juntos y pidámosle a
Jesús que le aclare plenamente su voluntad".
EL INGREDIENTE QUE FALTA 119
Nos arrodillarnos, oramos, y en una semana este hermano
estaba guardando el sábado. Ya se bautizó. Al tener que contes-
tar esta pregunta: "¿Qué haría usted si Jesús estuviera aquí y le
pidiera que guardara el sábado?" llegó a la decisión y a un com-
promiso con el Señor.
En esta etapa de nuestro plan de visitas es necesario a veces
formular preguntas directas, con bondad y con amor, con el fin
de estimular a la acción a la gente. El deseo de obedecer a Cristo
inducirá a muchos consagrados cristianos a seguir la verdad. Al
darse cuenta de que Jesús y su verdad son inseparables, estarán
dispuestos a hacer decisiones capaces de transformarles la vida.
Hay decenas de personas que no entrarán en un compromiso
personal con Cristo y su verdad a menos que usted los visite en
sus hogares. Los evangelistas más eficaces son los que se dan
cuenta del inmenso valor de las visitas personales. Es asombro-
so lo que puede hacer el Espíritu Santo en los corazones y en
las vidas cuando visitarnos a la gente en sus hogares.
Los evangelistas eficaces ven a la gente por medio de los ojos
de Cristo. Ven el potencial de fe que hay en cada cual. Reconocen
que cuando la gente acude a las reuniones públicas, y reciben
respuestas a sus preguntas durante las visitas personales, y se
los lleva a una profunda dedicación a Jesús y su verdad, experi-
mentan cambios milagrosos.
Los evangelistas de éxito creen que Dios está obrando en la
tierra para establecer su reino en los corazones de hombres y
mujeres. Creen que muchos que no ofrecen buenas perspectivas
podrán ser ganados por sus esfuerzos. Jesús vio cierto potencial
en Zaqueo, un tramposo recaudador de impuestos. Vio cierto
potencial en un endurecido soldado romano, en un hombre pose-
ído por el demonio y en una adúltera. Jesús dedicó tiempo a
atender a un pescador medio suelto de lengua que se llamaba
Pedro, al dirigente de un grupo religioso opositor que se llamaba
Nicoderno y a un ladrón colgado en una cruz al lado de él.
El Señor hablaba individualmente con la gente acerca del
terna de su salvación. Enfrentaba a los seres humanos con las
demandas del Eterno. Veía a los hombres y las mujeres no corno
eran sino corno podrían llegar a ser una vez refinados y ennoble-
cidos por su gracia. Tanto en sus proclamaciones públicas corno
en sus visitas personales, el poder del Espíritu Santo fluía de
Cristo y tocaba las vidas de los demás. El Señor veía las posibi-
lidades de cada persona con la que se encontraba.
120 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Cierto mes de enero mi señora y yo celebramos una serie de
reuniones sobre nutrición en una de las grandes ciudades de la
costa Este de los Estados Unidos. Una mujer que comenzó a
asistir a nuestras reuniones vino con un viejo gorro de lana
encajado hasta las orejas, y envuelta en un tapado raído y des-
teñido. Notamos que después de cada reunión acerca de nutri-
ción ella salía a revolver los tachos de basura para buscar sobras
de comida. A menudo se lleva a casa dos o tres bocados.
Parecía una candidata muy poco promisoria para aceptar las
verdades espirituales que le queríamos ofrecer. Pero un joven
muy compasivo, que formaba parte de nuestro equipo, dedicó
tiempo para relacionarse con ella. Tomó la iniciativa y visitó a
esta mujer y a su marido en su casa. Pronto se hicieron amigos,
y como resultado de ello aceptaron su invitación de asistir a
nuestras reuniones de evangelización. Pero cuando esas reunio-
nes terminaron, no estaban listos para el bautismo todavía. El
trasfondo de esta pareja era de tal naturaleza que necesitaban
una atención más prolongada.
Cerca de un año después visité esa zona y hablé en una reu-
nión de jóvenes en la iglesia en la cual habíamos tenido nuestra
serie de reuniones. Durante el servicio de canto me impresionó
la buena calidad de la música. Observé a la pianista, una dama
de mediana edad muy bien vestida. Y la volví a mirar. ¡No lo
podía creer! ¡La pianista era la mujer que recogía comida de los
tachos de basura apenas un año antes! Qué notable cambio se
había producido en sólo un año. Ahora era miembro de la iglesia.
Ahora participaba satisfecha de la reunión de jóvenes gracias al
don de la música que tenía.
Nuestras reuniones públicas no bastaron. Uno de los miem-
bros de nuestro equipo reconoció la importancia de visitarla en
su casa y de complementar la presentación pública con visitas
personales. Vio las posibilidades de esta mujer.
¿Tiene usted esta visión de 20:20? ¿Se da cuenta de que tiene
que combinar la obra personal con la proclamación pública? Este
es el ingrediente que falta en nuestra evangelización. Cuando
lo descubrimos, podemos notar la diferencia que existe entre el
éxito y el fracaso.
Preste atención al programa que aparece en las páginas
siguientes. Desarrolla un plan sugerente de visitas para un
seminario de Apocalipsis o una serie de reuniones de evangeli-
zación de seis a ocho semanas de duración. Si bien es cierto que
EL INGREDIENTE QUE FALTA 121
las circunstancias pueden variar, y no es posible seguir rígida-
mente en todas partes el mismo plan, este es el que seguimos en
la mayor parte de nuestros seminarios acerca del Apocalipsis y
en nuestras reuniones de evangelización.

NOTAS

l. Elena G. de White, El Evengelismo Buenos Aires, ACES, 1978, p. 320.


2. Elena G. de White, Testimonies, (Testimonios) Mountain View, CA:
Pacific Press Publishing Association, t.5 p. 255.
3. Wayne McDill, Making Friends for Christ (Cómo ganar amigos
para Cristo), Nashville, TN: Broadman Press, p. 12.
4. !bid., p. 15.
5. !bid., p. 59.
6. Elena G. de White, Obreros Evangélicos, Buenos Aires, ACES,1957,
p.108.
7. ]bid., p. 290.
8. Elena G. de White, Manuscrito 4, 1893.

Apéndice

REUNIONES DE EVANGELIZACION/SEMINARIO DEL


APOCALIPSIS
Para un programa de 6 a 8 semanas
Plan de visitas

Visita para conocer a la gente


SEMANA 1-2 Una breve visita con el expreso propósito de
establecer una relación personal, animar a la
gente a asistir a las reuniones y consolidar la
confianza. El foco de esta visita debe ser la otra
persona. La conversación debe girar en torno
de su familia, su trabajo y sus aficiones.
122 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Visita para salvación
SEMANA 2-3 Después de la presentación del evangelio en las
reuniones públicas, esta visita tiene como propósito
revisar los elementos esenciales de la salvación, e
inducir a la persona a consagrarse o reconsagrarse
a Cristo. Si los seres humanos hacen de Cristo la
primera prioridad en sus vidas, todas las demás
decisiones se producirán naturalmente. La
aceptación de Cristo como Salvador y Señor es
determinan te.

Visita de compromiso con la verdad


SEMANA 3-4 Esta visita es vital, puesto que precede inmedia-
tamente a la presentación del tema del sábado.
Usted ya ha entablado amistad con los asistentes
al seminario. Su visita se puede desarrollar ahora
en la cálida atmósfera de una amistad redentora.
El propósito definido de esta visita es asegurarse
de la dedicación del asistente a las verdades que
se han presentado hasta ahora, contestar
preguntas y contrarrestar objeciones, y animar a
su amigo cristiano a seguir toda la verdad que
Dios le revela en su gracia. Durante esta visita
ponga énfasis en el gozo y la paz que resultan de
una diaria obediencia a la voluntad de Dios.
Cuando trata de aclarar las objeciones que podrían
producirse como resultado de las reuniones
anteriores, usted está cooperando con el Espíritu
Santo en la preparación de las mentes para
comprender y aceptar los temas que vendrán.

Visita acerca del sábado


SEMANA 4-5 Aclare la verdad del sábado en el contexto de una
relación cálida y amante. Haga preguntas como
éstas: ¿Há•'OídQ :usted alguna vez antes un mensaje
acerca del. s~d~ de la Biblia? ¿Son claras para
usted las enseñanzas de la Biblia con respecto al
sábado? ¿Tiene usted alguna pregunta con
respecto al tema del sábado? ¿Qué significaría
EL INGREDIENTE QUE FALTA 123
personalmente para usted si decidiera guardar
el sábado? Generalmente en esta visita animamos
a la gente a asistir a la iglesia precisamente el
próximo sábado.

Visita para decisión bautismal # 1


SEMANA 6-7 En esta ocasión el tema de la visita debe ser el
fruto que ya está maduro. Anhelamos ayudar a
los que están listos a hacer esta decisión para
que la hagan sin demora. Es mucho mejor visitar
a unos pocos buenos candidatos, que dedicar
tiempo a tratar de responder frenéticamente
todas las preguntas que podrian hacer otros posibles
interesados. Concentre su atención en las personas
que ya han comenzado a guardar el sábado o que
ya han solicitado el bautismo.

Visita para decisión bautismal # 2


SEMANA 7-8 A medida que las reuniones llegan a su culmina-
ción, las visitas giran en tomo de las reacciones
ante las verdades cruciales: el estado de los
muertos, el sábado, la vida sana, la verdadera
iglesia, la segunda venida de Cristo, etc. Esta
semana es una semana de decisiones. Trate de
que los mejores interesados se sometan plena-
mente a Jesucristo y se preparen para el bautismo.
Trabaje con los que no están en esta categoría
con la idea de que después tendrá que dedicarles
más tiempo.
Capítulo 10

Consiga mejores
resultados mediante
llamados eficaces

Hace ya muchos años Robert L. Boothby celebró una impor-


tante serie de reuniones de evangelización en Washington, D.C.
Una cantidad de jóvenes pastores adventistas participaron de esa
campaña para tratar de aprender el arte de la evangelización.
Cierta noche, después de la reunión, uno de esos jóvenes pastores
entrevistó al pastor Boothby en el vestíbulo. Le preguntó: "Pastor
Boothby, ¿cuál es el secreto del éxito que usted tiene en conseguir
decisiones para Cristo? ¿Cómo puedo lograr que mis llamados
sean más eficaces? ¿Por qué consigue usted tantas decisiones
para Cristo mientras yo logro sólo unas pocas?"
El pastor Boothby pensó por un momento, y a continuación,
con sus modales tan amables pero a la vez tan fervientes, le dijo:
"Joven, usted no espera una decisión cada vez que predica, ¿no
es cierto?"
El joven pastor respondió: "No cada vez, pastor Boothby. Pero
me gustaría conseguir más decisiones de las que estoy logrando, y
ésa es la razón por la cual he venido a hablar con usted esta noche".
Con la rapidez del relámpago el pastor Boothby contestó:
"Hasta que llegue el momento cuando usted predique como si
esperara que alguien se decidiera esa misma noche, va a conse-
guir muy pocas decisiones".
¡Qué sabiduría! Dios ubica en medio de cada concurrencia
hombres y mujeres que están preparados para hacer una deci-
sión. El propósito de la predicación no es sólo informar. No se
limita a iluminar la mente. La predicación evangelizadora impli-
ca inducir a los seres humanos a decidirse por Cristo.
Los llamados son parte esencial en el cumplimiento del pro-
124
LLAMADOS EFICACES 125
pósito de la predicación evang~lizadora. El hacer llamados es algo
bíblico. Es parte del plan de Díós para salvar a la humanidad. Dios
mismo llamó al rebelde Adán en el jardín del Edén al decirle con
ternura: "¿Dónde estás tú?" (Gén. 3: 9). Cuando Israel se deslizó
hacia la abierta rebelión contra Dios, Moisés les extendió un llama-
do a la decisión. Les preguntó directamente: "¿Quién está por Jeho-
vá?" (Exo. 32: 26). Y Josué de nuevo le dio a Israel la oportunidad de
decidir cuando dijo: "Escogeos hoy a quién sirváis" (Jos. 24: 15).
Jesús llamó públicamente a hombres y mujeres. Y a medida
que el Espíritu de Dios, que ministraba por medio de Jesús, iba
tocando los corazones y las mentes de la gente, afirmaban su fe
en público. Llamó a Mateo cuando todavía estaba sentado con
sus amigos en el banco de los públicos tributos. Llamó a Pedro
mientras remendaba redes junto al mar de Galilea. Llamó a
Zaqueo cuando se hallaba sentado en la rama de un árbol, y éste
respondió mediante una franca declaración de su fe en Cristo.
Mientras las multitudes lo rodeaban y lo presionaban, Jesús lla-
mó a una mujer que estaba en medio del gentío para que tomara
una decisión al decirle: "¿Quién me tocó?" ¿Se preguntó usted algu-
na vez por qué hizo Jesús esta pregunta? ¿Por qué quería que ella
respondiera públicamente? ¿No la estaba presionando, acaso? ¿No
podría ser embarazosa para ella esa pregunta? Jesús sabía que la
expresión ahonda la impresión. Reconocía que cuando los seres
humanos confiesan públicamente su fe en Cristo, esa fe se fortalece.
Acerca de Pablo, los Hechos dicen: "Y discutía en las sinago-
gas todos los sábados, y persuad(a a judíos y a griegos" (Hech.
18: 4, RVR 1977, vea también Hech. 19:8). Mientras los apósto-
les razonaban con los hombres y las mujeres con respecto a las
verdades de la Palabra de Dios, los estaban invitando a tomar
una decisión. Su propósito no era sólo proclamar sino persua-
dir. No sólo querían convencer sino convertir. El propósito de la
predicación consiste en conducir a la gente a una decisión.
El Dr. Charles W. Koller afirma: "La prueba suprema de toda
predicación es lo que ocurre con ese hombre que está sentado
allí en el banco. A Juan el Bautista se le concedió el más elevado
tributo que se le puede conferir a un ministro del evangelio. Se
dice de él que cuando oían a Juan, seguían a Jesús". 1

Un contraste entre la predicación evangelizadora y la


enseñanza en un seminario
He participado de seminarios de evangelización durante los
126 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
últimos seis o siete afios. En todo ese tiempo mi esposa y yo hemos
dirigido muchas clases de seminarios: planes de cinco días para
dejar de fumar, control del estrés, seminarios para padres, series
sobre alimentación y seminarios acerca de Daniel y Apocalipsis.
Por su naturaleza bíblica y cristocéntrica los seminarios religiosos
contienen un poder de apelación superior al de los seminarios
acerca de la salud. He descubierto, además, que en los seminarios
resulta dificil hacer llamados que produzcan una respuesta públi-
ca. Y si bien es cierto que en un seminario muy bien concurrido se
podría intentar una invitación a que la gente se pusiera de pie,
me parece que el ambiente de un seminario, de todas maneras, es
muy diferente del de una reunión pública de evangelización.
Durante el llamado en una reunión pública de evangelización,
todos los factores que contribuyen a la toma de una decisión
entran en una especie de foco. La predicación evangelizadora y la
música evangélica crean una atmósfera propicia para que el Espí-
ritu Santo obre en los corazones y los lleve a una decisión. Los
seminarios, por lo general, no contribuyen a crear esa atmósfera.
Los seres humanos participamos de una naturaleza que es a
la vez física, mental, emocional y espiritual. Todo intento que se
haga para alcanzar a la gente con el acento puesto en lo intelec-
tual -que es lo que ocurre naturalmente en los seminarios-
va a contribuir a que se nos escape muchísima gente.
Algunos van a argumentar que la evangelización pública es
demasiado emocional. Creen que las decisiones se deben tomar
intelectualmente, y que las emociones no tienen nada que hacer
con ellas. Ciertamente estoy de acuerdo en que algunos llamados
dependen demasiado de las emociones. El evangelista se pasa
veinte o treinta minutos relatando historias emocionantes, apro-
vechándose de su auditorio y manipulando su voluntad por
medio de sus emociones. Cuando yo hablo de que hay que llamar
a la totalidad de la persona, no me estoy refiriendo a esos llama-
dos lacrimosos y emocionales.
En cambio, estoy pensando en esa clase de llamados que a
menudo se hacían en los primeros días de la iglesia adventista.
Al hablar del movimiento adventista de 1843 y 1844 Elena de
White describe la clase de llamados que llevaban a los pecadores
a una genuina conversión: "Con frecuencia se hacía un llama-
miento aJos que creían las verdades que habían sido probadas
por medio de la Palabra, y se los invitaba a levantarse, y como
resultado de esto respondía un gran número de personas". 2
LLAMADOS EFICACES 127
Notemos los elementos de esta declaración. El llamado se
dirigía al intelecto: se invitaba a responder a los que "creían las
verdades que habían sido probadas por medio de la Palabra".
La emoción desempeña un papel en el proceso de la decisión,
pero no conduce directamente a ella. Cuando la persona ha sido
informada inteligentemente, y se convence de la verdad, enton-
ces la emoción lo impulsa a tomar una decisión.
Billy Graham se refiere de esta manera al papel de las emo-
ciones en los llamados: "Algunos nos acusan de demasiado emo-
cionalismo. Les digo que tenemos demasiado poco de eso. Por
eso estamos perdiendo gente de la iglesia en favor de otros inte-
reses. Necesitamos no sólo captar sus mentes sino tocar sus
corazones. Tenemos que lograr que la gente sienta su fe". 3
Spurgeon les daba este consejo a los jóvenes predicadores:
"El pecador tiene corazón además de cabeza. El pecador tiene
emociones además de pensamientos, y tenemos que llamar a
ambos. El pecador jamás se convertirá a menos que se sacudan
sus emociones, a menos que sienta pesar por el pecado"!

Llamados evangélicos
Un llamado evangélico tiene poder para atraer a los seres huma-
nos a Cristo. Cuando un evangelista siente la carga de las almas y,
lleno del Espíritu de Dios se pone de pie delante de su auditorio e
invita a hombres y mujeres que entreguen sus vidas a Cristo, el
Espíritu Santo da testimonio ante las mentes individuales.
Con absoluta sinceridad puede decir: "Dios les ha hablado
esta noche. Ustedes han oído su voz. Los está llamando. Esta
noche les dice: 'Ven'.
"No posterguen su decisión. Jesús los está llamando. Les
dice: 'Los amo y quiero perdonarlos'.
"El Espíritu Santo ha tocado el corazón de ustedes esta
noche. Es posible que Dios no les vuelva a hablar con la misma
fuerza otra vez. Vean los brazos de Jesús. Están ampliamente
abiertos para recibirlos. Los invita a acudir a él esta noche.
"Escuchen su voz mientras los llama ahora y les dice: 'Hijo
mío, hija mía, te amo. Ven esta noche. Ven con tus pecados. Ven
con tus debilidades. Ven con tus temores. Ven con tus dudas'.
"Esta noche, no importa lo que seas: comerciante, ama de
casa, obrero, empresario, estudiante, ven a Jesús. Esta noche, no
importa dónde te encuentres, en el frente o en el fondo del audi-
128 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
torio, ven a Jesús. El te va a aceptar esta noche. El te va a per-
donar esta noche. El te está hablando a tu corazón esta noche.
"Ven, mientras cantamos este maravilloso himno que dice:
"Mientras Jesús te llama,
ven, pecador.
Mientras por ti oramos,
ven, pecador.
Hoy es el día acepto,
ven, pecador.
Hoy puedes conocerle,
ven, pecador.
"Sí, amado oyente: confía en él. Si quieres manifestarle que lo
amas y que confías en él, ven, ven ahora mismo".
Hay poder en llamados como éste. El Espíritu Santo los usa
para inducir a la gente a venir al frente. Personalmente creo en
las tarjetas de decisión y las uso, pero no sirven para todos.
Muchos las pasan por alto noche tras noche.
Hace algunos años estaba dirigiendo una serie de reuniones
de evangelización en Pittsfield, Massachusetts. Usé muchas
veces las tarjetas de decisión. Mientras las distribuían, yo invi-
taba a todos para que marcaran el cuadrito correspondiente con
el fin de indicar si el mensaje de la noche había sido claro, y los
animaba a aceptar la verdad que estaban escuchando.
Cierto señor que estaba asistiendo a las reuniones, esposo de
una adventista, había tenido por muchos años un problema con
el alcohol. Su esposa había orado fielmente por él todos esos
años. Cada noche estaba allí por deferencia hacia ella, pero
manifestaba muy poco interés. Noté en especial que le pasaba la
tarjeta de decisión a la persona que estaba a su lado. No quería
entrar en ninguna clase de compromisos.
Durante toda la serie no dio señas de una reacción positiva.
Finalmente, al terminar una de las reuniones, hice un llamado
lleno del Espíritu Santo. Al oírlo, se levantó y vino al frente. El
Espíritu de Dios lo había impresionado esa noche. Sintió que
para él ésa era la noche de la decisión. Dudo de que ese hombre
jamás se habría decidido si sólo hubiéramos usado las tarjetas
de decisión. Se necesitó el dinamismo de un llamado lleno del
Espíritu, que obró a la vez sobre sus emociones y su intelecto,
para lograr de él una respuesta positiva.
LLAMADOS EFICACES 129
En otra ocasión una dama me dijo: "Pastor, mientras pensaba
que tenía que hacer una decisión, resistí. Durante sus llamados
anteriores también me resistí. Pero durante este llamado sentí
que el Espíritu Santo le estaba hablando a mi corazón. Ya no
pude resitir más, y me puse de pie".

El aspecto psicológico de los llamados


R.J. Fish en su libro Giving a Good Invitation (Cómo exten-
der una buena invitación) hace esta observación acerca del
aspecto psicológico de los llamados: "Por naturaleza el hombre
necesita la oportunidad de responder al evangelio. Alguien ha
dicho acertadamente que impresión sin expresión conduce a la
depresión. Predicar con la intención de conseguir una respuesta
sin proporcionar la oportunidad de que la gente asuma un com-
promiso, equivale a frustrar a los que oyen el evangelio y a pro-
fundizar su hábito de postergar su decisión". 5
El oír el mensaje de Dios crea en el individuo el deseo de
aceptarlo. Si no lo hace es porque no se le proporcionó ningún
medio para hacerlo, y en consecuencia le resultará mucho más
difícil aceptarlo en el futuro.
Los psicólogos nos dicen que existe una íntima relación entre
la intención de hacer algo y lo que finalmente se hace en reali-
dad. Mientras más fuerte sea la intención, más probable es que
se convierta en acción. Pero aquí encontramos una clave vital: el
tiempo es un factor sumamente importante. Mientras más largo
sea el lapso entre la decisión y la acción, menos probable es que
esa persona lleve a cabo esa acción.
De manera que invitar a la gente para que acepte a Cristo y
darle en seguida una semana para que se decida, es un tremendo
error. Durante ese lapso la eficacia del llamado disminuirá. En
cambio, cuando invitamos a la gente que ha aceptado la verdad del
sábado a que vengan a la iglesia precisamente el sábado siguiente,
fortalecemos su resolución y la conducimos a la decisión.
Se debería inducir a la gente a tomar una decisión tan pronto
como 1) tenga suficiente conocimiento como para hacerlo, 2) se le
hayan aclarado sus objeciones más importantes y 3) crea que
eso es lo que Dios quiere que haga, y esté convencida de que el
Sefior la está guiando para que haga esa decisión. Mientras más
tiempo pase entre su convicción y su acción, menos probable es
que lleve a cabo esa acción.
130 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Ciertamente reconozco que los individuos reaccionan de diferen-
tes maneras ante los llamados. Pueden hacerlo, por ejemplo, lle-
nando una tarjeta, levantando la mano, poniéndose de pie o pasan-
do al frente. Pero lo que me parece es que Dios ha diseñado de tal
manera la mente humana, que una respuesta visible y definida es
fortalecedora y muy beneficiosa para la mayor parte de la gente.
Billy Graham tiene toda una colección de cartas de psicólogos
que aprueban sus llamados. Aparentemente estos profesionales
reconocen que los seres humanos ya por naturaleza necesitamos
expresar nuestras convicciones íntimas mediante acciones externas.
Robert Sumner llega a la conclusión de que está en contra
de toda lógica pedirle a alguien que haga algo sin inducirlo a
actuar inmediatamente. 6 A.E. Grundstaff añade: "Nada es más
cruel y dañino desde un punto de vista religioso que distraer a la
gente preparándola para una decisión, y al final no extender
una invitación para que esa decisión se materialice". 7
Otro factor psicológico que se debe tomar en cuenta al invitar
a la gente a hacer una decisión pública es éste: cuando alguien
hace algo basado en una actitud definida, esa actitud se fortale-
ce. Esta es, en efecto, una de las razones básicas por la cual Dios
estableció los ritos de la iglesia. Cuando recordamos la muerte
de Cristo mediante el servicio de la comunión, ese recordativo
profundiza en nuestras mentes el significado de la cruz. Cuando
los seres humanos nos consagramos públicamente al Señor por
medio del bautismo, se produce una resurrección en nuestros
propios corazones y vidas. Los ritos de la iglesia son más que
simbólicos. Son experiencias ricas y dinámicas en la vida del
creyente. Mientras más actuemos en un determinado sentido,
uás profundas serán nuestras convicciones.
Hace algún tiempo se hizo un estudio acerca de los valores
morales entre chicos de la escuela primaria. Un aspecto del estu-
dio tenía que ver con las trampas. Al comienzo del año se les
hizo a los alumnos un test para determinar cuáles eran sus acti-
tudes hacia los tramposos. Entre otras cosas se les preguntó qué
castigo debería dárseles. Los niños fueron bastante estrictos.
Algunos prescribieron pesadas multas, otros azotes y otros que
se los expulsara de la escuela.
A mitad de año más o menos, los investigadores les hicieron
un test especialmente diseñado para que les resultara fácil hacer
trampas, lo que una cantidad de niños efectivamente hizo. A fin
de año se les dio el mismo test que se les había hecho al princi-
LLAMADOS EFICACES 131
pio. A continuación se compararon las notas de los dos tests con
las del que se había hecho en el curso del año, para determinar si
había algún tipo de relación entre hacer trampas y la actitud de
los alumnos hacia los tramposos. Los investigadores descubrie-
ron que al fin del año los chicos que habían hecho trampas en la
prueba estaban mucho más inclinados a la clemencia con respecto
a los tramposos que lo que lo habían estado al principio del año.
Hace mucho que sabemos que las actitudes ejercen influencia
sobre las acciones. Ahora vemos que las acciones afectan a las
actitudes también. Si usted desea que alguien crea algo de
determinada manera, proporciónele oportunidades para que
actúe de acuerdo con lo que cree. Esas acciones intensifican y
fortalecen la creencia. Si alguien que cree que el sábado es el
verdadero día de reposo lo reconoce públicamente y acto seguido
comienza a guardarlo, tiene una creencia mucho más fuerte y
una dedicación mucho más profunda que alguien que cree pero
no hace nada al respecto. Desde el punto de vista psicológico,
mientras más grande y más repetida es la acción, más profun-
damente se arraiga la actitud.
Una vez vi una ilustración en la que se veía a un hombre que
abrazaba y besaba repetidamente a su esposa. La leyenda decía:
"Te amo, te amo, te amo, te amo". Pero con letra chiquita añadía:
"¿Viste? Ya me convencí". El hecho de besarla profundizaba su amor
en su propio corazón. La amaba más después de besarla que antes.

Elementos esenciales de un llamado


Esto nos lleva a unas cuantas importantes preguntas de
orden práctico: "¿Cómo se debe hacer un llamado? ¿Cuáles son
los elementos esenciales de un llamado?"
Spurgeon dice que los elementos más importantes en un lla-
mado son el FERVOR y la SINCERIDAD de la persona que
hace el llamado. Los asistentes se tienen que dar cuenta de que
usted cree que el llamado es importante, que para usted es algo
serio, que Dios le ha dado un mensaje urgente.
Cuando Billy Graham estaba por viajar a Escocia, se le dijo
que era imposible hacer llamados allí. Se le advirtió: "Nadie va a
responder". Mientras predicaba luchaba consigo mismo y se pre-
guntaba qué podría hacer. Cuando llegó al final, bajo la dirección
del Espíritu Santo hizo un llamado directo. Al principio nadie se
movió. Como lo hace a menudo, Graham se quedó de pie, con
132 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
los brazos junto al pecho y la cabeza inclinada, orando. Parecía
que estaba solo junto al Todopoderoso. Al levantar la cabeza y al
extender su mirada por al gran estadio, vio que cientos de per-
sonas se estaban adelantando. Los dirigentes religiosos escoce-
ses que estaban junto a él en la plataforma tenían lágrimas en
los ojos al darse cuenta de que un ferviente llamado, acompaña-
do de oración, había tocado los corazones de la gente.
El llamado no sólo debe ser ferviente y acompañado de ora-
ción; debe ser CLARO además. Leighton Ford dice: "Cuando
invito a la gente a venir al frente al final de una reunión de
evangelización, trato de que quede claro que les estoy pidiendo
que lo hagan. Al comienzo del sermón puedo decir algo así: "Esta
noche, al final de mi disertación, les voy a pedir que hagan algo:
que expresen su decisión. Les voy a pedir que se pongan de pie y
que vengan aquí al frente. Esta es una expresión externa de una
decisión interna. Es como cuando ustedes le prometen algo a
alguien y están dispuestos a cumplir esa promesa y le dan la
mano como señal de ello. Es como cuando una joven pareja que
se ama desea entregarse mutuamente y expresar ese compro-
miso por medio de una boda. Del mismo modo les voy a pedir
que manifiesten su compromiso viniendo aquí adelante. Pero les
advierto que no hay nada de mágico en venir al frente. El cami-
nar por los pasillos no los va a convertir en cristianos. Podrían
venir mil veces sin que pasara absolutamente nada si eso fuera
todo lo que quieren hacer. Pero si mientras avanzan le dicen a
Dios en su corazón: 'Señor, estoy yendo junto a Ti y quiero dejar
atrás todas las cosas malas y pecaminosas; conño en Cristo como
mi Salvador y me estoy adelantando para seguirlo en su iglesia
a partir de esta noche', todo será completamente distinto". 8
La gente tiene que entender qué significa el llamado y qué no
significa. Este debe ser claro. ¿Está usted invitando a la gente
para que acepte a Cristo? Dígalo entonces. ¿Los está invitando a
prepararse para la segunda venida de Cristo mediante el aban-
dono de algún hábito pecaminoso? ¡Dígalo! ¿Está invitando a
gente que en lo pasado conoció a Cristo para que vuelva a él?
Qué pasa con los ex adventistas, ¿se los está invitando a volver?
Si está invitando a la gente a guardar el sábado, a no participar
más de alimentos inmundos, a bautizarse, dígalo con claridad.
Asegúrese. por supuesto, de no incluir demasiados grupos en un
solo llamado.
Uno de mis típicos llamados es algo así: "Si usted nunca
LLAMADOS EFICACES 133
aceptó a Cristo antes, lo invito a hacer esa decisión esta noche.
Si ya aceptó a Cristo antes pero se apartó o pennitió que algún
pecado controlara su vida, venga".
Este llamado resulta eficaz en la primera etapa de una serie
de reuniones de evangelización. Más adelante mi llamado podría
ser: "Si usted cree que lo que ha estado oyendo es la verdad de
Dios, si está convencido de que el Señor quiere que lo siga, y
usted quiere decirle: 'Sí, Jesús, te voy a acompañar de aquí en
adelante y voy a seguir tu verdad', lo invito a que se ponga de
pie y venga aquí, al frente".
Para que el llamado sea eficaz, el evangelista debe tener un
sentido de URGENCIA. Debe creer que hay gente entre la con-
currencia que debe responder esa misma noche. En todo discur-
so se deben hacer fervientes llamados para inducir a la gente a
abandonar sus pecados y volverse a Cristo. Hay algo en un evan-
gelista imbuido de un sentido de urgencia que Dios puede usar
para que los oyentes respondan.
El 8 de octubre de 1871 Dwight Moody predicó un sennón
titulado "¿Qué haré con Jesús?" Al terminar el sermón dijo:
"Quiero que lleven a casa este mensaje y que piensen en él esta
noche. La semana que viene, cuando regresen, los voy a invitar a
hacer una decisión en favor de Cristo". Entonces Ira Sankey, el
evangelista cantor que siempre lo acompañaba, comenzó a can-
tar: "Con voz benigna te llama Jesús: invitación de puro amor.
¿Por qué le dejas en vano llamar? ¿Sordo serás, pecador?" ...
Sankey nunca terminó de cantar este himno. Mientras can-
taba todavía, se podía oír el ruido y el rugir de los carros de los
bomberos que avanzaban por las calles aledañas. Antes del ama-
necer Chicago era un montón de cenizas. Hasta el día de su
muerte Moody lamentó haberle dicho a su congregación que
viniera la semana siguiente para decidir qué hacer con Jesús.
Dijo: "Desde entonces nunca más me he atrevido a darle a una
congregación una semana para meditar acerca de su salvación.
Si se perdieran, podrían levantarse en el juicio contra mí. No he
vuelto á ver esa congregación. No los volveré a ver hasta que
me encuentre con ellos en el otro mundo. Pero quiero compartir
con ustedes ahora una lección que aprendí esa noche y que nun-
ca he olvidado. Cuando predico les presento a Cristo ahí mismo,
y en ese momento trato de que se decidan en el acto. Preferiría
que me cortaran la mano derecha antes de darle a mi concu-
rrencia una semana para decidir qué hacer con Jesús". 9
134 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Si ese sentido de urgencia se manifiesta en los llamados, el
Espíritu Santo podrá obrar poderosamente en los corazones y
las mentes.

Cómo mejorar los resultados de los seminarios


Estoy profundamente convencido de que una de las grandes
necesidades de la evangelización adventista basada en semina-
rios, consiste en contar con un mecanismo por medio del cual se
pueda hacer en ellos llamados en favor de Jesucristo. Permitan-
me hacer tres sugerencias que podrían mejorar significativa-
mente los típicos resultados de la evangelización por medio de
seminarios.
Primero: cuando haya logrado reunir a un grupo de gen-
te por IÍledio de un seminario, invítelos a una serie de reu-
niones de cosecha con una orientación evangelizadora.
Podría ser una serie de fin de semana, que comienza el vier-
nes de noche, continúa el sábado de mañana y termina el sábado
de tarde. O podría ser una serie de una semana de duración con
el propósito de aprovechar el interés despertado. Predique men-
sajes proféticos y cristocéntricos con el expreso fin de hacer lla-
mados públicos. De esta manera los concurrentes a sus semina-
rios podrán llegar a una decisión.
Si usted es un hermano laico que está dirigiendo un semina-
rio, haga planes para que termine precisamente cuando comien-
zan las reuniones de evangelización del pastor. Hace poco en
Londres, de los primeros 17 que se bautizaron como resultado de
mis reuniones de evangelización, catorce provenían directamen-
te de seminarios sobre el Apocalipsis dirigidos por hermanos lai-
cos. En las dos series de reuniones de evangelización que cele-
bramos allí, se bautizaron 120; aproximadamente cuarenta de
ellos provenían de seminarios acerca del Apocalipsis que estu-
vieron a cargo de hermanos laicos.
Segundo: si usted no está haciendo planes de conti-
nuar el seminario con reuniones de evangelización, déle
una orientación evangelizadora a las seis últimas reunio-
nes de la serie. En esas últimas seis reuniones dedique la
mitad del tiempo a repasar la lección, y la otra mitad a presen-
tar un terna de orientación evangelizadora. Invite a los miem-
bros de la clase a hacer decisiones públicas ya sea poniéndose de
pie o levantando la mano. Si el grupo es pequeño y se reúne en
LLAMADOS EFICACES 135
un hogar, esto va a ser difícil. Tendrá que depender de que sus
asistentes tomen sus decisiones en sus hogares. Pero si tiene
quince o más, trate de hacer llamados para que respondan
poniéndose de pie o levantando la mano.
Tercero: si su seminario no va a continuar con una serie
de reuniones de evangelización, y no le es posible tener
reuniones de decisión en él, haga planes para invitar a sus
interesados a un seminario de un día de duración, durante
un sábado, en el cual se puedan hacer llamados definidos
para que acepten a Cristo como Salvador.
Parece que hay una nueva apertura en mucha gente hoy. En
la sociedad Occidental miles están preocupados por el futuro y
están dispuestos a asistir a nuestros seminarios acerca de
Daniel y el Apocalipsis. Si no aprovechamos esta seria preocu-
pación con respecto al futuro, habremos perdido una oportuni-
dad que Dios nos dio. Las mentes que hoy están abiertas a la
verdad pueden estar cerradas mañana. Ahora es el momento de
empezar mi1es de seminarios acerca del Apocalipsis. Ahora es
la hora de demostrarles a los seres humanos que pueden enfren-
tar el futuro con más confianza. Nuestro objetivo final debería
ser algo más que 11enar las mentes con información. Nuestra
meta debería ser conducir a hombres y mujeres para que se
decidan por Cristo y el mensaje.
¡Todo esto es urgente! El mundo se encuentra bajo la sombra
del desastre nuclear. Titubeamos en los bordes mismos del colap-
so económico. El crimen aumenta en las calles de nuestras ciu-
dades. El cáncer, las enfermedades cardiovasculares, el SIDA y
una hueste de otras enfermedades mortales afligen a jóvenes y
ancianos por igual. Los terremotos, los ciclones, las erupciones
volcánicas y otros desastres naturales sobrevienen sin adverten-
cia .. Satanás se ha apropiado de los cuerpos y las mentes de
miles de jóvenes por medio de las drogas. Ha llegado el momento
de hacer un esfuerzo total y concertado con el fin de ganar a esta
generación para Jesucristo. Algo es cierto: un esfuerzo tibio no
alcanzará a esta sociedad.
Un pastor se estaba preparando para predicarles a los reclu-
sos de una institución penal. La tarde anterior a su predicación
visitó el lugar. El guardia le mostró las instalaciones y la gira
terminó en la capilla, un gran auditorio con capacidad para
1.500 personas.
"Mañana esto estará lleno", dijo el guardia.
136 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Dos de los asientos de la fila delantera estaban recubiertos
con telas negras. Cuando el predicador preguntó de qué se tra-
taba, el guardia replicó:
-Los dos hombres que van a ocupar esos asientos mañana,
están condenados a muerte. El lunes van a la silla eléctrica.
-¡Condenados a muerte! -repitió el pastor en voz baja. Y en
seguida añadió-: ¿Se da cuenta de que éste va a ser el último
sermón que van a oír?
-Sí, señor -fue la respuesta-. Su sermón será el último
que van a oír.
El predicador había visto todo lo que deseaba ver. Necesitaba
un lugar donde pudiera estar solo para meditar. Cuando llegó a
su casa se fue a su estudio, tomó el sermón que había preparado,
lo revisó y lo hizo pedazos. "Esto no sirve -dijo-. No satisface
la necesidad".
Entonces, después de caer de rodillas, oró: "¡Oh Dios! Dame
un mensaje para esos dos hombres que se van a sentar en los
asientos cubiertos de negro".
Hermano, hermana: hay asientos cubiertos de negro en todo
auditorio, en toda congregación. Cada vez que predicamos esta-
mos contemplando los ojos de hombres y mujeres destinados a
comparecer en el juicio. Le estamos hablando a seres humanos
condenados a muerte.
Si hemos de alcanzar a los hombres y mujeres para que acep-
ten a Cristo, nuestros propios corazones deben estar llenos del
Espíritu Santo. Antes que sus corazones se quebranten por el
pesar que les causa el pecado, nuestros corazones deben que-
brantarse en ferviente confesión de todo aquello que podría
impedir el pleno derramamiento del Espíritu Santo por medio de
nosotros. Antes de poder compartir el Pan de Vida, tenemos que
recibirlo primero de la mano de Cristo. Antes de poder conducir
a hombres y mujeres a la cruz, tenemos que acudir nosotros mis-
mos a esa cruz para damos cuenta del terrible precio que se
pagó por nuestros pecados. Sólo si nuestros ojos están ungidos
con una visión de la pronta venida del Señor, podremos predicar
la realidad de su venida a los demás. Nuestra capacidad de
inducir a otros para que se decidan por Cristo, es directamente
proporcional a la profundidad de nuestra propia consagración.
Pastor: su papel no consiste meramente en satisfacer la
curiosidad intelectual; su papel consiste en exponer y enseñar la
LLAMADOS EFICACES 137
verdad, en lograr que hombres y mujeres conozcan a Cristo, en
instruirlos en los principios de. Cristo y en conseguir que decidan
seguir al Señor. Nunca se sienta satisfecho con nada que sea
menos que eso.

NOTAS

l. Koller, Charles, Expository Preaching Without Notes (Predicación


expositiva sin notas), Grand Rapids, Baker Book House, 1962, p. 19.
2. Elena G. de White, El Evangelismo, Buenos Aires, ACES, 1978, p. 210.
3. Billy Graham, Billy Graham Speaks (Billy Graham habla), Nueva
York, Roset and Dunlip, 1968, p. 110.
4. Spurgeon the Soul Winner (Spurgeon el ganador de almas), Grand
Rapids, 1962, p. 126.
5. R.J. Fish, Giving a Good Invitation (Cómo extender una buena
invitación), Nashville, TN: Broadman Press, 1975, p. 10.
6. Carta dirigida a Al Street por el Dr. Robert Sumner; jefe de redacción
de The Sword ofthe Lord (La espada del Señor), 30 de junio de 1981,
citado en el libro de Al Street, The Effective lnvitation (El llamado
eficaz).
7. R. Alan Street, The Effective Invitation (El llamado eficaz), Nueva
Jersey: Fleming M. Revell Co., p. 146.
8. Leighton Ford, "The Evangelistic Invitation" (El llamado evangélico);
Leadership (Liderazgo), otoño de 1984.
9. Citado por Roy Allan Anderson, The Shepherd Evangelist (El pastor
evangelista), Washington, D.C.: Review and Herald Publishing
Association, 1950, pp. 186, 187.
Capítulo 11

Los que se atreven



a arriesgarse

Los jóvenes de una gran iglesia evangélica decidieron organi-


zar una especie de circo para conseguir fondos con cierto fin.
Uno de los números consistía en un trío de jóvenes que actuaba
en un trapecio volante. El pastor se paseaba por la carpa central
para vigilar los ensayos de sus adolescentes. Al observar a los
acróbatas allá por las alturas, dijo: "Eso no parece tan difícil".
Medio en burla uno de los jóvenes le dijo: "Si es así, haga la
prueba, pastor. Venga, haga la prueba".
Otros se le unieron, hasta que un coro comenzó a decir en
voz cada vez más alta: "Pruebe, pastor; pruebe, pastor; pruebe,
pastor; si no es tan difícil".
Con el deseo de conservar su reputación, el pastor accedió con
actitud vacilante. Con mucho cuidado ascendió la escalera de cuer-
das que conducía a la pequeña plataforma ubicada allá en las altu-
ras. Mientras más subía, más nervioso se ponía. El corazón le
comenzó a latir apresuradamente. Las palmas de las manos se le
pusieron frías y pegajosas. Empezaron a aparecerle gotitas de
transpiración en la frente, y a correrle por el rostro. Los que obser-
vaban la escena allá abajo parecían hormigas. Por fin llegó a la
plataforma, a cincuenta metros de altura. Nerviosamente se aferró
del poste central de la carpa. Su único consuelo era la red de segu-
ridad suspendida directamente debajo de la plataforma.
Uno de los adolescentes trapecistas dijo: "Pastor, cuando yo
suelte el trapecio, va a ir directamente hacia su plataforma.
Tómelo firmemente y láncese hacia mí".
Después de esta breve instrucción, el joven dejó que el trape-
cio volara hacia el pastor. Todavía tomado del poste central, el
pastor estiró el brazo tanto corno pudo. El trapecio apenas si le
138
LOS QUE SE, ATREVEN A ARRIESGARSE 139
tocó la punta de los dedos. y. regresó hacia el joven que se encon-
traba en la plataforma opuest~.
De nuevo el joven lanzó el trapecio en dirección del pastor.
Todavía tornado nerviosamente del poste central, volvió a alar-
gar el brazo tanto corno pudo. Esta vez el trapecio comenzó su
viaje de regreso al llegar a unos pocos centímetros de sus dedos.
Pronto resultó evidente que mientras el pastor estuviera allí
medio abrazado del poste, jamás iba a alcanzar el trapecio. La
única manera de tornarlo consistía en renunciar a su seguridad.
Tenía que convetirse en alguien capaz de correr un riesgo. Pron-
to un coro comenzó a ascender desde abajo: "Pastor, tiene que
soltarse del poste. ¡Suéltese, pastor, suéltese ... !"
Por última vez el trapecio se aproximó. Se acercaba cada vez
más. En el supremo esfuerzo de atreverse, se soltó del poste. Se
estiró tanto corno pudo, pero todavía no fue lo suficiente. Dio un
salto. En un instante la barra estaba en sus manos. Y mientras
se balanceaba de adelante hacia atrás en el trapecio volante, en
medio del aplauso de los jóvenes que se encontraban abajo, reci-
bió la recompensa que merecen los que se atrever a arriesgarse.
Los ganadores de almas de éxito son los que se atreven a
arriesgarse. No juegan a lo seguro. Están dispuestos a correr el
riesgo de un aparente fracaso personal con el fin de lograr un
éxito permanente para la causa de Jesús. La palabra imposible
no figura en su diccionario. Han sido llamados por un Dios que
no conoce derrota. Creen que el Señor está levantando su reino
en la tierra, y que las puertas del infierno no prevalecerán con-
tra él. Se los ha llamado triunfalistas, porque lo son. Creen que
la verdad de Dios va a triunfar.
Cuando, corno el siervo de Eliseo, sus compatriotas sólo ven
las fuerzas del infierno en orden de batalla en contra de ellos,
declaran con el profeta: "No tengas miedo, porque más son los
que están con nosotros que los que están con ellos" (2 Rey. 6:16).
Proclaman con el apóstol Pablo: "Gracias a Dios, quien siempre
nos lleva en triunfo en Cristo Jesús" (2 Cor. 2:14).
Cuando los demás sólo ven obstáculos, los ganadores de
almas ven oportunidades. Cuando los demás ven dificultades,
los ganadores de almas ven avenidas que conducen a los corazo-
nes. Cuando algunos se lamentan de la condición laodicense de
la iglesia, y de la endurecida comunidad secularizada en la que
les toca actuar, los ganadores de almas creen que su iglesia es el
cuerpo de Cristo, a cuyos miembros Dios mismo les ha dado
140 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
dones divinos con el fin de capacitarlos para servir. Con los ojos
ungidos por el Espíritu, no ven la dureza de la comunidad, sino
los corazones abiertos a las verdades divinas. Al creer en un
Dios que no conoce derrota, se atreven a arriesgarse. Con la
reputación de ellos segura en las manos de Dios, pueden correr
riesgos. Al darse cuenta de que los rodean miles que se perderán
para siempre sin Cristo, se arriesgan. Con la plena confianza de
que el Señor viene pronto, corren riesgos.
Mientras algunos se quejan de que la obra es difícil, y otros
analizan estadísticamente por qué la obra no se puede llevar a
cabo, y muchos más están paralizados por la inercia y el temor
de hacer algo, los arriesgados ganadores de almas se dedican a
evangelizar. Desarrollan un plan maestro de evangelización
para sujglesia. Al inspirar a sus miembros para el servicio, les
ayudan a descubrir cuál es el lugar que Dios les ha asignado en
su obra. Tienen un solo objetivo: ganar almas para Cristo.
Sus iglesias se convierten en escuelas de entrenamiento para
el servicio. Sus miembros reciben instrucción en cuanto a cómo
dar estudios b1blicos, cómo dirigir seminarios mulifacéticos acer-
ca de la salud, el hogar y la familia, y cómo desarrollar semina-
rios de Daniel y el Apocalipsis. Pequeños grupos misioneros dis-
tribuyen publicaciones por todo el vecindario. Alquilan salones,
distribuyen invitaciones y dirigen seminarios de evangelización.
Piensan en grande, hablan de éxito y esperan grandes cosas de
Dios. Su fe no se funda en sus habilidades sino en el gran Dios a
quien sirven.
No son ingenuos; se dan cuenta de que hay problemas. Aun-
que su cabeza esté en cielo, sus pies están firmemente asentados
en la tierra. Aunque reconozcan que la iglesia tiene problemas,
su atención se concentra en las promesas de Dios.

Jesús, el supremo corredor de riesgos


El Salvador fue el supremo corredor de riesgos. Para Jesús
su comodidad personal ocupaba un lugar secundario frente a la
inmensidad de la tarea que tenía que hacer. Incluso sus propios
deseos estaban subordinados a su objetivo supremo de ganar a
hombres y mujeres por medio de su amor. Dejó a un lado su
reputación personal para lograr ese objetivo. Estaba dispuesto a
arriesgar lo que fuera necesario para cumplir su tarea.
Para redimir a los hombres, Jesús dejó la adoración de los
LOS QUE SE ATREVEN A ARRIESGARSE 141
ángeles; dejó la gloria del cielo; abandonó su comunión con su
Padre y se sumergió en el pozo lleno de serpientes que es este
mundo, a costa de un inmenso sacrificio personal.
Pablo resume la cascada del amor de Dios en Filipenses 2:5-8:
"Haya, pues, entre vosotros los mismos sentimientos que hubo
también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no
consideró el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que
se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejan-
te a los hombres; y hallado en su porte exterior como hombre, se
humilló a sí mismo, al hacerse obediente hasta la muerte, y
muerte de cruz".
Este texto revela claramente el descenso de Cristo, paso a
paso. Se despojó a sí mismo de todos los privilegios y prerrogati-
vas que le correspondían puesto que era igual a Dios. El versí-
culo 6 dice que era "en forma de Dios". En cambio, el versículo 7
nos dice que tomó "forma de siervo". Jesús no se convirtió en
cualquier hombre; se convirtió en un siervo abnegado y sacrifi-
cado. Pudo haber sido rey. Pudo haber sido el gobernante de un
dominio terrenal. Era ya una humillación infinita para Dios con-
vertirse en el más sabio, el más rico y el más poderoso de los
hombres. Pero resulta incomprensible que se haya convertido
en el último de los hombres: en un siervo.
Pero esto no es todo, porque el versículo 8 nos dice que se
convirtió en el más humilde y obediente de los siervos. Hay
varios grados de servidumbre. Jesús no sólo se convirtió en sir-
viente, sino en el más bajo de los sirvientes. Para morir una
muerte que no sólo era muerte, sino la más baja de las muertes:
la muerte de cruz, la de los delincuentes, los criminales y la
resaca de la sociedad. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué lo impulsó a des-
cender la escalera hasta las más hondas profundidades?
En Lucas 19:10 se encuentra resumida con claridad la misión
de Cristo: "Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo
que se había perdido".
Jesús corrió riesgos sociales. A riesgo de ofender a los farise-
os, llamó a pescadores ---()breros comunes- para que fueran sus
discípulos. Se encontró con Nicodemo, un fariseo, en una entre-
vista nocturna. Cuando sus discípulos vacilaban, Jesús avanzó
directamente sobre Samaria en una misión ganadora de almas.
La conversión de la samaritana es una magnífica ilustración de
que estaba dispuesto a correr riesgos para ganar almas.
142 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Delante de los fariseos criticones y condenadores Jesús se
arrodilló y escribió sus pecados en la arena, para esparcirlos des-
pués como hojas que se lleva el viento. Corrió el riesgo de que se
lo interpretara mal y se quedó solo con la mujer sorprendida en
adulterio. Y a ella le dijo: "Tus pecados te son perdonados. Vete,
y no peques más".
La ganancia de almas era su tarea. Tomen a un ganador de
almas y clávenlo a una cruz, y allí le va a hablar al hombre que
está junto a él acerca de la vida eterna. Incluso sus palabras
finales: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen", tení-
an una intención redentora. Palabras como éstas quebrantaron
el corazón del endurecido centurión romano que estaba al pie
de la cruz y lo condujeron a la salvación. En la vida y en la
muerte Jesús corrió riesgos para redimir a la humanidad. De
nuevo hoy invita a los pastores y a los laicos adventistas para
que dispongan sus vidas con el fin de ganar almas. Una vez más:
los ganadores de almas estarán dispuestos a correr riesgos.

Un trío de riesgos
Hay tres riesgos definidos a los cuales yo creo Dios está con-
duciendo hoy a los pastores adventistas ganadores de almas.
Son audaces y aventurados pasos en el camino de la fe. Riesgo
No. 1: los pastores ganadores de almas intencionalmente van a
equipar a los laicos para el servicio, y los van a dejar que minis-
tren en armonía con los dones que Dios les dio. Estarán dis-
puestos a arriesgar menores resultados iniciales para lograr a la
larga resultados infinitamente mayores. Los pastores dispuestos
a correr riesgos estarán listos para dedicar horas para trazar
planes, entrenar a los miembros, iniciar seminarios, supervisar
programas y evaluar resultados.
Comprenden la teología bíblica del laicado. Los pastores
ganadores de almas aceptan la verdad de la declaración de
Pedro: "Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, para que anun-
ciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz
admirable" (1 Ped. 2:9).
Este era un concepto revolucionario en los días de Pedro. La
idea del sacerdocio procede directamente del Antiguo Testamen-
to. En el antiguo Israel unos pocos escogidos eran los represen-
tantes de Dios ante toda la nación. Por medio de Jesús cada ere-
LOS QUE SE ATREVEN A ARRIESGARSE 143
yente es un real sacerdote ordenado para el servicio. Por medio
de Jesús cada creyente es un miembro del pueblo elegido por
Dios para anunciar su misericordia a un mundo caído.
Elena G. de White afirma que "la obra de Dios en esta tierra
nunca se terminará hasta que los hombres y las mujeres que
comprenden la feligresía de nuestra iglesia acudan a la obra y
unan sus esfuerzos con los de los ministros y los oficiales de la
iglesia". 1

La diferencia entre pastores y laicos


Los pastores dispuestos a correr riesgos reconocen que es
una distorsión bíblica separar al clero de los laicos. Durante la
Edad Media se desarrolló un concepto equivocado acerca del
clero y el laicado. La Iglesia de Roma destacó lo que le pareció
que eran las tres mayores diferencias: 1) Los clérigos tenían
una vocación espiritual, mientras que supuestamente los laicos
tenían una vocación secular. 2) Los clérigos tenían una misión
espiritual, mientras los laicos tenían una misión secular. 3) Los
clérigos recibirían recompensas especiales en el cielo, mientras
que supuestamente los laicos recibirían sólo recompensas ordi-
narias. Estas ideas equivocadas acerca dellaicado indujeron a
los clérigos a asumir que eran los árbitros de la vida eterna de
los miembros de la iglesia. Los clérigos eran los únicos intér-
pretes de la Biblia, y por lo tanto estaban comisionados exclusi-
vamente para compartirla con el mundo. Los laicos debían
pagar, orar y obedecer.
Una de las doctrinas cardinales de Lutero durante la Refor-
ma fue el sacerdocio de todos los creyentes. El reformador afirmó
que todo hombre y toda mujer son sacerdotes de Dios. Y más
tarde aclaró que si bien es cierto algunos son "pastores", todos
somos ministros (Efe. 4:11, 12). En la iglesia hay cargos que
desempeñar, pero implican función, no jerarquía.
Las palabras "laico" o "laica", en los diccionarios castellanos,
se aplican a algo o alguien "que no pertenece a la iglesia". Por
ejemplo: "enseñanza laica" es un tipo de enseñanza totalmente
ajena o divorciada de la Iglesia Católica. Un "laico", para esta
iglesia, es alguien que no pertenece a la jerarquía: no es ni papa,
ni cardenal, ni arzobispo, ni obispo, ni cura párroco, ni monje ni
monja.
144 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
Hay otra palabra castellana que deriva del mismo término
latino, laicus. Es "lego". Tiene dos acepciones. La primera se
aplica a alguien que es "seglar'', es decir, que no tiene órdenes
religiosas. La segunda, "que no tiene instrucción" acerca de una
determinada ciencia o actividad. "Es lego en computación", por
ejemplo.
Por supuesto, los laicos adventistas nada tienen que ver con
esto. Son tan ministros del Señor como los pastores. Como ya
dijimos, su diferencia con ellos es sólo de función, no de jerar-
quía.
La palabra "laico", derivada del latín, laicus, no aparece en la
Biblia. Pero sí figura en ella la palabra griega laos, cuya mejor
traducción es "pueblo". En el pasaje que citamos más arriba apa-
rece referida al pueblo de Dios. Este laos es el propio pueblo del
Señor, llamado de las tinieblas espirituales a la luz espiritual. El
propósito de Altísimo al llamarlo consiste en revelar por medio
de él su magnífico amor. La iglesia entera es ellaos de Dios, lla-
mada para comunicar su amor al mundo.
La iglesia no es solamente una fraternidad de creyentes que
asiste a los ·cultos de los sábados en el templo, devuelve el diez-
mo, aparece de vez en cuando en la reunión de oración y de vez
en cuando también hace algo de obra misionera. Cada miembro
de iglesia considerado individualmente es parte del sacerdocio
de todos los creyentes. Cada miembro tiene la responsabilidad y
el privilegio de llevar el evangelio al mundo. No hay diferencia
de jerarquía entre los pastores y los laicos. La diferencia es sólo
defunción.
¿Comenzó a captar el concepto bíblico de que los pastores y
los laicos unidos somos responsables del mismo ministerio? Los
pastores y los laicos, juntos, constituimos el cuerpo de Cristo.
Juntos formamos la iglesia. Somos responsables juntamente de
la obra de ganar almas.
En un artículo titulado ''The ABCs of Organizing for Outre-
ach" (El ABC de la organización para la expansión), un especia-
lista en el tema del crecimiento de la iglesia llamado Kenneth
Van Wick, hace estas dos observaciones: "Un hecho muy impor-
tante surge de este concepto ampliado dellaicado. Simplemente
los laicos tienen que llegar a tener un nuevo sentido de su iden-
tidad. Tienen que llegar a ver quiénes son realmente a la vista
de Dios. Además, hay una segunda implicación muy importante
en el nuevo papel de los laicos. Y aquí aparece el papel original
LOS QUE SE ATREVEN A ARRIESGARSE 145
que desempeñaba el pastor. Los oficiales encargados de la con-
gregación obran por medio de otros y no descansan hasta que
todos cumplan sus funciones".
Van Wick está en el foco de la atención en este momento. Los
laicos adventistas de hoy tienen que llegar a darse cuenta de
quiénes son a la vista de Dios. Son sacerdotes del Altísimo. Han
sido llamados para dar testimonio en favor de Cristo. Han reci-
bido dones que los califican para el servicio. No son sólo "laicos".
Son los instrumentos de Dios para la salvación del mundo.

El pastor como "equipador''


La principal función del pastor consiste en equipar a sus
miembros para el servicio: "Los que tienen la supervisión espiri-
tual de la iglesia deberían descubrir maneras y medios a través
de los cuales se le pudiera dar a cada miembro de iglesia la opor-
tunidad de desempeñar algún papel en la obra de Dios. Dema-
siado a menudo esto no se ha hecho en lo pasado. No se han tra-
zado planes claros ni se los ha llevado a cabo plenamente para
que los talentos de todos se pudieran emplear en el servicio acti-
vo. Sólo unos pocos se han dado cuenta de lo mucho que se ha
perdido por causa de esto". 2
Hace algún tiempo me convencí de que si bien es cierto que
yo podía hacer mucho trabajando solo, no era ése el plan de
Jesús. Aunque al principio yo podría ser mucho más eficiente
en la dirección de seminarios acerca de Daniel y el Apocalipsis, a
la larga eso sería muy, pero muy miope. Me di cuenta de que el
mayor servicio que les podía prestar a mis iglesias consistía en
preparar a otros a fin de que ejercieran el ministerio de Cristo
una vez que yo me hubiera ido. Compartir mi ministerio con los
demás se convirtió en mi principal objetivo. Al dar una mirada
retrospectiva, las más grandes alegrías de mi ministerio han
sido los momentos cuando he instruido a otros para alcanzar el
éxito en la evangelización. Al analizarlo en forma práctica, un
persona sólo puede llevar a cabo una cantidad limitada de tarea
en el curso de su vida. Si le podemos infundir habilidades gana-
doras de almas a los demás, nuestra influencia se expandirá en
forma significativa.
Algunos laicos que aparentemente son candidatos muy poco
promisorios para ser instructores de seminarios con éxito, lo van
a sorprender realmente. Un hombre encargado del manteni-
146 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
miento en una escuela en la cual yo enseñaba, me impresionó
como un excelente maestro de escuela sabática. Mientras oraba
acerca de a quién podría enseñar, el Señor impresionó mi mente
con el nombre de este hombre. En el momento adecuado hablé
con él, y le sugerí que orara acerca de la posibilidad de que me
ayudara a dirigir un seminario.
Alquilamos un saloncito. En un barrio de esa ciudad se iban
a celebrar cuatro seminarios. El tenía que dirigir uno de ellos.
Conversamos acerca de la estrategia que íbamos a seguir. Le
presté mis cintas con los seminarios. Le proporcioné material
impreso. A medida que transcurría el día cuando su seminario
tenía que empezar, estaba cada vez más nervioso. Me di cuenta
de que había pedido licencia en la escuela para estudiar, y que
no había ido a trabajar. Me contó después que se puso tan ner-
vioso que tuvo que ir a la farmacia para conseguir unas tabletas
que le calmaran el estrés que tenía. Al avanzar el día su nervio-
sidad se intensificó. Estaba tan preocupado con su preparación
que salió tarde rumbo al seminario y se olvidó de cargar nafta.
Al quedarse sin combustible en la intersección de una carretera,
dejó el auto allí y se fue corriendo a pie rumbo al seminario.
Puesto que había llegado tarde inmediatamente se puso a arre-
glar la mesa y las sillas. Cuando comenzó estaba distraído. Para
peor el diafragma se le puso tenso y habló cada vez más alto y
casi se quedó sin voz.
Después de una presentación laboriosa y frustrante, regresó
desanimado a la escuela, con la esperanza de que yo tomara a
mi éargo el seminario. Dirigir un seminario de éxito era impor-
tante para mí, pero más importante todavía era formar un direc-
tor de seminarios. Hablamos, oramos e hicimos planes juntos.
Aceptó enseñar la clase número dos. Pronto se encontraba más
cómodo con la tarea.
Al terminar el seminario, una madre con su hijo, que habían
estado asistiendo a su seminario, empezaron a venir a mis reu-
niones de evangelización. ¡Qué alegría fue verlos aceptar a Cris-
to y prepararse para el bautismo! Nunca me olvidaré del día
cuando estuve con ellos en el bautisterio. Cuando levanté la
mano para pronunciar la bendición del cielo: "Yo te bautizo en el
nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo", mis ojos se
encontraron con los del encargado del seminario de ellos. En un
magnífico momento de unidad espiritual, comprendí suspensa-
mientos. La sonrisa que iluminaba su rostro y el gozo que tra-
LOS QUE SE ATREVEN A ARRIESGARSE 147
suntaban sus rasgos contaban toda la historia. Dios lo había
usado a fin de ganar almas para Cristo. Mi alegría era mayor
que si hubiera sido yo el autor de todo el trabajo que costó ganar
a esos hermanos, porque sabía que había algo más grande que
ser uno mismo un ganador de almas, y eso es el gozo de prepa-
rar y entrenar a otros para que sean ganadores de almas.
Alguien ha dicho que si se le da un pez a un hombre, se lo ali-
menta por un día. Pero si a ese mismo hombre se le da una caña
de pescar, un tarro con lombrices y se le enseña a pescar, va a
poder alimentarse por el resto de la vida. Los pastores ganado-
res de almas asumen riesgos. Están dispuestos a darle a alguien
los mejores nombres de su lista para que les den estudios bíbli-
cos. Están dispuestos a correr el riesgo de imprimir volantes
para anunciar los seminarios de Daniel y Apocalipsis a fin de
que los miembros los distribuyan. Están dispuestos a correr el
riesgo de invitar a los hermanos para que vean cómo dirigen sus
seminarios a fin de animarlos después a dirigir los propios. Los
pastores ganadores de almas reconocen que el ministerio de
Cristo debe ser compartido con los miembros de la iglesia. Así
como Jesús partió el pan y lo puso en las manos de los discípulos
para que lo distribuyeran entre la multitud, los que son capaces
de correr riesgos, los pastores ganadores de almas, reciben el
pan de vida de las manos de Cristo y se lo pasan a los dirigentes
de la iglesia y a los miembros.
Hay un segundo aspecto en el que los pastores ganadores de
almas están dispuestos a correr riesgos. Ya sea que se trate ,de
un estudio bíblico, un seminario o reuniones de evangelizacíón,
están dispuestos a correr el riesgo de hacer llamados apropiados
y definidos en favor de Cristo.
En cierto momento del ministerio del Señor las multitudes
acudían y el pueblo estaba entusiasmado. Nunca antes se habí-
an encontrado con Alguien como Cristo. Tocaba los ojos de los
ciegos y se los abría; tocaba los oídos de los sordos y éstos oían.
Sanaba a los enfermos, consolaba a los tristes, animaba a los
deprimidos y libraba del poder del demonio a los poseídos. Nun-
ca antes habían encontrado a Alguien así.
La popularidad de Cristo había subido hasta tal punto, que
las multitudes querían hacerlo rey. Entonces Jesús predicó ese
magnífico sermón acerca del pan de vida. Los hombres y las
mujeres comenzaron a reconocer que Jesús era más que un
sanador del cuerpo físico, era más que un hacedor de milagros
148 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
que llevaba a cabo maravillas. Se dirigió a sus almas y les ofre-
ció vida eterna. Pero el discipulado tenía un costo. Comprendie-
ron que seguirlo significaba sacrificio y el abandono de los malos
hábitos. Las Escrituras nos dicen con toda claridad lo que ocu-
rrió: "Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y
ya no andaban con él" (Juan 6:66). Como resultado del llamado
directo de Jesús, muchos se apartaron.
Jesús estuvo dispuesto a correr un riesgo. Estuvo dispuesto a
perder a alguna gente de entre la multitud para profundizar la
fe de otros. Dios quiere que la evangelización llevada a cabo por
los adventistas presente una serie de pruebas progresivas para
determinar la profundidad del compromiso espiritual en los
corazones de hombres y mujeres. Llega el momento en todo
seminario de evangelización cuando es necesario hacer llama-
dos directos y personales. Es riesgoso hacerlo. Pero si no se los
hace, habrá pocas decisiones.
En una de las grandes ciudades secularizadas de Europa me
encontraba yo dirigiendo una vasta reunión de evangelización.
La asistencia promediaba los quinientos asistentes cada noche.
Una tarde, mientras predicaba acerca de la cruz, entre treinta y
cuarenta personas se levantaron y se fueron. Nuestra asistencia
comenzó a disminuir y unos cuantos pastores empezaron a
ponerse nerviosos. Una mañana, durante las clases de evangeli-
zación que estábamos dando, un grupo de pastores se reunió
alrededor de mí. Me dijeron: "Marcos, creemos que está come-
tiendo un grave error. Si usted le pide a la gente que levante la
mano, si los invita a ponerse de pie, si distribuye tarjetas de
decisión, va a perder toda la audiencia. Le sugerimos que des-
pués de predicar un sermón conmovedor, simplemente le diga a
la gente que se vaya a casa y piense en lo que ha oído, e invítelos
a regresar y hablar con usted personalmente si desean hacer
alguna decisión. En esta ciudad la gente, con la mentalidad que
tiene, no va a responder a los llamados".
Después de pensar en el asunto y de orar acerca de él, llegué
a la conclusión de que para ser fiel a Cristo yo debía hacer lla-
mados. Creí que aunque perdiéramos a algunos, los resultados
finales serían mejores. Nuestra asistencia se estabilizó, y aun-
que sólo teníamos 125 asistentes regulares en las reuniones, 75
decidieron bautizarse. Prefiero tener veinte visitas asistiendo a
mis reuniones con 16 decisiones de bautismo, que tener 75 asis-
tentes, no hacer llamados y al final bautizar sólo a cinco.
LOS QUE SE ATREVEN A ARRIESGARSE 149
Hay una máxima muy simple: si usted no hace llamados, no
va a conducir a la gente a la decisión. Si usted quiere que
alguien se decida por Cristo, pídaselo. Corra el riesgo de ofen-
derlos por causa de Cristo. Corra el riesgo de perturbar su como-
didad y su conveniencia por causa de Cristo. Esté dispuesto a
correr el riesgo de que pasen por unos breves momentos de ten-
sión nerviosa por causa de Cristo.

La partera espiritual del pastor


A veces, cuando una mujer ya ha cumplido los nueve meses
del embarazo y está teniendo problemas para dar a luz a su
bebé, el obstetra pone muy suavemente sus manos sobre el
abdomen y le ayuda a dar a luz. Pero hay momentos en que hay
que instruir a la mujer durante el proceso de pujar. Cuando
hombres y mujeres están a punto de nacer en el reino de Dios, la
demora puede resultar fatal. Los obstetras espirituales deben
ayudar en el parto aunque resulte un poco doloroso.
La idea de que no debemos ofender a nadie, que no se debe
ejercer presión, es falsa. Suave, amable y bondadosamente hay
que guiar a los hombres y las mujeres para que se decidan por
Cristo. En algún momento pueden interpretar como presión
nuestros llamados, pero como ganadores de almas debemos
estar dispuestos a correr ese riesgo, para ver a los seres huma-
nos librados de las manos del enemigo y puestos a salvo en los
brazos de Jesús.
Hay un último riesgo que deben correr los pastores ganado-
res de almas. Son importunos y perseverantes. Siguen sembran-
do la semilla aunque aparentemente no haya cosecha. Depositan
su vida en el surco de la necesidad del mundo aunque haya
pocos resultados inmediatos, porque creen en la cosecha final.
Encontramos ciertas paradojas en el evangelio. Si usted quie-
re vivir, según el dicho de Jesús, debe morir. El dijo además: Si
quieres tener, tienes que dar. Si esperas conservar la vida, debes
perderla. Si deseas encontrar la mayor felicidad de la vida, tie-
nes que derramar tu vida en auténtico servicio.
En la árida región de Sahal, en el Mrica, una zona devastada
por la sequía que se extiende por un espacio de 6.000 kilóme-
tros en el desierto de Sabara, llueve sólo cuatro meses en el año,
de mayo a agosto. Por eso mismo esos meses de siembra y cose-
cha son críticos. Las reservas de alimentos de la gran cosecha ya
150 ASIENTOS MULLIDOS O PUERTAS ABIERTAS
se han agotado. En abril se oye a los bebés que lloran a la hora
del crepúsculo. Los padres van a la región de los arbustos para
tratar de juntar cortezas de árboles, sacar raíces y reunir hojas,
materiales que muelen todos juntos para hacer con ellos una
sopa espesa. Toman una silla, una ol1a o un neumático de bici-
cleta para poderlos cambiar por un poco de grano a los que toda-
vía son lo suficientemente ricos como para que les quede algo.
La mayor parte de los días la pasan con sólo una comida vesper-
tina de sopa espesa. De repente, inexorablemente, algo sucede.
Un chiquito de seis o siete años viene corriendo hacia su padre
lleno de una súbita excitación: "¡Papito, papito! ¡Tenemos semi-
Has! -exclama-. Mamita puede hacer harina y esta noche
nuestras barriguitas podrán dormir".
El padre permanece inmóvil: "Hijo, no lo podemos hacer -le
explica delicadamente-, esa es la semilla para la cosecha del
año que viene. Es lo único que tenemos entre nosotros y la muer-
te por hambre. Estamos esperando las lluvias; recién después
la podremos usar".
Por fin las lluvias llegan en mayo. Cuando eso ocurre, el niño
ve que su p-adre saca la bolsa con semillas que cuelga de la
pared y acto seguido hace lo más irrazonable que uno se pueda
imaginar. En lugar de alimentar a su desesperadamente debili-
tada familia, se va al campo y arroja su contenido en la tierra.
¿Por qué? Porque cree en la cosecha. La semilla es suya. Le per-
tenece. Puede hacer lo que quiera con ella. El acto de sembrar le
duele tanto que llega a llorar, pero siembra la semilla porque
cree en la cosecha. · ·
. ' ..
Jesús arrojó su vida en el sutcQ de la necesidad del mundo, y
murió en una cruz cruel. C~a en )a cosecha. En una suprema
manifestación de amor abnegado,·· de desinteresado servicio,
entregó su vida para que decenas de miles pudieran vivir; por
eso murió.
Usted puede encontrar la mayor felicidad de la vida si usa los
dones que Dios le ha dado en el ministerio evangélico. El uni-
verso celestial espera para cooperar con usted en el servicio.
Cuando los días sean largos, cuando parezca que sus labores
van a dar pocos resultados, cuando sus estudiantes de la Biblia
no respondan, cuando la asistencia a su seminario sea reducida,
cuando parezca que los resultados no van a ser lo que usted
esperaba, recuerde que está sembrando una semilla que va a
germinar para una cosecha eterna.
LOS QUE SE ATREVEN A ARRIESGARSE 151
Los que son capaces de correr riesgos perseveran aunque los
resultados aparentemente sean reducidos, porque creen que un
día, muy pronto, Dios les va a dar una magnífica cosecha. La
promesa bíblica es segura: "Irá andando y llorando el que lleva
la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo
sus gavillas" (Sal. 126:6). Me gusta la palabra "volverá". Cuando
el ganador de almas sale de sí mismo, para dar su vida con el fin
de redimir a hombres y mujeres, con una profunda preocupa-
ción por las almas, llorando mientras lleva la preciosa semilla de
la Palabra de Dios, "volverá", sin duda alguna, con certidumbre
y confianza, con regocijo, trayendo sus gavillas.
¡Alabado sea el Señor! Tenemos la absoluta seguridad del
éxito. ¡Alabado sea Dios! El no conoce fracaso. ¡Alabado sea el
Altísimo! La semilla de la Palabra sembrada en el suelo de la
mente germinará en una cosecha eterna de almas ganadas
para Cristo. ¡Alabado sea Dios! Durante la eternidad podremos
mirar hacia atrás y evaluar los resultados. Hasta entonces, sin
arredrarnos y con perseverancia, continuemos trabajando por
fe, abramos de par en par las puertas de nuestras iglesias, y no
caigamos en un fatal sopor que nos haga dormir en nuestros
mullidos asientos.

NOTAS

l. Elena G. de White, Testimonies for the Church (Testimonios para la


iglesia), Boise, Idaho, 1985, p. 117.
2. lbld., p. 116.

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