Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Es posible que el pliego de condiciones contenga ciertos vacíos o lagunas –con independencia
de que se trate de un acto extremadamente reglado– y se presenten problemas hermenéuticos
típicos de cualquier norma o precepto, razó n por la que es preciso que la entidad acuda a los
postulados fijados por el legislador para interpretar los pliegos de condiciones.
REGLAS DE INTERPRETACIÓN.
Prevalencia del texto de la disposición sobre el título. En este sentido, una entidad pú blica
frente a una contradicció n en el pliego de condiciones entre el título de una norma y el
contenido de la misma, por ejemplo, puede determinar que prevalece el texto de la disposició n,
porque la entidad está facultada para interpretar el pliego de condiciones conforme a los
principios aplicables a la contratació n estatal y optar por la solució n que má s se ajuste o
acomode a la finalidad que se persigue con el proceso de selecció n y, por lo tanto, aquella que
redunde en beneficio del interés general y pú blico.
Frente a eventuales ambigü edades en las clá usulas de los pliegos de condiciones, las entidades
pú blicas pueden realizar una audiencia de aclaració n antes del cierre de la licitació n, donde se
determine el alcance del contenido de dichos literales.
La forma como deben evaluarse las propuestas en los procesos de contratació n estatal es un
tema que tiene reserva legal por expreso mandato de la Constitució n Política (Artículo 273).
Así, corresponde al Congreso de la Repú blica establecer la forma como deben evaluarse las
propuestas y el Presidente de la Repú blica no puede establecer, mediante decreto
reglamentario, una alternativa no prevista en la ley para el efecto, porque excede la potestad
reglamentaria reconocida en el artículo 189 de la Constitució n Política.
Sujeción a los pliegos de condiciones. Una entidad pú blica debe sujetarse estrictamente a las
reglas señ aladas en el pliego de condiciones para la elecció n de las propuestas, por lo que la
resolució n de adjudicació n que no cumple con esos criterios adolece de nulidad. Por lo
anterior, la entidad no se puede apartar de manera caprichosa de los criterios de escogencia
del pliego de condiciones, porque ese proceder desconoce el deber de efectuar la selecció n con
estricta sujeció n a los mandatos legales y a los criterios de escogencia contemplados en el
pliego de condiciones.
Entonces, las entidades deben interpretar los pliegos de condiciones de acuerdo a los criterios
establecidos en este y su facultad interpretativa no puede ser utilizada para la modificació n o
sustitució n del contenido de los pliegos. Conforme a lo anterior,
El plazo como criterio de evaluación. A pesar que el artículo 29 de la Ley 80 de 1993 dispone
que el menor plazo ofrecido por los proponentes no es objeto de evaluació n, la entidad pú blica
sí puede otorgar puntaje al oferente que dentro de su propuesta establezca un menor plazo al
solicitado en el pliego de condiciones, ya que la entidad en los estudios previos puede
determinar la viabilidad de un plazo mínimo y má ximo. En todo caso, el menor plazo que se
ofrezca al mínimo solicitado en los pliegos de condiciones no será evaluado.
Criterios para valorar las ofertas. Los pliegos no só lo deben indicar los criterios de selecció n
de las ofertas sino también la manera de acreditarlos y valorarlos, asignando los puntos
-criterios de asignació n de puntos o fó rmulas matemá ticas para hacerlo, cuando sea el caso-,
para que se sepa, con certeza y objetividad, de dó nde se obtiene el puntaje de cada oferta.
El jurado calificador puede variar su concepto, sin que ello represente irregularidad, puesto
que el juicio que emite un jurado es susceptible de modificació n, la cual debe estar justificada
en argumentos de índole objetivo y funcional.
Criterios objetivos. El principio se selecció n objetiva busca que la selecció n de los contratistas
se realice bajo criterios claros o precisos, objetivos y que no generen desigualdad entre los
proponentes, por lo que no es posible establecer pará metros o criterios ambiguos, que no
permiten cumplir con estos propó sitos en la evaluació n de las propuestas.
Una entidad pú blica está obligada a establecer en el pliego de condiciones las previsiones que
garantizaran la comparació n objetiva de las propuestas y, por ende, las reglas de desempate
necesarias para permitir la adjudicació n al margen de la discrecionalidad de la administració n.
En este sentido, no se puede acudir a la voluntad de la entidad para dirimir en caso de empate,
pues incurriría en falsa motivació n del acta de adjudicació n.
Por ejemplo, una entidad pú blica debe adjudicar un contrato de obra al oferente que obtuvo la
mejor calificació n segú n lo exigido en el pliego de condiciones a pesar de presentarse
observació n de otros adjudicatarios referentes a la no descripció n detallada del equipo idó neo
para desarrollar la obra porque: los oferentes dentro de un proceso de selecció n, só lo está n
obligados a cumplir los requisitos objetivos exigidos en el pliego de condiciones y las entidades
pú blicas no pueden rebajar puntos a una propuesta dentro de un proceso de selecció n, por no
realizar una aclaració n de equipos no exigida dentro de un pliego de condiciones.
Facultades del Presidente de la República para fijar los criterios de desempate de las
ofertas. La entidad en los pliegos de condiciones puede establecer las causales de desempate.
Sin embargo, el Presidente de la Repú blica, en ejercicio de su potestad reglamentaria, también
puede fijar los criterios de desempate en el evento en que dos o má s oferentes obtengan
puntajes iguales para elegir una propuesta. Es así como, por ejemplo, el Presidente puede
establecer que en los procesos de selecció n en los que se presenta empate, uno de los criterios
para seleccionar la propuesta sea que la misma haya sido presentada por una Mypime nacional,
con el objeto de viabilizar la participació n de este tipo de empresas en el suministro de bienes
y servicios generados por el funcionamiento del Estado, generando así acciones afirmativas en
pro del principio de igualdad.
Requisitos que no son evaluables. Una entidad pú blica no puede rechazar o descalificar una
propuesta por el incumplimiento de los requisitos previstos en el pliego de condiciones o por la
omisió n de documentos referentes a la futura contratació n que sean innecesarios para la
comparació n de las propuestas. La causa excluyente debe ser razonable, esencial,
proporcionada y trascedente en la contratació n.
En el pliego de condiciones se deben estipular los sistemas de calificació n para todos los
componentes. En caso que la entidad omita este deber, implica la imposibilidad de realizar una
selecció n objetiva que permita conocer cuá l es la mejor propuesta, por lo que la resolució n de
adjudicació n se encontraría viciada de nulidad al desconocerse las previsiones contenidas en el
artículo 29 de la Ley 80 de 1993.
En este sentido, una entidad pú blica puede descartar una propuesta con fundamento en una
informació n solicitada luego de que fue cerrado el proceso de la licitació n si la entidad en los
pliegos previó la potestad de solicitar una vez cerrada la licitació n aclaraciones sobre puntos
dudosos de las ofertas. Esta disposició n supone la posibilidad de pedir documentos a las
autoridades competentes para verificar la idoneidad jurídica del proponente, aunado a la
facultad y el deber de consultar la informació n relacionada con los proponentes, para verificar
el contenido de las propuestas, durante el procedimiento de evaluació n y calificació n de las
mismas, como disponía el artículo 22 de la Ley 80 de 1993.
Experiencia de una sociedad extranjera. Una entidad pú blica, dentro una licitació n, no
puede reconocer valor probatorio a la documentació n producida en el exterior y aportada para
acreditar la experiencia de una sociedad extranjera, cuando no se allega con la respectiva
legalizació n o apostilla, porque el artículo 480 del Có digo de Comercio, cuya aplicació n en
materia de contratació n estatal se abre paso por la vía de lo normado en el inciso primero del
artículo 13 de la Ley 80 de 1993, con toda claridad preceptú a, que para que los documentos
otorgados en el extranjero cuenten con eficacia probatoria en Colombia, deben satisfacer la
exigencia de autenticació n.
Rechazo por información solicitada a las entidades. Es posible rechazar una oferta por la
informació n solicitada luego de cerrado el proceso de licitació n, si en los pliegos se previó la
facultad de solicitar una vez cerrada la licitació n aclaraciones sobre puntos dudosos de las
ofertas, lo que supone la posibilidad de pedir documentos a las autoridades competentes para
verificar la idoneidad jurídica del proponente, para verificar el contenido de las propuestas,
durante el procedimiento de evaluació n y calificació n de las mismas.
En aplicació n del artículo 30.7 de la Ley 80 de 1993, cuando se presente este tipo de omisiones,
la entidad pú blica debe solicitar al proponente las aclaraciones y explicaciones que se estimen
indispensables.
Ausencia de elementos en la autorización dada por uno de los miembros de una unión
no es causal de rechazo. Una entidad estatal no puede rechazar una oferta por considerar que
la autorizació n dada por uno de los miembros de una unió n temporal para la ejecució n de un
contrato proponente no se ajusta al pliego de condiciones, dado que: i) una propuesta no puede
ser rechazada por cualquier tipo de deficiencia en los requisitos de la documentació n que no
son necesarios para la comparació n de las propuestas; y ii) si la entidad consideraba que el
documento no era suficientemente claro debió requerir al oferente, en la oportunidad
dispuesta en la Ley 80 de 1993 (artículo 30, numerales 7 y 8), para que lo aclarara o explicara
para que lo subsanara por ratificació n.
Capacidad de contratación de uno de los miembros de una unión temporal como causal
de rechazo. Una entidad pú blica dentro de un proceso licitatorio puede descalificar una de las
propuestas presentadas, cuando uno de los miembros de la unió n temporal oferente no
acredita adecuadamente la capacidad de contratació n, si se tiene en cuenta que: i) la evaluació n
de la capacidad de contratació n es un aspecto habilitante en la medida en que, si no se cumple
con esta exigencia existe una inhabilidad especial para celebrar el contrato; ii) la ley establece
que la primera regla por cumplir que debe cumplir una unió n temporal para presentarse al
proceso, en lo relativo a la capacidad de contratació n, es que cada uno de sus integrantes no
excede su capacidad para contratar; y iii) la exigencia de la capacidad de contratació n no es
creada por la entidad al elaborar el pliego, pues realmente se trata de la exigencia que contiene
la ley.
INEFICACIA DE ESTIPULACIONES CONTENIDOS EN LOS PLIEGOS
Declaración de ineficacia. Una entidad pú blica está facultada, sin que medie una declaració n
judicial, para declarar la ineficacia de pleno derecho de una estipulació n prevista en el pliego
de condiciones.
Atribuciones del jefe o representante legal. El jefe o representante legal de las entidades
pú blicas puede desconcentrar las tareas de las actividades de la etapa precontractual
(elaboració n de licitaciones y concursos pú blicos) en servidores pú blicos del nivel directivo o
ejecutivo del mismo ente. Aunque, por expreso mandato legal la desconcentració n de
actividades en el proceso precontractual no implica transferencia de la autonomía
administrativa en su ejercicio, y la responsabilidad administrativa sigue en su persona, por lo
que no proceden recursos en vía gubernativa.
Las reglas de los pliegos de condiciones deben prevalecer sobre los demá s documentos del
contrato, no só lo por ser la base principal de los derechos y las obligaciones de las partes, sino
porque los pliegos son la base de la interpretació n e integració n del contrato. Así, una entidad
puede hacer reajustes a los precios de las actas aplicando la formula prevista en el pliego de
condiciones y no la disposició n contractual que consagra una formula diferente.
Así, por ejemplo, si un contratista firma el texto del reglamento de operació n anexo al contrato
de concesió n por sí sola no puede entenderse como una aceptació n a las modificaciones del
alcance de las obligaciones nacidas del proceso de licitació n, pues es claro que cualquier
eventual modificació n al texto analizado durante el proceso licitatorio debe estar precedida,
por lo menos, de una advertencia efectuada por la administració n a su contratista de cuá l es y
de có mo se va a asumir su costo o mayor onerosidad, todo como parte de ese deber de lealtad
que la ley le impone a los contratantes.
Por tanto, no podría concluirse que el deber de diligencia del contratista debe llegar al extremo
de verificar otra vez y minuciosamente cada uno de los documentos que hicieron parte de la
licitació n y que debe firmar como consecuencia de la adjudicació n del contrato de concesió n.
Aunque no cabe duda que el contratista incurrió en un error al firmar el reglamento de
operació n anexo al contrato, también es cierto que dicho error es excusable, pues podía tener
la legítima confianza - como la tendría cualquier otro proponente en una licitació n – que la
entidad pú blica no cambiaría inopinadamente, y sin advertencia previa, las condiciones del
negocio, después incluso de presentadas las propuestas.
Los pliegos de condiciones de una licitació n no se pueden modificar con la simple entrega de
una copia de un nuevo pliego. Cualquier modificació n, correcció n o aclaració n del pliego de
condiciones debe hacerse por medio de la expedició n de adendas que deben ser entregados a
todos los participantes sin excepció n, de lo contrario se estaría violando el principio de
transparencia.
Así mismo, cuando la entidad estatal determine que el plazo previsto originalmente en los
pliegos de condiciones no garantice el deber de selecció n objetiva, podrá modificarlo,
determinando un nuevo plazo que no podrá exceder del término inicialmente definido, plazo
que debe ser razonable para realizar los estudios técnicos, econó micos y jurídicos.
PRESENTADO POR