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Índice
1 Enfoques sobre el miedo
2 Fisiología, psicología y bioquímica del miedo
3 Consideraciones jurídicas
4 Terminología
5 El miedo como construcción cultural
6 El miedo en el arte
7 Miedo y sociedad
8 Miedo y formación militar
9 Miedo y religión
10 Véase también
11 Referencias
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
Enfoques sobre el miedo
Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema adaptativo, y constituye
un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo
responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es
normal y beneficioso para el individuo y para su especie.
Desde el punto de vista neurológico es una forma común de organización del cerebro
primario de los seres vivos, y esencialmente consiste en la activación de la
amígdala, situada en el lóbulo temporal.
Desde el punto de vista social y cultural, el miedo puede formar parte del carácter
de la persona o de la organización social. Se puede por tanto aprender a temer
objetos o contextos, y también se puede aprender a no temerlos, se relaciona de
manera compleja con otros sentimientos (miedo al miedo, miedo al amor, miedo a la
muerte, miedo al ridículo) y guarda estrecha relación con los distintos elementos
de la cultura.
El miedo es un producto emocional del cerebro. Esquema del sistema límbico del
cerebro humano.
El mecanismo que desata el miedo se encuentra, tanto en personas como en animales,
en el cerebro, concretamente en el cerebro reptiliano, que se encarga de regular
acciones esenciales para la supervivencia como comer y respirar, y en el sistema
límbico,2 que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida, la
evitación del dolor y en general todas las funciones de conservación del individuo
y de la especie. Este sistema revisa de manera constante (incluso durante el sueño)
toda la información que se recibe a través de los sentidos, y lo hace mediante la
estructura llamada amígdala cerebral, que controla las emociones básicas, como el
miedo y el afecto, y se encarga de localizar la fuente del peligro. Cuando la
amígdala se activa se desencadena la sensación de miedo y ansiedad, y su respuesta
puede ser la huida, el enfrentamiento o la paralización. Se ha encontrado que la
sensación de miedo está mediada por la actuación de la hormona antidiurética (o
«vasopresina») en la amígdala cerebral y que la del afecto lo está por la de la
hormona oxitocina, también en la amígdala.[cita requerida] Está en estudio un
antagonista selectivo de la vasopresina, el compuesto SSR149415, que bloquea la
sensación de miedo «social» —miedo hacia otros animales de la misma especie— pero
no otros tipos de miedo; los fármacos que bloquean el miedo social por antagonismo
de la vasopresina es posible que nunca se comercialicen dadas las funciones,
biológicas y de otros tipos, que tiene tal tipo de miedo en el funcionamiento de
las sociedades animales incluida la humana (es de destacar que el etanol inhibe la
producción de vasopresina); estudios con resonancia magnética de la amígdala
cerebral están encontrando datos que indican que los llamados "psicópatas sociales"
sufren atrofia de las amígdalas cerebrales lo que les provocaría la pérdida del
miedo social y del afecto que les caracteriza. Es interesante señalar que el miedo
al daño físico provoca la misma reacción que el temor a un dolor psicológico.
El miedo se comunica a los demás a través del rostro: la actriz Candace Hilligoss
en la película Carnival of Souls.
Como el sistema límbico fija su atención en el objeto amenazante, los lóbulos
frontales (encargados de cambiar la atención consciente de una cosa a otra) se
desactivan parcialmente. Durante un ataque de pánico3 la atención consciente queda
fijada en el peligro, y si los síntomas fisiológicos como el ritmo cardíaco o la
presión sanguínea son interpretados por el sujeto como una confirmación de la
realidad de la amenaza se produce una retroalimentación del miedo, que impide una
ponderación del auténtico riesgo. Esto sucede, especialmente, en el caso de las
fobias: la atención del fóbico es incapaz de prestar atención a otra cosa y
magnífica el peligro ante la incomprensión de los presentes.
La consolidación en la memoria de un episodio de miedo intenso (o de un trauma) no
es inmediata. Según los investigadores Min Zhuo, Bao Ming Li y Bong Kiun Kaang4 la
activación de los receptores NMDA (que son las moléculas que reciben las señales
bioquímicas que provocan un efecto fisiológico concreto) provoca que en esos
receptores se produzca una huella en las células cerebrales. En concreto, sería la
subunidad molecular llamada NR2B la que serviría de marca de memoria. En
experimentos realizados con ratones, el bloqueo de la NR2B en la corteza prefrontal
produjo la desaparición de la reacción a un miedo previamente experimentado.
Otro estudio sobre lo que provoca miedo en una persona; realizado por un equipo de
investigadores alemanes de la Clínica Universitaria Charité de Berlín, y conducido
por el psiquiatra Andreas Heinz demostró la relación entre la dopamina y la
sensación de miedo.5
Además se concluyó que hay otro factor que influye en las sensaciones de miedo;
este es la comunicación existente entre la amígdala cerebral y el cíngulo anterior,
otra región cerebral. Ambas están interconectadas a través de fibras nerviosas.
Estas regiones se comunican cuando la persona percibe algo negativo. Cuanta más
comunicación hay entre ambas regiones, menos miedo sentían las personas afectadas;
en cambio personas con poca o pobre comunicación sienten más miedo.
Consideraciones jurídicas
En la medida en que el miedo puede restar autonomía decisoria al sujeto llega a ser
un eximente de responsabilidad. El derecho romano estableció en el 79 a. C.
(mediante una innovación jurídica introducida por un pretor llamado Octavius) la
acción metus causa (por causa del miedo) como eximente de responsabilidad.6 En las
siete partidas (Part. 7 tit 3.3.l.7) se establece en el derecho castellano la
invalidez de pleitos o declaraciones realizados bajo miedo, y el derecho actual
determina que el miedo es causa eximente de responsabilidad criminal. Para el caso
del moderno derecho continental, y en concreto para el español, por ejemplo, se
establece que:
Están exentos de responsabilidad criminal (...) el que obre impulsado por miedo
insuperable.
Código Penal español, Art 20.6, vigente desde 24 de mayo de 19967
Si bien la doctrina española no aclara de forma unánime qué naturaleza jurídica
tiene la eximente del miedo insuperable, es opinión generalizada que se basa en el
«principio de no exigibilidad de otra conducta», y en ocasiones se vincula a la
legítima defensa. Se especifica que el miedo puede no ser el único motivo de la
conducta ilícita, pero sí ha de ser motivo preponderante. La jurisprudencia del
Tribunal Supremo español en ocasiones (y de manera excepcional) no acepta la
eximente de miedo insuperable en ciertos delitos de acción (al entender que quien
actúa lo hace habiendo superado el miedo), y no exige, en cambio, que el peligro
sea real (pues puede ser imaginario) ni inminente.8
Lo mismo ocurre en el derecho civil y en el canónico católico, en los que el
defecto del consentimiento por miedo es, por ejemplo, causa de nulidad matrimonial.
[cita requerida]
Terminología
Uno de los primeros testimonios del uso de esta palabra en castellano escrito,
según el diccionario de autoridades se encuentra en la obra legislativa conocida
como las Siete Partidas (Part. 7 tit 3.3.l.7):
…e de tal miedo e de otro semejante fablan las leyes de nuestro libro cuando dicen
que pleito o postura que home face por miedo non debe valer.
[cita requerida]
José Antonio Marina y Marisa López Penas, en su Diccionario de los sentimientos,
analizan las relaciones que se pueden establecer entre distintos vocablos de un
mismo campo semántico emocional, lo que nos permite conocer su matización y su
gradación. Riesgo (resecare, romper un risco el casco de una embarcación), y
peligro (de la raíz indoeuropea per-, ir hacia delante, penetrar en algún sitio)
son palabras relacionadas con el miedo. Temor es el miedo a algo que se piensa que
ya ha sucedido, y aprensión es la aversión a tocar algo. Canguelo (miedo breve)
procede del caló y significa originariamente apestar, y se relaciona con el
aflojamiento de esfínteres que produce el miedo.11 La gradación del miedo en la
lengua castellana, según estos autores, comienza con el miedo intensivo, la fobia,
el terror y el pavor (este último del indoeuropeo peu-, golpear, de donde proceden
también pavura y espanto). El pánico es el miedo sin fundamento, colectivo y
descontrolado (palabra derivada del nombre del dios Pan, y se refiere al miedo a
los ruidos perturbadores de la naturaleza). Existe también un miedo breve y súbito,
procedente de una causa pequeña, el susto (procedente del portugués), y también la
alarma (que significa, etimológicamente, «a las armas»).